Terapia Centrada en El Cliente

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Escuela Humanista: Terapia centrada en el cliente

Esteban Arbeláez Ramírez

Psicología

Procesos Psicológicos Humanos 1

Héctor Saúl García Monsalve

Rionegro

Universidad Católica de Oriente

Facultad de Ciencias Sociales

Octubre de 2021
Escuela Humanista

La escuela humanista, también denominada tercera fuerza es una alternativa en psicología

nacida en Estados Unidos en la década del 60, que posee un enfoque diferente al visto en la

dualidad ideológica presente entre el psicoanálisis y el conductismo, las únicas 2 ramas

psicológicas presentes en la época, ya que busca recobrar el protagonismo de la

individualidad de las personas, alejándose del reduccionismo y determinismo; por

consiguiente se ubica al individuo como centro del mundo. Dentro de este panorama surgen

varias aproximaciones de los principales psicólogos humanistas sobre cómo afrontar un

proceso terapéutico siguiendo los objetivos humanistas. Una de éstas es la denominada como

“terapia centrada en el cliente”

Terapia centrada en el cliente

Desarrollada por Carl Rogers (psicólogo estadounidense, iniciador, junto a Abraham

Maslow, del enfoque humanista en psicología) en las décadas de 1940 y 1950.

Las ideas de Rogers toman como eje central el concepto de estimación positiva

incondicional; que no se refiere sino al hecho de que el terapeuta debe brindarle comprensión,

apoyo y estimación al paciente, en lugar de darle críticas, sermones y reprobación, por lo cual

se pone al cliente al mismo nivel del psicólogo, logrando que de esta manera el cliente tenga

un acercamiento consigo mismo y gracias a esta relación crecer de forma personal, y por sí

mismo, creando una relación genuina con factores como honestidad y confianza. Rogers

argumentaba también que el hombre enferma justamente cuando se detiene su crecimiento, ya

que para Rogers el hombre busca en todo momento su autorrealización.

La estimación positiva incondicional es un elemento crucial, pero también lo es, la

empatía. Rogers apunta con este concepto a la necesidad de ponerse en el lugar del paciente

para poder entenderle. Aunque la experiencia del paciente es en esencia subjetiva, el clínico
debe intentar en todo momento abrirse al paciente para guiarle en el proceso de

autoexploración terapéutica.

Finalmente, la congruencia, es el tercer elemento que contribuye a la mejoría o deterioro

del paciente. Con este nuevo concepto, Rogers sugiere que en el ser humano debe existir la

congruencia entre su yo real y su yo ideal; ya que mientras más alejados estén entre sí el yo

real del yo ideal, la persona estará mucho más propensa a vivenciar desequilibrios

psicológicos y por ende a enfermar psíquicamente. El trabajo del terapeuta será entonces

propiciar la congruencia a partir de experiencias que acontecen en un clima de confianza y de

mutua comprensión, para que de esta manera, el paciente estructure una nueva visión de sí

mismo que lo conduce a la congruencia y la salud.

Fases de la terapia

A partir de sus investigaciones Rogers propuso un esquema básico y flexible del proceso

psicoterapéutico dividido en varias fases:

1. Catarsis: En este modelo la catarsis es la exploración de las propias emociones y de la

situación vital por parte del cliente. En esta fase se busca que el cliente identifique y

clarifique situaciones conflictivas y oportunidades no aprovechadas para que

posteriormente pueda resolverlas durante las etapas siguientes.

2. Insight: “Insight” es un término anglosajón que se puede traducir como

“introspección”. En la terapia este término denota un momento en el que el cliente

reinterpreta su situación en conjunto y percibe “la realidad” o al menos pasa a

identificarse como partícipe de la misma, por lo cual se puede plantear objetivos para

modificarla de forma beneficiosa. En esta fase es clave el papel de las metas

personales del cliente, ya que se pretende construir una nueva perspectiva y generar

compromiso con los nuevos objetivos.


3. Acción: Esta fase, como su nombre lo indica, consiste en actuar para lograr los nuevos

objetivos. En esta fase se preparan y se aplican las estrategias para solucionar los

problemas que bloquean el bienestar o el desarrollo personal.

Actitudes terapéuticas

Según Rogers el éxito de la terapia depende fundamentalmente de que se cumplan

ciertas condiciones; considera que estas son necesarias y suficientes para el cambio

terapéutico, y por tanto más importantes que cualquier técnica concreta.

En estos requisitos, que se refieren a actitudes del cliente y el terapeuta, Rogers destaca

los 3 que dependen del clínico: la autenticidad, la empatía y la aceptación incondicional

del cliente.

1. Contacto psicológico: Para que la terapia pueda funcionar, y pueda resultar

significativa para sus participantes, debe existir una relación personal entre el

terapeuta y el cliente.

2. Incongruencia del cliente: La terapia solo tendrá éxito si existe una incongruencia,

o una “lucha interna”, entre el yo organísmico del cliente (Procesos fisiológicos), y

su autoconcepto (Identidad consciente).

3. Autenticidad del terapeuta: Que el terapeuta sea autentico, o congruente, significa

que se encuentra en contacto con sus sentimientos y que los comunica al cliente de

forma abierta. Esto ayuda a crear una relación personal sincera u puede implicar

que el terapeuta haga autorrevelaciones con respecto a sui propia vida.

4. Aceptación positiva incondicional: El terapeuta debe aceptar al cliente tal y como

es, sin juzgar sus actos o pensamientos, permitiendo que el cliente perciba sus

experiencias sin la distorsión propia de las relaciones cotidianas.


5. Comprensión empática: Para Rogers la empatía implica la capacidad de

introducirse en la perspectiva del cliente y de percibir su mundo, así como de

experimentar sus sentimientos, facilitando que el cliente se acepte a sí mismo y a

sus experiencias.

6. Percepción del cliente: Aunque el terapeuta sienta verdadera empatía por el cliente

y lo acepte de forma incondicional, si éste no lo percibe, la relación terapéutica no

podrá llevarse a cabo adecuadamente


Referencias y Bibliografía:

Arias, W. L. (2015). Carl Rogers y la terapia centrada en el cliente. Perú. Universidad

Católica de San Pablo

Rogers, C. R. (1997). Psicoterapia centrada en el cliente. Barcelona. Paidós

Torres, A. (2017). La Terapia Centrada en el Cliente de Carl Rogers. Revista virtual

Psicología y Mente.

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