Balantidiasis

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BALANTIDIASIS

La balantidiasis es una infección producida por el protozoario ciliado


Balantidium coli, capaz de infectar, además de humanos, a cerdos, primates
y otros animales. Es importante considerar la cercanía de humanos con
animales, por ejemplo, aquellas personas que trabajan en zoológicos,
rancherías, el campo, etc. La infección intestinal hace de la balantidiasis una
parasitosis en la cual influye la higiene, pues se transmite por un mecanismo
fecal-oral.

Morfología

Balantidium coli presenta dos fases en su ciclo de vida: trofozoito y quiste. El


trofozoito mide de 80 a 150 μm de largo × 60 a 120 μm de ancho. Los cilios
están formados por microtúbulos cilíndricos y rectos dispuestos en pares, uno
central y nueve alrededor del central. Los microtúbulos se mueven de manera
sincronizada. Cada cilio se origina de una estructura básica denominada
cinetosoma; cada uno se interconecta mediante cinetodesma. Al conjunto
cilio-cinetosoma-cinetodesma se lo conoce como cinetia. Los cilios se
distribuyen en hileras que le sirven al microorganismo para desplazarse y
facilitan la ingestión de alimentos y como organelos táctiles.

Otras estructuras cruciales para comprender la naturaleza del parásito son sus
vacuolas, que pueden ser contráctiles o digestivas. Las vacuolas alimenticias
pueden ser fagocíticas si ingieren partículas grandes y pinocíticas si consumen
partículas pequeñas y solubles. Además, el ciliado tiene numerosos tipos de
lisosomas, primarios y secundarios. En la región posterior hay una abertura
llamada citopigio, que hace la función del ano de los mamíferos.

Las estructuras que también son esenciales son los mucocistos, éstos se
expulsan y se piensa que dan lugar a la formación del quiste e intervienen en
la adhesión a alimentos y la fijación del parásito. Son estructuras membranosas
que participan en la infección.
Balantidium coli posee dos núcleos: un macronúcleo que posee la
información genética para regular las funciones del parásito (alimentación y
regeneración) y un micronúcleo esférico, localizado en la parte media junto
al macronúcleo; su función es almacenar información genética para la
reproducción del parásito.
En la región anterior tiene una estructura que funciona a manera de boca (se
denomina citostoma) y un peristoma que lo rodea que permite la
incorporación de partículas alimenticias.

Tiene la facultad de reproducirse de manera asexual (por fisión binaria) y


sexual (por conjugación).

El quiste tiene una forma esférica o levemente ovoide y mide de 40 a 60 μm;


sin embargo, el tamaño puede variar e incluso se ha observado que llegan a
medir más de 200 μm y están cubiertos por una pared quística.

Ciclo Biológico

La fase infectante de B. coli al humano es el quiste y ocurre cuando la persona


ingiere alimentos y bebidas contaminadas. Una vez que el parásito llega al
estómago, la pared quística es destruida pero emerge el trofozoito, el cual se
desplaza con gran movilidad hasta alcanzar el intestino grueso; en la luz
intestinal se divide en repetidas ocasiones por fisión binaria o por conjugación.
Si encuentra un ambiente deshidratado su enquistamiento se ve favorecido,
de manera más específica a nivel de recto y sigmoides. }

Debido al peristaltismo, el quiste es expulsado junto con las heces. Si las


evacuaciones son diarreicas, la fase del parásito expulsado es el trofozoito,
debido a que un ambiente hidratado favorece su presencia y no alcanza a
enquistarse. El ciclo se completa si el individuo parasitado realiza la secuencia
mano-ano-boca. Si el individuo prepara los alimentos para otras personas es
probable que las infecte (heteroinfección). Es posible que el fecalismo a ras
del suelo favorezca la transmisión a animales como el cerdo y orangutanes,
entre otros.
La transmisión puede ocurrir cuando animales como cerdo, chimpancé, rata
u otro, eliminan al parásito, lo diseminan en el ambiente y contaminan a
humanos.

El ambiente intestinal es un lugar propicio para la reproducción del parásito,


ya que el ciliado realiza metabolismo anaerobio y utiliza carbohidratos para
obtener energía.

La reproducción sexual incluye varios pasos:


1. Se unen dos ciliados a través de sus respectivas membranas
plasmáticas, principalmente por su citostoma.
2. Los macronúcleos de ambos se desintegran mientras que el
micronúcleo que queda se comienza a dividir una sola vez.
3. A continuación cada célula tiene dos núcleos, uno de ellos se
intercambia con la otra célula, perdiendo uno.
4. Entonces se separan los parásitos, cada uno con un micronúcleo.
5. El protozoario sintetiza su macronúcleo y tanto este último como el
micronúcleo se dividen dos veces, de modo que ahora el parásito tiene
cuatro micronúcleos y cuatro macronúcleos.
6. Por último, cada parásito se separa, llevándose un juego de núcleos: un
micronúcleo y un macronúcleo, de modo que cada célula origina
cuatro más. Mediante la conjugación el parásito genera progenie con
más diversidad genética y mayor capacidad de supervivencia.

Mecanismos Patogénicos

Sus mecanismos patogénicos son mecánicos y líticos. Para los primeros, el


parásito posee gran movilidad por sus cilios; si a esto se añade que es un
parásito muy grande, el resultado es el movimiento del trofozoito y sus choques
con la pared intestinal estimulan el parasitismo de forma tal que no hay tiempo
para que se absorba el agua y las heces se eliminan líquidas (diarrea).

A nivel lítico, en Balantidium coli se ha demostrado la presencia de


hialuronidasa. La rápida adaptación y reproducción del parásito favorecen
la aparición de síntomas, puesto que hay más parásitos infectantes. Es posible
que otras enzimas contribuyan a destruir tejidos. También se observa gran
eliminación de moco y, si las lesiones llegan a vasos sanguíneos, entonces
aparece diarrea con moco y sangre (disentería). Balantidium coli ulcera la
mucosa intestinal de manera intensa. Las úlceras son planas y redondas, con
aspecto aftoso y tamaño variable. Las hemorragias se deben a la invasión
vascular, con bordes edematizados. En la lesión hay escasa infiltración de
neutrófilos, linfocitos y eosinófilos. El parásito permanece de manera
indefinida, ya que hay gran cantidad de bacterias para alimentarse. Si
Balantidium coli es muy virulento, tiene la capacidad de atravesar la pared
intestinal y provocar peritonitis, o también puede cruzar pulmón, hígado,
ganglios mesentéricos y apéndice

Manifestaciones Clínicas y Síntomas

El periodo de incubación varía de días a semanas; según Swartzwelder, en la


balantidiasis existen tres formas clínicas:
1. Asintomática: Se reconoce con más frecuencia en pacientes
psiquiátricos y hospitales.
2. Crónica: La diarrea alterna con estreñimiento y las heces muestran
moco sin sangre; hay náuseas, vómito, anorexia, cefalea y astenia.
3. Aguda: Se identifican disentería y múltiples deposiciones de sangre y
pus, acompañadas de náuseas, dolor abdominal, tenesmo y pérdida
de peso, pujo, úlceras, fiebres, malestar general, deshidratación y
postración.

En forma fulminante ocurren deshidratación, deterioro del estado general y la


muerte. En los lugares donde existe más balantidiasis predominan las formas
asintomática y crónica. En ocasiones se informa abdomen agudo quirúrgico
por perforación o apendicitis aguda que produce la muerte del paciente.
También se ha reportado colitis crónica y poliposis inflamatoria de recto y
sigmoides, así como una masa intrapulmonar.

El patógeno ha sido aislado de las vías urinarias de pacientes que padecían


uretritis, cistitis y pielonefritis, e infectados por citología cérvico-vaginal.

Complicaciones

Muchas de tales manifestaciones están acompañadas por pérdida de peso,


tenesmo y heces con sangre. En el intestino se presentan hemorragia y
perforación. Lo anterior favorece la formación de abscesos, ulceración y
perforación del intestino. Se ha demostrado que secreta cisteína, serina, ácido
aspártico y metaloproteasas, las cuales penetran en las paredes y tejidos
subyacentes del intestino.

Las perforaciones y las hemorragias de B. coli son consideradas de


consecuencia fulminante, pues estadísticamente conducen a una tasa de
defunción de 30%; en estos casos fatales se ha asociado a sepsis secundaria
por infección del intestino. Cabe mencionar que B. coli puede encontrarse en
sitios extraintestinales como el apéndice, y en raras ocasiones en el hígado y
el tracto genitourinario, produciendo infecciones en vagina, útero y vejiga, así
como en la extensión directa del área rectovaginal. Las infecciones de los
pulmones pueden llegar a producir necrosis.

Diagnóstico

B. coli tiene una morfología que permite su fácil identificación, ya que es de


gran tamaño y además presenta una movilidad en espiral característica suya;
asimismo, en preparaciones en fresco son fácilmente identificables con una
baja resolución del microscopio (x 100). La colecta de estas muestras se lleva
a cabo a partir de heces diarreicas, las cuales quizá contengan a los
trofozoítos, aunque dicha recolección debe realizarse por varios días, ya que
la excreción del parásito puede ser errática, y si las heces son sólidas o
semisólidas, suele encontrarse a los quistes. Es importante reunir los datos
clínicos, por ejemplo, la presencia de disentería es un signo de gran valor. En
el laboratorio se realizan exámenes en fresco de las heces y cultivos similares
a los de E. histolytica. La endoscopia y la biopsia son de utilidad
(rectosigmoidoscopia, inmunofluorescencia indirecta y hemaglutinación
indirecta).

Respuesta del Huésped a la Infección

Cuando una persona se infecta con balantidiasis, el sistema inmunológico del


cuerpo responde para combatir la infección. La respuesta del huésped a la
infección de balantidiasis puede variar dependiendo de varios factores,
como la salud general del individuo y la carga de parásitos en el cuerpo. En
la mayoría de los casos, el sistema inmunológico activa una respuesta
inflamatoria para defenderse contra los parásitos invasores.

Es importante destacar que la respuesta del huésped a la infección de


balantidiasis puede variar de una persona a otra, y algunas personas pueden
ser asintomáticas o presentar síntomas leves que desaparecen por sí solos.

Mecanismos del Parásito que Contrarrestan la Respuesta del Huésped

Cuando este organismo invade el cuerpo, desencadena una respuesta


inmune por parte del huésped para combatir la infección. Para contrarrestar
la respuesta del huésped, el Balantidium coli utiliza varios mecanismos que le
permiten evadir el sistema inmunológico y establecer una infección
persistente. Algunos de estos mecanismos incluyen:

1. Cambio de forma: El parásito puede cambiar su forma y adoptar una


forma quística resistente cuando se encuentra en condiciones
desfavorables, como la presencia de anticuerpos o células inmunes.
Esta forma quística le permite al Balantidium coli sobrevivir en el
ambiente hostil del sistema digestivo y evitar ser eliminado por el sistema
inmunológico.
2. Adhesión a las células del intestino: El parásito tiene la capacidad de
adherirse a las células del revestimiento del intestino grueso, lo que le
permite establecer una colonia en el tejido y evitar ser arrastrado por el
flujo intestinal. Esta adhesión también dificulta que las células inmunes
alcancen y eliminen al parásito.
3. Producción de enzimas y toxinas: El Balantidium coli produce enzimas y
toxinas que pueden debilitar las defensas del huésped. Estas sustancias
pueden interferir con la función de las células inmunes y suprimir la
respuesta inflamatoria, lo que permite al parásito persistir en el intestino
sin ser eliminado.
4. Evolución de resistencia a los medicamentos: En algunos casos, se ha
observado que el Balantidium coli ha desarrollado resistencia a ciertos
medicamentos antiparasitarios utilizados para tratar la infección. Esta
resistencia dificulta aún más el control y la eliminación del parásito.

Tratamiento

Los medicamentos más suministrados son las tetraciclinas. Hay evidencias de


que la nitazoxanida (un antiparasitario de amplio espectro), administrada
junto con un antihelmíntico, puede constituir otro tratamiento eficaz para la
balantidiasis.

Prevención

Para evitar esta infección se requiere seguir las reglas de higiene personal, ya
que el agua potable tiene la cantidad de cloro necesaria para la eliminación
de este microorganismo, aunque se ha observado que no se elimina al quiste
del Balantidium. Es necesario lavarse las manos antes de comer y después de
ir al baño, pero sobre todo de inmediato después de la manipulación de
animales, principalmente cerdos, primates y roedores. Debe omitirse al
máximo el contacto con animales (cerdo y primates), para lo cual los
trabajadores de los rastros y zoológicos deben usar el equipo necesario para
protegerse: batas, guantes, cubrebocas, cofias o gorros.

Es necesario que la gente que vive en poblados pequeños observe


condiciones sanitarias adecuadas para la crianza de los cerdos, no
permitiendo que éstos estén cerca o en los alrededores de los ríos, ya que
pueden defecar y contaminar las aguas que abastecen poblados o
municipios. Asimismo, los trabajadores de poblaciones pequeñas o zoológicos
deben solicitar estudios coproparasitoscópicos para descartar la
enfermedad.

Epidemiología

La balantidiasis no es muy común en humanos, aunque está muy distribuida


en todo el mundo, así que cabe decir que es de distribución cosmopolita.
Aunque la prevalencia es de 0.02 a 1%, en realidad no es un microorganismo
muy patogénico y varía de una región a otra, la mayor prevalencia se
encuentra en Filipinas, Papúa-Nueva Guinea, Latinoamérica, este de Irán y,
en general, áreas del Medio Oriente. Nueva Guinea tiene una prevalencia
entre los criadores de cerdos de 28% y entre los pobladores del Altiplano
Boliviano es de 29%. No es tan frecuente como la amibiasis, aunque se han
identificado brotes en varios países.

La parasitosis se ve más favorecida en zonas tropicales o pobres y de escasa


urbanización, en presencia de cerdos parasitados y otros animales. Entre los
animales que pueden infectarse con Balantidium coli se encuentran
chimpancés, primates, ratas, cobayos y, desde luego, el cerdo.

En humanos, se ha presentado en sujetos positivos al virus de


inmunodeficiencia humana (hiv) y con problemas dentales. También se ha
identificado en hospitales psiquiátricos. Entre los factores que conducen a la
balantidiasis humana se encuentran los siguientes:

● Contacto entre cerdos y humanos.


● Deficiente infraestructura sanitaria en las comunidades.
● Climas tropicales y subtropicales, donde el calor favorece la
sobrevivencia de los quistes.

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