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PRINCIPIO DE NO OFICIOSIDAD DE LA PRUEBA.
En un sistema entre partes, quienes
ofrecen y practican la prueba son las partes, como una manifestación del principio dispositivo respecto de la aportación de prueba, pero además este ofrecimiento y producción probatoria debe realizarse dentro de la etapa procesal oportuna, en atención del principio de preclusión, donde el juez no tiene facultades oficiosas para decretar prueba por cuanto ello rompería el principio de imparcialidad que debe regir su actuación y podría llevar al desequilibrio de las partes porque no existen pruebas neutras y el resultado de la ordenada por el juez podría inclinar la balanza a favor de una de ellas, que afecte adicionalmente al 34 principio de legalidad que rige el proceso, a partir del cual cada parte procesal debe asumir los roles que le corresponden, respecto del juez el “JUZGAR Y HACER EJECUTAR LO JUZGADO” (art. 172 inc. 1 Cn.) No obstante, la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, refiriéndose a esta facultad similar regulada en el código procesal penal derogado, en la sentencia de los recursos de inconstitucionalidad 5-2001 acum, de fecha 23 de diciembre de 2010 ha sostenido que no atenta contra la imparcialidad judicial el hecho que los jueces instructores encomienden diligencias a realizar al Ministerio Fiscal, ya que no la efectúa directamente el juzgador, quien sigue manteniendo su papel de director y controlador de la fase de preparación1 . Algunos de estos supuestos de incorporación de prueba oficiosa son: • La admisión de prueba de oficio por parte de los jueces instructores, en este punto hay que considerar lo dispuesto en los arts. 362 No 10 C. Pr.Pn., cuya redacción legislativa no ha sido la más óptima, en tanto haya expresado que el juez instructor “puede ordenar prueba de oficio, cuando lo estime necesario”, ubicando esta facultad dentro de sus atribuciones en la audiencia preliminar, debiendo interpretarse que se refiere a admisión oficiosa de la prueba y no a ordenar la realización de algún tipo de actividad investigativa, pues para el estadio procesal en referencia la etapa instructora ha precluido y no puede aperturarse para realizar actividad investigativa. Además es necesario precisar que tal admisión no puede hacerse si esta actividad investigativa no se haya realizado, siempre y cuando la prueba admitida haya cumplido todas las exigencias de admisibilidad establecidas en la ley. 1 Sentencia de inconstitucionalidad 5-2001 35 REGLAS DE PRUEBA EN EL PROCESO PENAL SALVADOREÑO Tal como se ha señalado supra en la sentencia de inconstitucionalidad 5- 2001 acum, la misma Sala de los Constitucional ha señalado que la admisión de prueba oficiosa por el juez instructor per se no atenta contra la imparcialidad, en tanto de ella pueda derivarse prueba a favor de cualesquiera de las partes procesales, al estarles permitido el control y controversia durante su producción probatoria, pues la fase instructora busca encontrar la “verdad real” del acontecimiento histórico sometido a juicio. • En ese mismo orden, en la legislación salvadoreña se encuentra regulada la figura de la Prueba para “mejor proveer”, según lo estipulado en los arts. 390 y 393 C.Pr.Pn., la cual se refiere al surgimiento de hechos nuevos que requieran su esclarecimiento, en cuyo caso, en primicia deberían ser las partes en controversia quienes hagan la solicitud respectiva y no el juez que conoce de la etapa plenaria del juicio; además debe reflexionarse que cuando la norma habla de nuevos hechos surgidos en el juicio, éstos solo deberán ser considerados como tales, los que se relacionan directamente con la acusación o la posibilidad de ampliación de la misma en el juicio, a fin de evitar la vulneración del principio de congruencia entre los hechos de la acusación, los hechos probados y la sentencia.(arts. 384 inc. 1, 397 C.Pr.Pn.). Debe añadirse, que no debe confundirse una prueba nueva sobre los hechos objeto del debate, con hechos nuevos que es muy difícil que surjan en el juicio sin que se dé la ampliación de la acusación. Por ejemplo: si se determina en juicio el surgimiento de un vínculo de parentesco entre la víctima y el victimario, es cual fue desconocido durante todo la etapa instructoria, que puede propiciar la ampliación de la acusación a una figura agravada. 36 Además amerita comentar lo establecido en el art. 407 inc.4 C.Pr. Pn. relacionado a la audiencia de selección de jurado, en cuyo caso la producción de prueba oficiosa esta dado en atención a la necesidad de garantizar la imparcialidad de los ciudadanos/as que puedan integrar este tribunal. Se trata de que las facultades del juez en la actividad probatoria permitan suplir la información indispensable para resolver conforme a derecho, pero sin que llegue a suplantar al fiscal en su papel de acusador. La mera incorporación de prueba de oficio no determina un quebranto a la imparcialidad del juzgador, toda vez que el resultado de la actividad probatoria también podría favorecer al imputado, y en todo caso tales elementos de prueba quedan expuesto a control y contradicción de las partes. En consecuencia, si bien corresponde a la acusación delimitar los hechos objeto de la imputación y las personas contra las que se dirige, nada se opone a que el juzgador acuerde de oficio y de forma excepcional la práctica de medios concretos de prueba, como acontece con los denominados “hechos nuevos” contemplados tanto en el art. 352 y 355 del C. Pr. Pn. Así, la práctica de prueba de oficio en aras de la búsqueda de la verdad real, está dirigida a esclarecer los hechos que han sido objeto de argumentación por los sujetos procesales y que, por ende, se constituyen en objeto de enjuiciamiento. Sin embargo, debe entenderse que esta facultad está reservada para aquellos casos en los que sea indispensable clarificar determinados extremos fácticos que versen exclusivamente sobre la imputación y donde sea absolutamente necesario. Y esta última característica, da lugar a una interpretación sumamente restrictiva de tales facultades, las cuales únicamente pueden ser utilizadas con relación a situaciones “ex novo” que aparezcan dentro del debate, y que derivan 37 REGLAS DE PRUEBA EN EL PROCESO PENAL SALVADOREÑO exclusivamente de la actividad probatoria producida en el juicio. De ahí que, la necesidad y la excepcionalidad sean los marcos interpretativos válidos para admitir su constitucionalidad. Por otra parte, toda prueba de oficio –ya sea de cargo o de descargo– debe ordenarse con conocimiento de las partes para salvaguardar sus derechos. Asimismo, debe señalarse que la facultad conferida al juez de ordenar prueba de oficio no afecta el papel de la Fiscalía General de la República con su exclusivo monopolio respecto de la investigación criminal; pues éste, como ha quedado reseñado, puede realizar cualquier diligencia que estime relevante para esclarecer los hechos necesitados de prueba. En suma, la Fiscalía General de la República y el juez se desenvuelven dentro del ámbito de sus respectivas competencias; por tanto, no existe trasgresión al art. 86 Cn.” (5-Inconst-2001 acumulada). Como se denota de lo resuelto por el tribunal constitucional, si bien la admisión o producción oficiosa no es inconstitucional, se reconoce su carácter de excepcionalidad y de necesariedad, por consiguiente, surgiendo estos presupuestos, la decisión judicial que ordene la admisión o producción probatoria, no solo debe de cumplir con la fundamentación de estos requisitos, sino adicionalmente cumplir con las exigencias propias del juicio de admisibilidad, en cuyo caso la actividad investigativa debe haber sido ya efectuada y en consecuencia descubierta para las partes, a fin de propiciar el contradictorio respectivo e incluso la interposición de los recursos que se deriven de tal decisión. (arts. 144, 174, 177, 359 in fine C.Pr.Pn.; 20, 216 CPCM) Y en cuanto a la producción probatoria en los mismos términos el sentenciador debe proporcionar en la resolución correspondiente las razones del uso excepcional de esta facultad y la necesidad de su ordenación, que ante la falta de interés de las partes procesales, podría propiciarse el problema de 38 quien dirigirá el interrogatorio respectivo. (arts. 144, 384 inc.1, 390, 393 C.Pr.Pn; 20, 216 CPCM) Por lo que de acuerdo a lo sostenido con anterioridad, de no cumplirse con estas exigencias, se atentaría contra el principio y garantía constitucional de la imparcialidad judicial, lo hace contra el de separación de poderes, que ha el constituyente diseñado con bastante precisión en la norma primaria, en el que la función de Juzgar y hacer ejecutar lo juzgado le corresponde de forma exclusiva y excluyente al Órgano Judicial (art. 172 Cn), mientras que la obligación de promover la acción y dirigir la investigación es atribución del Ministerio Público Fiscal (art. 193 Nos 3 y 4 Cn.), al menos en los delitos de acción pública. En los procedimientos especiales en términos generales su tratamiento es similar, en tanto en el Procedimiento abreviado las reglas de admisión y producción probatoria de conformidad a lo dispuesto en el art. 418 C.Pr.Pn. remite a las reglas del procedimiento común, pues no obstante el convenio escrito para la aplicación de este procedimiento, en el que se establece la confesión del acusado, eso no es óbice para que no se produzca una mínima actividad probatoria, en atención al principio acusatorio y al de presunción de inocencia, para la construcción de la certeza de la culpabilidad para poder obtener una sentencia condenatoria, en consecuencia, la admisión o producción probatoria de forma oficiosa deberá ser un supuesto excepcionalísimo que debe ser debidamente fundamentado. En cuanto al Procedimiento sumario: debe sostenerse que en este procedimiento el requerimiento fiscal tiene un matiz de convertirse en una modalidad de dictamen acusatorio, por lo tanto no solo debe cumplir con las exigencias propias del art. 447 C.Pr.Pn., sino que en caso de una omisión en los requisitos formales puede darse aplicación a lo dispuesto en el art. 294 inc. 39 REGLAS DE PRUEBA EN EL PROCESO PENAL SALVADOREÑO Ultimo C. Pr.Pn., efectuándose las prevenciones necesarias para su corrección, so pena de inadmisibilidad; pero por otra parte, también le son aplicables las reglas del ofrecimiento probatorio establecidas en los arts. 174, 175, 177, 359 inc. 1 C.Pr.Pn.