Arrault y Troyas - El Narcisimo
Arrault y Troyas - El Narcisimo
Arrault y Troyas - El Narcisimo
Alain Troyas
Traducción:
Violeta Percia
Arrault, Valérie
El narcisismo del arte contemporáneo / Valérie Arrault ; Alain
Troyas. - 1a ed. - Adrogué : La Cebra, 2019.
420 p. ; 22 x 14 cm.
Traducción
Violeta Percia
Editorxs
Ana Asprea y Cristóbal Thayer
[email protected]
www.edicioneslacebra.com.ar
Impresión: Mundo Gráfico Srl.
Encuadernación: Encuadernación Latinoamérica
Zeballos 885, Avellaneda, 4222-8040
Esta primera edición de El narcisismo del arte contemporáneo se terminó de
imprimir en noviembre de 2019 en Madrid y Buenos Aires
Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723
Índice
INTRODUCCIÓN 9
1. LO VACÍO 59
Contexto 61
Prácticas y obras 77
2. LO BANAL 107
Contexto 109
Prácticas y obras 121
3. LO ABSURDO 147
Contexto 149
Prácticas y obras 161
4. EL DESECHO 193
Contexto 195
Prácticas y obras 209
5. LO PORNOGRÁFICO 235
Contexto 237
Prácticas y obras 255
6. LO ESCATOLÓGICO 281
Contexto 283
Prácticas y obras 299
7. LO MÓRBIDO 331
Contexto 333
Prácticas y obras 351
CONCLUSIONES 377
BIBLIOGRAFÍA 393
“En el fondo de la Historia, hay sentimientos”.
Lucien Febvre
A esto, añadiremos:
“En el fondo de los sentimientos, hay Historia”.
INTRODUCCIÓN
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Introducción
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El narcisismo del arte contemporáneo
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Introducción
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El narcisismo del arte contemporáneo
12. Sobre todo después de que la crítica de arte fue desmentida por
el éxito póstumo de Van Gogh, de los impresionistas y los cubistas. La
crítica ya no quiere ser descubierta en falta, y para no perder la imagen
y el rol de guía del gusto, se cuida en adelante de toda apreciación
negativa sin importar hacia qué, salvo, por supuesto, contra la tradición.
13. Estas condiciones plantea un problema a toda la formación de
las artes plásticas. ¿Cómo enseñar y cómo evaluar esa cualquier
cosa? Para intentar resolver esta dificultad –cuando no se trata pura
y exclusivamente de un alineamiento directo con el gusto de los
coleccionistas, es decir, con lo que se muestra en museos y galerías–
la mayoría de las veces hay que recurrir a criterios de evaluación
periféricos al dominio del arte. La intención abstracta, el enfoque
más o menos literario, son los principales; pero todos esos artificios
estereotipados no hacen más que confirmar la disolución del sentido
del arte en la realidad y en la percepción de la gente.
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Introducción
14. El otro nombre que suele darse a este fenómeno es la muerte del
arte.
15. G.W.F. Hegel, Principios de la filosofía del derecho (1821), Buenos
Aires, Edhasa, 1999.
16. El concepto de paradigma que articula en esta obra la trinidad
Clasicismo-Modernidad-Posmodernidad, fue aplicado en el dominio del
arte por Valérie Arrault en L’Empire du kitsch, publicado por la editorial
Klincksieck en 2010. Dicha manera de recortar el proceso histórico
resulta particularmente ergonómica. Arrault retoma la concepción de
Marc Sherringham (Introduction à la philosophie esthétique, París, Payot,
1992), quien adapta la terminología de Thomas S. Kuhn (La estructura de
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ral, las leyes del goce adquieren así gran notoriedad. Los
dominadores invitan a “que disfrute”, a aprovechar toda
ocasión para obtener signos de prestigio, a conformarse
con el anticonformismo, a rebelarse contra los tabúes, a
individualizarse por todos los medios y a reconocer que la
felicidad reside en la satisfacción primaria. El cuidado ex-
clusivo de sí es entonces presentado como el mejor medio
para protegerse de las afrentas permanentes, las decepcio-
nes y los males que acarrean los ideales.
Sin duda, este mecanismo resulta para el arte –que no
puede de ningún modo escapar a la influencia de la tota-
lidad– tanto más protector y valorizante en la medida en
que se halla respaldado por instituciones socio-formado-
ras de decisiones –instancias que Louis Althusser llamó
aparatos ideológicos de Estado56–, que invitan en general
clandestinamente, recurriendo al arte de la persuasión, a
seguir y alimentar esa propensión al yo. Un yo presentado
como fuente eterna, inagotable, tanto de placeres incesan-
tes como de emociones, que los medios de la industria
cultural ofrecen como verdad esencial. Bajo la empresa de
esta ideología narcisista –extremo opuesto del altruismo
utópico–, al igual que el individuo, el arte puede tomarse a
sí mismo por objeto de deseo, esperando poder hacer caso
omiso de los límites residuales impuestos por el pasado
orden del padre, para ser finalmente libre de preocuparse
sólo de sí mismo, de sus emociones, de sus pequeños pla-
ceres cotidianos, de todo aquello con lo cual los niños se
deleitan oral y analmente en el seno materno indulgente.
¡Sobre todo, nada de restricciones! ¡Nada de prohibicio-
nes! ¡Nada de tabúes! En este proceso regresivo, todo lo
exhorta a ignorar y burlarse de los límites que le imponía
aquel orden que refrenaba la pureza de la subjetividad y
de lo irracional.
Para garantizarse la eficacia de este mecanismo de de-
fensa, el arte se construye un amparo familiar, en cierto
modo un hipermecanismo de defensa, un lugar donde
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El narcisismo del arte contemporáneo
57. Según Gérard Mendel, el yo ideal (al que llama también “yo-todo”)
es el estado psíquico infantil primero donde el “afuera y el adentro,
el sí mismo y el universo exterior se confunden indistintamente”. Cf.
Gérard Mendel, La Révolte contre le père, op. cit., p. 37. Esto corresponde
a lo que Béla Grunberger describe como “protonarcisismo”, estado
inmediatamente posnatal, régimen bajo el cual el niño continúa
viviendo inconscientemente los estados excitatorios anteriores al
nacimiento, cuando vivía en el útero una completud omnipotente,
osmótica con la madre, una armonía sin mediación, material, plena de
felicidad, estado narcisista por excelencia que buscará recobrar toda su
vida. Béla Grunberger, El narcisismo, op. cit.
58. Brian O’Doherty, White Cube, l’espace de la galerie et son idéologie, JRP/
Ringier Kunstverlag AG, 2008, p. 6.
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59. Arthur Danto, La transfiguración del lugar común: una teoría del
arte (1981), Barcelona, Paidós, 2002. Es cierto, en efecto, que esta
transfiguración no tenía nada de novedosa; sin embargo, el teórico
estadounidense tuvo el gran mérito de volverla consciente y dar así la
señal que todos esperaban para liberarse de las reticencias heredadas
de la época pasada, para abandonarse en los océanos textuales de
transfiguración de esa cualquier cosa.
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60. Lo cual implica otra manera de decir que el artista está allí gracias
al escritor.
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Introducción
63. De este modo recibió el mundo del arte las críticas durante la
controversia de 1997. Véase el dossier “L’extrême droite attaque l’art
contemporain”, Art Press, nº 223, abril, 1997, pp. 52-65.
64. Christopher Lasch, La cultura del narcisismo, op. cit., p. 297.
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