Los Conceptos de Literatura Infantil y Juvenil, Su Periodización y Canon Como Problemas de La Literatura Colombiana
Los Conceptos de Literatura Infantil y Juvenil, Su Periodización y Canon Como Problemas de La Literatura Colombiana
Los Conceptos de Literatura Infantil y Juvenil, Su Periodización y Canon Como Problemas de La Literatura Colombiana
Descriptores: Estudios literarios; Material historiográfico; Literatura del La literatura es imaginación, es lenguaje elaborado –diferente al lenguaje
siglo XX; Literatura infantil y juvenil.
cotidiano aunque no opuesto rigurosamente–, es forma, es contenido, ideas,
Abstract: three aspects of Colombian children and youth literature are crítica del mundo; es un entramado de elementos que constituyen su carácter
approached in this article: (1) the concept of children literature as an authen- ficticio, a partir del cual se aproxima a los individuos y las comunidades
tic expression of society, and also as a work of formative mediation which y sus configuraciones de universos. Ahora bien, reconocer lo ficticio de
circulates in real communicative spheres, and as inter and multidiscipline
la literatura significa saber que ella constituye una “verdad psicológica y
that is built through reading, from the receptive discursive and ideological
processes; (2) the problems of periodization faced by the idea of temporal estética”, pero a su vez una “mentira histórica” –como lo afirma Mario
and spatial series of authors and works departing from the consideration of Vargas Llosa (1986)– porque ella crea mundos posibles, paralelos al mundo
literature as cultural form; and (3) the place that theses literary expressions cotidiano, y no por ello menos ciertos.
have had in the constitution of the canon of Colombian Literature, linked
to the conceptions of children and youth literatures in Colombian social
El mexicano Alfonso Reyes (1983) la definió como una “Verdad sospe-
and human sciences and cultural studies. chosa”. Para Reyes, el objeto fundamental de la literatura es la comunicación
de la experiencia pura del ser humano, ya que ella consigue, mediante la
Key words: Literary studies; Historiographical material; 20th c. Colombian articulación de diferentes elementos expresivos, decir lo que el lenguaje
literature; Children and youth literature.
en sí mismo no puede; aquello que constituye una lucha del lenguaje con
el lenguaje mismo en medio de la cual se construye un lenguaje dentro del
Sobre los conceptos de literatura infantil y juvenil lenguaje.
Jan Mukarovsky (2000), desde la disciplina lingüística, afirmaba que
la literatura es, como todas las artes, un “hecho sígnico”, autónomo y co-
Para abordar el concepto de literatura infantil, en esta reflexión, es
municativo. Las obras artísticas, según él, actúan como signos de la cultura
necesario hacer una breve contextualización del concepto de literatura,
que expresan valor y estructura a la vez y que, como todo signo, contienen
en general, y recordar algunos asuntos mínimos, propios del fenómeno
su propio significante y su significado que les permite convertirse en he-
literario, que determinan su tratamiento y su ubicación en nuestra cultura
rramienta para la comunicación humana.
académica.1 El colombiano Alfonso Cárdenas Páez (2004), hace un interesante
Es preciso reconocer que la literatura es un entrecruzamiento de múlti- abordaje de las diferentes concepciones sobre literatura, desde el ámbito
ples elementos, que ejercen fuertes presiones en la valoración de las obras, de la pedagogía. Según él, algunas de las principales son: literatura como
de su circulación, de su poder en la construcción de imaginarios, de la “arte, expresión sublime y sentimental, creación simbólica, espiritual;
influencia en la formación de los sujetos. poesía, evasión, lenguaje ambiguo, imaginación e intuición, sensibilidad
En todo caso –y como punto de partida en esta reflexión– habría que y trascendencia, mundo creado, asombro, magia, misterio, juego, repre-
afirmar que la literatura, cualesquiera sean sus orígenes y particularidades, sentación de mundo”.
ha sido, es y será siempre una forma de representar la realidad, en la que se Como un asunto indiscutible, habría que reconocer que la literatura
mezclan hechos o acontecimientos reales con hechos o fantasías imagina- es una entidad que se ha constituido en expresión auténtica y real de las
rias. La teoría la ha denominado “ficción” y por ella se diferenciado –por diversas sociedades y que tiene su propia estructuración y su propia ma-
lo menos antiguamente– a la literatura de cualquier otra de las actividades nera de circular en el mundo, motivando constantemente al ser humano a
fundamentales del ser humano como son la filosofía, la ciencia y la historia. la reflexión y reelaboración de su propio sentido histórico. Sin embargo, la
literatura ha dejado de ser una entidad cerrada en sí misma y su definición
1 Para este contexto, se parte de un trabajo anterior: ALONSO GALEANO, Arturo (2008).
y valoración son abordadas, hoy, desde el amplio y complejo problema de
Lenguaje, literatura y escuela. Una aproximación desde la investigación. Bogotá: Universidad la lectura y desde los procesos ideológicos, los ámbitos de su recepción, los
Distrital Francisco José de Caldas; Centro de Investigaciones y Desarrollo Científico, CIDC.
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Los conceptos de literatura infantil... Mirian Borja O., Arturo Alonso G., Yury Ferrer F. Estudios de Literatura Colombiana N.º 27, julio-diciembre, 2010
poderes discursivos que evidencian una constante fluctuación y revalora- Calificar como literatura infantil exclusivamente “la obra artística
ción de los textos, dependiendo de los contextos en los que ellos circulan. destinada a un público infantil” (Marissa Bortolussi, citada por J. Cervera,
Por lo anterior, puede afirmarse que lo que “canónicamente” se ha 1991) –definición que ha hecho larga carrera tanto en lectores como en
venido concibiendo como literatura hoy se enfrenta a diversas alternativas, escritores de todas las edades– resulta hoy demasiado problemático, ya
en las que se posicionan otros factores que complejizan la valoración del que hace a un lado la dinámica socio-cultural en la que se inscribe y sin la
fenómeno literario. De esta manera, y como lo ha sugerido el profesor y cual el asunto consistiría simplemente en la distribución de libros que se
crítico literario Cristo Rafael Figueroa (2001), es necesario repensar la compran y se venden, y cuyos “consumidores” finales –se supone– son los
historia literaria; así como es preciso desbordar todas las posibles periodi- niños. Al contrario, y como una forma de confrontar, ampliar y criticar tal
zaciones y definiciones estrechas y simplificantes de lo literario. definición simple, se debería valorar inicialmente –según la visión de Juan
Considerar la literatura desde la lectura de textos en contextos sociales Cervera– como literatura infantil todas aquellas manifestaciones y activida-
e ideológicos implica, entonces –según Figueroa– concebirla como inter y des que tienen como base la palabra con finalidad artística o lúdica, y que
multidisciplina; como polifonía y diálogo de múltiples voces (Bajtín); como interesen al niño, o toda producción que tiene como vehículo la palabra con
deconstrucción discursiva (Derrida); como placer y goce (Barthes); como un interés creativo y, de la misma manera, como destinatario a los niños.
versión y no como simple ficción de la historia (White); como síntesis del Desde luego, es problemático hablar de literatura infantil si no se
inconciente colectivo y subjetivo del hombre (Lacan); como práctica social pasa, inicialmente, por la reflexión sobre el sujeto niño y por la evolución
(Halliday); y como obra abierta, en constante evolución (Eco). del concepto de infancia en occidente. Aquí habría que tener en cuenta que,
El “descentramiento” del concepto de literatura hace, entonces, que cuando hablamos de infancia, nos remitimos a un concepto fundamental-
los estudios literarios tiendan a volverse estudios culturales y que tengan mente moderno y que, por tanto, aquellas cosas que antes de la modernidad
sus puntos de partida en la emergencia de nuevos géneros y expresiones, se ligaban a lo “infantil” –por ejemplo, la literatura– posiblemente no tenían
en hibridaciones, en reformulaciones de poéticas y sentidos creativos; en en cuenta a ese sujeto con derechos y autonomía que hoy concebimos y
el rescate de escrituras y expresiones marginales, de imaginarios urbanos pensamos sistemáticamente.
(Armando Silva); en la consideración de multitemporalidades (García Beatriz Helena Robledo (2004), estudiosa de la literatura infantil en
Canclini), de etnoliteraturas (Hugo Niño), de cartografías literarias (Carlos Colombia, en un reciente artículo titulado El niño en la literatura infantil
Rincón); de transculturaciones narrativas (Ángel Rama), y de comarcas colombiana destaca, citando a Philip Ariès, que antes del siglo xvii no se
orales (Carlos Pacheco), entre otros asuntos (Figueroa, 2001). distinguían las edades, y el término “niño” se aplicaba hasta los 18 años,
Es en este contexto interdisciplinar y problemático en el que se requiere indistintamente. La autora plantea que:
pensar el estudio de ese campo que se ha dado en llamar ‘literatura infantil’.
Esta conquista del niño ha sido paulatina y sólo hasta principios del
Los problemas de la ‘literatura infantil’ siglo xx, con los aportes de la psicología cognitiva y del psicoanálisis,
con los conceptos del desarrollo evolutivo, con la mirada hacia la infancia
para descubrir los orígenes de los complejos y los caracteres, con la
Si el concepto literatura es, en sí mismo, problemático, el de literatura plenitud de la conciencia histórica del hombre, es que la noción de niño
infantil lo es aún más. De acuerdo con José María Valverde (citado por llega a configurarse con un estatuto digno de ser mirado y estudiado
Cervera, 1991) “la obra literaria no la escribe sólo el autor, sino toda su desde todas las disciplinas (Robledo, 2004, 637).
tradición, anterior y posterior, junto con todo su pueblo, su sistema cultural,
su economía y hasta su poder militar”, lo que hace pensar que la literatura En esta óptica, la mayoría de autores que recientemente se han detenido
es una síntesis cultural de la experiencia de los pueblos. a estudiar el asunto de la literatura infantil han construido sus miradas a
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partir de este reconocimiento y, por tanto, presentan aproximaciones críticas los niños. Escribir para ellos es una intención meritoria pero lo difícil es
sobre el asunto. Veamos algunas de ellas: que la hagan suya” (Mayorga, 1985,3). Estas palabras evidencian un in-
Juan Cervera, ensayista y escritor español, concibe al niño no como un teresante y definitivo cambio de actitud, primero, frente a la imagen de la
simple destinatario pasivo, sino como un protagonista activo en el interior infancia con respecto a la literatura; segundo, frente al sujeto niño, pues
de la literatura, como lector, lo cual evidencia sus estrechos vínculos con se reconoce en él un tipo de lector particular y; tercero, frente al campo de
la cultura. Sostiene que “No se trata ahora por tanto de aproximar al niño conocimiento que presupone una literatura específica en el ámbito cultural
a la literatura, bien cultural, preexistente y ajeno a él, sino proporcionarle de una comunidad determinada. Quizá por esto último, hoy se habla –al
una literatura, la infantil, cuyo objetivo específico sea ayudarle a encontrar parecer indistintamente– de literatura infantil, de literatura para niños, de
respuestas a sus necesidades” (Cervera, 1991,14). literatura de los niños, y de literatura juvenil.
Por su parte, Teresa Colomer (1999), importante investigadora, también Ángelo Nobile (1992), desde una óptica más actual en la que inscribe
española, ratifica la importancia de la literatura en el proceso de construc- la literatura infantil en el amplio dominio de los lenguajes mediáticos y
ción del sujeto, como elemento fundamental de la sociedad, y afirma que las nuevas formas de comunicación, reflexiona, retomando autores de la
lo primero que debe hacerse es pensar para qué sirve la literatura infantil tradición italiana, sobre lo que ellos consideraban “literatura concebida y
y, de acuerdo con esta pregunta, establece que ella cumple tres funciones adecuada para sujetos en edad evolutiva”. Nobile mantiene el debate estético
principales: literario y psicopedagógico en el que han aparecido denominaciones como
‘literatura para la infancia’, ‘para la juventud’, ‘infantil’ o ‘juvenil’, ‘lite-
[…] iniciar el acceso a la representación de la realidad ofrecida a través ratura de los niños’ o ‘de la infancia’ o, la más compleja, ‘literatura para la
de la literatura y compartida por una sociedad determinada (1); desarrollar infancia y la juventud’ o ‘para la infancia y la adolescencia’ (Nobile, 1992,
el aprendizaje de las formas narrativas, poéticas y dramáticas a través de
45). Subraya Nobile la dificultad de estas denominaciones en lo que toca a
las que se vehicula el discurso literario (2); y ofrecer una representación
articulada del mundo que sirve como instrumento de socialización de las las edades como punto de partida, ya que se vuelve problemático establecer
nuevas generaciones (3) (Colomer, 1999, 15). hasta dónde va una etapa y dónde empieza la siguiente, y argumenta que
no sólo se trataría de la literatura que los adultos escriben para los niños
Nótese que esta aproximación supone asumir al niño como lector, como de determinadas edades establecidas rigurosamente, sino de la literatura
sujeto importante y válido en la comunicación. que los mismos niños deciden que es conveniente para ellos de acuerdo con
Apropósito del tema, la escritora argentina Graciela Montes (1999) los temas, los problemas y los tratamientos del lenguaje que se hacen en
plantea que, tradicionalmente, en la literatura llamada infantil se ha partido las obras. Propone que se asuma como literatura en este ámbito de “edad
de una situación comunicativa desigual ya que se ha pretendido –sobre evolutiva” –citando a Bernardinis– “todo lo que ha sido y es oído y leído
todo en los ámbitos educativos– que son los adultos quienes saben de las por los niños y jóvenes… todo lo que ha sido y es narrado expresamente
conveniencias y necesidades de los niños en términos de imaginación y, para ser oído y leído por los niños y jóvenes como interlocutores activos”
por tanto, ellos han sido los que han determinado el tipo de literatura que (Nobile, 1992, 47).
los niños deben leer. Esto se ha evidenciado, especialmente, en la forma Gianni Rodari (2004), autor clásico en el terreno de la promoción de
como los adultos han dosificado la realidad y la fantasía que se les debe la lectura y la escritura literarias, afirmaba en la década del ochenta que
entregar y, por ello, se han convertido en los principales censores de su para él “hay dos clases de niños que leen: los que lo hacen para la escuela,
imaginación, controlándoles su relación con las obras literarias. porque leer es su ejercicio, su deber, su trabajo […] y los que leen para ellos
En la década del setenta el poeta cubano Eliseo Diego afirmaba que: mismos, por gusto, para satisfacer una necesidad personal de información
“Un breve cambio de preposición expresaría la esencia misma del pro- o para poner en acción su imaginación” (Rodari, 1987). Según Rodari, la
blema: la literatura para niños debe aspirar a convertirse en literatura de literatura infantil ha sido, por lo menos en sus inicios (siglos xvii y xviii),
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sierva de la pedagogía y la didáctica, vehículo de la ideología de las clases “necesita lectores para existir y desarrollarse […]” (6) y nuestros niños tie-
dominantes y se ha dirigido, fundamentalmente, al niño escolar, un niño nen una relación muy problemática con los libros y la lectura. Otro asunto
“artificial” y no precisamente un niño lector, autónomo y curioso como que ella considera es que los temas de las obras han sido principalmente
hoy lo concebimos. Para ese niño –decía Rodari– se requerían unos libros retomados de las tradiciones orales y no se han construido historias de valor
determinados “que le enseñaran las virtudes indispensables para las clases fuertemente literario, sino en el caso de unos pocos autores. Igual que Silvia
subordinadas; la obediencia, la laboriosidad, la frugalidad, el ahorro”. Castrillón, señala la ausencia de la poesía y el teatro y advierte que en la
(Rodari, 1987). narrativa ha existido una “falta de capacidad para estructurar una trama y
desarrollar conflictos sólidos […]” (7). Sitúa como problemático el hecho
El contexto colombiano de que no hayan existido editoriales comprometidas con la publicación de
libros con buena calidad literaria, razón que, a su vez, desmotiva a los
En el contexto colombiano son muchos los problemas, además de los escritores. En relación con los concursos, opina que han sido importantes
ya citados anteriormente que, de acuerdo con algunos autores represen- para promover la escritura pero, en muchos sentidos, han desviado el ob-
tativos, han existido y han impedido el fortalecimiento de una literatura jetivo de la literatura como producción artística, específicamente. Además,
infantil, particularmente. En una indagación de la Revista latinoamericana manifiesta que en Colombia no hemos tenido una crítica sistemática de la
de literatura infantil y juvenil (N.º 3, enero-junio de 1996), cuyo objetivo literatura infantil que haya logrado aportar a los diferentes procesos de
fue acercarse a la problemática de la creación y edición de la literatura in- la creación, la edición, la difusión y la lectura de los libros.
fantil en Colombia, se presentan interesantes y críticas posturas de autores, En su calidad de profesor, editor y crítico, Conrado Zuluaga cree
editores, críticos y estudiosos de la literatura infantil. A continuación se por su parte que sí se ha dado este despliegue en la literatura infantil
sintetizan algunas de ellas: colombiana, sobre todo a finales del siglo xx. Le preocupa a Zuluaga
Silvia Castrillón, reconocida bibliotecóloga, promotora del libro infantil que este florecimiento haya estado ligado a los premios, ya que ello no
y juvenil, creadora de importantes colecciones e instituciones para el fo- ha garantizado una verdadera continuidad en la tarea de los escritores y
mento de la lectura, opina que no puede hablarse de una literatura infantil muchos de ellos han llegado a ser “flores de un día…” (8). Es el único en
en Colombia sino de la existencia de autores aislados sin mayor trayectoria señalar, enfáticamente, que el primer problema de las obras para público
ni obra. Quizá esto sea causado, según ella, porque en Colombia producir infantil en Colombia es el contenido, y lo explica por la tendencia a creer
libros para un público lector infantil o juvenil ha sido, fundamentalmente, que escribir para niños significa pensar en una función social, educativa,
un buen negocio, pero no se ha consolidado un ambiente propicio para política, moral, ética o ecológica. Esto se traduce, de acuerdo con su opinión,
emprender aventuras creativas serias y, por tanto, nuestra literatura infan- en que se seleccionan temas demasiado “dulces y almibarados” y no se les
til está en un gran aislamiento. Considera que la literatura es machista y muestra a los niños el lado “feo” de la vida. Además, a esto se suma que
autoritarista ya que se ha puesto al servicio de la pedagogía y no concibe los autores no escriben con alta calidad literaria y que los editores han sido
al niño como un verdadero lector. Además, dice que nuestra literatura está arrogantes y no han contribuido, en verdad, a construir una buena labor en
desbalanceada en lo que concierne a los géneros, pues de ella han estado los escritores, a través de sus apreciaciones y sanos consejos.
ausentes sobre todo la poesía y el género dramático. Los premios, según Al contrario de los anteriores, Beatriz Helena Robledo, reconocida es-
ella, han sido también un problema porque muchos autores escriben para tudiosa de la literatura infantil colombiana, afirma que “ya contamos con
los jurados y no para los lectores niños y jóvenes. un cuerpo de obras que se puede llamar literatura infantil colombiana […]”
Gloria María Rodríguez, reconocida en el ámbito de las bibliotecas (10), pero que hace falta difusión, y que después del 70 se ha generado una
públicas, opina como Silvia Castrillón que en Colombia aún no se puede escritura conscientemente dirigida a los niños. Considera que “un escritor
hablar de una literatura infantil y juvenil pues, según ella, una literatura de libros para niños antes que todo debe ser un escritor en el sentido cultural
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y existencial del término […]” (10). Apunta, igualmente, que hay ausencia sujetos caracterizables desde presupuestos psicológicos y pedagógicos. La
de crítica y agrega que hace falta investigación de carácter histórico. producción literaria, sin embargo, puede rastrearse de manera evidente, mu-
Es coincidente y reiterativo, por parte de los investigadores reseñados, cho antes. Según algunos autores es posible hacer rastreos que involucren
el citar a algunos escritores que, según los referentes consultados, son los creaciones correspondientes a períodos anteriores a la Independencia. 2 No
más evidentes integrantes de ese selecto grupo de autores de la literatura obstante el acopio antológico de obras y autores, de un modo sistemático,
Colombiana. Algunos de ellos son: Jairo Aníbal Niño (q.e.p.d), Triunfo es más reciente, lo situamos asimismo en el siglo xx, esto si asumimos un
Arciniegas, Luis Darío Bernal Pinilla, Gloria Cecilia Díaz, Ivar Da Coll, interés permanente por recopilar obras y por exaltar autores.
Irene Vasco, Pilar Lozano, Celso Román, Gonzalo España, Hugo Niño y Los últimos cuarenta años han sido los más prolíferos para situar y
Yolanda Reyes, entre otros. abordar la literatura infantil y juvenil. Sin embargo en el contexto de los
Yolanda Reyes, autora de literatura infantil y estudiosa de la proble- estudios literarios, esta categoría, siempre ha aparecido de manera marginal,
mática, también fue consultada. En primera instancia Reyes se pregunta siendo más ampliamente situada desde intereses pedagógicos y didácticos.
–en el contexto de la globalización– por la utilidad o la razón de ser de la En la “historia oficial” de la literatura colombiana dicho concepto no ha
nacionalidad. Considera que para los niños –como para muchos adultos– tenido lugar. Lo cual no implica que no se hayan hecho aproximaciones en
es muy difícil establecer su colombianidad a partir de los personajes de torno a una historia de la literatura infantil y juvenil. Pero tales reflexiones
su literatura, pues no son muy reconocibles en el panorama de los libros no han compartido espacio en los textos que han situado y presentado la
escritos en el país. Según ella, se escriben muchos textos para concursos historia de la literatura colombiana.
de literatura infantil, pero no para construir buena literatura en la que se De tal forma, la literatura infantil y juvenil en Colombia, aparece como
identifique al público lector con sus imaginarios. En síntesis, señala que un tipo de producción marginal, siéndolo también su estudio. El hecho
“[…] debemos ser más críticos con lo que hasta ahora hemos acordado en de ser un producto esencialmente elaborado por adultos, consciente o in-
llamar literatura infantil” (14). conscientemente dirigido a los niños y jóvenes, ha desempeñado un papel
Con todos los problemas enunciados, y a pesar de las nuevas y variadas importante en este proceso en tanto que, durante mucho tiempo y en varios
propuestas creativas que en los últimos años han aparecido, se hace evidente autores, el criterio de producción y selección de las obras se mantuvo en
que es preciso asumir la literatura infantil como una construcción cultural el reconocimiento de un carácter pedagógico y moral. Niños y jóvenes no
permanente. Por esta razón, es muy importante exaltar el papel que en el aparecen como sujetos y receptores autónomos en sus gustos, en este caso
desarrollo de la misma desempeñan quienes trabajan directa o indirecta- literarios, por ser considerados sujetos en formación.
mente en torno a la infancia, a la escritura creativa, a la edición de libros,
a la crítica literaria, a la investigación, a la enseñanza y a la divulgación, La literatura Infantil y juvenil como producción marginal
pues su constante esfuerzo incide, de manera radical, en que estas nuevas
perspectivas teóricas puedan materializarse en un fenómeno literario de Las primeras referencias que aluden a producciones literarias infantiles
mayor impacto en nuestra cultura. y juveniles suelen relegarse al espacio de las remembranzas que autores
hacen de su infancia en textos poéticos o narrativos, en otros casos se ha
Algunas consideraciones sobre periodización de la literatura hecho evidente la elección de obras en las cuales el receptor niño o joven
infantil y juvenil aparece de manera clara y evidente en el libro. Se ha tenido en cuenta
como criterio de selección las particularidades recursivas del lenguaje, en
Partimos de la afirmación de que los estudios sobre literatura infantil y
juvenil en Colombia son muy recientes, iniciaron en el siglo xx. Sus orienta- 2 Véase a Robledo, Beatriz Helena. Antología: los mejores relatos infantiles. En: Biblioteca
ciones, en principio, partieron de la identificación del niño y el joven como Virtual Luis Ángel Arango, donde se realiza una aproximación a la literatura infantil la cual
parte de la tradición oral.
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general se ha buscado un lenguaje “sencillo” y “claro” en las obras. Más Un producto cultural de orden sistémico
recientemente se ha atendido al impacto que han tenido algunas obras o
textos, que no han sido inicialmente considerados para niños, en la recep- Queremos resaltar que abordar este tipo de literatura hoy pasa por tener
ción infantil y juvenil. en cuenta el cuestionamiento de literatura como un producto cultural, una
Cuando se sitúan las obras en un plano histórico se han hecho pro- forma discursiva que entra en interacción semiótica con otros lenguajes
puestas que atienden la ubicación temporal diacrónica de los autores y (verbales y no verbales) y otras formas discursivas. En tal sentido, la lite-
se los ha mencionado en producciones ubicadas sucesivamente. Otras ratura puede concebirse como un producto sociocultural que se extiende e
propuestas parten de una organización por el género al cual se adscribe la impacta a partir de su función social y comunicativa.
obra. Finalmente se han utilizado algunos criterios a partir de los cuales En consecuencia importa aludir a la función social de la literatura desde
las historias “oficiales” de la literatura colombiana han ordenado las obras el contexto colombiano y latinoamericano, siguiendo el llamado de autores
literarias. Esto es, teniendo en cuenta términos tomados de la disciplina como Rafael Gutiérrez Girardot (1986), quien reclamaba para una historia
de la Historia para realizar una periodización de la literatura; así pueden de la literatura latinoamericana tener en cuenta el marco social que posibilita
encontrarse expresiones como literatura de la Conquista, de la Colonia, el surgimiento de una determinada literatura.
de la Independencia, de la República; también términos provenientes de En el caso de la literatura infantil y juvenil tendríamos que cuestionarnos
tendencias culturales como el Barroco, la Vanguardia, el Costumbrismo, por su exclusión e identificación como producción de poca importancia en
el Romancero, el Modernismo, entre otros. En este sentido no ha existido el ámbito de la historia de la literatura colombiana.
una orientación clara y constante en términos de la historiografía literaria Sobre este aspecto llama la atención el impacto receptor y la producción
para considerar, cuestionar, proponer o discutir una periodización de la crítica en torno a la valoración de la obra de un mismo autor en diferentes
literatura infantil y juvenil. épocas. Para aportar sólo un ejemplo citamos la mención que hace Rafael
Nosotros partimos entonces de la consideración de que la literatura Maya sobre Rafael Pombo:
infantil y juvenil colombiana ha surgido como un tipo de producción
literaria y cultural de orden marginal. Hablamos de una literatura menor, Existe un vasto sector de la obra de Pombo consagrada a los niños.
en el sentido foucaultiano del término, para identificar una producción no Algunos han exagerado el valor literario de esas encantadoras
canónica. Reconocida bajo esta condición, este tipo de literatura no ha fábulas, que son simples adaptaciones castellanas, que el poeta realizó
magistralmente como un simple arbitrio económico, pero ignorando,
hecho parte de la “Literatura Colombiana” en mayúsculas. Por eso se han
sin duda, el enorme éxito que iban a alcanzar, y la profunda influencia
desarrollado muy pocos acercamientos de orden histórico, teórico y crítico. pedagógica que de ellas debería desprenderse (1982, 223).
Aunque hay muy buenos productos de compilación, antologías, de obras
y autores muy útiles para el reconocimiento y estudio de obras, géneros y Mientras que Beatriz Helena Robledo se refiere a la obra del autor antes
otros aspectos que aún están por realizarse. mencionado de la siguiente forma: “Pombo renueva la fábula en nuestro
Con lo dicho hasta ahora, hacemos manifiesto el interés por una idea país, no sólo al adaptarla a un lenguaje más sencillo y propio de la infancia,
de periodización literaria que vaya más allá de la consideración de una lo- sino que recrea motivos y personajes”.3
calización de la literatura infantil y juvenil colombiana solamente como el Nos preguntamos qué elementos sociohistóricos y culturales alientan
reconocimiento de un compendio de obras y autores situados en un orden la valoración de la obra de Pombo que facilitan su éxito editorial, tan tími-
cronológico, a partir del cual la periodización aparece como una herramienta
de ordenación y de localización de algunos eventos sociohistóricos que
3 Cita tomada del Prólogo de la obra Antología: los mejores relatos infantiles de Beatriz Helena
rodean la producción de las obras y de la biografía de los autores. Robledo. En: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango. Entrada realizada el 22 de septiembre de 2010.
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damente reconocido por Maya, y cuál es su aporte a la literatura infantil, El niño y el joven lector
siguiendo la caracterización que hace Robledo de la obra de Pombo al
indicar una renovación a partir del “lenguaje sencillo y propio de la in- Con todo esto, nos parece pertinente también indagar por el lector niño
fancia”. Y en este sentido ¿tiene la literatura infantil un lenguaje propio o y joven que hemos tenido y que tenemos en nuestro contexto como un
particular que pueda ser caracterizador de un tipo literario? ¿En qué medida elemento importante para tener en cuenta en una historia de la literatura
tiene relación esta forma de lenguaje con los géneros literarios? ¿Genera infantil y juvenil. Para el caso actual, compartimos la idea de Luis Bernardo
en ellos algún tipo de impacto? Peña (2002), quien afirma que:
Estas son preguntas que podemos situar en un espacio mucho más
Las nuevas tecnologías están cambiando la fisonomía del público
amplio que la identificación de una periodización ordenadora e identifica- lector. Además de lectores de libros hay ahora lectores de lenguajes
dora de obras y autores. Nos referimos a un espacio en el cual importa la virtuales, lectores de imágenes diagnósticas, lectores de hipertextos, de
producción, distribución y recepción de las obras, teniendo en cuenta las videojuegos, de pantallas. Aparece un nuevo tipo de lector, un lector
implicaciones del mercado, así como la caracterización de las particulari- polivalente, capaz de moverse por todas estas lecturas [...] Surgen, así
dades semióticas y discursivas de un lenguaje constituyente de una forma mismo lectores que antes permanecían marginados de la lectura, por su
condición de analfabetos, es decir, por no tener acceso al código escrito.
discursiva particular que podemos llamar literatura infantil y literatura
El lenguaje audiovisual les ha permitido a estas personas, no solamente
juvenil. tener acceso a expresiones de la cultura que antes estaban reservadas
Creemos necesaria una propuesta de orden sistémico que permita abor- para una élite, sino compartir nuevas sensibilidades, nuevos relatos y
dar las obras infantiles y juveniles como formas discursivas susceptibles formas de sociabilidad (115).
de entrar en relación con otros lenguajes, formas discursivas y medios de
comunicación (Borja, 2008). Para el caso de esta literatura es necesaria una Es pertinente para nuestro contexto plantearnos la relación entre este tipo
revisión teniendo en cuenta la incidencia de lenguajes como el de las artes de literatura y los procesos de formación del niño y el joven lector, de tal
plásticas mediante la ilustración, la fotografía, la pintura; el de la música manera que nos permita explicar los criterios a partir de los cuales creamos
debido a las adaptaciones musicales o a las articulaciones audiovisuales y una literatura para niños y jóvenes, elegimos la literatura que deben leer
a las adaptaciones cinematográficas; la incidencia de medios como el cine, o asumimos una literatura apropiada por ellos aunque sin el rótulo de ser
la radio, la televisión, el comic, la prensa, entre otros, y de la influencia infantil o juvenil. Sin olvidar que sobre el gusto lector de nuestros niños
y jóvenes hoy, por ejemplo, operan grandes maquinarias de consumo,
de nuevas tecnologías, que han dado origen al hipertexto y a los juegos
promovidas por las industrias culturales, que dirigen campañas alucinan-
electrónicos.
tes para hacerlos consumidores permanentes. Como indica Brée (1995),
Para el caso de esta literatura, desde el siglo xx nos preguntamos si es-
la actual sociedad puede identificarse como sociedad del ocio en la cual
tamos bajo parámetros que identifican una “alta cultura” infantil y juvenil o
niños y jóvenes han sido incluidos como clientes. En tal sentido, dice el
clásica y una literatura caracterizada como de “baja cultura” o de la cultura autor “crecer es consumir”.
popular llamada subliteratura, paraliteratura o literatura de masas, ello en
relación directa con el contexto literario colombiano. Nos preguntamos Literatura infantil y juvenil en Colombia: fuera del canon
además de qué manera los medios, los lenguajes y las nuevas tecnologías
han influido el imaginario y las representaciones de los autores que produ- Espacios de un no-lugar
cen literatura infantil y juvenil en el tejido de la historia de esta literatura,
situados en el contexto colombiano. Es de por sí polémica y compleja la discusión en torno a lo canónico en
la literatura colombiana y ya está situado en esta ponencia cuál es, según
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nuestra perspectiva, el no-lugar que, en este contexto, tienen la literatura sistemática exclusión de lo literario infantil de los intereses de los estudios
infantil y juvenil. literarios. Las contadas iniciativas que en este sentido han fructificado están
El interés de los investigadores, dentro y fuera de la Academia, ha ubi- dispersas y, muchas de ellas inéditas.
cado la revisión y discusión del canon de la literatura nacional como un Beatriz Helena Robledo (1997), especialista en el tema, citada ya en va-
imperativo de los estudios contemporáneos en el campo. De hecho, impor- rias ocasiones en este texto, resumía la situación en los siguientes términos:
tantes iniciativas vienen desarrollándose en este sentido en las universidades
de diferentes regiones de Colombia, a partir de un indispensable primer En Colombia buena parte de la literatura infantil duerme hoy el sueño
del olvido. La producción literaria de casi un siglo resulta prácticamente
paso: la constitución del corpus que haga posible, mediante el acceso a las
desconocida no sólo para las generaciones actuales, sino para la memoria
obras, la generación de necesarias relecturas, así como de lecturas inéditas histórica. En Colombia no se ha escrito aún una historia de la literatura
que faciliten la visibilización tanto de autores y como de textos. infantil y los autores que produjeron su obra en las primeras décadas del
La indagación en fuentes como la prensa nacional, el rescate de las siglo xx nunca más volvieron a editarse y, por supuesto, tampoco a leerse.
ediciones locales de obras; la reconstrucción de circuitos de circulación Esta curiosa amnesia literaria quizá sea uno de los motivos por los cuales
y el consecuente análisis de las circunstancias de inclusiones y exclusio- la literatura infantil colombiana no logra insertarse definitivamente en la
corriente cultural y oscila entre las intenciones didácticas, pedagógicas y
nes harán posible, si el trabajo en este sentido es constante y minucioso moralistas, un inestable mercado editorial y una incipiente legitimación
(acciones que muchas veces dependen de la financiación, tanto como del en los círculos académicos, intelectuales y culturales.4
interés de los investigadores), que el país se relacione de otras maneras con
su literatura e igualmente que se fomente el ejercicio de la crítica literaria Cabe señalar que trece años después de la denuncia que hace Robledo
como campo, no sólo interdisciplinario, sino también creativo. en su Panorama de la literatura infantil en Colombia, la historia de la lite-
El estado de la cuestión en lo referente al canon de la literatura na- ratura infantil en nuestro país aún no se ha escrito. La vigencia del referente,
cional propicia en estos momentos que sea tan factible como pertinente así como el statu quo de la literatura infantil en el país, son casi absolutos.
revisar (con fines de inclusión) lo que ha venido ocurriendo en los planos Por ello resulta importante investigar qué ha ocurrido con la literatura
creativo y crítico en torno a la literatura infantil en Colombia; tal es una infantil y juvenil en la constitución de un canon de la literatura colom-
de las preocupaciones del grupo de investigación Literatura Educación y biana y de qué modos se ha considerado o no su existencia, hecho ligado
Comunicación, LEC, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas –como se expresó ya– a las concepciones de infancias y juventudes que
de Bogotá. han emergido y se han consolidado en el país en las dos últimas décadas,
Ahora bien, ya se plantearon en esta ponencia tres problemas fundamen- indagándose y documentándose el tema, sobre todo, desde el ámbito de
tales en los que es necesario reiterar, relacionados con la literatura infantil, las ciencias sociales y humanas, concretamente desde la pedagogía, la
sus condiciones de creación y su estudio en Colombia: 1) cuenta a su haber sociología, la antropología, los estudios culturales, e incluso el derecho.5
con pocos autores, una tradición fracturada –o inexistente, al decir de algunos Asimismo conviene, en este contexto, establecer cuáles son los criterios
investigadores– y un carácter marginal en el contexto de los estudios sobre que han animado la promoción de autores, la edición de obras dirigidas a
la literatura nacional; 2) se la ha caracterizado como un medio portador de niños y jóvenes, así como sus niveles y espacios de circulación.
tendencias didactizantes y moralizantes, hecho que aleja al texto literario
infantil de sus destinatarios y lo convierte en un “insumo escolar”, la mayo-
4 Robledo, Beatriz Helena (1997). Panorama de la literatura infantil en Colombia. Cincuenta
ría de las veces incorporado al libro de texto. Su lectura, por tanto, implica libros sin cuenta Nº 1, Bogotá.
una recepción condicionada e inducida; y 3) los dos aspectos anteriores han 5 No hay que perder de vista que la Ley de Infancia y Adolescencia (N.º 1098), de reciente
expedición en el país (8 de noviembre de 2006), actualiza la discusión en torno a las concepciones
generado expresiones marginales y marginadas, así como la consiguiente y de infancia y juventud que han predominado en el ámbito colombiano.
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Canon y Academia comunicativos en los que está inmersa y desde la perspectiva que le aporta
la investigación a esta búsqueda, cuyo carácter es permanente. Lo canónico,
Ahora bien, si se trata de asumir postura frente al tema de la enseñanza visto de este modo, sería flexible e inclusivo, en una palabra: vital.
de la literatura y el lugar de la Academia en la revisión y recomposición Para el caso particular del estudio de la literatura infantil y juvenil en
del canon de la literatura nacional (y claramente no es posible sustraerse Colombia y de su vinculación al canon o a las perspectivas que puedan
a este debate, sobre todo teniendo en cuenta que la Academia es uno de los animarlo, proponemos que se tengan en cuenta, además del necesario y
espacios por excelencia de creación y circulación del texto literario), hay riguroso ejercicio de rastreo, recuperación y compilación de fuentes, los
que señalar que, más que una didáctica de la oralidad y de la escritura, este siguientes aspectos:
proceso debe entenderse como una pedagogía de la imaginación y de la poé- • Considerar la infancia y la juventud desde una perspectiva simbólica,
tica, dado que el lenguaje las configura, a medida que genera las formas de textual y discursiva, facilitando su comprensión y explicación, en
la irrealidad en que se halla inmersa la conciencia; en tanto permite inventar interacción con las realidades sociales en los niveles de narración,
otras formas nuevas (¡inéditas!), reinventar las ya existentes y multiplicar significación, comunicación e interpretación (contextos).
los territorios que determinan el campo de la inteligencia humana. • Sensibilizar a las comunidades con respecto a la valoración de las
La literatura constituye un espacio privilegiado para cultivar el saber múltiples manifestaciones infantiles de la cultura y los medios de co-
integral crítico y creativo sobre las relaciones que el ser humano establece municación masiva.
dentro de sí y con su contexto, referenciándose en un tiempo y en un espacio • Innovar los contenidos y formas de lo educativo-pedagógico con el fin
determinados. Por esta razón, Jerome Bruner (1996: 10), quien a pesar de de asumir la enseñanza y el aprendizaje de la literatura en los espacios
ser, no sólo un científico, sino el responsable de la denominada revolución académicos como actos en verdad significativos que rebasen los muros
cognitiva de finales del siglo xx, cree que la superación y formación del institucionales y aborden también las esferas ética y estética, desde lo
individuo y de la sociedad no tienen como base la ciencia y la tecnología, literario, hacia afuera, es decir, desde los mundos posibles hacia los
sino las humanidades y, dentro de éstas, la literatura: mundos reales.
• Propiciar una indagación permanente, manifiesta en proyectos de in-
Con frecuencia se habla de cómo mejorar la educación en Estados vestigación que también constituyan proyectos de vida.
Unidos. Y ¿qué se dice?: oigo la palabra matemáticas, la palabra ciencia
y también algo de alfabetización y de cómo aprender a escribir una carta Hay que reconocer que hoy el hábito de la percepción y el disfrute de
correctamente. Y así, creen algunos que mejoraría la productividad la literatura infantil y juvenil en sus dimensiones creativa e imaginaria y,
industrial estadounidense. Sin embargo, las personas también viven sus en particular, por la lectura de ficción, están en cuestión. La sensibilidad
vidas de forma interiorizada, y quiero defender la idea de que es mucho como capacidad de asombro, la imaginación como energía integradora
más pobre vivir en nuestro mundo moderno si no has leído a James Joyce,
de los múltiples lenguajes que circulan entre nosotros, son los elementos
o la poesía de Octavio Paz o las novelas de Carlos Fuentes.
esenciales para retomar el texto literario hacia senderos abiertos a una
nueva cultura. Quizá una mirada como ésta nos exija entender la infancia
En resumen, establecer para la educación un espacio afectivo y efectivo
como espacio vital y supratemporal del ser humano; asumirla por fuera
desde la literatura consiste en entender la imaginación como el dispositivo
de las “etapas del desarrollo biológico” (Ferrer, 2006, 172-185) y ligarla
de todo conocimiento y saber posible, llevando la relación lógica e instru-
fuertemente a la ensoñación, a la añoranza, a los espacios de vida (la casa
mental entre lo real y lo imaginario, hacia lo lúdico y lo creativo, hacia lo
o el apartamento, el patio o el parque, la callejuela o la avenida, el pueblo o
amable y lo digno. Los programas de formación en literatura deberían, en
la ciudad) y, sobre todo, a las personas, voces y presencias ancestrales que
consecuencia, ser concebidos como una búsqueda interdisciplinaria desde
subsisten en la memoria adulta, para garantizar la existencia y la perma-
los lenguajes que le son propios a ella, desde los imaginarios culturales
nencia de esa posibilidad que nos ofrecen la imaginación y la vida.
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