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El Criticón

El Criticón es una novela de Baltasar Gracián


publicada en tres partes en 1651, 1653 y 1657. El Criticón
Está considerada como la obra maestra de su de Baltasar Gracián
autor y como una de las cumbres de la
narrativa filosófica española,2 junto al Quijote
y La Celestina.3 El Criticón recoge y amplía
toda su obra anterior en forma de ficción
novelesca.4 Se la valora como la obra cumbre
del conceptismo barroco español.5

La obra adopta la forma de una gran alegoría


que abarca toda la vida del hombre,
representado en sus dos facetas de impulsivo e
inexperto, Andrenio (del griego ἀνήρ, ἀνδρως
[aner, andros]: ‘varón’, ‘hombre’); y el
prudente y experimentado Critilo (del griego
κρίνειν, κριτής o κριτικός [krínein, krités o
kritikós]: respectivamente, ‘discernir’, ‘juez’,
‘capaz de juzgar’). Es la obra literaria que
resume la visión filosófica del mundo de Portada de la primera edición de El Criticón (1651)1
Gracián bajo la forma de una gran epopeya Género Novela filosófica
moral. En ella se unen invención y didactismo, Edición original en español
erudición y estilo personal, desengaño y sátira País España
social.
Fecha de 1651
Tras sus anteriores tratados, Gracián proyecta publicación 1653
1657
una obra de fabulación que resuma su
pensamiento y amplíe a la vez su espectro
como creador. La novela fue escrita en sus años de plena madurez y contiene su visión final
acerca del mundo y de la vida humana. Se trata de una mirada amarga y desolada, aunque su
desengaño alberga una esperanza en los dos virtuosos protagonistas, que consiguen escapar a la
mediocridad reinante alcanzando la fama eterna.

Su estilo supone la quintaesencia del conceptismo, y está presidido por la brevedad y la


intensificación semántica de la lengua. Destaca el recurso de la antítesis y todo tipo de juegos de
palabras junto con la abundancia de sentencias y máximas de origen culto o de proverbios y
refranes populares que adecua a sus intenciones adaptándolos o transformándolos de modo
original.

El autor exhibe constantemente una técnica perspectivista que desdobla la visión de las cosas
según los criterios o puntos de vista de cada uno de los personajes, pero de forma antitética, y
no plural como en Cervantes. La novela refleja, con todo, una visión pesimista de la sociedad,
con la que se identificó uno de sus mejores lectores, el filósofo alemán del XIX Arthur
Schopenhauer.6 Efectivamente El Criticón influyó notablemente en filósofos del ámbito
germánico, como el citado Schopenhauer o Friedrich Nietzsche, y se ha visto a su autor como un
precedente del existencialismo.

Argumento
Un náufrago, Critilo, hombre experimentado, es arrojado a las costas de la isla de Santa Elena,
donde conoce a Andrenio, el hombre natural, criado por un animal al margen de toda
civilización, y a quien Critilo enseña a hablar. Andrenio le cuenta cómo nació en una cueva
cerrada y tras un terremoto, vio la luz y la hermosa Naturaleza, comprendiendo que solo podía
ser obra del Supremo Artífice. Son rescatados por una flota española y juntos comienzan una
larga peregrinación alegórica en diversas etapas en la Corte de España, Francia y Roma en busca
de Felisinda (la felicidad), esposa deseada por Critilo y madre de Andrenio, para al final de su
vida alcanzar la Isla de la Inmortalidad.

Estructura
Las tres partes del Criticón, publicadas en 1651, 1653 y 1657, constituyen una extensa novela
alegórica de carácter filosófico; esta novela reúne en forma de ficción toda la trayectoria literaria
de su autor. El Criticón conjuga la prosa didáctica y moral con la fabulación metafórica, y con
ello, cada «crisi» (capítulo), alberga una doble lectura —si no más— en los planos real y
filosófico. En ella se unen invención y didáctica, erudición y estilo personal, desengaño y sátira
social.

En la Primera Parte, subtitulada «En la primavera de la niñez y en el estío de la juventud», los


protagonistas Critilo y Andrenio se encuentran, cuentan sus peripecias vitales que les han
llevado a conocerse en la isla de Santa Elena y emprenden viaje a España, comenzando por la
Corte.

La Segunda, que aparece con el epígrafe de «Juiciosa cortesana filosofía en el otoño de la varonil
edad», transcurre por tierras de Aragón y Francia. En la Tercera Parte, titulada más llanamente
«En el invierno de la vejez» entran por las tierras septentrionales de Alemania y acaban en la
meca del peregrino cristiano, Roma, para ser anunciados a la muerte y llegar a la inmortalidad
cruzando las aguas de tinta de la fama. Los tres volúmenes ofrecen un equilibrio estructural en
lo externo muy notable. Las dos primeras partes están divididas en trece «Crisi(s)» (capítulos)
cada una, y la tercera tiene doce.

El contenido del relato se configura temporalmente a través de un eje cronológico que


comprende el ciclo vital del hombre, asociado a las estaciones del año, tal y como aparece
esbozado en el último capítulo —Realce XXV— de El Discreto. Éste progresa de manera lineal,
pero recorrido por constantes digresiones e interrupciones del hilo narrativo. En estos remansos
aparecen cuadros alegóricos donde se da cuenta de todo un mundo de relaciones entre
conceptos y figuras de la ficción.
Parece seguro que había un plan preconcebido, pues existen
rasgos de un diseño previo en El Criticón al comprobar la
simetría que supone que el arranque y desenlace de la obra
sucedan en una isla.7 Es la misma tesis que recoge Ricardo
Senabre,8 que apunta también la existencia de principios
estructurales basados sobre todo en la antítesis. Esta se hace
presente ya en los dos protagonistas medulares, Andrenio-
Critilo, y recorre toda la obra, desde los distintos
comportamientos que ante determinadas situaciones tienen
cada uno de los protagonistas, hasta la abundancia de periodos
bimembres en frases e incluso en la figura literaria de la
anfibología. Por otro lado, si nos atenemos a los temas que
recorren la obra, encontramos una recurrente antinomia entre
el engaño y el desengaño, eje temático que estructura toda la
narración.

En fin, Correa Calderón9 considera que El Criticón es una


serie de cuadros alegóricos yuxtapuestos, que constituyen a
modo de fantasías morales, enlazados tan solo por la andadura
de sus dos protagonistas, al modo de lo que ocurre en los libros
satíricos de la época, tal El Diablo Cojuelo, de Luis Vélez de
Guevara, adoptando pues una estructura de pequeños módulos
alegóricos independientes ensartados en el hilo del camino de
los dos peregrinos.

Además de la alegoría, para tramar esta obra se sirve del ciclo


de peregrinación de la novela bizantina, y de su construcción
en serie episódica, por la multitud de peripecias y aventuras
que sufren los personajes y de la estructura de novela picaresca
por la visión satírica de la sociedad de sus personajes
principales, Critilo, hombre juicioso que personifica el Segunda parte de El Criticón
desengaño, y Andrenio, hombre natural que representa la (1653).
inocencia y los impulsos primitivos.

Fuentes y género
Algunos de los moldes genéricos a los que podría asimilarse el Criticón fueron desvelados por el
propio Gracián en el prólogo «A quien leyere» de la primera parte:

He procurado juntar lo seco de la filosofía con lo entretenido de la invención, lo


picante de la sátira con lo dulce de la épica (...) En cada uno de los autores de buen
genio he atendido a imitar lo que siempre me agradó: las alegorías de Homero, las
ficciones de Esopo, lo doctrinal de Séneca, lo juicioso de Luciano, las descripciones
de Apuleyo, las moralidades de Plutarco, los empeños de Heliodoro, las suspensiones
del Ariosto, las crisis del Boquelino10 y las mordacidades de Barclayo.11
El Criticón, I, «A quien leyere»
Empezando por la epopeya griega, como en la Odisea de Homero, la obra tiene su paralelo en
los peligros que acechan a Ulises durante su viaje y las virtudes que el héroe debe poner en juego
para vencerlos. También se han encontrado paralelos en la novela bizantina, griega o
helenística, la de Heliodoro en particular, cuyas digresiones, narraciones intercaladas y extensos
diálogos pudieron influir en el autor.

Entre sus contemporáneos, se han rastreado numerosas influencias concretas que demuestran
su conocimiento de las novelas de John Barclay (El «Barclayo» de Gracián): Satyricon y
Argenis, novelas con un hilo de búsqueda amorosa a través de numerosos incidentes, al estilo
de las bizantinas, pero con la finalidad de satirizar sucesos y personas de la época, si bien
Gracián no pone en solfa personas concretas en clave, sino que su demoledora crítica se orienta
hacia tipos representativos y figuras abstractas y alegóricas.

Como ya ensayó en El Discreto y estudió de forma teórica en la Agudeza, Gracián pone en juego
para componer su magna obra otros subgéneros de la época, como son emblemas, aforismos,
apotegmas, apólogos, diálogos o fábulas. Esta es la línea que comenzaron en la literatura latina
la fábula menipea y retomaron los humanistas, con Erasmo al frente. Del antiguo género parte
la médula esencial del Criticón: Luciano de Samosata, Apuleyo o el Séneca de la
Apokolokintosis. Lázaro Carreter, en un estudio de 1986, define El Criticón como una «epopeya
menipea».12

Otro precedente posible para el arranque de la obra se viene citando al menos desde 1861. En
este sentido se observan algunas concomitancias con El filósofo autodidacto de Abentofail, que
a su vez recoge teorías filosóficas del zaragozano Avempace. En esta obra árabe uno de los
personajes, criado en una isla desierta entre las fieras, llega a las verdades metafísicas a través
del ejercicio puro de la razón. Sin embargo esta influencia es improbable porque este relato
árabe se tradujo al español por vez primera, muerto ya Gracián, en 1671. Quizá se mantenía
como cuento popular y folclórico en la existencia probada de un cuento muy parecido
extensamente difundido entre los moriscos aragoneses, que pudo servir de fuente tanto a
Gracián como a Abentofail.13

También se ha mostrado el paralelo con Cervantes, sobre todo por el protagonista dual, que
representa dos caracteres humanos. Si bien Gracián no citó al autor del Quijote, excepto para
ridiculizar la figura del ingenioso hidalgo, las concomitancias son notables. No obstante hay
evidentes diferencias, pues los personajes de la obra cumbre de Cervantes son dos seres
humanos física y psicológicamente bien caracterizados, que pasan hambre, necesidades y sufren
emociones. En cambio, Andrenio y Critilo funcionan como paradigmas del hombre, son figuras
abstractas, que cumplen el objetivo de oponer la figura del Hombre (en su doble faceta
ingenuidad-sabiduría) a las asechanzas del mundo.

Más claras aún son las relaciones de El Criticón con la novela picaresca. La narración de una
serie de episodios ensartados por el hilo conductor de un protagonista común y la intención
moralizante, además de dibujar un mundo de desengaño y falta de valores éticos ha hecho a la
crítica pensar en el molde común de la picaresca. Sin embargo, en la obra de Gracián, los
protagonistas no son meros sinvergüenzas que pretenden vengarse de lo que la sociedad les ha
llevado a ser. El pícaro acaba su vida desde la posición de la ignominia, mientras que Andrenio y
Critilo alcanzan la atalaya de la virtud y la fama imperecedera por vencer a las dificultades,
trampas y engaños del mundo. En Gracián un mundo pícaro no justifica que sus protagonistas
también se lancen al vicio, como apunta Montesinos.14

Sin embargo, según apunta Senabre,15 desde nuestra perspectiva de lectores actuales El
Criticón no es sino una novela, pues parte de la fabulación. Novela alegórica y filosófica, sí, pero
los componentes de ficción están presentes. Hay que recordar que el concepto de novela tal y
como hoy lo entendemos no existía en el siglo XVII y en este sentido tampoco Cervantes
consideraba novela al Quijote, lo que no impide que no tengamos problemas en aplicarle hoy
esta denominación. La novela, como decía Pío Baroja, es «un saco donde cabe todo», y en esta
amplitud de miras es donde hay que situar la obra culminante de Gracián, pues se trata de una
narración en prosa de hechos imaginarios. Ni siquiera llega Gracián a los extremos de
alejamiento de la realidad de Luciano de Samosata, que ya en el siglo II contó en su Historia
verdadera un viaje a la Luna o una guerra espacial.

Aunque El Criticón se plantea como una novela bizantina en la que los dos protagonistas buscan
el encuentro con Felisinda (la Felicidad), la búsqueda de la mujer de Critilo y madre para
Andrenio, pronto se descubre un imposible. Tras este desengaño, el verdadero objetivo de los
protagonistas es alcanzar la madurez como personas, la virtud y la sabiduría. Por tanto, se
abandona enseguida esta tenue intriga para convertirse en una reflexión alegórica y filosófica
sobre el estado del mundo según la óptica satírica y desengañada del pensamiento graciano. En
este sentido, como dijimos, es en el que Fernando Lázaro Carreter va más allá y considera que la
obra es una fábula menipea.

La alegoría
Gracián leyó y admiró el Guzmán de Alfarache (1599), de Mateo Alemán, y le interesó
sobremanera lo que hay allí de moralidad, de intención didáctica, de alegoría. Pero en el
Guzmán la voz del moralista está separada de la del pícaro (aunque sean la misma persona, uno
mozo, que realiza las fechorías, y otro adulto, que las rememora y moraliza a partir de ellas). En
El Criticón, en cambio, la alegoría recorre de principio a fin la novela, y está perfectamente
imbricada en la trama que se desarrolla. Alegoría y acción comparten tiempo y voz narrativa.
Otra gran diferencia con la picaresca es que esta voz no es autobiográfica, sino una tercera
persona externa a los personajes. Es aquí, en la plena ficción alegórica continuada (lo que
Gracián mismo denomina «agudeza compuesta fingida» en su tratado literario Agudeza y arte
de ingenio) donde hay que ver la esencia genérica de esta obra.

Por oposición a sus anteriores obras, en que adoptó el modelo genérico del tratado, aquí Gracián
emprende la invención de un relato de ficción alegórica. En el repertorio de subgéneros
didácticos de El Discreto ya había versión abreviada de la crisi(s), dado que así se calificaba
entonces el realce VI («No sea desigual»).

Es alegórico el plan general de la obra de comprender la existencia humana en cuatro


estaciones. También lo es representar la vida como una peregrinación, el homo viator, con gran
tradición desde la Biblia hasta los ascéticos y místicos de los siglos XVI y XVII. Hay muchas
más, todas avaladas por la tradición cristiana: la «rueda del tiempo», la «danza de la muerte»,
el «castillo interior», el «gran teatro del mundo», el «mundo al revés»... Así, hasta sesenta y tres
pasajes, según cómputo de Romera-Navarro.

Otro procedimiento alegórico son los nombres de los protagonistas de la novela. Critilo es el
hombre juicioso, en el que predomina la razón, prudente, sagaz, adiestrado por la experiencia,
como atestigua la raíz griega kríno, ‘juzgar’, que le da nombre. El nombre de Andrenio procede
del griego aνηρ, aνδροs aner, andros ‘hombre’, que simboliza al hombre instintivo e inexperto,
que se deja arrastrar por sus inclinaciones naturales. «Hombre», entre los jesuitas, tiene el
sentido del hombre moldeable, mientras que «persona» alude al hombre sabio y racional, y lo
encarna Critilo.

Todos los nombres propios de la novela componen una nueva trama alegórica, pues están
hechos a partir de sustantivos comunes que mantienen su significado simbólico. Así sucede con
Hipocrinda (que representa la hipocresía), Sofisbella (la sabiduría), Vejecia (vejez), Falsirena
(falsa sirena), Felisinda (felicidad), Virtelia (virtud) y un largo etcétera.

En otros casos encontramos un nombre común que se generaliza por antonomasia, como sucede
con el plural de los nombres propios (los Nerones, Tiberios, Calígulas...) y anteponiendo el
artículo «un» («un Catón», «un Séneca»). De este modo, el nombre se convierte en un adjetivo
de un rasgo característico (valentía, sabiduría...).

Otro procedimiento alegórico en los nombres se consigue mediante el anagrama. Así «La
biblioteca de Salastano» es la de Lastanosa, con lo cual quedará medianamente completo el
catálogo de los juegos nominales en El Criticón.

La alegoría tiene desde sus orígenes en la literatura una función moralizante, y ello se corrobora
en la última «crisi» de El Criticón en la que los dos protagonistas llegan a la Isla de la
Inmortalidad con el Peregrino como guía. Una vez allí, El Mérito les pide la patente y les
pregunta si está autentificada por el Valor y la Reputación. Las firmas que dan el salvoconducto
a Andrenio y Critilo son todos los episodios de las «crisis» de la novela.

Lenguaje y estilo
El Criticón puede ser considerado como una «summa» del estilo conciso y cargado de
significado del conceptismo barroco. Si los manieristas, como Herrera o Góngora tuvieron por
modelo el estilo oratorio de Virgilio y Cicerón, Gracián se fija en el estilo lacónico de Tácito,
Séneca y Marcial, su paisano. Pero ello no significa que sea un estilo llano, al modo de
Cervantes. La dificultad es patrimonio tanto de cultistas gongorinos como de conceptistas. La
diferencia estriba en que entre estos últimos, el esfuerzo del lector está destinado a descifrar los
múltiples significados ocultos tras cada expresión lingüística. La concisión sintáctica, además,
obliga a suponer elementos elididos frecuentemente, ya sean palabras con significado léxico o
conectores lógicos.

La prosa de Gracián, siguiendo lo que decíamos arriba, se compone de oraciones independientes


y breves, separadas por signos de puntuación (coma, punto y coma y punto) y no por nexos de
subordinación. Predominan, pues, la yuxtaposición y la coordinación. La poca presencia de
oraciones subordinadas en periodos complejos, lejos de facilitar la comprensión, la hace ardua,
pues el lector debe suplir los elementos relacionantes, deduciéndolos del sentido, de la idea que
se expresa, lo que no siempre es fácil. La profundidad de Gracián, pues, está en el concepto, no
en la sintaxis.

La riqueza semántica, casi siempre polisémica, es otra de las características del estilo de El
Criticón. Esto está en línea con la alegoría, pues la lectura se ha de hacer en distintos planos de
significado. Al menos uno natural y otro simbólico. Y esto sucede tanto en el plano morfológico
como en el oracional y textual, pues cada «crisi» constituye una unidad significativa que
también requiere una lectura a varios niveles. La doble interpretación del plano real y el
alegórico o filosófico es lo que confiere una densidad extraordinaria a la magna novela graciana.

Por otro lado Gracián usa constantemente el contraste, la antítesis. En sintonía con el mundo,
según la visión del aragonés, compuesto de apariencia engañosa y verdad escondida, toda la
novela gira en torno a una visión dual y contrapuesta, representada por la perspectiva de
Andrenio y Critilo o por la de los dos protagonistas con respecto al vulgo. El oxímoron, la
paradoja y el contraste serán también, en consonancia, figuras literarias utilizadas asiduamente
por el jesuita.

Otro rasgo estilístico de la prosa de El Criticón es la búsqueda de la precisión léxica, para la que
en muchas ocasiones se recurre al neologismo de creación. Así aparecen términos como
«conreyes», «descomido», «desañar», «despenado» o «reconsejo», nuevos en el acervo del
léxico español. Otras veces recurre a acepciones caídas en desuso y que él pone en primer plano
(plausible=admirable, plático=práctico, brujulear=sondear el carácter, sindéresis=capacidad
natural para el juicio correcto, etc.) o a cultismos traídos de nuevo a enriquecer el idioma, como
«crisis» (estimación, juicio), «especiosidad» (perfección), «delecto» (capacidad de
discernimiento), «deprecar» (pedir con insistencia), «exprimir» (expresar), «convicio»
(ofensa), «intensión» (efectividad). Otras veces trae a colación nombres propios para crear
vocablos comunes: «su minerva» (su inteligencia o sabiduría). Por último encontramos
aragonesismos que concurren a aumentar el caudal del vocabulario español: «podrecer»
(pudrir), «defecarse» (decantarse el vino de impurezas, y por extensión, lustrarse,
perfeccionarse), entre otros.

Fortuna y trascendencia
El Criticón tuvo cierto éxito editorial en su tiempo, ya que a las ediciones príncipes de las tres
partes respectivas en Zaragoza, Huesca y Madrid se sumaron las de Lisboa en 1656, 1657 y 1661,
y dos ediciones de las tres partes en Barcelona en 1664 y 1682.16 Sin embargo, a partir de este
siglo, el descrédito general en que cayó el estilo barroco hizo que no apareciera ninguna edición
independiente de El Criticón hasta la edición de Julio Cejador de 1913.17

Así, durante los siglos XVIII y XIX, solo se publicó incluido en ediciones sucesivas de Obras
completas de Gracián. Sin embargo, en toda Europa aparecieron traducciones desde la primera
versión al inglés de 1681 y a lo largo de todo el siglo XVIII en Francia, Italia, Inglaterra o
Alemania.18
La fortuna crítica de su obra más acabada no empieza sino a
principios del siglo XX con los comentarios de Azorín, que lo
llamó «un Nietzsche español».19 La repercusión de Gracián
había estado fundada sobre todo en el Oráculo manual y
arte de prudencia, que había sido ampliamente difundido
en Francia y, leído y traducido más tarde por Schopenhauer
en Alemania, era el punto de partida del conocimiento de la
obra del aragonés.

Tras la reedición de su obra cumbre, apareció la magnífica


edición crítica de Miguel Romera-Navarro (1938-1940),20
que vino a dar un aldabonazo al conocimiento y estimación
crítica de esta obra graciana y de toda su producción
literaria. Se trata de una edición en tres volúmenes que
aclara todo pasaje, cita, fuente y dificultad lingüística de El
Criticón y que, todavía hoy, es la edición de referencia.

En los años cincuenta y sesenta el mayor esfuerzo crítico con


respecto al autor se desarrollaba en los ámbitos
universitarios de Alemania, que aplicaban enfoques
filosóficos a la apreciación de El Criticón. El primer libro
dedicado exclusivamente al estudio de esta obra aparece en
1966.21 Poco después, el auge académico de las
universidades de Estados Unidos (que contaba con la labor
académica en la Universidad de Pensilvania de Miguel
Romera-Navarro acerca del autor) iría sustituyendo a la
apreciación centrada en la interpretación del pensamiento
del jesuita de la crítica germánica. Desde los años setenta del
siglo XX, el alcance de los estudios sobre El Criticón en
Edición princeps de la tercera parte
particular, y la obra de Gracián en general, es
de El Criticón (Madrid, 1657).
internacional.22

Ediciones

Ediciones princeps
EL CRITICÓN/ PRIMERA PARTE/ EN/ LA PRIMAVERA/ DE LA NIÑEZ,/ Y EN EL ESTÍO
DE LA JUVENTUD./ AUTOR/ GARCÍA DE MARLONES./ Y LO DEDICA/ AL VALEROSO
CABALLERO/ DON PABLO DE PARADA, / DE LA ORDEN DE CHRISTO,/ General de la
Artillería, y Governa/ dor de Tortosa./ CON LICENCIA./ EN ZARAGOZA, por IVAN
NOGUÉS, y a su costa./ Año MDCLI. Ejemplar de la edición de 1658 en la Universidad
Complutense de Madrid (UCM) (http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref
=B21103343&idioma=0)

EL CRITICÓN/ SEGUNDA PARTE./ IVYZIOSA CORTESANA/ FILOSOFÍA,/ EN EL OTOÑO


DE LA/ VARONIL EDAD./ POR/ LORENZO GRACIÁN./ Y/ LO DEDICA/ AL SERENÍSIMO
SEÑOR/ D. IVAN DE AVSTRIA. / CON LICENCIA,/ En Huesca: por Ivan Noguès./ Año
1653./ A costa de Francisco Lamberto, Mercader de Libros./ Vendese en la Carrera de San
Geronimo. Ejemplar en la UCM (http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref
=B18847341&idioma=0)

EL CRITICÓN./ TERCERA PARTE./ EN/ EL INVIERNO DE LA VEJEZ./ POR/ LORENZO


GRACIÁN./ Y LO DEDICA/ AL DOCTOR DON/ Lorenço Frances de Vrritigoyti,/ Dean de la
Santa Iglesia/ de Siguença. / CON PRIVILEGIO./ En Madrid. Por Pablo de Val. Año 1657./ A
costa de Francisco Lamberto, vendese en su casa/ en la Carrera de San Geronimo.
Ejemplar en la UCM (http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=B188488
01&idioma=0)

Edición facsímil
El Criticón (ed. facsímil), prol. de Aurora Egido, Zaragoza, Institución «Fernando el
Católico» (C. S. I. C.), 2009, 3 vols. ISBN 978-84-9911-000-4.

Ediciones antiguas

Ediciones sueltas hasta el siglo XX

El Criticón, Lisboa, Henrique Valente de Oliveira, 1.ª parte, 1656; 2.ª parte, 1657; 3.ª parte,
1661.
Tres partes de El Criticón (...), Barcelona, Antonio Lacavallería, 1664.
Tres partes de El Criticón (...), Barcelona, Antonio Lacavallería, 1682.

Traducciones
Inglés:

The Critick. Written originally in Spanish by Lorenzo Gracian one of the best wits of Spain
and translated into English by sir Paul Rycaut. Esq. (Londres, 1681).
Italiano:

Il Criticon ovvero Regole della vita politica morale. Tradotte… da Gio. Pietro Cattaneo
(Venecia, 1685).
Il Criticone. Traduzione, introduzione e note di Elso Simone Serpentini (Artemia Edizioni,
Mosciano Sant'Angelo, 2008).
Francés:

L’Homme détrompé, ou le Criticon de Baltasar Gracian (París, 1696).


L’Homme détrompé ou le Criticon de Baltasar Gracian (La Haye, 1705-1712).
Alemán:

Der Entdeckte Selbsbetrug oder Balthasar Gracians Criticon über die Allgemeinen Laster
des Menschens, welche dem selben in der Jugend in dem männlichen und hohen Alter
umkleben… Von M. Caspar Gottschling (Augsburgo, 1711).

Ediciones modernas
El Criticón, edición de Julio Cejador, Madrid, Renacimiento, (Obras maestras de la
Literatura Universal), 1913-1914, 2 vols.
El Criticón, edición crítica y comentada de Miguel Romera-Navarro, Philadelphia, University
of Pennsylvania Press, 3 vols., 1938, 1939, 1940. Ed. facsímil, Hildesheim-New York, Georg
Olms, 1978, 2 vols. Digitalización en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2010. Tomo
primero: ficha (http://www.cervantesvirtual.com/obra/el-criticon-tomo-primero--0/), pdf (http://
www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/el-criticon-tomo-primero--0/). Tomo segundo: ficha (
http://www.cervantesvirtual.com/obra/el-criticon-tomo-segundo--0/), pdf (http://www.cervante
svirtual.com/descargaPdf/el-criticon-tomo-segundo--0/). Tomo tercero: ficha (http://www.cerv
antesvirtual.com/obra/el-criticon-tomo-tercero--0/), pdf (http://www.cervantesvirtual.com/des
cargaPdf/el-criticon-tomo-tercero--0/).
El Criticón, edición, introducción y notas de Evaristo Correa Calderón, Madrid, Espasa-
Calpe, (Clásicos Castellanos, 165-167), 1971, 3 vols.
El Criticón, edición, introducción y bibliografía de Santos Alonso, Madrid, Cátedra (Letras
Hispánicas, 122), 1980, (1984, 2.ª ed.). ISBN 84-376-0257-2.
El Criticón, edición, introducción y notas de Antonio Prieto, Barcelona, Planeta (Clásicos
Universales, 91), 1985. ISBN 84-320-3922-5.
El Criticón, edición, bibliografía y notas de Elena Cantarino, introducción de Emilio Hidalgo-
Serna, Madrid, Espasa-Calpe, (Austral, 435), 1998.
El Criticón, edición e introducción de Carlos Vaíllo, prólogo de José Manuel Blecua,
Barcelona, Círculo de Lectores, 2000.
El Criticón, introducción de Aurora Egido, texto fijado y anotado por Carlos Vaíllo,
Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2001. Ilustrado con 36 dibujos de técnica mixta,
reproducciones a color, ISBN 978-84-8109-357-5.
El Criticón, edición crítica de Luis Sánchez Laílla y José Enrique Laplana; anotación de
María Pilar Cuartero, José Enrique Laplana y Luis Sánchez Laílla, Zaragoza, Institución
«Fernando el Católico» (C. S. I. C.), 2017, 2 vols. ISBN 978-84-9911-418-7.

En obras completas

«El Criticón», en Obras completas, ed. Emilio Blanco, Madrid, Turner-Biblioteca Castro,
1993, 2 vols. ISBN 84-89794-59-6.
«El Criticón», en Obras completas, ed. Luis Sánchez Laílla, introducción de Aurora Egido,
Madrid, Espasa-Calpe, 2001. ISBN 84-239-7893-1.

Referencias
1. EL CRITICÓN/ PRIMERA PARTE/ EN/ LA PRIMAVERA/ DE LA NIÑEZ,/ Y EN EL ESTÍO DE
LA JUVENTUD./ AUTOR/ GARCÍA DE MARLONES./ Y LO DEDICA/ AL VALEROSO
CABALLERO/ DON PABLO DE PARADA, / DE LA ORDEN DE CHRISTO,/ General de la
Artillería, y Governa/ dor de Tortosa./ CON LICENCIA./ EN ZARAGOZA, por IVAN
NOGUÉS, y a su costa./ Año MDCLI.
2. Gómez de Liaño, Ignacio (2009). La variedad del mundo. Anzos: Ediciones Siruela. p. 9.
ISBN 978-84-9841-313-7. «[...] El Criticón, obra cumbre de la narrativa filosófica, en la que el
célebre jesuita aragonés describe el «curso de tu vida en un discurso» [...]».
3. «Concepto y forma atrevida unidos hacen de El Criticón, junto con el Quijote, la mejor
novela española de todos los tiempos.», Santos Alonso, «Introducción» a su ed. de El
Criticón, Madrid, Cátedra, 1980 (1984, 2.ª ed.), p. 25. ISBN 84-376-0257-2. Para opiniones
de críticos extranjeros en esta misma línea, como Adolphe Coster o Michaelis de
Vasconcellos, cfr. ibidem, p. 23.
4. Gerhart Schröder, Baltasar Graciáns «Criticón»: eine Untersuchung zur Beziehung zwischen
Manierismus und Moralistik, Múnich, Wilhelm Fink, cop., 1966, p. 8. Apud Santos Alonso,
«Introducción» a su ed. de El Criticón, Madrid, Cátedra, 1980 (1984, 2.ª ed.). P. 23.
5. Fernández Ramos, José Carlos (2012). Sociología del cuerpo físico y del cuerpo político en
la transición a la modernidad (http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/tesisuned:CiencPolSoc-Jcfer
nandez/Documento.pdf). Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología,
Universidad Nacional de Educación a Distancia. p. 7. «[...] la corona de toda su trayectoria y
obra cumbre del conceptismo barroco español: El Criticón.».
6. Schopenhauer, en Sobre la voluntad en la naturaleza (1836), decía de El Criticón que era
«quizá la más grande y la más bella alegoría que había sido escrita jamás» (véase A.
Schopenhauer, Über den Willen in der Natur, en: Sämtliche Werke, edición de A. Hübscher,
Mannheim, Brockhaus, 1988 {ISBN 3-7653-0410-7}, vol. IV, p. 32). También añadió un
elogio de la obra en la segunda edición (1844) de El mundo como voluntad y representación
(véase, en la edición citada de las Werke, el vol. II: Die Welt..., I, libro III, § 50, p. 284). Unos
años antes, en una carta fechada a 16 de abril de 1832, aseveraba: «Mi escritor preferido
es este filósofo Gracián. He leído todas sus obras. Su Criticón es para mí uno de los
mejores libros del mundo», apud Evaristo Correa Calderón, «Introducción» a su ed. de El
Criticón, Madrid, Espasa-Calpe, 1971, p. LXXIV.
7. Klaus Heger, Baltasar Gracián. Eine Untersuchung zu Sprache und Moralistik als
Ausdrucksweisen der literarischen Haltung des «Conceptismo». (1952), trad. y reed.,
Baltasar Gracián. Estilo y doctrina, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1982, p. 46.
Apud Emilio Blanco, Baltasar Gracián: El Criticón (http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/lit/01/02
2607.asp) Archivado (https://web.archive.org/web/20180309172030/http://www.liceus.com/c
gi-bin/aco/lit/01/022607.asp) el 9 de marzo de 2018 en Wayback Machine.
8. Ricardo Senabre, «Artificios narrativos en El Criticón.», en VV.AA.: Baltasar Gracián IV
Centenario (1601-2001). Actas II Congreso Internacional «Baltasar Gracián en sus obras»,
Zaragoza, 22-24 de noviembre de 2001 (vol. II), Aurora Egido, María Carmen Marín Pina y
Luis Sánchez Laílla (eds.), Zaragoza, IFC-IEA-Gobierno de Aragón, 2004. p. 354.
9. Evaristo Correa Calderón, «Introducción» a su ed. de El Criticón (3 vols.), Madrid, Espasa-
Calpe, (col. Clásicos Castellanos, 165-167), 1971. P. XLIII.
10. Traiano Boccalini, en obras como Ragguagli di Parnaso, fue un comentarista de Tácito, muy
admirado por Gracián.
11. John Barclay es autor de obras satíricas y alegóricas, como Satyricon y Argenis
12. Fernando Lázaro Carreter, GEl género literario de El Criticón», en: Gracián y su época,
1986, pp. 67-87.
13. Jorge Ayala «El Criticón de Gracián y El filósofo autodidacto de Abentofail», en: Gracián y
su época, 1986, pp. 255-269.
14. José Fernández Montesinos, «Gracián o la picaresca pura», C y R, julio de 1933, n.º 4,
pp. 44-49.
15. Ricardo Senabre, op. cit., 2004. Pp. 353-367.
16. El Criticón, Lisboa, Henrique Valente de Oliveira, 1.ª parte, 1656; 2.ª parte, 1657; 3.ª parte,
1661. Tres partes de El Criticón (...), Barcelona, Antonio Lacavallería (imp.), 1664. Tres
partes de El Criticón (...), Barcelona, Antonio Lacavallería, 1682.
17. El Criticón, edición de Julio Cejador, Madrid, Renacimiento, (col. Obras maestras de la
Literatura Universal), 1913-1914, 2 vols.
18. La primera traducción al inglés data de 1681: The Critick. Written originally in Spanish by
Lorenzo Gracian one of the best wits of Spain and translated into English by sir Paul Rycaut.
Esq. (Londres, 1681). Más tarde se traduce al italiano: Il Criticon ovvero Regole della vita
politica morale. Tradotte… da Gio. Pietro Cattaneo (Venecia, 1685); luego al francés por dos
veces:L’Homme détrompé, ou le Criticon de Baltasar Gracian (París, 1696) y L’Homme
détrompé ou le Criticon de Baltasar Gracian (La Haye, 1705-1712); y al alemán: Der
Entdeckte Selbsbetrug oder Balthasar Gracians Criticon über die Allgemeinen Laster des
Menschens, welche dem selben in der Jugend in dem männlichen und hohen Alter
umkleben… Von M. Caspar Gottschling (Augsburgo, 1711). Véanse las traducciones
antiguas
19. Azorín, «Baltasar Gracián», en Lecturas Españolas, Madrid, Espasa-Calpe, 1957 (8.ª ed.),
pp. 54-58.
20. El Criticón, edición crítica y comentada de Miguel Romera-Navarro, Philadelphia, University
of Pennsylvania Press, 3 vols., 1938-1940.
21. Este primer estudio dedicado a El Criticón es el de Gerhart Schröder, Baltasar Graciáns
«Criticón»: eine untersuchung zur beziehung zwischen manierismus und moralistik,
München, Wilhelm Fink, cop., 1966.
22. Carlos Vaíllo, «El Criticón», en VV. AA. Baltasar Gracián: Estado de la cuestión y nuevas
perspectivas, Aurora Egido y María del Carmen Marín Pina (coord.), Zaragoza, IFC-
Gobierno de Aragón, 2001, p. 104. Enlace a la versión en línea. Pág. 104 del texto, pág.
100 del archivo PDF (https://web.archive.org/web/20061006060610/http://www.dpz.es/ifc/libr
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Enlaces externos
Wikisource contiene obras originales de o sobre El Criticón.
El Criticón. Reproducción digital de la edición de Amberes, en Casa de Geronymo y Iuan
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0071107094021/http://www.cervantesvirtual.com/Buscar.html?texto=El+Critic%F3n&tipoMu
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Baltasar Gracián: El Criticón (https://www.elejandria.com/libro/el-criticon/baltasar-gracian/17
08) Edición transcrita y revisada por Julio Cejador, entre el año 1913 y 1914, en formatos
PDF, ePUB y MOBI.
José Manuel Blecua, «El estilo de "El Criticón", de Gracián» (http://ifc.dpz.es/recursos/publi
caciones/00/16/1blecua.pdf), Archivo de Filología Aragonesa, I Serie B, Zaragoza,
Institución «Fernando el Católico», 1945, pp. 5-32. ISSN 0210-5624 (https://portal.issn.org/r
esource/ISSN/0210-5624)
Baltasar Gracián: Estado de la cuestión y nuevas perspectivas (http://ifc.dpz.es/publicacion
es/ver/id/2045), Aurora Egido y María del Carmen Marín Pina (coord.), Zaragoza, IFC-
Gobierno de Aragón, 2001, pp. 103-116. ISBN 84-7820-640-X. Versión electrónica en
formato PDF de Acrobat, 0,9 Mb. pp. 100-113. Descarga por capítulos (http://ifc.dpz.es/publi
caciones/ebooks/id/2045).
Selección de imágenes de la edición ilustrada por Antonio Saura (https://web.archive.org/w
eb/20110812131411/http://www.antoniosaura.org/home.php?lng=ca&rub=2&ssrub=5&illustr
ation=34) de Baltasar Gracián, El Criticón, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2001, ilustrado
con 36 dibujos de técnica mixta, reproducciones a color, introducción de Aurora Egido, texto
fijado y anotado por Carlos Vaíllo.
Texto completo de El Criticón, edición de Julio Cejador, tomo primero (http://www.gutenber
g.org/ebooks/62691) y tomo segundo (http://www.gutenberg.org/ebooks/63402), en el
Proyecto Gutenberg.

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