Iglesias de Oaxaca
Iglesias de Oaxaca
Iglesias de Oaxaca
La primera construcción se atribuye a Juan Díaz y Fray Bartolomé de Olmedo, clérigos que
venían con las fuerzas de Hernán Cortés. En un principio se trató de una capilla de adobe y
techo de paja dedicada a Santa Catalina.
Cuando la Villa de Antequera fue declarada sede diocesana, la capilla fue reconstruida con
ladrillo y teja para cumplir con esta nueva función. Por tal motivo, se ha considerado a este
templo como la primera catedral de Oaxaca. Al ser terminada la nueva catedral la capilla
quedó en desuso y finalmente en 1662 fue destruida por el temblor.
La nueva construcción se hizo en 1699, a la llegada de los monjes Juaninos. Posteriormente,
erigieron el convento y hospital que, al concluirse en 1703, empezaron a llamar de San Juan
de Dios. Con el tiempo, los terrenos que ocupaban el hospital y el convento fueron ocupados
por lo que actualmente es el mercado 20 de Noviembre.
En 1864 el templo fue destruido por un incendio y tres años más tarde fue reconstruido para
ser consagrado en 1890. El templo de San Juan de Dios fue la primera iglesia de Oaxaca
donde se dijo la primera misa, al pie de un árbol de huaje, porque precisamente allí pasaba
entonces el río Atoyac, que más tarde fue desviado hasta las faldas de Monte Albán.
El templo es de una nave con coro. En su interior se destacan algunos óleos del siglo XVII
en donde se plasman algunos episodios de la historia de Oaxaca, como la primera misa, el
bautizo del rey zapoteca Cosijoeza, la La Cruz de Huatulco y la revuelta en la que fueron
sacrificados los mártires de Cajonos, mismos que fueron beatificados en 2002 por el Papa
Juan Pablo II. Se destaca la capilla consagrada al Señor de las Misericordias.
El primer obispo de la Ciudad de Antequera, Juan López de Zárate, ocupó el templo de San
Juan de Dios como catedral a partir de 1535.
Sin embargo, en ese mismo año inició los preparativos para la construcción de la nueva
catedral, basada en el diseño de tipo basilical usado en la ciudad de México y Puebla.
La catedral atravesó por varias etapas de construcción, hasta alcanzar su forma actual.
La primera obra inició en 1535 y se concluyó en 1574, el diseño comprendía tres naves, con
muros y pilares de cantera. La portada era austera, y el interior contenía altares y retablos.
Hacia 1667, la autoridad eclesiástica inició la construcción de las bóvedas de las naves, la
sacristía y la sala capitular, labor que fue concluida en 1678. En 1682 se trazaron las capillas
laterales, las cuales fueron terminadas en 1694.
En 1714 un fuerte temblor causó serios daños, lo cual obligó el cierre de la iglesia. En 1724
se decidió la reconstrucción, otorgando el proyecto al arquitecto Miguel de Sanabria. El
proyecto comprendió además la creación de las bóvedas de la Capilla del Sagrario y la Capilla
de Guadalupe. La reinauguración la realizó el obispo Fray Francisco Santiago y Calderón, el
21 de abril de 1733.
En 1890 el cabildo sustituyó el remate por un campanario con reloj, mismo que fue retirado
a mediados del siglo XX y reemplazado por el remate actual. En 1982 se quitó la reja del
patio atrial y se integró a la Alameda de León que comunica con el Zócalo de la ciudad.
La fachada data del siglo XVII y está realizada en cantera verde con un estilo barroco. Cuenta
con tres puertas con arcos de medio punto. Se distinguen varios nichos bellamente tallados
con las figuras de San Pedro, San Pablo, San José, San Cristóbal, San Marcial Obispo, San
Pedro Mártir, San Agustín y San Benito, entre otros.
Las torres actuales fueron construidas en 1931 por un terremoto que derribó las anteriores.
En su interior existe una importante colección de pinturas que datan del siglo XVIII. Se
destaca la capilla del Señor del Rayo que está envuelto en una leyenda que cuenta que en un
día soleado cayó un rayo y causó un incendio en donde lo único que se salvó fue un Cristo
que cambió su color.
Otra sorprendente historia es la de los mártires zapotecas Juan Bautista y Jacinto de los
Ángeles quienes, según se cuenta, murieron en la defensa de su fe en el año 1700. Su historia
se relaciona directamente con el choque de ideas que representó la evangelización, pues, a la
misma manera que los mártires de la iglesia primitiva, ellos fueron asesinados, por sus
propios vecinos, al rechazar y denunciar un ritual de antiguas prácticas religiosas heredado
del México Prehispánico.
Templo de la Preciosa Sangre de Cristo
En la época previa a la construcción del templo, primera mitad del siglo XVII, aún no existía
la separación Iglesia-Estado, por lo que resulta poco probable encontrar un cementerio ajeno
a un templo, a menos de que se tratara de un caso especial.
A mediados del siglo XVII el padre Lorenzo de Olivera dispuso del predio para la
construcción del templo, el cual se consagró en 1689.
La fachada es de cantera verde y comprende dos torres con pequeños campanarios. Está
adornada con cuatro nichos alineados verticalmente todos enmarcados con pilastras con
capitel toscano.
El interior es de una sola nave con bóveda de cañón corrido y en el presbiterio hay una imagen
de Cristo Crucificado, custodiado por ángeles y la Virgen Dolorosa al pie de la cruz. En los
muros se aprecian varias esculturas y dos cuadros. Se destacan un par de óleos antiguos que
representa a la Santísima Trinidad en el bautisterio y otro en la sacristía.
Anteriormente el lugar que ocupa el templo era el panteón principal de la ciudad.
En 1486 soldados mexicas fueron enviados por el Rey Ahuízotl al Cerro del Fortín para
vigilar los movimientos de sus enemigos, los zapotecas. Dicho pueblo estaba establecido en
Zaachila y la misión de los soldados era que sus comerciantes pudieran cruzar de manera
segura al sur.
Para poder cumplir este objetivo establecieron un campamento en la zona más alta del valle
oaxaqueño, cuyo nombre original era Huaxyacac, que significa “punta o en la nariz de los
huajes” haciendo alusión al crecimiento de esta típica planta de la región; en el punto más
alto del cerro vivían los soldados, mientras que en las faldas se asentaban sus familias.
Pasó el tiempo y los mexicas construyeron un teocalli o adoratorio dedicado a alabar a la
Diosa Cintéotl, quien representaba la fertilidad de las cosechas, el maíz y la abundancia. Cada
año, en el mes de julio, la tradicional Fiesta de los Señores ocurría y en este lugar sacrificaban
ceremonialmente a una doncella para honrar a Cintéotl.
Cuando llegaron los primeros españoles, mandaron destruir el antiguo adoratorio y pirámide
mexica, con el objetivo de cristianizar a los indígenas y acabar con la religión pagana.
El inicio de su construcción data de mediados del siglo XVI y fue finalizada en 1751, con el
apoyo de la comunidad española establecida en la región, con lo que se marcó la diferencia
entre el Carmen Alto y el Carmen Bajo, que era de carácter popular.
Después de la expropiación de los bienes eclesiásticos en 1856 el convento tuvo varios usos
y se ocupó como cárcel y cuartel. En 1889 el obispo Eulogio G. Gillow adquirió el inmueble,
el cual fue restaurado para que fungiera como residencia episcopal y un colegio seminario.
En 1910 fue escuela nocturna para obreros y escuela primaria superior. Actualmente están
instaladas las oficinas del Registro Civil en lo que fuera el claustro. El resto de sus anexos
funcionan como centros escolares y oficinas federales.
El templo tiene un claro estilo neoclásico y se distingue por su pórtico que es una antesala a
la nave principal y que cuenta con tres arcos de medio punto.
En la parte media de la fachada se distingue un alto relieve de Nuestra Señora del Carmen
con sus brazos extendidos flanqueada por dos ángeles. Y en la parte superior se aprecia la
ventana del coro.
El interior del templo cuenta con una planta de cruz latina y el presbiterio está colocado en
el altar mayor donde se encuentra la Virgen del Carmen.
En la parte exterior se ubica la plaza del Carmen, un lugar en donde se pueden adquirir
algunas artesanías y donde se llevan a cabo conferencias y diversas presentaciones culturales.
Según la historia, los españoles destruyeron la pirámide que estaba dedicada a Centéotl y con
sus piedras edificaron una pequeña ermita dedicada a la santa Vera Cruz. Pero en el año de
1769, los padres carmelitas construyeron el templo y el convento llamado "El Carmen Alto",
toda vez que era exclusivo para españoles, porque el otro templo llamado "El Carmen Bajo",
era para los mestizos y los mulatos, los indígenas tenían sus propios templos en la parte Sur
de la ciudad.