Psico Intro Texto para Analizar Conducta y Modelos de Psiquismo en Blog
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de psiquismo
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1. La psicología como ciencia
Desde siempre el hombre se ha interesado en la psicología, aunque no siempre ha llamado a ese
conjunto de preguntas y de posibles respuestas con el nombre de psicología. ¿De dónde viene la
palabra "psicología" y a qué nos referimos con ella? Proviene de dos palabras griegas: psyché, que
ya desde la Antigüedad significa "alma", y logos, que quiere decir discurso o también teoría. Por lo
tanto, psicología significa teoría o discurso sobre el alma. Pero, ¿de qué nos ocupamos hoy cuando
estudiamos psicología? Más adelante veremos que esta pregunta puede tener diversas respuestas
según la perspectiva de quien responda, pero en líneas generales podemos decir que la psicología
estudia la conducta de los seres humanos, sus diferentes reacciones ante determinados estímulos, los
estados -sean conscientes o inconscientes- que los afectan, los conflictos a los que debe hacer
frente en su adaptación al medio ambiente y también las patologías relacionadas con estos estados
o con su adaptación.
Ocurre que en la Antigüedad se consideraba que el hombre estaba constituido por un cuerpo y por
un alma, y que el motor de todas las conductas humanas y la sede de todos los estados mentales
(por lo tanto, también de las patologías derivadas de esos estados) era el alma. Hoy existen
distintas concepciones del hombre y son muy pocas las que adhieren a la idea de que es el alma -o
sólo ella- la responsable de mover la conducta humana. Por otra parte, hoy en día no se considera
que el alma sea una entidad que pueda ser tomada como objeto de la ciencia porque no se la puede
observar, medir, examinar con métodos científicos. Sin embargo, se sigue utilizando un derivado de
la palabra griega psyché, "psíquico", para designar a todo lo que sucede más allá de la esfera de lo
que es exclusivamente físico.
Decíamos que desde siempre el hombre se ha preguntado por su psicología; sin embargo no siempre
encaró su estudio como una disciplina científica independiente de otros saberes. La filosofía, que
reunía en la Antigüedad a la casi totalidad del saber, consideraba a la psicología como una rama
dentro de los estudios sobre la naturaleza. Esto fue así al menos desde el siglo IV antes de Cristo -es
decir, cuando Platón y Aristóteles se ocuparon sistemáticamente del estudio de la psyché-
durante los primeros siglos de la era cristiana, y en toda la
Edad Media. Pero con el advenimiento de la Modernidad, período que comienza alre-
dedor del siglo XV de la era cristiana, los distintos saberes específicos-la ciencia política,
la biología, la física, la astronomía- van desligándose de la tutela de la filosofía y
constituyéndose en saberes independientes, regidos por sus propios criterios de
fundamentación.
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Durante la Edad Media, la filosofía se había vuelto inseparable de la teología cristiana: de
su modo de concebir la relación entre Dios y los hombres y de su manera de entender el
conocimiento humano como mera interpretación del contenido de lo establecido en las
Sagradas Escrituras. Por lo tanto, la filosofía resultaba ya un molde demasiado estrecho
para el desarrollo de algunos saberes particulares como la física o la ciencia política,
cuyas preguntas ya no encontraban respuesta en la cosmovisión medieval. Por eso la
filosofía, que había sido imaginada como el inmenso árbol del saber cuya raíz nutre, por
medio de un único tronco, a las diversas ramas del conocimiento, se va transformando, en la
práctica, en ciencia. Mejor dicho: se va ramificando en una cantidad de ciencias diversas,
que tienen diversos objetos de estudio y que utilizan diversos métodos de estudio según
sea su objeto. A este proceso por el cual la filosofía y las ciencias se desvinculan del
Patología: situación de enfermedad o anormalidad.
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Contra la sumisión de los medievales a lo establecido por los textos del pasado o por la
autoridad religiosa, los modernos reclamaban el derecho a contrastar cada afirmación
científica mediante la experiencia, ya fuera ésta directa (es decir, adquirida por los sen-
tidos) o indirecta (es decir, la que reproduce artificialmente en un laboratorio una cierta
situación bajo ciertas condiciones, con el propósito de observar y contrastar -esto es,
experimentar- determinados efectos). Y contra la vaguedad de algunas explicaciones
que sostenían los medievales acerca del mundo y de la naturaleza, los modernos recla-
maban la exactitud y la precisión del saber científico experimental.
El modelo de ciencia experimental era, en los siglos XVIII y XIX, el de la física. Así fue como,
cuando los primeros psicólogos intentaron constituir a la psicología como ciencia
autónoma, lo hicieron influidos por el modelo científico en boga en ese momento, que era
el de ciencias experimentales como la física, la biología y la fisiología cuyo método se
basa en la observación. Intentaron entonces reproducir para la psicología sus
metodologías de estudio, sin reparar, en algunos casos, en que los métodos de las
ciencias exactas y los de las ciencias naturales no siempre pueden aplicarse a las cien -
cias humanas o sociales. Si bien las ciencias sociales -antropología, sociología, ciencias de
la educación- cuentan con herramientas útiles para la contrastación de datos como la
estadística o el testeo, análogas a las que utilizan en ocasiones ciencias experimentales
como la biología o la física, sin embargo no siempre sus correspondientes objetos de
estudio pueden ser abarcados por estas herramientas ya que en algunos casos no se
trata de objetos que se dan directamente a la observación sino de objetos teóricos que
los científicos postulan y utilizan en el marco de la ciencia como esquemas para inter -
pretar, explicar y modificar la realidad.
El siguiente paso de la constitución de la psicología como ciencia fue el debate -que
comenzó en el siglo XIX pero que aún hoy tiene lugar- sobre lo específico de su objeto de
estudio. Al principio de este capítulo señalamos que pueden darse respuestas muy
variadas sobre este punto; de hecho hay respuestas que son incompatibles entre sí.
Ahora vamos a ver cuáles son algunas de las principales posiciones.