Cmi 132 K
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MSc. Mario Alberto Fuentes CruzI; Dr. Manuel Arbelio Sarduy PanequeII; Dr.
Dunesky Cintra CalaI; MSc. María Clarivel Presno LabradorIII; Dr. José Arnaldo
Barnes DomínguezIV; MSc. Juan Alberto Pérez PérezV
I
Escuela Latinoamericana de Medicina. La Habana, Cuba.
II
Hospital Neumológico Benéfico Jurídico. La Habana, Cuba.
III
Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.
IV
Instituto de Nacional de Angiología y Cirugía Vascular. La Habana. Cuba.
V Centro municipal de higiene y epidemiología. La Lisa. La Habana, Cuba.
RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
Como NAC entendemos aquella que aparece en personas que tienen contacto escaso o
nulo con instituciones o contextos médicos, 2 y se identifica por la presencia de
síntomas y signos de una infección del aparato respiratorio bajo, acompañado de
imágenes radiológicas nuevas, para las cuales no existe una explicación alternativa,
adquirida en el seno de la comunidad o en pacientes hospitalizados en los dos primeros
días del ingreso ó 10 días después del alta hospitalaria. 3
Los virus han tenido una importante contribución como agente etiológico de las
mismas, sobre todo en el recién concluido siglo XX y el primer decenio del siglo XXI,
donde en relación a ellos hemos vivido circunstancias excepcionales, como la primera
epidemia de influenza del siglo XX en 1918 o Gripe Española causada por el virus de la
Influenza A H1N1, la de 1957 o Gripe Asiática causada por el virus de la Influenza A
H2N2, en 1968 la epidemia de Hong Kong causada por el virus de la Influenza A H3N2,
el virus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en el 2003 y la más reciente
de las epidemias, causada por el virus de la Influenza Tipo A H1N1 en el 2009. 6
Las NAC son afecciones muy frecuentes en la práctica médica diaria, su incidencia se
estima entre 3 y 4,5 por cada 1 000 habitantes por año; afortunadamente en la era de
la penicilina, la mortalidad se redujo hasta el 15 %. Las NAC suponen actualmente el 1
% del total de los ingresos hospitalarios y el 6 % de los ingresos en los servicios de
medicina interna. 1 En Estados Unidos por ejemplo, se producen 4 millones de NAC
anualmente, de ellas el 80 % se tratan de modo ambulatorio y el otro 20 % de forma
intrahospitalaria, lo que representa más de 600 000 ingresos en hospitales, que
causan 64 millones de días con limitación de las actividades y 45 000 muertes anuales;
la totalidad del costo asociado a las NAC se estima entre 9 y 10 billones de dólares. 7
En España se reporta una incidencia de 1,62 por cada 1 000 habitantes y que cada
médico de familia puede ver entre 6 y 10 casos al año, además ingresan en servicios
hospitalarios alrededor del 25 % de los casos diagnosticados y el 61 % de los que
acuden a los servicios de urgencia, de estos un 9 % lo harán en una unidad de
cuidados intensivos (UCI); la estancia media hospitalaria es de 11,7 días y ocasionan
un promedio de inactividad de 23 días. 8 La mortalidad en pacientes ambulatorios es de
5 % y si ingresan en el hospital ronda el 14 % y puede llegar a 36 % en las UCI. 9
En nuestro país las Neumonías junto a la influenza ocupan el cuarto lugar entre las 10
primeras causas de muerte, en el 2011 ocurrieron 5 469 muertes (48,7 por cada 100
000 habitantes), de ellas 2 781 correspondieron al sexo masculino con una tasa del
49,5 por cada 100 000 habitantes y 2 688 al sexo femenino, con una tasa de 47,9 por
cada 100 000 habitantes, con una razón de tasas M/F de 1.0. 10
Debido al impacto y la importancia de las NAC como problema de salud, han motivado
a las principales asociaciones científicas a publicar recomendaciones o guías clínicas
para facilitar su manejo e implementación, lo cual ha repercutido en una disminución
de la mortalidad, de los ingresos hospitalarios y en la estadía hospitalaria de estos
pacientes. 11
Por todo ello, consideramos oportuno hacer una revisión del tema, con el objetivo de
profundizar en el conocimiento y abordaje actual de las NAC, unificar criterios, lograr
mayor dominio en conformidad con los estándares internacionales ajustados a nuestro
entorno y práctica médica, redundando finalmente en una mayor calidad de la
atención.
DESARROLLO
En la neumonía clásica (neumonía neumocócica) la primera fase está dada por edema,
con presencia de exudado proteinaceo y bacterias en el alveolo, continúa la fase de
Hepatización Roja y la de Hepatización Gris (se corresponden con múltiples sucesos de
infección y alteraciones en el intercambio de gases), en la fase final el macrófago es el
tipo celular dominante en el espacio alveolar. Esta descripción puede no aplicarse a
neumonías de todas las etiologías, especialmente virales o neumonías por
pneumocystis. 14 Cuando un germen logra colonizar las vías aéreas es porque han
sobrepasado las barreras defensivas y coincidentemente en ese momento hay una
alteración de los mecanismos de defensa, (mecánicos humorales o celulares) o la
llegada excesiva de gérmenes que sobrepasan nuestra capacidad normal de
"aclaramiento". Puede afectar a pacientes inmunocompetentes o inmunodeprimidos y
ocurrir fuera del hospital o dentro de él, originando manejos y actitudes terapéuticas
diferentes. 11 La capacidad de colonización en la vía aérea está regulada por factores
como: disponibilidad de lugares de adherencia, el efecto de arrastre de la saliva,
fenómenos de interferencia bacteriana y la acción de la lisozima y la inmunoglobulina
A.
Muy útil resulta la distinción inicial del cuadro clínico de neumonía como típico o atípico
para una mejor orientación ante la sospecha etiológica y seleccionar la terapéutica
empírica inicial más apropiada. La clínica clásica habitualmente descrita o neumonía
típica es la que muestra la neumonía por neumococo (Streptococo
Pneumoniae), 1,2,11 donde al examen físico se pueden detectar al inicio crepitantes y
posteriormente se instaura un síndrome de consolidación pulmonar. Las radiografías
posteroanterior y lateral serán imprescindibles para el diagnóstico, pues síntomas
parecidos pueden apreciarse en bronquitis aguda y otras enfermedades no infecciosas.
Las alteraciones radiológicas pueden comprender condensación alveolar única
parcheada (bronconeumonía) o infiltrados intersticiales, 11 raras veces no hay infiltrado
en las primeras 24 a 48 horas y por lo general no se puede establecer la etiología
mediante imagen. 2 La neumonía atípica, cuyo prototipo es la neumonía por
Mycoplasma, tiene por lo general un comienzo insidioso, mialgias, fiebre no tan
elevada, tos seca, poca toma del estado general, con frecuencia dolor torácico,
síntomas extrapulmonares como: cefalea, artromialgias, vómitos y diarreas y síntomas
respiratorios altos. Radiológicamente es frecuente la disociación clínico-
radiológica; 11 desde el punto de vista humoral la leucocitosis no es marcada como en
la bacteriana y la auscultación puede resultar variable, que va desde normal hasta la
auscultación de crepitantes finos.
Una vez diagnosticada la NAC se define el mejor lugar donde debe recibir tratamiento,
ya sea ambulatorio bajo la modalidad de Ingreso en el Hogar en la APS o ingreso en el
Hospital (en salas de medicina o en UCI). Para ello se debe evaluar correctamente al
enfermo considerando la gravedad inicial del proceso. Recomendamos el uso de la
escala CRB-65, realizar hemograma, bioquímica elemental, radiografía de tórax y
pulsioximetría o gasometría arterial 18 de ser disponibles. También se obtendrán
muestras de esputo para tinción de Gram y cultivos, deseablemente antes del inicio del
uso de los antimicrobianos, 13 pues la tinción de Gram orienta la terapéutica antibiótica
empírica inicial y los cultivos a la identificación probable del germen responsable.
El diagnóstico diferencial de las NAC deberá realizarse con las siguientes entidades
nosológicas: 19-21 Infecciones Respiratorias Altas, Bronquitis Aguda, Tuberculosis
Pulmonar, Bronquiectasias Infectadas, exacerbación de la EPOC y cáncer de pulmón.
Los factores de mal pronóstico incluyen: edad menor de 1 año y mayor de 60 años,
afectación de más de un lóbulo pulmonar (Neumonía Multilobar), recuento de
Leucocitos menor de 5 000 u/l, enfermedades asociadas (Insuficiencia Cardíaca,
alcoholismo, Insuficiencia Hepática y Renal), inmunodepresión (Agammaglobulinemia y
Asplenia), infección por serotipos 3 y 8, diseminación hematógena con hemocultivos
positivos y complicaciones extrapulmonares (Artritis, Meningitis o Endocarditis). 2 Entre
un 10 y un 25 % de los pacientes tienen una evolución insatisfactoria (no
respondedores) e incluyen aquellos con retraso en la respuesta esperada al uso de
antibióticos, persistencia o ausencia de mejoría de la sintomatología general en la fase
inicial (72 horas de iniciado el tratamiento empírico correcto). También están las NAC
en las que prosigue el deterioro a pesar del tratamiento antibiótico (neumonía
progresiva) y en otras ocasiones, las que a pesar de la mejoría clínica, persisten más
de la mitad de los infiltrados radiológicos o no se han aclarado por completo en un mes
(4 a 6 semanas), que son las denominadas neumonías de lenta resolución, en las
cuales no se necesita prolongar el tratamiento antibiótico. Por ello es importante
acercarnos a las causas de falta de respuesta al tratamiento y replantearse nuevos
estudios para determinar el cambio de antibióticos o la toma de una nueva conducta.
Entre las causas de falta de respuesta tenemos: 19,22 tratamiento inapropiado o
ineficaz, alteración de los mecanismos de defensa y presencia de complicaciones.
Para el manejo adecuado, el Médico General Integral debe tomar en cuenta un grupo
de medidas dirigidas a lograr mayor efectividad en el reconocimiento y abordaje de las
mismas, deben ser integrales y las desarrollará en el individuo, la familia, la
comunidad y el entorno medio ambiental con la puesta en marcha de acciones de
promoción de salud, prevención de la enfermedad, diagnóstico y tratamiento oportuno,
así como de rehabilitación. Todo ello implica un profundo conocimiento acerca de esta
enfermedad infecciosa, que va desde la comprensión de la debida competencia
inmunológica del huésped y las condiciones medio ambientales en las que se
desenvuelve el proceso salud enfermedad en la comunidad, hasta lograr el
restablecimiento total del enfermo.
1- Azitromicina (tab. 500 mg. o cápsulas de 250 mg.) a razón de 500 mg. diarios por 3
a 5 días o Estolato de Eritromicina (tab. 250 mg.) a razón de 250 mg. cada 6 horas
para pacientes sin comorbilidad asociada.
2- Amoxicilina (cápsulas 500 mg.) 1 g. cada 8 horas por 7_10 días más Azitromicina
por 3_5 días o Cefalexina (cápsulas 250 mg.) a razón de 250-500 mg. cada 6 horas
por 7-10 días + Azitromicina (tab. 500 mg o cápsulas de 250 mg.) a razón de 500 mg.
diarios por 3-5 días.
Grupo 2: aquellos en los que por motivos clínicos se decide el ingreso, donde el S.
Pneumoniae sigue siendo el patógeno causal más frecuente, pero son mayores las
posibilidades de Neumococo resistente a ATM o bacilos gram negativos entéricos. En
este caso se hará terapia combinada: Cefalosporinas de tercera generación +
macrólidos o Amoxicilina y Ácido Clavulánico + macrólidos. Si monoterapia usar
Nuevas Quinolonas (Levofloxaxino), todos por vía endovenosa con duración de 10-14
días.
Grupo 3: cuadro inicial muy grave que requiere ingreso en UCI. Terapia farmacológica
combinada con Cefalosporinas de tercera generación + Macrólidos o Amoxicilina y
Ácido Clavulánico + Macrólidos. Si monoterapia usar Nuevas Quinolonas
(Levofloxaxino), todos por vía endovenosa con duración de 10-14 días.
Para las NAC existen criterios de remisión al hospital. 25,26 Tendremos en cuenta que
ninguna escala pronóstica presenta valores predictivos incuestionables para definir el
riesgo de muerte, por lo tanto en la decisión del ingreso hospitalario deben prevalecer
el juicio clínico y la individualización ante cada paciente, por ello nuestros médicos de
familia en el contexto de la APS o desde los servicios de urgencia deberán extremar
sus cuidados ante esta situación, a fin de incidir de modo positivo sobre la mortalidad
con la identificación temprana de pacientes en riesgo.
De modo general se aceptan 1 o más de los criterios siguientes para adultos: CRB-65
=1, presencia de comorbilidad referida como factor de riesgo, compromiso radiológico
multilobar con derrame pleural o cavitación, casos sociales o institucionalizados,
pacientes con intolerancia y/o alergia a los antimicrobianos, hemoglobina en menos de
9.0 g/l, leucocitos menos de 4 ó más de 20x109/l, oximetría de pulso en reposo = 90
%, sospecha de neumonía aspirativa o por gérmenes no habituales y presentación
inicial muy grave.
Cabe destacar que aunque el tratamiento con antibióticos constituye la piedra angular
del mismo, pueden ser útiles en casos graves tratamientos no antibióticos que intentan
mediar en la respuesta inflamatoria del huésped como el uso de glucocorticoides, así
como Estatinas y macrólidos, específicamente como moduladores de la respuesta
inflamatoria. 27
CONCLUSIONES
Las NAC constituyen un importante y frecuente problema de salud que debe ser
afrontado de forma adecuada desde la APS por parte del personal médico, el cual debe
conocer sus mecanismos de producción, la clínica, su evolución y diagnóstico preciso,
para así poder llevar a cabo una adecuada evaluación del enfermo para su mejor
manejo y tratamiento. El auxilio a través de las guías prácticas y de escalas
pronósticas contribuye a perfeccionar la calidad de la atención a estos pacientes, desde
el consultorio del médico de familia hasta el paciente ingresado en el hogar o en el
hospital.
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