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1 //Escenario
Escenario28
Lectura fundamental
Fundamental
Etapas de
Cultura un plan
política, de comunicación
pensamiento
estratégica y crisis a finales del siglo XIX
conservador
Contenido
1 Introducción
Palabras clave: cultura política, pensamiento conservador, crisis, finales del siglo XIX.
1. Introducción
El largo siglo XIX se caracterizó por fuertes transformaciones a nivel económico, político, social y
cultural, que estructuraron las bases de lo que hoy en día es Colombia. En este siglo las antiguas
colonias se independizaron, constituyeron nuevas repúblicas y estuvieron envueltas en un sinnúmero
de conflictos internos o guerras civiles. Se pasó del proyecto bolivariano de la patria grande a la
fragmentación de este proyecto y al surgimiento de los actuales Estados modernos latinoamericanos.
La historia de Colombia hace parte de este largo y complejo siglo y, como se observó a lo largo de los
diferentes escenarios, los partidos fueron importante protagonistas a través de la promulgación de
constituciones y un contexto de guerras civiles. Con la finalidad de continuar con el estudio de la historia
del país, este escenario abordará dos temas fundamentales para comprender el caótico final del siglo
XIX y la pérdida territorial. Para este propósito se analiza la cultura conservadora y la separación de
Panamá, siendo esto último la principal consecuencia de la guerra de los Mil Días, conflicto en el cual se
enfrentaron los dos partidos como reacción al proyecto conservador iniciado en la Regeneración.
Para los estudios históricos este concepto renovó el estudio de lo político al ampliar el espectro de
sus relaciones más allá de los reyes o lo que se ha considerado como el poder desde arriba. Esta
perspectiva llevada al estudio de las sociedades del pasado ha permitido indagar la manera como
las sociedades, sus integrantes y subjetividades se relacionan con el sistema político del momento,
independientemente de la dominación. En este sentido, Lechner (1987) propone utilizar el concepto
de manera relacional en la medida en que esta permita confrontar las orientaciones colectivas en
cuanto a los asuntos políticos en una sociedad determinada.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
Por este motivo, es importante entender la cultura política como un proceso que se constituye a
partir de los procesos sociales que inciden en las subjetividades y los grupos, y la manera como se
establecen las relaciones con el poder, la forma como se socializan los sistemas políticos y las prácticas
en torno a la sociedad y el Estado.
La cultura política se desarrolla en los contextos históricos de las sociedades (para nuestro caso
la formación de los Estados en el siglo XIX) y construye una dinámica social que impacta la vida
cotidiana de sus actores. Allí ocurren procesos culturales y se da la confrontación entre una cultura
política hegemónica y las alternativas (Henao Franco y Álvarez Ossa, 2015).
Para el siglo XIX y el proceso de formación del Estado colombiano es importante tener en cuenta
las transformaciones en la cultura política de finales del periodo colonial (el impacto de las reformas
borbónicas) y la transformación del lenguaje político que trajeron consigo el proceso revolucionario de
la independencia (opinión pública, soberanía, pueblo, libertad, entre otras).
Las disputas entre realistas, autonomistas e independistas permitieron el desarrollo de este nuevo
lenguaje, el cual se consolidó tras la victoria de las guerras de independencia. Por este motivo, en la
Constitución de Cúcuta y la formación de la Gran Colombia, este nuevo lenguaje político hizo parte
tanto del espíritu de la Constitución como de las discusiones en torno a la nueva organización política.
En la historia del país estas discusiones se conocen como la tensión entre los centralistas y los
federalistas, las cuales poco a poco van estableciendo las ideologías que se irán estableciendo a
lo largo del siglo XIX. Con la creación de la República de la Nueva Granada, estas discusiones se
profundizaron, y esto dio origen a los dos partidos políticos: liberales y conservadores. Las guerras
civiles que se analizaron en el escenario 7 hacen parte del desarrollo de nuevas ideas y lenguajes
políticos. Gracias a esto poco a poco los ciudadanos se fueron apropiando de estas ideas y
desarrollando sociabilidades en torno a estos ideales.
Se suele atribuir a Simón Bolívar las primeras ideas en el desarrollo del pensamiento conservador. Sin
embargo, es importante recordar que en este momento las ideas se centraban en las influencias del
liberalismo inglés y el pensamiento francés (además, Mariano Ospina fue uno de los organizadores
del atentado contra Bolívar). De igual manera, es importante resaltar que con la creación de la
Nueva Granada no se establecieron partidos, sino que podemos encontrar el desarrollo de corrientes
políticas que van transitando las discusiones de la época.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
El Partido Conservador nace en el año de 1849. Se le atribuye su fundación a Mariano Ospina
Rodríguez y José Eusebio Caro. Para Felipe Salamanca (s. f.) este partido surge con la intención de
propiciar un ambiente institucional que permitiera generar la organización de un Estado unificado. En
su primer pronunciamiento se manifestaron en contra de la dictadura y a favor de la moral cristiana y
sus doctrinas civilizadoras.
De igual manera, desde el nacimiento de los partidos, la prensa se convirtió en una de las estrategias
para difundir su pensamiento. Como se ha argumentado con anterioridad, en el caso de los
conservadores, la prensa se convirtió en una herramienta fundamental en la difusión y estructuración
de su ideología. En el periódico La Civilización se criticaba la manera como los liberales se habían
constituido a partir del personalismo (caudillos).
De igual manera, desde los sectores populares urbanos encontramos procesos de sociabilidades
políticas organizados en torno a las sociedades católicas y de artesanos. Estas sociedades fueron
estableciendo sus demandas políticas en torno a los partidos. En estas disputas poco a poco se fueron
estableciendo los postulados ideológicos, los cuales se centraron en criticar las ideas francesas y
liberales que para los conservadores atentaban en contra de la buena moral. Para Safford (1983) estas
propuestas pretendían movilizar a los habitantes de la república en contra de los liberales.
En estos debates cada partido constituye sus propios conceptos de nación, independencia y libertad.
Por ejemplo, en el periódico El Aviso se debatía en torno al concepto de libertad, y se afirmaba que
esta no solo constituye la nacionalidad de un pueblo, sino a su vez su adquisición de hecho y en
derecho, abordando dentro de este concepto temáticas de libre cambio.
Por su parte, los conservadores centraron sus argumentos en el ámbito religioso, apelando a la
necesidad de construir una moralidad interna la cual sirviese de fundamento para la preservación del
buen juicio y la buena conducta de los ciudadanos. En las publicaciones realizadas en La Civilización
puede encontrarse el desarrollo de este tipo de ideas, pues se declaraba que independencia,
constitución y libertad eran cuestiones exteriores, y la moral una cuestión interna.
Para los conservadores la influencia de las ideas francesas e inglesas (bases del pensamiento liberal)
destruye la buena moral. Por este motivo, uno de los soportes del pensamiento conservador se
erigió en la preservación de las buenas costumbres. En estos primeros años de existencia, ambos
partidos construyeron sus idearios a través de la prensa. Por ejemplo, Ezequiel Rojas en El Aviso
publicó un ensayo titulado Las razones de mi voto, en el cual condensaba el ideario de su partido.
El Partido Conservador realizó un ejercicio similar en el año de 1849: José Eusebio Caro y Mariano
Ospina Rodríguez publicaron en La Civilización el artículo Declaratoria Política, en el cual establecen
los principios del partido. Su discurso se estructuró a partir de la defensa y salvación de los males
generados por el liberalismo, amenazas para la civilización.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
2.2. La profundización de las diferencias: la Regeneración como respuesta al olimpo
radical
Con los acontecimientos desarrollados en las décadas de los 60 y 70 esta disputa se intensificó. Por
ejemplo, desde el año de 1863 el Partido Liberal logró establecer su proyecto federal centrado en
ideas liberales (tanto políticas como económicas) y su proyecto de desamortización de bienes de la
Iglesia junto con un proyecto educativo laico. Este proyecto liberal se centró en reformas en torno a la
administración del Estado y la sociedad. Por ejemplo, los Estados soberanos y el proyecto educativo.
Entre las discusiones ideológicas se destaca la apuesta de los liberales radicales por establecer
el derecho a la propiedad privada, la libertad de cultos y credos religiosos, y la reforma educativa
de 1870, la cual desplazaba los contenidos religiosos de la enseñanza en las escuelas (esto llevó
al levantamiento de los conservadores y la guerra civil de 1876-1877). En este periodo, los
conservadores se opusieron férreamente a las reformas liberales.
Sin embargo, las divisiones internas del Partido Liberal y la fuerte oposición llevaron a que en la
década de 1880 se incrementaran las diferencias entre los partidos y se iniciara el proceso de la
Regeneración, a través de la creación del Partido Nacional. Entonces, se promovió el estar en contra
de la anarquía y el desorden provocados supuestamente por el liberalismo radical y el sistema federal.
En este sentido, el discurso de la Regeneración apelaba a la ausencia de orden al no existir un Estado
fuerte. Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro se convirtieron en los principales referentes de este
proyecto, al establecer un lenguaje en el que usaron repetidamente la palabra catástrofe. Si bien
Núñez se había forjado al interior del liberalismo, entre 1882 y 1884 comenzó a distanciarse de los
principios liberales al criticar el utilitarismo, la influencia francesa, y al empezar a buscar el rescate de
la herencia hispánica.
Para los reformadores la Constitución de 1863 fue una de las causas del descontrol, y esta debía
reformarse para establecer la construcción de un Estado centralizado. De allí que desde esta
perspectiva se fijara la centralización del poder, el fortalecimiento de la autoridad institucional, la
eliminación del federalismo y el restablecimiento las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Este
proyecto se desarrolló en medio de fuertes batallas: por ejemplo, la de la Humareda (1885) librada
por el Estado soberano de Santander. En ese mismo año se puso fin a la guerra y es creada una nueva
constitución en el año de 1886, en donde se establecía que Colombia era una república unitaria
conformada por departamentos. Así, se eliminó el modelo federal y los Estados soberanos.
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2.3. Reanudar la república: el desarrollo del proyecto conservador
Para el año de 1886, con la alianza de Rafael Núñez (quien en un primer momento se autodenominó
como liberal independiente) con los conservadores, se proclamó la convicción de refundar la república
a través del cambio de nombre del país. Entonces pasó de ser los Estados Unidos de Colombia a
República de Colombia. Hubo una la alianza con la Iglesia católica que buscaba la construcción de un
sistema de cohesión y de control. En este contexto se plantea el retorno a las herencias o la tradición,
lo que significó volver a las tradiciones hispánicas y católicas.
En este sentido, la Constitución de 1886 se destacó por dos aspectos fundamentales: primero, por
reestablecer la relación entre el Estado y la Iglesia (el concordato tuvo su máxima expresión en 1887)
y centrar su proyecto modernizador en un modelo centralista en el que la Iglesia tendría un papel
fundamental en la construcción de los lazos de la nación. En este proyecto de refundar la nación
estuvieron presentes encabezando el gobierno nacional el presidente Rafael Núñez y el conservador
ultracatólico Miguel Antonio Caro como vicepresidente.
Caro se destacó por ser una de las figuras políticas que mayor influencia sobre los valores y el
pensamiento conservador de finales del siglo XIX, a través de la revaloración de la cultura hispánica.
Para Caro estos valores construirían un sentimiento nacional en torno a la lengua (castellano) y el
catolicismo como garante de los valores para la constitución de un orden social. Por este motivo, se
restablece el poder eclesial en el ámbito educativo aprovechando la figura del Concordato de 1887.
Así, la instrucción pública de universidades, colegios y escuelas sería regida por el dogma religioso y
moral, lo que llevó a la implementación de un sistema católico moderno.
El pensamiento político de Miguel Antonio Caro se caracterizó por una postura radical fundamentada
en el pensamiento hispánico conservador del siglo XIX. A partir de estas ideas, se estableció la manera
en que debía constituirse el imaginario de la nación y la república a partir de la tradición hispánica.
Esta postura contrasta con la visión negativa construida por los criollos en las primeras décadas de la
república, en la que se cuestionó la conquista. El de Caro fue un proyecto que resaltó el proceso de
civilización a través del rescate de los valores hispánicos.
Por este motivo, Para Rubiano Muñoz (2011) la Constitución de 1886 denota fuertes matices de la
herencia monárquica en una élite letrada. Se asumía entonces que estos eran los que debían gobernar
el país a través del legado cultural hispánico. El tradicionalismo católico llevó a que se detonaran
nuevos conflictos entre el Partido Liberal y el Partido Conservador, pues sin duda alguna la postura
radical de cada partido fue la que los alentó a las diferentes contiendas y altercados. La actitud de los
conservadores liderados por Núñez y Caro auspició la defensa de los valores vernáculos de la tradición
que rivalizaron con las libertades liberales.
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Como argumenta Miguel Ángel Urrego (2002), al interior del pensamiento conservador se fue
estructurando una triada de intelectuales entre gramáticos, poetas y abogados, los cuales actuaron en
un régimen de producción de verdad en la cual debían legitimar el nuevo Estado. Por este motivo, la
moralización de las conductas públicas y privadas fue uno de los propósitos en el proyecto de Estado y
de la sociedad. Para ello, fue fundamental la articulación entre intelectuales, instituciones y saberes de
tipo católico.
En este sentido, Urrego (2002) señala que las encíclicas cumplieron un papel fundamental: por
ejemplo, la escrita por el papa León XII, Rerum Novarum, en 1891. Estas encíclicas permitieron la
construcción de una doctrina social en la que se invitaba a los ciudadanos a participar en las reformas
políticas de sus países. En la práctica, ello llevó al fortalecimiento de las sociedades católicas, la
llegada de comunidades religiosas y el control de la educación por parte de la Iglesia. Se dio también
la creación de manuales filosóficos y escolares que estaban cargados de fuertes contenidos de moral.
De igual manera, como se ha señalado con anterioridad, este proyecto estuvo atravesado por la
revaloración de la cultura hispánica en los elementos fundantes de la nación: idioma, religión y raza.
La censura se convirtió en la manera a través de la cual los conservadores atacaron las ideas liberales
a las ideas que se consideraban como inmorales. Esta apuesta política e ideológica terminó por limitar
los ejercicios democráticos en nombre del equilibrio de poderes y la restauración de las instituciones.
Este proceso en cierta medida se centró en la limitación de la participación política y la forma de
representación del poder; este fue el caso de la Constitución de 1886, en la cual la participación
ciudadana no tenía incidencia, pues la nación colombiana se constituyó en forma de república unitaria
y la soberanía, junto con los poderes públicos, era exclusivamente emanada por la nación. Por tanto, el
bienestar de la nación reposaba en la élite letrada que terminó por restringir la democracia.
Para Jaime Jaramillo Uribe (1986) estas tensiones terminaron desencadenando una nueva guerra civil,
impulsada por sus élites políticas que luchaban en nombre de la nación y la ciudadanía, estando en medio
del debate los derechos fundamentales. La opinión pública fue el medio por el cual se desarrollaron
las tensiones entre los dos partidos a través de artículos, manifiestos o programas (guerra, nación y
derechos.). Entre 1885 y 1895 dos rebeliones liberales habían sido apaciguadas por los conservadores,
y hasta el año de 1898 los liberales radicales participaron nuevamente en las elecciones, en las cuales
salieron derrotados por Miguel Sanclemente y José Manuel Marroquín. El gobierno del Estado fue
asumido por Marroquín ante la avanzada edad de Sanclemente.
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Sin embargo, pese a que fueron elegidos por las alianzas entre el Partido Nacional (regenerador) y los
conservadores, Marroquín decidió desmontar la política proteccionista instaurada en la Regeneración,
lo cual fue tomado por el partido nacional como una traición. Esto llevó a una fuerte oposición de Caro
y al aumento de las tensiones políticas. Finalmente, la negativa a una reforma electoral llevó a que los
liberales, encabezados por Rafael Uribe Uribe, ante la crisis económica y política, detonaran la guerra.
Entre 1899 y 1902 se libró la guerra civil más importante de la historia del país, pues afectó a todo
el territorio nacional. En un primer momento, este conflicto se desarrolló entre ejércitos regulares,
pero con el paso de los meses se fue extendiendo a los sectores populares, quienes tomaron partido
en la guerra. De igual manera, diferentes estrategias fueron utilizadas: por ejemplo, las guerrillas. Este
conflicto le trajo al país la pérdida más significativa de su historia, la separación de Panamá.
Tras la guerra de los Mil Días la separación de Panamá fue una de las consecuencias más catastróficas,
pues no solo se perdió integridad territorial, sino uno de los proyectos que eran fundamentales para el
desarrollo del comercio a nivel mundial: el canal de Panamá. Tras la separación de Colombia, Panamá
se proclamó como república independiente en 1903. En medio de la guerra, los Estados Unidos
aprovecharon para fomentar la independencia de esta región, pues tenían fuertes intereses en la
ubicación geoestratégica de esta región: el istmo se encontraba excepcionalmente ubicado entre los
océanos Pacífico y Atlántico, y unía estratégicamente a América Central y América del Sur.
Las relaciones de Panamá con Colombia en el siglo XIX se establecieron a través de alianzas que se
dieron tras los procesos de independencia. Fueron varias las tentativas de separación a lo largo de este
siglo. Panamá logra su independencia de España en el año 1821 y decide posteriormente unirse a la
Gran Colombia. Panamá era un territorio estratégico para el desarrollo de la unión debido a su ubicación
geográfica, pues es un paso comercial estratégico entre el océano Atlántico y el océano Pacífico.
En 1826 se inician los primeros roces entre el gobierno de Panamá y la Unión. En este año rechazaron
la idea de establecer una nueva constitución, al no estar de acuerdo con las ideas de Simón Bolívar.
Los dirigentes panameños se encontraban más cercanos a las ideas federalistas de Francisco de
Paula Santander e iniciaban las bases de las ideas separatistas. Tras la renuncia de la presidencia de
Bolívar a la Gran Colombia, el panameño José Domingo Espinar aprovechó para preparar un acta de
separación de Panamá del Gobierno de Santafé de Bogotá.
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Sin embargo, tras la separación de la Gran Colombia decidieron continuar en la nueva República de la
Nueva Granada en 1831. Sin embargo, las tentativas de separación continuaron en esta nueva estructura
política. Por ejemplo, en 1840 decidieron establecer el Estado del Istmo, el cual logró establecerse
durante un año, debido a las guerras internas. Sin embargo, tras la guerra de los Supremos (1839-1841)
se confirmó un ejército para recuperar el istmo (liderado por Tomás Cipriano Mosquera), lo que logró
que en 1841 un nuevo convenio reinsertara este territorio a la Nueva Granada.
Entre 1846 y 1848 Panamá hizo parte de las disputas regionales en las que Estados Unidos se
comprometía a respetar la soberanía de la Nueva Granada a través del tratado Mallarino-Bidlack.
Entre 1850 y 1868 surgen nuevos internos de separación, a los cuales respondió la Nueva
Granada con movimientos militares y con el apoyo de los Estados Unidos. El apoyo de este país se
fundamentaba en el derecho de tránsito y la fuerte inversión norteamericana en la construcción del
ferrocarril que atravesaba el istmo, lo cual se convirtió en una alternativa menos costosa para pasar del
océano Atlántico al océano Pacífico.
El interés en construir un canal que comunicará los dos océanos tomó fuerza en la segunda mitad
del siglo XIX. El desarrollo de la tecnología y la creciente circulación de mercancías a nivel mundial
impulsaron esta empresa. En un primer momento, la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique
de Panamá se constituyó como la compañía que realizaría la construcción del canal bajo el mando del
francés Ferdinand de Lesseps.
Este proyecto inicio en 1881 y enfrentó fuertes dificultades tanto geográficas como en su desarrollo
y ejecución. La resistencia de los Estados Unidos, y problemas en los diseños y de financiamiento
llevaron a que esta obra fuera abandonada en 1898.
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A nivel interno había contradicciones entre el presidente Marroquín y quien había delegado para
dicha negociación: Carlos Martínez Silva. Mientras tanto, Estados Unidos y Gran Bretaña lograban
ponerse de acuerdo en los asuntos del canal, y el segundo cedía los derechos adquiridos en el tratado
si Estados Unidos garantizaba el comercio y el paso de cualquier nación por el canal. A partir de
1900 aumentó la presión norteamericana por establecer un tratado con Colombia a través del
tratado Mallarino-Bidlack. En este se establecía el derecho a intervenir si se afectaba el comercio y la
propiedad privada (Fischer 1998).
La guerra llevó a que Colombia se encontrara en una difícil situación internacional. Con la toma de
la ciudad de Colón por parte de los liberales, Estados Unidos desembarcó tropas en el istmo en 1901
y 1902, y ocupó Panamá hasta la pacificación. En los primeros acercamientos de 1902 Estados
Unidos acepta indemnizar a Colombia y recompensar al Estado durante 99 años con una renta
anual. Sin embargo, este tratado fue bloqueado en el Congreso colombiano, lo que llevó a que los
estadounidenses cambiaran de posición y apoyaran la separación de Panamá.
Entonces, Estados Unidos reconoció a la República de Panamá en el año de 1903, dando paso a la
separación y a su instauración como república independiente a través del tratado Herrán-Hay con
Colombia, en el que todos los derechos de la construcción del canal pasaban a ser exclusivamente
de Estados Unidos. Como dicho tratado fue rechazado por el Gobierno colombiano, el presidente
norteamericano Roosevelt, con ayuda de sus barcos de guerra, declaró que había tomado Panamá.
Sin duda alguna, este suceso tuvo repercusiones en Colombia, pues esta nación perdió una de
las regiones más estratégicas debido a su lenta organización y al olvido en que tenía el Gobierno
colombiano a Panamá a causa de los problemas ideológicos por el poder entre liberales y
conservadores (Fischer, 1998).
Finalmente, las consecuencias para la República de Colombia fueron devastadoras social, cultural,
económica y geográficamente. El ambiente político, ahora manejado por el presidente Rafael Reyes
(1904-1909), contribuyó a la modernización del país; no obstante, la nación aún se encontraba en
una dura situación económica y en un frágil estado por la incapacidad de pagar la deuda externa. A
esto se sumaron tantos problemas económicos y de control político que se vio afectada la relación de
Colombia con Panamá, a pesar de ya estar separadas. El presidente Reyes buscó la manera de volver
a establecer relaciones entre Estados Unidos y Panamá, lo que tuvo como resultado la indemnización
de Colombia y la autorización para utilizar el puerto.
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Referencias
Fischer, T. (1998). Antes de la separación de Panamá: la guerra de los Mil Días, el contexto
internacional y el canal. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, (25), 73-108. https://
revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/16676
Jaramillo Uribe, J. (1986). Núñez y Caro 1886. Documentos del Simposio Núñez y Caro. Banco de la
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Democratización. FLACSO, CLACSO, ICI.
Rubiano Muñoz, R. (2011). Guerra, nación y derechos. A los 112 años de la guerra de los Mil Días (1899-
1902). Revista Opinión Jurídica, 10(20), 175-192. https://www.researchgate.net/publication/262506854_
War_Nation_and_Rights_112_Years_after_the_Thousand_Days’_War_1899-1902
Salamanca, F. (s. f.). El Partido Conservador colombiano y su papel en la conformación del Estado
-Nación, Vniversitas Estudiantes, 189-195.
Safford, F. (1983). Aspectos polémicos de la historia colombiana del siglo XIX: memoria de un seminario.
Fondo Cultural Cafetero.
Urrego, M. A. (2002). Intelectuales, Estado y nación en Colombia. De la guerra de los Mil Días a la
Constitución de 1991. Siglo del Hombre Editores y Universidad Central.
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