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54 Acceso

a la justicia:
COLECCIÓN
MATERIALES
DOCENTES

nuevasTramitación
electrónica
aproximaciones
de causas
Jorge Sáez Martín

2022
Jorge Sáez Martín
Es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Magíster en Litigación y Métodos Alternativos de Resolución
de Conflictos de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Profesor de Derecho Procesal y Litigación en la Universidad
Alberto Hurtado. Secretario de la Corte Suprema.

Acceso a la justicia: nuevas aproximaciones


materiales docentes 54

© Jorge Sáez Martín, por los textos, 2022

© Academia Judicial de Chile, por esta edición, 2022


Amunátegui 465, Santiago de Chile
academiajudicial.cl • [email protected]

edición y diseño: Tipográfica (tipografica.io)

Todos los derechos reservados.


Resumen

Existe cierto consenso en que el derecho al acceso a la justicia


no se satisface únicamente con la posibilidad de formular
pretensiones ante los tribunales, sino que exige condiciones
que permitan una real participación del justiciable en el
proceso judicial. Es relevante reflexionar sobre dichas
condiciones. Es la invitación de este trabajo: explorar sobre
conceptos novedosos que imponen ciertos comportamientos
al tribunal que deben cumplirse para que, desde la perspectiva
de los usuarios de la justicia, puedan brindar un proceso justo
y, de paso, aumentar los niveles de satisfacción de estos.
En primer lugar, reflexionamos sobre la obediencia del
derecho, particularmente sobre aquellos elementos que
mueven la conducta humana hacia el cumplimiento o no
de las normas jurídicas. Esta reflexión incide tanto en las
normas legales de carácter general, como en las normas
particulares que dicta el juez en el proceso. Luego revisamos
las fórmulas propuestas para conseguir un mayor acatamiento
de las decisiones judiciales, lo que necesariamente incidirá
en la forma de llevar a cabo el trabajo jurisdiccional,
particularmente tratándose de audiencias, entre las que se
propone la aplicación de los parámetros de la justicia procesal.
Finalmente, mostramos los modelos de trabajo en actual
aplicación y que recogen las exigencias de la justicia procesal,
tanto en experiencias comparadas como en nuestro país, y
los esfuerzos hechos por el Poder Judicial para implementar
iniciativas que van en línea con la justicia procesal.
Academia Judicial de Chile Autocuidado
Materiales Docentes 

Contenido

5 Introducción
6 Capítulo 1
La obediencia del derecho
20 Capítulo 2
La justicia procesal
42 Capítulo 3
Formas de aplicación de la justicia procesal
90 A modo de conclusión
92 Referencias

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Introducción

Introducción

El derecho puede ser acatado de manera voluntaria, como ocurre la ma-


yoría de las veces, a partir de la comprensión del beneficio que entraña
para todos que las reglas que la sociedad se ha dado sean respetadas, lo-
grándose los fines de orden, seguridad, respeto, paz social, bien común
y justicia.
Para los casos en que las normas jurídicas no son acatadas de manera
voluntaria, el ordenamiento jurídico contempla el proceso jurisdiccio-
nal, concebido no solo como una forma de resolución de los conflictos,
sino como un método a través del que la ley actúa.
Tradicionalmente, el proceso jurisdiccional es entendido como la
manera en que el Derecho se impone con el apoyo de la fuerza legítima
del Estado, por medio de la decisión de un juez facultado para crear una
norma particular que se ajuste un caso concreto.
Este trabajo pretende primeramente reflexionar sobre la obediencia
del Derecho, esto es, sobre aquellos elementos que mueven la conducta
humana hacia el cumplimiento o incumplimiento de las normas jurí-
dicas. Esta reflexión incide tanto en las normas generales dictadas por
el legislador o por el ejecutivo en uso de sus facultades reglamentarias;
como en las normas particulares que dicta el juez en el ejercicio de la
jurisdicción.
El resultado de esta reflexión nos llevará a explorar las fórmulas pro-
puestas para conseguir un mayor acatamiento de las decisiones judicia-
les, lo que necesariamente incidirá en el trabajo jurisdiccional, particu-
larmente tratándose de audiencias, entre las que se propone la aplicación
de los parámetros de la justicia procesal.
Finalmente, revisaremos los actuales modelos de trabajo en audiencia
que recogen las exigencias de la justicia procesal, tanto en experiencias
comparadas como en nuestro país. Revisaremos también los esfuerzos
realizados por el Poder Judicial chileno para implementar iniciativas
que van en línea con la justicia procesal, aunque no necesariamente ar-
ticuladas en el esfuerzo de materializar ese modelo.

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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

Capítulo 1
La obediencia del derecho

La vida en sociedad obliga a generar reglas de convivencia que permitan


conciliar los diversos intereses. Dichas normas necesariamente restrin-
gen el comportamiento de las personas con el objeto de preservar otros
espacios de libertades y de derechos. Para establecer estas normas las
sociedades generan autoridades e instituciones jurídicas que determi-
nan las conductas socialmente aceptables y, por lo tanto, cuentan con la
capacidad de controlar el comportamiento del grupo mediante la crea-
ción de normas.
Cuando la autoridad crea una norma tiene la expectativa de que, a
través de su acatamiento, las personas modifiquen su comportamiento.
Es evidente que el acatamiento absoluto de la norma de comportamien-
to muchas veces no será posible; sin embargo, un número menor de
infractores es una posibilidad aceptable. El escenario opuesto, esto es, la
falta total de cumplimiento de la norma por parte de aquellos a quienes
va dirigida, pone en entredicho la eficacia de la autoridad que la dic-
tó para imponer sus decisiones, jugándose en ello su propia existencia
como tal.
Lo anterior es válido para el legislador cuando impone la obligación
de hacer uso del cinturón de seguridad al transitar en un vehículo mo-
torizado; como para la autoridad sanitaria que, durante una pandemia,
prohíbe la celebración de reuniones que superen un aforo determinado;
como también para el juez que prohíbe a una persona acercarse a otra,
en resguardo de la vida e integridad física de esta.
Los científicos sociales han volcado, no pocas veces, sus esfuerzos a
comprender las razones por las cuales las personas respetan el Derecho,
para lo cual es fundamental reconocer los factores que motivan su com-
portamiento. Conocer esos factores permiten elaborar mejores políticas
públicas que incentiven el cumplimiento del derecho o lograr una mejor
disposición de las personas a acatar el derecho.
Es así como existen dos formas de acercarse a la cuestión en las cien-
cias sociales, la teoría del desincentivo y la teoría normativista.
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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

Teoría del desincentivo


También llamada instrumentalista, propone desincentivar o incentivar
conductas a través de la amenaza y aplicación de castigos o de premios.
Conforme a esta teoría, la autoridad logra el cumplimiento del derecho
mediante el uso de la fuerza pública y supone una relación vertical entre
las autoridades y la ciudadanía.
Las leyes que reglamentan el tránsito público, por ejemplo, amenazan
con una multa o hasta la suspensión de la licencia de conducir a aquel
que conduce un vehículo por sobre la velocidad permitida en una vía de
uso público. Las amenazas son también características de las normas del
derecho penal.
Actualmente, en materia sanitaria, sin obligar a la vacunación contra
el covid-19 ni castigar al que no lo haga, algunos gobiernos premian a
quienes se sometan voluntariamente al plan de vacunación con la posi-
bilidad de obtener un pase que le permita acceder a ciertos lugares que
sin él, no sería posible. En materia previsional, quien utilice el sistema
de ahorro previsional voluntario (APV) es premiado con una rebaja en
la base imponible para la determinación de su impuesto a la renta. Am-
bos son ejemplos del uso de premios por parte de la autoridad para in-
centivar la realización de una conducta.
La teoría asume que las personas son seres racionales que adoptan sus
decisiones conforme a una evaluación de los costos que deben asumir y
los beneficios que pueden obtener, y que actúan conforme a los cálculos
que hacen de estos. Así, el comportamiento humano es determinado,
por una parte, por los premios que se le ofrecen y castigos con que se le
amenazan, y, por la otra, por la percepción de que tales premios pueden
ser obtenidos y dichos castigos les pueden ser infligidos efectivamente.
Conforme a estas premisas, la imposición de una sanción frente a
una conducta determinada o el aumento de una sanción respecto de un
delito tendrá como consecuencia el decrecimiento de la conducta que
se pretende evitar. Así, para lograr un efecto disuasivo es fundamental
entender que las personas calculan los costos que implica una sanción y
si estos superan o no los beneficios esperados de la realización de la con-
ducta prohibida, incluyendo los costos económicos, como la pérdida del
trabajo presente y futuro; los costos sociales, como la estigmatización y
la pérdida de la familia; y los costos de oportunidad, al ser privado de la
libertad, por ejemplo.
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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

Dentro de la misma teoría, otros afirman que junto a la severidad de


la sanción, lo relevante es la probabilidad de ser sancionado. Esto su-
pone que no basta con la norma que amenaza con la sanción, sino que
requiere esfuerzos de fiscalización de las infracciones que generen la
probabilidad de ser sancionado.
Si un letrero de tránsito advierte sobre la prohibición de estacionar en
un lugar determinado, el conductor evaluará, por una parte, que si in-
cumple puede ser objeto de una multa cuyo monto puede ser relevante,
comparado con la alternativa de pagar un estacionamiento que puede
estar ubicado a una mayor distancia del lugar; pero, también evaluará
las posibilidades reales de ser fiscalizado en ese lugar, ese día y a esa
hora.
Otros sostienen que el desincentivo tiene mayor relación con la per-
cepción de ser aprehendido que con las probabilidades fácticas de ob-
tener una sanción o con la severidad de esta. Aquí lo relevante no es
la probabilidad de ser sancionado, sino la percepción del individuo de
que va a ser sancionado. Le corresponde pues a la autoridad conseguir
que las personas perciban que otras personas que realizan una conducta
prohibida son efectivamente sancionadas. En este contexto, sanciones
breves, pero efectivas a los infractores, son eficaces como disuasivos
para garantizar el cumplimiento de las normas.
La «teoría de las ventanas rotas» constituye una buena demostración
de lo que se viene afirmando. En 1969, en la Universidad de Stanford
(Estados Unidos), el profesor Philip Zimbardo realizó un experimento
de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos au-
tos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el
Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el
otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos
idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y
un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas
de la gente en cada sitio. Resultó que el auto abandonado en el Bronx
fue objeto de vandalismo en pocas horas. Perdió las llantas, el motor,
los espejos, la radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo
que no, lo destruyeron. En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se
mantuvo intacto.
Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de
Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron
romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado
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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el


robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado
que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario su-
puestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? No
se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psi-
cología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un
vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de
desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de conviven-
cia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale
nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea,
hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible,
desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores James Q. Wilson y George Kelling de-
sarrollaron la «teoría de las ventanas rotas», misma que desde un pun-
to de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas
donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara,
pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos
de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces
allí se generará el delito. Si se cometen pequeñas faltas como estacionar-
se en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz
roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán
a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si los
parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y
nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la
mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pan-
dillas), y esos mismos espacios abandonados por la gente, serán progre-
sivamente ocupados por los delincuentes.
La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando
que ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se
degenera el entorno. Tan solo vea un ejemplo en casa, si un padre de fa-
milia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura
de las paredes en mal estado; malos hábitos de limpieza; malos hábitos
alimenticios; malas palabras; falta de respeto entre los miembros del nú-
cleo familiar; etcétera; entonces poco a poco se caerá en un descuido
de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear
malas relaciones con la sociedad en general y quizá algún día llegarán
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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

a caer en prisión. Esta puede ser una hipótesis de la descomposición de


la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto
de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno)
y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y
formación de cultura urbana, la falta de oportunidades; genera un país
con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dis-
puesto a repararlas.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a media-
dos de la década de los ochenta en el metro de Nueva York, el cual se
había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó
por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lu-
gar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del
pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron
evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un
lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York,
basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del me-
tro, impulsó una política de tolerancia cero. La estrategia consistía en
crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones
a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue
un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de
Nueva York.
La expresión tolerancia cero suena a una especie de solución autorita-
ria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y
promoción de condiciones sociales de seguridad. No se trata de linchar
al delincuente, ni de la prepotencia de la policía; de hecho, respecto de
los abusos de autoridad, debe también aplicarse la tolerancia cero. No es
tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia
cero frente al delito mismo. Se trata de crear comunidades limpias, or-
denadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia
social humana.
Otro ejemplo de la aplicación de la teoría del desincentivo lo constitu-
yen los castigos avergonzantes o castigos de vergüenza. Este tipo de cas-
tigos han existido siempre a lo largo de la historia, pero últimamente se
ha manifestado una tendencia a reincorporarlos en el catálogo de penas.

La presuposición principal sobre la que basan su propuesta es la po-


sibilidad de establecer una ligazón entre el sentido de la vergüenza y la

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Materiales Docentes Capítulo 1

tendencia a observar las normas jurídicas. El temor de ser avergonzado


públicamente puede ser tan fuerte o más que el miedo de ir a la cárcel y,
por ello, se sugiere que habrá una mayor inclinación a cumplir las nor-
mas sociales y, eventualmente, una mayor probabilidad de reintegración
social del delincuente. Es decir, los castigos avergonzantes podrían ser
más eficaces que la sanción carcelaria (Pérez Triviño, 2001).

En Chile tenemos ejemplos de este tipo de castigos, como el artículo


294 bis del Código del Trabajo que dispone la publicación de la nómina
de empresas y organizaciones sindicales condenadas por prácticas anti-
sindicales o desleales.
El texto señala:

La Dirección del Trabajo deberá llevar un registro de las sentencias


condenatorias por prácticas antisindicales o desleales, debiendo publi-
car semestralmente la nómina de empresas y organizaciones sindicales
infractoras. Para este efecto, el tribunal enviará a la Dirección del Traba-
jo copia de los fallos respectivos.

Críticas a la teoría del desincentivo


Diversas razones motivan críticas a esta teoría. La primera dice relación
con sus costos de implementación para lograr el cumplimiento del dere-
cho. La teoría implica el despliegue permanente de las autoridades para
vigilar y fiscalizar el sometimiento de las personas al derecho, ya sea rea-
lizando la conducta esperada, o bien, omitiendo la conducta prohibida,
y luego sancionando efectivamente a los infractores. Más aún, no basta
con la sanción efectiva a los infractores, es necesario además que las
personas perciban dicha efectividad, normalmente a través de esfuerzos
comunicacionales o publicitarios.
Todo este proceso supone costos importantes: agentes de fiscaliza-
ción, juzgamiento de los infractores, sistemas de ejecución de las penas,
además de los costos de difusión. Todo este entramado debe mantenerse
constante en el tiempo para lograr que la percepción de la probabilidad
de ser sancionado no decaiga y, con ello, el cumplimiento de la norma.
La segunda crítica se refiere a que la teoría crea una relación de con-
traposición entre derecho, encarnado en las autoridades, y ciudadanos,
que representan a la sociedad. Conforme a la teoría instrumentalista,
las personas definen su relación con el derecho a partir de un cálculo

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Materiales Docentes Capítulo 1

de riesgos y beneficios y no a partir de una convicción moral de que lo


que hacen es correcto. Sin dicha convicción moral, las personas son más
propensas a resistir la autoridad y están menos dispuestas a cumplir es-
pontáneamente con las normas de derecho. Finalmente, una relación de
antagonismo entre sociedad y derecho es incompatible con una visión
del derecho como instrumento democrático que refleja los deseos de
una comunidad. Lograr el cumplimiento voluntario del derecho no solo
es menos costoso, en términos económicos y sociales, sino también más
acorde con un Estado democrático, que pretende que sus ciudadanos
sean agentes morales responsables y no meros calculadores de pérdidas
y ganancias.
La tercera crítica se refiere a que la imposición o amenaza frecuen-
te de castigos puede inducir a una mayor desobediencia de las normas
jurídicas. Si bien es cierto, en muchos de casos la amenaza de sancio-
nes pueden aumentar el nivel de cumplimiento de las normas, el hecho
de que los seres humanos tengamos la tendencia a imitar las conductas
de otros puede significar que solo tengamos la disposición a cumplir
con las normas en la medida en que observemos que otros lo hacen.
Si la percepción es que otros están obteniendo ventajas por el incum-
plimiento de las normas, ello puede motivar el incumplimiento de los
demás. Esta percepción puede producirse por la simple observación de
que otros son permanentemente sancionados por el incumplimiento de
las normas. Como contrapartida, una política que pone en el centro la
cooperación de otros puede inducir nuevos esfuerzos de cooperación.
La cuarta crítica proviene desde la filosofía moral, en que se cuestio-
na que al pretender el castigo de unos para conseguir el cumplimiento
de otros, la teoría del desincentivo trata a las personas no como agentes
morales libres, sino como medios para obtener el bienestar de otros. En
este sentido, las personas no son consideradas fines en sí mismas, sino
como medios para obtener el bienestar general. También se cuestiona
que para la teoría del desincentivo la proporcionalidad de las sanciones
con la entidad del disvalor de la conducta no es realmente relevante.
Por otra parte, esta teoría pone al Estado y a las personas en una rela-
ción vertical en la que la función del primero es únicamente amenazar
y castigar, sin considerar que los sujetos obligados por las normas son
seres racionales y libres que tienen derecho a participar del sistema jurí-
dico y no solo ser objetos del mismo.

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Materiales Docentes Capítulo 1

Teoría normativista
También llamada «del cumplimiento voluntario» propone el cumpli-
miento voluntario de las normas a partir de una adherencia moral a es-
tas. Conforme a esta teoría, la autoridad logra el cumplimiento del dere-
cho mediante la adhesión voluntaria de las personas a la norma, lo que
implica una relación más horizontal entre las personas y las autoridades.
Para esta teoría, la existencia y aplicación de sanciones, o la ausencia
de impunidad, es solo uno de los factores, y no el más importante, que
explica el comportamiento de las personas frente al derecho. El com-
portamiento de las personas frente al derecho está motivado también
por factores morales y sociales. «Cuando los valores son el motor del
comportamiento, la adherencia a las reglas no necesita sostenerse me-
diante la promulgación de un sistema creíble de vigilancia y sanción, ni
al desarrollar una manera de incentivar los comportamientos deseados»
(Tyler, 2011).
Algunos de estos factores son: a) una moral individual o colectiva en
línea con lo expresado en las normas jurídicas; b) la legitimidad de las
autoridades; y, c) la existencia de relaciones sociales constantes como la
migración y movilidad dentro de la sociedad. Estos elementos resulta-
rían indispensables no solo para entender las actitudes de la comunidad
frente al derecho, sino para entender la disposición a cumplir con las
normas que este y sus autoridades dictan.
La teoría no aboga por la eliminación de las sanciones, tanto corpo-
rales (como en el caso del derecho penal) como pecuniarias (como en
el caso del derecho ambiental), sino que incorpora otros elementos a la
ecuación.

Moral individual y colectiva

Las personas son seres morales que tienen una concepción propia de lo
que es correcto e incorrecto y normalmente modelan su conducta con-
forme a dicha concepción. El derecho se obedece, ya sea porque se han
hecho propios los valores que sostiene la norma, o bien, porque la nor-
ma coincide con lo que la persona considera apropiado o inapropiado.
Hay correspondencia entre lo que el derecho declara y las creencias de
la persona, de manera que las sanciones están respaldadas y reforzadas,
como incentivos no formales, por la moral individual y social. Las con-

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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

ductas que promueven las normas y sus castigos son compartidos por
la sociedad.

La tesis normativista propone que el derecho expresa normas sociales


y morales que son compartidas por una comunidad. Si el derecho, en su
conjunto y por tiempo prolongado, deja de expresar los valores compar-
tidos por la sociedad, pierde la adhesión voluntaria y estos controles (in-
formales) dejan de ser efectivos. En otras palabras, el derecho depende
de la existencia de normas sociales que lo fortalezcan. Esto implica no
solo que la comunidad esté de acuerdo con el contenido de las normas,
sino que cumplir con ellas debe ser un valor premiado por la comuni-
dad. Así, debe valorarse, socialmente, el respeto hacia las normas jurídi-
cas (Pérez Correa, 2014).
Los seres humanos tomamos de nuestro entorno social claves sobre
cómo comportarnos e imitamos comportamientos de otros. Si lo nor-
mal es el desafío al sistema legal y sus autoridades, esto se reproduce en-
tre los miembros de la comunidad. Si, en cambio, existen pautas sociales
para respetar el ordenamiento jurídico, ello hará que los miembros de la
comunidad estén más dispuestos a obedecer las normas jurídicas y a las
autoridades (Pérez Correa, 2014).

Esto explica que en los sectores de alta delincuencia, en los que exis-
ten grupos organizados como ocurre con el fenómeno del narcotráfico,
por ejemplo, el éxito económico de quienes se dedican a esta actividad
es percibido por quienes les rodean como un beneficio conveniente y
provoca, por el comentado efecto de imitación, el interés de un mayor
número de personas de participar de la actividad ilícita.

Legitimidad y justicia procedimental

La legitimidad, para estos efectos, es entendida como la aceptación y


práctica del procedimiento democrático y de las reglas creadas confor-
me a él.
Tyler sostiene que existe una relación directa entre la legitimidad
percibida de las autoridades y el cumplimiento del derecho. En otras
palabras, hay una mayor disposición de las personas a cumplir con las
normas cuando estiman que las autoridades de quienes emanan son le-
gítimas.
La legitimidad de las autoridades no solo influye en la disposición
general de cumplimiento del derecho, sino que también puede incidir
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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

en la inclinación de las personas por cooperar con la autoridad o in-


volucrarse en diversos procesos jurídicos, ambos indispensables para
el funcionamiento de un Estado democrático representativo y para la
operación de instituciones de seguridad como la policía.
La percepción de legitimidad está afectada por cuanto los individuos
generan una idea procesal de la justicia. Así, califican los procesos como
justos o injustos dependiendo de su experiencia durante el proceso y no,
como sugeriría la teoría instrumentalista, en términos de los resultados
que obtienen en el proceso. Los procesos arbitrarios o parciales son eva-
luados como injustos y ello determina una percepción negativa de la
legitimidad del proceso y sobre la autoridad que los tramitó y decidió.
Esto acarrea como consecuencia una menor disposición a cumplir los
mandatos de la autoridad, pero no sólo los actuales, sino también los fu-
turos. Por el contrario, procesos percibidos como justos redundan en una
mayor disposición a cumplir con las decisiones adoptadas, aumentando
el grado de cumplimiento y observancia. «Los estudios sugieren que la
legitimidad se puede construir a través de la imparcialidad procesal. Las
autoridades pueden ganar mucho en términos de legitimidad cuando
siguen normas claras de justicia procesal, incluidas la imparcialidad, la
transparencia y el respeto por la dignidad humana» (Tyler, 2011: 11).
La idea procesal de justicia supone que la percepción de legitimidad
de las instituciones está estrechamente vinculada con la confianza que
tengan las personas respecto de ellas. Por su parte, la legitimidad de las
instituciones determina la disposición de obedecer sus mandatos y coo-
perar con ellas.
La Encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), por mencionar
solo uno de los instrumentos relevantes en Chile para medir la confian-
za ciudadana en las instituciones, muestra periódicamente el nivel de
confianza en las instituciones que tiene la ciudadanía. Por cierto que
desde hace ya varios años los niveles son más bien bajos y ello afecta a
todas las instituciones en general. En la encuesta publicada en agosto de
2021, ninguna de las instituciones supera el 50% del nivel de confianza
como lo muestra la figura 1. Las que representan el menor nivel son las
de carácter político: gobierno, Congreso y partidos políticos, seguidas,
con unos pocos puntos de mayor confianza, por las del sistema de justi-
cia: Tribunales de Justicia y Ministerio Público.

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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

Figura 1. Porcentaje de confianza ciudadana en las instituciones.


Estudio Nacional de Opinión Pública, 2021.

La figura 2 muestra la evaluación que han tenido las mismas institu-


ciones en las últimas encuestas realizadas por el CEP.

Figura 2. Porcentaje de confianza ciudadana en las instituciones en los años 2015,


2017, 2019, 2021. Estudio Nacional de Opinión Pública, 2021.

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Materiales Docentes Capítulo 1

Por cierto, estas cifras nos pueden decir mucho respecto de la dispo-
sición de los chilenos y las chilenas a cumplir con las disposiciones que
emanan de los órganos del sistema político y del sistema de justicia.

Relaciones sociales estrechas y constantes

Los sistemas jurídicos reforzados por la moral colectiva y los controles


informales son más fuertes que aquellos cuyo cumplimiento depende
única o principalmente de la amenaza e imposición de castigos contra
los infractores.
Se ha observado que las comunidades suelen tener mecanismos para
guiar el comportamiento de sus individuos, promoviendo o disuadien-
do ciertas conductas. Los transgresores de la norma suelen ser señala-
dos o castigados por medio de la crítica, el desprestigio, la vergüenza, la
estigmatización, etcétera. Los comportamientos deseables o esperados
son objeto de reconocimientos públicos y prestigio social. Todo esto
constituye los controles informales de una comunidad.
Promueven el comportamiento de los individuos los premios que al-
gunas organizaciones entregan a sus miembros, como los premios a la
excelencia académica que algunos establecimientos de educación entre-
gan a sus estudiantes; o al mejor profesor; o a la mejor empresa con las
mejores prácticas de gestión; o a la mejor empresa para trabajar; etcé-
tera. Los desincentivos sociales tradicionalmente son menos visibles, y
se traducen en un apartamiento del sujeto de la actividad del grupo. Sin
embargo, el fenómeno de las funas por redes sociales ha hecho mucho
más visible la manera en que algunas sociedades o grupos cuestionan el
actuar de uno de sus integrantes.
Los mecanismos de control informal presuponen la organización de
la comunidad y vínculos estrechos entre sus miembros. Se han señala-
do al efecto ciertos factores que favorecen y fortalecen la organización
comunitaria y la cohesión social: 1) la frecuencia, fortaleza e interdepen-
dencia de las redes sociales; 2) la existencia, prevalencia y alcance de su-
pervisión colectiva por parte de los residentes de la comunidad y la res-
ponsabilidad asumida para resolver sus problemas; y, 3) la participación
de miembros de la comunidad en organizaciones políticas, vecinales,
religiosas, juntas de vecinos, etcétera. Cuando estos factores concurren,
la delincuencia disminuye. La pobreza, la migración, la falta de parti-
cipación social y política son fenómenos que afectan la concurrencia

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Academia Judicial de Chile Título
Materiales Docentes Capítulo 1

de estos factores, debilitando la cohesión social y los mecanismos de


control informal. En tales escenarios, los incumplimientos normativos
aumentan y también la tasa de delincuencia.
La integración social supone individuos comprometidos e identifi-
cados con el grupo de pertenencia y tienden a comprometerse con su
bienestar, con sus valores y con el cumplimiento de las normas que pro-
mueven el bienestar de la comunidad.

Críticas a la teoría normativista


Una de las críticas que se formulan a esta teoría es que los estudios en
que se funda han sido realizados preferentemente en Estados Unidos y
se cuestiona su aplicabilidad a otros contextos y en momentos distintos
de aquellos en que se realizaron. Se cuestiona particularmente su apli-
cación en el contexto latinoamericano en el que las instituciones están
fuertemente deslegitimadas y las autoridades están asociadas muchas
veces a situaciones de abuso, injusticia y opresión.
En segundo lugar, también se critica esta teoría porque no discrimi-
na entre los distintos tipos de disputa para establecer diferencias en su
aplicación. Esto está relacionado especialmente con las expectativas que
tienen las personas sobre el papel de la autoridad y las posibilidades del
sistema. Tampoco considera las diferencias culturales, religiosas, socia-
les o económicas que pueden incidir en las diferentes expectativas frente
al rol de la autoridad.
En tercer lugar, se critica el exceso de idealismo en cuanto a conseguir
total identificación entre sociedad y autoridad. En sociedades comple-
jas, democráticas, diversas, eso no es posible. El derecho constituye ne-
cesariamente la forma en que la mayoría define las reglas a las que todos
deben someterse.
En cuarto lugar, tratándose de las policías, la evidencia demuestra
que las experiencias particulares y la percepción de la justicia de los pro-
cedimientos en concreto ejercen menos influencias en las percepciones
de legitimidad, y que dicha percepción está más determinada por ideas
concebidas previamente sobre el actuar policial.

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Materiales Docentes Capítulo 2

Capítulo 2
La justicia procesal

Desde principios del siglo XX, el sistema de justicia de Estados Unidos


ha llevado a cabo diversos procesos de reforma para mejorar el servicio
que presta a las personas y aumentar el nivel de satisfacción entre los
ciudadanos.
El primer esfuerzo se concentró en mejorar la administración de los
tribunales.1 Hasta 1900 el sistema se caracterizaba por la autonomía ad-
ministrativa de los jueces de primera instancia, la falta de conocimien-
tos administrativos especializados y la falta de liderazgo de los tribuna-
les supremos.
Los Estados comenzaron por unificar su sistema de tribunales de tres
formas: mediante la simplificación de la estructura orgánica, una ad-
ministración más centralizada y un presupuesto unitario. La mayoría
de las veces, el presupuesto unitario significó que el Estado asumía la
responsabilidad financiera por los tribunales de primera instancia que
tradicionalmente habían sido financiados por los gobiernos locales.
La centralización de decisiones de gestión fue unificando el sistema,
debiendo los tribunales aceptar reglas comunes que hicieron mucho
más fácil acoger los cambios.
La administración de tribunales en los Estados Unidos está íntima-
mente vinculado a su autonomía como rama del gobierno, entendien-
do que esta autonomía supone que los tribunales tengan la capacidad y
autoridad para administrar sus operaciones internas, lo que requiere,
desde luego, la provisión de los recursos necesarios para su funciona-
miento, pero también la dotación de personal calificado para su adecua-
da asignación.
Fue necesario también que los jueces tomen conciencia de que for-
man parte de una misma rama y entiendan el sistema judicial como un
todo orgánico más allá de la independencia individual de sus decisiones.

1 Se puede revisar con más detalle la evolución de este proceso de modernización


en Sáez Martin (2007: 57 y ss.).

20
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Materiales Docentes Capítulo 2

Por otra parte, la necesidad de sofisticación de la administración re-


quirió la incorporación —desde la década de 1950— de administradores
profesionales que liberaron a los jueces de la gestión de los tribunales.
Este esfuerzo de larga data, no obstante sus importantes resultados en
la mejora de la eficiencia y rapidez en la resolución de los asuntos, fue
insuficiente para cambiar la percepción que el público tenía del sistema
en general.

El pago esperado de niveles más altos de confianza pública y apoyo


para los tribunales estatales nunca se materializó realmente a partir de
estos programas de reforma. Los tribunales se volvieron más prácticos y
eficientes, y más adaptables, pero la reforma no abordó las preocupacio-
nes centrales de los litigantes, jurados y otros que ingresan en el tribunal
(Rottman, 2007: 32)

En un segundo esfuerzo, a partir de 1976, con el objeto de disponer


de un sistema flexible y variado de resolución de conflictos, se propone
la idea de convertir los tribunales en centros de resolución de conflictos,
que dieran la opción no solo de acceder a la resolución del conflicto
por un juez, sino de optar por otros métodos de solución alternativos
(ADR) como la mediación, el arbitraje, la negociación o la evaluación
de un experto. Nacen así los tribunales multipuertas que «cobraron pro-
tagonismo absoluto en la organización de la Justicia en Estados Unidos,
Canadá y los países anglosajones, y que en el siglo XXI es asumido in-
ternacionalmente como un modelo a desarrollar» (Soleto Muñoz, 2017:
3). La propuesta formulada por Sander «estriba en la introducción del
concepto de adecuación del procedimiento a la clase de conflicto, por
una parte, y en la construcción ideal de un sistema de procesamiento de
los conflictos, el tribunal multipuertas».
Este programa ha tenido éxitos evidentes en la resolución más ade-
cuada de los conflictos, sin embargo, los niveles de satisfacción y la va-
loración de los tribunales no aumenta sustancialmente.
Los estudios sugieren que lo relevante para los usuarios y, por lo tan-
to, lo que es determinante para aumentar su nivel de satisfacción, es su
interacción con los jueces y las experiencias dentro del sistema judicial.
La justicia de los procedimientos son muy relevantes para las perso-
nas a la hora de evaluar la legitimidad de las autoridades y de las deci-
siones que adoptan, al margen del resultado que logran. «A la mayoría
de las personas les importa más la equidad procesal —el tipo de trato
21
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Materiales Docentes Capítulo 2

que reciben en el tribunal- que la justicia distributiva, o sea, el ganar o


perder un caso en particular. Este hallazgo se ha tildado de insensato y
hasta de equivocado de rumbo, pero las investigaciones han demostrado
que este fenómeno ocurre» (Burke y Leben, 2007: 5). La conclusión de
que el actuar de la autoridad es legítimo es determinante para la dispo-
sición de las personas a cumplir con las normas que emanan de dichas
autoridades, por lo que aumenta la disposición en la medida en que la
percepción de legitimidad es mayor.
Es importante tener presente que la percepción de legitimidad que
tienen las personas sobre una autoridad, respecto de un caso concreto,
afecta su impresión general de todo el sistema. Así, cuando un policía
actúa con arbitrariedad, la imagen de deslegitimidad que su actuar pro-
yecta en el ciudadano afectado, genera en este la impresión de que toda
la institución policial carece de legitimidad. Lo propio puede decirse
del actuar de los jueces, esto es, cuando un juez no se conduce con im-
parcialidad en el proceso, ello genera la impresión de que el sistema de
justicia es arbitrario.
Por otra parte, el juicio de legitimidad es un juicio subjetivo que no
depende de la decisión misma que la autoridad adopte. Si las personas
consideraran legítimas a las autoridades que solo adoptan decisiones
que les son convenientes o con las que están de acuerdo, sería tremen-
damente dificultoso para aquellas alcanzar y mantener la imagen de le-
gitimidad. Es propio de la tarea de la autoridad tomar decisiones impo-
pulares y que pueden generar, al menos respecto de algunos, resultados
desfavorables.
Pero ¿qué significa que las autoridades sean o no procesalmente jus-
tas? El fenómeno ha sido altamente estudiado, especialmente desde el
ámbito de la psicología, destacándose al respecto los estudios de Tom
Tyler. Sus análisis identifican dos dimensiones clave que afectan e in-
fluencia la evaluación que hacen las personas respecto de un proceso
justo: la imparcialidad en la toma de decisiones, que se descompone en
los elementos de voz y neutralidad; y la equidad en el trato interperso-
nal, que a su vez se descompone en los elementos de confianza y respeto
(Tyler, 2011: 2).
En la dimensión de imparcialidad, Tyler precisa:

Los procedimientos son mecanismos para tomar decisiones. Al pensar


en esos mecanismos, las personas evalúan la imparcialidad en varias

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Materiales Docentes Capítulo 2

dimensiones. Primero, ¿tienen oportunidades para aportar información


antes de tomar decisiones? Segundo, ¿se toman las decisiones siguiendo
reglas comprensibles y transparentes? En tercer lugar, ¿actúan de mane-
ra neutral los organismos de toma de decisiones, basando sus decisiones
en información objetiva y criterios apropiados, en lugar de actuar a par-
tir de prejuicios y prejuicios personales? En cuarto lugar, ¿se aplican las
reglas de manera coherente en todas las personas y en el tiempo?

Por otra parte, en la dimensión del tratamiento interpersonal Tyler


(2011: 13) releva igualmente su importancia.

Implica la manera en que las personas son tratadas durante un proceso


de toma de decisiones. Primero, ¿se respetan los derechos de las per-
sonas? por ejemplo, ¿las autoridades siguen las reglas de manera con-
sistente y correcta? Segundo, ¿se reconoce su derecho como persona a
ser educado y con dignidad, y tal tratamiento ocurre? En tercer lugar,
¿consideran las autoridades las opiniones de las personas cuando toman
decisiones, y los tomadores de decisiones están preocupados por las ne-
cesidades y preocupaciones de las personas cuando toman decisiones?
Finalmente, ¿las autoridades dan cuenta de sus acciones dando explica-
ciones honestas sobre lo que han decidido y por qué tomaron sus deci-
siones? ¿Aclaran que han considerado los argumentos de las personas y
por qué pueden o no pueden hacer lo que las personas quieren? Juicios
sobre el carácter y la motivación de quien toma las decisiones.

La equidad procesal pretende abordar las cuestiones centrales que a


un usuario o usuaria del sistema judicial le resultarían más relevantes
en la atención de sus requerimientos, lo que permite a los gestores del
sistema poner los acentos necesarios para alcanzar mayores niveles de
satisfacción.
Tyler propone cuatro expectativas que son centrales para lograr la
satisfacción de los usuarios en el sistema de justicia, y las propone como
componentes de la justicia procesal: voz, neutralidad, respeto y confian-
za.
Los estudios demuestran que la disposición de las personas a aceptar
las decisiones judiciales tiene más relación con el procedimiento que
con las decisiones mismas (Tyler, 2007: 28). Al público le resulta de ma-
yor interés la calidad de la interacción con los jueces y las experien-
cias dentro del sistema judicial (Rottman, 2007: 33) que el resultado que
consigan. No es que el resultado no sea relevante, lo que ocurre es que

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Materiales Docentes Capítulo 2

las personas están más llanas a aceptar y acatar un resultado adverso


cuando han tenido la posibilidad de participar en la elaboración de la
decisión, sus opiniones han sido consideradas seriamente y la decisión
misma se les ha explicado razonablemente.

Voz
Las personas valoran la posibilidad de expresar por sí mismos su ver-
sión sobre el caso antes de que se tome la decisión. Esto los hace sentir
partícipes de la solución que se adopte, aun cuando no se les dé la razón,
lo importante es sentir que la autoridad los ha escuchado.
Es evidente que nuestros procedimientos legales plantean problemas
estructurales para satisfacer esta aspiración. Desde luego, en el ámbito
civil es realmente complejo generar la posibilidad de que los usuarios
sean escuchados cuando la tramitación es escrita, lo que impide que los
usuarios vean o se dirijan al juez.
En los procedimientos que contemplan actuaciones orales existe la
tendencia de los operadores jurídicos, jueces y juezas y abogados y abo-
gadas a evitar que las partes formulen sus alegaciones directamente al
tribunal. Los abogados y abogadas evitan que sus clientes se dirijan al
juez o jueza ya que consideran esta práctica un riesgo de que la parte
termine reconociendo hechos que no sean compatibles con su teoría
del caso o estrategia legal. Es necesario reconocer también que entre los
operadores se observa la intervención de las partes directamente como
una práctica ineficiente.
Si incorporamos en el análisis el proceso penal, en particular la si-
tuación del imputado, es evidente que el procedimiento no propicia si
intervención oral. El imputado que manifiesta su deseo de expresar su
versión es condicionado por el juez o jueza y su defensa. Sin contar con
datos estadísticos, es posible aventurar que en la mayoría de las ocasio-
nes en que la persona imputada manifiesta su deseo de dar su versión
en alguna de las audiencias preliminares, finalmente termina callando.
La tarea del abogado o abogada está pensada en nuestros procedi-
mientos como la de quien reemplaza a su cliente en su interlocución con
el tribunal, no como la de quien solo le asiste.
La posibilidad de dirigirse al tribunal directamente es probablemente
el componente más valorado por los usuarios. El sistema judicial es ob-
servado como un sistema de difícil comprensión. Generar la oportuni-

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Materiales Docentes Capítulo 2

dad para los participantes de expresar sus puntos de vista directamente,


supone un esfuerzo por simplificar el proceso de resolución de conflic-
tos y cambiar prácticas de los operadores, lo que contribuiría a su mayor
comprensión.
Como componente de la equidad procesal, la voz exige que el usuario
sea escuchado por el juez sin intermediarios. Del mismo modo, requiere
procesos orales porque solo de esta manera será escuchado; la lectura
del testimonio no es suficiente ya que no es comprobable.
Este deseo de dar testimonio y de ser escuchado es uno de los motivos
por los que los procedimientos legales informales, como la mediación,
son muy populares. Las personas valoran la oportunidad de comuni-
carse con el mediador, indicando qué consideran que es el problema y
proponiendo alternativas sobre cómo debe manejarse.
Las personas advierten una fuerte e íntima relación entre la posibili-
dad de expresarse ante el juez o jueza y el trato respetuoso y considera-
ción que los jueces y juezas les prodigan. Y si el juez o jueza no les tiene
respeto, ¿cómo sería posible que pueda adoptar una decisión justa en su
caso?
El interés o deseo de expresar su versión u opinión ante el juez no
está vinculado con la posibilidad de tener más control o influir nece-
sariamente en la resolución del caso. Hay estudios que demuestran que
las personas sienten que la interacción con los tribunales es más justa
cuando son escuchados que cuando no lo son, aun cuando la oportu-
nidad de ser oídos sea posterior al momento en que se adopta la deci-
sión. Evidentemente, si son escuchados antes de adoptarse la decisión
lo consideran como un procedimiento más justo que si son escuchados
después de la decisión (Burke y Leben, 2007: 11).
A pesar de las complejidades ya anotadas de nuestros procedimien-
tos, existen oportunidades en que es posible conseguir que las perso-
nas se expresen libremente. Me refiero especialmente a los espacios de
negociación contemplados en la ley, como son las audiencias de con-
ciliación. Dichas audiencias son espacios procesales no reglamentados
internamente, lo que quiere decir que existen nulas o escasas pautas de
actuación para los jueces y las juezas y abogados y abogadas. Esto es lo
que brinda la posibilidad a jueces y juezas de interactuar con las partes
directamente, en un diálogo más informal, en un espacio en que las per-
sonas pueden hacer manifestaciones o declaraciones que no necesaria-
mente les traerán consecuencias jurídicas. Por cierto, ello solo es posible
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Materiales Docentes Capítulo 2

en la medida en que ambas partes concurran. Si no concurren ambas, es


difícil que un juez o jueza se tome más tiempo del necesario para regis-
trar que no se produjo la conciliación.
En el proceso penal también existen oportunidades para que los in-
tervinientes —particularmente víctima y persona imputada— puedan
efectuar manifestaciones ante el tribunal. Ello puede ocurrir en las au-
diencias en que se discuten la suspensión condicional del procedimien-
to y el acuerdo reparatorio. En efecto, cuando las salidas alternativas no
han sido negociadas antes de la audiencia o existen aún detalles de la
negociación que afinar, el juez o la jueza puede intervenir para acercar
las posiciones de las partes. La explicación que ellas puedan hacer de
sus verdaderos intereses o motivaciones es muy relevante para el trabajo
judicial.
Parece necesario en este punto hacer algunas reflexiones sobre el de-
recho a ser oído. La explicación tradicional de la doctrina y jurispruden-
cia de derechos humanos ha entendido el derecho a ser oído como un
derecho a acceder a la justicia y a obtener la tutela judicial efectiva.2 Así,
el derecho a ser oído no se ha construido en la doctrina como el derecho
a ser escuchado y, por lo tanto, como el derecho a dirigirse verbalmen-
te al tribunal para que este perciba por sus propios sentidos, de forma
directa, lo que el interesado tiene que decirle respecto del conflicto ju-
rídico.

2 En el mismo sentido, Toro explica que el derecho a ser oído «significa que se
tiene derecho a acudir a tribunales para solicitar un pronunciamiento relativo a los
derechos y obligaciones que han de determinarse. Este derecho implica la obliga-
ción para el Estado de que existan los órganos y procedimientos necesarios, y de
que estos sean eficaces e idóneos para cumplir con su cometido. En este sentido, el
derecho a acceder a la justicia se encuentra íntimamente relacionado con el derecho
de petición que la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) con-
sagra en su artículo 25 y que examinaremos al momento de analizar otros artículos
relacionados con el artículo 8 de la CADH. De hecho, esta relación queda en evi-
dencia en tanto en muchos de los casos examinados por la Corte realiza un examen
conjunto de estos dos artículos, examen que suele incluir también al artículo 1.1 de
la CADH por la violación genérica al deber de respetar y garantizar estos derechos»
(Toro Justiniano, 2009: 77). En el derecho mexicano, por su parte, se habla de garan-
tía de audiencia, la que se refiere «al derecho que el artículo 14 constitucional otorga
a toda persona para que, previamente a cualquier acto de autoridad, que pueda lle-
gar a privarla de sus derechos o posesiones, se le dé una oportunidad razonable de
defenderse en juicio, de probar y alegar ante tribunales independientes, imparciales
y establecidos con anterioridad en la ley» (Ovalle Favela, 2007: 39).

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Materiales Docentes Capítulo 2

Sin embargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha


pronunciado sobre si el derecho a ser oído supone el derecho a ser escu-
chado y ha dicho al respecto que

la Corte considera que del artículo 8.1 de la Convención no se despren-


de que el derecho a ser oído debe necesariamente ejercerse de manera
oral en todo procedimiento. Lo anterior no obstaría para que la Corte
considere que la oralidad es una de las debidas garantías que el Estado
debe ofrecer a los justiciables en cierto tipo de procesos. Sin embar-
go, el representante no ha presentado argumentos que justifiquen por
qué es necesaria la oralidad, como garantía del debido proceso, en el
procedimiento disciplinario ante la CFRSJ o en las distintas instancias
recursivas.3

Parte de la doctrina discrepa sobre este punto. Abanto sostiene:

Toda persona tiene derecho a ser oída por un juez competente, en es-
pecial, cuando se enfrenta a una acusación penal, o para exigir el respeto
de sus derechos y pago de obligaciones civiles, laborales, tributarias o de
cualquier otro carácter. Sin embargo, muchas personas desconocen que
tienen derecho a ser escuchadas por los jueces. El derecho a ser oído es
un derecho fundamental del justiciable, uno de los elementos esencia-
les del debido proceso. Esta institución jurídica, por la forma en que el
justiciable es el protagonista ante los tribunales de justicia, los ingleses y
norteamericanos lo denominan el día (del justiciable) en la Corte (Aban-
to Torres, 2012).

Por otra parte, Carbajal (2018) sostiene que «El derecho a ser oído es
el derecho de la persona que puede verse afectada por la sentencia, a ser
oída por la autoridad judicial antes de resolver cualquier cuestión que
afecte sus derechos». Luego, citando a Villadiego, expone «no puede ser
oído públicamente quien es leído a través de escritos que entrega al juez
de conocimiento en desarrollo del proceso judicial, salvo que estos sean
leídos públicamente por el tribunal, en cuyo caso se necesita realizar
una audiencia pública para leerlos. Sin embargo, esta última opción no
tiene en cuenta el derecho que tiene la persona a hablar públicamente
frente al tribunal que decide su causa y únicamente se limita a ser oído a
través de la lectura de sus escritos» (Carbajal, 2018: 11).

3 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Apitz Barbera y otros con


Venezuela, Sentencia del 5 de agosto de 2008, párrafo 75.

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Materiales Docentes Capítulo 2

Más adelante, el mismo autor agrega:

En primer lugar, es la interpretación más adecuada si se considera que


otros instrumentos internacionales de derechos humanos consagran el
debido proceso con cláusulas de oralidad, pues establecen la obligación
de oír públicamente a la persona, situación que solo se puede garantizar
a través de una audiencia. En segundo lugar, es la única interpretación
posible si se quiere garantizar el principio de inmediación establecido
en el primer numeral del artículo 8o. En tercer lugar, es la interpretación
realizada por órganos e instituciones del sistema internacional e intera-
mericano de derechos humanos, en particular, el Comité de Derechos
Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Cen-
tro de Estudios de Justicia de las Américas, y finalmente, esta interpreta-
ción es la más adecuada si se pretende hacer un análisis equitativo entre
las garantías establecidas en la versión en inglés y en español del artículo
8.1 de la Convención (Carbajal, 2018: 108).

El derecho a ser oído, como garantía integrante del debido proceso


ha sido desarrollado por la doctrina de manera más profusa a partir de
Convención de los Derechos del Niño, que en su artículo 12 establece
que «Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones
de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libre-
mente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente
en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del
niño». El mismo artículo agrega luego «Con tal fin, se dará en particular
al niño la oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial
o administrativo que le afecte, ya sea directamente o por medio de un
representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas
de procedimiento de la ley nacional».
Lógico es pensar que si las niñas y los niños tienen derecho a ser
oídos en todo procedimiento que le afecte, desde luego también las per-
sonas adultas tienen ese derecho, sin el condicionamiento de la edad y
madurez. Sin embargo, el derecho a ser oído en la niñez y adolescencia
no supone necesariamente el derecho a ser escuchado por el juez. La
expresión del niño o adolescente puede ser captada por el juez o la jueza
como por la asesoría técnica. La voz de la niña o del niño se puede ma-
nifestar por sí o a través de su representante.

El derecho del niño a ser oído es una figura jurídica en construcción.


Sus contornos deben ser precisados a través del tiempo. Sus perspectivas
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Materiales Docentes Capítulo 2

actuales deben ser matizadas y corregidas a la luz de la doctrina, de una


adecuada interpretación legal y de los necesarios cambios jurispruden-
ciales que se han propuesto y que se vayan produciendo de acuerdo con
las circunstancias (Carretta Muñoz, 2018: 424).

Por la condición propia de la niñez, la ley ha reforzado su protección


y el ejercicio de sus derechos, entre los cuales se encuentra el derecho
a ser oído. Es así como el artículo 28 de la Ley 21.430 sobre Garantías y
Protección Integral de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, luego
de reconocer el derecho a ser oído, dispone:

Los órganos del Estado, en el ámbito de sus competencias, velarán para


que en los procedimientos en que participe directamente un niño, niña
o adolescente existan medios adecuados a su edad, madurez y grado
de desarrollo, con el objeto que este pueda formarse un juicio propio y
pueda expresarlo. Especialmente, velarán por el empleo de un lenguaje y
entrega de información necesaria de un modo adecuado a su capacidad
de entendimiento y procurarán que se tengan en cuenta las necesidades
lingüísticas de los niños, niñas y adolescentes pertenecientes a grupos
que lo requieran.
Los niños, niñas y adolescentes podrán manifestar su opinión por sí mis-
mos o a través de la persona que designen. En los casos en que esto no
fuere posible, los órganos de la Administración o la autoridad judicial
dispondrán de las medidas necesarias, presenciales o remotas, para el
cumplimiento del derecho.4

Neutralidad
Las personas tienen la expectativa de que sus casos serán resueltos por
un tercero imparcial, que decidirá conforme a reglas preestablecidas y
no sobre la base de opiniones personales o prejuicios.
Según Tyler (2011: 13):

las personas evalúan la imparcialidad en varias dimensiones. Primero,


¿tienen oportunidades para aportar información antes de tomar decisio-
nes? Segundo, ¿se toman las decisiones siguiendo reglas comprensibles
y transparentes? En tercer lugar, ¿actúan de manera neutral los orga-
nismos de toma de decisiones, basando sus decisiones en información

4 Las cursivas son nuestras.

29
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Materiales Docentes Capítulo 2

objetiva y criterios apropiados, en lugar de actuar a partir de prejuicios


y prejuicios personales? En cuarto lugar, ¿se aplican las reglas de manera
coherente en todas las personas y en el tiempo?

Nuestra óptica tradicional para examinar el problema de la impar-


cialidad se reduce a examinar si en cada caso el tribunal tiene algún
vínculo con las partes del caso, sus apoderados o algún vínculo con el
conflicto mismo; de modo que tales relaciones permitan descartar la
falta de interés en la resolución del caso. También son relevantes para
descartar la imparcialidad de los pronunciamientos que el juez o la jueza
emiten antes de su decisión. Tyler propone un estándar superior, la im-
parcialidad que se resguarda a través de las inhabilidades contempladas
en la ley, no es más que un piso mínimo en las expectativas de las partes.
Estas no solo esperan que el tribunal carezca de interés en la resolución
del caso en uno u otro sentido, sino que su conducta debe también tra-
suntar esa falta de interés.
Podríamos decir que la neutralidad es un escalón que se encuentra en
un nivel superior a la imparcialidad.
Para lograr la neutralidad el juez o la jueza debe conducirse con trans-
parencia, explicando la forma en que aplican las reglas y se adoptan las
decisiones. Estas explicaciones sirven para disminuir o eliminar la des-
confianza que las personas puedan tener en quien detenta la función
judicial, muchas veces producida por experiencias insatisfactorias an-
teriores, propias o ajenas. Desde luego, eso obliga a que el juez o jueza
debe aplicar las reglas tal como las expuso.
En general, en nuestra práctica legal, las explicaciones del procedi-
miento a las partes se dejan entregadas al trabajo del abogado o abo-
gada, por lo que el tribunal tiene pocas oportunidades de interactuar
con las partes para dar estas explicaciones. Sin embargo, las audiencias
en los procedimientos orales y la audiencia de conciliación en los pro-
cedimientos escritos brindan oportunidades interesantes para generar
confianza en las partes.
Los procedimientos orales en materia penal, de familia y laboral son
informados por el principio de concentración, en virtud del cual las ac-
tuaciones procesales que conforman el procedimiento deben realizarse
con la menor distancia temporal posible o en el menor número de au-
diencias. De esta manera en materias de familia y laboral el procedi-
miento se estructura en dos audiencias: la preparatoria y la de juicio. En

30
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Materiales Docentes Capítulo 2

materia penal hay una mayor cantidad, debido a que la etapa de inves-
tigación, inexistente en los otros procedimientos, obliga a llevar a cabo
otras actuaciones, aunque igualmente ellas se pueden realizar en una o
pocas audiencias.
Es precisamente esta característica la que convierte estas audiencias
en actuaciones complejas, cuya comprensión no está necesariamente al
alcance de los legos. Brindan por ello una oportunidad para que quien
ejerce la función judicial inicie la audiencia con una explicación de su
finalidad y de los pasos a sefuir para cumplirla. Esta explicación está
consagrada expresamente por la ley tratándose del juicio en materia de
familia.5 Obviamente este esfuerzo solo tiene sentido cuando las partes
asisten personalmente a las audiencias, ya que si solo se encuentran pre-
sentes los abogados es razonable suponer que ellos tienen conocimien-
to de la mecánica con que se llevará a cabo.
Pero el esfuerzo de transparencia no se agota solamente con las ex-
plicaciones. El examen de las normas en los procedimientos orales de
familia, laboral y penal muestran coincidencias en que se exige que las
audiencias preparatorias se inicien con el resumen de las actuaciones de
las partes previas a la audiencia. 6 La única diferencia es que en materia
penal y laboral, la ley le encarga al tribunal elaborar dicho resumen,
mientras que en materia de familia la ley dispone que sean las partes las
que lo hagan.
En cuanto al juicio oral en materia penal, la ley contempla que el re-
sumen de las exposiciones se realice al inicio de la audiencia, encomen-
dándoselo al Presidente del Tribunal.7 A pesar de que en materia de fa-
milia8 y laboral9 no se contempla tales resúmenes, no hay impedimento
en que jueces y juezas puedan realizarlo teniendo presente la ventaja que
tiene en términos de contextualizar la audiencia y explicarla a las partes

5 El artículo 63 de la Ley de Tribunales de Familia dispone que «durante la au-


diencia, el juez procederá a señalar el objetivo de la audiencia, advirtiendo a las
partes que deben estar atentas a todo lo que se expondrá en el juicio».
6 Sobre esto, véase el artículo 61 de la Ley de Tribunales de Familia; el artículo 453
del Código del Trabajo y el artículo 267 del Código Procesal Penal.
7 Véase el artículo 325 del Código Procesal Penal.
8 La norma del artículo 63 de la Ley de Tribunales de Familia que ordena al juez
señalar el objetivo de la audiencia, puede conducir a los jueces a hacer un resumen
de las pretensiones de las partes.
9 El artículo 454 del Código del Trabajo dispone que la audiencia comienza con la
rendición de las pruebas decretada por el tribunal.

31
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Materiales Docentes Capítulo 2

del conflicto.
La neutralidad supone, como hemos visto, imparcialidad y transpa-
rencia, pero hay que sumar a ello la igualdad de trato.
Durante el proceso el juez o jueza deberá tratar a las partes con igual-
dad. Se demanda de la autoridad un manejo del proceso que no dé pie
a ninguna impresión de que favorecerá a una de las partes por sobre la
otra.
Es importante tener presente que el juezo la jueza tiene una dimen-
sión de comunicador en la audiencia.

Desde que la jueza o el juez ingresa a la sala de audiencia está comuni-


cando algo. La audiencia, y sus características de publicidad e inmedia-
ción, expone a la judicatura al máximo escrutinio de la comunidad. Por
lo mismo, es importante tener clara esta dimensión, de forma que las
juezas y los jueces transmitan ciertos valores mínimos, consistentes con
la imagen que debe proyectar el sistema judicial, como imparcialidad,
independencia, sobriedad, orden y empatía (Ríos, 2017: 38).

La imagen del juez o jueza comunica. Una vestimenta formal orienta


a los intervinientes y al público respecto de la seriedad de los asuntos
que se deben resolver. Una vestimenta menos formal puede ser con-
veniente en algunas situaciones en las que el juez quiere fomentar un
diálogo más cercano. Recordemos que en Chile un juez fue cuestionado
por los colores de su vestimenta, generando la impresión que se vestía
con los colores con que se identificaba a una de las posiciones en dispu-
ta. Es evidente que estos detalles no deben ser descuidados.
El comportamiento o trato también es relevante. No genera una bue-
na impresión en las personas que concurren al tribunal que un juez o
jueza salude con afecto a uno de los abogados mientras que lo haga cor-
tésmente, pero con distancia, a los otros. No se ve bien que el juez o jue-
za observe a uno de los abogados o a una de las partes cuando se dirige
al tribunal, pero, cuando lo haga la otra, dirija su mirada a sus apuntes,
a un Código o al computador. Es aún menos presentable que el juez o
jueza asienta mientras habla el abogado o abogada de una de las partes,
mientras que cuando lo hace el o la representante de la otra parte, mani-
fieste gestualmente su malestar.
La manifestación de neutralidad se materializa tanto en el lenguaje
verbal como con el no verbal.
En la mitología judicial chilena se cuentan las historias de jueces y
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Materiales Docentes Capítulo 2

juezas que, a diferencia de sus colegas, logran altos niveles de acuerdo


en los comparendos de conciliación en diversas materias. Lo consiguen
presionando a las partes para arribar a acuerdo, mediante la amenaza
directa de que, si no favorecen o se allanan al acuerdo, sus pretensiones
serán rechazadas en la sentencia. Desde luego, que tal conducta se afir-
ma en la letra de la ley que permite que las opiniones que emita en el
marco de la conciliación no lo inhabilitan.10
Por cierto que la interpretación que se hace de una norma como la
del artículo 263 del Código de Procedimiento Civil dista mucho de su
verdadera intención, a través de la cual jamás se pretendió que fuera jus-
tificación para el abuso, sino para salvar el rol que se le asigna al tribunal
en cuanto a proponer bases de acuerdo.
Es cierto que los tribunales tienen incentivos para lograr la concilia-
ción de los asuntos que se presentan ante ellos, lo que puede dar lugar a
esfuerzos especiales para buscar el acuerdo, pero las conductas abusivas
dañan irremediablemente la neutralidad y, en mi opinión, también la
imparcialidad.
Es fundamental, en consecuencia, que la comunicación que el juez
realice durante todo el proceso, dentro y fuera de las audiencias, no dé
ninguna posibilidad de suponer que tiene una mayor cercanía con algu-
na de las partes o con las posiciones que sustentan.

Respeto
Tyler (2007: 30) señala que «la gente quiere sentir que cuando tienen
preocupaciones y problemas, tanto ellos como sus problemas serán to-
mados en serio por el sistema legal». Variadas dimensiones de la inte-
racción entre el tribunal y los usuarios pueden manifestar este respeto.
El respeto obliga a los agentes del sistema a tener un trato cortés y
cordial con todas las personas que acuden a los tribunales, reconocien-
do en el usuario o la usuaria del sistema a una persona con dignidad y
derechos y, particularmente, a una persona con el derecho a reclamar la
intervención del órgano jurisdiccional en su conflicto.
El vínculo de poder autoridad-súbdito, característico del tratamiento
entre el Estado y el ciudadano, ha sido reemplazado hace mucho tiem-

10 El artículo 263 del Código de Procedimiento Civil, señala «El juez obrará como
amigable componedor. Tratará de obtener un avenimiento total o parcial en el liti-
gio. Las opiniones que emita no lo inhabilitan para seguir conociendo de la causa».

33
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

po por un vínculo que se construye en la lógica del servicio-usuario. A


esa nueva lógica no pueden escapar los tribunales en general y no hay
motivo alguno para que no se exprese en las audiencias en la relación
tribunal-intervinientes.
El poder del tribunal es el poder jurisdiccional que se complementa
con su poder de imperio para hacer cumplir sus decisiones y con las
facultades disciplinarias para conservar el orden en el proceso y en las
audiencias. La autoridad del tribunal tiene por objeto facilitar el cum-
plimiento de sus fines, y no se opone a un trato respetuoso hacia los
litigantes y partes.
La justicia procesal supone necesariamente ese trato respetuoso.
Pero el respeto no se expresa exclusivamente en las formas, también
supone reconocer que los usuarios y las usuarias tienen expectativas de
que sus derechos sean satisfechos.
Orientar a las personas en el quehacer en el tribunal supone una clara
manifestación de respeto por ellas. Los folletos, instructivos y la asis-
tencia personal en el tribunal contribuyen a que las personas se sientan
consideradas y valiosas.
Una de las manifestaciones del respeto de la equidad procesal es la
información que se entrega a las partes, por lo que se ha analizado este
derecho que sí integra el debido proceso. Normalmente entregar infor-
mación y orientación a las personas que son partes de un proceso es
una función propia del abogado que asesora y patrocina el caso. Tiene
sentido que esta orientación sea otorgada por el experto de confianza.
El problema es que el sistema deposita toda su confianza en que este
profesional desarrollará esta labor de manera oportuna y competente.
Hasta hace un par de décadas era habitual que los tribunales no asu-
mieran un rol en la orientación de los usuarios. Se advertía también
una carencia de normas legales que obligaran a los tribunales a entregar
información. La equidad procesal demanda que los tribunales se hagan
cargo de este problema de modo que los usuarios cuenten con la infor-
mación necesaria para desempeñarse adecuadamente en el proceso.
Hoy en día hay, sin embargo, ciertas normas —que se contemplan
especialmente en el proceso penal— que dan cuenta de que la informa-
ción no solo es un componente de la justicia procesal, sino también un
derecho de los justiciables y una obligación del órgano jurisdiccional.
Al efecto, se pueden citar el caso del imputado a quien se le reconoce,
en el artículo 93 del Código Procesal Penal, el derecho a «que se le infor-
34
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

me de manera específica y clara acerca de los hechos que se le imputaren


y los derechos que le otorgan la Constitución y las leyes».
En el caso del detenido, conforme al artículo 94 del Código Procesal
Penal, se le reconocen los siguientes derechos de información: «a que se
le exprese específica y claramente el motivo de su privación de libertad
y, salvo el caso de delito flagrante, a que se le exhiba la orden que la dis-
pusiere»; «a que el funcionario a cargo del procedimiento de detención
o de aprehensión le informe de los derechos a que se refiere el inciso
segundo del artículo 135»; y «a que el encargado de la guardia del recinto
policial al cual fuere conducido informe, en su presencia, al familiar o a
la persona que le indicare, que ha sido detenido o preso, el motivo de la
detención o prisión y el lugar donde se encontrare».
En el artículo 137 del Código Procesal Penal se contempla la obliga-
ción de exhibirse en todos los juzgados de garantía y de los tribunales
de juicio oral en lo penal, además de otras instituciones, «en lugar des-
tacado y claramente visible al público, un cartel en el cual se consignen
los derechos de las víctimas y aquellos que les asisten a las personas que
son detenidas».
Es importante destacar que orgánicamente los tribunales reformados
cuentan con unidades administrativas de atención de público

destinadas a otorgar una adecuada atención, orientación e informa-


ción al público que concurra al juzgado o tribunal, especialmente a la
víctima, al defensor y al imputado, recibir la información que éstos en-
treguen y manejar la correspondencia del juzgado o tribunal.11

La entrega de información a usuarios y usuarias es responsabilidad

11 Artículo 25 del Código Orgánico de Tribunales. Por su parte, el artículo se-


gundo de la Ley de Tribunales de Familia dispone que «los juzgados de familia […]
se organizarán en unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente
de las siguientes funciones: […] 2º. Atención de público y mediación, destinada a
otorgar una adecuada atención, orientación e información al público que concurra
al juzgado, especialmente a los niños, niñas y adolescentes, a manejar la correspon-
dencia del tribunal y a desarrollar las gestiones necesarias para la adecuada y cabal
ejecución de las acciones de información y derivación a mediación». El artículo 418
del Código del Trabajo dispone que «En todo lo referido a las materias que a conti-
nuación se señalan, se entenderán aplicables a los Juzgados de Letras del Trabajo y
de Cobranza Laboral y Previsional, en cuanto resulten compatibles, las normas del
Código Orgánico de Tribunales para los juzgados de garantía y tribunales de juicio
oral en lo penal: […] organización administrativa de los juzgados».

35
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

de todos los operadores del sistema de justicia, los abogados y abogadas,


por supuesto, pero especialmente de los agentes de policía, empleados
y empleadas de tribunales y jueces y juezas. La preocupación por la in-
formación oportuna, por una atención cordial y por una orientación
adecuada comunican mensajes importantes a las personas respecto del
interés que la atención de su caso y su solución despierta en quienes
trabajan en el sistema de justicia. Les hace sentir importantes y valiosas.

Confianza
Tyler (2007: 31) explica:

Las personas deducen si sienten que el personal de la Corte, como los


jueces, están escuchando y considerando sus puntos de vista; están sien-
do honestos y abiertos sobre la base de sus acciones; están tratando de
hacer lo correcto para todos los involucrados, y actúan en interés de las
partes, no por prejuicios personales.

Los usuarios obtienen sus conclusiones no solo a través del proceso,


sino especialmente a través de la sentencia. Se trata de que los jueces y
juezas expliquen sus decisiones para que las personas puedan entender-
las, aunque no necesariamente las compartan.
El componente confianza de la equidad procesal supone, en primer
lugar, la satisfacción del derecho a una decisión fundada.
Para Correa Selamé (2007: 113) «el motivo o fundamento de una sen-
tencia constituye la razón determinante del acto y la sentencia estará
motivada cuando el órgano jurisdiccional exteriorice el razonamiento
que justifica su decisión». Se trata de que el tribunal no solo comunique
su decisión, sino que además revele los motivos que la explican en el
contexto del debate producido durante el pleito. La fundamentación de
las decisiones, como ha dicho Couture (2009: 234) es la manera que tie-
nen las partes de fiscalizar la actividad intelectual del juez la jueza frente
al caso, para comprobar que «su decisión es un acto reflexivo, emanado
de un estudio de las circunstancias particulares, y no un acto discrecio-
nal de su voluntad autoritaria».
Los fundamentos de la sentencia cumplen diversos propósitos pro-
cesales y extra procesales. «El deber de fundamentar las sentencias en-
cuentra, como primera razón, el de ser un instrumento procesal que
facilita a las partes, en su caso, la impugnación del fallo. Una segunda

36
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

razón, radica en que la fundamentación de las sentencias constituye una


garantía constitucional al integrar el concepto de debido proceso» (Co-
rrea Selamé, 2007: 113).
La motivación y fundamentación de una sentencia es clave para com-
prender la decisión jurisdiccional. Solo a partir del conocimiento de sus
fundamentos las partes están en condiciones de provocar la revisión de
la sentencia, atacándola en aquellos puntos en que la resolución rechace
la pretensión jurídica de la parte.
En el mismo sentido, Nogueira afirma que «las personas tienen dere-
cho a conocer las razones de las decisiones judiciales, y el enlace de ellas
con la ley y el sistema de fuentes del derecho aplicable» (Nogueira Al-
calá, 2008: 331). De esta manera, no cualquier fundamentación de la re-
solución es válida, sino únicamente aquella que se funda en las razones
que el propio ordenamiento jurídico proporciona. La manifestación de
los fundamentos de la decisión permite controlar adecuadamente que,
en su decisión, el juez o la jueza se ha sometido a las razones del Dere-
cho, al margen de toda otra consideración.
Ahora bien, hay cierto consenso en que la motivación de las senten-
cias no requiere, desde la perspectiva del debido proceso, un pronun-
ciamiento sobre todas las consideraciones expresadas por las partes en
la litis. «Tal derecho a la motivación de las sentencias debe matizarse
adecuadamente considerando que no exige un razonamiento judicial
pormenorizado y exhaustivo de todos los aspectos y perspectivas que
las partes tengan, pudiendo considerarse suficientemente motivada las
resoluciones judiciales que estén apoyadas en razones que permitan co-
nocer los criterios jurídicos fundamentadores de la decisión jurisdic-
cional, lo que garantiza contra la arbitrariedad o irrazonabilidad de la
actuación de los poderes públicos que prohíbe la Constitución en su
artículo 19 número 2, inciso segundo» (Nogueira Alcalá, 2008: 331).
Como principio general, la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos ha declarado la obligación de motivar en todos los casos en los
que se adopten decisiones que afecten los derechos humanos, pero no
exige una respuesta detallada a todo argumento suministrado por las
partes (Salmón y Blanco, 2012: 191).12

12 Fundamentación y motivación son términos que, en ocasiones, se expresan


como sinónimos, pero, en realidad, se refieren a dos cuestiones distintas. Con clari-
dad lo explica Ovalle, «Desde un principio la exigencia de fundamentación ha sido

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

Por otra parte, probablemente satisface mejor a los usuarios del sis-
tema judicial el que el juez o la jueza se pronuncie sobre todos los argu-
mentos que se le han manifestado, y no solo sobre los que escoja como
los más relevantes.
En resumen, la fundamentación permite satisfacer diversas finalida-
des que son:
• garantizar la posibilidad de control por los tribunales superiores;
• lograr la convicción de las partes en proceso sobre la justicia y
corrección de la decisión jurisdiccional que afecta los derechos de
ciertas personas; y
• mostrar el esfuerzo del tribunal para garantizar una sentencia
exenta de arbitrariedad (Nogueira Alcalá, 2008: 331).
La fundamentación de las decisiones jurisdiccionales cumple tam-
bién una función político-institucional en tanto es la forma en que la
judicatura entra en diálogo con la comunidad. Más allá del efecto relati-
vo de la sentencia, que afecta solo a las partes del proceso; es indudable
que los fallos de los tribunales comunican a la comunidad la forma en
que los estos interpretan y aplican las leyes. La comunidad puede con-
trolar, a través de la fundamentación, la manera en que los tribunales
hacen cumplir la voluntad soberana. En este sentido, se puede afirmar
con propiedad que la fundamentación es el alma de la resolución judi-
cial, porque es aquella parte del acto jurisdiccional que está llamada a
trascender al acto mismo.
La Corte Interamericana se ha pronunciado por el alcance del deber
de motivación y ha considerado:

- El deber de motivar es una garantía vinculada con la correcta ad-


ministración de justicia, que protege el derecho de los ciudadanos a
ser juzgados por las razones que el derecho suministra, y otorga cre-

entendida como el deber que tiene la autoridad de expresar, en el mandamiento


escrito, los preceptos legales que regulen el hecho y las consecuencias jurídicas que
pretende imponer el acto de autoridad; en tanto que la exigencia de motivación ha
sido referida a la expresión de las razones por las cuales la autoridad considera que
los hechos en que se basa se encuentran probados y son precisamente los previstos
en la disposición legal que afirma aplicar. Como puede observarse, ambos requisitos
se suponen mutuamente, pues no es posible lógicamente citar disposiciones legales
sin relacionarlas con los hechos de que se trate, ni exponer razones sobre hechos que
carezcan de relevancia para dichas disposiciones» (Ovalle Favela, 2007: 97).

38
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

dibilidad de las decisiones en el marco de una sociedad democrática.


- La motivación demuestra a las partes que estas han sido oídas. La argumen-
tación de un fallo debe mostrar que han sido debidamente tomados en cuen-
ta los alegatos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido analizado.
- En aquellos casos en los que las decisiones son recurribles, les propor-
ciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen
de la cuestión ante las instancias superiores (Salmón y Blanco, 2012:
200).

Al efecto, en el caso Apitz Barbera y otros con Venezuela

El Tribunal ha resaltado que las decisiones que adopten los órganos in-
ternos que puedan afectar derechos humanos deben estar debidamente
fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias. En
este sentido, la argumentación de un fallo debe mostrar que han sido
debidamente tomados en cuenta los alegatos de las partes y que el con-
junto de pruebas ha sido analizado. Asimismo, la motivación demues-
tra a las partes que estas han sido oídas y, en aquellos casos en que las
decisiones son recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la
resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las instancias
superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las «debidas
garantías» incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el derecho a un
debido proceso.

Gozaíni (2004: 427) sostiene:

la obligación de explanar razones y fundamentos en cada decisión ju-


risdiccional, y particularmente en la sentencia definitiva, supone crear
una nueva garantía procesal que se destina a varios frentes: a) como de-
ber de los jueces al resolver; b) como control de las partes sobre la justi-
ficación de las providencias y decretos; c) como criterio de fiscalización
en el cumplimiento de la ley; d) como salvaguarda para la independen-
cia judicial, y e) como principio orientador sobre las formas procesales
que toda sentencia debe contener.

El cumplimiento del deber de fundamentar no satisface total y nece-


sariamente el componente de respeto de la justicia procesal.
Para que ello ocurra, es importante, además de la existencia de una
motivación y fundamentación en las resoluciones, que sean compren-
sibles para las partes del proceso. Es muy habitual que las sentencias se
redacten para satisfacer únicamente el apetito de los juristas, menospre-

39
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

ciando la necesidad que tienen los intervinientes no letrados de com-


prender el dictamen.
No es fácil elaborar una resolución en un lenguaje comprensible sin
sacrificar la rigurosidad de los términos técnico-jurídicos, pero clara-
mente es el desafío que deben imponerse los jueces.
La fundamentación de las resoluciones es la forma de clausurar el
diálogo adversarial. Las partes formulan sus peticiones y argumentan
con el ánimo de convencer. Esas peticiones requieren que las respuestas
que el juez da estén debidamente fundamentadas.
Las audiencias orales abren espacio para que, aprovechando la des-
formalización y además de la resolución contenida en un documento
más formal, el juez pueda comunicar su decisión en un lenguaje com-
prensible, mirando a los intervinientes, mientras atiende los argumen-
tos centrales de su pretensión.
La confianza se transmite también cuando el juez comunica su deci-
sión en forma inmediata una vez terminado el debate. En las audiencias
orales no genera confianza que el juez o la jueza se tome un receso antes
de resolver, menos aún si al hacerlo sale de la sala de audiencia. Hay
jueces que se han visto obligados a tomarse un receso para elaborar me-
jor su decisión, pero han tenido la prudencia de no abandonar la sala.
Retirarse de la sala de audiencia antes de pronunciar su decisión dará
oportunidad para comentarios maledicentes respecto de los motivos
para hacerlo.

Otras aplicaciones de la justicia procesal


Las nociones sobre la justicia procesal se han aplicado a otros ámbitos
distintos del legal o judicial, demostrando que son útiles en otras rela-
ciones de autoridad.
Así, hay estudios que muestra que cuando un médico se maneja con
criterios de justicia procesal logra que sus pacientes sean más receptivos
con sus prescripciones, lo que evidentemente incide en el resultado de
sus tratamientos (Tyler, 2011: 14).
Otras investigaciones demuestran que los elementos de la justicia
procesal tienen aplicación en las organizaciones. Los líderes de las orga-
nizaciones que cuando toman decisiones que afectan a sus integrantes
escuchan a sus empleados y colaboradores, tratan con neutralidad y res-
peto y justifican de manera comprensible sus decisiones, generan mayor

40
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 2

adhesión y se afecta positivamente la salud mental de los miembros,


además de disminuir la tensión laboral, niveles de estrés y trastornos
psiquiátricos.
Esto último puede ser muy relevante para ser tomado en cuenta para
mejorar el clima laboral, en el que jueces, juezas, administradoras y ad-
ministradores tienen un papel muy relevante al interior de los juzgados.

41
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Capítulo 3
Formas de aplicación de la justicia procesal

En este capítulo revisarmos algunas iniciativas que reflejan la implemen-


tación de los principios de la justicia procesal y materializan diversos es-
fuerzos por cambiar la forma en que se administra justicia, interpretan
de manera total o parcial los ideas que promueve la justicia procesal.

Las Cortes de Drogas


Desde hace un tiempo es posible advertir una corriente llamada Problem
Solving Courts «para abordar problemas sociales habituales, que llegan
al sistema judicial y que requieren de una respuesta integral, como las
enfermedades mentales, la violencia intrafamiliar, la vida en situación
de calle y el manejo en estado de ebriedad» (Hurtado, 2009: 24).
Esta tendencia nace precisamente con las Cortes de Drogas en Estados
Unidos, que asumen que el sistema judicial es también un lugar propicio
para canalizar políticas sociales, lo que permite resolver los problemas
de fondo que actúan como detonantes de conflictos jurídicos diversos.
Así, la cesantía, la ignorancia del idioma nativo, la falta de capacitación
para el empleo, la falta de escolaridad, el analfabetismo y la drogadic-
ción, entre otras; son realidades subyacentes a conflictos cotidianos que
normalmente se manifiestan en el ámbito penal, aunque es posible que
afecten otras realidades como la familiar.

Los Tribunales Especializados de Tratamiento, como los Tribunales de


Tratamiento de Drogas, están relacionados con la Justicia Terapéutica,
pero no comparten semejanza con el concepto. Estos tribunales pueden
considerarse como aplicaciones de la Justicia Terapéutica. Buscan so-
lucionar una gran variedad de problemas particulares, mediante el uso
de los principios de la Justicia Terapéutica en su trabajo. De hecho, la
conferencia de presidentes de tribunales y la conferencia de administra-
dores de tribunales estatales aprobaron hace poco una resolución que
apoya «la Justicia Orientada a la Resolución de Problemas» y el uso de
los principios de la Justicia Terapéutica para llevar a cabo sus funciones.

42
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Estos principios incluyen intervención en el juicio en curso, supervisión


directa del comportamiento y una respuesta inmediata, integración de
los servicios de tratamiento en los procesos de casos judiciales, partici-
pación multidisciplinaria y colaboración con organizaciones comunita-
rias y gubernamentales (Winickn y Wexlern, 2010: 69).

Asumir que el sistema judicial puede participar en la solución de es-


tos conflictos requiere una nueva mirada de los operadores del sistema.
Es posible abandonar la forma reduccionista de abordar los conflictos
jurídicos y transitar desde la óptica represiva-sancionadora hacia una
óptica restauradora. Otra cosa importante es entender que, desde la
perspectiva de los ciudadanos, es irrelevante quién le ayude a resolver
su problema, lo que sí es importante es que, si el Estado puede hacer
algo para ello, lo haga, aunque ello signifique involucrar órganos que
inicialmente estaban destinados a otros fines, como los tribunales.
Más aún, es necesario tener presente que los tribunales conocen rea-
lidades dramñaticas, esta información no debe perderse ya que es útil
para canalizar políticas sociales en materia de educación, salud, vivienda
o empleo, por lo que debe transmitirse hacia los órganos responsables
de tales políticas. En la medida que la reserva que entrañan algunos pro-
cesos judiciales se resguarde debidamente, es necesario que el Tribunal
derive a los órganos pertinentes la información necesaria para abordar
tales problemas.

Historia de las Cortes de Drogas

En los Estados Unidos, a fines de los años ochenta, la excesiva pobla-


ción carcelaria llevó a algunos a considerar la necesidad de buscar otras
formas de combatir el delito. Advertidos además de que muchos de los
delitos eran cometidos por personas adictas a las drogas,1 vieron en ello
una oportunidad de plantear una forma distinta de combatir el delito
abordando el problema de fondo involucrado, esto es, la adicción a las
drogas.

1 «Las conductas de búsqueda de drogas en forma imperiosa superan al área de la


voluntad, la ética y la moral propia del individuo y afectan la evaluación cognitiva de
las consecuencias de los propios actos. Esta situación se aprecia, especialmente, en
los delitos cometidos para conseguir la sustancia y en las conductas que involucran
áreas de interacción en el nivel social, familiar, personal y laboral» (Droppelmann
Roepke, y Graf Fernández, 2009: 132).

43
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Como respuesta al impacto que tuvo en el sistema judicial y penal la


masificación del crack a mediados de los ochenta, en 1989 surgió el pri-
mer programa de tribunal de droga en Miami. Cabe recordar que en
esa época —con el objeto de reprimir el tráfico y la violencia asociada a
este derivado de la cocaína— en Estados Unidos aumentaron las deten-
ciones, se incrementaron las penas y, como no se daba tratamiento a los
infractores, la reincidencia hizo colapsar el sistema (Hurtado, 2005: 6). 2

En 1989 se estableció el primer tribunal de drogas en el Condado de


Dade, Florida (Cooper, 2009: 6). En él, se derivaron a los infractores
a programas de rehabilitación especializados, bajo supervisión judicial
para facilitar el proceso de cambio y favorecer la adherencia al trata-
miento contra la adicción. Con la consecuente reducción en el consumo
de drogas de los infractores y la atractiva relación costo-beneficio de
los programas de tratamiento frente a la alternativa del encarcelamien-
to, este programa ha pemitido la masificación de estos Tribunales. En
abril de 2006, cuando ya se vislumbraba un interés de las autoridades
de materializar una política pública en esta materia, ya existían 1.557 tri-
bunales de droga operando en Estados Unidos. Ese mismo año, ya fun-
cionaban 430 tribunales de droga de menores, 191 de familia y 18 mixtos
(de menores y de familia) y había un número significativo en etapa de
planificación. Todos estos tribunales funcionaban en cincuenta Estados
y en el Distrito de Columbia, las Islas Marianas del Norte, Puerto Rico,
Guam y dos distritos federales (Cooper, 2009: 7). En términos interna-
cionales, la iniciativa estadounidense había ya sido replicada en países
como Australia, Bermuda, Brasil, Canadá, Chile, Escocia, Inglaterra, Ir-
landa, Jamaica, Noruega, Nueva Zelanda, Islas Caimanes y Trinidad y
Tobago (Hurtado, 2009).

Desarrollo de la experiencia en Chile

Chile fue el segundo país sudamericano en implementar Tribunales de

2 «Originalmente ateóricas, nacen no como una propuesta orgánica y estructural,


sino más bien como un esfuerzo en base a prácticas experimentales para evitar el
colapso del sistema de justicia local debido al abrumante número de causas relacio-
nadas con las drogas y el alcohol, cuando los métodos de salidas alternativos al juico
o los de aceleración procesal simplemente parecían no funcionar, no por fallas pro-
cedimentales, sino porque, al no atacar problemas de fondo, los mismos ofensores
parecían transitar una y otra vez por el sistema» (Fredes Morales, 2016: 29).

44
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Tratamiento de Drogas.
El primero de ellos comenzó el año 2004 en la ciudad de Valparaíso,
donde jueces, fiscales y defensores se interesaron por aplicar un progra-
ma de este tipo,3 después de un seminario organizado por la Fundación
Paz Ciudadana y la Embajada de los Estados Unidos. En este seminario,
la jueza Laura Safer, del Tribunal de Drogas del Bronx (Nueva York), ex-
puso los fundamentos y resultados del modelo. A partir de esa experien-
cia, el Juzgado de Garantía de Valparaíso, la Fiscalía Regional, la Defen-
soría Regional, Conace Regional y el Hospital Psiquiátrico del Salvado y
la coordinación de la Fundación Paz Ciudadana, firmaron un Protocolo
de Acuerdo Interinstitucional, que sentó las bases del programa en la V
Región. Durante el año 2005 se comenzó a aplicar un programa piloto
con los primeros casos y en el mes de junio del mismo año, con el apoyo
de la Oficina de las Naciones Unidas en contra de la Droga y el Delito
(UNODC), el Programa de Asistencia Legal para América Latina y el
Caribe (LAPLAC), el equipo coordinador viajó a conocer la experiencia
de los Tribunales de Tratamiento de Drogas en Florida (Droppelmann,
2006: 4).
Posteriormente, a mediados de 2005, con la iniciativa de la Fiscalía
Metropolitana Sur;4 y en marzo de 2006, a instancias de la Fiscalía Me-
tropolitana Centro Norte, se replicaron otras iniciativas en la Región
Metropolitana.5
Estos tres proyectos permitieron elaborar un Programa piloto «por
una comisión formada por representantes del Ministerio de Salud, De-
fensoría Penal Pública, del Ministerio Público, del Instituto de Asuntos
Públicos de la Universidad de Chile, del Ministerio de Justicia, de la
Fundación Paz Ciudadana y de las áreas jurídica y técnica en tratamien-
to de Conace» (Montenegro y Lara, 2009: 115).
Hoy en día existen 29 programas de Tribunales de Tratamiento de
Drogas a lo largo del país. El programa chileno de Tribunales de Trata-
miento de Drogas supone la participación de un equipo biopsicosocial
y un equipo jurídico. El primero está conformado por una dupla, com-
puesta por un psiquiatra o un psicólogo y un asistente social; el segun-

3 Una acabada explicación de este proyecto se realiza en Cruz, Quintana, Pérez,


Peña, Saba, Sanfuentes, y Obando, 2009: 75-85.
4 Una explicación detallada de esta experiencia se encuentra en Valencia, 2009.
5 Un acabado estudio sobre el modelo de trabajo en esta Fiscalía se expone por
Sánchez Mondaca, 2011.

45
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

do, está conformado por el juez, el Fiscal y el defensor.


El proceso comienza una vez que los detenidos son puestos a dispo-
sición del órgano jurisdiccional. Se inicia con una pesquisa inicial, una
vez definidos cuáles son los detenidos que reúnen las condiciones legales
para acceder a una suspensión condicional del procedimiento, mediante
la aplicación de un instrumento breve que permite determinar la sospe-
cha diagnóstica. Si esta es positiva se le informa al Fiscal y defensor para
que se solicite la suspensión condicional del procedimiento. El equipo
jurídico también puede identificar a potenciales candidatos, en base a
los antecedentes que emanan de la investigación o de la información
que recaben del imputado o víctima, en cuyo caso deben derivar al can-
didato a una primera entrevista de evaluación con la dupla psicosocial.
En aquellos casos en que exista una sospecha diagnóstica positiva se
procede a realizar la primera entrevista de evaluación «con el objetivo
de profundizar en el diagnóstico de consumo de drogas y favorecer la
motivación de la persona por ingresar a tratamiento en el marco del
programa Tribunales de Tratamiento de Drogas» (Ministerio de Justicia
y Derecho Humanos y otros, 2017: 24). Finalmente, se somete al candi-
dato a una entrevista de confirmación diagnóstica, a cargo de un espe-
cialista en salud mental, que «tiene por objetivo confirmar o descartar la
presencia de consumo problemático de sustancias. Asimismo, esta ins-
tancia está orientada a realizar un diagnóstico de salud mental general
del candidato, sugiriendo la modalidad de tratamiento requerida según
la severidad de su compromiso biopsicosocial» (Ministerio de Justicia y
Derecho Humanos y otros, 2017: 25)
Durante el tratamiento, la dupla psicosocial está encargada de man-
tener el contacto con el centro de tratamiento, requiriendo información
sobre los avances y retrocesos del beneficiario; y de transmitir esta in-
formación al equipo jurídico, lo que ocurre en reuniones de coordina-
ción previas a la audiencia.
El equipo jurídico, por su parte, está encargado de llevar a cabo las
audiencias en una lógica no adversarial, compartiendo una estrategia
acordada en la reunión previa a la audiencia con participación de la du-
pla psicosocial. Se distinguen básicamente tres tipos de audiencia: la de
ingreso, en la que se formaliza el ingreso del candidato al programa y se
le da la bienvenida; las audiencias de seguimiento, en que lo central «es
el diálogo establecido directamente entre juez y usuario del programa,
generando un espacio en el cual pueda compartir su experiencia de ma-
46
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

nera espontánea» (Ministerio de Justicia y Derecho Humanos y otros,


2017: 29); y, las audiencias de egreso, cuando el usuario haya logrado los
objetivos terapéuticos propuestos en el plan individual de tratamiento
y haya dado cumplimiento a las demás condiciones de la suspensión
condicional del procedimiento, en las que se realiza una ceremonia de
egreso con la entrega de un diploma frente a todos los demás participan-
tes del programa.

Principios básicos de los programas de Tribunales de


Tratamiento de Drogas

En 1997 la Asociación Nacional de Profesionales de Cortes de Drogas


(NADCP) elaboró el documento «Defining drug Courts: the key com-
ponents»6 en el que se expresan los diez principios que caracterizan a
los Tribunales de Tratamiento de Drogas y que sirven para distinguir
este de otros programas semejantes. Tales principios no han perdido
actualidad y han sido asumidos en Chile como guía fundamental para
la implementación de estos tribunales. Los principios son:
• Los Tribunales de Tratamiento de Drogas integran los servicios de
tratamiento y rehabilitación de drogas y alcohol con el sistema de
justicia;
• Usando un enfoque no adversarial, Fiscalía y Defensoría promue-
ven la seguridad pública junto con el respeto por el debido proce-
so.
• Los posibles candidatos son pesquisados prontamente y derivados
a la brevedad al programa de Tribunales de Tratamiento de Dro-
gas.
• Los Tribunales de Tratamiento de Drogas proveen acceso a una
amplia y variada gama de servicios de tratamiento y rehabilitación.
• La abstinencia se monitorea frecuentemente a través de test de
drogas y alcohol.
• Las consecuencias que tenga el cumplimiento y no cumplimien-
to de las condiciones por parte del participante están establecidas
previamente y acordadas por todas las instituciones involucradas.
• La interacción permanente del Juez con cada participante es esen-

6 Disponible en https://bit.ly/3PMINXG.

47
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

cial.
• Se monitorea y evalúa constantemente el proceso e impacto del
programa.
• La capacitación interdisciplinaria continua promueve la planifica-
ción efectiva del Tribunal de Tratamiento de Drogas y su opera-
ción.
• Forjando la asociación entre el Tribunal de Tratamiento de Dro-
gas, agencias públicas y organizaciones de base comunitaria, se ge-
nera apoyo local a la iniciativa y se favorece su efectividad.

El marco legal en el que operan los Tribunales de


Tratamiento de Drogas en Chile

El sistema de enjuiciamiento penal posibilita dos mecanismos de salidas


alternativas: la suspensión condicional del procedimiento y los acuerdos
reparatorios. El primero es un acuerdo de suspención de la tramitación
de la causa por un período determinado entre el Fiscal y el imputado,
esto con el objeto de someter este último a un período de prueba en el
que debe cumplir ciertas condiciones; el segundo es un acuerdo entre
el imputado y la víctima, en los casos en que la ley lo permite, en el cual
se acuerda el término de la causa, que puede contemplar prestaciones a
favor de la víctima, la que encuentra en ellas una satisfacción a su pre-
tensión.
En la suspensión condicional del procedimiento, el Ministerio Públi-
co debe acordar con el imputado condiciones adecuadas a su situación
de manera que su cumplimiento propicie la reinserción social del sus-
pendido.

La suspensión condicional del procedimiento permite resolver en for-


ma alternativa aquellos casos que, en general, consisten en la imputa-
ción de delitos que no representen un atentado grave o relevante para
el interés público respecto de sujetos sin condenas previas. Su funda-
mento político-criminal consiste en evitar oportunamente los efectos
criminógenos del procedimiento penal y la prisión preventiva respecto
de imputados por delitos menores y con bajo o inexistente compromiso
delictual previo (Horvitz Lennon y López Masle, 2002: 553).

Una crítica persistente hasta ahora ha sido que el órgano encargado


de la persecución penal, al convenir las condiciones, no ha logrado que
48
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

estas respondan a la realidad particular de cada imputado, sino que les


ha aplicado soluciones estandarizadas que no siempre logran los objeti-
vos que se pretenden ya sea por falta o por exceso.
Una excepción importante a esta crítica, son los programas de los Tri-
bunales de Tratamiento de Drogas que presentan soluciones-condicio-
nes más sofisticadas al incorporar como condición la de someterse a un
tratamiento de rehabilitación para aquellos imputados que presentan
consumo problemático, en tanto dicho consumo constituye la causa de
su conducta presuntamente delictiva.7
Sin embargo, la suspensión condicional del procedimiento resulta
un marco regulatorio demasiado estrecho para los Tribunales de Tra-
tamiento de Drogas ya que solo es procedente cuando se reúnen las si-
guientes condiciones:
• Si la pena que pudiere imponerse al imputado, en el evento de
dictarse sentencia condenatoria, no excediere de tres años de pri-
vación de libertad.
• Si el imputado no hubiere sido condenado antes por crimen o sim-
ple delito.
• Si el imputado no tuviere vigente una suspensión condicional del
procedimiento, al momento de verificarse los hechos materia del
nuevo proceso.
Como se puede apreciar, esta salida alternativa presenta problemas
que dificultan su aplicación a casos que podrían quedar —atendida su
finalidad terapéutica y de prevención especial— dentro de la esfera de
los Tribunales de Tratamiento de Drogas; solo son potencialmente be-
neficiarios del programa los imputados que no registran condenas ante-
riores, lo que descarta desde ya a un alto número de consumidores pro-
blemáticos de drogas que han incurrido en conductas delictivas y han
sido condenados con anterioridad a la existencia del programa o que no
fueron detectados como consumidores problemáticos en las primeras
oportunidades en que tuvieron contacto con el sistema penal.
En segundo lugar, la salida alternativa solo permite su aplicación a
imputados que arriesgan penas de hasta 3 años de privación de libertad,
rango dentro del cual la ley contempla otras alternativas que pueden

7 Hay que tener presente que la condición la deben cumplir imputados respecto
de los cuales no hay un pronunciamiento judicial en relación con su culpabilidad.

49
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

resultar menos gravosas para los imputados primerizos, incluso para el


cumplimiento alternativo de penas privativas de libertad.
En tercer lugar, la suspensión condicional del procedimiento requiere
que el imputado no haya sido objeto de otra salida alternativa de este
tipo que se encuentre vigente.
En cuarto lugar, debe advertirse que la aplicación de un mecanismo
alternativo, que es generalmente aplicable a cualquier imputado que re-
úna estos requisitos generales, no constituye una opción atractiva para
quienes son drogodependientes, quienes deben cumplir, entre otras
condiciones, con la de someterse a un tratamiento para superar la adic-
ción que, en general, es percibida como mucho más gravosa y difícil de
cumplir que cualquiera de las otras que contempla la ley.
Finalmente, la política criminal del Ministerio Público chileno no ha
sido lo suficientemente flexible como para abrirse a incorporar casos de
delitos medianamente graves que la salida alternativa permitiría, enfo-
cándose en delitos de escasa gravedad, lo que ha desalentado la colabo-
ración de los defensores y genera escasos incentivos para los imputados.
Pero el marco legal no solo es estrecho para ofrecer la salida alternati-
va, sino también para el adecuado funcionamiento del programa.
En efecto, la ley prescribe que, durante el período de la suspensión
condicional del procedimiento, el juez puede modificar una o más de
las condiciones impuestas (artículo 238, inciso final del Código Procesal
Penal), lo que permite modificar los términos del tratamiento de reha-
bilitación. Se ha entendido que el juez también puede modificar el plazo
de la suspensión, mientras no exceda los mínimos y máximos estableci-
dos en la ley.
Finalmente, la suspensión condicional del procedimiento también
puede ser revocada a petición del Fiscal o de la víctima, fundado en las
siguientes causales:
• Cuando el usuario ha sido objeto de una nueva formalización, por
hechos distintos.
• Cuando el usuario incumpliere, sin justificación, en forma grave o
reiterada las condiciones impuestas.
Los defectos de esta normativa, en función del programa Tribunales
de Tratamiento de Drogas, tienen que ver con su rigidez, ya que no exis-
ten decisiones intermedias que el juez pueda adoptar antes de la revo-
cación. De modo tal que la única amenaza a un imputado refractario al

50
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

programa es la revocación de la suspensión, lo que solo ocurrirá cuando


se genere la convicción de que el programa ya no puede conseguir nin-
gún objetivo con el imputado. En todo caso, en la práctica, se ha optado
por no revocar la suspensión en casos de incumplimiento del tratamien-
to, sino, simplemente, eliminar la condición de someterse al tratamien-
to, teniendo en consideración que el sujeto cumple los requisitos de la
suspensión condicional del procedimiento, siempre que haya cumplido
con las otras condiciones, lo que normalmente ocurre. La otra opción
es la de reemplazar aquella que le exige someterse a un tratamiento por
otra pertinente que, normalmente, son de más fácil cumplimiento.
En este contexto, la aprobación de una normativa legal que genere un
marco más amplio de aplicación resulta absolutamente necesaria para
que los programas de Tribunales de Tratamienrto de Drogas puedan
ofrecer incentivos importantes que logren aumentar el número de be-
neficiarios.

Los Tribunales de Tratamiento de Drogas y la Justicia


Procesal

En el modelo de los Tribunales de Tratamiento de Drogas se observan


los cuatro elementos de la justicia procesal de manera nítida. Voz, neu-
tralidad, respeto y confianza se expresan a lo largo de todo el programa
en cada una de sus audiencias.
No obstante que los Tribunales de Tratamiento de Drogas son pro-
gramas que se insertan en el proceso penal, todo lo que las personas be-
neficiarias (imputadas e imputados) manifiesten durante el programa,
tanto a la dupla psicosocial fuera de audiencia, como al equipo jurídico
en las audiencias, se mantiene bajo reserva de confidencialidad lo que
permite sacudirse de los riesgos de la declaración. La persona beneficia-
ria puede expresarse sin temores y, de hecho, ello es un requerimiento
para obtener información relevante para el proceso terapéutico. Ahora
bien, la mayor parte de las preguntas que debe contestar y de declara-
ciones que debe efectuar dicen relación con sus avances y retrocesos en
la terapia contra la adicción, lo que incluye mucha información sobre su
vida familiar, laboral y, eventualmente, sobre el hecho delictual que se
investiga.
La persona beneficiaria hace uso de la palabra en todas las oportu-
nidades: cuando es entrevistado inicialmente por la dupla psicosocial

51
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

para establecer que tiene consumo problemático de drogas; cuando es


consultado por el juez en la audiencia respecto de su decisión en orden
a aceptar o rechazar el programa, dentro de las condiciones de la sus-
pensión de ; en cada una de las audiencias de seguimiento y verificación
de cumplimiento del tratamiento contra la adicción. En muchos casos,
según las prácticas de cada equipo, la persona beneficiaria también hace
uso de la palabra, para entregar su testimonio, en las audiencias de egre-
so. Las manifestaciones que haga durante el proceso son muy relevantes
para las decisiones que se adoptan luego.
La neutralidad es advertida en cuanto el tribunal cumple una función
que ha sido explicitada con claridad al inicio del programa. Por una
parte, velará por el cumplimiento de las condiciones de la suspensión
condicional del procedimiento, entre las cuales se encuentra el trata-
miento contra la adicción, manteniendo la facultad de revocar la salida
alternativa si se constata un incumplimiento o un cumplimiento parcial.
Por otra parte, el tribunal tiene el rol de motivar en la persona beneficia-
ria su adherencia al tratamiento.
El elemento de respeto es muy relevante. Se configura en el trata-
miento que el juez realiza a la persona beneficiaria. El juez o jueza, en
algún sentido, deja de ser el órgano jurisdiccional para convertirse en el
representante de un equipo terapéutico que también integran el Fiscal
del Ministerio Público y el defensor o defensora. En esa calidad, ante
los ojos de quien fuera imputado o imputada, el tribunal es más un co-
adyuvante de su proceso de rehabilitación que el órgano que le puede
sancionar. Decimos en algún sentido porque cuando sea necesario en
la terapia marcar límites a la persona beneficiaria, el juez recupera su
figura de autoridad para realizar esa tarea.
El elemento respeto juega un rol muy relevante para que la persona
imputada recupere su autoestima, cuestión central en su proceso de re-
habilitación.
Finalmente, el elemento confianza se materializa y acrecienta a lo lar-
go del seguimiento del tratamiento. Una de las funciones más importan-
tes del juez o jueza en el Tribunal de Tratamiento de Drogas es escuchar.
Deberá escuchar a la dupla psicosocial respecto de los avances y retro-
cesos de la persona beneficiaria en el tratamiento; deberá escuchar a las
y los integrantes del equipo jurídico respecto de la opinión que tienen
para abordar los distintos problemas que se van presentando; y deberá
escuchar a la persona beneficiaria respecto de su proceso. El juez o jueza
52
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

es la voz de todo el equipo terapéutico en la audiencia y deberá expresar


en ella, de manera coherente y clara, las decisiones del equipo.

El lenguaje claro y sencillo


Una crítica persistente al lenguaje jurídico es que este se caracteriza por
ser un lenguaje complejo y difícil, lo que se debe, entre otras razones,
al uso de palabras que son rebuscadas, arcaicas y de poco uso común.
El problema de esto consiste en que el lenguaje jurídico se contiene en
muchos documentos y actos que no solo deben ser leídos y entendidos
por abogados, sino también por el resto de los ciudadanos que carecen
de las competencias necesarias para ello.
Estas críticas no son nuevas. Según relata Fábrega:

Bentham se rebelaba en contra de la jerga y jerganización de los abo-


gados. Sostenía que el lenguaje de los abogados servía a un triple pro-
pósito siniestro. Primero, como el lenguaje de los magos o astrólogos,
constituye un medio de mantenerlos unidos, separándose del resto de
la sociedad y reforzando su complacencia y resistencia a la reforma. Se-
gundo, sirve como instrumento de depredación. Ya que su complejidad
multiplicaba los negocios de los abogados y sus honorarios. En tercer
lugar, crean una atmósfera de temor y reverencia a los abogados, que in-
timida al crítico y apoya la impresión de que las facultades humanas no
son iguales a las suyas. El efecto de este lenguaje es esconder los defectos
de la ley: «Sentado en su silla en su condición de juez de paz hablando
un lenguaje común, vestido con un saco común, y sin otra cabellera que
la suya, el propio Salomón no sería alabado por su sabiduría» (Fábrega
Ponce, 2013: 97).

Existe cierto consenso entre los estudiosos de que, para hacer cumplir
la ley, es necesario que esta utilice un lenguaje que llegue a todos los des-
tinarios de la misma, esto es, aquellos que deben precisamente acatarla.
No obstante, se ha advertido una importante resistencia a la simplifi-
cación del lenguaje jurídico. Según lo que dice Relinque, basándose en
el trabajo de Alcaraz Varó:

porque, según ellos, esta simplificación atenta contra las garantías ju-
rídicas que se presupone que ofrece este lenguaje especializado; en se-
gundo lugar, defienden que es necesario dejar que este lenguaje jurídico
se actualice a su propio ritmo, con el fin de asegurar su adaptación y

53
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

modernidad; y, por último, porque, en su opinión, el paralelismo cons-


tante que los comentaristas hacen entre este lenguaje especializado y el
coloquial o corriente consigue que los legos en la materia puedan com-
prender los hechos jurídicos» (Relinque Barranca, 2017: 86).

Para García (2021: 7), «Hacer que la legislación sea comprensible y


accesible a cada persona, es el primer paso para garantizar sus derechos
y evitar la discriminación cualquiera que sea el motivo, condición o cir-
cunstancia personal o social. Asegurar el acceso a la información es una
forma de garantizar la participación plena y efectiva en la sociedad».

Las Iniciativas en el Reino Unido

Hoy en día, en el mundo, se ha consolidado la idea de que es necesario


que el Derecho se exprese a través de un lenguaje lo suficientemente
claro, como para ser entendido por aquellos a quienes se dirige. Según
Relinque (2017: 86), las primeras iniciativas en favor de la simplifica-
ción del lenguaje jurídico se llevaron a cabo en el Reino Unido. En 1979
Chrissie Maher fundó la Plain English Campaign, quien desde 1970 cri-
ticaba la jerga rebuscada y oscura que se había extendido en el ámbito
de la Administración. Sostenía esta campaña la necesidad de mejorar
el lenguaje utilizado por los poderes públicos argumentando que estos
organismos deberían tener en cuenta la capacidad del lector a la hora de
redactar sus documentos. Esta campaña dio lugar al Plain English Move-
ment, que fomenta el uso del lenguaje sencillo y premia a los organismos
que se caracterizan por la sencillez y elegancia de sus escritos.8
A partir de esa campaña, en 1973, en el Reino Unido, se creó el Ren-
ton Committee, una Comisión de expertos cuyo objetivo era revisar las
leyes públicas aprobadas por el Parlamento británico y aumentar la cla-
ridad en su redacción. Gracias al informe elaborado por esta Comisión,
se incluyeron notas explicativas en las leyes emanadas del Parlamento a
partir de ese momento, e incluso, en algunos casos, se han incluido guías
para explicar su contenido en un lenguaje claro y sencillo. Además, en
ese informe se propone la creación de una comisión para que revise las
leyes aprobadas por el Parlamento antes de su publicación con el fin de
asegurar que no contienen cláusulas oscuras.

8 Para profundizar en las ideas de este movimiento y su historia véase http://www.


plainenglish.co.uk/.

54
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

En 1979 la Administración inglesa puso en marcha un plan de moder-


nización del lenguaje administrativo que recomendaba no usar extran-
jerismos ni tecnicismos. El Gobierno británico publicó un manual bási-
co para los funcionarios llamado Plain Works donde incluyó consejos y
reglas para redactar cualquier texto con un lenguaje comprensible para
el ciudadano medio.
En el ámbito judicial, en 1996, se puso en marcha la reforma Woolf,
que tenía la intención de modernizar y agilizar la justicia y revisar el
lenguaje allí utilizado para hacerlo accesible al ciudadano. Así, se crea
el Public Administration Select Comittee, una nueva Comisión para la
revisión del lenguaje empleado por los poderes públicos. Esta Comisión
publicó un informe en 1996-1997 donde establece que las normas apro-
badas por las Cámaras deberían estar redactadas en un inglés sencillo
para que fueran fáciles de comprender por los ciudadanos.
Dos años después, en 1999, entraron en vigor las nuevas normas del
procedimiento civil, The Civil Procedural Rules 1998. El objetivo de esta
nueva ley, es conseguir una mayor eficacia en la administración de jus-
ticia y facilitar el acceso a la misma de todos los ciudadanos. Para ello,
se modifica sustancialmente la terminología procesal, en un intento de
simplificar el lenguaje jurídico de acuerdo con los postulados de The
Plain English Campaign.
Finalmente, el Gobierno británico, para asegurar que el lenguaje de
los tribunales resultara comprensible para el ciudadano medio, puso a
su disposición en los mostradores de información de los tribunales y
en otros centros oficiales unos folletos informativos. Estos folletos son
los medios principales utilizados por el Gobierno para acercarse al ciu-
dadano, ya que describen en un lenguaje corriente los puntos más im-
portantes que hay que tener en cuenta, por ejemplo, al presentar una
demanda o una alegación. En estos folletos se observa también cómo al-
gunos términos jurídicos clásicos que eran complejos de entender para
el ciudadano medio han sido sustituidos por otros que resultaban apa-
rentemente más accesibles.
Otro ejemplo de campañas por mejorar el uso del lenguaje jurídico es
la organización Clarity, fundada en 1983 por el abogado británico John
Walton, que es actualmente la mayor organización internacional sin fi-
nes de lucro, que se dedica a la lucha y promoción del lenguaje jurídico

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

claro.9 Esta asociación incluye a abogados, jueces, miembros del Parla-


mento y de los servicios jurídicos del Estado, profesores, bibliotecarios,
traductores jurídicos, lingüistas y asesores de todo el mundo que defien-
den y asesoran sobre el lenguaje simplificado.

Las Iniciativas en Estados Unidos

Por su parte, en los Estados Unidos, a partir de los años setenta, exigen
que los documentos elaborados por las agencias gubernamentales estén
redactados en un lenguaje directo y sencillo, que eviten el uso de tec-
nicismos en la medida de lo posible y que estén escritos con un estilo
coherente y fácil de leer.
En 1978, el entonces presidente Carter, emitió un decreto que estable-
cía que todo reglamento federal fuera escrito en un inglés simplificado y
comprensible para todos aquellos que debían aplicarlo. A finales de los
setenta, se elabora un manual de redacción con el que pretendía enseñar
a redactar con un lenguaje sencillo y a sustituir términos de carácter
complejo por palabras corrientes.
En 1981 se publicaron las Guidelines for Document Designers, que
puede considerarse el primer manual específico en esta materia, y se
creó el Document Design Center, de carácter consultivo e investigador,
que realizó una labor encomiable en lo que respecta al uso del lenguaje
simplificado en los textos legales.
En la era Clinton, se creó el National Partnership for Reinventing
Government, que promovió y coordinó una campaña para lograr que
los documentos administrativos se escribieran con un estilo sencillo y
accesible, llegando en 1998 a usar medidas normativas que imponían la
sencillez y la claridad como requisitos imprescindibles en las comunica-
ciones oficiales.
Las iniciativas del Presidente Clinton se basaban en una iniciativa an-
terior de los empleados públicos de los Departamentos y Agencias de la
Administración Federal denominada Plain Language Action and Infor-
mation Network (PLAIN) que surgió a principios de los años noventa.
PLAIN tenía como objetivo promover un sitio web que sirviera como
instrumento para facilitar el empleo del lenguaje sencillo en la labor

9 Para más información véase www.clarity-international.org.

56
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

diaria de los empleados públicos.10


A mediados de los años noventa, PLAIN publicó una obra en la que
incluye las pautas para escribir con un lenguaje simplificado a nivel fe-
deral. Esta obra se revisa periódicamente.
El presidente Obama, en 2010 firmó el Plain Writing Act 2010, donde
exige a las agencias gubernamentales que utilicen un lenguaje claro para
que el público lo pueda entender y utilizar. Finalmente, el 18 de enero
de 2011, este mismo presidente emitió un nuevo decreto que estableció
que el sistema jurídico de este país debe asegurar que la normativa sea
accesible, coherente y que esté escrita en un lenguaje simplificado y fácil
de comprender.
Una agencia gubernamental que ha tenido un peso importante en
la introducción del lenguaje simplificado ha sido la U.S. Securities and
Exchange Commission (SEC). Esta agencia, aparte de publicar varias
guías donde da instrucciones sobre cómo escribir con un lenguaje sim-
plificado, ha incluido también en su página web un apartado dedicado
exclusivamente al lenguaje jurídico en el que introduce numerosos enla-
ces con el sitio web de PLAIN. En dicha web explican que ellos, al igual
que otras agencias gubernamentales, deben seguir las pautas estableci-
das por la Plain Writing Act del año 2010, donde se establece que deben
escribir con un lenguaje claro, conciso y bien organizado y que deben
adaptarse a las buenas prácticas que correspondan al tema o al medio
en el que actúen.
Además de las iniciativas del Gobierno, existen muchas otras por par-
te de los diferentes estados y ciudades. No obstante, de todas ellas, la
más destacable es la de la ciudad de Nueva York, donde se ha creado una
página web para facilitar el acceso de todos los ciudadanos a la Justicia.
En esta web se incluyen guías, formularios, videos, glosarios, etcétera.
Todos redactados en un lenguaje sencillo.
Como consecuencia, los jueces de los países anglosajones se han he-
cho eco de estas medidas y las aplican en sus sentencias. De esta forma,
suelen utilizar en su redacción un lenguaje cotidiano y accesible; es más,
suelen evitar los tecnicismos para emplearlos solo en los casos de autén-
tica necesidad. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en los jueces del
Supreme Court of the United States, los cuales gozan de gran prestigio
en todo el mundo por emitir sentencias con un lenguaje claro y refinado.

10 Disponible en https://www.plainlanguage.gov/.

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Materiales Docentes Capítulo 3

Las Iniciativas en España

En España, algunos investigadores, relatan diversas iniciativas realiza-


das antes de 2009, pero coinciden en que tuvieron escasos resultados
(Relinque Barranca, 2017: 91).
En el año 2009, el Consejo de Ministros aprobó el Plan Estratégico
para la Modernización del Sistema de Justicia 2009-2012 que preveía la
creación de la denominada Comisión de Modernización del Lenguaje
Jurídico, cuyo objetivo era la elaboración de un informe que analizara
la situación actual del lenguaje empleado por los profesionales del De-
recho y recomendara las acciones necesarias para hacer que el lengua-
je jurídico fuera más comprensible para la ciudadanía. Para ello, como
innovación, la Comisión estaba formada por académicos, periodistas y
representantes de diversas profesiones jurídicas.
Desde ese momento, la Real Academia Española, el Consejo General
del Poder Judicial y el Tribunal Supremo han estado trabajando para
que se aplique la transparencia en el lenguaje jurídico y para ello tienen
un claro objetivo: el acercamiento de la Administración y la Justicia a la
ciudadanía mediante la formación de los ciudadanos y la simplificación
del lenguaje.
Finalmente, el Ministerio de Justicia ha creado en su página web un
enlace llamado Modernización del Lenguaje Jurídico, donde publica los
últimos avances en este campo. Una nota destacable de la información
que allí se expone es que se defiende que «la ciudadanía tiene derecho a
comprender las comunicaciones verbales o escritas de los profesionales
del Derecho». Esto debido al interés de este Ministerio por responder al
resultado de las encuestas sobre el estado de la Justicia que se han rea-
lizado en España desde el principio de la Democracia y que ponen de
manifiesto que la ciudadanía «confía en el rigor y calidad de los juristas
pero que, al mismo tiempo, no les comprende o, en el mejor de los casos,
les comprende con dificultad».
En esta página se publicó también el Informe de la Comisión de Mo-
dernización del Lenguaje Jurídico, los estudios de campo encargados
por dicha Comisión a varios equipos de investigación y el Convenio
para promover la claridad del lenguaje jurídico.
El paso más importante se dio con la publicación de la guía de la Co-
misión de Modernización del Lenguaje Jurídico en el 2011, en la que se
incluyeron una serie de orientaciones para mejorar la redacción de los

58
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

escritos.
Por último, la Comisión de Modernización del Lenguaje Jurídico
emitió una serie de recomendaciones asociadas que estaban destinadas
a los medios de comunicación. En estas recomendaciones se les que
adaptaran el lenguaje jurídico al lenguaje periodístico. Para ello, se debía
promover la formación especializada de los periodistas en el buen uso
del lenguaje jurídico.
Como resultado del informe de la Comisión, el 21 de diciembre de
2011 se firmó el convenio para promover la claridad del lenguaje jurídico
por parte de la Real Academia Española, el Ministerio de Justicia, la Fis-
calía general del Estado, la Real Academia de Jurisprudencia y Legisla-
ción, el Consejo General de la abogacía española, el Consejo General de
Procuradores de España y la Conferencia de Decanos y Decanas de las
Facultades de Derecho de España. En dicho convenio se comprometían
todos a seguir las recomendaciones de la Comisión de Modernización
del Lenguaje Jurídico y para ello acordaron crear una nueva Comisión
formada por juristas de los cuerpos jurídicos más importantes y por
miembros de la RAE que defendiesen la claridad del lenguaje jurídico.
Esta Comisión pretendía reunirse dos veces al año con carácter ordina-
rio y aprobar un plan de trabajo con carácter bienal. En principio, estaba
prevista su permanencia durante cuatro años desde el momento de su
firma y posteriormente su prórroga anual siempre que no existiese nin-
gún inconveniente.
El último avance lo comprobamos en la publicación en octubre de
2016 del Diccionario del español jurídico, el cual contiene treinta mil
entradas repartidas en 1.669 páginas. En la elaboración de este diccio-
nario han participado 130 profesores y catedráticos de universidades es-
pañolas seleccionados por especialidades del derecho; no obstante, se ha
realizado siguiendo los métodos tradicionales de la Real Academia Es-
pañola «se basa en definiciones escuetas enriquecidas con indicaciones
de uso de cada palabra o locución y con documentos extraídos de leyes
o jurisprudencia» (Real Academia Española, 2016).
Por último, es importante señalar que en España, además de las ini-
ciativas del Gobierno central, se han lanzado muchas otras a nivel regio-
nal en algunas de las comunidades con dos lenguas oficiales: Cataluña,
País Vasco y Galicia. Las instituciones de estas regiones promueven la
modernización de sus propias lenguas e incluso han introducido una
asignatura obligatoria de técnicas de redacción jurídica en los Estudios
59
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

universitarios de Derecho.

Las Iniciativas en Chile

En el caso de Chile, las iniciativas tendientes a desarrollar un lenguaje


claro en el ámbito jurídico está íntimamente vinculada al trabajo de la
Cumbre Judicial Iberoamericana, plataforma integrada por veintitrés
poderes judiciales, representados por las Cortes Supremas y Consejos
de la Magistratura de Iberoamérica, los que se han reunido con el com-
promiso de contribuir, desde el sector de la justicia, a la construcción de
un espacio iberoamericano.
En el año 2008 se aprueban las Cien Reglas de Brasilia11, que tenían
por objeto «garantizar las condiciones de acceso efectivo a la justicia de
las personas en condición de vulnerabilidad, sin discriminación alguna,
englobando el conjunto de políticas, medidas, facilidades y apoyos que
permitan a dichas personas el pleno goce de los servicios del sistema
judicial». El capítulo tercero destinado a la «Celebración de los actos
judiciales», dedica la segunda sección a la «comprensión de actuaciones
judiciales». Esta sección contiene 4 reglas:

Sección 2ª.- Comprensión de actuaciones judiciales


(58) Se adoptarán las medidas necesarias para reducir las dificultades
de comunicación que afecten a la comprensión del acto judicial en el
que participe una persona en condición de vulnerabilidad, garantizando
que ésta pueda comprender su alcance y significado.
1.- Notificaciones y requerimientos
(59) En las notificaciones y requerimientos, se usarán términos y es-
tructuras gramaticales simples y comprensibles, que respondan a las ne-
cesidades particulares de las personas en condición de vulnerabilidad
incluidas en estas Reglas. Asimismo, se evitarán expresiones o elemen-
tos intimidatorios, sin perjuicio de las ocasiones en que resulte necesa-
rio el uso de expresiones conminatorias.
2.- Contenido de las resoluciones judiciales
(60) En las resoluciones judiciales se emplearán términos y construc-
ciones sintácticas sencillas, sin perjuicio de su rigor técnico.
3.- Comprensión de actuaciones orales
(61) Se fomentarán los mecanismos necesarios para que la persona en
condición de vulnerabilidad comprenda los juicios, vistas, comparecen-

11 Disponible en https://bit.ly/2FeRnhi.

60
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Materiales Docentes Capítulo 3

cias y otras actuaciones judiciales orales en las que participe, teniéndose


presente el contenido del apartado 3 de la Sección 3ª del presente Capí-
tulo.

En el año 2014 la Cumbre Judicial Iberoamericana creó el grupo Jus-


ticia y Lenguaje Claro: por el derecho del ciudadano a comprender la
justicia, para reforzar la reflexión respecto de la pertinencia y necesidad
del uso de un lenguaje judicial claro, el que fue presidido por Chile y
España, y conformado por los poderes judiciales de Paraguay, Colom-
bia, Argentina, Perú, Bolivia y Panamá. Para representar a Chile en este
trabajo, la Corte Suprema designó al Ministro Carlos Aránguiz Zúñiga.

La premisa de la que partió este grupo de trabajo fue la necesidad de


contar con un protocolo que permitiera el uso de lenguaje claro, inclu-
sivo y no discriminatorio en las resoluciones judiciales; la necesidad de
que la administración de justicia adapte su lenguaje a las circunstancias
personales y culturales de los casos, con mayor intensidad si cabe en
ciertos supuestos; la necesidad de contar con un modelo básico de ar-
gumentación de las resoluciones judiciales; la necesidad de incorporar
la perspectiva de género en el lenguaje; la necesidad de recomendar no
incluir en las sentencias, en caso de riesgo grave, los datos personales
de testigos, víctimas, ni personas menores de edad; la necesidad de que
los usuarios y ciudadanos comprendan las resoluciones que les afectan,
lo que hace imprescindible contar con un glosario de aspecto jurídico
divulgativo (Comisión de Lenguaje claro, 2014: 3).

En el año 2015, en Asamblea Plenaria, se aprobaron las Reglas e Indi-


cadores en Materia de Transparencia, Rendición de Cuentas e Integri-
dad de los Sistemas Judiciales.12 La regla 11 señala:

Para facilitar su comprensión, las resoluciones judiciales deberán fun-


damentarse en términos sencillos y claros.
1. Existencia de protocolos para la fundamentación o motivación de las
sentencias y resoluciones en lenguaje claro.
2. Existencia de módulos de capacitación en fundamentación y moti-
vación de las sentencias y resoluciones.
3. Número de cursos impartidos de capacitación y su carga horaria en
la materia.
4. Número de juezas y jueces con capacitación en la materia y su por-

12 Disponible en https://bit.ly/3chgYJk.

61
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

centaje en relación a la totalidad.

Finalmente, en la Asamblea Plenaria desarrollada en Paraguay en


abril de 2016, la Cumbre Judicial Iberoamericana señaló, en los puntos
62 a 65, lo siguiente:13

62. Aprobamos, con la redacción definitiva que se incorpora como Anexo


13 de esta declaración, la guía sobre lenguaje claro y accesible presentada
por el grupo de trabajo cuya coordinación estuvo a cargo de España y Chile;
63. Afirmamos que la legitimidad de la judicatura está ligada a la calidad y
claridad de las resoluciones judiciales, y que ello constituye un verdadero
derecho fundamental del debido proceso; a tal efecto, entendemos que es
esencial el uso de un lenguaje claro, e inclusivo y no discriminatorio en las
resoluciones judiciales, y una argumentación fácilmente comprensible;
64. Entendemos que la elaboración y aprobación de un Diccionario Ju-
rídico Panhispánico o Panamericano se constituirá en una obra de suma
importancia en la unificación del léxico jurídico del orbe Iberoameri-
cano; y creemos que en dicho diccionario, sujeto en su redacción a las
reglas de lexicografía, todos los países de habla hispana de Iberoamérica
han de encontrar la expresión de la diversidad de su vocabulario jurídico;
65. Exhortamos, por tanto, a los Poderes Judiciales de la Cumbre Judi-
cial Iberoamericana a unirse a esta gran empresa y participar activa-
mente de los trabajos que se efectúen con tal fin.

La Corte Suprema de Chile, motivada por sus compromisos interna-


cionales, ha dado dos importantes pasos. El año 2015 creó la Comisión
de Lenguaje Claro, con el objeto de promover al interior del Poder Judi-
cial la reflexión acerca del lenguaje claro como elemento indispensable
para garantizar el acceso a la justicia del ciudadano, además de elaborar,
proponer e implementar acciones y productos que favorezcan la com-
prensión del ciudadano acerca del lenguaje judicial, por un lado, y que
sirvan de apoyo para juezas y jueces, por el otro.
La Corte Suprema designó al ministro Carlos Aránguiz Zúñiga como
encargado de la Comisión de Lenguaje Claro y a la Dirección de Asun-
tos Internacionales y Derechos Humanos de la Corte Suprema como
Secretaría Técnica. La Comisión está integrada por personas que parti-
cipan voluntariamente y que representan a diversos estamentos del Po-

13 XVIII Cumbre Judicial Iberoamericana, Declaración de Asunción, Paraguay,


2016: 12.

62
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

der Judicial y diferentes profesiones. Forman parte de ella la Dirección


de Comunicaciones y la Dirección de Bibliotecas y Centro Documental,
ambas del Poder Judicial. El trabajo de la Comisión es asesorado por
una Doctora en Filología Española.
La Comisión, desde el 2015 a la fecha, ha realizado múltiples accio-
nes para cumplir con sus objetivos. Así, ha difundido el Glosario y las
Recomendaciones iberoamericanas entre jueces, funcionarios y ciuda-
danos, tanto mediante actividades en tribunales, como a través de redes
sociales y la página web del Poder Judicial. Ha realizado también semi-
narios a los que ha incorporado al mundo académico, representado por
sus autoridades, profesores y estudiantes. Por otra parte ha realizado
concursos nacionales sobre sentencias, desarrollado talleres para jue-
ces y funcionarios; ha instalado un proyecto piloto sobre resoluciones
claras en la Oficina de Tramitación Internacional de la Corte Suprema,
ha creado y distribuido, entre los tribunales, afiches con conceptos en
lenguaje claro destinados al público y funcionarios, entre otras acciones.
En la misma línea de promover la reflexión sobre el lenguaje claro,
su pertinencia y la necesidad de su utilización para la comprensión del
destinatario de la información, la Corte Suprema ha dedicado uno de
los números de su revista Acceso a la Justicia a este tema. En dicho nú-
mero la editorial estuvo a cargo del Ministro de la Corte Suprema Carlos
Aránguiz Zúñiga y los principales temas abordados fueron: el trabajo
de la Comisión de Lenguaje Claro del Poder Judicial, los productos de-
sarrollados y los nuevos desafíos, la labor respecto a la materia en la
Cumbre Judicial Iberoamericana, la incorporación del Poder Judicial a
la Red de Lenguaje Claro (Red-LC), el movimiento del lenguaje claro en
el mundo, la redacción de sentencias dirigidas a niños, niñas y adoles-
centes como buena práctica internacional y el lenguaje ciudadano, entre
otros.
El 31 de marzo de 2017, la Corte Suprema de Chile suscribió un Acuer-
do de Colaboración con la Red de Lenguaje Claro, integrada por la Ho-
norable Cámara de Diputados de Chile, la Contraloría General de la
República, el Consejo para la Transparencia, la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, el Ministerio Secretaría General de la Presiden-
cia y la Biblioteca del Congreso Nacional, y constituida con esta misma
fecha.

Los objetivos de la Red son trabajar de manera conjunta en la imple-

63
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

mentación de acciones orientadas a generar iniciativas, proyectos y me-


didas que promuevan, difundan y faciliten el uso del lenguaje claro al
interior de sus respectivas instituciones, como en otros organismos del
Estado, con miras a incrementar la eficiencia en el uso de los recursos
estatales, promover la transparencia y el acceso a la información pública
(Comisión de Lenguaje Claro, 2015: 8).

La Comisión de Lenguaje Claro del Poder Judicial desarrolló un Ma-


nual de Estilo como herramienta de ayuda para los integrantes del Poder
Judicial, que comprendiera tópicos de redacción, de guía o pauta para
la redacción de sentencias y un capítulo sobre argumentación jurídica.
Para ello se formó una subcomisión integrada por las comisionadas se-
ñoras Mireya López Miranda, Carolina Figueroa Chandía y Nel Greeven
Bobadilla, quienes contaron con la colaboración técnica permanente de
la doctora señora Claudia Poblete Olmedo, como lingüista experta.

El lenguaje claro y la justicia procesal

El lenguaje claro apunta a dos elementos de la justicia procesal. El res-


peto y la confianza.
Apunta al respeto en cuanto que mediante un uso claro del lenguaje
jurídico se permite que el interviniente lego pueda participar con mayor
propiedad en las actuaciones judiciales. El uso de un lenguaje exento
de jergas le permite al usuario o usuaria del sistema de justicia sentirse
tratado como una persona importante, al comprobar que cuando el juez
o jueza se dirige a su persona a través de sus resoluciones puede com-
prender por sí mismo y sin intermediación.
Lo dicho respecto del juez o jueza es válido también para los otros
operadores jurídicos. En una ocasión una defensora increpaba en una
audiencia al imputado «por no haber concurrido a la APJO». Mientras
la defensora insistía en la gravedad del hecho, el imputado la miraba
intimidado tanto por el tono de la profesional como porque probable-
mente su ignorancia respecto de lo que se le decía, podía agravar aún
más su falta.
El lenguaje jurídico claro apunta sobre todo a la confianza. Ningún
sentido para el interviniente tiene aquella resolución que pronuncia el
juez, si no se expresa en un lenguaje que pueda ser comprensible para él
mismo. Solo comprendiendo la resolución puede advertir que el juez ha
escuchado los argumentos de su parte y los ha abordado exponiendo las
64
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

razones por las cuales los acoge o rechaza.

Enfoque de género
Los fundamentos normativos

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artí-


culo primero inequívocamente la relevancia de la igualdad en el ámbito
de los derechos fundamentales: «Todos los seres humanos nacen libres
e iguales en dignidad y derechos». Igualmente, en su artículo segundo,
establece que los derechos se reconocen sin distinción de

alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cual-


quier otra índole, origen nacional o social, posición económica, naci-
miento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción al-
guna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país
o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata
de un país independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de so-
beranía.

No obstante, esta declaración, y otras semejantes contenidas en otros


Tratados Internacionales o regionales, han demostrado ser insuficientes
para remover los obstáculos que impiden un ejercicio equitativo de los
derechos entre las distintas personas, persistiendo ámbitos de discrimi-
nación diversos que afectan a personas o grupos. Eso explica la apro-
bación de Tratados internacionales específicos que reconocen derechos
fundamentales, como son: la Convención Internacional sobre la Elimi-
nación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965); la Con-
vención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, Cedaw (1979); la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984); Convención
sobre los Derechos del Niño (1989); la Convención Internacional sobre
la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de
sus familiares (1990); la Convención sobre los derechos de las personas
con discapacidad (2006); y la Convención Internacional para la protec-
ción de todas las personas contra las desapariciones forzadas (2006).
A nivel americano, cabe tener presente la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre que declara en su artículo II que
«Todas las personas son iguales ante la Ley y tienen los derechos y debe-

65
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

res consagrados en esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma,


credo ni otra alguna». A la Declaración, le siguen la Convención Ameri-
cana de Derechos Humanos (1969); la Convención Interamericana para
prevenir y sancionar la tortura (1985); la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o Con-
vención de Belém do Pará (1994); la Convención Interamericana sobre
Desaparición forzada de personas (1994); la Convención Interamerica-
na para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
las Personas con Discapacidad (1999); la Convención Interamericana
contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de In-
tolerancia (2013); la Convención Interamericana contra Toda Forma de
Discriminación e Intolerancia (2013); la Convención Interamericana
sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
(2015).
Como se puede apreciar, uno de los grupos especialmente protegi-
dos son las mujeres. La expresión de motivos de la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
muestra tanto la constatación que hacen los Estados respecto del fenó-
meno de la discriminación, como respecto de la necesidad de dispo-
ner de medidas que aborden el problema. Así, se señala, por ejemplo:
«Preocupados, sin embargo, al comprobar que a pesar de estos diversos
instrumentos las mujeres siguen siendo objeto de importantes discri-
minaciones»; y luego se agrega: «Preocupados por el hecho de que en
situaciones de pobreza la mujer tiene un acceso mínimo a la alimen-
tación, la salud, la enseñanza, la capacitación y las oportunidades de
empleo, así como a la satisfacción de otras necesidades». El Tratado hace
referencia igualmente a los estereotipos de género como motivo de esa
discriminación:

Teniendo presente el gran aporte de la mujer al bienestar de la familia


y al desarrollo de la sociedad, hasta ahora no plenamente reconocido,
la importancia social de la maternidad y la función de los padres en la
familia y en la educación de los hijos, y conscientes de que el papel de la
mujer en la procreación no debe ser causa de discriminación sino que la
educación de los niños exige la responsabilidad compartida entre hom-
bres y mujeres y la sociedad en su conjunto.

Y, enseguida señala «reconociendo que para lograr la plena igualdad


entre el hombre y la mujer es necesario modificar el papel tradicional
66
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

tanto del hombre como de la mujer en la sociedad y en la familia».


Por su parte, en la conclusión general 25 del Comité Cedaw, se refuer-
za la misma idea, al afirmar que

un enfoque jurídico o programático puramente formal, no es suficiente


para lograr la igualdad de facto con el hombre, que el Comité inter-
preta como igualdad sustantiva. Además, la Convención requiere que
la mujer tenga las mismas oportunidades desde un primer momento
y que disponga de un entorno que le permita conseguir la igualdad de
resultados. No es suficiente garantizar a la mujer un trato idéntico al
del hombre. También deben tenerse en cuenta las diferencias biológicas
que hay entre la mujer y el hombre y las diferencias que la sociedad y
la cultura han creado. En ciertas circunstancias será necesario que haya
un trato no idéntico de mujeres y hombres para equilibrar esas diferen-
cias. El logro del objetivo de la igualdad sustantiva también exige una
estrategia eficaz encaminada a corregir la representación insuficiente de
la mujer y una redistribución de los recursos y el poder entre el hombre
y la mujer.14

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discri-


minación contra la Mujer (Cedaw) impone obligaciones expresas rela-
cionadas con eliminar los estereotipos de género. Así, se puede observar
el artículo 2, letras d) y f):

Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en to-


das sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados
y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación
contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a: d) Abstenerse de in-
currir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar
porque las autoridades o instituciones públicas actúen de conformidad
con esta obligación. f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de
carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y
prácticas que constituyen discriminación contra la mujer.

El artículo 5 expresa:

Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para: a) Mo-
dificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres
con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas con-

14 Disponible en https://bit.ly/2Usoxmo.

67
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

suetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de


la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones
estereotipadas de hombres y mujeres. b) Garantizar que la educación fa-
miliar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como fun-
ción social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hom-
bres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en
la inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración
primordial en todos los casos.

Y el artículo 10 letra c):

Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eli-
minar la discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad
de derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular
para asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: c)
La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculi-
no y femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza,
mediante el estímulo de la educación mixta y de otros tipos de educa-
ción que contribuyan a lograr este objetivo y, en particular, mediante la
modificación de los libros y programas escolares y la adaptación de los
métodos de enseñanza.

Estas obligaciones se fundan en que estos estereotipos impiden a las


mujeres el ejercicio y la defensa de sus derechos e impiden su acceso a
recursos efectivos. Por su parte, el artículo 8 letra b), dispone que «Los
Estados Partes se comprometen a adoptar medidas inmediatas, efectivas
y pertinentes para: […] b) Luchar contra los estereotipos, los prejuicios
y las prácticas nocivas respecto de las personas con discapacidad, in-
cluidos los que se basan en el género o la edad, en todos los ámbitos de
la vida».
Finalmente, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer, reconoce en su artículo sexto
«El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia», el que «inclu-
ye, entre otros: […] b) el derecho de la mujer a ser valorada y educada
libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales
y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación». En
su artículo octavo, letra b), establece que

Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medi-


das específicas, inclusive programas para: […] b) modificar los patrones

68
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo el diseño


de programas de educación formales y no formales apropiados a todo
nivel del proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y
todo otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad
o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipa-
dos para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia
contra la mujer.

La Cedaw, en su artículo primero, define la discriminación contra la


mujer como:

toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga


por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la
base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y
las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social,
cultural y civil o en cualquier otra esfera.

El Consejo Económico Social de Naciones Unidas, en su reunión de


1997, definió la incorporación de una perspectiva de género como:

El proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los


hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas
o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia
destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres,
así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración,
la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los progra-
mas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las
mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se per-
petúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad [sustantiva]
entre los géneros.15

Pero la evolución de la reflexión a nivel internacional llevó a los orga-


nismos preocupados por los problemas de discriminación a plantearse
no solo los problemas de discriminación respecto de las mujeres, sino
también respecto de las minorías sexuales. Los principios de Yogyakarta
constituyen una elaboración sobre cómo se aplica la legislación inter-
nacional de derechos humanos a las cuestiones de orientación sexual e
identidad de género.

15 Disponible en https://bit.ly/2KNExZU.

69
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Los Principios de Yogyakarta se refieren a una amplia gama de dere-


chos humanos y cómo se aplican en cuestiones de orientación sexual e
identidad de género. Entre otros, se incluyen: ejecuciones extralegales,
violencia y tortura, acceso a la justicia, privacidad, no discriminación,
los derechos de libertad de expresión y reunión, empleo, salud, educa-
ción, cuestiones de migración y refugiados, participación pública y una
variedad de otros derechos.16

Por su parte, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas


ha adoptado tres resoluciones en la materia: la resolución 17/19 de 17 de
junio de 2011 que manifiesta su preocupación por los actos de violen-
cia y discriminación que se cometen a nivel mundial contra personas
debido a su orientación sexual e identidad de género y encomienda la
realización de un estudio a fin de documentar las leyes y prácticas dis-
criminatorias y los actos de violencia cometidos contra personas por su
orientación sexual e identidad de género, en todas las regiones del mun-
do. El objetivo es detectar la forma en que la normatividad internacio-
nal de derechos humanos puede aplicarse para poner fin a la violencia
y a las violaciones conexas de los derechos humanos, motivadas por la
orientación sexual y la identidad de género.
La resolución 27/32 del 24 de septiembre de 2014 reitera la preocupa-
ción y dispone que se actualice el informe con miras a compartir buenas
prácticas y formas para superar la violencia y la discriminación, en apli-
cación de las normas y el derecho internacional de los derechos huma-
nos en vigor.
La resolución 32/2 de 30 de junio de 2016, en la misma línea que las
anteriores, decide nombrar, por un período de tres años, a un Experto
Independiente sobre la protección contra la violencia y la discrimina-
ción por motivos de orientación sexual o identidad de género, y le enco-
mienda diversas acciones en orden a promover la aplicación de medidas
que contribuyan a la protección de todas las personas contra la violencia
y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de
género.

La Política de Género en el Poder Judicial de Chile

En la tarea de lograr esa igualdad sustantiva es evidente que el sistema

16 Disponible en https://bit.ly/2vxi1LJ.

70
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

de justicia tiene un rol que cumplir. Por una parte, porque todos los de-
rechos, cuando no son satisfechos, se deben exigir a través del proceso
judicial y, por otra, porque algunos de los derechos fundamentales de-
penden del sistema judicial, como son el acceso a la justicia y el debido
proceso.
Es por ello que el Poder Judicial de Chile crea en el año 2017 la Se-
cretaría de Igualdad de Género y No Discriminación, como resultado
de un trabajo que se realizaba desde 2014.17 Sus funciones son: promo-
ver que las y los integrantes del Poder Judicial disfruten de espacios de
trabajo igualitarios y libres de violencia y discriminación; y impulsar
el desarrollo de políticas y acciones dirigidas a garantizar la igualdad y
discriminación de todas las personas en el acceso a la justicia.
El 5 de febrero de 2018 se aprueba la Política de Igualdad de Género y
no discriminación del Poder Judicial de Chile, que define algunos prin-
cipios rectores «que pretenden otorgar el marco analítico que permitirá
reconocer que la incorporación de la perspectiva de género en el que-
hacer judicial es esencial para la realización de los derechos humanos
en el sistema de justicia, en cuanto posibilita asegurar el efectivo acceso
a la justicia de toda la población» (Secretaría Técnica de Igualdad y No
Discriminación, 2018: 33).
Es entonces evidente que la discriminación por razones de género
constituye un obstáculo para el acceso a la justicia «entendido como
un derecho fundamental que impone al Estado deberes de conducta en
orden no solo a permitir el acceso, sino además, a generar las condi-
ciones para que ese acceso sea posible y efectivo, que es la premisa de
la cual parte la Política» (Muñoz Sánchez, 2020: 10). De modo que no
se trata de remover obstáculos que impidan acceder al sistema judicial
solamente, sino también aquellos que impiden la tutela judicial efectiva
en el proceso.
Dos principios rectores de la política de género son relevantes respec-

17 Ese año, en la Asamblea Plenaria de la XVII Cumbre Judicial Iberoamericana,


celebrada en Santiago de Chile, fue aprobada la constitución de la Comisión Perma-
nente de Género y Acceso a la Justicia, con el objetivo de dar seguimiento al proceso
de incorporación de la perspectiva de género en todo el quehacer de la Cumbre
Judicial Iberoamericana y desarrollar proyectos y propuestas que permitan la incor-
poración de la perspectiva de género al interior de los Poderes Judiciales. En febrero
de 2015 se aprueba la propuesta de plan de trabajo para el Poder Judicial de Chile, en
cumplimiento del citado compromiso.

71
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

to del acceso a la justicia. El primero de ellos es el principio de igualdad:

refiere al goce y efectivo ejercicio de los derechos humanos de las per-


sonas, independiente de su sexo, género, identidad de género y/u orien-
tación sexual, y el acceso a los bienes y servicios indispensables para
el diseño y ejecución de su proyecto de vida, incluyendo aquellos de
carácter judicial (Secretaría Técnica de Igualdad y No Discriminación,
2018: 35).

El segundo principio relevante es el de enfoque de género en el acce-


so a la justicia que se entiende como «la incorporación del enfoque de
género en todo el quehacer del Poder Judicial, tanto en lo referido a la
solución efectiva de los conflictos y el ejercicio de la labor jurisdiccional,
como en los servicios de atención de usuarios y usuarias» (Secretaría
Técnica de Igualdad y No Discriminación, 2018: 39).

La perspectiva de género

Para garantizar el acceso a la justicia es necesario advertir, en el caso,


la presencia de los factores de desigualdad real de quienes comparecen
ante ella. Estos factores de desigualdad podrían afectar a personas en
condición de vulnerabilidad, definidas en las Cien Reglas de Brasilia,
como aquellas «que, por razón de su edad, género, estado físico o men-
tal, o por circunstancias sociales, económicas, étnicas y/o culturales, en-
cuentran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el siste-
ma de justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico».18
El género constituye una condición especial de desigualdad para las
mujeres, pero además para todas las personas LGTBIQ+.
Una situación especial, aunque frecuente, es la que se conoce como
discriminación interseccional, que se produce cuando confluyen en una
persona diversas condiciones de vulnerabilidad que pueden dar lugar a
variadas formas de discriminación, como cuando se trata de una mu-
jer indígena, pobre e inmigrante. Por cierto, estos casos representan un
desafío mayor ya que deben ser abordados de manera integral, conside-
rando todos los factores de discriminación real o eventual, para dar una
respuesta adecuada al caso.
En el caso particular del género, es necesario reconocer ciertas des-

18 XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, Reglas de Brasilia sobre acceso a la Justi-


cia de las personas en condición de vulnerabilidad.

72
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

igualdades estructurales que dificultan la participación de la mujer en


los ámbitos políticos, económicos y sociales. Estas desigualdades en oca-
siones se contemplan en normas legales, como las que impedían el voto
femenino; o la que declaraba incapaces a la mujer casada; o la que otorga
al marido la representación de la sociedad conyugal; pero, en otras oca-
siones vienen dadas por ciertas prácticas socialmente aceptadas como la
de remunerar su trabajo con monto menor que el del hombre, a pesar de
realizar la misma tarea y exigírsele la misma producción.
Más difíciles de advertir son los estereotipos de géneros. Según El in-
forme Gender Stereotyping As A Human Rights Violation encargado pr
la ACNUDH (2013: 8), un estereotipo de género «es una opinión o pre-
juicio generalizado acerca de atributos o características que hombres y
mujeres poseen o deberían poseer o de las funciones sociales que ambos
desempeñan o deberían desempeñar». De este modo, son estereotipos
de género los que asocian al desarrollo personal de la mujer al matrimo-
nio y a la crianza de hijos; como lo es el considerar que la maternidad
dificulta la inserción laboral de la mujer, sin cuestionar las condiciones
de trabajo que se le ofrecen; o que la mujer no tiene suficiente autoridad
para acceder a cargos directivos, cuando hay dificultades evidentes para
el acceso a tales posiciones; o, por último, y solo a modo ejemplar, que
los hombres modernos se dedican al hogar, escondiendo que por razo-
nes de mera igualdad corresponde a todos los hombres participar (y no
solo colaborar) en las tareas del hogar.
Los estereotipos de género pueden ser negativos, positivos o neutros,
pero en cualquier caso marcan los roles y el desempeño tanto de los
hombres como de las mujeres desde la infancia, generando situaciones
de desigualdad y discriminación.
El riesgo de los estereotipos en el sistema de justicia consiste en que
si el tribunal no logra identificarlos y abstraerse de ellos, terminará juz-
gando en base a esos prejuicios y no en base a los hechos relevantes y
acreditados en el caso específico.
Aquí es donde aparece la perspectiva de género, entendida

como una herramienta metodológica de análisis, que permite a magis-


trados y magistradas conocer y juzgar los casos que llegan al sistema de
administración de justicia, con una mirada que entienda y visibilice las
barreras que dificultan el goce o ejercicio igualitario de determinados
derechos que una persona reclama —y particularmente las mujeres, por

73
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

la discriminación estructural de que hemos sido objeto— y sean capa-


ces, en consecuencia, de interpretar y aplicar el derecho, a la luz de las
normas nacionales e internacionales pertinentes, de una manera que no
perpetúe esas discriminaciones y que respete el principio de igualdad
(Muñoz, Sánchez, 2020: 20).

Juzgar con perspectiva de género pretende reconocer los prejuicios,


estereotipos, preconcepciones personales y sociales, sesgos congnitivos,
para que quien decide prescinda de ellos, en tanto esos factores pueden
afectar un correcto análisis del caso que se debe juzgar, de modo de evi-
tar las discriminaciones a que su uso puede conducir.

Otros documentos relevantes

La Secretaría Técnica de Igualdad de Género y No Discriminación ha


producido, además de la Política de Igualdad de Género y No Discrimi-
nación, otros dos documentos relevantes para el cumplimiento de sus
objetivos. El primero de ellos es el Cuaderno de Buenas Prácticas para
incorporar la perspectiva de género en las sentencias,19 que se trata de

un instrumento que busca orientar a jueces y juezas en la incorpora-


ción de elementos básicos para el análisis de los casos y su contexto,
como escenarios en los que pueden manifestarse estereotipos, desigual-
dad y discriminación; temas todos determinantes de una interpretación
y aplicación integral, compleja y diferenciada del derecho vulnerado o
en litigio, que busca facilitar o satisfacer el derecho de acceso a la justicia
(Muñoz, Sánchez, 2019: 2).

El segundo documento es el Manual para el uso del lenguaje inclusivo


no sexista en el Poder Judicial de Chile (2021: 5)20

cuyo propósito no es generar reglas sino que recomendar usos prácti-


cos que puedan ser comprendidos como un avance para los derechos de
las mujeres y otros grupos, entendiendo que la administración de justi-
cia debe resguardar la igualdad de trato, pero a la vez atender a las parti-
cularidades que caracterizan las distintas discriminaciones que pueden
afectar a las mujeres y otros grupos, entre ellas en el uso del lenguaje.

19 Disponible en https://bit.ly/2QJPuwm.
20 Disponible en https://bit.ly/3Aehf7K.

74
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

El enfoque de género y la justicia procesal

El enfoque de género tiene relación con las dimensiones de neutralidad,


respeto y confianza de la justicia procesal.
En cuanto a la neutralidad, como hemos señalado, al advertir y obli-
gar a quien juzga a despojarse de los estereotipos de género, se vincula
directamente con los hechos del caso y el derecho aplicable. Lo explica
claramente la Ministra Muñoz:

Con el enfoque de género lo que se busca es disolver los sesgos cogni-


tivos, los estereotipos, los prejuicios asociados al género, que operan o
puedan operar, desde la perspectiva de quien decide o adjudica, como
barreras que impiden ver o comprender de manera integral el caso o
situación que se debe juzgar. No está en juego, pues, que se pierda la im-
parcialidad, sino al contrario, la perspectiva de género es una exigencia
para superar sesgos que constituyen obstáculos para el acceso efectivo
e igualitario a la justicia. De manera que, si magistrados y magistradas
no se quitan la venda, y no advierten la existencia de esos sesgos, están
poniéndose ellos y ellas mismas en una situación de discriminación, que
dificulta el acceso a la justicia (Muñoz Sánchez, 2020: 20).

El enfoque o perspectiva de género se vincula también con el elemen-


to de respeto de la justicia procesal. Claramente cuando se descartan los
tratos discriminatorios mejora la interacción con los intervinientes.
Pero el enfoque de género, en cuanto entrega una mirada enriquece-
dora y comprensiva respecto de las minorías sexuales, puede ayudar a
crear herramientas de trato que son útiles para los operadores del siste-
ma de justicia y, en especial, para los jueces y juezas, respecto de aque-
llos que se identifican como LGTBIQ+. En general, las minorías sufren
permanentes discriminaciones en la vida social de modo que existe el
desafío que generar en las salas de audiencias ambientes protectores que
les permitan sentirse cómodos para ejercer adecuadamente sus dere-
chos. En esa lógica, es relevante generar espacios para que las personas
puedan identificarse por su nombre social si así lo solicitan, lo que no
obsta a que en los registros oficiales, las anotaciones se realicen con el
nombre legal.
Finalmente, el enfoque de género se relaciona con el elemento con-
fianza de la justicia procesal. La justificación de la decisión gana en le-
gitimidad cuando se logra desprender de los estereotipos y prejuicios

75
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

y abordar el caso de manera integral. Recordemos que esos sesgos po-


drían encontrarse en la interpretación y valoración de la prueba; en las
normas jurídicas aplicables al caso; en los alegatos y pretensiones de las
partes; y, finalmente, en el razonamiento del propio juez o jueza.
La perspectiva de género se puede aplicar en un amplio abanico de
casos, pero es particularmente útil en los casos de violencia de género,
como los casos de violencia doméstica, abuso sexual, acoso sexual y, en
general, en los casos de abusos por razón de sexo.

La atención de público en los tribunales


Hasta 1997 el Poder Judicial chileno no tenía una política general sobre
la atención de los usuarios en los tribunales, por lo que esta era mane-
jada en cada tribunal conforme a los criterios del juez o secretario del
mismo, ya que tampoco la ley proveía de estos.
Hasta ese momento, en términos generales, los usuarios eran aten-
didos conforme a la lógica de la relación autoridad-súbdito, lógica que
privilegia la satisfacción de las necesidades del servicio por sobre las de
las personas usuarias.
Pero en los años que han transcurrido la realidad en los mesones de
atención de público de los juzgados, también en términos generales, ha
cambiado radicalmente. Revisaremos las iniciativas que han permitido
y facilitado esos cambios.

Las metas de gestión

El 7 de noviembre de 1997 se publica en el diario oficial la ley 19.531 que


tuvo por objeto mejorar la gestión de los tribunales, para lo cual elevó
las remuneraciones de los funcionarios, incorporó los bonos de gestión
y modificó la orgánica de la Corporación Administrativa del Poder Ju-
dicial.
El Pleno de la Corte Suprema, con fecha 14 de diciembre de 1999, bajo
la Presidencia de don Roberto Dávila Díaz, dictó un auto acordado que
formuló las metas de gestión que deberían alcanzar los tribunales du-
rante el período comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del
año 2000. El auto acordado recogió las propuestas del equipo de trabajo
asesor de la Corte en la formulación de las metas de gestión establecidas
por la Ley 19.531, que presidió el Ministro señor Urbano Marín Vallejo.
Entre los fundamentos del auto acordado se encuentran algunos que

76
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

resultan notables en términos de traslucir el interés y conciencia que el


máximo tribunal tenía por los problemas de gestión que mostraban los
tribunales de justicia y sobre la necesidad de mejorarla.
Expresa el acuerdo:

La permanente preocupación de esta Corte por el desarrollo y moder-


nización del sistema de administración de justicia, teniendo presente la
especialidad de la misión del Poder Judicial, y las restricciones de recur-
sos que condicionan su accionar, y la necesidad de implantar sistemas
de evaluación que ponderen adecuadamente eficiencia y oportunidad
de su actuación […] La conveniencia de mejorar la capacidad de los
Tribunales para responder en forma rápida y oportuna a las necesidades
que demandan del sistema de administración de justicia sus usuarios,
en particular, en lo relacionado con la accesibilidad, continuidad en la
entrega del servicio, comodidad y esmero en la acción.

Un área que ha estado permanentemente presente es la que tiene por


objeto mejorar la atención a usuarios. A partir de la introducción de esta
meta se incorporaron en todos los tribunales los buzones de sugerencias
y reclamos, mecanismo útil para mantener una comunicación con los
usuarios y las usuarias, además se mejoró la señalética de los tribunales
tanto para entregar información, como para mejorar la seguridad de
los edificios. También se elaboraron documentos que incorporaran la
información más relevante para los usuarios. En el 2002, a la Secretaría
de la Corte Suprema, Secretarías de Cortes de Apelaciones, Juzgados
que conocen materia civil, penal, laboral y de menores se les fijó la meta
de «Homologar aspectos de la gestión interna del tribunal relacionados
directamente con la atención de usuarios», mientras que a los Tribuna-
les de Juicio Oral en lo Penal y a los Juzgados de Garantía la de «pro-
poner e implementar lineamientos estratégicos tendientes a mejorar la
atención a los usuarios del tribunal», siendo este el único año en que se
impuso una meta diferente para los tribunales haciéndose la distinción
indicada. Finalmente, a partir de 2003 se dispuso como meta en esta
área la de «contribuir a mejorar la imagen y atención de los usuarios del
Poder Judicial a través de la realización de visitas guiadas, entrega de
información al usuario y normalización de procedimientos internos de
la gestión del tribunal».
Las metas de gestión son tremendamente útiles para cambiar la forma
de trabajo del personal de una institución ya que, por la vía del incentivo

77
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

económico, los funcionarios se ven motivados a desarrollar acciones de-


terminadas. Luego las acciones que en principio son novedosas, cuando
desaparece el incentivo, se incorporan en la rutina.

La capacitación que entrega la Academia Judicial

La Academia Judicial, que ya tiene más de dos décadas de existencia, a


partir de los programas de perfeccionamiento ha introducido la temá-
tica de la atención a los usuarios como parte de los cursos que tienen
como destinatarios al personal del escalafón de empleados de los tribu-
nales de justicia. Esos cursos en todos estos años han logrado formar
ya a centenares y miles de empleados en esta área. A modo de ejemplo,
durante muchos años se impartieron los cursos de Atención de público
y luego Atención de público II, lo que revela el nivel de sofisticación
que se puede alcanzar. Actualmente se ofrecen los cursos de Atención
de Víctimas, Testigos y Peritos en los Sistemas de Justicia; Atención y
Orientación a Usuarios a Través de Plataformas Informáticas; y, Acceso
a la Justicia de Personas en Situación de Discapacidad.
A ello hay que añadir que la formación en otras áreas permite a los
empleados entregar una información de mayor calidad a los usuarios, lo
que indudablemente mejora los resultados.

La nueva estructura de los tribunales

Con la entrada en vigencia de la reforma procesal penal, y luego con la


reforma en materia de familia y laboral, debutan en los tribunales las
unidades de atención de público que pretenden relevar que esta es un
área central de la gestión y a la que se le asigna en la organización la im-
portancia que le corresponde. Cuando se diseña una nueva estructura
administrativa para las Cortes de Apelaciones, incorporando adminis-
tradores profesionales, se incorporan igualmente las Unidades de Aten-
ción de Público. Estas unidades están realizando una labor importante
en términos de diseñar nuevas estrategias de atención a los usuarios que
puedan servir luego como inspiración para los otros tribunales.
Todos estos cambios han significado que los mesones de atención de
público de los tribunales han mutado de ser una mera oficina de recep-
ción de escritos a verdaderos centros de información y orientación y es
esperable que ello se acentúe. De hecho, desde la implementación de la

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

Ley de Tramitación Electrónica, la recepción de escritos ni siquiera es


una actividad relevante, por cuanto las presentaciones de los intervi-
nientes se reciben a través de la plataforma de la Oficina Judicial Virtual
(OJV).
La información que proporcionan los tribunales ya no se refiere ex-
clusivamente a las causas que se tramitan ante él, sino que corresponde
también a información propia del tribunal; a aquella referida a los pro-
cedimientos, especialmente los trámites más habituales de los usuarios;
a las instituciones relacionadas con la jurisdicción; y a otras materias de
interés.
Esta información no es solo verbal, sino que va acompañada con díp-
ticos o trípticos informativos elaborados por instituciones externas del
Poder Judicial, por la Corporación Administrativa del Poder Judicial y
por los propios tribunales.

La Carta de Derechos de las personas ante la Justicia en el


ámbito Iberoamericano

En el año 2002, en Cancún, se aprueba la Carta de Derechos de las per-


sonas ante la Justicia en el ámbito Iberoamericano,21 en el marco de VII
Cumbre de Iberoamericana de Presidentes de Corte Suprema y Tribu-
nales Supremos de Justicia.
Los principios de la Carta de Derechos son:
• Una justicia moderna y accesible a todas las personas (transparen-
te, comprensible, atenta a las personas, responsable ante el ciuda-
dano, ágil y tecnológicamente avanzada)
• Una justicia que protege a los más débiles (las víctimas, integran-
tes de las poblaciones indígenas, la niñez y la adolescencia, las per-
sonas discapacitadas)
En relación a la atención de público se reconocen, entre otros, los
siguientes derechos:
• Todas las personas tienen derecho a recibir información general y
actualizada sobre el funcionamiento de los juzgados y tribunales
y sobre las características y requisitos genéricos de los distintos
procedimientos judiciales.

21 Disponible en https://bit.ly/3dUXOto.

79
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

• Todas las personas tienen derecho a recibir información transpa-


rente sobre el estado, la actividad y los asuntos tramitados y pen-
dientes de todos los órganos jurisdiccionales si así lo solicitan. Los
Poderes Judiciales canalizarán esta información para facilitar su
consulta en el marco de un plan de transparencia.
• Todas las personas tienen derecho a conocer el contenido y estado
de los procesos en los que tenga interés legítimo de acuerdo con lo
dispuesto en las leyes procesales. Los interesados tendrán acceso a
los documentos, libros, archivos y registros judiciales que no ten-
gan carácter reservado.
• Todas las personas tienen derecho a recibir atención dentro del
plazo adecuado, de forma respetuosa y adaptada a sus circunstan-
cias psicológicas, sociales y culturales.
• Todas las personas tienen derecho a exigir que las actuaciones ju-
diciales en las que resulte obligatoria su comparecencia se celebren
con la máxima puntualidad.
• Todas las personas tienen derecho a ser atendidas en el horario de
funcionamiento previsto.

La Política de Atención de Usuarios del Poder Judicial

En mayo de 2018 se publica la Política de Atención de Usuarios del Po-


der Judicial, que:

tiene por finalidad, garantizar el derecho humano de acceso a la justicia


en el quehacer diario del Poder Judicial, atendiendo a las personas de
todo el territorio nacional, de manera clara, oportuna y efectiva, efec-
tivizando todos sus derechos, y solucionando sus consultas y conflictos
de relevancia jurídica, de manera de contribuir a la paz social, el diálogo
y el fortalecimiento de la democracia (2018: 147).

Esta política es «aplicable a todas las acciones institucionales del Po-


der Judicial que impacten sobre el ejercicio del derecho de acceso a la
justicia, la eliminación de las barreras de acceso, y el consecuente dis-
frute de los derechos garantizados por la Constitución y las leyes, en la
interacción de los usuarios con el servicio».
Los destinatarios de esta política son los usuarios internos y externos,
y dentro de estos se distinguen tanto las instituciones como las personas

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

naturales o jurídicas. Entre las personas naturales o jurídicas se distin-


guen a los usuarios efectivos, entre los cuales se encuentran los pasados
y actuales (reales o virtuales) y los potenciales.
El principio rector de la Política es el acceso a la justicia:

puede ser entendido como la posibilidad de toda persona, indepen-


dientemente de su condición económica o de otra naturaleza, de acudir
al sistema previsto para la resolución de conflictos y vindicación de los
derechos protegidos de los cuales es titular. Es decir, que por este prin-
cipio podemos entender la acción, ante una controversia o la necesidad
de esclarecimiento de un hecho, de poder acudir a los medios previstos
por los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales para su
respectiva resolución (Ventura, 2007: 348).

La Política incorpora dos enfoques, un enfoque basado en derechos


humanos y un enfoque de servicio público. El primero está basado nor-
mativamente en las normas internacionales de derechos humanos y
operacionalmente en está orientado a la promoción y la protección de
los derechos humanos. Este enfoque exige que las acciones que se adop-
ten cumplan al menos las siguientes características:
• Establecer como objetivo principal la realización del derecho de
acceso a la justicia.
• Orientar su accionar en los principios y las normas contenidos en
los estándares internacionales de acceso a la justicia en todas las
fases del proceso de programación.
• Identificar a los usuarios y aquello a lo que tienen derecho, y a los
correspondientes responsables de las obligaciones que les incum-
ben.
• Considerar primordialmente a los grupos vulnerables o de espe-
cial protección frente al acceso a la justicia.
• Promover la articulación y coordinación de diferentes interven-
ciones, tomando en cuenta los refuerzos existentes en las diversas
disciplinas e instituciones.
• Incorporar ampliamente la participación de los usuarios y el diá-
logo constante de estos con los responsables del diseño e imple-
mentación de la Política.
El enfoque de servicio implica entender la administración de justicia

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

como una función propia del Estado e indelegable y al Poder Judicial


como un servicio público que debe estar abierto y al servicio de la ciu-
dadanía, en que el usuario es el centro de la justicia y el motor de la
institución. Para materializar este enfoque se requiere del cumplimiento
de algunos principios orientadores entre los que se encuentran la uni-
versalidad para todos los usuarios y respecto de todas sus necesidades
de acceso a la justicia, la objetividad en lasdecisiones adoptadas con
prescindencia de los sujetos particulares, la transparencia, la gratuidad,
la sostenibilidad de las prestaciones en el tiempo, la subsidiariedad, la
adaptabilidad en cuanto a la capacidad de modificar la oferta a los usua-
rios, y la calidad.
La Política define ejes de acción específicos para hacer operativa la
política. Estos ejes son la educación cívica jurídica, la actividad admi-
nistrativa, la actividad jurisdiccional, la probidad y transparencia, gru-
pos vulnerables e institucionalidad.
En el eje que se refiere a los grupos vulnerables, se consideran las
acciones tendientes a garantizar las condiciones de acceso efectivo a la
justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, sin discrimina-
ción alguna, englobando el conjunto de políticas, medidas, facilidades y
apoyos que permitan a dichas personas el pleno goce de los servicios del
sistema judicial. Son consideradas en condición de vulnerabilidad aque-
llas personas que, por razón de su edad, género, estado físico o mental, o
por circunstancias sociales, económicas, étnicas, y/o culturales, encuen-
tran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico.

El Protocolo de Acceso a la Justicia de grupos vulnerables

En línea con la Política de Atención de Usuarios, el Poder Judicial aprue-


ba el Protocolo de Acceso a la Justicia de grupos vulnerables que tiene
como guía Las Reglas de Brasilia y el Protocolo Iberoamericano de Ac-
tuación Judicial sobre Acceso a la Justicia de Grupos Vulnerables, adap-
tadas a la realidad nacional, que incluye protocolos de actuación judicial
sobre personas migrantes y sujetas a protección internacional, personas
con discapacidad, personas, pueblos y comunidades indígenas, mujeres
víctimas de violencia de género, niños, niñas y adolescentes, y adultos
mayores. El objetivo específico es generar una guía en la que se establez-
can reglas generales y recomendaciones de actuación para la labor de

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

jueces y juezas, con miras a garantizar el real acceso a la justicia de los


referidos grupos vulnerables.
El Protocolo de Acceso a la Justicia de Niños, Niñas y Adolescen-
tes, luego de repasar la normativa internacional y nacional relevante y
los principios orientadores, formula recomendaciones a los juzgadores
entregándoles un abanico de acciones que contribuyan a superar las ba-
rreras a las cuales se enfrentan los niños, niñas y adolescentes en el ejer-
cicio de sus derechos:
• Tener siempre presente el interés superior del niño.
• Garantizar la información y fomentar la participación de los ni-
ños, niñas y adolescentes.
• Garantizar las condiciones óptimas para la participación de los ni-
ños, niñas y adolescentes en el proceso, adoptando medidas que lo
faciliten.
• Velar por un tratamiento especializado, con el fin de concretar el
principio de igualdad y no discriminación.
• Resguardar el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a
opinar en todos los asuntos que le afectan, y a que sean debida-
mente tomadas en consideración sus opiniones.
• Respetar el derecho a la vida digna, supervivencia y desarrollo.
• Prevenir o mitigar las consecuencias del proceso.
• Adoptar medidas oportunas.
• Dictar medidas para proteger la intimidad y el bienestar de los
niños, niñas y adolescentes.
• Resguardar las pruebas periciales de los niños, niñas y adolescen-
tes.
• Velar por la temporalidad y duración de la participación infantil,
reforzando la observancia y cumplimiento por parte de los opera-
dores de justicia de las medidas que otorgan un trato preferente a
los iños, niñas y adolescentes.
• Propiciar espacios de espera y juzgados idóneos.
• Facilitar instancias de despedida de los niños, niñas y adolescen-
tes.
• Propiciar instancias de comunicación indirecta de los niños, niñas
y asolescentes cuyos padres, madres o adultos significativos estén

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

privados de libertad.
Por otra parte, el Protocolo de Acceso a la Justicia de personas con
discapacidad, luego de repasar la normativa internacional y nacional
relevante y los principios orientadores como el abordaje de la discapaci-
dad desde el modelo social y de derechos humanos, la mayor protección
de los derechos de las personas con discapacidad, la igualdad y no dis-
criminación, la accesibilidad, el respeto a la dignidad inherente, auto-
nomía individual, libertad para tomar las propias decisiones e indepen-
dencia de las personas con discapacidad, la participación e inclusión
plenas y efectivas en la sociedad, el respeto por la diferencia y el respeto
a la evolución de las facultades de niños y niñas con discapacidad, ade-
más del derecho a preservar su identidad. Finalmente, formula reco-
mendaciones que buscan auxiliar a las y los juzgadores proponiéndoles
acciones que contribuyan a superar las barreras que las personas con
discapacidad enfrentan cotidianamente en el ejercicio de sus derechos.
Entre las recomendaciones generales se encuentran:
• Observar los principios en todas las etapas del proceso en los in-
tervenga una persona con discapacidad, sin importar la materia
del mismo no el carácter de su participación.
• Considerar la condición de discapacidad de las personas, en la eta-
pa de ejecución del fallo, a fin de adoptar las medidas que dentro
del marco de la ley, sean las más apropiadas para un cumplimiento
efectivo.
• Eliminar todo trato discriminatorio a personas con discapacidad,
a lo largo de todas las etapas del procedimiento, sin importar la
calidad con la que participen en él.
El Protocolo propone también recomendaciones de ajustes razona-
bles para un efectivo respeto y ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad en materia de lenguaje, comunicación e información,
de de accesibilidad física, de atención —para priorizar la atención y re-
solución de los juicios en los que se involucre a una persona con disca-
pacidad—, de discriminación interseccional, y recomendaciones para
atender los diferentes tipos de discapacidad, como la auditiva, intelec-
tual y mental o social.
El Protocolo de Acceso a la Justicia de personas migrantes y sujetas
de protección internacional, por su parte, luego de repasar la normativa

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

internacional y nacional relevante y los principios orientadores, con-


templa las siguientes recomendaciones que buscan auxiliar a las y los
juzgadores proponiéndoles acciones que contribuyan a superar las ba-
rreras a las cuales se enfrentan las personas migrantes en el ejercicio de
sus derechos:
• Eliminar cualquier trato discriminatorio en contra de las perso-
nas migrantes entendiendo que se encuentran en una situación de
vulnerabilidad.
• Evitar actos discriminatorios.
• Reconocer la perspectiva de género como fundamental en la mi-
gración.
• Consultar a las mujeres migrantes si tiene o no hijos en el país, con
el objeto de considerar sus implicancias.
• Interpretar y aplicar las normas de la manera más amplia a fin de
beneficiar la protección de las personas migrantes.
• Prestar especial atención con los niños separados o no acompaña-
dos de su familia.
• No poner en peligro mediante la negación de entrada al territorio,
devolución o expulsión a quienes puedan sufrir algún tipo de pe-
ligro para su vida o su integridad física.
• Respetar y garantizar el derecho a la unidad familiar de las perso-
nas migrantes.
• Asegurar la atención de manera prioritaria a aquellas causas en
que intervenga un migrante en situación de vulnerabilidad.
• En casos de personas solicitantes de asilo y refugiadas con causas
en tribunales de justicia se sugiere mantener la reserva de sus da-
tos.
• Priorizar que los niños, niñas y adolescentes permanezcan prefe-
rentemente en libertad.
• Propender que la asistencia humanitaria sea destinada a las perso-
nas migrantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
• Garantizar que se cumplan ciertos derechos al acceder a la justi-
cia, como a la información, a asistencia legal, a defensa pública, a
intérprete, a asistencia consular y a sistemas adecuados de identi-
ficación de personas que se encuentran en situación de vulnerabi-
lidad.
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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

El Protocolo de Acceso a la Justicia de persona, comunidades y pue-


blos indígenas, luego de repasar la normativa internacional y nacional
relevante y los principios orientadores, contempla las siguientes reco-
mendaciones para auxiliar a las juezas y los jueces proponiéndoles ac-
ciones que contribuyan a superar las barreras que los pueblos indígenas
enfrentan cotidianamente en el ejercicio de sus derechos. Las recomen-
daciones son las siguientes:
• Permitir la legitimación de una persona, autoridad u organización
indígena tradicional reconocida o no reconocida, para iniciar ac-
ciones judiciales ante los tribunales de justicia en demanda de sus
derechos.
• Evitar incurrir en tratos discriminatorios por el hecho de asumir
la condición indígena.
• Preocuparse acerca de la admisión de acciones procesales inter-
puestas por personas indígenas que concurran a tribunales en re-
presentación de intereses individuales o colectivos.
• Evaluar a partir de datos tales como lugar de origen, idioma de
sus padres, o el tipo de asunto, si las personas que intervienen en
un proceso judicial son miembros de una comunidad o pueblo
indígena.
• Proteger el derecho colectivo de los pueblos indígenas a participar
de manera eficaz en los procesos de toma de decisiones.
• Respetar la autonomía de los pueblos indígenas, en el ámbito de
sus autoridades, instituciones, sistemas jurídicos y opciones de de-
sarrollo.
• Identificar si el asunto del que se está en conocimiento, involucra
el territorio o los recursos naturales de un individuo o comunidad
indígena y favorecer la reivindicación o recuperación de los mis-
mos.
• Adecuar los procesos relevantes que permitan la aplicación apro-
piada de los principios señalados precedentemente.
Finalmente, el Protocolo de Acceso a la Justicia de mujeres víctimas
de violencia de género, tras repasar la normativa internacional y na-
cional relevante y los principios orientadores, contempla las siguientes
recomendaciones generales proponiendo acciones que contribuyan a
superar las barreras a las cuales se enfrentan las mujeres víctimas de

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Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

violencia de género en el ejercicio de sus derechos:


• Utilizar el marco internacional de derechos humanos y las herra-
mientas que permitan incorporar la perspectiva de género al mo-
mento de enfrentarse a un caso de violencia contra las mujeres.
• Considerar que la violencia contra las mujeres puede generar en
las víctimas una serie de efectos en su salud y bienestar.
• Instruir a todas personas funcionarias de los Tribunales, con inde-
pendencia de su competencia, acerca del trato especializado que
deben recibir las víctimas de violencia.
• Brindar a las víctimas mecanismos que les permitan acceder en
forma real, oportuna y efectiva a la justicia, respetando su diversi-
dad de condiciones.

La atención de público y la justicia procesal

La atención de público es una temática que se relaciona con el compo-


nente de respeto de la justicia procesal.
El respeto hacia las personas se expresa en la cordialidad con que
se relacionan funcionarios y funcionarias del tribunal, lo que incluye a
administradores, jueces y juezas, cada uno en sus propios espacios de
atención.
Pero el respeto exige principalmente que se ponga a disposición de las
personas que concurren a los tribunales de información adecuada para
el ejercicio de sus derechos. Esa información debe decir relación, evi-
dentemente, con la causa en la que participan, pero ello no es suficiente.
Para la participación en la causa, las personas necesitan información
sobre sus derechos e información sobre los procedimientos en los que
participan. Por ello, es muy importante mantener el esfuerzo por seguir
entregando información sobre los procedimientos habituales y organis-
mos relacionados que, en algún momento, se impusieron como exigen-
cia de las metas de gestión, pero que, eliminada esa meta, la práctica de
entregar esa información ha desaparecido de algunos tribunales.
Los buzones de consultas y reclamos, instalados también con ocasión
de metas de gestión, buscaban generar la práctica de comunicación en-
tre las personas usuarias y el personal de los juzgados, especialmente
los gestores, permitiendo a los primeros formular sugerencias, expresar
consultas y manifestar felicitaciones por la atención recibida o reclamos.

87
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Capítulo 3

La información recibida constituye un insumo relevante para mejorar


la gestión de los tribunales, incorporando en ese esfuerzo a los propios
destinatarios del trabajo judicial.
Este espacio de comunicación transmite la importancia que tiene para
la organización la visión y opinión de los usuarios. La información que
se entrega a los usuarios, con claridad y transparencia, también transmi-
te la idea de neutralidad, mientras esa información sea entregada o esté
disponible por igual a todas las partes involucradas.

88
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes 

89
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Conclusiones

A modo de conclusión

El trabajo jurisdiccional impacta el entorno de modos diversos. Desde lue-


go, incide en los casos que son sometidos a su conocimiento disponiendo
soluciones a diversos conflictos y adjudicando conforme a derecho.
Sin embargo, no es irrelevante la manera en que se ejerce el trabajo
jurisdiccional. Los temas abarcados en este trabajo dan cuenta de que
el modo en que los jueces resuelven, los procedimientos utilizados y las
formas que se desarrollan,pueden causar efectos más importantes que la
propia decisión que se adopta.
En primer lugar, los procedimientos utilizados influyen sustancial-
mente en la legitimidad de las decisiones. En un contexto general de
desconfianza que las personas atribuyen a las instituciones y a los cargos
de decisión —suponiendo intenciones particulares que las desviarían
del cumplimiento de sus deberes—; que las decisiones de los jueces sean
acogidas y respetadas como legítimas aporta enormemente a la confian-
za general que se tiene en las autoridades y en el sistema judicial.
Como consecuencia de la legitimidad de las resoluciones judiciales es
esperable un mayor grado de cumplimiento de las mismas. La evidencia
científica demuestra que las personas se allanan en mayor medida al
cumplimiento de las normas y también de las resoluciones de los tribu-
nales cuando las consideran legítimas.
En segundo lugar, los procedimientos utilizados influyen también en
el grado de satisfacción de los usuarios del sistema de justicia. La ex-
periencia de las usuarias y los usuarios ante los tribunales mejora sus-
tancialmente cuando pueden expresar sus planteamientos, o al menos
tienen la oportunidad de dirigirse personalmente al tribunal; cuando
ese tribunal se comporta con neutralidad en cada uno de los actos del
proceso; cuando el tribunal trata de manera respetuosa a cada uno de
los intervinientes del proceso; y cuando ese mismo tribunal genera con-
fianza en las partes tanto porque aplica un procedimiento conocido,
como porque su decisión es previsible ya que se atiene a lo dispuesto en
la ley y ello es claramente explicado en el fallo.

90
Academia Judicial de Chile Acceso a la justicia
Materiales Docentes Conclusiones

Las decisiones que se apegan a la justicia procesal no son privativas de


los tribunales. El mismo esquema de comportamiento de la autoridad
o los mismos estándares de procedimiento se pueden aplicar en otros
niveles de decisión. Como para dictar leyes u otras normas generales,
también en la resolución de otros conflictos, como los que se producen
dentro de las empresas, colegios u otras organizaciones.
Aunque es difícil pensar que el Poder Judicial chileno ha llevado a
cabo sus iniciativas inspirado en la justicia procesal, es posible conside-
rar que algunos de sus proyectos de los últimos años son absolutamente
compatibles con los principios de este modelo. Hemos revisado la expe-
riencia de los tribunales de tratamiento de drogas; la iniciativa de len-
guaje claro; el desarrollo del enfoque de género, ligado a los proyectos
de no discriminación; y los avances en materia de atención de público.
Las iniciativas y proyectos revisados no son en absoluto lo único que
ha llevado a cabo el Poder Judicial. Hay iniciativas más focalizadas y
particulares de algunos juzgados que también incorporan elementos
propios de la justicia procesal.
Es necesaria una perspectiva que tome en cuenta los derechos fun-
damentales, especialmente de las minorías más vulnerables (mujeres,
niños, niñas, adolescentes, adultos mayores, minorías sexuales, pueblos
originarios, personas privadas de libertad, personas que padecen en-
fermedades mentales, migrantes, etcétera), que demandan un esfuerzo
especial en el trato de parte de los tribunales. El desafío a futuro es ela-
borar programas consistentes que incorporen los elementos de justicia
procesal y que mejoren la experiencia de todas y todos ante la justicia.
Sin embargo, los programas que se pueden implementar son solo una
parte de la dimensión. El factor más importante son los jueces, las jue-
zas, funcionarios y funcionarias que tienen la oportunidad de hacer la
diferencia.
El nuevo enfoque trata de poner al centro a las personas tanto como
al problema que presentan ante el estrado, en el entendimiento y la con-
vicción de que no se puede hacer justicia al caso, sin hacer justicia a las
personas.

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Materiales Docentes Referencias

Acceso a la justicia: nuevas aproximaciones


de Jorge Sáez Martín


Academia Judicial de Chile
Colección Materiales Docentes

Como parte del equipo de Tipográfica,


trabajaron en este libro: Daniela Rogel,
Constanza Valenzuela y Marco Antonio Coloma.

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