Felipe Aguirre En el mgico seno del mundo intuitivo, donde la imaginacin todo lo crea y una realidad sutil toma

forma, habita serena e inmaculada una hija privilegiada de los dioses: la Inspiracin. Con su inconfundible perfume y nvea mirada, derrama los dones ms preciados sobre aquellos que saben entonar su invocacin. Rodeada por sus nueve mensajeras, las Musas, embriaga las mentes de poetas, msicos, pintores y escultores para que, arrobados por un frenes bquico, logren contemplar con verdadero entusiasmo la fuente misma del Arte y la plasmen en el reino de los hombres a travs de creaciones sublimes. Cuntas horas no hemos pasado frente a un papel vaco tratando de capturar una idea? Cul es ese poder mgico que ha hecho inmortales ciertas obras de arte, mientras que otras, simplemente, han cado en el olvido? Desde la antigedad, poetas y artistas han sentido la necesidad de encomendarse al poder inspirador de las Musas. Considerndose tan slo humildes instrumentos de lo divino, iniciaban sus cantos con una invocacin:

LAINSPIRACIN el misterio del arte

No hay nada ms elevado que acercarse a la Divinidad hasta donde otros no llegan y, desde all, irradiar los efluvios divinos sobre el gnero humano. L. van Beethoven
Cuntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que, despus de destruir la sagrada ciudad de Troya, anduvo peregrinando largusimo tiempo (...) Oh diosa, hija de Zeus!, cuntanos aunque no sea ms que una parte de tales cosas. (Homero, La Odisea I) Salud hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. (Hesodo, Teogona) Cuntame, Musa, las causas; ofendido qu numen o dolida por qu la reina de los dioses a sufrir tantas penas empuj a un hombre de insigne piedad, a hacer frente a tanta fatiga. Tan grande es la ira del corazn de los dioses?(Virgilio, La Eneida I) Oh musas, oh altos genios, ayudadme! Oh memoria que apunta lo que vi, ahora se ver tu autntica nobleza! (Dante, La Divina Comedia, Infierno II). Y no se trataba slo de una frmula literaria o de una simple costumbre; por el contrario, representaba para ellos la puerta de entrada al sagrado recinto del mundo creativo, donde los hechos mitolgicos y las gestas heroicas, revestidas de sublimes versos e incantables melodas, yacan en su esencia ms pura. LAS MUSAS Segn la mitologa griega, las nueve Musas descienden de Mnemosina, la diosa de la memoria. Por ese misterioso y simblico parentesco, actuando como mediadoras entre los mortales y los dioses, entre el mundo divino y el terrestre, otorgan a los hombres el acceso a esa memoria celeste, a ese gran archivo donde al decir de Platn- habita el mundo de las Ideas puras o Arquetipos, origen de toda creacin artstica. En otras palabras, es como si ellas tuvieran la capacidad de ha-

1 2

cer recordar a los artistas, para que cuenten al mundo algo que ste todava no conoce, algo que existe en estado latente, pero debe ser expresado en nuestro mundo material para poder hacerse perceptible a los sentidos fsicos. Si reflexionamos acerca de esto, recordaremos que hubo un da que no exista la Quinta Sinfona de Beethoven, ni el Romeo y Julieta de Shakespeare, y, sin embargo, vinieron en algn momento a la existencia y, lo ms importante de todo: vencieron la prueba del tiempo para dar a sucesivas generaciones un mensaje nico y atemporal. As pues, en este largo camino que recorre la obra maestra desde sus invisibles orgenes hasta nuestros sentidos fsicos, es donde se gesta el mgico proceso del genio creador. En l no slo intervienen el artista y su idea; ms all de estos dos factores, existe una larga cadena de eventos que son imprescindibles para que una obra llegue realmente a tener el soplo divino. El clebre filsofo griego Platn describi magistralmente este hecho en su dilogo sobre la poesa titulado Ion. Empleando una metfora, nos cuenta que la Inspiracin es una virtud que, representada de forma simblica por una piedra magntica llamada heraclea, tiene la capacidad de magnetizar todo aquello que entra en contacto con ella. A manera de anillos de hierro, se van uniendo a esta fuerza los diferentes seres que intervienen en el devenir creativo: en primer lugar las Musas, luego el poeta -en este caso, hace alusin al artista en general- y, por ltimo, el pblico. Al estar todos unidos por ese magnetismo divino, participan de la fuente primaria que, a su vez, proviene del dios Apolo, aquel que rige las artes y, en especial, la msica. Tambin explica que no es mediante el arte, sino por el entusiasmo y la inspiracin, que los buenos poetas picos componen sus bellos poemas. Con la palabra arte, se refiere a los medios tcnicos de que dispone un artista que, como bien sabemos, no constituyen la finalidad sino tan slo una herramienta; y aquel entusias-

mo del que habla no es otro que el enthousiasmos griego, cuyo significado asociamos a la inspiracin o la presencia de lo divino en el ser humano. Pero para que esa fuerza primigenia pueda llegar completamente pura al ltimo eslabn -el pblico- es necesario que los anillos intermedios -en este caso el compositor o poeta y el msico intrprete o rapsoda- sean un verdadero medio o canal para que lo sagrado se manifieste a travs de ellos, como el diamante, a travs del cual se trasluce de forma pura la luz solar. EL FUROR DIvINO Otro aspecto importante, a travs del cual podemos comprender la esencia de la inspiracin, es el llamado furor divino. Segn los antiguos griegos, haba diferentes maneras de entrar en contacto con el mundo celeste, con aquellos planos superiores donde se daba origen a todos los aspectos de la creacin. Pero como se trataba de un mundo invisible y no accesible a travs de los sentidos fsicos, aquel que quera penetrar deba ser arrebatado por una fuerza superior a l. Este impulso inspirador que se ha dado en llamar furor divino, se manifiesta entre los hombres -como nos sugiere Marsilio Ficino en sus escritos- a travs de cuatro aspectos: el amor (regido por Venus), la adivinacin (bajo la proteccin de Apolo), la poesa (presidida por las Musas) y los Misterios (regidos por Dionisos). Es a travs de estas cuatro formas de furor que acta la ola creadora entre los hombres, aquella fuerza que llamamos inspiracin. Debemos recordar que la palabra furor, que para el hombre moderno tiene una connotacin diferente, para los antiguos era sinnimo de delirio o posesin divina. Respecto al furor potico, aquel que concierne a la creacin musical en concreto, encontramos la siguiente cita de Platn en su dilogo Fedro: Hay otra clase de delirio y de posesin, que es la inspirada por las Musas; cuando se apodera de un alma inocente y pura an, la transporta y le inspira odas y otros poemas que sirven para la enseanza de las generaciones nuevas, celebrando las proezas de los antiguos hroes. Pero todo el que inten-

te aproximarse al santuario de la poesa, sin estar agitado por este delirio que viene de las Musas, o que crea que el arte solo basta para hacerle poeta, estar muy distante de la perfeccin; y la poesa de estos entendidos se ver siempre eclipsada por los cantos que respiran un xtasis divino. LA INSPIRACIN EN LA MSICA Habiendo vislumbrado el panorama de aquello que significaba para los antiguos griegos el proceso creativo, encontramos a lo largo de la historia diferentes ejemplos que nos cuentan cmo la inspiracin se manifiesta al artista en el campo de la composicin musical. Cuando se le pregunt a Mozart acerca de su modo de componer, dijo sin dudar: Todo sucede como en un fuerte y hermoso sueo. Recordemos que el gran genio de Salzburgo conceba sus partituras como un gran todo y, a diferencia de otros compositores, las llevaba al papel sin tachas ni enmiendas. Tambin el compositor alemn Johannes Brahms (1833-1897) hablaba de un estado similar que le sobrecoga en el momento de la creacin, describindolo como una especie de trance mstico. Despus de invocar a la musa, pidiendo conscientemente que le fueran inspiradas obras musicales duraderas que sirvieran para impulsar y erigir a la humanidad, vea ante sus ojos internos no solo determinadas melodas, sino la forma, la armona y su correcta orquestacin. En ese instante empezaba a escuchar aquellas melodas y armonas que le eran vedadas al hombre comn y, a travs de su maestra tcnica, las poda plasmar en sublimes sinfonas. Pero tambin advirti que este proceso no sucede slo por fuerza de voluntad aplicada al pensamiento consciente, ya que este es apenas una parte del plano fsico que muere con el cuerpo. Slo puede suceder a travs de las fuerzas internas del alma, que es inmortal. Estas fuerzas habitan dormidas en el ser humano hasta que son despertadas e iluminadas por el Espritu Divino. Un contemporneo suyo, el gran poeta y compositor Richard Wagner, cuya obra signific un gran aporte al redescubrimiento

1 3

de la mitologa germana, cuando se encontraba escribiendo una de sus obras, tuvo una experiencia que describe en su autobiografa de la siguiente forma: Vuelto de regreso a la tarde, muerto de cansancio me tend en un duro sof para aguardar el momento del sueo, largamente deseado. ste no apareci; en cambio me sum en una especie de estado sonmbulo, en el cual recib de repente la sensacin como si me hundiera en un agua que corra rpidamente. El murmullo de la misma se me represent pronto con el sonido musical del acorde de Mi bemol mayor, que ondulaba continuamente formando olas figurativas; estas olas se manifestaban como figuraciones meldicas de un movimiento en aumento, pero nunca se modificaba el acorde perfecto de Mi bemol mayor, que con su persistencia pareca querer dar una significacin sin lmites al elemento en el que yo me sumerga. Con la sensacin como si las ondas bramaran por encima de m, despert de mi somnolencia aterrorizado. Al punto reconoc que se haba abierto paso en m, tal como lo llevaba dentro pero sin haberlo podido encontrar exactamente, el preludio orquestal para El oro del Rin. Ejemplos como estos encontramos a menudo en diferentes compositores y pocas. En la mayora de los casos, se habla de las mismas fuerzas que rigen los momentos creativos. LAS MUSAS DEL PRESENTE En medio del mundo tecnolgico y cientfico en el que vivimos, se observa el fenmeno de la inspiracin como un producto de la parte creativa de la mente. A pesar de que los estudios ms

modernos no logran revelar de dnde provienen exactamente aquellos impulsos que impelen al ser humano a crear cosas nuevas, se tiende a centrar el origen creativo en el individuo mismo y en su capacidad mental. El arte del hombre moderno, ms all de las formas que utilice, se satisface en gran medida tan solo de ese si bien rico- limitado potencial de la mente y lo puramente imaginativo. Sin pensarlo, hemos olvidado que el artista no es ms que un instrumento de algo mucho ms grande. Alejados ya de aquellas antiguas invocaciones a las Musas y, en cierta forma, alejados de aquel mundo que Platn llama de los arquetipos, contemplamos, en los albores del siglo XXI, una nueva expresin artstica ms moderna, ms original, ms llena de tcnica, pero a su vez, menos despersonalizada y, por ende, menos inspirada Pero como la historia suele repetirse una y otra vez, quiz estemos a las puertas de un nuevo renacimiento, de un nuevo retorno a los orgenes; y entonces quiz digamos: qu suerte haber conservado el legado del mito antiguo, aquel que abre nuestro conocimiento a otra realidad, a otro modo de comprensin; aquel que con su poesa y su metfora despierta en nosotros una cualidad intuitiva, una imagen invisible que nos cuenta algo que la razn tal vez no comprende, pero el alma s.
Felipe Aguirre. Bogot, 1976. Compositor, Pianista y Director de Orquesta. Su actividad musical lo ha llevado a actuar en escenarios de Colombia, Estados Unidos, Espaa, Eslovaquia, Sur frica, Austria y Alemania.