Ensayo Sobre El Golpe de Estado en Honduras 2009

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ENSAYO SOBRE EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS 2009

El presente documento tiene como finalidad dar a conocer en forma clara y ordenada lo
concerniente al golpe de estado sucedido en junio de 2009, el estancamiento social y
político que sufrió nuestro país a partir de ahí, quedando aún más precaria nuestra
situación en el país. (Hernández, 2019) menciona que: En de marzo de 2009 se
anuncia el envío al parlamento de un decreto que proponía establecer una cuarta urna
en las papeletas de las elecciones generales de noviembre. El objetivo de dicha urna
consistía en preguntar a los ciudadanos hondureños aprobaban o rechazaban la
realización de una asamblea constituyente. Para algunas autoridades esta acción fue
interpretada como un pretexto para impulsar la reelección presidencial indefinida,
prohibida constitucionalmente. Con el objetivo de dotar de legitimidad dicha acción,
posteriormente se anuncia la realización de una encuesta nacional previa no
vinculante, la cual determinaría si se colocaba o no la casilla extra en las papeletas de
noviembre. Esta decisión, naturalmente, generó críticas internas, pero además activó
las alertas de las autoridades internacionales, quienes no dudaron en comparar la
estrategia continuista de Zelaya con los casos de reforma electoral llevados a cabo en
países como Nicaragua, Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela (Llanos y
Marsteintredet 180-185). De entre las principales razones para oponerse a la
realización de la consulta se encontraba la cuestión de la norma pétrea constitucional,
en la donde se incluía el periodo de gobierno y la prohibición absoluta de la reelección
presidencial en Honduras. De esta manera, el Tribunal Contencioso Administrativo
califica la realización de la consulta como ilegal e inconstitucional, declarándose la
nulidad del decreto ejecutivo. Tras este hecho, el parlamento decide aprobar un
reglamento para la realización de consultas ciudadanas, estableciendo así un periodo
mínimo seis meses, anterior a los procesos electorales, para poder realizar acciones de
esta índole (Menjívar 87). Un punto importante de señalar consiste en que las Fuerzas
Armadas, acatando lo estipulado por el Tribunal Contencioso Administrativo,
manifiestan la negativa de colaborar en el proceso logístico de realización de la
encuesta nacional, lo cual también provoca una serie de despidos y renuncias por parte
del cuerpo militar, entre las que destaca la destitución del jefe del Estado Mayor
(Benítez y Diamint 149). A pesar de estos hechos, la realización de la consulta continuó
en firme, omitiendo con esto los señalamientos de ilegalidad y la crispación política
imperante. No obstante, horas antes de iniciar el proceso de consulta, el 28 de junio de
2009 el ejército irrumpe en la casa de habitación del presidente Zelaya para,
seguidamente, expatriarlo y colocarlo en un avión con destino a Costa Rica. El 28 de
junio de 2009 la imagen en pijama del presidente hondureño, secuestrado y expatriado
por un comando militar, daba la vuelta al mundo para recordar que los procesos
democráticos no suelen ser tan firmes como las apariencias muestran. Como refirió
(Cálix, 2010) En los últimos quince años el gran respiradero del default económico
hondureño ha sido la salida de aproximadamente un millón de migrantes que con sus
remesas estabilizan monetariamente con un aporte equivalente a casi una cuarta parte
del PIB. Recién en el lustro 2003-2008, al influjo del crecimiento regional y mundial,
Honduras mantuvo tasas de crecimiento entre el 3 y el 6%, que, si bien contribuían a la
estabilidad macroeconómica, poco se vinculaban a una reconversión productiva que
elevara de manera sostenida su competitividad. Asimismo, el gobierno llevo a cabo
una política exterior caracterizada por el multilateralismo. Lo mismo iba sonriente a
Washington que a Caracas. Zelaya mostró durante su gestión dotes políticas para
relacionarse de manera franca con los sectores más excluidos, con los movimientos
sociales y con los diferentes gobiernos e instancias multilaterales en las que tuvo
participación. Pero no se puede quedar bien con todo el mundo: sin duda afectó
intereses y sensibilidades de consorcios nacionales y transnacionales. En retrospectiva
podría decirse que Zelaya, a través de su gestión, hubiese contribuido a oxigenar un
bipartidismo centenario —el más longevo en Latinoamérica—, y es probable que lo
hubiese logrado aun sin proponérselo, por su apertura y cercana relación con estratos
sociales excluidos, tanto como por su disposición al diálogo y a la concertación con las
organizaciones y movimientos sociales. Sin embargo, se fue dando lo contrario. En
efecto, el conflicto con las cúpulas políticas y empresariales se fue agudizando en tanto
avanzaba su mandato. El poder legislativo y el poder judicial, casi en sincronía,
actuaban prestos en decisiones estratégicas para bloquear y aislar institucionalmente al
presidente. Este bloqueo, más el cerco mediático en su contra orillaron al mandatario a
estrechar más su vínculo con la ciudadanía de a pie y con las organizaciones
contestatarias que, reticentes al principio, advirtieron en Zelaya a un presidente
dispuesto a facilitar espacios y a entablar relaciones horizontales de diálogo y
concertación. Así, los movimientos de supervivencia del gobierno dieron lugar a una
correlación de fuerzas imprevista al inicio del mandato. Su discurso, si habría que
encuadrarlo ideológicamente, era el de un liberal que reconocía que el mercado no
podía integrar plenamente a la sociedad y que, por tanto, el Estado, dinamizado por la
participación ciudadana, debería asumir un rol redistributivo para aminorar las brechas
sociales. La gota que derramó el vaso fue la propuesta de una consulta popular sobre
la pertinencia o no de promover una nueva constitución. El poder judicial se pronunció
en contra, razonando que nadie tenía la facultad de promover el cambio de la
constitución, ni siquiera el soberano convocado por el presidente para auscultar su
parecer. Frente a ese impedimento legal, el gobierno renunció a esa vía y, en su lugar,
emitió un decreto para convocar a una encuesta de opinión no vinculante, que diera
cuenta de la correlación de fuerzas con relación a la iniciativa. Si bien el orden se
reestablece en términos procedimentales, el proceso electoral que facilitó la transición
estuvo teñido de condiciones poco favorecedoras para la transparencia, entre ellas la
militarización y el bajo perfil competitivo (Castro 56). Como menciona (Manaut, 2010) El
golpe de Estado en Honduras desmiente la creencia de que las asonadas militares y la
interrupción del orden constitucional eran cosa del pasado. El rol de las Fuerzas
Armadas fue clave para el derrocamiento de Manuel Zelaya e implica un peligroso
precedente para la región. Los militares fueron la pieza decisiva para derrocar al
presidente Manuel Zelaya. Solo con su apoyo fue posible sacarlo de la residencia
presidencial y llevarlo a Costa Rica contra su voluntad. Si el presidente hubiera sido
juzgado en el país por los poderes Judicial y Legislativo se hubiera desatado una grave
confrontación política, más aún cuando algunos sectores populares respaldaban
fuertemente a Zelaya. El Gobierno de Zelaya intentó solucionar dos grandes problemas
que le granjearon tensiones con actores económicos y políticos que luego se
organizaron ante la instalación de la llamada «cuarta urna». Esos dos graves
problemas fueron la crisis energética y la crisis social. Para ello, introdujo un decreto de
salario mínimo que lo enfrentó con empresarios, y se alió con Petrocaribe para reducir
el precio del petróleo y todo lo que ello implica en la economía. Zelaya se fue
convirtiendo, así, en un líder inesperado, sobre todo porque era el empresario que
participaba de las cámaras empresariales que mayor influencia poseía en ese país.
También se opuso a la privatización de la empresa nacional portuaria y profundizó la
Estrategia de Reducción de Pobreza (ERP) que se había iniciado en 2001 desde el
Estado y que retomó como propuesta para distribuir la riqueza y potenciar el
crecimiento económico, que estaba estancado. De hecho, podemos observar que el
porcentaje del PIB destinado al gasto social —educación y salud inclusive— aumentó
durante el periodo 2006-2008. Las tasas de pobreza y de pobreza extrema tuvieron una
caída durante su Gobierno. (Gori, 2018) Desde el primer momento, Zelaya se enfrenta
con panorama social y económico marcado por una profunda desigualdad social, con
tasas altas de analfabetismo, así como de indigencia y pobreza. Asimismo, con una de
las economías más pobres y de más bajo crecimiento en América Latina, que
colocaban a Honduras en la zona de países en situación de riesgo del continente
(Fernández). El gobierno de facto instalado tras el golpe, encabezado por Roberto
Micheletti, sobrevivió en medio de un gran rechazo externo, sostenido por una
oligarquía cohesionada y convencida de que derrocar a Zelaya, sin importar los costos,
implicaba salvar al país del chavismo. Fue un golpe de Estado exitoso, restaurador de
un viejo orden oligárquico que se pensaba superado. Dicho en palabras más simples,
cuando los negocios marchan bien las democracias suponen torneos electorales,
cuando se afectan los intereses de los sectores oligárquicos se atenta contra el país,
contra el orden y la ley (dicho sea de paso, se trata de su idea de país, de su orden y
de su ley), lo que significa que la democracia precisa de la colaboración de las fuerzas
armadas para seguir funcionando. Excepto movimientos sociales y algunos
académicos aislados del entorno universitario y cultural de la región, nadie en
Centroamérica (y fuera) se ha atrevido a cuestionar este Estado de Excepción
permanente que supuso la nueva correlación de fuerzas resultante de los procesos de
pacificación y democratización del área. A casi nadie se le ocurrió suponer que la
pobreza estructural, la marginación y la creciente violencia a que es sometida
cotidianamente la población de estos países tenía algo que ver con la brutal e inmoral
impunidad con que siguen gobernando los grupos oligarcas de la región. (Aguilar2) La
crisis abierta por el golpe de 2009 se intentó clausurar con una elección que le dio el
triunfo a Porfirio Lobo, del Partido Nacional. Éste no sólo redujo la intervención del
Estado en la economía -cuestión que aumentó la pobreza y la desigualdad- sino que
restituyo un camino “ganador” para un Partido Nacional, que podía ganar elecciones y
que podía realizar golpes electorales, pero que no lograba clausurar las trayectorias de
acción de movilización y reclamo sobre un sistema político que intentó recrear fuertes
dosis de elitismo conservador y excluyente. El golpe de Estado en Honduras desnudó
la fragilidad democrática oculta tras casi tres décadas ininterrumpidas de elecciones y
las dificultades para la consolidación institucional en un país golpeado por la
desigualdad y la pobreza. El golpe de Estado en Honduras marca el fin y el inicio de un
nuevo proceso regional, estamos aún muy cerca de los acontecimientos para poder
valorar todos sus alcances, pero lo que resulta cierto, es que se trata de un nuevo
frente que se abre a las posibilidades de transformación. Depende exclusivamente de
los movimientos y las fuerzas intelectuales críticas (desgraciadamente casi inexistentes
en el país).
BIBLIOGRAFÍA
Aguilar2, C. G. (s.f.). ¿Cómo y por qué del Golpe de Estado en. La sinopsis de un
proceso de pacificación y democratización fallido en la región. Obtenido de
https://www.corteidh.or.cr/tablas/r24269.pdf

Cálix, Á. (2010). A LA EMERGENCIA DE UN NUEVO ACTOR SOCIAL. Obtenido de


https://www.corteidh.or.cr/tablas/r28125.pdf

Gori, N. C. (2018). Honduras, una década de golpes e inestabilidad. Obtenido de


https://www.celag.org/honduras-una-decada-de-golpes-e-inestabilidad/

Hernández, R. S. (27 de Mayo de 2019). El contexto del golpe de Estado. Obtenido de


https://www.scielo.sa.cr/pdf/aec/v45/2215-4175-aec-45-133.pdf

Manaut, R. D. (2010). La cuestión militar. El golpe de Estado en Honduras como


desafío a la democracia y al sistema interamericano. Obtenido de
https://nuso.org/articulo/la-cuestion-militar-el-golpe-de-estado-en-honduras-
como-desafio-a-la-democracia-y-al-sistema-interamericano/

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