Guía Unidad Vii Dppe 2020
Guía Unidad Vii Dppe 2020
Guía Unidad Vii Dppe 2020
I- ATENTADO
El artículo 237 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de un mes a un año, el que empleare intimidación o fuerza contra un funcionario
público o contra la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o
en virtud de un deber legal, para exigirle la ejecución u omisión de un acto pro-
pio de sus funciones”.
a) Tipo objetivo
El interés social protegido por medio de la incriminación de la conducta
del atentado a la autoridad es de un modo inmediato, la libertad de determinación
del funcionario, vale decir, su libertad de decisión en su fase funcional. Mediata-
mente, lo que queda resguardado es la libertad de la administración pública en
todas sus facetas (Donna).
La acción típica consiste en emplear intimidación o fuerza para determinar
al funcionario a adoptar una decisión obviamente contraria a su voluntad y que
guarda relación con su actividad funcional.
Los medios típicos son la intimidación -entendida como coerción moral-,
y la fuerza que es un despliegue de energía realizado con la finalidad típica, pero
sin que haya contacto con el cuerpo del agente. Si se produce tal contacto se con-
figura el tipo agravado del art.238, inciso 4º. Sujeto activo puede ser cualquier
persona. Sujeto pasivo debe ser un funcionario público en el ejercicio de su fun-
ción o la persona que le preste asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de
una obligación legal. Si la persona contra la cual se dirige el sujeto pasivo no
reúne alguna de esas características, el hecho no es típico a esta figura.
La acción del sujeto activo debe desplegarse antes de que el funcionario
público o las demás personas mencionadas pongan en ejecución el acto funcio-
nal, ya que de haberse comenzado a ejecutar el mismo, estaremos frente al delito
de resistencia a la autoridad. Este aspecto del delito resulta de gran importancia
para distinguir el atentado de la resistencia.
b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo de este delito cobra especial importancia en este tipo de
delito, por cuanto el agente debe emplear alguna de las modalidades comisivas ya
evaluadas a fin de exigir a la autoridad la ejecución u omisión de un acto propio
de sus funciones, sin importar claro está el contenido del acto en relación a su
licitud o ilicitud intrínseca (Rodríguez/ Galetta).
El delito es doloso, ya que el autor sabe que el sujeto pasivo es un funcio-
nario público al que se le exige la ejecución u omisión de un acto que se encuen-
tra dentro de la esfera de sus funciones. Finalmente, al tratarse de un delito de
peligro y de carácter instantáneo, resultan inadmisibles las previsiones de la ten-
tativa (Tozzini, Núñez, Soler, Fontán Balestra).
II- ATENTADOS AGRAVADOS
El artículo 238 del Digesto Penal recoge la siguiente fórmula: “La prisión
será de seis meses a dos años:
1. Si el hecho se cometiere a mano armada;
2. Si el hecho se cometiere por una reunión de más de tres personas;
3. Si el culpable fuere funcionario público;
4. Si el delincuente pusiere manos en la autoridad.
En el caso de ser funcionario público, el reo sufrirá además inhabilita-
ción especial por doble tiempo del de la condena”.
b) Atentado agravado por ser cometido por reunión más de tres personas
La ley apunta a una reunión, lo que de suyo impone una presencia física
de cuatro personas que empleen fuerza o intimidación contra el sujeto pasivo. La
agravante se justifica por el mayor poder intimidante que ejerce un grupo de per-
sonas actuando conjuntamente.
No basta la mera presencia de los autores con actuación efectiva tan sólo
de algunos de ellos, es necesario que sea el grupo en su conjunto el que actúa
generando mayor conmoción, robustecimiento y eficacia al empleo de la intimi-
dación o fuerza contra una autoridad consecuentemente más desvalida (Rodrí-
guez/Galetta). Aun considerando que cada una de las personas reunidas pueda
haber concurrido para imponer un acto distinto del funcionario. Lo relevante,
como ya se dijo, es que ejerzan conjuntamente, en igual tiempo y espacio geográ-
fico, intimidación o fuerza sobre el sujeto paciente (Donna).
a) Generalidades
La acción típica consiste en ejercer violencia física, con contacto físico
directo sobre un superior militar, sin que sea necesario que se produzcan lesiones,
y en el caso de que las mismas sean las del art. 89 quedarán absorbidas por la
figura, tal como ocurre con el abuso de armas del art. 104.
En lo que respecta al sujeto activo del delito, cabe decir que debe revestir
estado militar al momento del hecho. A su vez, el sujeto pasivo debe ser un mili-
tar, pero con rango superior en relación al sujeto activo.
En cuanto al tipo subjetivo, se trata de un tipo doloso, consistiendo el
mismo en el conocimiento de la calidad y rango del sujeto pasivo. No admite la
tentativa.
b) Agravantes
El segundo párrafo del precepto recoge una serie de circunstancias agra-
vantes, las cuales consisten en:
1) Por realizarse la acción frente al enemigo, es decir, frente a fuerzas de
un país en guerra con el nuestro, conforme las previsiones del artículo 2, anexo II
de la Ley 26.394. Se trata de una condición de carácter temporal.
2) Por realizarse la acción frente a tropa formada con armas, hallándose la
razón de la agravante en el peligro que implica que un militar incurra en acto de
atentado en pleno combate o bien en presencia de una tropa armada, lo que sin
duda podrá influir en el eventual resultado de la acción militar concreta (Aboso).
3) Por ser cometido por seis o más personas, lo que importa una pluralidad
de autores, calificante que reconoce su fundamento en la afectación de la cadena
de mando y la debida obediencia de los inferiores jerárquicos. El número de auto-
res o partícipes se encuentra íntimamente vinculado a los peligros concretos que
se asumen a consecuencia de la acción múltiple.
a) Insubordinación militar
La acción de resistir presupone la existencia de una orden impartida le-
galmente por un superior militar, y el empleo de intimidación o fuerza por parte
del destinatario para oponerse a su cumplimiento. La desobediencia importa la
negativa a cumplir aquélla orden. Ambas acciones deben tener entidad para poner
en peligro el acto que esté llevando a cabo el sujeto pasivo.
En cuanto al sujeto activo, es un militar que ha recibido una orden que
debe ser acatada; por su parte, sujeto pasivo es el superior del sujeto activo que
impartió la orden.
Para que la acción quede atrapada por el tipo penal es necesario que se
desarrolle frente al enemigo o en situación de peligro inminente de naufragio,
incendio u otro estrago.
Por último, en cuanto al tipo subjetivo, se trata de un tipo doloso en el que
el dolo consiste en el conocimiento del carácter de la orden impartida y que la
misma es legítima. No se admite la tentativa.
c) Agravante.
La escala penal se agrava por el resultado previsto en la norma que consis-
te en pérdidas militares o se obstaculizara la salvación de vidas. El tipo queda
desplazado cuando la resistencia o desobediencia resulta un delito más severa-
mente penado.
V- RESISTENCIA Y DESOBEDIENCIA
El artículo 239 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario pú-
blico en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asis-
tencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal”.
a) Resistencia
El bien jurídico es la acción libre del funcionario público. La resistencia
lesiona el orden de la administración pública, atacando el ejercicio de la libertad
funcional, de modo que es la libre acción del funcionario público lo que el tipo
penal protege inmediatamente, y mediatamente, el orden de la administración
(Donna).
La acción típica consiste en emplear intimidación o fuerza para oponerse
al cumplimiento de la orden legítima emanada de la autoridad. Así las cosas, a
diferencia del atentado a la autoridad, es necesario que el funcionario público, o
la persona que le presta asistencia, haya comenzado a ejecutar aquella orden. En
este sentido, señala Romero Villanueva que el criterio básico para distinguir el
atentado a la autoridad de la resistencia, finca en el límite temporal determinado
por el comienzo de la ejecución de un acto funcional por parte de la autoridad,
complementado por la naturaleza el acto y la posición del destinatario respecto
del mandato jurídico.
En lo que respecta al sujeto activo, puede ser cualquier persona, mientras
que sujeto pasivo debe ser un funcionario público o un particular equiparado o
una persona que le presta asistencia a pedido del funcionario.
Como ya se ha señalado en líneas anteriores, las circunstancias calificantes
previstas en el art. 238 para el delito de atentado a la autoridad, no tienen aplica-
ción en la figura que aquí analizamos.
Finalmete, en lo atinente al tipo subjetivo, se trata de un delito doloso, en
el que el sujeto activo conoce la existencia y legitimidad de la orden; se agrega
otro elemento subjetivo que es la finalidad de impedir la ejecución del acto fun-
cional.
b) Desobediencia
La desobediencia resguarda la irrefragabilidad de los mandatos legítimos
de la autoridad, vale decir, que mientras estén vigentes se torne ineludible su
aplicación (Donna).
La conducta consiste en no cumplir una orden legítima. La orden debe te-
ner un destinatario, ser concreta, contener una conminación directa y clara y ge-
nerar una obligación de inmediato cumplimiento por parte de aquel. En lo que
respecta al sujeto activo, cabe decir que solo puede ser el destinatario de la orden.
En referencia al elemento subjetivo, consideramos que la figura solo es
compatible con el dolo directo, ya que se debe tener conocimiento claro y preciso
de la orden. Así, no incurre en el delito a pesar de existir una obligación judicial-
mente impuesta (por ejemplo: prohibición de acercamiento), quien no ha sido
debidamente notificado. No es posible la tentativa.
a) Introito
A diferencia de la figura de atentado a la autoridad prevista en el artículo
237, en los delitos que se analizarán, el autor no pretende imponer su voluntad al
funcionario público. Se regulan aquí dos conductas bien diferenciadas, la primera
tendiente a evitar la perturbación del ejercicio de funciones públicas y la segunda
el impedimento o estorbo de un acto funcional.
d) Conspiración
La acción del agente consiste en conspirar o confabular para ejecutar al-
guna de las conductas previstas en los incisos ya analizados.
El concepto de conspiración ya fue analizado al comentar el art.233 al
cuyo comentario nos remitimos. Se castiga un acto preparatorio ya que, si hay
principio de ejecución de alguno de los otros tipos, esta figura queda desplazada.
Se castiga el sólo hecho de conspirar, por lo que no se admite la tentativa.
Es un tipo doloso que contiene un elemento subjetivo adicional consisten-
te en la finalidad de cometer alguna de las conductas previstas en el resto de los
incisos.
e) Agravantes
El máximo de la pena aumenta considerablemente por el resultado, conse-
cuencia de la acción del agente. Así la norma prevé el resultado muerte de una o
más personas, las pérdidas militares o el impedimento o dificultad de salvación
de vidas en supuestos de catástrofes. En cualquier caso se menciona en este inci-
so el carácter subsidiario de la figura y su consecuente desplazamiento.
X- VIOLACIÓN DE FUEROS
El artículo 242 del Código Penal establece: “Será reprimido con multa de
pesos setecientos cincuenta a pesos diez mil e inhabilitación especial de uno a
cinco años, el funcionario público que, en el arresto o formación de causa contra
un miembro de los poderes públicos nacionales o provinciales, de una conven-
ción constituyente o de un colegio electoral, no guardare la forma prescripta en
las constituciones o leyes respectivas”.
a) Tipo objetivo
Se trata de un delito que lesiona la administración pública porque atenta
contra las seguridades personales necesarias para el normal desempeño del poder
público que individual o colectivamente representan determinadas personas (Nú-
ñez).
El delito consiste en arrestar o formar causa contra algún funcionario que
en razón de su cargo esté protegido por algún privilegio o inmunidad, teniendo en
cuenta que para llevar a cabo tales acciones deben seguirse determinados proce-
dimientos legales, y justamente el delito se consuma cuando los mencionados
procedimientos no se llevan a cabo conforme las leyes.
Al respecto, señala Romero Villanueva que este instituto no debe enten-
derse como privilegio personal sino en resguardo de la garantía del libre ejercicio
de la función legislativa, y como consecuencia de la incolumidad de los poderes
del Estado.
Es un delito de mera actividad, lo cual supone el rechazo de cualquier hipótesis
de conato en tanto que el arresto o la formación de causa se consuman en forma
instantánea y sin observancia de formalidades.
El arresto comprende cualquier forma de privación de libertad, compren-
diendo desde la detención para la averiguación de antecedentes hasta la prisión
preventiva. La formación de causa se refiere al procesamiento del funcionario, es
decir, a la iniciación de un proceso penal contra él. Ahora bien, la inmunidad par-
lamentaria no impide la formación de un sumario criminal para investigar la con-
ducta de un legislador –excepto en el supuesto del actual art. 68 de la CN–, en
tanto no se afecte su libertad personal por orden de arresto o prisión provisional o
definitiva (Romero Villanueva).
Será autor del delito, el funcionario público que tenga competencia para
arrestar o formar juicio. Sujeto pasivo son los funcionarios que gozan de inmuni-
dad según las leyes nacionales o provinciales. La norma agrega a los miembros
de los poderes públicos nacionales o provinciales, de una convención constitu-
yente o de un colegio electoral.
b) Tipo subjetivo
En el plano subjetivo se trata de un delito doloso que se configura única-
mente con dolo directo, debiendo el funcionario conocer la condición de funcio-
nario público alcanzado por las prerrogativas legales fijadas en el derecho interno
y debe querer proceder al arresto o a la formación de proceso penal en menosca-
bo del trámite previsto de desafuero o jury de enjuiciamiento (Aboso).
a) Tipo objetivo
Se tutela el correcto y eficaz funcionamiento de la administración de justi-
cia, en tanto que cada persona convocada a juicio en calidad de testigo, perito o
intérprete no debe sustraerse al cumplimiento de lo que se considera un deber
ciudadano, entorpeciendo el debido proceso y la actuación de la ley.
Se trata de un delito de omisión y en cuanto a la calidad del autor, es un
delito especial propio, en el que la acción típica consiste en no comparecer, o ha-
cerlo y no declarar o no realizar la exposición que corresponde a la tarea realiza-
da en caso de ser perito o intérprete. El delito presupone una persona legalmente
citada para que deponga en calidad de testigo, perito o intérprete. Además, el
agente debe estar obligado legalmente a comparecer, o prestar testimonio o reali-
zar la exposición de su labor.
La última parte de la norma agrega la pena de inhabilitación especial de un
mes a un año, cuando el autor del delito fuese un perito o intérprete. Al ser un
delito de omisión no admite la tentativa.
b) Tipo subjetivo
Es un tipo doloso que admite el dolo eventual, más allá que la doctrina no
es pacífica al respecto. El autor especial debe conocer la existencia de una notifi-
cación legalmente válida y abstenerse de manera voluntaria de su cumplimiento,
o bien negarse en todo o en parte a prestar declaración o exposición. En razón de
ello, no comete este delito el que se olvidó, quien no pudo concurrir por proble-
mas ajenos a su persona, o la persona que desconoce que ha sido citada al efecto
por problemas de notificación.
B) FALSA DENUNCIA
I- CARACTERIZACIÓN
El artículo 245 del Código Penal establece: “se impondrá prisión de dos
meses a un año o multa de setecientos cincuenta pesos a doce mil quinientos pe-
sos al que denunciare falsamente un delito ante la autoridad”.
a) Tipo objetivo
El bien jurídico protegido es el correcto despliegue de la administración de
justicia, amparándose la necesaria demanda de justicia requerida por parte de
particulares, que se traduce en la puesta en marcha del andamiaje judicial con
miras a investigar y reprimir la eventual comisión de un delito de acción pública
(Puig Peña).
La acción típica consiste en poner en conocimiento de la autoridad compe-
tente, por los medios y modos establecidos en el ordenamiento procesal, la exis-
tencia de un delito. La falsedad puede referirse a la existencia misma del hecho
denunciado o a la forma en que ocurrió. Lo denunciado puede ser un delito cul-
poso o doloso, pero no puede ser una contravención. Buompadre, dice que se ha
puesto de relieve en la doctrina que la denuncia debe contener rasgos de verosi-
militud y seriedad, pues si fuera ostensiblemente absurda, no tendría aptitud para
provocar la iniciación de un proceso penal.
El delito denunciado debe ser de acción pública o de instancia privada.
Cualquier persona puede ser sujeto activo de este delito. Puede o no mencionarse
al autor del hecho al formularse la denuncia: se ha dicho que si se menciona al
autor existe un concurso aparente, que se resuelve cediendo el delito de calumnia
ante el delito de falsa denuncia, por el principio de especialidad. Sin embargo,
opinamos que en tal caso estamos frente al delito de calumnias. La praxis judicial
ha dicho que el delito de falsa denuncia requiere que la imputación efectuada sea
a persona indeterminada, esto es, que la denuncia del delito no contenga atribu-
ción del hecho a persona alguna, pues se trata de la simulación de un delito o la
simulación de un delito sin imputación (Aboso).
Es un delito de mero peligro, es decir que se consuma con la sola formula-
ción de la falsa denuncia, por lo que no es necesario que se inicie proceso alguno,
ni que la autoridad haya sido engañada. Se admite la tentativa según algunos au-
tores y en algunas hipótesis en las que se el hecho no ha llegado a conocimiento
de la autoridad en su integralidad, con la correlativa interrupción del nexo comu-
nicativo entre el autor y la justicia.
b) Tipo subjetivo
En cuanto el elemento subjetivo, es de tipo doloso y requiere dolo directo,
pues exige el conocimiento por parte del denunciante de la inexistencia o false-
dad de lo que declara, quedando al margen de la tipicidad subjetiva el dolo even-
tual y los modos culposos (Aboso).
Una correcta descripción del iter criminis en clave subjetiva importa ad-
vertir que ha de existir una falsedad objetiva en su esencia y por otra parte la
mendacidad de lo denunciado con conocimiento e intención de parte del sujeto
activo.
En lo que respecta al tipo subjetivo, cabe señalar que estamos ante una
figura dolosa que solamente admite el dolo directo.
a) Usurpación de títulos
Se protege aquí la potestad monopólica del Estado de conferir autoridad,
títulos y honores, ejercida en algunos casos por el propio Poder Ejecutivo a través
de su estructura ministerial ordinaria y en otros casos delega a organismos públi-
cos o privados (Colegios y Consejos Profesionales) para un adecuado control de
matrícula y en resguardo de la aplicación de normas éticas de cada profesión
(Donna).
La conducta típica consiste en desempeñar una actividad profesional que
requiere una habilitación (médico, abogado, entre otras), sin poseer título, o te-
niéndolo, sin contar con la debida autorización expedida por la autoridad compe-
tente.
El agente puede tener título, pero no estar habilitado, como en el caso de
quien obtiene su título en el extranjero, pero no ha completado los trámites de
matriculación en nuestro país. Así, sujeto activo puede ser cualquier persona en
cualquiera de los comportamientos típicos que se desarrollan en el presente co-
mentario.
El dolo que exige el tipo consiste en saber que se carece de título o de ha-
bilitación correspondiente (matrícula), o de que se exceden los límites de dicha
autorización, pero también realiza el tipo cuando ejerce pese a albergar dudas
sobre la habilitación, vale decir, es admisible el dolo eventual.
a) Tipo objetivo
La finalidad de esta figura es la de mantener la corrección de los funciona-
rios, siendo el bien jurídico protegido el legal, correcto y no arbitrario desempeño
de la función pública. El abuso de autoridad es un mal uso de la propia función y
el delito puede consumarse en primer lugar dictando resoluciones o ejecutando
órdenes o resoluciones contrarias a las Constitución y las leyes, o en su forma
omisiva, no ejecutando las que le incumben. El ejercicio de la función en princi-
pio legítimo, se transforma en abusivo por ser contrario a las leyes o la Constitu-
ción, o por omitir el cumplimiento de las leyes. Implica una extralimitación en la
propia función. No significa el ejercicio de facultades para las que no se está au-
torizado o habilitado, ya que en tal caso nos hallaríamos frente a la conducta pe-
nada en el art. 246 del C.P.
No cualquier funcionario puede cometerlo, sino únicamente el que posee
autoridad en orden a alguna de las tres formas previstas: autoridad para resolver,
autoridad para ordenar o autoridad para efectuar; el funcionario que abusa de una
autoridad que no le es propia comete otro delito (Ej. art. 246, inc. 3.), pero no este
tipo de abuso funcional genérico.
Para la consumación de este tipo penal, no es menester un daño material o
efectivo. El sujeto pasivo de este delito es naturalmente el Estado, como titular
del interés violado, pero ello no excluye que un particular pueda resultar damnifi-
cado; sin embargo, creemos que la existencia de un particular como sujeto pasivo
es intrascendente ya que sin su presencia el tipo de igual forma se configura.
b) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo se satisface con el dolo directo, consistente en el
conocimiento de que la resolución u orden que se ejecuta es arbitraria y
abiertamente contraria a la normativa mencionada, o en la forma omisiva, en el
conocimiento de que transgrede el orden al cual debe sujetarse, vulnerando así la
confianza que la sociedad a través del Estado, le ha conferido. En sus formas co-
misivas admite la tentativa, no así en la modalidad omisiva.
II- OMISIÓN DE INSPECCIÓN
El artículo 248 bis del Código Penal indica: “Será reprimido con
inhabilitación absoluta de seis (6) meses a dos (2) años el funcionario público
que, debiendo fiscalizar el cumplimiento de las normas de comercialización de
ganado, productos y subproductos de origen animal, omitiere inspeccionar
conforme los reglamentos a su cargo, establecimientos tales como mercados de
hacienda, ferias y remates de animales, mataderos, frigoríficos, saladeros,
barracas, graserías, tambos u otros establecimientos o locales afines con la
elaboración, manipulación, transformación o comercialización de productos
de origen animal y vehículos de transporte de hacienda, productos o
subproductos de origen animal y vehículos de transporte de hacienda,
productos o subproductos de ese origen”.
a) Tipo objetivo
Lo que la norma intenta proteger es todo lo referente a la actividad de
tipo agropecuario, sancionando al funcionario público, que, por
incumplimiento de sus funciones, facilite la comisión de ilícitos relativos a esa
actividad.
El delito consiste en la omisión dolosa de ciertos deberes funcionales,
únicamente referidas a la actividad pecuaria, correspondiendo aclarar que
cierta doctrina a la que no adherimos, encuentra en la frase omitir
inspeccionar, un tipo culposo (Villada).
La norma reprime en primer lugar al funcionario público que omite
fiscalizar el cumplimiento de normas que regulan la actividad referente al
ejercicio del comercio que tiene por objeto ganado, productos y subproductos
de origen animal.
La segunda acción típica, es la de omitir inspeccionar, conforme los
reglamentos que impone la naturaleza misma de la función que se le designa.
Omitir vale como no realizar en absoluto el acto, como incumplir sus deberes.
Los establecimientos que se deben inspeccionar se enumeran, pero no
en forma taxativa, ya que, al decir establecimientos o locales afines, deja
abierta la figura a locales no enumerados.
b) Tipo subjetivo
Es un delito especial propio, ya que el autor sólo puede ser el que
tenga competencia específica sobre la fiscalización de dicha actividad
comercial, en este sentido, no resulta superfluo advertir que se trata de un
delito doloso en tanto se trata de una pura y simple infracción de deberes a
cargo de un sujeto activo especial (Aboso).
Para la tesis minoritaria a la que no adherimos, el tipo subjetivo refiere
al incumplimiento de reglamentos que es una modalidad de la culpa, no
advirtiéndose grandes variaciones doctrinarias ni jurisprudenciales acerca de la
imposibilidad de tentativa (Villada).
a) Tipo objetivo
Las acciones típicas son conductas omisivas: omitir o no llevar a cabo,
rehusar hacer o negarse a acatar una orden o un pedido legítimo, y retardar o
no actuar en su tiempo debido. Es no llevar a cabo lo que debe, pero tras haber
recibido una orden o un pedido legítimo. A diferencia del abuso de autoridad en
donde el bien jurídico que se protege es la legalidad de la función pública, aquí se
tutela la eficiencia de la labor del Estado.
La diferencia con la forma omisiva del art. 248 está en que en aquélla se
omite el cumplimiento de leyes que lo obligan a un acto determinado, mientras
que aquí la omisión se refiere a órdenes o pedidos legítimos.
El acto del oficio es un acto propio de la función administrativa, es un
elemento normativo del tipo cuyo concepto es materia del Derecho Administrati-
vo. La palabra ilegalmente indica que las omisiones a las que apunta el legislador
deben ser contrarias a derecho, es decir, se trata de un elemento normativo del
tipo que supone la presencia de un acto ilegal en sí mismo. Será sujeto activo el
funcionario que obra ejercitando las tareas propias de su cargo.
b) Tipo subjetivo
En el aspecto subjetivo del tipo, advertimos la presencia de dolo directo,
dado por el conocimiento del funcionario acerca de que está omitiendo, rehusan-
do o retardando un acto que debe cumplir. No es necesario que el acto redunde en
beneficio del autor ni traiga aparejado ningún daño para la administración públi-
ca. La tentativa no es admisible.
Tratándose de un delito formal de comisión instantánea, la tentativa no
aparece como posible, verificándose una subsidiariedad manifiesta toda vez que
la presente figura quedará absorbida en concurso aparente de leyes en todos
aquellos casos que por razones especialidad del encuadre típico, encuentren en el
sustrato conductual del agente alguna otra finalidad que pueda determinarse en el
caso concreto (Maggiore).
V- DENEGACIÓN DE AUXILIO
El artículo 250 del Digesto Penal estatuye: “Será reprimido con prisión de
un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el jefe o agente de
la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare, sin causa justificada, la
prestación de un auxilio legalmente requerido por la autoridad civil competen-
te”.
a) Abandono de funciones
El bien jurídico tutelado es el correcto desempeño de los servicios milita-
res durante de existencia de un conflicto armado.
Vale agregar que el delito presupone la existencia de un conflicto armado
y al sujeto activo que debe ser militar se le debe haber asignado el control vigi-
lancia o comunicaciones, siendo irrelevante si ostenta la jerarquía de oficial o
suboficial, en la medida en que ostente estado militar, incluyéndose a subordina-
dos convocados a fila o que se encuentren en situación de reserva.
Las acciones típicas son: abandonar, aunque sea temporalmente, descui-
dar que revela falta de atención en las tareas asignadas, o incapacitarse que alude
a que el sujeto activo altera el control de sus funciones físicas o psíquicas (ya sea
autolesionándose o ingiriendo alguna sustancia, por ejemplo) para evitar su com-
plimiento.
La norma contiene formas dolosas. Aunque algunos entienden que la con-
ducta de descuidar contiene una conducta culposa, consideramos que se trata de
un supuesto de dolo eventual.
d) Tipo subjetivo
Son delitos dolosos, de peligro abstracto, en los que la tentativa no resulta
admisible. El funcionario público, único autor posible en mérito a la cualificación
expresa requerida por el texto legal, debe comprender el sentido social de su ac-
ción y tener cabal conocimiento y significado de no continuar en su cargo o pues-
to.
I- VIOLACIÓN DE SELLOS
El artículo 254 del Código Penal establece: “Será reprimido con prisión
de seis meses a dos años, el que violare los sellos puestos por la autoridad para
asegurar la conservación o la identidad de una cosa.
Si el culpable fuere funcionario público y hubiere cometido el hecho con
abuso de su cargo, sufrirá además inhabilitación especial por doble tiempo.
Si el hecho se hubiere cometido por imprudencia o negligencia del fun-
cionario público, la pena será de multa de setecientos cincuenta pesos a doce mil
quinientos pesos”.
a) Tipo básico
La motivación de incluir estas figuras en este sector del Código Penal no
obedece a la protección de la integridad del sello en sí. En efecto, al analizar más
adelante los delitos contra la fé pública completaremos este aserto. Lo que aquí se
protege en el marco de la actividad administrativa estatal es que no se menoscabe
la voluntad estatal de asegurar la cosa sellada, corresponde analizar los tipos a la
luz de la necesidad de la inviolabilidad de los sellos (Aboso).
La acción típica del delito es la de violar sellos, que según Breglia Arias y
Gauna, es la impresión practicada con un instrumento estampador, legítimamente
puesto por funcionario competente, o del sello adherido, pegado o incrustado en
otra forma al objeto; pero cabe recordar que los sellos deben haber sido puestos
para asegurar la conservación o la identidad de la cosa.
Se justifica la existencia de esta figura en la tutela del elemento de seguri-
dad que el propio sello importa, de tal manera que, aunque el ataque deje intacta
la cosa, el delito se consuma, ya que lo importante es, según Buompadre, que
fuese superada dolosamente la protección especial que representan tales sellos
como signos de custodia de la autoridad pública para la conservación de las co-
sas.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público
que no reúna las condiciones previstas en la segunda parte para que el delito se
agrave.
El delito exige el dolo para su configuración. En cuanto a la consumación,
la misma se produce al momento de la violación de los sellos, independientemen-
te de que se derive o no un perjuicio a la cosa protegida, o a la Administración
Pública.
b) Agravante
c) Modalidad culposa
Se prevé pena de multa para el caso que la violación de sellos hubiese
sido cometida por imprudencia o negligencia del funcionario público. En este
caso el autor funcionario público permite que un tercero viole el sello oficial
sea por omisión (incumplimiento de deber de resguardo); ora por acción
(cuando coloca el objeto o bien al alcance del autor).
Ejemplo de este delito se presenta en el caso del Secretario que, por
negligencia, deja frente a un procesado un sobre lacrado que contiene pruebas
de convicción y éste aprovechando la imprudencia, abre el sobre y quema
documentación dirimente para la causa (Soler). No debe perderse de vista que
la acción imprudente del autor especial debe originarse en una infracción de
deber.
En caso de connivencia con el autor de la violación del sello este delito
cede su lugar a la comisión de un delito doloso, bien la comisión de este delito
doloso en calidad de partícipe o bien como autor de alguna modalidad de
encubrimiento, más allá de que en ambos supuestos concurre el delito de la
violación de los deberes a su cargo regulada en el artículo (Aboso).
a) Estructura típica
El delito se configura a través de diferentes acciones. En primer lugar, el
artículo menciona la sustracción, por ella debe entenderse sacar a la cosa de la
esfera de custodia. En segundo lugar, la ocultación, es decir esconderla, evitar
que pueda ser hallada. También se configura el delito por la destrucción, esto es,
arruinarla materialmente. Por último, la acción de inutilizar, que significa dejarla
sin posibilidad de ser aprovechada para lo que era propiamente su destino.
Los objetos son elementos materiales destinados a servir de prueba. Re-
gistros son los asientos de las constancias, mientras que los documentos pueden
ser públicos o privados. Ahora bien, el tipo exige que los objetos mencionados
deben ser confiados oficialmente en custodia en interés del servicio público. El
delito se consuma con la realización de las conductas típicas que quebrante el
estado de custodia en que los objetos se encontraban.
Subjetivamente, es un delito doloso que comprende el conocimiento del
carácter de los objetos, el destino de los mismos y de la existencia de una custo-
dia oficial sobre ellos.
b) Agravante y figura culposa
En el caso de que el autor del delito sea el mismo depositario del objeto, la
figura se agrava y se le agrega al culpable la inhabilitación especial por el doble
tiempo que el de la condena.
Finalmente, el artículo prevé la modalidad culposa del delito cuando este se
cometa como resultado de la imprudencia o negligencia del depositario, en cuyo
caso la pena aplicable es la de multa.
I- COHECHO PASIVO
El artículo 256 del Código Penal estatuye: “Será reprimido con reclusión
o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario
público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra
dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar
de hacer algo relativo a sus funciones”.
a) Tipo objetivo
Existe unanimidad en doctrina acerca de los alcances del bien jurídico
protegido. Se trata del normal y correcto funcionamiento de la administración
pública contra la venalidad de sus funcionarios (Aboso).
La conducta reprimida es la del funcionario público que recibe dinero o
cualquier otra dádiva, o acepta una promesa para hacer, retardar, o dejar de hacer
algo relativo a sus funciones. En cuanto al concepto de dádiva, si bien para gran
parte de la doctrina queda limitado a la apreciación pecuniaria, algunos autores
entienden que puede serlo de cualquier naturaleza, mientras le reporte un benefi-
cio al funcionario.
A cuento de lo referido, cabe señalar que se trata de un delito de codelin-
cuencia bilateral y necesaria, puesto que requiere un pacto anterior al acto deter-
minado. A su vez, sujeto activo es el funcionario público que realiza las acciones
típicas, por si o por persona interpuesta. Ahora bien, la persona interpuesta (testa-
ferro o personero) será un partícipe necesario del delito (art. 45 C.P.).
b) Tipo subjetivo
Se trata de un delito doloso, en el cual el dolo del autor debe consistir en
la aceptación del dinero, dádiva o promesa con la finalidad de hacer, retardar o
dejar de hacer algo relativo a sus funciones. Es un tipo penal que admite solo el
dolo directo, ya que el autor especial recibe el dinero o la dádiva o acepta la pro-
mesa en función de la finalidad descripta en la norma. En efecto, si el funcionario
público acepta o recibe con otro propósito no resulta de aplicación esta figura
penal.
c) Consumación
La consumación se determina en el perfeccionamiento del pacto venal; si
la acción es la de recibir dinero o dádivas, la consumación se da en el momento
en que estos objetos son recibidos, con independencia de que el funcionario cum-
pla o no con la realización u omisión acordadas. Si la conducta, en cambio, es la
de aceptar una promesa, el tipo se consuma en el momento de la aceptación, con
independencia de que ambas partes cumplan el acuerdo, es decir, que el funcio-
nario realice u omita y el oferente materialice el contenido de su promesa, sin que
importe tampoco cuál fue el momento fijado para ese cumplimiento, que puede
ser anterior o posterior a la realización del acto o la perpetración de la omisión
por parte del agente, y hasta posterior a la cesación de funciones por él, por lo
que debe convenirse que el cumplimiento de lo acordado es un acto de agota-
miento penalmente irrelevante (Buompadre).
a) Tipo objetivo
El bien jurídico tutelado es el correcto y normal funcionamiento de la ad-
ministración pública frente al menoscabo que representan las indebidas influen-
cias ejercidas por terceros sobre la imparcialidad, objetividad y libertad de los
responsables de la función pública (Buompadre).
El delito se configura cuando el autor solicita o recibe dinero o cualquier
otra dádiva, o bien acepta una promesa de recibir con el fin de hacer valer indebi-
damente su influencia ante un funcionario público a fin de que éste haga, retarde
o deje de hacer algo relativo a sus funciones.
Es requisito para la configuración del hecho, la existencia de un tercero
a quien el autor solicita dinero o dádivas, de ahí la bilateralidad del hecho. La
consumación del delito se produce con la mera solicitud, o el perfeccionamiento
del pacto, sin importar las consecuencias del acto.
Se diferencia con la figura del cohecho fundamentalmente en dos aspec-
tos: el sujeto activo y el objeto de la acción. En este sentido, la figura de tráfico
de influencias no exige que el sujeto activo sea funcionario público y, respecto al
objeto de este delito, se configura con el hacer valer indebidamente su influencia
ante un funcionario público, es decir, la conducta rectora consiste en recibir dine-
ro o dádiva o aceptar una promesa para ejercer una influencia en forma ilegítima
ante un funcionario público. En lo que respecta al cohecho pasivo, es el funciona-
rio público quien en forma directa admite, recibe o acepta una contraprestación
de naturaleza económica por hacer, retardar o dejar de hacer algo relativo a sus
funciones. Por tanto, puede afirmarse que en el tráfico de influencias subyace un
esquema de triangulación (Aboso).
b) Tipo subjetivo
Es un delito de peligro, de mera conducta, que no requiere causar daño
externo alguno. Claro está que la mera receptación sin objetivo específico tradu-
cido en el dolo del autor, quedará atrapado en la conducta del artículo 259 (Villa-
da).
Esta modalidad de delito de tráfico es una figura dolosa, de dolo directo
irrestricto, en la que la intención del autor es la de obtener el beneficio económico
o la dádiva gracias a la influencia real que se ejerce ante el funcionario público
influido para hacer, omitir o retardar algún aspecto sometido a su competencia.
c) Agravante
En el segundo párrafo la norma agrava la pena si la influencia indebida del
autor estuviere destinada a hacerse valer ante magistrados del Poder Judicial o del
Ministerio Público, a fin de obtener la emisión, dictado, demora u omisión de un
dictamen, resolución o fallo en asuntos sometidos a su competencia.
Aparece como una solución de mayor punibilidad que se sustenta en la
lógica de la mayor venalidad de la conducta en el ámbito judicial. La corrupción
de los operadores del sistema de justicia es más grave que la de cualquier otro
funcionario, dado que la justicia es un pilar de nuestra forma republicana de go-
bierno (Aboso).
Estructura típica
Estamos ante la figura delictiva de cohecho pasivo agravado por la condi-
ción del sujeto activo, esto es, un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio
Público, teniendo en cuenta, además, la naturaleza de los actos, retardos u omi-
siones funcionales tenidos en mira por los agentes y corruptores al momento de
consumar el ilícito.
El término resolución comprende tanto decretos de simple trámite, como
los autos que resuelven incidencias o artículos dentro del proceso. Por fallo se
entiende sinónimo de sentencia definitiva, es decir, aquella que pone fin al pleito
o litigio (Donna).
La consumación se logra con el perfeccionamiento del acuerdo
ilícito, ora por recibir dinero o dádiva, ora por aceptar la promesa, siendo posible
la tentativa en el caso de la conducta de receptación (D´Alessio).
Subjetivamente, el cohecho pasivo agravado se configura con el dolo di-
recto. Es importante para la correcta subsunción que el acuerdo venal se extienda
sobre la realización de o la omisión de cumplimiento de los actos propios del au-
tor.
a) Figura básica
La figura reprime el obrar doloso de quien da u ofrece dádiva a un funcio-
nario público, juez o interpósita persona, con la finalidad de obtener las conduc-
tas de los arts. 256 y 256 bis primer párrafo.
El sujeto activo es un particular que resulta ser codelincuente del funcio-
nario público o del particular que incurre en las conductas previstas en los artícu-
los mencionados. Es decir, se reprime aquí al sobornador, quien menoscaba de
forma directa el normal y correcto desarrollo de las funciones públicas en sentido
amplio, ya que la oferta espuria realizada por aquél genera en el funcionario pú-
blica una ilegitima avidez dineraria que influye de manera negativa sobre el legí-
timo y correcto ejercicio de la función pública. Cabe destacar que la Ley 27.401
de reciente aparición (1/12/2017), establece un régimen de responsabilidad penal
aplicable a las personas jurídicas privadas, ya sean de capital nacional o extranje-
ro, con o sin participación estatal, por una serie de delitos, entre los que se en-
cuentra el art. 258.
La consumación ocurre con la entrega o el ofrecimiento de la dádiva, no
siendo admisible la tentativa para la generalidad de la doctrina. Es un delito dolo-
so que para operar requiere dolo directo.
b) Agravantes
La pena se agrava cuando la dádiva sea entregada con el fin de lograr las
conductas reprimidas en los arts. 256 bis segundo párrafo y 257, vale decir, se
pena al codelincuente del tráfico de influencias y a aquel sujeto pasivo Juez o
miembro del Ministerio Público.
Finalmente, si el delito fuese cometido por funcionario público se
penará además con la inhabilitación especial de dos a seis años en el primer
caso y de tres a diez en el segundo supuesto.
V- SOBORNO TRANSNACIONAL
El artículo 258 bis del Digesto Penal indica: “Será reprimido con prisión
de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pú-
blica el que, directa o indirectamente, ofreciere, prometiere u otorgare, indebi-
damente, a un funcionario público de otro Estado o de una organización pública
internacional, ya sea en su beneficio o de un tercero, sumas de dinero o cual-
quier objeto de valor pecuniario u otras compensaciones, tales como dádivas,
favores, promesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario realice u omita
realizar un acto relacionado con el ejercicio de sus funciones públicas, o para
que haga valer la influencia derivada de su cargo, en un asunto vinculado a una
transacción de naturaleza económica, financiera o comercial.
Se entenderá por funcionario público de otro Estado, a cualquier entidad
territorial reconocida por la Nación Argentina, a toda persona que haya sido
designada o electa para cumplir una función pública, en cualquiera de sus nive-
les o divisiones territoriales de gobierno, o en otra clase de organismo, agencia
o empresa pública en donde dicho Estado ejerza una influencia directa o indirec-
ta”.
a) Antecedentes
La Ley 24.759 del año 1997 aprueba y somete al ordenamiento jurídico
argentino a la Convención Interamericana Contra la Corrupción. En su preámbu-
lo se considera a la corrupción en sentido genérico como aquel conjunto de con-
ductas antijurídicas y antiéticas que socaban la legitimidad de las instituciones
públicas y el sistema democrático. Asimismo, el artículo 36, 5to párrafo de la
Constitución Nacional en su parte pertinente establece “…atenta contra el siste-
ma democrático todo delito doloso grave contra el Estado que conlleve enrique-
cimiento…”.
Juegan un rol relevante en esta figura, conjuntamente con la de enriqueci-
miento ilícito que trataremos más adelante, las construcciones dogmáticas de
buen gobierno estatal y decoro y prestigio de la administración, lo cual supone
la existencia de un deber con arraigo constitucional y convencional de acreditar
situación patrimonial del funcionario en beneficio de la sociedad, que tendría un
derecho de primer orden a una gestión transparente y acceso a información públi-
ca sobre desempeño.
En esta línea el artículo IX de la Convención Interamericana contra la Co-
rrupción del año 1.996, lleva a cabo una consideración conjunta de actos de co-
rrupción propiciando una suerte de internacionalización de los delitos de soborno
transnacional y enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados públicos.
Cabe poner de manifiesto que la Ley 27.401 cuya reciente entrada en vi-
gencia data del día 1 de diciembre de 2017, introdujo algunos cambios a esta
norma, a cuyo tratamiento nos avocaremos a continuación.
Por otro lado, la normativa mencionada agregó un supuesto al art. 1º del
Código Penal (inc. 3º) en lo que respecta al ámbito de su aplicación. Así, recepta
que este Código se aplicará: “Por el delito previsto en el artículo 258 bis cometi-
do en el extranjero, por ciudadanos argentinos o personas jurídicas con domicilio
en la República Argentina, ya sea aquel fijado en sus estatutos o el correspon-
diente a los establecimientos o sucursales que posea en el territorio argentino”.
b) Estructura típica
Para la doctrina mayoritaria el bien jurídico protegido consiste en la im-
parcialidad del funcionario público extranjero (Aboso). Se trata de un cohecho
activo donde el destinatario es un funcionario público de otro Estado o una orga-
nización pública internacional. El ofrecimiento, promesa (acción incorporada por
Ley 27.401) u otorgamiento puede redundar en beneficio del funcionario u orga-
nización, o de un tercero.
Precisa que entre estos beneficios pueden estar comprendidas sumas de
dinero, expresión que no existía en el texto previamente vigente de la Ley
25.188. A su vez, reemplaza la palabra beneficio por compensaciones como tér-
mino abarcativo de una enumeración que incluye dádivas, favores, promesas o
ventajas, destacando que se trata de una enumeración no taxativa, habida cuenta
que se trata de una norma que tipifica conductas descriptas en una convención
internacional.
Incorpora el tráfico de influencias al aclarar que el delito puede consistir
para el funcionario tanto en realizar u omitir un acto en el ejercicio de sus funcio-
nes, como en hacer valer la influencia derivada del mismo (Varacalli).
Amplía el espectro de asuntos sobre los que puede actuar, omitir o hacer
valer su influencia el funcionario, agregando a las transacciones de naturaleza
económica o comercial, las transacciones de naturaleza financiera. De allí que
algunos autores al interpretar los alcances del bien jurídico protegido en forma
específica advierten que más allá de la ubicación de la norma en el marco de los
delitos de cohecho, el verdadero bien en juego es la evitación de prácticas distor-
sivas en el mercado internacional de capitales (Aboso).
Sujeto activo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público.
Ahora bien, cabe destacar que la Ley 27.401 establece un régimen de responsabi-
lidad penal aplicable a las personas jurídicas privadas, ya sean de capital nacional
o extranjero, con o sin participación estatal, por una serie de delitos, entre los que
se encuentra el art. 258 bis.
El delito se consuma en el momento en que el sujeto activo ofrece, prome-
te, entrega, etc. La tentativa es admisible si la acción que se lleva a cabo es la de
otorgar los objetos que menciona la norma, pero no lo es en el caso del ofreci-
miento supuesto en el que no se admite la tentativa.
Como adelantamos, la Ley 27.401 incorporó la promesa como verbo típi-
co, además de agregar que todas las acciones recogidas deben ser realizadas in-
debidamente, trazando una línea en clave de normatividad típica con aquellas
acciones de la misma naturaleza que podrían ser consideradas en el marco de la
legalidad de la actuación de los agentes o funcionarios del Estado.
En relación a la aplicación, la mencionada norma incorporó también el se-
gundo párrafo, que define a que personas debe entenderse que comprende el tér-
mino funcionario público de otro Estado. En este sentido, enumera a nuestro jui-
cio en carácter enunciativo y de manera quizá un tanto redundante a cualquier
entidad territorial reconocida por la Nación Argentina; toda persona que haya
sido designada o electa para cumplir una función pública, en cualquiera de sus
niveles o divisiones territoriales de gobierno, o en otra clase de organismo, agen-
cia o empresa pública en donde dicho Estado ejerza una influencia directa o indi-
recta.
Claramente la figura en clave de dolo, presenta identidad con los artículos
precedentemente desarrollados, es decir, requiere dolo directo.
a) Admisión
En este caso en particular, a diferencia de las figuras precedentes, no se
exige acuerdo previo, ni pacto para que como contraprestación a la dádiva el fun-
cionario realice determinado hecho u omisión, por lo que solamente la dádiva
tiene importancia en relación al oficio que desempeñe el funcionario. De este
modo, la entrega debe serlo en consideración del oficio, desvinculada de un pro-
pósito determinado.
Al respecto, señala Buompadre que en la admisión de la dádiva no debe
existir vínculo o relación entre el obsequio y un acto, de ninguna naturaleza; pero
si debe haberlo entre el presente y la función: este será hecho en consideración a
sus oficios funcionariales, esto es, a su carácter de funcionario público. En el as-
pecto cuantitativo, la dádiva tiene que ser de cierta importancia y tener determi-
nada calidad para que sea lícito presumir un propósito corruptor.
En cuanto al sujeto activo del delito, sólo puede ser un funcionario públi-
co, mientras permanezca en su cargo. A su vez, el delito se consuma con la sola
recepción de la dádiva, independientemente del uso que el funcionario haga de la
cosa recibida, por lo que la tentativa no parece posible.
En relación al elemento subjetivo, se requiere el dolo del funcionario, vale
decir, el conocimiento de la intención del tercero de entregar la dádiva y su con-
sentimiento de aceptarla en tal carácter.
b) Ofrecimiento
El precepto, en su última parte, contiene otra figura delictiva, la cual per-
sigue reprimir a aquél que ofrece o entrega la dádiva. En este caso, el sujeto acti-
vo puede ser cualquier persona, incluso un funcionario público.
Por más que pueda resultar a todas luces como un parámetro político cri-
minal contradictorio con el resto de la estructura del Capítulo, la menor penalidad
encuentra justificación en la ausencia de todo acuerdo venal con el propósito que
el funcionario público haga, demore o no haga algo relativo a sus funciones pú-
blicas, por lo que en caso contrario corresponderá remitirse a lo previsto por el
artículo 258 del Código Penal.
El delito se consuma unilateralmente, con la presentación u ofrecimiento,
sin que interese la actitud del funcionario, que puede aceptar o rechazar la dádiva,
por lo que un escenario de tentativa no es posible. Subjetivamente, es un delito
doloso que requiere dolo directo para su conformación típica.
Análisis de la noma
La presente norma, incorporada por la Ley 27.401, prevé en forma con-
junta con las penas previstas para los delitos comprendidos en el presente capítu-
lo, una multa cuya determinación concreta dependerá del valor del objeto del de-
lito, como así también de la capacidad de disponibilidad económica del respon-
sable penalmente (persona humana o persona jurídica en los casos señalados su-
pra).
La expresión conjuntamente, da la pauta que al momento de la condena y
en relación a la cuantificación punitiva que comúnmente llevan a cabo los jueces
teniendo como parámetro el artículo 41 del Código Penal, se deberá agregar obli-
gatoriamente una sanción complementaria de carácter económico, introducida en
la clásica modalidad de multa, obedeciendo la ratio legis a la naturaleza de las
acciones típicas incluidas en el capítulo, reforzando en perspectiva político cri-
minal el contenido de preventivo general de todo el sistema de tipificación que
prevé el catálogo en este punto.
SELECCIÓN DE JURISPRUDENCIA
a) Atentado
Figura básica. Configuración del tipo:
No constituye el delito de resistencia a la autoridad sino el de atentado, agredir a
golpes de puño a dos funcionarios policiales que pretendían socorrer a un tercero,
que se había desmayado ante la escena de violencia que previamente generara el
procesado, pues la presencia policial no había materializado ninguna orden o acto
de autoridad, dirigiéndose la acción criminal solamente a impedir la prestación de
una ayuda. (CN Crim. y Corr., Sala VII, 28/04/84, “Machado, Marcelo G.”).
b) Atentados agravados
Exclusividad de la calificante:
El atentado a la autoridad se agrava cuando concurren las previsiones del art.
238 del CP., disposición carente de aplicación para la resistencia a la autoridad.
(CN Crim. y Corre., Sala VII, 9/11/90, “T., H. M. S/resistencia a la autoridad”,
sent. 000014396).
Inciso 1º:
Habida cuenta de que la conducta del imputado consistió en haber arrojado dos
botellas a los policías para impedir el actuar de estos, lesionando en el cuerpo a
uno de ellos, corresponde sindicar al encausado el delito de atentado a la autori-
dad agravado por el uso de arma en concurso real con las lesiones producidas.
(CN Crim. y Corr., Sala IV, 17/05/2002, “Zelaye, Ariel S., AP 70000045).
Inciso 4º:
Se configura el delito del art. 238, inc. 4º y no el de resistencia, al no poderse
precisar con certeza si el agente policial había comenzado su acto funcional de
detención cuando los imputados ejercieron violencia sobre él, pero no se configu-
ra una circunstancia agravante del delito de resistencia a la autoridad el hecho de
que el policía vistiera uniforme. (CN Cas. Penal, Sala II, 6/03/2009, “Almeida,
Carmelo D.”, AP 70051800).
c) Resistencia y desobediencia
Resistencia:
Es responsable el acusado del delito de resistencia a la autoridad, si el tribunal de
juicio tuvo por acreditado que en ocasión de ser aprehendido por personal poli-
cial intentó evadirse ofreciendo resistencia, arrojando golpes de puño y puntapiés
y utilizando un elemento punzo cortante. (CJ de Salta, 12/01/2016, “C/C Y., C. E.
M. S; L., D. A. s/ Recurso de casación”, SAIJ).
Desobediencia:
Debe condenarse al imputado en orden a los delitos de violación de domicilio y
desobediencia (artículos 26, 27, 45, 55, 150 y 239 del Código Penal), en tanto
ingresó y permaneció en el domicilio de su ex pareja siendo que pesaba en su
contra una prohibición de acercamiento, por lo que, en función de la forma de
acceso, esto es, abrió el candado y el pasador de la puerta, y en razón de la actitud
asumida por la dueña de casa, que requirió en sede judicial, de manera previa,
una prohibición de acercamiento y contacto y la negativa expresa en tal sentido
de parte de la víctima, incluida su relatada sorpresa al verlo dentro de su vivien-
da, surge patente que no estaba autorizado a tal ingreso sino que, claramente, el
mismo se llevó a cabo contra la voluntad de su moradora. (Juz. Corr. del distrito
Judicial del Norte, Río Grande, 10/01/2014, “G.O.,S.A. - Reyes Paez, Luis s/ Vio-
lación de Domicilio en Concurso ideal con desobediencia”, SAIJ).
Atipicidad:
–El hecho de que el previsto haya escupido sangre contra el agente policial du-
rante el arresto no configura resistencia a la autoridad. (CN Crim. y Corr., Sala V,
15/12/2010, “E. R., J.A. y otro”).
d) Equiparación de autores
Equiparación:
El testigo que requiere el apoyo de la autoridad con la doble finalidad de evitar
un mayor daño patrimonial y aprehender a los autores no asume automáticamente
el rol de denunciante, sino el de un particular equiparado al funcionario público.
(Cám. 3º Crim. y Corr. de La Plata, Sala II, 3/05/89, “C., F.H.”).
Ausencia de equiparación:
Si los perseguidores del acusado no estuvieron presentes durante el robo, y solo
intervinieron en un segundo momento, ya consumado éste, los disparos efectua-
dos por el imputado contra ellos no pueden encuadrarse en el delito de resistencia
a la autoridad, pues por tratarse de particulares no se dan las circunstancias del
art. 240, al faltar para ellos el flagrante delito, debiendo calificarse el evento co-
mo abuso de armas. (CN Crim. y Corr., Sala I, 20/02/1992, “Rosetti, Juan C.”,
JA, 1996-I-sintesis).
e) Atentados leves
Configuración:
La conducta del procesado configura el delito de perturbación del ejercicio de
funciones públicas -art. 241, inc. 2º- y no el de desobediencia, por cuanto impidió
fraudulentamente, mediante el ardid de distraer al oficial de justicia, la diligencia
de secuestro del automóvil, para posibilitar que un tercero lo retirase del lugar,
frustrándole así el acto, destacándose que no medió por su parte reacción violenta
ni el impedimento se materializó con fuerza o intimidación. (CN Crim. y Corr.,
Sala II, 30/11/1982, “Núñez, Antonio V.”).
Atipicidad:
No se configura el delito de perturbación de las sesiones del cuerpo legislativo –
art. 241, inc.1º-si la conducta consistió en proferir gritos y manifestaciones, arro-
jando papeles y otros elementos de las bancas al momento de tratarse la ley de
Hidrocarburos, cesando la actitud de los manifestantes ante la primera interven-
ción del personal de seguridad. (CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 30/10/2007,
“Geier, Alejandro y otros”, AP, 35020732).
f) Violación de fueros
Configuración del tipo:
La detención de un senador nacional por un empleado de policía, vulnerando la
inmunidad personal que consagra el art. 61 de la Constitución Nacional, importa
únicamente el delito previsto por el art. 242 del CP y no un concurso del delito
previsto en dicha disposición y del que estatuye el art. 248, ya que en el abuso de
autoridad que contempla este último precepto no existe sujeto pasivo personal, a
mérito de que el hecho o la omisión o tiene víctima determinadas, dirigiéndose el
delito contra la Administración Pública. (Cám. Fed. de Mendoza, 27/04/36,
“Mercado, Juan”, JA, 61394).
Atipicidad:
Corresponde absolver del delito de resistencia menor (art. 243 CP), a quien ha-
biendo sido convocado para presenciar un acto de procedimiento tendiente a con-
figurar una prueba (allanamiento), es decir, para constituirse en testigo de un he-
cho a producirse, no compareció, pues no existe disposición alguna que obligue a
un habitante de nuestro país a oficiar de testigo de algo que va a suceder. (CN
Crim. y Corr., Sala IV, 7/10/93, “Curato, Roberto C.”, JA, 1996-IV-síntesis).
Atipicidad:
No configura falsa denuncia efectuar una denuncia policial por robo, cambiando
el lugar del asalto y cantidad de autores, si el robo existió en realidad. (CN Crim.
y Corr., Sala I, 7/12/92, “Farías, Pedro I.”, JA, 1995-II-síntesis).
Inciso 3º:
Encuadra prima facie en el delito de ejercicio de funciones correspondientes a
otro cargo -art. 246, inc. 3º- la conducta desplegada por el imputado, en su carác-
ter de Defensor de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes del Gobierno de la
Ciudad de Bueno Aires, al haber dispuesto que una menor debía permanecer bajo
la custodia de tercera persona en guarda provisoria, por el término de treinta días,
y no junto a su madre, cuando dicha facultad corresponde a un magistrado judi-
cial. (CN Crim. y Corr., Sala I, 22/09/2004, “Arce, Luis J.”).
–Cuando la redacción del art. 247 del Código Penal hace alusión al que "públi-
camente llevare", tal publicidad se refiere a aquella que trasciende de lo privado,
consumándose el delito con la sola exhibición de una credencial. En este mismo
sentido, el que obra con una determinada calidad sin poseerla, se arroga tal cali-
dad, más aún si se invoca un título y se exteriorizan conductas que lo implican.
Así, debe calificarse la conducta como constitutiva del delito previsto por el art.
247 del Código Penal de quien se identifica como personal de inteligencia de la
Fuerza Aérea y que trabajando en la vía pública exhibe credenciales suyas, ver-
daderas, pero respecto de un cargo del que fue dado de baja cinco años antes.
(CN Crim. y Corr. Fed., Sala II, 8/10/2002, “Lizondo, Alberto s/ usurpación de
títulos y honores”, SAIJ).
a) Abuso de autoridad
Configuracion del tipo:
–Comete el delito de abuso de autoridad el ministro de Economía que dictó las
resoluciones 850/2001 y 863/2001, que disponen que las entidades sujetas a la
Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias del BCRA debían
aplicar restricciones para dar cumplimiento a las órdenes emanadas de los jueces
de la Nación en relación al dec. 1570/2001 en aquéllas resoluciones que anularan,
restringieran o alteraran las disposiciones del mismo, alterando de esa manera el
equilibrio que entre los poderes del Estado prevé la Constitución Nacional, pues
el ex ministro se había perpetrado desde la órbita del cargo que ostentaba y con
franca oposición a sabiendas de la normativa estipulada en la Constitución
Nacional y demás leyes que en consonancia con las primeras fueron sancionadas.
(CN Crim. y Corr. Fed., Sala I, 22/08/2002, “Cavallo, Domingo F.”).
Atipicidad:
Corresponde sobreseer al magistrado acusado de abuso de autoridad, en razón de
los allanamientos realizados en hospitales públicos por supuestas irregularidades
en los cadáveres depositados en las morgues porteñas, pues las diligencias
impugnadas constituyen herramientas procesales que no están claramente
prohibidas, no lesionaron los derechos de los afectados por cuanto no resultan
parte en el proceso administrativo, y la evaluación de la validez de estas medidas
resulta materia del proceso criminal formado a raíz de la denuncia efectuada.
(CNApel. Crim. y Corr., Sala VI, 25/08/2014, “G.,R. s/ Sobreseimiento”, SAIJ).
b) Omisión de deberes de oficio
Configuración del tipo:
–Cabe considerar prima facie encuadrada en el tipo la conducta del síndico
concursal que omitió durante meses el diligenciamiento de oficios dirigidos a
trabar la inhibición de bienes del fallido, en la medida en que dicho proceder
omisivo pudo haber facilitado la conducta defraudatoria de los directores de la
fallida, consistente en disponer de un inmueble en abierta contradicción con la
ley concursal (CN Crim. y Corr., Sala VI, 18/6/98, “A.R.L y otros”, JA, 1999-I-
258).
Causa de justificación:
No comente delito de violación de los deberes de funcionario público,
contemplado en el art. 249 del CP, el director ejecutivo del ANSES que dio
cumplimiento tardío a una sentencia judicial, pues justifica su obrar (y, por ende,
elimina la ilegalidad de su conducta) la delicada situación por la que atraviesa el
sistema previsional, siendo un estado generalizado en el ámbito de aquella
dependencia. (CN Crim. y Corr. Sala I, 12/06/2000, “B. M., A.”, LL, 2001-B-
552).
c) Denegación de auxilio
Configuración del tipo:
Incurre en el delito de violación de los deberes de los funcionarios públicos el
comisario de policía que prevalido de su cargo, y en abuso de la ley, no da curso a
la detención de infractores del servicio militar ordenada por el juez federal por
medio de carta certificada. (Cám. Fed. de La Plata, 6/11/33, JA, 44-85).
Atipicidad:
El hecho de que todos los concejales hayan renunciado en la misma fecha, y que
en sesión extraordinaria ellos mismos se hayan aceptado las renuncias sin causa
justificada, lo que ocasionó la consecuente acefalía del cuerpo deliberativo, im-
porta una violación de la moral cívica, que escapa, no obstante su gravedad, a la
sanción del Código Penal. (Cám. Apel. Penal de Dolores, 27/02/34, JA, 51-308).
a) Violación de sellos
Configuración del tipo:
Incurre en el delito de violación de sellos, la acción del procesado que habría vio-
lado las fajas de clausura legalmente impuestas por el Juzgado Civil dentro del
marco de un proceso por desalojo, continuando con la explotación del local co-
mercial (carnicería). (CN Crim. y Corr., Sala VI, 14/05/2004, “Roman, Félix”).
Atipicidad:
No configura la acción típica del art. 254 CP la rotura de fajas dispuestas para
impedir que el procesado desarrollara una determinada actividad en el lugar, en
tanto no fueron dispuestas para asegurar la conservación ni la identidad de objeto
alguno. (CN Crim. y Corr. Sala VI, 14/05/91, “Ferrante, A.”).
a) Cohecho pasivo
Configuración del tipo:
Constituye el delito de cohecho pasivo simple previsto por el art. 256 del CP., la
conducta consistente en la aceptación de dinero dirigida a prestar asesoramiento
vinculado a sus funciones y por la cual no se encontraba autorizado a recibir su-
ma alguna. (CN Crim. y Corre. Fed., Sala II, 5/5/95, “N., R. Y otro
s/falsificación”, sent. 10187).
b) Tráfico de influencias
Configuración del tipo:
Encuadra en la conducta típica que consiste en solicitar dinero para hacer valer
indebidamente su influencia ante un funcionario público prima facie demostrada,
consistente en un pedido de dinerario a quien se encontraba siendo investigado en
una causa penal, era precisamente para influir ante aquellos empleados o funcio-
narios del juzgado con poder de incidencia en su favor. (CN Crim. y Corr. Sala II,
16/06/2011, “Tiscornia G. y otro”).
Atipicidad:
–El ofrecimiento por parte de los imputados al personal policial de devolverles
los elementos hurtados y que los deje ir en libertad, no constituyen los elementos
típicos del delito de cohecho activo. (Dres. Hornos, González Palazzo y Diez
Ojeda). (Cám. Fed. Cas. Penal, Sala IV, 27/06/2011, “Ramírez, Andrés y otro s/
recurso de casación”, SAIJ).
–No constituye cohecho en los términos del art. 258 del CP, el ofrecimiento de
dinero hecho a un empleado judicial ni al secretario del tribunal, para que obten-
gan una demora en la tramitación de un expediente, ya que carecían de la capaci-
dad que la figura requiere para determinar la resolución del juez. (TOC nº 28,
17/07/95, “Ferreyra, Sofía E.”, LL, 1996-B-650).