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Abordaje psicoterapéutico de los trastornos del afecto, realmente dimos
fue una clase llamada Duelo. Duelo: Conjunto de fenómenos psíquicos (comportamentales e intrapsíquicos), que se ponen en marcha en todos nosotros, ante cualquier perdida, frustración o dolor, sean estos externos, o solo perceptibles por el sujeto a nivel consciente o inconsciente. Para entender el fenómeno del duelo, debemos siempre remitirnos a la infancia. Los psicoanalistas tratan siempre de explorar la infancia para entender lo que pasa en la vida adulta y en este terreno si que es importante entender como se transita por esta experiencia de duelo, cómo se supera o cómo no se supera. Para muchos psicoanalistas la capacidad de afrontar las separaciones infantiles va a conducir a que la persona en la vida adulta tenga una salud mental adecuada y la incapacidad va a conducir a que en la vida adulta la persona se enfrente a fenómenos psicopatológicos importantes. Lo que esto quiere decir es que el acompañamiento durante la infancia da las herramientas para que la persona a lo largo de su vida sea capaz de afrontar de manera saludable las situaciones que se presentan normalmente. Normalmente ante situaciones de pérdida de un objeto (trabajo, ser querido, etc.) se presentan aspectos fluctuantes y característicos del duelo: Tristeza, odio. Nostalgia, sentimiento de vacío. Triunfo y euforia reactivos. Desesperanza. Protesta. Negación. Culpa. Sensación de no aguantar. Reaparición de las fuerzas. Ambivalencia. Es alternante con progresos lentos y regresiones. Siempre penoso. Elaboración del duelo Al vivir todos los aspectos mencionados anteriormente característicos de la perdida la persona empieza el reconocimiento emocional e intelectual de la importancia de lo perdido y cómo lo afecta. Sensación que se superó la perdida sin negarla. Lo perdido permanece en el recuerdo. Hacerse cargo de la discapacidad. Desaparición de tristeza y ambivalencia. Por último, se gana de nuevo la seguridad y confianza en nosotros mismos y en el medio externo. Es decir, volvemos a restablecer los vínculos con nosotros mismos y con el otro. El duelo se puede presentar de dos maneras. Se diferencian de la siguiente manera: Duelo o perdida normal Duelo o perdida patológica
La pérdida es vivida sobre La pérdida es
todo como una perdida predominantemente interna. externa. La persona siente que perdió El dolor y la lamentación es cosas internas de él/ella. principalmente por el objeto. El dolor se relaciona sobre El trabajo de elaboración es todo con el yo. El dolor es en gran parte consciente. por uno mismo. Uno tiene claridad y es el El trabajo de elaboración es dueño de lo que esta casi totalmente inconsciente viviendo sin perder el y silencioso e irrumpe con un control. cuadro psicopatológico. Se refiere una relación sin Se refiere a una relación mucha agresividad. Se dan ambivalente. Predominan vínculos saludables con el aspectos agresivos sobre los mundo externo afectivos. No hay autorreproches. Si hay autorreproches. Ausencia de culpa. Predomina mucho el sentimiento de culpa.
Recopilando un poco con este flujograma:
Ante duelos de la infancia mal integrados. Una persona que venga de la infancia debilitada, sin haber desarrollado herramientas que le permitan enfrentarse de manera saludable a las situaciones de perdida cuando llegue el momento de enfrentarse nuevamente a situaciones de perdida (las cuales generan una serie de emociones fuertes y penosas) va a tener como consecuencia de las emociones penosas una entrada a regresión, es decir, retorna a épocas anteriores del desarrollo, eso sucede siempre en el funcionamiento psíquico, tratamos de acudir a momentos donde nos sentimos mas seguros en la infancia porque lo que sucede ahora reactiva lo que sucedió en la infancia. Si la persona a lo largo de su infancia no pudo desarrollar estrategias saludables, activa todos sus mecanismos de defensa infantiles. Defensas maniacas: entonces ustedes van a encontrar que hay personas que, ante situaciones de perdida, desarrollan estilos de funcionamiento maniacas y no necesariamente enfermedades maniaco-depresivas. Esos estilos de funcionamiento maniacos llevan a que a la persona a que cuando descubra que el otro es importante, trate de negar la importancia que tiene el otro, también asume una actitud como si no hubiera pasado nada, una actitud de indiferencia psíquica al dolor, en términos clínicos actitud de negación. Los aspectos predominantes de la actitud de negación son: triunfo, control y desprecio. El control es cuando uno siente que uno necesita alguien y para negar que uno necesita de alguien, lo controla, es decir, hace todo para que esa persona dependa de uno y no depender uno de esa persona. El triunfo es negar el dolor y entrar en una actitud de euforia, de que esta uno por encima del otro. El desprecio es una manera de valorizar al objeto valioso para no sentir culpa por el daño que se le ha ocasionado. Esta actitud busca evitar la tristeza, sentir la importancia de lo perdido, o la fantasía de haber dañado excesivamente lo que se pierde. Los aspectos predominantes de la defensa maniaca son: triunfo, control y desprecio. Defensas paranoides: otro grupo de personas que ante sentir tanta culpa, la proyectan al mundo externo y como consecuencia de esa proyección el mundo externo parece culpable (tendencia de culpar a los demás) o ese mundo externo los persigue por la culpa. Si este mecanismo se exagera aparecen delirios persecutorios o aparecen funcionamientos paranoides. Defensas depresivas e hipocondriacas: otro grupo de personas tienden a identificarse con el objeto perdido. Hay personas que pierden a un ser querido y rápidamente empiezan a parecerse a ese ser perdido, se produce un mecanismo de identificación con el objeto perdido. El propósito de esa identificación es tener la ilusión de no haber perdido al objeto porque si yo estoy identificado con ese objeto, ese objeto me corresponde y lo poseo. Si ese objeto perdido es un objeto ambivalente, eso quiere decir que mi vinculo con ese objeto era afectuoso, pero también era predominantemente agresivo. Como consecuencia de la identificación con ese objeto ambivalente, toda la agresividad que estaba puesto en ese objeto externo se vuelca contra la persona misma, generando funcionamientos depresivos o funcionamientos hipocondriacos. No es infrecuente entonces que la aparición de estos tipos de funcionamientos se acompañe de cambios somáticos muy similares a los experimentados por la persona que por ejemplo falleció. Si yo empiezo a experimentar los mismos síntomas somáticos de la persona que enfermó y murió yo me estoy castigando porque yo tenía una relación ambivalente con esa persona, porque yo me siento en mi inconsciente responsable de esa perdida. Para enfrentar este tipo de funcionamientos, el medico tiene 3 tendencias: negarse, medicalizar el proceso o la ideal que sería sin negar no caer en la medicalización y acompañar al paciente en la superación de su duelo. Defensas esquizoides: tienen como herramienta central la fragmentación del yo. Cuando es muy intenso el dolor no hay nada mejor como destruir el órgano que me permite percibir ese dolor para tener la ilusión de que el dolor no existe. Y el órgano psíquico que permite el dolor es el yo. Nuestro yo está diseñado para percibir el dolor interno y externo y arreglarlo. Llega un momento en que tenemos que destruirlo transitoriamente, esa destrucción y fragmentación del yo, produce un estado de indiferencia psíquica. El funcionamiento esquizoide niega la perdida (la perdida no existió) y está disponible en todo aparato mental (todos lo tenemos). Hay momentos en que es tan dolorosa una situación que nos volvemos indiferentes y la eliminamos de la percepción. A veces vemos que ante situaciones de perdida el mensaje afectivo que nos envía la persona es de frialdad y distanciamiento afectivo. Si este mecanismo de defensa a la perdida se exagera entonces se producen cuadros esquizofrénicos, pero en realidad todos disponemos de ella. Otras complicaciones: Repetición: si yo no elaboro las perdidas tempranas siempre que me enfrente a una situación en mi vida repito el mismo estilo. Desapego: si mis objetos que generaron confianza extrema me abandonan yo entro en un estado de desapego crónico. Se produce desapego, desconfianza social y autonomía reactiva (yo lo puedo todo solo, no necesito a los demás). Incapacidades laborales. Adicción a hipnóticos, analgésicos, ansiolíticos, alcohol y demás: comportamiento adictivo, dependencia, aferramiento patológico a los objetos (ej. Trabajo, al estudio, comida, vida social) lo contrario al desapego: el hiperapego. Conflictos legales: esto con relación al siempre culpar a los demás por las pérdidas que tengamos. No percibimos la realidad de forma integrada y objetiva. ¿Cómo ayudar? El tener contacto intelectual y emocional con nuestros propios duelos, el saber enfrentarlos y elaborarlos nos capacita para ayudar a los pacientes Tener una actitud que nos permita: Escuchar los sufrimientos. Ser sensible a ellos. Poder hablar de los mismos. No presionar artificialmente al paciente (con medicalización) Los resultados no son llamativos desde el principio (Los de la mala práctica sí).