Clase 1 Tarot 2024 - Hékate Rafaela

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FORMACIÓN EN LECTURA E INTERPRETACIÓN DEL TAROT - HÉKATE RAFAELA

FORMACIÓN EN LECTURA E INTERPRETACIÓN DEL TAROT - HÉKATE RAFAELA

FORMACIÓN EN LECTURA, ANÁLISIS E


INTERPRETACIÓN DEL TAROT
Dictan: Mar Dieguez y Abril Zambelli.

Clase I

“El tarot comprende representaciones simbólicas de ideas universales, detrás de


las cuales yace todo lo implícito en la mente humana, y en este sentido contiene una
doctrina secreta, que es la realización de unas cuantas verdades imbuidas en la
conciencia de todos”.

Arthur Edward Waite

Breve Historia del Tarot

La palabra tarot proviene del mismo término francés, que es una derivación del
italiano <tarocchi>. Según el Diccionario de la Real Academia, el tarot es tanto la
baraja empleada en cartomancia como el juego que se practica con ella. Mucho se
ha discutido sobre el origen y significado de esta palabra. Para Gébelin, el origen
del término tarot es egipcio y su significado vendría a ser "el sendero Real". Otros
autores señalan que este término es un toponímico relacionado con el río Taro que
discurre por el Norte de Italia, justo en la región en que surgieron las primeras
barajas conocidas. MacGregor Mathers describió distintos anagramas derivados de
la palabra tarot: Tora: Ley (Hebreo); Troa: Puerta (Hebreo); Rota: Rueda (Latín);
Orat: Hablar, Rezar (Latín); Taor o Taur: Diosa egipcia de la oscuridad; Ator o Athor:
Diosa egipcia de la alegría. Otro de los términos relacionados con el tarot es
"Arcano".

Cada naipe es un arcano y el Tarot se divide entre Arcanos Mayores y Menores. La


palabra arcano proviene del latín <arcanum>, y significa "secreto". Las cartas del
Tarot se desarrollaron en Milán y Bologna durante el Renacimiento italiano, hacia el
año 1430. La baraja del Tarot fue la primera en la que se definieron cartas de
triunfos, aunque durante siglos se utilizaron como un juego de salón más, sin otro
significado. Hasta el siglo XVIII no encontramos evidencia alguna de que las cartas
del Tarot se utilizaran para la interpretación esotérica a través de su simbolismo.
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No está clara la identidad del primer artista que pintó unas cartas del Tarot; lo
único que sabemos es que Bonifatio Bembo, cuyo nombre se menciona
ocasionalmente, no fue el primero en hacerlo. Los juegos de cartas ya se conocían
desde al menos ochocientos años antes de la fecha en la que se diseñaron las
primeras cartas del Tarot. A medida que los naipes se popularizaron, la persecución
religiosa contra su uso fue creciendo. Los naipes fueron censurados en Castilla,
Florencia, Alemania, París y el Norte de Italia. En 1452 Juan Capistrano ordenó que
se quemara una gran pila de cartas en el mercado de Núremberg como si se tratara
de brujas reales. Pero a pesar de esta persecución, el pueblo llano siguió usando las
cartas tanto en el juego como con fines adivinatorios, aunque siempre bajo la atenta
mirada de la iglesia católica. Hacia finales del siglo XVI y comienzos del XVII los
fabricantes de cartas de la ciudad de Marsella crearon un mazo de cartas que, con el
transcurso del tiempo, se ha convertido en un estándar. El Tarot de Marsella sigue
siendo uno de los más utilizados aún hoy en día. Una de las particularidades de este
tarot es la gran cantidad de elementos esotéricos que contiene. Probablemente, los
artistas que lo crearon tendrían, como sucede actualmente, una inquietud de tipo
espiritual o trascendente. Incluso es probable que mantuvieran lazos con
hermandades iniciáticas como sucedía en otros gremios. Así, de copia en copia y de
ciudad en ciudad, el tarot pudo evolucionar hasta su forma moderna.

El siglo XIX fue testigo de un gran resurgir del interés por el ocultismo clásico. El
renacimiento del tarot como herramienta espiritual tuvo que esperar a una época
de mayor libertad, el siglo de las Luces y la Revolución Francesa. En 1781, un
ilustrado francés, Antoine Court de Gébelin publicó una obra que reunía el
resultado de dos décadas de investigaciones, Le monde primitif. Gébelin, teólogo y
francmasón, es considerado por esta obra como uno de los padres del ocultismo
europeo. En ella rescató el tarot del aparente olvido en el que estaba sumido. Unió
cartomancia y alquimia y declaró que el origen de la baraja se encontraba en el
Egipto antiguo. Muchos grupos se dedicaron al estudio del simbolismo del Tarot, y
con frecuencia no mantuvieron ningún contacto entre ellos. Durante este período
se utilizaban todo tipo de cartas para predecir el futuro. La actual expansión de la
interpretación del Tarot por todo el mundo empezó en los países occidentales
durante los años setenta del siglo XX. Las numerosas formas de utilizar estas
barajas y de crear nuevos mazos y tiradas representa también un fenómeno
relativamente reciente. Al estudiar la historia del tarot no podemos dejar de
mencionar a un personaje que jamás escribió sobre las cartas, pero cuyas ideas han
sido fundamentales en los estudios modernos sobre la baraja, este personaje es Cari
Gustav Jung. El psiquiatra suizo descubrió, mediante un estudio de los mitos y
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creencias de toda época y lugar, que la vida imaginativa no era un lujo accidental,
sino la fuerza que dirige toda experiencia humana. De este modo, las imágenes del
tarot, se analizan actualmente como la representación de viejos arquetipos,
comunes con casi cualquier cultura. A partir de estas ideas junguianas (sean
conscientes o no), se ha construido una nueva visión sobre el tarot que ha
contribuido al auge de esta baraja en los últimos años del siglo XX.

Entonces, ¿qué es el Tarot?

EL TAROT ES TU ESPEJO. ¿QUÉ ES LO QUE CADA UNO DE


LOS 22 ARCANOS TE DICE A TI?

Literalmente, el Tarot es una baraja conformada por 78 cartas que siguen un orden
establecido: las 22 cartas de los Arcanos Mayores, y las 56 de los Arcanos Menores.
Estos se subdividen, a su vez, en cuatro palos relacionados con los cuatro elementos
de la naturaleza: bastos o varitas, copas, espadas y oros. Mágicamente, el tarot es
una herramienta que nos permite conocernos a nosotros mismos y cómo nos
relacionamos con el mundo que nos rodea. Con esta baraja aprenderás a entender
el pasado, el accionar de tu mente consciente e inconsciente, para así comprender
plenamente los acontecimientos presentes. El tarot es una llave que te permitirá
abrirte plenamente al futuro, sin temores ni bloqueos. Es también un instrumento
para conocer a las personas que te rodean y cómo mejorar tu relación con ellos.
Para poder expresar este conocimiento, el tarot emplea un lenguaje simbólico que
es intemporal y que trasciende cualquier marco geográfico. Este conjunto de
símbolos no pertenece a nadie y sin embargo es de todos. Habla lo mismo al sabio
que al aprendiz, aunque cada uno interpreta este lenguaje según su capacidad. Las
cartas del tarot son un conjunto de símbolos de valor universal, que hablan
directamente a tu parte más intuitiva e imaginativa. Si piensas que las cartas
funcionan por el método de: "Dos de Copas igual a Matrimonio", te equivocas. Ten
en cuenta que las cartas del tarot muchas veces plantean más preguntas que las que
responden. Así es como "Dos de Copas" podría ser, antes que una respuesta, una
pregunta: "¿Cuál es tu idea del matrimonio?".

El mundo es complejo, todos lo sabemos. Para desentrañar esta complejidad, el


tarot representa una valiosa ayuda. Provoca preguntas, y estas preguntas mueven a
reflexiones que traen las respuestas. Muestra símbolos que nos ayudan a entender
nuestra vida y las vidas de aquellos que están a nuestro alrededor. Es por tanto una
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linterna que disipa las tinieblas, sobre todo en los momentos en que nuestra mente
está confusa, perdida entre sentimientos encontrados.

El tarot tiene también otras utilidades. Puedes saber lo que una persona siente por
ti, o puedes usarlo para meditar sobre tu vida presente, pasada y futura. Es también
una herramienta creativa que puede servir para traer hacia ti aquello que deseas.
Pero lo más importante es que es una valiosa ayuda en la difícil tarea del
crecimiento personal. Es decir, el tarot te ayudará a ser cada día más consciente y,
por tanto, ser una mejor persona. En contra de lo que muchos creen, el tarot no es
siempre una herramienta predictiva. El hecho de que una carta se repita con
frecuencia en tus lecturas no indica necesariamente un pronóstico del futuro.
Quizás puede estar indicando algún problema del pasado que debes conocer y
resolver. Las cartas no determinan el futuro, ni se refieren a acontecimientos
inevitables. Sus veredictos no están escritos en piedra. Simplemente señalan
probabilidades basadas en tus deseos, tu personalidad y la situación que te rodea.
Analizando sus mensajes, puedes descubrir las causas que provocan esos
acontecimientos aparentemente inevitables y puedes aprender a modificar esas
causas. En la actualidad existe una gran variedad de tarots a nuestra disposición.

Las cartas que vamos a utilizar en nuestro curso corresponden al llamado Tarot
Rider-Waite, obra de Arthur Edward Waite y Pamela Coleman Smith. Este tarot
sigue el esquema estándar y consta de 78 naipes divididos en dos grupos de cartas
conocidas como arcanos mayores y arcanos menores.

Arcanos mayores

También llamados "triunfos", son 22 cartas muestran imágenes de fuerte carácter


arquetípico. Como su apelativo indica, los arcanos mayores son más importantes y
tienen más peso que los menores. En una lectura les daremos siempre mayor
relevancia y significado.

Arcanos menores

Los arcanos menores son un conjunto de 56 cartas que se asemejan a una baraja
normal. Están divididos en cuatro palos de catorce cartas cada uno. Estos palos se
ordenan del siguiente modo: Bastos (Wands), Copas (Cups), Espadas (Swords), Oros
(Pentacles). Cada palo de los arcanos menores contiene 14 cartas: Un As, Cartas
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Numeradas, que son nueve naipes numerados del 2 al 10, Figuras o Cartas de la
Corte: Sota, Caballero, Reina y Rey. En muchos tarots, los arcanos menores se
asemejan en su diseño a una baraja normal, es decir, muestran el mismo objeto
repetido varias veces (tres copas, cinco espadas, etc.). El Tarot Rider-Waite tiene la
ventaja de presentarnos una imagen alegórica para cada arcano menor, lo que
facilita mucho su aprendizaje.

El Manejo del Tarot

Una vez hayas adquirido tus cartas del tarot, debes familiarizarte con ellas, hacerlas
tuyas. El simple hecho de manejar la baraja contribuye a establecer un fuerte
vínculo con ella. Por esta razón, es recomendable, barajar los naipes a diario, mirar
cada carta, estudiarlas una a una. Algunos ejercicios, como el de "Una carta al día "
que aprenderás más adelante, contribuirán a reforzar tu conexión con ellas. Otro
método para vincularte con las cartas es ponerlas bajo la almohada al dormir. En
muchas ocasiones, se producirán interesantes sueños. Más adelante aprenderás a
usar las cartas como consejeros nocturnos. Si lo deseas, puedes también llevar tus
cartas cada día contigo: en tu bolso, en la mochila, o simplemente teniéndolas entre
tus objetos personales. Procura que no estén sueltas, sino en su cajita original, en
alguna bolsa de tela o caja de madera. Es conveniente también, disponer de un
tapete sobre el cual mezclar o echar las cartas. El color de la tela no tiene
importancia, aunque recomendamos el violeta o el negro, pues ayudan a fijar la
vista sin cansarla y, además, eliminan distracciones. Cuando no lo utilices, debes
guardar tu mazo de cartas en un lugar tranquilo, lejos del alcance de otras
personas.
Para “limpiar” las cartas o purificarlas de cualquier energía negativa, puedes
encender algún incienso especial o quemar determinadas hierbas para, a
continuación, pasar la baraja repetidas veces sobre el humo. Los aromas más
empleados son: incienso, cedro, sándalo o salvia. También puedes limpiarlas y
cargarlas a la luz de la luna llena, o con alguna oración de tu preferencia.

El cuaderno del tarot es una herramienta muy importante para el aprendizaje de la


baraja, pues en él tomarás nota del resultado de los ejercicios y de las lecturas que
realices. De este modo tendrás un registro fiel de tus progresos que te animará
constantemente a avanzar en el camino del tarot. Él será tu compañero en este viaje
fascinante.
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Las cartas del tarot no son un juguete para niños, ni se deben emplear para los
juegos de cartas habituales. A la hora de trabajar con el tarot, lo que cuenta es tu
propio estado interior. Si reservas tus cartas para fines serios y las sientes como
algo completamente tuyo, el simple hecho de tenerlas en la mano te ayudará a
conectar con ellas y estarás en mejor disposición para descifrar sus mensajes. Es
recomendable manejar y mezclar las cartas siempre de la misma manera. De este
modo, se refuerza tu predisposición mental. Una baraja de tarot no es un objeto
más, ni siquiera es comparable a cualquier otro tipo de baraja. Si trabajas con el
tarot durante un tiempo, acabarás por establecer un vínculo afectivo con las cartas.
La razón de este fenómeno podría hallarse en el hecho de que los naipes, con su
potente contenido arquetípico, conectan directamente con tu parte más profunda,
llámese inconsciente, Yo superior, alma, hemisferio cerebral derecho, etc. Recuerda
por último que no hay ninguna "regla mágica" para hacer que el tarot funcione. Lo
único que realmente cuenta es tu sentimiento hacia las cartas y la familiaridad que
alcances con ellas. Mucha gente piensa que usar el tarot requiere un don especial,
que sólo está al alcance de algunos pocos afortunados. Pero esto no es cierto,
conectar con el tarot es mucho más fácil de lo que imaginas, y está a tu alcance.

LOS ARQUETIPOS DE JUNG Y EL “CAMINO DEL HÉROE” DEL


TAROT

¿Qué es un arquetipo?

Un arquetipo puede ser ampliamente definido como una clase de persona o de


conducta, un modelo o una representación, que siempre se expresa de manera
INCONSCIENTE. Es el patrón ejemplar del cual se derivan otros objetos, ideas o
conceptos; una estructura funcional que subyace a la conducta de un individuo,
grupo o sociedad en su conjunto, estableciendo una serie de automatismos a los
que se responde de forma continua. Es el modelo perfecto. Los arquetipos y el
inconsciente colectivo van de la mano, puesto que son fuerzas instintivas que
operan de manera autónoma en la profundidad de la psique compartida por todos
los individuos.
En el tarot, cada arcano es un arquetipo. Estos pueden ser el nacimiento, la muerte,
la madre, el padre, la bruja, el sabio, etc. El tarot representa imágenes que apuntan
a lo más íntimo de nosotros mismos y a través de esas imágenes podemos aspirar a
alcanzar nuestro mundo interior. Mediante la aplicación de las imágenes
arquetípicas de los arcanos mayores, Jung creía que se podía ayudar a la búsqueda
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de soluciones nuevas para problemas antiguos. De esta manera, los 22


arcanos mayores, cada uno con el arquetipo que le corresponde, nos marcan un
camino a seguir, un viaje, el llamado “Camino del héroe” o “Viaje del Loco”.

En esta travesía, vivenciaremos distintas circunstancias que harán de nosotros


hombres y mujeres nuevos, renacidos, o bien, nos enviarán de vuelta a donde
comenzamos:

● Arcano 0/22: “El Loco”: Acabo de emprender el viaje, y tengo dentro una gran
potencia, innata, poderosa, juvenil, que no puede aún tomar dirección alguna.
Puedo alcanzar la iluminación o perderme en la locura, ya que soy energía en
esencia. Como toda fuerza primordial, soy caos, ausencia de normas. Me
encuentro carente de vínculos, pero deseo crearlos. Poseo libertad plena y un
espíritu libertador inconmensurable, aunque a veces no sé qué hacer con tanta
libertad. Contagio fuerza y voluntad. Cuando miro en mi bufón risueño interior,
sé que marcho hacia la evolución de mi alma. ¿Cómo controlo ésta fuerza?

Arquetipo: El niño. La aventura, la impulsividad. Integración de aspectos


positivos y negativos. Carpe Diem.

● Arcano 1: “El Mago”: La fuerza divina me ha proporcionado todas las


herramientas vitales. Puedo crear a partir el espíritu, todos los mundos posibles.
Cuando me miro siendo el Mago, siento que mis capacidades desbordan, incluso
hasta el punto de no saber cómo manejarlas. Soy como un niño recién nacido que
modela el entorno con sus manos y construye su mundo a través de los sentidos.
Estoy muy conectado con mi humanidad, pero mi ego y mis miedos aún me
pesan, y dudo mucho.

Arquetipo: La magia y el poder. Solo desear no cambia nada, pero una


decisión puede cambiarlo todo. Trabajo y concreción de metas.

● Arcano 2: “La Sacerdotisa”: Tanto se acumula en mí, el poder espiritual que


siento es tan grande que hasta siento necesidad de resguardarme. Tengo un gran
intelecto y desarrollo mi espiritualidad al máximo, pero no lo demuestro. Me
aíslo, me escondo, porque mi inexperiencia y mi inocencia me retienen. Estoy
gestando un nuevo ser emocional, sumamente intuitivo y poderoso, aunque aún
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no necesito manifestarlo físicamente. Aún no he descubierto la sexualidad, y


estoy aprendiendo a conectar con mi sensualidad.

Arquetipo: La intuición. La parte femenina en acción, un llamado a hacer


caso al instinto. Correr el velo para ver más allá, soltar el pasado para
concretar en el hoy. Experimentar para aumentar la sabiduría.

● Arcano 3: “La Emperatriz”: Ahora he eclosionado, así como una primavera


fogosa, exuberante, fértil. Me he convertido en la Diosa, en la Madre Naturaleza,
creativa, llena de vida. Energía femenina, fuerza adolescente, jovial, seductora,
fecunda y abundante. Expreso en el hombre el ideal femenino y su ánima.

Arquetipo: La fertilidad, de todo tipo, y el poder femenino. Abundancia


material y espiritual, el poder parirse a uno mismo, renacer, empezar de
cero. La madre.

● Arcano 4: “El Emperador”: He encontrado la figura del hombre, esposo y padre


nutritivo. Toda la materialidad se manifiesta de manera estable. Soy el animus de
la mujer, su parte masculina proyectada. Aporto la razón, la ley, la forma en la
que la materia se organiza, el orden. Nutro la vida, cuido de lo que me rodea.

Arquetipo: La autoridad y el poder masculino. El padre y el héroe. La


madurez mental y la fuerza para lograr los objetivos. El enraizar.

● Arcano 5: “El Sumo Sacerdote”: He trascendido la materialidad del ser, y ahora


me miro en la figura del Papa, un puente que me guía hacia la espiritualidad.
Trato de vivir y actuar en concordancia con mis fundamentos y continúo
adquiriendo sabiduría. Ya puedo aconsejar y guiar a los demás, aunque puedo
caer en el fundamentalismo si me alejo demasiado de lo terrenal. A diferencia de
la Papisa, el Papa actúa en el mundo exterior.

Arquetipo: El maestro. El viejo sabio. Guía, asistencia y orientación. La


búsqueda del balance.

● Arcano 6: “Los Enamorados”: El viaje recién ha comenzado, todo florece, y el


alma ha de ser tocada por Eros, el ángel el amor. Me siento confundido, creía que
era poderoso y mayor, pero soy un joven inexperto y vacilante. Algo tira de mi
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conciencia: siento que no me encontraré a mí mismo hasta que no me realice en el


amor, complementándome con alguien más. Busco el objeto de mi afecto y deseo.

Arquetipo: El/la amante. El amor, el romance, la unión de los opuestos.


Alma+animus. La toma de decisiones.

● Arcano 7: “El Carro”: Sigo viajando, joven, lleno de fuerza, pleno. Voy a
conquistar el mundo con mis acciones, voy a conquistar el corazón de las cosas.
Puedo pecar de narcicismo y de juvenil imprudencia. En un momento me lleno de
orgullo, me cierro. Mi meta, no obstante, es la de materializar el espíritu y
espiritualizar mi materialidad.

Arquetipo: El guerrero. trabajo duro y la victoria. Las encrucijadas, el


triunfo sobre las luchas internas.

● Arcano 8:“La Fuerza”: De la crisis salí fortalecido. Se inicia un nuevo ciclo, me


siento en paz con mi trayecto y mi progreso. Soy fuerte física, mental, espiritual y
emocionalmente. Mi energía se renueva, y descubro mis fuerzas instintivas, mis
talentos y dones. Mi sexualidad es plena, consciente. Me siento lleno de pulsión
vital y ganas de seguir adelante.

Arquetipo: La resiliencia. La determinación, la resistencia y el dominio de


las situaciones.

● Arcano 9: “El Ermitaño”: Me siento en crisis, en soledad. Me aíslo para pensar,


la reflexión es necesaria. Me pesa el viaje. Miro hacia el pasado, y me cuesta ir
hacia adelante. No disfruto mi presente. Por primera vez soy realmente
consciente de la profundidad de mi alma. Vigilo mis pasos, aprendo las lecciones.
Me empapo de espiritualidad y de una fuerza que me acerca hacia la mutación de
mi ser interior.

Arquetipo: El sabio alquimista. La sabiduría, la experiencia y la


inteligencia. Ir hacia mi centro, volver hacia adentro. Mirar al pasado,
reflexionar, aprender para no repetir. Volver a empezar.

● Arcano 10: “La Rueda de la Fortuna”: Estuve bloqueado, y ahora no sé si estoy


al inicio, a la mitad o al final de mi viaje. Me pregunto, ¿en qué momento de mi
vida me encuentro? Veo la rueda, tiene una manivela, pero nadie la mueve. Está
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inmovilizada en un pantano emocional. Los ciclos son parte de la naturaleza


universal, son parte de la vida. Espero que algo o alguien me ayude a movilizar
mi fortuna. ¿O serán mis propias decisiones? Debo entrar en acción, siendo
consciente de lo positivo y de lo negativo de cada situación.

Arquetipo: El cambio. Los ciclos de la vida. La suerte, la fortuna, el destino.


El ego. No debo dormir en mis laureles, la vida es una rueda.

● Arcano 11: “La Justicia”: Mi marcha triunfal ha sido súbitamente obstaculizada


por una figura imponente. Es fría, objetiva. No me envía mensajes de aliento,
sino que me recuerda que, para poder continuar el viaje, he de elegir bien.
Eliminar lo superfluo y conservar lo necesario. Ser justo, y atender las
necesidades del alma en lugar de las del ego. Soy más sabio ahora, y me impulso a
preguntarme: ¿hago justicia? ¿soy misericordioso conmigo y con los demás?

Arquetipo: La justicia que ordena. El equilibrio, el orden divino.

● Arcano 12: “El Colgado”: Comprendo que para triunfar debo esforzarme, más
no sacrificarme. Antes de continuar con mi viaje, he de entregarme por completo.
He de someterme a la vida, ya que la vida es imposible de someter. No me siento
mal, solo extraño, tal vez atrapado, atado de pies y manos (¿estoy haciendo algo
al respecto o estoy bien así? ¿es voluntario?). Necesito pensar, meditar, bajar el
ritmo. El silencio y la quietud me ayudan a ver que algo debe morir en mi para
renacer.

Arquetipo: El Sacrificio. El árbol genealógico y los ancestros. El tiempo. La


paciencia. Tiempo de quietud y espera. No actuar, reflexionar.

● Arcano 13: “La Muerte”: De la meditación profunda y la quietud renace un


nuevo ser, un nuevo yo que rompe con furia con todo lo que no le sirve de su
pasado. El cambio es necesario, y no podemos resistirnos a él. Se cauterizan las
heridas y los conceptos podridos. Los sentimientos y apegos que no nos dejan
avanzar son abolidos por la guadaña simbólica. Se avanza con fuerza, valentía y
determinación. Quizás con un poco de agresividad. Se reconecta con la
creatividad y la capacidad de crear.

Arquetipo: La transmutación. El cambio y la transición. El renacimiento,


muero y renazco, me vuelvo a parir. La muerte necesaria.
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● Arcano 14: “La Templanza”: ¿Cómo puedo armonizar cuerpo, alma y espíritu?
Me siento agotado de tanta lucha, no sé qué quiere de mí la vida, qué quiero yo de
ella. Caigo, me levanto. ¿Es esto siempre así? Me miro en el reflejo de mis
emociones y me ablando. Conecto con la paz, con la templanza. Me da alas, pero
también raíces. Mis opuestos se enfrentan, pero se relacionan amorosamente. Sé
que tengo luz, pero ahora tambien descubrí mi oscuridad.

Arquetipo: La moderación. El autocontrol, la calma en tiempos de crisis. La


unión de los opuestos. El fluir.

● Arcano 15: “El Diablo”: Cuando me relajaba en el bálsamo protector de la


Templanza, descubrí mis sombras, éstas me pertenecen tanto como mi luz, y debo
aprender a integrarlas. Siento deseos, pasión, lujuria, furia. A veces mi siento
tentado, y conecto con mi oscuridad. Mi creatividad no tiene freno, y descubro
una manera de ver la vida más allá del bien y del mal. Ya no hay hipocresía en
mi interior. Estoy preparado para asumirme en mi totalidad, para integrar la
energía masculina y femenina de mi ser. Me libero de prejuicios, mi sexualidad es
fértil y vibrante.

Arquetipo: La energía sexual. El descubrir el propio poder. El ser atrapado


por sus propias sombras. Los instintos, las carencias, los defectos, las
miserias y los vicios. Tentaciones, apegos. Lo oculto, lo oscuro y lo que no
quiero ver.

● Arcano 16: “La Torre”: Esta emanación de poder sin frenos me ha colocado en
un pedestal de prepotencia, en una torre de orgullo. Todos los vicios del alma,
contrapartida de las virtudes, encerrados en una torre de egocentrismo. El cielo
viene en mi ayuda, y con un violento rayo iluminador de la consciencia, me
libera y a la vez me arroja de la Torre sin contemplaciones. A pesar de la caída y
la humillación sufrida, mi alma se cubre de un maná nutritivo. Aprendo que toda
caída o sufrimiento se origina cuando nos aferramos o apegamos a lo terrenal, y
nuestro sistema emocional se descontrola. Todo lo conocido se vuelve cenizas y
me reconstruyo una vez más. Ahora los cimientos son más fuertes.

Arquetipo: El Caos. La crisis y los cambios no deseados. El apego.


Estructuras que se derrumban.
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● Arcano 17: “La Estrella”: Cuando la tormenta pasa, puedo ver las estrellas. Hay
una que brilla solo para mí. Mi esencia cósmica me ayuda a encontrar mi lugar
en el mundo, y poder actuar en él. Mi fe se fortalece, y me vinculo con la
divinidad. Encuentro mi misión, mi propósito. Me alineo con él. La estrella, sin
embargo, me advierte: no debo exigir en lugar de dar, o dar hasta agotarme. Debo
entregarme con consciencia, alejándome de la insatisfacción perpetua. Puedo
confiar en la buena fortuna de la Estrella.

Arquetipo: La esperanza. El merecimiento y la aceptación. Me acepto y


atravieso la crisis. Vuelve la calma.

● Arcano 18: “La Luna”: Después de haber caído tan bajo, mis emociones siguen
algo alteradas. Reconozco mis miedos y mis inseguridades. La mirada maternal
de la Luna me dice que es necesario aprender a recibir. Ella es la Madre Cósmica,
y me introduce en el mundo de los sueños y del subconsciente. Mis anhelos y
necesidades se tiñen de melancolía, y el viaje se torna hacia mí mismo. Me siento
sensible, receptivo, intuitivo. Se iluminan las aguas de mi espíritu, me abro a lo
profundo de las emociones, la poesía, la energía femenina. Vuelvo a las orillas de
mi ser. Lloro.

Arquetipo: La Luna. El mundo emocional, la sensibilidad, emociones a flor


de piel. Los sueños, lo oculto, el inconsciente. Los miedos. La Madre, el
útero, lo femenino. La magia.

● Arcano 19: “El Sol”: Al llegar a la orilla, he sido acogido por el Padre Cósmico.
Todo lo que era receptividad, se convierte en impulso activo. Me encuentro con
mi familia álmica, con mis almas compañeras, ¿también con mi llama gemela?
Mi familia y mis amistades me reconocen. Soy amado como soy. Mi alma ya no es
un vasto territorio a conquistar, sino un hogar protegido y nutriente. Su contacto
me provoca alegría. Río.

Arquetipo: El Sol. El mundo material, lo consciente. La alegría, el encuentro,


la unión. El Padre, la familia. El hogar.

● Arcano 20: “El Juicio”: Al ser reconocido en mi esencia y amado en mi


dualidad, puedo escuchar la llamada de una nueva consciencia. Una fuerza
desafiante a la muerte actúa en mí. Quizás me ayude recordar la forma en la que
nací y renací. Observo atento, presto atención. Ya no me precipito, sino que
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medito cada palabra y acción. Emito juicios desde mi lugar de experiencia, y


también recibo consejos de aquellos que me quieren. Me reencuentro con mis
guías espirituales y me elevo con mi conciencia.
Arquetipo: Evaluación y recompensa. Sentencia y finalización. Culminación.
Fin de una etapa. Los espejos.

● Arcano 21: “El Mundo”: Lo he conseguido. He viajado desde el caminar aturdido


del loco, hasta la realización del Mundo. He llegado al final del camino, una
mandorla, símbolo de eternidad, me protege. Estoy entero y me siento completo,
realizado. Me siento uno conmigo y con el Universo. Soy consciente del alma
universal. ¿Seré capaz de sostener este equilibrio perfecto?

Arquetipo: La Plenitud. El control del ego. La evolución. Llegada a la meta,


el cumplimiento de los objetivos, el triunfo. Cierre de ciclos. Nuevos
comienzos.

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