Resumen Tema 16
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Resumen Tema 16
Esta organización queda recogida a nivel normativo, en el Real Decreto 132/2010, por el que se
establecen los requisitos mínimos de los centros que imparten las enseñanzas del segundo ciclo de
Educación Infantil, Educación primaria y Educación Secundaria (al que con posterioridad me referiré
como RD 132/2010), la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de Diciembre, por la que se modifica la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE), encontraremos como resalta la importancia de
la adquisición de los ritmos y rutinas como eje referencial de la actividad del aula.
Debemos tener presente que no existe una organización espacio – temporal que se pueda tener como
modelo, sino que el criterio principal es que favorezca el desarrollo de todas las capacidades, se adapte a
las características de los alumnos y que contribuya a que el proceso enseñanza – aprendizaje se desarrolle
con éxito.
La organización del aula contiene un amplio concepto que abarca tanto al centro como al entorno, por lo
que hay que tener en cuenta tanto las decisiones organizativas del centro como las del entorno.
Conviene destacar que la organización del espacio y del tiempo en E.I. tiene una doble finalidad, ya que
es objeto de aprendizaje para los alumnos a la vez que recurso metodológico para el profesorado.
ORGANIZACIÓN ESPACIAL
Podemos definir “espacio escolar” como el lugar o lugares donde se produce el hecho educativo. Por
tanto, contaremos con el aula y los diferentes espacios del centro.
El espacio del aula dependerá de la estructura del centro, pero debe reunir una serie de condiciones
básicas: iluminación, amplitud, acústica…
Como maestros, organizaremos el espacio atendiendo a los objetivos planteados y tendremos en cuenta la
edad de nuestros alumnos:
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R. Tavernier los define como: “Lugar, permanente o no, en que se desarrollan actividades muy
determinadas, libres o dirigidas, individuales, en grupos pequeños o colectivos: biblioteca, cocina,
tienda, etc.)
Este modelo responde a una estrategia pedagógica y metodológica; y contribuye a la participación del
niño en la construcción de sus conocimientos.
Se trata de organizar la clase en pequeños grupos con actividades diferentes a la vez. Los rincones son,
por tanto, espacios variados, polivalentes y flexibles, pues se irán modificando en función de los objetivos
y actividades propuestos. Ejemplos: rincón del juego simbólico, de expresión plástica, de lógico –
matemática, expresión lingüística, el de observación y experimentación o el de trabajo en mesa.
Otra manera de concebir y organizar el espacio está referida a los TALLERES. Ibáñez Sandín (2008) los
define como una forma de concebir y organizar el trabajo infantil destinada a la adquisición de técnicas y
recursos mediante una serie de actividades sistematizadas y dirigidas por el maestro.
Los alumnos van rotando por diferentes talleres a lo largo de la jornada escolar y según el horario
establecido. En él pueden participar todos los alumnos contando con la colaboración de las familias u
otros participantes.
Su puesta en marcha puede ocupar toda la jornada escolar, una parte de ella o un número de sesiones a lo
largo del curso.
Según la edad y las características de los alumnos podrán ser talleres: psicomotricidad, música, teatro,
reciclaje, disfraces... Y dar uso a diferentes espacios del aula y del centro.
En cuanto a la labor del educador, se puede dividir en dos fases: antes de que los alumnos lleguen a clase,
preparando el espacio y el material de cada rincón y diseñar las actividades presentando las diferentes
técnicas. Cuando los niños están en el aula, estableciendo normas básicas de utilización del material,
orientar y ayudar a los niños en su trabajo, estimulando para que pasen por todos los rincones, observando
cómo se desenvuelven, etc.
En la organización espacial debemos considerar también el centro. Será labor del docente el aprovechar al
máximo las posibilidades que ofrezcan otros espacios como el comedor, la biblioteca, psicomotricidad,
etc. como zonas de Exteriores: patio, arenero...
La organización del aula se encuentra enmarcada en un concepto más amplio de organización que abarca
tanto al centro como al entorno. Esto implica que habrá que tener en cuenta tanto las decisiones
organizativas del centro como las potencialidades educativas del centro y del entorno.
Conviene destacar que la organización del espacio y del tiempo en E.I. tiene una doble finalidad, ya que
es objeto de aprendizaje para los alumnos a la vez que recurso metodológico para el profesorado.
Es objeto de aprendizaje para los alumnos porque en estas edades se encuentran en un proceso de
interiorización y estructuración del espacio y del tiempo, partiendo del descubrimiento de los elementos
de su entorno más próximo.
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La objetivación del espacio se inicia en el estadio sensoriomotor, concretamente al final del primer año de
vida, aunque aún durante todo el estadio preoperacional, la percepción del espacio va a estar muy influida
por su pensamiento egocéntrico e intuitivo.
En lo que se refiere al tiempo; el niño tiene más dificultades para captar este concepto. Durante el estadio
sensoriomotor va asimilando el concepto de sucesión de acontecimientos, hacia los 4 años comienza a
comprender la duración, pero no será hasta los 6 años cuando descubra que existen lapsos de tiempo fijos
como la “media hora”.
La E.I. debe contribuir a que los alumnos observen y exploren su entorno inmediato para acceder y que
adquieran una progresiva autonomía de acción en el mismo. Mas concretamente favorecerá la orientación
en los espacios cotidianos y la adecuada utilización de términos básicos relativos a la organización del
espacio y del tiempo en relación con sus vivencias periódicas y habituales. Así, por ejemplo, en el
currículo de la E.I. encontraremos contenidos como rincones de actividad, tiempo de descanso, tiempo de
jugar…
Es también un recurso metodológico para el profesorado, ya que las decisiones tomadas al respecto
contribuirán a que los alumnos alcancen los objetivos educativos. Como señala Anna Gassó (2001); “La
planificación de actividades para niños de 0 a 6 años no es sólo una cuestión de unas determinadas
acciones a proponer, sino que es una tarea que implica tener en cuenta toda una serie de elementos
organizativos que pueden determinar una puesta en práctica satisfactoria”.
Con relación al espacio, se adoptarán medidas relativas a la distribución del mobiliario y los recursos
materiales.
Con relación al tiempo, habrá que determinar la duración y la secuencia de las actividades dentro del
horario etc.
Todo el centro, la orientación y la planificación del espacio, pueden ser un recurso para el desarrollo y el
aprendizaje.
Parra, 2005: El Espacio debe ser vital, donde se actúa biológica, cultural y sociológicamente.
Los espacios exteriores facilitan el juego y la actividad al aire libre, además de la experimentación con los
materiales y el conocimiento de la naturaleza.
Nos acogemos a los RRDD por los que se establecen los Requisitos Mínimos de los Centros de E.I. y que
son:
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RD. 132/2010 de 12 de febrero, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que
impartan las enseñanzas del 2º ciclo de la EI., EP, de secundaria obligatoria y Bachillerato.
Requisitos mínimos:
- Los espacios deben de disponer de iluminación y ventilación natural.
- Los centros han de posibilitar el acceso a los alumnos con problemas físicos, de movilidad o de
comunicación.
- Deberán contar con un mínimo de 3 unidades.
- Han de ubicarse en locales de uso exclusivamente educativo con acceso independiente desde el
exterior y contar con:
- Un aula por cada unidad con una superficie de 2 metros cuadrados por cada puesto escolar.
- Despacho de dirección, secretaria y sala de profesores para centros con 6 o más unidades
ORGANIZACIÓN TEMPORAL
El tiempo se organizará de forma flexible. No se establece un horario rígido, sino que se organiza en base
a momentos significativos del día. Estos “momentos” son fijos en cuanto a su secuencia, pero flexibles en
la duración dependiendo del grado de interés y las necesidades del grupo.
Lo fundamental a la hora de organizar el tiempo en la escuela infantil es respetar los ritmos biológicos de
los niños a esta edad.
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- 9.00/9.15 Acogida y rutinas de entrada.
- 9.15/9.45 Asamblea.
- 11.00/11.30 Recreo.
Es necesario resaltar una triple vertiente del tiempo, ya que es necesario prever tiempos para atención a
las familias, el trabajo en equipo del profesorado y, por supuesto, el trabajo con niños.
Con relación a las familias se necesitarán tiempos para el intercambio de información, formación y
orientación de padres, así como su participación en la vida del centro.
Y en el tiempo dedicado a los niños, contaremos con el horario establecido en la jornada escolar y,
además hay que prever tiempo para la atención a los ACNESS y realización de actividades
extraordinarias como fiestas.
Se han de respetar los ritmos y necesidades infantiles. Hay que contemplar tiempos de actividad y
tiempos de descanso, tiempo para actividades dirigidas y tiempo para el juego y las actividades libres.
La estructuración del tiempo a través de las rutinas ayuda al niño a regular y ordenar sus actividades y a
desarrollar nociones temporales.
Orientaciones:
Todos los momentos de la jornada tienen carácter educativo.
La planificación de las actividades ha de respetar el carácter globalizador y los ritmos de actividad
y descanso.
El horario del 2º ciclo se desarrollará en unas 25 horas.
El horario del centro se comunicará a la inspección y deberá ser autorizada por el director
provincial.
Los CONDICIONANTES PREVIOS son fundamentalmente la edad de los niños, las características del
grupo, el momento de escolarización, la personalidad y formación de cada educador, la duración de la
jornada, la organización general de la escuela y las características de los espacios y recursos materiales y
personales. Todo esto hace que no exista una distribución de jornada ideal válida para todos los grupos
de alumnos.
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ZABALZA (1987):
Modelo de los rincones de juego o actividad: Los niños pueden reconocer visualmente las posibilidades
de actividad y de juego que les ofrece la clase y que sepan localizar los materiales para cada actividad.
Modelo de Frabboni: Propone 8 centros de interés, de los cuales 6 son espacios comunes para niños de
diferentes aulas y los otros 2 se desarrollan en la propia aula.
Modelo High- Scope (Piaget): el aula se organiza en 7 áreas diferenciadas que permiten diferentes
actividades.
Modelos actuales:
RINCONES, no todos los autores interpretan de la misma manera este término. También conviene
definir el término “Zona” que para muchos autores está relacionado con el de rincón.
Para Lovelace, la zona es cada uno de los espacios fijos en que se divide el aula y en la que se van
ofreciendo propuestas a las que se da el nombre de rincones. Por ejemplo: la zona de juego simbólico
ofrece los rincones de la casita, la tienda, los disfraces, etc.
Lovelace denomina a los rincones, “Rincones de Actividad” entendiendo que tienen un contenido
específico, un tiempo, un espacio y unos recursos que se confieren una categoría tan primordial como la
de cualquier otra actividad que se realice a lo largo de la jornada escolar.
Podemos clasificar los rincones en 3 clases: De aula (los más usuales son: trabajo de hoja, juego
simbólico, expresión lingüística, expresión plástica, observación y experimentación, alfombra…),
Interclase o pasillo (exposición de trabajos) y de Patio (naturaleza, arena y agua).
Del mismo modo que no hay una única definición de rincón, tampoco existe una sola forma de trabajo
con este tipo de organización. El trabajo por rincones puede ser libre, semidirigido o dirigido, puede
emplearse en determinados momentos o durante toda la jornada. Puede haber rincones permanentes o
transitorios, de grupos o individuales, se pueden seleccionar con mayor o menor autonomía o ser
designados por el profesor, etc.
En definitiva, con la organización por rincones se pretende responder a la exigencia de integrar las
actividades de aprendizaje a las necesidades básicas de los niños en un intento por mejorar las
condiciones que hacen posible su participación en la construcción de sus conocimientos.
TALLERES, según Ibáñez (1992), es una forma de concebir el trabajo infantil destinada a la adquisición
de técnicas y recursos mediante una serie de actividades sistematizadas y dirigidas por el maestro.
Los talleres tienen un gran valor educativo porque favorecen la creatividad y la investigación, potencian
la adquisición de normas y actitudes de cooperación, facilitan la colaboración familia-centro y propician
el conocimiento de distintas técnicas. Según las edades pueden organizarse talleres de teatro, cocina,
reciclado…
En definitiva, en esta etapa educativa deben propiciarse ambientes cálidos y afectuosos que proporcionen
seguridad a los niños para que estos puedan aprender. Los niños necesitan hacer suyo el espacio de su
aula/centro para sentirse seguros, situarse en él, relacionarse con su medio y construir progresivamente su
propia imagen del entorno; y esto depende, no solo de las características arquitectónicas que el edificio
escolar impone sino de las decisiones que adopte el equipo de maestros/as.
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CRITERIOS PARA LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO
Diseñar un espacio flexible; para lo que no es aconsejable una excesiva especialización de los espacios,
evitaremos los elementos fijos en el aula y favoreceremos la movilidad del mobiliario.
Responder a una intencionalidad educativa; para lo que el diseño espacial debe ser coherente con los
objetivos y los contenidos de aprendizaje, así como el conjunto del planteamiento metodológico.
A partir de estos dos principios generales, podemos señalar otros más específicos. Para conseguir un
ambiente estimulante y ordenado se contará con la participación de los alumnos tanto en el diseño y
decoración como en la utilización y evaluación de la organización espacial, creando así un ambiente
cálido y confortable, donde el niño se sienta cómodo y seguro, ajustándonos a sus necesidades e intereses.
El profesor debe realizar un análisis global para conseguir un aprovechamiento máximo de los espacios,
evitando las interferencias entre zonas. Además, se buscará tanto el aislamiento para el trabajo individual
como el encuentro para el trabajo en grupo, buscando siempre atender las necesidades e intereses
generales, así como a las particulares, especialmente las de los alumnos con necesidades educativas
especiales.
También se debe garantizar la seguridad y salubridad de los alumnos previniendo zonas o situaciones
conflictivas. Por último, el profesor debe concebir la organización del espacio de una forma dinámica, es
decir, en continua evolución para atender las necesidades cambiantes de nuestros alumnos.
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Como ya decíamos en el apartado anterior no se puede establecer un modelo organizativo único. Cada
equipo docente y cada educador deben buscar el que mejor se ajuste a las características y condiciones.
No obstante, hay unos criterios básicos que pueden orientar en esta búsqueda:
La arquitectura del edificio escolar, que afecta a las decisiones organizativas a través de:
Flexibilidad; hace referencia a la posibilidad de dar uso polivalente a las distintas aulas.
- Las condiciones Físicas, que recogen aspectos como la ubicación, orientación, iluminación, ventilación,
temperatura, distribución de los espacios, dimensiones del aula (RD 132/2010), insonorización, tipo de
estructura del edificio (nuclear, lineal o mixta).
Las características de los alumnos; entre las que cabe destacar: la edad, el grado de autonomía, el número
de alumnos y la presencia de alumnos con necesidades educativas especiales.
Las características del centro y de nuestros alumnos van a condicionar positiva o negativamente las
posibilidades de organizar el espacio. Por lo tanto, aunque en la mayoría de los casos no podremos
modificarlas, así que conviene conocerlas, analizarlas y tenerlas en cuenta.
Por último, señalar la propuesta de Gassó de estructurar la realización de cada actividad en 4 momentos:
preparación, realización, recogida del material y evaluación e intercambio.
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2 - CRITERIOS PARA UNA ADECUADA ORGANIZACIÓN ESPACIAL Y TEMPORAL
• Diseñar un espacio flexible; sin una excesiva especialización de los espacios, evitando
elementos fijos y favoreciendo la movilidad del mobiliario.
• Responder a una intencionalidad educativa; con diseño espacial debe ser coherente con los
objetivos y los contenidos de aprendizaje así como el conjunto del planteamiento metodológico.
• A partir de estos dos principios generales, podemos señalar otros más específicos. Para conseguir
un ambiente estimulante y ordenado se contará con la participación de los alumnos tanto en el
diseño y decoración como en la utilización y evaluación de la organización espacial, creando así
un ambiente cálido y confortable, donde el niño se sienta cómodo y seguro, ajustándonos a sus
necesidades e intereses.
• El profesor debe realizar un análisis global para conseguir un aprovechamiento máximo de los
espacios, evitando las interferencias entre zonas. Además, se buscará tanto el aislamiento para el
trabajo individual como el encuentro para el trabajo en grupo, buscando siempre atender las
necesidades e intereses generales así como a las particulares, especialmente las de los alumnos
con necesidades educativas especiales.
• También se debe garantizar la seguridad y salubridad de los alumnos previniendo zonas o
situaciones conflictivas. Por último, el profesor debe concebir la organización del espacio de una
forma dinámica, es decir, en continua evolución para atender las necesidades cambiantes de
nuestros alumnos.
• La organización temporal debe ser:
o Flexible para respetar los diferentes ritmos y necesidades individuales.
o Debe atender a las necesidades del niño,
o Equilibrio entre actividades de gran grupo, de pequeño grupo e individuales, buscando
actividades de movimiento y de reposo, para combinar adecuadamente las curvas de
atención y fatiga.
o Estructurar el tiempo en torno a rutinas diarias que proporcionan al niño una mayor
autonomía y seguridad (llegada, asamblea, rutinas de aseo.
• Por último, señalar la propuesta de Gassó de estructurar la realización de cada actividad en 4
momentos: preparación, realización, recogida del material y evaluación e intercambio.
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3 - RITMOS Y RUTINAS
El Ritmo es la forma personal de estructurar el tiempo. Es el “tempo” personal que varía según el
temperamento de las personas y de los estímulos educativos que reciben.
Las Rutinas hacen referencia a todas aquellas actividades que se producen cada día con carácter
ineludible y de forma regular, periódica y sistemática.
El establecimiento de rutinas sirve para proporcionar seguridad, equilibrio afectivo a los niños, además de
ayudarles a estructurar y organizar su concepto de tiempo, estimular su autonomía y por último señalar
que las rutinas ayudan a adquirir los ritmos, favoreciendo la construcción de sus estructuras temporales
individuales.
Un concepto muy próximo al de rutina y de gran potencial educativo en este nivel es el “tiempo del rito”
que también constituye un ritmo y una repetición. Según Trueba (1989), este tiempo es fundamental para
el niño de la E.I. quien siente un gran placer en el seguimiento de los ritos, que son esencialmente
apariciones repetidas ante un hecho determinado y unidas fuertemente a los niños por una gran carga de
interés. No son iguales a las rutinas, pues estas aluden a repeticiones constantes “externas” pero no
unidas necesariamente a un componente “interno” afectivo. Las rutinas no son mágicas, pero los ritos sí.
Ejemplo de rito es el “Erase una vez” de los cuentos, los estribillos que se repiten, que mantienen su
atención, disfrutando enormemente con la comprobación del rito y advirtiendo siempre su falta y pidiendo
su realización.
Es necesario que los niños conozcan el horario del grupo, ya que esto les ayuda a orientarse en el tiempo
y a tener puntos de referencia claros. Como se ha visto, las rutinas son muy útiles en este sentido, pero
también es conveniente que el educador converse con los niños acerca de lo que van a hacer o ya han
hecho, que mantenga los periodos de tiempo fijados en el horario y que se ayude mediante símbolos o
gestos para que los niños perciban claramente cuando comienza o termina una actividad.
La Orden 680 de 19 de febrero sobre evaluación en E.I. establece que la evaluación debe ser continua y
formativa, para que nos permita obtener datos e información constante del proceso de e/a, durante el
transcurso del mismo, y tomar las decisiones oportunas para mejorar su eficacia. Además debe ser
sistemática y estar intencionalmente planificada.
Estas características deben de ser aplicadas a la evaluación de la organización del espacio y del tiempo.
En esta evaluación debemos establecer si se han cumplido los criterios establecidos para lo que podemos
elaborar unos indicadores concretos, como, por ejemplo:
- Se han aprovechado adecuadamente los espacios.
- Es funcional la separación dispuesta entre las zonas de actividad.
- La organización del tiempo permite la adquisición de hábitos.
- Se han contado con tiempos de atención a los ACNESS.
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Al tratarse de una evaluación continua, los momentos dedicados a la evaluación de espacios y tiempos
son:
Una Evaluación inicial; para analizar y conocer con exactitud cuáles son nuestras circunstancias
concretas, con qué condiciones tenemos que contar, etc.
Una Evaluación Procesual que nos permita detectar cuanto antes posibles dificultades y articular medidas
oportunas.
Una Evaluación Final que nos proporcione una valoración global de los resultados obtenidos.
La Evaluación de estos aspectos no será una tarea exclusiva de cada educador, sino que será conveniente
que se lleve a cabo en equipo, puesto que la visión y sugerencias personales pueden enriquecer a los
demás.
También es una labor en la que de forma más o menos directa y más o menos intencionada participarán
los niños pues son ellos los que pueden dar la pauta más clara de la eficacia y conveniencia de los
modelos organizativos adoptados en el centro.
5 - CONCLUSIÓN
El desarrollo de este tema resulta de gran relevancia para los maestros ya que la organización espacio -
temporal contribuye al desarrollo de un proceso de enseñanza - aprendizaje de calidad y encaminado al
desarrollo de múltiples capacidades en nuestros alumnos.
En definitiva y en palabras de María Montessori, “la primera tarea de la educación es agitar la vida,
pero dejarla libre para que se desarrolle”.
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