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Universidad, Comunidad

y Pandemia:
Experiencias de trabajo con equipos de
salud como agentes educadores
Compiladores/as:
Nicole Lobos-Villatoro Carlos Güida Leskevicius Osvaldo Artaza Barrios
Universidad, Comunidad
y Pandemia:
Experiencias de trabajo con equipos de
salud como agentes educadores

Compiladores/as Nicole Lobos-Villatoro


Carlos Güida Leskevicius
Osvaldo Artaza Barrios

Facultad de Salud y Ciencias Sociales,


Universidad de Las Américas

Edición/Corrección Ana Cecilia Osorio


de estilo

Diseño Juan Pablo Díaz

Santiago de Chile 2023

ISBN
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ÍNDICE

Presentación 4
Osvaldo Artaza, decano Facultad de Salud y Ciencias Sociales

Prólogo 6
Dra. Orielle Solar Hormazabal, OPS/WHO

Sección 1
Sistema de Salud y formación de profesionales para el trabajo
con personas y comunidades
Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 9
Osvaldo Artaza Barrios

Metodología De Pedagogías Mixtas. Una Propuesta Educativa Para La Adaptación 17


Territorial De Documentos Vinculados Con La Salud Global
Nicole Lobos-Villatoro

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 29


María Isabel De Ferrari Fontecilla

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción 45


Del Bienestar Social Y Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
Julián Reyes Bahamondes

Sección 2
Emergencias Sanitarias desde un enfoque participativo y comunitario
Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación 54
Social Comunitaria
José Miguel Labrín Elgueta

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias, Consideraciones Comunitarias 64


Juan Pedro Guerrero

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 75


Carlos Güida Leskevicius

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La 95


Construcción De La Salud. Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La
Práctica En Huechuraba
Tamara Cordero Álvarez y Jorge Santibáñez González

Sección 3
Sistematización De Las Capacitaciones Del Proyecto: “Equipos De Salud Como 105
Agentes Educadores En Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos
De Población En Situación De Vulnerabilidad”
Universidad de Las Américas, UDLA-Organización Panamericana de la Salud, OPS
Diego Márquez Ossandón y Diego Villalobos Gómez

Epílogo 179
Carlos Güida Leskevicius y Nicole Lobos Villatoro

Índice 3
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Presentación

Universidad de las Américas -UDLA-, es una universidad privada, sin fines


de lucro, fundada en 1988, pluralista, inclusiva, laica y responsable,
relevante en el Sistema de Educación Superior chileno, conformada por una
comunidad educativa con sellos propios, comprometida con la mejora
continua, con un proyecto institucional centrado en el estudiante, que busca
contribuir al progreso de sus estudiantes y egresados, así como al bienestar
y desarrollo sostenible del país y que se ha ido consolidando y
complejizando en sus ejes misionales -formación, investigación y
vinculación con el medio (VCM)-. Dicho desarrollo, le ha permitido obtener
recientemente una acreditación de cinco años. UDLA, cuyo sostenedor es la
Fundación Educación y Cultura está adscrita al nuevo Sistema de Acceso a
la Educación Superior, tiene 8 campus distribuidos en sus sedes de:
Santiago, Viña del Mar y Concepción. Su comunidad está conformada por
más de 26 mil estudiantes, 64 mil egresados, 2700 académicos regulares y
adjuntos, y 500 personas en su planta administrativa.

La Facultad de Salud y Ciencias Sociales, la más grande de UDLA,


tiene más de 12.000 estudiantes repartidos en 11 carreras, presentes en
régimen diurno, vespertino y executive en los distintos campus, con un
equipo académico que goza de excelentes credenciales y experiencia
profesional; y con importantes avances en la esfera de la certificación de su
calidad y de innovaciones en formación, investigación y VCM. La facultad
nace el año 2020, de una propuesta de integración de las antiguas
facultades de salud y de ciencias sociales. Desde la misma comunidad
académica, se presenta a las autoridades superiores la propuesta de
integrar ambas facultades, con el objetivo de lograr una mayor fortaleza
académica, de mejorar el uso de los recursos disponibles y de promover la
interdisciplina. Un proceso de integración, que colocó en el centro de su
propuesta, la voluntad de aportar en la formación de profesionales que se
integran en la realidad social, sanitaria y cultural de las personas y
comunidades con un sello distintivo.

La nueva Facultad de Salud y Ciencias Sociales, en sintonía con el


plan estratégico institucional y el plan de desarrollo de la propia facultad, a
través de un trabajo reflexivo y colaborativo, declaró su sello identitario y un
resultado de aprendizaje específico, que se verá reflejado en todos los
Perfiles de Egreso de las carreras y que orientará todo nuestro desarrollo
futuro. El sello declara nuestra voluntad de: “Formar personas integrales y

Presentación 4
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ciudadanos responsables que se desempeñen como profesionales y


técnicos éticos, capaces de contribuir a la transformación social de las
comunidades y de quienes las constituyen, validando y valorando sus
legítimas diferencias, observantes de su entorno desde una perspectiva
pluralista e interdisciplinar y enfocando su quehacer en la salud y el
bienestar humano integral”, lo que implica un resultado de aprendizaje
expresado en: “Demostrar conductas éticas y actitudes de compromiso,
responsabilidad ciudadana, respeto y valoración por las personas,
colectivos y comunidades, aplicando sus conocimientos y habilidades desde
una perspectiva pluralista e interdisciplinar en su quehacer profesional.”

Para el logro de dicho sello, ha sido esencial la creación del


Departamento de Salud y Desarrollo Comunitario, quien tiene una
responsabilidad clave en nuestros ejes misionales. Dicho Departamento ha
asumido desafíos de envergadura en el postgrado y en el trabajo territorial,
sea en conjunto con el Programa de Intervención Comunitaria, como a
través de proyectos específicos, tales como los generados con el apoyo de
OPS -que han sido la base de esta trascendente publicación, que se
constituye en testimonio de un trabajo de diálogo, encuentro y aprendizaje
entre universidad y comunidad.

Osvaldo Artaza
Decano de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales
Universidad de Las Américas

Presentación 5
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Prólogo

El reconocimiento de los procesos de salud – enfermedad, atención y


cuidados acorde a las necesidades de los diversos grupos sociales y
territorios es un gran desafío. Reconocer las necesidades diferenciales
acorde a los contextos económicos y sociales implica diseñar las
intervenciones acordes a las necesidades de la población y, por ende, no
puede ser solo un proceso normativo o desde la oferta de servicios. Estos
son aspectos cruciales en la Región de las Américas y en el mundo para el
abordaje de las inequidades. A la vez, el abordaje de las inequidades
demanda acciones sobre otros sectores y políticas que impactan en la salud
de la población lo que se hace aún más necesario el abordaje
interinstitucional e intersectorial y esto se hace más urgente en los casos de
emergencias sanitarias. En este sentido, para la Organización
Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/
OMS), la vinculación con las instituciones y organizaciones de la región
resulta estratégica en el entendimiento y adecuación a las realidades
sociosanitarias. Estas - en su diversidad cultural, en los sistemas de
creencias y en los distintos escenarios sociodemográficos - se expresan en
la aplicación de medidas de atención-cuidado.

La crisis sociosanitaria emergente durante la COVID-19, golpeó


profundamente a diversos sectores de la población en situación de
vulneración, generando mayor dificultad y barreras de acceso a las medidas
de salud pública no farmacológicas y profundizando aún más las
inequidades existentes. Desde allí el equipo de trabajo sobre las poblaciones
en situación de vulnerabilidad en el contexto de la COVID-19 de la OPS,
elabora el documento “Orientaciones para la aplicación de medidas de salud
pública no farmacológicas en grupos de población en situación de
vulnerabilidad en el contexto de la COVID-19”, con el propósito de mejorar
su aplicación, así como su adherencia enfatizando la importancia de
considerar los contextos sociales y por ende los determinantes sociales de la
salud en la implementación y efectividad de las intervenciones.
Acompañado a esto, se desarrolló durante el 2022 una convocatoria a fin de
sistematizar experiencias vinculadas a comunicar, capacitar y adaptar las
intervenciones de la guía en la región de las Américas acorde a las
necesidades y realidades sociales de los diversos grupos y territorios.

Prólogo 6
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En el contexto anterior, el equipo del Departamento de Salud y


Desarrollo Comunitario (ex Departamento de Salud Comunitaria), de la
Facultad de Salud y Ciencias Sociales de la Universidad de Las Américas, y
el decano Osvaldo Artaza, adjudica una de las propuestas del área de
capacitación poniendo de manifiesto a los equipos de salud de atención
primaria como actores sociales clave en la respuesta a emergencias
sanitarias y a la pandemia en curso, desde la alfabetización crítica en salud,
tomando como claves pilares fundamentales de la guía (base social de la
salud; comunicación de riesgo; participación social y comunitaria; derechos
humanos y equidad).

Los siguientes textos, han sido compilados comprendiendo que, para


el desarrollo de un sistema sanitario centrado en las personas, familias y
comunidades, que busque responder las inequidades en salud y que se
encuentre preparado ante las emergencias sanitarias, requiere del
compromiso de las instituciones universitarias en la formación de
profesionales y técnicos de la salud orientados al bienestar colectivo,
sensibles a las realidades, incorporando lógicas participativas e
interdisciplinares. Así también el reconocimiento de herramientas como la
alfabetización critica de la salud, el trabajo intersectorial, la comunicación
social y comunitaria en salud, el modelo de pedagogías mixtas y la
consideración de la perspectiva de género en las emergencias sanitarias son
aspectos cruciales para los cambios requeridos. Por último, se consideran
los principales análisis desarrollados a partir de la experiencia de
capacitación vinculados a la adjudicación del fondo anteriormente
mencionado.

Me complace invitarles a leer este libro, que explora marcos teóricos y


experienciales que pueden colaborar a la reflexión de los retos contingentes
y futuros de los sistemas de salud en Chile y en la región de las Américas, la
necesaria formación profesional y su vínculo con la realidad sociocultural de
las personas, familias y comunidades, con una fuerte impronta en el análisis
de la experiencia de capacitación llevada a cabo por el Departamento de
Salud y Desarrollo Comunitario con los equipos de Nivel Primario de
Atención en Salud de tres regiones de Chile.

Dra. Orielle Solar Hormazabal


Unidad de Promoción y Determinantes Sociales de la Salud
Departamento de Familia, Promoción de la Salud y Curso de Vida
OPS/WHO

Prólogo 7
Sección 1
Sistema de Salud y formación de
profesionales para el trabajo con
personas y comunidades

8
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Salud Universal Y El Derecho A La


Salud De Las Personas Y De Sus
Comunidades
Osvaldo Artaza Barrios ¹

Introducción
La salud es una construcción y un bien de carácter social, que evoluciona
junto con el devenir político, social y económico de los pueblos. Todas las
naciones aspiran a que sus ciudadanos alcancen la mayor calidad de vida
posible. La salud es fundamental para lograr dicho objetivo, pues esta no
solo es esencial para el pleno desarrollo de las personas como individuos,
sino también para el progreso sostenible de las comunidades y a la larga, de
las naciones.

Por su parte, el compromiso político de los países de responder a las


necesidades de salud de las personas —aunado al desarrollo económico y
social de las últimas décadas—, se ha traducido en algunos avances en
cuanto a los indicadores de salud en la Región de las Américas. Sin
embargo, y pese a estos logros, aún persisten importantes desafíos
producto de la inequidad y carencia de las condiciones para una vida
saludable, junto con la falta de acceso oportuno a servicios de salud
integrales y de calidad para amplios sectores de la población, entre muchos
otros factores (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2017a).

Reconociendo estos retos pendientes ha ido surgiendo— al menos en


el discurso—, un creciente consenso que retoma el espíritu de la Declaración
de Alma-Ata de 1978 sintetizado en el lema “salud para todos”, y que invoca
a garantizar el derecho a la salud a través del acceso y la cobertura
universal de salud (OPS, 2017b).
Este capítulo plantea los principales aspectos por considerar a la hora
de lograr sistemas universales que posibiliten el derecho a la salud, tanto
para las personas como para sus comunidades.

¹ Médico Pediatra y Magíster en Administración en Salud por la Universidad de Chile.


Facultad de Salud y Ciencias Sociales, Universidad de Las Américas. Santiago, Chile.
Correo: [email protected]

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 9


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Antecedentes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asamblea General de las
Naciones Unidas, en su 67º período de sesiones (Organización de las
Naciones Unidas [ONU], 2013), promovieron el concepto de cobertura
universal de la salud, lo que fue ratificado el año 2015, incluyéndolo como
meta para el 2030, entre los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ONU
2015).

Al respecto, en el 53º Consejo Directivo de la OPS, los países de las


Américas reconocieron las grandes inequidades y el impacto de los
determinantes sociales de la salud, así como las barreras de acceso a
servicios de calidad para amplios sectores excluidos. Por ello, incorporaron
el concepto de acceso a la cobertura universal en salud (o salud universal)
que implica que todas las personas y las comunidades tengan “acceso, sin
discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados,
oportunos, de calidad (…) a la vez que se asegura que el uso de esos
servicios no expone a los usuarios a dificultades financieras” (OPS, 2014, p.
1).

Ahora bien, para avanzar hacia la salud universal, la OPS definió en


su plan de acción cuatro líneas estratégicas esenciales que requieren del
liderazgo de las autoridades sanitarias nacionales:

• Fortalecer la gobernanza y la rectoría;


• impulsar transformaciones en los servicios de atención;
• aumentar el financiamiento y mejorar la calidad de dicho gasto; y,
por último,
• actuar junto con otros sectores en modificar las determinantes
sociales de la salud.

Para abordar estas líneas, es relevante la definición e implementación


de un conjunto de acciones para fortalecer el liderazgo, la gobernanza y
rectoría del sector de la salud, a fin de que puedan ejercer de forma efectiva
las políticas, planes, legislaciones, regulaciones y acciones sectoriales y
extrasectoriales.

Por otra parte, el sustento de salud universal en el plano de las ideas


guarda relación con la garantía de derechos con carácter universal. Desde
esta perspectiva, se trata de un esfuerzo por adaptar a los tiempos actuales,
la aspiración de “salud para todos”, planteada desde Alma Ata. Más
recientemente, el compromiso por universalizar la salud en nuestra región se

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 10


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ha visto reflejado por el Informe de la Comisión de Alto Nivel llamado Salud


universal en el siglo XXI: 40 años de Alma-Ata (OPS, 2017b).

A nivel mundial, en tanto, estos esfuerzos se han plasmado en la


declaración de Astaná (OMS-Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia,
Unicef, 2018) que renueva el compromiso internacional global asumido en
Alma Ata (OPS, 2017b) con la estrategia de la atención primaria a la salud,
y también fue retomado por la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General
de las Naciones Unidas respecto de la cobertura sanitaria universal (ONU,
2019).

Salud Universal Y El Derecho A La Salud


En la experiencia internacional, la situación de salud de los habitantes de un
país está estrechamente vinculada con las condiciones sociales de las
personas (Sojo, 2011). Por tanto, en indicadores relacionados con el
bienestar, la expectativa y la calidad de vida, tienen más influencia el nivel
educacional, el acceso al agua potable y el saneamiento ambiental, así
como la distribución equitativa de la riqueza, entre otros muchos factores —
hoy conocidos como determinantes sociales de la salud— los que superan la
sola existencia de servicios médicos.

Estos elementos explican por qué los indicadores de salud no guardan


una estricta correlación solo con el nivel de gasto o con las condiciones de
acceso a los sistemas sanitarios. Si el modelo de desarrollo es fuertemente
inequitativo, poco podrá hacer un sistema sanitario para amortiguar sus
efectos, en especial porque los sistemas de salud suelen, más temprano que
tarde, replicar la estratificación o segmentación de la sociedad de la que
forman parte. Dicho eso, el “derecho a la salud” no debe ser reducido al
campo de las enfermedades, ni de los meros servicios de atención médicos,
sino que también debe ser comprendido en el espacio amplio de las
condiciones sociales que guardan relación con las capacidades requeridas
para que todas las personas puedan gozar el máximo nivel de bienestar.

El derecho a la salud exige también una concreción gradual y


progresiva, por la cual los Estados no pueden darse por satisfechos solo con
el reconocimiento de un mínimo del derecho, porque el cumplimiento de los
derechos sociales debe ser incremental. Así, los principios de progresividad,
de no regresividad y transparencia, obligan a condiciones cada vez más
rigurosas de los ciudadanos para exigir un cabal cumplimiento y, para el
Estado, se le demanda que demuestre que se está haciendo todo lo

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 11


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

materialmente posible (respecto de los recursos) para satisfacer el derecho


(Artaza, 2022). De este modo, entonces, para la materialización del derecho
a la salud es esencial avanzar hacia condiciones de vida equitativas y
saludables, a la vez que se aumentan los recursos disponibles y la eficiencia
en su uso (Artaza, 2016), lo cual permitirá garantizar el acceso a servicios
oportunos, integrales y de calidad, sin barreras de ninguna especie.

Los Desafíos En Chile Para Salud Universal


En el actual debate nacional acerca de eventuales cambios constitucionales
en Chile —de suyo complejo luego del rechazo a la propuesta de nueva
constitución—, será necesario evaluar si el derecho a la salud logra superar
el restrictivo marco actual de mera libertad para elegir entre un sector
público o uno privado (autonomía evidentemente restringida a quienes
tienen capacidad de pago) y empieza a ser comprendido en el espacio
amplio de un Estado de derechos, que guarde relación con las condiciones
sociales que determinan la posibilidad real de que todas las personas
puedan gozar del máximo nivel de bienestar (Artaza y Méndez, 2020).

En este sentido, materializar el derecho a la salud en el logro de la


salud universal, implicará un necesario aumento del gasto público —
esencial para disminuir el alto componente de “gasto de bolsillo” (sobre el
30%, según Cid Pedraza y Prieto Toledo, 2012) —, lo cual mejorará la calidad
y eficiencia de dicha inversión. No obstante, más recursos —por supuesto
necesarios—, no serán suficientes si en Chile no se aborda una
transformación profunda del aseguramiento de la salud que supere la actual
segmentación.

En efecto, a través de la mancomunación del financiamiento por


medio de impuestos generales y contribuciones, se podría mejorar la
eficiencia en el manejo del ajuste de riesgo de toda la población, sumado a
la reforma a los prestadores, a su modelo de atención, de gestión, a los
mecanismos de pago y a las políticas de desarrollo y formación de capital
humano para el sector prestador, público y privado.

Desde esta perspectiva, para que el sistema de salud chileno gane en


calidad del gasto, es esencial un modelo de atención común para todos los
prestadores públicos o privados (redes integradas basadas en la atención
pública de salud, APS), ya que con ello se supera la relación de mercado por
una de cooperación, que evita que las personas acudan directamente a un
especialista, o bien, que la puerta de entrada siga siendo la urgencia en

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 12


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

hospitales de atención de padecimientos agudos. El modelo de atención


debe asegurar un enfoque integral centrado en las personas y en sus
comunidades (Artaza y Méndez, 2022; OPS, 2022; Pérez-Hernández et al.,
2022), así como la acción intersectorial en los territorios y que toda persona
pueda acceder a un equipo de familia interdisciplinario, cercano, resolutivo,
confiable y de alta calidad.
Para que lo anterior ocurra, pues, es preciso desarrollar nuevas
soluciones y dispositivos ambulatorios en el propio hábitat de las personas;
del mismo modo que se requiere hacer más eficaces las redes de cuidados
sociosanitarios para el manejo de requerimientos de adultos mayores,
rehabilitación, discapacidad, atención en el domicilio de personas sin
autovalencia y de cuidados paliativos y de largo plazo. A estos esfuerzos
debieran incorporarse también nuevos elementos de gestión y gobernanza
en las redes para la integración efectiva de los actores y aumentar
sustantivamente la inversión en el primer nivel de atención, que exceda con
creces el actual 23% del total del gasto (Moraga et al., 2021), de manera de
lograr su universalización y transformar ese nivel de atención en el eje
articulador del sistema.

Un modelo de atención común basado en la estrategia de APS,


además de las modificaciones antes descritas, también implica cambios en
la formación de los trabajadores de la salud hacia una comprensión de su
labor centrada en las personas y en las comunidades, así como también
condiciones e incentivos correctos para contar con los mejores profesionales
y técnicos, integrando equipos interdisciplinarios (Artaza et al., 2020). Las
tecnologías sanitarias probadamente costo-efectivas, y el apoyo continuo
de las especialidades al primer nivel de atención, son otras
transformaciones que fomentarían la prevención, además de evitar
hospitalizaciones y requerimientos de manejo de especialidad, que nunca
podremos proveer de modo suficiente de continuar con un modelo de
atención centrado excesivamente en los hospitales, que ya han probado su
agotamiento e incapacidad de respuesta.

Por último, todo lo anterior requiere que las personas y sus


comunidades se empoderen y asuman un rol protagónico en la
transformación del sistema de salud, superando la actual captura por parte
de los intereses del mercado, de los grupos corporativos, de intereses
político-partidistas y del paradigma biomédico imperante. Para ello es clave
la educación sanitaria y la participación efectiva, más allá de lo formal,
utilitario y clientelar.

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 13


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Conclusiones
Lograr una salud universal para la materialización del derecho a la salud de
las personas y de sus comunidades requiere de un modelo de desarrollo que
termine con las inequidades y posibilite una sociedad más justa e igualitaria,
junto con cambios estructurales en el financiamiento y en la prestación de
los servicios. En este último aspecto son esenciales las transformaciones en
el modelo de atención que posibiliten servicios integrales centrados en las
personas y sus comunidades.

El desafío descrito requiere de profundas modificaciones en la


formación de profesionales y técnicos de la salud, para que una mirada
comunitaria e interdisciplinar permita superar la hegemonía biomédica y nos
haga avanzar para que el poder en salud sea entregado a quienes más lo
requieren: las personas y sus comunidades.

Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 14


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Referencias

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Salud Universal Y El Derecho A La Salud De Las Personas Y De Sus Comunidades 15


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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Metodología De Pedagogías
Mixtas. Una Propuesta Educativa
Para La Adaptación Territorial De
Documentos Vinculados Con La
Salud Global
Nicole Lobos-Villatoro ¹

Un Poco De Contexto
En Chile, la pandemia por la COVID-19 llegó en medio de un escenario de
crisis social y desconfianza institucional. En efecto, producto de las
profundas inequidades existentes en el país, el malestar ciudadano se
arrastraba desde años previos, pero se acentuó y expresó con fuerza en el
Estallido social del 18 de octubre de 2019. De este modo, antes del primer
caso de SARS-CoV-2, proliferaban en el país procesos participativos que
dieron fuerza a las organizaciones existentes e hicieron emerger otras.
Mientras los cabildos y manifestaciones sociales persistían pese a las
noticias internacionales de las tasas de mortalidad y de los indicadores de
letalidad en Asia y Europa, en Chile el fenómeno se observa como lejano y
con gran incredulidad.

Luego, llegado ya el virus, desde las autoridades se observó un fuerte


acento en estrategias reactivas centradas en el tratamiento de la
enfermedad en los hospitales, con comunicaciones confusas que intentaron
mantener el énfasis en el equilibrio económico. Así sucedió, por ejemplo, con
las medidas de prevención del contagio por el SARS-CoV-2, las que
quedaron circunscritas a quienes pudieron sostenerlas financieramente,
debido a la inexistencia inicial de apoyos sociales que garantizaran los
recursos básicos para las poblaciones desfavorecidas.
Al respecto, la morbimortalidad se reciente en las poblaciones más
vulnerables, dando cuenta de que las condiciones sociales a lo largo del
curso de vida impactan en la forma de enfermar, acceder a la atención

¹ Fonoaudióloga por la Universidad de Valparaíso. Magíster en Salud Pública por la


Universidad de Chile. Coordinadora Académica del Departamento de Salud y Desarrollo
Comunitario, Facultad de Salud y Ciencias Sociales, Universidad de Las Américas, UDLA.
Santiago, Chile. [email protected]

Metodología De Pedagogías Mixtas. Una Propuesta Educativa Para La Adaptación Territorial De 17


Documentos Vinculados Con La Salud Global
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

sanitaria, obtener tratamiento y poder cumplirlo, así también en la forma de


morir (Brehil, 2013). En la Región Metropolitana se evidenció que las
inequidades respecto de la mortalidad se profundizaron durante 2020 en
relación con los años anteriores, particularmente en el caso de las
poblaciones en situación de vulnerabilidad, lo cual da cuenta del impacto de
las desigualdades estructurales en Chile (Bilal et al., 2021).
Desde esta perspectiva, para las poblaciones en situación de
vulnerabilidad enfermarse por COVID-19 es una realidad que conlleva una
suerte de frustración aprendida y asimilación, donde si bien el riesgo existe,
es prioritario sobrellevar las necesidades humanas fundamentales como
alimentación, higiene y vivienda. Para otros, en cambio, los factores
culturales pueden ser más importantes que las medidas sanitarias
extendidas por un gobierno y por instituciones que están entreveradas
(Organización Panamericana de Salud [OPS]-Organización Mundial de
Salud [OMS], 2020).

Fue así como las medidas preventivas impuestas por los gobiernos no
siempre velaron por las necesidades básicas de las personas, lo cual derivó
en una profundización de las carencias ya existentes, por ejemplo, en la
crisis por hambre y el desempleo para quienes se sostenían por medio de
actividades económicas inestables y sin contrato. En este complejo
escenario, las organizaciones comunitarias, antiguas y emergentes, fueron
las primeras en responder a las necesidades de las personas. El regreso de
las ollas comunes de antaño, catastros y monitoreos para las personas
mayores, apoyo a personas y familias contagiadas con entrega de
alimentos e insumos de cuidado se cuentan entre las medidas iniciales de
las comunidades, a las que luego se agregaron las fundaciones e
instituciones que salieron a acompañar a las organizaciones comunitarias,
vecinos y vecinas.

En este contexto, la Atención Primaria de Salud (en adelante APS)


tomó un rol relevante para los territorios —aunque invisible para el Poder
Ejecutivo— gracias al conocimiento específico tanto de la población que
atienden estos órganos como de sus factores de riesgos, activos, recursos y
dinámica de las y los ciudadanos que asisten a estos centros, por lo cual la
cercanía con estas entidades se volvió estratégica para disminuir el contagio
(OPS-OMS, 1978).
Al respecto, el Colegio Médico (Colmed), en conjunto con otros
colegios profesionales, asociaciones y direcciones de salud municipal,
reforzaron en la opinión pública y al gobierno que la APS representaba un

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actor relevante frente a la pandemia por SARS-CoV-2, por medio de la


propuesta de cinco ejes orientadores. Uno de ellos menciona la necesidad
del fortalecimiento de las redes comunitarias e intersectoriales instaladas en
los territorios (Colmed, 2020), para lo cual los equipos de APS deben
conectar con los territorios y las organizaciones que allí existen, procurando
acciones de promoción y protección que establezcan roles relevantes con la
comunidad, a partir de sus activos, dinámicas y aumento de capacidades en
lo sanitario, con un acento en la pertinencia territorial, la perspectiva de
género, la interculturalidad y la integración de personas en situación de
discapacidad. (Colmed, 2020).

Estas declaraciones dan cuenta de la esencia de la APS y de su


protagonismo en el enfrentamiento de la crisis sociosanitaria como
articulador entre lo institucional y las comunidades. Pese a ello, las lógicas
de la APS en Chile han sido principalmente verticales e instruccionales, con
un énfasis en el cumplimiento de metas que dejan fuera de este margen
aquellas iniciativas provenientes de la acción comunitaria (Jara y Andrade,
2015)

El Desafío De La Formación Y La Participación Social En


Salud
La APS es uno de los niveles de complejidad base de los sistemas sanitarios
en el mundo. A partir de la declaración de Alma-Ata (OPS-OMS, 1978) y
bajo el lema “Salud para todos”, se erigen los principios de solidaridad,
justicia social, acción multisectorial y participación, entre otros, lo que
posiciona la APS como una construcción sociocultural, que se ve
determinada por los factores que acompañan el curso de vida de las
personas y que se expresan en las formas de nacer, vivir, crecer, enfermar,
sanar, envejecer y morir, y en las posibilidades de ser cuidados, cuidar y
recibir atención. Sin embargo,

el sentido original en reiteradas ocasiones ha sido mal interpretado y


distorsionado (…) el lema “salud para todos” ha sido víctima de
simplificaciones conceptuales y facilismos coyunturales condicionados por
un modelo hegemónico mundial, aunque irremediablemente obsoleto, que
confunde la salud y su cuidado integral con una atención médica reparativa
y centrada casi en forma exclusiva en la enfermedad (Patrick, 2003, s. p.).

Desde esta perspectiva, la distorsión entre la salud y la enfermedad


ha sostenido un aprendizaje tradicional de las profesiones vinculadas a este

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ámbito, donde las lógicas de atención son verticales, autoritarias y


fuertemente patogénicas, lo cual dificulta la comprensión de la salud como
el resultado de las dimensiones sociales, económicas políticas y culturales
(Patrick, 2003) y repercutiendo en los procesos de democratización desde el
box hacia las acciones con los territorios, en pro del bienestar y calidad de
vida. El resultado de ello es el mantenimiento sistemático de aprendizajes
desde el paradigma biologicista-restrictivo.

Cabe, pues, preguntarse: ¿Es este tipo de formación la adecuada para


alcanzar la “salud para todos”? Probablemente la respuesta es negativa,
pues se requieren esfuerzos mayores para que los futuros técnicos y
profesionales complementen y fortalezcan sus habilidades y conocimientos
adquiridos a partir de la experiencia de técnicos y profesionales que se
desempeñan en la APS. En este sentido, uno de los desafíos en este tipo de
aprendizaje es la participación y el reconocimiento del otro, con un enfoque
en los derechos humanos y en la comprensión de la realidad mediante el
diálogo.

Sin embargo, se debe mencionar que nuestra sociedad ha estado en


constante disonancia con la valoración de la participación, lo cual se
expresa en el descrédito de opiniones, decisiones y saberes provenientes de
los otros, ya sea debido a su edad, nivel socioeconómico o educativo, origen
o pertenencia sociocultural, entre otros aspectos. Así por ejemplo, en las
familias, salas de clase y en otros espacios se aprende desde una educación
bancaria, es decir, existe un “alguien” con mayor saber y poder de decisión.
Este tipo de espacios sociales se vuelven hostiles para aprender a participar,
lo que termina perpetuándose en diversos escenarios. El espacio
universitario, por tanto, debiera ser disruptivo en este sentido, es decir, las
universidades debieran actuar como núcleos de desarrollo del pensamiento
y conocimiento donde convergen los saberes, con un fuerte sentido de lo
público, especialmente si lo que pretendemos es que la APS sea un espacio
de valoración del ser humano, que promueva el bienestar y la comprensión
de los procesos de salud-enfermedad desde las lógicas de la justicia social,
solidaridad y equidad.

Al respecto, si bien la APS no es el único actor institucional implicado


en los procesos de participación, está llamada a sostener procesos de
promoción dado que ha sido declarada clave en la superación de los
determinantes sociales de salud, teniendo efectos en las políticas públicas
al promover espacios para que las comunidades sean protagonistas en la
construcción de su bienestar.

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Por último, visto su escenario de acción, la APS ha sido definida de


diferentes formas, aunque sus definiciones pueden agruparse en dos líneas
principales: la primera da cuenta de acciones más pasivas y a corto plazo;
mientras que la segunda establece procesos largos que implican
empoderamiento de las comunidades (Egaña et al., 2020). Dicho esto, es
posible mencionar que para quienes ejercen y pretenden ejercer acciones en
la APS, el desafío de su formación debe trascender el diagnóstico,
tratamiento y rehabilitación de morbilidades y situaciones de discapacidad,
considerando la incorporación de la participación como eje fundamental en
los procesos de salud-enfermedad desde el reconocimiento del otro, en el
marco de los derechos humanos.

Es así que afirmamos que la pandemia por COVID-19 y muchas de las


acciones emprendidas para su control se centraron fuertemente en el
paradigma biologicista restrictivo, lo cual le restó valor a la participación y al
fortalecimiento de las redes de los propios territorios, de modo que las
medidas restrictivas tuvieron una fuerte ausencia participativa y un olvido
de la estrategia de la APS, lo que redundó en la profundización de
inequidades y en su expresión, esto es, desde el hambre, hasta las formas
de enfermar y de morir.

Modelo de Pedagogías Mixtas en Salud


En 2021, el Departamento de Salud y Desarrollo Comunitario (ex
Departamento de Salud Comunitaria) de la Universidad de Las Américas ²,
formó parte del proyecto “Equipos de salud como agentes educadores en
medidas de salud pública no farmacológicas para grupos de población en
situación de vulnerabilidad”, elaborado por la OPS y ejecutado en Chile por
la UDLA, durante los meses de octubre a diciembre de ese año.

Esta propuesta consideró a los equipos de salud como actores clave


de las estrategias de alfabetización crítica y comunicación de riesgo en el
marco de los derechos humanos y con perspectiva de género. El proyecto
tuvo el propósito de contribuir al fortalecimiento de las capacidades
educativas para la implementación de medidas sanitarias no
farmacológicas frente al COVID-19, y estuvo dirigido a directivos y equipos
de salud de tres regiones de Chile, quienes se vinculan desde la APS con
población en situación de vulnerabilidad.

² El modelo fue desarrollado por Lobos-Villatoro, N; Güida, C; Olave, V., quienes componían el
equipo del Departamento de Salud Comunitaria, de Universidad de Las Américas.

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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La propuesta tuvo como fundamento central el reconocimiento de la


diversidad sociocultural y económica de los territorios con los que se
vinculan los equipos de APS, así como la necesaria adecuación de los
discursos y estrategias de educación, información y comunicación en salud
en consideración de los ejes de desigualdad, mayor exposición a la
morbimortalidad y las barreras existentes para el cumplimiento de las
medidas no farmacológicas frente a la COVID-19.

Desde esa lógica se propuso un enfoque educativo constructivista que


diera cuenta de un aprendizaje dinámico-participativo donde las personas
—en este caso, los profesionales de salud— son sujetos activos que
interpretan, reflexionan, difieren, construyen y reconstruyen significados e
interpretaciones del mundo que observan, viven y sienten, por medio de
procesos de aprendizaje colectivos e individuales (Serrano González-Tejero
y Pons Parra, 2011) que integran saberes experienciales y técnico-
científicos, con perspectiva de género y de derechos humanos.

El modelo pedagógico se ajustó a un proceso de enseñanza-


aprendizaje con utilización de pedagogías mixtas, es decir, se conjugaron
pedagogías críticas, metodologías participativas y tradicionales (que
buscan colaborar con procesos de democratización y diálogos horizontales),
además de técnicas expositivas con ejercicios grupales de reflexión, para
informar a los equipos de salud respecto del documento elaborado por la
OPS, y las temáticas de alfabetización y comunicación de riesgo en salud,
vinculándolas con ejercicios reflexivos desde la realidad territorial.

Lo que se persiguió con esta hibridación de metodologías


pedagógicas era que los equipos de salud incorporaran en forma
significativa tanto las técnicas de aprendizaje, como las orientaciones
entregadas por la OPS en consideración de las poblaciones vinculadas a las
respectivas instituciones de trabajo. Así también, se buscó que:

• relevaran sus vivencias y emociones, valorando los esfuerzos


desarrollados;
• expresaran la representación de las poblaciones focales;
• reflexionaran respecto de los recursos y activos a nivel territorial;
• aumentaran sus capacidades en torno a herramientas de
alfabetización y comunicación de riesgo; y por último, que
• construyeran estrategias desde el enfoque comunitario de salud a
partir de los antecedentes previamente dialogados.
Para ello, se establece un proceso de tres etapas, las que se revisan
en los siguientes apartados.

Metodología De Pedagogías Mixtas. Una Propuesta Educativa Para La Adaptación Territorial De 22


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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Problematización

Esta primera etapa consideró dos momentos principales: el primero de ellos


dice relación con cuestionar y posicionar, desde diferentes herramientas
participativas, lo vivido, observado y sentido durante la pandemia, para
generar un diálogo desde lo individual hacia lo colectivo, tanto al interior de
cada grupo, como entre las colectividades.

Lo personal y su vinculación con el rol en la APS permite posicionar el


ejercicio desde la variable temporal y espacial. Para ello se utilizaron
herramientas como la lluvia de ideas y las líneas de tiempo. De esta forma,
el trabajo en equipo fue relatado en plenario, para colaborar con los puntos
de encuentro y con la valoración del trabajo desarrollado, así como con las
diferentes formas de sentir y vivir un mismo evento.

En el segundo momento, se establecieron conceptualizaciones


colectivas de la población en situación de vulnerabilidad a partir de grupos
de personas con las que se vinculaban los participantes de la capacitación
en los distintos territorios, dando paso a caracterizaciones y determinantes
sociales de la salud. La instancia finaliza con la presentación en plenario
donde se reflejan las diferencias socioculturales, barreras y facilitadores del
cumplimiento de las diversas medidas de prevención contra el COVID-19, lo
que visibiliza también las prácticas de respuesta desde los propios equipos
de salud.

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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Capacitación
La segunda etapa, correspondiente a la capacitación, estableció una
metodología tradicional-expositiva, desarrollándose en dos momentos. El
primero de ellos informó a los equipos respecto del documento Guía de
orientaciones para la aplicación de medidas de salud pública no
farmacológicas en grupos de población en situación de vulnerabilidad en el
contexto de la COVID-19 (OPS, 2020) , donde figuran los pilares esenciales
de la guía: participación, derechos humanos, comunicación de riesgos, así
como los grupos específicos que se destacan en ella (personas privadas de
libertad, mujeres, personas mayores, personas en situación de discapacidad
y migrantes, entre otros). Con hincapié en la interseccionalidad, en el texto
se profundiza en las estrategias y orientaciones para el trabajo en este
contexto. Durante la etapa de capacitación se desarrolló el debate y la
vinculación respecto de la realidad territorial, para posteriormente mapear
los activos y recursos de las áreas relacionadas con los centros de salud de
nivel primario.

En una segunda instancia se informó y profundizó en las temáticas de


alfabetización y comunicación de riesgo en salud, considerándolas como
herramientas relevantes en las acciones de la APS, para finalizar con el
debate y el trabajo al interior de los equipos en torno a los desafíos para la
incorporación de estas herramientas.

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Construcción De Estrategias Locales


La última de las etapas consideradas en el proceso contempló una
recopilación de los elementos previamente relevados (caracterizaciones de
las poblaciones en situación de vulnerabilidad, acciones de respuesta desde
la APS, mapeo de activos y recursos, entre otros). La identificación y
reconocimiento de los actores y sus redes contribuyó a la elaboración de
estrategias de comunicación en salud y alfabetización crítica para la
implementación de las medidas de salud pública no farmacológica en la
población objetivo del proyecto, con atención al sentido territorial y cultural
de las personas, así como de sus activos en salud y relaciones entre los
actores.

Precisiones De La Implementación Del Modelo


La implementación de este modelo de abordaje implicó la existencia de
algunas precisiones relevantes. La primera de ellas indica que el desarrollo
participativo de las primera y tercera etapas debe desplegarse a partir de la
conformación de equipos de hasta 6 personas que, en su composición,
presenten pertenencia a una misma realidad sociocultural, es decir que se
desempeñen en una misma comuna y/o sector geográfico, constituyendo
diálogos intraequipo. De igual modo, el aprendizaje se hace más
significativo en la medida en que, en una misma instancia o sesión, existen

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

variados equipos presentando sus conclusiones y desarrollando un diálogo


interequipo, es decir, planteando vivencias de más de una comuna y/o sector
geográfico. En este sentido, lo prioritario del modelo es generar una
discusión colectiva dentro de los equipos que observan, viven, sienten y
perciben una misma realidad, para posteriormente poner en diálogo las
diferentes conclusiones desarrolladas con una diversidad de realidades
compartidas o no con los otros equipos. En la segunda etapa, en tanto, se
percibe positivamente que los grupos de discusión provenientes de una
diversidad territorial dialoguen desde lógicas más transversales y menos
situadas.

La implementación de estas tres etapas en el proceso de aprendizaje


resultó en lógicas horizontales y colaborativas inter e intraequipos, lo que se
constituyó en un sentido de identidad a partir de la conceptualización de
eventos recientes y de la consolidación de rasgos de resiliencia en los
equipos sanitarios de APS. Así mismo, la metodología participativa con uso
de técnicas de educación popular posicionó los ejes reflexivos frente a la
pandemia, profundizando respecto de las decisiones institucionales, así
como del rol de los profesionales de la salud como actores sociales
relevantes.

Funcionalidad Para La Adaptación Territorial De Los


Documentos De Salud Global
El modelo de pedagogías mixtas en salud ha sido incorporado actualmente
a la experiencia de vinculación con el medio denominada “Programa de
formación para personal administrativo y de primera atención de centros de
salud de la comuna de Macul, en derechos sexuales y reproductivos, desde
una perspectiva de derechos”. Para ello, se consideraron las mismas tres
etapas contempladas en el proyecto ejecutado: problematización y
sensibilización; capacitación (considerando enfoque de género,
alfabetización crítica y comunicación en salud); y la construcción compartida
de estrategias para la difusión de derechos sexuales y reproductivos, lo cual
ha generado resultados interesantes en el proceso de aprendizaje al
instaurar propuestas de difusión lúdico- artísticas para la promoción de los
derechos sexuales y reproductivos (Canto, 2022).
Al concluir, entendemos que el modelo pedagógico desarrollado tras
esta experiencia puede considerarse para la aplicación en diversas
temáticas del área de salud que enfrenten el desafío de la implementación

Metodología De Pedagogías Mixtas. Una Propuesta Educativa Para La Adaptación Territorial De 26


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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

de documentos desde la salud global, en los espacios más próximos de los


equipos de salud, pues contribuye a relevar las características propias de las
comunidades y sus territorios vinculados a la atención primaria de salud.

Referencias

Bilal, U., Alfaro, T., y Vives, A. (2 de abril de 2021). COVID-19 y el


recrudecimiento de las inequidades en salud en Santiago de Chile.
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Brehil, J. (2013). La determinación social de la salud como herramienta de


transformación hacia una nueva salud pública (salud colectiva).
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https://doi.org/10.17533/udea.rfnsp.16637

Canto, P. (2022). Formación en derechos sexuales y reproductivos a


personal administrativo de salud primaria en Macul, Chile.
Universidad de Las Américas, UDLA.

Colegio Médico de Chile, Colmed (2020). Reconocimiento, recursos y


atribuciones para la atención primaria de salud como actor
estratégico en el enfrentamiento de la pandemia COVID-19.
Colegiomedico.cl. https://www.colegiomedico.cl/wp-content/
uploads/2020/06/Documento-APS-COVID19_FINALv2.pdf

Egaña Rojas, D., Iglesias Vejar, L., Cerda Rioseco, R., Molina Carrasco, P., y
Gálvez Espinoza, P. (2020). Participación social en la atención
primaria en salud: tensiones y contradicciones. Atención primaria,
52(10), 690-696. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2020.02.013

Jara, C. M. y Andrade, C. T. (2015). Participación en salud y desarrollo


territorial: Experiencia sanitaria en una comuna del sur de Chile.
Ciencia y Enfermería XXI, (1). https://www.scielo.cl/pdf/cienf/v21n1/
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OMS (1978). Declaración de Alma-Ata. Paho.org. https://
www.paho.org/hq/dmdocuments/2012/Alma-
Ata-1978Declaracion.pdf

Metodología De Pedagogías Mixtas. Una Propuesta Educativa Para La Adaptación Territorial De 27


Documentos Vinculados Con La Salud Global
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Organización Panamericana de Salud, OPS (2020). Guía de orientaciones


para la aplicación de medidas de salud pública no farmacológicas
en grupos de población en situación de vulnerabilidad en el
contexto de la COVID-19. Paho.org.
https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/52955/
OPSIMSFPLCOVID-19200021_spa.pdf?sequence=5&isAllowed=y

Patrick, J. (2003). Alma-Ata: 25 años después. Perspectivas de salud, 8(1).


https://www.paho.org/es/quienes-somos/historia-ops/alma-ata-25-
anos-despues

Serrano González-Tejero, J. M. y Pons Parra, R. M. (2011). El constructivismo


hoy: enfoques constructivistas en educación. Revista Electrónica de
Investigación Educativa, 13(1), 1-27.
https://www.scielo.org.mx/
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-40412011000100001

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La Formación De Profesionales
Integrales Insertos En Los
Territorios
María Isabel De Ferrari Fontecilla ¹

Introducción

Este capítulo presenta una reflexión acerca de los desafíos de la


formación de profesionales de la salud para que su rol sea un aporte
al desarrollo de las personas y del país. Uno de estos retos consiste
en darles experiencia y herramientas para que se inserten en la
sociedad y trabajen con las comunidades, por medio de una
formación para dialogar y comunicarse con personas diversas en
contexto dinámicos.

Esta perspectiva es necesaria para que los futuros


profesionales tengan la oportunidad de reconocer los saberes
propios de las personas y de las diferentes culturas y, junto con ellas,
coconstruir respuestas oportunas y pertinentes que sean un aporte
para enfrentar las situaciones de la vida cotidianas. Subyace aquí la
validación de las iniciativas relacionadas con el buen vivir, y las redes
de colaboración y cuidados que se realizan con las personas y sus
respectivas comunidades.

¹ Enfermera por la Universidad de Chile. Magíster en Educación Superior por la Universidad


de Las Américas, UDLA. Programa de Intervención Comunitaria, UDLA. Santiago, Chile.
Correo: [email protected]

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 29


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Desafíos Del Proceso De Aprendizaje En Los Estudiantes Del


Siglo XXI

La formación de profesionales necesita adecuarse al desafío


académico actual, pues la entrega de contenidos y los métodos de
transmisión y generación de conocimientos tradicionales ya no tienen
cabida en la sociedad de hoy. En nuestros días existe un mayor
acceso al conocimiento, un desarrollo progresivo de las
comunicaciones, acceso ilimitado a información y uso intensivo de las
tecnologías por parte de las nuevas generaciones.

En este escenario, donde el conocimiento ya no se encuentra


en una sola fuente, una primera adecuación de la labor docente
necesariamente radica en aproximarse al estudiante con la
disposición de que los contenidos siempre constituirán una parte de
un universo mayor de saberes que están en desarrollo y evolución
constante. Esta realidad sugiere el uso de nuevas metodologías de
aprendizaje y centrar la experiencia universitaria en aprender a
reflexionar, desarrollar pensamiento crítico, y a dialogar para
incorporar nuevos conocimientos.

La segunda adecuación necesaria en los modelos de


formación profesional, especialmente en nuestro país, dice relación
con la globalización y la movilidad de las personas. En efecto, conocer
e integrar las nuevas situaciones propias de la creciente migración
que vive Chile, requiere de profesionales con formación y capacidad
de escuchar y dialogar con personas de diferentes latitudes, cuya
aproximación a los procesos de salud, enfermedad y cuidados, entre
otros aspectos, deben conocerse para validar su diversidad de
enfoques y experiencias sociales.

Por último, la formación profesional en salud debe considerar


un proceso gradual y progresivo que fomente la integración con los
territorios por medio de encuentros con las comunidades y la

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 30


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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generación de oportunidades para conocer la vida cotidiana de los


actores sociales. Por medio de este diálogo, del conocimiento de la
historia de sus habitantes y de cómo se han construido las
comunidades será posible validar la experiencia vital de las personas
y levantar confianzas para abordar, de manera conjunta, antiguas y
nuevas problemáticas en salud.

En Cuanto A Las Metodologías De Enseñanza-Aprendizajes

Entregar herramientas para aprender a identificar la información


pertinente y emplear la capacidad de análisis, diálogo e integración
son las bases necesarias para el futuro desarrollo del profesional
inserto en sociedades dinámicas. De este modo, cada estudiante
aprenderá a insertarse y contará con herramientas para dialogar en
una sociedad diversa.

Al respecto, como expresa Edgard Morín (1990), en la


introducción al pensamiento complejo, “La incapacidad para concebir
la complejidad de la realidad antroposocial, en su microdimensión (el
ser individual) y en su macrodimensión (el conjunto planetario de la
humanidad), ha conducido a infinitas tragedias” (Morín, 1990, p. 17).
En este sentido, formar profesionales que respondan a las
características de la sociedad actual —a nivel micro y macro— es un
desafío de la educación superior que, a nuestro juicio, se aborda no
solo por medio de la inserción de los futuros profesionales en los
contextos, sino también apoyando el proceso de aprendizaje y
diálogo desde la academia, para que puedan crecer valorando la
diversidad de las personas y los saberes de las comunidades.

Las metodologías de enseñanza-aprendizaje reconocen la


importancia de poner a la persona y su experiencia vital en el centro
del proceso, generando encuentros con las comunidades, diálogo e

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 31


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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intercambio de saberes y experiencias de aprendizaje significativo


(Ausubel, 1983), de modo que aquello que es relevante se integre en
su acervo conceptual a través de la reflexión y análisis,
incorporándolo en su experiencia vital y en su práctica. De esta
manera, el centro del aprendizaje deja de estar en la memorización
de situaciones, fórmulas u otros temas, y pasa a estar en la
capacidad de observar, analizar, relacionar, integrar información y
construir nuevos recursos para enfrentar situaciones, recreando
aquello previamente conocido.

El rol docente del siglo XXI consiste, entonces, en favorecer y


acompañar este proceso de observación-reflexión-análisis crítico e
integración por parte de las y los estudiantes, para que puedan
incorporar en su experiencia vital el sentido del aprender a aprender,
el aporte del diálogo y de la reflexión conjunta.

La posibilidad de formar profesionales que dialogan con los


procesos más complejos del buen vivir de las personas y
comunidades es un desafío de la academia y, en especial, para la
formación de profesionales de carreras relacionadas con la salud de
los pueblos y de las personas (UDLA, 2015).

Desafíos Del Currículo

En cuanto al currículo de las carreras, no basta con tener una malla


curricular que dé cuenta de una sumatoria de las asignaturas que se
imparten, esperando que cada estudiante defina, al término de su
carrera, un camino de especialización. Por el contrario, lo que se
requiere es construir una propuesta de formación integral para que
las y los estudiantes adquieran y desarrollen experiencias de
comunicación y reflexión junto con otras personas.

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 32


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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Desde esta perspectiva, el currículo tiene que incluir un modelo


de formación que contemple, durante los años del proceso formativo,
la inserción de los estudiantes en los barrios, con la finalidad de que
establezcan un vínculo y tengan, simultáneamente, la experiencia de
dialogar con las comunidades y diseñar junto con ellas iniciativas
orientadas a mejorar las situaciones que les afectan. Como resultado
de este enfoque, las experiencias tempranas se convertirán en
instancias de aprendizaje mutuo, que favorecerán la integración de
conocimientos y la reflexión presente y futura, basándose en
prácticas guiadas de encuentros con otras realidades y actores.

En este caso, hacemos referencia al aprendizaje situado,


gradual y progresivo que integra, por una parte, conceptos desde la
realidad observada y aprehendida; y por otra, que comprende la
necesidad de responder a las situaciones observadas de manera
conjunta e interdisciplinariamente, con un enfoque holístico.

Estas ideas aquí plasmadas no son nuevas. Por el contrario,


en la actualidad, la necesidad de contar con modelos de formación y
vinculación territorial progresiva y continua para los estudiantes de
las carreras de la salud se ha materializado en los intereses de un
grupo de académicos pertenecientes a más de 12 universidades
chilenas, quienes hoy forman el colectivo denominado UES por el
territorio.

Este colectivo autoconvocado de académicos de las carreras


de salud y de ciencias sociales lleva en actividad más de dos años.
Durante este período, sus participantes han realizado talleres de
reflexión, seminarios e intercambio de experiencias en torno a la
necesidad de vincular a los estudiantes y a la academia, en una
relación que se comprometa con la vida cotidiana de los territorios. En
la actualidad, se comparten propuestas que convergen en la idea de
realizar cambios curriculares y metodológicos orientados a la

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 33


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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

formación integral e interdisciplinaria y al fortalecimiento del trabajo


de equipo, con énfasis en la construcción del vínculo de estudiantes
con los territorios y comunidades.

Tras un primer encuentro realizado en mayo de 2021, los


académicos participantes de esta iniciativa identificaron las barreras
que dificultan las innovaciones esperadas, así como también
elaboraron estrategias para avanzar en modelos de formación
pertinentes, que entreguen herramientas para que tanto la
comunidad universitaria como los estudiantes, se inserten como
actores en diálogo con los contextos sociales y comunitarios
(Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar [APS-UChile],
2021)

Complementariamente, en julio de 2022 se realizó una


jornada de intercambio de experiencia e identificación de las
estrategias para realizar innovaciones curriculares y avanzar en el
tema en cada casa de estudios. La convocatoria en esta oportunidad
se llamó “Compartiendo experiencias y estrategias para abordar el
cambio en la formación profesional en salud”.

Las propuestas que han surgido de estos encuentros


profundizan en la necesidad de avanzar en la inserción de
estudiantes en instancias de diálogo con los territorios y con su
historia. En ellas se reconoce que es un cambio innovador y rupturista
frente a los modelos centrados en la hegemonía del conocimiento al
que estamos acostumbrados como sociedad occidental, que le
otorga supremacía al conocimiento académico y al modelo
biomédico. Sin embargo, cada día hay más consenso en que la
formación profesional centrada en dicho modelo es completamente
insuficiente para abordar los procesos de salud-enfermedad que
enfrentamos como sociedad actual: el modelo de formación de este
tipo de profesionales debe incorporar a las personas y comunidades

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 34


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

con su experiencia vital, con su historia, como actores centrales del


proceso de cuidado, protección y sanación, en caso de daño a la
salud.

La reunión de la academia para avanzar en estrategias de


formación innovadoras, se entiende como un imperativo para
responder a los desafíos de la convivencia social y a los cuidados que
las personas y la sociedad necesitan en el siglo XXI. Para los
integrantes de este colectivo proponer la construcción de currículos
que diseñen una formación integral de profesionales con inserción
territorial es una medida urgente frente a los desafíos sanitarios de la
actualidad.

Al respecto, las y los docentes que integran el grupo UES por


el territorio, han estado realizando diversas experiencias de
formación orientadas a insertar a los estudiantes en la realidad
territorial (APS-Uchile, 2021). Con ello, lo que hoy se persigue es que
estas experiencias se inserten con un diseño progresivo en el
currículo de las carreras del área de la salud.

Por último, se reconoce la importancia de organizar un


proceso de aprendizaje gradual con metodologías participativas y de
aprendizaje situado para avanzar en una formación orientada al
diálogo y al reconocimiento de diversos saberes, que permita poner
estos temas sobre la mesa y generar condiciones y espacios de
coconstrucción con las comunidades.

El Programa De Intervención Comunitaria De La UDLA

En este contexto de intercambio y diálogo acerca del currículo de las


carreras de salud, el Programa de Intervención Comunitaria de la
UDLA aporta a la reflexión académica con su experiencia de 10 años
de implementación. Para quienes consideramos que es un imperativo

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 35


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ético que la universidad habite el territorio, responda al rol social y


contribuya al desarrollo de las comunidades, la formación profesional
adquiere un sentido social y la universidad se transforma con ello en
una institución trascendente frente a las necesidades de la sociedad
actual.

Al respecto, la UDLA declara valores sello de la formación


profesional que imparte, donde destaca el compromiso comunitario,
la ética profesional y la responsabilidad ciudadana. En este sentido,
el Programa de Intervención Comunitaria, con su diseño
metodológico de vinculación, aporta sustantivamente a la misión de
formar profesionales integrales que se involucran y comprometen con
el desarrollo de las comunidades en las que estos se insertan, lo que
se expresa en el perfil de egreso de las carreras en las que está
involucrado dicho programa.

El Programa de Intervención Comunitaria de UDLA es un


modelo de formación universitaria y de vinculación territorial que
articula el ambiente pedagógico con la vida de las comunidades
locales, creando las condiciones académicas para que ocurra el
encuentro de los estudiantes con los territorios, con actores sociales
y las comunidades, además de generar instancias de diálogo entre
estudiantes y comunidad que propician la reflexión conjunta.

Operativamente, el programa se implementa a través de una


línea curricular que contempla siete u ocho asignaturas de cada
carrera, para que ocurra un proceso gradual y progresivo de
vinculación, diálogo y coconstrucción con las comunidades, a lo largo
de cuatro años de la respectiva carrera. Se espera que en este
periodo cada estudiante incorpore de manera simultánea los
aprendizajes teóricos de su formación, junto con la experiencia
práctica de conocer y relacionarse con los contextos sociales,
históricos, culturales y emocionales de determinados territorios
(UDLA, s.f.).

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 36


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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La formación experiencial y el aprendizaje situado de las y los


estudiantes tiene como soporte el componente territorial del
programa que mantiene presencia en las comunidades, dando
estabilidad a la implementación de la propuesta formativa, la que se
sustenta en la capacidad de mantener un diálogo y vínculos
continuos con los actores sociales de los territorios, al acompañar a
las y los estudiantes en un ciclo de cuatro fases de trabajo en un
barrio determinado. Este componente territorial se implementa a
través de las y los gestores territoriales (profesionales con formación
y experiencia en trabajo comunitario) quienes inician el vínculo con
las comunidades, establecen compromisos de trabajo con los barrios
y acuerdan con los líderes comunitarios la inserción de los
estudiantes para dar inicio al proceso de formación durante un ciclo
de cuatro años.

Con ello, se busca resguardar la continuidad de la relación con


las comunidades, de modo que el tiempo destinado a ellas no quede
al arbitrio de las exigencias académicas, propias de cada asignatura.
De igual forma, el modelo considera que las comunidades y sus
líderes se involucren y acepten formar parte del proceso académico
de los futuros profesionales, así como también que participen de los
diálogos e instancias de encuentros con las y los estudiantes,
presentando su realidad, su experiencia y su acervo cultural. De este
modo, la experiencia redunda en un aprendizaje mutuo de las
comunidades y estudiantes, iniciando una reflexión conjunta para
responder a las situaciones de la vida cotidiana. Esta actividad que
realizan los líderes sociales se denomina función codocente y
contribuye de forma importante al encuentro de saberes en el
proceso de formación.

El Programa de Intervención Comunitaria, junto con establecer


resultados de aprendizaje comunes a las asignaturas que
constituyen la línea de intervención comunitaria, ha definido ocho

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 37


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

dimensiones de aprendizaje que se espera desarrollar en las y los


estudiantes. Estas dimensiones dan cuenta del modelo pedagógico
del programa y de los contenidos y habilidades que se consideran
necesarios que adquieran las y los futuros profesionales a lo largo del
proceso de formación, para lograr el perfil de egreso definido en cada
carrera (UDLA, 2021). Las dimensiones establecidas se presentan en
la Tabla 1.

Tabla 1
Dimensiones de aprendizaje por desarrollar en el modelo pedagógico
del Programa de Intervención Comunitaria de la UDLA

Nivel Dimensiones

Ético Ética de la alteridad

Epistemológico Pensamiento crítico


Coconstrucción del conocimiento
Ecología de saberes

Metodológico Diálogo-intercambio
Aprendizaje situado
Aprender a aprender
Metodologías participativas

Fuente: Elaboración propia

La manera en que hemos escogido presentar estas


definiciones ordenan aquellas que tienen que ver con el fundamento
ético (ética de la alteridad), para explicar a continuación aquellas
dimensiones que están relacionadas con el aspecto epistemológico
(pensamiento crítico, coconstrucción del conocimiento y ecología de
saberes), y cerrar con las dimensiones que operan en un nivel más

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 38


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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

bien metodológico (diálogo-intercambio, aprendizaje situado,


aprender a aprender y metodologías participativas), sin pretender
que este ordenamiento represente una clasificación estricta dado
que, como puede observarse, cada una de las dimensiones aborda
hasta cierto punto los tres aspectos.

Estas dimensiones (UDLA, 2021) proponen comprender a los


individuos desde un enfoque ético basado en la legitimidad de la o las
personas que se tiene(n) al frente. Es decir, una ética de encuentro
entre iguales, como pares, que realizan intercambio de saberes y de
visiones, dispuestos a escuchar y a dar espacio a una nueva
comprensión para crear oportunidades nuevas. Cabe señalar que,
junto con la ética de la alteridad desarrollada por Levinas (1977), se
plantea el aumento del pensamiento reflexivo, crítico y la capacidad
de escuchar, para que sea posible crear condiciones favorables que
posibiliten compartir experiencias y diversos saberes, así como
también crear un flujo de diálogo, reflexión, integración y aprendizaje
significativo que conduzca a la acción.

Las dimensiones abordadas en el nivel metodológico se


relacionan con el valor de la praxis, el aprendizaje situado y la
participación efectiva de las personas y comunidades que aportan
sus saberes para enfrentar el diario vivir y dar respuestas pertinentes
a las necesidades.

Por su parte, el proceso de aprendizaje genera las condiciones


para que los estudiantes se aproximen a espacios comunitarios
colectivos, profundizando el sentido social, histórico, cultural,
contextual y dialógico de las personas y sus familias.

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Opinión De Estudiantes, Frente A La Experiencia


Del Programa de Intervención Comunitaria

Los estudios realizados a estudiantes para indagar en sus opiniones


acerca del Programa de Intervención Comunitaria dan cuenta de que,
para ellos, la iniciativa favorece el encuentro con otros, valoran que
sea una experiencia pedagógica de integración y que genere las
condiciones para el diálogo horizontal y el intercambio de
información. Este tipo de investigación se verifica por medio de
encuestas que se aplican anualmente (UDLA, 2022).

De igual modo, en las entrevistas realizadas a los estudiantes


para saber qué ideas o conceptos asocian con el Programa de
Intervención Comunitaria (Quiroga, 2022), estos informan un alto
nivel de conocimiento de la iniciativa y de sus lógicas de trabajo, así
como también destacan el proceso de aprendizaje en terreno y el
impacto positivo de tener actividades prácticas de encuentros con los
territorios y comunidades que les permiten comprender al “otro como
un igual”.

Así mismo, destacan el proceso formativo y las actividades


como resultados concretos que responden a un diseño más complejo
que producir “un taller o un proyecto en particular”.

Otro aspecto importante destacado en estas entrevistas es


que se reitera la noción de alteridad y horizontalidad en las
conversaciones, al describir el tipo de relación que establecen en la
fase de encuentro y posterior implementación de acciones en un
territorio.

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Estudio De Opinión De Líderes Comunitarios De Los


Territorios Con Los Que Trabaja El Programa De
Intervención Comunitaria

Durante 2022 se realizó un estudio de opinión a 118 líderes de los


territorios y barrios (Inmetric, 2022) en los que está inserto el
programa. Los resultados han sido relevantes en cuanto al valor que
otorgan estos agentes al modelo de trabajo establecido por el
programa.

Por ejemplo, frente a la pregunta: “¿Cómo evalúa en general el


funcionamiento de Programa de Intervención Comunitaria de la
UDLA en su territorio?”, el 82% de los participantes dio un valor de 9
y 10 puntos, en una escala de 0 a 10, donde 0 era el puntaje más bajo
y 10 el puntaje más alto. De igual modo, frente a la interrogante: “¿El
programa ha facilitado la interacción y el trabajo conjunto entre
diferentes organizaciones de nuestros territorios?”, el 96% de los
participantes del estudio respondió que estaba muy de acuerdo con
esta aseveración. Por último, frente a la pregunta de si recomendaría
a personas de otros barrios que participaran del Programa de
Intervención Comunitaria de la UDLA, el 95% de los consultados
aseveró que sí lo recomendaría.

Estas respuestas —además de los saludos enviados por


dirigentes, académicas y académicos, junto con las expresiones de
dirigentes durante las actividades de 2021 y en el aniversario de los
10 años del programa, el 29 de septiembre 2022— dan cuenta de
que la inserción del programa en el territorio es efectivamente un
aporte al desarrollo comunitario y tiene un valor en la construcción de
redes sociales (UDLA, s.f.).

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 41


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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

A Modo De Cierre

La importancia de realizar una reflexión a nivel país acerca de los


modelos de formación que se necesitan en las carreras de salud para
la sociedad del siglo XXI es un hecho innegable.

Además de esta sentida necesidad, vemos que hay interés por


compartir las experiencias realizadas por los académicos de las diferentes
casas de estudios que buscan vincular a sus estudiantes con las
comunidades. Se observa aquí un consenso frente a la urgencia de realizar
las modificaciones curriculares orientadas a integrar la experiencia de
trabajo territorial, acompañada de contenidos teóricos provenientes de las
ciencias sociales, de la educación de adultos, de las metodologías
participativas y de las ciencias de implementación.

Es decir, se avanza hacia modelos académicos que favorezcan


la formación integral de profesionales e incorporan diferentes
enfoques disciplinares, así como la ética, el compromiso social con los
derechos humanos y con la responsabilidad ciudadana.

La experiencia de la formación académica inserta en la realidad


de los territorios es la clave para la formación integral de futuros
profesionales comprometidos con la sociedad.

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Referencias

Ausubel, D. (1983). Teoría del aprendizaje significativo. Fascículos de


CEIF, (1), 1-10.

Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar. [APS-UChile]


(2021). Ues por el territorio. Hacia la formación de
profesionales de salud que Chile necesita: Dilemas y desafíos
en las enseñanzas-aprendizajes de las ciencias de la salud
[Video]. YouTube. http://www.medicina.uchile.cl/
atencionprimaria/Otros/universidades-por-el-territorio/hacia-
la-formacion-de-profesionales-de-salud-que-chile-necesita

Facultad de Medicina, Universidad de Chile (2021). Universidades por


el territorio. Hacia la formación de profesionales de salud que
Chile necesita: dilemas y desafíos en las enseñanzas-
aprendizajes de las ciencias de la salud. Universidad de Chile.
https://uchile.cl/m176603

Inmetric (2022). Estudio. Encuesta de opinión de dirigentes y grupos


motores del Programa IC. UDLA.

Levinas, E. (1977). Totalidad e infinito. Ediciones Sígueme.

Morín, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa.

Quiroga, F. (2022). Documento de trabajo. Informe sesión de focus


groups, realizado a estudiantes. Programa de Intervención
Comunitaria UDLA.

Universidad de Las Américas, UDLA (2022). Informe autoevaluación


Programa IC UDLA. UDLA.

Universidad de Las Américas, UDLA (2021). Programa de


Intervención Comunitaria. Documento de trabajo.

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 43


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Universidad de Las Américas, UDLA (2015). Bases conceptuales y


metodológica del Programa IC UDLA-2015. Quad Graphics.

Universidad de Las Américas, UDLA (s.f.). Presentación del Programa


de Intervención Comunitaria. Programa IC. https://
programaic.udla.cl

La Formación De Profesionales Integrales Insertos En Los Territorios 44


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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La Necesidad De Avanzar En Una


Formación Interdisciplinar Para La
Construcción Del Bienestar Social Y
Calidad De Vida. Una Reflexión A
Partir Del Caso De Caro
Julián Reyes Bahamondes ¹

Introducción
Este escrito tiene como propósito reforzar el llamado a complejizar la mirada
de técnicos ² y profesionales que se abocan a desarrollar procesos de
intervención tendientes tanto a la generación de bienestar y mejoras en la
calidad de vida de personas, como también a la transformación de sus
condiciones estructurales. Dicho esto, cabe consignar que el presente texto
no pretende entregar recetas ni soluciones definitivas porque, lisa y
llanamente, esto sería un acto contraproducente frente a la noción de
complejidad del mundo moderno. En este sentido, la invitación se encamina
más bien a situar nuestras intervenciones en escenarios de constante
ininteligibilidad producidos por problemáticas sociales altamente
dinámicas; lo cual exige, por una parte, desplegar un trabajo constante y
coherente de postura crítica respecto de nuestro propio quehacer disciplinar,
así como también una actitud de apertura frente al reconocimiento y
aprendizaje proveniente de otros saberes, que nutra la mirada profesional.
Para esto, en vez de desplegar una discusión netamente teórica, se
intentará provocar diversas inquietudes que, a su vez, alimenten la reflexión
y el acercamiento hacia una mirada interdisciplinaria, desde la presentación
de un relato que actuará como motor de la discusión.

¹ Trabajador Social por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Psicología,


mención Psicología Social por la Universidad Diego Portales. Coordinador de Desarrollo
Comunitario del Departamento de Salud y Desarrollo Comunitario y director del Centro de
Estudios Interdisciplinarios de Infancias y Espacialidades; de la Facultad de Salud y Ciencias
Sociales de la Universidad de Las Américas, UDLA. Santiago, Chile. Correo:
[email protected]; [email protected]

² En adelante se utilizará el masculino genérico como opción personal del autor.

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 45
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
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El Relato Acerca De Caro


Recuerdo que en pleno estallido social en Chile (2019), las redes sociales se
llenaron de una infinidad de materiales audiovisuales y escritos, la mayoría
de ellos intentando expresarle al mundo el profundo malestar acumulado
por décadas en nuestro país. De manera incansable se multiplicaban las
voces que clamaban con desesperación un poco de escucha, contención y
solución frente a sus múltiples pesares acumulados por años. Algunas, en
tono de denuncia, iban narrando con bastante desconcierto y desesperación
algunos de los acontecimientos que estaban acaeciendo en tiempo presente
en las calles del país; otras, en tono más reflexivo, intentaban vaciar sus
propias experiencias de vida que le daban sentido al fervor vivido durante
esos días.

Dentro de todo ese bombardeo de información, a inicios del mes de


noviembre de 2019, navegando en las redes sociales, recuerdo haberme
detenido en un relato que me conmovió por la crudeza de su contenido y
también porque me conectó con mi paso como profesional interventor de
programas orientados al abordaje de graves vulneraciones de derechos de
niños, niñas y adolescentes, en los llamados programas colaboradores del
Estado.

A continuación, comparto un extracto de dicho texto, el cual fue


firmado por una usuaria de una determinada red social, llamada Cinthia
Fernanda:

Nos criamos con hambre y frío, con dolor y a punta de buena


fe. Tenemos cuero de chancho. Crecí jugando en esta plaza ³
con una amiga, la Caro. La Caro era más pobre que yo, su
vieja la mandaba a vender a la feria, le sacaban la chucha si
la veían jugando. Muchas veces mi tata nos dio once a
nosotras y su hermano menor, pan con chancho y
mantequilla. Otras veces le prestamos ducha, le ayudamos a
sacarle los piojos, mientras en su casa sus papás estaban
cura’os peleando. Venía a estudiar, pero le costaba caleta y
al final desertó. A veces me iba a buscar y gritaba
“Estaaaaa, estaaaa. Tía ¿Está la esta?”, aún me da risa.

La Caro fue violada por un tío, obligada a verlo porque le


daba plata a su vieja. Cuando venía el tío me iba a buscar a

³ El relato hace referencia a una plaza caracterizada, entre otros, por su falta de vegetación.

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 46
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
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la casa. Siempre hablaba de sexo y que quería un pololo,


teníamos 12 años.

La Caro se fue, vendieron su casa a otros familiares y


quedaron en la calle. La última vez que la vi estaba
embarazada, tenía como 16-17, estaba con un loco que le
pegaba y que estaba en la pasta.

No sé qué será de ella; extraño cuando en esa plaza nos


hacíamos piecito para sacarle limones a una vecina, muchas
veces era el almuerzo de la Caro. Recuerdo que era amorosa,
que era linda persona, pero que se la sufría mucho y muchas
veces se quiso matar. La extraño, la recuerdo siempre
porque fue mi amiga del pasaje durante años. En esta plaza
crecimos, aquí veníamos a intentar jugar, pero a veces le
ganaba la pena y me ofrecía ir a tirar piedras a la pasarela,
nunca la acompañé, siempre le decía que era malo, que no
debía hacerlo. Hoy entiendo todo, hoy la extraño caleta (…)
Por todas las Caro que siguen intentando jugar.

Categorías Que Pueden Fragmentar E Invisibilizar A La


Persona
¿Qué le pasa a usted con esta historia? Sin duda, puede conectarnos con la
pena, el enfado y/o la desazón. Y es que, a pesar de tratarse de un relato
sintético, sus líneas contienen una seguidilla de situaciones —cada una de
ellas de altísima gravedad— las que, al vislumbrarlas superpuestas entre sí
en torno a una sola persona menor de 18 años, hace inviable tanto su
comprensión como su intervención. Por una parte, bien podríamos
preguntarnos, ¿cómo es posible que se produzca este tipo de barbaridades
de experiencias de vida? Por otro lado, si nos ponemos el ropaje de un técnico
o profesional interventor, las interrogantes podrían ir en la línea de
preguntarnos acerca de qué hacer con un caso como este.

Lejos de tratarse de una historia aislada, esta representa un tipo de


realidad que, muy a nuestro pesar, abunda en nuestra sociedad. Casos
como el de Caro se siguen reproduciendo sin pausa, logrando impactar
cotidianamente la vida de cientos de niños, niñas y jóvenes a lo largo de
nuestro país. Es probable que usted que está leyendo estas líneas, un relato
como este no le sorprende en lo absoluto. Quizás se cruzó con una Caro
estando en el campo de la intervención, ya sea en el terreno de lo social, de

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 47
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
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la salud, la educación, el poder judicial o, incluso, desde la vereda de las


policías, entre muchas otras áreas.

Al respecto, si quisiéramos vislumbrar a la joven desde algunos de


estos espacios laborales y desde allí pudiéramos abordar la segunda
pregunta planteada anteriormente —qué hacer desde el rol profesional
frente al caso de Caro—, eventualmente no encontraremos una única
respuesta, sino que esta dependerá del espacio laboral en el cual uno se
sitúe.

Por ejemplo, en el supuesto de que la red de protección de derechos


de niños, niñas y adolescentes haya detectado una o varias de las
situaciones de vulneración de derechos señalados en el relato, el caso de
Caro podría iniciar un largo recorrido a través de múltiples programas de
atención donde, en cada uno de ellos, tendría que relacionarse con una
infinidad de técnicos y/o profesionales de distintas disciplinas, contarles
acerca de su historia de vida y seguir los lineamientos que cada uno le
indique. Junto con ello, la situación de la joven sería monitoreada por una
serie de organismos con enfoque técnico, administrativo y jurídico, entre
ellos los Tribunales de Familia, que exigirán una serie de informes que den
cuenta del proceso de intervención en materia de protección.

Ahora bien, a partir del relato expuesto, Caro también podría tener
participación en dichos tribunales a propósito de otros temas, como por
ejemplo el de su embarazo. Es decir, junto con ser visualizada como la niña
o joven, menor de 18 años, vulnerada en sus derechos que requieren ser
reparados y protegidos, también podría ser vista como la joven madre que
tendrá a un bebé, el cual probablemente también requerirá de medidas
proteccionales, a propósito de las condiciones de vida de Caro. Esta
situación podría decantar en una pérdida de la custodia de su bebé o,
incluso, en que este termine siendo susceptible de ser adoptado.

Siguiendo con el ejercicio de ficción, si a la joven se le sorprende en


forma reiterada cometiendo algún acto ilícito —por ejemplo, arrojar piedras
hacia los vehículos que transitan por la carretera, sobre todo si uno de estos
llegara a impactar un automóvil; o quizás, que la joven incurra en algún otro
tipo de delito también de mediana o alta gravedad—, entonces sería
derivada nuevamente al poder judicial, en este caso a un tribunal que
atiende infracciones de ley penal, el cual abrirá un expediente para la
revisión y monitoreo de su situación. Aquí, la joven también tendrá que
ingresar a un programa de atención, a dialogar nuevamente con múltiples
técnicos y/o profesionales, esta vez, para generar procesos tendientes a su
responsabilización penal.

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Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Por otro lado, si la joven llegara a presentar un consumo problemático


de drogas, a propósito de su relación con una pareja consumidora de pasta
base, esta podría ser ingresada a programas de tratamiento de drogas; allí
tendrá que lidiar ya sea en espacios ambulatorios o residenciales, donde
deberá exponer su historia de vida, en esta ocasión, ante otros múltiples
técnicos y/o profesionales especializados en dichas materias. Si la situación
de consumo de Caro se llegara a complejizar, incluso tendría que ser
ingresada a una unidad de desintoxicación de drogas.

Junto con lo anterior, la joven ha de transitar por la red asistencial de


servicios de salud. Allí podría ser atendida, ya sea para realizarse controles
rutinarios, por controles vinculados al inicio de la vida sexual, constatación
de lesiones producto de su historia de maltrato, la historia de abuso, por
control de la maternidad, por los temas de drogas, entre varios otros
motivos. En cada espacio, también ha de interactuar con un alto número de
técnicos y/o profesionales de distintas disciplinas, a quienes ha de
compartirles su historia de vida y manifestarles sus pesares para que estos
puedan ser abordados.

No olvidemos que la misma joven también calza en la categoría de


estudiante; es decir, forma parte de otro sistema que también mantiene
registros de su vida y la conduce por un tránsito progresivo de formación que
va desde la educación básica a la enseñanza media, pero que en este caso
se vio interrumpido producto de que desertó del sistema escolar. Mientras
permanecía en él, Caro también debe haber interactuado con otras
personas, entre los que se cuentan profesores y orientadores.
Finalmente, Caro también puede haber sido visualizada por técnicos
y/o profesionales de muchos programas locales, ya sea municipales o de
organismos no gubernamentales, de atención directa vinculada al ámbito de
la mujer, de asistencia social y de personas en situación de calle, entre otros.
También, podría haber sido vista directa o indirectamente por programas
asociados al campo de la seguridad ciudadana, de desarrollo comunitario, y
así un largo etcétera de espacios laborales. En este sentido, podríamos
preguntarnos: ¿cuál de todas estas versiones, construidas desde distintas
trincheras, puede dar cuenta de quién es Caro?

Por otra parte, desde el campo de la intervención, este puede ser uno
de esos casos que se nos aparecen en el desvelo y que nos dejan rumeando
hasta altas horas de la noche. Puede ser de esos casos que nos desafían a
la creatividad y a desplegar todos nuestros recursos; que nos llevan a
reunirnos y coordinarnos en reiteradas ocasiones con la red de programas
intervinientes.

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Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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A su vez, puede transformarse en aquella historia que nos aproxima a


la desesperanza del quehacer profesional. Para algunos, ya inmersos en la
total indolencia laboral, este puede llegar a ser un caso tildado de “cacho” o
problema, porque pareciera ser que no se vislumbra manera alguna de
mejorar la situación. Asociado a esto, cabe señalar que el propio sistema
laboral, en su búsqueda por mejorar la calidad, cobertura y tiempos de
respuesta de la atención, en general, se ha ido quedando atrás respecto de
los altos desafíos que presenta intervenir en este tipo de procesos. Y es que
el Estado, como organismo generador de políticas públicas, hace ya
bastante tiempo dejó de intervenir en los problemas de poblaciones
relativamente homogéneas. Más bien, este entramado ya no da cuenta de
la complejidad de la sociedad actual, entonces, ahora debiera encargarse de
fenómenos altamente dinámicos, pero que sin embargo no logran ser
procesados e intervenidos a tiempo (Güell, 2007; Rosanvallon, 2007).
Mientras tanto, los programas de atención deben lidiar con metas exigentes,
cuyas cifras de éxito en la atención deben arrojar números altamente
positivos, que permitan reflejar la excelencia en el servicio; solo así se puede
intentar asegurar la sostenibilidad de dicha oferta programática en el
tiempo. En otras palabras, trabajar con casos de alta complejidad como el
de Caro puede, incluso, poner en riesgo la continuidad de un determinado
programa orientado a la atención y búsqueda de un mayor bienestar de las
personas, lo que sin duda suena altamente incongruente y hasta perverso.

Ahora bien, haciendo un ejercicio de total simplificación de la persona


de Caro, algunas de las proyecciones que pudiera tener un caso como este
son que, una vez que cumpla la mayoría de edad, se mantenga
acompañada por algún programa de atención de personas en situación de
calle, o bien, si llega a tener un historial de delitos, tarde o temprano tendrá
ingresos y reingresos al sistema penal cerrado. En cualquiera de estos
escenarios, su caso comenzará a tener una disminución en el número de
técnicos/profesionales intervinientes, comenzará a ser invisible ante los ojos
del sistema de vida de nuestra sociedad, hasta llegar a abrazar el olvido.

A Modo De Cierre
Por múltiples razones, el entendimiento y abordaje de la realidad social ha
tendido a su compartimentalización. Si bien con ello se intenta manejar
analíticamente la realidad, al escindir y clasificar la complejidad de las
heterogéneas realidades de nuestras sociedades modernas, ello puede
atentar contra la visibilización e integralidad de la mirada de las personas y

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 50
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

las problemáticas sociales que les impactan (Reyes, en prensa), generando


intervenciones parceladas, que en ocasiones nada tienen que ver con dichas
personas. De alguna manera, esto nos debiera retornar a la cuestión acerca
del para qué de nuestro ejercicio técnico/profesional. Si va en la línea de
trabajar para y con otros, pues tenemos una tarea titánica de repensar
nuestros quehaceres, para orientarlos a ese encuentro de saberes que
tienda a la conjunción de puntos de vista, entre las disciplinas y las propias
personas a quienes va destinada nuestra acción, de manera de nutrir y
complejizar el quehacer técnico/profesional.

Por otro lado, respecto del propio acto de la intervención, se puede


entender que esta se despliega a través de un trabajo con categorías
analíticas y no con personas en cuanto a su condición natural (Matus, 2003);
es decir, si tomamos en consideración el relato de Caro, la intervención con
la joven se desarrollaría en tanto las categorías “niña o joven vulnerada en
sus derechos”, “víctima de violencia intrafamiliar y de abuso sexual”, “madre
adolescente”, “deserción escolar”, “persona en situación de calle”, entre otras
categorías. Son estas las que convocan a trabajar con la persona de Caro,
para ingresarla a un determinado sistema de atención. El punto es que estas
pueden terminar superponiéndose a la persona, es decir, generar rótulos
que, lejos de abrir posibilidades, naturalicen y etiqueten a la persona, sobre
todo desde una perspectiva invalidante. De allí la importancia de interrogar
permanentemente la pertinencia del uso de dichas categorías, de manera
tal que estas no pauteen a priori la reflexión y, por ende, terminemos
invisibilizando a la persona en cuestión.
En definitiva, lo óptimo sería que se despliegue de un trabajo
interdisciplinario orientado a la construcción conjunta de la problemática de
la intervención, inclusive, utilizando nuevas categorías, las que sean
funcionales al propósito último de la intervención, para generar cambios
tendientes a provocar mejoras en la calidad y condiciones de vida de las
personas.

Desde esta óptica, esta reflexión debiera llevarnos a que nuestra labor
avance firmemente hacia el encuentro entre perspectivas, porque nos
requerimos mutuamente para hacerle frente a la complejidad y dinamismo
de los fenómenos y problemáticas sociales. No dejemos de hacer esto, “por
todas las Caro que siguen intentando jugar”.

La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 51
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Referencias

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La Necesidad De Avanzar En Una Formación Interdisciplinar Para La Construcción Del Bienestar Social Y 52
Calidad De Vida. Una Reflexión A Partir Del Caso De Caro
Sección 2
Emergencias Sanitarias desde
un enfoque participativo y
comunitario

53
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su


Gestión Estratégica Desde La
Comunicación Social Comunitaria
José Miguel Labrín Elgueta ¹

Sociedad Mediatizada Y La Construcción De Los Riesgos


Sanitarios
La transición del siglo XX al XXI estuvo marcada por una intensificación de
aquellas tensiones que daban cuenta de un cambio de época. La superación
de la pretensión moderna anclada en el desarrollo social permanente, las
verdades consolidadas a través del conocimiento científico y la fuerza de la
razón humana para la construcción de un futuro de progreso se han puesto
en duda en la medida en que los mismos logros han generado una
percepción global de límite a la supervivencia humana: la preocupación
sujeto-entorno, situada en la crisis del cambio climático, la expansión
tecnológica y la virtualización de nuestras interacciones —con el temor a la
despersonalización a través de la ubicuidad que ofrece internet, o la
expansión del quehacer humano transgrediendo y trastocando límites
ecológicos—, son algunos ejes por medio de los cuales es posible graficar el
sentido que se forja en estas primeras décadas de los 2000.

En este escenario, la noción de riesgo deja de ser solo una


construcción subjetiva e individual de quien experimenta un peligro o
amenaza, sino que pasa a formar parte de la estructura y configuración de
la sociedad global en la que residimos. El nuevo contexto posindustrial
interpela constantemente a reflexionar acerca del límite y la posibilidad de
responder a un bienestar compartido. Así, mientras en una primera
modernidad las instituciones y las políticas podían establecer aquel eje de
inclusión y de reducción de brechas o desigualdades, hoy su situación en
crisis despliega una inseguridad permanente, donde la demanda por la
reducción de incertidumbre emerge como una cualidad propia de una
racionalidad nueva exigible.

¹ Periodista, Universidad de Chile. Facultad de Comunicación e Imagen, Universidad de Chile.


Santiago, Chile. Correo: [email protected]

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 54
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Ulrich Beck (1998) ya a fines de los 80 del siglo pasado observaba lo


anterior como una precondición que marcaría el surgimiento del nuevo
milenio:

Al contrario que los riesgos empresariales y profesionales del siglo XIX


y de la primera mitad del siglo XX, estos riesgos ya no se limitan a lugares y
grupos, sino que contienen una tendencia a la globalización que abarca la
producción y la reproducción y no respeta las fronteras de los Estados
nacionales, con lo cual surgen unas amenazas globales que en este sentido
son supranacionales y no específicas de una clase y poseen una dinámica
social y política nueva (Beck, 1998, p.19).

No es extraño, entonces, que el campo de la salud sea actualmente


uno de los principales ámbitos donde se ponen en juego estos pliegues
contemporáneos. La formalización del conocimiento científico aplicado al
bienestar ha ido de la mano de la conformación de espacios sociales que
permiten responder adecuadamente a dicha complejidad. El sistema
sanitario, que organiza la pregunta por el bienestar en nuestra sociedad
contemporánea, generó una retórica donde las condiciones de inclusión
estaban dadas por la prevención, la atención, la recuperación, o la
rehabilitación. Lo sanitario, por tanto, organizaba la producción científica
con lo político, para establecer las condiciones de coordinación de aquello
que puede confirmar la salud pública (Zamorano Farías, 2019).

En ello, las instituciones mediaban entre los sujetos y dicho sistema y


promovían desde allí aquellas condiciones de seguridad que solo
encontraban respuesta en dicha intersección. El avance científico del siglo
XX —traducido a una práctica médica accesible— no solo redujo la tasa de
mortalidad infantil, eliminó enfermedades a nivel global (como la viruela), o
elevó la esperanza de vida en el mundo occidental, sino que también generó
las condiciones donde la experiencia del bienestar se reunía en el carácter
colectivo, en la expansión del conocimiento y la protección compartida.

Sin embargo, en la sociedad del riesgo, aquello que era propio del
desarrollo, reúne en sí mismo la posibilidad de fracaso, y con ello, un relato
social dominante donde lo que hace, deshace; lo que busca controlar,
desregula. Por ejemplo, en pocas décadas se pasó de la desnutrición a la
malnutrición por exceso, donde la mayor adquisición e industrialización de
los alimentos junto con las rutinas laborales generaron una relación distinta
con la comida y una amenaza potencial para el bienestar futuro: el daño se
desplaza temporalmente y emerge como un riesgo futuro de diabetes,
hipertensión o cáncer.

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 55
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Por otra parte, la aceleración de las transformaciones


comunicacionales ha sido espejo y reflejo de esta nueva modernidad, que
distribuye los riegos en la población (Lozano Ascencio y Franz Amaral,
2017). Aquellas redes que han permitido la construcción y la generación de
vínculos transnacionales y han superado los límites espaciotemporales,
establecen también la posibilidad de una individualización mayor y la
selección sobre la base de algoritmos. Asimismo, la expansión del registro
informativo a múltiples plataformas más allá de la especialización del
periodismo ha aumentado la circulación de noticias falsas o estrategias de
desinformación, como al mismo tiempo ha posibilitado la construcción de
televulnerabilidad, como forma de un riesgo a distancia.

Visto así, la intersección de la comunicación y la salud aparece como


un lugar de prácticas que permite gestionar los riesgos contemporáneos.
Desde una perspectiva consciente de los campos que organiza y de su
reflexibilidad, es posible actuar para reducir la incertidumbre y producir
seguridades. Esto conlleva al reconocimiento de una función específica de la
comunicación que tiene que ver con su orientación a la coordinación de los
comportamientos de quienes participan en un contexto cultural dado: la
comunicación, como un proceso interactivo, permite generar distinciones
que, llevadas al actuar en el mundo, favorecen el reconocimiento de
patrones posibles de ser y pertenecer en una sociedad.

De esta manera, la comunicación de riesgos en salud reconoce su


lugar con la articulación de las percepciones que administran los sujetos y
sujetos en este vivir complejo o, dicho de otra manera, en las posibilidades
de acoplarse con la construcción de bienestar prevalente. Según Zamorano
Farías (2019) citando a Luhmann:

Si bien el problema del riesgo no atañe a las organizaciones médicas


de manera directa, está acoplado a la forma en que la salud y la enfermedad
son tratadas en las comunicaciones científicas, políticas y en el ámbito de la
opinión pública. Precisamente, por ello Luhmann pone de relieve la
importancia del papel de la medicina en la sociedad y la codificación médica,
lo cual posibilita centrarse en el sistema médico como un sistema de
comunicación que comprende a médicos (y en general personal de salud) y
pacientes sobre sus aspectos estructurales (enfermedad/salud) y su manera
de tratar con demandas o reclamos individuales (Zamorano Farías, 2019, p.
56).

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 56
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Tiempos Pandémicos Para La Gestión De Riesgos


Lo reseñado no puede obviarse al mirar la reciente pandemia por COVID-19.
No ha sido menor la temprana mediatización de la nueva enfermedad como
amenaza a la humanidad. Dicha construcción de sentido tampoco fue
azarosa. Desde la gripe H1N1 (conocida como gripe porcina) y el
surgimiento del síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS, por sus
siglas en inglés) existía, como selección informativa de los medios, el riesgo
permanente de la próxima gran pandemia. La infección por COVID-19 logró
su cometido anticipadamente.

Tras pocas semanas, la experiencia asiática y europea de


confinamiento y muerte escaló a una forma del global de vivir. Por primera
vez en décadas, la posibilidad del bienestar individual y colectivo pasaba
por la restricción del movimiento, el uso de dispositivos como las mascarillas
y el distanciamiento físico, en definitiva: la aceptación de la limitación de
nuestras acciones en pos del bien común. Luego, esta cesión coordinada,
también se observó en la rápida aceptación de la vacuna cono mecanismo
de reducción de daños frente a la infección del SARS-CoV-2. Las medidas
regulatorias, por tanto, requerían de la aceptación general y masiva de estos
nuevos acuerdos de relación, que permitiesen elevar las condiciones de
bienestar de la población.

En este sentido, el riesgo estructural que evidenciaba


contemporáneamente la pandemia, derivaba en un riesgo posible de ser
percibido — aceptado o no— por parte de los sujetos. En una sociedad en
donde el riesgo es inmanente, la construcción social de estos será un
proceso clave para comprender las alternativas y mecanismos de reducción
de la incertidumbre. Dicho de otro modo, los riesgos —y en especial en el
ejemplo reciente de la pandemia—, requerían que estos fueran parte de una
explicitación permanente, de tal manera que la regulación de la misma
pandemia pudiese operar, y para ello la comunicación, tanto en sus niveles
mediáticos, institucionales, grupales o interpersonales, fueron clave para su
desarrollo.

Arnold-Cathalifaud et al. (2020) apuntan a este proceso en su análisis


de la pandemia desde una perspectiva sistémica. En efecto, refiriéndose a
una segunda etapa del COVID-19, frente al peligro inicial como algo externo,
se construye un marco del riesgo:
A partir de allí, el SARS-CoV-2 adopta la forma de riesgo para la
sociedad mundial: el virus ya no será considerado un peligro, sino un riesgo;
su propagación ya no será un suceso natural o providencial, externo a la

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 57
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

sociedad o propio de hábitos de poblaciones lejanas, sino que su


propagación y efectos serán atribuidos a las decisiones de medidas, mejores
o peores, que se toman para enfrentarla. La observación y evaluación de las
políticas de contención de la pandemia dejan un lugar para que su amenaza
adquiera una nueva elaboración social. Específicamente, una paulatina
aceptación de la parte oscura de los riesgos, por ejemplo, una aceptación
condicionada de la expectativa del descubrimiento y producción de
fármacos para tratar a los afectados y a potenciales contagiados (Arnold-
Cathalifaud et al., 2020, p. 171).

Elementos Funcionales Para La Gestión Comunicacional De


Los Riesgos En Salud
He aquí donde emerge uno de los ejes centrales para la comunicación de
riesgos en salud. La repartición de los riesgos opera de manera diferencial
en quienes son parte de la sociedad. De esta forma, más allá del carácter
probabilístico de un análisis convencional de los riesgos, es cierto también la
vulnerabilidad de quienes tienen mayores posibilidades de experimentar un
acontecer como peligro o amenaza. En este sentido, la facticidad del riesgo
implica reconocer tempranamente las asimetrías o desigualdades
existentes en nuestras sociedades contemporáneas, ya sean estas de
carácter socioeconómicas, sexogenéricas, étnicas y/o culturales.

Por otro lado, al igual que en otros procesos sociales, las condiciones
del riesgo tienen relación con la percepción de estos. Estas brechas
comentadas en los párrafos anteriores también pueden estar situadas en un
marco mayor, donde pese al riesgo factual, la percepción de estos resulte
equívoca. Esto puede deberse a múltiples factores, desde un mecanismo
para evitar la estigmatización de un grupo o colectivo, hasta una estrategia
para evitar la responsabilidad personal o de reconocimiento de
vulnerabilidad asociadas socialmente a una enfermedad o condición. En
este sentido, el riesgo factual es tan relevante como el riesgo percibido,
siendo este último el que orienta aquellas decisiones vinculadas al
comportamiento.

Estos aspectos pueden reconocerse en función de las relaciones entre


peligros (como característica técnica del riesgo, avalada por una comunidad
científica y una evidencia afín) con grados de percepción, previendo desde
allí disposiciones cognitivas como emocionales en la construcción de dichos
imaginarios. Así, mientras una percepción baja asociada a un peligro alto

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 58
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

permitiría aseverar que la evidencia no ha logrado generar preocupación (o


alarma) en determinados sujetos o población, una percepción alta pero un
peligro bajo, habla más bien de un discurso del miedo generalizado, que no
ha podido ser delimitado según las características del sujeto o grupo.

Por otro lado, una percepción moderada dentro de un encuadre de


peligro moderado reconoce una ciudadanía en estado de alerta, más
receptiva a la orientación por parte de la institucionalidad de salud o
agentes similares. En el otro cuadrante, cuando la percepción de riesgo es
alta en un contexto de alto peligro para la población, será posible observar
una alta perturbación con una creciente demanda de información marcada
posiblemente por una fase aguda de una crisis, en este caso, sanitaria. En
dicho contexto, además, producto de la mayor demanda de información y
comunicación, es posible aumentar el riesgo desde otros lugares, por
ejemplo, el surgimiento de noticias falsas o procesos de desinformación.
Reflejo de lo anterior es la evidencia que propone Pedro César Cantú (2009)
citando a Farré Coma (2005):

Existen tres principios fundamentales en la comunicación social de


riesgos: considerar que las percepciones en la sociedad son reales, aun si se
trata de circunstancias inexistentes, ya que estas pueden generar
acontecimientos que promuevan un temor generalizado; se debe instituir un
puente de confianza y credibilidad, basado principalmente en la realización
de actividades de resolución a la problemática existente y en una
comunicación que satisfaga las necesidades de los medios de comunicación
y audiencia a quien se dirige, abatiendo la información técnica, para contar
con un público bien informado que participe, se interese y se oriente a la
búsqueda de soluciones al conflicto tratado; y contemplar una comunicación
eficaz de los riesgos en la cual se reconozca la importancia de estar
preparados para llevar prácticas convenientes para comunicarse con una
audiencia muy diversificada y con gradientes diferenciales de conocimiento
y preparación (Cantú, 2009, p. 261).

La Gestión De La Comunicación De Riesgos Como Una


Oportunidad De Cambio Social
A partir de estos antecedentes, es importante relevar que la comunicación
de riesgos pertenece al campo de la comunicación estratégica, orientada el
cambio social. Esto implica que todo proceso comunicacional de esta
naturaleza puede ser intervenido y gestionado, es decir, puede ser orientado

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 59
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

hacia fines específicos. En este caso, elevar la calidad de vida y el bienestar


subjetivo de la población.

Esto hace que la comunicación de riesgos pueda participar de


cualquier estrategia de promoción y prevención de la salud y que esta sea
un eje del trabajo comunitario, particularmente en la gestión de procesos
que requieren de un abordaje integral. En este sentido, es necesario
considerar en cualquier administración comunicacional de riesgos su
relación con los procesos vinculados a las emergencias sanitarias, conflictos
o crisis. Así, mientras las primeras remiten a la idea de un cambio inesperado
de determinados aconteceres pasados, los conflictos ponen de manifiesto
las posiciones contrarias frente a la problematización, abordaje, propuestas
de solución y/o resolución de un determinado tema sanitario. Las crisis, por
último, son una perturbación mayor que puede poner en riesgo la viabilidad
de un plan, programa u organización sanitaria, como también afecta la
calidad de vida de determinadas grupos o poblaciones. O como plantea
Riorda (2011), la comunicación de crisis es “dotar de certidumbre y eliminar
la conflictividad” (p. 30).

Con ello, en la comunicación de riesgos es recomendable considerar


también las fases en las que se encuentra la situación problema, incluso en
tanto emergencia, conflicto o crisis. Estas se pueden ubicar desde un periodo
potencial o de precrisis —donde surgen las primeras señales o alertas—,
pasando por la fase aguda, crónica, o bien, de resolución. Es importante
considerar que la comunicación de crisis, al vincularse con la comunicación
de riesgos, permite establecer un aprendizaje recurrente a nivel
organizacional, siendo entonces un factor de desarrollo también para las
instituciones de salud en la medida en que la observación de riesgos se
establece como un criterio permanente de relación con su entorno y
públicos.

Este es quizás uno de los ejes relevantes para desarrollar una


adecuada gestión de la comunicación de riesgos desde una perspectiva
social comunitaria. El reconocimiento de quienes son agentes y sujetos del
bienestar, en términos de audiencias o públicos, nos permite actuar desde
un lugar de pertinencia. Tal como lo establece Diligenti (2021) refiriéndose al
lugar de los riesgos como construcción social según Emiliana Mangone: “un
problema de la vida cotidiana por el cual deben considerarse las
implicaciones políticas y las posiciones de los individuos respecto de metas
individuales y colectivas” (Diligenti, 2021, p. 101).

Esta pertinencia, que eminentemente es cultural, debe también ser


relevante en términos de las prácticas y procesos de comunicación en los

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 60
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

cuales participan estos grupos o poblaciones. Esto implica que la


comunicación debe situarse planificadamente, es decir, cómo y a través de
qué plataformas sus grupos objetivos se vinculan entre sí y también a través
de qué tipo de medios estos se informan. Eso no solo en la perspectiva ser
más eficaz y eficiente en vehiculizar y permitir la apropiación significativa de
mensajes o contenidos preventivos o promocionales por parte de la
población, sino ante todo para la generación de un entorno comunicacional
marcado por la legitimación de derechos, su accesibilidad y promoción.

Es por ello que, en un contexto societal donde las instituciones están


altamente desprestigiadas, el pacto social en el que se pone en juego la
gestión de riesgos de la población demanda una construcción permanente
de ciudadanía, visto a su vez por la relación de las organizaciones
generadoras de bienes públicos, con el bienestar de la población. Ello, junto
con la administración de la evidencia como un criterio verificador, permite
intervenir en el actual espacio social de alta incertidumbre, para reducir y
establecer certezas en función de seguridades.

Por otra parte, la construcción de confianzas es un eje permanente de


la comunicación de riesgos. Según Gil Calvo (2009):

en la actualidad, como consecuencia de su privatización


impulsada por la globalización, esas fuerzas vivas han
quedado desautorizadas. Y cuando su autoridad se pierde
también desaparece la confianza pública en las instituciones
normativas . . . Si las instituciones pierden su autoridad
normativa todo resulta posible, incluyendo la emergencia
espontánea de toda clase de riesgos sociales (p. 188).

Esta dimensión política y estratégica retoma la idea de que la


comunicación de riesgos tiene un espacio de planificación altamente
consolidado, a través del cual es posible establecer criterios de toma de
decisiones, a partir del monitoreo constante tanto de la variación del peligro
fáctico, como de las percepciones que configuran el riesgo para la población.
Esta situación de permanente alerta y observación del entorno (incluyendo
en él la naturaleza simbólica del bienestar), es una característica central del
proceso de gestión comunicacional, siendo entonces flexible al cambio y
estratégicamente situado.
Este marco decisional no solo pasa por los gestores de la
comunicación de riesgo, sino también por todos los actores que participan
de la gestión. Esto permite observar que los recursos con los cuales se

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 61
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cuenta para abordar la comunicación estratégica pueden estar presentes en


articulación y alianza con otros. La relación colaborativa que puede existir
en la gestión de la comunicación de riesgo puede tener una alta incidencia,
tanto para configurar un espacio de alerta permanente, una coordinación
con los medios y dimensión pública de la comunicación, como también para
la puesta de capacidades diversas que legitimen la comunicación de riesgo
en los grupos objetivos. Líderes locales, voceros de organizaciones,
especialistas próximos u otras instituciones, incluyendo redes virtuales y
medios, pueden ser parte de una cámara de resonancia de los sentidos
disponibles sobre el bienestar y el cuidado, que pueden establecer
distinciones nuevas respecto de las amenazas o riesgos.

Así como la colaboración emerge como una posibilidad, también lo es


la participación de quienes son parte o representan a las poblaciones en
riesgo. Más allá del nivel consultivo, propio del monitoreo como del
reconocimiento de públicos, lo cierto es que la estrategia de comunicación
de riesgos puede involucrar a dichos grupos vulnerables en otras
dimensiones. Esto, entonces, abre las posibilidades de cogestión,
fiscalización y evaluaciones ciudadanas, ámbitos que, en virtud de las
condiciones efectivas de ejecución de la comunicación de riesgo, pueden
conllevar beneficios a nivel de legitimidad, asertividad y vínculo, entre otras.

Este enfoque, visto desde la responsabilidad de lo público, demanda


condiciones de transparencia y rendición de cuentas significativas. El nuevo
pacto ciudadano que demanda la reconfiguración de lo público determina
que las entidades que establecen una comunicación de riesgos deben
someterse al escrutinio social constante, en un escenario permanente de
comunicación bidireccional.

Las posibilidades de reconocer el lugar de transformación que permite


la comunicación de riesgos implican asimismo cumplir un papel orientador
en tiempos de incertidumbre. Y en este contexto es relevante ubicar el acto
de comunicar desde su valor etimológico: “poner-en-común” implica la
intencionalidad compartida en un marco colaborativo, donde lo simbólico
permite establecer repertorios de sentidos comunes que se traducen en una
acción compartida, ante todo coordinada, en este caso bajo la posibilidad de
un bienestar individual y colectivo. Por ello, la comunicación de riesgos en
salud es, ante todo, una comunicación orientada al actuar conjunto,
aceptando un acuerdo por mejorar la calidad de vida de una comunidad.

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 62
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Referencias

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3476(2019)04

Riesgos En Salud: Apuntes Para Su Gestión Estratégica Desde La Comunicación Social Comunitaria 63
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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Alfabetización En Salud Para


Emergencias Sanitarias.
Consideraciones Comunitarias
Juan Pedro Guerrero Núñez ¹

Emergencias Sanitarias
La actual pandemia por COVID-19 y otras emergencias sanitarias del
pasado, como el brote de síndrome respiratorio agudo grave (SARS), la
pandemia de gripe A (H1N1), el brote de síndrome respiratorio de Oriente
Medio (MERS), el brote de ébola en África Occidental y la epidemia de Zika,
han requerido respuestas globales y organizadas (Organización Mundial de
la Salud [OMS], 2022). Al respecto, el Reglamento Sanitario Internacional de
la OMS relaciona el concepto de emergencias sanitarias con el riesgo de
propagación de enfermedades (OMS, 2021).

El año 2019, según el índice de seguridad sanitaria mundial que


evalúa la capacidad de los sistemas sanitarios para enfrentar amenazas
biológicas naturales, accidentales o deliberadas que puedan generar
epidemias o pandemias, se determinó que la seguridad sanitaria era débil
en todo el mundo y que ningún país estaba completamente preparado para
enfrentarlas (Cameron et al., 2019).

Sin embargo, más allá de lo biológico, se deben reconocer otros


eventos que, potencialmente, pueden provocar emergencias sanitarias. Por
ejemplo, el cambio climático es un problema de salud pública, por sus
efectos sobre las personas y los sistemas de salud (Nicholas et al., 2021).
Además, pese a los tratados internacionales, el uso de agentes biológicos,
químicos y radiactivos por episodios terroristas o bélicos, son una amenaza
latente en la generación de nuevas emergencias, para las cuales la
humanidad deberá estar preparada (Williams et al., 2022).

¹ Matrón por la Universidad de Antofagasta. Máster en Promoción de la Salud y Desarrollo


Social (Universidad Pública de Navarra), Máster en Salud Pública (Atlantic International
University), Máster en Sexología y Sexualidad Humana (Asociación Hispanoamericana de
Psicología Aplicada), Doctorando en Ciencias de la Salud (Universidad Pública de Navarra).
Departamento de Obstetricia y Puericultura, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad
de Atacama. Copiapó, Chile. [email protected]

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 64


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

No obstante, la pandemia por COVID-19 ha generado


indiscutiblemente una crisis sanitaria sin precedentes, provocando cambios
súbitos y dramáticos con restricciones locales y globales, donde una
adecuada alfabetización en salud (en adelante AS), nunca ha sido tan
imprescindible para la supervivencia (Spring, 2020). Más aún cuando las
personas debieron participar activamente en la implementación de acciones
de mitigación contra la propagación, como el distanciamiento físico, la
higiene y el lavado de manos, cuarentenas, la restricción de movilidad y uso
de mascarillas, entre otras (Lazcano-Ponce y Alpuche-Aranda, 2020).

La emergencia ha ocupado, pues, las más altas instancias


gubernamentales y el primer plano de las agendas políticas. Las ciudades
han sido el epicentro de la pandemia y es desde allí donde se deberán
planificar las estrategias de prevención, detección y respuesta ante
amenazas y emergencias sanitarias venideras y su posterior recuperación.
Esto, complementado por el desarrollo de la capacidad de las personas y
comunidades para enfrentar la infodemia, que corresponde a la
sobreabundante información existente, especialmente aquella que es
inexacta y falsa (OMS, 2022).

Infodemia
Un estudio de más de 100 millones de mensajes en Twitter, compartidos
desde el 22 de enero al 10 de marzo del 2020, concluyó que oleadas de
información potencialmente poco confiables precedieron al aumento de las
infecciones por COVID-19, exponiendo a países enteros a una grave
amenaza para la salud pública (Gallotti et al., 2020). En este contexto, el
director general de la OMS señaló “No solo estamos luchando contra una
pandemia; estamos luchando contra una infodemia” (The Lancet Infectious,
2020).

En medio de una crisis, la sobreabundante información hace difícil


identificar lo que es “auténtico”, más todavía si no se cuenta con fuentes
confiables (Banerjee y Meena, 2021). La información científica y técnica se
mezcla con rumores, datos manipulados, información incorrecta, expertos y
noticias falsas, que tendenciosamente dificultan el análisis y discernimiento
de las personas (García-Saisó et al., 2021). Esto puede acelerar el proceso
epidémico al intervenir y fragmentar la respuesta social, influyendo en el
comportamiento de las personas y alterando la eficacia de las medidas
abordadas por los gobiernos (Cinelli et al., 2020).

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 65


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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En este sentido, tener confianza en la información del gobierno y


contar con un nivel de educación superior, son variables que disminuyen la
creencia en mitos e información falsa en torno al COVID-19. Por el contrario,
tener confianza en las redes sociales, en la comunicación interpersonal y en
la información entregada por autoridades religiosas son variables que
aumentan dichas ideas. Por ello, la capacitación en alfabetización mediática
es una real alternativa de mitigación, ya que permite aumentar las prácticas
de análisis crítico de publicaciones en redes sociales, contribuyendo a
disminuir la infodemia (Melki et al., 2021).

Enfrentar distintas emergencias sanitarias y sus infodemias


asociadas, será el gran desafío de las comunidades. Para esto, será vital que
los gobiernos avancen en políticas de salud que promocionen la AS,
reconociendo su rol como un determinante social que contribuye a
comprender la complejidad ecológica y multinivel de los procesos que
determinan la salud (Cardona-Arias et al., 2021) y conscientes de que, sin
ella, se generan gradientes sociales que refuerzan aún más las
desigualdades (Kickbusch et al., 2013).

Alfabetización En Salud
Este término fue utilizado por primera vez en 1974 por el doctor Scott
Simonds, profesor de Educación en Salud, de la Escuela de Salud Pública de
la Universidad de Michigan, en su artículo “La educación en salud como
política social” (Simonds, 1974). Desde esa fecha, la AS ha presentado una
evolución conceptual constante, permitiendo desarrollar distintos modelos e
instrumentos de medición.

En la década de los 90, el Glosario de Promoción de la Salud, presentó


la AS como el conjunto de “habilidades cognitivas y sociales que determinan
la motivación y la capacidad de los individuos para acceder a información,
comprenderla y utilizarla, para promover y mantener una buena salud”
(OMS, 1998). Así mismo, la Biblioteca Nacional de Medicina la conceptualizó
como “el grado en que las personas tienen la capacidad de obtener,
procesar y comprender la información y los servicios básicos de salud
necesarios para tomar decisiones de salud adecuadas” (Ratzan y Parker,
2000). Una revisión sistemática que identificó 17 definiciones, concluye que
la alfabetización sanitaria está vinculada con la alfabetización e
implica el conocimiento, la motivación y las competencias de las personas
para acceder, comprender, evaluar y aplicar la información sanitaria, con el

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 66


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

fin de emitir juicios y tomar decisiones en la vida cotidiana en materia de


atención sanitaria, prevención de enfermedades y promoción de la salud
para mantener o mejorar la calidad de la salud durante el curso de la vida
(Sørensen et al., 2012).

Sus Dimensiones Y Ámbitos


Esta última definición de Sørensen y colaboradores, brinda cuatro
dimensiones o habilidades que las personas deben desarrollar para
gestionar la información en salud: acceder, comprender, evaluar y aplicar.
Además, identifica tres ámbitos en los cuales las personas se deben
desempeñar:

• Promoción, que corresponde a información acerca de determinantes


de la salud y factores protectores.

• Prevención, que trata de la información de los factores de riesgo.

• Atención sanitaria, correspondiente a cuidados y cumplimiento de


consejos o indicaciones (Sørensen et al., 2013).

Sus Enfoques
En 2008, Pleasant y Kuruvilla, a partir de las diferencias entre una
evaluación individual y una colectiva, propusieron un enfoque integral de AS,
constituido por un componente clínico y otro de salud pública. El clínico
ayuda a los médicos, por ejemplo, a comunicar mejor sus recetas y a los
pacientes a comprender y cumplir sus tratamientos. El de salud pública, en
tanto, vincula la AS con la promoción de la salud, el mercadeo social, la
educación y el empoderamiento (Pleasant y Kuruvilla, 2008).

Otro enfoque desarrollado es la AS organizacional (ASO), la que se


define como “el grado en que una organización implementa políticas,
prácticas y sistemas que facilitan a las personas navegar, comprender y
utilizar la información y los servicios para cuidar su salud” (Sentell et al.,
2021). En una etapa inicial, se generan evaluaciones organizacionales de
AS, enfocándose en la comunicación escrita y hablada, abordando la
dificultad para navegar por las instalaciones y el sistema de salud. En
etapas avanzadas, en cambio, se elaboran planes estratégicos para iniciar
y difundir prácticas de AS, establecer una fuerza laboral preparada y
estructuras de apoyo, concientizar y capacitar al personal, así como

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 67


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

monitorear políticas y cambiar la cultura organizacional (National


Academies of Sciences, 2015).

La ASO considera la organización como la responsable de


comprender y hacerse cargo de las necesidades de información de salud de
sus pacientes, en vez de responsabilizarlos a ellos y a sus cuidadores (Koh
et al., 2013). Este cambio de paradigma ayuda a implementar el enfoque
centrado en la persona, que es un complejo proceso donde las preferencias,
necesidades y valores del paciente son fundamentales para el diseño
organizacional (Hernández et al., 2013).

Alfabetización En Salud En Tiempos De Pandemia


Una emergencia sanitaria como la generada por la pandemia por
COVID-19, es un momento y entorno de rápida evolución, donde
investigadores y profesionales de medicina y salud, están
permanentemente aprendiendo y contribuyendo a los ajustes que requiere
la política gubernamental. Lamentablemente, rara vez los gobiernos toman
decisiones exclusivamente basadas en la experiencia empírica y muchas
veces, pretendiendo demostrar control, aceleradamente brindan
información con falsas garantías a la comunidad (The Lancet Infectious,
2020).

En estos complejos escenarios, las comunidades requieren de


capacidades para tomar decisiones respecto de su salud. Estas decisiones
se toman mayoritariamente en el hogar, escuelas o en diversos espacios
comunitarios y no en entornos de atención en salud, donde puedan ser
asistidos por profesionales (Medicina y Salud, 2004). Por esto, es
imprescindible intervenir para mejorar los niveles de AS sobre la base de
investigación construida en modelos de información-motivación-
habilidades del comportamiento para mejorar la toma de decisiones (Fleary
y Joseph, 2020).

Durante la pandemia, se observó a nivel mundial que la baja AS


afectó a un alto porcentaje de la población, contribuyendo a la propagación
de información errónea en línea, agravada por la facilidad y naturaleza viral
de compartir en las redes sociales (Bin Naeem y Kamel Boulos, 2021). Sin
embargo, se ha observado una disociación entre lo que la gente cree y
comparte en redes sociales, principalmente por falta de atención o precisión
en la evaluación de información, más que por el intercambio intencional de
información errónea (Pennycook y Rand, 2021). Una razón más para

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 68


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

entrenar a las comunidades en el análisis crítico de la información que


consumen y desean compartir.

Así, por ejemplo, en Australia, un estudio desarrollado en plena


pandemia demostró que las personas con bajo nivel de AS eran más
susceptibles a respaldar creencias falsas en torno al COVID-19 y a las
vacunas en general, así como también evidenciaron una menor comprensión
de los síntomas y los comportamientos de prevención de la enfermedad, se
sintieron menos preparadas y más ansiosas por la pandemia y refirieron
mayor impacto financiero, así como una menor probabilidad de enfermar y
mayor dificultad para acceder y comprender la información del gobierno
(McCaffery et al., 2020). En España, en tanto, altos niveles de AS se
relacionaron positivamente con el número de medidas preventivas
adoptadas, así como también con un nivel de conocimiento y
comportamiento de búsqueda de información (Falcón et al., 2022).

Por su parte en Alemania un hallazgo positivo fue que la exposición


sistemática de información, claramente estructurada y repetida, parece
haber mejorado la capacidad de procesar o analizar la información,
evidenciado por la detección de mejores niveles de AS luego de la crisis
pandémica, aunque no hubo cambios en las personas mayores y con peores
niveles en quienes poseían enfermedades crónicas (Schaeffer et al., 2021).

Estos ejemplos demuestran la necesidad de evaluar la vulnerabilidad


de ciertos grupos de la comunidad con enfoque de riesgo —como personas
que viven en asentamientos irregulares, sin hogar, dependientes de
economía informal, con discapacidad, infantes que trabajan, refugiados,
inmigrantes, marginados o aislados social y geográficamente, entre otras—,
dado que las emergencias sanitarias les afectan en forma
desproporcionada (OMS, 2022).

Recomendaciones Generales Para Los Equipos De Salud


Dado que es difícil implementar mediciones de AS en el ambiente clínico, se
recomienda que los proveedores brinden atención de salud bajo el supuesto
de que todas las personas, independientemente de su nivel educativo o
socioeconómico, poseen eventualmente un bajo nivel de AS, de modo que
debiera ser considerada una “precaución universal” (Hirsh et al., 2020).
Al respecto, los pacientes comprenden mejor la información cuando se
les habla despacio, se utilizan palabras sencillas y se presenta una cantidad
regulada de mensajes. De igual modo, se sugiere que el material escrito se

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 69


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

redacte para un nivel de educación de sexto grado o inferior y


deseablemente con ilustraciones y dibujos (Safeer y Keenan, 2005),
materiales que pueden ser validados con la participación de líderes y
representantes de la comunidad. Otras estrategias incorporan también la
transmisión de elementos clave en cada consulta, comunicación sin jerga,
uso de imágenes para aclarar conceptos y confirmación de la comprensión
del paciente mediante el método “muéstrame” o “enséñame” (Kountz, 2009).

Aunque muchos sostienen que es necesario desacreditar la


información errónea o falsa proveniente de las redes sociales que los
usuarios usan, se debe actuar con prudencia al respecto, ya que
“simplemente repetir un rumor, aumenta su poder” (Scheufele y Krause,
2019).

En el caso de grupos vulnerables, se recomienda contribuir a su


acceso a la comunicación digital y que los mensajes que se les comparta
sean comprensibles, según el perfil de sus destinatarios. Esto demandará
esfuerzos para evitar el lenguaje técnico, realizar traducciones a diferentes
idiomas y adaptarse a las necesidades de personas que no leen (OMS,
2022).

Finalmente, se debe considerar que la AS, además de ser un


determinante y predictor de la salud, es fundamental para lograr el
empoderamiento de las personas y comunidades, razón suficiente para
incorporar el enfoque de ASO a nivel de políticas y modelos de atención en
salud.

Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 70


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

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Alfabetización En Salud Para Emergencias Sanitarias. Consideraciones Comunitarias 74


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Género: Perspectiva
Fundamental En El Abordaje De
Las Emergencias Sanitarias
Carlos Güida Leskevicius ¹

Presentación
Motiva este capítulo problematizar algunos aspectos relacionados con la
presencia de la perspectiva de género en situaciones de emergencias
sanitarias, tomando como insumos el informe final de sistematización (Gallo
et al., en prensa), los planteos de la Guía de orientaciones para la aplicación
de medidas de salud pública no farmacológicas en grupos de población en
situación de vulnerabilidad en el contexto de la COVID-19 ² (Organización
Panamericana de la Salud [OPS], 2020) y producciones académicas que
relevan la trascendencia de dicha perspectiva.

Algunas Precisiones Conceptuales Y Metodológicas


En las últimas décadas se ha incrementado la bibliografía que evidencia las
desigualdades en salud y género en contextos críticos, parte de la cual
demuestra el aumento de la vulnerabilidad de grupos específicos y más aún
cuando se produce la intersección con otras condiciones/situaciones (Inter-
Agency Standing Committee [IASC], 2017). Estas vulnerabilidades se
generan en gran medida por factores relacionados con lo social/político/
cultural y sus consecuencias trascienden fronteras, como lo demuestran los
efectos del cambio climático.

Es decir, la vulnerabilidad no es una esencia ni una condición innata,


sino que responde a las formas en las que cada sociedad valora los
derechos humanos y da garantía de su cumplimiento. Los discursos en torno
a la vulnerabilidad que se replican en las comunicaciones no hacen más que

¹ Doctor en Medicina por la Universidad de la República, Uruguay. Universidad de Las


Américas, UDLA. Santiago, Chile. [email protected]

² La guía fue elaborada gracias a los aportes de un amplio equipo de especialistas.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 75


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

fortalecer los prejuicios y estereotipos, además de invisibilizar las


posibilidades de un abordaje socioeducativo (Güida, 2015). Así como
pensamos en la determinación social de la salud y en una epidemiología
crítica (Breilh, 2015), proponemos pensar y planificar desde la vulneración
social con perspectiva interseccional. De la misma manera en que no puede
encapsularse el género como un factor o variable presente en dimensiones
de determinantes o condicionantes de los procesos de atención y cuidado,
asimismo no puede entenderse el género como un tipo de vulnerabilidad que
corresponde tan solo a la condición de niñas y mujeres. Hablamos de género
en tanto categoría de análisis relacional, entendiendo que la construcción
del género es el producto y también el proceso de su representación (de
Lauretis, 1989). Y es sabido que —en las emergencias sanitarias y desastres
en lugares bien diversos del planeta— niñas, mujeres, niños y hombres no
parten de un mismo lugar en el espacio social.

Por su parte, además de las diferencias socioeconómicas y del acceso


a los recursos, en situaciones de emergencia y desastre las necesidades
según sexo-género, grupo etario, condición y capacidades psíquicas, físicas
y familiares pueden ser específicas (Aguilar, 2021). La falta de consideración
de estas particularidades puede transformar una situación susceptible de
atención y cuidado en un riesgo o en un daño para la salud y la integridad
personal, familiar o colectiva. Un ejemplo de ello lo ha sido la dificultad en el
acceso a la anticoncepción por parte de las mujeres luego del terremoto de
2010 (Forttes, 2014) y en la actual pandemia (Corporación MILES, 2021).

Distintos tópicos de los procesos de salud y su atención pueden ser


leídos desde la perspectiva de género: la salud sexual y reproductiva, la
atención personal o colectiva en salud mental, o bien, la atención oportuna
a situaciones de violencia de género. Por ello, la capacitación de los equipos
de salud resulta crucial. En el caso de una pandemia, es indudable que el
personal técnico y profesional, agentes comunitarios y personas con tareas
relacionadas (farmacias comunitarias, organizaciones y comisiones
barriales) pueden colaborar en una respuesta comunitaria con perspectiva
de género: para ello es primordial la sensibilización y la formación, en un
marco de aprendizaje situado y con una mirada crítica y constructiva.

El Manual de género para acción humanitaria del Comité Permanente


entre Organismos (IASC, 2017) esquematiza las acciones por desarrollar
para promover la igualdad de género en las distintas fases del ciclo de
programas humanitarios (Anexo 1). Al respecto, para que estas acciones
puedan llevarse adelante es imprescindible la formación avanzada de
profesionales y de equipos, así como la comprensión y sensibilidad de otras

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 76


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

áreas en cuanto a su importancia. De esta manera, se podrá trabajar en


beneficio de todas y todos, sin constituirse en un obstáculo en cada fase.

En esta línea, la producción de recursos didácticos, como guías y


acceso a información impresa y digital puede resultar un avance. Un ejemplo
reciente en Chile lo constituye el documento Género y reducción del riesgo
de desastres. Acercamiento a nivel local (CITRID y Mesa de Trabajo en
Gestión del Riesgo y Género, 2020).

Por su parte, en la Guía de orientaciones para la aplicación de


medidas de salud pública no farmacológicas en grupos de población en
situación de vulnerabilidad en el contexto de la COVID-19 (OPS, 2020) se da
cuenta del impacto diferenciado en mujeres y hombres, tanto en los
obstáculos para aplicar medidas de salud pública no farmacológicas, como
en los efectos no deseados en la salud y en qué medida la amplificación de
las vulnerabilidades se expresa principalmente en niñas y mujeres, desde
una perspectiva interseccional. Ello indudablemente no implica
menospreciar los impactos en distintos grupos poblacionales que
atravesaron vulneraciones de sus derechos humanos fundamentales. Por el
contrario, hay que considerar la relevancia que posee el género,
transversalizando la condición de dichos grupos.

Por ello, y siendo la igualdad de género uno de los principios en los que
se basan las recomendaciones, los otros pilares formulados en la guía no
pueden prescindir del enfoque de género: equidad, derechos humanos,
pertinencia cultural, participación de la comunidad e intersectorialidad. Eso
es lo que nos ha llevado a explicitar que el género no es un tema, un asunto
o una variable, sino una categoría de análisis multidimensional (Güida,
2020).

Esto implicará el análisis de las situaciones particulares, la


comprensión de lo que expresan los actores locales y el acumulado de
producciones académicas previas. En esa dirección, hemos podido visualizar
la necesaria comprensión de las masculinidades en situaciones de desastre
y emergencia. (Güida, 2010).

Es decir, ante situaciones que resultan complejas y que implican


respuestas intersectoriales de corto plazo y la posterior reconstrucción/
rehabilitación comunitaria, la preparación resulta fundamental. Pero la
actuación intersectorial con perspectiva interseccional conlleva a pensar de
manera integral, interagencial, interdisciplinaria e interprofesionalmente las
situaciones de vulneración presentes y las posibles consecuencias que
aumentarían de modo exponencial a los sujetos. Al respecto, lo que nos

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 77


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

muestran algunas décadas de trabajo en la temática, es que las


instituciones gubernamentales responden a una lógica de “sector” y lo
intersectorial e interprofesional encuentra distintos obstáculos para su
concreción, tanto como los tiempos de capacitación en perspectiva de
género y derechos (Güida, 2015).
A partir de un documento de la OPS (Anexo 2), se puede reflexionar
acerca del lugar que podría ocupar la perspectiva de género y su relación
con los activos en salud, si se considerara la satisfacción de las necesidades
humanas fundamentales y los aportes del análisis de la pobreza
multidimensional.

Con ello queremos enriquecer y dar complejidad a una mirada de los


determinantes sociales para que esta no resulte “determinista” y el planteo
no sea mecanicista. O mejor aún, una sociedad preparada debiese, al
menos, considerar que las respuestas deben actuar sobre el contexto, lo que
incidiría positivamente en disminuir los efectos negativos en las
interseccionalidades y en una territorialidad definida por “determinantes y
enfoque”. De esta manera, una perspectiva salutogénica, que supere un
enfoque de causalidad implicaría, al menos, considerar la “bidireccionalidad
de las flechas”, esto es, dialogar en el lugar desde el cual se mira: ya sea a
partir de las respuestas, o bien, en función de las propuestas en materia de
gestión del riesgo.

Por lo mencionado, el papel de los equipos de salud en el primer nivel


de atención resulta tan importante, como uno de los actores clave en la
estrategia.

Una Lectura De Género Acerca Del Proceso De Problematización Y


Capacitación

El proyecto “Equipos de salud como agentes educadores en medidas de


salud pública no farmacológicas para grupos de población en situación de
vulnerabilidad”, fue elaborado por la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) y ejecutado en Chile con la colaboración de la Universidad de Las
Américas (UDLA), durante los meses de octubre a diciembre de 2021.

El proyecto se estructuró sobre la base del desarrollo de instancias de


capacitación a los equipos multidisciplinarios de salud pública de siete
comunas de distintas partes del país. Estos equipos asistieron de forma
presencial a tres sesiones de trabajo, y de manera virtual, a un espacio de
entrega de insumos y exposición de expertos. Las comunas participantes se

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 78


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

dividieron por áreas geográficas determinadas por sedes de la UDLA: Viña


del Mar, Santiago y Concepción.

A las instancias de capacitación asistieron 56 personas en calidad de


participantes, siendo ellas 39 mujeres y 17 hombres, esto es, un 70% de
mujeres ante un 30% de hombres³. El primer nivel de atención es un espacio
laboral primordialmente femenino y el sector salud está integrado en su
mayoría por mujeres profesionales y técnicas. El informe de sistematización
que integra esta publicación releva la importancia de la perspectiva de
género en la composición según sexo-género de los equipos y de lo que
implica en América Latina —incluyendo a Chile— la distribución del trabajo
no remunerado para las mujeres. Lamentablemente este aspecto se ha
acentuado debido a la pandemia, tanto por la sobrecarga que ha generado
esta emergencia sanitaria en el ámbito laboral, como por las repercusiones
en el cuidado doméstico.

Al respecto, el informe de sistematización identifica los aportes de los


equipos de salud, diferenciando las viñetas según se trate de mujer u
hombre y de la ciudad en la cual realizó la capacitación. En el proceso de
análisis de contenido se identificaron 19 códigos. En su descripción, de
acuerdo con el material disponible en los registros, los códigos no parecen
remitir a las desigualdades sexo-género, a la identificación de las prácticas
comunitarias, a los vínculos laborales o a otros tópicos que permitan
aproximarse a las relaciones sexogenéricas. Esta invisibilidad de las
diferencias —que en diversos análisis resultan sustantivas en lo nacional y
en el sistema de atención de salud, tal como señala el informe— demuestra
justamente la ausencia de formación en esta línea. Estas diferencias de
poder entre hombres y mujeres se han naturalizado: es normal, entonces,
que sean las mujeres quienes trabajan en el primer nivel de atención y que
esas mujeres sean quienes tienen una diferencia salarial en relación con el
personal de otros niveles de complejidad del sistema de atención.

A su vez, es sabido el lugar que ocupan las mujeres en el cuidado


doméstico, en las redes de sociocuidado comunitario y en la relación con los
centros de atención de salud pública en los barrios. Sin embargo, nada de
esto se encuentra en los discursos de las propias mujeres participantes del

³ El equipo del proyecto estuvo integrado por dos coordinadoras/facilitadoras, dos hombres y
una mujer en carácter de conferencistas en la instancia virtual, dos hombres en la dirección
y dos hombres sistematizadores de la experiencia, es decir, una relación inversa a la de
quienes se capacitaron como educadoras.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 79


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

estudio. Este es un punto interesante de análisis que supera los cometidos


de este capítulo, pero que dejamos planteado: siendo mayoritariamente
mujeres quienes están a cargo de la atención y el cuidado en el sistema
institucional y siendo en su mayoría mujeres las encargadas del cuidado
informal y no remunerado de familias y colectivos, no existen testimonios
acerca de lo relevante de estos aportes.
Así pues, en la interfaz entre los espacios de atención y los barrios en
los cuales se encuentran dos sistemas culturales, bien podría generarse
colaboración y sinergia para superar una mirada estereotipada entre unos y
otros (Roberts, 2001), y en este caso en particular, entre unas y otras. En
diversos contextos y en distinta literatura académica hemos visualizado los
prejuicios de las mujeres de los centros de salud sobre las mujeres en
condición de pobreza y vulnerabilidad, así como desde las mujeres que viven
en las comunidades ante las mujeres integrantes de los equipos de salud
(López et al., 2003).

Sin la perspectiva de género explicitada en las conversaciones de


problematización ni tampoco en la posterior presentación de la guía de OPS,
se genera un silencio abrumador. O como se explicita en los documentos de
análisis sexo-género en salud: estamos ante la denominada “ceguera de
género” (Gómez, 2010).

Si lo que vieron/sintieron/observaron quienes participaron del proceso


de capacitación no es susceptible de problematizar las condiciones y las
configuraciones de prácticas de género —lo que pueda expresar el nivel
central o la dirección de las municipalidades—, no tendrá mayor resonancia.
Cabría realizar un análisis acerca de las propuestas de autocuidado
del Ministerio de Salud de Chile, MINSAL, que replican el orden social de
género y las posibles intersecciones o si se realizaron planteos con vocación
transformadora en la materia. Esta invisibilidad del género no permite,
entonces, dar cuenta de que el sufrimiento psíquico, individual y colectivo —
en un contexto de crisis económica, de duelos, de alteración de la vida
cotidiana— está embebido en las relaciones entre sujetos generizados.

Es así como se puede deducir que, en la fase de problematización, el


sistema sexo-género no es percibido como relevante, y que quizás las
consignas de trabajo grupal no enfatizaron en develar el peso del género,
con el fin de no sesgar lo que se iba procesando en la realidad de cada
comuna. Las preguntas que dieron lugar al trabajo grupal fueron: ¿qué
pasó?, ¿que sentimos?, ¿qué observamos?

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 80


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En todas ellas podrían haber surgido descripciones o unas primeras


reflexiones, pero no ha sido así. En ese sentido, y con esta información
disponible, cuando los códigos dieron lugar a la elaboración de las nueve
categorías ⁴, lógicamente las mismas no pudieron reflejar la dimensión de
género. En algunas de ellas, quienes trabajamos desde la perspectiva de
género podríamos sospechar que existen especificidades. Las nueve
categorías fueron las siguientes:
• Infodemia
• Identidad de los equipos de salud
• Vulnerabilidad
• Ritualidad
• Proceso de toma de decisiones
• Nueva normalidad
• Salud como un derecho
• Medidas no farmacológicas
• Territorialidad-comunidad

De manera sintética, se puede problematizar en torno a la infodemia


y los códigos relacionados, en qué medidas las transgresiones a las
normativas sanitarias establecidas revisten aspectos relacionados con
género: tanto los incumplimientos de las recomendaciones de aforos, las
modalidades de violencia hacia los equipos y establecimientos de salud
como la replicación en redes de información falsa pueden revestir aspectos
generacionales, de género y de identidades locales o grupales. Inclusive el
miedo a lo que en un principio era lejano y desconocido y luego real y
cercano, puede ser vivido de manera diferente según las identidades de
género, con manifestaciones en la salud a través de lo construido en lo
psicofísico. Los miedos, pues, pueden abarcar no solo la propia vida, sino el
cuidado de otros, ya sea en el hecho de proveer, o de trabajar en lo privado
o en lo público. Las noticias acerca de los cordones sanitarios, tanto para la
población como para las personas que trabajan en el primer nivel de
atención en salud, generaron incertidumbre, temor, pero también implicaron

⁴ Definidas por los sistematizadores como “conjunto de códigos en una visión más amplia y
aglutinadora en torno a una temática en particular, mayormente complementada con una
base teórica con fines explicativos”.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 81


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

un reordenamiento de las estrategias de cuidado, en las cuales las mujeres


estuvieron más involucradas.

Respecto de la identidad de los equipos de salud y sus códigos


asociados, estos no dan cuenta de estar constituidos fundamentalmente por
mujeres. Pese a ello, existen evidencias en Chile de que las mujeres
trabajadoras de salud han sido más afectadas en su salud mental que los
hombres, siendo además más perjudicadas las personas que trabajan en el
primer nivel de atención (Alvarado et al., 2021). Pese a estos antecedentes,
el tema no surgió ni como una problemática ni como una propuesta de los
gobiernos para dar enfoque de género a los programas de cuidado de los
equipos. Una identidad que parece ser homogénea, y que se diferencia de
los otros: la población, los usuarios, la comunidad. Por momentos se muestra
un lenguaje que es propio de cierta salud pública donde el discurso se
aproxima al de la epidemiológica tradicional sobre la sociedad, mientras que
en otros existe una cercanía, la calidez propia de la comunidad ⁵. Esta
comunidad reviste cierta abstracción: no se trata de comunidades, donde el
papel de los liderazgos posee características propias observadas, por
ejemplo, en las ollas comunes (Palacios, 2020). Tan solo una participante
señaló su identidad y se expresó en un lenguaje inclusivo:

Me voy llena de entusiasmo de saber que también en otros


territorios hay puntos en común que nos hacen converger en
el concepto de salud que lo construimos entre todos y todas
(S, S3; M).

El aumento de la carga laboral en estas nuevas condiciones, las


limitaciones percibidas en cuanto a los recursos materiales y para el
fortalecimiento de los equipos, el estrés generado por la exposición al SARS-
Cov-2 en espacios de atención, y una capacitación que consideran
insuficiente, son elementos que se conjugaron con todas las tareas
asumidas en el ámbito doméstico.

Por su parte, la percepción de la vulnerabilidad está dada por estos


factores en donde los equipos participantes de las tres regiones encontraron

⁵ Esta descripción de la calidez de lo comunitario corresponde a Baumann (2003) cuando


recurre a Rosenfield sobre la imagen del “círculo cálido”. Liceaga (2013) a su vez, remite a
Tönnies con su asociación de comunidad con “lo sentido”, “lo antiguo”, “lo duradero”, “lo
íntimo” y “lo auténtico”, mientras que a la sociedad se la identifica con “lo público”, “el
mundo”, el derecho y el Estado; comunidad que es previa a la sociedad y un “organismo
vivo”, mientras que la sociedad es un “agregado y artefacto mecánico”.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 82


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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obstáculos para cumplir su rol en la pandemia, lo que no puede ser escindido


de una actuación intersectorial, de las herramientas y los recursos con los
que se cuentan, sin olvidar diferentes etapas: el Estallido social, la etapa
previa a la instauración de la estrategia sanitaria denominada “paso a paso”
y el período previo a recibir las vacunas. Y luego se inició el proceso de
vacunación, en contextos de creciente agotamiento de los equipos de salud,
coincidentemente con el reconocimiento público de la labor de los equipos
en el tercer nivel de atención y el desconocimiento de algunas autoridades
nacionales del esfuerzo de los equipos del primer nivel y de las condiciones
de vida en las comunidades más vulneradas.

Así mismo, la verticalidad propia de la autoridad sanitaria de Chile


produjo contradicciones en los equipos del primer nivel de atención y en
ocasiones esta rigidez fue replicada con la “población a cargo”. En esa
dirección, la percepción de vulnerabilidad de las poblaciones y comunidades
reconoce varios aspectos trascendentes. En cuanto a género, este solo
aparece en relación con la violencia, si bien los otros aspectos que generan
vulnerabilidad no debieran prescindir de la misma (desempleo,
desprotección social, falta de servicios básicos, consumo abusivo de
sustancias psicoactivas, etc.). El género queda entonces encapsulado en
una de sus manifestaciones: la violencia ejercida contra las mujeres. La
diversidad de identidades de género y sexuales no surgió en los discursos.

En cuanto a la falta de recursos, según los equipos de salud esta tiene


que ver principalmente con temas estructurales: desprotección social, poco
acceso a servicios básicos (agua, luz, internet, vivienda entre otras). Otros
como la pobreza y el desempleo, la falta de oportunidades (deserción
escolar, oferta laboral), disfunción parental familiar (violencia, soledad y
abandono) y la llegada de población inmigrante con alta vulnerabilidad y
vulneración de derechos fundamentales fueron aspectos que no recibieron
una lectura diferenciada de género, pese a que, en condición de
consultantes, se sabe desde hace décadas que son las mujeres quienes más
concurren a la consulta (Vega et al., 2003).

Cuando en el documento se describen los rituales colectivos, cabe


considerar que la mayoría no logra discriminar según género, si bien en
algunos de los talleres develan cómo se ha instalado el mito de la guerra en
determinades comunidades. Es decir, un mundo en pandemia en el cual lo
bélico se expresa con términos como líneas de batalla, guerreros, armas,
defensas y ataques. Es ese un mundo pleno de masculinidad hegemónica,
aun cuando en estos territorios son las mujeres importantes protagonistas:
guerreras serían las trabajadoras de la salud, proyectándose en ellas,
capacidades que exceden la tarea profesional.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 83


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En el marco de estos rituales de lo novedoso, lo que se instala y lo que


se repite en los equipos de salud, es lo que va sucediendo con las imágenes
corporales, los cambios en las vestimentas y en las modalidades de saludar,
así como la desarticulación de algunas formas de trabajo que se pusieron en
cuestión ante la pandemia. En estos tópicos tampoco emergen aspectos
distintivos del género.
En cuanto a la salud como un derecho, los informes de sistematización
revisten dimensiones como el acceso universal (donde se valora el sistema
público chileno), y las carencias que obstaculizan un funcionamiento integral
como la falta especialistas —ubicados en el segundo nivel de atención en el
sistema púbico chileno— y accesibilidad a los centros de atención para la
población rural. También se constatan dificultades en el acceso a la atención
de problemáticas de salud en pacientes, dada la priorización que se otorgó
a los pacientes con COVID-19.

Esta podría haber sido, pues, una oportunidad de visibilizar algunos


derechos que no pudieron ser garantizados aun cuando son leyes en el país.
Un ejemplo es el acceso a la interrupción del embarazo por las causales que
considera la Ley 21.030 ⁶ y otras situaciones que dificultaron la obtención de
una anticoncepción segura y la anticoncepción de emergencia (Lampert,
2020). Y si bien el Ministerio de Salud, MINSAL, en 2020 ya contaba con un
documento técnico de recomendaciones, donde se plantean las estrategias
de atención para situaciones de violencia sexual, infecciones de transmisión
sexual, anticoncepción, interrupción voluntaria del embarazo, atención de la
mujer gestante y de la mujer y el recién nacido/lactante, estos aspectos de
alta consideración no surgieron en el campo de los derechos humanos en
salud.

En cuanto a las personas inmigrantes, es importante destacar las


diferencias existentes entre los distintos países de origen y el nivel de
estudios universitarios: las mujeres provenientes de Venezuela alcanzaban
un 41,4% (Asociación de Municipalidades de Chile [AMUCH], 2019),
mientras que las mujeres provenientes de Haití solo un 2%, pero con 45,7%
de nivel medio. Esto conlleva a problematizar la formación e información que

⁶ Por ejemplo, cabe aquí considerar la grave situación de aquellas mujeres que se
encontraron con cordones sanitarios y un alto nivel de objeción de conciencia ante la
interrupción del embarazo, como fue el caso de los 16 ginecobstetras de Osorno. Además,
según consigna la asociación MILES y el Colegio Médico de Chile, COLMED, ha existido
dificultad en el acceso a la anticoncepción, incluyendo la atención primaria (Lampert, 2020).

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tienen los equipos de salud acerca de las poblaciones y grupos inmigrantes:


se tiende muchas veces a homogeneizar y a plantear una falta de
conocimientos o destrezas, cuando lo que existe en realidad es la necesidad
de avanzar en alfabetización crítica en salud, la competencia cultural en
salud y el análisis de la interfaz sociocultural entre los centros de atención y
las comunidades (Moller y Ugarte, 2018). De otra manera, pueden
generalizarse saberes a partir de situaciones acontecidas en la atención en
un determinado contexto, y proyectarse a toda la población proveniente de
otra nación. Un ejemplo fue la negativa de realizarse el test PCR en algunas
personas haitianas y adjudicar esta actitud a todas las personas
provenientes de Haití, entendiéndolo como parte de las creencias propias de
su cultura. Esta generalización implica una disociación al comparar el
sistema de atención en salud convencional en Chile, basada en la medicina
occidental, sin visualizar la reivindicación de los sistemas de curación propia
de los propios pueblos originarios de las tierras chilenas. Desde la
perspectiva de género —y dado que los centros de salud atienden en
programas materno-infantiles—, cabe tener en cuenta lo que se proyecta en
las mujeres haitianas y sus prácticas de maternidad (Reyes, 2021). El
informe no da cuenta de reflexiones acerca de prácticas de discriminación
hacia personas migrantes en el sistema de salud público chileno, lo que no
parece haberse manifestado en ninguna de sus modalidades (Liberona,
2012; Zepeda y González, 2019).

En cuanto al código de nueva normalidad, este conllevaría a


preguntarse entonces qué tiene de nuevo el cuidado doméstico no
remunerado. Si bien esta nueva normalidad ha implicado contar con
tecnología para realizar tareas laborales y educativas, y convivir más horas
con integrantes del núcleo familiar, o en otros casos, no recibir a personas a
cargo del cuidado, merece también una lectura de género y de sus
intersecciones en el campo de la salud comunitaria, lo cual representa una
tarea pendiente para este equipo.

Por su parte, la creación de estrategias por comuna en la


sistematización no muestra especificidades relacionadas con la perspectiva
de género. Lo cual no sorprende, pues no estuvo presente en la
problematización y tuvo un peso relativo en las instancias de capacitación.
Un énfasis en esta perspectiva sería de interés en próximas oportunidades,
pero los tiempos debieran ser otros, y también considerar su relación con
otras perspectivas ineludibles.

Ahora bien, cuando la sistematización intenta colocar en diálogo las


categorías con las supracategorías, equiparándolas a las recomendaciones

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 85


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transversales formuladas en la Guía de orientaciones para la aplicación de


medidas de salud pública no farmacológicas en grupos de población en
situación de vulnerabilidad en el contexto de la COVID-19 (OPS, 2020),
tampoco es posible visualizar la perspectiva de género. Aventuramos dos
motivos de este fenómeno. Por un lado, las recomendaciones trasversales
para garantizar el respeto de los derechos humanos, las recomendaciones
para facilitar la participación social y comunitaria, las recomendaciones
para comunicación de riesgos y las recomendaciones del monitoreo y
evaluación de las medidas de la publicación de OPS (2020) remiten a
personas, familias y comunidades en las cuales el género no es mencionado.
Solo una de estas guías menciona desagregar por sexo la información en la
última recomendación y podría afirmarse que el género está implícito en los
grupos de vulnerabilidad. Ese argumento nos retrotraería a la reflexión de
las mujeres como un grupo y como un grupo específico de vulnerabilidad. De
igual modo, si bien la sistematización suma una supracategoría
denominada “género”, apelando a la transversalización, no hay material que
haya surgido en los contenidos y los códigos que permitan nutrir con ello las
categorías, dialogar con las recomendaciones transversales de la guía y de
las supracategorías del estudio.

Como segundo factor podemos mencionar que, al analizar el texto de


orientaciones de OPS (2020), específicamente del Anexo 3, el factor
estructural denominado “inequidad de género y carga del cuidado” describe
allí tres factores intermedios: sobrecarga del cuidado, sobrecarga de tareas
domésticas y pérdida de autonomía de las mujeres. Si bien ello refleja la
realidad de las mujeres en vastos sectores sociales de América Latina, el
género queda asociado con la condición de la mujer y la interpretación de la
sobrecarga como el incremento de la carga que le correspondería
naturalmente.

La “violencia de género y contra niños y adolescentes” es mencionada


como un componente intermedio en el marco del factor estructural
denominado derechos humanos. Pues bien, como afirmamos desde hace
más de una década, estas dificultades epistemológicas y metodológicas en
relación con el género resultan en una mayor confusión y en ocasiones
llegan al encapsulamiento de esta categoría dentro del “tema de las
mujeres”. En particular, esta ausencia e invisibilidad de los hombres resulta
en un verdadero obstáculo para avanzar hacia la igualdad de género (Güida,
2020), así como mencionarlos solo para efectos comparativos en relación
con las mujeres, como por ejemplo en el documento Análisis de género y
salud: COVID-19 en las Américas (OPS, 2021).

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 86


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Es así que, dado que no destaca el peso del género como categoría de
análisis en los otros factores estructurales y ámbitos de las orientaciones
(OPS, 2020), sería necesario que los equipos profesionales que realizan el
análisis de cada factor tengan plenamente integrada la perspectiva de
género, sumado a considerar al género como una de las recomendaciones
transversales.
Todo lo mencionado demuestra lo incipiente del análisis basado en
sexo-género (Clow et al., 2011), lo cual es un tema para considerar, pues
todos los obstáculos y efectos no deseados ante las medidas de salud
pública no farmacológicas son susceptibles de este análisis (OPS, 2008).
Esta casi prescindencia del análisis de género en algunos documentos
importantes desde los niveles locales, nacionales e internacionales nos
muestra la dificultad para avanzar de manera sistemática en el tema y
conduce a preguntarnos acerca de nuestro rol desde una perspectiva
transformadora.

En conclusión, la perspectiva de género no ha estado problematizada


en las conversaciones recopiladas en el estudio realizado, pero sí ha sido
planteada en las instancias de capacitación relacionadas con las
orientaciones de la OPS. A su vez, el análisis de contenidos no pudo captar
material suficiente para generar códigos que dimensionaran al género como
categoría de análisis. A pesar de existir un alto nivel de conciencia social y
académica en cuanto a la igualdad de género y entender que la violencia de
género es un problema de salud pública, aún no se logra visibilizar su peso
real en los equipos que han participado en el marco de una pandemia. De
alguna manera, los discursos y el actuar de los equipos de salud, así como
la interpretación, conclusiones y recomendaciones que se abordan como
equipo del proyecto, son una forma de hacer género: validando,
invisibilizando, naturalizando o problematizando y también proponiendo
cambios en las relaciones entre mujeres y hombres en toda su diversidad.

Es trascendente que —en nuestro contexto— el MINSAL pueda


continuar con la formación de equipos en el análisis sexo-género tanto a
nivel central como en los servicios de salud, ya que ello ha sido valorado por
nuestra Facultad de Salud y Ciencias Sociales y se encuentra colaborando
con dicho organismo. Complementariamente, el papel de la OPS ha sido y es
fundamental para impulsar una agenda de salud pública que realce la
perspectiva de género en sus diferentes dimensiones.

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 87


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
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Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 91


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ANEXO 1
Figura 1 Acciones para promover la igualdad de género en las fases del ciclo de
programas humanitarios

Fuente: Inter-Agency Standing Committee, IASC (2017).

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 92


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ANEXO 2
Figura 2 La perspectiva de género en la caracterización de la pandemia por
COVID-19

COVID-19

Fuente: OPS (2021).

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 93


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ANEXO 3
Figura 3 Mapa sinóptico de los principales obstáculos y efectos no deseados de
diversas medidas de salud pública no farmacológica

Fuente: OPS (2020).

Género: Perspectiva Fundamental En El Abordaje De Las Emergencias Sanitarias 94


Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La Intersectorialidad Como
Respuesta A Las Emergencias
Sanitarias Y A La Construcción De
La Salud. Marco De Referencia
Teórico Con Elementos De La
Práctica En Huechuraba
Tamara Cordero Álvarez ¹ y Jorge Santibáñez
González ²

Intersectorialidad
En la comuna de Huechuraba, en la Región Metropolitana, existen
importantes avances que han venido a contribuir al mejoramiento de la
calidad de vida, la disminución de las inequidades y al desarrollo de
capacidades de sus habitantes.

Con una población aproximada de 98.000 habitantes y un índice de


pobreza de 6% según CASEN 2017, la comuna se organiza y caracteriza a
partir de una diversidad territorial y social bastante significativa que ha
nutrido un fuerte sentido identitario y de pertenencia en las zonas más
antiguas que dieron origen a Huechuraba al inicio de los años 90.
Actualmente la comuna se organiza en 7 zonas homogéneas:
• zonas perirrurales que bordean el cordón de cerros circundantes;
• zonas industriales y comerciales, como la Ciudad Empresarial
donde conviven sectores poblacionales y condominios privados
con alto porcentaje de población adulta mayor;

¹ Fonoaudióloga por la Universidad Universidad Andrés Bello. Magíster en Trastornos del


Habla y del Lenguaje por la Universidad de Talca y diplomada en Salud Familiar y
Comunitaria por la Universidad de Chile. Especialista en Salud Familiar y Comunitaria.
Departamento de Salud de la Municipalidad de Huechuraba. Santiago, Chile. Correo:
[email protected]

² Sociólogo por la Universidad de La Frontera. Magíster en Gestión de Políticas Públicas en


Sociedades Complejas por la Universidad Central y diplomado en Salud Familiar y
Comunitaria por la Universidad de Santiago de Chile. Referente comunal de Participación
Social en Salud. Departamento de Salud de la Municipalidad de Huechuraba. Santiago,
Chile. Correo: [email protected]

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 95


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

• zona histórica o llamada “Casco Antiguo”, donde se concentra el


60% de los habitantes en poblaciones como La Pincoya, Pablo
Neruda, Santa Victoria y 28 de octubre entre otras;
• zona poniente, que reúne el 20% de los vecinos, con barrios
históricos (Los Libertadores) y territorios que actualmente viven un
proceso de crecimiento de condominios privados de mayor nivel
socioeconómico.

Esta diversidad territorial y social ha significado que los vecinos de la


comuna popularicen el lema: “Huechuraba es Chile”.

Dado este contexto, es preciso que esta riqueza y diversidad territorial


tenga un abordaje intersectorial, lo cual ha quedado de manifiesto en
nuestro Plan de Desarrollo Comunal, que orienta la acción de salud y
nuestros dispositivos. Es así como el Departamento de Salud de
Huechuraba ha transitado desde un modelo clásico preventivo a uno
totalmente positivo, que se sitúa entendiendo el territorio como espacio
aglutinante para impulsar procesos de desarrollo salutogénico, que
considera un trabajo individual, familiar y comunitario durante todo el curso
de vida de los habitantes. Los resultados alcanzados han posicionado a la
comuna como pionera en la implementación del Modelo de Atención de
Salud que hoy presenta un 96% de cumplimiento en la pauta de medición
(MAIS).

Entre los ejemplos de estos avances podemos destacar el plan de


vacunación comunal para el virus papiloma humano para niñas de 10 a 12
años —implementado antes de que fuera una política nacional—, y que
resolvió la desigualdad de acceso a ese método preventivo; el Programa
Huechuraba Sonríe, que instala la atención odontológica en los
establecimientos educacionales para toda la comunidad educativa (es decir,
estudiantes, familia del estudiante, docentes y paradocentes); la farmacia
popular La Pincoya, que entrega medicamentos a bajo costo a todas las
familias de la comuna, tanto en el casco antiguo como en los sectores
emergentes de Pedro Fontova; las recientes construcciones de recintos
deportivos de alto estándar como el polideportivo Marichiweu y la piscina
temperada semiolímpica, que hoy sirven de base para ampliar la jornada
escolar completa con talleres deportivos para todas las niñas y niños de los
establecimientos de educación municipal, entregando espacios de
integración social y acceso al deporte en instalaciones de alta calidad, entre
otras diversas iniciativas que han contribuido a enfrentar las desigualdades.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 96


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En este contexto, y como parte del esfuerzo de potenciar el trabajo


intersectorial para enfrentar las inequidades, entre agosto de 2018 y enero
de 2019, en el marco de la Mesa de promoción de la salud en todas las
políticas, se realizó un taller de fortalecimiento intersectorial focalizado en
dirigentes sociales, directores y profesionales de las distintas unidades del
municipio, con el propósito de levantar un diagnóstico respecto del estado
de la intersectorialidad de la comuna y así avanzar en el diseño de
estrategias y acciones para potenciar el desarrollo local en el ámbito
comunal.

El énfasis en el trabajo intersectorial alcanza una data que expresa su


sostenibilidad y consolidación en el espacio institucional local, identificando
una línea de tiempo con importantes avances entre 2016 y 2018, la cual
grafica su impacto como herramienta de gestión en pleno contexto de
pandemia, al contribuir de manera efectiva al incremento de la organización
comunitaria, capacidades familiares y redes sociales que mejorarán el
despliegue de las potencialidades de los vecinos y vecinas en el territorio
local.

Como es natural, el contexto nacional y mundial afectado por la


pandemia por COVID-19 agudizó el debilitamiento de la cohesión social en
los territorios (prejuicios, estereotipos, etc.). Esto es, a partir de las
diferencias socioterritoriales de la comuna se agudizó lo que Simmel (2012)
denominó el miedo al otro. Este concepto reflota el miedo al “extranjero”
local, al individuo y la familia contagiada. Del miedo al otro se pasó
rápidamente a la exclusión del otro y, luego, se convirtió en un componente
altamente preocupante para la comunidad. Sin embargo, frente a la
situación, fue posible generar canales de comunicación crítica para
mantener un diálogo horizontal que permitiera disminuir la incertidumbre
acrecentada por las decisiones estructurales iniciales del Gobierno y de los
tomadores de decisión a nivel regional.

En efecto, frente a un escenario de incertidumbre y/o amenazas para


la ejecución de acciones puntuales, el trabajo desarrollado entre los equipos
de salud y la propia comunidad, junto con el aprendizaje adquirido en este
proceso, fue posible avanzar y madurar los niveles deseables de incidencia
de la participación, avanzando desde los niveles informativos a los
consultivos colaborativos, los que permitieron acrecentar las relaciones
dialógicas para la nueva gobernanza exigida en las sociedades modernas.
De este modo, pilares fundamentales como la dispersión del poder, de
recursos, el nivel y compromiso cívico, además de una efectiva participación

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 97


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ciudadana, han contribuido de manera virtuosa a la búsqueda de


respuestas y acciones concordadas desde una lógica deliberativa, incidente
y transformadora.

La nueva gobernanza local exige una mirada que vincule las


dimensiones e imperativos sistémicos con los que son propios del mundo de
la vida. Esto quiere decir que, desde el ámbito de la salud, podemos
constituirnos como un eslabón para fortalecer el vínculo social, lazo que se
presiente fragilizado y atenta contra la cohesión, a partir de lo cual
entendemos que esta exigencia y desafío se construye en una relación
recíproca con las organizaciones sociales, el individuo, la familia y la
comunidad.

En la comuna de Huechuraba se entiende la participación social como


un proceso colectivo, organizado, libre e incluyente en el cual converge una
multiplicidad de actores, cada uno con sus intereses, nivel de compromiso,
objetivos y valores socialmente compartidos, en cuyo devenir se espera
producir las transformaciones necesarias en el ámbito individual y colectivo.

Si bien esta definición de participación social puede parecer muy


amplia, en ella están contenidos algunos elementos que dan sentido a las
acciones emprendidas a nivel comunal, toda vez que se desprenden de esta
conceptualización algunas dimensiones como actividades, intereses,
valores, inclusión, transformación. Es decir, la participación social incorpora
la posibilidad de orientación hacia la transformación, la inclusión de
miembros, el ejercicio de actividades y la organización realizada a través de
valores.
A esta perspectiva se debe sumar también la territorialidad y los
esfuerzos intersectoriales, reconociendo las diferencias socioespaciales de
la comuna en un marco de creciente globalización. En este sentido, el
territorio es un hecho objetivo que determina el devenir de la comunidad, ya
que se entiende como un espacio dinámico y en permanente construcción,
para lo cual necesita del esfuerzo local para impulsar los procesos de
mejoramiento, entendiendo el desarrollo de la propia comunidad como una
propiedad emergente de las sociedades complejas, donde los paradigmas
integradores salutogénicos cobran mayor relevancia en este contexto
altamente cambiante y excluyente.

Concebir la comunidad como una propiedad emergente que propicia


los procesos de desarrollo por su carácter local, geográficamente delimitado
y en donde se gestiona un sistema de interacciones económicas, políticas y
sociopsicológicas, da lugar a un conjunto de relaciones interpersonales

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 98


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

sobre la base de una diversidad de intereses y necesidades locales. Es en


esta configuración comunitaria donde se expresa la racionalidad sustantiva
(esa añorada por Max Weber) que conjuga valores, tradiciones,
sentimientos, historia, identidad y sentido de pertenencia que diferencian a
los diversos grupos de interés, transcendiendo más allá de la pura acción
instrumental orientada por fines y medios.

Nuestra Respuesta A La Pandemia


En medio de escenarios complejos, como el vivido durante los últimos años,
se hace necesario construir relaciones dialógicas en el ámbito de la salud,
para reposicionar la racionalidad comunicativa y así catalizar las
innovaciones culturales, institucionales y organizacionales, de modo de
fortalecer las capacidades de los actores de un determinado territorio y que
se generen transformaciones estructurales.

Al respecto, las acciones emprendidas ponen en el centro a la


persona, al tiempo que se exige a los equipos de salud profundizar en los
pilares de integralidad, centralidad y continuidad. En efecto, al calor del
trabajo de participación, promoción, calidad, salud familiar y trabajo
intersectorial, como Departamento de Salud hemos impulsado y abierto,
junto con la comunidad, espacios de acción y reflexión que van
distribuyendo social y democráticamente el conocimiento, pero sobre todo
aportan con saber pertinente para la solución colectiva de situaciones
problemáticas y contingentes que apuntan hacia la transformación social.

Es así que en el ejercicio y praxis de la participación en el ámbito local


de Huechuraba, las mesas barriales, la estrategia comunitaria en contexto
de pandemia, la estrategia de vecinas sanas y solidarias, la escuela de
saberes en salud comunitaria, sumado al vínculo y cohesión entre los
equipos de salud y la comunidad, se han consolidado como una muy buena
práctica social y un acierto metodológico para ordenar el trabajo por
sectores y profundizar en los niveles de toma de decisiones e información
respecto de los avances de salud con, en y entre la comunidad.

La experiencia en plena crisis sanitaria puso en relevancia y movilizó


muchos de estos conceptos que pueden parecer abstractos. Nociones como
participación, promoción, determinación social e intersectorialidad se
hicieron presentes y constantes entre el estallido social y la pandemia,
emergiendo en momentos excepcionales de movilización social y
materializándose en acciones solidarias mecánicas u orgánicas, que
reactivaron un tejido humano que parecía dormido.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 99


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En efecto, la crisis hizo reemerger y reconfigurar expresiones de


organización que alguna vez dieron vida a la comuna en sus primeros pasos.
De este modo, frente al riesgo, el miedo, la incertidumbre y el
distanciamiento físico obligado, volvieron las ollas comunes como estrategia
conocida por la comunidad para hacer frente a la precarización de sus
condiciones de vida; el valor del centro comunitario o vecinal para el acopio
y resguardo de ropa, juguetes, pañales, etc.; y por último, la activación
comunitaria se materializó en acciones de cuidado para reunir y elaborar
elementos de protección, así como también en la facilitación de sedes
vecinales para la ejecución de actividades preventivas, comunicación del
riesgo y trabajo formativo.

en el año 1975, nos organizamos como


comedor abierto… abrimos las puertas para
que llegara gente, que nos juntáramos, y eso
permitió conversar con la gente… en mi
casa… porque nosotros no teníamos capilla
y nadie se atrevía a juntarse en otra parte…
Yo siempre he dicho, cuando uno no conoce
las cosas, se tiene más miedo. Cuando uno
las conoce ya es diferente, es como
enfrentar otra cosa (Garcés, p. 120).

Con este ejemplo queremos graficar que, si podemos recoger alguna


lección de estos últimos años críticos, es la capacidad organizativa de la
comunidad y sus formas de comunicación e información, las que también se
instalan como brechas que deberemos abordar en esta lógica de
coconstrucción de políticas locales efectivas.

En Qué Estamos Hoy Día


Si entendemos que la participación social es, en sí misma, un determinante
de la salud, el sentido de realidad obliga a generalizar y universalizar estos
espacios y, con ello, también se hace necesario profundizar y ampliar los
grados de incidencia comunitaria en las acciones de salud en el territorio, ya
que este representa un agente de transformación social, ese espacio
aglutinante de un potencial de recursos (humanos, institucionales, culturales
y económicos) sobre los que se articularán los procesos de crecimiento
económico local.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 100


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En la actualidad, desde la perspectiva del desarrollo endógeno y con


atención a los derechos humanos, se requiere de la producción de
conocimiento pertinente —debido principalmente a la obsolescencia
vertiginosa del saber—, es decir, de la cantidad mínima de conocimiento
para entender la naturaleza sistémica, abierta y compleja del problema del
desarrollo, incorporar nuevos métodos y enfoques de participación real, e
invertir en capital social mediante la educación e incidencia social.

Al respecto, desde un principio como equipo comunal de salud,


nuestra experiencia local ha estado enfocada en desarrollar acciones
coordinadas virtuosas que atiendan las necesidades de la población con un
enfoque de equidad y determinación social y, en este sentido, ha sido preciso
fortalecer los espacios de articulación y trabajo intersectorial para movilizar
los recursos y el capital social presente en los diversos territorios de la
comuna.

No obstante, pese a los esfuerzos y declaraciones bien intencionadas


respecto de la emergencia de la promoción como activo transversal en
programas sanitarios, aún siguen prevaleciendo ciertas visiones
patogénicas, positivistas y con escasa racionalidad sustantiva para
entender el sentido de las acciones humanas, más que acciones sanitarias
o de otra índole reduccionista.

De ahí la importancia de un trabajo colaborativo con todos los


agentes del territorio para avanzar en la construcción y puesta en marcha
de los activos comunitarios, como una estrategia que permite “identificar y
movilizar las riquezas y los recursos de la comunidad que generan salud
entre sus integrantes a través de un proceso participativo” (Observatorio de
Salud en Asturias [Obsaludasturias], 2016, s.p.).

En cuanto al sentido y sustento de visualizar la salud desde la mirada


que propone la corriente emancipadora de salud (García, 2014), existen dos
fundamentos centrales que dan cuenta de una integralidad del ser humano:
sus características biológicas y los diversos contextos que lo han
conformado en lo simbólico.

De este modo, esta comprensión de salud niega la fragmentación de


la experiencia de las personas, pues toma en cuenta sus capacidades y
contextos históricos como sujetos partícipes, influidos e influenciados por un
contexto determinado, es decir, como sujetos activos capaces de gobernar
su devenir histórico y de ser corresponsables en la construcción de sus
condiciones de salud.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 101


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Nuestra apuesta como equipo de salud, por lo tanto, apunta a


impulsar este proceso emancipador de la promoción de la salud, dando los
primeros pasos de esta senda mediante una articulación a nivel local con los
distintos departamentos municipales y con los recursos del territorio
comunal que, de alguna forma, dan cuenta de su interdependencia en el
trabajo mancomunado, integrándose y generando soportes y tejidos
sociales que promueven la construcción colectiva de la salud integral de las
personas.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 102


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

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Simmel, G. (2012). El extranjero. Sociología del extraño. Ediciones sequitur.

La Intersectorialidad Como Respuesta A Las Emergencias Sanitarias Y A La Construcción De La Salud. 103


Marco De Referencia Teórico Con Elementos De La Práctica En Huechuraba
Sección 3
Sistematización del proceso de
capacitación vinculado a la guía
de orientaciones de medidas de
salud pública no farmacológicas,
para población en situación de
vulneración en contexto COVID.19

104
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Sistematización De Las
Capacitaciones Del Proyecto:
“Equipos De Salud Como Agentes
Educadores En Medidas De Salud
Pública No Farmacológicas Para
Grupos De Población En Situación
De Vulnerabilidad”
Universidad de Las Américas, UDLA-
Organización Panamericana de la Salud, OPS
Diego Márquez Ossandón ¹ y
Diego Villalobos Gómez ²

Presentación
El presente informe da cuenta de la sistematización de datos realizada a
partir de los espacios de discusión que se produjeron en el marco del
proyecto “Equipos de salud como agentes educadores en medidas de salud
pública no farmacológicas para grupos de población en situación de
vulnerabilidad”, proyecto elaborado por la Organización Panamericana de la
Salud (OPS) y ejecutado en Chile con la colaboración de la Universidad de
Las Américas (UDLA), durante los meses de octubre a diciembre de 2021.

El proyecto se estructuró sobre la base del desarrollo de instancias de


capacitación a los equipos multidisciplinarios de salud pública
correspondientes a siete comunas de distintas partes del país, los que
asistieron —de forma presencial— a tres sesiones de trabajo, y de manera
virtual, a un espacio de entrega de insumos y exposición de expertos.

Las comunas participantes se dividieron en tres áreas geográficas


determinadas por sedes de la UDLA en las que se ejecutaron dichas

¹ Sociólogo por la Universidad Católica de Temuco. Magíster en Investigación en Ciencias


Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Analista de información en la
Universidad de la Frontera. Temuco, Chile. Correo: [email protected]

² Psicólogo por la Universidad de Valparaíso. Programa de Tratamiento y Prevención de


Consumo de Drogas (PDC) de la red Mejor Niñez. Valparaíso, Chile. Correo:
[email protected]

Sistematización De Las Capacitaciones Del Proyecto: “Equipos De Salud Como Agentes Educadores En 105
Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

acciones: Viña del Mar, Santiago y Concepción. En la sede de Viña del Mar,
asistió un equipo de salud de la comuna de Petorca; en la sede de Santiago,
asistieron equipos de las comunas de Huechuraba, Maipú y San Joaquín; y
en la sede de Concepción, asistieron profesionales de las comunas de Penco,
Hualpén y Tomé.
El desarrollo de las sesiones se estructuró considerando la entrega de
información y facilitación de espacios para la discusión respecto de sus
prácticas en el quehacer de sus funciones, además de instar a la
constitución de relatos de memoria en cuanto a las vivencias que han
marcado el devenir del país —y del planeta— desde marzo de 2020 a la
fecha. En concreto, se propició un despliegue de procesos diagnósticos,
problematización y reflexión de los equipos, para finalmente llegar a la
construcción de estrategias situadas en sus territorios, dirigidas a prevenir
el contagio por COVID-19 desde la aplicación de medidas no
farmacológicas en la población en situación de vulnerabilidad.

A continuación, se presenta el desglose de cada uno de los pasos que


siguió el proceso de sistematización, además de explicar el funcionamiento
de las capacitaciones y los focos teóricos que han otorgado un marco de
entendimiento común en la ejecución de las acciones y la comprensión de los
resultados.

Ejes Estructurantes Del Proceso De Sistematización


En función de entregar una mirada amplia respecto de la información del
presente informe, se ha considerado relevante dar cuenta de los ejes que
guían y determinan la forma en que se entregarán los antecedentes, los
objetivos de cada uno de estos y la operatividad explicativa en torno a la
mirada macro de la salud pública y la promoción de medidas no
farmacológicas en el combate contra el COVID-19 en los territorios
vinculados con el proyecto. En esta línea, y en virtud de aquello que se aspira
entregar, los tres ejes considerados son: proceso educativo, relato de las y
los participantes y construcción de estrategias.

Proceso Educativo
En cuanto al sustento teórico de las actividades que se ejecutaron, se releva
la construcción de instancias que promovieran los espacios reflexivos y de
discusión en función de elaborar —de manera colaborativa— relatos
comunes y/o puntos de inflexión que nutrieran el proceso de capacitación. En

Sistematización De Las Capacitaciones Del Proyecto: “Equipos De Salud Como Agentes Educadores En 106
Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ese sentido, se hizo hincapié en la base de la educación popular de Paulo


Freire (1970), intencionando que los pilares del proceso se centraran en que
la enseñanza por lograr proviniera de las creaciones de las y los
participantes por sobre una mirada experta, propiciando la horizontalidad
del conocimiento y cuestionando la entrega vertical de información.

Relato De Las Y Los Participantes


Respecto de este eje, se explicita que la base del proceso de sistematización
se asienta en los relatos que han entregado los equipos de salud en cada
uno de los espacios de discusión. En este sentido, los procesos
comunicativos son complejos, como describe la sociología. Para Luhmann
(1998), la comunicación es el elemento principal de los sistemas sociales;
como primer paso está la emisión, posteriormente el envío de la información
y finalmente la comprensión. Desde esta perspectiva, se describe que no
todas las instancias son relaciones comunicativamente exitosas. Dado esto,
la emisión de información por sí sola no es comunicación, sino que se
requiere de un proceso mucho más complejo que se representa en la
comprensión y este proceso, como fin último, solo puede analizarse en virtud
de la totalidad de sus tres etapas antes mencionadas.

Finalmente, este proceso de forma continua elabora la autopoiesis


necesaria para la función y mantención de un sistema social, es decir, su
autorreproducción (Corsi et al., 1996). El espacio comunicativo se vuelve
central en estos procesos, tanto para las experiencias que vivieron los
equipos de salud participantes como en la capacitación in situ.

Por su parte, con la construcción lógica del agrupamiento de


narrativas con fines explicativos a través de una nomenclatura que se ha
otorgado a cada una de las diferentes actividades de la capacitación, se
buscó dar cuenta de los aprendizajes y la vinculación de estos aspectos
concretos con otros emotivos y simbólicos, fundamentalmente desde la
visión de las y los trabajadores de la salud como protagonistas de la crisis
sanitaria, entendiendo que esto ha sido mucho más complejo que solo ser
profesionales sanitarios.

Construcción De Estrategias
El tercer eje se centra en el objetivo final de la ruta trazada por los espacios
de reflexión y discusión entre los equipos de salud, y radica en la finalización
de la secuencia descrita a continuación.

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Figura 1 Secuencia de acción del proyecto

Construcción de
Problematización Capacitación
estrategias

Fuente: Elaboración propia

De esta forma, uno de los puntos clave de este proceso lineal se centró
en la posibilidad de situar los conocimientos construidos en los territorios de
cada equipo, además del contenido local y de los aspectos identitarios de
cada comuna, junto con los espacios de interacción con otras localidades y
la contrastación de las realidades.

Objetivos Trazados Por Eje


Luego de explicitados los tres ejes estructurantes del análisis, a continuación se
da cuenta de los objetivos establecidos respecto de cada uno de estos
lineamientos, con el propósito de armonizar la comprensión del texto, y de volver
a esta división en el cierre del informe. Los objetivos se describen en la Tabla 1.

Tabla 1 Objetivos trazados por eje

Respecto del • Describir e implementar dinámicas y actividades que


proceso promuevan la construcción colectiva de conocimiento entre
educativo las y los participantes de los equipos de salud presentes en
las instancias de capacitación.

En relación con • Analizar y construir entes aglutinadores en torno a las


los relatos de las narrativas de las y los participantes para generar formas
y los participantes explicativas de mostrar los relatos de los equipos de salud
presentes en las instancias de capacitación.

En cuanto a la • Definir y relevar, como elemento fundamental del proceso


construcción de de sistematización, la construcción que realicen los
estrategias equipos de salud respecto de las estrategias de
prevención del COVID-19, a través de medidas no
farmacológicas situadas en su territorio y en la comunidad
con las que se relacionan en la atención y la cotidianidad.

Fuente: Elaboración propia

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Aristas Transversales
Ya constituidos los ejes que guían esta sistematización, y establecidos los
objetivos para cada eje en su desarrollo, se ha considerado relevante dar
cuenta de dos elementos que operan como aristas transversales del
proceso, es decir, que cruzan la base estructural del análisis sin ser,
necesariamente, parte explícita de la construcción de las herramientas de
abordaje de la información. Estos son: territorios abarcados y dinámicas
desarrolladas y perspectiva de género.

Territorios Abarcados Y Dinámicas Desarrolladas


Acerca del desarrollo de las sesiones en cada una de las ciudades referidas,
se da cuenta de dinámicas de comunicación y discusión sumamente
distintas, con particularidades propias que distinguen a los territorios, tanto
por su ubicación geográfica en relación con el centro administrativo del país,
como por elementos de urbanización presentes en cada comunidad. A
continuación, se describen los aspectos visualizados y los registros
fotográficos en cada espacio.

Santiago
Las actividades desarrolladas en la capital contaron con la participación de
cinco equipos de salud de tres comunas distintas, donde se promovió la
discusión desde realidades disímiles en términos de la población a la que se
atiende y a su nivel de vulnerabilidad. En términos de las narrativas
expresadas, se destacan dos puntos: por un lado, una mirada
permanentemente política y social en la comprensión de la realidad, con
validación de las organizaciones sociales y del mundo desde ópticas críticas
hacia la institucionalidad; y por otro lado, se releva el rol que le otorgan los
equipos de salud a sus territorios como entes autónomos, al cuestionar el
sentido común de vinculación vertical desde la medicina hacia las personas,
e intencionando visiones de participación comunitaria en la toma de
decisiones.

Viña del Mar


Respecto de lo ocurrido en esta ciudad, las sesiones desarrolladas contaron
con la participación de solo un equipo de salud, correspondiente a la

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comuna de Petorca. Este elemento influyó en buena parte de la dinámica


ocurrida, favoreciendo espacios de conversación que tendían a
homogeneizar, y situarse desde hechos concretos. En términos de las
narrativas expresadas, se destacan dos puntos: por un lado, el despliegue
de relatos identitarios de la comuna y su particularidad en términos de la
crisis hídrica que sufre, constituyendo al servicio de salud dentro de dicha
dinámica, y validando además a los actores sociales que participan de la
pugna por el agua; y por otro, la descripción constante de narrativas de vida
rural, e incluso con aspectos de aislamiento en contraposición a la vida en
las grandes urbes de la región, lo que en su opinión determina aún más el
acceso a servicios y el funcionamiento de las instituciones de salud.

Concepción
En este caso, el proceso de capacitaciones se llevó a cabo dos jornadas
(uniendo la primera y segunda en un día completo de trabajo), en la que
participaron cuatro equipos de salud de tres comunas distintas. En términos
de las narrativas expresadas, se destacan dos puntos: primero, se releva la
comprensión de las poblaciones desde sus determinantes sociales,
fundamentalmente asociados con aspectos territoriales de sus comunas,
mayormente costeras y vulnerables, construyendo un escenario de
precariedad laboral en localidades que se fundaron a partir de caletas de
pescadores; y en segundo lugar, se hacía referencia constante a la ruralidad
como elemento fundamental para comprender el vínculo que tienen las
instituciones con sus comunidades. En esta línea, las dos comunas con
mayor población rural daban cuenta de las complejidades en el trabajo
intersectorial y apoyo en redes, además de complejizar el acceso concreto
de apoyo médico, y también en términos de hacer llegar información
fundamental para el resguardo ante la pandemia.

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Figura 2 Actividades en las sedes UDLA

Sede UDLA Concepción

Sede UDLA Viña del Mar

Sede UDLA Santiago


1º sesión

Fuente: Elaboración propia

Perspectiva De Género
Un aspecto importante por considerar —en términos basales respecto del
proceso de sistematización— tiene que ver con la perspectiva de género y,
en particular, con el rol que juega esta en cuanto a la constitución simbólica
de los equipos de salud, que son el pilar estructural del análisis.
En este sentido, los equipos de salud también son reflejo de cómo se
representan los géneros a través de la división social del trabajo, y en
América Latina y el Caribe, estos están fuertemente feminizados. En el caso
de Chile, la información que entrega la Superintendencia de Salud (SIS)

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indica que el 69% de las y los técnicos y profesionales de la salud pertenece


al género femenino, y que cerca del 55% de esta fuerza laboral tiene menos
de 34 años. La profesión mayoritaria en este contexto es la psicología,
donde el 73% corresponde a mujeres, seguida muy de cerca por las
enfermeras/matronas, donde el 96% se identifica como mujer. Los médicos
cirujanos/as (58%) y kinesiólogos/as (55%) también representan carreras
altamente feminizadas (SIS, 2021).

Es en este escenario y distribución de los equipos de salud donde se


considera pertinente reflexionar acerca de su rol como agentes educadores
en medidas no farmacológicas. Según datos del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) la distribución por género de la fuerza laboral en salud —
que no solo es representativa de Chile, sino también del continente—,
consigna que seis de cada diez médicos son mujeres, y nueve de cada diez
profesionales de la enfermería también lo son. Este organismo relaciona la
expansión de este género en las profesiones de la salud con la importancia
de las habilidades blandas y el trabajo en equipo, el potencial docente y la
generación de confianza, aspectos que las mujeres serían más capaces de
lograr (Robles et al., 2019).

Los estudios en torno a la temática de género en los profesionales de


salud, tiene una larga trayectoria en la enfermería. La pandemia dejó en
evidencia varios problemas de los sistemas sanitarios, pero uno que se
observó principalmente en los medios de comunicación era la visibilidad/
invisibilidad de estas profesiones, aspecto que desde algunas perspectivas
se produce por tratarse de un espacio fuertemente feminizado y que, dado
el contexto de crisis, se relevó que los aspectos del cuidado, la educación y
los ambientes laborales eran condiciones menos valoradas y relacionadas
fuertemente con un tipo de género (Següel et al., 2015).

En la misma perspectiva, la Organización de Estado Americanos


(OEA) señala que, en el contexto de contingencia sanitaria generada por
COVID-19, se exacerbaron las crisis de los cuidados para las mujeres, ya
que la socialización, el trabajo productivo y el aumento de su carga se
desarrollaron en distintos escenarios simultáneos: como parte fundamental
de los equipos en los centros de salud, pero al mismo tiempo, las mujeres
siguieron cumpliendo con iguales exigencias sus labores al interior de sus
hogares, por lo que se trató de una situación de base sumamente
inequitativa (Comisión Interamericana de Mujeres [CIM], 2020).
Por último, la Organización de Naciones Unidas (ONU) recalca que en
el contexto de crisis sanitaria, las brechas salariales de género se
mantuvieron, es decir, las mujeres siguieron ganando un 16% menos en

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promedio por igual labor. En algunos países en vías de desarrollo —como


Chile— esas brechas pueden llegar casi al 30%. En esta línea, en el sector
salud, esta brecha de desigualdad está evidenciándose de manera más
directa: por un lado, la existencia de una sobredemanda de trabajo debido a
la pandemia por COVID-19 y, por otro, la agudización de otras
problemáticas como la falta de insumos de cuidado, elementos que
impactan e intensifican las inequidades de género, al ser un sector
compuesto en gran porcentaje por mujeres (ONU, 2020).

Los antecedentes expuestos invitan a reflexionar acerca de cómo la


temática de género es esencial al vincularse con los equipos de salud y
comprender los fenómenos que aborda esta sistematización, ya que tanto la
población que atiende como las profesiones que componen el sistema
sanitario son mayoritariamente mujeres que viven cotidianamente el
impacto de desigualdades estructurales de un orden político
fundamentalmente patriarcal (Forstenzer, 2019).

Estructura Del Proceso De Sistematización


En cuanto al proceso de sistematización, el objetivo general fue identificar y
describir códigos de relatos y vivencias en las instancias de capacitación
realizadas al personal de salud en las regiones de Valparaíso, Bío-Bío y
Metropolitana, con énfasis en la identificación de las etapas y dinámicas que
marcaron el proceso, en función de reconocer los códigos que se reiteraron
y que posteriormente permitirían construir categorías de análisis de las
narrativas visualizadas con fines explicativos.

La base teórica se sitúa en lo que postula Cáceres (2003) respecto del


análisis de contenido que, en este caso en particular, denota tanto el
contenido manifiesto —esto es, los aspectos referidos concretamente al uso
de estrategias no farmacológicas como prevención al contagio por
COVID-19— como el contenido latente, es decir, narrativas que en los datos
analizados aparecen como divergentes de la temática central, asociados
por ejemplo a emociones y sensaciones vinculados con el impacto de la
pandemia en términos simbólicos.

En particular, la búsqueda se concentró en reelaborar los datos brutos


que se obtuvieron como insumo de los talleres, aglutinándolos en conjuntos
homogéneos o clústeres que agruparan información de similar sentido,
mediante una lógica de pasos sucesivos que permitiera la determinación de
reglas definidas que justificaran dicho agrupamiento, ya sea por algún
motivo teórico, o bien, por alguna intencionalidad del equipo investigativo.

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En términos operativos, el proceso contempló cuatro pasos relevantes


a seguir de forma secuencial, y que conformaron la continuidad en la
dinámica de la estructuración de la información disponible, que finalmente
le daría sentido explicativo a lo analizado. Los cuatro pasos fueron: códigos,
categorías, supracategorías y enlace con las estrategias desarrolladas por
comuna.
En primer término, los códigos se conformaron en su totalidad a partir
de las narrativas identificadas en los espacios de discusión por las y los
participantes del proceso de capacitación.

Luego, las categorías se definieron como conjunto de códigos en una


visión más amplia y aglutinadora en torno a una temática en particular,
mayormente complementada con una base teórica con fines explicativos. En
este punto, es relevante notar que el enlace de los códigos hacia las
categorías es flexible y no exclusivo, pudiendo un código conformar más de
una categoría.

Respecto de las supracategorías, se definió que estas operaran como


conjunto de categorías dirigidas a uno de los cuatro ejes que sustentan y le
otorgan un marco de comprensión al proyecto ³ : derechos humanos,
participación social, comunicación del riesgo y alfabetización en salud.
Complementariamente, y a partir del desarrollo del proceso mismo, se
adhirió una quinta supracategoría: la perspectiva de género, comprendida
como eje transversal que trasciende y cruza la estructuración de la
sistematización.
Finalmente, se encuentra el enlace con las estrategias desarrolladas
por comuna y donde se detallan las acciones que cada una de las comunas
participantes elaboró como herramienta de intervención localizada para
ejecutar en su territorio, identificando cuáles fueron las supracategorías que
primaron en dicha construcción.

Estructura Del Proceso De Ejecución De Las Capacitaciones Y


Dinámicas Relacionales
Respecto del desarrollo de las sesiones presenciales en cada una de las
sedes de la UDLA, en este punto se da cuenta de la lógica de funcionamiento

³ Ver la Guía de orientaciones para la aplicación de medidas no farmacológicas en grupos de


población en situación de vulnerabilidad.

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en cada caso, además de presentar los aspectos relacionales visualizados


en las dinámicas comunicativas entre las y los participantes, y en la
vinculación establecida con quienes cumplieron el rol de relatoras.

En esta línea, se realizaron tres sesiones en cada una de las sedes,


intencionando el desarrollo de tres etapas consecutivas que se formularon
en virtud de favorecer el objetivo final del proyecto: la creación de
estrategias de prevención de COVID-19 en cada territorio desde el uso de
medidas no farmacológicas.

Tabla 2 Sesiones consideradas y etapas consecutivas

Sesión 1 Sesión 2 Sesión 3

Problematización
Capacitación 2 Capacitación 3
Capacitación 1

Fuente: Elaboración propia

Sesión 1: Problematización Y Capacitación 1


En relación con la primera etapa del proceso, se buscó indagar en las
percepciones de los equipos respecto de la temática central de las
capacitaciones: el uso de medidas no farmacológicas en sus territorios, y
particularmente, en la vinculación con los sectores más vulnerables de la
población. De esta forma, se propiciaron espacios para visualizar cómo los
equipos han comunicado el riesgo de contagio y el uso adecuado de este
tipo de medidas.

En cuanto a las actividades que constituyeron esta etapa de las


sesiones, se produjeron cuatro espacios diferenciados: el primero, en donde
se presentaron los lineamientos generales del proyecto y se inauguró el
proceso desde su marco normativo; luego, se realizó una dinámica de
presentación de las y los participantes, enfocada en distender a los equipos
y favorecer instancias de conversación; en tercer lugar, se desarrollaron
dinámicas grupales enfocadas en problematizar la caracterización de la
población vulnerable con la que se vinculaba cada comuna; y por último, los
espacios de discusión en cuanto al uso de estrategias de comunicación para
la población en cada territorio.

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Capacitación 1
Durante la primera sesión también se llevó a cabo la segunda etapa del
proceso, dirigida al levantamiento de información desde la Guía de
orientaciones para la aplicación de medidas no farmacológicas en grupos de
población en situación de vulnerabilidad. En concreto, se informó a las y los
participantes de la existencia de este documento, intencionando discusiones
acerca de sus percepciones y perspectiva de aplicabilidad en sus territorios.

Las actividades contempladas permitieron el desarrollo de espacios


de discusión en cuanto a la aplicabilidad de la guía en cada uno de sus
territorios, visualizando como aspecto fundamental la búsqueda de
instancias de participación, y desde ahí, se generaron descripciones y
comparaciones respecto de cómo los servicios de salud se relacionaban con
la población que atendían, y fundamentalmente, se direccionaba hacia la
transformación de este vínculo equipos-comunidad durante el desarrollo de
la pandemia. A partir de estas conversaciones, se instauraron los cuatro ejes
que componen la estructura basal del proyecto: participación social,
derechos humanos, alfabetización en salud y comunicación de riesgo.

En cuanto a la relación con las talleristas, la primera etapa del proceso


permitió la validación de quienes guiaban las dinámicas, y facilitó el
desarrollo del primer espacio de capacitación en concreto.

Sesión 2: Capacitación 2
El segundo espacio de capacitación incluyó dos instancias específicas de
trabajo: una que abarcó todo el desarrollo de la segunda sesión presencial;
y otra que se ejecutó de forma virtual, en la que participaron todos los
involucrados en el proceso.

En cuanto a la sesión presencial, el foco de las actividades se centró


en la profundización de los cuatro ejes de la guía ya referidos y,
fundamentalmente, en la asociación de estas estructuras teóricas con las
nociones de “población vulnerable” presentes en cada territorios. De esta
forma, se les propuso la creación de mapas de redes para identificar a los
actores sociales presentes en sus comunas, y cómo los servicios de salud se
relacionaban con ellos. Este punto en particular permitió distinguir de
manera más clara los sectores rurales de los urbanos, y la forma en que los
equipos se despliegan y se adaptan en función del escenario que
conforman.

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En relación con la sesión virtual, se propuso una dinámica expositiva


desde miradas expertas en función de complementar las discusiones de los
espacios presenciales, y nutrir de contenido y experiencias el próximo paso
del proceso: la construcción de estrategias. En esta línea, se presentaron:
Juan Guerrero Núñez con la temática “Alfabetización en salud. Un eje
estratégico para la atención primaria. Bases conceptuales”; José Miguel
Labrín con “Comunicación de riesgos en salud”; y finalmente, Mónica
Valenzuela llevó a cabo una dinámica participativa que buscaba propiciar la
interacción entre participantes de distintas comunas, y que se enfocaba en
construir reflexiones a partir de la evaluación de la incorporación de la
comunicación del riesgo en sus comunidades.

Sesión 3: Construcción De Estrategias


La etapa final del proceso de capacitaciones estuvo constituida desde la
narrativa de cerrar, armónicamente, las sesiones realizadas a través de la
concreción —operativa y situada— de los conocimientos adquiridos,
elaborando estrategias que incluyeran las nociones de localidad,
interdisciplina e intersectorialidad.

Las actividades que se le propusieron a las y los participantes


consistieron en formas de comparación de las ideas que surgieran en cada
comuna a partir de evaluaciones de sus vínculos con las comunidades en
general y con actores sociales específicos, que pudieran ser aliados u
obstaculizadores en la búsqueda de medidas no farmacológicas de
prevención ante el COVID-19.

En cuanto a la relación con las talleristas, fue posible identificar una


cohesión de los grupos participantes y la validación del espacio como
instancia pertinente y adecuada en la búsqueda de respuestas desde los
equipos de salud, otorgándole importancia a la concreción de las
estrategias creadas, y elaborando compromisos de trabajo colaborativo a
largo plazo.

Categorías Explicativas
Luego de analizadas las principales narrativas presentes en el despliegue de
las sesiones de la capacitación, y desarrollados los códigos asociados a
cada uno de los ejes temáticos identificados, se presentan aquí las
categorías de análisis con fines explicativos respecto de cada una de estas
y los códigos que las componen, además del anclaje teórico y la descripción

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de la pertinencia de cada código —y sus aspectos específicos— en la forma


en que complementa una categoría.

Para la identificación de los discursos de los participantes se utilizaron


las siguientes etiquetas: cada cita textual de las y los participantes del
proceso se acompaña de la primera letra de la ciudad en la que fue
mencionada, es decir: Santiago = S; Viña del Mar = V; y Concepción = C.
Además, se identificó la sesión específica de la siguiente forma: Sesión 1 =
S1; Sesión 2 = S2; Sesión 3 = S3). Por último, el género de la persona se
etiquetó así: Hombre = H; Mujer = M; Género No Binario = NB. En el caso
particular de Concepción, se consideraron las dos jornadas realizadas como
sesiones, de modo que no existe una codificación de la tercera sesión.

La Figura 3 presenta un esquema resumido donde se vinculan los 19


códigos identificados con las nueve categorías elaboradas a partir del
análisis descrito.

Figura 3 Códigos identificados y categorías

Fuente: Elaboración propia

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En las siguientes páginas se detalla la composición de cada categoría


constituida por el equipo sistematizador, junto con su justificación teórico-
práctica.

Infodemia
Esta categoría debe su nombre a un concepto teórico desarrollado por la
comunidad científica en el periodo de pandemia. Moyano y Mendivil (2021),
refieren que el término corresponde al exceso abrumador de información,
con una considerable presencia de datos inexactos, falsos o engañosos.

En cuanto a las narrativas visualizadas y a los parámetros de análisis


acordados, esta categoría está constituida por tres códigos: desinformación,
medios de comunicación y miedo. Cada uno de estos entrega insumos para
la construcción que han realizado los equipos de salud participantes acerca
de las dinámicas de manejo de la información durante la crisis sanitaria y,
particularmente, en las consecuencias que ha favorecido este escenario.

Desinformación
Este código en particular presenta una serie de aspectos visualizados en las
narrativas de las y los participantes del proceso, en los que se hace
referencia a ejes vinculados con la sobreestimulación de antecedentes
recibidos por la población, y cómo este escenario ha implicado
consecuencias complejas para los equipos de salud y su relación con las
personas que reciben sus servicios.

Al respecto, es posible identificar dos aristas de análisis que han sido


consideradas fundamentales. En primer lugar, la percepción generalizada
en los equipos de salud en cuanto a las respuestas en la población ante la
llegada y avance del COVID-19. Esta apreciación releva la noción de
“incredulidad” (V; S1; M) y “falta de conocimiento” (S; S1; M) como ángulos
estructurantes, y que se configuran como explicativas de patrones de
conducta riesgosos y poco cuidadosos, por ejemplo, el mal uso de la
mascarilla o el respeto parcial a las medidas de distanciamiento social. En
este sentido, distintos equipos de salud mencionan las fiestas clandestinas
(V; S1; M) como expresión literal de la inconsciencia colectiva ante el virus.
Es que tuvimos varios procesos que se vieron dificultados,
porque específicamente encontramos que había gente que
no estaba bien preparada o no tenía la capacitación o la

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experticia necesaria para comunicar a la población la


información (C; S1; M).

En segundo término, destacan las apreciaciones de los equipos de


salud respecto de conductas irracionales visualizadas en la población
durante el desarrollo de la crisis sanitaria. En concreto, se visualiza, en
distintas comunas, la transformación del miedo y la desinformación en
comportamientos violentos. En esta línea, se recabaron relatos de ataques
dirigidos a los centros de salud solicitando el acceso a vacunas en el periodo
inicial de la pandemia, cuando aún no eran aprobadas ni testeadas en
ningún lugar del mundo (C; S1; M); también hechos de discriminación en sus
comunidades residenciales, donde vecinos les pedían no retornar a sus
casas para no poner en riesgo a otras personas (V; S2; H); e incluso
personas que les lanzaron cloro en las afueras de sus casas, creyendo que
con dicha acción frenarían la propagación del virus (V; S1; M).

Medios de comunicación
Este código hace referencia a las discusiones en cuanto al papel que
cumplieron los medios de comunicación masiva dentro del proceso
estructural de difusión de la información. Se identificaron aquí dos
momentos clave.

Una primera instancia ocurrida como preparación y capacitación


obtenida antes de la llegada del virus al país. Durante esta fase existía una
tranquilidad frente al comportamiento del virus, reconocían sus capacidades
humanas y disponían de recursos físicos para lidiar con este. Se planearon
en este momento estrategias de difusión por vía remota, para mantener un
contacto estrecho con las comunidades. Luego, en el inicio efectivo del
aumento de casos e implementadas las medidas de confinamiento, se
generaron situaciones de angustia en el personal de salud, puesto que el
diseño de la trazabilidad de los recursos no daba abasto.

Tampoco hay apoyo del Estado… la comunicación de la pandemia


debió haber venido del Estado, no de los equipos de trabajadores de la salud
(C; S1; M).

El segundo momento relevante estuvo marcado por la brecha etaria y


la relación de la población con los medios de comunicación. Aquí los jóvenes
—a través del uso de las redes sociales— tenían un mayor acceso a la
información que se difundía allí, lo que trajo como consecuencia la
conformación de dos frentes: “los antivacunas” (S; S1; M) y “los anticovid” (C;

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S1; H), los que generaron fuertes choques, pues ejercían la propagación del
miedo, desinformando y complejizaron las funciones del personal de la
salud.

Los anti —que hay anti todo—, que nunca van a estar de
acuerdo con ninguna propuesta porque, aunque estén de acuerdo
aparentemente, no van a estar de acuerdo después (S; S1; H).

Para intervenir de manera positiva frente a esta situación, los


dirigentes comunitarios fortalecieron estrategias alternativas de
comunicación.

Las redes sociales y los medios como algo que en el fondo tiene una
alta influencia, pero que han actuado también en forma indiferente, porque
comunican en base a cómo se mueve el termómetro (C; S1; M).

Miedo
En cuanto a este código, las temáticas abordadas dentro de los espacios de
discusión se direccionaron en profundizar en lo ocurrido durante el periodo
de pandemia, y en analizar aquellas fibras de supervivencia presentes en la
población como sujetos colectivos e individuales. En este contexto, el miedo
en tanto emoción básica, fue un factor desencadenante que se manifestó
dentro del personal de salud con diversas extensiones: en incertidumbre (V;
S1; M), sensación de sentirse vulnerables (C; S2; M), pánico (V; S1; H), temor
a lo desconocido (C; S1; M) y al desempeño del virus mismo (V; S1; H).

En esta línea, se generaron ejes de discusión acerca de las vivencias


en sus espacios personales y laborales, y los resguardos para protegerse del
virus, al tiempo que lidiaban con la permanente sensación de miedo de
contagiarse y propagar la enfermedad. En este contexto, por un lado, se
relata que se vivió “pánico social comunitario” (V; S1; M), que se evidenció
entre los compañeros de los Centros de Salud Familiar (CESFAM) quienes, al
ingresar a los turnos, se observaban a sí mismos minuciosamente para
despejar dudas de cualquier síntoma visible que hiciera sospechosos de
portar el virus. Y, por otro, en sus espacios privados y personales, el miedo
se manifestó cuando la población actuó de manera violenta ante el personal
de salud, lanzando cloro a las puertas de las viviendas de las y los
trabajadores, hasta el extremo de pedirles que no llegaran a sus casas:

el miedo saca lo mejor y peor de nosotros (C; S3; M).

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La primera ola para nosotros significó muerte, desempleo,


confusión y los sentimientos asociados eran dolor, pena,
abandono, rabia, angustia y mucho, mucho miedo (C; S1; M).

El miedo en la población mostró que puede causar efectos


contradictorios, pero que provienen de una misma manifestación de
violencia. En esta línea, los equipos de salud relataron que algunas
comunidades se autoconfinaron como medida de prevención, pero al tiempo
después, se estaban realizando fiestas clandestinas:

Dolor, pena, rabia, abandono, angustia y mucho miedo, miedo por lo


que nos estaba pasando a nosotros y nuestras familias, pero también en el
trabajo y la población en general (C; S1; H).

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Identidad De Los Equipos De Salud


Esta categoría hace referencia a narrativas que han estado sumamente
presentes en las sesiones de capacitación, y que dan cuenta de los procesos
emocionales, vinculares y relacionales que han vivido quienes se
desempeñan como trabajadores de la salud. En la misma línea, aparecen
referencias al cambio radical que ha transformado el sentido de pertenencia
hacia su espacio laboral, y también respecto de cómo el resto de la sociedad
los mira y comprende en cuanto al rol que han jugado en el transcurso de la
pandemia.

En esta línea, el Colegio Médico de Chile (Colmed), a través de un


informe publicado en abril de 2021, refiere las complejidades que han
debido atravesar quienes se desempeñan en este rubro desde marzo de
2020 a la fecha, remarcando las sugerencias que han explicitado
organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud
(OMS) y la ONU en cuanto a valorar el trabajo de los equipos, y resguardar
y garantizar el buen funcionamiento de los sistemas a través del cuidado de
las personas, tanto a nivel físico como en salud mental. En este contexto, la
categoría a detallar consta de cuatro códigos temáticos: mito fundacional,
verticalidad/horizontalidad de los equipos de salud en su vinculación con la
comunidad, efectos de la pandemia en la población y “no estamos obligados
a hacer lo imposible”.

Mito fundacional
Este código nace como mecanismo agrupador de narrativas simbólicas
respeto del inicio de la crisis sanitaria, y los componentes constitutivos de la
nueva cotidianidad, tanto para las y los trabajadores de la salud como para
la población en general. En concreto, se visualiza una serie de discusiones y
narrativas que surgieron como respuesta emocional a los hechos ocurridos
desde marzo de 2020 (descritos en detalle en el código “hito fundacional”),
tanto como personas que vivieron un fenómeno mundial que transformó sus
vidas, como desde el rol de trabajadores de la salud, en el que fueron
interpelados por la sociedad como líderes de una batalla. En ese sentido, se
identifican emociones expresadas como “pánico” (V; S1; M), “angustia” (C;
S1; M) e “incertidumbre” (V; S1; H) entre los elementos más referidos, pero
sumamente vinculados con nociones más complejas, como la “falta de
empatía por parte de la población” (V; S1; M), tanto en el desarrollo de
cuidados comunitarios de prevención, como hacia quienes desempeñaban
labores en el sistema de salud. En paralelo, se observaron concepciones

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traumáticas como marcas iniciales del mito a construir, asociadas al “miedo


a la muerte” (S; S1; H), como eje estructurante de una ambivalencia en el
sentir colectivo: por un lado querer combatir al “enemigo” y, por otro, la
sobreexposición que ello implicaba en términos individuales y del riesgo de
contagiar a sus familias y cercanos.

Verticalidad/horizontalidad de los equipos de salud en su


vinculación con la comunidad
Este código en particular ha sido constituido por todas las referencias
asociadas a las relaciones de poder entre los equipos de salud y la población
en general, particularmente respecto de los procesos pedagógicos
implicados en el desarrollo de la pandemia por COVID-19, y las resistencias
que la misma comunidad ha expresado ante el discurso científico.

En esta línea, ha sido posible visualizar la presencia de discursos que


destacan la participación y organización comunitaria como eje fundamental
de los procesos de vinculación con la población. Es relevante referir que
estas narrativas se encuentran presentes, de forma mucho más manifiesta,
en los equipos de salud de sectores urbanos, configurándose una arista
diferenciadora que sitúa las prácticas horizontales en el manejo del poder,
mayormente, en las grandes urbes del país.

Efectos de la pandemia en la población


En cuanto a los efectos que ha generado la crisis sanitaria en la comunidad,
tanto en la población en general como en las y los trabajadores de la salud
desde sus vivencias personales, este código se configura en la comprensión
de aquellos discursos, mayormente narrados en primera persona, que dan
cuenta de distintas aristas de complejidad que ha dejado este periodo de
transformaciones. Con fines explicativos, se han diferenciado en dos niveles:
el nivel emocional de afectación y el nivel conceptual de afectación.
En primer lugar, el nivel emocional de afectación agrupa una amplia
gama de descripciones fenomenológicas respecto de eventos críticos
vivenciados —de forma colectiva— desde marzo de 2020 hasta la fecha, y
que apela a narrativas más transversales en el tiempo que las desarrolladas
en el código “mito fundacional”. En esta línea, se releva un eje de
sintomatología ansiosa asociada con “melancolía” (V; S1; M), “inseguridad”
(S; S1; H), “miedo” (V; S1; M), “impotencia” (V; S1; M), “irritabilidad” (C; S1; H)
y “enojo” (V; S1; M), configurándose las consecuencias en la salud mental de

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las personas como un aspecto de importancia transversal. En contraparte a


la descripción de estados emocionales desestabilizantes, es posible
identificar discursos de optimismo, mayormente vinculados con “esperanza”
(S; S1; M), “resiliencia” (V; S1; M) y “solidaridad” (V; S1; M), destacándose
acciones de la sociedad civil individuales (como la donación de víveres y
colectas dirigidas a sectores precarizados) y colectivas (participación en
ollas comunes y construcción de tejido social).

Conductas temerarias significa que hay gente que tenía los


recursos, estaba sensibilizada a la información, aún así
seguía cometiendo acciones que ponían en riesgo a los
demás (V; S1; M).

En el caso del nivel conductual de afectación, este se


encuentra principalmente asociado con las consecuencias
directas de los periodos de cuarentena estricta y limitaciones
de movilidad, además de la transformación de los espacios
sociales y de interacción con otras personas. En concreto,
existen referencias al “sedentarismo” (S; S1; H) como eje
explicativo de fenómenos de aumento en la obesidad/
malnutrición, licencias médicas por salud mental y dinámicas
familiares que cambiaron radicalmente, favoreciendo
escenarios de hacinamiento y/o violencia intrafamiliar. En la
narrativa de agudización de estos aspectos, se identifica la
idea de “normalización del caos” (V; S1; H) como
comportamiento colectivo que ha ajustado sus costumbres a
una “nueva normalidad” (V; S1; M).

“No estamos obligados a hacer lo imposible”


Este código en particular está nombrado desde una cita textual extraída de
una de las sesiones, y se configura como eje explicativo del rol de las y los
trabajadores de la salud en el combate contra la crisis sanitaria. En concreto,
se ha visualizado una narrativa común que se funda en la sobreexigencia a
la que se vieron expuestos los equipos de salud, interpelados tanto por las
instituciones de poder como por la población, quedando en una posición que
se hacía constantemente incómoda y que pocas veces fue recompensada de
forma efectiva. Complementariamente, se reiteran metáforas con lenguaje
de guerra en la percepción global de los primeros meses, como la
autodefinición de “batallón” (C; S1; M) y el constante uso del concepto

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“primera línea” (V; S1; H), asociado también a los significantes simbólicos
posteriores al proceso de Estallido social ocurrido en Chile en octubre de
2019.
Me voy llena de entusiasmo de saber que también en otros
territorios hay puntos en común que nos hacen converger en
el concepto de salud que lo construimos entre todos y todas
(S; S3; M).

Situaciones límites en donde las relaciones laborales y de efectividad


se tensionaron al máximo por ciertos hechos ocurridos:

no nos dejan tomarnos vacaciones, como estamos a tope


con el trabajo empezamos a tener cargas administrativas
que antes no teníamos, y la verdad es que todo se redujo a
que no podíamos tomarnos días para descansar (S; S2; M).

Vulnerabilidad
La tercera categoría por describir radica en el concepto de vulnerabilidad,
elemento comúnmente utilizado en las clasificaciones de población y en la
creación de indicadores relacionados con el desarrollo humano. Para la
Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el concepto de
vulnerabilidad social se basa en dos componentes explicativos. Por una
parte, la inseguridad e indefensión que experimentan las comunidades,
familias e individuos en sus condiciones de vida a consecuencia del impacto
provocado por algún tipo de evento económico social de carácter
traumático. Por otra parte, el manejo de recursos y las estrategias que
utilizan las comunidades, familias y personas para enfrentar los efectos de
ese evento (Pizarro, 2001). Para Techo.org (2020), en tanto, existe la
“vulnerabilidad social” que se explica desde dos componentes: uno asociado
a la inseguridad e indefensión que experimentan las comunidades y las
familias en sus condiciones de vida a consecuencia del impacto de algún
evento económico-social traumático; y otro relacionado con el manejo de
recursos y las estrategias que estos mismos usan para enfrentar los efectos
de ese evento.

Dados estos antecedentes, era muy importante la manera en que los


equipos de salud participantes pensaran y definieran este concepto, ya que
fue uno de los objetivos planteados desde un inicio del proyecto. Los dos
códigos que conforman esta categoría son: políticas públicas en salud y
noción de población vulnerable.

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Políticas públicas en salud


Este código agrupa relatos y descripciones que realizaron los equipos de
salud acerca de las políticas públicas en salud. Debido al contexto de
vulnerabilidad de estos territorios, el área de salud fue una de las más
afectadas, principalmente por los escasos recursos municipales destinados
a su funcionamiento. Un aspecto relevante referido en las discusiones fue la
exigua infraestructura asignada, pues muchas locaciones dentro de los
CESFAM debieron reconvertirse para atender la demanda de los pacientes
y, en algunos casos, ocupar espacios comunitarios como sedes de juntas de
vecinos y otras dependencias municipales que no estaban habilitadas para
este tipo de atenciones.

hay escasos recursos municipales para salud; se vio


inexperiencia del gobierno y sus políticas sobre todo las
económicas. Gran parte de nuestra población empezó a
depender del IFE ⁴. Nosotros veíamos lo que pasaba con el
COVID-19 en otras partes del mundo tres semanas antes de
lo que llegaría a pasar acá y aún así llegamos tarde. No
había alcohol gel ni mascarillas para el personal de salud,
mucho menos para la población (S; S2; M).

Si lo vemos desde las grandes directivas, estuvieron muy


ausentes exigiendo cosas que prácticamente no se podían
dar y nosotros interactuando con la comunidad y
entendiendo que lo que realmente se necesitaba era muy por
sobre lo que ellos esperaban (C; S1; M).

El proceso de vacunación abrió una segunda etapa. Los participantes


refirieron que tanto los equipos de salud como la población en general
sintieron una “profunda esperanza” (V; S1; M), ya que la creación y
disponibilidad de vacunas significaba la posibilidad de un término al periodo
de la pandemia.

Los relatos también hablaban de las restricciones sociales. Al


respecto se comentó que los confinamientos y las restricciones de
movimiento produjeron cambios en las conductas de las personas: las
organizaciones de ollas comunes y surgieron redes comunitarias para dar
respuesta a las crecientes necesidades del periodo.

La mirada estatal paternalista no permite generar toma de


decisiones comparativas entre la familia, comunidad y el

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individuo. No hay planes transversales en los CESFAM (…) los


equipos y la institucionalidad es vertical, ya que la salud se
observa desde lo patológico, como un modelo biomédico, y
eso lo hace rígido (C; S2; M).

Si el modelo de salud es “familiar y comunitario”, la


comunidad necesita ser partícipe y apropiarse de su rol
activo; el personal de la salud necesita dedicarse en gran
medida a lo biológico, y los otros profesionales de la salud a
los planes de promoción para equilibrar el trabajo (S; S2; M).

Noción de población vulnerable


Un aspecto que se trabajó detalladamente con los equipos de salud fue la
definición de población en situación de vulnerabilidad. Esta síntesis hace
alusión a los principales relatos que dan sentido a esos debates, donde esta
noción apuntó a imbricaciones sociales, políticas y materiales que
impactaron directamente la salud de las personas, es decir, en aquellas más
propensas a convivir con un permanente ir y venir a los centros sanitarios.

población vulnerable es aquella que presenta un grado de


limitación de recursos que determinan el acceso a bienes y
servicios y/o a determinados riesgos (S; S2; M).

Según los equipos de salud, la falta de recursos tiene que ver en gran
medida con temas estructurales: desprotección social (S; S2; M) y poco
acceso a servicios básicos (agua, luz, internet, vivienda, etc.) (S; S2; H), pero
también refieren ejes como la pobreza y desempleo (V; S2; M), la falta de
oportunidades asociada a la deserción escolar (C; S2; M), escasa oferta
laboral (V; S1; M), disfunción parental familiar (S; S2; M), violencia (V; S1; M),
soledad y abandono (S; S2; M), densidad de población migrante sin redes de
apoyo (V; S1; M) y hacinamiento (V; S1; H). Como se aprecia, se trata de un
grupo de personas que tiene disminuida su capacidad de prevenir, resistir y
sobreponerse a los impactos de las situaciones cotidianas.

A nivel conceptual vemos necesaria la diferenciación entre


situación de pobreza y situación de vulnerabilidad (C; S2; H).

⁴ Ingreso familias de emergencia, IFE, es un seguro social implementado por el Gobierno de


Chile y destinado a las personas que no pudieron trabajar debido a las cuarentenas
impuestas para evitar contagios por COVID-19.

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

La discusión de los equipos de salud también evolucionó hacia


distinguir entre los conceptos de vulnerabilidad y de pobreza. La primera fue
descrita como una:

condición que acoplaba una gran cantidad de variables, y


que no todas dependen de las personas, más bien de su
entorno, la salud y ejes socioculturales, también aspectos
simbólicos como la estigmatización (V; S1; H).

La vulnerabilidad, en tanto, aparece como algo mucho más complejo


para los equipos de salud, pues es referida como “una condición que no
puede dejar atrás lo económico” (S; S1; H), y que está anclada al territorio
(rural o urbano), a los vínculos sociales y a la estigmatización que sufren
grupos sociales, como la población migrante.

Para avanzar, los equipos de salud propusieron que esta problemática


se enfrente de forma interdisciplinaria, es decir, no solamente entender la
transmisión de los riesgos para esa población como una labor de los equipos
de salud, sino como un deber de todos los equipos municipales. Como
respuesta práctica, se propone que estos conceptos aparezcan definidos en
el Plan de Desarrollo Comunitario (PLADECO) y que sean una guía de
trabajo e intervención comunitaria para todos los actores del municipios.

Ritualidad
Esta categoría en particular aborda el concepto de rito como aquellos
mecanismos creados por la comunidad para establecer vínculos y reforzar
los lazos de los individuos, a la vez que se enraízan en tradiciones creadas
para enaltecer o soportar crisis emocionales. Estas dinámicas ayudan a
conservar la seguridad interior frente a las crisis y, de esa manera, se
fortalecen y perpetúan a través de símbolos aplicados.

El cuidado es en relación con el círculo vital, yo veo al adulto


mayor que llegan con unas mascarillas con salsa de tomate,
o muy lavadas como llenas de motitas… eso se ve en todos
ahora… pareciera que el cuidado y la calidad de la mascarilla
ya no cuenta, es como un rito de no cuidarlas (V; S1; M).

En esta línea, se detallan tres códigos que constituyen el desarrollo del


concepto de ritualidad: hito fundacional, mito fundacional y cuento del lobo.

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Hito fundacional
Este código corresponde a ese primer instante caótico de asimilación de la
situación de pandemia. El personal de salud lo identificó como la “percepción
de incredulidad” (V; S1; M) en relación con que el virus pudiera salirse de
control durante el brote en China, y la situación de descontrol a partir del
proceso de protestas y transformaciones sociales en el marco del Estallido
social. Ambos momentos marcaron un hito, un quiebre cuyo significado
simbólico refiere a crisis y cambios estructurales.

El hito se marca, desde los relatos de los equipos de salud, en el primer


brote del virus en sus lugares de trabajo, y empieza a ser concreto con los
cambios de los turnos y, más aún, cuando llega la circular de la
institucionalidad, explicando que el personal de riesgo debía aislarse por
enfermedades preexistentes, lo cual causó que muchas y muchos
compañeros de trabajo del ámbito de la salud tuvieran que irse a sus casas
por resguardo de su bienestar.

En cuanto a lo comunitario, el hito fundacional se hizo concreto al


observar a través de los medios de comunicación el estado de catástrofe en
otros países, los números de fallecidos, la velocidad de la propagación, las
noticias del desabastecimiento y la parálisis producida por la declaración de
la pandemia, cuyo desenlace efectivo fue la declaración de la cuarentena
obligatoria, que desde todos los puntos de vista, creó una modificación en la
manera de ser y habitar el mundo.

ahí todo cambió sin vuelta atrás, decretaron las primeras


cuarentenas y era como estar en una película (V; S1; H).

Mito fundacional
En cuanto a la construcción de la noción de mito —visualizado como
articulación de un sistema de ideas que organiza una experiencia
traumática dentro de un grupo social—, se refiere a que la experiencia del
inicio de la pandemia dejó marcas que se superan a través de ciertos
mecanismos simbólicos, que hemos denominado bajo la categoría del mito
fundacional, es decir, elementos aglutinados de significantes que apelan a
la narrativa —a veces onírica— del cambio en la cotidianidad ya explicada
en la noción de hito.

Este eje está compuesto por narraciones diversas, y que contienen


aspectos emotivos que se fortalecen a través de rituales, generando una

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

mayor cohesión entre los sujetos. En este contexto, se identificó la


construcción del “mito del guerrero”, presentado en los relatos a través de
frases cuyo referente simbólico remite permanentemente a la lucha: “nos
preparamos para combatir, como si fuéramos un ejército” (C; S1; H),
“sentimos que estábamos en una guerra” (V; S1; M), “así es la vida, sin
certezas, vamos a morir” (C; S1; M).

Cuento del lobo


Este código hace parte de la categoría de la ritualidad y opera como
referencia a una frase acompañada de la sucesiva explicación durante una
de las actividades participativas, como una manera simbólica de explicar el
fenómeno de la pandemia desde la vivencia particular de las y los
trabajadores de la salud.

El cuento del lobo gira en torno a la figura del “pastor” (discurso


oficial), quien juega con el sentido de seguridad de una comunidad —cuya
principal fuente de supervivencia era la producción de lana—, amenazando
con la llegada de un “lobo feroz” que quiere devorar a todas las ovejas. Así,
por varias noches seguidas el pastor grita que viene el lobo, para observar
la reacción de la comunidad que, con rabia, descubre la broma.
Posteriormente, una noche cuando ya nadie creía en la presencial del lobo
tras los gritos engañosos del pastor, el animal efectivamente llega y devora
a todas las ovejas, tomando por sorpresa a la población, que tras las
amenazas reiteradas (e incumplidas) había perdido su capacidad de
reacción y de defensa.

Las y los profesionales de la salud relataron que dicha historia se


vivenció en ambas direcciones, señalando que “ni nosotros ni ellos lo
creíamos” (V; S1; M), refiriéndose a los equipos de salud y a la población
general acerca de la llegada del COVID-19. En paralelo, se identificó que la
narrativa expresada por el Gobierno, tanto por vías oficiales como a través
de los medios de comunicación, intentó transmitir campañas que
tranquilizaran a las personas.

la información de la autoridad era de certeza, con que esto


no llegaría y si llegaba, estábamos preparados para la
situación (S; S1; M).

A partir de narrativas de este tipo se hizo referencia a la concreción


del cuento del lobo, gracias a lo cual se fueron afianzando los imaginarios

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colectivos de desconfianza, a partir de especulaciones de control que


culminaron siendo falsas.

Proceso De Toma De Decisiones


La presente categoría apela a la forma en que se da sentido a los relatos de
los equipos de salud en cuanto a cómo se articularon los vínculos sociales
durante la pandemia, ya sea entre los mismos profesionales, entre sus
jefaturas y, fundamentalmente, en el proceso de interacción con sus
comunidades.

Desde la sociología, se puede observar un esfuerzo teórico donde los


vínculos se destacan por su fuerza y de una forma probablemente lineal
(Granovetter, 1973) que combina el tiempo, la intensidad emocional,
intimidad (confianza mutua) y los servicios recíprocos que caracterizan
dicho vínculo. De esta forma, se pueden orientar los procesos y su
articulación, lo cual está fuertemente relacionado con la manera en que se
reconfiguraron los vínculos durante la pandemia por COVID-19, con
tensiones y acercamientos, y cómo se estrecharon los lazos en los territorios
a raíz de las experiencias de los equipos de salud. Se destacan aquí los
siguientes códigos: vínculos con la comunidad, comunicación interna en los
equipos de salud y verticalidad/horizontalidad de los equipos de salud con
la comunidad.

Vínculo con la comunidad


En cuanto a este código, es relevante señalan que para los equipos de salud
todo el periodo pandémico significó una revinculación con sus comunidades.
El acercamiento que existía, el cual era valorado por ambas partes, para
algunos equipos significó un retroceso de años de trabajo colaborativo y
comunitario, algo así como una especie de pérdida de la confianza. Al inicio
de la crisis sanitaria se observaban sentimientos encontrados, refiriendo
que no existía autocuidado en la población. Se evidenció una falta de
empatía de la comunidad hacia la labor que realizaban los equipos de salud,
sumado cierta discriminación y maltrato.

Mientras nosotros estábamos cumpliendo todos los


protocolos y éramos la primera línea contra el COVID-19,
veíamos que existían fiestas clandestinas como eje de porfía
(V; S1; M).

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Otro aspecto negativo que fue visualizado por los equipos de salud
fue la violencia hacia los equipos de trabajadoras y trabajadores, pues
creían que ellos traían el virus a los territorios al estar expuestos en sus
lugares de trabajo. Los comentarios referían a una “caza de brujas” (V; S1;
H), y que los apuntaban con los dedos principalmente donde ellos vivían. Se
dieron situaciones de intimidación a los trabajadores de los CESFAM por
situaciones de muerte de usuarios y contagios, sobre todo por las
condiciones de hacinamiento. Los funcionarios eran los responsables de lo
que estaba pasando:

El miedo inicial se transformó en violencia al poco tiempo, la


gente tiró cloro afuera de las casas de algunos trabajadores
de la salud (V; S1; M).

Los equipos de salud destacaron igualmente que las comunidades se


autoorganizaron en cadenas de ayuda para suministrar mascarillas, alcohol
gel, alimentos y asistencia a los adultos mayores. Este tipo de iniciativas
también fue articulado, en la mayoría de los casos, desde los CESFAM, lo que
en la segunda etapa de la pandemia significó un cambio positivo en la
relación de estos centros con sus territorios.

Valorar cuál ha sido el rol de nosotros como agentes de salud


en la contención de esta pandemia, en estos escenarios de
crisis es donde florece lo mejor y lo peor de las personas y las
instituciones (C; S1; M).

Al respecto, el proceso de vacunación sin duda fue una situación


positiva que ayudó a recomponer esos vínculos, proceso que también no
estuvo exento de roces, como los quiebres de almacenamiento de vacunas
y las filas producto de la espera para conseguirlas. A juicio de los equipos de
salud, esto podría volver a cambiar en función de la gravedad de la situación
sanitaria, aspecto que ya se tiene considerado para salvaguardar este tipo
de relaciones.

Comunicación interna en los equipos de salud


Este código hace referencia a las tensiones presentes dentro de la dinámica
relacional de los equipos de salud. Los relatos describen que estas tiranteces
fueron producto de la confusión en las decisiones de las autoridades
sanitarias del país y que ello se trasladó a las disposiciones locales.

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en el inicio de la pandemia, la comunicación de riesgo fue


confusa y errada con muchas frases desafortunadas, las
cuales provenían de la máxima autoridad sanitaria del país,
el ministro de Salud (C; S1; M).

La toma de decisiones fue discutida por los equipos de salud: mientras


algunos comentaban que no las compartían de plano, otros describieron que
ciertos cargos directivos consultaron con los equipos de la primera línea, y
se pudo enfrentar la crisis de otra manera. Como se describió en el código
anterior, muchas de las iniciativas para retomar un trabajo coordinado con
las comunidades fueron locales, es decir, desde los mismos equipos se
plantearon aspectos que hicieron la diferencia para recomponer el vínculo
con sus territorios, y el factor de comunicación interna fue clave para lograr
estrategias y acciones prioritarias para combatir el COVID-19:

el director de servicio nunca nos acompañó a las actividades


en terreno. Fue una decisión no sacar a los profesionales de
los box y llevarlos a las escuelas (S; S2; H).

Verticalidad/horizontalidad de los equipos de salud con la


comunidad
Este código en particular profundiza en los discursos de los equipos de
salud, eje en el que se pudo observar una discusión respecto de la
verticalidad/horizontalidad con la que los equipos de salud se vinculan con
sus comunidades, lo cual habría provocado que la pandemia se combatiera
con distintas sensaciones entre las y los profesionales de la salud, quienes
consideraban importante remarcar el vínculo cercano que tenían con los
dirigentes sociales del territorio, ejemplificado en programas como
educadores y comunicadores de salud. En esos contextos, propusieron que
había ciertos determinantes sociales de la salud, como la pobreza, el
desempleo y el acceso a servicios básicos, entre otros y que eso permitió
tener lazos sociales más horizontales los que, fundamentalmente,
culminaron en diagnósticos participativos donde los dirigentes y educadores
fueron los principales articuladores:

Un gran porcentaje del personal de salud está educado en


esta toma de decisiones de forma vertical: yo entrego una
indicación y espero que el usuario la cumpla, y cuando viene
con un feedback —“yo creo doctor que es mejor esto”—,
mucha de la gente de salud se siente choqueada (S; S2; M).

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Se ha trabajado y requieren planes consensuados en una


relación de horizontalidad para dar mayor participación
social cuando se vuelva a las actividades presenciales,
donde se deben retomar las mesas barriales, diálogos
ciudadanos, y diagnósticos participativos (S; S1; M).

En los territorios desde donde provenían los equipos de salud, se


señalaron lugares con gran población de adultos mayores que evidenciaba
una brecha tecnológica y económica, lo cual dificultó mucho más la relación
con la institucionalidad. Esto representa una autocrítica importante para
estos equipos de salud, y en cómo se proyectan respecto de la forma de
intervención que se realiza.

Hay un choque con lógicas institucionales muy vertical, con


un modelo centrado en la enfermedad y lo patológico que le
da preponderancia a las prácticas del modelo biomédico, lo
que genera rigidez institucional (C; S1; M).

Según lo anterior, para los equipos de salud esto genera una


alteración de los procesos de diagnóstico y eso transforma la relación de los
usuarios y los profesionales de la salud. En una mirada más estructural, esto
se produce por una “visión paternalista desde el Estado” (C; S1; M), la cual
permea las relaciones con los ciudadanos:

Todas las actividades que tienen que ver con educación y


comunicación de información son de un modo unidireccional,
nosotros creemos que estamos diciendo, y la gente está
entendiendo automáticamente, porque no nos hemos
cuestionado si es la forma adecuada de entregar la
información (C; S1; M).

Nueva Normalidad
Esta categoría en particular aúna tres códigos que han construido las
nuevas normas de convivencia desde del inicio de la pandemia en marzo de
2020 y se enfoca en cómo los equipos de salud han apoyado la
configuración de dicho proceso, elaborando estrategias de comunicación
hacia la comunidad de modo que favorezcan un contexto de cuidados y
medidas de prevención.

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El concepto de “nueva normalidad” ha sido utilizado por figuras del


Gobierno y del ámbito público para referirse a los cambios en la cotidianidad
de la población producto de la crisis sanitaria, y también fue citado por los
participantes en los espacios de discusión. Se reúnen aquí los siguientes
códigos: concientizar a la comunidad, cuento del lobo y efectos de la
pandemia en la población.

Concientizar a la comunidad
El presente código ha aglutinado discursos de los equipos de salud en su
lucha para que la población opere con las medidas más básicas de cuidado
ante el COVID-19, y fundamentalmente, las complejidades que han
encontrado en ese proceso. En esta línea, se visualizan dos ejes: falta de
conocimiento y conciencia y reconfiguración de los espacios de
comunicación.

La “falta de conocimiento y de conciencia” (V; S1; M) por parte de la


comunidad, sumada a la idea de que las medidas sanitarias no se respetan
en los espacios cotidianos (uso de mascarilla y el lavado de manos),
direccionan las narrativas hacia la irresponsabilidad de las personas que
asisten a los centros de salud.

Por otro lado, los mismos equipos reconocen que “los espacios de
comunicación se han reconfigurado” (C; S1; M), haciendo referencia a la
transformación de los vínculos, y validando que han existido cambios
radicales de las conductas sociales en virtud de prevenir contagios por
COVID-19. En esta línea, se menciona la cancelación de eventos masivos (V;
S1; H) y la tendencia general a aislarse (S; S1; M) durante el periodo más
crítico de la pandemia.

Cuento del lobo


Este código —ya desarrollado en la categoría “ritualidad”— se construye
como metáfora explicativa respecto de la percepción distante del COVID-19,
y la negación colectiva a que pudiera “afectarme a mí” (V; S2; M), por más
que todo alrededor indicara lo contrario. En este marco, se identificaron dos
aspectos atingentes al análisis de la categoría “nueva normalidad”: por un
lado, en relación con el acercamiento del virus al país, y la percepción de que
no llegaría a Chile o, que de hacerlo, no afectaría de igual modo a lo que
había ocurrido en países de Europa en el verano de 2020; y, por otro, que los

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Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

equipos de salud visualizaron que la población “posee un sentimiento de


invulnerabilidad” (V; S2; M) e “incredulidad respecto de la pandemia” (V; S2;
H), complejizando los intentos por educar en la prevención, y en
consecuencia, emergieron resistencias ante la construcción de un marco
relacional que resguardara el contagio por COVID-19.

Efectos de la pandemia en la población


En cuanto a las consecuencias que ha provocado la pandemia en la
población, y la forma en que este escenario ha ido construyendo una nueva
manera de relaciones y patrones de conducta, se consideró relevante incluir
el presente código en la categoría de “nueva normalidad”, tomando uno de
los niveles ya referidos en el presente informe.

Al respecto, se da cuenta del ya señalado nivel conductual de


afectación en cuanto al proceso de acostumbramiento a los periodos de
aislamiento y cuarentenas, lo que generó un escenario en el que, ya en un
contexto de liberación de las medidas, la población tendió a mantener
conductas de “sedentarismo” (S; S1; M), producto —desde la óptica de los
equipos de salud— del trauma que significó el largo periodo de encierro,
aunque para otros también significó la apertura a otras oportunidades:

la sociedad fue más fuerte que la pandemia (C; S1; M).

Para muchos fue también una oportunidad, una oportunidad


para poder estar aislado con uno mismo, nuestras casas,
nuestras familias (S; S1; H).

Salud Como Un Derecho


Esta categoría se ha configurado sobre la base de cuatro códigos, todos con
alusiones a la comprensión del acceso a la salud como un derecho humano
que debe estar garantizado para toda la población, sin discriminación
alguna. En lo expresado por los equipos de salud existen aristas de análisis
más complejas y profundas en cuanto a las dificultades macrosociales y a la
desigualdad en el acceso a los servicios básicos, y también referencias más
concretas, como la capacidad operativa de la institucionalidad en el proceso
de vacunación.

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Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
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Acceso universal a la salud


Este código se ha erguido como uno de los más abundantes en términos de
referencias, fundamentalmente por la amplitud de temáticas y visiones al
respecto. En ese contexto, se han identificado dos líneas de análisis
fundamentales en términos explicativos: la primera apela al funcionamiento
de la salud pública en Chile y a su cobertura, visualizándose una mirada
aunada respecto del buen funcionamiento general del sistema en cuanto a
la entrega de servicios, pero con dificultades para llegar a sectores aislados
—narrativa extraída de las comunas con población rural (V; S2; M) (C; S2:
M)—, y escaso acceso a especialistas como problema transversal del sector
público, haciendo que la entrega de atenciones se vea, en muchas
ocasiones, negada por falta de recursos.

La segunda línea de análisis se vincula con la persistencia en la


entrega de servicios durante la crisis sanitaria y, fundamentalmente, hasta
qué punto se cuestionó el derecho a la salud por el direccionamiento de
esfuerzos para combatir la pandemia. Respecto de ello, se registra una serie
de relatos asociados a la reconversión de camas y a la priorización de
pacientes con mayores expectativas de vida, donde el factor ético en los
equipos, y las discusiones internas que se dieron en dichos contextos fueron
fundamentales. De forma transversal, la temática se cerró desde el sentido
de responsabilidad de la salud pública, respaldando que la toma de
decisiones se configuró en la búsqueda del bien colectivo. Finalmente, en
este punto de la discusión se reiteró la idea de que “ningún equipo estaba
preparado para la pandemia” (C; S2; M), dando cuenta de la estructura
crítica del escenario y el caos que significó, sobre todo en los primeros meses
de la crisis sanitaria.

Políticas públicas en salud


Este código da cuenta de expresiones de los equipos asociadas con la
estructura macro de políticas públicas en salud en Chile —y también en
otras materias—, el manejo de recursos y las contingencias ocurridas
durante la crisis sanitaria en su relación con la institucionalidad. En esta
línea, se identifican tres aristas de análisis. En primer lugar, se reiteró
transversalmente en los espacios de discusión, la falta de recursos en los
CESFAM y centros de salud en general, mayormente porque parte del
financiamiento proviene del sector municipal y ante ello, se desarrolla una
fuerte crítica a la gestión y distribución de los dineros públicos:

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A los que trabajamos en el territorio se nos exige que


generemos poco menos que políticas públicas locales (C; S1; M).

En segundo lugar, se desarrolló una crítica al manejo del Gobierno


durante el desarrollo de la pandemia, tanto en términos comunicacionales y
en las formas de construir estrategias de prevención, como en el manejo y
transparencia de las cifras de contagio y fallecidos, aspecto que provocó
“desconcierto y duda” (S; S2; M) en los equipos de salud.

Como tercer punto, se identificaron narrativas en cuanto al IFE,


política pública nacida durante la crisis sanitaria, y que es visualizada por los
equipos como fundamental para la vida cotidiana de las familias más
vulnerables, aun cuando no presenta una buena regulación ni planificación,
y se sostiene la crítica de que no está focalizada en la población que más lo
necesita:

Desde el diseño de políticas públicas que no incorpora las


diferencias, salud para todos, no todos somos iguales… hay
que incorporar esas diferencias (C; S1; H).

Intersectorialidad
El presente código nace en función de aglutinar los discursos que apelaban
a la necesidad de trabajo colaborativo con otras áreas del servicio público
para dar cumplimiento a los objetivos más transversales del combate contra
la pandemia. De esta forma, se han identificado dos líneas de análisis. En
primer término, la necesidad de no cargar a los centros de salud con la
responsabilidad absoluta del manejo de la pandemia, sino de compartir la
urgencia con otros organismos del Estado, de modo que también se vinculen
activamente en el proceso:

el nuevo concepto de salud pasa a ser intersectorial, lo que


significa que el personal de salud asume la prevención,
rehabilitación, capacitación (…) la salud no debe ser
responsabilidad total del sector salud, ya que es un concepto
muy amplio, debe ser intersectorial (S; S2; M).

En segundo término, se apela al origen simbólico de los centros de


salud, relevando su óptica comunitaria como fundamental en la concepción
del trabajo a realizar, y dando cuenta de un rumbo perdido para la toma de
decisiones a nivel institucional. En este sentido, se puso énfasis en la pérdida

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de la participación social como fenómeno que aleja a los equipos de sus


comunidades.

Población migrante
Aquí emerge una visión consensuada por parte de los equipos de salud
participantes en torno al fenómeno de la migración, y fundamentalmente en
cuanto al acceso de personas migrantes a los servicios básicos y al
resguardo de sus derechos fundamentales. En este sentido, se han
identificado dos puntos que aportan al desarrollo explicativo de la categoría:
en primera instancia, el reconocimiento del fenómeno migratorio como
extensión de la temática de vulnerabilidad, ya que son personas que
conviven con una multiplicidad de factores que configuran su estado, y ello
requiere garantizar su acceso pleno al derecho a la salud.

En segundo lugar, se mencionan las dificultades para entregar estos


servicios, refiriendo la barrera idiomática principalmente, pero también las
creencias populares propias de culturas no occidentales, las que no
coinciden con los lineamientos de la medicina en Chile:

algunos haitianos pensaban que el PCR podía insertarles el


virus, y era muy difícil explicarles que se trataba de un test
(S; S2; M).

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Proceso de vacunación
Respecto de las narrativas que referían al proceso de vacunación y su
desarrollo, es posible dar cuenta de visiones comunes que se repetían en los
espacios de conversación y, aunque no propiciaban instancias de discusión,
facilitaban el consenso y, en consecuencia, no se profundizó en ello. Aun así,
se destaca la noción de “esperanza” (V; S1; H) acerca de la visualización del
fin de la pandemia, o al menos el término de las medidas más restrictivas de
prevención. En cuanto a la gestión institucional de este proceso, el proceso
de vacunación se resalta como un acierto del gobierno de turno, tanto por la
rapidez con la que llegaron las dosis, como por la creación oportuna del
esquema de vacunación.

Medidas No Farmacológicas
La categoría de las medidas no farmacológicas se abordó principalmente
desde los obstáculos y efectos no deseados que estas producen. La guía que
otorgó la OPS acerca de esta temática tiene una estrecha relación con los
discursos de los equipos de salud, ya que justamente, debido a sus
contextos territoriales y de vulnerabilidad, afloraron las problemáticas
referidas a los obstáculos en la implementación estas medidas.

Los equipos de salud, desde sus experiencias, remarcaron el sentir de


los profesionales ante la pandemia, de modo que fue un momento
importante de catarsis ante las malas decisiones sanitarias y económicas de
las autoridades, lo que provocó que existieran más barreras que eficacia en
los procesos. Los relatos, de cierta forma, se relacionaron con los códigos
que hacen referencias al miedo, la concientización de la comunidad, la
noción de vulnerabilidad y las políticas públicas en salud. Aquí figuraron
estos códigos: miedo, concientizar a la comunidad, noción de vulnerabilidad
y políticas públicas en salud.

Miedo
Como se describió anteriormente, tanto para las comunidades como para
los equipos de salud, el miedo fue un sentir bastante descriptivo en el inicio
de la pandemia. Esta emoción se hizo presente en la comunicación acerca
del uso de las medidas no farmacológicas. Al ampliar este código, se denotó
también que este tipo de conceptos fue parte de la construcción de las
actividades y estrategias que aplicaron los equipos de salud en esta etapa

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de la crisis sanitaria. Una de las principales manifestaciones del personal


tuvo relación con los sentimientos durante las actividades cotidianas: la
incertidumbre, la sensación de sentirse vulnerables, el temor a lo
desconocido, el pánico, y al desempeño del virus mismo:

quedamos como paralizados, miedo a morir, la (...) que tuvo


miedo a que se muriera su abuelita (S; S1; M).

Concientizar a la comunidad
Si bien la idea de concientizar a la comunidad ha sido descrita
anteriormente, es un articulador central también en la promoción de los
equipos de salud de uso de las medidas no farmacológicas. El primer año de
la pandemia fue la única estrategia sanitaria con la que se contaba, tanto
para los equipos de salud y como para sus comunidades, situación que
también trajo tensión. Los equipos en general cuestionaron la poca
concientización de la población, sobre todo en el uso de mascarilla y en el
distanciamiento físico:

Empezamos a valorar de una forma distinta la vida, yo no sé


si a todos les pasó… las prioridades cambian en función de la
familia, lo cercano, darles más valor (S; S1; M).

La incredulidad de la gente frente a la pandemia, malas decisiones de


la autoridad referida a las cuarentenas dinámicas, la escasez de material
(mascarillas, protectores, alcohol gel entre muchos otros) profundizaron las
brechas de vulnerabilidad y contribuyeron a una baja comunicación del
riesgo de salud durante la crisis sanitaria. En paralelo, aspectos como la
cultura e idiosincrasia de los territorios, la migración y los componentes
religiosos de los ciudadanos también jugaron un papel en la comunicación
del riesgo que existía en el momento.

Había poca confianza en las autoridades en general,


veníamos de un proceso social que deslegitimó a muchas
instituciones… yo escuchando a colegas de otros CESFAM
vimos lo complicado que fue para ellos vivir estos dos
procesos casi en simultáneo y nosotros de cierta forma lo
llevamos algo mejor por el trabajo de años con los vecinos (S;
S1; M).

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Noción de vulnerabilidad
Como ya ha sido mencionado, un aspecto que se trabajó detalladamente
con los equipos de salud fue la definición de población en situación de
vulnerabilidad. Una de las dimensiones que más se entrelaza con este
código tiene que ver con el uso de las medidas no farmacológicas,
principalmente respecto de la perspectiva material-económica de acceso a
mascarillas, alcohol gel e implementos de desinfección.

Yo creo que a todos nos pasó de recibir al paciente sin


mascarilla. Una vez llegó un paciente con una toallita
húmeda que le hizo dos agujeros en la oreja y se la puso, o
tomaban vasos de plásticos (...) o pedazos de tela y cartón
como mascarilla (S; S1:H).

Según los equipos de salud la falta de recursos tiene que ver,


principalmente, con temas estructurales; desprotección social, poco acceso
a servicios básicos (agua, luz, internet y vivienda, entre otras). Otros factores
como la pobreza y desempleo, la falta de oportunidades (deserción escolar
y oferta laboral), disfunción parental familiar (violencia, soledad y
abandono) y densidad de población migrante (sin redes de apoyo,
hacinamiento, recursos, enfermedades) también estuvieron presentes.
Como se mencionó, se trata de un grupo de personas que tiene disminuida
su capacidad para prevenir, resistir y sobreponerse a los impactos de las
situaciones cotidianas.

Políticas públicas en salud


Este código es una continuación en lo que refiere a las políticas públicas en
salud desde el enfoque de las medidas no farmacológicas. Dado el contexto
de vulnerabilidad de estos territorios, el área de salud es una de las más
afectadas, principalmente por los escasos recursos municipales asignados.
Es así que en aspectos no farmacológicos hubo escasez de materiales para
afrontar la primera parte de la pandemia: guantes, mascarillas, escudos
faciales, alcohol gel, etc., aunque también escasa infraestructura existente y
falta de preparación para un evento de esta magnitud.

Otro aspecto relevante para los equipos fue la poca eficacia de la


etapa de confinamiento y la primera etapa de medidas por parte de las
autoridades:

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Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

cada sector tiene diferencias abismales entre ellos, por tanto


no es posible la aplicabilidad de las políticas públicas a todos
por igual, sin tener en cuenta su unidad; se requiere
incorporar las políticas públicas al contexto particular de
cada comuna (C; S2; M).

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Territorialidad-Comunidad
Esta categoría aúna una amplia gama de referencias y narrativas asociadas
al sentido de construcción de un espacio social, tanto desde la mirada de la
salud y de su vínculo con la población, como en la vida personal/relacional
de las y los trabajadores que participaron en los espacios de capacitación:

La palabra incertidumbre está muy presente siempre, todos


los días, para saber cómo ir actuando y las medidas que
vamos a ir tomando (S; S1; M).

Se releva que, en términos operativos, se visualizó el concepto de


“territorio” desde la mirada de la psicóloga comunitaria Maritza Montero
(2006), quien refiere que los procesos reflexivos de los grupos sociales son
capaces de transformar los lugares, de ser meramente un espacio físico a
una concepción de “nosotros-colectivo”, hasta concebirlos como una
“comunidad”. Sobre la base de esta noción, se describen cuatro códigos
identificados: salud primaria en el territorio, población migrante, noción de
vulnerabilidad e intersectorialidad.

Salud primaria en el territorio


Este código en particular aporta una idea fundamental al desarrollo de la
categoría “territorialidad-comunidad”, vinculada con el rol que cumplen los
servicios primarios de salud en su acercamiento a la población en términos
de la entrega de uno de sus derechos fundamentales:
existen determinantes sociales en el acceso a la salud, eso
es claro y está a la vista de todos (C; S2; H).

En esta línea, se da cuenta de una percepción respecto de los


CESFAM, y de otros dispositivos de la red primaria, que entregan un servicio
a quienes no tienen los recursos para asistir a una clínica privada, y deben
atenderse en el sistema público, con todas las complejidades que ello
implica:

Qué mejor que una persona que ha sufrido con ellos, que ha
llorado con ellos, es distinto que lo diga yo, el profesional de
la salud, a que lo diga la vecina (V; S2; M).
Estuvimos tristes por la gente que falleció, miedo por el futuro,
empatía por nuestros compañeros de trabajo (V; S1; H).

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Población migrante
Desde la óptica de los equipos de salud y asociado a la noción de
territorio-comunidad, este código ha aglutinado los discursos que refieren a
la población migrante en Chile y también posee una temática específica que
se relaciona con esta categoría: la barrera idiomática y cultural con personas
migrantes que poseen una cosmovisión diferente de la que subyace a la
medicina occidental y, en consecuencia, se relatan ejemplos de hechos que
reflejan diferencias a nivel de comprensión del mundo. En esta línea, se
identifican relatos que relatan la dificultad de crear comunidad en este
contexto, pues se visualiza que aún resta tiempo para que se dé una mixtura
de culturas y que por el momento solo conviven separadas en el mismo
territorio. Volviendo a la noción expresada por Maritza Montero (2006), aquí
estaría ausente la constitución del “nosotros-colectivo”.

Noción de vulnerabilidad
El código que reúne las visiones asociadas al concepto de “vulnerabilidad”
adquiere suma importancia en la presente categoría, pues apela justamente
a la construcción colectiva de un sentido de identidad, o al menos, de rasgos
comunes y compartidos por un grupo social en particular. En concreto, y
sobre la base de lo desarrollado previamente respecto de este código en la
categoría “vulnerabilidad”, se da cuenta de los rasgos comunes a la
población que asiste a los centros de salud, esto es, las características de las
personas que habitan los territorios cubiertos por estos organismos y, en
consecuencia, son comprendidos como una comunidad que debe lidiar con
dinámicas similares.

Ha sido bien difícil el tema de los postrados, porque cuando


los cuidadores se tenían que turnar venían hermanos de
otras localidades, se presentaba la dificultad bien grande
que los cuidadores han tenido que quedarse solo una o dos
personas, no han podido rotar, se ha creado un sinfín de
dificultades en el ámbito de la salud mental que se están
incorporando y ha aumentado considerablemente (V; S1; M).

Toda esta población, esta toma, no tiene agua potable, y


viene el camión aljibe una vez a la semana (V; S1; H).

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En definitiva, la ocupación del territorio por parte de los servicios


primarios de salud está dirigida, desde la óptica de los equipos, a una parte
determinada de la población donde existe un sentido profundo de
comunidad, asociada, mayormente, a precariedades y negación de acceso
a derechos por parte de la institucionalidad.

Los migrantes de Haití que tenemos nosotros ellos creían


que por el PCR se contagiaban … cuando se llamaba por
teléfono a informarles que habían dado positivo, muchos le
echaban la culpa a cuando les hacen examen, que ahí les
estaban metiendo el virus (S; S1; M).

Intersectorialidad
Este código, también referido previamente, aborda lo que los equipos de
salud comprenden como “intersectorialidad”, y apela a una comprensión del
trabajo de los servicios de forma colaborativa y en apoyo permanente,
además de una visión del funcionamiento de la institucionalidad en las
comunas y en la vinculación con las personas. En concreto, es posible
identificar dos aristas de análisis que complementan la categoría de
“territorio-comunidad”:

Por un lado, se releva la necesidad de mantener y fomentar instancias


como las “mesas COVID”, espacios en los que participaban actores sociales
de distintas áreas, incluyendo salud, educación, seguridad y municipios. En
la misma línea, se destacaron experiencias concretas de apoyos
coordinados entre servicios para poner como prioridad el bienestar de la
comunidad, por medio de un trabajo territorial-comunitario dirigido y
focalizado desde el conocimiento y la experiencia.

Por otro lado, también emerge el concepto de “asociatividad” como eje


estructurante de los relatos identificados en distintas comunas, y que se
apunta a la configuración de los servicios que toman como referencia la vida
barrial. En este sentido, los equipos de salud desarrollan una visión positiva
y alentadora respecto del sentido comunitario de sus territorios, buscando
hacerse parte de estos y alineándose a sus parámetros.

Supracategorías
Luego de describir en profundidad las nueve categorías que fue posible
identificar, junto con la multiplicidad de códigos que las componían, es

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posible continuar con el proceso de sistematización donde las categorías


son articuladas con las cuatro supracategorías extraídas de la Guía a de
orientaciones para la aplicación de medidas no farmacológicas en grupos de
población en situación de vulnerabilidad.

A continuación, en la Figura 4 se presenta un esquema que da cuenta


del anclaje realizado en términos de la relación categoría-supracategoría,
para posteriormente desarrollar cada uno de estos ejes.

Figura 4 Relación categoría-supracategoría

Fuente: Elaboración propia

Derechos Humanos
Respecto de esta supracategoría —y a partir de elementos extraídos de las
indicaciones basales realizadas por la OPS, en específico desde las
categorías explicativas que se han considerado como fundamentales—, se
vuelve relevante construir definiciones que permitan un desarrollo de la
temática en vinculación con las ya referidas categorías.

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En esta línea, el psicólogo Lawrence Kohlberg (1989) señala el


concepto de desarrollo moral, entendido como la relación que da cuenta de
cómo nos adaptamos socialmente al medio, puesto que la conducta se
modifica gradualmente a medida que se adquiere conciencia de nosotros y
de los sujetos que nos rodean, es decir, de la colectividad. En este contexto,
el autor refiere que la etapa cinco del desarrollo moral es una de las más
elevadas, pues se asocia con los derechos humanos y el bienestar social y
con la noción de “lo correcto” (Kohlberg, 1989), esto es, respetar los derechos
y valores compartidos por el género humano.

Desde lo acontecido en Chile durante la pandemia, y las vivencias de


las y los trabajadores de la salud es posible identificar elementos asociados
al sentido de lo moral, partiendo de lo señalado por Kohlberg (1989):

todos a honorarios, sin resguardo de nada, sin derecho a


nada tampoco, sin derecho a su propia salud, entonces, con
que le pasan un overol y una mascarilla, un escudo, unas
antiparras y “anda a atender” (S; S2; M).

Bajo esta noción, aparece la idea de “lo correcto”, como aquello


asociado con la defensa de los principios universales por sobre las leyes o
las normas. Sin embargo, durante los primeros meses de la pandemia, y
considerando la categoría de “salud como un derecho”, los servicios básicos
se vieron enfrentados a tener que funcionar sin los recursos mínimos,
exponiéndose desde sus propias estructuras, y debiendo tomar decisiones
trascendentales durante el proceso de cuidado de otros. Tales fueron los
casos en donde los trabajadores de la salud debían decidir quién tenía
prioridad de una cama o de un ventilador para poder ser atendido y
eventualmente sobrevivir, decisiones en relación con sus propios criterios
médicos de supervivencia, poniéndose en la situación de actuar como jueces
en el sentido moral. En esta arista, es relevante el marco preexistente
respecto de las dinámicas de poder dentro de los equipos de salud, aspecto
considerado en la categoría “procesos de toma de decisiones”.

En torno a la misma idea, y en particular a la construcción narrativa de


la categoría “vulnerabilidad”, se hacen referencias permanentes al proceso
de vinculación y asimilación con la población migrante, sobre todo en cuanto
a las dificultades idiomáticas y epistemológicas asociadas con la
comprensión del mundo. En este contexto, se releva el rol de la comunidad
haitiana, que mayormente no tuvo la posibilidad de hacer distanciamiento
social debido a las condiciones de hacinamiento en las que viven, además
de presentar dificultades de comprensión en la aplicación del test PCR,
enraizada en las creencias culturales e históricas de dicha población.

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En cuanto a las estrategias adoptadas por parte del Gobierno, y el


vínculo con las narrativas expresadas por los equipos de salud, se discutió
en torno a la aplicación de medidas restrictivas de contingencia durante la
pandemia, las que fueron enfáticas para sancionar a quienes violaran las
normativas, pero que no tuvieron en cuenta a las poblaciones que vivían a
través de la economía informal con un ingreso diario mínimo, dinámica que
fue visualizada transversalmente en todas las comunas participantes.

Participación Social
Comprendida como supracategoría, la participación social da cuenta de
varios elementos conjugados entre sí que componen un eje transversal que
los enlaza de varias maneras.

Por una parte, es importante comprender que la conformación de la


categoría “territorialidad/comunidad”, como espacio de unificación subjetiva
de los significados de los códigos que la componen, es determinante en el
momento de conformar a las y los participantes del proceso de capacitación,
dando cuenta de elementos que también son constitutivos en su identidad
individual y colectiva. En esta línea, Pierre Bourdieu (2000) utiliza el
concepto del habitus donde ese sujeto —las y los trabajadores de la salud—
es parte del proceso y ha incorporado las estructuras del mundo, es decir, ha
sido modelado por las condiciones culturales presentes en su círculo
inmediato: “Lo que se aprende por el cuerpo no es algo que se posee, como
un saber que uno pueda mantener delante de sí, sino algo que se es”
(Bourdieu, 2000, p. 125). En esta construcción, la noción de participación
social también responde a dinámicas culturales y de poder estructurales en
las sociedades, siendo un reflejo de ejes propios de la identidad de una
comunidad.

Una población migrante, por ejemplo, está en proceso generacional de


adaptación durante el cual no solo sufre el distanciamiento de la exclusión
por la diferenciación, sino en ciertos casos vive el racismo, como le sucede a
la comunidad haitiana presente en Chile. Al respecto, Peter Wade (2008)
plantea que:

“Negro” implica diferenciación, discriminación, diferencia;


significa que una identidad particular tiene que ver con el
estatus social, el trato, los derechos, la imagen de la persona.
Esa identidad puede ser significante para excluir y
discriminar negativamente (...) para buscar la ciudadanía

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completa para los que son o se sienten discriminados, se


tiene que nombrar y aun acentuar la identidad con base en
la cual son discriminados y excluidos de la ciudadanía total.
Es decir, para buscar la igualdad se tiene que acentuar la
diferencia; para lograr el universalismo, se tiene que enfocar
la particularidad (Wade, p. 121).
En este sentido, en los espacios de conversación se refirió que, en
ocasiones, personas pertenecientes a la comunidad haitiana se negaron a
que se les realizaran un test PCR, por considerar que, a través de la nariz con
el hisopo, era posible que se les introdujera el virus. Este aspecto se explica
por un contexto histórico cultural de esta comunidad, cuando a sus
antepasados en el Caribe les inocularon virus fatales con fines investigativos
en humanos. Otro aspecto por considerar en este caso es que en
comunidades afrodescendientes e indígenas, la nariz sirve como túnel que
comunica el espacio sensorial de lo “divino” con el mundo físico, y “abre”, a
través de inhalación de sustancias sagradas, portales a otros universos
sensoriales. Este elemento de análisis permite abordar la categoría de
“infodemia”, pues es la que abarca estas nociones en cuanto al manejo de la
información asociada al virus, y que incluye cómo algunas concepciones
culturales y/o religiosas influyeron en la forma en que las personas lidiaban
con el virus.

Habiendo ya revisado los conceptos clave de la categoría


“territorialidad-comunidad”, en su relación indisoluble con los sujetos y sus
modos de habitar y comprender el mundo, es posible abordar la noción de
“vulnerabilidad”, definida por la Guía de la OPS (2020), documento que
define el concepto como “aquel grupo de población o territorio con
condiciones sociales de exclusión e inequidad previa a la pandemia y
agravadas por ella” (p. 21). De esta manera, el autor vincula el concepto con
factores sociales de riesgo, exclusión e inequidades estructurales que parten
de los ejes centrales de las políticas en salud pública, así como de la
ausencia general de la “salud como un derecho”, otro de los elementos
abordados en la categoría respectiva en que se hace alusión permanente a
las desigualdades existentes en Chile como la base explicativa de diversas
problemáticas sociales.

Comunicación Del Riesgo


En el momento de analizar la comunicación del riesgo dentro de los ejes
centrales para el funcionamiento de las medidas no farmacológicas
implementadas durante el COVID-19, se hace pertinente referirse a la idea

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de la construcción de narrativas, como fue señalado por Benveniste en el


análisis de Amossy (Bermúdez, 2007), quien señala que aquello que se
entiende por identidad, tanto en función de singularizar al individuo como en
identificarlo, logra tomar forma de sí mismo a través del discurso. A partir de
esta concepción, es posible señalar que también existe una extensión de su
identidad en la construcción de sus mensajes y, en consecuencia, también lo
hacen las comunidades al momento de configurar la forma en que querrán
colectivizar la sensación de resguardo. De este modo, para los equipos de
salud resultó fundamental la comprensión de la población respecto de la
crisis sanitaria, y en este punto en particular, si se logró promover
efectivamente el uso de medidas no farmacológicas en las acciones de
cuidado ante el contagio de COVID-19.

En la misma línea, también señalaron lo complejo que les ha sido lidiar


con la infodemia y con lo que esperan generar aquellos grupos sociales que
difunden noticias falsas. A ello se suma la información imprecisa entregada
por los distintos medios de comunicación y, sobre todo, cómo se manejó el
miedo como emoción preponderante en el desarrollo de la pandemia, eje
aún más agudizado en contextos de vulnerabilidad, tal como fue descrito en
la supracategoría de “participación social”.

En este sentido, los equipos de salud han señalado que han sido
capaces de encontrar diversas maneras de llegar a la población, tanto a
través de radios comunitarias —como en el caso de Petorca—, o
movilizándose a territorios segregados y rurales, como en Hualpén. En este
escenario, se refiere que los equipos debieron adoptar estas medidas bajo
lógicas de poder dentro de sus mismas estructuras, lo que se detalló en la
categoría “procesos de toma de decisiones”, en donde las y los trabajadores
profundizaron en las dificultades internas que vivieron tras el avance del
virus, incluido en esto los hitos fundacionales que marcaron su inicio, la
mitología elaborada durante los primeros meses, y a partir de ahí, la
elaboración simbólica de una ritualidad en términos de relaciones sociales,
y una dinámica institucional marcada por elementos de la categoría “nueva
normalidad”.

Alfabetización En Salud
Al hablar de este tema desde la comunicación, la semiología, la sociología o
la psicología alrededor de los fenómenos ocurridos frente a la
implementación de las medidas no farmacológicas durante el proceso de la
pandemia, nos encontramos de manera inevitable con las particularidades
y complejidades de América Latina en general, y de Chile en particular.

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No se trata simplemente de problematizar en torno al fenómeno de la


alfabetización en salud y entender que esos múltiples procesos
interdisciplinarios que la componen nos refieren a una realidad que atañe al
bienestar, al desarrollo humano y a la vida misma dentro de la esfera de lo
público. Se trata de entender, además, que la escucha de todos estos
elementos que la componen queda vacía si no se pone en escena la
singularidad y particularidades de cada territorio y población, debiendo
ajustar la información y los procesos pedagógicos que se planifican a la
ritualidad identitaria particular, además de sistematizar que aquellas
experiencias que se llevan a cabo den los resultados esperados.

La constitución de la noción de “alfabetizar”, concebida como un


ejercicio vertical en donde existe una voz experta que entrega antecedentes
a un grupo que desconoce aquella información, no opera de manera exacta
en este escenario, pues los mismos equipos de salud han descrito instancias
comunitarias que han desplegado la promoción de las medidas no
farmacológicas, como elementos propios de la “identidad de los equipos de
salud”, y de los “procesos de toma de decisiones” que se llevaron a cabo
dentro de cada centro.

En este contexto, los equipos participantes relevaron la importancia


de los espacios de diálogo con la comunidad como eje central de la
construcción de una noción comunitaria de “alfabetización”, además de
señalar que de esta manera es la estrategia más asertiva para combatir la
propagación de dinámicas de infodemia, referidas a noticias falsas o
cuestionamientos del virus que ponen en riesgo a las personas. En el
desarrollo de esta misma idea las y los trabajadores de la salud han hecho
mención de un proceso de aprendizaje bidireccional continuo, que buscó que
la participación fuera desde “comunicar” y “habitar”, por sobre la mera idea
de “informar”.

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Creación De Estrategias Por Comuna


En función de dar continuidad a la estructura de funcionamiento
determinada por la capacitación y desarrollo de las sesiones, se da cierre al
proceso de sistematización entregando los antecedentes centrales de la
construcción de estrategias no farmacológicas para la prevención del
COVID-19 por cada una de las comunas participantes. En concreto, se hace
referencia a las actividades que fueron ejecutadas durante la tercera sesión
del proceso, donde se buscó la construcción de una herramienta concreta
que aunara lo trabajado en los encuentros previos, y que tomara los
aspectos incorporados situándose en cada territorio.

A continuación, se desglosa cada comuna participante, dando cuenta


de una caracterización general en términos sociodemográficos que provee
el Sistema Nacional de Información Municipal (SINIM, 2021); aspectos
centrales de la dinámica relacional visualizada en el desarrollo de las
sesiones; la construcción de la estrategia en específico; y la vinculación de
dicha estrategia con las supracategorías elaboradas como cierre de la
sistematización:

Petorca

Caracterización de la comuna
La comuna de Petorca se sitúa en la provincia de Petorca, la cual es parte de
la Región de Valparaíso y se encuentra 190 km al este de la capital regional,
Valparaíso. Su población es de 10.558 personas. Respecto del género de sus
habitantes, el 50,31% corresponde a población femenina y el 49,60% a
masculina. En cuanto a sus niveles de pobreza multidimensional, cerca del
10% de su población se encuentra en esta condición.

El municipio de Petorca tiene ingresos de más de $4.630 millones de


pesos, de los cuales cerca del 48,92% depende de la redistribución que
otorga el Fondo Común Municipal. Sus gastos anuales superan los $4.680
millones de pesos. El aporte del municipio al sector salud comunal es de $60
millones de pesos, siendo el gasto anual del sector de $1.950 millones de
pesos.

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Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


Respecto del equipo participante en el proceso de capacitación, es
sumamente relevante acotar que, en las instancias desarrolladas en la sede
de la UDLA de la ciudad de Viña del Mar, solo participaron las y los
trabajadores de la salud provenientes de Petorca, con lo cual se limitó la
posibilidad de contrastar realidades y construir relatos de forma colectiva
sobre la base de otras experiencias. Esto ocurrió debido a que los equipos de
salud de las comunas aledañas se restaron de la actividad días previos a su
inicio.

En cuanto a la dinámica relacional visualizada, el equipo participante


estuvo compuesto por diez personas, que incluía a las y los profesionales
médicos, psicólogos, enfermeras, administrativos, trabajadores sociales y
técnicos en enfermería (TENS), que asistieron de forma regular a las tres
sesiones desarrolladas el 4 de noviembre, 11 de noviembre y 2 de diciembre
de 2021. En estas instancias, se visualizó una tendencia a relevar aspectos
identitarios de la comunidad, marcada por la crisis hídrica y sus
consecuencias en la comunidad en general, y aspectos de aislamiento y falta
de acceso a servicios e insumos, configurándose una óptica rural en muchos
de los rasgos que resaltó el equipo.

Construcción de estrategias
En términos del desarrollo y estructuración de una estrategia específica
desde el equipo de salud de Petorca, existieron dos mesas de trabajo que se
desplegaron de forma independiente en cuanto a las discusiones y acuerdos
que les permitieron cerrar la actividad. En esta línea, ambos grupos
construyeron estrategias similares, identificando que la situación por
abordar más urgente era la desarticulación de las instituciones dentro de la
comuna, destacando la distancia que existe —desde los centros de salud—
con el municipio, y relevando la urgencia de promover el trabajo en red en
función de consolidar el apoyo a la comunidad.

En concreto, se planteó la realización de diagnósticos comunitarios


como estrategia participativa para influir en el PLADECO; y en paralelo, la
construcción de un plan de comunicación y difusión estratégica en salud.
Ambas líneas repararon en la necesidad de incorporar la participación
comunitaria en dichos procesos, proponiendo la incorporación de monitores
en salud y la consolidación de las mesas comunales con apertura para todos
los actores sociales.

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Si bien ambos grupos visualizaron cierta resistencia desde posiciones


negacionistas y/o “antivacunas”, relevaron la vinculación ya existente con la
población, y la posibilidad de integrarla a los espacios institucionales de
planificación, lo cual se alza como un acuerdo transversal. En este punto,
desde Petorca realzan una práctica ya existente en el territorio: el “Consejo
Consultivo”, por lo cual proponen fortalecer esta misma instancia y ampliarla
para la implementación de las estrategias construidas.

Anclaje estrategia-supracategorías
En virtud de las estrategias propuestas desde el equipo de salud de Petorca,
las variables incorporadas y la concreción de ideas surgidas a partir de las
sesiones de capacitación y el ejercicio de situar en su territorio estas
nociones, surge el anclaje de manera prioritaria con dos supracategorías
desarrolladas previamente en el presente informe.

Por un lado, con “comunicación del riesgo”, en virtud de la focalización


de la estrategia hacia la información que se le entrega a la comunidad en
periodos de crisis sanitaria. En esta línea, surge como relevante el combate
a la infodemia, concepto previamente definido en la categoría del mismo
nombre, y que apunta —tanto en dicha referencia como en las narrativas
que constituyen esta estrategia— a lidiar con la amplia gama de noticias
falsas y crecimiento de creencias irracionales que contradicen las medidas
de cuidado. Como acción concreta se han propuesto espacios de
“sensibilización” que fortalezcan y den estructura a esta nueva forma de
cohabitar el mundo, validando las restricciones de movilidad y el resguardo
preventivo ante posibles contagios.

Por otra parte, con “participación social” —aspecto que se configura


como la principal arista crítica visualizada en el diagnóstico del equipo de
Petorca—, señalan que las personas se han sentido ajenas de la toma de
decisiones en los centros de salud, y también en la institucionalidad en
general. En función de ello, proponen instancias de trabajo intersectorial y
vinculación efectiva con el territorio, para incluir al Club de Huasos, las
radios locales (en las que ya participan de forma activa), clubes deportivos,
juntas de vecinos y organizaciones políticas de lucha comunitaria donde
destacan a MODATIMA (Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la
Protección del Medio Ambiente), ente social que se ha organizado a partir de
la crisis hídrica que sufre la comuna.

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Penco

Caracterización de la comuna
Esta comuna se ubica en la Provincia de Concepción, Región del Bío-Bío.
Integra lo que se denomina “el gran Concepción”, y se encuentra a 13 km al
norte de la capital regional. Penco tiene una población comunal de 49.865
habitantes, con un 51,41% de. mujeres y un 48,59% de hombres. En
términos de pobreza multidimensional, cerca del 8,5% de sus habitantes se
encuentran en esta condición.

El municipio de Penco tiene ingresos municipales anuales superiores


a los $9.120 millones de pesos, de los cuales cerca del 53,48% depende de
la redistribución que otorga el Fondo Común Municipal. Los gastos anuales
del mismo bordean los $8.800 millones de pesos. El aporte del municipio al
sector salud es de $116 millones de pesos y el gasto anual es de más de
$5.940 millones de pesos.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


En cuanto al desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en
Concepción, el equipo de salud de la ciudad de Penco participó junto con las
y los trabajadores de las comunas de Hualpén y Tomé, desarrollándose
espacios de interacción y comparación de sus procesos y vivencias que
facilitaron instancias de construcción colectiva para cada una de las
actividades.

Respecto de la dinámica relacional visualizada, es posible dar cuenta


de aspectos profundamente ligados a la vida rural y a la cotidianidad ajena
a las grandes urbes como elemento común, lo cual se destacó como rasgo
identitario diferenciador de la narrativa oficial de combate frente a la crisis
sanitaria.

En cuanto a la participación, asistieron de forma regular ocho


trabajadoras y trabajadores provenientes de Penco, entre estos,
profesionales administrativos, enfermeras, encargados de departamentos y
médicos, quienes se presentaron de forma constante a las sesiones
realizadas el 19 de noviembre de 2021 (primera y segunda sesión) y el 10 de
diciembre 2021 (tercera sesión). En el desarrollo de estos espacios, se
visualizó una marcada tendencia a relevar los aspectos identitarios de la
comuna, y las dificultades que refería el equipo para consolidar la

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comunicación de riesgo en contextos de precariedad de insumos y


suministros.

Construcción de estrategias
Acerca de este aspecto, los espacios de discusión de la tercera sesión se
vincularon con la necesidad de propiciar instancias de educación dirigidas a
la población, y que para ello era fundamental la visión comunitaria y
territorializada de la ciudad. En concreto, el equipo propuso la creación de
distintos tipos de estrategias comunicacionales dirigidas a sensibilizar a la
comunidad por medio del uso de redes sociales y acciones de “puerta a
puerta”, que movilizaran a las y los trabajadores del servicio en la búsqueda
de objetivos de largo plazo. En este punto en particular, se generaron
discusiones respecto del uso del tiempo específico de las y los profesionales,
y los cuestionamientos que pudieran surgir a partir de miradas contrarias a
este tipo de iniciativas.

En la línea de generar acercamientos a la comunidad desde un


lenguaje coherente y cercano, se propuso la inclusión de profesionales
audiovisuales, músicos y actores/actrices, intencionando que la “percepción
real del problema” (C; S2; M) sea a través de una mirada empática y
elaborada desde la horizontalidad.

Anclaje estrategia-supracategorías
Luego de revisadas las estrategias propuestas por las y los trabajadores de
la salud de la comuna de Penco, las visiones expresadas y la concreción de
ideas surgidas a partir de las sesiones de capacitación y el proceso de situar
en su territorio lo aprendido, surge el anclaje con dos supracategorías de
forma primordial. Por un lado, “participación social”, en la que el equipo de
salud de Penco otorgó relevancia fundamental a la necesidad de vincular a
la comunidad con los equipos de salud, pues se ha hecho mucho más común
tener que lidiar —para ellos como centro institucional— con narrativas
provenientes del negacionismo y creencias populares que complejizan el
combate a la crisis sanitaria. En paralelo, se relevó la priorización de
medidas que impliquen ampliar la cobertura de las estrategias en términos
de la población a la que estas llegan, pues en contextos rurales existe una
baja adherencia a lógicas que, en las grandes ciudades, pueden causar
mucho mayor impacto. En esta línea, se mencionó la propuesta de
actividades “puerta a puerta”, para intentar llegar directamente a los
lugares que pudieran ser resistentes a buscar información.

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Así mismo, la supracategoría “alfabetización en salud” emerge para


dar énfasis a la propuesta del equipo de salud de reestructurar la toma de
decisiones interna de los dispositivos y priorizar estrategias a largo plazo
dirigidas a que la población comprenda la dimensión del problema y genere,
a partir de la vinculación efectiva con los equipos, una lógica de
concientización respecto de la mirada médica, que usualmente se estructura
como “vertical y paternalista”(C; S1, M), esto es, intencionar que la relación
con la población se despliegue de manera horizontal y comunitaria. En
paralelo, se destacó la inclusión de formas de llegar a la población para
reconocer sus ritualidades, incluyendo miradas artísticas y culturales
propias del territorio-comunidad y que apelan sobre todo a situarse en el
“nosotros-colectivo” (Montero, 2006) para construir espacios de educación
comunitaria.

Hualpén

Caracterización de la comuna
Esta comuna se ubica en la Provincia de Concepción, Región del Bío-Bío.
Integra también el “gran Concepción” y se encuentra a 9 km al oeste de la
capital regional. Hualpén tiene una población comunal de 97.273
habitantes, con un 51,53% de mujeres y el 48,47% de hombres. En términos
de pobreza multidimensional, cerca del 10,5% de sus habitantes se
encuentra en esta condición.

El municipio de Hualpén tiene ingresos municipales anuales por más


de $15.896 millones de pesos, de los cuales cerca del 42,25% depende de la
redistribución que otorga el Fondo Común Municipal. Los gastos anuales del
mismo corresponden a cerca de $18.614 millones de pesos. El aporte del
municipio al sector salud es de $62.517 millones, siendo su gasto de
$12.895 millones en este sector al año.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


Respecto del desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en
Concepción, el equipo de salud de la ciudad de Hualpén participó, en
conjunto, con trabajadoras y trabajadores de las comunas de Penco y Tomé,
desarrollándose espacios de interacción y comparación de sus procesos y
vivencias que facilitaron la construcción colectiva para cada una de las
actividades.

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Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

En cuanto a la dinámica relacional visualizada, se destaca una


integración mucho mayor a la lógica institucional de las grandes ciudades,
pues la comuna se inserta dentro del radio del gran Concepción, facilitando
su vinculación con redes de apoyo más especializadas, y atención de una
población más accesible y organizada.
En relación con la participación, asistieron de forma regular cinco
trabajadoras y trabajadores provenientes de Hualpén, entre estos,
profesionales encargados de departamentos, trabajadores sociales y
médicos, quienes se presentaron de forma constante a las sesiones
realizadas el 19 de noviembre (primera y segunda sesión) y 10 de diciembre
de 2021 (tercera sesión). En el desarrollo de estos espacios, se visualizó una
marcada tendencia a relevar el trabajo intersectorial del equipo junto con
otros servicios, destacando la estructuración de fórmulas que “rescaten las
necesidades sentidas de la comunidad” (C; S2).

Construcción de estrategias
En cuanto a la construcción de una estrategia concreta para llegar a la
comunidad en el uso de medidas no farmacológicas, el equipo de salud de
Hualpén desarrolló un espacio de discusión que destacó como fundamental
la estructura de organizaciones comunitarias presentes en el territorio, y la
necesaria invitación a hacerlas parte de un proceso colectivo de
participación. En términos operativos, las y los trabajadores de la salud
construyeron una estrategia de reactivación de la Educación Participativa
de Adultos (EPA), instancia que existía en la comuna en el periodo previo a
la pandemia, y que fue visualizada como una arista sumamente funcional
para llegar de manera efectiva a la población. En esta línea, el equipo de
Hualpén propuso utilizar plataformas virtuales y recursos audiovisuales de
promoción, considerando además que el objetivo fundamental radicaba en
direccionar las mismas capacidades de la comunidad en favor de la
propuesta, intencionado que fueran las personas quienes operen como
agentes activos y organizadores de las acciones a ejecutar.

Anclaje de estrategia-supracategorías
En función de la estrategia propuesta por el equipo de salud de Hualpén, las
discusiones desarrolladas por las y los trabajadores de la salud
participantes y la concreción de los aprendizajes adquiridos durante las
sesiones de capacitación, es posible dar cuenta del anclaje de lo

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desarrollado con dos de las supracategorías construidas en el proceso de


sistematización.

En primer lugar, la “participación social”, ya que el equipo de Hualpén


otorgó suma relevancia a ejes asociados con esta temática en la
construcción de su estrategia, fundamentalmente en el trabajo intersectorial
con otros servicios de la comuna, dando cuenta de la amplia conectividad y
disposición de redes de apoyo al estar situados cerca de la capital regional
y en un contexto mayormente urbano. En la misma línea, se relevó la
preexistencia de instancias de vinculación directa con la población,
particularmente respecto de la EPA como acción que se ejecutaba en la
comuna previamente a la crisis sanitaria, y que adquirió un nuevo sentido al
pensarse desde la promoción de medidas no farmacológicas en la
prevención de contagios por COVID-19.

En segundo término, la “comunicación del riesgo” en términos de dar


prioridad a elementos que se focalicen en la población más vulnerable, tanto
en afectación por el virus en concreto, como por el acceso a información
falsa que ponga en riesgo su bienestar. Al respecto, por parte del equipo de
Hualpén se conceptualiza como fundamental la priorización de recursos
humanos del servicio de salud al ejecutar tareas destinadas a la prevención
de los contagios en instancias comunitarias, refiriendo además que a largo
plazo ello opera como una acción que optimiza el uso de recursos en general,
pues apela a la concientización y sensibilización como estructurantes de
mayores cuidados por las personas, y en consecuencia, favorece la
disminución de la propagación del virus.

Tomé

Caracterización de la comuna
Esta comuna se ubica en la Provincia de Concepción, Región del Bío-Bío y
forma parte del gran Concepción; se encuentra a 32 km al norte de la capital
regional. Tomé tiene una población comunal de 58.729 habitantes, donde un
51,53% corresponde a mujeres y el 48,47% a hombres. En términos de
pobreza multidimensional cerca del 7% de sus habitantes se encuentran en
esta condición.

El municipio de Tomé tiene ingresos municipales anuales por $13.885


millones de pesos, de los cuales cerca del 66,87% depende de la

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redistribución que otorga el Fondo Común Municipal. Los gastos anuales del
mismo corresponden a $12.830 millones de pesos. El aporte del municipio al
sector salud comunal es de $233.303 millones, siendo el gasto de $11.373
millones para este sector en el año.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


En relación con el desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en
Concepción, el equipo de salud de la ciudad de Tomé participó junto con las
y los trabajadores de las comunas de Penco y Hualpén, donde se produjeron
espacios de interacción y comparación de sus procesos y vivencias,
facilitando la construcción colectiva para cada una de las actividades.

En relación con la dinámica relacional visualizada, se priorizaron los


aspectos identitarios de la comuna, fundamentalmente asociados a las
ocupaciones de la población, que mayormente vive de la pesca artesanal y
de la actividad textil, como ejes estructurales de la comunidad en cuanto a
su organización y sentido de pertenencia.

Su participación fue regular, con ocho trabajadoras y trabajadores


provenientes de Tomé, entre estos, profesionales encargados de
departamentos, terapeutas ocupacionales, nutricionistas y kinesiólogo,
además de figuras de coordinación que se presentaron solo el primer día de
la actividad. Las capacitaciones se realizaron los días 19 de noviembre
(primera y segunda sesión) y 10 de diciembre de 2021 (tercera sesión). En el
desarrollo de estos espacios, se relevó una marcada tendencia a priorizar la
vinculación ya existente entre el servicio de salud y la población,
visualizando además una serie de recursos comunitarios que pueden ser —y
ya son— direccionados hacia la prevención no farmacológica de contagios
por COVID-19.

Construcción de estrategias
En cuanto a la concreción de la estrategia por parte del equipo de salud de
Tomé, es pertinente referir que, en virtud de la cantidad de asistentes en la
tercera sesión, las y los participantes se distribuyeron en dos mesas de
trabajo, lo que implicó el desarrollo de dos estrategias distintas en sí
mismas, pero con aristas en común.

La primera de las estrategias se enfocó en la formación de líderes de


salud en la comunidad, con el objetivo de que estos sean capaces de

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establecer instancias de diálogo participativo en el territorio y,


fundamentalmente, democratizar y descentralizar los espacios de toma de
decisiones en cuanto al control de la pandemia y las medidas que se
determinan desde la institucionalidad. Por otro lado, la segunda estrategia
propuso el establecimiento de una mesa comunal para enfrentar la situación
de riesgo, que implicaba la educación de agentes comunitarios y el
despliegue de estrategias comunicacionales dirigidas a personas en
situación de vulnerabilidad, proceso pensado para ejecutarse mayormente
mediante trabajo territorial.

Anclaje estrategia-supracategorías
A modo de aunar aspectos identificados en ambas estrategias, surgió como
relevante la búsqueda de horizontalidad del poder que poseen los equipos
de salud respecto de la toma de decisiones sanitarias, además de la
focalización hacia la población más vulnerable en la entrega de servicios
como derecho fundamental.

El primer anclaje es “derechos humanos”, en términos de la


importancia que ambas mesas de trabajo le otorgaron a la visión de la
entrega de servicios —concretos y simbólicos— y a la planificación de
estrategias a largo plazo destinadas a asegurar la vinculación efectiva con
la comunidad, haciéndola parte de sus cuidados. En la misma línea, se
visualizan acciones que focalizan el abordaje hacia grupos vulnerables y
mayormente aislados de la institucionalidad, como la población migrante,
grupos adolescentes, adultos mayores y escuelas especiales. Al respecto, se
configuraron propuestas de adaptación de los materiales a entregar,
realización de talleres vivenciales y espacios de diálogo gestionados por la
misma comunidad a través de la inclusión en los equipos de salud de
agentes comunitarios validados en el territorio. Finalmente, se destacó la
búsqueda de ejes de transparencia, exposición de resultados y gastos
asociados, en función de mantener y cuidar las confianzas en la vinculación
con la población.

En tanto que el segundo anclaje fue “alfabetización en salud”, en


cuanto a construir tejido social que permanezca en el tiempo y se configure
como estrategia a largo plazo. En esa lógica, es relevante que los esfuerzos
se verifiquen a partir de una base de educación colaborativa y horizontal
junto con la comunidad, tendiendo puentes hacia la institucionalidad de
forma transversal, que incluyan al municipio y a las organizaciones sociales,
y también a grupos no organizados y contrarios al despliegue de este tipo

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de estrategias. En este punto se visualizaron posibles aristas


obstaculizadoras al presentar esta idea ante “lideres autoritarios” (C; S2),
dando cuenta de una percepción distante y cerrada de las figuras de poder
en general.

Maipú

Caracterización de la comuna
Esta comuna se ubica en la Provincia de Santiago, Región Metropolitana.
Forma parte de lo que se denomina el “gran Santiago” y se encuentra a 32
km al oeste de la capital regional. Maipú tiene una población comunal de
578.605 habitantes, con un 50,88% de mujeres y el 49,12% de hombres. En
términos de pobreza multidimensional, cerca del 2,5% de sus habitantes se
encuentran en esta condición.

Este municipio tiene ingresos anuales por más de $115.390 millones


de pesos, de los cuales cerca del 42,86% depende de la redistribución que
otorga el Fondo Común Municipal. Los gastos anuales del mismo
corresponden a $120.494 millones de pesos. El aporte del municipio al
sector salud comunal es de $1.670 millones de pesos, y el gasto es de
$22.238 millones de pesos anuales en este sector.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


Acerca del desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en
Providencia, el equipo de salud de la comuna de Maipú participó, en
conjunto con trabajadoras y trabajadores de las comunas de Huechuraba y
San Joaquín, desarrollándose espacios de interacción y comparación de sus
procesos y vivencias, lo que facilitó instancias de construcción colectiva para
cada una de las actividades. Respecto de la dinámica relacional visualizada,
se señala una integración mucho mayor a la lógica institucional de las
grandes ciudades urbanas, lo que facilita su vinculación con redes de apoyo
más especializadas, y con atención a una población más accesible y
organizada.

En cuanto a la participación, asistió de forma regular un equipo de


salud, que trabajó en una mesa de cinco integrantes. En el tercer día de
trabajo, solo llegaron dos participantes. Las profesiones de los asistentes
eran del área de la medicina, psicología, matrona y enfermería, quienes se

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

presentaron a las sesiones realizadas el 3 de noviembre (primera sesión), el


10 de noviembre (segunda sesión) y el 1 de diciembre de 2021 (tercera
sesión). En el desarrollo de estos espacios, se visualizó una marcada
tendencia a destacar el sociocuidado, información y monitores de salud.

Construcción de estrategias
En concordancia con la dinámica participativa, el equipo planteó que se
debe apuntar a un diagnóstico del problema del sociocuidado, así como de
la información y prevención del COVID-19.

En cuanto a la comunicación como eje central se señala que esta debe


describir las creencias asociadas con el trabajo en comunidad, ya que esta
puede ser parte activa y aportar a la comunicación de riesgo. Las
instituciones que están a cargo de ello hoy en día están desprestigiadas,
como es el caso de los centros de salud, el Ministerio de Salud y el de
Educación. Por ello, es necesario recomponer las relaciones, ya que este es
un trabajo colaborativo, nadie sabe todo de una pandemia y los miembros
de la comunidad puedan aportar a este tipo de instancias de trabajo. Esto
ayuda a tener otra percepción de los equipos de salud con los individuos y
viceversa.

En cuanto a las acciones, estas deben ser la creación de diálogos y


diagnóstico ciudadanos, con énfasis en los monitores en salud, ya que en la
experiencia y cierta evidencia de los equipos de trabajo este tipo de
estrategias es de las más eficaces. Como segunda prioridad, se plantea
fomentar el uso de redes sociales y material educativo, además de visitas
guiadas del personal de salud y, finalmente, llevar a cabo talleres de parte
de los profesionales de la salud. Por último, se señala como relevante
empoderar a los monitores en el combate contra el COVID-19 para generar
y desarrollar líderes comunitarios que posibiliten la creación de una
estrategia más genuina desde los centros de salud.

Los principales obstáculos para poder realizar un trabajo coordinado


tienen que ver con la influencia de las redes sociales, las que algunas veces
son afines y otras operan en contra de los objetivos comunicacionales.

Anclaje estrategia-supracategorías
El equipo de salud de Maipú basa su estrategia prioritaria en la
“participación social”. La principal acción que buscan como equipo tiene que

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

ver con los monitores de salud, trabajo cuya base es una extensa red de
diálogos ciudadanos y diagnósticos para saber cómo la misma comunidad
fortalece su asociatividad, así como encuentros para enfrentar las crisis de
sociocuidados. Al participar, se adquiere conocimiento sin darse cuenta y
eso se percibe en las y los vecinos.
Cada encargado de promoción de los distintos centros de salud
maneja la información con los actores relevantes e importantes de la
comuna y con eso es posible saber quiénes son y a quiénes se debe llegar.
Cada punto de encuentro debe entregar información resumida y clave para
no saturar y posibilitar que el mensaje sea directo a estos monitores. El
diagnóstico también debe indicar los obstáculos para la implementación de
políticas de combate a la pandemia, ya que eso impacta en la eficacia de la
estrategia.

Finalmente, la “comunicación de riesgo” es la segunda gran categoría


que se desprende del trabajo del equipo de Maipú. Se relevó de forma muy
clara que, en la comuna de mejor calidad de vida —en relación con el resto
de las que participaron en esta capacitación— el uso de las redes sociales
fue un factor importante al momento de combatir el COVID-19, dado el gran
volumen de información falsa en cuanto al manejo de la crisis sanitaria, que
mermó la eficacia de la comunicación del riesgo, agudizando más la
posibilidad de control de la pandemia en los barrios. En lo que respecta a la
participación, se destacó el deseo de que la información trabajada en
conjunto fuera socializada por los propios monitores, de forma cercana y
directa, para que le hiciera sentido a la comunidad y así poder lograr una
mayor comunicación del riesgo del COVID-19 más efectiva.

San Joaquín

Caracterización de la comuna
La comuna se ubica en la Provincia de Santiago, Región Metropolitana.
Forma parte también del “gran Santiago” y se encuentra a 9 km al sur de la
capital regional. San Joaquín tiene una población comunal de 103.485
habitantes, con un 50,63% de mujeres y el 49,37% de hombres. En términos
de pobreza multidimensional cerca del 5,24% de sus habitantes se
encuentran en esta condición.

El municipio de San Joaquín tiene ingresos municipales anuales por


cerca de $32.886 millones de pesos, de los cuales aproximadamente el

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12,19% depende de la redistribución que otorga el Fondo Común Municipal.


Los gastos anuales del mismo corresponden a $32.907 millones de pesos. El
aporte del municipio al sector salud comunal anual es de $582.021 millones,
y el gasto de $15.534 millones de pesos en este sector al año.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


En cuanto al desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en
Providencia, el equipo de salud de la comuna de San Joaquín participó, en
conjunto con trabajadoras y trabajadores de las ciudades de Huechuraba y
Maipú, desarrollándose espacios de interacción y comparación de sus
procesos y vivencias, lo que facilitó la construcción colectiva para cada una
de las actividades. Respecto de la dinámica relacional visualizada, se refiere
una integración mucho mayor a la lógica institucional de las grandes
ciudades urbanas, lo que es beneficioso para su vinculación con redes de
apoyo más especializadas, y con atención a una población más accesible y
organizada.

En relación con la participación, asistieron de forma regular dos


equipos de salud, los cuales se dividieron en dos mesas de trabajo de cuatro
personas. En el tercer día de trabajo, se trabajó en una sola mesa, por falta
de quórum. Entre las profesiones de los participantes destacan medicina,
trabajo social, kinesiología, matrona y nutrición, quienes se presentaron de
forma constante a las sesiones realizadas el 3 de noviembre (primera
sesión), 10 de noviembre (segunda sesión) y el 1 de diciembre de 2021
(tercera sesión). En el desarrollo de estos espacios, se visualizó una marcada
tendencia a subrayar las situaciones de vulnerabilidad y concientización del
uso de las medidas no farmacológicas en la población.

Construcción de estrategias
Para el equipo de salud de San Joaquín la estrategia necesita dar prioridad
a la evaluación de las personas en situación de vulnerabilidad y concientizar
acerca del COVID-19 en las villas y en la población en general. Se señaló
también la necesidad de implementar recursos humanos para la detección
de los problemas, medios audiovisuales y contar con un lugar físico donde
se pueda trabajar, por ejemplo, un centro, terreno o lugar comunal que esté
desocupado y aprovecharlo para estas actividades. De igual modo, si bien
se consigna que la población objetivo deben ser todas las personas, el
contexto sanitario obliga a hacer énfasis en los adultos mayores y en

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

adolescentes, que son los más reacios a las medidas no farmacológicas. Se


busca con ello fomentar la equidad con posibles beneficios en el
autocuidado, mayor empoderamiento e inclusive tener impacto directo en la
disminución de las enfermedades respiratorias.

Una segunda prioridad apunta a la educación de niñas y niños en las


escuelas de la comuna. Los recursos que implicaría esto tienen que ver con
los educadores en salud, los mismos colegios y aulas, donde el principal
beneficio sería un impacto más efectivo en las medidas no farmacológicas
tales como el uso de mascarillas y el lavado de manos.

En cuanto a los principales logros, estos se relacionaron con la


educación y la intervención, donde las asociaciones más relevantes son con
la comunidad organizada, las redes sociales (virtuales) y las juntas de
vecinos. Lo anterior podría generar cierta resistencia entre quienes sientan
estas estrategias de forma impositiva (factores políticos), además de los
propios conflictos locales que existen entre los dirigentes y el municipios, por
ejemplo, en busca de quién tiene más liderazgo. Por ello, la forma primordial
de integrarlos tiene que ser escuchando en las mesas territoriales, en los
diálogos comunitarios y en los foros y también se menciona el uso de
metodologías de diagnóstico de grupo focal.

Para el equipo de San Joaquín la vulnerabilidad es transitoria, no es


algo constante, sino que es un proceso. Por ello, debe identificarse de forma
correcta, ya que los recursos son escasos en tiempo y disponibilidad y, dada
la contingencia, los participantes señalan que los trabajadores de la salud
deben ir donde están los contagios.

Anclaje estrategia-supracategorías
En relación con las categorías macro, el equipo de San Joaquín asoció la
creación de sus estrategias con la “participación social”, donde las
instituciones afines para realizar sus estrategias son organismos como las
universidades, sindicatos, colegios, jardines infantiles y juntas de vecinos
activas. Los profesionales destacaron el término activo, como algo
primordial para combatir la pandemia, ya que representa un alto
compromiso en el ejercicio del poder.

Entonces, al hablar de territorio y de comunidad, se hace referencia a


la operatividad de los mecanismos existentes entre esos cuerpos, que
realizan prácticas ya sean individuales o colectivas, según la reproducción
de sus experiencias al interior de una comunidad y que pueden llegar a
conformar un territorio que propicia esta participación de forma activa.

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Respecto de la “alfabetización en salud”, en San Joaquín los


participantes vieron indiferencia en actores clave como es el caso de la
Corporación municipal y el mismo CESFAM. Los usuarios que asistían a los
Servicios de Atención Primaria de Urgencia (SAPU) los clasificaron como
indiferentes, debido a ciertos tipos de problemas vistos ahí. Algunos
monitores también cumplieron esta función de educadores en salud.
Los monitores en salud fueron nombrados en esta indiferencia, de
modo que es necesario afinar los mecanismos de diálogo con las
comunidades y territorios, aspectos de la ritualidad que son fundamentales
para mantener estas relaciones.

En cuanto a la “comunicación del riesgo”, para los equipos de esta


comuna se evidenció que el municipio no jugó un rol importante en estas
acciones, sumado a los vecinos con salud privada, grupos antivacunas y
dirigentes sociales afines a las autoridades, por lo que solo encontraron
obstáculos en el proceso comunicativo.

Huechuraba

Caracterización de la comuna
Esta comuna se ubica en la Provincia de Santiago, Región Metropolitana. Es
parte de lo que se denomina el “gran Santiago” y se encuentra a 19 km al
norte de la capital regional. Huechuraba tiene una población comunal de
112.528 habitantes, con 50,77% de mujeres y 49,23% de hombres. En
términos de pobreza multidimensional cerca del 5,6% de sus habitantes se
encuentran en esta condición.

El municipio de Huechuraba tiene ingresos municipales anuales por


cerca de $37.666 millones de pesos, de los cuales aproximadamente el 7,7%
depende de la redistribución que otorga el Fondo Común Municipal. Los
gastos anuales del mismo corresponden a $37.270 millones de pesos. El
aporte del municipio al sector salud de la comuna es de $3.500 millones,
siendo el gasto anual de $15.244 millones para este sector.

Dinámica participativa dentro del proceso de capacitaciones


En el desarrollo de las actividades en la sede de la UDLA en Providencia, los
equipos de salud de la comuna de Huechuraba participaron, en conjunto,
con las y los trabajadores de las ciudades de Maipú y San Joaquín,

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Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

desarrollándose espacios de interacción y comparación de sus procesos y


vivencias, lo cual facilitó las instancias de construcción colectiva para las
actividades. Por su parte, la dinámica relacional visualizada se refiere a una
integración mucho mayor a la lógica institucional de las grandes ciudades
urbanas, con lo cual es más fácil su vinculación con redes de apoyo
especializadas, y atiende a una población más accesible y organizada.
En cuanto a la participación, asistieron de forma regular dos equipos
de salud con un total de 11 participantes, los cuales trabajaron en una mesa
de cinco y seis integrantes, respectivamente. Las profesiones de los
participantes tienen relación con la medicina, sociología, matrona,
fonoaudiología, enfermería y dentista, quienes se presentaron a las sesiones
realizadas el 3 de noviembre (primera sesión), 10 de noviembre (segunda
sesión) y 1 de diciembre de 2021 (tercera sesión). Los equipos de salud de la
comuna basan su trabajo en una mesa de equidad en cuanto a las políticas
locales.

Construcción de estrategias
Uno de los equipos de salud participante de la comuna de Huechuraba,
propuso hacer prioritaria la comunicación de riesgo y una mayor vinculación
con los equipos de gestión. Los recursos necesarios tienen relación con
entidades educacionales entre las que también se incluyen las
universitarias. La población cubierta llegaría a cerca del 80% y los beneficios
serían contar con equipos municipales más comprometidos y mejorar las
relaciones. En segundo lugar también se consideró la planificación de
actividades de integración comunitaria en conjunto (reuniones). De igual
modo, los participantes expresaron la necesidad de tener recursos humanos
en el CESFAM y que estos se incorporen a las actividades; en este caso los
beneficios radicarían en la satisfacción de usuarios con foco en este tipo de
evaluaciones. Como tercer aspecto, se identificaron sectores de mayor
riesgo con equipos municipales, para lo cual se requiere la creación de un
mapa de riesgo comunal. Finalmente, se planteó la creación de una mesa de
trabajo y comunicación de riesgo entre los equipos de salud y la Dirección de
Desarrollo Comunitario, DIDECO. Este equipo destaca la “débil relación con
dicha Dirección, en especial con los encargados territoriales” (S; S3).

Una de las críticas es el rol que ha tomado la DIDECO en este proceso,


debido a ciertas distorsiones en la comunicación, para lo cual la solución
sería la creación de una mesa de trabajo en comunicación de riesgos.

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Un objetivo primordial que se destacó es mejorar la relación con los


encargados territoriales del CESFAM, ya que ello impacta negativamente en
la comunicación de riesgo.

Para el segundo equipo de salud, debieran priorizarse las y los


agentes educativos en salud, para conformar con ellos un círculo virtuoso
entre personas, centros de salud, comunidad y familias. Desde esta
perspectiva, las acciones deben tener como norte la comunicación efectiva,
así como también potenciar los vínculos sociales entre pares, fortalecer a los
agentes promotores y sociabilizar la información.

Finalmente, destacan que si las decisiones se toman en conjunto, ello


demuestra integridad, por lo cual el objetivo fundamental tiene que ser la
mesa de equidad en todas las políticas locales.

Anclaje estrategia-supracategorías
Fundamentalmente las estrategias de los equipos de salud de Huechuraba
se basan en la “participación social”. Ello se relaciona con la mención de la
mesa de equidad en las políticas locales, las que se deben integrar al
municipio como alta prioridad, así como las universidades, colegios,
espacios de riesgo, sociedad civil, iglesias y otras instituciones de salud, es
decir, a todas las organizaciones, empresas e instituciones que están en el
territorio.

Cuando se hable de participación se debe visualizar el territorio y la


comunidad, es decir, la operatividad de los mecanismos existentes entre
esos cuerpos que realizan prácticas individuales o colectivas, según la
reproducción de sus experiencias al interior de una comunidad y que pueden
llegar a conformar un territorio.

Una segunda estrategia que se debe realizar es la “comunicación del


riesgo”. Ello se puntualiza debido a la importancia de intervenir espacios
donde se encuentran grupos que son opuestos y provocan que estas
estrategias sean poco efectivas, como las tomas de allegados, las ollas
comunes que en un momento se distanciaron, pero lo fundamental debe ser
un trabajo de largo plazo y comprometer esfuerzos institucionales. Esto
quedó asegurado en el PLADECO y, aunque fue un trabajo largo, decantó en
la mesa de equidad en todas las políticas. En ese sentido, se deben incluir
muchos sectores que hoy no son afines.

El enfoque de los derechos humanos también es trascendental para


los equipos de salud comunales. Justamente, institucionalizando políticas y

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trabajo con equipos de salud como agentes educadores

estrategias, es posible lograr metas integrales para las familias, los


individuos y la comunidad. Esto comprende también a quienes están más
lejanos. Aparece en los relatos el concepto de “mar de la integración”, el que
se consigue dando dinamismo a las estrategias y realizando mucho trabajo
de sensibilización con grupos y personas. La comunicación tiene que estar
articulada y movilizar los recursos, aprendizajes y activos locales, para
romper esa verticalidad de los profesionales de salud y dar origen a
relaciones más horizontales, donde todos sean parte de la solución y las
acciones se orienten hacia la equidad. Sus experiencias relatan que este tipo
de trabajo es el más eficaz para ir reduciendo brechas en las comunidades.

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Apreciaciones Finales

A modo de resumen del proceso de sistematización en torno a las sesiones


de capacitación descritas en el presente informe, como equipo de trabajo se
visualiza la pertinencia de dar cuenta de dos aristas de cierre: un primer
elemento relativo a los ejes estructurales del proyecto presentados al inicio
del informe; y por otro, en relación con aspectos que complementan el
desarrollo explicativo de las entidades de análisis construidas.

Respecto De Los Ejes Estructurantes


En relación con el proceso educativo, el equipo sistematizador visualizó que
el cariz propuesto respecto de la lógica horizontal y colaborativa en el
desarrollo de las actividades facilitó la construcción colectiva de
conocimiento nuevo para las y los participantes, favoreciendo la validación
de la capacitación como espacio pertinente para, al menos, dos procesos
relevantes: constituirse como una instancia que fortaleciera el sentido de
identidad de los equipos de salud presentes, conceptualizando y
racionalizando eventos que aún son recientes, y que expuestos ante pares,
adquieren significados que consolidan rasgos resilientes en quienes han
vivenciado la pandemia en los centros de salud; y se visualiza la importancia
de proponer acciones elaboradas desde la educación popular (Freire, 1970)
como elemento que promueve ejes reflexivos respecto del combate contra la
pandemia, permitiendo profundizar en lo político de las decisiones
institucionales que se han adoptado, y en el rol de las y los trabajadores de
la salud en su implementación, no solo como agentes operativos, sino
también como actores sociales esenciales para pensar políticas públicas con
sentido territorial.

En cuanto al relato de las y los participantes, ha sido posible construir


—por parte del equipo sistematizador— una estructura secuencial que
facilita la comprensión explicativa de las narrativas expresadas por quienes
asistieron a los espacios de capacitación. A partir de la base explicitada en
el desarrollo del informe: código-categoría-supracategoría-estrategias, se
establecen reglas específicas que generan entes aglutinadores que se van
transformando para llegar al punto cúlmine del proyecto. En este sentido, se
definieron 19 códigos, reagrupados en nueve categorías, las que se
vincularon con los cuatro ejes transversales del proyecto y que a su vez
fueron identificados en la construcción de estrategias que presentó el equipo
de salud de cada comuna en la última sesión presencial.

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En relación con la construcción de estrategias, en el proceso de


sistematización se da cuenta de la lectura realizada tras la culminación del
proyecto desde el rol de los equipos de salud, intencionando una estructura
que permitiera visualizar, en cada estrategia, aspectos desarrollados en el
proceso previo de problematización y capacitación (sesiones 1 y 2). En
paralelo, se presentó la información mediante un formato que hace hincapié
en cómo los aspectos identitarios locales y el sentido de territorialidad
fueron moldeando elementos comunes entre los equipos de salud pero que,
en la proyección de operatividad y funcionamiento, adquirían matices
propios asociados a las particularidades —simbólicas y factuales— de cada
comuna.

En Relación Los Elementos Que Complementan


El Desarrollo Explicativo Del Proceso
En primer lugar, se considera pertinente dar cuenta de la base operativa,
funcional y territorial que ya desarrollaban los equipos de salud
participantes como práctica permanente en su proceso de trabajo durante
la pandemia, y en particular, la diversidad de estrategias previamente
utilizadas y evaluadas en la promoción del uso de medidas no
farmacológicas desde distintas miradas. En esta línea, se releva que buena
parte de las propuestas elaboradas se constituían como acciones anteriores
ejecutadas en los centros de salud, y ello permitió la construcción de ideas
más reflexivas y conscientes de los riesgos, visualizando con antelación
posibles factores boicoteadores y/o ejes críticos. Gran parte de los equipos
destacó los roles de asociatividad que tienen en la comunidad y que estas
estrategias han buscado consolidar o generar instancias de trabajo.

En segundo lugar, se considera relevante reparar en el uso transversal


de la supracategoría “participación social” en la construcción de las
estrategias de los equipos de salud de todas las comunas participantes. En
la lógica de profundizar lo ya referido, se observa una complejidad
institucional de los servicios de salud en cuanto a la mirada vertical que
proponen en su relación con las comunidades, tendiendo a tildar como
“contracorriente” las medidas y propuestas que promueven una política
participativa y democrática en la entrega de servicios y, sobre todo, en la
planificación de acciones que incluyan, como agentes protagonistas, a las
mismas personas que reciben las atenciones. En esta línea, se destaca aún
más la búsqueda de los equipos por crear espacios dialogantes y
horizontales, validando los territorios y haciéndose parte activa en los

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procesos de cambio, como el actual contexto político social que vive el país,
que de cierta forma se ha superpuesto a la pandemia por COVID-19, como
se mencionó en los inicios de este informe. Varios equipos de salud
participantes hicieron nutridas alusiones al Estallido social de octubre de
2019 como un hito importante en la relación que han tenido con sus
territorios, con lo cual argumentaban la importancia de la perspectiva
política y social en la implementación de estrategias de salud,
particularmente a nivel comunal, donde las aristas políticas intervienen
mucho más.

Como tercer aspecto, y en términos de exponer los elementos


identificados en el proceso mismo de sistematización de la información,
aparecen como fundamentales las dinámicas distintivas identificadas en
comunas rurales en comparación con las comunas ubicadas en sectores
urbanos. En este sentido, los equipos de salud que se despliegan en sectores
rurales poseen una vinculación con la comunidad construida desde un
sentido común de identidad que valora y valida ejes culturales relevantes en
la entrega de servicios de salud. Aun así, la interacción con la población
tiende —desde lo visualizado por el equipo sistematizador— a presentar
rasgos más institucionalistas y verticales en el despliegue de las estrategias
construidas y la descripción de las dinámicas ya existentes. En contraparte,
las comunas urbanas referían mayores aristas de participación social y
reconocimiento del tejido comunitario, observando una tendencia a buscar
la horizontalidad de las relaciones y construir colectivamente las
estrategias.
Por último, como cuarto elemento por destacar, el equipo a cargo de
la construcción del presente informe considera pertinente referir que el
proceso general de sistematización de las capacitaciones y la configuración
de formas de análisis explicativo de aquello, está cruzado de forma
transversal por el escenario político del país y las transformaciones/
vacilaciones que han marcado el devenir social en el último periodo. En este
sentido, las alusiones al Estallido social, el proceso constituyente en curso y
las elecciones presidenciales ocurridas el 19 de diciembre de 2021,
construyeron un marco referencial en términos de las discusiones y los
estándares éticos que fueron parte basal de las conversaciones, aspecto
que potenció la relevancia otorgada a la democratización de los espacios y
a la participación social, además de la permanente referencia a los derechos
humanos —y la salud como uno de estos— como trinchera por defender.

Paralelamente, se da cuenta del tejido institucional del país en la


implementación de políticas que impacten en los territorios de forma

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pertinente, las relaciones con los municipios y sus diferentes enfoques de


intervención, sumado a las autoridades sanitarias centrales de país y, en
específico, a la participación de las autoridades de educación, la cual fue
mínima durante la pandemia y dio cuenta de lo poco colaborativas que son
las políticas de intervención, ya que se sostienen más en la creatividad y
particularidad de grupos reducidos, que en la experiencia de los equipos de
salud presentes en los territorios.

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Wade, P. (2008). Población negra y la cuestión identitaria en América Latina.


Universitas Humanística, (65), 117-137. https://www.redalyc.org/
articulo.oa?id=79106507

Sistematización De Las Capacitaciones Del Proyecto: “Equipos De Salud Como Agentes Educadores En 178
Medidas De Salud Pública No Farmacológicas Para Grupos De Población En Situación De Vulnerabilidad”
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

Epílogo

Para quienes integramos el Departamento de Salud y Desarrollo


Comunitario reviste especial interés poder compartir la experiencia
desarrollada a partir de la convocatoria de la Organización Panamericana
de la Salud. Pues de esa manera, cumplimos parte importante de los
cometidos de este apreciado proyecto.

Esta obra nos brinda - desde las diversas miradas de sus autores y
autoras-, poder aproximarnos a lo que implica verdaderamente el derecho a
la salud de personas y de sus comunidades. Haciendo patente la necesidad
de avanzar en perspectivas de formación interdisciplinar y de un actuar
interprofesional en salud comunitaria. Y desde los roles que nos competen,
a no olvidar el rol pedagógico que acompaña nuestro hacer, así como la
imprescindible apertura al aprendizaje y al intercambio continuo.

Autoras y autores que relatan el desafío de un actuar estratégico y


situado en contextos particulares y cambiantes, y que nos dicen que no se
trata de mera adaptación de recomendaciones a las nuevas realidades. Van
más allá, desafiando a comprender a la salud como un derecho y a la
atención sanitaria como parte de los avances paulatinos hacia la salud
universal.

Los equipos de salud - como se demuestra en los textos que


anteceden a estos párrafos - han vivido, sentido, reflexionado e impulsado
cambios en el marco de la pandemia. Entre incertidumbres y convicciones
han ido al encuentro de nuevas estrategias para estos nuevos tiempos de la
salud pública.

Un poco reconocido rol de educadores y comunicadores surge entre


tanta tarea y tanto compromiso. Compromiso que ha llevado a participar del
proyecto como protagonistas y a ir asumiendo la construcción de
estrategias comunitarias.

A su vez, en las redes barriales en las que participan, en el entramado


comunitario en las cuales están inmersos, estos equipos de salud han ido
zurciendo, en un tejido social tantas veces dañado y en el cual las
vulnerabilidades también afectan a quienes trabajan para superarlas. Esto,
lo han aprendido quienes fueron (fuimos), en el rol de docentes, facilitadores
de este proceso pedagógico que expresa un aprendizaje bidireccional.

Epílogo 179
Universidad, Comunidad y Pandemia: Experiencias de
trabajo con equipos de salud como agentes educadores

A toda esta estrategia salubrista, que se le ha denominado medidas


no farmacológicas para grupos de población en situación de vulnerabilidad,
la desafía el trabajo en los vínculos y al desafío intercultural en salud. Pues
urge ya no solo comprender la multidimensionalidad de las problemáticas
sanitarias y su determinación social, sino también desestructurar aquellas
formas de acción que resultan estereotipadas y que tantas veces impiden
comprender a esos otros.

Autoras y autores que superan una mirada centrada en metas con


usuarios y junto a quienes invitamos a las personas lectoras a profundizar
acerca de la urgente necesidad de tender puentes: entre quienes atienden y
quienes requieren la atención, entre quienes cuidan y quienes necesitan ser
cuidados.

Por ello, desde el rol que vienen desarrollando en lo cotidiano y aquí


han publicado sus reflexiones, la invitación es a reflexionar, sintetizar y
compartir.

De nuestra parte, nos cabe facilitar estos procesos dialógicos, en


todas sus formas posibles y desde una perspectiva particular a la cual
denominamos salud comunitaria.

Carlos Güida Leskevicius

Director del Departamento de Salud y


Desarrollo Comunitario
Facultad de Salud y Ciencias Sociales
Universidad de Las Américas

Nicole Lobos Villatoro

Coordinadora Académica del Departamento


de Salud y Desarrollo Comunitario

Facultad de Salud y Ciencias Sociales


Universidad de Las Américas

Epílogo 180
Universidad, Comunidad
y Pandemia:
Experiencias de trabajo con equipos de
salud como agentes educadores
Compiladores/as:
Nicole Lobos-Villatoro Carlos Güida Leskevicius Osvaldo Artaza Barrios

Santiago de Chile 2023

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