Apuntes Simone de Beauvoir

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Apuntes Simone de Beauvoir

Vida y obra

Simone de Beauvoir fue una filósofa, escritora y feminista francesa nacida en 1908 y
fallecida en 1986. Es conocida principalmente por su obra El segundo sexo, publicada en
1949, que se ha convertido en un referente fundamental en el movimiento feminista. Su
perspectiva de análisis parte del existencialismo francés.

El segundo sexo es su obra más influyente y trata sobre la opresión de las mujeres a lo
largo de la historia y en la sociedad contemporánea. En ella, de Beauvoir examina cómo las
mujeres han sido relegadas a un papel secundario en comparación con los hombres, tanto en
términos sociales como existenciales. Argumenta que las mujeres han sido definidas como "el
otro" en relación con los hombres, lo que las ha llevado a una situación de inferioridad y
dependencia. El texto aborda una amplia gama de temas relacionados con la experiencia
femenina, incluyendo la maternidad, la sexualidad, la educación y el trabajo, entre otros. De
Beauvoir sostiene que la liberación de las mujeres solamente puede lograrse a través de la
toma de conciencia de su situación y la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades.

Contexto histórico

La vida de Simone de Beauvoir discurre a lo largo del siglo XX pues, recordemos,


nace en 1908 y muere en 1986. Durante este siglo tienen lugar las dos grandes guerras (la
Primera Guerra Mundial que discurre entre 1914 y 1918, y la Segunda Guerra Mundial que
abarca el periodo entre 1939 y 1945). También en el siglo XX se sitúa la Gran Depresión de
1929. La Revolución Rusa de 1917 y la posterior Guerra Fría (desde finales de la Segunda
Guerra Mundial hasta 1990) fueron también acontecimientos señalados y de gran impacto.
Todos estos hechos provocan la ruptura con el pensamiento progresista que era tan
característico de los pensadores del siglo XIX. Los intelectuales del siglo XX van a vivir
cierta desilusión, cierta decepción con la idea del progreso de la humanidad. Es una época de
pesimismo generalizado en contraste con el optimismo que caracterizaba al siglo XIX.

Sin embargo, el siglo XX también es el siglo donde se produce un gran crecimiento


económico para Europa y Norteamérica (después de la Segunda Guerra Mundial) fruto de la
globalización lo cual se produjo en paralelo al desarrollo de las tecnologías de la información
y la comunicación.

Finalmente, el siglo XX fue característico por ser el siglo de los movimientos por los
derechos civiles, el feminismo, el movimiento obrero y el movimiento estudiantil. Todos
estos movimientos lucharon por la igualdad, la justicia social y los derechos humanos.
Al fin y al cabo, podemos señalar la obra y el pensamiento de Beauvoir como una de
las grandes contribuciones a los cambios sociales del siglo XX, en concreto en materia de
feminismo e igualdad entre sexos.

La Francia de la época era un centro cultural importante, con un florecimiento de


movimientos artísticos, literarios y filosóficos, como el existencialismo. El existencialismo,
liderado por figuras como Jean-Paul Sartre (compañero de vida de Beauvoir), enfatizaba la
libertad individual, la responsabilidad y la creación de significado en un mundo absurdo. Este
contexto intelectual influyó en la forma en que Beauvoir abordó cuestiones relacionadas con
la libertad y la opresión, así como en su enfoque en la subjetividad y la experiencia
individual.

Conceptos

Existencialismo: En la filosofía de Simone de Beauvoir, el existencialismo es una corriente


fundamental que proporciona el marco conceptual para comprender la condición
humana, la libertad y la responsabilidad individual. El existencialismo, en general, se
caracteriza por centrarse en la existencia individual y en la idea de que la existencia precede
a la esencia, lo que significa que los individuos son responsables de crear su propio
significado y propósito en la vida a través de sus elecciones y acciones.

Para Beauvoir, el existencialismo proporciona una base para su análisis crítico de


las estructuras sociales, incluida la opresión de género. Sin embargo, al mismo tiempo,
critica algunas de las limitaciones del existencialismo tradicional, especialmente en lo que
respecta a su falta de atención a las diferencias de género y a la situación específica de las
mujeres.

En la obra de Beauvoir, el existencialismo se entrelaza con su feminismo en un


intento por suplir las carencias mencionadas en el párrafo anterior. Para la autora, las
construcciones sociales, como el género, afectan la experiencia existencial de las mujeres
limitando su libertad. Por tanto, en la filosofía de Beauvoir, el existencialismo sirve como un
punto de partida para su crítica del patriarcado y su defensa de la emancipación de las
mujeres.

Alteridad: La alteridad se refiere a la condición de ser "otro" o diferente, y Beauvoir la


utiliza para destacar cómo las mujeres han sido históricamente definidas en relación con los
hombres, como "el otro sexo". Esta noción de alteridad se relaciona con la idea de que las
mujeres han sido consideradas como subordinadas, como "otras" en comparación con los
hombres, lo que ha dado lugar a su marginación y opresión en la sociedad.

Beauvoir critica esta construcción de la alteridad femenina como una forma de


objetivación y subyugación. Argumenta que las mujeres son relegadas a roles secundarios y
subordinados en la sociedad, lo que les impide alcanzar su pleno potencial como
individuos autónomos y libres.
En El segundo sexo Beauvoir explora cómo la alteridad de las mujeres se
manifiesta en diferentes aspectos de la vida, como la maternidad, la sexualidad y la
educación. Ella sostiene que la liberación de las mujeres requiere desafiar y trascender
esta concepción de alteridad, reconociendo su propia subjetividad y reclamando su lugar
como sujetos plenos e iguales en la sociedad.

Situación: Para Beauvoir, la "situación" se refiere al conjunto de circunstancias sociales,


culturales, históricas y personales que rodean a un individuo y que influyen en su
experiencia existencial y en las opciones disponibles para él o ella. Estas situaciones no son
estáticas ni universales, sino que están determinadas por una variedad de factores,
incluidos el género, la clase social, la etnia, la sexualidad y otros aspectos de la identidad.

En El segundo sexo la autora analiza la situación de las mujeres en la sociedad.


Argumenta que las mujeres han sido históricamente relegadas a una posición de
subordinación en relación con los hombres, y que esta situación de opresión tiene profundas
implicaciones existenciales. Las mujeres son socializadas desde una edad temprana para
adoptar roles y expectativas específicas que limitan su libertad y autonomía. El
feminismo de Simone de Beauvoir reclama una educación realmente igualitaria
(coeducación) que supere los roles de género y pueda abrir un horizonte de posibilidades a las
mujeres. En otras palabras, el feminismo de Beauvoir reclama que para alcanzar la
igualdad hay que vivir en igualdad y así cambiar la experiencia existencial tradicional
de las mujeres hasta equipararse a la de los hombres.

Libertad: Al igual que otros filósofos existencialistas, Beauvoir sostiene que la libertad es una
característica fundamental de la existencia humana. Sin embargo, aunque Beauvoir
reconoce la importancia de la libertad individual, también enfatiza que la libertad siempre se
ejerce dentro de un contexto social e histórico específico. Por ejemplo se pregunta ¿qué
libertad puede tener una mujer que vive encerrada en un harén?

Ella sostiene que las estructuras sociales, como el patriarcado, pueden limitar la
libertad de las personas al imponer roles y expectativas basados en el género como la
presión para ser madre, el rechazo social hacia un comportamiento masculino en una mujer,
las agresiones sexuales fruto de la hipersexualización del cuerpo femenino, etc. Para
Beauvoir, la verdadera libertad implica no solo la capacidad de elegir, sino también la
capacidad de trascender las limitaciones impuestas por las estructuras de poder
injustas. Es por ello que reclama una educación igualitaria para ambos sexos con el fin de
que las mujeres puedan ejercer su libertad con las mismas restricciones con las que la ejerce
un hombre.
Relaciones

Beauvoir - Aristóteles: Aristóteles consideraba que la esencia humana residía en poseer


alma racional y que los humanos son animales políticos (zōon politikón) que alcanzan su
plenitud a través de la participación en la polis y la búsqueda del bien común. Para
Aristóteles el ser humano tiene, por tanto, una naturaleza fija e inmutable. Por el contrario,
Beauvoir considera que el ser humano no tiene ninguna naturaleza inmanente. Como
existencialista, defiende que la existencia precede a la esencia y que son los propios
individuos los que viven y, a medida que toman sus decisiones, van formando su propio
proyecto de vida y, al fin y al cabo, su propia esencia.

Aristóteles promueve una ética eudemonista argumentando que la felicidad


(eudaimonia) se alcanza a través del cultivo de virtudes como la prudencia, la justicia y la
valentía. Considera que las virtudes se desarrollan a través de hábitos y prácticas éticas dentro
de la comunidad y, por tanto, excluía a los que no podían participar en la vida política de
la polis de alcanzar la verdadera felicidad. Por su parte, Beauvoir critica las normas de
género tradicionales que limitan la libertad de las mujeres para buscar su propia felicidad sea
dentro o fuera de la polis. No justifica como un hecho natural que ciertas personas no
puedan alcanzar la felicidad, sino que señala que esta situación es creada por
estructuras sociales discriminatorias como el patriarcado. En otras palabras, Beauvoir
critica las limitaciones de la participación política para las mujeres en sociedades donde los
hombres tienen el control de las instituciones políticas y económicas. Aboga por una
reconfiguración de las estructuras sociales para permitir una participación más equitativa y la
eliminación de la opresión de género.

Beauvoir - Kant: Kant, en su ética, propone el imperativo categórico, un principio moral


universal que nos dice que debemos actuar de acuerdo con aquellas máximas que podríamos
desear que se convirtieran en leyes universales. Para Kant, la autonomía moral, es decir, la
capacidad de autodeterminación racional, o sea, la libertad, es esencial para la dignidad
humana. Beauvoir también valora la autonomía individual y la libertad, pero critica las
limitaciones impuestas a las mujeres por las estructuras sociales, como el patriarcado.
Argumenta que las mujeres han sido históricamente relegadas a un estado de "otredad" en
relación con los hombres, lo que limita su capacidad para ejercer plenamente su
autonomía moral y su libertad.

Además, Kant defiende una ética universalista, basada en principios y deberes


morales que se aplican de manera consistente a todas las personas, independientemente de
las circunstancias. No obstante, Beauvoir adopta un enfoque más contextualista y
situacional en su ética. Reconoce que las experiencias y situaciones de las personas
varían considerablemente según factores como el género, la clase social y la cultura, y
sostiene que los principios éticos deben tener en cuenta estas diferencias para ser
verdaderamente justos y relevantes.
Beauvoir - Marx: Ambos autores abogan por la emancipación de los oprimidos a través
de la conciencia de su situación y la lucha por la igualdad y la justicia social, pero
manteniendo unas diferencias clave.

En primer lugar, para Marx la lucha de clases era el motor de la historia y habla de la
lucha entre burguesía y proletariado como el único problema existente en su época
ignorando otras discriminaciones existentes como el racismo o el sexismo. Beauvoir
reclama que el problema del sexismo no desaparecería con el socialismo o el comunismo,
sino que forma parte de una problemática distinta que no puede ser dejada de lado.

En segundo lugar, ambos utilizan el término alienación para describir el estado en el


que se encuentra el oprimido en una situación de injusticia social y que le impide rebelarse
contra ella. Para Marx la alienación se aplicaba al proletariado que no veía cómo la
burguesía les robaba parte de su trabajo a través de la plusvalía. Para Beauvoir las mujeres
viven alienadas contentándose con su rol de madres y esposas sin buscar desarrollarse
plenamente como individuos.

En tercer lugar, Marx propuso la emancipación del proletariado a través de la


revolución y la creación de una sociedad comunista donde el trabajo fuera liberado de las
condiciones alienantes y los individuos pudieran desarrollarse plenamente. Una revolución
que surgiese por la toma de conciencia, la famosa conciencia de clase. Simone de Beauvoir
también reclama que la única forma de cambiar la situación vigente es mediante la acción
y llama a las mujeres para que tomen conciencia de su opresión y hagan su vida
independientemente de las expectativas que sobre ellas ha puesto la sociedad.

Beauvoir - Nietzsche: Para Nietzsche no hay ningún ser detrás del hacer o, lo que es lo
mismo, cada uno es lo que hace. En este sentido está de acuerdo Beauvoir pues defiende que
mujer no se nace, sino que se hace. No hay nada biológico que determine ni justifique la
situación de inferioridad de la mujer. No obstante Nietzsche radicaliza esta afirmación de la
libertad para hacerse a uno mismo, pues afirma que no existe ninguna limitación. Nietzsche
cree que el individuo es libre de ser esclavo o de ser señor, pero Beauvoir critica que esto
no así para las mujeres. Por ejemplo, una mujer que vive encerrada en un harén no puede
ser dueña de su vida.

Para Beauvoir la mujer ha sido definida siempre como “lo Otro”, lo que no es todo lo
que es el hombre. La mujer debe salir de este rol y mantener un papel activo en la
construcción de su ser. Debe vivir un nihilismo activo y ser el superhombre de Nietzsche
para poder liberarse. Por tanto, están de acuerdo ambos autores en que, si uno no quiere ser
esclavo, ha de liberarse él mismo de sus cadenas. Nietzsche defiende una moral de amos
individualista y conquistadora que se rebela contra todo lo que le diga “tienes que” y sólo
acepta el “yo quiero”. Así es como debe ser la mujer para poder liberarse de las cadenas del
patriarcado según Simone de Beauvoir. Sin embargo, auque la obra de Nietzsche se centra en
criticar la tradición metafísica y la moral cristianas de Europa, su crítica no es radical pues
aún tiene un pensamiento misógino, un pensamiento patriarcal que Beauvoir
desmitifica y desmonta en su obra El segundo sexo.

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