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Fisiopatologia ciclo formativo de grado superior
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Tema 3

RECONOCIMIENTO DE
LOS TRASTORNOS
INMUNITARIOS
El conjunto de mecanismos que posee un individuo
para enfrentarse a la invasión de cualquier cuerpo
extraño y hacer frente a la aparición de tumores
Factores desencadenantes de respuesta inmunitaria

- Factores extrínsecos biológicos (virus, hongos, parásitos, bacterias)


- Factores extrínsecos no biológicos (sustancias químicas)
- Factores intrínsecos anómalos (tumores)
- Factores intrínsecos normales (células o tejidos normales en el cuerpo)
Tipos de inmunidad

natural, inespecífica o innata


específica o adaptativa

primer mecanismo de defensa adquiere durante el crecimiento


activo de nuestro organismo

pasiva, adquirida a corto plazo y de activa, desarrollada para tener una


duración corta permanencia mayor en el organismo, a
veces incluso de por vida.
El sistema inmunológico o
inmune, es una red de órganos,
tejidos, células y moléculas
distribuidos por todo el cuerpo
cuya función es reconocer
sustancias extrañas a nuestro
organismo y defendernos de ellas.

También reconoce y destruye


células anormales que derivan de
tejidos de nuestro propio
organismo (células tumorales).
Esta capacidad se denomina
inmunidad.
El sistema inmunológico existe desde el nacimiento, pero
durante el desarrollo va madurando y consolidándose, de
modo que en las últimas décadas de vida disminuye su
eficacia.

Las células y moléculas que participan en la defensa inmune


llegan a la mayor parte de los tejidos por el torrente
sanguíneo, que abandonan atravesando las paredes de los
capilares. Para regresar, utilizan el sistema linfático.
¿Qué es un antígeno?

Los antígenos son moléculas extrañas


al organismo capaces de generar una
respuesta inmune, es decir, capaces de
desencadenar una serie de eventos
sobre el sistema inmune al objeto de
defender la integridad biológica del
individuo frente a cualquier agresión
(estímulo antigénico).
No todo el antígeno se
une al anticuerpo; sino
únicamente una
pequeña parte, el
determinante antigénico
o epítopo. La zona del
anticuerpo que se une al
epítopo se denomina
paratopo.
En ocasiones, el antígeno puede unirse a un anticuerpo, pero sin
provocar respuesta inmune. Estos son moléculas con actividad
antigénica pero sin actividad inmunogénica. Estas moléculas reciben el
nombre de haptenos. Si un hapteno se une a una proteína grande
produce inmunogenicidad.

Se llama inmunogenicidad a
la capacidad que tiene un
antígeno de activar el
sistema inmunitario e inducir
una respuesta inmune.
Los antígenos pueden ser todo tipo de moléculas biológica (proteínas,
fosfolípidos, ácidos nucleicos, etc.), como, por ejemplo, las toxinas, o que
formen parte de:

- Microorganismos: virus, bacterias, parásitos pluricelulares y hongos, que


pueden producir enfermedades infecciosas.

- Células de crecimiento anómalo que pueden dar lugar a tumores.

- Tejidos u órganos trasplantados.


Las defensas del organismo son barreras naturales: si se
supera la primera defensa el organismo activará una inmunidad
natural y una inmunidad específica. La primera defensa del
cuerpo son las barreras naturales en contacto con el exterior
(piel, mucosas y secreciones) que defienden el organismo. Las
barreras naturales pueden ser físicas, químicas o biológicas.
- Piel. Se trata de un tejido prácticamente impenetrable por los microorganismos.
También la descamación de la piel actúa como defensa. De este modo, al
alterarse la anatomía normal de la piel (como sucede en las quemaduras), se hace
más fácil la adquisición de infecciones.

- Mucosas. Al producir enzimas, secreciones gástricas (ácidas) y duodenales


(alcalinas), movimientos peristálticos intestinales, etc.,se oponen a la entrada de
gérmenes.

- Sustancias químicas en fluidos corporales. La lisozima salival o de las lágrimas, el


cerumen del conducto auditivo externo, los ácidos grasos del sudor, etc., son
también barreras de protección.

- Microbiota intestinal.
2. Tipos de inmunidad. Inmunidad natural y
específica
Inmunidad natural, inespecífica o innata

Es el primer mecanismo de defensa activo contra patógenos.


No requiere reconocimiento del antígeno ni sensibilización
previa, presentando una rápida respuesta ante un gran número
de antígenos. Además, no es modificado por la exposición
repetida al agente pues no tiene memoria inmunológica.
En el momento en el que un microorganismo atraviesa las
barreras anatómicas se produce la inflamación, mediada por:

Células fagocíticas.
Por ejemplo, los
neutrófilos,
macrófagos y los
linfocitos natural killer
(NK). Capturan
partículas con fines
de defensa, mediante
la emisión de
seudópodos.
El complemento. Conjunto
de 21 proteínas
plasmáticas que actúan
mediante reacción en
cascada y se fijan
finalmente sobre la pared
de células ajenas al
organismo como las
bacterias, a las que
destruye
Interferón. Moléculas de
naturaleza proteica
segregadas por las células
infectadas por virus. Al ser
captadas por células
adyacentes, estimulan la
síntesis de enzimas
antivirales que inhiben la
replicación del ADN o ARN
vírico y evitan la proliferación
viral. También pueden inhibir
la síntesis de proteínas o
activar a las células NK para
destruir las células
infectadas.
Si esta barrera no es suficiente y el antígeno
consigue superar esta defensa, se pone en marcha
la respuesta inmune específica.
Inmunidad específica o adaptativa

Se adquiere durante el crecimiento, desarrollándose únicamente frente a


una sustancia específica que provoca su iniciación, ya sea por contacto
directo o bien por administración de vacunas (creadas a partir de
agentes infecciosos inactivados o fragmentos antigénicos inductores de la
respuesta inmune que producen inmunidad contra el agente causal).
Su respuesta es más lenta que la inmunidad natural, y recuerda el contacto
previo con el agente invasor. Esto hace que posea memoria
inmunológica, reaccionando más rápidamente y de manera más
contundente en posteriores contactos con el antígeno
Existen dos modalidades de respuesta adaptativa:

Humoral.Es mediada
por linfocitos B y
conduce a la síntesis de
inmunoglobulinas que
se unen a los antígenos
que indujeron su
producción.
Celular. Es producida por
los linfocitos T cuya función
es la producción de
citoquinas o linfocinas y, en
algunos casos, la citólisis del
cuerpo extraño.
Actividad:
1. ¿Por qué está formado el sistema inmunitario? ¿Cómo actúa?
2. ¿Cuáles son las defensas externas del organismo? Descríbelas
3. ¿Cuáles son las defensas inespecíficas más importantes? Explícalas.
4. ¿En qué consisten las defensas específicas? ¿Qué es un antígeno? ¿Y un
anticuerpo?
5. ¿Cómo se consigue inmunidad natural frente a una enfermedad?
3. Componentes del sistema inmunitario
Hay dos tipos de elementos presentes en el sistema inmunitario:
elementos celulares y elementos humorales.
Elementos celulares
Derivan de las células pluripotenciales de la médula ósea
Actividad: esquema
Elementos humorales
Lisozimas: enzimas
proteolíticas
Inmunoglobulinas o anticuerpos

Citocinas
Sistema del complemento
Inmunoglobulinas o anticuerpos
Son proteínas globulares de elevado peso
molecular, formadas por dos cadenas H
(pesadas) y dos cadenas L (ligeras). Se unen
por puentes disulfuro, uno entre cada
cadena L con la correspondiente H y dos
entre las cadenas H. En cada cadena proteica
existen radicales glucídicos que fabrican
anticuerpos contra los antígenos.Existen
dos tipos de cadenas L (λ y κ) y cinco tipos de
cadenas H (α, δ, ε, γ y μ), nombradas por
letras griegas y que originan los cinco
isótopos de inmunoglobulina que existen (A,
D, E, G y M).
Las cadenas H y L tienen una región variable (V) y una región constante (C).
La primera reconoce al antígeno y se une a él, pues contiene al paratopo. La
segunda se une a las células del sistema inmunitario para activarlas. En las
cadenas H hay una zona llamada región bisagra, flexible y capaz de producir
distintos ángulos entre las regiones V y C, así como entre los brazos de la
inmunoglobulina.

Están producidas por linfocitos B y son capaces de identificar y neutralizar


antígenos. Se encuentran en líquidos biológicos (lágrimas, saliva, leche
materna…) o en las membranas de los propios linfocitos B que las producen,
actuando como receptores de antígenos.
Actividad:
¿Qué son las inmunoglobulinas?

¿Cuantos tipos hay?

¿Qué función tiene cada una de ellas?


La principal función de los anticuerpos es reconocer y unirse al antígeno para su
destrucción. Para ello, el dominio constante de la inmunoglobulina puede activar
los siguientes mecanismos:

- Activación del sistema del complemento, que termina con la lisis del
microorganismo.

- Opsonización de los microorganismos. Los anticuerpos se unen al antígeno y


lo presentan a un macrófago para su destrucción.

- Precipitación de toxinas disueltas en el plasma, de modo que pueden ser


destruidas con facilidad por los macrófagos.

- Aglutinación de antígenos en una determinada zona que facilita la acción de


los fagocitos y los linfocitos.

- Activación de linfocitos.
Citocinas
Moléculas proteicas que se secretan por células inmunocompetentes
(fundamentalmente por linfocitos Th y macrófagos activados, aunque también por
polimorfonucleares). La secreción de la citocina se produce al interactuar la célula
con un antígeno específico u otras citocinas. Poseen una vida muy corta y
actúan en concentraciones a nivel de trazas por su elevada afinidad con los
receptores específicos. Son propias tanto en la respuesta inmune natural como
en la específica, teniendo como principal función la modulación de la respuesta
inmunitaria regulando:

- La activación, proliferación y diferenciación de los leucocitos.

- La secreción de anticuerpos y de otras citocinas.


Hay cinco tipos de citocinas:

- Factor transformador de la diferenciación celular (CGF), sobre todo de la


implicada en la diferenciación de las células hematopoyéticas.

- Interleucinas. Sirven como señales de comunicación entre los distintos tipos de


leucocitos.

- Factores estimuladores de colonias (FSC) que inducen la diferenciación de


células inmaduras.

- Factores de necrosis tumoral.

- Interferones que, entre otras acciones, interfieren la replicación viral.


Lisozimas: enzimas proteolíticas
También se denominan muramidasas, y son enzimas ampliamente distribuidas
en el organismo presentándose en lágrimas, saliva, leche materna, moco y en los
gránulos citoplasmáticos de los neutrófilos polimorfonucleares. Actúan de forma
inespecífica contra la pared bacteriana, concretamente contra el peptidoglicano,
que suele estar presente en el 90 % de la pared de bacterias grampositivas y en
el 10 % de la pared de las bacterias gramnegativas. Los anticuerpos y el
complemento tienen la capacidad de aumentar su acción, ya que exponen la zona
más profunda de la pared bacteriana al efecto de la enzima. Esto da como
resultado la penetración de agua en la célula, de modo que se hincha y acaba
por estallar produciéndose la lisis.
Sistema del complemento
Su función es ampliar la acción de los anticuerpos en la destrucción del antígeno.
Su mecanismo de activación comienza con la unión del antígeno con el
anticuerpo, que hace reaccionar en cadena hasta un total de 21 proteínas.
Después de esta reacción se produce una respuesta destructora que amplifica la
respuesta inmunitaria. Circulan por la sangre de forma inactiva hasta su
activación. Tanto los linfocitos T, a excepción de los NK, como los B tienen en
su superficie receptores específicos. Al encontrar un antígeno específico, éste
es procesado y se convierte en una célula plasmática que produce millones de
copias del anticuerpo específico en muy poco tiempo. Estas copias circulan por
el torrente y marcan a los otros antígenos idénticos, que serán destruidos por
otras células inmunes y por el complemento.
Órganos linfoides Médula ósea

Primarios
Timo

Bazo

Secundarios
Nódulos o ganglios linfáticos

GALT

Tejidos del sistema BALT


inmune
MALT
Actividad:
Completa el esquema con las características de cada uno de los órganos.
¿Cómo se
produce la
memoria
inmunológica?
Trastornos del sistema inmune
Los trastornos del sistema inmune se producen por fallos en la discriminación entre los
agentes y células propias del organismo y aquellas que realmente son extrañas, de tal
forma que se establecen tres grandes subgrupos:

- Por respuesta defectuosa. Son las inmunodeficiencias, disfunciones o defectos del


sistema inmune.

- Por respuesta errónea. Es la autoinmunidad, producida por un defecto de regulación en


la respuesta inmunológica normal. En este caso, el sistema inmunitario reconoce como
extrañas células o moléculas del propio organismo y activa la producción de anticuerpos
que atacan a tejidos del huésped o de linfocitos T que reaccionan con péptidos propios.

- Por respuesta excesiva. También conocida como hipersensibilidad, es una respuesta


inmune exagerada frente a antígenos que resultan inocuos y ante los que reaccionan los
individuos previamente sensibilizados (polen, frutos secos, fármacos, etc.). Producen una
alteración hística que, en los casos graves, puede complicarse hasta la muerte.
Inmunodeficiencias
Inmunodeficiencias congénitas Son causadas bien por déficit o bien por disfunción. En la
actualidad se han descrito más de 100, que van desde anomalías benignas hasta
deficiencias incompatibles con la vida. Un ejemplo de los más graves es la conocida como
inmunodeficiencia severa combinada, que es la que desarrollan los llamados “niños
burbuja”. Entre las más comunes se encuentran las disfunciones de los linfocitos B y la
ausencia de anticuerpos, cuyo tratamiento se realiza mediante la administración de
inmunoglobulinas. También, aunque de forma más esporádica, se pueden producir por
disfunciones de los linfocitos T, que se relacionan con infecciones virales. Estas suelen
provocar infecciones de repetición, siendo frecuentes los antecedentes familiares en la
historia clínica. Su tratamiento puede realizarse mediante administración de
gammaglobulinas humanas como tratamiento sustitutivo, pero en los pacientes más graves
se requiere un trasplante de médula ósea histocompatible.
Inmunodeficiencias adquiridas Producidas por múltiples causas, entre las que
destacan los agentes infecciosos (VIH), enfermedades neoplásicas con
iatrogenia de la profilaxis (quimioterapia y radioterapia), defectos
nutricionales, intoxicaciones (alcohol u otras drogas), extirpación de órganos
linfoides (amígdalas y bazo) y quemaduras extensas. Su tratamiento
dependerá de la etiología de la inmunodeficiencia. Entre las inmunodeficiencias
adquiridas más conocidas destaca el SIDA, causado por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), que destruye los linfocitos T colaboradores y
macrófagos combinándose con su ADN para replicarse y generar nuevos virus.
Autoinmunidad
Tienen múltiples factores desencadenantes, pese a que poseen un importante
componente genético:

- Agentes infecciosos. Hay organismos que desarrollan determinadas proteínas


antigénicas similares a proteínas propias y que dan lugar a una reacción cruzada.
Es el mecanismo típico de la diabetes tipo 1 o la enfermedad de Crohn.

- Sustancias químicas y algunos fármacos. Ejemplos como la hidralazina o la


procainamida pueden llegar a alterar la estructura de determinadas proteínas
propias creando neoantígenos.

- Factores hormonales. Son más usuales en mujeres que en varones.


Existen tres tipos de autoinmunidad, clasificadas en:

- Sistémicas. Afectan a varios órganos diferentes (lupus eritematoso sistémico,


artritis reumatoide, esclerodermia…).

- Específicas de órgano.Miastenia gravis o tiroiditis de Hashimoto.

- Mixtas.Hepatitis autoinmune o síndrome de Sjógren. Para tratarlas, se busca


disminuir o anular las reacciones erróneas y anómalas a través del uso de
fármacos, si bien las investigaciones apuntan a que el futuro de su curación será
la terapia genética.
Hipersensibilidad
Hipersensibilidad tipo I: alergia, atopia o anafilaxia Mediada por la IgE.

Cuando un antígeno entra en contacto con el sistema inmune, se produce una sensibilización que provoca, en
las posteriores exposiciones, la producción abundante de anticuerpos de este tipo (mucho más de lo esperado
en una reacción normal). Los complejos antígeno-anticuerpo se adhieren entonces a los mastocitos, y éstos
desencadenan la liberación de sustancias activas (histamina, serotonina, prostaglandinas…), manifestando la
sintomatología propia de estas patologías:

- Hipotensión y enrojecimiento de la piel por vasodilatación.

- Disnea por broncoconstricción.

- Sintomatología digestiva (náuseas, vómitos, cólicos y diarrea).

Una reacción anafiláctica grave puede suponer un riesgo de muerte al paciente en los primeros minutos tras la
segunda exposición al alérgeno. Ejemplos de este tipo de reacciones son el asma, la urticaria, el edema
angioneurótico, y en cuadros más leves, la rinitis estacional o la dermatitis atópica. Su tratamiento va a depender
de lo grave que sea el cuadro. Así, puede requerir la administración de adrenalina en los casos más graves
(shock anafiláctico, asma severa) o la aplicación de corticoides tópicos en los cuadros leves como dermatitis
atópica. En ocasiones también pueden indicarse vacunas con pequeñas dosis del alérgeno.
Hipersensibilidad tipo II: citotóxica o citolítica

La presencia de antígenos extraños o de autoantígenos puede dar lugar a una


reacción inmune normal que produce anticuerpos tipo IgM o IgG, capaces de
producir este tipo de hipersensibilidad ya que la asociación de estos anticuerpos
con determinados antígenos presentes en las células produce la activación de la
cascada de complemento y su interacción con las células fagocíticas, células
NK y plaquetas que liberan sustancias citolíticas, con la consecuente
destrucción celular. Ejemplos de patologías mediadas por esta reacción son las
reacciones hemolíticas (eritroblastosis fetal por incompatibilidad Rh entre madre y
feto, reacciones postransfusionales o la anemia hemolítica tras la administración
de penicilina).
Hipersensibilidad tipo III: por complejos inmunes

Este tipo de reacción viene regulada por la presencia de complejos antígeno-


anticuerpo circulantes que normalmente son destruidos, pero que en función
del tamaño que alcancen pueden llegar a depositarse en las paredes de los vasos
más pequeños activando la cascada de complemento y causando muerte
celular. Generalmente, los más patógenos son los de tamaño mediano, ya que los
más pequeños pueden ser eliminados por la orina y los de gran tamaño se
detectan con facilidad por las células fagocíticas del sistema inmune. Ejemplos de
patologías que siguen este mecanismo son el «pulmón de granjero», algunas
glomerulonefritis y el lupus eritematoso sistémico.
Hipersensibilidad tipo IV: retardada

Son las reacciones que producen la instauración de lesiones en enfermedades


infecciosas, donde los gérmenes son intracelulares, como los de la tuberculosis
y la brucelosis. Este tipo de hipersensibilidad requiere un periodo de
sensibilización de, al menos, dos semanas. En el segundo contacto con el
antígeno, ya se han producido un gran número de células (mayoritariamente
fagocitos) que se dirigen al lugar de inoculación, de modo que aparece una
reacción inflamatoria rica en linfocitos y macrófagos, en la que no
intervienen anticuerpos. Esta reacción no es inmediata, sino que necesita un
periodo de entre 24 y 72 horas para producirse. Un ejemplo de este tipo de
hipersensibilidad es la prueba diagnóstica de la tuberculosis, que emplea una
intradermorreacción para verificar la presencia del patógeno.
Hipersensibilidad tipo V: estimuladora o neutralizante

En este caso, la hipersensibilidad está mediada por anticuerpos unidos a


receptores hormonales, que inducen el mismo efecto que las hormonas e
inhiben la recepción de los agonistas, produciendo efectos nocivos como la
inflamación (p. ej., miastenia gravis).
5. Inmunización activa y pasiva
La inmunidad específica se va aumentando a lo largo de la vida y se puede
adquirir de forma natural o artificial, activa o pasivamente.

La inmunidad adquirida de forma pasiva suele ser a corto plazo y de corta


duración. La adquirida activamente tiene una permanencia mucho mayor, a
veces de por vida. Las indicaciones para el uso de inmunización pasiva son:

- Déficits en la síntesis de anticuerpos debido a un defecto congénito o adquirido


de células B.

- Exposición a una enfermedad que puede complicarse (paciente con leucemia


expuesto a varicela o sarampión).

- Presencia de una enfermedad donde el anticuerpo puede mejorar o ayudar a


suprimir los efectos de la toxina (como en el caso del tétanos, etc.).
La inmunidad pasiva puede conllevar riesgos como reacciones anafilácticas IgE
específicas o, en otros casos, la enfermedad del suero.
Inmunidad adquirida natural y activamente

Aparece tras padecer una infección. En ocasiones, no es necesario el desarrollo


de todas las fases de la enfermedad, sino que el padecimiento subclínico con
sintomatología inespecífica es suficiente para crear inmunidad. Algunos ejemplos
de enfermedades que pueden producir este tipo de inmunidad son la parotiditis o
varicela.
Inmunidad adquirida natural y pasivamente

Se produce por la transferencia de anticuerpos de la madre al feto durante el


embarazo (IgG) o al neonato en la lactancia materna (IgA).
Inmunidad adquirida artificial y activamente

Es lo que suceden con las vacunas, agentes externos inocuos que el organismo
percibe como dañinos y producen una respuesta inmunológica y una memoria
inmunológica de esa respuesta. La respuesta de estas vacunas no suele ser
inmediata, requieren unos 14 a 28 días para activar la producción de anticuerpos,
aunque su efecto dura permanentemente. Algunos ejemplos son la vacuna de la
polio o la de hepatitis B. Suelen administrarse preventivamente en campañas. El
objetivo es lograr la inmunización completa de la comunidad ante el patógeno, de
modo que éste desaparece cuando se queda sin huéspedes disponibles. Es lo
que ha sucedido, por ejemplo, con la vacunación de la viruela.
Una vacuna ideal presenta cinco características fundamentales:

- Protección. Debe ser efectiva para la detección del microorganismo.

- Duración. La inmunidad que produce debe ser duradera en el tiempo.

- Seguridad. No debe ser capaz de producir ni la enfermedad, ni síntomas de


autoinmunidad ni efectos secundarios.

- Estabilidad. Deben mantener la cadena de frío para no perder su efecto.

- Precio no elevado.
Asumidos estos cinco criterios básicos, se han desarrollado diferentes tipos de
vacuna, clasificadas según su procedencia en:

- Vacunas de agentes vivos o virus vivos atenuadas.Se toma el patógeno y se


trata para que pierda la virulencia, manteniendo su capacidad antigénica. Este
tipo de vacunas pueden producir enfermedades subclínicas y autolimitadas, si
bien producen inmunidad humoral y celular. El inconveniente principal es que son
necesarias revacunaciones periódicas para conservar la inmunidad. Por ejemplo,
gripe, cólera, peste, hepatitis A, etc.

- Vacunas toxoides o de antígenos purificados.Se parte de los gérmenes o


toxinas responsables de la enfermedad, y se seleccionan los fragmentos
antigénicos. Por ejemplo, la difteria y tétanos.

- Vacunas de antígenos sintéticos.Son fabricados en laboratorio. Por ejemplo, la


hepatitis B. - Vacunas de ADN. Aún en desarrollo experimental.
Inmunidad adquirida artificial y pasivamente
Es el caso de los sueros, se consigue mediante el suministro al organismo de
anticuerpos específicos o de linfocitos T contra un determinado tipo de gérmenes.
Se administran a pacientes que han tenido contacto con patógenos conocidos
(Clostridiumtetani) o en infecciones agudas para ayudara la superación de la
enfermedad. También se administran para combatir envenenamientos como la
mordedura de ciertas serpientes, así como medida preventiva en
hipogammaglobulinemias.
La transferencia pasiva de la inmunidad celular se puede realizar en
enfermedades como cáncer o inmunodeficiencia. Sin embargo, es difícil encontrar
donantes histocompatibles y existe un riesgo grave de enfermedad injerto contra
huésped. Producen inmunidad a corto plazo sin memoria inmunológica.
Además, presentan riesgo de producir hipersensibilidad o, en el caso de utilizar
inmunoglobulinas no humanas, la enfermedad del suero. Pueden administrarse
de varias formas:

- Como plasma sanguíneo humano o animal.

- Inmunoglobulina humana de banco para uso intravenoso o intramuscular.

- En forma de anticuerpos monoclonales, que son inmunoglobulinas


homogéneas secretadas por un solo clon celular (células B y plasmáticas) en las
que todas sus reacciones con un antígeno definido son siempre iguales.
Existen dos tipos de suero:

- Sueros homólogos. Sueros de origen humano con anticuerpos para


determinados antígenos.

- Sueros heterólogos. Sueros de origen no humano, pero con anticuerpos para


patógenos típicamente humanos. Por ejemplo, las antitoxinas que poseen ciertos
animales frente a sus propios venenos y que son la base de los sueros frente al
veneno de las serpientes, escorpiones, arañas…
Serovacunación
Se trata de un procedimiento que combina la administración del suero preciso
con la vacunación. El suero contiene anticuerpos que actúan en los primeros
momentos de urgencia y, que posteriormente, desencadenarán la inmunidad
activa producida por la vacuna. La serovacunación se emplea, por ejemplo, en el
tratamiento ante el tétanos, el botulismo y la rabia

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