Actas HVII

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 150

SILVIA FRIDMAN

CELINA A. LÉRTORA MENDOZA


(Coordinadoras)

La Asamblea del Año III.


Historia y Proyecciones

VII Jornadas de Historia


La Asamblea del año XIII : historia y proyecciones : VII Jornadas de Historia / Prudencio
Bustos Argañarás ... [et al.] ; coordinación general de Silvia Fridman ; Celina A. Lértora
Mendoza. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : FEPAI, 2016.
152 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-950-9262-87-4

1. Historia Argentina. I. Bustos Argañarás, Prudencio II. Fridman, Silvia , coord. III.
Lértora Mendoza, Celina A., coord.
CDD 982

Comité científico

Liliana Barela
Silvia Fridman
Adriana Rodríguez
Cristina Vera

© Queda hecho el depósito que marca la ley 11.923


F.E.P.A.I.
Fundación para el Estudio del Pensamiento Argentino e Iberoamericano
Marcelo T. de Alvear 1640, 1º E – Buenos Aires
E. mail: fundacionfepai@yahoo.com.ar
SILVIA FRIDMAN
CELINA A. LÉRTORA MENDOZA
(Coordinadoras)

La Asamblea del Año III.


Historia y Proyecciones
VII Jornadas de Historia

Ediciones F.E.P.A.I.
Buenos Aires
El camino hacia la Independencia

Silvia Fridman
Buenos Aires

La proximidad del Bicentenario de las independencias hispanoamericanas, nos


hace reflexionar sobre nuestro presente y futuro Para ello trataremos de comprender
el origen de los problemas de Nuestra América y sus dificultades para lograr la
consolidación de las democracias latinoamericanas.

El proceso histórico desde 1810, en la Argentina, marca constantes que nos


muestran como una sociedad de comportamientos repetitivos, donde no podemos
superar los errores y volvemos a tropezar siempre con la misma piedra. Como se ha
expresado en distintas ocasiones, la nuestra es una sociedad, que contradice la teoría
piagetiana de la construcción del conocimiento sobre los errores cometidos.

El historiador José Carlos Chiaramonte recientemente al expresarse sobre la


influencia de las ideas del siglo XVIII sostiene que:

“la insatisfacción que produce el uso de conceptos como ilustración católica


y aun el de la ilustración, al aplicarse a un panorama intelectual tan
heterogéneo como el de la España del siglo XVIII y sus colonias, puede
deberse a la incongruencia de esa voluntad periodizadora con los datos, tanto
que surgen de los avances de la historia iberoamericana como de la
europea”1.

Esta diversidad de ideas que circularon en España durante el siglo XVIII, se


trasladaron a las colonias españolas y por ende a los procesos revolucionarios. Así
también se trasplantaron, otras concepciones, como la de los municipios o comunas
autónomas del siglo XVI y las del centralismo borbónico del siglo XVIII, Luego los
virreinatos al disolverse, pasarán del centralismo borbónico al federalismo
norteamericano. Si bien Ricardo Levene, consideraba que los cabildos o municipios
eran la base del federalismo de las naciones de América Hispana. Sin embargo las

1
José Carlos Chiaramontem, artículo publicado en el Diario La Nación, Buenos Aires, 29-01-
2008.

5
VII JORNADAS DE HISTORIA

atribuciones de autonomía de los cabildos se aplicaban en aspectos menores y en


cuanto a institución democrática en el caso del de Buenos Aires, existían dos grupos
de poder, que se alternaban anualmente.

Por otra parte en los prolegómenos del período revolucionario comenzaron a


circular las ideas del federalismo norteamericano, tanto por el Virreinato de Nueva
Granada como por el del Rio de la Plata. También se difundió el Common Sense de
Thomas Paine y algunas cartas de Jefferson, sobre la importancia de la
independencia de las colonias españolas. El líder norteamericano consideraba que
las naciones independientes del continente americano deberían integrarse como un
bloque frente a Europa. También se conoció en el Rio de la Plata, el Discurso de
Despedida de Washington.

Asimismo en el primer número del periódico Mártir o Libre dirigido por


Bernardo de Monteagudo, que se publicó en el Rio de la Plata, el 29 de marzo de
1812, se transcribe un artículo del New England Palladium que expresa:

“Habiendo varias de las provincias españolas de América presentado a los


Estados Unidos, que querían congregarse en gobiernos federativos sobre un
plan electivo y representativo y declararse libres e independientes: resolvió el
senado y cámara de los representantes de los Estados Unidos de América,
reunidos en Congreso, que mirarían con un amigable interés el
establecimiento de las soberanías independientes en las provincias españolas
de la América, en consecuencia al estado actual de la monarquía a que
pertenecieron que como vecinos y habitantes del mismo hemisferio, los
Estados Unidos desean con ansia su salud…”2.

A continuación Monteagudo escribió el siguiente comentario:

“Este es un nuevo argumento que demuestra la necesidad de declarar la


independencia, para entrar como Venezuela en el rango de las naciones y
obtener las ventajas que sin esto son demasiado remotas. Ninguna potencia
puede entablar relaciones de interes con las colonias de de otra: este es un

2
Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo. Colección de Obras y Documentos, Buenos Aires,
1960; T. VIII, p. 5861.

6
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

principio universal que no puede ocultarse y sobre él podemos calcular la


importancia de aquel acto”3.

Cuando para la reunión de la Soberana Asamblea General Constituyente de


1813, piden las instrucciones a los Diputados de las Provincias Unidas del Rio de la
Plata, sobre la forma de gobierno para organizar el país, tanto los diputados del Alto
Perú como los de la región del Tucumán, hacen referencia al sistema representativo
federal de la Constitución de los Estados Unidos mientra que la Banda Oriental,
hace referencia al sistema de Confederación4.

Los criollos americanos pensaban en la Constitución norteamericana, como en


un proyecto nuevo para un continente joven, lo que no pensaron, que para las
sociedades hispanas, iba a ser difícil adaptarse a las características de un sistema
federal.

Las diferencias de las mentalidades y culturas sajonas e hispánicas han sido


desarrolladas por numerosos autores, tanto por latinoamericanos como por
especialistas europeos desde hace muchas décadas, entre ellos por Leopoldo Zea,
Germán Arciniegas, François Chevalier, etc.

Si analizamos por ejemplo, la controversia entre el derecho anglosajón y el


derecho romano, entre la mentalidad centralista borbónica aplicada a los virreinatos
frente a la autonomía que tuvieron los colonos inglese en la etapa anterior a la
independencia, son dos mundos totalmente dispares. Si bien en las colonias
españolas hubo discusión ideológica entre la intelectualidad y se debatieron y
analizaron todas las diversas ideas provenientes de España y Francia, también es
cierto que la caída de las juntas los tomó de improviso en 1810 y si bien los criollos,
se hicieron cargo de los gobiernos, los procesos revolucionarios se desarrollaron con
marchas y contramarchas en casi todas las regiones.

Mientras que en las colonias inglesas se llegó a la independencia luego de un


largo debate con la corona, donde el episodio de los impuestos al té, fue solo el

3
Ibíd., pp. 6305-6306.
4
Ariosto González, Las primeras fórmulas constitucionales en los países del Plata.
Montevideo, 1962, pp. 205-241; Alejandro Soto Cárdenas, Influencia de la Independencia de
los Estados Unidos en las constituciones de las naciones latinoamericanas, Washington,
OEA, 1980; pp. 38-41.

7
VII JORNADAS DE HISTORIA

motivo que permitió el estallido revolucionario. El sistema de Confederación fue el


producto de la experiencia de muchos años y cuando después de diez años
comprobaron que este sistema no servia fundamentalmente para el manejo de las
relaciones exteriores de una nación, existió la suficiente flexibilidad y acuerdo, con
la dirigencia política, para pasar a la República Representativa Federal. Es por esa
experiencia de la confederación, que el principio de las autonomías es más fuerte en
los Estados Unidos de Norteamérica que en otras regiones de nuestro continente.

En el Río de la Plata, pasada la primera euforia del periodo 1810-1813, se


extinguen los intentos federalistas en el verdadero sentido de la doctrina y cuando
llegamos a la Declaración de la Independencia, se debate sobre proyectos
monárquicos constitucionales. Con el surgimiento de los caudillos provinciales
surge un mal denominado federalismo donde sus seguidores pedían el respeto de las
autonomías provinciales frente a Buenos Aires, pero no se respetaban entre ellos.

Hacia 1820 Manuel Dorrego y otros dirigentes políticos que habían estado en
el exilio en los EEUU deciden al volver, y fundar un partido federal doctrinario de
acuerdo con los criterios de ese sistema político; en consecuencia, esas personas
fueron perseguidas por los llamados federales porteños integrado por los
estancieros de Buenos Aires y a quienes no les convenía la nacionalización del
puerto de Buenos Aires. Manuel Dorrego terminó fusilado en 1828 por los unitarios
con la venia de los “federales porteños”.

No debemos olvidarnos que si bien fuimos independientes desde 1816, no


sancionamos nuestra Constitución Nacional hasta 1853, de ahí nuestra experiencia
en vivir en la anomia. A estos aspectos, debemos sumarles otros como la corrupción
estructural, la discriminación, la carencia de líneas políticas definidas y permanentes
tanto en lo nacional como en lo internacional y fundamentalmente la improvisación.

Otra característica de la sociedad argentina, es que es una sociedad de


comportamiento neurótico que no puede salir del círculo en que se desarrolla.

Si bien los que venimos del campo de la Historia sabemos que no debemos
generalizar, también es cierto que muchos de los aspectos son semejantes en la
América latina aunque con matices diferentes.

Algunas naciones adoptaron el sistema unitario, sobre todo las de menor


extensión territorial. Sin embargo todas sin excepción adoptaron el principio de

8
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Montesquieu de la división de poderes, sin comprender que la base de esta doctrina


es el equilibrio y el control de los poderes. Como en su mayoría nuestros países no
han respetado la autonomía de los poderes .En consecuencia, las democracias
terminaron convirtiéndose en democracias virtuales y no reales. Esto ha
provocado fracasos en la vida política de muchas de las naciones de América Latina,
porque si no se cumple el principio del respeto, entre cada uno de los poderes y si
cada poder, en vez de controlar a los dos restantes se inmiscuye en ellos, no cumple
con los principios necesarios para la conformación de una democracia real.

9
VII JORNADAS DE HISTORIA

10
La Asamblea del Año XIII.
Una visión mediterránea

Prudencio Bustos Argañarás


Junta Prov. de Est. Hist., Córdoba

Como bien dice el subtítulo de este trabajo, se trata de una visión mediterránea
de la Asamblea Constituyente de 1813. Mi visión general de nuestra historia es pre-
cisamente esa, como no podría ser de otra manera, habida cuenta de mi condición de
cordobés.

En mi libro Luces y sombras de Mayo he explicado detalladamente las razones


por las que entiendo que para nuestro país, y en particular para Córdoba, la Revolu-
ción de Mayo fue una tragedia y el comienzo del proyecto de dominación de todo el
Virreinato por parte de Buenos Aires. No voy a extenderme aquí sobre ese tema-
quienes se interesen por conocer esas razones, pueden encontrarlas en dicho libro-,
pero estimo necesario describir someramente la situación que se vivía en el país al
tiempo de la realización del episodio que hoy nos ocupa.

Para imponer su supremacía, la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias


del Río de la Plata a nombre del Rey Nuestro Señor don Fernando VII, creada en
1810 por el cuerpo municipal porteño bajo fuerte presión militar, envió ejércitos de
ocupación a las ciudades que no se sometieron voluntariamente a ella, de hecho
todas las capitales de gobernación menos Salta.

En nombre de “los sagrados derechos del Rey” fusiló a quienes se opusieron, lo-
grando dominar todo el territorio de lo que es actualmente la Argentina, luego de lo
cual impuso un régimen de terror y desató una guerra civil. Entre sus graves conse-
cuencias debe computarse la separación de los territorios situados en la periferia del
Virreinato, que negándose a ser sometidas, terminaron por constituir repúblicas
independientes, tales los casos de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Venciendo la resistencia porteña, en diciembre de 1810 los diputados de las de-


más ciudades lograron incorporarse al gobierno y constituir la llamada Junta Grande
-cuyo nombre era, en rigor, “Junta Conservadora de la Soberanía del señor don Fer-
nando VII”-, que bien puede ser considerada nuestro primer gobierno de composi-

11
VII JORNADAS DE HISTORIA

ción auténticamente nacional, por cuanto estaba integrada por los representantes de
todas las ciudades, a pesar de la gran desproporción en favor de Buenos Aires y de
que la Nación no estaba aún constituida como estado independiente.

La Junta Grande creó el Triunvirato, cuyo nombre oficial era “Gobierno Superior
Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a nombre del señor don
Fernando VII”, y aprobó un Reglamento Provisorio, de claro contenido republicano.
Cuando lo remitió al Triunvirato para su publicación, este lo sometió a la aprobación
del Cabildo porteño y arrogándose facultades legislativas, lo rechazó. La Junta res-
pondió con una fuerte nota, denunciando la actitud injuriosa y las intenciones abso-
lutistas del Ejecutivo, que se había convertido en el órgano de poder de los intereses
porteños.

En lo que fue un verdadero golpe de estado, el 7 de noviembre de 1811 los triun-


viros disolvieron la Junta Conservadora, “que jamás ha existido y sólo se ha supues-
to”, y asumieron la suma del poder bajo una explicación inadmisible e insultante,
afirmando que la participación de los representantes de las demás ciudades en el
gobierno solo se había aceptado “por la tolerancia de la Capital”, negando su “ima-
ginaria soberanía” e invocando una vez más el supuesto derecho de Buenos Aires a
decidir por todas. Los diputados fueron insultados y expulsados de la ciudad, y el
deán Funes, representante de Córdoba, fue encarcelado.

Juan Bautista Alberdi dice al respecto que

“El gobierno de tres, hijo de sí mismo, abolió las juntas que representaban a
las provincias y se proclamó representante único de todas ellas, por la volun-
tad de la Municipalidad de Buenos Aires. Enseguida echó de Buenos Aires a
los diputados de las provincias que allí había”1.

Ricardo Rojas añade que creó

“la prepotencia armada del Ejecutivo sobre el Congreso, de la fuerza sobre la


deliberación, del despotismo sobre la libertad, y quiso mantener la de Buenos
Aires sobre la Nación”.2

1
Cf. Juan Bautista Alberdi, “Belgrano y sus historiadores”, en Escritos póstumos, tomo V,
Buenos Aires 1897, p. 106.
2
Cf. Ricardo Rojas, La Argentinidad, Buenos Aires, 1922, p. 82.

12
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

El régimen de terror que la Junta Grande había logrado desterrar fue reimplanta-
do con renovada crueldad. El 11 de diciembre de 1811 fueron ejecutados cuatro
sargentos, tres cabos y cuatro soldados del regimiento de Patricios, acusados de
haber promovido un motín. En julio de 1812 fueron llevados a la horca Martín de
Álzaga y otros treinta y siete hombres acusados de preparar una conspiración, tras
un proceso plagado de irregularidades. Lo que Tulio Halperin Donghi denomina la
“barbarización del estilo político”, regresaba por sus fueros, para terminar impo-
niendo “la ferocidad como una virtud”3.

En procura de fortalecer su ilegítima autoridad, el Triunvirato convocó a una


Asamblea General, cuyo reglamento, fechado el 23 de noviembre de 1811, disponía
que fuese integrada por la totalidad de los miembros del Cabildo porteño, un dipu-
tado por cada una de las demás ciudades y cien ciudadanos elegidos “de los de esta
capital y de los otros pueblos de las provincias que se hallaren aquí, aunque sea de
paso”.

Como si esta burda desproporción no bastara, mediante la circular del 17 de


enero de 1812 ordenó a los demás cabildos que los delegados que eligieren, además
de “personas de patriotismo y adhesión notoria a la Santa Causa”, deberían ser “su-
jetos residentes en esta Capital, para evitar demoras y costos”.4

En una palabra, Buenos Aires decidiría por sí sola, asumiendo compulsivamente


la representación de todas las provincias, por lo que no sorprende que un porteño
como Vicente Sierra opinase que

“se trataba de preparar una farsa con mayoría absoluta de los intereses de la
ciudad capital, y así fue como se procedió a una elección que fue una verda-
dera befa para los pueblos del interior”5.

El 6 de abril de 1812 la Asamblea así elegida se declaró “suprema autoridad so-


bre toda otra constituida”, lo que despertó la indignación del Triunvirato que la de-

3
Cf. Tulio Halperín Donghi, Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente en la
Argentina criolla, Buenos Aires, 2005.
4
Cf. Emilio Ravignani, Asambleas constituyentes argentinas, tomo 6, 1ª parte, Buenos Aires,
1939, pp. 629 y 631.
5
Cf. Vicente D. Sierra, Historia de las ideas políticas en Argentina, Buenos Aires, 1950, p.
240.

13
VII JORNADAS DE HISTORIA

claró “nula, ilegal y atentadora contra los derechos soberanos de los pueblos y contra
la autoridad de este gobierno”6. Pero seis meses más tarde, un levantamiento popular
destituyó a los triunviros y el Cabildo porteño designó a otros en su reemplazo -dos
porteños y un madrileño residente en Buenos Aires-, los que a su vez convocaron a
una nueva asamblea, esta vez con carácter constituyente.

El 31 de enero de 1813 la llamada Asamblea del año XIII inició sus sesiones,
dominada totalmente por Buenos Aires. Dice Armando Raúl Bazán que

“En cada una de las ciudades la logia manipuló las candidaturas para llevar a
su seno hombres que respondieran a su voluntad centralista y unívoca. Las
elecciones fueron reguladas y así ocurrió que la mayoría de sus miembros ca-
recían por completo de representatividad y aun de residencia respecto de los
pueblos que los habían elegido”7.

La lista de los electos permite comprobar dichas carencias. A excepción de Bue-


nos Aires, todos cuyos diputados eran locales, solo dos ciudades tuvieron un repre-
sentante nacido y residente en ellas. Córdoba, por caso, estuvo “representada” por el
porteño Gervasio de Posadas y el catalán residente en Buenos Aires Juan Larrea.

Amparados en esa odiosa desigualdad, los porteños impidieron que la Asamblea


cumpliera con lo que de ella se esperaba, esto es, declarar la independencia y san-
cionar una constitución. Se limitaron tan solo a omitir la mención de Fernando VII
en los papeles oficiales y a eliminar su efigie y sus armas en las monedas acuñadas
en la ceca de Potosí, en el breve lapso en que dicha ciudad estuvo en sus manos.

Por presión de los alvearistas, el 22 de enero de 1814 se creó un Poder Ejecutivo


unipersonal bajo el nombre de Director Supremo, y se designó para ejercerlo a Po-
sadas -diputado por Córdoba y tío de Alvear-, que gobernó con la suma del poder.

Las presuntas medidas revolucionarias adoptadas por la Asamblea del año XIII
son el prototipo de las declaraciones puramente retóricas, y están inspiradas en las
adoptadas por las Cortes de Cádiz y la Constitución española del año anterior. Vea-
mos cada una de ellas.

6
Cf. Emilio Ravignani, ob. cit., tomo 1, p. 3.
7
Cf. Armando Raúl Bazán, Revisión de Mayo, Mendoza, 2009, p. 98.

14
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

La encomienda no existía ya en estas tierras, y la mita, el yanaconazgo y el ser-


vicio personal de los indios habían sido abolidos por las ordenanzas del oidor Fran-
cisco de Alfaro en 1612.

La supresión de los títulos de nobleza era declamatoria, pues los dos únicos que
había en lo que hoy es nuestro país no fueron eliminados. El marqués del Valle de
Tojo, don Juan José Fernández Campero, vecino de Jujuy, continuó usándolo, al
igual que el conde de Lúcar y Quilmaró, el doctor Miguel del Mármol, vecino de
Córdoba, en cuya partida de defunción, fechada el 22 de junio de 1815, se consignó
que el maestro don Juan José de Espinosa “acompañó al cementerio de la iglesia de
la Merced el cuerpo mayor del señor conde de Lúcar don Miguel del Mármol” 8.

La abolición de los mayorazgos no tuvo ningún efecto, pues los que había enton-
ces en estas tierras continuaron sin cambios. El de Huasán de la familia Díaz de la
Peña, en Catamarca, fue extinguido recién en 1869, y el de San Sebastián de Saño-
gasta de los Brizuela y Doria, en La Rioja, subsistió hasta el siglo XX.

La libertad de vientres, que otorgaba la condición de libres a todos los niños na-
cidos luego de la instalación de la Asamblea, era una reforma incompleta que reve-
laba la falta de decisión para eliminar de cuajo la esclavitud, lo que recién ocurrió
con la Constitución de 1853. E incluso el decreto que concedía la libertad a los es-
clavos de países extranjeros “por el solo hecho de pisar el territorio de las Provincias
Unidas”, fue dejada sin efecto un año más tarde ante la protesta de la corte del Bra-
sil, en atención al “justo interés de calmar las alarmas de un poder vecino, declaran-
do el verdadero espíritu de aquella ley”9. Una retractación semejante tuvo lugar
respecto a la disposición de controlar el comercio exterior mediante la obligación de
consignar las operaciones, dejada sin efecto a causa de la protesta británica 10.

La supresión del Tribunal de la Inquisición -dispuesto ya por las Cortes españo-


las el 22 de febrero de dicho año- parece una broma, pues jamás existió uno en el
territorio del Virreinato del Río de la Plata.

8
Archivo Arquidiocesano de Córdoba, defunciones 3 Catedral, f. 205vo.
9 Cf. Academia Nacional de la Historia, Historia de la Nación Argentina, vol. 6 N. 1, Buenos
Aires 1963, p. 104.
10
Cf. José Mariluz Urquijo, “Aspectos de la política proteccionista durante la década de
1810-1820”, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia 37, Buenos Aires 1965, p.
115 et passim.

15
VII JORNADAS DE HISTORIA

La prohibición del “detestable uso de los tormentos” como parte de los procesos
judiciales también había sido dispuesta por las Cortes, pero además, siguió practi-
cándose. A pesar de la disposición de que los instrumentos destinados a este objeto
fueran destruidos en la plaza pública, en 1817 el alguacil mayor de Buenos Aires
pedía la “recomposición urgente” del potro de castigo en la cárcel “por estar inutili-
zado el existente”, lo que de inmediato se proveyó 11.

La Asamblea encargó la composición del Himno Nacional, inspirado en una


canción patriótica española12, y adoptó como propio el actual escudo nacional, répli-
ca del utilizado por un club revolucionario francés del siglo XVIII, que se encuentra
en la Biblioteca Nacional de París, como “Código de la Colección Qb.1 Año 1793”:

Escudo francés13 Escudo de la Asamblea

La independencia no fue declarada, como dije. A los diputados de la Banda


Oriental, que llevaban el mandato de impulsar

11
Cf. Ricardo Rodríguez Molas, Historia de la tortura y el orden represivo en la Argentina,
Buenos Aires 1984, p. 57.
12
Cf. Jorge A. Maldonado y Magdalena Viramonte de Ávalos, “Canción patriótica-Himno
Nacional Argentino: ¿influencias o paralelismo de épocas?”, en Revista de la Junta provincial
de Historia de Córdoba N. 11, Córdoba 1986, p. 77 et passim.
13
La imagen, que está reproducida en la obra La Revolución Francesa de Michel Vovelle, fue
dada a conocer por Carlos Ortiz de Rosas en su libro Confidencias diplomáticas, Buenos
Aires, 2011.

16
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

“la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están


absueltas de toda obligación de fidelidad a la Corona de España y familia de
los Borbones, que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España,
es y debe ser totalmente disuelta”,
no se les permitió incorporarse y su propuesta ni siquiera fue tratada. Ni que hablar
de las otras que llevaban, referidas a que
“no admitirán otro sistema que el de la Confederación para el pacto recíproco
con las provincias que forman nuestro estado”, y que “precisa e indispensa-
blemente sea fuera de Buenos Aires donde reside el sitio del gobierno de las
Provincias Unidas”14.

La asamblea dictó además otras medidas que difícilmente puedan calificarse de


republicanas, tales como la eliminación de las garantías de seguridad y la anulación
de la libertad de opinión. En virtud de dichas disposiciones fue expulsado el dipu-
tado por Tucumán, licenciado Nicolás Laguna, a causa de haber declarado que el
mandato otorgado por sus coterráneos le obligaba a votar una constitución federal,
lo que le mereció ser incluido por Posadas entre los “hombres díscolos, malditos,
revoltosos y enemigos del orden”15.

El 11 de febrero 1814, Posadas declaró a Artigas “infame, privado de sus em-


pleos, fuera de la ley y enemigo de la Patria”, ordenó que fuese “perseguido y muer-
to” y ofreció una recompensa de 6.000 pesos a quien lo entregare, vivo o muerto.
Sus acompañantes serían “declarados traidores y enemigos de la Patria […], juzga-
dos por una comisión militar y fusilados dentro de veinticuatro horas”16.

Ese mismo año, cuando Fernando VII fue restituido en el trono, Posadas envió a
España a Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia para ofrecerle
“las más sinceras protestas de reconocimiento de su vasallaje, felicitándolo
por su venturosa y deseada restitución al trono, y suplicarle humildemente el
que se digne, como padre de sus pueblos, darles a entender los términos que
han de reglar su gobierno y administración”.

14 Cf. Martha B. Etchart y Martha C. Douzon, Documentos de Historia Argentina, Buenos


Aires, 1973, p. 31.
15 Cf. Gervasio Antonio de Posadas, “Memoria”, en Memorias y Autobiografías, tomo I,
Buenos Aires 1910, p. 208.
16 Cf.Emilio Ravignani, Asambleas..., ob. cit., tomo 6, 2ª parte, p. 72.

17
VII JORNADAS DE HISTORIA

Como Fernando se negó a recibirlos, remitieron a Carlos IV una “reverente sú-


plica”, “a fin de conseguir del Justo y Piadoso Ánimo de su Majestad la institución
de un Reino en aquellas provincias y cesión de él al Serenísimo señor Infante don
Francisco de Paula, en toda y la más necesaria forma”17.

Carlos de Alvear, que sucedió a su tío Posadas como director, protagonizó un es-
candaloso intento de entregar estas tierras a Inglaterra. El 28 de enero de 1815 partió
hacia Brasil Manuel José García portando dos cartas de Alvear fechadas el 25 de
dicho mes. Iban dirigidas al embajador inglés en Río de Janeiro, lord Strangford, y
al ministro de Relaciones Exteriores británico, lord Castlereagh. La primera de ellas
decía:

“Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver a todos los hombres de
juicio y opinión que este país no está en edad ni en estado de gobernarse por
sí mismo y que necesita una mano exterior que la dirija y contenga en la esfe-
ra del orden antes que se precipite en los horrores de la anarquía (...) En estas
circunstancias solamente la generosa Nación Británica puede poner un reme-
dio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos a estas provincias, que
obedecerán a su gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer. […] La
Inglaterra […] no puede abandonar a su suerte a los habitantes del Río de la
Plata en el acto mismo en que se arrojan a sus brazos generosos”18.

García se entrevistó con lord Strangford el 26 de febrero y al día siguiente, a su


pedido, le sintetizó en un escrito lo que le había manifestado de palabra. Entre otras
frases sorprendentes, le decía que

“los gobiernos provisionales de Buenos Aires se han sostenido en la ex-


pectativa de que Su Majestad Británica, cediendo a los ruegos de estas opri-
midas colonias, quisiese indicarles su destino […]. Una sola palabra de la
Gran Bretaña –añadía luego– bastaría a hacer la felicidad de mil pueblos y
abriría una escena gloriosa al nombre inglés y consolante para la humanidad
entera”.

17 Cf. Enrique de Gandía, Historia de las ideas políticas en la Argentina, tomo III, Las ideas
políticas de los hombres de Mayo, Buenos Aires, 1965, pp. 221 a 227.
18 Cf. Vicente Fidel López, Historia Argentina, tomo V, Buenos Aires 1911, p. 521.

18
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

En carta a Sarratea del 5 de febrero del año siguiente, intentaba justificar su con-
ducta diciendo que “en el país -léase en Buenos Aires- no se tenía por traición cua-
lesquiera sacrificios a favor de los ingleses y aún la completa sumisión”19.

El pliego destinado a lord Castlereagh, cuya entrega fue encomendada por Gar-
cía a Bernardino Rivadavia, era aún más elocuente respecto a las sórdidas intencio-
nes de Alvear:

“Estas provincias -le decía- desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus
leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se aban-
donan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés, y
yo estoy dispuesto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males
que las afligen. Que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un
jefe autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito
del Rey y de la Nación, a cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos
con la reserva y prontitud que conviene para preparar oportunamente su eje-
cución”20.

Las ansias de dominación de Buenos Aires y la desmesurada concentración de


poder en manos del Directorio fueron gestando un sentimiento de repulsa en las
demás ciudades, que pronto haría eclosión, provocándose una nueva guerra civil que
duraría más de medio siglo. La defensa a cualquier precio del manejo exclusivo del
puerto, de las rentas cuantiosas de su aduana y de los grandes negocios -lícitos e
ilícitos- que en él se gestaban, se había constituido en un imperativo irrenunciable.
Por ello no consentiría jamás la sanción de una Constitución que la pusiera en pie de
igualdad con el resto de las provincias. Cuando en 1853 no pudo impedirlo, se auto-
excluyó de la Nación para poder conservar esos beneficios.

19 Cf. El pensamiento de los hombres de Mayo, Buenos Aires 2009, p. 243.


20 Cf. Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano, tomo 1, Buenos Aires, 1859, p. 282.

19
VII JORNADAS DE HISTORIA

20
Las Instrucciones Orientales del Año XIII.
Memoria y olvido

Delia Etchegoimberry
San José, Uruguay

Ubicación cronológica

Las Instrucciones Orientales fueron una respuesta legítima. Hablando en este


foro rioplatense organizado por FEPAI, ya ustedes saben que estas Instrucciones
respondían a la convocatoria cursada por la Asamblea General Constituyente o
Asamblea del año XIII con sede en Buenos Aires. Fue hecha por el Segundo
Triunvirato en octubre de 1812. Es la Asamblea que se propuso coordinar acciones
con las provincias y les indicó que enviaran dos diputados por Intendencia: Respecto
a la Banda Oriental sólo fueron aceptados dos, uno por Montevideo que no
concurrió y fue sustituido por Tomás García de Zúñiga que no fue aceptado y otro
por Maldonado, Dámaso Gómez Fonseca que era residente en Buenos Aires. Los
restantes por Canelones, Santa Lucía y San José y por Santo Domingo Soriano no
fueron aceptados. ¿La causa expresa? Haber sido elegidos en el Congreso
convocado por Artigas y no en cada Intendencia1. ¿La causa real?. Esta causa se
asienta en varios antecedentes. La Asamblea convocante fue presidida por Carlos de
Alvear quien el 13 de marzo del 13 se dirigió a los diputados estableciendo que los
diputados de las Provincias Unidas son diputados de la nación en general sin perder
la denominación del pueblo a que deben su nombramiento… Con estas palabras
enterró ipso facto toda la cuestión del federalismo emergente en la Banda oriental y
en las provincias occidentales que pronto se pondrán bajo el Protectorado de
Artigas. Y para los orientales fue la cuestión medular durante todo el período
artiguista: cuestión de dos aristas: ¿vamos hacia una concentración del poder
político regida por una nación soberana ( Buenos Aires) o vamos hacia una
federación de estados autonómicos (las provincias) regidos por una Confederación
que los abarca y administra las cuestiones internacionales?. Este planteo dual rige
los pensamientos y las acciones de los poderes derivados de la concentración
virreinal y rige también el destino de las regiones partidarias del régimen federal.

1
Washington Reyes Abadie, Oscar H. Bruschera, Tabaré Melogno, El ciclo artiguista,
Montevideo, UdelaR, 1968, T.2: 72- 73.

21
VII JORNADAS DE HISTORIA

No voy a tratar los propósitos convocatorios de esta Asamblea, cuyas dos


propuestas, la de Independencia y la de redactar una Constitución no fueron
cumplidas y en cambio aprobó otros cuestiones organizativas, legales de profundo
contenido social que sí fueron aprobadas y todavía dan gloria a esta Asamblea. Su
actividad fue intermitente y sus reuniones duraron hasta 1815.

El caso de los diputados orientales

La acción de las personas frente a la exposición de las ideas siempre ha tenido en


mi país un relevante tratamiento en la semántica filosófica. Debemos al filósofo
Carlos Vaz Ferreira el principal planteo acerca de la función social que cumplen los
hombres de pensamiento y los hombres de acción 2. Lo traigo ante ustedes como
sigue siendo planteado: ¿Cuál de los dos es de mayor acción? En el caso que
venimos viendo, las autoridades de Buenos Aires, sin olvidar que esta ciudad fue
cabeza de territorio en América del Sur, entendió necesario constituirse en
Provincias Unidas y convocar a todas para lograr acciones conjuntas en el sentido de
la maduración de las ideas acerca de la Independencia. Podemos contar con una
mayoría apreciable de rioplatenses que compartían esa necesidad: Unión e
Independencia. Hacia el año 13 del lado oriental, habián acontecido hechos
especiales, novedosos, particulares entre los cuales menciono que a partir de hace
unos doscientos años había un grupo de personas que pensaba y sentía que debían
ocuparse seriamente en las cuestiones de todos. El ejemplo de mayo de 1810, la
convulsión provocada por la ocupación de España por las fuerzas napoleónicas, el
desplazamiento del muy amado Fernando VII, todo había conmovido hasta los
cimientos los trescientos años de colonialismo ya vividos por América. Algunos de
los que pensaban tenían como prioridad favorecer ese régimen colonial incluso
mediante el apoyo de una nueva reyecía para el Río de la Plata, destinada a ejercer
el dominio sobre todos los territorios que lo conformaban, tal como lo había
organizado España mediante Leyes, Decretos y Disposiciones. Otros de los que
pensaban, entendían que el camino abierto llevaba a la Independencia, a la
República y a un régimen Federal. Los pensamientos divergentes quedaron de
manifiesto con toda claridad a través de las Instrucciones que los diputados
orientales llevaron a la Asamblea del año XIII. Fue cuestión de los criollos
orientales que a la fecha se habían dado un Jefe, quienes primero de una manera
intuitiva fueron evaluando los hechos según su significado político.

2
Carlos Vaz Ferreira. Fermentario, Montevideo, Ed. Homenaje Cámara de Representantes de
la República Oriental del Uruguay, 1957. 1963, p. 37.

22
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

¿Estaban inquietos los criollos por esta situación?

Y, si. De mil maneras y con mil manifestaciones, desde siempre. Lo cual no


quiere decir que esas manifestaciones como la de Tupac Amaru, hayan tenido
repercusión mayor que la de quedar en el recuerdo, en el sentimiento y en el rencor.
Eran levantamientos populares contra la abusiva administración europea. Mucha
sangre americana como quería Sarmiento, abonaba estas tierras. Una de esas
corrientes de inquietud, de rechazo al statu quo, es lo que movió a muchas personas
a ocuparse seriamente de las cuestiones de todos. Pequeños grupos en el aquí y allá
de vastos territorios del sur continental, una vez más se levantan contra el poder
español, a veces con indecisión, otras veces contra el poder de emergentes
oligarquías de los mismos criollos pero en todos latía una irrefrenable inquietud: El
tiempo había llegado y Artigas lo dice en el año 11: Parece que ya es tiempo. De
qué tiempo se trata, de hacer qué, lo irán mostrando los días. Días que la historia
cuenta en principio hasta el año 20, cuando cruza el Paso del Boquerón y luego
hasta el 50 cuando fallece en Paraguay, y luego hasta el día de hoy, doscientos años
después en que, como lo muestra este Encuentro, seguimos tratando de entenderlo y
reconocernos en el destino que nos señaló. Respondiendo a la convocatoria de la
Asamblea, Artigas convocó a un Congreso. Se trata del Congreso de Tres Cruces,
inaugurado el 5 de abril de 1813. Corresponde mencionar dos cosas, una la
permanente necesidad de Artigas de resolver todas las cuestiones según la opinión
de los más, reunidos en Congreso, y la otra es la respuesta de la Banda Oriental ante
la convocatoria de Buenos Aires, en que Artigas, en su calidad de integrante del
ejército de Blandengues formado y dependiente de las autoridades de Buenos Aires,
cumple con su deber reglamentario, como siempre. Digamos además que hacia
1813, Artigas era el americano admirado, respetado y aclamado en varias Provincias
del Río de la Plata como Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba,
además de la Oriental, teniendo su personalidad la refrendación de Mariano Moreno
que quedó explícita en su Plan de Operaciones (quiero mencionar el libro de nuestro
ilustre colega Eduardo Nocera participante de las Jornadas).

Pero Artigas era también el “·personaje que vivió para los orientales por sus
actos en el pasado y por la influencia de sus actos en el presente y el porvenir”, tal
como dijo nuestro eminente historiador, Carlos María Ramírez en 18843, al recorrer
el glorioso camino del verdadero revisionismo histórico, el que se basa en el estudio
de los documentos y un ideal de justicia histórica.

3
Carlos María Ramírez, Artigas, Montevideo, Biblioteca Artigas. Vol. 1, 1985.

23
VII JORNADAS DE HISTORIA

Las Instrucciones que llevaron los diputados orientales no surgieron de la nada.


Algunos historiadores han querido verlas como consecuencia de varias
manifestaciones de rivalidad entre los puertos de Buenos Aires y Montevideo,
venidos del período colonial. Pero sus más rotundos antecedentes están ahí,
reunidos desde el 11 pues llegamos a 1813 después del Grito de Asencio, de la
Proclama de Mercedes, de la Batalla de Las Piedras, del Sitio a Montevideo, del
Armisticio de Octubre, de la retirada del Sitio , del largo camino de la derrota o
Redota, de la llegada al Ayuí, del oficio a la Junta de Paraguay, de la Precisión del
Yi. Y esta sumatoria de hechos es una parte de nuestra historia cargada de sentido.
De sentido federal pero sobre todo de sentido independentista, de sentido
republicano y de sentido democrático. Son antecedentes que ya estaban perfilando
las condiciones de Artigas para convertirse en el Protector de los Pueblos Libres y
esto cuando van sólo dos años del inicio de la integración oriental a los hechos de
Mayo de 1810. Con este telón de fondo en la Provincia Oriental, se produce la
convocatoria bonaerense a la Asamblea Constituyente y así dice Artigas:

“Reunido el pueblo oriental el cinco en mi alojamiento, en el sitio llamado


Tres Cruces, se abrió la Asamblea con la oración…Tengo la honra de volver
a hablaros en la segunda vez que hacéis uso de vuestra soberanía. Mi
autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana.
Vosotros estáis en el pleno goce de vuestros derechos, ved ahí el fruto de mis
ansias y desvelos y ved ahí también todo el premio de mi afán. Ahora en
vosotros está el conservarla. La Asamblea General tantas veces anunciada
empezó ya sus sesiones en Buenos Aires. Su reconocimiento nos ha sido
ordenado. Resolver sobre este particular ha sido motivo a esta congregación
porque yo ofendería altamente vuestro carácter y el mío, vulneraría
enormemente vuestros derechos sagrados si pasase a resolver por mí una
materia reservada sólo a vosotros”.4 Por estas palabras, palabras que trajeron
las acciones subsiguientes es que el 5 de abril de 1813 es una fecha gloriosa
para los orientales y para los pueblos de América: el reconocimiento de la
soberanía popular”.

Días después, el 13 de abril en esta Asamblea se proclamaron las Instrucciones


que los diputados orientales llevarían ante la Asamblea reunida en Buenos Aires.

4
Edmundo Favaro, El Congreso de abril, en Artigas, estudios publicados en El País como
homenaje al Jefe de los Orientales en el centenario de su muerte, Colombino Hnos.S.A.
Montevideo, 1950:74-75.

24
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Superior documento que inicia el proceso fundacional de la identidad de los


orientales y que ha sido analizado desde todos los puntos de vista en la sucesión de
los tiempos. Ya recibió todas las críticas y todos los reconocimientos imaginables,
surgiendo siempre no sólo para los orientales como un ejemplo de Carta Magna,
imposible de ignorar y orgullo de nuestra identidad. Los temas que abarca pueden
ser expuestos según tres grandes líneas, tal como viene haciéndose desde 1950,
según Edmundo Favaro:

I. Pensando en la organización general de las provincias

Artículo 1) primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta


de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a
la corona de españa y familia de los borbones y que toda conexión política
entre ellas y el estado de la españa es y debe ser totalmente disuelta.
Artículo 2) no se admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto
recíproco con las provincias que formen nuestro estado.
Artículo 3) promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión
imaginable.
Artículo 5) los poderes públicos (así éste como aquel), se dividirán en poder
legislativo, ejecutivo y judicial.
Artículo 6) Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán
independientes en sus facultades.
Artículo 7) El Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios
generales del Estado. El resto es peculiar al Gobierno de cada Provincia.
Artículo 18) El Despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas
constitucionales que aseguren inviolable la Soberanía de los Pueblos.
Artículo 19) Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires, donde
reside el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas.
Artículo 20) La Constitución garantiza a las Provincias Unidas una forma de
gobierno republicana; y que asegure a cada una de ellas de las violencias
domésticas, usurpación de sus Derechos, libertad y seguridad de su soberanía
que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios
proclamados. Y asimismo prestará toda su atención, honor, fidelidad y
religiosidad a todo cuanto crea o juzgue necesario para preservar a esta
Provincia las ventajas de la Libertad y mantener un Gobierno libre, de
piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.

Haciendo un rápido resumen del sentido que abarcan estos nueve artículos:

25
VII JORNADAS DE HISTORIA

Independencia absoluta - Sistema de Confederación - Gobierno republicano -


Separación del gobierno en tres poderes según el Espíritu de las Leyes de
Montesquieu rechazo al despotismo militar y opción por los gobiernos civiles -
libertad civil y religiosa - y el Artículo 19 que aspira a terminar con el centralismo
porteño.

II. Pensando en todas las provincias (son siete artículos)

Artículo 4) Como el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la


igualdad, libertad y seguridad de los Ciudadanos y los Pueblos, cada
provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supremo
de la Nación. (Un gobierno regional y otro el supremo de la nación)
Artículo 10) Que esta Provincia por la presente entra separadamente en una
firme liga de amistad con cada una de las otras para su mutua y general
felicidad, obligándose asistir a cada una de las otras contra toda violencia, o
ataques hechos sobre ella o sobre alguna de ellas por motivo de religión,
soberanía, tráfico o algún otro pretexto cualquiera que sea.( Una liga de
amistad y asistencia mutua entre la provincias)
Artículo 11) Que esta Provincia retiene su soberanía, libertad e
independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado
expresamente por la confederación a las Provincias Unidas juntas en
Congreso. (Importantísimo porque por primera vez la Banda es denominada
Provincia y como a todas se le reconoce soberanía, libertad e
independencia).
Artículo 14) Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos
exportados de una provincia a otra; ni que ninguna preferencia se de por
cualquiera regulación de comercio o renta a los puertos de una provincia
sobre las de otras ni los barcos destinados de esta provincia a otra serán
obligados a entrar a anclar o pagar derechos en otra. (Propio de un pensar de
estadista, se ocupa de regular la economía común para evitar abusos)
Artículo 15) No permita se haga ley para esta Provincia sobre bienes de
Extranjeros que mueren intestados, sobre multa y confiscaciones que se
aplicaban antes al Rey; y sobre territorios de éste mientras ella no forma su
reglamento y determine a que fondos deben aplicarse como única al Derecho
de hacerlo en lo económico de su jurisdicción (otra afirmación acerca de los
bienes provinciales y el derecho a su administración evitando las exacciones
realizadas a nombre del gobierno central, ya sufridas).

26
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Artículo 16) Que esta Provincia tendrá su Constitución territorial; y que ella
tiene el derecho de sancionar la general de las Provincias Unidas, que forme
la Asamblea Constituyente. (Sigue el ESTADISTA proyectando el valor de
una Constitución reforzando el sentido federal de estas Instrucciones al
reclamar el derecho y la intención nunca negada de formar parte de las
Provincias Unidas y sus estatutos constituyentes).
Artículo 17) Que esta Provincia tiene derecho para levantar los Regimientos
que necesite, nombrar los oficiales de Compañía, reglar la Milicia de ella
para seguridad de su libertad por lo que no podrá violarse el derecho de los
Pueblos para guardar y tener armas (el estadista en su función de
organizador del Estado, señala el derecho provincial a tener ejército como
uno de los componentes necesarios de los estados modernos)

III. Pensando en la Provincia de los Orientales (son cuatro artículos)

Artículo 8°: El territorio que ocupan estos Pueblos desde la costa oriental del
Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa forman una sola Provincia,
denominada la Provincia Oriental. (Otro artículo importante es el que da
nombre y desde siempre nombrar es dar identidad)
Artículo 9°: Que los siete Pueblos de Misiones, los de Batoví, Santa Tecla,
San Rafael y Tacuarembó que hoy ocupan injustamente los Portugueses y a
su tiempo deben reclamarse serán en todo tiempo territorio de esta Provincia
(otra declaración formativa de identidad: la territorial en este caso) .
Artículo 12°: Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques
que concurran a la introducción de efectos y exportación de frutos
poniéndose la correspondiente Aduana en aquel Pueblo; pidiendo al efecto se
oficie al Comandante de las Fuerzas de Su Majestad Británica, sobre la
apertura de aquel Puerto para que proteja la navegación o comercio de su
Nación.(Cumpliendo esa función que quiero destacar, la del ESTADISTA, la
del que reconoce que la economía es resorte fundamental para la libertad de
los pueblos, abre el puerto de Maldonado a la navegación internacional).
Artículo 13°: Que el Puerto de la Colonia sea igualmente habilitado en los
términos prescriptos en el artículo anterior.(Igual sentido que el anterior)

El resumen más estrecho que puedo hacer de estas Instrucciones es que la


reciente Provincia Oriental asume como necesidades indispensables para la región,
la Declaración de la Independencia. Libertad civil y religiosa. Organización política

27
VII JORNADAS DE HISTORIA

federativa. Estados autónomos. Que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno
central.

Consecuencias de estas Instrucciones en cuanto a las relaciones de la provincia


oriental dentro del conjunto de las provincias unidas

La primera consecuencia fue el rechazo de los diputados orientales a formar


parte de la Asamblea Soberana. ¿Por la forma de elección? No. Por el contenido
intrínseco de las Instrucciones. Así como Buenos Aires convocó con sentido de
nación centralista, Artigas presentó a su Provincia como parte de un Sistema
Federal. Hoy tenemos noción clara del desencuentro de sistemas que esto implicaba
pues conocemos las luchas entre unitarios y federales que retrasó por años la
unificación del territorio argentino en una sola nación. En aquel momento ni los
hombres de pensamiento ni los hombres de acción estaban unificados ni fuertes
como para imponer a los demás sus convicciones. Entonces podemos preguntarnos
por las razones que hicieron posible un desarrollo histórico con caracteres de
conflagración regional durante los años siguientes con un trastorno generalizado de
las condiciones geo políticas que se derivaron.

Otra de las consecuencias fue la convocatoria del Congreso de la Capilla Maciel?


Fue un Congreso presidido por Rondeau y convocado a causa del rechazo de los
diputados en primera instancia. Ya Artigas había dicho: si anhelamos la unión, la
concordia y la paz recordemos sólo las ventajas primordiales y demos todos los
pasos para lograr la incorporación. Consta en varios documentos que la opinión
oriental desconfiaba de las verdaderas razones de la no entrada de los disputados a la
Asamblea y Artigas quiso mantenerse dentro de las normas y decidió convocar a
otra reunión pero sus intenciones fueron rápidamente tergiversadas por las
autoridades de Buenos Aires. Desechando la idea de la autonomía de la provincia,
convocar otro Congreso que no dependiera de los orientales. La Gaceta de
Montevideo alertó sobre el desprecio que la Asamblea tendría hacia las reuniones de
los orientales. Un “americano español” advertía que las miras de los gobiernos de la
capital están en contradicción con vuestros intereses. Alguien que firmó como “Su
Paisano” escribió que todos estaban convencidos de que jamás habrían entrado los
diputados a la Asamblea… La historia de las Instrucciones no termina con el
Congreso de la Capilla Maciel. Por el contrario, los desacuerdos sucesivos, el
desconocimiento de la autoridad de Artigas por parte de Rondeau, la retirada de
Artigas del Segundo Sitio, las esperanzas españolas de que podrían aprovechar las
disidencias internas atrayéndolo hacia el gobierno español, todo, hizo que las

28
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Instrucciones Orientales quedaran como documentos fundamentales en cuanto a


señalar la verdadera posición ideológica de los orientales respecto al futuro de la
revolución. Los tiempos siguientes fueron aprovechados por Artigas para realizar
mayor exposición acerca de su Sistema. El sistema federal, Y de hacerlo conocer por
las demás provincias y de posesionarte en el norte de la Provincia Oriental, en el
lugar que llamó de Purificación. Todo esto lo llevó al glorioso año de 1815 en que
no sólo fue agraciado como Protector de los Pueblos Libres sino que llegó a la
realización del Congreso del Arroyo de la China, actual Concepción del Uruguay en
Entre Ríos, donde con el concurso de las seis provincias que lo reconocían dieron la
muestra de su solidez conceptual declarando la Independencia absoluta de todo
poder extranjero. Y mientras en las Instrucciones se solicita que los diputados la
pidan, en este Congreso directamente, se declara. Recordar que antes había
solicitado que

“será reconocida y garantida la Confederación ofensiva y defensiva de esta


Banda con el resto de las Provincias unidas…Y, en consecuencia de dicha
Confederación se dejará a esta Banda en la plena libertad que ha adquirido
como Provincia compuesta de pueblos libres, sujeta a la Constitución que
emane del Soberano Congreso General de la Nación”.

La inspiración de las instrucciones está tomada de los textos legales


estadounidenses y Artigas conocía la influencia del liberalismo norteamericano
sobre la revolución hispanoamericana. En trabajos de nuestros investigadores, como
Eugenio Petit Muñoz y Ariosto González, han demostrado la coincidencia de
lenguaje entre las Instrucciones y obras como La independencia de la Costa Firme
justificada por Thomas Paine, publicada en Filadelfia en 1811 y traducida de
inmediato al español. También de la Historia concisa de los Estados Unidos, de
John Mc Culloch, libro que Artigas poseía. Otros textos conocidos eran, la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la Constitución Federal de
1789 y las constituciones estatales de Massachussets, Nueva Jersey, Pensilvania y
Virginia. Por eso no hay dudas de la fuente de inspiración artiguista, lo que es
reconocido por él mismo.

Diferencias ideológicas y sus consecuencias

Los planteamientos propuestos por Artigas en las Instrucciones del año XIII,
contradecían altamente al ideario político de la dirigencia porteña. Para ésta, el
Estado debía organizarse según principios de jerarquización política pues ésta

29
VII JORNADAS DE HISTORIA

respondía a la posición que cada individuo ocupaba en la sociedad. Por eso


confiaban en que una clase alta, preparada y dueña de las haciendas y los territorios
estaba destinada a ser justa e ilustrada. En especial se trataba de la población urbana.
No encuentro diferencia con el imaginario social de la actualidad en que las cada
vez más grandes concentraciones urbanas gozan, a la mirada de los provincianos, de
todos los privilegios culturales imaginables.,. La ciudad concentra las más modernas
concepciones económicas, intelectuales y políticas del mundo. Y concentran la
“civilización” frente a una “barbarie” provincial, cuyos resabios todavía esperan el
toque que surge del centro más central: la capital.

El ideario artiguista

Ya había manifestado su valoración acerca del Sistema federal, por lo tanto


ningún partidario del sistema centralista de concentración del poder político y
económico podía aceptar a los diputados orientales. La base era que una nación solo
podía construirse con el aporte igualitario de todos sus sectores sociales. Visión que
venía, más que de un concepto igualitario, venía de una antigua marca dejada por la
vida misma, la gran maestra de los humildes. El federalismo artiguista, tiene
inspiración en textos americanos pero tiene fundamento en su propia vida. En lo ya
vivido en recorridas por todo el territorio oriental antes y después de ser funcionario
militar. Y cuando fue erigido en Jefe de las milicias orientales toda su ideología
social ya estaba en su vigor conceptual.

El programa político de las Instrucciones del año XIII se presentaba como un


sinsentido, irracional para Rivadavia, Sarratea o Alvear…para quienes un caudillo a
la intemperie, conocedor de todos los habitantes de los más de 176 mil kmts.
cuadrados que había recorrido mil veces, nunca representaría a la civilización. Eran
bárbaros y anarquistas. Imposible el acuerdo mutuo.

En el ahora

También nosotros, los nacidos en las tierras de la Banda Oriental, luego


Provincia, luego Estado, hoy República, hemos sorteado todas las vicisitudes
propias de la evolución de los tiempos para encontrarnos siempre recorriendo el
laberinto de nuestra identidad. Ex argentinos, todavía orientales, conocidos como
uruguayos, se concentra en nuestro himno nacional el “Orientales, la patria o la
tumba”. Fuerte mención al pasado de la nación, esa letra nos lleva al territorio de
nuestra escolaridad, hasta el límite de la emoción. Y esta es una carga inamovible en

30
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

lo que somos, en lo que parecemos y en aquello por lo cual nos aman o nos dejan. Es
cierto que los tiempos cambian, que la evolución mundial de costumbres y
pensamientos se acelera, que escasea el tiempo para asimilar los cambios y el
conflicto se abre entre lo que somos y lo que seremos. ¿Es acaso que tambalea la
identidad oriental? Si así fuera y si pudiéramos interrogar a Isidoro de María, a
Eduardo Acevedo Díaz, a Bartolomé Hidalgo y a tantas voces que arrimaron fuego
al sentimiento, la verdad a la infamia, la respuesta sería sobria y contundente. Por
más que soplen los vientos de la modernidad, por más que seamos uruguayos a los
ojos del mundo, la orientalidad es nuestra divisa mientras podamos leer en las
páginas de la historia y rescatar el sentido de la inspiración de Artigas cuando puso
el alma para interpretar las necesidades de los pueblos.

Pueblos que hablaron por su voz cuando dijo:

“Los orientales juraron en lo hondo de su corazón un odio irreconciliable, un


odio eterno a toda clase de tiranía… No debemos perdonar fatigas hasta no
llegar a consolidar la seguridad de este territorio… al fin todos confiesan que
en la constancia del pueblo oriental sobre las márgenes del Uruguay se
garantieron los proyectos de toda la América libre… la libertad de América
forma mi sistema y plantearlo mi único anhelo… le exhorto a que cada día
trate con más amor a esos naturales…Yo deseo que los indios, en sus
pueblos, se gobiernen por sí…Sea todo su empeño en recordar a las
Provincias el deber sagrado de perseguir a sus opresores y no a sus
hermanos…Yo jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier
obra que en su objeto llevase esculpido el título de pública felicidad…La
causa de los pueblos, no admite señor, la menor demora…Tiemble, antes de
vulnerar la causa sagrada de los pueblos… El objeto y fin del gobierno debe
ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los
pueblos… Para mi, nada tan lisonjero que los pueblos expresen su
voluntad… Devuelva ese Cabildo, con la mayor exactitud, la contribución
que sacó… Los ingleses deben reconocer que ellos son los beneficiados y por
lo mismo, jamás deben imponernos; al contrario, someterse a las leyes
territoriales, según lo verifican las naciones todas y la misma Inglaterra en
sus puertos…La Constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de
gobierno republicana y que asegure a cada una de ellas, de la violencia
doméstica, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía
que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios

31
VII JORNADAS DE HISTORIA

proclamados… La Confederación es el único sistema para el pacto recíproco


con las Provincias que formen nuestro Estado...

La memoria a través del tiempo

Uruguay hoy, en su compleja realidad y con sus hijos esparcidos por todo el
orbe, goza de indudable tinte de identidad y la lógica del caso se asienta en que para
tener un destino bastaba tener un libro y para tener el libro bastaba contar con el
hombre y para que el hombre se manifieste bastaba tener un corazón y para que ese
corazón latiera bastaba tener una inspiración y ésta llega hasta hoy, a doscientos
años de las Instrucciones del año XIII. “Porque en nosotros el amor por Artigas es
un sentimiento que identifica y confunde con el amor a la patria. Aunque su historia
estuvo envuelta en brumas el corazón del pueblo lo consagró y trasmitió su nombre
con el prestigio de una personalidad heroica. Luego vino la obra de crítica y análisis,
la que dejó asentada sobre pedestal inconmovible la estatua ideal cuya forma hoy se
puede admirar en el corazón de Montevideo. Su figura, la más original, soberbia y
arrogante. La que con soberana fuerza se destaca entre muchas en este extremo sur.
Hemos logrado levantar la espesa nube de polvo que oscureció ante los extranjeros
la grandeza indomable del jefe de los humildes o de los sencillos como dijo
Galeano, o de los gauchos por excelencia y elección y en 1914 ya decía José Enrique
Rodó que América y Artigas llegarán a abrazarse en un abrazo indisoluble”5.

5
Delia Etchegoimberry: Artigas-Paradigma y Continuidades, Montevideo, Ed. Congreso de
Intendentes. Montevideo, 2011, passim todas las citas.

32
Artigas, o de cómo organizar el poder político
basado en los derechos de representación de los individuos
de las regiones, todos en pie de igualdad

Eduardo Nocera
Buenos Aires

Propuesta

Quisiera ofrecerles una serie de reflexiones acerca del Congreso de Tres Cruces
y las entusiastas adhesiones que propició; la unidad de las Provincias Unidas, la
Asamblea del Año XIII y cómo surge la antipolítica que amenazó la democracia
popular con la concentración del poder haciendo inconclusa la sinfonía de la Liga
Federal donde “naides es más que naides”.

Pero lo que en principio diré es que enterado de que había una casa solariega de
Artigas en Peñarol fui, al otro lado del Arroyo Miguelete, suburbio de Montevideo,
que entre otras cosas allí se hizo una de las reuniones artiguistas por la Asamblea,
que no todas se hicieron en Tres Cruces donde estaba el palomar de Sainz de Cavia.
Recuerdo que Pivel Devoto cita al Zorrilla de San Martín de La Epopeya de Artigas:
“Los Diputados elegidos... llegaron al campo de Artigas, en el Peñarol, el 3 de abril
de 1813”. Frente a Montevideo, en Tres Cruces, antes de llegar a La Blanqueada,
siguiendo la 18 de Julio y la 8 de Octubre, cerca del Camino a Maldonado, se
levantaba en 1813 una casa quinta perteneciente a Cavia, en la que Artigas había
fijado su campamento al reiniciar el sitio de Montevideo: es el Palomar, en Avelino
Miranda y Avenida Italia, donde hoy se emplaza una biblioteca barrial. “Las tres
cruces” serían “los tres cruces de caminos” que marcan el lugar en el cruce de la
vieja calle 18 de Julio, el camino Aldea (hoy avenida Italia) y el camino a Punta
Carretas (hoy bulevar Artigas).

Confieso que mientras escribo estas líneas, estoy nuevamente allí, hoy frente a
los 202 años de los sucesos del Congreso de Abril e Instrucciones, y vuelvo a tener
la sensación de que en el feriado argentino declarado en 2013 al cumplirse 200 años
desde que la Asamblea dictó la Ley de Libertad de Vientres, no había nada
demasiado federal o confederal para conmemorar, a menos que haya sido día no
laborable como repudio federalista a la Asamblea digitada por Buenos Aires. Diré
que la ciudad-puerto invitó a los diputados de las provincias como una simple

33
VII JORNADAS DE HISTORIA

formalidad, porque el centralismo impuso su voluntad desde el vamos. Un ejemplo:


debido a que Entre Ríos no fue invitada a elegir un diputado, el 22 de abril de 1813
la Asamblea eligió como representante por la provincia al abogado y sacerdote
porteño Ramón de Anchoris, quien sólo conocía a Entre Ríos de mentas. De estas y
otras faltas viene toda la contradicción con Artigas: la declaración de Independencia,
la conformación de un régimen confederal, la multiplicación de puertos, y que la
ciudad donde residiera el gobierno central no fuera Buenos Aires. Es decir que en la
Asamblea no se cumplieron los cuatro objetivos artiguistas. Claro que se encargó la
composición del Himno Nacional, que celebraba las victorias de San José y Las
Piedras, libradas bajo la comandancia del hermano, los primos y hombres de
Artigas, y el propio caudillo en suelo oriental. Sólo un detalle: se mencionan las
batallas, pero nada se dice de los oficiales de esos ejércitos victoriosos, todos
americanistas en sus correspondencias privadas; ninguno adicto a nacionalidades
parciales. Revisando el original del himno, entonces, se observa a Artigas convertido
en 1813 (aún sin nombrarlo) en un patriota de la revolución americana. Convertido,
además, por la Asamblea del Año XIII, la misma que rechazó la incorporación de
sus diputados electos en el Congreso de Abril. Este Congreso nombró seis
diputados: dos por Montevideo, uno por Canelones, uno por Maldonado, uno por
San Juan Bautista y San José y uno por Santo Domingo Soriano. De éstos, cuatro
eran sacerdotes.

Los desencuentros ideológicos y sus proyecciones históricas

Por Decreto del 4 de noviembre de 1812, el Segundo Triunvirato había


designado la Comisión formada, entre otros, por el antiartiguista Gervasio de
Posadas y el ex artiguista Valentín Gómez, para que redactara el proyecto de
Constitución a ser sometido a la Asamblea. El Capítulo XIV del proyecto de
Constitución señalaba, vaya paradoja, cual anticipo de las Instrucciones: “Que la
silla del Gobierno ha de estar precisamente fuera de Buenos Aires [...[”.Asimismo,
Arturo Sampay, en Las constituciones de la Argentina, 1810-19721, recoge el
proyecto alternativo de Constitución de la Sociedad Patriótica, que se elaboró a
través de Monteagudo, Larrea y otros, cuyo artículo 78 establecía:

“El Congreso se juntará en la Capital que será siempre una ciudad que no sea
cabecera de ninguna provincia y esté en un centro distante igualmente de los

1
Bs. As., Eudeba, 1975, p. 2

34
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

extremos del estado desde donde pueda el gobierno comunicar igualmente su


acción a todas partes…”.

El 31 de enero de 1813, la Asamblea inició sus sesiones. Fue elegido presidente


el representante de Corrientes Carlos María de Alvear, y secretarios los diputados
por Buenos Aires, Hipólito Vieytes y Valentín Gómez. La Asamblea inauguró sus
sesiones con los diputados por Corrientes; Santiago del Estero, Córdoba; Catamarca;
Buenos Aires; Luján; San Juan; Tucumán; La Rioja; Jujuy; Mendoza; San Luís; y
Salta. Nótese la ausencia de representantes de la Provincia Oriental encabezada por
Artigas. Asimismo, la Asamblea dispuso la creación de un Poder Ejecutivo
unipersonal con poderes absolutos, bajo el nombre de director Supremo, y se
designó para ejercerlo a Posadas, quien pasará a la historia del federalismo como
aquel que puso precio a la cabeza de Artigas: seis mil pesos vivo o muerto por
salirse -trágicamente ninguneado- del segundo sitio de Montevideo.

En tanto, las rechazadas Instrucciones sintetizaban el pensamiento artiguista, las


redactó Miguel Barreiro y dependiendo de las versiones, éstas fueron 15, 20, 25 o 26
mandatos que iban desde conceptos ideológicos a cuestiones prácticas del momento.
En este Artigas “instructor” hay un federalismo que no es de ningún modo feudal
(como tanto se escribirá después para esmerilar el liderazgo de los caudillos); este
artiguismo emergente es un federalismo popular donde la población rural va dejando
de ser analfabeta y mera mano de obra barata y comienza a tomar decisiones
políticas soberanas e inmiscuirse en la cosa pública como no lo había hecho en 300
años de sociedad colonial. Y la confederación artiguista es el viejo respeto a los
fueros de los pueblos. Caseríos, villas, pueblos, ciudades. Un conjunto de provincias
unidas por lazos de amistad en primera medida, después, un gobierno central que
atiende los negocios generales del estado, y después las asambleas y cabildos. De
modo que “el Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios generales del
Estado. El resto es peculiar al Gobierno de cada Provincia” (Art. 7 Instrucciones).
Esas son las dimensiones de la Liga Federal. De las personas a los cabildos, de los
cabildos a las provincias y de cada provincia a la confederación. Organizar el poder
político basado en los derechos de representación de los individuos y de las regio-
nes, todos en pie de igualdad. Por lo que el caudillo va amalgamando esa comunidad
interprovincial que lo preexistía. Por eso lo siguen las demás provincias. Por el
artículo 2 de las Instrucciones: “No admitirá otro sistema que el de Confederación
para el pacto recíproco con las Provincias que forman nuestro Estado”. Diremos que
la revolución artiguista es republicana pero legataria de la antigua tradición del
derecho público español y americano que se manifiesta en tiempos de los fundadores

35
VII JORNADAS DE HISTORIA

de pueblos en América: las comunas originarias, marco jurídico y social de las


nacientes comunidades americanas, eran sentidas y vividas por sus pobladores como
“repúblicas” (no res-públicas en nuestro concepto), y así denominadas en las actas
de sus primeros acuerdos capitulares. Esta vertiente que le da a los pueblos de
América autonomía, erigida en un auténtico fuero, llena de hispanidad a la
revolución artiguista.

Por otras parte, hay una formación constitucional rioplatense a partir de este
primer artiguismo, desde el proyecto mismo de constitución federal intentado
presentar a la Asamblea, a la cual –reitero- Artigas envía su proyecto de unión
provincial en forma confederada. Más. El Acta del 5 de Abril del Congreso de Tres
Cruces agregaba que la relación iba a ser de Confederación y de alianza ofensivo-
defensiva de cada una de las provincias con las demás, y que en consecuencia de
eso, el territorio de esos 23 pueblos orientales que se habían congregado en Peñarol
y luego en Tres Cruces, todos en pie de igualdad, formaban una Provincia
compuesta por “pueblos libres”. De nuevo. Estas Instrucciones no llegan, porque el
único diputado que estará en la Asamblea es el representante de Maldonado,
Dámaso Gómez Fonseca, electo por afuera del Congreso oriental-artiguista de Abril.

Cuando las Instrucciones se escriben, comienzan velozmente a circular versiones


dispersas por todas las provincias con artículos de más y con artículos de menos.
Esto se explica porque Artigas distribuyó las Instrucciones, como hará con todos los
documentos de su ciclo político, para que fueran leídas en la plaza pública. Había un
tema del pregón, que, en efecto, sobrevive al periodo colonial, de decir, de avisar, de
informar, paralelo a un proceso de gran formalidad e institucionalización de
demandas y nuevo derechos. Asimismo, yo no puedo creer que las Instrucciones le
hayan salido a Artigas de la punta de la lengua. Para algunos historiadores, la
organización de la Confederación artiguista constituye una muestra de la aplicación
de la democracia radical y plebeya a través de las decisiones asamblearias en una
serie de reuniones -a veces denominadas como “patriadas”- hasta lograr el
consenso. Yo, en esa línea, creo que las Instrucciones son el resultante del mismo
tipo de proceso dialéctico que se da permanentemente en las asambleas artiguistas:
en la Primera asamblea, cuando se decide continuar el sitio a Montevideo en la
panadería de Vidal; en la Segunda asamblea, cuando se nombra a Artigas Jefe de los
Orientales en la quinta de La Paraguaya; y en la Tercera asamblea, que marca el
inicio de La Redota desde San José. Añado que considero que Artigas ve una clara
separación entre lo que es el federalismo y lo que es la confederación; sus
principales colaboradores -sus secretarios y hombres de máxima confianza, como “el

36
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

hombre de Mayo” Felipe Santiago Cardozo- han de ser ilustrados y su participación


se advierte en la tentativa confederal: lo dicho, las Instrucciones fueron redactadas
por su sobrino, Barreiro, en los siete días que van del 6 al 13 de abril de 1813, y en
ellas Artigas ve una clara separación entre lo que es el federalismo y lo que es la
confederación, entre otras cosas, porque recibió los trabajos de Jefferson y de Paine
en su versión en español y no gusta de hacer el papel de tonto cuando se trata de la
libertad y unión de los territorios. Era aquella NuestraSudamérica que recibía muy
poca literatura revolucionaria.

Pero Artigas andaba con tres libros en el recado: El contrato social, traducción
de Moreno, Historia concisa de los Estados Unidos desde el descubrimiento de la
América hasta 1807, de John M'Culloch, traducción de García de Sena; y La
independencia de la Costa Firme justificada por Thomas Paine treinta años ha,
traducción de García de Sena con un anexo con las constituciones de Massachusetts,
Maryland y Virginia. Por lo que las Instrucciones tienen un antecedente
“organizativo” en la Constitución norteamericana, sin embargo pensemos que
Jackson, Washington, Monroe y Jefferson eran muy hostiles a los pueblos indios
norteamericanos, mientras que todo lo democrático popular, lo asambleario
artiguista, es parte del espíritu indígena y afro que habitaba, con fuerte presencia
simbólica y real, de hombres de a caballo y de a pie, generalmente expoliados, la
rica campaña oriental rioplatense. He aquí que en las Instrucciones el artiguismo va
a proponer que la forma constitucional no signifique elección de un poder central
sobre las provincias, sino que cada una mantenga su autonomía y su fuerza armada y
resuelva sobre la navegación de sus ríos, su régimen aduanero y arancelario, sus
autoridades civiles y eclesiásticas, etc.

La idea de qué hipótesis política trabaja Artigas es una idea muy deudora del
contexto de la guerra anticolonial, donde lo que aparece en primera instancia es que
la soberanía popular no se enajena, que hay algo que es la “soberanía particular de
los pueblos” que, en principio, mientras no está firme el contrato social efectivo
entre los pueblos, es una soberanía dispuesta por las asambleas de representantes de
los pueblos. Estas ideas son líneas en contra de la representación y abren el debate
en torno a la representación política en términos actuales de multiculturalidad y
plurinacionalismo. Esta idea de Artigas de que es la asamblea la que le da el poder
soberano y la asamblea una vez constituida puede retirárselo. “Mi autoridad emana
de vosotros…”. Esa es una frase en contra de la idea de representación, porque debe
leerse como “mi autoridad cesa en el momento en que ustedes están presentes”, y
eso no es lo mismo que la idea de un representante. ¿Qué es lo que está planteando

37
VII JORNADAS DE HISTORIA

el artiguismo? Que hay un tipo de representación distinta que no es la liberal, y que


pasa por un vínculo muy directo entre las masas, sus derechos y la jefatura. Eso que
es tan visible en la Oración Inaugural del 13 está aludiendo a un tipo de relación
sobre la cual se constituye la política, y no es una relación democrática formal.

Además, está la idea de que la “soberanía particular de los pueblos” no puede ser
enajenada porque define los poderes locales, pero cuando Artigas piensa cómo se
estructura la nación independiente va a decir que hay constituirla sobre la base de un
pacto entre esos poderes locales, y en ese pacto lo que se puede constituir es una liga
ofensiva y defensiva. Eso implica en términos constitucionales no sesión soberana,
porque en las Instrucciones el artiguismo lo que va a proponer para la Asamblea es
que la forma constitucional no signifique elección de un poder central sobre las
provincias, sino que cada una mantenga su autonomía y su fuerza armada. Insisto.
Estas ideas son líneas en contra de la representación, y abren el debate en torno a la
representación política en términos actuales. ¿Y qué es una “instrucción” a estos
diputados? Es el mandato con el cual cada uno tiene que ir a la Asamblea
Constituyente por el que se fija qué es lo que tienen que votar y a qué tienen que
oponerse. Seguro que son las de Artigas instrucciones desoídas. Pero las
instrucciones siempre están en parte para eso: son mandatos que corren el riesgo de
ser fallidos. Se le da instrucciones no a aquel que pertenece al riñón de determinado
poder, sino que se le da instrucciones a aquel que va con una cierta distancia. Las
instrucciones portan esta cuestión que el que va puede no cumplirlas cabalmente. Sí.
Artigas tuvo varias etapas en la Revolución y, tal vez, la etapa del estadista sean las
Instrucciones de cómo debía escribirse la Constitución en la Asamblea de Buenos
Aires. Las Instrucciones son negarse al puerto en Buenos Aires. Formar una Liga
Federal. La República. La división de poderes. La afirmación de participación
popular en el poder. Que sea fuera de Buenos Aires el lugar donde resida la capital.
Y solo en las Instrucciones de Artigas es donde se encuentra esa idea de inclusión
social y de “federalismo argentino” que nace en el Ayuí y se explicita en el
Congreso de Tres Cruces.

Así las cosas, el oficio del Daymán es el primer documento del federalismo
argentino. Para los argentinos occidentales no existen porque Buenos Aires -
históricamente- les trabó el ejercicio de su argentinidad a Artigas, más allá del
encuentro físico porteño con el Deán Funes, en febrero de 1811, para ponerse a las
órdenes de Mayo. Buenos Aires vetó el ingreso de los delegados artiguistas. Buenos
Aires puso precio a la cabeza de Artigas. El oriental respondió rechazando el
ofrecimiento de Alvear, primero (a cambio de la retirada artiguista de las provincias

38
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

del litoral), y de Álvarez Thomas, después (Misión Pico-Rivarola), de convenir la


independencia de la Provincia Oriental y, por lo tanto, su segregación de las
Provincias Unidas del Río de la Plata: es el espíritu de las Instrucciones. Entonces el
federalismo de Artigas son las Instrucciones, escritas cuando todavía no se sabía qué
se iba a hacer y todavía se estaba proyectando y re proyectando, construyendo y
desarmando el estado de cosas. Con las Instrucciones Artigas también quiso ser
uruguayo; y lo fue. Artigas es el primer individuo que crea la nomenclatura
“Provincia Oriental del Uruguay”, en el Proyecto de Constitución Provincial de
1813; Artigas soñó con una Provincia Oriental independiente y con una estrategia de
unidad con los aliados que tenía al lado: las provincias argentinas, Río Grande do
Sul y Paraguay. Las provincias son el modelo confederativo. Y Artigas lo expresa en
la documentación constitutiva de lo que se ha llamado Liga Federal y que en
realidad Artigas llama “sistema de los pueblos libres”. Buenos Aires pensaba el Río
de la Plata en términos del territorio virreinal, pero Artigas y los liderazgos
provinciales pensaban el territorio en dimensión local-regional. Entonces Artigas
propuso un modelo de unidad entre las provincias respetando antes que nada la
independencia de cada uno de esos estados miembros de la unión. Eso es las
Instrucciones. Independencia provincial es más que autonomía provincial. Y Artigas
establece en el proyecto de Constitución del año 13 la independencia provincial:
nace la Provincia Oriental del Uruguay. Por lo que el Uruguay, aunque nos pueda
pesar, también es una realización artiguista. Artigas define una comunidad
territorial, jurídica y política llamada Provincia Oriental del Uruguay. Es el primer
nombre de ese territorio después de “Banda Oriental”. Pero atención: Artigas no
habla de la provincia oriental autónoma de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
sino que crea una nueva estructura política para coaligarse vía Instrucciones con las
demás provincias. ¿Quién era el enemigo común? Montevideo y Buenos Aires. Esa
lucha resume todo el ideario artiguista. Después, los historiadores portuarios (de
Buenos Aires y Montevideo) lo desvirtuaron y lo transformaron en prócer extranjero
para los argentinos occidentales. Y, como tal, externo a nuestra historia de la
República Argentina.

Los dos proyectos incompatibles: unitarios y federales

Es en la nota del 20 de julio de 1811 donde el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia


explica las resoluciones del Congreso asunceno y afirma que el Paraguay quiere
formar con Buenos Aires una confederación junto con las demás provincias, lo
mismo que intentará Artigas en 1813 con sus Instrucciones. Por lo que vemos que el
20 de julio de 1811 ya se plantea esa idea confederal con dos años de anticipación…

39
VII JORNADAS DE HISTORIA

y la Convención de Amistad, Auxilio y Comercio -el tratado de confederación- será


firmada el 12 de octubre de 1811 entre representantes de la Junta Grande del Río de
la Plata y la Junta Gubernativa de Asunción. Reconocía el gobierno de Buenos Aires
la autonomía de la provincia del Paraguay hasta la celebración de un congreso
general de todas las provincias que decidiera la forma de gobierno (lo que sería en
dos años la Asamblea del Año XIII), estableciendo de hecho la independencia del
Paraguay. Por Buenos Aires firmaron Manuel Belgrano, Vicente Anastasio de
Echevarría y Pedro Feliciano de Cavia, a quien en 1818 el Directorio le
encomendará la redacción de un libelo difamatorio contra Artigas; Cavia dio así
inicio a la prédica literaria anti-artiguista. Más Buenos Aires no cumplió lo acordado
en materia impositiva y subió los gravámenes a las materias primas paraguayas que
circulaban por el Paraná: yerba mate, tabaco y madera vieron crecer sus costos de
transporte para descrédito de lo rubricado por la Junta Grande. El Segundo Congreso
paraguayo se reunió del 30 de septiembre al 12 de octubre de 1812; ese día se
estableció el Consulado con Yegros y Francia. El gobierno del Paraguay, burlado en
su buena fe, no ha de insistir más en una confederación, y cuando desde Buenos
Aires se lo apremie para enviar un diputado a la Asamblea, y se envíe a negociar al
montevideano Nicolás de Herrera, este hecho desencadenará la convocatoria a un
nuevo Congreso donde mil diputados paraguayos en octubre de 1813 declararán el
nacimiento de la República del Paraguay.

Regresemos en la cuenta de los años. Artigas a la Junta del Paraguay desde el


Daymán, el 7 de diciembre de 1811, manifiesta que su pueblo habrá que exiliarse
para sobrevivir como entidad social y comunidad política. El éxodo como bautismo
de la orientalidad. Los orientales traicionados por el gobierno de Buenos Aires, no
podían considerarlo como un gobierno propio. Definitivamente, no significa esto
que en el ánimo de aquellos seres desguarecidos habitara la creación de un país
distinto, pero sí la de un “pueblo libre”. El armisticio los había abandonado a su
suerte. Todo el federalismo que viene después de Artigas es regresivo. Pero este no,
pues aquí hay un Artigas dramático que cuando Asunción ya había roto con Mayo se
desvive diciéndoles a los paraguayos “no podemos separar el ex Virreinato, a mí
tampoco me gusta Buenos Aires, pero si estamos todos de este lado del federalismo
podemos contrapesar el poder unitario”. Ese movimiento artiguista hacia Paraguay
rearticula toda la lucha política contra el centralismo porteño que se avecinaba en el
litoral.

Veamos las correspondencias ineludibles para tamaña confluencia entre el


Paraguay y Artigas. Son el alma de las Instrucciones y hasta su mismísimo cuerpo.

40
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

-19 enero de 1813. La Junta Paraguaya a Artigas. Informa sobre sus desavenencias
con Buenos Aires, afirma su independencia frente a Buenos Aires y se refiere a la
asamblea de las provincias del Plata.

- 8 de febrero de 1813. Artigas a la Junta. Conflictos con Buenos Aires, crítica de la


conducta porteña. Necesidad de coordinar acciones paraguayas y orientales.

-15 de marzo de 1813. La Junta a Artigas. Acusa recibo de cartas y reitera


comunidad de ideales, pero sin comprometerse a la acción conjunta.

-17 de abril de 1813. Artigas a la Junta. Planes para la Asamblea Constituyente:


equilibrar “el juego de los sufragios en la asamblea con seis diputados nuestros, siete
de esa provincia y dos de Tucumán decididos al sistema de federación”.
Se envían las Instrucciones del año XIII (adjuntas a la nota), que declaran la
independencia de España y proponen un sistema federal para las Provincias Unidas
del Río del Plata.

- 29 de mayo de 1813. Artigas a la Junta. Expulsión de Sarratea del campo oriental,


participación en la Asamblea Constituyente, creación del gobierno económico en la
Banda Oriental. “Nuestras relaciones... deben hacerse con más frecuencia”.

Las Instrucciones

El conocimiento de la existencia de las cuatro versiones de las Instrucciones se


lo debemos a los trabajos de Oscar H. Bruschera, Emilio Ravignani y Juan E. Pivel
Devoto.

1. Las instrucciones del 5 de abril (21 artículos), copiadas en Santa Fe y que el


Cabildo de Santa Fe dio en 1815 a quien debía representar a la provincia ante el
Congreso de Oriente del 29 de junio de 1815. Este texto de la versión santafesina se
limitaba a consignar que sus artículos concordaban “con los q.e se hallan en un
quaderno en quarto compuesto de cinco foxas escritas, y una blanca, q.e manifestó el
S.r Alcalde de prim.o voto, expresando ser copia de la q.e acordaron, y dieron los
Pueblos Orientales, a sus Diputados p.a la Asamblea gral.”

2. Las instrucciones del 13 de abril (20 artículos), de los diputados orientales, cuya
copia está autenticada por Artigas y fue enviada de inmediato al Paraguay.

41
VII JORNADAS DE HISTORIA

3. Las instrucciones del 18 de abril (15 artículos), otorgadas por los vecinos de Santo
Domingo Soriano, y firmadas por veintiocho personas, la mayoría natural de la zona
o avecindada desde largo tiempo, y de las cuales una cuarta parte había sido
cabildantes, jueces comisionados o receptores, y por lo menos tres habían
acompañado con sus familias al ejército oriental en La Redota. Yo me acerqué al
Museo Mitre, aquí en Buenos Aires, para dar con un documento original que forma
parte de la “Contribución Documental para la historia del Río de la Plata” (Buenos
Aires, Imprenta Coni Hnos., 1913, Tomo II, pág. 261). Entonces vi las Instrucciones
al diputado de Soriano para pedir la declaratoria de la independencia y el sistema
federal. Tres hojas en este recuerdo del viejo centro porteño de la calle San Martín,
entre Sarmiento y la avenida Corrientes.

4. Las instrucciones del 8 de julio (26 artículos). Son las “Instrucciones reservadas”
dadas por el pueblo de Maldonado al nuevo diputado electo el día anterior, firmadas
por los ocho electores del diputado, encabezados por el comandante militar y
político y el cura y párroco de la villa. Las Instrucciones de Maldonado establecen
aspectos muy localistas, señalando que el producto de la explotación de los lobos se
aplique a cuestiones que tienen que ver con Maldonado. Uno puede pensar por qué
plantear ese tipo de inquietudes locales, ya que estaban yendo a Buenos Aires a una
Asamblea Constituyente y Legislativa, pero no olvidemos que era la primera vez
que los pueblos interiores iban a participar en una Asamblea que quería dotar de
forma política al nuevo estado y la experiencia que tenían los diputados era
representar esencialmente los intereses de cada localidad.

Otra vez. Los representantes de los pueblos se reunieron en la quinta de Cavia


frente a una Montevideo sitiada y repleta de leales al régimen español. La sesión de
apertura fue postergada por dos días a consecuencia de las lluvias y crecidas; estaba
prevista el día 3 y 4, pero se llevó acabo el día 5 de abril de 1813. José Gervasio
Artigas continúa la Oración de Abril que comienza con la palabra “ciudadanos”,
destinada para aquellos que eran “vecinos” hasta su irrupción provocadora: “La
asamblea tantas veces anunciada -la Constituyente de Buenos Aires, para la cual el
general Rondeau le comunicó a Artigas, el 16 de marzo, que debía designar
diputados de su Provincia, pero Artigas le respondió que primero tenía que consultar
a los pueblos- empezó ya sus sesiones […]. Su reconocimiento nos ha sido
ordenado. Resolver sobre este particular ha dado motivo a esta congregación”. El
Congreso de Tres Cruces aprobó el reconocimiento de la Asamblea Constituyente,
aunque condicionado a un pacto, en lo que Artigas fue taxativo: “Ni por asomo se
trata de una separación nacional”.

42
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Sus fuentes

Yo entiendo que el hecho federal de Artigas es creador; pero si uno va al


proyecto constitucional federal de 1813 para el conjunto de las Provincias Unidas,
hay una lógica inspiración en el constitucionalismo norteamericano, el único que
había adoptado un sistema federalista con relativo éxito. Son 64 artículos y cuatro
“puntos” y 16 artículos son tomados del Acta de Confederación de 1777, y 44
artículos tienen su fuente en la Constitución Federal Norteamericana de 1787. Este
ejercicio es una copia literal que realiza su colaborador y diputado oriental portador
de las Instrucciones Felipe Santiago Cardoso, quien coloca al final del escrito sus
iniciales F.S.C. Esta constitución artiguista consagra el sistema republicano y federal
de gobierno y el principio de la separación de poderes. Lo que varía es la extensión
de los artículos, algunos en Artigas mucho más reducida. En el artículo 45 se
establece que la Religión Católica es la preponderante en las Provincias Unidas y
que el Congreso no permitirá el establecimiento de otra religión, con lo que
establece un Estado sin libertad de cultos.

Lo único original en Artigas es el artículo 40, que marca que la presidencia dura
dos años y que quien la ocupe deberá ser elegido por un sorteo entre candidatos
designados por todas las Provincias, lo que es una especie de rasgo confederal que le
otorga la potestad de la elección del Ejecutivo a lo determinado por las provincias en
sus asambleas de representantes de los pueblos. Las Instrucciones tienen elementos
federales y confederales simultáneamente. La idea de constitución es una idea
federal; la confederación norteamericana tenía un pacto porque tradicionalmente las
confederaciones se unen por pactos; la idea de milicias provinciales y armarse es
confederal; libertad civil y religiosa es un rasgo federal; EE.UU. crea una capital que
es Washington, y que la capital no sea Buenos Aires puede ser tomado como un
rasgo federal; pero lo que diferencia a una confederación de una federación son las
autonomías y las soberanías provinciales: los integrantes de una confederación son
soberanos, por lo que pueden abandonar la confederación o coaligarse con otras
regiones; en cambio las partes integrantes de una federación son autónomas y deben
perpetuamente permanecer en la República, tal es el caso de las provincias
argentinas.

El articulado de las Instrucciones

Artigas hasta 1813 no habla de independencia, es en las Instrucciones donde en


el artículo 1 se refiere a ella, y es el primero de los revolucionarios en hacerlo. En

43
VII JORNADAS DE HISTORIA

segundo término, consideraba indispensable establecer el sistema de confederación y


no otro. Mas las Instrucciones también tienen un carácter en sí mismo constituyente
de la Provincia Oriental, porque mal podría enviar diputados una Provincia que aún
no existía como tal. Porque primero, los Pueblos de la Banda Oriental se constituyen
como Provincia; segundo, esta nueva Provincia “entra separadamente en una firme
liga de amistad con cada una de las otras…”; y, tercer, envía sus diputados a la
Asamblea Constituyente de la Confederación que se pretende formar. Y esto último
supone que “Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de
estas Colonias…”, una independencia provincial que ya se estaba ejerciendo al igual
que la autonomía provincial desde el primer Gobierno Económico en la Villa de
Guadalupe, en Canelones. Pero la instalación y propósitos de este gobierno oriental
no fueron reconocidos por el Segundo Triunvirato ni por la Asamblea del Año XIII.

Ahora el artículo 3 de las Instrucciones: “Promoverá la libertad civil y religiosa


en toda su extensión imaginable”. Cuando el pueblo de Santo Domingo Soriano
recibe ese “borrador modelo”, le agrega: “La Religión Católica Apostólica Romana
será la religión de la Provincia”. Ellos entendían que esa libertad religiosa podía
tener que ver más con una organización de la Iglesia Provincial y que no se
dependiera del Obispo de Buenos Aires para designar autoridades eclesiásticas,
como ocurría hasta ese momento. Sin embargo, no querían que nadie pensara que
aspiraban a dejar de ser católicos. ¿Ese enunciado entonces no alude a libertad de
culto? En Soriano se les ocurrió que debía aclararse esto, porque en ese momento
había ideas de libertad de culto circulando por el mundo y allí el culto iba a ser el de
la religión católica. No hay que buscarle una explicación eurocéntrica: Artigas no
quiere contemplar a los protestantes. ¿Es el primer individuo en América que
proclama la libertad de culto? Tres Cruces cuatro diputados que eran sacerdotes.
¿Entonces qué pasa en este artículo 3? ¿Es el respeto hacia los cultos de origen
afroamericano, un grupo que es significativamente el más importante en el ejército
patriota? ¿Acaso qué impedía a Artigas ordenar que en 1813 la religión de su
provincia sea la católica? ¡Si todos los curas que estaban alrededor de él eran los que
estaban en la cocina de la Revolución! ¿Y a quién, tal vez, respalda este artículo 3?
¿A la masa indígena? ¿O el respeto a la libertad de culto y a la libertad de
pensamiento de las personas -cualquiera sea su color y su creencia- es de origen
masón? Esta Instrucción es la del 13 de abril y fue adaptada por el Cabildo de
Montevideo. Allí Artigas está delante de Montevideo, lo que es decir delante del
segundo sitio.

44
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

El artículo 4: “[…] el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igualdad,
libertad y seguridad de los ciudadanos y de los Pueblos […]”. Seguridad tiene que
ver con la justicia social. Es una derivación de la igualdad y la libertad, ¿y qué es la
igualdad sino justicia social? Relaciones fraternales y no de dominación con otros
pueblos.

Artigas estuvo por primera vez en la Fortaleza de Santa Teresa cuando era
blandengue; eso figura en los registros: fue uno de sus primeros aunque breves
destinos. Portugal la ocupará entre 1812 y 1814, y nuevamente a partir de 1816. En
las Instrucciones, cuando Artigas fija los límites de la Provincia, aparece la Fortaleza
como parte de los territorios que hay que reclamar a los portugueses junto a los siete
pueblos misioneros. Art. 8: “El territorio que ocupan estos Pueblos desde la costa
oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa formarán una sola Provincia,
denominada la Provincia Oriental”. Y Art. 9: “Que los siete Pueblos de Misiones,
los de Batovy, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó que hoy ocupan injustamente
los Portugueses y a su tiempo deben reclamarse serán en todo tiempo territorio de
esta Provincia”. Artigas reclama las Misiones del Alto Uruguay y estaba decidido a
recuperar la región. Cabe señalar que cuando era blandengue, junto con Azara,
fundó San Gabriel de Batovy, en el actual Río Grande do Sul.

Aspectos económicos para permitir el comercio de la Oriental y las provincias


del litoral federal cuando todavía Montevideo está bajo poder español. Art. 12: “Que
el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurran a la
introducción de efectos y exportación de frutos, poniéndose la correspondiente
Aduana en aquel pueblo; pidiendo al efecto se oficie al comandante de las fuerzas de
S.M.B. sobre la apertura de aquel puerto para que proteja la navegación o comercio
de su nación”; y Art. 13: “Que el puerto de la Colonia sea igualmente habilitado en
los términos prescriptos en el artículo anterior”. Evitar la libre navegación y los
puertos libres fue algo en que han coincidido durante décadas los unitarios de la
Aduana de Buenos Aires.

El artículo 14 de las Instrucciones crea una liga aduanera donde no se fijan


impuestos en el comercio entre las provincias. Para satisfacer la autonomía de cada
provincia, el pago de los impuestos sería en el distrito de salida: “que ninguna
preferencia se dé por cualquiera regulación de comercio o renta a los puertos de una
provincia sobre los de otra; ni los barcos de una provincia a otra serán obligados a
entrar, a anclar o a pagar derechos en otra”. Esto enfrentaba a Artigas directamente
con una Buenos Aires que aspiraba a ser puerto único.

45
VII JORNADAS DE HISTORIA

El artículo 15 preveía la creación de las finanzas provinciales a partir del cobro


de rentas e impuestos y utilización de recursos fiscales y disponibilidad de las
tierras. Además se recomendaba “No permita se haga ley para esta Provincia (la
Oriental) de bienes Extranjeros que mueren intestados, sobre multa y confiscaciones
que se aplicaban antes al Rey”. Los terrenos de la Corona eran inmensos pues la
mayoría de los campos no habían pasado a la propiedad privada. Estas orientaciones
intentaban resolver el tema de los “arreglo de los campos”, la tenencia de la tierra y
la situación social. “Que todos los dichos derechos impuestos y sisas que se
impongan a las introducciones extranjeras serán iguales en todas las Provincias
unidas, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o
fábricas, a fin de dar fomento a la industria de nuestro territorio” (Se trata del Art. 17
de la versión santafecina de las Instrucciones2)

También las Instrucciones son sinónimo de constitución: “Es muy veleidosa la


probidad de los hombres; sólo el freno de la constitución puede afirmarla (Oración
de Abril)”; “El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas
constitucionales que aseguren inviolable la soberanía de los pueblos (Art. 18
Instrucciones)”; y “La Constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de
gobierno republicana y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas,
usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía (Art. 20
Instrucciones)”.

La historia continúa

Ahora situémonos dos años después. La primera de las medidas que el diputado
por Santa Fe, Pascual Diez de Andino, llevó como mandato entre las pautas que le
dio el gobernador Francisco Candioti para tratar en el Congreso de Oriente:

“Primeramente pedir la declaración de la independencia absoluta de éstas


colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona
de España y Familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas
y el estado de la España, es y debe ser totalmente disuelto”.

2
W. Reyes Abadie, O. Bruschera, T. Melogno, El ciclo artiguista, Montevideo, UdelaR,
1968, Tomo II, p. 371.

46
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Era la primera de las Instrucciones. Y como estamos pensando a Artigas desde


Buenos Aires, bien podría decirse que las citas en el frente y los costados del
monumento porteño a Artigas no faltan a la verdad: “Artigas”, “Federación” y
“Libertad”, y de las Instrucciones: “Primeramente pedirá la declaración de la
independencia absoluta de estas colonias”, “No admitirá otro sistema que el de la
confederación...”; y “La constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de
gobierno republicana”. Este bronce de 6 metros de altura, con una base de
mampostería revestida en granito rojo dragón de 12 metros de elevación, impacta a
quien lo vea. Se trata de una obra del uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín y el
argentino Alejandro Bustillo (arquitecto), encargada en 1955 (decreto-ley 1255) por
la dictadura de Aramburu gracias a la gestión de su embajador en Uruguay Alfredo
Palacios, y realizada en 1960 pero inaugurada en abril de 1973. Dos bajorrelieves en
piedra simbolizan “La Libertad” y “La Federación”, y cuatro fuentes de granito
gris y grifos de bronce representan los cuatro ríos en los que se desarrolla la gesta
artiguista: De la Plata, expresado por un tiburón y un delfín; Uruguay, por un surubí,
un dorado y un pacú; y los Paraná y Paraguay, por yacarés, pirañas y dos anacondas.

El final de la historia

Entre los días 8 y 10 de diciembre de 1813 en la Capilla del Niño Jesús, sita en
las márgenes del arroyo Miguelete, terrenos del finado Francisco Antonio Maciel,
sesionó el Congreso de la “Capilla Maciel”, atendiendo una propuesta de Larrañaga.
Artigas dejó a Rondeau como organizador del mismo y se instaron a los pueblos de
la Oriental a elegir sus respectivos representantes. Se presentaron a la misma 20
delegados que representaban a 23 pueblos, y se designó como secretario de la
asamblea a García de Zúñiga y como presidente a Rondeau, debido a su “conocida
moderación y prudencia”, lo que demuestra la confianza que el caudillo oriental le
tenía. Abiertas las sesiones, los diputados de Canelones, Santa Lucía, San Carlos y
Porongos tenían en sus poderes la cláusula de pasar por el campamento de Artigas a
informarse de lo resuelto en el Congreso de Tres Cruces. Se decide enviar una
comisión ante Artigas integrada por su hermano Manuel Francisco y García de
Zúñiga con el fin de invitarlo a concurrir al Congreso. El día 9, dan cuenta los
emisarios que Artigas no concurrirá, pues ha considerado un desaire de los pueblos
que sus representantes no hayan pasado por su campamento.

Siguió adelante el Congreso y el presbítero Pérez Castellano expresó lo


innecesario de la elección de nuevos diputados orientales para sumarse a Gómez
Fonseca, quien ya estaba en Buenos Aires con el objeto de integrarse a la Asamblea

47
VII JORNADAS DE HISTORIA

General. Asimismo, Pérez Castellano hizo observar en sus Crónicas históricas,


1787-1814, que el Congreso se apartó de la falta de presión que debían tener los
congresales para deliberar con absoluta libertad: “Aunque (Rondeau) hubiera
concurrido sin tropa al congreso, venía acompañado de un ayudante que se quedó a
la puerta, del lado de afuera, y a la menor contraseña podía llamar de alguna parte
cercana a ocho o diez Dragones que con sus sables no hubieran dejado títere con
cabeza”. Más fueron electos diputados de la Oriental los sacerdotes Salcedo,
Larrañaga y Chorroarín. Luego se formó un Gobierno de Provincia, a instalarse en el
Miguelete, con García de Zúñiga, Juan José Durán y Remigio Castellanos. El día 10,
de improviso, llega el ayudante de Artigas, oficial Gorgonio Aguiar, con un oficio
de éste, en el que establecía como revocadas todas las decisiones tomadas en Maciel
por contradecirse con las decisiones surgidas en Tres Cruces, las que consideraba en
vigencia. El oficio indicaba el derecho a los delegados a contradecir las decisiones
del congreso anterior, “pero debéis tener –ordenaba– la prudencia de examinarlas”, y
finalizaba con una exhortación a los congresistas a suspender las sesiones hasta
recibir confirmación de sus delegantes:

“Suspended vuestras sesiones, ciudadanos electores –clamaba Artigas–; yo


voy a escribir a los pueblos y entonces veré si su voluntad es la misma que se
ostenta en el congreso de vuestra representación. De lo contrario, yo os hago
responsables delante de los mismos pueblos de la continuación del abuso que
hacéis de su confianza. [...] Cualquier determinación que adelantéis en
contrario -advertía el Jefe de los Orientales-, la desconoceré abiertamente y
vosotros responderéis a los pueblos del escándalo”.

Este oficio fue leído por el secretario García de Zúñiga y el disgusto fue tal que
el congresista Francisco Martínez -representante de Soriano- interrogó: “¿Quién es
Don José Artigas para dar leyes o prescribir reglas a los representantes de los
pueblos?”. Además, declaró que “si se hubiera sabido lo que contenía (el oficio)
debía no haberse abierto, pero ya que se ha leído, soy del parecer que no se le
conteste”. Finalmente se decidió contestarle a Artigas, declarándole “que no se hacía
innovación alguna” en lo decretado -con el voto en contra del diputado Manuel
Martínez de Haedo-, y se disolvió el Congreso hasta la nueva convocatoria de los
pueblos.

La maniobra antiartiguista de la Asamblea dio resultado. Sus diputados negados


y ahora reemplazados por los propios orientales, y el Gobierno Económico de
Canelones sustituido por el de Migueletes. El ideario artiguista de las Instrucciones

48
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

quedaba en foja cero. Incluso García de Zúñiga, integrante de dicho gobierno, aceptó
su nuevo nombramiento. El Gobierno Económico de Canelones había pretendido
comerciar con Buenos Aires mediante el litoral con los puertos activos de Soriano y
Colonia. Quiso realizar un censo de propiedades de la provincia y reprimir a los
comerciantes extranjeros que en combinación con changadores robaban ganado en
las zonas costeras. Para atender la agricultura se “ordenó a los cabildos el fomento
de trabajos agrícolas… auxiliando con sementeras y plantíos” y se elaboró el escrito
“Observaciones sobre la Agricultura” y se hicieron colonizaciones con familias
canarias que arribaron a Maldonado. La “reconstrucción económica” garantizaría la
tranquilidad pública y fomentaría la producción y la industria pecuaria. Este
Gobierno Económico tendería a reestructurar las fuentes de la producción (ganadería
y agricultura); reorganizar las rentas de la provincia y restablecer el comercio
interior. Y se elegirían cabildos, comisionados, jueces comisionados y jueces
pedáneos. Resulta enorme la distancia existente entre lo resuelto en Tres Cruces y en
Maciel. Pero como Artigas no reconoció las decisiones del Congreso, las actas no
fueron aprobadas por los pueblos pues éstos no debían admitir documento alguno
sino por intermedio de Artigas, que seguía siendo el Presidente del Gobierno
Económico. Este cónclave dejó entrever un cambio de actitud en hombres que hasta
el momento habían cooperado con Artigas, como García de Zúñiga, Durán y
Rondeau (que pese a su habitual doble juego, a partir de este momento pasa a ser
directamente un instrumento de Buenos Aires).

Puesto en duda por los propios pueblos que lo habían elegido, Artigas inició la
Marcha Secreta desde el Segundo Sitio, que involucraba la rotura de relaciones con
Buenos Aires y el desconocimiento de lo resuelto en Maciel. El 20 de enero de
1814, de noche, Artigas se retiró de las puertas de Montevideo con el grueso de sus
tropas: tras su marcha secreta, el Regimiento de Blandengues, un piquete de
Caballería Patriótica y la división al mando de Otorgués que cubría el punto del
Cerro (llevándose un cañón, campeará con sus fuerzas por el litoral). Artigas se
quitó ritualmente el uniforme y vestido de paisano, empuñando una chuza, terminó
para siempre con su vida ciudadana; se instaló en Arerunguá. Dejó como fuerzas de
observación a dos regimientos mandados por su hermano Manuel Francisco y
Manuel Vicente Pagola. Dice el Padre Bartolomé Muñoz en su diario, con fecha 20
de enero de 1814: “Supe que Artigas había dado a su hermano el rico sable que le
regaló el Cabildo de Buenos Aires. Se oía que era para irse también”. El símbolo del
mando mencionado es el que Artigas ciñó en La Redota y durante el Segundo Sitio:
Buenos Aires se lo dio luego de su triunfo en Las Piedras. En los días previos a su
retirada, el caudillo se lo dio a Manuel Francisco. Éste había votado en su contra en

49
VII JORNADAS DE HISTORIA

Maciel, de acuerdo a las instrucciones de sus representados, pues “las instrucciones


que su Pueblo le había dado eran que, prescindiendo de los sentimientos de sangre
(de familia), su voluntad era que en nada se opusiera a la unión con Buenos Aires y
que a toda costa evitase la discordia y desunión”. Artigas, con este gesto, comprende
a su hermano y olvida el pasado. Manuel Francisco tiene que mantener a los
orientales en torno al Sitio. Y este magnífico sable, al fin, no se volcaría contra
Buenos Aires.

Artigas va hacia el norte acampando sobre el río Santa Lucía Chico. En el Santa
Lucía se le incorporan unos 3 mil hombres de las fuerzas orientales. Atraviesa el río
Negro y establece su Cuartel General en Belén. Su federalismo se reinicia en Entre
Ríos y Santa Fe. La dimensión de Artigas trasciende el ámbito de la Oriental y su
estrella, que sólo admite Instrucciones de sus pueblos, lo transformará en el
Protector de los Pueblos Libres.

50
Un tal Pepe Artigas en 18131

Nelson Caula
Montevideo

Esta gentileza ha sido absolutamente generosa y extrema. Siempre que me invitan -


y lo están haciendo mucho desde que comenzaron las conmemoraciones por el
Bicentenario- me permiten participar en eventos increíbles, y pienso que quizás este sea
un buen momento para concluir toda la actividad y rematar todo lo que se ha hecho.

Me parece que hoy no puedo pensar lo mismo, porque ustedes son absolutamente
sorprendentes. Yo me estoy sacando todas las fotos que puedo, y pido a los que
andan por ahí sacándomelas que por favor me las manden, porque me cuesta mucho
creer que estoy acá. Además, ya estoy entrando en la tercera o cuarta juventud, y
después los recuerdos se ponen medio flojos. Así que pido por favor a aquellos que
puedan documentar este momento que no olviden arrimarme todas las tomas
gráficas.

Voy a tratar de acomodarme un poco a todo lo que se ha dicho aquí, que es


absolutamente compatible.

El año 1815 fue absolutamente fabuloso para Artigas. Él está en el centro de sus
recursos2. El centro de sus recursos era muy lejano y provenía de los tiempos de su
juventud, casi de su adolescencia. Él ya estaba por las zonas de Arerunguá, allá por
1770-1780; estaba en las labores de la extracción del cuero, con sus compañeros de
tareas: indígenas guaraníes, guaraníes puros, guaraníes misioneros, charrúas, minuanes,

1
El autor participó por vídeo en forma espontánea, como un saludo de los colegas uruguayos
a los presentes en las Jornadas. Se ofrece la alocución desgravada, manteniendo el tono
coloquial e informal de su intervención. Las notas fueron aportadas por escrito para completar
la publicación (Nota del Editor).
2
“Nosotros estamos en el centro de nuestros recursos”, escribe Artigas a su primo Otorgués.
“Aquí estoy en el seno de mis recursos”, se dirige Artigas a Larrobla. Ambas el 25 de febrero
de 1815 instalado en Arerunguá, actuales Departamento de Salto, cercano al de Tacuarembó.
Documentos ubicables en Archivo Artigas tomo décimo cuarto del año 1976.

51
VII JORNADAS DE HISTORIA

puros y también agauchizados, los gauchos, y los negros cimarrones. Ese era el centro
de sus recursos como él mismo lo llamaba, al cual vuelve a principios de 1814.

En 1815 enarbola la bandera tricolor allí en Arerunguá y declara la


Independencia de la Banda Oriental. El 26 de marzo de ese año se retiran las tropas
que ocupaban Montevideo, ahí también se enarbola la tricolor y, por primera vez a
lo largo de toda la lucha por la independencia, la Banda Oriental -con el mapa que
hoy tenemos- está gobernada por los orientales enteramente.

Quisiera hacer ahora tres referencias al Congreso de Oriente. La primera es que


en esta instancia Buenos Aires estaba muy vulnerable. Recordemos el episodio de
Fontezuelas, se quemaban en la plaza los pliegos que habían acusado a Artigas de
traidor, y éste, que como dice un chamán guaraní tenía el doble Avá del guerrero y
del sabio, depone la actitud del guerrero. En efecto, pudo haber conformado un
fuerte ejército y avanzar sobre Buenos Aires, pero en cambio armó un Congreso y
citó a los diputados de todas las provincias para, de alguna manera, hacerle entender
a Buenos Aires cuál era su proyecto y qué era lo que tenía que hacer. Acá aparece
ese otro Avá, el del sabio, y por qué no, el del político, el del estadista.

Recordemos, como segunda referencia, las cartas que envía a Andresito


Guacurarí pidiéndole que mande los diputados de Misiones y las que le envía
después, cuando le dice algo así como “Verá usted todo lo que hemos hecho por
atenderlos bien y ser hospitalarios; les hemos obsequiado telas para sus pantalones,
para sus camisas”3. Artigas sospechaba que en ese Congreso, y por razones que
todos conocemos, esos indígenas que venían de Misiones se iban a sentir algo
disminuidos, porque había grandes intelectuales, como los que venían de Córdoba;
podemos recordar a Cabrera. Estos indios podían sentirse disminuidos -porque
habían sido discriminados toda la vida- e incurrir en un acto de timidez, de
inferioridad. Artigas no supo que más hacer para agasajarlos en todo momento, para

3
“He recibido a los Diputados con todo aquel afecto, que esos Pueblos, me merecen (…) ellos
dirán a Usted cuanto Se ha hecho por agradarlos…”, Artigas a Andrés Guacurarí, el 9 de
agosto de 1815 desde Paysandú. En Archivo Artigas tomo vigésimo octavo de 1994. “De las
piezas de Gaza blanca dará Usted una para repartirla entre Don Andrés Yabacú, y el
Corregidor de Concepción. A cada uno de ellos mismos dará Usted una pieza de listado azul...
y todo lo demás para que lo distribuya entre la tropa, y supla las necesidades de aquellos más
necesitados […] el corte de Pantalón es para Usted”. Artigas a Guacurarí el 18 de octubre de
1815. En Archivo Artigas tomo vigésimo noveno de 1997.

52
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

que asumieran que eran tan diputados como cualquier otro de los que estaban allí.
Esa era una política increíble de Artigas, quien sostenía “Yo quiero que tengan el
principal derecho”4 y todas esas frases que son absolutamente conocidas.

Esto habla de la cercanía tan intensa que existía entre Artigas y sus poblaciones
indígenas; ni hablar de las poblaciones negras, aquellos doscientos lanceros y
lanceras negros que se internaron con él en el Paraguay, cuya descendencia hoy
existe y revindica el artiguismo y las culturas africanas de los tiempos de Artigas, así
como las peregrinaciones al santito negro, san Baltazar. En las alforjas de aquellos
negros que acompañaban a Artigas al Paraguay entra una estatuita que no está
jubilada en ningún museo y a la que todavía le rinden tributo estas poblaciones.

El último dato que quiero dar sobre el Congreso de los Pueblos Libres en Arroyo
de la China que, como en todos estos actos se advierte la grandeza de Artigas.
Artigas era el Protector, hizo uso de la palabra y participó como delegado del pueblo
de San Roquito. Alguna utilidad funcional tenía, pero ya en su tiempo, como en éste,
fue un gran símbolo de la grandeza de Artigas. San Roquito quería estar
representado en el Congreso de los Pueblos; vaya uno a saber por qué no pudo estar
el delegado, pero Artigas se asume como delegado del pueblo de San Roquito.

Montevideo no mandó delegados a ese Congreso, y de haberlo querido, Artigas


hubiera podido asumir como delegado de Montevideo, pero lo hizo por San Roquito,
pueblo correntino5. Ahí también en lo pequeño está su devoción por la Patria
Grande, porque los humildes tengan voz y puedan expresarse.

4
“Yo deseo que los Indios en sus Pueblos se gobiernen por sí para que cuiden de sus intereses
como nosotros de los nuestros. Así experimentarán la felicidad práctica, y saldrán de aquel
estado de aniquilamiento a que los sujetó la desgracia. Cuando sostenemos la Patria
recordemos que ellos tienen el principal derecho y que sería una degradación vergonzosa para
nosotros mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa, que hasta hoy han padecido por ser
Indianos. Acordémonos de su pasada infelicidad, y si esta los agobió tanto, que han
degenerado de su carácter noble, y generoso, enseñémosles nosotros a ser hombres y señores
de sí mismos. Para ello démosles la mejor importancia en los negocios”. Artigas a José de
Silva, Gobernador de Corrientes, el 9 de mayo de 1815. También en el tomo vigésimo noveno
del Archivo Artigas.
5
Por Corrientes los diputados que “fueron electos: Juan Francisco Cabral y Ángel Mariano
Vedoya por la ciudad, el 30 de mayo el mismo Artigas por San Roque, el 4 de junio Serapio
Rodríguez por Riachuelo”, etc. José María Traibel en El Congreso de Oriente, Artigas
Estudios publicados en El País, año 1951 en Montevideo.

53
VII JORNADAS DE HISTORIA

Estos son tres gestos que hablan de la importancia que tiene la grandeza de
Artigas.

También 1815 es el año del Reglamento de tierras. En el encuentro que tuvimos


en Paraná hurgamos y exhumamos algunos documentos que constituyen un paso
importante para la investigación próxima, porque ese reglamento fue de rigurosa
aplicación en la Banda Oriental. Pero Andrés Guacurarí, en Las Misiones y como
Comandante General de Corrientes, también aplicó el Reglamento de tierras en la
provincia de Corrientes. Y tenemos datos de que también se aplicó en Entre Ríos. En
la última charla que tuvimos dimos a conocer algunos documentos por los cuales
Artigas se anticipa personalmente a los repartos de tierra de Andrés Guacurarí en
Corrientes6.

No me voy a extender más, porque el tiempo es muy breve. Quiero dar las
gracias nuevamente y que sepan que así como estamos hoy es la mejor manera en
que podemos estar abrazados uruguayos y argentinos. Que Artigas nos ilumine y sea
así de fuerte en todos los órdenes de la vida.

6
“Nosotros los Vecinos de este Partido (de la Esquina, Provincia de Corrientes)… en donde
es nuestra residencia, hay unos montes realengos que componen el malezal de Sarandy…
apropiado (por) Don Sebastián Ruky (de) Nación Europea sin legitimidad… en dicho lugar se
encierran haciendas… de los antiguos Pobladores… pero como en aquellos tiempos han
estado las cosas trastornadas, no podían varios pobres vecinos defender su derecho, por este
motivo se han hecho Señores Europeos de estos montes y en ver este vecindario que nuestra
Patria ha revivido, y que nuestro General Don Josef de Artigas desea felicidad a los
habitantes… orientado V.S. de ello como Padre caritativo pide este Vecindario que nos haga
la merced, de cedernos por gracia… disfrutemos de Dichos Montes, en remediar nuestras
familias como asimismo son nuestras miras: el agarrar ganado orejano para criar (y) para dar a
otras partes según así ordena nuestro Protector Artigas; que solo de esta suerte podrá el Pobre
vecino en lo sucesivo favorecer a nuestra amada Patria: Sin embargo que anteriormente…
hemos estado con mucho gusto y anhelo; auxiliando con nuestros costos posibles a la patria, y
desvelando nuestras personas en los servicios de ella, finalmente hemos defendido nuestro
suelo amoroso. Y bajo esta consecuencia… suplicamos se digne ampararnos… nuestra justa
solicitud…”. Los vecinos Rojas, Azuaga, Bario, Doña Paula, Velázquez, Martínez y
Espíndola en reclamo a Artigas, el 28 de junio de 1816. También en el tomo vigésimo noveno
del Archivo Artigas.

54
La Asamblea del Año XIII y la “expatriación perpetua”
de Cornelio Saavedra

Marcela Tejerina
UNS, Bahía Blanca

“… es preciso dar un golpe mortal a las facciones adormecidas, y éste


no puede ser otro que la excomunión civil de sus primeros autores”1

Introducción

Hacia el mes de febrero de 1814 la Asamblea General Constituyente ordenaba


sobreseer a los involucrados en las causas de residencia de quienes habían
gobernado las provincias en el superior gobierno de la capital; causas que, a lo largo
del año 1813 había llevado a cabo la Comisión de Residencia conformada para tal
fin. De la mencionada medida de sobreseimiento se exceptuaban, sin embargo, las
causas seguidas en contra de Cornelio Saavedra y Joaquín Campana, quienes serían
condenados con la pena de expatriación perpetua, con el consiguiente extrañamiento
fuera del territorio de las Provincias Unidas.

En este trabajo se analiza el contexto político institucional dentro del cual se dio
lugar a esta medida y su interpretación desde el punto de vista del relato y las
percepciones de uno de sus implicados -Cornelio Saavedra-, con el fin de
aproximarnos a la cultura jurídico política de quienes fueron protagonistas y
víctimas a la vez de las luchas facciosas propias de la década revolucionaria.

Los antecedentes

No era la primera vez que por cuestiones políticas se decidía en Buenos Aires la
expatriación, el destierro u otra forma de expulsión del escenario político y tampoco
sería la última. Algunos casos se remontan a la época virreinal, primero como
consecuencia de la creciente tensión entre las elites locales y las autoridades

1
Intervención del Ciudadano Valle, nombrado en Comisión para informar sobre el estado de las
causas por residencia. Sesión secreta del 8 de febrero de 1814, en Emilio Ravignani, Asambleas
Constituyentes Argentinas, 1813- 1898, Bs. As., Instituto de Investigaciones Históricas de la
Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Tomo I, pp.90- 91.

55
VII JORNADAS DE HISTORIA

borbónicas2 y luego, en el marco de la crisis de la monarquía borbónica y el


desencadenamiento del proceso revolucionario3.

A partir de la revolución de mayo del ‘10 y en forma progresiva, los sucesivos


confinamientos masivos de españoles europeos que se produjeron a distintos
destinos, como las jurisdicciones de Córdoba, La Rioja o San Juan, entre otras,
muestran que todos los que fueran sospechados de oponerse al proceso
revolucionario podían terminar siendo conducidos al interior del territorio. Como
observa Halperín Donghi, por considerarse heredero del antiguo régimen y, como
tal, identificarse con la totalidad de la sociedad colonial, en un principio el nuevo
poder no reconoció la existencia de grupos enteros opositores a la revolución, sino
sólo a individuos aislados. Poco tiempo después, sin embargo, todo el grupo
peninsular fue convertido en sospechoso y, por lo tanto, sometido a legislación
discriminatoria4. El blanco ya no serían solamente aquellos españoles peninsulares
que de una u otra forma habían desafiado los designios revolucionarios, sino que se
ampliaba a todos los españoles peninsulares que no mostraran una adhesión explícita
al nuevo régimen5. A medida que progresaba el gobierno revolucionario y “por la
vía de delaciones ocultas”, aumentaban los pedidos de destierro en contra de los
europeos:

“No se sabía quiénes eran los delatores -cuenta Saavedra en sus Memorias-,
no se probaba ni acreditaba con hechos, ni documentos, los intentos de

2
Ver Marcela Tejerina y Luciana Francisco, “El destierro en la etapa virreinal, una
aproximación a conflictos y prácticas políticas de antiguo régimen”, en Carmen Cantera y
Marcela Viviana Tejerina, Combatir al Otro. El Río de la Plata entre la monarquía borbónica y
la independencia, Bahía Blanca, EDIUNS, en prensa.
3
Ver a modo de ejemplo Sara E. Mata de López y Vicente J. Pérez Sáez, “Un documento
interesante. La expulsión del Virrey Cisneros de Buenos Aires en junio de 1810”, en Andes
)Salta, Universidad Nacional del Salta) 15, 2004: 273-295; Irina Polastrelli, “La disidencia
política y sus condenas. Los juicios a Martín de Álzaga, 1809-1812”, en Marcela Tejerina
(Comp.), Definir al Otro: el Río de la Plata en tiempos de cambio (1776-1820), Bahía Blanca,
EDIUNS, 2012: 109-137 y Marta Susana Ramírez, “El silencio revolucionario: espacio de exilio
en tiempos de la revolución”, en Ibí., 139-176.
4
Tulio Halperín Donghi, Revolución y Guerra. Formación de una élite dirigente en la
Argentina criolla; Bs. As., Siglo XXI, 1972, p. 178 ss.
5
Ver Maricel García de Flôel, La oposición española a la revolución por la independencia en el
Río de la Plata entre 1810 y 1820. Parámetros políticos y jurídicos para la suerte de los
españoles europeos. Hamburg, Lit, 2000.

56
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

subversión del sistema de que se acusaba a aquellos hombres. No se les


quería oír ni convencer, como era justo, aún cuando hubiese habido pruebas
de ello. Eran por otra parte padres de familia no pocos de los comprendidos,
otros mercaderes y negociantes; en fin, tenían un positivo derecho para no ser
removidos del seno de sus familias, sin previamente ser condenados de
crímenes, etc.”6.

A diferencia de estos casos, en los que la expulsión del territorio constituyó un


mecanismo a través de la cual el poder revolucionario buscaba afirmarse frente a
cualquier posibilidad de reacción por parte de los peninsulares, con el avance del
proceso revolucionario se pasará a utilizarlo también como una herramienta de la
lucha facciosa, involucrando en gran medida a todo aquel que hubiera cubierto
alguna magistratura o dignidad en los nuevos gobiernos.

El origen de tales prácticas se podía encontrar, según Posadas, en las


memorables jornadas del 5 y 6 de abril de 1811:

“No nos cansemos: seamos ingenuos y confesemos que en aquella jornada se


enseñó al pueblo de Buenos Aires y a todos los pueblos que se podían
deponer y desterrar cuatro gobernadores: que en esta escuela se han fraguado
otras varias mudanzas de gobierno por iguales medios u otros más o menos
atroces: que se han descubierto, sofocado y evitado algunos, castigando a los
que se han tenido por cabezas y autores hasta con la pena ordinaria de muerte
a que aún viven todos los gobiernos en el inminente riesgo de otra
revoluciones que pueden sobrevenir, aplicando todo el celo posible para
eludirlos”7.

Como consecuencia del movimiento del 5 y 6 de abril el propio Posadas había


resultado desterrado junto con Vicente Azcuénaga, Nicolás Rodríguez Peña, el
clérigo Ramón Vieytes, Agustín Donado, Domingo French y el teniente coronel
Antonio Luis Berutti, entre otros8.

6
Cornelio Saavedra, “Memoria Autógrafa”, Buenos Aires, 1ro. de enero de 1829, en Senado de
la Nación, Biblioteca de Mayo, Colección de obras y documentos para la Historia Argentina, T.
II, Bs. As., 1962, p. 1059.
7
Gervasio Antonio Posadas, “Autobiografía”, en Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo,
Colección de obras y documentos para la Historia Argentina, T. II, Bs. As., 1960, p. 1413.
8
Ibídem.

57
VII JORNADAS DE HISTORIA

Poco tiempo después y como contrapartida, quienes fueran considerados


responsables de aquellas conmocionantes jornadas serían condenados a la
expatriación perpetua por parte de la Comisión de Residencia de la Asamblea del
año XIII.

La sentencia

Hacia marzo de 1813 se decidió en el seno de la Asamblea General la creación


de una comisión para llevar a cabo la “residencia de los funcionarios públicos”, que
hasta la fecha habían dirigido el gobierno de las provincias unidas 9.

La residencia de los gobernantes revolucionarios era uno de los grandes


objetivos de la Asamblea, “… indicado por la misma voluntad de los pueblos…”;
“Su conducta debe ser juzgada por los representantes de la nación, que les confió el
depósito sagrado de su autoridad”10. Se esperaba que quienes hubieran “envilecido
las primeras magistraturas del orden civil” recibieran su justo castigo. La comisión
debía actuar bajo un reglamento dictado por la Asamblea, en el cual se preveía que
todos los residenciados se presentaran por sí o por medio de sus apoderados y se
autorizaba a que dicha comisión los pudiese poner en seguridad11.

Si bien se basaba en los nuevos principios que sustentaban la idea de que la


conducta de los gobernantes debía ser juzgada por “los representantes de la nación”,
para esta época el juicio de residencia persistía con las modificaciones impuestas por

9
Para este tema ver Marcela TERNAVASIO, Gobernar la revolución. Poderes en disputa en el
Río de la Plata, 1810-1816, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2007. También se pueden
ver los trabajos de Irina POLLASTRELLI, “Excluir y castigar a los opositores en la Revolución.
Notas sobre el juicio de residencia dispuesto por la Asamblea del año XIII”, en PolHis, núm. 12,
2013, pp. 73-82 y “Los revolucionarios se juzgan a sí mismos. Los procesos de Residencia de
1813 y 1815 en el Río de la Plata”, ponencia presentada en las VII Jornadas de Historia Política,
Tandil, 6-7 de setiembre de 1812, disponible en
http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/viij_polastrelli.pdf.
10
Sesión del martes 9 de marzo de 1813, en Emilio Ravignani, Asambleas…, ob. cit., T. 1, p. 21.
11
“Reglamento que debe observar la comisión nombrada para la residencia de los que han
ejercido el poder Directivo provisorio de las provincias unidas del Río de la Plata”, Buenos
Aires, 27 de marzo de 1813, en Ibídem, T. 1, pp. 30 y 31.

58
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

el reglamento de administración de justicia de 1812, que contemplaba la actuación


de jueces-comisionados, tal como habían funcionado en la época colonial12.

Todos los pueblos, tribunales, jueces, municipalidades o ciudadanos que


considerara que alguno de dichos “depositarios del poder directivo” había atentado o
cometido crimen contra los derechos de los pueblos, contaba con un plazo de 40 días
para acusarlo ante la comisión. Para ello se proveyó un interrogatorio por el cual
serían examinados los testigos, en el cual se indagaba acerca de la eventual traición a
“la libertad del país”, la defraudación a las arcas del estado o prácticas de cohecho
por parte de los residenciados13. La Asamblea incluso dispuso la revocación de
confinaciones dictadas por gobiernos anteriores con el fin de que los damnificados
pudiesen retornar a la ciudad para efectuar sus reclamos14.

Según la lista de los residenciados, la mayoría todavía se encontraba formando


parte del gobierno, incluidos los tres miembros del Triunvirato, y algunos de ellos
formaban parte de la propia asamblea, por lo que gozaban de inmunidad15. Para

12
En el artículo 24 del Reglamento de Justicia del Primer Triunvirato (1812) se establecía que
en los casos que hasta el momento se llamaban de corte no debía intervenir la cámara en primera
instancia, ni en causa civil ni criminal, sólo se hacía esta excepción en caso de que interviniera
una Comisión del Gobierno Superior. “El sistema de nombrar “Comisionados” especiales para
instruir causas criminales por delitos políticos, Jueces ad hoc, al margen de la actividad ordinaria
de justicia, y de designar para ello al Fiscal de la Cámara, antes Audiencia, o a cualquiera de sus
vocales, era, sin duda alguna, un procedimiento típico de la colonia, y lo habían usado casi todos
los virreyes, pues tenía castiza raigambre en la legislación metropolitana”. Luis Méndez
Calzada, La función judicial en las primeras épocas de la independencia. Estudio sobre la
formación evolutiva del poder judicial argentino, Bs. As., Ed. Losada, 1944, p. 199.
13
Ver “Interrogatorio por el cual serían examinados los testigos, Buenos Aires, 8 de julio de
1813, en Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo…, ob. cit., T. XIII, p. 11863 y 11864.
14
Tal el caso de Mariano Tagle, confinado por el Primer Triunvirato, a quien en sesión del 12 de
marzo de 1813 se autorizó a restituirse a la Capital en pleno goce de su libertad. Juan Canter,
“La Asamblea General Constituyente”, en Ricardo Levene (dir.), Historia de la Nación
Argentina (Desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862), Vol. VI, Primera
Sección, Bs. As., Academia Nacional de la Historia, 1947, p. 224.
15
Para esa época el Triunvirato estaba formado por Antonio Álvarez Jonte, José Julián Pérez y
Nicolás Rodríguez Peña. Junto con ellos, la lista de residenciados se completaba con los
nombres de: Cornelio de Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti,
Miguel de Azcuénaga, Domingo Matheu, Juan Larrea, Mariano Moreno, Juan José Paso,
Gregorio Funes, Manuel Felipe Molina, Francisco Gurruchaga, Juan Ignacio Gorriti, Francisco
Antonio Ortiz de Ocampo, José Antonio Olmos, Marcelino Poblet, Manuel Ignacio Molina, José

59
VII JORNADAS DE HISTORIA

Cornelio Saavedra, esta situación demostraba que todo estaba en realidad planeado
para ir en su contra y en la de Campana, como acusados de ser responsables del
movimiento del 5 y 6 de abril de 1811:

“Es de advertir que los más de éstos estaban empleados por el mismo
gobierno. Don Miguel de Azcuénaga era en aquella época gobernador
intendente de la capital, don Juan Larrea era individuo de la misma
Asamblea, don Nicolás Rodríguez Peña también lo era; don Hipólito Vieytes
era jefe de policía, don Manuel Belgrano general del ejército del Perú, don
Feliciano Antonio Chiclana gobernador de Salta; en fin, todos estaban
empleados y permanecían en sus respectivos ejercicios: sólo el doctor
Campana y yo, quedábamos para materia de aquel juicio”16.

Finalmente, debido al hecho de que varios se encontraban sirviendo a la patria


en distintos lugares y otros por orden del gobierno se encontraban confinados fuera
de la ciudad, el emplazamiento finalmente tendría el carácter de una citación
ordinaria, a la que se podía responder por sí o por medio de un apoderado17.

La investigación de parte de la comisión de residencia, la probanza del delito y la


imposición de la pena se vieron dificultadas justamente por el involucramiento de
gran parte de los residenciados en “nuevas comisiones de alta importancia”, así
como por la ausencia de otros por hallarse confinados fuera del territorio de las
Provincias Unidas. Era este uno de los principales argumentos del Director Posadas
para proponer la cesación de los juicios de residencia, el alzamiento de los
confinamientos y la declaración de “una amnistía general con respecto a los delitos
puramente políticos”. Otro de sus argumentos, en este caso el más importante,

Ignacio Fernández de Maradona (diputado por San Juan en 1810), Juan Francisco Tarragona,
José García de Cossio, Hipólito Vieytes, Juan Alagón, Atanasio Gutiérrez, Joaquín Campana,
Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Bernardino Rivadavia, Nicolás Herrera,
Francisco Belgrano, Juan de Luca, Tomás Guido, José Domingo Trillo. Cfr. “Lista de individuos
comprendidos en la Residencia. En Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo, ob. cit., T. XIII, p.
11863.
16
Cornelio Saavedra, “Memoria Autógrafa” cit., pp. 1065.
17
Bando dando a conocer el auto aclaratorio de la comisión de residencia, Buenos Aires, 19 de
junio de 1813, en Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo, ob. cit., T. XIII, pp. 11858 y 11859.

60
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

apuntaba a la necesidad de poner fin al espíritu faccioso que se estaba propagando


por todo el territorio18.

Fue así que el 8 de febrero de 1814 la Asamblea General Constituyente ordenó el


sobreseimiento en las causas de residencia, lo que dejaba abierto el camino para que
cualquier ciudadano involucrado en las mismas pudiera hacerse cargo de cualquier
destino al servicio del Estado, a excepción de Saavedra y Campana, que deberían ser
extrañados fuera del territorio de las Provincias Unidas por su responsabilidad en la
“memorable jornada del 5 y 6 de abril de 181119. Con respecto a ellos y a excepción
de dos diputados, “…acordaron los demás que la expatriación perpetua es la pena
que deben sufrir aquellos criminales, por haber puesto tantas veces en peligro,
nuestra paz y libertad”20.

La expatriación parecería constituir el castigo más importante, en ciertas


ocasiones asimilada con el extrañamiento 21. Según el Diccionario de la Lengua
Castellana, se hablaba de extrañamiento cuando el individuo era obligado a salir
fuera del reino sin poder permanecer en ningún lugar del mismo, bajo la acepción
de “extrañar de los Reinos a uno” 22. Se consideraba que el extrañamiento privaba a
los vasallos de sus privilegios y honores, ocupándoles las temporalidades, bienes y
hacienda y haciéndolos salir fuera de los dominios, sin permitirles que paren y vivan
en parte alguna de ellos. La noción de extrañamiento remitía a la expulsión fuera de
los límites, de los dominios territoriales; hacia 1810 esto equivalía a la exclusión
fuera de la capital, para lo cual en forma indistinta también se hablaba de
expatriación. Así era utilizado en el fallo del Consejo de Guerra de oficiales

18
“Mensaje de Posadas a la Asamblea”, fechado en Buenos Aires, el 5 de febrero de 1814 y
leído en Sesión secreta del 8 de febrero de 1814, en Emilio Ravignani, Asambleas…, ob. cit., T.
1, pp. 89-90.
19
Del mismo modo la Asamblea aprobaba la amnistía propuesta por el Director Supremo para
los administradores del poder supremo que se encontraban confinados. Ley, Buenos Aires, 8 de
febrero de 1814, en ibíd.., T. 1, pp. 91 y 92.
20
Comisión de Residencia. Sesión secreta del 8 de febrero de 1814. Biblioteca de Mayo. Tomo
XIII Sumarios y Expedientes, p. 11943 [93].
21
En otra parte de la ley se especificaba el sobreseimiento de todos los residenciados “… a
excepción de don Cornelio Saavedra, y don Joaquín Campana que deberán ser extrañados fuera
del territorio de las Provincias Unidas.” Comisión de Residencia. Sesión secreta del 8 de febrero
de 1814, En Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo, op. cit., T. XIII, p. 11944.
22
Real Academia Española (en adelante RAE), Diccionario de autoridades, Madrid, Imprenta
Francisco de Hierro, 1726-1739, disponible en http://web.frl.es/DA.html, T. 3, p. 698.

61
VII JORNADAS DE HISTORIA

generales del 24 de julio de 1810 respecto de los involucrados en la asonada del


primero de enero de 180923 y del mismo modo equivalente se utilizarían ambos
vocablos 4 años después, a la finalización del juicio de residencia de Saavedra y
Campana.

El vocablo “expatriación” recién aparece en el Diccionario de la Lengua


Castellana de 1843, en donde se consigna que expatriarse significaba “Separarse
alguno voluntariamente de su patria por mejorar de fortuna o por evitar algún
riesgo”24.

Como plantea Di Meglio, para esta época convivía el principio de patria, como
referencia concreta al lugar de nacimiento, junto con una noción con contenido
espacial menos definido y uno social más amplio, con directa referencia sentimental.
Dependiendo de la referencia a partir de la cual se planteaba la expatriación,
podemos saber qué dimensión territorial se asignaba a la patria, noción que podría
estar remitiendo a la ciudad, pero también a las Provincias Unidas. Si bien en
términos de referencia territorial se usaba mayoritariamente otros términos, tales
como provincia, país, patria era un término invocativo. El límite territorial comienza
a ser identificado al compás de la guerra, con el conjunto de los territorios que
compartían la causa. Más adelante, sobre las décadas del ‘30 o ’40 colocaba la
noción de patria como un producto de la Revolución, la Patria nace de la unión
voluntaria de todos los ciudadanos con el fin de fundar la asociación política. “En
esa patria los individuos podían estar contenidos en su carácter de ciudadanos y eso

23
De acuerdo al fallo del Consejo de Guerra de oficiales generales del 24 de julio de 1810
respecto de los implicados en la asonada del 1 de enero de 1809, el Sr. Don Juan Bautista Bustos
votaba para que “… a los denunciantes falsarios se les expatrie para siempre de esta capital, y no
puedan obtener empleo público, ni privado…”; el Sr. Don Agustín de Arenas proponía que “…
se les condene a los tres primeros como nacionales a extrañamiento perpetuo de esa capital,
declarándoles inhábiles para poder testificar en juicio en toda clase de juicios.”; lo mismo pedía
el Sr. Brigadier don Francisco Rodrigo. Finalmente en la sentencia se condenó “… a don Juan
Trigo, don Juan Vásquez Feyjóo y don Juan López, a ser expatriados de esta capital sin que en
tiempo alguno y por ningún pretexto puedan volver a ella inhabilitándolos para la obtención de
todo empleo, público y de honor.” Proceso contra Alzaga, Sentenach y Ezquiaga, en Senado de
la Nación, Biblioteca de Mayo cit., T. XII, pp. 11440-11443.
24
Diccionario de la Lengua Castellana, novena edición. Imprenta de Francisco María
Fernández, Madrid, 1843, en RAE, Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española,
disponible en disponible en
http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.0.0.0.0, p. 332,3.

62
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

impulsaba su desarrollo como sujetos sociales”; “Entonces, para la generación del


’37 la patria podía tanto ser el territorio del Río de la Plata como una provincia en
particular o incluso -en algunas ocasiones- Sudamérica o América”25.

En este contexto, la expulsión de la patria, por tanto, la expatriación,


independientemente del marco territorial al que remitiera conllevaba la pérdida de
tal condición de sujeto social. Para algunos contemporáneos, la decisión de expulsar
del territorio por razones políticas se legitimaba ante la necesidad de poner un fin
definitivo a cualquier intento de faccionalismo. La decisión de excluir a Saavedra y
Campana del beneficio de la amnistía declarada por la Asamblea y ordenar su
extrañamiento respondía al reclamo de un “escarmiento para los autores” de la
jornada del 5 y 6 de abril. Como responsables del “primer plan de agresión pública”
debían ser excluidos totalmente de la vida civil, como una forma de prevenir
cualquier resurgimiento de sus intereses facciosos: “… es preciso dar un golpe
mortal a las facciones adormecidas, y éste no puede ser otro que la excomunión civil
de sus primeros autores.” 26 Y efectivamente, dicha excomunión se vivía no sólo en
términos de deshonor, sino de aislamiento y destrucción de los lazos de solidaridad:

“Vivir en la sociedad y vivir infamado es una contradicción -afirmaba


Posadas-, pues la infamia es una especie de excomunión civil. Yo he tenido
esta desgracia soy aborrecido de todos, todos huyen de mi compañía, estoy
privado de toda consideración, se han roto los lazos que me adherían a mis
conciudadanos y he quedado aislado en medio de la sociedad […]”27.

Más adelante, al cabo de lo actuado por las comisiones de justicia civil y militar
de 1815, el Director interino también defendía el carácter ejemplificador y
aleccionador de la expatriación, para el “… escarmiento de cuantos en adelante se
atreviese a prostituir la sagrada confianza con que les honra el sufragio generoso de
sus conciudadanos”28.

25
Gabriel Di Meglio, “Patria”, en Noemí Goldman (ed.), Lenguaje y revolución: conceptos
políticos clave en el Río de la Plata, 1780-1850, Bs. As., Prometeo, 2008, pp. 126-127.
26
Intervención del Ciudadano Valle, nombrado en Comisión para informar sobre el estado de las
causas por residencia. Sesión secreta del 8 de febrero de 1814, en Emilio Ravignani,
Asambleas…, cit., pp. 90-91.
27
Gervasio Antonio Posadas, “Autobiografía” cit., T. II Autobiografías, p. 1469.
28
En Marcela Ternavasio, ob. cit., p. 209.

63
VII JORNADAS DE HISTORIA

Posadas, sin embargo, en sus memorias declaraba haber sido contrario a la


expatriación de Saavedra y Campana, pues no hacía más que ahondar la división; la
“mezquindad” de la Asamblea, afirmaba, al haber excluido de la amnistía a
Saavedra y Campana había impedido poner fin a los resentimientos, pues bastaba
que una sola familia quedara herida para que jamás se sofocara el “germen de
división”29.

Para Saavedra, esta decisión más que de expatriación, finalmente resultaría en


una verdadera proscripción, fruto del deseo de venganza:

“Con este informe la Asamblea, expidió el horrendo decreto de mi


proscripción perpetua de estas provincias, digo proscripción, porque en
realidad tuvo algo de lo que importa aquella pena. Sólo faltó para que fuese
propiamente tal, la facultad a todos para que me quitase la vida el que
quisiese y la confiscación de mis bienes. Algo se habló de esto último, mas la
cortedad de mis bienes no excitó su ambición. Se publicó a este decreto en
todos los pueblos y provincias de la comprensión. No quedó guardia alguna
de la frontera en que no se hiciese igual diligencia; en una palabra cantaron el
triunfo de su venganza”30.

El (in)cumplimiento de la pena

Ya fuera en términos de expatriación, extrañamiento, confinamiento o destierro,


las recurrentes medidas de expulsión fuera del territorio a lo largo de la década de
1810 no constituyó más que una cadena de agravios y desagravios en la que
quedaban entrampados quienes se enfrentaban desde las distintas facciones en
pugna.

“Los agraciados y sus parciales -afirmaba Saavedra en su memoria autógrafa-


se propusieron mi ruina y aún mi exterminio, en venganza del destierro y
separación de sus personas del gobierno de la capital de Buenos Aires,
firmemente persuadidos de que yo era el autor y el origen al efecto […] Los
que hicieron estos nombramientos -del primer triunvirato- y los nombrados,
eran amigos de los señores agraviados, era consiguiente les hiciese restituir
sin demora de los lugares en que se hallaban: a su regreso les prodigaron

29
Gervasio Antonio Posadas, ob. cit., T. II Autobiografías, p. 1468.
30
Cornelio Saavedra, ob. cit., p. 1067.

64
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

aprecios y destinaciones cuantas pudieron; todos ellos fueron colocados en


empleos lucrativos y de honor; y ni aún así se creyeron desagraviados y
satisfechos. Esto se conseguiría en su opinión, con mi ruina o mi exterminio,
y redoblaron esfuerzos para realizarlo”31.

De este modo y tal como lo describía Saavedra, los vaivenes de la lucha facciosa
hacían que el cumplimiento de estas medidas de expulsión la mayor parte de las
veces resultara azarosa, en ocasiones tan azarosa como la misma situación de
quienes resolvían dedicarse a la vida pública en tiempos tan aciagos. José de
Moldes, al cabo de tres destierros en cinco 5 años afirmaba en 1816: “Dispersos,
emigrados y errantes aún no sabemos la patria que hemos de vivir”32.

Para el momento de la sentencia de la Comisión de Residencia, Saavedra se


encontraba en la ciudad de San Juan junto con su familia, a donde había arribado
luego de haber sido separado del gobierno y presidencia de la Junta y reemplazado
en el ejército del norte por Juan Martín de Pueyrredón.

En San Juan Saavedra recibiría por correo la orden del Director al Cabildo de
aquella ciudad para que lo intimasen a que en el término de 8 días de dirigiera a
Buenos Aires para presentarse a S. E., “… quien ya tenía listo el buque que debía
transportarme, no sé si a alguna isla o costa desierta”33.

31
Ibíd., pp. 1062 a 1063.
32
El primer destierro en el año 1809, por orden del gobernador Concha mientras se hallaba en la
ciudad de Córdoba trabajando para la revolución; la siguiente a posteriori del movimiento del 5
y 6 de abril, cuando el gobierno de Buenos Aires ordenó su destierro a Salta en el término de 24
horas, con orden de que no se le abonase el sueldo, y circulando instrucciones a los maestros de
posta en la que se lo sindicaba como traidor y encargándole al gobierno de Salta que velase por
sus acciones. Poco después, sin embargo, hacia septiembre de 1811 volvería a incorporarse al
servicio “…desentendiéndose el gobierno de todo lo obrado anteriormente, y con no poca
sorpresa mía me pasó orden para que me incorporase al ejército en clase de particular…”. Años
después, en tiempos de la Asamblea, por oponerse “abiertamente a las iniquidades que proponía
el gobierno…”, fue “…sorprendido el 12 de noviembre de 1814 y sepultado en Patagones como
un vil criminal, cuando la verdadera causa de mi atropellamiento y abandono de mi familia en un
país extraño fue mi oposición a un crimen que advertía (...) “Exposición del coronel José de
Moldes acerca de sus servicios a la causa pública”. En Senado de la Nación, Biblioteca de Mayo
cit., T. II, pp. 1330-1331.
33
Cornelio Saavedra, ob. cit., p. 1067.

65
VII JORNADAS DE HISTORIA

Saavedra salió de San Juan dentro del término prefijado, pero no se dirigió a
Buenos Aires, sino que torció el camino “… por cordilleras extraviadas y auxiliado
de buenos baqueanos…” se dirigió a la provincia de Coquimbo. 34 Había dejado en
San Juan a su mujer e hijos, uno de los cuales con tan sólo 10 años terminó por
acompañarlo en su huida y asilo en el país limítrofe, instalándose en la ciudad de
Santiago.35 Al enterarse el gobierno de Buenos Aires y enviar al doctor Juan José
Paso a reclamar por su persona, recibió la negativa por parte del gobierno chileno,
habida cuenta que para esas fechas las autoridades rioplatenses estaban dando asilo y
protección al brigadier de Chile don Juan José Carrera, prófugo de aquel estado. Si
bien Saavedra había tomado la decisión de instalarse en Santiago con toda su
familia, los sucesos de la guerra frustraron sus proyectos.

La derrota de O’Higgins en Rancagua y el posible avance de los españoles sobre


la ciudad lo convencieron de volverse a Coquimbo y luego emprender el regreso a
las Provincias Unidas, perseguido por los españoles debido a su actuación en los
sucesos de mayo: “Este anhelo de haberme a las manos de los españoles, era prueba
evidente de los compromisos que había arrastrado con la revolución de 25 de
mayo”36. Acosado a su vez por aquellos que querían ver efectiva su expatriación,
logró el apoyo y protección de San Martín, por entonces gobernador intendente de la
provincia de Cuyo, para instalarse en San Juan, sólo en respuesta a las insistentes
representaciones realizadas por su mujer.

Ante la convocatoria del nuevo Director don Carlos de Alvear decidió retornar a
Buenos Aires con toda su familia, para instalarse en la estancia de su hermano, a 40
leguas de la capital. Poco después, luego que la revolución del ejército en
Fontezuelas provocó la caída del Director Alvear, el Cabildo de Buenos Aires lo
mandó a restituir a la capital y le repuso el empleo y los honores de los cuales había
sido despojado. Sin embargo, el nuevo Director desconoció este decisión, a pesar de
no hizo a pesar de sus exigencias y clamores para que “… se hiciese pública a las
provincias mi reposición, como había sido mi destierro y expatriación…”. Con
posterioridad sus “clamores” fueron oídos por el Congreso recientemente trasladado

34
Ibíd.
35
A los ocho días llegó al valle del Hurtado y se refugió en la hacienda del Don Jorge Miranda,
quien prontamente dio parte al gobierno. De este modo obtuvo el asilo más el auxilio para
trasladarse hacia mediados de 1814 hasta la ciudad de Santiago, en donde se alojó en casa de
don Manuel de Salas. Ibíd., p. 1068.
36
Ibíd., p. 1070.

66
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

a la Capital, de tal modo que hicieron lugar a su petición para demostrar que había
sido condenado “…con ilegalidad, nulidad, arbitrariedad e injusticia notoria, vicios
todos que protestaba demostrar hasta la evidencia”37. Finalmente hacia el año 1818
se decidió su reposición, el abono de los sueldos vencidos y la ansiada publicación
del sobreseimiento ante todo el público y las provincias: “Mi honor y concepto
público quedaron reparados con tan solemne decisión, declarada de un modo legal,
la injusticia de mis opresores”38. El precio de la exclusión había sido muy caro:

“En medio de todo esto, ellos consiguieron mi ruina y la de mi familia, en


materia de intereses: siete años largos de peregrinaciones, ya solo, ya
acompañado de mi familia, por países extraños, sin un real de sueldo en todo
este tiempo, pues los 45 pesos de retiro que se me dio cesaron desde el
decreto de mi expatriación”39.

Consideraciones finales

Como hemos visto a través del caso de Cornelio Saavedra, la sentencia de


expatriación perpetua que debió enfrentar a instancias de la Asamblea del año XIII
se encuadra en un proceso mayor, a lo largo del cual la institucionalización de la
exclusión del enemigo se instaló en el Río de la Plata como una de las principales
manifestaciones de los enfrentamientos facciosos. Aquellos que se vieran envueltos
en sucesivas disputas por el poder, en enfrentamientos políticos y luchas de
facciones encontraron en estas formas de exclusión política una vía para dirimir los
conflictos de intereses. Fue así que a lo largo de todo el proceso en torno de la
revolución y la independencia, la marginación efectiva del escenario político
mediante la expulsión del territorio se constituyó en una de las prácticas políticas
más difundida en contra de aquel que pudiese ser considerado un enemigo del poder.
De este modo, la expulsión territorial se transformó en una herramienta de la lucha
facciosa que afectó a la gran mayoría de los que tuvieron participación en los
sucesivos gobiernos revolucionarios. Así lo entendía Saavedra, al dar forma a su
descargo 15 años después de la los sucesos que rodearon su juicio de residencia.

37
Ibíd., p. 1073.
38
Ibíd., p. 1075.
39
Ibíd.

67
VII JORNADAS DE HISTORIA

68
Los universitarios de Córdoba al servicio del poder
en la primera década del siglo XIX

María Cristina Vera de Flachs


CONICET-UNC, Còrdoba

Introducción

La Universidad de Córdoba, ubicada en el actual centro de la República


Argentina, era a fines del siglo XVIII un centro intelectual de reducida estructura
pero con un prestigio ganado a través de su historia. Un conjunto de circunstancias
múltiples y complejas se entrelazaron para que ella, a través de la actividad
desplegada por muchos de sus ex alumnos proporcionara desde muy temprano
juristas y filósofos que ocuparon cargos de importancia en la sociedad colonial. Más
tarde y a partir del período independentista ellos fueron protagonistas destacados en
los acontecimientos políticos del período analizado. El objetivo de esta breve
investigación es demostrar que muchos de los hombres que contribuyeron
activamente en la política nacional y local desde el mismo momento que el
virreinato del Río de la Plata se independiza de España hasta los años ‘20 del siglo
XIX pasaron por sus aulas. Los personajes seleccionados no fueron los únicos pero
ellos muestran que con sus diplomas en teología, filosofía o leyes y su bagaje
intelectual en filosofía, humanidades, ciencia política y ciencia pura detentaron a lo
largo de su vida distintas posiciones de poder, contribuyendo con sus ideas y
compromiso en la conformación de la Nación. También nos interesa destacar que, de
una u otra forma, los ilustrados rioplatenses, pertenecientes a un mismo estrato social y
egresados universitarios, poseían un aceptable nivel de instrucción y conocimiento de
lo que se discutía en Europa. Con su participación en los primeros gobiernos patrios
buscaron corregir el caos producido por la guerra civil y efectuar el cambio de las
estructuras coloniales intentando ordenar política y jurídicamente el país. La falta de
experiencia y el escaso conocimiento del pueblo en materia de Estado, llevó a teólogos
y abogados, tal vez los hombres mejor preparados de cada jurisdicción, a ejercer ese
papel transformador, lo que se vio reflejado en la colaboración que tuvieron en la
redacción de los Reglamentos, Constituciones y Leyes promulgados entones.

69
VII JORNADAS DE HISTORIA

Los universitarios en épocas de la revolución

Entretanto, ¿cuál era la situación de la Universidad al comienzo del nuevo siglo?


Por real cédula del 1 de diciembre de 1800 Carlos IV dispuso se “erija y funde de
nuevo en Córdoba una Universidad Mayor, con los privilegios y prerrogativas que
gozaban las de esta clase en España e Indias, a la que le dio el título de Real
Universidad de San Carlos y de Nuestra Señora de Monserrat, aunque el traspaso al
clero secular se produjo recién en 1807. Estas disposiciones le permitieron al Deán
Gregorio Funes asumir el rectorado y a partir de entonces su figura estará
indisolublemente unida a la vida de Córdoba, siendo sin dudas la figura más
representativa de la etapa pre y pos revolucionaria. Formado por los jesuitas fue,
junto a su hermano Ambrosio, un férreo defensor de la Orden durante la etapa que
los franciscanos estuvieron al frente de la Universidad al punto de señalar que la
aurora de las luces habría empezado a rayar en los últimos años que los jesuitas
1
regentearon la Universidad . Completó su formación con una estancia en la
Universidad de Alcalá de Henares, lo que le permitió tomar contacto con las
concepciones iusnaturalistas, especialmente con la escuela holandesa y alemana que
habían introducido la ciencia jurídica de moda: el Derecho Natural y de Gentes a
través de las obras de los grandes internacionalistas alemanes. Después del estallido
de la Revolución Francesa algunas de estas obras fueron prohibidas pero, sin duda,
las lecturas previas de los textos de Juan Teófilo Heineccio, Elementos de Derecho
Natural y de Gentes; el Tratado de Derecho Natural y de Gentes de Samuel
Puffendorf y el Derecho de la Guerra y de la Paz de Hugo Grocio, le brindaron al
Deán los argumentos teóricos para justificar políticamente la Revolución de Mayo 2.

1
Cfr. Gregorio Funes, Ensayo de Historia Civil, Tomo 3, p. 182.
2
María Cristina Vera de Flachs “Gregorio Funes: un criollo ilustrado y la reforma del plan de
estudios de la Universidad de Córdoba”, en Científicos Criollos e Ilustración, Madrid,
Editorial Doce Calles, 1999. p. 123 ss. La formación adquirida en España y América fue
expuesta en varios de sus escritos. Por ejemplo, en la Oración Fúnebre que pronunció por la
muerte de Carlos III evidencia influencia de Jovellanos y al hacer el elogio del monarca
expuso su teoría del pactum societatis, que está dentro de la línea de los pensadores
ilustrados. En 1805 y en ocasión de las exequias del Obispo de Tucumán tuvo similares
expresiones, sólo que esta vez repitió frases de Massillon y, en 1807, cuando escribió sobre el
rechazo de los invasores ingleses, utilizó la Oraison funèbre de Bossuet. I.E.A. Documento N.
6.399. Roberto Peña, “Los derechos naturales del hombre en la ideología del siglo XVIII
Rioplatense”, en Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, Instituto
del Derecho y de las Ideas Políticas, Cuadernos de Historia N. 2, 1992, p. 29.

70
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Otros autores como Condillac -citado en varios de sus escritos- y la Enciclopedia,


colección que conservaría hasta su muerte, le viabilizaron el conocimiento de las
concepciones demo liberales. También el Deán se reconoció discípulo de Gaspar
Melchor de Jovellanos y admirador de Feijoo lo que explica su preocupación por la
educación y la difusión del conocimiento útil y funcional.

Como buen reformista ilustrado buscó compatibilizar esas ideas con la fe


católica. A su vez los pensadores antes mencionados le proporcionaron una nueva
concepción política, la que lo llevaría a convertirse en uno de los defensores de la
segregación del virreinato del Río de la Plata de España y liderar parte de los
conflictos políticos de la primera década revolucionaria. Es que muchos de los temas
acuñados por aquellos le permitieron re significar su pensamiento y así fue
preocupándose por la urgencia de repensar la constitución de la sociedad política,
por los derechos naturales del hombre, los fines y límites del poder público y por el
derecho de los pueblos a la resistencia y a la rebelión.

La Revolución de Mayo obligó a las elites del interior a debatir en los recintos
capitulares el curso de los acontecimientos y el camino a seguir. El 30 de mayo, los
máximos dirigentes de Córdoba se reunieron para decidir si aceptaban o rechazaban
el nuevo órgano de gobierno. La revolución exigía una definición de la causa y en
este aspecto las fuerzas políticas de esta jurisdicción se dividieron y la mayoría
acordó no prestar obediencia al nuevo gobierno. Los contrarrevolucionarios
contaban con un plan y fuerzas locales de apoyo a los que se sumarían los de las
regiones cuyanas y de otras partes del Alto Perú y Paraguay. Pero la Junta provisoria
se dio cuenta que debía desmantelar el foco contrarrevolucionario cordobés si quería
evitar la división de los pueblos. Para ello los persiguió y produjo un escarmiento
ejemplar que “aterre a los malvados”. Las órdenes eran precisas: decapitar y
desarmar la cúpula disidente, reclutar fondos para la campaña al Alto Perú y
3
asegurar obediencia. Y esto es lo que ocurre .

Entretanto el movimiento de mayo encontró a la Universidad con autoridades


nuevas. En enero de 1810 asumió como rector el obispo de Córdoba Rodrigo

3
La Junta manda que sean arcabuceados don Santiago de Liniers, Don Juan Gutiérrez de la
Concha, el Obispo de Córdoba, el Doctor Victorino Rodríguez, el Coronel Allende, y el
Oficial Real don Joaquín Moreno.

71
VII JORNADAS DE HISTORIA

Antonio de Orellana y como vicerrector el Deán Funes, cargo que le correspondía


después de terminar su rectorado de acuerdo a las Constituciones de Lima. Como
consiliarios fueron elegidos Miguel Calixto del Corro, Pedro Ignacio de Castro
Barros y José Gregorio Baigorri. Este pequeño grupo de hombres, pertenecientes de
una misma generación, fue protagonista destacado en la academia y en la política en
la primera década revolucionaria y junto con otros universitarios conformaron una
red que tuvo gran protagonismo en esos años. Usamos el término grupo o red como
sinónimos en tanto expresan la idea de un conjunto de personas unidas a través de
lazos definidos y que participan de proyectos comunes. La jurisprudencia y la
teología les proporcionaron las herramientas necesarias para su inserción política
aunque para entonces, eran muchos los teólogos que habían demostrado mayor
pasión por la política que por los estudios religiosos. Obviamente la respuesta no fue
homogénea, hubo revolucionarios pero también contra revolucionarios, no obstante
hubo un elemento que jugó de aglutinador entre los distintos grupos: la Iglesia, que
actuó como mediadora y fuente de legitimidad.

Sin embargo contra lo que se podría suponer en las reuniones del claustro
universitario no hubo en este momento político afirmaciones significativas. ¿Influyó
el hecho que entre los hombres que actuaban en él ante la inseguridad de la situación
hubo quienes tenían miedo de expresar sus ideas abiertamente? La realidad es que,
por lo general, en la primera mitad del XIX en las reuniones de claustro hay escasas
referencias a la situación política imperante en el país.

Gregorio Funes con su pensamiento y actuación contribuyó en esa primera


década en el devenir revolucionario. Su adhesión al movimiento de mayo está
registrada en un documento titulado Parecer del Deán de la Iglesia de Córdoba Dr.
Gregorio Funes, referente al nuevo Gobierno establecido en la Capital del
Virreynato y dado en la Junta celebrada con este motivo en casa del gobernador de
esta provincia que circuló en Córdoba y luego publicada en La Gazeta de Buenos
Aires, se convirtió en una especie de catecismo político que se leía desde los
4
púlpitos con el fin de sensibilizar a los pueblos con el nuevo sistema . Él, junto a
Pedro Ignacio de Castro Barros y José Ignacio Gorriti, conformaron lo que se
conoció como “el triunvirato de la revolución”, gravitando con sus ideas

4
La Gazeta, Martes 7 de agosto de 1810. Ver “Escritos políticos de Deán Gregorio Funes.
1810-1811” en Estudios N. 11-12, UNC, CEA, Córdoba, diciembre de 1999, p. 125 ss.

72
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

profundamente en la vida del Río de la Plata. Los tres eran hijos de la Ilustración
católica, formados en la universidad colonial adherían a los principios de la filosofía
moderna y a las teorías económicas en boga (neo mercantilismo, fisiocracia y
liberalismo) más tarde devinieron en anti centralistas, defensores de la igualdad de
5
las provincias y contrarios al aire de superioridad que solían ostentar los porteños .

La Asamblea del año XIII

La Asamblea del año XIII ocupa un lugar representativo en la historia


constitucional argentina y por tal motivo la Nación dispuso declarar el 2013, año del
Bicentenario de la Asamblea General Constituyente. No es nuestro interés reiterar
aquí el listado de aquellos proyectos y leyes que se produjeron, ni sobre el clásico
contrapunto marcado por las “instrucciones de Artigas”. Tampoco reseñar lo
ocurrido6. Pero sí pensamos que esta ocasión nos permite reflexionar sobre lo
sucedido y hacer referencia a la representación de Córdoba en ese congreso.

El 2 de diciembre de 1812 se llevó a cabo en la ciudad de Córdoba la junta,


integrada por los capitulares y los electores, a fin de elegir los diputados de esta
jurisdicción. La ceremonia para prestar el juramento requerido por la Asamblea, se
realizó el 9 de febrero de 1813 en un cabildo -valga destacarlo- “extraordinario”, al
que asistieron el gobernador intendente Santiago Carrera, el cabildo secular, el
cabildo eclesiástico, la Real Universidad y “demás corporaciones, militares y
vecinos de este Pueblo”, según reza el acta. Dos porteños fueron elegidos como
representantes por Córdoba: Juan Larrea y Gervasio Antonio de Posadas quienes
aceptaron los nombramientos pero, al poco tiempo sus mandatos concluyeron en

5
Valentina Ayrolo, Funcionarios de Dios y de la República. Clero y política en la experiencia
de las autonomías provinciales, Bs. As., Biblos, 2007. Marcela Ternavasio, Gobernar la
revolución. Poderes en disputa en el Río de la Plata, 1810-1816, Bs. A., Siglo XXI, 2007.
6
Sobre el tema se ocuparon entre otros, Carlos Urien en Estudio histórico de la Asamblea del
año XIII, Juan Carter en “La Asamblea General Constituyente” en Academia Nacional de la
Historia, 1947. Emilio Ravignani, Asambleas Constituyentes Argentinas. Entre los trabajos
más actuales se pueden consultar los de Tulio Halperín Donghi, José C. Chiaramonte,
Marcela Ternavesio y Noemí Goldman. En Córdoba se organizaron las IX Jornadas de
Historia de los Pueblos de Paravachasca, Calamuchita y Xanaes celebradas en la ciudad de
Alta Gracia con motivo del Bicentenario de la Asamblea del año XIII, Córdoba 2014.

73
VII JORNADAS DE HISTORIA

7
tanto la Asamblea los eligió como triunviros . En reemplazo de Posadas fue elegido
Miguel Calixto del Corro y en segundo término se votó a Norberto Javier del Signo.
El gobierno central anuló la elección aduciendo que los nombramientos de Larrea y
Posadas no habían caducado. Y se eligió a otro vecino de Buenos Aires, Agustín Pío
de Elia. Entretanto el sustituto de Larrea fue un hombre de Córdoba José Gregorio
Baigorri también perteneciente a la Universidad, pero este renunció por hallarse
enfermo. Para reemplazarlo, el 3 de febrero de 1815, se reunió la junta electoral y
empataron en la votación del Corro y José Eugenio del Portillo pero esta igualdad
nos alcanzó a resolverse pues Alvear dejó sin efecto las sesiones de la Asamblea en
enero de 1815. Es decir, en esta ocasión, los universitarios de Córdoba no tuvieron
oportunidad de demostrar sus habilidades con excepción de Fray Cayetano
Rodríguez quien fue redactor de la misma.

La declaración de la independencia y los universitarios

Como señalamos el grupo primigenio de cordobeses que actuó en el primer


momento de la revolución se fue enriqueciendo y ampliando con otros
universitarios que, a su vez, mantenían lazos de amistad o parentesco entre ellos,
aunque no en todas las ocasiones expresaron idénticas posiciones políticas.
Recordemos que la Córdoba de entonces era una sociedad estamental donde un
grupo de blancos, compuestos por españoles y criollos, detentaban el poder político,
económico y social, siendo éstos los que enviaban sus hijos a la Universidad.

Es visible la participación de esta red en el Congreso de 1816 con el fin de


declarar la independencia de España. De 29 congresales que firmaron el acta
respectiva, 14 pasaron por las aulas de la casa de Trejo. Ellos fueron los Doctores
Manuel Antonio Acevedo, Pedro Aráoz, José Eusebio Columbres, Pedro Ignacio de
Castro Barros, Miguel Calixto del Corro, Pedro León Gallo, José Ignacio Gorriti,
José Ignacio Thames y los licenciados José Antonio Cabrera y Luís Jerónimo
Salguero de Cabrera y Cabrera. Fray Cayetano Rodríguez, figura prominente de ese
tiempo no egresó de esta Universidad aunque permaneció en ella entre 1781 y 1790
8
dictando los cursos de Física, Metafísica y Lógica . El resto de los congresales había

7
Los nombramientos en Actas Capitulares Libro cuadragésimo quinto y cuadragésimo sexto,
Córdoba, año 1812, fs 263r a 269 r, donde están los votos de los capitulares.
8 Fray Cayetano Rodríguez fue uno de los partidarios más fervientes de la revolución de
Mayo al punto que lanzó un Manifiesto justificándola en virtud de las vejaciones sufridas en

74
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

egresado de las Universidades de Charcas y de Santiago de Chile, lo que reafirma


nuestra tesis que los egresados universitarios conformaron la elite de poder en
9
América .

Los cuatro diputados que representaron en ese congreso a Córdoba pertenecían al


grupo social que retenía el poder en Córdoba, ellos fueron: José Antonio Cabrera,
Miguel Calixto del Corro, Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera y Eduardo Pérez
Bulnes. Los tres primeros, ex alumnos de la Universidad, marcaron con su presencia
la resistencia federal de la provincia contra del centralismo porteño en oportunidad
de discutir la proclamación de la independencia y la forma de gobierno que
adoptaría la Nación. Debido a la defensa que realizaron al federalismo actuaron
casi en soledad en las deliberaciones, contando sólo con el apoyo del diputado por
10
Salta, don Mariano Boedo , y circunstancialmente con algún otro representante del
interior. La postura adoptada, a veces, hizo que otros congresales los agraviaran
tildándolos de anarquistas o los acusaran hasta de sustraer correspondencia oficial.

La relación entre la Iglesia y el Estado era un tema que debía definirse en estos
años y las posiciones iban desde las ideas más ortodoxas hasta las más regalistas.
Castro Barros, ferviente católico y defensor apasionado de la ortodoxia durante toda
su vida enfrentó a toda corriente ideológica que se opusiese a la Iglesia, ya fuese el
galicanismo, el jansenismo o el regalismo. Nunca se cansó de proclamar sus
principios frente a quienes pretendían someter a la Iglesia al brazo secular,
planteando constantemente que el poder espiritual como el temporal, eran diferentes
en su origen y fines. Por lo tanto reclamó el respeto a la autarquía de cada
institución, lo que en definitiva conllevaba al respeto del poder temporal de la

América. Siendo provincial expidió en 1812 una circular exhortando a sus súbditos a no
perturbar el orden público. Este personaje que siguió preocupado por las cuestiones de
derecho público eclesiástico hasta su muerte, ocurrida en 1823. Celina Lértora Mendoza, Fray
Cayetano Rodríguez, Curso de Física. 1786-1792, Cuadernos de la Junta Provincial de
Historia de Córdoba, 2003.
9
María Cristina Vera de Flachs, “La Universidad como factor de ascenso a la elite de poder
de la América Hispana: el caso de Córdoba”, en Congreso Internacional de Historia de las
Universidades Americanas y Españolas, Claustros y Estudiantes. Facultad de Derecho,
Universidad de Valencia, España, 1987.
10
Boedo había estudiado en el Seminario de Loreto en Córdoba y luego en la Universidad de
Chuquisaca donde se recibió de abogado en 1805.

75
VII JORNADAS DE HISTORIA

Iglesia por parte de la autoridad política. Castro Barros también supo hacerse notar
en octubre de 1817 cuando el Congreso trató el artículo octavo del decreto de
libertad de imprenta que establecía que las obras que tratasen de religión no se
podían imprimir sin censura previa del Eclesiástico. En caso de reclamo la obra sería
analizada nuevamente por el mismo diocesano, aunque asociado con cuatro
miembros de la Junta Protectora y la pluralidad de votos haría la sentencia
11
irrevocable . Poco después, el 3 de diciembre, el diputado Zavaleta planteó la
necesidad de enmendar el citado artículo de modo que las obras que tratasen de
religión no podrían imprimirse sin previa censura del prelado diocesano y si la parte
interesada reclamaba debía hacerlo ante los jueces y en el modo de que disponían las
leyes de la Iglesia, reclamo aceptado por Castro Barros en tanto pensaba que el
juicio sobre una obra de religión le concernía a la Iglesia y que no era cuestión del
Estado. Su apoyo a esta medida junto a su proposición, aceptada luego por el
Congreso Constituyente, que se tomara alguna providencia a efectos de precaver los
males que se originaban de la venta y uso público de las obras de los pensadores que
atacaban o ridiculizaban a la religión pusieron de manifiesto su férrea defensa del
tema y la necesidad de conservar los valores tradicionales heredados.

A modo de cierre: la suerte de la Universidad en un nuevo ciclo político

En la primera década del siglo XIX el país logró declarar la independencia en


1816 y sacar la guerra fuera de sus fronteras pero la organización institucional
parece posponerse indefinidamente. En efecto, los intentos realizados para organizar
el Estado fracasaron y demostraron que la situación política se complicaría en los
años por venir.

El orden del directorio era resistido en Córdoba por dos corrientes de muy
distinta extracción: la que dirigían los caudillos del litoral y la que obedecía a un
movimiento federalista que nacía de la Universidad de Córdoba y que soñaba con
una democracia institucional. En consecuencia, las pasiones políticas agitarán esta
ciudad al tiempo que la montonera santafecina penetraba en su jurisdicción. El año
1819 concluía con la renuncia del gobernador de Córdoba, con la disolución del
Congreso de Tucumán, que había logrado declarar la independencia pero no
sancionar una constitución definitiva y con una gran sequía y manga de langostas

11
Asambleas Constituyentes Argentinas, seleccionadas, coordinadas y anotadas por Emilio
Ravignani, Bs. As., 1937, pp. 263 y 340.

76
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

que afectaban la economía provincial. Obviamente tales turbulencias afectaron la


Nación que carecía de una autoridad central. Fue en esta etapa que las provincias
consolidaron su propia autonomía hasta 1852. La descentralización política es en
esencia el sistema de dominación imperante y esa fragmentación refleja la
imposibilidad de conciliar intereses para emprender la formación del Estado. En este
período desapareció el Cabildo, institución colonial que vuelve a mediados del siglo
XIX con la instalación del Municipio. Por otra parte, la guerra de la independencia
que tantos esfuerzos había costado se alejaba del suelo argentino pero se reanudaba
la guerra civil, lo que produjo un estado de insurgencia permanente, obligando a los
gobernantes a impartir órdenes de recolectar caballada, mulas y granos existentes,
siendo las estancias de los opositores políticos las primeras en ser saqueadas, al
tiempo que los hombres fuertes y jóvenes huían para no ser reclutados.

Entretanto, la Universidad sintió la necesidad de realizar reformas acordes a los


nuevos tiempos políticos. Coincidente con este propósito en 1818 el gobernador de
Córdoba, Manuel Antonio de Castro, también ex alumno de la Universidad, inició,
el 23 de abril, una visita a la institución que culminó meses después con el arreglo
de sus archivos, con la creación de la Biblioteca sobre la base de los despojos de la
librería jesuítica y con un aumento significativo a las remuneraciones de los
12
catedráticos . Sin embargo dejó en vigor el método de estudios elaborado por el
Deán Funes que no se había podido poner en práctica en razón de la mala situación
económica de la región hasta que el gobierno nacional lo uniformase en
conformidad a las “luces de Europa”. Ambrosio Funes señaló por esos días que los
estudios estaban decaídos y dominados por maestros sin celo, ni educación, sujetos a
parcialidades, situación que había sido comprobada por un viajero inglés de paso por
13
Córdoba . La realidad era que poco podía hacerse porque la pobreza era notoria.

Los sucesos políticos de marzo de 1820 trajeron como consecuencia que la


Legislatura de Córdoba designara al general Juan Bautista Bustos como gobernador en
propiedad y que la provincia se constituyera como un Estado independiente y
soberano. Se abría así un nuevo ciclo político. Obviamente la primera preocupación de

12
Roberto Peña, “El Doctor Manuel A. de Castro: gobernador de Córdoba, 1817-1820”,
Cuadernos de Historia, Ac. Nac. de Derecho y Ciencias Sociales, Córdoba, 1998, p. 45.
13
Se refería a Alexander Caldcleugh quien, en 1825, publicó un libro de viajes donde dejó
constancia de lo que aseveramos en el texto.

77
VII JORNADAS DE HISTORIA

éste sería organizar constitucionalmente el gobierno de la misma. Para tal fin recurrió a
varios clérigos: José María Bedoya fue mano derecha y los doctores José Gregorio
Baigorri y José Norberto de Allende presentaron, el 10 de enero de 1821, el
Reglamento Provisorio para el Régimen y Administración de la provincia, el que fue
sancionado y promulgado a fines de ese mes con el fin de organizar el gobierno. El
mismo ha sido considerado por Carlos Segreti como una verdadera pieza
14
constitucional .

El cambio de gobierno influyó directamente sobre la Universidad y su Colegio,


instituciones que pasaron a depender exclusivamente de la órbita provincial hasta su
nacionalización. Los gobernadores de Córdoba ejercieron el derecho de patronato que
antes había pertenecido a los virreyes y, luego, a las autoridades emanadas de la
Revolución.

En síntesis la Universidad fue una gran cantera que proporcionó hombres en


todas las instancias políticas de esa década, situación que no es privativa de Córdoba
pues se dio de igual manera en otros lugares de Iberoamérica.

Perfil de los universitarios que participaron


de los acontecimientos políticos del período

Pedro Araoz. Nació en Tucumán el 20 de junio de 1759. Estudió teología en el


Real Colegio de San Carlos y luego pasó a la Universidad de Córdoba donde se
doctoró en 1782. En Tucumán fue cura de la catedral. En 1816 fue elegido diputado
por Tucumán al Congreso. Trasladado el Congreso a Buenos Aires renunció a su
mandato y volvió a su provincia donde tuvo participación política en el gobierno de su
pariente Bernabé Araoz. Cuando en el año ´20 hizo crear la famosa “República del
Tucumán” el cura Aráoz fue descollante legislador en el Congreso provincial que dictó
la Constitución de esa “República”. Durante esa gestión se sancionaron importantes
leyes como la defensa de la imprenta, la creación del Banco provincial, etc.

Manuel Antonio Acevedo. Salta, 25 de mayo de 1770 - 1 de octubre de 1825.


Fue un presbítero y abogado de Argentina. Ordenado el 8 de diciembre de 1794, tras
estudiar en el Colegio de Montserrat de la provincia de Córdoba. En 1799 regresó a

14
Se ocupó también del tema Carlos Melo (Comp.) Constituciones de la Provincia de
Córdoba desde 1821 a 1900, Córdoba, 1950.

78
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Salta, donde participó de la fundación de la Escuela de Filosofía junto al presbítero


Dr. Gregorio Antonio Romero, escuela de la que fue rector y catedrático.

Gregorio Baigorri. Córdoba 1778-1858 Se doctoró en Teología en 1802 y se


ordenó sacerdote en 1803. Fue elegido diputado por la provincia en 1813 y colaboró
en la redacción del Reglamento Provisorio de 1821. Fue provisor del obispado en
dos períodos 1848-1850 y 1850-1858. Las autoridades de la Confederación lo
propusieron para Obispo de Córdoba pero muere el 9 de junio de 1858.

José María Bedoya. Córdoba 10 de enero de 1789-1840.Se graduó de doctor en


1800 y se ordenó como diácono y presbítero en 1813. En 1819 fue rector del
Colegio Monserrat y en 1824 se hizo cargo de la imprenta. Fue la mano derecha de
Juan Bautista Bustos en los primeros años de su gobierno. En 1816 fue elegido
provisor para Córdoba pero dicha designación fue anulada, pues Benito Lascano
recién llegado del Congreso de Tucumán había obtenido esa designación. Fue rector
de la Universidad entre 1919 y 1828.

José Antonio Cabrera. Córdoba, 28 de Noviembre de 1768 – íd., 15 de


Abril de 1820. Era descendiente del fundador de la ciudad de Córdoba, Jerónimo
Luis de Cabrera, y sobrino del Deán Funes. Se recibió de licenciado en
jurisprudencia en la Universidad Nacional de Córdoba y fue asesor letrado de los
gobernadores del último período virreinal.

Apoyó la Revolución de Mayo y contribuyó a restar apoyo a la contrarrevolución


dirigida por Santiago de Liniers, el gobernador Concha y el obispo Orellana, los que
serían fusilados en Cabeza de Tigre. En 1811 era alcalde de primer voto
del Cabildo de su ciudad y fue nombrado presidente de la Junta Provincial. Al año
siguiente procurador del mismo Cabildo. En algún viaje de negocios conoció al
caudillo oriental José Artigas, por lo que el gobernador Ocampo lo envió en 1814 a
pactar la paz con aquél. Trajo de vuelta no sólo un tratado de paz SONO sus ideas
federales.

En 1815, el gobernador nombrado por Buenos Aires fue reemplazado por


coronel José Javier Díaz mediante una asamblea de vecinos de Córdoba. Cabrera fue
uno de los dirigentes del partido federal, y fue miembro de la primera legislatura
provincial. Poco después era nuevamente enviado a entrevistarse con Artigas, como
diputado a la Asamblea de los Pueblos Libres reunida por éste en su campamento
de Arroyo de la China, sobre el Uruguay.

79
VII JORNADAS DE HISTORIA

Fue uno de los tres enviados de Artigas a negociar con el nuevo Director
Supremo, Ignacio Álvarez Thomas, pero éste los hizo arrestar para que no avisaran a
los federales que estaba organizando una invasión a Santa Fe. No hubo trato posible.
Regresó a Córdoba, donde fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, junto
con Miguel Calixto del Corro, Jerónimo Salguero y Eduardo Pérez Bulnes, todos
federales. Fue el único de los miembros del Congreso que no votó por Juan Martín
de Pueyrredón para Director Supremo. Pese que lo acompañó por unos días a
Córdoba, a la reunión que éste tuvo con José de San Martín. En esa reunión se
resolvió la campaña de San Martín a Chile, y que el Directorio le daría la máxima
prioridad. Fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia, del 9 de
julio de 1816.

Decidido el traslado del Congreso a Buenos Aires, Cabrera, Corro y Pérez


Bulnes se opusieron, por entender que -una vez en la capital- serían presionados para
sancionar una constitución unitaria y probablemente monárquica. Fue acusado de
conspiración y debió huir a Córdoba. Los tres rebeldes cordobeses fueron
expulsados del Congreso; dos años después ocurrió lo que habían temido, con
la constitución de 1819.En su provincia natal intentó apoyar al grupo federal de Díaz
y de Juan Pablo Bulnes, pero éste fue rápidamente vencido por el Directorio. Murió
en Córdoba en abril de 1820, poco después de la caída del mismo.

José Eusebio Colombres. San Miguel de Tucumán, 16 de diciembre de 1778 -


Salta, 11 de febrero de 1859) fue un político y obispo argentino. Fue diputado
por Catamarca durante el Congreso de Tucumán en 1816. Era hijo de José
Colombres y Thames, español, y de María Ignacia Córdoba, tucumana.

Nació en San Miguel de Tucumán en el seno de una influyente y aristocrática


familia tucumana. Se convirtió pronto en clérigo, en agosto de 1803 y
posteriormente Doctor en Ley con título de la Universidad de San Carlos
en Córdoba. Fue electo como diputado por Catamarca para el Congreso de
Tucumán, tras haber servido como clérigo en dicha provincia por varios años.

Tras el proceso independentista, formó parte de la llamada Liga del Norte, lo que
le valió tener que exiliarse tras la segunda asunción de Juan Manuel de Rosas como
gobernador de Buenos Aires. Hasta 1852 permaneció en Tupiza, Potosí, Bolivia,
volviendo en dicho año a Tucumán tras la caída del rosismo.

80
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Luego de su regreso, fue nombrado Monseñor de la Diócesis de Salta, que no


tenía obispo desde 1830. En diciembre de 1858 fue obispo de dicha diócesis con el
apoyo de Justo José de Urquiza, cargo desde donde impulsó la creación de una
nueva Catedral de Salta, pero murió tan sólo dos meses después de haber asumido.

Pedro Ignacio Castro Barros. Nacido en 1777 en un pueblo de la provincia de


La Rioja se doctoró en Teología en Córdoba donde obtuvo por oposición la cátedra
de Filosofía y luego actuó como consiliario y rector entre 1821 y 1825. Participó a lo
largo de su vida de otros proyectos constitucionales lo que obviamente le hizo pasar
por diversas vicisitudes políticas En 1813 regresó a su provincia natal siendo elegido
para representarla en la Asamblea del año XIII y, en 1816, fue diputado por esa
provincia en el Congreso de Tucumán, ocasión donde expuso sus ideas mostrando
en sus afirmaciones profundidad, erudición y un acendrado sentimiento patriótico e
independentista comparable a la defensa que ejercía de la Iglesia basada en los
valores más puros del catolicismo. Al igual que fray Cayetano Rodríguez, justificó
la guerra de la independencia y sostuvo que la dominación española era tiránica. Su
pensamiento en torno a la forma de gobierno que debía adoptar el país fue expuesto
en la sesión del Congreso Constituyente del 31 de julio de 1816 donde defendió el
sistema monárquico constitucional por ser el más favorable a la conservación y
progreso de la religión católica, y el menos sujeto a los males políticos que
afectaban cotidianamente a otros. No fue el único que pensaba de esa manera, otros
habían considerado que los vínculos con el monarca debían pactarse bajo nuevas
15
condiciones acordes a los derechos del liberalismo ilustrado . En 1821 fue elegido
para asistir a un Congreso constituyente con el fin de sancionar una constitución.
Fracasado ese intento, la Universidad le confió el cargo de rector y cancelario desde
1825 a 1829, período en el que dictó clases en el Monserrat y representó a la ciudad
de Córdoba en la Legislatura. Durante el gobierno del general José María Paz en
Córdoba fue vicario capitular, pero a la caída de éste fue apresado junto con cien
vecinos y enviado a una cárcel a Santa Fe. En 1841 enfrentó al régimen rosista y
como tantos otros debió exiliarse en Chile. En Santiago formó parte del claustro

15
Se ocuparon de este personaje. Américo Tonda, Castro Barros. Sus ideas, Bs. As.,
Academia del Plata, 1961; José Molina, “El doctor don Pedro Ignacio de Castro Barros,”
Revista Nacional, VII, 1888, Bs. As. Antonio Sillau Pérez, “Contenido y características del
pensamiento político de Ignacio de Castro Barros en la primera década revolucionaria” en
Revista de la Junta Provincial de Historia, N. 18, Córdoba, 2001, p. 215.

81
VII JORNADAS DE HISTORIA

docente de la Universidad de San Felipe, dictando clases de Filosofía e Historia


eclesiástica, falleció en Chile en 1849.

Manuel Antonio De Castro, Estudió en la Universidad de Córdoba aunque se


doctoró en la de Charcas. Sin embargo su relación con la primera fue muy estrecha
durante toda su vida. Gobernador de Córdoba, entre 1817-1820.

Miguel Calixto Del Corro. 1775-1851. Alumno del Monserrat desde 1789, se
doctoró en Filosofía en 1794 y en Teología en 1798. Se ordena sacerdote en 1800.
Promovía las ideas de “patria, libertad e independencia” a fines de 1808 o principios
de 1809; publicó un texto que alarmó al gobernador intendente brigadier Juan
Gutiérrez de la Concha, quien decidió impedir su propagación. El 25 de mayo de
1811 pronunció en la catedral una oración patriótica en conmemoración de la
Revolución. El 9 de setiembre de 1813 fue elegido diputado por Córdoba ante la
Asamblea del año XIII en reemplazo del escribano Gervasio Antonio de Posadas,
pero su elección fue anulada por la Asamblea. En 1814 fue designado provisor
interino del Obispado. Participó en varias comisiones pacificadoras y fue rector de la
Universidad de Córdoba en dos oportunidades, 1816-1817 y 1829-1831. Obtuvo la
cátedra de prima de teología escolástica en 1807. En 1817 es canónigo magistral del
cabildo catedralicio. Fue diputado en el Congreso de Tucumán donde cumplió
diversas comisiones encargadas por el mismo. “Tenía experiencia política, gran
conocimiento de los hombres y un patriotismo acendrado que lo había convertido en
16
un precursor de provincia del movimiento revolucionario de Mayo” . En 1821 fue
confinado por Bustos por su relación con el general José M. Paz. En 1827 es elegido
tesorero del coro de la catedral y en el mismo ano es elegido como chantre, cesa en
esa función en 1831. La Universidad le confió el cargo de rector y cancelario desde
1825 a 1829, período en el que dictó clases en el Monserrat y representó a la ciudad
de Córdoba en la Legislatura. Durante el gobierno del general José María Paz en
Córdoba fue vicario capitular, pero a la caída de éste fue apresado junto con cien
vecinos y enviado a una cárcel a Santa Fe. En 1841 enfrentó al régimen rosista y
como tantos otros debió exiliarse en Chile. En Santiago formó parte del claustro
docente de la Universidad de San Felipe, dictando clases de Filosofía e Historia
eclesiástica, falleció en Chile en 1849.

16
Mario Carlos Vivas, “Representantes de Córdoba en el año 1816”, Revista de la Junta
Provincial de Historia, N. 28, Córdoba, 2015.

82
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

José Ignacio de Gorriti. San Salvador de Jujuy, 30 de julio de 1770 - Charcas, 9


de noviembre de 1835, fue un abogado, militar y político argentino, que se destacó
por su ayuda y acción en la Guerra de Independencia de la Argentina. Fue
gobernador de la provincia de Salta y representó a esta provincia como diputado en
el Congreso de Tucumán de 1816. De niño estudió con los padres franciscanos y
luego fue enviado a Córdoba junto a su hermano Juan Ignacio (quien luego sería un
famoso canónigo). De 1782 a 1788 cursó en el Real Colegio Montserrat y en
la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca,
recibiéndose de doctor en Cánones en 1789. Inmediatamente debió regresar a Jujuy
debido al fallecimiento de su padre para administrar la finca Los Horcones,
propiedad de su familia, cerca de Rosario de la Frontera, actual Salta, instalando una
nutrida biblioteca filosófica, jurídica y literaria.

Agustín Pío De Elía. Vecino de Buenos Aires estudió en el Colegio Monserrat y


se graduó de doctor en leyes en 1788 y en teología en 1790. Abogado de la real
audiencia, participó de la reunión del 21 de mayo de 1810en Buenos Aires.

Norberto Javier Del Signo. 1777-1817 maestro en artes y licenciado en


derecho civil.

Pedro León Díaz Gallo. Santiago del Estero, 29 de junio de 1782 - San Miguel
de Tucumán, 7 de febrero de 1852, fue un sacerdote y político argentino que actuó
como diputado por la provincia de Santiago del Estero durante el Congreso de
Tucumán de 1816, siendo por tanto uno de los firmantes de la Declaración de la
Independencia de las entonces conocidas como Provincias Unidas en Sudamérica.

En 1799 ingresó al Colegio de Monserrat, en Córdoba, donde se ordenó de


presbítero. Luego obtuvo el título de «maestro en artes» (filosofía) en la Universidad
de San Carlos. Al volver a su provincia ocupó distintos puestos eclesiásticos.

El 19 de junio de 1815 participó en el Cabildo abierto que estudió el Estatuto


Provisional. En 1816, mientras se hallaba al frente del curato de su ciudad, fue
elegido diputado al Congreso de Tucumán, en el cual llegó a ocupar la
vicepresidencia en 1816 y la presidencia en 1819. Tuvo una destacada participación
por sus conocimientos y eficacia, interviniendo con entusiasmo en los debates y
comisiones; y firmando la declaración de independencia de la Argentina el 9 de
julio de 1816. Cuando el congreso se trasladó a Buenos Aires fue electo para ejercer

83
VII JORNADAS DE HISTORIA

la presidencia en turno del cuerpo. Tuvo una participación muy activa al tratarse la
Constitución unitaria de 1819. Al disolverse el Congreso en 1820 regresó a Santiago
e intervino en el movimiento autonomista de la provincia de ese año y desempeñó el
ministerio durante el gobierno de Juan Felipe Ibarra. En 1821 firmó el tratado de paz
entre Tucumán y Santiago del Estero en Vinará, junto con Pedro Miguel Aráoz de
Tucumán y José Andrés Pacheco de Melo de Córdoba.

A pesar de haber sido elegido diputado al Congreso Constituyente de 1826, no


formó parte de éste pues viajó a Salta, sede de la diócesis santiagueña, a optar por el
concurso al curato de su ciudad natal. También desempeñó el cargo de diputado
provincial, donde ejerció mucha influencia por su larga práctica en la vida pública.

En 1838 el gobernador Ibarra le encargó el gobierno de la diócesis de Santiago,


lo que motivó un conflicto eclesiástico con el Cabildo de Salta que nombró para
Vicario Capitular en sede vacante al doctor Figueroa. Ocupó por largo tiempo, el
puesto de vicario foráneo. Cuando Manuel Taboada tomó el gobierno por una
revolución contra su primo Mauro Carranza, el 1 de octubre de 1851, se fugó hacia
Tucumán para ponerse a salvo, pero perseguido por gente de Taboada fue tomado
preso por estos en Antajé, departamento Banda; y llevado de vuelta a su ciudad,
donde sufrió torturas de sus adversarios. Puesto luego en libertad se dirigió a
Tucumán donde murió.

Gregorio Funes. Córdoba 1749 - Buenos Aires1824, sus hermanos: Ambrosio y


Domingo. En 1773 se ordenó presbítero, un año después se doctoró en teología. En
1775 viajó a España para seguir en la Universidad de Alcalá de Henares la carrera de
jurisprudencia donde se recibió de bachiller en 1777. En 1778 el rey le concede una
canonjía de gracia en la catedral de Córdoba. En 1779 se recibió de abogado. En
1793 fue provisor y vicario general del obispado. En 1803 fue promovido primero
como arcediano y luego como Deán. Estuvo a cargo el rectorado de la Universidad
en 1808 y reformó el plan de estudios de la misma. En 1810 fue elegido diputado
por Córdoba. Fue autor de varias obras y participó de la prensa escrita de la ciudad
de Buenos Aires.

Eduardo Pérez Bulnes. 1785-1851. Estudió en el Colegio de Montserrat.


Integró en el año 1810 un regimiento de milicianos en apoyo de la Revolución de
mayo. Se dedicó al comercio. Combatió en el Ayuntamiento al gobernador Diego
José de Pueyrredón y tuvo activa participación en las incidencias que culminaron
con la remoción de este. En 1811 fue designado regidor. Por sus ideas contrarias al

84
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

centralismo se opuso a los gobernadores teniente coronel Santiago Carrera, coronel


Francisco Javier de Viana y el ya citado Ortiz de Ocampo por haber sido impuestos
por Buenos Aires y los dos últimos ser ajenos a la provincia. Díaz lo nombró
intendente general de policía. Perteneció al grupo federal y fue partidario de Artigas;
opositor a las políticas del Triunvirato y del Directorio. En 1817 se opuso junto a
Cabrera y Corro al traslado del Congreso a Buenos Aires y fue dejado cesante lo
mismo que los antes citados en 1817.

José Eugenio Portillo. 1760-1843. Egresó de la UNC en 1783. Actuó en el


período de la independencia de su país y formó parte del Congreso General que
sancionó la Constitución Argentina de 1826.

Ingresó al Colegio de Monserrat de su ciudad natal y luego a la Universidad,


egresando como licenciado en Teología; trasladado a Chuquisaca, se doctoró en
jurisprudencia en la Universidad de Charcas en 1782. Desempeñó cargos en el Alto
Perú, entre ellos el de alcalde de primer voto en la Villa de Oruro. Colaboró en
el Telégrafo Mercantil, primer periódico editado en Buenos Aires, publicando
artículos con un anagrama de su nombre: Enio Tullio Grope; escribió sobre el estado
del teatro en la capital del Virreinato del Río de la Plata, lamentándose de que no
hubiera en ella una sala teatral digna de su categoría política.

Cuando se produjo la primera expedición auxiliadora al Alto Perú se mostró un


decidido partidario de la Independencia, y ejerció como auditor de guerra
del Ejército del Norte- Durante su residencia en San Miguel de Tucumán -poco
después de la batalla de Tucumán- desaconsejó al gobierno local la siembra de arroz,
por el peligro de que los campos inundados provocaran la enfermedad conocida en
su época como “tercianas”, esto es, el paludismo. En 1812 regresó a Córdoba, donde
se incorporó al cuerpo docente de la Universidad y se le encargó la reforma del plan
de estudios; desde 1815 fue procurador general de la ciudad y se le encargó la
redacción de una ordenanza general que sirviera como legislación de referencia para
la ciudad. A fines de 1819 fue nombrado diputado al Congreso Nacional reunido en
Buenos Aires, al que aparentemente no llegó a incorporarse.

Fue miembro de la Sala de Representantes de la Provincia de Córdoba y fue su


primer presidente5 En 1826 fue nuevamente elegido diputado al Congreso General
Constituyente, incorporándose al mismo a tiempo de firmar la Constitución
Nacional de ese año Durante la discusión de la misma afirmó que el federalismo era
“propio de las tolderías” y se pronunció por la forma de estado unitaria. Fue

85
VII JORNADAS DE HISTORIA

severamente reprendido por ello por el gobernador Juan Bautista Bustos, que le
retiró la representación de su provincia, aunque se negó a renunciar a su cargo de
diputado; fundó un periódico llamado Termo del Sud.

Cuando el Congreso fue disuelto en 1827, temiendo regresar a Córdoba, se


instaló en Buenos Aires, donde intentó ejercer como abogado privado. No tuvo
éxito, y falleció muy pobre en la ciudad capital de la Confederación Argentina en el
año 1843.

Jerónimo Salguero Cabrera y Cabrera. Córdoba 1774 - Chuquisaca, Bolivia,


mayo de 1840, abogado y político argentino, miembro del Congreso de Tucumán,
que declaró la independencia argentina.

Se recibió de doctor en jurisprudencia en 1796, y años más tarde fue asesor


del cabildo de Córdoba. En 1809 fue síndico del mismo cuerpo. Apoyó
la Revolución de Mayo con entusiasmo y se unió al partido de los hermanos Funes.
En 1812 fue procurador general de la provincia, y luego asesor del
gobernador Francisco Ortiz de Ocampo.

Se unió al partido federal y ayudó a su jefe, el coronel José Javier Díaz, a llegar
al gobierno de la provincia; fue su ministro secretario de hacienda. En 1816 fue
electo miembro del Congreso de Tucumán, donde firmó la declaración de la
Independencia el 9 de julio.

Se destacó por su defensa de las autonomías provinciales, pero fue el más


conciliador de los cuatro diputados cordobeses. Cuando el Congreso decidió
trasladarse a Buenos Aires, sus compañeros cordobeses Eduardo Pérez Bulnes, José
Antonio Cabrera y Miguel Calixto del Corro se negaron a mudarse a donde serían
presionados por el gobierno central; por ello fueron expulsados del Congreso. En
cambio, Salguero se trasladó a Buenos Aires, donde terminó cediendo a las
iniciativas centralistas del Directorio. Dejó el cargo en 1819 para ser tesorero de la
Casa de la Moneda. Regresó a Córdoba en 1820 y se unió al partido federal del
gobernador Juan Bautista Bustos, aunque permaneció alejado de la política activa.
En 1826 fue enviado como diputado al Congreso de Buenos Aires, donde apoyó al
grupo federal dirigido por Manuel Dorrego. A su regreso se incorporó como juez al
Tribunal de Apelaciones.

86
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Cuando el general José María Paz derrocó a Bustos, arrestó a los dirigentes
federales, entre ellos a Salguero. A fines de 1831fue nuevamente juez, pero fue
expulsado dos años más tarde por participar en una fracasada revolución contra
los hermanos Reynafé. Emigró a Bolivia, donde se dedicó a la abogacía privada, y
donde falleció en 1840.

José Ignacio Thames. Nació en San Miguel de Tucumán, Argentina; 15 de


agosto de 1762 . Sacerdote, fue uno de los firmantes por Tucumán de la Declaración
de la Independencia . Estudió en la Universidad de Córdoba, doctorándose en
teología en 1784. Volvió a Tucumán donde ejerció su ministerio hasta que en 1798
fue designado Cura párroco de El Alto, provincia de Catamarca. Quince años
después fue ascendido a la categoría de canónigo de la catedral de Salta, (1813). Fue
partidario de la Revolución de Mayo. En 1815 fue electo presidente de la Junta que
eligió diputados por esa provincia en el Congreso de Tucumán. Al mismo tiempo
fue elegido diputado por Tucumán junto con Pedro Miguel Aráoz.

Su actuación en las sesiones del congreso fue destacada, y llegó a presidirlo,


además de formar parte de varias comisiones y firmar el Acta de la
Independencia el 9 de julio de 1816. Propugnó una monarquía inca como forma de
gobierno. En 1818, con el Congreso ya en Buenos Aires, fue elegido vicepresidente.
En ese mismo año renunció y regresó a Salta a ocupar su puesto de canónigo en la
Catedral. Finalmente regresó a Tucumán. Durante el último período de Aráoz, fue
de nuevo diputado a la Sala de Representantes, en 1821. Entre 1824 y 1825 volvió
a El Alto donde fue un párroco ejemplar. Falleció en Tucumán el 9 de febrero de
1832.

87
VII JORNADAS DE HISTORIA

88
La Revolución de Mayo y la Asamblea de 1813:
dos proyectos convergentes

Dulce María Santiago


UCA, Buenos Aires

Tanto la Revolución de Mayo como la Asamblea del año XIII tuvieron en común
el tema clave de la época: la libertad tanto política como civil.

La Revolución de Mayo busca aprovechar la oportunidad histórica que le brinda


la invasión de Napoleón y la prisión del Rey para poder declarar el autogobierno,
fundándose en la tesis de la soberanía del pueblo en la ausencia de la autoridad
legítima.

La Asamblea, por su parte, se propone lograr la independencia y sancionar una


constitución, aunque lo que consigue es una declaración de libertades individuales,
es decir, de derechos civiles.

Ambas movimientos preparan así el camino para la Declaración definitiva de


nuestra Independencia. Tanto el autogobierno como los derechos civiles están así en
el fundamento de la vida institucional argentina.

Los antecedentes de la Revolución de Mayo

Ciertamente hay que reconocer que hubo ciertos hechos. ideas e intereses que
permitieron en algún momento hacernos tomar conciencia de que podríamos pensar
en dejar de ser una colonia española y aspirar a formar un gobierno propio. Quizá
fue la conjunción de los tres lo que hizo posible este giro en nuestra historia
comunitaria

En el siglo XVIII la corona española pasa de las manos de los Austrias a la de los
Borbones. Carlos III, su primer representante en España, lleva a cabo una serie de
medidas tendientes a revertir la decadencia del Imperio Hispánico. Una de las
mayores preocupaciones era el progreso económico, fruto de las ideas mercantilistas
imperantes en Europa que relacionaban el poder político con la capacidad de
acumulación económica.

89
VII JORNADAS DE HISTORIA

Con este propósito se llevan a cabo numerosas reformas, para impulsar la


recuperación de la Metrópoli, promoviendo la industria, reorganizando y
aprovisionando el ejército y la marina con barcos y armas. Se fomenta también la
agricultura como resultado de las ideas fisiocráticas francesas, de donde provenía la
casa borbónica.

Con respecto a las colonias, también se llevan a cabo reformas administrativas,


se crean nuevos monopolios, más puertos para mejorar el comercio y limitar el
contrabando, se aumentan la explotación y las exportaciones de productos de las
colonias, como por ejemplo el cuero en el Río de la Plata.

Pero la consecuencia de estas reformas, que pretendían ser un proceso de


modernización, es que terminó produciendo una deshispanización, tanto en la
Península como en las colonias de América. Esto suscita cierto descontento en la
población por la presión tributaria, los nuevos controles, la falta de participación de
los criollos en el gobierno de las colonias y, también, la expulsión de los jesuitas de
toda América española en 1767, quizás con la intención de frenar el poder de la
Iglesia sobre los súbditos.

Además de toda esta situación dentro del territorio hispánico hubo otros hechos
en el orden internacional que llamaron la atención de los hispanoamericanos y
tuvieron cierta repercusión entre nosotros: La emancipación de América del Norte
en 1776; la sublevación del inca Tupac Amarú en Perú en 1780; la Revolución
Francesa de 1789, con sus ideas de libertad, igualdad y fraternidad y, quizás el
hecho exterior que más conmocionó fue la penetración de la fuerzas napoleónicas en
territorio hispánico para invadir Portugal en 1808, originando el descontento del
pueblo español que obligó finalmente a abdicar al rey Carlos IV a favor de su hijo
Fernando VII. Este ha sido probablemente el hecho más significativo para nuestra
conciencia libertaria.

Pero en cuanto a la repercusión de los hechos internos, sin duda los que más
movilizaron a nuestros habitantes fueron las invasiones inglesas de 1806 y 1807,
donde tuvimos la oportunidad de una participación activa en defensa de nuestro
suelo y de nuestros intereses, haciéndonos tomar conciencia de la posibilidad real de
lograr independizarnos de los españoles.

Recordemos que en la primera invasión Inglaterra, alentada por la victoria de


Trafalgar en 1805 contra Francia y España, y motivada por la necesidad de

90
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

comerciar con nuevos puertos a causa del bloqueo que Napoleón le había impuesto,
decide tentar suerte en el Río de la Plata. En 1806, ante la inminente invasión, el
Virrey Sobremonte, advertido por el gobernador de Montevideo, envia trescientos
hombres, pero descuida la protección de Buenos Aires por considerar que las naves
inglesas no podrían llegar a causa de su gran calado y la poca profundidad de
nuestro puerto. Sin embargo, el General Beresford logra tomar la ciudad,
Sobremonte huye a Córdoba y Santiago de Liniers -oficial francés al servicio de la
corona española- organiza la Reconquista con la colaboración de Martín de Álzaga.
Liniers es proclamado el nuevo virrey, impidiendo el regreso de Sobremonte.

Al año siguiente, en 1807, con la ayuda de un importante refuerzo, los ingleses


comandados por Whitelocke entran en la ciudad, pero el pueblo al mando de Martín
de Alzaga, junto con las milicias, logra, no sin dificultades, oponer una feroz
resistencia.

Esta experiencia manifestó como resultado: La imposibilidad de ser defendidos


por tropas reales, la actitud de las autoridades que no enfrentaron el ataque inglés, el
resentimiento de los criollos frente a los españoles que ejercían el gobierno y eran
los grandes comerciantes, y la unión y la solidaridad del pueblo criollo que
evidenció su capacidad real de armarse y defenderse.

Si nos preguntamos por las ideas de esa época en nuestro territorio, es preciso
considerar que ellas circulan particularmente en las universidades, que son el ámbito
propicio para que su desarrollo y difusión, particularmente entre los jóvenes. Según
asegura Furlong, nuestras universidades enseñaban lo mismo que se enseñaba en
España, que atravesaba en esa época por la llamada segunda escolástica, luego
aquellos recibieron la influencia de la ciencia nova y del cartesianismo y,
finalmente, un pensamiento ecléctico, con preponderancia de los autores franceses
que comenzaban a estar de moda en América. Las dos universidades frecuentadas
por nuestros criollos eran la de Chuquisaca, o Charcas, y la de Córdoba. ¿Qué se
enseñaba por entonces en dichas universidades? Ambas estuvieron en manos de los
jesuitas hasta su expulsión en 1767. Así que para 1800 ya hacía casi 40 años que
faltaban. Sin embargo, algunos historiadores consideran que la proyección

En 1688 tiene lugar en Inglaterra la famosa Revolución Liberal, cuyo mentor


intelectual es el pensador John Locke, considerado el padre del Liberalismo
Moderno. La monarquía absoluta se transforma en monarquía parlamentaria; surgen
transformaciones en las formas de producción, el mercado libre, los derechos

91
VII JORNADAS DE HISTORIA

individuales, especialmente a la propiedad privada. Todo se sustenta sobre la


libertad individual.

Mientras en Inglaterra quedan superados los esquemas tradicionales y el orden


político inglés se convierte en un modelo a seguir; en Francia, en cambio, se
manifiesta una plena crisis como agotamiento del sistema de la monarquía absoluta,
que alcanzará su cenit en la Revolución de 1789. Pero lejos de ser éste el final de la
crisis, marcará el comienzo de otra: la Revolución fue contra el antiguo régimen,
pero no tenía otra finalidad que ésa. La nueva crisis, derivada de la Revolución,
motiva la búsqueda de nuevas ideas para solucionarla o, al menos, para explicarla.

El Iluminismo del siglo XVIII, de origen anglo-francés, se basará en principios


como el optimismo humano, fundado en la evolución natural, que lleva a una idea de
progreso en la historia, del cual la cultura europea significa el estadio más avanzado;
y la supremacía de la razón -o Racionalismo- que hace que el hombre ilustrado se
pueda liberar de las cadenas de la esclavitud, donde está sumido por su ignorancia, y
conquistar así sus derechos individuales, fundamentalmente la libertad.

Esta nueva conciencia hará de la libertad el estandarte de la época. Por ello,


estas ideas resultan tan atractivas para las colonias americanas que anhelan poder
llegar a este estadio, para lo cual es necesario realizar una revolución, que exige una
mutación de ideas para poder abrazarla.

Sin duda las ideas que más interés despertaban, dada la circunstancia histórica,
eran la del pensamiento social y político. Para Montesquieu, contrario a la
monarquía de Luis XIV, la concentración de todo el poder en una sola persona es el
origen de todo mal. Por ello propone la división de poderes.

Pero el autor que más interés motivó fue Rousseau, a pesar de ser un autor anti-
ilustrado, fue el que más destacó los derechos individuales naturales del hombre.
Para este ginebrino no hay perversidad original en el corazón humano, el hombre es
un ser naturalmente bueno, ha nacido libre y está por doquiera encadenado por un
derecho que no viene de la naturaleza, porque ningún hombre tiene una autoridad
natural sobre otro hombre. Así la autoridad es por convención, por lo tanto un
hombre se somete a otro, enajena su libertad por necesidad, pero no por naturaleza.
Por eso Rousseau sostiene que hay que encontrar una forma de asociación que
permita al hombre seguir siendo libre. Luego, por su voluntad, establece un contrato
o pacto con la sociedad civil -el contrato social- subordinándose a dicha sociedad

92
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

política. Pero el pueblo no delega su autoridad en gobernante alguno, sino que se


constituye él mismo en autoridad.

Estas ideas adquieren especial valor por su pragmatismo, es decir que resultan
aplicables a la acción política de ese momento. Así el pensamiento de la época
manifiesta su rechazo a una visión predominante mente religiosa -sobrenatural-
como la anterior, surgen las ideas liberales contra el despotismo ilustrado del siglo
pasado, la moral busca fundamentos científicos y naturales y se exalta el progreso
frente al estancamiento de la época hispánica. .

Las ideas iluministas se difundieron con rapidez, fuera de los ámbitos


estrictamente académicos por el interés que despertaron esos temas creando un clima
intelectual propicio para formar a los protagonistas de la Revolución de Mayo.

La influencia de las ideas en la Revolución de Mayo no puede reducirse a una


simple dualidad de autores. En efecto, más allá de establecer qué idea perteneció a
Suárez o a Rousseau, hay que considerar más bien una confluencia de ideas que
provienen de Europa y que encontraron significación en las circunstancias de la
época en el viejo continente y que, por analogía, podían también significar en las
nuestras. Particularmente hay que rescatar el impacto que tuvieron las ideas de
origen francés e inglés en los sucesos de esos países.

De esta manera las ideas filosóficas cobraban vida por su contacto con la
realidad histórica, por eso podemos hablar de un pensamiento vivo en los
protagonistas de nuestra historia.

¿Qué pasó en Mayo de 1810?

El 13 de mayo de 1810 llega una fragata inglesa a Montevideo que confirma los
rumores que circulaban en Buenos Aires: las tropas de Napoleón Bonaparte habían
apresado al rey Fernando VII destituyéndolo y reemplazándolo por José Bonaparte,
hermano de Napoleón. El pueblo español reacciona espontáneamente frente al
hecho, constituyendo las famosas Juntas populares. Esto será muy significativo
puesto que será un paradigma del ejercicio de la soberanía popular que seguiremos
como ejemplo. Como nosotros éramos una colonia perteneciente a la Corona
Española, es decir, al Rey, constituida en Virreinato del Río de la Plata desde 1776,
separándose del Virreinato del Perú, el Virrey, siempre español, era el representante
del Rey en estas tierras. Pero si la autoridad de donde procedía el poder del Virrey,

93
VII JORNADAS DE HISTORIA

en ese momento Baltasar Cisneros, había cesado, entonces ese poder no tenía
legitimidad. El día 17 se publica en Buenos Aires la situación española, agravada
por la caída de la Junta de Sevilla, último estandarte monárquico.

Dado que nuestra vida política y social pasaba por las ciudades, como ocurría en
España, los cabildos constituían una institución representativa de gran importancia.
Un grupo de revolucionarios, movidos por las ideas libertarias, veía en esos hechos
la oportunidad para llevar a cabo los cambios que creían necesarios. Ellos proponen
al Virrey Cisneros un cabildo abierto, en el que se resuelve el cese de su autoridad
como Virrey. Los revolucionarios, encabezados por Cornelio Saavedra, comandante
del regimiento de los Patricios, manifiestan que no quedaba duda de que el pueblo es
el que confiere la autoridad o mando. Saavedra “proclamó en alta voz y en forma
sorpresiva, que el pueblo era el depositario de la autoridad o soberanía” 1. Como se
designa una Junta presidida por Cisneros, se produce un descontento popular que
culmina el día 25 con la formación de la Primera Junta, encabezada por Saavedra,
que había estudiado en el Colegio San Carlos; sus secretarios eran Juan José Paso y
Mariano Moreno, ambos abogados que habían estudiado en la Universidad de
Chuquisaca. Los vocales eran: Manuel Alberti, sacerdote que estudió en la
Universidad de Córdoba; Manuel Belgrano, abogado que había estudiado en España
en la Universidad de Salamanca; Juan José Castelli, también estudió en la
Universidad de Chuquisaca; Miguel de Azcuénaga era militar y Domingo Matheu y
Juan Larrea, comerciantes.

Desde sus comienzos la Junta evidenciaba dos tendencias: una más


tradicionalista, representada por Saavedra y, otra más renovadora, más influida por
las ideas de las Ilustración, encabezada por Moreno. Pero en su trasfondo latían, en
realidad, tres posiciones: Los que estaban a favor de la continuidad de la monarquía;
los que pretendían llevar a cabo reformas generales en el gobierno, la economía y la
legislación; y los que buscaban la Revolución hasta lograr la Independencia..

El más progresista de todos fue Moreno, que se había acercado a los sectores
revolucionarios en 1809, después de escribir su célebre Representación de los
Hacendados, donde defiende libertad de comercio frente al monopolio español
vigente. Su participación en la semana de Mayo no fue protagónica, pero luego se
convirtió en el más férreo defensor de la Revolución y, por eso, cuando se produce
el levantamiento contrarrevolucionario en Cabeza de Tigre, dirigido por Liniers,

1
Guillermo Furlong, La Revolución de Mayo, Bs. As., Club de Lectores, 1960. p. 99.

94
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Moreno encarga a Castelli su ejecución. Sostenía que no había que escandalizarse si


había que cortar cabezas y verter sangre para llevar a cabo el ideal revolucionario
hasta sus últimas consecuencias. Asimismo, recomendaba la conducta más cruel y
sanguinaria con los enemigos. Esto le valió no pocos recelos por parte de los más
moderados, especialmente de Saavedra.

Mariano Moreno, el más conspicuo representante de la Ilustración de los


miembros de la Primera Junta, en el prólogo al Contrato Social de Rousseau,
considera la necesidad de revolución de las ideas para lograr la ansiada libertad, ya
que si los pueblos no se ilustran sucede como en España, donde un pueblo ignorante
no ha podido erigir un gobierno ni formar una constitución. A partir de este ejemplo
promueve la necesidad de todo ciudadano de comunicar sus luces y sus
conocimientos a fin de que la revolución logre su cometido y no suceda como en
España, donde los hombres sin ilustración terminan aceptando una situación igual o
peor que la anterior.

A pesar de su muerte prematura, en 1811, Moreno dejó sin duda un legado


fundamental desde el punto de vista ideológico, de alguna manera marcó el camino
por donde habrían de transitar los futuros protagonistas de la historia del siglo XIX,
el de la razón.

Interpretaciones históricas

Hay distintas interpretaciones acerca del significado de la Revolución de Mayo.


En general, los autores del siglo XIX -Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre, etc.-
suelen considerar el movimiento revolucionario como una ruptura con España, sus
tradiciones, y todo lo que ella representaba: el medioevo, el atraso, el catolicismo, la
Inquisición, etc. Y, en este sentido, el significado que le atribuyen al hecho es un
progreso, un corte con todo lo que representaba una época y una tradición de
estancamiento. Romper con España, entonces, era romper con todo el inmovilismo
que ella representaba.

En cambio, los autores de comienzos del siglo XX, aún los de formación
positivista, como Francisco Ramos Mejía, por ejemplo, hacen un giro en la
interpretación de este hecho histórico, que procede de una visión diferente. Suelen
ver en la Revolución de Mayo una continuidad con la más genuina tradición
española, la de los cabildos, la de las cortes, una tradición que ni los Austrias, ni los
Borbones, con su centralismo y su despotismo, supieron comprender y que se

95
VII JORNADAS DE HISTORIA

remonta a los orígenes de la hispanidad. La hispanidad de Alfonso X -el Sabio- esa


hispanidad tolerante, donde supieron convivir católicos, judíos y moros en una
misma comunidad, antes que los Reyes Católicos buscaran el ideal político-religioso
de la unidad española.

Esta tradición, en el sentido más profundo, liberal y democrática, es la que


emerge en la Revolución de Mayo a través de las nuevas ideas liberales, que
parecieran haberse originado en las más hondas tradiciones españolas, pero que
nuestros revolucionarios reciben a través del tamiz anglo-francés. Ya que la escuela
escocesa del siglo XVIII tomó contacto con esas ideas liberales que se reciclaron en
Francia, en autores como Turgot, y por el influjo borbónico penetran otra vez en
España. Se decía que en la universidad de Salamanca, donde estudió Manuel
Belgrano, había una librería especializada en las obras del iluminismo francés.

Entonces esta tradición liberal y democrática no resulta ajena a los principios de


la auténtica hispanidad, sino que provendría, en última instancia, de ella.

Otra interpretación que merece tenerse en cuenta es aquella que estima que la
Revolución de Mayo ha sido la revolución de una clase, la clase de los hacendados y
terratenientes de Buenos Aires en defensa de sus propios intereses. En realidad la
motivación de este movimiento sería entonces económica, para su propio beneficio y
poder así comerciar libremente.

Como se ve, no es tan fácil establecer una sola significación a un hecho histórico
como si una sola idea, o una sola teoría fuera el origen de un hecho. Con justicia, no
podemos identificar una sola causa, ni un único pensamiento como desencadenante
de un suceso. Es preciso analizar una pluralidad, una confluencia de ideas que
adaptadas a esa circunstancia configuran un significado polivalente, porque una
intencionalidad no necesariamente excluye otras. Puede haber diferentes motivos y
diferentes significados en un mismo hecho. Hacer una interpretación unilateral
puede llevar a una comprensión parcial del suceso.

La independencia argentina es peculiar por haberse dado separada y a


posterioridad -nada menos que con seis años de distancia- de la instalación del
primer gobierno patrio. En la enseñanza oficial se recurrió a dos categorías decisivas
para la modernidad: la libertad (“lograda” el 25 de mayo de 1810) y la
independencia (declarada formalmente el 9 de julio de 1816).

96
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Una primera cosa que podríamos decir al respecto es que la independencia


argentina no resultó fácil ni inmediata. La mediación del ensayo de un gobierno
colectivo y criollo -con sus distintas y sucesivas fórmulas a lo largo de los años-
asentó la posibilidad y mostró la necesidad de osar la fórmula que ya tenían otros
países americanos: somos independientes.

Esta situación a mitad de camino entre libertad e independencia la Asamblea del


año 1813 decide una serie de normativas –ciertamente inspiradas en las
declaraciones revolucionarias de los derechos del hombre- que por su cariz de
rotundas establecen una autonomía de subjetividades y de comercio que ya perfilan
una independencia todavía postergada2.

Recordemos que si bien la Asamblea del Año XIII no cumplió con sus dos
cometidos principales que fueron la independencia y la constitución, logró otros
objetivos de gran importancia para el desarrollo de las instituciones del Río de la
Plata:
- Proclamó la teoría de la representación política.
- Declaró el principio de la soberanía del pueblo.
- Resolvió la libertad de las provincias rioplatenses.
- Aprobó el uso de varios símbolos patrios:
- Estableció el Escudo Nacional Argentino.
- Encargó la composición del Himno Nacional Argentino.
- Autorizó el uso de la escarapela argentina.
- Abolió el uso del escudo de Armas de España.
- Mandó a acuñar la primera moneda nacional en oro y plata en la Casa de la
Moneda de Potosí
- Suprimió el uso de la efigie del rey de España sustituyéndola por el escudo
nacional.
- Declaró fiesta cívica al 25 de Mayo.
- Dictó la libertad de vientres de las esclavas.
- Puso fin al tráfico de esclavos.
- Eliminó los mayorazgos
- Suprimió los títulos de nobleza.
- Derogó el servicio personal de los indios: la encomienda, la mita y el yanaconazgo.
- Libró a los indios de la obligación de pagar el tributo.

2
Ciertamente la Asamblea no logra declarar la independencia como se había propuesto
inicialmente y se clausura a inicios de 1815, faltará todavía un año y medio para logarlo.

97
VII JORNADAS DE HISTORIA

- Abolió la Inquisición.
- Determinó que la religión católica era el culto oficial del Estado.
- Declaró la libertad de cultos.
- Estableció el patronato.
- Aprobó un estatuto reglamentario, que reemplazó al poder ejecutivo colegiado, el
Triunvirato, por uno unipersonal, el Directorio.
- Promulgó el Reglamento de Justicia, creando las Cámaras de Apelaciones.
- Suprimió la práctica de la tortura y quemó los elementos de tortura en las plazas
públicas.
- Declaró una amnistía para los expatriados por causas políticas.
- Proclamó la libertad de imprenta.
- Ordenó realizar un censo nacional.
- Otorgó franquicias para el comercio.

En relación al problema de la esclavitud, los diputados promotores de su


abolición anunciaron que su primera medida sería la liberación de todos los esclavos
en el territorio nacional. Este anuncio provocó las airadas protestas del Brasil, el
principal beneficiario del comercio negrero de América del Sur, ya que muchos de
sus propios esclavos se fugarían hacia el territorio rioplatense. En consecuencia, se
dictó sólo la ley de libertad de vientres: se declararon libres los hijos de los
esclavos nacidos en territorio de las Provincias Unidas después del 31 de enero de
1813. La esclavitud se aboliría definitivamente con la sanción de la Constitución
Argentina de 1853, en las provincias interiores, y en 1861 en la provincia de Buenos
Aires.

Lo interesante de la Asamblea del 13 es que con la abolición de la tortura y, en


especial, de la esclavitud nos pone en camino de lo que nos interesa: una educación
atenta a los derechos humanos tendrá que ser una educación atenta a formas de
esclavitud, tanto las evidentes como las invisibles

98
Actuación pública del Deán Funes.
Plan de Estudios de la Universidad de Córdoba, 1813

María Victoria Santorsola


UNLaM, Buenos Aires

La presencia del clero y sus divergencias no sólo políticas sino también


culturales y religiosas han formado parte del período independentista de nuestra
América. Particularmente en Argentina, una de las figuras que poco se conoce y que
ha tenido gravitación en las ideas ha sido el Deán Gregorio Funes

La vida de este religioso fue bastante significativa en la medida en que habiendo


comenzado sus estudios en la Universidad jesuita, el desarrollo de los mismos se
realiza durante la regencia franciscana y, luego de estudios llevados a cabo en
España vuelve y disputa el gobierno de la Universidad desde el Clero Secular.

La importancia de la acción de Funes permite comprender algunos aspectos de la


vida pública de Córdoba debido a que la misma definía un calendario de carácter
público a partir del cual se organizaba la vida de la ciudad.

Por otra parte, la Universidad de Córdoba fue el único centro que formó en ese
período de la historia a la clase ilustrada del Río de La Plata más tarde Argentina. En
ese sentido destaco, la imbricación entre el escenario sociohistórico, la Universidad
de Córdoba y la vida del Deán Funes.

Desarrollo

La segunda parte del período colonial, correspondió al gobierno de los borbones


en España los cuales fueron la expresión política del Despotismo Ilustrado. Desde el
comienzo de su reinado hasta los años previos a la Revolución de la Independencia,
los Reyes han sido Felipe V (Felipe d’Anjou, primer miembro de la Casa de Borbón
en España) (1700–1724; 1724–1746); Luis I (1724); Fernando VI (1746–1759);
Carlos III (1759–1788) y Carlos IV (1788–1808).

En el período que va de 1808 a 1813, mediando la Revolución de Independencia,


ocupa el trono José Bonaparte. Esto fue motivado por la conquista y expansión que

99
VII JORNADAS DE HISTORIA

lleva a cabo su hermano Napoleón en Europa occidental quien lo corona


primeramente rey de Nápoles (1806-1808) y después rey de España (1808-1813).

Este segundo período colonial es el contexto natural de la expulsión de la orden


de los jesuitas de los reinos de la corona española y se correspondería, con los
últimos años del tercer período -señalado por nuestra periodización- y el último. En
relación a la Universidad, hubo un vacío en ella, debido a los hechos acaecidos. Para
comprender ese contexto resumimos muy apretadamente a continuación el escenario
de la Metrópoli y sus reinos.

Los borbones durante los años 1700 y 1808, es decir durante el último período en
que América es Reino de la corona española, y bajo el asesoramiento de grandes
ministros, realizaron una gran obra en lo concerniente a política económica, social,
artística, cultural y de defensa nacional 1. Desde el reinado de esta Casa, se afirmó en
España su regalismo por medio del aumento de atribuciones reales sobre la Iglesia.
Los antecedentes de estas relaciones pueden trazarse a propósito de cuatro
concordatos: 1717, 1737, 1749 y 1753 (Pastor, 1941). En 1717 se llega a un acuerdo
que es en seguida abandonado por ser considerado insuficiente para España. En 1737,
tras la investigación del abad de Vivanco, que encuentra 30.000 beneficios
eclesiásticos que escapan al patronato real en beneficio del Papa, se llega a un
concordato que también es abandonado. En 1749, Figueroa, por mandato de
Fernando VI había redactado un memorial acerca de las cuestiones del patronato. Las
negociaciones duraron dos años y medio y Benedicto XIV cedió en puntos capitales
para evitar la ruptura con España. El 11 de enero de 1753 firmaron un nuevo
concordato Figueroa en nombre del rey y el Padre Rávago en nombre del Papa. El más
importante de los concordatos favorecía ampliamente al gobierno español.

1
Al Marqués de la Ensenada -ministro de Felipe V y de Fernando VI- se le atribuye el
protagonismo respecto del progreso que alcanzó España en ese momento. A pesar de ello fue
destituido de su cargo por Fernando VI. Quería combatir el influjo británico y mejorar la
relación con Francia. Debido a ello realiza un proyecto de alianza secreto, indisoluble entre
las dos ramas de la familia de Borbón. Se procuró un informe de varios gobernadores de las
colonias de América en que se daban quejas y se exponían agravios recibidos de los ingleses
en aquellas posesiones. Hizo adelantos de dinero a la Compañía Francesa de Indias para
fomentar las hostilidades de Francia contra Inglaterra en el Nuevo Mundo y concertó, con la
corte de Versalles un proyecto de ataque general contra los establecimientos ingleses en el
Golfo de Méjico. Keene (embajador inglés en España y su enemigo) avisó a su gobierno para
hacer una queja formal a la Corte de España lo que provocó su despedida.

100
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Consiguieron que el Papa conceda a los reyes de España el Patronato universal


en sus reinos. Esto puso en sus manos el control de la Iglesia española que se
sumaba al ya logrado control de la Iglesia de América. Al papa solo le fueron
reservados, para recompensas de sacerdotes dignos y merecedores de galardón,
cincuenta cargos eclesiásticos que en su mayoría eran los de arcediano, chantre,
maestrescuela y tesorero de los capítulos, mientras que al rey competía el derecho
para conferir mil doscientas prebendas hasta entonces discutidas. Gruesas sumas
pagó España por los beneficios eclesiásticos recibidos.

En 1759 comienza el reinado de Carlos III quien entendía que el fortalecimiento


del poderío Inglés sería fatal para España. Durante los dos primeros años resistió -
inspirado por su ministro Tanucci- la idea de Choiseul (ministro de Luis XV-
Francia) de quedar incorporado a la política de Francia en contra de Inglaterra.

En 1763, el marqués de Grimaldi, embajador de España en París, entra en


conversaciones con Choiseul y acuerdan varias medidas. Entre ellas el aumento del
poder naval de España y la concertación de una alianza secreta para defender ambas
naciones sus dominios en América y las Indias. Este fue el antecedente del Pacto de
Familia suscripto luego. En él se establecía que los dos soberanos se obligaban a
considerar toda potencia que fuese enemiga del uno como si lo fuera del otro. Se
estableció también que los intereses de ambas naciones serían consideradas como si
fueran una sola, de modo que sus súbditos gozarían de iguales derecho y beneficios y
se tendrían como naturales de ambos países. Si bien el pacto era secreto, Inglaterra
enterada declara la guerra a España. El gabinete lo considera apresurado y tratan de
averiguar todo lo concerniente al pacto. El ministro Wall (de Carlos III) se dirigió
altaneramente al embajador y prontamente pone en juego el pacto y se declara la guerra.
España y Francia buscan incorporar a Portugal pero el monarca prefirió la guerra.

El resultado formalizado en el Tratado de París el 10 de febrero de 1763


establece el resultado favorable a Inglaterra.

Los ministros y consejeros (Grimaldi y Squilaci) de Carlos III inspiraron a éste en


una serie de reformas tales como la realización de obras públicas, disposiciones sobre
higiene y ornato, régimen de policía beneficioso para el orden y el mejoramiento de las
costumbres, persecución de la embriaguez, represión infatigable de los excesos que la
plebe cometían en las romerías y en las fiestas religiosas y medidas orientadas a
mejorar la cultura social de Madrid y de todas las regiones del reino.

101
VII JORNADAS DE HISTORIA

Debido a que estos ministros eran italianos y que las medidas iban en contra de
celebraciones tradicionales, el pueblo se amotinó (motín del 26 de marzo de 1766),
especialmente contra Squilaci del cual pidieron su extradición así como también la
de su familia. La remoción y destierro de estos ministros continuó con el
nombramiento del Conde de Aranda en su reemplazo el cual fue nombrado
Presidente del Consejo y Capitán General de Castilla la Nueva. Si bien el cambio
fue aceptado, las medidas reformistas no. Por esa razón se llevaron a cabo más
motines pero en breve se ganó la simpatía popular ocasionando un vuelco favorable
en la opinión del pueblo.

Varias cédulas limitaron la acción del Clero. Solo podían permanecer en Madrid
los sacerdotes que no tuvieran destino en la corte, perderían los fueros aquellos que
se constatara que se involucraban en desórdenes populares, teniendo prohibido
participar de actos de gobierno.

Se llevó a cabo además una investigación encargada al Conde de Aranda (junto a


otros que formaran un Consejo Extraordinario) para identificar a los responsables
involucrados en el motín del 26 de marzo. El Consejo señaló a los miembros de la
Compañía de Jesús como responsable de este motín y pidió la expulsión de los
miembros de la Compañía de Jesús tanto del reino como de los dominios de
ultramar. Por esta razón se sancionó y puso en práctica una pragmática el 27 de
Febrero de 1767 que ordenaba la destitución de la Orden.

Esta acción se desarrollo como un acto de gobierno y, a pesar que el papa había
pedido por carta al Rey la remisión de semejante medida, este último no solo no
modificó su conducta sino que fue justificada como una acción de gobierno. Según
expone De Vedia y Mitre:

“…el rey comunicó al Papa ‘que se había visto en la urgente necesidad […]
de resolver la pronta expulsión de todos mis reinos y dominios de todos los
jesuitas que se hallaban en ellos establecidos y enviarlos al Estado de la
Iglesia bajo la inmediata, sabia y santa dirección de Vuestra Santidad’ […]
[más aún, el Rey] mantuvo en toda su integridad las terribles medidas
adoptadas, en lo que se sintió apoyado por las más altas autoridades del Clero
y el antecedente de decretos similares de expulsión de los Jesuitas producidos
con varios años de anterioridad en Portugal (1759) y en Francia (1762) […].
La expulsión era solo un acto de gobierno, pues ninguna orden de regulares,
podía considerarse indispensablemente necesaria para la Iglesia como lo es el

102
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

clero secular de los obispos y párrocos, pues si lo fuese lo hubiese establecido


Jesucristo como cabeza y fundador de la Iglesia Universal…”2.

Puede verse aquí, según el autor un acto de regalismo que era declarado
abiertamente debido a que lo apoyaban en este caso en la posibilidad de suprimir las
ordenes regulares como lo fueron otras porque, al hacer esto, solo se reducen algunos
establecimientos píos que son útiles mientras cumplen el objeto de su fundación y
perjudiciales cuando lo degeneran y según las acusaciones, los jesuitas habían
degenerado ese objeto por no haber realizado actos individuales sino corporativos.

Entre las causas de la expulsión, podemos decir que existen algunas más profundas
y otras más concretas que naturalmente se encuentran en estrecha relación. Entre las
primeras, hallamos la adhesión a la doctrina de Suarez en relación a la teoría del
Patronato ya explicada en el apartado anterior. Esto puede evidenciarse en los hechos
tan sintéticamente relatados. Pero, dicha causa podríamos decir que se concreta en la
dificultosa relación que esta orden entabla con el poder real. De este modo, contando
con la habilidad de un Aranda, como causa concreta, se cita la complicidad en el motín
de Madrid ya mencionado y, el espíritu de fanatismo y sedición.

No es de interés para este trabajo profundizar en estas cuestiones, sí en cambio


nos interesa hacer referencia a la incidencia que este estado de situación tuvo en la
institución superior cordobesa. Decíamos, en este sentido, en el apartado anterior
que luego de la expulsión, la Universidad fue regenteada por la orden franciscana
aunque debía haber sido entregada al clero secular. En la descripción que hace
Antonino Salvadores3 para la Academia Nacional de Historia sobre la Universidad
de Córdoba, afirma que la entrega a los franciscanos fue producida por la
desconfianza que merecía el clero, formado por los jesuitas y calificado en general
de suarista. A partir de ello, además de la conducción, la Universidad de Córdoba
cambión de principios doctrinales. Esto implicó una fuerte lucha entre los
franciscanos y el clero secular que tenía la firme intención de hacerse cargo de la
universidad cumpliendo con lo estipulado por Real Cédula.

2
M. de Vedia y Mitre. El Deán Funes en la Historia Argentina, Bs. As., Instituto de
Enseñanza General. 1954, pp. 70-95.
3
A. Salvadores “La Universidad de Córdoba”, en Ricardio Levene, Historia de la Nación
Argentina: desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862. Bs. As., Academia
Nacional de Historia 1961: 289-318.

103
VII JORNADAS DE HISTORIA

Por otra parte, el contexto de fondo de Córdoba era según Lida Miranda4 un
tanto complejo. Para el siglo XVIII, el desarrollo de la red parroquial cordobesa
tenía como único escenario la vasta campaña mayormente desértica que rodeaba la
ciudad. La decisión de los obispos, en contra del deseo de los párrocos era
multiplicar el número de parroquias en cada diócesis fragmentando curatos y
dividiendo sus escasas rentas. Las órdenes religiosas se encargaron más que los
sacerdotes del clero secular de cubrir las necesidades que causaban estas divisiones.
Esto es de importancia señalarlo porque tiene relación al crecimiento de los
franciscanos entre el resto de las órdenes y del mismo clero secular cuyo status se
encargó mas tarde de construir el deán convirtiéndose con el tiempo en facción
opositora de los primeros.

Sabido es que el pensamiento y formación del Deán Funes gravitó en el


desarrollo de la universidad cordobesa en el tiempo que transcurre entre finales del
siglo XVIII y principios del siguiente pero, la necesidad de comprender mejor la
trama de los acontecimientos nos convoca a exponer algunos datos cronológicos en
relación a su vida y su inserción en la vida institucional de Córdoba, no solo en
relación a la Universidad sino también a la vida eclesiástica que, por lo demás, se
encontraba estrechamente vinculada a la institución mencionada.

Cabe advertir, antes de entrar en el tema que, según Miranda Lida la línea
historiográfica desplegada en torno a la figura del Deán fue mayormente de tipo
confesional y que en esa tradición destaca la época de 1920 en la que a propósito del
centenario se había puesto de relieve la cuestión del patronato regio interpretándose
a Funes como su fundador en el derecho argentino. Luego por la década del ’60
volvió a cobrar interés, pero en este caso, bajo la óptica de nuevos debates acerca de
la Iglesia en virtud de la celebración del Concilio Vaticano II. Luego, con los
trabajos del historiador Américo Tonda se destaca la figura de un Funes aunque gran
conocedor de la iglesia de su tiempo. Independientemente de estas líneas de
interpretación del Deán que no conviene desconocerlas nos interesa avanzar en la
relación que ya planteáramos respecto de la institución cordobesa.

Para trazar cierta cronología ubicamos algunos datos centrales. El deán nació el
25 de mayo de 1749 en el seno de una familia que formaba parte de las que habían

4
Miranda Lida, Dos ciudades y un deán: biografía de Gregorio Funes, Bs. As., Eudeba,
2006.

104
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

sido primeros pobladores de la ciudad. Sus padres Funes y Bustos habían contraído
matrimonio en 1646 y tuvieron tres hijos varones: Gregorio, Ambrosio y Domingo.
Su padre -dedicado en principio al comercio y luego a la carrera de las armas- murió
en el año 1755 y su madre 41 años después. Los antepasados del deán se instalaron
en Córdoba allá por el año de la fundación de la ciudad (1583) convirtiéndose en
vecinos feudatarios pudiendo acreditar por el S. XVIII “limpieza de sangre”.

Gregorio comenzó su carrera joven y se formó primero en el Colegio Consistorio


de Monserrat, en el que ingresó en 1764, y luego en la Universidad de San Carlos,
donde estudió filosofía.

Cabe advertir también que Gregorio Funes estudia en el colegio que había sido
fundado por los jesuitas al igual que sus hermanos. Pero, durante sus estudios, la
orden es expulsada -tal como describiéramos anteriormente- viviendo de este modo
una gran contradicción. Por un lado la tradición lo une a la orden de la Compañía de
Jesús y por otra parte, la segunda fase de sus estudios son realizados con la orden
franciscana, con la que tendrá la gran contienda por el gobierno de la Universidad.

Se ordenó presbítero en 1773, cuando aún no había concluido los estudios


universitarios y obtuvo su doctorado en teología en 1774. Poco después fue
designado Rector del Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto.

Miranda Lida centra su discurso en el conflicto existente entre dos instituciones


formadoras de educación superior en Córdoba. Señala que podía distinguirse la que se
impartía en el ex Seminario de Santa Catalina, en ese momento Colegio de Ntra. Sra.
de Loreto, de la que se daba en la Universidad. Esta última, centraba sus estudios en la
tradición escolástica que basaba el conocimiento de la cultura y la lengua latinas. En el
primer caso, en cambio, se orientaba a la formación del clero parroquial para el
ejercicio de la práctica sacerdotal: liturgia, oratoria sagrada, historia sagrada y algunos
rudimentos de derecho canónico. Pero la universidad estaba bajo la regencia
franciscana y el deán tuvo el propósito de modificar el lugar que ocupaba en la
sociedad cordobesa. Esto generó conflicto entre ambas instituciones.

En 1774, a siete años de la expulsión de la orden de los jesuitas y a dos años por
crearse el nuevo virreinato, puede adivinarse cierto desacomodamiento en esa
formación superior cordobesa y en el conjunto del contexto social. En lo que hace a
la formación, estos conflictos que citamos parecen corroborarlo. Donde más se
hicieron sentir las tensiones -según la autora precitada- fue en la relación que existía

105
VII JORNADAS DE HISTORIA

entre la Universidad franciscana y el Seminario Conciliar, administrado por el clero


secular porque, si bien no constituían una sola institución, los seminaristas
concurrían a la Universidad a completar algunos cursos y afianzar su formación. Los
obispos se resistían a ello debido a que temían que la Universidad desviara a los
seminaristas del futuro parroquial.

El nuevo obispo de Córdoba -Juan Manuel Moscoso y Peralta- negó la


posibilidad de continuidad de los seminaristas en la Universidad. El rector de esta
última -fray Pedro Nolasco Barrientos- flexibilizó la disciplina con respecto a los
seminaristas, a fin de que cumplieran con sus obligaciones. Este hecho lo enfrentó
con el rector del seminario conciliar debido a la imposibilidad de retener a los
alumnos y de este modo, concluye Miranda que quedó dividido el clero cordobés.

Por un lado se encontraba el rector de la Universidad, con el respaldo del


gobernador Vértiz y el Cabildo Eclesiástico. El Deán Funes como parte del claustro,
apoyó también al rector. Por otro lado el obispo, logró hacer valer su decisión y
dispuso que el Seminario debiera quedar separado de la Universidad convocando a
otros sacerdotes que no pertenecieran al Cabildo para dictar clase.

Gregorio Funes se hizo cargo del rectorado del Seminario Conciliar, pero duró
poco porque el obispo descubrió la afinidad con los sacerdotes. Fue entonces destinado
a un curato de Punilla quedando desplazado de su familia y del centro de poder.
Decide viajar a España para lo que pide permiso al gobernador pero según de Vedia y
Mitre éste no autorizó el viaje y le indicó que solicitara dicha autorización al obispo de
Charcas cuya distancia era muy grande y del cual no obtuvo respuesta. Funes viajó
igual a España después de haber cumplido con la función del curato de Punilla
pasando primero por Buenos Aires en donde el Virrey Vertiz le otorgó el permiso.
Parece que las autoridades eclesiásticas trataron de impedirlo pero el deán embarcó para
España “…en la fragata Diligencia […] y arribó a La Coruña el 15 de Julio de 1775…”5.

En España desarrolló sus estudios de jurisprudencia en la Universidad de Alcalá


de Henares recibiéndose de bachiller en derecho civil. Luego ingresó en la
Academia teórico-práctica civil y canónica de San Agustín, desempeñándose en
diversas comisiones por lo que fue reconocido por el rey Carlos III, quién le
concedió una canonjía de gracia en su ciudad natal.

5
M. de Vedia y Mitre, ob.cit. pp. 65-66.

106
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Sostiene Lida que la formación obtenida en Córdoba le habían permitido conocer


la historia política, social y eclesiástica de España, que entonces se encontraba bajo
el gobierno revolucionario de Carlos III y en la Universidad de Alcalá de Henares,
tuvo la experiencia de estudiar bajo los cambios en los planes de estudios,
emprendidos por los Borbones, que pretendieron borrar la tradición jesuítica. En
teología, el tomismo adquiría centralidad, desplazando a la corriente escolástica y a
las doctrinas probabilísticas, juzgadas como sospechosas por la corona, de fomentar
el tiranicidio. Por su parte en el plano jurídico, se difundía la enseñanza del derecho
romano en detrimento del clásico derecho castellano. Respecto al derecho canónico,
se intentó dejar de lado aquellos aspectos más cuidados por la Iglesia que pudieran
atentar contra la corona.

Entre 1778 y 1779, Funes reside en Madrid, donde conoce las actividades que
desempeñan las Sociedades de Amigos del País así como las Reales Academias en
las que los nombramientos eclesiásticos pasaban por manos del rey.

Doctor en derecho civil y canónico, en 1778, Funes es presentado por el monarca


Carlos III para la canonjía de merced de la catedral de Córdoba. Este destino
significa el ingreso al cabildo eclesiástico de su ciudad natal desde donde podría
incidir en el gobierno de la diócesis cordobesa. Regresó en 1779, luego de recibirse
de abogado en España. Un año después, se hizo cargo de la canonjía, y fue
designado juez mayor de diezmos, examinador sinodal y juez de concursos, con
prerrogativas para decidir y otorgar vacantes.

Es sabido que con la creación de la Unidad Administrativa del virreinato del Río
de La Plata en 1776 y siendo Buenos Aires su capital administrativa, política y
jurídica, ésta cobra importancia. Sin embargo la capital eclesiástica de la región
sigue siendo el Arzobispado de Charcas. Por otra parte, con la Ordenanza de
Intendentes, se divide el obispado de Córdoba en las gobernaciones de Salta y
Córdoba. El virrey residente en Buenos Aires ejerce el patronato sobre Córdoba, su
Iglesia y su Universidad. De este modo, a la pugna ya establecida entre el seminario
conciliar y la universidad en que había quedado Córdoba cuando Funes se fue a
España, se establece otra entre los gobernadores que ocupan el sitio de patronos de
segundo orden y el poder central.

En 1780, año en que ocupa el cargo de Obispo el fraile San Alberto, se encarga
de fortalecer las estructuras pastorales en la campaña cordobesa, enfocando sus
energías en el seminario. En ese mismo año se integra Funes al cuerpo del Cabildo

107
VII JORNADAS DE HISTORIA

Eclesiástico el cual carecía de prestigio e identidad a diferencia del de Buenos Aires.


Funes utiliza la “causa” de la Universidad, pidiendo que ésta sea definitivamente
traspasada al clero secular, como un punto de convergencia y cohesión del cabildo
eclesiástico.

Mientras tanto, las autoridades franciscanas, solicitan al virrey la posibilidad de


modificar las antiguas reglas de la Universidad. El virrey mostrando su poder sobre
el gobernador local, hace uso del derecho de patronato y convoca al obispo San
Alberto para redactar las nuevas constituciones. En ese contexto, el virrey nombro
visitador al gobernador intendente marqués de Sobremonte y este propuso el 6 de
febrero de 1791, las siguientes reformas en relación a la educación superior:
- Restablecimiento de la cátedra de escolástica que había sido suprimida y creación
de la de Instituta.
- Supresión de la escritura, reemplazándola con los compendios usados en las
universidades europeas.
- Desdoblamiento de la cátedra de gramática en menores y mayores
- Separación de los rectorados de la universidad y del Colegio.

El informe fue aprobado, con excepción de los puntos referentes a modificación


en los estudios y la dotación para la nueva cátedra obtuvo una fuerte resistencia que
fue vencida por la orden del virrey dictada el 26 de febrero. La nueva cátedra debía
dictarse por el comentario de Arnold de Vennio, con advertencia de las
concordancias y discordancias que guardase con el derecho real.

La causa del Clero fue tomada por el hermano del Deán, Dr. Ambrosio Funes,
que como alcalde de primer voto logró interesar al cabildo civil en la campaña. Se
dirige un memorial al virrey en el que se reclamaba la intervención de la autoridad
suprema para contener la decadencia de la universidad y desterrar los desórdenes
introducidos por los franciscanos. Aparentemente Funes es el redactor de dicho
memorial y apoya el pedido argumentando que el clero secular posee una innegable
centralidad en la vida religiosa de la diócesis, por lo cual el clero regular debe
permanecer supeditado a él. Afirma Funes que a los regulares no se les quita el
derecho a la docencia en las escuelas conventuales pero si en la Universidad. El
escrito contiene la firma de todos los integrantes del cabildo eclesiástico cordobés,
argumentando el derecho de ese clero de administrar la Universidad de Córdoba.

Los cargos abarcaban todos los órdenes de actividad, desde la administración de


las rentas de cuya malversación acusaba a los franciscanos, hasta la incapacidad

108
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

docente de estos y el favoritismo que empleaban con notable tergiversación de las


leyes. Todo ese desorden solo podía contenerse si la universidad era entregada a
manos del clero. Para él, la clave que define el rango se encuentra en la diferencia
jerárquica que existe entre doctores y simples presbíteros: el doctor debe ubicarse en
la cátedra y el pastor en el púlpito

El gobierno que propone para la diócesis y la universidad es mixto y estaría


formado por el prelado de carácter unipersonal y un cuerpo colegiado conformado
por los doctores del clero secular. El traspaso de la Universidad implicaría un mayor
equilibrio entre la jurisdicción del obispo y la de los canónigos que integran el
cabildo eclesiástico. Este memorial no logra mayores resultados respecto al tema de
la Universidad, pero le sirve a Funes para reafirmar su prestigio 6.

Mientras tanto en 1793, Funes fue designado provisor y vicario de su diócesis.


Luego ascendió a la dignidad de Arcediano. En ese mismo año el obispo Moscoso le
otorga el cargo de provisor que lo convierte en autoridad y le da una nueva libertad
de maniobra. Funes despliega ideas que introducen reformas en las órdenes
religiosas.

La causa del Clero fue esta vez apoyada por las autoridades eclesiásticas y
civiles y tomo cuerpo al calor de la agitación popular que se produjo. En Buenos
Aires los franciscanos tuvieron decididos opositores que trataron de presionar el
ánimo del virrey.

En el año 1795 se estableció una Real Provisión mediante la cual se da a la


Universidad la facultad de otorgar grados de bachiller, licenciado y doctor en
derecho civil

La campaña abierta por los hermanos Funes obtuvo un éxito completo. Por Real
Cedula del 1º de diciembre de 1800 el monarca resolvió fundar de nuevo en el
edificio del Colegio Máximo una Universidad Mayor que gozaría de los mismos
privilegios y prerrogativas que las de su clase en España y América, con el nombre
de Real Universidad de San Carlos y de Nuestra Sra. de Monserrat, con los recursos
para su dotación que en la misma Real Cédula se mencionan, quedando los
franciscanos separados de su dirección.

6
L. Miranda, ob. cit. pp. 47-59.

109
VII JORNADAS DE HISTORIA

La Real Cédula de 1800 fue guardada sin cumplimiento por el virrey


Sobremonte, partidario de los franciscanos, pero el cambio producido en 1807 con la
deposición de aquel y nombramiento de Santiago Liniers, significó para los
franciscanos la pérdida del ascendiente que habían mantenido. Fue así como el 15 de
octubre de 1807 el cabildo de Córdoba incitado por los hermanos Funes elevó a
Liniers una petición para que ejecutase la Real Cédula de 1800 y el 29 de
Noviembre Liniers ordenó su cumplimiento. La instalación de la nueva universidad
se realizo el 11 de enero de 1808, se declaran nulas las constituciones anteriores de
1664 y la de 28 de marzo de 1784 que ha formado el obispo San Alberto y se pide
que el Gobernador Intendente de Córdoba convoque a un claustro pleno destinado a
despedir franciscanos y otro claustro para elegir rector, vicerrector, cancelarios y
demás oficiales.

La elección debe realizarse con sujeción a las constituciones de la Universidad


de Lima. En la misma fecha se reunió el claustro en la iglesia de la compañía,
presidido por el gobernador intendente Juan Gutierrez de la Concha, y El 8 de enero
de 1808, se elige al Deán Funes como rector de la nueva Universidad de San Carlos
y de Nuestra Señora de Montserrat quien en el mismo acto prestó juramento y
asumió sus funciones7.

Comienza el nuevo rector imponiendo en el Colegio de Monserrat las horas de


recreación en la música y la esgrima. Implanta, también, la enseñanza del francés.
Funes, además de las reformas establecidas en el Plan de Estudios, mejoró el sistema
disciplinario de ambas instituciones.

En 1809, el Deán viajó a Buenos Aires, y allí permanecería cuando estalló la


Revolución de 1810. Entonces, tomó decidida participación en apoyo de la causa
revolucionaria. En mayo, fue designado diputado por Córdoba, e integró la Junta de
Gobierno, a la que presentó sus títulos el 22 de mayo de 1810.

Murió en Buenos Aires el 10 de enero de 1829.

7
M. C. Vera de Flachs, “Enseñar y catequizar el mandato de los profesores jesuitas de la
Córdoba del Tucumán en el XVII”, Revista Historia de la Educación Latinoamericana, N.
13, 2009: 189-212. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Colombia. Acceso y
disponibilidad en:
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=86912384011.

110
La Provincia Dominicana de San Agustín
durante el proceso de la Revolución de Mayo.
Ecos y resonancias en los capítulos provinciales

Gabriela A. Peña
Junta Prov. de Est. Hist., Córdoba

Introducción

En muchos países de América Latina, y también en Argentina, los procesos


revolucionarios independentistas sacudieron fuertemente a la Iglesia que, como parte
del sistema colonial, ya venía atravesando un proceso de cambios -entendido por
algunos como de decadencia- desde fines del siglo XVIII. Las Órdenes religiosas
fueron también caja de resonancias de muchos conflictos, cuestionamientos y
transformaciones que tuvieron lugar durante los primeros años del proceso
emancipatorio y durante el largo proceso de organización del estado nacional.

En la primera mitad del siglo XIX -y aún unas décadas más allá- se agudizó en el
ex virreinato del Río de la Plata un proceso de secularización que venía
desarrollándose desde la centuria anterior1. La ruptura del orden colonial operada a
partir de mayo de 1810 significó el principio del fin del régimen de cristiandad e
implicó cuestionamientos acerca del papel que debía otorgársele a la religión y a la
Iglesia en el nuevo esquema sociopolítico. La búsqueda de respuestas a estas
preguntas atravesaría las relaciones entre la Iglesia y el naciente Estado y se llevaría
a cabo de una manera multidireccional, plagada de ensayos, avances, retrocesos,
enfrentamientos y conflictos. Esto provocaría un estado de incertidumbre y

1
Entendemos secularización en el sentido que le asigna Roberto Di Stefano cuando afirma
que se trata de un “proceso de ajuste de la religión a fenómenos que se producen en planos
que empiezan a diferenciarse de ella: la política, la economía, la sociedad, la cultura, la
ciencia”, vale decir, que se trata de un proceso de subjetivación de las creencias religiosas y
de la adquisición de cierta autonomía por parte de diversos sectores sociales respecto de la
autoridad religiosa. Cf. Roberto Di Stefano, “Por una historia de la secularización y la laicidad
en la Argentina”, Quinto Sol (La Pampa) N. 31, 2011: 1-31.)

111
VII JORNADAS DE HISTORIA

desestructuración, de permanente cambio de normas y costumbres que afectaría de


manera diversa a todos los sectores de la Iglesia en esta región.

La Orden dominicana, establecida en este territorio desde fines del siglo XVI y
organizada como provincia religiosa desde 1724 bajo el nombre de “San Agustín”,
no fue ajena a los vaivenes de esta situación2. Al igual que franciscanos, mercedarios
y betlemitas, venía sufriendo un cierto desprestigio y desvalorización de su papel en
la estructura socio-eclesial, consecuencia de las políticas en este campo de los reyes
Borbones, que promovieron al clero secular en todos los órdenes por considerarlos
más fácilmente asimilables a sus objetivos de controlar a la sociedad mediante las
actividades del “clero ilustrado”3.

Numerosos aspectos filosóficos, ideológicos, políticos, económicos y


socioculturales entrarían en juego a la hora de analizar el complejo proceso de
interrelaciones mutuas entre la Iglesia y el Estado en este período fundacional de la
historia argentina, cuando una y otro estaban, también, buscando su propia
fisonomía y su papel en el contexto de una nueva realidad. Como escapan a las
pretensiones de este trabajo, nos limitaremos a describir algunas de sus
consecuencias prácticas que más directamente influyeron en la vida cotidiana de los
religiosos de la Orden dominicana, a quienes se refiere esta investigación y la
manera cómo estos las reflejaron (o no) en sus documentos oficiales.

Al momento del estallido revolucionario, la identificación entre sociedad e


Iglesia era profunda, en plena consonancia con el régimen de cristiandad que se
había consolidado durante más de 300 años. La politización social que se vivió en
los años posteriores afectó por igual al clero -secular y regular- y a los fieles.

Las fuentes de la época dan cuenta de que los religiosos eran un apoyo fuerte
para el movimiento revolucionario y, entre los conventos de Buenos Aires, el
dominicano era de los más comprometidos a favor de la causa independentista. La
historia de la Orden de Predicadores ha recogido las múltiples formas que adoptò

2
Rubén González, La provincia dominicana de Argentina. Síntesis histórica. 1550-1995, San
Miguel de Tucumán, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, 1997: 7-36.
3
Roberto Di Stefano, “El clero de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XIX”,
Valentina Ayrolo (comp.) Estudios sobre clero iberoamericano, entre la independencia y el
Estado-Nación, 203-222. Salta, CEPIHA, 2006: 203-222.

112
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

esa adhesión. No obstante, los documentos oficiales de la provincia religiosa


dominicana son mucho menos descriptivos y prácticamente no reflejan la intensidad
de la participación que los frailes reivindican desde hace años para sus hermanos de
hábito.

Participación y contribución de los Dominicos al proceso revolucionario

Los efectos del proceso revolucionario sobre la vida de la provincia dominicana


San Agustín, pueden resumirse, a grandes rasgos en dos aspectos: la
desestructuración institucional y la politización generalizada de sus frailes. La
primera afectó de manera relativa la vida cotidiana de los frailes en tanto que la
segunda fue mucho más espontánea y visible en las prácticas cotidianas de
individuos y comunidades.

La ruptura política del gobierno de Buenos Aires con la corona española


significó para la Iglesia en esta parte del mundo la eliminación de su canal de
comunicación con las autoridades romanas y, en el caso de los religiosos, con las de
la propia Orden. La incierta suerte de las revoluciones en un comienzo, la negativa
de España a reconocer la independencia de los nuevos países y el posicionamiento
político de la Santa Sede, que adhirió a los principios de la Restauración,
mantuvieron vigente esta situación durante muchos años.

La falta de comunicación con las autoridades impidió la remisión de las actas de


los capítulos provinciales al Maestro General, la recepción de normas nuevas y las
consultas sobre la mejor manera de resolver problemas y dudas que se presentaban a
diario en un contexto que cambiaba en forma permanente. Los testimonios acerca
de la manera en que los frailes predicadores sufrieron estas dificultades y los
recursos que pusieron en juego para subsanarlas son abundantes. Posiblemente el
más ilustrativo sea esta carta del Padre Chorroarín al Maestro General Ancarani,
escrita en 1837, en ocasión de reanudarse la comunicación con esa autoridad.

“¡Por fin, después de tantos años […] podemos comunicarnos con la cabeza
de la Orden! […] No teníamos ninguna noticia del Revmo. Padre Maestro
General de la Orden, ni sabíamos a donde ocurrir con nuestras Actas
Capitulares para su confirmación”4.

4
Carta del Provincial P. Chorroarín al Maestro General Ancarani, Santa Fe de la Vera Cruz,
15 de noviembre de 1837, citada por Jacinto Carrasco, Actas Capitulares de la Provincia

113
VII JORNADAS DE HISTORIA

La incomunicación alcanzaba también a los vínculos entre los conventos y de


estos con las autoridades de la provincia religiosa. En las Denunciaciones del
capítulo provincial de 1827, los capitulares planteaban que llevaban años
incomunicados con el convento de Paraguay y que solo habían oído rumores sobre
los frailes que vivían en él5.

Y esa incomunicación, sumada a la inestabilidad política, generaba


incertidumbre acerca del futuro y cuestionamientos acerca de la validez de los
sacramentos administrados, los títulos conferidos y los derechos transferidos,
habida cuenta de que la delegación de facultades para todo eso refería,
irremisiblemente a autoridades externas, tanto dominicanas cuanto eclesiales que, de
momento, no tenían noticia -y mucho menos injerencia- en lo que acontecía en esta
zona6.

No obstante, la imposibilidad de contactar en forma directa con las autoridades


puede interpretarse como una ventaja si se atiende a que abría el camino para que los
religiosos pudieran tomar decisiones por su propia cuenta y moverse con mayor
libertad de la que hubieran gozado en otras circunstancias. La activa participación de
los frailes en la vida política provincial y nacional es una muestra clara de ello.
También lo son los pedidos de convalidación de decisiones tomadas sin la anuencia
de las autoridades que aparecen en las actas de los capítulos provinciales.

Dominicana de San Agustín, Argentina (en adelante AC), en Jacinto Carrasco, Ensayo
Histórico sobre la Orden dominicana Argentina. Contribución a la historia general del país.
Actas Capitulares (1724-18240, Tomo 1, Buenos Aires, Imprenta y Casa Editora Coni, 1924,
pp. 43-44.
5
Carrasco, AC., La provincia religiosa incluía, hasta ese momento, a los frailes que residían
en la jurisdicción del Paraguay.
6
Roberto Di Stefano, El púlpito y la plaza. Clero, sociedad y política de la monarquía
católica a la república rosista, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, p. 133.
Esta inseguridad acerca del futuro se expresa bien en la segunda denunciación del mismo
capítulo, que manifestaba que habían sido elegidos Definidor y compañero los PP. Etura y
Pérez “para el caso de celebrase Capitulo General, y siempre que el tiempo y nuestras
autoridades les permitan concurrir” (AC.,1827). LA duda sobre legitimidad de algunas
actuaciones está manifestada en las numerosas actas capitulares que dan cuenta de
nombramientos, cambios y otras decisiones agregando que son hasta que las autoridades de la
Orden examinen el caso y si no deciden lo contrario.

114
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Con respecto a la participación activa de los frailes en la vida civil y política de


la etapa revolucionaria, se manifestó, como en la mayor parte del clero, en la
disponibilidad para integrar asambleas y juntas y ocupar cargos públicos, el
acompañamiento pastoral a los ejércitos, la entrega de recursos materiales y
económicos y la orientación de su actividad propiamente pastoral (en particular la
prédica y la confesión) según los intereses de los nuevos gobiernos.

Rubén González ha descripto con mucho detalle los aportes de los dominicos a la
vida republicana 7 . Así, habla de los frailes Albariño y Grela, que asistieron al
Cabildo Abierto del 22 de mayo y votaron por la cesación del virrey en su cargo, del
Provincial Guerra, que hizo lo propio en el cabildo de Tucumán cuando declaró su
adhesión a la Junta porteña, del P. Torres, que escribía al provincial Guerra para
darle cuenta de los sucesos revolucionarios y fue el primero que narró por escrito y
detalladamente los hechos del a semana de Mayo. Un párrafo especial se lleva Fray
Justo Santa María de Oro, defensor de la forma de gobierno republicana y firmante
del Acta de la Independencia. No pasa desapercibido que el P. Guerra fue presidente
de la Junta Protectora de la libertad de Imprenta en 1811 y que el P. Perdriel fue
comisionado para escribir la Historia Filosófica de la Revolución de Mayo y en
1813 asumió como Comisario General de Regulares8.

Después de recordar que todos los conventos de la provincia se declararon a


favor de los gobiernos revolucionarios y señalar que muchos frailes tenían lazos de
parentesco y amistad muy estrechos con los principales representantes del sector
patriota, lo cual reforzaba las coincidencias políticas la cooperación, se ocupa de los
capellanes militares P. Ponce de León y Zambrana, que partieron con la expedición a
las provincia interiores y al Paraguay respectivamente.

Al referirse a los vínculos de la Orden Dominicana con los Generales Belgrano


y San Martín, González se extiende en la descripción de las muchas ocasiones en

7
Rubén González, “Los dominicos en Argentina y su contribución a la independencia y
formación Nacional en el siglo XIX”, Eugenio Torres Torres (coord.) Los dominicos
insurgentes y realistas de México al Río de la Plata, México, Instituto Dominicano de
Investigaciones Históricas (IDIH), 2010: 91-119.
8
Sobre esta institución y la actuación del P. Perdriel en ella puede verse el artículo de
Roberto Di Stefano e Ignacio Martínez, “Frailes de gorro frigio. La experiencia de la
Comisaría General de Regulares en el Río de la Plata. 1813-1816”, Eugenio Torres Torres
(Coord.) Los dominicos insurgentes y realistas de México al Río de la Plata cit., pp. 147-181.

115
VII JORNADAS DE HISTORIA

que los dominicos pusieron al servicio de ambos próceres las instalaciones de sus
conventos para alojamiento personal y para cuarteles de sus ejércitos en Santa Fe,
Tucumán, San Juan y Mendoza, los donativos de ganado, carretas y otros insumos
necesarios para las campañas y el apoyo moral, espiritual y afectivo que ofrecieron
en todas las oportunidades que se presentaron. No menos importantes fueron las
numerosas gestiones para sumar a la causa a personas conocidas de los religiosos
que pudieran prestar distintos servicios.

Las ideas que pudieran transmitir los frailes en el contexto de una conversación
informal, siempre reforzadas por su condición de hombres consagrados, al igual que
la orientación de la tarea pastoral de acuerdo a los principios independentistas es
más difícil de registrar, en particular las palabras, admoniciones o consejos que se
hayan vertido en el confesionario, aunque algunos sermones y discursos no dejaron
lugar a dudas. Y, cabe recordar, este último punto era la especialidad de una orden
llamada, precisamente, de Predicadores.

Los capítulos provinciales de la década revolucionaria

En las páginas precedentes quedó claro que los hijos de Santo Domingo se
comprometieron mayoritariamente con la causa de la independencia de muchas y
diversas maneras.

Durante la primera década revolucionaria, los frailes predicadores celebraron


tres capítulos provinciales en 1811, 1815 y 1819. De todos ellos conservamos las
actas y las ordenanzas anexas.

El capítulo provincial de 1811

El primero de ellos, celebrado a un año y medio del histórico 25 de mayo de


1810, comienza con una exhortación del elegido Prior Provincial, Fray Julián
Perdriel que saluda a sus hermanos con la fórmula acostumbrada “Salud, espíritu de
observancia, fomento de los estudios” aunque agrega al final un cuarto deseo,
absolutamente novedoso: “y amor a la patria”. Acto seguido, dedica casi dos páginas
a explicar cómo debe entenderse esta admonición. Entre otras cosas, expone:

“Pero ¿cuál es esta Patria cuyo amor tanto os encarecemos? No os creemos


tan llenos de falsas ilusiones que deis el nombre de Patria a este suelo
material […] Es la comunidad de los ciudadanos, su grata y distinguida

116
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

frecuencia, y de la cual nosotros somos una parte alìcuota, la que reclama con
toda justicia y derecho el nombre de Patria”.

Tras fundamentar su argumentaciòn con referencias a Santo Tomàs de Aquino,


identifica ese amor con el mandamiento del amor al prójimo, diciendo que “el amor
a la patria no es otra cosa que propender con caridad paternal a la felicidad comùn
del pueblo”. Y agrega que, dado que se identifica con la caridad fraterna, nada puede
eximir del “dulcísimo deber” de amarla.

Sentado este punto, intenta responder de qué modo se practica ese amor.

“El amor a la patria prescribe unas cosas a unos y otras a otros; asì al
soldado, por ejemplo; no le exige lo que al sacerdote ni viceversa. Nuestro
deber para con ella será, pues , cumplir exactamente todos nuestros deberes
religiosos; es esto lo que reclama de nostros la sociedad en que vivimos,
cuyos miembros somos y de cuya generosidad participamos”9.

Más allá de la argumentación, basada en el teólogo por excelencia, dos


conceptos “novedosos” -de escaso o ningùn uso hasta entonces en el sentido que se
les asigna en este documento- se destacan en el texto: ciudadanos y participación.
Ambos tienen claras connotacioens de repùblica, retroversión del poder, gobierno
del pueblo y ambos son comunes en la oratoria polìtica de la època.

Todo parece indicar que en el pensamiento del P. Provincial los frailes debìan
intervenir en la vida ciudadana como expresión de su fidelidad al mandamiento del
amor al prójimo. No obstante, el final del mensaje resulta sorprendente. Escribe
Perdriel: “Preocupaos, entonces, en cuanto os sea posible, de no inmiscuiros en
asuntos mundanos, a no ser que las circunstancais os obliguen a ello” y termina
invitándolos a ser concientes de sus deberes religiosos y cumplirlos fielmente.

¿A qué se debe este final abrupto, que parecerìa desdecir o, al menos, suavizar
todo lo dicho anteriormente? Màs adelante ensayaremos una respuesta.

9
AC, 1811.

117
VII JORNADAS DE HISTORIA

El capítulo provincial de 1815

El capìtulo de 1815 inicia con una exhortación más breve, donde el nuevo
Provincial, Fr. Josè Ignacio Grela, reitera las fórmulas usadas durante años y
centradas únicamente en el espìritu religioso. No hay ninguna mención explícita a la
situación política y social ni a los vaivenes del proceso revolucionario que, por
entonces, vivía una etapa particularmente delicada tras el inicio del proceso de
restauración en Europa.

No obstante, un par de referencias permiten atisbar que la agitación externa


seguía colándose al interior de la clausura: En tres oportunidades se menciona que al
ex provincial, Perdriel que por entonces ocupaba el cargo de Comisario General de
Regulares. En la Denunciación 13 se deja constancia de que todos los que habìan
sido postulados para títulos y grados en el capítulo anterior, se hallaban “premiados
y condecorados” por el Comisario General “en la misma forma y con los respectivos
grados y lugares” para los que habían sido postulados. Vale decir, que de hecho,
Perdriel asumìa una tarea que corespondía al Maestro General y sus hermanos lo
aceptaban y daban por satisfechas sus aspiraciones. Tal parece que la desazón que
declamaban sufrir por la incomunicación con los superiores, no era impedimento
para aprovechar las circunstancias10.

En este capìtulo resulta llamativo que en la suplicación N. 5 se solicita a las


autoridades de la Orden que pongan remedio a la costumbre de otorgar grados
extraordinarios fuera de los que estaban previstos en las constituciones, pero en la
inmediata posterior se expresa que el Director Supremo desea ver promovido a Fray
Pedro Gómez y a continuación piden “se le distinga con una gracia que concilie los
intereses, buen orden y deseos de la Provincia […] con la benevolencia del Primer
Magistrado de la Patria”11. Ahora bien, ¿el Director Supremo habrá ejercido presión
sobre los capitulares sin que mediara ningún tipo de relación previa, sin que nadie le
haya advertido nada acerca de los grados, los mecanismos para proveerlos y las
aspiraciones del fraile en cuestión? ¿Por qué los religiosos que aceptaban los
premios y condecoracioens del Comisario General apelaban a una autoridad distinta
para resolver este caso?

10
AC, 1815, Denunciación 13.
11
AC, 1815, Suplicación 6.

118
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

El capìtulo provincial de 1819

El capìtulo de 1819 empieza con una exhoratación a recordar lo que se debe a


Dios, a la Patria y a si mismos y la necesidad de empeñarse “por la enseñanza y
edificación de los pueblos, por el esclarecimiento y sostén de sus derechos” y por la
paz y fraternidad entre los frailes, especialmente en tiempos en que la religión estaba
sufriendo cuestionamientos y ataques.

El punto más sustancioso respecto al tema que nos ocupa está en las
Suplicaciones, que empiezan manifestando que los grados extraordinarios
solicitados deberán ser confirmados por el Maestro de la Orden “o la autoridad que
se halle investida de autoridad competente”. Esta expresión admite claramente que
alguien más podría otorgar licencias que, de suyo, eran exclusivas de los Prelados de
la Orden. En la sección Instituciones se informa que se ha nombrado jueces de
apelación a algunos frailes hasta tanto se restablezcan las comunicaciones con las
autoridades en España pues, aunque el Congreso ha autorizado a los regulares a
retomarlas , el Poder ejecutivo lo ha puesto en entredicho y los dominicos desean
que el decreto sea respetado y “satisfaga sus justas y benéficas miras” al mismo
tiempo que se respeten las normas de la Orden 12.

Al finalizar las ordenanzas capitulares, el Provincial Fr Mariano Suarez escribe


una admonición que no tiene desperdicio:

“Mandamos a todos los prelados de nuestros conventos celen y sean


inexorables en castigar cualquier defecto que noten en sus respectivos
súbditos contra la Patria. […] ordenamos y mandamos que los RR.PP. Priores
se esmeren en que los religiosos de sus conventos sean conocida y
manifiestamente patriotas; y los que no lo fueren de este modo sean por ellos
amonestados primeramente; más si esto no fuere bastante, nos los
denunciarán para aplicarles las penas a que diere lugar su obstinación”13.

Ser “patriotas” ya no era una opción sino un deber cuya infracción podía
acarrear sanciones de diferente grado.

12
AC, 1819, Suplicaciones.
13
AC, 1819.

119
VII JORNADAS DE HISTORIA

Un aspecto muy significativo que es comùn a los tres capìtulos es que en todos
ellos, a la hora de solicitar grados para los frailes se enumeran con mucho detalle los
sermones que los interesados habían predicado durante años. Sin embargo, no hay
ninguna menciòn de los que se vinculaban a los aniversarios y recordaciones
propiamente revolucionarias, pese a que numerosas fuentes dan cuenta de que los
dominicos se destacaban en ese rubro.

Hasta aquí la revisión de las menciones al proceso revolucionario en las actas


capitulares de la provincia dominicana San Agustín en la década revolucionaria.
Intentaremos ahora ensayar algunas preguntas o suposiciones que nos permitan
comprender mejor la manera como el proceso emancipatorio ejerció su influencia
sobre la Orden de Predicadores en el territorio del ex virreinato.

Comentarios finales

No cabe duda de que la gran mayoría de los Padres y Hermanos adhirieron a la


causa de la emancipación y, en muchos casos, participaron activamente. También es
evidente que los documentos oficiales emanados de los capítulos provinciales de la
primera década revolucionaria no fueron especialmente detallistas a la hora de dar
cuenta de esa participación.

¿Por qué optar por un estilo tan discreto en lugar de una exposición más
detallada y no menos cierta del compromiso que habían asumido?

Varias explicaciones pueden ensayarse.

La primera surge casi espontàneamente; la incertidumbre permanente ante los


acontecimientos polìticos locales y europeos hacìa que la prudencia se convirtiera en
una actitud muy conveniente. Ante las autoridades religiosas que, eventualmente
pudieran leer en ese momento o años más tarde las actas capitulares y cuya postura
podìa no ser favorable a la causa, solo habìa menciones puntuales, propias de quienes
viven de acuerdo a sus circunstancais y un par de exaltadas exhorataciones que,
eventualmente podían pasar por posturas personales de los provinciales e, incluso,
insinuar que su preocupación por el tema derivara del poco interès de los hermanos.

¿Y si, por el contrario, se hacía necesario demostrar el compromiso con la causa?


En este caso, podría aplicarse el principio que enuncia Panella :”Si el documento
afirma la facticidad de un evento, el silencio documental no niega su existencia”. A

120
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

la hora de probar fidelidad, la ausencia en documentos de uso interno y destinados a


una autoridad que los gobiernos revolucionarios no reconocìan podía pasar por una
simple cuestión de estrategia política.

Esta estrategia de no dejar sentado por escrito ningùn tipo de preferencia por
bando alguno, habida cuenta de que aùn no se conocìa el final del proceso,
explicaría el giro que da hacia el final la salutación inicial del capìtulo de 1811, larga
explicación sobre el deber de amar a la Patria coronada por una exhortación a cumplir
los deberes religiosos y solo inmiscuirse en otros asuntos “si las circunatancias lo
hacían inevitable” ¿Y quién determinaría ese carácter de inevitabilidad? La
indefinición podía resultar más segura que un posicionamiento abierto.

Lo mismo sucedería con el silencio acerca de los sermones conmemorativos en


las listas de mèritos o la inexistencia de registros de los cargos desempeñaldos a
nivel civil por varios religiosos ni de su actividad periodística y literaria. Y, teniendo
en cuenta que la incomunicaciòn temporal con las autoridades podía significar un
espacio de mayor libertad que no siempre fuera bien visto por aquellas, un silencio
prudente podía resultar muy beneficioso.

Las circunstancias que vivían los dominicos argentinos en la segunda década del
siglo XIX eran lo bastante complejas y novedosas en muchos aspectos como para
justificar el planteo de estas dudas y preguntas.

Lamentablemente, no contamos en este punto con los elementos necesarios para


ahondar en las respuestas. Nuestras fuentes, en estas etapa de la investigación, han
sido casi exclusivamente de origen dominicano y, como afirma Emilio Panella, las
instituciones tienen múltiples razones para no registrar con detalle aquellos hechos
que consideran negativos o vergonzosos para si mismas y para sus miembros. O los
que pueden resultar comprometedores. Esto hace que su perspectiva sea siempre
sesgada14.
Es posible también que la historiografía tradicional, con cierta tendencia
apologética tanto en el ámbito eclesiástico como en el de la historia civil, haya
estado inclinada a poner de manifiesto la participación activa de los frailes en la
causa que, finalmente, resultó victoriosa pero que, hacia el interior de la institución,

14
Emilio Panella, “Lo que la crónica conventual no cuenta”, Memorie Domenicane, N. 18,
1987: 227-235, disponible en http://www.e-theca.net/emiliopanella/cronica/quel.htm,
consulta 8 de julio de 2015.

121
VII JORNADAS DE HISTORIA

en unos textos cuya lectura se restringiría a las comunidades dominicanas, haya


habido un poco más de objetividad a la hora de enumerar las acciones pro
revolucionarias y que, al fin y al cabo, estas no hayan sido tan numerosas como
parecieran. La mayoría de los frailes adhirió a la lucha patriota, pero ¿con qué
intensidad? ¿deseaban exponer ese asunto a las autoridades de la Orden y a otros
hermanos? ¿estaban dispuestos a discutir entre ellos en un espacio formal los mismos
temas y posicionamientos que discutían públicamente o en espacios más informales?

Por otra parte, podríamos preguntarnos si muchos de ellos no estarían viviendo


lo que Mc Namara denomina las “guerras culturales” de la vida religiosa, que
tuvieron especial intensidad en el siglo XIX. Según esta autora, estas “luchas”
consisten en el esfuerzo de los individuos y las comunidades por resignificar su
vocación para hacerla viable y válida en un contexto sociocultural nuevo. Estas
luchas, que se llevan a cabo en el seno de la Iglesia, de las Órdenes y
Congregaciones, de las comunidades e incluso en el interior de cada persona
implican búsquedas, contradicciones, combates para hallar respuestas nuevas,
adaptarlas a las nuevas circunstancias, mantener la fidelidad a las tradiciones
heredadas y vividas hasta entonces, hacerlas comprensibles para quienes no las
comparten y sostenerlas en el tiempo hasta lograr convertirlas en nuevas formas de
la antigua vocación15.

En definitiva, no cabe duda de que el proceso revolucionario de mayo afectó


intensamente la vida de los religiosos de la Orden de Predicadores en la provincia
San Agustín en el actual territorio argentino, pero la intensidad, extensión y
consecuencias de ese proceso aún deben determinarse más detalladamente. Hasta el
momento, los enfoques de los investigadores se han centrado en el aporte de los
religiosos al proceso independentista, pero poco han indagado en los efectos que
dicho proceso ejerció sobre aquellos. Y no cabe duda de que la vida de la provincia
dominicana y de cada uno de sus frailes cambió en algún sentido a partir de 1810.

La tarea pendiente será averiguar de qué manera se produjeron esas


transformaciones.

15
La autora aplica este concepto a la experiencia de las mujeres consagradas, pero creemos
que es lo bastante amplio y descriptivo como para aplicarse también a la vida religiosa
masculina, al menos en algunos casos. Cf. Jo Ann Kay MacNamara, Hermanas en armas.
Dos milenios de historia de las monjas católicas, Barcelona, Herder, 1999: 493-522

122
Cayetano Rodríguez, los franciscanos y las reformas

Celina A. Lértora Mendoza


Conicet- Buenos Aires

La figura histórica1

Fray Cayetano Rodríguez ha sido una figura prominente en los primeros tiempos
de la patria, debido a su activa participación en los sucesos políticos y culturales que
le tocó vivir. Sin embargo no ha tenido la atención historiográfica merecida, ya que
son pocos los trabajos de investigación sobre su vida y su obra2. Podemos considerar
su actuación en tres períodos bien diferenciados.

1. Actuación anterior a 1810. Nació en el “Rincón de San Pedro”, pequeño


poblado fundado hacia 1750 por iniciativa del Dr. Francisco Goycochea, pero sobre
todo gracias a la laboriosidad del Convento Franciscano que allí había. Los
religiosos tenían aulas de primeras letras, y desde 1805 una cátedra conventual de
latín y retórica, que funcionó hasta la reforma de Rivadavia en 1822. En ese marco
la ley del 27 de febrero de 1825 destinó el convento para hospicio de educación.

Los padres de Cayetano fueron Antonio Rodríguez y Rafaela Suárez, andaluz y


porteña respectivamente. Él nació en 1761, y es posible que haya cursado sus
primeras letras en el Convento Franciscano de San Pedro. Se ignora la fecha en que

1
Este apartado reproduce de cerca la sección de igual título de mi anterior trabajo “Cayetano
Rodríguez: un educador entre dos épocas. Posibilidades y límites de un intento de reforma",
Reformas universitarias y movimientos estudiantiles en América y Europa, Francisco de Borja
Medina y otros (ed.) Córdoba, Báez Ediciones, 2006: 105-119.
2
Hasta ahora el libro de José Pacífico Otero, Fray Cayetano (Buenos Aires, 1908) sigue
siendo el aporte de conjunto más completo y fidedigno. Existe un repertorio bio-bibliográfico:
B. Fernández, “Fray Cayetano José Rodríguez. Guía bio-bibliográfica (1761-1823)”,
Investigaciones y Ensayos, 3. 1967: 243-269. Debe señalarse que posiblemente el primero que
se refirió elogiosamente a nuestro fraile, aunque en forma breve, fue Juan María Gutiérrez, en
el tomo VII de sus donde se refiere a fray Cayetano como un gran patriota y un apasionado
por la libertad.

123
VII JORNADAS DE HISTORIA

llegó a Buenos Aires para ingresar en la Orden de los Menores, pero se sabe que en
1777, a los 16 años, tomó hábito de novicio, y que profesó como religioso el 13 de
enero de 17783. Se ordenó como sacerdote a la edad legal de 22 años, de mano de
José Antonio de San Alberto, el famoso obispo de Córdoba. En función pastoral, fue
durante más de veinte años director espiritual de las monjas Catalinas y Clarisas.

Según los datos que avala la autoridad del P. Furlong, dictó clase en Montserrat
en 1872 y años más tarde en el Convento de San Francisco de Buenos Aires,
ejerciendo la regencia y dictando la Cátedra de Teología de Prima 4. Se sabe que
escribió de puño y letra las lecciones del Curso de Lógica dictado en 1796 y que
también tuvo a su cargo cursos de Física y Metafísica. En suma, su permanencia en
Córdoba, ya bajo la regencia franciscana, se extiende de 1781 a 1790 y luego pasa a
Buenos Aires. Sobre esta labor dice su biógrafo Otero 5:

“La falta de escuelas de humanidades y filosofía que se hiciera notar en


Buenos Aires, hasta que el virrey Vértiz fundó el Colegio de San Carlos,
llevaba a los amantes de las letras a buscar la luz que no les proporcionaba el
otro siglo, en los claustros de Franciscanos, Mercedarios y Dominicos,
donde, según el testimonio del citado Dr. Gutiérrez [se refiere a Juan María
Gutiérrez] se daban lecciones de aquellas materias y de Teología, por Padres
lectores, quienes no siempre fueron tan sabios y tan generosos como Fray
Cayetano, que supo inspirar a un tiempo, en el alma de sus discípulos, el
amor a la ciencia, el respeto por la religión que él hacía adorable con sus
virtudes, y la pasión por la libertad”.

Hay que destacar la protección que brindó como maestro a muchos patriotas, a
Mariano Moreno, por ejemplo, labor que reconoce su anticlerical hermano Manuel y
que se trasunta tanto en su actividad literaria como en su compromiso político y
social.

3
Cf. José Pacífico Otero, Estudio biográfico sobre Fray Cayetano José Rodríguez y
recopilación de sus producciones literarias, Córdoba, La velocidad, 1899, p. 13. La edición
posterior, de 1908 ya fue mencionada.
4
Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, Buenos Aires, ed. Kraft, 1952,
p. 227.
5
Ob. ci. p. 21.

124
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Con respecto a la actividad literaria de Rodríguez, hay que señalar que desde
joven fue aficionado a la poesía. Como todos los clérigos de su época, la formación
incluía la gramática latina y la versificación, lo que les permitió a muchos de ellos
ejercer la labor de vates seculares en castellano sin mayores tropiezos y hasta con
facilidad y fluidez, y éste es el caso. Se sabe que por encargo de un prelado escribió
un poema en octavas (Córdoba, febrero de 1790) sobre María Ojeda, quien perdió a
su marido en el levantamiento de Tupac Amarú y tomó el velo en su monasterio de
allí. En 1807 escribió un poema con motivo de una resolución municipal de Buenos
Aires, que liberó por sorteo público a los esclavos que tomaron parte en la defensa
de la ciudad asediada por los ingleses. En esta época compuso también dos piezas de
oratoria sagrada: los panegíricos de San Francisco de Asís y Santo Domingo de
Guzmán, pronunciados en la Iglesia Franciscana el 4 de octubre de 1797.

2. Etapa de adhesión revolucionaria. Fue muy activa la participación de


Rodríguez en los sucesos políticos revolucionarios. Fue uno de los más fervientes
partidarios del pronunciamiento de 1810, lanzando un manifiesto donde justifica la
revolución en virtud de las vejaciones sufridas por América. El 23 de mayo de 1812,
siendo provincial, expidió una circular donde exhortaba a sus súbditos a no
perturbar el orden público6.

Como otros religiosos de su tiempo, y especialmente los Hermanos Menores,


Rodríguez no rehusó ocuparse activamente en política. Fue primer Conservador de
la Biblioteca Nacional, por nombramiento de la Junta Gubernativa de 1812, cargo
que desempeñó hasta 1814. Formó parte de la Asamblea de 1812, disuelta a
instancias de Rivadavia (secretario del Triunvirato) a pocos días de instaurada.

Por votación popular fue miembro de la Asamblea de 1813, convocada por el


Triunvirato surgido de la revolución del 8 de octubre de 1812, la cual le confió el
Redactor de la Asamblea. Posteriormente fue miembro del Congreso de Tucumán y
en tal carácter es uno de los firmantes del Acta de la Independencia del 9 de julio de
1816, cuya redacción le ha sido atribuida, aunque sin pruebas7.

También ofreció a la causa libertaria su pluma poética. Producida la revolución


de 1810, escribió numerosas canciones patrias, entre las cuales se considera el mejor

6
Otero, ob. cit., pp. 50-51.
7
Cf. A. Caturelli, Historia de la Filosofía en la Argentina. 1600- 2000, Bs. As., Ciudad
Argentina- Universidad del Salvador, p. 161.

125
VII JORNADAS DE HISTORIA

“El sueño de Eulalia contado a Flora”. En cambio, su oda en homenaje a Alvear,


inspirada por la toma de Montevideo (1815) le valió una censura por lo exaltado de
los versos8. Escribió también una “Canción encomiástica” a San Martín por
Chacabuco y Maipú. Una tradición dice que presentó un poema titulado “Himno a la
Patria”, en concurso con el de Vicente López, ante la Asamblea de 1813. En efecto,
la Asamblea encargó a ambos componer un himno, pero es dudoso si Cayetano
concurrió al certamen. Otero, a pesar de que ha manejado todos los datos
conservados, los considera insuficientes para dirimir la cuestión y se mantiene en la
duda9. Escribió varios sonetos, como “A una moza pintora”, “A una moza muy
hablativa”, “A la memoria del Dr. Mariano Moreno”, “Al Río de la Plata”, "A
Moldes", etc. Como pieza oratoria de esta época se destaca el elogio fúnebre a
Manuel Moreno, en ocasión de sus exequias en Buenos Aires10.

En esta época, tanto fray Rodríguez como muchos otros clérigos. Seculares y
regulare, que abrazaron la causa independentista, procuraron también darle una
fundamentación teológica, tanto en relación a la licitud de la revolución y el deseo
de un gobierno propio, como a la cuestión que les tocaba más de cerca, de la
irregularidad de un clero que no respondía a sus superiores naturales, los
peninsulares. Se habla, en este sentido, de la eclesiología del clero criollo, que tuvo
un buen número de representantes en la época que estamos considerando, y en el
cual hay que incluir a nuestro fraile 11.

3. Etapa crítica y de rompimiento final. La “luna de miel” de muchos clérigos


rioplatenses con la Revolución duro apenas una década. El avance de la política
liberal, en nuestro caso de a mano sobre todo de Bernardino Rivadavia, que
conculcó derechos eclesiásticos considerados intocables, varió la dirección de buena
parte de ellos y los colocó decididamente en contra. La virulencia y el encono contra
medidas que, en definitiva, no eran más graves que las tomadas años antes y a las
cuales habían no sólo consentido sino colaborado, daría la impresión de una gran

8
Otero, ob. cit. p. 44.
9
Ob. cit. p. 47-49.
10
En general, sobre su producción poética, v. C. J. Rodríguez y A. Degiuseppe, Obra poética,
Bs. As., 1968.
11
V. sobre este punto el trabajo de Fernando M. Gil, “Eclesiologías en tiempos de la
Revolución: fray Cayetano Rodríguez y la Asamblea del Año XIII”, II Congreso Nacional
Bicentenario Patrio, “Asamblea Constituyente del año XIII. Sociedad, libertad y cultura”,
UCA, 2013. Biblioteca Digital UCA.

126
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

decepción en relación a las expectativas de los clérigos revolucionarios en el nuevo


gobierno patrio. En todo caso, las rupturas fueron graves y definitivas, y conllevaron
varios quinquenios de desajustes produciendo una notable decadencia del clero y la
vida religiosa que todos los historiadores señalan, aun cuando no se terminen de
esclarecer sus causas profundas.

Para fray Cayetano las cuestiones eclesiásticas significaron no sólo el


rompimiento con la dirigencia política a partir de 1817 (aunque no de sus ideas
independentistas) sino también un intríngulis teológico y canónico que intentó
dilucidar a fin de defender los derechos del clero local sin recurrir a Roma, dado
que el Papa no reconocía a las nuevas autoridades americanas.

Aunque en realidad las crisis del clero local fueron dos, una en 1810 y otra a
partir de 1817, el modo como fueron vividas por el clero local y comprendidas por
los poderes laicos fue muy distinto. En el próximo punto me referiré a esto. Ahora
mencionaré solamente los tres últimos años de vida de Rodríguez, signados por la
cuestión rivadaviana.

A partir de 1820 comienza a agitarse el tema de la reforma eclesiástica,


promovida por Rivadavia, Martín Rodríguez y Diego Estanislao de Zavaleta, quien
siendo Deán de Buenos Aires, fue elegido para el Obispado de Buenos Aires en sede
vacante (17 de octubre de 1812) secundando desde entonces a los civiles e incluso
regimentando muy severamente la vida interna de las comunidades.

El 13 de diciembre de 1821 el gobierno estableció por decreto que las Casas de


los Mercedarios quedarían a cargo de cada presidente de ellas, sin sujeción al
Provincial, y serían protegidas por el Gobierno. Otro decreto del 8 de febrero de
1822 incluye a los Franciscanos en las disposiciones del primero. Ambos están
firmados por Martín Rodríguez como Gobernador y Rivadavia como Ministro de
Gobierno. El 1 de julio de 1822 se suprimió el Convento de la Recoleta, para
destinarlo a cementerio. También se estableció la igualdad de pensiones entre los
miembros de la conventualidad, determinando que quien estuviese en desacuerdo
quedara reducido a clero secular. Protestaron los Dominicos, los Mercedarios y los
Betlehemitas, pero los Franciscanos guardaron silencio. Antonio Acevedo, Guardián
franciscano, lanzó un manifiesto donde afirma que la igualdad de pensiones es

127
VII JORNADAS DE HISTORIA

conforme al espíritu franciscano de pobreza, y que la libertad para ser seculares es


asunto de cada uno; peor para el que se va, porque en el siglo se sufre más 12.

Sin embargo, Cayetano Rodríguez se lanzó a la defensa de los derechos de los


religiosos, escribiendo artículos en el periódico Oficial del día. Casi al mismo
tiempo que Acevedo da a conocer su manifiesto, Fray Cayetano publica un folleto
titulado Justa defensa, donde declara no ser el autor de un panfleto, El religioso
imparcial, que circulaba con su nombre, sosteniendo que no es necesario recurrir al
papa para la reforma del estado monástico. Al contrario, puntualiza Rodríguez su
desacuerdo con tal postura, lo que motiva que El Centinela le atacase unos meses
después, recordándole que él mismo había aceptado un nombramiento anticanónico.
La última etapa de su vida está marcada por la polémica con ese periódico de
orientación rivadaviana, redactado por Juan Cruz Varela. Rodríguez tiene a su lado
la defensa de Fray Castañeda, quien lo secunda en la publicación de El Oficial del
día. Esta larga polémica concluyó con la sanción de la ley de reforma del clero del
21 de diciembre de 1822. Fray Cayetano murió de apoplejía el 21 de enero de 1823,
siendo sepultado en la Recoleta. El Argos le consagra un largo artículo necrológico,
pero desde entonces su figura se diluye. El 23 de enero de 1903, como un tardío
homenaje, se inaugura su monumento, obra del escultor Joris, en las barrancas del
Paraná, en su suelo natal, San Pedro.

2. La cuestión del clero y los franciscanos

La cuestión religiosa y la reforma del clero fue una preocupación inicial y


necesaria en un país de profunda raigambre religiosa y en el que buena parte de los
servicios sociales (certificación de nacimientos, matrimonios y muertes, entierros,
educación) estaban a cargo de la Iglesia Católica. El sistema de patronato a favor del
Rey de España determinaba que las relaciones de los clérigos seculares y regulares
de América con Roma pasaban ineludiblemente por Madrid. La mayor parte de las
altas jerarquías eclesiásticas (obispos, arzobispos, superiores locales de Órdenes
Religiosas) eran peninsulares y, desde luego (dada su formación y trayectoria) eran
todos monárquicos, leales a la Corona española y reacios a admitir cualquier
movimiento de tipo revolucionario, sobre todo después de los sucesos franceses de
1789, considerándolos antirreligiosos, blasfemos y condenables. Ante cualquier
suceso de este tipo, por otra parte, los Papas y los Legados Pontificios apoyaban al

12
Otero, p. 98-101.

128
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

gobierno monárquico local con excomuniones generalizadas y otras sanciones


canónicas.

Es un hecho, por otra parte, que en toda América el clero local, criollo tal vez de
varias generaciones, era más propenso a identificarse con los líderes revolucionarios
que con sus autoridades eclesiásticas naturales. Por eso, cuando se producen los
sucesos revolucionarios de mayo de 1810, casi todos los clérigos criollos adhieren y
se pronuncian a favor, pidiendo a sus cofrades lealtad a las nuevas autoridades. La
incompatibilidad entre esta actitud y las exigencias de los superiores que, al
contrario, reclamaban lealtad al monarca y amenazaban a clero y pueblo díscolos
con sanciones eclesiásticas, hizo comprender rápidamente a las nuevas autoridades
la necesidad de reemplazarlos por clero adicto.

Estos reemplazos, como es obvio, no podían ser canónicamente legítimos,


porque no podían seguir los cauces normativos establecidos ni cumplir con los pasos
del patronato regio. Pero eso no fue óbice para que se produjeran. Al contrario, en
todas partes se inició este proceso que incluso podía convertirse en cisma. Este
peligro, dado que fue un proceso extendido a toda la América española, si
finalmente no ocurrió, se debió a la prudencia política de la Curia Vaticana en la que
prevaleció el pragmatismo de reconocer y validar canónicamente todo este proceso.
Mientras esto no sucedió, el clero local tuvo que defenderse en un doble frente:
contra sus superiores y contra los gobiernos criollos liberales. Mirado a la distancia,
no les fue del todo mal.

Uno de los primeros casos en encaminar la vida religiosa por la nueva senda fue
el de los franciscanos. Estos habían tenido un Capítulo legal justamente el 25 de
mayo de 1810, donde fue designado un Provincial hispano, que el gobierno
revolucionario desconoció. En efecto, el 23 de noviembre de 1810 la Junta
Gubernativa, por la persona de su Secretario Mariano Moreno, concurrió al
Convento y solicitó los sellos y demás registros, exigiendo que se celebrara nuevo
Capítulo para elegir legalmente Provincial, ya que el Gobierno tenía por nulo el
realizado el 25 de mayo de 1810. El Capítulo se reunió el 5 de febrero de 1811 y allí
salió electo Fray Cayetano. Aunque esta reunión y la elección misma eran
anticanónicas, Rodríguez aceptó el nombramiento. Esta actitud ha dado lugar a
diversas críticas y conjeturas, de las que da cumplida cuenta Pacífico Otero 13.
Algunos, como el P. Francisco Castañeda y el Deán Felipe Elortondo y Palacios,

13
Ob. cit. p. 60-61.

129
VII JORNADAS DE HISTORIA

dicen que obró presionado por las autoridades civiles. No obstante él mismo hizo
tachar lo dictaminado en la segunda sesión del Capítulo del 25 de mayo de 1810,
que era legal. Quizás los motivos que veladamente adujeron los miembros del
gobierno expliquen esa actitud, sin duda consonante con la postura política del
mismo Rodríguez.

La Asamblea constituyente de 1813 tocó el tema de las autoridades eclesiásticas


en sus sesiones del 15 de marzo, 31 de mayo y 4 de junio. Se plantea la posibilidad
de que las autoridades eclesiásticas españolas quedaban sin ejercicio real en el Río
de la Plata y se planteaba si y cómo podían nombrarse nuevas autoridades locales.
Po0r o pronto, la Asamblea -que no llegó a declarar la independencia política-
declaró la independencia eclesiástica de toda autoridad eclesiástica española y
prohibió al Nuncio Apostólico residente en España, ejercer funciones de jurisdicción
sobre el Río de la Plata, nombrando al P. Casimiro Ibarrola como Comisario
General14. Aunque su autoridad era anticanónica, fue reconocida el 2 de diciembre
de 1814 por las comunidades religiosas, en virtud de lo cual dicho Comisario recabó
el acatamiento a las autoridades revolucionarias por parte de los religiosos y retiró
patentes de confesor a los disidentes. En estos primeros pasos nuestro Fray Cayetano
estuvo de acuerdo. Sin embargo, como ya se dijo, pocos años después su punto de
vista cambió.

Intento una hipótesis más general pero que abarca también a fray Cayetano y los
franciscanos. Como ya señalé, las primeras tensiones se referían a la independencia
eclesiástica local; luego advinieron los temas de la reforma rivadaviana. Ambas
crisis tuvieron distintos efectos, pero en sus causas estuvieron muy relacionadas. Se
trata, en definitiva, de la vieja y siempre renovada cuestión del patronato, o de los
derechos laicos sobre la vida religiosa.

Desde el primer momento, los juristas revolucionarios americanos se


consideraron herederos de todos los derechos de la corona española, que incluía este
aspecto. Pero mientras que al comienzo el clero local tenía una motivación
sociopolítica específica, frente a la elite de poder eclesiástico peninsular, el avance
posterior, en cambio, se consideró un rompimiento del “pacto tácito” entre clérigos y
laicos a favor de la independencia local, porque una de las partes no lo respetó.
Considero que en esto hubo un mal entendido -quizá no inocente- por ambas partes.
En realidad, los liberales nunca estuvieron dispuestos a conceder a los clérigos todo

14
Otero, p. 93.

130
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

el poder que tenían con la monarquía hispánica. Fueron sus aliados en la medida en
que, justamente, renunciaron a sus regalías para apoyar la revolución. Los religiosos,
por su parte, consideraban haber hecho un gran servicio a la causa (lo que sin duda
es cierto) y consideraban tener el mismo derecho de sucesión religiosa que el
pretendido por los poderes laicos (lo que fue descaminado).

La realidad histórica muestra que la desinteligencia explícita se produjo a partir


de 1820, un año por lo demás, que configura todo un hito en nuestra historia, bien
expresado por Belgrano moribundo: “¡Hay patria mía!”. Y subsistió por lo menos
hasta el Vaticano II, más aún, con secuelas que vivimos todavía. La confusión entre
lo religioso y lo político se denuncia por ambas partes en tono declamatorio, pero
luego por ambas partes se tejen alianzas que producen diversos grados de mixtión,
con el agravante de que ahora son varias las confesiones religiosas que concurren en
el confuso panorama.

Pero ahora estamos evocando la Asamblea del año XIII y a Fray Cayetano. Él
fue miembro y relator, suscribió dos de sus resoluciones significativas para nuestra
vida religiosa posterior: reconoció los derechos de patronato a favor del nuevo
gobierno patrio y se pronunció por la libertad de culto. Tal vez en ese momento no
se vio la inevitable tensión entre ambas propuestas y la complicada dialéctica anti-
pro que seguiría. Ambas propuestas se consideraron un avance, y sin duda en su
momento lo fueron. No se debe juzgar a estos actores, en concreto a Fray Cayetano,
en forma presentista. Sería un error nuestro, no de él.

131
VII JORNADAS DE HISTORIA

132
Primeros símbolos de la Independencia en la Asamblea del Año XIII.
Un aporte desde la Sociología

Catalina Pantuso
Buenos Aires

Síntesis

Sabemos que un proceso revolucionario tiene como propósito un cambio radical


de las estructuras de poder político, económico y social. Cuando las revoluciones se
conciben desde una ideología clara y se sustentan en un proyecto estratégico
elaborado y sostenido por un grupo bien organizado, con la “toma del poder” se
instala un nuevo sistema. Sin embargo, los cambios estructurales tardan en
concretarse y mucho más en lograr su definitiva institucionalización ya que las
diferencias y tensiones existentes entre los revolucionarios se manifiestan, a veces
en forma muy violenta, cuando se impone la tarea de gobernar.

Desde el comienzo, en el Proyecto de la Independencia, se dieron fuertes


enfrentamientos. Primero fueron los “saavedristas” y “morenistas.”, posteriormente
se perfilaron dos líneas claras: una con orientación americanista e integradora,
sostenida por los “jacobinos” porteños, los federales de Artigas (1811) y los
lautarinos de San Martín y O’Higgins (1812) y otra con una orientación liberal
europeizante impulsada por Paso, Vicente López, Rivadavia y Pueyrredón.

En un contexto de precarios acuerdos y sucesivos combates, la Asamblea


General Constituyente del año XIII no logró sus propósitos de declarar la
independencia y dictar una Carta Magna para un territorio que aún no tenía
claramente definidos su nombre, su extensión y su forma de gobierno. A pesar de
este fracaso tuvo la potestad de crear los primeros emblemas: el sello que
posteriormente se convirtió en el Escudo Nacional, la Marcha Patriótica que, más
tarde, sería el Himno Nacional. Manifestó su voluntad de independencia económica
al acuñar nuevas monedas y marcó la ruta de la independencia política al declarar el
25 de Mayo como “Día Cívico”. Los símbolos expresaron la una nueva entidad
política al tiempo que fortalecieron la lucha y afianzaron los sentimientos de la
nueva identidad revolucionaria.

133
VII JORNADAS DE HISTORIA

Sin embargo, estos símbolos no fueron aceptados y utilizados en sus versiones


originales a lo largo de nuestros 200 años de historia independiente, ya que sufrieron
varias versiones y sucesivas modificaciones. Si partimos de la base que la lucha por
los símbolos es la lucha por la identidad y la institucionalidad, podemos afirmar que
la inestabilidad de los símbolos muestran la fragilidad y contradicciones de los
diferentes proyectos de país por los que ha transitado la Argentina.

El sello que se convirtió en el Escudo Nacional

Hasta la instalación de la Asamblea del Año XII no existía un sello para legalizar
los actos gubernamentales, ya que se utilizaba el mismo que en el antiguo
Virreinato. Ante tal necesidad y urgencia, la Asamblea comenzó a utilizar un sello
propio, aunque no se conocía con certeza cuándo fue creado ni quien lo diseñó. La
única referencia concreta era la publicación, en periódico “El Redactor de la
Asamblea”, el día 13 de marzo, de un decreto con las firmas de su presidente, Tomás
Valle, y el secretario Hipólito Vieytes, que autorizaban al ejecutivo a “usar el mismo
sello de este Cuerpo Soberano, con la sola diferencia de que la inscripción del círculo
sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata”1.

La incógnita sobre la autoría del diseño de nuestro Escudo comenzó a develarse


en el año 2006. Fue Carlos Ortiz de Rozas, embajador argentino en Francia (1984-
1989), quien aportó los datos2. Según sus investigaciones la República Argentina
adoptó como escudo nacional “el emblema del que se valían como laissez-passer los
miembros de un club revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa
entre 1790 y 1793”, que aparece en una ilustración de la obra La Revolución
Francesa, de Michel Vovelle (Tomo 3°, p. 216).

El sello fue utilizado en el diseño de las primeras monedas que, con fecha 13 de
abril, mandó a acuñar la Asamblea. Vemos que de inmediato se produjeron las
primeras modificaciones: en las monedas de plata el sello no tenía el sol y en las de
oro aparecían cuatro banderas, dos cañones y un tambor.

Los estudios heráldicos sobre nuestro escudo dan cuenta de la precariedad


institucional y las luchas entre unitarios y federales, al mostrar diferentes variaciones

1
José María Rosa. Historia Argentina, Tomo III, Bs. As., Ed. Oriente, 1973, p. 23.
2
Carlos Ortiz de Rozas, “Antecedentes del Escudo Argentino”, La Nación, Domingo 15 de
octubre de 2006. http://www.lanacion.com.ar/849281-simbolo-patrio-la-incognita-del-escudo

134
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

sobre un mismo diseño básico3. Se incluyen leyendas al pie, se cambian la


proporción de los elementos que lo componen y se modifica la postura y tamaño de
las manos. Las distintas imágenes muestran el gorro frigio con su punta caída a la
izquierda, a la derecha o sin inclinación. La pica tiene distintos largos y en uno se
utiliza una lanza para sostener el gorro frigio. Los brazos tienen diferente ubicación
e inclinación y también se observan brazos vestidos. El sol, en la cabecera del óvalo,
cambia su altura pero siempre se presenta figurado -con ojos de diferentes colores y
con ceño fruncido-, a veces es un sol naciente y otras se muestra pleno; sus rayos
son rectos, flamígeros o también alternados unos y otros. La corona de laureles
muestra diferentes tamaños y cantidad de hojas; aparece un escudo en el que se
coloca sobre un lado ramas olivos y sobre el otro laureles. La cinta que une la
corona de laureles puede ser celeste y blanca o roja. Otros elementos que suelen
presentarse son los cañones, las tacuaras, el tenante de banderas y hasta una
cornucopia de flores.

El escudo ubicado en la fachada principal de la Casa Rosada, tiene una forma


muy singular no está coronado de laureles y, en su reemplazo, tiene como soportes
dos dragones alados; el óvalo no está cortado y no se señala diferencia en de color
entre de ambos cuarteles; las manos unidas no se ubican en el cuartel inferior; el sol
no es el incaico.

Una vez consolidado el Estado Nacional, y después de muchísimas


modificaciones en el diseño del Escudo, el presidente General Agustín P. Justo
(1933) nombró una comisión, a cargo del historiador Corvalán Mendilaharsu, para
que dictaminara sobre la legítima y verdadera forma de los atributos
correspondientes al escudo nacional. Esta investigación sirvió de sustento para que
el Presidente Edelmiro J. Farrell firmara el decreto ley Nº 10302 (24 de abril de
1944), estableciéndose que se usara exclusivamente el diseño original.

El Himno Nacional

El Triunvirato solicitó al Cabildo (1812) que se componga una “Marcha de la


Patria” sencilla pero solemne para que fuese interpretada al inicio de las funciones
teatrales y en las escuelas, semanalmente, al finalizar las clases. La primera
composición, realizada por Vicente López y Planes y Blas Parera fue interpretada en

3
Consultar: http://heraldicaargentina.com.ar/2-Argentina2.htm.

135
VII JORNADAS DE HISTORIA

el Cabildo, el 1 de noviembre de 1812, por los niños de las escuelas, con la


presencia del Triunvirato.

Para José María Rosa, no se sabe con certeza si fue el Triunvirato o la Asamblea
del Año XVII quien firmó el decreto de aprobación de la Marcha Patriótica dado que
en El Redactor -órgano oficial de esta última- sólo se indicaba que, el 6 de marzo de
1813, se había encargado al diputado Vicente López y Planes que “trabajara en su
canción”, un modo elíptico de solicitarle que atemperara los propósitos
revolucionarios. Pero para la tradición historiográfica, la Asamblea General lo
aprobó el 11 de marzo de 1813 y se cantó por primera vez en la casa de Mariquita
Sánchez de Thompson, el 14 de mayo de 1813, siendo la dueña de casa quien
interpretó sus estrofas.

Si bien -tal como lo señalaron los historiadores Adolfo Saldías y Vicente Fidel
López- en algunos pasajes La Marcha Patriótica tiene tintes monárquicos (“ved el
trono a la noble igualdad” “Ya su trono dignísimo alzaron”), fue un canto de guerra
y un llamado a la independencia. Manuel Urriza sostiene que los llaneros
venezolanos del Gral. José Antonio Páez 4 cantaban esta Canción y es sabido que,
por la voluntad del Gral. José de San Martín, fue también el Himno de Chile.

En sus estrofas se encuentran los valores americanos y libertarios:


- Se mencionan las batallas en donde triunfaron los revolucionarios; de San José
(1811) y Las Piedras (1813).
- Tiene presente las luchas de otras colonias españolas: México; Caracas
(Venezuela); Quito (Ecuador); Potosí, Cochabamba y La Paz (Bolivia).
- Confronta la crueldad de los "tiranos" españoles a la valentía de los patriotas
americanos.
- Se hace mención a dos de los principios de la Revolución Francesa: Libertad e
Igualdad.
- Hace referencia al nacimiento de una nueva Nación.
- Reconoce la herencia del antiguo Imperio Inca.
- Coloca a Buenos Aires como cabecera de las Provincias Unidas.

Antes de ser República Argentina, por las estrofas de la Marcha Patriótica,


fuimos el Pueblo Argentino: “A vosotros se atreve Argentinos…/ El valiente

4
Manuel Urriza, Pampa y llano: identidad cultural latinoamericana, Bs.As., Ed. Banco
Provincia, 1995.

136
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Argentino a las armas…/…aquí el brazo Argentino triunfó,…/ La victoria al


guerrero Argentino…/…al gran Pueblo Argentino Salud”.

Los primeros arreglos musicales fueron realizados por Juan P. Esnaola (1860),
quien realizó una versión orquestada. La primera versión de la Marcha Patriótica
duraba 20 minutos, en la versión de 1928, la música fue abreviada a 3 minutos 30
segundos.

Tuvieron que pasar 34 años para que la Canción o Marcha Patriótica se


conociera como en el “Himno Nacional Argentino” (1847) .

El Presidente Julio Argentino Roca consideró que una vez afianzada nuestra
independencia, la letra era muy antiespañola, por lo que decretó que sólo se cantaran
la primera y la última cuarteta y el coro que se transformó en la última estrofa
(1900). El texto afirmaba:

“Que, sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él


estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen
las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la
tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra
existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las
festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa
de nadie, el presidente de la República, en acuerdo de ministros decreta:
Artículo 1°. En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y
escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y coro de
la canción nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de marzo de
1813”5.

Finalmente se produce su reglamentación, cuando el presidente Edelmiro J.


Farrell, por Decreto 10302 del 24 de Abril de 1944, estipuló que:
1. En cuanto a la tonalidad, adoptar la de sí bemol que determina para la parte del
canto el registro adecuado a la generalidad de las voces.
2. Reducir a una sola voz la parte del canto.

5
Himno Nacional Argentino. Su historia, sus letras, su música, sus autores y protagonistas,
Bs. As. 2002. En
http://web.archive.org/web/20111010174427/http://folkloretradiciones.com.ar/_literatura/Him
no%20Nacional%20Argentino%20Su%20Historia.PDF.

137
VII JORNADAS DE HISTORIA

3. Dar forma rítmica al grupo correspondiente a la palabra “vivamos”.


4. Conservar los compases que interrumpen la estrofa, pero sin ejecutarlos.

A pesar de que esta reglamentación sigue vigente, en la actualidad existen


diferentes versiones del Himno, cada una de ellas con arreglos musicales que van
desde el chamamé y el tango hasta el rock (Charly García, Mercedes Sosa, el grupo
Cuatro Vientos, Valeria Lynch). Esto no sería un problema si no fuese que, por
Cadena Nacional, en las fechas patrias, el gobierno utiliza la versión que cada
intérprete cree más conveniente.

Si en 1916 se produjo un escándalo porque Isadora Duncan se atrevió a


improvisar la danza del Himno en un cabaret de Buenos Aires, nadie se asombró en
absoluto cuando nuestra Canción Patria fue utilizada en la publicidad del Banco
Credicoop, en ocasión del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Se han hecho algunas propuestas de nuevas modificaciones al Himno Nacional.


Una de ellas (mayo de 2013) corresponde al dirigente político Jorge Ceballos
(Movimiento Libres del Sur), quien presentó un proyecto de ley para reincorporar la
estrofa que reconoce la rebeldía del Inca, que simboliza la lucha de los pueblos
originarios contra el opresor. Otro proyecto de ley presentado por el diputado por La
Pampa (PRO) Carlos J. Mac Allister propone una versión adaptada del Himno
Nacional (que se cante solamente el coro) en los eventos deportivos internacionales.

Las Fiestas Mayas

Durante el período colonial la mayor parte de las celebraciones eran de tipo


religioso, pero el nuevo tiempo impuso también un calendario cívico. Más allá de las
disputas entre los “saavedristas” y “morenistas”, el primer aniversario de la
Revolución de 1810 se celebró con fervor, y dió comienzo a la tradición de las
“fiestas patrias”.

El 25 de mayo de 1811, en la Plaza de la Victoria se inauguró un monumento -


mandado a construir por la Junta Grande y costeado por el Cabildo- que pretendía
ser un pequeño obelisco pero que pueblo denominó “pirámide”. Fue éste el
escenario principal de los festejos que se extendieron por los barrios de la ciudad
con sencillos paseos a caballo, tertulias familiares, música y baile.

138
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Recogiendo esta iniciativa popular, la Asamblea del Año XIII declaró al 25 de


mayo “fiesta cívica” y se organizó la primera celebración oficial en Buenos Aires
para luego extenderse a otras ciudades. A partir de entonces, los festejos por la
Revolución de Mayo se convirtieron en una práctica anual y fueron denominadas
“Fiestas Mayas”, cuya celebración se prolongaba del 23 al 26 de mayo.

El encuadre ritual de los primeros tiempos (hasta 1870) amalgamaba los


elementos coloniales con las nuevas expresiones criollas. En la ciudad llena de
luminarias no podían faltar las misas; los bailes de máscaras animados por el
estallido de cohetes; las tertulias en las que se entonaban canciones patrióticas; las
tradicionales descargas de fusilería; las corridas de toros; las funciones de teatro; los
bailes y juegos populares; las carreras de sortijas y los palos enjabonados.

Con la instalación del proyecto de la Generación del ’80 la fiesta popular se


institucionalizó con una mayor presencia del Estado. Una celebración memorable
fue la correspondiente al año 1881-cuando la Ciudad de Buenos Aires ya se había
convertido en la Capital Federal- los festejos

“se iniciaron a la salida del sol con el saludo de los buques de la armada, las
salvas de las baterías del ejército, y, nuevamente, salvas al medio día.
Además de una gran iluminación, de muchos globos con los nombres de
personajes ilustres y fuegos de artificiales, el gran acontecimiento lo
constituyó el desfile militar luego de la tradicional revista de las tropas al
finalizar el Te Deum”6.

Las Fiestas Mayas del Centenario

En el año 1910, la Generación del ’80 se mostró en todo su apogeo. Aunque la


prosperidad se concentraba en el Litoral, y especialmente en Buenos Aires,
Argentina tenía enorme despegue económico y era vista como una tierra de
promisión. Sin embargo, los réditos del crecimiento no se distribuían de un modo
equitativo. La desigualdad entre sectores sociales y regiones provocaba graves
conflictos expresados en un elevado número de huelgas y disturbios que motivaron

6
Lilia A. Bertoni, “Construir la nacionalidad. Héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891”.
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. E. Ravignani, Consultado en
http://ravignanidigital.com.ar/_bol_ravig/n05/n05a04.pdf (p.81).

139
VII JORNADAS DE HISTORIA

la implantación del estado de sitio. A pesar de todo, el gobierno aprovechó la


oportunidad para demostrar la grandeza que había logrado el país y su vocación de
progreso en la realización de la Exposición Internacional de Buenos Aires, de la que
participaron todas las provincias argentinas y algunos países invitados.

Si bien había un republicanismo oligárquico y una democracia tutelada por el


“voto cantado”, las Fiestas Mayas del Centenario fueron la ocasión para expresar el
orgullo por haber logrado organizar el Estado Nacional: se construyó la Plaza del
Congreso y se iniciaron las obras del monumento a los Dos Congresos: uno a la
Asamblea Nacional de 1813 y otro al Congreso de 1816.

Por su estrecha relación con Inglaterra, Argentina era la séptima economía del
mundo en términos de ingreso real per cápita. Por esta razón, para la celebración del
Centenario de la Revolución de Mayo, llegaron 21 delegaciones de países
extranjeros, entre los que merecen destacarse los representantes de los gobiernos de
Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Costa Rica, Dinamarca, España, Francia,
Holanda, México, Paraguay, Japón, Rusia, Santa Sede y Estados Unidos. Recibió
como invitada de honor a la Infanta Isabel de Borbón, como una muestra de
reconciliación con España. Entre los invitados especiales figuraban el presidente de
Chile, Pedro Montt; el vicepresidente de Perú, Eugenio Larrabure y Unanue; el
dirigente del partido socialista francés, Jean Jaurès; y el jefe del Partido Radical
Francés, periodista y escritor Georges Clemenceau. También se hicieron presentes
los representantes de los gobiernos de: Alemania, Austria, Bélgica, Brasil, Costa
Rica, Dinamarca, España, Francia, Holanda, México, Paraguay, Japón, Rusia, Santa
Sede y Estados Unidos que envió una formación de cuatro cruceros.

Los festejos oficiales presentaron al mundo una Argentina europeizada que


pretendía ser Universal: el hogar de todos los hombres. Es interesante recordar que
en 1910 llegaron al país casi 300 mil inmigrantes europeos, que en Buenos Aires
sólo el 49% de la población era argentina nativa y que la mayoría de los obreros
fabriles eran extranjeros. El poeta nicaragüense Rubén Darío, en su Canto a la
Argentina lo expresó en los siguientes versos: “Salud patria, que eres también mía,
puesto que eres de la humanidad”. Las diferentes comunidades extranjeras supieron
agradecer esta hospitalidad y la retribuyeron donando obras extraordinarias, entre las
que merecen destacarse los monumentos: La Carta Magna y las Cuatro Regiones
Argentinas (España), Cristóbal Colón (Italia), Francia a la Argentina (Francia), la
Fuente Riqueza Agropecuaria (Alemania), la Torre monumental (Inglaterra) y el
Homenaje a Jorge Washington (Estados Unidos)

140
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Las Fiestas Mayas del Centenario mostraron una Argentina que, bajo su
esplendor, ocultaba una ebullición social que se expresaría formalmente cinco años
más tarde, cuando la UCR ganó su primera elección nacional llevando a la
presidencia a Hipólito Yrigoyen.

Las Fiestas Mayas del Bicentenario

Si la celebración de 1910 mostró el apogeo del proyecto de la Generación del


‘80, la del 2010 fue la consagración del “Modelo Kirchnerista” y su intención
manifiesta de resignificar la historia.

La idea central a desarrollar durante la celebración fue “El Bicentenario como


festival”, presentada por el Secretario de Cultura de la Nación, José Nun, en las
jornadas “Debates de Mayo: nación, cultura y política”, realizadas los días 19 y 20
de mayo de 2005.

“Se trata del festival concebido como un gran momento de entusiasmo


colectivo, de efervescencia de la sociedad, que la hace revisar sus valores y
normas, que la hace cuestionar lo que daba por descontado […] nuestra
apuesta es que, desde ahora, el Bicentenario se vaya construyendo en ese
gran momento de entusiasmo colectivo que nos permita replantearnos
nuestros modos de construir la realidad y quebrar definitivamente la
secuencia de las innumerables crisis que hemos venido padeciendo y que
todavía sufrimos”7.

Si los fastos del Centenario se caracterizaron con clima predominantemente


europeo, el Bicentenario tuvo un carácter sudamericano y mostró el nuevo
alineamiento internacional de la Argentina. Contó con la presencia de los
presidentes: Evo Morales (Bolivia), Ignacio “Lula” Da Silva (Brasil), Sebastián
Piñera (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay), José Mujica
(Uruguay), Hugo Chávez (Venezuela) y el ex mandatario de Honduras Manuel
Zelaya. Participaron también las representaciones diplomáticas americanas de:
Canadá, Cuba, Panamá, México, Perú, República Dominicana y Trinidad y Tobago.

7
José Nun (comp.) Debates de Mayo. Nación, Cultura y políticas. Bs. As., Ed. Gedisa, 2005.
p.14. En esta publicación coral, que resume las ponencias de las jornadas, participaron 20
intelectuales entre los que merecen destacarse: Pablo Alabarces, Natalio Botana, Alejandro
Cattaruzza, José Pablo Feinmann, Horacio González y Maristella Svampa.

141
VII JORNADAS DE HISTORIA

Las otras embajadas extra continentales que se hicieron presentes fueron las de:
Alemania, Austria, Argelia, España, Francia, India, Irlanda, Jordania, Libia,
Palestina, Rumania y Serbia.

La puesta en escena del festival estuvo muy bien lograda y con un despliegue
tecnológico que no se había visto con anterioridad. Tuvo la aceptación plena de los
seis millones de argentinos que, en un clima de alegría y sin ningún tipo de
violencia, participaron de los diferentes actos bajo las consignas “Viví el
Bicentenario. Entrá en la historia” y “200 años para construir el futuro. Una
oportunidad para aprender del pasado”.

Los actos centrales se desarrollaron en el Paseo del Bicentenario que ocupó ocho
cuadras de la avenida 9 de Julio 8 y que tenía tres pórticos de acceso. Este fue el
espacio en el que se pusieron en escena los dos ejes principales de la
conmemoración: Los Derechos Humanos y la Cultura “Nacional y Popular” a los
que se les dio un tratamiento sectario y muy simplificado:
- El pórtico principal, sobre la Avenida de Mayo, que tuvo como temática el poder -
los militares, los empresarios, la Iglesia y la justicia- fue realizado por los artistas
León Ferrari y Graciela Sacco. Todas las imágenes de los paneles, casi
exclusivamente en blanco y negro, hacían alusión a la violación de los derechos
humanos, a la represión y a lo diabólico de la Iglesia. Allí estaban Massera, Videla y
Agosti junto a Martínez de Hoz y Hitler, en medio de los torturados y demonios.
- La realización de la entrada de la Avenida Corrientes, con escenas de la “cultura
popular”, estuvo a cargo de Marcos López y el Grupo de Arte Callejero. En el centro
se expuso la fotografía “Asado Criollo” que muestra a un grupo de varones
comiendo en el campo. En la columna de la derecha podía verse una mujer, con
expresión amenazante, vestida de carnicera con un gran cuchillo en una mano y en la
otra un hueso sin carne; debajo se mostraba a un jugador de fútbol con la camiseta
de la Selección Nacional; en el costado interior había otra figura femenina lánguida,
en un ambiente interior, vistiendo un traje de baño y acariciando una escultura de un
perro. En la columna de la izquierda se presentaban dos mitos populares: el
Gauchito Gil y Carlos Gardel.

8
Allí se levantaron 117 stands, de los cuales 24 correspondían a cada una de las provincias
argentinas, 21 a diferentes áreas temáticas del Gobierno Nacional y 72 destinados a la
gastronomía.

142
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

La concepción del “Bicentenario como festival” tuvo su punto de máximo


esplendor en el desfile final, a cargo de la compañía Fuerza Bruta. Allí se mostró
claramente la reinterpretación de la historia que sostenía el “relato K”. No se hizo
mención a los pueblos originarios; se rescataron las figuras más relevantes de la
historia (Belgrano y San Martín); hubo nuevos héroes y heroínas (las Madres, las
Abuelas y el Che Guevara) y también nuevos enemigos (los jueces y los financistas).
En la representación de la cultura popular estuvieron también las murgas que al
pasar frente a la presidenta le dieron una galera en la que se leía “Kirchner
Presidente 2011”. Ella no dudó en ponérsela sobre su cabeza y festejó bailando
alegremente.

Concentraremos nuestra atención en las delegaciones extranjeras que nos


visitaron y los cuatro momentos tradicionales de las Fiestas Mayas, considerados el
corazón histórico de las mismas: el Tedeum, el desfile militar y la función de Gala
del Teatro Colón. Desde el punto de vista protocolar se dividieron los festejos del
gobierno Nacional y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dando claras
señales de lo que posteriormente el periodismo denominó “la grieta”.

Fue un deslucido desfile militar9 que no formó parte de los actos del 25 de
Mayo, sino que se anticipó al sábado 22. Lo más inexplicable (inexcusable) fue la
ausencia de la Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (la Presidenta de la
Nación)10. Desfilaron unos cinco mil efectivos y la ceremonia fue presidida por el
jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. El centro del palco oficial fue ocupado por el
Gobernador Bonaerense, Daniel Scioli, y su esposa junto a la Ministra de Defensa,
Nilda Garré. Los jefes del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas se
ubicaron en un segundo plano.

9
El último desfile militar importante había sido en los festejos del 25 de mayo de 1999, en la
Plaza de Mayo. Esta vez Participaron: Fuerza Aérea Argentina, Armada Argentina, Ejército
Argentino, Prefectura Naval Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina, los
Veteranos de Malvinas y las Delegaciones Militares Extranjeras de Brasil, Uruguay, Bolivia,
Ecuador y Venezuela (fue sugestiva la ausencia de Chile, Paraguay y Perú). No hubo
presencia del material rodante (Tanques, VCTPs, Camiones, Artillería, "Hummers" etc).
10 Fuentes gubernamentales explicaron que la presencia de la jefa de Estado no estaba
prevista para el desfile militar. Es interesante destacar que Cristina Kirchner, el mes de abril,
había acompañado a Hugo Chávez, junto a sus pares de Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y
República Dominicana, en un imponente desfile cívico militar por los 200 años de la
independencia venezolana.

143
VII JORNADAS DE HISTORIA

La Función Gala del Colón, organizada por el Gobierno de la Ciudad de


Buenos Aires, se llevó a cabo el 24 de mayo y fue la cita obligada de la oposición al
gobierno nacional. Dado que Cristina Kirchner y su gabinete decidieron no
participar de este acto, Mauricio Macri ocupó el lugar más destacado. El Jefe de
Gobierno porteño, dando una muestra de diálogo político, compartió el palco,
destinado originalmente para la Presidenta, con el presidente uruguayo José “Pepe”
Mujica; el vicepresidente Julio Cobos; el senador Carlos Reutemann; el gobernador
de Chubut, Mario Das Neves, y de Santa Fe, Hermes Binner y el presidente de la
Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.11

Dos Tedeum. La principal ceremonia religiosa del 25 de mayo se celebró,


simultáneamente, en dos escenarios diferentes. La Presidente y su marido,
acompañados por gobernadores y todo el Gabinete Nacional, concurrieron a la
Basílica de Lujan. A la formalidad ritual se le contrapuso la efervescencia
militante12. El otro Tedeum tuvo lugar en la Catedral Metropolitana y su figura
principal fue el Jefe de Gobierno Porteño, Mauricio Macri13.

11
Entre otros asistentes opositores pueden mencionarse: por la UCR, el ex presidente fue
Fernando De la Rúa, el ex jefe de gobierno Enrique Olivera y los senadores Ernesto Sanz
Gerardo Morales; por la Coalición Cívica, Adrián Pérez y Samuel Cabanchik; el único
kirchnerista fue el diputado Jorge Landau. También se hicieron presentes los anteriores jefes
de gobierno porteño, Jorge Telerman y Aníbal Ibarra; el rabino Sergio Bergman; la SRA
representada por Mario Llambías y la CARBAP por Hugo Biolcatti; los medios de
comunicación con Héctor Magneto, Daniel Hadad, y Sergio Szpolski.
12
En la calle, detrás de los vallados, un grupo de exaltados, entonaban: "llora la Gorda Carrió,
el Colorado (Francisco de Narváez) también, Néstor va a volver, con la JP", bajo banderas de
numerosos municipios del gran Buenos Aires. Después haber perdido el conflicto con el
campo y la derrota electoral del año 2009, el diputado nacional y secretario de la Unasur,
Néstor Kirchner, aprovechó la oportunidad para mostrar sus intenciones de regresar al poder
en 2011.
13
En una nota periodística, Washington Uranga, afirmaba que el matrimonio Kirchner no
quiso asistir al que ofició el Cardenal Bergoglio, quien tuvo la gentileza de bajar el tono a la
polémica por los dos Tedeum, al destacar como "un hermoso gesto" que las autoridades
nacionales hayan ido a la Basílica de Luján a rezar por el Bicentenario de la patria. El
primado reclamó una mayor calidad institucional y urgió a la dirigencia a “una actitud de
grandeza" que permita "superar el estado de confrontación permanente”, al advertir que “no
es momento para victimizarse ni para procurar ventajas sectoriales”. “La celebración del
Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge
recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de

144
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

La apropiación partidaria de la celebración se mostró claramente en la cena de


honor con la que la presidenta Cristina Kirchner cerró los festejos del Bicentenario.
Tuvo como eslogan “200 años, 200 invitados” y participaron de ella gobernadores,
legisladores, intelectuales, figuras de las artes y del deporte, casi todos oficialistas.
No fueron invitados los ex mandatarios constitucionales María Estela Martínez de
Perón, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo
Duhalde, como tampoco el vicepresidente en ejercicio Julio Cobos. Si bien fueron
invitados todos los presidentes extranjeros, sólo contó con la presencia de Hugo
Chávez, y el ex mandatario Manuel Zelaya. Entre los únicos opositores invitados
estuvieron: el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri (PRO), y por el
radicalismo el diputado Ricardo Alfonsín, el senador Juan Carlos Marino y el
auditor general de la Nación, Leandro Despouy.

La Fiesta del Bicentenario fue también la ocasión elegida para que “La
Cámpora” hiciera su presentación oficial con afiches y banderas, al tiempo que
ocupaba lugares destacados en los actos oficiales como, por ejemplo, fueron la
custodia de los ocho presidentes latinoamericanos en su desplazamiento desde la
Casa rosada al escenario central en la Av. 9 de julio, para presenciar la ceremonia de
cierre de los festejos.

La propuesta expresada por Nun de “quebrar definitivamente la secuencia de las


innumerables crisis que hemos venido padeciendo” quedó como una utopía
sacrificada en el altar del poder. Las Fiestas Mayas del Bicentenario consolidaron,
por cinco años más, “el relato kirchnerista”.

confrontación permanente que profundiza nuestros males” aseveró. Diario Página 12


http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-141795-2010-03-11.html.

145
VII JORNADAS DE HISTORIA

Diferentes escudos utilizados en nuestra historia

Escudo del Virreinato del Río de La Plata

Salvoconducto francés entre 1790 y 1793

Escudo de la Asamblea Escudo en la bandera del Ejército


de los Andes

146
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII. HISTORIA Y PROYECCIONES

Anverso primera moneda de plata. Anverso de la moneda de oro

Escudo de la bandera de Belgrano

Pacto Federal entre Buenos Aires,


Santa Fe y Entre Ríos, 1831

147
VII JORNADAS DE HISTORIA

Escudo en un mapa de la ciudad de Rosario,


1858

Escudo de la Confederación ,1864

Escudo de la Confederación ,1863

Escudo de la fachada de la Casa Rosada

148
ÍNDICE

Silvia Fridman
El camino hacia la Independencia 5

Prudencio Bustos Argañarás


La Asamblea del Año XIII. Una visión mediterránea 11

Delia Etchegoimberry
Las Instrucciones Orientales del Año XIII. Memoria y olvido 21

Eduardo Nocera
Artigas, o de cómo organizar el poder político basado en los derechos
de representación de los individuos de las regiones, todos en pie de
igualdad 33

Nelson Caula
Un tal Pepe Artigas en 1813 51

Marcela Tejerina
La Asamblea del Año XIII y la “expatriación perpetua” de Cornelio
Saavedra 55

María Cristina Vera de Flachs


Los universitarios de Córdoba al servicio del poder en la primera
década del siglo XIX 69

Dulce María Santiago


La Revolución de Mayo y la Asamblea de 1813: dos proyectos
convergentes 89

María Victoria Santorsola


Actuación pública del Deán Funes. Plan de Estudios de la Universidad
de Córdoba, 1813 99
VII JORNADAS DE HISTORIA

Gabriela A. Peña
La Provincia Dominicana de San Agustín durante el proceso de la
Revolución de Mayo. Ecos y resonancias en los capítulos 111
provinciales

Celina A. Lértora Mendoza


Cayetano Rodríguez, los franciscanos y las reformas 123

Catalina Pantuso
Primeros símbolos de la Independencia en la Asamblea del Año XIII.
Un aporte desde la Sociología 133

También podría gustarte