Alfa Sustituto - Jikookmonster

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Alfa Sustituto

CONTENIDO

Prefacio 5
Alfa Sustituto 6
Especial 1 576
especial 2 579
Agradecimientos 582
Mensajes de la manada 584
Otros títulos 587

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Alfa Sustituto
Prefacio

Este libro juega con el universo alfa/beta/omega


además de con temáticas mpreg. Sé que a muchos no les
gusta por lo que está escrito en la descripción para que
no tengan sorpresas y no me tiren con piedras. No habrá
una explicación científica de como funciona, todos los
amantes del ABO saben que es una parte de este género.
Existen muchas explicaciones online si les interesa,
incluso tienen diagramas. Algunos autores hablan de
omegas que nacen con úteros y otros simplemente no
le dan mucho aire al tema. Si buscan sobre mpreg en
internet pueden encontrar verdaderos estudios cientí-
ficos al respecto también que son más que interesantes.

Personalmente, yo encuentro la idea de un mundo


distinto donde los cuerpos de los humanos y las reglas
de género son completamente diferentes muy intere-
sante desde el punto de vista de la escritura. Los per-
sonajes pueden convertirse en lobos, ¡todo es posible!
Nadie dijo que porque se vieran como humanos tenían
que tener el mismo organismo que los humanos de la
vida real. Es ficción. Además, en lugar de tener los tí-
picos géneros de hombre y mujer, poder explorar otros
tres (alfa, beta y omega) es siempre una aventura.

Espero les guste. Es una historias de la que estoy muy


orgullosa... Aunque hay que tomar en cuenta que escribí
la mayor parte cuando llevaba dos días sin dormir.

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Alfa Sustituto
1. SEIS SEMANAS

Jungkook echó un vistazo al reloj en su muñeca por


tercera vez en el último minuto. Estaba acostumbrado
a que lo dejaran varado, a esperar por omegas que se
arrepentían a último momento y decidían no decirle
nada por pena, aunque eso nunca le había sucedido en
una cita de trabajo. La libreta que utilizaba para tomar
notas durante las primeras reuniones descansaba pesa-
damente sobre la mesa del pequeño y vacío viejo café
que Taehyung había sugerido. Jungkook pasó horas
pensando en esa tarde, en cómo podía ayudar, pero al
parecer alguien no estaba listo para conocerlo.

Un largo suspiro dejó su cuerpo sin que pudiera con-


trolarlo. Buscó el teléfono entre todos sus bolsillos y
luego de ver que no tenía ningún mensaje de texto dis-
culpándose por la demora, se distrajo respondiendo co-
rreos electrónicos. Ya había pagado por el americano a
medio beber, a pesar de estar casi seguro de que lo ha-
bían plantado, no tenía nada más que perder.

Alcanzó a responder tres molestos recordatorios de


su ―técnicamente― jefe en el Instituto de apoyo a ma-
nadas uniparentales (Jungkook odiaba el nombre más
de lo que odiaba a su jefe) y uno del Grupo de apoyo
a alfas sin manada, del que era miembro. Estaba en
mitad de responder un mensaje de Namjoon y Seokjin
con fotos de sus cachorros cuando pasos acelerados lla-
maron la atención de sus delicados oídos de alfa.

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Reconoció a Taehyung en cuanto lo vio entrar a través
de la puerta. Era un omega alto, incluso un poco más
que Jungkook, pero guapo a pesar de ello. Jungkook lo
conoció en una de esas vergonzosas reuiones para alfas
y omegas en la lista negra que organizaban los grupos
de apoyo de los que ambos eran miembros (El GAASM
y el GAOSM, para acortar). Estar en la lista negra los
volvía lobos solitarios y eso iba contra su naturaleza
por lo que a veces tendían a unirse entre ellos. A pesar
de que ninguno conoció al amor de su vida esa noche,
intercambiaron números después de un par de bromas
y una larga charla sobre videojuegos y fotografía, y se
mantuvieron en contacto por varios meses. Para alguien
destinado a estar solo, Jungkook apreciaba la amistad
más que cualquier otra persona en el mundo, por lo que
cuando Taehyung lo llamó para pedir su ayuda profe-
sional, no dudó en aceptar.

Jungkook sabía virtualmente nada sobre Jimin, pero


cuando lo vio entrar al café casi empujado por Taehyung
se preguntó si podía ayudarlo. Lucía cansado, asustado y
algo enfermo. Jungkook podía escuchar la forma en que
se le desbocaba el corazón si prestaba atención. Tomó
nota de las marcas oscuras debajo de sus ojos color café
y del aroma a sudor que parecía acompañarlo cuando
estuvo lo suficientemente cerca. Entendía por qué Tae-
hyung lo había llamado.

Taehyung le regaló una sonrisa llena de disculpa por


sobre el hombro de su amigo, Jungkook le restó im-
portancia mientras se ponía de pie para estrechar las
manos de ambos e intercambiar nombres cortezmente.
Jimin tembló cuando sus pieles se tocaron y Jungkook
hizo una nota mental de lo privado que parecía al con-
tacto con un alfa, eso de seguro no le haría bien.

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Alfa Sustituto
―Tomen asiento, por favor. ―Pidió a ambos con una
sonrisa cálida, llena de bienvenida―. No sabía qué iban
a querer así que no pedí nada para ustedes.

Una de las mujeres que trabajaba en el café se acercó


a su mesa en cuanto estuvieron sentados. Taehyung
pidió un chocolate y Jimin dudó un momento antes de
hacer una mueca de disgusto que se derritió en una más
sutil.

―Agua está bien.

Dijo cuando los ojos cayeron en él. Jungkook hizo una


nota mental de eso también porque le parecía simple-
mente grosero abrir su libreta en una hoja nueva y co-
menzar a tomar apuntes del comportamiento del omega
al que acababa de conocer. La mujer se alejó con los
pedidos y Taehyung lanzó a Jimin una mirada llena de
preocupación.

―Deberías tomar o comer algo.

Le recordó con un suspiro. Jimin negó con la cabeza.

―Solo la idea de probar algo hace que quiera vomitar.

Dijo. Jungkook notó como se acaricaba el vientre con


cuidado. Un vistazo rápido le permitió saber que no
había demasiado cambio en su cuerpo aún y con un olis-
queo discreto supo que Jimin no había pasado el primer

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trimestre. El caso se veía cada vez peor. Taehyung apoyó
los brazos en la mesa que los dividía con fuerza y miró a
Jungkook con algo parecido a la desesperación.

―¿Ves por qué te llame? ―Exclamó―. Te dije que ne-


cesitaba ayuda. Ya no sé qué hacer con él.

Jungkook le mostró una mueca que pretendía ser re-


confortante y acercó la libreta a sí mismo para buscar
una hoja con la que comenzar la entrevista. Ignoró a
Taehyung para concentrarse en el omega que necesi-
taba su ayuda. Jimin propinó a su amigo un codazo.

―No soy tu cosa para que hables así de mí.

Dijo con un gruñido bajo. Jungkook contempló la de-


bilidad en el sonido y la forma en que Jimin se sostenía
el vientre con un poco más de fuerza cuando intentaba
expulsarlo de su pecho. Anotó eso rápidamente antes de
intentar llamar la atención del omega para detener la
discusión que se desencadenaría en cualquier momento.

―Jimin, ¿verdad? ―Escribió el nombre al verle


asentir―. Debes tener muchas preguntas, igual que yo.
Tal vez deberíamos empezar por eso. ¿Alguna vez has
trabajado con un alfa sustituto antes?

Se concentró en la forma en que las cejas de Jimin se


unían en su frente y en el intenso color rosa que le pintó
la cara.

―No, ―Jimin tragó con fuerza. Jungkook observó

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Alfa Sustituto
como jugaba nerviosamente con las mangas del suéter
que le quedaba un poco grande―. Sé que existen pero
nunca había conocido a uno. El doctor que me atendió
en el hospital me recomedó el servicio y Taehyung dijo
que te conocía así que... sí. ¿Cómo... cómo funciona?

Jungkook casi podía oler la capa de miedo que ro-


deaba a Jimin por lo que, a pesar de que siempre pre-
fería escuchar sobre su cliente primero, esta vez decidió
calmar el aire antes de empezar con el interrogatorio
necesario.

―Bueno, el servicio de sustitución es parte de un


programa estatal gratuito de ayuda a familias unipa-
rentales. Cuando un omega se enfrenta a la situación
desaforntunada de cuidar temporalmente o formar
una manada monoparental, ya sea porque su alfa está
cumpliendo con el servicio militar obligatorio, ha falle-
cido recientemente, o se encuentra fuera de la vida del
omega durante el embarazo o el primer año de los ca-
chorros, un alfa sustituto ocupa muy respetuosamente
el lugar que ha quedado vacío. Permite que el omega y
los cachorros estén sanos, seguros y que crezcan como
es debido con la presencia de un alfa alrededor. Esto
no crea lazos legales entre los cachorros y el alfa susti-
tuto en absoluto y el vínculo emocional es roto gradual-
mente para asegurar la salud tanto del omega como de
los niños. ¿Suena bien hasta ahora?

Preguntó con una de sus sonrisas más amables. Él no


sabía por qué Jimin estaba allí y no con su alfa, tenía que
ser cuidadoso y respetuoso de cualquiera que fuera su
dolor.

―Suena bien.

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Asintió Jimin. Taehyung le mostró a Jungkook un
pulgar hacia arriba discreto.

―Excelente. ¿Está bien si te hago algunas preguntas?


Me gustaría saber más sobre ti para averiguar si somos
compatibles y cómo puedo ayudarte. Puedes pregun-
tarme todo lo que quieras también y recuerda que si
crees que estarías mejor con otro alfa puedes pedir un
cambio en cualquier momento del proceso, ¿sí?

―De acuerdo, ―Jimin lució un poco más seguro―.


Puedes preguntar lo que sea necesario.

Jungkook giró el bolígrafo en su mano como si se tra-


tara de una baqueta y buscó en su mente el protocolo
que seguía siempre. Comenzó por preguntar la edad
para saber en qué nivel de preocupación ubicar a Jimin.

―Tengo 26, ―respondió él rápidamente―. ¿Qué hay


de ti? Te ves joven, sin ofender.

Jungkook movió una mano para restarle importancia.

―Para nada. Eres solo dos años mayor que yo.

El rostro de Jimin cambió entonces, Jungkook supo


que dudaba de su capacidad. Taehyung se apresuró al
rescate.

―Pero no dejes que la edad te engañe, Jungkook tiene

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muy buenas críticas online. Te busqué antes de llamarte,
quería asegurarme de que Jimin estaría seguro. Espero
no te moleste.

Jimin le dio un leve empujón con un hombro. Jun-


gkook podía ver que eran cercanos y era bueno saber
que a pesar de no poder tener una manada, Taehyung
tenía a un amigo en quien confiar.

―Oh, no, por favor, estaría más preocupado sino lo


hubieras hecho. Hay muchos malos alfas en este mundo
como para confiar en alguien solo porque trabaja para
el Estado. Más vale informado y seguro que confiado y
en peligro.

―Eso es lo que yo digo.

Exclamó Taehyung, de no ser porque el café estaba


vacío hubiesen llamado la atención de más que solo los
trabajadores. Jimin rio, era como si todas las payasads
de Taehyung fueran stand-up profesional para él, como
un hermano mayor orgulloso de su hermanito menor.
Jungkook tomó nota de eso también, era importante que
Jimin tuviera el apoyo de familia y amigos si iba a tener
una manada sin un alfa.

―Idiota.

Murmuró Jimin. Y mientras una de las trabajadoras


dejaba un vaso de agua frente a Jimin y una taza de cho-
colate frente a Taehyung, Jungkook buscó en su bolso de
trabajo algo para entrgarles.

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―Antes de venir le pregunté a algunos de mis antiguos
clientes si estaban dispuestos a responder tus dudas. Sé
que es difícil dejar que un alfa extraño entre en tu vida,
si quieres saber algo sobre mi trabajo puedes llamar a
cualquiera de estos números y ellos te darán las refe-
rencias que necesitas. ―Dijo. Jimin echó un vistazo a los
nombres en el papel―. Trabajé con Yoongi por último.
Su alfa acababa de entrar al servicio militar cuando se
enteraron del embarazo y yo lo acompañé durante siete
de los ocho meses, el nacimiento y los primeros cinco
meses de los cachorros hasta que su alfa volvió. Es la
persona más sincera que conozco así que puedes con-
fiar en que te dirá solo la verdad.

Jimin asintió, pero no pareció del todo convencido.


Jungkook apuntó al siguiente nombre en la lista.

―Seokjin se encontraba en la misma situación hace


ya casi cinco años y si prefieres otra voz, Haneul perdió
a su alfa con cuatro meses de embarazo y yo la acom-
pañé por un año después del nacimiento. Ella me co-
noce desde hace más tiempo.

―Un año... ―murmuró Jimin mientras observaba los


demás nombres que Jungkook no mencionó―. Es una
lista bastante larga. ¿Tratas a varios omegas a la vez?

Jungkook rio, siempre era interesante hablar de su


trabajo, tan interesante y gratificante como triste.

―Depende de cada situación. Algunos omegas tienen


un grupo de apoyo más unido y no me necesitan tanto.

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En general los primeros tres meses son los más difíciles.
Sin un alfa es posible que tu cuerpo intente rechazar a
los cachorros. ―Explicó. Jimin sostuvo su vientre con
fuerza―. Mi trabajo es engañar a tu cuerpo y hacerle
creer que tienes a tu alfa contigo siempre. Por eso, en
caso de que terminemos trabajando juntos, sería exclu-
sivamente tu alfa sustituto durante el primer trimestre
y vivríamos bajo el mismo techo para que pueda cuidar
de tu salud. Si todo está bien solo tendrás que verme
un par de veces al día durante el segundo, así que vol-
veré a mi apartamento y a entrevistar a otros omegas.
Y en el tercero invadiré tu hogar una vez más hasta que
los cachorros cumplan tres meses, seis meses, o un año
dependiendo de la situación con tu alfa y de cuánto me
necesiten.

Jimin asintió varias veces antes de abrir la boca. Pa-


recía estar procesando toda la nueva información que
Jungkook le había dado. Jungkook disfrutaba de estas
conversaciones, a pesar de que algunos de sus compa-
ñeros de trabajo las odiaban y siempre se quejaban de
los omegas que no leían las explicaciones en internet.
Jungkook entendía por qué no lo hacían, invitar a un
alfa sustituto a sus hogares y a sus vidas era algo ate-
rrador. Un completo extraño viviendo bajo el mismo
techo, cuando ellos se encontraban más vulnerables.
Jungkook jamás juzgaba a un omega que prefería escu-
char la verdad de su boca que leerla de una fría página
web porque entendía lo que era estar solo y que a veces
la calidad de otra persona era la única forma de calmar
el miedo.

―¿Qué sucede si no hay un alfa en mi vida?

Jungkook escribió un par de cosas en su libreta sobre


la situación emocional―romántica de Jimin.

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―¿Puedo preguntar qué sucedió?

Preguntó con tanta delicadeza como podía. Muchos


omegas preferían no hablar al respecto, pero Jungkook
necesitaba saber para asegurarse de trabajar como
era debido. No era lo mismo cuidar de un omega que
esperaba a que su alfa volviera del servicio militar a
cuidar de uno que estaba completamente solo. Ni para
los omegas ni para Jungkook. Él tenía que prepararse
emocionalmente para encariñarse con alguien y con
sus cachorros y luego dejarlos ir, y era más fácil hacerlo
cuando sabía que había un alfa en la historia. Jimin se
mordió el labio inferior y negó con la cabeza un par de
veces, lucía decepcionado.

―No está interesado, supongo. ―Dijo―. Algunos alfas


no están hechos para ser tener una manada.

Jungkook ignoró la forma en que esa frase le hizo


sentir. Asintió y tomó notas como si no significara nada.
Así que una relación fallida entonces, con un alfa que
no quería saber nada de sus cachorros. Tal vez debería
pedir algo de apoyo psicológico para Jimin también. Era
difícil cuidar de un omega que estaría completamente
solo una vez Jungkook terminara su trabajo.

―Si el alfa progenitor está vivo pero no es parte de


tu vida, necesito saber si firmó la Promesa de abandono
para poder trabajar contigo, es parte de la burocracia
legal. Si el alfa regreasa en cualquier momento y de la
nada decide tener amor parental podría hacerme un
juicio por acercarme a sus cachorros sin su permiso.

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Jimin rebuscó dentro de la mochila que dejó a un lado
de la silla al llegar al café.

―Sí, tengo una copia justo aquí. El doctor que me re-


firió al servicio dijo que sería necesario así que conseguí
que el maldito lo firmara.

Jungkook tomó el papel y lo leyó cuidadosamente


antes de hacerlo a un lado. El nombre del alfa no se le
hacía familiar pero era una promesa de abandono total.
Los cachorros no llevarían su nombre, él no les daría ni
un solo centavo, y si en algún momento se arrepentía no
tenía derecho ni a chistar. El caso de Jimin se volvía peor
y peor y Jungkook quería golpear algo.

―Bien, este es solo uno de los tantos papeles que ten-


drás que firmar para permitir legalemente que te toque
a ti y a tus cachorros una vez que nazcan. Me discul-
paría por eso pero preferiría no ir a la cárcel en el futuro
cercano.

Jimin rio por lo bajo, un sonido bonito a pesar de lo


cansado que sonaba.

―Entiendo, la vida es una burocracia.

Jungkook le dio la razón con un bufido lleno de gracia.


Taehyung sorbió ruidosamente de su chocolate y casi
lo tomó por sorpresa. Había estado tan callado en esos
últimos minutos que había desaparecido para él. Era sa-
bido que cuando Jungkook entrevistaba a sus clientes
se concentraba demasiado en ellos, pero la presencia
de Taehyung lo devolvió al presente. Jungkook averiguó

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Alfa Sustituto
que Jimin llevaba seis semanas de embarazo y que a
pesar de que era poco se sentía algo enfermo. Anotó los
síntomas y se dijo que luego, cuando tuviera que hacer
su reporte, pediría ayuda a Namjoon para crear la mal-
dita gráfica de su salud.

―¿Qué hay de tu situación laboral?

Preguntó. Jimin se rascó el cuello nervioso.

―Soy auxiliar de vuelo pero en cuanto se enteraron


del embarazo me suspendieron la licencia. Mi familia
tiene una tienda de antiguedades y me dejan trabajar
con ellos por algo de dinero.

Jungkook hizo una mueca de lado, eso no sonaba


bien. Jimin necesitaría mucho dinero para criar cacho-
rros por sí mismo.

―El Estado presta ayuda monetaria a omegas sin alfas


que son parte del sistema de sustitución. Además, cada
mes te envían una canasta con productos para bebé que
pueden ser muy útiles. Aquí, déjame darte este número,
llama y pide hora con Seokjin, Kim Seokjin, él te conse-
guirá un buen trato.

Jimin guardó el trozo de papel en un bolsillo más pe-


queño de su mochila. Parecía sorprendido. Jungkook no
pudo evitar la mueca de orgullo en su rostro, le gustaba
demostrar a otros que era bueno en su trabajo.

―Gracias. ¿Algo más que te gustaría saber?

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Jungkook observó su hoja llena de notas y pensó.

―Muchas cosas, te enviaré un correo con cuestiones


médicas que me gustaría leyeras y respondieras cuanto
antes. Si todo va bien tendremos varios meses para co-
nocernos mejor. ―Sonrió―. Normalmente luego de esta
primera cita espero a que me llamen para organizar
otra en la que pueda conocerte más. Creo que lo funda-
mental sería aclarar tus dudas ahora.

Jimin se detuvo a pensar con un largo sorbo de agua.


Jungkook se animó a observarlo una vez más, de verdad
se veía como un omega que necesitaba el contacto con
un alfa. Podía ver los primeros síntomas de rechazo en
su cuerpo y a pesar de haberlos visto antes en Yoongi y
peor aún en Haneul, era algo aterrador.

―Yo tengo una duda. ―Dijo Taehyung con voz seria―.


Muchas, en realidad. No me queda muy claro cómo fun-
ciona lo de alfa sustituto. ¿Acompañarás a Jimin al mé-
dico? Si viven en la misma casa, ¿tendrán que dormir en
la misma cama?

La sonrisa de Jungkook se ensanchó al notar la ver-


güenza que pintó las mejillas de Jimin. Existían muchos
mitos alrededor de su trabajo, algunos eran verdaderas
ofensas, pero era importante aclararlo todo. Jungkook
prefería esperar un poco más para hablar de esas cosas,
pero si existían dudas era su trabajo disiparlas.

―Sí y sí. Puedes imaginar a un alfa sustituto como


a la sombra de lo que sería tu verdadero alfa. ―Jimin

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y Taehyung fruncieron el entrecejo a la vez―. Yo hago
casi todo lo que tu alfa haría si estuviera aquí. Voy a
donde me necesites: visitas médicas, a la tienda, puedo
llevarte al trabajo, salir de paseo si quieres distraerte,
si me necesitas durante reuniones familiares ahí estoy.
Además, ayudo con las tareas del hogar, en especial du-
rante los últimos meses del embarazo y los primeros de
los cachorros cuando todo es una locura y estás más que
cansado.

Enumeró con los dedos como hacía normalmente


cuando esa pregunta aparecía. Jimin lucía un poco
asombrado, de seguro pensaba que el trabajo de Jun-
gkook era mucho menos que todo eso. Taehyung pro-
cesó lentamente sus palabras antes de volver a hablar.

―¿Qué hay de la cama? ―Preguntó―. ¿Cómo sé que


Jimin estará seguro?

Jungkook podría haberse sentido ofendido de no ser


porque sabía que esa era una verdadera preocupación
para muchos omegas en el mundo.

―Un omega embarazado necesita de mucho contacto


físico con su alfa, necesita sentir su presencia y su aroma
y tomarle de la mano, acurrucarse bajo las mantas du-
rante el invierno. Eso ayuda a los cachorros a crecer
fuertes y sanos también por lo que cuando necesitas
cualquiera de esas cosas solo tienes que pedirlo. Es la
parte principal de mi trabajo. Como dije, una sombra de
lo que sería tu verdadero alfa. Dormiremos en la misma
cama para las marcas familiares, nos tomaremos de la
mano camino a la tienda, cualquier marca que tú o los
cachorros necesiten, ahí estaré. ―Explicó con tanta deli-
cadeza como podía―. Pero existen límites obvios. No po-

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demos besarnos, ni tener sexo, ni un vínculo de pareja y
si algún alfa sustituto intenta hacerte creer que es parte
del trato, puedes denunciarlo. Ese no es nuestro trabajo.
Nuestro trabajo es que tú y tu manada estén sanos y se-
guros hasta que sean lo suficientemente fuertes como
para seguir sin nosotros.

Jimin soltó un largo suspiro, como si exhalara un


peso que tenía previamente en el pecho. Taehyung se
humedeció los labios.

―¿Tendrás que marcarlo?

Jungkook aguantó el aire alarmado, solo la mención


era suficiente como para crear controversias sobre su
trabajo que él no estaba dispuesto a aceptar.

―No, no, no, nada de marcas. ―Dijo rápidamente―.


Cualquier marca no correspondida es ilegal y en mi línea
de trabajo se considera abuso de poder. Si terminas eli-
giendo a otro sustituto, Jimin, y él o ella intentan mar-
carte de alguna forma que no quieres puedes enviar una
queja al departamento y será suspendido inmediata-
mente hasta el juicio.

―¿El juicio?

Preguntó Jimin, tan espantado como Jungkook se


sentía en esos momentos.

―Los alfas en la lista negra son enviados a la cárcel


por acciones de este tipo. A menos que el omega de

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Alfa Sustituto
verdad quiera la marca, ―chasqueó la lengua― vamos
directo a la jaula antes que cualquier alfa normal jamás
lo haría.

Silencio cayó en la mesa por un momento y Jungkook


sintió la duda brotar de Jimin como descargas nerviosas.
Tenía que hacer algo y hacerlo rápido así que dijo lo
único que se le vino a la mente.

―Jimin, como un alfa en la lista negra no puedo tener


mi propia manada, pero eso no quiere decir que sea
peligroso en absoluto. Acepté hace mucho tiempo que
no tendré un omega ni cachorros propios. No hago esto
para jugar a la casa o cumplir las fantasías de un alfa
solitario, como muchos creen, solo quiero ayudar y soy
bueno en ello. Así que si te sientes seguro y de verdad
quieres seguir adelante por tus cachorros, yo estoy aquí
para ayudar.

Jimin asintió, lucía un poco más cansado que antes,


pero había un brillo de seguridad en sus ojos.

―Lo pensaré y te llamaré cuando tenga una decisión.

Jungkook se puso de pie para estrechar su mano y


mostrarle una sonrisa llena de esperanza.

―De acuerdo, estaré esperando.

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Alfa Sustituto
Yoongi abrió la puerta con cara de pocos amigos
y Minsoo en brazos. El cachorro había crecido mucho
desde que Hoseok volvió del servicio militar y Jungkook
no quería admitirlo porque era taboo en su línea de tra-
bajo, pero lo extrañaba horrores, tanto como a su pe-
queño hermanito.

―Hola. ―Saludó con una reverencia corta a pesar


de que sabía que no era necesario. Minsoo se lanzó a
sus brazos como hacía cada vez y Jungkook nunca lo
diría, pero eso rompió un poco su corazón―. Hola, bebé,
¿cómo estás hoy?

Preguntó con un toque en su naricita. El cachorro


soltó un chillido agudo de pura felicidad. Jungkook fue
el primer alfa que Minsoo y su hermano conocieron al
nacer y durante los cinco meses que pasaron hasta que
Hoseok volvió del servicio él fue su alfa de referencia
por lo que se sentían muy unidos a él y viceversa. Lo que
hacía dejarlos ir mucho más difícil.

―Yo también estoy bien, gracias por preguntar.

Dijo Yoongi con voz cansada antes de hacerse un lado


para dejarle entrar. Jungkook rio y se encaminó a la sala
con Minsoo abrazado a su cuello. Estaba en mitad de los
procesos de desvinculación y reasignación, donde los
cachorros deberían de dejar de ver a Jungkook como su
alfa y asignar ese lugar a Hoseok. Pero era un proceso
largo y hasta que no estuviera completo los pequeños
todavía corrían riesgo de enfermarse por lo que Jun-
gkook tenía que visitarlos cada tanto, abandonarlos
gradualmente hasta que un día Yoongi lo llamaría para
decirle que ya no lo necesitaban, y él desaparecería de
sus vidas.

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Alfa Sustituto
―Luces bien, por eso no pregunté. ―Bromeó como
hacía cada vez que se veían. Yoongi le azotó el trasero
con la toalla de bebé que antes colgaba de su hombro.
Jungkook rio y se dirigió a donde sabía el otro pequeño
lo esperaba―. Hola, Hoseok, tú también luces bien.

Hoseok se puso de pie con Minwoo en brazos y aceptó


un medio abrazo a pesar de encontrarse en mitad de
darle un biberón. Jungkook le dio un par de palmaditas
en la espalda. Hoseok era probablemente el alfa más
amable que conocía. En su línea de trabajo era normal
encontrarse con alfas posesivos y violentos al volver del
servicio militar y ver a sus omegas y cachorros encari-
ñados con un alfa extraño, pero Hoseok era tranquilo,
seguro de sí mismo y de lo más amigable. Jungkook no
lo conoció personalmente hasta que regresó, pero a di-
ferencia de otros con los que había trabajado, Hoseok
insistía en hablar con él durante las conversaciones en
Skype que tenía permitido tener con Yoongi cuando es-
taba lejos, incluso si eso significaba observar a través
de una pantalla como Jungkook dejaba que Yoongi se
acurrucara contra su pecho. Decía que quería conocer al
hombre que cuidaba del amor de su vida en su ausencia
y aunque Jungkook creía que era empalagoso, Hoseok
era uno de sus alfas favoritos de todos los tiempos.

―Por favor. ―Hoseok se alejó para volver a sentarse


en la alfombra. Jungkook no tenía idea de por qué ali-
mentaba a su cachorro allí, pero entendía cómo funcio-
naba la mente de un alfa cansado por la paternidad―.
¿Qué tal has estado? Toma asiento.

―Nuestra casa fue tu casa.

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Alfa Sustituto
Dijo Yoongi ahora sentado en el sofá junto a Hoseok.
Jungkook observó como le acariciaba el cabello cariño-
samente. Hoseok negó con la cabeza.

―Nuestra casa es tu casa.

Lo corrigió. Jungkook desearía que eso fuera verdad,


pero tenía suficiente experiencia como para saber que
una vez el vínculo estuviese roto de una manera salu-
dable solo tendría la esperanza de cruzarse a Yoongi, a
Hoseok y a los bebés en la tienda algún día.

―He estado bien. ―Dijo él. Estaba acostumbrado a


las parejas que creían que él estaría allí por siempre,
hasta que el vínculo desaparecía y se olvidaban de su
existencia y no quería pensar en ello con Minsoo en
brazos―. Tal vez tenga un nuevo trabajo pronto.

Tomó asiento en el sofá, frente ambos y dejó que


Minsoo descansara contra su pecho y le tirara un poco
del cabello en la nuca. Yoongi se acomodó la ropa con
una mano, Jungkook podía sentir el aroma en el aire y
sabía que lo había atrapado amamantando. Tal vez de-
bería devolverle a Minsoo para que continuara, pero no
quería dejarlo ir.

―¿Tan pronto?

Preguntó Hoseok verdaderamente interesado. A


veces, cuando Hoseok hablaba, Jungkook olvidaba que
no eran amigos. Jungkook acarició la espalda de Minsoo
cuando notó cómo intentaba balancearse sobre sus
piernas.

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Alfa Sustituto
―Sí, un amigo que conocí en una de esas reuniones
para personas en la lista negra me llamó. ―Jungkook no
notó la forma en que esa frase sonaba hasta que dejó de
prestar atención a Minwoo en brazos de Hoseok y se dio
cuenta del silencio en la sala y la sorpresa en la cara de
Yoongi―. Él no es quien tendrá los cachorros. ―Se apre-
suró a decir―. Uno de sus amigos que no está en la lista
negra está solo y embarazado.

Yoongi se sostuvo el pecho con una exhalación y Ho-


seok soltó una risa nerviosa.

―Pensé que estábamos frente a un milagro de la vida.

Dijo él. Jungkook se sintió avergonzado de pronto.


Podía sentir como el aire taboo llenaba la habitación de
manera incómoda.

―Ya quisiera yo. ―Bromeó, pero sus palabras cayeron


en oídos sordos porque los otros no lo encontraron di-
vertido. Jungkook se encogió de hombros―. No se preo-
cupen, cumpliré con todas mis visitas de desvinculación
como están planeadas, incluso si comienzo a trabajar
con alguien más.

Yoongi le restó importancia con el movimiento de la


toalla de bebé en su mano y Jungkook supo que no es-
taban preocupados por ello. Él siempre era 110 % pro-
fesional con todos sus clientes y era bueno saber que su
trabajo lo precedía.

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―Eso es lo que menos nos preocupa. ―Dijo Hoseok
entonces, antes de que Yoongi pudiera abrir la boca―.
¿No deberías tomarte un descanso antes de crear otro
vínculo?

Jungkook frunció el entrecejo, confundido, era casi


como si Hoseok estuviese preocupado por él y su segu-
ridad. Sabía que Hoseok era agradable, pero todavía le
resultaba extraño ser tratado como algo más que confort
humano alrededor de sus clientes. Lo pensó un poco con
un largo suspiro y se recostó contra el respaldo del sofá
para descansar la espalda ahora que Minsoo parecía ha-
berse quedado dormido en contacto con su aroma.

―No es obligatorio y Jimin se ve bastante mal. Tiene


unas pocas semanas pero ya se le notan los síntomas de
rechazo.

Minsoo acercó la nariz más a su cuello y Jungkook


sintió como clavaba las uñas diminutas en su piel. Era
como si entendiera de lo que hablaban los adultos y no
quisiera que Jungkook lo abandonara. Jungkook quería
decirle que de ser su decisión, él nunca lo abandonaría
y pasaría su vida en algún lugar en el fondo como el «tío
Jungkook» o algo así, pero no era su decisión.

―Hay otros alfas que pueden tratar a Jimin si nece-


sita tanta ayuda. ―Dijo Yoongi con algo de mal humor―.
¿Pero qué hay de ti? ¿Quién cuidará de ti cuando tantos
vínculos rotos comience a hacerte mal?

No pudo evitar sentirse incómodo al recibir tanta


atención. Toda su vida giraba alrededor de prestar aten-
ción a otros porque lo que ser el centro de algo siempre

26
Alfa Sustituto
lo hacía sentir fuera de lugar.

―Yoongi, estoy en la lista negra, estaré bien.

Dijo él con voz firme y terminó la discusión allí. Ho-


seok cambió el tema de manera muy obvia cuando co-
menzó a dar palmaditas en la espalda de Minwoo. Jun-
gkook espero a que terminara para poder pasar tiempo
de calidad con el otro cachorro. Escuchó como Hoseok
hablaba sobre volver a trabajar después del servicio
militar y cuando la pareja comenzó a preparar algo de
comer se despidió antes de que pudieran invitarlo.

27
Alfa Sustituto
2. SEIS Y SIETE SEMANAS

Jimin no llamó esa noche así que después de ir al


gimnasio y de una cena decadente, Jungkook se distrajo
con un par de videojuegos y se fue a la cama temprano.
En su trabajo, estar descansado por cualquier eventua-
lidad era muy importante. Él nunca sabía cuando uno
de los cachorros de Yoongi y Hoseok podía sentirse mal
y necesitarlo o incluso si Jimin empeoraba y decidía lla-
marlo. Jungkook tenía que ser una roca de la que otros
pudieran depender y eso significaba estar sano y ser un
poco predecible.

Antes de dormir pasó un rato respondiendo al correo


de Namjoon y Seokjin. Se detuvo a observar cuidadosa-
mente las fotos que enviaron, y fue como jugar a buscar
las diferencias. Jinhwan, Jinwoo y Jinhee estaban tan
grandes, cuatro años y contando. Jungkook a veces to-
davía los extrañaba de sobremanera, incluso si su vín-
culo ya estaba roto y ellos veían a Namjoon como su alfa.

Su trabajo era gratificante y sabía que ayudaba a mu-


chas personas, pero podía llegar a ser muy doloroso.
Jungkook no podía contar la cantidad de vínculos que
había sentido romperse en los últimos cinco años de su
vida. A veces, si intentaba tocarlos en su mente, todavía
estaban fríos y se sentían como una herida abierta que
se olvidó de cómo cerrar, algunos todavía sangraban a
borbotones. Pero él era un alfa roto y estar en la lista
negra disminuía sus posibilidades de una vida mejor en

28
Alfa Sustituto
la sociedad tan centrada en manadas en la que vivía.

Jungkook, y todos los alfas y omegas que como él no


podían crear sus propias manadas, eran desechables.
Sabía que era sin querer, inconscientemente, pero su fa-
milia nuclear, sus padres y hermanos, incluso los que
nacieron en su misma camada, ya habían comenzado a
desplazarlo y rechazarlo y sabía que cuando él muriera
nadie pensaría mucho en él. Tal vez Seokjin le contaría
alguna que otra historia a sus cachorros del joven alfa
que cuidó de él cuando Namjoon no podía o Yoongi lo
invocaría en su mente por un par de segundos algún día
cuando él ya no esté. Pero Jungkook no tenía una ma-
nada y como nadie lo amaba realmente, nadie lo extra-
ñaría. Quizá por eso era un alfa sustituto.

La mañana lo recibió con un nuevo correo de Seokjin.


Jungkook pestañeó un par de veces y se limpió el sueño
de los ojos antes de leer la larga carta en la que Seokjin,
como si fuera su padre, lo regañaba por apresurarse a
un nuevo trabajo. Jungkook suspiró largo y tendido y se
preguntó por qué les preocupaba tanto cuando sabían
que él podía soportarlo.

Se levantó temprano para salir a correr como cada


mañana y desayunó café y dulces que compró en una
panadería camino a su pequeño apartamento. Se duchó
con el teléfono sobre el botiquín del baño para tenerlo
cerca en caso de que sonara y pasó un tiempo arreglán-
dose el cabello frente al espejo empañado.

Esa mañana tendría que ir al edificio del Instituto


para entregar a su jefe el reporte sobre el progreso de
desvinculación de los cachorros Jung. Tendría que con-
tarle sobre Jimin también y darse una vuelta por el hos-

29
Alfa Sustituto
pital para ver a su terapeuta como su contrato deman-
daba. Jungkook debía estar constantemente en terapia
para que el gobierno se asegurara que el trabajo no
iba a matarlo. Habían muchas historias de alfas susti-
tutos que tras encariñarse demasiado con un omega y
sus cachorros entraban en una depresión tan profunda
durante la etapa de desvinculación que acababan por
quitarse la vida y Jungkook no quería ser uno de ellos.
Además, el gobierno no estaba dispuesto a pagar dinero
a sus familias por la pérdida de una vida, porque claro,
los alfas en la lista negra eran desechables, hasta que
su familia nuclear se daban cuenta de que podían hacer
dinero con ellos.

La sala de psicología era un poco más delicada que


las demás en el hospital y Jungkook se preguntaba si su
doctora tenía algo que ver en ello. Las paredes estaban
pintadas de un color rosa clarísimo, decoradas con cua-
dros cada dos por tres, y había una biblioteca llena de li-
bros de psicoanálisis y otras porquerías a un lado. En el
centro un gran escritorio de madera estaba meticulosa-
mente arreglado para tener suficiente espacio entre his-
torias médicas y libretas de apuntes. Solo faltaba el sofá
cama donde Jungkook podría hablar de sus traumas de
la infancia para ser un lugar salido de una película.

Su terapeuta era una linda mujer alfa llamada Jisoo.


Era alta y delgada y a veces parecía una figura de cera o
un maniquí de una de esas tiendas caras cuando se que-
daba quieta por demasiado tiempo. Tenía una sonrisa
de esas que guardaban secretos, como si siempre estu-
viera un paso delante de Jungkook y supiera cosas que
él no podía ni imaginar. Pero se llevaban bastante bien.
Él comenzó a tratarse con ella hacía ya casi tres años y
ella le ayudaba a tener una mejor idea de lo que estaba
pasando en su cabeza.

30
Alfa Sustituto
Jungkook comenzó a contarle sobre su progreso en la
desvinculación con los cachorros Jung, como hacía cada
semana. El proceso de desvinculación era uno doloroso.
Estaba diseñado para que los pequeños no lo sintieran
tanto, para no dejar marcas ni traumas, pero Jungkook
no era un pequeño cachorro, era un hombre grande,
un alfa, además, y la ruptura a veces se sentía como si
arrancaran parte de él. Esta vez lo estaba llevando bas-
tante bien. Sabía que iba a extrañar a ambos por lo que
intentaba guardar el recuerdo de sus aromas en su ce-
rebro tanto como le fuera posible.

Jisoo anotaba cosas en su libreta y a veces Jungkook


se preguntaba si se distraía dibujando garabatos o de
verdad le prestaba atención, pero como ella siempre
sabía qué decir, no estaba seguro de una u otra cosa.
Una vez terminó de hablar sobre los pequeños, trajo a
colación el posible nuevo trabajo. Los ojos de la doc-
tora lo escanearon cuidadosamente, había algo filoso en
ellos que le recordaba que la belleza escondía un alfa en
su interior.

―Siempre volvemos a lo mismo, ―dijo ella. Era una


de sus líneas clásicas cuando hablaba con Jungkook―.
No terminaste una carrera y ya estás intentando correr
otra.

Jungkook aguantó la necesidad de rodar los ojos


hasta que salieran de esta galaxia y prefirió levantar la
vista y clavarla en los cuadros que decoraban el espacio
detrás de la mujer. Eran esas mierdas abstractas que se
suponía decían algo sobre su inconsciente, Jungkook
siempre las veía como genitales, sin importar lo que eso
significaba.

31
Alfa Sustituto
―Es mi trabajo.

Dijo al fin, un poco al a defensiva. Jisoo soltó un so-


nido para dejarle saber que estaba escuchando, pero no
estaba de acuerdo.

―Tienes que cuidar de todos los omegas que nece-


sitan ayuda, ¿verdad? Eres el super alfa. ―Jungkook bufó
ante el comentario lleno de sarcasmo de la mujer. Desde
la primera consulta que tuvieron, cuando Jungkook dijo
que a veces sentía que tenía que ser superman para
completar su trabajo, ella lo usaba en su contra―. ¿No
crees que estás intentando correr de algo?

Jungkook se pasó una mano por la cara con un sus-


piro. Odiaba terapia con todo su ser. Odiaba como Jisoo
se metía en su mente y le decía cosas sobre sí mismo
que ni él sabía.

―¿De qué intentaría correr?

Preguntó. La mujer no pasó de alto el tono defensivo


que volvía a tomar, pero se encogió de hombros con
tranquilidad, casi como si hablaran sobre el clima o la
última serie de netflix que acababa de salir para ver en
una sola sentada.

―No lo sé. Tú dímelo a mí. ―Dijo y lo miró expectante,


pero cuando notó la forma en que Jungkook apretaba
los labios en silencio, continuó―. Tal vez intentas correr
del dolor de otra desvinculación. Ambos sabemos que

32
Alfa Sustituto
te cuesta mucho separarte de los cachorros a los que
cuidas. O quizás corres de la verdad. Tu historia médica
me dice que volviste a hacerte el test fertilidad la se-
mana pasada, pero no mencionaste nada en la consulta.

Jungkook se acomodó contra el respaldo de la silla,


no puedo evitar echar la cabeza hacia atrás y empujar la
lengua hacia una de sus mejillas como forma de desafío.
Sí, se había vuelto a hacer el test y no quería hablar al
respecto, pero sabía que Jisoo no lo dejaría ir. Estaba en
su naturaleza.

―Sigue igual de negativo que la primera vez que


lo tomé. Todavía no puedo tener cachorros, igual que
la otra semana, y el año pasado y cuando tenía quince
años. No valía la pena hablar sobre eso.

Salió casi como un gruñido, pero la mujer lo ignoró


de nuevo. El filo en sus ojos se suavizó un poco y Jun-
gkook supo que diría algo posiblemente hiriente.

―Ya pasaron casi diez años de la primera vez que


te hiciste el test, Jungkook, ¿no crees que es tiempo de
aceptar tu lugar en la sociedad?

Jungkook no sabía si quería golpear algo o simple-


mente levantarse e irse. Un temblor oscuro resonó en su
pecho e intentó con todas sus fuerzas calmarlo porque
al contrario de todas las mentiras que contaban en tele-
visión, los alfas en la lista negra no eran más violentos
que los alfas normales y él no iba a darles la satisfacción
de pensar que tenían razón.

33
Alfa Sustituto
―Soy un alfa. ―Dijo―. Ese es mi lugar en la sociedad.

La mujer le mostró una sonrisa ladina, vacía de toda


maldad, y cuando se movió un poco hacia adelante para
hablar se sintió como si ella pensara que hablaba con
un niño.

―Sí, pero también eres un alfa que no puede tener ca-


chorros en una sociedad donde todo gira alrededor de
manadas grandes y fuertes. ―Dijo ella. Jungkook volvió
a desviar la mirada, esta vez a un libro sobre el signi-
ficado de los sueños que se encontraba en la librería a
un lado. La mujer notó que se negaba a hablar del tema
y suspiró―. ¿Qué hay de tu familia? No hablas mucho
sobre ellos. ¿Te siguen rechazando?

Jungkook se humedeció los labios. Hablar sobre su


familia era doloroso también porque podía sentir como
se escapaban de sus manos como arena entre los dedos,
pero no había nada que pudiera hacer al respecto.

―Es que pensé que venía a hablar sobre mi trabajo


―dijo con mala actitud―. Ya sabes, para que el gobierno
pueda decir que no es su culpa si intento matarme.

Jisoo negó con la cabeza un par de veces. Estaba claro


que odiaba cuando Jungkook hablaba así y era por eso
que él lo hacía. Ella se metía debajo de su piel y eso a él
no le gustaba en absoluto.

―Vienes a hablar sobre las cosas que te lastiman y


afectan tu vida, ya sea trabajo o no, para que pueda ayu-
darte a tener una mejor perspectiva. Así como tú ayudas

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Alfa Sustituto
tus omegas.

Jungkook suspiró mientras evaluaba sus posibili-


dades. Era obvio que a pesar de molestarlo, Jisoo de
verdad quería ayudar y él sabía, por trabajar con omegas
como Yoongi, que era difícil cuidar de personas que se
negaban a aceptar ayuda. Así que por esa vez, cedió.

―Soy el mayor de una camada de cuatro y el menos


de mis hermanos está esperando cachorros. Tuve que
enterarme por una foto online porque curiosamente
todos se olvidaron de avisarme que harían una reunión
para celebrar la noticia. ―Dijo con tanto fastidio como
podía, para esconder que en aquel entonces había es-
tado destrozado―. Ahora todos mis hermanos tienen
pareja y cachorros o están a la espera, los cinco mayores
y los tres menores. Es obvio que mi familia no encuentra
lugar para mí en todo esto y me están haciendo a un
lado.

El rostro de Jisoo se volvió de hielo, como hacía


cuando no quería demostrar ningún sentimiento en
todas sus sesiones. Jungkook se preguntó qué pasaba
por su cabeza, cómo iba a juzgarlo esa vez.

―El rechazo familiar es un fenómeno que todos los


alfas y omegas en la lista negra experimentan alguna
vez. No es justo, es verdad, y duele mucho, pero tu fa-
milia no lo hace a propósito. Parte de ellos no sabe cómo
interactuar contigo cuando constantemente te ven solo,
eso no es... natural para los nuestros. ¿No has pensado
en conseguir una pareja?

Como si Jungkook no lo pensara. Lo había intentado

35
Alfa Sustituto
miles de veces. En bares y cafés, cuando se cruzaba a
un omega bonito en la tienda, e incluso en las estúpidas
reuniones para personas en la lista negra. En verdad,
se había cansado de intentarlo y de ser rechazado una
y otra vez. Se había cansado de tener a alguien por
una noche solo porque quería confirmar si los alfas de
la lista negra eran buenos en la cama o no, como de-
cían. Y estaba cansado de encariñarse con omegas que
solo le recordaban que nunca sería lo suficientemente
bueno como para tener su amor, porque estaba roto y
siempre lo estaría. Los tests que tomaba cada año se lo
recordaban.

―Ningún omega quiere a un alfa rechazado.

Dijo con tanta seguridad que le dolió en el pecho.


La mujer sonrió de esa manera críptica que a veces lo
confundía.

―Te sorprenderías...

Respondió, pero justo cuando estaba a punto de decir


algo más su teléfono sonó para indicar que la sesión
había acabado y Jungkook saltó de la silla para ponerse
de pie como si le hubiesen quemado el trasero.

―Nos vemos la semana que viene.

Dijo, mientras estrechaba la mano de la mujer con


fuerza. Ella lució un poco tomada por sorpresa.

―¡A la misma hora!

36
Alfa Sustituto
Exclamó desde detrás del escritorio. Jungkook ya
tenía un pie del otro lado de la puerta.

Los siguientes tres días se sintieron tan vacíos que


Jungkook no podría distinguir uno del otro. Se levantó
temprano para correr como cada día, compró el desa-
yuno en la panadería como cada día, esperó una lla-
mada como cada día, y fue al gimnasio, como cada día.
La única constante era la forma en que su lobo parecía
llorar por los rincones de su mente porque extrañaba
a los cachorros Jung. Pero más allá de eso, que podía
soportar porque lo había hecho antes, su vida se volvía
tiempo perdido, monótona.

La reunión de GAASM de esa noche fue bastante


concurrida. Jungkook había sido un miembro desde
que terminó el servicio militar, por lo que su rostro
era conocido entre los hombres y mujeres que asistían
regularmente. El círculo de sillas donde hablaban por
los primeros cuarenta y cinco minutos era casi un san-
tuario a ese punto. Jungkook prefería escuchar muchas
veces, porque ya tenía suficiente con Jisoo taladrándole
el cráneo para ver qué había adentro. Pero cada tanto
era indispensable que compartiera algo para mantener
su lugar en el grupo.

Esa noche, con un café humeante en un vaso de plás-


tico en la mano, observó con curiosidad como algún que
otro alfa relataba malas experiencias amorosas otra vez
y participó del ya conocido sonido de queja que acom-
pañaba a cada comentario sobre «ser solo buenos en la

37
Alfa Sustituto
cama». Habían muchos mitos alrededor de su condición,
y aunque Jungkook estaba bastante orgulloso de saber
que ese último era verdad, le gustaría ser más que un
pedazo de carne para omegas aburridos. Era injusto que
él no mereciera amor.

Yoojin, una de las alfas que había estado allí por casi
tanto tiempo como él, terminó de contarles la historia
sobre una omega que quiso engañarla por dinero. Era
muy común que algún que otro omega que en verdad no
estaba interesado en alfas en la lista negra, pero que ne-
cesitaba dinero, intentara abusar de las inseguridades
de él o ella. Les hacían creer que existía alguna posibi-
lidad de ser amados y luego, cuando obtenían lo que
querían, desaparecían como todos los demás. Yoojin
recibió varios consejos de otros a los que les había pa-
sado lo mismo. Jungkook nunca tuvo que sufrir algo así.
Como su trabajo casi siempre lo mantenía pegado a un
omega ya marcado, intentaba concentrarse en ellos y no
en los omegas con los que salía. No importaba cuánta
atención les prestaba sí sabía que al final, en cuanto
vieran la marca en su pecho, saldrían disparados en otra
dirección.

―¿Qué hay de ti, Jeon?

Preguntó Yoojin, sentada a su lado, cuando se giró


para mirarlo. Jungkook bajó la vista para concentrarse
en el líquido oscuro que apenas alcanzaba a cubrir el
fondo del vaso. Pensó en algo que compartir, sabía que
nadie allí lo juzgaría, pero era difícil cuando su vida era
tan aburrida.

―Estoy en mitad del proceso de desvinculación aún


con los últimos cachorros con los que trabajé, ―comentó

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Alfa Sustituto
con una sonrisa liviana que no encajaba para nada con
el peso en su pecho―. Y probablemente tenga un nuevo
trabajo pronto.

Asintió un par de veces. Eso era todo lo que había pa-


sado, lo único que tenía para contar. Era triste que na-
dara entre tanto vacío. Yoojin hizo una mueca, la misma
que Yoongi le había mostrado días atrás.

―¿Tan pronto? ―Preguntó―. Tú sí que no le tienes


miedo al dolor.

Jungkook bufó una risa. Si ella tuviera una idea de lo


mucho que dolía no diría una locura como esa. Yoojin
era bartender en un bar cercano, ella podría haber sido
una alfa sustituta si quisiera, tenía todo lo que era nece-
sario para cumplir con el trabajo, pero no quería sufrir
y Jungkook entendía por qué. Generalmente el Instituto
solo aceptaba alfas en la lista negra como sustitutos,
porque era más seguro que aceptar a alfas normales
sin marcar y era prácticamente imposible conseguir un
solo alfa marcado que estuviera dispuesto a dejar a su
manada para ayudar a otra. Además, la ley estaba del
lado de los alfas normales, y era más fácil tirar a uno en
la lista negra a la cárcel con menos pruebas en caso de
una denuncia. Para ellos era un escenario en el que solo
salían ganando, y los alfas en la lista negra perdiendo.

―Es el amigo de un amigo y se le ve muy enfermo.


―Dijo―. Además, ya estoy cansado de esta desvincula-
ción. Estoy listo para un nuevo desafío.

El círculo hizo silencio. Jungkook aprovechó el tiempo


para beber el café que le quedaba y observó por sobre

39
Alfa Sustituto
el borde del vaso como los demás parecían discutir con-
sigo mismos si debían decir algo o no. Al final, Yongguk,
el robusto tatuador que había trabajado en la piel de
Jungkook un par de veces en el pasado, levantó la mano
para intervenir.

―¿Cuándo fue la última vez que te tomaste unas


vacaciones?

Preguntó. Jungkook se encogió de hombros y se dis-


trajo mirando las luces en el techo mientras pensaba. No
podía recordarlo exactamente. Entre todo el esfuerzo
que consumía cuidar de una manada por sí mismo y ser
rechazado por su familia no tenía tiempo de pensar en
las Bahamas exactamente.

―No lo sé. ―Confesó―. ¿Tal vez hace cuatro, o cinco


años?

―¿Qué hay de tener una pareja, aunque sea por una


noche? ―Insistió Yongguk―. ¿Cuándo fue la última vez?

Jungkook sintió como se le encendían las mejillas


un poco ante lo directas que eran sus palabras. Llenó
los pulmones de aire y lo expulsó por la boca despacio
mientras pensaba. La última vez que se había tirado a
alguien Yoongi todavía estaba en su último trimestre. Lo
recordaba porque fue Yoongi quien le consiguió la cita.
Estaba ayudando a un muy redondo omega a cargar las
bolsas de la compra. Hacía calor y Jungkook llevaba una
de sus ceñidas camisas blancas bastante más abierta de
lo que era necesario alrededor del cuello por lo que el
tatuaje en forma de x que lo marcaba como parte de la
lista negra se hizo visible contra su voluntad. Fue en-

40
Alfa Sustituto
tonces cuando notó los ojos de la bonita cajera de turno
en su pecho, una beta llamada Minah que no escondió
la forma en que se mordía los labios con solo mirarlo,
como si se tratara de un dulce que en verdad quería
probar.

Yoongi miró a uno y al otro y no controló las ganas de


rodar los ojos. Pidió a Jungkook un bolígrafo y con pedir
a la chica que estirara la mano escribió el número del
alfa en su palma.

―Llámalo.

Dijo con un guiño. Jungkook deseó que lo tragara la


Tierra y la chica lució un poco fuera de sí, probable-
mente esperaba meterse en problemas por la actitud
del omega. Jungkook interrogó a Yoongi todo el camino
al coche con los brazos llenos de los productos para el
hogar mientras el otro se balanceaba como un pato un
poco más atrás.

―Jungkook, ―Dijo Yoongi entonces con poca pa-


ciencia. Se giró sobre los talones doloridos para mirarlo
a la cara y sonó como si ya hubiese superado el tema
siglos atrás―. Has dormido en mi cama y vivido en mi
casa por los últimos meses. No te he visto tener nada de
acción ni un solo día, es todo trabajo y trabajo para ti.
Entiendo que tienes semen de mala calidad, pero eso no
quiere decir que debas condenarte a una eternidad de
tortura por celibato. Hazle la noche a la chica, ¿qué es lo
peor que podría pasar?

Jungkook recordaba haberse ofendido entonces y a


pesar de que rechazar de cualquier manera las nece-

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Alfa Sustituto
sidad de sus clientes iba contra su propia ética, no volvió
a hablar con el omega hasta que Yoongi se acurrucó a su
lado en el sofá para ver las noticias por la noche. La lla-
mada llegó poco después y Jungkook acabó por invitar a
la beta a por un helado. Pero ella no estaba exactamente
interesada en la crema. Él solo aceptó la realidad que
era su vida entonces, la siguió a su apartamento y se
volvió a casa de Yoongi una vez ambos estuvieron satis-
fechos y ella lo echó con tanta delicadeza como podía.

―Ya va a hacer casi un año, supongo. ―Se rascó la


nuca con nerviosismo y vergüenza―. No hay muchas
posibilidades de salir con alguien cuando estás en la
lista negra y cuidas de la manada de alguien más.

―¿No crees que mereces un descanso? ―Inquirió


Yongguk con su voz seria y profunda―. Sé que tienes la
tendencia a pensar que no mereces cosas buenas, como
la mayoría en este círculo, pero si no desaceleras te
darás de lleno contra lo primero que se cruce frente a
tus ojos. Te harás pedazos.

Jungkook bufó una risa vacía, y recorrió a todas las


personas en el círculo con los ojos. Se veían preocu-
pados por él, él jamás entendería por qué.

―Estaré bien. Es verdad que es un caso un poco más


delicado, pero he estado haciendo esto desde hace un
tiempo y sé lo que hago.

Yongguk se encogió de hombros entonces y fue


como si Jungkook lo viera literalmente sacarse el peso
de encima. No podía considerar a Yongguk su amigo.
En verdad, no podía considerar a nadie en el grupo

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Alfa Sustituto
su amigo porque no solían juntarse fuera de esas re-
uniones, pero sus opiniones eran importantes y sabía
que, como entendían lo que era no tener una manada, se
preocupaban por él.

―Sabes lo que haces. ―Dijo él con una sonrisa de


lado―. Solo ten cuidado.

Jungkook prometió que lo tendría y el grupo siguió


la ronda hasta volver al comienzo, como una serpiente
que se comía la cola. El tema de la familia nuclear volvió
a salir, había jóvenes en el grupo, un poco más que él,
que recién comenzaban a experimentar la horrible sen-
sación del rechazo. Como era costumbre, volvieron a
hablar sobre el tema. Yongguk no hablaba más que con
su hermana desde hacía tres años, pero a pesar de todo
parecía llevarlo bien. Jungkook sabía que la relación
entre Yoojin y su familia estaba rota desde hacía ya va-
rios meses también. Era extraño sentirse reconfortado
al saber que no estaba solo en algo que dolía tanto.

Jungkook siempre ayudaba a limpiar luego de una re-


unión. Recogía las sillas y las hacía a un lado mientras
continuaba conversaciones con los que se quedaban
junto a él. Esa noche fue el turno de Yoojin, quien se veía
realmente ridícula barriendo el piso de madera en un
ajustado vestido negro y tacones del largo de sus dedos.

―Eh, Jeon, ―llamó ella fingiendo estar distraída. Jun-


gkook se giró sobre los talones para prestarle atención,
pero continuó recogiendo los vasos de café para desha-
cerse de ellos―. ¿Recuerdas cuando dijiste que hace casi
un año que no te acuestas con nadie?

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Alfa Sustituto
Jungkook levantó una ceja en su dirección para de-
jarle saber que debería cuidar sus palabras, caminaba
en hielo fino. Ella rio, dejó de barrer y movió una mano
frente a sí misma para restarle importancia a la conver-
sación. Sus brazaletes sonaron como campanas en la ha-
bitación vacía.

―Nada de lo que ofenderse, ―dijo ella con una


mueca―. También estuve en tu lugar alguna vez. El peor
año de mi vida, y el peor año para las omegas bonitas de
esta ciudad. Pobrecillas, tanto tiempo sin mí.

Jungkook bufó una risa, pero volvió a su trabajo con


el negar de su cabeza. El mundo estaba lleno de per-
sonas con las más increíbles ocurrencias.

―¿Qué pasa con eso?

Preguntó sin mucho interés. Yoojin se apoyó en la es-


coba y se acomodó el largo cabello negro detrás de una
oreja.

―Tengo que ir al bar a trabajar ahora, tal vez te inte-


rese ir. El happy hour y eso siempre atrae a un montón
de omegas bonitos, y bonitas, seguro alguno es tu tipo.
Puedo presentarte a alguien.

Jungkook pensó que, para tratarse de Yoojin, era una


oferta casi cariñosa, pero acabó por negarse. Su teléfono
pesaba en el bolsillo junto a la marca en su pecho y le
recordaba al alfa que tenía que estar atento si los cacho-
rros o Jimin lo necesitaban.

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Alfa Sustituto
―Puedo conseguir mis propias citas cuando quiera.
―Dijo él―. Pero gracias.

Yoojin hizo la escoba a un lado y el sonido de sus tacos


llenó el aire con un retumbar clásico. Jungkook sintió la
mano de la alfa en su hombro cuando ella estaba lista
para irse.

―No puedes vivir tu vida a través de la de los demás.


―Dijo ella con voz tranquila pero segura, como si le con-
fesara algo importante―. Sé que ahora crees que tu tra-
bajo como alfa sustituto lo es todo, pero no dejes que
el tiempo pase para lamentarlo cuando sea demasiado
tarde. Vive la vida, ese también es nuestro derecho.

Jungkook observó cómo la mujer se alejaba con el


bambolear sensual de sus caderas y ahogó las palabras
en lo profundo de su mente. Sonaban tan reales que él
casi quería escucharlas.

―Y Jeon, ―El rostro de Yoojin asomó a través de la


puerta abierta―, hazme un favor: Encuentra a un omega
bonito y dale caña.

Ella le guiñó un ojo y Jungkook no pudo más que reír


por sus ocurrencias. Aunque sonaba como una buena
idea.

45
Alfa Sustituto
3. SIETE SEMANAS

Jungkook se encontraba en la carnicería del mercado,


eligiendo qué llevaría para cenar esa semana, cuando
su teléfono comenzó a sonar. Se disculpó con las ama-
bles betas que trabajaban haciendo los delicados cortes
y dejó que atendieran a la persona detrás de él. Sacó
el aparto del bolsillo mientras se hacía a un lado. Espe-
raba que Yoongi llamara, que dijera que los cachorros lo
extrañaban, que lo necesitaban, pero eso no sucedió. El
número de Taehyung apareció en la pantalla y una roca
se formó en el estómago de Jungkook, casi como si pu-
diera ver el futuro. Algo no estaba bien.

Contestó tan rápido como sus dedos se lo permi-


tieron. Taehyung no perdió tiempo con saludos.

―Jimin está en el hospital, ¿puedes venir? Es urgente.

Dijo, agitado por la preocupación. Jungkook sintió


como su corazón daba un brinco. Él sabía que algo así
pasaría si Jimin no comenzaba a trabajar con un alfa
sustituto pronto.

―Envíame la dirección.

Cortó la llamada para esperar un mensaje, dejó el ca-


nasto de la compra a un lado con poco cuidado y corrió

46
Alfa Sustituto
hasta el coche. Taehyung le escribió la dirección ense-
guida y él no tuvo que usar el GPS para saber dónde era.
Arrancó e hizo el recorrido que ya conocía de memoria
a tanta velocidad como le era posible.

El Hospital Central le era más que familiar. Luego de


terminar el corto curso de alfa sustituto, realizó su in-
ternado allí mismo en el área de emergencias de pater-
nidad para ayudar a todos aquellos omegas que llegaban
en una mala situación. No le sorprendía que Jimin estu-
viese allí. A pesar de que sabía que no debería, llamó
a Taehyung mientras conducía. Él respondió rápido, to-
davía agitado.

―Háblame. ―Ordenó Jungkook―. ¿Qué pasó?

Taehyung tomó una larga bocanada de aire. Podía


escuchar los pasos acelerados de los trabajadores de la
emergencia detrás de él.

―No lo sé. Jimin se quejó un poco por el dolor esta


mañana, pero dijo que no le prestara atención. Dijo que
era normal. Yo no sé nada sobre... sobre estas cosas. No
sabía que podía ser tan malo...

Jungkook pensó que lo escuchó sollozar, pero Tae-


hyung hablaba tan rápido que era difícil decir con
seguridad.

―Eso no es tu culpa.

Lo interrumpió con tristeza. Entendía a Taehyung.

47
Alfa Sustituto
Las personas como ellos, en la lista negra, no recibían
clases de anatomía más allá de los quince años. Ellos no
tendrían cachorros por lo que el sistema educativo no
creía necesario que supieran sobre el tema. Jungkook
recordaba claramente como el día después de que se
hizo el test de fertilidad obligatorio, el director del ins-
tituto lo escoltó fuera de la clase de biología como a un
criminal.

―Lo sé, pero yo no tenía idea... Estábamos hablando


cuando de pronto Jimin trastabilló y se tomó el vientre
en las manos. Se veía pálido, ha estado pálido desde
hace semanas, pero era mucho peor. Se veía enfermo,
Jungkook. La ambulancia lo trasladó de emergencia y...
creo, creo que su cuerpo está rechazando a los cacho-
rros. Pero no me dejan verlo y no sé qué está pasando.
Creo que Jimin y los cachorros van a morir. Oh, por favor,
no, Jimin va a morir.

El pánico en su voz empujó la necesidad de protec-


ción de Jungkook a flor de piel. La idea de que Jimin es-
taba tan mal era aterradora y él necesitaba hacer algo.
No podía quedarse de brazos cruzados. Jungkook pisó el
acelerador con un poco más de ahínco y buscó un atajo
para no tener que preocuparse por el tránsito.

―Jimin no morirá, Taehyung. Estará bien, ¿de


acuerdo? Ya estoy llegando. ―Taehyung soltó un sonido,
pero Jungkook podría haber jurado que hipaba―. ¿Le
ofrecieron un alfa sustituto?

Una voz del otro lado llamó la atención de Taehyung,


pero él pronto volvió a la conversación con Jungkook.

48
Alfa Sustituto
―No, todavía no. Hay muchas personas en su habita-
ción. El doctor acaba de llegar. Es todo un jaleo y no me
dejan ni acercarme.

Jungkook hizo notas mentales de lo que Taehyung


decía, de los síntomas y todo lo sucedido, e intentó re-
cordar si tenía un contrato de emergencia en la guan-
tera. Estacionó en el lugar más cercano que encontró
mientras calmaba a Taehyung y cortó con la promesa
de que ayudaría a Jimin. Buscó el papeleo que llevaba
consigo por alguna eventualidad, y un bolígrafo, y co-
rrió hasta el hospital sin preocuparse si quiera por el
tránsito en el estacionamiento.

Esquivó un coche por puro instinto, casi saltó sobre


el capó a último momento con el corazón en la boca. El
sonido de la bocina se perdió a su espalda, igual que los
insultos, mientras se apresuraba a entrar por la puerta
de emergencia. Sacó la billetera para mostrar a la en-
fermera de turno su carnet de identificación como alfa
sustituto y el permiso para tratamientos de emergencia.

Jungkook no esperó a que le dijera donde encontrar


a Jimin. Conocía el lugar como la palma de su mano y
con solo ver a la beta asentir salió disparado como una
bala hacia donde el aroma de Taehyung lo llevaba. Lo
encontró dando vueltas en un largo pasillo blanco. Lle-
vaba una cámara de fotos en una mano, por lo que Jun-
gkook supuso que la situación lo atrapó trabajando.

―¡Llegaste! ―Exclamó Taehyung en mitad de un paso.


Apuntó a una habitación a un lado con un dedo temblo-
roso―. Jimin está ahí dentro.

49
Alfa Sustituto
Jungkook tomó a Taehyung por los hombros para
transmitirle seguridad.

―Jimin va a estar bien.

Prometió antes de entrar en la habitación y mostrarle


la identificación a los enfermeros presentes. Jimin se
encontraba acostado en una camilla, conectado a má-
quinas que controlaban tanto a él como a los cachorros.
Se veía tan pálido y enfermo que era difícil distinguir
cuál era su color natural. Jungkook se acercó al borde de
la cama con el contrato de emergencias en una mano y
el bolígrafo en la otra. Necesitaba que Jimin lo firmara
antes de poder tocarlo o tendría un viaje gratis a la
cárcel en cuanto todo eso terminara.

―Hola, Jimin. ―Murmuró en voz baja para no sobre-


saltarlo―. ¿Cómo te sientes?

Jimin no se había percatado de su presencia hasta ese


momento. Una máscara de oxígeno le cubría la nariz y la
boca y lágrimas le caían como ríos por las mejillas. Es-
taba aterrado, miraba las máquinas a su alrededor cons-
tantemente, intentando entender qué era lo que pasaba,
qué sería de él y de sus pequeños. Jimin estiró las manos
en su dirección con un sonido desesperado y sus ojos
brillaron con la necesidad de contacto.

El doctor a cargo, un beta que llevaba una túnica


demasiado inmaculada para su trabajo, escuchaba los
latidos de los cachorros con un monitor manual. Jun-
gkook pensó que era demasiado pronto para eso, pero
él no era el experto en medicina. Él sabía lo que Jimin
necesitaba, sin embargo.

50
Alfa Sustituto
No pudo evitar mover una pierna con insistencia ner-
viosa para que el hombre se apurara. Tenía que esperar
a que terminaran de revisar a Jimin, aunque fuera por
papeleo, antes de poder trabajar con él.

―Tu cuerpo está rechazando a los cachorros, Jimin.


―Dijo el doctor como si no fuera algo obvio. Jungkook
escuchó al omega llorar con más fuerza―. ¿Dónde está
tu alfa?

Jimin se sacudió con el dolor de un espasmo, incapaz


de formar una respuesta. Jungkook apretó los labios en
una fina línea cuando el doctor hizo una mueca. Estaba
claro que juzgaba la situación sin conocer.

―No es parte de su vida.

Explicó Jungkook. El doctor no era un alfa sustituto,


no tenía por qué conocer información que no sabría
cómo usar. Debía conformarse con los sucesos médicos.

―Tu cuerpo intentará deshacerse de los cachorros si


cree que son la razón por la que tu alfa te ha rechazado,
Jimin, eso lo sabes, ¿verdad? ―Jimin asintió un par de
veces y levantó una mano para cubrirse los ojos―. No
hay mucho que pueda hacer más que ofrecerte un alfa
sustituto y esperar o...

Jungkook sabía lo que iba a decir, sabía que iba a re-


comendar acabar con el embarazo, pero no quería que
la palabras asustaran al omega. No cuando lo único que

51
Alfa Sustituto
podía ver era la forma en que Jimin se ahogaba con su
propio llanto. Tal vez no eran muchas semanas, pero
Jimin claramente quería a sus cachorros y Jungkook
sentía que tenía que hacer algo al respecto. Tenía que
ser el super alfa. Tenía que salvar el día.

―Yo soy el alfa sustituto de Jimin. ―Dijo para inte-


rrumpir al doctor y llamar su atención―. Seré su alfa de
emergencia ahora. Tengo mi licencia aquí mismo si la
quiere volver a ver.

El doctor se humedeció los labios, miró a uno y luego


al otro, antes de hacer el monitor a un lado. La sonrisa
condescendiente mientras limpiaba el vientre del omega
con delicadeza pasó desapercibida a los ojos asustados
de Jimin, pero no los de Jungkook. Cuando un alfa enfer-
mero acomodó la camiseta de Jimin con cuidado, tal vez
un poco más del necesario, el doctor le ordenó que los
dejara solos y se acercó a Jungkook para hablar en voz
baja.

―Estás seguro de que quieres hacerlo pasar por esto.

Jungkook no pudo evitar el gesto de alarma que cruzó


su rostro.

―No es mi decisión. Es el cuerpo de Jimin y son sus


cachorros, si él quiere intentarlo, él tiene la última pa-
labra. ―Dijo con voz firme y segura. El doctor dio un
paso hacia atrás con las manos en alto y Jungkook se
concentró en Jimin―. ¿Qué es lo que quieres hacer tú?
¿Quieres mi ayuda?

52
Alfa Sustituto
Jimin, que de alguna forma había logrado moverse
hacia un lado de la camilla, más cerca del alfa, asintió
tantas veces que podría haberse lastimado. Echó los
brazos en su dirección con desesperación y Jungkook
sintió que algo en él se rompía. Jimin lucía destruido,
tan rechazado que su cuerpo intentaba deshacerse de
los cachorros a los que claramente amaba para luchar
por el amor de un alfa que no lo quería. Era doloroso y
Jungkook odiaba que la naturaleza acutara de esa ma-
nera. Era enfermo, era la vida de manada.

―Alfa ―llamó Jimin con voz gastada―, por favor.

Jungkook esquivó al doctor para poder acercarse a la


camilla. Se sentó junto a Jimin, tan cerca como era per-
mitido sin meterse en problemas, y observó como esos
bonitos ojos café se oscurecían en nuevas lágrimas. Se
giró un momento para volver a ver al beta.

―¿Puede llamar a Taehyung, el amigo de Jimin, y pe-


dirle que entre cuando se vaya? ―Preguntó con algo de
molestia en la voz y recibió la misma actitud. Jungkook
casi rodó los ojos. El hombre le importaba muy poco,
toda su atención tenía que estar en el omega frente a
él―. Puedo ayudarte pero tendrás que ser muy fuerte.

El omega sorbió por la nariz, un brillo de valentía


cruzó sus ojos cuando asintió.

―Mis cachorros...

Musitó. Estiró un brazo tambaleante hacia Jungkook.


Él dejó que le tomara una muñeca a pesar de que sabía

53
Alfa Sustituto
que no debería. La piel de Jimin estaba caliente y pega-
josa por el sudor, solo con tocarla pudo sentir el dolor
en su interior. Permitió que tirara de él hasta que las
lágrimas le tocaron la palma de la mano, y aguantó el
aliento cuando Jimin restregó su rostro sobre ella en
busca del contacto con el alfa. No pudo evitarlo, ver a
un omega fuerte sufrir siempre fue una debilidad para
él. Cuando Jimin lo miró, él limpió una lágrima con un
pulgar y un jalón en el corazón.

―Primero necesito que firmes este contrato. ―Co-


menzó con tanta delicadeza como podía―. Puedes leerlo
ahora o más tarde, aunque sería mejor que lo hicieras
después para que podamos empezar lo antes posible.
Es solo un permiso de emergencia para tocarte y cuidar
de ti como alfa sustituto en el hospital. Durará hasta que
estés mejor y...

―Firmaré.

Dijo Jimin y se estremeció con otro espasmo. Soltó


a Jungkook para tomar el bolígrafo y le temblaron las
manos por el dolor y el esfuerzo. Jungkook le ayudó a
firmar el contrato incluso si Jimin decidió no leerlo y
cuando Taehyung por fin entró en la habitación sobre
piernas nerviosas se lo entregó a él para que lo revisara.

―Jungkook, ―llamó Jimin con un dejo de desespera-


ción oscureciendo sus ojos―, alfa, por favor, mis cacho-
rros. No puedo perderlos.

Jungkook se deshizo de la chaqueta que cubría su


camisa blanca entonces. Ahora que tenía permiso legal
para tratar a Jimin haría todo lo que tenía a su alcance y

54
Alfa Sustituto
utilizaría todas las tácticas que conocía para ayudarlo.

―¿Crees que puedas hacerte a un lado, dejarme un


lugar? ―Pidió. Jimin se deslizó sobre la camilla―. Muy
bien. Toma, sostén mi chaqueta. Te sacaré la mascarilla
ahora y quiero que la sujetes contra tu nariz y respires
muy hondo.

Jungkook se inclinó hacia adelante para tomar la mas-


carilla a tiempo en que Jimin acercaba la chaqueta hacia
su rostro. En cuanto se deshizo de ella, Jimin tomó la
inspiración más profunda que podía. Mantuvo los ojos
en Jungkook como si esperara que dijera algo, que le
diera más indicaciones. Jungkook se mordió la mejilla,
Jimin estaba peor de lo que él imaginaba.

―Eso es, ―Lo elogió él con la voz tranquila de alfa de


todos modos y le quitó el cabello sudoroso de la frente―.
Una vez más.

Jimin tembló y un par de lágrimas rodaron por su


rostro. Estaba tan asustado. Jungkook dejó que respi-
rara sobre su chaqueta un par de veces más. Quería que
el omega de Jimin tuviera un primer contacto directo
con su aroma para no causarle shock. Estaba claro que
Jimin llevaba mucho tiempo sin un alfa a su lado, sin uno
al que oler y tocar. Si el choque era demasiado fuerte,
porque Jungkook no era el alfa de Jimin ni el padre de
los cachorros, su cuerpo rechazaría a los pequeños más
rápido, y si esperaban demasiado tiempo tendría el
mismo resultado. Era una cuestión delicada y Jungkook
tenía que ser inteligente y tratarla con cuidado.

Taehyung observaba desde la puerta con tanto miedo

55
Alfa Sustituto
que él podía olerlo, pero decidió imaginar que no es-
taba allí. Se quitó los zapatos, uno a uno despacio, mien-
tras observaba cómo Jimin respiraba con dificultad.
Había visto a muchos omegas en su situación, jamás se
acostumbraría a la forma en que la imagen tiraba de su
corazón.

Estaba listo para dar el siguiente paso, solo necesitaba


una señal, algo que le dejara saber que Jimin también lo
estaba. Gracias a su trabajo, Jungkook se volvió bastante
bueno en leer el lenguaje corporal de los omegas a su
alrededor, pero esto era un juego de adivinanzas.

Echó un vistazo al reloj en la pared, para decidir en


un tiempo límite para la espera. Jimin lo notó, y tal vez
lo malinterpretó. Soltó su vientre para intentar tomar la
mano que tenía más cerca, en busca del alfa que podía
quitar su dolor. Sus ojos, que apenas asomaban debajo
de la chaqueta, se tornaron de un brillante color oro,
como si su lobo pidiera auxilio. Jungkook supo que no
podía esperar más, se deslizó a un lado hasta tomar casi
todo el espacio en la camilla. Eligió arriesgarse.

―Ven, acurrúcate sobre mi pecho con el mentón en


mi hombro. ―Ordenó. Jimin siguió cada palabra al pie
de la letra con el sacudir de sus músculos―. Quiero que
apoyes la nariz justo contra mi cuello, ¿de acuerdo?
Como una marca de pareja. Te dejaré sentir a mi alfa
para calmar el dolor.

La nariz de Jimin le hizo cosquillas contra el cuello y


las lágrimas le quemaron la piel. Jungkook se concentró
en el lobo en su interior, la parte de él que deseaba
cuidar y proteger, la misma que se moría de furia cada
vez que él la tocaba. El lobo lo odiaba porque estaba

56
Alfa Sustituto
roto y Jungkook podía sentirlo, pero luchaba por igno-
rarlo. Lo invocó en su mente, al alfa, mientras sostenía a
Jimin en sus brazos, y sintió como florecía en su pecho,
lleno de espinas, tan bello como fuerte y peligroso.

Jimin se sacudió como si recibiera un choque eléc-


trico y Jungkook aguantó la respiración. Si algo salía
mal, ese sería el momento en el que el mundo se iría
al demonio. Taehyung soltó una queja desde la puerta.
Él se concentró en Jimin, en la forma en la que reaccio-
naba, y pidió a la Luna que todo estuviera bien.

El shock de volver a sentir un alfa después de un


tiempo de estar solo sacudió el cuerpo de Jimin una vez
más. Se echó a llorar con un poco más de fuerza, y se
aferró a Jungkook como si fuera un salvavidas en mitad
del océano.

―Alfa. ―Musitó, sus ojos volvieron al color oro, el


tono perfecto de un omega―. Mis cachorros, debes sal-
varlos. Debes, debes, debes. Haré lo que sea. Lo juro, lo
juro, lo juro. Son tuyos si los quieres, lo juro. Por favor,
alfa.

Jungkook sintió como Jimin acariciaba una mejilla


contra su hombro y supo que el omega estaba perdido.
Perdido en el dolor, perdido en el miedo. Era algo que
sucedía a veces con omegas en la situación de Jimin. Su
parte humana estaba tan asustada y confundida que el
lobo tomaba posesión de su cuerpo. Jungkook no quería
eso, necesitaba que Jimin luchara con él.

Gruñó para sacarlo de ese encantamiento. Solo un so-


nido suave con el mínimo filo de una amenaza. La idea

57
Alfa Sustituto
de que Jungkook estuviese descontento con él hizo que
Jimin volviera a tomar las riendas de su mente casi al
instante. Era triste, y un poco cruel, porque Jimin ya
había sido rechazado por un alfa y Jungkook estaba ju-
gando con sus emociones. Pero era necesario y él se dis-
culparía mil veces sin tenía que hacerlo, una vez supiera
que Jimin y los cachorros estaban bien.

―Lo siento.

Susurró Jimin ahora un poco avergonzado. A pesar de


eso no se alejó de Jungkook. Jimin era un buen omega y
no tenía un alfa, era natural que al ver a uno que quería
proteger a sus cachorros reaccionara de esa forma.

―No te preocupes. Todo va muy bien, Jimin. Todo va


muy bien. ¿Puedo tocar tu vientre?

Preguntó Jungkook en voz baja para no asustar al


omega. Jimin estaba dispuesto a dejar que Jungkook
hiciera lo que quisiera, lo que considerara necesario.
Tomó la mano del alfa y entrelazó sus dedos debajo de
la tela que cubría su piel caliente. Jungkook no se negó,
cuanto más cercanos fueran, más como una pareja se
comportaran, mejor se sentiría Jimin.

―Lo estás haciendo bien. ―Comentó. Jimin tomó aire


despacio, un sonido dejó su garganta, algo como un ge-
mido de dolor―. Estás siendo valiente, Jimin, valiente y
muy fuerte.

Jimin pestañeó otro par de lágrimas pero asintió a


sus elogios. Una nueva fuerza brotó en su interior. La

58
Alfa Sustituto
fuerza para vivir, esa que sus cachorros necesitaban de
él en esos momentos. Jungkook le acarició el vientre con
sus dedos entrelazados. Era triste pensar que la única
razón por la que eso sucedía era el antiguo alfa de Jimin.
Ese que lo abandonó a él y a los pequeños. Jungkook
no podía evitar odiarlo. Qué desperdicio de alfa, y uno
completo para colmo, uno que podía tenerlo todo y lo
tiró por la borda.

―Tus cachorros sabrán un día que todo el sufri-


miento por el que estás pasando es porque los amas.

Dijo Jungkook sin pensarlo. Jimin reaccionó de inme-


diato. Tal vez era porque llevaba mucho tiempo sin un
alfa, o quizás esa era su personalidad, Jungkook no lo
conocía después de todo, pero parecía absorber todo lo
que Jungkook decía como si fuera un regalo de la Luna.

―Ya fueron rechazados por alguien, ―Dijo Jimin. So-


naba herido más allá de lo físico―. Yo no pienso hacer lo
mismo. Jungkook, tú no... No los rechaces tampoco, por
favor, alfa.

Jungkook lo sujetó un tanto más cerca para que pu-


diera tomar más de su presencia. Jimin se movió sobre
él, restregó su mejilla sobre la camisa de Jungkook y
apretó la chaqueta entre ambos.

―Yo no los rechazaría jamás. ― Dijo Jungkook con la


voz firme de un alfa. Las ganas de cuidar de los pequeños,
el deseo de proteger, se sintieron revitalizados―. Si me
permites luchar a tu lado, ahí estaré.

59
Alfa Sustituto
Fue como si escuchar esas palabras salidas de la
boca de Jungkook lo cambiara todo. Jimin acomodó la
chaqueta sobre él. Restregó su nariz y mejilla contra la
tela y la camisa de Jungkook y las humedeció con sus
lágrimas.

―No importa cuánto tenga que sufrir por ellos. ―Dijo


Jimin en voz baja pero segura―. Son mis cachorros y los
amo. No los rechaces.

Una voz aturdida llegó desde la puerta. Taehyung


se meció en las puntas de sus pies tan asustado como
incómodo.

―También yo. Quiero decir, yo también los amo, Jimin,


no los rechazaré jamás.

Jimin soltó un sonido lastimero, pero pareció ilumi-


narse y brillar al escuchar la voz del otro omega. Tae-
hyung tiró de él cuando estaba a punto de caer, y le re-
cordó que no podía perderse en Jungkook. Jimin dejó
ir la mano de Jungkook para estirar un puño hacia su
mejor amigo.

―Manada.

Dijo. Una sola palabra que tenía tanto peso. Jun-


gkook, a pesar de estar confundido, notó como el brazo
de Jimin temblaba en el aire mientras esperaba a que
Taehyung reaccionara.

―Manada. ―Aseguró Taehyung con un choque de sus

60
Alfa Sustituto
puños―. Como siempre, tú y yo. Y ahora los cachorros y
Jungkook.

Jungkook se tensó, no pudo evitarlo. Luchó con su


cuerpo para relajarse. Jimin probablemente lo notó. Era
muy receptivo a Jungkook a pesar de apenas conocerse.
Se acercó más a él, volvió a tomar su mano, esta vez con
un poco más de fuerza, e inhaló más profundo contra su
cuello.

―¿Qué dices? ―Preguntó en un susurro, casi como si


no quisiera asustar a Jungkook―. ¿Me ayudarás? ¿A mis
cachorros? ¿Manada?

Jungkook estaba perplejo. Todo eso parecía tan na-


tural para Jimin. Se preguntó si sabía que él y Taehyung
estaban rotos, si entendía siquiera lo que eso signifi-
caba. Si era una broma, era cruel. Jungkook ignoró ese
pensamiento con toda la fuerza que tenía. Jimin acababa
de pedirle que trabajara con él, que ayudara a sus ca-
chorros, y eso era algo que Jungkook podía hacer. Tal
vez su terapeuta tenía razón y él se creía un super alfa.

―Claro que ayudaré. ―Dijo y sintió a Jimin relajarse


contra su cuello―. No rechazaría a tus cachorros jamás.
Pero podemos hablar de eso cuando te sientas mejor.
Ahora quiero que estés bien. Cierra los ojos, Jimin, res-
pira profundo.

Jimin asintió, sorbió por la nariz antes de hacer exac-


tamente lo que Jungkook pidió. Sujetó la mano del alfa
sobre su vientre e hizo ademán de que lo acariciara por
lo que Jungkook lo hizo. Jungkook deseó elogiarlo, pero
no sabía si Jimin se enojaría así que prefirió esperar

61
Alfa Sustituto
a tener una conversación al respecto. Omegas como
Yoongi, por ejemplo, odiaban los elogios, pero Seokjin
los amaba y nunca recibía suficientes. Jungkook no sabía
en qué lugar del espectro se encontraba Jimin.

Jimin acarició el cuello de Jungkook con la punta de la


nariz como forma de agradecimiento por todo lo que es-
taba haciendo por él. Jungkook no pudo evitar sonreír.
Él adoraba las marcas, todo tipo de marcas, y era bueno
trabajar con alguien que también lo hacía.

―Estoy cansado, Jungkook. ―Murmuró Jimin―. Y me


duele.

Jungkook acarició su abdomen una vez más para ali-


viar la molestia y decidió que era hora de probar algo
más.

―¿Cuál es tu canción favorita?

Preguntó. Taehyung se animó al fin a tomar asiento


en una de las sillas junto a la cama. Era bueno que guar-
dara silencio por una vez en su vida. Jimin necesitaba
estar tranquilo para sanar.

―¿Me cantarás una canción?

Quiso saber Jimin con un tono casi divertido, como si


no se lo creyera.

―La voz de un alfa puede ayudar a que te relajes y te

62
Alfa Sustituto
sientas mejor. Y hará que la conexión entre ambos sea
más fuerte. Además, no puedes decirme que cantar no
es divertido.

Jimin sorbió pesado por la nariz, pero parecía un


poco más animado ante la idea de cantar. Las cosas
iban bastante bien, Jungkook estaba seguro de que
pronto Jimin tendría dolores más esporádicos y luego
desaparecerían.

―Dear no one. ―Dijo con una media sonrisa―. Esa es


mi canción favorita.

Jungkook pensó que la canción iba bien con él por


alguna razón. Aunque no lo conocía tenía una idea de la
persona que era Jimin y eso le hizo sonreír.

―No sé si recuerdo la letra...

Jimin comenzó a cantar. Su voz era bonita a pesar de


encontrarse agitada por el llanto previo. Jungkook lo
acompañó como pudo. Cuando él olvidaba la letra Jimin
lo cubría y cuando Jimin tenía un espasmo, Jungkook
hacía lo mismo por él. Fueron un pequeño equipo por
esos minutos y Jungkook sabía que esa unión crearía un
vínculo entre ambos que él podría utilizar para ayudar
a Jimin y a los cachorros. Como cada vez que creaba un
nuevo vínculo, se le erizó el vello de los brazos y sintió
mariposas en el pecho.

―Cantas muy bien. ―Comentó con la última sílaba de


la canción. Jimin se sacudió entre sus brazos. Jungkook
estrujó sus dedos entrelazados―. Fuerte, valiente, buen

63
Alfa Sustituto
cantante. Tus cachorros tienen mucha suerte.

―Gracias. ―bufó Jimin en una risa―. ¿Crees que estén


bien?

Jungkook no lo sabía. Era cuestión de esperar a que


el omega sintiera que Jungkook lo aceptaba y a los pe-
queños. Él solo tenía un par de trucos que aprendió en
el corto curso de alfa sustituto y en sus años de trabajo,
para ayudarlo. Jungkook no era el padre de los cacho-
rros, de serlo sería mucho más rápido y el simple con-
tacto, una marca entre ambos, calmaría el dolor. Pero
Jungkook era la sombra de lo que aquel alfa fue para
Jimin. Tenían que trabajar el doble juntos.

―Lo estarán ahora. ―Dijo con una sonrisa. Podía


sentir que Jimin se encontraba mejor y eso hizo que
sus palabras sonaran como una promesa―. Intenta des-
cansar y prometo que te cantaré otra canción.

Jimin se acurrucó aún más cómodo y cálido. Había


gastado mucha energía y gastaría mucha más mientras
intercambiaban marcas de pareja.

―¿Cantarás hasta que me duerma?

Preguntó. Jungkook pensó que sonaba sorprendido.


Era normal. La mayoría de los alfas no le cantaban a sus
omegas, y él no entendía por qué. No solo era un mo-
mento agradable, sino que además fortalecía su vínculo.
Jungkook pensaba que de encontrarse en sus zapatos, de
tener un omega que lo ame, le cantaría todas las noches.

64
Alfa Sustituto
―Si eso es lo que quieres. ―Dijo él―. Me sé un par de
canciones aunque son algo viejas.

Jimin bufó una risa. El dolor que lo hizo estremecerse


fue mucho más débil esta vez.

―Las viejas son mejores de todas formas.―Dijo. Jun-


gkook rio, eso era algo tan pretencioso pero él estaba de
acuerdo―. Cántanos, entonces.

Sintió un apretón en su mano, sobre el vientre de


Jimin, y la forma en que el omega acariciaba su cuello
con la punta de su nariz. Jungkook tomó una larga boca-
nada de aire y comenzó a cantar una de sus canciones
favoritas, Paper hearts. Jimin parecía contento con su
elección. En el coro, Jungkook giró el rostro y enterró la
nariz en el cabello de Jimin en una marca de pareja ca-
riñosa. Olía a sudor y lágrimas, pero eso no importaba.

En la silla a un lado, totalmente olvidado, Taehyung


encendió su cámara y tomó un par de fotos... y al menos
un video, para la posteridad.

65
Alfa Sustituto
4. SIETE SEMANAS

Jungkook conversaba tranquilamente con Taehyung


sobre su última reunión del grupo de omegas en la lista
negra cuando Jimin se despertó con un sacudón vio-
lento. El alfa en él se volvió alerta porque ahora tenían
un vínculo y sabía que era su trabajo proteger al omega.
Pero Jimin no se veía tan mal como antes, ya no sudaba
y Jungkook solo podía oler dolor a su alrededor.

―¿Te encuentras bien?

Preguntó en voz suave y baja. Taehyung entendió


que a partir de ese momento podría mimetizarse con la
silla y aún así no conseguiría la atención de Jungkook,
pero no le interesaba. Él no era como esos omegas que
se daban vuelta para mostrar la barriga a cualquier alfa
que les prestara una pizca de atención. Él estaba allí por
Jimin y era todo lo que importaba.

―¿Cómo están mis cachorros? Duele.

Jimin soltó un quejido y se acomodó sobre la espalda.


Jungkook escuchó sus latidos, se fijó en su respiración.
Tal vez deberían llamar a un especialista y hacer al-
gunas pruebas, pero Jungkook nunca fue fan de los test
de todas formas. Además, no le caía nada bien el doctor
beta de antes.

66
Alfa Sustituto
Pidió permiso para levantar la ropa de Jimin un poco
y luego se movió sobre la cama para apoyar una oreja en
su vientre. Hicieron silencio entonces y Jungkook pensó
que escuchó a Jimin aguantar el aliento. Taehyung tomó
otra fotografía.

―¿Y? ―Preguntó Jimin pasado un momento―. ¿Jun-


gkook, están bien? Dime que están bien. Debería de ha-
berte llamado antes.

Jungkook se alejó despacio y acarició la piel de su


vientre con una mano. Podía ver la esperanza en los ojos
del omega. Él ya había perdido mucho, no sería justo si
lo perdía todo.

―Se escuchan bien. ―dijo al fin―. Aunque el sonido


es un poco débil. Creo que llegamos a tiempo.

Jimin se llevó las manos al rostro, pero no lloró. Era


fuerte, a Jungkook le gustaba que lo fuera. Volvía su tra-
bajo mucho más fácil. Le escuchó agradecerle y poco
después sintió los dedos de Jimin sobre los suyos. Jun-
gkook tenía tantas preguntas sobre su vida. Era como
si conociera a Jimin, como si conociera a las personas
como él, pero a la vez era un misterio que no sabía cómo
resolver.

―Jimin, sé que es difícil porque yo todavía soy un ex-


traño ―comenzó Jungkook, estaba tan acostumbrado
a momentos como ese que ni siquiera titubeó. Era más
fácil tener un plan―. Y porque tu alfa no está aquí y
tienes un vínculo con él...

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Alfa Sustituto
Jimin lució ofuscado solo con la mención de algo
como eso. Cada vez que alguien lo nombraba parecía
listo atacar. Jungkook entendía el sentimiento, él no co-
nocía al alfa y ya lo odiaba. Dejar a Jimin de esa forma
sabiendo que podía morir, dejarlo con sus cachorros de
esa forma como si tan solo sacara la basura. Era asque-
roso y a pesar de que Jungkook no era un alfa particular-
mente violento, quería golpearlo.

―No tenemos un vínculo ―lo interrumpió Jimin y Jun-


gkook notó que le temblaban las manos―. Él lo rompió
cuando... cuando se lo dije. Y nunca fue muy fuerte de
todas formas. No somos nada. Éramos compañeros de
trabajo, solo eso.

Jungkook pensó que eso debería ser mucho más do-


loroso de lo que Jimin demostraba, pero también notó
que el omega era buen actor ahora que el dolor era más
leve y la seguridad volvía a él.

Más preguntas cruzaron por su mente porque incluso


si Jimin decía que solo eran compañeros de trabajo no
tenía del todo sentido. Jimin debería de haber estado
en celo para poder quedar embarazado y Jungkook
nunca estuvo con un omega en celo, pero tuvo sus pro-
pios celos y sabía que no simplemente se confiaba en
cualquiera para pasar esos momentos tan vulnerables
juntos. Tal vez Jimin era de esos omegas más liberales
de los que Jungkook escuchaba en las noticias última-
mente, aunque no parecía serlo con solo mirarlo.

―Lo siento. ―Dijo Jungkook porque él sabía cuánto


dolía romper un vínculo―. Yo solo iba a decir que como

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Alfa Sustituto
no estás unido puedes identificarte conmigo, con mi
alfa, si lo deseas. Eso ayudará a que los cachorros tam-
bién lo hagan. Y como yo no los rechazaré estarán se-
guros conmigo.

Jimin se mordió el labio inferior mientras pensaba.

―No es un pedido fácil ―murmuró. Jungkook notó


que ni siquiera entonces dejaba de buscar el calor de su
cuerpo―. Cuando te vayas me dolerá.

Él quiso reír porque el único que sufriría en ese


supuesto era él, siempre él. Jimin tendría vínculos
hermosos con hijos que lo querrían por el resto de su
vida y Jungkook tendría un agujero en el pecho peor que
el ataque de un animal salvaje.

―No, no te dolerá. La desvinculación será lenta y


gradual, te lo aseguro. Llama a Haneul, ella también es-
taba sola cuando yo trabajé con ella, te lo dirá.

Jimin se detuvo a pensar. Jungkook sabía que los


vínculos no eran juegos de niños, no era simplemente
aceptar a alguien como en una red social. Era algo serio
y no lo empujaría a hacer algo que no quería, pero era
lo mejor para los cachorros y esperaba que Jimin lo
entendiera.

El sonido de algo al vibrar les llamó la atención. Jimin


revisó la chaqueta de Jungkook con una mueca de cu-
riosidad hasta que encontró el aparato en un bolsillo.
Jungkook casi se lanzó a quitárselo de las manos, muy
pocas personas lo llamaban y sabía de quién se trataba

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Alfa Sustituto
incluso sin mirar el nombre.

―Dime que Minsoo y Minwoo están bien, por favor.

Pidió casi con desesperación. Yoongi sonó molesto


del otro lado de la línea. Jungkook podía escuchar a uno
de los cachorros sollozar y su alma se hizo añicos.

―¿Dónde estás? Tendrías que haber llegado para tu


tiempo de desvinculación hace diez minutos. Tengo un
par de cachorros que no deja de llorar por ti justo aquí
y Hoseok está trabajando y voy a volverme loco, Jeon
Jungkook, ¿me escuchas? ¡Loco!

Jimin y Taehyung intercambiaron miradas aterradas


entonces. Jungkook deseó que no escucharan su conver-
sación si permiso pero sabía que era inútil.

―Déjame hablar con ellos.

Pidió. Yoongi suspiró pero pareció apretar el botón


de altavoz porque de pronto las voces de los cachorros
eran un poco más fuertes. Jungkook tomó aire despacio,
sabía que lo único que podía hacer que los cachorros
Jung se calmaran en esos momentos era una canción.
Una parte específica de una canción si Jungkook la can-
taba muy despacio, casi como una balada romántica.

“So when your tears roll down your pillow like a river

I’ll be there for you

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Alfa Sustituto
I’ll be there for you

When you’re screaming, but they only hear you whisper

I’ll be loud for you

But you gotta be there for me too

But zitv gotta be there for me too”

A veces Jungkook se preguntaba si entendían lo que


significaba, si les gustaba porque era como una pro-
mesa de parte de su primer alfa. Él siempre estaría allí
para ellos incluso cuando ya no lo necesitaran. A veces
quería creer que ellos entendían.

Los escuchó calmarse para prestarle atención y es-


cuchó a Yoongi murmurar algo que sonó como «haces
magia». Jungkook suspiró al final, una mezcla de orgullo
de alfa, cansancio y culpa.

―Lamento no haber podido ir hoy. ―Dijo, los cacho-


rros estuvieron felices solo con escuchar su voz―. Estoy
en el hospital, puedo ir más tarde o...

Yoongi bufó del otro lado, sonaba tan alterado. Eso


sucedía a veces cuando estaba solo con los cachorros

71
Alfa Sustituto
y no tenía a un alfa alrededor. Jungkook recordaba lo
difíciles que fueron las primeras semanas para él, todas
las inseguridades que despertó el sentirse solo. A veces
solo se sentaba a mirar a los cachorros y lloraba porque
no los podía distinguir, o porque su vínculo no era tan
fuerte como lo era el de Jungkook y él no sabía cómo
quererlos como ellos merecían que los quisiera.

―¿En qué hospital estás? Los llevaré a ti. Si no te ven


ahora siento que van a explotar como diminutas bombas
sónicas.

Jungkook alejó el teléfono de su oreja y buscó los ojos


de Jimin.

―Sé que no es profesional y no volverá a suceder


pero tu llamada me tomó por sorpresa y tenía que ir a
ver a los cachorros con los que me estoy desvinculando
en estos momentos esta tarde. ¿Te molestaría que vi-
nieran ellos aquí? Serán solo unos minutos, tengo que
marcarlos o enfermarán.

Jimin apretó su mano con un gesto de aprobación.


Jungkook podía escuchar a los cachorros soltando so-
nidos para llamar su atención por el teléfono.

―No me molesta. Me encantan los cachorros, odiaría


que se enfermaran por mí.

―Jungkook. ―Taehyung llamó su atención―. Dí que


sí, no he visto un cachorro de cerca en tanto tiempo, por
favor.

72
Alfa Sustituto
―No son un juguete.

Dijeron Jimin y Jungkook al mismo tiempo que Yoongi


del otro lado de la línea. Taehyung hizo una mueca, y le-
vantó las manos como si se sintiera atacado. Jungkook
bufó una risa, explicó a Yoongi en qué hospital y habita-
ción se encontraban y volvió a hablar con los cachorros.

―Minsoo, Minwoo, nos veremos pronto, ¿de acuerdo?


―Silbó el ritmo de la canción que les cantaba siempre―.
Pronto.

Jimin lo observó desde la cama con los ojos a medio


cerrar, pero una sonrisa enorme en los labios. Era como
si creyera que sabía algo que él no y a Jungkook eso no
le gustaba para nada.

―Te gustan los cachorros y a ellos les gustas tú. ―


Dijo Jimin―. ¿Es por eso que haces este trabajo?

Jungkook pensó que era una pregunta complicada


con una respuesta aún más complicada. La mayor parte
de las personas no tenían ni idea de los problemas que
vivían los alfas y omegas de la lista negra, no sabía lo
difícil que era conseguir un trabajo para ellos o tener
una vida digna. Ellos no tenían que preocuparse por
esos problemas porque en cuanto alguien fallara la pri-
mera prueba de fertilidad sería expulsado y negado y
sus genes morirían con ellos de todas formas.

―Me gusta cuidar de otros. ―Decidió Jungkook―. Y

73
Alfa Sustituto
soy bueno en ello.

Esa siempre sería su respuesta porque en cuanto al-


guien escuchara que a Jungkook a veces en sus noches
más oscuras le gustaba imaginar que esa era su vida,
terminaría en la cárcel antes de que pudiera explicar lo
que eso significaba.

Sabía que la idea incomodaba a muchos omegas. Solo


pensar que el alfa que los cuidaba tenía esta extraña
y asquerosa fantasía de ser una familia, de tener su
propia manada. Jungkook a veces pecaba de ese deseo.
No quería tener una relación amorosa con los omegas
en particular, no quería tener sexo con ellos, él quería
el vínculo. Quería sentir cariño a través de una unión y
quería levantarse a mitad de la noche porque los cacho-
rros acababan de despertar y quería saber que dejaban
de llorar porque su existencia hacía que se sintieran se-
guros. Él quería escuchar la primera palabra y experi-
mentar ese momento en el que soltaban su mano por
primera vez para caminar.

¿Era eso tan malo?

74
Alfa Sustituto
5. SIETE SEMANAS

Jimin apretó la mano de Jungkook para llamar su


atención. Jungkook dejó de mirar los números en su te-
léfono y devolvió el gesto como una marca de tranqui-
lidad. Taehyung revisaba su mochila en busca de comida,
Jimin insistía que no tenía hambre, pero Jungkook no lo
había visto comer nada desde que se conocieron y eso
no era bueno. Ahora tendría que alimentarse más de lo
normal. Jungkook esperaba que una vez que su cuerpo
dejara de rechazar a los cachorros le volviera el apetito.

―Tienes que comer. ―Murmuró―. Cuando nos mu-


demos necesitaré que saber qué comida te gusta para
cocinarte. Cocinas, ¿verdad?

Jimin asintió, sus ojos parecieron brillar. Una sonrisa


que Jungkook pensó lucía coqueta decoró su rostro y
sus mejillas se tornaron un tanto más rosa que antes.
Jimin era un misterio, pero al menos olía un poco mejor.

―Cocino ―dijo―, y creo que soy bastante bueno. A


Taehyung le gusta mi comida.

Taehyung encontró una barra de chocolate mal en-


vuelta y a medio camino de derretirse en el fondo de su
mochila, partió un pedazo y se lo llevó a la boca. Parecía
perdido en sus propios pensamientos lo que era bueno

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Alfa Sustituto
porque le daba a Jungkook la posibilidad de hablar con
Jimin tanto como quería sin interrupciones.

―¿Viven juntos?

Preguntó porque de tanto que hablaban sobre ser


una manada crearon ideas en su mente. Ideas que in-
cluían a un omega en la lista negra como parte de una
manada y no tenían sentido en su cerebro. Jimin, quien
ahora miraba a Taehyung comer chocolate, asintió dis-
traídamente. Jungkook notó la forma en que fruncía las
cejas, y cómo se humedecía los labios.

―Me quedé sin apartamento cuando me quedé sin


trabajo y Taehyung me dio un sofá donde dormir.

Jungkook suspiró. Era como si Jimin no tuviese un


solo respiro en los últimos meses. Se inclinó sobre la
cama para tomar la barra de chocolate en las manos de
Taehyung y partió un pedazo sin pedir permiso. A veces
olvidaba que tenía que preocuparse por otras personas
cuando estaba demasiado concentrado en sus propios
clientes. Él creía que era un problema del lobo, cosa de
alfa.

―No podrás dormir en un sofá ahora.

Dijo. Acercó el chocolate a los labios de Jimin y es-


peró a que lo tomara. Jimin lo observó con curiosidad,
casi como si se preguntara quién se pensaba que era
Jungkook para tener un gesto tan dulce. No duró de-
masiado, sus ojos volvieron a tener ese brillo coqueto
que hacía que el estómago de Jungkook se retorciera, y

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Alfa Sustituto
aceptó el chocolate con una risa ligera.

―¿Dónde viviré entonces?

Preguntó mientras masticaba. Jungkook deseó que


las cosas fueran más fáciles. Él era el que cargaba con
sus cosas a la casa de los omegas con los que trabajaba,
nunca tuvo que vérselas con alguien que no tenía un
hogar.

―A Taehyung no le molestará que vivamos con él, ¿o


sí?

Taehyung dejó de observar la barra de chocolate con


su pequeña parte robada para verlos. Pestañeó lenta-
mente, perdido, y Jungkook notó que de verdad no tenía
idea de lo que estaban hablando.

―¿Los cachorros pueden comer chocolate? ¿Creen


que les guste?

Jungkook negó con la cabeza al tiempo en que Jimin


hacía lo mismo.

―No les des nada sin el permiso de sus padres, Tae-


hyung, te lo advierto.

Dijo Jimin y casi sonó como su padre. Jungkook quiso


reír. La relación entre ambos era de lo más inusual. No
se dio cuenta pero a pesar de todo lo sucedido se estaba
divirtiendo bastante con ellos esa tarde.

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Alfa Sustituto
―Creo que lo mejor sería no vivir con Taehyung...

Murmuró Jimin como si el otro no pudiera escucharlo.


Taehyung lució ofuscado entonces.

―¿Por qué sin Taehyung? Te presento a un alfa y ya


quieres echarme de mi propio apartamento. Te veo,
Jimin, y no me gusta lo que veo.

Jimin echó la cabeza hacia atrás con una risa avergon-


zada, se veía tan horrorizado como encantado por las
palabras. Jungkook se preguntó si existía una historia
detrás, pero no dijo nada porque seguía escuchando la
voz de Taehyung en su cerebro. Como si alguien como
Jimin se interesaría de esa forma en un alfa como él.

―Jungkook tiene que mudarse conmigo, pero no


tengo casa.

Explicó Jimin cuando logró calmarse. Jungkook se mi-


metizó con el aire a su alrededor mientras les prestaba
atención, quería aprender más sobre ellos y esa siempre
era una buena idea. Taehyung hizo una mueca de dis-
gusto que pronto se convirtió simplemente en el gesto
que adoptaba al pensar mucho en algo.

―No entramos los tres en mi estudio. Y no creo que


puedas tener cachorros en él tampoco. No podríamos
armar ni siquiera una cuna. ―Jimin lo miró con tristeza
entonces ―. Además, no creo que te guste que lleve a
mis modelos y les saque fotos desnudos cuando estás

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Alfa Sustituto
intentando cuidar de niños...

Jungkook no sabía qué decía su rostro pero su cerebro


pareció hacer cortocircuito. ¿Qué tipo de fotógrafo era
Taehyung? Jimin se rascó la nuca, parecía desilusionado,
pero mucho más saludable que antes, aunque Jungkook
sabía que sería un gran camino cuesta arriba.

―Sabes que no entiendo tu arte, pero aleja a tus mo-


delos de mis pequeños hasta que sean adultos. ―Se giró
hacia Jungkook―. A veces me despierta para que deje el
sofá así puede sacar algunas fotos en él.

―Definitivamente no es el lugar para cachorros


entonces.

Dijo Jungkook. No se dio cuenta de que no pensaba


hasta que fue demasiado tarde. Tomó su teléfono una
vez más y buscó una página específica en internet. Jimin
lo observó cuidadosamente como si la forma en que Jun-
gkook fruncía el entrecejo fuera de lo más interesante.
Jungkook luchó el sonrojo que la atención trajo y llenó
la información frente a sus ojos a toda velocidad antes
de pasar el aparato a Jimin.

―Escribe tu información, por favor. ―Pidió. Jimin lo


miró por largo rato antes de leer lo que aparecía en la
pantalla―. El alfa de Seokjin, trabaja con un grupo que
crea viviendas accesibles para omegas en situación vul-
nerable. No sé si puedan ayudar, pero no pierdes nada
con intentarlo.

Jimin comenzó a escribir a toda velocidad, no cues-

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Alfa Sustituto
tionó cómo funcionaba y Jungkook pensó que era bueno
que confiara en él.

―¿Hablaste con Seokjin?

Preguntó mientras Jimin escribía su número de iden-


tificación con la lengua un poco de afuera por la concen-
tración. Jungkook pensó que era una imagen adorable.

―Lo llamé como dijiste. Dijo que negociaría mi si-


tuación con sus jefes y me daría la oferta de mi vida. ―
Sonrió. Jungkook pensó que Seokjin tenía ese efecto en
las personas―. También me habló de ti.

Oh.

―¿En serio? ―Jungkook no esperaba sentirse ansioso


de repente―. ¿Qué te dijo?

Se rascó el cabello corto de la nuca. Jimin desvió los


ojos del teléfono en sus manos para clavarlos en él, una
mueca juguetona en sus labios.

―Que eres asombroso ―Jungkook sintió un nudo en


el estómago―. Pero que comes demasiado.

No esperaba reír, al menos no de esas risas que le


hacían echar la cabeza hacia atrás, y que llenaban su
cuerpo de una sensación extraña. Jimin pareció com-
placido con la respuesta, era el tipo de persona que ab-
sorbía la energía de los demás y Junkook lo alimentaba

80
Alfa Sustituto
cómo nadie con su nuevo vínculo.

―Cuando Seokjin dice que alguien es asombroso, es


porque busca elogios ―Dijo al fin con un suspiro para
calmar su pecho―. Y él no puede hablar sobre comer,
nunca vi a alguien disfrutar tanto de la comida en mi
vida como él.

Jimin hizo una mueca entonces, Jungkook no supo


cómo leerla pero no tuvo tiempo de pensar en ella tam-
poco. Él volvió a escribir en el aparato hasta terminar,
Taehyung masticó el chocolate más ruidosamente de lo
necesario.

―Esto puede tomar algo de tiempo, ¿verdad? No es


como que me abrirán las puertas de una casa así como
así. ¿Dónde viviremos hasta entonces?

Jimin envió el formulario, apretó un botón en la pan-


talla y se detuvo a mirar la foto que Jungkook mantenía
de fondo. Esa vez algo triste cruzó sus ojos y luego se
endulzó hasta suavizar su gesto. Jungkook recordó que
guardaba una foto de sí mismo, Minsoo y Minwoo sen-
tados en su regazo como fondo. Hoseok la había tomado
especialmente para él poco después de llegar del ser-
vicio militar. «Por si los extrañas», dijo el día en que Jun-
gkook empacó sus cosas en una enorme mochila y dejó
la casa de los Jung.

Tomó el teléfono de las manos de Jimin con tanta de-


licadeza como el pánico le permitió. El omega no dijo
nada, Jungkook no se detuvo lo suficiente a mirarlo
como para juzgar qué pensaba en esos momentos.

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Alfa Sustituto
―¿Podemos vivir con tus padres?

Preguntó porque comenzaba a quedarse sin ideas.


Jimin se atragantó con su propia saliva con solo la men-
ción de su familia. Jungkook estuvo seguro de que había
una historia allí, pero no preguntó. Supuso que lo haría
cuando fueran más cercanos.

―Preferiría que no. ―Dijo Jimin, su voz sonó un poco


más agitada de lo que Jungkook pensó debería ser―. Los
quiero y me quieren pero ellos... solo no.

Jungkook suspiró. Se detuvo a pensar largo y tendido


con el sonido de Taehyung jugando en su teléfono de
fondo junto a los latidos los omegas en la habitación.
Jimin era un caso complicado, si tan solo Jungkook fuera
uno de esos alfas con menos corazón para decir que no,
dejar la habitación y olvidarse de los problemas que ve-
nían con el trabajo. Sabía que era una mala idea, era la
peor idea que podía tener, pero no pudo pensar en otra
opción. Jimin le había atado las manos.

―Podemos vivir en mi apartamento hasta encontrar


otro lugar. Es pequeño, pero tiene todo lo necesario y
estoy seguro de que para cuando los cachorros nazcan
ya tendrás tu propio hogar.

Sabía que Jimin lo estaba pensando tanto como sabía


que no tenían otra opción. Jungkook nunca llevaba a
nadie a su apartamento, era el único lugar que no olía a
omega ni a cachorros, el lugar al que volvía cuando era
hora de recordar que en el fondo esos no eran aromas

82
Alfa Sustituto
que él debería disfrutar.

Era peligroso, pensó, porque en cuanto mejorara


Jimin comenzaría a oler mejor y mejor y luego, con las
marcas que intercambiarían comenzaría a oler más y
más a Jungkook. Y al final llevaría consigo el aroma a ca-
chorros también. Incluso cuando dejara el apartamento,
Jungkook sabía que podría olerlo por mucho tiempo. Era
tortura, pero Jungkook sabía una cosa o dos sobre eso.

Golpearon a la puerta, Jungkook sabía qué esperaba


del otro lado incluso antes de que lo hicieran. Recono-
cería esos latidos en cualquier lugar. Se puso de pie de
un salto, sabía que debería mentenerse junto a Jimin,
pero los mellizos eran imanes y Jungkook los necesitaba
cerca.

Taehyung tiró su teléfono dentro de la mochila. Su


juego ya no era importante. Jungkook escuchó cómo
Jimin se sentaba un poco más erguido mientras él abría
la puerta. El sonido de felicidad que dejó los labios de
Minsoo y Minwoo al verlo sería algo que Jungkook ate-
soraría para siempre. Se lanzaron a sus brazos, fuera de
los de Yoongi, que lucía cansado y un poco alterado aún.
Jungkook los abrazó con cuidado a pesar de la emoción
que siempre lo acompañaba cuando estaban cerca.

Se aseguró de sostenerlos bien antes de dar una pi-


rueta dentro de la habitación que lo acercó de nueva a
la cama e hizo a los mellizos reír con fuerza. Taehyung
les tomó una fotografía y luego otra, pero a Jungkook
no le importó y Yoongi no hizo ni una mueca. Siempre
parecía más aliviado cuando Jungkook o Hoseok tenían
a los cachorros.

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Alfa Sustituto
Jimin sonrió con esa dulzura que llevaban las per-
sonas que creían que los cachorros eran adorables, di-
ferente de la sorpresa que pintaba la cara de Taehyung.
Jungkook se sentó de nuevo en la cama, cerca de Jimin,
para presentarlos.

―Jimin estos son Minwoo y Minsoo y él es Yoongi. ―


Dijo, ahora de espaldas de los demás, Jimin estiró una
mano para jugar con los dedos de Minsoo, encantado,
el pequeño lo miró y olisqueó el aire con curiosidad―.
Yoongi, te presento a Jimin y Taehyung.

Taehyung se escondió detrás de su cámara para foto-


grafiar las interacciones entre Jimin y Jungkook y los ca-
chorros. Era como música de fondo cuando Yoongi entró
al fin y cerró la puerta a su espalda. Se cruzó de brazos
y apoyó su peso contra una de las paredes. Jimin lo sa-
ludó con el movimiento de una mano y gesto amigable.
Yoongi solo movió la cabeza en su dirección.

El silencio se volvió incómodo de repente, Jungkook


sabía que Yoongi lo estaba juzgando todo y al parecer,
Jimin lo sabía también. Minsoo movió su brazo lejos de
Jimin entonces, al sentir algo, lo que fuera, en el vínculo
con su padre, y se abrazó al hombro de Jungkook hasta
esconder la nariz en su cuello. Ninguno lloraba, solo
querían cariño de su primer alfa.

―Jungkook... ―comenzó Jimin y dejó caer su mano


sobre uno de los muslos del alfa que tenía cerca solo
porque necesitaba el contacto―, Jungkook me contó que
trabajaron juntos antes.

84
Alfa Sustituto
Su voz era amigable como siempre, Jungkook pensó
que Jimin podría ser el tipo de omega que se llevaría
bien con Yoongi. Parecía paciente y no se daba por ven-
cido ni siquiera en su peor día. Él sabía que Yoongi ad-
miraba esas cualidades en alguien.

Se concentró en los cachorros, en sostenerlos sobre


sus piernas y dejar que acariciaran sus narices y me-
jillas contra la piel de su cuello, pero prestó atención
a la conversación porque no podía aceptar problemas
entre personas a las que cuidaba. Taehyung se movió de
su silla por primera vez en un rato, Jungkook escuchó
los pasos sigilosos y el botón de la cámara cuando to-
maba una foto de los cachorros buscando su cariño. Le
hubiese gustado verla.

―Hace unos meses. ―Dijo Yoongi al fin, pero su voz


no sonó tan acogedora como la de Jimin. Jungkook chas-
queó la lengua, un pequeño tic que tomó en su tiempo
trabajando juntos que le recordaba al omega ser un
poco más sensible―. Hace bien su trabajo.

―Ya... ―Jimin apretó los labios. Jungkook deseó


tener tres manos para poder sostener a los cachorros y
acariciar los dedos de Jimin al mismo tiempo para darle
fuerza en ese momento incómodo―. Eso me dijeron. ¿Es
muy difícil?

Preguntó entonces y Jungkook pensó que podía sentir


la duda, el miedo, como una capa que lo rodeaba. Era
difícil, quiso decir, sería difícil. Jimin estaba solo pero
tenía voluntad y lo tenía a él. Jungkook no lo dejaría ir
sin luchar.

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Alfa Sustituto
―Lo es, ―afirmó Yoongi un momento después.
Minwoo se detuvo a mirar a su padre al escuchar su
voz―. Pero para eso está Jungkook. Él lo hace más fácil.
Además, nunca se queja, no importa qué pase. Ningún
trabajo es demasiado duro para él.

Algo en su pecho tembló y se sintió orgulloso de las


palabras que acababan de salir de la boca de alguien
que confiaba en él. El lobo no lo quería mucho, pero se
sintió bien en ese momento porque era bueno saber que
aunque estuviera roto era capaz de cuidar de otros de
esa forma, de la forma en que un alfa lo haría. Yoongi no
solía decir cosas dulces, pero eran verdaderas cuando
lo hacía.

No se animó a mirar a Jimin y fue por miedo a la res-


puesta. Jungkook quería que lo viera como alguien res-
ponsable y confiable, quería que supiera que estaba allí,
que ese era su trabajo.

Minwoo restregó su naricita contra el cuello de Jun-


gkook y él sintió la baba allí, donde intentaba morderlo.
Jungkook rio con las cosquillas que eso trajo. El cachorro
siempre intentaba marcarlo, era un instinto, algo del
lobo, era una forma de decir «te quiero» sin palabras.

Jimin los observó en silencio entonces, solo dulzura


en sus ojos y algo que parecía deseo. Taehyung se sentó
a un lado para poder ver a los pequeños más de cerca,
lucía como alguien que descubría las estrellas por pri-
mera vez y Jungkook sintió esa imagen en el alma.

Jungkook deseó que los pequeños fueran suyos, deseó


poder decir «¿quieren sostenerlos?», porque podía ver

86
Alfa Sustituto
que ambos querían. Pero Minsoo y Minwoo no eran sus
cachorros y sabía que Yoongi era muy particular en
cuanto a las personas que tenían permitido acercarse.
Era una pena y dolía, en especial la forma en que los
ojos de Taehyung brillaban. Se preguntó si Taehyung
pensaba en ello, en el hecho de que Jimin tendría hijos
y que Yoongi los tenía justo allí y él seguiría solo en el
mundo no por decisión sino por las reglas de la manada.

Yoongi suspiró. Jungkook mecía suavemente a los


cachorros contra su pecho y tarareaba la melodía de la
canción que tanto les gustaba, la que los calmaba fácil-
mente. Escuchó el movimiento y sintió cómo limpiaba
la baba sobre la camisa de Jungkook con delicadeza con
una de las pequeñas toallas que llevaba siempre consigo.

―Últimamente intentan marcar todo lo que ven,


ahora entiendo por qué. ―Dijo el omega con un bufido
que pretendía parecer enojado―. Si sigues dejando que
pretendan morderte tendrás que hacerte cargo de cada
vez que Minwoo marque a sus peluches.

Jungkook rio, había escuchado sobre eso, sobre los


cachorros que mordían el cuello de sus osos de peluche
para demostrar que les querían. Era de lo más adorable
que podía imaginar.

―No es mi culpa. ―Dijo él con el recuerdo de los ar-


tículos que leyó al respecto―. Todos lo hicimos alguna
vez, ¿sabes? Hay estudios que dicen que es la forma en
que los cachorros se conectan con el lobo para expresar
cariño. Yo no les enseñé nada, ellos ya lo saben. Es ins-
tinto. Yo solo dejo que se expresen, es bueno para ellos.

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Alfa Sustituto
Yoongi le despeinó el cabello entonces, y luego a
Minwoo que estaba más cerca.

―Lo que tú digas. ―Murmuró―. Pero si Minsoo vuelve


a romper un oso de peluche tendrás que comprarle otro.

«Le compraría mil», pensó Jungkook y notó la forma


en que Yoongi parecía casi arrepentirse de sus palabras.

―Jimin ―llamó entonces, rápido y sin pensarlo para


cambiar el tema y el ambiente―. ¿Tienes alguna expe-
riencia con cachorros?

Jimin apartó la vista de las mejillas regordetas de


Minsoo como si lo hubiesen electrocutado. Taehyung, a
su lado, parecía discutir consigo mismo si quería tomar
otra fotografía o solo apreciar el momento.

―No mucha. Tengo sobrinos pero no los veo seguido.


Yo volaba mucho y pasaba mucho tiempo en otros
países también. Ahora me hubiese gustado pasar más
tiempo con mis hermanos y con ellos. Sabría un poco
más de lo que pude leer en internet. Creo que estaría
mejor preparado.

Yoongi hizo una mueca, pero a pesar de que volvió


a apoyarse contra la pared con los brazos cruzados, no
parecía estar juzgando.

―No te preocupes por eso, Jungkook viene acom-


pañado de un montón de libros sobre paternidad que
casi te dará gusto leer. ―Dijo y luego rio―. Pídele que te

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Alfa Sustituto
preste uno de los libros de los años 50. Es lo más ofen-
sivo y divertido que he leído en mi vida. Las reglas ob-
tusas que tenían para los padres omega en esa época...
ah, comedia pura.

Jungkook hizo una nota mental sobre eso, tendría


que buscarlos en su armario. Recordaba ver a Yoongi
casi rodar de la risa en el sofá mientras leía en voz alta
algo absurdo en esos libros «Escucha esto, escucha esto,
Jungkook. Baña y viste a los cachorros en pijamas antes
de las 6. Asegúrate de que estén cansados, listos para
ir a la cama. Tu alfa solo querrá relajarse luego de una
larga tarde de trabajo. ¿Te imaginas algo así? Hoseok no
se iría a dormir sin antes jugar con sus hijos. Hoseok los
arroparía él mismo. ¿Y qué hay de mí? ¿Qué acaso no
estoy cansado luego de trabajar? ¿Qué mierda es esto?».

―Lo tendré en cuenta. ―Dijo Jimin justo antes de


que Minwoo soltara un suspiro que llamó su atención.
Jungkook vio como el omega tragaba, parecía juntar
fuerza―. ¿Puedo sostenerlos?

Pidió al fin. Jungkook casi se rompió el cuello en un in-


tento de mirar a Yoongi a tiempo para absorber el gesto
en su rostro. Yoongi se mordió el labio inferior, observó
a los cachorros con algo que parecía preocupación, pero
fue la mueca de Jungkook lo que le hizo asentir al fin.

―Sabes cómo hacerlo, ¿verdad?

Preguntó. Jungkook casi rodó los ojos. Recordaba en-


señar a Yoongi como sostener a los cachorros cuando
nacieron.

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Alfa Sustituto
―Sí, sé hacerlo. ¿Crees que les moleste que lo haga?

Jungkook negó con la cabeza un par de veces. Se


acercó un poco más a Jimin mientras decidía cuál de
los cachorros era una mejor idea. Minwoo lloraría así
que Minsoo era el elegido. Jimin lo sostuvo de las axilas,
no parecía intimidado por el cachorro como otras per-
sonas. Lo acomodó sobre su regazo con cuidado y Jun-
gkook pensó que podía ver la emoción en él como un
aura.

Minsoo lo olió un par de veces. Jimin olía a un nuevo


omega y a Jungkook y fue la mezcla la que le hizo estor-
nudar con fuerza. Taehyung rio y alcanzó a tomar una
fotografía de la sorpresa en el rostro de Minsoo ante su
propio estornudo.

―Es porque no reconoce tu aroma. ―Explicó Jun-


gkook mientras estiraba una mano para que Minsoo to-
mara su dedo por seguridad. El cachorro lo miró y luego
a Jimin y a Taehyung. Todo era un misterio para él―.
Pero hueles a mí así que no parece molestarle.

Jimin dejó que Minsoo tocara su nariz y una de sus


mejillas mientras hacía caras para que riera. Jungkook
agradeció que Minwoo no notara la falta de su hermano
para tener ese momento. Era algo bonito, algo que re-
cordar y agradeció que Taehyung tuviera una cámara
consigo.

Fue algo repentino entonces, algo que Jungkook no


notó al principio. Minsoo se quedó completamente

90
Alfa Sustituto
quieto, olisqueó el ambiente y luego a Jimin una vez
más, pero esta vez en lugar de estornudar se giró para
mirar a Jungkook con ojos grandes y sonidos que no te-
nían sentido. Yoongi se precipitó hacia él, sostuvo uno
de los hombros de Jungkook con fuerza.

Soltó su nombre con la voz un poco seca. Jungkook


frunció el entrecejo, más confundido que antes y luego,
cuando Minsoo estiró una mano para tocar el vientre de
Jimin notó el cambio en el ambiente.

―Oh... Oh...

Yoongi apretó su hombro con un poco más de fuerza.

―¿Qué hueles? ―Preguntó con insistencia―. Jun-


gkook, ¿qué dice tu nariz?

Taehyung, que en ese momento sostenía su cámara


en un ángulo que mostrara lo suficiente del rostro sor-
prendido de Jimin y del cuerpo de Minsoo, pareció agi-
tarse un poco.

―¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué estoy filmando?

Jungkook pestañeó, sus ojos solo en Minsoo, en la


forma en que él lo observaba como si quisiera confirmar
algo, como si pudieran comunicarse de una forma se-
creta porque tenían algo en común. Jungkook dejó es-
capar una risa de esas llenas de emoción.

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Alfa Sustituto
―Eres un alfa. ―Dijo entonces y se acercó para aca-
riciar la mejilla de Minsoo con su nariz―. Eres un alfa,
pequeño.

Yoongi soltó un sonido de alegría y Jungkook no nece-


sitó mirarlo para saber que temblaba de pies a cabeza.
Uno de sus cachorros acababa de presentarse, de mos-
trar su lobo y Jungkook podía imaginar lo emocionante
que era eso porque incluso él se sentía orgulloso y agra-
decido de poder compartirlo.

―Tengo que decirle a Hoseok. ―Murmuró Yoongi en-


tonces y luego se giró hacia Taehyung―. ¿Lo tienes en
video? ¿Puedes enviármelo?

Jungkook pensó en Hoseok, en lo feliz que estaría y


sintió algo en el pecho que no podía explicar, una mezcla
de cariño y envidia. Taehyung dijo algo sobre el video
mientras Yoongi se agachaba para dejar una marca cari-
ñosa de su mejilla sobre la de Minsoo. Jungkook se alejó
del pequeño para darle espacio y observó la escena
junto a Minwoo, quien parecía confundido pero poco
interesado.

―Hoseok... ―dijo luego de un momento―. Piensa en


Hoseok.

Jungkook casi rio al ver al omega luchar entre marcar


a su cachorro con orgullo y llamar a su alfa para con-
tarle lo sucedido. Era un momento importante. Yoongi
le apretó un hombro antes de salir, Jungkook pensó que
era alguna forma de agradecimiento, como si él tuviese
algo que ver con lo sucedido.

92
Alfa Sustituto
―¿Qué acaba de pasar?

Preguntó Taehyung en un susurro entonces, como si


tuviera miedo de que Yoongi lo escuchara del otro lado
de la puerta.

―Creo que Minsoo sintió el aroma de Jimin, ya sabes,


los bebés. ―Intentó explicar. Taehyung lució un tanto
más confundido―. Lo importante es que su lobo decidió
mostrarse, es un alfa. Un bebé alfa con una buena nariz.
Mira, ahora le gustas más, Jimin.

Taehyung volvió a levantar su cámara para tomar una


foto del cachorro abrazado al vientre de Jimin, la forma
en que restregaba su mejilla sobre su ropa.

―Intenta marcarte. ―Rio―. No, Minsoo, Jimin es de-


masiado grande para ti.

Jimin sonrió y acarició el cabello del pequeño. Pa-


recía conmovido por la escena y Jungkook se preguntó
si eran las hormonas que lo invitaban a llorar.

―Tal vez quiere marcar a uno de mis bebés. Ah, estos


alfas de ahora. Son muy pequeños para ti.

Jungkook negó con la cabeza, su sonrisa era fácil esa


tarde. Minsoo ya no tomaba su mano, pero parecía más
interesado en Jimin. Minwoo soltó un quejido al notar
que su hermano ya no estaba junto a él, Jungkook se

93
Alfa Sustituto
preguntó si no prestaba atención antes o solo estaba
demasiado ocupado marcándolo a él. Minwoo siempre
fue el más mimoso de los dos cachorros, Jungkook sos-
pechaba que era un omega.

Taehyung se puso de pie de nuevo y casi se pegó a


la pared para que Jungkook y Jimin entraran en la foto-
grafía que intentaba tomar. Jungkook no sabía cómo se
veía, pero estaba seguro de que era bonita.

Minwoo se estiró hacia su hermano y Jungkook dejó


que Jimin lo tomara también. Quiso quedarse quieto y
solo perderse en saber que Minsoo era un alfa y en la
forma en que Minwoo aceptaba a una persona nueva y
en la sonrisa que Jimin regaló a los pequeños en esos
momentos, pero el alfa quiso estar cerca.

Casi como si Minwoo supiera sus sentimientos hizo


una mueca y Jungkook supo que comenzaría a llorar
en cualquier momento. Jimin lo notó también, sus ojos
grandes y asustados de repente. Jungkook tomó al ca-
chorro en brazos, tarareó su canción, se paró y dio
vueltas por la habitación despacio. Minwoo solo se
calmó cuando Jungkook dejó que pretendiera marcarlo
una vez más. Minsoo suspiró sobre el vientre de Jimin,
encantado con su aroma.

Yoongi abrió la puerta un poco para observar la es-


cena, Hoseok todavía gritaba en el teléfono. Un grupo
de enfermeras que pasó a su lado lo juzgó con la mirada.

94
Alfa Sustituto
6. SIETE SEMANAS

Jungkook no era un alfa violento, ni siquiera antes


de saber que estaba en la lista negra. Él siempre fue un
poco más tímido que sus compañeros que querían ser
los hombretones más fuertes del mundo. Era bueno en
actividades físicas y alcanzó a ser capitán del equipo de
luchas mixtas por pura práctica, talento y gusto antes de
su primer test de fertilidad. Pero jamás atacaba primero
y preguntaba después como otros alfas. Sin embargo,
luego de que Yoongi dejara el hospital con los cachorros
se vio obligado a abandonar a Jimin con Taehyung y dis-
cutir con los doctores.

—Park necesita quedarse en el hospital para ser


controlado.

Insistió el beta de antes al jefe de turno con cara de


pocos amigos, como si pensara que era mejor que Jun-
gkook porque al menos no era un alfa de la lista negra
o por el uniforme que llevaba. Jungkook no pensaba se-
guido en golpear a personas, pero en ese momento, solo
en ese momento, el lobo se lo recomendó.

—Jimin no necesita estar aquí conectado a máquinas


que no harán más que ponerlo nervioso. Necesita estar
en casa, en una cama cómoda, relajado con un alfa y
buena comida. —El beta bufó—. Escuche, es verdad que
no estudié medicina pero sé más sobre sustitución que

95
Alfa Sustituto
ustedes. El rechazo es algo muy emocional, es psicoló-
gico. Necesito que deje de pensar en la posibilidad de
perder a sus cachorros para que se permita aceptarme
como alfa y tenga una oportunidad de luchar.

El jefe de turno los miró a ambos y la forma en que se


mataban con los ojos.

—Es demasiado tarde para eso. —Dijo el beta—. Ne-


cesita quedarse para tener la oportunidad de salvarse
cuando el rechazo le haga perder a los cachorros. ¿A
caso quieres dejarle morir?

Jungkook no sabía que tenía una unión tan fuerte con


Jimin o los cachorros hasta que estuvo a punto de em-
pujar al desgraciado beta contra la pared más cercana,
un gruñido fuerte en el fondo de la garganta como si el
doctor atacara a su propia familia. No podía creer que se
tomara el lujo de insultarlo como profesional también,
solo como la frutilla de la torta.

El jefe de turno suspiró, pero acabó por estar de


acuerdo con Jungkook a pesar de las insistentes quejas
del beta.

—El omega quiere a los cachorros, no podemos ayu-


darle con eso. No es nuestro trabajo tomar decisiones
por él. Si no funciona, estoy seguro de que el alfa susti-
tuto lo traerá enseguida a la emergencia.

Jungkook cargaría a Jimin al hombro hasta el hospital


de ser necesario. Jimin y los cachorros eran su única
preocupación, siempre que no pensara en los pequeños

96
Alfa Sustituto
Jung.

Jimin bostezó en la cama del hospital. Se veía can-


sado, pequeño y algo roto pero guardaba fuerza en
algún lugar. Hablaba con Taehyung sobre cosas que
necesitaría para mudarse con Jungkook cuando el alfa
entró en la habitación con una sonrisa que pretendía
ser tranquilizadora.

—Nos vamos a casa.

Dijo. Jimin le mostró una mueca de felicidad, ojos pe-


queños y labios ensanchados, mejillas sonrosadas. Tae-
hyung se puso de pie entonces, mientras Jimin estiraba
los brazos hacia Jungkook para pedirle que se acerara.
Todavía lo necesitaba cerca, todavía tenía síntomas de
rechazo.

—Iré a buscar un bolso de ropa y otras cosas que


necesitarás al estudio. —Dijo Taehyung mientras guar-
daba su cámara en la mochila—. Envíame la dirección y
te la llevaré a la puerta antes de ir a dormir.

Jimin asintió luego miró a Jungkook con algo de pre-


ocupación repentina.

—Eso estaría bien, ¿verdad?

—Claro que sí. Nos dará tiempo de que firmes unos

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Alfa Sustituto
papeles y que conozcas el apartamento. Te enviaré un
mensaje ahora mismo.

Jimin se despidió de Taehyung con la promesa de


llamar por cualquier eventualidad. Jungkook pensó que
sería lindo tener a alguien que estuviera dispuesto a
sostener su mano de esa forma.

Jimin tembló en la fría silla de metal, Jungkook sos-


tuvo su mano bajo la mesa mientras la cansada traba-
jadora del Instituto de Sustitución leía un contrato para
sí misma. Jungkook había pasado por ese momento mu-
chas veces, pero para Jimin sería el primero y con algo
de suerte el último que tendría que firmar.

Le apretó los dedos con delicadeza y el omega se


apoyó contra su brazo en busca de su calor. La mujer
levantó los ojos del papel para concentrarse en ellos
con un suspiro. Mientras estaban en el hospital Jun-
gkook era el alfa de emergencia de Jimin, podía tocarlo
legalmente.

—Jungkook es un buen alfa sustituto, Jimin. —Dijo


la mujer y aunque estaba claro que pensaba que era
verdad, no sonó de esa forma por su actitud—. Tienes
suerte de trabajar con él. Nunca ha tenido un problema.

Jimin asintió un par de veces distraídamente. Jun-


gkook le tomó la temperatura con la mano libre en su
frente, Jimin tembló una vez más. Jungkook lo soltó y se
deshizo de su chaqueta para colocarla sobre el omega.

98
Alfa Sustituto
Lo abrazó por la espalda y restregó sus brazos en busca
de darle algo de calor.

La mujer volvió a mirarlos. Esa vez deslizó la hoja en


su dirección. Jungkook tomó el bolígrafo antes de que
dijera una palabra y firmó. Jimin se detuvo a leerlo con
algo más de cuidado, pero lo imitó un momento después.

—Bien, por el poder que me han otorgado el Estado y


el Instituto de Sustitución los declaro omega y alfa sus-
tituto. Puedes cuidar de él y sus cachorros.

Jungkook sonrió ante el comentario tan estúpido.


Jimin pestañeó el cansancio, pero incluso así no dejó
de ser educado y agradeció a la mujer por tomarse el
tiempo de verlo a esa hora. Jungkook pensó que era
dulce.

El camino a su apartamento era corto, pero su ce-


rebro funcionaba rápido. Jimin temblaba todavía en
el asiento del copiloto, escondido bajo la chaqueta de
Jungkook. Encendió el calefactor, pero él sabía que no
era algo del clima, era el cuerpo de Jimin que todavía
no acababa de luchar el rechazo. Exhaló mientras recor-
daba otros problemas.

Jimin se distrajo con la imagen de los edificios a


través de la ventana. Jungkook apoyó una mano sobre
su rodilla para recordarle que estaba allí y ejercitó los
músculos de su vínculo con un poco de tranquilidad
hasta que escuchó al omega suspirar bajo su chaqueta.

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Alfa Sustituto
—¿Tienes hambre? —Preguntó. Jimin negó con la
cabeza mientras tomaba la mano de Jungkook sobre su
rodilla y le apretaba los dedos—. Pero tienes que comer.
Tengo arroz en casa. Deberíamos comprar algunas otras
cosas.

Jimin no dijo nada. Se veía algo más preocupado que


antes y Jungkook no estaba nada feliz al respecto. Aca-
rició el revés de la mano de Jimin sobre la suya antes de
separarse por completo para tomar una curva hasta un
mercado de 24 horas. Todo lo demás estaría cerrado.

—Vamos, no hará frío dentro y no puedo llamarme


un alfa sustituto decente si te invito a mi apartamento
para darte arroz sin kimchi, ¿o sí?

Jimin rio mientras bajaban. Jungkook recorrió la


distancia hasta estar a su lado y acomodó su chaqueta
alrededor de los hombros del omega para mantenerlo
calentito.

—¿Te gustaría que te tome de la mano?

Preguntó. Jimin negó con la cabeza y se abrazó al


torso de Jungkook antes de tomar un brazo del alfa y en-
roscarlo alrededor de su cuello hasta que cayó sobre su
hombro. Eso pareció tranquilizarlo. Jungkook dejó que
respirara su aroma en mitad de la fría noche.

—Así.

100
Alfa Sustituto
Dijo Jimin y sonó un poco enfermo, un tanto adorable.
Jungkook sonrió y lo encaminó hacia la entrada.

Con un canasto en un brazo y Jimin en el otro reco-


rrieron el lugar de punta a punta, se tomaron el tiempo
de mirar lo que ofrecían y comentar sobre los sabores
que preferían.

—Me gusta la comida picante. —Comentó Jimin—.


No sé si puedo seguir comiéndola, pero me gusta.

Jungkook sonrió mientras colocaba un conjunto de


condimentos en el canasto.

—Puedes. Con moderación puedes hacerlo todo.

Jimin tomó la marca de Kimchi que más le gustaba y


la agregó a su pequeña lista de cosas. Jungkook notó que
era su favorita también. Pasaron un tiempo comprando
carne cuando Jungkook recordó que no acabó la compra
antes y su refrigerador de seguro estaba tan vacío
como su alacena. Hizo una nota mental de los cortes
que le gustaban a Jimin, así como los dulces que pre-
fería cuando caminaron frente a ellos. Agregó algunos
también. Jimin pareció avergonzado de costarle dinero,
pero a Jungkook no le importaba con tal de verlo comer.

Era algo un tanto doméstico, pensó, y era demasiado


temprano para eso. La chica de la registradora les sonrió
y él notó que su ropa no dejaba ver la marca que lo de-
lataba como un alfa de la lista negra. De seguro tenía
la idea de que Jimin era su omega, su omega embara-
zado. Jungkook sintió fuego en la sangre y luego en las

101
Alfa Sustituto
mejillas cuando entregó su tarjeta para pagar. Se sintió
avergonzado de permitirse disfrutar de la confusión de
la mujer para alimentar un sueño que no debería tener.

Jimin no lo notó, de seguro él no tenía ese tipo de


ideas en mente.

Jungkook no pensó en el estado de su apartamento


hasta que abrió la puerta. Las cosas parecían estar en
su lugar, pero no había hecho la cama. Al menos lavó
los trastos antes de dormir. Jimin lo siguió un tanto más
despacio, con precaución y se detuvo a observar todo
con curiosidad.

Jungkook se apresuró a dejar las bolsas en la cocina ,


la puerta se cerró sola y el seguro se activó. Jimin saltó al
escucharlo y cubrió su vientre como instinto. Jungkook
dejó lo que hacía, lo arreglaría más tarde. Lo primero
era Jimin.

—Bienvenido. —Dijo y dio una vuelta en el estrecho


pasillo con los brazos abiertos para señalarlo todo—. La
habitación está allí, esa esquina es la cocina, esa puerta
el baño, aquella da a la habitación de la lavadora y esa
ventana tiene una linda vista.

Jimin se acercó un poco más despacio, volvió a escon-


derse bajo uno de los brazos de Jungkook mientras mi-
raba todo a su alrededor. Jungkook no tenía fotografías
en las paredes, nada más que un cuadro que le regaló
Seokjin de un dibujo hecho por los pequeños hacía alre-

102
Alfa Sustituto
dedor de un año, que colgaba a un lado del pasillo. Era
un retrato de lo que ellos imaginaban sería Jungkook
cuidando de la panza de Seokjin. Era bonito, era una
pena que hubiese perdido su aroma.

Jimin se acercó a verlo pero no dijo nada. Algo pa-


reció llamarlo. Jungkook dejó que se encaminara a la ha-
bitación como una presa que olisqueba el aire alrededor
de un depredador. Jimin recorrió el lugar, el armario, el
escritorio sobre el cual Jungkook guardaba pequeñas
polaroids de los cachorros con los que había trabajado.
Jimin tomó una de las fotografías con una mano y se aca-
rició el vientre distraídamente con la otra. Jungkook no
tenía que estar muy cerca para saber que se trataba de
Hansol.

No sabía por qué le parecía que tenía que explicarle,


decirle que no era un perseguidor, que no estaba ob-
sesionado. Jungkook solo quería a los cachorros. Él los
vio nacer, les dio todo su amor, los trató como si fueran
suyos y luego los vio partir. Él los extrañaba, ellos eran
vínculos rotos en su pecho, abiertos y sangrientos. Pero
era difícil de explicar a personas que nunca lo sintieron.

Jimin dejó la fotografía con cuidado, una sonrisa


triste en sus labios cuando sus ojos se encontraron. Jun-
gkook lo observó desde la entrada a la habitación, no
sabía cómo reaccionar. No sabía qué era lo que el omega
pensaba.

Le vio acercarse a la cama entonces, todavía desorde-


nada desde esa mañana. Jimin lo miró con cautela antes
de tomar la almohada y llevársela a la nariz. Respiró
profundo, párpados pesados y cuerpo cansado.

103
Alfa Sustituto
—Huele a ti. —Dijo con otra respiración—. Más que
tu chaqueta.

Jungkook asintió. Supuso que Jimin no estaba intere-


sado en nada más que él en esos momentos. Era lo que
su cuerpo pedía, lo que los cachorros querían. La tran-
quilidad de un alfa, el calor de su aroma.

—¿Quieres recostarte un poco mientras preparo algo


de comer? No cambié las sábanas así que huelen a mí,
puedes revolcarte en ellas si quieres. No me molesta.
Puedes hacerlo tu nido si quieres, mi ropa está en el ar-
mario, toma lo que gustes.

Jimin lo miró, más tristeza líquida en sus ojos. Jun-


gkook se acercó a abrazarlo y lo ayudó a deshacerse de
la chaqueta que llevaba para dejarla sobre las mantas.
Jimin tembló entre sus brazos, lucía listo para llorar, tan
lleno de tantas emociones que Jungkook no podía tocar.

—Está bien. —Dijo—. Ya no estás solo ahora. Lo tuyo


es tuyo y lo mío es tuyo.

Jimin bufó una risa, pero dejó que lo ayudara a llegar


al armario. Se arrodillaron frente a las puertas abiertas
del mueble y por un momento Jungkook dejó que Jimin
olisqueara y tocara su ropa para elegir cuáles quería.
Una idea llegó a su mente mientras lo miraba y decidió
correr a la habitación del lavado para tomar algo de su
ropa usada, la que estaba menos sucia. Jimin la recibió
en sus brazos y la dejó caer sobre su pila de preferidos,
eran los que más olían a alfa.

104
Alfa Sustituto
—Estos están bien.

Dijo él al fin con voz cansada. Se veía un poco más de-


caído que antes. Jungkook lo ayudó a llevar la ropa a la
cama y dejó que Jimin la acomodara como quería. Jimin
se dejó caer entre ella, enterró el rostro en la almohada
y suspiró. Jungkook lo cubrió con las mantas.

—Estaré en la cocina preparando la cena, si me nece-


sitas, si te sientes peor, llámame, por favor.

Pidió. No había puerta o paredes que separaran la


habitación del resto del apartamento lo que era bueno
ahora porque Jungkook podría mirar a Jimin y saber si
estaba bien incluso mientras hacía algo más.

—Bien —susurró Jimin—. Yo voy a... voy a dormir


un rato.

Jungkook le acarició la espalda a través de las mantas


y esperó un poco luego de verle cerrar los ojos para al
fin dejar la habitación. Estaba preocupado y a la vez
tenía que luchar con el lobo en su interior. Él siempre
trabajaba con omegas marcados, unidos, queridos, que
preferían llenarse del aroma de sus alfas que del suyo.
Era extraño tener a Jimin allí, envuelto en su olor por
decisión propia, confundía al lobo a pesar de que Jun-
gkook tenía las idea claras.

Todavía recordaba lo emocionado que estaba Yoongi


cuando llegaban paquetes en el correo con camisetas

105
Alfa Sustituto
de Hoseok que podía agregar a sus pila de ropa que co-
menzaba a perder el aroma. Era algo triste y bonito a la
vez. Jungkook lo dejaba solo para que durmiera entre
las pertenencias de Hoseok y volvía cuando el omega
recordaba que lo necesitaba.

Pero Jimin no tenía a nadie. Su alfa lo había dejado


aún sabiendo que moriría solo y no le quedaba más re-
medio que aferrarse al aroma de Jungkook, incluso si
no tenían una relación. Eso era más triste aún, pensó él
mientras guardaba las cosas que compraron en sus res-
pectivos sitios. Jimin parecía ser un omega asombroso
y el universo le pagaba de esa forma hasta que acabó
dormitando pesadamente en la cama de alguien como
Jungkook.

Luego de regar las plantas que olvidó cuando fue al


hospital y de conectar su teléfono a los parlantes del
apartamento para colocar música del océano de fondo,
solo porque le parecía que calmarían los pensamientos
de Jimin, se dedicó a la cocina. No podía presentar al
omega un plato simple de arroz, hacía frío y él decidió
sorprenderlo con algo cálido y delicioso.

Picó, cortó y cocinó al ritmo de las olas relajantes.


Jimin se quedó dormido en algún momento. Era bueno
que confiara en él lo suficiente como para dormir en su
cama, bueno para todos. El aroma a estofado llenaba
el aire cuando alguien llamó al timbre. Jungkook dejó
que Taehyung subiera y lo esperó para saludarlo en la
puerta.

—Traje las cosas que Jimin pidió. —Dijo en un tono


un poco más alto de lo que a Jungkook le gustaría, luego
metió la cabeza en el apartamento para escuchar las

106
Alfa Sustituto
olas—. ¿Dónde está él? ¿Y qué es ese sonido... y ese olor?

Jungkook hizo un gesto con un dedo sobre los labios


para pedirle que hiciera silencio y le dejó pasar solo
para tranquilizarlo. Taehyung se encaminó dentro del
apartamento y observó todo con curiosidad.

—Está dormido —susurró Jungkook—, no se sentía


muy bien. Estoy preparando estofado para cuando des-
pierte, ¿quieres un poco?

Taehyung se restregó el abdomen como si acabara de


notar que estaba hambriento. Dejó un enorme bolso en
el pasillo y rebuscó en su mochila por algo que Jungkook
supuso era una cámara.

—No he comido nada desde que Jimin fue al hospital


así que sí. ¿Puedo pasar y tomarle una foto? Quiero...
quiero hacer un álbum para él, como un regalo, para que
sepa que incluso si es difícil todo esto es hermoso.

Jungkook asintió y dejó que Taehyung entrara a la


habitación para tomar fotografías en secreto del nuevo
nido de Jimin. Sonrió desde un lado, era un bonito gesto.
Jimin estaba pasando por momentos difíciles pero él
quería cruzar el infierno para llegar a un lugar más bri-
llante. Taehyung quería darle un giro artístico a todo
eso, pensó que Jimin lo apreciaría.

Volvió a la cocina para revisar el estofado y no se sor-


prendió al escuchar a Taehyung a su espalda con la cá-
mara ahora guardada.

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Alfa Sustituto
—Le dejé una de mis camisetas por si la quiere
agregar a las otras. —Dijo con una sonrisa triste—.
¿Puedo tener estofado para llevar? Quiero tomar el úl-
timo autobús de vuelta a casa. Ya sabes, ¿un omega solo
a estas horas de la noche? No gracias.

Jungkook asintió. Sirvió la comida en un recipiente


que luego entregó a Taehyung junto a arroz que acababa
de preparar. El omega lo olió y se le hizo agua la boca.

—Gracias por cuidar de mí. —Dijo—. Y de Jimin. Él


es especial y no se merece lo que está pasando.

—Nadie lo hace.

Comentó Jungkook mientras veía como Taehyung


guardaba la comida en su mochila.

—Pero menos Jimin. —Insistió Taehyung—. ¿Puedo


visitarlo mañana?

Jungkook apagó el fuego y se volvió hacia Taehyung


esa vez, se veía preocupado pero más que nada parecía
juzgar qué tan buen alfa era Jungkook. Eso lo hizo sentir
algo ofendido, pero no quería quedarse con los malos
sentimientos.

—Claro que puedes, puedes venir a verlo cuando


quieras. Sería bueno que lo hicieras. Cuantas más per-
sonas de su círculo estén cerca mejor será para Jimin,

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Alfa Sustituto
más fácil le será recuperarse.

Taehyung asintió y se acomodó la mochila con un


poco de pesadez.

—Bien, gracias. No lo presiones mucho por eso, ¿sí?


Nos vemos mañana. Llámame si necesitas algo o si algo
malo sucede.

Jungkook preguntó a qué se refería pero Taehyung


solo se encogió de hombros y se apresuró a dejar el
apartamento. Jungkook se quedó allí con preguntas sin
respuestas y el sonido de las olas que lo llenaban todo.

Volvió a la cocina con un suspiro, no por primera vez


en su vida deseó tener una mascota con la que com-
partir sus pensamientos y emociones pero solo se tenía
a sí mismo y a sus plantas medio muertas. Sirvió la mesa
en silencio, los platos y cubiertos, el arroz y el estofado
y todo lo que los acompañaba.

Jimin se revolvió entre las sábanas. Jungkook podía


escuchar cómo respiraba sobre la almohada como si
su aroma fuese todo lo que quería para su vida y más.
Sus mejillas se pintaron de rosa y su corazón se sintió
caliente.

—¿Estás despierto? —Preguntó y recibió un quejido


como respuesta—. La comida está lista. Taehyung pasó
a verte y te dejó algo de ropa. ¿Te gustaría tomar una
ducha?

109
Alfa Sustituto
Se encaminó a la habitación despacio, con los brazos
cruzados y un bostezo. Jimin se giró en la cama, se
abrazó a un suéter y a la almohada y enterró la nariz allí.
Sus ojos eran dorados de pronto y Jungkook se apresuró
hacia él al verlos.

—Hazme lugar.

Dijo en tono delicado pero autoritario. Jimin se dio la


vuelta sobre la cama enseguida, casi como si se tratara
de una imposición. Encontraron una forma de acomo-
darse bajo las mantas, la espalda de Jimin cabía contra
su pecho y Jungkook enredó sus piernas juntos ense-
guida. Tenía que lograr que Jimin volviera a sí mismo
antes de que se convirtiera en mitad de la habitación
como una acción de supervivencia.

—¿Te duele? —Preguntó, Jimin asintió—. ¿Dónde


duele? Muéstrame.

Su vientre, eso dolía. Jungkook dejó que Jimin tomara


su mano y la apoyara sobre la piel tersa de su abdomen.
Lo acarició despacio con los dedos mientras escondía la
nariz contra el cabello de Jimin.

—Jimin, tú sabes que estás a salvo aquí, ¿verdad?


Sabes que los cachorros están a salvo conmigo, ¿verdad?

Jimin asintió, pero otro quejido dejó sus labios. Jun-


gkook lo apretujó un poco más contra su pecho. Tal vez
ese no era el problema entonces. Jungkook gruñó, suave
y tranquilo contra la espalda del omega. Solo un recor-
datorio de que estaba allí y él no debía temerle.

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Alfa Sustituto
—No hablamos sobre esto antes pero, ¿puedo
imponerme?

Jimin apretó la muñeca que caía sobre su abdomen


con una mano.

—Si lo pides no es una imposición.

Dijo. Jungkook bufó.

—La idea no es obligarte a algo que no quieres, es


ayudarte. Por eso lo pido. Las imposiciones son horri-
bles pero a algunos omegas les ayudan mucho. Está bien
si no quieres, es siempre tu decisión.

Jimin exhaló. Estiró una mano tambaleante para


tomar una de las sudaderas usadas de Jungkook y se la
llevó al rostro.

—Creo que después de tanto tiempo solo fue dema-


siado para mi pobre omega. —Dijo con un suspiro—. Me
siento como un adicto al acónito. Lunas... sí, sí puedes
imponerte... en una emergencia. Pero no pidas nada que
me haga denunciarte.

Jungkook se sintió mal por la aclaración. Era triste,


era feo, dolía. Sin embargo, sabía que algunos omegas
tenían experiencias menos que felices sobre esas cosas.
Jungkook acababa de pedir mucha confianza.

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Alfa Sustituto
—Jamás haría algo que te lastime, Jimin. Yo estoy aquí
para ayudar y lo sabes. Solo tienes que confiar. —Jun-
gkook le acarició el vientre una vez más con el sonido de
las olas—. ¿Quieres que lo intente ahora? Te ayudará a
recordar que soy tu alfa... tu sustituto.

Jimin dudó primero, pero se aferró a la ropa a su al-


rededor. Ese era su lugar ahora, Jimin había elegido su
aroma. Jungkook acarició su cabello con la punta de la
nariz. Jimin asintió y él esperó a que le diera una afirma-
ción con palabras antes de hacerlo. Le acarició el vientre
y gruñó en el fondo de su pecho.

—«Relájate».

Jimin soltó un sonido, algo entre una queja y un ge-


mido, pero el peso pareció dejar su cuerpo como empu-
jado por el viento. Jungkook suspiró también y cuando
Jimin se tranquilizó él lo hizo también. El vínculo entre
ambos tembló y se fortaleció frente a sus ojos.

—¿Te sientes mejor?

Preguntó Jungkook en un susurro, las olas en el fondo


le hacían sentir que se encontraban en la playa. Jimin
asintió un momento después.

—Duele. Todavía duele, pero menos.

Jungkook lo ayudó a girarse sobre la cama hasta que


estuvieron pecho a pecho y se dio cuenta de que a pesar
de los años de encontrarse en esta situación con dis-

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Alfa Sustituto
tintos omegas, el corazón todavía se le desbocaba por
el contacto.

—¿Qué te parece si dejamos la cama un momento?


No, escucha, escucha... dejamos la cama un momento,
tomas una ducha, te pones la ropa de dormir que Tae-
hyung te trajo y cenamos. Eso te dará la energía que ne-
cesitas para sentirte mejor.

Jimin tocó una de las clavículas de Jungkook con la


punta de su nariz y él sintió su respiración sobre la piel.

—No quiero dejarlo. Soy un adicto, esta es mi droga


ahora.

Rio y Jungkook lo imitó porque el sonido era


contagioso.

—Te daré una de mis sudaderas para que duermas


con ella, ¿trato?

Jimin suspiró y al final, cansado, acabó por acceder.

—La comida huele bien. Trato.

Nesting o anidar: el acto por el cual un omega llena


un espacio de ropa usada y pertenencias de su alfa para
hundirse y revolcarse en su aroma como forma de en-

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Alfa Sustituto
contrar tranquilidad. A veces sucede durante el celo, la
etapa pre celo o el embarazo.

114
Alfa Sustituto
7. SIETE SEMANAS

Jungkook esperó a que Jimin se duchara. Calentó la


comida sobre la cocina y cambió el sonido de las olas
por música lenta en un playlist perdido por ahí. Esperó
un poco más y cuando notó que el omega se estaba to-
mando su tiempo tomó el bolso de ropa y tiró de él hasta
la habitación.

Con pesadez que le recordó que todo eso era real,


que en su habitación yacía el frío y olvidado nido de un
omega y que su apartamento olía a alguien más, le hizo
un lugar en el armario. Movió las prendas unas sobre
otras y comenzó a guardar lo que pertenecía a Jimin con
un suspiro. La música se perdía en el fondo, el vapor del
baño se mezclaba con el de la comida. Jungkook pensó
que era extraño, jamás dejaría de serlo.

Para cuando Jimin se le unió en la habitación llevaba


un pantalón de dormir abrigado, calcetines gruesos
y una sudadera de Jungkook que le quedaba un tanto
grande. Jungkook le sonrió y no dijo nada cuando el
omega se volvió a deslizar sobre las mantas. En verdad
era un adicto a su aroma y él no quería pensar dema-
siado en ello. No era nada muy profundo.

—¿Cómo te sientes?

Preguntó mientras buscaba el par de un calcetín en el

115
Alfa Sustituto
fondo del bolso. Jimin restregó una mejilla contra la tela
de la almohada una vez más y suspiró.

—Me siento mejor.

—¿Todavía duele?

Insistió Jungkook con la idea de lo que tendría que


hacer para arreglarlo rascándole la mente. Jimin asintió
con un sonido que le dejaba saber que tenía razón. Jun-
gkook guardó los calcetines y boxers de Jimin en una
pequeña esquina del armario junto a las camisetas y
buzos. Jimin le escuchó tararear el ritmo de la canción
de turno hasta que él terminó.

—No tendrías que haberlo guardado todo.

Dijo Jimin al fin, todavía sonaba cansado. Jungkook se


puso de pie e hizo el bolso a un lado, pequeño sobre el
armario como un recuerdo de que Jimin solo existía allí
intermitentemente.

—Claro que sí. —Dijo él y se acercó para ayudar a


Jimin a levantarse—. No puedes vivir de un bolso en mi
casa, ¿qué clase de alfa digno dejaría que hicieras eso?

Jimin bufó una risa pero sostuvo la mano de Jungkook


al sentarse sobre la cama.

—No eso. Quiero decir hacer todo el trabajo. Doblar


y guardar, cocinar. —Jungkook le restó importancia

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Alfa Sustituto
porque en verdad existían cosas peores que hacer. Jimin
se detuvo a tomar la almohada en una mano—. ¿Puedo
llevarla? Huele a ti.

Una sonrisa tiró de la comisura de sus labios y de los


bordes de su corazón y le supo peligrosa pero no hizo
nada para detenerla. El lobo se emocionó en su cerebro,
Jungkook deseó volver a escuchar las olas para calmarse.

—Claro. ¿Sabes qué otra cosa huele a mí? —Preguntó.


Jimin caminó a su lado hacia la diminuta sala, ojos cla-
vados en él con curiosidad—. Yo. Puedes sentarte en mi
regazo si quieres.

Rubor pintó las mejillas del omega y se vio un tanto


fuera de su eje, como si Jungkook acabara de decir algo
tan ridículo que le arrebató los pensamientos.

La comida los esperaba en la mesa, todavía tibia. Jun-


gkook sirvió estofado para ambos y se sentó a esperar
a que Jimin decidiera qué prefería. Él no iba a obligarlo
a nada y el omega parecía contento con abrazarse a la
almohada y respirar su aroma allí mientras pensaba.

—¿Estás seguro de que te sientes bien?

Preguntó, perdió la cuenta de las veces que lo hizo.


Jimin asintió y se disculpó en voz baja antes de tomar
una cuchara para probar la comida. La oferta quedó per-
dida en el aire tanto como las ideas de Jimin y lo único
que quedó por un rato fue el sonido de la música que se
colaba fuera de los parlantes.

117
Alfa Sustituto
Jimin soltó la almohada para tomar un poco de arroz
y mezclarlo con el estofado. Jungkook esperó a que le
diera una mueca de aprobación antes de levantar sus
propios cubiertos. Jimin era mayor que él, a pesar de
no ser un alfa quería mostrarle respeto con las acciones
pequeñas que le harían tomar más y más confianza.

—¿Taehyung vino a verme?

La voz de Jimin sonó sobre la música, Jungkook


asintió distraídamente mientras masticaban. Jimin se
veía más tranquilo, más seguro. Jungkook pensaba que
se veía mullido como un osito de peluche, que incluso
luego de ser pateado a un lado todavía quería tener la
oportunidad de jugar.

—Sí, se llevó algo de comer y dijo que volvería


mañana.

Jimin asintió, probó algunos de los platos que acom-


pañaban al principal con sus palillos y Jungkook notó
que le gustaba, lo que era bueno. Le hacía sentir orgu-
lloso. Cocinar era solo una de esas cosas que tuvo que
aprender para su trabajo, pero eso no se enseñaba en
el Instituto de Sustitución, estaba seguro de que mu-
chos Alfas ni siquiera le cocinaban a los omegas con los
que trabajaban. Jungkook aprendió a las duras con Ha-
neul primero y luego mejoró su técnica con la ayuda de
Seokjin. El hombre podría haber sido un chef de no ser
por lo mucho que le gustaba ayudar a las personas.

—Si lo sigues alimentando lo tendrás aquí todos los

118
Alfa Sustituto
días como un perro callejero.

Dijo Jimin con una risa para sí mismo. Jungkook


pensó que eso no era un problema si significaba que
Jimin vería a alguien que le quería.

—¿Antes le cocinabas tú?

Era bueno conocerse de la forma en que fuera, crear


esa confianza. Pasarían meses juntos, tal vez un poco
más de un año y Jungkook tenía curiosidad por todo lo
que hacía a Jimin funcionar, los pequeños engranajes de
su mente y alma eran de lo más interesante que había
visto en mucho tiempo.

—O compraba comida. Él no sabe más que hacer que


la comida se vea estéticamente agradable. Creo que es
fotógrafo hasta para comer. Le gusta ver la vida desde
otro ángulo. No lo sé, yo lo quiero, pero es un dolor de
cabeza.

Jungkook aprovechó ese momento para ofrecer a


Jimin más del kimchi favorito de ambos con un sonido
que le dejaba saber que escuchaba. Jimin abrió la boca
sorprendido cuando él le acercó la cuchara a los labios
y le agradeció con una mano que cubría la parte baja de
su rostro. Era coqueto y avergonzado a la vez. Jungkook
no lo entendía.

—¿Se conocen hace mucho?

Preguntó para aprovechar el momento. Él quería

119
Alfa Sustituto
saber todo lo que Jimin quisiera contarle. Eso hacía que
su vida sonara triste incluso para sí mismo.

—Desde tercer año de primaria. —Dijo Jimin al


pausar para exhalar por la comida caliente—. Taehyung
vomitó en mis zapatos antes de una carrera de relevo
entre nuestras clases. Estaba ansioso y se había comido
todos los dulces que veía. No sé cómo lo hizo pero no me
lo he sacado de encima desde entonces.

Jungkook intentó asociar esa imagen de un pequeño


Taehyung con la que tenía del omega que conocía y
pensó que encajaba perfecto. Taehyung se haría amigo
del cartero incluso luego de saber que fue él quien le
robó a su alfa. Taehyung tenía un corazón enorme, era
solo de esperarse que buscara amigos como Jimin.

—Fuimos al mismo secundario. —Comentó Jimin y


sonó como si lo estuviese recordando—. Tomamos el
test juntos y todo. Yo estaba más nervioso que él. Tae-
hyung dijo... él dijo, «Jiminnie, si acabas en la lista negra
te querré igual que ahora. Te adoptaré en mi manada».
Y luego pasó lo que pasó.

Suspiró. Jungkook no era un gran fan de ese recuerdo.


De hecho, no era muy fanático de cualquier recuerdo
que involucrara tests de fertilidad a este punto de su
vida. Podía sentir el dolor en las palabras de Jimin, justo
allí, escondido entre las vocales, y en la forma en que
dejaba sus palillos para acariciarse el vientre una vez.
Era culpa, Jungkook lo sabía porque él la sentía seguido.

—Al menos estuviste allí para él.

120
Alfa Sustituto
Dijo y ya no tenía hambre pero aún así llevó algo de
kimchi a la boca. No quería dejar de comer y hacerle
creer a Jimin que era tiempo de acabar con la cena
cuando él necesitaba alimentarse. Recordó aquel mo-
mento en el que las noticias llegaron para él, lo solo
que estaba y lo solo que se sintió. Recordó las ganas de
llorar y la voz que le dijo que debía tragase las lágrimas
y presentarse fuerte ante el mundo porque los alfas de
la lista negra no tenían esos sentimientos. Lentamente
su vida acabó ese día.

—Claro que lo hice. —Dijo Jimin con decisión por pri-


mera vez—. Pero es injusto, ¿sabes? Tan injusto. Si tan
solo el test no fuera obligatorio...

Jungkook levantó la mirada de su comida, alarmado,


casi dejó escapar una risa burlona. Oh, Jimin tenía ideas
revolucionarias ahora. ¿El mismo Jimin que dejó un nido
sobre su cama?

—Entonces no sabrías si el alfa con el que te unes


puede darte una manada o no. —Dijo Jungkook. Había
tenido esta conversación miles de veces en los grupos
de ayuda—. Entonces sería como antes, cuando las pa-
rejas se morían de tristeza porque uno de los dos no
podía darle al otro lo que quería. Es un mal necesario.

Jimin lució triste, como si las ideas de Jungkook lo


lastimaran físicamente.

—Estarías unido a una persona que amas sin im-


portar si puede tener cachorros o no. El test actual las-

121
Alfa Sustituto
tima a todos. Mira a Taehyung, él da a la vida su 200 %
y los únicos alfas que se le acercan son esos asquerosos
que lo quieren para tirar.

Oh, Jungkook sabía. Él lo tenía más claro que Jimin.


Y le dolía saber que Taehyung pasaba por eso, le dolía
saber que otras personas lo hacían y la vez, le hacía
sentir bien saber que no era el único que guardaba ese
sucio secreto a voces. Jungkook se encogió de hombros.
De pronto las ideas de Jimin lo hacían sentir como un
animal ciego en la noche, esperando un golpe más fuerte.

—Al menos podrían subir la edad para el test. —


Jimin masticó un poco más—. Taehyung tenía quince
años y ya le trataban como si fuese contagioso. ¿No te
pasó a ti también? — La pregunta lo atacó, lo tocó en
aquellas memorias que reprimía en el fondo de su ce-
rebro. Jimin lo notó—. No tienes que decirme, sé que es
un tema delicado.

—No. —Se apresuró a decir Jungkook porque no


quería crear tensión entre ambos—. Me sucedió. Es... es
algo que nos pasa a todos. Es normal, creo. Bueno, tal
vez no normal pero esperado.

Jimin estiró una mano hasta dejarla sobre su rodilla


y Jungkook supo que debería sentirse como lástima
pero se sintió como algo más, algo bueno. Jimin tenía
empatía.

—Espero que al menos tuvieras a alguien que te


apoyara.

122
Alfa Sustituto
Dijo. Jungkook se preguntó qué cosas vio Jimin al
acompañar a Taehyung como para que dijera algo así.
Supuso que era diferente para un alfa y un omega des-
cubrir que no estaban completos. Sabía que los omegas
recibían muchas pruebas extra luego de que la primera
fallaba y eso era probablemente aterrador. Jungkook re-
cibió solo una y recordaba haber deseado que le dijeran
que iba a morir en lugar de que le dijeran que pasaría
su vida solo.

Una risa nerviosa dejó sus labios.

—Mi novio me dejó. —Dijo y luego se arrepintió pero


Jimin tenía el poder de sacar palabras que no deberían
salir—. El día en que me dieron el resultado. Así que
supongo que no.

Y su madre lloró un océano y su padre se enfadó y no


le habló por dos semanas como si pensara que Jungkook
eligió estar roto, como si creyeran que era su culpa. En
realidad no era un recuerdo que le gustara revivir.

—Lo siento, pero —Jimin apretó su rodilla—, qué


idiota. Mírate ahora, apuesto a que lamentaría haberte
dejado si pudiera verte ahora.

Jungkook bufó una risa. Jimin era un coqueto aver-


gonzado. Sus mejillas se tornaron rojas y deseó no estar
allí. Caer de un sexto piso parecía más tentador que esa
conversación.

—No tienes que hacer eso. —Dijo Jungkook con un


suspiro—. No necesito que me tengas lástima.

123
Alfa Sustituto
Jimin frunció el entrecejo, algo extraño brilló en sus
ojos.

—No es lástima, es compasión. Son cosas diferent...


¡ah! Me estás rechazando, Jungkook. Lo siento, no vol-
veré a hablar del tema. Lo siento. Lo siento.

Jungkook dejó que la cuchara se cayera de sus manos


y se arrodilló frente a la silla de Jimin de un salto. El
omega se acariciaba el vientre con una mueca de dolor
que le recordó a la primera vez que lo vio. Lo abrazó
por la cintura, hasta tocarle el abdomen y restregó su
mejilla sobre la sudadera. Jimin le acarició el cabello y lo
apretó cuando el dolor fue un poco más fuerte.

—Lo siento mucho. Yo solo creo que las personas en


la lista negra se merecen más de lo que tienen, son per-
sonas y son mejores que muchas otras. Y... ¡ah! Duele,
duele, duele.

Jungkook buscó en todo su vínculo, pero no encontró


nada. Con el corazón en la boca y la comida sobre la
mesa, tomó a Jimin en sus brazos y lo cargó como a una
novia hacia la habitación.

—No te estoy rechazando. No soy yo, Jimin. Creo que


eres tú. Piensas que estoy enojado y te estás rechazando
a ti mismo. Lo siento, no tienes que castigarte por mí.

Jimin se acomodó sobre el nido cuando Jungkook lo


apoyó sobre las mantas y se revolcó en su aroma con un

124
Alfa Sustituto
llanto ahogado. Jungkook se sentó a un lado y lo sostuvo
en un lugar para escurrirse sobre él, con una mejilla
sobre su vientre una vez más. Envió tranquilidad y ca-
riño a través de su vínculo y dejó que sintiera a su alfa.
Jimin sollozó un poco más.

—Eso es aterrador. No vuelvas a hacerlo.

Jungkook se sintió culpable de algo que ni siquiera


hizo y, como buen alfa de la lista negra, se llevó la culpa
a casa porque de seguro lo era. De seguro Jimin tenía
razón y Jungkook tenía algo que ver.

—Lo siento.

Murmuró. Y luego se acomodó sobre la cama para


dejar que Jimin se bañara en su presencia. Le dolía el
corazón, no sabía por qué.

—También lo siento. —Jimin llamó su atención, abra-


zado a uno de sus lados con fuerza—. No debí de hablar
sobre el tema. Imagino que es algo que todavía te duele
mucho. Pensé que sería distinto porque haces este tra-
bajo. Lo siento.

Jungkook quiso llorar, quiso que el piso se abriera y


se lo llevara. Jimin acarició su pecho con la nariz otra
vez. Él sabía que lo miraba expectante y que Jimin tenía
tendencia a castigarse por cualquier mínimo rechazo.
Jungkook le acarició la espalda con un brazo libre.

—Este es mi trabajo porque me gusta ayudar. No era

125
Alfa Sustituto
el trabajo que quería antes del test, es verdad, pero me
gusta. Me permite conocer a personas que pasan por las
cosas más difíciles que he visto y salen vencedoras al
final. Pero... pero estar en la lista negra también duele,
si no lo hiciera no actuaríamos como que es algo tan
espantoso.

Jimin asintió, una lágrima tocó el hombro de Jungkook.

—Tres de mis tíos están en la lista negra, —dijo Jimin


con un suspiro—. Corre en mi sangre y siempre me dio
miedo sufrir como ellos.

—Yo soy el primero de mi familia.—Jungkook no


sabía cómo eso haría sentir mejor a Jimin—. Fue una
sorpresa para todos. Creo que todavía no se hacen a la
idea.

Jimin soltó un sonido entre atento y dolorido. Jun-


gkook sintió cómo movía la ropa sobre la cama para
acercarla a su rostro una vez más. Ah, adicto.

—Debe haber sido muy duro. Gracias por contarme.


Es bueno saber algo sobre el alfa que cuida de mí.
Aunque sean historias tristes.

Jungkook sonrió de lado aunque no sabía muy bien


por qué. Se sentía dolorido aún, pero Jimin causaba
tanto la pena como lo protegía de ella.

—Puedo contarte historias felices también si quieres.


Aunque tendré que cambiar los nombres de los cacho-

126
Alfa Sustituto
rros por confidencialidad.

Jimin susurró su aprobación, pero no quería historias


de cachorros en esos momentos. Jimin quería más que
eso.

—¿Sabes qué? Empecemos de nuevo desde el co-


mienzo. Hola, soy Jimin. Tengo siete semanas de em-
barazo, mi ex alfa, que ni siquiera llegó a ser eso, es
un idiota y me dejó solo al enterarse. Me gusta mucho
viajar, leer y aprender cosas nuevas. Y tengo una ten-
dencia a criticarme mucho y lastimarme de esa forma,
lo que probablemente haga tu trabajo muy difícil. Pero
te agradezco infinitamente que me dieras una oportu-
nidad... tu turno.

Jungkook pestañeó. Jimin tenía eso que lo sacaba de


su eje y a su vez lo mantenía a una distancia segura. Su-
puso que era difícil para el omega, había confiado mucho
él con solo permitirse estar en la casa de un alfa extraño
a solas en mitad de la noche. Jungkook no lo había to-
mado en cuenta. Jimin no le tenía miedo, era un poco de
desconfianza solo porque no se conocían. Eso le parecía
más normal.

—Yo... no hay nada especialmente interesante. Yo...


mi nombre es Jungkook. Tengo cero semanas de emba-
razo. —Jimin le dio un suave golpe en el pecho con una
risa—. Me gusta trabajar con omegas y cuidar de los pe-
queños. Soy bastante bueno para preparar biberones y
cambiar pañales aunque no lo prefiero.

Jimin asintió. El dolor pasaba. Jungkook hizo una


nota mental del poder que tenían los pensamientos y

127
Alfa Sustituto
las emociones del omega en el rechazo que creaban. Lo
peligroso que eso podía llegar a ser.

—¿Qué hay de fuera del trabajo? ¿Qué te gusta hacer?

Jungkook quiso cambiar la canción. La melancolía de


la letra le hizo sentir triste incluso si el ambiente no lo
meritaba. Acarició uno de los lados de Jimin distraída-
mente mientras pensaba.

—No lo sé. Me gusta escuchar música, cantar y jugar


videojuegos. Ir al gimnasio, o a los grupos de apoyo para
alfas en la lista negra. A veces miro películas. Pero mi
trabajo lleva gran parte de mi tiempo y eso me mantiene
ocupado. No puedo preocuparme de las pequeñeces de
la vida cuando estoy intentando ayudar a hacer que pe-
queños crezcan, ¿sabes?

Jimin dijo que entendía y sonó sincero. Eso era bueno


porque Jungkook no sabía cómo explicarlo de otra
manera.

—¿Me cantarías otra canción?

Jungkook intentó mirarlo a pesar de que el ángulo era


incómodo. Jimin se había animado a tocarlo más ahora,
solo con unas palabras, y le acariciaba el abdomen con
las yemas de los dedos. Jungkook pensó que lo que bus-
caba era tocar su piel, el contacto le haría sentir mejor, y
se sentó un segundo para sacarse la sudadera.

Jimin observó su piel, los diseños que la decoraban,

128
Alfa Sustituto
ahora que estaban cerca. Jungkook buscó una canción
en su cabeza.

—Siempre que lo quieras. Te cantaré... ¿qué te pa-


rece esta?

“No limit in the sky

That I won’t fly for ya

No amount of tears in my eyes

That I won’t cry for ya, oh no

With every breath that I take

I want you to share that air with me

There’s no promise that I won’t keep

I’ll climb a mountain, there’s none too steep”

Jimin la conocía y se unió a su voz en algún momento.


Eran un dueto bonito.

La noche fue larga, pero eventualmente Jimin se


quedó dormido en su nido sobre la cama y Jungkook se

129
Alfa Sustituto
separó de él lo suficiente como para guardar la comida
en el refrigerador, y ponderar lo sucedido. Jungkook
solo lamentó que no comiera más.

Jimin necesitaba de su atención y la de un grupo de


especialistas. A pesar de la hora hizo una reserva online
para el hospital más cercano.

Suspiró. Las ideas de Jimin todavía le daban vueltas


en la cabeza. ¿Qué tipo de omega dormía en su cama?

130
Alfa Sustituto
8. SIETE SEMANAS

Despertar fue un sueño en sí mismo. Esos momentos


en la mañana en los que Jungkook olvidaba que el lobo
era más fuerte lo llenaron de una esperanza que se de-
rrumbó con la exhalación más dolorosa. Su habitación
olía a sí mismo con el agregado dulce del aroma de un
omega embarazado que perforaba sus poros como un
buen augurio. Era su aroma favorito, se dijo, la unión
perfecta. Pero era solo un espejismo.

Se sentó despacio sobre el colchón, todavía adormi-


lado y confundido. A veces se sentía menos humano en
las mañanas, tal vez por eso era tan bueno calmando a
los cachorros por la noche con instinto como su base
paternal. Su alfa era protector por naturaleza, solo le
arrebataron a las personas que proteger.

Jimin dormía, babeaba sobre su almohada envuelto


en las mantas y la ropa de Jungkook. Era un nido desor-
denado, pintado un poco por la desesperación del mo-
mento de su creación. Pero era un nido bonito porque
lo importante no era lo estético allí, era la función, y ese
lugar, ese aroma, calmaba a Jimin como nada más.

Le acarició el cabello con una mano mientras boste-


zaba. El comienzo de un nuevo trabajo y no se sentía
como uno en realidad. Él siempre fue una sombra para
sus clientes, ellos preferirían a sus alfas por sobre Jun-

131
Alfa Sustituto
gkook cualquier día y era entendible, pero Jimin estaba
solo y Jungkook era su referencia. Ese era un nuevo sen-
timiento. Jungkook no había tenido un omega que se
identificara tanto con él desde antes de su primer test,
desde antes de que su novio lo abandonara por otro alfa
más completo.

Suspiró para echar el recuerdo fuera de su mente


y buscó a tientas su teléfono sobre la mesa de noche.
Era bueno que recordara cargarlo la noche anterior y
también al de Jimin, con la pantalla rota y una esquina
a medio arreglar con una pegatina de un gatito calicó
que iba bien con el omega. Encontró un nuevo correo
de Seokjin que intentaba recordarle que debía cuidarse
o «¿qué le diré a mis cachorros cuando pregunten por
ti?». Rodó los ojos y siguió por la larga lista de lamentos
hasta que el nombre de Jimin llamó su atención.

«Es dulce, está asustado y necesita ayuda de un alfa


fuerte... es tu tipo... quiero decir, para trabajar. No lo
malinterpretes, o sí, haz lo que quieras. Me da igual,
tú nunca haces lo que te dicen de todas formas. Solo
recuerda cuidarte de todo el dolor que vas a enfrentar
y ven a verme si necesitas hablar con alguien que no
sea tu estúpida terapeuta. Y envíame una foto para los
niños, ¿sí? Pronto será su cumpleaños y ellos hablan
mucho sobre ti. Y dile a Jimin que Namjoon recibió su
información sobre las viviendas y comenzará a hablar
con las autoridades correspondientes. Puede que le
lleve varios meses, dice que puede conseguirle un
alojamiento público provisorio si lo desea pero tengo
entendido que tienes otras ideas en mente.

No salgas lastimado de esto, Jungkook. Tengo un mal


presentimiento.

132
Alfa Sustituto
Saludos a Jimin y a Taehyung. Diles que vengan a visi-
tarme cuando quieran.

Te dejo una foto de mis bebés para que los recuerdes


siempre,

Jin»

La foto era bonita y Jungkook quería llorar. De todos


sus trabajos Seokjin fue el más sencillo. Se llevaban
bien, tenían una química especial como un padre con
su hijo, en la que se adoraban, respetaban, cuidaban y
maltrataban mutuamente. Seokjin le enseñó cosas que
sus padres olvidaron cuando él resultó estar en la lista
negra y, a cambio, Jungkook le ayudó a aprender más
sobre la experiencia de tener cachorros.

Desde que se conocieron pensó que desearía ser su


amigo y no su sustituto y cuando Namjoon volvió y la re-
asignación de los cachorros terminó Jungkook se sintió
solo y vacío y se lanzó de lleno a un nuevo trabajo solo
para curar el dolor. Pero Seokjin no lo dejó tranquilo. Le
escribió, llamó, y hasta acosó por semanas para volver
a encontrarlo. Fue a su lugar de trabajo para preguntar
por él, insistió en todas las líneas de comunicación ha-
bidas y por haber y Jungkook pensó que jamás se li-
braría de él.

No logró hacerlo. Se escribían casi a diario y llamaban


para cumpleaños y cosas así. A veces, Seokjin intentaba
que hablara con los cachorros para desearles un feliz
año o preguntarles qué les regalaron por su cumpleaños

133
Alfa Sustituto
o cuántos años tenían pero era demasiado, siempre
demasiado. Él se apresuraba a cortar la llamada con
el corazón en la boca y la sensación fresca de los vín-
culos rotos como una especie de estrés post traumático.
Seokjin entendía y jamás se enojaba con él.

A veces parecía que quería que Jungkook formara


parte de la vida de sus cachorros, pero jamás empujaba
demasiado como para lastimarlo de nuevo. Otras per-
sonas solo podían imaginar lo que Jungkook vivía en su
interior y él odiaba que empujaran demasiado porque
no estaba listo para volver a hundirse en el dolor si no
estaba completamente en control de la situación.

Dejó la cama con una última caricia para Jimin. Era


hora de preparar el desayuno. El calefactor seguía pren-
dido desde la noche y Jungkook suspiró al imaginar el
dinero que saldría de su bolsillo ese mes pero lo valía
porque Jimin descansaba calentito. Buscó una sudadera
y se lavó la cara, en algún lugar frente a la ventana de la
sala dejó que entrara el sol y se tomó un par de fotogra-
fías. Ninguna se veía como algo que los cachorros que-
rrían ver, pero a ese punto todo le importaba muy poco
así que envió una junto a un agradecimiento por todo lo
que Seokjin hacía por él.

Preparó algo rápido para el desayuno y tomó una


ducha para sacarse el cansancio. Despertó a Jimin con el
sonido de un nuevo playlist. Jimin se revolcó en su nido
por un rato. Estaba perdido en el omega, en la felicidad
de su aroma, no parecía saber dónde estaba o que Jun-
gkook lo miraba desde la entrada de la habitación con
los brazos cruzados sobre el pecho para protegerse de
la imagen, pero una sonrisa cariñosa en los labios.

134
Alfa Sustituto
—Buenos días, señor Park.

Lo saludó Jungkook cuando sus ojos se encontraron.


Los de Jimin pequeños por el sueño y los de Jungkook
envueltos en ellos. Jimin bufó, se acurrucó un poco más
debajo de las mantas.

—El señor Park es mi padre. —Dijo, pero sonó en-


cantado—. Ya desperté en tu cama, tú puedes llamarme
Jimin.

Jungkook rio. La coquetería estaba allí a esa hora de


la mañana, era un milagro. Jimin era una nube, Jungkook
lo observó devolverse a la vida en el nido como si no
existiese un mejor lugar en la infinidad del universo. En
alguna parte, se dijo, en algún mundo paralelo donde la
lista negra no era un problema Jungkook tendría ma-
ñanas así con alguien que le quería y no con un cliente.
Tal vez sería «Buenos días, señor Jeon» y no Park.

—Eso es todo un honor, Señor Jimin. Es hora de de-


sayunar. Tenemos cosas que hacer esta mañana, seño-
rito Jimin, ¡arriba!

Jimin se escondió debajo de las mantas con una risa


y desapareció de su vista. Le recordó al gato calicó en
su teléfono y Jungkook pensó que Jimin era adorable en
las mañanas. Solo podía imaginar lo que era su omega
cuando paseaba libre en la intimidad.

—¡No!

135
Alfa Sustituto
Chilló Jimin y Jungkook se sintió como una nube
también.

—¿Quieres que te deje a solas con tu nido unos mi-


nutos más? —Preguntó. Jimin pareció asentir bajo las
mantas—. Bien, pero tendrás que bañarte y desayunar
rápido si queremos llegar a nuestra primera cita a
tiempo, ¿de acuerdo?

—¡Trato!

Jungkook comenzó a alejarse con los ojos todavía cla-


vados en su cama solo para ver cómo Jimin rodaba des-
cuidadamente en su aroma por unos segundos más. En
otro universo algo así sería su día a día.

Se sentó a la mesa y se concentró en la música de


fondo mientras bebía una taza de café en silencio. Le
dolía el pecho y no sabía por qué. Era como esa sensa-
ción que recordaba del día en que le dieron los resul-
tados, era el dolor de un lobo que sufría, era el momento
antes de un ataque de pánico. Jungkook se obligó a cal-
marse. Era solo trabajo. No entendía por qué le pasaban
estas cosas. Jamás tuvo esas emociones con Yoongi o
Seokjin o incluso con Haneul que estaba tan sola como
Jimin. Suponía que era porque ninguno de ellos se iden-
tificaba con Jungkook tanto como Jimin lo hacía, pero
aún así, ¿qué le estaba pasando?

Buscó en su teléfono la agenda que guardaba para


saber qué haría ese día. Llevaría a Jimin a una consulta
general, luego debería ir a terapia (envío un rápido
e-mail para cancelar) y a una reunión del grupo para
alfas en la lista negra (le escribió a Yoojin para cancelar

136
Alfa Sustituto
también). Sabía que recibiría muchas quejas, pero al-
gunas cosas eran más importantes que otras y Jimin sin
dudas lo era.

En especial cuando salía de la habitación así: en una


de las sudaderas de Jungkook y pantalones abrigados
que lo hacían lucir más mullido que una almohada. Con
el cabello despeinado en todas direcciones de tanto re-
volcarse en su nido y una sonrisa genuina. Jungkook
deseó que Taehyung estuviese allí para tomarle una fo-
tografía, así podría guardar esa imagen para siempre, y
a la vez adoró ser el único que podía verlo.

—Buenos días, señorito Jungkook.

Le robó una sonrisa también.

—Buenos días, señorito Jimin. ¿Gusta de una taza de


té? Este es bueno para estas primeras semanas, tiene
muchas hierbas buenas.

Empujó la taza hacia Jimin mientras él se sentaba. No


llevaba la almohada consigo, pero se veía mucho mejor.
Sirvió el té con cuidado de no quemarse. Varias compa-
ñías le enviaban cajas de muestras de tés para emba-
razo, para que los usara y recomendara en su trabajo.
Jungkook los guardaba en algún lugar de la alacena. La
mayoría de los que tenía se los había tomado Yoongi,
que adoraba el sabor de las frutas del bosque.

Jimin le agradeció antes de tomar un sorbo. Jun-


gkook observó cómo probaba los sabores casi como si
los categorizara en su boca antes de tragar. Jimin asintió

137
Alfa Sustituto
un par de veces y luego el movimiento se mezcló con la
música de fondo.

—Me gusta despertarme así. —Dijo—. Es tan distinto


a despertar con Taehyung tirando todo y corriendo de
un lado a otro para llegar a tiempo a trabajar. Y la mú-
sica es un bonito extra... y qué decir del desayuno. No
me han preparado el desayuno desde que era un niño.
Esto es tan...

Tomó una cuchara y se llevó algo de comida a la boca,


la salada porque Jimin era lo suficientemente dulce
como para contrarrestar la falta de dulzura. Jungkook
se sintió orgulloso y se enderezó en la silla para pre-
sentarse así mismo de esa forma. Jimin gimió entre un
bocado y el otro.

—¿La comida estaba así de buena ayer o yo simple-


mente tengo mucha hambre? Gracias, Jungkook.

Jungkook comió un poco también mientras le veía


devorar cada plato. Pensó que Jimin al fin estaba mejor
luego de eso. Comer, dormir, eran cosas importantes
que a él le hacían mucha falta. Jungkook sonrió y luego
un poco más cuando Jimin se acercó para tocar su ro-
dilla como un gesto de que estaba allí.

El camino al hospital fue hecho con un playlist de


fondo, Jimin conocía las canciones esta vez y susurró la
letra hasta tomar algo de valentía como para cantarla
por completo. Jungkook condujo con el corazón en el

138
Alfa Sustituto
fondo del estómago, pero cantó también cuando la mú-
sica lo pidió. Y eso hizo a Jimin reír. Jimin se merecía
reír.

Lo bueno de ser un alfa sustituto era que Jungkook


podía asegurarse de dar a sus clientes la mejor atención
médica. Podía conseguir una consulta con especialista
más rápido que otros omegas que tenían más tiempo
que perder. Como estaban en el servicio de sustitución el
riesgo de rechazar a los cachorros de los omegas con los
que trabajaba era mucho peor que el de los demás que
tenían una pareja estable a su lado. Jungkook utilizaba
su poder para el bien tanto como le era posible. Y si eso
significaba ir a una cita con un doctor el día siguiente y
pedir prioridad lo haría. A la mierda los demás.

Caminaron tomados de la mano por la primer parte


del camino y una vez dentro Jimin no se sintió tan bien
como antes y prefirió abrazarse a Jungkook como en
la tienda la noche anterior. Jungkook lo dejó. Jimin era
guiado mucho por sus emociones y él tenía que acep-
tarlas para poder ayudarlo a controlarlas.

Se sentaron a esperar luego de que Jungkook le


mostrara a la encargada que Jimin tenía prioridad. Las
muecas de disgusto de las parejas a su alrededor no se
hicieron esperar, pero Jungkook les mostró su cara de
asco y dejó que dijeran algo si se animaban. Eso fue algo
que Yoongi le enseñó a hacer y siempre funcionaba.

Jimin se acomodó casi sobre su regazo. El peso de las


miradas a su alrededor lo ponía nervioso y eso era pe-
ligroso. Jungkook miró a su alrededor y notó a las per-
sonas frente a ambos que no dejaban de torturar a Jimin
con sus ojos, como si él no tuviese suficiente con tener

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Alfa Sustituto
que presentarse allí con un alfa sustituto. Jungkook
gruñó bajo en su pecho, una advertencia que no quedó
perdida en el aire. La omega que asesinaba a Jimin con
los ojos apartó la mirada al instante y su alfa no se
animó a decirle nada porque los alfas de la lista negra
tenían fama de violentos y no se animaría a pelear con
Jungkook por una tontería.

Jimin levantó la cabeza tan rápido para verlo que po-


dría haberse lastimado el cuello. Jungkook lo rodeó con
una mano y le acarició la nuca por si existía algún dolor
allí, una sonrisa dulce en sus labios que lucía extraña
junto a la sorpresa en los ojos de Jimin. Él ya no parecía
tan afectado por las miradas extrañas porque Jungkook
le recordó que no estaba solo.

Jimin dormitó por la media hora de espera, su rostro


acurrucado entre el pecho de Jungkook y uno de sus
brazos y una pierna sobre el regazo del alfa. Jungkook
le acarició la espalda y murmuró el ritmo de la canción
que cantaban en el coche hasta que una enfermera llamó
su nombre.

Jimin tomó su mano, mejillas rojas al notar la aten-


ción en él y una mano sobre su vientre como forma de
protegerse. Jungkook pensó en gruñir una vez más a las
personas en la sala de espera, pero se mordió la lengua
a último momento. Si los alfas sustitutos eran juzgados,
los omegas que utilizaban sus servicios lo eran un poco
más. Las personas inventaban historias en sus cabezas
sobre por qué los habían dejado. Jungkook no sabía por
qué el alfa de Jimin lo dejó pero con solo pasar dos días
con él sabía que tenía que ser un verdadero imbécil para
dejar de lado mañanas como la que él disfrutó ese día.

140
Alfa Sustituto
—Comenzaremos por pesarte y medirte. Pasa por
aquí, por favor.

La mujer le sonrió. Jungkook la conocía, ella era la


que discutía con Yoongi sobre pesarlo cada mes. Solo
verla le hizo reír para sí mismo. Jimin no pareció encan-
tado pero comenzó a sacarse los zapatos.

—Dos de mis inseguridades juntas, creo que saqué la


lotería.

Dijo y la mujer le mostró una mueca de comprensión.

—Al menos eres guapo, cariño. Piénsalo. ¿Verdad que


es guapo, Jungkook?

Se giró para verlo mientras Jimin se sacaba la cha-


queta, ambos parecían expectantes. Jungkook asintió e
intentó controlar el rubor de sus mejillas.

—Lo es. —Dijo y Jimin lució avergonzado—. Si


quieres pueden pesarme y medirme a mí primero.

Eso hacía con Yoongi. Dejaba que lo pesaran a él para


que el muy desconfiado no intentara decir que las ba-
lanzas estaban trucadas. Jimin se mordió el labio infe-
rior, pero asintió y Jungkook le ayudó a quitarse el otro
zapato antes de deshacerse de los suyos también.

La enfermera, que ya conocía la táctica, le guiñó un


ojo desde detrás de Jimin. Jungkook recordaba vaga-

141
Alfa Sustituto
mente haberla rechazado en algún momento, o tal vez
fue a otra mujer. Ella le entregó un papel con su peso y
estatura y rio.

—Veamos cuánto aumentas esta vez.

Dijo. Jungkook miró los números. Había bajado


mucho de peso con la desvinculación de los cachorros
Jung, pero sabía que en cuanto Jimin entrara en el se-
gundo y tercer trimestre arrasaría con la alacena y en-
gordaría como un cerdo también. Era su táctica para
hacer a los omegas comer, engordar con ellos para que
no se sintieran mal por subir de peso.

Jimin lo miro a la espera de un comentario mientras


lo pesaban.

—Seremos compañeros de gordura.

Dijo Jungkook y le tocó la nariz con un dedo. Jimin la


arrugó de manera adorable.

—No puedo imaginarlo. ¿Qué le pasará a tus


músculos?

Jimin se distrajo mientras la mujer lo medía y Jun-


gkook pensó que funcionaba, sus planes siempre lo
hacían.

—Volverán cuando los cachorros nazcan. Volveré a ir


al gimnasio.

142
Alfa Sustituto
Pero eso no era suficiente. Jimin lució algo molesto
mientras la enfermera silenciosamente tomaba su pre-
sión arterial.

—Pero eso no es justo. Tú dijiste que te gustaba ir


al gimnasio y no tienes que dejar de hacerlo por mí,
¿verdad?

La miró a ella y la tomó por sorpresa. La mujer le en-


tregó un papel con su información.

—Yo creo que Jimin tiene razón, Jungkook. No uti-


lices a tus omegas como excusa para ser un cerdito y
haz ejercicio. Es bueno para ti.

Jimin asintió y luego procesó las palabras. Eso no era


lo que él quería decir, pero tenía un sentido parecido.
La mujer los echó de la habitación con la promesa de
que los llamarían pronto y Jimin ni siquiera se fijó en los
números en el papel hasta que se encontraron en una
segunda y vacía sala de espera.

—Estás delgado. —Comentó Jungkook y eso no era


una sorpresa—. Tendré que hacer más estofado.

Jimin asintió y se acurrucó sobre uno de los lados del


alfa.

143
Alfa Sustituto
El grupo de doctores se presentó cordialmente. Jun-
gkook los conocía, ellos ayudaron a Seokjin y Yoongi
también y sabía que podían hacer un trabajo excelente
con Jimin. Eran un buen equipo, ellos cuidaban de la
salud del omega y Jungkook de todo lo demás.

—Comenzaremos con una historia familiar, ¿de


acuerdo?

Hwang Mi era siempre muy particular sobre las pe-


queñas cosas. Jungkook sostuvo la mano de Jimin mien-
tras él hablaba. Él siempre estaba allí para lo que sus
clientes necesitaban y Jimin necesitaba apoyo.

—Mis padres están sanos... aunque mi padre solía


usar acónito cuando era joven. Ya no lo hace, pero lo
hizo durante años. Yo jamás lo hice, no tengo adicciones.
Lo juro. —Sonó ansioso porque le creyeran—. No sé si
eso pueda afectar a mis bebés. Tengo cuatro hermanas,
familiares en la lista negra. No lo sé... Eso es todo de
mí lado de la familia. No tenía el tipo de relación con el
padre como para saber sobre él, lo siento.

La mujer escribió al mismo tiempo en que los demás


doctores lo hacían, con un sonido de aprobación, y le
regaló a Jimin una sonrisa real.

—No tienes que sentirlo. Pediré información de su


familia para descartar otros problemas, pero si él se
niega nos meteremos en esto a ciegas.

Jimin asintió, ansioso, y le sudaron las palmas de


las manos. Jungkook intentó secarlas distraídamente

144
Alfa Sustituto
contra la tela de su pantalón y Jimin se sonrojó un poco
más.

—Lo sé, estoy listo para todo lo que pueda suceder.


Yo... yo sé que va a decirme que existen otras opciones
y que puedo dejar esto para más tarde. Ya lo pensé y la
verdad es que no quiero. Es un momento complicado,
tal vez el peor momento, pero estoy perdiendo mis posi-
bilidades de tener una manada y estos son los cachorros
que quiero. Pase lo que pase.

Jungkook lo notó, la forma en que Jimin se sostenía


el abdomen con un poco más de fuerza, y soltó su mano
para estirarla a esa. «No te rechaces», pensó, y llenó su
vínculo de orgullo y cariño hasta que Jimin tuvo que ex-
halarlo para poder soportarlo.

—Gracias.

Murmuró él. Jungkook le sonrió y no perdió la mueca


en los rostros de los doctores. Ellos siempre parecían
fascinados por lo que Jungkook hacía, como si fuera
magia. No eran más que trucos.

—Bien, entonces estaremos aquí cada paso del ca-


mino. Podemos comenzar con las pruebas que necesitas
así calmaremos un poco los nervios de Jungkook, aquí
presente.

Hwang Mi esperó a que Jimin asintiera antes de


anotar pedidos para todos los exámenes que necesi-
taría. Mientras tanto, otro doctor, Jinki, pidió permiso a
Jimin para revisarlo.

145
Alfa Sustituto
Jungkook se apoyó contra la pared, junto a la camilla
y sostuvo la mano de Jimin mientras el doctor le mos-
traba algo en el vientre de Jimin al otro. Jimin buscó una
forma de sostener su mano incluso en esa posición y
Jungkook se sintió tranquilo de que buscara su calor.

—¿Voy a ver a mis bebés?

Preguntó Jimin en un susurro, tanto a los doctores


como al alfa. Jungkook hizo una mueca triste cuando
Jinki tuvo que negarse.

—Como no tienes a tu alfa contigo te llevará un par


de semanas alcanzar el nivel de desarrollo de otros
omegas así que vamos a esperar. Le avisaremos a Jun-
gkook cuándo podrás venir, ¿sí? Una vez que alcances el
ritmo de los demás no tendrás problemas. Recuerda que
necesitas muchas marcas para eso. Un nido te vendría
bien, ¿tienes uno?

Jimin asintió ahora avergonzado.

—Eso es un alivio. Es un gran paso y es bueno que no


lo olvidaras.

Dijo Hwang Mi desde el escritorio. Y luego de un par


de palabras de aliento y recomendaciones de vitaminas
Jungkook sacó a Jimin de allí con la promesa de llamar
en caso de una emergencia.

146
Alfa Sustituto
Pasaron por el laboratorio para que Jimin se hiciera
unas pruebas y luego Jungkook condujo devuelta al
apartamento para pasar la tarde en ese nido que a Jimin
tanto le gustaba.

Jimin dejó el nido a la hora del almuerzo cuando


Taehyung apareció para visitarlo. Todavía se veía bien
aunque un poco preocupado por la cita con los doctores
de esa mañana. Jungkook preparó algo rápido para
comer y sirvió comida para tres. Les escuchó hablar
sobre esto y aquello. Taehyung les contó sobre su tra-
bajo, sobre sus nuevas ideas y Jimin discutió sobre no
entender su arte.

Jungkook sonrió todo el tiempo como un espectador.


Era bonito ver a Jimin relajarse de esa forma fuera del
nido, con alguien a quién conocía.

Hablaron sobre las pruebas que se hizo esa mañana


y cómo pronto tendría que ver a una nutricionista para
arreglar su peso. Jungkook recordó que debía pedir una
fecha y lo hizo con su teléfono antes de leer el mensaje
pasivo-agresivo de su terapeuta. La ignoró y le escribió
a su jefe para dejarle saber por qué había faltado a te-
rapia. Él entendería que Jimin era más importante.

Hoseok le envió una foto de los mellizos en algún


momento. Jungkook recordó que los extrañaba, y pensó
que era bueno tener un nuevo trabajo porque no tenía
tiempo de sentir demasiado.

147
Alfa Sustituto
Jimin y Taehyung discutían sobre si Jimin debería dar
a uno de sus cachorros su nombre y Jungkook se perdió
en los argumentos ilógicos de ambos con una sonrisa.

El teléfono de Jimin sonó y él pareció horrorizado al


ver el nombre en la pantalla. Jungkook se tensó al notar
que Taehyung hacía lo mismo. ¿Qué demonios...?

—¿Mamá? —La voz de Jimin se hizo pequeña—. Sí, lo


sé. No debí de faltar a trabajar. Lo sé, es que tenía una
cita con el doctor. No... no volverá a suceder. Lo siento.
Claro que no fui solo, mamá. Sí, sí, mi alfa fue conmigo.
No, no pudimos verlos aún. Estoy muy delgado. Sí, lo
siento. Te llevaré fotografías. Sí, le preguntaré si está
listo para conocer a la familia. Es que trabaja mucho,
mamá, ya hablamos sobre esto.

Jungkook pasó los ojos de Jimin y Taehyung entre


sorprendido y asustado a la vez y Taehyung se encogió
de hombros a pesar de que lucía preocupado.

—¿No le dijiste a tus padres que estás usando el ser-


vicio de sustitución?

Preguntó Jungkook una vez la llamada terminó y


Jimin lució a punto de ponerse a llorar.

148
Alfa Sustituto
9. SIETE SEMANAS

Jungkook podía pretender tanto como quería que


Taehyung no los estaba escuchando, pero la habitación
no tenía puerta y él podía oír al omega devorar su co-
mida ruidosamente en un intento de ahogar la conver-
sación. Jimin le había hecho enfadar una vez la sorpresa
pasó pero Jungkook no quería demostrar nada de eso
para evitar rechazos. Además, luego de pensarlo, quería
saber su razonamiento para hacer algo así.

Jimin se movió nerviosamente frente a su nido como


si este le trajera seguridad, Jungkook dejó de cruzar los
brazos para parecer menos enfadado. Jimin tenía que
confiar en él, nada menos que eso.

—No tenía pensado mentir. —Comenzó el omega con


un dejo de desesperación en la voz que Jungkook quiso
borrar—. En realidad no tenía pensado decirles nada
pero ellos lo olieron en mí y... ¡Luna Santa! Ellos son
muy conservadores y pensé que se iban a morir solo con
saber que su hijo estaba teniendo relaciones fuera de
una unión. Imagina que le diga que no solo quedé em-
barazado de un imbécil al que apenas conozco, además
no me va a marcar y no se va a hacer cargo de los ca-
chorros. Se morirían. Así que mentí, dije que él estaba
ocupado e intenté convencerlo de hacerse cargo pero él
dijo que no, porque es un maldito hijo de puta y.... Y no
pude decirle a mi mamá que su hijo menor es una zorra
que tiene celos con extraños. No pude.

149
Alfa Sustituto
Le tembló el labio inferior y Jungkook sintió pena por
él, tanta que no cabía en su pecho. Jungkook también
venía de una familia conservadora, él podía imaginar
cómo le harían sufrir esas verdades a Jimin de cono-
cerlas. Pero mentirle a sus padres tampoco estaba bien
y Jimin no pensó a largo plazo.

—Ni siquiera sé cómo te lo puedo decir a ti. Supongo


que porque puedo ver que no me estás juzgando. Pero
ellos, no solo me juzgarán, me harán a un lado y yo no
sé cómo vivir con eso. Nunca fue mi idea que esto suce-
diera, ¿de acuerdo? Yo solo quería saber cómo se sentía
estar con alguien de esa manera, sentirme deseado. No
lo sé, siempre fui bueno y esperé a que un alfa quisiera
marcarme pero nadie quería y... tengo necesidades tam-
bién, ¿sí?

Jungkook escuchó a Taehyung atragantarse en la


sala y se apresuró a tomar a Jimin en sus brazos para
calmarlo.

—Está bien, Jimin, no tienes que contármelo todo. No


te estoy juzgando. Perder a tu familia por cosas que no
puedes controlar es horrible y nadie debería sufrirlo.
Respira, por favor.

Jimin lo hizo, se relajó contra su pecho y Jungkook


pensó que podía escucharle sollozar. Pensó en el futuro,
en lo que harían y se dio cuenta de que intentaba so-
lucionar un problema de Jimin del cual él no era parte.
Jimin no debería de tener que pasar por cosas así du-
rante una etapa tan crucial de su embarazo. Era injusto
y podía ser peligroso. Jungkook se permitió un poco de

150
Alfa Sustituto
enojo porque de lo contrario explotaría.

Taehyung asomó la cabeza en la habitación y le


mostró a ambos una sonrisa a medias.

—Les dejaré hablar tranquilos. La comida estaba de-


liciosa, Jungkook. Te llamaré luego, Jimin. A la mierda tu
familia, yo te quiero.

Y sin más corrió fuera del apartamento como alma


que lleva el diablo. Jimin bufó algo entre entretenido
y confundido, y apretó la cintura de Jungkook con sus
brazos.

—No era mi intención mentir, solo sucedió. Primero


sobre el embarazo y luego sobre el lugar donde vivo y
sobre esto y aquello y ya no pude parar. No puedo de-
cirles la verdad aunque sé que debería. Al menos no
ahora, porque siento que de hacerlo me destrozaría per-
derlos y estoy a esto de perder a mis cachorros. Aunque
tal vez ellos lo preferirían, no lo sé. No... no lo sé, Jun-
gkook. Yo solo quiero estar tranquilo.

Jungkook lo meció un poco en sus brazos, un abrazo


con la fuerza justa. Jimin suspiró, respiró su aroma hasta
sentirse tranquilo.

—Lo sé, Jimin. Yo te entiendo, pero esto es jugar con


fuego. Tendrás que decirles en algún momento y estarán
enfadados porque los engañaste. ¿Estás listo para eso?

Jimin sorbió con fuerza por la nariz, no iba a llorar.

151
Alfa Sustituto
—Sí, si mis cachorros ya nacieron lo estaré. Lo que me
preocupa son ellos, ¿entiendes? El... el sentir que me re-
chazan y que mi cuerpo haga lo que hace mejor e intente
deshacerse de ellos. Yo los quiero incluso si mis padres
los verían como algo malo de saber la verdad. No quiero
dejar que me los quiten. No les miento porque me guste,
es algo necesario. Los evitaré hasta que nazcan.

Jungkook le acarició un brazo, apoyó el mentón sobre


su cabeza y suspiró sobre el dulce aroma de su cabello.

—Tendrás que ir a trabajar con ellos, Jimin. No puedes


evitarlos para siempre.

Jimin se detuvo a pensar y tembló tanto como su labio


inferior. Jungkook no supo cómo protegerlo de algo así.

—Entonces dejaré de trabajar, buscaré otra cosa que


hacer. Les diré que voy a mudarme con mi alfa imagi-
nario. No lo sé, Jungkook. Haría lo que fuera por mis ca-
chorros, tú lo entiendes, ¿verdad?

Jungkook asintió mientras empujaba a Jimin lenta-


mente hacia la mesa con el corazón en la boca.

—Entiendo. Veamos cómo podemos solucionar este


problema, ¿de acuerdo? Un paso a la vez.

Jungkook dejó que Jimin se sentara, movió los platos


de comida hacia un lado y volvió con uno de sus cua-

152
Alfa Sustituto
dernos que descansaban sobre el escritorio y un
bolígrafo.

—Voy a hacer un mapa mental de esta situación,


¿de acuerdo? —Jimin asintió, confundido—. ¿Cuál es el
problema?

Pasaron varios minutos así, Jimin respondía las pre-


guntas de Jungkook todavía algo perdido, pero intentán-
dolo de todas formas. El problema era que Jimin mintió
a sus padres sobre su alfa. ¿Por qué lo hizo? Para prote-
gerse a sí mismo y a sus cachorros. ¿Qué consecuencias
tendría decir la verdad? Y así llegaron a la conclusión de
que Jungkook ayudaría a Jimin con esa mentira.

—¿Hay algún otro trabajo que te guste además de ser


ayudante de cabina?

Preguntó en busca de una forma de ayudar. Jimin se


mordió el interior de la mejilla mientras pensaba.

—No lo sé. En realidad no es un trabajo que me apa-


sione. Lo elegí porque me gusta viajar y pensé que po-
dría ver el mundo pero en realidad solo acabé con poco
sueño y muchos problemas.

Jungkook tomó notas como un estudiante en mitad


de una clase.

—Ya veo, pero por tu trabajo tienes muchos cono-


cimientos que podrías utilizar para otras cosas, por
ejemplo, ¿hablas inglés?

153
Alfa Sustituto
Jimin asintió algo avergonzado por algo que se sentía
como alardear y se vio como una flor que se cerraba al
final del día.

—Y japonés. Mi japonés es mucho mejor que mi in-


glés, pero entiendo ambos.

Jungkook pensó en ello, se puso de pie y volvió con su


computador portátil.

—Creo que sé qué puedes hacer. Puedes dar clases.


Escucha, seré tu primer alumno. Siempre quise aprender
japonés para no tener que leer los subtítulos de anime.
Dime cuánto por cada clase y tendremos un negocio.

Jimin puso los ojos en blanco, pero movió la silla para


acercarse a observar lo que Jungkook hacía.

—No pienso cobrarte a ti.

Le vio entrar a una página de trabajos informales


y pareció reconocerla. Jungkook le ayudó a crear una
cuenta y a decidir cuánto debería cobrar por clase, sus
horarios, su futuro Allí al alcance de su mano.

—Puedes enseñar aquí mismo. Podemos ir a la tienda


y comprar una pizarra. No será mucho dinero pero te
ayudará mientras tengas el apoyo del Estado, durante
el embarazo y los primeros meses de los cachorros, y
luego podrías dar el examen de habilitación y dar clases

154
Alfa Sustituto
en una academia. Tienes exámenes internacionales
aprobados, de seguro funcione.

Jimin observó la facilidad con la que Jungkook en-


contraba soluciones y pareció preguntarse cómo sería
tener un cerebro tan práctico. Observó la foto en su
uniforme de asistente de cabina que utilizaron como su
foto de presentación por un largo rato y Jungkook le dio
el tiempo que necesitaba para pensar en todo aquello
que le viniera a la mente.

—Esto va a funcionar, Jimin —dijo luego de un


rato—, y de no hacerlo tampoco vas a pasar hambre. Lo
juro, aunque tenga que pagar de mi bolsillo, eso no me
molesta.

Estaban cerca, pero Jimin se dejó caer a su lado en un


abrazo que él aceptó.

—Eres demasiado bueno. —Pareció que quería decir


algo más, pero se lo tragó—. ¿Qué hay de mis padres?
¿Qué crees que debería hacer?

Jungkook lo pensó, se le ocurrían miles de ideas, miles


de soluciones pero ninguna parecía tan segura como la
que eligió. Un suspiro dejó sus labios, estaba a punto
de hacer una estupidez y pensó que debería hablar con
Seokjin, Yoojin o su terapeuta antes pero no lo hizo.
Jungkook era un adulto, podía cometer tantos errores
como quisiera y luego tomarse el tiempo de arrepen-
tirse de ellos. Jungkook era un alfa seguro y aburrido.
Iba a hacer una estupidez por un omega y sus cachorros,
si eso significaba salvarlos, aunque fuera lo último que
hacía.

155
Alfa Sustituto
—¿Dijiste que tu ex era un asistente de cabina
también?

Jimin negó con la cabeza algo sacado de la


conversación.

—Un piloto.

Jungkook hizo una mueca y se decidió por completo.

—Enséñame sobre aviones.

156
Alfa Sustituto
10. OCHO SEMANAS

Los días pasaron tranquilos, Jungkook casi ni se dio


cuenta de ello. Compraron una pizarra para la sala y una
cortina para separar la habitación del apartamento, así
los alumnos de Jimin no verían su nido. Jungkook ayudó
a Jimin a preparar galletitas de chispas de chocolate
para esperar a los pequeños de su primera clase. Eran
cachorritos adorables, Jungkook se sentó a un lado, con
un cuaderno nuevo, y prestó atención a la clase de ja-
ponés un poco más que los niños.

Pero era agradable, cuando ellos se salían un poco del


molde Jungkook ayudaba a Jimin a tranquilizarlos. Can-
taban canciones y jugaban con las palabras. Jungkook
sentía que se divertía más que cualquier otro día.

Los padres de Jimin no se quejaron cuando él llamó


para decir que su alfa le había conseguido otro trabajo.
Al menos Jungkook no les escuchó quejarse, y tampoco
vio a Jimin llorar. Pero escucharle hablar de él como su
alfa hizo que algo en su pecho se inflara y desinflara al
mismo tiempo. Estaba jugando con fuego y se estaba
quemando.

A la tarde, Jimin ayudaba a un pequeño grupo de


chicas a preparar un examen de inglés para el insti-
tuto mientras Jungkook preparaba la merienda. Y por
la noche Jimin le explicaba cómo funcionaba un avión

157
Alfa Sustituto
durante la cena.

Era una buena rutina, pero no podía durar.

Con el principio de la octava semana de embarazo


Jungkook notó que más ropa desparecía y aparecía en su
cama, pero no dijo nada. Su teléfono no dejaba de sonar
con mensajes de su insistente terapeuta que amena-
zaba con declararlo incapaz de realizar su trabajo si no
se presentaba a su siguiente consulta y su agenda decía
que necesitaba ver a los cachorros Jung urgentemente.

Solo entonces se preguntó si había mordido más de


lo que podía masticar.

—Jimin —llamó mientras salía de la ducha con una


toalla en la cabeza—, tengo que hablar contigo.

Jimin levantó la cabeza del libro que leía en su nido.


Jungkook notó la forma en que escaneaba su cuerpo
como si se tratara de una obra de arte antes de perca-
tarse de que le habían hablado.

—¿Hice algo?

Preguntó y sonó un poco asustado, un poco inocente.


Jungkook negó con la cabeza.

—No, no es nada de eso. —Se acercó al armario para


sacar una sudadera limpia—. Tengo que salir hoy. Te-
rapia primero y luego a casa de los Jung. Esto no es lo

158
Alfa Sustituto
ideal porque normalmente termino una desvinculación
antes de comenzar otro trabajo pero... ¿te gustaría ir?

Los ojos de Jimin dejaron de concentrarse en la es-


palda de Jungkook y brillaron. Él supuso que estaba
cansado de estar encerrado y solo salir para la compra.
Jimin era un alma libre, había elegido volar por sobre
todas las cosas antes de que sus cachorros fueran una
realidad. Jungkook pensó que debería sacarlo de paseo
un poco más seguido.

—¡Sí! —Saltó y se puso de pie para buscar ropa para


salir—. No tengo que dar clases hoy, y me encantaría ver
a los cachorros de nuevo. ¿Recuerdas cuando Minsoo
presentó su alfa?

Jungkook sonrió mientras acababa de vesitrse y Jimin


se apresuró al baño para cambiarse con un poco más de
timidez.

—Claro que lo recuerdo. Fue un momento épico.

Y lo recordaría para siempre. Jimin le dio la razón de-


trás de la puerta. Jungkook se distrajo con otras cosas,
buscó su perfume de siempre para poner un poco en su
ropa solo porque sabía que a Jimin le gustaba cuando
se mezclaba con el más fuerte de alfa. Y se arregló el ca-
bello con las manos. Últimamente se arreglaba un poco
más o se sentía mejor al respecto. Tal vez era porque
Jimin lo miraba como si fuera una obra de arte digna de
ser apreciada, pero a Jungkook le gustaba.

Jimin estuvo listo en un momento y se cargó un bolso

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Alfa Sustituto
mensajero al hombro para llevar un libro y una libreta
consigo.

—Por si me aburro mientras te espero.

Dijo, Jungkook tomó la llave del coche y lo abrazó por


la espalda. Le explicó que irían al hospital y Jungkook lo
dejaría solo por 45 minutos. Jimin le aseguró que podía
leer por esa cantidad de tiempo y Jungkook fingió sor-
prenderse a pesar de que días atrás había visto al omega
leer por dos horas seguidas.

—Eres inteligente —comentó mientras esperaban


por el ascensor—, y guapo. Wow, te sacaste la lotería.

Jimin le golpeó el pecho con una mano abierta, sin


fuerza por culpa de su propia risa. Jungkook se animó
a sonreír, había aprendido que a Jimin le gustaban los
halagos, cuanto más directos y empalagosos más los
disfrutaba. Y Jungkook tenía un diccionario entero de
bobadas para decir con tal de sacarle una sonrisa.

—Lunas... intento decidir si eres así con todos o debo


sentirme especial.

Jimin se acomodó contra su pecho, a esa hora sus ve-


cinos ya estaban trabajando y nadie se subía al ascensor
pero ellos permanecían pegados de todas formas solo
porque podían. Jungkook lo envolvió con un brazo y le
acarició el vientre con una mano. A veces, si no pensaba
demasiado, todo eso se sentía real.

160
Alfa Sustituto
—Eres especial así que deberías sentirte especial.

Jungkook pensó que de ser una pareja le besaría una


mejilla en ese momento, pero no lo eran así que solo
bajó sus brazos y se preparó para salir del ascensor.
Cuando Jimin dio el primer paso, aceptó tomar su mano
y caminaron así, con sus dedos entrelazados hasta el
coche. Jimin esperó a que las puertas se cerraran para
volver a hablar, su piel parecía brillar con la felicidad de
esa mañana.

—¿Eres así con todos, quiero decir, es esta tu perso-


nalidad o dices estas cosas porque me gusta?

Preguntó. Jungkook esperó a que se pusiera el cin-


turón de seguridad antes de encender el coche. Y se dio
el tiempo de pensarlo. Era algo complicado en su senci-
llez. Jungkook bufó.

—Es mi personalidad, creo que me gusta ser un poco


bobo y hacer reír a otros pero cuando noto que a un
omega le gusta algo lo hago mil veces. Los halagos te
gustan, te diré millones. Algo así.

Jimin se mordió el labio inferior y sus mejillas de


pronto fueron color rosa. Jungkook quiso pinchar una,
pero se conformó con mover la palanca de cambios y
sacar el coche en reversa. Jimin sonreía más última-
mente, lo que era bueno. Era como si ser capaz de tener
su propio dinero le hiciera sentir productivo y levantara
su humor un 100 %. Además, ayudaba a cocinar, prepa-
raba dulces cuando los deseaba y trabajaba en su nido
como si se tratara de un proyecto personal. Jungkook le
sacó la ropa para lavarla una o dos veces y luego le dio

161
Alfa Sustituto
sudaderas usadas frescas para que Jimin las acomodara
como quería.

Era agradable. Jungkook disfrutaba de verlo existir


en su presencia y el lobo sufría en silencio porque eso
era lo más cercano que tendrían a una manada. Era en-
gañoso porque Jimin olía a él todo el tiempo y Jungkook
amaba eso más de lo que se amaba a sí mismo.

—Me gusta eso. —Dijo Jimin y sonó algo avergon-


zado—. Generalmente no me dicen muchas cosas lindas,
es bueno sentirse apreciado.

Jungkook se encaminó a la ruta despacio y apoyó una


mano sobre la rodilla más cercana de Jimin.

—Lo sé, dulzura.

Le apretó a través de la tela del pantalón y escuchó el


sonido de la risa, como si Jimin acabara de recibir una
corriente eléctrica.

—¿Dulzura?

Preguntó con una pequeña carcajada. Jungkook pes-


tañeó mientras tomaba una curva. Y solo entonces notó
sus palabras, mejillas rojas como una manzana.

—¿No te gusta? —Jimin hizo un sonido, al parecer


no del todo convencido—. ¿Qué te parece «pequeño co-
queto»? ¿Ese te gusta más?

162
Alfa Sustituto
Iba en el lado de los coches lentos y aún así tenía que
esquivar a alfas con mala actitud, Jungkook evitó poner
los ojos en blanco e ignoró el sonido de la bocina mien-
tras esperaba a que el semáforo cambiara de color. No
iba a ponerse en peligro, y a Jimin, solo por la poca pa-
ciencia de un imbécil.

—No, en realidad me parece aún más cursi.

—Creí que te gustaba lo cursi.

Jungkook aceleró solo un poco una vez el color


cambió. Jimin hizo una mueca que él no pudo más que
imaginar.

—Sí, pero tengo límites. Soy empalagoso pero me


respeto.

Rio y Jungkook se contagió por sus ocurrencias. Esos


días se sentían tan livianos incluso con imbéciles to-
cando el claxon. Jimin buscó su teléfono en un bolsillo
para distraerse.

—Uy, omega que se respeta. —Se burló Jungkook y


recibió un empujón en el brazo—. Lo siento, dulzura, no
volverá a pasar.

Jimin pareció listo para deshacerse en el asiento, en-


vuelto en el encanto de las palabras de Jungkook. Era
tan fácil hacerle sonreír, Jungkook solo tenía que cortar

163
Alfa Sustituto
el filtro y dejarse ser un imbécil y Jimin era gelatina en
sus manos. Sonrió al llegar al siguiente semáforo.

—Para ya con tus cursilerías.

Lo detuvo Jimin y se concentró un momento en su


teléfono, todavía empujaba fuera de su cuerpo una risa
residual. Jungkook hizo una nota mental de pensar en
más apodos. Acarició la rodilla de Jimin y se mordió el
interior de la mejilla al ver como este se acariciaba el
abdomen, ahora un poco abultado, mientras leía algo
interesante. Jungkook le echó un vistazo y lo reconoció
antes de volver a empujar la palanca de cambio hacia
adelante.

—¿Qué descubriste sobre tus bebés esta semana?

Preguntó. Jimin buscaba mucha información en in-


ternet, en blogs, artículos y revistas y siempre tenía los
hechos más extraños en la palma de la mano.

—Qué son del tamaño de una frambuesa ahora. —


Dijo, sonó algo emocionado. Jungkook acabó la última
curva del recorrido y estiró una mano para acariciar el
vientre de Jimin una vez también—. Y que es normal
tener ganas de vomitar seguido.

Jungkook asintió a eso.

—Te lo dije.

164
Alfa Sustituto
Jimin soltó un sonido distraído, intentaba escuchar
y leer al mismo tiempo. Jungkook le dejó que siguiera
hasta que deseó hablar otra vez.

—También dice que los bebés ya tienen dedos. Oh,


Jungkook, sus deditos. ¿Por qué siento que voy a llorar?
¿Voy a llorar? Voy a llorar.

Jungkook bufó una risa para esconder la emoción.


Jimin estaba algo sensible últimamente, lo que era
normal y a la vez de lo más extraño y adorable que había
visto.

—Vas a llorar. —Dijo Jungkook, ya podía ver el edi-


ficio del hospital a lo lejos—. Y eso está bien porque tus
cachorros tienen deditos.

—¡DEDITOS!

Gritó Jimin y Jungkook soltó una carcajada.

Jungkook dejó a Jimin en la sala de espera. Él no pa-


reció preocupado, se acomodó en el sofá más cercano
a la puerta, se cubrió con la chaqueta que Jungkook le
ofreció, la olisqueó un poco solo porque podía hacerlo
y leyó.

Le echó un último vistazo antes de cerrar la puerta.


Jimin se veía en paz y eso lo hacía sentir tranquilo y a la

165
Alfa Sustituto
vez un poco nervioso por lo que venía.

Jisoo no estaba feliz, aunque Jungkook no recordaba


haberla visto realmente feliz jamás. Se veía impaciente
detrás del escritorio que los separaba. Jungkook se
sentó frente a ella, listo para la guerra. Y comenzó con
una de miradas. Ella esperó a que él diera explicaciones,
él se prometió que no las daría. La mujer lo amenazó
con quitarle su licencia, Jungkook quería pero no podía
respetarla.

Ella entrelazó los dedos sobre el escritorio y aguzó la


mirada. Jungkook supo que había ganado.

—Hiciste exactamente lo que todo el mundo te dijo


que no hicieras. Mírate. No terminaste una desvincula-
ción y ya tienes un nuevo vínculo. No procesaste una pér-
dida y ya conseguiste un nuevo obstáculo para poner en
tu camino. ¿Cuándo piensas vivir tu vida? ¿Eh? ¿Cuándo
estés a punto de morirte? Te encanta sabotearte, ¿no?

Jungkook se echó hacia atrás en la silla, esa conversa-


ción le importaba muy poco.

—Estoy feliz, sí, gracias por preguntar.

Dijo y Jisoo chasqueó la lengua.

—¿Por cuánto tiempo, Jungkook? Sabes que si consi-


dero que no estás en condiciones de cuidar de ti mismo
revocaré tu licencia como alfa sustituto. No puedes po-
nerte a ti y a tus clientes en peligro solo porque no eres

166
Alfa Sustituto
capaz de darte el tiempo suficiente como para procesar
tu dolor. Es inmaduro y un alfa sustituto no puede ser
inmaduro.

Luchó con las ganas de poner los ojos en blanco. Jun-


gkook era tan bueno en su trabajo, él era el mejor alfa
sustituto, él hacía cosas por sus omegas que ningún co-
lega haría. Jungkook no podía aceptar que le quitaran
todo lo que tenía porque él no quería pensar en algo que
dolía.

—Es bueno saber que matarías a un par de cacho-


rros y dejarías a un omega embarazado sufrir solo por
ser mezquina, para probar un punto. Yo intento cum-
plir, pero esto, terapia, es más como un montón de opi-
niones profesionales que puedo o no tomar en cuenta.
Y si quieres revocar mi licencia, pido una segunda valo-
ración. Todavía queda media hora de consulta, ¿quieres
que te cuente sobre mi semana o no?

Él bufó y ella bufó también. Eran alfas y se notaba.


Jungkook sabía que debería haber elegido al terapeuta
omega. Jisoo tomó un par de notas antes de asentir.

—Cuéntame sobre tu semana. Pero esto no está


acabado.

Jungkook dejó que la puerta se cerrara a su espalda.


Jimin estaba concentrado en el libro cuando el salió, no
parecía haberse dado cuenta del tiempo sentado allí
con la chaqueta de Jungkook pegada a la nariz como una

167
Alfa Sustituto
máscara de oxígeno.

Lo saludó como si hubiese pasado horas lejos, con


el movimiento de una mano y Jungkook sonrió. Los
demás alfas que esperaban por su consulta lo hicieron
también. Jimin era como el sueño de un alfa en la lista
negra, pensó él, pero no se permitió profundizar dema-
siado porque Jimin era su cliente después de todo.

—¿Vamos? — Preguntó mientras ayudaba al omega a


ponerse de pie. Le acomodó la chaqueta sobre los hom-
bros y cuando Jimin lo pidió silenciosamente, tomó su
mano—. ¿Listo para ver a los cachorros? Tengo que es-
cribirle a Yoongi para decirle que irás.

Jimin caminó a su lado mientras se alejaban. Jun-


gkook todavía estaba preocupado por lo sucedido en la
consulta, pero quería concentrarse en él, en lo que tenía
para decir.

—Ya me escribió él a mí. —Jimin pareció algo aver-


gonzado—. Intercambiamos números en el hospital y
me ha estado escribiendo, su alfa también, para saber si
estás bien y cuándo iremos a ver a los cachorros. Parece
que Minsoo ha estado llorando mucho desde que me
olió. Pobrecillo. Tiene a Yoongi de los nervios. Oh, y Ho-
seok me pidió que invitara a Taehyung, quiere darle un
regalo por el video de Minsoo que le dio a Yoongi. ¿No
es extraño? Siento que son como una manada perdida.

Jungkook asintió, acercó a Jimin más a su cuerpo al


llegar al frío estacionamiento.

168
Alfa Sustituto
—Lo son. Hoseok es el mejor alfa del mundo, siento
que te llevarás bien con él. Pero... solo para que quede
claro, no te acerques demasiado a él al comienzo. Yoongi
no dice nada pero no le gusta. Se pone celoso.

Jimin asintió y pareció tomarselo a pecho.

—Entre celosos nos entendemos.

Dijo. Jungkook rio.

—Ya creo yo que nos entendemos.

Él recordaba haber sido celoso antes del test, cuando


podía permitirse serlo.

Levantaron a Taehyung en una de esas calles artís-


ticas que estaba cerca de las residencias donde vivían
los Jung. Él habló sobre el coche de Jungkook y sobre el
libro de Jimin y todo lo que se le ocurría y justo como
antes, Jungkook hizo silenció y escuchó cómo los amigos
interactuaban. Era algo que él podía permitirse extrañar,
esa cercanía y camaradería que a veces le hacía falta.

Jimin le contó a Taehyung sobre los deditos y Jun-


gkook pensó que veía como se le aguaban los ojos a
través del espejo retrovisor.

169
Alfa Sustituto
—Deditos, Jimin, como los tuyos.

Dijo él y Jimin soltó una queja que quedó grabada en


su cerebro.

Hoseok los recibió en la puerta con Minsoo en brazos.


El bebé parecía sollozar por algo, calmado peor todavía
algo molesto. Jungkook fue el primero en la escena,
abrazó a Hoseok y pensó en tomar al cachorro, pero se
detuvo. Tenía que dejar que el padre tomara esas deci-
siones. El alfa pareció agradecido de su accionar. Una
sonrisa cansada decoró sus labios.

—Ah, tú debes ser Jimin. —Dijo mientras estrechaba


la mano de un omega y luego la del otro—. Y Taehyung.
Es un placer conocerlos. Pasen, pasen.

Jimin se aferró a Jungkook, ojos clavados en el bebé


mientras que Taehyung observaba todo como un buen
artista. Hoseok los guió a través de una espaciosa sala
llena de juguetes hasta la cocina, donde Yoongi inten-
taba cocinar y sostener a Minwoo al mismo tiempo. Él
también lloraba, probablemente porque su hermano lo
hacía.

—Justo a tiempo. Tómalo, Jungkook, necesito ambas


manos para esto.

Él se apresuró a sostener al bebé y suspiró cuando


él hizo lo mismo al sentir su aroma. A veces se sentía

170
Alfa Sustituto
culpable de que los cachorros lo quisieran tanto frente
a Hoseok, él imaginaba que el alfa también sufría al ver
que los pequeños querían a otro. Pero no había nada
que hacer al respecto. Minsoo, en brazos de Hoseok,
comenzó a chillar cuando vio a Jimin y se estiró en su
dirección.

—¿Te gustaría sostenerlo? —Preguntó Hoseok un


tanto sobrecogido por la situación. Jimin asintió—. Bien,
aquí, sostén su cabecita. Eso es.

Jimin echó un vistazo a Jungkook, a la forma en que se


mecía sobre sus pies lentamente para calmar a Minwoo
y lo imitó, al punto de copiar la forma en que lo sostenía.
Eso le hizo sentir orgulloso, Jungkook le sonrió mien-
tras Minsoo restregaba su naricita en el cuello de Jimin.

—Jungkook viene a marcar a los cachorros y acabas


haciendo el trabajo tú. —Hoseok negó la cabeza con di-
versión—. Mira a este alfa.

Jimin le dio suaves palmaditas en la cola al bebé y este


se calmó enseguida. Su aroma era una mezcla de Jimin,
Jungkook y cachorros que a Minsoo parecía fascinarle.

—Está bien, yo lo veo como práctica para el futuro.


En algún momento me va a tocar también.

Taehyung llamó la atención de todos con un carraspeo


y la tranquilidad del ambiente se rompió un poco.

—¿Puedo tomar fotografías? Es que tengo una de

171
Alfa Sustituto
Jimin con Minsoo justo ahora que es buenísima y no la
quiero desperdiciar.

Yoongi suspiró, pero Hoseok le dio permiso a Tae-


hyung y este no perdió un segundo en sacar su cámara y
prepararse para una sesión no oficial. Jimin sonrió para
una de ellas. Era algo que Jungkook quería ver más de
cerca. El rostro de Minsoo sobre el hombro de Jimin, el
mentón del omega casi apoyado sobre su rostro cuando
miraba a un lado para olisquearle el fino cabello. Jun-
gkook era un fanático de la fotografía, él podía imaginar
cómo se veía eso y era hermoso.

Hoseok y Taehyung hablaron mientras él trabajaba


con su modelo número uno: Jimin. Hablaron sobre el
video y sobre el trabajo de Taehyung, tanto sus pro-
yectos personales al desnudo como los trabajos más
clásicos de ceremonias de unión y cosas así. Antes de
su embarazo Yoongi trabajaba en la industria también.
Jungkook lo sabía porque había visto sus fotografías y
eran increíbles, la forma en la que jugaba con el color
hacía que Jungkook sintiera ganas de llorar con una sola
imagen.

Eran artistas diferentes, pero artistas en fin y en esas


cosas se entendieron con un poco de la ayuda de Ho-
seok. Yoongi y Taehyung halaron sobre cámaras y lentes
y de pronto Taehyung le preguntó sobre su pasado como
DJ y Yoongi lució como si quisiera morir mientras que
Hoseok moría de risa.

Así fue como se conocieron. Jungkook sabía la his-


toria. En la universidad, años atrás. Yoongi estudiaba
fotografía y producción musical y trabajaba como DJ en
el pub más cercano durante las noches de los fines de

172
Alfa Sustituto
semana. Se cocieron allí, una historia que todavía no le
parecía verdadera. Hoseok era el alma de la pista y poco
a poco, Yoongi comenzó a tocar música para él, para
verle bailar hasta que en algún momento el alfa decidió
acercarse y hablar. Y pasaron por un romance de locos,
o al menos eso entendió él.

Taehyung tenía la misma mueca que de seguro él


tuvo al escucharles hablar de su amor. Ese gesto que
mezclaba pena y deseo y envidia. Jimin al menos podía
disimular sus emociones un tanto mejor. Iba y venía de
un lado al otro de una línea imaginaria que se trazó con
Minsoo en brazos, tarareando una canción, acaricián-
dole la espalda. Minsoo dormía.

Taehyung preguntó si Yoongi tenía pensado volver al


trabajo y el omega asintió.

—Cuando los cachorros crezcan un poco. Lo que no


te dicen sobre ser padre es que hasta más o menos el
año estás atrapado, ¿sabes? Perdona que lo diga, Jimin,
pero este es el fin.

Jimin tembló con una risa nerviosa. Él y Yoongi te-


nían formas muy diferentes de ver todo el tema: uno ro-
mántico, otro realista.

En algún momento de la tarde Jungkook recordó


que tenía que hacer algo y con Minwoo dormido en sus
brazos se sentó en el sofá para enviar un correo a su
jefe, una queja formal por la forma en que su terapeuta
se estaba comportando, en caso de que ella quisiera
hacer una locura como revocar su licencia justo ahora.

173
Alfa Sustituto
Jungkook no le contó sobre lo sucedido con los pa-
dres de Jimin. De hecho, le habló poco de él porque no
quería insultar la memoria del omega con su mala ac-
titud. Ella notaba que no le contaba todo, pero él solo
mintió y se tragó la lengua. No podía realmente respetar
a un alfa que ante un omega que sufría no hacía todo a
su alcance para ayudarle. Podían decirle que tenía com-
plejo de caballero en brillante armadura, a él le impor-
taba muy poco lo que dijeran.

Jimin se acercó a él en algún momento y se sentó a su


lado. Lucía cansado y por el gesto, Jungkook supo que
no era el bebé sino los aromas alrededor que se las arre-
glaban para darle náuseas. Jungkook no pudo evitarlo,
estiró una mano para sacarle el cabello de la frente y
cuando Jimin se sorprendió lo disimuló al acariciar la
espalda de Minsoo también.

—¿Estás bien?

Preguntó el omega. Sostuvo al bebé con un brazo y


tomó la mano libre de Jungkook con la otra para tener
algo de contacto. Jungkook asintió, una media mentira.

—Trabajo.

Explicó. Jimin lució triste de repente.

—O sea, yo. ¿Qué hice ahora?

174
Alfa Sustituto
Jungkook le apretó los dedos con una risa suave como
una brisa. Recordó a los bebés de Jimin, tenían deditos
como los de su padre.

—No es eso. Es la otra parte del trabajo, la burocracia.

El omega asintió como si procesara las palabras


en busca de dobles significados. Soltó su mano y Jun-
gkook dejó que se acurrucara junto a su pecho, junto
a Minwoo. Se preguntó qué tan fuerte eran las náuseas
cuando Jimin no dijo nada por un tiempo.

—Has estado tenso desde que salimos de terapia. —


Murmuró Jimin cuando Jungkook pensó que callaría—.
¿Me dirías si necesitas ayuda?

Jungkook asintió con firmeza. Por alguna razón el


lobo le dijo que quería besar el cabello de Jimin. Se sintió
como un adolescente de nuevo, antes de su prueba,
cuando el lobo le daba las ideas más estúpidas y Jun-
gkook las seguía porque era un idiota. Esa vez lo ignoró.

—Oh, esto es una postal.

Taehyung entró a la sala con su cámara en las manos.


Jimin sonrió para la foto y Jungkook hizo lo mismo, pero
de todas ellas la mejor fue esa en la que Minwoo co-
menzó a quejarse y Jimin y Jungkook se distrajeron para
intentar calmarlo juntos.

175
Alfa Sustituto
11. OCHO SEMANAS

Jimin despertó con náuseas. Jungkook sabía que era


normal pero de todas formas era una imagen poco afor-
tunada. Se levantó del nido para buscar algo que pudiera
ayudar al omega a sentirse mejor. Encontró un té de
hojas de frambuesa que se apresuró a preparar. Suave
música sonaba de fondo, Jungkook le bajó un poco más
el volumen para no molestar a Jimin.

—Casi está pronto.

Gritó desde la cocina para calmar la ansiedad en el


omega. Jimin soltó un sonido como un sollozo y Jun-
gkook podía imaginar como intentaba mimetizarse con
la ropa en el nido.

—Le pediremos a Hwang Mi si puede darte algún re-


medio para que no vuelva a suceder, ¿de acuerdo?

La taza estaba caliente, mezcló un poco de agua más


tibia para que Jimin pudiera tomarlo y se encaminó a la
habitación con tanto cuidado como le era posible. Jimin
soltó un gemido de apreciación cuando lo vio, se sentó
con cuidado en la cama y estiró las manos a por el té.

—Voy a vomitar, no deberías ver esto.

176
Alfa Sustituto
Dijo. Jungkook le restó importancia. Cosas peores
había visto él. Se sentó junto a las piernas de Jimin y le
acarició el vientre con una mano, sintió la curva que se
formaba allí y cariño llenó su pecho hasta formar una
sonrisa.

—No te preocupes. Esto también es parte de lo que


hago. —Dijo mientras el omega bebía un sorbo—.
Yoongi me vomitó en el pantalón una vez y Seokjin en
el pecho. Uno de esos vómitos de proyectil que me tomó
por sorpresa. Después de eso y de trabajar con cacho-
rros, nada me sorprende ahora, ojitos. ¿Ese tampoco te
gusta? Seguiré buscando un apodo cursi hasta que lo
encuentre, cielo.

Jimin puso los ojos en blanco, pero una sonrisa apa-


reció sobre la taza y Jungkook supo que todo eso le en-
cantaba más de lo que quería dejar ver. Lo golpeó con
una rodilla y Jungkook se detuvo a sostenerla para
evitar que lo hiciera de nuevo.

—¿Qué tal si yo empiezo a buscarte apodos cursis,


cariño? No te va a gustar. Esto podría ser la guerra.

Jungkook pensó que le gustaría y a la vez no. Eso ali-


mentaría la fantasía paralela en la que vivía donde todo
el mundo parecía simplemente asumir que Jimin era su
omega embarazado y Jungkook era el alfa de una ma-
nada completa. Jungkook se preguntó si tenía derecho
a disfrutar de cosas así, quería hacerlo. Esa probable-
mente sería su única oportunidad, pero también se
sentía sucio utilizar a Jimin, que confiaba en él, de esa
forma para sus propios deseos.

177
Alfa Sustituto
—Puedes llamarme como quieras, ángel. Mientras
que me llames estaré bien.

Jimin se atragantó con un sorbo de té. Jungkook dejó


de acariciarle el vientre para golpearle despacito la es-
palda y apenas alcanzó a empujar la papelera más cerca
cuando Jimin se dio vuelta y vomitó.

Jimin se sintió mejor en algún momento de la ma-


ñana. Jungkook se mantuvo alerta mientras preparaba
un desayuno liviano y escuchaba el agua de la ducha
caer. Jimin se vistió con ropa que parecía ser de Jun-
gkook, le quedaba grande pero le hacía sentir bien y eso
era lo que importaba.

Luego de desayunar limpiaron todo para recibir a


las pequeñas alumnas de Jimin para la clase de japonés.
Jungkook cantó las canciones con ellas, pero se con-
centró más que nada en el rostro del omega y cuando él
lució demasiado cansado le ayudó a sentarse y le sirvió
más té.

Las niñas hicieron preguntas sobre Jimin, sobre


su panza y sobre sus cachorros y Jimin lo utilizó para
enseñarles a decir cachorros y luego lobo y distintos
tipos de animales que ellas encontraron interesante. Lo
acompañaron con historias sobre el zoológico. Jimin le
sonrió cuando Jungkook pasó una mano por sus hom-
bros para asegurarse de que estuviera bien y le dio un
suave apretón.

178
Alfa Sustituto
Las madres de las pequeñas pasaron a buscarlas
en hora. Ellas siempre lo hacían. Eran de esas omegas
amables y llenas de vida que escondían el cansancio de
cuidar de cachorros porque sabían de niñas que era eso
lo que querían hacer. Jimin se quedó a hablar con una
de ellas, que tenía siete hijas y toda las respuestas a sus
problemas.

Jungkook se distrajo limpiando la sala mientras Jimin


hablaba con ella en la puerta. Podía escucharle co-
mentar sobre las náuseas y cómo ella recomendaba jen-
gibre y otras cosas. Jungkook hizo una nota mental para
eso. Y cuando la mujer se despidió de ambos, él movió
una mano como saludo.

—Ella definitivamente quiere quedarse a verte. —


Dijo Jimin una vez la puerta estuvo cerrada—. No en-
tiendo a esas personas, ¿sabes? Tiene un alfa y siente
hijas y cree que tú y yo estamos juntos y esperando y
aún así hace lo que sea para quedarse a mirarte. ¿Por
qué la falta de respeto hacia su alfa y hacia mí? Qué
triste.

Jungkook pestañeó un par de veces, tomado por la


sorpresa, y se abrazó a la escoba con la que barría antes.

—Yo creo que ella es amable y que vino a buscar a su


hija y hasta te dio buenos consejos, bebé.

Jungkook sonrió cuando Jimin bufó.

179
Alfa Sustituto
—No me digas bebé ahora, ¿te vas a poner de su lado?
No me lo creo.

Jungkook dejó salir una risa nerviosa cuando Jimin


se dio la vuelta en el pasillo con las manos en el aire. Es-
taba enfadado por algo tan pequeño y parecía listo para
gritar. O Jimin era muy conservador y estricto en cuanto
a las reglas de respeto de una pareja o Jimin estaba ce-
loso. Jungkook pensó que le dolía el pecho.

—No te enojes conmigo, ¿sí? No estoy del lado de


nadie porque no hay lados aquí. Tú estás teniendo un
cambio de humor, vas a arrepentirte de esta conversa-
ción en unas horas. No llores, Jimin, no te estoy recha-
zando. Creo que eres adorable, ven aquí. Abrazo.

Jimin se encaminó cabizbajo a su encuentro y se


abrazó a la cintura de Jungkook con el temblor de un
sollozo que no llegó. Jungkook besó la copa de su ca-
bello esa vez, Jimin necesitaba todo el cariño que podía
obtener y Jungkook no era quién para negárselo.

—Lo siento. —Jimin restregó una mejilla contra el


pecho de Jungkook—. No sé qué sucedió. Y siento que
todo el mundo crea que eres mi alfa, les diré la verdad
si eso te hace sentir mejor, Jungkook. Puede que hasta
consigas un amante. Supongo que no tienes uno porque
pasas todo el tiempo conmigo.

Jungkook tomó sus palabras como lo que eran, Jimin


cambiando su humor con cada pestañeo, y les restó im-
portancia en su mente porque de lo contrario dolería.

180
Alfa Sustituto
—No quiero un amante, Jimin, y definitivamente no
quiero una amante unida. No me molesta que piensen
que soy tu alfa, estoy aprendiendo sobre aviones para
convencer a tu familia. Esto es como práctica para
ambos. Relájate un poco. ¿Quieres descansar en tu nido
mientras termino aquí?

Jimin asintió. Jungkook subió una mano para acari-


ciar el cabello de su nuca antes de dejarlo ir.

—Jungkook. —Jimin acomodaba su nido mientras el


alfa se cambiaba por una sudadera para dormir, su voz
sonó suave y algo nerviosa—. ¿Puedo preguntarte algo?

Él asintió, se giró sobre sus pies para ver al omega, con


la sudadera ahora en la mano y algo de preocupación en
el rostro. Jimin movió un suéter hacia el otro lado de su
nido y sonrió, como si eso fuese todo lo que faltaba para
que fuera perfecto.

—Es... no sé cómo preguntarlo sin sonar como un


conservador de mierda.

Rio, Jungkook se acercó hasta sentarse a su lado y


Jimin tomó la sudadera en sus manos de la capucha y
echó un vistazo a su nido.

—Puedes preguntarme lo que sea sobre lo que sea,


Jimin. No me enfadaré, lo prometo. Aunque suenes como
el más conservador de los conservadores.

181
Alfa Sustituto
Jimin sonrió. Le sacó la sudadera de las manos para
olerla y Jungkook dejó que la soltara sobre el nido para
verle sonreír. Ya encontraría otra. El omega estiró los
dedos para acariciar el diseño sobre el hombro de Jun-
gkook que tenía más cerca. Un pie pequeñito envuelto
en un círculo de flores. Jungkook observó como un
dedo recorría los pétalos y supo qué era lo que Jimin se
preguntaba.

—Es Hansol, el cachorro de la foto sobre mi escri-


torio. Fue el primero con el que trabajé, estuve con él un
año luego de que nació y supongo que dejó una marca.
Su madre me dio una foto de sus piecitos, porque yo los
encontraba tan adorables, y con su permiso le pedí a un
amigo que tatuara uno en mí piel. Que lo de adentro en-
cajara con lo de afuera, algo así. A él le gustaba pararse
en mis hombros cuando yo fingía dormir y descansar
sobre mi cara. No le veo hace muchos años, supongo que
su pie ya no se ve así.

Rio, pero sonó triste. Jimin apoyó la palma de su


mano sobre el diseño, y su mejilla contra el brazo de
Jungkook.

—¿Quieres que te cuente sobre él?

Preguntó Jungkook y Jimin asintió. Tiró del alfa con


poca fuerza pero él entendió que las historias deberían
ser contadas en el nido, acostados. Sin una sudadera,
pero con nada de frío, Jungkook dejó que Jimin se apo-
yara sobre él, mejilla sobre el tatuaje como si quisiera
sentir lo que su piel sentía.

182
Alfa Sustituto
—Era mi primer trabajo y estaba nervioso. Las clases
para alfa sustituto no me habían enseñado todo lo que
necesitaba saber, pero Hansol fue gentil conmigo. Él se
identificó mucho conmigo y yo con él, supongo. La des-
vinculación fue brutal porque él no tenía otro alfa al que
vincularse y creo que ambos sufrimos mucho.

La desvinculación de Hansol fue la peor de todas, no


solo la primera y la más dolorosa, pero la que lo golpeó
con más fuerza. Jungkook se detuvo a recordar los mo-
mentos luego del día en que se separó por completo. Re-
cordaba haberse caído y no poder levantare. Recordaba
que sus compañeros del grupo de alfas en la lista negra
casi tiraron abajo la puerta de su apartamento para ase-
gurarse de que estuviera bien porque Jungkook no dejó
su habitación en semanas. Quería morir en ese entonces
y cuando lo devolvieron a terapia le dio vergüenza decir
que solo estaba vivo porque no le había dado el alma
para hacer una locura.

Se sentía culpable de pensar miles de veces que era


injusto porque Hansol no tenía un alfa, su padre había
muerto antes de que él naciera. Hansol era de Jungkook,
él lo cuidó como si lo fuera y era tan triste saber que el
cachorro estaba solo tanto como él y aún así no se po-
dían tener el uno al otro como merecían.

Fue el momento en el que Jungkook de verdad se dio


cuenta de lo poco que valía su existencia en el mundo.
Jungkook tenía todo para dar a un cachorro que no tenía
nada y el universo le dijo «no, preferimos que esté solo
a que te tenga a ti».

—Este trabajo es aterrador, Jungkook. No sabes


lo agradecido que estoy de que existan personas dis-

183
Alfa Sustituto
puestas a hacer lo que tú, pero a la vez, es tan cruel y me
siento mal de utilizarte así. No sé qué sentir.

Jungkook lo pensó con una mueca de curiosidad a


pesar de que le picaban los ojos. Jimin tenía el corazón
más grande que su existencia. Muy pocas personas lo
veían a él de esa forma, como una persona que sufría
por algo que amaba.

—No me estás utilizando, bebé. Me pagan por cada día


que paso contigo. —Jimin lo golpeó con suavidad y luego
sobó su pecho como si se sintiera culpable—. ¿Cómo de-
cirlo? Este es el mejor trabajo del mundo. Tantas cosas
buenas suceden en él. ¿Entiendes lo que significa para
alguien... para alguien que no puede dar vida ayudar
a nutrirla? Es un sueño y sí, a muchas personas les da
asco pensar que sea así, siento si te incomoda.

Jimin se apoyó en un brazo para elevarse sobre él,


cabello sobre su rostro y aire de ángel. Jungkook lo ob-
servó a la espera, notó la mueca en su nariz, estaba algo
molesto.

—¿Cómo puedes decir algo así? —Preguntó con un


empujón en el pecho de Jungkook y le dolió—. Claro
que no me incomoda, idiota. ¿Crees que dejaría que me
llames bebé y dulzura si me incomodara? ¿Con todo lo
bueno que haces por las familias a las que ayudas y tu
crees que a mí me incomoda saber que te gustaría tener
una? Lo único que me incomoda es que creas que no
puedes tenerla. Mira tu escritorio, Jungkook, todos esos
cachorros son tuyos aunque también sean de otro alfa.
Les diste vida, y yo sé que mis cachorros te lo agrade-
cerán toda su existencia aunque sea lo último que yo
haga. Te conozco hace una semana y ya son tuyos pase

184
Alfa Sustituto
lo que pase, ¿entiendes?

No podía explicar las ganas de llorar que sintió, pero


las tragó como a un mal vaso de acónito y pensó en que
Jimin estaba emocional y diría las cosas que se le cru-
zaban por la cabeza incluso si no tenían sentido. Jimin
le dio otro empujón en el pecho, con menos paciencia.

—¿Entiendes?

Insistió. Jungkook asintió, volvió a tragar el llanto y


dejó que Jimin lo estudiara con la mirada.

—Entiendo, ángel.

Aunque no lo compartía. Hansol no era su cachorro,


y los Jung eran de Hoseok tanto como los Kim eran de
Namjoon y así sucesivamente hasta que Jungkook volvía
a estar solo. Jimin suspiró.

—Perdón por exaltarme. —Murmuró—. Es que tienes


problemas que solucionar, cariño, y quiero ayudar tanto
como tú me ayudas a mí.

Jungkook dejó que volviera a acostarse sobre él y con


el corazón repiqueteándole en el pecho supo que le cos-
taría quedarse dormido esa noche.

185
Alfa Sustituto
12. OCHO SEMANAS

Taehyung y Jimin hablaban en la cocina sobre el día


que acababa de tener el primero y el pedazo de imbécil
que le tocó el culo en la calle y salió con la cara rota.
Jimin estaba enfadado. Jungkook se secó las manos en
una tela limpia en la cocina, antes de acurrucarse a la
espalda del omega. No podía dejar que se exaltara dema-
siado. Aunque esa palabra no le gustaba para nada des-
pués de la conversación que tuvieron antes de dormir.

—¿Necesitas a alguien que pelee por ti? —Preguntó


Jungkook mientras rodeaba la cintura de Jimin con un
brazo y acariciaba su vientre. Él entrelazó sus dedos
allí—. No he peleado hace tiempo, pero no me da miedo
hacerlo tampoco.

Taehyung le sonrió, esa mueca tierna que guardaba


para las personas que le importaban.

—No tienes que pelear por mí. Al contrario de lo que


dice mi madre, no necesito un alfa. No se muevan, esta
foto es una postal.

Jimin lo pateó, pero rio cuando Taehyung volvió a


aparecer con su cámara. Jungkook acomodó el mentón
sobre un hombro de Jimin y sonrieron para el clic.

186
Alfa Sustituto
—¿Saben que hacen una pareja hermosa? Estética-
mente hablando, quiero decir. Si los cachorros fueran
tuyos, Jungkook, sus genes juntos serían hermosos.

El corazón le dolió por la falta de tacto. Jimin pareció


notar la forma en que Jungkook se tensaba y pateó a
Taehyung de lleno en el pecho. Jungkook se ofrecía a pe-
lear por un omega y Jimin lo hacía por él.

—Mis bebés son hermosos aunque su padre sea un


asco, Taehyung. Y son de Jungkook los quiera o no.

Bufó y el agarre en su mano se tensó. Jungkook aca-


rició su sudadera sobre el abdomen de Jimin con un
pulgar.

—Claro que los quiero, Jimin, ya te lo dije.

Jimin sonrió con una mueca de superación y sacó la


lengua a Taehyung. Cuando el omega se acercó le pro-
pinó un golpe en la nuca por lo que dijo antes. Jungkook
quiso besar su cabello.

—Gracias, ángel.

Murmuró sobre su oído. Se puso de pie y volvió a la


cocina para revisar la comida. Taehyung y Jimin dis-
cutieron en voz baja y Jungkook se obligó a no escu-
charlos, porque lo que sea que dijeran no era para que
él lo supiera.

187
Alfa Sustituto
—Taehyung, —llamó Jungkook con un bostezo para
esconder el dolor en su pecho—. ¿Quieres que te lleve a
casa luego de la cena? Jimin me acompañará a una reu-
nión de GAASM.

—Casa está bien. —Dijo el omega mientras tomaba


una foto de la forma en que Jimin miraba a Jungkook con
orgullo en sus ojitos—. A menos que Jimin quiera que
me quede con él. ¿Seguro que lo dejarán entrar?

Jungkook asintió.

—Ya hablé en el grupo y ellos entienden. Siempre


que Jimin se comporte bien le dejaran quedarse las
veces que sea.

Taehyung rio y se lanzó a hacerle cosquillas a Jimin,


tomado por la ternura en el gesto de su mejor amigo.

—Pórtate mal, Jimin, así Jungkook te dará de azotes


en la cola.

Jimin lo empujó con un grito de guerra que rasgó su


garganta gracias a la misma vergüenza que le pintó las
mejillas. Forcejearon por un momento como cachorros
y Jungkook se quedó mirando perplejo, preocupado por
Jimin y asustado por Taehyung cuando el otro consiguió
el poder de la pelea.

—¡Jungkook! —chilló Jimin—. ¡Auxilio! ¡Lo voy a


matar! ¡Ayúdame!

188
Alfa Sustituto
Jungkook se apresuró al sofá, el sonido de la música
de fondo se perdió cuando tomó a Taehyung por las
axilas y lo alejó de Jimin como si pesara lo mismo que
un pañuelo. Jimin respiró pesado en el sofá y se dejó
caer a lo largo mientras Jungkook dejaba a Taehyung
con cuidado en la entrada de la sala. Corrió hasta él un
segundo después, en dos zancadas, y se arrodilló junto
a su rostro.

—¿Cómo te sientes?

Preguntó. Jimin cerró los ojos para calmar su respi-


ración. Jungkook estiró una mano para sostener la de
Jimin sobre su corazón.

—Te amo, Taehyung, pero no vuelvas a hacerme pasar


por esto. Me duele, Jungkook. Ya no estoy para esto. Soy
un viejo.

Y así, se echó a llorar. Taehyung lo observó aterrado


desde detrás de la mesa, como si quisiera espacio entre
ambos, pero cuando Jungkook abrazó a Jimin, se acercó
a hacer lo mismo.

—Lo siento, Jimin. Yo solo estaba jugando. A veces


olvido que ya no puedo ser bruto contigo como antes.
Todavía creo que fue un chiste maravilloso. Aunque el
público sea difícil de complacer esta noche.

Jimin le dio un manotazo de lleno en la cara y Jun-


gkook soltó un gemido de solidaridad al dolor que Tae-

189
Alfa Sustituto
hyung debió haber sentido. Cuando este intento devol-
verle el golpe, Jungkook le detuvo la mano antes de que
terminara el recorrido y sin poder evitarlo, gruñó. Tae-
hyung se disculpó, y se hizo pequeño en el suelo ante
el sonido. Solo entonces Jungkook recordó que era un
omega y lo soltó.

—Lo siento. —Estiró una mano para sostenerlo mien-


tras se disculpaba—. Fue el lobo, Taehyung, lo siento
mucho.

Taehyung tembló, el corazón le volaba en el pecho


todavía.

—Está bien. Querías proteger a Jimin aunque fuera de


mí. Lo entiendo. Los alfas son así, ¿no? Sobreprotectores
hasta la médula. Ahora dile algo a él, que me golpeó.

Jungkook frunció el entrecejo, pero miró a Jimin y a


pesar de que quiso decir algo, sus ojos bañados en pena
no se lo permitieron.

—No puedo gruñirle así, su cuerpo pensará que lo


estoy rechazando, pero puedo darle una nalgada si eso
te hace sentir mejor.

Taehyung soltó una carcajada diabólica al tiempo en


que Jimin se quejaba en voz un tanto demasiado alta.
Jungkook disfrutó de ver a los omegas sonreír.

—¡Sí! —Gritó Taehyung—. ¡Dos!

190
Alfa Sustituto
Jimin lo empujó con un pie.

—Tampoco te abuses. —Dijo con un bufido hacia él


y luego se giró hacia Jungkook—. Una está bien. No de-
bería haberlo golpeado. Si esto le hará feliz, bueno.

Jungkook pensó que era el día más ridículo de su vida


cuando los omegas lo aprontaron todo como si fuera
algo que hacían seguido. Jimin se puso de pie despacio
solo para arrodillarse sobre el sofá después y abrazarse
al respaldo donde apoyó su mejilla. Taehyung tiró de
sus caderas para perfeccionar la posición.

—Perfecto. —hizo un marco con sus dedos para ase-


gurarse—. Ahora nuestra estrella principal y su mano
de oro. Haz que suene.

Jungkook no pensaba que sería algo tan serio. ¿Qué


clase de vidas llevaban estos dos? Se preguntó si esto
era algo que hacían de jóvenes, y le pareció extraño
imaginar a un Taehyung adolescente dándole nalgadas
a Jimin. Él no podía pensar ese tipo de cosas.

—Yo solo iba a... no puede ser tan fuerte.

Jungkook sonó tan confundido como se sentía por


toda esta locura que parecía ya ser un ritual para los
amigos. Jimin suspiró sobre el respaldo y Jungkook no
lo miró porque solo imaginarlo trajo ideas a su cabeza
que tampoco deberían estar allí.

191
Alfa Sustituto
—Está bien, Jungkook.

Dijo Jimin. Taehyung se emocionó un poco más.

—Sí, Jungkook, es solo un juego y un castigo a la vez.


Es divertido. Espera a ver su reacción. A Jimin...

—¡A Jimin nada!

Gritó el omega y Taehyung giró sobre sus talones en


una risa, pero nunca le dijo qué le pasaba a Jimin.

—Bueno, lo haré entonces.

Jungkook asintió. Se acercó al sofá, con una rodilla


junto a una pierna de Jimin y acarició su trasero una vez
para medir su fuerza. Taehyung soltó un sonido encan-
tado solo por la emoción del momento y cuando Jun-
gkook llevó la mano hacia atrás y el sonido de su mano
al golpear a Jimin llegó a sus oídos, suave pero todavía
válido, se desarmó en risas.

Jimin soltó un gemido que definitivamente no era de


queja y estiró una mano para sobarse el lugar donde
dolía.

—No volveré a golpear a Taehyung así, cielos. ¿Qué


tienes en las manos?

Taehyung se dejó caer sobre el sofá para reír con más

192
Alfa Sustituto
ganas y Jimin se giró para acomodarse a su lado.

—Lo siento.

Jungkook tomó la mano libre de Jimin y le acarició


los dedos. El omega le restó importancia con un movi-
miento de hombros.

—Si te mereces una nalgada, te mereces una nalgada,


¿verdad, Tae?

Taehyung asintió.

—Cosas de omega.

Dijo y Jungkook se sintió perdido.

Taehyung vivía en un estudio barato en la parte ar-


tística, Jungkook estacionó frente al edificio de aparta-
mentos y esperó a que el omega desapareciera detrás
de la puerta de cristal antes de dirigirse a la sala de re-
uniones. Jimin estaba de buen humor, la comida estuvo
deliciosa y comió mucho más que otros días, en especial
cada vez que Jungkook le llevaba comida a la boca con
su cuchara.

Escuchaban música otra vez. Algo suave que pasaban


en la radio esa noche. Jungkook no conocía la letra, pero

193
Alfa Sustituto
Jimin sí, y le regaló una interpretación hermosa con su
voz divina. Jungkook sonrió todo el camino y se sintió
triste al apagar el coche cuando aparcó frente al edificio
de reunión.

Jimin se acurrucó debajo de su brazo cuando bajaron


y se encaminaron al mismo paso hacia la entrada. Jun-
gkook rio cuando el omega los empujó hacia un lado y
se bambolearon como una pareja borracha en acónito
antes de llegar a la puerta. Los alfas entraban despacio y
se saludaban con cariño. Jungkook se preguntó si por al-
guna razón la luz brillaba más fuerte esa noche porque
él se sintió un poco más vivo que la última vez.

Yoojin, por razones interesadas —conocer y juzgar a


Jimin— había tomado el trabajo de recibir a todos en la
puerta. Jungkook rio al verla, maldita entrometida.

—¡Jungkook! —Gritó ella al verlo—. Miren todos,


Jungkook recordó que tiene amigos.

Una risa colectiva llenó el espacio y Jungkook se


sintió extraño de pronto porque él no los veía como sus
amigos y a la vez sí. Era una negación personal, no era
culpa de ellos.

Yoojin lo abrazó al verlo. Jungkook se preguntó si


estaba preocupada por él. Ellos se conocían de tanto
tiempo, ella había sido una de las personas que casi tiró
la puerta de su apartamento para asegurarse de que es-
tuviera bien cuando se desvinculó de Hansol. Ella había
visto lo peor en él y todavía sonreía al verlo sonreír.

194
Alfa Sustituto
—Y tú debes ser Jimin. —Soltó a Jungkook para
atacar a su presa—. Por la Luna eres guapo. Si algún
día te cansas de Jungkook hay una enorme fila de alfas
como él que te besaría las botas aquí dentro. Yo no, no
me gustan los penes, lo siento, cariño.

— ¡Yoojin! —Jungkook soltó una carcajada al ver el


rostro sorprendido y aterrado de Jimin—. Déjalo en paz.
Ninguna de estas bestias se acercará a ti si no quieres
que lo hagan Jimin.

Yongguk apareció en la puerta para ver de qué se


trataba todo el estruendo y una sonrisa de esas que
mostraba sus encías iluminó su rostro y volvió sus ojos
pequeños cuando vio a Jimin parado allí, detrás de Jun-
gkook, con cara de no saber qué hacer con la informa-
ción que Yoojin le dio.

—Ah, no le hagas caso. Nadie te hará nada aquí.


Somos bestias muy bien comportadas. —Dijo él. Yoonjin
bufó—. ¿Quieren pasar o van a hacer a un...? ¿Cómo di-
jiste que era tu nombre?

Jimin estiró una mano para estrechar la tatuada del


hombre cuando él la ofreció.

—Jimin. Mi nombre es Jimin.

Él asintió.

—¿Quieren pasar o van a hacer a Jimin pasar frío?


—Dijo él entonces. Jungkook empujó a Jimin dentro

195
Alfa Sustituto
despacio—. Lo siento, casi te llamo «un omega» por la
costumbre. No volverá a suceder.

Jimin echó un vistazo a Jungkook y este se encogió de


hombros. Yongguk era muy particular en su forma de
tratar a las personas para no lastimarlas. Él había de-
jado de prestarle atención hacía ya un tiempo.

—Gracias.

Dijo Jimin y poco a poco otras personas se fueron pre-


sentando lentamente para no asustarlo. Le ofrecieron
una silla en la esquina más calientita del local, Yoojin
le trajo una manta, Yongguk una taza de té. Jungkook
no sabía cómo sentirse al respecto porque parte de él
estaba muy orgulloso de las personas con las que se re-
unía y de Jimin, que era tan querible pero a la vez... ese
era su maldito trabajo.

—Traje un libro. —Jimin lo sacó de su bolso para


mostrarle a Yongguk cuando él hizo un comentario
sobre lo mucho que se iba a aburrir—. Y tengo música
en el teléfono, Jungkook me prestó audífonos. Estaré
bien. No se preocupen por mí, por favor.

Jungkook despeinó el cabello de Jimin en una forma


que él le pareció natural pero al resto de los alfas tan po-
sesivo que Yoojin y Yongguk soltaron carcajadas iguales.
Eran como sus padres, mierda.

—¿Quieres algo más?

196
Alfa Sustituto
Preguntó y se arrodilló frente a Jimin para mirarlo
mejor a la cara. Él estaba sonrojado y sobrecogido por
todo. A Jimin le encantaba la atención, pero de seguro
había un límite incluso para él.

—Estoy bien, Jungkook. Ve a empezar con tu reunión.


Si me siento mal empujaré mi silla hasta a ti, ¿eso es-
taría bien?

Miró a Yongguk a un lado de Jungkook como si se tra-


tara del jefe de una manada de alfas en la lista negra.
Jungkook supuso que él lo era.

—Si te sientes mal solo grita y Jungkook vendrá hasta


aquí. No tienes que pasar por el trabajo de empujar la
silla.

—Yo cargare tu maldita silla si te sientes mal. —Dijo


Yoojin—. Cielos, Jungkook, ¿cómo me anoto para alfa
sustituta?

Yongguk se acercó a la mujer, la tomó por los hom-


bros y la alejó de Jimin con un montón de quejas sobre
cosificar a los omegas como a ella no le gustaba ser
cosificada.

—Lo siento —dijo Jungkook con una mueca—. Al-


gunos aquí no tienen mucho contacto con omegas se-
guido y tú hueles muy bien para nosotros debajo de
todo mi aroma.

Jimin asintió y buscó a la mujer con la mirada para

197
Alfa Sustituto
sonreirle.

—Ella me cae bien —dijo mientras jugaba con las


hojas de su libro—. Cree que soy lindo.

Jungkook asintió varias veces, escondió el cabello de


Jimin detrás de una de sus orejas con la punta de los
dedos y sintió el calor que el contacto traía consigo.

—Últimas noticias: todos aquí lo hacemos. Este es tu


público perfecto, bebé. —Jimin lució encantado—. Llá-
mame si me necesitas.

—Lo haré.

Jungkook se sirvió una taza de café mientras obser-


vaba como Jimin se ponía los audífonos para darles pri-
vacidad a pesar de interrumpir en su reunión. Se sentó
en el lugar más de cerca y notó por las muecas de todos
que esperaban detalles. Ellos nunca habían conocido a
uno de sus clientes. Como los otros tenían o tuvieron
alfas, necesitaban menos a Jungkook y él los dejaba
solos por algunas horas cada varios días. Pero con Jimin
era diferente, estos primeros meses lo verían mucho.

—¿Quién quiere empezar?

Preguntó Yongguk con un gesto que le dejó saber que


estaba encantado con la situación. Jungkook frunció el
entrecejo.

198
Alfa Sustituto
—Lo haré yo. —Dijo y vio como todos se movían un
poco hacia el borde del asiento—. Esta semana pelee
con mi terapeuta.

Todos se dejaron caer sobre sus sillas con una queja


y Jungkook se animó a carcajearse. Sus ojos se encon-
traron con los de Jimin a la distancia y él se meció al
ritmo de la música solo para hacer que el corazón de
Jungkook se estrujara.

199
Alfa Sustituto
13. OCHO SEMANAS

Jungkook estaba ansioso, tal vez más que Jimin. En-


trelazó los dedos con los del omega y deseó llevárselos
a los labios para plantar un beso en el revés de su mano.
Jimin tembló sobre la camilla y clavó los ojos en la má-
quina a su lado. El aire frío tocaba el gel sobre su vientre
y aumentaba sus nervios.

Los doctores hablaban entre ellos por lo bajo, re-


visaban el ultrasonido que acababan de realizar para
saber si era seguro mostrarle los resultados a Jimin. Esa
era una cita decisiva para él y sus cachorros. Planearían
su futuro a partir de ese momento. Sus otras pruebas
estaban bien, Jimin necesitaba subir de peso y ya se es-
taban encargando de eso. Jungkook suspiró y le pidió
a la Luna que tuviera piedad con ambos, pero más con
Jimin.

El doctor Jinki se acercó a la camilla después de ha-


blar con el técnico a su lado y les sonrió. Jungkook buscó
algo en la mueca, algo que pudiera estudiar y analizar
hasta que él habló.

—Tengo buenas y mejores noticias. ¿Cuál prefieres


primero?

Jungkook ya no sentía las piernas, esto era un mo-


mento clave. Jungkook suspiró y bajó la vista solo para

200
Alfa Sustituto
notar la forma en que Jimin lo miraba como si Jungkook
fuera quien puso el sol en el cielo esa mañana. Él insis-
tiría hasta su último aliento, Jungkook era quien le dio
vida a sus cachorros.

—Las buenas.

Jimin rio, lágrimas pintaron un brillo especial en sus


ojos. Jungkook notó cómo exhalaba el peso que cargaba.
Jimin se merecía tanto, era un luchador. Él quería creer
que las cosas buenas también le pasaban a las buenas
personas.

—La primera noticia es... Felicitaciones, tendrás dos


cachorros. —Dijo él con un sonido de felicidad ge-
nuino. Jimin jadeó y estrujó la mano de Jungkook hasta
que perdió circulación—. La otra noticia es que estás
mejorando mucho y no sé qué es lo que Jungkook hace
pero están sanos y parecen tener vínculos fuertes. ¿Te
gustaría escuchar sus latidos ahora?

—¡Sí! Quiero verlos, por favor.

Jimin casi gritó y Jungkook pensó que podía sentir


sus emociones en la piel. Los cachorros estaban bien
y su trabajo funcionaba. Lo extraño era que con Jimin,
no se sentía como trabajo. Se sentó en la silla junto a la
camilla y observó la pantalla que acababan de acercar
hacia Jimin.

—Ese es el corazón de cachorro A. —Dijo el técnico


con un ligero acento—. Ahí puedes ver cómo late. Y su
cabecita, eso es un brazo y otro brazo. Lo mediría pero

201
Alfa Sustituto
está enroscado en sí mismo.

—O misma.

Dijo Jungkook. Jimin asintió, totalmente concentrado


en cada pequeña cosa.

—Ya tienen riñones también, ¿verdad?.

Mencionó y ambos doctores asintieron.

—Haz estado estudiando.

Comentó uno de ellos. Jimin limpió una lágrima en


su mejilla. El técnico lució incómodo. Algunos alfas se
sentían de esa forma al ver a un omega llorar. Jungkook
lo ignoró, cosas más importantes sucedían frente a sus
ojos.

—Ahora el corazón de cachorro A. Y luego podremos


escuchar el de cachorro B, ¿de acuerdo?

Jimin estuvo a punto de asentir pero con apretar un


botón algo en él cambió. Sus ojos se volvieron enormes
y estiró su otra mano para tocar uno de los brazos de
Jungkook para buscar fuerza en él. El sonido acelerado
de un latido llenó el pecho de Jungkook de vida.

—Lunas... —susurró Jimin con una lágrima—. Lo


siento, pensé que los perdería por tanto tiempo y escu-

202
Alfa Sustituto
char que sus corazones laten... Gracias, gracias Jungkook.

Él no supo qué hacer con el agradecimiento, pero


sostuvo a Jimin junto a su pecho. Escucharon los latidos
de ambos cachorros y para cuando les permitieron
abandonar la clínica Jimin llevaba consigo un sobre con
fotografías.

—Toma, —Dijo y sacó una—. Es pequeña, puedes lle-


varla contigo.

Jungkook la observó. Era borrosa, un mar gris inen-


tendible, pero él podía ver a los cachorros allí, del ta-
maño de frambuesas. Calor ardió en su pecho, esa vez,
Jungkook quiso llorar.

—Gracias.

Murmuró. Jimin tiró de él hacia el estacionamiento,


abrazado a su cintura como tanto le gustaba.

—Mamá, ya te dije que te enviaré las fotos por el co-


rreo. Sí, el que llega a la puerta de casa, mamá. Creo que
Taehyung dijo que la empresa se llama El lobo veloz,
algo así. ¡Mamá!

Jungkook continuó picando las verduras en silencio,


escuchaba cómo el omega daba vueltas a la sala con el
teléfono en una oreja y discutía con la mujer que no

203
Alfa Sustituto
quería escuchar. Él no quería ser un entrometido, pero
prestaba atención para saber si Jimin necesitaba de su
presencia.

—Yo... No, no estoy marcado, mamá. ¿Cómo llegamos


a este tema de nuevo? Yo te estaba contando que es-
cuché los latidos de tus nietos y... ¿tú me discutes si mi
alfa me clavó los dientes o no? De acuerdo, perdón, no
volveré a hablarte de esa forma, mamá. Lo siento.

Jungkook se mordió el labio inferior. La madre de


Jimin era de ese tipo de personas conservadoras. De
seguro se moriría de vergüenza de saber que Jimin
dormía en la cama de un alfa como Jungkook. Era una
pena porque Jimin parecía quererla mucho y ella solo lo
hacía sentir estresado cuando él menos lo necesitaba.
Jungkook se secó las manos lentamente mientras se
acercaba a la sala para observar el lenguaje corporal de
Jimin, para saber si estaba bien.

—Mamá, escúchame, por favor. No estoy marcado,


¿de acuerdo? Es que mi alfa está ocupado... ¡no, por
la Luna, no! Su trabajo también es importante. ¿Por
qué no lo sería? ¿Por qué no es suficiente que se haga
cargo? ¿Por qué tiene que morderme también? Bien,
de acuerdo. Le diré que tiene que hacerme un omega
digno, mamá. Gracias.

Jungkook observó cómo lanzaba el teléfono al sofá


luego de cortar, pero se apresuraba a revisar la pan-
talla enseguida. Jungkook se dirigió a su lado en un par
de zancadas. Cuando lo vio, Jimin se dejó caer en sus
brazos como él esperaba. Le dejó respirar un momento,
hasta calmarse lo suficiente y solo acarició su espalda y
su cabello con un nudo en la garganta.

204
Alfa Sustituto
«Un omega digno», qué frase más asquerosa. Jungkook
no había escuchado algo así en muchos años. Era como
si la familia de Jimin se hubiese quedado atrapada en
un pasado estático. Le dio lástima, tanto por ellos como
por Jimin.

—Yo creo que no existen los omegas indignos, pero


de hacerlo, tú eres, sin dudas, un omega digno así sin
morder.

Dijo, Jimin soltó un sonido que pareció un sollozo.

—Ya... No quita que para las personas que creen que


existen los omegas indignos soy uno con todas las letras.
Tener sexo sin una marca permanente, lo hice. Quedar
embarazado de un perfecto extraño, lo hice. Decidir
tener a los cachorros sin un alfa, lo hice. Creo que soy la
peor pesadilla de mi familia.

Jungkook asintió. Él sabía un poco sobre eso. Ser la


pesadilla de una familia que ni siquiera le escribía para
saber si estaba vivo.

—Cuando eres un adulto eso realmente no debería


importar. Esta es tu vida y tienes que vivirla como te
gusta a ti y si a ellos no les gusta entonces, pues, su pér-
dida. Si ponen tu supuesta «dignidad» sobre sus nietos
ya sabes el tipo de persona que son, ¿no? Además,
¿desde cuándo tener sexo sin marcas te hace indigno? Si
es así, lo siento, yo también soy indigno.

205
Alfa Sustituto
Jimin lo apretujó un poco más y suspiró una risa.

—Míranos. Par de indignos siendo indignos juntos.


Estoy abrazando a un alfa que no me ha marcado, ¡qué
indigno!

Se alejó con un asco exagerado. Jungkook se echó


hacia atrás también y fingió llorar.

—Dormí en la misma cama con un omega que no he


marcado, ¡soy indigno!

—¡Indignos!

Gritó Jimin y en su voz pareció encontrar un poco más


de la fuerza que la llamada le quitó. Jungkook se apre-
suró a abrazarlo y se balancearon sobre sus pies camino
a la cocina, donde la comida pedía atención también.

—¿Estás listo para la cena, indigno, cielo?

Jimin se detuvo a mirar una foto del ultrasonido que


pegó al refrigerador y sonrió hasta que la tristeza se de-
rritió en su pecho.

—Estoy listo, indigno, cariño.

206
Alfa Sustituto
14. OCHO SEMANAS

Jungkook se sintió confundido, los bordes de su vi-


sión eran borrosos, como una fotografía que no acababa
de revelarse. El apartamento estaba en silencio y él se
apresuró a la habitación en busca de Jimin. Todo lo que
importaba era Jimin.

Lo encontró en su nido, envuelto en sábanas blancas


que no reconocía. Luz parecía flotar sobre su cabeza
como un verdadero ángel. Jungkook tragó y se acercó a
él ahora mareado por su brillo. Jimin le sonrió y estiró
sus brazos hacia él para mostrarle algo.

—Mírala, tiene tu boca. —Dijo aunque Jungkook no


veía nada—. Te dije que eran tuyos.

La última sílaba lo despertó con un sobresalto. Jimin


se movió ligeramente a su lado y se acurrucó un poco
más sobre su pecho. Jungkook se detuvo a escuchar la
forma en que le retumbaba el corazón e intentó conven-
cerse de que los sueños no significaban nada. Pero lo
hacían. Tenía que hablar con alguien, tenía que decirle
a alguien sobre este dolor o sabía que acabaría ence-
rrado en su habitación dejándose morir sobre la cama
otra vez.

Se alejó de Jimin tan despacio como podía y tomó su

207
Alfa Sustituto
teléfono de la mesa de noche. No podía llamar a su tera-
peuta y Seokjin le diría que tirara a Jimin por la ventana
y se preocupara por sí mismo, solo porque no quera ob-
jetivo cuando se trataba de Jungkook. Suspiró mientras
cerraba la puerta del apartamento a su espalda y se apo-
yaba contra la pared del pasillo. Sus vecinos dormían,
Jungkook debería de estar haciendo lo mismo.

«Te dije que eran tuyos», ¿qué mierda significaba


eso?

Jungkook llamó a la persona más racional que co-


nocía. Dudó primero en llamar a Yoongi, pero con el poco
sueño que recibía sabía que lo mataría en la mañana.

—¿Hola? —La voz de Namjoon se coló por el altavoz,


grave y cansada y Jungkook lo imaginó restregándose
un ojo con un puño—. ¿Hola? Son las tres de la mañana,
Kook. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?

—¿Son las tres de la mañana? —Preguntó y notó que


no había mirado el reloj por la ansiedad en su pecho—.
Lo siento.

Namjoon comenzó a moverse del otro lado y sabía que


se ponía de pie para no despertar a Seokjin. Un suave,
«Ah, Joonie-ah, quédate», llegó a los oídos de Jungkook
y le pareció demasiado personal como para escucharlo.

—No te preocupes por eso ahora, ya me desperté. —


Namjoon susurró mientras cerraba una puerta—. ¿Qué
sucedió? ¿Tienes ansiedad de nuevo?

208
Alfa Sustituto
—Algo así. En realidad, no sabía a quién llamar.
Seokjin me haría dejar de trabajar por una pequeñez
como esta y tú eres la persona más sensata que conozco.
Lo que daría por tener tu cerebro en estos momentos.

Namjoon rio, le escuchó bajar las escaleras y algo que


sonó como que abría el refrigerador.

—Bien, ignorando ese comentario de asesino serial...


¿Quieres contarme lo que sucedió?

Jungkook se sintió avergonzado de pronto.

—Tuve un sueño.

Dijo y Namjoon se atragantó con un suspiro de enojo


porque era demasiado bueno como para dejarle saber
que era una molestia.

—¿Qué tipo de sueño, Jungkook? Creo que ya eres su-


ficientemente grande para saber que a veces los alfas
sueñan con omegas de esa forma, ¿verdad?

Jungkook chistó.

—¡No eso! ¡Lunas... no! —Namjoon rio del otro


lado—. ¿Sabes que tengo un nuevo trabajo, verdad?

Namjoon soltó un sonido de aprobación y luego dejó

209
Alfa Sustituto
caer algo por la sorpresa.

—¿Estás teniendo sueños húmedos con tu cliente?


¿No lo hiciste con Seokjin o sí? Bueno, ¿y si lo hiciste
qué? Cada uno tiene derecho a fantasear con lo que se le
da la gana. Pero Seokjin es mío...

—Ay, por el amor de la bendita Luna y todas las


putas Lunas de Júpiter, Namjoon, ¡qué no! Fue un sueño
inocente. ¿Quieres dejarme hablar? —Le ardían las me-
jillas—. Y no soñaría sobre Seokjin, es como mi padre.

—Mejor así. —Namjoon sonrió—. Ahora cuéntame,


por todas las putas Lunas de Júpiter, ¿qué está pasando?

Jungkook suspiró. Decirlo en voz alta lo haría real,


pero tenía que hacerlo. Una mueca de desagrado pintó
su rostro al tiempo en que el corazón le bailaba al ritmo
de la ansiedad.

—Él, Jimin, estoy hablando de Jimin, ¿de acuerdo? Él


siempre dice que sus cachorros son míos porque yo les
doy vida, algo así y tuve un sueño en el que ellos nacían
y él decía que... que eran míos, bueno, de verdad.

Silencio del otro lado de la línea lo puso de los ner-


vios. Luego, una exhalación larga.

—Seokjin tenía razón. —Dijo Namjoon mientras


masticaba algo—. ¿No conoces a este omega hace una
semana? ¿Y ya estás así? Bueno, Jungkook, fue un placer
conocerte, de esta no sales vivo.

210
Alfa Sustituto
—¡Namjoon!

Casi gritó y alguien en el apartamento del frente chistó


para hacerle callar. Jungkook se resbaló por la pared
hasta sentarse en el suelo como un globo desinflado.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Qué esto es normal?


Bueno, no soy un experto pero, ¿te ha pasado antes? La
información que tengo dice que no. Tengo teorías por si
quieres escucharlas ya que me despertaste a esta hora...

Jungkook se mordió una uña. No había hecho eso


en tanto tiempo y sabía que una vez que empezara las
tendría destrozadas en unos minutos, sangrando hasta
esconder el dolor que guardaba dentro con el de afuera.

—Dime.

Se hizo pequeño contra la pared.

—Haz pensado... y no me grites ahora, ¿de acuerdo?


¿Haz pensado que tal vez sientes esto mucho más que
tus demás trabajos porque Jimin te está ofreciendo lo
que más quieres con un lindo moño para llevar? —El
corazón de Jungkook se estrujó—. Es un omega, está
solo, te necesita, sus cachorros no tienen un padre que
te quite el lugar una vez el trabajo termine, él te ofrece
a sus bebés como suyos. Jungkook, esto es tu sueño, ¿no
crees que por eso sueñas con ello?

211
Alfa Sustituto
—No.

Se apresuró a decir, pero no tenía nada más para


agregar. Solo «NO» en letras grandes y en negrita.

—Bien, entonces teoría «B». —Namjoon suspiró y


se detuvo a beber algo de agua—. ¿Haz pensado que tal
vez te golpea tanto porque Jimin podría ser tu omega
destinado?

Jungkook se atragantó con la salvia y su vecino


tuvo que chistar otra vez al escucharle toser tan
descaradamente.

—Destinado y lista negra no van en la misma frase,


Namjoon.

Le dijo. Casi podía verle rodar los ojos.

—No es lo que la ciencia dice, Jungkook. —Pareció


sonreír—. ¿Qué te parece si ignoras los mensajes se-
cretos de tu lobo asustado por algo que realmente
desea y te das la oportunidad de conocer a un omega
que podría ser todo lo que mereces? Solo piénsalo y
hazlo porque no me despertaste a las tres de la mañana
para nada. Buenas noches, hijo, le diré a tu papá que te
llame cuando despierte. «Adiosss...». Piensa mucho en
mí... ¿Qué haces despierto, Seokjin? Es Jungkook, tiene
ansiedad de nuevo. Ya cortó, ya cortó, ¡ya cortó!

Jungkook se apresuró a cortar la llamada con el co-


razón en la boca. Seokjin lo mataría.

212
Alfa Sustituto
La puerta del apartamento se cerró despacio a su es-
palda después de que Jungkook se dio el tiempo de res-
pirar. Las palabras de Namjoon todavía daban vueltas
en su cabeza. Sueños y omegas destinados, por la parte
oscura de la Luna, Jungkook no era un cachorro para
que le contara promesas vacías.

Jimin estaba despierto, se revolcaba en el nido y Jun-


gkook podía sentir que extrañaba su calor. Se acercó
despacio para no molesarlo y dejó el teléfono sobre la
mesa de noche una vez más antes de acostarse.

—Perdón por despertarte.

Murmuró. Jimin bostezó.

—Pensé que habías ido al baño pero como no te


sentía creí que había sucedido algo con los cachorros
Jung. ¿Están bien?

Jungkook se acurrucó bajo las mantas junto al omega.


Su cerebro solo decía sueños y destino y él se sentía en-
fermo del estómago a ese punto. Jimin no era su desti-
nado o su sueño, Jimin era fácil de querer, solo eso.

—Ellos están bien. Yo solo tuve un mal sueño y llamé


a alguien para calmar mi ansiedad. A veces lo hago.

Sonrió para parecer más tranquilo y Jimin soltó un


sonido entre comprensivo y una queja. Se detuvo a aca-

213
Alfa Sustituto
riciar uno de los tatuajes en el brazo de Jungkook que
tenía más cerca.

—¿Por qué no me llamaste a mí?

Preguntó. Jungkook pensó que no podía decirle que él


era parte del problema. Jimin al menos tuvo la decencia
de no escuchar su conversación afuera.

—Porque tienes que dormir mucho para tener cacho-


rros sanos.

Dijo al fin con una media sonrisa. Jimin suspiró.

—Al menos llámame si vuelve a suceder, ¿sí? Ahora...


ahora te cantaré para dormir y calmar tu ansiedad. Dé-
jame pensar una canción, ¡Ah, sí!

“Somewhere over the rainbow, way up high

And the dreams that you dream of, once in a lullaby

Somewhere over the rainbow, blue birds fly

And the dreams that you dream of, dreams really do


come true

Someday I’ll wish upon a star

214
Alfa Sustituto
Wake up where the clouds are far behind me.

Where trouble melts like lemon drops,

High above the chimney top,

That’s where you’ll find me.

Somewhere over the rainbow, bluebirds fly

And the dream that you dare to

Why, oh why can’t I?

I see trees of green, red roses too

I watch them bloom for me and you

And I think to myself, what a wonderful world “

215
Alfa Sustituto
15. OCHO SEMANAS

—Ah, —Jimin se quejó en mitad de la tienda en el


medio de una larga crítica a una omega que no dejaba
de observar a Jungkook como un trozo de carne que se
le antojaba mucho—. Cielos, y ve que voy de tu mano y
aún así lo hace. ¿Qué le pasa a la gente de hoy?

Jungkook rio mientras daba vuelta a una caja de té


que pensaba podía gustarle a Jimin. La chica le daba
igual, pero a él le daba mucha rabia y Jungkook lo en-
contraba adorable.

—No tienen decencia.

Comentó. Jimin bufó, colocó una botella de mirín en


el carro de la compra sin interés.

—Imagina ser tan guapo que la gente te mira incluso


cuando tienes a alguien de la mano. —Dijo Jimin con un
suspiro—. Jamás me pasó.

Jungkook se detuvo para observarlo con una mueca


llena de incredulidad.

—Mentira. —Chistó—. En la entrada, el tipo de la


puerta no dejaba de mirarte el trasero e ibas bajo mi

216
Alfa Sustituto
brazo. ¿De qué hablas?

Jimin levantó los ojos de los productos enseguida y


brillaron cuando los concentró en Jungkook.

—¿En serio? No lo vi, ¿quién es? Oh, espera... estoy


comportándome como un zorro. —Asintió un par de
veces para sí mismo como si acabara de tener una con-
versación personal con su propio cerebro—. Me me-
rezco una nalgada.

Jungkook se atragantó con su saliva justo cuando una


pareja mayor pasaba junto a ellos y les lanzaba miradas
contradictoras, la omega de asco y el alfa le guiñó un ojo
a Jungkook. Jimin parecía listo para morir de la risa y la
vergüenza.

—¿Viste eso?

Preguntó sin aire. Jungkook asintió y dejó que se acu-


rrucara contra su pecho para sostenerlo.

—No entiendo lo de las nalgadas, ¿sabes? —Dijo—.


Quiero decir, no entiendo lo que significan para ti y Tae-
hyung. Es algo extraño.

Jimin se separó de Jungkook un poco pero sostuvo


su mano mientras caminaban hacia la parte donde las
bolsas de arroz los esperaban.

—Es... Cuando estábamos en el secundario conseguí

217
Alfa Sustituto
un lugar como voluntario en la vieja biblioteca del
pueblo. Me dieron como trabajo categorizar un montón
de revistas de hace medio siglo y Taehyung me acompa-
ñaba a veces para asegurarse de que no muriera entre
el polvo. —Le contó Jimin mientras Jungkook se detenía
a cargar una enorme bolsa de arroz al carrito—. Encon-
tramos de todo en ellas. Taehyung encontró algunas más
viejas que tenían artículos sobre cómo «domesticar» y
«disciplinar» a tu omega. Ya sabes, de esa época en la
vida de este mundo en el que la violencia doméstica era
vista como algo correcto y normal. Un artículo en parti-
cular se llamaba «Si necesita una nalgada, necesita una
nalgada» o algo así y Taehyung se apoderó de esa frase y
lo convirtió en una especie de juego donde cada vez que
alguien dice o hace algo fuera de lugar, como que nos
«disciplinamos» mutuamente. Es cosa de omegas.

Jungkook no podía comprender cómo funcionaban


los cerebros de esos dos, pero al parecer tenía razón,
venían azotándose desde la adolescencia y eso no so-
naba bien en su cabeza.

—Eso suena más a cosas de Jimin y Taehyung que a


cosas de omega, bebé.

Comentó. Jimin se encogió de hombros.

—¿Es que no entiendes que si tu omega necesita una


nalgada en la tienda estás en todo su derecho de dár-
sela? Es amor, cariño, no violencia.

Jungkook lo empujó ligeramente, comenzaban a


llamar la atención de personas que pensaban que Jimin
hablaba en serio.

218
Alfa Sustituto
—Creo que si es jugando no es violencia. —Dijo Jun-
gkook—. Pero no creo que sea mi lugar decidir qué es
violencia y qué no, porque soy un alfa y ya sabes...

Se encogió de hombros. Jimin le pellizcó una mejilla.

—Con comentarios así y sigues soltero, ¿cómo? Nece-


sito hablar con todos los omegas en tu vida y descubrir
este misterio.

Jungkook rio, pero su rostro se tornó un tanto más


rojo.

Terapia seguía siendo tenso, cada vez más y Jun-


gkook no sabía si podía seguir sofocándose cada día
para hablar con su terapeuta. Pidió un cambio a su jefe
y todavía esperaba una respuesta. Los cachorros Jung
dormitaban sobre su pecho esa tarde, tirado sobre el
sofá de la casa dándoles calor y cariño mientras Jimin y
Yoongi hablaban sobre cosas de omega que el primero
debería saber a partir de ahora.

Jimin tomaba notas mentales de todo mientras acari-


ciaba el cabello de Jungkook sobre su regazo. El gesto le
hizo preguntarse si estaban actuando demasiado como
una pareja, pero no hizo nada para detenerlo y cuando
Hoseok apareció en la sala con pastelillos para todos, se
le olvidó.

219
Alfa Sustituto
🐾

Taehyung tenía el corazón de un santo pero la suerte


de un pecador. Jungkook no sabía qué hacer, sentado
allí en el sofá mientras escuchaba como él le contaba a
Jimin sobre el maltrato que recibió en una fiesta de cum-
pleaños a la que fue a trabajar. A él no lo incomodaban
las lágrimas de omega, pero sí las de Taehyung porque
era como él y verle llorar era como verse al espejo.

—¡Denúncialos!

Gritó Jimin, tomado por el enfado y Jungkook notó


que no era la primera vez que pasaban por esto. De se-
guro Jimin acompañó a Taehyung a través del infierno.

—Llama al beta que te ayudó la última vez, ¿cuál era


su nombre? ¿Mintae?

—¿Minjae? —Taehyung saltó al escuchar el


nombre—. ¿Estás loco? Preferiría morir, gracias.

Jimin se dejó caer sobre el pecho de Jungkook con


una queja y se pasó las manos por el rostro, frustrado.

—Te acostaste con él, ¿cierto? Sabía que no debía de-


jarte solo.

Taehyung tomó uno de los vasos sobre la mesa y pa-


reció a punto de lanzarlo cuando los ojos de Jungkook lo
detuvieron y lo obligaron a calmarse.

220
Alfa Sustituto
—No me acosté con él. Lo intenté, pero él dijo que
no y me muero de vergüenza de solo pensar en su cara
en ese momento, ¿sí? Jungkook, él se merece una nal-
gada por ese comentario conservador de antes.

Jungkook echó un vistazo a Jimin mientras hacía las


de juez y decidía si Taehyung tenía razón o no. El sonido
de su mano al tocar la parte de atrás de un muslo de
Jimin llegó a los oídos del omega y sonrió.

—¡Ah, Jungkook! ¡Violento! ¡Alfa violento!

Se quejó Jimin pero a su amigo no pareció importarle.

—Ves, por eso me agrada Jungkook. —Dijo—. Él en-


tiende y no juzga.

Jungkook aceptó chocar el puño de Taehyung cuando


él insistió en hacerlo. Jimin bufó y él se preguntó si vol-
vían los celos.

—Al menos busca a otra persona que los denuncie,


Taehyung. No mereces que te traten así, ¿qué les im-
porta a ellos si estás en la lista negra cuando haces un
magnífico trabajo? Eso es discriminación y se paga con
una multa. ¡Quítales su dinero! ¡Todo su dinero!

221
Alfa Sustituto
16. NUEVE SEMANAS

Las náuseas volvieron con hambre de venganza.

Esa mañana Jimin ni siquiera podía acercarse a su


nido porque la intensidad de aromas en él le producía
arcadas. Jungkook tenía que mantenerse al margen tam-
bién, lo que dolía porque él quería sostener al omega en
sus brazos mientras todo eso pasaba.

Le acercó una taza de té de jengibre y se alejó de nuevo


para mirar desde la distancia. Jimin sollozó, enormes y
gordas lágrimas rodaron por sus mejillas y se llevaron
el corazón de Jungkook con ellas al caer.

—Lo siento.

Dijo una y otra vez mientras se estiraba para tomar


la taza y se obligaba a sorber el líquido asqueroso. Jun-
gkook le acercó el tarro de la basura de una patada y
chilló por la ansiedad que la separación producía.

—No es tu culpa, Jiminnie. Estas cosas pasan.

Intentó darle ánimos pero Jimin solo lloró un poco


más. Jungkook deseó acercarse, pero solo se le ocurrió
hacer algo. Desapareció dentro de la habitación para

222
Alfa Sustituto
tomar un palo de lacrosse que guardaba de cuando era
pequeño y se sentó lo más cerca que pudo del omega
antes de estirarlo en su dirección.

—Imagina que es mi mano.

Dijo, mientras acariciaba torpemente la cabeza de


Jimin con la red. Jimin se ahogó en un sollozo y Jun-
gkook, rendido, dejó que el palo cayera al suelo antes de
apresurarse a su lado. Jimin vomitó al sentir su aroma
de cerca, por suerte en la basura, y luego una vez más
cuando Jungkook lo abrazó.

—Ya pasará, ya pasará. —Insistió él mientras le aca-


riciaba la espalda con cariño—. Respira profundo y
exhala.

Jimin lloró intermitentemente por al menos media


hora más. Hasta que el mareo al fin pasó y el olor de
Jungkook ya no le hacía sentir tan mal.

—¡Mis bebés me odian!

Lloró sobre las palmas de sus manos. Jungkook le


secó las lágrimas cuando al fin logró que lo mirara.

—Tus bebés no te odian. —Insistió—. Nadie te odia.


Ahora, ¿qué te parece si vamos a arreglar tu nido para
que quede bonito para esta noche?

Y bonito quedó.

223
Alfa Sustituto
🐾

—¡Jungkook!

El grito de Jimin desde la habitación le puso los pelos


de punta. Jungkook dejó de cepillarse los dientes y co-
rrió a su encuentro con el cepillo a medio caer de su
boca. Esperaba encontrarlo caído o herido, pero solo
descubrió a un omega que sollozaba en una esquina de
la habitación, con un pantalón a medio subir por sus
piernas.

—¡No me cierra el pantalón!

Lloró y Jungkook pensó que su corazón necesitaba un


seguro de vida porque Jimin iba a matarlo de un susto
algún día.

—Toma uno de los míos.

Dijo mientras corría a enjuagarse la boca. Jimin so-


llozó más fuerte.

—¡Son demasiado largos!

Chilló. Y así, Jungkook acabó doblando las piernas


de su pantalón, mientras Jimin se limpiaba las lágrimas
con el revés de las manos.

224
Alfa Sustituto
—¿Ves? Así te quedan bien y cuando salga de terapia
podemos ir a comprar más ropa.

Levantó los ojos para encontrarse con los tristes de


Jimin. No podía imaginar lo que se sentía estar todo el
tiempo enfermo y para colmo no poder controlar esas
ganas de llorar o la furia que le daba de a ratos. Sonaba
aterrador. Se encontró con una mueca llena de pena y
dolió.

—Perdón por gritarte antes. —Jimin se restregó un


ojo con algo de vergüenza—. No es tu culpa que esté
creciendo. Y eso es algo bueno, ¿verdad?

—Es algo muy bueno. —Jungkook le acarició el


vientre con una mano—. Cuando te conocí estabas muy
delgado y enfermo y ahora mírate, mucho mejor.

Jimin asintió un poco aliviado por las palabras de


Jungkook. Cielos, pensó él, un omega así que vivía tanto
por un simple halago era bonito.

—Compraré nueva ropa y otras cosas que vi en un


blog para papás. —Suspiró mientras buscaba sobre la
mesa de noche su billetera—. Adiós dinero ganado ar-
duamente con horas y horas de dar clases, hola nuevos
pantalones que no podré utilizar en unos meses.

Jungkook rio, bajó su mano para acariciar uno de los


bonitos muslos de Jimin.

—Déjame introducirte al mágico mundo de los exten-

225
Alfa Sustituto
sores de pantalones. Te salvarán mucho dinero.

Jungkook no tenía ninguno a mano, pero eran algo


que Jimin tenía que conocer. Jimin parecía a punto de
buscar qué eran en internet cuando su teléfono vibró.
Jungkook estudió la mueca en su rostro en busca de una
prueba de lo que pasaba y solo entonces el omega pa-
reció recordar que estaba allí.

—Es Seokjin. Aprobaron mi pedido de apoyo y tendré


que ir a una entrevista más antes de que empiecen a de-
positarme dinero el mes que viene. ¡Gracias, Luna! —Se
lanzó a los brazos de Jungkook—. ¡Gracias!

—Esto merece celebrar.

Dijo Jungkook con el rostro lleno del cabello de Jimin.


El omega rio.

—Con pantalones nuevos. —Se puso de pie y obligó


a Jungkook a girarlos en la habitación—. Y algo dulce.

Jungkook asintió.

—Algo dulce entonces.

Terapia no mejoraba pero Jungkook cumplía con lo


suficiente como para no perder su licencia. Jimin sos-

226
Alfa Sustituto
tuvo su mano fuera del edificio y cantó canciones de la
radio a todo pulmón en el camino al mercado. Jungkook
dejó que tirara de él hacia la tienda que llamaba su aten-
ción y acabaron pegados a la vidriera de un local para
omegas y bebés. Jimin tocó el vidrio frente a un pelele
celeste y blanco, con diseño de conejillos y pareció listo
para echarse a llorar.

—¿Crees que serán niños?

Preguntó en un susurro, su otra mano sobre el


vientre. Jungkook pasó los ojos por las prendas de ropa
con cariño.

—Creo que niñas, no lo sé. Pero puedes vestirlas de


celeste también, los colores no tienen género.

Jimin se mordió el labio inferior y pareció obligarse


a volver en sí.

—Lo sé, lo sé. Vamos a ver si tienen ropa para papás


así podemos volver a casa.

Casa.

Jimin pagó por los nuevos pantalones y los extensores


de varios tamaños para que le duraran más tiempo. La
encargada del local lo convenció de comprar una faja
para dar buen soporte a su espalda en los meses que

227
Alfa Sustituto
venían y una almohada de media luna para apoyar su
vientre al dormir y tener una noche de sueño perfecta.
Jungkook dio vueltas a la pequeña tienda, observó todo
y no pudo evitarlo. Una vez Jimin acabó de pagar, sacó
dinero de su bolsillo y compró dos peluches del tamaño
de su mano: un conejo rosa y un perrito amarillo con la
lengua de afuera.

—Quizás les gusten.

Sonrió. Jimin sostuvo ambos muñecos en las manos


para observarlos bien y pareció listo para llorar otra
vez. Pero en lugar de eso prefirió abrazarlos a su pecho y
dejar que Jungkook cargara con las bolsas de la compra
al dejar la tienda.

—Ya lo tengo, —Jimin llamó su atención después de


tanto rato en silencio en el coche—. Chimmy y Kookie.

Jungkook sonrió incluso más tarde, al ver a Jimin aco-


modar los muñecos en el nido para que absorbieran su
aroma también.

—La tarta está lista, hora de poner la mesa. Compré


jugo de manzana para brindar.

Jungkook se adentró en la habitación. Jimin acarició


los muñecos una última vez antes de ponerse de pie.

—¿Por qué vamos a brindar?

228
Alfa Sustituto
Preguntó. Jungkook se encogió de hombros.

—Por tus cachorros, porque están y estén bien


y sanos y seguros y porque el Estado va a ayudarte y
porque el mundo te sonríe al fin.

Los ojos de Jimin brillaron con algo que él no podía


leer.

—Y por ti, porque das vida y le sigues dando vida a


mis cachorros. Porque estés bien y sano y seguro y feliz
porque eres un buen alfa y te lo mereces. ¡Por Jungkook!

Levantó un puño en el aire y a pesar de que Jungkook


rio y su pecho se sintió ligero, algo dolió.

229
Alfa Sustituto
17. NUEVE SEMANAS

Jungkook se preguntó a qué Dios hizo enfadar en


su vida pasada para tener que pasar por esto. Ayudó a
Jimin a mover los muebles de la sala y a acomodar una
manta fina sobre la alfombra y luego se sentó en el sofá
más grande para morir por dentro cada vez que Jimin
seguía una de las posiciones de yoga del video que pa-
saba en el televisor.

—Apoya una mano sobre tu corazón y una sobre tu


bebé. —La omega decía a través de los parlantes. Jun-
gkook tragó—. Ahora las caderas hacia atrás y adelante
y en círculo para estirar esos músculos...

Ah, Jungkook quiso gritar. Arrancó el teléfono de su


bolsillo para observar la pantalla antes de seguir mirán-
dole el culo a Jimin. Dios y el omega era flexible también,
cuando se inclinó hacia adelante su pecho estaba casi
pegado a sus piernas. Jungkook se puso de pie y dejó la
sala. Tenía que comer para calmar su mente. Se llenó la
boca de tarta de la noche anterior mientras observaba
cómo Jimin hacía la pose del gato en el piso.

Qué bien que se sentía morir así.

230
Alfa Sustituto
Esperó a que Jimin acabara con un vaso de agua listo
y algo dulce pero con proteínas. Jimin sonrió, su piel bri-
llaba con algo de sudor por el esfuerzo y olía tan bien,
tan increíblemente bien.

—Gracias.

Dijo el omega y sonó coqueto, como si conociera los


secretos que Jungkook escondía en su cerebro. Jun-
gkook no dijo nada, tenía las mejillas rojas por sus pro-
pias ideas y se limitó a levantar la manta del suelo, aco-
modar la alfombra y volver la mesa y las sillas al lugar
sin chistar. Jimin lo observó esa vez, los tatuajes en sus
brazos descubiertos, la forma en que las venas se resal-
taban al hacer fuerza.

Le escuchó tragar y sonrió. Venganza.

—Jungkook, —Jimin lo llamó y se acercó a él con el


vaso todavía en la mano—. ¿Quieres participar de la
meditación?

—¿Qué meditación, cielo?

Jimin casi puso los ojos en blanco, pero su rostro se


desarmó en uno de pura felicidad, el corazón pareció
darle un brinco como cada vez que Jungkook le daba un
apodo cursi. Se cubrió la boca para reír.

—En mi nido. Los blogs de papás lo recomiendan


para crear vínculos fuertes con los bebés. Solo te sientas
y... ven, te mostraré antes de que tenga que bañarme.

231
Alfa Sustituto
Todavía hay tiempo, ¿verdad? Sí, las niñas no llegarán
hasta dentro de dos horas. Vamos.

Tiró de él y Jungkook dejó que lo hiciera, confundido


y algo preocupado. El nido los esperaba allí, un tanto
desordenado luego de una noche de sueño, pero Jimin
se detuvo a arreglarlo hasta que las mantas estuvieron
planas sobre el colchón, luego pidió a Jungkook que se
sentara en el centro en posición de meditación.

—¿Así?

Preguntó él. Él nunca hizo yoga en su vida y meditar


menos. Eran culturalmente vistas como cosas de omega
y nunca se lo había planteado.

—Así. —Jimin asintió y con un último pensamiento,


comenzó a sentarse entre las piernas de Jungkook—.
¿Puedes hacerme un lugarcito?

Jungkook, perplejo de sentir cómo el omega se apo-


yaba contra su pecho, lo hizo. Jimin se sentó con las
piernas cruzads y Jungkook acabó con las suyas esti-
radas porque no era posible hacer lo que Jimin espe-
raba, al menos no para él. Jimin tomó sus manos y las
colocó a ambos lados de su vientre.

—Ahora cierra tus ojos. —Dijo él. Jungkook podía


sentir lo rápido que le volaba el corazón—. Piensa en
los cachorros, en cómo serán cuando nazcan, en qué te
gustaría decirles y respira. Inhala.... exhala...

232
Alfa Sustituto
Jungkook siguió la respiración de Jimin, pero su
mente era un desastre. Entre el lobo que quería decir
«míos, míos, míos, bebés míos», como un bruto, y su
parte humana que estaba aterrada de pensar en el fu-
turo, no se le ocurría nada. Jimin soltó un sonido, Jun-
gkook supuso que era un «ommm...» y no tuvo problema
en imaginar lo que pedía.

Se sintió culpable por no poder hacerlo, por fallar


un simple pedido. Por lo que se obligó a sí mismo a in-
tentarlo de nuevo, a través del dolor, a través de todo.
Jungkook imitó la forma en que Jimin actuaba, apoyó el
mentón sobre uno de los hombros del omega y apretó
los ojos con fuerza. Imaginó a los cachorros, a ambos,
pequeños del tamaño de una frambuesa y visualizó su
vínculo, fuerte y tan valiente como lo eran ellos. Envió
cariño a través y aunque eran demasiado pequeños
como para devolverlo, él pensó que ellos podían que-
rerlo también.

Jimin dejó caer todo su peso en él y entrelazó sus


dedos con un suspiro.

—Eso se siente bien, ¿no? Imaginarlos así, sentir su


unión.

Acarició la piel del vientre de Jimin con sus pulgares


y se animó a imaginarse un poco más a futuro, cuando
él estuviera más grande y exhaló. A Jungkook le gus-
taba cómo se veían los omegas en el tercer trimestre,
podía ser raro pero le parecía adorable verlos así llenos
de vida, literalmente. No podía esperar a saber cómo se
vería Jimin en el futuro.

233
Alfa Sustituto
—Eso fue lindo, Jimin. Gracias por compartirlo
conmigo.

Soltó una de sus manos y le despeinó el cabello. Jimin


intentó golpearlo lejos de su cabeza.

Esa noche Jimin escuchaba música junto al calefactor


mientras Jungkook cuidaba de él desde el otro lado del
local. El grupo de alfas en la lista negra hablaba sobre
sus días, como era la segunda vez que veían a Jimin es-
taban mucho más tranquilos a su alrededor. Jungkook se
los agradeció en silencio porque él no quería abandonar
el grupo cuando en realidad los necesitaba y apreciaba.

Bebió un poco más de café mientras esperaba a que


sea su turno, esa noche tenía cosas que discutir.

—Jeon. —Yoojin se giró para verlo—. ¿Qué hay de ti?

Jungkook inhaló para encontrar valentía. Jimin es-


taba allí y hablar sobre él se sentía mal incluso si sabía
que no estaba escuchando. ¿Y si lo hacía? ¿Y si lo estaba
engañando? Se mordió el labio inferior.

—He estado teniendo estos sueños... —Comenzó y


todos se acercaron un poco más al notar lo baja que era
su voz—. En los que Jimin da a luz y dice que sus cacho-
rros son míos.

234
Alfa Sustituto
Decir su nombre quemó y sus ojos se apresuraron
a buscar al omega a la distancia. Él no parecía haberse
percatado, solo escuchaba música, walking on sunshine
salía de los audífonos, y leía su novela romántica en
silencio.

—Ay, Jungkook... —Yoojin lo abrazó por un lado—.


Eso debe doler mucho.

Asintió y luego una vez más.

—No puedo hacer que paren y él sigue diciendo que


sus cachorros son míos porque yo les doy la vida, lo que
es hermoso poética y metafóricamente, pero seamos
honestos: no lo son. —Dijo y levantó una mano cuando
Yongguk quiso protestar—. Ni genéticamente, ni por ra-
zones de la vida. Ellos son de Jimin.

El grupo hizo silencio, todos tenían sus propias opi-


niones. Yongguk acercó su silla un poco más al centro y
miró a Jungkook directo a los ojos cuando hablaba.

—¿Y si lo son? —Preguntó y el grupo lució un poco


más preocupado que antes—. No, escuchen, escuchen.
Jimin no parece del tipo de omega que va a usarte y ti-
rarte. Ha sido amable con todos nosotros, incluso con
la pesada de Yoojin. Y su mejor amigo está en la lista
negra. Jungkook, ¡él puede ser lo que tú quieres! Lo que
todos nosotros daríamos un brazo para tener...

El corazón le dio un brinco y dolió tanto que tuvo que


sostenerlo por un segundo para calmarse.

235
Alfa Sustituto
—¿Por qué todos dicen lo mismo? ¿Quieren ir a lle-
varme cigarrillos de acónito a la cárcel o algo? Jimin es
mi cliente, estaré muerto antes de que alguna de estas
cosas románticas que ustedes se imaginan suceda.

Yoojin se golpeó la cabeza con el respaldo de la silla


al echarla hacia atrás.

—¡Ay, Jungkook! Párale al drama que esto no es la no-


vela de las cinco, ¿quieres?

—Sí, —uno de los alfas más jóvenes levantó una


mano—. Si él quiere algo contigo no es ilegal. Eso es lo
que dice la ley. Imagina eso, tendrías una manada. ¡Ay,
qué envidia!

Jungkook sintió el nudo en su estómago crecer al


verlos asentir, de pronto todos estaban a bordo del tren
«hacer feliz a Jungkook». Él quiso llorar, pero tragó las
lágrimas y la tristezas y todo lo que las acompañaba.

—Párenle al romanticismo que esto no es la novela


de las cinco, ¿quieren?

Dijo y Yoojin lo golpeó con fuerza en un brazo.

—Puede serlo.

Dijo ella. Les vio asentir con seguridad, ojos grandes


por la emoción.

236
Alfa Sustituto
—Podría ser tu destinado, Jungkook. ¿Te has visto úl-
timamente? Con ningún otro trabajo te he visto así de
feliz, imbécil. —Yoojin volvió a golpearlo—. Hasta me
das envidia de la buena a veces.

El grupo explotó en una discusión sobre si destinado


sí o destinado no. Jungkook miró a Jimin, él estaba per-
dido en su música, formaba las palabras de la canción
en silencio, empujado por el ritmo. Jungkook leyó sus
labios, supo qué cantaba.

“Say, go through the darkest of days

Heaven’s a heartbreak away

Never let you go, never let me down

Oh, it’s been a hell of a ride

Driving the edge of a knife

Never let you go, never let me down”

Cuando sus ojos se encontraron en el espacio que los


separaba Jimin sonrió avergonzado antes de volver a su
ser coqueto, bailar en la silla con una risa silenciosa.

“Don’t you give up, nah-nah-nah

237
Alfa Sustituto
I won’t give up, nah-nah-nah

Let me love you

Let me love you

Don’t you give up, nah-nah-nah

I won’t give up, nah-nah-nah

Let me love you

Let me love you

Oh baby, baby”

Jungkook se mordió el labio inferior, una sonrisa tiró


de las comisuras de sus labios mientras los otros todavía
discutían si los alfas en la lista negra tenían derecho a
omegas destinados.

238
Alfa Sustituto
18. DIEZ SEMANAS

Jungkook no tenía idea de cómo consiguió las fresas,


pero lo hizo y estaba agradecido de haberlo hecho. Jimin
las disfrutaba en el calor del apartamento, envuelto en
una de las sudaderas de Jungkook como si necesitara su
aroma. Se le había ocurrido que las quería, por alguna
razón y ahora, Jungkook sabía por qué.

—Son del tamaño de una fresa. —Dijo Jimin mientras


le mostraba una a Jungkook con emoción—. Están cre-
ciendo muy rápido, hace unos días eran del tamaño de
una uva.

Jungkook tomó una de las frutas y se la llevó a la boca


también. No había mucho sobre ellas, eran deliciosas
pero se sentían vacías por alguna razón. Jimin pareció
notarlo, empujó disimuladamente la caja de fresas hacia
Jungkook para compartirlas.

—¿Estás bien?

Dijo con los ojos en el televisor, pero sin prestar aten-


ción al hombre de la publicidad que hacía malabares
con cactus y motosierras.

—Lo estoy. —Jungkook se sorprendió escuchar esa


pregunta, no sabía cómo responderla—. Un poco desa-

239
Alfa Sustituto
nimado, no sé por qué, lo siento.

Jimin tomó su mano sobre la mesa, una sonrisa triste


en sus labios.

—No tienes que disculparte por algo así. Dime, ¿qué


hacías antes cuando estabas desanimado?

Jungkook se distrajo con el noticiero como forma de


disimular lo incómodo que se sentía de pronto.

—Salía a correr o iba al gimnasio.

Buscó la reacción en el rostro de Jimin, al darse


cuenta de que estaban en una esquina y no podían salir,
pero el omega solo se encogió de hombros como si fuera
muy simple. Tomó su teléfono y escribió algo mientras
masticaba una fresa.

—Listo. Taehyung está en camino para quedarse


conmigo por una hora. Ve a correr, Jungkook. No quiero
verte mal. Quiero decir, no quiero que no me muestres
que estás mal pero quiero hacer algo para que estés
bien... ¿tú entiendes?

Jungkook entendía y no estaba de acuerdo, sin im-


portar cuánto Jimin quisiera ayudarlo.

—No voy a dejarte.

240
Alfa Sustituto
Dijo. Jimin lamió el jugo de fruta de uno de sus dedos
y volvió a restarle importancia.

—Sí, lo harás. Podemos estar en esta lucha de po-


deres todo lo que quieras pero si necesitas correr sal-
drás a correr y yo sobreviviré una hora sin ti. Y estaré
mucho más feliz de verte animado cuando vuelvas que
tenerte aquí como el fantasma del alfa que puedes ser.
—Suspiró, feliz con su razonamiento y tocó la nariz de
Jungkook con un dedo lleno de fresa—. Ve a aprontarte,
hace frío afuera.

Jungkook no podía creer que dejó a Jimin solo en su


apartamento, con Taehyung, todo porque su cerebro no
quería producir la felicidad necesaria como para hacer
al omega feliz. Corrió como un rayo por la ciudad hasta
llegar a la parte más abierta, a las plazas y los lagos y se
detuvo a correr con los perros que se acercaban porque
querían jugar. Jungkook se detuvo y por un momento se
olvidó de todo eso que lo molestaba, todo menos ese pe-
rrito allí frente a él que quería jugar a buscar una rama.

Jungkook se lanzó al pasto a forcejear en broma con el


perro y rio. Adoraba ese maldito parque. Ojalá pudiese
llevarse al perro a casa también, pero tenía un collar y
de seguro un dueño lo estaba buscando.

Suspiró, se sentía mejor ahora que el can lo seguía en


su escapada.

241
Alfa Sustituto
Jimin se sentó cuidadosamente en el sofá y se llevó
una taza de té a los labios. Estaba cansado y preocupado
por Jungkook y por Taehyung y por la forma en que pa-
recían desmoronarse frente a él sin que pudiera dete-
nerlos. A veces se sentía como un constructor a su lado,
intentando arreglar lo que estaba roto, creando muros
con los que protegerlos. Era difícil. Y solo se estaba vol-
viendo peor.

—Te estás haciendo esto a ti mismo.

Dijo Taehyung con un suspiro y Jimin sabía que tenía


razón. Sabía que lo hacía pero no podía evitarlo. Al prin-
cipio comenzó como simplemente el deseo de que Jun-
gkook fuera parte de la vida de sus cachorros porque él
se lo merecía, él les estaba dando vida, pero ahora Jimin
no estaba tan seguro.

—Es que hacer todo con él es tan fácil. —No sabía


si era una queja o no—. Me hace sentir bien, pero no
puedo decidir si es real o solo, ya sabes, su personalidad
de trabajo.

Taehyung bebió un poco de su té de frutas con una


mueca de tristeza.

—¿Yoongi no dijo que Jungkook jamás se portó así


con él?

Preguntó. Jimin se acarició la frente, comenzaba a do-


lerle la cabeza.

242
Alfa Sustituto
—Sí, dijo que era muy respetuoso pero que no lo to-
caba mucho a menos que él lo pidiera y que siempre lo
llamaba por su nombre y nada más. Pero creo que Jun-
gkook adapta su forma de ser a los omegas con los que
trabaja y a mí me encanta todo lo que me dice así que lo
sigue diciendo.

No pudo leer el gesto en el rostro de Taehyung y eso


lo molestó.

—Ya, y ahora te gusta un alfa en la lista negra. ¿Tú


sabes en lo que te estás metiendo? ¿Todos los traumas
que estos tipos acarrean? Ni yo saldría con un alfa en la
lista negra, Jimin. Estás buscando sufrimiento y lo vas a
encontrar.

Jimin pateó la pierna de Taehyung que tenía más


cerca con una queja.

—Tú no puedes hablar mucho, amigo. —Taehyung


se sobó la piel, pero no hizo nada porque Jimin tenía
cachorros y no quería lastimarlos—. No creo que Jun-
gkook sea así. Quiero decir, tiene mil traumas pero son
entendibles.

Taehyung apoyó una mano en su rodilla con aire


sombrío.

—Te va a rechazar, Jimin. Te va a pasar lo mismo que


te pasó antes. Le vas a dar algo a un alfa que no lo me-
rece y te va a dejar destrozado. A ese idiota le diste tu

243
Alfa Sustituto
culo y a Jungkook le vas a dar tu corazón. Ambos te van
a rechazar, marca mis palabras. No me hagas decirte te
lo dije. —Jimin se mordió el labio inferior—. Al menos
dale tu culo a Jungkook si no acepta tu corazón. Que por
muy traumatizado que esté también está bueno.

—¡Taehyung! —Gritó Jimin y volvió a golpearlo—. No


hables así de él, no te gustaría que hablaran así de ti,
pedazo de idiota.

—De seguro lo hace. —Taehyung intentó restarle im-


portancia—. Es un alfa y un buen alfa, pero eso no quita
que siga siendo un alfa.

Jimin no sabía qué pensar.

—Estás enojado porque te están tratando horrible


en el trabajo y te quieres desquitar conmigo y con Jun-
gkook. Yo entiendo, pero por favor, así como no permi-
tiría que él dijera esas cosas sobre ti, no las digas sobre
él en mi presencia. El respeto es importante para mí y
lo sabes.
Taehyung suspiró, pero acabó por disculparse.

—Aún así creo que te va a rechazar, Jimin. Esto es un


trabajo para él, irá preso si lo ve como algo más. Solo,
no lo hagas difícil para ambos y no pongas presión en
los bebés. Deja que todo fluya hasta que nazcan y si te
enamoras, entonces tendrás que hacerte cargo. Pero no
es culpa de los cachorros que a ti Jungkook te caliente el
corazón y que tú creas en el amor y los alfas destinados.
Jimin lo sabía.

244
Alfa Sustituto
19. DIEZ SEMANAS

Jungkook apoyó una mano sobre la rodilla de Jimin


para detenerla. Lo estaba poniendo de los nervios esa
mañana y al entrevistador también por la mueca en su
cara. Jimin estaba claramente ansioso, ese momento era
muy importante para su futuro. No podría ocupar todos
sus gastos con clases de japonés por lo que era nece-
sario que lo ayudaran. Jungkook pensaba que todo iba
muy bien. Jimin era el candidato perfecto, ni siquiera
tenía una casa en esos momentos.

El hombre preguntó a Jimin sobre sus padres, Jimin


dijo que no vivían cerca y que no podían ayudarlo y
Jungkook asintió desde su lugar para darle apoyo. Con
poco más que hacer, las firmas y sellos necesarios, Jimin
y Jungkook estrecharon las manos necesarias y se en-
caminaron fuera del lugar, sonrisas enormes en ambos
rostros.

—Esto es...

No supo lo que Jimin iba a decir porque alguien se


acercó corriendo. Seokjin en su formal e inmaculado
uniforme blanco apareció frente a sus ojos como un fan-
tasma para lanzarse a abrazarlo.

—¡Jungkook! —Chilló con demasiado dramatismo—.


¡Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi!

245
Alfa Sustituto
¡Mírate, te cortaste el cabello! Te queda bien. Oh, hola,
Jimin, ¿cómo fue tu entrevista?

Jungkook no sabía cómo reaccionar al verlo. Seokjin


olía a Namjoon y a sus niños y el corazón se le aceleró
como si fuera a tener un ataque al corazón al notar
que todavía recordaba a qué olían los cachorros Kim.
Seokjin lo soltó, le dio su espacio y se distrajo hablando
con Jimin sobre trabajo. Jungkook se alejó hasta la ven-
tana y la abrió en busca de aire.

Dolía tanto como entonces. Dolía y él estaba muriendo.

—Jungkook...

La voz de Jimin lo llamó, preocupada y más cercana.


Sintió como jalaba de su chaqueta y se dio cuenta de que
tenía la mitad del cuerpo fuera de la ventana. Dejó que
tirara de él hacia dentro.

—Lo siento. Es que...

—Soy yo. —Dijo Seokjin con un suspiro—. Huelo mal


y a Jungkook no le gusta verme por eso.

La respuesta le partió el corazón, él quería decirle


que esa no era la verdad pero era difícil de explicar que
Seokjin olía a sufrimiento y por eso lo evitaba. Seokjin le
dio unas palmaditas a la espalda.

—Está bien, te escribiré más tarde, Jungkook. Hay

246
Alfa Sustituto
algo de lo que tenemos que hablar. —Seokjin lo abrazó
una vez más, con fuerza—. Y a ti te escribiré también,
Jimin. Tienes que contarme sobre esa ecografía. La foto
que me mandaste es hermosa.

Jungkook no sabía cuándo se volvieron tan unidos y


no sabía qué hacer con esa información.

Su siguiente cita de esa tarde era con una alfa lla-


mada Sunmi, y su omega Hyuna. Ellas ofrecían clases
de ejercicios prenatales y cosas más ridículas como
partos naturales en el bosque que Jimin sin dudas no
iba a elegir bajo su guardia. Eso sonaba peligroso. Él no
entendía por qué algunos lobos se negaban a aceptar las
bondades de la medicina moderna. Tal vez sus cuerpos
estaban hechos para dar a luz, pero no por eso tenían
que arriesgarse a morir en un lugar no estéril para ha-
cerlo natural.

El solo imaginar a un omega sufriendo bajo la Luna


para dar a luz le ponía la piel de gallina.

—Yo quiero una cesárea. —Dijo Jimin mientras leían


los carteles pegados a una pared de la sala de espera—.
No quiero sentir nada.

Jungkook hizo una mueca. Era la opción favorita de


muchos omega hombres porque para ellos era mucho
más doloroso que para las mujeres, por cuestión bioló-
gica. Y las cicatrices no eran un problema que siquiera
considerar. Jungkook quería agradecerle mucho a la

247
Alfa Sustituto
persona que inventó esa intervención, salvó muchas
vidas con ella.

—Yo creo que los doctores van a estar de acuerdo.


Tienes las caderas muy pequeñas como para otra cosa.
Pero lo que sea que elijas, siempre y cuando no crea que
es muy doloroso, yo estaré ahí.

Jimin se abrazó a él una vez más y olvidó las letras en


la pared, Jungkook era lo único que importaba.

—Imagina si quiero un parto natural, en agua, bajo la


Luna, como lo hacían nuestros ancestros.

Jimin rio pero Jungkook no le encontraba ninguna


gracia. Era algo aterrador, no sabía cómo los omegas so-
brevivían antes a esas cosas.

—No, simplemente, no. Prefiero cargarte en brazos al


hospital más cercano...

Alguien llamó su atención con un carraspeo. Jun-


gkook se giró con Jimin en brazos para ver a una mujer
de cabello negro y largo y cara de pocos amigos a pesar
de su aspecto de hippie.

—No hay nada peligroso en las acciones de nuestros


ancestros, —dijo ella con una mueca de disgusto—. Es
lo más natural, para lo que están hechos sus cuerpos.
Crea una unión entre el omega y sus cachorros que nada
puede imitar.

248
Alfa Sustituto
Jungkook luchó para evitar poner los ojos en blanco.

—De todas formas quiero una cesárea.

Dijo Jimin y le hizo reír. La mujer se encogió de


hombros.

—Cada quién elige lo que prefiere. Ustedes deben ser


los Jeon, soy Sunmi, la dueña de este lugar.

Jungkook se quedó perplejo ante aquel error. Algo


en su estómago se anudó y apretó tan fuerte que no
pudo estrechar la mano de la mujer cuando ella se la
ofreció. Jimin la tomó a cambio, él salió de su estupor
más rápidamente.

—Yo soy Jimin, él es Jungkook. Teníamos una con-


sulta por las clases prenatales.

—Sí, síganme por aquí. —La mujer comenzó a


guiarlos por unos pasillos mientras hablaba—. ¿Y para
qué quieres clases de parto si piensas tener una cesárea?

Jimin sostuvo la mano de Jungkook con fuerza, él to-


davía se sentía algo perdido y embotado por lo sucedido.
No era tan profundo, pero se sentía como si lo fuera. En
especial porque Jimin no lo negó y él no sabía el porqué.

—En caso de que las cosas no salgan como yo quiero.


—Dijo Jimin con un suspiro—. Y porque quiero hacer

249
Alfa Sustituto
amigos y leí que tienen una clase para omegas mascu-
linos, eso me vendría muy bien. También porque leí que
tienen una clase para luego del nacimiento y un grupo
de apoyo como una especie de terapia. La Luna sabe que
necesito eso.

Jungkook lo miró y se dio cuenta de que con todo lo


que sucedía a su alrededor se olvidó de hacer parte de
su trabajo y pedir un psicólogo para Jimin. Se insultó
mentalmente, esta vez estaba haciendo todo mal. Era
como su primer trabajo de nuevo y él se sentía inútil
cuando no hacía todo a la perfección.

Él hizo silencio y observó mientras Jimin se inscribía


a terapia en grupo y a clases de parto para omegas
masculinos para más tarde. También se llevó todos los
folletos habidos y por haber sobre información prenatal
y otros temas importantes.

Él se sintió inútil todo el día.

Jungkook acompañó a Jimin a su primera terapia el


día siguiente. Era por la tarde, cuando muchos alfas sa-
lían de trabajar, y Jungkook notó que no era el único allí.
Había varios alfas más y supuso que era bueno que él
estuviera allí también o Jimin se sentiría solo.

Formaron un círculo sobre el piso acolchonado y co-


menzaron a presentarse uno a uno. Jungkook agradeció
llevar un suéter que cubirera su marca, porque al no
poder verla todos asumían que Jimin era su omega y los

250
Alfa Sustituto
cachorros sus bebés.

El grupo era dirigido por una pareja también. El


alfa era alto y despistado con una voz que parecía sa-
lida del centro de la Tierra. Él se presentó ante todos
como Chanyeol y a su omega, sin dudas uno de los más
bonitos que Jungkook había visto en un tiempo, como
Baekhyun. Ellos habían estado juntos por varios años
y tenían tres cachorros y uno más en camino. Jungkook
tenía que aplaudir a un alfa que no perdía el tiempo.

Se presentaron cada uno en círculo, más que nada el


alfa hacía los honores. Jungkook no sabía qué decir y
cuando se acercaba su turno y el corazón parecía salír-
sele del pecho, Jimin tomó su mano para calmarlo y le
sonrió.

—Mi nombre es Jungkook, él es Jimin.

Acabó por decir. Jimin se sonrojó cuando otros sol-


taban sonidos de aprobación como si creyeran que
Jungkook era muy cool por lo que su ansiedad le hacía
hacer.

—Tengo diez semanas y espero dos cachorros. —


Agregó él para completar la información que faltaba—.
Es la primera vez. Jungkook está muy emocionado, cómo
ven.

Él no pudo más que girarse a verlo y se lo quedó así


mientras la otra pareja se presentaban. Jimin no apartó
sus ojos tampoco. No hablaron sobre fingir ser una
pareja allí, esto ya se estaba volviendo peligroso. Tenía

251
Alfa Sustituto
que decir algo, pero no quería.

—Cada día haremos una reunión así, todos juntos.


Luego los alfas se irán a otra habitación a beber cerveza
y no hablar de sus sentimientos y nosotros nos queda-
remos aquí para quejarnos de cuánto nos duelen los pies
y cómo extrañamos comer sin tener ganas de vomitar.

Dijo Baekhyun y todos rieron. Jungkook sacó los ojos


de Jimin para observar alrededor. ¿Era grupal de esa
forma? Pero si él ya tenía dos terapias, ¿ahora una más?
¿Qué tan loco pensaba Jimin que él estaba?

—¿Yo también tengo que hacerlo?

Preguntó a Jimin en un susurro, el omega que encogió


de hombros. Si Jungkook quería librarse tendría que de-
cirle a todos que era el alfa sustituto de Jimin y que es-
taba en la lista negra y por una vez en su existencia la
idea de que no todo el mundo supiera que estaba roto le
llamó la atención. Se quedó callado.

—¡Comencemos! ¿Quién quiere sacar los trapitos al


sol?

Jungkook ya estaba acostumbrado a esta mecánica.

252
Alfa Sustituto
20. ONCE SEMANAS

Jungkook despertó unos minutos antes de que so-


nara la alarma, confundido y algo perdido. Tenía a Jimin
abrazado a un lado, con una almohada bajo su vientre
como soporte, y el pequeño muñeco, Chimmy, clavado a
un lado de su pecho. El nido era un lío. Jungkook movió
a Chimmy de lugar, tendría que pedirle a Jimin que lo
arreglara.

Despertar era siempre sentirse más alfa en su inte-


rior. El pecho le rugió y algo le dijo que pensara en la
fecha. La semana, la semana, era la once. Alivio recorrió
su cuerpo y se acurrucó bajo las mantas, cerca de Jimin
para mirarle dormir, quería despertarlo también, quería
decirle.

Jimin arrugó la nariz en su sueño y Jungkook pensó


que era adorable. Quería protegerlo de todo, quería lle-
varlo en su pecho y disfrutar de su existencia en los días
en los que se sentía solo. Quería respiar su aroma y solo
su aroma hasta que su cuerpo no supiera cómo procesar
otros perfumes. Quería ser un alfa completo y despertar
de esa forma, con un omega como Jimin, o incluso con
Jimin, y sentir a sus cachorros en el corazón y tantas
cosas que el alfa soñaba con permitirse pero Jungkook
sabía que era más difícil que eso.

Suspiró, y tal vez lo hizo con demasiada fuerza

253
Alfa Sustituto
porque Jimin soltó un quejido ante el aliento en la cara.
Jungkook rio para sí y le acarició un lado con una mano.
Podía vivir del recuerdo de momentos como estos.

Jimin abrió los ojos casi en cámara lenta. Jungkook


grabó la imagen en su mente, la forma en que el brillo
despertaba en ellos y cómo se llenaban de vida al tiempo
en que sus mejillas se volvían más rosadas. «Vida»,
pensó, era un lindo apodo cursi.

—Buenos días, señor Park. —Sonrió. Jimin escondió


el rostro en la almohada—. ¿Sabes qué sucede esta
semana?

Jimin pensó, parecía costarle un poco a esa hora de


la mañana.

—Um... ¿tengo terapia?

Se rascó el cabello y Jungkook no pudo evitar reír.


Jimin era tan adorable por las mañanas, ojalá pudiera
guardarlo en su bolsillo para llevarlo siempre consigo.

—No, algo mejor. ¿Quieres que te diga? —Jimin


asintió mientras se restregaba un ojo con la mano—. El
riesgo de rechazo baja a un 3% esta semana. Los cacho-
rros están más seguros.

Jimin exhaló con fuerza. Jungkook no había notado


que eso era una preocupación que tenía. Supuso que
no estaba tan conectado con los pensamientos de Jimin
después de todo. Cuando el labio inferior de Jimin co-

254
Alfa Sustituto
menzó a temblar, él quiso robar esas emociones y guar-
darlas en un lugar donde no pudieran lastimarlo.

—Eso es todo lo que quería escuchar.

Dijo él, luego de un momento de aguantar lágrimas.


Jungkook le acarició una mejilla con un pulgar y el co-
razón le dio un respingo cuando Jimin juntó sus frentes.
La nariz de Jungkook tocó la más pequeña de Jimin y
él no supo cómo reaccionar a eso porque el alfa decía
«¡sí!», pero el humano pensaba «¡PELIGRO!».

Supo que Jimin iba a decir algo antes de que abriera la


boca, solo por la forma en que apretaba los labios. Jun-
gkook no supo qué espearar, qué hacer, cómo alejarse...

La alarma comenzó a chillar sobre la mesa y con ella


el teléfono de Jimin. Jungkook se giró para apagar una y
tomar el aparato. La pantalla leía «mamá». Jimin suspiró
al verla.

—Hola, mamá, ¿cómo estás? Me atrapaste dur-


miendo, sí. Sí, Jungkook está durmiendo... ¿Qué quieres
decir que es la primera vez que te digo su nombre? Te he
estado hablando sobre él por semanas. Ay, mamá, por
favor, ¿y si nos calmamos? Que aquí el hormonal soy yo.

Jungkook se levantó y lo dejó hablar tranquilo. En el


baño, su reflejo le dijo que estaba asustado, tenía miedo
de sus propias debilidades que comenzaban a escapár-
sele de las manos.

255
Alfa Sustituto
🐾

Jimin se estaba quejando, pero no con palabras. Jun-


gkook lo notó en la forma en que se sentaba o movía
esa mañana durante la clase de japonés. Las niñas no se
dieron cuenta, gritaban respuestas y luchaban por tener
la razón y porque Jimin y Jungkook les dijeran que es-
taban en lo correcto. Pero Jungkook lo veía, claro como
el día.

Espero a que las niñas y sus madres se fueran para


cerrar la puerta y correr a la habitación. Jungkook dejó
de barrer para ir a su auxilio, preocupado de pronto por
su actitud. Jimin arrancó la sudadera de Jungkook por
sobre su cabeza y dio vueltas alrededor mientras se sos-
tenía el pecho. Jungkook se acercó, pero se alejó nueva-
mente cuando el omega chilló.

—¡Arde! ¿Qué está pasando?

Jungkook entendió entonces lo que sucedía, Jimin pa-


recía listo para llorar. Se apresuró a su armario a buscar
algo que pudiera ayudar. Jimin lo observó, algo desespe-
rado, cuando Jungkook corrió a la cocina para llenar la
bolsa de agua con agua fría.

—Aquí tienes. Esto puede servir.

Dijo al volver a la habitación, Jimin la tomó y la apoyó


sobre sus tetillas con un suspiro de alivio. Se dejó caer
sobre el nido, con las piernas cansadas y un momento
después se echó a reír a carcajadas.

256
Alfa Sustituto
—Esta es la peor semana.

Jungkook se sentó junto a él para abrazarlo de lado.

—No es la peor, ¿olvidaste cuando nos vimos en el


hospital?

Jimin bufó.

—No seas racional ahora, estoy triste y adolorido y


quiero cariños, idiota.

Jungkook se alejó un poco, lo miró con sorpresa.

—Oye, si me lo dices así, bebé, pues ni hablar.

Jimin rio e incluso cuando intentó empujarlo aca-


baron acostados en la cama con Jimin como la cuchara
pequeña. Jungkook acarició la piel descubierta de su
vientre con una mano mientras Jimin sostenía la bolsa
de agua contra su pecho hasta calmarse. Los días po-
dían pasar así, tranquilamente y Jungkook pensaría que
luego de este trabajo no volvería a sentir lo mismo.

—Así que estamos planeando irnos de Babymoon a


finales del segundo trimestre.

257
Alfa Sustituto
Contó uno de los omegas, Jungkook quería recordar
su nombre pero la reunión pasada estaba tan ansioso
que se le perdió en algún lugar. Era agradable y Jimin se
llevaba bien con él, seguro él le preguntaría más tarde.

—¿Un Babymoon?

La voz de Jimin llenó la habitación. Jungkook, que lo


sostenía contra su pecho en esos momentos, se sonrojó
al notar la atención en ellos.

—Sí, ya sabes, como una Luna de miel, pero para ce-


lebrar a tus bebés. Honeymoon, Babymoon.

El omega sonrió con un encogimiento de hombros y


otros contaron historias sobre lugares a los que fueron,
los masajes que recibieron y lo mucho que se divirtieron
por un fin de semana. Jungkook nunca había visto algo
así, pero él era el que aparecía para arreglar a las fa-
milias rotas de otras personas así que no se enteraba
de esas cosas nuevas divertidas que hacían las parejas
modernas.

—¿Ustedes tienen pensado ir a algún lugar?

Preguntó Baekhyun y se sintió como una puñalada.


Jungkook y Jimin se miraron y luego negaron a la vez.

—No lo creo. Jungkook está siempre muy ocupado.

258
Alfa Sustituto
Jungkook asintió aunque no le gustó mucho que Jimin
lo hiciera el malo de la película. Se preguntó, de pronto,
qué decía Jimin en terapia sobre él cuando no estaba.

—Deberían planear aunque sea una pequeña salida,


para celebrar. Esta es una experiencia única, incluso si
tienen más cachorros no se volverá a sentir como ahora.

Dijo un alfa del grupo. Jungkook procuró no juzgarlo


con la mirada.

—Ya... lo hablaremos.

Suspiró Jimin. Jungkook lo imitó. Esto de fingir ser


una pareja normal no estaba funcionando.

—Y ahora actuamos como una pareja real, como


una completa cuando vamos a sus terapias. —Explicó
al grupo de expectantes alfas que querían saborear las
noticias—. Es que él me presentó como su alfa y yo no
supe cómo negarlo. No sé, en el fondo creo que me gusta
que otros piensen que estoy completo...

Yoojin lo golpeó en la nuca con la palma de la mano


y bufó.

—Pero es que eres idiota, Jungkook. —Negó con la


cabeza—. Te metes en unos líos que ni tú sabes como le
haces para acabar así.

259
Alfa Sustituto
El grupo estuvo de acuerdo con un sonido general.
Jungkook gimoteó por lo bajo. Estaba perdido.

—Tal vez esto es algo bueno, ¿no? —Dijo uno de los


alfas más jóvenes, que todavía guardaba esperanza—.
Él no tiene problemas de ver a Jungkook como su alfa, y
que otros lo vean como el padre de sus hijos. Tal vez así
te esté diciendo que le gustas sin importar que estés en
la lista negra. Yo creo que deberías besarlo.

El grupo se apresuró a discutir el siguiente paso de


Jungkook mientras él los miraba perplejo.

—¿En serio quieren llevarme cigarrillos a la cárcel?

Elevó un poco su voz. Los demás hicieron silencio.


Jungkook echó un vistazo a Jimin que se movía al ritmo
de la música mientras leía en su esquina, ahora con
Kookie sobre su regazo, porque olía a Jungkook.

Los cachorros Jung dormitaban sobre el pecho de


Jungkook esa tarde. Estaban tranquilos al tenerlo allí y
él también al estar solo. Jimin y Yoongi hablaban en la
habitación de los bebés, discutían sobre cunas y otros
muebles y el precio de todo. Jungkook podía imaginar el
rostro de Jimin al enterarse.

La sombra de Hoseok sobre su cuerpo lo devolvió al

260
Alfa Sustituto
lugar. Jungkook sostuvo a los cachorros con más firmeza
cuando se sentó de nuevo. Hoseok tomó a Minsoo en su
regazo, se sentó a un lado y a cambio le ofreció una taza
de café.

—Sabes... —Comenzó y sonó como su padre—. Nam-


joon me contó que estás teniendo un pequeño problema.

Jungkook pestañeó... ¿qué hacía Namjoon contando


sus bobadas por ahí?

—Pensé que podía ayudarte un poco también. De alfa


a alfa, ya sabes.

Hoseok se encogió de hombros mientras bebía un


sorbo de su té. Jungkook intentó imaginarlo hablando
con Namjoon y no pudo, honestamente no pudo. ¿En
qué se convertía el mundo?

—¿Desde cuándo se hablan?

Preguntó afectado por esa nueva revelación. Hoseok


sonrió.

—Yoongi y Seokjin comenzaron a hablarse cuando tú


trabajaste con él y se vieron un par de veces para hablar
sobre cachorros y cosas estos últimos meses. Seokjin
nos presentó. Es un gran tipo, le caes bien.

Jungkook suspiró. Se le estaban juntando los clientes


últimamente y no sabía qué hacer.

261
Alfa Sustituto
—¿Qué te contó?

Hoseok exhaló y dejó la taza sobre la mesa para mecer


a Minsoo cuando este se quejó.

—Qué estás teniendo problemas con Jimin y sus


cachorros por tu estatus. —Jungkook asintió. Todo el
mundo lo sabía. Era solo cuestión de que Jimin lo su-
piera y él acabara en la cárcel. Cielos—. No le digas a
Yoongi que te dije esto, ¿de acuerdo? Pero Yoongi me
dijo que Jimin le preguntó si tú te comportabas muy ca-
riñoso con él cuando trabajaron juntos. Porque tu forma
de ser lo confundía un poco.

Oh, oh, no. Jungkook dejo la taza de café sobre la mesa


también y se cubrió el rostro con una mano. A Minwoo
no le gustó nada sentir esa culpa en él. Pero Jungkook
estaba confundiendo a Jimin, ¡ahora todo tenía sentido!
Dejaría de darle apodos bonitos y daría un paso hacia
atrás. Cielos, Jimin estaba confundido y él se sentía
como una basura.

—No un mal confundir, un buen confundir. Jungkook,


¿cómo lo digo? Sé que se conocen hace muy poco, pero
creo que Jimin es tu destinado. ¡No ruedes los ojos
cuando te hablo! Escucha, escucha, a él no le importa
que estés en la lista negra...

Jungkook apenas se detuvo de gruñir por el cachorro


en sus brazos.

262
Alfa Sustituto
—Nos conocemos hace muy poco y todo el mundo
dice que es mi destinado pero yo solo quiero respirar,
Hoseok. ¡Respirar! ¿Es eso mucho pedir? ¿Qué pasa si
yo no quiero un destinado? ¿Si solo quiero hacer mi tra-
bajo e irme a mi casa luego?

Hoseok gruñó, fuerte en el fondo de su pecho.

—No me hables así.

Le advirtió y Jungkook notó su tono lleno de enfado.


Jimin y Yoongi aparecieron en el pasillo entonces, sobre-
saltados por el gruñido. El tema quedó acabado, pero a
Jungkook todavía le daba vueltas en la cabeza una y otra
vez.

263
Alfa Sustituto
21. ONCE SEMANAS

Jimin leía uno de los libros sobre paternidad de la bi-


blioteca de Jungkook mientras comía palomitas sobre su
nido. Era uno de esos viejos que Yoongi le recomendó,
de los que ahora solo podían clasificar como bromas pe-
sadas por la falta de educación y consciencia social. Él
reía cada tanto para sí mismo cuando algo le parecía lo
suficientemente ridículo, Jungkook lo observaba desde
una de las esquinas de la cama, acurrucado sobre sí
mismo con la espalda contra la pared. Se aburrió de
jugar con su teléfono, de leer las noticias y los mensajes
que recibió en el grupo de texto del GAASM.

Yoojin intentaba conseguir información a toda cosa,


¿qué hacían? ¿qué decían? ¿qué planes tenía Jungkook?
¿qué reacciones tenía Jimin? Eran como la novela de las
cinco para ella, al parecer, y Jungkook se preguntó si no
se percataba del dolor que todo eso causaba.

Un suspiro le llamó la atención, era algo lleno de de-


cepción. Concentró la mirada en el omega una vez más y
lo encontró aún sobre su lado, leyendo mientras se aca-
riciaba el vientre con una mano distraídamente. Jimin
pareció notar sus ojos en él.

—Este omega sí que se merece sus nalgadas.

Dijo mientras apuntaba al libro con un chasquido

264
Alfa Sustituto
de su lengua. Jungkook soltó un sonido que pretendía
ser una risa, pero murió allí, apenas dejó sus labios, y
se mezcló con el aire frío y tenso de la noche. Jimin no
era estúpido, él lo notó y dejó su entretenimiento sobre
la mesa de noche para darse vuelta sobre la cama, de
forma que pudieran mirarse a la cara.

—¿Qué sucede, cariño?

Su voz llegó como una bofetada envuelta en una ca-


ricia. Jungkook la sintió allí en su corazón, justo donde
dolía y solo se animó a negar con la cabeza para restarle
importancia a sus sentimientos. Era estúpido, Jungkook
también era estúpido por pensar cosas que no debía y
dejar que sus amigos le llenaran la cabeza con ideas de
omegas destinados y amores merecidos.

Jimin hizo una mueca que le dejó saber que no estaba


feliz con esa respuesta, estiró una mano en su dirección
y Jungkook no dudó en sostenerla, incluso si dolía un
infierno, él no dejaría a Jimin con una mano estirada.

—Puedes decirme lo que sea, Jungkook. —Dijo él en-


tonces con voz baja pero segura—. Lo que sea que te
moleste, intentaré arreglarlo.

«Ese es mi trabajo», quiso decir pero solo tragó.


Tragó todo lo que lo lastimaba y buscó en su mente la
forma qué los músculos de su rostro formaban sonrisas
para obligarlos a funcionar. No fue una imagen bonita,
incluso él lo sabía.

—Algo decaído.

265
Alfa Sustituto
Se animó a decir entonces para salvaguardar la situa-
ción. Jimin soltó un sonido que le dejó saber que escu-
chaba, pero estaba preocupado también.

—¿Quieres salir a correr? Es un poco tarde y hace


frío.

Echó un vistazo sobre su hombro como si de esa


forma pudise saber qué tanto frío hacía afuera, Jun-
gkook no sabía, él no entendía nada. Estaba confundido
y se sentía de nuevo como su primer trabajo. Cometía
errores que jamás cometió con Seokjin o Yoongi. Estaba
preocupado por su empleo, por él, por Jimin, por su re-
lación, por su vida como la conocía.

—No sé lo que quiero.

Musitó más para sí mismo. Tal vez se le escapó, tal vez


desesperadamente quería que Jimin supiera la verdad.
No tuvo tiempo de cuestionárselo. El omega entrelazó
sus dedos, los apretó ligeramente como forma de apoyo.

—Puedes decirme, podemos hacer un mapa del pro-


blema y descubrir cómo resolverlo juntos, como hiciste
con mi trabajo.

Era más complicado que eso, era algo que no podía


arreglarse de esa forma. Jungkook se permitió algo pe-
queño, acarició el pulgar de Jimin con el suyo.

266
Alfa Sustituto
—¿Es por tu pelea con Hoseok? —Insistió Jimin—.
¿Quieres decirme? Yoongi dice que Hoseok no quiere
hablar sobre el tema, pero no te tiene rencor.

Eso era bueno aunque no era Hoseok quien tendría


que tener rencor en esa situación. Jungkook le faltó el
respeto, pero el otro alfa se metió en sus asuntos sin
pedir permiso antes y eso era mucho peor.

—Jimin, —susurró, quiso decir algo, lo que fuera,


pero su cerebro solo tenía una pregunta—. ¿Qué es-
tamos haciendo?

Jimin pareció sorprendido, se acomodó sobre un


codo y le regaló una bonita mueca confundida.

—¿De qué hablas, cariño? Estamos hablando de tu


pelea con Hoseok...

Jungkook movió su mano libre en el aire, el conejo


ya estaba fuera de la galera, no le quedaba más que se-
guir por el camino que eligió hasta el final. Jimin hizo
silencio enseguida al notarlo.

—No eso, quiero decir, todo lo demás. Tu terapia, los


alfas y omegas que piensan que eres mío, todo eso. ¿Qué
juego estás jugando?

Jimin lució herido entonces y el agarre en su mano


flaqueó.

267
Alfa Sustituto
—¿Juego? No es ningún juego, Jungkook. Es que a ti
no te importa que las madres de las pequeñas piensen
que eres mi alfa, o cuando vamos de la mano por la calle,
o que mi familia crea que eres mi alfa y supuse que no
querrías que los demás alfas sepan que estás en la lista
negra y te den problemas. Yo... lo siento si esto te mo-
lesta, les diré mañana mismo que eres mi alfa sustituto.

Una mueca de dolor cruzó su rostro como un flash,


tan rápido que Jungkook podría haberla imaginado.

—No es eso lo que me molesta. Es solo que no quiero


que te confundas con todo esto. Dejaré de llamarte
apodos bonitos si quieres, si crees que eso te hará sentir
más seguro de nuestra relación de trabajo.

Ceño fruncido y mano sobre el vientre, Jungkook lo


notó y el corazón le dio un vuelco porque no quería que
Jimin se sintiera rechazado, pero no sabía cómo ser más
delicado con sus emociones.

—No quiero que dejes de decirme apodos bonitos,


sabes que me encantan. Cuanto más empalagosos mejor.
¿De dónde salió todo esto? La última vez que me fijé no
tenemos una relación de trabajo, eres el alfa de mis ca-
chorros por si no te has dado cuenta.

«Ellos son tuyos». Jungkook cerró los ojos y su mente


se llenó de las palabras como un único mantra. ¿Qué
significaba eso? Suyo, suyo, suyo.

—Me doy cuenta. —Jungkook suspiró—. Es solo que


no sé lo que significa.

268
Alfa Sustituto
Jimin soltó un sonidillo de dolor que Jungkook apenas
captó y se arrastró sobre manos y rodillas hasta estar
frentre a él, cara a cara y mirándose directamente a los
ojos. No estaba jugando, eso no era divertido para él.

—Quiere decir que quiero que seas parte de sus


vidas, eso es lo que quiere decir. Que vayas a sus presen-
taciones escolares y que te llamen cuando tengan pro-
blemas y que cuando se caigan se giren a buscarte a ti
para que les des besitos en los raspones y les hagas sentir
que todo está bien. Eso es lo que quiere decir «tuyos»,
Jungkook. Eres parte de esta manada, lo quieras o no.

Jungkook pensó que lloraría mientras su cerebro


analizaba las palabras a toda velocidad. Él quería eso,
lo quería más que nada, más de lo que quería tomar una
bocanada de aire en el próximo segundo. Y Jimin era sin-
cero, no había dudas en su corazón, no había preguntas
solo tranquilidad.

—No quiero que nos dejes cuando el contrato acabe.


—Continuó Jimin al ver que él no decía nada—. Quiero
que le des apodos empalagosos a los bebés también y
que les enseñes a atarse las agujetas y que los lleves a
su primer día en la piscina y luego te de vergüenza que
el agua se vuelva amarilla cuando uno de ellos se haga
pipi sin querer. No que eso me pasara a mí, eso es otro
tema. Dime que entiendes que esto es a largo plazo para
mí, por favor.

Jungkook sintió el pulgar en su rostro, cálido en com-


parasión con la lágrima que se enfriaba al rodar por su
mejilla. Se restrgó el otro ojo con algo de violencia inne-

269
Alfa Sustituto
cesaria e inhaló con fuerza en busca de calmar su des-
bocado corazón.

—Entiendo, ángel, ahora entiendo.

Jimin lo quería en su vida, en la de sus cachorros. Eso


era lo que él entendía. No iba por el lado de la relación
amorosa que él temía, iba por otra curva un poco más
peligrosa. Jungkook pensó en Hansol y Jimin pareció no-
tarlo, como si leyera sus pensamientos. Apoyó una mano
sobre el hombro de Jungkook, para tocar el tatuaje por
arriba de la sudadera y le dio un apretón.

—Ellos no serán Hansol, Jungkook. La desvinculación


no será brutal porque no habrá una. Quítatelo de la ca-
beza. Respira, yo no estoy aquí para que me ayudes y
sufras. Somos un equipo, sufrimos juntos y celebramos
juntos y mis alegrías son las tuyas también. Respira.

Y Jungkook respiró.

270
Alfa Sustituto
22. ONCE SEMANAS

Las cosas mejoraron un poco luego de esa conversa-


ción. Jungkook todavía tenía sus reservas y algo flotaba
entre ambos, algo que le dejaba saber que tenían los
mismos pensamientos sobre su relación pero miedo de
mencionarlo. Jungkook pensaba que no decir nada sería
el mejor plan de acción esta vez, así que cerró la boca y
dejó que todo fluya, como le dijo Namjoon.

La terapia de Jimin de ese día iba bastante bien, los


demás hablaban y ellos escuchaban y movían las ca-
bezas para darles razón de cuando en cuando. Una de
las parejas estaba teniendo problemas y el grupo, tanto
como el del GAASM, intentaba ayudar a buscarle res-
puestas. Jungkook escuchó en silencio con Jimin entre
sus piernas y el mentón sobre el hombro del omega.

El contacto todavía se sentía bien aunque él sentía la


tensión en los músculos de ambos. Cuando fue su turno,
Jimin lo miró como pidiendo permiso para hablar sobre
sus problemas. Jungkook hablaba sobre Jimin en todas
sus reuniones, no era quién para quejarse. Asintió. Jimin
tomó una bocanada de aire.

—Jungkook y yo tenemos un problema muy... ¿cómo


decirlo? Particular. —Los omegas se acercaron un poco
más, buscando la información que Jimin iba a proporcio-
narles—. Jungkook... ah, él no es el padre de mis cacho-

271
Alfa Sustituto
rros y es algo complicado... ¿por qué voy a llorar ahora?

Jungkook lo sostuvo contra su pecho y los meció des-


pacio. La habitación quedó en silencio y el omega de
junto apoyó una mano sobre una rodilla de Jimin.

—Está bien. Llorar está bien.

Jimin negó con la cabeza, lágrimas atoradas en su


garganta.

—Lo siento, Jungkook.

Sollozó y a él le dolió en el alma.

—Está bien, Jimin. —Dijo mientras le acariciaba un


costado—. Está bien. Yo soy tu alfa sustituto y no hay
nada malo en ello.

—Claro que no hay nada malo en ello. —La voz de


Baekhyun se elevó en la habitación—. Lo que Jungkook
hace es muy noble y especial, Jimin. Puedes contarnos
sobre el padre cuando estemos solos, si quieres, pero
no vamos a juzgarte a ti o a Jungkook. Es bueno que en-
contraras la ayuda de alguien que te trata tan bien que
todos nosotros nos creímos que era tu pareja.

Las parejas asintieron. Jungkook dejó que Jimin hi-


ciera que sus mejillas se tocaran cuando volvió a apoyar
el mentón en su hombro.

272
Alfa Sustituto
—Sí, puedes contarnos sobre tus problemas ahora si
quieres, ¿o prefieres tomarte un momento para llorar?

Jimin lloró.

Jungkook ya estaba acostumbrado a esto. Tomó un


vaso, se sirvió café hirviendo de la cafetera y se recostó
contra la pared más cercana a la puerta que daba a la
habitación donde Jimin se encontraba para esperar a
que su reunión en solitario acabara. Los alfas hablaban
entre ellos, comentaban cosas sobre sus cachorros,
sobre sus omegas. Jungkook observaba en silencio,
antes no se los podía sacar de arriba, ahora lo miraban
con cautela, como si no perteneciera. Suspiró antes de
quemarse la lengua con un largo sorbo de café. Ya co-
nocía ese sentimiento.

Un alfa alto apareció a su lado como una sombra, Jun-


gkook lo reconoció como Chanyeol y lo saludó con un
movimiento de cabeza. Él sostenía un vaso también y
bebió en silencio por un momento.

—Así que... Jungkook, —comenzó y sonó algo in-


cómodo pero amigable—. Me tenías engañado hasta
ahora, eres un buen alfa sustituto.

Jungkook chasqueó la lengua, no sabía cómo tomarse


esas palabras. Asintió, pero no dijo nada. Chanyeol pa-
reció notarlo porque se apresuró a arreglarlo con una
risa nerviosa.

273
Alfa Sustituto
—Quiero decir que cualquiera que te viera junto a
Jimin, que tenga dos ojos, diría que eres su alfa. —Ex-
plicó. Jungkook soltó un sonido que pretendía ser agra-
dable, pero en su mente sonó doloroso—. ¿Quieres con-
tarme sobre sus problemas?

Supuso que era el trabajo de Chanyeon ayudar a otros


tanto como lo era el suyo así que con un último sorbo
decidió imaginar que estaba en el GAASM y habló.

—Jimin quiere que sea parte de la vida de sus cacho-


rros luego de que nazcan a pesar de que soy un alfa en la
lista negra que claramente no merece ese tipo de cosas.

Dijo y hasta se sorprendió a sí mismo por su mala ac-


titud. Chanyeol bebió en silencio por un momento mien-
tras pensaba.

—Eso es hermoso. —Dijo y sonrió poco después—.


Demuestra la confianza que te tiene Jimin, ¿no crees?
Con razón me convencieron de ser una pareja antes. Tú
haces algo especial por él al ayudarlo y él hace algo es-
pecial por ti al dejarte experimentar algo que antes te
era imposible. Felicitaciones, Jungkook, ¡serás padre!

Jungkook casi rompió el vaso de plástico al apretarlo


de improvisto.

Padre.

274
Alfa Sustituto
🐾

Jimin se abrazó a sí mismo en el piso acolchonado.


Todos los ojos estaban en él y era más complicado ha-
blar así, pero pensó que era algo importante, algo que
lo ayudaría a resolver sus emociones así. Taehyung no
lo visitaba tanto últimamente y aunque se escribía con
Seokjin y Yoongi, no quería molestarlos a ellos que ya
tenían suficiente.

—Jimin —Baekhyun llamó su atención con voz suave


y comprensiva—, puedes hablar ahora si quieres, pero
no hay ninguna presión para hacerlo, ¿de acuerdo?

Él asintió, lo sabía. Había visto como funcionaba


esto antes, incluso en el grupo de Jungkook a pesar de
que no escuchaba sus conversaciones. Él se ahogó con
la presión en su pecho. La conversación con Jungkook
en su nido, cuando le dijo todas las cosas que quería
decirle, había sido pesada y dolorosa y se había sentido
al borde del rechazo, pero también lleno de amor y esa
palabra era tan fuerte incluso para él.

—Yo... ¿puedes enamorarte de tu alfa sustituto?

Preguntó porque eso era todo lo que él quería saber.


Esa era la pena que le apricionaba el alma. Seokjin ju-
raba que sí, pero Seokjin también le dijo que Jungkook
sufriría si le decía cómo se sentía así que Jimin no tenía
ni maldita idea de qué hacer.

El grupo de omegas se miró los unos a los otros hasta


que acabaron por un asentimiento colectivo.

275
Alfa Sustituto
—Yo digo que sí. —Minhyuk se encogió de hom-
bros—. Es un hombre y es un alfa y si te gustan ambas
te puede gustar él.

Un sonido de aprobación llenó la habitación.

—Lógico.

Alguien dijo, Jimin no podía ver de quién se trataba


por culpa de las lágrimas que le nublaban la vista. Bae-
khyun se movió hasta su lado con algo de dificultad y lo
abrazó por un costado.

—Está bien, Jimin, estás ahogándote en tus hormonas


y comenzarás a sentirte mal si no te calmas un poquito.
¿Por qué no nos cuentas lo que creas que necesitas sa-
carte del pecho y luego dejamos el tema?

Jimin asintió.

—Creo que Jungkook es mi alfa destinado, pero mi


mejor amigo que está en la lista negra dice que las per-
sonas en la lista negra no tienen destinados y no sé cómo
actuar con Jungkook para dejarle saber que quiero que
se quede conmigo más allá del contrato que firmamos
porque él tiene todos estos muros invisibles con los que
me golpeo constantemente y... y... ¿por qué es esto así?

Baekhyun le sonrió con dulzura.

276
Alfa Sustituto
—Bien, vamos a desarmar este problema paso a paso.
Te gusta Jungkook, quieres que se quede contigo por
mucho tiempo, no te importa que esté en la lista negra...
podemos trabajar con esto.

—¡Y me dijo que sus cachorros son míos! —Jungkook


exclamó en un susurro—. Que quiere que les ate las agu-
jetas y que les bese las heridas cuando se caigan y que
son míos y no lo sé.

Yoojin se derritió en la silla a su lado, como un helado


bajo el sol y pareció sin aliento, perdida por la dulzura.
Saltó un momento despés, rejuvenecida por las noticias
y le propinó un golpe en un brazo.

—¡Abrázate a este ofertón, idiota! —Casi gritó—. Dile


que les pondrás tu apellido, Jungkook. Esto es el cielo,
no lo dejes pasar.

—Es que no sé qué hacer ahora.

Se quejó Jungkook. Yongguk abrió la boca, pero Yoojin


lo interrumpió.

—Bésalo, tócalo, ámalo, hazle el amooor, Jungkook.


Por la Luna que no es tan difícil, ya no tienes quince
años.

Jungkook suspiró y el grupo explotó en una discusión

277
Alfa Sustituto
sobre lo que debería hacer mientras Jimin dormía junto
al calefactor, en sus auriculares sonaban canciones un
tanto tristes.

278
Alfa Sustituto
23. ONCE SEMANAS

Jungkook no sabía qué hacer, por lo que decidió sim-


plemente dejar que la vida fluya y perderla de a poco
en el camino. Era todo un misterio, Jimin era bonito y
cariñoso y se merecía el cielo, pero quería a Jungkook a
su lado, incluso cuando podría tener a cualquier alfa, a
uno completo.

El grupo de Jimin les recomendó una feria que abriría


por un par de noches con el tema principal de la pater-
nidad, era un lugar de ventas y eventos en honor a los
padres omegas, la semana anterior había sido la de las
madres. Eran las mismas tiendas, pero había algo espe-
cial en que se detuvieran a celebrarlos a cada uno.

Jungkook sostuvo la mano de Jimin mientras cami-


naban en silencio observando la ropita de bebé, las
cunas artesanales, los cochecitos con miles de diseños,
los juguetes y todo tipo de artículos. Jimin contaba el
dinero en su mente, los gastos que los pequeños le lle-
varían y Jungkook pensó que él podría sacar algo de la
cuenta que guardaba de su servicio militar y comprarles
aunque fuera un lugar donde dormir.

Se detuvieron frente a un lugar que ofrecía todo tipo


de ropa, Jimin se acercó a la más pequeña, en busca de la
primer ropita de los bebés. Se emocionó al notar lo pe-
queña y adorable que era, hecha a mano por una mujer

279
Alfa Sustituto
que le habló durante varios minutos sobre la calidad de
la tela y la importancia de los dibujos. Jungkook suspiró,
a él no le gustaba particularmente la elección de Jimin.
Él tenía una tienda a la que iba a comprar la primera
ropa de cada uno de los cachorros que cuidaba y todos
los omegas con los que trabajó siempre le dejaron tener
ese gesto con ellos sin siquiera cuestionarlo. Tal vez ten-
dría que hablar con Jimin.

El omega se giró como si supiera que Jungkook pen-


saba en él, le mostró un mameluco blanco con patitos
bordados . Jungkook estuvo a punto de negar con la ca-
beza —Jimin tenía que buscar líneas, los bebés se verían
hermosos en ellas—, cuando una voz llamó la atención
de ambos.

—¿Jimin?

Una mujer casi idéntica al omega se hizo su camino


hacia él, empujaba un cochecito doble y lo dejó un mo-
mento para lanzarse a abrazarlo. Jimin se tambaleó, sus
ojos grandes por la ansiedad.

—¿Jieun? ¿Qué haces aquí? Es el día de padres.

Ella lo sacudió un poco, animada.

—Es que me perdí el de madres por el trabajo. Pero


eso qué importa, mírate, estás tan grande. ¿De cuánto
estás? A mamá le va a dar un ataque cuando te vea y ni
hablar papá.

280
Alfa Sustituto
Jungkook alejó la vista de ella cuando algo se movió
a un lado. Un alfa alto y con pocas ganas de estar allí
sostenía a un cachorrito en brazos mientras observaba
la escena.

—Once, —Jimin se apresuró a decir mientras la hacía


a un lado y movió la mano en dirección del alfa—. Hola,
Yoo.

La mujer puso los ojos en blanco y Jungkook notó que


había olvidado el cochecito de bebé en mitad de la calle.
Lo tomó para acercarlos a su padre cuando un gruñido
típico de omega lo detuvo. Jungkook se giró a mirar a la
hermana de Jimin en modo protector, mientras que este
la detenía con un empujón.

—¡Jieun, no! Es Jungkook, está conmigo.

Ella se calmó al instante entonces, tomó un lado del


cochecito en una mano y estiró la de Jungkook con la
otra.

—Lo siento, es que dicen que hay un montón de alfas


de esos enfermos robando cachorros últimamente y ya
no sabes en quién confiar.

Jungkook sintió un nudo en el estómago, sus ojos


fueron de ella a Jimin en un rayo.

—¿De esos enfermos?

281
Alfa Sustituto
Preguntó. Ella le restó importancia, a pesar de que
era muy importante para él. Jimin se apresuró a su lado
y eso pareció distraer a la mujer una vez más.

—Mamá está muy enojada contigo, Jimin. ¿Por qué


no vas a verla ahora que Jungkook no está volando antes
de que ella termine realmente ofendida contigo? Cree
que no quieres compartir tu embarazo con la familia y
parece que es cierto.

Jimin puso los ojos en blanco.

—No es cierto, pero con Jungkook viajando todo


el tiempo los bebés no estaban seguros hasta ahora,
¿verdad? —Se giró hacia él y Jungkook asintió como si
fuera una orden de que lo hiciera—. Iré a verla cuando
los sienta seguros.

Ella exhaló con fuerza.

—O sea que no irás nunca, buena forma de utilizar la


lógica de padre a tu favor. Solo esperemos que papá viva
para ver a tus hijos, Jimin, y que no te lamentes luego no
haberle permitido estar cerca antes.

Con poco más que un levantamiento de nariz em-


pujó el cochecito lejos y su alfa la siguió. Jungkook les
observó irse con la garganta seca y el pecho dolorido,
tanto como Jimin parecía sentirse.

—Esa manipulación no se la robo.

282
Alfa Sustituto
Murmuró.

Jimin no se emocionó por los artículos que veía en el


resto de la noche.

Jimin se mantuvo callado el resto del viaje en coche,


a pesar de que su música favorita sonaba de fondo. Jun-
gkook agradeció que esto sucediera esta semana y no
antes, cuando el rechazo era mucho más un problema.
De lo contrario habría tenido que decirle un par de cosas
a Jieun. Maldita.

—Siento mucho todo. —Jimin susurró sobre la can-


ción de la radio—. Ella no quiere decir la mitad de las
cosas que dice.

Jungkook se encogió de hombros, no era la primera


vez que le decían enfermo. De hecho, su familia lo había
hecho también un par de veces. Estaba acostumbrado a
pesar de que lo tomara por sorpresa.

—Las cosas que tu familia dice no son tu culpa,


Jimin. Sería muy pesado cargar con nuestra existencia
y la de los demás de esa forma. Si ella cree que soy un
lobo enfermo, bueno, eso no quiere decir que tu lo creas
también.

Jimin buscó entre ambos el jugo de frutas que Jun-

283
Alfa Sustituto
gkook le compró antes y tomó un largo sorbo mientras
observaba los colores de la noche con tristeza.

—No lo hago. Tú sabes que yo creo que eres asom-


broso, pero que comes demasiado, cariño.

Jungkook sonrió, fuego en su pecho y un latido irre-


gular allí en un lugar perdido que le retumbó hasta el
alma.

—Eso es bueno, cielo. Y ya que estamos en el tema,


tu hermana está equivocada. No tienes que dejar que tu
familia viva tu vida junto a ti si ellos no te hacen sentir
bien o seguro. Tienes derecho a decir que no a todo el
mundo, incluso la persona que te dio la vida si es tóxica
contigo.

Jimin lo pensó por un largo rato, una mano sobre la


rodilla de Jungkook como si lo necesitara cerca.

—Yo los quiero, pero los quiero lejos de esta parte de


mi vida. No lo sé, cuando volaba estaba tan poco tiempo
en casa que esto nunca fue un problema. Ellos apenas
me veían a veces por meses y eso nos hacía felices. Te-
nemos ideas muy diferentes, yo no quiero vivir como
ellos, no lo sé. No quiero pensar que todo el mundo in-
tenta hacerme daño y que Taehyung está, por alguna
razón, enfermo cuando es una persona increíble y tam-
poco quiero creer que tener sexo fuera de una unión
es lo peor que puedes hacer en la vida porque no lo es.
¿Si eso es lo peor entonces qué es golpear a tus hijos
o a tu pareja? Además, es divertido sentirse atractivo.
A veces envidio a esas personas que pueden acostarse
con quienes deseen. En verdad yo lo arruiné todo, pero

284
Alfa Sustituto
ahora tengo a mis cachorros, así que está bien.

Jungkook sostuvo la mano de Jimin sobre su rodilla al


llegar a una luz roja.

—Yo creo que acabas de salir de tu caparazón con-


servador. Ya no más nalgadas para ti, bebé. Eres todo un
omega liberal.

Jimin rio y le dio una palmada en el mulso como forma


de castigo por decir tantas bobadas. Jungkook pensó
que era bueno que Jimin riera, pero mucho mejor que
fuera capaz de diferenciarse de las personas que quería
y quererlas de todas formas. Jimin tenía un corazón gi-
gante y sabía cómo manejarlo.

285
Alfa Sustituto
24. DOCE SEMANAS

Jimin observaba el catálogo de viajes en la mesa de


la sala de espera como si lo llamara. Jungkook lo tomó
en algún momento, con un suspiro y lo colocó sobre
sus piernas para ir cambiando las páginas de a poco,
dando tiempo a Jimin de leer los títulos y observar las
imágenes.

—¿Extrañas viajar?

Preguntó con voz baja pero clara. Jimin se abrazó un


poco más a él, no tenían el calefactor prendido y hacía
frío en el hospital.

—Extraño la playa, el agua, el sol, nadar, volver bron-


ceado del exterior.

La tristeza estaba allí, nostalgia de algo que ya no


tendría. Jungkook lo abrazó un poco más cerca.

—¿Cuando los cachorros crezcan volverás a volar?

Se lo había cuestionado un par de veces. Jimin negó


rotundamente.

286
Alfa Sustituto
—Algunas de mis compañeras tenían hijos y no tenían
problemas para volver al trabajo pero yo me conozco, sé
que tendría ansiedad de separación si algo le sucede a
mis hijos mientras yo estoy en Japón, incluso si tú estás
cuidando de ellos. Voy a dar los exámenes de japonés
para empezar a dar clases en academias como dijiste,
suena como un plan seguro y una aventura interesante.

Lo era, pero Jungkook seguía pensando que Jimin


quería que cuidara de sus cachorros. No sabía cómo
acostumbrarse a eso.

La consulta con la nutricionista salió bien, igual que la


otra con Jinki y Hwang Mi. Jimin crecía como era debido,
pero necesitaba comer algunas cosas extra que tenían
que encontrar. El mercado estaba lleno esa mañana, era
casi la hora del almuerzo y Jimin se quejó de hambre al
menos una vez, pero Jungkook quería encontrar algo.

El local era pequeño y estaba algo escondido pero


Jungkook sabía que era perfecto. Magic Shop era un res-
taurante temático, con decoraciones de magos y brujas
en el que los meseros llevaban gorros puntiagudos y, a
veces, narices falsas. Jimin dio un respingo al entrar y
se abrazó a la espalda de Jungkook, sorprendido por un
murciélago de papel que flotó frente a sus ojos.

—¿No es este lugar fantástico? —Preguntó él—.


Tienen unos dulces asombrosos y un menú especial
para omegas embarazados donde usan ingredientes
que te recomendó el doctor.

287
Alfa Sustituto
Jungkook llevó a Jimin a su lugar favorito, frente a la
ventana, donde solo podían ver los pies de otros pesar
por el asfalto. Era un lugar mágico, escondido casi bajo
tierra, que hacía que él se sintiera bien rodeado de
rareza.

—El dueño solía ir al GAASM conmigo. —Explicó


mientras Jimin miraba las servilletas negras, naranja y
lilas—. Luego se cambió de grupo por falta de tiempo,
pero a veces vengo a visitarlo cuando tengo tiempo.

Jimin sonrió al mesero que les dejó el menú y lo abrió


para encontrar un conjunto de platos interesantes. Jun-
gkook rio, sonrió al chico que parecía conocerlo y pidió
lo de siempre. Jimin estuvo a punto de decir lo mismo,
cuando Jungkook lo interrumpió.

—¿No te gustaría un especial Panza feliz? Está lleno


de supercomida y yo no lo he probado pero he visto
cuando lo ordenan y huele delicioso.

—Eso está bien, entonces. —Dijo Jimin aunque no


parecía feliz y el joven desapareció detrás de unas cor-
tinas misteriosas—. Voy a preguntarlo porque alguien
tiene que hacerlo. ¿Por qué hay una bola de cristal en el
centro de nuestra mesa?

Jungkook pisó un botón en el suelo y rio cuando la


bola se encendió y Jimin chilló.

—¡Es para ver el futuro, Jimin! —Dijo él—. Pregunta

288
Alfa Sustituto
algo, solo puede ser respondido con sí o con no, vamos.

Jimin pensó por un momento, apoyó ambas manos


en la bola de cristal y cerró los ojos, listo para seguir el
juego.

—Mis cachorros, ¿serán niños?

Jungkook levantó la cabeza para ver qué respuesta


daba la máquina.

—Sí. —Leyó—. Al parecer sí.

Jimin hizo un baile de celebración antes de darse


cuenta de algo más importante.

—Vamos a juzgar qué tan real es esto, ¿de acuerdo?


Bola de cristal, ¿tendré una niña?

Jungkook esperó a ver la respuesta una vez más y ob-


servó a Jimin con gesto confundido.

—Sí. —Golpeó la bola de cristal con una mano sin


fuerza—. ¡Esta cosa no funciona!

Jimin rio y detuvo su mano con las suyas cuando Jun-


gkook intentó darle otro golpe.

—Tal vez no deberíamos jugar con el futuro de todas

289
Alfa Sustituto
formas.

Dijo y sonó tan discreto como coqueto. Jungkook


pensó que había algo ahí que él no podía leer. Jungkook
no hizo otro comentario, se distrajo con una de las servi-
lletas en la mesa y tomó un bolígrafo de un lapicero con
forma de murciélago para dibujar la parte de atrás del
papel. Jimin lo observó durante un momento antes de
imitarlo. Cuando menos lo esperaba deslizó una papel
sobre el suyo.

«Hola ❤ ¿por qué me ignoras?»

Jungkook sonrió, tomó la hoja y dibujó un gatito triste


en ella.

«No te ignoro, solo dibujo :)»

Jimin lució desanimado cuando leyó su respuesta.


Suspiró.

«¿Puedes hablarme y dibujar al mismo tiempo?»

—Puedo. —Dijo Jungkook en voz alta al fin—. Pero


pensé que podrías distraerte con los gatos.

Jimin no pudo preguntar qué gatos cuando un par de


ellos se acercó curiosamente a la mesa. No parecía ha-
berlos notado al entrar pero ahora que ellos lo descu-
brieron a él, estaban interesados en su aroma. Jungkook
rio cuando uno de ellos saltó sobre la silla de Jimin y

290
Alfa Sustituto
comenzó a ronronear contra su vientre. Jimin pareció al
fin encantado por algo en ese lugar.

—¿Tienen gatitos? ¿Se puede comer con ellos? Oh,


cielos, Yoongi debe de amar este lugar.

Sus ojos se encontraron cuando Jimin se dedicaba a


rascar debajo del mentón del gato sobre su regazo. Jun-
gkook frunció el entrecejo y luego le restó importancia
con un encogimiento de hombros.

—No lo sé, jamás lo traje aquí.

Dijo. Jimin pareció sorprendido, un segundo gato


subió a su regazo para acomodarse sobre una pierna y
ronronear.

—¿Por qué no? A él le encantaría esto.

Jungkook suspiró y se sintió algo molesto a pesar de


la imagen adorable de Jimin y los gatitos frente a él. No
quería tener que explicar esto que era tan personal.

—Jimin... —casi susurró—, tú sabes que hago cosas


contigo que no hago con nadie más.

Jimin podría haberse lastimado el cuello cuando le-


vantó la cabeza para mirarlo, ojos serios y de pronto tan
preocupados como emocionados. Jungkook no supo qué
más decir, las palabras estaban allí. Jimin podía hacer lo
que quisiera con ellas. Y tal y como él esperaba, Jimin no

291
Alfa Sustituto
hizo nada más que sonrojarse.

Esperaron a que el mesero volviera en silencio. Jimin


jugó con los gatitos y dejó que descansaran contra su
vientre tranquilamente. Cuando el hombre volvió, le en-
tregó latitas de comida a Jungkook que él dejó en el suelo
junto a Jimin, para los mininos. Él sonrió al verlos, pero
solo observó su comida luego de volver de lavarse las
manos. Jungkook todavía dibujaba para ese entonces.

—Te estábamos esperando. Bueno, yo te esperaba,


ellos están comiendo porque no les importan las reglas.

Jimin le mostró una sonrisa más grande que las de


antes mientras se sentaba y observó toda la comida que
era para él. Jungkook esperó a que él empezara a comer
antes de hacer lo mismo.

—Todo huele tan bien. Me gusta este lugar. —Co-


mentó Jimin—. Tienen papel para manos naranja en el
baño para omegas.

Jungkook soltó un sonido para dejarle saber que


escuchaba, volver a formar una conversación era algo
complicado. Estaba al tanto de todo lo que sucedía a su
alrededor y no sabía cómo evitarlo. Jimin miró a los ga-
titos comer con tristeza, mientras se llevaba fideos a la
boca.

—Jungkook... —llamó luego de tragar—. Si dije algo


que te molestara puedes decírmelo.

292
Alfa Sustituto
Y volvían al mismo punto, seguían caminando en
círculos, sin poder liberarse del problema. Jungkook
arrastró una mano por su cabello hasta despeinarlo. No
sabía cómo decir lo que quería decir, lo que quería que
él supiera, sin ponerse en peligro.

—Solo intento procesar todo lo que está pasando, la


conversación de la otra noche y en tu grupo, todo. Es
bastante en lo que pensar.

Jimin masticó por un tiempo, despacio mientras sus


ojos se concentraban en los gatitos a sus pies.

—No lo sé, no tiene que serlo. —Jungkook lo miró, de


pronto algo asustado—. Podemos trabajar con esto. Mí-
rame a los ojos y dime que cuando los cachorros nazcan
no quieres ser parte de sus vidas, haz que me lo crea y
dejaré de insistir.

Jungkook dejó sus cubiertos sobre la mesa, era bueno


que todo estuviese tan tranquilo esa tarde. Las demás
parejas a su alrededor no les prestaban atención y a él
no le importó que los escucharan.

—Tú sabes que sí quiero.

Dijo. Jimin dejó sus cubiertos también.

—Lo sé y sé que sufres mucho cada vez que rompes


un vínculo, Jungkook, lo veo en tus ojos y en la forma
en que miras a los cachorros de Yoongi y cómo reaccio-
naste cuando Seokjin te abrazó. Sé que te duele y yo no

293
Alfa Sustituto
quiero que lo haga. Quiero que si mis cachorros se con-
vierten en tatuajes en tu piel, lleven consigo un buen
recuerdo y no dolor brutal. No tienes que ser su padre
si no quieres, pero yo quiero que cuando te vean sientan
ese cariño hacia ti.

Padre, padre, padre. La palabra le daba vueltas. Jun-


gkook pensó mucho en ella durante tiempo, cuando sus
hermanos comenzaron a tener parejas e hijos, cuando
las personas a su alrededor le mostraban que no podía
tenerlos y él lo querías. Quería tanto ser padre, pero no
se sentía como algo que debería tener. No sin marcar a
Jimin, no si no eran una familia, no significaba lo mismo
sin una relación. Pero no sabía cómo expresar eso y la
idea de las esposas en sus muñecas por aprovecharse de
la bondad de Jimin le picaba el cerebro.

—¿Qué va a suceder cuando encuentres un alfa al que


quieras y él decida adoptar a tus cachorros?

Preguntó Jungkook con un suspiro mientras volvía a


tomar sus palillos. Jimin se sorprendió con la pregunta,
ojos suaves, llenos de pensamientos.

—No estoy buscando a nadie. Te tengo a ti y solo a ti.

Respondió al fin mientras volvía a comer. Jungkook


no supo qué hacer con el tono de su voz.

El resto del almuerzo pasó en un silencio que él no


sabía cómo definir, era cómodo pero tenía un peso sobre
sus hombros que no podría soportar por mucho tiempo.
Los gatitos acabaron de comer y subieron al regazo de

294
Alfa Sustituto
Jimin para pedir más y cuando él no los alimentó, se que-
daron dormidos contra su vientre hasta que él terminó.

Jimin pagó por otra lata de tuna para los pequeños


que ahora caminaba entre sus piernas, Jungkook esperó
a que se llevaran los platos vacíos de la mesa antes de
ponerse de pie para echarse su chaqueta sobre los hom-
bros. Jimin lo imitó y cuando estaban a punto de dejar la
mesa, se detuvo.

—Espera, Jungkook, una pregunta más. —Pidió


mientras tocaba ambos lados de la bola de cristal, Jun-
gkook se acercó como un perrito perdido—. ¿Debería
intentarlo?

La pregunta lo dejó helado y Jungkook no tenía que


ser un genio para saber que había un mensaje secreto
detrás de ella. Jimin, nervioso y sonrojado se giró hacia
él, no podía mirar la respuesta por sí mismo.

—¿Qué dice, Jungkook?

Preguntó. Él se acercó a la máquina para leer.

—«Sí».

A ese punto ya era un secreto a voces, pero Jungkook


no reaccionó con la misma ansiedad coqueta que Jimin
mostró al tomarlo de la mano.

295
Alfa Sustituto
25. DOCE SEMANAS

Taehyung desapareció de sus vidas en algún mo-


mento, Jungkook no estaba seguro cuándo. Pero ver a
Jimin revolcarse tristemente en su nido después de dar
clases le hacía sentir mal y no podía seguir con esta
locura. Tomó su teléfono y envió un par de mensajes
enseguida.

«¿Estás ocupado? Jimin no se está sintiendo bien, es-


críbeme lo antes posible».

Una mentira piadosa no lastimaría a nadie si de unir


mejores amigos se trataba. La respuesta no se tardó en
llegar. Taehyung le escribió enseguida para saber dónde
estaban y quince minutos luego de que Jungkook con-
testó, se apareció sudado y agitado frente a la puerta del
apartamento.

—¿Qué pasó? ¿Cómo está? ¡Jimin!

Taehyung se adentró en el pasillo sin sacarse los za-


patos y casi corrió hasta la habitación.

—¿Taehyung¡? ¿Qué haces aquí? ¿Qué te pasó?

Jungkook se acercó a la entrada de la habitación para

296
Alfa Sustituto
mirarlos, ambos confundidos hasta la médula y sin
saber qué hacer.

—Jungkook me dijo que estabas mal, corrí hasta aquí


desde mi apartamento porque no pasaba un maldito
taxi.

Jimin le lanzó una mirada enfadada.

—¿Por qué le mentiste sobre algo así? Cielos, déjame


ofrecerte un poco de agua.

Jungkook ayudó a Jimin a ponerse de pie y a enca-


minarse a la cocina. Le dolía la espalda últimamente y
Jungkook lo protegía con una mano en su cintura casi
siempre.

—No mentí, —Dijo mientras sacaba el agua fría del


refrigerador—. Te sentías mal. Estás triste porque tu
mejor amigo ya no te habla y te duelen la espalda y los
pies casi todo el tiempo.

Taehyung se dejó caer en una silla.

—¿Es broma? Corrí por toda la ciudad con este bolso


que pesa una tonelada, casi me pisan tres coches, Jun-
gkook, ¡tres! Porque pensé que Jimin estaba teniendo un
rechazo o que se estaba muriendo... ¿y me dices que le
duelen la espalda y los pies? ¿Sabes a quién le duelen la
espalda y los pies? ¡A mí!

297
Alfa Sustituto
—Lo siento, Taehyung, —Jimin dejó el vaso de agua
sobre la mesa y dio a Jungkook una nalgada a pasar a su
lado—. Te la mereces aunque no seas un omega.

Jungkook se sobó el lugar adolorido con ambas


manos, pero no se lamentó haber traído a Taehyung a la
casa de todas formas.

—¿En serio? Si hubiese dicho otra cosa vendrías tan


rápido como ahora?

Taehyung tragó un largo sorbo de agua.

—¡Hubiese esperado un autobús al menos!

Jungkook se sintió culpable solo por esa parte. Jimin


hizo una mueca mientras se sentaba frente a su mejor
amigo.

—Al menos viniste, sería bueno que contestaras


mensajes también.

Taehyung suspiró, lucía dolido, las gafas de sol co-


menzaban a resbalar de su nariz.

—Estoy ocupado con este nuevo trabajo, Jimin, si la


más mínima cosa sale mal sabes que me tratan horrible
y no puedo conseguir otro ahora. Tampoco puedo de-
jarlo, tengo que pagar renta y comida y miles de deudas
y...

298
Alfa Sustituto
Jungkook se alejó y los dejó que hablaran, tenía que
hacer algo por Jimin, el lobo pedía que arreglara todos
los problemas, era tiempo de solucionar algo que no
le incumbía. Llamó a Yoongi para preguntar si todavía
tenía contactos de cuando trabajaba como fotógrafo y
esperó a que este le enviara un correo con números de
teléfono y la promesa de escribir una carta de recomen-
dación para Taehyung.

Cuando se acercó a dar la noticia encontró a Jimin y


Taehyung abrazados en el sofá, medio llorando, medio
riendo y supuso que eso era bueno.

La consulta médica de esa vez fue un suspiro, Jimin


estaba emocionado por los meses que vendrían, por ver
a los cachorros en esa ecografía que mostraría detalles
de sus rostros y deditos. La salida al área de paternidad
estaba cerrada esa mañana por remodelaciones, Jun-
gkook ayudó a Jimin a llegar a la parte de maternidad,
para luego dar un giro en el pasillo de pediatría en busca
de una puerta hacia el estacionamiento. Solo entonces,
en un paso, Jimin se giró con el corazón en la boca y
empujó a Jungkook hacia atrás hasta esconderse tras la
pared.

—¿Qué sucede?

Jungkook se movió para resguardarlo del posible


peligro. Jimin tembló y apretó los ojos como si fuera a
llorar.

299
Alfa Sustituto
—Mi ex está parado ahí. —Dijo en un susurro—.
Tiene un bebé en brazos.

Jungkook asomó la cabeza para verlo mejor. Era él


único de pie, en un traje completamente negro y ca-
misa blanca. Era alto, y tenía un aire de elegancia que
no parecía ser el tipo de Jimin, pero supuso que él no
lo conocía lo suficiente como para saber esas cosas. Era
guapo, pero se veía egocéntrico incluso a la distancia.
Cargaba de un bebé en brazos y una pequeña niña sos-
tenía su mano. Verlos hizo que algo en su pecho doliera.
A la mierda los alfas completos, eran todos unos imbé-
ciles y no se merecían nada bueno.

—¿Tiene hijos? —Jimin parecía listo para llorar—.


Él nunca dijo que tenía hijos, aunque explica muchas
cosas. Lunas, no... Engañó a su omega conmigo, soy un
maldito zorro. Oh, no, mis bebés tienen hermanos, ¿de-
bería decirles, Jungkook? ¿Qué hago?

Jungkook detuvo todos esos pensamientos negativos


al tomarlo de las muñecas. Jimin lo miró a los ojos, en-
fadado y asustado, pero más que nada llenos de un pro-
fundo asco hacia ese alfa.

—Esto es lo que va a pasar, —dijo, con voz firme,


pero dulce—. Vas a tomar mi mano, vamos a cruzar ese
pasillo como si fuera la pasarela más importante de
nuestras vidas, no vas a mirar hacia atrás y cuando él
llame tu nombre, lo ignorarás como si fuera irrelevante,
porque lo es, ¿entendido?

Jimin asintió, tragó nervioso y se detuvo a buscar en


el bolso que Jungkook cargaba un poco de agua antes de

300
Alfa Sustituto
sentirse listo.

—Ahora piensa esto: eres hermoso, increíble, tus


hijos son maravillosos, él se perdió del mejor premio
del mundo y es un insecto bajo tu zapato.

Y sin más que una mirada intensa de Jimin, tomó su


mano, entrelazó sus dedos, y cruzaron frente al imbécil
como si ni siquiera estuviera allí. Él los notó. Jungkook
pensó que de cerca se veía más humano y cansado y
guapo que de lejos, pero lo ignoró incluso cuando él en-
tregó el bebé a una mujer a su lado e intentó seguirlos,
llamando el nombre de Jimin en voz alta.

—¡Es un compañero de trabajo!

Le escuchó gritar y le dio asco. Jungkook soltó la


mano de Jimin y lo abrazó por los hombros. Se preguntó
si hacían una escena pero un momento después estaban
en el estacionamiento y le importó muy poco. Jimin res-
piró tranquilo al fin, cuando llegaban al coche.

—Gracias por eso, Jungkook, necesitaba ganar una


vez.

Jungkook sonrió mientras dejaba el bolso en el


asiento de atrás.

—El placer fue todo mío. Entra que hace frío y no es


bueno para ti.

301
Alfa Sustituto
Jimin merecía ganar más y sonreír más y ser más
feliz, eso estaba claro. Jungkook se apresuró a ayudarlo
a entrar al coche al escuchar pasos a la distancia.

—Tenemos que salir ya.

Avisó. Jimin cerró la puerta con un golpe y se colocó


el cinturón de seguridad a medias. Incluso cuando Jun-
gkook alcanzó a sentarse, el alfa se las había arreglado
para encontrarlos entre el mar de vehículos. Jungkook
encendió el suyo y salió marcha atrás sin ninguna preo-
cupación por él, ojalá lo hubiese pisado, maldito.

—¡Jimin! —Le escuchó gritar mientras se acercaba a


la ventana—. ¡Jimin te dije que no hicieras esto!

Jungkook observó el camino con un gruñido.

—Qué ganas de lanzarle todo ese jugo de naranja que


ha estado en el coche la mañana entera. Luna, envíame
paciencia, porque si me mandas fuerza...

Jimin tomó el vaso de jugo cuando pasaban junto al


alfa, apretó el botón para bajar la ventana y lo aventó a
su rostro sin pensarlo. Cuando se abrió, lo empapó de
pies a cabeza en pedacitos de naranja concentrados. Jun-
gkook rio a mandíbula batiente por un segundo, cuando
Jimin se inclinó sobre su lado para gritarle que era un
hijo de puta. Pero la risa murió cuando el omega se echó
a llorar, no por él pero por la familia que el idiota des-
trozó y Jungkook tuvo que parar el coche para conso-
larlo porque Jimin era demasiado bueno para el mundo
en el que vivían.

302
Alfa Sustituto
—¿Qué quiso decir con «te dije que no hicieras esto»?
¿Quieres que regrese y lo golpee con el baúl del coche?

Jimin soltó un bufido como una risa mientras des-


cansaban debajo de la sombra de un árbol, a un lado
de la calle. Jungkook tomó su mano y aunque parecía
demasiado personal, besó uno de sus nudillos mientras
esperaba una respuesta. Jimin lo sintió como el acto
de cariño que era y suspiró largo y tendido entre sus
lágrimas.

—Cuando le dije la verdad, él dijo que si me deshacía


de los cachorros él seguiría viéndome. Yo dije que no
quería y él me denunció con nuestro jefe para que can-
celaran mi licencia y luego me quedé sin apartamento
porque no tenía cómo pagar por él. Supongo que pensó
que así me rendiría e iría a buscar su ayuda, pero no
contaba con que Taehyung te conocía y bueno, tú nos
salvaste a los tres.

Jungkook se sintió impotente ante esa nueva infor-


mación. Ahora sí quería retar al maldito a una lucha
bajo la Luna, no le importaba nada, quería que corriera
sangre. Sin embargo, solo se animó a insultarlo. Jimin
asintió con un sollozo.

—Ya, me alegra que no sea el padre de mis hijos. —


Jimin le sonrió mientras se secaba una lágrima con su
mano libre—. Tú nunca harías algo así. Tú me haces
sentir apreciado como nadie.

Jungkook se ahogó con su siguiente inhalación y

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Alfa Sustituto
luchó por no toser para no arruinar la situación.

—Es porque lo hago, Jimin, es fácil apreciarte cuando


eres tan buen omega y mejor persona.

Jimin se mordió el labio inferior.

—No es lo que quería decir, pero está bien. Puedes


seguir, tenemos que ir a casa de una vez. Estos bebés
quieren comer.

Jungkook no supo que pensar, le pasaba mucho úl-


timamente, pero se decidió por algo que le era fácil:
guardar sus emociones para luego.

—¡Al restaurante más cercano!

304
Alfa Sustituto
26. TRECE SEMANAS

—No me gusta esto, Jungkook.

Jimin se acercó a él antes de que la clase de yoga


para parejas comenzara. Se sentía incómodo en la ropa
holgada para hacer ejercicio que compraron para esta
nueva idea del grupo de terapia de Jimin. Jungkook
se arremangó la sudadera con un suspiro y movió las
manos en un gesto que significaba «ven aquí». Jimin se
sentó sobre su regazo con un quejido y permanecieron
allí en silencio mientras Jungkook acariciaba el vientre
de Jimin con delicadeza.

—Imagina que es un juego. Es bueno para ti hacer


ejercicio ahora y yo haré el ridículo a propósito para ha-
certe reír todo el tiempo... oh, ¿acaso acabo de contarte
mi plan secreto?

Jimin soltó una risita, de esas que soltaba última-


mente cuando Jungkook decía algo ridículo y coqueto.
Un vistazo alrededor le dejó saber que no eran tan di-
ferentes de las demás parejas en el pequeño gimnasio.
Eso era bueno, se dijo Jungkook, era bueno.

—¿Es ese tu plan maligno? —Preguntó Jimin mien-


tras observaba como otros preparaban el piso para
hacer yoga—. ¿No podría ser tu plan secreto una forma
de sacarnos de aquí y llevarnos a Magic Shop otra vez?

305
Alfa Sustituto
Jungkook bufó una risa, pero negó con la cabeza y
acarició su mejilla con la de Jimin una vez.

—No puedo ayudarte a escapar de lo que es bueno


para ti, va en contra de mis principios.

Jimin apretó los labios y no pareció muy feliz con esos


principios que Jungkook mencionaba cuando le apretó
una de las manos bajo su sudadera.

—¿Al menos podemos volver a por un especial Panza


feliz más tarde? No sabes cuánto se me antoja.

Jungkook buscó su teléfono en la mochila a su lado.

—Le diré a Yugyeom que tenga una pronta para ti y


la podremos llevar para comer en lo de los Jung. Tengo
que volver a ver a los cachorros para asegurarme de que
estén bien. ¿Podrías recordarme enviar un correo a mi
jefe sobre su evolución esta noche?

Jimin asintió, más feliz ahora que tenía una promesa


de comida en el futuro.

—Eso suena como un plan, cariño. No quiero que mis


niños nazcan con marcas de panza feliz.

Jimin estaba de mucho mejor humor luego del inci-


dente en el hospital y Jungkook estaba agradecido por
ello. El imbécil de su ex no se merecía las lágrimas que

306
Alfa Sustituto
Jimin derramó por él, por su omega y por los pequeños
que claramente eran sus hijos. No se merecía alguien
con el corazón inmenso de Jimin que incluso en una
situación donde se encontraba como víctima se imagi-
naba como victimario desde los zapatos de la omega
que el hombre engañó. Jungkook no tenía que conocerlo
para saber que no le perdonaría que pensara que podía
aplastar a Jimin con sus zapatos brillantes y hacerlo
sentir como un cachorro pequeño e indefenso.

Algún día la Luna le pagaría con lo que él se merecía.

La clase de yoga comenzó al fin con mucha presencia


de parejas de todo tipo, incluso un alfa y un beta que
se disputaban a un omega cariñosamente, al parecer.
Jungkook ignoró a todos para concentrarse en la respi-
ración de Jimin mientras pasaban por la primera relaja-
ción, meditación y los estiramientos.

—Veo que algunos de ustedes son más flexibles que


otros, pero vamos a intentar mantenernos en el mismo
nivel. Esto no es una competencia. —Dijo la instructora,
Hyuna—. Y ahora vamos a sentarnos con las piernas
cruzadas, cara a cara frente a nuestras parejas y a res-
pirar profundo a la cuenta de tres...

La música de fondo no hacía más que ponerlo ner-


vioso. Jungkook sostuvo las rodillas de Jimin como se
lo pidieron y Jimin se estiró para apoyar sus brazos en
los hombros de Jungkook. Se miraron a los ojos por va-
rios minutos, como Hyuna ordenó. Jungkook le sacó la
lengua con el rostro serio y Jimin rio.

Pasaron a otros ejercicios poco a poco. Jungkook sos-

307
Alfa Sustituto
tuvo la espalda de Jimin mientras él hacía un triángulo
en el suelo, lo que en el espejo frente a ambos se veía ho-
rriblemente sexual. Rodó una bola de «buena energía»
sobre la cintura de Jimin mientras él hacía la postura
de niño. Sostuvo todo el peso de Jimin, agachados sobre
una manta, mientras él hacía lo que Hyuna llamó una
posición de parto.

Era incómodo, pero él se las arregló para bajar un


poco esa sensación con algo de humor, que Jimin recibió
como un hombre sediento aceptaría agua. Jungkook
solo no quería pensar en todas las veces que accidental-
mente tocó el culo de Jimin en una hora, porque fueron
varias y ambos lo sabían.

Los cachorros Jung comenzaban a identificarse


menos con Jungkook ahora que él pasaba menos tiempo
con ellos. Era doloroso, pero él notó que con Jimin allí,
comiendo un especial Panza feliz junto a Yoongi, ha-
blando sobre lo que fuera que se le venía a la mente, no
dolía tanto. Esta vez Jungkook podía apreciar la emoti-
vidad en todo lo que estaba sucediendo. Podía notar que
los cachorros no dejaban de quererlo de un día al otro,
ni se olvidaban de él como en un suspiro sino que guar-
daban su recuerdo en alguna parte como alguien que
conocieron. Todavía era algo triste, pero no tanto como
antes.

Yoongi comía parte de los fideos de Jimin en esos mo-


mentos. Al cuidar de los cachorros solo no tuvo tiempo
de hacerse de comer y él se sintió triste porque antes era
quien le cocinaba cuando estas cosas sucedían. Yoongi
no era especialmente olvidadizo, solo se preocupaba

308
Alfa Sustituto
demasiado por hacer las cosas bien al punto en que el
más mínimo fracaso lo llevaba a la depresión y a fingir
que no le importaba nada. Jungkook quería decirle que
solo porque no hacía todo bien con los cachorros a la
primera, no quería decir que lo estaba haciendo mal,
pero sabía que incluso si dejaba un cartel en luces de
neón fuera de su casa con esas palabras Yoongi encon-
traría una forma de ignorarlas.

Esa noche Jimin ayudó con la comida. A pelar y picar,


y cocinaron juntos en cortas conversaciones amigables
y cómodas con la música como una manta de seguridad
entre ambos. Jungkook se distrajo un momento cuando
su teléfono sonó y el nombre de Namjoon apareció en la
pantalla. Dejó que Jimin continuara mientras se alejaba
un poco para silenciar los parlantes y contestar.

—¿Seokjin está bien? ¿Los bebés están bien?

Fue lo primero que salió de sus labios y escuchó risas


ahogadas del otro lado, risas infantiles e infinitamente
alegres que no reconoció pero le hicieron una agujero
en el estómago. Dejó caer el teléfono por la sorpresa
cuando alguien habló.

—¡Es Kookie-ah!

Jimin se acercó a la sala con las manos sucias, preocu-


pación en su rostro porque Jungkook estaba pálido y no
parecía recordar cómo respirar. Jimin tomó el aparato
del suelo, todavía sano aunque golpeado, mientras se

309
Alfa Sustituto
acercaba a él para mirarlo a la cara.

—¿Hola, Seokjin? ¿Quién habla? Ah, niños, ¿su papá


sabe que tienen su teléfono? Sí, yo sé que quieren hablar
con Jungkook pero él necesita hablar con su papá ahora,
¿pueden pasarme con él? Está bien, esperaré mientras
lo encuentras. Yo también, Jinhee, yo también. Hola,
¿Namjoon? Sí, llamaron para hablar con Jungkook. Creo
que está teniendo una crisis de ansiedad. Está bien.
Namjoon quiere hablar contigo.

Jungkook tomó el teléfono un poco más relajado,


pero todavía dolido. Jimin se arrastró sobre la alfombra,
comida olvidada y perdida lejos de su mente, y se acu-
rrucó contra su pecho para darle algo de su fuerza. Jun-
gkook tocó su vientre instintivamente para calmarse.

—Jungkook, lo siento mucho. —Namjoon pareció


realmente herido por lo sucedido—. Olvidé mi teléfono
sobre la mesa y ellos debieron tomarlo. No sé qué decir,
lo siento, ellos solo querían oírte hablar, Seokjin les
habla todo el tiempo sobre ti. Tienen curiosidad.

Se permitió un par de lágrimas esa vez porque el úl-


timo recuerdo que tenía de los cachorros Kim que no
fue una foto fue la última vez que los vio, años atrás,
cuando todavía no podían decir ni su nombre y ahora
sabía cómo sonaban sus voces y sus risas y no sabía que
eso le hacía tanta falta hasta ese momento.

—Está bien, solo... solo intenta que no vuelva a su-


ceder, por favor. Casi me da algo.

310
Alfa Sustituto
Se animó a decir. Jimin restregó su nariz contra el
cuello de Jungkook como una marca que podía tranqui-
lizarlos a ambos y él se sintió listo para derretirse entre
sus brazos.

—Lo siento, Jungkook, en serio. Supongo que el sueño


de los cachorros de conocerte para su cumpleaños no
sucederá. No te preocupes, Seokjin iba a pedírtelo pero
yo le dije que no lo hiciera. Si lo hace, dile que yo dije
que no significa no, Kim Seokjin.

Un sonido se ahogó en su garganta. Los cachorros


querían conocerlo, no solo saber de él sino conocerlo
a él y sintió más lágrimas rodar por sus mejillas. Le dio
pena, le dio vergüenza que Jimin viera sus traumas y de-
bilidades de esa forma, pero no pudo evitarlo.

—Tal vez un día, cuando yo no sea tan... tan así...

Dijo y ninguno de los dos supo qué significaba así,


pero a la vez sí. Jungkook se imaginaba débil y Namjoon
probablemente asustado.

—Les diré que no vuelvan a hacerlo. Lo siento,


Jungkook.

Jimin permaneció allí durante un largo rato, tanto


que la comida estuvo a punto de quemarse, solo mar-
cando el cuello de Jungkook con su nariz y su mejilla
para hacerle sentir mejor. No dijo nada, no se burló, ni
criticó, ni comentó, solo lo dejó ser hasta que se sintió
algo mejor.

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Alfa Sustituto
27. TRECE SEMANAS

Jungkook observó el catálogo de viaje en su teléfono,


con una mueca de confusión, mientras Minsoo le hacía
cosquillas en el cuello. No sabía por qué lo hacía, pero
quería utilizar parte del dinero en la cuenta de su ser-
vicio militar para llevar a Jimin a la playa, en un lugar
donde fuera verano. Era algo que el lobo deseaba y Jun-
gkook lo estaba considerando. Tenía suficiente para un
viaje y podría devolverlo si ahorraba la segunda mitad
de su pago por trabajar con Jimin...

Suspiró. Jimin amaría ir a Hawaii, pero tenía que ser


un viaje pequeño, más corto que eso así que buscó algo
en el mismo continente. ¿Por qué Jimin se tuvo que em-
barazar en finales del otoño? Suspiró. Le hacía las cosas
más difíciles.

—¿Tú qué dices, Minsoo? ¿Babymoon o no?

El bebé soltó un sonido que le recordó a una risa y


Jungkook volvió a buscar lugares más cercanos a los que
viajar en coche.

Esa noche su teléfono volvió a sonar mientras traba-


jaba en su computador portátil, sobre el nido de Jimin,

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Alfa Sustituto
en busca de un buen lugar a dónde ir. La pantalla leía
Namjoon, una vez más, así que le pasó el aparato al
omega y pidió que contestara. Jimin sonrió.

—Hola, Namjoon. Sí, Jungkook está justo aquí. ¡En-


víale saludos a Seokjin y a los niños por, favor!

Asintió al devolverle el teléfono y se concentró en


leer su libro tranquilamente. Jungkook suspiró. Apagó
la pantalla para que Jimin no supiera qué buscaba y se
llevó el teléfono al oído mientras salía hacia la sala para
no molestar.

—Hola, ¿Seokjin está bien? ¿Los bebés están bien?

Preguntó como la otra noche, Namjoon pareció poner


los ojos en blanco.

—Es bueno ver cuánto te preocupas por mí.

Jungkook bufó, dio una vuelta por la sala con aire de


poca gana, pero ansiedad en el estómago.

—Tú puedes cuidarte solo. ¿Qué sucede?

Le recordó a sus charlas con el mayor antes, a las


veces en las que Jungkook se sintió ansioso cuando co-
menzó a romper el vínculo con los cachorros y llamó
solo para que le dijeran que todo estaba bien porque
necesitaba escucharlo.

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Alfa Sustituto
—No le digas a Seokjin que te dije, quiero decir, actúa
emocionado cuando te lo diga él, pero... está embara-
zado otra vez.

Sonó feliz y asustado al mismo tiempo y Jungkook en-


tendió justo lo que sucedía.

—Felicidades, Namjoon. —Sonrió y observó como


Jimin asomaba la cabeza en la sala para escuchar—.
Esto es muy bueno, ¿verdad?

Namjoon suspiró y luego lo hizo una vez más. Jun-


gkook estiró un brazo para que Jimin se animara a abra-
zarlo y lo vio bambolearse ridículamente en una especie
de correcaminata adorable hasta llegar a él.

—Lo es, es bueno, es fantástico. Nosotros lo que-


ríamos, pero yo no soy como tú, Jungkook y creo que
ahora me doy cuenta de lo mucho que te debo, incluso
más que antes.

Frunció el entrecejo mientras Jimin se alimentaba de


su calor.

—¿A qué te refieres?

Insistió. Jimin los empujó ligeramente hasta el sofá


para acostarse casi sobre su pecho, escuchaba todo y
Jungkook notó que eso no le molestaba.

—Ya sabes, Jungkook, a todo lo que te debo, a mi fa-

314
Alfa Sustituto
milia. Cuando... cuando me llamaron para el servicio
yo intenté posponerlo, pero me lo negaron porque ya
lo había pospuesto una vez durante la Universidad. Y
pensé, recuerdo que... recuerdo que me subí al avión
con mi nuevo uniforme y pensé que estaba dejando a
mis cachorros morir, y a Seokjin sufriendo solo y luego
apareciste tú y Seokjin se encariñó al instante porque
eras un bebé y tenías buenas intenciones pero tanto
dolor en tus ojos y...

Se detuvo a llorar un segundo y Jungkook sintió el


peso de sus palabras, el peso que él llevaba y se dio
cuenta de que ser un alfa completo era pesado también
a su manera. Jimin escuchaba los latidos de su corazón
en silencio, ojos llenos de lágrimas solo por espiar las
palabras de Namjoon.

—Y tú los salvaste. Los mantuviste con vida cuando


yo estaba lejos y le enseñaste a Seokjin todo lo que un
montón de libros sobre paternidad no podían y cuando
volví creí que serías agresivo y posesivo sobre mis
bebés, pero solo te hiciste a un lado respetuosamente y
continuaste con tu trabajo sin gruñirme ni una sola vez.
Y me dí cuenta de por qué le importabas tanto a Seokjin.
Yo no soy como tú, no sé cómo cuidar de Seokjin ahora y
necesito que me enseñes a mantenerlos con vida como
hiciste cuando yo no estaba.

Jungkook exhaló el aire que Namjoon guardaba y


Jimin dejó salir un par de lágrimas por él también. El
ambiente se volvió pesado de pronto y él no pensaba
que Namjoon debería reaccionar así ante una noticia
tan buena.

—Escucha, Namjoon, respira, estás pensando dema-

315
Alfa Sustituto
siado. —Jungkook se detuvo a acariciar la espalda de
Jimin para darle tiempo al alfa a hacerle caso—. Cuidar
de Seokjin fue tan fácil. Él tiene una decisión que no he
visto en nadie más. Creo que si yo no estuviese ahí, él de
todas formas habría llevado a esos cachorros a término
por su cuenta y hubiese mirado a la Luna para decirle
«me los quitas cuando muera, puta, a mí no me rechaza
nadie» mientras lo hacía.

Jimin rio en silencio al tiempo en que Namjoon hacía


lo mismo.

—Lo sé, él es asombroso.

Jungkook soltó un sonido de afirmación.

—Lo es y él sabe qué hacer ahora. Esta no es su pri-


mera vez, él puede enseñarte lo que no sepas, pero por
mientras solo tienes que sostenerlo cuando él lo pida
y cuidar de los cachorros para que no lo molesten de-
masiado. Puedo enviarte un correo con artículos que
podrías leer y puedes escribirme cuando necesites
algún consejo. Solo recuerda seguir el ritmo de Seokjin
esta vez. Aunque tú seas el alfa, es su cuerpo y son sus
hormonas y él tiene muchas de esas. Lo harás bien y si
algo sale mal, me tienes a una llamada de distancia, ¿de
acuerdo?

Namjoon sorbió por la nariz.

—Gracias, eso estaría bien. Creo que era lo que ne-


cesitaba escuchar. Cielos... ¿de dónde salió toda esta
ansiedad?

316
Alfa Sustituto
Jungkook sonrió de lado, le daba algo de pena y ter-
nura a la vez, pero sabía que Seokjin se las arreglaría
para ayudarlo.

—Está bien, Namjoon, a todos nos da ansiedad la pa-


ternidad... —Se detuvo, Jimin lo miró y algo brilló en sus
ojos—. Aunque no sea tu primera vez.

El silencio entre ambos se volvió estático, solo ocu-


pado por el sonido de la voz de Namjoon, un momento
después.

—Ya lo creo... Oh, antes de que corte, ¿podrías decirle


a Jimin que ya encontré una casa para él? Solo necesi-
tamos un poco más para terminar de construirla y al-
guien tendrá que presentarse con él para hacer trabajo
voluntario como forma de pago, supongo que lo harás
tú, ¿verdad? Tendrás que ayudar con los cableados eléc-
tricos y a pintar la casa y también algunas de las casas de
los vecinos. Jimin puede pintar también y contará como
parte del pago. Iba buscarles una que construir desde
cero, pero esta está a medio camino y la pareja que la
tenía la abandonó y dejó nuestra ayuda porque no que-
rían trabajar más. Tiene tres habitaciones así que pensé
que le gustaría. Seokjin dijo que tendría dos cachorros.

—Namjoon —dijo Jungkook mientras Jimin se ponía


de pie para hacerle reír con un baile de la victoria—. ¿Y
luego dices que no sabes cómo cuidar de una manada?
Deberías ver lo feliz que está Jimin ahora.

Namjoon prometió enviar planos y un calendario de

317
Alfa Sustituto
voluntariado. Jungkook se anotó a tantas horas como
pudo mientras Jimin sonreía junto a él.

—Taehyung, Yoongi y Hoseok dicen que quieren


ayudar con la casa también. Lunas, tener amigos se
siente tan bien.

Taehyung se anotó para los horarios de pintura al


igual que Jimin y Hoseok mientras que Yoongi decidió
intentar cosas más difíciles como instalar un inodoro
y ayudar con el problema de cañerías. Jungkook pensó
que ver cómo la vida devolvía a Jimin lo que le quitó se
sentía bien.

318
Alfa Sustituto
28. CATORCE SEMANAS

Las clases de parto eran aterradoras y Jimin parecía


estar de acuerdo con ello. Los ejercicios de respiración,
Jungkook sentado mientras sostenía a Jimin frente a él,
en cuclillas, eran horribles. Sin embargo, también tenía
momentos hermosos, como la primera parte donde les
hicieron abrazarse y bailar una canción lenta solo para
estar en contacto el uno con el otro. Jungkook ateso-
raría ese momento, la forma en que Jimin se ajustaba a
su cuerpo como hecho para estar allí, la sonrisa contra
su cuello mientras se mecían lentamente sobre sus pies.
Su corazón dolía, pero era un buen tipo dolor.

Los masajes también fueron buenos, tanto cuando


Jungkook masajeó la espalda de Jimin y sus pies como
cuando le pidieron que se acostara sobre su pecho para
que Jimin le hiciera un masaje a él. Jimin rio al principio
mientras lo hacía, Jungkook podía imaginarlo esforzarse
con la lengua un poquito de afuera.

Luego la parte de relajación volvió, para el final de


la clase. Jungkook se sentó con Jimin entre sus piernas,
manos en su vientre una vez más y mentón sobre su
hombro. Respiraron juntos antes de que la profesora
pidiera que Jimin practicara su respiración. Jungkook
tenía que guiarlo y él lo memorizó primero porque se
parecía a cuando tenía un ataque de pánico.

319
Alfa Sustituto
Jimin sonrió al terminar, todos sus compañeros
de grupo estaban allí, felices de acabar también, pero
riendo de chistes de otros de cuando en cuando. Jun-
gkook comenzó a tomar sus cosas cuando la profesora
llamó la atención de todos una última vez.

—Solo quiero recordarles que el contacto es una muy


buena forma de calmar a sus omegas, no tengan miedo
de besarse y decirse cuánto se quieren. Este es un mo-
mento muy especial.

Jungkook no se perdió la forma en que Jimin suspi-


raba hasta hacerse pequeño en la alfombra. Jungkook
no podía darle eso que él quería.

—¿Jungkook? —Jimin lo llamó desde la habitación,


sonaba poco seguro de algo. Jungkook dejó la comida
para prestarle atención con un sonidillo—. ¿Podemos ir
a visitar a mi familia pronto? Me están volviendo loco.

Pánico corrió por su estómago pero se encontró asin-


tiendo de todas formas. Jimin sonrió y se acercó a él
para abrazarlo como agradecimiento. Él tenía ese algo
que lo volvía tan difícil de leer algunas veces y, sin em-
bargo, otras llevaba sus emociones frente a él como una
carta de presentación.

—No sé cómo pagarte por esto. Va a ser una pesadilla.

Jimin los giró hacia la sala. Sabía cómo Jimin podía

320
Alfa Sustituto
pagarle en cuanto la canción comenzó a sonar.

—¿Me permitiría esta pieza?

Preguntó en una forma exagerada de caballerosidad,


con una reverencia propia de la antigüedad. Jimin rio
como un niño pequeño al notar la canción, sus ojos bri-
llaron. Can’t help falling in love de Elvis sonaba de fondo
y Jimin se giró para apoyar su espalda en el pecho de
Jungkook. No era lo que él esperaba, pero tal y como hi-
cieron en la clase de la mañana, se mecieron sobre sus
pies, las manos de ambos sobre los bebés y la sensación
de que la canción significaba más para ambos que para
el mismo cantante.

“Like a river flows surely to the sea

Darling so it goes

Some things are meant to be

Take my hand, take my whole life too

For I can’t help falling in love with you”

Jimin cerró los ojos al tiempo en que Jungkook lo


hacía. Miles de cosas pasaban entre ambos, en su vínculo
que se volvía más y más fuerte en un pequeño gesto, en
los corazones que se tranquilizaban ante la sensación
de familiaridad. Se movieron frente al televisor al ritmo
de la música hasta que la canción terminó, a pesar de

321
Alfa Sustituto
que Jungkook quería que durara por siempre.

—Me gusta esta canción. —Dijo Jimin mientras gi-


raba sobre sus pies para verle. Sus ojos estaban un poco
húmedos—. Gracias por esto.

Jungkook no supo cómo decirle que el que estaba


agradecido era él sin sonar como un imbécil.

322
Alfa Sustituto
29. CATORCE SEMANAS

Jimin sostuvo la mano de Jungkook de manera pro-


tectora en la cabina privada del restaurante que eligió
para que se conocieran. Era un lugar caro y aunque Jun-
gkook tenía suficiente dinero como para comer allí, por
alguna razón no pensó que la familia de Jimin lo haría
también. Solo entonces se detuvo a juzgar a Jimin por
su ropa de marca y algunas de las acciones que recor-
daba desde que se conocieron. Jimin tenía diplomas de
escuelas de lenguaje muy exclusivas y un trabajo muy
importante en una empresa con bases extranjeras. La
familia de Jimin tenía dinero y eso tenía mucho sentido.
Jungkook se sintió fuera de lugar.

Les sirvieron agua para esperar, los padres de Jimin


iban atrasados. Jungkook notó que la mesa era grande y
probablemente más personas irían. Jimin le acarició los
dedos distríadamente. No quería que se distrajera con
los nervios, seguro era eso.

—Escucha, Jungkook, antes de que todo esto pase. —


Jimin se giró para mirarlo a los ojos, estaban tan juntos
que casi acabó sobre las piernas de Jungkook—. Si no
les caes bien, quiero que sepas que me importa muy
poco. A mí sí me pareces un alfa asombroso, pase lo que
pase hoy. Incluso si mis padres gritan y patalean, siguen
siendo tus cachorros.

323
Alfa Sustituto
Jimin buscó algo de mentira en sus ojos, buscó duda,
o un sentimiento negativo al que aferrarse pero solo en-
contró cariño y bondad y no pudo más que asentir para
dejarle saber que entendía. Jungkook era parte de su
manada, su pequeña y disfuncional manada.

—Eso es un alivio. Ya estoy olvidando la jerga de pi-


loto que me enseñaste.

Jimin le dio un empujón con un brazo, se bambo-


learon suavemente contra la pared y de nuevo al centro.
Sus rostros estaban tan cerca que Jungkook sabía que
de inclinarse un poco podría saber qué sabor tenían sus
labios allí mismo. Jimin dejó que sus narices se tocaran
de una forma coqueta, tocando a tientas el terreno para
saber cómo él reaccionaría. Jungkook no supo qué hacer,
corazón acelerado al punto en que dolía.

Por suerte, la fuerte presencia de la madre de Jimin


los salvó. Jimin saltó en el banco al verla y se apresuró
a ponerse de pie para saludarla. El padre de Jimin entró
un poco más atrás y con él dos de las hermanas del
omega que Jungkook no conocía. Ellos se presentaron
uno mientras juzgaban el traje de tres piezas que Jimin
le hizo usar para la ocasión, y los lustrosos zapatos
negros.

Jimin tenía razón, su familia utilizaría sus mejores


galas para ese momento. El pobre debería sentirse un
poco incómodo, aunque con su camisa blanca a medio
abotonar abajo y su ropa de vestir que mostraba su
abultado vientre se veía adorable.

—Es un placer conocerlos.

324
Alfa Sustituto
Jungkook acabó de estrechar la mano del padre de
Jimin y la apoyó sobre el vientre del omega. Sonrió a
través de los nervios. Jimin lo empujó a volver a sen-
tarse al instante, como si presintiera algo.

—Ya te hiciste esperar también. —Dijo la madre de


Jimin con una expresión de enfado que pretendía es-
conder—. Imagina que feo se siente no conocer al alfa
con el que tu hijo hará su futuro. Ahora que serás padre
puedes imaginarlo.

Jungkook evitó fruncir el entrecejo. El drama le daba


un feo sabor en la boca.

—Sí, —una de las hermanas de Jimin, él creía que se


llamaba Jiyeon, abrió el paquete de barbacoa para pre-
parar que los empleados del restaurante dejaron sobre
su mesa antes y comenzó a arreglarlo todo—. Te hiciste
esperar, como esa marca en el cuello de Jiminnie. A papá
no le gusta nada eso, hermanito.

El hombre puso los ojos en blanco.

—Papá puede hablar por sí mismo, gracias. —Sonrió


a Jimin entonces y sus ojos lucieron amables—. Te ves
bien, Jimin. Es bueno que todos los viajes de Jungkook
no te hicieran daño. Nos tenías preocupados.

Jimin se movió incómodo en su asiento y se acercó a


Jungkook cuando su otra hermana, Jina, tomó el lugar
junto a él. Se notaba que no quería mentir al hombre,

325
Alfa Sustituto
pero tampoco quería que lo abandonaran y Jungkook
entendía eso porque él perdió a su familia por algo que
no era su culpa también.

—Jungkook me cuida mucho. —Dijo al fin—. Aunque


mamá no entienda nuestra relación.

Jina suspiró.

—¿Qué importa si mamá no la entiende? Mientras


que te haga feliz no hay problema, Jiminnie.

La mujer que preparaba la mesa junto a su hija hizo


un sonido de sorpresa y enfado.

—¡Jina! ¿Cómo puedes hacer que tu madre se vea


como la mala de la película de esa forma?

La chica y el padre suspiraron a la vez, Jimin rio y


Jungkook notó por la forma en que su cuerpo cambiaba
ligeramente que se sentía emocional e iba a llorar.

—Está bien, cielo. —Murmuró, la habitación quedó


en silencio—. Tengo pañuelos en mi bolso.

Se agachó para recogerlo del suelo y buscarlos. Jina


soltó un sonido agudo de ternura. El padre de Jimin
cuidó a Jungkook con ojos llenos de respeto por la
forma en que los de su hijo parecían brillar al mirar a
Jungkook.

326
Alfa Sustituto
Una vez la carne estuvo en el fuego, hablaron sobre
los bebés, su madre intentó darle ideas para nombres,
pero Jimin le dijo que ya había pensado en algunos y
luego elegiría dos cuando supieran si serían niños o
niñas. La mujer habló sobre tradición familiar y otras
cosas a las que Jimin, su padre y Jina le restaron impor-
tancia con el rodar de sus ojos.

—¿Qué? —Dijo ella con esa voz llena de dramatismo


una vez más—. La tradición es importante, es por eso
que sigo «molestando» con que muerdas a Jimin, Jun-
gkook. Tienes que darle dignidad. No quieres que pa-
rezca tu amante ¿o sí?

—¡Mamá!

Jimin y su hermana gritaron a la vez. Jungkook se


quedó completamente quieto, sorprendido por las pa-
labras y la facilidad con las que ella las dijo como si no
entendiera el significado. ¿Es que ella pensaba que su
hijo era un cualquiera?

—Jungkook no tiene que morderme para hacerme


digno, mamá. Soy muy digno por mi propia cuenta,
gracias.

Jungkook le sonrió cuando Jimin arrugó la nariz en su


dirección. La mujer bufó.

No esperó que todo fuera tan bien. El padre de Jimin


estaba más interesado en su hijo y los bebés que en él y
su madre hizo silencio luego de un tiempo de que Jina la
acusara de hacer sentir mal a Jimin. Jungkook se sintió

327
Alfa Sustituto
fuera de lugar con ellos, pero no con Jimin, acurrucado
bajo su brazo mientras comían una deliciosa barbacoa
hecha por el padre de este.

—¡Sobreviví!

Gritó Jimin al sentarse sobre su nido. Jungkook se


sacó la chaqueta del traje y se acercó al armario para
volver a guardarlo con una risa.

—Lo hiciste. Creo que no estuvo tan mal. Tu padre


me cae bien, le importas mucho sin intentar ahogarte.

Jimin soltó un sonido de aprobación.

—No como mi madre que me tendría debajo de su


brazo, todavía, si pudiera. Lo sé. Creo que también le
caíste bien. Eso de usar los apodos empalagosos frente
a ellos fue una muy buena idea, Jungkook.

Jungkook sonrió de lado, él no estaba actuando


cuando lo hizo, pero Jimin tenía el derecho a creer lo
que quisiera. Se quitó la camisa también y se detuvo
a guardarla para que no se arrugara, odiaba tener que
mandarla planchar. Jimin comenzó a quitarse la ropa y
él se dio cuenta de que eso no era algo que Jimin hiciera
antes, no conscientemente al menos. Jungkook se quedó
quieto un segundo antes de salir de su estupor y buscar
una sudadera entre su lado del armario.

328
Alfa Sustituto
Jimin no podía quitarse la camisa, acostarse en la
cama de esa forma, con esa mueca de placer que llevaba
y esperar que Jungkook no reaccionara. Tomó un pan-
talón, el primero que encontró, y salió camino al baño
para cambiarse. Podía escuchar a Jimin sacándose el
pantalón también y cómo se bañaba en su aroma en el
nido.

Jungkook se apoyó contra el interior de la puerta del


baño y gritó internamente porque tenía una imagen en
la cabeza que no se quería ir.

329
Alfa Sustituto
30. CATORCE SEMANAS

Jungkook no sabía cómo explicar esto a sus amigos


del GAASM sin sonar como un adolescente hormonal.
Vergüenza le pintó la cara de rojo y evitó mirar a Jimin,
que escuchaba música cerca del calefactor de nuevo.

—Y eso es lo que está sucediendo.

Dijo, los demás lucieron confundidos por un largo


rato, hasta que Yoojin se animó a apoyar una mano
sobre su muslo y pellizcarlo.

—¿Tú te sientes bien? ¿Entiendes cuando te hablan?


¿Acaso tienes un problema que te hizo regresar en el
tiempo a cuando recién descubriste la existencia del in-
ternet y el porno y te da pena tu sexualidad? ¿Te estás
descubriendo todavía, Jungkook? No que eso sea ver-
gonzoso, pero tu reacción, hasta la Luna se hizo la noche
riéndose de ti.

Jungkook la empujó, no era algo tan profundo. Jimin


había estado casi sin ropa en su nido y Jungkook había
visto lo suficiente como para mezclar memoria e imagi-
nación. Eso nunca le había pasado antes. Y a Jungkook
no le daba vergüenza la desnudez, le daba pena la reac-
ción que tuvo ante tal desnudez.

330
Alfa Sustituto
—No seas idiota. Es que es mi cliente y... y es Jimin.
No puedo hacerle esto.

Yoojin puso los ojos en blanco.

—Cielo, cariño, Luna mía, Jimin quiere que le hagas


cosas peores de las que tú imaginas.

Jungkook se atragantó con un sorbo de café. De se-


guro Jimin solo se sentía cómodo con él, tanto como Jun-
gkook lo hacía cuando se sacaba la sudadera. De seguro
Jimin solo confiaba en él. O al menos de eso quería con-
vencerse, porque sabía que Jimin intentaba buscar una
reacción de su parte. Sabía que Jimin estaba interesado
en algún punto, Jungkook no era idiota, solo no entendía
por qué. Jungkook no podía darte tantas cosas.

—Esta novela se está volviendo aburrida, —comentó


un alfa nuevo que escuchaba su discusión—. La Luna te
da lo que todos nosotros queremos y simplemente ac-
túas como un cachorro asustado de ser lastimado. ¿Eres
un alfa o no?

Yoojin fue la primera en reaccionar. Gruñó al chico


nuevo y se lanzó sobre él como si protegiera a su bebé.
Jungkook se quedó petrificado por un momento antes
de que Yongguk reaccionara primero para salvar al tipo
de un ataque tan brutal. Jungkook solo tenía un pensa-
miento: Jimin. Él los miraba desde su lugar, asustado y
preocupado, audífonos fuera de sus oídos y corazón la-
tiéndole a mil.

—Está bien, —Dijo él mientras ayudaba a Yoojin a

331
Alfa Sustituto
ponerse de pie—. Fue solo un malentendido.

Yongguk sostuvo a ambos alfas a una distancia segura.

—Tú estás suspendida. Y tú... espero que sepas que


esta es una invitación a cambiar de grupo. No cuestio-
namos qué tan alfa somos aquí. La puerta está allí. —Se
giró hacia Yoojin entonces—. ¿Por qué hiciste eso? Ha-
bíamos progresado tanto con pérdidas de control. Sién-
tate, hablaré contigo cuando la reunión termine.

Jungkook suspiró. Se sintió mal por ella.

—Lo siento.

Dijo. Ella le restó importancia, todavía perdida un


poco en la alfa en su interior que quería pelear.

—Págamelo haciendo lo que sabes que debes hacer.

Jungkook tenía una idea de lo que ella quería decir.

332
Alfa Sustituto
31. QUINCE SEMANAS

Esa semana todo era un poco extraño, un poco fuera


de lugar. Jungkook pensaba que se sentía como una
imagen borrosa de lo que debería ser. Jimin ya había de-
jado el primer trimestre atrás, pero en lugar de volver
a su hogar o de que Jungkook lo dejara por un tiempo,
permaneció en el apartamento que era lo único que
tenía por el momento. Jungkook no quería que se fuera
de todas formas. Jimin le hacía sentir nervioso y tran-
quilo, seguro y al borde de un abismo. Jimin le hacía
sentir cosas que él no creía que las personas como él
deberían sentir.

Esa semana decidieron que Jungkook podría volver a


hacer cosas sin Jimin de cuando en cuando, solo por un
tiempo. Jungkook dejaba el apartamento por una hora
por las mañanas, antes de clases de japonés, para ir a
correr. Y luego una hora más cerca de la noche para ir
al gimnasio. Jimin se quedaba solo en el apartamento la
mayor parte del tiempo. Leía o buscaba cosas que com-
prar en internet. Escribía un diario de su embarazo para
recordar las pequeñas cosas cuando los años pasaran.

Jungkook lo acompañaba a clases de parto, a terapia,


a yoga y a cambio Jimin iba con él a las reuniones del
GAASM, a terapia, a casa de los Jung. Tenían una rutina
de pocos días pero parecía funcionar...

333
Alfa Sustituto
Hasta que algo cambió en el ambiente del apartamento.

Jungkook lo notó una noche cuando volvía del gim-


nasio. Se sacó los zapatos en la puerta y comenzaba a
deshacerse de la ropa sudada para llegar al baño a por
una ducha cuando algo se sintió diferente. Un diferente
lleno de vergüenza y pena y a la vez.

—¡Cielo, llegué!

Llamó frente a la puerta del baño. Jimin leía sobre


el sofá. Eso era extraño, Jimin prefería leer en su nido.
Olisqueó el aire y observó cómo las mejillas del omega
se tornaban rojas. Algo en su pecho dolió y el alfa se es-
tremeció con fuerza.

—Te escuché llegar, cariño.

Dijo Jimin, pero Jungkook no tenía tiempo para eso.

—Jimin, ¿tuviste sexo en mi apartamento?

Preguntó con la voz algo ahogada por un dolor pro-


fundo. Jimin no podía romper su confianza de esa ma-
nera. Jungkook le dio un lugar donde vivir y...

—¡No! —Jimin casi gritó mientras se sentaba de


nuevo y hacía el libro en sus manos a un lado—. ¿Cómo
se te ocurre?

334
Alfa Sustituto
Jungkook se encogió de hombros, ahora de mal
humor, molesto y ofendido.

—Puedo olerlo, capaz que se me ocurre por eso, no


lo sé.

Jimin se acercó despacio, una mueca de susto en sus


ojos.

—No lo hice. Tengo quince semanas y el internet dice


que es normal tener síntomas similares a un celo, ¿de
acuerdo? No había nadie conmigo en el apartamento.
Siento mucho que tengas que olerlo, es vergonzoso,
pero no podía aguantarlo.

Oh. Jungkook dio un paso hacia atrás y echó un vis-


tazo al nido perfectamente ordenado. Oh. Ese sería un
pensamiento que no dejaría su mente por los próximos
años. Maldita imaginación.

—Me gustaría decirte que no volverá a suceder, pero...

Jimin hizo un gesto de dolor. Eran síntomas como un


celo, no podía controlarlo. Jungkook no solía ver esta
parte de sus clientes, se sintió confundido.

—Lo siento. —Estiró los brazos para un abrazo de


disculpas y Jimin lo aceptó al instante con ojos llenos de
un brillo especial—. No debí hablarte mal, yo sé que no
harías algo así sin decírmelo primero. No sé qué sucedió.

335
Alfa Sustituto
Jimin soltó una risa sobre su cuello y respiró su aroma
para guardarlo para sí.

—Eres un alfa, eso fue lo que pasó. En verdad tu gesto


cuando te enojaste fue realmente atractivo.

Jungkook recordó las palabras de Yoojin. Tenía que


dejar a Jimin ir o dar un paso del que no estaba seguro.
Jimin se alejó despacio, sus ojos se veían algo más os-
curos que antes. Jungkook se giró para encerrarse en el
baño.

Durante toda la ducha solo pudo pensar una cosa:


Jimin en su cama, Jimin rodeado de su aroma, Jimin te-
niendo un pequeño celo en su apartamento. Quiso que
el agua fría lo transformara en un iceberg.

Jungkook dejó la ropa del gimnasio en el bote de la


ropa para lavar y notó que Jimin había lavado alguna.
Abrió la máquina para revisar de qué se trataba, em-
pujado por la curiosidad, y encontró el último conjunto
que llevó al gimnasio allí dentro. Olía a detergente, a
algo más y a Jimin y Jungkook pensó que no se lo podía
creer.

Jimin lo esperaba en la sala, sentado nerviosamente


en el sofá con gesto de que esperaba un par de nalgadas
y no de las buenas. Jungkook arrastró una de las sillas
para que pudieran mirarse frente a frente cuando él se
sentó.

—¿Usaste mi ropa para... ya sabes, durante tu pe-


queño episodio de celo?

336
Alfa Sustituto
Preguntó y Jimin no pudo mirarlo a los ojos.

—Huele bien, huele a alfa. Lo siento.

Jungkook se mordió la lengua. Cielos, eso nunca le


había pasado y por alguna razón tenía un efecto intere-
sante en él. Esta nueva información de que Jimin quería
tener su aroma cerca al correrse despertó al alfa en su
interior, le hizo sentir bien y no lo podía explicar.

—No puse la ropa de hoy a lavar. La dejé en el ca-


nasto por si quieres usarla la próxima vez que te suceda,
¿de acuerdo? La del gimnasio te gusta más, ¿no? Porque
tiene mi sudor, supongo.

Jimin asintió mientras jugaba a morderse el labio


inferior.

—Es la que huele más a alfa. ¿No te hace sentir incó-


modo todo esto?

Preguntó. Jungkook lo pensó. Solo le hacía sentir in-


cómodo la situación en sí misma. Imaginó que en otro
universo era diferente. Jimin podría sentir el aroma a
alfa que quería en su piel y no en su ropa.

—No. Esto es algo que sucede, otros omegas tienen a


sus alfas para hacer el amor cuando quieran. Tú, lamen-
tablemente, solo tienes mis sudaderas y boxers usados.
Solo recuerda ponerlos a lavar luego, ¿sí? ¿Tenemos un

337
Alfa Sustituto
trato?

Jimin sonrió, pero había algo triste en sus ojos.

—Eres demasiado dulce. —Dijo con un suspiro—. Te-


nemos un trato. Gracias, Jungkook. Cuando pasó y me dí
cuenta me sentí muy culpable y tenía miedo de que te
molestara, pero no sé por qué me preocupé. Eres dema-
siado bueno conmigo.

Jungkook le despeinó el cabello con una mano.

—Es fácil ser dulce contigo, dulzura.

Sonrió. Jimin se lanzó a sus brazos para que él lo sos-


tuviera una vez más, las veces que fueran necesarias.

338
Alfa Sustituto
32. QUINCE SEMANAS

Jungkook sobrevivió esos días solo porque gastaba


toda su energía en el gimnasio. Levantaba más peso
del que debería, corría más lejos de lo que sus piernas
podían soportar. Era la única forma de no pensar que
Jimin estaba pasando por esa parte del embarazo en la
que tenía síntomas de celo de cuando en cuando. No era
tan intenso como un celo real, Yoojin lo llamó «solo la
maldita calentura de los ángeles» en un mensaje que le
envió cuando Jungkook básicamente le lloró por ayuda.
Ella le recomendó tirar su ropa a la basura y amar a
Jimin sobre su nido para hacerlo más especial.

Él se ahogó con su propia saliva.

Jimin olía a pecado, no había otra forma de descri-


birlo. Tenía ese brillo de un celo de cuando a cuando, las
mejillas sonrosadas, los párpados un poco más caídos,
los ojos oscurecidos por el deseo. Jungkook se moría
por tocarlo tanto como no quería hacerlo. Era una lucha
entre la bestia y el humano. Cambiar el estatus quo le
daba miedo. No sabía cómo podía pasar de alfa sustituto
a amante y volver sobre sus pies para ser solo el alfa de
los cachorros. Una vez Jungkook tocara a Jimin tendrían
que ser una pareja. Pero un miedo lo detenía, Jungkook
no tenía una larga experiencia con parejas que duraran.
Si Jimin lo dejaba, él supo que no se recuperaría de eso.

339
Alfa Sustituto
Jimin era el sueño de cualquiera, pero más impor-
tante aún, era su sueño y él solo lo cuidaba desde lejos
por miedo a verle esfumarse frente a sus ojos. Jungkook
tenía experiencia con eso.

Pasó la mañana en el terreno de la futura casa de


Jimin. Averiguó la dirección con Namjoon y se presentó
para las horas de voluntario que ayudarían a Jimin a
pagar la casa. Ayudó a construir parte de un muro y a
colocar un nuevo cableado eléctrico en una habitación y
para media tarde dejó el lugar luego de pintar una de las
paredes de la casa. Alguien más continuó con su trabajo
y le dejó volver al apartamento donde esperaba ver a
Jimin.

Estaba vacío y no había corazones dentro. Jungkook


avisó que acababa de llegar de todas formas, no quería
encontrar nada incómodo. Pero como pensó, no había
nadie. Buscó mensajes en su teléfono y encontró uno de
hacía ya una hora.

«Con Taehyung. Ayudando con su problema. Dejé algo


para ti en el nido. Espero no te enfades. No hablemos
sobre esto nunca».

Frunció el entrecejo, confundido. Él solo quería du-


charse y acostarse a dormir después de todo el trabajo
de ese día, pero se encaminó a la habitación para buscar
la sorpresa que supuestamente lo esperaba. Y allí es-
taba, sobre la almohada, una nota al tope. Jungkook la
tomó mientras se sentaba a un lado.

«No es justo que seas el único que no recibe nada a


cambio. No tenemos que hablar de esto, solo relájate. Sé

340
Alfa Sustituto
liberal e indigno, cariño».

Debajo encontró el centro de todo el aroma que lo


atacaba últimamente. Era uno de los boxers de Jimin.
Jungkook se sintió sucio. No iba a tocarlo, no iba a olerlo,
no iba a hacer nada con él y definitivamente no iba a
olerlo y tocarse al mismo tiempo. No, jamás. Él no era
un omega con esas ideas de necesitar del aroma de otro.
Pero solo pensar que Jimin se tomó el tiempo de planear
todo eso le dio un brinco a su estómago.

No sabía si era Jimin siendo un morboso o si sim-


plemente de verdad se preocupaba por él. O, la otra
opción, Jimin de verdad quería saber qué olor tendría
esa prenda luego de que Jungkook la tocara y... muchas
ideas corrieron por su mente.

Jimin no era un buen omega conservador, de eso es-


taba seguro. Aunque los conservadores eran siempre
los peores.

Jimin se merecía sus nalgadas.

Se dejó caer sobre la cama, se permitió ese paso. Sus


pensamientos eran rápidos y erráticos, Jungkook no en-
tendía por qué le era tan difícil aceptar que podía hacer
cosas que quería. Pero solo imaginar el contexto en el
que Jimin ideó este plan se le erizaba un poco la piel.

¿Eran estas cosas que Jimin hacía por su alfa? ¿Era


así como despertaba sus relaciones? Jimin parecía el
tipo de persona que tenía que compartirlo todo para
disfrutarlo. Jungkook pensó que eso debería de hacerlo

341
Alfa Sustituto
un amante especial. Suspiró mientras estiraba una mano
hacia la prenda. Olía a como él imaginaba Jimin olía post
sexo. Olía a pecado, pero a uno que valía la pena.

Se preguntó, no por primera vez esos días, qué hacía


Jimin con su ropa, ¿por qué al salir de la lavadora to-
davía guardaban su aroma? Se imaginó que al menos
una vez Jimin tuvo que ponerse una de sus sudaderas,
solo para sentirse rodeado de su perfume. Y luego cerró
los ojos porque el lobo le dijo que ofrecería un año en-
tero de su vida por ver a Jimin darse el placer que me-
recía mientras sostenía su ropa cerca de su nariz para
sentirlo allí porque lo necesitaba. Jungkook daría un
año de su existencia.

Gimió y se sintió ridículo. Le gustó el gesto pero no


la falta de control que dejó en sus manos. Jimin era una
bala de cañón destruyendo todo a su paso. Jungkook
quiso llorar, su cama olía a él, la ropa olía a él, su ropa
olía a él, todo olía a Jimin y él lo quería así. Quería que
se mantuviera así por siempre, se dijo, mientras abría el
cajón junto a la mesa en busca de una loción que solía
guardar allí. Estaba casi vacía y no supo si debía gemir
o maldecir a Jimin.

No hablaron sobre el tema cuando Jimin regresó. Él


estaba más feliz que antes, guardaba un toque de pi-
cardía en su sonrisa al notar la cama bien tendida, el
aroma de Jungkook sobre las sábanas que se mezclaba
con el que salía de la olla en la cocina.

—¡Cariño, llegué!

342
Alfa Sustituto
Gritó desde la entrara mientras se sacaba los zapatos.
Jungkook se sintió avergonzado de pronto, incluso más
de lo que Jimin lo estuvo con él antes. Dejó que lo abra-
zara por la espalda como saludo y sintió algo que le pa-
reció un beso contra su columna.

—Huele rico.

Dijo con un claro doble sentido. Jimin sonrió mien-


tras observaba la olla, una risa suave en su garganta. Se
alejó discretamente hasta el baño y luego a la habita-
ción del lavado y Jungkook notó que se apresuraba fuera
de ella con algo guardado en un bolsillo. Jungkook no
pensó que Jimin quería ser discreto, porque de ser el
caso había fallado. Él se dio cuenta de que la forma en
que escondía su ropa en una parte especial de la habita-
ción le hacía sentir cosquillas en el bajo vientre.

Pero no hablaron sobre el tema porque ya estaban ju-


gando suficiente con fuego. Jimin parecía bastante feliz
al respecto, sin embargo, como si Jungkook le estuviese
cumpliendo una larga esperada fantasía o algo. Él podía
vivir con eso.

343
Alfa Sustituto
33. QUINCE SEMANAS

Todo pareció empeorar desde allí. Jungkook no tenía


suficiente ropa de gimnasio como para que Jimin saciara
sus necesidades y él no sabía qué hacer. Nunca había vi-
vido esta parte del embarazo de alguien más y tampoco
quería imaginarlo. Lo único que quería imaginar era a
Jimin, con su vientre abultado, revolcándose por su nido
en solo una de sus sudaderas. Tal vez Jungkook tenía un
fetiche por esa imagen.

El aroma de Jimin lo llenaba todo. Jungkook pasaba


la mayor parte de su día, cuando no tenía otra cosa que
hacer, en el gimnasio o la casa, trabajando para que Jimin
tuviera un lugar donde vivir. A veces se pasaba por una
de las habitaciones pequeñas e imaginaba cómo se vería
pintada de colores infantiles, con una pequeña cuna allí
y una mecedora allá.

Pero tenía que volver al apartamento en algún mo-


mento y cuando lo hacía, Jimin era como una bofetada
de lleno en la cara. Siempre se veía listo para cumplir
miles de fantasías que guardaba en el fondo de su mente
y a la vez, deseoso de simplemente darse amor y ser tan
empalagosos como querían.

Jungkook durmió en el sofá una de esas noches porque


la cama se sentía demasiado caliente con el cuerpo de
Jimin allí, y durante la siguiente no pudo dormir. Dejó

344
Alfa Sustituto
una nota junto a la cama y se apresuró a salir del apar-
tamento cuando se aseguró a sí mismo de que correr era
la única salida, cuando Jimin gimoteó entre sueños y él
se preguntó si lo imaginaba en ellos. Echó a correr una
vez el ascensor tocó el primer piso.

Jimin estaba ligeramente consciente de que era un


sueño, pero no quería despertar de la forma en que Jun-
gkook pintaba besos y mordidas juguetonas sobre la
piel de sus muslos. No quería despertar del sonido de
su voz, tomado por la intensidad del momento, y defini-
tivamente no quería despertar de lo bien que se sentían
sus manos en todo su cuerpo.

La puerta se cerró con un golpe y él saltó en la cama


para encontrarla vacía y triste. Se giró sobre su espalda
hasta tantear el lado de Jungkook, para buscarlo allí, un
poco idiotizado por el sueño. Encontró un papel sobre la
almohada. Jungkook salió a correr, el reloj sobre la mesa
de noche decía que era demasiado tarde para eso. Jimin
no podía creer lo conservador que era ese hombre. ¿Por
qué no podía ver que Jimin solo quería un poquito de
amor? Se golpeó la cabeza contra la almohada.

Toda esa situación era un desastre y Jungkook quería


fingir que la tenía bajo control, pero ni siquiera tenía
bajo control sus hormonas. Y Jimin sabía una cosa o dos
sobre hormonas descontroladas.

Se puso de pie para buscar su montón de ropa de


Jungkook en el lugar secreto, como un adicto. Se sintió
triste de pronto, pero ni siquiera eso calmó la sensación

345
Alfa Sustituto
en el fondo de su estómago que decía «Calor. Sexo. Ya».

Suspiró. Esto debería sentirse mejor. Él solo sabía


que cuando Seokjin llegara a la semana quince y esto
sucediera, Namjoon no le dejaría salir de la cama y eso
no era justo. ¿Por qué Jimin no podía tener un alfa que lo
empuje contra la primera pared a distancia y le muerda
la boca? Cielos, tenía que calmarse o acabaría llorando
al correrse otra vez.

Jungkook no sabía si era seguro volver, pero corrió


escaleras arriba esa vez para asegurarse de caer sobre
la cama y dormir por el resto de sus días como se lo
merecía. Jimin estaba despierto y se lamentó abrir la
puerta al escuchar la forma en que le golpeteaba el co-
razón y sonidos que reconoció de hacía ya un tiempo, la
última vez que tuvo sexo con un omega. ¿Había pasado
tanto ya?

Comenzó a retroceder, se sentía mal espiar incluso


si quería confirmar si sus sospechas eran ciertas. Jun-
gkook estuvo a punto de cerrar la puerta, lo estuvo, pero
Jimin llamó su nombre en algún momento y se sintió
atraído a seguirlo. Solo iba a ver, se dijo, solo ver, solo
ver, solo ver.

Era una imagen mucho más bonita de lo que él ima-


ginó. Jimin podía ser primera página en cualquiera de
esas revistas de omegas ardientes que su hermano
mayor le regaló en su adolescencia y nadie abriría una
maldita hoja para leerla porque no sería necesario. Co-
menzó a alejarse de nuevo, no debería de haber hecho

346
Alfa Sustituto
eso, se dijo en un tono más realista que el que el lobo
prefería. Jimin lo llamaba en su vínculo y era difícil de
ignorar.

Pero lo intentó. Ignoró los bonitos ojos oscurecidos


por el celo y no se imaginó cómo se verían en uno ver-
dadero. Ignoró la forma en que Jimin echó la cabeza un
poco hacia atrás al verlo, en un gemido que se manten-
dría en repetición en su cerebro hasta que su cuerpo su-
piera cómo calmarse de nuevo. Ignoró la forma en que
parecía esperar por él con su desnudez en exhibición
solo para él. Lo ignoró.

Hasta que Jimin comenzó a llorar.

—¿En serio, Jungkook? —Chilló desde la cama—.


¿Hasta así me rechazas? Ah, mierda, duele. No lo puedo
creer ¿Tan asqueroso soy? Es que no te entiendo. No en-
tiendo cuando me dices cielo pero no me tocas. ¿Qué
tengo que hacer?

Jungkook apoyó la espalda contra la pared más cer-


cana en busca de aire.

—No te estoy rechazando. No te sientas rechazado,


por favor, es malo para los bebés. —Pidió con voz algo
aguda por la situación—. No eres asqueroso, Jimin, eres
hermoso y por eso tengo que irme ahora. Esto es... no es
bueno para mí.

—¿Qué parte de mí no es buena para ti?

347
Alfa Sustituto
Insistió Jimin parecía estar poniéndose de pie y toda
la calentura de antes murió en Jungkook cuando murió
en él.

—La parte en la que quieres que sea tu alfa, Jimin,


esa parte. —Se precipitó—. No es buena para mi pobre
corazón. Soy tu sustituto, ¿recuerdas?

Jimin apareció con una sudadera de Jungkook que


apenas cubría lo necesario, ojos vidriosos y corazón
roto.

—¿El alfa de mis bebés, pero mi sustituto?

Preguntó en voz baja. Jungkook se sintió mal por todo


eso.

—No lo veas así, Jimin, por favor. Le hará mal a los


bebés. —Quería tocarlo y no podía—. Yo no puedo darte
lo que tú quieres, pero aparecerá otro alfa en un tiempo,
tal vez menos de lo que esperas, que esté completo y
pueda amarte como te mereces, ¿sí?

No sonó sincero, ni siquiera cuando deseó hacerlo. La


idea de que otro alfa tuviera a Jimin para él le revolvió
el estómago y a la vez, llevó lágrimas a sus ojos porque
Jungkook no podía competir con un alfa completo que
podía dar a Jimin la manada que él merecía incluso
cuando daría diez años de su vida a la Luna por hacerlo.

—¡No, Lunas, no! —Jimin le levantó la voz tal vez por


primera vez desde que se conocían—. ¿Qué crees tú que

348
Alfa Sustituto
no puedes darme? ¿Hijos? Ya tengo dos. No necesito
más para ser feliz, Jungkook. ¿Qué otra cosa no podrías
darme? Porque me lo has dado todo menos tu amor, lo
estoy esperando pero te estás tardando. ¿Por qué no
puedes ver que estamos destinados? Ah.

Jungkook se apresuró hacia adelante para sostenerlo


cuando las piernas de Jimin cedieron. Él se sostuvo el
vientre con lágrimas en los ojos.

—Está bien, no me quieras a mí, bien, pero no los re-


chaces a ellos. Ellos no tienen la culpa. Cielos, no.

Jungkook buscó, pero él no los estaba rechazando,


era Jimin otra vez. Intentó ayudar, intentó sostenerlo y
dejarle sentir el alfa, pero cuando eso no funcionó des-
pués de un momento llamó a una ambulancia.

—¿Quieres que te ayude a vestirte?

Preguntó. Jimin no respondió, acostado sobre el nido


con lágrimas corriendo por su rostro sin parar. Eso era
un desastre y jamás le sucedió. Jungkook no sabía qué
hacer.

—Los paramédicos ya están subiendo, Jimin. Piensa


en los bebés, no en mí. A la mierda conmigo, piensa en
los bebés.

Jimin se mordió el labio inferior, todavía en silencio.


Jungkook se arrodilló junto a la cama como si le fuera a
rogar por perdón, pero cuando estuvo a punto de discul-

349
Alfa Sustituto
parse por no ser tan alfa como otros, el timbre sonó y se
apresuró a dejar a los hombres pasar.

Las preguntas llegaron mientras revisaban a Jimin y


lo preparaban para ir al hospital. Jungkook respondió
tantas como pudo, se sentía al borde de un ataque de
pánico, el peor de su vida. Se sentía a punto de saltar de
un edificio y no sabía cómo hacer para evitar la caída.

Uno de los paramédicos le echó un vistazo. Su suda-


dera se había movido y la marca de la lista negra aso-
maba en parte por allí. Su rostro cambió al instante, de
amable a serio, y soltó un par de números en un comu-
nicador sobre su hombro.

Jungkook no sabía lo que eso significaba, pero tenía


una idea. Los acompañó con un bolso para Jimin que no
tenía de qué guardaba y se subió a la ambulancia de un
salto. Jimin tomó su mano y le dio un apretón.

—No es tu culpa. —Dijo entre las lágrimas—. No debí


empujarte. Lo siento.

Jungkook se estaba aguantando llorar solo por pura


fuerza del miedo en su corazón. Si él no podía parar
esto, no sabía qué tanto podrían hacer los médicos, pero
tenía que intentarlo. No podía dejar a Jimin así, perdido
en el espacio y sin una respuesta.

Envió un mensaje a Taehyung a través de la visión


borrosa.

350
Alfa Sustituto
—Está bien, cielo. No debí hacerlo tampoco. Es culpa
de ambos.

Empujaron la camilla en la que iba Jimin directo a la


emergencia. Jungkook intentó pasar, empujó la puerta
para hacerlo, cuando el paramédico lo detuvo.

—Nos encargaremos desde aquí.

Dijo mientras tomaba el bolso que Jungkook sostenía


sobre su hombro. Él no supo qué hacer, ni qué decir y
cuando vio a Taehyung corriendo en su dirección con
pánico en los ojos y una mueca de pocos amigos supo
que había arruinado todo. Cayó sobre él como piezas de
dominó. Jungkook lo arruinó todo.

—¿Qué sucedió? ¿Va a morir? ¿Los bebés van a morir?

Negó con la cabeza, todavía confundido.

—No lo sé. —Alcanzó a decir—. No lo sé, pero si lo


ves dile que lo siento mucho.

Taehyung frunció el entrecejo y solo entonces escuchó


los pasos que Jungkook venía siguiendo desde que lle-
garon. Un guardia de seguridad lo apuntó con un dedo
y Jungkook juntó sus muñecas frente a su cuerpo para
dejar que la oficial de policía lo arrestara allí mismo.
No había razón para discutir. Jungkook era culpable. Le
haría bien un tiempo en la cárcel.

351
Alfa Sustituto
—Dile que lo siento y que es hermoso.

Pidió sobre su hombro. Taehyung hablaba por telé-


fono con alguien.

Estaba confundido y mareado. Los cortes que hi-


cieron en su muñeca ayudaban a las esposas bañadas en
acónito a clavarse mejor en su piel y a enviar el veneno
por su sangre. Jungkook levantó los ojos de la mesa
frente a él para observar a los oficiales de policía que
parecían esperar algo de él. No sabía qué, no recordaba
hablar con ellos.

—¿Cómo está Jimin? ¿Los bebés?

Preguntó. No obtuvo respuesta y con su sistema casi


apagado por el veneno en su sangre se echó a llorar
como un niño.

—No quería hacerlo. —Dijo mientras sorbía por la


nariz—. Yo les quiero pero no lo merezco. Ellos son míos
pero no.

La puerta se abrió de un golpe. Seokjin sostenía a una


niña soñolienta en brazos. Yoongi cargaba a Minwoo en
brazos con cara de pocos amigos. Llevaba a un omega
de una muñeca también. Jungkook no lo reconoció pero
pensó que se veía asustado.

352
Alfa Sustituto
—¿Veneno? —Preguntó enfurecido Yoongi, rostro
rojo y aterrador— ¿En serio? Es ilegal torturar a alguien,
aunque esté en la lista negra. Sáquenselas ya o mi amigo
Minjae y yo nos encargaremos de que no puedan ni le-
vantar un lápiz en esta maldita estación nunca jamás.

—Ahora. —Insistió el otro chico mientras se hacía


espacio hacia Jungkook—. O agregaré tortura y forzar
una declaración a un sujeto bajo la influencia de acónito
a su lista de cargos.

Seokjin fue el primero en lanzarse sobre él cuando


las esposas estuvieron fuera. Jungkook solo podía mirar
a la niña en sus brazos. Ella lo miró también sorpren-
dida y asustada en su pijama rosa y luego escondió el
rostro en el cuello de su padre.

—Ay, Jungkook. —Seokjin lo abrazó. Él no sentía sus


muñecas mientras Minjae discutía con dos oficiales
fuera de la oficina sobre dejar a Jungkook libre—. No sé
qué sucedió pero Jimin te necesita.

Jungkook pestañeó, se dejó caer contra la pared.

—Jimin necesita un alfa. Dile a Namjoon que lo abrace.

Dijo. La niña volvió a mirarlo al escuchar el nombre


de su padre, ahora interesada. Ella sabía quién era él y
Jungkook sabía quién era también, pero le partía el alma
que le tuviera miedo.

—Jimin te quiere a ti, imb...perfecto ser, hijo de la

353
Alfa Sustituto
Luna.

Seokjin se sentó frente a él. La niña rio nerviosa-


mente, feliz de escuchar un insulto. Y se cubrió la cara
con las manos. Jungkook pensó que dolía, pero no sentía
que moría porque ya estaba muerto.

Yoongi se acercó a ambos un poco más, dudaba.

—Jungkook. Jimin te quiere, ¿qué parte no puedes


entender? Tienes derecho a que las personas te quieran.
Mierda, cuando Taehyung nos llamó Hoseok se subió al
coche sin camisa y sin zapatos para venir a la comisaría
a verte.

Seokjin asintió.

—Y Namjoon y yo despertamos a los bebés para venir


cuando Yoongi me llamó. Jungkook, Jimin te quiere, tú
claramente le quieres también. Esto no es un trabajo
como cualquier otro. Mira lo que te hicieron en las mu-
ñecas, por buscarle ayuda y quién sabe qué tan drogado
estás ahora...

Yoongi le apoyó una mano en la frente, estaba fría.

—Tiene fiebre.

Musitó. Seokjin suspiró.

354
Alfa Sustituto
—Tienes que denunciar a estas personas hasta que
sus nietos no puedan conseguir trabajo. Esto lo hicieron
solo porque estás en la lista negra. Es discriminación.

Jungkook hizo una cara graciosa para la niña y ella


pareció encantada. Estaba algo perdido de la conver-
sación, pero lo suficientemente consciente como para
seguirla.

—Esto lo hicieron porque Jimin sintió que lo rechacé.


Yo le dije que es hermoso, pero que no puedo darle lo
que busca y él se cayó.

Hizo una mueca con su labio inferior algo de afuera y


la niña lo imitó, ojitos tristes y penosos. Seokjin le dio lo
que solo podía describir como la bofetada de su vida. Y
su cerebro se movió dentro de su cráneo.

—¿Eres imbé...rfecto? Nombre una cosa más allá de


hijos que no puedas darle a Jimin. ¿Por qué lo que tú
crees que él quiere es más importante para ti que lo que
él quiere? Ah, Luna, por estas cosas odiaba a los alfas
de joven. ¿Ves, Jinhee, cariño? Los alfas son guapos pero
estú...pendos, ay.

Yoongi bufó una risa mientras mecía a Minwoo alre-


dedor de la pequeña sala.

—Tú no entiendes. —Jungkook tomó la mano de


Seokjin y la soltó al instante al notar que estaba san-
grando y el veneno podría lastimarle—. Si él se va, yo
me voy.

355
Alfa Sustituto
Esa vez Yoongi lo golpeó.

—No digas esas cosas, enf...ermero de omegas. —


Rodó los ojos ante sus propias palabras—. Tienes mu-
chas cosas para dar y listo. Se acabó la discusión. ¿Tú de
verdad crees que tantas personas saltarían de la cama
para cuidar de ti simplemente porque sí? Jungkook, los
chicos de tu grupo de terapia están afuera con carteles
pidiendo que te dejen salir. En cualquier momento ven-
drán los canales de televisión. Jimin pidió a Taehyung
que les avisara por ti

Seokjin apretó su rodilla.

—Jimin no está enojado contigo, Jungkook. Escú-


chame, dime que me entiendes cuando te hablo. Jimin
está más preocupado por ti que por él mismo. Los bebés
estarán bien, pero te necesitan. Tienes que ir y besarlo
y decirle que no quieres que esta noche se repita nunca
jamás, ¿entiendes? Este fue su último strike. Jimin no
puede estar arriesgando a sus bebés porque tú eres inse-
guro, cachorrito. Se quieren y se merecen mutuamente.

Yoongi asintió una última vez para darle a todo un


toque solemne que Jungkook comenzaba a ver ahora
que se sentía mejor.

—Vamos a que alguien te limpie esas heridas y pro-


méteme que lo primero que harás será besar a Jimin
hasta que le sientas la garganta.

356
Alfa Sustituto
Dijo. Seokjin chilló y Jungkook deseó poder tocar
la mejilla de Jinhee sin lastimarla cuando ella rio con
fuerza.

Jungkook no sabía cuándo le dejaron ir pero fue ata-


cado por un grupo de personas que querían abrazarlo
y asegurarse de que estuviera bien. Yoojin puso el grito
en el cielo al ver los cortes en sus muñecas y Yongguk
lo abrazó por un poco más de tiempo mientras le recor-
daba que todo estaba bien. Lo acompañaron en distintos
coches al hospital, como si se tratara del presidente.
Jungkook dejó que Yoojin tomara su mano mientras re-
corrían los pasillos en busca de un doctor que lo curara.
Él dejó que Yoongi tomara fotos a sus heridas para la
denuncia que harían más tarde y que un joven doctor le
recomendara una pastilla mientras una enfermera tra-
bajaba arduamente para limpiar y cubrir su herida.

El grupo entero, incluidos Yoongi y Seokjin lo es-


peraban afuera. Hablaban entre ellos y Jinhee estaba
encantada de toda la atención que recibía de los alfas
amigables que se sentaron junto a su papá. Jungkook les
sonrió una vez listo, con el corazón en la boca y los ojos
llenos de lágrimas que comenzaban a caer sin que él
pudiera evitarlo. Seokjin lo dirigió al lugar donde Jimin
descansaba.

—Estaremos aquí fuera, toda la noche si es nece-


sario, Jungkook. —Yoojin le apretó una mano—. Este es
tu punto más bajo, ya probaste suficiente miseria, po-
drías probar ser feliz.

357
Alfa Sustituto
Jungkook no supo qué contestar. Solo la abrazó y
luego a Yongguk también y a todos los que tenía más
cerca, como forma de agradecimiento, antes de que
Seokjin tirara de su sudadera hacia la habitación.

Jimin descansaba allí junto a Taehyung, Hoseok,


Minsoo, Namjoon y un par de niños que dormían sobre
el regazo de este último. Lucía enfermo y cansado y
marcas de lágrimas decoraban su rostro. Jungkook
sintió que se le detenía el corazón. Sus amigos hicieron
bien al dejar a dos alfas allí, pensó, pero la forma en que
Hoseok acarició un brazo de Jimin... si Jungkook no lo
mataba lo haría Yoongi.

Jimin lo notó en algún punto, sus ojos se encontraron


a la distancia y él se apresuró a estirar los brazos en
su dirección y a llorar una vez más. Namjoon y Hoseok
se alejaron un poco de la cama y Taehyung la rodeó
para dejar que Jungkook abrazara a Jimin con mayor
comodidad.

—Lo siento.

Dijeron al mismo tiempo. Jimin se veía tan mal, Jun-


gkook dejó que lo apretara contra sí, que sintiera su
aroma, que sostuviera su mano.

—Jungkook, tus muñecas. —Jimin tomó una para


observar con cuidado—. ¿Te hicieron esto? Lo siento
tanto. Yo les dije que no te llevaran, que no era tu
culpa, pero ellos no querían escuchar por su estúpida
discriminación.

358
Alfa Sustituto
Jungkook le restó importancia, apenas podía re-
cordar esa experiencia aunque recordaba lo suficiente
como para saber que Yoongi le pidió que hiciera algo.
Dejó que sus frentes se tocaran y buscó el perdón en
los ojos de Jimin. Estaban tan preocupados el uno por
el otro como por los cachorros. Jungkook le limpió una
lágrima con un pulgar y cuando Jimin comenzaba a dis-
culparse de nuevo, lo besó.

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Alfa Sustituto
34. QUINCE SEMANAS

La habitación estaba vacía de no ser por ellos dos.

Jungkook escuchó como Hoseok se ponía de pie


mientras él besaba a Jimin y cómo Namjoon cargaba con
sus hijos fuera también. Taehyung luchó por tomar su
cámara de su bolso y alcanzó a tomar una foto antes de
que Hoseok tirara de él para dejarlos solos.

Las manos de Jimin se deslizaron de los dedos de


Jungkook en sus mejillas hasta sus brazos, cuando es-
tuvieron solo sus corazones repiqueteando al mismo
ritmo. Se quedaron allí, mirándose en silencio por lo
que se sintió como una eternidad porque Jungkook ya
no tenía aliento para que Jimin se lo robara.

—Ese fue el mejor beso de mi vida. —Murmuró Jimin


sobre su boca, Jungkook rio—. Espero que no sea el
último.

Algo se sentía distinto en su interior, algo primal que


hacía que el lobo se diera vueltas sobre sí mismo en su
interior. Tal vez Jimin sí era su destinado, el alfa lo creía.

—Si siempre besas así puedes besarme todos los


días.

360
Alfa Sustituto
Jimin escondió una mejilla en su mano y bajó la vista
al fin. Era tiempo de dejar la cursilería y hablar de cosas
importantes. Jungkook preguntó por los cachorros
mientras arrastraba una silla junto a la camilla. Jimin se
mordió el labio inferior.

—Dejé de rechazarlos cuando te llevaron. Yo no sé


por qué lo hago. Me sentí muy... no lo sé, poco querible
cuando te negaste tan rotundamente y luego que de-
jaras que te llevaran a pesar de tu inocencia me rompió
el corazón. Creo que me hizo reaccionar. Hicieron una
ecografía y los bebés están bien pero tal vez algo afec-
tados por mis nervios. Lo siento, siento que tuvieras que
pasar por esto por mi culpa. Yo no debería de haberte
empujado a nada. Sé que tienes miedo de que te lastime
pero he estado intentando enamorarte por semanas y
estaba muy frustrado y hormonal y soy la peor persona.

Jungkook se mordió el interior de una mejilla. Las he-


ridas en sus muñecas comenzaron a picar mientras su
cuerpo luchaba por cicatrizar.

—No eres la peor persona, Jimin, también están los


policías que me cortaron las muñecas para ponerme
acónito en la sangre... —Jimin le lanzó una mirada—.
¿Qué? Sabes que es una broma. Incluso a pesar de esto
yo creo que eres increíble. No te podría guardar rencor
cuando ambos tuvimos algo de culpa.

Jimin suspiró. Besó una de las vendas en las muñecas


de Jungkook como si pudiera curarlas de esa forma. Jun-
gkook le sonrió.

361
Alfa Sustituto
—Eres demasiado bueno para ser real. —Dijo Jimin
listo para volver a besarse, Jungkook se ahogó con una
risa porque Jimin le robaba las palabras de la boca—.
¿Aún tienes miedo? No tienes que hacerlo. No me iré a
ningún lado. Tenemos cachorros que criar.

Su corazón se estrujó en el pecho. Jungkook lo pensó y


la respuesta fue inconclusa. Tenía miedo porque perder
a Jimin le quitaría todo. Sería lo peor que podía pasarle,
sería como que le dieran todo lo que soñó y se lo arran-
caran de las manos con una enorme risotada en su cara.
Una broma pesada, un «te lo creíste». Y, sin embargo, la
forma en la que Jimin lo miraba le hacía sentir seguro
de que las cosas podían estar bien. Jungkook inhaló
profundo. Disfrutaría todo lo que pudiera. A partir de
ese momento disfrutaría de Jimin y de los bebés como
si fuese lo último que podía hacer porque ya conocía lo
que podía pasar si no lo hacía. Ya había tocado fondo, ya
había saboreado perderlo todo.

—Ya no, vida, ya no. —Besó una de sus mejillas y se


sorprendió con lo sencillo que era todo—. Qué te parece
si para dejar esto atrás, como la primera vez que fuiste a
mi casa, comenzamos desde el principio.

Jimin arrugó su nariz con encanto en sus ojos y brilló


al reír.

—Hola, mi nombre es Jimin tengo casi dieciséis se-


manas, doy clases de japonés por las mañanas, mis ca-
chorros son hermosos, casi tengo una casa y mi nuevo
alfa me hace sentir más apreciado que nadie. Tu turno.

Jungkook empujó a Jimin por un hombro ligeramente

362
Alfa Sustituto
y luego pasó una mano detrás de su cuello y apoyó la
otra sobre su vientre, donde Jimin entrelazó sus dedos
otra vez.

—Hola, soy Jungkook, tengo cero semanas de emba-


razo. —Jimin lo golpeó esa vez y rio—. Y creo que soy el
alfa en la lista negra más afortunado del mundo.

Jimin soltó un gritito por la emoción y la vergüenza.

—¡Eso no se vale!

Chilló. Jungkook se dio cuenta de que podía simple-


mente callarlo con un beso ahora.

Esperaron a que un doctor apareciera para verlos


simplemente así, besándose por lo que pareció horas,
suave y dulce y sincero como una nueva forma de cono-
cerse. Jungkook sabía que había muchas cosas por hacer,
tenían que hablar sobre su trabajo y tenían que discutir
su relación para que Jungkook no acabara con acónito
en las venas otra vez. Pero había tiempo para eso. Ahora
tenían que preocuparse por Jimin y los cachorros.

Jungkook preguntó qué cosa buena hizo para me-


recer tanto. Jimin le lanzó una mirada seria.

—¿Dar vida a un montón de cachorros para familias


que lo necesitaban no te parece suficiente? Sí que eres
exigente, cariño.

363
Alfa Sustituto
35. DIECISÉIS SEMANAS

Jimin volvía al apartamento ese día. Era algo increíble


y Jungkook no tenía suficiente espacio en el lugar para
todas las personas que fueron a visitarlos. Al menos se
tomaron su tiempo, Primero Seokjin y Namjoon se sen-
taron a la mesa para desayunar y hablar sobre el futuro
mientras sus cachorros estaban en la guardería.

—No olvides escribir a tu jefe sobre este cambio,


Jungkook.

Le avisó Seokjin cuando se preparaban para irse. Él


lo abrazó una última vez.

—Lo haré esta tarde, no te preocupes.

Seokjin bufó, ofendido por la orden.

—Claro que me preocupo por ti, eres como mi hijo.


Ah, crecen tan rápido, Namjoon, ¿qué vamos a hacer?

Yoongi y Hoseok los visitaron durante el almuerzo


junto a los mellizos. Jungkook aprovechó para ense-
ñarles a Kookie y Chimmy y para marcarlos como de-
bería esa semana, pero ellos parecían confundidos más
que nada por el cambio de escenario.

364
Alfa Sustituto
Su apartamento que jamás olía a nada estaba ba-
ñado con el aroma de una manada, de Jimin, cachorros
y amigos.

Incluso se sintió bien cuando Yongguk y Yoojin lla-


maron a la puerta para la cena, junto al resto del GAASM.
Jungkook no sabía si tenía suficiente estofado para todos
y tampoco suficientes sillas, pero se repartieron los lu-
gares como pudieron y rieron por esto y por aquello.
Jimin formó parte de la conversación y Yoojin estaba en-
cantada con él porque hacía a Jungkook feliz.

—Gracias, no te imaginas lo triste que se veía ese


gran cachorro antes de ti.

Dijo ella mientras sostenía su mano. Jungkook la em-


pujó fuera del apartamento, pero Yongguk le evitó que
cerrara la puerta.

—Eres el sueño de cualquiera, Jimin, —insistió


Yoojin—. Si Jungkook no te hace feliz tengo más chicos
aquí que estarían dispuestos a...

Las risas se ahogaron con el golpe de la puerta y Jun-


gkook no pudo más que negar con la cabeza. Jimin lo
observó desde la entrada también, una sonrisa gigante
en su rostro mientras se acariciaba el vientre.

—Hoy fue perfecto.

365
Alfa Sustituto
Comentó. Jungkook se aseguró de poner el seguro y
dejó que Jimin lo abrazara por la cintura para besar su
frente.

—Si tan solo todos los días fueran como hoy.

Jimin le acarició un brazo y él fue horriblemente


consciente de que necesitaba bañarse.

—Ya no te sentirías tan solo. —Sonrió el omega—.


¿Me ayudas a llegar a mi nido de nuevo?

Jungkook pensó que todo eso debería traerle malos


recuerdos, pero tenía suficiente con las marcas que le
quedarían alrededor de las muñecas. Echó los pensa-
mientos a un lado mientras empujaba a Jimin hasta la
cama por la espalda.

—Voy a ducharme ahora y luego, ¿podrías ayudarme


a volver a vendar mis muñecas?

Jimin asintió, la cama todavía estaba desecha y él ob-


servaba todo a su alrededor con curiosidad. Recordaba.

—¿Quieres que te haga compañía? —Preguntó mien-


tras se mordía el labio inferior, Jungkook se giró para
verlo con una mirada triste y él entendió—. Está bien,
puedo esperar por ti tanto como necesites. Ya aprendí
mi lección.

Jungkook bufó una risa, sacó una sudadera limpia del

366
Alfa Sustituto
armario.

—¿Seguro? Suena como que te mereces unas nal-


gadas, ¿sabes?

Jimin resopló también. El ambiente se sentía más


tranquilo que antes.

—No hagas promesas que no vas a cumplir, Jungkook.

Él le echó un vistazo, incrédulo de que ese era el


mismo omega que vio entrar a un café meses atrás.
Tomó la ropa que necesitaba antes de acercarse a Jimin
para besarle la frente.

—Hace poco aprendí que lo bueno se hace esperar.

Le guiñó un ojo antes de irse y Jimin se murió de la


vergüenza en la cama.

Jimin leía sobre el nido cuando al fin salió de la


ducha. Sus muñecas seguían al rojo vivo, con piel en
distintos tonos de rosa luchando por recuperarse. Jun-
gkook se sintió mal cuando Jimin lo vio, no era una
bonita imagen. Dolía tanto como él no quería que los
demás lo supieran. Dejó que Jimin lo curara con los me-
dicamentos que Yongguk le trajo esa noche, los mismos
que usaba para mantener limpios sus tatuajes cuando
recién los acababa. Jimin terminó al fin al apretar una

367
Alfa Sustituto
nueva venda alrededor de cada herida y pegarla como
era debido. Jungkook lo guió en todo lo que hacía con
una mano sola, pero no era necesario porque Jimin
había estudiado la forma en que las enfermeras lo cu-
raban en el hospital desde aquella noche.

—Gracias. —Jungkook se acomodó a su lado en la


cama con un bostezo. Estaba cansado—. ¿Leíste algo
nuevo sobre los bebés hoy?

Jimin asintió, buscó la almohada que usaba para su


vientre y la colocó entre ambos para poder apoyarse
sobre ella, para mirar a Jungkook a la cara en la corta
distancia que los dividía.

—Sí, tu libro dice que los bebés desarrollan la capa-


cidad de escuchar esta semana. Todo lo que decimos
ellos lo escucharán. ¿No es eso asombroso? Pueden es-
cucharte cantar ahora.

Lo abrazó mientras pensaba en eso, en el hecho de


que los bebés podían oír su voz y en lo agradecido que
estaba de que no escucharan su discusión de antes in-
cluso si no iban a recordarla. Quería tanto protegerlos,
era extraño y natural a la vez.

—¿Quieres cantarles una canción?

Preguntó en voz baja, Jimin asintió e hicieron silencio


mientras pensaban en una que acompañara la ocasión.
Jungkook eligió una, Jimin no conocía la letra solo es-
cuchó mientras él entonaba las palabras como las re-
cordaba para él y los bebés, una mano sobre su vientre

368
Alfa Sustituto
con recelo.

“Como una estrella que atraviesa mi cielo,

simplemente como un ángel salvador,

has aparecido en mi vida.

Siento que nunca seré el mismo.

Al igual que una canción en mi corazón,

al igual que esencia en mis manos.

Me honra amarte.”

369
Alfa Sustituto
36. DIECISÉIS SEMANAS

Jimin hablaba. Habló toda la mañana, mientras pre-


paraban el desayuno juntos, mientras comían, mientras
lavaban los trastos. Habló mientras tomaba una ducha
y habló mientras leía. No le hablaba a Jungkook en rea-
lidad, sino a su vientre, a sus bebés. Les contaba cosas
sobre él, pequeñas curiosidades como lo mucho que le
gustaba la comida picante y lo bueno que era Jungkook
para hacer panqueques de papa. También le contaba
sobre los libros que le gustaban y esa vez cuando de pe-
queño trabajó en una biblioteca.

Jungkook escuchaba. Él era bueno para eso, para


hacer silencio y dejar que la voz de alguien más llenara
el espacio entre ambos. Esa vez, sin embargo, pres-
taba atención con una sonrisa en los labios. Era lindo
ver cómo el vínculo de Jimin con sus cachorros crecía.
Ellos se alimentaban de él, de su amor. Jungkook no
podía creer que le arrancaran suspiros temprano en la
mañana.

Jimin solo cambió el tema durante la clase de japonés


de esa mañana. Jungkook se la salteó para descansar, to-
davía dolorido por sus heridas. A Jimin no le molestó.
Esperó a que las madres recogieran a sus pequeñas y se
acurrucó junto a él para lo que él pensaba que sería una
corta siesta, hasta el almuerzo al menos.

370
Alfa Sustituto
—No has dicho nada en todo el día —comentó en
un momento con tristeza en la voz—. ¿No te gustaría
hablarles?

Jungkook se abrazó un poco más a él, la espalda de


Jimin contra su pecho, y escondió el rostro entre su ca-
bello para sentir el aroma dulzón de su acondicionador.

—Quiero. Solo estoy planeando mi discurso, corri-


giendo detalles, ya sabes.

Jimin bufó, pero pareció entretenido por la idea de


Jungkook escribiendo algo lindo para decirle a sus pe-
queños. Él quería que Jungkook les hablara, que recono-
cieran su voz y él sabía que ese era un paso importante
en su relación. De estar solo trabajando sería también
un gesto que remarcar. Los cachorros necesitaban un
alfa y escucharlo era bueno.

—Permíteme deleitarlos con otra canción, entonces.

Se aclaró la garganta. Jimin le dio un codazo.

—No puedes expresar todos sus sentimientos en


canciones, Jungkook.

Él rio. Jimin no tenía idea de cuánto tiempo se pasaba


escuchando playlists ajenos para encontrar música
nueva. Jungkook tenía una canción para todo momento.

—Déjame cantarle a los niños, por favor, es una de

371
Alfa Sustituto
mis mejores cualidades y tengo la canción perfecta para
ellos ahora.

Jimin no dijo nada por un segundo, se giró un poco


para mirarlo a la cara.

—¿Ah sí? ¿Cómo se llama?

Jungkook se sintió un poco expuesto al pensar en ella.


Era una canción que escuchaba cuando se sentía muy
mal, cuando se odiaba demasiado por estar en la lista
negra. Era una canción que le hacía llorar y que jamás
creyó que podría cantar a alguien, incluso entonces le
pareció sureal hacerlo.

—Canción para mi hijo que aún no ha nacido, así se


llama.

Dijo y Jimin se mordió el labio inferior porque podía


sentir la emoción en el nombre.

—De acuerdo, hazme llorar, cariño, estoy listo.

Estiró un brazo para tomar una caja de pañuelos de


arriba de la mesa de noche. Jungkook rio una vez más,
pero luego el ambiente no fue tan divertido, más bien
emocional cuando cantó cada letra como si fuera la úl-
tima vez que lo hiciera porque tal vez lo fuera y quería
guardar el recuerdo para siempre en su mente. Jungkook
solo deseaba que los pequeños pudieran escucharle y
que entendieran lo que su corazón quería decir.

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Alfa Sustituto
Jimin lloró con él esa vez por la emotividad de la letra
y el sentimiento en la voz del alfa y prometió guardarla
entre sus favoritas.

373
Alfa Sustituto
37. DIECISÉIS SEMANAS

Jungkook cubrió los ojos de Jimin con sus manos


mientras lo guiaba entre las bonitas calles del nuevo
vecindario. A su espalda, Taehyung tomaba fotografías
para recordar y Hoseok y Namjoon hablaban por lo bajo.
Era un día de descanso para muchos, era un feriado na-
cional y Jungkook lo aprovechó para llevar a Jimin a co-
nocer la que sería su casa. No estaba terminada, pero
él quería que la viera y que se sintiera útil al ayudar a
hacerla bonita.

—Unos pasos más, cielo, solo unos pasos más.

Yoongi y Seokjin cuidaban de los cachorros esa tarde,


lo que era triste porque Jungkook pensó que sería lindo
si ellos también estaban allí.

Jimin jadeó cuando sacó las manos de frente a sus


ojos y sus rodillas cedieron un poco al notarlo todo. La
bonita casa, el pequeño muro que la dividía de las otras,
la puerta de madera con un hermoso vidrio decorado,
las ventanas enormes de lo que sería la sala. Jungkook
lo abrazó para que no cayera y rio emocionado al notar
que lloraba.

—¿Es mía?

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Alfa Sustituto
Preguntó con la voz rota. Un clic se escuchó a su
espalda.

—Es tuya, toda tuya. Vamos, te mostraré por dentro


mientras esperamos por los demás.

Jungkook los guió a todos a través de la entrada,


la sala, la cocina y el pasillo que daba a las dos habi-
taciones pequeñas y a una más grande, al igual que al
baño y lavadero. Estaba todo vacío, pero era hermosa y
era suya. Jimin se abrazó a la pared de la habitación más
pequeña y pareció tomarse un momento para agrade-
cerle a la Luna por todo lo que hizo por él.

Esa mañana trabajaron en cosas que faltaban. Los


alfas del GAASM llegaron alrededor de las 9 y se su-
maron a la ayuda. Acabaron con el cableado de todas
las habitaciones mientras otros pintaban las paredes y
terminaban de colocar las puertas en las habitaciones.

Se detuvieron para almorzar un enorme picnic que


Jimin y Jungkook prepararon en el diminuto patio. Ha-
blaron y rieron a pesar de estar bañados en suciedad y
cansados. Y luego Jimin limpió lo utilizado con ayuda
de Taehyung antes de seguir con el trabajo, todavía con
risas y palabras de aliento para los cansados.

Jungkook siguió a Jimin dentro de la que decidieron


sería la habitación de los bebés. Él observaba las paredes
recién pintadas de blanco con intensidad, pensaba. Jun-
gkook lo interrumpió al abrazarlo por la espalda.

—Creo que quiero pintar la noche en esta pared. —

375
Alfa Sustituto
Dijo Jimin mientras la apuntaba—. Y a la Luna allí arriba
para que siempre cuide de ellos.

Jungkook lo imaginó, le faltaba algo.

—Y un montón de pequeñas estrellas para que bri-


llen por ambos.

Susurró. Jimin asintió. El cielo era una buena imagen


para los pequeños, Jimin era su cielo, tenía sentido.

—Le pediré a Namjoon pintura azul, amarilla y blanca


y le diré lo que pensamos hacer. ¿De qué color quieres
nuestra habitación?

Jimin se detuvo a mirarlo a la espera de una res-


puesta. Jungkook pestañeó.

—¿Nuestra?

Jimin puso los ojos en blanco, mejillas rojas como un


bonito contraste a su ligera molestia.

—Sí, nuestra. Supuse que te mudarías con nosotros.


Podemos mover tus cosas en lugar de comprar cosas
nuevas por ahora, hasta que los pequeños crezcan un
poco. Esto es nuestro ahora.

Jungkook tragó.

376
Alfa Sustituto
—Blanco está bien. Nuestra habitación puede ser
blanca. Simple.

Jimin se secaba el cabello mientras Jungkook leía


en su teléfono. Estaban listos para dormir luego de un
largo día de trabajar, todavía le quedaban varios más, y
tenían que pensar en comprar muebles para la habita-
ción de los niños.

—¿Quieres dos cunas esquineras para los bebés o de


esas en las que pueden dormir juntos?

Preguntó mientras seguía buscando cosas, ahora


más emocionado que antes porque se sentía real. Jimin
se acercó para averiguar a qué se refería, Jungkook le
mostró dos fotos de las que había estado mirando.

—No lo sé. Un libro de los que me diste dice que


los bebés deben dormir en nuestra habitación, pero
no en nuestra cama por el primer año o los primeros
seis meses. Pero en internet dice que los bebés deben
dormir en su propia habitación a los cuatro meses o les
estaré robando sueño y no lo sé. Uh, qué estrés.

Jungkook le acarició la espalda con una mano libre y


dejó que Jimin se apoyara en él para encontrar el cariño
que necesitaba.

—Los doctores recomiendan no dormir en la misma


cama con un recién nacido, pero sí tener un moisés en

377
Alfa Sustituto
la habitación para que estén seguros. Mira qué lindo
es este, es rosa y tiene moñitos. Ay, ¿puedo comprarlo,
Jimin?

El omega bufó, pasó a la siguiente foto y señaló la


imagen del mismo moisés pero en color celeste.

—A mí me gusta este.

Jungkook suspiró.

—¿Qué tal uno blanco y ya? Mira, este es para dos ca-
chorros y pueden dormir juntos en él. Ups, ya lo compré.

—¡Jungkook! —Jimin lo empujó con una risa—.


¿Qué vamos a hacer con un moisés en esta casa por los
próximos meses?

Él se encogió de hombros. Le importaba muy poco, él


solo quería tirar del tiempo para que los bebés llegaran
más rápido. Y a la vez disfrutar de cada cosa que este
embarazo le daba porque de salir todo bien, sería su
último.

—Lo miraremos y lloraremos. Podemos poner a


Kookie y Chimmy en él para que absorba nuestro aroma
así los bebés se sentirán seguros. Lo siento, solo estoy
emocionado.

Jimin estiró una mano para despeinarle el cabello


con cariño y se acercó para besar una de sus mejillas.

378
Alfa Sustituto
—Lo sé, también yo. Quiero que lleguen ya, quiero
conocerlos.

Jungkook hizo su teléfono a un lado. El moisés lle-


garía en entre tres y cinco días hábiles, eso era más
que suficiente. Tomó a Jimin por la cintura y le ayudó
a deslizarse sobre la cama hasta acurrucarse contra su
espalda. Permanecieron en silencio por un tiempo solo
cuatro corazones latiendo en la infinidad del aparta-
mento. Jungkook besó detrás de la oreja de Jimin.

—¿Te gustaría ir a Magic Shop conmigo mañana?

Preguntó mientras acariciaba su vientre. Jimin


asintió.

—Me gustaría ir a la Luna contigo. Pero también se


me antoja un especial panza feliz así que la Luna puede
esperar.

Jungkook se dio cuenta en ese momento que ese era


su último trabajo, sin importar lo que su jefe dijera.
Jimin no lo dejaría ir a la cárcel, Jimin tenía un buen co-
razón y Jungkook no quería dejarlo a él. Jimin sería su
último cliente. No sabía qué haría ahora, pero eso era
vivir su vida. Cuando todo el mundo le decía que tenía
que ser feliz, eso era lo que querían decir.

—Jungkook... —Jimin llamó su atención—. Siento


que tendremos dos niños. Espero no te moleste.

379
Alfa Sustituto
Jungkook exhaló con fuerza, se sintió tan emocionado
como cuando esperaba que fueran niñas.

—¿Es broma? Podrían ser lo que ellos deseen y yo


estaré feliz de todas formas. Dos niños suena perfecto.
Podré enseñarles tantos juegos y a defenderse el uno al
otro y...

Jimin tomó su mano para calmarlo. Llamó su aten-


ción con su nombre y Jungkook hizo silencio enseguida.

—Creo que ya sé qué nombres me gustan, pero escu-


charé tus opciones de todas formas.

Jungkook hizo una mueca.

—Yo solo tenía pensado nombres de niña, lo siento,


cielo. A menos que quieras que tu hijo se llame Yerin no
puedo ayudarte.

Jimin soltó una risa. Ese fue un buen día. Todo era
mejor cuando Jungkook se permitía todo. El miedo se-
guía allí, pero él entendió al fin que siempre estaría en
algún lugar. Solo tenía que aprender a existir con él y si
algo malo sucedía lo enfrentaría entonces.

380
Alfa Sustituto
38. DIECISÉIS SEMANAS

Ese fue el día más humillante de su vida y Jungkook


tenía una larga lista de ellos.

Comenzaron por un viaje a su trabajo, para hablar


sobre su relación con el jefe del Instituto. Jungkook se
mordió el labio inferior, preocupado en la enorme y
silenciosa oficina, mientras se llevaban a Jimin a otra
habitación para interrogarlo y asegurarse de que Jun-
gkook no lo estaba forzando a nada. Jimin salió llorando
de ella, enojado hasta más no poder y se abrazó a Jun-
gkook en cuanto estuvo cerca.

Jungkook renunció.

Allí mismo y frente a la sorprendida mirada de Jimin.


Le dijo a su jefe que Jimin sería su último trabajo y luego
dejaría el Instituto para algo mejor. El hombre suspiró,
pensó por un largo rato y luego como si luchara para
decidir qué hacer abrió la boca.

—Te diré qué haremos. Te mantendré en contrato con


el señor Park hasta que los bebés tengan cuatro meses y
luego te daré un nuevo trabajo.

Jungkook pestañeó. ¿Era el hombre estúpido?

381
Alfa Sustituto
—Pero ya dije que no quiero otro...

—Como profesor de nuestros futuros sustitutos. —


Él sonrió—. Resulta ser que con tu detención recibí un
montón de cartas de omegas con los que trabajaste, con-
tándome lo bueno que eres en tu trabajo, lo seguros que
se sintieron a tu lado y cuánto sus cachorros te adoran.
Queremos más de eso, mucho más de eso, Jeon.

Jungkook no supo qué decir, pero tenía tiempo para


pensarlo.

Y con eso, su segundo paso a la humillación llegó. Jun-


gkook suspiró al entrar a la comisaría de la otra noche,
donde Jimin firmó una declaración en la que juraba que
Jungkook no lo estaba forzando a nada y que quería
estar con él por cariño y no miedo. Se sintió como un
monstruo a cada paso y estaba seguro de Jimin podía
verlo por la forma en que sostenía su mano con fuerza
mientras caminaban de nuevo al coche.

—Siento que sea así.

Dijo él, pero podría haberlo dicho cualquiera porque


Jungkook quería disculparse por tanto jaleó innece-
sario. Si Jimin saliera con un alfa completo no tendría
que pasar por estas legalidades. El gobierno decía que
era para mantener a los omegas seguros, pero Jungkook
pensaba que era para mantener a los alfas en la lista
negra oprimidos.

382
Alfa Sustituto
—Lo sé, no es tu culpa, cielo.

Se animó a decir y dejó que Jimin eligiera el siguiente


destino que de seguro barrería el piso con su orgullo.
Jimin lo llevó a un edificio enorme que Jungkook no
reconocía.

—Siempre quise venir aquí. —Jimin lo miró mientras


se desprendía el cinturón de seguridad—. Es el museo
del amor. Aquí guardan las historias de miles de per-
sonas. Pedí un lugar para la nuestra por internet y te-
nemos que firmar antes de que nos den un baúl.

Jungkook no supo, no comprendió, cómo reaccionar


a eso. Jimin le sonrió y le apretó una mano cuando logró
zafarse.

—Toda historia tiene que tener un comienzo y no hay


mejor comienzo que en este museo. Nos darán un baúl
en el que poner cosas que son importantes para noso-
tros, fotografías, cartas que tendremos que escribirnos
para leer en el futuro, una especial para los bebés. Esto
es algo que siempre quise hacer, pero... también es la
única forma de demostrar legalmente que quiero que
me marques.

Entendió entonces lo que se escondía detrás del


acto, detrás de los ojos brillantes de Jimin y pensó que
era hermoso. Era una promesa que permanecería para
siempre en un enorme banco lleno de historias de amor.
Y algún día alguien caería allí y podría leer sus senti-
mientos en papel y pensar que era posible que un alfa
de la lista negra lo tuviese todo.

383
Alfa Sustituto
Jungkook se detuvo a mirar los pilares llenos de
baúles mientras Jimin firmaba todos los papeles nece-
sarios. Era un lugar hermoso, con frases de amor por
todas partes, consejos para mantener el fuego vivo. Les
ofrecieron terapia de pareja y rieron, ya tenían sufi-
ciente terapia para toda la vida.

Volvieron al coche con un cofre que Jungkook cargó


y guardó en el baúl. Jimin le sonrió desde el asiento del
copiloto. Olía a todo lo bueno en el mundo debajo de las
capas de ropa. Jungkook sostuvo su mano mientras con-
ducía y se dirigieron a su siguiente destino.

El Instituto de registro los esperaba. Jungkook no


tenía ni idea de qué hacían allí, pero no podían ha-
blar entre ellos por lo que no preguntó. Siguió a Jimin
cuando una máquina llamó su número silenciosamente
y se acercaron a un escritorio donde una señora mayor
bebía té y comía pastelitos. Jungkook quiso gritar, ¿le
hicieron esperar media hora por esto?

—¿En qué puedo ayudarte, cielo?

Dijo ella con una sonrisa real, pero pocas ganas de


trabajar. Jungkook se echó hacia atrás en la silla. No le
gustaban las personas así, para nada. Jimin se acercó un
poco más a ella.

—Quiero averiguar qué papeles debo firmar para


que mis cachorros lleven el apellido de un alfa en la lista
negra.

384
Alfa Sustituto
Explicó él con seguridad y el corazón de Jungkook
dio un brinco. Se lanzó hacia adelante instintivamente.
¿Qué? Él lo había pensado, lo había pensado mucho,
pero no creía que Jimin lo querría también. La mujer
pareció más sorprendida que él mientras buscaba algo
tecla a tecla en su computador. Jungkook tiró de la mano
de Jimin y este lo miró con ojos llenos de emoción y
bondad.

—Estoy seguro. —Susurró antes de que pudiera pre-


guntar algo—. Son tuyos, te lo dije.

Jungkook se pellizcó la pierna. Era real. Era real y él


no sabía cómo agradecer por ello. Quería besar a Jimin
allí mismo así que en cuanto la mujer se alejó para tomar
té junto a una impresora que demoraba más que ella en
funcionar, se acercó y dejó que sus labios se tocaran una
sola vez, apenas allí pero llenos de todo eso que tenían
para decir.

Jimin firmó el pedido esa tarde y fue archivado para


cuando los bebés nacieran. Jeon... Jungkook no sabía sus
nombres aún, pero se apellidarían Jeon y eso era dema-
siado para su pobre corazón. Tendría derechos legales,
sería su padre.

Jungkook casi lloró en todo el camino a Magic Shop y


solo se animó a hacerlo mientras esperaban por la co-
mida. Jimin le sonrió, sostuvo su mano con una y le secó
las lágrimas con la otra.

—Esto es un sueño también para mí, Jungkook,


puedes respirar. ¿Quieres que te diga los nombres que
tenía pensados?

385
Alfa Sustituto
Jungkook asintió, tomó una servilleta para limpiarse
la cara. Jimin se mordió el labio inferior.

—Si son niños, como creo que serán, me gustaría que


llevaran parte de tu nombre. Así que tal vez Jungmin y
Junghyun o Jungtae. Jungmin, por nosotros, y Jungtae,
por los dos idiotas más importantes en mi vida. A Tae-
hyung le dará un ataque cuando se entere.

Jungkook permaneció quieto un momento, un gato


se le subió al regazo y comenzó a hacerse una cama
sobre sus piernas y a él no le importó porque Jimin aca-
baba de decir algo hermoso y él tenía dificultades para
procesarlo.

—Jeon Jungmin y Jeon Jungtae, ¿tienes planeado ma-


tarme de un ataque al corazón hoy o esto solo será algo
de todos los días?

Jimin rio. Estiró una mano en su dirección para que


Jungkook se acercara y le acarició la nuca con los dedos.

—Mi plan es tenerte siempre preguntándote cómo te


sorprenderé después. Pero esto es más por mí que por
ti, quiero que sus nombres signifiquen algo para mí. Si
son chicas, significaría mucho para mí si tú eligieras sus
nombres, tal vez Taehyung pueda elegir uno también.

Jungkook negó con la cabeza varias veces, tomó su


mentón con la mano libre para besar su mejilla.

386
Alfa Sustituto
—No. Jeon Jungmin y Jeon Jungtae, ya está decidido.
Esta es una familia de testosterona, lo siento, niñas.

Jimin lo pateó bajo la mesa con una risa, ojos pequeños


y emocionado por la palabra familia. El gato sobre el re-
gazo de Jungkook soltó un quejido de molestia.

—Lo siento, olvidé que a los gatos no les gusta el ca-


riño. Estás en el lugar equivocado entonces, querido,
porque acabo de traer a Jimin a una cita en el mejor res-
taurante del mundo y no hay lugar para ti en todo esto.

El gato acabó durmiendo junto al vientre de Jimin


mientras ellos comían y hablaban sobre todo lo que te-
nían que comprar y que hacer para la casa. Jungkook
todavía no se lo creía del todo, esperaba despertar en
cualquier momento pero estaba disfrutando del sueño
porque tal vez Jungmin y Jungtae eran reales y él quería
eso. Quería todo lo que Jimin le estaba dando.

387
Alfa Sustituto
39. DIECISIETE SEMANAS

Jungkook pintaba la pared de la que sería la habita-


ción de los cachorrosdel más profundo azul noche. Es-
taban solos, música salía de los pequeños parlantes de
su teléfono y llenaba el silencio. Jimin trabajaba cuida-
dosamente en una Luna realista que decidió dibujar él.
Jungkook le echó un vistazo a cómo le estaba quedando
por enésima vez.

—Eres bueno en todo —sonrió—. Nombra una cosa


que no puedas hacer.

Jimin soltó una risita de esas sin aire, de esas que le


decían que le encantaba todo lo que salía de los labios de
Jungkook. Buscó más de la pintura gris que compraron
camino a la casa y se acercó a arreglar algunos detalles.

—Tú también eres bueno dibujando. He visto todo lo


que haces en las servilletas de Magic Shop.

El halago le trajo recuerdos, Jungkook pensó en em-


pujarlos lejos, pero eso no era lo que tenía que hacer
ahora que intentaban eso de estar juntos. Tenían que
hablar y conocerse y ser una familia. Él suspiró.

—Me gusta dibujar y diseñar, de niño quería ser ta-


tuador. —Confesó—. Antes de ya sabes qué.

388
Alfa Sustituto
Jimin le echó un vistazo desde su lugar. Tenía que es-
perar a que la pintura de su lado se secara para poder
agregar los destellos que había planeado.

—¿Por qué no lo hiciste? Quiero decir, hay un gran


paso entre alfa sustituto y tatuador. Yongguk tiene una
tienda de tatuajes, ¿no? ¿Por qué tú no lo hiciste?

Exhaló con la memoria en la retina. Jungkook odiaba


esa parte de su vida, toda ella, completa, pero le con-
taría a Jimin si él quería saber. Tal vez sería bueno sacar
un poco de paseo ese dolor para que vuelva cansado y lo
deje un poco en paz.

—Cuando mi test salió negativo mis padres me en-


viaron a un centro militar, no sabían qué hacer conmigo
y no sé si querían reformarme como si fuese un chico
malo o simplemente deshacerse de mí. Allí se llevaron
todos mis sueños.

Jimin lució aterrado de pronto. Dejó el pincel con el


que pintaba sobre la lata en el suelo y se sentó en el ban-
quillo que Jungkook le compró esa mañana. Una mueca
triste en su rostro le dijo a Jungkook que era hora de
continuar paso a paso, Jimin quería saber sobre él.

—El capitán dejaba que me escupieran en la cara y me


gritaran las cosas más horribles que puedas imaginar.

—Jungkook...

389
Alfa Sustituto
Jimin se puso de pie para abrazarlo, parecía listo para
echarse a llorar en cualquier momento. Jungkook dejó
el rodillo con el que pintaba a un lado, sobre el plástico
protector que cuidaba del piso y dejó que Jimin tirara de
él hasta que acabaron sentados en el suelo contra una
de las paredes secas.

—Está bien, ya pasó y no suelo pensar mucho en ello.


Creo que hice algo que mi terapeuta llamaba absorber.
Tomé todo lo que me decían y en lugar de pensar «el ca-
pitán cree que nunca voy a merecer nada porque estoy
roto y soy basura» pasé a pensar «estoy roto y soy ba-
sura, no merezco nada bueno». No digo que sea mejor,
pero me ayudó mucho a reprimir memorias horribles.

Jimin se giró sobre su trasero para encontrarse a la


altura de sus ojos. Jungkook lo miró, había tristeza y en-
fado e intensidad en ellos.

—A la mierda todos ellos, esto es lo que deberías


pensar: soy un alfa asombroso, muchas personas me
aman, merezco todo lo bueno que me sucede, merezco
todo el amor que recibo, merezco al omega a mi lado y
merezco a mis hijos. Eso, intenta decirlo ahora.

Jungkook bufó una risa para esconder la emoción en


su pecho, pero repitió las palabras con menos intención
de la que Jimin esperaba. Jimin puso los ojos en blanco.

—Sigue intentándolo, si lo dices todos los días aca-


barás dándote cuenta de que es verdad.

Jungkook le despeinó el cabello con cariño

390
Alfa Sustituto
condescendiente.

—Eso es lindo, Jimin, pero no puedes matar los


traumas de una persona con amor y bondad. Los tendré
siempre, me atacarán cuando menos te lo esperas.
¿Estás seguro de que estás listo para eso?

No esperaba que asintiera tan rápido. Jimin sostuvo


su mano a través de la pena que llenó su pecho y besó
una de las cicatrices en sus muñecas.

—Tú y yo estamos destinados, estoy listo para todo


lo que venga de ti. No sé si no puedes verlo pero todo
lo que ha pasado en mi vida ha sido para conocerte a ti.
Mírame, yo nunca pensé que sería el amante de alguien,
nunca pensé que lucharía tanto por mis bebés y jamás
se me ocurrió que eso me llevaría a ti. ¿Te das cuenta
de que no nos habríamos conocido si yo no hubiese pa-
sado mi celo con un imbécil? Tenía que suceder porque
estamos destinados. La Luna lo quiere así y yo confío en
ella. No está allá arriba solo para vernos sufrir. Mi papá
solía decir que si era bueno la Luna me daría regalos, tú
eres la persona más buena que conozco y has sufrido
mucho, te lo mereces todo.

La música lo llenó todo por un tiempo mientras ellos


simplemente se miraban, mientras Jungkook apreciaba
el brillo sincero en los ojos de Jimin, la forma en que sus
mejillas se tornaban un tanto más rosadas y cómo su
nariz se arrugaba con una sonrisa. Jimin era hermoso y
especial y Jungkook quería creer que lo merecía, que se
había ganado una cosa buena en su vida: amor.

—Esta es una de las cosas que me gusta de ti. —

391
Alfa Sustituto
Dijo, no sabía cómo expresarlo pero quería hacerlo—.
Todo es tan sencillo contigo, me hace sentir como que
no existe peso cuando estás alrededor. Dices las cosas
como las sientes y las dices tan bien. Me gustaría poder
hacer lo mismo.

Jimin apretó sus dedos para darle fuerza, Jungkook


bajó la mirada avergonzado y él le levantó el mentón
con un par de dedos. Se veía como una bienvenida, Jimin
siempre lo era para él.

—Es fácil, solo tienes que decirlo y saber que la per-


sona a tu lado no va a juzgarte. Todo se siente fácil con-
tigo también, menos hacer que te enamores de mí, eso
me llevó mucho trabajo.

Jungkook le dio un leve empujón para sacar la pena


de sus venas. Jimin soltó una de sus risitas y él lo tomó
como algo bueno, algo que le haría bien. Si pudiera es-
cucharlo todos los días sería feliz.

—Enamorarme de ti fue fácil, Jimin, quererme es la


parte difícil.

Los ojos del omega se suavizaron de repente, era una


declaración profunda para él.

—Entonces ese es mi trabajo. Puedo darte mi cariño


hasta que puedas crear el tuyo propio. No me cuesta
nada, de hecho creo que me sobra un poco, toma. —Se
inclinó para robarle un beso—. Se me acaba de caer otro
poco.

392
Alfa Sustituto
Jungkook rio, ese era el tipo de bobadas que a Jimin le
gustaban. Dejó que lo besara entonces y se sintió como
un regalo cuando tomó el mentón del omega para acer-
carlo a sí una vez más. Jimin sonrió sobre sus labios, le
supo a un sueño que tuvo de adolescente.

Solo faltaba Taehyung para tomarles una fotografía.

Acabaron de pintar la primera capa de la pared luego


de una sesión de besos y algo de comida que compar-
tieron con comentarios empalagosos e historias sobre
su tiempo antes del test. Jimin cerró la casa con llave
antes de guardarla en el bolsillo y tomar la mano de
Jungkook camino al coche. La tarde era bonita, se detu-
vieron a disfrutarla antes de volver a casa.

Jimin miraba los edificios pasar por la ventaba mien-


tras Jungkook murmuraba la letra de una canción, pa-
recía preocupado por algo.

—Sabes, nunca me contaste cómo acabaste como alfa


sustituto.

Jimin bostezó. Estaba cansado, como cada día últi-


mamente. Jungkook se mordió el labio inferior. Los re-
cuerdos lo llenaron de nuevo.

—En mi último año de servicio militar me lanzaron

393
Alfa Sustituto
acónito a la cara como una broma. —El cuello de Jimin
sonó cuando se giró a mirarlo tan rápidamente—. Yo
estaba utilizando una máscara táctica, pero me quemó
los ojos al punto en que casi no podía ver. Me dieron
una pensión a cambio de que no los denunciara y me
liberaron de seguir. Estaba en el hospital, con un tra-
tamiento para recuperar la visión cuando vi un afiche
sobre las clases para alfas sustitutos y lo importantes
que eran. Me anoté en cuanto estuve mejor. Había per-
sonas como yo ahí y yo quería sentirme parte de un
grupo, mi familia seguía sin aceptarme. Me unieron al
GAASM, me dieron una educación y un trabajo, ya sabes.
Con el tiempo comenzó a gustarme porque me sentía
útil.

Jimin se inclinó tanto como pudo contra su cinturón


de seguridad para apretarle una rodilla.

—Siento mucho que eso sucediera. Te han tratado


horrible por mucho tiempo, ya no más. Tendrán que
pasar por mí para herirte.

Jungkook chasqueó la lengua. No quería pensar en


cosas pesadas en esos momentos.

—¿Quieres saber algo más sobre mí?

Preguntó. Jimin asintió.

—Quiero saberlo todo de ti.

Jungkook apretó la mano sobre su rodilla y quiso reír

394
Alfa Sustituto
pero pesó que el momento no lo meritaba. Sus mejillas
se volvieron un tanto más rojas de todas formas.

—La verdad es que mis ojos nunca se recuperaron


del todo y todavía no veo bien. Uso lentillas de contacto
y tengo un par de gafas en mi habitación que nunca me
has visto usar. Me veo realmente feo con ellas. Jamás le
dije esto a nadie.

Jimin le dio un leve empujón en un hombro.

—Úsalas al llegar a casa, quiero verte en ellas.


Apuesto a que te ves guapo al cubo.

Jungkook se animó a reír esa vez y cuando llegaron


a una luz roja, se detuvo a acariciar el vientre de Jimin
con una mano.

395
Alfa Sustituto
40. DIECISIETE SEMANAS

Jungkook buscaba todo tipo de cosas para bebés en


su teléfono mientras Jimin dormía. Él tenía insomnio
esa noche, por alguna razón. Pero al menos pudo uti-
lizar sus gafas redondas luego de sacarse las lentillas
para descansar la comezón en los ojos. Jimin no podía
dejar de mirarlo cuando las usaba. Él creía que se veía
guapo a la décima potencia y eso le daba un poco de
confianza. Eran más cómodos que tener que tocarse los
ojos dos veces al día.

Encontró un pequeño colchón para el moisés de los


cachorros que compró enseguida con su tarjeta de cré-
dito. Envió las hermosas sábanas blancas, con bordes
celestes y diseños de lunas al carrito de compra, al igual
que una que tenía un conejito blanco sentado en una
media luna. Comprar, comprar, comprar.

Las mantas se llevaron su corazón. Le envió un men-


saje a un vendedor para saber cuánto le cobraría por
bordar los nombres de los bebés en cada manta y una
luna y una estrella para cada uno. Suspiró. Estaba ena-
morado de todo esto, de la expectativa, del calor del
amor que le brotaba en el pecho.

Compró un par de mantas blancas con lobitos, lunas


y estrellas y sintió que iba a llorar. Gastaría todos sus
ahorros así y le importaba muy poco.

396
Alfa Sustituto
Se detuvo a ver los móviles, los bonitos sistemas
solares, los soles, las estrellas, los animales que flota-
rían sobre los interesados ojitos de bebés inocentes.
Jungkook recordó que los Jung tenían un par de notas
musicales, pero Jungmin y Jungtae se merecían uno de
Lunas y estrellas para que acompañara todo su estilo.
Jungkook estuvo a punto de apretar comprar cuando
Jimin despertó. Lo observó con rostro confundido y to-
mado por el sueño.

—¿Qué sucede, cielo? ¿Mal sueño?

Preguntó mientras bajaba su teléfono para acari-


ciarle el cabello. Jimin negó con la cabeza mientras se
restregaba un ojo.

—Soñé con dos lobos, dos pequeños lobos blancos


que tocaban un rio con sus patas y lo convertían en oro.

Jungkook hizo el aparato a un lado, ahora más intere-


sado. Se giró para observar a Jimin.

—Eso puede ser un mensaje sobre su futuro. Todo


lo que harán será oro, tienen ese toque. Me gusta ese
sueño.

Jimin se abrazó a su pecho y sonrió cuando Jungkook


le acarició la espalda.

—A mí también me gusta ese sueño, y me gustan tus

397
Alfa Sustituto
gafas, pero deberías quitártelas en la cama.

Jungkook bufó una risa.

—¿Cómo quieres que te vea sin ellas? Me perderé


toda la belleza, ¡qué indigno!

Jimin lo pateó incluso allí sobre la cama y rieron


porque todo se sentía bien en esos momentos. Jungkook
decidió hacerle caso de todas formas y quitarse las gafas,
no podía distinguir más que siluetas pero era suficiente.

—¿Por qué estás despierto, guapo?

Jimin le acarició el cabello, él podía sentir el movi-


miento. Se sacudieron con risas nerviosas por la situa-
ción y a la vez tranquilas con lo natural que les resultaba
todo. Jungkook se preguntó si eso era lo que los desti-
nado sentían.

—Estaba comprando miles de cosas para los bebés.

Confesó. Jimin bufó, no sonaba del todo feliz.

—¡Jungkook! Tenemos que compartir estas cosas,


¿qué compraste? Necesito saber qué podré comprarles
yo.

Jungkook tanteó en busca de su teléfono para mos-


trarle. Podía ver el rostro de Jimin borroso bajo la luz

398
Alfa Sustituto
de la pantalla y se perdió la nitidez de su sonrisa, pero
sabía que estaba allí.

—Me gusta este móvil, le daré comprar por ti —se


acarició el vientre—. ¿Escucharon eso? Vamos a usar la
tarjeta de crédito de papá Jungkook.

Jungkook sintió que respirar era diferente, todo era


diferente porque algo en su corazón se sentía diferente.
Era la palabra, una que creyó por tanto tiempo que no
iría junto a su nombre. Ahora estaba allí, expuesto y vul-
nerable sobre el nido de Jimin, con la poca visión que le
quedaba y se sintió emocionado y sin aire, pero a la vez
tan vivo.

No podía esperar a contarle a sus amigos del GAASM.

399
Alfa Sustituto
41. DIECIOCHO SEMANAS

Jimin se quejó del dolor de pies durante la clase de


parto de ese día. Jungkook no sabía cómo sucedió en
realidad pero cenaron temprano y luego se refugiaron
en su nido a conocerse más, a hablar, a contarse histo-
rias y cantar. Jungkook recordó el comentario del dolor
en algún momento y se arrastró hasta el final de la cama
para tomar los pies de Jimin en sus manos.

—Cuéntame más.

Insistió cuando Jimin hizo silencio para disfrutar


del masaje. Jungkook recordaba lo aprendido en clases
y tenía pensado hacerle caso a sus profesores esa vez.
Jimin suspiró.

—Cielos, ¿quieres que te hable de estas cosas ahora?


—Lo miró por el momento más corto antes de rendirse
al darse cuenta de que Jungkook no cedería—. El único
alfa que llevé a mi casa. Lunas, tenía 17 años y está-
bamos en mi habitación con el precario permiso de mi
padre. No deberíamos pero le dejé que me besara y una
cosa llevó a la otra. Solo llegamos a sacarnos las cami-
setas, pero... mi madre abrió la puerta sin avisar para
traernos té y galletas. Lo lanzó al aire con un grito como
si hubiese visto un fantasma y echó a correr escaleras
abajo. Fue el momento más vergonzoso de mi vida, él
nunca volvió a hablarme y mis padres me hicieron pro-

400
Alfa Sustituto
meter que jamás dejaría que un alfa que no me ha mar-
cado me toque...

Jungkook continuó con el masaje lentamente mien-


tras reía para sí al imaginarlo todo. La situación, la con-
versación luego, el rostro de Jimin al ser atrapado. Jimin
se cubrió los ojos con un brazo y un gemido.

—¿Qué hay de ti?

Jungkook lo pensó, ahora tocando la pierna de Jimin


en su masaje. A él parecía gustarle.

—Tenía un novio antes del test. —Se encogió de hom-


bros—. Primer beso y todo. Él... ah, cómo son las cosas.
Él no era muy brillante y recuerdo que estaba aterrado
de haber quedado embarazado a los quince años a pesar
de que no pasamos un celo juntos. Luego me hice el test
y ambos supimos que era imposible de todas formas.

Jimin dejó caer el brazo y lo deslizó sobre su vientre


con un nuevo suspiro. Había algo en sus ojos, algo lleno
de cariño que hizo que Jungkook se sintiera bien en ese
lugar que olía a ambos y sus bebés.

—¿Le querías?

Preguntó. Jungkook no podía poner sentimientos en


su mente hacia él, poco a poco se convirtió en el fan-
tasma de la idea que tenía de alguien y no en la per-
sona que era. Se acomodó las gafas con un dedo cuando
comenzaron a deslizarse por su nariz antes de intentar

401
Alfa Sustituto
poner en palabras lo que quería decir.

—No lo sé, creo que no. No es que lo odiara o que no


sintiera nada por él, pero en el fondo ambos sabíamos
que no estaríamos juntos para siempre. Creo que lo que
más dolió fue que no me diera tiempo de procesar los
resultados del test para decirme adiós y encontrar a
alguien más. Luego de eso mis padres me sacaron del
instituto de todas formas y no lo volví a ver. Pero no le
guardo rencor, en ese entonces estaba tan enojado con
todo que me hubiese dejado también.

Jimin resopló, lucía enojado de pronto mientras aca-


riciaba su vientre distraídamente.

—Yo no lo haría. Tal vez no te conocí cuando estabas


más enojado con la vida, pero estoy seguro de que antes
de eso eras tan bueno como lo eres ahora y hubiese lu-
chado por ese Jungkook, para que no desapareciera bajo
el dolor y la pena. Lamento mucho que nadie hiciera eso
por ti.

Jungkook se mordió el labio inferior para esconder


una sonrisa, Jimin era demasiado sincero y a la vez tenía
los sentimientos puros de una persona que vivió mucho
tiempo resguardada de la vida. Eran opuestos, pensó él,
era como si Jungkook hubiese tomado toda la pena para
que Jimin no la sufriera y luego, Jimin sufrió para darle a
él un respiro. Era extraño, Jungkook no sabía cómo fun-
cionaba la Luna, pero tenía planes misteriosos.

—Supongo que siempre fui algo más tímido que los


demás alfas, me gustaba más hacer cosas y mantenerme
activo que pararme a pensar y discutir sobre emociones

402
Alfa Sustituto
y cosas así, pero luego de lo que pasó en el servicio mi-
litar necesitaba hablar sobre lo que sentía y saber que
había otras personas que entendían. Yoojin me ayudó
mucho, Yongguk también. Pero yo quería distanciarme
de otras personas, tenía miedo de que me lastimaran. Sé
que suena ridículo.

—No. —Jimin se apresuró a decir mientras cam-


biaban un pie por el siguiente—. No suena ridículo.
Cuando mi ex me dejó yo tenía miedo de dejar que se
me acercaran otros alfas y es mucho menos de lo que te
pasó a ti. Recuerdo el primer día que nos vimos, ¿sabes
qué pensé? Además de «mierda, él es guapo. Yo quiero
un poco».

Jungkook rio, se movió para apoyarse contra la pared


y apoyó las piernas de Jimin sobre las suyas.

—¿Qué pensaste la primera vez que nos vimos, cielo,


que era tu destinado?

Jimin echó la cabeza hacia atrás con un sonido lleno


de felicidad. Lucía menos cansado que antes, Jungkook
podía disfrutar de eso.

—Pensé que te veías como un buen-gran-mal-alfa,


¿sabes lo que es eso? —Jungkook negó con la cabeza—.
En la jerga de omegas solteros es un alfa grande, alto y
musculoso que parece frío y asusta a algunos pero que
ha sufriendo mucho, tiene un corazón de oro y haría
todo para proteger a su manada. Eso, eso es lo que eres.
Eres un BGMA... lo que quiere decir que eres el tipo de
cualquiera. Me sorprendió mucho saber que estabas
soltero y ver cómo todos los omegas te miraban ¡uh!

403
Alfa Sustituto
Qué celos. Luego me di cuenta de que estabas soltero
porque creías que la marca en tu pecho te hacía menos
que los demás y de que a mí no me importa en absoluto
si la llevas o no. Tal y como Tae es parte de mi manada,
también lo puedes ser tú. Quería conquistarte, pero te
hacías el difícil.

—¿Qué puedo decir? —Jungkook se encogió de hom-


bros con una sonrisa—. No soy un alfa fácil.

Jimin lo golpeó hasta empujar risas fuera de sus la-


bios. Jungkook se deslizó sobre la espalda hasta acabar
acostado a un lado del omega. Estiró una mano para aca-
riciarle el cabello fuera de la cara y se inclinó el espacio
que los dividía para unir sus labios en un suave beso.

—¿Sabes qué pensé cuando comenzaste a conquis-


tarme? —Preguntó. Jimin negó con la cabeza, ojos pe-
queños en un intento de mirarlo a la cara, pero a la es-
pera de que volviera a besarlo—. Que era demasiado
bueno para ser real. Todavía lo es. En cualquier mo-
mento voy a despertarme en esta misma cama y descu-
brir que soñé todos estos meses.

Jimin le levantó la sudadera para pellizcarle y retor-


cerle una tetilla. Jungkook gritó y saltó en la cama antes
de darle un empujón suave con el que alejarlo.

—¿Eso se siente como un sueño?

Jungkook lo miró con el rostro aterrado, la suave


emoción de antes acababa de morir en la guerra que era
la presión de Jimin. Negó con la cabeza.

404
Alfa Sustituto
—Cielos, ¿no podías usar tus palabras? Mi cuerpo es
sensible y debes tratarlo con cariño.

Con una risa ahogada Jimin no evitó poner los ojos en


blanco. Jungkook dejó que sus frentes se tocaran, pero
Jimin detuvo su mano cuando estuvo a punto de tocarle
el cabello una vez más, con un sonido de sorpresa.

—Iba a preguntar si quieres que trate tu cuerpo con


cariño, pero acaban de patear y eso es más importante.

Jungkook no supo cómo reaccionar. Había sentido pa-


taditas de bebé antes, en Yoongi y Seokjin, pero ninguno
era su bebé. No sabía si la risa que se escapó de sus la-
bios era normal, pero no la pudo evitar, era una de esas
un poco húmedas con lágrimas de felicidad. Jimin lo mi-
raba con una mueca que no podía leer, como si amara
ver a Jungkook feliz más que otras cosas. Jungkook se
arrastró un poco hacia su vientre, apoyó un oído allí y
escuchó a la espera de otro movimiento. No sucedió por
un momento.

—Creo que solo lo hacen cuando nos escuchan hablar.

Comentó Jimin.

—Creo que solo lo hacen cuando me escuchan decir


algo cursi. Ya están avergonzados y ni siquiera en-
tienden lo que digo.

405
Alfa Sustituto
Soltó una carcajada que Jimin imitó. Era bonito. Todo
eso era bonito.

—Tengo una canción para este momento. ¿Quieren


escucharla?

Jungkook cantó con la emoción de siempre, pero solo


un poco más, porque la letra se sentía suya.

406
Alfa Sustituto
42. DIECIOCHO SEMANAS

Descansaban esa tarde en la sala. Cada uno escribía


una carta para los bebés para guardar en su cofre de
los recuerdos. Música llenaba el silencio, como siempre
con ellos, unas canción de amor goteaba cariño entre
ambos.

—Creo que estoy listo.

Jimin releyó su carta una vez más antes de guardarla


en un sobre. Taehyung los visitó esa mañana, dejó en
manos de Jimin un montón de pequeñas fotografías
que les tomó a lo largo de los días. Jimin las miró con
una sonrisa llena de dulzura en los labios, desde esa en
el hospital cuando Jungkook cuidaba de él, a una en la
que sostenían a los cachorros Jung, sentados en el sofá
cuando Jungkook lo abrazaba por la espalda y su primer
beso. Seleccionó algunas y las envolvió con un moño
para guardar en el baúl que sería suyo.

—Todavía me falta, creo que la voy a terminar ma-


ñana. —Jungkook dejó el bolígrafo sobre la mesa—. No
sé cómo expresar tantas cosas en palabras.

Jimin hizo una mueca de confusión. Guardó el resto


de las fotografías, las hojas y las cintas de moño en una
caja.

407
Alfa Sustituto
—Escribe una canción, apuesto a que les gustará
también.

Jungkook se llevó una mano a la mandíbula mientras


pensaba. Podía hacer eso, como una poesía de lo que
sentía. Hizo una nota mental y guardó su carta en el baúl
para terminar luego. Todavía tenía tiempo.

—¿Qué hay de la mía? Yo ya escribí tu carta cuando


saliste a correr esta mañana.

Él todavía tenía que trabajar en eso también.

Taehyung los acompañó a la tienda de artículos para


el hogar esa vez. Daban vueltas por la parte de la cocina
mientras Taehyung probaba los sofás a pocos pasos de
distancia.

—Necesitamos un refrigerador. —Jimin buscó el más


barato y suspiró—. Pero tiene que ser más grande que
esto para poder alimentarte a ti.

Jungkook bufó una risa mientras revisaba el precio


de una cocina a gas. Taehyung apareció poco después
con un sonido lleno de aburrimiento.

—Encontré tu sofá nuevo.

408
Alfa Sustituto
Dijo con certeza. Jimin le explicó que ya tenían el del
apartamento de Jungkook y Taehyung se quejó de haber
perdido su tiempo probando la comodidad de cada uno
de los sofás del local. Una risa cansada dejó los labios
de Jimin.

—Puedes ayudarnos a buscar muebles de esta lista.


—Le entregó un papel—. Intenta que sean más mí tipo
de precios y no los tuyos. Recuerda que soy pobre.

Taehyung soltó una risa.

—Ya, pero Jungkook tiene dinero.

Le guiñó un ojo antes de alejarse con movimientos


coquetos de un modelo. Jungkook negó con la cabeza
para sí mismo.

—¡Soy cerdito pero no de dinero, Taehyung!

Gritó, las personas a su alrededor se giraron para mi-


rarlo con cara de pocos amigos y él podía escuchar al
omega reír a la distancia.

Jimin anotó en una libreta lo que planeaban comprar


ese mes, querían mudarse a la nueva casa cuanto antes
para estar listos para la llegada de los cachorros. Jimin
quería vivir en un lugar más grande, con un jardín que
cuidar y vecinos con los que llevarse bien.

409
Alfa Sustituto
Pasaron por la habitación de bebés. Jimin se detuvo
a mirarlo todo, las cunas, la ropa, las sillas columpio
—que Jungkook ya estaba listo para tirar un par en el
carrito— los vestidores y cambiadores. Jimin apuntó a
uno de los últimos.

—Necesitamos uno de estos.

Jungkook apuntó a una silla para coche sobre la ca-


beza de Jimin.

—Necesitamos dos de esas.

Ambos suspiraron. También tenían que hacer que la


casa fuera a prueba de bebés. Jungkook prometió que se
encargaría de eso pronto.

—Eso es lindo, Jungkook. —Yoojin apretó su rodilla


esa noche en la reunión—. Te ves mucho más feliz que
antes y creo que hablo por todos cuando digo que esto
me da mucha esperanza. Tal vez yo también tengo una
omega destinada por ahí, buscándome.

Jungkook dejó que lo abrazara cuando ella pareció


llorar. Eran más unidos ahora y él no sabía cómo agra-
decerles todo lo que habían hecho por él. Yongguk les
sonrió desde el lugar opuesto del grupo.

—Iremos a ayudarte con la mudanza cuando sea, solo

410
Alfa Sustituto
dí la fecha y estaremos allí. Necesitarás fuerza de un par
de alfas ahora que Jimin no puede levantar peso.

Jungkook asintió y con poco más que un agradeci-


miento, pasaron a un nuevo tema.

Jungkook se despidió de los Jung esa tarde.

Cuando llegó a verlos notó que su vínculo era suave y


débil y decidió que era momento de romperlo para que
ellos no sufrieran. Hoseok y Yoongi hablaban con Jimin
sobre las cosas que todavía tenían de los bebés, que no
utilizaban y podían darle. Jimin lo notó primero, cuando
Jungkook se animó a derramar un par de lágrimas, suave
y casi en secreto.

—Oh, no. ¿Es el momento, cariño?

Preguntó mientras se apresuraba a su lado. Jimin


lo abrazó y Jungkook dejó que lo sostuviera contra su
pecho junto a los bebés por un largo rato mientras los
padres miraban. No dolió como antes, no dolió como lo
haría si Jimin no estuviese allí, golpeando su vínculo con
amor constantemente, pero dolió.

—Hoseok, ven, ven, tienes que tomarlos ahora y llé-


nalos de marcas, que te sientan más a ti que a mí.

Hoseok se apresuró a sostenerlos a ambos y Jun-

411
Alfa Sustituto
gkook se alejó, se escondió detrás de Jimin como si él
pudiese protegerlo del dolor que acababa de producirse
a sí mismo. El vínculo estaba roto, le llevaría tiempo
sanar, pero Jimin estaba allí para curarlo como podía,
incluso si eso significaba poner cinta adhesiva sobre el
agujero en su alma.

Hoseok se abrazó a sus bebés, Jungkook leyó lo que


sentía en su rostro: el cariño, el alivio, esa sensación de
que al fin se identificaban con él, eran totalmente suyos.
Ellos no lloraron, no sufrieron, ni siquiera lo sintieron,
pero sucedió y Jungkook lo sabía. Yoongi los abrazó a los
tres también, eran una familia completa. Era hermoso
de ver.

—Tenemos que irnos ahora. Fue un placer trabajar


con ustedes. No olviden pasar tiempo con ellos en su
nido para que se sientan más seguros.

Jungkook estiró una mano para sostener la de Yoongi


y acabó con un abrazo del mayor.

—Gracias por lo que hiciste por nosotros. —Dijo Ho-


seok—. Yoongi irá el domingo a ayudar con la casa y es-
pero que todavía quieran venir a cenar el viernes.

Jungkook no supo qué decir, quería estar solo. Pero


Jimin asintió y se despidieron amigablemente. Algo ex-
traño para él, saber que seguiría viendo a los pequeños,
que seguiría viendo a los padres, que serían parte de su
vida. No sabía cómo funcionar con eso.

Jimin sostuvo su mano en el coche cuando subieron,

412
Alfa Sustituto
una sonrisa orgullosa en su rostro, envuelta en un toque
de pena.

—¿Quieres acostarte en nuestro nido y dejar que te


haga sentir mejor con todo mi cariño? Podemos escu-
char uno de tus playlists tristes que tanto te gustan.

Jungkook asintió, Jimin le dio un último abrazo


antes de colocarse el cinturón de seguridad. Eso no era
normal para él. No sentía ese deseo de morir esta vez,
solo un dolor bajo, como una nueva herida que en algún
momento cerraría segura.

413
Alfa Sustituto
43. DIECIOCHO SEMANAS

Jimin sostuvo al muñeco que lloraba contra su pecho.


Jungkook, todavía un poco decaído después de la des-
vinculación con Minsoo y Minwoo, sonrió de lado al ver
que no podía calmarlo.

—¿Qué es lo que quiere Jungmin, Jimin?

Preguntó mientras veía al omega balancearse sobre


sus pies de un lado al otro. Jimin suspiró, estresado.

—Tal vez... ¿tiene hambre?

Lo miró con duda, Jungkook levantó una ceja espe-


rando a que se responda a sí mismo. Jimin se mordió el
labio inferior y sus ojos se llenaron de lágrimas con el
insistente sonido de los gritos del bebé mecánico. Jun-
gkook decidió ayudarlo.

—Mira su cuello, cielo, ¿dónde debería estar tu mano?

Jimin levantó la mano de la espalda del bebé para


sostener su cabeza y este hizo silencio casi al instante
con un suspiro adorable.

414
Alfa Sustituto
—Ah, mucho mejor. Lo siento, lo olvidé. No me suce-
derá cuando ellos nazcan, lo prometo.

Jungkook le sonrió una vez más. Apretó un botón en


su computador y el muñeco comenzó a chillar.

—¿Qué quiere Jungmin ahora, Jimin? ¿Cómo lo


calmarías?

Jimin inhaló y exhaló, cansado.

—Primero, me calmaría a mí mismo.

Dijo, Jungkook asintió. Se recostó contra el respaldo


de la silla en la sala para observar la escena frente a él.

—Bien, ese es un buen comienzo, ¿y luego?

Jimin intentó mecer al bebé mecánico que Jungkook


consiguió con él del instituto sin lograr ningún cambio.
Comenzaba a frustrarse de nuevo al escuchar los chi-
llidos realistas que salían del muñeco. Jungkook se puso
de pie.

— No lo sé. No tiene hambre y tampoco necesita un


cambio.

Jimin parecía a punto de sollozar una vez más. Jun-


gkook notó que no se le hacía fácil aceptar las pequeñas
fallas.

415
Alfa Sustituto
—Intenta esto, a muchos bebés les gusta cuando
están molestos.

Movió delicadamente al muñeco, para que su pancita


acabara sobre uno de los brazos de Jimin, y movió su ca-
becita para evitar que se ahogara. Jimin suspiró cuando
el llanto comenzó detenerse.

—Parece que Jungmin solo estaba irritado. —Dijo


mientras acariciaba la espalda del muñeco hasta que
hizo silencio—. ¿Quieres seguir?

Jimin frunció el entrecejo.

—Eso no es justo, tú tienes el control y sabes qué le


pasa a Jungmin solo con mirar a pantalla.

Jungkook tomó al bebé de sus brazos, lo sostuvo


contra su pecho con cuidado mientras lo miraba con de-
safío, Jimin no podía criticar su trabajo así. Era una falta
de respeto.

—Pruébame.

Jimin apretó un botón en el computador un momento


después y el bebé comenzó a llorar. Jungkook lo meció
por un momento, lo olisqueó para asegurarse de que no
necesitara un cambio y luego, el muñeco soltó un sonido
en particular. Jungkook se acercó a la mesa para tomar
el biberón falso y se lo acercó a los labios para escu-

416
Alfa Sustituto
charlo hacer silencio. Sonrió al omega y encontró una
mueca de atracción, orgullo y molestia.

—Bien, profesor Jeon, enséñame cómo cuidar de mis


hijos.

Jungkook habló por varios minutos sobre una cone-


xión, sobre el momento, prestar atención a los horarios
de comida, sobre escuchar por sonidos específicos que
luego le mostró en el Jungmin de plástico. Jimin tomó
nota de todas esas cosas que necesitaba saber, rieron a
pesar de la seriedad de las cosas y Jimin guardó al mu-
ñeco con algo de tristeza, nostalgia de algo que aún no
había llegado.

El moisés llegó en algún momento, también lo hi-


cieron las mantas y sábanas. Jungkook lo armó en la
sala mientras Jimin dormía. Había armado tantos y, sin
embargo, era el primero que tenía una emoción distinta.
Era esperanza y no la pena de desear algo que no podía
tener.

Las marcas en su muñeca funcionaban como anclas


para dejarle saber que había luchado por todo eso. Él in-
tentó negarse incluso cuando Jimin lo buscaba y ahora
estaba siendo bendecido por las cosas buenas que hizo
en su vida. Al fin. Sintió ganas de llorar cuando acabó de
armar el moisés y acomodó las sábanas blancas con sus
lunitas, cubiertas por mantas parecidas. Le tomó una
foto y lo guardó para recordarlo.

417
Alfa Sustituto
Deseó enviarle una foto a Yoojin, se preguntó si a ella
le dolería si lo hacía. La envió de todas formas porque
quería compartirla, y ella le respondió con una larga
carta de caritas con corazones por ojos y lágrimas en la
cara.

Jungkook esperó a que Jimin despertara para mos-


trarle, pero su emoción fue opacada por una llamada,
al mismo tiempo en que entraba en la habitación. Jimin
contestó de mala gana. Le costaba tanto dormir última-
mente y que le despertaran así era molesto. Jungkook
se sentó a los pies de la cama y observó cómo su cara se
transformaba a una de furia.

—Mamá, no te ofendas pero no te diré donde vivo,


no tienes que venir a por mí. Jungkook está en la lista
negra, sí, pero es mi alfa y los bebés son suyos. —Jun-
gkook se congeló, tomó uno de los pies de Jimin para
llamarle la atención. Él le lanzó una mirada que pre-
tendía darle tranquilidad—. No me importa lo que la
gente piense, mamá. Escucha, lo voy a decir una vez y
luego voy a cortar, ¿de acuerdo? Tu amiga del registro
tiene razón, Jungkook está en la lista negra. Era mi susti-
tuto cuando el alfa con el que tuve mi celo me dejó, pero
¿sabes qué? Estamos destinados y ahora estamos juntos
y él me trata bien y me hace feliz. Recuerda decirle esa
última parte a papá cuando hables con él. Y dile que no
tiene que venir a buscarme para salvarme de Jungkook
porque no quiero verlos si arruinan esto para mí. Gra-
cias, adiós.

Tiró el teléfono sobre la cama y Jungkook lo vio re-


botar hasta golpear el suelo. Jimin soltó un quejido de
frustración. El aparato comenzó a vibrar un momento
después y luego otra y otra vez.

418
Alfa Sustituto
—Una de las mujeres en el registro es amiga de mi
madre, le dijo que firmé un consentimiento para que los
cachorros lleven tu apellido, y le habló de ti. Tengo que
llamar a Taehyung para que le diga a Minjae que quiero
hacer una denuncia.

Jungkook apretó su tobillo antes de masajearlo.

—Les dijiste la verdad y no te dio miedo que te aban-


donaran. —Dijo, ignorando todo lo demás—. Les dijiste
la verdad sobre todo, Jimin. Ya no eres un omega conser-
vador, eres una mariposa liberal.

Jimin lo pateo, pero rio. El teléfono se sacudía en el


piso sin parar.

—Antes tenía miedo de estar solo y tener que siempre


molestar a Taehyung. Ahora ya no tengo ese miedo. Te
tengo a ti, tengo a tus amigos del GAASM, a Yoongi y
Hoseok y a Seokjin y Namjoon. Tengo una manada que
no es la de mis padres. Ellos pueden enojarse con mis
elecciones tanto como quieran ahora, me haré cargo de
ellas.

Jungkook se arrastró sobre la cama hasta besarle la


nariz.

—Esa es la actitud. Pero siento mucho que pierdas a


las personas que quieres.

419
Alfa Sustituto
Jimin lo besó.

—Ya no son las personas que quiero si quieren lle-


varte a la cárcel como a un monstruo. Ya no. Ahora si me
disculpas, voy a llorar por ellos por unos minutos.

Jungkook lo sostuvo para dejarle sollozar.

420
Alfa Sustituto
44. DIECINUEVE SEMANAS

—¿Esto es realmente necesario?

Minhyuk parecía a punto de llorar en esa reunión


mientras aprendían primeros auxilios para un recién
nacido. Jungkook dejó que Jimin lo intentara, él ya tenía
el certificado, por su trabajo, pero Jimin también tenía
que saberlo en caso de que algo sucediera cuando él
no estaba. Jimin quería aprenderlo, pero practicarlo le
traía un mal sabor a la boca.

—Solo si quieres ser capaz de mantener a tu cachorro


con vida si algo sucede.

Dijo alguien. Jimin apretó el pecho del muñeco con


un poco más de fuerza, Jungkook empujó un desfibri-
lador en su dirección. Jimin se mordió el labio inferior
y dejó que Jungkook sostuviera la cabeza del muñeco
para tomar la máquina con su otra mano.

—Cambiamos en tres... —Jungkook avisó, listo para


hacer masaje cardíaco—. Tres.

Jimin echó un vistazo de nuevo a cómo hacía las com-


presiones. Hyuna se paseó frente a ellos con una mueca.

421
Alfa Sustituto
—Empiecen de nuevo, esta vez deja que Jimin lo haga,
Jungkook.

Apretó un botón en la espalda del bebé para que este


comenzara a ahogarse de nuevo. Jungkook se hizo a un
lado y se cruzó de piernas frente al bebé.

—Jimin lo hizo antes, yo solo estaba ayudando. En


una situación real, Jimin me tendría allí para ayudar.

Ella le sonrió con tristeza.

—Lo sé, pero ambos deberían estar calificados. —


Observó como Jimin trabajaba—. Lo estás haciendo
bien, Jimin.

Jungkook se mantuvo al margen, solo con pequeños


comentarios de cuando en cuando. Jimin se lo agradeció
al final de la clase.

Esa mañana irían a entrevistar a un pediatra para sus


bebés.

Con su historial médico y algo de nervios se encami-


naron al colorido y decorado centro pediátrico. Jimin
esperó a que llamaran su nombre mientras hablaba con
un omega a su lado. Jungkook se distrajo mirando los
colores, recordando cuando llevó a Minsoo y Minwoo
allí junto a Yoongi para sus consultas.

422
Alfa Sustituto
Jimin quería encontrar un doctor para el que la situa-
ción de Jungkook no fuese un problema, de lo contrario
buscaría otro. El doctor con el que hablaron parecía en-
cantado de tenerlos allí, preguntó por los bebés y luego
averiguó sobre ambos. El hecho de que Jungkook estaba
en la lista negra no era un problema para él, de hecho
parecía algo interesado. Él les contó que su hermano
había estado en la lista negra antes de quitarse la vida
años atrás. Jimin se sintió mal por él, pero dejó que él se
anotara a sí mismo como doctor de sus bebés.

Con todos los problemas médicos fuera de su mente


fueron a visitar a los Jung para la cena. Jungkook pensó
que se sentía tan extraño estar allí en la habitación con
dos vínculos rotos y sentirse tan tranquilo. Se preguntó
si podría volver a mirar a los cachorros Kim a la cara.
Lo hizo la noche en que pasó por la comisaría. Podía re-
cordarlo, pero estaba triste en ese entonces, sentía que
no tenía nada que perder. Ahora se sentía más feliz, era
diferente sostener a Minsoo en brazos y saber que él
no sufría porque tenía a Hoseok y Jungkook no sufría
porque Jimin sostenía su mano o tocaba su rodilla o se
hacía notar de alguna forma.

—No sé si pueda, —comentó cuando dejaban la casa


de los Jung esa noche. Jimin encendió la calefacción del
coche y se giró para prestarle atención—, pero me gus-
taría volver a ver a los Kim algún día.

Jimin sonrió, sujetó la chaqueta más sobre los


hombros.

423
Alfa Sustituto
—Podría hablar con Seokjin cuando tú quieras. —
Su teléfono volvió a vibrar—. Ay, cielos, mamá, déjame
respirar.

Jungkook dejó que discutiera hasta que volvieron


al edificio de apartamentos, donde un coche de policía
los esperaba. Jimin soltó una queja de frustración, se
guardó el teléfono en el bolsillo.

—¿Es broma? —Preguntó a Jungkook en voz un tanto


más alta mientras buscaba en la mochila los papeles que
firmó para ese exacto momento—. Los voy a matar.

Jungkook dejó el coche con un suspiro y las manos


en el aire como un criminal. Jimin se bamboleó fuera y
llevó a los oficiales la información necesaria.

—Tenemos una denuncia de secuestro.

Dijo uno de ellos. Jimin puso los ojos en blanco.

—Jungkook está en la lista negra y mis padres son


conservadores. —Dijo con un suspiro—. Mire, aquí
tengo copias de todas las declaraciones que firmé. Jun-
gkook es mi alfa, es el padre de mis cachorros, yo le
quiero y ustedes acaban de perder su tiempo. Lo siento.

Lo dejaron ir con disculpas luego de estudiar el pa-


peleo. Jimin lo empujó dentro del ascensor.

424
Alfa Sustituto
—Lo siento mucho, cariño. Tendremos que conseguir
certificados y declaraciones de todo a partir de ahora
para que no puedan tomarnos por sorpresa. —Dijo con
una mueca—. También me gustaría pedirle a Minjae que
me consiga una orden de restricción. Comienzan a asus-
tarme y yo no debería de estar asustado por algo así.

Jungkook lo abrazó por la espalda. A pesar de que ser


tratado como un criminal, como un monstruo era humi-
llante y dolía.

—Tú deberías relajarte. Todo estará bien.

425
Alfa Sustituto
45. VEINTE SEMANAS

Jimin sabía una cosa y solo una cosa en ese momento:


en siete días sería el cumpleaños de Jungkook.

No fue algo que el alfa le dijo. Se enteró por Seokjin,


lo que dolía un poco, pero Jimin no tenía tiempo para
preocuparse por ello. Jungkook estaba teniendo días
horribles con los problemas de sus padres y él tenía que
hacer algo al respecto.

Habló con Namjoon para asegurarse de que la casa


estaría lista para ese entonces y luego con los alfas del
GAASM para apurar la mudanza. Taehyung lo llevó a
comprar los muebles que les hacían falta y se la pasó
haciendo llamadas y preparando todo para distraerse
de la situación.

Esa semana era especial. Jungkook tuvo un deja vú al


sostener la mano de Jimin mientras esperaban a que el
doctor acabara con la ecografía. Hacía frío en la habita-
ción, apenas era consciente de ello con los nervios que
le apretaban el estómago.

—¿Quieren saber el sexo?

426
Alfa Sustituto
Preguntó el técnico con su ligero acento. Jimin le
apretó la mano.

—Sí.

Dijo Jungkook.

—No.

Dijo Jimin.

Se miraron por un momento en el que Jimin acabó ga-


nando, no por intensidad pero por la cantidad de cariño
en los ojos.

—¿Podría escribirlo en un papel? Mi amigo Taehyung


quiere preparar una sorpresa para nosotros.

El hombre tomó un bolígrafo de su bolsillo y escribió


uno por uno, bebé A y bebé B. Jimin lo guardó en su bol-
sillo para evitar que Jungkook hiciera trampa y lo mi-
rara. Y a pesar de que Jungkook lo intentó, no le dejó
leer esa preciada información.

Taehyung fue el primero en ver el resultado. Un so-


nido de felicidad dejó sus labios y dio una pirueta antes
de guardarlo en su bolsillo. Llevaba algo juguetón en los

427
Alfa Sustituto
ojos, le encantaba saber algo que los demás no.

—Ya sé lo que haré. Les va a encantar, lo prometo.


Esperen con ansias. Tengo cosas que comprar.

Almorzaron juntos entre risas mientras Jungkook


intentaba adivinar qué decía en el papel. Jimin parecía
más tranquilo, y se preguntó si lo había leído. Pero lo
dejó pasar porque habían tenido días complicados y no
valía la pena discutir por algo que sabría eventualmente.

No pasó mucho esa semana. Los padres de Jimin es-


taban tranquilos y por mucho que Jungkook amaba su
apartamento solo se dedicó a dejarlo ir poco a poco. Los
alfas del GAASM ayudaron a acabar con las pinturas,
y a llevar las cajas y cajas de muebles al camión de la
mudanza. Jungkook se quedó despierto varias horas pa-
sadas de las diez para desempacar tanto como podía, de
esa forma Jimin tendría menos trabajo.

Volvían al apartamento solo para dormir y para las


últimas clases de japonés que Jimin daría allí. Luego, al
día siguiente conducían a la casa para conectar el refri-
gerador y la cocina, dejar que un profesional colocara el
calefactor mientras ellos armaban el ropero de la habi-
tación. Pasaban el tiempo así, más que nada en silencio
con música de fondo. Jimin ponía los tornillos en los lu-
gares correspondientes y los apretaba y Jungkook hacía
toda la fuerza. Eran un buen equipo, y no perdían tanto
el tiempo como él esperaba.

428
Alfa Sustituto
—Gracias por dejarme hacer esto. No quiero sen-
tirme inútil mientras los demás trabajan.

Jimin le entregó la última pieza del mueble con una


sonrisa.Jungkook acabó de apretar un tornillo que fal-
taba y dio un paso hacia atrás para ver su pequeño pro-
yecto terminado.

—Puedes ayudar con muchas cosas, cielo, estás em-


barazado no enfermo.

Dijo él. Jimin dejó que lo empujara a otra habitación


para buscar más muebles que armar. Hoseok y Nam-
joon llegaron un poco más tarde. Ayudaron a colocar el
sofá en su lugar, las mesas, sillas, el televisor de la sala.
Jungkook sonrió al notar como todo, poco a poco, iba
tomando forma. Se sintió como un momento digno de
recordar en el futuro.

Jimin se distrajo desempacando la ropa que Taehyung


trajo de su estudio, junto a su mejor amigo. Hablaban
sobre la sorpresa y Jungkook quería escuchar, pero tam-
bién quería hablar con Hoseok y Namjoon sobre ins-
talar un armario pequeño para los bebés, al igual que
un cambiador. Trabajaron entre risas cuando Namjoon
y Hoseok se pellizcaban los dedos al intentar armar un
par de cunas.

—Solo falta la cama.

Comentó Hoseok una vez estaba todo terminado.


Jungkook se dio una vuelta por las habitaciones para
asegurarse.

429
Alfa Sustituto
—Tendremos que traer la del apartamento mañana.
Ese nido tiene que sobrevivir.

Jimin se dio una vuelta para hablar con la misma per-


sona que hizo los demás traslados y acodaron día y hora
tranquilamente. Parecía demasiado bueno, Jungkook
giró en la sala para verlo todo, pintado y acomodado. Se
veía como una casa, se veía como un proyecto de hogar.

—Estoy cansado.

Jimin se acomodó en el nido. La habitación estaba tan


vacía de no ser por las cajas y cajas de pertenencias de
Jungkook que tendrían que mover. La ropa, las fotos, sus
últimos años de vida entre cartón.

—¿Es este el momento en el que me ofrezco a darte


un masaje?

Jimin asintió varias veces, emocionado y rio cuando


Jungkook se sentó sobre los pies de la cama para masa-
jear sus pies.

—Yo también estoy cansado, ¿sabes?

Jimin soltó un sonido para dejarle saber que sabía,


pero estaba disfrutando demasiado del masaje como

430
Alfa Sustituto
para preocuparse por eso.

—Haré lo que quieras cuento termines.

Jungkook bufó una risa.

—Territorio peligroso ese por el que caminas.

Murmuró. Jimin escondió el rostro en la almohada,


pero no pareció atacado por nada más que el calor de
la vergüenza. De todas formas, no le permitió que lo
venciera, Jimin era un pequeño coqueto, la pena no era
mucho problema para él.

—He estado caminando este camino por semanas,


cariño, lo conozco al derecho y al revés y todavía no en-
cuentro una salida placentera. —Jungkook se mordió el
labio inferior para esconder una risa—. ¿Cuándo vas a
marcarme, Jungkook?

El alfa suspiró, Jimin se llenó de esperanza. Él no


quería que lo hiciera, quería llevar las cosas despacio.
Aunque estuvieran destinados, aunque esperaran dos
cachorros, aunque hicieran todo al revés, tenían que
conocerse y quererse y tenían que darse el tiempo de
saber que eran todo lo que querían.

—Cuando los bebés nazcan, no quiero que la marca


los afecte, puede ser muy intenso.

Jimin estiró una mano hasta tocarlo.

431
Alfa Sustituto
—Te lo recordaré cuando nazcan.

Jungkook soltó sus pies y se arrastró sobre rodillas y


pies hasta encontrarse frente a frente una vez más.

—Puedo hacer otras cosas, por mientras. —Jimin


brilló—. Pero primero... tu turno, quiero un masaje en
la espalda, por favor.

Tiró de la sudadera que llevaba puesta hasta sacár-


sela y la lanzó al suelo. Jimin bufó, pero se arrodilló en la
cama para masajear su espalda con las manos llenas de
una crema relajante. Jungkook cerró los ojos y gimoteó
por lo bajo. Se sentía bien a pesar del dolor.

432
Alfa Sustituto
46. VEINTE SEMANAS

Jungkook dio una última vuelta al lugar, todavía no


podía creérselo. Las cosas que la Luna le hacía hacer
no tenían nombre, como mudarse en esos momentos,
mudarse con su destinado. Suspiró. Dejó las llaves con
el encargado y dejó todo atrás. Años de llorar sobre su
cama en la habitación, de volver de la tienda y olvidarse
de guardar la compra, de pasearse por el pasillo para
observar el dibujo de los cachorros Kim. Años de vida
que quedaban en su memoria, ahora tenía nuevas histo-
rias que contar.

La casa estaba terminada, pero no podían celebrarla


aún. Jimin le dijo que esperarían al próximo fin de se-
mana, cuando Taehyung tuviese tiempo libre, Jungkook
supuso que era justo, Taehyung era el mejor amigo del
omega y lo querría ahí.

Se pasearon por la casa aún sin creérselo. Estaba or-


denada como ellos decidieron que querían, se veía cá-
lida y hogareña. Jungkook no podía creer que era suya,
bueno, de Jimin. El omega tiró de él hacia afuera con una
risa en un momento.

—Tengo que mostrarte algo. —Dijo y lo llevó hasta


el muro que los separaba de otras casas para apuntar a
algo en el portón, del lado de afuera—. ¡Mira!

433
Alfa Sustituto
Jungkook lo hizo y se llevó una mano al pecho con la
sorpresa. «Hogar de los Jeon», decía. No podía creer que
Jimin se tomara el tiempo de comprar algo así. Besó su
mejilla como agradecimiento. Los vecinos se acercaban
a mirar a la nueva pareja.

Cocinar en la nueva cocina fue una aventura. Tenían


que acostumbrarse a eso, a la forma en la que todo fun-
cionaba, a buscar las cosas en lugares diferentes. Rieron
mientras hacían estofado y arroz. Jimin eligió una mú-
sica lenta, pero agradable, llena de sonidos de saxofón
que lo hacían ligeramente sensual.

Jungkook se detuvo a mirar la habitación de los bebés


antes de ir a dormir. Se paró frente a la puerta y res-
piró el aroma a nuevo que todo poseía. Bebés, bebés, sus
bebés, su cerebro buscaba formas de descalificarlo y a
la vez no podía hacerlo.

Jimin tiró de él hacia la cama, tenía que rearmar su


nido, todavía no había encontrado tiempo para eso.
Jungkook lo ayudó. Sacó ropa del armario y se la pasó
a Jimin para que la dignara perfecta. Se abrazaron entre
risas y se detuvieron a discutir el lugar de cada prenda
entre besos. Los ojos de Jimin brillaban, pedían algo que
esa vez Jungkook sí podía darle.

Jimin quería rodar sobre su nido, quería oler solo a


eso, solo a él, pero su vientre no se lo permitía. Jungkook
rodó por él en el espacio de la cama que sobraba, le hizo
reír, y cuando se encontraron en el medio lo besó.

Jimin escondió el rostro en la almohada, todavía no


habían cambiado la música y se mezclaba suavemente

434
Alfa Sustituto
con sus palabras cuando habló.

—Está es mi noche, ¿entonces?

Jungkook se ahogó con una risa ante lo directo que


fue. Dejó que sus narices se tocaran, Jimin se acerco a
besarlo una vez más, le mordió el labio inferior. ¡Al fin!
Pareció decir.

Jungkook se sintió nervioso de pronto, hacía tanto


tiempo. No entendía la razón de su duda porque él
quería a Jimin y claramente pensaba en su celo seguido,
pero Jungkook nunca estuvo tan cerca de alguien que
le quería. Tal vez eso lo hacía diferente, tal vez le daba
un toque de ansiedad que no sentía antes cuando solo
era pasión por pasión y luego ser lanzado fuera de un
apartamento como basura. Tal vez Jungkook todavía no
estaba acostumbrado a no ser basura.

Jimin tiró de su sudadera para deslizar una mano


sobre su piel, devolverlo al lugar, al momento, Jungkook
lo besó solo por un rato más y con el ritmo de un sa-
xofón de fondo en toda la casa, se irguió sobre un brazo
para sacarse la prenda de un tirón. Jimin observó con
el labio inferior entre los dientes, los ojos brillantes y
oscuros; el corazón le latía en los oídos.

Estaban escondidos en una burbuja, Jungkook no


sabía cuándo tenía pensado explotar. Pero se dedicó
a olvidarlo, a dejar que Jimin jugara con el arte sobre
su piel con los dedos, a besar ese espacio de piel bajo
su mentón que le hacía soltar los más suaves suspiros.
En un momento de celos, se preguntó si el ex de Jimin
sabía sobre ese sitio que él acababa de descubrir y de

435
Alfa Sustituto
reclamar como suyo. Quería morder el lugar entre su
cuello y su clavícula y descubrir qué sucedía cuando lo
convertía en su omega.

Un roce con el abultado vientre le recordó que no


podía, por el bien de los bebés lo mejor era esperar.
Jungkook era bueno para esperar, tuvo que comprar
paciencia cuando la vida le tiraba malas experiencias.
Pero esa era una buena, tenía una nueva casa, tenía una
manada y una familia, tenía un omega que quería que lo
marcara y tenía hijos. Tenía todo lo que siempre quiso.

Y ahora tenía a Jimin para él, para ayudar en la lucha


que fue quitarse la camiseta entre risas, para carca-
jearse cuando intentó rodar sobre su lado y no pudo.
Para encontrarlo adorable en su desesperación por qui-
tarse el pantalón, para pensar que era fuego contra su
pecho cuando se acurrucó a su espalda.

Se preguntó cómo podía Jimin tener esa capacidad de


bajar la tensión con el sonido de su voz, o su risa. Era
magia en su más pura forma salida de sus labios para
acariciar solo sus oídos, porque Jimin lo eligió a él a
pesar de que otros alfas se rompían el cuello para mi-
rarlo a cualquier lugar al que iba.

Se dedicó a hacer ese momento suyo y de Jimin, pero


más que nada de Jimin porque se dio cuenta de que los
sonidos que soltaba con tan solo sentir los labios de
Jungkook sobre su piel eran arte del más alto nivel. Se
dedicó a besar cada recoveco que tenía a su alcance,
a dejar que el cuerpo de Jimin hiciera con sus caricias
magia y floreciera entre sus manos como si fuera pri-
mavera. Se dedicó a mirar desde lo alto de un codo, la
forma en que los labios de Jimin se volvían rojos e hin-

436
Alfa Sustituto
chados de tanto besarse y cómo echaba la cabeza hacia
atrás para repetirle que estaba listo para él, que no tenía
que esperar más, que lo quería allí, que quería sentirlo.

Tomó nota de la falta de vergüenza que no iba con


un omega conservador. Jimin no tenía un filtro, tal vez
eran las hormonas, pero no pensaba demasiado. Se pre-
guntó si su ex sabía eso y gruñó sin poder detenerse.
Jimin gimió en el fondo de la garganta al escucharlo, un
sonido que le recordó a aquella vez en la que le dio una
nalgada y Jungkook rio al darse cuenta de que se le erizó
la piel con solo pensar en lo que podían hacer.

Jimin le propinó un codazo, mejillas más rojas que


antes, y le pidió que lo besara, que hiciera algo, mierda
Jungkook, ¿qué esperas? ¿Quieres que lo haga yo, ca-
riño? Tocó una fibra de su orgullo, pero Jungkook se
grabó en el cerebro que sería gentil porque Jimin nece-
sitaba que cada movimiento de sus caderas fuera gentil.
Las nalgadas podían esperar, pero los besos no, incluso
si la posición no era particularmente cómoda.

Jimin suspiró sobre su boca en algún momento, su


respiración agitada y sus ojos cerrados en pequeñas
media lunas. Dijo algo que él no pudo escuchar, algo que
sonó como un hilo de palabras sin sentido, insultos que
no eran tan groseros. Jungkook apretó su cadera para
sostenerse de algo más que su adormilado codo. Esperó
a que dijera algo más, sin detenerse; Jimin no lo hizo,
parecía algo perdido. Jungkook notó que tenían eso en
común, nunca tuvieron sexo con alguien con quien com-
partían un vínculo tan fuerte y ambos parecían conven-
cidos de que se sentía diferente.

437
Alfa Sustituto
47. VEINTIÚN SEMANAS

Ese día Jimin consiguió un montón de ayuda. Yoongi


y Hoseok convencieron a Jungkook de que necesitaban
ayuda con los cachorros para sacarlo de la casa. Seokjin,
Namjoon y los alfas del GAASM aparecieron en cierto
punto también para ayudar a colocar globos y otras de-
coraciones. Así como también acomodaron platos de co-
mida que cada uno preparó para no cargar a Jimin con
eso.

El pastel y lo regalos fueron guardados para luego


y Jimin envió un mensaje a Yoongi para dejarle saber
que era tiempo. Nadie había saludado a Jungkook por su
cumpleaños aún, él no le decía la fecha a otras personas,
lo que, a pesar de triste, hacía que todo fuera más fácil
para la sorpresa.

Yoongi llevaba un perfume horrible esa tarde, tan in-


tenso que no dejaba que los alfas olieran nada más. Lo
llamaron para revisar a los cachorros, pero él los veía
bien. Ellos seguían hablando sobre su preocupación por
el vínculo roto, insistían con problemas para dormir.
Jungkook no encontró nada en todas las horas que es-
tuvo allí y cuando al fin de calmaron repentinamente,
dejó que lo llevaran de nuevo a la casa con un suspiro. Él
se acomodó entre las sillas de bebé en el asiento trasero

438
Alfa Sustituto
y jugó con los piececitos de cada uno para hacerles reír.

Hoseok le pidió que escuchara algo con un enorme


par de cascos. Jungkook quiso negarse, pero le pareció
grosero y escuchó una canción todo el camino hasta la
puerta de la casa con poca gana. No podía oler ni escu-
char nada. Era molesto aunque la canción le daba ganas
de bailar.

Yoongi abrió la puerta primero, con los bebés en


brazos, al tiempo en que Hoseok cubría sus ojos con las
manos, soltaba un grito, que no alcanzó a escuchar y lo
empujaba dentro. Le arrancó los cascos de la cabeza al
sacar sus manos de los ojos. Jungkook se sintió abru-
mado de golpe al notar un montón de personas en su
casa.

—¡Sorpresa!

Gritaron a la vez y aplaudieron al mismo ritmo. Jun-


gkook pensó en la fecha. Era su cumpleaños. No le había
prestado atención en la mañana. Era un día más para él,
ellos parecían verlo como una excusa para celebrarlo.

Echó un vistazo nervioso a todo, los globos, la co-


mida, los alfas del GAASM, Namjoon, Seokjin, Jimin. Se
concentró en ese último cuando sintió que le faltaba el
aire por la presión en su pecho. Jimin lo notó, se acercó
enseguida para sostener su rostro en las manos y las
felicitaciones de cumpleaños murieron por un segundo.

—Nuestros amigos vinieron a celebrarte. Tenemos


sorpresas y pastel.

439
Alfa Sustituto
Jungkook lo miró. Asintió algo perdido al recibir
la fuerza de sus palabras, y dejó que Jimin pintara un
suave beso en sus labios.

—Feliz cumpleaños, Jungkook.

Él pestañeó, al fin poniéndose al día con sus


pensamientos.

—¿Más sorpresas que esta?

Preguntó con una risa sin aire. Jimin asintió, acarició


su brazo para calmarle los nervios.

—¿Quieres ver tu primer sorpresa?

Jungkook asintió, ligeramente convencido de que se


trataba del regalo de Taehyung, saber si tendrían niños
o niñas. Sin embargo, cuando Jimin se hizo a un lado di-
visó frente a sus ojos, apenas un poco adelante de Nam-
joon y Seokjin, a tres pequeños y emocionados cacho-
rros. Jinwoo, Jinhwan y Jinhee.

Ya los había visto antes pero verlos dolió de alguna


manera. La más pequeña echó un vistazo a Namjoon
como para confirmar que podía y ellos corrieron en su
dirección con pasos torpes y emocionados.

Jungkook atinó a agacharse para recibirlos en sus


brazos porque a pesar de la nostalgia del dolor que to-

440
Alfa Sustituto
caba su pecho no les dejaría caer sin estirar una mano
para levantarlos. Jungkook los apretujó contra su pecho
y los niños soltaron quejidos de incomodidad. Era uno
de esos momentos que debería disfrutar siempre, con el
sonido inmortalizador de cámaras de fotos y la risa de
los cachorros al llamarlo «¡Kookie-ah!».

Jungkook supo que iba a llorar antes de que suce-


diera. Lo supo cuando le picaron los ojos y cuando vio
los rostros emocionados de los niños al soltarlos. Pero
nada lo preparó para un momento después,cuando
un dedo pequeño tocó su hombro y se giró para ver a
Hansol ahí, parado de manera incómoda y avergonzada.
Se veía como Jungkook imaginaba que lo haría y él no
podía olerlo pero sabía que era él por la forma de su
nariz y la delicadeza de sus ojos. Era un omega, como él
sospechaba y era tan extraño verlo como lo fue dejarlo.

Fue golpeado por el recuerdo del deseo de no vivir


cuando el cachorro se lanzó a sus brazos, pero fue bo-
rrado con tan solo dos palabras de su boca.

—Te extrañé.

Jungkook dejó de acariciar la espalda del cachorro


que sollozaba, le tembló el labio inferior. Él no entendía,
no lo hacía.

—¿Me recuerdas?

Preguntó sin voz. Le dolía la vida entera y se sentía


más vivo que nunca. Hansol asintió.

441
Alfa Sustituto
—Sí, —dijo mientras se alejaba de él y se tocó el
pecho—, aquí.

Aquí en su corazón. Jungkook todavía tenía un lugar


allí. Se limpió una lágrima. No sabía qué decir, qué hacer,
más que luchar por abrazar a los cuatro a la vez.

—También los extrañé.

Lloró y sintió la mano de Jimin en su cabello. Él tam-


bién lloraba y Seokjin, junto a Yoojin y Taehyung que no
dejaba de tomar fotografías.

Jungkook tenía los ojos hinchados de tanto lloriquear


cuando Jimin lo empujó al patio para una fotografía es-
pecial. Taehyung se paró frente a la enorme planta falsa
que tenían en el porche. Jungkook se sentó en el suelo y
dejó que los niños se acomodaran como querían junto a
él. Hoseok y Yoongi le entregaron a los mellizos para que
los sostuviera también. Todos sonrieron y estuvieron a
punto de tomar una fotografía cuando Yoojin gritó.

—¡Faltan dos, Jimin ve!

Jimin lo hizo, se acurrucó a un lado de Jungkook con


cuidado y pesadez y con algo de pena se levantó el suéter
para dejar a la vista su abultado vientre. Jungkook deseó
tener tres manos para poder tocarlo como Jimin hacía.

442
Alfa Sustituto
Taehyung tomó un millón de fotos con todos mirando
a la cámara, a los bebés, a Jinhee cuando decía algo.
En algún momento les pidió que cambiaran posición.
Jimin tomó a Minwoo en un brazo y se escurrió entre
las piernas de Jungkook. Hansol se abrazó al cuello del
alfa, los cachorros apoyaron primero las manos sobre
el vientre junto a Jungkook y luego los oídos. Jimin les
sonrió con ternura.

Jungkook los observó con asombro mientras los alfas


del GAASM y sus demás amigos se sumaban al cuadro
para que Taehyung apretara el timer de la cámara en el
trípode para agregar esa imagen a sus recuerdos.

Los cachorros eran todos suyos, los hijos de alguien


más pero suyos también. Excepto los bebés de Jimin,
esos eran solo suyos.

—¿Te gustaría ver tus otras sorpresas?

Preguntó Jimin mientras le acercaba un vaso de agua.


Jungkook acababa de abrazar por segunda vez a todos
sus invitados y llevaba a Hansol pegado a una pierna y
a Jinhee en un brazo. Jimin lo miró con cariño, como si
pensara que la imagen le sentaba bien.

—¿Más sorpresas? Cielos, ¿quieres matarme?

443
Alfa Sustituto
Jimin soltó una risa que Jinhee imitó. Lo llevó al
pasillo frente a su habitación, donde descubrió un di-
seño de cuadros en la pared. Una foto de cada uno de
los cachorros que cuidó hacían un camino cronológico
hasta que en el centro vio la ecografía de sus bebés. Jun-
gkook cerró los ojos con fuerza y tocó la más cercana.
Los bebés reían. Eran fotos bonitas, algunas tomadas
por Taehyung, otras por Yoongi, frente a una especie de
plaza.

—¿Quieres deshidratarme hoy?

Preguntó. Jimin soltó una de esas risas encantadas


que sacudía su cuerpo hacia adelante. Jinhee lo observó
con una mueca.

—’io Kook-ah, ¿qué es «desidatadme»?

Jungkook —o el tío kook-ah— se derritió.

—Es cuando te quedas sin agua, linda.

Explicó. Ella luchó por bajar de sus brazos hasta que


él la ayudó a ponerse de pie en el suelo.

—Le digo a papi que traia agua.

Echó a correr, Hansol detrás de ella.

—¡No! Yo primero.

444
Alfa Sustituto
Jungkook los vio correr con una risa que amenazó
con hacerle llorar de nuevo y movió su vaso de agua en
el aire frente a Jimin. Él negó con la cabeza, encantado
con todo y Jungkook se tomó el tiempo de acercarlo a sí
para agradecerle por el esfuerzo, con palabras y un beso
que se sintió como una caricia en el corazón.

Jungkook no había notado hasta entonces la cantidad


de cosas que no se permitía por el miedo a sufrir. No
hasta que las tuvo allí frente a sus ojos, todas gracias a
Jimin.

—Es mi turno de dar una sorpresa.

Taehyung dejó dos enormes cajas de regalo sobre la


mesa que antes tenía comida pero que Jungkook, Seokjin
y los cachorros arrasaron. Era casi hora de acabar con la
reunión. Los niños estaban cansados de perseguirse los
unos a los otros y de perseguir a Jungkook y Taehyung
alrededor de la casa y el patio. Se acurrucaron todos al-
rededor del alfa en el sofá como si lo necesitaran y no
quisieran dejarle ir.

—Una es bebé A, la otra es bebé B. Dejemos que el


cumpleañero abra la primera para descubrir.... tam-
bores, por favor, ¡qué serán los bebés! Spoiler: serán
bebés.

Jungkook sintió el corazón en la boca. Dejó que Jimin

445
Alfa Sustituto
se sentara en su regazo y desarmó el moño sobre el pre-
sente más cercano. Un globo celeste flotó hasta sus ojos.
Taehyung gritó y Jimin tiró del otro moño de manera
apresurada y con una risa nerviosa. Celeste también.

—¡Niños! —Gritó Jimin—. ¡Jungmin y Jungtae!

Taehyung se llevó una mano dramática al pecho


mientras todos aplaudían. Bajó la cámara.

—¿Jungtae? Jimin, te amo. Ya es mi favorito. ¡Padrino


autodesignado! Oh, mira dentro de las cajas.

Jungkook sacó un par de zapatitos y un gorrito. Jimin


lo mismo. Eran azules, con diseños blancos y las pala-
bras «lobo malo» escritas en los bordes. Jimin lanzó uno
a la cabeza de Taehyung, ambos rieron. Jungkook no
podía dejar de mirarlos.

Ese día acabaría «desidatado». Jinhee y Hansol lu-


charon por darle pañuelos para sus lágrimas.

446
Alfa Sustituto
48. VEINTIDÓS SEMANAS

Jungkook todavía corría con la energía que recibió en


su cumpleaños. Ahora todo era distinto. Hansol llamaba
casi todas las noches para contarle sobre su día, sobre
los niños que no entendían que él no tenía un padre
alfa, y le deseaba buenas noches. Jinhee le enviaba un
montón de dibujos al día, sus hermanos que estaban
menos interesados algunos menos. Veía a los cachorros
Jung seguido. Jungkook se sentía feliz, verdaderamente
feliz, del tipo de feliz que le hacía desear romper en can-
ción, que cambió su playlist a uno alegre, que tomaba
a Jimin por sorpresa con un millón de besos robados y
algunas otras cosas.

Él se preguntó si los alfas completos también


se sentían así cuando acababan de hablar con sus
cachorros, como él luego de decirle buenas noches a
Hansol. Como él al preguntarse si podría llevar a todos
los niños de paseo algún día.

Jimin lo observaba desde la mesa de la cocina. Estaban


escribiendo nuevas cartas para agregar al baúl de su
amor. Esa vez dedicadas a Jungmin y Jungtae. Jungkook
tenía la facilidad del bolígrafo en esos momentos. Les
contó sobre lo mucho que los había esperado, lo mucho
que ya les quería. Les dijo que eran un sueño que jamás
creyó que la Luna le daría y como supuso que leerían
esas cartas de adolescentes o de adultos le dijo cosas
que le gustaría haber escuchado en ese entonces. Pase

447
Alfa Sustituto
lo que pase estoy orgulloso de ti, puedes contar conmigo
en las buenas y en las malas. Prometo no enojarme si
me cuentas tus errores, sino ayudarte a arreglarlos. No
tenemos la misma sangre pero me honra mucho la opor-
tunidad de ser tu padre. Si por alguna desgracia, alguna
broma oscura de la vida acabas en la lista negra, no es
el fin del mundo, estaré ahí para sostener tu mano cada
paso del camino. Respira, eres perfecto tal y como eres.

—Me gusta verte así. —Jimin apretó su mano por


sobre la mesa—. Mucho. Te mereces esto y más.

Jungkook sonrió, pero no dijo nada. Solo se inclinó


sobre la mesa para besarlo y luego escribió la carta de
amor más larga de su vida para él.

—¿Qué hacemos aquí?

Preguntó Jimin aterrado de la oscuridad de la oficina


en la que se encontraban. Jungkook lo sostuvo contra su
pecho con tranquilidad.

—Quiero cambiar mi testamento, para agregarte a ti,


Jungmin y Jungtae a él. Si me pasa algo podrás quedarte
con mi dinero.

Jimin le dio un golpe en un brazo con fuerza.

—No quiero tu dinero si estás muerto, Jungkook,

448
Alfa Sustituto
Lunas.

Jungkook puso los ojos en blanco.

—No me voy a morir ahora, es solo en caso de ser


necesario. Respira. Deberías hacer lo mismo, por los
bebés.

Jimin suspiró, la idea parecía darle miedo. Jungkook


habló con el abogado tranquilamente. Hasta ese mo-
mento todas sus pertenencias irían para su familia en
caso de morir, él los borró de su testamento y en su lugar
escribió a Jimin, Jungmin, Jungtae, los mellizos Jung, los
trillizos Kim y Hansol. Jungkook no era millonario, pero
no quería que su dinero fuera para nadie más que ellos.

Esa pequeña reunión lo tuvo pensando en su familia,


una y otra vez. Jungkook se dio cuenta de que les guar-
daba algo de rencor en el fondo de su alma, a pesar de
que no quería. Ellos le hicieron sentir como basura por
años y ahora que tendría dos hijos se dio cuenta de que
tendrían que pasar por su cadáver para hacer lo mismo
a Jungmin o Jungtae. Les guardaba rencor y eso le hacía
sentir miserable. Pero se tragó la miseria y siguió per-
mitiéndose felicidad poco a poco.

Jimin lo notó, sin embargo, él siempre lo notaba todo.


Detuvo la música que salía de los parlantes instalados
en la pared de la casa y se sentó en el sofá de la sala para
discutir lo que fuera que le molestaba. Jungkook soltó
el aire de sus pulmones lentamente mientras le contaba
y él escuchó porque entendía los problemas familiares
como nadie.

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Alfa Sustituto
—Tal vez deberías llamarlos. —Dijo con una mano
sobre la de Jungkook mientras jugaba con sus dedos—.
Tal vez deberías decirles que aunque no confiaban en ti
eres feliz y tienes todo lo que mereces y dejar ese rencor
ir con esa llamada. Tal vez podrías volver a verlos. No sé
si quieres tener una relación con ellos.

Jungkook tampoco lo sabía.

—Me lastimaron mucho y creo que si hubiesen to-


mado mi condición de otra forma yo la habría aceptado
de alguna manera más sana. Mucho de este odio que
llevo es su culpa. —Jimin asintió, se veía tan triste por
él—. Pero en el fondo extraño cómo era antes de cum-
plir quince años. Extraño los almuerzos familiares de
los sábados y hacer que regañaran a mis hermanos ma-
yores por cosas que no hicieron. Aunque supongo que
ahora tengo una familia y puedo dejar ir a esa.

Jimin apretó su mano.

—Lo que sea que decidas, te apoyaré. Y si intentan


lastimarte, tendrán que pasar por mí.

Jungkook se acercó para besar su frente, su nariz, una


mejilla y sus labios hasta que Jimin rio de esa forma que
hacía siempre que él lo empalagaba. Murmuró un agra-
decimiento y recibió otro beso a cambio.

450
Alfa Sustituto
—Buenas noches, Hansol. Sé bueno y hazle caso a tu
madre, ¿sí? No olvides...

—Cepillarme los dientes, sí. —Hansol soltó una ri-


sita. Jungkook se apoyó contra la pared del pasillo y ob-
servó su foto frente a él. Imaginó esa sonrisa—. Buenas
noches, tío Kook.

Hizo silencio por un momento esperando a que dijera


algo, dio tiempo a su corazón a acostumbrarse al apodo.
El niño soltó un sonido impaciente, había algo más allí.

—Tío Kook-ah. —llamó de repente con el apuro de al-


guien que estaba utilizando toda su valentía—. ¿Quieres
ver mi obra de teatro?

Jungkook observó como Jimin aparecía en el pasillo


con un vaso de chocolate caliente para cada uno. Lle-
vaba una de sus más grandes sudaderas y le quedaba gi-
gante, pronto tendrían que comprarle más ropa. Sonrió,
se veía hermoso. Aceptó la taza con un agradecimiento
bajo y su corazón se sintió como si tiraran de él hacia
todos lados.

—¿Una obra de teatro? ¿De la escuela?

Hansol soltó un sonido para dejarle saber que tenía


razón. Jungkook tomó un sorbo de chocolate. Se sentía
más tranquilo de lo que esperaba.

—De la escuela. Muchos papás van...

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Alfa Sustituto
Pero yo no tengo uno. Eso era lo que él quería decir.
Jungkook se sintió golpeado por esa tristeza y la expulsó
en una respiración para no alarmar al pequeño.

—¡Me encantaría! ¿Jiminnie también?

Preguntó. Él levantó la cabeza de donde se había acu-


rrucado bajo uno de sus brazos para verlo con interés.

—Tío Minnie también. Mamá dice que sí.

Jungkook sonrió.

—Hablaré con tu madre más tarde, ¿sí? Pero nos en-


cantaría ir. Gracias por invitarnos, Hansol. Ahora, ya son
cinco minutos de tu hora de dormir, tu mamá se eno-
jará conmigo si no te digo buenas noches ahora. Duerme
bien.

Hansol suspiró, sonaba algo triste de dejarlo ir.

—Buenas noches, tío Kook. ¿Una canción?

Jungkook rio y contagió a Jimin.

—De acuerdo. Llama luego de cepillarte los dientes y


te cantaré una canción.

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Alfa Sustituto
Jimin lo abrazó de lado cuando Jungkook bajó el telé-
fono, le brillaban los ojos.

—¿Vamos al sofá, tío Kook? —Preguntó con burla,


pero ni una gota de maldad—. Espero que Hana nos
deje ir. Hansol te necesita tanto, pobrecillo. No puedo
imaginar lo difícil que es para un omega crecer sin un
papá alfa. Él es muy fuerte.

Jungkook siguió a Jimin hasta el sofá y dejó que se


sentara sobre su regazo y acurrucara alrededor de su
pecho como una planta. Jungkook se mordió el labio
inferior.

—Estaba pensando. —Dijo y Jimin lo miró con ten-


sión en una ceja porque sabía que una locura saldría
de sus labios—. Si tuviéramos una camita en el estudio
podría quedarse a dormir. Todos ellos podrían. Sé que
Seokjin y Namjoon amarían tener tiempo libre para
ellos. Minsoo y Minwoo podrían dormir en las cunas,
ningún problema. Pero, no lo sé.

Jimin se detuvo a pensar un momento, una mueca bo-


nita en su rostro mientras lo hacía. Bebió un largo sorbo
del chocolate y chasqueó la lengua.

—Necesito esa habitación para dar clases, ahora


tengo más alumnos que antes. Pero podríamos conse-
guir camas desarmables o incluso mover todo esto y
dormir todos en un gran colchón en el suelo. No lo sé,
hablaré con Seokjin a ver qué le parece. Tal vez podamos
cuidar de los cachorros ahora que él está más cansado y
antes de que Jungmin y Jungtae nazcan porque entonces
estaremos demasiado cansados.

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Alfa Sustituto
Jungkook lo empujó ligeramente sobre su regazo.

—Habla por ti, yo nunca me canso.

Jimin bufó una risa.

—Me encantaría verte cuidar de cuatro bebés y


cuatro niños pequeños y ver cómo terminas...

El teléfono de Jungkook vibró en su mano, Hansol


eligió que cantara una canción específica. Era una que
Jungkook cantaba cuando él era bebé y no podía creer
que inconscientemente la recordara. Era una de las de la
película Dumbo, Hijo del corazón, que a Hansol le ayu-
daba a quedarse tranquilo por alguna razón cuando era
bebé.

Jimin se acomodó sobre su pecho para escuchar. Era


una canción para Jungmin y Jungtae ahora también.

“Hijo del corazón

deja ya de llorar,

junto a ti yo voy a estar

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Alfa Sustituto
y nunca más te han de hacer mal.

Tus ojitos de luz

el llanto no ha de nublar.

Ven aquí, mi dulce amor,

nadie nos ha de separar.

Hijo mío, mi amor,

no me importa el sufrir,

como un sol tú me das luz

y das calor a mi vivir.”

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Alfa Sustituto
49. VEINTIDÓS SEMANAS

Esa tarde se encontraron en el hospital. Jungkook


intentaba ayudar a Jimin con el dolor, pero era inútil.
Sus pies dolían, sus rodillas también, sus caderas, su
vientre y espalda. Jungkook se sintió inútil cuando los
masajes no funcionaron, y el arnés para soporte tam-
poco lo hizo. Los doctores le dieron algo para dolor, algo
que no haría daño a los bebés. Jimin se negó a tomarlo
cuando llegaron a casa. Estaba molesto y solo quería ha-
cerse pequeño en la cama y dormir hasta que el dolor
desapareciera.

Jungkook volvió a la habitación con una bolsa de agua


caliente para su cintura, y volvió a masajear cada parte
que tenía a mano para hacerle sentir mejor, hombros,
espalda, caderas, pies. Jimin parecía algo aliviado, pero
no tanto como a él le gustaría. Él suspiró.

—Solo relájate, Jimin, te ayudaré con esto.

Jimin soltó un nuevo quejido. Jungkook pensó que tal


vez los bebés se movían demasiado, tal vez por eso le
dolía tanto.

—¿Qué vas a hacerme? Sentir tu alfa no funcionó.

Jungkook se mordió el labio inferior y buscó una

456
Alfa Sustituto
forma de sentarse cerca de su rostro para que Jimin lo
mirara.

—Tenemos dos opciones, supongo. Una es que te


muerda para tomar tu dolor, arriesgar a los bebés y a
pasar un tiempo en la cárcel por ello. No me molesta ir a
la cárcel por ti, pero me preocupan más los bebés.

Jimin soltó un gimoteo bajo.

—¿Cuál es la segunda opción?

Jungkook le quitó el cabello de los ojos y movió sus


cejas de manera provocativa. Jimin soltó una risa, sus
ojos pequeños por toda la gracia que llenó su pecho.

—No estoy de humor ahora. Solo quiero que uno de


estos bebés se de vuelta y me deje vivi... —El teléfono
de Jimin se sacudió sobre la mesa de noche, él lo tomó
con una mueca de cansancio y molestia—. ¿Jina? ¿Qué
sucede ahora? No, está bien. Escúchame. ¿Dónde estás
ahora? Iré a buscarte, quédate ahí, ¿de acuerdo?

Jungkook frunció el entrecejo al ver a Jimin intentar


ponerse de pie. Lo detuvo con ambas manos, y le pidió
que volviera a acostarse.

—Mamá la echó de casa, Jungkook. Es mi hermana,


no voy a dejarla en la calle.

Jungkook se pasó una mano por el rostro. Al menos

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Alfa Sustituto
Jina le había caído bien antes.

Aparcó el coche a un lado de la calle para dejar que


la chica subiera. Llevaba solo una mochila y las mejillas
empapadas de lágrimas. Jimin se quedó en la casa des-
pués de mucho discutir al respecto, pero Jungkook no
iba a hacerle pasar frío esa noche por algo así.

—Gracias por esto.

Dijo ella como saludo. Jungkook solo asintió. Estaba


molesto y le recordaba a su familia, a las veces en las
que se sintió usado por personas que jamás harían nada
por él. Suspiró y subió un poco a la radio mientras daba
la vuelta, se sintió incómodo. Ella pareció notarlo, pero
tal y como Jimin haría, lo ignoró.

—¿No vas a preguntar qué pasó?

Se movió en el asiento. Jungkook suspiró.

—¿Qué pasó?

Preguntó entonces, no tenía más ganas que de volver


a Jimin y asegurarse de que se sintiera mejor. Ella chas-
queó la lengua.

—Mamá se enojó porque le dije que dejara de me-

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Alfa Sustituto
terse en la vida de Jimin. Dice que estás en la lista negra,
¿es verdad? —Él asintió sin mucha importancia, ella no
parecía juzgarlo—. ¿Puedo contarte algo que jamás le
he dicho a nadie? También lo estoy. Oh, Santo... se siente
tan bien decirlo.

Jungkook detuvo el coche en el semáforo y se volvió


para ver a la chica llorar. Ella era joven, más joven que
Jimin, pero sin dudas no tenía quince años. Se imaginó
que ella utilizó esos nuevos y bonitos derechos y se
negó a que los doctores le contaran a su familia sobre
su condición. Ellos no parecían saberlo, Jimin no parecía
saberlo. Un coche le tocó bocina y él se animó a seguir
hasta un lugar donde poder aparcar.

—Cuando mamá dijo que estabas en la lista negra me


dio mucha esperanza. Mi peor miedo es estar siempre
sola, pero existen personas como Jimin, ¿verdad? Tienen
que existir más. No puedes ser el único con suerte de
todos nosotros.

Jungkook mantuvo el coche encendido para escon-


derlos del frío. Se sentó con la espalda recta contra el
asiento y estiró una mano para sostener la de la chica.

—Te diré algo que me gustaría que alguien de mi fa-


milia me hubiese dicho a mí cuando tenía quince años.
—Sonrió con los ojos algo aguados—. No estás sola en
esto. Tendrás cientos de amigos, puedes unirte a un
grupo como el GAASM. Puedes vivir y trabajar y tener
amigos y si eres lo suficientemente buena, la Luna te
dará un regalo y encontrarás a alguien que te ame tam-
bién. Esto no es una sentencia de muerte, Jina, y existen
personas que ni siquiera lo consideran como un pro-
blema, como tu hermano. Jimin es amigo de todo tipo de

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Alfa Sustituto
personas rotas como nosotros. Lunas, él quiere que yo
lo muerda con esta marca en mi pecho y todo. Estarás
bien. ¿Quieres que hable con algunos amigos del GAASM
para conseguirte un grupo que te ayude con esto?

Ella pestañeó un par de lágrimas, pero asintió al final.

—Bien, lo haré esta noche. Puedes quedarte con no-


sotros tanto como lo necesites, aunque de momento solo
podemos ofrecerte un sofá. Acabamos de mudarnos.

Ella le agradeció en un susurro.

—¿Me ayudarías a decirle a Jimin?

Preguntó. Él asintió sin dudarlo. Se veía un poco a sí


mismo allí, aunque ella parecía guardar menos odio. Tal
vez porque ser una alfa era distinto a ser un alfa, había
menos presión para ellas en todo eso de ser los líderes y
poderosos protectores de familias numerosas.

Jimin no lloró como él esperaba. Se lo tomó mucho


mejor que cualquier persona lo haría. Abrazó a su her-
mana en el sofá con una mueca de tristeza y se disculpó
por no estar allí para ella cuando lo necesitó. Jungkook
dejó que hablaran luego de hacer su parte, se dedicó a
preparar algo de carne en el horno y verduras salteadas
para la cena junto a una olla llena de ramen para hacer
a Jina sentir mejor.

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Alfa Sustituto
El teléfono sonó en algún momento, Jimin contestó
con una risa dulce mientras Jungkook dejaba la olla
para acercarse de nuevo a la sala.

—Se acerca tu obra de teatro. Tenemos muchos


amigos a los que les caíste muy bien en el cumpleaños
de tu tío, a ellos les gustaría mucho verla también, ¿eso
te gustaría? Sí, Yoojin, Yongguk, Taehyung, Seokjin...
¿los recuerdas? Sí, el papá de los trillizos, ese mismo,
el que es muy guapo. Le diré a tu mamá que queremos
comprar todas las entradas, bebé. Todas, todas, todas.
—El rio y solo entonces pareció notar a Jungkook allí,
ansioso por hablar con su niño—. Oh, el tío Kook está
aquí, ¿quieres hablar con él? De acuerdo, pórtate bien
y no olvides hacer tus deberes cuando tu mamá lo dice.
Adiós, Hansol, buenas noches.

Jungkook le arrebató el teléfono de un manotazo y


luego se disculpó con un beso en su frente antes de co-
rrer hacia la habitación para hablar.

—Tío Kook, ¿es verdad que vendrán muchos a verme?

Fue lo que recibió como saludo. Jungkook se dejó


caer sobre la cama con una sonrisa de oreja a oreja.

—Intentaremos comprar entradas para todos. Mis


amigos del GAASM quieren verte actuar y ya están jun-
tando dinero para tu escuela así los dejarán entrar.

Hansol soltó un sonido triste del otro lado.

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Alfa Sustituto
—¿Por qué no los dejan entrar?

Preguntó. Sonó confundido de verdad y Jungkook ol-


vidó que él era muy pequeño como para entender esas
cosas.

—Porque las personas como ellos o como yo tenemos


fama de chicos malos aunque seamos chicos buenos.
—Explicó tan bien como pudo—. Así que no nos dejan
entrar solos a lugares como tu escuela. Pero no te preo-
cupes, el tío Minnie es mi entrada a verte.

Hansol pareció hacer un mohín que Jungkook solo


podía imaginar.

—Pero yo quiero verlos.

Jungkook suspiró con pesadez.

—Intentaremos que puedan, pero si ellos no pueden


te invitaré a mi casa a que puedas verlos y jugar con
ellos de nuevo, ¿qué te parece eso?

Hansol no pareció del todo convencido, pero la idea


de volver a ver a Jungkook y a los amigos del GAASM,
que en las reuniones ya lo habían adoptado como su
bebé, le encantó.

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Alfa Sustituto
50. VEINTITRÉS SEMANAS

Jungkook tenía casi todo listo, solo faltaba que Jimin


dijera que sí. El dolor de la semana pasada fue men-
guando con los días y con los ejercicios que hacían du-
rante clases de parto y el grupo de terapia del omega.

Acabaron su cofre del amor esa semana, y lo en-


viaron como era necesario. Era la prueba irrefutable de
que Jimin quería que lo mordiera, que fueran una ma-
nada. Ahora cada vez que apareciera un problema legal
sobre su relación, Jungkook podía pedir que llamaran al
museo del amor y buscaran sus nombres, que leyeran
las cartas que ni ellos tuvieron la oportunidad de leer.

Esa semana estaba llena de pequeñas cosas por hacer,


como ayudar a Jina a conseguir un estudio en el que
vivir que estuviese cerca de la universidad. Ayudarle a
encontrar una beca que le permitiera estudiar y a la vez
un trabajo que dejara el bolsillo de Jimin libre para los
bebés. Jungkook sacó dinero de su cuenta bancaria para
darle, sin esperar nada a cambio, porque sabía lo difícil
que era estar en la lista negra, solo y sin un solo centavo
o un lugar donde dormir. Y luego, la llevó a su primera
reunión con un grupo de ayuda. Yongguk era un genio,
notó al ver que la mayoría de las alfas en él eran chicas
un poco mayores, eso sería bueno para Jina, verse refle-
jada en otras de esa forma.

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Alfa Sustituto
Jimin se pasó el tiempo eligiendo regalos para el baby
shower que Taehyung insistía en tener y llenando pa-
peleo para que dejaran que Jungkook lo marcara. Era
algo tedioso, cada firma, cada nombre, cada dirección
y número de teléfono que tenía que escribir cuando al-
gunas parejas hasta se marcaban sin querer. Pero Jimin
quería el permiso para tener una ceremonia de unión,
de esas tradicionales que solo veía en televisión.

Jungkook, por su parte, planeaba un viaje a la playa


para que Jimin disfrutara de la vista una vez antes del
nacimiento de los cachorros. Se resignó al frío, pero la
llegada de la primavera prometía sol y viento. Él eligió
un lugar cercano, al que podían llegar en coche y planeó
un par de cosas que de seguro Jimin no quería para su
babymoon, como llevar a Hansol con ellos.

—Es solo un viaje. —Dijo a Jina mientras lavaban


los trastos esa tarde—. Es solo un viaje entre ambos,
Hansol, Jinhwan, Jinwoo y Jinhee y tal vez... tal vez
Minsoo y Minwoo si Yoongi dice que sí.

Jina soltó una risa, estaba un poco más feliz última-


mente, los grupos de ayuda podían hacer eso.

—No lo sé, Jungkook, ¿no se supone que un baby-


moon es solo para la pareja?

Jungkook se desinfló como un globo al que acaban de


clavar un alfiler. Suspiró.

—Pero ellos son mis bebés. —Susurró de manera


dramática—. Quiero ir a la playa con ellos también.

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Alfa Sustituto
Jina negó con la cabeza, dejó un plato seco en el
mueble sobre su cabeza.

—Puedes salir con ellos más adelante tantas veces


como quieras pero Jimin solo estará embarazado una
vez.

Jungkook apretó los labios con tristeza.

—No me lo recuerdes, maldita.

La empujó. Ella le devolvió el empujón con una


risotada.

—¿Que no te recuerde qué?

Jimin apareció en la cocina con una mano en la es-


palda y otra en su vientre, listo para dejarse caer en una
silla. Jungkook se giró para regalarle una sonrisa.

—Que tengo semen de mala calidad.

Ella le dio un golpe en un hombro con un grito es-


candalizado de su nombre. Jimin movió la cabeza varias
veces sin saber cómo reaccionar a esas palabras.

—A mí me parece de muy alta calidad. 5 estrellas, el


mejor que he probado.

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Alfa Sustituto
—¡Jimin! ¡Estoy aquí y soy tu hermana!—Jina corrió
hacia él para sacudirlo—. ¿Qué estás diciendo?

Jimin solo sonrió de esa forma coqueta que hacía


siempre. Jungkook se acercó para besar su frente una
vez más, más sonrojado que nunca.

Jungkook y Jina se las arreglaron para proteger la


casa para los bebés mientras Jimin tomaba una siesta.
Evitar esquinas filosas y cubrir enchufes. Todo ese tipo
de cosas que podrían acabar en una tragedia. Hablaban
mientras lo hacían, sobre el grupo de ayuda de Jina y
sobre cómo una de las chicas tenía un hermano de su
edad que le caía muy bien. Jungkook escuchó con una
sonrisa pícara en los labios, se preguntó si algún día
Hansol le contaría esas cosas también, o Jinhee y sus
hermanos, o incluso Minsoo o Minwoo, pero más que
nada Jungmin y Jungtae. Él quería ser ese tipo de tío, ese
tipo de padre.

—¿Por qué no le invitas a salir?

Preguntó mientras ajustaba un tornillo para asegurar


los costados de la mesa. Jina suspiró.

—Porque estoy en la lista negra y no todos somos


Jeon Jungkook, ¿sabes?

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Él aprovechó que estaban cerca y la pateó.

—Estás diciendo cosas que Jeon Jungkook diría justo


ahora. —Dijo con otra patada que ella devolvió—. Ahora,
invítalo a este lugar, se llama Magic Shop, es mi lugar es-
pecial con Jimin. Si vas ahí tendrás buena suerte. Pero,
déjame darte más dinero por las dudas, porque si tienes
suerte ni se te ocurra venir a tener sexo en mi casa. Te
daré para un motel o algo...

—¡Jungkook!

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Alfa Sustituto
51. VEINTICUATRO SEMANAS

Jimin sostuvo su mano en la oficina esa vez. Jun-


gkook era quién estaba más nervioso. El trabajador del
registro se detuvo, tan lento como le era posible, para
leer cada parte de su pedido de unión. Ellos solo que-
rían una fecha, después del nacimiento de los bebés,
en la que Jimin podría usar un traje tradicional, con la
tela bordada que cubriría su cabello hasta sus ojos, las
mangas largas y anchas que esconderían sus manos y
la amplitud del pantalón que lo haría lucir casi como
un vestido. Y Jungkook llevaría uno igual, de esos que
jamás pensó llevar, con el pecho casi al descubierto bajo
el sol del verano, tela que envolvería su cintura como un
cinturón, de esos que los alfas usaban en las guerras del
pasado, y un par de pantalones blancos llenos de dimi-
nutos símbolos de buena fortuna.

No habían hablado sobre eso, pero había visto a Jimin


buscando trajes tradicionales por internet en los últimos
días. Él ni siquiera pensaba comprar uno, solo alquilarlo
por unas horas estaba bien. Jungkook se sentó a su lado
para buscar su propio traje entonces. Era menos tela
por lo que era más barato. La imagen en la pantalla le
hizo sentir algo asustado. Su marca como alfa de la lista
negra estaría allí para que todos la vieran, pero también
lo estarían sus tatuajes, dijo Jimin, y él se calmó un poco
con eso.

El hombre le dio una vuelta a la última página. Había

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Alfa Sustituto
leído sus cartas, revisado las fotos en el baúl, leyó cartas
que Taehyung, Seokjin, Yoongi y Yoojin escribieron para
ellos. Lo leyó todo y con una mueca de pocos amigos,
como si odiara su trabajo más que a sí mismo, les buscó
una fecha en el calendario.

Jimin aplaudió mientras salían del registro. Una risa


enamorada dejó sus labios, como si viera todo a través
de tintes rosas, todo era bueno, todo.

Jungkook dejó que Jimin guardara su nueva fecha y el


certificado de unión que acababan de recibir aprobado
en su billetera, para no perderlos. Tiró de su mano len-
tamente hacia las escaleras que los llevarían al exterior.
Tenían otras cosas que hacer.

—¿Una tienda de dormir? —Jimin se detuvo a mirar


las opciones—. ¿Para qué queremos una?

Jungkook tomó la más grande que encontró, sufi-


ciente como para diez personas. Era cara, pero le du-
raría muchos viajes y eso era lo que a él le importaba.
Agregó al carrito una más pequeña para lo que tenía en
mente.

—Para llevar a Hansol y los cachorros de viaje. ¿No te


hablé sobre esto? Tal vez se lo conté a Jina.

Jimin se quedó quieto mientras Jungkook tomaba un


par de linternas y las agregaba al carrito también.

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Alfa Sustituto
—Jungkook, no quiero sonar grosero, tú sabes que yo
amo más que nadie que quieras tener una relación con
tus cachorros, ¿pero no crees que estás yendo un poco
rápido? ¿Hablaste esto con Hana o Seokjin?

Jungkook se detuvo para inspeccionar unas bolsas


de dormir. Estaba seguro de que los cachorros podrían
tener algunos así que prefirió un colchón inflable que
todos podrían disfrutar. Jimin pareció un poco más
alarmado.

—No, pero sé que dirán que sí. No te preocupes, no


es para este fin de semana, todavía tengo tiempo de ha-
blar con ellos y convencerlos de dejarme llevar a los pe-
queños a una aventura.

Jimin suspiró, acabó por rendirse y ayudó a Jungkook


a encontrar todo lo que buscaba, incluyendo cañas de
pescar.

—¡Para atrapar nuestra propia comida!

Se emocionó. Jimin no pudo más que reír como si


pensara que el alfa era un desastre.

Jimin despertó a una hora inhumana ese fin de se-


mana. Jungkook le ofreció algo de comer, algo liviano
y sin mucho sabor y, con él todavía dormido, lo ayudó

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Alfa Sustituto
a subirse al coche mientras Jina guardaba cosas en el
baúl. Él se restregó los ojos mientras Jungkook le colo-
caba el cinturón de seguridad.

—¿Qué está sucediendo?

Preguntó con un bostezo. Jungkook acabó por salu-


darlo con un beso.

—Vamos a una aventura. No es el babymoon que so-


ñaste, pero es el que puedo darte.

Sonrió. Jina los despidió en la puerta de la casa con


la promesa de cuidarla bien y no tocar el nido de Jimin.

Jungkook condujo en silencio la mayor parte del viaje,


todavía estaba oscuro y solo la música de la radio y los
suaves ronquidos de Jimin llenaban el coche.

—¿Dónde estamos?

Jimin despertó poco a poco, sorprendido y confun-


dido. Jungkook aparcó frente a una hermosa imagen del
mar bajo el sol saliente que se merecía una fotografía.

—Estamos en la playa, para el babymoon. ¿Estabas


tan dormido que no me escuchaste? —Jungkook negó
con la cabeza suavemente—. Te traje al Butterfly Beach

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Alfa Sustituto
Hotel, para pasar un tiempo junto al agua, bajo el Sol.

Jimin abrió la puerta del coche todavía sin creér-


selo. Pestañeó un par de veces al bajar. Jungkook rodeó
el coche a toda velocidad, abrió el baúl para bajar los
bolsos que preparó antes, con ropa para ambos y cosas
que necesitarían en caso de emergencia. Jimin tomó su
mano cuando estuvieron lo suficientemente cerca.

—Tengo hambre.

Comentó. Jungkook rio y lo llevó dentro de la recep-


ción para avisar de su llegada. Sacó de su mochila gi-
gante un bento box que él mismo preparó la noche ante-
rior y dejó que Jimin se sentara en el sofá de recepción a
comer mientras él solucionaba todo lo demás.

Se sentaron allí a ver las olas ir y venir, sacudidas por


el viento matinal. Jimin acabó de comer y guardó las
sobras para luego en el bolso de Jungkook. Se encami-
naron al ascensor tomados de las manos. Jimin todavía
lucía un poco fuera de sí. Cuando alcanzaron la habita-
ción acabaron por dormir un par de horas más, hasta el
desayuno, abrazaditos bajo las mantas.

Jungkook llenó su plato de todos los manjares del bu-


ffet, Jimin rio al verlo, pero lo imitó un poco después.

—Es como si nunca hubiésemos comido en nuestra


vida.

Se burló mientras comían del plato del otro. Jungkook

472
Alfa Sustituto
asintió un par de veces.

—No he comido desde anoche, que es casi lo mismo.

Hablaron sobre el lugar. Jimin preguntó qué hacían


allí, de nuevo, y Jungkook le contó sobre su plan de llevar
a Jimin a la playa y pasar un tiempo allí, con él, a solas.
Sin Jina olisqueándolo todo. Jimin se sonrojó, pero lució
coqueto, como siempre.

—Dijiste que extrañabas el sol y volver bronceado del


exterior. No puedo llevarte a Hawaii, pero puedo darte
estas pequeñas vacaciones.

Jungkook le sonrió y Jimin se inclinó hacia adelante


para limpiar la salsa de soja de sus labios.

—Esto es mejor que Hawaii.

Dijo y sonó convencido aunque Jungkook pensaba


que eso era una locura.

Luego de comer se cambiaron a ropa más cómoda y


Jungkook sostuvo la mano de Jimin mientras bajaban
hacia la playa paso a paso con la pequeña tienda de
dormir bajo un brazo y un par de toallas. Jimin se sentó
en el lugar que eligieron, cerca pero no tanto que el mar
les fuera abrumador y observó cómo Jungkook colocaba
la tienda en el piso para que ambos entraran dentro.

473
Alfa Sustituto
—Para protegerte del sol.

Dijo él. Jimin colocó una toalla en el suelo y se animó


a sacarse la camiseta de un tirón. Jungkook se sentó a
su lado, él no podía hacer lo mismo, pero Jimin se veía
tan bien de esa forma que no dudó cuando este le pidió
que esparciera bronceador por su piel, en especial su
abdomen, hasta que ambos rieron por ello.

Jimin intentó quitarle la camiseta en algún punto,


la tomó de un bordé y tiró hacia arriba, pero Jungkook
no pudo hacerlo. No con la marca sobre su pecho tan
clara y peligrosa como siempre. Dejó que Jimin cuidara
de sus brazos y cuello, rostro también, pero se negó a
mostrarse por completo cuando la gente pasaba frente
a ellos con curiosidad.

Tomaron sol por un rato largo. Esa mañana no hacía


frío, la primavera se acercaba lentamente. Él sostuvo la
mano de Jimin cuando intentó convencerlo de entrar al
agua. Jimin cedió en algún punto, no muy seguro de si
por su baile de la victoria o su sonrisa. Empujó a Jimin
hacia el agua, hasta que esta le cubrió el vientre y él
insistió en practicar las cosas aprendidas en clases de
parto allí, como respirar y besarse.

Jungkook masajeó sus pies una vez más esa noche,


luego de una cena que los dejó a todos más gordos de lo
que ya estaban. Solo se animó a deshacerse de su camisa
cuando estaban solos, porque Jimin ya lo había visto, ya
había besado la sentencia en su piel, ya le había dicho
que no le importaba.

474
Alfa Sustituto
🐾

Recorrieron el pueblo alrededor de la playa al día si-


guiente. Jimin compró un par de cuadros para la habita-
ción de los bebés y Jungkook pidió a un artista callejero
que pintara a dos cachorros sentados en la Luna para
poner en la suya, también se llevaron bajo el brazo un
bonito retrato de ambos sosteniendo el vientre de Jimin
en forma de caricatura de parte de otra persona.

Jimin pidió volver al mar por la tarde, tomaron sol al


punto en que Jungkook tenía las marcas de la camiseta
en los brazos. Jimin se sintió mal por eso luego.

Jungkook llevó a Jimin a un restaurante especial para


la última cena. Escucharon música tradicional mientras
comían los mejores platos de sus vidas y al final, aca-
baron por bailar una canción lenta en el medio de la
pista, pecho a pecho aunque los bebés lo hacían difícil.

Jungkook condujo de vuelta durante la noche, con la


risa todavía pegada en la boca y el corazón latiendo a
ritmo de amor tradicional. Nadie preguntó si estaban
juntos o dudó de su relación, más que nada porque no
los conocían y no sabían lo que se escondía bajo su ca-
miseta. Jimin se mantuvo despierto solo para cantar
canciones con él, hasta que el sueño lo venció y acabó
por cerrar los ojos por un momento.

475
Alfa Sustituto
52. VEINTICINCO SEMANAS

Jimin no podía dormir. Jungkook le escuchaba levan-


tarse al baño a cada rato y luego sollozar cosas como
«tus hijos están matando a mi vejiga». Jungkook no
tenía cómo solucionarlo, así que acabó por quedarse
despierto tanto tiempo como él, hablando sobre tonte-
rías, discutiendo cosas sobre los bebés, cosas que iban
muy lejos en el futuro.

—Les llevaremos a la guardería. —Dijo Jimin—. Yo


no pienso estar sin trabajar por mucho tiempo y además
quiero dar esos exámenes lo antes posible.

Jungkook suspiró, a él no le gustaba mucho la idea de


dejar a los bebés con extraños, lo que era ilógico porque
él trabajó con bebés de extraños antes.

—Escucha, si no te gusta puedes dejar de trabajar tú


y cuidarlos.

Jungkook frunció el entrecejo ante el tono de voz de


Jimin.

—Yo gano más dinero que tú, para empezar, y para


terminar, sabes que me encantaría pasar el día entero
con ellos y que me paguen por eso.

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Alfa Sustituto
Jimin suspiró.

—Lo siento, estoy de mal humor. Yo sé que te encan-


taría cuidar de los bebés, también a mí, pero no quiero
que se lleven mi vida tampoco como le pasó al pobre de
Yoongi. Está estresado todo el tiempo.

Jungkook acabó por aceptar una guardería, pero de-


cidió que hablaría con su jefe para acomodar los ho-
rarios que tenía de forma en que él podría pasar más
tiempo con los bebés que un extraño. Jungkook no tenía
miedo de adaptar su vida a los pequeños, él los quería
más que nadie, incluso más que Jimin. O tal vez Jimin era
más emocionalmente maduro que él.

Jina caminaba frente a ambos en el mercado esa tarde,


iba con un par de chicas del GAASM y Jungkook se sintió
como un padre orgulloso al verlas reír y emocionarse
con cosas pequeñas que querían comprar para Jimin.
Una de ellas hablaba sobre un trabajo que podían hacer
cuando Jina dijo que se había anotado a las clases de alfa
sustituto del año siguiente. Jungkook se atragantó con
su propia saliva.

—¿Tú hiciste qué?

Preguntó mientras Jimin miraba un par de pantalones


nuevos y unas remeras de manga corta algo grandes. El
mundo pareció detenerse.

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Alfa Sustituto
—Quiero utilizar esto que tengo para ayudar a otros.
—Dijo ella con un encogimiento de hombros—. Quiero
ser como tú.

Jungkook intentó luchar con el halago para hacerse


de la verdad allí entre sus palabras.

—Jina, no todos los alfas sustitutos acaban con un


omega enamorado. Es una profesión muy dolorosa que
puede arruinar tu vida si no lo haces bien. Pensé que
ibas a volver a la Universidad.

Ella bufó y puso los ojos en blanco. Jungkook casi dio


un paso hacia atrás, ya podía imaginar a sus otros ca-
chorros haciendo lo mismo y no le gustaba nada.

—No lo hago para conseguir amor, lo hago por amor


al arte. —Dijo y él frunció el entrecejo—. Lo hago
porque he visto lo que tú haces y lo feliz que hiciste a
mi hermano...

Jungkook dejó de escucharla. Tomó su teléfono y


buscó algo en una aplicación. Ella se detuvo para pres-
tarle atención. Él empujó el aparato a sus manos.

—Eso es ser un alfa sustituto, Jina. No es un juego, no


es todo rosa y bello. Es mucho dolor, el nivel más alto
de suicidios del país. Tienes que que quererte mucho
u odiarte mucho. Conocerás a personas increíbles y te
enamorarás de sus bebés solo para dejarlos ir, tal vez si
tienes mi suerte los verás cada tanto, o pasarás años sin

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Alfa Sustituto
saber si están vivos o no. Ya tienes el GAASM de tu lado,
piensa muy bien esta decisión.

Ella observó las gráficas en el teléfono de Jungkook


antes de devolverlo con una mueca. Ahora un tanto en-
fadada pero su decisión tembló.

—¿Tú no volverías a hacerlo si pudieras?

Preguntó. Jungkook escuchó a Jimin pagar por algo


en el fondo.

—Todos los días si volviese en el tiempo, pero tienes


que entender que yo no tenía una razón para seguir vivo.
No tenía a nadie, absolutamente nadie. Vivía porque
la Luna no me dejaba morir. Tu tienes a Jimin, y a tus
nuevas amigas y a mí. No tienes que sufrir de la misma
forma en que yo lo hice, puedes volver a la Universidad
y tener una vida mejor. Nadie tiene que saber que estás
en la lista negra.

Ella se mordió el labio inferior y cuando Jimin acabó


de comprar se alejó con sus amigas con rostro pensa-
tivo. Jimin sostuvo la mano de Jungkook con fuerza, tiró
de él para besar una de sus mejillas.

—Gracias.

Susurró y él supo que no era necesario decir nada


más.

479
Alfa Sustituto
🐾

Un beso. Jungkook acarició el vientre de Jimin y volvió


a besarlo. Un playlist dulce y suave sonaba de fondo,
Jina comía palomitas en el sofá mientras miraba una pe-
lícula. Jungkook hablaba con sus bebés en la cama.

—Y entonces podremos ir en una aventura con todos


sus... primos, supongo que son primos, pero se sen-
tirán como hermanos. El plan es acampar en el bosque,
pescar, jugar en el pasto como cuando yo era pequeño.

Jimin le acarició el cabello con un suspiro. Comen-


zaba a quedarse dormido allí sentado con Jungkook
abrazado a su cintura.

—Ellos serán muy pequeños para jugar en el bosque,


cariño.

Rio. Jungkook volvió a besar su vientre.

—Hablaba a futuro, cielo, para cuando puedan ca-


minar. Ah, ¿cuánto falta para eso? No puedo esperar a
jugar con ellos.

Jimin le dio un empujón con diversión.

—Tienes que calmarte. Disfruta de esta etapa hasta


que llegue la otra. Este es nuestra única semana veinti-
cinco de embarazo, disfrútala también. En serio, nece-
sitas respirar, Jungkook, no me gustaría que te lamentes

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Alfa Sustituto
luego no haberlo disfrutado lo suficiente. Tal vez debe-
ríamos invitar a Hansol y los cachorros este fin de se-
mana para que puedas pasar tiempo con ellos.

Jungkook asintió, dejó una marca de su mejilla en el


vientre de Jimin.

—Quiero pasar tiempo contigo y con mis bebés


ahora. Quiero cantarles una canción a los tres. De hecho,
espera. —Se puso de pie y buscó una canción en el telé-
fono. Luego, con una sonrisa, ayudó a Jimin a ponerse de
pie para bailar—. Permíteme esta pieza, Jimin.

Bailaron en sus pijamas alrededor de la cama mien-


tras Jungkook cantaba la canción dramáticamente con
Jimin entre sus brazos y Jimin reía a carcajadas, ojos pe-
queños llenos de amor.

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Alfa Sustituto
53. VEINTISÉIS SEMANAS

Dieron una vuelta por la sala de paternidad esa ma-


ñana. Jimin visitó la que sería su habitación en unas se-
manas y habló con los doctores para acordar una fecha
para el nacimiento. El número y el mes en el papel entre
sus manos le causó ansiedad. Jungkook no podía dejar
de mirarlo. Ese día entraría con Jimin de la mano al hos-
pital, tal vez riendo nerviosamente, y saldrían días des-
pués con un par de bebés hermosos en brazos.

A veces no podía creerlo.

Se sentaron en Magic Shop a por un especial panza


feliz. Jungkook acariciaba a un gatito negro sobre su re-
gazo mientras hablaban sobre ese día. Jimin tomó un
sorbo de agua nervioso.

—Jina y Taehyung tienen que estar allí,


definitivamente.

Dijo. Jungkook asintió, el gatito ronroneó


intensamente.

—Ya, Yoojin y Yongguk también. Al menos ellos dos si


los demás no pueden.

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Alfa Sustituto
Jimin se sorprendió cuando fue visitado por un par
de gatitos blancos y dejó que se acomodaran alrededor
de su vientre con una risa.

—Estaba pensando que tal vez Yoojin y Taehyung po-


drían ser los padrinos de Jungtae y Jina y Yongguk los de
Jungmin. —Dijo él con un chistido—. También pensé en
Seokjin, ya sabes... pero es tu decisión.

Jungkook apretó los labios mientras pensaba.

—Ellos son una buena idea. Supongo que Hansol no


puede ser el padrino de uno de ellos, ¿por qué se me
ocurrió eso? —Jimin hizo una mueca—. Lo siento, creo
que tengo una unión especial con Hansol porque es mi
primer cachorro. Y ahora que volví a verlo lo extraño
más que antes.

—Lo sé, lo sé. —Jimin suspiró—. Pero estamos ha-


blando de tus bebés ahora. Bebés ahora, Hansol luego,
¿sí?

Jungkook asintió e hizo los pensamientos sobre el


que se sentía como su hijo a un lado para hablar sobre
el día del parto y sobre los miedos que Jimin encontró
en el fondo de su mente y no sabía que tenía.

—Es una pena que mis padres se pierdan de esto. —


Jimin masticó un poco de comida sin ganas de mucho—.
¿Puedes creer que ninguno de nuestros padres estarán
para ver un momento tan importante en nuestras vidas?

483
Alfa Sustituto
Jungkook podía, podía creer tantas cosas en esos
momentos.

Esa tarde le dio vueltas a su teléfono una y otra vez


antes de decidirse a apretar el botón de llamar. Sonó y
sonó y al último momento, con el corazón en la boca, al-
guien contestó. Jungkook ya casi ni recordaba el sonido
de la voz de su madre y cuando ella lo saludó le sonó
como una extraña.

—Habla Jungkook, tu hijo Jungkook.

Dijo. Ella pareció moverse incómoda, sin saber qué


decir y él decidió no darle tiempo de eso. Tomó aire des-
pacio y soltó todo lo que quería decir con un suspiro.

—Llamaba para decirte que estoy mucho más feliz


que antes. Encontré a alguien que me quiere y que
quiere que lo marque y estamos esperando dos bebés
que no llevan mi sangre pero son míos de todas formas.
Tendré un nuevo trabajo pronto y todos los cachorros
a los que cuidé durante estos últimos años me llaman
tío ahora y me llaman seguido para dejarme saber que
piensan en mí. Creo que es una pena que te pierdas de
todo esto solo porque no sabías qué hacer con verme
en la lista negra. Lo siento mucho por ti. Llamaba para
decirte eso, lo siento mucho por ti. No tienes que decir
nada solo...

Cortó y sintió que le temblaban las manos cuando


Jimin apareció en la habitación como llamado por sus

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Alfa Sustituto
emociones, para envolverlo en un abrazo apretado.

—Está bien, todo estará bien.

Jimin no sabía cuál era el problema, pero aún así


quería darle su apoyo y eso se sentía como mucho más
de lo que su familia había hecho en su vida.

Ese domingo todo iba bien. Jungkook caminó por la


sala mientras observaba lo que sucedía, cómo Yoojin en-
señaba a Namjoon a trenzar el cabello de Jinhee, como
Yongguk le mostraba sus tatuajes a Jinhwan y Jiwoo y
les explicaba sus significados, como Seokjin y Yoongi
hablaban sobre algo con Hoseok y Jina y Taehyung to-
maban fotografías el uno del otro.

Jimin jugaba con uno de los piececitos de Minsoo,


sentado en una silla para bebé, mientras hablaba con
Hansol sobre la obra de teatro que tendría al final del
curso. Le verían bailar y actuar también, pero más que
nada bailar y Jungkook se emocionó con solo pensarlo.

Yongguk llamó su atención al decir su nombre y él se


detuvo en mitad de un paso y un bocado de un dulce que
Seokjin trajo para compartir, para mirarlo.

—El tío Kook también tiene tatuajes. Yo los dibujé.

Dijo él y los niños corrieron a su encuentro enseguida.

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Alfa Sustituto
Jungkook dejó la comida sobre la mesa de la sala para
levantarse una manga y mostrar desde su hombro hasta
una muñeca. Apuntó a cada diseño para mostrárselos.

—Este árbol es Jinhwan, esta luna es Jinhee, esta es-


trella es Jinwoo. —Ellos parecieron encantados de verse
dibujados allí, aunque no comprendían lo que eso signi-
ficaba—. Estos dos pájaros aquí son Minsoo y Minwoo.

Hansol se acercó despacio, jugaba con sus manos y


parecía triste de pronto. Jungkook movió la tela de su
ropa para mostrarles un pequeño pie de bebé.

—Y este es Hansol. Los demás son solo diseños bo-


nitos que se le ocurrieron al tío Yongguk y dejé que los
tatuara en mí. No tienen significado. Pronto tendré que
hacer dos más para Jungmin y Jungtae. ¿Qué creen que
deberían ser?

Jinhee levantó la mano enseguida y gritó.

—Patitas. —Jungkook le sonrió, sonaba como una


buena idea—. Patitas de bebé lobo.

Jimin asintió varias veces desde el sofá.

—Apruebo. Yo también quiero. Yongguk, ¿puedes ta-


tuarme patitas de bebé lobo en el vientre luego de que
nazcan?

Yongguk dijo que podían hablar al respecto, cuando

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Alfa Sustituto
los niños comenzaron a gritar que ellos también que-
rían. Jungkook rio.

Patitas de bebé lobo 🐾

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Alfa Sustituto
54. VEINTISIETE SEMANAS

Se reunieron en el parque. Era algo que Jungkook


no esperaba pero se divirtió pateando el balón entre
Hansol, Jinhwan, Jinhee, Jinwoo y Yongguk. Yoojin se les
unía esporádicamente con un grito de guerra al igual
que Hoseok. Ellos reían mientras los demás comían y
bebían jugo de frutas bajo un árbol. Jimin y Jina qui-
sieron volver temprano, Jimin estaba dolorido esa tarde
por lo que Jungkook se despidió de los niños y llevó a
Hansol consigo. Hana lo había dejado a su cuidado esa
mañana cuando él salió de clases.

Cuidó de Jimin durante los primeros minutos mien-


tras Hansol y Jina miraban una película en el televisor.
Ayudó a Jimin a sentarse en la tina con agua tibia a su
alrededor para calmar el dolor. Él soltó un sonido, una
mezcla entre dolor y placer y cerró los ojos como si
fuera a quedarse dormido allí.

—No voy a llegar a la fecha así. —Murmuró—. Nadie


dijo que iba a estar tan cansado. Esto es hermoso y do-
loroso a la vez. Mátame.

Jungkook se sentó junto a la tina, le echó agua sobre


el vientre con una mano y una risa sin aire.

—Daría todo por poder tomar tu dolor. Si estuvieras

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Alfa Sustituto
más cerca del nacimiento te mordería y arriesgaría,
pero con veintisiete semanas los bebés sufrirían si
nacen ahora.

—Lo sé.

Jimin recostó la cabeza contra la pared y dejó que


Jungkook le echara agua por arriba y le acariciara la piel
suavemente para calmar sus quejas.

—Vamos, Hansol, dile adiós al tío Minnie. Es hora de


llevarte a casa.

Jungkook se cargó la mochila del pequeño al hombro


y lo empujó camino a la habitación donde Jimin descan-
saba en esos momentos. Jimin lo recibió con un abrazo
y besó a Jungkook con la promesa de que no se tardaría.

Escucharon canciones de Disney en el camino, las que


le gustaban a Hansol, y cantaron juntos durante todo el
recorrido. Jungkook lo miraba por el espejo retrovisor
de tanto en tanto para asegurarse de que estuviera bien.

Estaban a mitad de camino cuando notó las luces de


un coche de policía detrás y el corazón le dio un vuelco.
Jungkook nunca tuvo problemas antes, pero desde el
tema con los padres de Jimin tenía miedo. Debería de
haber traído a Jimin con él.

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Alfa Sustituto
Estacionó en el espacio más cercano y apagó el coche.

—¿Qué pasa?

Hansol intentó girarse en su silla. Jungkook respiró


despacio.

—Nada malo, ¿de acuerdo? El oficial va a acercarse a


pedir un montón de papeles y podremos volver a casa.
Solo relájate y sonríe para el oficial, por favor.

El corazón le latía rápido mientras buscaba la infor-


mación del coche y la suya propia en la guantera. Un par
de hombres se acercaron a la ventana y lo saludaron
para avisarle que solo era una detención de rutina. Jun-
gkook se acomodó las mangas del suéter sobre las mu-
ñecas para cubrir sus marcas y cuidó que no se le vieran
los tatuajes.

—¿El cachorro es tu hijo?

Preguntó uno, probablemente porque Hansol y Jun-


gkook no se parecían en nada. Él negó con la cabeza.

—Es mi sobrino, voy a llevarlo a su casa justo ahora.

El hombre sonrió, saludó a Hansol con una mano y


él le devolvió el gesto. Estiró su identificación para de-
volvérsela. Jungkook estiró una mano para tomarla y
las marcas en su piel brillaron bajo la luz de la linterna.
Dejó de respirar por un momento. Y luego todo pasó

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Alfa Sustituto
muy rápido, ya no habían bromas ni sonrisas, solo los
gritos que le pedían que bajara del coche y los de Hansol
aterrado por todo lo que estaba sucediendo.

Jungkook dejó que lo empujaran contra el coche sin


poner resistencia, no podía permitirse algo cómo eso.
Dejó que lo esposaran una vez más y que lo empujaran
hacia la patrulla, solo se giró cuando Hansol llamó su
nombre.

—Está bien, Hansol, ellos te llevarán con tu madre. Lo


siento mucho, dile que lo siento mucho.

Se le había olvidado que él no podía hacer muchas


cosas normales. Hansol esperó cuando pedían otro
coche para llevarlo. Lloraba y a él se le rompió el co-
razón con solo verlo. Se murió de pena y vergüenza.

—¡Quiero mi llamada!

Gritó. Estaba mareado y las heridas en sus muñecas


sangraban y dolían. Pensó en Jimin y en Hansol y quiso
llorar pero esa vez el veneno no le dejaba hacerlo.

—¡Quiero mi llamada! Tengo a un omega embarazado


y preocupado esperando por mí en casa.

Se sacudió en el asiento dentro de la celda y las ca-


denas en sus esposas chocaron contra el material al que

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Alfa Sustituto
lo habían atado. Ellos deberían de pensar que él era
realmente fuerte al guardarlo bajo tanta protección.

—¡Dije que quiero mi maldita llamada!

Volvió a hacer ruido, sacudiendo las esposas hasta


que alguien golpeó los barrotes frente a él con una
porra. De tener más fuerza en su cuerpo Jungkook hu-
biese roto las cadenas, pero el veneno en su sangre solo
le hacía temblar, sudar y sentir que estaba a punto de
desmayarse y morir. Le inyectaron demasiado, incluso
más que la vez anterior.

—Solo quiero mi llamada. —Se dejó caer a un lado


hasta que su cabeza cayó en el asiento de junto—. Jimin
debe de estar asustado. Si le sucede algo será tu culpa.
Hansol es mi sobrino, llama a su madre y date cuenta
de que ella sabía que estaba conmigo. Llama a Jimin y él
te dirá la verdad. Dame mi llamada. Solo porque estoy
en la lista negra no quiere decir que sea un criminal.
¿Cuántos criminales completos conoces tú?

Nadie contestó. Podía escuchar un teléfono que so-


naba sin encontrar un oído que lo atienda. Jungkook
comenzó a sentirse más y más mareado hasta que el
veneno lo obligó a doblarse y vomitar. Ellos lo dejaron
descansar con los contenidos de su estómago en el suelo
con poca importancia. Jungkook se juró que les denun-
ciaría hasta a sus abuelas por esa discriminación.

El sonido de pasos acelerados lo despertó. Alguien se

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Alfa Sustituto
precipitó dentro de la comisaría y Jungkook conocía el
sonido de su corazón. Los escuchó hablar, preguntar por
él, decir que tenían noticias de que él estaba allí.

—¡Jimin! —Gritó desde la celda y volvió a sacudir las


esposas—. Estoy aquí, Jimin. Me dieron acónito y me de-
jaron dormir con mi vómito.

Los barrotes volvieron a ser golpeados y luego un es-


cándalo se armó del otro lado con oficiales que juraban
estar haciendo su trabajo y un muy enojado Minjae que
prometía quedarse con todas sus vidas en una mano.

Jimin apareció frente a sus ojos poco después. Se cu-


bría la boca con las manos, asustado y asqueado por
toda la situación. Un oficial le abrió la celda de mala
gana y le quitó las esposas antes de desaparecer. Jimin
intentó abrazarlo, pero luego vio la sangre que caía de
sus manos y no pudo más que dar dos pasos hacia atrás,
por los bebés, para protegerlos del veneno.

—Minjae va a encargarse de que esto no vuelva a


suceder. La próxima vez que lleves a Hansol a su casa
no seré tan inocente e iré contigo. No sabes lo asustado
que estaba, Jungkook, son las tres de la mañana y no los
encontrábamos ni a ti ni a Hansol. Hana casi me mata
por teléfono. No llores, esto no es tu culpa, cariño, esto
es culpa de la sociedad que juzga solo con ver y sin co-
nocer. Vamos, Minjae te sacó de aquí. Deberíamos pa-
garle esta vez y no dejar que Taehyung lo haga.

Yongguk entró en la celda poco después y junto a


Yoojin le ayudaron a salir de la estación de policías,
mareado y confundido. Jungkook se giró para vomitar

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Alfa Sustituto
en un bote de basura y luego se sentó en un muro pe-
queño que había afuera para dejar que sus amigos les
curaran las heridas. Estaban furiosos, tanto que podía
ver los colmillos sobre el labio inferior de Yoojin en esos
momentos.

—¿Cómo está Hansol?

Preguntó. Jimin se acurrucó contra su espalda y besó


una de sus mejillas para demostrarle que estaba allí.

—Está asustado pero bien. Hana pidió que lo lla-


maras por la mañana para dejarle saber que estás bien.
Estaba preocupado por ti. Le explicamos lo que sucedió
y él entendió que no es tu culpa, que la policía estaba
equivocada. Está enfadado con ellos, pero no contigo.
Respira, Jungkook. —Besó su cabello—. Acaban de en-
venenarte por segunda vez en un año. Ellos en verdad
deben de pensar que eres muy fuerte. Siento mucho que
pasaras por esto.

Jungkook giró un poco el rostro para besar una me-


jilla de Jimin mientras los otros alfas apretaban vendas
sobre sus heridas.

—Siento mucho preocuparte. Les pedí mi llamada


pero se negaron a dármela. Quería decirte dónde estaba
y lo que estaba sucediendo. Lamento mucho que esto
sea parte de salir conmigo.

Jimin le dio un empujón.

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—Esto no es parte de salir contigo, es parte de esta
sociedad de mierda. No es tu culpa y no volverá a su-
ceder cuando Minjae acabe con todos ellos.

Taehyung apareció poco después con el abogado. Él


se acercó para hablar con Jungkook sobre lo sucedido y
prometió que se encargarían de que no volviera a pasar,
por él y por Hansol. Jungkook le sonrió.

—Taehyung debería pagarte por esto con una cita,


propongo Magic Shop, a mi cuenta.

Taehyung chilló.

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Alfa Sustituto
55. VEINTISIETE SEMANAS

Lo primero que hizo fue dejar que el niño corriera


a sus brazos sin pensarlo. Hansol se aferró a sus hom-
bros cuando Jungkook lo levantó del piso para darle una
vuelta en el aire. Él sollozaba bajito sobre pecho.

—Estás bien, tío Kook.

Soltó él contra su piel. Jungkook se agachó para sol-


tarlo en el suelo una vez más, pero no lo soltó.

—Tú estás bien también, estaba preocupado por ti.


Siento mucho lo que pasó. —Alejó un poco a Hansol
para mirarlo a los ojos—. ¿Quieres hablar sobre ello?

Jimin se acercó a ellos para saludar al pequeño mien-


tras Hansol asentía y con el permiso de Hana en su telé-
fono ambos tomaron las manos del pequeño para dejar
la escuela camino a un restaurante.

No era Magic Shop pero era un restaurante familiar


y eso era suficiente. Hansol pidió un montón de patatas
fritas y una hamburguesa con mucho queso. Jungkook
rio al notar que él pedía lo mismo. Jimin se las encargó
para conseguir algo más saludable para él. Se le anto-
jaba comida tradicional, pero en el restaurante le dieron
lo que podía.

496
Alfa Sustituto
—La otra noche no quería dejarte, Hansol.

El niño asintió mientras le daba un mordisco a su


hamburguesa.

—Lo sé. El tío Minnie dijo que fue por el oficial.

Jungkook le dio vueltas a las papas en su plato.

—Sí, lo fue. Es que... ¿tú sabes lo que quiere decir


estar en la lista negra? —Preguntó. Hansol negó con la
cabeza varias veces—. Bueno, es como una enfermedad
que hace que yo y algunos de mis amigos no podamos
tener cachorros, entonces, muchas personas no nos
quieren y no podemos tener manadas.

Hansol lució triste de repente mientras masticaba.

—Yo te quiero, tío Kook.

Dijo y su corazón se desarmó en el pecho al tiempo


en que Jimin soltaba un sonido adorable.

—Yo también te quiero, bebé. Pero, ¿cómo decirlo?


Antes de que tú nacieras, tu mamá estaba muy solita así
que me pidió ayuda para poder traerte a este mundo,
¿entiendes? Ese era mi trabajo, igual que con el tío Jimin
antes de que se enamorara de mí. ¡Auch! Y de que yo
me enamorara perdidamente de él también, cielos. —
Hansol rio al ver a Jimin golpear a Jungkook una vez

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Alfa Sustituto
más—. Yo cuidaba de otros porque no puedo tener mi
propia manada. Ahora tengo una porque Jiminnie me
quiere y porque tú me quieres también. Pero existen
personas, como esos oficiales, que creen que las per-
sonas como yo somos peligrosas y malas porque no nos
entienden.

Hansol mordió un poco más de su hamburguesa y se


dio el tiempo de tragar antes de hablar.

—¿Esas personas que creen que el tío Yongguk no


puede ir a la escuela porque es malo?

Preguntó. Jungkook asintió con pena.

—Esas personas que no saben de lo que hablan.

Hansol exhaló aire con fuerza y golpeó la mesa con


un puño.

—¡Ellos son malos!

Dijo. Jungkook sostuvo su mano y acarició allí donde


se hizo daño antes de soltarlo para despeinarle el
cabello.

—Lo son, cielo. —Jimin le acarició el otro brazo con


seguridad—. Ellos no conocen a personas como el tío
Kook, por eso creen lo que otros dicen. Tenemos que
cuidar del tío Kook cuando otros le miran feo, así como
él nos cuida a nosotros. Y si les sucede a otras personas

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Alfa Sustituto
en la lista negra tenemos que intentar ayudarlos porque
ellos no pueden defenderse de los oficiales.

Hansol se lo tomó muy a pecho.

499
Alfa Sustituto
56. VEINTIOCHO SEMANAS

Esa mañana Seokjin necesitaba aire y tiempo para


ir a trabajar. Jungkook aceptó cuidar de los cachorros
enseguida y Jimin se sintió mal por el omega que co-
menzaba a sufrir los síntomas del primer trimestre. Los
bebés dormían en sus respectivos asientos en el coche
de Jungkook cuando él aparcó frente a la casa. Jina lo
ayudó a bajarlos uno a uno y, todavía poco despiertos,
los encaminaron a la sala para sentarse sobre almoha-
dones frente la pequeña mesa.

Jimin acercó el desayuno para todos. Seokjin le ad-


virtió que los pequeños se rehusaron a comer antes,
ellos tenían un paladar muy particular. Pero Jimin adi-
vinó que les gustaba el arroz con verduras y carne. Con
el sueño que tenían Jungkook acabó dándoles comida a
cucharadas a más de uno y Jimin lo imitó poco después
para que ellos no lloraran.

Esa mañana tenían que ir al hospital una vez más y


Jungkook negoció un paseo por el parque con los ca-
chorros luego. Jimin se subió al coche primero con toda
la información que tenía que llevar para sus doctores
mientras Jungkook sentaba a cada bebé en su sillita.
Les recordó que tenían que comprar dos para Jungmin
y Jungtae, pero no se distrajeron mucho en eso sino en
la música que Jungkook consiguió pasar de su teléfono
a la radio para que los bebés cantaran sobre colores y
coches y animales.

500
Alfa Sustituto
En esos días Jimin recibía muchas patadas, los bebés
se movían mucho y Hwang Mi decía que también sufrían
de hipo a veces, lo que resultaba en sobresaltos para
Jimin. Los bebés los acompañaron a la consulta, Jinhee
se sentó en el regazo de Jungkook para observarlo todo
mientras que los doctores consiguieron sentar a los
otros dos en la camilla y distraerlos con trucos de magia
baratos.

Jimin comenzaría a ver a sus doctores más seguido


ahora, solo para consultas que les aseguraran llegar la
fecha decidida. Hwang Mi le pidió que contara las pa-
tadas y movimientos, probablemente diez cada dos
horas. Jimin tomó nota de eso y dejó que Jungkook ayu-
dara a los niños a bajar de la camilla antes de encami-
narse fuera de la consulta.

Era extraño ahora que parecían ser más, pero era bo-
nito. Jungkook pensó que Jimin se veía algo melancólico
de pronto, al ver a los niños correr frente a ellos y no
pudo evitar sentirlo también antes de correr detrás de
ellos.

Era lindo ser una gran familia. Jungkook pateó el


balón despacio para que Jinhwan lo atrapara en sus
manos y lo empujara hacia Jinwoo. Jinhee comía man-
zanas con Jimin bajo un árbol, acurrucada sobre su
vientre para sentir a los bebés patear. A veces tocaba
donde ellos se movían sorprendida de que estuviera allí
y les preguntaba cuándo iban a salir a jugar. Jimin reía.
Se veía cansado, pero no parecía desear dejar el parque

501
Alfa Sustituto
en cualquier momento.

Jungkook se llevó a los chicos a comprar un té en la


cafetería de enfrente. Sintió miedo en el momento en
que Jimin no estuvo allí y luego de cruzar la calle soltó
las manos de ambos en caso de que algo malo sucediera
de nuevo. Él sabía que solo tenía que gritar y Jimin apa-
recería tan rápido como podía esa vez.

Jinhwan tiró de su pantalón para llamar su atención


cuando estuvieron adentro y Jungkook aceptó levan-
tarlo en un brazo con la condición de que no movieras
las bandas que protegían sus heridas. Jinhwan jugó cu-
riosamente con una de ellas mientras él compraba un té
de frutas para Jimin, un café para él y un dulce para cada
niño, algo con fresas.

Cargó con ambas bebidas y una caja de postres en


una mano mientras tomaba la de Jinhwan en la otra,
y él a su hermano, para cruzar la calle. Luego de que
estuvieron a salvo dejó que corrieran hasta Jimin para
contarle lo que había pasado como si fuera lo más inte-
resante del mundo.

Jungkook pensó que era algo diminuto mientras le


acercaba el té a Jimin, pero a la vez, con un sorbo de su
café, se sintió como uno de esos momentos que lo hacían
sentir vivo. Algún día enseñaría a Jungmin y Jungtae a
cruzar la calle y los llevaría a comprar té para su padre
y sostendría un postre en una mano para que ellos le
dieran mordidas para una foto que enviar a Seokjin y
Namjoon.

502
Alfa Sustituto
Jimin descansaba a lo largo del sofá con una almo-
hada bajo sus caderas y una mano en la frente. Jungkook
dejó que música para los cachorros sonara en los par-
lantes y se sentó en el suelo para acariciar su vientre
y observar como los trillizos bailaban al ritmo de una
canción sobre perros.

—Diles que dejen de moverse. Creo que están pe-


leando ahí dentro.

Jungkook abrazó su vientre con un solo brazo y plantó


un beso en su piel.

—Duérmanse niños, duérmanse ya. —Cantó y Jimin


soltó un gemido cuando volvieron a patear al sonido de
su voz—. Si el viento sopa la cuna mecerá, si la rama
se rompe la cuna caerá. Pero su papá los recogerá. Los
bebés tienen sueño, quieren descansar. Papá los mira,
que felicidad...

No funcionó, pero fue un buen intento. Jimin volvió a


contar el movimiento desde el comienzo y Jungkook se
la pasó entre distraer a los trillizos con juegos y volver
para cuidar de él tanto como podía, acercarle té y co-
mida, acariciar su vientre con cremas para masaje, besar
su piel, donde los bebés parecían encontrarse, cantarles
canciones a todos los presentes.

Jimin despidió a los bebés en el sofá cuando Seokjin

503
Alfa Sustituto
y Namjoon volvieron a buscarlos. Jungkook les ayudó a
sacar las sillitas de su coche y volver a colocarlas en el
suyo antes de volver al trote. Jimin comenzaba a sacarse
la ropa en la sala, por suerte Jina estaba en el GAASM.

—Baño. Tina. Ahora.

Dijo. Jungkook se apresuró a llenarla de agua tibia y


lo ayudó a desvestirse y a sentarse en el agua caliente.
Jimin soltó un gemido en el momento en el que el agua
tocó su piel y relajó sus músculos tensos. Jungkook
deseó, no por primera vez, tomar su dolor y hacerlo
suyo hasta que el omega volviera a sentirse bien.

—¿Quieres que entre contigo?

Preguntó en voz baja para no sorprenderlo, mien-


tras le sacaba el cabello de la frente con un dedo. Jimin
se mordió el labio inferior, no parecía de humor para
mucho esa tarde, pero asintió después de un momento.
Jungkook tiró de su sudadera enseguida, la dejó caer
en el suelo al igual que todo lo demás. Movió un poco
a Jimin hacia adelante para acomodarse a su espalda,
para poder sostenerlo a él y a los bebés, para poder
pintar besos de colores sobre su nuca y hombros.

Jimin suspiró al fin algo aliviado. Era algo increíble-


mente íntimo, más íntimo de lo que Jungkook había dis-
frutado en su vida hasta el momento, pero la presión se-
xual que sospechó los acompañaría no estaba allí. Solo
un alfa intentando hacer sentir mejor a su omega, solo
manos sobre el vientre de Jimin y canciones de cuna
cantadas a dos voces para sus bebés.

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Alfa Sustituto
57. VEINTINUEVE SEMANAS

Jungkook llevó a Jimin a su tienda favorita para com-


prar ropa de bebé. Jimin se sorprendió al entrar, al ver
todas las opciones, y se distrajo enseguida con lo que
veía a su alrededor. Jungkook fue directo al lugar que
sabía buscaba, se acercó a la pila de ropa blanca, celeste
y azul. Jimin se acercó poco después para ver qué tenía
en mente, Jungkook tomó un par de pijamas para mi-
rarlos más de cerca.

—Me gustan estos. —Se los pasó a Jimin un momento


después—. Uno blanco, uno celeste, y mira las Lunas,
van con el tema.

Jimin soltó una risa baja.

—¿El tema? Me gusta como suena eso. Estos están


bien. No compres demasiado, Yoongi y Seokjin dijeron
que iban a regalarme la ropa de sus bebés que ya no
usan. Al parecer es una tradición entre tus cachorros,
tío Kook.

Jungkook le pasó un brazo por sobre los hombros


mientras buscaban gorritos de algodón y guantes para
que los bebés no se hicieran daño. También calcetines
pequeñitos que encogieron su corazón solo con verlos.
Pidieron a la asistente del local que todo tuviera el

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Alfa Sustituto
mismo tono y Lunas por toda partes. Jungkook compró
un conjunto más, uno con lobitos y media Lunas esa vez,
del color azul de la noche. Y Jimin lo empujó fuera de la
tienda luego de pagar para cuidar de sus ahorros.

—¡Son mis bebés, puedo comprarles tanto como


quiera!

Chilló él, Jimin rio.

Jungkook guardó todo en el nuevo bolso de pater-


nidad que Seokjin le donó a Jimin. Guardaron la ropa
para Jimin, los conjuntos que compró para los bebés,
un libro para pasar el tiempo y una almohada pequeña,
además de sábanas y mantas para los pequeños. Jun-
gkook revisó todo una última vez antes de dejarlo junto
a la puerta y sonrió cuando Jina dejó caer una barrita
de cereal dentro del bolso para Jimin, pensando que no
podía verla.

Estaban listos para los pequeños. Su habitación es-


taba lista, el moisés estaba listo, Jungkook estaba listo.
Tal vez a Jimin le faltaba un poco de valentía para estar
listo, pero lo estaría también con algo de ayuda de Jun-
gkook y sus amigos.

Esa semana tuvieron un día muy importante. Jun-


gkook sostuvo la mano de Jimin mientras llevaban a

506
Alfa Sustituto
los pequeños a pedir golosinas casa por casa. Era una
tradición nacional y ellos no le tenían miedo a la cami-
nata. Los demás iban un poco más adelante, siguiendo a
los niños. Seokjin, Namjoon, Yoongi y Hoseok e incluso
Yoojin, Yongguk y Taehyung y Jina con sus cámaras. Jun-
gkook dejó que Jimin marcara el paso porque estaba can-
sado y le dolían los pies pero aún así quería participar.

Jungkook se imaginó que un día Jungmin y Jungtae co-


rrerían frente a ambos también, con sus bolsillos llenos
de dulces mientras ellos pretendían perseguirlos como
Namjoon hacía en ese momento con Jinhwan. Algún día
tendría todo eso. Podrían volver a salir todos juntos,
Minsoo y Minwoo serían grandes también y todos los
cachorros podrían intercambiar caramelos en el camino
y jugar en la calle como él lo hizo de pequeño.

Jimin apretó su mano con un suspiro mientras ob-


servaban como Namjoon tomaba a su hijo en brazos y
le daba una vuelta poco equilibrada que acababa con
dulces esparcidos por toda la acera. Parecían pensar lo
mismo: algún día.

—Jungkook. —Llamó un momento cuando los demás


los habían dejado atrás para llevar a los trillizos y Hansol
a pedir dulces a una casa—. Me gusta esta familia nume-
rosa que creaste.

Jungkook soltó su mano para pasar un brazo por sus


hombros y acercarlo más a él. Pensó que era una pena
que no pudieran tener más hijos, él se sentía cómodo
con una familia gigante. Era un alfa, después de todo, y
le gustaban las manadas grandes, como la de Namjoon.

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Alfa Sustituto
58. TREINTA SEMANAS

Jimin echó un vistazo a las fotografías que Taehyung


le trajo esa mañana antes de tomar las tijeras que tenía
más cerca. Estaban sentados en el piso, sobre almoha-
dones, frente a la mesa de la sala creando un libro para
los bebés, idea de su amigo. Jungkook escuchaba música
suave de fondo mientras les preparaba té y café y susu-
rraba la letra para sí mismo.

—Así que sí. —Taehyung recortó un cartón con forma


de moño celeste—. Él me invitó a otra cita y dije que no.

Jimin soltó un quejido en el fondo del estómago mien-


tras tomaba la goma de pegar y la esparcía por la parte
de atrás de la fotografía.

—¿Por qué? Él te gusta, tú le gustas, ¿cuál es el


problema?

Taehyung le lanzó una mirada que lo decía todo,


chasqueó la lengua y volvió a recortar pegatinas para
agregar al libro justo cuando Jungkook volvía con los
aperitivos.

—Porque estoy en la lista negra, no soy Jeon Jun-


gkook y, honestamente, tengo demasiados problemas
como para que otros carguen con ellos.

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Alfa Sustituto
Dijo al fin. Jungkook tomó un sorbo de su café antes
de dejarlo en el suelo.

—¡Ey! ¿Qué tengo yo que ver con todo esto? Yo tam-


bién tengo mil traumas y Jimin me quiere igual. Si la
Luna lo quiere, pasa, ¿qué le puedes hacer a eso?

Taehyung suspiró, comenzó a cortar las letras para


formar el nombre Jungtae en cartón celeste.

—No sé si es tan fácil. Él quiere una relación, yo tengo


millones de problemas como para preocuparme por
eso. Al menos ahora tendré sobrinos. —Sonrió—. Eso
quitará un poco el peso.

Jungkook tomó el cuaderno que Taehyung les regaló


para los bebés. Tenía lugares donde colocar sus nom-
bres, la información de su nacimiento, sus primeras
fotos al igual que muchas otras. No podía esperar a lle-
narlo. Tomó un bolígrafo y comenzó a escribir.

«Sus nombres son Jeon Jungmin y Jeon Jungtae y sus


papás se llaman Jeon Jungkook y Park Jimin...»

—Puedes tener sobrinos y una pareja, no son exclu-


sivos, Taehyung. Al menos acepta salir otra vez, lo peor
que puede pasar es que te acuestes con él y decidas no
volver a verlo.

Taehyung puso los ojos en blanco.

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Alfa Sustituto
—Oh, no, no, no, no. Es del tipo que solo tiene sexo
luego de una marca. Yo le dije, ¿en serio, incluso a mí
que estoy en la lista negra? Y él dijo «¿qué tiene eso que
ver?». ¿Qué tiene eso que ver? Todo, todo tiene que ver.

Jungkook firmó al final de la hoja, donde decía «con


amor, su papá alfa» y levantó la vista para observar a
Taehyung con cuidado.

—Minjae lucha por los derechos de las personas


como nosotros, Taehyung, a él le importa muy poco si
estamos completos o no. Es como Jimin, pero beta, sin
hijos, y tiene más dinero, ¡ve! ¡Auch! ¿Tenías que gol-
pearme por eso? Comenzaré a gritar violencia domés-
tica si sigues golpeándome, Jimin.

Taehyung comenzó a recortar el nombre Jungmin


con una sonrisa ladina, como si creyera que ellos eran
adorables pero no estuviera dispuesto a decirlo en voz
alta en esos momentos. Jimin pegó las primeras ecogra-
fías en el cuaderno, también las últimas y una foto de
él y Jungkook sosteniendo su abultado vientre que Tae-
hyung les tomó.

Jungkook observó cómo Jimin firmaba bajo el «con


amor, su papá omega» y dejó que discutiera con Tae-
hyung mientras bebía su café en silencio.

Jimin dejó el libro que se cansó de leer sobre la mesa

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Alfa Sustituto
de noche. Esa vez los bebés parecían más calmados, ya
no peleaban, ya no tenían hipo. Jungkook revisó el cua-
derno que prepararon para ellos una última vez antes
de hacerlo a un lado. Allí, en la primera hoja estaba su
nombre junto al de Jimin y la palabra «padre» y le sa-
cudió el pecho.

—¿Quieres que te cante una canción, bebé?

Preguntó mientras se acurrucaba contra la espalada


del omega. Jimin bostezó, tomó su mano para asentir
con pesadez.

—A los bebés nos gustará.

Sonrió. Jungkook pensó una canción que acompañara


el momento, algo que quisiera decirle a los tres y tomó
aire despacio.

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Alfa Sustituto
59. TREINTA Y UNA SEMANAS

El cuerpo de Jimin se estaba preparando para esas


últimas semanas, esos últimos momentos antes del na-
cimiento, y cómo era cosa de la Luna Jimin comenzaba
a contar contracciones de preparación. Jungkook lo
observaba desde el suelo, frente al sofá de la tienda de
Yongguk a la espera de que la sensación pasara.

—¿Bien?

Preguntó cuando Jimin dejó de contraer sus mús-


culos, le sacó el cabello de la frente y arrastró una mano
por su brazo hasta tomar su mano y dejar un beso allí.
Jimin asintió, volvió a apoyarse contra el respaldo del
sofá y tomó el libro que trajo para no aburrirse.

—No tenemos que hacer esto hoy. Podemos volver a


casa si quieres.

Insistió Jungkook. Jimin se apresuró a negar con la


cabeza.

—Estoy bien, Hwang Mi dijo que esto era normal.


Seokjin dice que es normal. Estoy bien. Si me siento muy
mal avisaré.

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Alfa Sustituto
Yongguk esperaba frente a la silla de cuero, con todo
listo para tatuar patitas de lobo bebé en el pecho de Jun-
gkook, sobre su corazón, que se envolvían alrededor de
la marca de la lista negra como si intentaran cancelarla
de alguna forma. Yongguk sonrió mientras los miraba, él
encontraba a Jimin muy adorable, lo que no era noticia
porque todos lo hacían, pero encontraba a Jungkook al-
rededor de Jimin más adorable aún.

—Dime si quieres irte, ¿de acuerdo? Promételo.

Jimin rio y se agachó para besarle la nariz.

—Lo prometo. Ahora ve, Yongguk quiere hacerte su-


frir con su arma de tatuajes.

Yongguk bufó una risa con eso y Jungkook se alejó de


Jimin para acomodarse en la silla que tanto lo esperaba y
tanto lo conocía. Yongguk ya había preparado todo, solo
quedaba el momento de tatuar. El diseño quemó cuando
el aparato comenzó a dejar un tipo específico de acó-
nito, mezclado con tinta, para atacar su piel. Jungkook
se concentró en Jimin y le sonrió como pudo cuando él
se colocó una máscara protectora y se inclinó un poco
más cerca para ver.

—Yo lo quiero aquí. —Jimin apuntó su cadera de-


recha para que Yongguk la vea—. Como si caminaran
hacia mi ombligo, tal vez, o hacia afuera. No lo sé aún.
Pero quiero que sea cerca de donde estaban.

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Alfa Sustituto
Yongguk guardó el diseño de las cuatro patas que
tatuó sobre Jungkook para Jimin. Llevarían el mismo
aunque en distintos sitios, la emoción era igual de todas
formas.

—Tal vez podemos hacer dos patitas en cada cadera,


para reflejar donde estuvieron.

Comentó Yongguk mientras Jungkook se acomodaba


la sudadera con un bostezo. El acónito le dio sueño.
Jimin se abrazó a él con una risita.

—Entonces tendría que tener uno aquí abajo y otro


aquí arriba. Se han movido tanto creo que ni ellos saben
donde están.

Yongguk prometió que se le ocurría algo y Jungkook


sacó a Jimin de allí para tomar un taxi de vuelta a casa.
El acónito no le dejaría conducir y él no tenía pensado
poner a sus tres bebés en peligro por un tatuaje o por
nada en esa vida.

—Se ve bien, —comentó Jimin mientras se apron-


taban para dormir esa noche—. Solo se verá mejor
cuando sane.

Se acercó a Jungkook y por un momento pareció que


iba a besar el tatuaje, pero como aun no estaba del todo

514
Alfa Sustituto
curado, besó la marca de la lista negra a un lado.

—Ojalá Yongguk pudiera quitártelo. A mí no me mo-


lesta que lo tengas, ya lo sabes, pero sé que a ti sí. Si tan
solo pudieras cubrirlo con otra cosa, no lo sé, conver-
tirlo en una estrella. —Suspiró—. ¿Sigues estando en la
lista negra si tienes una familia?

Preguntó. Jungkook acabó de ponerse una sudadera


con tristeza en una sonrisa.

—¿Sigo sin poder tener hijos?

Sonó un tanto más brusco y lo escondió con una risa.


Jimin hizo una mueca.

—Tienes dos.

Insistió. Jungkook imitó su gesto aunque su corazón


se desarmó con la emoción de saber que eso era verdad..

—Pero no biológicos. Seguiré en la lista negra hasta


que me muera y mis genes mueran conmigo. Pero me
diste una manada, hijos, la oportunidad de querer y ser
querido y de ser padre y voy a agradecértelo cada día
por el resto de mi vida.

Jimin lo abrazó con un sonido que solo podía ser fe-


licidad y besó el parche de piel sobre su cuello que tuvo
más cerca.

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Alfa Sustituto
—No tienes que agradecerme por cosas de la Luna,
cariño. Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. Me diste una
manada, amigos, vida a mis cachorros, un nuevo sueño.
Solo estamos destinados, no lo pienses demasiado y
hazme feliz con uno de esos masajes que hacen a mis
pies bailar.

Jungkook soltó una risa, todo iba tan bien y Jimin


tenía que ahogar la dulzura en esas palabras. Se agachó
para robarle un beso de todas formas y luego otro y otro
hasta que Jimin dejó de reír sobre sus labios.

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Alfa Sustituto
60. TREINTA Y DOS SEMANAS

Jungkook se acomodó allí, en el suelo, con Jimin entre


sus piernas para revisar los regalos que cayeron en sus
manos esa tarde. Era un lindo día, los niños jugaban a un
lado con juguetes que los trillizos trajeron y por suerte
sabían compartir. La sala estaba llena de manada, los
alfas de la lista negra, los Kim, los Jung, Taehyung e in-
cluso Jina y esa vez algunos de los compañeros de te-
rapia de Jimin, Baekhyun y Chanyeol, Minhyuk y su alfa.

Jimin rio mientras tomaba un paquete cuadrado bien


envuelto. Minhyuk le sonrió desde un lugar frente a él.

—Creí que les vendría bien para llevar a los bebés.


—Dijo mientras señalaba el regalo—. Uno puede ir a la
espalda y el otro en el pecho, o se separan para que cada
uno cargue a un pequeño. Es muy útil, o eso me dijeron.

Jimin lo hizo a un lado con un fuerte y feliz gracias y


luego se detuvo a por una patada de agradecimiento de
los bebés.

—Hipo.

Explicó al rostro aterrado de Yoojin. Ella empujó un


regalo hacia él con algo parecido al miedo en los ojos.
Jungkook rio.

517
Alfa Sustituto
—Yo busqué mucho un regalo y pasé horas en una
tienda de cosas para bebé hasta que casi me echaron
por loca. —Jimin hizo una mueca de tristeza y apretó su
mano antes de abrir el regalo con ayuda de Jungkook—.
Es una ovejita bonita, ¿verdad? Puedes apoyarla sobre
tu pecho y el de Jungkook por un momento y grabará
sus latidos para que suene como música de fondo para
los bebés cuando no estén en la habitación, solo su oído
de lobo lo escuchará. Eso los hará sentir seguros, eso
dijo la chica de la tienda, pero también me dio su nú-
mero así que el jurado todavía no sabe si confiar en ella
o no.

—Yo confío en quien sea que te de su número. —Se


apresuró a decir Jimin y luego le guiñó un ojo—. Tiene
buen gusto.

Ella le sonrió y le lanzó un beso que Jungkook pre-


tendió golpear fuera del aire, lejos de Jimin, para hacer
a todos reír.

—En fin, celoso. Solo tienen que apretar este botón


y dormir con él una noche y luego pegarlo en su cuna.
Oh, y también me emocioné y les compré toallas. Mira,
son conejitos rosa, Jungkook dijo que no importaba que
fueran rosa cuando le escribí antes.

Jimin sostuvo el otro regalo en su única mano libre y


dejó que Jungkook los hiciera a un lado.

—No importa. Los colores no tienen género.

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Alfa Sustituto
Insistió Jungkook. Jimin le dio un apretón a su rodilla.
Agradeció con un abrazo a medias a Yoojin mientras que
Jungkook le daba palmaditas en la espalda como podía.
El siguiente regalo fue el de Yongguk.

—Yo no sabía qué comprar. —Confesó mientras se


rascaba la nuca—. Por eso busqué algo más seguro, un
kit de baño y pañales. Oh, y esto, que según me dijeron
en la tienda sirve para calentar biberones. No lo sé,
pensé que les sería útil.

Jimin le mostró a Jungkook los pequeños jabones


para bebés y se apretó el pecho con una mano.

—¿Tú también conseguiste un número de teléfono?


—Preguntó. Él negó con la cabeza avergonzado—.
Puedo darte el de Taehyung si quieres.

—¡Jimin! No le escuches, por favor, él me regala


a todo el mundo, todo el tiempo. Intentó regalarme a
Yoojin antes y a ella ni le gustan los hombres.

Jimin rio y contagió a los demás mientras Taehyung


se despeinaba el cabello avergonzado. Él bufó.

Acabaron envueltos en regalos. Jungkook recordó lo


grande que podía ser una manada al verlos. Al ver bi-
berones, ropa, baberos, un extractor de leche, cremas y
una tina de plástico, toallitas húmedas y porta pañales,
peines y cepillos para el pelo, zapatitos y chupetes, so-
najeros y hasta el viejo cochecito de los trillizos que
Jungkook alcanzó a desarmar, con ayuda de Yongguk y
Yoojin, para convertir en un cochecito de gemelos.

519
Alfa Sustituto
En ese momento sí que no le parecía real. Jungkook
había estado en ese lugar antes, había estado en baby
shower de Seokjin, Yoongi prefirió no tener uno, pero
esa vez era el de Jimin y por ende era el suyo, porque
todas esas cosas eran de sus bebés. Y como los nombres
en los regalos decían, Jungmin y Jungtae eran Jeon, eran
los latidos de su corazón.

Hablaron por horas sobre la comida que compar-


tían, jugaron con los cachorros para que no se sintieran
dejados de lado mientras Jina y Jimin guardaban los
regalos en la habitación de los bebés para que los pe-
queños no intentaran tomarlos sin querer para jugar.

Jungkook decidió reírse mientras veía como Yoojin y


Yongguk luchaban por colocar los asientos de bebé en
su coche y acabaron por hacer competencias para ver
si alguno de los alfas en la lista negra podía preparar
un biberón más rápido que Namjoon o Hoseok. El úl-
timo resultó ser bastante bueno, Namjoon casi dejó caer
leche (demasiado) caliente sobre su mano cuando se ol-
vidó de cerrar el biberón correctamente.

Jimin se divirtió hablando con Baekhyun y Minhyuk


como haría en terapia, contándoles sobre el hipo en el
que Yoojin estaba muy interesada. Dejó que ella y Yon-
gguk y otros chicos de la lista negra le tocaran el vientre
y sintieran una patada y Jungkook dejó la sala para
abrazar a Yoojin en el pasillo cuando ella se fue a llorar
al baño por un segundo. Él entendía esa sensación. La
entendía muy bien.

Pero más allá de ese momento volvieron a diver-

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Alfa Sustituto
tirse cuando Hansol tiró de la mano de Jungkook hacia
el patio para patear un balón, y también cuando Jimin
lo llamó para comer pastel. Y cuando Hansol se sentó
sobre su regazo para comer con él y Jimin y Jungkook
volvió a sentir esa unión de cuando él era bebé, su pri-
mera unión y su última unión en un mismo sitio, se
sentía tan bien. La Luna le estaba dando un regalo y él
iba a aceptarlo con los brazos abiertos.

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Alfa Sustituto
61. TREINTA Y TRES SEMANAS

Jimin acababa de cambiar la ropa de su nido esa ma-


ñana. Jungkook le ayudaba a elegir la nueva, sentado en
la cama para observar como él dejaba caer las prendas
sobre las sábanas para llenarlas de su aroma. Ese día
decidió tomar algunos de los pijamas y mamelucos de
bebé que Yoongi le regaló. En el pasado pertenecieron a
Hansol, a los trillizos y a los mellizos y ahora serían de
Jungmin y Jungtae. A pesar de haberlos lavado, Jimin no
quería que olieran a otros que no fueran ellos, así que
los dejó sobre la cama también, junto a la ropa que utili-
zarían en el hospital.

Se acostó en el nido mientras Jungkook llevaba un


montón de pañales a la entrada para guardarlos en el
bolso que llevarían al hospital, junto a las toallitas hú-
medas y otras pequeñeces. Jungkook saludó a Jina, que
comía ramen en el sofá y hablaba con sus amigas sobre
mudarse el fin de semana a un apartamento en conjunto
para trabajar juntas.

Jungkook la dejó tranquila, volvió a la habitación y


cerró la puerta. Dejó que la música sonara mientras
Jimin luchaba por rodar sobre su espalda, sobre las
telas y los muñecos que acomodó sobre ella. Él lo ob-
servó por un rato desde la puerta, brazos cruzados y
sonrisa en la boca. Le recordó a aquella primera noche,
tantas semanas atrás, cuando Jimin se revolcó sobre el
nido en su viejo apartamento por primera vez. Su co-

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Alfa Sustituto
razón quiso gritar, pero solo alcanzó a dejar sus labios
como una risita.

—¿Qué? —Jimin se giró para verlo—. Ven, necesitan


tu aroma también.

Jungkook se acomodó a su lado y rio cuando Jimin lo


empujó para que rodara sobre sí mismo y la ropa. Era
extraño, esas cosas de omega que le parecían adorables
y extrañas a la vez, como necesitar el aroma de un alfa y
querer bañarse en él. Jungkook se acurrucó contra la es-
palda de Jimin solo un momento después, era más fácil
estar cerca así. Sus corazones latían rápido con tan poco
esfuerzo.

—¿Te das cuenta de que en algún momento van a oler


a los dos? —Preguntó Jimin de la nada con un vibrar
especial en su corazón—. Así como Jinhwan, Jinhee y
Jinwoo huelen a Namjoon y Seokjin. Ah, y tendrán ese
aroma a bebé que es tan dulce, y tu olor... van a hacerme
sentir atacado a cada momento del día. Ya lo veo venir.

Jungkook le dio un empujón con una risa y luego besó


su hombro para disculparse por ello. La idea hizo que
mariposas se sacudieran en su estómago. Sus bebés que
olerían a él, y no solo por seis meses o un año, sino para
siempre, hasta que fueran adultos y decidieran sepa-
rarse de él. Jungkook se abrazó a esa idea, a la idea del
aroma, al suspiro que salió de sus labios al pensarlo.

—Míos.

Murmuró para sí mismo. Jimin se giró un poco para

523
Alfa Sustituto
intentar tomar su mano y apoyarla sobre su vientre.

—Tuyos.

Le recordó. Jungkook besó su hombro una vez más.

—Tuyos también.

Jimin soltó una carcajada entonces y podía imaginar


el gesto en su rostro mientras acariciaba la ropa sobre
la cama con su brazo libre.

—Claro que míos. Yo no pasé por todo este trabajo,


todas las patadas y la falta de sueño por culpa de mi
vejiga para que sean solo tuyos, señorito Jeon. Nuestros.
Y cuando nazcan tendrás que morderme y seremos una
manada oficial como la Luna quiere.

Jungkook suspiró, eso sonaba como un plan divino.

524
Alfa Sustituto
62. TREINTA Y CUATRO
SEMANAS

Jungkook dejó que Jimin tomara al Jungmin de ju-


guete esa vez, como la anterior. No estaban practicando
calmarlo ahora, sino dejando que Jimin aprendiera
cosas que necesitaría saber para el futuro.

—¿No crees que te falta algo?

Preguntó en voz baja. La música de fondo fue elec-


ción de Jimin, para calmar al bebé aunque estuviese
apagado. Jimin tomó el termómetro con forma de patito
y lo dejó caer con suavidad en la pequeña tina de plás-
tico. Esperaron a que acabara de decidir si la tempera-
tura era la correcta mientras Jimin tomaba una bolita de
algodón mojado y la usaba para limpiar uno de los ojitos
del muñeco. La tiró y tomó otra como Jungkook le dijo,
para limpiar su otro ojo. Jungkook observó, sentado en
el borde de la tina.

—Recuerda que cuando sea real tendremos a dos


bebés al mismo tiempo y que en cuanto uno comience a
llorar, el otro de seguro lo hará también.

Subió un poco la tensión en los hombros de Jimin, él


se mordió el labio inferior mientras envolvía a Jungmin

525
Alfa Sustituto
en una toalla y lo acomodaba debajo de su brazo como
practicaron para lavarle el cabello.

—Podríamos tomar turnos. Tú bañas a Jungmin y


yo a Jungtae un poco después. Aunque apuesto a que a
ellos les gustaría estar juntos. El baño no es lo suficien-
temente grande como para los cuatro.

Sonó estresado y Jungkook decidió estirar una mano


en su dirección para calmar sus nervios.

—Podemos arreglarlo, podemos bañarlos juntos


cuando estés tranquilo y tengamos más tiempo y sepa-
rados cuando estés ansioso. O puedes dejar que yo lo
haga si estás muy estresado, como ahora.

Jimin enjuagó el acondicionador imaginario de la ca-


beza del bebé de juguete y dio un pisotón en el suelo
cuando agua entró en los ojos del muñeco.

—Mierda, no estoy estresado, Jungkook. Estoy bien,


perfectamente bien. No puedo esperar a que nazcan y...

Jungkook se puso de pie de un salto y se abrazó a su


cintura para enviarle tanta tranquilidad como era po-
sible. Jimin suspiró, pero no se detuvo. Apoyó al bebé
sobre el cambiador para secarle el cabello falso.

—Está bien estar ansioso. Yo creo que estaría co-


rriendo por las paredes si no hubiese hecho esto tantas
veces. Con Hansol fue todo un show de pruebas y de-
sastres, Jimin, es normal. Algunos días les entrará agua

526
Alfa Sustituto
en los ojos y van a llorar y te vas a sentir mal por eso,
pero no va a durar demasiado y sabes que no lo hiciste
a propósito. Ellos también lo saben, de alguna forma.
Yo creo que ellos confían más en ti de lo que tú confías
en ti mismo. Y eso está bien porque ellos pueden sentir
cuánto tú les quieres de verdad aunque tú no estés se-
guro de qué tan grande es ese sentimiento, ¿entiendes?

Jimin soltó una risa, hizo la toalla a un lado para


tomar a Jungkook en brazos como había visto a Jun-
gkook hacer antes.

—Yo creo que sí. Gracias por eso. Lo que importa es


que sepan que los quiero. —Suspiró—. Ahora enciende
a Jungmin, veamos qué tanto llora cuando yo lo baño.

Jungmin solo se quejó por lo bajo cuando Jungkook


apretó su botón. Jimin le habló todo el tiempo, le cantó
una canción de cuna y cuando estuvo listo lo envolvió
en su toalla de conejitos y secó rápidamente para colo-
carle un pañal limpio. Se giró para observar a Jungkook
en busca de un elogio por su trabajo y recibió millones,
y un abrazo y un beso que tuvo al muñeco llorando por
atención.

—No olvides revisar si debes cortarle las uñas luego


de un baño.

Notó Jungkook, Jimin tomó una de las manos del


muñeco.

—Oh, por la Luna, Jungmin, ¿hace cuanto que Jun-


gkook no te corta las uñas, bebé? Se merece unas

527
Alfa Sustituto
nalgadas

Bromeó. Jungkook lo dejó pasar.

528
Alfa Sustituto
63. TREINTA Y CINCO
SEMANAS

Las cosas siguieron así poco a poco. Practicaron dis-


tintas cosas con el Jungmin de juguete como alimentarlo
y cambiarlo y Jimin comenzó a sentirse más y más an-
sioso cada vez. Jungkook notó que esas semanas decidió
no dar clases de japonés y se sintió preocupado por él
de pronto cuando todo comenzó a caer frente a sus ojos.

Abrió la puerta de la habitación con cuidado y se es-


currió dentro. La música de fondo era triste y le recordó
a su adolescencia, a su tiempo antes de Jimin, cuando
decidió apagarla y subirse a la cama. Jimin no dormía.
Se giró para verlo cuando la canción se cortó. No lloraba
tampoco solo se veía preocupado y triste y Jungkook iba
a acabar con eso tanto como le fuera posible.

—Hola, traigo un libro para ti.

Saludó con un beso en la frente del omega. Jimin se


giró con algo de ayuda para acurrucarse sobre su pecho
esa vez.

—¿Qué es?

Preguntó. Jungkook sacudió el pequeño libro frente a

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Alfa Sustituto
sus ojos. Era uno para padres, pero estaba contado en el
estilo de historias para niños. Jungkook lo abrió como si
le leyera a Jungmin y Jungtae.

—Es sobre un monstruo llamado depresión que in-


tenta llevarse a un cachorro y sobre como este omega,
llamado Omega, lucha contra él para recuperar a su
bebé... con la ayuda de un alfa, llamado Alfa. A Yoongi le
gustó aunque dijo que era un mensaje condescendiente
también, ¿quieres que te lo lea?

Jimin asintió con una sonrisa de lado y se abrazó más


a él, más cerca aún como si eso fuera posible.

—Bien. Luego de esto te llevaré a terapia, ya hablé


con Baekhyun y va a llamar a un grupo especial para ti,
porque muchas personas se preocupan por ti y quieren
verte feliz por todo lo bueno que está sucediendo. —
Jungkook le sonrió—. Ahora... Érase una vez un omega
llamado Omega...

Jimin le dio vuelta a las hojas para observar mejor


de los dibujos y sonrió, parecía haber notado el bonito
mensaje de fuerza y unidad que escondía detrás y no la
condescendencia que Yoongi prefería destacar. Algunas
personas simplemente no podían disfrutar de las pe-
queñas cosas sin ofenderse y esas personas eran Yoongi.

Jungkook observó, mientras se cambiaba de ropa,


como Jimin releía la parte en la que Omega al fin abra-
zaba a su bebé de nuevo y cómo se mordía el labio infe-

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Alfa Sustituto
rior para evitar que temblara.

—Va demasiado rápido. —Dijo y se animó a mirar a


Jungkook por sobre el libro—. Demasiado rápido, no
estoy listo. ¿Y si no soy un buen padre, Jungkook? Mira a
mis padres, ¿y si soy como ellos? ¿Y si arruino sus vidas
o les hago daño sin querer? ¿Y sí...?

Jungkook se arrastró sobre la cama para sentarse


frente a él, tomó sus manos y le hizo dejar el libro a un
lado para entrelazar sus dedos.

—¿Sabes quién es el mejor padre que conozco?


Seokjin. ¿Sabes quién me hizo las mismas preguntas
que estás haciendo ahora? Seokjin. Lo que quiero decir
es que incluso las personas que nacieron para ser
buenos padres, como Seokjin o como tú, tienen miedo
a veces. Eso quiere decir que les importa. No estás solo,
así como Omega tenía a Alfa tú me tienes a mí. Y a todos
nuestros amigos, pero más que nada a mí. Yo soy el más
importante aquí porque soy el que quiere a Jungmin y
Jungtae más que todos los demás. Si nos equivocamos,
nos equivocamos juntos y si somos exitosos, también
juntos. ¿Quieres que llame a Hwang Mi?

Jimin negó con la cabeza. Solo parecía desear sen-


tirse mejor y Jungkook había plantado la semilla de la
esperanza en su pecho.

—Si nos equivocamos, nos equivocamos juntos y


si somos exitosos, juntos también... —Susurró para sí
mismo. Jungkook lo abrazó—. Eso es un lema de ma-
nada. Voy a escribirlo en mi nueva carta para Jungmin y
Jungtae. Una carta de disculpa por todos los errores que

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Alfa Sustituto
voy a cometer en los años que vendrán.

Jungkook se puso de pie para echarse una sudadera


sobre los hombros y le acercó una a Jimin.

—Escribiré una también, entonces. Queridos hijos,


siento mucho no saber lo que estoy haciendo. Lamen-
tablemente no soy la Luna y no puedo saber el futuro.
Espero entiendan que todo lo que hago lo hago por us-
tedes... ¿algo así?

Jimin asintió.

—Algo así. Creo que me hará sentir mejor sumarlo a


nuestro baúl.

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Alfa Sustituto
64. TREINTA Y SEIS SEMANAS

Ese día el GAASM parecía vibrar con la emoción de


tener a Jimin y a su panza allí de nuevo. El omega dejó
que lo abrazaran uno a uno y volvió a su lugar tradi-
cional, junto a un libro sobre historias de nacimientos
con el que estaba obsesionado últimamente. Jungkook
se sentó en un lugar donde pudiera verlo. Sabía que
en esos momentos era una bomba de tiempo y los ca-
chorros podrían nacer cualquier día, a cualquier hora.
Estaba ansioso al igual que emocionado, pero más que
nada ansioso.

—¿Qué esperas? ¡Cuéntanos!

Yoojin le dio un golpe en una pierna. Jungkook se ase-


guró de escuchar música en los cascos de Jimin antes de
abrir la boca con una mueca de tristeza.

—La semana pasada Jimin fue a una reunión de su


grupo casi de emergencia. Estaba muy triste. Le tuve
que leer la historia de Omega y Alfa, ya saben, donde
pelean contra la depresión para salvar a su bebé. Está
ansioso, cree que será un mal padre.

Yongguk dejó su café a un lado de sus pies con cui-


dado, ahora ya casi vacío. Su rostro se volvió tranquilo.

533
Alfa Sustituto
—¿Y eso cómo te hace sentir?

Preguntó. Jungkook chasqueó la lengua, se detuvo


a beber un sorbo de café con ansiedad en el fondo del
estómago.

—Como que en cierta forma es mi culpa por no hacer


bien mi trabajo, pero a la vez Jimin no es mi cliente e
incluso si lo fuera no podría controlar sus emociones así
que sé que es un sentimiento basura que no puedo usar
ni cambiar, pero no puedo evitarlo tampoco.

—Oh, has pensado mucho en esto.

Comentó Yoojin con una mano sobre uno de sus hom-


bros. Jungkook asintió un par de veces con tristeza.

—Solo cada vez que estoy despierto desde que todo


esto sucedió.

Sonrió. Ella le acarició el cabello con cariño.

—No es tu culpa y tampoco es culpa de Jimin. Yo es-


taría tan asustada de estar en su lugar. Apuesto a que
está emocionado también y que en cuanto los bebés
nazcan se le pasará todo el miedo porque estará tan
cansado que no podrá pensar en ello.

Dijo ella. Jungkook se encogió de hombros. No lo


sabía. Echó un vistazo a Jimin a la distancia, él no le pres-
taba atención, solo leía y se acariciaba el vientre distraí-

534
Alfa Sustituto
damente, cada tanto con una mueca extraña, como si no
le gustara lo que leía. Jungkook pensó que Jimin ería un
gran padre, solo tenía que animarse a cometer errores y
corregirlos luego. Tenía que animarse a enamorarse de
su familia...

—Jungkook. —La voz de Jimin lo obligó a levantar la


cabeza y mirarlo. Se había sacado los cascos y lucía algo
asustado—. Contracciones.

Silencio llenó la habitación. Lo único que Jungkook


alcanzó a decir fue un suave «¿Qué?», cuando todo se
desarmó en gritos de «¡CONTRACCIONES!» de parte de
un montón de alfas en la lista negra.

Jungkook nunca esperó tanto caos creado por una


sola palabra. Ayudó a Jimin hasta el coche con una fila
de alfas a su espalda, y se despidieron con abrazos y sa-
ludos emocionados de personas que les recordaban que
serían padres. Jimin se acomodó en el asiento para que-
jarse libremente de una u otra contracción. Jungkook se
dio cuenta de que era un estúpido, tenían que pasar por
la casa a por el bolso de los bebés. No podía creer que se
lo habían olvidado. Ese día las cosas no salían bien.

—¿Estás bien? —Preguntó y dejó que Jimin le apre-


tara una mano con fuerza—. ¿Quieres que cuente con-
tigo? ¿Qué tan aparte están?

Jimin soltó un quejido y luego una risa por el esfuerzo.

535
Alfa Sustituto
—No tienen una forma, a veces pasan, a veces no.
No me dejan ni esperarlas para prepararme. —Suspiró.
Buscó su teléfono para llamar a Taehyung—. Hora de
avisar a todo el mundo.

Jungkook aparcó a medias frente la casa y corrió


dentro a por el bolso que dejaron en la puerta. Era un
idiota, pero él sabía que cometería errores, se equivo-
caría y eso estaba bien. No eran perfectos, mucho menos
él de entre todas las personas.

Jimin hablaba por teléfono con Seokjin en esos mo-


mentos. Él notó la fila de coches detrás del suyo, Yoojin
le tocó bocina con una risa, estaba más emocionada que
él. Jungkook condujo el resto del camino al hospital.
Jimin estaba bien, dejó de hablar con Seokjin para hablar
con Taehyung y luego con su hermana. Parecía más que
nada molesto por el dolor y ansioso que preocupado.

Jungkook detuvo el coche frente al hospital. Ese era


el momento, se dijo. Su corazón podría haber criado
piernas y salido de su pecho como una caricatura en
esos momentos. Jimin apretó su mano con fuerza.

—¿Vamos a conocer a Jungmin y Jungtae?

Preguntó con una risa. Jungkook se sacó el cinturón


de seguridad y se inclinó sobre el espacio que los di-
vidía para besarlo.

—Vamos a conocer a Jungmin y Jungtae. Déjame ayu-

536
Alfa Sustituto
darte a bajar.

La emergencia estaba llena pero Jimin pasó frente a


los demás como si se tratara de la reina de la primavera
en su carroza blanca. Jungkook cargó el bolso a un brazo
y los demás lo siguieron en un grupo gigante de amigos
y manada esperarían en la sala de espera del área de
paternidad. Jimin dejó que un enfermero empujara una
silla de ruedas ahora que tenía la posibilidad de no ca-
minar con ese dolor y Jungkook notó el momento en que
las contracciones se hacían más intensas por como se
doblaba y sostenía el vientre con una mano.

—Puedo tener un calmante, por favor. Tengo miedo.

Le pidió al enfermero cuando llegaban a la habitación


en la que esperarían. Jungkook fue el único que pudo
seguirlos. El hombre les dijo que tendrían que esperar
a que su doctora llegara. Jimin puso los ojos en blanco.

—¿Y si llega mañana? ¿Estaré dolorido hasta mañana?

El enfermero le sonrió.

—No llegará mañana. Ya está avisada y estoy seguro


de que ya está en camino.

La habitación quedó vacía de no ser por ellos dos,


pero esta vez no estaba Taehyung allí para intentar to-
marle fotografías. Jungkook dejó el bolso sobre una silla
y se acercó a Jimin en la cama para calmarlo, ayudarlo
a colocarse sobre un costado, a recordar cómo respirar.

537
Alfa Sustituto
Jimin rio.

—Estás más asustado que yo.

Dijo. Jungkook se mordió el labio inferior.

—No es cierto, solo estoy emocionado. En cualquier


momento te van a llamar y... vamos a escuchar llanto y
luego otro llanto y sabremos cómo suenan sus voces. Y
me río para no llorar.

Jimin soltó una carcajada a través de otra contracción.

—También yo, también yo. Voy a poder sostener a


mis bebés en los brazos al fin. Y todo gracias a ti, que les
diste vida y los mantuviste a salvo. ¿Cómo te lo puedo
agradecer?

Jungkook besó su frente justo cuando Jimin parecía a


punto de ponerse a llorar.

—Ya está más que pagado.

Hwang Mi pidió que esperaran y lo hicieron. Horas


tras horas de ayudar a Jimin a caminar de un lado a otro,
de acariciarle la espalda y llenarle la cara de besos para
cambiar sus lágrimas ansiosas por risas nerviosas. Tae-
hyung lo visitó, les tomó algunas fotografías y pidió per-

538
Alfa Sustituto
miso para filmar el nacimiento del bebé. Jungkook soltó
una carcajada.

—¿Y dejar que te desmayes para que los doctores


tengan que tratarte también? No lo creo.

Jimin asintió varias veces. Ese sería un momento solo


para ellos dos. Jimin y Jungkook, los demás tendrían que
esperar. Tendrían que aguantar la ansiedad de cono-
cerlos. Jungkook quería fotos y videos de los pequeños,
pero ese momento era personal y prefería solo recor-
darlo que dejar a Taehyung allí dentro.

Tal vez eso era un poco el alfa intentando controlar


la situación.

Jungkook dejó que lo llevaran a otra habitación, que


lo alejaran de Jimin. Se visitó como le pedían y prácti-
camente corrió hasta la sala de nuevo, al punto en que
la enfermera junto a él le pidió que se calmara. Él no lo
hizo.

Jimin estiró una mano en su dirección al momento


en el que lo sintió allí. Estaba nervioso, pero le habían
dado un calmante poco antes y no sentía dolor. El doctor
de esa noche le avisó que iban a comenzar y Jimin es-
trujó los dedos de Jungkook mientras este observaba
por sobre la cortina que los dividía del abultado vientre
de Jimin, de los bisturí y otros aparatos de tortura, para
decirle qué estaba pasando. Jimin comenzó a cantar, una
canción para los niños que vio en una película de Disney,

539
Alfa Sustituto
«Cuando deseas a una estrella». Los doctores se delei-
taron con la hermosa voz del omega, Jungkook no sabía
si recibían omegas cantantes seguido para las cesáreas.

Llevó un tiempo de ansiedad, se sintió eterno y a la


vez tan corto como un pestañeo. Jungkook se estiró un
poco para ver mejor, pero fue empujado hacia atrás por
el sonido de un llanto, el primero que hizo a Jimin llorar
esa vez. Un suave «Oh, Luna...» dejó sus labios y se cu-
brió la cara con una mano.

Jungkook calmó al alfa que quería gritar cuando una


doctora tomó al pequeño para medirlo, pesarlo y lim-
piarlo. Él quería ser el primero en tocarlo, pero no fun-
cionaba así.

—¿Jungmin? ¿Está bien? ¿Él es pequeño?

Insistió Jimin al no escuchar nada más que el llanto.


El doctor que estaba más cerca asintió para que Jun-
gkook lo viera.

—¿Se llama Jungmin? Él está bien. Ya te dejarán sos-


tenerlo, lo prometo.

El labio inferior de Jimin tembló.

—Más le vale.

Lo amenazó Jimin e hizo a Jungkook reír por primera


vez en ese hermoso pero tenso minuto. Jungkook apartó

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Alfa Sustituto
los ojos de su bebé para mirar a Jimin. Él no podía verlo,
él se lo estaba perdiendo. Le sacó el cabello de la frente
con la mano libre y deseó poder besarlo.

—Jungmin está bien. Lo están pesando ahora mismo.


Es tan hermoso, Jimin, se parece a ti.

Un segundo llanto llegó poco después, un tanto más


ahogado que el anterior. Jungkook levantó la cabeza
para ver cómo se llevaban a Jungtae a un costado para
pesarlo y medirlo también. Se mordió el labio inferior.

—¿Él está bien?

Preguntó, de pronto asustado cuando el bebé se


calmó. Los doctores lo miraron como si estuviera loco.

—Ambos están bien. Puedes respirar ahora. —Dijo


el hombre con tanta paciencia como tenía—. ¿Jimin, te
gustaría sostener a tus bebés?

Jimin se limpió las lágrimas de las mejillas al instante.

—¡Sí! ¡Ya! ¡Ahora! ¡Ayer!

El doctor rio, él parecía ser del tipo que creía que


Jimin era un omega perfecto. Lo que era verdad, pero
era el omega de Jungkook y a Jungkook no le gustaba
mucho esa actitud del doctor.

541
Alfa Sustituto
Una enfermera llegó con Jungmin en brazos, se lo en-
tregó a Jungkook primero. Fue tan extraño aceptarlo.
Por un momento casi olvidó que ese momento no era un
trabajo. No era como cuando los Jung nacieron, que solo
Yoongi abrazó a los bebés. No, nada de eso. Ahora eran
también de Jungkook y él podía abrazarlos y marcarlos.
Soltó la mano de Jimin mientras este lo miraba con los
ojos llenos de amor y nerviosismo. Jungkook abrazó a
Jungmin contra su pecho, tan despacito que el toque
podría no haber estado allí. Besó su frente y sintió su
aroma a bebé recién nacido y quiso llorar así que lo hizo
porque Jimin lloraba también.

—¡Jungtae!

Jimin estiró sus manos hacia él en ese preciso mo-


mento. Tomó al bebé en brazos con cuidado y lo sos-
tuvo contra su pecho mientras cerraban su operación
del otro lado de la cortina. Él se perdió en cada gesto del
rostro del bebé, cada mueca de su nariz, la forma de sus
ojos todavía cerrados. Su voz se sintió aguada cuando
habló.

—Ah, eres tan guapo, bebé. Mi bebé. Bienvenido. Te


esperé tanto, ¿verdad que sí? Sí, vedad que sí.

Jungkook recordó que Jimin estaba drogado entonces


y rio. Jungmin parecía feliz en sus brazos, como si lo re-
conociera, como si supiera que era su alfa. Jungkook se
sintió gigante de pronto, capaz de proteger a toda una
manada, a pesar de que siempre fue solo un pequeño
alfa que cuidaba de las de los demás. Esa era suya.

—¿Y Jungmin? —Preguntó Jimin un momento des-

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Alfa Sustituto
pués—. Jungmin también es guapo. Creo que estoy ena-
morado, Jungkook.

Jungkook rio. Él creía estar enamorado también,


aunque con menos drogas que Jimin.

543
Alfa Sustituto
65. SEMANA UNO

Sostuvo a ambos bebés en sus brazos fuera de la sala,


por pedido específico de Jimin. Observó cuidadosa-
mente como las enfermeras los limpiaban y luego pidió
permiso para vestirlos. Una de ellas lo miró como si es-
perara que un jovencito como él no supiera nada.

—Fui alfa sustituto.

Dijo con más orgullo del que pretendía. Ellas pare-


cieron sorprendidas, pero se hicieron a un lado para de-
jarle vestir primero a Jungmin, cambiar su primer pañal,
tomar sus bracitos tan pequeños para pasarlos por los
agujeros del pijama. Jungmin se veía hermoso con sus
lunitas y su gorrito de algodón. Acomodó los guante-
citos blancos en sus manos y le echó un último vistazo
antes de encargarse de repetir lo mismo con Jungtae.

Ellos eran iguales y a la vez tan diferentes. Jungmin


parecía tener un aire de calma que Jungtae no llevaba
consigo, él no dejaba de moverse, de complicar el tra-
bajo de Jungkook con cada sacudón de sus brazos. Jimin
les había llamado guapos, pero la verdad era que ellos
eran hermosos.

Jungkook los cargó en brazos un momento, envueltos


en sus mantas con lunitas, y con el permiso de las enfer-

544
Alfa Sustituto
meras volvió a la habitación de Jimin y le pasó a Jungmin
para que lo marcara tranquilamente. Jimin lo abrazó
sobre su pecho, susurró la misma canción de Disney de
antes solo para él mientras Jungkook daba la vueltas a la
cama meciendo a Jungtae.

—¿Es esto lo que otros llaman felicidad o son las


drogas?

Preguntó Jimin de la nada, Jungkook se giró para


verlo con una risa.

—Creo que es una mezcla de drogas, hormonas y el


aroma de bebé. —Se acercó para besar su frente—. Yo
también me siento en las nubes. Me dejaron vestirlos y
pensé que iba a llorar.

Jimin estiró un brazo para sostener su mentón, robó


otro beso.

—Yo lloré. He estado llorando hace horas. Soy un


omega feliz. Me los quiero comer a besos.

Jungkook saltó al escuchar un ruido afuera, gruñido


bajo y amenazante en el fondo de la garganta hasta que
notó que se trataba de Taehyung y su perfecta cámara
de fotos. Él sonrió, dejó que el omega tomara algunas
de lejos antes de que se acercara temerosamente a los
bebés para mirarlos.

—Oh, por la Luna, son hermosos de verdad. Espero


que no les moleste si lloro ahora, traumas de la lista

545
Alfa Sustituto
negra. —Dijo mientras tomaba una fotografía del rostro
curioso de Jungmin—. ¿Puedo sostener a mi ahijado,
Jimin? Juro ser cuidadoso.

Jungkook le pasó a Jungtae, le enseñó a sostenerlo


correctamente y luego rodeó la cama para sentarse en
una de las sillas de la habitación, escuchar a Taehyung
hablar sobre como hicieron campamento ahí fuera y él
se coló para tomar fotografías.

—Es mi corazón de periodista fotógrafo frustrado.


No podía perder esta noticia. Mira qué hermoso que es,
Jimin, esto salió de ti, lo hiciste tú.

Jimin le sonrió desde la cama, acarició la espalda de


Jungmin con tranquilidad.

—Lo hice. ¡Lo hice! Yo lo hice. Jungkook, me merezco


mi marca por esto.

Jungkook se inclinó sobre la cama para sacarle a


Jungmin de los brazos. El bebé se quejó de ser movido,
pero se calmó enseguida al notar el aroma del alfa. Jun-
gkook lo acomodó contra su pecho.

—Lo dices como si yo no soñara con morderte, cielos.


Ya tenemos una fecha para la ceremonia, ¿no? Entonces
te morderé.

Jimin lo miró como si Jungkook le tomara el pelo.

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Alfa Sustituto
—¿En serio? Prometiste marcarme cuando los bebés
nacieran y nacieron. Hora de clavarme el diente, cariño.
—Aplaudió despacio para no despertar a los bebés—.
Taehyung puede salir un segundo y no me molesta que
me muerdas en el hospital.

Jungkook le mostró una mueca de incredulidad con


una negación de su cabeza.

—No voy a ponerme en una situación para que la po-


licía me detenga otra vez, ahora por morder a un omega
en público, cielo. Lo bueno se hace esperar, ya te lo dije.
A mí, personalmente, me gustaría morderte durante la
ceremonia de unión. Me parece romántico.

Jimin le sostuvo la mirada antes de suspirar con un


mohín.

—A mí también, pero faltan semanas para eso.

Taehyung le dio un sacudón a su pierna, Jimin soltó


un quejido de dolor que obligó al otro a disculparse.

—Pasarán rápido, Jimin. Y si te sirve de consuelo,


estos bebés acaban de evitar que tenga sexo así que ni
tú ni yo estamos recibiendo nada.

Jungkook notó a la siguiente persona mientras los


omegas discutían sobre Taehyung y sus citas. Él tomó
una posición más de alerta hasta notar que solo se tra-
taba de un grupo de enfermeras que venían a enseñar a
Jimin cómo alimentar a los pequeños. Taehyung dejó la

547
Alfa Sustituto
habitación mientras su amigo abría la bata con la que
descansaba y las enfermeras comentaban lo bonitos
que eran los bebés que sostenían.

Una de ellas dijo que Jungmin se parecía a Jungkook


y él tuvo que reír porque a veces las personas decían
cosas solo por decir.

Jungkook colocó a Chimmy y Kookie en la cuna más


tarde, cuando los recordó. Estarían en el hospital un
par de días más, pero quería que se sintieran como
en casa, que todo oliera a ellos. Los bebés dormían en
esos momentos, sobre sus espaldas y Jungkook quería
abrazarlos y besarlos y llevarlos sobre su pecho a todos
lados, pero sabía que no debía despertarlos.

Yoojin y Yongguk los visitaron en algún momento


mientras Jimin comía. Observaron a los bebés de cerca
y Yoojin lloró cuando le dijeron que sería la madrina de
uno. Se abrazó a Jungkook y luego a Jimin con mayor
delicadeza.

—Son hermosos, Jimin. Deberías estar muy orgulloso


porque muchos bebés son feos cuando nacen, pero no
ellos.

Jimin le sonrió, encantado por el cumplido.

—Son hermosos porque se parecen a mí, por suerte


tienen poco de ese maldito.

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Alfa Sustituto
Yoojin atinó a darle la razón, apoyó una mano en su
hombro para darle un apretón.

—Ojalá el ser un maldito hijo de puta no sea here-


ditario. O, como dice Taehyung, se merecerán unas
nalgadas.

Le guiñó un ojo y Jungkook los despidió en la puerta.


Pronto vendrían más personas a saludarlos. Jimin estiró
una mano en su dirección para sostenerla con fuerza.

—Desearía que tuvieran todo de ti. —Dijo con gesto


serio—. En especial tu nariz que es tan atractiva.

Jungkook echó un vistazo a los bebés de nuevo con


un largo suspiro.

—Así lo quiso la Luna, supongo. Y a mí no me mo-


lesta que no se vean como yo, de hecho, preferiría que
se vieran solo como tú. —Jimin le dio un golpe en un
hombro sin fuerza—. ¿En serio? ¿Quieres que grite vio-
lencia doméstica en un hospital?

Jimin negó con la cabeza y tiró de él para acabar abra-


zados sobre la camilla, con poco peso en su operación.

—Lo siento, no. Yo solo estoy muy feliz, muy, muy


feliz. Meses esperando por este momento y al fin llegó
y te tengo a mi lado para compartirlo y puedo besarte
si quiero y sostener tu mano y se siente irreal. Creo que

549
Alfa Sustituto
son las drogas hablando pero esto es lo más feliz que he
estado en mi vida y lo más cansado también.

Jungkook se separó para besar su frente, su nariz, una


mejilla, su mentón hasta escucharle reír y al fin besar
sus labios.

—¿Te imaginas que se siente para alguien como yo?


Que nunca creyó que recibiría un final feliz. Yo no creo
que la Luna pueda sorprenderme con nada mejor que
esto a este punto. Puedo vivir feliz y morir en paz. Mí-
ralos, cuando sostuve a Jungmin fue como si me recono-
ciera, no sé si mi voz o mi aroma o si su pequeño lobo
sabe quién soy, pero se sintió tan bien, como sueños que
he tenido cuando mi cerebro quiere ser cruel.

Jimin hizo un mohín, tocó sus labios una vez más.

—Tu cerebro ya no puede ser cruel. Somos padres


ahora, ¿verlos acaso lo hizo más real? Lo hizo más real
para mí.

Verlos lo había hecho mucho más real. Jungkook notó


que el alfa se volvió instintivamente más protector y
más posesivo sobre ellos que antes. Fue como dejar a la
bestia libre, esos bebés eran suyos y pelearía con cual-
quiera por ellos. Jungmin y Jungtae eran Jeon, le doliera
a quien le doliera y esa tarde bajarían al registro del
hospital para recordarle al mundo que Jungkook estaba
en la lista negra y aún así se las arregló para ser padre
y dar amor.

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Alfa Sustituto
66. SEMANA UNO

Volvieron a la casa el tercer día. Muchos de sus amigos


no lograron saludarlos en el hospital por lo que sabían
que se pasarían por allí en cualquier momento. Jun-
gkook se apresuró a la habitación para dejar a Jungmin
en su lado del moisés y luego a Jungtae. Jimin no es-
taba levantando mucho los bebés aún, por la operación,
pero los sostenía para alimentarlos, lo que era más que
suficiente.

Estaban cansados y Jungkook dejó que durmieran


tanto como querían, al igual que Jimin, mientras prepa-
raba algo para comer. Algo lleno de todos los vegetales a
punto de echarse a perder que tenían, y arroz.

Podía escuchar a Jimin respirar junto a los bebés en


el monitor que dejó sobre la mesa y sonrió. Recordaba
que cuando cuidaba de Yoongi y Seokjin, esos espacios
de tiempo en los que él no era necesario se sentían pe-
sados, largos y dolorosos, pero ahora eran como bur-
bujas de momentos sin él que pronto se convertirían en
su tiempo personal con su omega y sus bebés.

Todos en esa casa lo amaban, él los amaba a todos.


Era algo especial, algo que no podía explicar cuánto
apreciaba aunque para el resto del mundo podía pa-
recer normal.

551
Alfa Sustituto
Seokjin y Namjoon visitaron primero, mientras los
trillizos estaban en la guardería. Jungkook los recibió en
la sala, porque la habitación estaba prohibida para las
visitas, por razones del nido, y acercó el moisés a ambos
para que vieran a los bebés, y Seokjin tomara a Jungmin.
Enseñó a Namjoon a sostener a Jungtae.

—¿Cómo te sientes, Jimin? —Preguntó Seokjin mien-


tras mecía a Jungmin contra su pecho—. Sé que estos
pueden ser días muy cansadores y estresantes y que te
puedes sentir algo triste.

Jimin se mordió el labio inferior y negó con la cabeza.

—Estoy bien, solo un poco dolorido y tengo la ex-


traña sensación de que esto no es del todo real. Pero lo
llevo día a día para disfrutar de todas las emociones.

Jungtae estornudó y tomó a todos por sorpresa. Jun-


gkook lo sostuvo entonces, contra su cuello y dejó que
el aroma a su alfa calmara su nariz. Cuando Jungmin co-
menzó a quejarse, cortos y molestos gritos de llanto, lo
tomó en su otro brazo también y se acomodó en el sofá
para que ambos descansaran sobre su pecho, envueltos
en su aroma.

Yoongi y Hoseok visitaron luego, junto a Minsoo y


Minwoo. Hoseok parecía más emocionado por ellos que
Yoongi, pero este último estaba sin dudas emocionado
por Jungkook. Yoongi era leal de esa forma. Él veía a Jun-
gkook como alguien que salvó a sus bebés y le desearía
lo mejor por el resto de su vida.

552
Alfa Sustituto
—Mírate, —comentó en algún momento al ver a Jun-
gkook mecer a Jungtae alrededor de la sala—. Todavía
recuerdo cuando me entrevistaste la primera vez. Te
veías siempre tan profesional en tus camisas blancas y
tan triste todo el tiempo y mírate ahora, en una suda-
dera y shorts, parece que no te has bañado en días y
estás más feliz de lo que jamás te vi en mi vida. Lo que
quiero decir es, nadie se merece esto tanto como tú, Jun-
gkook, y báñate. También quiero decir báñate.

Jungkook se bañó luego de eso. Se sintió un poco ata-


cado por esa brusquedad, pero se duchó y ayudó a Jimin
a tomar un baño. Se las arreglaron para bañar a los
bebés también y aunque Jungtae gritó todo el tiempo,
Jungmin pareció encantado de sentir el agua en su ca-
bello. Jungkook se distrajo peinando el a cada uno, su
cabello era tan corto, pero tan bonito de todas formas.

Cada algunas horas eran alimentados y a veces al-


gunas personas llegaban a visitar en el horario de la
comida. Hana y Hansol aparecieron en algún momento
y Jungkook distrajo al niño en la sala hasta que Jimin
estuvo listo en la habitación. Trajo a Jungtae consigo,
mientras acariciaba su espalda e intentaba hacerle
sacar lo que fuera necesario.

—¿Quieres conocer a Jungtae, Hansol?

Preguntó mientras escuchaba cómo Jimin se les su-


maba. El niño asintió un par de veces y esperó a que
Jungkook se arrodillara a su lado. Era extraño, su primer
cachorro y su último allí cara a cara. Hansol lo olisqueó
despacio y luego arrugó la nariz.

553
Alfa Sustituto
—Huele a tío Kook.

Dijo. Jungkook asintió. Más le valía oler a él, pasó


horas abrazado al bebé para que lo hiciera.

—Lo hace. Jungmin también lo hace. Es porque son


mis hijos, entonces huelen a mí.

Hansol pareció confundido de pronto.

—Pero... pero mamá dijo que no podías...por, por, por


la lista.

Dijo él. Jungkook se sentó en el suelo para mirarlo a


los ojos y explicarle todo bien. Sostuvo a Jungtae contra
su pecho mientras lo hacía.

—Yo no puedo tener hijos como tu mamá lo hace,


bebé. Jungmin y Jungtae son mis hijos de corazón, igual
que tú, porque yo les quiero mucho y su papá Jimin me
deja ser su papá también.

Hansol se dejó caer a un lado y estrujó el oso de pe-


luche que trajo como regalo para los pequeños.

—¿Por qué yo no?

Preguntó y sonó tan dolido que Jungkook pensó que


lo había golpeado.

554
Alfa Sustituto
—¿Por qué tú no eres mi hijo? —Preguntó. Hansol
asintió—. Porque tú tienes a tu mamá, que te quiere
mucho, pero no me quiere a mí de la forma en que Jimin
lo hace. Tú me llamas tío, pero eres mi hijo aquí. Tú
sabes que yo te adoro, Hansol.

Tocó el corazón del pequeño y él se echó a llorar. Él


entendía que era un tema delicado para Hansol, pero no
a ese punto.

Jimin se llevó a Jungtae para que él pudiera abrazar al


niño. Hansol estaba haciendo un berrinche, uno de esos
que no había visto nunca. Hana se sentó junto a ambos.

—Ha estado así desde que se dio cuenta de que ten-


drás hijos. Se comporta como bebé para llamar la aten-
ción. Creo que tiene miedo de que lo dejes ahora que
tienes a otros dos.

Oh, no. Jungkook apretó a Hansol con más fuerza


contra su pecho.

—Cielos, no, Seollie. No te dejaría por Jungmin o Jun-


gtae. No dejaré a nadie. En este barco vamos todos a
bordo... no entiendes esa metáfora. Ni siquiera sabes lo
que es una metáfora. Escucha, bebé. Tío o papá, no im-
porta lo que me llames, yo te quiero y tú me quieres. Tú
eres mi bebé omega, yo soy tu alfa. Yo estaré ahí para ti
cuando sea que me necesites, incluso ahora que Jungmin
y Jungtae nacieron. Ellos no te quitarán tu tiempo con-
migo y tú no se lo quitarás a ellos. Son como tus her-
manos, ¿entiendes? Eres un hermano mayor.

555
Alfa Sustituto
Hansol no dejó de llorar y cuando Jungkook intentó
ponerse de pie para buscarle un pañuelo se rehusó a
soltarlo por lo que tuvo que cargarlo en brazos hasta la
habitación para sonarle la nariz.

Se sentó en la cama y luchó por dejar a Hansol en el


suelo, frente a él. El niño quiso volver a abrazarlo, pero
Jungkook no lo dejó aún.

—Ey, tú y yo somos amigos, ¿verdad? —Preguntó.


Hansol asintió mientras se secaba las lágrimas—. Los
amigos quieren que sus amigos sean felices, Hansol.
Jungmin y Jungtae me hacen tan feliz como tú, cuando
eras como ellos, y como tú ahora. No voy a dejarte
porque ellos nacieron. De hecho, sé que en unos días
será tu obra de teatro y ya tengo mis entradas. No me
olvidaré de ti, bebé, lo prometo.

Hansol asintió, un poco más calmado al fin aunque to-


davía lloraba. Jungkook besó su frente y se sintió mejor
cuando él aceptó dejar la habitación tomado de la mano
esa vez. Jimin le acarició la espalda cuando lo tuvo lo
suficientemente cerca, una especie de «estoy orgulloso
de ti, cariño», que llenó el corazón de Jungkook.

556
Alfa Sustituto
67. SEMANA DOS

Era viernes cuando dejaron la casa con unos pro-


tectores de oídos sobre los gorros de algodón que cui-
daban de las cabezas de los bebés. Vestían trajes, como
Jungkook pidió que hicieran, por Hansol, y llevaban un
regalo de felicitaciones para el pequeño omega, que
llamaba más seguido últimamente. Jungkook se sentía
mal por él, no era fácil no tener un vínculo con un alfa
a su edad y luego ver cómo otros pequeños recibían un
vínculo pero él seguía solo. De ser por él, aceptaría que
Hansol le llamara papá, pero no sabía cómo eso haría
sentir a Hana y a la memoria que ella tenía de su alfa.

La escuela estaba relativamente cerca, y los bebés se


las arreglaron para dormir en sus sillitas ese día. Jimin
estaba menos dolorido, cuidaba muy bien de su herida
y se preocupaba mucho de sentirse bien para poder
cuidar de los bebés también. Jungkook bajó a Jungmin
primero y dejó que Jimin hiciera lo mismo con Jungtae
antes de cargarse a ambos bebés al pecho con una tela
especial que recibieron en su babyshower. A ellos pa-
recía encantarles estar allí, bañados en el aroma de su
padre, listos para dormir.

Jimin tomó su mano mientras caminaban frente


a todos los coches, reconocieron a algunos allí como
Yoojin, que llevaba un vestido hermoso y a Hana del
brazo. Jungkook frunció el entrecejo, les lanzó a amabas
miradas llenas de duda.

557
Alfa Sustituto
—¿Vamos a entrar? —Preguntó Hana en cuanto los
vio—. Yongguk ya nos guardó asientos y Taehyung con-
siguió que la escuela le deje sacar fotos.

—Los demás ya están adentro. —Insistió Yoojin con


un beso sobre la cabecita de Jungtae—. Los estábamos
esperando. Hansol está muy emocionado por verte,
Jungkook.

Hana bufó una risa.

—Más emocionado que por verme a mí.

Hacía calor, pero el salón estaba acondicionado. Jun-


gkook se sentó casi al frente, donde podía verlo todo.
A un lado Jimin sostuvo su mano con la de más cerca y
estiró la otra para acariciar la espalda de Jungtae. A su
otro, Taehyung tomaba fotografías de los niños que co-
menzaban a aparecer en el escenario.

Las luces se apagaron y la obra comenzó. Jungkook


no esperó que los bebés durmieran todo el tiempo y
cuando Jungtae comenzó a lloriquear, Jimin lo tomó y se
levantó para calmarlo fuera de la sala, quería dejar que
Jungkook disfrutara de ese momento con Hansol. Jimin
era demasiado bueno, pensó, mientras Hansol bailaba
en el escenario al ritmo de una canción sobre cómo la
Luna iluminaba las noches más oscuras.

No pudo evitar sonreír cuando Taehyung tomó una


nueva fotografía. Todo eso era lo que él quería. En es-

558
Alfa Sustituto
pecial cuando Jimin volvió con su hijo en brazos ya cal-
mado y se sentó a su lado para tomarle una mano. Tenía
amigos, tenía una manada, tenía a los gemelos y a Jimin
y también a Hansol que le sonreía desde arriba para re-
cordarle que estaba allí. Y si Jungkook derramó alguna
lágrima, nadie dijo nada porque Yoojin era un mar y Tae-
hyung un océano al final. Jimin derramó un par también,
pero no tuvo tiempo de decir nada al respecto porque
Jungmin lloró y marco la hora de la comida para ambos.

—¡Tío Kook!

Hansol se lanzó a sus brazos en cuanto lo vio. Jun-


gkook lo tomó en el aire en la entrada y le dio una vuelta
como había visto a Namjoon hacer con sus hijos antes. Y
cuando estuvo arriba, lo bajó para besar su nariz.

—¡Eso fue asombroso! —Casi gritó—. Estuviste per-


fecto, fantástico. Hiciste al tío Tae llorar.

—¡No es cierto!

Gritó Taehyung desde detrás de su cámara. Capturó


en una imagen el momento en que Jungkook besaba una
de las mejillas de Hansol, y la sonrisa del niño y luego se
dio por vencido. No tomaría fotos más bonitas que esa
ese día.

—¿Te gustó?

Preguntó Hansol una vez estuvo en el suelo, parecía


asustado de la respuesta. Jungkook se arrodillo frente a

559
Alfa Sustituto
él.

—Me encantó. Gracias por invitarme, bebé.

Hansol se lanzó a abrazar su cuello. Una sonrisa en


sus labios y un beso tímido en su oreja.

—Gracias.

Dijo él y se sintió como lo más sincero y poderoso


que decía en su corta vida. Jungkook quiso llorar, pero
se conformó con abrazar a Hanso y llenarlo de su aroma,
porque era cómo su hijo aunque el mundo dijera lo con-
trario. La Luna lo sabía y tenía que respetarlo.

Jimin descansaba sobre el nido esa noche, luego de


la cena. Ya no se restregaba sobre él como antes, sino
que sostenía a sus bebés sobre su pecho, allí, donde olía
como su manada. Jungkook se acurrucó junto a ellos. Ha-
cían eso seguido últimamente, solo disfrutar del tiempo
juntos y del amor que se tenían, compartir su existencia
de esa forma. Jungmin dormía, él era el más tranquilo
de los dos, Jungtae se quejaba junto a Jimin por alguna
u otra razón.

—Hola, bebé.

Jungkook se detuvo a acariciar una de las mejillas de


Jungmin, él despertó al tacto de su dedo y abrió los ojos

560
Alfa Sustituto
para buscarlo. Pareció sonreír, Jungkook juraría que
sonrió, cuando le dijo a Jimin él se emocionó por verlo
también. Se sostuvo en un codo para mirarlo. Jungmin lo
hizo de nuevo cuando Jungkook lo acarició y Jimin juró
en todos los idiomas que sabía que acababa de morir de
ternura.

561
Alfa Sustituto
68. SEMANA TRES

Jungtae lloró en algún momento. Eran horas inhu-


manas de a noche cuando Jungkook rodó fuera de la
cama para acercarse al moisés que había acomodado
cerca de su lado. Jimin se revolvió entre las sábanas, le
escuchó respirar y despertarse lentamente mientras
él tomaba al bebé en brazos antes de que despertara a
Jungmin.

El aroma a alfa solía calmarlos, pero esa noche Jun-


gtae estaba verdaderamente molesto. Jimin se puso de
pie cuando Jungmin comenzó a quejarse también y lo
tomó de moisés para llevarlo a la cama. Jungmin tenía
hambre, pero Jungtae parecía solo enfadado.

—Creo que tiene gases.

Murmuró mientras acariciaba la espalda de pequeño.


Jimin tocó su lado en la cama para que se acostara. Jun-
gkook dio un par de vueltas antes de hacerle caso. Jimin
se veía tan cansado con esas ojeras de dos kilos bajo
cada ojo.

Apoyó a Jungtae sobre la cama con cuidado y le aca-


rició a pancita con un par de dedos, el bebé se quejó
pero pareció aliviado luego de un momento y Jungkook
rio porque su nariz notó lo que sucedía.

562
Alfa Sustituto
—¿Es mi turno de cambiarlo?

Preguntó. Jimin asintió mientras sostenía a Jungtae


sobre su hombro y le daba golpecitos en la espada. Una
sonrisa decoraba sus labios a pesar de cansancio.

Jimin vistió a Jungmin en un mameluco rojo y blanco


para hacer referencia a las festividades y a la Luna. Jun-
gkook hizo lo mismo con Jungtae, a quien todavía no
le gustaba vestirse y prefería quejarse hasta que todo
terminara. Jungkook le hablaba todo el tiempo, lo único
que parecía calmarlo.

En la sala, un árbol lleno de luces y colores los espe-


raba, debajo un montón de regalos de todos sus amigos,
y junto a sofá, casi todos esos amigos que aceptaron la
invitación. Jimin cargó a Jungmin hasta ellos, Seokjin y
Taehyung se detuvieron a mirarlo, a notar lo bonito que
se volvía con los días. Jimin les recordó que los bebés no
se parecen a nadie al nacer, pero Seokjin insistió que en
el momento en que Jinhee nació él podía ver los genes
de Namjoon en ella.

Cenaron todos juntos, los pequeños en sus respec-


tivas sillas o en los regazos de sus padres, Jungmin y
Jungtae en sus sillitas mecedoras. Hansol saltó ante la
oportunidad de hacerse un espacio en una de las piernas
de Jungkook y él lo dejó porque quería darle esos pe-
queños momentos que el niño pudiera atesorar en e fu-
turo cuando pensara en él. Jungkook entendía lo que era

563
Alfa Sustituto
no tener una familia y aunque Hansol tenía a su madre,
no tener un alfa era muy doloroso. Jungkook podía ser
eso para él, incluso si Hansol no le llamaba papá.

Taehyung les regaló un álbum de fotos titulado «El


amor que la Luna quiso», con imágenes desde el mo-
mento en el hospital, cuando se conocieron realmente,
hasta ambos abrazando a un pequeño cada uno y be-
sando sus cabecitas. Era hermoso y estaba preparado
cuidadosamente. Jimin lo abrazó contra su pecho y luego
a Taehyung para agradecérselo. Hansol y los trillizos se
distrajeron mirando las fotos mientras ellos hablaban
de los otros regalos.

El grupo de GAASM se juntó para regalarle a Jungkook


algo en conjunto, una cámara de fotos.

—Con ella puedes tomarle fotos a los bebés y hacer


videos caseros y luego enviárnoslo, para que podamos
disfrutar de esto a través de ti.

Dijo Yongguk algo avergonzado. Jungkook utilizó su


nueva cámara para tomar una fotografía de su manada
esa noche, y para filmar a los bebés durmiendo más
tarde.

564
Alfa Sustituto
69. SEMANA CUATRO

Jungkook no podía creer lo rápido que pasaba el


tiempo.

Esa mañana todos sus amigos estaban allí. Hoseok le


arreglaba su traje de ceremonia, Yongguk intentaba per-
feccionar su cabello. Jungkook dejó que Yoojin atara su
cinturón un poco más justo. Se veía como un alfa digno
de marcar a un omega como Jimin, ya no se sentía aver-
gonzado de la marca en su pecho, no cuando Jungmin y
Jungtae estarían allí.

Eligió a Yoojin para que caminara junto a él hasta el


altar. Ella, en su vestido blanco y su escandalosa corona
de lunas, se hizo a un lado para arrodillarse detrás de
Jungkook. Esperaron. La música de fondo era suave y
Jungkook se giró para ver cómo todos estaban sentados
en el suelo, sobre la alfombra roja, así que los imitó.

El corazón le latía muy rápido, estaba ansioso y emo-


cionado y no podía esperar para ver a Jimin. Como si lo
llamara con su nombre el omega apareció frente a sus
ojos. Él eligió tener a dos escoltas. Yongguk sostenía uno
de sus brazos y Taehyung el otro y tal y como Jungkook
hizo atravesó el pasillo de personas lenta y dignamente,
una sonrisa en sus labios. Lucía como salido de una pe-
lícula con su traje ceremonial y las joyas que lo deco-
raban como a una preciosa obra de arte.

565
Alfa Sustituto
Jungkook le hizo una reverencia cuando Jimin estuvo
lo suficientemente cerca y luego, Jimin se arrodillo para
devolverla. Jungkook sostuvo su mano una vez sentados
lado a lado. Podía escuchar a Seokjin sorber por la nariz,
limpiarse las lágrimas. Jungkook lo ignoró, ese era su
momento.

El hombre frente a ellos, el juez que los uniría, les


sonrió. Él parecía solo un poco sorprendido por la
marca en el pecho de Jungkook. Se aclaró la garganta
para llamar la atención de todos los presentes.

—Estamos aquí reunidos para unir a estas dos almas.


Jimin y Jungkook tienen una historia muy particular que
estoy seguro todos conocen. Parece un juego de la Luna,
cómo se conocieron por temas de trabajo y acabaron
dejando el trabajo de lado por el poder de su amor. En
verdad, no tengo que contárselos yo, Jimin, Jungkook te
escribió una carta y la guardó en su baúl del amor hace
un tiempo. ¿Te gustaría saber lo que dice?

Jimin asintió, se mordió el labio inferior con


nerviosismo.

—Me encantaría saber, por favor.

El hombre rio y le entregó un montón de hojas.

—Él en verdad escribió mucho, pero por el tiempo


de nuestros invitados de honor, puedes leer la primera
parte.

566
Alfa Sustituto
Jimin miró a Jungkook con sorpresa, él notó que sus
ojos parecían tintinear con el color de su omega.

—¿En voz alta? —Preguntó, luego rio nervioso—. Ah,


está bien. Querido Jimin. No sé cómo decirte las cosas
que quiero decir sin sonar como un cachorro de quince
años de nuevo, así que solo voy a sonar como un ca-
chorro de quince años de nuevo y a dejarte decidir si
todavía quieres que te marque.

»Momentos como estos, luego de mi cumpleaños, me


recuerdan a esos tiempos demasiado. Tenía muchos
sueños y los perdí y ahora juro que me los devolviste.
Suena exagerado, no lo es. Cuando te conocí solo
caminaba por la vida porque no podía morir, ahora tengo
el deseo de hacer y de ser. Quiero conocer a Jungmin y
Jungtae y llevarte a un millón de lugares, quiero tener
amigos y que estés allí para sostener mi mano cuando el
mundo me sonría y cuando sea injusto.

»Será difícil, cielo, muy difícil con alguien como yo.


Pero lo haces lucir fácil. Yo confío en ti. Eres como
un regalo de la Luna que apareció cuando menos lo
esperaba y que por momentos me pregunto si merezco.
Namjoon me dijo una vez que eras un regalo con moño
listo para mí, la verdad es que tenía razón. Mira todo
lo que me estás dando. Eres mi destinado, Jimin, de la
Luna, del destino, ¿entiendes lo emocionado que me
hace sentir eso? Los alfas de la lista negra no tenemos
destinados, no tenemos esperanza, no tenemos nada.
Pero yo te tengo a ti y juro que eres una canción que no
quiero dejar de escuchar. Te cantaré cada noche hasta
la última, a ti y a los bebés. Porque te amo, los amo, y
contigo hasta me amo. ¿No es eso increíble?

567
Alfa Sustituto
Jimin se detuvo para evitar lágrimas que llenaban sus
ojos.

—Lo siento. —Murmuró—. Yo también te amo, Jun-


gkook. También te escribí una carta, ¿puedo leerla?

Se giró para mirar al juez. El hombre negó con la ca-


beza mientras sonreía y le entregó una hoja a Jungkook.
Era una carta más corta, pero él sabía que guardaba
mucha emoción. Jungkook se aclaró la garganta.

—Cariño mío. Jungmin, o Jungtae, acaba de patearme


y me recordó mi suerte. Hace un año viajaba por el
mundo, pero no era tan feliz como ahora. Estaba pre-
ocupado por cosas de la sociedad que no tienen sen-
tido. No lamento cómo nos conocimos. Fue difícil hacer
que te enamoraras de mí y, sin embargo, siempre me
hiciste sentir más apreciado que nunca. ¿Recuerdas la
primera vez que me llamaste «dulzura»? Pensé que me
iba a derretir allí en el coche. Ya no lo haces tanto, creo
que te gusta más cielo o bebé. A mí también, a mí me
gusta todo lo que me dices. Me recuerda que no soy un
indigno como dice mi madre. Soy digno solo, pero me
alegra mucho tenerte a ti. A ti, a Jungmin y a Jungtae.
Eres mi manada, no puedo esperar a que me muerdas
y a llevar esa marca con orgullo. ¡Dignidad, Jungkook,
dignidad! La dignidad que solo tu amor puede darme...
lo siento, tenía que ser sarcástico. Te amo, eso no fue
sarcasmo. Ahora, muérdeme, por favor.

Jungkook rio, Jimin sabía que leerían sus cartas ese


día, supuso que no sabía que sería en voz alta.

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Alfa Sustituto
—Alguien está impaciente. —Comentó el juez con
una risa ahogada. Tomó las manos de ambos y les pidió
que entrelazaran sus dedos. Ató un lazo rojo, con media
lunas que colgaban, entre sus muñecas—. En el pasado
nuestros ancestros se unían para siempre. Espero que
esta sea este tipo de unión. Los destinados tienen ese
brillo en los ojos, el mismo que ustedes dos. Me siento
feliz de decirles que pueden besarse y Jungkook, puedes
morder a tu omega.

Jimin se lanzó a sus brazos, para la risa de los pre-


sentes. Jungkook lo besó, lento y sentido y con la espe-
ranza de que sintiera todo lo que él sentía. Con una mano
atada a la de Jimin besó el camino a su cuello, Taehyung
silbó a espaldas de Jimin, pero él lo ignoró. Ignoró todo,
ignoró los sonidos de celebración, los aplausos, cuando
movió ligeramente la cabeza de Jimin a un lado y clavó
los dientes en el espacio entre su cuello y un hombro.
Le supo a sangre y olió a sangre, pareció eterno. Podía
sentir los pétalos que caían sobre su cabeza al igual que
el agua bendecida con luz de Luna. Jimin tembló, él solo
podía imaginar lo bonito que se veía su rostro en ese
momento.

Lamió la marca cuando estuvo terminada. Jimin le


dio un suave empujón para tomar su mentón en una
mano, por un nuevo beso. Se sacudió y Jungkook quiso
reír cuando lo notó, casi podía sentir los pensamientos
de Jimin en su cabeza.

Quiso reír cuando se sentaron frente al altar, con sus


manos todavía atadas, Jungmin y Jungtae en brazos,
Hansol entre ambos y todos sus amigos alrededor a por
una fotografía por su unión.

569
Alfa Sustituto
Estaban unidos. Jungkook estaba unido a pesar de
la marca sobre su pecho. Cuando Jungmin se abrazó a
su piel desnuda para dormir más cómodo, mientras los
demás festejaban por ellos, no se lo pudo creer.

Estaba unido. Tenía una familia.

570
Alfa Sustituto
70. SEMANA CUATRO

Jungkook cargaba a Jungtae en brazos mientras Jimin


cambiaba a Jungmin. Era uno de esos momentos aje-
treados en los que tenían que marcar sus tiempos según
los pañales de los bebés.

—¿Estás listo?

Preguntó mientras observaba como Jimin arreglaba


la ropa de Jungmin en el baño de los Kim. Era año nuevo
y Jungkook no quería perderse los fuegos artificiales
por nada. Eran un símbolo del cambio de un año al si-
guiente. Eran lo que ellos necesitaban.

Jimin asintió. Tomó a Jungmin en sus brazos y lo


meció fuera del baño con un baile muy gracioso que
obligó a Jungkook a darle una nalgada. La música de
fiesta de seguro se prestaba para eso.

Los niños acababan de despertar para ver los fuegos


artificiales. Jungkook siguió a Jimin al patio. Hacía calor
y se las arreglaron para arrasar con la barbacoa tem-
prano, ahora casi todos bebían margaritas, al menos
los que podían, más que nada Hoseok. Yoongi, Seokjin y
Jimin las miraban con cariño y pena.

Jungkook se alejó de los omegas que discutían cosas

571
Alfa Sustituto
de trabajo para hablar con personas más interesadas.
Yoojin bebía una margarita bajo el brazo de Yongguk,
que se veía ridículo con su trago en la mano tatuada.
Jungkook rio, bailó frente a ambos con Jungmin en
brazos para hacerles reír y lo logró.

—¿Cómo va su noche?

Preguntó. Yoojin se encogió de hombros.

—La chica del trabajo de Seokjin me ha estado ha-


ciendo ojitos lindos toda la noche.

Comentó. Jungkook frunció el entrecejo.

—Creí que tú y Hana...

Comenzó. Ella lo detuvo con una mano.

—Nos estamos conociendo.

Jungkook casi gruñó.

—Hana no ha salido con alguien desde que su alfa


murió, Yoojin, y tiene un cachorro pequeño. Conociendo
es muy importante para ella...

Los ojos de la alfa se aguzaron con enfado y pareció


lista para golpearlo.

572
Alfa Sustituto
—¿Acaso dije algo que meritara este maltrato? —Pre-
guntó—. ¿Las chicas no pueden hacerme ojitos lindos
ahora? Que una chica me mire no quiere decir que le
voy a dar la hora, Jungkook. Sé lo importante que es esto
para ella. Si te importa saberlo, ya lo hablamos, porque
somos mujeres adultas. Cielos, Yongguk, pégale a tu hijo
por mí.

Yongguk observó su trago como si se preguntara si


bebió demasiado.

—Tiene a un bebé en brazos, Yoojin, maldita bruja.

Ella golpeó a Yongguk, él se lo devolvió y ambos rieron.


Jungkook suspiró. Decidió que iría con su gente, con los
niños. Hansol y los trillizos jugaban con juguetes, con
superhéroes que volaban y un transformer que Jinwoo
de verdad amaba. Jungkook sostuvo a Jungmin de forma
de que pudiera verlos jugar, él haría eso algún día.

Su vínculo con Jimin tembló y el se apresuró a po-


nerse de pie para buscarlo. Le vio desaparecer detrás
de la puerta del baño una vez más, enfadado, y lo siguió.

—¿Por qué me llamas ahora, mamá? Jina y yo no que-


remos saber nada sobre ustedes. Tú no nos quieres como
somos y ese es tu problema no el nuestro. Si quieres
saber, tengo dos hijos ahora y no te diré sus nombres
porque hiciste que Jungkook tuviera malos días, asus-
tado de si iría a la cárcel por tu culpa. Sí, claro que sigo
con él. Me mordió y... ¿Hola? —Su rostro cambió de eno-
jado a preocupado de pronto—. ¿Papá? Estoy bien, sí.

573
Alfa Sustituto
Son dos niños, son hermosos. Jungkook también está
bien, gracias por preguntar. Me gustaría que los cono-
cieras, pero no mamá. Ella llevó a la policía a mi casa,
papá. Sé que vas a defenderla pero yo no. Dejó a Jina en
la calle. Puedes conocer a mis hijos si quieres, pero no
ella.

Jungkook se apresuró a tomar a Jimin por la cintura


para calmarlo. Envió calma a través de su vínculo. Jimin
tembló.

—Feliz año nuevo, papá. Yo también te quiero y te ex-


traño. Y lamento haberte mentido antes. Quería prote-
germe y a Jungkook de mamá.

Jungkook lo abrazó cuando la llamada terminó. Su


padre no conocería a los cachorros. Jungkook había re-
cibido una llamada de uno de sus hermanos días atrás
para preguntar cómo estaba, por un momento pensó en
tener una relación con ellos, pero luego recordó que de-
jaron que lo trataran como basura y solo fue cortés.

—Está bien. Ellos no pueden hacernos daño ahora.


Estamos marcados, hicimos todo legalmente, ya no voy
a ir a la cárcel. Estamos a salvo.

Le recordó. Jimin asintió.

—Lo sé.

Se mordió el labio inferior y empujó a Jungkook fuera


del baño, listos para disfrutar de los fuegos artificiales

574
Alfa Sustituto
cuando Yoojin llamó sus nombres.

—Esos bebés si que usan pañales. —Comentó Yon-


gguk desde un lugar sobre el hombro de Yoojin—. De-
bería haberles regalado más.

Jimin y Jungkook rieron y la llamada quedó perdida


en algún lugar del teléfono.

FIN

575
Alfa Sustituto
72. Especial

Namjoon tomó a Jinhee en brazos esa mañana cuando


la encontró dando vueltas por la sala. A veces hacía eso,
despertaba antes que los demás y comenzaba a jugar
por sí sola. A él le preocupaba, Seokjin decía que era una
señal de que su bebé era una genio.

—¿Qué haces levantada, bebé?

Preguntó mientras la encaminaba a la cocina para re-


calentar la comida que Seokjin dejó para ellos. Jinhee se
encogió de hombros.

—Jugar. Jinan y Jiwoo duermen.

Dijo. Últimamente, desde que le habían explicado a


los trillizos que tendrían hermanos, ella hablaba de esa
forma para llamar la atención. A él no le gustaba mucho,
quería que se sintiera segura.

—Sabes que tu papá no se siente bien estos días, no


puedes preocuparlo caminando por la casa sola a cual-
quier hora.

Ella se rascó la cabeza y bostezó.

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Alfa Sustituto
—Es por los bebés. Ellos son puaj.

Hizo una cara. Namjoon se detuvo para mirarla.

—¿Puaj? Eso no es algo muy lindo que decir sobre


tus hermanos, linda. Ellos no son puaj, son muac, como
un beso.

Jinhee frunció las cejas y lo juzgó de la misma forma


que Seokjin haría. Parecía segura de que sus hermanos
eran puaj y no iba a cambiar su opinión de esa forma.
Namjoon llevó algo de comer para Seokjin a la cama con
su hija de la mano y cuando ella insistió, la dejó acos-
tarse entre ambos para descansar los ojos.

—Dice que los bebés son puaj.

Comentó Namjoon cuando ella se quedó dormida


sobre su pecho. Seokjin puso los ojos en blanco.

—Van a matarme y yo decido tener más. La Luna me


está tomando el pelo.

Yoongi meció a Minwoo de un lado al otro sin lograr


nada. Él solo lloraba y lloraba y parecía faltarle algo o al-
guien que lo calmara. Hoseok estacionó el coche frente
a la casa poco después y se apresuró a correr a su en-
cuentro al notar que algo sucedía. Yoongi le pasó al bebé
con un suspiro y observó como Minwoo hacía silencio al

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Alfa Sustituto
encontrarse en los brazos de su padre.

Abrió la boca, para decir algo, lo que sea que se le


ocurra, cuando Hoseok se detuvo en un paso y olisqueó
el aire a su alrededor.

—Bebé, —chilló y estiró una mano para sostener a


Yoongi—. ¡Minwoo es un omega! Me estaba buscando
para presentarse. Es un omega, mi bebé omega.

Yoongi lo abrazó, a ambos, cuando Hoseok dejó de


besuquear la cabecita de Minwoo para demostrarle
todo su cariño. Se sintió aliviado entonces, no era que
él fuese un mal padre, sino que Minwoo estaba predis-
puesto a ser más receptivo a Hoseok de todas formas.

—Mi bebé omega.

Murmuró sobre su cabello. Minwoo bostezó junto a


su rostro y él juraría que le dio un beso.

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Alfa Sustituto
73. Especial

Taehyung cerró la tienda de fotografías tarde ese día


por alguna razón. Su teléfono no dejaba de sonar con
llamadas del abogado beta que no quería tener sexo con
él hasta no estar propiamente enamorados y marcados.
Él lo encontraba ridículo, todo tan ridículo, pero el tipo
despertaba algún tipo de emoción extraña en él. Como
ternura y cariño, pero también una horrible calentura.

Guardó las llaves del local en su bolsillo y se dispuso


a caminar hasta la parada del autobús cuando un coche
caro que ya conocía aparcó frente a él.

—¿Me estás siguiendo? —Preguntó cuando Minjae


bajó la ventanilla del coche para sonreírle—. Te denun-
ciaré por acoso.

El beta puso los ojos en blanco.

—Todavía me debes una cita y hay un parque de skate


cerca que creí te gustaría.

—¿Skate? —Taehyung casi gritó—. ¿Qué tenemos?


¿diez años?

Se acercó al coche para entrar de todas formas porque


él tenía aire acondicionado.

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Alfa Sustituto
—Creo que cuando estamos juntos tenemos quince
años, con suerte.

Comentó Minjae mientras Taehyung se ponía el cin-


turón de seguridad.

—Ya... —Taehyung suspiró—. Por eso no puedes


alejarte de mí, pero te detienes cada vez que llega lo
sabroso.

Minjae volvió a poner los ojos en blanco y Taehyung


no supo por qué insistía tanto.

—Me estás presionando y no me gusta, ¿sabes? Las


cosas pasan cuando la Luna quiere que pasen y justo
ahora, la Luna quiere que hagamos el ridículo en un
parque de skate y comamos comida chatarra antes de
que te lleve a tu casa, ¿sí?

Taehyung escondió una sonrisa al agachar la mirada.

—Sí. Lo que la Luna quiera.

Yoojin sostuvo la mano de Hansol mientras cami-


naban por el parque, él se acostumbraba a su presencia
y no la cuestionaba, lo que era bueno. Esa mañana com-
praban frutas para que el niño recordara tener una

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Alfa Sustituto
buena dieta. Yoojin no comía ni dormía muy bien pero
estaba dispuesta a enseñarle cosas que Hana tenía que
enseñarle a ella primero.

—¡Manzana! —Pidió Hansol con entusiasmo. Yoojin


tomó un par en su mano—. Al tío Kook le gustan las
manzanas, ¿sabes?

Él siempre se la pasaba hablando de Jungkook y


aunque a ella le parecía adorable esperaba que en algún
momento aceptara verla como su alfa y no a él. Sabía que
era mucho pedir, pero podía pedirlo de todas formas.

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Alfa Sustituto
Agradecimientos

Hola, sí, creo que soy una de esas raras que deja agra-
decimientos al final.

Este capítulo va dedicado para esta historia y para


ustedes que me acompañaron durante momentos feos
de mi dolor. Pelearon con mi riñón junto a mí cada vez
que reían y lloraban y sentían lo que Jungkook. Esta his-
toria me acompañó en largos viajes en bus hasta el hos-
pital y tiempos sola esperando a que terminen de pa-
sarme calmantes. Esta historia me acompañó a dar un
examen a la Universidad y a pasarlo. Esta historia me
acompañó a pararme a mirar ropita de bebé en la calle
y a imaginar los momentos más adorables del mundo,
tanto que sentía que iba a llorar.

Si sienten que todavía le falta, que no está terminada,


que es insatisfactoria, espero verlos en la nueva tempo-
rada. En verdad espero que la disfrutaran, pero si no fue
así acepto la culpa como un alfa en la lista negra lo haría.

Nunca acabé una historia antes, se siente tan


agridulce.

No quiero que termine pero a la vez, esta parte de


la historia está acabada. Ahora hay que ver a los bebés
crecer, a Jungkook conseguir ese trabajo como profesor
de alfas en la lista negra, a los bebés de los Kim, a los
demás alfas de la lista negra ser felices, a Hoseok prácti-

582
Alfa Sustituto
camente rogar por más bebés.

Espero me acompañen entonces también.

Nos vemos allá.

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Alfa Sustituto
Mensajes de la manada

“Leer este tipo de obra, lo que expresas al convertirlo


en arte; me ha llevado a amarte Iana. Eres una persona
hermosa, me has hecho llorar y reír y luego volver a
llorar (cuando me hacías llorar a veces quería darte una
nalgada. Porque si te mereces una nalgada, te mereces
una nalgada). Gracias por ser la Líder de esta Manada y
deleitarnos con este fanfic maravilloso. Te ama una alfa
de tu manada” Lucero G

“Alfa Sustito es de esas historias poderosas, intensa,


que te sumergen en un mar de emociones, una historia
que se queda en el corazón para siempre” Alejandra S

“Alfa Sustituto es una historia que te atrapa, no solo


por la trama sino por todas las emociones que te hace
vivir. Me ha hecho pasar capítulos llenos de dulzura y
también varios dolorosos, a veces también una mezcla
de ambos pero al final semana a semana te va volviendo
adicta a ellos. Gracias, Iana, por crear una historia tan
hermosa, por compartirla con nosotros y por dar tu
aprobación para que podamos tenerla en físico. Además
de talentosa, eres muy generosa.” Fiorella P

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Alfa Sustituto
““Soy el Alfa en la lista negra más afortunado en el mundo.”
Es la frase que más me marcó durante la historia. Donde se
dice en un momento climax, donde no sólo el personaje lo
sintió, si no yo también. Gracias, Iana. Gracias, Luz de Luna
por hacer sentir con tu historia que aún con dificultades la
felicidad llega y toca cada fibra de tu ser. Me hiciste vivir en
ellos y con ellos. Gracias por regalarnos esa historia.”
Michelle T

“Alfa sustituto comienza como un dolor en el corazón,


toda la situación de ambos es tan injusta y no puedes evi-
tar llorar en todos los capítulos. Pero luego se convierte en
un rayito de sol en tu vida, hacia felices mis días con tanta
ternura, ambos se merecían lo mejor del mundo y leerlos en
su travesía hacia que respirara flores de arcoíris. Este fanfic
ilumino mis días de vacaciones y los de muchas personas,
me levantaba solo para ver si habías actualizado y revisaba
mi celular 40mil veces solo por eso. Sé que también fue toda
una experiencia para ti mientras buscabas cosas de embara-
zo y mil cosas que Jungkook compraría para sus bebes. Creo
que fue un bonito escape tanto para ti como para toda la
manada, porque ahora todas tienen unos bebes a los cuales
mimar.” Yuuki A

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Alfa Sustituto
Otros títulos

Alfa Sustituto II

Wolf club

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