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Pericarditis

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R1 Julio Cesar Ruiz Quintas

PERICARDITIS

DEFINICIÓN
• Aguda: pacientes que acudan de primera vez con los siguientes signos y/o
síntomas: dolor pericárdico, frote pericárdico, cambios electrocardiográficos
derrame pericárdico ó evidencias adicionales: marcadores séricos inflamatorios
elevados (PCR, VSG, leucocitosis), evidencia de inflamación pericárdica por
cualquier técnica de imagen como la tomografía axial computada (TAC) o la
resonancia magnética nuclear (RMN).
• Crónica: Pericarditis que dura más de 3 meses
• Incesante: Pericarditis que dura más de 4-6 semanas, pero menos de tres meses
sin remisión.
• Recurrente: Recurrencia de pericarditis después del primer episodio documentado
de pericarditis aguda con remisión total en un intervalo igual o mayor de 4-6
semanas.

ETIOLOGÍA

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R1 Julio Cesar Ruiz Quintas

EPIDEMIOLOGÍA
En población general, la incidencia se ha observado en 27.2 casos por 100,000
habitantes/año; el rango de edad en que se presenta oscila de 41 a 60 años, su
presentación es 2:1 en relación del hombre con la mujer, sin embargo, la mujer tiene más
asociación con complicaciones. La mortalidad estimada de pericarditis aguda es baja, suele
alcanzar hasta 1.1% de los casos.

CUADRO CLÍNICO
La manifestación clínica fundamental de la pericarditis aguda es el dolor torácico. Éste suele
instaurarse de una forma relativamente rápida, aunque no tan bruscamente como el dolor
del infarto agudo de miocardio. Es de duración prolongada (habitualmente varios días), se
localiza en la región precordial o retrosternal y se puede irradiar al cuello, región
supraclavicular, espalda, hombro y brazo izquierdo. Suele aumentar con la inspiración, con
los movimientos torácicos, con el decúbito y con la tos, y suele mejorar en sedestación con
el tronco inclinado hacia delante. El signo característico y patognomónico de la pericarditis
aguda es el roce pericárdico, el cual se ausculta aproximadamente en un 60% de los casos.
Cuando la pericarditis cursa con derrame importante pueden aparecer signos de
taponamiento (ingurgitación yugular, hepatomegalia, pulso arterial paradójico).

DIAGNOSTICO
La pericarditis aguda se diagnostica si se cumplen ≥2 de los 4 criterios:
1) Dolor torácico de carácter pericárdico
2) Roce pericárdico
3) Elevación generalizada del segmento ST de nueva aparición o descenso del
segmento PR en el EKG
4) Derrame pericárdico (de nueva aparición o aumento del previamente existente).

Biomarcadores
Habitualmente la analítica muestra elevación de marcadores inflamatorios inespecíficos
(VSG, PCR, leucocitos y LDH) se trata de un hallazgo común que apoya el diagnóstico y
que puede ser de ayuda para monitorizar la actividad de la enfermedad y eficacia del
tratamiento. Es frecuente también una elevación de marcadores de daño miocárdico
(Troponina T más frecuente que CK y MB), su elevación se relaciona con la presencia de
afectación miocárdica concomitante. Se deben realizar hemocultivos en casos de fiebre
>38ºC o signos de sepsis. Prueba de tuberculina o QuantiFERON, serología de VIH,
anticuerpos antinucleares en pacientes seleccionados. Actualmente dada su baja
rentabilidad diagnóstica no se recomienda el estudio viral etiológico de forma rutinaria.

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EKG
El EKG se altera en un 80% de los casos de pericarditis aguda4. En los casos más típicos
el EKG evoluciona en 4 estadios:

1. Estadio I: consiste en una elevación


difusa del segmento ST de
concavidad superior (curva de lesión
subepicárdica) y con ondas T
positivas; el segmento PQ o PR
puede estar descendido (curva de
lesión auricular). Estos cambios
suelen durar horas o unos pocos
días.
2. Estadio II: el segmento ST vuelve a
la línea isoeléctrica
3. Estadio III se caracteriza por la
aparición de ondas T negativas. Las
ondas T pueden normalizarse en
pocos días, pero a menudo siguen
siendo negativas durante semanas o
meses, lo cual no debe interpretarse
como persistencia de la enfermedad.
4. Estadio IV: corresponde a la
normalización.

Imagen

• Radiografía de Tórax
Varía desde la normalidad a silueta cardiaca “en botella de agua” (cantimplora) que
supone más de 200 ml de líquido pericárdico. Puede revelar alteraciones
pulmonares o mediastínicas asociadas.

• Ecocardiograma
Es la prueba de imagen de primera línea para el diagnóstico de las enfermedades
del pericardio. Puede detectar de manera precisa el derrame pericárdico y el
taponamiento cardiaco, por lo que en pacientes con sospecha de pericarditis aguda
y evidencia de compromiso hemodinámico debe realizarse de forma urgente, para
descartar la presencia de derrame pericárdico significativo, aunque los pacientes
con pericarditis agudo pueden presentar un ecocardiograma normal.

• TAC
Indicada en casos de duda diagnóstica o pericarditis agudas complicadas. Es una
técnica com-plementaria a la ecocardiografía. Muy precisa para visualizar el tejido
calcificado y además permite obtener un excelente detalle anatómico del corazón y
el pericardio

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• RM
Puede ser de utilidad en casos de que el ecocardiograma no sea concluyente o
cuando la evolución sea tórpida. Permite la visualización y la caracterización tisular
del pericardio y el corazón así como la evaluación de las consecuencias de las
anomalías pericárdicas para la función cardiaca y los patrones de llenado. Por todo
ello, probablemente sea la modalidad de imagen preferida para evaluar de manera
óptima la enfermedad pericárdica. Se puede visualizar la entrada ventricular y los
patrones de flujo venosos usando imagen de contraste de fases.

TRATAMIENTO
El diagnóstico de pericarditis aguda idiopática o viral comporta la instauración de reposo
en cama o butaca mientras persistan los síntomas inflamatorios (dolor pericardítico y fiebre).
El tratamiento farmacológico consiste en la administración de aspirina o de otros
antiinflamatorios no esteroideos. El fármaco de primera elección es la aspirina, que debe
administrarse durante un mínimo de 2 semanas. La dosis inicial es de 500 mg/6 h y debe
mantenerse mientras persistan el dolor y la fiebre. En caso de falta de respuesta a la
aspirina o en los pacientes con contraindicaciones para ésta, la siguiente opción son otros
antiinflamatorios no esteroideos aisladamente o en combinación entre sí o con la aspirina.
Como medida adicional para calmar las exacerbaciones del dolor, se puede administrar
dosis puntuales de diclofenaco. En cuanto a la colchicina Dosis de0,5-1 mg/24 horas (<
70Kg) o 0,5mg/12horas (>70Kg). Las evidencias de los estudios realizados en los últimos
años sugieren que su uso asociado a AINEs, desde el primer episodio de pericarditis,
mejora los síntomas, reduce las recurrencias y es bien tolerada. Se recomienda su uso
durante 3 meses en un primer episodio de pericarditis, y 6 meses en casos de recurrencias

COMPLICACIONES
• Taponamiento cardiaco: Ocurre raramente en pacientes con pericarditis idiopática
aguda y es más frecuente en pacientes con una etiología subyacente específica,
como enfermedad maligna, TB o pericarditis purulenta.
• Pericarditis constrictiva: puede ocurrir en menos del 1% de los pacientes con
pericarditis idiopática aguda y también es más frecuente en pacientes con una
etiología específica. El riesgo de sufrir constricción puede clasificarse como bajo (<
1%) en la pericarditis idiopática y la pericarditis viral; intermedio (2-5%) en las
etiologías autoinmunitarias, inmunomediadas y neoplásicas, y alto (20-30%) en las
etiologías bacterianas, sobre todo en la TB y la pericarditis purulenta.

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