Gramuglio-Sarlo - Jose Hernandez

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Historia de

la literatura
argentina
2
Del Romanticismo
al Naturalismo

e
Centro Editor·cte América Latina·

j
Dirección: Susana Zanetti
Secretaría de redacción: Graciela Beatriz Cabal
Asistencia técnica: Jorge Alberto Warley
Asesoramiento artístico: Osear D íaz
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Coordinación y producción: Natalio Lukawecki,
Ferm ín E. Márquez, Elisa Rando, Alejandro E.
Nicoletti, Gabriel Drogo.

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© 1980/1986
Centro Editor de América Latina S.A.
Junín 981 - Buenos Aires
Hecho el depósito de ley
Impreso en la Argentina
en: litodar. Viel 1444, Buenos Aires
ISBN Edición completa 950 25 1601 X
ISBN Volumen 2 950 25 1612 5
,.
jres de este volumen

Jose t-lernández • María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo


Martín Fierro . María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo
La generación del ochenta. Las ideas
y el ensayo* , Adolfo Prieto _..: -·, ...

\ Lucio V. Mansilla • , Rodolfo Vinacua


La generación del ochenta. La
imaginación * Adolfo Prieto
'_a "prosa ligera" y la ironía. Cané
1 Wilde * Susana Zanetti
:1 natu ralismo y E. Cambaceres * Andrés Avel laneda
El ciclo de la Bolsa * · Noé Jitrik
El teatro. Desde Caseros hasta el
zarzuelismo criollo Luis Ordaz ,·. .....
'
-
Los últimos románticos * Beatriz Sarlo
El folletín . Eduardo Gutiérrez Jorge B. Rivera .':. ·- ·
La poesía de Almafuerte * Roberto Corvalán Posse
Fray Mocho. El costumbrismo
hacia 1900 Eduardo Romano
, .· -
Afirmación de la escena nativa · Luis Ordaz
El escritor y la industria cultural. El
camino hacia la prof esio!lalización
( 1810-1900) Jorge B. Rivera
Florencio Sánchez Luis Ordaz
Gregario de Laferrere Luis Ordaz
El ensayo positivista José Vazeilles

,,

edición, 1967/ 68
JÓsé·-Her'nández
'María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo

En 1872, El gauclw Martín Fierro lución de independencia a /,a confe-


hizo su aparición en un folleto po- deración rosista, " se produce un ver-
bre, mal impreso, plagado de erra- dadero rush hacia la fron tera; hasta
tas. Su autor se proponía, según con- los primeros años de la década si-
fesaba en la Carta-prólogo, dibujar guiente el proceso ha de continuar,
los rasgos de la "fisonomía moral" aunque a ritmo más lento; a lo lar-
del gaucho y "los accidentes de su go de él terminarán de incorporarse
existencia llena de peligros, de in- a la economía productiva de la pro-
quietudes, de inseguridad, de aven- vincia esas tierras (más vastas que .
turas y de agitaciones constantes". las p obladas hasta 1820), teórica-
Nadie se hubiera atrevido a sospe- mente abiertas con las paces de ese
char que ese poema gauchesco, cu- año, y aseguradas por la Expedición
ya segunda parte se publicaría siete al Desierto, emprendida por Rosas
años después, iba a gozar de una en 1833-34". La privatización, bajo
popularidad arrebatadora y persis- la forma de gran propiedad, de las
tente, así como a constituir un texto tierra, reservadas antes en enfiteu-
clave - y problemático- de la lite- sis, la expansión de la ganadería ha-
ratura argentina. cia el sur y el oeste, además del sur-
Hombre de una sola obra, el políti- gimiento de ovejeros en el sur, so~
co y periodista José Hernández pre- los rasgos fundamentales del dece-
senta a la historia y a la critica un nio que corre entre 1835 y 1845. Pa-
conjunto de incógnitas. Aquí se tra- ralelamente, el predominio económi-
tarán de despejar principalmente: co y político de los "rurales" sobre
1, los núcleos de una vida caracte- el conjunto de la sociedad bonaeren-
'rizada por la lucha po!ífca, el de- se es comecuf'ncia del gobierno de
sasosiego y la aventura; 2, la flexión Rosas, aunque como fenómeno estu-
particular de sus ideas y programa vo f'n su origen y fortalecimiento.
social; 3, el M artín Fierro como tex- El padrf' de Jo5é_ Rafael Hernández,
t? complejo en el cual confluyen la era también homore de campo. Se-
literatura gauchesca y la denuncia guramente trabajó en la chacra de
social, pero que no puede explicarse Pueyrredón, de la familia de su es-
sólo por ellas; ese espesor del poema, posa, y en 1843 -según lo testi-
su densidad significativa y su per- monia RafaeL el hermano menor
durabilidad estética fueron, por lo del poeta- estaba es1ablecido en la GClUcho de Buenos Aires.
menos desde 1910, tema de la refle- campaña, adonde José fue enviado .'Jibujo de Durand
xión crítica y del en sayo sobre el poF su abuelo. Enfermo, al parecer ,
ser nacional; 4, testimonio del lugar del pecho, José Hernández se recu-
que el poema iba ocupando en la peró en ese m edio semibárbaro don-
cultura argentina, también ese con- de su padre se desempeñaba como
junto de ensayos debe pensarse al mayordomo y encargado ·de estan-
plantear algunas de las cuestiones cia, "gozando de renombre en el pai-
que su scita el texto de Hernández. sanaje surero, por su s grandes em-
presas en volteadas de haciendas al-
La Argentina rural. - La infan- zadas". No es difícil imaginar el
cia de José Hernández transcurre en primitivismo de este mundo rural
la provincia de Buenos Aires, gober- - Hudson y los viajeros ingleses lo
nada entonces por Rosas. N acido en han descripto- donde la destreza
1834, los primeros quince años de su de a caballo, con, el lazo, era condi-
vida coinciden con el apogeo de ese ción indispensable no sólo de la ma-
estanciero saladerista que había re- no de obra campesina, ·sino de sus
5!1~lto median!e el autoritarismo po- direcciones rural-urbanas. Echeve-
lítico los conflictos de la segunda mi- rría y Darwin han destacado el ca-
tad de la década del 20. Hacia 1832, rácter violento y muchas veces san-
como dice Halperín en De lo. revo- guinario de las faenas de aparte, ro-
.,

deo, arreo o matanza de vacunos. esos años se funda "la autoridad


Vinculada con ello se constituyó una incontestable que tenía en asuntos
comunidad campesina donde el co- campestres" y se acrecienta su pre-
ra je y la guapeza eran atributos exi- ocupación permanente por las cues-
gidos tanto en el peón como en el tiones de organización agraria, pro-
patrón. Los años de infancia de Her- piedad de la tierra, sistema de colo-
n ández, transcurridos en este medio, nias, inmigración y defensa de las
seguramente le permitieron captar fronteras. Finalmente, recibe su re-
el sistema de valores, lealtades y ha- conocimiento instituciona l cuando
bilidades que cohesionaban a la so- Dardo Rocha, en 1881, le encomien-
ciedad rural. Entonces, gauchos y da la tarea de redactar un manual
mayordomos pasaban de las faenas para el gobierno de la estancia.
g~naderas a la defensa del territorio En 1879, la edición de La vuelta de
fren te al indio o a la participación Martín Fierro incluye tres anuncios
semiconscienlt:: t1, las nsornH1il'- no- romerciales que, no por casualidad,
líticas. Fueron, por otra parte, a:fios parecen resumir el espacio materiu!
de relativa paz en la campaña, dis- e intelectual donde se movió José
ciplinada con leyes severísimas; es Hernández. Su texto es el siguiente: ..
sabido que Rosas podía cobijar en "LIBRERIA DEL PLATA DE JOSE
sus estancias a un gau cho que se HERNANDEZ / FUNDADA EN
hubiera desgraciado con el cuchillo, 1849 / 17 - Calle Tacuarí - 17 /
pero jamás a un ladrón. Surtido general de libros. - E spe-
Cuando en 1857 muere Rafael Her- cialidad en libros sobre América an-
Mariano Pueyrredón. tío de nández, fulminado por un rayo en tiguos y modernos. - Surtido com-
José Hemández medio del campo, su hijo José ya pleto de riquísimos útiles de escrito-
había pasado de la provincia de Bue- rio/ EL GAUCHO MARTIN FIE-
nos Aires'a la ciudad de Paraná, esa RRO - LA VUELTA DE MARTIN
pobre aldea convertida en capital ar- FIERRO por mayor y menor ...
gentina. Testigos de esa época lo Rafael Hernández / Agrimensor pú-
describen sencillo y conversador, ha- blico / Se ocupa de todos los trabajos
blando con voz estentór ea, arreba- relativos a su profesión / RECIBE
tado por los avatares de la política órdenes: Tacuarí 17 . . . COMPRA
pero con tiempo para detenerse en DE CAMPOS / Los vecinos de la
el m ercado, "donde se pasaba escu- campaña que quieran solicitar cam-
chando los dichos y chistes gauches- pos en compra en cualquier punto
cos de los carniceros, que entonces de la provincia, pueden dirigjrse a
eran todos criollos de pura cepa y JOSE HERNANDEZ, CALLE TA-
de indumentaria campera. Más de CUARI 17, quien se encarga de to-
una vez escucha de labios de viejos das las diligencias necesarias" .
gauchos la historia de sus andanzas Se ha dicho que Martín Fierro ef
en las luchas que sacuden las pro- el único personaje literario que tra~-
vincias argentinas". El mundo rural pasó su nombre al autor. Efectiva-
irrumpe con insistencia en la ciudad mente, cuando en 1886 muríó Jos1
semiurbanizada y llama la atención Hernández, los diarios publicaron l,
de H ernández; es éste el m edio don- noticia con el siguiente título: i'Aye
de transcurrieron los días de su for- falleció el senador Martín Fierro'
m ación política e intelectual. Es claro que Hernández no fue u
Cuando en los intersticios de la lu- gaucho, ni tampocó un representar
cha política y de las múltiples fun- te típico del sector de grandes estal
ciones públicas desarrolló alguna cieros porteños. No es imposible cm
actividad comercial., lo hizo como jeturar que se pensara a sí misn
V-u:toria Pueyrredón de Pueyrredón. Se comisionista de haciendas y tierras. como hombre -de campo, formado 1
ocupó del cuidado de José H ernández, El nexo con el mundo rural parece el corazón de una cultura llena ,
huérfano de madre desde _ni.ño no cortarse nunca por completo. En rasg-os rurales, arcaicos, paternal
tas. Muchos de éstos, como se verá,
pasaron al Martín Fierro. y, ~ la
vez, contribuyen a explicarlq.
\
La etapa de Paraná. - Algunos
críticos del Martín Fierro, como Eze-
quiel Martínez Estrada, han consi-
derado decisiva para la formación
~e José Hernández la etapa de odios
y luchas políticas en que transcurrió
su infancia, cuyo eje fue el enfren-
tamiento entre federales y unitarios
bajo el gobierno de Juan Manuel de
Rosas. Pero de hecho, apenas caído
Rosas, otras oposiciones y alianzas
inesperadas se articularon de inme-
diato: es que Urquiza, federal del
litoral, derrotó a Rosas, federal bo-
naerense, con el apoyo de muchos
unitarios que inmediatamente se vol-
vieron en su contra, haciendo causa
común con viejos rosistas porteños.
El antagonismo político entre fede-
rales y unitarios sin duda existió y
Rafael Herncindez, hermano de José se manifestó aun en el seno de la
familia de José Hernández, una de
cuyas ramas -la materna, de los
Pueyrredón- era unitaria, mientras
la rama paterna estaba vinculada a
los federales. Una prueba de la re-
formulación que sufrieron estas ubi-
caciones a partir del movido cuadro
que presentaba el país después de
Caseros, puede hallarse en el hecho
de que en 1860 el coronel Manuel
Alejandro Pueyrredón (tío de Her-
nández) residía en Paraná y llegó
a interceder ante Urquiza por su so-
brino José. El mismo José Hernán-
dez tomó las armas por primera vez
en su juventud para defender al go-
bierno separatista de Buenos Aires;
sin embargo, poco tiempo después
pasó a Paraná pára sumarse a la Sargento de infantería del ejército di
causa de la Confederación. BURnos Aires. Dibujo de H. Meyer
En el· caso de José Hemández, ade-
más de atender al conflicto entre
federales y unitarios, conviene fijar
la atención en aquella otra oposi-
ción que marcó los años decisivos de
su formación política: el enfrenta-
miento entre Buenos Aires y la Con- ·
federación, que se extendió desde
1852 hasta 1861, y cuyos aspectos
3
r
institucionales recién se resolvieron
en 1880. Esta perspectiva permite
un mejor acercamiento a ciertos ma-
tices de la trayectoria política e ideo-
lógica de Hernández, especialmente
en lo que se r efiere a las carac~erís-
ticas peculiares de su federalismo y
de su liberalismo.
El proceso que condujo a la separa-
ción entre Buenos Aires y las pro-
vincias comenzó al día siguient_e de
Caseros, ya que los sectores que con-
vergieron en el ejército de Urquiza
-unitarios, ganaderos del litoral,
federales antirrosistas- no tenían
intereses ni proyectos políticos coin-
cidentes. La provincia de Buenos
Aires rehusó incorporarse a los pla-
nes de organización nacional pro-
puestos por Urquiza y rechazó el
acuerdo de San Nicolás. Mientras
Urquiza se encontraba en Santa F e
preparando el Congreso Constituyen-
te, estalló en Buenos Aires la revo-
lución del 11 de setiembre de 1852.
La separación quedó así confirmada
y el gobierno nacional se instaló, fi-
nalmente, en Paraná.
'c!uu:ra de Perdriel, donde nació José Hernández Los diez años que transcurrieron
hasta la pr esidencia de Mitre ( 1862)
fueron sumamente agitados y con-
fusos, con gran movilidad política,
cambios de bando y de facción, de-
serciones militares, sobornes y rup-
turas. "Todos los valores se habían
confundido", dice Busaniche. De
ambos lados del Arroyo del Medio
hubo hombres que apoyaron a Rosas
y hombres que lo combatieron , hom-
bres que buscaban la modernización
de la Argentina y adherían a los
principios del liberalismo económico.
Las convergencias y divergencias se
anudan y desanudan, y durante esos
diez años es la guerra, con sus alza-
mientos, batallas, crímenes, exilios y
traiciones. ·
El gobierno nacional de Paraná, con
las presidencias de Urquiza y Der-
qui y el breve mandato de Pederne-
ra, con stituye uno de los períodos
más inciertos de nuestra historia. El
Justo José de Urquiza ·Santiago Derqui, en la época en ,que ahogo económico y la derrota final
era Presidente de la Confederación han colocado a sus protagonistas en
una especie de cono de sombras: es
el lado de los vencidos, -y como se
ha dicho, la historia la escriben los
vencedores. La oscuridad que algu-
nos críticos han señalado como rasgo
de la vida de José Hernández, cre-
yéndola a veces deliberada, se co-
rresponde ajustadamente con esta
otra oscuridad, o más bien opacidad
de un gobierno sin rentas, sin comu-
nicaciones ni caminos, instalado en
una pequeña ciudad de provincia.
Las guerras, la inestabilidad y la po-
breza fueron los denominadores de
esta etapa: guerra a veces sorda, a
,·f'rf', p,triclPn1<•, p f'r o ,iempre, como
ya se dijo, confusa; pobreza que im-
pidió sostener el aparato adminis1ra-
tivo e impulsar los proyectos de cre-
r,miento, y que contrastaba co:¡i la
opulencia de la ciu dad-puerto. Mien-
1ras el gobierno de Paraná no podía
pagar los sueldos de sus representan-
tPs. Buenos Aires se dio el lujo de
comprar a la escuadra de la Confe-
Ricardo López Jordán deración, sobornando a su coman-
élante, el inglés Coe.
Disuelto el gobierno de la Confedera-
ción después de Pavón, los vencidos
de Paraná militaron en la oposición
;;i Mitre y a Sarmiento, criticaron la
guerra del Paraguay o, como José
H ernández, se incorporaron a las úl-
timas y ya anacrónicas manifesta-
ciones del federalismo provinciano:
las revoluciones de López Jordán.
Durante esos diez años, el debate de
ideas fue tan intenso como el mili-
tar y el político. Las Bases de Al-
berdi (1852) condensan en torno al
eje de las libertades ( de comercio,
de tránsito, de navegación, de culto)
un conjunto de problemas que hacen
a la constitución del país unificado:
la cuestión de la capital, la distribu-
ción de las rentas de la aduana, la
libre navegación de los ríos, las au-
tonomías provinciales. Este debate,
que no era nuevo y en el que ve-
nían a insertarse textos anteriores
como el Dogma socialista de Echeve-
rría, el Facundo y Argirópolis de Soldado de caballeria del eiército
Sarmiento, se agudizó frente a la ne- de la Confederación. Dibujo de
cesidad de resolver el hecho inespe- Nicolás Grondona
rado de un país partido en dos a
causa de la segregación de la pro-
vmcia de Buenos Aires, erigida en
Estado independiente y con el total
dominio del puerto y usufructo de
las rentas de la aduana.
La intransigencia de Buenos Aires
determinó un verdadero éxodo de
opositores a Paraná, donde se agru-
paron alrededor de Urquiza figura~
provenientes . del rosismo, unitarios
emigrados, jóvenes intelectuales y
hombres de las provincias. No. se
sabe con exactitud en qué año H er-
nández se trasladó a Paraná, ni qué
motivos lo impulsaron a eilo. Según
algunas biografías fue en 1856, se-
gún otras, en 1858; algunos indican
como causa un duelo, otros, las pre-
siones que el partido liberal ("pan -
dillero") ejercía sobre sus opositores
r eformistas ("chupandínos"). Sea
como fuere, en 1856, Nicolás Calvo
fundó La Reforma Pacifica, perió-
dico que expresaba la tendencia re-
formista a la que pertenecían Mi-
guel Navarro Viola, Tomás Guido,
Ovidio Lagos, los González del So-
lar, los Hernández }' otros cuyas
trayectorias seguirán encontrándose
durante muchos años. Se dice que
José Hernández colaboró en La Re-
forma Pacífica o que fue su corres-
ponsal en Paraná. Este dato incierto
es el que sitúa . las primeras activi-
dades periodísticas de José H ernán-
dez, que luego serían tan fecundas.
Desde 1859 Hernández ocupó el car-
go de taquígrafo en el Congreso de
Paraná, en cuyas sesiones realizó,
según sus propfas palabras, su s "es-
tudios constitucionales". Este traba-
jo, junto con el periodismo, siem-
pre en contacto con í.os problemas de Cama usada por José Hernández cuando vivia en la chacra de Perdriel
las provincias y como "enemigq del
círculo que oprime a Buenos Aires''.
le proveyó el material y las perspec-
tivas que animan no sólo gran parte
de sus escritos en prosa, sino tam·-
bién el mismo Martín Fierro.

De proscripto jordanista a aut~


nomista nacional. - En 1860, Jooo
Hernández fue secretario privado de
Juan Esteban Pedernera, el vicepre- pués de la derrota de la insurrección
sidente de Derqui, quien un año más jordanista y, sobre todo, frente a la
tarde declaró disuelto el gobierno de campaña por la sucesión presiden-
la Confederación Argentina, acatan- cial de Sarmiento, se abre la opción
do la resolución que la política y las o de abandonar la política por el ca-
armas habían dado a la cuestión de mino de la proscripción o de reubi-
la unidad nacional en Pavón. De carse dentro de las filas que dirigían,
1866 a 1868 desempeñó diversos car- en Buenos Aires, al reciente y frágil
!FOS -secretario del gobernador, fis- Estado nacional. Quienes debí.an op-
~ general del Estado, secretario de tar eran restos dispersos de la fac-
!a Legislatura y ministro- en la ción de López Jordán y del partido
provincia de Corrientes, junto al go- reformista, del federalismo urquicis-
bernador López, que fue derrocado ta, ex funcionarios de la Confedera-
por una asonada mitrista en ese úl- c'ón y antiguos miembros del equipo
timo año: uno más de los intermi- político de la década del sesenta. Jo-
nables Ppisodios d::- la rs>unifi,ación "(; Hf!r1d1nf!r-z t'ra .. por i;u nrlgf'u 0
nacional bajo la hegemonía de Bue- bistona personal, un cuadro político,
nos Aires. A fines · de 1870 se incor- periodístico, de gobierno. Miembro
poró a las filas del ejército jordanis- de esa {,lite urbana. con frecuentes
ta, participó en la derrota de Ñaem- y tupidas raíces r~a les, que sumi-
bé y emigró al Brasil. nistra ha funcionarios para los apa-
Yfás de una década en la que Her- rato~ estatales y wilitares. H ernán-
nández parece ubicarse en el partido dez, sin sacrificar algunas antipatía,
de los vencidos. Miguel Navarro profundas, vuelve a Buenos Aires ,
Vicla, su amigo, al disolverse la Con- se hace autonomista. Va a idenf.fi
car, e.. 0n el autonomismo, con ,.¡ El coronel Bartolomé Mitre e;•¡ 185i.
federación, escribió a Nicolás Calvo:
grupo de jóvenes que también intc·- Oleo de Narciso Desmadryl
'·Se ha mudado tan bruscamente la
escena que casi carecemos de puntos gran Aristóbulo del V a lle, Leandro
de reforencia. Nuestros queridos y Alem. Vicente F. López. Dardo Ro-
estudiados proyectos ya no podrán cha.
'6"". Mitre y Sarmiento en la pre- Es preciso recapitu lar brevemente
sidencia recurrieron a la represión las condiciones de la vida política en
enérgica, militar antes que política. la Argentina de esos años." La cons-
de las fuerzas del interior que toda- titución de partidos políticos moder-
-ía no aceptaban el sistema de pac- nos era un hecho absolutamente des-
tos, instrumento de la reunificación conocido. Los núcleos políticos se
del E stado. Hernández, como miem- r eunían y dispersaban en torne a las
bro de esa capa de intelectuales-po- elecciones, y las luchas de facción
Hticos porteños que habían acompa- tenían, en grado eminente cuando
ñado las vicisitudes de la Confede- no único, un sentido caudillesco y
ración, se vio arrastrado ( por una personalista. El sistema de clientelas
mezcla donde es difícil discernir las urbanas y rurales se articulaba con
convicciones, la razón política y las el caciquismo, desempeñado por un
lealtades personales) a los últimos destacamento de jefes que culminó
episodios de las guerras civiles de la en las figuras más importantes del
or ganización argentina. período: Alsina, Mitre, Tejedor, en
Por eso es significativo que en la Le- la provincia de Buenos Aires. L-0s
gislatura bonaerense, desde su banca que hacían política en Buenos Aires
de diputado, haya descargado en pertenecían a una élite cuyo vincu-
1880 esta rotunda confesión política: lo con la propiedad de la tierra o
". . . los dictados de mi conciencia el gran comercio de frutos del país
me dicen, como argentino, que no constituyó la base de intereses comu-
debe haber partidos que dividan la nes y, al mismo tiempo, de conflicto
sociedad". Repasemos los datos: des- entre facciones, tendenóas, centros.

7
- J.{
clientelas, clubes. La lucha por el embargo, conservaban sus perfilE's y
Principales hechos poder político fue enconada, pese a sus bases de apoyo en circunscrip-
J.os rápidos giros y mutaciones, cu- ciones rurales y parroquias urba-N1:;.
de la vida de yas bases programáticas solían pesar Hernández. hombre nuevo en h:. no-
poco en la dinámica de los cambios. lítica portéña, reconoció una ro:m.u-
José Hernández De la insurrección militar encabeza- nidad de objetivos en el programa
da por Mitre para impedir la llegada que, en 1870, enarboló uno ele lo,
de Avellaneda a la presidencia, has- círculos autonomistas, el Club 2'1 d,·
ta la revuelta de Tejedor a raíz de Mayo, en el que militaban LealJCiru
1834. 10 de noviembre. Nace en la la siguiente sucesión presidencial en Alero e Hipólito Yrigoyen: la elec-
chacr2 de Pueyrredón, provincia de 1880, la lucha por el poder se agu- ción popular de los jueces de pa7. y
Ba:aos Aires. Sus padres son Pedro dizó en Buenos Aires, que conden- la abolición del servicio de fronteras.
R.ahel Hernández e Isabel Pueyrredón. saba la disputa nacional. En esos Estas preocupac'iones de un sector
1833. Julio. Es bautizado con los nombres avatares ' de la organización institu- del autonomismo, que se expresaron
de José Rafael. Su abuelo paterno cional y de las costumbres electora- en el debate sobre ley de tierras en
apadrina el bautismo. le~, lo:; miembros de la élite polítir;:i ~P Ju provin ci;i d"' Rnt=>no, Air 0, ( 1875 l,
1840. Durante esos años, hechos como el desplazaban con rapidez. En 1880, estaban unidas a una reflexión cons-
asesinato de Quiroga (1835) y la en la Legislatura porteña el mismo tante sobre el destino de la tierra pú-
innsión de Lavalle, derrotado en Hernández dio detalles personales blica (recordemos que se atravesaba
Ouebracho Herrado, indican el encono de • , obre este punto (y es importante un período de silenciosos negociados,
la lecha entre federales y unitarios. Sus atender a las dos r azones que expre- con el catastro como palanca funda-
EPS Paeyrredón, con quienes se ha sa): "Mi situación es excepcional en mental).
cril!do, deben huil' del país. José pasa a la cuestión política que se toca en la P ero es preciso también que se pro-
ririr con su abuelo. República. En el primer período, duzca un giro para que el autono-
cuando apenas se diseñaban las can- mismo, partido ultrafederalista pro-
t Mt-45. Hace sus estudios primarios en la didaturas, me encontraba vinculado
escnela cel maestro Pedro Sánchez. En vincial, acuerde respetar los pactos
al doctor Tejedor. Creí después que que lo constituirían en el instrumen-
1843 muere su madre. Comienza el su política lo conducía a estos dos
bloqueo anglofrancés y el 20 de noviembre to bonaerense de la elección de Roca
extremos: o la derrota o la guerra; a la presidencia: el Partido Autono-
de 1845 se produce la batalla de Obligado. y, como no estaba dispuesto a sufrir mista N acional. De las cuatro o cin-
f.a 1844 aparece en Montevideo la primera una derrota ni a contribuir a una co fracciones que se disputaron el
paro: de Amalia y en 1845 Sarmiento guerra me fui a mi casa". poder en el autonomismo. sólo que- :
pnhlica el Facundo. El federal, el ex jordanista, dispues- da fuera del acuerdo la encabezada
1846. Es llevado al campo en la provincia to a hacer política en Buenos A 1res por Gainza, aliada del mitrismo y
de Buenos Aires. Comienza su contacto a mediados de la década del setenta, del derrotado Tejedor. José y Rafael
con las faenas rurales, en las que cooperó ha dado por terminadas las aventu- H ermíndez_ Hipólito Yrigoyen, Lu-
c:oe su padre. En ese año aparece el ras. Con la presidencia de Avellane- cio Mansilla. Miguel Navarro Vio-
Dogma Socialista de Echeverría. da, esa amnistía no declarada que la, entre otros, firmaron el programa
incorporó a los hombres del litoral de julio de 1880: "Propender.emos a
1851. Urquiza se pronuncia contra Rosas.
al escenario político nacional, se cie- que la organización n acional se com-
Hilarlo Ascasubi publica Paulino Lucero
y trabaja en su Santos Vega.
rra el período de la organización del plemente y a que sean resueltas las
Estado y la unificación del territorio prescripciones pendientes. una de és-
1852. Rosas es derrotado en Caseros. Se argentino. Aunque, como veremos. tas es la designación de la capital de
fuma el Acuerdo de San Nicolás. Buenos hasta noviembre de 1880 queda una la República. retardada hasta el pre-
Aires se separa de la Confederación. cuestión pendiente. ~ente -por incertidun,bre~ y dudas
Aparecen las Bases de Alberdi. El Partido Autonomista era un haz que deben terminar. Hecho,; doloro-
1853. José Hernández integra las fuerzas de facciones, de círculos y de clubes sos acaban de mostrarnos QUP. las va-
de Pedro Rosas y Belgrano, para políticos, heterogéneos desde el pun- cilaciones de treinta años tienen ya
combatir a Hilarlo Lagos, que había -to de vista de sus programas, cuando que cesar, y que los poderes públicos
puesto sitio a Buenos Aires. Participa en éstos tenían formulación explícita, y deben funcionar sin exponerlos a
!a batalla de San Gregorio, donde los divididos por las rencillas que se su- competencias y choques aue redun-
~ son derrotados. Mientras tanto, cedían frente a cada elección pro- dan en daños de las provincias y de
ca Santa Fe se sanciona la Constitución vincial. Relativamente unificado en la Nación".
_'acional. torno a Alsina. las fracciones. sin El Partido Autonomista Nacional se
1854. Nuevamente se bate en defensa de
Buenos Aires, en la batalla de Ei Tala• .
. El gobierno de la Confederación se
instala en Paraná, y Urquiza es nombrado
presidente.
1856. Nicolás Calvo funda La Reforma
Pacífica, periódico de oposición a Buenos
Aires. José Hernández colabora en él y
adhiere al Partido Federal Reformista.
En esos años pasa a Paraná.
1857. Su padre muere fulminado por un
rayo.
1858. Trabaja en Paraná como empleado
de comercio y ocupa un cargo en la
Administración Nacional.
1859. A partir de junio es taquígrafo del
Senado en la Confederación. En octubre
participa en la batalla de Cepeda, donde
las fuerzas de la Confederación derrotan
a las de Buenos Aires. Cada vez es
mayor la afluencia de emigrados a Paraná.
1860. Se desempeña como secretario
privado del vicepresidente Pedernera
durante su interinato, y como taquígrafo
de la Constituyente que debe reformar la
Constitución de 1853. Escribe en el
diario El Nacional Argentino, de cuya
dirección se hace cargo. Urquiza asume
la gobernación de Entre Ríos y Derqui
ocupa la presidencia de la Confederación.
1861. Ingresa e¡¡ la masoneda. Eu
setiembre, interviene en la batalla de
Pavón, donde las fuerzas de Buenos
Aires derrotan a las de ia Con.federación.
En noviembre asiste al desastre de
Cañada de Gómez. Es ascendido a
Sargento Mayor. Derqui renuncia a la
presidencia, y el 12 de diciembre el
general Pedernera declara disuelto
el gobierno nacional.
1862. José Hemández prosigue sus
Un roldad.o de las fuerzas de López Jordán. Grabado actividades políticas y periodísticas en
de L'illustration de París. 1874
Paraná. Se inicia la presidencia de Mitre,
y las autoridades nacionales pasan a
residir en Buenos Aires.
1863. Se casa con Carolina González del
Solar. Aparecen en El Argentino los
artículos en que condena al reciente
asesinato del caudillo riojano Vicente
Peñaloza. A fines de ese año los publica
en forma de libro con el título de Vida
9
del Chacho. Rasgos biográficos del
)\~·:;r1;s::~~~~ -~~~1
general Angel Vicente Peñaloza. i

Buenos Aires combate duramente a las . .:~,I


montoneras del interior.
1864. Hacia fin de año viaja a Paysandú,
para unirse a los defensores de la ciudad.
1865. Llega a Concepción cuando ya
Paysandú ha caído. Se reúne con su
hermano Rafael, herido en la acción. En
ese aµo estalla la guerra de la Triple
Alianza con el Paraguay.
1866. Aparece el Fausto de lEstanislao
de! Ca~¡:c.
1867. Se traslada a Corrientes y colabora
en el gobierno de Evaristo López. Ocupa
diversos cargos públicos: Fiscal del
Est;igo, Secretario del gobernador,
profesor de gramática. La guerra del
Paraguay es impopular en el interior, y las
montoneras de Vareta, Videla y Saá
pelean contra el gobierno de Buenos Aires.
Surgen tres candidaturas para la
sucesión de Mitre: las de Urquiza,
Elizalde y Sarmiento.
1868. Edita el diario El Eco de
Corrientes. En mayo, es derrocado el
gobernador López. Hernández se traslada
a Rosario y escribe en La Capital.
Interviene activamente en las negociaciones
para pacificar la provincia de
Corrientes. Comienza la presidencia de
Sarmiento, de la que Hernández es
acérrimo opositor.
1869. Se instala en Buenos Aires y
empieza a editar el diario El Río de la
Plata. Sus artículos periodísticos de esta
etapa reúne~ gran parte de sus ideas
sobre cuestiones políticas y sociales.
1870. Urquiza es asesinado, y estalla la
revolución de López Jordán. Ante la
represión que estos hechos desatan,
. ;.:. - ·
Hernández cierra su diario y se une a las ,. -

~t?::;.:-
~ ~ "
fuerzas del caudillo entrerriano.
-En es;'°'"añ~ empieza ·a publicarse en La
Tribuna Una excursión a los indios
ranqueles, de Lucio V. Mansilla. .
···
1871. Las fuerzas de López Jordán son I ' . ~• • .... ,- ~ '

derro_t~das en Ñaembé. Hemández pasa ~~.:~.~:-~L· ~~ . :_;~~


al. exilio en Santa Ana do Livramento
Brasil. ' José Hernández. Fotografía tomada .e n Corrientes en 1868.
~ a resolver la cuestión de la república tomar los rumbos de su 1872. Regresa al país. Recibe la visita de
capital en Buenos Aires. En este grandeza moral y material. Pensa- Lussich, autor de Los tres gauchos
DODto conviene recapitular lo que ba entonces que el poder de Buenos · orientales. A fines de ese año edita El
eso s:igrrificaba y sobre todo había Aires era una amenaza para los pue-
blos a causa del "círculo exclusivis-
gaucho Martín Fierro, en un fol!eto en el
significado desde 185~. ~;1 sus Es- que incluye también su artículo sobre el
mdios sobre la Constztuczon Argen- ta" que dominaba en esa provincia: camino trasandino, que ya se hahfa
'tina- Alberdi había afirmado que, el autonomismo, que aún no se ha- publicado en diarios de Buenos Aires y
estunera donde estuviera la capital, bía desprendido de su ala localista. Rosario.
mientras no se la fijara en Buenos . Sobre este punto gira toda la argu-
Aires, la tensión surgida de esta dua- mentación de Hernández: la capital 1873. Debido a la persecución que desata
lidad seria un elemento de desquicio en Rosario contendría al círculo por• el nuevo alzamiento de López Jordán, 0

en la política y la organización ins- teño y trazaría un eje de unificación emigra a Montevideo, donde · se dedica al
titucional argentina. El antiguo re- sobre el litoral, desde Buenos Aires periodismo y al comercio. López Jordán
presentante de la Confederación en hasta Corrientes. es derrotado en la batalla de Don
Europa conocía por experiencia pro- Lo que el a1tíc~lo de ~erná,ndez r,e- Gonzalo, donde, se dice, el gobierno
;:,i;i -~~ dP~g,irrnm1n1to, '1.P P,a ten- , 11n1P c on d a ri n,irl P-' P I rar,irtPr ,1 h- em pleó poir primera ve:i: al'm.imento
sión., que también José Hernández solutamente decisivo de la determi- moderno.
había padecido en sµs años de inicia- nación que el Congreso Nacional de- 1874. Hernández continúa vinculado a
ción . Resolver la cuestión capital bía enfrentar. Tan decisivo que, des- López Jordán. Mientras tanto, se suceden
significaba, en realidad, abordar des- pués de aprobada la ley, Sarmiento las ediciones de El gaucho Martín Fierro
de otro punto de vista y de una vez arrojó contra la opinión del Congre- y se publican algunos comentarios sobre la
9ara siempre, las tareas de consoli- so todo el peso del veto presidencial. obra. Fracasa la revolución mitrista y
dación del Estado argentino y de las La capital quedó en Buenos Aires, A velianeda es elegido presidente. Durante
!:elacion es qué la provincia más po- pero montada sobre un polvorín: el ésos ruios continúa la guerra contra los
derosa entablaría con el resto del espacio compartido con el gobierno indios en el sur.
país. Dicho de otro modo: cuáles se- de la provincia. La inestabilidad de
rían las formas que la hegemonía ia década del setenta tuvo que ver 1875. Regresa a Buenos Aires, ai amparo
porteña adoptaría después de Pavón, con esto. No cabe duda: la cuestión de las mejores condiciones que ofrece el
momento de giro en el que Urquiza capital fue, más allá de toda consi- gobierno de A vel!aneda, y se instala en
comprendió que sólo el consenso po- deración histórica o administrativa. Belgrano. Reedita su Vida del Chacho, lo
día devolver el Estado de Buenos Ai- ia tarea de fondo que era preciso re~ que ie vale una polémica periodística.
res a los lazos de la Confederación. solver, y la federalizacién de Buenos 1876. Empieza a colaborar con el
La cuestión de la capital y la cues- Aires, el único camino posi'tíle desde autonomismo y continúa con
tión de la provincia de Buenos Aires el punto de vista de la coalición de sus actividades periodísticas y
estaban unidas, tanto para los restos fuerzas que se impuso en 1880. comerciales. Su vida entra en cauces más
ultrafederalistas del autonomismo El Partido Autonomista N acional apacibles. López Jordán es de1·rotado
(Leandro Alem, entre ellos) como foe el instrumento de esta resolu- por última vez en Alcaracito. Mientras
para los federales reformistas ( co-. ción. Y Hernández, su portavoz en tanto, se va intensificando la política de
mo lo había sido Hernández) y para la legislatura bonaerense que ( des- inmigración y colonización, y se hace el
los componentes de la nueva Liga de pués de aprobada la ley por el Con- primer embarque experimental de carne~
Gobernadores que, apoyada en par- greso Nacional)' debía ceder el te- enfriadas, hechos que señafan futuros
tidos provinciales, concurría al PAN rritorio de la ciudad. Su interven- cambios decisivos en Jas formas de
y a la elección de Roca. La cuestión ción es larga; responde a la de Lean- explotación agropecuaria.
capital era, en suma, la cuestión de dro Alem y abarca varios días de
cómo se recolocaba Buenos Aires en 1877. Ante la conciliación con los
sesiones. Se trataba, dijo entonces
el Estado argentino y cómo, desde mitristas, Hemández se retrae de la
Hernández, de resolver "uno de los ·
entonces, se organizaría la distribu- actividad partidaria. Surge dentro del
problemas más difíciles de nuestra
ción del poder. . autonomismo un ala más popular, · a la que
organización política", que termina-
Cuando, en 1868, Hernández en las ría "la obra de la reorganización na- pertenecen Alem y Del Valle.
páginas de La Capital propuso a Ro- cional". 1878. Adquiere la Librería del Plata y
sario como sede federal de las auto- La opinión que representa Hernán- organiza una colecta en favor de los hijos
ridades nacionales, colocó en el cen- dez considera que ceder el territorio de Ricardo López Jordán, que estaba
tro de sus razones "la 1urión y espí- de la ciudad de Buenos Aires es pre- preso en Rosario. Se publica la undécima
ritu de orden" que permitirían a la condición del afianzamiento de las edición de El gaucho Martín Fierro.

11


1879. Aparece La vuelta de Martín Fierro, instituciones federales. Cuando Bue- hitos literarios y sociales de su épo-
qne obtiene numerosos juicios críticos nos Aires no ha sido capital, se ar- ca. es necesario detenerse a conside-
y éxito editorial. Es electo diputado por la gumenta, ha habido división y gue- ~ las reacciones que generó.
provincia de Buenos Aires. En ese año rra civil: lo prueban los años trans-
Roca inicia su Campaña al Desierto. curridos entre 1820 y 1824 y la dé- La crítica en el momento de apa•
cada violenta· que va de Caseros a
1880. Obtiene la vicepresidencia de la Pavón. La cuestión, continúa Her- rición del Martín Fierro . - A
Cámara de Diputados. Se niega a tomar nández, no reside en si Buenos Aires menudo se ha señalado que en su
parte en las luchas que desata el l.iene razones para no ceder el muni- momento Martín Fierro no alcanzó.
proyecto de federalización de la ciudad cipio a la· Nación, sino si ésta puede en la crítica culta, la repercusió~
de Buenos Aires, y se ocupa, en cambio, prescindir de la ciudad más impor- que hubiera correspondido a su for-
junto con Guido y Spano, de organizar tante del país como distrito federal. midable éxito . editorial; · éxito que,
1al auxilio a los heridos. Defiende Retomando argumentos que había además, se vio reforzado por la re-
en la legislatura el proyecto de desarrollado Alberdi años antes, se producción total o parcial del poema
federalización, en posición opuesta a la de afirma que los gobiernos 11acicnale, en numerosos periódicos argentinos
Leandro Alem y a la de sus propios no podrían resistir' los embates de y orientales. A q¡ inusitada divul-
argmnentos de diez años atrás. El los intereses encontrados que han gación parecería corresponder una
proyecto es aprobado, y Buenos Aires se asolado y todavía afectan al país, sin extraña parvedad de la critica con-
convierte en la capital del país. Se inicia ter- poránea. Pero a poco que se ana-
la fuerza y la presencia prestigiosa
la primera presidencia de Roca. de la capital en Buenos Aires. Alem licen las características de esa acti-
ha dicho que ceder Buenos Aires co- ·vidad en la época de aparición del
1881. Es electo senador por la provincia poema, surge la necesidad d~ formu-
de Buenos Aires. Escribe la mo capital es amenazar a la Nación
con una dictadura en ciernes. Her- lar alguna, precisiones.
Instrucción del estanciero. En primer lugar conviene recordar
nández replica a su correligionario
1882. Participa, junto a Dardo Rocha, en que todos los que lucharon por la que quienes ejercían la crítica lite·-
la fundación de la ciudad de La Plata. organización nacional se opusieron raria entre 18 7 O y 188 O eran los
Continúa en eI Senado provincial y en los hechos a que se desplazara la multifacéticos políticos-escritores, ca-
es miembro de numerosas comisiones capital de Buenos Aires. Tácitamen- racterísticos de nuestra organización
oficiales. te, la idea de que la capital en Bue- nacional, cuyos prototipos encarnan
1883. Comienzan a hacerse visibles los nos Aires contrabalancearía el peso Mitre v Sarmiento. Como actividad
cambios sociales y urbanísticos que de una provincia demasiado rica y sistemática y especializada la crítica,
caracterizan a la década del 80. En ese fuerte, recorre el discurso. por entonces, no existía, salvo algu-
año se instala el primer frigorífico Como es sabido, la ley que defendié nos precursores aislados. Por lo tan-
en Campana. Hernández fue aprobada. Y, junto to, no debe extrañar que al ocuparse
con este paso decisivo de la organi- de obras nacionales y en un núcleo
Sarmiento publica Conflicto y armonías zación argentina, parece afianzarse tan reducido como lo era el ámbito
de las razas en América. el bienestar y la seguridad personal iiterario de aquella época, rozara el
1884. José Hernández, que ya posee y política en la vida de Hernández. plano de las relaciones ~ersonales.
algunos campos, compra su quinta de De allí en más, no deberá enfrentar José H ernández escribió en forma
Belgrano. Continúa en la legislatura batallas donde todo se juega ni en- de cartas algunos de sus prólogos.
bonaerense y participa en la actividad crucijadas peligrosas. Hombre de ¿Se debe por esto conjeturar que se
política local. También integra comisiones confianza del gobernador bonaeren- vio obligado a hacerlo porque nin-
del Monte de Piedad, del Banco .,e Dardo Rocha, desempeñó hasta su gún escritor quiso comprometersE
Hipotecario y del Consejo Nacional de muerte (1886) cargos provinciales y profesionalmente en la tarea? Pare
Educación. Son los años de las reformas ocupó una banca en la legislatura. ce más correcto conectar estos pró
laicas del gobierno de Roca. Juan Esos años de la presidencia de Roca, logos con el material crítico sobr
Bautista Alberdi muere en París. fuan en que parecían lisas las aguas del Martín Fierro, y dedt1.cir de sus c;;
Moreira llega a los teatros. hasta entonces proceloso mar de la racterísticas algunos rasgos de la ce
1885. Asume su cargo de senador política argentina, fueron también munidad literaria de la época, de !
reelecto. Aparecen Santos Vega de para Hemández sus años de bonan- funcionamiento y de sus pautas e
Obligado y Sin rumbo de Cambaceres. za. En ellos asistió a la asombrosa valor. Uno de esos. rasgos, justame
1886. 21 de octubre. Muere en su quinta difusión de Martín Fierro, la obra te, es el que se acaba de apunta
"de. ~ o . Sos últimas palabras en que se tejen sus experiencias y el carácter personal de las relacior
fueron; "Buenos Aires, Buenos Aires . .. " ~us ideas: verdadero desafío a los há- literarias, la crítica ejercida en me
E ,-,
privado, en cartas dirigidas a los au-
tores como respuesta al envío de un
· .~-.:7:·--::_; -·· " ~
r,,---,_ ;" ~ "--:'"=,:_·
--tJ, libro dedicado, y luego dada a co-. ;:·:·•;:}; ~,.,;·A ;;,~ft'(./1 :~. f!!2'ó.:..,·
EL GAUCH0/4 nocer al público en prólogos de las
sucesivas ediciones. • :i:. ,:..-; :-
Hernández no se sustrae a este pri-
ARTI . ...,..,_~z4:r:; ,: .. .,, ,. . ..
-- ~,;~;ff~ ~f ... ~-.,,-::>~~"' '
mario mecanismo de promoción.
Antes bien se acoge a él, proporcio- ' ~.,...rt~'"..e.- '\t. ~·".At._,,L,:_.._-:.,, . .~.. ,
,:"d' ,: / o,;,í, ":°"
.,
,
:
~
nando algunos indicios acerca del ,Y:,. ¿ "",;/)-,..,..,,._ ;,, + ·~~

B ER~ l NDEZ valor que otorgaba al reconocimien- • •... i" ~ - • ~:t~.,. ...~ ;L4~., .. ~... :>..~ .
to de sus pares: "Ellos son autores, y q •. • r.. ~P<~{ ¿; ~ ....-:'~;"'.("""._, ",
de producción ciertamente de mayor :-, .:~--~'~1•; ~:r~: ' !
~ u. r,,ul ~ , u11 rc•c,.,r c: t11C•OII• ,03~ t
.... qr,t1.'.:I ,.,.~ ,a ,
cL c••1:,o T•"i ... ,•11• 0
mérito que la mía, y ellos saben por l
, t!_:.,.'_¿, 'i f.d: :,,:. ~;:.
experiencia propia, cuán íntima sa-
tisfacción derrama en el espíritu de /; . '/}~j ~¡~~~f·.~ ·;,::,~~;-, -~--:
quien ve su pensamiento en forma
de libro, el ver ese mismo libro ho-
.'
.,..
jeado por los hombres de letras, hon-
rado con su aprobación y prestigiado
por su aplauso" . Este párrafo perte-
nece al prólogo de la 0<;tav.a · ec;lición }, ~

de 1874, en el cual .é$ -·Rosible apre-


DII El'OS AIRfS
ciar la valoración eipikiiá•que hace
Hernández de la . liter'atura culta, y ' .
-~."1
sus ideas sobre las diferencias entre Primera página del cuaderno borrado1 ael
18 7 2 libro y folleto, entre público letrado Martín Fierro
y no letrado.
Los destinatarios de sus envíos se di-
ferencian en los dos momentos co-
Portada de la primera edición de rrespondientes a la Ida y a la Vuelta.
El gaucho Martín Fierro
En los comentarios de la primera
parte figuran muchos nombres vin-
culados a la trayectoria política de
Hernández, como Gui do, Pelliza,
Navarro Viola, Torres. L-0s nombres
de Mitre y Cané, que aparecen en
los comentarios posteriores a la Vuel-
ta, demuestran que, contrariamente
a lo que se pudiera suponer, para
Hernández también existía una "re-
pública platónica de las letras", co-
mo la denomina Mitre en su res-
puesta. La dedicatoria del ejemplar
que Hernández envió a Mitre indica
que por encima de la divergencia po-
lítica concebía un lugar de reunión
donde era posible reconocerse y de-
jar de ser enemigos: ese lugar era
la literatura.
Los nombres de los críticos indi-
can los puntos sobre los que se ar-
ticula la red de esa "república de las
letras" que los comentarios periodís-
ticos, aparecidos en diversos diarios
13
con o sin firma, refuerzan· desde otra
perspectiva. Pero también están los
huecos, los silencios llamativos: el
de Juan María Gutiérrez, verdadero
representante de esa probable crítica
sistemática; el de Sarmiento, autor
de Facundo, que algunos consideran
como la antítesis del Martín Fierro,
y autor, como Hernández, de una
vida del Chacho. Silencios que, más
que indiferencia, señalan un recha- ·
zo o una negación.
Los denominadores comunes de la
crítica contemporánea a la aparición
del Martín Fierro pueden resumirse
en dos juicios principales: el recono-
cimiento del valor del poema en lo
que contiene de verdad, y la ne-
gación de su carácter artístico _a un
cuando se le reconozca cierta· "belle-
za". Así, los cánones literarios cues-
tionaban el valor estético de la gau-
chesca en general y servían, en par-
ticular, para fundamentar el rechazo
de una obra irritativa.
En el conjunto de esas críticas,
el trabajo de elaboración que se pone
en evidencia en los manuscritos co-
mentados por Leumann, es casi uná-
nimemente ignorado o negado y se
encuentran con frecuencia, a veces
mezcladas con elogios, apreciaciones
reticentes como éstas: "Usted se ha
contentado con impro-0sar después
del mate" (José Tomás · Guido,
1878). "Su trabajo, escrito sin duda
por mero pasatiempo . . . tiene la be-
Gran Hotel Argentino. donáe Jo-~# Hernánáez escribió lleza de la verdad" (Pelliza, 1873).
porte del Martí11 Ffrrro, 1872 Los comentarios de Miguel Cané y
José María Torres sintetizan muy
bien el tono general. El primero, con
la aparente lisonja: "Algo que me
ha encantado de su estilo, Hernán-
dez, es la ausencia absoluta de pre-
tensión de su parte". El segundo,
pidiendo que las extensas y elogio-
sas observaciones que había dirigido
a Hernández no fueran denomina-
das juicio crítico, pues "para que
Martin Fierro pudiera ser objeto de
crítica, era preciso que fuera una
obra de arte"- De acuerdo con este
criterio Martín Fierro no posee una
belleza estética sino natural, como mo de una élite gobernante que veía
el gorjeo de los pájaros. cumplidos sus planes de progreso,
Estas criticas ponen de manifies- al malestar que provocaba la rápida
to la dificultad del pensamiento li- certidumbre de que ese mismo éxito
terario de la época para asimilar la acarreaba consigo un precio oneroso:
obra- pero a pesar de eso se puede la aparición de nuevos grupos, es-
~ a r que a partir de ellas Jodo pecialmente de origen inmigratorio,
aquel que ha escrito sobre literatura que fueron viyidos como una ame-
argentina se ha referido necesaria- naza al orden social.
mente a Martin Fierro, aun cuando En esa época, numerosas obras tra-
fuera, como en el caso de Argerich, taron de formular, desde distintas
para rechazarlo. Así, no es Rojas el perspectivas, una respuesta adecua-
primero en reclamar su inclusión en da a los interrogantes que planteaba
los estudios de literatura argentina, el enigma de una nacionalidad jo-
pues la ausencia había sido denun- ven, tan problemáticamente consti-
ciada por el Dr. M oorne, profesor de tuida desde sus cimientos z. partir de
literatura del Colegio Nacional. la conquista española, y tan fuerte-
En 18"94, Unamuno llamó la aten- mente sacudida después por el im-
ción sobre el valor estético de su ca- pacto inmigratorio. Lugones, Rojas,
rácter popular, para él herencia del C. O. Bunge, Joaquín V. González.,.
espíritu hispánico; y poco despu és Gálvez son algunos de los nombres
Menéndez Pidal también se ocupó que se vinculan con tales obras. En
del poema. En 1902, Ernesto Que- P.ste marco, proclamar a Martin Fie-
sada, en El criollismo en la literatura rro como poema épico, fundante · de
argentina, propuso una particular nuestra nacionalidad, no era un acto
interpretación de las diferencias en- aislado ni casual y se alimentaba del
tre la Ida y la Vuelta, según la cual conjunto de circunstancias que ro-
H ernández, alarmado por la apari- dearon a los festejos del Centenario.
::ión de la veta moreirista, narra el En el caso de Lugones, las conferen-
regreso de un gaucho trabajador y cias del Teatro Odeón, a las que,
manso, para corregir lo que consi-
como se sabe, roncurrió la más alta
deraba efectos nocivos de la primera
sociedad de la época con el presiden-
parte. Estos datos apuntan a mos- / .r opo/do Lugones
te Sáenz Peña a la cabeza. En el de
trar cierta continuidad de los juicios
rrítico5 sobre Martin Fierro. Rojas, la creación de la cátedra de
literatura argentina en la Universi-
dad, en 1912, sumada a su proyecto
El Centenario: exaltación de de publicar la historia de la litera-
Martín Fierro como poema na- tura argentina, que llevó a cabo en-
cional. - De lo que antecede se de'.- tre 1917 y 1922. En 1913, año de
duce que el r escate de lvlartfn Fie- las conferencias de Lugones y de la
rro que realizaron Rojas y Lugones toma de posesión oficial de su cá-
entre 1910 y 191-6 no significó un tedra por Rojas, la revista Nosotros
resurgimiento después de un eclipse, realjzó una encuesta sobre el carác-
sino una nueva valoración que es ter épico del Martín Fierro. Estos
necesario ubicar dentro de la pro- tres exponentes, Rojas, Lugones y la
blemática de definiciones de la iden- ~ncuesta de Nosotros, sintetizan la
tidad nacional que se formuló alre- polémica de la crítica acerca del poe-
dedor del Centenario. E s sabido que ma en esa etapa, y el modo cómo
los festejos de estos aniversarios des- esa polémica, más allá del poema
ataron una verdadera orgía de fer- mismo, se inscribe en el conjunto
, or patriótico. E... "'"e c·•ima, los in- de las cuestiones mencionadas.
terrogantes acerca de la esencia de En el plan literario de Lugones, El
la nacionalidad se movieron entre payador, publicado en 1916, se suma
dos polos que iban desde el optimis• a la empresa patriótica que venía

15
----- ______ ....:;.....,,
realizando desde El imperio ¡esuítico poema ep1co es la idea del carácter
Hemández y -en la que también se incluyen, inconsciente de la creación, cuy a fi~
entre otros textos, La guerra gaucha liación romántica apuntala la tesis
Sarmiento y las Odas seculares- y resulta un de· un Hernández genialmente ins-
franco ejemplo del rescate de Martin pirado, como un poseído, en esa sola
Fierro desde una perspectiva que ocasión, e ignorante del alcance de
exalta aquellos contenidos naciona" su obra. Con estas operaciones el poe-
les que harían de él un poema épico. ma resulta despegado de su autor
Ea 1881, Dardo Rocha, gobernador de real y de la historia, para congelarse
1a provincia de Buenos Aires, firmó un La evocación de las condiciones cons-
titutivas de todo poema épico, como como modelo fundante de un siste-
decreto por el que se encomendó a José ma de virtudes heroicas y de ideales
Hemández la redacción de un manual empresa de verdad~ de bien y de be-
lleza, no alcanza a ocultar el escozor estéticos.
sobre explotaciones rurales, fijándosele una En El payador; Lugones pasa revista
partida para realizar un viaje de que provocaban ,las presencias que
el crecimiento del país había gene- a la gauchesca anterior a Herrni ndez,
m:vestigación alrededor del mundo. que descalifica por completo, y a la
rado: "La plebe ultramarina", "sus
Hemández rechazó el honor que se le cómplices mulatos y mestizos" y la crítica del poema, cuya ceguera de-
había conferido, pero no desistió de la "ralea mayoritaria". Frente a esa nuncia. Esboza además una historia
mi5ión de escribir un texto sobre la estridente realidad, la silenciosa :ima- de la civilización que certificaría
"industria rural'. En su opinión el viaje gen del gaucho desaparecido se eri- nuestra pertenencia al helenismo,
por el mundo era innecesario, los gió como refugio de virtudes defini- sistema de valores y creencias opues-
pesos-en -él empleados podían destinarse torias de nuestro ser nacional y de- to al de la cristiandad. Cabe recordar
a fin~ más provechosos y la tarea a positadas en un pasado del cual el que al concluir el ciclo de conferen-
c:amplir podía realizarse resumiendo la inmigrante quedaba excluido. cias que dio origen a El Payador,
TI1liosa experiencia de las explotaciones La filología y las humanidades for- pr'2Puso la realización de una serie
nrrales que él conocía. man parte del bagaje intelectual en de tareas futuras sobre el poema, en-
Los biógrafos de Hemández señalan que se asienta la demostración lugo- tre ellas la de "hacer su gramática,
ilm!riablemente su desinterés y rectitud niana del carácter épico de Martín que será la fuente de un futuro idio-
keaíe a la honrosa y atractiva misión Fierro. En ese contexto, raza y na- ma nacional", ideas que fueron in-
c:ecomendada por el gobierno provincial. ción constituyen los conceptos cla- geniosamente ridiculizadas en algu-
ves que encuadran la realización de nas de las r¡:,spuestas a la encuesta
Estas cnalidades parecen indiscutibles, r!e Nosotros.
pero en la respuesta de Hernández se pone los ideales de justicia y libertad in-
herentes a la poesía épica. Una vez La interpretación de Lugones, con
de manifiesto un rasgo más profundo su aparatoso cientificismo, abre el
de sa carácter e ideas: el tradicionalismo definida la épica a través de la ac-
tividad heroica, el Martín Fi.erro se camino al culto de uii pasado gaucho
qoe, al entrar en composición con el más inventado que real. Esconde ba-
1iberalismo y el progresismo, produce un inserta en ella a través de las vir-
tudes y acciones de su protagonista; jo el elogio paternalista la certeza
efecto particular. de la superioridad del blanco, y pre-
el gaucho. En el tratamiento de esta
Heniández escribió efectivamente un figura es posible percibir algunas de tendiendo proponer al Martín Fie-
u:x1o sobre la estancia y es la práctica de las contradicciones de su rescate: si rro como poema donde se plasman
los establecimientos ganaderos que él por un lado el gaucho es el héroe y los valores de la raza, termina for-
conoce la que confluye al conjunto de el civilizador de la pampa, por el mulando una clara apología del gru-
mixiurns y consejos, comprobaciones e otro su inferioridad racial lo condena po gobernante, cuyo derecho al po-
mdicaciones con las que teje su texto. a la desaparición. Es así como el tex- der se ve totalmente legitimado:
Si sa:y un rasgo que se destaca en él to de Lugones oscila entre una exal- "Los gauchos aceptaron, desde lue-
es el empirismo y la reivindicación de la tada reivindicación y una justifica- go, el patrocinio del blanco puro con
experiencia directa: "No hay libros, ción de su exterminio, que le permi- quien nunca pensaron igualarse po-
DO hay autores_ que pudieran servimos te afirmar que "todo cuanto es ori- litica o socialmente, reconociéndole
de guía para una obra de esta clase, en gen propiamente nacional viene de una especie de poder dinástico que
fin. este no es un libro hecho con otros P.l", y al mismo tiempo que "su des- r esidía en su capacidad urbana para
ñbros". . . "un libro esencial y aparición es un bien para el país, el gobierno . .. aquellos parrones for-
c:xclnsivamente criollo ... " "nuestro porque contenía un elemento infe- maban, por lo demás, una casta dig-
fihro sólo será una exposición clara de lo rior en su parte de sangre indígena". na del mando".
qm: se practica en ta campaña . .. " Otro aspecto fundamental en esta También Ricardo Rojas proclamó, en
"iiah1a solamente del país". propuesta de Martín Fierro como 1912, el carácter épico de Martín
Era un período en el que el futuro de la
ganadería argentina se jugaba en el
proceso de mestización; siete años más
tarde, en 1888, los cabañeros agrupados
en la asociación de criadores publicaron
un registro genealógico de la raza
Shorthom, donde se inscribieron 1550
animales de pura sangre. Y, aunque el
83 % de la hacienda seguía siendo criolla,
la línea de tendencia principal era la de
repetir el proceso del ovino, que por
ese entonces ya había alcanzado un nivel
de mestización del 76 %. Por el
contrario, Hemández no sólo declara que
se ocupará únicamente de la hacienda
criolla, sino que en su opinión el g:madG
criollo seguiría siendo el más apropiado
para nuestro país y con él aspiraba
a ganar los mercados que el carácter de
"colonia rural de Europa" asignaba a la
Argentina.
El lugar que Hemández adjudica a la
agricultura respecto de la ganadería es
también elocuente. En 1879, el ¡;;:~~l<lente
Avellaneda consideró un hecho
suficientemente significativo como para
saludarlo en su mensaje al parlamento:
la Argentina había exportado ese año
4500 toneladas de trigo a Europa. En
1881, las exportaciones agrícolas
significaban sólo un 2,5 % del total de
las exportaciones, pero la tendencia ere de
un ascenso ininterrumpido, con una
curva especialmente marcada: diez años
·El viejo Vizcacha" (ilustración para la primera edici6n de La vuelta de Martín Fierro) después representaban el 25,7 %
del total.
Hernández, adherido a la explotación
ganadera más tradicional, afirmaba
en su Instrucción del estanciero: "La
ganadería ha de constituir por muchísimos
años su industria y su riqueza principa~,
y la agricultura está sólo llamada a
vigorizar y desenvolver esa industria: no
a combatirla". Los rasgos de
tradicionalismo y arcaísmo, presentes en
todo el texto del manual de Hernández,
se combinan -como es característico
en él- con el liberalismo de matiz
democratista. Así repite, en el comienzo y
el final de la Instrucción .. . ,
argumentos en defensa del habitante de la
campaña, del pobre en particular, que
17
pueden también encontrarse en sus escritos · Fierro, al establecer que "llega, por presentativo de la raza como entidad
perlotlísticos de 1869-70. su unidad y por su asunto, a ser para espiritual, y la significación del Mar-
la nación argentina algo muy . aná- tín Fierro dentro de ella ; y por fin
Estas componentes e ideas aparecen como logo a lo que es para la nación fran- su poder de fecundación en los otros
invertidos en una carta, muy cesa la Chanson de Roland, y el Can- géneros cultos de la literatura na-
significativa, que Sarmiento desde tar de Mio Cid para la nación espa- cional".
Nueva York dirigió a los miembros de ñola". Esta tesis inicial, repetida, re- Por último, lo que caracteriza a Ro-
hl Sociedad Rural en 1866. Junto con la formulada y ampliada en sucesivas jas es que en su sistema literario
carta, les envía a los socios de la exposiciones, presenta, por debajo de postula un sentido progresivo de la
flamante sociedad un ejemplar de El su visible coincidencia con la de Lu- constitución de la identidad nacio-
Agriculturista Americano, publicación gones, una serie de variantes que
periódica editada en Estados Unidos, que nal, que en lugar de refugiarse en
modifican en mucho su sentido. un prototipo del pasado se 'desarrolla
se especializaba en las explotaciones
En primer lugar, la concepción de la y crece incorporando elementos ra-
agrícolas. En un movimiento que le era
literatura come función social que ciales y sociales ( el indio, el gaucho,
característico, Sarmiento les proponía
sustenta Rojas lo lleva a dar a su el inmigrante) de cuya suma o inte-
el proyect? de encargar ? ~?s editores _ gración surgirá el futuro tipo nacio-
ncrteruner.:.canos ~na ed.1c1cn en espanol monumental historia de l?. literatura
argentina el subtítulo de "Ensayo nal. La categoría épica de Martín
de ese texto que, en su opinión, sería de
filosófico de la evolución de la cul- Fierro no residiría en su carácter de
enorme utilidad a los agrarios
tura en el Plata", pues intenta en modelo irrecuperable sino en lo que
argentinos: "No existe en español -dice- lo liga, por su lenguaje y por su te-
mia publicación útil de este género y ella formular una explicación sis-
temática y abarcativa del conjunto ma, a los orígenes de 'nuestra civi-
nuestra- industria permanecerá
de 'las actividades culturales. En ese lización pampeana.
estacionaria, y sustraída a la influencia
de las ideas y los progresos por marco, el romanticismo estético y fi- Las afirmaciones de Rojas y Lugo-
iiiil!:hos años". La preocupación de losófico en que asiente; Rojas su con- nes fueron lo suficientemente llama-
S,:,_.niento gira sobre un eje que es el cepto de poesía épica hace que adju- tivas como para que en el año 1913
dique tal categoría a la poesía gau- 1a revista Nosotros redactara un cues-
opuesto perfecto dd de Hernández. La
chesca en su conjunto, atendiendo tionario al que respondió "un distin-
modernización es para él la piedra
de toque de la transformación argentina. Y al carácter anónimo y popular de guido núcleo de hombres de letras".
las primeras manifestaciones paya- Las preguntas de la encuesta toca-
en esta modernización va implicada la
apuesta por un desarrollo dorescas y a su cualidad "represen- ban el punto central del problema,
tativa de la raza como entidad espi- pues se planteaba en ellas la disyun-
técnicamente avanzado de la explotación
ritual". Dentro de esta perspectiva tiva acerca de si la valorización de
agropecuaria.
la veta gauchesca es una constante Martín Fierro como· "poema nacio-
No es éste el único caso en que los que recorre toda nuestra historia li- nal en cuyas estrofas resuena la voz
componentes de dos políticas y las teraria y el Martí.n Fierro -en lu- de la raza" obedecía a criterios es-
diferencias en el interior del espacio gar de ser el genial exponente ais- téticos, o si no se estaría creando
liberal quedan enfrentados. Este episodio,, lado que destaca Lugones- es su "una bella ficción para satisfacción
que sólo a posteriori nos es posible momento culminante, antes y des- de nuestro patriotismo".
reconstruir, significa tanto como "el que pués del cual se manifiesta en diver- Puesta la cuestión en esos términos
opuso a Sarmiento y Hernández en ocasión ,;os textos: en el Facundo, en el tea- y teniendo en cuenta -las circunstan-
del asesinato del general Peñaloza. tro de Sánchez, en las obras de Mar- cias que rodeaban la polémica, no
tiniano Legui:zamón y de Roberto sorprende encontrar que Martiniano
Payró. Leguizamón ( autor de De cepa crío- -
En el sistema literario que organiza lla), Manuel Gálvez (que había pu-
Rojas, la gauchesca resulta una espe- blicado en 191 O El diario de Gabriel
cie de "piedra fundamental" o "tron- Quiroga) y Manuel Ugarte, respon-
co" sobre el cual se asienta el resto dieran aceptando y reafirmando· el ·
de nuestra formación literaria. Por .c arácter épico o de poema :n,aéional.
eso dedica los dos primeros tom0s En cambio, Antonio De Tomaso y
de su Historia de la Hteratura ar- Maestro Palmeta, seudónimo bajo el
gentina a los gauchescos y el con- cual parece ocultarse Carlos Octavio
junto de la obra a demostrar "la Bunge, rechazaron esa idea. Este úl-
identidad de esa poesía con el alma timo atacó con feroz ironía el poema,
argentina, y su carácter épico, re- tanto por sus aspectos estéticos como
por los morales. Es conocido el re-
r pazo de Bung-.a por el elemento mes- ..
tizo, al que consideraba inferior y
pernicioso en la composición racial
americana, de modo que esta actitud
es coherente con ias tesis que desa- ._:..¿·-:.:::---:--
rrolló en Nuestra América. La res- r
puesta de Antonio De Tomaso, en
cambio, sostiene aquella perspectiva
·.(_{'.le denuncia en la canonización el
heého de "crear una ficción para sa-
tisfacer vanamente nuestro patriotis-
mo", y afirma, colocándose en una
linea que lo vincula con ciertas apre-
ciaciones de Rojas: "Si algún día he-
mos de tener u.>:1 tipo étnico propio,
ese tipo se está elaborando". La per-
cepción de De Tomaso es compleja,
pues cuestiona incluso el alcance del
término "nacional", con el que se
suele reunir, como demuestra anali-
zando algunas circunstancias euro-
peas, a grupos diversos que tienen
a veces opuestos puntos de vista den-
tro de sus respectivos países. Por
esta causa resulta un convencionalis-
mo utilizar el título de "poema o Ricardo Roias, decano de la Facultad d · Filosofía y Letras de Buenos Aires.
poeta nacional". con Emilio Rai-ignani. 1913. A. G. J\'.
A<tl, las líneas de respuesta que se
han esbozado sintéticamente mues-
tran que la aceptación o el rechazo
del Martín Fierro como poema na-·
cional trascendió el marco de la po-
lémica literaria y se explayó en un
debate de ideas, rasgo constante de :z
la critica sobre el poema. s.
6
<

Transfiguraciones críticas. - En
1925, apareció la edición de El_E:ute-
rio Tiscornia del Martín Fierro. Un
año después, la anotada de Santiago
M. Lugones. Y a lo largo de la dé-
cada de 1930, Carlos Alberto Leu-
mann fue publicando en el diario
lA Prensa, los textos de carácter fi-
lológico y critico que reunió luego
con el título de El poeta creador, en
1946, año en que también se publica
Crítica r pico de Amaro Villanueva.
Esta lista somera testimonia que las
batallas teóricas de Lugones y Rojas
habían logrado conquistar un terri-
torio para el poema de Hernández:
el espacio de la critica literaria. De Fstampilla editada por la Sociedad
Arl!entina de Escritores, con -ia
efigie de H ernández. Íulio de 19 3 J a.a11111111u• 11111111.mN- 19
allí en adelante, el Mdlrlin Fierro no
volvería a ser abordt.,fo de manera
condescendiente: su -'lxa).tación a obra
máxima de la literatma nacional se
proyectó en dos P.lélllio¡; diferentes, el
de la critica textual y lexicográfica,
y el de la interpretación.
Por un lado, se comprende la nece-
sidad filológica de lograr un texto
depurado de las erratas, errores y
descuidos que sobre él habían ido
acumulando decenas de ediciones. La
tarea, comenzada por Rojas cuando
publicó el Martín Fierro en su Bi-
blioteca Argentina, fue asumida co-
mo una versión criolla de la filología
hispánica por Tiscornia y, a través
de un minucioso trabajo sobr!? los
manuscritos de la Vuelta, po:r: Leu-
mann, El proyecto de restaurar el
texto hernandiano, asumido por Tis-
cornia y por Leumann, demuestra
en sí mismo el cambio de estatuto
del poema. En un determinado mo-
mento de este siglo, la crítica cae en
la cuenta de que se carecía de un
texto fidedigno de la 'mayor obra de
la literatura nacional'. Al proponer•
se establecerlo, tanto Tiscornia come
Santiago Lugones y luego Battistessa
también incorporan en sus respecti
vas ediciones una más que respeté
ble cantidad de notas. El criterio ca
1 que el Martín Fierro es anotac
r ( excesivamente hispanista en Tisco
nia) habla también de los camin
que recorrerá de allí en más la CJ
tica. Martín Fierro, como puede leE
se en el poema, es "botón de plurru.
que no hay quien lo desenriede". ·
crítica se propuso desafiar la le·
di>l texto y para hacerlo era prec.
en primer lugar, tener un texto '
y acordar, o por lo menos <#se1
razonadamente, sobre el sentido
cantidad de expresiones, imáge1
Ezequiel Martíne z Estrada cuestiones lexicográficas. cultural
históricas que suscitaba una lec-
atenta ( atenta a las dificultades)
poema.
Por otra parte, tanto el trabaj,
Tiscornia como el de Leumann
ponían principios interpretativo
neas directrices, por las que e
rnna el sentido esenci~ ~e Martín moralista, tiene como fuente el eclec-
Fierro: afirmar su castlosmo o su ticismo teórico. Así se entrelazan el
trascendencia mística, es ya el r e- psicoanálisis y una psicología pre-
sultado de un trabajo de interpr eta- freudiana, contaminadas con eviden-
ción. De Leopoldo Lugones a Leu- cias del sentido común y prejuicios .
mann el Martín Fierro ha sido sobre la mujer, la raza, el mestizaje.
transfigurado. · La afirmación, que Este mosaico de ideas contribuye a
pertenece a Martínez Estrada, des- crear esa impresión contradictoria,
cribe el destino del poema después abigarrada, fragmentaria que suscita
de las intervenciones decisivas del el ensayo de Martínez Estrada. Y sin
Centenario. Las décadas siguientes embargo también se encuentran allí
vieron surgir una tradición asimila- las observaciones más originales so-
dora que, convirtiendo al gaucho en bre el poema, y el punto de vista
un arquetipo moral, neutralizaba el más moderno para interrogar su
carácter revulsivo de la denuncia y texto.
congelaba también al poema como Martínez Estrada hace una exno,i-
desenlace inevitable de la literatura ción complicada y con frecuencia
gauchesca. confusa. Pese a un plan general que
Martínez Estrada, en 1948, cuando vuelve reiteradamente sobre sus te-
publicó Muerte y transfiguración de mas, el libro ilumina zonas que la
Martín Fierro se propuso el cuestio- crítica no había percibido hasta en-
namiento más completo y orgánico tonces: el carácter semiconocido de
de esta tradición asimiladora: escri- la vida de Hernández, esa especie
bir sobre Martín Fierro -héroe de misterio que ronda su biograña
transfigurado por las interpretacio- ( sus relaciones familiares, sus des-
nes-- era escribir también sobre las plazamientos) y que para Martínez
lecturas que la crítica había practi- Estrada se revela en la metáfora del
cado sobre el poema. Al mismo tiem- retrato de frente y el retrato de es- Casa de Belgrano donde murió
po, Martínez Estrada prolongaba otra paldas (retratos que Hernández, José Hernández
tradición: la de leer al Martín Fie- efectivaD'!,ente, se hizo tomar). Cap-
rro como texto privilegiado .que ha- ta, al estudiar los personajes del poe-
bla no sólo de un gaucho perseguido ma, la relación problemática entre
sino de la sociedad nacional- Situan- Fierro y Cruz. Este, personaje doble
do el poema de Hernández en una de Martín Fierro para una lectura
relación de implicación respecto del ingenua, es, en cambio, su verdade-
'ser ' de la Argentina, la crítica ha- ro opuesto. Si Cruz habla, Fierro de-
bía buscado en él una significación be callar y a esta necesidad atribuye
mplementaria que, de encontrarse, Martínez Estrada el cambio de na-
se convertiría en principal. Martínez rradores en el final de la Ida, cues-
Estrada critica y, también, reprodu- tión importante que la crítica no ha-
ce este movimiento desde el mismo bía abordado hasta entonces con in-
subtítulo de su libro: "Ensayo de in- teligencia.
terpretación de la vida argentina". En la parte dedicada a la "Morfolo-
Los dos tomos de Martínez Estrada gía del poerr-a", Martínez Estrada
constituyen, sin duda, la crítica más produce una serie de observaciones
inteligente y original al poema de sagaces sobre las diferencias entre la
H ernández. Pero acumulan también Ida y la Vuelta. El éxito de la Ida,
runa masa impresionante de juicios entre otras circunstancias, pone a
~ólo a medias correctos, de errores y Hernández ante los cuadernos de la
contradicciones. La combinación de Vuelta. Pero había un conjunto de
4os tenias del pesimismo filosófico problemas formales y de opciones
.{desde Nietzsche a Spengler) con que resolver: ¿cómo articular el nue-
una ética abstracta que produce su vo relato? ¿era realmente posible una
característico tono de inconformismo segunda parte, se pregunta Martínez
21
Estrada, sin traícionar la primera pe- Lo gauchesco y la tradición gauches-
ro, también, sin resentida? ¿era po- ca son explicados en relación con el
sible, para un Hernández cuya colo- lugar que ocupan en el Martín Fie-
cación política había variado, escribir rro. Martínez Estrada descubre que
la Vuelta reiterando los infortunios 1o gauchesco configura una 20na
de Martín Fierro y sus enfrenta- "censurada" de la literatur a del si-
mientos con la autoridad? Conside- glo XIX: representación realista de
rada como "segunda versión" de la la vida rm·al, fue sofocada por ias
primera parte, la Vuelta tiene, en producciones "cultas" de Obligado y
opinión de Martínez Estrada, dife- las burlescas de del Campo. En este
rencias importantes respecto de la movimiento de n egación . se genera-
Ida: el tono del relato, el cambio de ría la imposibili;dad de una gran tra-
auditorio, el predominio de lo refle- dición realista para la literatura ar-
xivo sobre lo narrativo en la Vuelta, gentina. Es interesante detener se en
de lo confidencial sobre lo narrativo la colocación que Martínez Estrada
t:ll la lJ.a, el acento puesto en la bio- .:1djudic2 Hi .1Yfr¡rffn Fif"rrc· contra
grafía individual en la Ida y en la Lugones y Rojas, no · lo concibe ni
biografía soci~ en la. Vuelta. como piedra fundamental de la lite-
La confluencia del análisis formal, ratura argentina ni como su texto
del discurso narrativo y de los des- clásico. L e parece un te:irto comple-
plazamientos ideológicos, inaugura tamente excepcional, cuya aparición
una forma de considerar el poema produce UD;i fractura en la literatu-
de Hernández, en la cual parece po- ra de tema, versificación y lenguaje
sible evitar el sacrificio de lo estético rústicos. Así, el poema no es una
José Hemá.n aez a lo histórico y lo social. Ejemplares serena síntesis de elementos previa-
para esta actitud de síntesis son los cente elaborados por Hidalgo y As-
análisis que de la sextina hernan- casubi. Por el contrario, Hernández
diana realiza Martínez Estrada: la se insubordina frente a una serie de
serie rítmica y la sintáctica son pues- normas retóricas de la gauchesca. En
tas en correlación y así se demuestra detrimento de la supuesta continui-
de qué manera Hernández elaboró dad estética, Martínez Estrada sub-
su estrofa como unidad semántica y raya el salto de calidad en la escri-
formal. tura y, también, el hiato en el plano
Por lo demás, Martínez Estrada pro- de las ideas, producido por la denun-
blematiza la complejidad estructural cia del poema. Por ello es que Mar-
del poema. Las investigaciones de tín Fierro constituye una obra abso-
Leum.ann sobre los manuscritos de la lutamente excepcional, cuya "anor-
Vuelta, le proporcionan el material malidad" causa la reestructuración
que permite pensar, tanto el trabajo del sistema literario argentino. Rup-
que Hernández reálizó sobre su tex- tura en el interior de este sistema.
to, como las fisuras, fracturas, desli- Martín Fierro no genera tampoco
zamientos, cambios en la ubicación una tradición que lo suceda: ¿qué
de partes, estrofas, escenas, versos. ocurre en la literatura argentina
Martínez Estrada se detiene espe- - se interroga Martínez Estrada-
cialmente en las omisiones, los eu- para que el poema haya permaneci-
femismos, los "modos" del decir de do aislado, como caso excepcional.
Martín Fierro. Y en este sentido, su incómodo y difícil?
interrogación del texto es particular- Al resumir en su epílogo ·1as difi-
mente moderna: descartada la hipó- cultades que tuvo que superar a lo
tesis de un texto liso y llano, leer lo largo de los dos tomos de su ensayo,
que allí no se dice, lo que se censura Martínez Estrada afirma que tam-
o se omite puede ser tan significa- bién éste fue construido al margen
tivo como seguir las líneas más evi- y como a contrapelo de la critica her-
dentes del sentido. nandiana existent e. Dice también
que diez a.fios después de publicada
1a primera edición ( el epílogo per-
tenece a la segunda) su obra no ha
:>\'[~; (:J::~:. :" '~i~
sido tomada en cuenta por quienes "' ,}j(_)~~
se ocuparon del poema. Es que ,
,.,,:
Muerte :r transfiguración de Martín
Fierro, con su desmesura, su caren-
cia de plan, sus contradicciones evi-
dentes, cierra una etapa de la critica
hernandiana: la que, inaugurada en
el Centenario, había construido so-
bre el poema una teoría de la lite-
ratura y del ser nacional. Con Mar-
tínez Estrada, el texto se vuelve más
problemático. Parece imposible ya
considerado <lesar.cullo natural de
una gauchesca a la que contradice
y, mucho menos, pensarlo como es-
pejo de una literatura que no se
escribió ni según su estética ni con
su perspectiva.

~;f
;..,~ •:¡:

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