Guía Unidad Vii Dppe 2020

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ESPACIO CURRICULAR: DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL II

PLAN DE ESTUDIOS: 2017


PROFESOR: JTP DAVID GABRIEL MANGIAFICO
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA: DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL.
Parma, Carlos. Mangiafico, David. Álvarez Doyle, Daniel. Ed. Hammurabi.
Buenos Aires, Argentina. Año 2019. Capítulo XII. Páginas 605/642.
GUÍA DE CLASES. UNIDAD VII: DELITOS CONTRA LA ADMINISTRA-
CIÓN PÚBLICA Bien jurídico protegido. La administración pública. Funciona-
rio y empleado público: concepto. Atentado contra la autoridad. Concepto y
agravantes. Resistencia y desobediencia a la autoridad. Personas equiparadas.
Violación de instrucciones militares. Atentados leves. Art. 241 bis C.P. Violación
de fueros. Incomparecencia de testigos. Resistencia o desobediencia en espec-
táculo deportivo. Ley 24192. Falsa denuncia. Usurpación de autoridad. Usurpa-
ción de autoridad militar. Ejercicio ilegal de una profesión. Usurpación de, títulos
y honores. Abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios pú-
blicos. Figuras legales. Fiscalización del cumplimiento de las normas de comer-
cialización de ganado. Omisión de inspección. Violación de sellos y documentos.
Formas agravadas y culposas. Cohecho y tráfico de influencias: Cohecho pasivo.
Tráfico de influencias. Acción típica. Agravante. Cohecho judicial. Sujetos acti-
vos. Cohecho activo: agravantes. Soborno internacional. Acciones típicas. Ele-
mento subjetivo. (Ley 27401) Aceptación y ofrecimiento de dádivas. (Ley
27401) Curso de la prescripción de la acción penal emergente de delitos cometi-
dos en ejercicio de la función pública. Art. 67 del C.P. SELECCIÓN DE JU-
RISPRUDENCIA.

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO: LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA


El bien jurídico protegido en este Título no lo constituye la Administra-
ción Pública misma, sino la preservación de la función pública, vale decir, el
normal, ordenado y legal desenvolvimiento de la función de los órganos del Es-
tado, en todas las ramas de sus tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial
(Buompadre).
En rigor de verdad, hemos de advertir que la conceptualización que el De-
recho Penal en sus disposiciones le atribuye a la idea de administración pública,
no es la que en sentido técnico le atribuye el derecho administrativo (Rodríguez/
Galetta). Con carácter previo a la Revolución Francesa, administración pública se
circunscribía al Poder Ejecutivo, ya en el siglo XIX se extendió el concepto a la
función del Estado en su carácter de persona jurídica de derecho público. De esta
manera la extensión de la protección penal abarca los tres poderes del Estado, lo
cual encuentra reflejo en el extenso articulado que trataremos a continuación.

FUNCIONARIO Y EMPLEADO PÚBLICO: CONCEPTO


Mención especial merecen los sujetos que intervienen en los delitos pre-
vistos en el Título XI. Aparecen aquí delineados con mayor precisión en cada
uno de los ilícitos contemplados, en tanto abundan los delitos denominados de
infracción de deber. Pese a la claridad con la que el artículo 77 del Código Penal
Argentino trata este tema, corresponde aquí advertir que será funcionario aquel
dependiente del Estado de mayor jerarquía que ejerce por sí función administrati-
va y comúnmente mantiene relación directa con la comunidad de ciudadanos
administrados; en cambio será empleado, aquel que tiene relación con la adminis-
tración sin ejercer representación de la misma y, por tanto, acotado su radio de
acción a funciones operativas. Claramente en materia penal se encuentran equipa-
rados.
Podríamos ensayar una clasificación general de los delitos que conforman
dicho título y decir que un grupo prevé la conducta punible desplegada por un
particular que afecta a la administración pública desde fuera de ella. Vemos, por
ejemplo, al atentado contra la autoridad, la resistencia y la desobediencia a ésta,
la falsa denuncia y el falso testimonio. En estos casos, la administración pública
es un cuerpo al que se ataca mediante la fuerza, la mentira, el ocultamiento, la
omisión de la acción debida (Mancini/ Pitlevnik).
Otro grupo de hechos disvaliosos está constituido por aquellos que come-
ten quienes, en representación de la administración pública o valiéndose de ésta,
la utilizan en beneficio propio o de terceros. En estos casos, la acción proviene
desde el interior de la propia administración. Conductas de esta clase pueden ver-
se, por ejemplo, cuando jueces mantienen a personas detenidas más allá de los
plazos legales, cuando los funcionarios aceptan dádivas o exigen indebidamente
su pago a un tercero, entre otras. En suma, el ordenamiento penal busca proteger
a la administración en dos frentes: el exterior y el interior (Mancini/ Pitlevnik).

A) ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD

I- ATENTADO
El artículo 237 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de un mes a un año, el que empleare intimidación o fuerza contra un funcionario
público o contra la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o
en virtud de un deber legal, para exigirle la ejecución u omisión de un acto pro-
pio de sus funciones”.

a) Tipo objetivo
El interés social protegido por medio de la incriminación de la conducta
del atentado a la autoridad es de un modo inmediato, la libertad de determinación
del funcionario, vale decir, su libertad de decisión en su fase funcional. Mediata-
mente, lo que queda resguardado es la libertad de la administración pública en
todas sus facetas (Donna).
La acción típica consiste en emplear intimidación o fuerza para determinar
al funcionario a adoptar una decisión obviamente contraria a su voluntad y que
guarda relación con su actividad funcional.
Los medios típicos son la intimidación -entendida como coerción moral-,
y la fuerza que es un despliegue de energía realizado con la finalidad típica, pero
sin que haya contacto con el cuerpo del agente. Si se produce tal contacto se con-
figura el tipo agravado del art.238, inciso 4º. Sujeto activo puede ser cualquier
persona. Sujeto pasivo debe ser un funcionario público en el ejercicio de su fun-
ción o la persona que le preste asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de
una obligación legal. Si la persona contra la cual se dirige el sujeto pasivo no
reúne alguna de esas características, el hecho no es típico a esta figura.
La acción del sujeto activo debe desplegarse antes de que el funcionario
público o las demás personas mencionadas pongan en ejecución el acto funcio-
nal, ya que de haberse comenzado a ejecutar el mismo, estaremos frente al delito
de resistencia a la autoridad. Este aspecto del delito resulta de gran importancia
para distinguir el atentado de la resistencia.

b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo de este delito cobra especial importancia en este tipo de
delito, por cuanto el agente debe emplear alguna de las modalidades comisivas ya
evaluadas a fin de exigir a la autoridad la ejecución u omisión de un acto propio
de sus funciones, sin importar claro está el contenido del acto en relación a su
licitud o ilicitud intrínseca (Rodríguez/ Galetta).
El delito es doloso, ya que el autor sabe que el sujeto pasivo es un funcio-
nario público al que se le exige la ejecución u omisión de un acto que se encuen-
tra dentro de la esfera de sus funciones. Finalmente, al tratarse de un delito de
peligro y de carácter instantáneo, resultan inadmisibles las previsiones de la ten-
tativa (Tozzini, Núñez, Soler, Fontán Balestra).
II- ATENTADOS AGRAVADOS
El artículo 238 del Digesto Penal recoge la siguiente fórmula: “La prisión
será de seis meses a dos años:
1. Si el hecho se cometiere a mano armada;
2. Si el hecho se cometiere por una reunión de más de tres personas;
3. Si el culpable fuere funcionario público;
4. Si el delincuente pusiere manos en la autoridad.
En el caso de ser funcionario público, el reo sufrirá además inhabilita-
ción especial por doble tiempo del de la condena”.

a) Atentado agravado por ser a mano armada


El empleo del arma refiere a hacer ostentación de ella, o bien exhibición,
manipulación o cualquier otro gesto cualificado como externo que de algún modo
implique una amenaza a la integridad psicofísica del sujeto pasivo. Debe ser un
arma verdadera, propia o impropia, sin importar que en el momento del hecho se
encuentre cargada. Fundamenta la agravante el mayor poder intimidante del actor
y el mayor peligro para la víctima. Se incluye el uso de arma en forma impropia,
por ejemplo, para pegar, ya que excede el tipo básico.

b) Atentado agravado por ser cometido por reunión más de tres personas
La ley apunta a una reunión, lo que de suyo impone una presencia física
de cuatro personas que empleen fuerza o intimidación contra el sujeto pasivo. La
agravante se justifica por el mayor poder intimidante que ejerce un grupo de per-
sonas actuando conjuntamente.
No basta la mera presencia de los autores con actuación efectiva tan sólo
de algunos de ellos, es necesario que sea el grupo en su conjunto el que actúa
generando mayor conmoción, robustecimiento y eficacia al empleo de la intimi-
dación o fuerza contra una autoridad consecuentemente más desvalida (Rodrí-
guez/Galetta). Aun considerando que cada una de las personas reunidas pueda
haber concurrido para imponer un acto distinto del funcionario. Lo relevante,
como ya se dijo, es que ejerzan conjuntamente, en igual tiempo y espacio geográ-
fico, intimidación o fuerza sobre el sujeto paciente (Donna).

c) Atentado agravado por ser cometido por funcionario público


La calidad de funcionario público debe ser entendida en el sentido del art.
77 del Código Penal, es decir se agrava cuando el autor es funcionario y también
cuando se trata de un empleado público, cualquiera sea la relación de dependen-
cia que lo vincula a la actividad pública.
De su calidad y de su función surge la mayor obligación que tiene éste de
respetar la Administración Pública. Se ha afirmado que el particular que según el
caso quede equiparado a funcionario por la aplicación del artículo 240 del Códi-
go Penal, no es susceptible de quedar atrapado por este inciso, por una parte, y,
por otra, no es necesario que el agente actúe en el ejercicio de sus funciones y
abusando de ellas, vale decir, que no es indispensable que haya relación entre la
función que se ataca y la que se desempeña. Por lo tanto, agravará el tipo tanto el
funcionario policial o juez que quiera imponerle un acto a la autoridad, que tenga
que ver con sus funciones, como el autor que es funcionario de cualquier otra
área, que nada tenga que ver con el hecho en sí (Donna).
A la infracción que constituye el delito se suma el desprecio por la obser-
vancia de las normas que garantizan el funcionamiento de los demás órganos del
Estado y que el funcionario, en cuanto tal, debe observar, con mayor cuidado que
el ciudadano común; la Administración, por lo tanto, se ve doblemente ofendida:
por la lesión propia del delito y por la lesión al deber de respetar sus procedi-
mientos que tiene el funcionario que actúa dentro de ella (Creus).

d) Atentado agravado por poner manos en la autoridad


Soler ponía como ejemplo el caso de tomar de los brazos a la autoridad,
sujetar, empujar, es decir, debía existir un contacto físico con visos de violencia o
de carácter agresivo. Como diría Fontán Balestra según el decir popular sería po-
nerle la mano encima, ejercer sobre ella violencia o castigo sin que constituya
otro delito (golpear, empujar).
Un sector de la doctrina entiende que el tipo agravado se superpone con la
propia figura básica, por lo que aquél sería inaplicable (Donna). Otros sostienen
que el problema es irresoluble: siempre que el autor emplee violencia en contra
del sujeto pasivo se dará el tipo calificado, lo que dejará sin contenido a la figura
básica (Molinario). En consecuencia, esta tesis interpretativa entiende que, ade-
más de inaplicable, la figura es violatoria del non bis in ídem (D´Alessio).
Asimismo, se señala que, si la fuerza de la figura básica se corresponde
con la fuerza física sobre el sujeto pasivo, no queda margen para la aplicación de
la agravante que se analiza (Fontán Balestra). Quienes sostienen que no se produ-
ce una doble valoración señalan que la figura agravada encuentra su razón de ser
en la mayor ofensividad de la conducta y el mayor peligro corrido por el sujeto
pasivo.
Conjuntamente con la doctrina más moderna, entendemos que no hay una
doble valoración ni una superposición de las figuras, puesto que el atentado pue-
de consistir en imposiciones que no importen el ejercicio directo de violencia
sobre la persona del funcionario (Mancini/ Pitlevnik).

III- ATENTADO CONTRA AUTORIDAD MILITAR


El artículo 238 bis del Código Penal estatuye: “El militar que pusiere ma-
nos en el superior, sin lesionarlo o causándole lesiones leves, será penado con
prisión de uno (1) a tres (3) años.
Si el hecho tuviere lugar frente al enemigo o a tropa formada con armas,
o si se cometiere en número de seis (6) o más, el máximo de la pena será de seis
(6) años”.

a) Generalidades
La acción típica consiste en ejercer violencia física, con contacto físico
directo sobre un superior militar, sin que sea necesario que se produzcan lesiones,
y en el caso de que las mismas sean las del art. 89 quedarán absorbidas por la
figura, tal como ocurre con el abuso de armas del art. 104.
En lo que respecta al sujeto activo del delito, cabe decir que debe revestir
estado militar al momento del hecho. A su vez, el sujeto pasivo debe ser un mili-
tar, pero con rango superior en relación al sujeto activo.
En cuanto al tipo subjetivo, se trata de un tipo doloso, consistiendo el
mismo en el conocimiento de la calidad y rango del sujeto pasivo. No admite la
tentativa.

b) Agravantes
El segundo párrafo del precepto recoge una serie de circunstancias agra-
vantes, las cuales consisten en:
1) Por realizarse la acción frente al enemigo, es decir, frente a fuerzas de
un país en guerra con el nuestro, conforme las previsiones del artículo 2, anexo II
de la Ley 26.394. Se trata de una condición de carácter temporal.
2) Por realizarse la acción frente a tropa formada con armas, hallándose la
razón de la agravante en el peligro que implica que un militar incurra en acto de
atentado en pleno combate o bien en presencia de una tropa armada, lo que sin
duda podrá influir en el eventual resultado de la acción militar concreta (Aboso).
3) Por ser cometido por seis o más personas, lo que importa una pluralidad
de autores, calificante que reconoce su fundamento en la afectación de la cadena
de mando y la debida obediencia de los inferiores jerárquicos. El número de auto-
res o partícipes se encuentra íntimamente vinculado a los peligros concretos que
se asumen a consecuencia de la acción múltiple.

IV- INSUBORDINACIÓN Y DESOBEDIENCIA MILITAR FRENTE AL


ENEMIGO
El artículo 238 ter del ordenamiento penal dice: “El militar que resistiere
o desobedeciere una orden de servicio legalmente impartida por el superior,
frente al enemigo o en situación de peligro inminente de naufragio, incendio u
otro estrago, será penado con prisión de uno (1) a cinco (5) años. La misma pe-
na se impondrá si resistiere a una patrulla que proceda en cumplimiento de una
consigna en zona de conflicto armado u operaciones o de catástrofe. Si en razón
de la resistencia o de la desobediencia se sufrieren pérdidas militares o se impi-
diese o dificultase la salvación de vidas en supuesto de catástrofe el mínimo de la
pena se elevará a cuatro (4) años y el máximo de la pena se elevará a doce (12)
años. En cualquier caso, se impondrán las penas aquí previstas siempre que no
resultare un delito más severamente penado”.

a) Insubordinación militar
La acción de resistir presupone la existencia de una orden impartida le-
galmente por un superior militar, y el empleo de intimidación o fuerza por parte
del destinatario para oponerse a su cumplimiento. La desobediencia importa la
negativa a cumplir aquélla orden. Ambas acciones deben tener entidad para poner
en peligro el acto que esté llevando a cabo el sujeto pasivo.
En cuanto al sujeto activo, es un militar que ha recibido una orden que
debe ser acatada; por su parte, sujeto pasivo es el superior del sujeto activo que
impartió la orden.
Para que la acción quede atrapada por el tipo penal es necesario que se
desarrolle frente al enemigo o en situación de peligro inminente de naufragio,
incendio u otro estrago.
Por último, en cuanto al tipo subjetivo, se trata de un tipo doloso en el que
el dolo consiste en el conocimiento del carácter de la orden impartida y que la
misma es legítima. No se admite la tentativa.

b) Resistencia a una patrulla


Es un caso particular de resistencia porque la oposición o resistencia se
produce en relación al procedimiento que está llevando a cabo una patrulla mili-
tar en zona de conflicto armado, de prácticas militares, o en un área en la que se
haya producido una catástrofe de cualquier tipo.

c) Agravante.
La escala penal se agrava por el resultado previsto en la norma que consis-
te en pérdidas militares o se obstaculizara la salvación de vidas. El tipo queda
desplazado cuando la resistencia o desobediencia resulta un delito más severa-
mente penado.

V- RESISTENCIA Y DESOBEDIENCIA
El artículo 239 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario pú-
blico en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asis-
tencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal”.

a) Resistencia
El bien jurídico es la acción libre del funcionario público. La resistencia
lesiona el orden de la administración pública, atacando el ejercicio de la libertad
funcional, de modo que es la libre acción del funcionario público lo que el tipo
penal protege inmediatamente, y mediatamente, el orden de la administración
(Donna).
La acción típica consiste en emplear intimidación o fuerza para oponerse
al cumplimiento de la orden legítima emanada de la autoridad. Así las cosas, a
diferencia del atentado a la autoridad, es necesario que el funcionario público, o
la persona que le presta asistencia, haya comenzado a ejecutar aquella orden. En
este sentido, señala Romero Villanueva que el criterio básico para distinguir el
atentado a la autoridad de la resistencia, finca en el límite temporal determinado
por el comienzo de la ejecución de un acto funcional por parte de la autoridad,
complementado por la naturaleza el acto y la posición del destinatario respecto
del mandato jurídico.
En lo que respecta al sujeto activo, puede ser cualquier persona, mientras
que sujeto pasivo debe ser un funcionario público o un particular equiparado o
una persona que le presta asistencia a pedido del funcionario.
Como ya se ha señalado en líneas anteriores, las circunstancias calificantes
previstas en el art. 238 para el delito de atentado a la autoridad, no tienen aplica-
ción en la figura que aquí analizamos.
Finalmete, en lo atinente al tipo subjetivo, se trata de un delito doloso, en
el que el sujeto activo conoce la existencia y legitimidad de la orden; se agrega
otro elemento subjetivo que es la finalidad de impedir la ejecución del acto fun-
cional.

b) Desobediencia
La desobediencia resguarda la irrefragabilidad de los mandatos legítimos
de la autoridad, vale decir, que mientras estén vigentes se torne ineludible su
aplicación (Donna).
La conducta consiste en no cumplir una orden legítima. La orden debe te-
ner un destinatario, ser concreta, contener una conminación directa y clara y ge-
nerar una obligación de inmediato cumplimiento por parte de aquel. En lo que
respecta al sujeto activo, cabe decir que solo puede ser el destinatario de la orden.
En referencia al elemento subjetivo, consideramos que la figura solo es
compatible con el dolo directo, ya que se debe tener conocimiento claro y preciso
de la orden. Así, no incurre en el delito a pesar de existir una obligación judicial-
mente impuesta (por ejemplo: prohibición de acercamiento), quien no ha sido
debidamente notificado. No es posible la tentativa.

VI- EQUIPARACIÓN DE AUTORES


El artículo 240 del Código Penal indica: “Para los efectos de los dos ar-
tículos precedentes, se reputará funcionario público al particular que tratare de
aprehender o hubiere aprehendido a un delincuente en flagrante delito”.

Análisis del precepto


Corresponde iniciar señalando que la remisión efectuada por esta norma
de equiparación se refiere a los artículos 237, 238 y 239 del Código Penal.
Así las cosas, tal equiparación tiene un carácter fugaz y tiende a dar crédi-
to al particular que asumiendo un rol de responsabilidad y solidaridad ciudadana
trata de aprehender o que ya aprehendió a un delincuente en flagrante delito. Cla-
ro está que éste último concepto refiere a que el particular aprehensor se encuen-
tre en el lugar del hecho para que la resistencia sea configurada como tal, es de
carácter tuitivo y solo ampara al que actúa prestando auxilio en flagrancia, des-
cartándose una autorización ciudadana general para detener o arrestar a terceros
con pretensión de amparo legal.
A diferencia de los casos analizados en las figuras precedentes, el particu-
lar actúa aquí de manera voluntaria y a modo personal en la detención de una
persona sorprendida en la comisión de un delito, mientras que en los casos pre-
vios (atentado, resistencia o desobediencia) presta un auxilio en razón de un pe-
dido de la propia autoridad o por existir un mandato legal (Aboso).
Generalmente, los catálogos procesales penales, sea en el ámbito provin-
cial o a nivel nacional, contemplan normas que autorizan la detención de autores
de delitos flagrantes (artículo 287 CPPNac.) de manera que la facultad excepcio-
nal queda sujeta a las condiciones que allí se establecen, primando la observación
del principio de dignidad de la persona, a fin de evitar tumultos y un uso desme-
dido de fuerza que visibilice una hipótesis de venganza.

VII- VIOLACIÓN DE NORMAS MILITARES


El artículo 240 bis del Digesto Penal establece: “El que violare las nor-
mas instrucciones a la población emitidas por la autoridad militar competente en
tiempo de conflicto armado para las zonas de combate, será penado con prisión
de uno (1) a cuatro (4) años si no resultare un delito más severamente penado”.

Análisis del imperativo legal


Estamos frente a un claro ejemplo de ley penal en blanco, ya que su con-
tenido debe ser completado con una norma instrucción, cuya violación constituye
la acción típica del delito.
Se entiende por norma instrucción a las que son dictadas por las máximas
instancias jerárquicas militares en ocasión de conflicto armado, en las zonas de
operaciones y de combate con la finalidad de proveer a la seguridad de las tropas,
materiales e infraestructura y establecer la policía de la zona de conflicto. Se trata
de deberes de comportamiento fijados por la autoridad militar competente desti-
nados a la población civil en tiempos de guerra.
Tienen fuerza de ley y son obligatorias para todas las personas que se en-
cuentran en la zona mencionada y reconocen como limitación en su cumplimien-
to el derecho a la intimidad o de los deberes de conciencia, en cuyo caso carece-
rán de obligatoriedad.
La publicidad de los deberes se lleva a cabo comúnmente a través de un
orden del día que se hace circular entre el personal militar, o a través de diarios
de circulación masiva o carteles a fin de lograr conocimiento de la población civil
(Aboso).
Sujeto activo puede ser cualquier persona, ya que la norma instrucción
tiene carácter general, siempre que sea dictada en tiempo de conflicto armado y
en zona de combate.
La norma se aplica subsidiariamente siempre que no configure un delito
más severamente penado.

VIII- ATENTADOS LEVES


El artículo 241 del Código Penal estatuye: “Será reprimido con prisión de
quince días a seis meses:
1. El que perturbare el orden en las sesiones de los cuerpos legislativos
nacionales o provinciales, en las audiencias de los tribunales de justicia o don-
dequiera que una autoridad esté ejerciendo sus funciones;
2. El que sin estar comprendido en el artículo 237, impidiere o estorbare
a un funcionario público cumplir un acto propio de sus funciones”.

a) Introito
A diferencia de la figura de atentado a la autoridad prevista en el artículo
237, en los delitos que se analizarán, el autor no pretende imponer su voluntad al
funcionario público. Se regulan aquí dos conductas bien diferenciadas, la primera
tendiente a evitar la perturbación del ejercicio de funciones públicas y la segunda
el impedimento o estorbo de un acto funcional.

b) Perturbación del ejercicio de funciones públicas


La acción típica consiste producir disturbios o molestias en el lugar donde
funciones un cuerpo legislativo, un tribunal o cualquier autoridad pública nacio-
nal, provincial o municipal (Núñez). Se trata de un atentado contra la compostura
externa del acto funcional
Los disturbios pueden provocarse por cualquier medio, por ejemplo, me-
diante la irrupción de una manifestación durante una sesión del Senado.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, mientras que sujeto pasivo es el
funcionario o cuerpo cuya actividad se entorpece por la acción del agente. Por
otro lado, cabe señalar que un escenario de tentativa es posible.
Por lo demás, es un delito doloso y de resultado, ya que se demanda que
efectivamente la perturbación se produzca como consecuencia del accionar del
agente.

c) Impedimento de un acto funcional


Esta figura es subsidiaria del atentado que consiste en impedir o estorbar
un acto funcional, sin utilizar los medios previstos por el artículo 237. Impide el
autor cuando logra que la ejecución del acto funcional se interrumpa en ese mo-
mento y haga necesario diferir su materialización para otra ocasión, o bien cuan-
do dicha interrupción afecta la oportunidad de su realización. Estorba el autor
cuando el acto funcional no puede ejecutarse de manera ordenada y requiere una
innecesaria prolongación de su ejecución (Aboso).
Como consecuencia de las reglas de exclusión, los medios comisivos pre-
vistos por esta figura legal pueden ser múltiples y variados, excluyéndose por
razones de especialidad la intimidación y la violencia, cuya presencia desplaza la
figura en forma inmediata (Núñez).
Al tratarse de un delito doloso, el autor debe conocer y querer la realiza-
ción de las conductas descriptas. Debe además conocer la calidad de funcionario
público y la afectación del libre ejercicio de su función.

IX- INSUBORDINACIÓN MILITAR


El artículo 241 bis del ordenamiento punitivo dice: “Se impondrá prisión
de tres (3) a diez (10) años a los militares que:
1. Tumultuosamente peticionaren o se atribuyeren la representación de
una fuerza armada.
2. Tomaren armas o hicieren uso de éstas, de naves o aeronaves o extra-
jeren fuerzas armadas de sus asientos naturales, contra las órdenes de sus supe-
riores.
3. Hicieren uso del personal de la fuerza, de la nave o de la aeronave bajo
su mando contra sus superiores u omitieren resistir o contener a éstas, estando
en condiciones de hacerlo.
4. Será penado con prisión de uno (1) a cinco (5) años la conspiración
para cometer los delitos de este artículo. No será penado por conspiración quien
la denunciare en tiempo para evitar la comisión del hecho.
5. Si en razón de los hechos previstos en este artículo resultare la muerte
de una o más personas, se sufrieren pérdidas militares o se impidiere o dificulta-
re la salvación de vidas en supuesto de catástrofe, el máximo de la pena se ele-
vará a veinticinco (25) años. En cualquier caso se impondrán las penas aquí
previstas siempre que no resultare un delito más severamente penado”.

a) Petición tumultuosa y atribución de la representación de una fuerza ar-


mada
Las acciones típicas deben realizarse de manera tumultuosa, provocando
confusión y desórdenes, sin que se deba descartar el uso de violencia para el lo-
gro de los objetivos propuestos (Buompadre).
El sujeto activo debe ser militar (art. 77 CP). El elemento subjetivo se sa-
tisface con el dolo directo del agente.

b) Uso indebido de armas, naves o aeronaves


La acción típica consiste en sustraer y hacer uso, apoderarse o tomar pose-
sión de naves o aeronave contra las órdenes de sus superiores. Es un delito de
pura actividad y de peligro abstracto.
Al igual que la figura anterior el sujeto activo debe ser militar (art. 77 CP).
El elemento subjetivo se satisface con el dolo directo del agente.

c) Uso indebido de personal nave o aeronave y omisión del deber de resis-


tencia
Se mencionan dos acciones típicas: la primera es una forma activa que
consiste en usar el personal que se encuentra a cargo del sujeto activo, en un al-
zamiento contra sus superiores, y la segunda es omisiva, y consiste en evitar con-
tener la fuera militar que participa en el alzamiento, cuando se tenga la posibili-
dad de hacerlo. El sujeto activo es militar.

d) Conspiración
La acción del agente consiste en conspirar o confabular para ejecutar al-
guna de las conductas previstas en los incisos ya analizados.
El concepto de conspiración ya fue analizado al comentar el art.233 al
cuyo comentario nos remitimos. Se castiga un acto preparatorio ya que, si hay
principio de ejecución de alguno de los otros tipos, esta figura queda desplazada.
Se castiga el sólo hecho de conspirar, por lo que no se admite la tentativa.
Es un tipo doloso que contiene un elemento subjetivo adicional consisten-
te en la finalidad de cometer alguna de las conductas previstas en el resto de los
incisos.

e) Agravantes
El máximo de la pena aumenta considerablemente por el resultado, conse-
cuencia de la acción del agente. Así la norma prevé el resultado muerte de una o
más personas, las pérdidas militares o el impedimento o dificultad de salvación
de vidas en supuestos de catástrofes. En cualquier caso se menciona en este inci-
so el carácter subsidiario de la figura y su consecuente desplazamiento.
X- VIOLACIÓN DE FUEROS
El artículo 242 del Código Penal establece: “Será reprimido con multa de
pesos setecientos cincuenta a pesos diez mil e inhabilitación especial de uno a
cinco años, el funcionario público que, en el arresto o formación de causa contra
un miembro de los poderes públicos nacionales o provinciales, de una conven-
ción constituyente o de un colegio electoral, no guardare la forma prescripta en
las constituciones o leyes respectivas”.

a) Tipo objetivo
Se trata de un delito que lesiona la administración pública porque atenta
contra las seguridades personales necesarias para el normal desempeño del poder
público que individual o colectivamente representan determinadas personas (Nú-
ñez).
El delito consiste en arrestar o formar causa contra algún funcionario que
en razón de su cargo esté protegido por algún privilegio o inmunidad, teniendo en
cuenta que para llevar a cabo tales acciones deben seguirse determinados proce-
dimientos legales, y justamente el delito se consuma cuando los mencionados
procedimientos no se llevan a cabo conforme las leyes.
Al respecto, señala Romero Villanueva que este instituto no debe enten-
derse como privilegio personal sino en resguardo de la garantía del libre ejercicio
de la función legislativa, y como consecuencia de la incolumidad de los poderes
del Estado.
Es un delito de mera actividad, lo cual supone el rechazo de cualquier hipótesis
de conato en tanto que el arresto o la formación de causa se consuman en forma
instantánea y sin observancia de formalidades.
El arresto comprende cualquier forma de privación de libertad, compren-
diendo desde la detención para la averiguación de antecedentes hasta la prisión
preventiva. La formación de causa se refiere al procesamiento del funcionario, es
decir, a la iniciación de un proceso penal contra él. Ahora bien, la inmunidad par-
lamentaria no impide la formación de un sumario criminal para investigar la con-
ducta de un legislador –excepto en el supuesto del actual art. 68 de la CN–, en
tanto no se afecte su libertad personal por orden de arresto o prisión provisional o
definitiva (Romero Villanueva).
Será autor del delito, el funcionario público que tenga competencia para
arrestar o formar juicio. Sujeto pasivo son los funcionarios que gozan de inmuni-
dad según las leyes nacionales o provinciales. La norma agrega a los miembros
de los poderes públicos nacionales o provinciales, de una convención constitu-
yente o de un colegio electoral.

b) Tipo subjetivo
En el plano subjetivo se trata de un delito doloso que se configura única-
mente con dolo directo, debiendo el funcionario conocer la condición de funcio-
nario público alcanzado por las prerrogativas legales fijadas en el derecho interno
y debe querer proceder al arresto o a la formación de proceso penal en menosca-
bo del trámite previsto de desafuero o jury de enjuiciamiento (Aboso).

XI- INCUMPLIMIENTO DE DEBERES PROCESALES


El artículo 243 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de quince días a un mes, el que, siendo legalmente citado como testigo, perito o
intérprete, se abstuviere de comparecer o de prestar la declaración o exposición
respectiva. En el caso del perito o intérprete, se impondrá, además, al reo, inha-
bilitación especial de un mes a un año”.

a) Tipo objetivo
Se tutela el correcto y eficaz funcionamiento de la administración de justi-
cia, en tanto que cada persona convocada a juicio en calidad de testigo, perito o
intérprete no debe sustraerse al cumplimiento de lo que se considera un deber
ciudadano, entorpeciendo el debido proceso y la actuación de la ley.
Se trata de un delito de omisión y en cuanto a la calidad del autor, es un
delito especial propio, en el que la acción típica consiste en no comparecer, o ha-
cerlo y no declarar o no realizar la exposición que corresponde a la tarea realiza-
da en caso de ser perito o intérprete. El delito presupone una persona legalmente
citada para que deponga en calidad de testigo, perito o intérprete. Además, el
agente debe estar obligado legalmente a comparecer, o prestar testimonio o reali-
zar la exposición de su labor.
La última parte de la norma agrega la pena de inhabilitación especial de un
mes a un año, cuando el autor del delito fuese un perito o intérprete. Al ser un
delito de omisión no admite la tentativa.

b) Tipo subjetivo
Es un tipo doloso que admite el dolo eventual, más allá que la doctrina no
es pacífica al respecto. El autor especial debe conocer la existencia de una notifi-
cación legalmente válida y abstenerse de manera voluntaria de su cumplimiento,
o bien negarse en todo o en parte a prestar declaración o exposición. En razón de
ello, no comete este delito el que se olvidó, quien no pudo concurrir por proble-
mas ajenos a su persona, o la persona que desconoce que ha sido citada al efecto
por problemas de notificación.

B) FALSA DENUNCIA

I- CARACTERIZACIÓN
El artículo 245 del Código Penal establece: “se impondrá prisión de dos
meses a un año o multa de setecientos cincuenta pesos a doce mil quinientos pe-
sos al que denunciare falsamente un delito ante la autoridad”.

a) Tipo objetivo
El bien jurídico protegido es el correcto despliegue de la administración de
justicia, amparándose la necesaria demanda de justicia requerida por parte de
particulares, que se traduce en la puesta en marcha del andamiaje judicial con
miras a investigar y reprimir la eventual comisión de un delito de acción pública
(Puig Peña).
La acción típica consiste en poner en conocimiento de la autoridad compe-
tente, por los medios y modos establecidos en el ordenamiento procesal, la exis-
tencia de un delito. La falsedad puede referirse a la existencia misma del hecho
denunciado o a la forma en que ocurrió. Lo denunciado puede ser un delito cul-
poso o doloso, pero no puede ser una contravención. Buompadre, dice que se ha
puesto de relieve en la doctrina que la denuncia debe contener rasgos de verosi-
militud y seriedad, pues si fuera ostensiblemente absurda, no tendría aptitud para
provocar la iniciación de un proceso penal.
El delito denunciado debe ser de acción pública o de instancia privada.
Cualquier persona puede ser sujeto activo de este delito. Puede o no mencionarse
al autor del hecho al formularse la denuncia: se ha dicho que si se menciona al
autor existe un concurso aparente, que se resuelve cediendo el delito de calumnia
ante el delito de falsa denuncia, por el principio de especialidad. Sin embargo,
opinamos que en tal caso estamos frente al delito de calumnias. La praxis judicial
ha dicho que el delito de falsa denuncia requiere que la imputación efectuada sea
a persona indeterminada, esto es, que la denuncia del delito no contenga atribu-
ción del hecho a persona alguna, pues se trata de la simulación de un delito o la
simulación de un delito sin imputación (Aboso).
Es un delito de mero peligro, es decir que se consuma con la sola formula-
ción de la falsa denuncia, por lo que no es necesario que se inicie proceso alguno,
ni que la autoridad haya sido engañada. Se admite la tentativa según algunos au-
tores y en algunas hipótesis en las que se el hecho no ha llegado a conocimiento
de la autoridad en su integralidad, con la correlativa interrupción del nexo comu-
nicativo entre el autor y la justicia.

b) Tipo subjetivo
En cuanto el elemento subjetivo, es de tipo doloso y requiere dolo directo,
pues exige el conocimiento por parte del denunciante de la inexistencia o false-
dad de lo que declara, quedando al margen de la tipicidad subjetiva el dolo even-
tual y los modos culposos (Aboso).
Una correcta descripción del iter criminis en clave subjetiva importa ad-
vertir que ha de existir una falsedad objetiva en su esencia y por otra parte la
mendacidad de lo denunciado con conocimiento e intención de parte del sujeto
activo.

C) USURPACIÓN DE AUTORIDAD, TÍTULOS U HONORES

I- ASUNCIÓN, EJERCICIO Y PERMANENCIA ILEGÍTIMA EN


CARGO PÚBLICO
El artículo 246 del Digesto Penal dispone: “Será reprimido con prisión de
un mes a un año e inhabilitación especial por doble tiempo:
1. El que asumiere o ejerciere funciones públicas, sin título o nombra-
miento expedido por autoridad competente;
2. El que después de haber cesado por ministerio de la ley en el desempe-
ño de un cargo público o después de haber recibido de la autoridad competente
comunicación oficial de la resolución que ordenó la cesantía o suspensión de sus
funciones, continuare ejerciéndolas;
3. El funcionario público que ejerciere funciones correspondientes a otro
cargo.
El militar que ejerciere o retuviere un mando sin autorización será pena-
do con prisión de uno (1) a cuatro (4) años y, en tiempo de conflicto armado de
dos (2) a seis (6) años, siempre que no resultare un delito más severamente pe-
nado”.
a) Asunción y ejercicio ilegítimo de la función pública
De acuerdo al inc. 1º de la norma, la acción típica consiste en asumir o
ejercer la función pública sin tener para ello título o nombramiento expedido por
autoridad competente. Las asume, quien se coloca en condiciones tales que le
permitan ejercer funcione públicas, sea tomando efectivamente posesión de cual-
quier otro cargo, o aceptando llevar a cabo una comisión que autorice o permita
tal ejercicio, basta con ello, aunque el autor no haya legado a ejercerlas en con-
creto. Por otro lado, Ejercer, es poner en actividad la autoridad pública delegada
en que consiste la función, pero es necesario además del efectivo desempeño de
funciones públicas, la autoatribución de calidad de funcionario, además se debe
tratar de un acto funcional ya que no todo lo que hace un funcionario o empleado
público lo es (Breglia Arias/Gauna).
Sujeto activo puede ser cualquier particular, siempre que no sea un fun-
cionario público, pues en ese caso su conducta podría encuadrar en el supuesto
del inciso 3º. Por ser un delito de mera actividad no admite la tentativa.
Es un delito de tipo doloso, puesto que requiere el conocimiento del autor
respecto de la arbitrariedad de su accionar. El conocimiento abarca tanto la ilegi-
timidad de la asunción en el cargo, como así también su ejercicio.

b) Permanencia indebida en un cargo público


La segunda parte del imperativo legal consiste en continuar ejerciendo
funciones propias de un cargo que se ejercía y luego de haber cesado en el mis-
mo.
Sujeto activo del delito sólo puede serlo el funcionario público que ejercía
ese cargo anteriormente, cuya habilitación para serlo haya cesado. El cese de las
funciones puede estar determinado por ministerio de la ley, o puede ser ordenado
por medio de una comunicación oficial de autoridad competente para disponerla.
La tipicidad de la figura requiere que la cesantía o la suspensión sean co-
municadas oficial y personalmente al interesado, aunque la ley administrativa
aplicable admita otros medios para cursar comunicaciones de esta naturaleza,
porque este delito sólo se perfecciona mediando dolo directo en la continuación
de funciones, lo que supone conocimiento efectivo por el funcionario de la exis-
tencia y alcances de la resolución que decide su cesantía o suspensión.

c) Incompetencia en el ejercicio funcional


Esta figura –inc. 3º– reprime al funcionario público que ejerce funciones
correspondientes a otro cargo, es decir fuera de su competencia e invadiendo las
que legal o reglamentariamente, hayan sido adjudicadas a un cargo distinto del
que tiene asignado.
Sujeto activo solamente puede ser un funcionario público. Algunos admi-
ten que si el agente es un funcionario público suspendido en otro cargo puede ser
autor de este delito, pero en tal caso se presentaría un concurso ideal de delitos
entre la figura del inciso 2º y la presente.
En relación al elemento subjetivo, la figura requiere el dolo
consistente en el conocimiento del agente de que está ejecutando un ato
funcional correspondiente a un cargo ajeno, careciendo de importancia para la
consumación del delito que tal accionar traiga aparejados resultados dañosos
para terceros.

d) Ejercicio y retención arbitraria de un mando militar

El último párrafo del precepto recoge la usurpación de mando, figura


incorporada al Código Penal a partir de la derogación del Código de Justicia
Militar (Ley 26.394).

Ejercer el mando militar implica desempeñarlo y retenerlo consiste en


persistir en el mando una vez concluido. El concepto mando militar constituye
el elemento normativo del tipo. Mando es el poder que tiene un militar de
rango superior sobre sus subalternos. Sujeto activo de este delito solamente
puede serlo un militar en los términos del art. 77 del Código Penal.

En lo que respecta al tipo subjetivo, cabe señalar que estamos ante una
figura dolosa que solamente admite el dolo directo.

II- EJERCICIO ILEGÍTIMO DE LA PROFESIÓN


El artículo 247 del ordenamiento penal dice: “Será reprimido con prisión
de quince días a un año el que ejerciere actos propios de una profesión para la
que se requiere una habilitación especial, sin poseer el título o la autorización
correspondiente.
Será reprimido con multa de setecientos cincuenta a doce mil quinientos
pesos, el que públicamente llevare insignias o distintivos de un cargo que no
ejerciere o se arrogare grados académicos, títulos profesionales u honores que
no le correspondieren”.

a) Usurpación de títulos
Se protege aquí la potestad monopólica del Estado de conferir autoridad,
títulos y honores, ejercida en algunos casos por el propio Poder Ejecutivo a través
de su estructura ministerial ordinaria y en otros casos delega a organismos públi-
cos o privados (Colegios y Consejos Profesionales) para un adecuado control de
matrícula y en resguardo de la aplicación de normas éticas de cada profesión
(Donna).
La conducta típica consiste en desempeñar una actividad profesional que
requiere una habilitación (médico, abogado, entre otras), sin poseer título, o te-
niéndolo, sin contar con la debida autorización expedida por la autoridad compe-
tente.
El agente puede tener título, pero no estar habilitado, como en el caso de
quien obtiene su título en el extranjero, pero no ha completado los trámites de
matriculación en nuestro país. Así, sujeto activo puede ser cualquier persona en
cualquiera de los comportamientos típicos que se desarrollan en el presente co-
mentario.
El dolo que exige el tipo consiste en saber que se carece de título o de ha-
bilitación correspondiente (matrícula), o de que se exceden los límites de dicha
autorización, pero también realiza el tipo cuando ejerce pese a albergar dudas
sobre la habilitación, vale decir, es admisible el dolo eventual.

b) Usurpación de grados, títulos y honores


Para que tenga lugar la figura delictiva es necesario que las insignias y
distintivos constituyan el signo exterior de un cargo público que el sujeto no ejer-
ce y que importe el desempeño de una función pública. Además, su exhibición
debe ser ostensible, intencionada, a un número indeterminado de personas, aun-
que no se lleve a cabo en un sitio público. A su turno, en el caso de arrogarse
grados académicos, títulos, u honores, el tipo exige la sola atribución, sin necesi-
dad de que sean ejercidos.
En lo que respecta al elemento subjetivo de ambas hipótesis, se requiere el
dolo del agente y el conocimiento de que no le corresponde llevar públicamente
insignias o distintivos de un cargo que no posee, ni arrogarse grados académicos,
títulos profesionales u honores con los que no cuenta en su hoja de vida.

D) ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE DEBERES DE


FUNCIONARIO PÚBLICO
I- ABUSO DE AUTORIDAD
El artículo 248 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el funcionario
público que dictare resoluciones u órdenes contrarias a las constituciones o le-
yes nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o resoluciones de esta cla-
se existentes o no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le incumbiere”.

a) Tipo objetivo
La finalidad de esta figura es la de mantener la corrección de los funciona-
rios, siendo el bien jurídico protegido el legal, correcto y no arbitrario desempeño
de la función pública. El abuso de autoridad es un mal uso de la propia función y
el delito puede consumarse en primer lugar dictando resoluciones o ejecutando
órdenes o resoluciones contrarias a las Constitución y las leyes, o en su forma
omisiva, no ejecutando las que le incumben. El ejercicio de la función en princi-
pio legítimo, se transforma en abusivo por ser contrario a las leyes o la Constitu-
ción, o por omitir el cumplimiento de las leyes. Implica una extralimitación en la
propia función. No significa el ejercicio de facultades para las que no se está au-
torizado o habilitado, ya que en tal caso nos hallaríamos frente a la conducta pe-
nada en el art. 246 del C.P.
No cualquier funcionario puede cometerlo, sino únicamente el que posee
autoridad en orden a alguna de las tres formas previstas: autoridad para resolver,
autoridad para ordenar o autoridad para efectuar; el funcionario que abusa de una
autoridad que no le es propia comete otro delito (Ej. art. 246, inc. 3.), pero no este
tipo de abuso funcional genérico.
Para la consumación de este tipo penal, no es menester un daño material o
efectivo. El sujeto pasivo de este delito es naturalmente el Estado, como titular
del interés violado, pero ello no excluye que un particular pueda resultar damnifi-
cado; sin embargo, creemos que la existencia de un particular como sujeto pasivo
es intrascendente ya que sin su presencia el tipo de igual forma se configura.

b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo se satisface con el dolo directo, consistente en el
conocimiento de que la resolución u orden que se ejecuta es arbitraria y
abiertamente contraria a la normativa mencionada, o en la forma omisiva, en el
conocimiento de que transgrede el orden al cual debe sujetarse, vulnerando así la
confianza que la sociedad a través del Estado, le ha conferido. En sus formas co-
misivas admite la tentativa, no así en la modalidad omisiva.
II- OMISIÓN DE INSPECCIÓN
El artículo 248 bis del Código Penal indica: “Será reprimido con
inhabilitación absoluta de seis (6) meses a dos (2) años el funcionario público
que, debiendo fiscalizar el cumplimiento de las normas de comercialización de
ganado, productos y subproductos de origen animal, omitiere inspeccionar
conforme los reglamentos a su cargo, establecimientos tales como mercados de
hacienda, ferias y remates de animales, mataderos, frigoríficos, saladeros,
barracas, graserías, tambos u otros establecimientos o locales afines con la
elaboración, manipulación, transformación o comercialización de productos
de origen animal y vehículos de transporte de hacienda, productos o
subproductos de origen animal y vehículos de transporte de hacienda,
productos o subproductos de ese origen”.

a) Tipo objetivo
Lo que la norma intenta proteger es todo lo referente a la actividad de
tipo agropecuario, sancionando al funcionario público, que, por
incumplimiento de sus funciones, facilite la comisión de ilícitos relativos a esa
actividad.
El delito consiste en la omisión dolosa de ciertos deberes funcionales,
únicamente referidas a la actividad pecuaria, correspondiendo aclarar que
cierta doctrina a la que no adherimos, encuentra en la frase omitir
inspeccionar, un tipo culposo (Villada).
La norma reprime en primer lugar al funcionario público que omite
fiscalizar el cumplimiento de normas que regulan la actividad referente al
ejercicio del comercio que tiene por objeto ganado, productos y subproductos
de origen animal.
La segunda acción típica, es la de omitir inspeccionar, conforme los
reglamentos que impone la naturaleza misma de la función que se le designa.
Omitir vale como no realizar en absoluto el acto, como incumplir sus deberes.
Los establecimientos que se deben inspeccionar se enumeran, pero no
en forma taxativa, ya que, al decir establecimientos o locales afines, deja
abierta la figura a locales no enumerados.

b) Tipo subjetivo
Es un delito especial propio, ya que el autor sólo puede ser el que
tenga competencia específica sobre la fiscalización de dicha actividad
comercial, en este sentido, no resulta superfluo advertir que se trata de un
delito doloso en tanto se trata de una pura y simple infracción de deberes a
cargo de un sujeto activo especial (Aboso).
Para la tesis minoritaria a la que no adherimos, el tipo subjetivo refiere
al incumplimiento de reglamentos que es una modalidad de la culpa, no
advirtiéndose grandes variaciones doctrinarias ni jurisprudenciales acerca de la
imposibilidad de tentativa (Villada).

III- OMISIÓN DE DEBERES DE OFICIO


El artículo 249 del Código Penal establece: “será reprimido con multa de
setecientos cincuenta pesos a doce mil quinientos pesos e inhabilitación especial
de un mes a un año, el funcionario público que ilegalmente omitiere, rehusare
hacer o retardare algún acto de su oficio”.

a) Tipo objetivo
Las acciones típicas son conductas omisivas: omitir o no llevar a cabo,
rehusar hacer o negarse a acatar una orden o un pedido legítimo, y retardar o
no actuar en su tiempo debido. Es no llevar a cabo lo que debe, pero tras haber
recibido una orden o un pedido legítimo. A diferencia del abuso de autoridad en
donde el bien jurídico que se protege es la legalidad de la función pública, aquí se
tutela la eficiencia de la labor del Estado.
La diferencia con la forma omisiva del art. 248 está en que en aquélla se
omite el cumplimiento de leyes que lo obligan a un acto determinado, mientras
que aquí la omisión se refiere a órdenes o pedidos legítimos.
El acto del oficio es un acto propio de la función administrativa, es un
elemento normativo del tipo cuyo concepto es materia del Derecho Administrati-
vo. La palabra ilegalmente indica que las omisiones a las que apunta el legislador
deben ser contrarias a derecho, es decir, se trata de un elemento normativo del
tipo que supone la presencia de un acto ilegal en sí mismo. Será sujeto activo el
funcionario que obra ejercitando las tareas propias de su cargo.

b) Tipo subjetivo
En el aspecto subjetivo del tipo, advertimos la presencia de dolo directo,
dado por el conocimiento del funcionario acerca de que está omitiendo, rehusan-
do o retardando un acto que debe cumplir. No es necesario que el acto redunde en
beneficio del autor ni traiga aparejado ningún daño para la administración públi-
ca. La tentativa no es admisible.
Tratándose de un delito formal de comisión instantánea, la tentativa no
aparece como posible, verificándose una subsidiariedad manifiesta toda vez que
la presente figura quedará absorbida en concurso aparente de leyes en todos
aquellos casos que por razones especialidad del encuadre típico, encuentren en el
sustrato conductual del agente alguna otra finalidad que pueda determinarse en el
caso concreto (Maggiore).

IV- ABUSO DE JERARQUÍA MILITAR SUPERIOR


El artículo 249 bis del Código Penal establece: “El militar que en sus fun-
ciones y prevalido de su autoridad, arbitrariamente perjudicare o maltratare de
cualquier forma a un inferior, será penado con prisión de seis (6) meses a dos
(2) años, si no resultare un delito más severamente penado.

Análisis del imperativo legal


La presente norma ampara la dignidad y la salud del personal jerárquico
militar contra los abusos o malos tratos de sus superiores, es esencialmente una
forma de mantener el orden y la legalidad en el trato disciplinario y la cadena de
mandos dentro de las fuerzas armadas, pudiéndose equipara al concepto de mob-
bing en la esfera laboral de ámbitos civiles. La acción típica consiste en perjudi-
car o maltratar a otro militar de rango inferior.
El sujeto activo es un militar en funciones, que desempeñando un acto de
servicio se aprovecha de la superioridad que le da el rango para actuar de manera
arbitraria. Tanto el sujeto activo como el sujeto pasivo deben ser militares.
Cuando la acción se lleva a cabo perjudicando se requiere un resultado
material y es admisible la tentativa; por otro lado, si el delito se consuma a través
del maltrato es de pura actividad y no es posible la tentativa. Es un tipo que so-
lamente admite el dolo directo.

V- DENEGACIÓN DE AUXILIO
El artículo 250 del Digesto Penal estatuye: “Será reprimido con prisión de
un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el jefe o agente de
la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare, sin causa justificada, la
prestación de un auxilio legalmente requerido por la autoridad civil competen-
te”.

Análisis del precepto


La figura presupone una autoridad civil con competencia para requerir el
auxilio de la fuerza pública para un fin determinado, y que da una orden o intima
la prestación del servicio. A la legalidad que debe detentar el requerimiento de la
autoridad, que se manifiesta en forma externa a través de lo formal debe agregar-
se la competencia, que es el límite de la jurisdicción. Es decir, a la juris dictio
(facultad de decir el derecho) se le da un ámbito. Este espacio (material, tempo-
ral, personal, etc.) lo ocupa la competencia del funcionario, al que la ley llama
autoridad civil competente, que requiere legalmente la prestación de auxilio.
No resulta típica la conducta si la orden emana integrantes de las fuerzas
armadas o de seguridad, toda vez que la norma es concreta al determinar que ha
de tratarse de una autoridad civil (v.gr. un Juez que requiere el auxilio de la fuer-
za pública para realizar un allanamiento de morada o una inspección de lugar).
Al igual que en el caso del artículo 249, es un delito de omisión, siendo las
omisiones típicas las mismas que las contenidas en aquélla norma a la cual nos
remitimos.
Sujeto activo es el jefe o agente de la fuerza pública, quien tiene la posibi-
lidad de ejecutar la orden por tener la máxima jerarquía funcional o de mando.
Se trata de un delito doloso que solo es compatible con el dolo directo y
por tratarse de un delito de omisión no admite la tentativa.

VI- ABANDONO DE LA FUNCIÓN MILITAR


El artículo 250 bis del Código Penal dispone: “Será penado con prisión
de cuatro (4) a diez (10) años, siempre que no resultare otro delito más severa-
mente penado, el militar que en tiempo de conflicto armado:
1. Abandonare sus funciones de control, vigilancia, comunicaciones o la
atención de los instrumentos que tuviese a su cargo para esos fines, las descui-
dase o se incapacitase para su cumplimiento.
2. Observare cualquier dato significativo para la defensa y no lo informa-
se o tomase las medidas del caso.

a) Abandono de funciones
El bien jurídico tutelado es el correcto desempeño de los servicios milita-
res durante de existencia de un conflicto armado.
Vale agregar que el delito presupone la existencia de un conflicto armado
y al sujeto activo que debe ser militar se le debe haber asignado el control vigi-
lancia o comunicaciones, siendo irrelevante si ostenta la jerarquía de oficial o
suboficial, en la medida en que ostente estado militar, incluyéndose a subordina-
dos convocados a fila o que se encuentren en situación de reserva.
Las acciones típicas son: abandonar, aunque sea temporalmente, descui-
dar que revela falta de atención en las tareas asignadas, o incapacitarse que alude
a que el sujeto activo altera el control de sus funciones físicas o psíquicas (ya sea
autolesionándose o ingiriendo alguna sustancia, por ejemplo) para evitar su com-
plimiento.
La norma contiene formas dolosas. Aunque algunos entienden que la con-
ducta de descuidar contiene una conducta culposa, consideramos que se trata de
un supuesto de dolo eventual.

b) Omisión de información de datos sobre defensa


En tiempo de conflicto armado el sujeto activo, que tiene la obligación de
tomar medidas en caso de conocer determinado tipo de datos o informarla, omite
hacerlo. Buompadre opina que la norma es inconstitucional porque no describe
en forma clara y precisa la conducta prohibida, lo cual implica una violación al
principio de legalidad.
En este sentido compartimos la premisa que en materia militar en general
y particularmente en épocas de conflicto armado, las órdenes deben ser precisas y
contundentes y tal como se deja ver en la redacción de este inciso el reproche
penal nace a partir de un juicio de valor que equivocadamente puede llevar a ca-
bo el sujeto activo, por lo que -de suyo- el dolo debe ser en forma irrestricta, dolo
directo (Villada).

VII- REQUERIMIENTO ILEGAL DE FUERZA PÚBLICA


El artículo 251 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de un mes a cuatro años e inhabilitación especial por doble tiempo, el funciona-
rio público que requiriere la asistencia de la fuerza pública contra la ejecución
de disposiciones u órdenes legales de la autoridad o de sentencias o de mandatos
judiciales”.

Estructura del tipo penal


Comete el delito el funcionario que solicite el auxilio de la fuerza pública
con el fin de oponerse a la ejecución de disposiciones u órdenes legales de la au-
toridad, sentencias o mandatos judiciales. Es requisito que el sujeto activo del
delito tenga competencia para efectuar dicho requerimiento, puesto que la acción
típica es la de requerir. El delito se configura con el solo hecho del requerimien-
to, independientemente que se logre o no el auxilio de la fuerza pública.
Al respeto, destaca Buompadre que el tipo penal presupone la concurren-
cia de un elemento en el tipo objetivo: la existencia de una orden, de una disposi-
ción, de una sentencia o de un mandato judicial, por lo que no existe posibilidad
de que el tipo se realice sin la concurrencia previa de este componente del tipo
objetivo.
En relación al elemento subjetivo, el delito exige el dolo, consistente en
la intención del funcionario de oponerse a las disposiciones legales a través del
requerimiento de la fuerza pública.

VIII- ABANDONO DE SERVICIO


El artículo 252 del ordenamiento Penal estatuye: “Será reprimido con
multa de pesos setecientos cincuenta ($ 750) a pesos doce mil quinientos ($
12.500) e inhabilitación especial de un (1) mes a un (1) año, el funcionario pú-
blico que, sin habérsele admitido la renuncia de su destino, lo abandonare con
daño del servicio público.
El miembro de una fuerza de seguridad nacional, provincial o de la Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires, o agencia estatal armada que por su naturaleza
tenga a cargo el cuidado de personas, que a sabiendas abandonare injustifica-
damente actos de servicio o maliciosamente omitiere la prestación regular de la
función o misión a la que reglamentariamente se encuentra obligado, será re-
primido con pena de prisión de uno (1) a tres (3) años e inhabilitación especial
para ejercer cargos públicos por el doble tiempo de la condena.
Si, como consecuencia del abandono u omisión tipificado en el párrafo
precedente, se produjeren daños a bienes de la fuerza, bienes de terceros, lesio-
nes o muerte de sus camaradas o terceros, se aplicará una pena de prisión de
dos (2) a ocho (8) años e inhabilitación absoluta para desempeñar cargos públi-
cos.
El militar que abandonare su servicio, su destino o que desertare en tiem-
po de conflicto armado o zona de catástrofe, será penado con prisión de uno (1)
a seis (6) años. Si como consecuencia de su conducta resultare la muerte de una
o más personas, se sufrieren pérdidas militares o se impidiese, o dificultase la
salvación de vidas en supuesto de catástrofe, el máximo de la pena se elevará a
doce (12) años. En cualquier caso, se impondrán las penas aquí previstas siem-
pre que no resultare un delito con pena más grave”.
a) Abandono de destino
El bien jurídico protegido en concreto sigue siendo aquí la incolumidad
del servicio público frente a conductas omisivas de aquellos quienes se encuen-
tran llamados a acudir frente la presencia de las hipótesis que la norma plantea
como escenario, considerándose válida esta lectura acerca de los alcances protec-
torios respecto a todas las hipótesis que contiene el artículo en tratamiento.
Incurre en este delito aquel funcionario que, habiendo presentado su re-
nuncia deja el cargo antes de que sea aceptada o sin haberla presentado lo deja en
cualquier momento.
Para que el abandono llene los requisitos del tipo, es necesario que
como resultado del mismo se haya producido un daño, real y efectivo, que recai-
ga sobre el normal desempeño de un servicio público. De modo que el delito se
consuma al momento del abandono, sin perjuicio de cumplirse el requisito del
daño exigido para su punibilidad. Consecuentemente no es posible la tentativa.
En cuanto al elemento subjetivo, la figura requiere el dolo del agente, con-
sistente en el saber que está abandonando el cargo no obstante no habérsele acep-
tado la renuncia o no haberla presentado. Para Buompadre, el resultado dañoso
para el servicio público configura un resultado preterintencional no abarcado por
el dolo del autor.

b) Abandono de destino agravado


En los párrafos segundo y tercero de la norma, la escala penal se agrava a
partir de la reforma introducida en el año 2014, por la especial situación del agen-
te, que siendo un miembro de una fuerza de seguridad nacional, provincial o de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, o agencia estatal armada tenga a su cargo el
cuidado de personas.
La pena se agrava según el tercer párrafo por el resultado, ya sea que re-
caiga sobre bienes o personas, que pueden ser camaradas o terceros.
El abandono de la función debe ser a sabiendas e injustificado, lo cual
indica que solo es admisible el dolo directo en el tipo subjetivo, lectura que puede
efectuarse respecto a ambas hipótesis agravantes, jugando un rol interpretativo
fuerte aquí la posición que venimos sosteniendo a lo largo de toda esta obra en lo
que respecta a la preponderancia del elemento cognitivo del dolo en delitos de
infracción de deber.

c) Abandono de destino militar, de servicio militar y deserción


El delito presenta como requisito fáctico una situación de conflicto arma-
do o de catástrofe. En ese contexto, el abandono de destino o de servicio consiste
en alejarse en forma definitiva de los mismos con conocimiento del contenido de
la acción y sin voluntad de regresar.
La diferencia con el artículo 250 bis consiste que aquí se sanciona con
menor pena la acción de abandonar cualquier función o destino asignado, mien-
tras que en aquélla norma se castiga el abandono de funciones relevantes. Es de-
cir, influyen ciertas cuestiones de jerarquía y a consecuencia de ello, de impor-
tancia del aporte del agente que abandona su destino militar.
Dotar de contenido jurídico penal al concepto de deserción implica sim-
plemente advertir que se trata de un abandono de filas del ejército. Por ejemplo,
deserta el que no se presenta a la convocatoria realizada para alistarse, o bien el
militar que abandona la formación militar que se encuentra en tránsito hacia zo-
nas de combate o catástrofe (Aboso).
Para ser típico, debe ser abandono definitivo, caso contrario algunas cir-
cunstancias podrían operar como verdaderas causas de justificación. La doctrina
aporta dos ejemplos, el primero relativo a la colisión de deberes de prestar servi-
cio militar y el deber de asistir a un familiar en peligro y el segundo en caso de
enfermedad grave o cualquier otra imposibilidad física o incapacidad psíquica,
pero igualmente se reconoce que se trata de casos de abandono temporal (Abo-
so).

d) Tipo subjetivo
Son delitos dolosos, de peligro abstracto, en los que la tentativa no resulta
admisible. El funcionario público, único autor posible en mérito a la cualificación
expresa requerida por el texto legal, debe comprender el sentido social de su ac-
ción y tener cabal conocimiento y significado de no continuar en su cargo o pues-
to.

IX- PROPOSICIÓN, NOMBRAMIENTO Y ACEPTACIÓN ILEGAL DE


CARGO PÚBLICO
El artículo 253 del Código Penal dispone: “Será reprimido con multa de
setecientos cincuenta pesos a doce mil quinientos pesos e inhabilitación especial
de seis meses a dos años, el funcionario público que propusiere o nombrare para
cargo público, a persona en quien no concurrieren los requisitos legales. En la
misma pena incurrirá el que aceptare un cargo para el cual no tenga los requisi-
tos legales”.
a) Proposición y nombramientos ilegales
La manifestación propia de protección del bien jurídico es el eficiente
desempeño de los cargos públicos frente al riesgo que importa la falta de idonei-
dad legalmente requerida, pudiendo adelantarse en tal sentido que se trata de una
clara figura de peligro abstracto.
Se reprime la conducta de aquél funcionario público que proponga o
nombre a otra persona para el ejercicio de un cargo público para el que no reúna
los requisitos exigidos por la ley. Por tanto, sujeto activo solo puede ser un fun-
cionario público con competencia para nombrar a otros funcionarios públicos o
para proponer a los mismos antes otras autoridades encargadas de nombrarlos.
El momento consumativo tiene lugar con la designación o propuesta,
siendo indiferente la aceptación o no del cargo por parte del nombrado. También
es indiferente la falta de nombramiento optada por el funcionario que ha recibido
la propuesta. La infracción queda delimitada por la ausencia de tales exigencias
legales, no por la real idoneidad del agente.
El elemento subjetivo del tipo es el dolo del funcionario, al conocer que la
persona que propone o nombra no reúne los requisitos exigidos por la ley para
ocupar determinado cargo.

b) Aceptación ilegal de cargo público


En este caso, el delito consiste en aceptar formalmente un cargo para el
cual no se tengan los requisitos legales. Se trata de una aceptación formal, de
acuerdo con las condiciones requeridas por la ley, pudiendo ser expresa o tácita;
en el primer caso a través de juramento o toma de posesión y en la segunda mo-
dalidad cuando el sujeto comienza a ejecutar actos propios del cargo. Se requiere
el dolo del agente para la configuración del tipo subjetivo y por su configuración
es un delito que no admite tentativa.

X- ABUSO FUNCIONAL MILITAR


El artículo 253 bis del Código Penal establece: “El militar que sin orden,
ni necesidad emprendiere una operación militar, o en sus funciones usare armas
sin las formalidades y requerimientos del caso, sometiere a la población civil a
restricciones arbitrarias u ordenare o ejerciere cualquier tipo de violencia inne-
cesaria contra cualquier persona, será penado con prisión de uno (1) a cuatro
(4) años si no resultare un delito más severamente penado”.
Estructura típica
El bien jurídico tutelado es el correcto desempeño delas funciones propias
asignadas a un militar, en el marco de su competencia, durante la existencia de un
conflicto bélico. Se trata de una figura subsidiaria ya que su aplicación está con-
dicionada a que de la acción no resulte un delito más severamente penado.
Comprende cuatro acciones diferentes, a saber:
a) Emprender una operación militar sin orden o sin necesidad: por ejem-
plo, cuando el agente pone en marcha una operación militar sin haber recibido
órdenes superiores o cuando, de acuerdo al arte de la guerra, dicha acción no era
necesaria (artículo 8, párrafo 2do, inciso b, apartado V del Estatuto de Roma);
b) Usar armas sin las formalidades o requerimientos del caso, acción que
debe llevarse a cabo en ocasión del ejercicio de actividades militares: se lleva a
cabo el empleo de armamento militar asignado previamente, pero por fuera de las
prescripciones ordenadas por el arte o las reglas de la guerra;
c) Someter a la población civil a restricciones arbitrarias, es decir al mar-
gen de lo que establecen las leyes para determinadas situaciones: se trata de una
clara conducta abusiva impregnada por la falta de necesidad objetiva de adoptar
este tipo de restricciones, v.gr. decomisos de bienes de la población civil destina-
do al uso militar sin una verdadera necesidad estratégica o táctica y al sólo efecto
de aumentar la situación de desamparo (Aboso);
d) Ordenar o ejercer cualquier tipo de violencia innecesaria contra cual-
quier persona, actuando dentro de la órbita de su actividad funcional: se ha inter-
pretado que los destinatarios deben ser de la población civil, en tanto que para el
caso de subordinados aparece claramente aplicable el artículo 249 bis ya comen-
tado (Aboso).
El tipo subjetivo de las figuras mencionadas se satisface solamente con
dolo directo, debiendo acreditarse el conocimiento de la arbitrariedad de la con-
ducta del funcionario.

XI- ACTUACIÓN MILITAR IMPRUDENTE


El artículo 253 ter del Código Penal dice: “Será penado con prisión de
dos (2) a ocho (8) años el militar que, por imprudencia o negligencia, impericia
en el arte militar o inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo, en el
curso de conflicto armado o de asistencia o salvación en situación de catástrofe,
causare o no impidiere, la muerte de una o más personas o pérdidas militares, si
no resultare un delito más severamente penado”.
Análisis del imperativo legal
Las acciones típicas de este delito culposo son causar o no impedir los
resultados que se demandan. El sujeto activo, que debe ser militar, incurre en el
delito observando una conducta activa –al causar– u omisiva –al no impedir– la
producción de los resultados típicos.
Ahora bien, como en todos los delitos culposos debe verificarse el nexo de
causalidad entre la acción del sujeto activo y el resultado típico. La acción debe
desarrollarse en ocasión de conflicto armado o de catástrofe en el que el militar
esté prestando asistencia. Es un delito de resultado que no admite la tentativa y la
consumación se produce con las muertes o pérdidas materiales fruto de la viola-
ción de los deberes objetivos de cuidado que debía observar (Aboso).

E) VIOLACIÓN DE SELLOS Y DOCUMENTOS

I- VIOLACIÓN DE SELLOS
El artículo 254 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de seis meses a dos años, el que violare los sellos puestos por la autoridad para
asegurar la conservación o la identidad de una cosa.
Si el culpable fuere funcionario público y hubiere cometido el hecho con
abuso de su cargo, sufrirá además inhabilitación especial por doble tiempo.
Si el hecho se hubiere cometido por imprudencia o negligencia del fun-
cionario público, la pena será de multa de setecientos cincuenta pesos a doce mil
quinientos pesos”.

a) Tipo básico
La motivación de incluir estas figuras en este sector del Código Penal no
obedece a la protección de la integridad del sello en sí. En efecto, al analizar más
adelante los delitos contra la fé pública completaremos este aserto. Lo que aquí se
protege en el marco de la actividad administrativa estatal es que no se menoscabe
la voluntad estatal de asegurar la cosa sellada, corresponde analizar los tipos a la
luz de la necesidad de la inviolabilidad de los sellos (Aboso).
La acción típica del delito es la de violar sellos, que según Breglia Arias y
Gauna, es la impresión practicada con un instrumento estampador, legítimamente
puesto por funcionario competente, o del sello adherido, pegado o incrustado en
otra forma al objeto; pero cabe recordar que los sellos deben haber sido puestos
para asegurar la conservación o la identidad de la cosa.
Se justifica la existencia de esta figura en la tutela del elemento de seguri-
dad que el propio sello importa, de tal manera que, aunque el ataque deje intacta
la cosa, el delito se consuma, ya que lo importante es, según Buompadre, que
fuese superada dolosamente la protección especial que representan tales sellos
como signos de custodia de la autoridad pública para la conservación de las co-
sas.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público
que no reúna las condiciones previstas en la segunda parte para que el delito se
agrave.
El delito exige el dolo para su configuración. En cuanto a la consumación,
la misma se produce al momento de la violación de los sellos, independientemen-
te de que se derive o no un perjuicio a la cosa protegida, o a la Administración
Pública.

b) Agravante

Como en otras figuras estudiadas, el segundo párrafo agrava la pena


para el caso de que el autor sea un funcionario público, no bastando solamente
la calidad del sujeto activo, sino que debe haber actuado en abuso de su cargo,
caso contrario se configura la forma básica.
El abuso del cargo, implica prevalerse del mismo, excediendo sus
facultades, aprovechando las mismas, o bajo cualquier otra modalidad abusiva,
esto significa un obrar doloso mediante violación de deberes funcionales por
parte de quien tiene bajo su responsabilidad lo que ha sido sellado y por ende
mayores niveles de resguardo. En tal caso, deberá soportar además de la pena
prevista en el primer párrafo, inhabilitación especial por el doble de tiempo de
condena (Villada).

c) Modalidad culposa
Se prevé pena de multa para el caso que la violación de sellos hubiese
sido cometida por imprudencia o negligencia del funcionario público. En este
caso el autor funcionario público permite que un tercero viole el sello oficial
sea por omisión (incumplimiento de deber de resguardo); ora por acción
(cuando coloca el objeto o bien al alcance del autor).
Ejemplo de este delito se presenta en el caso del Secretario que, por
negligencia, deja frente a un procesado un sobre lacrado que contiene pruebas
de convicción y éste aprovechando la imprudencia, abre el sobre y quema
documentación dirimente para la causa (Soler). No debe perderse de vista que
la acción imprudente del autor especial debe originarse en una infracción de
deber.
En caso de connivencia con el autor de la violación del sello este delito
cede su lugar a la comisión de un delito doloso, bien la comisión de este delito
doloso en calidad de partícipe o bien como autor de alguna modalidad de
encubrimiento, más allá de que en ambos supuestos concurre el delito de la
violación de los deberes a su cargo regulada en el artículo (Aboso).

II- VIOLACIÓN DE MEDIOS DE PRUEBA, REGISTROS O DOCU-


MENTOS
El artículo 255 del Digesto Penal dispone: “Será reprimido con prisión de
un (1) mes a cuatro (4) años, el que sustrajere, alterare, ocultare, destruyere o
inutilizare en todo o en parte objetos destinados a servir de prueba ante la auto-
ridad competente, registros o documentos confiados a la custodia de un funcio-
nario público o de otra persona en el interés del servicio público. Si el autor fue-
re el mismo depositario, sufrirá además inhabilitación especial por doble tiempo.
Si el hecho se cometiere por imprudencia o negligencia del depositario,
éste será reprimido con multa de pesos setecientos cincuenta ($ 750) a pesos
doce mil quinientos ($ 12.500)”.

a) Estructura típica
El delito se configura a través de diferentes acciones. En primer lugar, el
artículo menciona la sustracción, por ella debe entenderse sacar a la cosa de la
esfera de custodia. En segundo lugar, la ocultación, es decir esconderla, evitar
que pueda ser hallada. También se configura el delito por la destrucción, esto es,
arruinarla materialmente. Por último, la acción de inutilizar, que significa dejarla
sin posibilidad de ser aprovechada para lo que era propiamente su destino.
Los objetos son elementos materiales destinados a servir de prueba. Re-
gistros son los asientos de las constancias, mientras que los documentos pueden
ser públicos o privados. Ahora bien, el tipo exige que los objetos mencionados
deben ser confiados oficialmente en custodia en interés del servicio público. El
delito se consuma con la realización de las conductas típicas que quebrante el
estado de custodia en que los objetos se encontraban.
Subjetivamente, es un delito doloso que comprende el conocimiento del
carácter de los objetos, el destino de los mismos y de la existencia de una custo-
dia oficial sobre ellos.
b) Agravante y figura culposa
En el caso de que el autor del delito sea el mismo depositario del objeto, la
figura se agrava y se le agrega al culpable la inhabilitación especial por el doble
tiempo que el de la condena.
Finalmente, el artículo prevé la modalidad culposa del delito cuando este se
cometa como resultado de la imprudencia o negligencia del depositario, en cuyo
caso la pena aplicable es la de multa.

F) COHECHO Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS

I- COHECHO PASIVO
El artículo 256 del Código Penal estatuye: “Será reprimido con reclusión
o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario
público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra
dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar
de hacer algo relativo a sus funciones”.

a) Tipo objetivo
Existe unanimidad en doctrina acerca de los alcances del bien jurídico
protegido. Se trata del normal y correcto funcionamiento de la administración
pública contra la venalidad de sus funcionarios (Aboso).
La conducta reprimida es la del funcionario público que recibe dinero o
cualquier otra dádiva, o acepta una promesa para hacer, retardar, o dejar de hacer
algo relativo a sus funciones. En cuanto al concepto de dádiva, si bien para gran
parte de la doctrina queda limitado a la apreciación pecuniaria, algunos autores
entienden que puede serlo de cualquier naturaleza, mientras le reporte un benefi-
cio al funcionario.
A cuento de lo referido, cabe señalar que se trata de un delito de codelin-
cuencia bilateral y necesaria, puesto que requiere un pacto anterior al acto deter-
minado. A su vez, sujeto activo es el funcionario público que realiza las acciones
típicas, por si o por persona interpuesta. Ahora bien, la persona interpuesta (testa-
ferro o personero) será un partícipe necesario del delito (art. 45 C.P.).

b) Tipo subjetivo
Se trata de un delito doloso, en el cual el dolo del autor debe consistir en
la aceptación del dinero, dádiva o promesa con la finalidad de hacer, retardar o
dejar de hacer algo relativo a sus funciones. Es un tipo penal que admite solo el
dolo directo, ya que el autor especial recibe el dinero o la dádiva o acepta la pro-
mesa en función de la finalidad descripta en la norma. En efecto, si el funcionario
público acepta o recibe con otro propósito no resulta de aplicación esta figura
penal.

c) Consumación
La consumación se determina en el perfeccionamiento del pacto venal; si
la acción es la de recibir dinero o dádivas, la consumación se da en el momento
en que estos objetos son recibidos, con independencia de que el funcionario cum-
pla o no con la realización u omisión acordadas. Si la conducta, en cambio, es la
de aceptar una promesa, el tipo se consuma en el momento de la aceptación, con
independencia de que ambas partes cumplan el acuerdo, es decir, que el funcio-
nario realice u omita y el oferente materialice el contenido de su promesa, sin que
importe tampoco cuál fue el momento fijado para ese cumplimiento, que puede
ser anterior o posterior a la realización del acto o la perpetración de la omisión
por parte del agente, y hasta posterior a la cesación de funciones por él, por lo
que debe convenirse que el cumplimiento de lo acordado es un acto de agota-
miento penalmente irrelevante (Buompadre).

II- TRAFICO DE INFLUENCIAS


El artículo 256 bis del Código Penal establece: “Será reprimido con re-
clusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua para ejer-
cer la función pública, el que por sí o por persona interpuesta solicitare o reci-
biere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta,
para hacer valer indebidamente su influencia ante un funcionario público, a fin
de que éste haga, retarde o deje de hacer algo relativo a sus funciones.
Si aquella conducta estuviera destinada a hacer valer indebidamente una
influencia ante un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, a fin
de obtener la emisión, dictado, demora u omisión de un dictamen, resolución o
fallo en asuntos sometidos a su competencia, el máximo de la pena de prisión o
reclusión se elevará a doce años”.

a) Tipo objetivo
El bien jurídico tutelado es el correcto y normal funcionamiento de la ad-
ministración pública frente al menoscabo que representan las indebidas influen-
cias ejercidas por terceros sobre la imparcialidad, objetividad y libertad de los
responsables de la función pública (Buompadre).
El delito se configura cuando el autor solicita o recibe dinero o cualquier
otra dádiva, o bien acepta una promesa de recibir con el fin de hacer valer indebi-
damente su influencia ante un funcionario público a fin de que éste haga, retarde
o deje de hacer algo relativo a sus funciones.
Es requisito para la configuración del hecho, la existencia de un tercero
a quien el autor solicita dinero o dádivas, de ahí la bilateralidad del hecho. La
consumación del delito se produce con la mera solicitud, o el perfeccionamiento
del pacto, sin importar las consecuencias del acto.
Se diferencia con la figura del cohecho fundamentalmente en dos aspec-
tos: el sujeto activo y el objeto de la acción. En este sentido, la figura de tráfico
de influencias no exige que el sujeto activo sea funcionario público y, respecto al
objeto de este delito, se configura con el hacer valer indebidamente su influencia
ante un funcionario público, es decir, la conducta rectora consiste en recibir dine-
ro o dádiva o aceptar una promesa para ejercer una influencia en forma ilegítima
ante un funcionario público. En lo que respecta al cohecho pasivo, es el funciona-
rio público quien en forma directa admite, recibe o acepta una contraprestación
de naturaleza económica por hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus
funciones. Por tanto, puede afirmarse que en el tráfico de influencias subyace un
esquema de triangulación (Aboso).

b) Tipo subjetivo
Es un delito de peligro, de mera conducta, que no requiere causar daño
externo alguno. Claro está que la mera receptación sin objetivo específico tradu-
cido en el dolo del autor, quedará atrapado en la conducta del artículo 259 (Villa-
da).
Esta modalidad de delito de tráfico es una figura dolosa, de dolo directo
irrestricto, en la que la intención del autor es la de obtener el beneficio económico
o la dádiva gracias a la influencia real que se ejerce ante el funcionario público
influido para hacer, omitir o retardar algún aspecto sometido a su competencia.

c) Agravante
En el segundo párrafo la norma agrava la pena si la influencia indebida del
autor estuviere destinada a hacerse valer ante magistrados del Poder Judicial o del
Ministerio Público, a fin de obtener la emisión, dictado, demora u omisión de un
dictamen, resolución o fallo en asuntos sometidos a su competencia.
Aparece como una solución de mayor punibilidad que se sustenta en la
lógica de la mayor venalidad de la conducta en el ámbito judicial. La corrupción
de los operadores del sistema de justicia es más grave que la de cualquier otro
funcionario, dado que la justicia es un pilar de nuestra forma republicana de go-
bierno (Aboso).

III- COHECHO PASIVO AGRAVADO


El artículo 257 del ordenamiento penal dispone: “Será reprimido con pri-
sión o reclusión de cuatro a doce años e inhabilitación especial perpetua, el ma-
gistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público que por sí o por persona
interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una promesa
directa o indirecta para emitir, dictar, retardar u omitir dictar una resolución,
fallo o dictamen, en asuntos sometidos a su competencia”.

Estructura típica
Estamos ante la figura delictiva de cohecho pasivo agravado por la condi-
ción del sujeto activo, esto es, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio
Público, teniendo en cuenta, además, la naturaleza de los actos, retardos u omi-
siones funcionales tenidos en mira por los agentes y corruptores al momento de
consumar el ilícito.
El término resolución comprende tanto decretos de simple trámite, como
los autos que resuelven incidencias o artículos dentro del proceso. Por fallo se
entiende sinónimo de sentencia definitiva, es decir, aquella que pone fin al pleito
o litigio (Donna).
La consumación se logra con el perfeccionamiento del acuerdo
ilícito, ora por recibir dinero o dádiva, ora por aceptar la promesa, siendo posible
la tentativa en el caso de la conducta de receptación (D´Alessio).
Subjetivamente, el cohecho pasivo agravado se configura con el dolo di-
recto. Es importante para la correcta subsunción que el acuerdo venal se extienda
sobre la realización de o la omisión de cumplimiento de los actos propios del au-
tor.

IV- COHECHO Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS ACTIVO


El artículo 258 del Código Penal señala: “Será reprimido con prisión de
uno a seis años, el que directa o indirectamente diere u ofreciere dádivas en pro-
cura de alguna de las conductas reprimidas por los artículos 256 y 256 bis, pri-
mer párrafo. Si la dádiva se hiciere u ofreciere con el fin de obtener alguna de
las conductas tipificadas en los artículos 256 bis, segundo párrafo y 257, la pena
será de reclusión o prisión de dos a seis años. Si el culpable fuere funcionario
público, sufrirá además inhabilitación especial de dos a seis años en el primer
caso y tres a diez años en el segundo”.

a) Figura básica
La figura reprime el obrar doloso de quien da u ofrece dádiva a un funcio-
nario público, juez o interpósita persona, con la finalidad de obtener las conduc-
tas de los arts. 256 y 256 bis primer párrafo.
El sujeto activo es un particular que resulta ser codelincuente del funcio-
nario público o del particular que incurre en las conductas previstas en los artícu-
los mencionados. Es decir, se reprime aquí al sobornador, quien menoscaba de
forma directa el normal y correcto desarrollo de las funciones públicas en sentido
amplio, ya que la oferta espuria realizada por aquél genera en el funcionario pú-
blica una ilegitima avidez dineraria que influye de manera negativa sobre el legí-
timo y correcto ejercicio de la función pública. Cabe destacar que la Ley 27.401
de reciente aparición (1/12/2017), establece un régimen de responsabilidad penal
aplicable a las personas jurídicas privadas, ya sean de capital nacional o extranje-
ro, con o sin participación estatal, por una serie de delitos, entre los que se en-
cuentra el art. 258.
La consumación ocurre con la entrega o el ofrecimiento de la dádiva, no
siendo admisible la tentativa para la generalidad de la doctrina. Es un delito dolo-
so que para operar requiere dolo directo.

b) Agravantes
La pena se agrava cuando la dádiva sea entregada con el fin de lograr las
conductas reprimidas en los arts. 256 bis segundo párrafo y 257, vale decir, se
pena al codelincuente del tráfico de influencias y a aquel sujeto pasivo Juez o
miembro del Ministerio Público.
Finalmente, si el delito fuese cometido por funcionario público se
penará además con la inhabilitación especial de dos a seis años en el primer
caso y de tres a diez en el segundo supuesto.

V- SOBORNO TRANSNACIONAL
El artículo 258 bis del Digesto Penal indica: “Será reprimido con prisión
de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pú-
blica el que, directa o indirectamente, ofreciere, prometiere u otorgare, indebi-
damente, a un funcionario público de otro Estado o de una organización pública
internacional, ya sea en su beneficio o de un tercero, sumas de dinero o cual-
quier objeto de valor pecuniario u otras compensaciones, tales como dádivas,
favores, promesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario realice u omita
realizar un acto relacionado con el ejercicio de sus funciones públicas, o para
que haga valer la influencia derivada de su cargo, en un asunto vinculado a una
transacción de naturaleza económica, financiera o comercial.
Se entenderá por funcionario público de otro Estado, a cualquier entidad
territorial reconocida por la Nación Argentina, a toda persona que haya sido
designada o electa para cumplir una función pública, en cualquiera de sus nive-
les o divisiones territoriales de gobierno, o en otra clase de organismo, agencia
o empresa pública en donde dicho Estado ejerza una influencia directa o indirec-
ta”.

a) Antecedentes
La Ley 24.759 del año 1997 aprueba y somete al ordenamiento jurídico
argentino a la Convención Interamericana Contra la Corrupción. En su preámbu-
lo se considera a la corrupción en sentido genérico como aquel conjunto de con-
ductas antijurídicas y antiéticas que socaban la legitimidad de las instituciones
públicas y el sistema democrático. Asimismo, el artículo 36, 5to párrafo de la
Constitución Nacional en su parte pertinente establece “…atenta contra el siste-
ma democrático todo delito doloso grave contra el Estado que conlleve enrique-
cimiento…”.
Juegan un rol relevante en esta figura, conjuntamente con la de enriqueci-
miento ilícito que trataremos más adelante, las construcciones dogmáticas de
buen gobierno estatal y decoro y prestigio de la administración, lo cual supone
la existencia de un deber con arraigo constitucional y convencional de acreditar
situación patrimonial del funcionario en beneficio de la sociedad, que tendría un
derecho de primer orden a una gestión transparente y acceso a información públi-
ca sobre desempeño.
En esta línea el artículo IX de la Convención Interamericana contra la Co-
rrupción del año 1.996, lleva a cabo una consideración conjunta de actos de co-
rrupción propiciando una suerte de internacionalización de los delitos de soborno
transnacional y enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados públicos.
Cabe poner de manifiesto que la Ley 27.401 cuya reciente entrada en vi-
gencia data del día 1 de diciembre de 2017, introdujo algunos cambios a esta
norma, a cuyo tratamiento nos avocaremos a continuación.
Por otro lado, la normativa mencionada agregó un supuesto al art. 1º del
Código Penal (inc. 3º) en lo que respecta al ámbito de su aplicación. Así, recepta
que este Código se aplicará: “Por el delito previsto en el artículo 258 bis cometi-
do en el extranjero, por ciudadanos argentinos o personas jurídicas con domicilio
en la República Argentina, ya sea aquel fijado en sus estatutos o el correspon-
diente a los establecimientos o sucursales que posea en el territorio argentino”.

b) Estructura típica
Para la doctrina mayoritaria el bien jurídico protegido consiste en la im-
parcialidad del funcionario público extranjero (Aboso). Se trata de un cohecho
activo donde el destinatario es un funcionario público de otro Estado o una orga-
nización pública internacional. El ofrecimiento, promesa (acción incorporada por
Ley 27.401) u otorgamiento puede redundar en beneficio del funcionario u orga-
nización, o de un tercero.
Precisa que entre estos beneficios pueden estar comprendidas sumas de
dinero, expresión que no existía en el texto previamente vigente de la Ley
25.188. A su vez, reemplaza la palabra beneficio por compensaciones como tér-
mino abarcativo de una enumeración que incluye dádivas, favores, promesas o
ventajas, destacando que se trata de una enumeración no taxativa, habida cuenta
que se trata de una norma que tipifica conductas descriptas en una convención
internacional.
Incorpora el tráfico de influencias al aclarar que el delito puede consistir
para el funcionario tanto en realizar u omitir un acto en el ejercicio de sus funcio-
nes, como en hacer valer la influencia derivada del mismo (Varacalli).
Amplía el espectro de asuntos sobre los que puede actuar, omitir o hacer
valer su influencia el funcionario, agregando a las transacciones de naturaleza
económica o comercial, las transacciones de naturaleza financiera. De allí que
algunos autores al interpretar los alcances del bien jurídico protegido en forma
específica advierten que más allá de la ubicación de la norma en el marco de los
delitos de cohecho, el verdadero bien en juego es la evitación de prácticas distor-
sivas en el mercado internacional de capitales (Aboso).
Sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público.
Ahora bien, cabe destacar que la Ley 27.401 establece un régimen de responsabi-
lidad penal aplicable a las personas jurídicas privadas, ya sean de capital nacional
o extranjero, con o sin participación estatal, por una serie de delitos, entre los que
se encuentra el art. 258 bis.
El delito se consuma en el momento en que el sujeto activo ofrece, prome-
te, entrega, etc. La tentativa es admisible si la acción que se lleva a cabo es la de
otorgar los objetos que menciona la norma, pero no lo es en el caso del ofreci-
miento supuesto en el que no se admite la tentativa.
Como adelantamos, la Ley 27.401 incorporó la promesa como verbo típi-
co, además de agregar que todas las acciones recogidas deben ser realizadas in-
debidamente, trazando una línea en clave de normatividad típica con aquellas
acciones de la misma naturaleza que podrían ser consideradas en el marco de la
legalidad de la actuación de los agentes o funcionarios del Estado.
En relación a la aplicación, la mencionada norma incorporó también el se-
gundo párrafo, que define a que personas debe entenderse que comprende el tér-
mino funcionario público de otro Estado. En este sentido, enumera a nuestro jui-
cio en carácter enunciativo y de manera quizá un tanto redundante a cualquier
entidad territorial reconocida por la Nación Argentina; toda persona que haya
sido designada o electa para cumplir una función pública, en cualquiera de sus
niveles o divisiones territoriales de gobierno, o en otra clase de organismo, agen-
cia o empresa pública en donde dicho Estado ejerza una influencia directa o indi-
recta.
Claramente la figura en clave de dolo, presenta identidad con los artículos
precedentemente desarrollados, es decir, requiere dolo directo.

VI- ADMISIÓN Y OFRECIMIENTO DE DÁDIVAS


El artículo 259 del Código Penal estatuye: “Será reprimido con prisión de
un mes a dos años e inhabilitación absoluta de uno a seis años, el funcionario
público que admitiere dádivas, que fueran entregadas en consideración a su ofi-
cio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo.
El que presentare u ofreciere la dádiva será reprimido con prisión de un
mes a un año”.

a) Admisión
En este caso en particular, a diferencia de las figuras precedentes, no se
exige acuerdo previo, ni pacto para que como contraprestación a la dádiva el fun-
cionario realice determinado hecho u omisión, por lo que solamente la dádiva
tiene importancia en relación al oficio que desempeñe el funcionario. De este
modo, la entrega debe serlo en consideración del oficio, desvinculada de un pro-
pósito determinado.
Al respecto, señala Buompadre que en la admisión de la dádiva no debe
existir vínculo o relación entre el obsequio y un acto, de ninguna naturaleza; pero
si debe haberlo entre el presente y la función: este será hecho en consideración a
sus oficios funcionariales, esto es, a su carácter de funcionario público. En el as-
pecto cuantitativo, la dádiva tiene que ser de cierta importancia y tener determi-
nada calidad para que sea lícito presumir un propósito corruptor.
En cuanto al sujeto activo del delito, sólo puede ser un funcionario públi-
co, mientras permanezca en su cargo. A su vez, el delito se consuma con la sola
recepción de la dádiva, independientemente del uso que el funcionario haga de la
cosa recibida, por lo que la tentativa no parece posible.
En relación al elemento subjetivo, se requiere el dolo del funcionario, vale
decir, el conocimiento de la intención del tercero de entregar la dádiva y su con-
sentimiento de aceptarla en tal carácter.

b) Ofrecimiento
El precepto, en su última parte, contiene otra figura delictiva, la cual per-
sigue reprimir a aquél que ofrece o entrega la dádiva. En este caso, el sujeto acti-
vo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público.
Por más que pueda resultar a todas luces como un parámetro político cri-
minal contradictorio con el resto de la estructura del Capítulo, la menor penalidad
encuentra justificación en la ausencia de todo acuerdo venal con el propósito que
el funcionario público haga, demore o no haga algo relativo a sus funciones pú-
blicas, por lo que en caso contrario corresponderá remitirse a lo previsto por el
artículo 258 del Código Penal.
El delito se consuma unilateralmente, con la presentación u ofrecimiento,
sin que interese la actitud del funcionario, que puede aceptar o rechazar la dádiva,
por lo que un escenario de tentativa no es posible. Subjetivamente, es un delito
doloso que requiere dolo directo para su conformación típica.

VII- SANCIÓN COMPLEMENTARIA


El artículo 259 bis del Código Penal establece: “Respecto de los delitos
previstos en este capítulo, se impondrá conjuntamente una multa de dos (2) a
cinco (5) veces del monto o valor del dinero, dádiva, beneficio indebido o ventaja
pecuniaria ofrecida o entregada”.

Análisis de la noma
La presente norma, incorporada por la Ley 27.401, prevé en forma con-
junta con las penas previstas para los delitos comprendidos en el presente capítu-
lo, una multa cuya determinación concreta dependerá del valor del objeto del de-
lito, como así también de la capacidad de disponibilidad económica del respon-
sable penalmente (persona humana o persona jurídica en los casos señalados su-
pra).
La expresión conjuntamente, da la pauta que al momento de la condena y
en relación a la cuantificación punitiva que comúnmente llevan a cabo los jueces
teniendo como parámetro el artículo 41 del Código Penal, se deberá agregar obli-
gatoriamente una sanción complementaria de carácter económico, introducida en
la clásica modalidad de multa, obedeciendo la ratio legis a la naturaleza de las
acciones típicas incluidas en el capítulo, reforzando en perspectiva político cri-
minal el contenido de preventivo general de todo el sistema de tipificación que
prevé el catálogo en este punto.

SELECCIÓN DE JURISPRUDENCIA

I- ATENTADO Y RESISTENCIA CONTRA LA AUTORIDAD

a) Atentado
Figura básica. Configuración del tipo:
No constituye el delito de resistencia a la autoridad sino el de atentado, agredir a
golpes de puño a dos funcionarios policiales que pretendían socorrer a un tercero,
que se había desmayado ante la escena de violencia que previamente generara el
procesado, pues la presencia policial no había materializado ninguna orden o acto
de autoridad, dirigiéndose la acción criminal solamente a impedir la prestación de
una ayuda. (CN Crim. y Corr., Sala VII, 28/04/84, “Machado, Marcelo G.”).

b) Atentados agravados
Exclusividad de la calificante:
El atentado a la autoridad se agrava cuando concurren las previsiones del art.
238 del CP., disposición carente de aplicación para la resistencia a la autoridad.
(CN Crim. y Corre., Sala VII, 9/11/90, “T., H. M. S/resistencia a la autoridad”,
sent. 000014396).

Inciso 1º:
Habida cuenta de que la conducta del imputado consistió en haber arrojado dos
botellas a los policías para impedir el actuar de estos, lesionando en el cuerpo a
uno de ellos, corresponde sindicar al encausado el delito de atentado a la autori-
dad agravado por el uso de arma en concurso real con las lesiones producidas.
(CN Crim. y Corr., Sala IV, 17/05/2002, “Zelaye, Ariel S., AP 70000045).
Inciso 4º:
Se configura el delito del art. 238, inc. 4º y no el de resistencia, al no poderse
precisar con certeza si el agente policial había comenzado su acto funcional de
detención cuando los imputados ejercieron violencia sobre él, pero no se configu-
ra una circunstancia agravante del delito de resistencia a la autoridad el hecho de
que el policía vistiera uniforme. (CN Cas. Penal, Sala II, 6/03/2009, “Almeida,
Carmelo D.”, AP 70051800).

c) Resistencia y desobediencia
Resistencia:
Es responsable el acusado del delito de resistencia a la autoridad, si el tribunal de
juicio tuvo por acreditado que en ocasión de ser aprehendido por personal poli-
cial intentó evadirse ofreciendo resistencia, arrojando golpes de puño y puntapiés
y utilizando un elemento punzo cortante. (CJ de Salta, 12/01/2016, “C/C Y., C. E.
M. S; L., D. A. s/ Recurso de casación”, SAIJ).

Resistencia. Concurso de delitos:


Configuran los delitos de privación ilegal de la libertad (art. 141 CP), usurpación
(art. 181, inc. 1º) y resistencia a la autoridad (art. 239 CP) en concurso material,
la ocupación de una fábrica por personal obrero dispuesta por delegados gremia-
les en adhesión al plan de lucha de la Confederación General del Trabajo, clausu-
rando la puerta de acceso del establecimiento e impidiendo la entrada y salida de
empleados administrativos, y la resistencia a las órdenes de la autoridad policial
de efectuar el desalojo del inmueble dispuesto por orden judicial. (CN Fed., Sala
Crim. y Corr., 2/08/66, “Rodríguez Ocampo, Manuel”, ED 17-153).

Desobediencia:
Debe condenarse al imputado en orden a los delitos de violación de domicilio y
desobediencia (artículos 26, 27, 45, 55, 150 y 239 del Código Penal), en tanto
ingresó y permaneció en el domicilio de su ex pareja siendo que pesaba en su
contra una prohibición de acercamiento, por lo que, en función de la forma de
acceso, esto es, abrió el candado y el pasador de la puerta, y en razón de la actitud
asumida por la dueña de casa, que requirió en sede judicial, de manera previa,
una prohibición de acercamiento y contacto y la negativa expresa en tal sentido
de parte de la víctima, incluida su relatada sorpresa al verlo dentro de su vivien-
da, surge patente que no estaba autorizado a tal ingreso sino que, claramente, el
mismo se llevó a cabo contra la voluntad de su moradora. (Juz. Corr. del distrito
Judicial del Norte, Río Grande, 10/01/2014, “G.O.,S.A. - Reyes Paez, Luis s/ Vio-
lación de Domicilio en Concurso ideal con desobediencia”, SAIJ).

Atipicidad:
–El hecho de que el previsto haya escupido sangre contra el agente policial du-
rante el arresto no configura resistencia a la autoridad. (CN Crim. y Corr., Sala V,
15/12/2010, “E. R., J.A. y otro”).

–El no acatamiento de la orden de alto impartida por el personal preventor, en el


intento de darse a la fuga con la clara intención de evitar el accionar policial, en
el cual no se desplegó ningún acto de fuerza o violencia en su contra, carece de
tipicidad objetiva. (CN Crim. y Corr., Sala VI, 12/09/2003, “Niklison González,
Horacio y otros).

d) Equiparación de autores
Equiparación:
El testigo que requiere el apoyo de la autoridad con la doble finalidad de evitar
un mayor daño patrimonial y aprehender a los autores no asume automáticamente
el rol de denunciante, sino el de un particular equiparado al funcionario público.
(Cám. 3º Crim. y Corr. de La Plata, Sala II, 3/05/89, “C., F.H.”).

Ausencia de equiparación:
Si los perseguidores del acusado no estuvieron presentes durante el robo, y solo
intervinieron en un segundo momento, ya consumado éste, los disparos efectua-
dos por el imputado contra ellos no pueden encuadrarse en el delito de resistencia
a la autoridad, pues por tratarse de particulares no se dan las circunstancias del
art. 240, al faltar para ellos el flagrante delito, debiendo calificarse el evento co-
mo abuso de armas. (CN Crim. y Corr., Sala I, 20/02/1992, “Rosetti, Juan C.”,
JA, 1996-I-sintesis).

e) Atentados leves
Configuración:
La conducta del procesado configura el delito de perturbación del ejercicio de
funciones públicas -art. 241, inc. 2º- y no el de desobediencia, por cuanto impidió
fraudulentamente, mediante el ardid de distraer al oficial de justicia, la diligencia
de secuestro del automóvil, para posibilitar que un tercero lo retirase del lugar,
frustrándole así el acto, destacándose que no medió por su parte reacción violenta
ni el impedimento se materializó con fuerza o intimidación. (CN Crim. y Corr.,
Sala II, 30/11/1982, “Núñez, Antonio V.”).

Atipicidad:
No se configura el delito de perturbación de las sesiones del cuerpo legislativo –
art. 241, inc.1º-si la conducta consistió en proferir gritos y manifestaciones, arro-
jando papeles y otros elementos de las bancas al momento de tratarse la ley de
Hidrocarburos, cesando la actitud de los manifestantes ante la primera interven-
ción del personal de seguridad. (CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 30/10/2007,
“Geier, Alejandro y otros”, AP, 35020732).

f) Violación de fueros
Configuración del tipo:
La detención de un senador nacional por un empleado de policía, vulnerando la
inmunidad personal que consagra el art. 61 de la Constitución Nacional, importa
únicamente el delito previsto por el art. 242 del CP y no un concurso del delito
previsto en dicha disposición y del que estatuye el art. 248, ya que en el abuso de
autoridad que contempla este último precepto no existe sujeto pasivo personal, a
mérito de que el hecho o la omisión o tiene víctima determinadas, dirigiéndose el
delito contra la Administración Pública. (Cám. Fed. de Mendoza, 27/04/36,
“Mercado, Juan”, JA, 61394).

g) Incumplimiento de deberes procesales


Configuración del tipo:
–Encuadra prima facie en el delito de desobediencia procesal la conducta del tes-
tigo legalmente citado en un debate oral que comparece y se niega, alegando ra-
zones de seguridad. (CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 19/o4/2005, “Núñez, Alejan-
dro”).

–Corresponde instruir sumario correspondiente por haber incurrido el imputado


en el delito previsto en el art. 243 CP, pues estando en colisión la necesidad de
que los delitos no queden impunes y la de garantizar que la prensa conserve sus
fuentes de información, debe prevalecer la primera, una vez comparados los dife-
rentes valores en juego (Cám. Apel. Crim. y Corr., Sala II, Bahía Blanca,
24/04/93, “D., V.A.”, JA, 1993-IV-síntesis).

Atipicidad:
Corresponde absolver del delito de resistencia menor (art. 243 CP), a quien ha-
biendo sido convocado para presenciar un acto de procedimiento tendiente a con-
figurar una prueba (allanamiento), es decir, para constituirse en testigo de un he-
cho a producirse, no compareció, pues no existe disposición alguna que obligue a
un habitante de nuestro país a oficiar de testigo de algo que va a suceder. (CN
Crim. y Corr., Sala IV, 7/10/93, “Curato, Roberto C.”, JA, 1996-IV-síntesis).

II- FALSA DENUNCIA

Configuración del tipo:


Incurre en el delito reprimido por el art. 245 del CP., quien efectuó una denuncia
en el fuero administrativo imputando a otro la falsificación de su firma en un ex-
pediente judicial, comprobándose luego, por pericia caligráfica, que tal rúbrica le
pertenecía, ello es así porque en ocasión de su declaración en sede penal, depuso
bajo aparente forma testimonial, pero imputando la dicha falsificación y no de-
clarando en tal ocasión con relación a hechos que hubiera percibido como denun-
ciante, sino lisa y llanamente de la ampliación de su anterior presentación como
denunciante. (CN Crim. y Corre., Sala V, 22/11/94, “Cifuente José s/causa
1.877.”).

Falsa denuncia y estafa. Concurso real:


Encuadra prima facie en el delito de estafa en grado de tentativa, en concurso real
con el delito de falsa denuncia -arts. 172 y 245 CP-, la acción desplegada por
quien escondió en una cochera un automóvil de su propiedad y posteriormente
denuncio falsamente su sustracción e inmediatamente inició el reclamo corres-
pondiente a su compañía de seguros para que se le pagara el siniestro. (CN Crim.
y Corr., Sala IV, 28/08/2002, “C., S.”, JA, ejemplar del 12/03/2003).

Atipicidad:
No configura falsa denuncia efectuar una denuncia policial por robo, cambiando
el lugar del asalto y cantidad de autores, si el robo existió en realidad. (CN Crim.
y Corr., Sala I, 7/12/92, “Farías, Pedro I.”, JA, 1995-II-síntesis).

III- USURPACIÓN DE AUTORIDAD, TÍTULOS U HONORES

a) Asunción, ejercicio y permanencia ilegítima en cargo público


Inciso 1º. Configuración:
Quien invoca falsamente ser policía y además ejecuta actos funcionales de dicho
cargo al haber participado en un procedimiento policial y aprehendido a personas
resulta responsable del delito de usurpación de autoridad previsto en el art. 246,
inc. 1º del Cód. Penal. (CN Crim. y Corr., Sala IV, 24/02/2000, “Moreno, Gui-
llermo A.”).

Inciso 1º. Concurso con el delito de estafa:


La conducta de quienes se hicieron pasar por inspectores de la DGI para obtener,
mediante distintos pretextos, la entrega de dinero por parte de los damnificados,
encuadra en los delitos de estafa reiterada en concurso ideal con usurpación de
autoridad. (CN Crim. y Corr., Sala V, 29/07/91, “Tessio, R. O. y otro”).

Inciso 3º:
Encuadra prima facie en el delito de ejercicio de funciones correspondientes a
otro cargo -art. 246, inc. 3º- la conducta desplegada por el imputado, en su carác-
ter de Defensor de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes del Gobierno de la
Ciudad de Bueno Aires, al haber dispuesto que una menor debía permanecer bajo
la custodia de tercera persona en guarda provisoria, por el término de treinta días,
y no junto a su madre, cuando dicha facultad corresponde a un magistrado judi-
cial. (CN Crim. y Corr., Sala I, 22/09/2004, “Arce, Luis J.”).

b) Ejercicio ilegítimo de la profesión


Configuración del tipo:
–Encuadra prima facie en el delito de usurpación de títulos -art. 247 del CP- la
conducta desplegada por el encartado que frente a los eventuales clientes se hacía
pasar por abogado para la realización de trámites judiciales tendientes al cobro de
documentos comerciales. (CN Crim. y Corr. Sala IV, 15/07/2003, “M.R.”, SJA,
ejemplar del 14/04/2004).

–Cuando la redacción del art. 247 del Código Penal hace alusión al que "públi-
camente llevare", tal publicidad se refiere a aquella que trasciende de lo privado,
consumándose el delito con la sola exhibición de una credencial. En este mismo
sentido, el que obra con una determinada calidad sin poseerla, se arroga tal cali-
dad, más aún si se invoca un título y se exteriorizan conductas que lo implican.
Así, debe calificarse la conducta como constitutiva del delito previsto por el art.
247 del Código Penal de quien se identifica como personal de inteligencia de la
Fuerza Aérea y que trabajando en la vía pública exhibe credenciales suyas, ver-
daderas, pero respecto de un cargo del que fue dado de baja cinco años antes.
(CN Crim. y Corr. Fed., Sala II, 8/10/2002, “Lizondo, Alberto s/ usurpación de
títulos y honores”, SAIJ).

IV- ABUSO DE AUTORIDAD Y VIOLACIÓN DE DEBERES DE FUN-


CIONARIO PÚBLICO

a) Abuso de autoridad
Configuracion del tipo:
–Comete el delito de abuso de autoridad el ministro de Economía que dictó las
resoluciones 850/2001 y 863/2001, que disponen que las entidades sujetas a la
Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias del BCRA debían
aplicar restricciones para dar cumplimiento a las órdenes emanadas de los jueces
de la Nación en relación al dec. 1570/2001 en aquéllas resoluciones que anularan,
restringieran o alteraran las disposiciones del mismo, alterando de esa manera el
equilibrio que entre los poderes del Estado prevé la Constitución Nacional, pues
el ex ministro se había perpetrado desde la órbita del cargo que ostentaba y con
franca oposición a sabiendas de la normativa estipulada en la Constitución
Nacional y demás leyes que en consonancia con las primeras fueron sancionadas.
(CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 22/08/2002, “Cavallo, Domingo F.”).

–Comete el delito de abuso de autoridad quien dispone y efectiviza una pesquisa


personal minusiosa, desvistiendo a las mujeres y examinando hasta sus genitales,
cuando las personas sobre las cuales recae el acto han sido injustamente
detenidas, con la excusa de la averiguacióm de sus anteedetes y captura, pero sin
que exista motivo alguno para semejante restricción. (Cám. Penal de Rosario,
Sala II, 22/07/88, “Bini, Enrique F. y otros”, JA, 1989-I-603).

Atipicidad:
Corresponde sobreseer al magistrado acusado de abuso de autoridad, en razón de
los allanamientos realizados en hospitales públicos por supuestas irregularidades
en los cadáveres depositados en las morgues porteñas, pues las diligencias
impugnadas constituyen herramientas procesales que no están claramente
prohibidas, no lesionaron los derechos de los afectados por cuanto no resultan
parte en el proceso administrativo, y la evaluación de la validez de estas medidas
resulta materia del proceso criminal formado a raíz de la denuncia efectuada.
(CNApel. Crim. y Corr., Sala VI, 25/08/2014, “G.,R. s/ Sobreseimiento”, SAIJ).
b) Omisión de deberes de oficio
Configuración del tipo:
–Cabe considerar prima facie encuadrada en el tipo la conducta del síndico
concursal que omitió durante meses el diligenciamiento de oficios dirigidos a
trabar la inhibición de bienes del fallido, en la medida en que dicho proceder
omisivo pudo haber facilitado la conducta defraudatoria de los directores de la
fallida, consistente en disponer de un inmueble en abierta contradicción con la
ley concursal (CN Crim. y Corr., Sala VI, 18/6/98, “A.R.L y otros”, JA, 1999-I-
258).

–Configura el delito previsto en el art. 249 del CP la actitud de funcionarios


policiales que no denunciaron ni dejaron constancia de su intervención en el
secuestro de un arma de cuya sustracción tenían conocimiento formal. (CN Crim.
y Corr., Sala VI, 13/09/63, “P., J. y otro”, JA, 1963-VI-121).

Causa de justificación:
No comente delito de violación de los deberes de funcionario público,
contemplado en el art. 249 del CP, el director ejecutivo del ANSES que dio
cumplimiento tardío a una sentencia judicial, pues justifica su obrar (y, por ende,
elimina la ilegalidad de su conducta) la delicada situación por la que atraviesa el
sistema previsional, siendo un estado generalizado en el ámbito de aquella
dependencia. (CN Crim. y Corr. Sala I, 12/06/2000, “B. M., A.”, LL, 2001-B-
552).

c) Denegación de auxilio
Configuración del tipo:
Incurre en el delito de violación de los deberes de los funcionarios públicos el
comisario de policía que prevalido de su cargo, y en abuso de la ley, no da curso a
la detención de infractores del servicio militar ordenada por el juez federal por
medio de carta certificada. (Cám. Fed. de La Plata, 6/11/33, JA, 44-85).

d) Abandono del servicio


Tipicidad:
Es pasible de la pena que determina el art. 252 del CP, el agente de policía que
abandona sus funciones, a que estaba obligado por contrato, sin causa justificada.
(CN Crim. y Corr., 12/04/49, “De Coster, Armando L.”, LL, 54-565).

Atipicidad:
El hecho de que todos los concejales hayan renunciado en la misma fecha, y que
en sesión extraordinaria ellos mismos se hayan aceptado las renuncias sin causa
justificada, lo que ocasionó la consecuente acefalía del cuerpo deliberativo, im-
porta una violación de la moral cívica, que escapa, no obstante su gravedad, a la
sanción del Código Penal. (Cám. Apel. Penal de Dolores, 27/02/34, JA, 51-308).

e) Proposición, nombramiento y aceptación ilegal de cargo público


Configuración del tipo:
Encuadra prima facie en el delito de aceptación ilegítima de cargo público -art.
253 del CP-, la funcionaria pública que aceptó el cargo que le fue ofrecido a sa-
biendas de la existencia de un proceso penal abierto y pendiente, lo cual resultaba
un impedimento para su designación expresamente contemplado en la declara-
ción jurada que tuvo que firmar -art. 5, inc. c) de la Ley 25.164-, es decir, regía
para ella el impedimento de no ingresar a la Administración Pública nacional.
(CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 27/10/2003, “Tezón Cuartango, Ana L.”).

V- VIOLACIÓN DE SELLOS Y DOCUMENTOS

a) Violación de sellos
Configuración del tipo:
Incurre en el delito de violación de sellos, la acción del procesado que habría vio-
lado las fajas de clausura legalmente impuestas por el Juzgado Civil dentro del
marco de un proceso por desalojo, continuando con la explotación del local co-
mercial (carnicería). (CN Crim. y Corr., Sala VI, 14/05/2004, “Roman, Félix”).

Atipicidad:
No configura la acción típica del art. 254 CP la rotura de fajas dispuestas para
impedir que el procesado desarrollara una determinada actividad en el lugar, en
tanto no fueron dispuestas para asegurar la conservación ni la identidad de objeto
alguno. (CN Crim. y Corr. Sala VI, 14/05/91, “Ferrante, A.”).

b) Violación de medios de prueba, registros o documentos


Configuración del tipo:
Encuadra prima facie en el delito de violación de medios de prueba del art. 255
CP, la conducta desplegada por el imputado que al retirarse de la mesa de entrada
del tribunal sustrajo un expediente reservado. (CN Crim. y Corr, Sala I,
12/5/200o, “M., H.c.” JA, 2001-III-284).
Concurso ideal con falsedad documental por supresión:
Configura el delito de falsedad documental por supresión en concurso ideal con
sustracción de medios de prueba en grado de tentativa (arts. 255 y 294, en fun-
ción del 292, Cód. Penal, arts. 42, 44 y 54) la conducta del procesado que en su
calidad de abogado en un juicio del fuero del trabajo pretendió sustituir un escrito
del letrado de la contraria por otro de su autoría, con el que pretendía hacer apa-
recer como propio un depósito de dinero efectuado en la causa. (CN Crim. y
Corr., Sala V, 11/03/88, “Pauludi, E.”).

VI- COHECHO Y TRÁFICO DE INFLUENCIAS

a) Cohecho pasivo
Configuración del tipo:
Constituye el delito de cohecho pasivo simple previsto por el art. 256 del CP., la
conducta consistente en la aceptación de dinero dirigida a prestar asesoramiento
vinculado a sus funciones y por la cual no se encontraba autorizado a recibir su-
ma alguna. (CN Crim. y Corre. Fed., Sala II, 5/5/95, “N., R. Y otro
s/falsificación”, sent. 10187).

Caso república de Cromañón:


Corresponde procesar al personal policial por el delito de cohecho pasivo si se
encuentran prima facie acreditados los pagos recibidos a fin de que omitan con-
trolar lo relativo a la seguridad de un local utilizado como lugar bailable. (CN
Crim. y Corr., Sala V, 27/09/2005, “Chabán Omar E. y otros”).

b) Tráfico de influencias
Configuración del tipo:
Encuadra en la conducta típica que consiste en solicitar dinero para hacer valer
indebidamente su influencia ante un funcionario público prima facie demostrada,
consistente en un pedido de dinerario a quien se encontraba siendo investigado en
una causa penal, era precisamente para influir ante aquellos empleados o funcio-
narios del juzgado con poder de incidencia en su favor. (CN Crim. y Corr. Sala II,
16/06/2011, “Tiscornia G. y otro”).

c) Cohecho pasivo agravado


Configuración del tipo:
Cuadra en la figura del cohecho pasivo agravado por su condición de juez en
grado de tentativa, la conducta desplegada por el magistrado que pretendió, por
intermedio de un colega, obtener para sí una suma de dinero de una de las partes
en litigio radicado en el juzgado donde es titular, pactando la venta de actos de
autoridad que debían ser oficiosos y funcionalmente cumplidos. (CN Crim. y
Corr., Sala I, 18/09/86, “Wowe, Carlos y otro”, JA, 1998-II-266).

d) Cohecho y tráfico de influencias activo


Configuración típica:
Configura el delito de cohecho (art. 258 del CP.), la actitud del acusado que al ser
detenido manifestó a viva voz al policía actuante que le daba unos pesos si lo
dejaba ir, ya que para la concreción del tipo penal basta con el mero ofrecimiento
de la dádiva, cualquiera sea la actitud que frente al hecho adopte el funcionario
público. (CN Crim. y Corre., Sala I, 20/12/91, “G., R. s/pena”, sent. 000039644).

Caso República de Cromañón:


Corresponde elevar la pena impuesta al organizador de un espectáculo musical en
orden al delito de incendio culposo seguido de muerte en concurso real con cohe-
cho activo -193 personas fallecidas y 1.432 heridas-, originado por una bengala
lanzada desde el público dentro del local, puesto que, la culpa temeraria con la
que obró el encartado con conocimiento de todos los factores de riesgo, el lucro
que guiaba su accionar, su experiencia en la realización de este tipo de eventos, el
claro menosprecio por la vida humana demostrado en su actitud posterior al he-
cho -se retiró sin brindar ayuda alguna-, como asimismo el inconmensurable da-
ño causado hacia las personas que concurrieron a su local, y la reiteración de
conductas delictivas en el cohecho, lo ubican en el máximo de la escala penal
aplicable. (Cám. Fed. Cas. Pen., Sala III, 17/10/2012, “Chabán, Omar Emir y
otros s/ recurso de casación”, SAIJ).

Atipicidad:
–El ofrecimiento por parte de los imputados al personal policial de devolverles
los elementos hurtados y que los deje ir en libertad, no constituyen los elementos
típicos del delito de cohecho activo. (Dres. Hornos, González Palazzo y Diez
Ojeda). (Cám. Fed. Cas. Penal, Sala IV, 27/06/2011, “Ramírez, Andrés y otro s/
recurso de casación”, SAIJ).

–No constituye cohecho en los términos del art. 258 del CP, el ofrecimiento de
dinero hecho a un empleado judicial ni al secretario del tribunal, para que obten-
gan una demora en la tramitación de un expediente, ya que carecían de la capaci-
dad que la figura requiere para determinar la resolución del juez. (TOC nº 28,
17/07/95, “Ferreyra, Sofía E.”, LL, 1996-B-650).

e) Admisión y ofrecimiento de dádivas


Configuración del tipo:
–Configura el delito la acción del abogado que envió a un Secretario Judicial en
cuya Secretaría tramitaba un expediente que aquél tenía, un canasto con diversos
alimentos, golosinas y bebidas acompañados de una tarjeta, no pudiendo acep-
tarse que ello obedeciera a cortesía amigable, cuando la única relación existente
era la de profesional a funcionario, siendo evidente que el obsequio que enviara
el incusado carecía de justificación por la relación personal y se basaba en la
condición de funcionario que ostentaba el Secretario. (CN Crim. y Corre., Sala
VII, 25/4/85, “D., C. S/cohecho. Nulidad de sentencia”, sent. 0000005016).

–Se configura el delito de admisión de dádivas si el secretario de Transportes de


la Nación recibió de una empresa de viajes aéreos un pasaje sin cargo, mientras
que incurre en dación de dádivas el presidente de una empresa de transporte aé-
reo que autorizó viajes sin cargo para ese funcionario. (CN Crim. y Corr. Fed.,
Sala I, 5/10/2010, “Jaime, Ricardo y otros”).

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