Bowlby, J. Una Base Segura

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I o i i n in he family as a disorder of the attachment and caregiv- CONFERENCU 1

ina ayatema". The Ameriean Jourwl of Psychmnulysis, 44: 9-


27, 1084; la conferencia 6, como capítulo 6 de Cognition and EL CUIDADO DE LOS NIÑOS
P ~ ~ h o t h e m pcompilado
y. por Michael J. Mahoney y Arthur
Reeman, Plenum Publishing Corporation, Nueva York y
Londres, 1985, versión ampliada de "On knowing what you are
not suppoaed to know and feeling what you are not supposed to
feelw.Cawdian Journul of Psychiotry, 24: 403-408, 1979.

John Bowlby

Durante los primeros meses de 1980 estuve dictando confe-


rencias en Estados Unidos. Entre las invitaciones que recibi se
encontraba una del personul psiquiátrico del Hospital Michael
Reese de Chicago para ofrecer una conferencia sobre la crianza
de los hijos.

UN PAPEL SOCIAL INDISPENSABLE

Creo que en algún momento de sus vidas la mayor parte de


los seres humanos desean tener hijos, como tambibn desean
que sus hijos crezcan sanos, felices y seguros de sí mismos. En
el caso de quienes tienen bxito, la recompensa es enorme; pero
en el de los que tienen hijos y no logran criarlos como personas
ranas, felices y seguras de sí mismas, el costo en ansiedad,
fnietración, desavenencias y, tal vez, vergüenza o culpa, puede
ser elevado. Por lo tanto, tener hijos supone correr un gran
riesgo. Además, como la paternidad exitosa es una clave impor-
tante para la salud mental de la generación siguiente, necesj-
tamos saber todo lo posible %cerca de su naturaleza y acerca de
las diversas condiciones sociales y psicológicas que influyen en
su desarrollo positiva o negativamente. El tema es muy vasto
y todo lo que puedo hacer en esta contribución es bosquejar el
planteo que yo mismo adopto al pensar en estas cuestiones. Y
ese planteo es etológíco.
De todos modos, antes de entrar en detalles quiero añadir
algunas observaciones generales. Ser un padre exitoso supone que existe una insuficiencia crónica de alimentos puede tener
un trabejo arduo. Cuidar a un bebé o a un niño que comienza a como norma un nivel deplorablemente inadecuado de nutri-
caminar es un trabajo de veinticuatro horas diarias durante ción, tambien una sociedad en la que los padres de niños
siete dfas por semana, y a menudo es una tarea inquietante. E pequeños son abandonados a su suerte con una insuficiencia
incluso aunque la carga se alivie un poco a medida que los niños crónica de ayuda puede adoptar este estado de cosas como
crecen, si han de desarrollarse armoniosamente aún necesitan norma.
mucho tiempo y atención. Actualmente, para muchas personas
estas son verdades desagradables. Dedicarles tiempo y aten-
ción a los niflos significa sacrificar otros intereses y actividades. UN ENFOQUE ETOLOGICO
Sin embargo, creo que la evidencia de lo que digo es irrecusable.
Diversos estudios, incluidos los iniciados en Chicago por Grin- Anteriormente dije que mi planteo para una comprensión
ker (1962) y continuados por Offer (19691, demuestran que los de la paternidad como actividad humana es un planteo etológi-
adolescentes y los adultos jóvenes sanos, felices y seguros de si co. Permítaseme explicarlo.
mismos son el producto de hogares estables en los que ambos Al volver a examinar la naturaleza del vínculo del niño'con
padres dedican gran cantidad de tiempo y atención a los hijos. su madre, al que tradicionalmente nos referimos como depen-
Tambien quiero remarcar que -a pesar de lo que se dice en dencia, se ha descubierto que resulta útil considerarlo como el
contrari* el cuidado de un bebe o de un niño pequeño no es resultado de un conjunto de pautas de conducta características,
tarea para una persona sola. Para que el trabejo esté bien hecho en parte preprogramadas, que se desarrollan en el entorno
y el principal responsable de la atención del niño no se sienta comente durante los primeros meses de vida y que tienen el
demasiado exhausto, ella (o 61) necesita una gran dosis de efecto de mantener al niño en una proximidad más o menos
ayuda. De quien proviene esa ayuda es algo que puede variar: estrecha con su figura materna (Bowlby, 1969). Hacia el final
a menudo proviene del otro padre; en muchas sociedades - del primer año, la conducta se organiza cibernéticamente, lo
tambien en la nuestra, con mhs frecuencia de lo que parece- que significa, entre otras cosas, que laconducta se vuelve activa
proviene de una abuela. Otras personas de las que se puede cada vez que se dan condiciones determinadas y cesa cuando se
obtener ayuda son las adolescentes y las jóvenes. En la mayoría dan otras condiciones determinadas. Por ejemplo, la conducta
de las sociedades del mundo estos hechos se han dado y aún se de apego del niño es activada especialmente por el dolor, la
dan por sentados, y la sociedad se h a organizado de acuerdo con fatiga y cualquier cosa atemorizante, y tambien por el hecho de
rllor. Paradójicamente, son las sociedades mhs ricas las que que la madre sea o parezca inaccesible. Las condiciones que
paran por alto estos hechos bhsicos. 'Laenergía que el hombre hacen que cese esa conducta varían de acuerdo con la intensi-
y la mGer dedican a la producción de bienes materiales aparece dad de su activación. A baja intensidad, esas condiciones
cuantificada en todos nuestros índices económicos. La energía pueden ser simplemente ver u oír a la madre, algo especialmen-
que el hombre y la mujer dedican a la producción, en sus propios te efectivo ya que es una señal de que ella reconoce la presencia
del niño. A una intensidad más alta, el cese puede requerir que
hqaree, de nifloa felices, sanos y seguros de sí mismos, no
cuenta
- para nada. Hemos creado un mundo trastornado.
Yero no quien abordar cuestiones políticas y económicas
r
?A
el niño la toque o se aferre a ella. En el grado máximo de
intensidad, cuando 61 está angustiado y ansioso, no habrá nada
complejaa. Planteo estos temas para recordarles que la socie- mejor que un abrazo prolongado. Se considera que la función
dad en que vivimos no sólo es - e n términos evolutivos- un biológica de esta conducta es la protección, especialmente la
producto del ayer sino, en muchos sentidos, un producto muy protección ante los depredadores.
peculiar. En consecuencia, existe el peligro de que adoptemos
normas equivocadas. Porque, al igual que una sociedad en la 1. A lo l a g o de este libm se hace referencia al nitio en g6nem masculino
con el fin de evitar mnst~ccionesconfusos.
En el ejemplo que acabo de dar, los individuos implicados diferentes individuos y el gran número de experiencias que
son el niflo y su madre. De todos modos, es evidente que la influyen en la manera en que Asta se desarrolla en cualquier
conducta de apego no está en modo alguno limitada a los niños. persona.
Aunque en general se produce con menos facilidad, la vemos En este planteo se encuentra implícita la suposición de que
tambien en adolescentes y adultos de ambos sexos cada vez que la conducta de crianza, como la conducta de apego, está en
están ansiosos o en tensidn. Por lo tanto, nadie debería sorpren- cierto grado preprogramada y por lo tanto preparada para
derse cuando una mujer que espera un bebé o una madre que desarrollarse en cierto sentido cuando las condiciones lo hagan
atiende a su pequefio siente el profundo deseo de ser cuidada y posible. Esto significa que en el curso normal de los aconteci-
amparada. La activacidn de la conducta de apego en estas mientos, el progenitor de un beM experimenta el poderoso
circunstancias es probablemente universal y debe ser conside- impulso de comportarse de manera típica, por ejemplo abrazar
rada la n0rma.l al nifio, consolarlo cuando llora, mantenerlo abrigado, prote-
Un rasgo de la conducta de apego de enorme importancia gerlo y alimentarlo. Tal punto de vista, por supuesto, no implica
clínica, prescindiendo de la edad del individuo, es la intensidad que las pautas de comportamiento adecuadas se manifiesten de
de la emoci6n que la acompaíía, dependiendo el tipo de emoción una manera completa en cada detalle desde el principie. Evi-
originada de cómo se desarrolle la relacidn entre el individuo dentemente no es así, ni en el hombre ni en ninguna otra
apegado y la figura del apego. Si la relacidn funciona bien, especie mamífera. Todos los detalles son aprendidos, algunos
produce alegría y una sensacidn de seguridad. Si resulta de ellos durante la interaccidn con beMs y niños, muchos
amenazada, surgen los celos, la ansiedad y la ira. Si se rompe, mediante la observacidn de la conducta de otros padres, empe-
habrd dolor y depresidn. Finalmente, existen pruebas fehacien- zando desde la propia infancia del futuro padre y el modo en que
tes de que el modo en que la conducta de apego llega a sus progenitores lo trataron a Al y a sus hermanos.
organizarse dentro de un individuo, depende en grado sumo de Esta visidn moderna del desarrollo de la conducta contrasta
los tipos de experiencia que tiene en su familia de origen o, si es agudamente con los dos paradigmas mhs antiguos, uno de los
deeafortunado, fuera de ella. cuales, invocando el instinto, subrayaba sobremanera el com-
Opino que este tipo de teoría tiene muchas ventajas sobre ponente preprogramado, en tanto que el otro, reaccionando
las teorías hasta ahora en boga en este campo. Porque no s610 contra el instinto, subrayaba sobremanera el componente
coloca a la teoría en estrecha relacidn con los datos observados aprendido. La conducta de la crianza en los seres humanos no
rino que proporciona un marco teórico para el campo compati- es el producto de un instinto de crianza invariable, pero tampo-
ble con el marco adoptado en la biología y la neurofisiología co resulta razonable considerarla un simple producto del
modernas. aprendizaje. La conducta de crianza, a mi juicio, tiene podero-
Creo que la crianza de los niños puede ser abordada prove- ras raíces biológicas, lo que explica las fuertes emociones
chooamente desde el mismo punto de vista etoldgico. Esto asociadas a ella; pero la forma detallada que la conducta adopta
rupone la observación y la descnpcidn del conjunto de pautas en cada uno de nosotros depende de nuestras experiencias: de
de comportamiento que caracterizan la crianza, las condiciones las experiencias durante la infancia, sobre todo; de las expe-
que activan y hacen cesar cada una de ellas, el modo en que las riencias de la adolescencia, de las experienciasanks y durante
pautas cambian a medida que el nifio crece, los diversos modos el matrimonio, y de las experiencias con cada niño individual.
en que la conducta de crianza se vuelve organizada en los Por lo tanto, me parece útil considerar la conducta de
crianza como un ejemplo de una clase limitada de tipos de
conducta enraizada bioldgicamente, de los cuales la conducta
2. Un creciente deseo de cuidados,ya sea del esposo o de la madre, ha sido de apego es otro ejemplo, la conducta sexual otro, y la conducta
informado en estudios de grupos repreeentativos de mujerea realizados por exploratoria y la de alimentacidn, otros más. Cada uno de estos
Wemer (1966) y BaUou (1978).
! tipos de conducta contribuye en su propio modo específico a la
supervivencia del individuo o de s u descendencia. Precisamen- Ella continúa tocandole la cabeza y el cuerpo con la palma de la
te porque están al servicio de funciones tan vitales, cada uno de mano y, al cabo de cinco o seis minutos, siente el deseo de
astos tipos de conducta está preprogramado en cierta medida. acercarlo a su pecho. El bebé responde con una succión prolon-
Dejar su desarrollo librado solamente a los caprichos del gada del pezón. "Inmediatamente después del parto", señalan,
aprendizqje individual sería el colmo de la locura biológica. l a s madres parecieron alcanzar un estado de Rxtasisn,y - e s t o
Notaran que al bosquejar este sistema me propongo mante- es lo interesante- los observadores también se sintieron exal-
ner cada uno de estos tipos de conducta conceptualmente tados. Desde el momento del nacimiento la atención se vuelca
diferenciado de los otros. Esto, por supuesto, contrasta con la sobre el bebé. Hay en él algo que tiende a atraer no sólo a la
teoría tradicional de la libido, que los h a considerado como madre y al padre sino a todos los presentes. Si existe la
expresiones variables de un único impulso. Las razones para posibilidad, es probable que una madre sienta el deseo -
mantenerlos diferenciados son varias. Una de ellas es que cada durante los primeros d í a s de pasar muchas horas simple-
uno de los tipos de conducta mencionados sirve a su propia y mente contemplando su nueva posesión, abrazando10 y Ilegan-
distintiva función biológica: la protección, la reproducción, la do a conocerlo. Por lo general, hay un momento en el que siente
nutrici6n y el conocimiento del entono. Otra consiste en que que el bebé es realmente suyo. En algunas madres esto ocurre
muchas de las pautas detalladas de conducta pertenecientes a pronto, tal vez cuando lo sostiene por primera vez, o cuando él
cada tipo general tambiRn son diferentes: aferrarse a uno de los la mira por primera vez a los ojos. Para una amplia minoría de
padres es distinto de calmar y consolar a un niño; succionar o pnmíparas que dan a luz en un hospital, sin embargo, esto
masticar la comida es distinto de realizar el acto sexual. puede postergarse hasta una semana, a menudo hasta que se
Ademls, los factores que influyen en el desarrollo de uno de encuentran nuevamente en su hogar (Robson y Kumar, 1980).
estos tipos de conducta no son necesariamente los mismos que Los fenómenos de mayor importancia que h a puesto de
influyen en el desarrollo de otro. ManteniRndolos diferenciados relieve la investigación reciente son la capacidad del neonato
podemos estudiar no sólo los modos en que difieren sino tam- saludable para entrar en una forma elemental de interacción
bien los modos en que se superponen e interactúan mutuarnen- m i a l y la capacidad de la madre de sensibilidad corriente para
te... como desde hace mucho ha quedado en evidencia que lo participar con buen éxito en ella3
hacen. Cuando una madre y s u hijo de dos o tres semanas se
encuentran frente a frente, tienen lugar fases de animada
interacción social, alternando con fases de desconexión. Cada
EL COMIENZO DE LA iNTERACCION MADRE-NIÑO
fase de la interacción comienza con la iniciación y el saludo
mutuo, llega a ser un animado intercambio que incluye expre-
Durante la última década, aproximadamente, nuestra eiones faciales y vocalizaciones durante las cuales el niño se
comprensi6n de las primeras fases de la interacción madre- orienta hacia sumadre con movimientos excitados de los brazos
nino ha experimentado un sorprendente avance gracias a la y las piernas; luego sus actividades se apaciguan gradualmente
investigación imaginativa de los estudiosos de ambos lados del y acaban cuando el bebe descansa, antes de que comience la
Atllntico. Los estudios de Klaus y Kennell son muy conocidos eiguiente fase de la interacción. A lo largo de estos ciclos puede
en la actualidad. Para nosotros resultan de especial interés sus
observaciones acerca de cómo las madres se comportan con los
recien nacidos cuando se les da la libertad de hacer lo que \ 3. Vbanse especialmente los trabajos de Stern (1977), Sander (1977),
quieren después del parto. Klaus, Trause y Kennell (1975) Brazelton,Koslowski y Main (1974)y Schaffer (1977).Para excelentes resefiaa,
describen el modo en que la madre, inmediatamente después vómw Schaffer(1979) y Stcrn (1985). El estado de sensibilidadelevada que se
del nacimiento del niño, lo alza y comienza a acariciarle la cara h m l l a en una mujer durante el embarazo, especialmente cn su fase final,
y que le permite 'adaptarsc delicada y scnsiblemcnte"a l a s necesidades de su
con las yemas de los dedos. Ante esto, el bebé se trznquiliza. w o , ea un proceso sobrc cl cual Winnicoit (1957) ha llamado la atención.
(wurnr que el bebé sea tan espontáneamente activo como su madre, quien casi automdticamente mira entonces en la misma
madre. Donde sus roles difieren es en la coordinación de sus direccibn. Una vez establecido un centro de inter6s común, es
rerpueatar. En tanto que la iniciación y el abandono de la probable que la madre se detenga sobre 61 haciendo comenta-
rnbraccibn por parte del niAo tienden a seguir su propio ritmo rios sobre el juguete, nombrándolo, manipulándolo. "Entonces
rutónomo, una madre sensible regula su conducta de modo tal re produce una experiencia compartida, fomentada por la
que M qiuste a la de 61. Ademds, ella modifica la fonna que toma atención espontánea del niño hacia el entorno pero establecida
ru conducta para adaptarse a Al: su voz es suave pero de tono por la madre, que se deja encaminar por el beb6."
mlr awdo que el habitual, sus movimientos se vuelven lentos Otro ejemplo, tambi6n presentado por Schaf'Fer (SchafTer,
y cada una de lar acciones siguientes se Gustan en su forma y Collis y Parsons, 19771, se refiere al intercambio vocal entre
ru ritmo de acuerdo con el modo en que se desempefía el beb6. madre e hijo en un nivel preverbal. Al comparar dos grupos,
As(, ella le permita asumir el control y, mediante un hdbil integrados por niños de doce y de veinticuatro meses, respecti-
entretejido de rur propias respuestas con las de 61, crea un vamente, se descubrió que la capacidad de madres e hijos para
diblogo. intervenir por turno y evitar la superposición no sólo era
L.rapidez y eficacia con que ee desarrollan estos didlogos asombrosamente elevada sino tan característica de uno como
y el placer mutuo que proporcionan indican claramente que de otro grupo. Así, mucho antes de la aparición de las palabras,
nmbor participantan están preadaptados para entablarlos. Por el modelo de alternancia tan caracteristica de la conversación
un lado exista Ir diaposición intuitiva de la madre a permitir humana ya está presente. Una vez más las pruebas indican
que rur inkrvencioner sean guiadas por su bebé. Por otro está que, al asegurar la fluida transición de un "orador" a otro, la
la facilidad con que loa ritmos del niño cambian gradualmente madre está desempeñando el papel mds importante.
le modo de tomar en cuenta los momentos en que se producen La razón por la que ofrezco estos ejemplos radica en que
a8 i n b m n o l o n n de ru madre. En una asociacibn que se considero que ilustran algunos principios bdsicos acerca de la
ioumllr hllinmib, cada uno w adapta al otro. crianza de los niflos y acerca de la naturaleza de la criatura a
BnoCw lntmrmblor de fndole diferente entre madre e hijo la cual se cría. Lo que surge de estos estudios es que la madre
'O* (
lum=b
Sr" .
una rlkrnancla muy similar. Por ejemplo
I& a w u la aonduct. de la madre y el niño
k b d 6 que lar madres tienden a
de sensibilidad comente se adapta rdpidamente a los ritmos
naturales de su hijo y, al prestar atención a los detalles de la
conducta de Bste, descubre lo que lo satisface y actúa en
oincronfa con la pauta de consecuencia. Al hacerlo, no sólo lo contenta sino que tambi6n
I k b d rucciona, la madre obtiene su cooperacibn. Porque, si bien inicialmente la capaci-
o inactiva; durante las pau- dad de adaptación del beb6 es limitada, no está totalmente
ojomplo de madre que sigue ausente y, si se le permite crecer a su propio ritmo, pronto
orm un bebé en una edad produce recompensas. Ainsworth y sus colegas han observado
meroe- es el presentado que los niflos cuyas madres han respondido sensiblemente a
m p k)illlk( 1978h Una madre Y su bebé son introdu- sus seflales durante el primer año de vida, no sólo lloran menos
idw rn un -1 on el que hay una wrie de juguetes grandes durante la segunda mitad de ese año que los beMs de madres
de oolono brlllanten que captan rapidamente su atención menos sensibles, sino que están mejor dispuestos a aceptar los
i r u l . La obwrvacibn de la conducta de ambos muestra dos deseos de sus padres (Ainsworth y otros, 1978). Podemos
bsar. En primer lugar, por regla general los dos miran el deducir sin ninguna duda que los beMs humanos, al igual que
~ismoobjetoal mismo tiempo. En segundo lugar, el examen de los de otras especies, están preprogramados para desarrollarse
coordinacidn muestra casi invariablemente que es el beb6 el de manera socialmente cooperativa; que lo hagan o no depende
le guía y la madre la que sigue. El inter6s espontáneo del beb6 en gran medida de cómo son tratados.
i los juguetes es evidentemente vigilado de cerca por su
Se observard que Rsta es una visión de la naturaleza
humana radicalmente distinta de la que durante mucho tiem- mostradas a los padres se parecían mucho a las mostradas a las
po fue admitida en las sociedadesoccidentalesy quaha impreg- madres, con aproximadamente la misma distribución porcen-
nado gran parte de la teoría y la práctica clínicas que hemos tual de pautas. Pero un segundo descubrimiento fue aun más
heredado. Apunta, por supuesto, a una concepción radicalmen- interesante. Cuando se examinaron las pautas mostradas por
te diferente del rol de los padres. cada niño en particular, no se encontró ninguna correlación
entre la pauta mostrada con un progenitor y la mostrada con el
otro. Así, un niño puede tener una relación segura con la madre
EL ROL DE LA MADRE Y DEL PADRE: pero no con el padre, un segundo puede tenerla con el padre pero
SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS no con la madre, un tercero puede tenerla con ambos padres, y
un cuarto no tenerla con ninguno de los dos. En su acercamiento
En los ejemplos presentados hasta ahora, el progenitor r las personasy las tareas nuevas, los niños representaban una
implicado ha sido la madre. Esto es casi inevitable porque para mrie graduada. Los que tenían una relación segura con ambos
la investigación resulta relativamente fácil encontrar ejemplos padres eran más seguros de sí mismos y mAs aptos; los que no
de nifios que reciben cuidados principalmente de la madre, tenian una relación segura con ninguno de los dos no lo eran en
mientras que los nifios que son cuidados por su padre resultan absoluto; y aquellos que tenían una relación segura con un
comparativamente escasos. Permítaseme, por tanto, describil progenitor pero no con el otro, se encontraban en un punto
con brevedad uno de los diversos estudios recientes que, a la intermedio.
v a , corregirA en cierto modo la balanza. Dado que existen indicios de que la pauta de apego que un
Varios cientos de nifios han sido estudiados mediante el nifiono dañado en el momento del nacimiento desarrolla con su
procedimiento de una situación desconocida, concebido por madre es el producto de cómo lo ha tratado su madre (Ains-
Ainrworth (Ainsworth y otros, 19781, que da la oportunidad de worth y otros, 1978),es m8s probable que, de manera similar,
oboevrr cdmo responde el nifio, primero en presencia de sus la pauta que desarrolle con su padre sea el producto de cómo lo
prdnr, luego cuando se lo deja solo, y mds tarde cuando sus ha tratado Aste.
p r d n r reperan. Como resultado de estas observaciones se Este estudio, junto con otros, sugiere que al proporcionar
pueda clrrificrr a los nifios entre los que presentan una pauta una figura de apego para su hijo, un padre puede estar desem-
da apego w(luro a la madre o de una de dos formas principales penando un rol muy parecido al desempeñado por la madre; sin
¿O apgo Lneaguro r ella. Dado que se ha demostrado que estas embargo, en la mayoría de las culturas -y quizás en todas
poooon una erbbilidad considerable durante los prime- elias- los padres cumplen ese rol con mucha menor frecuencia
m rlkr da vlb y que predicen el modo en que un niño que que las madres, al menos cuando los niños aún son pequeños.
W UM ooaurli de pArvulos a una edad promedio entre los En la mayoría de las familias con hijos pequeños el rol del padre
my lMdlo y 108 n i 8 rfios se relacionarA con una persona es diferente. Es mds probable que 61, y no la madre, participe en
n u m y rbordrrd una tarea nueva (Arend, Gove y Sroufe, un juego ingenioso y físicamente activo y, que sobre todo en el
1979), d WIW drl procedimiento como método de evaluación caso de los varones, se convierta en el compañero de juegos
da1 damnollo d r l y emocional del niño no necesita ser preferido de su hijo.'
ru brayrdo.
H u b ahora, cari todos los estudios que utilizaron este
procedimiento han observado a los nifios con sus madres. Sin
embargo, Main y Weston (1981)ampliaron el trabajo observan-
'do a unos sesenta nifios, primero con uno de los padres y, seis
meses mAs tarde, con el otro. Uno de los descubrimientos 4. Entre los estudios de relevancia se encuentran los de Lamb (1977),
consistió en que, considerado como grupo, las pautas de apego Puke (1979), Clarke-Stewart (1978) y W e y (1979).
estas relaciones mutuamente satisfactorias no se desarrollan otros, 1980). Un grupo de mujeres pas6 por los dolores del parto
en todas las familias. Consideremos, por tanto, lo que sabemos y el alumbramiento de acuerdo con la práctica rutinaria de la
de laa condiciones psicol6gicas que las favorecen y las que las unidad, lo que significaba que l a mujer quedaba a solas durante
impiden. la mayor parte del tiempo. El otro grupo recibió un constante
En distintos puntos me he referido a la madre comente apoyo amistoso por parte de una mujer lega e inexperta desde
sensible que se adapta a las señales y los actos de su hijo, que el momento de l a admisión hasta el del alumbramiento, una
responde a ellos de manera mBs o menos apropiada, y que es mujer durante el día y otra durante l a noche. En el grupo de
entonces capaz de controlar los efectos que s u conducta tiene mujeres acompañadas, los dolores del parto duraron menos de
aobre su hijo y de modificarla en consecuencia. La misma la mitad que en el otro grupo: 8,7 horas contra 19,3.5Más aun,
descripción, sin duda, se aplicana al padre corriente y sensible. lamadre estuvo despierta durante la mayor parte de la primera
Ee evidente que para que un progenitor se comporte de esta hora de vida del niño, durante la cual se l a vio a menudo
manera son necesarios un tiempo adecuado y una atmósfera acariciando a s u bebé, sonriéndole y hablándole.
relqjada. Es aquí donde el progenitor, especialmente la madre, Actualmente son muy conocidos los efectos de tipo similar
que por lo general soporta la mayor parte de la crianza durante en el modo en que una madre trata a su bebé como consecuencia
los primeros meses o años, necesita toda la ayuda posible, no de haber tenido un contacto adicional con él inmediatamente
con el cuidado del bebé - q u e es su tarea-, sino en los despu6s de s u nacimiento. Entre las diferencias observadas por
quehaceres domésticos. Klaus y Kennell cuando los bebés tuvieron un mes, estaba la de
Una amiga mía, antrop6loga social, observó que en la isla que era mBs probable que la madre que recibía un contacto
del Mar del Sur en la que estaba trabajando existía l a costum- suplementario consolara al bebé durante las fatigosas visitas
bre de que la futura madre 4 u r a n t e el nacimiento del bebe y clinicas y que mientras lo alimentaba lo mimara y entablara
posteriormente- fuera ayudada por un par de mujeres de la con 61 un contacto íntimo. Diferencias de tipo comparable se
familia que la cuidaban a ella durante el primer mes, dejhndola observaron cuando los bebés tuvieron doce meses, y nuevamen-
libre para cuidar a su bebé. Mi amiga estaba tan impresionada te a los dos aiíos de edad. En estos estudios, el contacto
por e i t s proceder que, cuando su propio bebé nació en la isla, incrementado ascendió a no mBs de una hora extra dentro de las
rceptd las sugerencias de ser cuidada como una personalidad, tres primeras horas posteriores al nacimiento, con otras cinco
y no tuvo motivoa para arrepentirse. AdemBs de la ayuda de contacto cada tarde, durante los tres días siguientes (Ken-
prdcticr, es probable que una compafiía femenina agradable nell y otros, 1974; Ringler y otros, 1975L6
proporcione a la nueva madre un soporte emocional o, según mi Peterson y Mehl (1978) informan de descubrimientos de
krminologla, el tipo de base segura que todos necesitamos en otro estudio acerca del papel que desempefian este tipo de
iikuciones de tenridn y sin la cual nos resulta difícil relajamos. experiencias perinatales y posnatales para ayudar a una
En c i i i Lobs las mciedades, la regla consiste en un arreglo de
arte Upo, En afecto, en todas salvo en una de las ciento
cincuent. culturas estudiadas por antropólogos, un miembro 6. En un estudio posterior y más extenso tambibn llevado a cabo en
Guatemala por el mismo grupo de investigación, se mníírmaron todos los
de I i familia o un amigo, generalmente una mujer, permanece Ircubrimientos. Había 279 parturientas en el grupo de rutina y 186 en el
con l i madre durante los dolores del parto y el alumbramiento pnipo que recibió apoyo. No 8610 se redujo a la mitad la duración del trabajo del
(RPphrel, 1966, citado por Sosa y otros, 1980). pm, sino tambibn la incidencia de las mmplicacioncs perinatales (Klaus y
Volviendo a nuestra propia sociedad, a partir de un estudio otm., 1986).
llevado a cabo en la unidad de maternidad de un hospital de 6.Dado que estudios más recientes, por ejemplo el de Svejda, Campos y
Emde (1980), no han logrado confirmarlos descubrimientos iniciales relativos
Guatemala, el equipo de Klaus y Kennell informó recientemen- i loa efectos del primer contacto madre-hijo, el tema sigue siendo dudoso. En
te sobre descubrimientos preliminares que, de confirmarse, rrt. delicada drea es posible que los detalles de cómo y a travbs de quien se
resultarian de gran interés e importancia practica (Sosa y dirpone ente primer contacto expliquen las discrepancias.
hacer un duelo, Klein afirmaba que no sólo son capaces, sino ejemplo, Parkes, 1972; Kliman, 1965; F u m a n , 1974; Raphael,
que lo hacen. Sin embargo, de acuerdo con el marcado acento 1982).
que pone en la alimentación, afirmaba que el objeto por el cual Una vez obtenida la imagen exacta del duelo en personas
se hacía el duelo era el pecho perdido; y, demás, atribuía al niño sanas, es posible identificar rasgos que indican realmente una
una compleja vida fantasiosa. Por opuestos que sean estos patología. Tambien es posible distinguir muchas de las circuns-
puntos de vista teóricos, ambos fueron construidos utilizando tancias que promueven un duelo saludable y aquellas que se
la misma metodología, es decir mediante deducciones sobre mueven en una dirección patológica. Es posible considerar la
fases anteriores del desarrollo psicológico basadas en observa- creencia de que los niiios son incapaces de hacer un duelo, como
ciones realizadas durante el análisis de sujetos mayores, derivada de generalizaciones hechas a partir de análisis de
emocionalmente perturbados. Ninguna teoría había sido com- niños cuyo duelo ha seguido un curso atípico. En muchos casos
probada mediante la observación directa de cómo los niños esto se h a debido a que el niño nunca había recibido información
comentes de diferentes edades responden ante una perdida. adecuada sobre lo ocurrido, o a que no tenía a nadie que se
Enfocar el problema de manera prospectiva, como yo lo hice, solidarizara con 81 y lo ayudara a adaptarse gradualmente a la
me condujo a diferentes conclusiones. Durante los primeros perdida, al anhelo de su progenitor perdido, a su ira y su pena.
aííos de la decada del cincuenta, Robertson y yo habíamos
generalizado la sucesión de respuestas observadas en niños
pequeííos durante una separación temporal de la madre, tales Mecanismos de defensa
como la protesta, la desesperación y el desapego (Robertson y
Bowlby, 1952). Pocos años más tarde, al leer un estudio de El paso siguiente en esta reformulación de la teoría fue
M a m s (1958) sobre cómo las viudas reaccionan ante la perdida considerar cuál era el mejor modo de conceptualizar los meca-
del marido, quede sorprendido por la semejanza de las respues- nismos de defensa, un paso crucial debido a que estos siempre
tas descritas con las de los niños pequeños. Esto me llevó a i
han sido el núcleo de la teoría psicoanalítica. Aunque como
realizar un estudio sistemático de la literatura existente sobre clínico he estado inevitablemente preocupado por la amplia
el duelo, sobre todo del duelo de adultos sanos. Quedaba claro variedad de defensas, como investigador he centrado mi aten-
que la sucesión de reacciones que tienen lugar generalmente ción sobre todo en el modo en que un niño pequeño se comporta
era muy distinta de lo que los teóricos clínicos habían supuesto. con su madre luego de permanecer un tiempo en un hospital o
El duelo en los adultos mentalmente sanos no sólo dura mucho en una residencia infantil sin recibir visitas. En tales circuns-
mAs que los seis meses a menudo sugeridos en aquellos días, tancias es normal que un niño empiece tratando a su madre casi
sino que se descubrió que diversos componentes de las reaccio- como si fuera una desconocida, pero que luego de un intervalo
nes consideradas patológicas eran comunes en el duelo de -generalmente de unas horas o unos días- se aferre a ella
personas sanas. Estos incluyen la ira dirigida a terceros, al sí- intensamente, se torne ansioso por temor a perderla nueva-
mismo y a veces a la persona perdida, el descreimiento de que mente, y furioso con ella si piensa que puede ocurrir. De alguna
la perdida ha tenido lugar (engañosamente denominado nega- manera, todo el sentimiento por su madre y toda la conducta
ción), y una tendencia -a menudo inconsciente, aunque no hacia ella que damos por sentada, el mantenerse al alcance de
siempre- a buscar a la persona perdida con la esperanza de ella y el volverse a ella cuando está asustado o lastimado, se ha
reunirse con ella. Cuanto más clara era la descripción de las desvanecido repentinamente.. . para reaparecer despues de un
reacciones de los adultos ante el duelo, más claras eran sus intervalo. Esa es la situación que James Robertson y yo deno-
semejanzas con las reacciones observadas en la infancia. minamos desapego y que creíamos que era un resultado de
Cuando se propuso por primera vez esta conclusión (Bowlby, algún mecanismo de defensa que operaba en el interior del
1960, 1961) recibió muchas críticas; pero ahora se ve amplia- niño.
mente apoyada por una serie de estudios posteriores (por Aunque en su teorización científica Freud se vio limitado a

47
n efectos adversos en el desarrollo de la personalidad del niño, CONFERENCIA 3
registrados, entre otros, por George y Main (1979). La investi-
gación sistemhtica de los efectos de las experiencias infantiles EL PSICOANALISIS COMO ARTE Y CIENCIA
en el modo en que las madres y los padres tratan a sus hijos
acaba de comenzar y parece probable que sea uno de los campos
mls fructíferos para la investigación posterior. Otras investi-
gaciones aparecen descritas en un reciente simposio dirigido
por Parkes y Stevenson-Hinde (1982).
La razón por la que dedico tanto espacio en este informe al
desarrollo de la teoría no sólo consiste en que ésta me ha
ocupado tanto tiempo sino en que, como Kurt Lewin subrayó,
'no hay nada tan práctico como una buena teoría" y, por
supuesto, nada tan desventajoso como una teoría pobre. Sin
una buena teoría como guía, es probable que resulte difícil
planificar la investigación y que ésta sea improductiva, y que
resulte difícil interpretar los datos. Sin una teoría razonable-
mente vllida de la etiología nunca serán apoyadas las medidas
sistemlticas y acordadas de prevención. Abrigo la esperanza de Durante el verano de 1978 fui invitado a dar una serie de
que, a largo plazo, el mayor valor de la teoría propuesta pueda conferencias en Canadá. Entre las invitaciones que recibt se
ser la luz que arroje sobre las circunstancias mhs apropiadas encontraba una de la Sociedad Psicoanalttica Canadiense para
para promover el desarrollo de una personalidad sana. S610 ru conferencia acadtmica a la reunión anual de la Sociedad, a
cuando esas circunstancias queden fuera de duda, los padres celebrarse en la ciudad de Quebec. El tema que seleccioné es un
sabrln qu4 es lo mejor para sus hijos y las sociedades estarán tema que me ha preocupado durante algunos años, y sobre el
dispuestas a ayudarlos a proporcionarlo. cual creo que aún existe una gran confusidn.

Al elegir el tema del psicoanhlisis como arte y ciencia, quiero


llamar la atención sobre lo que creo que son dos aspectos muy
diferentes de nuestra disciplina - e 1 arte de la teoría psicoana-
' lftica y la ciencia de la psicología psicoanalítica- y, al hacerlo,
rubrayar por un lado el valor característico de cada una y, por
el otro, el abismo que las separa, ambas cosas con respecto a los
criterios contrastantes por los que cada una debería serjuzgada
y los diferentes puntos de vista mentales que cada una exige. Al
rubrayar estas distinciones, no puedo dejar de lamentar que la
palara psicoandlisis llegó a ser utilizada ambiguamente, tal
como lo describió el propio Freud. "Aunque originalmente era
, e1 nombre de un método terapéutico en particularn, escribe en
1 ru autobiografía (19251, "ahora también se ha convertido en el
, nombre de una ciencia, la ciencia de los procesos mentales
inconscientes".

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