ESCRITO INICIAL - en - Expte - 8877 - 2023 - 1

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INTERPONEN ACCIÓN DE HÁBEAS CORPUS.

Excmo. Superior Tribunal de Justicia:

JUAN PABLO CERBERA, Defensor Oficial N° 4; MARÍA DANIELA ACOSTA CALVO,

Defensora Oficial N° 5; CRISTIAN GABRIEL FESTORAZZI VERBEK, Defensor Oficial N° 6;

ESTEFANÍA DANA ARGARATE, Defensora Oficial N° 7; YAMILA VANESA BALDOVINO, Defensora

Oficial N° 10; PAULA CUENCA TORRES, Defensora Oficial Nº 11; MARÍA CELESTE OJEDA,

Defensora Oficial N° 12; PATRICIA MARIEL ALEKSICH, Defensora Oficial N° 13; MARTHA KARINA

PAZ, Defensora Oficial N° 14; ANTONIA CUADRA, Defensora Oficial N°15, de la Primera

Circunscripción Judicial; HECTOR ARIEL JUÁREZ, Defensor Oficial N° 1, MATÍAS JACHESKY,

Defensor Oficial N° 2, SIMÓN GUSTAVO BOSIO, Defensor Oficial N° 3, de la Segunda Circunscripción

Judicial; MARÍA CECILIA MATILDE CARAUNI, Defensora Oficial N°1 y RAMÓN MODESTINO

SVENSON, Defensor Oficial N°2, de la Tercera Circunscripción Judicial; PATRICIA MARCELA PAZ

Defensora Oficial N° 1 y DANIELA STEFANÍA TABOADA, Defensora Oficial N º 3 de la Cuarta

Circunscripción Judicial; ADRIÁN EDUARDO VAÑEK, Defensor Oficial N° 2 de la Quinta

Circunscripción Judicial; PABLO GUSTAVO KLEISINGER, Defensor Oficial N° 1 de la Sexta

Circunscripción Judicial; WALTER GERMÁN MILCOFF, Defensor Oficial Antidrogas de la provincia y

GISELA GAUNA WIRZ, Defensora General Adjunta, en representación de las personas condenadas

que se encuentran alojadas en Comisarías de toda la provincia del Chaco, con el patrocinio de GISELA

GAUNA WIRZ, Defensora General Adjunta del Poder Judicial de la provincia del Chaco, constituyendo

domicilio legal en calle Brown 302 3er piso de la ciudad de Resistencia, nos presentamos y decimos:

I. OBJETO.

Que venimos por este acto a interponer acción de hábeas corpus colectivo y correctivo a favor

de las personas condenadas que se encuentran alojadas en Comisarías de toda la provincia del Chaco,

de conformidad con los arts. 18, 43 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, 7, 10.1, 10.2.a y 10.3 del

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCyP), 1, 2, 5, 8, 24 y 25 de la Convención


Americana de Derechos Humanos (CADH), las Reglas Mínimas para el tratamiento de los Reclusos de

las Naciones Unidad (Reglas Mandela), arts. 1, 9 58, 59 y 60 de la ley 24.660, y arts. 14, 19 y 27 de la

Constitución de la provincia del Chaco.

La finalidad esencial de la pena es la readaptación social y rehabilitación personal de los

condenados, la resocialización y reintegración familiar, así como en última instancia también la

protección de las víctimas y de la sociedad. Por ello el encarcelamiento debe cumplirse acorde con los

parámetros que establecen las leyes y las normas constitucionales, debiéndose disponer el cese de los

actos u omisiones de la autoridad pública que impliquen agravar ilegítimamente la forma y las

condiciones de ejecución de la pena.

El cumplimiento de la pena en Comisarías no solamente hace impracticable los objetivos

resocializadores de la misma, sino que violan los estándares mínimos para el trato de personas

privadas de su libertad, configurando supuestos de penas crueles, inhumanas y degradantes, y

generando responsabilidad internacional del Estado.

II. ADMISIBILIDAD Y COMPETENCIA.

El presente remedio colectivo es admisible ya que constituye un procedimiento destinado a

reparar la afectación de los derechos de las personas que se encuentran cumpliendo su condena en

Comisarías, razón por la cual se presenta como un método más efectivo que el ejercicio de acciones

individuales en procesos separados ante cada uno/a de los/las jueces/zas a cargo de las msimas.

En efecto, dada la naturaleza de la problemática, la numerosidad de los afectados y la

necesidad de una solución común, el instituto del hábeas corpus colectivo, se presenta como la vía

judicial más adecuada para obtener tutela judicial ante el agravamiento masivo de condiciones de

detención, con el fin de facilitar el acceso a justicia.

En el presente caso existe una afectación a una pluralidad de sujetos que requiere de una

solución inmediata, igualmente plural. Si se pretendiera dar una solución individual y concreta en cada

caso, la acción dejaría de ser un remedio eficaz, desdibujándose el efecto útil que debe darse a los

derechos y garantías. En relación a los derechos individuales homogéneos, la Corte sostuvo que “ En

estos casos no hay un bien colectivo, ya que se afectan derechos individuales enteramente divisibles.

Sin embargo, hay un hecho, único o continuado, que provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es
identificable una causa fáctica homogénea. Ese dato tiene relevancia jurídica porque en tales casos la

demostración de los presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que

concierne al daño que individualmente se sufre. Hay una homogeneidad fáctica y normativa que lleva a

considerar razonable la realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en

él se dicte, salvo en lo que hace a la prueba del daño” (CSJN, “Halabi”; consid. nota 12).

En este sentido, desde la óptica constitucional, no hay derechos sin garantías pues todo derecho

fundamental es susceptible de ser tutelado como mínimo a través de una de las garantías

fundamentales jurisdiccionales o procesales previstas en la Constitución. De ahí que puede afirmarse

que la titularidad de un derecho fundamental conlleva la titularidad de la acción procesal

correspondiente. El hábeas corpus tiene por meta efectivizar una cláusula de la Constitución Nacional,

en este caso, el art. 18. Así, las “Reglas de Buenas Prácticas en los Procedimientos de Hábeas Corpus

Correctivos” disponen que. “art. 17. Sentencia… En caso de hacer lugar a la acción, el juez deberá

adoptar medidas idóneas para garantizar la vigencia de los derechos que se verifiquen vulnerados y

para remediar efectivamente la situación denunciada (…) Los jueces estarán facultados para ejercer el

control de constitucionalidad de aquellas políticas públicas que ponen en peligro o lesionan derechos

fundamentales de una o más personas privadas de libertad, agravando las condiciones en que cumplen

su detención” (“Reglas de Buenas Prácticas en los Procedimientos de Hábeas Corpus Correctivos” del

Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades carcelarias, Recomendación

V/2015, 17/9/15).

Conforme lo normado por el art. 3 de la Ley Nº 23.098 y ley provincial 886-B, el juez o tribunal ante

el cual se presenta es competente para conocer en la acción, por lo que el Superior Tribunal de Justicia

resulta competente.

III. LEGITIMACIÓN.

EL art. 2 de la Ley 886-B faculta a interponer la acción de hábeas corpus a las personas que

afirman encontrarse en las condiciones previstas por el art. 19, como así también a terceros a su

nombre, sin necesidad de representación y sin ninguna formalidad procesal.

No obstante, respecto de la legitimación de los/as defensores/as públicos/as cabe mencionar la

Resolución AG/Res. 2714 (XLII-O/12) de la Asamblea General de la OEA destaca “… la labor que
desarrollan los defensores públicos oficiales en diversos países del Hemisferio en la defensa de los

derechos fundamentales de los individuos, específicamente, los servicios de asistencia letrada gratuita

que permiten el fácil y oportuno acceso de todas las personas a la justicia, en particular de aquellas que

se encuentran en una situación especial de vulnerabilidad”, todo ello de conformidad a la “Guía

Regional para la defensa pública y la protección integral de las personas privadas de libertad” de la

AIDEF, que establece que “ Los/las defensores/as deberán velar, en el ejercicio de sus funciones, por

que se respeten los derechos de las personas privadas de su libertad y se dé el efectivo cumplimiento a

los estándares internacionales por parte del Estado y las autoridades responsables de los centros de

privación de libertad”.

Por otra parte, el art. 59 inc. d) de la Ley 913-B establece que corresponde al Defensor General

“realizar todas las acciones conducentes para la defensa y protección de los derechos humanos” ,

función que es llevada a cabo por todos/as los/las integrantes del Ministerio Público de la Defensa de la

provincia del Chaco.

IV. HECHOS.

Los/as defensores/as oficiales venimos realizando desde hace tiempo el monitoreo de Comisarías y

establecimientos penitenciarios, plasmando sus resultados en las respectivas planillas, conforme

resoluciones DG 120/19 y DG 79/21 de Defensoría General.

Es así que se interpusieron en las distintas circunscripciones acciones de hábeas corpus colectivos

correctivos donde se plasmaron las diversas situaciones detectadas en las Comisarías, especialmente

en lo que refiere a condiciones de detención, superpoblación y alojamiento de personas condenadas.

No obstante haber sido acogidos los mismos favorablemente las sentencias han tenido efectos

meramente declarativos, o el cumplimiento es de muy lento progreso, siendo que la problemática

continúa en toda la provincia.

Siendo que actuamos como “defensores/as de derechos humanos” de las personas en especial

situación de vulnerabilidad, no podemos continuar yendo a las comisarías sólo a mirar, presentar

acciones de hábeas corpus por cada una de ellas, o habiéndolas presentado volver a las unidades

policiales para informarles a las personas privadas de su libertad que no se están cumpliendo las

sentencias, y que en definitiva todo termina siendo un mero formalismo. Es tanto como decirle a esta
gente que no tienen derechos o que no tenemos forma de hacerlos valer o lo que es lo mismo, que no

es posible creer en la Justicia. Asimismo, los reclamos que recibimos de nuestros defendidos son

constantes, en el sentido que no pueden acceder al régimen de progresividad de la pena ni a otros

derechos que les son negados por encontrarse en lugares de detención que debieran ser transitorios,

tal cual el STJ ya lo expresara en la sentencia Nº 216 de fecha 30 de octubre de 2018 en autos

caratulados “DEFENSOR OFICIAL Nº 2 s/HÁBEAS CORPUS COLECTIVO CORRECTIVO”, Expte. N.º

2-68/18.

Este “estado de cosas inconstitucional” también afecta al personal policial que realiza tareas para

las que no se encuentran preparados, siendo que su función es la de prevención de delitos y

mantenimiento del orden.

Del mismo modo se ve afectada la ciudadanía en general, que ve menoscabadas las labores de

prevención policial porque los policías están cuidando detenidos y condenados, llevándolos y

trayéndolos del juzgado, de los hospitales, etc., y destinando los a veces escasos recursos materiales y

humanos de la unidad a dichas tareas.

Cabe destacar que la Defensa Pública ha venido convocando a partir del año 2016 Mesas de

Diálogo con los diversos actores involucrados en esta problemática con el fin de constituir un espacio de

abordaje de la problemática de las personas privadas de su libertad en todos los centros de detención y

establecimientos penitenciarios de toda la provincia y evitar en lo posible la judicialización (DG 68/19 y

DG 147/19).

Durante el año 2022 a dicha convocatoria se han sumado el Comité de Prevención contra la Tortura

y la Subsecretaría de Derechos Humanos. Pero a pesar del menor o mayor compromiso demostrado

por las agencias involucradas durante todo este tiempo, lo cierto es que aún no se ha logrado la

implementación de políticas públicas eficientes para cumplir la manda constitucional.

Tal panorama, al que se añade que no se vislumbran acciones fuertes de los Poderes Ejecutivo y

Legislativo encaminadas a remediar la situación dentro den un plazo medianamente razonable,

demanda una actuación urgente y eficaz del Poder Judicial para garantizar los derechos de las

personas que se encuentran cumpliendo su condena en Comisarás. El Poder Judicial, tiene entonces

también la responsabilidad de actuar frente a la inacción de los otros poderes, la que está señalada con

claridad en el Principio XVII de los “Principios y buenas prácticas sobre las personas privadas de la
libertad en las Américas” adoptados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Principio

XVII Medidas contra el hacinamiento (…) La ocupación de un establecimiento por encima del número

de plazas establecido será prohibida por la ley. Cuando de ello se siga la vulneración de derechos

humanos, ésta deberá ser considerada una pena o trato cruel, inhumano o degradante. La ley deberá

establecer los mecanismos para remediar de manera inmediata cualquier situación de alojamiento por

encima del número de plazas establecido. Los jueces competentes deberán adoptar remedios

adecuados en ausencia de una regulación legal efectiva” .

Por otra parte, y siendo que el Superior Tribunal de Justicia de la provincia del Chaco –tal como

ocurre con la CSJN a nivel federal y los supremos tribunales de las provincias- es un órgano con un rol

claramente político hacia fuera del Poder Judicial, es jerárquico hacia adentro, por lo que también

solicitamos se expida sobre la actividad desplegada por los tribunales inferiores y en su caso trace

lineamientos a cumplir por los mismos respecto a esta cuestión.

Buscamos evidenciar a través de la presente acción la necesariedad mutua de las distintas

agencias, ya que no es posible adoptar una crítica negativa sólo sobre las condiciones estructurales en

que se produce el castigo, ya que Estado está integrado por los tres poderes, cada uno con su cuota de

responsabilidad.

Queda claro entonces que ninguna orden judicial puede traer una solución definitiva a la cuestión, y

que los fallos no son autoejecutables, sino que exigen esfuerzos concertados de todas las partes

involucradas.

El punto de partida que supone un debido proceso en la ejecución penal no es otro que garantizar

un trato humano y digno, pues sin tal presupuesto, no hay realización del principio de reinserción social.

Para ello es necesario colocar esta temática en la agenda pública.

V. DE LA EJECUCIÓN ANTIJURÍDICA DE LA PENA.

En el fallo dictado por la Corte IDH en “Medidas provisionales, asunto Instituto Penal Plácido de Sá

Carvalho” (https://www.corteidh.or.cr/docs/medidas/placido_se_03.pdf), la misma resalta la función que

debe cumplir el Poder Judicial en el combate al hacinamiento recordando que éstos como el Estado,

están obligados a velar por el cumplimiento de las disposiciones de la Convención Americana y la


observación de medidas ordenadas por la Corte. Por lo tanto, “que la población del IPPSC haya seguido

aumentando y que no hayan mejorado las condiciones de detenidos ni generado efectos a favor del

cese de las medidas de privación de libertad es una responsabilidad que compete tanto al Estado como

al Poder Judicial” (Vaccani, Pablo A; Barresi, Marcela. “La medida cualitativa de prisión por ejecución de

pena ilícita llega a la Corte Interamericana -Medidas provisionales, asunto Instituto Penal Plácido de Sá

Carvalho-“, en “La indeterminación de la pena en el proceso de ejecución penal”. Pablo Vacani.

Director. Ed. Ad Hoc., p. 276).

Se trae a colación esta sentencia porque “pone en escena al sujeto como persona humana, al

mismo que había sido despersonificado o deshumanizado por las condiciones de detención en las

cuales se encontraba. Es decir, como ser vivo que tiene una vida limitada en el tiempo. Las penas

privativas de la libertad se ejecutan sin tener en cuenta esta característica esencial del ser humano. Si

no, no podría concebirse tener encerrada a una persona coartando sus posibilidades de desarrollo

durante un tiempo esencial de su vida. En el caso del IPPSC los detenidos, debido al hacinamiento y la

superpoblación, no tenían acceso adecuado a los servicios de salud, educación, trabajo, ni a las

condiciones mínimas para el desarrollo humano” (Zaffaroni, Alagia, Barresi, Ciarnello, Espina, Gusis,

Slokar, Vacani. “Penas Ilícitas y Hermenéutica Jurídica. Un análisis a propósito de las medidas de la

Corte IDH respecto de IPPSC, Ed. Ediar, p. 114).

La Corte IDH señaló en el párrafo 120 de la resolución que era intolerable que las personas

detenidas estuvieran padeciendo un sufrimiento antijurídico “mucho mayor que el inherente a la mera

privación de libertad”, refiriéndose a la ejecución antijurídica de la pena, tal como ocurre en el caso de

las personas que se encuentran cumpliendo su condena en Comisarías, las que no solamente no

pueden tener acceso a la rehabilitación ni al régimen de progresividad de la pena, sino que las mayorías

de la veces viven en un estado de hacinamiento, en el que conviven condenados y procesados por

largos períodos de tiempo. “De este modo, las reglas que determinan las relaciones jurídicas entre la

persona detenida y el Estado se definen en la responsabilidad frente al cumplimiento de las condiciones

de asistencia y protección otorgadas durante el tempo de prisión (…). De tal forma, el trato digno es una

garantía cuya función permite individualizar las circunstancias en las que los métodos punitivos

aplicados no han garantizado la asistencia y protección que son deber del Estado” (Vacani, Pablo A. La

cantidad de pena en el tiempo de prisión. Sistema de la medida cualitativa. Ed. Ad. Hoc, p. 367).
Indudablemente la primera medida a adoptar si se quiere avanzar sobre el resto de las

problemáticas es reducir la población carcelaria, todo ello a fin de no r enunciar al concepto

resocializador de la pena al excluir a este sector de personas que se encuentran cumpliendo una

condena del régimen progresivo de la pena y al respeto de su dignidad.

Las comisarías no cuentan con la infraestructura ni la preparación adecuada del personal para

albergar detenidos con carácter permanente, sino que están diseñadas para ser lugares de tránsito. Por

ende, no se les brinda herramientas educativas o laborales y la falta de programas y actividades que

permitan reducir la desocialización, profundizando el circuito de violencia institucional. “Si los detenidos

no tienen acceso a trabajo, no reciben educación y son alojados en condiciones indignas, salgan antes

o salgan después, lo cierto es que van a salir peor” (de Vedia, Trinidad; Yohal, Matías. Reducción de la

población carcelaria en España, en “Superpoblación carcelaria. Dilemas y alternativas”. Leonardo

Pitlevnik (compilador). Ed. Didot, p. 207).

Si tenemos en cuenta el sistema progresivo de ejecución de la pena, la ley sólo produce efectos en

aquellos casos en que los derechos se realizan (lo que se expresa en el alcance de los guarismos de

clasificación, informe favorable, etc.), pero nada se dice respecto de las consecuencias que caben en

aquellos casos que la integridad física o personal es afectada durante el transcurso cronológico. Las

penas privativas de la libertad ilícitas no se limitan a imponer un sufrimiento indebido a sus víctimas,

sino que “ejercen un efecto gravemente deteriorante sobre éstas y las condiciona a conductas más

violentas, al hacerles internalizar los caracteres estereotípicos que decidieron su selección

criminalizante y, por ende, reproducir violencia y determinar las llamadas carreras delincuenciales, con

su secuela de reiteraciones, incluso de mucha mayor gravedad lesiva” (Zaffaroni, Raúl E. “Penas

ilícitas. Un desafío a la dogmática penal”, en “Penas Ilícitas y Hermenéutica Jurídica. Un análisis a

propósito de las medidas de la Corte IDH respecto de IPPSC”, Zaffaroni, Alagia, Barresi, Ciarnello,

Espina, Gusis, Slokar, Vacani, Ed. Ediar, ps. 44/45).

Cabría preguntarse entonces si cada vez que un/a juez/a envía a una persona a una comisaría

está imponiendo una pena ilícita, ya que conoce la forma y el estado del lugar en que la ha de cumplir y,

por ende, actuaría también con dolo. En este sentido, sostiene Zaffaroni que “Los funcionarios

encargados de ejecutar las penas habilitadas por jueces y que deban cumplirse en las cárceles

deterioradas serían los autores directos, quizá amparados en la necesidad justificante o exculpante,
incluso por un invencible error de prohibición, pero a los jueces no los podría beneficiar ninguna de esas

eximentes (…) El drama de nuestros jueces latinoamericanos frente a las penas ilícitas de prisión es

mucho más grave, porque parece que se los coloca en una contradicción sin salida: parecen ser

autores mediatos de torturas y hasta de homicidios, incluso al valerse de autores directos amparados

por eximentes; además, devendrían cómplices de ilícitos internacionales que hacen responsable al

Estado…” (Zaffaroni, ob cit, ps. 31/32).

Ya en “Verbitsky” la Corte solicitó a los jueces penales y tribunales orales para que, en sus

respectivas competencias, y con la urgencia del caso, no expongan a los detenidos que a su disposición

se encuentran, a toda eventual situación de agravamiento de la detención que importe un trato cruel,

inhumano o degradante o cualquier otro susceptible de acarrear la responsabilidad prevista en el art. 18

in fine de la CN, todo en consonancia con el art. 18 de la C.N. que establece la responsabilidad de

aquellos jueces que dispongan toda medida que “… a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos

más allá de lo que aquella exija…” , como así también, que si las condiciones de detención se

encuentran por debajo del estándar de las reglas internacionales fijadas como patrón de aplicación, la

privación de libertad debe ser revisada. El art. 27 de nuestra Constitución Provincial establece que “ Las

cárceles y establecimientos de detención son para seguridad y no para mortificación de los reclusos;

constituyen centros de readaptación social, enseñanza y trabajo” , estableciendo asimismo la

responsabilidad de los funcionarios que participen en actos de tortura, crueles, inhumanos o

degradantes.

Los jueces a cargo de las personas cumpliendo sus condenas en Comisarías deberían valorar

si las condiciones de detención de éstas respetan el estándar constitucional y de no ser así, y si no

puede ser modificarlo, tendrán que resolver formas de coerción o de ejecución de la pena que resulten

menos lesivas, a fin de no caer en una racionalización legitimante cuando la realidad resulta irreductible

y violatoria de los derechos humanos, adoptando además de una opción jurídica, una opción de

conciencia.

VI. ACCIÓN CONSTITUCIONAL PROMOVIDA COMO LITIGIO ESTRUCTURAL.


El objeto del presente litigio constituye una queja sobre el funcionamiento de las políticas públicas,

por lo que resulta necesario el diseño de un remedio que requiere planificación e implementación de

largo alcance, respetando la división de poderes. Se trata de obtener la revisión judicial de una violación

a gran escala que involucra una situación colectiva, y que requiere una solución que no se agota en una

orden única, sino que exige ponderación de múltiples factores, especificación de las medidas a adoptar,

un cronograma de cumplimiento gradual y evaluación de la implementación.

Conforme lo expuesto, corresponde sin lugar a dudas al Poder Judicial garantizar los derechos,

debiendo administrar justicia y reparar la vulneración de derechos constitucionalmente garantizados.

“En tanto el objeto de la pretensión es la satisfacción de un derecho que está siendo violado por

condiciones generales o estructurales que no son adecuadamente atendidas por el estado, “el poder

judicial es llamado a adoptar un rol menos pasivo y no deferencial en materia de políticas e instituciones

públicas” (Basch, Fernando. “Breve introducción al litigio de reforma estructural. Documento base para

el seminario remedios judiciales y monitoreo de ejecución de sentencias en el litigio de reforma

estructural”, Buenos Aires, 4 y 5 de noviembre de 2010, p. 3). Además, promover el debate público y la

participación de distintos grupos de la sociedad, tal como se solicita en la presente acción contribuye al

fortalecimiento de la democracia. “De esta manera el Poder Judicial puede funcionar como alarma y

como agente actualizador de discusiones y reformas políticas necesarias para la adecuada protección

de derechos” (Basch, Fernando, ob. cit., p. 14).

La cuestión planteada, y otras íntimamente relacionadas como la sobrepoblación carcelaria,

además de ser un problema de la administración derivado de una capacidad insuficiente de los

establecimientos penitenciarios, también responde a políticas criminales subyacentes que son las que

ocasionan la demanda de estos lugares, por lo que es preciso abordar esta situación de violación

estructural de los derechos de las personas privadas de su libertad en forma honesta y a través del

trabajo cooperativo. Ello se logrará a través de la negociación entre los poderes del Estado y otros

actores interesados de modo que los remedios surjan del acuerdo y el compromiso público asumido por

todos.

Esto lo que se conoce comúnmente como “litigio estructural”. En este sentido “ Las sentencias

estructurales pueden fomentar y profundizar, en lugar de inhibir, la deliberación democrática y la

responsabilidad pública de las autoridades, al estimular mecanismos participativos posteriores a la


sentencia que faciliten un involucramiento continuado de los actores y allanen la rendición de cuentas

pública efectiva. Hemos denominado esa repercusión potencial del activismo judicial dialógico como del

“efecto participativo” de los casos estructurales” (Rodríguez Garavito, César; Rodríguez Franco, Diana.

“Juicio a la exclusión. El impacto de los tribunales sobre los derechos sociales en el Sur Global”, Ed.

Siglo XXI, p. 143).

Dado que en este tipo de litigio complejo y estructural las sentencias suelen involucrar más de una

única orden judicial de ejecución inmediata, “ las propuestas provisionales negociadas por las partes

deben ser explícitas y públicas, e idealmente deben estar acompañadas por un acuerdo sobre las

medidas y los procedimientos accesibles al público para evaluar su cumplimiento” (Bergallo, Paola.

“Justicia y experimentalismo. La función remedial del poder judicial en el litigio de derecho público en

Argentina”, p. 22, consultado en fecha 12/03/23 en:

http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/justicia-y-experimentalismo-la-

funcion-remedial-del-poder-judicial-en-el-litigio-de-derecho-publico-en-argentina-paola-begallo.pdf).

Estas propuestas deberían ser efectuadas por los tres poderes del Estado, en el ámbito de sus

respectivas incumbencias, ya que no se trata sólo de atribuir culpas sobre el Poder Ejecutivo por una

mala distribución o falta de plazas. Tal como resolviera La Corte en “Verbitsky”, existen factores

atribuibles a los tres poderes del Estado: al poder legislativo le atribuye una legislación inadecuada en

materia de prisión preventiva y ejecución penal, al Poder Judicial el excesivo uso de la prisión

preventiva y al Poder Ejecutivo, la política criminal implementada.

En efecto, la solución no puede pasar simplemente por el traslado de los condenados a la órbita del

Servicio Penitenciario, porque ello también puede redundar en el agravamiento de las condiciones de

detención de quienes sean trasladados a establecimientos a su vez sobrepoblados, alejados de sus

familias o de sus defensores y de los órganos judiciales que tramitan sus casos. Tampoco por el

aumento de plazas en los establecimientos penitenciarios, ya que “… la construcción de nuevos

establecimientos penitenciarios en situaciones críticas de hacinamiento constituye una estrategia

adecuada en el proceso de reforma pentienciaria. Pero no puede erigirse como la única solución, ya

que además de no reducir de manera significativa el hacinamiento en la mayoría de las ocasiones solo

contribuye a aumentar la población penitenciaria en términos absolutos a costo económico

desmesurado” (Zaffaroni, Raúl E. “Naturaleza y necesidad de los consejos de política criminal”, en Elías
Carranza (coord.), “Justicia penal y sobrepoblación penitenciaria. Respuestas posibles, Siglo XXI

Editores, México, 2001, p. 99). Más que centrarse en la construcción de más cárceles existen otras

medidas para enfrentar el problema del hacinamiento, como los plazos razonables en la duración del

proceso, aplicación de la justicia restaurativa, el arresto domiciliario, la conmutación de penas y la

adopción de medidas alternativas a la prisión y beneficios penitenciarios.

Asimismo, podría ser una alternativa sancionar una ley de cupo carcelario, como se ha discutido en

las Mesas de Diálogo durante los últimos años, estableciendo un mecanismo racional y organizado para

la gestión del encarcelamiento. El cupo carcelario puede servir como herramienta para dotar de

racionalidad el modo en que los órganos gubernamentales administran la pena de prisión, al establecer

un límite poblacional en las cárceles y los mecanismos para su cumplimiento.

La política penitenciaria debe mitigar la marginalización y debilitamiento que conlleva la prisión. La

mayoría de las personas privadas de su libertad pertenecen a las clases menos favorecidas, poseen un

pobre acervo cultural y, gran parte, padece consumos problemáticos. De esta manera, la prisión puede

ser un lugar donde algunas de las desigualdades sociales que previamente poseían pueden ser

abordadas a través de programas para el tratamiento de las adicciones, cursos para el manejo de

comportamientos violentos, educación primaria y secundaria, cursos de capacitación y formación

profesional, etc.

Las personas condenadas no sólo tienen el derecho a la educación y capacitación laboral como

parte de su rehabilitación por el hecho de que son víctimas de la pobreza y de privaciones de todo tipo y

por una inadecuada protección por parte del Estado, sino que también el momento de cumplir su

condena ello redundará en la reducción del desempleo y la reincidencia.

Una política penitenciaria ineficiente implica que las personas condenadas regresen con menos

posibilidades económicas de las que ingresaron a prisión, lo que conlleva una mayor amenaza para la

comunidad. Por ende, el desarrollo y mantenimiento de un sistema de prisiones adecuado y profesional

resulta ser un compromiso social a la hora de incrementar la legitimación de las políticas públicas,

siendo necesario un esfuerzo institucional, para que la política criminal deje de ser el único segmento de

las políticas del Estado que no es encarado como tal, “sino como políticas coyunturales y sin

responsables” (Zaffaroni, Raúl E. “Naturaleza y necesidad de los consejos de política criminal”, en Elías
Carranza (coord.), “Justicia penal y sobrepoblación penitenciaria. Respuestas posibles, Siglo XXI

Editores, México, 2001, ps. 96 y 97).

No podemos olvidar que los establecimientos penitenciarios son servicios públicos como las

escuelas y los hospitales y, por tanto, deben estar destinadas al bien común. Defender los derechos

humanos, alcanzar una sociedad segura y promover la justicia social no necesariamente importa

aumentar el gasto público, sino aunar esfuerzos en un cambio de estrategia y organización.

El objetivo radica en encontrar y desarrollar una política penitenciaria que sea beneficiosa para la

comunidad y también para los grupos sociales menos favorecidos.

VII. PROPONEN APLICACIÓN DE MECANISMOS DIALÓGICOS.

Las intervenciones judiciales en casos estructurales de violaciones de derechos humanos que

surgen de los efectos sistémicos del proceso de políticas públicas gozarán de una mayor legitimidad y

eficacia cuando facilite la democracia deliberativa, asumiendo el tribunal el papel de promover la

deliberación y la rendición de cuentas pública. Además, “requiere decisiones judiciales que, en lugar de

dictar los detalles dela política pública, ofrezcan directrices y establezcan fines amplios a la vez que

dejen la creación de las políticas concretas a los organismos gubernamentales” . (Rodríguez Garavito,

César; Rodríguez Franco, Diana. “Juicio a la exclusión. El impacto de los tribunales sobre los derechos

sociales en el Sur Global”, Ed. Siglo XXI, p.163).

Considerando todos estos factores es que se propone:

1) Citación a audiencias públicas: Este mecasnimo regulado por la Acordada 30/2007 por la Corte

Suprema de Justicia de la Nación y que viene siendo aplicado durante más de cuarenta audiencias

(informativas, conciliatorias y ordenatorias), genera una dinámica de participación diferente, donde el

tribunal se aparta un poco de su rol de juez para entrar en un rol de garante de derechos y a opinar

dentro de escenarios de discusión donde participan la sociedad civil y los actores estatales

involucrados, promoviéndose el debate social sobre soluciones alternativas a problemática planteada.

“Resulta importante señalar que una reforma eficaz debe involucrar no solo a los representantes

políticos y a las agencias directamente relacionadas con el sistema penitenciario, sino también a toda la

comunidad. Estudios sobre la opinión pública sugieren que los ciudadanos no sólo quieren ver la
aplicación de la justicia retributiva, sino también un sistema de justicia criminal profesional que trabaje

para incrementar la seguridad pública, reducir el crimen y la victimización y asegurar que los presos que

abandonan la prisión no supongan una mayor carga o amenaza a la comunidad de la que tenía cuando

ingresaron en prisión” (Matthews, Roger. “Una propuesta realista de reforma para las prisiones en

América Latina. En “Privación de la libertad. Una violenta práctica punitiva. Compiladores: Gabriel

Ignacio Anitúa y Ramiro Gual. Ediciones Didot, p. 128).

La implementación de esta herramienta en cuestiones de trascendencia institucional, como lo es

la presente, así como la multiplicidad de actores involucrados, pluralizan, enriquecen y transparentan el

debate constitucional, fortaleciendo la legitimación de las decisiones jurisdiccionales, por lo que

solicitamos la celebración de una audiencia pública donde las partes puedan proponer soluciones

consensuadas para superar la grave situación de las personas cumpliendo condenas en las comisarías

de la provincia.

2) Citación de amicus curiae: Atento la trascendencia e interés general de las cuestiones que se

tratarán en el presente proceso, solicitamos se habilite la presentación ante el Superior Tribunal de

Justicia de personas físicas o jurídicas en calidad de “amigos del tribunal”, conforme el “Reglamento

sobre Intervención de Amigos del Tribunal” dictado por el STJCh en Acuerdo Nº 3308 (Punto 10º, de

fecha 05-02-14, Anexo II), encontrando sustento normativo en el art. 33 de la C.N. y en el sistema

interamericano al cual se ha asignado jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22), siendo contemplado en

el Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (arts. 2 y 44), con sustento en la

Convención Americana.

Que la presente solicitud coincide con la opinión expresada por los Ministros del Superior

Tribunal de Justicia del Chaco al dictar el Reglamento, respecto de que el objetivo de la figura del

amicus curiae es “procurar una mayor y mejor intervención de estos actores sociales en temas

sensibles a sus intereses y con ello alcanzar los altos propósitos perseguidos de pluralizar y enriquecer

el debate constitucional, así como fortalecer la legitimación de las decisiones jurisdiccionales dictadas

por este Superior Tribunal de Justicia en cuestiones de trascendencia institucional...”

En igual sentido la CSJN ha sostenido respecto de la intervención de los amigos del tribunal en

los procesos judiciales que: “...Como se ha señalado con anterioridad, el ejercicio deliberativo previo a

la toma de decisiones relevantes posee un efecto positivo para todos los participantes. En esta
orientación, la figura del amicus curiae, en la medida en que vincula fuertemente a la participación con

las decisiones jurisdiccionales relevantes, contribuye a fortalecer el valor epistemológico en la

construcción de consenso…” (CSJN “Cámara Argentina de Especialidades Medicinales y Otro c/ Estado

Nacional Ministerio de Industria de la Nación y Otros s/ Nulidad del Acto Administrativo”; 28/10/2021;

Fallos: 344:3368).

Conforme lo expuesto, solicitamos se proceda a efectuar las publicaciones y convocatoria

pertinente de acuerdo a lo establecido en los arts. 6 y 7 del Reglamento.

VIII. PRUEBAS.

Sin perjuicio que se puedan incorporar nuevas pruebas, ofrecemos en esta instancia las siguientes,

las que obran en la dirección de Google Drive que obra a continuación:

https://drive.google.com/drive/folders/1JyK0UkM9cMq1vAjiVSi5Q_5svcZ06AyA?usp=share_link

a) Documental:

1) Informe de personas condenada alojadas en Unidades pertenecientes a la Policía de la provincia

del Chaco, de fecha 14/02/23.

2) Cuarenta y ocho (48) Planillas de Monitoreos del Ministerio Público de la Defensa, llevadas a

cabo en Comisarías durante el año 2022 y marzo del año en curso.

3) Sentencia N° 434 de fecha 07/12/21, dictada por la Cámara Segunda en lo Criminal de la Prime-

ra Circunscripción Judicial, en los autos caratulados: "DEFENSORÍAS PENALES S/ HÁBEAS CORPUS

CORRECTIVO Y COLECTIVO" Nº Expte. Nº 35329/2021.

4) Sentencia N° 361 de fecha 27/06/22, dictada por la Cámara Tercera en lo Criminal, de la Primera

Circunscripción Judicial, en los autos caratulados: "DEFENSORES OFICIALES Nº 4, 5, 6, 7, 10, 11, 12,

13, 14 Y 15 S/ HABEAS CORPUS CORRECTIVO Y COLECTIVO", Expte. Nº 18257/2022-1.


5) Sentencia dictada por el Juez de Niñez, Adolescencia y Familia Nº1 VI Circunscripción Judicial,

en fecha 08/04/22, en los autos caratulados "DEFENSORÍA OFICIAL Nº 1 Y 2 S/ ACCION DE HÁBEAS

CORPUS", Expte. Nº 645/22-6.

6) Sentencia Nº 135 de fecha 12/06/2019, dictada por la Sala Segunda Criminal y Correccional del

Superior Tribunal de Justicia en los autos caratulados: "DEFENSOR OFICIAL N° 2 -V CIRCUNSCRIP-

CIÓN JUDICIAL- S/ HÁBEAS CORPUS", Expte. N° 2-107/18.

7) Sentencia N° 163 de fecha 10/05/18, dictada por el Juzgado de Ejecución Penal, de la Segunda

Circunscripción Judicial en los autos autos caratulados: "DEFENSOR OFICIAL N° 2 S/HABEAS COR-

PUS COLECTIVO", Expte. Nº 68/18.

8) Sentencia N.º 216 de fecha, dictada por el Superior Tribunal de Justicia del Chaco en los autos

autos caratulados: "DEFENSOR OFICIAL N° 2 S/HABEAS CORPUS COLECTIVO", Expte. Nº 68/18.

9) Sentencia N.º 241 de fecha 02/12/2019, dictada por el Superior Tribunal de Justicia del Chaco en

los autos caratulados: “JACHESKY, MATÍAS S/ SOLICITA ACCIÓN DE HABEAS CORPUS”, Expte. N.º

2-8752/19.

10) Resolución N.º 68/19, de Defensoría General por la cual se dispuso la creación de una mesa de

trabajo para tratar la superpoblación carcelaria y vulneración de derechos de las personas privadas de

libertad y se invitó al Superior Tribunal de Justicia, al Ministerio Publico Fiscal, al Poder Legislativo a tra-

vés de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, y Poder Ejecutivo a nombrar re-

presentantes que asistan a las reuniones a tal fin.

11) Resolución N° 147/19, de Defensoría General tendientes a abordar la problemática de las per-

sonas privadas de su libertad convocando a los diferentes poderes que conforman el Estado provincial

a la “Mesa de Diálogo sobre la situación de las PPL en el Chaco”.

12) Resolución 79/21 de Defensoría General respecto a deberes de las/los Defensores Penales en

materia de asistencia y monitoreo de centros de detención, denominado "Programas de Acción".

b) Fotográficas:
A modo ilustrativo se acompañan fotografías tomadas en:

1) Comisaría Seccional Séptima en monitoreo realizado en fecha 07/04/2022 y 03/03/2023, así

como el link de la publicación en la cuenta oficial de Facebook de la Defensoría General que se hicieran

al respecto, siendo que siguen alojadas personas condenadas en la unidad y durmiendo a la intemperie:

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02k4yBwgFzoutStf9KNwBpNjevrHKub6PHEZvnQUe-

cvNNJ26naXuzci44ahNSiQc3Hl&id=100064349186166&mibextid=Nif5oz.

2) Comisaría Quinta de Resistencia tomadas en fecha 14/06/2019; 24/10/2022, y el link de la publi-

cación en la cuenta oficial de Facebook de la Defensoría General que se hicieran al respecto: https://m.-

facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02XGEPVLJky5QF19fKfjK7ankdQWLZW8KsvsgDMz9qe9rHk-

BoMnXEyBN36fSnMCLcJl&id=100064349186166&mibextid=Nif5oz.

3) Comisaría Tercera Barranqueras tomadas en fecha 31/03/2022, donde se pudo observar que hay

un total de 34 alojados, distribuidos en dos celdas con capacidad para 4 personas cada una. Las perso-

nas detenidas manifestaron que toman turnos de 2 horas para dormir debido a la escasez de espacio fí-

sico y al no contar con colchones.

4) Comisaría Primera de Juan José Castelli tomadas en fecha 11/11/2021.

Se propone la inspección ocular de cualquiera de estas Comisarías o de aquellas sobre las cuales

se practicaran los monitoreos que acompañamos en caso de ponerse en duda las fotografías o los

datos recabados durante los mismos.

IX. DERECHO.

En nuestro país las penas privativas de la libertad tienen como finalidad esencial la reforma y la

readaptación social de los condenados, conforme lo normado por el art. 18 de la C.N.; art. 5.6 de la

CADH; Ley 24.660 de Ejecución de la pena privativa de la libertad estando reguladas las condiciones de

detención por las Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos, el Conjunto de principios para la

protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión y los Principios

básicos para el tratamiento de los reclusos.


En el fallo “Lavado” sobre la situación de las penitenciarías de Mendoza, la CSJN sostuvo en una

resolución del año 2007 que “es deber y objetivo fundamental del Poder Judicial la búsqueda de

caminos que permitan garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que éstos sean vulnerados” .

Sostiene la Corte IDH que toda manifestación lícita de la coerción tenga por objeto permitir la

realización de una vida digna, implica, en primer lugar, la prestación de los medios y bienes necesarios

para lograr que la persona privada de libertad pueda desarrollarse mediante la satisfacción de derechos

fundamentales básicos (la protección de la vida, la seguridad, la adecuada alimentación, el bienestar

psicofísico, el contacto con el mundo exterior, condiciones sanitarias mínimas, adecuada atención en la

salud, derecho a la educación, al trabajo, etc.) (Conf. Corte IDH “Instituto de Reeducación del Menor vs.

Paraguay”, sentencia 2/9/2004, párr.. 151; caso “Tibi vs. Ecuador”, sentencia 7/9/2004, párr.. 150; caso

“De La Cruz, Flores vs. Perú”, sentencia 18/11/2004, párr.. 124; caso “Lori Berenson Mejía vs. Perú”,

sentencia 25/11/2004, párr. 102; caso “Caesar vs. Trinidad y Tobago”, sentencia 11/3/2005, párr. 96;

caso “Fermín Ramírez vs. Guatemala”, sentencia 20/6/2005, párr.. 118; caso “Raxcacó Reyes vs.

Guatemala”, sentencia 15/9/2005, párr.. 221; caso “López Álvarez vs. Honduras”, párrs. 105 y 106).

Asimismo, “Ante esta relación e interacción especial de sujeción entre el interno y el Estado, este último

debe asumir una serie de responsabilidades particulares y tomar diversas iniciativas especiales para

garantizar a los reclusos las condiciones necesarias para desarrollar una vida digna y contribuir al goce

efectivo de aquellos derechos que bajo ninguna circunstancia pueden restringirse o de aquellos cuya

restricción no deriva necesariamente de la privación de libertad y que, por tanto, no es permisible. De no

ser así, ello implicaría que la privación de la libertad despoja a la persona de su titularidad respecto de

todos los derechos humanos, lo que no es posible aceptar” (Corte IDH caso “Instituto de Reeducación

del menor vs. Paraguay”, párr. 153; caso “Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) vs. Venezuela”,

párrs. 60 y ss.)

Siendo obligación de los jueces “… velar porque el encarcelamiento se cumpla en forma acorde con

los parámetros que establecen las leyes y las normas constitucionales, y ordenar, dado el caso, el cese

de los actos y omisiones de la autoridad pública que impliquen agravar ilegítimamente la forma y las

condiciones de ejecución de la pena” (Fallos: 327:5658) y, en consonancia con ello, que “cuando una

política es lesiva de derechos siempre se argumenta en contra de la jurisdicción, alegando que en tales
supuestos media una injerencia indebida del Poder Judicial o en la política, cuando en realidad, lo único

que hace el Poder Judicial, en su respectivo ámbito de competencia y con la prudencia debida en cada

caso, es tutelar los derechos e invalidar esa política sólo en la medida en que los lesiona”

(Fallos:328:1146, considerando 27 del voto de la mayoría).

Queda claro que, si el Estado incumple su obligación de garantizar los derechos fundamentales de

las personas privadas de su libertad, genera responsabilidad internacional (Tibi vs. Ecuador”, sentencia

de 07/09/94, serie C n° 114; “Instituto de Reeducación del Menor vs. Paraguay”, sentencia del

02/09/2004, Serie C n° 112; “Hilaire, Constantine y Benjamin v. Trinidad y Tobago”, sentencia del

21/06/2002; “Bulacio v. Argentina”, sentencia de 18/09/2003, serie C n° 100).

Por otra parte cabe destacar a nivel provincial lo normado por la Ley Orgánica Policial Ley Nro.

1179-J (antes Ley 4987), establece en su art. 1 que la Policía de la provincia del Chaco “…tiene por

misión el mantenimiento del orden y la seguridad pública, para resguardar la vida, bienes, derechos

humanos y otros derechos de la población….”, y de acuerdo al art. 6, en cumplimiento de su misión,

tendrá entre sus funciones “… velar por el cumplimiento de la ley y asegurar el orden constitucional (…)

ejercer la vigilancia en la población para prevenir el delito y otros ilícitos” . A su vez, la Ley Orgánica del

Servicio Penitenciario y Readaptación Social de la Provincia del Chaco. Deroga Ley 1628-J (antes Ley

6117), en su art. 2 dispone: “Establécese que será la institución especializada y responsable de la

guarda y custodia de las personas privadas de su libertad, sometidas a proceso penal y en

cumplimiento de la ejecución de la pena privativa de la libertad de los condenados por la Justicia

Provincial, conforme con lo establecido por el artículo 27 de la Constitución Provincial (1957-1994) y la

legislación dictada al efecto”.

X. RESERVA DEL CASO FEDERAL.

Encontrándose involucrados derechos y garantías de orden constitucional, conforme el art. 14

de la ley 48, formulo expresa reserva del caso federal en caso de no prosperar la presente acción y, en

su caso, de recurrir a los organismos internacionales de derechos humanos competentes en la materia.


XI. PETITORIO.

1) Se nos tenga por presentados/as, con patrocinio legal invocado, domicilio legal constituido y

por interpuesta acción de hábeas corpus colectivo y correctivo

2) Se haga lugar a la acción interpuesta, y a las medidas solicitadas, arbitrando el Tribunal

cualesquiera otras que considere adecuadas para garantizar el cumplimiento del fin resocializador de la

pena y derechos constitucionales de las personas que se encuentren cumpliendo su condena en las

Comisarías de la provincia del Chaco.

3) Se dispongan la realización de audiencias públicas y la citación de amicus curiae.

4) Se nos exima de copias para traslado y se tenga presenta la dirección de google drive en la

que es posible acceder a la misma.

5) Se tenga presente la reserva del caso federal.

Proveer de conformidad.

SERÁ JUSTICIA.

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