III Rome - 2020 - Documento de Trabajo 4

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Teorías y Prácticas de la Comunicación III (Cátedra Romé)

Cronograma de contingencia 1er. Cuatrimestre 2020

Documento de Trabajo N°4: La acumulación originaria

Nota inicial: El presente documento integra el Cronograma de Contingencia


relativo a la materia Teorías y Prácticas de la Comunicación III, elaborado para
su implementación exclusiva en las circunstancias del aislamiento preventivo
obligatorio dispuesto a raíz de la pandemia por COVID-19; es decir, destinado
exclusivamente a lxs estudiantes inscriptxs en la cursada correspondiente al
1er cuatrimestre de 2020. Ofrece una versión reducida de la propuesta habitual
de la materia, atendiendo al carácter no obligatorio de la participación virtual
durante este período.

El documento forma parte de una serie diseñada para ofrecer herramientas que
permitan el abordaje de la bibliografía mínima necesaria para la acreditación de
la materia; acreditación que se concretará mediante la aprobación de la
instancia de examen final, en condiciones presenciales (respetando el derecho
de cada estudiante a presentarse a todas las mesas de examen que la
Facultad estipule). En esa evaluación se tomarán solamente los contenidos
incluidos en el programa reducido.

La dinámica de trabajo es la siguiente:

1. El lunes 08/06/2020 lxs docentes de la cátedra envían a través de los


mailings por comisión, el presente Documento de Trabajo 4, destinado a
orientar la lectura de la bibliografía del núcleo temático 4 del cronograma
y a destacar los problemas y ejes de discusión.
2. Hasta el lunes 15/06/2020 (hasta las 11 am) se recibirán a través de los
mailings por comisión, consultas, comentarios, dudas y/o discusiones,
por parte de lxs estudiantes, basados en la lectura de la bibliografía
mencionada en el documento de trabajo.
3. El jueves 19/06/2020 lxs docentes enviarán por los mailings de cada
comisión una devolución sintetizadora basada en las consultas recibidas,
apuntando a despejar dudas, redondear ideas y establecer un saldo
colectivo de la lectura

Los plazos aquí establecidos son perentorios. El material generado quedará, no


obstante, como herramienta disponible para aquellos que no puedan seguir la
regularidad semanal pero deseen prepararse para rendir el examen final.
Documento de Trabajo N°4: La acumulación originaria

1. De la estructura a la prehistoria

En esta oportunidad vamos a trabajar otro capítulo fundamental de El Capital


que, sin duda, ha sido retomado en múltiples discusiones desde distintas
disciplinas.

Podemos comenzar con la siguiente hipótesis de lectura: si los dos primeros


capítulos de El Capital constituyen un análisis del capitalismo en términos
estructurales, en el capítulo que trabajamos en esta oportunidad, el XXIV, se
trata de un análisis en términos históricos.

En otras palabras, si el capítulo dedicado a la mercancía y el fetichismo da


cuenta de la lógica que rige el modo de producción capitalista como un hecho
consumado, el análisis desplegado en este capítulo apunta a dar cuenta del
largo y complejo proceso que produjo como resultado el modo de producción
capitalista. En ese sentido, nos interesa enfatizar el modo en que en este
capítulo emerge el análisis de las contradicciones históricas en su entramado
complejo -quizás podemos ver aquí en acto lo que Althusser denominará
sobredeterminación-, es decir, de las contingencias y las tendencias (y no, de
las leyes necesarias de la Historia) que dieron como resultado la conformación
del modo de producción capitalista. Podemos ver cómo, a lo largo de estas
páginas, se van desplazando, condensando, distintas contradicciones
existentes en los diferentes niveles de la sociedad -económico, político,
jurídico, ideológico- teniendo por fundamento la expropiación violenta que
despoja de la tierra al trabajador.

Por otra parte, cabe subrayar que Marx despliega el análisis del caso de
Inglaterra pues, según afirma, constituye el ejemplo clásico del proceso de
conformación del sistema capitalista. Pero eso no significa que sea una suerte
de modelo histórico que daría cuenta de los pasos necesarios reproducidos de
un modo mecánico, homogéneo y lineal en otras latitudes. Por el contrario,
Marx sostiene: “La historia de esa expropiación adopta diversas tonalidades en
distintos países y recorre en una sucesión diferente las diversas fases” (p. 895).

De allí se desprende la necesidad de pensar la historia en términos de casos y


coyunturas singulares más que de despliegue de una esencia única.

Si, como veremos en seguida, Marx muestra en su análisis la primacía de


procesos extraeconómicos en los comienzos del capitalismo, podemos
preguntarnos: ¿Se deduce de eso que existe una determinación de lo político
por lo económico? ¿Cómo podemos pensar la relación entre las distintas
instancias que componen la totalidad social?

Y, por otro lado, ¿cuál es la relación entre el funcionamiento del capitalismo y


los procesos que le dieron origen? ¿Se trata de procesos que tienen existencia
únicamente en su prehistoria o continúan funcionando una vez que se
consolida el sistema capitalista? Sobre esto volveremos un poco más abajo.

Podremos retomar estas cuestiones en relación a la concepción marxista de la


historia cuando trabajemos “Contradicción y sobredeterminación” de Althusser.

2. Una crítica al mito burgués del origen del capitalismo.

El texto muestra, a su vez, que el análisis de las condiciones materiales


existentes en la prehistoria del capitalismo, “la historia real”, implica, al mismo
tiempo, una crítica a las representaciones ideológicas de dicho proceso.

Destaquemos, en este sentido, que Marx no habla de la acumulación originara,


sino de la llamada acumulación originaria. Marx plantea así que (la)

acumulación originaria desempeña en la economía política aproximadamente el


mismo papel que el pecado original en la teología. Adán mordió la manzana, y
con ello el pecado se posesionó del género humano. Se nos explica su origen
contándolo como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos había,
por un lado, una elite diligente, y por el otro una pandilla de vagos y holgazanes
(p. 891).1

1
Volvemos a encontrar la función del mito, como el de El Estado de Naturaleza, que vimos en el DT1.
El mito de la economía política está constituido entonces por una narrativa con
dos figuras, la del “ahorrista inteligente”, por un lado, y la de los “vagos y
holgazanes”, por el otro. En ese sentido, en el Capítulo XXIV, Marx escribe:

Ocurrió así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por
no tener nada que vender excepto su pellejo. Y de ese pecado original arranca
la pobreza de la gran masa –que aún hoy, pese a todo su trabajo, no tiene
nada que vender salvo sus propias personas-, y la riqueza de unos pocos, que
crece continuamente, aunque sus poseedores hayan dejado de trabajar hace
mucho tiempo (p. 892).

Podemos ver que en este mito subyacen algunos de los presupuestos


ideológicos que analizamos en los Documentos de Trabajo anteriores. En el
mito de la acumulación originaria se invisibiliza la existencia de distintas
clases sociales así como las formas de explotación, de sojuzgamiento, de
violencia, en definitiva, de terror. En su lugar, aparece el idilio, la
representación ideológica de una sociedad compuesta por individuos aislados,
libres, dueños de su voluntad. En este idilio, las relaciones entre los individuos
serían inmediatas, transparentes.

Marx construye su análisis a partir de la crítica radical a la narrativa propia de la


economía política acerca de la génesis del capitalismo precisamente con el
propósito de impugnar la idea del “ahorrista inteligente”, la que viene a denegar
la violencia como condición necesaria del proceso histórico del advenimiento
del nuevo orden social capitalista.

En efecto, en el comienzo mismo de la acumulación del capital hay violencia: la


conquista de América, el sojuzgamiento, el crimen, el robo. Marx entiende que
la llamada acumulación originaria “no es más que el proceso histórico de
escisión entre productor y medios de producción” (p. 893). Este proceso
histórico de escisión está íntimamente vinculado con los momentos en los que
se produce la desposesión violenta a grandes masas humanas de sus medios
de producción y subsistencia, compelidas a vender su fuerza de trabajo en el
mercado. “La expropiación que despoja de la tierra al trabajador constituye el
fundamento de todo el proceso” (p. 895).
Hay una combinación de elementos en ese proceso de expropiación violenta
de la tierra que arroja al mercado de trabajo a los proletarios “totalmente libres”:
disolución de las mesnadas feudales, la Reforma y la expoliación de los bienes
eclesiásticos, la Revolución Gloriosa con Guillermo III de Orange y el robo de
tierras fiscales, la usurpación de la propiedad comunal, las leyes para el
cercamiento de la tierra comunal.

La expulsión de los campesinos de las tierras comunales creó contingentes de


proletarios “libres” y privados de sus medios de subsistencia, que se
transformaron, forzados, en vagabundos e indigentes que iban de pueblo en
pueblo buscando su supervivencia. Es sobre ellos que recaen nuevos
mecanismos de disciplinamiento, entre finales del siglo XV y durante el siglo
XVI, y las “leyes contra la vagancia” cuyo sustento ideológico no es sino el del
mito del “ahorrista inteligente”, etc., que comentamos más arriba.

La legislación los trataba como a delincuentes “voluntarios”: suponía que de la


buena voluntad de ellos dependía el que continuaran trabajando bajo las viejas
condiciones, ya inexistentes (p. 918).

En este punto, si retomamos la narrativa de la “génesis” del capitalismo,


podemos ver cómo la ley se apoya en el mito del “ahorrista inteligente”, por un
lado, y de los “vagos y holgazanes”, por el otro2. Pero ¿acaso este mito es
exclusivo de los comienzos del capitalismo? ¿O, más bien, podríamos pensar
su extensión en otros momentos de su desarrollo?

Si pensamos en nuestra coyuntura: ¿cuáles serían las figuras subjetivas que


caracterizan el mito neoliberal? ¿Qué continuidades y diferencias podemos
encontrar entre el par vago-ahorristas y las figuras subjetivas neoliberales?

Tal vez, podríamos ubicar o rastrear el retorno de esas figuras que aparecen en
el mito burgués de los comienzos del capitalismo bajo la forma subjetiva del
empresario de sí en el neoliberalismo: los sujetos son interpelados en tanto

2
Para un análisis de las “leyes de la vagancia” que tuvieron lugar en el proceso de construcción del Estado Nacional
Argentino, véase Carvaglia, 2007.
emprendedores a asumir una responsabilidad de sí, a ocuparse de incrementar
el valor y el capital, y esa figura subjetiva también puede pensarse en tanto
forma exclusiva y excluyente ante quienes “no son capaces” de ser “gestores
de sí”: los incapaces, los vagos, los fracasados.

En el Capítulo XXIV, entonces, Marx afirma que en el principio fue el el terror,


ni “idilio” ni “pecado original”: sobre la población rural recayó una violencia
directa, exacerbada, extraeconómica. También es importante que tengamos en
cuenta que, en el transcurso de la consolidación del modo de producción
capitalista, si bien la violencia directa y extraeconómica no desaparece, se
produce un desplazamiento hacia una violencia naturalizada, en la medida en
la que se desarrolla -dice Marx- una clase trabajadora que, “por educación,
tradición y hábito” reconoce los imperativos de ese modo de producción como
“leyes naturales, evidentes por sí mismas” (el subrayado es nuestro). Y agrega:

La organización del proceso capitalista de producción desarrollado quebranta


toda resistencia; la generación constante de una sobrepoblación relativa
mantiene la ley de la oferta y la demanda de trabajo, y por tanto el salario,
dentro de carriles que convienen a las necesidades de valoración del capital; la
coerción sorda de las relaciones económicas pone su sello a la dominación
capitalista sobre el obrero. Sigue usándose, siempre, la violencia directa,
extraeconómica, pero sólo excepcionalmente. Para el curso usual de las cosas,
es posible confiar el obrero a las “leyes naturales de la producción”, esto, es, a
la dependencia en que el mismo se encuentra con respecto al capital,
dependencia surgida de las condiciones de producción mismas y garantizada y
perpetuada por éstas (p. 922).

Por otro lado, en consonancia con la crítica al Estado-Nación que vimos en LIA
(donde el Estado es pensado en términos de “comunidad ilusoria” que
convierte el interés particular de una clase en el interés general), Marx plantea
que en la génesis histórica de la producción capitalista,

la burguesía naciente necesita y usa el poder del estado para regular el salario,
esto es, para comprimirlo dentro de los límites gratos a la producción de plusvalor,
para prolongar la jornada laboral y mantener al trabajador mismo en el grado
normal de dependencia (p. 923).

El Estado aparece, entonces, como un instrumento de la burguesía para


sojuzgar y explotar al proletariado lo que conduce a la afirmación la “identidad
existente entre la riqueza nacional y la pobreza popular” (p. 907).

3. La lógica de la desposesión capitalista como proceso continuado

Teniendo en cuenta lo planteado por Marx sobre la llamada acumulación


originaria, podemos preguntarnos si acaso estos mecanismos de desposesión
son exclusivos de los comienzos del capitalismo o si, por el contrario,
mantienen su vigencia más allá del momento fundacional. En otras palabras,
¿es posible afirmar que la lógica de la desposesión violenta continúa actuando
en nuestro presente?

Para pensar esta cuestión, podríamos mencionar el modo Federici3 recuperar


en Calibán y la bruja.

En ese texto, la autora señala la tesis de Marx para destacar que el proceso de
despojo de las grandes masas no solamente implica a los comienzos y al
ascenso del capitalismo, sino también que esa violencia retorna, insiste.

Uno de los aportes que Federici le hace al análisis de Marx, es el que le


permite señalar que si bien éste dio cuenta de la huella criminal del proceso de
desarrollo de las relaciones capitalistas, se equivocó al pensar que esa
violencia retrocedería con la “maduración de las relaciones capitalistas” (p.20).

Así, para Federici, cada etapa del capitalismo ha estado acompañada por ese
mecanismo de desposesión violenta, inclusive la actual, la del capitalismo en
su forma financiera y globalizada, con las guerras imperialistas y el saqueo de
recursos naturales, la degradación de las mujeres, la persistente expulsión de
los campesinos de la tierras, la precarización de trabajadores.

3
Dentro del renovado interés que en las últimas décadas adquirió el proceso de desposesión violenta en los inicios
del capitalismo, Silvia Federici realiza un aporte fundamental en el libro Calibán y la bruja, al pensar la llamada
acumulación originaria desde el punto de vista feminista.
En una línea similar a lo que plantea Federici, Harvey 4 entiende que la
acumulación originaria no sólo fue condición de posibilidad en los inicios del
modo de producción capitalista sino también en cada una de las etapas,
acompañadas por ese mecanismo de “acumulación por desposesión” que se
extiende hasta el capitalismo neoliberal mediante cuatro aspectos principales:
privatización y mercantilización, financiarización, manipulación de las crisis con
la “trampa de la deuda” y el Estado como agente activo en la transferencia de
ingresos desde las clases más bajas a las más altas.

Por lo tanto, una violencia a gran escala está a la orden del día –subraya
Federici– del mismo modo en que lo estuvo en el período de transición del
feudalismo al capitalismo, aunque con la diferencia de que, en la actualidad,
“los conquistadores” son los funcionarios del Banco Mundial y del Fondo
Monetario Internacional (p. 30). En ese sentido, Federici también remarca el
modo en que el capitalismo debe mistificar sus contradicciones (las promesas
de libertad y prosperidad ante la coacción y la pobreza expansiva) sobre la
base de denigrar la “naturaleza” de aquellos a quienes explota: “mujeres,
súbditos, coloniales, descendientes de esclavos africanos, inmigrantes
desplazados de la globalización”. (p.31).

4. Explotación económica y reproducción

Dicho esto, ¿cuál es el otro aporte fundamental que Federici le hace al


concepto de acumulación originaria de Marx?

Si Marx se centra en la expropiación de los medios de subsistencia del


proletariado de sexo masculino, no atiende, sin embargo, a las
transformaciones en la reproducción de la fuerza de trabajo. Federici enfoca su
analítica de la acumulación originaria desde el punto de vista del trabajo
reproductivo efectuado por las mujeres; plantea, de hecho, una nueva división
sexual del trabajo que somete la labor de las mujeres y su función reproductiva

4
En línea similar a Federici, David Harvey es otro pensador contemporáneo que entiende que la acumulación
originaria no tuvo lugar solamente en la prehistoria del capitalismo sino se renueva en cada una de sus fases. Cfr.
Breve historia del neoliberalismo, 2007.
a la reproducción de la fuerza de trabajo. Y para establecer esa división sexual
del trabajo que confina a las mujeres al trabajo reproductivo se llevó a cabo una
gran cacería o persecución de brujas entre los siglos XVI y XVII.

La cacería de brujas, tanto en Europa como en el “Nuevo Mundo”, con la que


se desposee a las mujeres del control que ejercían sobre su función
reproductiva, es fundamental, por lo tanto, para cualquier ejercicio de análisis
de la llamada acumulación originaria, tanto como lo fue para el desarrollo de las
relaciones capitalistas la expropiación a los campesinos de sus tierras y la
colonización. Así, a Federici le interesan las condiciones históricas en las que
se desplegó el ataque y exterminio de brujas y “la extensión del control estatal
a cualquier aspecto de la reproducción” (p.37), así como la conformación de un
nuevo orden patriarcal que las excluye del trabajo asalariado y las ubica en una
nueva posición, basada en la dependencia económica de los hombres.

5. Conclusiones. Herramientas para una teoría marxista de la


ideología.

Luego de este breve recorrido por algunos de los puntos centrales del Capítulo
XXIV de El Capital y del texto de Federici, cabe recordar algunas de las ideas
que trabajamos en el DT anterior en relación a lo que podemos llamar la crítica
marxista de la ideología. Como dijimos más arriba, el análisis marxista de la
“historia real” es indisociable de la crítica del mito burgués. Resulta interesante
en este punto destacar cómo el análisis de Marx del proceso de la llamada
acumulación originaria implica una “lectura sintomática” de los teóricos de la
economía política. Como planteamos en DT3, “esto se debe a que Marx sabe
que esos teóricos expresan un punto de vista de clase y que sus teorías forman
parte de la consolidación del capitalismo como modo de organización histórica.
La crítica de su pensamiento abre la posibilidad de señalar aquello que éste
deniega para poder presentarse como una teoría “pura” y “neutral” de la vida
social (…). La crítica es entonces una lectura de huellas y síntomas, una
lectura del campo de visión que un discurso habilita y de los “puntos ciegos” de
ese mismo campo, de lo que en él suena a hueco.”
Como afirma Balibar en La filosofía de Marx, lo ideológico no se vincula con lo
que podríamos llamar el mundo de las apariencias -en el sentido de un velo
que oculta la realidad- sino con el modo en que “el mundo” aparece para los
sujetos que intervienen en él.

En los próximos Documentos de Trabajo avanzaremos, con Althusser y con


Pêcheux, en la complejización y la elaboración de una Teoría marxista de la
ideología. En ese sentido, y en relación con lo trabajado hasta aquí, ¿podemos
pensar que la ideología se juega únicamente en el dominio de la reproducción
de las relaciones sociales que sostienen el modo de producción? ¿O es posible
plantear que en la ideología se juega también la posibilidad de transformación?

6) Bibliografía para el Documento de Trabajo 4

Balibar, E., La filosofía de Marx, Nueva Visión, Buenos Aires, 2000.

Carvaglia, J. C., Construir el Estado, inventar la Nación, El Río de la Plata,


siglos XVIII y XIX, Prometeo, Buenos Aires, 2007.

Federici, S., “Introducción” y “El mundo entero necesita una sacudida. Los
movimientos sociales y la crisis política en la Europa medieval”. En Calibán y la
bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Tinta Limón, Buenos Aires,
2011.

Harvey, D. Breve historia del neoliberalismo. Madrid: Akal, 2007.

Marx, K., El Capital, Libro Primero, Capítulo XXIV, FCE, Buenos Aires (ed. or.
1867).

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