Sociologia
Sociologia
Sociologia
aleccionadora, por cuanto uno de los elementos tibie de proporcionar una rigurosa descripción
principales de la teoría comtiana, al que Marx ha- causal de los hechos sociales, sino en la superación
bría sido particularmente hostil, es la «ley de los de la barrera entre «ser» y «deber ser» que Kant
tres estadios», que interpreta la evolución históri- había erigido y el positivismo reafirmado. Así se
ca en función del desarrollo de la razón, aspecto ?e
posibilitaría la construcción de una teoría la éti-
en el que se asemeja a la filosofía hegeliana de la ca y de la política capaz de sustentar una mterven-
historia. En otro momento, al referirse a las ideas ción en la vida social que se basase en algo más
del positivista inglés E. S. Beesly, Marx apuntaba que el capricho personal. Marx luchó largamente
que «el positivismo equivale a ignorancia de todo con el problema de cómo hallar la «Idea de la rea-
lo positivo» 3 • Esta frase debe entenderse de nue- lidad misma» 4 , hasta que llegó al giro crucial en
vo como una crítica a la tendencia de los positivis- su pensamiento con el descubrimiento del «prole-
tas comtianos a destacar los factores morales e in- tariado», que era al mismo tiempo producto ne-
telectuales por encima de los cambios económicos cesario de la sociedad capitalista moderna y la en-
y las relaciones de clase a la hora de explicar la carnación o el representante en la realidad de un
evolución social. nuevo ideal político y moral.
Marx, es indudable, estimaba que su propia l En su concepción del proletariado como clase
ciencia social se acercaba más a lo que debe en- revolucionaria y, de forma más general, en su
tenderse por ciencia positiva que el positivismo de planteamiento sobre la función de las clases so-
Comte; éste era un aspecto de su pensamiento ciales en el desarrollo histórico de la sociedad,
firmemente enraizado aún antes de haber leído a Marx consiguió reunir las dos corriem~s que in-
este último. En realidad, esta idea derivaba en fluían en su pensamiento: el positivismo y el he·
parte de las mismas fuentes que las teorías com- / gelianismo. Lo que no resulta en absoluto claro es
tianas, es decir, de los escritos de Saint-Simon, que consiguiera integrarlos en una concepción me-
y se afianzó con el conocimiento de la nueva cien- todológica satisfactoria de la naturaleza de una
cia social que exponía Lorenz von Stein en la pri- ciencia social general, en vez de yuxtaponerlos en
mera edición (1842) de su estudio acerca de los el seno de una específica coyuntura histórica que
pensadores socialistas franceses titulado El mo- oscurecía el problema de la tensión entre expli-
vimiento social en Francia. cación y valoración. Marx nunca escribió una ex- /
Per0 a Marx llegaba otra corriente intelectual posición de su propia metodología al estilo de Las
que provenía de sus lecturas de Kant, Fichte y He- reglas del método sociológico de Durkheim o del
gel. Desde esta perspectiva, la cuestión principal largo trabajo de Max Weber sobre «La objetividad
no residía en la elaboración de una ciencia suscep- en la ciencia y en la política sociales»; tampoco
12 La sociología marxista l. Introducción 13
su obra recibió una amplia atención crítica duran- vidad 'revolucionaria', de la actividad 'crítico-
te su vida, lo que le hubiese obligado a defender práctica'», sobre la comprensión racional de «la
ms teorías de modo sistemático. Como señaló coincidencia del cambio de las circunstancias con
Croce, « ... la doctrina del materialismo histórico el de la actividad humana o cambio de los hom-
no está recogida en ningún libro clásico y defini- bre mismos» como práctica revolucionaria, y sobre
tivo ... ». Así pues, las perspectivas metodológicas la necesidad de cambiar el mundo tanto como, o
de Marx en relación con las dos líneas de pensa- en vez de interpretarlo, con su cita aprobato-
miento que he señalado han de reconstruirse a ria en el prefacio a la segunda edición alemana del
partir de comentarios fragmentarios y dispersos, Capital, primer tomo, de uno de los pocos recen-
lo que ha permitido notables divergencias entre sus sores serios de su libro: «Marx concibe el movi-
intérpretes posteriores. miento social como un proceso histórico-natural
En este trabajo, no me ocuparé directamente de regido por leyes que no sólo son independientes
la metodología del propio Marx 5 , sino sobre todo de la voluntad, la conciencia y la intención de los
de las interpretaciones dadas por escritores mar- hombres, sino que además determinan su volun-
xistas posteriores, quienes a partir de aquéllas ex- tad, conciencia e intenciones». Acerca de esto,
pusieron tesis sociológicas propias, criticaron a Marx señalaba que el recensor «describe tan ade-
otras teorías sociológicas o, de forma más general, cuadamente ... el método que realmente he usa-
pusieron en cuestión el papel de la sociología como do ... el método dialéctico».
ciencia de la sociedad. Para ello, basta con señalar Frente a esto, habría que señalar que en sus es-
como punto de partida que las ideas de Marx eran critos de juventud Marx formulaba ya la idea de
susceptibles de dar lugar, por un lado, a una so- una ciencia positiva de la sociedad al escribir en
ciología ampliamente positivista y, por otro, a un sus Manuscritos económico-filosóficos de 1844
ralante intelectual que ha sido habitualmente de- que «la ciencia natural incorporará algún día la
nominado «filosofía crítica»; y que dichas po- ciencia del hombre, del mismo modo que la cien-
sibilidades convivían desde un principio en ·su cia del hombre incorporará la ciencia natural; exis-
pensamiento, aun cuando el énfasis fuera más he- tirá solamente una ciencia única», o que «las cien-
geliano en los escritos de juventud y más positi- cias naturales. . . se convertirán en la base de la
vista en los de la madurez 6 • ciencia del hombre»; y en La ideología alemana,
Si queremos iluminar esta distinción, podemos de 1845, que «allí donde acaba la especulación
comparar las afirmaciones de Marx en sus Tesis --en la vida real- comienza la verdadera ciencia
sobre Feuerbach sobre la incapacidad de Feuer- positiva: la representación del proceso práctico
bach para «comprender la importancia de la acti- del desarrollo humano». A la inversa, todavía
14 La sociología marxista l. Introducción 15
pueden encontrarse en los escritos de madurez de mundo o como una filosofía crítica de la his-
Marx -pese al dominio aparente de una sociolo- toria --críticas que suelen convertirse en verda-
gía determinista- argumentos a favor de la li- deras argumentaciones en contra de la posibilidad
bertad y creatividad humanas, y por tanto la ca- o deseabilidad misma de cualquier ciencia social
pacidad del hombre para intervenir consciente y positivista. Tales controversias han girado -en
deliberadamente para cambiar el desarrollo de la su gran mayoría- en torno al problema de la re-
vida social; por ejemplo, en numerosos pasajes de lación entre teoría social y práctica social. Una des-
los Grundrisse (1857-8) al defender la aparición cripción analítica de este problema, que de nuevo
de un nuevo tipo de hombre, más rico, más com- se ha convertido en el punto central de amplias
plejo, en la sociedad moderna, que tiene que lu- discusiones metodológicas entre los sociólogos,
char contra los límites que le impone el sistema permitirá dibujar con mayor nitidez los aspectos
social capitalista, o en el prefacio a la Enquéte fundamentales de las opiniones contrapuestas. Fi-
ouvriere (1880) en donde llama a los obreros in- nalmente, examinaré hasta qué punto y de qué
dustriales a entrar en lucha para «remediar los ma- modo el uso de conceptos marxistas o de lo que
les sociales que padecen». vagamente se denomina «método marxista» ha ser-
El estudio y la elaboración de estos dos temas vido o puede servir para hacer progresar el análi-
--ciencia y revolución- llena la historia del pen- sis de nuestro entorno institucional y las tenden-
samiento marxista durante el siglo pasado. El des- cias básicas de desarrollo en las sociedades mo-
arrollo de este pensamiento se efectuó en medio dernas.
de profundos cambios económicos y políticos, en
un medio intelectual ampliamente afectado por el
impresionante crecimiento de las ciencias sociales.
Pero no voy a ocuparme aquí de examinar detalla-
damente su contexto, de realizar una historia de
las ideas o una interpretación sociológica del pen-
samiento marxista 7 • Mi primer objetivo será elu-
cidar los fundamentos teóricos que han servido de
base a los intentos de establecer el marxismo como
un sistema sociológico, para proceder después a
una evaluación de las críticas dirigidas contra esas
empresas por aquellos pensadores que consideran
al marxismo como una concepción filosófica del
2. Marxismo como sociología
Bottomore, 2
En el período que va desde la muerte de Marx
(18 8 3) al inicio de la Primera Guerra Mundial,
el marxismo apareció fundamentalmente como una
ciencia de la sociedad. Esta tendencia (que, como
he señalado, puede apoyarse en las propias opi-
niones de Marx) fue impuesta sobre todo por En-
gels, quien la expuso claramente en su «oración-i
fúnebre ante la tumba de Marx» al proclamar que
«del mismo modo en que Darwin descubrió la
ley de la evolución de la naturaleza orgánica, Marx
descubrió la ley del desarrollo de la historia hu-
mana». La versión engelsiana de la teoría, acep-
tada ampliamente por Kautsky, se convirtió así,
con el nombre de «socialismo científico», en la
doctrina ortodoxa de la socialdemocracia alema-
na y de la Segunda Internacional.
19
20 La sociología marxista 2. Marxismo como sociología 21
De acuerdo con esta tendencia, el marxismo su- mo como teoría científica. La creciente influencia
ministró una explicación causal de la evolución del marxismo , en el desarrollo de la sociología se
histórica de las sociedades humanas a partir de refleja también por el lugar que ocupa en la obra
los cambios en el modo de producción, la forma- de los más destacados pensadores de la sociología.
ción de las clases y la lucha entre éstas. En especial, Gemeinschaft und Gesellschaft (Comunidad y so-
el marxismo podía explicar causalmente el origen ciedad) (1887) 6 de F. Toennies se ocupaba am-
y desarrollo del capitalismo moderno con un aná- pliamente del análisis de Marx sobre la sociedad
lisis que se expresaba en forma de «leyes» histó- capitalista, Max Weber, en buena parte de su
ricas, de las que podía deducirse la necesaria des- obra, se preocupó por establecer una confronta-
aparición del capitalismo y la igualmente necesaria ción crítica con el pensamiento marxista, bien al
transición al socialismo. De esta guisa, en cuanto proporcionar una explicación alternativa de los orí-
í" ~iencia positiva, fue como el marxismo produjo su genes del capitalismo moderno, bien en su evalua-
nnpacto sobre la naciente sociología; fue presen- ción del status metodológico de la «interpretación
tado como un sistema sociológico, es decir, como económica de la historia» , bien en sus trabajos so-
una ciencia general y comprehensiva de la socie- bre sociología de la religión, que él mismo des-
dad; provocó respuestas de los principales sociólo- cribió como una «crítica positiva de la concepción
gos y fue utilizado también para evaluar crítica- materialista de la historia» 7 • Pareto en sus Syste-1
mente las ideas de estos últimos. El marxismo y las mes socialistes (Los sistemas SóCíalistas) (1902)
demás teorías sociológicas se presentaron como llevó a cabo un análisis sistemático de la teoría
/ concepciones rivales que se disputaban un mismo marxista, quedándose con algunos elementos, \
\ terreno. como la idea del conflicto entre las clases, que usa-
En el primer congreso internacional de sociolo- ría más tarde, bajo forma diferente, en su propio
gía, en 1894, varios partícipes expusieron las teo- sistema sociológico. Durkheim reservó espacio en
, • 1 el primer volumen de su Année sociologique para
nas marxistas ; y en un congreso posterior, el
de 1900, la discusión del «materialismo histórico» varias recensiones de obras marxistas (entre las
ocupó la mayor parte de los trabajos 2 • Por la mis- que hay que incluir su propia crítica al libro de
ma época, Sorel publicaba un largo ensayo crítico E. Grosse sobre las formas de la familia y de la
sobre la sociología de Durkheim 3 , al tiempo que economía), aunque en números posteriores dismi-
en Italia aparecían la exposición del materialismo nuyó la atención dedicada a la literatura marxista;
histórico debida a Labriola 4 , y los trabajos de y en su curso de conferencias sobre el socialismo
Croce sobre la teoría marxista 5 ; estos últimos se -truncado antes de haber llegado al examen de
distinguían por la puesta en cuestión del marxis- la teoría de Marx- hay algunas alusiones genera-
22 La sociología marxista 2. Marxismo como sociología 23
les que muestran hasta qué punto Durkheim veía modificaciones capaces de tomar en cuenta los cam-
la estrecha relación existente entre marxismo y bios recientes. En algunas notas que se encontra-
sociología, y consideraba por ello indirectamente ron entre sus papeles, Bernstein resumía su opi-
a los autores marxistas como sus adversarios prin- nión de este modo: «ElCa:iñpesinado no se está
cipales: «en tiempos más recientes [el socialismo] hundiendo, ni desaparece la clase media; las crisis
se ha revestido progresivamente con un cierto ro- no son cada vez mayores; la pobreza y la servi-
paje científico. Es indiscutible que, de este modo, dumbre no aumentan. Sí se da, sin embargo, un
tal vez haya ayudado a la ciencia social más de lo aumento de inseguridad, de la dependencia, de la
que ésta le ha ayudado a él, pues ha despertado distancia social, del carácter social de la produc-
una necesidad de reflexión, ha estimulado la acti- ción y de la superfluidad funcional de los propie- ,,,,
vidad científica, ha espoleado la investigación, y tarios».
planteado problemas hasta tal punto que, en más Bernstein examinaba con detalle los cambios
de un aspecto, su historia está inseparablemente económicos y políticos que, en su opinión, obliga-
unida a la de la sociología» 8 • ban a una revisión de la teoría marxista 10 • El as-
Pero el marxismo entendido como teoría cien- pecto más importante de esta parte de su estudio
tífica de la evolución social se encontraba con dos se refería a la cambiante estructura de clases. En
dificultades fundamentales, señaladas por sus crí- su opinión, la polarización entre las clases que
ticos, que se convirtieron pronto en causa de dis- Marx había anunciado no se había producido; la
cusión entre los propios marxistas con la contro- concentración del capital en grandes empresas se
versia sobre el «revisionismo» lanzada por la pu- veía acompañada por el desarrollo de nuevas indus-
blicación del libro de Bernstein Die V oraussetzun- trias, pequeñas y medianas; aumentaba el núme-
gen des Sozialismus und die Aufgaben der Sozial- ro de propietarios; el nivel de vida estaba cre-
demokratie (Los presupuestos del socialismo y las ciendo; en lugar de disminuir numéricamente ,
tareas de la socialdemocracia) 9 , en 1899. En pri- la clase media aumentaba; lejos de simplificarse, la
mer lugar, si el marxismo es una ciencia positiva, estructura de la sociedad capitalista se hacía más
sus conclusiones han de basarse sobre alguna prue- compleja y diferenciada. A partir de este análisis ,
ba experimental, algún tipo de descripción adecua- Bernstein pasaba a considerar la cuestión de las
da de los hechos sociales. En parte la postura bern- crisis y la teoría del «colapso » del capitalismo.
steiniana consistía en señalar que las tendencias en Para él, las crisis eran cada vez menos graves, y
la evolución de las sociedades capitalistas occiden- más largos los períodos de prosperidad, debidos a
tales no coincidían con las que Marx había antici- numerosas influencias que contrapesaban las fluc-
pado. por lo que la teoría estaba necesitada de tuaciones comerciales superando en parte la anar-
24 La sociología marxista 2. Marxismo como sociología 25
quía del mercado. Sin embargo, Bernstein señalaba logía marxista de los últimos setenta años. La gran
que el ciclo económico, aun limitado, seguía ac- cuestión, que sigue aún en pie, era la de cómo
tuando, y subsistía una inseguridad generalizada, llevar a cabo un análisis sociológico adecuado del
que nunca podría ser superada en el seno del sis- capitalismo moderno 11 • El desarrollo econót?ico,
tema capitalista. Por lo que se refiere a las con- los continuos cambios en la estructura ocupacional
secuencias políticas de este análisis, Bernstein creía y de clase, los trastorn~s políticos han r~forzado
que la transición al socialismo no tendría lugar algunas tendencias anteriores y han producido nue-
mediante dramáticas luchas entre las clases polari- vos fenómenos que deben ser investigados y eva-
zadoras de la burguesía y el proletariado, sino de luados. Entre ellos se encuentran: las mejoras rea- _...,
forma más gradual, por la impregnación del capi- les, en la condición de la clase obrera en términos
talismo por las instituciones socialistas puestas en de consumo, trabajo y ocio, al tiempo que se han
pie por el movimiento obrero y sus aliados entre mantenido considerables diferencias de patrimo-
otras capas de la población. nio, de prestigio y de influencia política entre las
Las discusiones que siguieron, especialmente la clases principales; el continuo crecimiento numé-
respuesta de Kautsky acerca de las crisis, fueron rico de la clase media y el declive relativo de los
frustrantes, especialmente por lo que hacía al status obreros manuales en la industria; el papel polí-
científico de la teoría de Marx, pues los marxistas tico fluctuante e incierto de diferentes clases; la
ortodoxos se dedicaron fundamentalmente a de- estabilidad económica y el crecimiento estable del
fender el núcleo revolucionario de la doctrina fren- capitalismo durante los últimos treint~ año~; el
te al reformismo; es decir, plantearon un debate decisivo papel del Estado en el func10namiento
no científico, sino de compromiso político. Es más, económico; la extensión de la administración bu-
el término «revisionismo», con el sentido peyora- rocrática y el ascenso de los expertos técnicos; la
tivo que se le atribuía era completamente inadecua- gran expansión de los servicios sociales; y los cam-
do desde una perspectiva científica, ya que si la bios culturales ( ¿qué fuerzas los han producido? )
f teoría marxista quería ser una ciencia empírica de que han originado nuevos estilos de vida y nue-
la sociedad, habría de ser capaz de incorporar la vos intereses políticos.
crítica continua que representaban los nuevos des- Podría parecer más sencillo analizar ahora esas
cubrimientos e ideas. En este sentido, el «revisio- tendencias, ya que se han manifestado durante l~r
nismo» debería ser su mayor virtud y no su peor go tiempo y han podido most~ar ~u. ~erdader.a sig-
crimen. nificación. Sin embargo, en mi opiruon, las dificul-
Los temas expuestos por Bernstein han conti- tades se han hecho aún mayores. Las sociedades ca-
nuado siendo el centro de los debates en la socio- pitalistas actuales son más complejas y diferencia-
26 2. Marxismo como sociología 27
La sociología marxista
das, tanto en su estratificación social y ocupacional que el marxismo y otras escuelas sociológicas han
como en su diversificación cultural, que las de fi. hecho a nuestra comprensión de las tendencias so-
nales del siglo pasado, con lo que la tarea de en- ciales recientes.
tender las interrelaciones entre sus elementos es Bernstein, según parece, se consideraba positi-
más compleja y difícil de realizar. Más aún, los vista; en un ensayo muy posterior ( 1924 ) escri-
procesos de cambio continúan, pero de un modo bía: «Mi modo de pensar debería convertirme en
cada vez más desigual, y no resulta sencillo averi- miembro de la escuela positivista de filosofía y so-
guar cuáles son o van a ser las tendencias dominan- ciología. Quisiera que se tomase mi conferencia
tes . Una segunda dificultad surge de la evolución ['Cómo es posible el socialismo científico' ] como
de !a propia sociología; tras casi un siglo de dis- prueba de esta actitud mía ... » 12 • Pero pese a su
cus10nes, frecuentes nuevos puntos de partida (casi proximidad a los positivistas en su deseo de des-
tantos como nuevos callejones sin salida) han mos- arrollar el marxismo como ciencia empírica, se
trado con claridad meridiana lo resbaladizo de los apartaba de ellos por su intención de formular una
«objetos» que tratamos de captar con las redes teoría ética del socialismo, cuestión en la que su-
conceptuales y teóricas de la sociología. El carácter fría la influencia del resurgir neokantiano en la
d_e t~~teo de las más recientes interpretaciones so- filosofía alemana. Así, en una parte de su libro,
c10log1cas que se deriva de ello tiene un cierto Bernstein pasaba a ocuparse de la segunda cues-
gr~~o de incompatibilidad con las tendencias dog- tión fund amental para todo marxismo que quiera
~nat1cas del . pensami_e nto marxista {aunque son presentarse corno ciencia empírica: la relación
igualmente mcompat1bles con el dogmatismo de entre ser y deber ser, entre el socialismo entendi-
los .cier:tíficos so_c~~es conductistas y con algunas do como conclusión necesaria de la evolución del
derivaciones pos1t1v1stas o funcionalistas de la so- capitalismo y el socialismo corno idea moral entre
ciolo~ía de Durkheim). Finalmente, una sociología los procesos históricos objetivos y los deseos sub-
marxista a la altura del tiempo moderno tendría jetivos , las luchas y los ideales de los hombres.
que ser capaz de suministrar no sólo un análisis Sin embargo, al ocuparse de este punto, Bernstein
«real » de la sociedad capitalista sino también un no pasó más allá de una afirmación de la existencia
an~~sis «real» de las formas s;ciales que se han la importancia, de un «ideal» en el movimiento
ongmad_o a partir de las revoluciones inspiradas en socialista .
el marxi~~o , pero que muestran rasgos más que Fue otro grupo de intelectuales -los austro- \
problemat1cos desde el punto de vista de la teoría marxistas- 13 el que desarrolló con mayor profun-
marxista. Volveré sobre estas cuestiones en un didad la concepción del marxismo como ciencia
capítulo posterior, al comparar las aportaciones social, así como el tema de las relaciones entre
28 La sociología marxista 2. Marxismo como sociología 29
ciencia y ética. Otto Bauer ha descrito así los ras- ser la teoría de Marx una «crítica», en el sentido
gos fundamentales de este grupo: kantiano de la palabra; una crítica que servía para
fundar las categorías por medio de las cuales po-
«Lo que les unía no era sólo una misma orientación dría comprenderse al hombre como ente social 15 •
política, sino el carácter particular de su trabajo intelec·
tual. Todos ellos se habían educado en una coyuntura
Pero Adler no se mostraba dispuesto a aceptar fal
en la que gentes como Stammler, Windelband y Rickert distinción kantiana entre un mundo de aconteci-
atacaban al marxismo con argumentos filosóficos, lo que mientos naturales o hechos sociales causalmente
les obligó a una confrontación con los representantes de determinados, y un mundo de juicios morales autó-
las corrientes filosóficas modernas. Si Marx y Engels ha- nomos y autosuficientes. Con ello discrepaba de \
bían partido de Hegel, y los marxistas posteriores del todos los neokantianos que consideraban al mar-
materialismo, estos «austromarxistas» tomaban a Kant
y a Mach como fundamentos de su reflexión. Al tiempo, xismo como una ciencia social positiva que nece-
los «austromarxistas» tuvieron que polemizar con la lla- sitaba ser completada con una filosofía moral. Fren-
mada escuela austríaca de economía política, lo que igual. te a ellos, Adler mantenía que en la teoría de
mente ayudó a conformar su método y su estructura in- Marx ciencia y ética estaban entremezcladas :
telectual. Finalmente, en una Austria desgarrada por las
luchas nacionales, tuvieron que aprender a aplicar la con-
«El mecanismo causal de la historia queda directamen-
cepción marxista de la historia a un complicado conjunto
te transformado , mediante su comprensión científica, en
de fenómenos que se resistían a ser analizados mediante
el uso superficial o esquemático del método marxista,. 14• una teleología, sin verse afectado por ello en su deter-
minación causal. Basta con que el conocimiento científico
de una determinada situación social se incluya, como
Las más importantes realizaciones de los aus- causa, en ese mecanismo causal. .. Así, surge por fin ... la
tromarxistas se encuentran en sus análisis de la posibilidad de realizar una de las viejas quimeras filosó-
coherencia lógica del marxismo como teoría socio- cas ... el ideal de una política fundada en la ciencia ...
lógica y en la extensión de la investigación mar· una técnica científica de la vida en sociedad» 16 •
xista a nuevos fenómenos y esferas de la vida so-
cial. Max Adler, el filósofo del grupo , defendía Tal propuesta de reconciliación entre ciencia y
que Marx había sentado las bases de una socio- ética será examinada con mayor detalle en un ca-
logía científica con su noción de la «humanidad pítulo posterior. Ahora quiero referirme especial-
socializada», posibilitando la unificación de na- mente a la formulación adleriana de los principios
turaleza y sociedad en el seno de un sistema de básicos de una sociología marxista. En una obra
explicaciones causales; y, al mismo tiempo, man- posterior, concebida como exposición sistemática
tenía que semejante sociología marxista era per· de la teoría marxista 17 , Adler desarrollaba con ma-
fectamente compatible con la filosofía kantiana, al yor amplitud su idea de la concepción materialista
30 La sociología 2. Marxismo como sociología 31
de la historia como un esquema de explicación cau- B quien inventó este término para denominar a la
sal, al tiempo que examinaba con sumo detalle las escuela) 18 , escribió una importante crítica de las
complejidades de la causación social, la naturaleza ideas de Bernstein. Por lo menos en su primer
causal de los motivos y las dificultades que plantea período, hasta la Primera Guerra Mundial, estos
el establecimiento de conexiones causales precisas mtores no se ocuparon de los desarrollos del ca-
en muchas situaciones complejas. También anali, pitalismo (por ejemplo, la cambiante estructura de
zaba ampliamente el concepto de «socializaCÍÓil) clases) que podían interpretarse como justificación
o de «hombre socializado», que para él constituía de los llamamientos de Bernstein en defensa de
el concepto sociológico fundamental de Marx, pan UDa política reformista. Por el contrario, estudia-
terminar planteando el interrogante kantiano (que: n cuestiones como la concentración del capital,
Simmel formulaba de forma pareja): «¿Cómo es el ascenso del imperialismo y las rivalidades nacio-
posible la socialización (la sociedad)?» Aquí Ad- aales y otros problemas concretos que Marx no
ler añadía la importante observación de que, J.abía tratado en detalle: especialmente la significa-
igual que la pregunta kantiana sobre cómo el d6n de las luchas nacionales y del nacionalismo en
tendimiento humano puede conocer la naturaleza, relación con el movimiento obrero, y la relación
sólo había podido formularse tras el desarrollo de específica entre la estructura económica y determi-
la ciencia física de Newton, el problema de la posi aadas «superestructuras» ideológicas, como el sis-
bilidad de conocimiento de la sociedad sólo podía ~ jurídico.
resolverse después de la construcción por Mm Hillerding, en su impresionante obra Das Fi-
de una teoría causal de los procesos sociales. fld1likapitar19 [El capital financiero], que llevaba
) La concepción adleriana del marxismo como teo- como subtítulo «Un estudio de la más reciente
/ ría científica era patrimonio común de todos los evolución del capitalismo», analizaba la concen-
austromarxistas, que concebían su trabajo como mción del capital social, la unión de capital in-
el desarrollo de esa teoría por medio de la inves- dustrial y bancario, los intentos de establecer un
tigación empírica y de la confrontación crítica con control sobre el conjunto de la economía por me-
otras teorías económicas y sociológicas. Pero, aun dio de cartels y trusts, el desarrollo consiguiente
manteniendo tal actitud científica y crítica, no eran del proteccionismo, la intensificación de los con-
«revisionistas» al estilo de Bernstein. Una de SUI lctos económicos y políticos entre los estados ca-
primeras contribuciones públicas (en 1901) había pitalistas y el desarrollo del colonialismo como
sido un ataque a este tipo de revisión del marxis- medio de extender el área de explotación econó-
mo, y un marxista americano, Louis Boudin, estre- 'ca de los monopolios nacionales 20 • El libro de
chamente relacionado con los austromarxistas (fue: er sobre el problema de las nacionalidades en
32 Marxismo como sociología 33
21
el Imperio austrohúngaro , que trataba de la 'adores (siguiendo los pasos dados con anterio-
turaleza de las culturas nacionales y retomaba por Michels). Aun insistiendo en que conti-
análisis de Marx sobre la «cuestión judía», a empleando el «método» marxista, Renner
bién desembocaba en una teoría del imperialis troducía algunos elementos nuevos en la teoría
que Bauer veía como resultado de las crisis 'sta de las clases en dos trabajos publicados
micas y de la búsqueda de nuevos territorios título póstumo 24 • En primer lugar, Renner ana-
provechosos para la obtención de beneficios. a el crecimiento de una nueva clase de ma-
Otra dirección original de investigación fue gers y empleados asalariados a quienes denomi-
seguida por Karl Renner. En 1904 publicó naba «clase de los servicios»; argüía que en las so-
estudio sobre las instituciones jurídicas, en des capitalistas desarrolladas las dos clases
que se proponía desarrollar una teoría ma · · cipales eran esta última y la clase obrera; y
del Derecho según la cual el análisis formal de taba que ambas tendían a acercarse y aun a
normas legales habría de ser completado con vertirse en una sola. Así, pues, estas sociedades
estudio empírico de «dos temas fronterizos, el caracterizaban por la presencia de clases no an-
origen y el de la función social del derecho»: «T 'cas y por la inexistencia de una clase domi-
to al principio como al final del análisis legal · te claramente definida. En segundo lugar, en su
te una teoría social del derecho que lo pone • lllZK;:usión general del problema de las clases, Ren-
' relación con los demás elementos no jurídicos apuntaba una revisión de la teoría marxista
la vida, coordinándolo como una rueda den mayor alcance, al defender que existían otras
con la maquinaria global de los hechos sociales» 'es de dominación y explotación, no basadas
En sus últimas obras los austromarxistas la propiedad privada de los medios de produc-
ocupaban de otros problemas, entre ellos el p n, y que la escuela marxista no había consegui-
teado por los cambios en la estructura de el «investigar sistemáticamente.. . todas las rela-
de las sociedades capitalistas y las nuevas in es de autoridad, tanto históricas como po-
pretaciones sobre ellos. Max ~. en dos artí les» 25 • .
los sobre la clase obrera, publicados en 1933 Tras la guerra, los austromarxistas se ocuparon
analizó, a la luz de la no aparición de tenden · ente de algunos fenómenos nuevos. Analiza-
más revolucionarias entre la clase obrera euro las revoluciones de la posguerra y las caracte-
tras cuatro años de crisis económica, la sig · "cas y resultados de la revolución rusa, tratan-
ción de la creciente diferenciación social y el de valorar la política y la práctica de los movi-
1 arrollo de una «aristocracia obrera», identifi
con la burocracia de las organizaciones de los
'entos revolucionarios en relación a la democra-
. Esta última Cu.estión desempeñó un papel cre-
Bottomore, 3
34 35
ciente en sus trabajos con el ascenso del mov' · «sociología construida sobre bases mate-
to nazi en Alemania y Austria. Dentro del · tas», en la que la tarea del sociólogo habría
contex~o, revolució~ y dei:riocracia, investi?aron consistir en el descubrimiento de las leyes que
crecirruento y func1onam1ento en el periodo «máquinas sociales extraordinariamente com-
\ posguerra de los «consejos obreros», a los que en acción y, después , si es posible, en re-
Adler dedicó un corto estudio 26 • De estos tra aquellas leyes a las leyes de las relaciones pri-
dedicados a temas en los que se entremezclan • » (p. 3 71 ). El marxismo habría preparado
J teoría social y la acción política, me ocuparé conceptual de semejante sociología, al des-
\. nuevo en un capítulo posterior. . «la estructura total de un período como una
Es legítimo dudar de que la sociología ción histórica sometida a leyes especiales con-
ta haya ido mucho más allá del punto alcanzado as por la situación de su tiempo» (p. 358).
la discusión del «revisionismo» y en los es estudio importante de sociología marxista
de los austromarxistas. Bujarin publicaba en 19 el libro de Karl Korsch, aparecido en una co-
un manual de exposición de la sociología m . dedicada a los sociólogos modernos 29 que
ta 27 • Entre sus rasgos más notable se encon remos de estudiar más adelante en el marco
el intento de entrar en una discusión crítica la transición de Korsch de una comprensión
las ideas de otros sociólogos --entre los que ca a otra más sociológica del marxismo.
contaban Max Weber y Robert Michels-, s · general, sin embargo, no hubo continuación
do del círculo de la literatura marxista. En la rica de las investigaciones y los temas so-
nografía de Otto Neurath sobre la sc:x:iologí~ 'cos apuntados a comienzos de siglo, y el
pírica 28 , punto de encuentro de la mfl.uenCll o que podría haber sido ocupado por el mar-
los austromarxistas y del Círculo de Viena, se sociológico fue tomado por otras escuelas,
la más sugestiva presentación del marxismo · ente en el período de rápida expansión
ciencia positiva, por no decir conductista. Jos estudios sociológicos tras la Segunda Guerra
Neurath: «De todos los intentos de crear una ·al. Sin duda, el marxismo continuó siendo
ciología estrictamente científica, no metafísica, protagonista espectral o invisible de la mayor
calista, el marxismo es el más completo» (p. 34 de los trabajos sociológicos sobre la estrati-
Esta afirmación venía acompañada por crítiCll '6n social o sobre los cambios y los conflictos
las «contracorrientes metafísicas», especialm es; y tuvo una influencia más directa en los
al método del verstehen, al que opuso el d jos ya mencionados de Ossowski y Dahren-¡
llo de una sociología empírica marxista. N acerca de la estructura de clases; en las obras
acababa delineando los rasgos principales de lo Georges Friedmann sobre sociología industrial;
36 La sociología marxista
2. Marxismo como sociología 37
en el análisis de clases y élites de Ch. Wright Milis
y otros; en la teoría sociológica de ?~~rges Gur- una sociología marxista, supuso una rémora par-
ticularmente importante.
vitch · y hasta cierto punto, en el analis1s sobre el
desar~ollo del derecho de W. G. Friedmann, La_w Sin embargo, esta razón no me parece suficiente
in a changing society 30 [El der~cho en una socie- por sí sola para explicar aquel fracaso. Otra pode-
dad cambiante], que puede considerarse como c~n rosa razón ha sido la creación de una fuerte orto-
tinuación de la obra de Renner. Sin embargo, solo doxia marxista que, pese a sus protestas de ser
en estos últimos años han surgido de nuevo co- una ciencia social, no era más que un dogma polí-
rrientes más definidas de sociología marxista co? tico; esta ortodoxia surgió en la URSS y anegó
la renovación de los debates acerca del neocap1- al movimiento comunista internacional. Durante
talismo y la sociedad industrial, los n~evos estu- varias décadas esa doctrina «oficial» impidió cual-
dios sobre el imperialismo y su relac1on con ~os quier tipo de pensamiento o investigación riguro-
llamados «países en vías de desarrollo», ,Y .el m- sos. Finalmente, hay que tener en cuenta la in-
terés que despierta el resurgir de los mov1m1entos fluencia de aquellos movimientos intelectuales que
políticos radicales. . en Europa Occidental, y especialmente en Alema-
Hay varias razones que explican el ,fracaso. de nia, apartaron a los pensadores marxistas de la
los intentos de desarrollar una sociologia marx1s~a idea del marxismo como ciencia social y los im-
global. Una primera viene suge~ida - ~or la propia pulsaton hacia una reafirmación de su contenido
filosófico y hegeliano.
teoría marxista: a saber, la dommac1on cultural, Y
especialmente en el sistema educativo, de las
ideas de la clase dominante. Este fenómeno, el
mantenimiento de la sociedad capitalista por me:
dio de la reproducción de la cultura burguesa esta
claramente necesitado de investigaciones porme-
norizadas 31 , pero hay bastantes pr.uebas de los obs-
táculos que levantan las univers1dad~s ~e nun:e-
rosos países occidentales ante la c1e?c~a social
marxista. En este sentido, el establec1m1ento en
Alemania del régimen nazi, que trató ?e a:abar
tanto con el marxismo como con la soc10logia en
una sociedad en que existían unas condiciones ex-
cepcionalmente favorables para el desarrollo de
3. Marxismo contra sociología
La reacción contra la concepción del marxismo
como ciencia positiva sufrió el influjo de algunas
corrientes intelectuales, pero también de ciertas
circunstancias políticas. Como ha señalado Stuart
Hughes 1, la revuelta contra el positivismo había
comenzado ya en la década de 1890 y se extendió
rápidamente en el seno del pensamiento marxista.
Croce, incluso durante el corto período en que se
interesó por el marxismo, lo había entendido como
un método de interpretación histórica, en estrecha
conexión con la :filosofía de Hegel; no como una
ciencia social general. Sorel, tras haberse colocado
inicialmente al lado de Bernstein en la controver-
sia sobre el «revisionismo» 2 , concibió posterior-
mente al marxismo como la teoría del sindicalis-
mo revolucionario 3 , sustentando siempre esta po-
41
La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 43
42
sición con cierta coherencia. Lo que admiraba en Aden:ás de las influencias intelectuales (diversas
la obra de Bernstein no era sólo su esfuerzo de d~ctrmas antipositivistas que partían de la idea de
observación y descripción del mundo real, sino Dilthey de una «ciencia del espíritu» basada en
también sus derivaciones activistas, su invitación la comprensión hermenéutica de la historia· de la
a que los socialistas desempeñasen un «papel ver- fenc:menología; de la Lebensphilosophie,.' y, en
daderamente efectivo» en el mundo y, sobre todo, Italia, de la filosofía idealista de la historia de Cro-
el énfasis sobre los elementos morales del socia- ce Y Gentile), estos autores se vieron profunda-
lismo. Sorel siempre se había mostrado -y se mente afec~~dos por los acontecimientos políticos.
mostró- crítico respecto de la idea de la inevita- La :evoluc~on rusa había mostrado cómo un pe-
bilidad histórica, y defendía que el socialismo es q;ieno P?rtido revolucionario, armado con la teo-
antes que nada una doctrina moral, que incorpora r;~ marxista.' podía intervenir decisivamente en po-
al mundo «una nueva forma de juzgar todos los lít.1ca, cambiando el curso de los acontecimientos;
actos humanos» o, para utilizar los términos de rmentr~s que el fracaso de la clase obrera de Euro-
Nietzsche, <<Una trasvaloración de todos los valo- pa Occ1~ental en sus intentos de poner en pie una
res»; el socialismo «se enfrenta al mundo burgués pe:~pectiva revolucionaria en el período que si-
como un adversario irreconciliable, amenazándole guio _al fin de la guerra o durante los años 30 les
con una catástrofe moral en mayor grado que ma- ense?ab~ una lección semejante: a saber, que la
terial» 4 • Este énfasis en el aspecto práctico, revo-
conc!~ncia .r~volucionaria, encarnada en una con-
lucionario, del pensamiento de Marx era también cep:ion activista del marxismo, tenía que ser intro-
característico de la respuesta de Lenin al «revisio-
ducida entre l.a ~lase obrera desde fuera. El ascen-
nismo» y al conjunto de la tendencia ciencista y
so de los. movi~ientos nazi y fascista y la ineficacia
evolucionista del marxismo alemán. Pero el acti-
de la resistencra obrera ante ellos les parecía veri-
lsmi ficar la opinión de gue era erróneo y peligroso
~>atl-&n. tta CCID.1 ~ ID.\ID...~<l,, 1l '!i'() mn._~re-
esp_er~r el desarrollo espontáneo de la conciencia
tat con profundidad el mundo o el marxismo.
1-,a ron:cepn~ · $m'U · ~ ~~-
socialista entre h c?:1se obrera y entre algunas ca-
crítica» o «filosofía de la praxis» ocupó un papel . de la clase media (como había apuntado Bern-
predominante entre la generación de pensadores ), o}~ transición inevitable al socialismo. A la
marxistas de la posguerra, expresándose de diver- , los exitos de aquellos movimientos planteaban
sas maneras en la obra de Korsch, Lukács, Gramsd os, problemas, cuyo estudio iniciaron duran-
y los filósofos del Instituto de Investigación Social la decada de 19 3 O algunos de los miembros de
de Frankfurt (sobre todo, Horkheimer y Marcuse~ escuela de Frankfurt. Estas investigaciones lle-
44 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología
45
1
La otra idea fundamental es que en la época
del capitalismo la percepción adecuada o verdade- sus relaciones con la sociología se asemeja en mu-
ra del proceso histórico sólo puede ser alcanzada chos aspectos a la de Lukács. Gramsci también la
46 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 47
formuló con gran claridad en un trabajo crítico trase con claridad sus supuestas limitaciones o de-
sobre el manual de Bujarin: fectos 10 • Se limitó a formular críticas muy genera- \
les, tratando de demostrar que la sociología no
« ... ¿Qué significa la afirmación de que la filosofí~ de había podido enunciar verdaderas «leyes» (una va-
la praxis es una sociología? ¿Qué podría ser tal sociolo- guedad que se encuentra en cualquier discusión crí-
gía? ¿Una ciencia de la política y una historiogr~fía? tica de la sociología positivista), y a insistir en
¿O una recopilación sistemática, junto con una clasifica-
ción ordenada de forma específica, de datos puramente
especial en el problema de la relación entre cono-
empíricos sobre el arte de la política o sobre cáno~es cimiento y sociedad {lo que también habría de
externos de la investigación histórica? ... ¿No es la socio- convertirse en uno de los lugares comunes en las
logía el intento de producir una ciencia pr7tendidamen_te controversias sobre el carácter de la sociología),
exacta (o sea, positivista) de los hechos socrales, es decir, argumentando que «con la extensión de los par-
de la política y de la historia; con otras palabras'. no ~s tidos de masas y su ligazón orgánica con la vida
una filosofía en embrión? ¿No ha tratado la soc10logia
de convertirse en algo semejante a la filosofía de la pra- íntima (económico-productiva) de las propias ma-
< xis?. . . La sociología ha sido un intento de crear un mé- sas, el proceso por el que el sentimiento popular
todo de ciencia histórica y política basado en, y depen- se generaliza deja de ser mecánico y causal (es
diente de un sistema filosófico preconcebido, el positivis- decir, producido por el condicionamiento de facto-
mo evolucionista, contra el que la sociología reaccionó, res ambientales y otros semejantes), para conver-
pero sólo de modo parcial ... [La sociología] es, por tanto,
la tentativa de derivar 'experimentalmente' las leyes de tirse en consciente y crítico» 11 •
evolución de la sociedad humana, de tal forma que se El propósito fundamental de Gramsci era pre- 1}
pueda 'predecir' que el roble ,brotará de .su s~milla. El sentar al marxismo como una concepción filosófica. ¡
1
evolucionismo vulgar es la ra1z de la soc10logia'. P?r lo El concepto fundamental del marxismo ortodoxo,
que ésta será incapaz de auparse hasta :1, conocrm1ent? nos dice, es que « ... la filosofía de la praxis es
del principio dialéctico de la transformacron. de la canti- 'autosuficiente', que contiene en sí todos los ele-
dad en cualidad. Tal salto perturba cualquier forma de
evolución, cualquier ley de uniformidad entendida al mentos necesarios para la construcción de una cos-
modo del evolucionismo vulgar» 9 • movisión total e integral, de una filosofía y ~eoría
completas de la ciencia natural. No sólo esto, sino
Sin embargo, Gramsci no llegó más allá en su también todo lo que se necesita para dar vida a
elaboración de un principio o método dialéctico, una organización práctica integral de la sociedad,
\ ni demostró su eficacia con la investigación de una es decir, para llegar a ser una civilización total in-
secuencia específica de acciones. Tampoco nos legó tegral» 12 • Antes de detenernos con mayor detalle
análisis básicos de ninguna explicación o teoría en las críticas que pueden hacerse a estas ideas,
propias de la sociología moderna, en los que mos- tan divergentes del pensamiento del propio Marx
48 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 49
(fue quizá en este sentido en el que ~~rx declaró ci6n 13 • En la obra de Korsch, quien también co-
que «no era marxista»), puede ser util, hacer un menzó presentando al marxismo como filosofía
comentario general. Ahora es mucho mas dudoso -de modo muy parecido a Lukács- 14 , al defen-
que en los tiempos en que Gramsci escribía que el der que el marxismo como filosofía materialista
marxismo pueda ser capaz de llevar a cabo su era la expresión teórica del proletariado revolucio-
grandiosa misión de proporcionar los elementos nario, del mismo modo que el idealismo alemán
intelectuales y culturales necesarios para una nue- lo había sido de la burguesía revolucionaria 15 , la
va civilización. En los países socialistas donde el sociología y los elementos sociológicos del mar-
marxismo es la ideología oficial, parece que se le xismo fueron adquiriendo gradualmente una im-
acepta en el mejor de los casos a regañadientes, portancia mayor. En un ensayo de 19 37 16 , Korsch
muy lejos del entusiasmo que deber~a pro~~ar examinaba la «relación entre el marxismo y el
una nueva perspectiva moral; y ~a vid~ practlca pensamiento sociológico moderno». Sin embargo,
en sociedad parece someterse al mismo upo de va- tras un rápido rechazo de Comte y una caracteri-
lores (centrados en las condiciones materiales de zación de la «sociofogía de los siglos XIX y xx
vida, carrera y ocio) que rigen en las sociedades oc- que comenzó con Comte y fue propagada por Mill
cidentales. Además, fortuitamente o no, el mar- v Spencer» como una «reacción contra el socia-
xismo ha dado lugar en muchos países socialistas lismo moderno», apenas se ocupaba de ningún
a una opresión política y un empobrecimiento cul- estudio sociológico moderno. Se limitaba a formu-
tural que suponen, para muchos observ~d?:es, .'!11 lar cuatro principios básicos del marxismo como
declive notable respecto del grado de civilizacion «la ciencia social genuina de nuestro tiempo» y
que había sido alcanzado previamente .. Así pues, como instrumento práctico de la lucha de la clase
parece más plausible defender que ha sido el «so- obrera: 1) el principio de especificación históri-
cialismo »en sus diversas formas, más que el «mar- ca («Marx comprende todos los hechos sociales
xismo» como filosofía total, el que ha engendrado, en el marco de una época histórica específica»);
hasta ahora, los elementos de una nueva civiliza- 2) el principio de aplicación concreta (que parece
ci~. . da referirse a la base empírica de la crítica marxista
Aunque Gramsci deseaba estaOlecer un. ~í~ de la familia burguesa, las relaciones de propie-
separación entre el marxismo como cosmovis1on y dad, etc.); 3) el principio de cambio revolucio-
la sociología como ciencia social, no negó todo va- nario, en contraposición a las teorías evolucionis-
lor a ésta como «compilación empírica de observa- tas, y 4) el principio de la práctica revolucionaria,
ciones prácticas» que, como estadística, ~ es decir, la tentativa de descubrir por medio
ofrecer, por ej'emplo, una base para la planifica- del análisis y la crítica las tendencias principa-
Bottomore, 4
50 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 51
les del desarrollo social futuro y de posibilitar un sistía en el análisis de todos los fenómenos socia-
compromiso consciente y racional con el proceso les en relación con la economía, y en su concep-
histórico. ción de la economía como un fenómeno histórico.
En su obra fundamental, Karl Marx, Korsch En un fragmento redactado para una posterior re-
elaboraba estos principios y señalaba con mayor visión de su libro, Korsch defendía que la dife-
claridad el nuevo rumbo que había tomado su rencia fundamental entre la sociología y la teoría
pensamiento, cada vez más distante de las pre?cu- social marxista estribaba en el hecho de que la
paciones fundamentalmente filosóficas de qumce sociología examina el sistema de relaciones socia-
años atrás: les como un terreno que puede ser investigado au-
tónomamente, mientras que para el marxismo no
«En la posterior evolución del marxismo, el principio puede entenderse sin un análisis previo de la eco-\
materialista crítico que Marx había elaborado empírica- nomía: En este aspecto, la ciencia materialista
mente .. . fue convertido en una filosofia social general ... de la sociedad de Marx no es sociología, sino eco-
De semejante distorsión del profundo sentido empírico
y crítico del principio materialista no había más que un
nomía política 19 • Esta argumentación ha seguido
paso a la idea de que la ciencia histórica y económica del siendo una de las cuestiones centrales en todas las
marxismo debía basarse en los cimientos no sólo de una críticas posteriores de los marxistas a la sociología.
filosofía social sino también de una filosofía materialista Sin embargo, conviene señalar que Korsch dibujó
general que e~globara a la naturaleza y a la sociedad, 17o la teoría marxista de la sociedad de un modo muy
de una interpretación filosófica general del universo» •
abstracto y se ocupó muy poco de problemas em-
píricos, tales como la evolución del capitalismo en
En el capítulo final resumía así sus concep-
el siglo xx o los que pudieran derivarse de los cam-
ciones: bios en la estructura económica o en el sistema de
«La tendencia fundamental del materialismo histórico clases -tal y como los habían planteado Bemstein
ya no puede ser 'filosófica'; aquél ha de c~mvertirse en y los austromarxistas. De hecho, Korsch no hace
un método científico empírico que proporcione el punto una sola referencia a las ideas de estos autores, y
de partida para una verdadera .solución de .l~s. proble- tampoco a ningún estudio económico o socioló-
mas que el materialismo naturalista y el .i::osittvist~ sólo gico reciente. En su exposición, el marxismo se-
solucionaron en apariencia, dada su asuncion ecléctica de
los métodos de la ciencia natural en la ciencia social» •
18 guía siendo una doctrina de mediados del XIX que
se definía sobre todo en contraste con la economía
El elemento sustantivo más importante del libro política de Adam Smith o Ricardo.
es el acento puesto por Korsch qu: la c~ntribu- 1
er: Más tarde, Korsch se separó por completo del
ción fundamental de Marx a la ciencia sooal con- \ marxismo, aunque sin someterlo a una crítica sis-
52 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociolocrfa
o 53
20
temática , pareciendo orientarse hacia una visión primer encuentro giró en torno a Marxism and
22
filosófica de la sociedad de características más per- Philoso phy (Marxismo y filosofía), trabajo de
sonales y subjetivas. En unas notas preparadas ~orsch que estaba próximo a publicarse. Este
para una gira de conferencias por Europa en 1950, libro y la obra de Lukács Historia y conciencia de
que circularon multicopiadas bajo el título de clase se convirtieron en el mejor acicate dentro
«Diez tesis actuales sobre el marxismo» 21 , seña- del pensamiento marxista para el desarrollo de una
laba: «Carece ya de sentido plantear el problema forma específica de marxismo, distinta tanto de
de hasta qué punto la teoría de Marx y Engels es la doctrina metafísica oficial conocida como «ma-
todavía válida teóricamente y susceptible de apli- terialismo dialéctico» o «marxismo-leninismo»
cación práctica. Todos los intentos de restaurar la cuanto de la ciencia social positivista (a pesar d~
totalidad de la teoría marxista en su función de que en los primeros años una parte de los colabo-
teoría de la revolución social de la clase obrera radores del Instituto -Grünberg, Wittfogel,
son ahora utopías reaccionarias ». Y de ahí pasaba Grossman -seguían teniendo una orientación
a formular lo que estimaba ser el primer paso en más positivista). Como ha señalado Lichtheim «lo
la «reconstrucción de una teoría y una práctica que vemos aqm, no es tanto un reencuentro con ' el
revolucionarias» . Este deseo de una nueva teo- núcleo auté?~i~o del ~arxismo, cuanto el resurgir
ría revolucionaria y de una nueva actividad política, de una tradic10n filosofica que puede denominarse
sin embargo, ya no va envuelto en un esquema teó- con toda razón, hegeliana» 23 • '
rico que proporcione (como lo hacía el marxismo) Las figuras más influyentes del Instituto de
una teoría sistemática de la sociedad o una cosmo- Fra~kfurt -Horkheimer, Adorno y Marcuse-
visión filosófica general; al parecer, ha de brotar volvieron a ocuparse de los mismos problemas que
simplemente del juicio moral o filosófico indivi- los jóvenes hegelianos de 1840. Ante todo su-
dual (caprichoso, en sentido hegeliano), de una braya?~ la impo~tancia del elemento subjeti~o en
lectura puramente subjetiva de la historia humana. I~ a~tivid_a,? practica, conferían mayor autonomía y
Desde este punto de vista, la evolución del pen- sigmficac10n a la superestructura cultural y dedica-
samiento de Korsch sigue un camino paralelo a la ban su esfuerzo a la elaboración de una especie
de algunos pensadores relacionados con el Institu- de «crític~ crítica~>, como la que Marx había pues-
to de Frankfurt, que también habían partido de to en la picota. Sm duda , existían diferencias con-
un punto de vista semejante. De hecho, Korsch siderables entre la situación de 1840 y la de 1930.
participó en la «Primera semana de trabajo mar- Desde entonces habían surgido numerosas corrien-
xista» en 192 2, de donde surgió el Instituto de tes intelectuales basadas en el hegelianismo desde
Frankfurt . G ran parte de las discusiones de este el cual criticaban al positivismo; sobre t~do, se
La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 55
54
, . o te la sociología comtiana en términos tales que po-
habían dado numerosos cambios econom1cos. y p -
dían aplicarse también a otras teorías.
líticos --especialmente el desarrollo del ~sr¡nª
político Y social de la URSS Y el aschlso e
cismo-- que planteaban nuevos pro emas ~ .ª1
ªr «El estudio de la sociedad tenía que ser una ciencia
capaz de hallar leyes sociales de validez análoga a la de
reflexión crítica. Pero hay un tema .que une et1- las leyes naturales y físicas. La práctica social, especial-
sivamente a los filósofos frankfuruanos con o~ mente en lo referente al cambio del sistema social, que-
daba estrangulada por la inexorabilidad. La sociedad ve-
jóvenes hegelianos: la ausencia de la clase. obrera. nía pensada como un ente gobernado por leyes raciona-
Marx había superado a los jóvenes hegelianos al les dotadas de necesidad cósmica ... El rechazo positivista
formular una :filosofía de la praxis, un~ nueva co~- de la metafísica. . . se unía al rechazo de la exigencia hu-
. , de la actividad práctico-crítica a traves mana de alterar y reorganizar las instituciones sociales
cepc1on l . d f erza de acuerdo con la voluntad racional» 24 •
de su descubrimiento del pro etaria o como . u.
material de la vida social, en la que la actividad Pero, a pesar de que la crítica filosófica del po-
revolucionaria y la crítica teórica estaban, o h~ sitivismo fue siempre una constante fundamental,
bían de estar, unidas. Los per:sado~~s de Franu~ no agotaba toda la labor del Instituto, cuya mayor
furt se encontraban con una s1tuac1on en la ~ 1 \ parte exploraba nuevas cuestiones de importancia
la clase obrera había dejado, o al menos as1 o fundamental para el desarrollo de la teoría social
creían ellos, de ser revolucionaria. Desde ~~taco~ marxista. Esto se aplica muy especialmente al in-
vicción tuvieron de dirigirse a. una. noc1on pre- tento de integrar la psicología y el psicoanálisis en
marxista de la actividad revolucionaria, ~n l~ qu; J el marco teórico marxista y de usar este tipo de
esta aparecía como producto de la «conciencia cri- conocimientos para analizar el nuevo y perturba-
tica» revolucionaria. El verdadero alcance de esta dor fenómeno del fascismo.
. . , so'lo se hacía totalmente patente en El trabajo en estos campos se llevó a cabo bajo
( onentac1on · d M
estos últimos años, en los últimos escritos e ~ la influencia de Erich Fromm, quien estuvo rela-
cus así como en los trabajos de una generac1on cionado con el Instituto desde el comienzo de los
e jóvenes pensadores asociados con la «escuela de años 30 hasta 1939, en que se separó de él, fun-
Frankfurt» de la posguerra, de la que paso a ocu- damentalmente a causa de su decreciente radica-
lismo. En el primer número de la revista del Ins-
\ parrne. . 1 fil'
l... La crítica de la sociología realizad~ P?r os o- tituto, Zeitschrift für Sozialforschung (1932),
sofos de Frankfurt fue sobr~ ~odo md1recta, po~ Fromm publicó un ensayo sobre «El método y las
medio de la crítica del posittv1smo, aun9~e Mar- tareas de una psicología social analítica» 25 , en don-
cuse en Razón y revolución rechazase exphc1tamen- de defendía que el psicoanálisis (aunque en forma
56 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 57
revisada) podía enriquecer la concepción marxista pendencia es «particularmente cierta para el fac-
de la naturaleza humana y contribuir a la tarea de tor económico y su evolución, la cual, aun depen-
proporcionar una más exacta descripción de las diendo de condiciones objetivas, tales como las
relaciones entre la base económica de la sociedad fuerzas productivas naturales, la técnica y los fac-
y la superestructura ideológica. En un estudio pu- tores geográficos, se lleva a cabo según sus pro-
blicado posteriormente acerca de la evolución d~ pia::. leyes» 27 . Sin embargo, los temas de estudio
la personalidad en la sociedad moderna, el aut.ori- del Instituto fueron, cada vez más , de carácter
tarismo y la psicología del nazismo, Fromm dibu- filosófico, especialmente tras la vuelta a Alemania
jaba en un apéndice su teoría del «carácter social» , en 1949. Los autores de la «teoría crítica» se
y resumía así sus ideas: ocupaban ahora de criticar la cultura de masas ,
los aspectos negativos, a su juicio, del racionalis-
«Las fuerzas económicas son eficaces , pero han de ser mo de la Ilustración, el predominio intelectual del
entendidas como condiciones objetivas, no como motiva- pensamiento científico y tecnológico. En gran me-
ciones psicológicas; las fuerzas psicológicas actúan, per? dida, sus ideas confluían en la crítica general al
han de ser entendidas como algo históricamente condi- positivismo, haciendo resurgir los debates meto-
cionado ; las ideas influyen , pero han de ser comprendidas
como enraizadas en la totalidad de la estructura caracte-
dológicos de finales del xrx e introduciendo nue-
rial de los miembros de un grupo social. .. En otras pa- vas cuestiones, especialmente procedentes de la
labras, las condiciones sociales influyen en los fenómenos filosofía lingüística 28 • Al tiempo, abandonaron
ideolócricos por medio del carácter ; el carácter , por su toda relación significativa con la teoría marxista.
parte, no es el resultado de una adap tación pasiva a .l~s
0
Este desarrollo intelectual se percibe con mayor
condiciones sociales sino el producto de una adaptac1on nitidez en los escritos de Marcuse y de aquellos
dinámica en base a' elementos que o bien son biológica-
mente inherentes a la naturaleza humana o bien se han otros -fundamentalmente Habermas y Well-
convertido en inherentes a ella como resultado de la mer- que pueden ser considerados como la últi-
evolución histórica» 26 . ma generación de la Escuela de Frankfurt antes
de su virtual disolución a fines de los años 60.
La obra de Fromm tenía una orientación más En One-Dimensional Man [El hombre unidi-
empírica y positivista que la de muchos otros mensional] 29 , Marcuse mantenía la tesis de que l
miembros del Instituto; particularmente, cuando en las sociedades industriales avanzadas el progre-
reconocía que las fuerzas económicas, psicológi- so de la ciencia y de la técnica se ha convertido en
cas e ideológicas de la sociedad, aun siendo inter- un nuevo modo de dominación, en un sistema de
dependientes , tenían un cierto grado de indepen- control social que, al realizar la integración social
dencia. En relación con ello, escribía que esta inde- y cultural de la clase obrera en la sociedad, ha eli-
58 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 59
minado cualquier fuerza real capaz de llevar a ra como fuerza revolucionaria, agente histórico(
cabo un cambio histórico radical hacia un nuevo único, portador de una nueva forma de civiliza-
tipo de sociedad: ción. Del mismo modo, tanto Habermas como
Wellmer se apartan del marxismo con su teoría
«La teoría crítica de la sociedad [es decir, el marxismo] de que la importancia de las clases sociales ha
se vio influida, en sus orígenes, por la presencia de fuer- disminuido decisivamente o es una magnitud des-
zas reales ... que, dentro de la sociedad establecida se
movían (o podían ser empujadas a moverse) hacia la rea- preciable en las sociedades capitalistas contempo-
lización de instituciones más racionales y libres mediante ráneas 31 ; con su énfasis sobre la superestructura
la abolición de las existentes, que se habían convertido cultural entendida como el terreno (la base eco-
en obstáculos para el progreso. Tales eran los cimientos nómica ha dejado de serlo) en donde habrán de
empíricos de la teoría... Sin la existencia de aquellas desarrollarse los cambios radicales; quizá, sobre
fuerzas, la crítica de la sociedad seguiría siendo válida y
hasta racional, pero se mostraría incapaz de traducir su todo, con su crítica general de lo que consideran,
racionalidad en términos de práctica histórica.» con razón, residuos positivistas en la misma obra
de Marx, los cuales, en su opinión, invalidan sus
Y concluye: «La teoría crítica de la sociedad pretensiones de ser un camino para el estudio de
carece de conceptos que puedan llenar el vacío la sociedad.humana.
entre el presente y su futuro; al no hacer prome- Dos rasgos generales pueden destacarse en el
sas, al no conseguir éxitos habrá de ser negativa desarrollo de un marxismo filosófico opuesto a la
y así permanecerá» 30 • Lo que aquí se revela es...., sociología . El primero -más patente en la obra
la testaruda implicación de este concreto «teórico tardía de la Escuela de Frankfurt- es la vuelta
crítico» con una interpretación subjetiva y arbi- a un enmarque intelectual pre-marxista, en el sen- ,
traria de la historia que prescinde de toda cone- \ tido de que se halla más próximo a Hegel que a
xión con un movimiento social o con un corpus Marx. Y como ha señalado Lichtheim, «si caemos
teórico accesible a todos y dotado de los criterios en la cuenta de que el pensamiento contemporá-
conforme a los que puedan ser juzgadas sus afir- , neo reproduce la problemática de una situación
maciones. Igualmente aparece un abandono defi- histórica anterior -es decir, aquella de donde sur-
nitivo de cuanto pudiera llamarse teoría marxista, gió el marxismo-, tenemos derecho a suponer
pues elimina dos elementos imprescindibles del que se debe a que la relación entre teoría y prác-
pensamiento marxista: el concepto de la signi- tica se ha convertido de nuevo en un problema
ficación fundamental, «progresista» de la evolu- idéntico al que representaba para los seguidores
32
ción del sistema económico, muy especialmente de \ de Hegel en 1840» • Me ocuparé del problema de
la economía capitalista; y la idea de la clase obre- la relación entre teoría y práctica en el capítulo
60 La sociología marxista 3. Marxismo contra sociología 61
próximo, pero parece adecuado en este momento un tipo más estable de capitalismo del bienestar
adelantar alguna de las cuestiones que surgen de la no igualitario, tras 1945, los pensadores que que-
exposición precedente. El desarrollo de un mar- ,... rían seguir manteniendo la esperanza revoluciona-
xismo hegelianizado fue sobre todo una respuesta ria en una transición del capitalismo al socialismo
a las incertidumbres sobre la fundamentación teó- se vieron impulsados a adoptar una interpretación
rica de la práctica revolucionaria en las condicio- diferente del marxismo: una interpretación que
nes políticas que aparecieron durante el siglo xx: otorgaba la mayor importancia a los elementos sub-
el colapso de la socialdemocracia alemana y la jetivos -la conciencia y el compromiso revolu- ,
II Internacional al inicio de la Primera Guerra cionarios- en la actividad práctica. Sin duda, se-
Mundial (lo que puede ser interpretado como con- } mejante interpretación podía revestir formas di-
secuencia de su «reformismo», y éste, a su vez, versas: Lukács, Gramsci y Korsch al inicio de los
como resultado de su versión evolucionista y cien- años 20 veían la conciencia revolucionaria encar-
cista del marxismo); el éxito, por el contrario, de nada en el Partido Comunista, mientras que los
la revolución rusa, gracias a las acciones de una ¡ filósofos frankfurtianos la consideraban ante todo
vanguardia revolucionaria; el evidente declive del como un atributo de los intelectuales marxistas.
compromiso revolucionario de la clase obrera en Pero en ambos casos, y en otros que sólo se dife-
Europa Occidental y, en contrapartida, el ascenso renciaban de éstos en cuestiones de matiz, había
de movimientos activistas de derechas; las decep- una misma afirmación sobre la posesión de un
ciones derivadas de la consolidación del reg1men punto de vista privilegiado sobre la verdad histó-
stalinista en la URSS (que se legitimaba apelando \ rica que se oponía a las descripciones meramente
al marxismo como «teoría científica») y de su ex- empíricas, sociológicas de los hechos históricos con
tensión posterior a otros países de Europa Orien- toda su embarazosa fealdad.
tal. De modo más general, podemos decir que el El segundo aspecto, muy curioso, de la evolu-
marxismo como teoría más o menos determinista ción del marxismo filosófico ha sido que, pese a
de la evolución social tenía evidentemente un ma- haberse iniciado como una crítica marxista de la
yor atractivo cuando el curso de los acontecimien- sociología, se ha despegado progresivamente de al-
tos parecía realmente conducir hacia el socialismo gunas de las ideas fundamentales (y más influyen-
y podía afirmarse confiadamente que «la historia tes) de la teoría marxista y, al tiempo, se ha apro-
está de nuestra parte». Pero cuando la corriente ximado a los conceptos y métodos propios de al-
de la historia adoptó un aspecto menos agradable, gunas modalidades sociológicas recientes. En un
con los regímenes totalitarios, fascistas o estalinis- sentido amplio, se ha dado una confluencia del
tas, o con el establecimiento de lo que parece ser marxismo fenomenológico con la sociología feno-
62 La sociología marxista 4. Teoría y práctica
menologista y, en este proceso, se ha perdido algo
específico. El principal objeto sometido a crítica
en el campo del pensamiento lo constituyen ahora
los elementos positivistas en las ciencias sociales,
no las teorías burguesas de la sociedad. En la es-
fera de la vida práctica lo es ahora la «sociedad
tecnológica», no el capitalismo. Sin duda, esos
blancos de la crítica están unidos, como lo esta-
ban capitalismo y pensamiento burgués en la teo-
ría de Marx, dado que se considera al positivismo
(en cuanto «razón instrumental») como la forma
dominante de pensamiento engendrada por la so-
ciedad tecnológica y, a su vez, funciona como una
ideología que mantiene y refuerza las instituciones
de dicha sociedad. Lo que no queda en absoluto
claro -como también sucedía en el caso de los
jóvenes hegelianos- es el sentido preciso en que
esta «teoría crítica» postmarxista puede ser con-
siderada políticamente radical o revolucionaria.
En los años 60 se dio una cierta confluencia, en
gran medida fortuita, y en cualquier caso corta,
con el radicalismo del movimiento estudiantil;
pero sus esfuerzos han ido dirigidos ante todo a
interpretar el mundo, y no a cambiarlo. Lo que
comenzó como una doctrina activista parece haber
acabado, al menos por ahora, en una contempla-
ción pesimista.
La idea de la unión entre la teoría y la práctica
ocupa un lugar clave en el pensamiento marxista.
Esta idea se originó en las discusiones entre los
jóvenes hegelianos hacia 1840. Muy especialmente
aparecía en el libro que publicó en 1838 August
Cieszkowski con el título de Prolegomena zur His-
toriosophie [Prolegómenos a la historiosofía] 1•
Ciezskowski defendía que como los hombres, gra-
cias a la filosofía hegeliana, ya habían alcanzado
el saber absoluto, el próximo paso en su evolución
no podría ser otro que la aplicación de ese saber
a la tarea de transformar el mundo:
65
Bottomore, 5
1
La sociología marxista 4. Teoría y práctica 67
66
el Estado . . . será lo Ultimo ... El ser y el pensar estáf' des- que él había apuntado. La gran hazaña de Marx
tinados a anularse en la acción; el arte y la filoso ta en fue la construcción de una teoría social que, aun-
la vida social, para resurgir y desarrollarse como la forma que tenía un carácter universal en cuanto instru-
más alta de la vida social» 2 • mento para el análisis de todas las sociedades hu-
manas, era ante todo una teoría sobre la clase
Ciezskowski aludía a esta práctica social q~e.. . ._ obrera en la sociedad capitalista. Al tiempo que
brota del saber absoluto con los nombres de «pra~ explicaba el desarrollo de la clase obrera, su teo-
tica post-teorética» o «praxis»; en el~a se habia ría proporcionaba un análisis de la sociedad y de
de alcanzar la suprema síntesis concebible del ser la historia que podía ser asumido por la conciencia
y del pensar. El conjunto de las ideas en que se obrera y servir de guía a su práctica política. Así
basaba esta concepción marcó profundamente la pues, en la teoría de Marx la clase obrera -en
teoría de Marx 3 y algunos otros ~esarroll?s pos- cuanto grupo social real e identificable, en cuanto
teriores del marxismo. Ciezskowski, por e1emplo, sujeto colectivo-- realiza la unidad de teoría y
hacía una distinción entre «hechos>~ Y. «actos»: los práctica. Ahora bien, esta noción puede ser inter-
primeros abarcan aquellos acontecimi~ntos que la pretada de muy diversas maneras que deben ser
conciencia humana sólo puede ~<explicar Y trai:s- distinguidas unas de otras. En la versión de Lu-
fi.gurar», pero no determinar! ,mientras q'.1; los ul- ~ el conce to reviste formas hegelianas cuarufo
times son fruto de la reflexion y la ~ccion cons- se defuie al próletariado como el sujeto-objeto
ciente. Tal distinción se encuentra evidentemente idéntico del proceso histórico_, con lo que reapa-
en estrecha correspondencia con la de Marx entre rece el concepto hegeliano de saber absoluto como
la «prehistoria», en la que la vida social del hom- saber de la verdad suprema sobre la historia 5.
bre se encuentra determinada, en su mayor Pª:-te, Este saber absoluto proporciona así una guía infa-
por fuerzas externas , y el período que .se ~veci~a, lible para la actividad práctica (una idea de Ciezs-
en el cual los hombres «harán su propia ~ustona» kowski), con lo que el intelectual marxista--como
de modo consciente y deliberado , esta?leciendo un individuo o, como parece ser la idea de Lukács, en
control racional sobre la naturaleza, incluyendo a cuanto colectivo, en cuanto Partido Comunista-
su propia naturaleza. . . es capaz de determinar sin temor a errores la línea
Pero, como señala Lobkowicz, el tratam;e~to adecuada de actividad política que la clase obrera
por Ciezskowski de los problemas ¿e la pr~ctica debe seguir en cada fase histórica de su desarrollo. \
social era aún muy vago y abstracto . Tan solo en Ideas semejantes, con ciertas diferencias de matiz, .
la obra de Marx habrían de adquirir, ~nalmen:e un expresa Marcuse en su Hombre unidimensional;
enorme significado práctico y político las ideas de algún modo misterioso , el «teórico crítico» es
68 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 69
capaz de auparse al puesto de supremo juez de la \ _., . relaciones económicas, sociales y políticas, ejerce
irracionalidad de la sociedad presente o al de árbi- su influencia sobre la teoría, planteando nuevos /:'
tro de las «verdaderas» necesidades de todos los problemas y cuestionando algunas de las proposi-
hombres. ciones que constituyen o se derivan de la teoría./
J En la obra de Marx, sin embargo, este concepto En resumen, el problema de la praxis, de la rela-
l e saber absoluto no tiene cabida; incluso se le ción entre la teoría y la práctica, no puede resol-
somete a una lacerante crítica por ser una pura verse adecuadamente tan sólo desde el lado de la
abstracción, producto del intelectual abstracto que teoría, como si fuera una cuestión susceptible de
se dedica a interpretar la sociedad y la historia por solución definitiva a partir de determinados es-
medio de la intuición 6 • Si entendemos la teoría quemas generales o filosóficos, sino que necesita
marxista como algo que se ha desarrollado en con- ser examinado también desde el punto de vista de
traposición a semejante concepción y metodología la práctica, tomando en cuenta y llevando a cabo )
idealistas, como una ciencia empírica de la socie- los cambios en la teoría que el desarrollo de nue-
dad basada en el análisis de los modos materiales vas formas de vida social pueda exigir, y otorgan-
de producción, entonces tenemos que señalar hasta do la importancia debida a la investigación empí-
qué punto semejante orientación exige una rela- rica de la propia praxis, es decir, de la intercone-
ción diferente entre teoría y práctica. Pues el co- xión social e históricamente condicionada entre
nocimiento engendrado por la ciencia, lejos de ser una teoría y una práctica.
«absoluto», es hipotético y perfectible, y sólo de Desde esta perspectiva, el estudio realizado por
forma limitada se le puede considerar capaz de Bernstein sobre los cambios experimentados por el
proporcionar seguros cimientos para la práctica capitalismo y otros trabajos críticos posteriores
«correcta». Así la praxis cobra un carácter dis- son investigaciones perfectamente legítimas del
tinto. Deja de ser una práctica social informada problema de la praxis, al abandonar la pregunta
por la teoría, en el sentido de una actividad auto- / de cómo la práctica social puede encajarse den-
consciente e indeterminada de individuos o grupos tro de un concreto sistema filosófico y al plantearse
sociales que parten de la total comprensión de la cómo puede desarrollarse un sistema teórico, re-
verdad del proceso histórico, p~tirse en visable empíricamente, que describa con exactitud
el conjunto de acciones basadas en el conocimiento y explique adecuadamente las tendencias de la
parcial perfectible adquirido por el estudio em- práctica social. Al propio tiempo, estos estudios
pmco de la estructura social y los acontecimientos suscitan otra cuestión, un problema que ha estado
\ históricos. propio tiempo, también ha de seña- en el centro de los debates sobre la praxis mar-
larseque la práctica, el desarrollo concreto de las xista desde :fines del XIX: a saber, el de la relación
70 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 71
entre ciencia y ética. Todos aquellos intelectuales de emplearse, por ejemplo, para demostrar la su-
que tomaron partido a favor de una opción genéri- perioridad moral del socialismo. Max Adler, como
camente positivista y aceptaron la distinción entre ya hemos visto, se enfrentó con alguno de estos
hechos y valores, tuvieron que enfrentarse con di- interrogantes asimilando los impulsos morales y
versas dificultades en su propia interpretación del el conocimiento científico a los procesos causales,
propio movimiento socialista. Si entendían la his- defendiendo que los primeros eran también facto-
toria como un proceso estrictamente causal, te- res causales susceptibles de ser investigados y ge-
nían que considerar al movimiento socialista como neralizados por la sociología. Pero semejante pos-
un fenómeno necesario y determinado, y a la transi- tura no resuelve todas las dificultades. Ante todo,
ción al socialismo como un proceso inevitable. Con no queda claro si las decisiones éticas y el saber
este bagaje, los impulsos y los fines morales ca- empírico o teórico, agentes causales todos ellos de
recían de sentido, y la política socialista podía ser la evolución de la vida social, son también pro-
presentada (por ejemplo, por Kautsky) como una ductos de un proceso causal, es decir, meros acon-
tecnología social, éticamente neutra, basada en la tecimientos empíricos que no pueden ser evalua-
ciencia de la sociedad. Otros, por el contrario dos en cuanto a su adecuación, verdad o validez.
-muy especialmente Bernstein y Vorlander- 7 , Aún más, Adler parece estar persuadido, en forma
mantenían que la ciencia social marxista necesita muy parecida a la del propio Marx, de que la ten-
un suplemento de teoría ética para que el socia- dencia general de la evolución social es progresiva
lismo pueda aparecer como algo superior desde un y de que, por alguna feliz coincidencia, el des-
punto de vista moral y, por tanto, como algo por arrollo efectivo de la vida económica y política va
lo que merece la pena luchar. Pero tal yuxtaposi- acompañada de la realización de una sociedad mo-
ción de ciencia social y teoría ética no resolvía, por ralmente superior.
sí sola, los problemas principales. Además se hacía Al otro lado del espectro, los marxistas he-
necesario investigar el modo en que una teoría gelianos rechazaban la diferencia entre hecho y
determinista de la evolución social podía reconci- valor, entre ciencia y ética. No puede tomarse
liarse con la posibilidad de una elección moral (en la vida social, mantenían, como un objeto que la
el contexto de un único mundo «natural» o «fe- ciencia sea capaz de describir y analizar desde el
noménico»); y, más allá, dando por sentada la exterior. En este campo, los hombres son simul-
realidad de una decisión moral y la existencia de táneamente objetos y sujetos; el desarrollo de su
una pluralidad de ideales morales, habría que ex- saber acerca de la sociedad supone un aumento de
plicar la forma en que podrían resolverse los con- su propia autoconciencia y representa un avance
flictos éticos, y qué clase de argumentación habría en su propia liberación. Para ellos, saber y acción
72 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 73
forman un todo indisoluble; la toma de concien- lo hace Hegel al idealizar el Estado prusiano, bien
cia respecto de su propia situación indica al mismo a la manera de Lukács cuando idealiza la revolu-
tiempo a los hombres el modo en que deben de ción rusa ; en estas condiciones, ¿cuál de estas in-
obrar. En su versión marxista, tal concepción he- terpretaciones puede ser descartada sin recurrir a
geliana revestía características especiales: el suje- aquel tipo de crítica, científica y moral a la vez,
to se convertía en un sujeto colectivo, una clase que Marx fue el primero en dirigir contra el sis-
social, al tiempo que el proceso de apropiación de tema hegeliano?
una mayor autoconciencia venía a culminar en la No es mi intención proceder ahora un examen
conciencia de clase del proletariado. Pero esta po- a fondo de los problemas que plantea la teoría
sición tampoco consigue solventar todas las difi- ética marxista 8 • Me limitaré a subrayar su peso en
cultades que surgen en las relaciones entre teoría la sociología marxista, y muy especialmente cómo
y práctica. En primer lugar, iguala en determinis- pudieran influir sobre una concepción marxista de
mo a la anterior, a la postura positivista. La di- la relación entre teoría y práctica social. A lo largo
ferencia estriba en que ahora la inevitabilidad de de las discusiones que se iniciaron a fines del XIX,
la evolución histórica se concibe bajo el ropaje se ha hecho cada vez más patente la necesidad de
de una «razón objetiva», y no de modo naturalista. someter a crítica, tanto ética como científica, al-
Además, los fundamentos sobre los que se basa gunas de las proposiciones fundamentales de la teo-
la afirmación de esa necesidad son mucho menos ría marxista: sobre todo, las que se relacionan con
susceptibles de discusión y crítica que en la con- el desarrollo del movimiento obrero, su interven-
cepción positivista, pues son fruto de una percep- ción en la acción política, y la naturaleza de la fase
ción especial de la lógica histórica, no de observa- de transición entre el capitalismo y el socialismo.
ciones empíricas. Es muy difícil decidir con fun- En repetidas ocasiones, desde la época de Bem-
damento entre las posiciones divergentes acerca de stein hasta el presente, ha aparecido alguien dis-
la interpretación de la historia si no existe una puesto a declararse defensor del «corazón revolu-
mínima posibilidad de proceder a algún tipo de cionario» del marxismo contra el reformismo y el
contrastación empírica. Finalmente, hay que aña- revisionismo. Sin embargo, tal declaración carece
dir que la posición hegeliana, con su insistencia de sentido a menos que vaya acompañada de un
sobre la posibilidad de alcanzar un punto culmi- análisis real de las fuerzas políticas que actúan en
nante en el crecimiento del saber, es susceptible las formas concretas de la sociedad moderna (muy
de ser usada de modo particularmente dogmático. especialmente la presencia o no de clases revolu-
La realización del «saber absoluto» puede predi- cionarias, bien como realidades existentes o como
carse de cualquier proceso histórico, bien como tendencias históricas) y de un juicio acerca del
74 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 75
carácter «progresista» o «liberador» de los mo- que más seriamente han contribuido al análisis de
vimientos y regímenes revolucionarios. la revolución: Rosa Luxemburgo, en su folleto
La idea de la revolución, en el pensamiento de de 1918 sobre la revolución rusa, y Otto Bauer,
Marx y de los marxistas posteriores, constituye ob- en varios ensayos y libros publicados entre 1919
viamente el punto clave para proceder a una dis- y 19 3 6, algunos de los cuales acaban de ver la
cusión de las relaciones entre teoría y práctica, de luz en una edición francesa reciente 9 • El trabajo
la «actividad práctico-crítica»; en consecuencia, de la Luxemburgo, como ha señalado Nettl, «no
toda sociología marxista debería ocuparse ante era fundamentalmente una discusión de conductas
todo del análisis del concepto y del estudio de las políticas concretas, sino un examen de algunos de
experiencias históricas revolucionarias. Sin embar- los presupuestos básicos de la revolución ... Lu-
go, a pesar de la importancia del tema, han sido xemburgo trataba de aplicar conclusiones sistemá-
pocos los pensadores marxistas que hayan contri- ticas bien establecidas a una nueva serie de he- -
buido críticamente y en profundidad a examinar chos» 10 • De este modo, se detenía en señalar la
los procesos de cambio revolucionario del mundo estrecha relación que existe entre revolución so-
moderno. Como hemos visto, Korsch consideraba cialista y democracia, al tiempo que criticaba a los
que la idea de cambio revolucionario, opuesta a bolcheviques por haber disuelto la Asamblea Cons-
las concepciones evolucionistas, era uno de los tituyente, por no convocar elecciones y abolir la
cuatro principios básicos de la sociología marxis- libertad de prensa y los derechos de asociación y
ta. Una idea semejante expresaba Gramsci al cri- reunión, y por recurrir de modo creciente al te-
ticar a Bujarin. Pero este postulado metodológico rror. Luxemburgo acababa señalando el peligro de
-que concibe la historia humana como un pro- que la dictadura de una clase acabase por conver-
ceso «a saltos» desde una forma de estructura so- tirse en la dictadura de un partido o de una clique.
cial a otra- quedaba en gran medida sin exami- Para Rosa Luxemburgo, la revolución significaba
nar. Pese a ser un principio provechoso como guía un movimiento popular hacia la liberación, y no
de la investigación, pese a poder esgrimir en su la puesta en pie de un régimen autoritario que
favor a la historia social, sobre todo a la contem- limitase los derechos democráticos para mantener
poránea, no se analizó en su totalidad la cuestión a los líderes revolucionarios en el poder. «Lenin»,
planteada, a saber la relación entre evolución y re- escribía, «se equivoca por completo en los méto-
volución, la asociación de revolución y violencia dos que emplea. Los decretos, el poder dictatorial
y el sentido de la revolución en un contexto de- de los directores de fábrica, los castigos draconia-
mocrático. nos, el régimen de terror no son más que paliati-
En mi opinión, son dos los autores marxistas vos. El único modo de hacer brotar algo nuevo
76 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 77
es la propia escuela de la vida pública, la más am- turar posteriormente en un sentido democrático.
plia e ilimitada democracia y opinión pública. Es También Otto Bauer analizó la revolución
el régimen del terror lo que desmoraliza». rusa 11 , a la que consideraba, por su contenido eco-
Sin embargo, Rosa Luxemburgo no llegaba a nómico y social, una revolución democrático-bur-
formular estas cuestiones con suficiente profundi- guesa dirigida, como resultado de las circunstan-
dad, aunque tal vez pudiera haberlo hecho de ha- cias particulares de Rusia, por un partido obrero.
ber vivido lo suficiente para juzgar la evolución En aquel momento Bauer esperaba que el partido
posterior de la sociedad soviética. Por eso no llegó bolchevique liberalizase su dominación, con lo
a examinar la cuestión de si era posible la transi- que aparecería más claramente el carácter burgués
ción al socialismo sin que la sociedad burguesa de la revolución; pero incluso en una república
hubiera alcanzado un estadio avanzado de desarro- burguesa, la clase obrera conservaría muchas de
llo, con altos niveles de producción y consumo, sus conquistas y Rusia seguiría siendo un poderoso
hubiera establecido prácticas democráticas sólidas factor para el desarrollo de la democracia obrera
y una amplia experiencia de ejercicio de los de- a lo ancho del mundo. Sin embargo, la aportación
rechos democráticos, y sin que se hubiera difundi- más importante de Bauer al estudio de la revolu-
do ampliamente una cultura científica y humanis- ción fue su teoría de la «revolución lenta» 12 • Bauer
ta, que suministraría un fundamento para la am- (igual que lo había hecho Marx) establecía una dis-
pliación de la libertad humana. Tal vez se hubiera tinción entre revolución política y revolución so-
negado a ser reformista al estilo de Kautsky, pero cial. La primera puede ser súbita y violenta, pero
su comentario final de que la revolución rusa sólo será poco más que el recambio de una minoría di-
podía plantear, y no resolver, los problemas, su- rigente por otra si no va acompañada de cambios
giere que para ella la implantación mundial del fundamentales en las relaciones de producción y
socialismo dependía del éxito de la revolución so- en las relaciones sociales. Los cambios en las rela-
cialista en algunos países capitalistas más des- ciones sociales, que comienzan en el campo de la
arrollados . Aún más, ella no se planteó con su- producción, abren paso a la revolución social, que
ficiente radicalidad la cuestión de hasta qué punto evoluciona con mayor lentitud. Lo sociedad so-
la utilización de la violencia revolucionaria po- cialista sólo puede construirse gradualmente, a lo
dría desembocar, de modo más o menos inelucta- largo de un amplio período, y por medio de re-
ble, en la implantación de un régimen jurídico formas radicales en muchas esferas de la vida so-
autoritario y jerárquico, convertirse en un régimen cial.
de terror, y ayudar a la aparición de actitudes e En la obra de Bauer, la revolución aparece en
instituciones sociales muy difíciles de reestruc- gran medida como un proceso de reorganización
78 La sociología marxista 4. Teoría y práctica 79
habría de ser la obtención de descripciones fruc- __, que presta explícita y claramente al terna de la co-
tíferas , el establecimiento de correlaciones signi- nexión entre teoría y práctica. Al tiempo, una de
ficativas y la formulación, a ser posible, de expli- sus grandes debilidades es su facilidad para limi-
caciones causales (que probablemente serían de · tarse a una sola especie de práctica, sobre todo
una generalidad limitada), reconociendo al mismo cuando dicha práctica se encarna en las activida-
tiempo la posibilidad de que la actividad libre y des de un partido político organizado, con lo que
consciente de los hombres pueda cambiar las leyes la teoría rápidamente se convierte en acrítica y
de las ciencias sociales. Cuestión esta última que es utilizada como un corpus de verdades estable-
me parece implícita en el pensamiento marxista, ) cidas que deben defenderse a toda costa para que
si se toma en serio la distinción entre «prehistoria» la práctica pueda seguir funcionando . Al sopesar
e «historia» 15 • Así entendido, el esquema teórico el valor y la validez de la sociología marxista por
entabla una relación diferente con la vida práctica. comparación con otros sistemas sociológicos, habrá
Como ya he señalado, esta relación no puede en- que tener en cuenta no sólo sus modelos de es-
tenderse como la aplicación de una teoría «correc- tructura social y sus argumentos explicatorios e
ta» para alcanzar la meta deseada (y prevista), sino interpretativos, sino también el modo en que aque-
como la interacción en desarrollo del pensamiento lla -y sus rivales- entienden y realizan su re-
social con la acción social, de modo que el pensa- lación con la dirección práctica de la vida social,
miento pueda autocorregirse investigando y refle- muy especialmente de la acción política.
xionando sobre la acción pasada y sus consecuen-
cias, y sea capaz de abrirse a la posibilidad de au-
ténticas innovaciones a lo largo del proceso de
autocreación humana.
No conviene creer que estas cuesiones sólo se
plantean a la sociología marxista. Toda la socio-
logía -más aún, toda ciencia social- tiene con-
secuencias más o menos intencionales, autocons-
cientes y directas sobre la vida práctica social, y
en las sociedades modernas ha surgido, de hecho,
de la idea de la necesidad de una regulación o pla-
nificación deliberada, consciente e inteligente de
la existencia social del hombre. Una virtud espe-
cífica del pensamiento marxista ha sido la atención
Bottom ore , 6
5. La sociología marxista y sus rivales
Hay muchas razones que invitan a tomar con 7
gran precaución, y aun escepticismo, todo intento
de presentar al marxismo como un sistema socio-
lógico específico. Ante todo, como debe haber acla- >
rado la discusión anterior, el propio marxismo está
muy lejos de constituir un conjunto teórico homo-
géneo o unificado. Los debates que se han produ-
cido durante los últimos cien años han originado
muy diversas interpretaciones, e incluso «escue-
las», en el seno del pensamiento marxista. Hay
una diferencia fundamental entre quienes conci-
ben el marxismo como una cosmovisión filosófica,
o una filosofía de la historia, y quienes lo ven ante 1
todo como una ciencia social general, como una
sociología. Pero aun dentro de estas amplias con-
cepciones hay muchas diferencias de opinión sobre
85
86 La sociología marxista 5. La sociología marxista y sus rivaleslt A w,Q,~ 87
diversos temas: sobre las ideas básicas del sistema pues la sociología está lejos de constituir un con-
marxista, sobre la interpretación de formas socia- junto teórico homogéneo y unificado. Desde sus
les concretas o acontecimientos históricos particu- comienzos, a pesar de la existencia de temas y
lares, y sobre la relación del análisis marxista con problemas comunes, han existido muy diversas
la decisión política en determinadas circunstancias. «escuelas», numerosos «problemas sin solución»
Para quienes consideran al marxismo como una y teorías aparentemente irreconciliables. Reciente-
cosmovisión, el papel de la sociología es incierto. mente, la proliferación de doctrinas y perspectivas
O se niega rotundamente la necesidad de una cien- ha alcanzado tal complejidad que algunos la con-
cia social general, o su función se restringe, como sideran una estimulante situación de crisis inte-
hace Gramsci, a la elaboración de «inventarios so- lectual, mientras que otros (menos optimistas) la
ciales» (es decir, a lo que propiamente debería de- ven como un estado de incoherencia prácticamente
nominarse «estadística social»). Por otra parte, total. Para poder definir las características espe- 1
una teoría específica de la sociedad podía conce- cíficas de la sociología marxista y, muy especial-
birse en estrecha dependencia de una cosmovisión mente, evaluar su validez y fertilidad respecto a
-de su ontología, su teoría del conocimiento y su otras corrientes sociológicas, necesitaríamos un
ética- de modo que la «sociología marxista» po- marco conceptual amplio, relativamente establ~, 1
dría definirse de la misma forma que la «sociolo- que nos permitiese definir lo que debemos consi-
gía cristiana», o la «sociología hindú», o tal vez derar como una «buena» teoría sociológica, un mé-
la «sociología hamanista». Pero ésta no parece ser todo «correcto» y unos criterios «aceptables» para
una idea plausible ni fértil -de hecho, no ha poner a prueba y juzgar las distintas proposiciones.
sido desarrollada ampliamente por el pensamiento Pero es esto precisamente lo gi e i-en...d.i.scusi( n.
marxista-, pues si bien toda teoría sociológica Parece suceder incluso que se están formando ex-
plantea problemas filosóficos que han de ser tra- trañas alianzas entre ciertas teorías marxistas y
tados desde el punto de vista de la filosofía de la otras no-marxistas, que proponen esta o aquella
ciencia y de la sociología del conocimiento, no es definición -positivista, fenomenológica, etc.-
cierto que la construcción y desarrollo de las teo- de la lógica de la sociología.
rías sociológicas haya dependido o dependa de la Finalmente, hay una tercera dificultad, en parte
elaboración previa, o de la referencia continua a 1 debida a lo que acabo de señalar, para definir una
una concepción global del mundo. sociología marxista diferenciada de las demás es-
Sin embargo, si seguimos a la otra corriente ' cuelas. No hay duda de que algunas corrientes mar-
principal y concebimos el marxismo como un sis- xistas han sufrido importantes influencias y han
tem a sociológico, aparecen nuevas dificultades, incorporado conceptos propios de otras tendencias
88 La sociología marxista 5. La sociología marxista y sus rivales 89
del pensamiento social; por ejemplo, de la feno- tintivo y valioso en el marxismo como sociología,
menología, del existencialismo y del estructura- señalando que mi argumentación depende de una
lismo. Aún más importante es el hecho de que el _ concepción personal del campo y los propósitos de
pensamiento sociológico haya incorporado, aunque la sociología y del marxismo que no puedo desarro-
a veces con modificaciones, muchos conceptos mar- llar ahora: una concepción de la sociolo ía~o
xistas -por ejemplo, los de clase, conflicto social una ciencia empmca ue encua ra proposiciones
o ideología- y de que algunas de las disputas so- o servacionales Cle varia índole_dentro de un de- -¡J
ciológicas más s~gnificativas hayan girado en torno terñilñado marco teórico, y 9.!!e a unta ~able- ¡;>
a ideas y teorías cuyo origen se halla en el pensa- cimiento e clasifi01ciones de los fenómeno.§ so-
miento de Marx. Hasta cierto punto puede conve- C.!!_ e~ de correlaciones funci~nales y. de on~·, -
nirse en que se está produciendo un proceso de I nes causales o cu~usales ; y una concepc10n 1
asimilación de acuerdo con la orientación expuesta ef marxismo como un intento de elaborar y des-
por Kolakowski: « ... con la gradual sofisticación arrollar una ciencia social general en este sentido.
de las técnicas de investigación en el campo de Un punto de partida útil en esta discusión pue-
las humanidades, el concepto del marxismo como de ser el esbozo por Karl Korsch de los princi-
escuela de pensamiento autónoma se oscurecerá y pios de la sociología marxista (ver más arriba,
finalmente desaparecerá por completo ... Lo que p. 49). Dejando de lado el problema de la pra-
hay de permanente en la obra de Marx será asimi- xis, examinado en el capítulo anterior, hay cuatro
lado en el desarrollo natural de la evolución cien- temas básicos en la versión de Korsch. Primer ,
tífica» 1 . Por supuesto, son posibles diversos des- ) la rimada en el análisis marxistacie la sociedad
enlaces. La sociología podría volverse más marxis- e la estructura económica lo que Korsch expresa
ta si llegasen a asentarse firmemente algunas de diciendo 7 que el marxismo es ante todQ._ff,Q11QmÍa
las proposiciones básicas de Marx en contra de las política, no sódologÍJl; swaslo, la determinación {
críticas que se le han dirigido; o, por otro lado, histórica o especificación de todos los fenómenos
una gran parte de la contribución marxista po- em-J
sociales; tercero, la inclusión de los estudios
píricos de os enómenos sociales concretos dentro
dría ser revisada radicalmente, o totalmente aban-\
donada, como resultado de nuevos descubrimien- de un marco histórico-económico general, y ~
tos, hasta tal extremo que no quedasen en el to, el reconocimiento de los cambios sociales revo-J
corpus general del pensamiento sociológico más lucionarios junto a los evolutivos, de la existencia
que vestigios de sus conceptos propios. de rupturas en la continuidad histórica en la tran-
Teniendo en cuenta todas estas dificultades, me sición de una forma de sociedad a otra.
propongo destacar lo que me parece todavía dis- En cuanto a la primera cuestión, es sin duda
90
La sociología marxista 5. La sociología marxista y sus rivales 91
uno de los principales rasgos específicos de la teo- Muchos sociólogos críticos del marxismo han
ría social marxista. No sólo porque la mayor parte destacado la importancia de factores no-económi-
de la sociología moderna ha ignorado lo referente cos en la evolución social. La impugnación más1
a la estructura económica, o le ha concedido un famosa la formuló Max Weber al explicar la fun-
papel secundario en el análisis global del sistema ción de la ética protestante en el desarrollo del
social (hasta el punto de que, a menudo, la socio- capitalismo occidental, así como con su noción de
logía ha sido considerada como la ciencia de los un proceso general de «racionalización» de la vida
aspectos no-económicos de la vida social) sino social, noción esta última destinada a completar y
también porque ninguna otra teoría socioló~ica ha
elevado el «modo de producción de la vida ma-
terial» a categoría fundamental. En otro lugar he
modificar la teoría marxista. Más cercano a nos-
otros T alcott Parsons ha adoptado una opción
más ~xt"fema, sustituyendo una interpr~t~ció~ «ma-
¡
descrito así esta diferencia:
terialista» de la historia por otra «espmtualista»:
. «A difere?cia de otros sistemas sociológicos que con- «Pienso que, en el sistema social, los elementos
c1~en la. sociedad como un sujeto autónomo y toman su normativos tienen más importancia a la hora de
existencia en el mundo natural como un dato, la teoría explicar el cambio social que los 'intereses mate-
de Marx se basa en la idea la existencia de una relación riales' de sus partes constitutivas» 4 • Sin duda, ésta
entre sociedad y naturaleza. Su concepto fundamental es
el de 'trabajo humano', visto en perspectiva histórica es una afirmación fideísta, no una demostración.
com~ el int~rcambio entre el hombre y la naturaleza, qu~ Sin embargo, es obvio que en la vida social exis-
al m.1smo t1e~po crea y transforma progresivamente las ten muchos factores no económicos (como el des-
relaciones sociales interhumanas» 3 . arrollo de la ciencia, el nacionalismo, la democra-
cia política, las creencias y las comunidades reli-
Pero esta idea fundamental ha sido criticada tan- giosas, los grupos étnicos) relativamente autóno-
to desde fuera como desde dentro del marxismo mos, pese a que puedan conectarse a ve~es. con
y el tema de la relación entre la «hase» económi~ intereses económicos, y que ejercen una sigmfica-
ca y la «sup~restri:ctura» cultural y social ha plan- tiva influencia sobre los cambios sociales y la apa-
teado conocidas dificultades de interpretación. No rición de conflictos sociales. Con frecuencia, los
es tarea fácil medir, en general o en los casos con- autores marxistas han descuidado tales fuerzas y,
cretos, la fuerza «determinante» de los cambios cuando las han tomado en cuenta, les ha resultado
económicos, frente a otras diversas influencias so- difícil incluirlas en el esquema fundamental de su
c~~les, ni ta~~oco evitar una estricta interpreta- interpretación, basado en el desarrollo del modo
cron «tecnologica» de la historia, si se afuma con de producción y de las relaciones entre las clases 5•
decisión la primacía de lo económico .
Dentro de la corriente marxista, en la obra más
92 La sociología marxista 5. La sociología marxista y sus rivales 93
aislar algunas constantes invariables que están de- flexión intelectual, y me limitaré a ejemplificar con
trás de la diversidad empírica de las sociedades un trabajo de Maurice Godelier 12 el modo en _que
h_~manas . .. >~ Co~ ello no difiere mucho de la posi- se plantea la relación entre «estructura» e «histo-
c10n en soc10logia de la primitiva escuela estruc- ria». Tras algunos argumentos triviales en los que l
tural-funcionalista que se asignaba como objetivo trata de demostrar que Marx era un estruc~ralis~a \
la búsqueda de ciertos «pre-requisitos funcionales» avant la page, Godelier hace de la preemmencia
universales de toda sociedad. La diferencia básica del análisis estructural sobre el histórico uno de 1
estriba, al parecer, en la pretensión de Lévi-Strauss ) sus temas fundamentales . «La génesis de una es-
de alcanzar niveles más profundos de la estructura, ' tructura sólo puede estudiarse siguiendo la 'guía'
y en su deseo de conectar los elementos estructura- de un conocimiento preexistente de tal estructu-)
les de la sociedad con la estructura de la mente hu- ra». Pero lo contrario es igualmente válido para
mana, y finalmente con la estructura del cerebro el análisis marxista; la estructura de una forma-
(esta es la base de su reduccionismo ). Su perspec- ción social dada (el capitalismo, por ejemplo) sólo
96 La sociología marxista
capitalismo y de las complejas relaciones entre im- <lamente los problemas planteados por la evolu-
perialismo y dependencia. ción del movimiento obrero hacia formas no re-
La última característica que Korsch señala es volucionarias en las sociedades capitalistas, lo que
el interés de la sociología marxista por los proce- puede derivar en formulaciones evolucionistas .del
sos de cambio revolucionario. Esto distingue ra- propio marxismo (como en el caso de Bemstem).
dicalmente al marxismo de aquellas teorías socio- También en este aspecto hay que criticar al pensa-
lógicas que prácticamente ignoran el cambio so- miento marxista por no haber sabido impulsar los
cial, prefiriendo dedicarse al estudio de los aspec- estudios empíricos o las reflexiones basadas en in-
tos persistentes, atemporales o cíclicos de la vida vestigaciones empíricas, que habrían hecho avan-
social, o, entienden, por el contrario, el cambio zar a la teoría del cambio revolucionario más allá
como un proceso gradual y evolutivo, debido al de sus formulaciones habituales como un modelo o
aumento de la diferenciación social, al progreso principio muy abstracto.
acumulativo del saber, o a otros factores semejan-
tes (al estilo de Spencer y Parsons). Sobre este
punto, hay dos cuestiones centrales en la teoría
marxista: la primera es la idea de la ruptura de En la exposición precedente me he esforzado
la continuidad histórica, de una transición masiva en hacer patentes los rasgos fundamentales de la
a nuevas formas de sociedad; la segunda, que el sociología marxista en cuanto ciencia empírica,
cambio social se genera por medio de conflictos indicando al mismo tiempo algunas de sus forta-
entre grupos antagónicos. En un siglo de revolu- lezas y debilidades. Ahora habría que recordar, al
ciones como el nuestro, esos elementos de la socio- considerar la cantidad de críticas que ha suscitado,
logía marxista deben resultar necesariamente más que otras teorías sociológicas han sufrido incluso
realistas y susceptibles de producir un auténtico en mayor grado los estragos de la crítica; y que
entendimiento de la evolución social que las ideas ninguna otra teoría ha demostrado mayor capaci-
mantenidas por las teorías sociológicas rivales. dad para definir y analizar los problemas significa-
Pero también aquí hay muchas cuestiones por re- tivos que plantea el desarrollo de las sociedades,
solver, algunas de las cuales hemos mencionado para formular conexiones cuasi-causales y para
en el capítulo anterior. Las relaciones entre cam- provocar debates sobre cuestiones teóricas funda-
bios evolutivos y revolucionarios necesitan de una mentales. Pero también hay que señalar que la
explicación más rigurosa; es necesario caracterizar sociología marxista -como otras muchas teo-
con mayor precisión la naturaleza de los períodos rías- es demasiado arrogante cuando proclama su
revolucionarios; y hay que examinar más deteni- capacidad para entender y explicar la vida social;
Notas
100 La sociología marxis ta