Poema Certamen

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El reflejo de mi pasado

Al observar todos sus diminutos ojos, recordé lo que significaba ser estudiante.
Añoraba el tumulto de aquellos seres en constante aprendizaje, maestros con arte
en sus palabras, la silenciosa biblioteca de grandes dimensiones, libros que
ocultaban sabiduría, lo poco que sabíamos de la vida, los reencuentros
esperanzadores, las despedidas infaustas, los bostezos de media mañana, el
abrasador café en vaso de cartón, la adrenalina por llegar al 5, y sobre todo, el
deseo de iniciar una vida adulta.

Mi cuerpo permanecía inundado de melancolía, ese sentimiento ambivalente: placer


al recordar el pasado y sufriendo por lo que había perdido.
Ahora comprendo: el tiempo vuela, deprisa, veloz y sin mirar atrás. No deja huella,
pero sí cicatrices a cada paso que da.
Un suspiro cargado de nostalgia salía de mí cada vez que recordaba aquella etapa
de mi vida y todo lo que había conllevado.
Venían a mi mente personas que habían pasado por ella y con las que ya no
mantenía contacto. Quedaron en el olvido las conversaciones mañaneras, las risas
entre docentes y los proyectos a medio acabar que nunca fueron corregidos.
Todos esos recuerdos…Grabados en mi memoria los cuales jamás serán olvidados.
¡Bendita juventud!
Ausencia de preocupaciones: ni alquileres, ni deudas, ni estrés y mucho tiempo por
delante.

Aquella etapa ardua y aparentemente eterna, convertida en polvo y en simples


recuerdos que perdurarán eternamente.
Siempre nos quedará aquel diminuto hueco de aquella extensa pared, en la que
veremos expuesta nuestra fotografía… que hará recordar cada uno de nuestros
logros conseguidos con gran afán, esfuerzo y aspiración.
Tengo la certeza de que al concluir este largo camino, nos esperarán tiempos de
ventura donde seremos libres de ejercer aquello para lo que nos hemos formado.

Ahora yo soy aquel modelo de actuación con el que había crecido, la portadora de
todos los valores que se me habían enseñado, haciendo despertar la curiosidad
ante lo que les rodeaba a aquellas diminutas cabezas pensantes, con un alto grado
de empatía, siendo consciente de que no se trata de construir conocimientos sino
mundos enteros llamados “personas” y sobre todo, comprendiendo que esta
profesión no es un trabajo…Ni un oficio, sino una vocación.
A día de hoy, he logrado entender que la docencia es la única profesión que crea a
todas las otras, y es por ello que al observar sus diminutos ojos veo el reflejo de mi
pasado.

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