Resumen de Cívica N°
Resumen de Cívica N°
Resumen de Cívica N°
Marxismo
Karl Marx fue un pensador que surgió como producto de la
revolución industrial y del desarrollo del liberalismo, por lo que sus
propuestas se insertan en ese marco económico-social y en ese
clima ideológico. En el ámbito de la política en general y de la teoría
del Estado en particular, la versión más difundida de su
pensamiento partía de dos premisas: 1)la política es solo un
representación de una relación de fuerzas entre agentes sociales
que se consolida en el mundo de la producción 2)el Estado, a lo
largo de su existencia, ha sido y es un instrumento de dominación
de clases (por lo que, su función se prolonga hasta que la clase
obrera lleve a cabo la revolución, y una vez desaparecida la
explotación, el Estado pierde su razón de ser, esto lleva a la
conclusión de que, el estado no es el ámbito adecuado para
alcanzar el triunfo del socialismo, sino que es el puente para que el
proletariado como sujeto histórico proceda a utilizarlo en el
tránsito hacia la toma del poder).
Según Lenin el Estado aparece cuando surge la división de la
sociedad en clases, cuando surgen los explotadores y los
explotados (esto se debe tener presente como un hecho
fundamental). Los dueños del capital, los dueños de la tierra y los
dueños de las fábricas constituían y siguen constituyendo, en todos
los países capitalistas, una insignificante minoría de la población,
que gobierna totalmente el trabajo de todo el pueblo, y por
consiguiente gobierna, oprime y explota a toda la masa de
trabajadores, la mayoría de los cuales son proletarios que se ganan
la vida en el proceso de producción solo vendiendo su fuerza de
trabajo. Cuando surge la sociedad de clases, también surge y se
afianza el Estado, el cual es una máquina para mantener la
dominación de una clase sobre otra. Se debe rechazar el prejuicio
acerca de que el Estado significo la igualdad universal, ya que es un
fraude, mientras exista explotación no podrá existir igualdad. La
máquina llamada Estado que se creía que significaba el poder de
todo el pueblo, el proletariado la rechaza y afirma que es una
mentira burguesa. Lenin afirma que, nosotros hemos arrancado a
los capitalistas esa máquina, y nos hemos apoderado de ella, y la
usaremos para liquidar toda explotación, y cuando esta haya
desaparecido del mundo, cuando ya no haya propietarios de tierra
o de fábricas, cuando ya no haya una situación en la que algunos
estén saciados mientras otros padecen hambre, relegaremos esa
máquina a la basura, entonces no existirá estado ni explotación.
Eduard Bernstein, fue el principal impulsor de las ideas
“revisionistas”, y criticó desde posiciones de izquierda los tres
supuestos fundamentales de la teoría marxista: ni el Estado es un
puro instrumento coactivo de la clase dominante, ni es necesario la
destrucción violenta del aparato de Estado, ni es válido el mito de
la extinción del estado.
Fascismo
Es una ideología del siglo XX; los movimientos fascistas emergieron
al finalizar la Primera Guerra Mundial y en los países en los que
triunfo Alemania e Italia los regímenes subsistieron hasta la
catástrofe de la guerra de 1939-1945. Después de su derrumbe,
durante muchos años se lo considero como una desviación
patológica o la manifestación reactiva y salvaje del capitalismo en
su fase imperialista, amenazado por el ascenso del movimiento
obrero. Las ideas fascistas apuntan hacia la exaltación del Estado
frente a la división de poderes que postula el liberalismo, defienden
la vigencia de una autoridad que expresa los supremos valores
éticos y supera todos los egoísmos de clase. Es decir que todos los
intereses se subordinan ante el Estado que es “un término absoluto
ante el cual los individuos y los grupos son términos relativos”.
Benito Mussolini, fundador del movimiento fascista en 1919,
gobernador de Italia a partir de octubre de 1922 después de la
“marcha sobre Roma”, líder del naciente fascismo (hasta la toma
del poder por parte de Hitler en 1933), consideraba que el Estado
era un sistema de jerarquías. El jefe tuvo que crear necesariamente
un sistema de jerarquías para tomar las decisiones importantes en
nombre de todo un grupo de personas. No importa la índole del
origen que el Estado invoque y por el cual legitimisa su privilegio de
creador de un sistema jerárquico (puede ser Dios y se forma un
Estado teocrático, puede ser un hombre y su descendencia y se
constituye un Estado monárquico, o el pueblo a través del sufragio
y se forma un Estado democonstitucional de la era capitalista), en
todos los casos el estado se manifiesta por medio de un sistema
jerárquico. El estado es también, un guía de las clases inferiores. El
fascismo quiere el Estado, no cree en la posibilidad de una
convivencia social que no esté enmarcada en el Estado (no cree en
la posibilidad de vivir en un estado de absoluta libertad, es
antianárquico, y rechaza la tesis socialista de un Estado entendido
como simple comité Gestor de Negocios de la clase dirigente). La
misión de la Revolución Fascista es darle autenticidad o sustitución
a las jerarquías, a la que se podrá llegar a través de medios legales
o a través de insurrección armada, y el fascismo está preparado
para ambas posibilidades.
El nazismo es la variante alemana del fascismo, compartiendo en
varios aspectos sus principios, realizo una redefinición del Estado:
es un agente de la raza, el individuo no tiene derechos en tanto
persona sino como componente de la comunidad nacional.
El valor político fundamental del nacionalsocialismo no es el Estado
como tal, sino el pueblo. El punto de partida de la doctrina
nacionalsocialista no está en el Estado sino en la Nación (la nación
alemana). La comunidad del pueblo (el pueblo alemán racialmente
homogéneo, el vínculo real de la sangre común) constituye una
unidad política. Esta comunidad de sangre crea la unidad político-
nacional del empuje de la voluntad contra el mundo circundante. El
concepto de Estado del nacionalsocialismo es la idea de la
comunidad político-nacional, es el medio para el fin de
salvaguardar al pueblo (su fin es la preservación y promoción de
una comunidad de seres vivientes que son física y psicológicamente
semejantes, preservación de una estirpe racial). Según la
concepción nacionalsocialista son las razas, los pueblos y las
naciones, los que constituyen los elementos del orden de este
mundo. La comunidad de la Nación es el valor primordial de la vida
del todo, así como la del individuo. El ser humano individual solo
puede ser concebido como un miembro de una comunidad de
personas a las que es racialmente similar. El nacionalsocialismo no
reconoce una esfera individual separada que haya de ser
cuidadosamente protegida de toda interferencia por parte del
Estado. El individuo es valorado como la unidad más pequeña de la
nación, y como una parte del todo, es protegido por la ley en
interés del todo. El individuo ha nacido como un miembro de su
Nacionalidad, y esa condición de miembro produce para él
derechos y deberes con la Nación como un todo, y con todos sus
demás miembros. Los derechos y deberes del individuo provienen
de la condición de miembro que el individuo tiene, de su posición
en la sociedad.
El concepto de Nación
Constituye la unidad social por excelencia, es un complejo
conglomerado de relaciones étnico-político-culturales, de
contornos difusos y difíciles de caracterizar, cobre el que descansa
la imagen que el hombre se hace del mundo. En la actualidad, a
partir del surgimiento del fenómeno nacional, el sentido de
pertenencia a la propia nación ha adquirido una posición de
absoluto predominio respecto de cualquier otro sentimiento de
pertenencia territorial, religiosa o ideológica. La nación aparece, en
el pensamiento moderno, como una realidad insoslayable que
configura y determina todos los aspectos de la vida colectiva, no
solo los políticos. Una definición aceptable de esta es aquella que
dice que una nación es un grupo humano consiente de formar una
comunidad, que comparte una cultura común, está ligado a un
territorio claramente delimitado, tiene un pasado común y un
proyecto colectivo para el futuro. Sin embargo, grandes naciones
históricas reúnen muy pocos de estos criterios, mientras que otros
espacios geográficos que poseen un gran número de ellos nunca
han sido considerados como naciones, ni siquiera por sus propios
habitantes. Las naciones surgen cuando ciertos lazos objetivos
vinculan a un determinado grupo social, pero muy pocas los poseen
todos y ninguno de ellos es esencial a la existencia o definición de
nación. En conclusión, es imposible definir la nación como una
entidad objetiva. Analizar la idea de nación a partir de la
subjetividad que hace a los individuos sentirse miembros de una
nación determinada, nos lleva a realizar la pregunta de ¿Qué
mecanismo conducen, en un determinado momento histórico y un
definido espacio geográfico, a esta colectividad a considerarse a sí
misma como nación? Entonces, se concibe a la nación, no como
una realidad objetiva, sino como una representación simbólica e
imaginaria, como algo perteneciente sobre todo al mundo de la
conciencia de los actores sociales, sin que este carácter simbólico e
imaginario impida que tenga eficiencia social, que “exista” como
realidad social (la eficiencia social de las ideas y representaciones
de la realidad dependen del grado de consenso social existente
entre ellas). Este planteamiento supone, rechazar la idea de que la
existencia de la nación es siempre anterior al desarrollo del
nacionalismo, y considerar la posibilidad de que este proceso sea
justamente inverso (la identidad nacional como una invención del
nacionalismo).
En toda comunidad nacional hay siempre rasgos objetivos
percibidos como tales por sus miembros, lo ficticio es la elevación
de alguno de estos principios a elemento de diferenciación
absoluto, a determinante de la nacionalidad. Las naciones son
invenciones colectivas resultado de una invención que recurre a
datos objetivos, rasgos diferenciadores preexistentes, pero que a
pesar de su existencia previa pueden dar lugar o no a una
conciencia nacional. Estos datos solo adquieren poder por la
repetición, la difusión y la construcción.
La invención de las naciones se lleva a cabo a partir de valores
simbólicos y culturales, son las rutinas, las costumbres y las formas
artísticas las que expresan la nación y las que dibujan en el
imaginario colectivo (aquí es donde se lleva a cabo el proceso de
invención nacional); la nación a pesar de cumplir una función
simbólica de carácter político, necesita caracterizarse como algo
natural y ahistórico, situado al margen de la estructura política.
Plantear el problema de la nación desde la perspectiva de
“comunidad imaginaria” conduce a situar a la intelectualidad como
constructora, legitimadora y canalizadora de la conciencia nacional.
Por lo tanto, el nacimiento y afirmación de una identidad nacional
es el resultado de un proceso de socialización mediante el cual los
individuos aceptan como propia una seria de normas y valores y la
interiorizan como cauce de todo su comportamiento social (el fruto
de una determinada coerción ideológica, la cual se ha concentrado
de dos maneras diferentes: 1) la que se ejerce a la sombra de un
Estado ya existente, instrumentada por este como legitimación de
su poder 2) la que se impulsa en contra del Estado existente
buscando el establecimiento de un Estado alternativo). La nación es
históricamente el resultado de las necesidades de legitimación de la
forma del ejercicio del poder político que conocemos con el
nombre de Estado. Los nacionalismos “oficiales” construyen la
nación a través de formas de expresión más directamente
controladas por el Estado (el arte y la cultura oficial); la coerción
ideológica se centra en el desarrollo de una identidad homogénea,
capaz de legitimar el lugar del Estado como defensor y garante de
dicha comunidad. Mientras que en los nacionalismos “no oficiales”,
son las formas de expresión oral y en general toda la cultura
“popular” los elementos nacionalizadores preferidos; estos
nacionalismos construyen la nación a partir de las culturas
campesinas y las tradiciones folclóricas (si alcanzan el poder
conformaran desde el Estado la nueva cultura nacional).
Los Estados han ido proporcionando una imagen histórica
homogénea del pasado de la nación, han inventad un pasado
nacional oficial capaz de fundamentar la existencia de naciones
entendidas como grupos humanos de pasados históricos comunes y
definidos por características étnico-culturales propias que los
distinguen de otros grupos vecinos.
Los regímenes políticos
El régimen político es el conjunto de las instituciones que regulan la
lucha por el poder y el ejercicio del mismo, así como regula los
valores que orientan la vida de esas instituciones. Estas
instituciones pueden ser estudiadas desde dos perspectivas: 1)
constituyen la estructura organizativa del poder político 2) son un
conjunto de normas y procedimientos. La elección de un
determinado régimen implica establecer límites a la libertad de
acción del gobierno, aunque se pongan en práctica diferentes
direcciones políticas todas ellas deben encuadrarse en las
coordenadas del régimen establecido. Aristóteles realizo una
clasificación de los regímenes políticos en el cual distinguía la
monarquía, la aristocracia y la república (formas puras); a cada una
de estas formas “puras” correspondía una forma “corrupta”, la
tiranía, la oligarquía y la democracia (esta última es considerada la
menos mal de las formas corruptas). La diferencia entre las formas
“puras” y las formas “corruptas” es que, en las primeras el gobierno
es administrado velando por el bien común, mientras que en las
corruptas es en beneficio de quien este en el poder. Maquiavelo
reduce la clasificación de regímenes políticos a dos: monarquía y
república, incluyendo en esta última las repúblicas aristocráticas y
las repúblicas democráticas. Montesquieu planteó, en el siglo XVIII,
una clasificación, en donde, además de existir la monarquía y la
república, existía el despotismo (el gobierno de uno solo, pero sin
leyes ni frenos). La clasificación de los regímenes políticos consiste
en individualizar los caracteres esenciales de los regímenes políticos
a partir de las diversas formas que adopta la lucha por el poder, las
dos principales aportaciones provienen del materialismo histórico
(establece una relación estrecha entre el modo de producción y la
organización política, están en condicionamiento recíproco, es decir
que, a lo largo de la historia se han sucedido deferentes modos de
producción a los que les corresponderían diferentes tipos de
organización política) y de las concepciones que destacan el papel
autónomo del Estado (la fisonomía que adquieren los regímenes
políticos depende, entre otros factores, de los rasgos del sistema de
Estados, ámbito en el que se manifiesta el carácter relativamente
autónomo de la vida política respecto de las estructuras
económicas y sociales).
La democracia: definición y evolución histórica del concepto
Democracia: origen griego, significa soberanía del pueblo. No hay
una definición de democracia que sea generalmente aceptada que
se pueda formular en una sola proposición. Sin embargo, pueden
extraerse dos ideas:
-la soberanía del pueblo: en el mundo clásico griego, la palabra
democracia se utilizaba para referirse a una forma de gobierno en
la que el poder residía en todos los ciudadanos de la comunidad,
implicaba la soberanía de todos los miembros de la sociedad. Era
un régimen “participativo”, o sea, que se permitía la participación
real del ciudadano en las decisiones colectivas, se asentaba sobre
dos principios fundamentales, 1) la igualdad de los ciudadanos ante
la ley 2) la igualdad de la palabra en la Asamblea.
Aristóteles decía que el fundamento del régimen democrático es la
libertad, y una característica de la libertad es ser gobernado y
gobernar por turnos y, en efecto, la justicia democrática consiste en
que todos tienen igual valor, no según los merecimientos, por lo
que, todos los ciudadanos deben tener lo mismo, de forma que en
las democracias los pobres tienen más poder que los ricos, puesto
que son más numerosos y lo que prevalece es la opinión de la
mayoría (este es el rasgo esencial del régimen democrático, y el
segundo rasgo esencial es, vivir como se quiere).
La democracia no era un régimen que satisfacía a los filósofos
griegos, por dos motivos fundamentales, la desilusión provocada
por el deterioro de la democracia ateniense y, más importante,
consideraban que el gobierno de los muchos no era confiable;
afirmaban que el control de los asuntos públicos debería estar en
manos de una minoría calificada, con habilidad, saber y experiencia
para decidir lo más conveniente para todos.
Como consecuencia de la argumentación aristotélica se generó un
juicio negativo respecto de la democracia, asociándose un régimen
de este tipo a la inestabilidad, la soberanía de los mediocres y una
tendencia de despotismo. En sentido positivo, el concepto de
“democracia” afloró por primera vez en la Revolución Francesa, en
donde se le dio un sentido social, dirigiéndose contra la
aristocracia. Progresivamente fue ganando fuerza la idea de que se
podía establecer una relación entre el Estado liberal (la autoridad
que reconoce y garantiza derechos) con la democracia
parlamentaria o representativa (donde la tarea de hacer las leyes
no concierne a todo el pueblo reunido en asamblea, sino a un
cuerpo restringido de representantes elegidos por aquellos
ciudadanos a quienes se le reconocen los derechos políticos). Este
nuevo escenario orientó la línea de desarrollo de la democracia en
los regímenes representativos a, la gradual ampliación del derecho
al voto que se fue extendiendo de manera progresiva hasta abarcar
a todos los ciudadanos de ambos sexos que hayan alcanzado cierto
límite de edad (sufragio universal). Es decir, que, a lo largo del
tiempo, la democratización ha consistido en una transformación
cuantitativa más que cualitativa del régimen representativo.
-la igualdad: la democracia como una expresión de un ideal de
igualdad. La idea de igualdad en el ámbito social da lugar a dos
temas principales, 1) la igualdad frente a la ley (se explica
históricamente a partir de la necesidad de abolir todo tipo de
discriminaciones provenientes de las sociedades basadas en
privilegios) 2) la igualdad de derechos (el disfrute equitativo por
parte de los ciudadanos de algunos derechos “fundamentales” que
están garantizados por medio de una disposición constitucional).
A partir de estos dos principios, surgen divergencias entre quienes
niegan que la democracia como forma de gobierno implica la
asunción por parte del estado de responsabilidades en cuanto a la
implementación de disposiciones destinadas al logro de la igualdad
de derechos, y entre quienes creen que esta es la esencia de la
democracia, la distribución de ciertos “bienes” y la promoción del
bienestar colectivo.
Los partidos políticos y la democracia
Los partidos políticos son asociaciones voluntarias orientadas hacia
la toma y conservación del poder, están vinculados a regímenes
políticos en los que se reconoce el derecho del pueblo a participar
en la gestión de ese poder. Las funciones de los partidos políticos
son: 1) constituyen la vía a través de la cual diferentes grupos
sociales se han introducido en el régimen político 2) crean las
condiciones para que esos grupos expresen sus reivindicaciones y
tengan ocasión de participar en la toma de decisiones políticas.
Los problemas actuales de la democracia
Hacia fines de la década del ´80 y principios del ´90 del siglo pasado,
se ha verificado una consolidación de la democracia, como el mejor
o el menos malo de los regímenes que la humanidad ha sido capaz
de poner en práctica. La democracia es un régimen hecho a la
mediad de los muy imperfectos seres humanos. Elementos que no
son solo desviaciones:
-La razón de Estado: las democracias se fundamentan en el llamado
“Estado de derecho” (un estado que defiende, ante todo, los
derechos de los individuos), sin embargo, la política tiene una
tendencia a actuar de acuerdo con razones e intereses que
funcionan de manera autónoma y que pueden ir en contra de los
derechos de los ciudadanos. A esta realidad se la denomina “razón
de Estado”, una razón que consiste en anteponer un supuesto bien
de la comunidad al bien del individuo, o ciertos ideales políticos a
los derechos individuales.
-La tiranía de las mayorías: la democracia es, fundamental aunque
no exclusivamente, un procedimiento para tomar decisiones
colectivas; actúa a través del voto de los ciudadanos o de sus
representantes elegido por sufragio universal. Todo procedimiento
tiende a dejarse llevar por la llamada “tiranía de la mayoría”, una
tiranía, de algún modo inevitable pero no carente de peligro. Entre
ellos cabe destacar dos: 1)el derecho de las minorías a expresarse y
a ser tenidas en cuenta se ve seriamente disminuido cuando las
mayorías son las que siempre se imponen 2)la mayoría no siempre
está en posesión de la verdad, por lo que, puede equivocarse.