Ching Mod 1 y 2
Ching Mod 1 y 2
Ching Mod 1 y 2
concepción del ser humano, de cómo el ser humano construye realidad, cómo construye el
mundo que se inspira en los desarrollos filosóficos más importantes de fines del siglo XIX y XX.
Esos filosóficos le confiere al lenguaje una gran importancia, porque somos seres lingüísticos. Por
eso, creemos que ésta es la variante del coaching más profundo, más rigurosa y más poderosa.
Propondremos tres postulados básicos y tres principios fundamentales sobre los que se
constituye la disciplina del coaching ontológico, tratados por Rafael Echeverría.
Postulados básicos
1) Interpretamos a los seres humanos como seres lingüísticos. Los seres humanos son
seres lingüísticos que viven en el lenguaje, a través del cual conferimos sentido a nuestra
existencia, y nos posibilita reconocer la importancia de los dominios existenciales no
lingüísticos.
2) Interpretamos el lenguaje como generativo. El lenguaje genera ser, nos permite hablar
sobre la realidad que nos rodea, de las cosas que nos suceden a nosotros y a otras
personas a describir lo que percibimos y observamos. El lenguaje también es generativo,
ya que a partir de lo que decimos, construimos un mundo diferente.
Esto nos permite ser activos en nuestra propia vida y ser las personas que realmente
queremos ser, de acuerdo a nuestros valores, historias, creencias, deseos y visiones, al
confiar en la posibilidad de reconstruirnos a nosotros mismos
Nuestro ser es indeterminado, es un espacio abierto que apunta hacia el futuro como un campo
susceptible de diseño. Estamos en un proceso de flujo constante, estamos en un “devenir”.
Principios fundamentales
1. “No sabemos cómo las cosas son. Sólo sabemos cómo las observamos, o como las
interpretamos. Vivimos en un mundo interpretativo” Echeverría.
2. “La acción genera ser, lo que hacemos nos hace una persona diferente: pero también de
acuerdo a como somos, son las acciones que llevaremos a cabo”. Echeverría.
Nuestro ser nos hace actuar de diferente manera ante diversas situaciones. Nuestras
acciones también nos permiten transformarnos, ser diferentes.
3. “Los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. Pero a
través de sus acciones, aunque condicionadas por estos sistemas sociales, también pueden
cambiar tales sistemas sociales”. Echeverría.
Según Iris Macaluso, “el Modelo O.S.A.R conjuga los conceptos asociados a las palabras
mencionadas de manera que se puede evaluar el comportamiento de cada persona y tomar
medidas que puedan dirigir las acciones hacia los resultados deseados.”
En el siguiente gráfico se puede observar cómo se relacionan los conceptos:
El modelo se lee de derecha
a izquierda, partiendo del
final hacia los resultados. Se
sostiene que el
comportamiento humano
tiene carácter no lineal.
El aprendizaje es una acción
dirigida a incrementar
nuestra capacidad de acción,
sin embargo, los seres
humanos encontramos
límites en nuestra capacidad
de acción y de aprendizaje.
Entre los factores visibles del comportamiento humano mencionamos:
Predisposiciones biológicas que condicionan nuestra capacidad de aprender.
Competencias técnicas.
Las herramientas y tecnología.
Factores motivacionales.
En el coaching se introduce a la persona al descubrimiento de los factores ocultos del
comportamiento humano: el observador que somos y el sistema al que pertenecemos.
El comportamiento humano está determinado por sus interpretaciones, por el sentido que le
confiere al acontecer y de acuerdo a cómo una persona interpreta lo que está pasando, ésta va a
actuar de una u otra manera. Esa interpretación deja afuera una amplia gama de acciones
posibles porque la mirada está condicionada por el tipo de observador que somos. Mientras no
modifiquemos el observador que somos, seguirá habiendo demasiadas cosas llamadas
“imposibles”.
Existe una tercera opción: el camino del aprendizaje.
Aprendizaje de primer orden: dirigido
directamente a expandir nuestro repertorio de
acciones: ¿Qué debo hacer o dejar de hacer?
Aprendizaje de segundo orden: dirigir la mirada al
observador que coordina esas acciones inefectivas
o no descubre nuevas acciones posibles y alimentar
al observador con nuevas capacidades de impecabilidad en el uso del lenguaje, en la madurez
emocional y en el dominio corporal.
Aprendizaje de tercer orden: en el centro del observador que somos hay un núcleo duro y, por
lo general, muy estable que define una manera particular de ser y estar en el mundo; una manera
de pararse en la vida, de hacer sentido a lo que nos acontece y de la cual derivan patrones
estables de comportamiento. Si el aprendizaje llega a este núcleo duro, lo llamamos
transformacional o de tercer orden, ya que revisamos nuestras interpretaciones y creencias
profundas, el modelo mental desde el cual actuamos y los paradigmas culturales desde los que
miramos el mundo.
El objetivo más profundo del coaching es alterar nuestra estructura ineficaz de coherencias,
permitir a cada persona descubrir nuevas oportunidades de acción y lograr su eficaz realización,
para conseguir los resultados deseados.
Dimensiones constitutivas de la persona.
El coaching ontológico de construye a los seres humanos en cuatro dominios constitutivos, como
si fuésemos una amalgama de ellos. La división es a solo efecto de observarlos mejor y actuar
sobre ellos y en la dinámica de su relación con los otros:
Corporalidad: nuestra presencia y nuestro hacer profesional.
Trascendencia: nuestra relación con los sistemas a los que pertenecemos, a lo que es
más grande que nosotros.
Propugnamos y no entramos para que esos cuatros dominios estén alineados, en armonía,
porque de ese centra miento y direccionalidad surge nuestro poder personal.
¿Qué acciones hacemos al hablar?
Fernando Flores dice: “Habla todo lo que quieras; pero, si quieres actuar poderosamente,
necesitas dominas los “actos del lenguaje”. Estos son poderosos porque la mayoría de las
interacciones en las que las personas se involucran, se realiza mediante conversaciones. Habla
con intención y tus acciones tomarán un nuevo propósito. Habla con poder y actuarás con poder.”
Según Rafael Echeverría, todos lo ser humanos, independientemente del idioma, al hablar
hacemos:
Afirmaciones: actos lingüísticos que describen lo que observamos. A través de las
afirmaciones podemos utilizar el lenguaje de los hechos y lo que observamos a nuestro
alrededor.
Declaraciones: son actos lingüísticos en los que el mundo se adecúa a la palabra. Las
declaraciones transforman la realidad una vez que ejecutamos el acto del habla.
Promesas: son aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones con otras
personas. Cuando alguien hace una promesa, la persona se compromete, ante todo, a
ejecutar alguna acción en el futuro.
Ofertas: la oferta nace de la voluntad de servicio, apunta a los intereses del otro; por lo
cual es fundamental escuchar la inquietud del cliente para hacer propuestas que le sean
útiles para alcanzar sus intereses.
Peticiones: los pedidos nacen de una carencia. Pedir implica reconocer que deseamos o
necesitamos algo que podemos obtener de manera más eficiente con la ayuda de otra
persona.
Afirmación falsa: cuando no existe evidencia del hecho mencionado y que podría en
cualquier caso ser refutado por otra persona; también, cuando el orador que está
afirmando no posee evidencia de su veracidad o la evidencia es contraria a lo dicho.
Acción futura. A realizar, es decir, para qué pide lo que pide el que pide.
Trasfondo de obviedad. Distinciones sobre aquellas cosas sobre las que no existe
necesidad de aclaración, ya que pertenecen a “lo obvio”. Esto dependerá de las personas
que estén presentes en el pedido, orador y oyente. Tiene que ver con la cultura
organizacional predominante que es una conversación de trasfondo referida a la identidad
que se construye en el entorno en el cual actúa.
Claves. Establecer cuáles son las claves para que el pedido sea satisfecho de la manera
adecuada. Se necesita comprender lo que le falta al que pide: ¿qué pide?, ¿cómo?, ¿a
quién?, ¿qué cosas no pide?, etc.
Período temporal para el cumplimiento del período: ¿para cuándo debe efectuarse el
pedido?
Sinceridad: implica confianza en que el orador pide lo que dice, y que es ese su deseo de
ejecución y no existen ocultos otros pedidos o condiciones.
Próximas acciones: especificar qué es lo que el oyente, una vez aceptado el pedido,
deberá hacer.
Postura corporal: debe ser adecuada, con gestos, patrones respiratorios y posturales
facilitadores de la relación.
Emocionalidad: idónea que permita obtener una respuesta positiva por parte del oyente
del pedido.
Modo de hacer el pedido: determinar el modo que esté alineado con el contexto y la
persona a la cual le haremos el pedido. Se realiza mediante la utilización de los verbos
pedir, implorar, rogar, solicitar, etcétera.
¿Para qué?: a veces es necesario un acto de humildad al explicar las razones por las
cuales se pide tal o cual cosa en un tiempo determinado.
Para que la coordinación de pedidos sea exitosa, todos los puntos mencionados anteriormente
deben estar presentes al momento de realizar un pedido.
Ofertas
La oferta nace de la voluntad de servicio. La capacidad de hacer ofertas está directamente
relacionada con la capacidad de convertirse en una oportunidad para el otro. La oferta apunta a
los intereses del otro, por lo cual es fundamental escuchar la inquietud del cliente para hacer
propuestas que le sean útiles para alcanzar sus intereses.
A su vez, la oferta implica un riesgo. Cuando la oferta es rechazada, si se la toma como algo
personal, la autoestima y la valoración pueden resultar afectadas. El no ofrecer hace que se
pierdan oportunidades de interactuar con los demás, de establecer relaciones profundas y de
crecer mediante el servicio.
¿Cuáles son los elementos de las ofertas o propuestas?
Son prácticamente los mismos que en los pedidos, aunque con algunos matices que
comentaremos:
Una persona que realiza el acto de ofertar.
Otra persona diferente a quien le hacemos la oferta y quien luego debe responderla en
modo afirmativo, aceptándola, o negándose a la oferta recibida. También puede no
contestar de manera inmediata y tomarse un período temporal para su veredicto o bien
puede realizar una contraoferta y modificar algunas condiciones sobre la propuesta
original.
El contenido de la oferta, lo que se ofrece a otra persona bajo la suposición de que esa
otra persona lo necesitará o le será beneficioso.
Determinar las condiciones sobre las cuales se considerará como cumplida la oferta una
vez realizada la acción. Se refiere a establecer los parámetros y características de las
acciones que serán los criterios de satisfacción de la oferta.
Esclarecer qué será aquello ya conocido por ambas partes, en los que no haya que hacer
hincapié ni sea necesario citar con detalle.
El orador debe tener en cuenta si la persona oyente tiene competencia para aceptar o no
la oferta, o bien para considerar que ésta fue satisfecha una vez realizada.
Establecimiento de la o las próximas acciones que deban realizar las partes a fin de
poder llevar adelante la consecución de la oferta.
Mirar a la persona que está hablando ayuda a concentrarse y permite observar el lenguaje
corporal del orador.
+ Escuchar las acciones o actos lingüísticos que el orador está escuchando: pedidos,
ofertas, declaraciones, afirmaciones, juicios, etcétera (sentido perlocucionario).
+ Escuchar las inquietudes del orador: algo que a veces no está explícitamente presente en el
hablar, pero que es condición precedente, son las inquietudes que conducen al orador a hablar.
La inquietud suele estar detrás de lo que se dice. ¿Cómo es posible escuchar lo que no se dice?
El lenguaje revela el ser del otro (sentido hiperlocucionario).
+ Escuchar “el bien”: elijamos cuidarnos de no utilizar la diferencia que el otro manifiesta,
respecto a nuestras ideas o posturas, como elemento de descalificación o invalidación de su
persona. Lo funcional es colocar esa diferencia del lado del “bien” y buscar aprender de ella.
La matriz básica del escuchar.
Dentro de los espacios sociales a los que pertenecemos, esos sonidos nos permiten coordinar
acciones con otras personas. Los sonidos no son en sí el lenguaje, sino que, cuando comienzan a
interpretarse, se convierten en palabras y, como consecuencia, cuando son realizadas de manera
continua, forman lo que llamamos las conversaciones.
El escuchar, desde una concepción ontológica, remite a tres ámbitos diferentes: el ámbito de la
acción, el ámbito de las inquietudes (que le confieren sentido a la acción) y el ámbito de lo posible
(definido por las consecuencias de las acciones del hablar):
1. El ámbito de la acción: una primera forma a través de la cual conferimos sentido al
hablar, guarda relación con identificar las acciones comprometidas en el hablar, las cuales
son de tres tipos:
a) Acciones locucionarias, aquellas que tiene relación con lo que se dice.
b) Acciones ilocucionarias, tiene relación con lo que se ejecuta al decir lo que se
dice (afirmar, declarar, pedir, ofrecer y prometer)
c) Acciones perlocucionarias, efectos que causan en el otro, a partir de decir lo que
se dijo (indignar, persuadir, enternecer, etc)
4. El ámbito del alma humana: Si logramos actos de escucha teniendo en cuenta los tres
ámbitos precedentes, nuestra conversación será poderosa.
El hablar no sólo nos crea, sino también nos da a conocer, nos abre al otro, quien, a través
del escuchar, tiene una llave de acceso a nuestra forma de ser, a lo que llamamos el alma
humana. Tal como decimos, éste es el tipo de escuchar propio del «coaching ontológico».
Se trata de una forma de escuchar que trasciende lo dicho, y que procura acceder al «ser».
Cuando finalizamos una conversación importante, reconocemos que la realidad que nos rodea ha
cambiado, que existen nuevas alternativas de acción, y que ya no pueden llevarse a cabo otras
acciones que pensábamos antes de la conversación.
Proxemia
Estudio de las relaciones de proximidad y de alejamiento entre las personas y los objetos durante
la interrelación. Se refiere a las posturas que se adoptan, así como a la existencia o ausencia de
contacto físico.
Contexto
Espacio físico, lo que nos rodea, y también a ese espacio intangible o simbólico que se da en lo
relacional y que está constituido por múltiples factores que condicionan lo que sucede en la
conversación. El espacio simbólico de cada uno de los participantes en la relación es todo aquello
que viene con las personas antes del encuentro. Aceptar la legitimidad de los integrantes del
encuentro será una de las claves para dar el salto a un espacio relacional generativo.
Así como somos totalmente responsables de lo que decimos, somos responsables de lo que
escuchamos, y absolutamente responsable de lo que nuestro decir dispara en el otro.
Los seres humanos tienen diferentes patrones de aprendizaje. Existen tres ellos son:
1) Auditivas. Aquellas personas que son principalmente auditivas, por lo general, incorporan
gran parte de sus aprendizajes sobre el mundo a través del oído. Hablan con cautela
usando un tono tranquilo y armónico. Suelen recordar a menudo los nombres de las
personas, y no olvidan las palabras porque tienen gran capacidad para escuchar lo
recordado. El movimiento ocular de los auditivos es hacia la derecha, y hacia la izquierda
en el medio, rango ocular hacia los oídos.
2) Visuales. Las personas principalmente visuales, tienen preferencia por las imágenes.
Tienen una respiración rápida y superficial, su voz en general es aguda y, como piensan en
imágenes, hablan de prisa y utilizan metáforas visuales. Los visuales recuerdan los rostros,
los lugares, pero no los nombres. Tienen la cabeza erguida, y cuando hablan tienden a
mover los ojos hacia arriba.
3) Kinestésicos. Representan y aprenden del mundo a través de los sentidos del tacto, el
gusto, el olfato o las emociones. Son personas más relajadas, se mueven despacio.
Desean la cercanía de las personas, y cuando saludan suelen tocar. Prefieren actividades
donde puedan tocar, degustar, sentir. Frecuentemente tienen la cabeza inclinada, pues así
acceden a sus sentimientos. Su mirada tiende a estar hacia abajo a la derecha.
Según Marc Bara, “Mirar a la persona que está hablando ayuda a concentrarse y permite
observar el lenguaje corporal del orador”. El lenguaje corporal de nuestro interlocutor puede
darnos mucha información sobre sus patrones de aprendizaje.
Diseño de conversaciones
El acto de conversar incluye dos acciones fundamentales: hablar y escuchar. Según el modelo del
coaching ontológico, el hablar eficientemente se atribuye al uso impecable de los actos
lingüísticos.
El escuchar válida el habla. El escuchar y el hablar utilizados de manera integral, en conjunto con
el dominio emocional y la disposición corporal, nos permiten tener conversaciones poderosas que
nos lleven a obtener resultados incrementales.
Reflexionamos sobre lo que acontece y sobre nuestras experiencias, pero, también, sobre la
manera en la que reflexionamos, lo cual nos permite buscar maneras más poderosas de llevar
adelante nuestras interpretaciones de los hechos.
Transparencia y quiebre
Sostenemos que sólo emerge la deliberación, la conciencia de lo que estamos ejecutando,
cuando este fluir en la transparencia, por alguna razón, se ve interrumpido: cuando se produce un
quiebre. Un quiebre, es una interrupción en el fluir transparente de la vida.
A partir del quiebre de la transparencia, constituimos la relación sujeto-objeto y comenzamos a
pensar en cómo reestablecer la transparencia perdida.
¿Cuándo se genera un quiebre?
El quiebre, se genera a partir de un acontecer que es interpretado por nosotros como quiebre.
Esto quiere decir que el quiebre, en sí, es un juicio, una opinión que sostenemos sobre lo que
sucede en el entorno, y es visto como algo que difiere de lo que debía acontecer. La existencia
del quiebre se da, por nuestra capacidad, como seres lingüísticos, de emitir juicios.
Si en nuestro accionar se interrumpe la transparencia, eso se debe a nuestra capacidad de hacer
juicio sobre lo que ocurrió, y no a la interrupción en sí misma.
Una de las principales posturas para diferenciar la palabra quiebre de la palabra problema, radica
en la concepción tradicional de los problemas. Estos últimos tienen una connotación negativa,
fundamentalmente construida por nuestras historias y experiencias pasadas.
Cuando hablamos de problemas, nuestra visión sobre ellos es hacer referencia a una situación
cuyas consecuencias son negativas para nuestro actuar; sin embargo, un quiebre puede referirse
tanto a un aspecto negativo como a uno positivo. Dependerá no solo del acontecimiento, sino del
juicio de valor que hacemos sobre este.
Cuando hablamos de quiebre, damos responsabilidad al observador que estamos siendo sobre
cómo interpreta el acontecimiento. Los problemas, por otro lado, vienen cargados de la
concepción de que existen por sí mismos, aunque sepamos que esto no es así. Se utiliza el
término quiebre para separar ambas distinciones.
El hecho de que los quiebres puedan ser negativos o positivos dependerá del juicio que hagamos
sobre ellos y de las posibilidades futuras que nos generen.
Las posibilidades de acción se restringen cuando el quiebre es negativo y se expanden cuando el
quiebre es positivo.
Declaración de quiebres, fuente internas y externas
Los quiebres también pueden generarse internamente. Mediante una declaración, una persona
también puede interrumpir su accionar habitual.
Es a través de la realización de declaraciones que tenemos la enorme posibilidad de generar
quiebres sin esperar que algo acontezca, sino, simplemente, declarándolo.
Lo que ocurre con la declaración es que hemos generado un quiebre, cuando no lo había. Al
realizar la declaración, lo que antes no era un problema en sí, o no había acontecido, se ha
convertido en uno. Si observamos a la inversa, también podremos decir que lo que antes sí era
un problema, mediante una declaración, dejó de serlo.
Los quiebres en sí no son buenos ni malos. No podemos evitar que sucedan, y menos aún
podemos pretender que no existan. Cada interrupción en nuestra transparencia genera
oportunidades de crecimiento tanto personales como profesionales, las cuales dependerán de
nuestra capacidad de realizar interpretaciones que construyan posibilidades de acción futuras
positivas. De acuerdo a los juicios que hacemos sobre los quiebres, son las posibilidades de
acción que generamos para nosotros y para quienes nos rodean.
Emociones
Las emociones nos predisponen de una u otra forma para accionar. Lo que podamos o no realizar
en el futuro dependerá de la emoción en la que estamos. Los estados emocionales tiñen lo que
escuchamos. Aprendamos a observar nuestro estado emocional y el estado emocional de la
persona con quien conversamos.
Si queremos modificar nuestras acciones y que estas modifiquen el mundo en el que estamos
inmersos debemos cambiar desde la emoción: debemos cambiar nuestro emocionar y la gestión
de cada emoción para modificar nuestras conversaciones con otras personas y lograr mayor
efectividad, impacto e influencia.
Emociones: nos predisponen para la acción y tiñen lo que escuchamos.
Acción: Para transformar la realidad debemos hacerlo desde la emoción. Gestionar
nuestras emociones es indispensable para lograr mayor efectividad, impacto e influencia
en nuestras conversaciones.
Relaciones: Nuestras relaciones poseen un sustento emocional y nuestras
conversaciones con otras personas se rigen de acuerdo a la emoción en la que estamos.
En toda relación, las emociones determinan la manera de comunicarnos.
Emociones y estados emocionales.
La emocionalidad es una parte de nuestra vida diaria y nos predispone a comportarnos de una
manera y no de otra. La distinción entre estados de ánimos y emociones, son predisposiciones a
efectuar determinadas acciones:
EMOCIÓN: es una respuesta a un evento determinado – un ruido en la noche que provoca
miedo, una acción que causa enojo, etc.- Las EMOCIONES son la corriente superficial, y
están, conectadas a los eventos.
ESTADOS DE ÁNIMO: Son las emociones a largo plazo en que cada persona se
encuentra inmersa en forma recurrente – tal por ejemplo el optimismo, la ansiedad, la
resignación, etc. Los ESTADOS DE ANIMO son como la corriente profunda del río. Tienen
carácter de mayor permanencia en uno mismo.
Las emociones y estados de ánimo definen espacios de acciones posibles. Ambos son
predisposiciones de las personas a actuar de una manera determinada que tiene influencia en su
desempeño en la organización; no solo en qué acciones emprenden y cuáles no, sino en la
calidad de estas, en sus errores y en sus aciertos, y condicionan lo que es posible conseguir o
lograr.
Inteligencia emocional
Nuestra capacidad de detectar emociones propias y reconocer las de otras personas para
utilizarlas a favor. Así podemos crear situaciones beneficiosas y conseguir resultados efectivos.
Las personas a quienes consideramos que poseen inteligencia emocional en las organizaciones
son aquellas que logran: autoconfianza, empatía, adaptabilidad ante los cambios, creación de
relaciones, comunicación, colaboración, liderazgo de equipo, autoconocimiento y colaboración en
el desarrollo de otros.
Para comprender los diferentes estados de ánimo y emocionalidades básicas, primero debemos
profundizar en el concepto de juicios de facticidad y posibilidad:
Dominio de la posibilidad: Todas aquellas situaciones que conforman lo que
consideramos que permite ser cambiado.
Dominio de la facticidad: Todo aquello que juzgamos que no puede ser cambiado. Los
“hechos de la vida”. Existen dos tipos de facticidad:
Facticidades ontológicas. Son constitutivas de la forma de ser humana. Sean
cuales fueran las circunstancias no tenemos la capacidad de cambiarlas. Por
ejemplo, los hechos ocurridos en el pasado.
Facticidades históricas. Determinadas situaciones no pueden ser modificadas, en
razón de los acontecimientos históricos que nos tocó vivir. Esta facticidad se
diferencia de la ontológica en que puede disolverse como facticidad con el cambio
de las condiciones históricas.
“Siempre tenemos en cuenta que cuando hablamos de facticidad nos referimos a un juicio
efectuado por un observador sobre el acontecer”
La declaración de posibilidad es un juicio y, como tal, requiere ser fundado.
La diferenciación entre facticidad y posibilidad será distinta dependiendo el observador que
efectúe la distinción. Cada observador tendrá su propio juicio sobre lo que resulta posible o no y,
por consiguiente, tomará diferentes cursos de acción para afrontar esa situación.
Estado de ánimo: resentimiento
Cuando los seres humanos luchamos contra lo que no podemos cambiar, cuando demostramos
incapacidad para aceptar lo que hemos llamado facticidades de la vida, generamos un espacio
dentro del cual es fácil que se desarrolle el resentimiento.
El espíritu de venganza es un subproducto habitual del resentimiento. El resentimiento, que
incluye emociones de tristeza, aunque tiene mucho de ira y enojo, no siempre se manifiesta tan
abiertamente, sino que suele permanecer escondido. El resentimiento se nutre de dos fuentes: de
las promesas y de las expectativas consideradas legítimas y que, en ambos casos, no son
cumplidas.
Estado de ánimo: aceptación
Decimos estar en paz cuando aceptamos vivir en armonía con las posibilidades que nos fueron
cerradas. Podemos relacionarnos con el pasado desde el resentimiento o desde la aceptación. Lo
que la aceptación fundamentalmente “acepta” es el hecho de que no podemos cambiar lo ya
ocurrido y, en cuanto tal, lo declara “cerrado”. La aceptación nos coloca en la senda de la
transformación del futuro.
¿Cómo desplazarse del resentimiento a la aceptación? Identificar los juicios que aparecen en
la reconstrucción lingüística del resentimiento y en el examen de sus fundamentos.
Estado de ánimo; resignación
Alguien está en este estado cuando se comporta, en un determinado dominio, como si algo no
pudiera cambiar, mientras que otros consideran lo contrario. Esa persona no ve el futuro como un
espacio de intervención que le permita, a partir de las acciones que ella misma emprenda,
transformar el presente.
Estado de ánimo: aspiración
Se destaca por identificar amplios espacios de intervenciones que conllevan el germen del
cambio. El futuro es visto desde la aspiración como un vasto espacio de posibilidades de acción y
donde las acciones poseen una gran capacidad generativa y, por tanto, de construcción de
nuevas realidades.
¿Cómo pasar de la resignación a la aspiración?: Examinar los fundamentos de los juicios que
suelen aparecer: “No se puede hacer nada aquí” o “Haga lo que haga, nada va a cambiar”.
Al examinarlos, podríamos descubrir que muchos obstáculos que suponíamos que nos impedían
actuar no existen o que podrían ser superados. Cuando entablamos conversaciones para salir de
la resignación, descubrimos que nuestro supuesto inicial era infundado.
Emociones básicas
En el ámbito de la inteligencia emocional, existen distinciones entre emociones básicas,
emociones genuinas y aquellas emociones mixtas, compuestas por diferentes combinaciones de
emociones básicas. Una emoción se considera mixta cuando intervienen en su formación dos o
más emociones
Cada una de las emociones básicas y sus derivaciones principales:
Alegría y emociones mixtas derivadas
La alegría se asienta en la facticidad de la vida (hechos inevitables). Se siente que sucedió
o sucederá con seguridad algo bueno. La alegría invita a la celebración, la apreciación y el
regocijo por el logro.
El entusiasmo se funda en contingencias (hechos posibles, aunque no necesarios) de la
vida. Podemos creer que existe la posibilidad de que algo bueno suceda, incluso sin
+ Pánico: afirmo que X ha sucedido; juzgo que pude perderlo todo; me juzgo a mí mismo
absolutamente incapaz de sobreponerme; declaro que me doy por vencido.
+ Respeto: afirmo que has estado haciendo x; juzgo que está muy bien hecho; juzgo que lo
hiciste llenando los estándares de competencia; declaro encontrarme abierto a coordinar acciones
contigo.
+ Admiración: afirmo que has estado haciendo X; juzgo que está extremadamente bien hecho;
juzgo que has excedido los estándares de competencia; declaro que si yo hiciera lo que haces tú
me gustaría hacerlo como tú lo haces.
+ Arrogancia: afirmo hice X; juzgo que lo hice porque normalmente sé cómo funcionan las cosas;
declaro que si no sé algo rápidamente lo resuelvo; juzgo que la mayoría de la gente es menos
inteligente que yo; juzgo que la gente generalmente no sabe nada.
+ Orgullo: afirmo que he hecho X; declaro mi satisfacción por lo que hice; Declaro mi mérito al
hacer X; me felicito a mí mismo.
+ Gozo: afirmo que X ha pasado; lo juzgo como algo maravilloso; declaro mi gratitud a la vida;
declaro mi deseo de seguir viviendo.
+ Aceptación: juzgo que algunas posibilidades se han cerrado para mí; declaro mi gratitud a la
vida independientemente de eso.
+ Resolución: considero que hay posibilidades en la vida; declaro que he escogido realizar
algunas de ellas; declaro que voy a comenzar a hacerlo ahora mismo.
+ Optimismo: juzgo que cosas buenas y cosas malas ocurren en la vida; juzgo que la mayor
parte de las cosas que me pasan a mí son buenas; encuentro su continuidad; juzgo que eso se
debe a mi habilidad o a mi suerte; declaro mi disposición actuar para confirmar esta tendencia.
+ Pesimismo: juzgo que cosas buenas y malas pasan en la vida; juzgo que la mayoría son
malas; esto es particularmente cierto para mí; juzgo su continuidad; declaro mi indisposición a
actuar debido a esta tendencia.
+ Resignación: juzgo que hay muy pocas posibilidades para mí en la vida; juzgo mi incapacidad
de realizarlas; juzgo no poder cambiar eso; por lo tanto, declaro que no haré nada.
+ Serenidad: juzgo que en el curso de la vida voy a tener pérdidas y ganancias; declaro que en
cualquier caso estaré agradecido a la vida.
+ Resentimiento: declaro no aceptar la manera en que se ha desarrollado mi vida; juzgo que
esto es injusto; declaro mi intención de cobrarme esto (vengarme).
La capacidad para reconstruir estados de ánimo y emociones es una competencia clave que, nos
posiciona con capacidad de conversación más poderosa con otras personas, en el sentido de que
nos permite crear nuevas posibilidades.