Los Mariachis

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Los Mariachis

Pablo Remón

Versión montaje_01.05.18
Espacio:

Dos áreas:

Una es la cocina-sala de estar de una casa de pueblo. Vieja y descuidada.


Azulejos blancos, descascarillados. Electrodomésticos viejos y sucios. La
huecos de la ventana, cubiertos con periódicos. Una tele pequeña. En la
pared, cuadros antiguos, un calendario. Una cadena de música, encima
de la nevera.

Por un lateral se sale al resto de la casa, que no vemos. Tiene tres pisos y,
aunque se reformó en su momento, está también vieja.

El pueblo es un pueblo muy pequeño, casi abandonado, de algún lugar


indeterminado de la España vacía. Está en plena meseta: calor y frío
extremo, vacío y silencio. Si se oye algo, son perros o algún coche que
pasa por la carretera cercana.

El segundo área, el exterior, rodea a la cocina: es la meseta. Un espacio


vacío, abstracto, que debe sugerir amplitud y sequedad. Es un desierto,
nuestro desierto.

En este segundo espacio es donde se desarrollan todas las escenas que no


tienen lugar en la cocina.
2.

Personajes:

Una opción con cuatro actores:

- Germán Cruz

- Santos / Juan Luis Arroyo / Narrador 3

- Raúl / Mendigo / Darío / Narrador 2

- Jesús / Ramiro Vicuña / Narrador 1


3.

Los Mariachis
4.

El horizonte. Luz creciendo. Música.

Es el amanecer, rojo.

Según crece la luz, crece una sombra con ella: la silueta del toro de
Osborne.

Después, tres figuras más, cada una en su espacio. Los tres hermanos:

En la cocina de la casa, SANTOS, sentado a la mesa, con una enorme


cabeza de cabezudo puesta. En la mesa, restos de la noche: copas,
botellas, bolsas de patatas, pipas, latas de cerveza. Hace algún
movimiento, probando. Se la quita. Come pipas.

En una granja cercana: RAÚL, con unos guantes de plástico, da de comer


pienso a los avestruces.

En campo abierto, JESÚS, escucha música con unos auriculares, a la luz


del amanecer. Lleva gafas de sol y está sentado en una rueda de tractor
abandonada, a los pies de la silueta del toro.

NARRADOR 1

Más allá de las autopistas de circunvalación y de las franquicias de gasolineras,


entre hectáreas de secano y campos de molinos eólicos subvencionados por la Unión
Europea,
rodeados de cultivos: trigo, cebada, avena, centeno, maíz, sorgo.
Girasol, cabezas de girasol como cabezas de niños a la salida de un colegio,
esperando que los recojan.
Paralelogramos de campos segados, herbáceos de regadío, el gorjeo constante de las
rapaces: el azor, el gavilán, el cárabo.
En este lugar donde naciste, donde nacieron tus padres y los padres de tus padres.
5.

Tierra de virreyes, muertos en cunetas, perros cojos por los caminos, fábricas de
mantecados abandonadas. Lejos de la ciudad, en plena meseta, en plena España vacía.
Aquí.

Érase una vez un hombre de traje.

Una figura se acerca: lleva un traje elegante, pero hecho trizas y


polvoriento. La cara quemada por el sol. La cabeza, cubierta por una
gorra infantil, del perro Pluto. En los pies, unas zapatillas de colores
chillones, de correr. Están destrozadas. Lleva días caminando. Carga con
un maletín. Toda su ropa está cubierta de polvo.

NARRADOR 2
Lleva un traje oscuro, polvoriento, corbata suelta, la cabeza cubierta con una gorra.
Unas zapatillas de colores chillones, destrozadas. Asoman los pies, negros, cubiertos
de tierra.
También lleva un maletín.
No sabemos, no podemos saber, nada más del hombre de traje.
¿Qué hace aquí? Está mirando algo. Lo que mira es un huevo de avestruz.
Mira el huevo porque tiene hambre, y sed.
Esto de aquí es una granja de avestruces. Hay como cincuenta o sesenta aves.
Hay que imaginarlas: sus picos planos, sus cuellos rosados. Cada una mide casi tres
metros y pesa 180 kilos.
Una verja los separa. Están lejos de su hábitat.
Pero el hombre de traje, también.

NARRADOR 3
Ahora, vamos a imaginar algo.
Vamos a imaginar que el hombre de traje salta la verja y se cuela en la granja.
Sí, sí. Vamos a imaginarle, cruzando, imperturbable, entre la manada. Decidido a
robar el huevo.
6.

Las aves lo miran como si fuera un extraterrestre. Para ellas, es un extraterrestre.


Son animales peligrosos, atacan pegando coces hacia delante.
El hombre va a llegar hasta el huevo. Lo va a partir contra el suelo y beberá el
contenido con ansia.
Ahora.
El líquido amarillento le cae por los labios y le sabe mejor que nada que haya comido
nunca.
No es lo primero que roba en su vida, pero sí lo que más satisfacción le da.
Un segundo después, cae desmayado.
Los avestruces se quedan alrededor, como haciendo guardia.
Después, se olvidan de él. Pasan las horas. Anochece.

NARRADOR 2

Cuando el hombre recupera el conocimiento, se pone en pie y mira los avestruces,


paralizado.
Duermen a su lado. Las plumas brillan bajo la luna.
Un mar de cuerpos, hinchándose, deshinchándose.
Los ojos abiertos, vigilantes, porque los avestruces duermen con los ojos abiertos.

NARRADOR 3

¿Cómo?

NARRADOR 1

¿Qué?

NARRADOR 3

¿Pero cómo que duermen con los ojos abiertos?

NARRADOR 2

¿No lo sabíais? Se pasan toda la noche con los ojos abiertos, sin moverlos, así.

Miran los cuatro a público, con los ojos abiertos.


7.

NARRADOR 2

He leído en Wikipedia que es el único animal que duerme con los ojos abiertos, junto
al ornitorrinco.

NARRADOR 3

¿Cómo es un ornitorrinco?

NARRADOR 1

¿Pero duermen?

NARRADOR 2

Sí, duermen, y digo yo que soñarán... con volar.

NARRADOR 1

Con cosas de avestruces.

NARRADOR 3

¿Cómo es un ornitorrinco?

NARRADOR 2

Soñarán... con Sudáfrica, con la sabana que no conocen y no conocerán nunca.

Pausa.

NARRADOR 1

¿Y el hombre de traje?

NARRADOR 2

¿Qué?

NARRADOR 1

¿Con qué sueña el hombre de traje?

NARRADOR 2

¿Con qué sueña?


8.

NARRADOR 1

Sí, ¿con qué sueña?

NARRADOR 3

Esa es la pregunta: ¿con qué sueña el hombre de traje?

NARRADOR 2

¿Con qué sueña el hombre de traje?

Silencio.

GERMÁN

(para sí mismo)
¿Con qué sueña el hombre de traje?
9.

Luces en la cocina.

La meseta, ligeramente iluminada.

Durante toda esta parte, y hasta que aparece, el hombre de traje camina
por la meseta.

En la cocina:
10.

I.

La música pasa a escucharse en el interior de la cocina, a través de un


altavoz. Ahora es una música techno. Quien la escucha es Jesús, que viene
de fiesta, de alguna discoteca cercana. Las gafas de sol aun en la cabeza.
Un cigarrillo encendido.

Las persianas están cerradas, pero se cuela algo de luz de las primeras
horas de la mañana. Aun así, la cocina en penumbra.

Jesús abre la nevera: saca un cartón de leche. De una estantería saca


unos cereales. Se sirve los cereales con leche y se sienta a la mesa. Se
pone las gafas de sol. Menea la cabeza al ritmo de la música mientras
come y fuma.

De repente, se fija en Santos. No lo había visto. Está tumbado en el sofá,


con la cabeza de cabezudo puesta. Deja el cigarro en la mesa.

Se levanta y lo observa, mientras sigue comiendo.

Le da unos golpecitos en la cabeza, como llamando. Nada.

Le pone al altavoz más cerca y sube el volumen. Sonríe.

Sale hacia el interior de la casa.

Unos momentos así, con la música sonando.

Entra Raúl, por la misma puerta.

Abre unos cajones, buscando algo que no encuentra. Hace ruido.


11.

RAÚL

¿¡Santos!?
(Sigue buscando. Nada.)
¿¡Santos!? ¿¡Santos!?
(le zarandea)

SANTOS

(despertándose)
¿Qué?

RAÚL

Santos, ¿estás ahí?

SANTOS

¿Dónde?

RAÚL

Ahí dentro, ¿estás?

SANTOS

¿Me ves?

RAÚL

¿Cómo que si te veo? Claro que te veo.

SANTOS

No, ¿pero me reconoces?

RAÚL

Pero si no hay nadie más. ¿Cómo no te voy a reconocer?

Santos se quita la careta de cabezudo y la deja en el sofá.


12.

SANTOS
Pues me preocupa esto que dices. No se me puede reconocer.

RAÚL
¿Cómo que no se te puede reconocer?

SANTOS
En lo demás podemos fallar, hay un margen, pero en eso... Si se me reconoce, a tomar
por saco. El anonimato es innegociable.

RAÚL
No tengo ni idea de lo que estás hablando.
(Apaga la música.)
¿Dónde está el café en esta casa?

SANTOS
¿El café? Yo qué sé. Si no es mi casa.

RAÚL
(Sube la persiana. Luz.)
Ya lo sé que no es tu casa. Pero prácticamente vives aquí, por eso te pregunto.

SANTOS
Que prácticamente vivo aquí, pero eso qué es, ¿una acusación?

RAÚL

Acusación no, es un hecho.

SANTOS

¿Y qué quieres que haga? En casa está mamá, y es que no se puede practicar.

RAÚL

¿Practicar qué?
13.

SANTOS
¿Qué va a ser? Los cabezudos. No se puede. Se asusta, pobre mujer. No, no, no. De
ninguna manera.
(señala la cabeza de cabezudo)
Mira, estaba practicando la respiración, porque es que no es fácil respirar aquí. No
está bien hecho. Hay una abertura. Se supone que la boca esta tiene que llegarte justo
a la nariz, pero no siempre es así. Depende de la persona. No todos tenemos la misma
nariz, de las mismas dimensiones. Me ha faltado el oxígeno, ha faltado riego, y me he
debido quedar dormido. Eso ha tenido que ser. Café ya te digo yo que no hay, ¿eh?

Mientras habla, Raúl ha seguido buscando. Saca una lata del fondo de un
armario.

RAÚL
Mira, si aquí hay una lata.

SANTOS
(le quita la lata)
No, no. Esa lata no es de café.

RAÚL
Pues dice: "café".

SANTOS
¿Y eso qué tendrá que ver? Eso no quiere decir nada. En todo caso, que tuvo café,
alguna vez, hace tiempo. ¿Quién sabe –te pregunto– cuándo hubo aquí café, si es que
hubo? ¿Estando en una casa que no es la nuestra, además? Fíate. Anda que no hay
veces que nosotros guardamos, en los botes de mermelada, no sé, pimientos. Te vas a
fiar de las etiquetas ahora... Que te digo que se ha terminado.

RAÚL
¡Y yo te digo que compré el lunes!
14.

SANTOS
Me extraña muchísimo.

RAÚL
¿Qué te extraña? ¿Que compre café?

SANTOS
Es tu palabra contra la mía.

RAÚL
¿Qué palabra ni qué cojones? ¡Compré café, y ahora no está!

SANTOS
¡Bueno, coño, pues avanza! ¡No está, ya fue, sigamos para adelante!

Pausa. Raúl se da por vencido. Se deja caer en una silla, al lado de la


mesa camilla. Se fija en las copas.

RAÚL
¿Y esto?

SANTOS
¿Esto? De anoche.

RAÚL
¿De anoche?

SANTOS
Sí. Es que voy anoche a “La Convivencia” a echar un cacharro. Están estos, pero
claro, yo estoy a lo mío, yo sé que las fiestas están al caer y que hay mucho que hacer.
Pero nada, al final me lían, me tomo otro cacharro, ya van dos cacharros, que al final
son tres.

RAÚL
Que al final son cuatro.
15.

SANTOS
Y me estoy volviendo para casa cuando de camino me encuentro al Quique que viene
de tocar en las fiestas de Vinuesa y el Quique me dice que va para la peña. Me voy
con él. No hay nadie, no tenemos la llave, pero le digo: “nada, vamos para la casa del
primo”. Y ya nos hemos venido y hemos estado aquí tomando algo y he aprovechado
para practicar los cabezudos pero me he debido quedar sin oxígeno y me he quedado
dormido.

RAÚL
Y otra vez que te has bebido las botellas del primo.

SANTOS
Que lo apunto. Yo lo apunto todo, Raúl. No pasa nada. Luego lo repongo. Además,
que no viene. Con la que tiene encima. Ha salido en las noticias, y todo. Que se ha
escapado. Que no se ha presentado al juicio.

Raúl no escucha. Coge una de las copas y se la bebe de un trago. Se bebe


otra.

No escuchas. Estás como deprimido, ¿no?

RAÚL
Se ha ido. Ya está. Se ha ido.

SANTOS
(sin entender de qué habla)
Bueno...

RAÚL
No, no. Que se ha ido, te digo.
16.

SANTOS
(lo mismo)
No pasa nada.

RAÚL
¡Que se ha ido! ¡Que no vuelve!

SANTOS
¿Quién se ha ido?

RAÚL
¿Quién va a ser? Claudia.

SANTOS
¿Cómo que se ha ido?

RAÚL
Se ha ido, se ha ido.

SANTOS
Bueno, ya volverá. Se ha ido otras veces.

RAÚL
No, se ha ido del todo. A casa de su madre.

SANTOS
¿A casa de su madre...?

RAÚL
Sí.

SANTOS
¿A la ciudad?

RAÚL
Sííí...
17.

Pausa.

SANTOS
Igual no vuelve, entonces.

RAÚL
Eso te estoy diciendo.

SANTOS
Pero espera... eso no puede ser.

RAÚL
Pues claro que no puede ser, ese el problema.

SANTOS
¿Quién va a sacar los cabezudos conmigo?

RAÚL
¿Los cabezudos?

SANTOS
Sí, sí. Hemos practicado, Claudia y yo.

RAÚL
Te estoy diciendo que mi mujer me ha abandonado.

SANTOS
Sí.

RAÚL
Y tú me hablas de los cabezudos.

SANTOS
¿De qué debería hablar?
18.

RAÚL
¿De qué deberías hablar? De mi mujer.

SANTOS
Estamos hablando de tu mujer.

RAÚL

Yo te digo que me acaba de abandonar y tú piensas en los cabezudos.

Pausa.

SANTOS

Ah, ¿que estoy siendo desconsiderado, dices?

RAÚL

Sí, sí. Eso digo.

SANTOS

Bueno, estoy enfocándome en el futuro, en los problemas concretos a solucionar. No


estoy... lamiéndome las heridas...

RAÚL

¿Qué lamiendo? ¿Qué dices?

SANTOS

Estoy pensando en los niños.

RAÚL

¿En qué niños?

SANTOS

¡En los niños que van a venir a los cabezudos!

RAÚL

¡Si no hay!
19.

SANTOS

¿Cómo que no hay?

RAÚL

Niños. No hay niños en el pueblo.

SANTOS

Los de Valero, por ejemplo.

Se oye un ruido fuera, en el pasillo.

RAÚL

¿Y eso?

SANTOS

Yo qué sé. Será Jesús.

RAÚL

(grita fuera)
¡Jesús! ¡Jesús! ¿Eres tú?

Pausa.

JESÚS

(desde fuera)
¡No!

RAÚL

(a Santos)
¿Y este qué hace aquí?
20.

SANTOS
Se baña aquí, que en casa no va el calentador.
(grita fuera)
¡Que dice Raúl que no hay críos en el pueblo!

JESÚS
(fuera)
Hubo. En 1950. Luego emigraron. Ochenta años tienen los niños.

SANTOS
(grita fuera)
No, no. Pero digo ahora. Los de Valero, por ejemplo.

RAÚL
Los de Valero ya no vienen.

SANTOS
Sí que vienen. Vinieron un fin de semana y trajeron a los críos. Un montón de críos.
Propios, adoptados. Todo tipo de críos. En Semana Santa, fíjate.

RAÚL
No en esta Semana Santa. La Semana Santa pasada.

SANTOS
La Semana Santa pasada, pues eso digo. No seas tan negativo. El caso es que
vinieron. Vinieron, vendrán otra vez, en fiestas. Estás muy afectado con este tema,
Raúl.

RAÚL
¿Qué tema?

SANTOS
¿Qué tema? El abandono de tu mujer. Vamos a ver: ¿qué ha dicho exactamente?
21.

RAÚL
¿Claudia?

SANTOS
Antes de irse. ¿Cuáles han sido sus últimas palabras?

RAÚL
No se ha muerto.

SANTOS
¿Quién?

RAÚL
Claudia, que no se ha muerto. No ha dicho "últimas palabras".

SANTOS
¿Quién dice que se haya muerto?

RAÚL
Si acabas de decir tú: “Sus últimas palabras”.

SANTOS
¿Quién dice que se haya muerto?

RAÚL
¿Quién dice...? Pues ella, lo dice: "Me he muerto".

SANTOS
¿"Me he muerto", ha dicho?

RAÚL
"Estoy muerta". "Me estoy muriendo". Expresiones así...

SANTOS
Así... ¿con la muerte?
22.

RAÚL
Sí, sí.

SANTOS
Como negativa, ¿no?

RAÚL
Muy, muy negativa.

SANTOS
Pues eso ya sabes de quién se le ha pegado.

RAÚL
"Me estoy muriendo en este pueblo de mierda", me ha dicho.

SANTOS
Pero no se está muriendo, ¿no? De verdad, digo. Porque eso lo explicaría.

RAÚL
No, qué va.

SANTOS
La gente hace cosas raras cuando se está muriendo.

RAÚL
Quiere decir que se agobia, aquí en el pueblo.

SANTOS
¿Qué le pasa al pueblo?

RAÚL
Pues que es un pueblo de mierda, en mitad de una provincia de mierda, vacía.

SANTOS
Espera, espera: ¿lo del pueblo de mierda lo dices tú o lo dice ella?
23.

RAÚL
Los dos.

SANTOS
Coincidís.

RAÚL
Coincidimos.

SANTOS
Bueeeno. ¿Ha dicho "este pueblo de mierda"?

RAÚL
Sí.

SANTOS
¿El pueblo? ¿Ha dicho "el pueblo de mierda"?

RAÚL
Sí.

SANTOS
Pues es un malentendido, entonces. A ella le encanta el pueblo.

RAÚL
Qué va. Ni aguanta el pueblo ni te aguanta a ti.

SANTOS
¿A mí?

RAÚL
Ni a Jesús. “Tus hermanos dan pena. Te estás convirtiendo en tus hermanos”.

SANTOS
Me suena rarísimo.
24.

RAÚL
Pues es lo que ha dicho.

SANTOS
No me suena a Claudia para nada.

RAÚL
¿Pero para qué te voy a mentir?

SANTOS
Eso no lo sé, pero hemos hablado mucho, Claudia y yo. Hemos ido a buscar frutos del
bosque, muchas mañanas, muchas. La cantidad de mañanas que hemos dedicado tu
mujer y yo ––tu ex mujer, vamos a decir–– a buscar frutos del bosque, antes de la
salida del sol.

RAÚL
¿Qué frutos? ¿Qué bosque?

SANTOS
Y ella no hacía más que elogiar el pueblo. Qué aire... "Qué aire más puro", decía.
"Aquí el aire es otra cosa". Cito palabras textuales.

Entra Jesús, con la cara a medio afeitar y una toalla. Los mira.

JESÚS
Hay una tema que se dice siempre del campo, de la vida rural. Se dice que es una vida
dura. Se dice que es jodida. Es jodida, claro que sí. Pero hay una cosa, que lo
compensa. Lo compensa la tranquilidad. El cielo abierto. El silencio. Pero... ¿dónde
está? ¿Lo veis vosotros? Yo no lo veo. Yo oigo ruido, ruido, ruido.

Se tumba en el sofá y se pone la toalla en la cabeza.

SANTOS

Claudia se ha ido. No te aguanta.


25.

JESÚS

¿Quién?

SANTOS

Claudia, su ex mujer.

RAÚL

¡No es mi ex mujer!

SANTOS

Está ciego. No quiere ver la realidad.

JESÚS

Pues me alegro.

SANTOS

No digas eso, hombre. ¿Pero cómo dices eso?

JESÚS

Es la verdad. Me alegro mucho. Ya era hora. Ya estaba sobrando.

RAÚL

Jesús, te pido por favor que no opines sobre este tema.

SANTOS

Está deprimido. Hay que animarle. Bah, Raúl, venga, los sacas conmigo. No se hable
más.

RAÚL

¿Que saque qué?

SANTOS

¿Qué va a ser? Los cabezudos. Los sacaría yo solo, pero es que los cabezudos son
dos. Por eso se llaman así. No se llama "cabezudo", no es una cosa individual, de uno.
26.

Los cabezudos van en grupo, eso lo sabe todo el mundo. Ya me parece poco que sean
dos, la verdad. Una pareja de cabezudos: es rarísimo. Menos mal que son pequeños y
se adaptan.

RAÚL

¿Cómo que se adaptan?

SANTOS

Los niños, pobrecitos.

RAÚL

Que no hay niños.

SANTOS

¿Cómo que no hay niños? Ya habrá, en fiestas. Esto se llena de niños. Es una alegría.
Eso sí, tenemos que movernos, ¿eh? Dar la sensación de que somos más. Asustarles.
Lo bueno de los cabezudos es que te asustan. De verdad, te asustan. Pasas terror. Yo
recuerdo eso: recuerdo ese terror. Vienen los cabezudos: son enormes, llevan palos.
Vienen a por mí. ¿Por qué? No he hecho nada. Eso es lo acojonante: no hay motivo.
Es un puro ataque irracional. Vienen a por ti porque sí. Porque eres un niño. Ese es tu
error, fíjate: eres un niño. En lugar de cuidarte, no sé, de protegerte, que sería lo
normal. No: te atacan. Qué loco, ¿no? Estoy pensando... Es un poco como el
terrorismo, ¿no?

RAÚL

¿Qué?

SANTOS

El terrorismo. Tiene pretensiones parecidas. Terror irracional. O sea que los


cabezudos serían un poco un... antídoto del terrorismo. Como una vacuna. Por eso es
importante sacarlos. Venga, sácalos conmigo...
27.

RAÚL

Santos, eres muy pesado. Se lo dices a él.

JESÚS

Una polla voy a sacar yo los cabezudos. Que los reviento a todos.

SANTOS

Piensa que han sido muchos años los dos, en la comisión, levantando las fiestas
prácticamente solos... Para una vez que estás en fiestas...

RAÚL

Pero si tú sabes que odio las fiestas.

SANTOS

No, ¿desde cuándo?

RAÚL

Desde siempre.

SANTOS

A todo el mundo le gustan las fiestas. ¿A que a todo el mundo le encantan las fiestas?

JESÚS

A Claudia, por ejemplo, le encantaban.

SANTOS

Es verdad. Eso sí que lo va a echar de menos, pobre.

RAÚL

Se ha llevado a la niña.

JESÚS

Mejor. Imagínate que la deja aquí contigo. Sería peor la situación.


28.

RAÚL
A mí me parece que no.

JESÚS
Por tu tendencia a ver lo negativo. ¿Dónde va a estar mejor una criatura que con su
madre?

RAÚL
¿Sí? Pues también se ha llevado el dinero.

JESÚS
(se incorpora y se quita la toalla)
¿Qué dinero?

SANTOS
(a la vez)
¿Qué dinero?

RAÚL
El dinero de la granja.

SANTOS
¿Dinero nuestro?

RAÚL
Pues sí.

JESÚS
¿Pero cómo que se lo ha llevado?

RAÚL
Ha ido a la caja, lo ha sacado todo y se lo ha llevado.

SANTOS
¿Qué caja?
29.

RAÚL
La caja de ahorros.

SANTOS
¿La han abierto otra vez?

RAÚL
¿Qué van a abrir? No esta caja de ahorros. La caja de ahorros de la capital.

SANTOS
Me cago en la madre que nos parió. ¿Y ahora qué hacemos?

RAÚL
Bueno, ahora hay que reunir a la junta de accionistas, a ver.

SANTOS
¿Y la junta de accionistas quiénes son?

RAÚL
¿Quiénes van a ser? Nosotros tres.

JESÚS
¿Yo soy accionista de la granja? ¿Desde cuándo?

SANTOS
¿Y yo?

RAÚL
¿No os acuerdáis que hubo un mes que no os pude pagar y os lo cambié por acciones?

SANTOS
¿Que me debes un mes?

RAÚL
No, no. No te debo un mes. Te lo cambié por acciones. Por eso eres accionista.
30.

SANTOS
No, mira, perdóname, pero yo ahora mismo, con las fiestas aquí a la vuelta de la
esquina, elijo el mes.

JESÚS
Y yo, no te jode.

RAÚL
No, no. Es que eso no funciona así. Sois accionistas y punto.

SANTOS
Bueno, y cómo va la granja. Infórmanos.

RAÚL

¿Sabéis cuánta grasa tiene la carne de la avestruz? Dos por ciento. Casi no tiene. Es
una carne blanca, una carne limpia, sin grasa. Una de las carnes más sanas que hay.
En esto, os diré, hay un acuerdo clarísimo. Nutricionistas, biólogos... No hay duda.
Más que la del pollo, más que la del pavo, más que la ternera. La carne más sana, la
del avestruz.

JESÚS

Estás argumentando, ¿no? Quiero decir que te veo argumentar... como que vas a
algún sitio, ¿no?

RAÚL

En Australia se come mucho. En Australia y en Sudafrica. Aquí no tenemos


costumbre, pero la gente que la prueba le encanta. Lo que pasa es que luego no
repiten. ¿Por qué? Porque somos asíl, cerrados. No hay cultura del avestruz, cuando
perfectamente podría haberla. Vosotros la habéis probado.

SANTOS

Sí, sí.
31.

JESÚS
Sí, sí.

RAÚL
¿Y qué os pareció?

SANTOS
Bien. No sé. Bien.

JESÚS
Bien.

RAÚL
Bien. Joder. ¿Os supo mal?

SANTOS
No, no.

JESÚS
Qué va.

RAÚL
Pero no comeríais más.

SANTOS
Sí, sí que comería.

JESÚS
Sí, claro.

RAÚL
¿Cuánta? No, quiero decir... Comeríais, pero no a diario, ¿verdad? Y no digamos para
pedirla en un restaurante. Aunque te haya gustado, aunque sea buena para la salud,
aunque sea la que tiene menos grasa de todas… no la pedimos en un restaurante. ¿Por
qué?
32.

SANTOS
No sé. ¿Por qué?

JESÚS
¿Por qué?

RAÚL
Porque no hay. ¿Y por qué no hay? Porque la gente no la pide. Ahí lo tenéis. No
vendo la carne. No sale rentable.

Pausa.

SANTOS
Pues cierra la granja.

RAÚL
¿Qué?

SANTOS
Que cierres la granja.

RAÚL
No, si te he oído. Lo que pasa es que estoy flipando. Flipo que mi hermano, y además
accionista de la granja...

SANTOS
¡Que ya te he dicho que te vendo las acciones!

RAÚL
¡Que no, que no se puede! Flipo, digo, flipo con que esa sea tu visión del negocio.

SANTOS
Bueeeno.
33.

RAÚL
Además, que tengo sesenta hembras para engordar, tengo treinta reproductores. No
puedo vender, no puedo ir para otro lado. Tengo que seguir adelante, como sea. No
queda otra. Pero ahora, sin Claudia, no sé si tengo fuerzas para seguir.

Silencio.

JESÚS
¿Sabéis lo que haría yo? Te coges las sesenta hembras, los treinta machos
reproductores, y los pones a hacer coreografías. ¿Qué no? Con balones, con aros... De
pueblo en pueblo, haciendo sus atracciones... Pirámides, una cosa así elegante. Un
poco como las focas, ¿no? Y que si lo hacen las focas, malo será que los avestruces
no puedan por lo menos, acercarse. Igual los que sean peores, los que no valgan, los
matas, los cocinas. Yo creo que es una solución, ¿no? Ahí os dejo la idea: un circo.

Le miran. Pausa.

RAÚL
¿Tenéis un Diazepam?

SANTOS
¿Qué tienes, ansiedad?

RAÚL
Me va el corazón muy fuerte, no sé.

SANTOS
Pero igual es amor, sin más.

RAÚL
¿Qué amor?

SANTOS
Bueno, desamor, sería, en tu caso.
34.

RAÚL
¿Tenéis o no?

JESÚS
Yo tengo Sumial.

RAÚL
Es lo mismo, ¿no?

JESÚS
No. El Diazepam es un modulador alostérico y es para la ansiedad. El Sumial es un
betabloqueante con propiedades inotrópicas, es más para controlar la frecuencia
cardiaca.

SANTOS
Eso es una mierda, hombre.

RAÚL
(a Jesús)
Dame lo que tengas.

JESÚS
O si no, este lo que tiene es cocaína.
(se refiere a Santos)

SANTOS
Schht. ¡Qué va!

RAÚL
¿Tienes?

SANTOS
Qué va.
35.

JESÚS
Que no, que es broma. Además, que es peor.

RAÚL
Por eso. Cocaína, ¿qué dices? Lo que me faltaba ahora.
(pausa. A Santos.)
Bah, sácala.

JESÚS
Venga, sácala.

SANTOS
Que no tengo.

JESÚS
Que ya sabemos que no tienes, pero si es que es por ayudarle a él. ¿Te ayuda?

RAÚL
Me ayuda.

JESÚS
Le ayuda. Ya está.

SANTOS
¿Y los cabezudos?

RAÚL
¿Qué?

SANTOS
Que está el tema sin cerrar.

RAÚL
¿Cómo que sin cerrar? Si te he dicho que no.
36.

SANTOS
Sí, pero eso era antes.

RAÚL
¿Cómo antes?

SANTOS
Antes de la cocaína, digo. Antes de ser accionista. Ahora estamos en otro presente.

RAÚL
¿Pero no dices que no tienes?

SANTOS
Si no tengo. Es hipotético.

RAÚL
Hipotético... Quieres decir que si no saco los cabezudos contigo... ¿no hay cocaína?

SANTOS

Quiero decir que la cosa... como que se va organizando sola, ¿no? ¿Parece?

RAÚL

Me cago en tu puta madre.

SANTOS

Que es la tuya.

RAÚL

Que es la mía.

Santos no se mueve. Raúl lo piensa unos segundos.

Vale, ¿qué más da? Los saco contigo.


37.

SANTOS
¿Y ensayas?

RAÚL
No ensayo, coño. No ensayo. Los saco pero... sin ensayar.

SANTOS
¿Improvisamos, entonces?

RAÚL
Improvisamos.

Se dan la mano.

Santos coge la lata de café que le quitó a Raúl y la abre. Dentro hay una
bolsita con cocaína.

¿Pero que la tienes ahí, en la lata de café?

SANTOS
¿Y dónde la voy a tener? En casa me la puede encontrar mamá. Ya pasó una vez.

RAÚL
¿Y mi café? ¿Lo has tirado?

SANTOS
¿A que ahora ya no lo echas de menos? Jesús, Coge a la tía Carmencita, anda.

Se refiere a una foto que cuelga: es una foto en blanco y negro, de una
mujer vestida de novia.

Jesús la descuelga de la pared. Se queda mirando la foto.

JESÚS
¿Esta es tía nuestra? Hay que ver qué pinta tenía...
38.

SANTOS
Bueno, para esto vale.

Se sientan los tres en el sofá. Santos extiende la droga encima del cuadro.

De la cartera saca un billete. Lo enrolla y hace un cilindro. Se lo da a


Jesús, que va a esnifar, pero se queda mirando la foto, extrañado.

SANTOS
¿Qué pasa?

JESÚS
Estaba pensando... Se da un aire a Claudia, ¿no?

SANTOS
¿La tía Carmencita?

JESÚS
Sí, ¿no? Mírala así, de perfil...

Jesús mueve la foto. Santos y Raúl la miran.

SANTOS
Sí que puede ser, sí. Las cejas, ¿no?

JESÚS
Sí, sí. Y los labios. Mira los labios.

Los tres mirando la foto.

RAÚL
Es que es igual. Parece la misma persona, joder.

SANTOS
Qué depresión tienes. Hazte un turulo.
39.

JESÚS
También os digo que cuando alguien que quieres desaparece, empiezas a verlo, a
verlo... Yo, por ejemplo, cuando murió nuestro padre, y mira que era un hijo de puta
como no se ha visto, me lo encuentro una noche en la peña, pero muerto. Y está ahí...
con la camisa abierta, el pecho al aire... que ya sabéis cómo era. Borracho como un
piojo... bebiendo del porrón... y cantando una jota. Y le digo: "¡Eh! ¡Eh! ¡Tú aquí no
puedes estar! ¡Que estás muerto!" Y me dice: "Yo estoy aquí si se me cantan las
pelotas". Y le digo: "Muy bien, pero es que tú no eres de esta peña. Tú no eres de 'Los
Mariachis'. Tú eres de 'La Convivencia'". Y me dice: "Ahí llevas razón". Luego ya no
lo vi más.

Mientras Jesús habla, y sin que ninguno de los tres lo vea, ha entrado un
cuarto hombre: el hombre de traje. Se llama GERMÁN. Va vestido como
lo dejamos en la granja de avestruces. Traje destrozado. Gorra de Pluto.

Se acerca por detrás al sofá, donde están los tres. Mira todo desorientado,
como si viniera de la guerra.

Pausa.

SANTOS
Esto no me lo habías contado nunca.

JESÚS
Si es que es lo que te digo siempre: que para el tiempo que pasamos juntos, nos
comunicamos poco.

Se miran. Esnifan los tres.

Notan algo. Miran los tres a Germán.

RAÚL
¿Qué te ha pasado, primo?
40.

Germán mira extrañado la foto, la situación.

GERMÁN
Conozco esto: la tía Carmencita, cocaína. Conozco esto. Han empezado las fiestas.

Entran, creciendo, los ruidos de la ciudad.


41.

Cambia la luz: luces en la meseta. La cocina, a oscuras.

Vuelve la silueta del toro, que se mantendrá durante toda esta parte.

La meseta es un desierto en el cual se representan, con pocos elementos y


no realistas, las escenas de la ciudad.

En la meseta:
42.

II.

1.

Media mañana en un bar. En la barra, Germán y un compañero de


partido, Juan Luis ARROYO. Los dos de traje. Germán bebe una copa.

NARRADOR
Tres semanas antes. En la ciudad:

GERMÁN
Tampoco es que quiera yo hablarlo.

ARROYO
Ya.

GERMÁN
¿En mi posición? ¿Estando como estoy ahora mismo?

ARROYO
Ya, ya, ya.

GERMÁN
¿Qué hay que hablar, además?

ARROYO
Nada.

GERMÁN
¿Hablar, para qué?

ARROYO
Para nada.
43.

GERMÁN
¿Qué necesidad tengo yo...?

ARROYO
Ninguna. ¿Tú? Ninguna.

GERMÁN
¿A estas alturas de mi vida?

ARROYO
Es normal, si es que es normal.

GERMÁN
Mejor no decir nada y oye…

ARROYO
¿Nada? Mejor.

GERMÁN
¿Para qué?

ARROYO
¿Para qué?

GERMÁN
Nada.

ARROYO
Mejor, nada.
(pausa)
Tú callado.

Pausa.
44.

GERMÁN
Si es que es peor. Si es que es…

ARROYO
Peor.

GERMÁN
… peor.
(silencio)
Ahora, yo te voy a decir lo que ha pasado aquí.

ARROYO
No, no, no.

GERMÁN
¿No?

ARROYO
No me lo digas. Si ya lo sé yo.

GERMÁN
Hombre, claro que lo sabes.

ARROYO
Lo sabemos todos. Lo sabemos todos.

GERMÁN
Aquí lo que ha pasado…

ARROYO
Si está claro, si está claro.

GERMÁN
… es que ha habido una cacería…
45.

ARROYO
Una cacería, esa es la palabra.

GERMÁN
… Una cacería política…

ARROYO
Pero vamos, pero vamos.

GERMÁN
Se me ha puesto a mí de, de, de chivo…

ARROYO
De chivo expiatorio, claro que sí.

GERMÁN
¿No? De chivo expiatorio, ahí, expuesto, para los medios y para…

ARROYO
Totalmente.

GERMÁN
Como de, de… ¿cómo se dice?

ARROYO
No sé, no…

GERMÁN
¿Cuando se utiliza a alguien…?

ARROYO
Ni idea.

GERMÁN
Sí, hombre... ¿Para dar un escarmiento?
46.

ARROYO
Si ya lo has dicho: de chivo, de chivo expiatorio.

GERMÁN
No, no. Lo otro.

ARROYO
¿Lo otro?

GERMÁN
Sí, joder...

ARROYO
No sé.

GERMÁN
... ¿Como que se me ha utilizado…?

ARROYO
Que no sé.

Silencio. Germán bebe un trago largo, con ansia. Arroyo le mira.

GERMÁN
Y el espectáculo ese que dieron... ¿Qué espectáculo es ese, por favor?

ARROYO
Pues tú lo has dicho, un espectáculo.

GERMÁN
¿Que me hacen salir de mi casa... con mi familia delante?

ARROYO
Pues un numerito que armaron. Para la foto.
47.

GERMÁN
Pero obviamente. Obviamente para la foto. ¿Y la gente aquella?

ARROYO
Bah, la gente...

GERMÁN
“Chorizo”. “Estafador”.

ARROYO
... pues lo que le digan.

GERMÁN
¿Pero quién es esa gente?

ARROYO
¿Quiénes son?

GERMÁN
Qué manera de de de de hacer un…

ARROYO
Un juicio, un juicio paralelo.

GERMÁN
(a la vez)
… un juicio paralelo, eso es. ¿Que no tengo yo derecho a un juicio justo?

ARROYO
Pues parece que no.

GERMÁN
¿No soy una persona yo, o qué?

ARROYO
Pues parece que no.
48.

Pausa.

GERMÁN
Porque a mí, te digo una cosa, a mí no me ha llamado nadie.

ARROYO
Del partido, ¿dices?

GERMÁN
Pero nadie.

ARROYO
¿Ni un mensaje, ni...?

GERMÁN
Naaada. Se han desentendido...

ARROYO
Sí, sí, como un...

GERMÁN
Como un apestado.

ARROYO
Es increíble.

GERMÁN
¿Increíble?

ARROYO
Es increíble, digo. Que no te lo puedes creer.

Pausa.
49.

GERMÁN
Al final es que te afecta la salud y todo.

ARROYO
Todo. Todo te estará afectando.

GERMÁN
Y Patricia está... que no te quiero ni contar.

ARROYO
Me imagino.

GERMÁN
No te quiero ni contar.

ARROYO
Ni me cuentes.

Pausa.

GERMÁN
Ahora está... por ahí, bailando.

ARROYO
¿Ah, bailando?

GERMÁN
Sí, baila mucho ella. Le gusta mucho bailar.

ARROYO
Ah, mira.

GERMÁN
Se va con amigas, baila, se entretiene.
50.

ARROYO
Baila...

GERMÁN
Se, se... distrae.

ARROYO
Pero, ¿qué baila?

GERMÁN
¿Qué baila?

ARROYO
Sí, sí, el estilo.

GERMÁN
No sé, no sé qué estilo.

ARROYO
¿Libre?

GERMÁN
Swing, creo.

ARROYO
Ah, swing.

GERMÁN
Sí, swing.

Silencio. Siente que tiene que decir algo.


51.

ARROYO
Te iba a llamar, ¿eh? Mira qué cogí el teléfono varias veces para llamarte, lo tuve en
la mano. "Tengo que llamarle, tengo que llamarle", pero de eso que al final, pues no...
no llamas. Pero te tengo en la cabeza. Me tengo que subir, ¿eh?

GERMÁN
¿Te subes?

ARROYO
Me tengo que subir.

GERMÁN
¿No te quedas un rato? ¿No quieres beber algo?

ARROYO
No, no.

GERMÁN
Bah, un chupito.

ARROYO
Que va, si tengo rueda de prensa...

GERMÁN
Claro, claro. Que estaréis ahora...

ARROYO
Con las autonómicas, ya sabes.

GERMÁN
Joder, las autonómicas... Te quería pedir una cosa.

ARROYO
Venga. Que me alegro muchísimo de verte, y que, que... nos veamos más, y que tú
para arriba, hijoputa.
52.

GERMÁN
¿Qué?

ARROYO
¿Eh?

GERMÁN
¿Qué has dicho?

ARROYO
¿Qué he dicho?

GERMÁN
¿Que qué has dicho?

ARROYO
Que a ver si nos vemos y... No sé.

GERMÁN
No, no. Después de eso. Que me has llamado hijoputa.

ARROYO
Pero cómo te voy a llamar "hijoputa", ¿qué dices?

GERMÁN
Que me has llamado “hijoputa”.

ARROYO
No, no. Te habré llamado hijo de puta, así como cariñoso. Venga, venga. Un abrazo.

Se abrazan. Arroyo va a salir.


53.

GERMÁN
Hay una cosa, te quiero decir... ¿En lo que era mi despacho? Hay un... un cuadro... Un
cuadrito. Si tú lo has visto, seguro, Juan Luis. Así en colores... amarillo... color
tierra... Si lo has tenido que ver.

ARROYO
No caigo ahora, no.

GERMÁN
Es mi pueblo, en Castilla, en la meseta... Que mi familia es de allí, ¿sabes?

ARROYO
Ah, no sabía. De La Mancha. De La Roda, ¿eres?

GERMÁN
Por ahí. ¿Sabes qué pasa? Que como fue todo tan rápido... me lo dejé allí en el
despacho, colgado. Y, y... Que no es valioso, es más la cosa... cosa simbólica, ¿no?

ARROYO
Sí, que le tienes cariño.

GERMÁN
Lo que pasa es que no me apetece aparecer allí... Que parece que estás mendigando...
Entonces, digo, igual a Juan Luis no le importa... ¿No? ¿No te importa...? Lo coges
un día, cuando te venga bien. Quedamos... Comemos. Te invito, que me apetece
invitarte...

ARROYO
(no le gusta la idea)
Ya, lo que pasa es que... Vamos a ver, te presentas aquí, en la pausa del café... Te
metes dos whiskies en veinte minutos...

GERMÁN
No, no. No me estás entendiendo.
54.

ARROYO
... Me pides que robe no sé qué...

GERMÁN
No, robar no, porque es mío. Mío.

ARROYO
Si yo eso lo entiendo, pero... ¿Cómo me voy a colar en un despacho...?

GERMÁN
No: es mi despacho.

ARROYO
No, Germán. Ahora está allí Mendizábal.

GERMÁN
¿Mendizábal?

ARROYO
Claro. Es su despacho. Le han puesto una placa y todo.

GERMÁN
¿Una placa? Pero qué hijo de puta. Y en el despacho de Mendizábal... ¿Quién está?

ARROYO
Pues yo.

Silencio.

GERMÁN
Juan Luis: es un favor que te pido...

ARROYO
Ya.
55.

GERMÁN
... Y que tú, tranquilamente, con toda confianza, me puedes decir que no...

ARROYO
Ya. Pues no.

GERMÁN
¿Eh?

ARROYO
Que no, que no.

Pausa.

GERMÁN
Que si me tienes que decir que no, no pasa nada.

ARROYO
Pues eso. Pues no.

GERMÁN
¿No?

ARROYO
No.

Pausa.

GERMÁN
Bueno, pues ya está.

Germán se da por vencido. Agarra la copa.

ARROYO
Entiéndelo, Germán, si es que...
56.

GERMÁN
(le aparta)
Deja, coño.

ARROYO
Venga, joder. Te pido otra, yo. Me tomo una copa contigo.

GERMÁN
Que no, que te tienes que ir.

ARROYO
¿Qué me voy a tener que ir? Me tomo aquí una, contigo.

GERMÁN
Que no, que no.

ARROYO
(al camarero)
Pónnos aquí dos Johnnie Walker, haz el favor.
(a Germán)
¿Con Coca-Cola?

GERMÁN
Con Coca-Cola, sí.

El camarero les sirve.

ARROYO
Son... momentos que... Que te toca vivir y que... que se ve todo muy negro, Germán.
Pero que luego se aclara, ¿no? Mi abuelo, por ejemplo. Mi abuelo perdió un cubo en
un pozo. Lo buscó, lo buscó, y nada. Pero un día, ahí estaba el cubo. Apareció. No se
había caído al pozo o... Y yo tengo jugado con ese cubo. Te quiero decir que el
momento más oscuro es justo antes de amanecer, ¿no?
57.

Silencio.

GERMÁN
Lo que pasa es que... no es verdad, eso, ¿no?

ARROYO
¿Lo del cubo?

GERMÁN
No, lo otro.

ARROYO
Ah, lo otro...

GERMÁN
Quiero decir... que antes de amanecer... no es el momento más oscuro. A poco que lo
pienses... Antes de amanecer no está oscuro: hay una luz, una luz anaranjada,
preciosa, normalmente, una cosa... que tiñe todo el cielo... y que está como
anunciando el amanecer. O sea que no sé por qué se dice eso, la verdad. No me lo
explico.

ARROYO
Será una metáfora, una figura retórica.

GERMÁN
Ya me ha venido: "cabeza de turco". La expresión. La expresión que no me salía
antes. Lo de "chivo expiatorio". "Cabeza de turco", es.

ARROYO
“Cabeza de turco”.
58.

GERMÁN
Que vendrá de las cruzadas, me imagino. De cuando en las cruzadas un cristiano, o
sea uno como tú y como yo, cogía a un, a un… moro, ¿no? O a un turco, que eran
moros.

ARROYO
Sí, que ya los llamaban moros.

GERMÁN
Y para ponerlo de ejemplo, ¿qué hacía? ¡PAH! Le cortaba la cabeza. Hala, cortada,
rebanada de un tajo. La ponía encima de un palo. La... la empalaba. Ese es el verbo.
Fíjate qué bestia, empalar, fíjate qué brutalidad. En mitad de la plaza, ahí, colgando,
la cabeza… desangrándose. Sin… sin… ojos, ¿no? Porque se los comerían los
pájaros, pienso. Y con, y con la lengua fuera, así, morada, y la piel y los tejidos que se
van volviendo grises y se van… como pudriendo. Al final es eso, ¿no? Se van
pudriendo hasta que lo que queda, lo que queda ya no es una cabeza de un turco ni de
nadie, ni de nadie. Es como un... tótem. Un escarmiento.
(pausa)
Pues eso es. Eso es lo que han hecho conmigo, Juan Luis.

2.

Germán, en el metro.

Entra un MENDIGO.

MENDIGO

Yo tengo poderes mágicos. Domino la telepatía. Sé lo que están pensando. Están


pensando: "Lo que quiere este son unos euros para un cartón de vino". O peor: "Este
lo que quiere es drogarse". Error. Lo primero: yo no me he drogado en mi vida.
59.

En la puta vida me he drogado yo. Lo segundo: no quiero dinero. Quiero lo que


quiere todo el mundo, señora: conexión emocional, sentido y significado. Tres cosas.
Lo mismo que usted, que usted y que usted, señora. Ese runrún en las entrañas que
los poetas del Romanticismo bautizaron como amor. Sí, digo bautizaron. Eso fue: un
bautismo. Vengo aquí, a este vagón de metro, buscando amor. Pero, pregunto:
“¿Quién puede pensar en el amor con el estómago vacío?” Lo primero es lo primero.
Yo necesito 2,95 para un bocadillo del Subway. También necesito diez euros para
dormir caliente. Ahora por favor, si son tan amables. Si solo tiene un céntimo, es
suficiente. Si alguien tiene algo de comida o de leche, si alguien tiene un cigarro o un
parche de nicotina, si tienen: dinero en efectivo, monedas, billete, grande, pequeño,
jabón, tabaco, que ya lo he dicho, embutido, sal, champú, efedrina, tiritas, se lo
agradezco igual.

Va pidiendo a los pasajeros.

Muchas gracias, que tengan muy buen día.


Muchas gracias, que tengan muy buen día.

Se para delante de Germán.

Yo te conozco a ti.

GERMÁN

¿Eh?

MENDIGO

Yo te conozco a ti. ¿De qué te conozco yo a ti?

GERMÁN

No, no.
60.

MENDIGO
A ver, quítate las gafas. Ya sé quién eres. Tú estás cayendo pa arriba.

GERMÁN
¿Perdón?

MENDIGO
Sí, sí. Tú estás cayendo pa arriba. No te queda ná a ti. Míralo que va en el metro
ahora el señorito.

Germán le mira. Saca la cartera y le ofrece unas monedas. El mendigo no


las coge.

Quita, quita eso, que eso huele. Que lo has robado, que lo he visto en la tele.

GERMÁN
Cógelo.

MENDIGO
Guárdatelo, que te va a hacer falta, hazme caso.

Silencio. Cada uno a lo suyo.

Si me das billete, te lo cojo.

GERMÁN
¿Cómo?

MENDIGO
Que si me das billete, te lo cojo.

Germán saca la cartera y busca un billete.

No busques tanto. El amarillo, dame el amarillo.


61.

Germán le ofrece el billete.

MENDIGO (cont’d)
¡Quita! ¡Quita eso!

GERMÁN
Cógelo, por favor. Cógelo.

MENDIGO
Lo voy a coger, pero que lo sepa todo el mundo: esto es lo más bajo que he caído en
mi vida, señora.

Lo coge.

El ruido del metro, subiendo.

3.

Habitación de hospital.

Germán, con un gotero. Come un yogur.

A su lado, otro compañero de partido: Ramiro VICUÑA.

VICUÑA
Qué calor hace en esta habitación, ¿no? Está el aire como... estancado. ¿Quieres algo?
¿Quieres mear?

Vicuña enciende un cigarro.

GERMÁN
Aquí no se puede fumar, que estás en un hospital.
62.

VICUÑA
Tú comete el yogur y déjame en paz. Lo que has hecho... eso es fácil. ¿Lo que has...?
La salida fácil. Coges el coche, vas conduciendo, de noche, autopista, las luces, si es
que puedo ver las luces, si es que me imagino las luces, perfectamente, Germán. Estás
cansado, estás estresado, porque lo que tienes por delante es duro, lo sé yo y lo
sabemos todos, los saben los de arriba: te quedan juicios, te queda un panorama que
es tela. Y luego están los medios, y luego está que la presunción de inocencia en este
país se la pasan por el forro. Así que giras el volante, ¿no?, giras el volante y punto
pelota.

GERMÁN
¡Que ha sido un accidente! ¡Que ha sido un accidente!

VICUÑA
Dices: "Punto pelota". Contra las luces de enfrente, los coches, hala, fin, descansar.
Pero no se descansa, Germán. No se descansa, porque aquí estás, y aquí estoy yo,
hablándote. Y no es el camino. Es un camino que se puede entender, pero no es el
camino. Piensa en Patricia. Piensa en tu hijo. Eso me han dicho que te diga.
Estamos contigo. Lo que te queda es duro, pero estamos contigo. Piensa que te van a
seguir entrando cantidades, siempre y cuando, Germán, siempre y cuando... perfil
bajo. ¿Que te estrellas con el coche? "Es un final", piensas. "Se termina la historia".
Pero no. No se termina. Nunca se termina nada. Porque nos jodes a nosotros, te jodes
a ti, jodes a tu mujer, jodes a tus hijos, jodes a todo el aparato regional y montas la de
Dios es Cristo y nos dan por culo en las autonómicas y mal, todo mal. ¿De qué es el
yogur?

GERMÁN

De fresa.

Ramiro le hace un gesto para que se lo dé. Germán se lo da. Ramiro lo


usa de cenicero.
63.

VICUÑA

Tú eres un político de raza. Eres un animal político. No eres nada más. Tú aguanta y
sigue y pasa el chaparrón, y luego escampa. Escampará, Germán, escampará.

Le ofrece un cigarro.

Germán lo coge y lo enciende.

GERMÁN

He visto a san Pascual Bailón.

Pausa.

VICUÑA

¿Qué?

GERMÁN

A san Pascual Bailón. Yo estaba aquí donde estoy. Y donde estás tú ahora, no estabas
tú: estaba Patricia, dormida. Aquí en el hospital la comida es una mierda, así que
Patricia ha traído unos sandwiches de Rodilla, y eso hemos cenado. Jamón dulce,
ensaladilla, queso con nueces. De repente, me despierto en mitad de la noche,
sudando. ¿Qué es esta ansiedad, esta presión en el pecho? Necesito beber algo. Tengo
sed, necesito azúcar. Llamo: “¡Enfermera! ¡Enfermera”, pero no viene nadie. Aprieto
el botoncito. ¿Sabes que te dan un botoncito para apretarlo? Es un placebo. No
funciona: yo lo aprieto pero no viene nadie. Solo dependo de mí. “El botoncito no va
a ayudarte, Germán”. Patricia no se despierta. Está muerta. No. No está muerta. Es
una manera de hablar. Son las cuatro de la mañana. No hay nadie. El hospital está
desierto. Me levanto, así como estoy, con el pijama. Camino arrastrando el gotero.
¿Adónde voy?

VICUÑA

¿Dónde vas?
64.

GERMÁN

Tengo un objetivo.

VICUÑA

¿Qué objetivo?

GERMÁN

Ya sé lo que quiero: quiero una Fanta de naranja.

VICUÑA

¿Fanta de naranja tú? ¿Desde cuando?

GERMÁN

Hace treinta años que no pruebo una, pero ahora no sé por qué, quiero –quiero no,
necesito– una Fanta de naranja. Me parece, fíjate, que si me tomo una, todo va a ir
bien. Como que las cosas... se van a ir acomodando. Así que me arrastro por el pasillo
hasta la sala de las bebidas. Donde las máquinas expendedoras. Está vacía, pero hay
un ruido. Hummm. El zumbido de las máquinas. La máquina del café, la de las patatas
fritas, las golosinas. Y en una, hay Fanta. Miro el código –sabes que hay que poner un
código–: FF, muy bien. Echo la moneda, marco. Pero no cae. Le doy así unos golpes
para arreglarla, uno, otro. Pam, pam. Pero nada. Está ahí, está ahí. La veo por el
cristal. Tan cerca, tan lejos a la vez, ¿no? Yo he pagado, he marcado el código.

VICUÑA

Tú has hecho lo que tenías que hacer.

GERMÁN

Mi parte ya está hecha. Le doy más golpes. Me agacho. Con el gotero, imagínate. Me
pongo de rodillas. Estiro la mano, así, para desenchufar la máquina, porque de
repente es una cuestión de vida o muerte. Desenchufo, vuelvo a enchufar. Como un
reinicio, ¿no? Como una... segunda oportunidad. Me levanto, a ver...
65.

(pausa)
San Pascual Bailón.

Silencio.

VICUÑA
Pero...

GERMÁN
San Pascual Bailón, en la máquina.

VICUÑA
¿Dentro de la máquina?

GERMÁN
En uno de los huecos. Entre los panchitos y las golosinas.

VICUÑA
¿Pero como un... souvenir?

GERMÁN
¿Qué souvenir? No, no. El santo. ¿Tú sabes quién es san Pascual Bailón?

VICUÑA
Un santo, me imagino. No sé.

GERMÁN
El patrón de mi pueblo. Ahí en la iglesia hay una estatua. Era un pastor. Lleva... como
un hatillo, no sé, como que se le representa así. Y yo de pequeño... le pedía cosas.

VICUÑA
¿Cosas?
66.

GERMÁN
Cosas de niños. "San Pascual, por favor, quiero marcar un gol en el partido de
mañana". No había pensado en él en treinta años, hasta anoche.

VICUÑA
Que se te apareció.

GERMÁN
Lo vi. Se me apareció. Llámalo como quieras.
(le mira)
Sí, ya sé, ya sé cómo suena. Sé lo que estás pensando, pero me da igual. Lo vi anoche,
donde los refrescos.

VICUÑA
Pero tú sabes que eso es de la medicación.

GERMÁN
No, medicación no. Medicación no, porque me habló.

VICUÑA
¿Te habló?

GERMÁN
Al verlo ahí, en la máquina, echo otra moneda, y se pone a hablar. Como en un
teatrillo.
(pausa)
Me dice: "Soy san Pascual Bailón. Tengo una cuña de queso. Tengo una garrafa de
vino. Tengo un rebaño de ovejas. Tengo tres cosas. ¿Tú qué tienes? ¿Tú qué tienes,
gilipollas?"

VICUÑA

¿Te insultó?
67.

GERMÁN
Sí, sí. Se puso como una fiera. Gilipollas, estúpido. Eres un cretino. Me muero y no te
educo. Y, al final, tiró el hatillo y todo. Y me dice: “eres un mariachi de mierda”.
(explicando)
Un mariachi. Por lo de las SICAV. Por estar en las SICAVs de comparsa, de
mariachi.

VICUÑA
Pero eso lo hemos hecho todos, Germán.

GERMÁN
Sí, pero es que él lo sabía. No sé cómo, pero lo sabía. Y a este hombre... lo mataron
hace muchos años ya. Lo, lo torturaron. Le cortaron la lengua. Le, le... pegaron con
palos. Te hablo de tridentes. Te hablo de sillas de la inquisición. Y viene a mí, no sé,
a insultarme... Después me dijo que tenía que hacer una cosa, como penitencia.

VICUÑA
¿Qué cosa?

GERMÁN
Me dijo que no lo contara. Sobre todo a ti. Me advirtió: “A Vicuña no le cuentes nada
que es un hijo de la gran puta y te va a joder la vida”.

VICUÑA
Ah, ¿que me insultó a mí también, el muñeco?

GERMÁN
Ahí le paré los pies, no creas. Le digo: “Ramiro Vicuña es uno de mis mejores amigos
y se ha portado siempre fenomenalmente, y no te consiento que hables así de él”. Ahí
ya parece que se calmó.

VICUÑA
Pues gracias.
68.

GERMÁN
Luego sale el brazo mecánico ese... El brazo ese que hace así. Coge a san Pascual
Bailón, y lo deja en el cilindro ese donde se dejan las cosas. Se abre la puertecita, y ya
no está.

Pausa.

VICUÑA
Estaría la Fanta.

GERMÁN
Estaba la Fanta, exactamente. Me la bebí de un trago, con los ojos cerrados. Me caía
así por los labios... Dios, el color mandarina chillón. Las, las burbujas del agua
carbonatada. La tomaba de niño, a la salida de misa, en el bar del pueblo. Era
monaguillo. ¿Por qué será que siempre dejamos de lado los placeres más sencillos?
(pausa)
Hice una vez un mitin y pedí una Fanta de naranja. Me trajeron un Kas. Me doy
cuenta de que mi vida ha sido eso, Ramiro: pides Fanta de naranja, te traen Kas. NO
ES LO MISMO. NO ES LO MISMO.

Silencio.

VICUÑA
Puede ser. Puede ser perfectamente. Lo que sabemos es poca cosa. Pasan cosas
misteriosas, todo el tiempo. Son símbolos que aparecen en sueños, imaginaciones.

GERMÁN
Da que pensar.
(pausa)
Pensé en mi vida.
(pausa)
Pensé en mi hermano.
69.

VICUÑA
No sabía que tenías un hermano.

GERMÁN
Mellizo. Yo salí antes. Le, le... probablemente le pisé. Le tapé la salida, no sé. El caso
es que yo nací, él murió. Yo respiré. Él no.
(pausa)
Pienso mucho en qué he hecho con eso.

Pausa.

VICUÑA
¿Que has hecho con qué?

GERMÁN
¿Con qué va a ser? Con el oxígeno.

Pausa. Ramiro le mira.

VICUÑA
¿Puedo hacer algo por ti? ¿Quieres algo? ¿Te subo una revista?

GERMÁN
Vas a traerme un cuadro.

VICUÑA
¿Un cuadro?

GERMÁN
Un cuadro. De mi despacho.

Cambia la luz.
70.

III.

Luces en la cocina.

La misma imagen que dejamos: los tres hermanos, congelados, mirando a


Germán.

RAÚL
¿Qué te ha pasado, primo?

GERMÁN
Conozco esto: la tía Carmencita, cocaína. Conozco esto. Han empezado las fiestas.

Mira todo extrañado.

Mi madre cocinaba aquí. Yo me escondía ahí detrás, en el armario. Todo está igual,
huele igual. Pero esa pared no estaba. Había una puerta, y unas escaleras. Recuerdo
esas escaleras. Tenían dieciséis peldaños. Contaba los pasos cuando venía en fiestas,
de madrugaba, borracho. Así no tenía que encender la luz. Contaba hasta dieciséis y
giraba hacia la derecha. Con las yemas de los dedos acariciaba la pared, para no
perderme. Contaba doce pasos más y estaba en mi cuarto. Me tumbaba en la cama,
sin deshacerla. Por la ventana entraba la luz amarilla de las farolas. Detrás del
cabecero, un ruido, alguien roncando.

Pausa.

JESÚS
Era yo. Era yo el que roncaba al otro lado del muro.

Pausa.
71.

GERMÁN
¿Vosotros quiénes sois?

SANTOS
¿Quiénes somos?
(se ríe)
Qué cachondo, que quiénes somos.

RAÚL
Somos tus primos.

SANTOS
Tus primos, primo. ¿No te acuerdas?

GERMÁN
Yo no tengo primos.

RAÚL
Hijos de la tía Asunción. Una gorda, que fue monja en Valladolid.

Pausa.

GERMÁN

¿Qué hacéis en mi casa?

Pausa. Se miran.

RAÚL

Venimos de vez en cuando, a echar un vistazo.

SANTOS

Las casas, cuando están vacías, ya se sabe.

RAÚL

Ha habido robos.
72.

SANTOS

Últimamente ha habido robos.

RAÚL

Rumanos.

SANTOS

Grupos de rumanos.

RAÚL

Bandas organizadas.

SANTOS

Y rusos.

RAÚL

Rusos también.

JESÚS

Por no hablar de los moldavos.

SANTOS

Rumanos, rusos, moldavos.

RAÚL

Hacemos guardia.

GERMÁN

¿Ahora estáis haciendo guardia?

RAÚL

Sí, sí.

SANTOS

A nuestra manera, sí.


73.

Germán camina alrededor, mirando todo. No suelta el maletín.

Me cago en la mar, si estás igual.


(a los otros)
¿Está igual o no está igual?

RAÚL

Estás igual, primo.

SANTOS

¿Te casaste?

GERMÁN

Me casé.

SANTOS

Muy bien. Lo peor que hay en esta vida es pasarla solo. Que nos lo digan a nosotros,
que estamos solteros. Bueno, este estaba casado, pero su mujer se ha ido.

GERMÁN

La mía va a irse también.

SANTOS

Vaya.

Pausa.

JESÚS

¿Cómo se llama?

GERMÁN

¿Quién?
74.

JESÚS
La mujer que va a dejarte.

GERMÁN
Patricia.

JESÚS
(señalando a Raúl)
La de este, Claudia.

RAÚL
Claudia.

Pausa.

JESÚS
¿Son amigas? Digo: igual se conocen, no sé. Igual coinciden en ese sitio al que van
las mujeres cuando se van y os dejan.

Un silencio incómodo.

SANTOS
¡No le hagas caso, que este es un sentencias! Toma algo, primo. ¿Quieres una
cerveza?

RAÚL
¡Venga, una cerveza!

Raúl abre la nevera y saca unas latas. Las reparte.

Jesús. Primo. Santos.

Las abren.

Brindan los cuatro.


75.

SANTOS
Por la vuelta del primo.

RAÚL
(a la vez)
Por la vuelta del primo.

JESÚS
(a la vez)
Por la vuelta del primo.

Beben. Germán bebe la cerveza entera, con ansia.

SANTOS
¡Nuestro primo el político! ¡Este sí que ha llegado alto, Jesús! Fíjate, ¿quién te lo iba
a decir? Que andabais siempre juntos de pequeños, siempre, me acuerdo yo... Me
cago en la mar. ¿Y qué tal por la ciudad? Mucha gente, ¿no? Una cantidad de gente...
Yo, cada vez que voy, pienso: ¿y cómo vive la gente aquí, apiñada, sin aire? Yo no
podría.

GERMÁN
Me van a juzgar por blanqueo de capitales, estafa, apropiación indebida y evasión
fiscal. ¿Tenéis otra cerveza?

SANTOS
Algo habíamos oído. ¿Eh, Raúl? Mira que habíamos oído algo...

RAÚL
Te íbamos a llamar, ¿eh? Mira que pensamos en llamarte.

SANTOS
Hemos estado ahí... "Tenemos que llamar al primo, tenemos que llamar al primo",
pero de eso que, al final, no llamas. Y cómo ha sido eso, ¿que no te has presentado al
juicio?
76.

GERMÁN
No.

RAÚL
Pero entonces... ¿ahora qué pasa?

GERMÁN
Ahora me ponen en busca y captura.

RAÚL
¿Y qué plan tienes?

GERMÁN
He venido a las fiestas.

RAÚL
¿A las fiestas?

GERMÁN
Sí.

RAÚL
Hacía tiempo, ¿no?

GERMÁN
Vientisiete años.

RAÚL
¿Veintisiete? Cómo pasa el tiempo.

SANTOS
¡Pues lo mejor que podías hacer, primo! Venirte a las fiestas. Aquí se te olvida todo,
ya verás.

GERMÁN
He venido a sacar al santo.
77.

RAÚL
¿Cómo al santo?

GERMÁN
A sacar a san Pascual Bailón. En procesión.

RAÚL
¿Has venido después de veintisiete años a sacar a san Pascual Bailón?

GERMÁN
Sí. Se me apareció y me dijo que lo sacara a hombros.

RAÚL
¿Se te apareció?

GERMÁN
Sí, hace unos días.

SANTOS
Pero espera, espera. Eso no puede ser.

JESÚS
Sí que puede ser. Pasan cosas misteriosas, continuamente. Lo que sabemos es poca
cosa. Lo que no sabemos es mucho más.

SANTOS
No, si digo lo de sacar al santo. Es que eso se organiza de año en año, primo. Eso lo
decide la comisión y está muy solicitado. Aquí la gente ya sabes que es muy devota.
Todo el mundo quiere sacar al santo. No, no. Está pilladísimo eso, no va a poder ser.
(pausa)
Fíjate que para los cabezudos sí que te podríamos encontrar un hueco.
78.

GERMÁN
Si hace falta, se negocia.
(se fija en la droga)
Esto es cocaína, ¿no?

RAÚL
(va a recogerla)
Nada, que nos hemos liado aquí un poco, porque están las fiestas a la vuelta de la
esquina, pero ahora colgamos a la tía Carmencita, no te preocupes.

Germán no le escucha. Mientras habla, esnifa una raya. Los mira.

GERMÁN

Vosotros vivís en la casa de al lado, ¿no? Era la misma casa, pero la partieron.
Éramos de la misma peña, ¿no? "Los mariachis". ¿Sigue abierta?

TODOS

Sí, sí.

GERMÁN

Me acuerdo mucho de esa peña. Me acuerdo de la pintada en la puerta. El dibujo. Yo


hice ese dibujo. Un mariachi, con el sombrero mexicano, enorme, con la guitarra en la
mano, cantando. Le pinté la cara así como desencajada, porque estaba borracho. Era
un mariachi borracho, ese era nuestro emblema. Yo lo elegí y lo dibujé. Me
impliqué... personalmente. Me ocupé, me importaba. Quería que quedara bien.
(pausa)
Lo raro es... que me acuerdo del dibujo, perfectamente, pero no me acuerdo de las
personas. No me acuerdo de nadie, casi. No me acuerdo de vosotros. No sé quiénes
sois.
(a Raúl)
Tú te pareces a mi hijo. Es muy listo, mi hijo. A lo mejor se hace ingeniero.
79.

(pausa)
¿Me dejáis un coche, primos?

RAÚL
Claro. ¿No has traído coche? ¿Y cómo has venido?

GERMÁN
Andando.

RAÚL
¿Desde la estación?

GERMÁN
Desde mi casa.

RAÚL
¿Desde la capital?

GERMÁN
Sí.

Pausa.

RAÚL
Pues es un paseo.

GERMÁN
Tres días y tres noches.

Pausa.

SANTOS

Pues si te va pasear, me cago en la leche, lo que tienes que hacer es una excursión. Ha
metido dinero la Junta y han dejado todo esto... que no sabes. Cómo han dejado los
caminos rurales. Hay un circuito que te puedes hacer...
80.

Mira, coges, empiezas ahí donde la vía, rodeas el cerro del Ramo, sigues, sigues,
dejas a la izquierda la ermita de san Pascual, a la derecha un poquito más arriba una
bodega museo que están acondicionando. Tiras, tiras, bajas, llegas donde el antiguo
puente romano, ahí vas a ver una señal: "Señal 2", eso es que vas bien. Giras otra vez
a la izquierda para dejar el camino, tiras por un sendero que te va a llevar
directamente a la fuente de la Rubiala. Paras un poco, te refrescas. Sigues subiendo.
Subes, subes. Señal 3, señal 4. Te vas a encontrar con un pastor que está siempre por
ahí. Cuida, ciuda con él. Y cuida con el perro. Tiene un perro que es un peligro. Una
vez arriba, tienes dos opciones. Puedes tirar hacia la izquierda, hacia lo del Pozanco,
o puedes seguir recto, que es más vistoso. Si sigues recto llegas al Alto del Francés.
Vas a ver un merendero. Ahí meriendas. La vista será la siguiente: a la derecha, el
castillo de los condes de Urbión, donde bautizaron a Fernando el Católico. A la
izquierda: Cañamaque, Valtueña y Torlengua.

RAÚL

No, no, no. Eso no es Torlengua. Es Bordalba.

SANTOS

¿Cómo va a ser Bordalba?

RAÚL

¿Lo que se ve desde el merendero? ¿A la izquierda?

SANTOS

Me cago en mi puta vida que lo que se ve desde el merendero a la izquierda es


Torlengua.

RAÚL

¿Desde el Alto de los Borrachos?

SANTOS

¡Desde el Alto del Francés!


81.

RAÚL

¡Pero si el merendero está en el Alto de los Borrachos!

SANTOS

¡¿Qué va a estar el merendero en el Alto de los Borrachos?! ¡El merendero ha estado


toda la vida de Dios en el Alto del Francés, al lado de la cruz!

RAÚL

¡¿Qué cruz?!

SANTOS

¡¿Qué cruz?! La cruz de La Cuchillada.

RAÚL

¡¿Pero qué va a estar ahí la cruz de La Cuchillada?! ¡La cruz de La Cuchillada está
donde el barranco!

SANTOS

¡Me cago en diez! ¡Copón! ¡Que la movieron!

RAÚL

¡Vete a verla!

SANTOS

¡Vete tú!

RAÚL

¡Vete a verla y me lo cuentas!

SANTOS

¡Vete tú!

RAÚL

¿Quieres que te la enseñe?


82.

SANTOS

¡Tira!

Se enganchan, discutiendo, y salen entre gritos.

Se les va dejando de oír, fuera.

Germán y Jesús están sentados en el sofá, bebiendo sus cervezas sin


inmutarse.

Silencio.

JESÚS

Estoy dándole vueltas a eso que has dicho, del recuerdo. Eso de que no te acuerdas de
nosotros. Y... digo: igual lo estás bloqueando. El recuerdo. Porque... a veces se hace
eso, ¿no? Se bloquea, el recuerdo. Yo tengo muchos recuerdos bloqueados, muchos.
Recuerdos, por ejemplo, de la guerra. Fíjate, que yo no viví la guerra, claro, ¿qué voy
a vivir? No había nacido. Pero... Pero aun así, tengo recuerdos. Cierro los ojos y oigo
todo: los bombardeos, los gritos... Como si estuviera pasando ahora, ¿sabes? Como
si... pasara todo el rato. Como un ruido de fondo. Como cuando llevas la radio puesta
en el coche, y de repente piensas: "¿Qué es eso que suena?" Y dices: "Ah, es la
radio". Pues es como si la radio, el ruido de fondo, aquí, en este pueblo, fuera la
guerra. Y luego hay quien lo oye, y quien no. Yo, por ejemplo, lo oigo. Hostia, si lo
oigo. Y eso que he perdido oído, ¿eh? Este lo tengo perforado, por el techno, porque
yo hago techno. Y a veces me pregunto si lo del techno no será una manera de tapar
el ruido de fondo ese. Que, al final, lo oigo igual, ¿eh? ¿Tú lo oyes, primo? Yo creo,
creo, que lo oyes. Ellos no. Están muy ocupados, cada uno con su cosita... Uno que si
las fiestas, el otro que si le ha dejado su mujer... Que vete tú a saber, ¿eh? Vete a
saber, la mujer. ¿Quién va a convencer a una mujer para venir aquí a este pueblo? ¿Tú
ves alguna mujer? Yo no veo ninguna. Una vez vino un autobús, de mujeres. Salieron
corriendo. Iban ahí...
83.

Así que no sé, no sé, si esa mujer, esa Claudia, se habrá ido, o estará en casa aburrida,
viendo el Teletienda, o o o si habrá existido. Vete tú a saber. Los hermanos pequeños
hacen eso, ¿eh? Llaman la atención. El caso es que no oyen. No oyen el ruido de
fondo. Nosotros sí, ¿verdad, primo? Pero es que, claro, dormimos pared con pared
muchos años. Separados por un tabique, nada más. Así que... compartimos los
sueños. De cabeza a cabeza, ¿eh? Y ya sabes lo que dicen de los sueños.

GERMÁN

No, ¿qué dicen?

JESÚS

Que si escuchas, te hablan.

Entran, lejanos, los tambores de la procesión.


84.

IV.

1.

Germán y Santos:

SANTOS

¡Primo! Lo de san Pascual no ha sido fácil, primo. En la comisión somos cinco, desde
fuera se ve todo muy bonito pero dentro ya te digo yo que hay facciones. Hay gente
muy puñetera. Está Manoli, la hija del que tenía el estanco, una que es Auxiliar
Administrativo. Tenemos una guerra declarada. Me está haciendo la vida imposible.
Idea que yo tengo, idea que se pone en contra. Al final la he convencido a cambio de
que tú hagas una aportación a las fiestas, un patrocinio. Que la verdad que nos
vendría fenomenal, porque andamos siempre muy justos. La lotería va regular, y las
cuotas... ya sabes tú cómo es la gente con las cuotas. Si no estoy yo detrás... Yo tiro y
tiro, porque si no las fiestas se hunden. Pero, la verdad, entre tú y yo, a veces me
fallan las fuerzas.

Hay veces que llevo a uno en el taxi ––porque el fin de semana llevo un taxi, por aquí
por los pueblos, para sacarme un dinero–– y mientras voy por las carreteras, rectas,
rectas, que voy casi sin pensar, con el piloto automático, me vienen sueños,
imaginaciones. Sueño con tener las mejores fiestas de España. Toros bravos por la
dehesa. Concurso de guiñote, cerdo engrasado, carrera lenta de bicis. Premios
millonarios. Y sueño que no hay un cabezudo, ni dos, sino cientos, como antes, o
como lo recuerdo yo, de antes, cuando éramos niños, cientos de cabezudos enormes,
amenazantes, en cada esquina. Y la torta con chocolate. Y los caramelos, la
recompensa.
85.

Y después, cuando estoy volviendo al pueblo, paro ahí en la estación de servicio a


tomarme un pincho de tortilla, y pienso:"¿Y si no vuelvo?" Tú lo vas a entender esto,
primo. Tú me vas a entender. "¿Y si no vuelvo y me quedo aquí con la rumana esta?"
Porque ahí trabaja una rumana. Pero luego me termino el pincho y se me olvida, y
además la rumana creo que tiene marido e hijos allí en Rumanía, así que la cosa
tampoco está clara. Y, digo: "Bueno, si al final estoy bien". ¿No? ¿No, primo? ¿No
estoy bien yo? Teniendo en cuenta lo que se ve en las noticias... ¿Tú, que tienes
perspectiva, me ves bien?

Germán abre el maletín. Saca un fajo de billetes. Se lo da a Santos.

2.

Germán y Raúl:

RAÚL

¡Primo! Déjame que te cuente cómo es un día cualquiera aquí. Me levanto, vale. Me
tomo un café, solo. Y antes de ir a la granja, pienso: "Voy a comprar el pan". Y voy.
Cojo la furgoneta y recorro los doce kilómetros al pueblo grande. Aparco, compro
una pistola. Se llama así, "pistola". Y así la pido: "¿Me das una pistola, por favor,
Nieves?" Tú no te acuerdas de Nieves. Nieves es la que me da la pistola. No tiene
prisa. Yo tampoco. Así que hablamos mientras me envuelve la pistola en un papel de
estraza que tiene. Luego le pone un celo. Uno nada más. Así lo cierra, y me da la
pistola. La pongo en el asiento del copiloto y de camino, cuando paro en el semáforo
del cruce, me como el currusco. Cojo la parte del currusco, la huelo, y me la como.
Por la noche llego a casa, me hago la cena, y lo que me sobra del pan, lo tiro. Y todo
el tiempo, mientras hago el camino de ida, mientras hablo con Nieves, mientras me
como el currusco, estoy pensando en qué he hecho mal para no tener una mujer, una
vida. Qué hago yo en este pueblo de mierda.
86.

Soy el más joven en 50 kilómetros a la redonda. Lo sé porque me lo dijeron: vinieron


de la tele autónomica a entrevistarme. Por eso, con un empujón, podría pagar las
deudas, vender la granja, olvidarme de los avestruces, y volver a la ciudad. Ha
surgido la posibilidad de un negocio que tiene que ver con las alfombrillas de coche.
Al parecer, todas las alfombrillas tienen que ir ahora homologadas por una nueva
normativa de la Unión Europea. No te aburro con los detalles, pero Claudia dice que
el que se ponga ahora mismo con eso puede sacarse un buen dinero. "Un pastizal",
dice Claudia. Y yo te digo que, si me meto en lo de las alfombrillas con ella, en un
mes estamos juntos otra vez.

Sería comprar cinco o diez mil alfombrillas y con eso, poco a poco, ir viendo si el
negocio despega. Las alfombrillas son de una calidad excepcional, primo. Pasas la
mano y es como la piel de un zorro.

Germán abre el maletín y le da otro fajo de billetes a Raúl.

3.

Germán, solo:

GERMÁN

En el sueño, ¿vale? Es el sueño del hombre de traje.

Hay una llave. Es una llave que tengo en casa ––una de las que tengo––, en la cajita
de hueso que me trajeron de Mozambique.
87.

Cada vez que cruzo por el pasillo miro la llave y pienso: "¿Y esta llave qué abre?" No
lo sé, pero me resisto a tirarla, porque algo tiene que abrir, y si la tengo, si tengo esta
llave, será que aquello que abre es mío, y si aquello que abre es mío y tiene una llave,
será que está cerrado, y si está cerrado será que tiene valor, y si tiene valor y es mío y
tengo la llave, pero no puedo abrirlo porque la he tirado, ¿qué tipo de persona soy?
No quiero ––de ninguna manera––, no quiero ser ese tipo de persona, así que ahí
sigue la llave, acumulando polvo.

Hasta que un día, borracho, cojo la llave y la tiro. La entierro bien hondo en el cubo
de la basura. Y me siento muy bien. Siento una... ligereza. ¿Como cuando el sol aún
no ha salido, por la mañana, pero ya ha pasado el camión de la limpieza mojando la
acera, y la evaporación del agua se te pega en los pies, formando una película? Esa
ligereza. "Para esto era la llave", pienso. “Esto abría la llave. Abría el mundo”.

Pero luego vuelvo a casa y ahí está la llave otra vez. En la cajita de hueso que me
trajeron de Mozambique. No lo entiendo, pero llega Patricia, y me lo explica. La ha
encontrado la chica. "¿Qué chica?", le pregunto. "La chica. La chica que limpia en
casa. Graciela. Pensó que se te había caído”. “Pero yo la he tirado”. “¿Quién tira una
llave?”, me dice. "¿Qué se gana con tirar una llave?".

Así que la dejo donde está. Cuando paso por el pasillo, miro para otro lado.

4.

Sube la música: tambores, trompetas.

Sol de verano en la meseta. Mediodía.

La procesión. Los cuatro, con gafas de sol, resacosos, sacando a san


Pascual Bailón.
88.

5.

En la meseta. Por la mañana.

Sol, calor, chicharra.

Germán, en un coche. La puerta abierta. Bebe una Fanta de naranja.

A su lado, Jesús, en la rueda del tractor.

Silencio.

JESÚS
Ahora cuando venía he escuchado una cosa en la radio. He escuchado que en Malawi,
al parecer, los negros, porque son negros, no vamos a ponernos ahora tontos con los
colores, cantan. Sí, cantan. Como los niños. Como cuando éramos pequeños. Pero
ellos, al parecer, lo hacen también de adultos. Y cantan a todas horas. En las oficinas,
en los autobuses de línea. Todos juntos. Hombres y mujeres, adultos, cantando. Que
viven felices, parece.
(pausa)
Y tengo tres preguntas. Uno: ¿cómo puede ser que vivan felices, si es un país de
mierda, atrasado, donde no hay de nada? Dos: si no viven felices, que sería lo normal,
y por lo tanto fingen, ¿frente a quién fingen? Y tres: en la hipótesis de que no estén
fingiendo, y de que sean, de verdad, felices, felices como conejos, ¿en qué lugar nos
deja eso a las personas como tú o como yo, primo?

Pausa.

GERMÁN
¿Quieres de verdad que responda?
89.

JESÚS
No.

Silencio. La chicharra.

Aquí no se puede estar, con este calor.

Germán le ofrece su gorra de Pluto. Jesús se la pone y se levanta para


irse.

¿Vienes?

GERMÁN
Voy a poner el coche a la sombra.

Jesús asiente y se va.

6.

Horas después, por la noche.

Germán sigue en el mismo sitio. No se ha movido. El coche tampoco.

Tiene la puerta cerrada. La música llega de la radio, amortiguada. Es una


canción animada, de radiofórmula.

La escucha dentro del coche.

Finalmente, abre la puerta: la música se escucha a todo volumen.

Tiene en la mano un tubo de butano naranja. Conecta un extremo al tubo


de escape, con cinta aislante. El otro extremo lo mete por la ventanilla, al
interior del coche. Sube la ventanilla hasta que se queda fijo.
90.

Vuelve a entrar. Cierra la puerta. Música amortiguada.

Empieza a salir humo.


91.

V.

1.

Cafetería tipo VIPS.

Una mesa redonda, formato cabina, con los asientos acolchados.

En la mesa, dos manteles de papel. Germán bebe un gin-tonic. Lleva su


maletín. Enfrente, su hijo DARÍO, de nueve años, le mira. Bebe un batido
con pajita. En la mesa hay una gorra infantil, de Pluto.

NARRADOR

Una semana antes. En la ciudad:

GERMÁN

Lo que te voy a decir no vas a entenderlo ahora. Y no hace falta que lo entiendas.
Solo que escuches. Se quedará contigo flotando, como si llevaras a partir de ahora
una nube, contigo. Y esa nube, un día, dentro de muchos años, empezará a llover.
Lloverá encima de ti y estas cosas que te estoy diciendo, y que no puedes entender, te
caerán como un chaparrón. Pero te lo digo ahora porque es importante.

Pausa.

DARÍO

¿Os vais a separar?

GERMÁN

Es una buena pregunta. Eso demuestra que eres un niño muy listo.
92.

DARÍO
No soy un niño.

GERMÁN
Tienes nueve años, Darío. Eres un niño. No hay nada malo en ser un niño, al
contrario. Muy pronto crecerás, antes de que te des cuenta. Yo también fui un niño.

Saca un cuadro: es el cuadro del que hablaba, un óleo que representa un


paisaje castellano y un pueblo en la meseta, con su campanario y sus
campos rodeándolo.

Germán se lo muestra.

Mira, ¿qué ves ahí?

DARÍO
No sé. Un pueblo.

GERMÁN
Un pueblo, sí. ¿Qué más?

DARÍO
Una iglesia.

GERMÁN
En este pueblo nací yo. Y aquí viví hasta que tuve tu edad. Tú has estado, pero no te
acordarás. Eras muy pequeño. No te gustaba: llorabas mucho. Tu madre decía que era
el olor. Y es verdad: todo el pueblo huele. ¿Sabes a qué huele?

DARÍO
A caca de las vacas.
93.

GERMÁN
Peor. A pobre. Hay un olor en los pobres, Darío. Lo que pasa es que tú no lo conoces.
Y que tú no conozcas ese olor es lo mejor que he hecho en esta vida. Yo sí lo
conozco. Tu abuelo olía así.

DARÍO
¿Era pobre?

GERMÁN
Era muy pobre. Y a mí me daba mucha vergüenza que fuera pobre. Me partía el
corazón. Así que, ¿qué hice? Trabajé y trabajé, mucho, lo sabes tú mejor que nadie.
Trabajé para no ser pobre, como tu abuelo.

DARÍO
Nosotros no somos pobres.

GERMÁN
No. No lo somos. Y, en ese sentido, gané. Tampoco diría yo que somos ricos. Somos
clase media-alta. ¿Tú sabes lo que quiere decir clase media-alta?

DARÍO
¿Qué tenemos cosas?

GERMÁN
Exactamente. Mira, en el hospital he hecho una lista con todas las cosas que tenemos.
(Saca unos papeles.)
Léela, por favor. En alto, conmigo.

DARÍO
(lee)
"Un coche de consumo híbrido”.

GERMÁN
El coche en el que hemos venido. Ponle imagen a las cosas.
94.

DARÍO
Una isla en la cocina.

GERMÁN
Donde cocina mamá.

DARÍO
La Wii.

GERMÁN
La Wii. La Wii. ¿Te acuerdas de la Wii? ¿Dónde está la Wii ahora? En el desván.

DARÍO
Un termómetro para la temperatura del vino. Un jardín y un jardinero. Graciela".
Graciela no es una cosa.

GERMÁN
Claro que no. Graciela es como de la familia y la queremos muchísimo. Pero, a los
efectos, entra en la lista.

DARÍO
"Un chalet con piscina”.

GERMÁN
Donde vivimos.

DARÍO
“El put..."

GERMÁN
“El puto, el puto”. Dilo.

DARÍO
Esto no se puede decir.
95.

GERMÁN
Conmigo lo puedes decir. Venga.

DARÍO
"El puto apartamento en Sotogrande que aún estoy pagando”.

GERMÁN
(a la vez)
"El puto apartamento en Sotogrande que aún estoy pagando”.

DARÍO
“El colegio bilingüe de los cojo..."
(le mira)

GERMÁN
Eso que está subrayado, eso, son gastos tuyos. Eso es tuyo. Sigue.

DARÍO
"El colegio bilingüe de los cojones”.

GERMÁN
Tuyo.

DARÍO
“Las clases extraescolares de alemán”.

GERMÁN
Tuyo.

DARÍO
“Las zapatillas de fútbol..."

GERMÁN
Las zapatillas que llevas. ¿Sabes cuánto valen esas zapatillas? ¿Te lo digo?
96.

DARÍO
Me las trajeron los Reyes.

GERMÁN
Los Reyes son los padres, Darío. No me jodas ahora. No te hagas el inocente. Sigue.

DARÍO
No quiero, papá.

GERMÁN
Sigue, haz el favor.

DARÍO
Pero es muy largo.

GERMÁN
Sí, porque tenemos muchas cosas.

DARÍO
Me quiero ir.

GERMÁN
Darío, por favor. Vamos a ver. Lo que quiero que entiendas es que todo lo que he
hecho en la vida, todo, ha sido por ti.

DARÍO
Que vale.

GERMÁN
A ver cómo te explico yo esto... La gente que está debajo de casa. Los has visto, ¿no?
¿Has oído lo que me gritan?

DARÍO
No.
97.

GERMÁN
No mientas, Darío, por favor. Tú los has visto, cuando coges el autobús de la ruta.
¿Qué dicen?

DARÍO
No sé.

GERMÁN
Darío...

DARÍO
Mamá dice que nos tapemos los oídos y que vayamos corriendo a la ruta.

GERMÁN
Que no está mamá ahora. ¿Qué dicen, Darío? Contéstame.

Pausa.

DARÍO
Que eres un ladrón.

GERMÁN
Un ladrón. ¿Qué más?

DARÍO
Que has robado. Que eres un estafador. Un chorizo. Un mentiroso. ¡Vergüenza!
¡Vergüenza! Que ojalá te pudrás en la cárcel... Que nos tendríamos que morir todos.

GERMÁN
Shhhh. Ya, ya.

DARÍO
Que tienes dinero negro.
98.

GERMÁN
¿Tú sabes lo que es el dinero negro?

DARÍO
¿Un dinero que huele a caca?

GERMÁN
Es un dinero que no se declara.

DARÍO
¿Como si lo robaras?

GERMÁN
Sí.

Pausa.

DARÍO
¿Tú lo has robado?
(pausa)
¿Tú lo has robado?

GERMÁN
Sí.

Pausa.

DARÍO
¿Cuánto?

GERMÁN
Mucho.

Pausa.
99.

DARÍO
¿Por qué?

GERMÁN
Por ti. Por mamá. Para tener cosas. Eso es lo que te estoy explicando. Para tener todas
estas cosas, que tu abuelo no tuvo.
(pausa)
Antes no lo sabía. Era inconsciente. ¿Sabes lo que quiere decir inconsciente? Quiere
decir que lo haces, pero no sabes por qué lo haces. Ahora sí que lo sé.
(pausa)
Las cosas pasan por algo, hijo. Todo lo que ha pasado en los últimos meses, todo, ha
pasado para que yo esté aquí ahora, con un gin-tonic, en el Vips, contigo.

Le ofrece el gin-tonic. Darío duda.

Prueba.

Finalmente, bebe. Le sabe amargo. Germán se ríe.

DARÍO
Es amargo.

GERMÁN
Me acuerdo de llevarte a ver los patos del parque. ¿Te acuerdas tú? Estaba toda la
semana de campaña, durmiendo tres, cuatro horas. Y el domingo, sacaba una hora
para estar contigo. Las carreras que te pegabas para ver a los patos. Dos añitos tenías,
no llegaba a tres. Y también me acuerdo de la risa. La risa de un niño persiguiendo a
un pato.
(pausa)
Me van a detener, hijo. Me van a meter en la cárcel y tú lo vas a ver y me vas a odiar.

DARÍO
No.
100.

GERMÁN
Sí, hijo, sí.

DARÍO
No.

GERMÁN
Me vas a odiar, y con razón.

Silencio.

Germán se queda ausente.

Darío le mira sin saber qué hacer.

Coge el gin-tonic y se lo bebe de un trago, lentamente.

DARÍO
Es verdad. Te voy a odiar. Toda mi vida será un intento imposible por romper este
cordón umbilical que ahora nos une. Un día, dentro de muchos años, cuando tenga
veintinueve, estaré en un festival de música techno en Chile, en el desierto, caminaré
detrás del escenario con un vaso como este, y borracho y drogado, gritaré al desierto:
“MI PADRE FUE UN LADRÓN. MI PADRE ROBABA. MI PADRE OS ROBÓ A
TODOS, HIJOS DE PUTA”. Estará amaneciendo, los primeros rayos de sol me darán
en la cara, como respondiéndome, y yo tiraré el vaso hacia el sol, con rabia, como
quien tira una piedra para lapidar a alguien, y solo entonces tendré la sensación de
haber dejado atrás a mi padre, de haberte dejado atrás, de haberte matado. Hasta
entonces, esto, este momento, estará en mi cabeza, como un ruido de fondo,
constante, algo que uno ya no nota, pero que está.

Germán se recompone.

GERMÁN
Coge el cuadro. Es para ti.
101.

DARÍO
¿Para mí?

GERMÁN
Sí. Dale la vuelta. Detrás hay una llave.

Darío le da la vuelta al cuadro. Lo sacude. Cae, encima de la mesa, una


llave.

Solo tú sabrás que ahí está la llave. Ni mamá, ni nadie. ¿Quién sabrá donde está la
llave?

DARÍO
Yo.

GERMÁN
¿Quién más?

DARÍO
Nadie más.

GERMÁN
Eso es.

Pausa.

DARÍO
¿Y qué tengo que hacer?

GERMÁN
Nada, no tienes que hacer nada. Ya te lo he dicho. Pero, si me pasa algo...

DARÍO
¿Qué te va a pasar?
102.

GERMÁN
Nada. Pero si me pasa algo, llamas al tío Carlos. Le dices que la llave abre la taquilla
de mi gimnasio.

DARÍO
¿Qué hay en la taquilla?

GERMÁN
Dinero. Mucho dinero.

DARÍO
¿Dinero negro?

GERMÁN
Dinero tuyo. Es tuyo. Para ti. Para nadie más.

Darío asiente. Germán coge su maletín.

DARÍO
¿Dónde vamos?

GERMÁN
Voy yo solo, Darío.

DARÍO
¿Adónde?

GERMÁN
A ese pueblo del cuadro.

DARÍO
¿A qué?

GERMÁN
Tengo que hacer una cosa.
103.

DARÍO
¿Qué cosa?

GERMÁN
Es secreto.

DARÍO
¿Es secreto?

Le dice algo al oído.

DARÍO
¿Te lo ha dicho un santo?

Germán le dice que baje la voz.

GERMÁN
Sí. Tengo que hacer una especie de peregrinación.

DARÍO
¿Y yo?

GERMÁN
Tú te esperas aquí tranquilamente, a que venga mamá a buscarte. Te pides lo quieras.
¿Quieres algo de comer?

Darío lo piensa.

DARÍO
Un Vips Club.

GERMÁN

Un Vips Club, fenomenal. Yo te lo pido ahora. Tú quédate aquí tranquilo, ¿eh?


(busca algo con lo que entretenerle.
104.

Se fija en el mantel de papel del niño.)


Mira, puedes hacer esto de “une los puntos”, que te gusta.

DARÍO
Es muy fácil.

GERMÁN
Eso es porque eres muy listo.

Pausa.

DARÍO
Oye, llevate mi gorra.

GERMÁN
¿Tu gorra de Pluto? No, hombre, es tuya.

DARÍO
¿Pero cuándo vuelves?

GERMÁN
Pronto.

DARÍO
Pues entonces, llévatela y luego me la devuelves.

Germán se pone la gorra. Se ríen juntos.

GERMÁN
Dame un beso, anda.
(le besa)
Te quiero mucho, hijo.

DARÍO
Que vale.
105.

Germán se va a ir, pero se detiene porque le llega un sonido: es una


canción que suena en el hilo musical. Es la misma que sonaba en la radio
del coche.

Sonríe. La señala. Darío sonríe también.

Germán se va, canturreando la canción.

Cruza hacia la meseta.

2.

En el Vips: Darío dibujando, en el mantel.

En la meseta:

Germán, en el interior del coche, muerto. Los ojos abiertos.

Los avestruces picotean alrededor. Lo miran con curiosidad, con los ojos
bien abiertos.

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