Las Obras Del Reino

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Las obras del reino

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Excelente!!

Genial !!!! Me encanta !!!!

Puntuación media: 7 (29 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Liderazgo e iniciativa

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

El liderazgo se gana con las obras, mostrando valentía, justicia y Un rey y sus dos
Un reino lejano
compromiso hijos

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 La princesa de fuego

 Navidades forzosas

 El Hada y la Sombra

Cierto rey ordenó a sus 2 hijos construir dos grandes acueductos que llevaran agua a los maltrechos campos

reales, muy castigados por una gran sequía. El primero tomó parte de las riquezas y ejércitos del padre y

con ellos fue al Norte, donde ordenó a los habitantes de aquellas tierras trabajar duro en la construcción de

la gran obra. El hijo del rey dirigió la obra diligentemente, pagando justamente a los aldeanos y terminándola

en el tiempo previsto de dos años.

Orgulloso de su trabajo, se presentó en palacio, donde se encontró con las celebraciones por la próxima
coronación de su hermano como rey. Le contaron que había tardado sólo un año en construir el acueducto

del Sur, y que lo había hecho sin apenas soldados ni dinero.

Aquello le pareció tan extraño que comenzó a investigar la obra del Sur, llegando a descubrir no pocas

irregularidades. Volvió entonces alarmado a informar a su padre para evitar la locura de la coronación de su

hermano

- ¿Por qué dices eso? ¿hay algo que deba saber? - respondió el rey

- Sabes cuánto quiero a mi hermano, pero debe haberse vuelto loco, pues ha manchado nuestro nombre mil

veces. Construyó el acueducto desviándose de los planos. Creó salidas de agua que llegan a otros campos

antes del tuyo, al que apenas llega la mitad del agua. Desafió al primer ministro en presencia de los

aldeanos, se fue sin pagar nada a quienes trabajaron, y hasta utilizó a tus soldados como obreros. Y quién

sabe si esto es sólo el principio...

El rey, mirando a su hijo con cariño, respondió.

- Hijo mío, lo que dices es cierto. Tu hermano tuvo la iniciativa de modificar la obra para mejorarla; la

sabiduría para proponer algo que mejoraría las vidas de todos y así convencer a los aldeanos de trabajar

rápido y gratis; la valentía para enfrentarse al primer ministro por defender la justicia; y el carisma para

poner a sus soldados a trabajar en la obra más horas que los aldeanos. Su compromiso fue tan grande, que

él mismo fue quien más tiempo dedicó a trabajar, olvidando su condición de príncipe. ¿Sabes, hijo? Es por

estas cosas que todo el mundo adora a tu hermano y harían lo que él les pidiera. Más que su rey, ahora es

su líder.

El príncipe se marchó pensativo, reconociendo en las palabras de su padre la grandeza de su hermano. Y sin

dudarlo, corrió a felicitarle.

La princesa de fuego

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Genial !!!! Me encanta !!!!

Puntuación media: 8.6 (65 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Amor, compromiso y pasión

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

EL amor de verdad es la mayor fuerza para cambiar el mundo desde Una princesa y un
Un reino lejano
dentro, empezando por nosotros mismos joven

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 Navidades forzosas

 El Hada y la Sombra

 El viaje de la reina

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se

acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más

valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas

de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una

piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su

curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera,

porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más

tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que

llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su

corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al

fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro.

Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando

lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su

vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los

excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados

por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que

comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".

Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había

prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

El Hada y la Sombra
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Puntuación media: 8.6 (256 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Lealtad y compromiso

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

La lealtad y el compromiso mantenidos ante las


Hace mucho tiempo, en la Un hada y uno de
adversidades son las bases últimas de la amistad y el
época de hadas y magia sus vasallos
amor.

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 La princesa de fuego

 Famina Famosina

 ¿Dónde están las bocas?

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que

muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y

generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres

amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un

peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación

posible para todos.

El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se

asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más
leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se

enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el

hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a

medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni

siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que

por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a

pesar de las dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que

iba a ser duro".

Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de

la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a

cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...

La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados,

pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un

amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el

compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las

sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.

Dónde están las bocas?

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Puntuación media: 8.5 (103 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Lealtad, amistad y compañerismo

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes


"Chivarse" de otros niños no es sólo una falta de compañerismo;
Una casa Un niño y la gente
también impide que los demás puedan contar las cosas por sí
cualquiera de su ciudad
mismos

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 El Hada y la Sombra

 Famina Famosina

 Pico Chato, el equilibrista

Había una vez un niño que se chivaba de todo. En cuanto alguien preguntaba quién había hecho o dicho algo,

el niño saltaba rápidamente diciendo el nombre del culpable. Y empezó a ocurrir en su colegio que ningún

niño hablaba, porque todo lo respondía y lo contaba él, de forma que en muy poco tiempo todos fueron

quedando sin boca por usarla tan poco, hasta que ninguno tuvo boca y nadie podía decir nada. Entonces el

niño comenzó a aburrirse y a sentirse solo, porque no sólo no le hablaban: nadie quería estar con él por

haberlos dejado sin boca... Y pensando qué hacer para arreglarlo, se le ocurrió ser él quien hiciera las

preguntas, y dejarlas sin responder. El truco funcionó, y al haber tantas preguntas sin respuesta, las bocas

de los demás se fueron abriendo hasta que el niño pudo hablar con todos.

Y así dejó de chivarse de todo, porque comprendió que era mucho mejor y más divertido dejar que fueran

los demás quienes contaran sus cosas

El saco mascota

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Puntuación media: 8.4 (34 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Amabilidad

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

Recibimos lo que damos a los demás, así que para Una ciudad hace Un caballero, un saco

recibir cosas buenas debemos dar cosas buenas mucho tiempo mágico y una anciana

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 El espejo estropeado

 El origen de la felicidad

 El monstruo hechizado para siempre

Desde que era muy niño, Mateo dedicó todas sus energías a encontrar el Saco Mascota, el más famoso

objeto que había creado el mago Cachuflo. Nadie sabía qué tenía dentro para hacerlo tan especial, pero

según decían, era capaz de hacer todo lo que su amo le ordenara. Mateo, convertido en un poderoso

caballero, fue implacable en su búsqueda, superando todo aquello que se interponía en su camino, y cuando

sus esfuerzos tuvieron recompensa y encontró el saco viviendo escondido en una cueva, se sintió el hombre

más feliz del mundo.

Pero resultó que el saco estaba lejos de ser una buena mascota: gruñía cada vez que le pedían hacer algo,

incluso aunque el caballero le amenazaba con sus armas; si algo se le metía en la cabez no había forma de

sacárselo, y no dejaba de morder, por más golpes que le daba Carlo para que no lo hiciera. Decepcionado

tras meses de aguantar tan insufrible mascota, Mateo decidió venderla en el mercadillo, pero era tan molesta

e insolente, que apenas nadie se acercaba a preguntar por su precio. Entonces se le acercó Diana, una

anciana mujer ciega, conocida de todos en aquella ciudad por su amabilidad y optimismo.

- Yo me quedaré con tu mascota, aunque no tengo mucho para pagarte.

Mateo se sintió aliviado al deshacerse del molesto saco, pero al momento vio cómo el saco hacía todo tipo de

juegos y cariñosas piruetas con la anciana. Lleno de sorpresa, lo arrancó de sus manos, pero nuevamente el

saco se tornó agresivo e insufrible. Entonces, rojo de ira, y tras arrojarlo al suelo, tomó su espada y lo rajó

de arriba a abajo.

Y al hacerlo, quedó petrificado. Por el roto comenzaron a salir cientos de pequeños Mateos, todos furiosos y

gritones, que lanzaron toda su furia contra el caballero. Y posiblemente hubieran acabado con él, si no fuera

porque Diana se agachó a tomar el saco, y al hacerlo, todos los Mateos se transformaron en amables Dianas,

volvieron al saco, cerraron la abertura, y comenzaron a jugar con su nueva dueña...

Así comprendió Mateo que nada había malo en aquel saco que no estuviera previamente en él mismo, y con

el mismo empeño con que persiguió el saco, se propuso mejorarse a sí mismo. Y lo consiguió de tal forma,

que cuando la adorable Diana le dejó el saco poco antes de morir, realizaron juntos tantas proezas y tan

maravillosas, que darían para escribir cien libros.

El espejo estropeado
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Puntuación media: 8.3 (142 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Bondad y generosidad

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

Ayudar a los demás produce la alegría más La ciudad de un niño Un niño, un espejo y un niño pequeño

verdadera rico perdido

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 El origen de la felicidad

 El saco mascota

 Un alto en el camino

Había una vez un niño listo y rico, que tenía prácticamente de todo, así que sólo le llamaba la atención los

objetos más raros y curiosos. Eso fue lo que le pasó con un antiguo espejo, y convenció a sus padres para

que se lo compraran a un misterioso anciano. Cuando llegó a casa y se vio reflejado en el espejo, sintió que

su cara se veía muy triste. Delante del espejo empezó a sonreir y a hacer muecas, pero su reflejo seguía

siendo triste.

Extrañado, fue a comprar golosinas y volvió todo contento a verse en el espejo, pero su reflejo seguía triste.

Consiguió todo tipo de juguetes y cachivaches, pero aún así no dejó de verse triste en el espejo, así que,

decepcionado, lo abandonó en una esquina. "¡Vaya un espejo más birrioso! ¡es la primera vez que veo un

espejo estropeado!"
Esa misma tarde salió a la calle para jugar y comprar unos juguetes, pero yendo hacia el parque, se encontró

con un niño pequeño que lloraba entristecido. Lloraba tanto y le vio tan sólo, que fue a ayudarle para ver qué

le pasaba. El pequeño le contó que había perdido a sus papás, y juntos se pusieron a buscarlo. Como el chico

no paraba de llorar, nuestro niño gastó su dinero para comprarle unas golosinas para animarle hasta que

finalmente, tras mucho caminar, terminaron encontrando a los padres del pequeño, que andaban

preocupadísimos buscándole.

El niño se despidió del chiquillo y se encaminó al parque, pero al ver lo tarde que se había hecho, dio media

vuelta y volvió a su casa, sin haber llegado a jugar, sin juguetes y sin dinero. Ya en casa, al llegar a su

habitación, le pareció ver un brillo procedente del rincón en que abandonó el espejo. Y al mirarse, se

descubrió a sí mismo radiante de alegría, iluminando la habitación entera. Entonces comprendió el misterio

de aquel espejo, el único que reflejaba la verdadera alegría de su dueño.

Y se dio cuenta de que era verdad, y de que se sentía verdaderamente feliz de haber ayudado a aquel niño.

Y desde entonces, cuando cada mañana se mira al espejo y no ve ese brillo especial, ya sabe qué tiene que

hacer para recuperarlo.

Un alto en el camino

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Puntuación media: 8.4 (111 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Solidaridad y generosidad

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes


La mejor generosidad consiste en dedicar nuestro tiempo y
Una aldea de un país lejano,
nuestras ganas a las personas, por encima de los bienes que Tres ricos
hace mucho tiempo
podamos darles

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 Navidades forzosas

 Finales felices

 El espejo estropeado

En un lejano país hubo una vez una época de gran pobreza, donde sólo algunos ricos podían vivir sin

problemas. Las caravanas de tres de aquellos ricos coincidieron durante su viaje, y juntos llegaron a una

aldea donde la pobreza era extrema. Era tal su situación, que provocó distintas reacciones a cada uno de

ellos, y todas muy intensas.

El primer rico no pudo soportar ver aquello, así que tomó todo el oro y las joyas que llevaba en sus carros,

que eran muchas, y los repartió sin quedarse nada entre las gentes del campo. A todos ellos deseó la mejor

de las suertes, y partió.

El segundo rico, al ver su desesperada situación, paró con todos sus sirvientes, y quedándose lo justo para

llegar a su destino, entregó a aquellos hombres toda su comida y bebida, pues veía que el dinero de poco les

serviría. Se aseguró de que cada uno recibiera su parte y tuviera comida para cierto tiempo, y se despidió.

El tercero, al ver aquella pobreza, aceleró y pasó de largo, sin siquiera detenerse. Los otros ricos, mientras

iban juntos por el camino, comentaban su poca decencia y su falta de solidaridad. Menos mal que allí habían

estado ellos para ayudar a aquellos pobres...

Pero tres días después, se cruzaron con el tercer rico, que viajaba ahora en la dirección opuesta. Seguía

caminando rápido, pero sus carros habían cambiado el oro y las mercancías por aperos de labranza,

herramientas y sacos de distintas semillas y grano, y se dirigía a ayudar a luchar a la aldea contra la

pobreza.

Y eso, que ocurrió hace tanto, seguimos viéndolo hoy. Hay gente generosa, aunque da sólo para que se vea

lo mucho que dan, y no quieren saber nada de quien lo recibe. Otros, también generosos, tratan de ayudar

realmente a quienes les rodean, pero sólo para sentirse mejor por haber obrado bien. Y hay otros, los

mejores, a quienes no les importa mucho lo que piense el resto de generosos, ni dan de forma ostentosa,

pero se preocupan de verdad por mejorar la vida de aquellos a quienes ayudan, y dan mucho de algo que

vale mucho más que el dinero: su tiempo, su ilusión y sus vidas.

¡Aún estamos a tiempo de cambiar al grupo bueno!

Las honradas mariquitas

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Puntuación media: 7.7 (30 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Honradez y honestidad

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

La honradez es tan valorada por todos, que su falta nos hace Un grupo de
El campo
romper la confianza; no merece la pena ponerla en juego mariquitas viajeras

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 Las monedas encantadas

 El niño súper campeón

 Ladrones en el jardín

Cuenta una extraña historia que las mariquitas perdonan, pero no olvidan. Según parece, al principio las

mariquitas no tenían sus famosos puntitos negros. Poco antes todas estuvieron a punto de desaparecer

cuando guiadas por el famosísimo Cayus Insectus, una tormenta inundó el camino por el que viajaban. Las

pocas que sobrevivieron tuvieron que elegir el sustituto de Cayus Insectus, desaparecido entre las aguas, y

decidieron que lo sería quien primero llegara al lago de la región sur y regresara para describirlo.

Las mariquitas se lanzaron a la aventura, y poco a poco fueron regresando, contando lo bello que estaba el

lago en aquella época del año, con sus aguas cristalinas, lleno de flores y hierba fresca en sus orillas. Pero la

última de todas ellas tardaba en llegar. La esperaron hasta 3 días, y cuando regresó, lo hacía cabizbaja y

avergonzada, pues no había llegado a encontrar el lago. Todas criticaron la torpeza y lentitud de la joven

mariquita, y se prepararon para continuar el viaje al día siguiente.

Siguiendo al nuevo guía, caminaron toda la mañana hacia el Norte, hasta que al atravesar unas hierbas

espesas y altas, se detuvieron atónitos: ¡frente a ellos estaba el Gran Lago! y no tenía ni flores, ni hierba, ni

aguas cristalinas. Las grandes lluvias lo habían convertido en una gran charca verdosa rodeada de barro.

Todos comprendieron al momento la situación, pues al ser arrastrados por el río habían dejado atrás el lago

sin saberlo, y cuantos salieron a buscarlo lo hicieron en dirección equivocada. Y vieron cómo, salvo aquella

tardona mariquita, todos deseaban tanto convertirse en Gran Guía, que no les había importado mentir para

conseguirlo; e incluso llegaron a comprobar que el nefasto Cayus Insectus había llegado a aquel puesto de la

misma forma.
Así pues la mariquita tardona, la única en quien de verdad confiaban, se convirtió en Gran Guía. Y decidieron

además que cada vez que una de ellas fuera descubierta engañando, pintarían un lunar negro en su espalda,

para que no pudiera ni borrarlos, ni saber cuántos tenía.

Y desde entoces, cuando una mariquita mira a otra por la espalda, ya sabe si es de fiar por el número de

lunares.

Como las mariquitas, también las personas pintan lunares en la imagen de los demás cuando no muestran su

honradez. Y basta con tener un sólo lunar negro para dejar de ser un simple insecto rojo y convertirse en

una mariquita. Así que, por grande que sea el premio, no hagamos que nadie pueda pintarnos ese lunar.

El sapo dentudo

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Puntuación media: 8.2 (38 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Higiene y vida sana

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

Una formo simpática de explicar a los pequeños la


La casa de un mago hace Un mago y su
importancia de lavarse los dientes y no comer demasiados
mucho tiempo sapo
dulces

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 Música en el plato
 La poción de la mala vida

 El rey desaparecido

Hace mucho, mucho tiempo, hubo un mago que por casualidad inventó un hechizo un poco tonto, capaz de

dar a quien lo recibiera una dentadura perfecta. Como no sabía qué hacer con aquel descubrimiento, decidió

utilizarlo con uno de sus sapos. El sapo se transformó en un sonriente y alegre animal, que además de poder

comer de todo, comenzó también a hablar.

- Estoy encantado con el cambio- repetía el sapo con orgullo- prefiero mil veces las dulces golosinas que

seguir comiendo sucias y asquerosas moscas.

Viendo el ragalo tan maravilloso que suponía aquella dentadura para el sapo, y el poco cuidado al elegir sus

comidas, el mago no dejaba de repetirle:

- Cuida tus dientes, Sapo. Lávalos y no dejes que se enfermen ni tengan caries. Y sobre todo no comas

tantas golosinas...

Pero Sapo no hacía mucho caso: pensaba que su dentadura era demasiado resistente como para tener que

lavarla, y las golosinas le gustaban tanto que ni intentaba dejar de comerlas.

Así que un día aparecieron las caries en su dentadura y se fueron extendiendo por su boca poco a poco,

hasta que al descuidado de Sapo descubrió que tenía todos los dientes huecos por dentro, y se le empezaron

a caer. Intentó cuidarlos entonces, pero ya poco pudo hacer por ellos, y cuando el último de sus relucientes

dientes cayó, perdió también el don de hablar.

¡Pobre Sapo! Si no lo hubiera perdido, le habría podido contar al mago que si volviera a tener dientes los

cuidaría todos los días, porque no había nada más asqueroso que volver a comer bichos ¡puaj!

El felicímetro

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Puntuación media: 8.3 (41 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Moderación y evitar la envidia con los regalos

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

Muchos de los que aparentemente más tienen son quienes menos Las fiestas de Un niño y Papa

tienen, así que no merecen envidia sus excesos. Navidad Noel

Relato del cuento

cuentos con valores similares

 Las monedas encantadas

 El mejor robot

 El saco mascota

Dani estaba muy disgustado con Papá Noel. Era un niño muy bueno, pero le molestaba tremendamente ver

que casi todos los años muchos otros niños, claramente más malos, recibían más juguetes por Navidad. Y

fueron tantas sus quejas, que una noche el propio Papá Noel apareció con el trineo en su habitación, y le

llevó con él al Polo Norte.

- Quiero enseñarte el mayor de los secretos -le dijo Papá Noel-. Si vienes te mostraré cómo decidimos

cuántos juguetes recibe cada niño en Navidad.

Cuando llegaron, Santa Claus le mostró algunos raros artilugios, mientras le explicaba:

- Esto fue nuestro primer medidor de juguetes. Era una balanza, y los juguetes se regalaban por peso.

Dejamos de usarlo cuando un niño recibió tantos globos que al explotar derrumbaron las paredes de su casa.

- Ese otro con forma de molde se llamaba "igualator". Servía para asegurarnos de que todos los niños

recibieran los mismos juguetes, pero como luego no tenía gracia cambiarlos con otros niños, nadie los

quería... Puff, casi me quedo sin trabajo, hubo un año que apenas recibí unas pocas cartas y tuvimos que

cambiarlo a toda prisa...

Y así fue hablando de los inventos que habían utilizado; algunos realmente ridículos, otros un poco

simplones, hasta que finalmente dijo:

- .. pero todo se arregló con este invento, y desde entonces cada año recibo muchos más millones de cartas

que el anterior. Se llama Felicímetro, y sirve para medir la felicidad de los niños. Cuando visitamos un niño,

ponemos en el felicímetro todo lo que tiene, y automáticamente nos dice los mejores regalos para él.

- Pues debe estar estropeado, a mí siempre me tocan pocos regalos...- protestó el niño.

- ¡Qué va! funciona perfectamente. Los niños que como tú tienen muchos amigos, unos papás y hermanos

que les quieren mucho, son generosos y no buscan la felicidad en las cosas tienen miles de puntos en el

felicímetro, y regalarles muchos juguetes sólo podría bajárselos. Sin embargo, los niños que están más solos,

o cuyos papás les hacen menos caso, o que no tienen hermanos ni amigos, tienen tan pocos puntos que da

igual cuántos regalos añadamos al felicímetro: nunca pasan de la mitad... ése es el gran secreto del

felicímetro: reciben más quienes de verdad menos tienen.

Como no parecía terminar de creerlo, aquella Navidad Dani acompañó a Santa Claus en su trineo llevando el

felicímetro, comprobando él mismo cómo quienes más regalos recibían eran los menos felices de todos. Y no

pudo evitar llorar cuando vieron un niño muy rico pero muy triste, que después de haber abierto cien

regalos, pasó la noche solitario en su habitación...


Y sintió tanta pena por esos niños, que ya nunca más volvió a envidiar sus regalos y sus cosas, y se esforzó

cada día por hacerles llegar a aquellos niños una pequeña parte de su gran felicidad.

Los monos bubuanos

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Puntuación media: 8.5 (37 votos)

Autor:
Pedro Pablo Sacristan

Valor Educativo
Evitar el consumismo

Elementos básicos

Dificultad o Idea Principal Ambientación Personajes

El valor de las cosas no viene dado por lo que cuestan, así que es Los monos bubuanos y
La selva
fundamental saber cuál es el valor real de las cosas un macaco

Relato del cuento

cuentos con valores similares

Había una vez una extraña selva llena de monos bubuanos. Los bubuanos eran unos monos de largos brazos

y piernas cortitas, que dedicaban todo el tiempo a adornar sus brazos de coloridas y brillantes pulseras. Cada

cierto tiempo les visitaba el macaco Mambo, con su carro lleno de pulseras y cachivaches. En una de sus

visitas, apareció con una enormes y brillantísimas pulseras, las más bonitas que había llevado nunca. Y

también las más caras, porque nunca antes había pedido tanto por ellas.

Todos los bubuanos, menos Nico, corrieron por todas partes a conseguir plátanos suficientes para pagar su

pulsera. Siendo tan caras, tenían que ser las mejores.


Pero Nico, que guardaba plátanos por si alguna vez en el futuro hicieran falta, y que a menudo dudaba de

que todas aquellas pulseras sirvieran para algo, pensó que eran demasiado caras. Pero como no quería

desaprovechar la visita de Mambo, rebuscó entre sus cachivaches algo interesante, hasta dar con una caja

extraña llena de hierros torcidos. "No sirve para nada, Nico", le dijo el vendedor, "puedes quedártela por un

par de plátanos".

Así, Mambo se fue habiendo vendido sus pulseras, dejando a los bubuanos encantados y sonrientes. Pero al

poco tiempo comenzaron a carse cuenta de que aquellas pulseras, tan anchas y alargadas, no dejaban mover

bien los brazos, y eran un verdadero problema para hacer lo más importante en la vida de un bubuano:

coger plátanos. Trataron de quitárselas, pero no pudieron. Y entonces resultó que todos querían los plátanos

de Nico, que eran los únicos en toda la selva que no estaban en los árboles. Así, de la noche a la mañana,

Nico se convirtió en el bubuano más rico y respetado de la selva.

Pero no quedó ahí la cosa. Aquella caja de raros hierros torcidos que tan interesante le había parecido a Nico

y tan poco le había costado, resultó ser una caja de herramientas, y cuando Nico descubrió sus muchas

utilidades, no sólo pudo liberar a los demás bubuanos de aquellas estúpidas pulseras, sino que encontraron

muchísimas formas de utilizarlas para conseguir cosas increíbles.

Y así fue como, gracias a la sensatez de Nico, los bubuanos comprendieron que el precio de las cosas nada

tiene que ver con su valor real, y que dejarse llevar por las modas y demás mensajes de los vendedores es

una forma segura de acabar teniendo problemas.

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