Lecercle (Language and Socialism) (Españ - Ol)
Lecercle (Language and Socialism) (Españ - Ol)
Lecercle (Language and Socialism) (Españ - Ol)
Lenguaje y socialismo
Jean-Jacques Lecercle
Política y lenguaje
Contrastes
A primera vista, la pregunta tiene fácil respuesta. El socialista, sobre todo si,
como este socialista, es de tendencia marxista, adoptará con entusiasmo la
segunda filosofía del lenguaje, no dominante, dado que el agón lingüístico es la
imagen, así como uno de los vectores, del agón social de la lucha de clases,
mientras que la visión cooperativa e irénica del lenguaje refleja la visión
liberal de que los contratos celebrados en pie de igualdad entre los agentes
individuales son la base de la sociedad. A este último punto, la réplica
marxista clásica es que el contrato celebrado entre el capitalista y el
trabajador es lo que se conoce en francés como un "contrato leonino" (contrat
léonin), un contrato entre un león y un ratón, en el que una de las partes se
ve obligada, por la necesidad de comer, a aceptar el contrato, mientras que
la otra, al ser la afortunada propietaria del capital, no lo está, y celebra el
contrato desde una posición dominante. Una visión agonística del lenguaje
tiene en cuenta el hecho de que la sociedad está impregnada de relaciones
de poder y que la acción comunicativa está siempre supeditada a la acción
estratégica. Sin embargo, esta respuesta es previsible y, por tanto,
precipitada. Quisiera demostrar que el socialista tiene algo que aprender de
cada una de las cuatro posiciones que he descrito. Debemos explorar al
máximo la contradicción del logos que Rancière ha señalado, una mezcla de
desigualdad real y dominación, con el consiguiente agón, y de igualdad
potencial, con una apertura hacia la emancipación. Este topos, que es central
en la concepción de la política de Rancière, es que los explotados, les sans parts,
deben tomarse en serio y devolver al remitente las proclamas de igualdad
en que se basa la política burguesa.
Tomemos, pues, la posición 1a, el lenguaje como instrumento de
comunicación y cooperación. El lenguaje así concebido es el ejemplo
arquetípico de lo que los franceses llaman "común" (le commun)9 , el tipo de
recurso, como el aire y el agua, que no puede ser objeto de apropiación
privada, sino que debe mantenerse en común. El lenguaje es el comunismo
ya implementado, en un estado que se actualizó al principio de la sociedad
(lo que los marxistas llaman comunismo primitivo), cuando surgió (ésta es
una de las muchas teorías sobre el origen del lenguaje) en la cooperación
del trabajo comunal.10 Y ese estado se realizará de nuevo en el comunismo
plenamente desarrollado, donde el principio cooperativo ya no será una idea
de la Razón, una situación que se desea fervientemente pero que
lamentablemente no existe, sino la descripción del funcionamiento real de los
intercambios lingüísticos.
Aquí es donde la reconstrucción del materialismo histórico de Habermas
en la línea de la acción comunicativa es políticamente útil, salvo que,
contrariamente a lo que afirma Habermas, no se refiere a la coyuntura
presente, sino que es doblemente mítica: implica tanto un mito de los
orígenes como una visión utópica del futuro. Sin embargo, dicha utopía
forma parte de los programas políticos socialistas (siempre hay una pars
construens tras la pars destruens de la crítica del capitalismo). E incluso
tiene utilidad política en la coyuntura actual: el carácter genérico del
lenguaje como facultad humana distribuida por igual entre todos los seres
humanos es portador de un universalismo que es el mejor antídoto contra
cualquier forma de racismo, xenofobia y concepción reductora de la
identidad. Y nadie negará que, en la coyuntura política actual, ese
universalismo es un componente central de un programa socialista. Así
pues, el irenismo lingüístico de la posición 1a es la expresión de un
comunismo tristemente ausente en la coyuntura actual, pero por el que
merece la pena luchar.
La posición 1b está implícita en el estatus concedido a la posición 1a,
una situación que deseamos fervientemente pero que aún no existe. La
lengua, en su función actual, es la imagen de la sociedad tal como es. El
agón de la lucha lingüística es la imagen de la lucha de clases. La verdad
del diálogo no se encuentra en el intercambio pacífico de argumentos
racionales (de los que nuestras discusiones académicas deberían ser, pero
no suelen ser, ejemplos de primer orden), sino en las obras de Pinter,
donde la máxima agonística de la cantidad que he mencionado antes se
actualiza de forma espectacular: los personajes hablan sin parar para
reducir a sus oponentes a una furia muda, o permanecen en silencio, como
psicoanalistas, para obligar a sus oponentes a seguir hablando con el fin de
obtener una respuesta, una demanda que, como todas las demandas, está
condenada a no ser satisfecha. Volvemos a la conciencia de Lenin de la
importancia de la consigna adecuada para influir en la coyuntura política,
y a la afirmación de Deleuze y Guattari de que la forma original de la
frase no es la frase declarativa como portadora de información, sino lo que
ellos llaman la "palabra de orden" (mot-d'ordre) como portadora de
fuerza11. Por tanto, podríamos inclinarnos a abordar el lenguaje no a través
de los conceptos habituales (langue, sincronía, etc.), sino a través de conceptos
creados por analogía con los conceptos del materialismo histórico, como
formación lingüística (en lugar de langue) o coyuntura lingüística (en
lugar de sincronía o diacronía). Por supuesto, la cuestión principal es que
ambas posturas, 1a y 1b, deben tomarse conjuntamente, aunque sean
contradictorias. Su oposición estricta oculta una forma de complicidad: el
diálogo es evidentemente a la vez irénico (me dirijo a mis lectores con al
menos un intento de irene) y agonístico (recuerda tu última reunión de
departamento) - será nuestra tarea pensar esta oposición en la unidad de
una contradicción.
¿Hay algo en la posición 2a, el lenguaje como sistema, que interese al
socialista? Lo hay, al menos en la versión de Saussure del carácter
sistemático de la lengua. Para Saussure, la langue, como hemos visto, es una
entidad social: el sistema es exterior al hablante individual y le precede, por
lo que debe aprenderlo
Así pues, el socialista parece poder elegir entre las cuatro posiciones que
he esbozado, lo que huele a eclecticismo, una actitud epistemológica que
hay que deplorar firmemente. Pero este socialista, al ser de tendencia
marxista, está acostumbrado a pensar posiciones aparentemente
incompatibles bajo la unidad de una contradicción. En el caso de la
filosofía del lenguaje, la contradicción intentará pensar la unidad de los
dos polos opuestos de langue y parole. Y de hecho podemos desarrollar una
concepción del lenguaje desde dos direcciones opuestas. Si partimos de la
langue, es decir, de lo social y colectivo, o de lo universal (como en la
gramática universal de Chomsky, que no es más que una generalización de la
langue saussureana), no tendremos dificultad en pensar el sistema como un
conjunto de reglas y principios que capturan al hablante en una red de
restricciones posibilitadoras. Pero no nos resultará fácil pensar el cambio
histórico (aparte del desarrollo estructural del sistema, que no explica el
cambio lingüístico corriente). Y no nos resultará fácil pensar en cualquier
forma de variación, desde la variación colectiva de dialectos divergentes
Harris is a fellar who likes to play ladeda, and he like English customs
and things, he does be polite and say thank you and he does get up on the
bus and the tube to let woman sit down, which is a thing even them
Englishmen don’t do. And when he dress, you think is some Englishman
going to work in the city, bowler and umbrella, and briefcase tuck under
the arm, with The Times fold up in the pocket so the name would show,
and he walking upright like if he is alone who alive in the world. Only
thing, Harris face black.22
La pregunta que me gustaría formular es: ¿en qué lengua está escrito este
texto? La respuesta inmediata es que está escrito en alguna forma de inglés,
ya que no tenemos problemas para entender el pasaje. Pero no se trata en
absoluto de un inglés estándar (a menudo nos encontramos con frases como
"He had was to go to court" que, en mis treinta años como profesor de
inglés, habría subrayado en rojo petulante). El propio Selvon afirma que
empezó a escribir su novela en inglés estándar, pero que "no funcionó". ¿Es
el texto, entonces, un ejemplo de criollo trinitense (Selvon nació y se crió
en Trinidad)? He aquí un ejemplo de dicho criollo: "Im no ben kom "23 -
una frase que obviamente necesita traducción: "él o ella no vino". No es,
pues, el dialecto en el que escribe Selvon. Así que la única respuesta es
que el texto está escrito en un idiolecto literario, el resultado de una fusión
(o un choque) de dialectos, la creación de un hablante interpelado por más
de un idioma, que los contrainterpela a su vez enfrentando uno contra otro.
Y el logro literario de esa contrainterpelación, del estilo de Selvon, es
considerable. Sin duda habrán notado cómo la postura de Harris se ve
desinflada por la presunción literaria de la última frase, un truco retórico
que es posible gracias al idiolecto de Selvon, en su distanciamiento del
inglés estándar (compárese la versión estándar bastante insulsa, o al menos
más suave, "The only thing is that Harris’s face is black").
Conclusión
Notas
1 Jacques Rancière, La Mésentente (París: Galilée, 1995), 19ss.
2 Joseph V. Stalin, "Marxism and Linguistics", en The Essential Stalin, ed. Bruce Franklin
(Londres: Croom Helm, 1973 [1950]).
3 Jürgen Habermas, The Theory of Communicative Action (Londres: Heinemann, 1984).
4 Paul Grice, "Logic and Conversation", en Studies in the Way of Words (Cambridge,
Mass.: Harvard University Press, 1981), 22-40; Jean-Jacques Lecercle, Philosophy of
Nonsense (Londres: Routledge, 1994), 72-81.
5 Jean-Claude Milner, For the love of: Language, Discourse, Society (Londres: Macmillan, 1989).
6 Raymond Williams, Keywords (Londres: Fontana, 1976); Marxism and Literature
(Oxford: Oxford University Press, 1977), 21-44.
7 Véase Lucien Sève, Structuralisme et dialectique (París: Editions Sociales, 1984), 240.
8 Jean-Jacques Lecercle, A Marxist Philosophy of Language (Leiden: Brill, 2006), 139.
9 Sobre la relación entre lo común y el comunismo, véanse Jean-Luc Nancy y Jean-
Christophe Bailly, La confrontation (París: Bourgois, 1994) y Pierre Dardot y Christian
Laval, Commun (París: La Découverte, 2013).
10 Véase la obra del marxista vietnamita Tran Duc Thao, Recherches sur l'origine du langage et
de la conscience (París: Editions Sociales, 1973).
11 Véase Gilles Deleuze y Félix Guattari, A Thousand Plateaus, trad. y prólogo de Brian
Massumi (Minneapolis: University of Minneapolis Press, 1987).
12 Sobre este concepto, que se basa en una lectura de la sexta tesis de Marx sobre
Feuerbach ("la esencia humana es la totalidad de las relaciones sociales"), véase la obra
de Lucien Sève, Marxisme et théorie de la personnalité (París: Editions Sociales, 1969),
su introducción a la obra de
L.S. Vygotsky, Histoire du développement des fonctions psychiques supérieures (París: La Dispute,
2014) y el segundo volumen de "L'homme?" (París: La Dispute, 2008).
13 Sobre Althusser y Gramsci, véase Peter Thomas, The Gramscian Moment (Leiden: Brill, 2009).
14 Pierre Bruno, "Psychanalyse et anthropologie", en Catherine Clément, Pierre Bruno y
Lucien Sève, Pour une critique marxiste de la théorie psychanalytique (París: Editions Sociales,
1973), 76. Traducción del autor.
15 Anon (L. Althusser), "Vive le léninisme", en Cahiers Marxistes-Léninistes, vol. 9/10
(1966): 2-50.
16 Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism
(Londres: Verso, 1983).
17 Salikoko Mufwene, The Ecology of Language Evolution (Cambridge: Cambridge University
Press, 2001).
18 Véase, por ejemplo, David Crystal, English as a Global Language (Cambridge:
Cambridge University Press, 1997) y Nikolas Coupland (ed.), The Handbook of
Language and Globalisation (Chichester: Wiley-Blackwell, 2013).
19 Robert Phillipson, Linguistic Imperialism (Oxford: Oxford University Press, 1992). Para
una alternativa al imperialismo lingüístico en el concepto de "bilenguajear", véase W.D.
Mignolo, Local Histories/Global Designs (Princeton: Princeton University Press, 2000).
20 Véase Pierre Bourdieu, Ce que parler veut dire (París: Fayard, 1982).
21 Louis Althusser, Essays on Ideology (Londres: Verso, 1984).
22 Sam Selvon, The Lonely Londoners (Londres: Penguin, 2006 [1956]), 103.
23 Citado en Mufwene, The Ecology of Language Evolution, 70.