Una Fe Que Obra - Pastor Bohr

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SERIE: JUSTIFICACIÓN POR LA FE

UNA FE QUE OBRA

Apocalipsis 12.17  Guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Apocalipsis 14.2  Guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

Estas características llegan a formar parte del propio ser del pueblo remanente.

Ahora vamos a estudiar sobre dos errores que han atrapado a prácticamente todo el mundo cristiano.

 Sobre los mandamientos.


 Sobre la fe de Jesús.

Estos son dos puntos que nos mantienen en equilibrio en nuestra vida cristiana. Si hablamos solo de uno
de los dos puntos, tenemos problemas. Es necesario vincular ambos puntos. Son dos cosas distintas. Uno
es el poder y el otro es el fruto o resultado del poder.

Veamos como EGW captó estos dos errores.

CS, 629.

“Un estudio de la Biblia hecho con oración mostraría a los protestantes el verdadero carácter del papado y
se lo haría aborrecer y rehuir; pero muchos son tan sabios en su propia opinión que no sienten ninguna
necesidad de buscar humildemente a Dios para ser conducidos a la verdad. Aunque se enorgullecen de su
ilustración, desconocen tanto las Sagradas Escrituras como el poder de Dios. Necesitan algo para calmar
sus conciencias, y buscan lo que es menos espiritual y humillante. Lo que desean es un modo de olvidar a
Dios, pero que parezca recordarlo. El papado responde perfectamente a las necesidades de todas esas
personas. Es adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo: los que quisieran
salvarse por sus méritos, y los que quisieran salvarse en sus pecados. Tal es el secreto de su poder”.

Vemos dos errores, dos extremos. Los que se quieren salvar por sus obrar o méritos, por otro lado los que
quieren salvarse en sus pecados, sin preocuparse por la ley o las obras. Por un lado se preocupan sólo por
la ley y por el otro, se preocupan sólo la gracia y la fe. Pero la IASD ha sido llamada para conectar y vincular
correctamente la gracia y la ley.

Al final de la historia habrá dos grupos: el de los salvos con las dos características que ya nombramos y los
impíos con otras dos características también.

Salvos Impíos

 Guardan los mandamientos  Creen que se salvan por guardar sólo la ley
 Guardan la fe de Jesús Dios
 Creen que se salvan por guardar sólo la fe
de Dios

Estudiemos desde la perspectiva de un libro que ha sido ignorado por muchos, incluso por la iglesia
adventista. Se trata del libro de Santiago.

Relación entre mandamientos de Dios y la fe de Jesús

Al leer los siguientes dos textos parece haber una contradicción irreconciliable.

Romanos 3.28
Así que, concluimos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.

Cuando Martín Lutero leyó esto dijo: Amén.


1
Santiago 2.24
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Martín Lutero no quería a este libro. Lo llamaba la epístola de paja.

Cómo reconciliamos estas dos ideas. Veamos.

1 MS, 442.

“Si bien es cierto que las buenas obras no salvarán ni a una sola alma, sin embargo es imposible que una
sola alma sea salvada sin buenas obras”.

No somos salvos por obras pero tampoco somos salvos sin obras.

Hablemos sobre Santiago: en su libro él está haciendo una corrección de una terrible tergiversación que se
ha hecho del Apóstol Pablo. Pablo y Santiago no se enfrentar sino que están del mismo lado. Los dos están
peleando contra dos enemigos del evangelio de Cristo. Pablo lucha contra aquellos que creen que se
pueden salvar por obras. Santiago lucha contra quienes creen que se pueden salvar sólo por gracia y sin
obras. Ellos exponen lo mismo del espíritu de profecía. Pablo dice: no somos salvos por y Santiago dice: No
somos salvos sin. No hay ninguna contradicción.

Los enemigos de Pablo y Santiago – Visión de la palabra “obras”

Para Pablo y para Santiago la palabra obra tiene una definición obra diferente. No significa lo mismo para
Pablo que para Santiago. Tenemos que entender esto.

Para Pablo, “obras”, es una palabra negativa, en el contexto de Romanos. Él está hablando a los judíos de
su época. Ellos creían que tenían que guardar toda la ley para que Dios lo salvara. Ponían la salvación en
orden incorrecto. Ellos decían:

Hacer obras (cumplir la ley de Dios)  Salvación

Es decir, para Pablo “obras” son obras malas, obras que hago previas a mi salvación, para manipular a Dios
para que me salve. Es decir, yo hago buenas obras y luego le digo a Dios que me tiene que salvar porque
me he portado bien. Este es el error contra el cual lucha Pablo, contra gente que está muy bien
externamente pero cuyo corazón está muy lejos de Dios (Mateo 23 – sepulcros blanqueados). Está
peleando contra quienes creen que pueden salvar por ser “buenos”.

Por eso Pablo les dice: no ere salvos por obras sino por la gracia a través de la fe.

Para Santiago se define como aquello que fluye dela salvación, es algo positivo. Para Santiago era así.

Salvación  Obras

Santiago se enfrentaba a aquellos que decían que se podían salvar sin obras, salvarse en sus pecados.

La generación final de Dios tendrá en equilibro la fe y las obras. Tendrá en equilibrio la gracia y los
mandamientos.

Pablo nos dice cómo podemos salvarnos y Santiago nos dice cómo debe vivir uno que ha sido salvo. Es decir
que no se contradicen, luchan en contra de dos diferentes enemigos, pero desde el mismo lado.
Recordemos la historia del publicano y el fariseo.

El problema que ataca el apóstol Pablo se puede ilustrar así:

Supongamos que tenemos un árbol de manzanas en el patio de nuestra casa. Este árbol no ha producido
manzanas nunca. Los vecinos nos preguntan si les convidamos manzanas, pero pasamos vergüenza porque
no tenemos qué mostrarle a nuestros vecinos.
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Entonces, un día vamos al supermercado y compramos un rollo de hilo y manzanas. Luego vamos al patio,
donde está el manzano, y comenzamos a colgar manzanas. Entonces el vecino mira el árbol y no felicita
por las lindas manzanas que tenemos en nuestro árbol, ante ellos quedamos re bien.

Este es el problema de los fariseos a los que les hablaba Pablo. Tenían muchas obras artificiales, y cuando
los hombres los veían decían: Qué hombres tan piadosos. Es la clase de fruto que ataca Pablo. En tanto que
Santiago dice: Un buen árbol siempre producirá fruto. No será necesario colgarle fruto.

Muchos adventistas quizás le estemos colgando manzanas a nuestro árbol. Pero recordemos: somos salvos
por gracia a través de la fe, para buenas obras.

Volvamos a Santiago. Él lucha contra gente que tergiversó los dichos de Pablo. Gente que dice que solo
basta creer y no importa lo que hagamos. Basta tener la ortodoxia para salvarse. Santiago dice que esa idea
no es verdadera, es una mala comprensión del apóstol Pablo. Él dice que la fe genuina produce fruto,
buenas obras.

El problema en los días de Santiago

Notemos cuál es el problema que llevó a Santiago a escribir esto.

Santiago 1.22-27

Los judíos no tenían problema con el hacer. Eran muy hacedores.

Si alguno oye la Palabra y no la pone por obra: este era el problema que enfrentaba Santiago.

Pablo decía, no necesitamos producir obras para que Dios nos salve. Pero la gente había cambiado esto.

La generación final tendrá la recomendación de Pablo pero también la fe Santiago.

Santiago 2.1-5

No tengáis la fe de nuestro Señor Jesucristo glorioso en acepción de personas: la correcta traducción es


“tened la fe Jesús en no hacer acepción de personas”.

La gente en los días de Santiago estaba haciendo acepción de personas. Eran parciales en su amor. Esta
gente es la que creía que tenía gran fe. Santiago les dice que la que ellos tienen no es genuina porque la fe
verdadera, la fe de Jesús no hace acepción de personas.

Santiago 2.14
Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

¿Podrá la fe salvarle?: mejor traducción es “¿Podrá dicha/tal fe salvarle?”, así dice el original griego.
Recordemos Mateo 7.21 (no todo el que me dice…)

La prueba de que tengo fe se manifiesta en las obras de mi vida y no solamente en decir que tengo fe.

Santiago 2.15-17

Ante esta situación de nada vale que tengamos toda la fe del mundo. Luego Santiago va a dar una ilustración
del espíritu y el cuerpo para aclarar por qué la fe sin obras es muerta.

¿De cuánto valor es el espíritu sin el cuerpo? De nada. ¿De cuánto valor es el cuerpo sin el espíritu? De
nada. ¿Cuándo es que el espíritu y el cuerpo tienen valor? Cuando se unen. Santiago dice que si alguien
dice que tiene fe y no tiene obras es como tener un cuerpo sin espíritu. El espíritu y el cuerpo van juntos.
La fe y las obras van juntas.

Santiago 2.18

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Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

La verdadera fe se muestra por nuestras obras. Pero muchos piensan que las obras nada tienen que ver
con la salvación. Pero estas son la evidencia de la salvación en mi vida. Si yo no hablo diferente, si yo no
actúo diferente, si no como diferente entonces hay un problema con mi fe, la gracia no ha alcanzado mi
corazón.

Santiago 2.19

Tú crees que Dios es uno: esta es la confesión central del judaísmo, viene de Deuteronomio 6.4, se llama el
Shema. Pero el Diablo también sabe que el Dios es uno.

La salvación no viene solo por dejar de hacer el mal sino por hacer el bien. La religión de Cristo es acción,
de hacer.

Esto quiere decir que si yo tengo sólo conocimiento intelectual de las doctrinas pero no conocemos a Cristo,
no somos mejores que los mismos demonios.

Santiago 2.20-21

¿Pablo en sus escritos usa mucho el ejemplo de Abraham? Sí. Lo usa como ejemplo de que tuvo fe y le fue
contada por justicia. Pero hay un detalle interesante en la forma que Pablo y Santiago usan el ejemplo de
Abraham.

 Pablo: usa al principio, cuando Dios lo llamó y Abraham tuvo fe.


 Santiago: usa al final, cuando Dios lo llamó para sacrificar a Isaac.

Pablo nos dice Abraham fue originalmente salvo por creer en Dios y Santiago nos dice cómo vivía Abraham
por haber tenido la fe que tenía. La fe de Abraham se manifestó en obras. Una fe que obraba.

Santiago 2.22-23

La fe en sí misma es imperfecta, dice Santiago. No sería suficiente si la generación final dijera que sólo tiene
la fe de Jesús. Ellos tienen una fe que guarda los mandamientos de Dios. Lo que le da cuerpo a la fe son las
obras.

La fe es el poder propulsor, cuando la fe propulsa las obras siguen. Son dos caras de una misma moneda.
La hermana EGW habla de los dos remos de un bote. Para que el barco avance necesito los dos remos.
Necesito la fe y las obras.

La fe que obra, la fe que es perfeccionada por las obras es a la que se refieren Pablo y Santiago. Uno habla
de la raíz de la salvación y el otro habla del fruto de la salvación. Para que árbol produzca fruto ¿necesita
raíz? Sí. Si tiene raíz y es un árbol sano va a producir fruto. No hay contradicciones entre la raíz y el fruto.

Fue llamado amigo de Dios: somos amigos de Dios cuando tenemos una fe que obra.

Santiago 2.24-26

Las obras genuinas comprueban que la fe es genuina. Es decir que la persona cuya vida no ha cambiado no
ha venido la salvación a su alma. Pablo dice: Somos salvos por fe. Santiago dice: Seremos juzgados por
obras.

1° Juan 3.17-18

Habla de obras producto de nuestra fe, obras semejante a las de Cristo.

PE, 227-228.

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“La iglesia no es ahora el apartado y peculiar pueblo que era cuando los fuegos de la persecución estaban
encendidos contra ella. ¡Cuán empañado está el oro! ¡Cuán transmutado el oro fino! Vi que si la iglesia
hubiese conservado siempre su carácter peculiar y santo, todavía permanecería en ella el poder del Espíritu
Santo que recibieron los discípulos. Sanarían los enfermos, los demonios serían reprobados y echados, y la
iglesia sería potente, y un terror para sus enemigos”.

“Vi una numerosa compañía que profesaba el nombre de Cristo, pero Dios no la reconocía como suya. No
se complacía en ella. Satanás asumía carácter religioso y estaba dispuesto a que la gente se creyese
cristiana; y hasta estaba también ansioso de que creyeran en Jesús, en su crucifixión y resurrección. Satanás
y sus ángeles creen todo esto ellos mismos y tiemblan. Pero si la fe del cristiano no le mueve a buenas obras
ni induce a quienes la profesan a imitar la abnegación de Cristo, Satanás no se conturba, porque como
entonces los cristianos lo son sólo de nombre y sus corazones continúan siendo carnales, él puede
emplearlos en su servicio mucho mejor que si no profesaran ser cristianos. Ocultando su deformidad bajo
el nombre de cristianos, pasan por la vida con sus profanos temperamentos y sus indómitas pasiones. Esto
da motivo a que los incrédulos achaquen a Cristo las imperfecciones de los llamados cristianos, y
desacrediten a los de pura e inmaculada religión”.

“Los ministros ajustan sus sermones al gusto de los cristianos mundanos. No se atreven a predicar a Jesús
ni las penetrantes verdades de la Biblia, porque si lo hiciesen, estos cristianos mundanos no quedarían en
las iglesias. Sin embargo, como la mayor parte de ellos son gente rica, los ministros procuran retenerlos,
aunque no sean más merecedores de estar en la iglesia que Satanás y sus ángeles. Esto es precisamente lo
que Satanás quería. Hace aparecer la religión de Jesús como popular y honrosa a los ojos de los mundanos.
Dice a la gente que quienes profesan la religión recibirán más honores del mundo. Estas enseñanzas
difieren notablemente de las de Cristo. La doctrina de él y el mundo no pueden convivir en paz. Quienes
siguen a Cristo han de renunciar al mundo. Las enseñanzas halagadoras provienen de Satanás y sus ángeles.
Ellos trazaron el plan, y los cristianos nominales lo llevaron a cabo. Enseñaron fábulas agradables que las
gentes creyeron fácilmente, y se agregaron a la iglesia pecadores hipócritas y descarados. Si la verdad
hubiese sido predicada en su pureza, pronto habría eliminado a esa clase. Pero no hubo diferencia entre
los que profesaban servir a Cristo y los mundanos. Vi que si la falsa cubierta hubiese sido arrancada de
sobre los miembros de las iglesias, habría revelado tanta iniquidad, vileza y corrupción que el más tibio hijo
de Dios no habría vacilado en llamar a esos profesos cristianos por su verdadero nombre: hijos de su padre,
el diablo, cuyas obras hacían”.

“Jesús y toda la hueste celestial miró con desagrado la escena; sin embargo Dios tenía para la iglesia un
mensaje que era sagrado e importante. Si se lo recibía, produciría una reforma cabal en la iglesia, haciendo
revivir el testimonio vivo que eliminaría a los hipócritas y pecadores, y devolvería a la iglesia el favor de
Dios”.

No hay un tema que haya causado más conflicto en la iglesia que el tema de la justificación por la fe, pero
no es un tema difícil de entender. Hay que relacionar correctamente a Pablo y Santiago.

Leamos dos pasajes para concluir.

Efesios 2.8-9

Este texto es el favorito de los evangélicos. Pero hay que leer el versículo 10.

Versículo 10. Somos creados para buenas obras. Pero para producir buenas obras necesitamos ser creados
de nuevo. Somos re creados por la gracia a través de la fe. Para luego producir buenas obras, ya preparadas
por Dios.

Pablo tiene el orden corrector.

Tito 3.3-7

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Hasta aquí ha hablado de la justificación. Pero notemos el versículo 8. No podemos producir buenas obras
por nosotros mismos. Pero cuando Cristo entra a nuestro corazón, Él produce en nuestra vida las buenas
obras que son aceptables ante Dios. No porque nosotros las hallamos producido sino porque el Espíritu de
Dios habita en nosotros y las produce.

Lo que tenemos que hacer es invitar a Cristo a entrar en nuestro corazón. Entonces las obras vienen solas,
se producen naturalmente, por naturaleza (naturaleza que cambió Cristo).

No será necesario que le estemos diciendo al árbol – Produce manzanas, No te olvides de dar manzanas,
Ya llegó la hora de las manzanas. No. Muchas veces con los jóvenes se hace esto: Has esto, no hagas aquello.
Se los amonesta. Cuando lo que tenemos que hacer es llevar sus corazones a Cristo. ¿Le decimos que
queremos orar con ellos? ¿Oramos pro ellos? ¿Estudiamos la Biblia con ellos? ¿Les conseguimos su folleto
de escuela sabática? ¿Le brindamos cultos? Cuando los jóvenes vengan a Cristo, cuando Él entre en sus
vidas, entonces las TV se apagarán, la música secular se irá, su lenguaje cambiará, sus acciones de
modificarán. Vivirán distinto.

¿Aceptamos a Jesús dentro de nuestro corazón?

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