El Manejo Del Estres en El Entorno Laboral

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 9

EL MANEJO DEL ESTRÉS EN EL ENTORNO

LABORAL

Nombres: Kevin Chiri Choque


Jhovana Garcia Meneses
Yajaira Indira Suarez Calvimontes

Grupo: 1

Fecha: 14/06/24

Materia: Análisis del comportamiento II


Introducción

En el dinámico y a menudo desafiante mundo laboral de hoy, el estrés se ha convertido en una


realidad cotidiana para muchos empleados. Si no se manejan de manera efectiva, pueden tener un
impacto significativo en la salud física y mental de los individuos, así como en su capacidad para
desempeñarse de manera productiva y exitosa en sus roles laborales.
Exploraremos cómo la comprensión de la conducta como una interacción total del organismo
con su medio ambiente puede proporcionar una perspectiva valiosa para abordar el estrés y la
ansiedad en el trabajo. Este enfoque nos permitirá ver más allá de las respuestas individuales al
estrés y la ansiedad, y considerar cómo estas respuestas están moldeadas e influenciadas por el
entorno laboral. A través de este análisis, nuestro objetivo es proporcionar una visión integral y
efectiva para el manejo del estrés en el trabajo. Con este enfoque, podemos trabajar hacia un
entorno laboral donde el estrés y la ansiedad sean manejados de manera efectiva, permitiendo a
los empleados prosperar y tener éxito.
Finalmente, hablaremos cómo se debería trabajar con el estrés en el entorno laboral y los
resultados que se esperan. Examinaremos las estrategias y técnicas que pueden ser utilizadas para
manejar eficazmente el estrés, y cómo estas pueden conducir a un mejor bienestar de los
empleados y a un ambiente de trabajo más saludable y productivo.
Problemática:
La problemática que elegimos fue el Manejo del estrés en el entorno laboral, lo hemos podido
relacionar con uno de los tres textos de la siguiente manera:

Los términos empleados para describir el estrés laboral a menudo no reflejan adecuadamente las
relaciones complejas entre el individuo y su entorno de trabajo. En muchas ocasiones, el lenguaje
utilizado es demasiado simplista o general, lo que puede llevar a malinterpretaciones y enfoques
ineficaces en la gestión del estrés. Por ejemplo, términos como "estrés" o "burnout" tienden a
encapsular una amplia gama de experiencias y síntomas sin considerar las múltiples y específicas
causas subyacentes, tales como las dinámicas de poder, las expectativas laborales, la carga de
trabajo, y el apoyo social dentro del entorno laboral. Además, esta terminología a menudo no
tiene en cuenta cómo factores externos al trabajo, como la vida personal y social del individuo,
influyen en su experiencia de estrés laboral. Es necesario desarrollar un lenguaje más preciso y
matizado que capture la complejidad de estas interacciones. Un lenguaje que considere estas
interacciones permitiría a los profesionales de la salud mental y a los gerentes de recursos
humanos identificar con mayor exactitud las fuentes específicas de estrés y diseñar
intervenciones más dirigidas y efectivas. Por lo tanto, la adopción de una terminología más
adecuada y rica en matices no solo mejoraría la comprensión del estrés laboral, sino que también
facilitaría la creación de entornos de trabajo más saludables y productivos.

Tradicionalmente, se ha tratado de entender el estrés de manera segmentada, aislando al


individuo de su entorno laboral. Este enfoque fragmentado ha llevado a que las intervenciones y
soluciones se centren predominantemente en el individuo, ignorando las influencias
significativas del entorno laboral en la experiencia del estrés. Al tratar el estrés como un
problema aislado del individuo, se minimiza el impacto de las políticas organizacionales, las
estructuras de apoyo y la cultura empresarial en la generación y mantenimiento del estrés. Esta
visión reduccionista también puede llevar a culpabilizar al trabajador por su incapacidad para
manejar el estrés, en lugar de abordar las causas estructurales y contextuales. Un enfoque más
holístico y sistémico es necesario, donde se reconozca que el estrés es un fenómeno multifacético
que surge de la interacción dinámica entre el individuo y su entorno laboral.

Un enfoque contingencial es necesario, considerando todos los aspectos del entorno laboral que
contribuyen al estrés, en lugar de simplificaciones categóricas. Este enfoque reconoce que el
estrés no puede ser comprendido plenamente a través de categorías rígidas y generales, sino que
debe ser visto como el resultado de múltiples factores interrelacionados que varían en cada
situación laboral. Al considerar el entorno laboral en su totalidad, se puede identificar cómo
diferentes elementos, como las demandas del trabajo, las expectativas de rendimiento, el apoyo
social de colegas y supervisores, el clima organizacional, y las condiciones físicas del lugar de
trabajo, interactúan para influir en el nivel de estrés experimentado por los empleados. Además,
un enfoque contingencial permite adaptar las estrategias de manejo del estrés a las necesidades
específicas de cada individuo y contexto, en lugar de aplicar soluciones uniformes que pueden no
ser efectivas para todos.

Ahora nos referiremos a otro de los textos que lo relacionamos de la siguiente manera:

El sistema reactivo de un individuo, que está influenciado tanto por factores filogenéticos como
ontogenéticos, juega un papel crucial en cómo las personas responden al estrés en el entorno
laboral.
Los factores filogenéticos se refieren a las características heredadas que han sido moldeadas a lo
largo de la evolución de la especie. Estos pueden incluir respuestas innatas al estrés, como la
respuesta de “lucha o huida”, que se activa en situaciones de amenaza percibida. En el entorno
laboral, estas respuestas pueden manifestarse en una variedad de formas, como la ansiedad ante
una presentación importante o la tensión en respuesta a un conflicto con un colega.
Los factores ontogenéticos, por otro lado, se refieren a las características que se desarrollan a lo
largo de la vida de un individuo. Estos pueden ser influenciados por una variedad de factores,
incluyendo las experiencias tempranas de vida, la educación, las relaciones personales y las
experiencias laborales. Por ejemplo, un individuo que ha tenido experiencias laborales negativas
en el pasado puede ser más susceptible al estrés laboral en el futuro.
Ambos tipos de factores pueden influir en cómo un individuo percibe y responde al estrés en el
entorno laboral. Por ejemplo, un individuo con una predisposición filogenética a la ansiedad
puede ser más propenso al estrés laboral, especialmente si también ha tenido experiencias
laborales estresantes en el pasado el cual es un factor ontogenético. Por lo tanto, para abordar
eficazmente el estrés laboral, es importante considerar tanto los factores filogenéticos como
ontogenéticos. Esto puede implicar estrategias que se dirigen a la respuesta innata al estrés, como
las técnicas de manejo del estrés y la relajación, así como intervenciones que se dirigen a las
experiencias y percepciones individuales, como la terapia cognitivo-conductual o la formación
en habilidades de comunicación.

La interacción entre el individuo y su entorno laboral es un elemento crucial en la comprensión


de la salud mental en el lugar de trabajo. Esta interacción, conocida como la interacción
organismo-ambiente, puede ser un factor determinante en la generación de situaciones
estresantes y en la forma en que se afrontan dichas situaciones.
El entorno laboral es un sistema complejo que incluye una variedad de factores, como las
demandas del trabajo, las relaciones con los compañeros y superiores, el equilibrio entre el
trabajo y la vida personal, y las políticas y prácticas de la organización. Cada individuo
interactúa con estos factores de manera única, dependiendo de sus características personales,
habilidades, experiencias y expectativas. Las demandas excesivas del trabajo, la falta de control
sobre las tareas, el conflicto con los compañeros o superiores, y la falta de apoyo pueden generar
situaciones estresantes. Estas situaciones pueden llevar a problemas de salud mental, como el
estrés laboral, la ansiedad y la depresión. Por otro lado, la forma en que un individuo afronta
estas situaciones estresantes también es crucial. Algunos individuos pueden tener estrategias de
afrontamiento efectivas, como la resiliencia, la búsqueda de apoyo social, y la práctica de
actividades de relajación y autocuidado. Estas estrategias pueden ayudar a mitigar el impacto del
estrés laboral.
Por lo tanto, es esencial adoptar un enfoque holístico para entender y manejar el estrés laboral.
Esto implica no solo identificar y modificar los factores estresantes en el entorno laboral, sino
también fortalecer las habilidades de afrontamiento de los individuos y promover un ambiente de
trabajo saludable y de apoyo. De esta manera, podemos mejorar la salud mental en el lugar de
trabajo y promover el bienestar de todos los empleados.

La diversidad en las interacciones laborales es un componente esencial para un ambiente de


trabajo saludable y productivo. La falta de diversidad puede llevar a la monotonía, la falta de
estímulo intelectual y la falta de perspectivas variadas, lo que puede aumentar el estrés en el
entorno de trabajo. La diversidad en las interacciones laborales no se refiere únicamente a la
diversidad demográfica, como el género, la edad o la etnia, sino también a la diversidad de roles,
habilidades, experiencias y perspectivas. Cuando los empleados interactúan solo con personas
que tienen roles, habilidades o experiencias similares, pueden sentirse atrapados en una
“burbuja”, lo que puede limitar su crecimiento personal y profesional y aumentar el estrés. Por
otro lado, fomentar una variedad de interacciones puede ayudar a reducir el impacto del estrés.
Las interacciones diversas pueden proporcionar nuevas perspectivas, estimular el pensamiento
creativo y promover la resolución de problemas. Además, pueden ayudar a los empleados a
sentirse más conectados y apoyados en su entorno de trabajo, lo que puede reducir el estrés. Por
ejemplo, las empresas pueden fomentar la diversidad de interacciones mediante la
implementación de programas de mentoría, la promoción de equipos multidisciplinarios, la
organización de eventos sociales y de networking, y la promoción de un ambiente de trabajo
inclusivo y respetuoso. Estas iniciativas pueden ayudar a los empleados a ampliar sus redes de
contactos, a aprender de los demás y a sentirse más valorados y apoyados en su lugar de trabajo.
La motivación, que es la fuerza impulsora detrás de todas nuestras acciones, puede ser un factor
determinante en cómo manejamos el estrés. Un individuo altamente motivado puede ver una
situación estresante como un desafío a superar en lugar de un obstáculo insuperable. Esta
perspectiva puede ayudar a reducir los niveles de estrés al proporcionar un sentido de propósito y
dirección, lo que puede hacer que las situaciones estresantes parezcan más manejables.
Las competencias conductuales, por otro lado, se refieren a las habilidades y comportamientos
que un individuo utiliza para interactuar con los demás y navegar por su entorno. Estas
competencias pueden incluir habilidades de comunicación, resolución de problemas, toma de
decisiones y adaptabilidad. Un individuo con fuertes competencias conductuales puede ser capaz
de manejar el estrés de manera más efectiva al ser capaz de comunicarse de manera efectiva,
resolver problemas de manera eficiente y adaptarse a nuevas situaciones.
Fortalecer estas competencias puede ser beneficioso para afrontar situaciones estresantes. Por
ejemplo, mejorar las habilidades de comunicación puede permitir a un individuo expresar sus
preocupaciones y necesidades de manera más efectiva, lo que puede reducir el estrés al facilitar
la resolución de conflictos y mejorar las relaciones interpersonales. Del mismo modo, mejorar
las habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones puede permitir a un individuo
encontrar soluciones más efectivas a los desafíos, lo que puede reducir el estrés al proporcionar
un mayor sentido de control sobre la situación.

La historia interactiva de un individuo, que incluye todas las interacciones y experiencias


previas, puede tener un impacto significativo en cómo se maneja el estrés en el entorno laboral.
Las experiencias pasadas pueden moldear la forma en que un individuo percibe y responde al
estrés. Por ejemplo, si un individuo ha tenido experiencias negativas con el estrés en el pasado,
como la falta de apoyo o la incapacidad para manejar eficazmente el estrés, es posible que tenga
más dificultades para manejar situaciones estresantes en el futuro. Esto puede resultar en una
mayor susceptibilidad al estrés y una menor capacidad para manejarlo de manera efectiva. Por
otro lado, si un individuo ha tenido experiencias positivas manejando el estrés en el pasado,
como el uso exitoso de técnicas de manejo del estrés o el apoyo de colegas y supervisores, es
posible que esté mejor equipado para manejar el estrés en el futuro. Estas experiencias positivas
pueden proporcionar un marco de referencia útil y estrategias efectivas que el individuo puede
utilizar cuando se enfrenta a situaciones estresantes. Además, las experiencias pasadas pueden
influir en las expectativas y actitudes de un individuo hacia el estrés. Por ejemplo, si un
individuo ha experimentado repetidamente altos niveles de estrés en el trabajo, puede llegar a ver
el estrés como una parte inevitable de su trabajo. Esta actitud puede hacer que sea más difícil
para el individuo buscar formas de reducir el estrés o buscar apoyo.

El contenido del último texto se puede relacionar con el tema del manejo del estrés en el entorno
laboral de la siguiente manera:

La comunicación clara y directa sobre problemas específicos, como "sobrecarga de trabajo" o


"falta de recursos", facilita la identificación y solución de las fuentes de estrés. Este enfoque
comunicativo se relaciona con la función sustitutiva referencial, la cual permite que los
interlocutores comprendan y gestionen mejor las situaciones estresantes al referirse de manera
explícita a los problemas presentes. Al abordar directamente cuestiones como la sobrecarga de
trabajo, se posibilita una evaluación precisa del volumen de tareas y se pueden implementar
estrategias específicas para redistribuir las cargas laborales o ajustar las expectativas.

Hablar sobre conceptos abstractos como "motivación" y "satisfacción laboral" ayuda a abordar
factores más amplios que afectan el estrés. Esta práctica se relaciona con la función sustitutiva no
referencial, que implica el uso de términos generales y abstractos para facilitar la comprensión y
manejo de cuestiones complejas. Discutir la "motivación" permite explorar las razones
subyacentes que impulsan a los empleados a desempeñarse bien y a comprometerse con su
trabajo, lo cual es crucial para identificar barreras y desarrollar estrategias para mantener altos
niveles de energía y entusiasmo. La "satisfacción laboral", por su parte, es un concepto integral
que abarca múltiples dimensiones del bienestar del empleado, incluyendo el reconocimiento, las
oportunidades de desarrollo y el equilibrio entre la vida laboral y personal.

Las interacciones diarias, como el apoyo entre colegas y la retroalimentación positiva, afectan
directamente los niveles de estrés. Promover prácticas saludables en la interacción diaria puede
mitigar el estrés. Estas interacciones, también conocidas como microcontingencias, son pequeñas
pero significativas acciones que ocurren en el día a día y tienen un impacto acumulativo en el
bienestar de las personas. Por ejemplo, un simple gesto de reconocimiento de un trabajo bien
hecho puede mejorar significativamente el estado de ánimo de un individuo, reduciendo su estrés
y aumentando su motivación.
Políticas y prácticas organizacionales, como horarios flexibles y programas de bienestar, tienen
un impacto amplio en la reducción del estrés. Implementar políticas que apoyen el equilibrio
entre vida laboral y personal es crucial. Estas políticas representan macrocontingencias, es decir,
factores estructurales y organizacionales que influyen en el comportamiento y bienestar de los
empleados de manera sistemática y a largo plazo. Por ejemplo, los horarios de trabajo flexibles
permiten a los empleados gestionar mejor sus responsabilidades personales y profesionales,
reduciendo así la presión y el estrés asociados con la rigidez de los horarios tradicionales.
Además, los programas de bienestar que incluyen actividades físicas, asesoramiento psicológico,
y talleres de manejo del estrés, proporcionan recursos valiosos que ayudan a los empleados a
mantener su salud mental y física. Al establecer políticas de apoyo como permisos por motivos
familiares, opciones de trabajo remoto y días de salud mental, las organizaciones demuestran su
compromiso con el bienestar integral de sus empleados. Estas macrocontingencias crean un
ambiente de trabajo más inclusivo y respetuoso, donde las necesidades individuales son
consideradas y atendidas.
Definiendo el método de trabajo
Existen varios métodos conductuales que pueden ser efectivos para manejar el estrés en el
entorno laboral, algunos de ellos son:
Identificación de Factores Desencadenantes: La identificación de factores desencadenantes es
un componente crucial en el manejo del estrés en el entorno laboral, son eventos o condiciones
específicas que provocan una respuesta de estrés en un individuo. En el entorno laboral, estos
pueden variar ampliamente dependiendo de la persona y del contexto. Por ejemplo, para algunos,
un factor desencadenante podría ser una carga de trabajo excesiva, mientras que para otros
podría ser un conflicto interpersonal o una falta de control sobre las decisiones laborales. Estos
factores desencadenantes pueden conducir a respuestas de estrés que se manifiestan en una
variedad de formas, como ansiedad, irritabilidad, fatiga o incluso problemas de salud física.
Los factores desencadenantes son situaciones, personas, eventos o condiciones que pueden
provocar una respuesta de estrés o ansiedad. Estos pueden variar ampliamente entre individuos,
ya que cada persona tiene su propia percepción y reacción a diferentes estímulos. En el contexto
laboral, los factores desencadenantes pueden incluir una carga de trabajo excesiva, plazos
ajustados, conflictos con colegas, falta de control sobre las tareas, inseguridad laboral, entre
otros. Estos factores pueden llevar a sentimientos de estrés y ansiedad, lo que puede afectar la
productividad y el bienestar general del individuo.
Para identificar estos factores desencadenantes, es útil llevar un registro o diario de las
situaciones que provocan estrés. Anotar los detalles de la situación, los pensamientos y
sentimientos asociados, y cómo se manejó la situación puede proporcionar una visión valiosa.
Este registro puede ayudar a identificar patrones y tendencias, lo que puede ser útil para
desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas. Una vez que se han identificado los factores
desencadenantes, se pueden tomar medidas para manejarlos o mitigar su impacto. Esto puede
implicar cambiar la forma en que se abordan las tareas, mejorar las habilidades de comunicación,
aprender técnicas de relajación, o buscar apoyo de colegas, supervisores o profesionales de la
salud mental. Es importante recordar que la identificación de factores desencadenantes es un
proceso continuo. A medida que cambian las circunstancias laborales y personales, también
pueden cambiar los factores desencadenantes. Por lo tanto, es útil revisar y actualizar
regularmente este registro para reflejar con precisión la experiencia actual del individuo.
Identificación de las fuentes de estrés: es un paso crucial en el manejo del estrés laboral. Este
método se basa en la premisa de que el estrés no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una
serie de factores interrelacionados que se manifiestan en el entorno laboral.
Las fuentes de estrés pueden ser variadas y específicas para cada individuo. Pueden incluir tareas
específicas, como plazos ajustados o una carga de trabajo excesiva, que pueden hacer que un
empleado se sienta abrumado. También pueden ser dinámicas de equipo, como conflictos con
compañeros de trabajo o una falta de apoyo en el lugar de trabajo, que pueden crear un ambiente
de trabajo tenso y estresante, una vez que se han identificado estas fuentes de estrés, se pueden
tomar medidas para modificar las conductas o situaciones que contribuyen al estrés. Por ejemplo,
si un empleado se da cuenta de que se siente estresado cada vez que tiene que cumplir con un
plazo ajustado, podría trabajar con su supervisor para planificar mejor sus tareas y evitar los
plazos ajustados. Además, si las dinámicas de equipo son una fuente de estrés, se podrían
implementar intervenciones para mejorar la comunicación y la colaboración en el equipo. Esto
podría incluir la formación en habilidades de comunicación, la mediación de conflictos o la
implementación de políticas de trabajo en equipo.
Cuidado personal: es un componente esencial para manejar el estrés laboral. Este método se
basa en la idea de que nuestras acciones y comportamientos pueden tener un impacto
significativo en nuestro bienestar físico y mental. El ejercicio regular es una parte importante del
cuidado personal. No sólo puede mejorar la salud física, sino que también puede tener beneficios
psicológicos. El ejercicio puede liberar endorfinas, que son químicos en el cerebro que actúan
como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo. Además, el ejercicio puede
proporcionar una distracción de los pensamientos estresantes y puede ayudar a mejorar el sueño.
Mantener una dieta saludable también es crucial. Una dieta equilibrada puede proporcionar al
cuerpo los nutrientes necesarios para funcionar correctamente y puede mejorar la energía y el
estado de ánimo. Algunos estudios han sugerido que ciertos alimentos pueden ayudar a reducir el
estrés. Por ejemplo, los alimentos ricos en vitamina C, como las naranjas y los pimientos, pueden
ayudar a reducir los niveles de cortisol, una hormona del estrés.
Finalmente, asegurarse de tener suficiente tiempo para relajarse y descansar es esencial. El
descanso puede permitir al cuerpo y a la mente recuperarse del estrés. Esto puede incluir
actividades como leer un libro, escuchar música, meditar o simplemente pasar tiempo en la
naturaleza.

Resultados esperados
Reconocer los elementos que inician el estrés es fundamental para su control. Al identificar qué
circunstancias desencadenan la tensión, las personas pueden incrementar su entendimiento sobre
cómo reaccionan ante el estrés. Este conocimiento es crucial como primer paso para un manejo
efectivo del mismo, ya que brinda la posibilidad de prever y prepararse ante dichas situaciones.
Asimismo, comprender qué desata el estrés facilita a las personas la comprensión de sus
reacciones y la creación de tácticas más adecuadas para su gestión.
Tras determinar qué provoca el estrés, es posible elaborar métodos de enfrentamiento útiles.
Estos métodos pueden abarcar desde prácticas de relajación hasta modificaciones en el enfoque
de las responsabilidades. Fortalecer las destrezas comunicativas también resulta beneficioso,
pues contribuye a una mejor gestión de los desacuerdos y presiones laborales. Buscar el respaldo
de compañeros, jefes o expertos en salud mental constituye otra medida provechosa para el
control del estrés.
Esclarecer las raíces del estrés es igualmente vital. Al hacerlo, tanto individuos como entidades
pueden introducir ajustes en el ambiente laboral que disminuyan la tensión. Esto puede traducirse
en alteraciones de las normativas laborales, la implementación de programas de bienestar en el
trabajo y capacitaciones en técnicas para el manejo del estrés. Con estas modificaciones, se
puede forjar un espacio laboral más sano y con menos presiones.
El autocuidado es otro pilar clave para el manejo del estrés en el trabajo. Mantener una rutina de
ejercicio, una alimentación balanceada y dedicar tiempo suficiente para el descanso y la
relajación, influyen positivamente en la salud física y mental. Estas prácticas de autocuidado son
esenciales para un mejor control del estrés y para evitar problemas de salud asociados a este.
Además, promueven un balance óptimo entre la vida laboral y personal, esencial para la gestión
del estrés.
En conclusión, una gestión adecuada del estrés laboral puede resultar en una mayor satisfacción
y rendimiento en el trabajo. Al controlar el estrés de manera efectiva, las personas tienden a estar
más contentas y comprometidas con su labor, lo que se traduce en una mayor productividad. Por
otro lado, las organizaciones pueden beneficiarse de una reducción en la rotación de personal y
de un ambiente laboral más positivo. En definitiva, el manejo del estrés puede llevar a una
productividad incrementada y a un mejor ambiente de trabajo, beneficiando tanto a empleados
como a empleadores.

También podría gustarte