Hora Santa Mayo 2024 PV
Hora Santa Mayo 2024 PV
Hora Santa Mayo 2024 PV
SALUDO:
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Nos reunimos en este sagrado momento, continuando nuestra profunda comunión con el misterio de la
resurrección de nuestro Señor Jesucristo, luego de haber celebrado los Misterios del Triduo Pascual. En
esta Hora Santa, estamos llamados a sumergirnos aún más en el amor redentor de Cristo, quien ha vencido
la muerte y está verdaderamente presente entre nosotros.
En este Año de la Oración, designado por el Papa Francisco, somos invitados a profundizar nuestra
relación con Dios a través de la oración constante y ferviente. Abramos nuestros corazones y mentes a la
gracia que fluye de la presencia del Señor en medio de nosotros.
En esta hora de adoración, encomendamos a Dios las preocupaciones y aflicciones de nuestra comunidad.
Pedimos su mano sanadora sobre aquellos que sufren, están enfermos o afligidos. Concédeles fortaleza
y consuelo, y que experimenten la plenitud de tu amor en sus pruebas.
Atendiendo el llamado del Papa Francisco para el mes de mayo, nos unimos en oración por las vocaciones
de los religiosos y seminaristas para que crezcan en su camino vocacional a través de una formación
humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que los lleve a ser testigos creíbles del Evangelio
Padre celestial, te pedimos abundantes vocaciones sacerdotales y consagradas para tu Iglesia. Que
aquellos llamados a servirte respondan generosamente, proclamando tu Palabra y compartiendo tu amor
en todo el mundo.
Ponemos en esta hora santa Señor nuestro Seminario Mayor San José de Zipaquirá, sus formadores, sus
seminaristas, todos los aspirantes que se encuentran en ese discernimiento vocacional; todos los carismas
de los consagrados y religiosos de nuestra diócesis de Zipaquirá, las congregaciones, los laicos. Permite
Señor suscitar santas y numerosas vocaciones que encuentren en ese camino de seguimiento particular
un encuentro de experiencia contigo, y plenitud de vivir el carisma en servicio y evangelización del
mundo
Nos preparamos en este tiempo de gracia en el mes de mayo, para vivir y contemplar la gloriosa partida
de Jesucristo de este mundo para sentarse a la diestra del Padre. Elevemos nuestros corazones en
adoración y alabanza, reconociendo su señorío sobre todas las cosas.
Así mismo nos preparamos intensamente en oración, para vivir a plenitud la venida del Espíritu Santo
sobre los apóstoles y la naciente Iglesia en Pentecostés. Pedimos al Espíritu Santo que renueve en
nosotros sus dones y frutos, para ser testigos valientes de su amor y verdad en el mundo.
Finalmente, no podemos dejar de lado este mes Mariano donde contemplamos a María como madre de
la Iglesia, madre de los sacerdotes, madre de los seminaristas y consagrados, madre de la esperanza, que
por medio de su intercesión podamos interiorizar sus virtudes para alcanzar una configuración auténtica
con Jesucristo
Oh Señor, en esta Hora Santa, derrama tu gracia sobre nosotros. Que experimentemos tu presencia viva
y real en este momento de adoración y salgamos renovados en nuestro compromiso de seguirte más de
cerca en nuestra vida diaria.
MEDITACIÓN Y CONTEMPLACIÓN
Proclamación de la Palabra
1.Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:
«Señor, ensénanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.»
2.El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino,
3.danos cada día nuestro pan cotidiano,
Centro de Pastoral Vocacional Nazareth – Villapinzón Cund. Cel. 3208347605
[email protected]
Diócesis de Zipaquirá
Delegación para la Pastoral Vocacional
Nit. 860016445-4
4.y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos
dejes caer en tentación.»
5.Les dijo también: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice:
"Amigo, préstame tres panes,
6.porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle",
7.y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo
estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos",
8.os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su
importunidad, y le dará cuanto necesite.»
9.Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
10.Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
11.¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra;
12.o, si pide un huevo, le da un escorpión?
13.Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del
cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»
Los discípulos observaron a Jesús en constante comunicación con su Padre celestial. Querían participar
en esa comunión íntima y aprender la manera de orar que Jesús enseñaba. De la misma manera, nosotros,
como discípulos de hoy, debemos anhelar estar con Jesús, aprender de Él y profundizar en nuestra vida
de oración.
Meditemos en silencio unos minutos lo que mas ha resonado en nuestro corazón de este Evangelio.
Imagina el escenario: los discípulos observan a Jesús en constante comunión con su Padre en el cielo.
Ellos ven cómo Él se retira a lugares solitarios para orar, cómo busca la voluntad del Padre en todo
momento y cómo su vida entera está impregnada de una profunda relación con Dios. Fascinados por esta
intimidad divina, los discípulos desean aprender de Jesús cómo comunicarse con Dios de manera tan
cercana y auténtica.
Para nosotros, estar con el Maestro significa más que solo seguir a Jesús físicamente. Significa buscar
activamente su presencia en nuestras vidas diarias a través de la oración y la meditación en las Escrituras.
La vida cristiana no se trata solo de seguir un conjunto de reglas; se trata de una relación viva y dinámica
Centro de Pastoral Vocacional Nazareth – Villapinzón Cund. Cel. 3208347605
[email protected]
Diócesis de Zipaquirá
Delegación para la Pastoral Vocacional
Nit. 860016445-4
con nuestro Señor y Salvador. Cuando dedicamos tiempo a estar con Jesús en la oración, en la Eucaristía
y en la escucha de su Palabra, abrimos nuestro corazón para recibir su enseñanza y su amor.
Esto nos llama a priorizar nuestra relación con Dios sobre las distracciones y preocupaciones del mundo.
Jesús nos invita a apartarnos del ruido y el caos, a encontrar momentos de silencio y soledad para estar
con Él. En estos momentos de encuentro íntimo con nuestro Maestro, encontramos consuelo, dirección
y renovación espiritual.
Estar con el Maestro también significa imitar sus acciones y actitudes en nuestra vida cotidiana. Jesús
nos muestra cómo vivir en comunión con Dios y en servicio amoroso hacia los demás. Aprendemos a
amar como Él amó, a perdonar como Él perdonó y a servir como Él sirvió. Nuestra vida se convierte en
un reflejo de la presencia de Cristo en el mundo cuando permanecemos cerca de Él y permitimos que su
Espíritu moldee nuestros corazones y acciones.
San Agustín, uno de los Padres de la Iglesia, nos ofrece una visión profunda sobre la importancia de estar
con Jesús y aprender de Él. Él escribió: "Ama y haz lo que quieras. Si callas, calla por amor; si gritas,
grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Que el amor arraigue en ti,
y de raíz todas tus obras serán buenas" (San Agustín, Sermón 34, 1).
Que nuestra búsqueda constante de estar con el Maestro nos lleve a una mayor intimidad con Dios y a
una vida transformada por su gracia y amor.
Los invito a que silenciemos nuestro corazón, nuestros pensamientos, y sin hacer ninguna petición mental
al Señor simplemente lo veamos, contemplémoslo. Dijo san Juan María Vianney Él me mira, yo lo
miro…
2) Aprender de Él
Los discípulos no sólo deseaban estar con Jesús, sino que también querían aprender de Él. Observaron
cómo Jesús enseñaba con autoridad, cómo sanaba a los enfermos, cómo perdonaba pecados y cómo
mostraba compasión por los necesitados. Querían entender su manera de vivir y sus enseñanzas para
poder seguir sus pasos más de cerca.
Del mismo modo, nosotros estamos llamados a ser discípulos que aprenden de Jesús en cada aspecto de
nuestras vidas. Aprender de Él implica estudiar su Palabra con humildad y disposición para recibir su
sabiduría divina. Significa dejar que sus enseñanzas transformen nuestras mentes y corazones, desafiando
nuestras ideas preconcebidas y renovando nuestra manera de ver el mundo.
Jesús nos invita a adoptar su actitud de servicio y humildad. Nos enseña a amar a nuestros enemigos, a
perdonar a quienes nos ofenden y a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras. A
medida que aprendemos de Jesús, descubrimos cómo vivir una vida centrada en el amor y la verdad,
reflejando su imagen a aquellos que nos rodean.
San Juan Pablo II, en su encíclica "Redemptoris Missio", nos anima a aprender de Jesús como modelo
supremo de evangelización y discipulado. Él escribe: "La Iglesia, que es en Cristo como una sacramento
o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano, cumple esta
misión en la obediencia a la palabra divina y a la inspiración del Espíritu Santo" (Redemptoris Missio,
8). Estas palabras nos recuerdan que nuestra vida como discípulos debe reflejar el ejemplo de Jesús en
su misión de amor y servicio.
El Concilio Vaticano II nos enseña sobre el aprendizaje constante que implica ser discípulo de Jesús. En
la Constitución Dogmática "Dei Verbum", se afirma: "Los fieles deben aprender el 'misterio de Cristo',
[...] ser discípulos de Cristo, fuente de verdad, para 'anunciarla con el corazón y con la boca, tanto a los
creyentes como a los no creyentes'" (Dei Verbum, 25). Esta cita destaca la importancia de conocer a
Jesús a través de las Escrituras y vivir en conformidad con su enseñanza.
La experiencia de aprender de Jesús también implica seguir su ejemplo de oración. Jesús nos muestra la
importancia de la comunión constante con el Padre celestial. Nos enseña a orar con fe, confiando en la
providencia divina y buscando siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas.
En nuestra búsqueda de aprender de Jesús, debemos ser estudiantes obedientes y receptivos. Permitamos
que su Espíritu Santo nos guíe hacia una comprensión más profunda de su amor y nos capacite para vivir
como verdaderos discípulos suyos en el mundo.
En unos minutos de silencio y oración demos gracias por su presencia entre nosotros, por su majestad y
por su labor de Maestro y pastor…
https://www.youtube.com/watch?v=bu-IhAXV72E
En el pasaje de Lucas 11, Jesús nos enseña sobre la importancia y el poder de la oración. Él nos anima a
pedir, buscar y llamar a la puerta con confianza en el Padre celestial, quien nos da buenos dones a sus
hijos. En el contexto de nuestra reflexión, la oración por las vocaciones se vuelve crucial.
Orar por las vocaciones significa interceder ante Dios para que envíe obreros a su mies, como Jesús nos
lo pide en Mateo 9,37-38. La Iglesia necesita ministros y servidores que estén dispuestos a responder al
llamado de Dios en diversas vocaciones: sacerdotal, religiosa y laical. La oración es el primer paso hacia
una respuesta generosa y valiente a este llamado divino.
Al orar por las vocaciones, reconocemos que el llamado viene de Dios y que Él es quien equipa y capacita
a aquellos que responde. Nos unimos al trabajo de Dios en el mundo al sostener en oración a aquellos
que están discerniendo su vocación y a aquellos que ya están sirviendo en la Iglesia.
Orar por las vocaciones también implica cultivar una cultura vocacional en nuestras comunidades
cristianas. Significa fomentar un ambiente donde se fomente y se apoye el discernimiento vocacional,
donde se celebre la diversidad de dones y llamados en la Iglesia y donde se anime activamente a los
jóvenes a considerar cómo Dios los está llamando a servir.
El Papa Francisco, en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, nos recuerda
la responsabilidad de toda la comunidad cristiana en la oración por las vocaciones. Él dice: "La oración
es la raíz de la vocación cristiana, porque es el encuentro personal con Dios que nos habla y nos escucha,
nos ama y nos llama a seguirle" (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones, 2018). Estas palabras nos inspiran a cultivar una cultura vocacional basada en la oración y
el discernimiento comunitario.
San Juan Pablo II, en su exhortación apostólica "Christifideles Laici", nos llama a orar por vocaciones
auténticas y generosas en la Iglesia. Él escribe: "Orad al Dueño de la mies para que mande obreros a su
mies, que no falten los operarios para la nueva evangelización" (Christifideles Laici, 50). Esta cita nos
anima a confiar en la providencia divina y a comprometernos fervientemente en la oración por las
vocaciones.
Que nuestra oración por las vocaciones sea constante y ferviente, confiando en la fidelidad de Dios para
responder a las necesidades de su pueblo. Que cada solicitud de vocaciones sea una expresión de nuestra
confianza en el plan de Dios y nuestra disposición a colaborar con Él en la obra de construir su Reino en
la tierra.
Te invito a que oremos por nuestros seminaristas y formadores, al ir pronunciando sus nombres, si
conoces alguno o algún nombre se fija en tu mente y corazón por favor ora por él, ahora y cada vez que
te acuerdes… tu oración sostiene sus vocaciones.
https://www.youtube.com/watch?v=ocuzgjznqfY
ORACIÓN UNIVERSAL:
Hermanos y hermanas en Cristo, en este mes de mayo que inicia, elevemos nuestras peticiones al Padre
celestial, confiando en su amor y en su providencia de vocaciones para su Iglesia Santa Católica
Apostólica y Romana. Que nuestras súplicas reflejen nuestra confianza en la presencia viva de Cristo en
medio de nosotros.
Digamos juntos:
• Por el Papa Francisco y todos los líderes de la Iglesia, para que sean guiados por el Espíritu Santo
en su misión de llevar el mensaje de Jesús a todos los rincones del mundo. Que sus palabras y
acciones inspiren a otros a responder generosamente al llamado de Cristo en sus vidas. Oremos
al Señor.
• Por todos los que han sido bautizados en la fe cristiana, para que vivan su compromiso de ser
testigos del Evangelio en el mundo. Que sean fortalecidos por la gracia del sacramento del
bautismo y guiados por el Espíritu Santo para llevar una vida de santidad y servicio a los demás.
Oremos al Señor.
• Por todos los que sufren en el mundo, especialmente los enfermos, los desplazados y los que
enfrentan dificultades económicas o sociales. Que encuentren consuelo y esperanza en el amor
de Cristo y en la solidaridad de la comunidad cristiana. Oremos al Señor.
• Por las vocaciones en la Iglesia, especialmente por aquellos que están discerniendo su llamado al
sacerdocio, la vida religiosa o el servicio laical. Que respondan con valentía y generosidad al
llamado de Jesús, encontrando en Él la plenitud y modelo de su vocación. Oremos al Señor.
• Por todos nosotros aquí reunidos, para que vivamos como discípulos auténticos de Jesús,
creciendo en nuestra relación con Él a través de la oración, la Palabra y los sacramentos. Que
nuestra comunidad sea un testimonio vivo del amor y la misericordia de Cristo para el mundo.
Oremos al Señor.
Padre celestial, escucha nuestras súplicas y concédenos las gracias que te pedimos con fe. Que tu Espíritu
Santo nos guíe y fortalezca en nuestro camino de discipulado, para que podamos seguir fielmente a
nuestro Maestro Jesús y responder generosamente a su llamado en nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro
Señor.
Señor Jesús, que movido a compasión de la multitud que te seguía, multiplicaste el pan y lo repartiste
por manos de tus Apóstoles; Mira de nuevo al mundo que perece de hambre, porque ha dejado el pan de
tu doctrina y se alimenta sólo de orgullo y sensualidad. Nadie podrá salvarlo más que Tú, Nadie podrá
atraerlo sino tu sacerdocio divino.
Multiplica ahora el número de tus Apóstoles; Son muy pocos Señor. Danos sacerdotes, encendidos en el
fuego de tu caridad, Pobres y humildes según tu Corazón, Puros en sus palabras y eficaces en la
predicación de tu Evangelio. Llama a las filas de tu sacerdocio A los niños inocentes de nuestros hogares
Y a los jóvenes generosos de nuestras sociedades.
Llama incesante, eficaz y extraordinariamente. Y a los que oyeren tu llamado, Consérvalos en todo
tiempo fieles, Para que ni uno solo falte entre tus escogidos en el día de la recompensa final.
RITOS FINALES
⎯ Oración
Bendito, alabado y adorado sea Jesucristo en el Santísimo sacramento del altar R/ Sea par
siempre Bendito y alabado.
⎯ Oración final:
Nos diste Señor el Pan del Cielo R/: Que contiene en sí todo deleite
Señor Jesucristo, que en este Sacramento admirable nos dejasteis el memorial de tu pasión, te
pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de Tú Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de Tú Redención. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Reserva Eucarística .