Riqueza Biológica de Quintana Roo Tomo II

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Q Riqueza biológica de

uintana Roo
un análisis para su conservación

Tomo 2
Q Riqueza biológica de

uintana Roo
un análisis para su conservación

carmen pozo
ediTora

Tomo 2
Tomo 2

Primera edición, 2011

D. R. © 2011, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la


Biodiversidad (Conabio). Liga Periférico-Insurgentes Sur núm.
4903, Col. Parques del Pedregal, Delegación Tlalpan, C.P. 14010,
México, D. F. www.conabio.gob.mx

D. R. © 2011, Colegio de la Frontera Sur (Ecosur). Carretera Panamericana


y Periférico Sur s/n, Barrio María Auxiliadora,
C.P. 29290, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. www.ecosur.mx

D. R. © 2011, Gobierno del Estado de Quintana Roo. Administración 2005-


2011. Palacio de Gobierno. Av. 22 de Enero
núm. 001, Col. Centro. C.P. 77000. Chetumal, Quintana Roo,
México. www.qroo.gob.mx

D. R. © 2011, Programa de Pequeñas Donaciones-México. Calle 56-A


núm. 242 x 56B y 60, Col. Alcalá Martín. C.P. 97050. Mérida,
Yucatán, México. www.ppd.org.mx

ISBN de la obra completa: 978-607-7607-45-8


ISBN del tomo 2: 978-607-7607-47-2

Edición:
Carmen Pozo
Revisión técnica de textos y listados de especies:
Carmen Pozo
Coordinación y revisión técnica de textos y listados de especies, por parte
de la Conabio:
Andrea Cruz Angón y Fernando Camacho Rico

Diseño editorial y cuidado de la edición:


Ma. Eugenia Varela Carlos
Corrección de estilo:
Ma. Eugenia Varela, Valentín Almaraz, Cecilia Lavalle
Diseño gráfico y diagramación:
Norma Varela Mata
Asistencia editorial:
Maritza Beatriz Cruz Contreras
Portada:
Norma Varela Mata
Fotografías de la portada: Jorge Correa Sandoval (yuya), Humberto Bahena
Basave (coral, hongos, flores) Gabriel Navarro (jaguar)
Iconografía
Fotografía: Humberto Bahena Basave y Gabriel Navarro

Agradecimientos
El Gobierno del Estado de Quintana Roo, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, El Colegio de la
Frontera Sur y el Programa de Pequeñas Donaciones México, expresan su reconocimiento a todas aquellas instituciones y personas que
colaboraron en la elaboración del presente Estudio de Estado, particularmente a Amigos de Sian Ka’an, A.C.

Forma de citar:
Pozo, C. (editora). 2011. Riqueza Biológica de Quintana Roo. Un análisis para su conservación, Tomo 2. El Colegio de la Frontera
Sur (Ecosur), Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Gobierno del Estado de Quintana Roo y
Programa de Pequeñas Donaciones (ppd). México, D. F.

Salvo en aquellas contribuciones que reflejan el trabajo y quehacer de las instituciones y organizaciones participantes, el contenido de
las contribuciones es de exclusiva responsabilidad de los autores.

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
Índice
IntroduccIón / 11 González Vallejo
moluscos marInos/ 108
Capítulo 1. protistas Norma Emilia González Vallejo
ProtIstas/ ProtozoarIos ParásItos / 16 cacerolIta de mar / 114
Laura Sánchez García • Hugo Ruiz Piña • Enrique Reyes Novelo Héctor Javier Ortiz-León • Carmen Olivia Rosas Correa
Pulgas de agua / 120
Capítulo 2. Hongos Manuel Elías-Gutiérrez
Hongos macromIcetos / 24 coPéPodos de agua dulce / 125
Caribell Yuridia López • Gonzalo Guevara Guerrero • Jenifer Martha Angélica Gutiérrez-Aguirre • Adrián Cervantes-Martínez
Idalí Alonso Riverol
coPéPodos marInos / 130
Eduardo Suárez-Morales
Capítulo 3. Flora
anFíPodos HIPerídeos / 134
tIPos de vegetacIón en QuIntana roo / 32 Rebeca Gasca
Mirna Valdez-Hernández • Gerald Alexander Islebe
euFáusIdos / 137
Flora acuática Iván A. Castellanos-Osorio
Pastos marInos y macroalgas / 38 eQuInodermos / 142
Julio Espinoza-Avalos • Neidy Pauline Cetz Navarro Francisco A. Solís-Marín • Alfredo Laguarda-Figueras

Flora terrestre PePInos de mar / 148


Julio Adrián Arriaga Ochoa • Francisco A. Solís-Marín
Plantas vasculares / 46
Rodrigo Duno de Stefano • Ivón Ramírez Morillo aPendIcularIas / 153
•José Luis Tapia Muñoz • Germán Carnevali Fernández-Concha Iván A. Castellanos-Osorio

PIno troPIcal / 52 Quetognatos / 157


Pedro Antonio Macario Mendoza • Luis Candelario Edgar Tovar Juárez • Rosa María Hernández-Flores
Sánchez-Pérez
Invertebrados terrestres
Palmas / 56
Luz María Calvo-Irabién • Roger Orellana-Lanza Arácnidos
orQuídeas / 62 ácaros / 164
Germán Carnevali Fernández-Concha María Magdalena Vázquez González
legumInosas / 68 alacranes y arañas / 168
Rodrigo Duno de Stefano Noemí Salas Suárez • Carlos Rommel Beutelspacher Baigts
árboles maderables / 72 Insectos
Henricus Vester • María Angélica Navarro-Martínez
lIbélulas / 176
Rodolfo Novelo Gutiérrez
Capítulo 4. Fauna
escarabajos / 182
Invertebrados Miguel Ángel Morón Ríos
Invertebrados acuáticos marIPosas / 186
Carmen Pozo • Noemí Salas Suárez • Aixchel Maya
corales / Formadores de arrecIFes / 82 Palomillas / 192
Aurora U. Beltrán-Torres • Juan P. Carricart-Ganivet Blanca R. Prado Cuéllar • Estela Domínguez Mukul •
medusas / 88 Carmen Pozo
Edgar Tovar Juárez PalomIllas nocturnas / arctIIdae / 197
HelmIntos / ParásItos de Peces / 92 Fernando Hernández-Baz
David González-Solís moscas, mosQuItos y jejenes / 202
Sergio Ibáñez-Bernal
nematodos acuátIcos / 96
Alberto de Jesús-Navarrete abejas socIales, solItarIas y ParásItas / 205
David Roubik • Wilberto Colli-Ucán • Rogel Villanueva-Gutiérrez
rotíFeros / 100
Manuel Elías-Gutiérrez • Alma Estrella García Morales HormIgas del suelo / 212
Juan Antonio Rodríguez Garza
anélIdos PolIQuetos / 104
Sergio I. Salazar-Vallejo • Luis F. Carrera-Parra • Norma Emilia
Vertebrados
Vertebrados acuáticos
Larvas de peces / 220
Lourdes Vásquez-Yeomans • Uriel Ordóñez López • Martha
Valdez-Moreno • José A. Cohuó • Diana Acevedo • Selene
Morales • Margarita Ornelas
Peces / 227
Juan Jacobo Schmitter-Soto
Mamíferos marinos / 233
Benjamín Morales-Vela • Janneth Adriana
Padilla-Saldívar • Diana Madeleine Antochiw Alonzo

Vertebrados terrestres
Anfibios / 242
José Rogelio Cedeño-Vázquez • Romel René Calderón-
Mandujano
Reptiles / 247
Romel René Calderón-Mandujano • José Rogelio Cedeño-
Vázquez
Aves / 252
Jorge Correa Sandoval • Barbara MacKinnon H.
Mamíferos terrestres / 267
Enrique Escobedo Cabrera
Introducción
Camen Pozo • Fernando Camacho Rico • Andrea Cruz Angón
Página anterior
Palmeras
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
Introducción

E
l segundo tomo de Riqueza biológica de Quintana Roo: un análi- estos ambientes también se presentan organismos microscópicos,
sis para su conservación, presenta la mayor parte de la informa- como algunos ácaros, que viven entre la hojarasca, y grupos que se
ción con la que se cuenta hasta el momento sobre las especies distribuyen en los diferentes estratos de la selva, por ejemplo varios
de los principales grupos biológicos presentes en el estado. El tipos de insectos, como hormigas, libélulas y mariposas. Se tratan
objetivo es dar a conocer al amplio público los grupos biológi- además algunos grupos de plantas: las palmas, los árboles madera-
cos que habitan en la entidad, explicando de manera general su forma bles y las orquídeas, entre otros, y, por supuesto, los hongos, repre-
de vida, el número de especies que son parte de la biota quintanarroen- sentantes del reino Fungi, que no pertenecen al grupo de las plantas,
se, su importancia ecológica, cultural y económica (cuando es el caso), como generalmente se cree.
dónde se distribuyen, qué amenazas enfrentan para lograr su perma- Aunque la topografía del estado no permite el desarrollo de am-
nencia y de qué manera podemos actuar para conservar la riqueza bio- bientes templados o áridos, la riqueza de especies encontradas en
lógica, proporcionando así una mejor calidad de vida a los habitantes esta región no es desdeñable si observamos que varios de los grupos
de esta región, los cuales son parte de dicha riqueza, además de que descritos representan alrededor de la cuarta parte de la diversidad de
la incrementan aportando su patrimonio cultural y étnico. México, e incluso algunos más de 40 %, como es el caso de las aves
La presentación de los distintos grupos biológicos es particular- (cuadro 1).
mente vasta cuando se habla de organismos acuáticos, situación nada Es importante mencionar que se detectó la urgencia de estudios
sorprendente si consideramos que Quintana Roo es el único estado de de diversos grupos de plantas o su exploración en zonas insuficiente-
la República Mexicana que tiene sus costas bañadas por el mar Caribe, mente trabajadas, un hecho interesante es que en el estado son muy
donde se localiza la barrera arrecifal más extensa del mundo, des- pocos los investigadores que se dedican a la taxonomía de plantas, no
pués de la de Australia. Es por ello que, desde hace muchos años, in- obstante, éstas forman las comunidades vegetales que dan lugar a dis-
vestigadores interesados en organismos marinos trabajan en el esta- tintos tipos de vegetación, que es donde se desarrollan la totalidad
do, y ahora nos ofrecen 21 contribuciones que describen organismos de los grupos terrestres presentados. Para subsanar esta carencia, a
que viven en ese hábitat: 50% de los grupos descritos en este tomo manera de introducción de los grupos biológicos, se presentan los
dos. En consecuencia, el lector podrá conocer una gran cantidad de tipos de vegetación en el estado, aunque para una descripción con
animales, muchos de ellos microscópicos y que forman parte del zoo- mapas se recomienda ver el capítulo 1 del tomo uno.
plancton marino; también entenderá la estructura de los corales, que
son el “esqueleto” de los arrecifes coralinos, en donde una gran di-
ImPortancIa
versidad de seres vivos (algas, estrellas de mar, peces, cangrejos,
langostas y otros tipos de organismos) encuentran sitio para su de- Debido a que este segundo tomo tiene como base conceptual a la es-
sarrollo. pecie, se consideró necesario hacer una breve revisión del concepto
El restante 50 % de las colaboraciones describe grupos bioló- con el fin de proveer al lector de un contexto básico y general, aunque
gicos que se distribuyen en ambientes terrestres, caracterizados por estamos conscientes de las limitaciones que puede tener el tratar un
ser netamente tropicales. Entre ellos tenemos a los vertebrados, que tema de gran complejidad en un texto tan breve.
agrupan a las especies más conocidas y estudiadas a lo largo de la La especie es la unidad básica de la clasificación taxonómica y es
historia: los mamíferos, los reptiles, los anfibios y las aves, de las cua- el nivel más conocido de la diversidad biológica (Levin, 1979; Mayden,
les se anota una lista de especies, por ser un grupo de gran atractivo 1997). Se puede definir a las especies como grupos de poblaciones
para observadores de la naturaleza. Pero como parte integrante de que se entrecruzan y tienen descendencia fértil, que comparten una

Cuadro 1. Comparativo de la diversidad de mariposas,


vertebrados y plantas vasculares en Quintana Roo respecto al total nacional

Grupo México Quintana Roo Porcentaje en Quintana Roo


respecto al total nacional

Peces 2 200 644 29.3

Anfibios 361 22 6.9

Reptiles 804 106 13.2

Aves 1 107 483 43.6

Mamíferos 530 129 24.3

Mariposas 1 819 450 24.7


Plantas
23 522 1 700 7.2
vasculares
Fuente: Conabio, 2006; diversas señaladas en los textos correspondientes de esta obra.

11
Introducción

serie de rasgos distintivos y que evolucionan de forma separada (Per- los seres vIvos y las maneras de clasIFIcarlos
fectti, 2002). Sin embargo, esta definición no integra, por ejemplo, a
las especies que no tienen reproducción sexual, como muchos micro- Carlos Linneo, botánico sueco, desarrolló el sistema universal de cla-
organismos (bacterias y otros). Quizá es por esto que es uno de los sificación de los seres vivos (1758) que se utiliza hoy en día, y que
conceptos que suscita mayor controversia en el área de la biología, de- está conformado por siete categorías jerárquicas principales y varias
bido a la amplia constelación de formas en las que se ha expresado subcategorías incluyentes: 1) reino, 2) phyllum, 3) clase, 4) orden, 5)
desde su origen la vida en el planeta. Por tal razón, dependiendo del familia, 6) género y 7) especie. La base de la clasificación propuesta
enfoque disciplinario dentro de la biología, existen conceptos de espe- por Linneo se centra en un sistema de nomenclatura binomial, el cual
cie moldeados según el punto de vista con el que se trabaje: el taxo- nombra a las especies con un epíteto genérico (comúnmente se le lla-
nómico, el paleontológico, el biogeográfico y el ecológico, entre otros ma género) y un epíteto específico (o especie) (figura 1), este nombre
(Mayden, 1997; Brent, 1999). Es importante aclarar que, de forma ge- se distingue por estar escrito siempre en letras itálicas. Este sistema
neral, los autores usaron el concepto biológico de especie como base evita las confusiones que podrían darse por el uso de nombres ver-
para desarrollar las contribuciones que se incluyen en esta obra. náculos o comunes, los cuales no sólo varían de región en región,
La historia del concepto de especie no es sencilla. La mayoría sino en función de la concepción y cosmovisión que se tenga de la
de las sociedades, desde el principio de la historia de la humanidad, naturaleza.
han clasificado a los seres vivos con base en sus similitudes morfo- Cabe mencionar que el pueblo maya, con su amplio conocimien-
lógicas (Sharma, 2009). En la antigua Grecia, Platón planteó que un to de la naturaleza, y en particular el uso que dan a las plantas (comes-
dios creó en primera instancia a los arquetipos (algo similar al con- tible, medicinal, ornato, religioso), desarrolló una taxonomía botánica
cepto de especie actual), colocándolos en el eidos o mundo de las maya digna de ser estudiada (Barrera, 1979). En esa taxonomía se
ideas y que, posteriormente, este dios creó a los seres vivos como puede constatar que, si bien los mayas no tienen una palabra concre-
sus copias imperfectas (Valencia, 1991). Este concepto se mantuvo ta para “planta”, tienen una nomenclatura para ellas, que las agrupa
sin mayores cambios durante mucho tiempo. ¡No fue sino hasta casi por biotopos o formas de vida; así, baalche’ quiere decir árbol oculto,
mil años después que el concepto de especie comenzó a cambiar!, secreto o que rodea o esconde algo, su nombre nos lo indica: baal =
John Ray, naturalista inglés, en su Historia generalis Plantarum (1866), escondido, esconder cubrir, ocultar y che’ que significa árbol. De esta
propuso la perpetuación de los caracteres esenciales de las plantas manera, al ser nombrada una planta en maya, siempre hará referencia
a través de la reproducción, como un criterio para la diferenciación a un nivel de agrupamiento por su forma de vida (cuadro 2). Hoy en
entre las especies vegetales (Valencia, 1991). Posteriormente, Geor- día los mayas siguen utilizando los nombres de su lengua para refe-
ge Louis Leclerc, Conde de Buffon (1791), definió a la especie como rirse a las plantas que usan para diferentes fines (objeto de estudios
“el conjunto de individuos capaces de engendrar descendencia” lo etnobotánicos), incluso su manera de nombrar las plantas es de gran
que más adelante se conocería como especie biológica. En 1859, utilidad para sus estudiosos y es común que se haga referencia a
Charles Darwin publicó El origen de las especies por medio de la ellas utilizando el maya.
selección natural o la preservación de las razas favorecidas en la lu- En los textos técnicos o científicos por lo general se usa el siste-
cha por la vida, donde el concepto de especie incorporó la noción de ma propuesto por Linneo para nombrar a las especies. En este tomo
cambio a través del tiempo (evolución), lo que a su vez transformó los autores hicieron un esfuerzo por utilizar tanto la nomenclatura
por completo el pensamiento de la sociedad de entonces, incluyendo científica (sistema binomial) como el nombre maya o el nombre co-
los ámbitos científico, social y económico. En la actualidad existen mún de las especies, con el fin de facilitar a los lectores no familiariza-
varios conceptos de “especie” que la comunidad científica ocupa con dos con la literatura especializada la identificación de los organismos
la finalidad de incluir a todos los organismos biológicos, pero debido por su nombre común. En consecuencia, cuando se usaron nombres
a la complejidad de estructuras, historias de vida y metabolismos, la científicos se escribieron con letras itálicas, cuando se anota otra ca-
clasificación de los seres vivos es un reto continuo para la biología. tegoría de clasificación, como familia, orden, o sólo el género, no se
usan letras itálicas. También, la primera vez que algún vocablo maya
aparece en el texto del capítulo se escribe con itálicas.
Cuadro 2. Clasificación botánica maya
la InFormacIón de este tomo
Vocablo maya Forma de vida
En cada uno de los capítulos que integran las secciones de este libro
Che’ Árboles y arbustos, plantas leñosas se buscó contar con la información básica acerca de los grupos más
Xiw Hierbas trabajados en la región. El grupo de los animales ha sido mayormente
estudiado con más de 5 000 especies registradas (cuadro 1), después
Ak’Kan Plantas trepadoras y rastreras se encuentra el grupo de las plantas, con más de 2 000 y el de los hon-
Su’uk Zacates: gramíneas y ciperáceas gos con cerca de 400; finalmente, para el grupo de los protistas sólo
se reportaron cuatro especies, dos de ellas de gran importancia médi-
Xa’an Palmas
ca. Este tomo compila varias décadas de trabajo de 73 investigadores
Ki Agaves y expertos, es de esperarse que la continuación de sus investigacio-
Ts’ipil Nolinas y beaucarneas nes ocasione el incremento del número de especies registradas, sin
embargo, contar con una información de base, como la que aquí se
Tuk Yucas reporta, es sin duda un enorme avance en el conocimiento que el pú-
Tsakam Cactos blico no especializado puede adquirir respecto de la riqueza biológica
de la entidad. Entre las particularidades que se describen sobre cada
Fuente: Barrera, 1979. grupo se identifican las especies endémicas, es decir, aquellas que
únicamente se encuentran en Quintana Roo.

12
Introducción

Reino Plantae
Subreino Tracheobionta
División Magnoliophyta
Clase Liliopsida
Subclase Liliidae
Orden Orchidales
Familia Orchidaceae
Género Brassavola
Especie Brassavola grandiflora

Reino Animalia
Phylum Arthropoda
Subphylum Hexapoda
Clase Insecta
Subclase Pterygota
Infraclase Neoptera
Orden Lepidoptera
Superfamilia Papilionoidea
Familia Nymphalidae
Subfamilia Charaxinae
Tribu Aenini
Género Memphis
Especie Memphis hedemanni

Fuente: Sistema Integrado de Información Taxonómica-México (siit*mx, Conabio, 2011).


Fotos: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Figura 1. Clasificación taxonómica de dos especies que se distribuyen en Quintana Roo,


Brassavola grandiflora (orquídea) y Memphis hedemanni (mariposa)

Este primer esfuerzo de recopilación tiene importantes vacíos para grupos taxonómicos poco conocidos. Iniciativas posteriores de
de información (en cuanto a grupos de microorganismos como bac- compilación del conocimiento biológico del estado deberán enfocar-
terias y protozoarios, por ejemplo), lo cual evidencia la necesidad de se en llenar los espacios no cubiertos en este primer ejercicio de
fortalecer la investigación científica en Quintana Roo, en particular recopilación.

Literatura citada

• Barrera, A. 1979. La taxonomía botánica maya. Anales de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología. 5:21-34. En:
Llorente-Bousquets, J. (Compilador). 1989. Patrones de la sistemática y la evolución en México. Revista Ciencias. unam. 3:82-88.
• Brent, D. 1999. Getting Rid of Species? In: R. Wilson (Editor). Species: New Interdisciplinary Essays. mit Press.
• Conabio. 2006. Capital natural y bienestar social. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.
• Levin, D. A. 1979. The nature of plant species. Science 204:381-384.
• Mayden, R. L. 1997. A hierarchy of species concepts: the denouement in the saga of the species problem. In: Hawah, M.F. y Wilson,
M.R. (Editors). Species: the units of biodiversity. Chapman and Hall, London.
• Perfectti, F. 2002. Especiación: modos y mecanismos. En: Soler, M. Evolución: La base de la biología. Proyecto Sur, España.
• Sharma, O.P. 2009. Plant Taxonomy. McGraw-Hill Publishing, Nueva Delhi.
• siit* Conabio. 2011. http://siit.conabio.gob.mx
• Valencia, S. 1991. “El problema de la especie”. Ciencias 24. unam.

13
CAPÍTULO 1

Protistas

• Protozoarios Parásitos
Capítulo 1

Protistas
Protozoarios parásitos
Laura Sánchez García • Hugo Ruiz Antonio Piña • Enrique Reyes-Novelo

A
l reino protista pertenecen los A B
organismos que no pueden cla-
sificarse en alguno de los otros Flagelo

tres reinos eucarióticos, como


los hongos (Fungi), los anima-
les (Animalia) en sentido estricto o las plan-
tas (Plantae). Este grupo reúne una gran
variedad de organismos unicelulares y mul-
ticelulares simples que comparten caracte-
rísticas con los reinos mencionados.
El reino protista incluye organismos au-
Núcleo
tótrofos y heterótrofos; los primeros trans-
forman la energía para producir sus propios
Membrana
alimentos, como las plantas y los hongos; ondulante
mientras que los segundos toman su ener-
gía de otros seres vivos, como los animales.
La mayoría de los protistas son unicelula- Gránulo
res, con un tamaño aproximado de 2 a 200 basal
micrómetros (µm); incluyen especies ma-
rinas, dulceacuícolas, terrestres y formas
simbiontes; es decir, asociadas a otro or-
ganismo y que se favorecen mutuamente. Blefaroplasto

En algunos casos se trata de organismos


Protozoarios. A) Trypanosoma, B) Plasmodium
dañinos para vertebrados superiores e in-
sectos (Brusca, Brusca y Haver, 2003). • Alveolados. Se caracterizan por tener vesí- último, los apicomplejos son parásitos
Existen conflictos en su clasificación y se culas donde almacenan calcio, y están re- extracelulares o intracelulares, cuyos
conoce poco de la antigüedad y descenden- presentados por organismos unicelulares cuerpos están formados por una sola
cia de los miembros de este reino. Aunque que incluyen a los ciliados, los dinoflage- célula, son amorfos y sin flagelo, a este
no todos comparten las mismas característi- lados y los apicomplejos (o esporozoa- grupo pertenece Plas­mo­dium, que pro-
cas, la condición de eucariontes y endosim- rios). En este grupo de protistas desta- duce paludismo.
biosis son comunes; se cree que a lo largo can organismos que producen diferentes • Euglenozoos. Este grupo abarca algas uni-
de su historia evolutiva se han producido enfermedades o daño al hospedero, que celulares fotosintéticas (euglenoides) y
simbiosis primarias, secundarias y terciarias puede ser el humano. Los dinoflagelados los parásitos de la sangre humana (ci-
que varían con los diferentes grupos de este son importantes componentes del fito- netoplástidos), principalmente. Sus ca-
reino. De acuerdo con sus características se plancton marino, que en su mayoría son racterísticas más importantes son las
pueden reconocer los siguientes: unicelulares o formadores de colonias. mitocondrias tubulares que contienen
• Mechones de pelo (Stramenopilos). Inclu- Adicionalmente, muchos dinoflagelados ácido desoxirribonucleico (adn) y pro-
yen las algas pardas, diatomeas, mohos son endosimbiontes de invertebrados teínas asociadas dentro de estructuras
acuáticos, algas pardo-doradas, las ver- marinos, como las medusas, corales y denominadas cinetoplastos. En este gru-
de-amarillas (xantofitas), los silicoflage- moluscos (se les conoce como zooxan- po se encuentran las especies que pro-
lados y los opalínidos, telas, véase “Corales” en este tomo). Por ducen la leishmaniasis, la enfermedad

16
Protistas
Protistas

Foto: Emigdio May Uc

Insecto (Lutzomyia­cruciata) vector de la Leishmania


Fotos: Marco Elías Gudiño Zayas

Parásitos­de­Leishmania­en­su­ Parásito­en­su­forma­de­amastigotes­infectando­­ Biopsia­de­un­paciente­con­leishmaniasis,­donde­


forma­de­promastigotes a­macrófagos­de­ratón.­[Tinción­de­Giemsa­(azul).] se­observan­los­macrófagos­infectados­con­el­
parásito.­[Tinción­con­la­técnica­Hematoxilina-
Eosina­(he).]

Fases del parásito

Fotos: Marco R. Quintanilla Cedillo

Úlcera­del­chiclero­/­Leishmaniasis­ Úlcera­del­chiclero­/­Leishmaniasis­
cutánea­localizada­de­tipo­húmedo cutánea­localizada­de­tipo­seca

Formas clínicas de la infección

17
Protistas
Capítulo 1

del sueño y la enfermedad de Chagas meros de miles a millones de células por fundamental de los ecosistemas marinos,
en los humanos. milímetro cúbico y que originan potentes sobre todo de los arrecifes de coral, los
• Rizópodos. Se caracteriza por sus prolon- toxinas amnésicas, paralizantes y gástricas cuales son sumamente importantes para
gaciones citoplasmáticas o seudópodos, que ocasionan la muerte de miles o millo- Quintana Roo, en particular para la industria
algunas especies son parásitos de los nes de peces. Otro ejemplo son los dinofla- turística que basa sus ingresos en la ex-
humanos, el ejemplo más conocido son gelados incoloros, los cuales se alimentan plotación de servicios ambientales arreci-
las amibas, las cuales se encuentran en de otros microorganismos y almacenan fales, y esta industria aporta un porcentaje
el suelo, agua dulce y océanos. Muchos aceites o polisacáridos, algunas de estas significativo de las divisas a México.
miembros de este grupo carecen de for- especies se cultivan con fines de explota- Otros grupos importantes son aquellos
ma corporal definida. Su célula única ción comercial para la producción de bio- que causan daño al humano, por lo general
cambia de forma a medida que se des- combustibles. se relacionan con la transmisión de enfer-
plaza. Como ejemplos del valor ecológico, que medades a través de insectos portadores
redunda en importancia económica, se pue- (llamados vectores) de estos organismos,
• Metamonadinos. No poseen cloroplastos
den mencionar las zooxantellas. Los pro- como los euglenozoos, cuyos principales
ni mitocondrias, son parásitos patógenos
ductos de su fotosíntesis son liberados y representantes son el parásito Leish­ma­nia
de vida libre o simbionte.
aprovechados por los pólipos del coral pa- y Try­pa­no­so­ma­ que producen la leishma-
• Micetozoarios unicelulares y pluricelula- ra la producción de su estructura a base niasis y la enfermedad de Chagas respec-
res. Incluyen a los mohos plasmodiales de carbonato de calcio. Las algas también tivamente. En México estas enfermedades
y los celulares que no tienen células fla- utilizan algunos productos de desecho del son consideradas un problema de salud pú-
geladas. pólipo para obtener nutrientes, al mismo blica por su prevalencia e incidencia en la
• Foraminíferos con cubiertas porosas. Se tiempo que están protegidas en su interior, población.
le considera uno de los grupos más im- esta relación favorece tanto al coral como La región más afectada por la leishma-
portantes de microfósiles marinos debi- al dinoflagelado protista, aunque en deter- niasis es el sureste de nuestro país, los
do a su alta abundancia y diversidad de minadas circunstancias puede ser alterada, estados endémicos de la leishmaniasis
especies en los sedimentos, y a que for- principalmente por la exposición del coral cutánea localizada o “úlcera del chiclero”
man parte de las arenas en playas. Son a condiciones extremas de temperatura, son Campeche, Quintana Roo, Tabasco y
de gran utilidad en los estudios de tipo salinidad y radiación solar. En esas condi- Veracruz. La enfermedad de Chagas tiene
biostratigráfico, paleoecológico y paleo- ciones la pérdida de la zooxantella reper- una distribución más amplia, se extiende
ceanográfico. cute en la pérdida de color del coral, a este desde el centro hasta el sureste del país.
• Algas doradas. Incluyen las algas marrón- proceso se le llama “blanqueamiento” Adicionalmente, los Apicomplejos, repre-
doradas y las amarillo-verdosas, son or- (véase Corales en este tomo). sentados por Plasmodium, también son un
ganismos unicelulares fotosintéticos que Por otra parte, tenemos dinoflagelados grupo importante desde el punto de vista
contienen clorofila y otros pigmentos que también tienen simbiosis con otros ani- médico, pues produce paludismo a través
que le dan el color dorado, son de am- males marinos, como ciertas esponjas, algu- de la picadura de mosquitos del género
bientes marino y dulceacuícola. nos cnidarios, ctenóforos, gusanos planos Ano­phe­les.
y moluscos. Un buen ejemplo es el platel- En México el paludismo sigue siendo un
ImportancIa minto Convulta­convulta, el cual no podría problema de salud. En el 2006 se presen-
desarrollarse sin el dinoflagelado, ya que taron casos en menores de edad en Chi-
Siendo los protistas un grupo tan diverso necesita los lípidos que produce el alga para huahua, Durango, Quintana Roo, Sinaloa,
tanto en los ambientes que habitan como su sobrevivencia. Tabasco, Chiapas y Oaxaca. Asociadas a
en sus ciclos de vida, la descripción de su Las esponjas, que dejan de alimentarse estos padecimientos se registran pérdidas
importancia ecológica, económica y cultu- por filtración especialmente durante la épo- económicas significativas debido a que se
ral no es una tarea sencilla. Sin embargo, ca de reproducción, cuando tienen simbio- afecta un espectro amplio de edad tanto
hay grupos cuya importancia, en algunos sis con dinoflagelados, se ven altamente de poblaciones de áreas rurales como ur-
casos ecológica o económica, se refleja en favorecidas, ya que su sobrevivencia se banas y de manera destacada el estrato en
el esfuerzo por investigarlos. incrementa cuando sus espículas de síli- edad productiva.
La importancia de los dinoflagelados es ce son capaces de conducir la luz hacia el Los usos y costumbres de las zonas en-
económica y ecológica, un ejemplo de ello interior del animal, permitiendo la fotosín- démicas de estas enfermedades también
es la marea roja, que produce pérdidas mi- tesis de las algas protistas, las cuales pue- contribuyen sobremanera a la persistencia
llonarias a la pesca y acuacultura, la cual es den proporcionarles el alimento faltante. de las enfermedades. Ejemplos muy claros
causada por la proliferación de diferentes De acuerdo con lo anterior es evidente los observamos en las áreas urbanas
tipos de algas que se reproducen en nú- que los protistas simbiontes son una parte donde la acumulación de chatarra dentro

18
Protistas
Protistas

de las casas favorece la formación de

E
nidos del mosquito Ano­phe­les. Asimismo, la n la Península de Yucatán tanto el género Leishmania como Trypanosoma
dependencia de áreas selváticas para el sus- tienen amplia distribución, ambas especies de protistas se asocian con áreas
tento diario de los pobladores rurales facilita conservadas y peridomiciliares de las áreas rurales. En el ciclo de transmi-
el contacto con el vector tanto de leishma- sión de la leishmaniasis y el mal de Chagas, los usos y costumbres de áreas
niasis como de la enfermedad de Chagas e rurales del sureste mexicano, como la cría de aves, juegan un papel muy impor-
incrementa la posibilidad de contagio. tante en el contagio y prevalencia de las enfermedades. La presencia de galli-
La úlcera del chiclero y mal de Chagas nas atrae a los potenciales reservorios de Leishmania y Trypanosoma, como los
han formado parte de la vida de los pobla- roedores silvestres (Sigmodon­hispidus,­Heteromys­gaumeri,­Ototylomis­phy­llo­tis­
dores del sureste de México desde la época y Peromiscus­yucatanicus), zorros de la especie Didelphis­viginiana­y perros, los
prehispánica. Se cree que la leishmaniasis, cuales son fieles guardas de los valiosos gallineros.
en particular, estaba presente en la civiliza- La presencia de estos reservorios aumenta a su vez la prevalencia de Leish­ma­nia
ción maya, pues se cuenta con registros de y Trypanosoma; en consecuencia, se incrementa la incidencia de la enfermedad al
estatuillas de piedra con las orejas carcomi- alimentarse, eventualmente, los vectores de los parásitos, tanto de los humanos
das; estas mutilaciones parecían hechas como de los caninos (Alexander y colaboradores, 2002; Cohen y Gürtler, 2001).
ex profeso (Biagi y de Biagi, 1953, Biagi, Los vectores de Leishmania y Trypanosoma­que se han identificado en el sur-
1953). Diego López Cogolludo en 1688 este mexicano son Lutzomyia­ olmeca­ olmeca,­ Lu.­ longipalpis,­ Lu.­ cruciata,­ Lu.­
relata que los itzaés del Petén tenían las shanno­ni y­ Lu.­ steatopyga­ (Rebollar-Téllez y colaboradores, 2005, Pech, 2007,
“orejas podridas”, y en 1912 Seidelin re- Sánchez-Pozo, 2007). Para T.­cruzi­se ha identificado a Triatoma­dimidiata­(Texeira
portó la leishmaniasis en trabajadores del y colaboradores, 2006).
chicle, desde entonces se le conoce co- Se ha argumentado que el tipo de vegetación, vectores y reservorios pre-
mo la úlcera del chiclero (Biagi y de Biagi, sentes en el sureste sostiene de manera exitosa el ciclo de transmisión del mal de
Chagas y de la úlcera del chiclero; en particular los componentes salivales de los
1953)
vectores y la distribución de sus especies juegan un papel significativo en
el desarrollo de la infección (Ribeiro y colaboradores, 2003). Por otro lado
DIversIDaD existen eventos importantes que pueden estar influenciando la distribución de
En México, la mayoría de los estudios, como Leishmania y Trypanosoma; por ejemplo, el calentamiento global y la degrada-
en el caso de los protistas simbiontes, se ción del hábitat a través del inadecuado manejo de los recursos naturales, y
ha enfocado a estudios ecológicos de las las consecuencias ambientales asociadas al crecimiento de la mancha urbana,
lo cual ocasiona la migración de los insectos vectores en búsqueda de nuevos
poblaciones de corales, esponjas y molus-
nichos, que generalmente encuentran en el domicilio o peridomicilio humano.
cos en regiones del país donde los arreci-
De la misma forma, el uso del suelo también modifica la distribución y el estatus
fes de coral son importantes, como los de
poblacional de vectores y reservorios. El establecimiento de potreros ganaderos
Veracruz y la barrera arrecifal que corre a lo
mediante el desmonte de áreas conservadas deja espacios de vegetación original,
largo de la costa del estado de Quintana
denominados fragmentos, que en la dinámica de los organismos patógenos
Roo. Se sabe que el género Symbiodinium­
genera una mayor densidad de animales por unidad de superficie a medida que
(Zooxantellae) es altamente diverso (Igle-
los fragmentos se hacen más pequeños, lo que genera menor diversidad, mayor
sias-Prieto y colaboradores, 2004).
contacto entre individuos y, por tanto, mayor probabilidad de transmisión entre
Los estudios de diversidad de otros gru-
reservorios y el humano (Suzán-Aspiri y colaboradores, 2000 y 2008); pero al
pos de protistas, como los euglenozoos y
mismo tiempo, la fragmentación es un fenómeno ocasionado por la ampliación
los aplicomplejos, se han enfocado en la
de las actividades humanas, como la agricultura extensiva, el crecimiento urbano
identificación y distribución de las espe-
o actividades de extracción como las canteras; lo que aumenta la interacción
cies de vectores y reservorios (portan el
humana con los reservorios cuando ocupan el hábitat deforestado; por tanto,
organismo pero no lo transmiten) involucra-
aumenta el riesgo de infección a las personas (Connally y colaboradores, 2006;
dos en el ciclo de transmisión del protista Killilea y colaboradores, 2008).
parásito. Se ha demostrado que para la Otro aspecto relevante es que en los programas de conservación se debe
Península de Yucatán, Tabasco y Veracruz, comenzar a tener en cuenta la importancia de organismos patógenos, ya que
la especie responsable de la leishmaniasis pueden afectar tanto a animales en alguna categoría de riesgo o endémicos,
es Leishmania­ mexicana, mientras que la como a las personas que habitan o trabajan en las áreas naturales protegidas
responsable del mal de Chagas es Trypano- (Suzán-Aspiri y colaboradores, 2008). Todo esto incrementa la importancia de la
soma­cruzi, y la responsable de la malaria conservación de los recursos naturales, no sólo para la preservación de la flora y
es Plasmodium­vivax. la fauna, sino de la salud humana.

19
Protistas
Capítulo 1

DIstrIbucIón reservorios. Para la Península de Yucatán se dificación (May-Uc, 2009; Sánchez-García y


reporta la época de lluvias (de junio a febrero) Pozo, 2007; Sánchez-García y colaboradores,
Los protistas están presentes en práctica- como la temporada de mayor contagio de 2009).
mente todos los ambientes (marinos, dulce- leishmaniasis para la población humana. Su Los mismos patrones se han observado
acuícolas y terrestres), de manera general distribución espacial se restringe a los nichos para Trypanosoma­cruzi, investigaciones re-
las zooxantellas simbiontes de los corales tanto del insecto vector como de reservorios. cientes extendieron la época de transmisión
se distribuyen de forma paralela a su hos- Los flebotomineos (a los que pertenece la a la temporada de lluvias con temperaturas
pedero; es decir, que la distribución de los “mosca chiclera”), vectores del parásito, tie- de verano y áreas con un cierto grado de per-
corales en Quintana Roo es la misma que nen una amplia distribución; se les encuentra turbación antropogénica. El riesgo de expo-
se puede reportar para las zooxantellas. en áreas conservadas de selva alta y media- sición al parásito se extiende a áreas sub-
La distribución del grupo de los eugleno- na subperennifolia, así como en áreas con urbanas y a los meses de verano.
zoos se asocia con la distribución espacial y perturbación antropogénica ocurrida en un
temporal tanto de los vectores como de los periodo de cinco hasta los 18 años de mo-

Literatura citada

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Narváez, F. J. 2005. Relative abundances of sand fly species World Health Organization (2003). The World Health Report 2003
– Shaping the Future. World Health Organization, Geneva.

20
Protistas
Protistas

Disponible en: http://www.who.int/whr/2003/en/

Acerca de los autores


laura sáncHEz garcía Maestra en Ciencias. Participa en tres proyectos de investigación relacio-
Especialidad:­Ecología e inmunología de nados con la ecología, diversidad, distribución temporal, espacial, índices
enfermedades transmitidas por vector de infección de los vectores y reservorios de la leishmaniasis en el estado de
Laboratorio de Medicina Experimental, Quintana Roo; en el estudio de la importancia de la inflamación temprana
Institución: Facultad de Medicina, unam en el desarrollo de infección por Leishmania­mexicana en modelos mu-
E-mail: [email protected] rinos susceptibles y resistentes a la infección; así como del papel de las
hormonas sexuales en el desarrollo de la infección de L.­mexicana.

Hugo antonio ruiz Piña Doctor en Biología por la unam, profesor investigador asociado “C” desde
Especialidad: Ecología y biología de 1995 en el Departamento de Enfermedades Infecciosas y Transmitidas
mamíferos silvestres y su participación por Vector del Centro de Investigaciones Regionales (cir) Dr. Hideyo No-
en la transmisión de enfermedades guchi, de la Universidad Autónoma de Yucatán (uady). Desarrolla la línea
zoonóticas de investigación Ecología y biología de mamíferos silvestres y su par-
Institución: Centro de Investigaciones ticipación en la transmisión de enfermedades zoonóticas en el estado
Regionales Dr. Hideyo Noguchi (uady) de Yucatán, de la cual se han originado diez artículos científicos y cinco
E-mail: [email protected] tesis de licenciatura. Ha participado como responsable y colaborador en
diez proyectos de investigación sobre mamíferos y vectores de zoonosis
en la Península de Yucatán, y desde hace seis años imparte una materia
sobre Reservorios y Vectores de Zoonosis en la Licenciatura en Biología de
la Facultad de Medicina Veterinaria de la uady. Es presidente del cuerpo
académico Vigilancia Ecológica y Geográfica de Enfermedades Humanas
Endémicas: Emergentes y Re-emergentes, donde desarrolla dos líneas de
investigación, Geografía espacial y dinámica de la transmisión de agentes
infecciosos zoonóticos endémicos, emergentes y reemergentes de la Penín-
sula de Yucatán y Relación huésped-parásito de las zoonosis endémicas,
emergentes y reemergentes de la Península de Yucatán. Desde 2007,
participa como miembro del comité editorial de la Revista­Bio­mé­di­ca del
cir Dr. Hideyo Noguchi.

EnriquE rEyEs-novElo Doctor en Ciencias, profesor-investigador de la Universidad Autónoma


Especialidad: Ecología y diversidad de de Yucatán (uady), imparte las materias de Entomología General y Ecolo-
insectos gía de Enfermedades Zoonóticas y Transmitidas por Vector. Es autor de
Institución: Centro de Investigaciones cinco artículos científicos, tres capítulos de libro y ocho artículos de di-
Regionales Dr. Hideyo Noguchi (uady) vulgación. Ha participado en diferentes proyectos de investigación sobre
Email: [email protected]; la ecología y diversidad de diferentes grupos de insectos de la Península
[email protected] de Yucatán, entre los que se encuentran diversas familias de coleópteros,
dípteros e himenópteros. Participa en varios proyectos sobre la ecología y
control de insectos hematófagos vectores, principalmente de enfermeda-
des zoonóticas.

21
Protistas
CAPÍTULO 2

Hongos

• Hongos macromicetos
Capítulo 2

Hongos macromicetos
Caribell Yuridia López
• Gonzalo Guevara Guerrero • Jenifer Idalí Alonso Riverol

L
basidiocarpo
os macromicetos son los hongos que
pueden observarse a simple vista y son escamas
de formas muy variadas; la más co- esporas
píleo
nocida es la semejante a una som-
brilla, pero también son de aspecto contexto
coraloide, costroso, gelatinoso, cerebrifor-
me, faloide, en repisa, dentado, globoso, es- láminas
trellado, clavado o como nidos de pájaros.
Pertenecen a tres clases: Basidiomycetes. anillo
la cual produce sus esporas externamente
estípite
en células llamadas basidias; Ascomyce-
tes, cuyas esporas provienen del interior de
células denominadas ascas; a los hongos
de esta clase se les conoce como dedos de
volva
muerto, pero también hay los tipo trufa, los
globosos, carbonosos, los parecidos a un
rizomorfos
plato, a un disco o a una copa, y las moritas, (micelio) basidia y basidiolos
entre otros (figura 1); y la clase Zgmycetes,
de la cual sólo un macromiceto (Glomus ful-
esporas
vum) se ha registrado para Quintana Roo.
B
Las tres clases pertenecen al reino Myce-
teae (hongos). ascocarpo
apotecio
Los micólogos, que son quienes los
estudian, usan el término hongo (L. fun- himenio
gus: seta, del griego sphongos: esponja)
para designar a estos y otros organismos hipotecio
semejantes.
excipulo ectal
Los hongos son eucarióticos; es decir,
poseen núcleos verdaderos típicos en sus excipulo medular
células. Además, a diferencia de las plan-
tas, no poseen clorofila y se reproducen por
medio de esporas tanto en forma sexual ascas y parafisas
como asexual; en la primera se necesitan Dibujo: G. Guevara
Figura 1. Esquema de estructura de un hongo Basidiomycete (A) y Ascomycete (B)

Los hongos son dos esporas compatibles (+ y -) para tener lares (hifas) que contienen en sus paredes
descendientes, mientras que en la segunda celulosa, como las plantas; quitina, como
indispensables para
sólo una. los caparazones de los insectos; o ambas
80 % de las plantas Sus cuerpos tienen una organización sustancias junto con muchas otras molécu-
filamentosa –llamada micelio y normalmen- las orgánicas complejas (Alexopoulos y
en el mundo te ramificada–, constituida de células tubu- Mims, 1985).

24
Hongos macromicetos
Hongos

Existen excepciones a la regla, pues al-


gunos hongos no cumplen con todas las Especies con alto valor gastronómico han desarrollado
características que hemos mencionado, industrias multimillonarias en Estados Unidos, Japón y México
pero es más importante advertir que los ma-
cromicetos son prácticamente inconfundi-
bles cuando son observados en su ambien-
te natural.

ImportancIa
La mayoría de las plantas, 80 % en el mun-
do, requieren hongos para sobrevivir. En
las raíces de las plantas, en ecosistemas
áridos, tropicales y templados, se da una
asociación benéfica hongo-planta llamada
micorrícica mutualista. En las selvas bajas
de Quintana Roo la presencia de los macro-
micetos micorrícicos es muy reducida; por
el contrario, es muy alta la de macromi-
cetos saprobios, hongos que crecen sobre
materia en descomposición, como made-
ra y animales muertos (figuras 2 y 3).
Los macromicetos también forman parte Dictyophora indusiata Trichaptum biforme
de la dieta de muchos animales –insectos, Foto: Humberto Bahena Basave (ecosur) Foto: Humberto Bahena Basave (ecosur)

caracoles, aves, roedores, ardillas, venados, Figura 2. Hongo sobre materia orgánica Figura 3. Hongo sobre madera
jabalís, entre otros–, de lo que resulta una en descomposición
interacción benéfica hongo-animal-planta-
medioambiente (Cazares y colaborado- edodes y G. lucidum son estudiados por su materia orgánica de troncos, ramas y hojas
res, 1992, Cazares y Trappe, 1994, Lehm- potencial para fortalecer el sistema inmuno- de árboles muertos; en este proceso inte-
kuhl y colaboradores, 2004, García y lógico en pacientes con sida, y se han repor- gran al suelo nutrimentos necesarios para
Guevara, 2005, Maser y colaboradores, tado resultados preliminares positivos in vitro el crecimiento de las plantas, tales como
2008). Muchas especies de macromicetos (Leatham, 1982; Mori y colaboradores, 1986; nitratos y dióxido de carbono (figura 5).
micorrícicos pueden ser cultivadas, por Chang y Hayes, 1987; Mori y Takehara, 1989; En las selvas de Quintana Roo, la diná-
ejemplo, la trufa negra Périgord (Tubermela Hobbs, 1995; Jones, 1995). Sin embargo, al- mica de flujo de nutrientes es muy rápida
nosporum). Además existen especies con gunas especies de hongos, principalmente y eficiente, por lo que los hongos son vita-
alto valor gastronómico que han propiciado microscópicos, también pueden causar en- les para su mantenimiento. Esta capacidad
el desarrollo de una industria multimillonaria fermedades graves tanto a las plantas en la de los hongos los hace algunas veces mo-
en países como España, Francia, Italia, Chi- agricultura como a los animales y a los seres lestos o incluso dañinos para nosotros,
na y, recientemente, Estados Unidos. humanos. pues pueden descomponer alimentos y
Los macromicetos saprobios cultiva- El cultivo de hongos comestibles sapro- materiales como la piel, el cuero, el papel
dos: Volvarela volvacea, Pleurotus ostreatus, bios tropicales podría ser una alternativa y otros bienes, lo que desde el punto de vista
Lentinula edodes, Ganoderma lucidum y de desarrollo económico sustentable para económico implica pérdidas.
Auricularia auricula son muy cotizados por las comunidades rurales de Quintana Roo; Son pocas las especies de hongos utili-
sus excelentes características nutricionales este tipo de proyectos ha generado una in- zadas por los mayas en la Península de Yu-
y medicinales, su aroma y su sabor; aportan dustria multimillonaria en Estados Unidos, catán. Por ejemplo, el hongo que crece so-
proteínas, carbohidratos, fibra, vitaminas, ami- Japón y México (Leatham, 1982; García y bre el árbol del chakah (Bursera simaruba),
noácidos esenciales, minerales y pocos lípi- Guevara, 2005). llamado kuxúm o flor de palo, es un alimen-
dos (Bano y Rajarathnam, 1982; Przybylowcz Los macromicetos se pueden encontrar to apreciado por su sabor delicado, como
y Donoghue, 1988; Quimio y colaborado- en casi todos los ambientes terrestres, también lo son algunas especies del género
res, 1990). Los macromicetos medicinales, pues su tipo de vida les permite colonizar Auricularia, aunque su consistencia es más
como P. ostreatus, reportados con propie- cualquier sustrato en el que haya materia correosa.
dades antitumorales contra el sarcoma orgánica (figura 4). Una función esencial No se tiene evidencia del uso ceremo-
180 (cáncer pulmonar) (Stamets, 1993), L. que desempeñan es la de descomponer la nial de los hongos entre los antiguos mayas

25
Hongos macromicetos
Capítulo 2

de la Península de Yucatán; sin embargo,


en Guatemala y Honduras se han encontra-
do códices y figuras de piedra que mues-
tran imágenes muy semejantes a hongos;
quizá se trate de Amanita muscaria, espe-
cie conocida por sus propiedades alucinó-
genas y venenosas, y que los estudiosos
del Popol Vuh relacionan con la deidad del
rayo (Guzmán, 2003a).
Según Guzmán (2003a), las especies
de hongos útiles hoy día en la Península de
Yucatán, y probablemente en Quintana Roo,
son: Geastrum saccatum, Clathrus crispus,
Pleurotus djamor y Ustilago maydis, entre
otros. El nombre maya de Geastrum sacca-
tum es looi lu um (flor de tierra), y es usado
para curar la diarrea en niños, producto del
Dacryopinax spathularia
“mal de ojo”; Clathrus crispus o chaaha quai
(figura 6), se emplea para curar algunas in- Foto: Humberto Bahena Basave (ecosur)
fecciones en los ojos, y Pleurotus djamor es Figura 4. Macromiceto en sustrato de materia orgánica
un hongo pantropical comestible, conocido
como xikin ché (oreja de la madera).
La medicina tradicional maya incluye
DIversIDaD mIcológIca el uso de algunos hongos
Se ha calculado que existen alrededor de
200 000 especies de hongos en México; sin
embargo, sólo se conocen aproximadamen-
te 6 500, lo que equivale a 3.3 %.
De los micromicetos, los hongos fitopa-
tógenos han sido los más estudiados, pues
se conocen 1 500 especies; de los macro-
micetos, existen más estudios de los líque-
nes y los Agaricales (hongos con lámina)
con 1 800 y 1 300 especies descritas, res-
pectivamente.
El conocimiento de los hongos en los
bosques tropicales de Quintana Roo y de
la Península de Yucatán comenzó con el
trabajo de Millspaugh (1896 y 1898), y eran
casi desconocidos hasta 1982 cuando se Lenzites sp
realizó un estudio intensivo donde se re-
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosur)
portaron 277 especies y nuevas especies Figura 5. Hongo cubierto por musgo
para la ciencia (Guzmán, 1998a,1998b). Para
Quintana Roo destacan los trabajos de
Guevara y colaboradores (1986) así como de hongos para el estado, sólo un cygomi- En la NOM-059-SEMARNAT-2001, no se
el de Guzmán (2003b). ceto (Glomus fulvum); 88 ascomicetos y encuentra ninguna de las especies de
De acuerdo con 20 trabajos publicados, 316 basidiomicetos. Los géneros con el macromicetos de Quintana Roo. En rela-
que fueron revisados para la elaboración del mayor número de especies son Xylaria con ción con la existencia de especies endémi-
listado de especies de macromicetos de 43 especies, Phellinus 18, Hypoxylon 17 y cas para Quintana Roo, no se han realizado
Quintana Roo, se conocen 405 especies Lepiota 12 especies. estudios que presenten esta información.

26
Hongos macromicetos
Hongos

Algunas especies de hongos pueden causar enfermedades graves tanto a las plantas
en la agricultura como a los animales y a los seres humanos

DIstrIbucIón cantidad de hongos saprófitos y micorri-


zas, principalmente en la parte inferior de
Los macromicetos de Quintana Roo se dis- las ramas, sobre troncos caídos o muer-
tribuyen en casi toda la Península de Yuca- tos, o al nivel del suelo en la corteza de los
tán y en el sureste de México, en general, árboles vivos (figura 7). Los hongos que se
son de afinidad tropical. También, sería ra- desarrollan en dicho hábitat son denomi-
zonable suponer la existencia de especies nados lignícolas.
representativas en los diversos tipos de ve- También pueden encontrarse en el sue-
getación, tales como las selvas, los man- lo, debido a que la materia orgánica acumu-
glares y la vegetación secundaria, y que lada por el depósito continuo de hojarasca
existen especies típicas de la vegetación poco compactada brinda condiciones en las
secundaria y especies del bosque maduro, que el tejido micelial puede proliferar. Los
como sucede con las especies de árboles, hongos que crecen directamente sobre el
debido a la estrecha relación que tienen suelo son llamados terrícolas y los que cre-
los hongos con las plantas. cen sobre la hojarasca se llaman folícolas.
La selva mediana subperennifolia, reúne En los terrenos bajos inundables o hume-
las condiciones ideales para el desarrollo dales, con sus especies de pastos y hierbas Chaaha quai / Clathrus crispus
de hongos. La humedad del suelo y la típicas, pueden encontrarse hongos helio-
gran cantidad de hojarasca que se acumu- trópicos, o tolerantes de la luz, que pueden Foto: Humberto Bahena Basave (ecosur)

la durante la época de lluvias favorecen la también crecer sobre el suelo abonado o Figura 6. Algunos hongos tienen múltiples
presencia de especies arbóreas caracterís- sobre el estiércol de animales herbívoros, usos en la herbolaria maya
ticas que pueden estar asociadas a gran estos hongos son llamados fimícolas.

Amenazas para su conservación

A
pesar de su gran importancia, los hongos casi no han se habrán extinguido durante dicho periodo (Guzmán, 1998a,
sido tomados en cuenta en los estudios de la biodiversi- 1998b).
dad, no obstante que sus especies se calculan en miles, Además del cambio climático por el efecto invernadero
y ocupan el segundo lugar después de los insectos. los hongos enfrentan las siguientes amenazas: el abuso de
Los hongos están muy bien representados en todos los pesticidas, abonos y otros compuestos que pueden ser tóxicos
medios, de manera señalada en los trópicos, y precisamente y permanecer durante bastante tiempo en el suelo; la tala des-
son estos ecosistemas los menos conocidos y los más controlada e ilegal de los bosques, los incendios forestales, las
afectados. La destrucción de los bosques tropicales alcanza prácticas agrícolas como la roza-tumba y quema, muy difundida
cifras alarmantes. Alrededor de 100 000 km2 se están perdiendo en Quintana Roo; los asentamientos humanos irregulares y el
cada año y, como resultado, una cuarta parte de la diversidad cambio de uso de suelo con la pérdida de hábitat que conlleva.
mundial posiblemente se perderá en los próximos veinticinco Entre las amenazas naturales, una muy importante en Quintana
años, lo que significa que más de 350 000 especies de hongos Roo es el azote de huracanes.

27
Hongos macromicetos
Capítulo 2

Estado de conservación

N
o se han realizado estudios que determinen el
estado de conservación de las poblaciones fúngicas
en Quintana Roo. Sin embargo, si se mantiene la
actual tendencia destructiva sobre la vegetación, puede
inferirse que los efectos sobre las especies de hongos
serán muy grandes y negativos, con el grave peligro de
la extinción de muchas de ellas, que ni siquiera han sido
Cookeina tricholoma estudiadas o catalogadas.
Foto: Humberto Bahena Basave (e
(ecosur)

Acciones de conservación

A
nivel nacional, se cuenta con una lista de las especies todavía se requiere la creación de un área natural protegida
de flora y fauna en peligro de extinción, amenazadas, es- en la región que se extiende al sur del Río Hondo, que ha
casas o raras, y sujetas a algún tipo de protección (NOM- sido reconocida entre los micólogos (Castillo-Tovar, García-
059-SEMARNAT-2001). Fue publicada el 6 de marzo de 2002 en Jiménez y San Martín-González, comunicación personal)
el Diario Oficial de la Federación, e incluye 42 especies, de como de gran diversidad, con un conjunto de ecosiste-
cinco familias de hongos, de las cuales ninguna es endémica, mas en buen estado de conservación, que garantizarían la
25 tienen la categoría de amenazada, diez la de en peligro de supervivencia de numerosas poblaciones de las especies
extinción y siete figuran como sujetas a protección especial. más raras de hongos registradas para Quintana Roo. Asimis-
En Quintana Roo, desde principios de los años ochenta, mo, sería recomendable la creación de un corredor biológi-
se han estado creando áreas naturales protegidas como una co binacional en esta zona ribereña fronteriza entre México
medida de conservación de la biodiversidad. Sin embargo, y Belice.

Literatura consultada

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Pleurotus sajor-caju. Mushroom Science 101:243-245. • Guzmán, G. 1998a. Inventorying the fungi of Mexico. Biodiver-
• Cazares, E. y Trappe, J. M. 1994. Spore dispersal of ectomy- sity and Conservation 7:369-384.
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28
Hongos macromicetos
Hongos

three millennia at the human wildland interface. Food Prod- flora of Yucatan. Field Columbian Museum, Chicago, vol. I,
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Piscataway, New Jersey. 280 pp. duction and Protection Papers, Roma. pp. 106-157.
• Millspaugh, C. F. 1896. Contribution II to the coastal and plain

Acerca de los autores


caribell Yuridia lópez Maestra en Ciencias, especializada en Recursos Naturales y Desarrollo
Especialidad: Tecnología forestal, árboles Rural por ecosur, Unidad Chetumal. Profesora y jefa del Laboratorio
tropicales, ecología de manglar, hongos. de Recursos Naturales de la licenciatura y posgrado en Biología, en el
Institución: Instituto Tecnológico de Instituto Tecnológico de Chetumal. Miembro de la Red de Investigado-
Chetumal res para el Manejo Sostenible de las Selvas Tropicales en el Estado de
E-mail: [email protected] Quintana Roo. Proyectos actuales: Variación estacional anual de macro-
micetos en el Jardín Botánico San Felipe Bacalar, Quintana Roo; Efecto
del huracán Dean en la vegetación arbórea de la reserva forestal ejidal
El Huasteco, Quintana Roo; Efecto del huracán Dean sobre el bosque
de manglar de la isla Tamalcab. Directora de tesis en cada uno de los
proyectos.

gonzalo guevara guerrero Doctor en Ciencias con especialidad en Manejo de Recursos Naturales,
Especialidad: Taxonomía de hongos, por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Autónoma de
micorrizas, cultivo de hongos útiles, Nuevo León. Profesor-investigador del Instituto Tecnológico de Ciudad
hongos hipogeos Victoria. Miembro de la Red de Investigadores en Recursos Naturales de
Institución: Tecnológico de Ciudad las universidades de Oregon y Duke. Ha publicado artículos científicos en
Victoria, Tamaulipas revistas nacionales e internacionales y capítulos de libros sobre biodiver-
E-mail: [email protected] sidad mexicana. Ha dirigido proyectos de investigación básica y aplicada
financiados por la dgest. Es miembro del Consejo de Posgrado en Biología
del itcv y del Comité Editorial de la revista Tecnointelecto. Ganador a nivel
mundial del tercer lugar en Proyectos de Prototipos, en la Taiwán Interna-
tional Science Fair, llevada a cabo en Taipei, en febrero del 2008.

Jenifer Idalí Alonso Riverol Ayudante de entrenador en Via Delphi (Delphus). Hizo su servicio social
Especialidad: Ecología y taxonomía de en el Laboratorio de Química del Instituto Tecnológico de Chetumal (itcH),
hongos donde elaboró la base de datos de los macromicetos reportados para
Institución: Instituto Tecnológico de Quintana Roo. Realizó su residencia profesional con el tema Variación
Chetumal estacional entre lluvias y nortes de macromicetos, en el Jardín Botánico
E-mail: [email protected] San Felipe Bacalar, Quintana Roo. Es tesista en el Laboratorio de Recursos
Naturales del itcH con el tema Variación estacional anual de macromicetos
en el Jardín Botánico San Felipe Bacalar, Quintana Roo.

29
Hongos macromicetos
CAPÍTULO 3

Flora

• Tipos de vegeTación en QuinTana Roo


• FloRa acuáTica
- pasTos maRinos y macRoalgas
• FloRa TeRResTRe
- planTas vasculaRes
- pino TRopical
- palmas
- oRQuídeas
- leguminosas
- áRboles madeRables
Capítulo 3

Tipos de vegetación
en Quintana Roo
Mirna Valdez­Hernández • Gerald Alexander Islebe

L
a comunidad de plantas que se esta­
blece en un sitio es conocida como
vegetación, puede clasificarse en ti­
pos cuyo nombre se basa en las es­
pecies asociadas. La diversidad de
las comunidades depende de la topografía,
el suelo y el clima. Quintana Roo pertene­
ce a la región fitogeográfica de la Península
de Yucatán, el tipo de vegetación principal
es selva tropical, la cual se caracteriza por
una dominancia de especies arbóreas, tem­
peraturas cálidas y alta humedad.

ImportancIa de la vegetacIón
Las plantas son las encargadas de formar
y mantener el hábitat para todos los seres
vivos terrestres, son la base de la cadena
alimenticia, como ejemplos podemos men­
cionar que entre el tapir (Tapirus bairdii) y
el zapote (Manilkara zapota) existe una re­
lación benéfica mutua, el tapir se alimenta
de los frutos del zapote y al mismo tiempo
facilita la dispersión y germinación de las
semillas (O’Farril y colaboradores, 2007).
La apicultura es la segunda actividad eco­
nómica en Quintana Roo (3 500 toneladas
al año); es sostenida por la floración de al
menos 40 especies (Güemes y Villanueva,
2002).

Las plantas forman y


mantienen el hábitat
para todos los seres
vivos terrestres Epipremnum aureum
Foto: Ma. Eugenia Varela Carlos

32
Tipos de vegetación
Flora / tipos de vegetación

La selva mediana alcanza de 15 a 25 m de altura


y cubre la mayor superficie en Quintana Roo

medianas y bajas. Los tipos de vegetación los bien drenados conocidos como box-
que podemos encontrar en el estado son: luum. Los árboles característicos son:
ramón, cedro, zapote, chechem, katalox,
Selva alta. Esta selva alcanza una altura de caoba y especies epífitas como la barba
30 a 50 m y se caracteriza por ser sub­ española. Un subtipo reconocido es el
perennifolia (entre 25 y 50 % de las es­ corozal dominado por la palma corozo
pecies pierden sus hojas en la estación que se encuentra bien representado en la
seca del año). Se puede encontrar en zona arqueológica de Kohunlich en el mu­
la región sur de Quintana Roo, en sue­ nicipio de Othón P. Blanco.

Foto: Mirna Valdez­Hernández

Figura 1. Selva mediana subperennifolia


es la vegetación natural más abundante
en Quintana Roo (Jardín Botánico Alfredo
Barrera en Puerto Morelos, municipio de
Benito Juárez)

El método agrícola de roza­tumba­quema


se ha practicado en el mundo desde hace
cinco o siete mil años; en este sistema los
árboles útiles son respetados. En la selva
se respeta al zapote, nance, waya, ramón y
ceiba, este último, árbol sagrado en la cultura
maya (Anderson y colaboradores, 2005)..
La riqueza florística se calcula en 1 800
especies (Sánchez e Islebe, 2001) equiva­
lentes a 22.5 % de la especies reportadas
en los estados de Chiapas, Veracruz y Oaxa­
ca que son los más diversos con una riqueza
aproximada de al menos 8 000 especies
(García­Mendoza y colaboradores, 1994)
y con 10 % de las 18 000 especies de
flora nacional (Magaña y Villaseñor, 2002).
Se calcula que 150 familias de plantas
vasculares se encuentran representadas en
la vegetación de Quintana Roo, de éstas la
familia más ampliamente distribuida son las
leguminosas (Leguminosae).
En Quintana Roo existe una variación en
la precipitación anual. Así, mientras en el
sur alcanza hasta 1 800 mm anuales, lo que
permite el desarrollo de selvas más verdes
y altas, en el centro y norte la precitación
es menor, de 1 500 a 1 000 mm anuales, lo
que favorece el establecimiento de selvas Foto: Mirna Valdez­Hernández

Figura 2. Selva baja subcaducifolia en el sur de Quintana Roo

33
Tipos de vegetación
Capítulo 3

Foto: Mirna Valdez­Hernández Foto: Mirna Valdez­Hernández


Figura 3. Duna costera en el Parque Nacional Isla Contoy (Municipio Figura 4. Manglar en la costa de la reserva de la biósfera
Benito Juárez), vegetación característica de zonas costeras de de Sian Ka’an, vegetación representativa de las zonas
Quintana Roo costeras de Quintana Roo

Selva mediana. Cubre la mayor superficie de 50 % de las especies pierden sus ho­ gidos a la reserva de la biósfera de Sian
en Quintana Roo, alcanza de 15 a 25 m jas en la estación seca del año (figura 2). Ka’an, perteneciente a los municipios de
de altura, se caracteriza por ser sub­ Las especies más comunes son: subin- Felipe Carrillo Puerto y Solidaridad.
perennifolia (figura 1). Los suelos pre­ che, sakchechem, guayacán, tsitsilche’, Dunas costeras. Se distribuyen en zonas
dominantes son tsek’el y pus-lu’um. tsiin che, palma kuka’, orquídea, bro­ cercanas al mar en suelos arenosos y
Los árboles más comunes son: ramón, melias y helechos. De acuerdo con la rocosos (figura 3), las especies carac­
chakah, sak pa’, kitam che’, xtoj yuub, tsi- especie dominante los subtipos son: el terísticas son: jaway che’, margarita de
tsilche’, chechem, jochockche. tasiste (Acoelorrhaphe wrightii) en los mar, saladillo, icaco, uva de mar.
Selva baja. Se establece en depresiones tasistales; el palo de tinte (Haematoxylon Manglar. Son formaciones arbóreas que se
inundables conocidas como ak’alche, al­ campechianum) en tintales; el chechem distribuyen a lo largo de las costas de
canza hasta diez metros de altura y se en los chechenales, y el pukte’ (Bucida Quintana Roo, pueden alcanzar hasta
considera subcaducifolia porque más spinosa) en los bucidales. Están restrin­ cinco metros de altura. Esta vegetación

La selva alta se puede encontrar


en la región sur de Quintana
Roo, en suelos bien drenados
conocidos como box-luum

Foto: Mirna Valdez­Hernández


Figura 5. Marisma y petén en la reserva de la biósfera
de Sian Ka’an

34
Tipos de vegetación
Flora / tipos de vegetación

En el sur de Quintana Roo se desarrollan selvas más verdes y altas


porque en esta zona se registra una mayor precipitación

está adaptada a inundación permanente maya es conocida como acahual (figura


y alta salinidad (figura 4), las especies ca­ 8). Las especies más comunes son: gua­
racterísticas son: mangle negro, mangle rumbo, ka’s kaat y jabín.
botoncillo, mangle blanco y mangle rojo.
Marismas. Está ampliamente representa­
da en la reserva de la biósfera de Sian
Ka’an, se ubica en las zonas intermedias
entre los manglares y selvas bajas, por
lo que el sustrato es lodoso (figura 5).
Foto: Mirna Valdez­Hernández
Las especies características son: el pas­
to suuk, otras Gramíneas y Cyperaceas.
Figura 6. Vegetación de zonas inun­
dables; saibal en la laguna Tzib Petenes. Son islas de vegetación arbórea
(Xhazil,municipio Felipe Carrillo Puerto) localizadas dentro de las marismas,
propias de la reserva de la biósfera de
Sian Ka’an y están restringidas a la Penín­
sula de Yucatán (figura 5). Las espe­
cies características son: mangle rojo,
mangle botoncillo, tasiste, hulub, icaco,
chakah, jochokche’, huano, ch’it.
Tular, carrizal, saibal. Son comunidades se­
miacuáticas en suelos lodosos (figuras
6 y 7). La especie dominante en el tular
es el tule (Typha domingensis), en el ca­
rrizal domina el carrizo (Phragmites aus- Foto: Mirna Valdez
Valdez­Hernández
Hernández
tralis), y en el saibal el pasto suuk. Figura 8. Vegetación secundaria en la
Foto: Mirna Valdez
Valdez­Hernández
Hernández
Vegetación secundaria. Es aquella que crece zona de Tulum (municipio Solidaridad);
Figura 7. Tular en el región sur de característica en las zonas cercanas a
después de una perturbación; por ejem­
Quintana Roo plo, la vegetación originada después de poblados, localmente se conoce como
roza­tumba­quema, entre la población acahual

Amenazas para su conservación

E
n los últimos 30 años se ha observado un deterioro centro de Quintana Roo, inegi). En específico, se registra una
constante de los tipos de vegetación de Quinta­ disminución de vegetación de manglar, debido a cambios
na Roo, debido al aumento de la industria turística y en uso de suelo y huracanes (Sánchez y colaboradores, en
de la tala descontrolada en ciertas partes del estado (sur y prensa).

35
Tipos de vegetación
Capítulo 3

Conservación

Estado

L
a selva alta se distingue por ser el tipo de vegetación casos ha ocasionado la interrupción del sistema hidrológico,
selvática más afectada, de ahí que su área original de en especial en zonas de manglar en el sur y norte del estado.
distribución se limite actualmente a pequeños parches Para el norte­centro de Quintana Roo se han identificado 21
en el sur y centro de Quintana Roo. La selva mediana, como tipo de especies arbóreas endémicas (Sánchez e Islebe, 2001). Como
vegetación más extensa, presenta fases en diferentes grados especies endémicas en condiciones de alta vulnerabilidad se
de conservación, desde acahuales tempranos hasta acahuales de encuentran: tak’inché (Caesalpinia yucatanenses), Maytenus
20 a 30 años de edad, difíciles de distinguir de una selva mediana guatemalensis, k’an-chunup (Thouinia paucidentata) y tsimin
en estado maduro (Sánchez e Islebe, 2001). ché (Trichilia minutiflora), entre otros. En la lista roja de la iucn
Los tipos de vegetación relacionados con cuerpos de agua sólo se encuentran la palma kuka’ y el tsimin ché, para la zona
están bajo presión, debido al aumento de construcciones como centro­norte de Quintana Roo (Sánchez e Islebe, 2001).
carreteras y otras obras de infraestructura, lo que en muchos

Acciones

L
a conservación de los tipos de vegetación requiere de gan suficiente capacidad de regeneración ante impactos hu­
grandes superficies, por ejemplo la reserva de la biós­ manos y naturales, como huracanes e incendios (Sánchez e
fera de Sian Ka’an, donde se encuentra desde vegeta­ Islebe, 1999). La conectividad entre áreas protegidas se debe
ción selvática hasta manglar. Como acciones específicas hay garantizar para proveer un beneficio a la biodiversidad en ge­
que puntualizar la necesidad de identificar las especies clave neral. Finalmente, centros de germoplasma serán necesarios
(Sánchez e Islebe, 2002) para garantizar que las selvas ten­ para conservar los recursos selváticos de la región.

Literatura citada

• Anderson, E. N., Cauich, J., Dzib, A., Flores, S., Islebe, G. A, Me­ • Magaña, P. y Villaseñor, J. L. 2002. La flora de México ¿Se podrá
dina, F., Sánchez, O. y Valdez, P. 2005. Las plantas de los conocer completamente? Ciencias 66:24­26.
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México. Acta Botánica Mexicana (27):53­73. Ecology and Biogeography 8:29­38.
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tura en Quintana Roo y del mercado de sus productos. Go­ Caribbean. Feddes Repertorium 112(5­6):391­399.
bierno del Estado de Quintana Roo, Uqroo, Sisierra, ecosuR, • ––––– 2002. Tropical forest communities in southeastern Mexi­
Chetumal, Quintana Roo. 30 pp. co. Plant Ecology 158:183­200.

Acerca de los autores


miRna valdez-HeRnández Doctora en Ciencias por el Centro de Investigación Científica de Yucatán,
Especialidad: Ecología de comunidades A.C., maestra en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural por el
vegetales (sucesión secundaria), ecofisiología Colegio de la Frontera Sur. Actualmente es técnico titular “B” del Herbario
(fenología y relaciones hídricas) ecosuR­Chetumal. Ha participado en seis proyectos de investigación, en
Institución: ecosuR, Unidad Chetumal congresos nacionales e internacionales y colaborado en artículos de di­
E-mail:[email protected] vulgación.

geRald alexandeR islebe Doctor en Biología por la Universidad de Ámsterdam, Holanda. Ha


Especialidad: Paleoecología del cuaternario, publicado 48 artículos científicos, dos libros, y colabora como árbitro
ecología de comunidades vegetales, en revistas internacionales. Ha dirigido seis tesis de doctorado, cinco
biogeofrafía, cambio climático de maestría y dos de licenciatura. Es investigador titular “C” de ecosuR,
Institución: ecosuR, Unidad Chetumal Unidad Chetumal; miembro del sni nivel I y de la Academia Mexicana de
E-mail: [email protected] Ciencias.

36
Tipos de vegetación
Flora acuática

• Pastos marinos y macroalgas


Capítulo 3

Pastos marinos
y macroalgas
Julio Espinoza­Avalos • Neidy Pauline Cetz Navarro

L
os pastos marinos y las macroalgas
marinas son organismos que trans­
forman la luz solar en compuestos
químicos a través del proceso de la
fotosíntesis.
Los pastos marinos son organismos clo­
nales capaces de reproducirse de forma
asexual que poseen raíces, sistemas vascu­
lares para transportar productos de la foto­
síntesis, flores y semillas; son angiospermas
(división Antophyta) que frecuentemente
se encuentran formando praderas extensas
con la presencia de sólo una especie.
Las macroalgas (algas visibles al ojo), a
diferencia de los pastos, son más sencillas,
no tienen las partes anatómicas menciona­
das para las angiospermas, y sus estructu­
ras reproductivas que se dispersan (propá­
gulos) no están recubiertas por una capa
protectora, como ocurre con las semillas;
sus ciclos de vida son mucho más com­
plejos, con la intervención de los game­
tos masculino y femenino, además de es­
poras de varios tipos; son muy diversas y
están comprendidas en tres grupos o divi­
siones por los pigmentos predominantes
que contienen: las rojas (Rhodophyta), las
verdes (Chlorophyta) y las pardas (Phaeo­
phyta); particularmente en la zona tropical
se pueden encontrar decenas o cientos
de especies en pocos metros cuadrados
(Dawes, 1986).

ImportancIa
Los pastos marinos y las macroalgas son fun­
damentales para que se sostenga la vida en
ambientes costeros someros, ya que, junto
con las microalgas (no visibles al ojo), son Batophora occidentalis
la base de las cadenas tróficas (alimenti­
cias), que en esos ambientes se inician con Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

38
Pastos marinos y macroalgas
Flora acuática

Los pastos y las macroalgas marinas


también sirven a los animales como refugio y sitio para la crianza

los organismos que pueden realizar la fo­


tosíntesis.
Cabe mencionar que en la región tro­
pical las microalgas o algas unicelulares
forman relaciones simbióticas (que viven
íntimamente relacionadas y reciben be­
neficios mutuos) con animales, como co­
rales, esponjas y otros invertebrados, que
llegan a ser los organismos más impor­
tantes que integran las comunidades tro­
picales acuáticas.
Donde existen pastos marinos, por lo
general las aguas son muy transparen­
tes, ya que la pradera en conjunto atra­
pa una gran cantidad de sedimento, par­
ticularmente los más finos. Los pastos
actúan también como sustrato de otros
organismos, entre las que se encuentran
Tortuga blanca / Chelonia mydas Pasto de manatí / Syringodium filiforme decenas de macroalgas, generalmente de­
licadas, cuya productividad puede llegar
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR) a ser mayor que la de las angiospermas. La
En Akumal, Quintana Roo, la tortuga blanca se alimenta del pasto retención de los sedimentos permite el paso
del manatí y del pasto de tortuga de la luz que es aprovechada por las algas
epífitas; además, puede ser importante
para que otros organismos, como los que
habitan en los arrecifes coralinos, no reci­
ban cargas de sedimento que impidan su
crecimiento.
Los pastos marinos en ocasiones son una
fuente importante de alimento para otros
organismos, como ocurre en las aguas
someras de Akumal, Quintana Roo, donde
la tortuga blanca (Chelonia mydas) se ali­
menta del pasto del manatí (Syringodium
filiforme) y del pasto de tortuga (Thalassia
testudinum) (Herrera­Pavón, R. comunica­
ción personal). En la bahía de Chetumal, el
manatí del Caribe (Trichechus manatus ma­
natus), totalmente vegetariano, habita en zo­
nas donde existe el pasto marino Halodule
wrightii y la fanerógama eurihalina Ruppia
maritima (Olivera­Gómez y Mellink, 2005),
Pasto de tortuga / Thalassia testudinum junto con varias especies de macroalgas
(Quan­Young y colaboradores, 2006).
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR) Además de ser una fuente alimenticia,
los pastos y las macroalgas marinas tam­
Los pastos marinos atrapan gran cantidad de sedimentos
bién son utilizados como refugio y crianza

39
Pastos marinos y macroalgas
Capítulo 3

Los pastos actúan como sustrato de


decenas de macroalgas, entre otros organismos

Batophora sp. Bryopsis pennata (verde)

Paragüita de mar / Acetabularia schenckii Amphiroa fragilissima (roja)


Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR) Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

de animales. Por ejemplo, las fases tempra­ color, tornándose blancas. Por ejemplo, dIversIdad
nas (larvas o juveniles) del caracol rosado van Tussenbroek y van Dijk (2007) encon­
(Strombus gigas) y de la langosta espinosa traron que H. incrassata llega a producir En todo el mar Caribe existen siete especies
(Panulirus argus), dos especies que confor­ 815 g de CaCO3 anuales por metro cuadra­ de pastos marinos (Creed y colaboradores,
man las principales pesquerías en Quinta­ do en la zona de Puerto Morelos, Quintana 2003), de las cuales seis se han registrado
na Roo, usan como refugio o alimento los Roo. Si al menos otras dos de las especies en las costas de Quintana Roo y de Yucatán
ambientes que crean estos vegetales (De que calcifican, o todas ellas, produjeran el (Espinoza­Avalos, 1996): Thalassia testudi­
Jesús­Navarrete, 2001; Sosa­Cordero y co­ doble de la cantidad de carbonatos que pro­ num, Halodule wrightii, Syringodium filifor­
laboradores, 1993). duce H. incrassata, la producción de CaCO3 me, Halophila engelmannii (endémica para
En Quintana Roo existen especies de en algunos sitios de Quintana Roo podría la región del Caribe), H. decipiens y Ruppia
algas que contienen carbonato de calcio, ser de 24.5 toneladas por hectárea al año. maritima.
incluyendo algas rizofíticas que habitan El consumo de algas marinas en Quin­ La riqueza de macroalgas es alta para
principalmente en la laguna arrecifal (zona tana Roo ha sido muy limitado desde hace el Gran Caribe (mar Caribe más Golfo de
entre la costa y la cresta de los arrecifes al menos un siglo, principalmente por pes­ México, Florida, Bahamas y Brasil); suman
coralinos), especies clorofitas de los géne­ cadores de la zona costera sur, quienes 1 313 especies, de las cuales 834 son ro­
ros como Halimeda y Udotea, además de utilizan algas rojas que llaman sargazo, dofitas, 306 clorofitas y 173 feofitas (véase
algas rodofitas coralinas ramificadas (ge­ sargazo blanco, sagú, ova y alga marina Wynne, 2005). Por su parte, Cetz Navarro y
niculadas), como Amphiroa y Jania, y no (especialmente de los géneros Gracilaria y colaboradores, 2008) reportaron que casi
ramificadas (no geniculadas), como Poro­ Eucheuma). Estas algas contienen agar o la mitad de las especies del Gran Caribe se
lithon y Lithophyllum. carragenanos, ficocoloides que funcionan han registrado en la literatura para las cos­
Al morir, las algas representan un aporte como espesantes de líquidos. Las algas tas de Quintana Roo (546): 307 rodofitas,
muy importante en la formación de arena, son utilizadas para preparar atole, budines 171 clorofitas y 68 feofitas. En compara­
ya que se fracturan en partículas y pierden (panes) y sopas (Espinoza­Avalos, 1995). ción con el Gran Caribe, en Quintana Roo

40
Pastos marinos y macroalgas
Flora acuática

se han registrado 37 % de rodofitas, 56 % de


clorofitas y 39 % de feofitas; es decir, las al­
gas verdes son las más representadas con
respecto a los tres grupos de la flora marina
de la región caribeña.
La zona tropical de Quintana Roo y la costa
templada de Baja California conforman las
dos zonas florísticas marinas más ricas de
México. La alta diversidad de macroalgas
es posible en el Caribe mexicano ya que
ahí se presentan diferentes ambientes pro­
pios para su desarrollo, incluyendo zonas
estuarinas, lagunas arrecifales y caletas, así
como comunidades de manglar y de pas­
tos marinos, además de arrecifes coralinos
(Cetz Navarro y colaboradores, 2008).

dIstrIbucIón
Las especies de pastos que tienen una ma­
yor distribución en la península de Yucatán
son T. testudinum y H. wrightii, seguida por Halimeda sp.
S. filiforme, mientras que las dos especies
de Halophila son raras. Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

H. wrightii es el único pasto marino que Las algas con carbonato de calcio son un aporte a las arenas blancas
tolera altas salinidades (57 %), en Ría Lagar­
tos, Yucatán, y también es el que se encuen­
tra en zonas más someras; la especie que de los géneros Caloglossa y Bostrychia
forma praderas más extensas es T. testudi- sobre raíces de mangles, las feofitas de
num, mientras que S. filiforme es frecuente los géneros Sargassum y Turbinaria en am­ En el mar
encontrarla donde el oleaje es intenso (Espi­ bientes muy expuestos al oleaje, las algas
noza­Avalos, 1996). filamentosas de tapete que compiten y Caribe existen siete
Muchas especies de macroalgas se de­ crecen sobre corales, las algas coralinas
sarrollan en ambientes muy diversos, in­ incrustantes que juntan o cementan frag­
especies de pastos
cluso sobre otras plantas y animales. Sin mentos rotos de corales muertos o vivos, marinos
embargo, hay algunas que son propias de y las algas rizofíticas en ambientes areno­
ambientes específicos, como las rodofitas sos, por ejemplo.

Alga/ Lobophora variegata

Los dragados y rellenos


en la zona costera de Quintana
Roo reducen la existencia de
organismos que habitan en los
pastos marinos

Coral / Millepora alcicornis


Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

41
Pastos marinos y macroalgas
Capítulo 3

Amenazas para su conservación


pastos marInos

L
os dragados y rellenos con arena que se llevan a cabo en la zona costera de
Quintana Roo reducen drásticamente la existencia de organismos que habitan
en estos vegetales, como los peces, las aves y un gran número de invertebrados
con coloridos excepcionales.
Los dragados incrementan grandemente la turbidez del agua, lo que afecta la
fotosíntesis de los vegetales; también provocan la abrasión y raspado de otros
organismos que viven en el fondo marino, o incluso su enterramiento.

Pasto de tortuga / Thalassia testudinum Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

macroalgas
Batophora occidentalis

E
l enriquecimiento o fertilización del ambiente por aguas residuales vertidas
al mar puede causar la desaparición de especies representativas y el sur­
gimiento de especies indicadoras de contaminación o su crecimiento masivo
hasta formar masas flotantes.
Ambas situaciones se han presentado en Quintana Roo; la primera en la Bahía
de Chetumal, en puntos cercanos a la ciudad (Quan­Young y colaboradores, 2006) y
la segunda en la laguna Bojórquez (Collado­Vides y colaboradores, 1994).
El problema de la fertilización de las aguas debe ser atendido en ambas zonas
y evitarse en otras antes de que el problema se generalice y los sistemas costeros
se deterioren.

Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

Estado de conservación

U
na especie de pasto marino destaca por su escasa presencia en Quintana Roo: Halophila engelmannii, la cual se ha
registrado en pocos sitios de la parte norte de la península de Yucatán, en Laguna Conil o Laguna Yalahau, por ejemplo
(Espinoza­Avalos, 1996), y es aparentemente endémica de la parte norte de la región tropical del Atlántico Occidental.
En cuanto a las macroalgas, no hay registros en Quintana Roo de especies endémicas y habrá que esperar para saber si la
rodofita Crouania mayae se encuentra en otras áreas del mar Caribe, ya que Mateo­Cid y colaboradores (2002) la reportaron
como especie nueva con muestras de Isla Cozumel.
Ninguna especie de pasto marino o de macroalga registrada para Quintana Roo se encuentra en algún estatus de protección.

Acciones de conservación

N
o existen programas ni acciones específicas dirigidas se llevan a cabo en la zona costera, así como limitar el verti­
para la conservación de pastos marinos y macroalgas miento de aguas residuales al mar y lagunas costeras, ayuda­
en el estado. Sin embargo, cualquier medida que se rán a conservar estos recursos primarios de los ecosistemas
adopte para restringir los dragados y rellenos con arena que acuáticos de Quintana Roo.

42
Pastos marinos y macroalgas
Flora acuática

Literatura citada

• Cetz Navarro, N. P., Espinoza­Avalos, J. Sentíes­Granados, A. • Olivera­Gómez, L. D. y Mellink, E. 2005. Distribution of the An­
y Quan­Young, L. I. 2008. Nuevos registros de macroalgas tillean manatee (Trichechus manatus manatus) as a function
para el Atlántico mexicano y riqueza florística del Caribe of habitat characteristics, in Bahia de Chetumal, Mexico.
mexicano. Hidrobiológica 18(1):11­19. Biological Conservation 121:127­133.
• Collado­Vides, L., González­González, J. y Gold­Morgan, M. • Quan­Young, L. I., Jiménez­Flores, S. G. y Espinoza­Avalos, J.
1994. A descriptive approach to the floating masses of algae 2006. Flora béntica y reproducción de las algas Batophora
of a Mexican Caribbean coastal lagoon. Botanica Marina spp. (Chlorophyta: Dasycladaceae) de una laguna costera
37:391­396. contaminada (Bahía de Chetumal, México). Revista de
• Creed, J. C., Phillips, R. C. y van Tussenbroe, B. I. 2003. The Biología Tropical 54:341­355.
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(Editors). World atlas of seagrasses. University of California Domínguez­Viveros, M. y Aguilar­Dávila, W. 1993. Invertebra­
Press, California, U.S.A. pp. 235­242. dos marinos explotados en Quintana Roo. En: Salazar­Valle­
• Dawes, C. J. 1986. Botánica marina. Limusa, México. 673 pp. jo, S. I. y González, N. E. (Editores). Biodiversidad marina y
• De Jesús­Navarrete, A. 2001. Crecimiento del caracol Strombus costera de México. Conabio, Ciqro, México. pp. 709­734.
gigas (Gastropoda: Strombidae) en cuatro ambientes de Quin­ • Van Tussenbroek, B. I. y van Dijk, J. K. 2007. Spatial and temporal
tana Roo, México. Revista de Biología Tropical 49(1): 85­91. variability in biomass and production of psammophytic Ha-
• Espinoza­Avalos, J. 1995. Algas marinas como alimento humano limeda incrassata (Bryopsidales, Chlorophyta) in a Caribbean
en Latinoamérica y el Caribe. AvaCient 14:3­12. reef lagoon. Journal of Phycology 43:69­77.
• ––––– 1996. Distribution of seagrasses in the Yucatan Peninsula, • Wynne, M. J. 2005. A checklist of benthic marine algae of the
Mexico. Bulletin of Marine Science 59:449­454. tropical and subtropical western Atlantic: second revision.
• Mateo­Cid, L. E., Mendoza­González, A. C. y Searles, R. B. 2002. Nova Hedwigia Beiheft 129:1­152.
New mexican records of marine algae including Crouania
mayae sp. nov. (Ceramiaceae, Rhodophyta). Caribbean Jour­
nal of Science 38:205­221.

Acerca de los autores


Julio espinoza-avalos Oceanólogo egresado de la Universidad Autónoma de Baja California,
Especialidad: Ecología, ficología maestro en Ciencias en Dalhousie University, Canadá y doctor en
Institución: ecosuR, Unidad Chetumal Ciencias por la Universidad Autónoma Metropolitana­Iztapalapa. Trabaja
E-mail: [email protected] en la investigación orientada y se enfoca a los aspectos geológicos de
macroalgas marinas, incluyendo rodofitas con interés comercial. Reali­
za investigaciones desarrolladas con algas de mares fríos, templados,
subtropicales y tropicales, además de abordar aspectos de distribución
y ecología descriptiva de pastos marinos. Actualmente labora en El Co­
legio de la Frontera Sur y se interesa en investigar el crecimiento de las
macroalgas sobre los corales y las consecuencias en el deterioro grave
de los arrecifes coralinos.

neidy pauline ceTz navaRRo Egresada de la licenciatura en Biología del Instituto Tecnológico de Chetumal,
Especialidad: Ficología, interacciones con excelencia académica. Colaboró en el proyecto Interacciones alga­coral
algas­corales en el Caribe mexicano, y participa en el titulado Montaje de macroalgas
Institución: ecosuR, Unidad Chetumal sobre tres especies de corales en el Caribe mexicano, ambos en ecosuR.
E-mail: [email protected] Cuenta con dos publicaciones científicas y dos estancias de investigación;
una en la uam­Iztalapa y otra en el Instituto Smithsonian de Investigacio­
nes Tropicales. Actualmente estudia en ecosuR.

43
Pastos marinos y macroalgas
Flora terrestre
• Plantas vasculares
• Pino tropical
• Palmas
• Orquídeas
• Leguminosas
• Árboles maderables
Capítulo 3

Plantas vasculares
Rodrigo Duno de Stefano • Ivón Ramírez Morillo
•José Luis Tapia Muñoz • Germán Carnevali Fernández­Concha

L
as plantas vasculares son organis­
mos multicelulares (compuestos de
muchas células con núcleo) y que se
desarrollan a partir de un embrión.
Son capaces de elaborar su propio
alimento (autótrofos) por medio de la foto­
síntesis que realizan en organelos llamados
cloroplastos. Almacenan carbohidratos en
forma de almidón, y poseen un sistema de
conducción vascular con células llamadas
traqueidas. La presencia de traqueidas las
diferencia de las briofitas (musgos, hepáti­
cas y antoceros).
Las plantas vasculares o traqueófitas in­
cluye a los helechos (con esporangios en
forma de soros), gimnospermas (con óvu­
los desnudos subtendidos por esporófilos
organizados en conos, como en los pinos)
y angiospermas (con los óvulos encerra­
dos en ovarios y con flores para atraer a los
polinizadores). Las angiospermas son las
plantas más importantes en términos de di­ Ipomoea pes-caprae
versidad, frecuencia y biomasa en los eco­
sistemas terrestres de casi todo el mundo.
Asimismo, algunas plantas vasculares han
invadido los ecosistemas marinos y dulce­ ImportancIa y económica del campesino maya y son
acuícolas. explotadas para diferentes fines: por su
Las plantas vasculares brindan un servicio madera (cedro, caoba y machiche), por
inconmensurable al ser humano y al pro­ sus fibras (ch’it), para la obtención de hua­
pio entorno natural. Es imposible imaginar no, látex (zapote), por su utilidad forrajera
nuestro planeta sin ellas, constituyen la base (ramón) o como alimento (chaya y siricote,
de la cadena alimenticia y hábitat para la entre otros). De la misma manera, múltiples
En Quintana Roo diversidad terrestre. Proveen al ser huma­ especies son empleadas por sus propieda­
no de carbohidratos y proteína vegetal, des medicinales, ornamentales y mágico­
hay 1 634 especies de por lo que su valor económico y cultural religiosas.
está fuera de discusión. Son muchas las
plantas vasculares plantas nativas o introducidas que se culti­ DIversIDaD
van en Quintana Roo: calabaza, chile, ibes,
maíz, papaya, piña, tomate, entre otras. Durán y colaboradores (2000) reportan 1 400
También, existen muchas especies silves­ especies para Quintana Roo. Sin embargo, los
tres que forman parte de la vida cultural cálculos más recientes, aún no publicados,

46
Plantas vasculares
Flora terrestre

sugieren que la entidad alberga 1 634 espe­


cies de plantas vasculares.
Para Yucatán se reportan 1 492 espe­
cies (Carnevali y colaboradores, en prensa)
y para Campeche 2 340 (Gutiérrez Báez,
2003), debemos concluir entonces que
Quintana Roo es menos diverso que Cam­
peche; sin embargo, la exploración botá­
nica en este último estado es mucho más
completa, por tal razón es probable que
las cifras se acerquen un poco más en el
futuro si se intensifica la exploración bo­
tánica en Quintana Roo. Por otra parte, si
consideramos que la diversidad de plan­
tas vasculares de México es de alrededor
de 24 000 especies, nuestro estado, con
2.2 % del territorio nacional, incluye hasta
la fecha 66.66 % de la flora de la Península
de Yucatán (2 400 especies) y 6.66 % de la
flora mexicana.
Son cinco las principales familias de plan­
tas vasculares en Quintana Roo: Legumino­
sae, con 160 especies; Poaceae, con 115;
Asteraceae, 10; Orchidaceae, con 112 y Eu­
Ricinus communis
phorbiaceae con 79 especies. Las legumi­
nosas son entonces la familia más diversa,
en Campeche crecen 189 y en Yucatán 144.
En los primeros estudios de la familia Las plantas vasculares aportan carbohidratos y
Orchidaceae no destacaba este grupo por
proteína vegetal, madera y fibras; tienen propiedades
su diversidad, ahora se conocen 112 espe­
cies en Quintana Roo, 84 en Campeche medicinales y son usadas además con fines
y 35 en Yucatán. Un caso similar es el de ornamentales o mágico­religiosos
los helechos y licofitas; en México existen
1 008 especies (Mickel y Smith, 2004), de
las cuales 62 crecen en Quintana Roo, 47 belizensis (Apocynaceae), Sabal gretheriae plejos que están fuera del alcance de este
en Campeche y 46 en Yucatán. (Arecaceae), Hohenbergia mesoamericana, libro. Sin embargo, algunas comparacio­
Un aspecto de especial relevancia en los Tillandsia may­patii (Bromeliacee), Croton nes son útiles para explicar la causa o cau­
estudios florísticos es el endemismo; en­ pseudoglabellus (Euphrobiaceae), Acacia sas últimas de la diversidad florística de un
démicas se consideran aquellas especies cedilloi, Stylosanthes quintanarooensis (Le­ área en particular. En el cuadro 1 se mues­
que sólo se encuentran en una región de­ guminosae), Bakeridesia yucatana (Malva­ tra la riqueza de plantas vasculares en
terminada (un valle, isla, cuenca hidrográ­ ceae), Passiflora yucatanensis (Passiflo­ algunos estados de México para ofrecer
fica, región biogeográfica, estado o país). raceae), Habenaria leon-ibarrae, Myrme- una visión panorámica de la relación entre
En la Provincia Biótica Península de Yu­ cophila lagunaguerrerae (Orchidaceae), y los factores abióticos y bióticos, o sea, los
catán, incluyendo parte de Belice y Gua­ Sabicea flagenioides (Rubiaceae), Cestrum elementos que componen el entorno natural
temala, crecen entre 168 y 198 especies yucatanense (Solanaceae), Jacquinia saklol y los seres vivos. Un factor fundamental para
endémicas (Carnevali y colaboradores, (Theophastraceae), Citharexylum calvum explicar la riqueza de un área particular es
en prensa; Durán y colaboradores, 2000). (Verbenaceae), además hay dos variedades la superficie. La diversidad aumenta con la
De las 168, en Quintana Roo crecen 118 endémicas; Dalea scandens var. gaumeri y superficie cuando las condiciones abióticas
(70.23 %) especies endémicas y 19 (11.30%) Senna pallida var. goldmaniana y un híbrido; son relativamente homogéneas como en la
son exclusivas de nuestro estado: Justicia Encyclia nematocaulon x E. bractescens. Península de Yucatán, donde Campeche, el
edgarcabrerae, J. cobensis, J. dendropila, Las comparaciones florísticas pueden estado más grande, es también el más di­
J. leucothamna (Acanthaceae), Matelea ser procesos descriptivos y analíticos com­ verso, seguido de Quintana Roo y Yucatán.

47
Plantas vasculares
Capítulo 3

Cuadro 1. Diversidad de plantas


vasculares en algunos estados de México
Número estimado de plantas
Entidad Superficie
vasculares
Campeche1 50 812 2 340
Chiapas2 73 887 8 248
Guerrero 2
63 794 7 000
Oaxaca 2
95 364 8 405
Quintana Roo 42 361 1 634
Tabasco2 24 737 ca. 2 479 DIstrIbucIón
Veracruz 2
72 815 7 490
Las 1 634 especies de plantas vasculares
Yucatán 39 612 1 402 que hay en Quintana Roo, no se distribu­
1
Fuente: Gutiérrez­Báez (2003). yen de manera uniforme. Mientras que cen­
2
Fuente:García­Mendoza (2004).
tenares de especies tienen una amplia dis­
tribución en todo el estado, como Tithonia
Sin embargo, si comparamos estos es­ mentos extratropicales como Quercus spp. (Asteraceae), Ipomea spp. (Convolvu-
tados con Tabasco, la situación cambia skinneri y Liquidambar styraciflua (Pérez laceae), Dioscorea spp. (Dioscoreaceae),
drásticamente. En Tabasco hay extensas y colaboradores, 2005). Un caso extremo Lysiloma latisiliquum, Piscidia piscipula, Leu-
tierras bajas, pero también un sistema caena leucocephala (Leguminosae); otras
de megadiversidad vegetal lo constituye
orográfico con elevaciones de 800 y 900 m responden a condiciones ecológicas muy
Oaxaca con cerca de 8 405 especies (Gar­ particulares, por ejemplo especies de sa­
de altitud y hasta 4 000 milímetros de pre­
cía­Mendoza, 2004). bana o la selva alta perennifolia.
cipitación al año (Pérez y colaboradores,
Quintana Roo, al igual que el resto de la En el caso de vegetación costera (duna
2005). La presencia de colinas, montañas,
Península de Yucatán, tiene una flora em­ costera, matorral de duna costera y manglar)
valles, quebradas, etc., generan condicio­
pobrecida en comparación con otras regio­ podemos encontrar grupos de especies muy
nes climáticas que aumentan los nichos
comunes y abundantes, pero exclusivas de
ecológicos y por ende la riqueza de espe­ nes del trópico de México. Sin embargo,
áreas costeras: Batis maritima (Bataceae),
cies. En las zonas más elevadas con tem­ esto no disminuye el valor intrínseco de su
Cakile spp. (Cruciferae), Ipomoea pes-caprae
peraturas más bajas, aparece el bosque flora, que incluye un número interesante de (Convolvulaceae), Rhizophora mangle (Rhi­
mesófilo de montaña, ausente por comple­ especies endémicas o que en México sólo zophoraceae), Tournefortia gnaphalodes y Tri-
to en la Península de Yucatán, con ele­ crecen en esta región. bulus cistoides (Zygophyllaceae).
Sin duda, un grupo de especial valor
biológico está representado por las especies
endémicas cuya distribución sólo incluye pe­
queñas áreas exclusivas de Quintana Roo.

Subin / Acacia Cornigera


( ( En Quintana Roo
crecen 19 especies
exclusivas de
nuestro estado y
118 endémicas de lala
Península de Yucatán

48
Plantas vasculares
Flora terrestre

Amenazas para su conservación

aceleraDa transformacIón
De la cobertura vegetal

• El desarrollo turístico y urbano a lo largo de toda la costa en


los últimos años y la construcción de carreteras en el extre­
mo suroeste son las principales amenazas para la flora del
estado.

falta De exploracIones botánIcas


• El conocimiento florístico de una zona se establece median­
te el índice de densidad de colección, que resulta de dividir
el número de ejemplares depositados en los herbarios del
área, dividido entre su superficie (x 100) y que el valor míni­
mo adecuado es 100 (Sosa y Dávila, 1994).
• Existen posiblemente 30 000 ejemplares botánicos colec­
tados en Quintana Roo y depositados en los herbarios de
cicy, Ciqroo, mexu, uady, ucam y por lo tanto el índice de den­
sidad de colección para Quintana Roo es cerca de 70, mien­
tras que para el estado de Yucatán este índice es de 180.
Todo indica que la exploración botánica en Quintana Roo
está lejos de culminar y que el valor definitivo de la riqueza
Esporangios: cuerpos fructíferos de los helechos
de plantas vasculares debe aumentar considerablemente.

Estado de conservación

plantas vasculares De zonas húmeDas carecen


De proteccIón

E
l estado de Quintana Roo cuenta con las reservas de la
biósfera de Sian Ka’an y Yum­Balam y las áreas de pro­
tección de flora y fauna de Bala’an Ka’ax, manglares de
Nichupté, Otoch Ma’ax Yetel Kooh y Uaymil. Estas áreas
albergan gran parte de las plantas vasculares del estado; sin
embargo, el extremo suroccidental no está sujeto a ninguna
figura de protección y, en tal sentido, muchas plantas vasculares
de zonas más húmedas tampoco lo están.
Las reservas de Sian Ka’an y Yum­Balam cuentan con
listados florísticos, pero las colecciones botánicas utilizadas
para elaborarlos fueron muy escasas, y en otras áreas ni siquiera
existen colecciones, como en toda el área al sur de la reserva de
la biósfera de Sian Ka’an. Helecho / Adiantium sp.

49
Plantas vasculares
Capítulo 3

Acciones de conservación
Las plantas vasculares
• Desde el punto de vista botánico es el estado menos conocido en la Península son la base de la
de Yucatán. cadena alimenticia y
• Es fundamental crear una figura de protección para el extremo suroccidental de
Quintana Roo que permita proteger la selva alta perennifolia y otros tipos de vege­ hábitat de la diversidad
tación, incluyendo la sabana de Jaguactal, una de las dos únicas con pino caribeño
en México (la otra se encuentra en el extremo SE de Campeche).
terrestre

Literatura consultada
• Durán, R., Campos, G., Trejo, J. C., Simá, P., May Pat, F. y Juan de Campeche, México. Universidad Autónoma de Campe­
Qui, M. 2000. Listado florístico de la Península de Yucatán. che, Campeche. 95 pp.
Centro de Investigación Científica de Yucatán, Mérida, • Mickel, J. T. y Smith, A. R. 2004. The Pteridophytes of Mexico.
Yucatán. 259 pp. Memoirs of the New York Botanical Garden 88:1­1055.
• Durán, R., Trejo Torres, J. C. e Ibarra Manríquez, G. 1998. Endemic • Pérez, L. A., Sousa­Sánchez, M., Hanan, A. M., Chiang, F. y Te­
Phytotaxa of the Peninsula of Yucatan. Harvard Papers in norio, P. 2005. Vegetación terrestre. En: Bueno, J., Álvarez,
Botany 3(2):263­314. F. y Santiago, S. (Editores). Biodiversidad del estado de
• García­Mendoza, A. J. 2004. Integración de conocimiento flo­ Tabasco. Instituto de Biología, unam y Conabio, México. pp.
rístico del estado. En: García­Mendoza, A. J., Ordóñez, M. y 65­110.
Briones­Salas, M. (Editores). Biodiversidad de Oaxaca. Insti­ • Sosa, V. y Dávila, P. 1994. Una evaluación del conocimiento florístico
tuto de Biología, unam, Fondo Oaxaqueño para la Conserva­ de México. Annals of the Missouri Botancial Garden
ción de la Naturaleza y wwf, México. pp. 306­325. 81(4):794­757.
• Gutiérrez­Báez, C. 2003. Listado florístico actualizado del Estado

Acerca de los autores


RodRigo duno de Stefano Doctor en Biología Vegetal por la Universidad Complutense de Madrid
Especialidad: Sistemática de plantas (2002), maestro en Taxonomía de Plantas y Hongos por el Departamento
Institución: Centro de Investigación de Ciencias Vegetales de la Universidad de Reading (1992) y licenciado
Científica de Yucatán, A. C. (cicy) en Biología por la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de
E-mail: [email protected] Venezuela (1988). Se ha especializado en las familias Droseraceae, Ica­
cinaceae y Leguminosae. Es autor de 26 artículos científicos (seis indexa­
dos), diez capítulos de libros y cinco libros. Ha impartido tres cursos en
el área de sistemática y florística. Es investigador asociado “C” en el cicy
desde el año 2003.

ivón RamíRez moRillo Doctora en Biología (1991) y maestra en Ciencias (1996) por el programa
Especialidad: Sistemática de plantas Ecology, Evolution, and Systematics, University of Missouri­St. Louis y
Institución:Centro de Investigación el Missouri Botanical Garden); licenciada en Biología por la Facultad de
Científica de Yucatán, A. C. (cicy) Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (1987). Investigadora
E-mail: [email protected] titular “B” del cicy desde 1997. Ha publicado 45 artículos científicos,
siete capítulos de libro y un libro. Ha dirigido tres tesis de licenciatura,
una de maestría y dos de doctorado. Es miembro del Sistema Nacional
de Investigadores desde 1998.

50
Plantas vasculares
Flora terrestre

Acerca de los autores


JoSé luiS tapia muñoz Licenciado en Biología por la Facultad de Ciencias de la Universidad
Especialidad: Sistemática de plantas Veracruzana. Su trabajo está enfocado en las familias Asteraceae, Con­
Institución: Centro de Investigación volvulaceae y Malvaceae. Ha publicado 13 artículos científicos y dos
Científica de Yucatán, A. C. (cicy) capítulos de libro. Es técnico asociado “C” en el cicy desde 1998.
E-mail: [email protected]

geRmán caRnevali feRnández-concha Doctor (1991) y maestro en Ciencias (1996) por el programa Ecology,
Especialidad: Sistemática de plantas Evolution, and Systematics of the University of Missouri­St. Louis
Institución: Centro de Investigación y Missouri Botanical Garden; licenciado en Biología por la Facultad
Científica de Yucatán, A. C. (cicy) de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (1987). Se ha
E-mail: [email protected] especializado en el estudio de la familia Orchidaceae. Es autor de
168 publicaciones (artículos, capítulos de libro), 17 presentaciones
en congresos nacionales e internacionales. Ha dirigido siete tesis de
licenciatura y maestría, es profesor de cuatro cursos regulares en el pos­
grado de Ciencias del cicy, donde dirige actualmente varias tesis de
posgrado, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde
1996, e investigador titular “B” y curador del Herbario cicy desde el año
2001.

51
Plantas vasculares
Capítulo 3

Pino tropical
Pedro Antonio Macario Mendoza • Luis Candelario Sánchez-Pérez

E
l huhub o pino tropical es un ár- pedúnculo
bol de forma cónica que alcanza
hasta 20 metros de altura con un
tronco recto que se extiende des-
de la base hasta la corona (creci-
miento monopódico); sus ramas son muy
delgadas y se encuentran muy separadas
entre sí; y de la base a la corona van dis-
minuyendo de tamaño, lo que le confiere
la característica forma cónica irregular; es
perennifolio, pues conserva sus hojas todo
el año (mientras algunas caen otras cre-
cen). Internamente, está provisto de dos a
tres canales conductores de resina.
La corteza es rugosa, de color café grisá- apófisis
cea; el follaje es verde pálido tieso y erec-
to; las hojas son verdes en forma de aguja,
de 12 a 28 cm de longitud, generalmente
tres por fascículo, algunas veces cuatro en bráctea o escama
umbo con espina
poblaciones internadas en el continente; la
vaina es persistente y mide de 10 a 16 mm
(Styles y Hughes, 1983). Figura 1. Esquema del fruto del pino caribeño
El fruto es un cono alongado oblongo
(con forma de barril), de 6 a 13 cm de largo y de 4 a 7.5 cm de ancho, con un pedúncu- Roo, aunque se conocen reportes de plan-
lo corto; con caducidad temprana; de taciones de esta especie en otras partes
proporción delgada, flexible; presenta una del país, como en Tuxtepec, Oaxaca.
apófisis levantada y algunas veces curvea-
da. El umbo con una espinilla terminal per-
El pino caribeño sólo DIversIDaD
sistente (figuras 1 y 2). Los conos maduran
entre mayo y julio, en ese periodo se abren Existen alrededor de 110 especies de pino
se encuentra en y dejan caer las semillas, que son dispersa- en el mundo. Los pinos son nativos del he-
estado natural das por el viento (Styles y Hughes, 1983). misferio Norte, sólo se ha encontrado una
Su madera es ampliamente usada para especie al sur del Ecuador, en la isla de Su-
en Quintana Roo, es la fabricación de muebles, con la resina se matra (2°S, el pino de Sumatra). Se locali-
elabora el aguarrás, barnices, etcétera, y el zan desde Canadá (pino Jack) hasta el sur
una especie rara para cono se utiliza en adornos navideños. en Nicaragua (pino caribeño). El oeste de
Estados Unidos (California) es el segundo
México y sujeta a lugar del planeta más diverso en pinos.
ImportancIa
protección especial En Eurasia se encuentran desde las Islas
Es una especie rara para México y sujeta Canarias y Escocia por el oeste, y hasta el
a protección especial, dado que sólo se Lejano Oriente ruso; y por el sur, desde las
encuentra en estado natural en Quintana Filipinas hasta Noruega y Siberia Oriental

52
Pino tropical
Flora terrestre

(pino escocés y pino enano siberiano res- La primera descripción de un pino también en Florida, y forma un cinturón que
pectivamente). En el norte de África existen mexicano fue la de Pinus teocote, por se extiende por México, Guatemala, Hon-
pinos en las zonas montañosas, así como Schlechtendal y Chamisso en 1830 (ci- duras y Nicaragua. Loock (1950) hace notar
en los Himalayas y en el Sudeste Asiático. tado por Loock en 1950 y por Chavelas su presencia en Quintana Roo al describirlo
en 1981), posteriormente se describieron como Pinus hondurensis, el cual Standley y
un sinnúmero de especies, pero fue hasta Steyermark (1958) consideran sinónimo de
1948 cuando Maximiliano Martínez, en su Pinus caribaea, y lo nombran huhub; sin
obra Los pinos mexicanos, identificó 39 embargo, Critchfield y Little (1966) advier-
especies, 18 variedades y nueve formas; ten que lo anterior no ha sido verificado, por
para 1969 se habían descrito tres especies lo tanto en sus mapas de distribución no lo
más; y es hasta 1981 cuando se reporta incluyen en Quintana Roo. En 1981, Chave-
la presencia de Pinus caribaea, la especie las reporta finalmente la existencia de este
número 43 de la lista de pinos mexicanos. pino en nuestro estado en la sabana del Ja-
guactal, cuya superficie es de aproximada-
DIstrIbucIón mente ocho hectáreas y se encuentra en el
ejido Caobas, municipio Othón P. Blanco, en
El pino caribeño es típicamente centroame- las coordenadas 18º14’30” N y 88º57’34” O,
ricano; si bien su registro en nuestro país es con elevación 124 msnm (figura 3). El tipo de
reciente, ya se discutía su presencia en Mé- clima es intermedio entre los más húmedos
Foto:: Pedro Antonio Macario Mendoza
F
Foto xico. Destacan los trabajos de Standley y de subhúmedos, con precipitación media
Figura 2. El cono de pino caribeño se Record (1936), quienes señalan que este anual de 1 300 mm y temperatura media de
utiliza en adornos navideños pino, identificado en Belice, se encuentra 26 grados centígrados.

Figura 3. Ubicación de la zona de pinos en Quintana Roo, en la sabana el Jaguactal

53
Pino tropical
Capítulo 3

En 1981 se reportó la existencia de este pino en el ejido Caobas,


municipio Othón P. Blanco, al sur de Quintana Roo

Amenazas para su conservación

• Posibilidad de incendios provocados por los pobladores que ocasionalmente practican cacería de subsistencia en la sabana del
Jaguactal.
• Acción de debilitamiento de la población de pinos por efecto del microrelieve tipo gilgai, que consiste en la alternancia de grietas
y pequeños montículos entre estaciones secas y húmedas. Las grietas llegan a medir 10 cm de ancho y más de 50 cm de
profundidad, se forman por la contracción de la arcilla en la época de secas; los montículos, o kulenkul en maya, se producen
por la expansión de esas arcillas durante las lluvias (Macario y colaboradores, 1998).

Estado de conservación

• Estado óptimo. Debido a su lejanía y difícil acceso no se hace ningún tipo de apro-
vechamiento forestal comercial; se encuentra prácticamente virgen.
• Insuficiente desarrollo de los pinos. Por la naturaleza del suelo que se inunda en la
época de lluvias, los pinos no se desarrollan bien, como sucede en Belice.
• Regeneración, se observó que hay presencia de brinzales (plántulas) y latizales
(juveniles), así como de reserva (individuos mayores a cinco centímetros de
diámetro), precisamente en la parte más alta de los montículos.

Acciones de conservación

E
n el año 1994 personal del Centro de Investigaciones de Quintana Roo realizó
una investigación con fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
con el propósito de determinar las condiciones ecológicas y la estructura de
la vegetación de la sabana donde se encuentra Pinus caribaea y conocer su adapta-
bilidad, así como su establecimiento bajo condiciones de cultivo.
En cuanto a la estructura de la vegetación se determinó que está constituida
por una mezcla de especies características de la selva baja inundable tales como:
chechem blanco (Cameraria latifolia), el arbusto Erythroxylum confusum, tsitsilche
(Gymnopodium floribundum), sak pa’ (Byrsonima bucidaefolia); y de sabana, como el
arbusto Curatella americana, nance (Byrsonima crassifolia), jicaro (Crescentia cujete),
con excepción del pino que forma el estrato alto (Macario y colaboradores, 1998).
La actitud de conservación de los poseedores del predio, en el ejido Caobas,
ha cambiado, ya que actualmente han decretado una unidad de manejo ambiental
(uma) con fines de ecoturismo, dentro de la cual se tiene la zona de pinos. Por otra
parte la Comisión Nacional Forestal (Conafor) ha destinado recursos para fomentar la
conservación y cuidado del área mediante el otorgamiento de recursos económicos
para la limpieza de los caminos de acceso y el rescate de brinzales y latizales.

Foto:: Pedro Antonio Macario Mendoza


F
Foto

54
Pino tropical
Flora terrestre

Literatura consultada
• Chavelas Polito, J. 1981. El Pinus caribaea morelet en el estado • ––––– y Sánchez, L. 1994. El huhub o pino tropical Pinus
de Quintana Roo, México. Nota técnica núm. 10. sarh, caribaea var. hondurensis (Tríptico de difusión). Ciqro.
México. 8 p. • Martínez , M. 1948. Los pinos mexicanos. Editorial Botas, México.
• Critchfield, B. W. y Little, L. E. 1966. Geographic distribution • Standley, P. C. y Record, S. J. 1936. The forest and flora of British
of the pines of the world. Miscellaneous publication 991. Honduras. Field Museum of Natural History, Chicago. 432 p.
(Department of Agriculture of United States). • ––––– y Steyermark, S. A. 1958. Flora de Guatemala. Fieldiana
• García, E. 1988. Modificaciones al sistema climático de Koeppen, Botany 24(1).
para adaptarlos a las condiciones de la República Mexicana. • Styles, B. T. y Hughes, C. E. 1983. Studies of variation in
Ofset Larios, México. 219 pp. Central American pines III. Notes on the taxonomy and
• Loock, E. E. M. 1950. The pines of Mexico and British Honduras. nomenclature of the pines and related gymnosperm in
Union of South Africa. Deparment of Forestry, Bulletin 35, Honduras and adjacent Latin America Republics. Brenesia
Pretoria, Sudafrica. 250 p. 21:269-291.
• Macario, P., Torres, S. y Cabrera, E. 1998. Estructura y composi-
ción de una comunidad con Pinus caribaea var. hondurensis
(Sénecl.) Barr. y Golf., en el estado de Quintana Roo, México.
Caribbean Journal of Science 34(1-2):50-57.

Acerca de los autores


Pedro antonio macario mendoza Doctor en Ciencias Agropecuarias por la Universidad Autónoma de Yu-
Especialidad: Dinámica sucesional, catán; maestro en Ciencias, con especialidad en Botánica, por el Cole-
plantaciones forestales y manejo forestal gio de Postgraduados, Chapingo y licenciado en Biología por el Instituto
Institución: ecosur, Unidad Chetumal Tecnológico de Chetumal. Ha impartido cursos intensivos y semestrales
E-mail: [email protected] a nivel licenciatura y maestría. Ha tenido a su cargo tres proyectos de
investigación. Ha dirigido nueve tesis de licenciatura y tres de maes-
tría, y asesoró dos tesis de licenciatura y tres de maestría. Es autor
de once artículos científicos, diez de divulgación y cinco capítulos de
libros. Ha participado como ponente en 14 conferencias internaciona-
les, 15 nacionales y 10 locales. Es investigador titular “A” en ecosur,
Unidad Chetumal.

Luis candeLario sánchez-Pérez Ingeniero Agrónomo en Sistemas de Producción Forestal por el Instituto
Especialidad: Dinámica sucesional, Tecnológico Agropecuario 16, en Juan Sarabia Quintana Roo. Ha
plantaciones forestales y manejo forestal participado en seis proyectos de estudios de vegetación, desde 1992, en
Institución: ecosur, Unidad Chetumal la publicación de tres artículos científicos, tres capítulos de libros, siete
E-mail: [email protected] memorias en extenso y ha colaborado en la impartición de cinco talleres
rurales; ha asesorado tres tesis de licenciatura y dirigido cuatro memorias
de experiencia profesional a nivel licenciatura. Es técnico titular “A” en
ecosur, Unidad Chetumal.

55
Pino tropical
Capítulo 3

Palmas
Luz María Calvo-Irabién • Roger Orellana-Lanza

L
as palmeras o palmas son de las
plantas con flores más antiguas, ya
que existen registros fósiles de apro-
ximadamente 85 millones de años
(Uhl y Dransfield, 1987).
Las palmas son monocotiledóneas (tie-
nen una sola hoja embrionaria o cotiledón), y
conforman la familia Palmae, más correcta-
mente denominada Arecaceae.
Dependiendo de la especie, pueden al-
canzar casi un metro de altura (palma came-
dor) o desarrollar un tallo de hasta 30 metros
(palma real). Los tallos rara vez se ramifican,
por lo que casi siempre son plantas solita-
rias, como el ch’it, aunque algunas especies
forman grupos de tallos, tal es el caso de la
palma xiat.
Se trata de plantas perennifolias, ya que
nunca quedan totalmente desprovistas de
hojas, y se reproducen varias veces a lo largo
de su vida, por ejemplo la kuka’. La mayoría
son arborescentes, pero existen especies tre-
padoras, como el jahuacté o el bayal. Una palmera
Las hojas pueden alcanzar grandes ta- suspende el ramo del mediodía
maños y tener una forma palmada (en for- y lo hechicea.
ma de abanico, ch’it), costapalmada (en Talle sin túnica,
abanico con una costilla central, huano), cuello sonoro,
o pinnadas (hoja dividida en segmentos palma palmera.
laterales, coco). Las flores, generalmente
pequeñas, son unisexuales y se presentan Carlos Pellicer
solas o agrupadas en inflorescencias que
en ocasiones alcanzan grandes dimen-
siones, como en el caso de la palma real.
Es usual que los frutos de las palmeras
presenten una sola semilla que puede pe-
sar desde unos cuantos miligramos, como
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
las semillas del xiat hasta más de un kilo
como en el caso del coco.
centran en regiones intertropicales. Estas alimento (Terborgh, 1986). Asimismo, son
ImportancIa plantas son un componente importante en plantas de importancia en la producción
la mayoría de los bosques tropicales y cons- de miel (Arellano y colaboradores, 2003).
Las palmeras se desarrollan en hábitats tituyen un recurso clave para la fauna, es- Aunado a lo anterior, es una de las familias
muy distintos, aunque la mayoría se con- pecialmente en periodos de escasez de botánicas de mayor importancia económi-

56
Palmas
Flora terrestre

Quintana Roo alberga 18 de las 20 especies


de palmeras que hay en la Península de Yucatán

ca, junto con las gramíneas y las legumi- Península de Yucatán posee 14 géneros, lo DIstrIbucIón
nosas (Arellano y colaboradores, 2003). que a nivel nacional corresponde a 64 % de
Un gran número de las especies de pal- los géneros presentes en México; y dado El hecho de que algunas especies de pal-
meras se emplea en una multiplicidad de que la mayoría consta de una sola espe- meras se encuentren sólo en Quintana Roo,
actividades (Balick y Beck, 1990). cie, tenemos un total de 20 especies de se debe, en gran medida, a que en el sur
La cultura maya, a lo largo de su historia, palmeras nativas (Orellana y Durán, 1992; de este estado, al igual que en el sur de
ha estado vinculada estrechamente con es- Quero, 1992), de las cuales Quintana Roo Campeche, se desarrolla la selva alta pe-
te grupo de plantas, pues ha sido una im- alberga 18 (cuadro 1), y tres de ellas: coro- rennifolia, comunidad vegetal propicia para
portante fuente de recursos para satisfacer zo (Attalea cohune), jahuacté (Bactris mexi­ especies como el corozo, jahuacté, xiat de
sus necesidades. Las hojas se utilizan para cana) y huano boom (Sabal gretheriae) sólo montaña, kambó y botán xa´an. El caso del
el techado de casas y la fabricación de di- se encuentran en nuestro estado. Es impor- huano boom (Sabal gretheriae), es de par-
versos objetos como escobas, sombreros, tante señalar que en Quintana Roo hay gé- ticular relevancia para la biodiversidad ya
abanicos y cestos. Los troncos se emplean neros de palmeras de origen tanto antillano
que sólo se ha registrado en una población,
como centroamericano, sudamericano y nor-
para la construcción de casas, muebles y ubicada en el ejido de Chiquilá, San Ángel,
teamericano.
trampas de langosta. Las semillas sirven dentro del Área de Protección de Flora y
como alimento humano y de animales do- Fauna (apff) Yum Balam, en el noroeste del

( (
mésticos, así como para la obtención estado.
de aceite. Diversas partes de las palmas se Por su importancia como plantas orna-
emplean con fines medicinales y en prácticas mentales, en los centros urbanos se pueden
culturales de distinta índole (Roys, 1931;
El corozo,
observar alrededor de quince especies de
Quero y Flores, 2004). jahuacté y el palmeras introducidas de diversas regiones
huano boom del mundo. Estas especies corresponden
DIversIDaD principalmente a los géneros Dypsis, Co-
se localizan en
cos, Livinstona, Phoenix, Rhapis, Syagrus y
El número de especies en esta familia está Quintana Roo Washingtonia (Quero y Flores, 2004).
aún en discusión, se calcula que existen En casi todos los tipos de paisaje quin-
entre 2 500 y 3 000 especies, distribuidas tanarroense podemos observar palmeras
entre 210 y 236 géneros (Jones, 1995). La nativas, ya que las encontramos tanto en

Corozo / Attalea cohune Jahuacté / Bactris major Huano boom / Sabal gretheriae
Fotos: Luz María Calvo-Irabién

57
Palmas
Capítulo 3

vegetación de matorral costero y en saba- claves residuales muy conservados en las donde predominaba palma real, propia de
nas, como en las selvas medianas y altas cercanías del Río Hondo donde encon- suelos inundados, se han reducido consi-
(cuadro 1). Llama la atención el caso de los tramos poblaciones de corozo, jahuacté, derablemente.
palmares de tasiste, así como algunos en- xiat de montaña y kambó. Las superficies

Cuadro 1. Distribución, hábitat y categoría de conservación


de las palmas nativas presentes en el estado de Quintana Roo
Nombre común Nombre científico* Distribución Hábitat Estatus
Tasiste Acoelorraphe wrightii C, Y, QR Sabanas, humedales, manglares. Forma
asociaciones puras
Cocoyol, tuk Acrocomia aculeata C, Y, QR Selvas medianas secundarias, potreros, zonas
(A. mexicana) quemadas
Corozo Attalea cohune QR Selva mediana y alta subperennifolia primaria y
(Orbignya cohune) secundaria
Jahuacté Bactris major C, QR Sabanas, humedales, vegetación riparia de selva
(B. balanoidea) mediana
Jahuacté Bactris mexicana QR Selva alta y mediana subpernnifolia conservada E
(B. trichophylla)
Xiat de montaña, palmilla Chamaedorea oblongata C, QR Selva alta y mediana subpernnifolia y perennifolia
Xiat, yuyat Chamaedorea seifrizii C, Y, QR Selva mediana subcaducifolia y subperennifolia
Nakax, nak´as Coccothrinax readii Y, QR Matorral costero, selva baja subcaducifolia y A, E
mediana subperennifolia
Huano kum, ébano Cryosophila stauracantha C, QR Selva mediana y alta subperennifolia y perennifolia A
blanco (C. argentea)
Bayal hanan Desmoncus orthacanthos (D. C, Y, QR Selva mediana y alta subperennifolia primaria y
quasillarius) secundaria
Kambó Gaussia maya C, QR Selva alta subperennifolia y perennifolia A
(Opisandra maya)
Kuka’, palma enana, Pseudophoenix sargentii Y, QR Matorral costero, selva baja caducifolia costera A
palma caribeña
Palma real Roystonea dunlapiana C,QR Rejoyadas, petenes y selva mediana P
subperennifolia
Palma real Roystonea regia Y, QR Rejoyadas, petenes y selva mediana P
subcaducifolia y subperennifolia
Huano Sabal gretheriae QR Vegetación secundaria de selva mediana P, E
subperennifolia y subcaducifolia
Botán xa´an, huano de Sabal mauritiiformis C, QR Selva mediana subperennifolia primaria y
monte secundaria
Julok´xa´an, huano Sabal yapa C, Y, QR Selva mediana subcaducifolia y subperennifolia
primarias y secundarias
Ch’it Thrinax radiata Y, QR Matorral costero, selva baja subcaducifolia y A
mediana subperennifolia
*Los sinónimos se escriben entre paréntesis
A: amenazada, P: sujeta a protección especial, E: endémica, C: Campeche, Y: Yucatán, QR: Quintana Roo

Palmeras, gramíneas y leguminosas son de las familias botánicas


de mayor importancia económica

58
Palmas
Flora terrestre

Amenazas para su conservación

L
a principal amenaza para la familia Arecaceae son los cambios en el uso
del suelo, particularmente los provocados por el desarrollo turístico y el
avance de la frontera agropecuaria.
Otras amenazas de menor envergadura son el crecimiento urbano, la extrac-
ción de materiales pétreos para la construcción, la extracción de madera y la so-
breexplotación para fines ornamentales.
Existen también amenazas de origen natural como es el caso de los hura-
canes y más aún los incendios, ya sean de origen natural o humano, que se
producen después de los huracanes (Jones, 1995). A este respecto cabe men-
cionar que hay cierto tipo de incendios como son las quemas agrícolas, realizadas
en la milpa, que favorecen la presencia de palmares de ciertas especies toleran-
Huano / Sabal yapa tes al fuego, tal es el caso del cocoyol, el huano y el corozo (Jones, 1995).
Foto: Luz María Calvo-Irabién

Estado de conservación

O
rellana y Durán en 1992 hicieron un análisis del estado actual de
conservación de las palmas presentes en la Península de Yucatán (py).
Utilizando esta información y en combinación con observaciones
personales sobre la abundancia y distribución de las especies nativas de
palmas en Quintana Roo, éstas se clasificaron en cuatro grupos. El primer
grupo sería el más vulnerable desde una perspectiva de conservación de
la biodiversidad, mientras que el último grupo no presenta problemas
de conservación.
1) Especies sensibles a perturbaciones, con distribución restringida en
la py: Bactris mexicana, Chamaedorea oblongata, Cryosophila stauracantha
y Gaussia maya.
2) Especies sensibles a perturbaciones, con distribución amplia en la py:
Bactris major, Chamaedorea seifrizii, Coccothrinax readii, Pseudophoenix
sargentii y Thrinax radiata.
3) Especies resistentes a perturbaciones, con distribución restringida
en la py: Attalea cohune, Roystonea dunlapiana, Sabal gretheriae y Sabal
mauritiiformis.
4) Especies resistentes a perturbaciones, con distribución amplia en la
py: Acoelorraphe wrightii, Acrocomia aculeata, Desmoncus orthacanthos,
Roystonea regia y Sabal yapa.
Cabe resaltar el caso de Coccothrinax readii, cuya conservación es
de particular importancia para la biodiversidad, ya que se trata de una Xiat de montaña /Chamaedorea seifrizii
especie que en todo el mundo sólo se desarrolla en la Península de Foto: Luz María Calvo-Irabién
Yucatán, por lo que la desaparición de sus poblaciones representaría la
extinción de la especie.

59
Palmas
Capítulo 3

El desarrollo de
palmeras endémicas
de Quintana Roo
depende de la
conservación de la
vegetación natural
Hoja de xiat de montaña /Chamaedorea seifrizii
Foto: Luz María Calvo-Irabién

Acciones de conservación

L
a legislación establece criterios para la protección En las áreas protegidas del estado no se incluye, o se hace
de las especies de esta familia botánica, la NOM-006- de manera muy limitada, a las especies de palmeras que sólo
SEMARNAT-1997 relacionada con el aprovechamiento de se encuentran en los enclaves de selva alta perennifolia que
hojas de palma; la NOM-008-SEMARNAT-1996, referente al aún están en buen estado de conservación, ubicados en las
aprovechamiento de cogollos, y la NOM-059-SEMARNAT-2001 para cercanías del Río Hondo, frontera con Belice, donde las palmas
la protección de especies nativas de México. corozo, jahuacté, xiat de montaña y kambó son un componente
Dado que las palmeras se consideran como un producto importante de la vegetación.
forestal no maderable, su uso también está regulado por Por otra parte, la conservación de las especies de palmeras
la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable y su respectivo Re- que se desarrollan en territorios fronterizos con otras entidades
glamento. nacionales (Campeche) e internacionales (Guatemala y Belice)
De las 18 especies de palmeras presentes en Quintana Roo, requieren esfuerzos conjuntos de conservación.
ocho se encuentran bajo alguna categoría de protección (cuadro Orellana y colaboradores han encontrando que el aumento
1), no obstante, no existe un control real sobre la explotación de CO2 contribuye al adelanto de los ciclos de floración y fruc-
de estas especies, dando como resultado que continúe la tala tificación de varias de las especies estudiadas, esto implica un
y venta clandestinas. Aunado a lo anterior, la información sobre desfase con la polinización y la dispersión natural. Si el desfase
regulación y políticas ambientales es poco accesible, confusa es muy grande podría disminuir la población de especies, verse
y de escasa difusión para los pobladores de las comunidades afectada su diversidad genética, o incluso provocar la desapari-
rurales, de ahí el poco interés para llevar a cabo nuevas prácti- ción de algunas de ellas.
cas de manejo y de conservación.

60
Palmas
Flora terrestre

Literatura citada

• Arellano, A., Flores, J. S., Tun, G., y Cruz, M. M. 2003. Nomen- • Quero, H. 1992. Las palmas silvestres de la península de Yuca-
clatura, forma de vida, uso, manejo y distribución de las es- tán. Instituto de Biología, unam, México. 63 pp.
pecies vegetales de la Península de Yucatán. uady, México. • ––––– y Flores, J. 2004. Arecaceae. Taxonomía, florística y etno-
815 pp. botánica. Etnoflora Yucatanense 23. uady, México. 119 pp.
• Balick, M. J. y Beck, H. T. 1990. Useful palms of the world. A • Roys, R. L.1931. The Ethno-Botany of the Maya. Middle America
synoptic bibliography. Columbia University Press, New York, Research Series, num. 2, Tulane University, New Orleans.
U.S.A. 159 pp. • Terborgh, J. 1986. Keystone plant resources in the tropical forest.
• Jones, D. 1995. Palms throughout the world. Smithsonian Insti- En: Soulé, M. E. (Editor). Conservation Biology: the scien-
tution Press, Washington, D. C. 345 pp. ce of scarcity and diversity. Sinauer Press, Massachusetts,
• Orellana, R. y Durán, R. 1992. Las palmas de la península de U.S.A. p. 330-344.
Yucatán: un patrimonio que debemos conservar. Gaceta Uni- • Uhl, N. W. y Dransfield, J. 1987. Genera Palmarum. Allen Press.
versitaria, unam. pp. 22-28. Massachusetts, U.S.A. 609 pp.

Acerca de los autores


Luz maría caLvo-IrabIén Ha desarrollado proyectos de investigación con palmas, bejucos y plan-
Especialidad: Ecología, manejo y tas aromáticas. Es autora de artículos publicados en las revistas Palms,
conservación de recursos forestales no SouthWestern Naturalist, Journal of Tropical Ecology y en el Boletín de la
maderables Sociedad Botánica de México, entre otros, y de capítulos en varios libros.
Institución: Centro de Investigación Es docente de cursos sobre biología de la conservación. Actualmente
Científica de Yucatán, A.C. desarrolla un proyecto con mujeres que cosechan orégano en el noroeste
E­mail: [email protected] de Yucatán.

rogEr orELLana-Lanza Especialista en recursos naturales regionales y ecología, en particular


Especialidad: Ecología y recursos en arecáceas, así como en climatología y cambio climático. Ha publi-
naturales, cambio climático y arecáceas cado 18 artículos en revistas científicas, 16 capítulos de libros y siete li-
Institución: Centro de Investigación bros; imparte cursos de climatología y cambio climático, tema del que
Científica de Yucatán, A.C. estudia la sensibilidad, escenarios y vulnerabilidad para la Península de
E­mail: [email protected] Yucatán, usando como modelo biológico a las especies de arecáceas
nativas de la región.

61
Palmas
Capítulo 3

Orquídeas

Germán Carnevali Fernández-Concha


Oncidium ensatum

D
e las plantas con flores, la
familia de las Orchidaceae
es una de las más diversas,
con casi 30 000 especies en
el mundo. Aunque existen
orquídeas terrestres que viven en el suelo
o en hojarasca y sobre musgo de las ro-
cas, se ha estimado que cerca de 80 % de
las Orchidaceae son epífitas (viven sobre
troncos de otras plantas), por lo que son
las áreas húmedas de las zonas tropicales
del planeta las que presentan mayor bio-
masa y diversidad de epífitas. Por la belleza
de sus flores, las orquídeas resultan muy
atractivas en muchas culturas y existe el
hábito de cultivarlas desde antaño.
Para los estados de la República Mexi-
cana que forman parte de la Península de
Yucatán (pym) los estudios más recientes y
mejor documentados sobre la familia Or-
chidaceae son los de Andrews y Gutiérrez
(1988), Carnevali y colaboradores (2001) y
Sánchez-Martínez y colaboradores (2002).

ImportancIa
Su importancia ecológica radica en la enor-
me cantidad de interacciones que presen-
ta el grupo; por ejemplo, con hongos que
viven en asociación con las raíces de las
orquídeas, llamados micorrízicos; con
diversos polinizadores, además de la re-
lación con los árboles sobre los que se
desarrollan e incluso con hormigas. Esta
capacidad de interacción les ha permitido
establecerse en muchos tipos de ambien-
tes (Hágsater y colaboradores, 2005).
Gran cantidad de orquídeas son poliniza-
das por la participación de animales, prin-
cipalmente insectos, entre ellos las abejas
y avispas, mariposas diurnas y nocturnas;
además de los insectos, algunas son polini- Myrmecophila christinae
zadas por aves, en su mayoría colibríes. Las
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

62
Orquídeas
Flora terrestre

flores desarrollan diversos tipos de atrayen-


tes para captar al polinizador, desde aromas
hasta colores y formas específicas dirigidas
a determinados tipos de animales.
Culturalmente las orquídeas han juga-
do un papel importante en varias partes
del mundo, no en vano han sido llamadas
las flores más bonitas de la naturaleza. En
México, su conocimiento y uso se puede
remontar a la época prehispánica, se tie-
nen registros de nombres en distintos dia-
lectos, como tendá en otomí, o tanal en
tzeltal (Hágsater y colaboradores, 2005).
La vainilla se extrae de la cápsula de una
orquídea del género Vanilla y se conoce
desde la colonización de los españoles en
el siglo xvi; de Mesoamérica fue transpor-
tada a Oriente y a Occidente, cultivándose
en países como Uganda o Madagascar, en
África, en Tahití y Filipinas, entre otros si- Vanilla planifolia
tios. Se sabe que desde los aztecas era Foto: Germán Carnevali Fernández-Concha
usada para producir bebidas fragantes, y
actualmente es un aromatizante de gran
DIversIDaD sobre piedras. Al menos diez de las epí-
importancia para la industria alimentaria, fitas, en los géneros Campylocentrum,
esto nos lleva a hablar de la importancia Las orquídeas en el estado de Quintana Leochilus, Notylia, Dendrophylax y Macra-
económica de las orquídeas. Su comercio Roo están representadas por 112 especies; denia, califican como epífitas de ramita,
como flor de corte y como planta de ornato esto es, aproximadamente 6.6 % de la di- un grupo ecológico de epífitas restringido
se remonta a casi dos siglos, cuando son versidad de angiospermas en el estado. a las Orchidaceae, caracterizado porque
introducidas por primera vez en invernade- Estas 112 especies representan también las plantas sufren cambios importantes en
ros europeos y a partir de entonces es in- 87 % de las especies de orquídeas en la sus historias de vida, tales como reducción
dudable su valor comercial a nivel mundial. pym; sólo 16 especies no se han encontra- vegetativa, condensación de estructuras ve-
do en Quintana Roo (Carnevali y colabora- getativas y aceleramiento del ciclo de vida
Trigonidium egertonianum dores, 2001). para alcanzar la fase reproductiva sobre un
En la pym las orquídeas están distribui- individuo que permanece como juvenil, lo
das en 64 géneros, de los cuales 62 (97 %) que hacen por lo regular en menos de un
están representados en el estado de Quin- año. Otras de ellas, tres especies de Cam-
tana Roo. Hay 22 géneros, con más de dos pylocentrum y la única especie en el área de
especies, incluyendo 72 especies (64.3 % Dendrophylax, son ejemplos de reducción
del total estatal). De ellos, los más diver- vegetativa extrema ya que la planta consis-
sos son: Epidendrum (11 especies, 9.8 % te sólo en un manojo de raíces verdes, fo-
del total estatal), Habenaria (7 spp., 6.3 %); tosintéticas, que emergen de un punto del
Encyclia (6 spp., 5.4 %); Campylocentrum que brotan cortas inflorescencias.
(5 spp., 4.5 %); Lophiaris, Prosthechea y Va- La familia Orchidaceae no es particu-
nilla, todos con 4 spp. (3.6 %) y Myrmeco- larmente diversa en la pym; sin embargo,
phila (3 spp., 2.7 %). Estos ocho géneros in- Quintana Roo es indiscutiblemente el esta-
cluyen 44 spp. (39.3 % del total del estado). do con la mayor cantidad de especies de
De estas 112 especies, 34 son de hábi- esta familia en la pym por ser el estado más
tos total o parcialmente terrestres, cuatro húmedo. Asimismo, con sus 112 especies
son trepadoras suculentas (las especies de orquídeas, alberga 8.96 % de las espe-
de Vanilla), mientras que las demás, unas cies presentes en el país. Por supuesto,
Foto: Germán Carnevali Fernández-Concha
85, son epífitas, o algunas pocas crecen la diversidad es mucho menor que la de

63
Orquídeas
Capítulo 3

Quintana Roo alberga 112 especies de orquídeas: 8.96 % del país


y 87 % de la Península de Yucatán
Chiapas y Oaxaca, cada uno con más de presentados en diversidad de orquídeas; en 68 % de las especies del estado); selvas al-
400 especies de Orchidaceae, pero estos Quintana Roo se desglosa en orden descen- tas perennifolias con 51 spp (45.3 %) y las
estados tienen varias cordilleras y ríos, lo dente de la siguiente forma: selvas bajas inun- selvas medianas con 31 spp. (27.6 %). Aquí
que incrementa la diversidad de ecosiste- dables (sbi) o tintales con 76 spp. (cerca de es interesante mencionar los casos de las
mas y micronichos que permiten la coexis-
tencia de múltiples especies de orquídeas.
Epidendrum stamfordianum
DIstrIbucIón
La mayoría de las orquídeas del estado es-
tán bien adaptadas a los climas estaciona-
les que predominan, particularmente en la
zona más norteña. Para ello, poseen órga-
nos de reserva que les permiten sobrevivir
la estación seca. Estos órganos consisten
en pseudobulbos u hojas suculentas en
las especies epífitas. Algunas de las es-
pecies terrestres (e.g. Sarcoglottis spp.,
Pelexia gutturosa) poseen hojas membra-
náceas que se marchitan en los meses se-
cos, pero están dotadas de gruesas raíces
o tubérculos que sobreviven la sequía bajo
tierra. Cyrtopodium macrobulbon es inte-
resante por ser una planta terrestre con un
conspicuo pseudobulbo no subterráneo y
hojas deciduas.
Es pertinente citar el caso de Costa Rica
(51 100 km2) en comparación con el área
de la pym (171 138 km2). Costa Rica es la
residencia de cerca de 1 350 especies de
orquídeas. A diferencia de Costa Rica, un
país fundamentalmente húmedo, domina-
do por una compleja topografía, geología
e hidrografía, y donde una diversidad de
hábitats y climas se encuentran compac-
tados en un área relativamente pequeña,
la Península de Yucatán es esencialmente
plana, geológicamente homogénea e hi-
drográficamente depauperada; por ello,
los ambientes requeridos para que las or-
quídeas alcancen su máxima expresión de
diversidad está ausente de la península y
de Quintana Roo.
Ya que en general las orquídeas son más
diversas en los ambientes más húmedos,
este tipo de ecosistemas son los mejor re-
Foto: Germán Carnevali Fernández-Concha

64
Orquídeas
Flora terrestre

sbi o tintales, tipo de vegetación que ocurre


en microdepresiones del terreno con suelos Oncidium sphacelatum
muy arcillosos e higroscópicos, que perma-
necen inundados entre seis y siete meses
del año, los árboles son bajos y de copa más
o menos abierta, lo que permite la entrada
de luz adecuada para las epífitas, por ello
hay tantas orquídeas epífitas. Otros ecosis-
temas, como la duna costera y las selvas ba-
jas caducifolias, que son más secos y tienen
mucho menor extensión territorial, albergan
menos diversidad de orquídeas.
Algunas orquídeas de la península,
como Liparis nervosa, sólo crecen en un pe-
queño reducto en el sureste del estado, en
la zona más abierta de la sabana del Jagua-
ctal (véase “Pino tropical”, en este tomo),
depresión de terreno ocupado por suelos
temporalmente inundados y de pH ácido,
donde crece una vegetación abierta, única,
dominada por Pinus caribea; también se
encuentra Habenaria mesodactyla, única
en el país. En la periferia de la vegetación
abierta hay sbi y selvas altas perennifolias;
en los alrededores de la sabana de Jaguac-
tal, hay no menos de 57 especies de Or-
chidaceae, por lo que es uno de los lugares Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Amenazas para su conservación

L
a principal amenaza a las poblaciones de orquídeas en y están separadas por más de 450 km en línea recta. Podemos
Quintana Roo, así como en otros estados de la Repúbli- considerar que por la forma de nuestra área, es tal vez una espe-
ca, es la colecta ilegal para la venta clandestina de tubér- cie diferente a la de Honduras y es endémica de Quintana Roo,
culos. El desconocimiento de las personas que se dedican a por lo que amerita trato especial.
estas actividades pone en riesgo la diversidad de este grupo
en el estado; por ejemplo, entre las especies de mayor impor-
tancia potencial en el mercado de plantas ornamentales desta-
can Guarianthe aurantiaca, Laelia rubescens; las de Lophiaris y
Maxillariella tenuifolia, y las dos especies de Oncidium y Rhyn-
cholaelia digbyana; esta última es particularmente interesante
ya que es común en muchos parches de selva baja inundable,
por lo que su hábitat se encuentra en parte libre de presiones
de destrucción, pero es colectada para su venta ilegal y es una
especie muy importante en la horticultura mundial. El tipo de
la especie viene del norte de Belice, además crece en Campe-
che, Quintana Roo y el Petén de Guatemala. Aun cuando cre-
ce en Francisco Morazán, Honduras, las poblaciones de ese
Laelia rubescens
país poseen pétalos más anchos y suelen ser fimbriados (var.
fimbriapetala), crecen a elevaciones cercanas a los mil metros Foto: Germán Carnevali Fernández-Concha

65
Orquídeas
Capítulo 3

Campylocentrum tyrridion

Prosthechea cochleata
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

con más epífitas en todo México, e indiscu-


tiblemente el lugar con mayor riqueza de la
familia en toda la península.
Entre los géneros que crecen en la pym,
sólo Mesadenus y Triphora no se encuen-
tran en Quintana Roo, por ser el primero
un género de sitios muy secos y el segun-
do un grupo de plantas altamente estacio-
nales e inconspicuas de selvas con pro-
nunciadas fluctuaciones de temperatura,
humedad y luz, muy probablemente aún
por detectar en el estado. En la pym, siete
géneros de las Orchidaceae se encuen-
tran sólo en Quintana Roo: Bulbophyllum,
Caularthron, Christensonella, Guarianthe,
Jacquiniella, Liparis y Macradenia. La ex-
traordinaria representación de orquídeas
en Quintana Roo se debe a que es el esta-
do más húmedo de los tres que componen
la región; también a la existencia de tipos
de vegetación únicos o con extraordinaria
representación de epífitas en general y de
orquídeas en particular.
Foto: Germán Carnevali Fernández-Concha

66
Orquídeas
Flora terrestre

Estado de conservación Acciones de conservación

V U
arias de las especies de Orchidaceae del estado de Quin- na de las primeras actividades que se de-
tana Roo están en peligro, fundamentalmente por destruc- ben realizar para conservar las orquídeas
ción de sus ecosistemas. En especial las especies de la del estado de Quintana Roo es incremen-
duna costera y de los parches de selva mediana subcaducifolia. tar el inventario de este grupo de especies en
Otras están amenazadas por la sobrecolección por su valor or- regiones poco trabajadas. Además es importante
namental (por ejemplo, Oncidium sphacelatum, Myrmecophila proteger zonas donde se conoce que existe una
christinae, Rhyncholaelia digbyana). Muchas más tienen que ser elevada rIqueza de especies, tal es el caso de la
consideradas como especies muy raras en el estado, debido a sabana de Jaguactal en el sureste del estado, y,
que son conocidas de una o muy pocas poblaciones (Guarianthe finalmente, se recomienda que exista una vigi-
aurantiaca, Habenaria leon-ibarrae, Macradenia brassavolae, Myr- lancia que impida la venta de bulbos cuya proce-
mecophila lagunaguerrerae, Oncidium ensatum y otras pocas). dencia legal no sea debidamente documentada.

Literatura citada

• Andrews, J. y Gutiérrez, E. 1988. Un listado preliminar y notas of the Yucatán Península Biotic Province. Harvard Papers in
sobre la historia natural de las orquídeas de la Península de Botany 5:383-466.
Yucatán. Orquídea 11:103-130. • Hágsater, E., Soto, M., Salazar, G., Jiménez, R., López, M. y
• Carnevali, G., Tapia-Muñoz, J. L., Jiménez-Machorro, R., Sán- Dressler, R. 2005. Las orquídeas de México. Instituto Chi-
chez-Saldaña, L., Ibarra-González, L., Ramírez, I. M. y Gó- noín, México. 304 pp.
mez-Juárez, M. P. 2001. Notes on the flora of the Yucatan • Sánchez-Martínez, A., Sarmiento, M. y Andrews, J. M. 2002. Or-
Peninsula II: a synopsis of the orchid flora of the Mexican Yu- quídeas de Campeche. inifap, Campeche, México. 218 pp.
catán Península and a tentative checklist of the Orchidaceae

Acerca del autor

GErmán carnEvali fErnándEz-concha Licenciado en Biología, maestro en Ciencias y doctor por la Universidad
Especialidad: Botánico especialista en de Missouri St Louis. Es investigador titular B de la unidad académica de
orquídeas Recursos Naturales del cicy; responsable de los proyectos: Flora ilustrada
Institución: Centro de Investigación Cientí- de la Península de Yucatán, Orchidaceae neotropicales, entre otros. Es
fica de Yucatán (cicy) autor de 172 publicaciones y director de once tesis de posgrado, seis de
E-mail: [email protected] ellas aún en proceso. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

67
Orquídeas
Capítulo 3

Leguminosas

Rodrigo Duno de Stefano

L
as leguminosas son la familia de
plantas con flores más diversa del
planeta después de las orquídeas
(Orchidaceae) y compuestas (Aste­
raceae o Compositae); existen 727
géneros y 19 325 especies. De distribución
cosmopolita, se pueden desarrollar en di­
versos tipos de clima o ecosistemas, es­
pecialmente en las tierras bajas y medias
de todo el mundo (Lewis y colaboradores,
2005).
El nombre proviene del fruto, una legum­
bre con forma de vaina simple, alargada,
comprimida y seca que se abre a los lados
en donde se encuentran unas suturas, las
semillas se colocan en una hilera (Lewis y
colaboradores, 2005). Sin embargo, muchos
miembros de esta familia presentan otros
tipos de frutos, algunos pueden observar­
se en la Península de Yucatán: los frutos
nuciformes como en Apoplanesia panicula­
ta (cholul), drupas en Andira inermes (yabo),
inflados en Diphysa carthagenensis (susuk),
alados en Lonchocarpus y lomentos en
Aeschynomene y Desmodium. La familia
es también muy diversa: hierbas diminutas
y efímeras, arbustos, árboles y trepadoras;

Centrosema schotii
Las leguminosas
son comestibles, en la Península de Yucatán podemos en­ las que se une la hoja al tallo) en la base, y
maderables, útiles contrar leguminosas virtualmente en todos las flores presentan tres patrones morfoló­
los tipos de vegetación, desde la duna cos­ gicos básicos que corresponden a las tres
para extracción de tera hasta la selva alta perennifolia. subfamilias que reconocemos:

tintes, y de uso Es relativamente sencillo identificar es­


ta familia; además de los caracteres antes
Caesalpinioidea: flores con la corola vis­
tosa con simetría bilateral e imbricada
ornamental mencionados, las hojas son generalmente y estambres 10 (por ejemplo, Chamae­
compuestas con estípulas (estructuras con crista y Senna).

68
Leguminosas
Flora terrestre

Figura 1. Flores típicas de las subfamilias Caesalpinioidea (Senna sp.), Mimosoideae (Prosopis sp.) y Papilionoideae
(Lonchocarpus sp.)

Mimosoideae: flores con la corola no vis­ Un número importante de plantas orna­ Los géneros más diversos en el estado
tosa y valvada, estambre 10 o muchos mentales de nuestro entorno urbano está son: Acacia, con 14 especies; Senna, con
y vistosos (un ejemplo son Mimosa y Pi­ representado por leguminosas exóticas: 12; Lonchocarpus, con siete; Desmodium,
thecellobium). sak chakte’ kok, flor de camarón, guacama­ con seis especies; y Bauhinia, Centrosema,
Papilionoideae: Hierbas, flores con la co­ yo, lluvia de oro, caña fístula, flamboyán y Machaerium y Pithecellobium, con cinco
tamarindo. especies cada uno.
rola muy vistosa con simetría bilateral

( (
Las leguminosas son sin duda el ele­
e imbricada y estambres 10 o 9 +1
mento más representativo del paisaje de la
(muestra de ellas son: Centrosema, Cli­
región y se pueden observar en abundancia
toria, Desmodium y Phaseolus). Las leguminosas en casi todos sus ecosistemas, en especial
son lo más en la selva baja caducifolia y en áreas per­
ImportancIa
representativo del turbadas. En el matorral de duna costera
es común observar chak ché, chintok, frijo­
Las leguminosas, como los ibes, ejotes y paisaje de la región lillo, haba de mar y katsin eek’; en la selva
frijoles, son la segunda familia en impor­
baja caducifolia, varias especies de Acacia,
tancia económica luego de las gramíneas
xa’ ax, waxim, kitinché, tak’inché, chak muk,
(arroz, avena, cebada, maíz, mirlo, trigo,
etcétera). Muchas leguminosas de la re­ DIstrIbucIón kibix, susuk, waxim, katsim blanco y jabín;
en la selva media subcaducifolia y subpe­
gión son fuente de alimento, aportan ma­
En Quintana Roo se encuentran 65 géne­ rennifolia tenemos: pich, tsalam y Mimosa
dera y tintes. Por su abundancia y biomasa,
ros y cerca de 157 especies de legumi­ bahamensis; en la selva baja inundable la
se usan como leña o materiales de cons­
nosas, once más que las reportadas por leguminosa más común es el palo de Cam­
trucción, al grado que algunas especies
Souza y Cabrera (1983). En este sentido, peche o palo tinto junto con Mimosa baha­
maderables pueden estar sometidas a un
Quintana Roo cuenta con 59.70 % de las mensis; por último, en la selva alta perenni­
manejo intenso, es el caso del machiche, leguminosas de la Península de Yucatán, folia podemos encontrar varios elementos
el tsalam y el jabín, mientras que otras es­ 7.44 % de México (2 110 especies, Villa­ únicos del sur de la Península de Yucatán
pecies son menos abundantes, el chacte señor, 2004) y 0.81 % de las legumino­ como Dioclea wilson, Diphysa paucifolio­
y el chacteviga, granadillo y katalox (Vester y sas del mundo (19 325 especies, Lewis y lata y Pithecellobium winzerlingii. Tam­
Navarro­Martínez, 2007). colaboradores, 2005). bién es muy frecuente y abundante en la

En Quintana Roo hay cerca de 157 especies de leguminosas

69
Leguminosas
Capítulo 3

vegetación secundaria: hierbas erectas o


trepadoras de los géneros Galactia, k’an
t’u’ul, y mañanitas, sulché, hierbas erectas
o sufrútices, de los géneros Chamaecrista y
Desmodium, arbustos y árboles de Acacia,
Mimosa bahamensis, guachín, guaje, Lysilo­
ma latisiliqua y jabín.

Las leguminosas son


la segunda familia
más importante en
términos económicos
Bauhinia jenningsii

Amenazas para su conservación Estado de conservación

E
E
l desarrollo turístico y urbano a lo
l estado de Quintana Roo cuen­ pecial aquellas que se distribuyen en su
largo de toda la costa y la cons­
ta con las reservas de la biósfera extremo suroeste, en los límites con el
trucción de carreteras en el extremo
Yum­Balam, Sian Ka’an y el Parque estado de Campeche y el departamento
suroeste son las principales amenazas,
Natural de Quintana Roo. Es posible que de Orange Walk (Belice). Además, existen
ambas transforman aceleradamente la
estas áreas no incluyan ni protejan a to­ áreas cuyo nivel de exploración botánico
cobertura vegetal en toda la región; en
das las leguminosas del territorio, en es­ aún es escaso.
especial en los últimos veinte años.

Acciones de conservación

U
n grupo como las leguminosas con 157 especies requie­ Entre las áreas botánicas más interesantes de Quintana Roo
re una evaluación especie por especie. Es cierto que y que no están legalmente protegidas se encuentran todo el
muchas leguminosas por su abundancia (frecuencia y extremo suroeste, incluyendo localidades de Caobas, Sabana
distribución) pueden ser consideradas como fuera de peligro, Jaguactal, Tomás Garrido y La Unión, entre otras. Es tiempo de
pero también existen especies endémicas de Quintana Roo: incluir un área de protección en esta zona, que junto a la reser­
Acacia cedilloi, o especies distribuidas en pequeñas áreas va de la biósfera maya en el Petén guatemalteco y el área de
el Quintana Roo, áreas vecinas y restringidas de Guatemala conservación Río Bravo en Belice, asegure la mayor protección
y Belice; Acacia dolichostachya, Acacia gaumeri, Bauhinia posible de las selvas medianas subperennifolias y selvas altas
erythrocalyx, Calliandra belizensis y Platymiscium yucatanum. perennifolias de la Península de Yucatán y su fauna.

70
Leguminosas
Flora terrestre

En la Península de Yucatán, prácticamente hay leguminosas en todos los tipos de


vegetación, de la duna costera hasta la selva alta perennifolia

Literatura citada
• Lewis, G., Schrire, B., Mackinder, B. y Lock, M. (Editors). 2005. • Vester, H. y Navarro­Martínez, M. A. 2007. Árboles madera­
Legumes of the world. The Royal Botanic Garden, Kew, Lon­ bles de Quintana Roo. Fondo Mixto de Fomento a la Investi­
dres. 577 pp. gación Científica y Tecnológica Conacyt­Gobierno del Estado
• Souza, M. y Cabrera, E. F. 1983. Listados florísticos de México II. de Quintana Roo, Chetumal, Quintana Roo. 139 pp.
Flora de Quintana Roo. Instituto de Biología, unam, México. • Villaseñor, J. L. 2004. Los géneros de plantas vasculares de la
100 pp. flora de México. Boletín de la Sociedad Botánica de México
75:105­135.

Acerca del autor


RodRigo duno de Stefano Doctor en Biología Vegetal por la Universidad Complutense de Madrid
Especialidad: Sistemática de Plantas (2002), maestro en Taxonomía de Plantas y Hongos por el Departamento
Institución: Centro de Investigación de Ciencias Vegetales de la Universidad de Reading (1992), y licenciado
Científica de Yucatán, A. C. (cicy) en Biología por la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de
E­mail: [email protected] Venezuela (1988). Se ha especializado en las familias Droseraceae, Icaci­
naceae y Leguminosae. Es autor de 26 artículos científicos (seis indexa­
dos), diez capítulos de libros y cinco libros. Ha impartido tres cursos en
el área de sistemática y florística. Es investigador Asociado “C” en el
cicy desde el año 2003.

71
Leguminosas
Capítulo 3

Árboles maderables
Henricus Vester • María Angélica Navarro­Martínez

L
os árboles pertenecen al reino vege­
tal y son una forma de vida que se
caracteriza por un ciclo de existencia
de vida larga –de unos años para el
guarumo y hasta más de tres mil
años para alguna especie de pino– y por
tener un solo tronco leñoso que vive y crece
en el mismo lugar donde germina.
Esta forma de vida evolucionó en dife­
rentes grupos del reino vegetal; los pinos,
por ejemplo, son un grupo que tiene las
semillas expuestas, sin la protección de un
fruto (gimnospermas); las palmas se ca­
racterizan porque su tronco no crece a lo
ancho, y otro grupo es el que tiene espe­
cies en cuya semilla hay dos hojas con
alimento almacenado para los primeros
días de vida de la plántula (dicotiledoneas).
Dentro de este grupo se distinguen fami­
lias de especies que tienen ciertas caracte­ Caoba / Swietenia macrophylla
rísticas en común. Foto: María Angélica Navarro­Martínez
En Quintana Roo se aprovechan 23 es­
pecies maderables, que corresponden a
catorce familias de la comunidad vegetal planeta, donde viven e interactúan muchos nómico para muchos habitantes del estado
(Vester y Navarro­Martínez, 2007) (cuadro 1). organismos del reino animal y vegetal. La hasta que el mercado mermó en los años
longevidad y abundancia de árboles en el noventa; aunque todavía hay un aprovecha­
ImportancIa bosque crea un ambiente donde otros orga­ miento de alrededor de 180 toneladas anua­
nismos pueden vivir y desarrollarse. les con un valor de 15 millones de pesos.
Los árboles son el componente más vi­ La mayor parte de Quintana Roo está cu­ La madera de las especies preciosas, el
sible y de mayor importancia de los bos­ bierto de manera natural por bosques que cedro y la caoba, lleva más de un siglo de
ques tanto tropicales como templados, han dado una gran variedad de productos explotación, dado que es muy apreciada
ecosistemas que son los más diversos del a sus pobladores. Por ejemplo, desde fina­ para la elaboración de muebles, artesanías,
les del siglo xix, la extracción del palo de puertas y ventanas. De estas dos especies
tinte (que en realidad es un arbusto y no un se aprovechan anualmente casi 10 000 m3
En Quintana Roo hay árbol, ya que tiene múltiples troncos) jugó de madera en el estado con un valor apro­
un papel económico y social determinante ximado de treinta millones de pesos.
23 especies de árboles
hasta que las concesiones de madera y la Las maderas duras, como el chechem
maderables comúnmente caída en el mercado de tinte afectaron esta negro y el tzalam, fueron usadas en la
actividad (Villalobos González, 2006). fabricación de durmientes para las vías
aprovechables
El chicle, producto del zapote, constitu­ del ferrocarril, pero ahora se usan en
yó durante más de 50 años un ingreso eco­ construcciones y muebles, al igual que el

72
Árboles maderables
Flora terrestre

Cuadro 1. Árboles maderables

Nombre común Nombre científico Nombre común Nombre científico


Amapola Pseudobombax ellipticum Ciricote Cordia dodecandra

Calophyllum braziliense Granadillo Platymiscium yucatanum


Bari
(subespecie rekoi)
Jabín Piscidia piscipula
Bayo Aspidosperma megalocarpon
Katalox Swartzia cubensis
Caoba Swietenia macrophylla
Machiche’ Lonchocarpus castilloi
Caracolillo Sideroxylon foetidissimum
Makulix Tabebuia rosea
Cedro Cedrela odorata
Negrito Simarouba glauca
Ceiba Ceiba pentandra
Sakchakah Dendropanax arboreus
Chakah Bursera simaruba
Tzalam Lysiloma latisiliquum
Chactecok Simira salvadorensis
Zapote Manilkara zapota
Chacteviga Cesalpinia mollis Silillón Pouteria amygdalina
Chechem negro Metopium brownei Zapotillo Pouteria reticulata

En Quintana Roo hay alrededor de 300 especies arbóreas

DIversIDaD especie muy abundante. Otro miembro de


esta familia relativamente rica en especies
En Quintana Roo hay alrededor de 300 es­ es el caracolillo, del cual la madera tiene un
pecies arbóreas (Vester y Navarro­Martínez, buen potencial de uso.
2007), de las 437 especies reportadas por
Ibarra­Manríquez (1995) para toda la Penín­ DIstrIbucIón
sula de Yucatán. La familia de árboles más
numerosa y con la mayor cantidad de espe­ La mayoría de las especies maderables tie­
cies maderables es la de las leguminosas, ne una distribución amplia en el estado.
sakchakah/ Dendropanax arboreus Solamente algunos se encuentran limita­
a la que también pertenecen los frijoles y
Foto: María Angélica Navarro­Martínez
chícharos. Los árboles maderables conoci­ dos en el sur: el bayo, el bari, el machiche y
dos en esta familia son el chacteviga, ma­ el makulix. La abundancia de las especies
chiche’, jabín, katalox, granadillo y el tzalam. puede variar mucho entre ejidos, dependien­
chactecok, el ciricote –también considerada La familia de los melias (Meliaceae) es do del clima local, del suelo y de la historia
preciosa– y el chechem. importante por sus especies preciosas, la de aprovechamientos o manejo en general.
Entre las maderas blandas se cuenta caoba y el cedro. En el estado se encuen­ Por ejemplo, en Laguna Om se quemó una
con el chakah, la amapola, el negrito y el tran varias especies más de esta familia, parte del bosque en los años cincuenta, lo
sakchakah, muy usados para chapa y tri­ todos son árboles pequeños (menos de 15 que favoreció a especies como chakah,
play. El sakchakah también tiene una alta metros) que crecen en el sotobosque. ceiba, sakchakah, amapola, chactekok y tza­
demanda en el estado para la fabricación La familia de zapotes (Sapotaceae) tiene lam, pero no al makulix.
de palillos de dientes y abatelenguas. dos especies maderables de uso común, El granadillo, el guayacán y el ciricote son
Anualmente se aprovecha de las maderas el zapote y el silillón. El zapote es la es­ consideradas endémicas para la Península
blandas y duras alrededor de 35 000 m3 pecie más abundante en los bosques ma­ de Yucatán, es decir, sólo se encuentran en
con un valor aproximado de 37 millones de duros del estado; su pariente, el zapotillo, esta área.
pesos. que se usa como palizada, también es una

73
Árboles maderables
Capítulo 3

Amenazas para su conservación

L
a deforestación y los cambios en el uso del suelo afectan las poblacio­
nes de las especies maderables. El frecuente impacto de huracanes
también juega un papel, porque después de un huracán o un incendio el
bosque se concibe como improductivo y es fácilmente cambiado de destino.
Aun en las áreas forestales permanentes hay la amenaza para varias es­
pecies, ya que no se tiene suficiente conocimiento ni datos (crecimiento y
estado de sus poblaciones) para garantizar que el manejo actual permitirá
la existencia de las especies maderables a largo plazo. Aunado a esto existe
todavía una extracción ilegal que no es cuantificable y que afecta los planes
de manejo, y por ende la sustentabilidad de los bosques. La especie en mayor
riesgo es el granadillo, que es endémica, escasa, maderable y de la cual se
tiene poca información.

Manilkara zapota Zapote quebrado por el


Foto: María Angélica Navarro
Navarro­Martínez
Martínez huracán Dean en 2007

Estado de conservación

E
l bari es considerada una especie amenazada (NOM­059­SEMARNAT­
2001), su extracción es muy reducida y la mayor amenaza es el cambio en
el uso del suelo en el sur del estado.
El cedro se encuentra en pequeñas cantidades en las áreas forestales y no
se corta con frecuencia, su presencia es garantizada por la gran cantidad de
individuos sembrados en plantaciones y a lo largo de caminos.
El guayacán, junto con la caoba, está incluido en el listado de la Conven­
ción sobre el Comercio Internacional de Flora y Fauna Silvestre (cites, por sus
siglas en inglés) debido a la fuerte explotación que se ha hecho de sus pobla­
ciones. Además, el guayacán, el ciricote y el granadillo, están considerados
bajo protección por las normas ambientales mexicanas; para su explotación
se requiere un estudio poblacional. Sus poblaciones se encuentran sobre todo
en áreas secas o con suelos muy delgados; la tala ilegal y el cambio en el uso
del suelo entre Tulum y Playa del Carmen son su mayor amenaza.
Aunque las poblaciones de caoba han sido reducidas, la especie no corre
riesgo de desaparecer; de hecho, en el estado se encuentran las poblaciones
más conservadas en México.
El silillón es considerado como especie vulnerable por la iucn. Es una
especie poco abundante de la cual se requiere un mayor estudio de su
ecología y su crecimiento.

Caoba / Swietenia macrophylla


Foto: María Angélica Navarro­Martínez
Efectos del huracán Dean sobre una caoba joven, 2007

74
Árboles maderables
Flora terrestre

Acciones de conservación

E
s indispensable mejorar los planes de manejo con datos más
realistas de crecimiento, ecológicos y poblacionales de las es­
pecies maderables. Constituir alianzas entre las organizaciones
forestales, ejidatarios e investigadores, para desarrollar herramientas y
metodologías para un manejo sustentable.
Del mismo modo, proteger mejor las selvas alta y baja subcaducifolia
mediante reservas, parques naturales o limitaciones de uso; fortalecer la
organización forestal para el manejo de la selva y combatir la tala ilegal.

Foto: María Angélica Navarro­Martínez

Literatura citada

• Ibarra­Manríquez, G., Villaseñor, J. L., Durán, R. y Meave, J. 2002. • Villalobos González, M. H. 2006. El bosque sitiado. Asaltos ar­
Biogeographical analysis of the tree flora of the Yucatan mados, concesiones forestales y estrategias de resistencia
Peninsula. Journal of Biogeography 29:17­29. durante la guerra de castas. Porrúa, México.
• Vester, H. y Navarro­Martínez, M. A. 2007. Fichas ecológicas de
árboles maderables de Quintana Roo. ecos­ ur, Chetumal,
Quintana Roo. 139 pp.

Acerca de los autores


Henricus­Vester Ingeniero forestal por la Universidad de Wageningen, doctor en Biología
Especialidad: Ecología forestal: por la Universidad de Ámsterdam. Estudia el crecimiento y desarrollo
arquitectura de árboles y dinámica de de los árboles y la dinámica de la selva, con el objetivo de contribuir
selva a un manejo forestal sustentable; también se interesa en la evolución
Institución: ecosur, Unidad Chetumal de la arquitectura en árboles, la evolución de plantas en general y la
E­mail: [email protected] biodiversidad. Cuenta con aproximadamente 32 publicaciones entre
las cuales se encuentra el libro Fichas ecológicas de especies made­
rables de Quintana Roo.

María­angélica­naVarro-Martínez Licenciada en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de


Especialidad: Ecología forestal México, maestra en Ciencias Forestales por la Universidad Autónoma
Institución: ecosur, Unidad Chetumal de Chapingo y candidata a doctora por el Centro de Investigación
E­mail: [email protected] Científica de Yucatán, A. C. Investigadora en ecosur desde 1996. Es
autora de cinco artículos científicos, cuatro capítulos de libro y un libro.
Ha dirigido cinco proyectos de investigación sobre la diversidad de
especies arbóreas de Quintana Roo y sobre la ecología de poblaciones
de árboles con importancia ecológica y comercial en el mismo estado,
así como tres tesis de licenciatura y maestría, y asesorado ocho tesis
de maestría. Ha participado en congresos forestales, de ecología y
botánica.

75
Árboles maderables
CAPÍTULO 4

Fauna

• Invertebrados
- Invertebrados acuáticos
- Invertebrados terrestres
• Vertebrados
- Vertebrados acuáticos
- Vertebrados terrestres
Invertebrados
Acuáticos
Terrestres
Invertebrados
acuáticos
• Corales / Formadores de arrecifes
• Medusas
• Helmintos / Parásitos de peces
• Nematodos acuáticos
• Rotíferos
• Anélidos poliquetos
• Moluscos marinos
• Cacerolita de mar
• Pulgas de agua
• Copépodos de agua dulce
• Copépodos marinos
• Anfípodos hiperídeos
• Eufáusidos
• Equinodermos
• Pepinos de mar
• Apendicularias
• Quetognatos
Capítulo 4

Corales
Formadores de arrecifes
Aurora U. Beltrán-Torres • Juan P. Carricart-Ganivet

L
os corales escleractínios (Orden
Scle­rac­ti­nia) son ani­ma­les per­te­ne­
cien­tes al grupo de los cni­da­rios
(Phy­llum Cni­da­ria). Con­­sis­ten en un
pólipo se­den­ta­rio con simetría radial
y una aber­tu­ra central que funciona co­mo
bo­ca y ano, rodeada por tentáculos que
con­tie­nen células urticantes. La pared del
cuer­po está formada por dos ca­pas de cé­
lu­las separadas por una ma­triz ge­la­ti­no­sa.
Son los únicos organismos del gru­po
que tienen un esqueleto externo de car­bo­
na­to de calcio, el cual está for­­ma­do por el
con­jun­to de todos los cá­li­ces coralinos in­di­
vi­dua­les en los cua­les se albergan los pó­li­
pos, la for­ma del esqueleto de cada co­lo­nia
de­pen­de de la especie, de manera que en­
con­tramos una gran variedad de for­mas y
tamaños (figura 1).
La colonia de coral crece al surgir nue­
vos pólipos asexualmente mien­tras que la
for­ma­ción de nuevas co­lo­nias puede darse
tan­to sexual como ase­xual­mente (Veron,
2000).
Algunos de estos corales tie­nen co­­lo­
ra­cio­nes muy variadas debi­do a que en la
Figura 1. Esquema de una colonia de corales
parte interna de la pa­red del cuer­po habitan

al­gas microscópi­cas lla­ma­das zoo­xan­te­ los arrecifes co­ra­li­nos, gracias a la simbio­


las, con las que sos­tie­ne un intercambio sis con las zooxantelas el cre­ci­miento co­
Los corales son ac­tivo de ma­­te­rial alimenticio que per­mi­te ralino siem­pre es mayor que la ero­sión de
a los co­ra­les comportarse como pro­duc­to­ sus es­tructuras, ya sea por la fuer­za del
organismos con un res (Veron, 2000); es decir, es una re­la­ción olea­je o por los nu­me­ro­sos or­ga­nis­mos per­
sim­bió­tica en la que tan­to el co­ral co­mo la fo­ra­do­res que lo des­tru­yen cons­tan­te­men­te
esqueleto externo zoo­xan­tela se be­ne­fic­ ian. Estos corales re­ (Hut­chings, 1986). Re­­sul­ta in­dis­pen­sa­ble ex­
ci­ben el nombre de her­ma­tí­pi­cos. pli­car la im­por­tan­cia de es­tos eco­sis­te­mas
formado de carbonato pa­ra po­der en­ten­der la mag­ni­tud del pa­pel

de calcio Importancia eco­ló­gico que jue­gan es­tos or­ga­nis­mos.


Los arrecifes coralinos son uno de los
Los corales hermatípicos son los respon­­sa­ eco­sis­te­mas con mayor pro­duc­ti­vi­dad y
bles de la construcción y man­te­ni­miento de bio­di­ver­si­dad del planeta; ocu­pan 0.2 %

82
Corales / Formadores de arrecifes
Fauna / Invertebrados acuáticos

( De los arrecifes
coralinos depende
9 % de los recursos
pesqueros
(
del área oceánica mun­dial, sin embargo
al­ber­gan al menos 25 % de las especies
marinas, apor­tan 9 % de los recursos pes-
queros y, en tér­mi­nos geo­ló­gi­cos, man-
tienen cap­tu­ra­do 50 % del carbono del
planeta (Smith, 1978).
Tienen una gran importancia para el
hom­bre, basta con decir que exis­ten países
en­te­ros cuya economía se ba­sa en el uso
Montastraea cavernosa del arrecife y en los recur­sos que de ahí
ob­tie­nen (Spalding y co­la­bo­ra­dores, 2001).
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
En el caso de nues­tro país, la presencia de
El color de los corales se debe a algas microscópicas que habitan una ba­rre­ra discontinua de arrecifes a to­do
en sus pa­re­des internas lo largo de la Península de Yucatán fa­vo­re­
ce una actividad pesquera par­ti­cu­lar­men­
te importante, no sólo para el es­ta­do, sino
a nivel nacional. Por otro lado, las arenas
Los corales hermatípicos son los responsables de la blancas de las pla­yas del Caribe me­xi­ca­no,
construcción y mantenimiento de los arrecifes coralinos uno de los principales atributos que poseen
y en el cual se basa la gran afluen­cia tu­rís­ti­ca
que reciben, tiene su ori­gen en la erosión de
los esqueletos de los co­ra­les; por lo que se
puede concluir que la importante industria
turística, ba­se de la economía del estado,
está realmente sos­te­ni­da por el arre­ci­fe y
los re­cur­sos que directa o in­di­rec­ta­men­te
ob­te­ne­mos de ellos.

Diversidad
Para los arrecifes de Quintana Roo se han
registrado 54 espe­­cies de corales es­cle­rac­-
tí­nios hermatí­pi­cos (Bel­trán-Torres y Ca­rri­
cart-Ganivet, 1999), las cuales co­rres­pon­
den a 60 % de las 90 especies re­gis­tra­das
pa­ra Mé­xico (Beltrán-Torres y Ca­rri­cart-
Ga­ni­vet, 1999; Reyes-Bonilla y co­la­bo­
Agaricia tenuifolia ra­do­res, 2005), 80 % de las 67 especies
re­gis­tra­das en el Atlán­ti­co Occidental y
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
aproxi­ma­da­men­te 8 % de las 656 es­­pe­
La arena de las playas de Quintana Roo se forma por la erosión cies registradas en el mun­do (Cairns, 1999).
de los es­que­le­tos de los corales Los corales co­no­ci­dos como ce­re­bro son

83
Corales / Formadores de arrecifes
Capítulo 4

En los arrecifes de Quintana Roo hay 54 especies de corales escleractínios

M. annularis

Mycetophyllia lamarckiana Diploria strigosa M. faveolata

Fotos: María Eugenia Varela Carlos

Exhibición de corales en el Museo de la Isla de Cozumel

los más abun­dan­tes en el es­ta­do (familias


Fa­viidae con 13 es­­pe­cies y Mussidae con
11). Los gé­ne­ros con mayor número de
es­pe­cies son Aga­ri­cia con sie­te es­pe­cies,
My­ce­to­phyllia con cin­co es­pe­cies y Mon­
tas­traea con cua­tro es­pe­cies. De las 54 es­
pe­cies re­gis­tra­das pa­ra el es­ta­do, só­lo dos
(3.5 %) están in­clui­das en la Nor­ma Oficial
Me­xicana de Pro­tec­ción al Ambiente NOM-
059-SEMARNAT-2001 (dof, 2002) bajo la ca­
te­go­ría de su­je­tas a protección especial.

Distribución
Por su interdependencia (simbio­sis) con sus
algas, la distribución de los co­ra­les se li­mi­
ta a las aguas marinas tro­pi­ca­les de po­ca
profundidad. Las es­pe­cies de Quin­ta­na Roo
se dis­tri­bu­yen de manera general en to­das
las zo­nas arrecifales del Golfo de Mé­xi­co y
mar Caribe, aunque su número va au­men­
tan­do del Golfo de México al Ca­ri­be.

Se puede afirmar que


la industria turística Diploria labgrinthiformis

de la zona se ve muy Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

beneficiada por los


Los corales cerebro son los más abundantes, para Quintana Roo
arrecifes coralinos se han re­gis­tra­do 24 especies

84
Corales / Formadores de arrecifes
Fauna / Invertebrados acuáticos

La principal amenaza
de los corales se
relaciona con las
actividades turísticas
Madracis mirabilis
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Amenazas para su conservación

Las amenazas más importantes en Quintana Roo es­


tán directamente relacionadas con las actividades
tu­rís­ti­cas; principalmente la al­te­ra­ción de la línea de
cos­ta por la cons­truc­ción de hoteles y desarrollos
ur­ba­nos; la con­ta­mi­na­ción por aguas residuales pro­
ve­nien­tes de los gran­des hoteles, de los bar­cos de
cru­cero, de las zonas urbanas y co­mu­ni­da­des ale­da­
ñas; los impactos fí­si­cos directos por los mis­mos tu­
ris­tas y sus em­bar­ca­cio­nes, y las malas prác­ti­cas de
atraco y na­ve­ga­ción (Al­ma­da Vi­lle­la y co­la­bo­ra­do­res,
2002, Bai­ley y co­la­bo­ra­do­res, 2007); además de la
so­bre­ex­plo­ta­ción pes­que­ra y el impacto por co­lec­to­
res de re­cuer­dos que rompen los co­­ra­­les, colectan
con­chas vi­vas y pescan es­pe­­cies en peligro de ex­tin­
ción dañando al arre­cife y rompiendo el equi­li­brio del
eco­sis­tema.
Indirectamente, las actividades humanas que se
lle­van a cabo en tierra firme, los cambios en el uso de
la tierra y la de­fo­res­ta­ción, rellenos y dra­ga­dos pro­vo­
can también la pérdida de especies (Al­ma­da Villela y Diploria labgrinthiformis
co­la­bo­ra­do­res, 2002).
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

En los últimos veinte


años del siglo xx
disminuyó la cobertura
de corales hermatípicos

Acropora palmata Acropora cervicornis

Fotos: María Eugenia Varela Carlos

85
Corales / Formadores de arrecifes
Capítulo 4

Estado de conservación

D
urante las dos últimas décadas del siglo pasado hu­bo li­nas (Ward y colaboradores, 2006), con pérdida de tejido de
un decremento importante de corales her­ma­tí­pi­cos en ma­ne­ra alarmante en especies clave como Acropora pal­ma­­ta
todos los arrecifes del Caribe, y, aunque ha habido al­ y Montastraea annularis y un decremento gra­ve en la co­ber­
gu­na recuperación, no se han lo­gra­do los niveles anteriores de tura del coral cuerno de ciervo (A. cer­vi­cor­nis), a tal grado que
co­bertura, diversidad y sa­lud, básicamente por el aumento de las la especie actualmente puede ser considerada como rara (Ro­
drí­guez-Martínez y co­la­bo­ra­do­res, 2001; Jordán-Garza, 2007).
presiones hu­ma­nas (Almada-Villela y colaboradores, 2002).
En los últimos 20 años se han registrado cuatro blan­que­a-
En promedio, la cobertura coralina y la densidad de ju­veniles mien­tos de corales; enfermedad que resulta cuan­do los cora­
en el Caribe mexicano es más alta que en otros arrecifes de les expulsan a las microalgas por un au­men­to en la tem­pe­
la zona, pero existen sitios don­de la situación puede con­si­ ra­tu­ra del agua; en los años 1995, 1997 y 1998 las es­pe­cies
de­rar­se como crítica (Gar­cía-Salgado y colaboradores, 2006); más afectadas fueron las del género Mon­tas­traea y Agaricia
tam­bién se han re­gis­tra­do muchas de las enfermedades co­ra­ tenuifolia (Jordán-Dahlgren y Ro­drí­guez-Martínez, 2003).

Acciones de conservación

T
odos los arrecifes de Quintana Roo forman parte del proyecto del Sis­te­ma Arrecifal
Mesoamericano (sam), iniciativa internacional apoyada eco­nó­mi­ca­men­te por el
Ban­co Mundial, y aplicada por México, Belice, Guatemala y Hon­du­ras para coor­
di­nar la conservación de estos ecosistemas. Por otro la­do, de las áreas naturales pro­te­
gidas que existen en el estado, seis com­pren­den zonas arrecifales. Aun así el manejo
no es ade­cua­do en todas las áreas, el personal y la vigilancia son insuficientes; además,
las acti­vi­da­des en el in­te­rior del continente no son reguladas para evitar el deterio­ro de
di­chos eco­sis­te­mas. Muchos sitios turísticos están sobrecargados, por ejem­plo en Co­
zu­mel se re­ci­ben alrededor de dos mil buzos por día en la tem­po­ra­da alta.
Es urgente que el desarrollo en la zona costera del sur de Quintana Roo se planee ade­
cua­damente para evitar el modelo de desarrollo masivo del nor­te del estado. Helioseris cucullata

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Literatura consultada

• Almada-Villela, P., Mcfield, M., Kramer, P., Richards-Kramer, P. y • Beltrán-Torres, A. U. y Carricart-Ganivet, J. P. 1999. Revised
Arias-González, E. 2002. Status of coral reefs of Mesoamerica- checklist and key to the petreous zooxanthellate co­rals
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dary watersheds of the Me­so­ame­ri­can Barrier Reef Sys­ y fauna silvestres. Categorías de riesgo y especificaciones
tem (mbrs) region. A collaborative effort between the Me­ para su inclusión, ex­clu­sión o cambio. Lista de especies en
soamerican Barrier Reef Sys­tem (mbrs) Project, the National ries­go. dof, miércoles 6 de marzo.
Ocea­nic and At­mos­pheric Administration (noaa) and Tufts
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Technical Document núm. 29.

86
Corales / Formadores de arrecifes
Fauna / Invertebrados acuáticos

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Mesoamericano. Unidad Coor­dinadora del Proyecto para la no­lo­gy and Oceanography 52(5):2317-2323.

Acerca de los autores


Aurora U. Beltrán-Torres Bióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) cam­
Especialidad: Biología y Taxonomía de pus Iztacala. Cuenta con 15 años de experiencia en el estudio de la
corales escleractínios bio­lo­gía y taxonomía de corales escleractínios. Técnico titular “C” en
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal Ecosur, Unidad Chetumal. Autora y co­autora de 12 ar­tículos científicos
E-mail: [email protected] publicados en revistas científicas in­ter­na­cio­nales, así como de varios
capítulos de libros y artículos de difusión.

Juan Pablo Carricart-Ganivet Biólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) cam­­
Especialidad: Crecimiento de corales pus Iztacala. Cuenta con 20 años de experiencia en el estudio de la
masivos, registros ambientales en corales, bio­lo­gía y ecología de los corales escleractínios y arrecifes de co­ral.
biología y ecología de corales pétreos y In­ves­ti­ga­dor titular “B” en Ecosur, Unidad Che­tu­mal. Es miembro
arrecifes de coral del Sistema Nacional de Investigadores, ni­vel II. Au­tor de más de 35
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal artículos científicos publicados en re­vistas cien­tí­fi­cas internacionales,
E-mail: [email protected] así como de varios capítulos de libros y artículos de difusión. Tiene
am­plia experiencia docente a nivel de licenciatura y pos­gra­do, ha di­ri­
gi­do tesis en ambos niveles.

87
Corales / Formadores de arrecifes
Capítulo 4

Medusas

Edgar Tovar Juárez

C
uando escuchamos el tér­mi­
no medusa in­me­dia­ta­men­te
pen­sa­mos en esos pe­que­
ños ani­ma­li­tos que ha­bi­tan en
el mar lle­nos de ten­tá­cu­los y
que producen le­sio­nes o ron­chitas en la
piel; para el ob­ser­va­dor común estos ani­
ma­les no son más que agua mala o basura
que flo­ta en el mar o en la arena de la pla­ya.
La palabra medusa proviene del griego
médou­sa que sig­ni­fi­ca mandar o reinar, y
ha­ce re­fe­ren­cia a un ser mitológico que te­
nía un cúmulo de serpientes ondulantes en
vez de cabellera, y con tan sólo una mi­ra­da
podía convertir en piedra a cual­quier mor­
tal. En el siglo xvii Car­los Linneo, el gran na­
tu­ra­lis­ta sueco, de­sig­nó con este nom­bre
a un grupo de invertebrados marinos que
poseían ten­tá­cu­los que ondulaban a ma­ne­
ra de ser­pientes con el movimiento de las
aguas.
Medusa es un término ge­né­ri­co sin va­li­
dez taxonómica, y com­pren­de cua­tro gran­
des grupos de medusas: las hi­dro­me­du­­sas Rophilema verrili
(Cla­se Hy­dro­zoa), me­dusas ge­ne­ral­men­te Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
pe­que­ñas; las “verdaderas medu­sas” (Cla­
se Scyphozoa), medusas de ma­yor ta­ma­ño Medusa proviene del griego médousa que significa mandar o reinar

que alcanzan hasta dos me­tros de diá­me­ gunas especies pueden ca­re­cer de ellos, y
tro; las medusas en for­ma de cu­bo (Cla­se 3) la característica más impor­tan­te; la pre­
Cu­bo­zoa); y las me­du­sas en for­ma de flor sen­cia de cé­lu­las al­tamen­te es­pe­cia­li­za­das
En las costas de (Cla­se Stau­ro­zoa), pequeñas y aso­cia­das a de­­no­mi­na­das nematocistos.
Quintana Roo se la ve­ge­ta­ción sumergida. Los nematocistos contienen en su in­te­
Estos animales poseen ca­rac­te­rís­ti­cas rior un aguijón o un filamento en­cap­su­la­
han reportado distintivas que los hacen únicos en el rei­ do, que al tacto se dispara y se incrusta en
no animal: 1) el cuerpo en for­ma de cam­ los tejidos de sus pre­sas al mismo tiempo
88 especies de pana, en su interior pre­sen­tan una bo­ca, un que inyecta una sustancia neurotóxica pa­
medusas pe­que­ño estóma­go y una serie de canales
por donde se trans­por­tan los nu­trien­tes a
ra­li­zan­te (para nosotros urticante). Los ne­
ma­to­cis­tos también están pre­sen­tes en los
to­do el cuer­po; 2) presencia de ten­tácu­los co­ra­les duros, co­ra­les blandos y ané­monas
en el margen de la campana, aun­­que al­ (Clase An­tho­zoa), los cua­les son parientes

88
Medusas
Fauna / Invertebrados acuáticos

estómago

boca

campana
canal
radial

Escifomedusa
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) canal
circular
cer­­ca­nos de las me­du­sas, de hecho el nom­
bre de su grupo ani­mal hace referencia a es­ velo
te tipo de cé­lu­las: Cnidaria.
Un aspecto destacable de las me­du­sas
es la variedad en sus for­mas de re­pro­duc­
ción; puede ser directa, es decir, una me­
du­sa por reproducción sexual pro­du­ce un
huevo y éste se convierte en una larva plá­
tentáculo
nu­la (larva nadadora) que even­tual­men­te se
transformará en una medusa. Otras es­pe­
Esquema de la estructura de una medusa
cies se re­pro­du­cen de manera asexual, es
de­cir, una medusa produce por gemación
(a par­tir de yemas o prominencias) otra me­
colaborado­res, 1999), por lo que pueden Pero el incremento en la abundan­cia de
du­sa idéntica.
ali­men­tar­se de cualquier animal que entre las medusas no sólo significa un cam­bio
Existen también especies que du­ran­te
en con­tac­to con ellas, incluyendo cual­quier en el clima o contami­na­ción, el incremen-
una parte de su ciclo de vida pre­sen­tan una
animal del zooplancton y las lar­­vas de peces, to de las medusas tam­bién pue­de ser
forma denominada pó­li­po (animal en for­
ma de saco con ten­tá­cu­los alrededor de la aunque medusas de ma­yor ta­ma­ño pueden resultado de la eli­mi­na­ción de los depre-
bo­ca) aso­cia­da al fondo del mar; un pó­li­po también cap­tu­rar peces de ta­llas grandes. dadores de un ecosistema. Cuando los
tam­bién puede producir por re­pro­duc­ción Se ha re­por­tado que la li­be­ra­ción de fa­ grandes de­pre­­da­do­res, co­mo los peces,
sexual una larva plá­nu­la que ge­nera ya sea ses juveniles de la medusa Au­re­lia au­ri­ta, son ex­traí­dos de­jan, eco­ló­gi­ca­men­te ha­-
un pólipo, una medusa o bien un pólipo li­ coinciden con el desove de aren­ques en blan­do, vacío su lu­gar y es ocu­pa­do por
bre nadador que por metamorfosis se trans­ las costas de Noruega, diez­man­do su pro­ otros depredadores, co­mo las medu­sas;
for­ma­rá en me­du­sa. duc­ción hasta en 50 % (Bams­tedt, 1990).
el alimento excedente pro­pi­cia un incre-
Del mismo modo, algunos pó­li­pos pue­ El impacto de las medusas en la po­bla­
mento en la abun­dan­cia de las medusas
den producir decenas de jó­­ve­­nes medu­sas ción de larvas de peces, sobre to­do en las
(Jackson y co­la­bo­rado­res, 2001).
(fenómeno co­no­ci­do como estrobilación) es­pe­cies comerciales de nues­tro país, no
La presencia de nematocistos ha­ce que
o bien los pó­li­pos que de manera asexual ha sido cuantificado, pero es probable que
las medusas tengan im­por­tan­cia desde el
por frag­men­ta­ción o gemación producen sea importante. Si bien todas las medusas
pun­to de vista biomédico y para la salud
me­­du­­sas o nuevos pólipos. Algunas es­­pe­ son de­pre­da­do­ras, también forman parte
im­por­tan­te del alimento de diferentes or­ga­ pú­bli­ca. Por ejemplo, la especie Linuche
cies sólo presentan un ti­po de re­pro­duc­
nis­mos del zooplancton, anémonas, tor­tu­ un­gui­cu­la­ta, mejor conocida como dedal,
ción, mientras que otras pue­den cambiar
gas marinas y del tiburón ba­lle­na. es causante de la llamada erupción del
su manera de re­­­pro­duc­ción dependiendo
de las con­di­cio­nes ambientales. En algunas zonas costeras del mun­do, el bañis­ta, re­la­ti­va­men­te común durante la
incremento de la abun­dan­cia de me­du­sas ha tem­po­ra­da va­ca­cio­nal de Semana Santa.
sido considerado como plaga, no obstante se De­pen­­dien­do de la sensibilidad de la per­so­­
Importancia
ha demostra­do que estos even­tos repentinos na, pue­de causar dermatitis o erup­cio­nes
Todas las especies de medusas son depre­ en par­te son respuesta a la contaminación y cu­tá­neas pero sin llegar a oca­sio­nar da­ños
da­doras táctiles, es decir, no de­pen­­den de al cam­bio climático (Graham y co­la­bo­ra­do­ se­­ve­ros (Segura-Puer­tas y colaboradores,
la visión para atra­par a sus presas (Eia­ne y res, 2001; Purcell, 2005). 1998; Milla y co­la­bo­ra­do­res, 2000).

89
Medusas
Capítulo 4

En Quintana Roo las especies ne­rí­ti­­cas


se encuentran cercanas a la cos­ta, aso­cia­
das principalmente a fon­­dos ro­co­sos, a los
arrecifes de co­ral y a las zonas de pas­tos
ma­ri­nos, por ejem­plo las medusas Cu­baia
aphrodite y Olin­dias tenuis tie­nen es­truc­tu­
ras es­pe­cia­li­za­das en los ten­tácu­los pa­ra
asen­tar­se en los pas­tos marinos. La me­
du­sa Ca­ssio­pea xamacana, se po­sa de
ma­ne­ra invertida (con los apén­di­ces bu­ca­
les hacia arriba) en las aguas so­­me­ras, de
fondos arenosos y con po­co mo­vi­mien­to
de agua, co­­mo en la Bahía de la As­cen­sión
y La­gu­na de Ni­chup­té, Bacalar Chi­co y en
al­gu­nas la­gu­nas arrecifales a lo lar­go del
es­ta­do.
Una de las medusas más conspi­cuas en
Quintana Roo es el dedal (Li­nu­­che un­gui­cu­
lata), especie presente du­­ra­n­te todo el año
Cassiopea xamacana en forma de pó­li­po en el arrecife frontal;
du­ran­te los me­ses de fe­bre­ro y marzo, los
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
pó­­li­pos li­­be­­ran ju­ve­ni­les, para los meses
La abundancia de las medusas puede ser resultado de la eliminación de de abril y ma­yo es típico observar en gran-
depredadores des cantidades a los adul­­tos, den­tro y fue-
ra del arrecife.
Diversidad y ter­ce­ro por­que la fase de pólipo no ha
Las especies oceánicas se presen­tan
si­do es­­tu­dia­da adecuadamente. El póli­po,
sobre todo en mar abierto, aun­­­que es fre­
En México se han reportado hasta el mo­ fa­se esencial en el ciclo de vida de mu­chas
cuen­te encontrarlas den­­tro de las la­gu­nas
men­to 169 especies de me­du­sas per­te­ne­ especies, puede estar pre­sen­te aun cuan­
arrecifales o cer­­ca de la costa. Las es­pe­cies
cien­tes a 45 familias (4.2 % de las des­cri­tas do su fase de me­du­sa no lo esté, la li­be­ra­
más ca­­rac­te­rís­ti­cas son de ta­ma­ño pe­que­
a nivel mundial). En las cos­tas del es­ta­ ción de me­du­sas en es­tos casos es más
do de Quintana Roo se han re­por­tado 88 ño, trans­pa­rentes y por tanto in­cons­pi­cuas,
bien es­ta­cio­nal.
especies, mien­tras que pa­ra el Golfo de La fase de medusa, dependiendo de la son conocidas como agua ma­la ya que no
México 75; 41 es­pe­cies se com­par­ten es­pe­cie, puede durar desde al­gu­nas horas se ven y sólo se sien­ten sus pi­ca­du­ras.
entre ambos sis­te­mas, por lo que 30 es­ has­­ta algunos meses, por lo que más es­pe­
pe­cies (17.7 % del país) son exclusivas de cies pueden estar pre­sen­tes en el fondo del Amenazas para su conservación
las aguas del es­ta­do (Segura-Puertas y co­ mar en for­ma de pólipo sin que su me­du­sa
la­bo­ra­dores, 2003). Hasta el mo­men­to se Las mayores amenazas para las medusas
ha­ya si­do observada, de hecho se ha re­por­
han descrito tres especies nue­vas y po­si­ son la al­te­ra­ción y pérdida de hábitat, en
ta­do que la diversidad puede du­pli­car­se o
ble­men­te re­pre­sen­tan en­de­mis­mos pa­ra triplicarse si se considera la fa­se de pó­li­po especial por el dragado continuo de las
Quintana Roo: las me­du­sas Te­trao­phor­pa en su estudio (Kir­ken­da­le y Cal­der, 2003). lagunas arre­ci­fa­les con fi­nes recreativos
sian­kaa­nen­sis, Ire­nium la­bia­tum e I. ala­bia­ y de desarrollo turístico. La prin­ci­pal ame­
na­za natural es el azote de huracanes,
tum, que fueron en­con­tra­das en la Ba­­hía Distribución
de la Ascensión (Zam­po­ni y Suá­rez-Mo­ra­ no obstante, después de un huracán, se
les, 1991; Zamponi y co­la­bo­ra­do­res, 1999). Las medusas se pueden clasificar en dos recupera el hábi­tat, no así por la per­tur­ba­
La diversidad de medusas en el país y ti­pos: las neríticas, que presen­­tan fa­se de ción humana con­ti­nua. Prác­ti­ca­men­te, las
en el estado está realmen­te sub­es­ti­ma­da, pó­li­po y por ello depen­den del fondo del áreas con mayor pre­sión de ame­na­za son
pri­me­ro porque no hay su­fi­cien­tes es­pe­cia­ mar, y las oceánicas, que tienen desarrollo las zonas que tienen algún tipo de de­sa­
lis­tas en el te­ma; se­gun­do, por el tipo de di­rec­to y no ne­ce­si­tan del fondo. Ambas rro­llo turístico y las zonas aledañas a estos
re­pro­duc­ción que presentan las especies, tienen distribuciones di­fe­ren­tes. desarrollos.

90
Medusas
Fauna / Invertebrados acuáticos

Estado de conservación

A
ctualmente se desconoce el estado de con­ser­vación de cual­quie­ra de las especies de me­du­sas que existen en nues­tro
país, por lo que no se ha considerado nin­gu­na es­pe­cie en la Norma Oficial Me­xicana NOM-059- SEMARNAT- 2001 (dof, 2002);
sin embargo, y da­do que mu­chas es­pe­cies de medusas presentan la fa­se de pólipo, su con­ser­va­ción en Quintana Roo
depende di­rec­ta­men­te del es­ta­do de conservación o de deterioro de los arre­ci­fes coralinos.

Acciones de conservación

Q
uintana Roo cuenta con áreas natura­les pro­tegidas, me­­du­­sas o de corales, sino además de un gran nú­me­ro de es­
que en su conjunto cubren una bue­na porción del arre­ pe­cies que com­po­nen el arrecife, por lo que es prioritario man­te­
ci­fe co­ra­li­no que bor­dea las cos­tas del estado, in­clu­ ner per­ma­nen­temente bajo algún ré­gi­men de protección a to­da la
yen­do la isla de Cozumel. El cui­da­do o deterioro de los arrecifes barrera co­ra­lina del es­ta­do de Quintana Roo.
re­per­cu­te di­rec­ta­men­te en la conservación o pérdida no sólo de

Literatura consultada

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from Guam and the Commonwealth of the northern Marianas

Acerca del autor


Edgar Tovar Juárez Doctor en Ecología y Desarrollo Sustentable por Ecosur, donde cursó
Especialidad: Ecología del zooplancton también la maestría, durante la cual se interesó por el estudio de las
marino con énfasis en los cnidarios medusas asociadas a arrecifes coralinos del Ca­ri­be mexicano. Obtuvo
pláncticos y quetognatos el grado de doctor en 2007 con la tesis: Escalas de variación espacial
Institución: Centro de Biociencias, y temporal de los quetognatos en tres lagunas arre­cifales del Caribe
Universidad Autónoma de Chiapas mexicano.
E-mail: [email protected]

91
Medusas
Capítulo 4

Helmintos
Parásitos de peces
David González-Solís

L
os parásitos son organismos que
viven sobre o dentro de otro or­ga­
nis­mo, co­múnmente denominado
hos­pe­de­ro, del cual ad­­quie­ren una
par­te o todos sus ali­men­tos, lo que
pue­de repercutir en la salud del hospedero.
Es­ta re­la­ción ín­tima entre organismos de
di­fe­ren­tes especies, donde una depende
me­tabó­li­camente de la otra, se de­no­mi­na
parasitismo.
A menudo, la palabra parásito es­tá aso­
cia­da con imágenes de mal­for­ma­cio­nes,
san­­­gre, des­fi­gu­ra­mien­tos, en­fer­me­da­des,
pa­to­lo­gías e in­clu­so la muer­te (Bush y co­
la­bo­ra­do­res, 2001). Es­to tie­ne un gran por­
cen­ta­je de cer­te­za si se con­si­de­ra que la
ma­yo­ría de las en­fer­­me­da­des que afectan
a mi­llo­nes de per­sonas en el mun­do (ma­
laria, den­gue) son producidas por ellos. Metadena globosa
Los parásitos se dividen de acuer­do con
Foto: David González-Solis
su tamaño: microparási­tos (algunas mi­cras)
y macroparási­tos (de micras hasta cen­tí­me­
tros); y su lo­ca­li­za­ción: endo y ec­to­pa­rá­si­tos, hel­mintos, cu­yo nom­­bre deriva del griego los in­ver­te­bra­­dos (ar­tró­po­dos-”insectos” y
es de­cir, dentro o fuera de su hos­pe­de­ro, res­ hel­mins que sig­ni­fic ­ a gusano. Este grupo mo­lus­cos-“ca­ra­co­­les”) ac­túan como hos­pe­
pec­ti­va­men­te. Dentro de los ma­cro­pa­rá­si­tos, es­tá for­­ma­­do por los gusanos pla­nos: Mo­ de­­ros in­ter­me­dia­rios.
se presenta un gru­po ar­­ti­­fi­­cial denomina­­do no­ge­nea (mo­no­gé­neos), Di­ge­nea (due­las), Existen varios mitos acerca de los pa­
Ces­to­da (so­li­ta­rias); y los re­don­dos: Acan­ tro­nes evolutivos de estos or­ga­nis­­mos, los
tho­ce­phala (gu­sa­nos de ca­beza espinosa), cua­les señalan que existe una tendencia
Nematoda (lom­bri­ces). ha­cia una reducción de su complejidad es­
Los ciclos de vida de los helmintos son truc­tu­ral, tamaños corporales pequeños y
Los helmintos son muy variados; van desde los ci­clos sim­ fe­cun­di­da­des altas. Esto, probablemente,
ples o directos, donde sólo se re­quie­re de pu­die­ra es­­tar reflejado en la amplia va­rie­
un buen modelo un hos­pe­de­ro (de­­fi­ni­ti­vo); hasta los com­ dad de adap­taciones morfológicas que se
ple­jos o in­di­rec­tos, donde es obli­ga­toria la pre­sen­tan en la naturaleza y que son in­dis­
para ser usados par­ti­ci­pa­ción de al menos un hos­pe­de­ro pen­sa­bles para la vida pa­ra­si­ta­ria.
in­ter­me­dia­rio. En éstos, tam­bién pue­den
como indicadores pre­sen­tar­­se hos­pe­de­ros pa­raté­ni­cos (pa­ Importancia
sa­je­ros o de trans­por­te), en los cua­les el
de la condición del hel­min­to no su­fre ningún tipo de desarrollo, Desde el punto de vista ecológico, los pa­rá­
pe­ro son im­por­tan­tes para lle­gar al si­guien­ si­tos son una parte importan­te de la bio­di­­
ambiente te es­­la­­bón trófico. Los hel­min­­tos, tí­pi­ca­ ver­si­dad, además de es­tar in­vo­lu­cra­dos en
men­­te pa­ra­si­tan a los ver­te­bra­dos, aun­­que diversos pro­ce­sos eco­ló­gi­cos que ayu­dan

92
Helmintos / Parásitos de peces
Fauna / Invertebrados acuáticos

La gran mayoría de las especies de helmintos presentes en la Península de


Yucatán son endémicas

a man­te­ner a los ecosistemas en equi­li­brio.


Zoogonidae gen. sp.
Aun cuan­do han sido poco uti­li­za­dos co­mo
mar­ca­do­res de la con­di­ción del am­bien­te,
son un buen mo­de­lo para ser usa­dos como
in­di­ca­do­res. Su presen­cia pue­de dar­nos una
idea de la distribución, ali­men­ta­ción y re­la­
cio­nes biológicas que un hos­pe­de­ro pue­de
tener en la na­tu­ra­le­­za.
De igual manera, los helmintos con
ciclos de vida complejos (más de un hos­
pe­dero) pueden indicarnos la pre­sen­cia de
poblaciones adecuadas de ver­te­bra­dos o
invertebrados en un há­­bi­tat determinado, Foto: David González
ya que estos últimos son necesarios para Su capacidad para infectar casi cualquier organismo les permite ser
el ciclo de vi­da de las especies helmínticas controladores de poblaciones animales y vegetales.
(Manter, 1966). La pre­sen­cia o ausencia de
ciertas es­pe­cies de parásitos puede in­di­car
la con­di­ción de un hospedero y del am­bien­te ga­nis­mos acuáticos de un sitio a otro o el tas especies proviene de peces dul­­ce­acuíco­
que lo rodea (Pérez-Ponce de León y García- ha­ci­na­mien­to en los siste­mas de cultivo, las, porque ha sido el grupo más estudiado
Prieto, 2001). por citar algunos, favorecen la trans­mi­sión en la región y en el país. La gran mayoría de
Su capacidad para infectar casi cual­quier de los pa­rá­si­tos. las especies de helmintos son endémicas
organismo en la naturaleza les per­mi­te ser pa­­ra esta región, aunque algunas mues­
considerados co­mo im­por­tan­tes con­tro­la­do­ Diversidad tran una gran afinidad con la pa­ra­si­to­fau­na
res o re­gu­la­do­res de po­bla­cio­nes ani­ma­les y pre­sen­te en los peces de Cen­tro­amé­ri­ca.
ve­ge­ta­les. Bajo cier­tas cir­cuns­tan­cias, es­­ta El número exacto de parásitos des­cri­tos
ha­bi­li­dad puede pro­vo­car gra­ves da­­ños a has­ta la fecha es muy incierto, aun­que se

( (
los organismos cul­ti­va­dos y sil­ves­tres, que pien­sa que todas las es­pe­cies de plantas y
se verán reflejados en las pér­di­das eco­nó­ animales alber­gan den­tro o sobre ellos, al Los helmintos parasitan
mi­cas por la dis­mi­nu­ción en el cre­ci­mien­to menos una es­pe­cie de parásito. Se calcu­la
que, al menos 50 % de todas las plantas
a los vertebrados
o su muerte.
Otro aspecto relevante es el papel que y animales tienen una fase parasita­ria en
juegan en las enfermedades in­fec­cio­sas alguna etapa de su vida. Respec­to de los
que pueden ser transmiti­das por el con­su­mo helmintos, los cálculos más apro­xi­ma­dos Va­rias especies (Both­rio­ce­pha­lus achei­
de alimentos del me­dio acuático, ya que la ha­blan de cerca de 30 000 especies des­cri­ log­na­thi y Centro­ces­tus formosanus, en­tre
gen­te acos­­tum­bra comer peces o ma­ris­cos tas en peces, ci­fra que parece muy mo­des­ otras) fue­ron introducidas a la Pe­nín­su­­la
po­bre­men­te cocidos (ceviche o ahu­ma­­do), ta si se con­si­de­ra que existen alrededor de jun­­to con las carpas, caracoles y ti­la­pias,
los cuales pueden ser fuen­te de entrada pa­ 20 000 a 30 000 especies de peces y que lo que representa un pro­ble­ma de sa­lud
ra pa­rá­si­tos que tie­nen la ca­pa­ci­dad de in­ ca­da una probablemente pre­sen­ta al me­ pa­ra las especies de pe­ces na­ti­vas que no
fec­tar al hu­ma­no (zoo­no­sis). Las técnicas nos una especie de parásito. Es por eso están acos­tum­bra­das a la presencia de di­
de pre­pa­ra­­ción usadas para es­tos ali­men­ que se dice que son el gru­po más nu­me­ chas es­pe­cies exóti­­cas.
tos no son las adecuadas para ma­tar a las ro­so y diverso asociado a los peces dul­ce­
lar­vas pre­­­sen­tes en los peces o in­ver­te­bra­­ acuí­co­las, salobres y ma­rin­os. Distribución
dos acuáticos, sino que se re­quie­re de una Para la Península de Yucatán se han des­
coc­ción más pro­fun­da a fin de evi­tar todo crito alrededor de 150 especies, de las cua­ La necesidad de vivir dentro de otro in­di­vi­
ries­go de in­fec­ción. les los mayores por­centajes corresponden duo provoca que la distribución de los hel­
Generalmente, las actividades del ser a los Digeneos (50 %) y Nematodos (25 %). min­tos dependa en gran me­di­da de cómo
humano, tales como el movimien­to de or­ Ca­be seña­lar que la mayor proporción de es­ se distribuyan sus hos­pe­de­ros. Muchas

93
Helmintos / Parásitos de peces
Capítulo 4

es­pe­cies de hel­min­tos son su­ma­men­te es­- De las especies de helmintos re­por­ta­ los sis­te­mas marinos y cos­te­ros. Es­tos
pe­cí­fi­cas res­pec­to de los peces que uti­li­ das para la República Me­xi­ca­na, así co­ dos últimos, debido a su cer­ca­nía y co­
zan en su ciclo de vida, lo que con­lle­va a mo para la Península de Yucatán, al­gu­nas nec­ti­vi­dad, ge­ne­ral­­men­te pre­sen­tan con­
una es­tre­chez en el número e in­ter­va­lo de mues­tran pre­fe­ren­cia por pe­ces de ciertos di­cio­nes bió­ti­cas y abió­ti­cas que per­mi­ten
pe­ces que pueden infectar a lo lar­go de su sis­temas acuá­ti­cos (agua dulce, salobre o el de­sa­rro­llo de helmintos y que pue­den
vida. Otros no están tan es­pecia­li­za­dos en ma­rino), mien­­tras que otras pueden dis­tri­ dis­persar­se en ambos am­bien­tes. Co­mo
cuan­to al tipo de hos­pe­de­ros que infectan, buir­se prác­­ti­ca­men­te en cualquier cuer­po se men­ci­onó, los Di­ge­neos y Ne­ma­to­dos,
ya que tie­nen la ca­pa­ci­dad de parasitar casi de agua. Esto es, los peces dul­ce­acuí­co­ además de ser los más abun­dan­tes, son
a cual­quier organismo dis­ponible en el am­ las pre­­sen­tan una hel­min­to­fau­na ca­rac­ los gru­pos de helmintos mejor dis­tri­bui­dos
bien­te. te­rís­ti­ca y que com­par­ten muy po­co con en la re­gión.

Amenazas para su conservación

A
un cuando existen especies más carismáticas que con­si­de­ra­dos como una es­pe­cie a conservar o proteger. Sin
otras, no debe presentarse una valoriza­ción de los ele­ em­bargo, el hecho par­ti­cu­lar de parasitar a ciertos grupos de
men­­tos de la biodiversidad, ya que es prácticamente hospederos (pe­ces) puede conducir a una coextinción cuan­
im­po­si­ble señalar qué especies son más importantes en un do es­tos últimos están expuestos a sufrir dicho pro­ce­so. Ge­
eco­sis­tema dado. En este sen­ti­do, los helmintos forman una ne­ral­men­te, las estimaciones de especies ame­na­za­das se
par­te integral de la di­ver­si­dad biológica y, como cualquier otro subestiman, ya que no se consideran los parásitos que ha­bi­
or­ga­nis­mo en la naturaleza, deben ser estudiados des­de su tan dentro de su hospedero y que, por lógica, resultan es­pe­
mor­fo­lo­gía hasta su historia natural a fin de poder ser con­si­de­ cies coamenazadas (Si­mo­ne­tti, 1995). Al igual que las demás
ra­dos como un elemento más de las co­mu­ni­da­des y eco­sis­te­ especies de plan­tas y animales, los helmintos se ven afectados
mas que ameritan ser con­ser­va­­dos. por las al­te­ra­cio­nes y pérdida del hábitat pro­vo­ca­das por las
Lo poco atractivo que resultan los helmintos, así co­mo ac­ti­vi­da­des humanas, ya que esto afecta de ma­nera di­rec­ta a
su re­lación con los efectos patológicos que pro­du­cen en la los hospederos y de manera indirecta a los hel­min­tos.
flora y fauna, ha provocado que estos or­ga­nismos nunca sean

Estado de conservación

L
os helmintos son entidades biológicas que pro­veen Por lo general, la presencia de helmintos que pueden
de información adicional en la toma de de­ci­sio­nes que trans­mitirse del humano a las especies sil­ves­tres y la apari­
tienen que ver con el ma­ne­jo y con­ser­va­ción de los re­ ción y dispersión de enfermedades pro­ve­nien­tes de los ani­
cur­sos naturales. Tra­di­cio­nal­men­te, los helmintos han te­ni­do ma­les sil­vestres hacia la po­bla­ción humana, así como el efec­
la mala fama de ser agen­tes infecciosos que afectan a las to de los animales do­més­ti­cos sobre la fauna que habita en
po­bla­cio­nes de ani­ma­les y plantas, y es por eso que tienen las llamadas zo­nas de amortiguamiento, siempre son ol­vi­da­
cier­ta des­ven­­ta­ja en aquellos programas que intentan in­ven­ dos en los programas de conservación.
ta­riar la biodiversidad de algún lugar (Pérez-Ponce y García- De igual manera, la introducción de especies exó­ti­cas con
Prie­to, 2001). el fin de repoblar ciertos hábitats puede resul­tar en la in­tro­
Ciertamente, la presencia de patógenos puede verse co­ duc­ción de helmintos muy patógenos para los peces na­ti­vos
mo una amenaza a la diversidad biológica y la conservación o exponer a los introducidos a en­fer­me­da­des que nor­mal­
de los recursos naturales. Sin em­bar­go, las estrategias de men­te no se presentan en su hábitat original. Por tanto, es
ma­ne­jo y conservación no in­vo­lu­cran a los parásitos como un im­pe­ra­tivo valorar e in­cluir a estos organismos si se pretende
fac­tor potencial en la aparición de enfermedades emergentes tener bue­nos re­sul­ta­dos durante el desarrollo de los planes de
y reemer­gen­tes que pueden afectar al hombre y a los or­ga­ ma­ne­jo y conservación, a fin de evitar la aparición de epi­de­
nis­mos silvestres. mias que pudieran afectar a la fauna que se in­ten­ta pro­te­ger.

94
Helmintos / Parásitos de peces
Fauna / Invertebrados acuáticos

Los helmintos son capaces de influir en la supervivencia, reproducción o dispersión, y


en la estructura genética de las poblaciones de hospederos

Acciones de conservación

L
a dependencia metabólica de los helmintos sobre sus hos- truc­tu­ra genética de las po­bla­cio­nes de hos­pe­de­ros, lo cual
­pe­de­ros provoca que cualquier acción que in­ten­te con­ser- puede ex­­ten­der­se y afectar la estructura de la co­mu­ni­dad
­var a estos últimos repercutirá sobre la su­per­vi­ven­cia y (Scott, 1988).
bien­es­tar de los parásitos. Más que llevar a ca­bo accio­nes de Considerando que la biología de la conservación in­vo­lu­cra
con­ser­va­ción para los helmintos es muy im­por­tan­te que sean el conocimiento de la diversidad biológica, así como de la es­
con­si­de­ra­dos en los planes de manejo y con­ser­va­ción que pre­ truc­tu­ra de la comunidad, es imperativo el reconocer a los hel­
tendan implementarse. Esto permitirá tener re­sul­ta­dos más min­tos pa­rásitos como parte fun­damental de la bio­di­ver­si­dad y
con­fia­bles, ya que los helmintos son ca­pa­ces de in­fluir sobre la su papel en el control de las poblaciones de peces para las es­
su­per­vi­ven­cia, reproducción o dis­per­sión, así co­mo en la es­ tra­te­gias de ma­ne­jo y conservación de los recursos na­tu­ra­les.

Literatura consultada

• Bush, A. O., Fernández, J. C., Esch, G. W. y Seed, J. R. 2001. Pa­ • Scott, M. E. 1988. The impact of infection and disease on ani­
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bridge University Press, U. K. 566 pp. Con­ser­va­tion Biology 2(1):40-56.
• Manter, H. W. 1966. Parasites of fishes as biological indicators • Simonetti, J. A. 1995. Los parásitos, la magnitud de la diversi­dad
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Pro­cee­dings of the twenty-sixth Annual Biology Colloquium. (3), diciembre. Disponible en: http://www.tecnovet.uchile.
Oregon State University Press, Corvallis, Oregon. pp. 59-71. cl/CDA/tecnovet_articulo/0,1409,SCID%3D9727%26ISID%
• Pérez-Ponce de León, G. y García-Prieto, L. 2001. Los parásitos 3D429,00.HTML
en el contexto de la biodiversidad y la conservación. • Wilson, E. 2000. On the future of conservation biology. Con­ser­
Biodiversitas 34:11-15. va­tion Biology 14(1):1-3.

Acerca del autor


David González-Solís Egresado de la Universidad Veracruzana, hizo estudios de maes­tría
Especialidad: Parasitología de organismos en el Cinvestav-Mérida y de doctorado en el Instituto de Pa­rasitología
acuáticos, helmintología de peces de la Aca­de­mia de Ciencias de la República Che­ca. Cuen­ta con 26
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal publicaciones en revistas nacionales e in­ter­na­cio­na­les, dos libros
E-mail: [email protected] y dos capítulos en libros, los cuales tratan sobre la ta­xo­no­mía y
ecología de los helmintos parásitos de peces. Es árbitro revisor en
re­vis­tas científicas y proyectos de investigación de México y el ex­
tran­je­ro. Im­par­te docencia a nivel licenciatura y posgrado, así como
cur­sos teórico-prác­ti­cos sobre los helmintos de peces. Sus proyectos
de investigación se enfocan a la identificación de los pa­rá­si­tos que
infectan a los peces marinos de la región.

95
Helmintos / Parásitos de peces
Capítulo 4

Nematodos acuáticos

Alberto de Jesús-Navarrete

L
os nematodos o gusanos re­don­dos
se consideran, junto con los co­pé­po­
dos, entre los or­ga­nismos más abun­
dan­tes del pla­ne­ta. Existen al­re­de­dor
de 80 000 especies de ne­ma­to­dos des-
­cri­tas, de un total posible de un mil­lón de es­
pe­cies. Los nematodos de vi­da libre vi­­ven en
el suelo, en los se­di­men­tos de los océa­nos
y agua dul­ce, mientras que otros pa­ra­si­tan a
mu­chos animales y plan­tas.
Los nematodos de vida libre pue­den
co­lo­nizar prácticamente cualquier há­bi­tat
húme­do que pueda sostener la vida de or­
ga­nis­mos multicelulares. Has­ta aho­ra, se
han des­cri­to alrededor de 4 500 espe­cies
de ambientes acuá­ti­cos, un número muy
ba­­jo si se con­si­de­ra la am­pli­tud de los fon­
dos ma­ri­nos.
Los nematodos tienen una forma sim­
ple; son alargados, en la parte an­te­rior se Steineria simplex
en­­cuen­tra la cabeza y ter­mi­nan en una co­la
de diferentes for­mas y extensión, su lon­
gi­tud varía de 0.5 a 3 mm, y su peso es
de apro­xi­ma­da­men­te un microgramo. La na bén­tica (Platt, 1984). Aunque existe una 1986; De Jesús-Na­va­rre­te, 1993a; Deu­de­
den­si­dad de población de los ne­ma­to­dos di­ver­si­­dad de grupos de alimentación, el pa­ ro y Vincx, 2000), pues se de­sa­rro­llan en el
acuá­ti­cos es de cerca de un millón de or­ pel de los nematodos filtradores es la re­mi­ sitio, y por su ba­ja mo­vi­li­dad se ven su­jetos
ga­nis­mos por metro cua­dra­do. Dentro del ne­ra­li­za­cion de nutrientes, prin­ci­pal­men­te a las con­di­cio­nes de al­te­­ra­ción, ade­más de
gru­po, existe una se­pa­ra­ción ecológica con el nitrógeno. que las co­mu­ni­da­des tie­nen un nú­me­ro
base en los tipos de alimentación, pues en­ Recientemente, se ha propuesto a los ne­ ele­vado de es­pe­cies.
con­tra­mos a los que se alimentan de bac­ ma­to­dos como indicadores de ten­sión am-
te­rias y pro­to­zoa­rios, los que se ali­men­­tan ­bien­tal y alteración de pro­ce­sos eco­ló­gi­cos. Diversidad
de al­gas microscópicas, y has­ta de­pre­da­do­ El análisis de las co­mu­ni­da­des de nema­to­
res. Los ciclos de vi­da pue­den ir de unos dos ha per­mi­ti­do de­tec­tar con­ta­mi­na­ción por Aún es incipiente la información sob­re la
cuantos días has­ta un año. pe­tró­leo, en­ri­que­ci­mien­to or­gá­ni­co y por me- di­­­ver­si­dad de los nematodos acuá­ti­cos en
tales pesados (Boucher, 1985; Lamb­shead, Quin­ta­na Roo. Se ha estudiado su dis­tri­
Importancia
Los nematodos cumplen un im­por­tan­te pa­
pel en el ecosistema acuá­­ti­­co, ya que par­ti­ Se calcula que podría
ci­pan dentro de las re­­des tró­fi­cas y son un existir un millón de especies de nematodos
en­la­ce entre la mi­cro­fau­na y la macrofau­-

96
Nematodos acuáticos
Fauna / Invertebrados acuáticos

El análisis de los nematodos ha permitido detectar contaminantes en el mar

bu­ción y abundancia en la la­gu­na de Bue­ te­ni­dos de ma­teria orgánica (3.69 %), lo que gui­do por el orden Monhysterida con ocho
na­vis­ta, un ambiente dul­­ce­acuí­co­la (De se reflejó en la composición trófica de los gé­ne­ros y el orden Enoplida con seis. La
Je­­sús-Navarrete, 1993b); en la Bahía de ne­ma­to­dos, que presentaron un dominio fa­mi­lia Desmodoridae tuvo cinco gé­ne­ros.
Che­tu­mal, un am­bien­­te sa­lo­bre (De Jesús- de los ali­­men­ta­do­res de super­fi­cie, lo cual Los gé­ne­ros más abundantes fue­ron: Ter­
Na­va­rre­te y He­rre­ra-Gómez, 1999, 2002), y in­di­ca con­di­cio­nes de enriquecimiento or­ che­llin­gia longicaudata, Spi­ri­nia pa­ra­si­ti­fe­
en el am­bien­te marino en diferentes pun­ gá­ni­co en el agua. ra, Cro­co­ne­ma cinc­ta, Eu­bos­tri­chus po­ro­
tos del Caribe mexicano, desde Xcalak has­ En Banco Chinchorro, la ne­ma­to­fau­na sum y Xyala riem­ma­ni. En total, re­gis­tra­das
ta Holbox (De Jesús-Navarrete, 2003; De es­tu­­vo representada en tres ór­de­nes, 21 fa­ pa­ra Quin­ta­na Roo, exis­ten 152 es­pe­cies
Jesús-Navarrete y Herrera-Gómez, 2007). mi­lias, 65 géneros y 98 especies, el orden de ne­ma­to­dos acuá­ti­cos de vi­da li­bre, pero
En Buenavista, la nematofauna que­dó Chro­ma­do­ri­da fue el mejor representado aún que­da mu­cho trabajo por ha­cer, prin­ci­
re­pre­sen­ta­da en 17 géneros, don­de los ór­ con nueve fa­mi­lias y 56 especies, mientras pal­men­te en lo referente a la des­crip­ción
de­nes Monhysterida y Eno­pli­da fue­ron los que el Enoplida tuvo nueve familias y 22 es­ de nue­vas es­pe­cies (cua­dro 1).
más abun­dan­tes, y las especies Neo­ton­ pe­cies; finalmente, el Mon­hys­­te­­ri­da, tuvo
choi­des sp., Vis­co­sia sp., Theristus sp., Axo­ tres familias y 16 es­pe­cies. Pa­racomesoma Distribución
no­lai­mus sp. y Di­chro­ma­dora sp. fueron ine­qua­le fue la es­pe­cie más común, se­
las do­mi­nan­tes. En la Ba­hía de Chetumal, gui­da por Me­yer­sia major, Spirinia hamata, Los nematodos acuáticos iden­ti­fi­cados en
prin­ci­pal­­men­te en la zo­na ur­ba­na, los or­ Odon­to­pho­­ra sp. y Rynchonema hirsutum, Quin­ta­na Roo, coinciden con los de otros tra­
ga­nis­mos quedaron in­clui­dos en cua­tro ór­ que en total representaron 23  % de las es­ ba­jos realizados en el Ca­ri­be. De hecho 52 %
de­nes, 21 familias y 37 gé­ne­ros, en­tre las pe­cies encontradas. Otras especies co­mo de las es­pe­cies co­rres­pon­den con nue­vos re­
especies más abun­dan­tes es­­tu­vie­ron: Neo­­ Eu­chro­ma­do­ra vulgaris, Sty­lo­­the­ris­thus sp. y gis­tros pa­ra México y 20 % son am­plia­cio­nes
ton­choides sp., Des­mo­do­ra sp., Ba­thy­lai­mus Tar­vaia sp. si­guie­ron en im­por­tan­cia. de ámbito de nematodos que fue­ron pri­me­
sp., Pseu­­do­chro­ma­do­ra sp., Des­mo­lai­mus En Isla Mujeres, se identificaron 34 gé­ ra­men­te descritos en el Golfo de Mé­xi­co, y
sp., Chro­ma­do­rina sp. y Stei­ne­ria sp. Las co­ ne­ros que correspondieron a 17 familias y del Caribe Oriental, co­mo las Is­las Gua­da­lu­
mu­ni­da­des fue­ron tí­pi­cas de se­di­men­tos tres órdenes. El or­den Chromadorida, fue pe (Decraemer y Gour­bault, 1986; Gour­bault
de arenas fi­nas y medianas con altos con­ el me­jor re­pre­sen­ta­do con 20 géneros, se­ y De­crae­mer, 1986).
La distribución de las especies en Quin­
ta­na Roo aparentemente es homogénea en
sitios con ca­rac­te­rís­ti­cas ambientales si­mi­
la­res, co­mo los arrecifes de Isla Mujeres y
Ban­co Chin­cho­rro, y similares entre am­bien­
tes salobres como la Bahía de Che­tu­mal y la
Bahía de la Ascensión. Se ob­ser­vó la pre­sen­
cia de nematodos del género Des­mo­do­ra en
la Bahía de Chetumal y es­to es nue­vo ya que
el género se había re­por­ta­do co­mo tí­pi­ca­
men­te marino. En am­bien­tes dul­ce­acuí­co­las
definitivamente exis­te una di­fe­ren­cia en la

( (
composición y abun­­dan­­cia de la fauna.

Existen 152 especies


de nematodos
acuáticos registrados
para Quintana Roo
Theristuserectus

97
Nematodos acuáticos
Capítulo 4

Cuadro 1. Distribución de nematodos acuáticos en Quintana Roo


Áreas estudiadas Géneros Órdenes más Especies
abundantes dominantes
Buenavista 17 Monhysterida Neotonchoides sp., Viscosia sp., Theristus sp., Axonolaimus sp. y
Enoplida Dichromadora sp.
Bahía de Chetumal 37 Neotonchoides sp., Desmodora sp., Bathylaimus sp.,
(zona urbana) Pseudochromadora sp., Desmolaimus sp., Chromadorina sp. y
Steineria sp.
Banco Chinchorro 65 Chromadorida (98 especies)
Enoplida Paracomesoma inequale, Meyersia major, Spirinia hamata,
Monhysterida Odontophora sp. y Rynchonema hirsutum, Euchromadora vulgaris,
Stylotheristhus sp. y Tarvaia sp.
Isla Mujeres 34 Chromadorida Terchellingia longicaudata, Spirinia parasitifera, Croconema cincta,
Monhysterida Eubostrichus porosum y Xyala riemmani
Enoplida

Amenazas para su conservación

A
unque no existe amenaza en particular para nin­­gu­na es­pe­ por la presencia de contaminantes (Bou­cher, 1985; Lambshead,
cie de nematodos, la principal ame­na­za es la al­te­ra­ción de 1986), como los desechos ur­ba­nos, in­dus­tria­les u otros inducidos
las condiciones na­tu­ra­les de las co­mu­ni­da­des. Cuan­do la por el hombre. La re­co­men­da­ción es man­tener las condiciones
calidad del há­bi­tat se modifica, se nota un cam­bio en la com­po­ de equi­li­brio de los eco­sis­te­mas acuá­ti­cos con el fin de con­ser­var
si­ción de especies y en la diversidad, y es­to se ha do­cu­men­ta­do la bio­di­ver­sidad de los or­ga­nis­mos que ahí habitan.

Estado de conservación

N
o se tienen estudios profundos sobre las afec­ta­cio­nes ci­das (No­re­ña y colaboradores, 1998). Pese a lo anterior, po­de­
de las comunidades humanas al am­bien­te acuático ni mos decir que las comunidades de nematodos se en­cuen­tran
so­bre los nematodos acuá­ti­cos en Quintana Roo. En la en buen estado de conservación, aunque en los ca­sos de pre­
Ba­hía de Chetumal, se han de­tec­ta­do condiciones de en­ri­que­ sencia de contaminantes se han detectado al­te­ra­cio­nes en la
ci­mien­to orgánico de las aguas y sedimentos (Ortiz y Sáenz, estructura de la comunidad. Sin embargo es ne­ce­sa­rio rea­lizar
1997) y la presencia de sustancias como hidrocarburos y pes­ti­ más investigaciones sobre estos fas­ci­nan­tes in­ver­te­bra­dos.

Acciones de conservación
La alteración de las
condiciones naturales

L
as principales acciones de conservación serán aque­llas re­la­cio­na­das con
es la principal amenaza man­te­ner la calidad del há­bi­tat y mejorar la calidad de las aguas residuales
para los nematodos en las zonas urbanas que se vierten en el sub­sue­lo. Se debe promover la con­
ser­va­ción de las playas y la es­ta­bi­li­dad de los procesos dentro de los eco­sis­te­mas.

98
Nematodos acuáticos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Literatura consultada

• Boucher, G. 1985. Long term monitoring of meiofauna densities • ––––– 2007. Nematodos de los arrecifes de Isla Mujeres y
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Gua­de­lou­pe and other Caribbean Islands II. Draconematidae. de­lou­pe. III. Epsilonematidae des genres nouveaux Me­
Zoologica Scripta 15(2):107-118. ta­­glo­chi­ne­ma n. g. (Glochinematidae) et Keratonema n. g
• Deudero, S. y Vincx, M. 2000. Sublittoral meiobenthic assem­ (Keratonematidae) n. sufam.). Bulletin Institute Museum Na­
bla­ges from disturbed and non-disturbed sediments at the turelle Paris 4, Serie 8A: 171-183.
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• De Jesús-Navarrete, A. 1993a. Distribución, abundancia y di­ver­ trial waste contamination as revealed by marine nematode
si­dad de los nematodos (Phylum Nematoda) bénticos de la fau­nal analysis. Marine Ecology Progress Series 29:247-260.
Sonda de Campeche, México. Revista de Biología Tropical • Noreña-Barroso, E., Zapata-Pérez, O., Ceja-Moreno, V. y Gold-
41(1):57-63. Bouchot, G. 1998. Hydrocarbon and organoclorine residue
• ––––– 1993b. Nematodos (Nematoda) de la laguna de Buenavista, con­centration in sediments from Bay of Chetumal, México.
Quintana Roo, México. Revista de Biología Tropical 41:649- Bulletin of Environmental Contamination and Toxicology
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• ––––– y Herrera-Gómez, J. 1999. Nematofauna asociada a la zona • Ortiz, M. C y Sáenz, J. R. 1997. Detergents and ortophosphates
ur­bana de la bahía de Chetumal, Quintana Roo, México. Revista inputs from urban discharges to Chetumal Bay, Quintana
de Biología Tropical 47(4):867-875. Roo, México. Bulletin of Environmental Contamination and
• ––––– 2002. Vertical distribution and feeding type of nematodes Toxicology 59:486-491.
from Chetumal Bay, Quintana Roo, Me­xi­co. Estuaries • Platt, H. M. 1984. Classify worms and stop pollution. Marine
25(6):1131-1137. nematodes may reveal the ‘health’ of the oceans-but only if
• ––––– 2003. Diversity of nematoda in a Caribbean atoll: Banco we are able to distinguish one species from another. New
Chinchorro, México. Bulletin of Marine Science 73(1):47-56. Scientist 28-29.

Acerca del autor


Alberto de Jesús-Navarrete Licenciado en Biología por la Universidad Autónoma Me­tro­po­li­ta­na,
Especialidad: Ecología del bentos marino, maestro en Biología Marina por el Cinvestav-Mérida y doc­tor en Cien­
meiofauna en particular nematodos cias Marinas por la misma institución, con una es­tan­cia pos­doc­to­ral en
acuáticos de vida libre, macrofauna, el Aquaculture Department, Harbor Branch Ocea­no­gra­phic Ins­ti­tu­te,
caracol rosado, análisis de recursos Fort Pierce Florida. Es investigador titular “B”, jefe de la línea de in­
pesqueros ves­ti­ga­ción en Pes­que­rías artesanales. Ha dirigido seis proyectos con
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal fi­nan­cia­mien­to nacional (tres de Conacyt, tres de Conabio); seis tesis
E-mail: [email protected] de maestría y 15 de licenciatura, cuenta con 75 publicaciones en el
área de su especialidad. Actualmente di­ri­ge una tesis de doc­torado y
ase­so­ra cuatro más.

99
Nematodos acuáticos
Capítulo 4

Rotíferos

Manuel Elías-Gutiérrez • Alma Estrella García Morales

L
os rotíferos son organismos mi­cros­
có­pi­cos (0.050 a 3 mm) que vi­ven en
ambientes de agua dul­­ce o salobre.
Su cuer­po presen­ta una cu­tí­cu­la elás­
ti­ca su­per­fi­cial, que en al­gu­nas es­pe­
cies pue­de formar pla­cas rí­gi­das; es de­cir,
una especie de con­cha. Re­gu­lar­men­te tie­
nen un número fijo de células que no cam­
bia entre todos los in­te­gran­tes de la mis­ma
es­pe­cie. Este fe­nó­me­no se conoce co­mo a) b) c)
eu­te­lia.
Otra característica de estos ani­ma­les es
que las membranas celulares en sus te­ji­dos
desaparecen, de tal forma que en su in­te­
rior sólo se aprecia una ma­sa de ci­to­plas­ma
mul­ti­nu­clea­da (lla­ma­da sin­ci­tio).
La parte posterior del cuerpo ter­mi­na en
un pie, pero no siempre se presenta (fi­gu­ra
1e, 1f). En or­ga­nis­mos con natación ac­ti­va
pue­de de­sa­pa­recer. El pie es más o me­nos
mó­vil y frecuentemente tiene en la par­te
ter­mi­nal unas proyecciones que re­ciben el d) pie
e) f)
nom­bre de dedos, donde de­sem­bo­can co­
dedos
mún­men­te unas glán­du­las cu­ya se­cre­ción
es ad­he­si­va, por lo tanto la fun­­ción de los de­
dos es ad­he­rir temporal o per­ma­nen­te­men­
te al rotífero en algún sus­tra­to, que pue­de
g)
ser otro organismo, una plan­ta o ro­ca.
La región apical conforma la ca­be­za, con
una región ciliada lla­ma­da corona, la cual h)
sir­ve para la lo­co­mo­ción y obtención de
ali­men­to. En al­gu­nos grupos, los adultos Figura 1. Diversidad de rotíferos en Quintana Roo. a) Brachionus falcatus (dorsal); b)
tie­nen es­ta ciliatura reducida y la corona Brachionus patulus (ventral); c) Keratella americana (dorsal); d) Lecane bulla (dorsal);
e) Lecane hornemanni (ventral); f) Lecane lunaris (ventral); g) mástax de Hexarthra
intermedia; h) mástax de Dicranophorus grandis
Los rotíferos son seres es rem­pla­za­da por una estructura en forma men­to. Otra ca­racterística general de los
microscópicos que viven de em­budo, en cuyo fondo se en­cuen­tra
la boca. A lo largo de es­te embudo, se
ro­tí­fe­ros es una faringe muscular, co­no­ci­da
co­mo mástax (figura 1g, 1h), que po­see un
en ambientes acuáticos pue­de apreciar una se­rie de setas largas jue­go complejo de man­dí­bu­las rígidas, he­
que funcionan co­mo red para atrapar el ali­ chas de qui­ti­na, lla­ma­das trofi.

100
Rotíferos
Fauna / Invertebrados acuáticos

La mayoría de los rotíferos son hembras, los


machos sólo aparecen cuando se dificulta la subsistencia

El mástax es una estructura im­por­tan­te utilizable pa­ra los lla­ma­dos con­su­mi­do­res es­te mo­men­to 118 es­pe­cies de ro­tí­fe­ros,
para identificar a los rotíferos y fun­cio­na co­ se­cun­da­rios, los cua­les pue­den ser lar­­vas de más de un tercio del total para el país, pero
mo una especie de pinzas que le sir­ven pa­ra in­sec­tos y pe­ces, u otros de­pre­da­do­res tam­ so­la­men­te se han analizado con cier­to de­ta­
atrapar e incluso “mas­ti­car” el ali­men­to. El bién mi­cros­có­pi­cos como los co­pé­po­dos. lle 20 cuerpos de agua, a pe­sar de la enor­
desarrollo re­la­ti­vo de piezas que com­po­nen No todos los rotíferos son her­bí­vo­­ros, hay me can­ti­dad de sistemas per­ma­nen­tes y
el más­tax se relaciona con la ali­men­ta­ción y algunos que también son de­pre­da­do­res y tem­po­ra­les que ca­rac­te­ri­zan a es­te es­ta­do.
pue­de ser asimétrico, co­mo otras partes de se alimentan de otros rotíferos o de crus­ Es­tos datos apa­recen pu­bli­ca­dos en varios
la anatomía de los ro­tí­fe­ros. La asimetría o tá­ceos mi­cros­có­pi­cos, como las pul­gas de tra­ba­jos (García-Morales y Elías-Gu­tié­rrez,
tor­sión del ani­mal se ma­ni­fies­ta en la na­ta­ agua e in­clu­so unos pocos se con­si­de­ran 2004; Sar­ma y Elías-Gu­tié­rrez, 1999; Elías-
ción con una tra­yec­to­ria he­li­coi­dal. pa­rá­si­tos. Gu­tié­rrez, 1998).

( (
Los rotíferos tienen dos formas de re­ Las familias con mayor diversidad de ro­tí­
pro­duc­ción, sexual y asexual. La mayoría fe­ros en Quintana Roo son la Bra­chio­ni­dae
de los ro­tíferos son hembras y se re­pro­ con 13 especies, Co­lu­rellidae con 13 es­
du­cen ase­xual­men­te dando origen a más En el grupo Bdelloidea pecies y Lecanidae con 38 especies. Las
hem­bras. Los machos aparecen en épocas espe­cies más raras en el estado son: Anu­ra­
di­fí­ci­les, cuan­do falta alimento o el charco
no existen machos eop­sis navicula, Lepadella donneri, Le­ca­ne
en que vi­ven se empieza a secar; cuando desde hace 40 aeganea, L. grandis, L. rugosa, Proa­les daph­
la re­­pro­duc­ción es sexual se forman unos nico­la, Eosphora anthadis y Co­llo­the­ca or­na­
hue­vos de re­sis­ten­cia, que so­bre­viven a
millones de años ta, pues además de no en­con­trar­se en ningún
es­tas con­di­cio­nes, hasta que vuelven a ser otro estado del país, sólo se han registrado
pro­pi­cias, y de esos huevos emergen so­la­ en una oca­sión en Quin­ta­na Roo (Sarma y
men­te hem­bras. Elías-Gu­tié­rrez, 1999; Gar­cía-Morales y Elías-
En un importante grupo conocido como Debido a su reproducción tan rá­pi­da, pue­ Gu­tié­rrez, 2004). Las más co­mu­nes en el es­
Bde­lloi­dea no existen los ma­chos desde ha­ den ser cultivados pa­ra ob­te­ner un ali­men­to ta­do son Ke­ra­te­lla americana, Lecane ar­cu­
ce 40 millones de años (Milius, 2000); esto de alta ca­li­dad pa­ra lar­­vas de peces de in­ la, L. bu­lla, L. cornuta, L. crepida, L. hastata,
se debe a que pre­sentan una fase de re­sis­ te­rés co­mer­cial en la acua­cul­tu­ra (Mo­ra­les- L. hor­ne­ma­nni, L. lunaris, L. obtusa y Dis­so­
ten­cia co­no­cida como criptobiosis (vida en­ Ven­tu­ra y co­la­bo­ra­do­res, 2004). Tam­bién son trocha acu­lea­ta. Algunas de estas es­pecies
te­rra­da) o anhidrobiosis (vida sin agua), pues uti­li­za­dos como in­di­ca­do­res de la ca­li­dad se en­cuen­tran en la figura 1. Por otro lado,
el agua metabólica del ani­mal se di­si­pa re­ del agua, pues un cam­bio en la es­truc­tu­ra Gar­cía-Mo­ra­les (2001) encontró que la di­ver­
du­cien­do hasta 75 % de su vo­lu­men ori­gi­nal, de sus co­mu­ni­da­des pue­de in­di­car un ex­ si­dad de es­pe­cies en Quintana Roo co­rres­
quedando como una par­tí­cu­la des­hi­dra­ta­da ce­so de con­ta­mi­na­ción or­gá­ni­ca (co­mo he­ pon­de en tér­mi­nos generales a sis­te­mas de
y sin ac­ti­vi­dad. Un ro­tí­fe­ro en crip­to­bio­sis ces fe­cales) o de sus­tan­cias tó­xi­cas (co­mo aguas lim­pias y es dis­tin­ta en com­po­si­ción
pue­­de sobrevivir por más de 20 años e in­clu­ metales pe­sa­dos). Por es­ta ra­zón tam­bién al res­to del país. Cabe señalar que todos los
so se han re­hi­dra­ta­do al­gu­nas for­mas de­se­ se uti­li­zan para eva­luar sus­tan­cias tó­xi­cas re­sul­ta­dos publicados hasta es­te mo­men­to
ca­das desde el si­glo an­te­pa­sa­do. y cuan­ti­fi­car sus efec­tos mediante prue­bas co­rres­pon­den a un solo mues­treo en cada
es­pe­cia­les de to­xi­ci­dad en el la­bo­ra­to­rio o lo­ca­li­dad, por lo que es muy pro­bable que
Importancia di­rec­­ta­men­te en el ambiente acuá­ti­co (Sar­ con­for­me se in­ten­si­fi­que el esfuerzo, la lista
ma y co­la­bo­ra­do­res, 2010). de especies aumenta sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te.
Los rotíferos pueden ser encontrados en
cual­quier lago, laguna e incluso un charco Diversidad Distribución
tem­po­ral. También se les puede encontrar
en ambientes sa­lo­bres y marinos, así co­mo En México existen unas 300 especies de Todos los ambientes acuáticos pue­den
en el suelo hú­me­do y en las gotitas de agua ro­tí­fe­ros de las aproximadamen­te 1 200 con­te­ner rotíferos, desde las gran­­des la­gu­
que se forman sobre los musgos. re­gis­tra­das en todo el con­ti­nen­te ame­ri­ca­ nas has­ta el agua que se jun­ta en la flor
La importancia de estos organismos es no. La ma­yo­ría de ellas son cos­mo­po­li­tas de al­gu­nas plantas co­mo las bromelias.
enor­me pues la ma­yo­ría consu­men algas y y po­cas tie­nen dis­tri­bu­cio­nes res­trin­gi­das. Sin em­bar­go, son muy pocos los sistemas
bacterias, y se con­vier­ten así en una for­ma En Quin­ta­na Roo se han re­gis­tra­do hasta don­de se han estudiado y publicado re­sul­

101
Rotíferos
Capítulo 4

ta­dos so­bre ellos en Quintana Roo. Al­gu­nos del es­ta­do. El norte no se ha es­tu­dia­do. La Amenazas para su conservación
de los cuerpos de agua donde se re­gis­tra­ mayor parte de las especies de ro­tí­feros
ron son: los cenotes Noh ts’onot, Es­pe­ran­ se consideran cosmopoli­tas y unas pocas Son las mismas que encontramos para las
za y Ga­lea­na; las la­gu­nas Donato, El Padre, especies son endémi­cas. De estas úl­ti­mas pul­gas de agua, pues comparten el hábitat
La­gu­na Ka­ná, Chichancanab y Chun­yax­ no se ha encontrado ninguna en Quin­ta­na con estos or­ga­nis­mos y responden de una
ché; el Puen­te Sorpresas, Ucum y char­ Roo, sin em­bar­go faltan por es­tu­diar al­gu­ manera similar a la con­ta­mi­na­ción y la de­
cos tem­po­ra­les cerca de Kohunlich. To­dos nos de los sistemas más im­por­tan­tes del pre­dación por es­pe­cies exóticas.
estos sis­te­mas se localizan en el cen­tro-sur es­ta­do, como la Laguna de Ba­ca­lar.

Estado de conservación

C
omo ya se mencionó, la mayor parte de los sis­te­mas de dua­les ilegales están au­men­tan­do, lo que in­du­da­ble­men­te afec­
Quintana Roo todavía se conservan bas­tan­te lim­pios. De­ ta­rá no sólo a los rotíferos sino a toda la flora y fauna que ha­bi­ta
sa­for­tu­na­da­men­te la ba­su­ra y descargas de aguas re­si­ en estos lugares.

Acciones de conservación

L
a primera acción y más importante es evitar los ba­su­re­ros es­ta­do, limita su utilización en sistemas de acua­cul­tu­ra, donde
a cielo abierto, pues los es­cu­rri­mien­tos, fa­vo­re­ci­dos por la ade­más debe evi­tar­se la introducción de es­pe­cies exóticas. Es
porosidad del suelo de Quin­tana Roo, van a dar in­me­dia­ta­ me­jor de­sa­rro­llar un ecoturismo de bajo im­pac­to, don­de no se
men­te a los sis­te­mas subterráneos que ali­men­tan estos cuerpos uti­li­cen motores fuera de borda de dos tiem­pos (por ejem­plo
de agua, contaminándolos casi in­me­dia­ta­men­te. Es ne­ce­sa­rio ve­le­ris­mo, kayaks) y no se rea­li­cen re­lle­nos y corte de la ve­ge­
dis­po­ner de la basura con métodos ade­cua­dos y lejos de los ta­ción ribereña. Es­to per­mi­ti­rá con­ser­var no sólo la co­mu­ni­dad
sis­te­mas acuáticos. de ro­tí­fe­ros, sino todos los or­ga­nis­mos que de ellos de­pen­den,
La naturaleza de aguas limpias con poca carga or­gá­ni­ca y una in­clui­dos los peces.
du­re­za muy alta de la mayor parte de los cuerpos de agua del

Literatura consultada

• Elías-Gutiérrez, M. 1998. Phylum: Rotifera. In: Xacur, J. A. • Sarma, S. S. S. y Elías-Gutiérrez, M. 1999. A survey on the rotifer
(Editor). Enciclopedia de Quintana Roo, México. pp. 327-343. (Ro­ti­fe­ra) fauna of the Yucatan Peninsula (Mexico). Revista
• García-Morales, A. 2001. Distribución y riqueza de la fauna de ro­ de Bio­lo­gía Tropical 47:187-196.
tí­fe­ros en el sureste de México y algunas zonas de Gua­te­ma­ • ––––– Corral-Jacquez, F. I., Nandini, S. y Brena-Bus­ta­man­te, P.
la y Belice. Tesis de Maestría en Ciencias. Ecosur, Che­tu­mal, 2010. Population level indicators of stress: effects of two
Quintana Roo. pp. 1-74. heavy metals (copper and mercury) on the growth of Lecane
• ––––– y Elías-Gutiérrez, M. 2004. Rotifera from southeastern Me­ quadridentata (Ehrenberg, 1830) (Ro­ti­fe­ra: Lecanidae). Journal
xi­co, new records and com­ments on zoogeography. Anales of Environmental Science and Health Part A-Toxic/Hazardous
del Instituto de Biología 75:99-120. Substances y Environmental En­gineering 45:32-36.
• Milius, S. 2000. Bdelloids: No sex for over 40 million years. • Uicab- Sabido, R. A. 1998. Análisis de la composición de rotíferos
Scien­ce News 157:326. de tres cenotes. Tesis de Licenciatura. Universidad Autónoma
• Morales-Ventura, J., Nandini, S. y Sarma, S. S. S. 2004. Functional de Yucatán. 87 p.
responses during the early larval stages of the charal fish • ––––– 2001. Influencia del hábitat sobre las poblaciones de
Chi­ros­to­ma riojai (Pisces : Atherinidae) fed rotifers and cla­do­ rotíferos del cenote X’lakah, Yucatán. Tesis de Maestría en
ce­rans. Journal of Applied Ichthyology 20:417-421. Ciencias. Cinvestav, Unidad Mérida. 92 p.

102
Rotíferos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Acerca de los autores


Manuel Elías-Gutiérrez Biólogo por la unam-Iztacala, maestro y doctor en Ciencias con es­pe­
Especialidad: Zoología, taxonomía y cia­li­dad en Ecología por el ipn (encb) y especialista en Zooplancton por
ecología del zooplancton dulceacuícola la Universidad de Gante, Bélgica. Es miembro del Sistema Nacional
Institucion: Ecosur, Unidad Chetumal de Investigadores, nivel II; profesor titular en la unam-Iztacala, con an­
E-mail: [email protected] ti­güe­dad de 18 años, e investigador titular en Ecosur desde 1997. Ha
[email protected] dirigido 14 tesis de licenciatura, tres de maestría y una de doctorado.
Es autor de más de 55 artículos científicos en el área de zooplancton,
ocho capítulos de libros y tres libros, ha realizado es­tan­cias de trabajo
en Estados Unidos, Europa y Canadá.

Alma Estrella García Morales Bióloga por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (unam), y
Especialidad: Taxonomía y ecología de maes­tra en Ciencias por Ecosur, donde estudia el doc­to­ra­do. Obtuvo
rotíferos mención honorífica en la licenciatura y en la maestría. En apo­yo a
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal su programa de doc­to­rado se encuentra becada en Canadá por el
E-mail: [email protected] programa Emerging Leaders of Latin America Program. Desde su ser­vi­­
cio social se ha dedicado al estudio de los rotíferos bajo la di­rec­­ción del
Dr. Manuel Elías-Gutiérrez. Ha publicado estudios de la di­ver­si­dad de
rotíferos en México, Guatemala y Belice.

103
Rotíferos
Capítulo 4

Anélidos poliquetos
Sergio I. Salazar-Vallejo
• Luis F. Carrera-Parra • Norma Emilia González Vallejo

L
os poliquetos son anélidos que abun­
dan especialmente en el mar, cuen­­tan
con varias es­pe­cies de aguas es­tua­ri­
nas y unas po­cas viven en ambientes
ca­si te­rres­tres, como de­ba­jo de las
ho­jas de mangle en suelo hú­me­do. A di­fe­
ren­cia de los otros anélidos, co­mo las lom­
bri­ces de tierra o las san­gui­jue­las, el cuer­po
de los po­li­que­tos es más com­ple­jo. En el
grupo hay va­rias es­pe­cia­li­za­cio­nes pa­ra dis­-
­tin­tos ti­pos de vida que van ligadas con la
cla­si­fi­ca­ción tradicional co­mo erran­tes o se­
den­ta­rios. La mayoría de las es­pe­cies son
de pequeño tamaño, por lo que no son fá­
ci­les de observar, pe­ro al­gu­nas de las más
vis­to­sas pue­den apre­ciar­se en los arre­ci­fes
co­ra­li­nos y se les co­no­ce como flo­res o plu­
me­ros de mar (fi­gu­ras 1-4).
De manera práctica, las familias de po­
li­que­tos se dividen en sedentarios y erran­
tes. Los primeros viven en la are­na o el lo­do,
o en tubos que ellos mis­mos fa­bri­can; su
cabeza está mo­di­fi­ca­da pa­ra ali­men­tar­se
de lo que arras­tran las co­rrien­tes o para
re­­co­ger materiales del fondo. En­tre los
se­­den­­ta­rios, la coloración puede ser muy
Hermodice carunculata
es­pec­tacu­lar en la porción que sa­le del tu­ Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
bo, que puede ser la mi­tad del cuer­po. Es
Figura 1. Poliqueto errante, anfinómido

fre­cuen­te que esa co­lo­ra­ción sea de ad­ver­ que viven en la co­lum­na de agua son casi
Se han descrito ten­­cia, por­que esa parte tiene mal sa­bor o siem­pre trans­pa­ren­­tes; estos últimos son
es tó­xi­ca. Los errantes se des­pla­zan so­bre casi todos de­­pre­da­do­res (Suárez-Mo­ra­les
15 000 de unas la are­na o entre las rocas y al­gu­nos vi­ven y colaboradores, 2005), pero su im­por­tan­
sus­pen­di­dos en el agua; en cual­­quier ca­ cia está me­nos documentada que la de los
30 000 especies de so, se mueven en bus­ca de ali­mento y tie­ re­si­den­tes del fondo del mar.
nen bo­cas es­pe­cia­li­za­das para ob­te­ner­lo,
poliquetos en el a me­nu­do con pie­­zas du­ras a manera de Importancia
man­dí­bu­las sim­ples o com­ple­jas.
mundo Los que viven en el fondo del mar pue­ Los poliquetos son el grupo más abun­dan­
den ser muy coloridos, mien­tras que los te en los fondos arenosos, mix­tos (ro­cas y

104
Anélidos poliquetos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Por su abundancia en los fondos arenosos, su número de


especies y biomasa, los poliquetos resultan importantes indicadores de calidad ambiental

arena) o fangosos; son a me­nu­do el grupo pa­ra re­fi­nar su uso potencial co­mo ta­les. De Diversidad y distribución
con más especies y con mayor biomasa la mis­ma manera, se está eva­luan­do a las
en la mayoría de los fondos marinos, por lo es­pe­cies de ofélidos para tra­tar de ha­llar En el mundo se han descrito unas 15 000
que se han usa­do como indicadores de la ca­ al­gu­na que pueda usarse co­mo in­di­ca­do­ra especies de poliquetos. En el mar Cari­be,
li­dad am­bien­tal o de su contamina­ción (Sa­ de la calidad del ambiente en las playas, ya región del Atlántico Occi­­den­tal que com­
la­zar-Vallejo, 1991; Salazar-Valle­jo y co­la­bo­ que de dicha calidad de­pen­de el turismo. pren­de Ber­mu­da, Florida, el Golfo de Mé­xi­
ra­do­res, 2009). Por ello, son im­por­tan­tes en Por otra parte, un buen número de es­pe­ co y las An­ti­llas, y de Centroamérica hasta
las relaciones ecológicas con el res­to de los cies de poliquetos capitélidos, es­­­pió­ni­dos, el nor­te de Brasil, se han registrado unas
or­ga­nis­mos dado que son con­su­mi­do­res pri­ maldánidos y neréididos con­su­men el se­di­ 1 100 especies (Salazar-Vallejo, 1996). Se
ma­rios (her­bí­voros), se­cun­da­rios (car­ní­vo­ros) men­to directamente y pue­den digerir la ma­ cal­cu­la que en el mundo hay unas 30 000
o ca­­rro­ñe­ros, y las es­pe­cies que con­su­­men te­ria orgánica. Por ello, algunas es­pe­cies se es­pe­cies, por lo que aún falta documentar
el se­di­men­to con­tri­bu­yen a la mi­ne­ra­li­za­ción han usa­do en Japón para fines de bio­rre­me­ la mitad; por lo tanto, de­be­mos seguir tra­
de la materia or­gá­ni­ca. dia­ción o para tratamiento de los lo­dos de ba­jan­do en la ta­xo­no­mía del grupo.
En una investigación preliminar pu­di­mos sedimentación de las plantas de tra­ta­mien­to En El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur)
identificar a un par de ne­réi­di­dos co­mo in­di­ de aguas; con los tra­ba­­­jos de in­ves­ti­ga­ción se han realizado cuatro tesis de li­cen­cia­tu­
ca­do­res del aporte de la ma­te­ria or­gá­ni­ca en adecuados, es­­tos recursos po­drían apro­ve­ ra, siete de maestría y sie­te de doctorado,
la Bahía de Che­tu­mal, pero faltan es­tu­dios char­se con el mismo pro­pó­si­to en Mé­xi­co. que han resultado en unas 50 publicaciones

Megalomma sp.
Spirobranchus sp.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Figura 3. Poliqueto sedentario,


Figura 2. Poliqueto sedentario, serpúlido perforador de coral sabélido tubícola

105
Anélidos poliquetos
Capítulo 4

so­bre la faunís­ti­ca o la taxonomía del gru­ (fi­gu­ras 2 y 3) y terebélidos. De los erran­tes,


po. En con­se­cuen­cia, hemos descrito diez a los an­fi­nó­mi­dos (figura 1), eu­­fro­sí­ni­dos,
gé­ne­ros y unas 90 especies. Además de eu­ní­ci­dos, fi­lo­dó­ci­dos, lum­bri­né­ri­dos, ne­réi­
las especies ya conocidas, las otras están di­dos y po­li­nói­dos. Una com­pi­la­ción so­bre
de­po­si­ta­das en la Colección de Re­fe­ren­cia algunos avan­ces rea­li­za­dos con ca­rac­te­rís­
de Bentos Costero en la misma institución. ticas e ilus­tra­cio­nes para las es­pe­cies fue
Así, la sección de po­lique­tos incluye unas in­corpo­ra­da en la En­ci­clo­pe­dia de Quin­ta­na
650 espe­cies; la mi­tad son del Caribe me­ Roo (Salazar-Va­lle­jo y Ca­rre­ra-Parra, 1998).
xi­ca­no, 230 corresponden a Quintana Roo y Actualmente se investigan cua­tro fa­mi­
se cuenta con materiales del Pacífi­co Orien­ lias de se­den­ta­rios: fla­be­li­gé­ri­dos, ofé­li­dos,
tal tro­pical y de otras regio­nes del mundo. te­re­bé­li­dos y sa­bé­li­dos; y cin­co de erran­tes:
Los grupos estudiados a pro­fun­di­dad eu­ní­ci­dos, he­­sió­ni­dos, ne­réi­di­dos, onú­fi­dos
han sido las familias con mayor ri­queza o y pi­lár­­gi­dos, así co­mo algunas es­pe­cies re­
con es­pe­cies abundantes; así, en­tre los le­vantes pa­ra el arre­ci­fe co­mo el gu­sa­no de
se­den­ta­rios se han es­tu­dia­do es­pió­ni­­dos, fuego, Her­mo­di­ce ca­run­cu­la­ta (figura 1).
mal­dá­­ni­dos, sa­bé­li­dos (figura 4), ser­­pú­li­dos

En Ecosur, se resguardan 650 especies de poliquetos en la Anamobaea sp.


Colección de Referencia de Bentos Costero,
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
230 son de Quintana Roo Figura 4. Poliqueto sedentario, sabélido
perforador de coral

Conservación

N
o hay información sobre el estado de con­ser­va­ción de Indicadoras. Algunas especies de capitélidos, es­pió­ni­dos y ne­
los poliquetos, el nivel de amena­zas pa­ra las especies réi­di­dos tienen fama de ser indicadoras; en este sentido,
en particular o las accio­nes con­­cre­tas para mejorar su ha­ce falta concluir los estudios de ne­réidi­dos realizados
pre­ser­va­ción. Por lo cual se ha­ce necesario ir más allá de los en la Bahía de Chetumal y se eva­lúan especies de ofélidos
tra­ba­jos taxonó­mi­cos y promover estudios sobre ecología y como posibles in­di­ca­do­res de la calidad de las playas. Una
re­pro­duc­ción de las especies más frecuentes o abundantes vez definidas las posibles especies indicadoras, se debería
y sobre otros aspectos relevantes. Se pueden reconocer tres con­­­tar con programas estatales y municipales para el mo­ni­
áreas críticas que también deben atenderse: exó­ti­cas, in­di­ca­ to­reo de la calidad ambiental de las playas. Tam­bién en es­te
do­ras y biorremediación. ca­so, harán falta investigaciones en taxo­no­mía y en eco­lo­gía.
Exóticas. Conforme avanzamos a un clima planetario más cáli­ Biorremediación. La biorremediación es el uso de mi­cro­or­ga­
do, las especies tropicales están migrando ha­cia los polos. Al nis­mos para reestablecer un ambiente con­ta­mi­na­do a su
mismo tiempo, los buques han in­cre­men­ta­do su capacidad con­di­­ción original. En México te­ne­mos el problema de la
para contener agua de las­tre, lo que contribuye a una ma­ acumu­lación de materia or­­gá­ni­ca en las aguas costeras y en
yor colonización de nuevas áreas por especies exóticas. En los lo­dos de se­di­men­ta­ción; por ello, es deseable contar con
es­te tema hay dos necesidades básicas: estudiar las es­ al­gu­nas especies consumidoras de sedimentos que pue­dan
pe­cies que viven en puertos y marinas para distinguir si man­te­ner­se en alta densidad y reproducirse con facilidad,
son o no exóticas y evaluar su potencial para colonizar o con­di­ción que ofrecen los poliquetos. Sin embargo no se
in­va­dir otras regiones, incluso en el mismo mar Ca­­ri­be. han hecho estudios del consumo de poliquetos capitélidos,
Este es un tema que requiere in­ves­ti­ga­cio­nes taxonómicas es­pió­nidos, maldánidos y ne­réi­di­dos del sedimento marino
y ecológicas. y su capacidad de di­gerir materia orgánica. En este tema,

Continúa

106
Anélidos poliquetos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Conservación

se requiere investigación taxonómica para clarificar los nom­ podrían vender como car­na­da para pesca deportiva o pa­ra
bres de las especies y luego sobre fisiología o eco­lo­gía pa­ra alimentar peces de acua­rio y, si la producción fuera ma­si­va,
precisar las condiciones óptimas para su de­sa­rrollo. De he­ incluso pa­ra alimentar a los reproductores en granjas de ca­
cho, si las especies seleccionadas son de buen tamaño, se ma­ro­nes.

Literatura consultada
• Salazar-Vallejo, S. I. 1991. Contaminación marina: méto­dos de • ––––– de León-González, J. A. y Sa­lai­ces-Polanco, H. 2009
eva­luación biológica. Ciqro-Gobierno del Estado de Quinta­na (2008). Poliquetos (Annelida: Po­lychaeta) de México: Ge­
Roo, Chetumal, Quintana Roo. 190 pp. ne­ra­li­da­des, claves ilus­tra­das para familias, géneros y
• ––––– 1996. Lista de especies y bibliografía de los poliquetos bibliografía. Lis­ta de especies. Universidad Autónoma de
(Po­lychaeta) del Gran Caribe. Ana­les del Instituto de Biología, Baja Ca­li­for­nia Sur, La Paz. 211 pp.
serie Zoología, unam 67:11-50. • Suárez-Morales, E., Jiménez-Cueto, S. y Salazar-Va­llejo, S. I.
• ––––– y Carrera-Parra, L. F. 1998. Gusanos. En­ciclopedia de 2005. Catálogo de los poliquetos pelágicos (Polychaeta) del
Quintana Roo, vol. 4. Chetumal, Quintana Roo. pp. 76-133. Ca­ri­be Mexicano. Conacyt, Ecosur, México. 99 pp.

Acerca de los autores

Sergio I. Salazar-Vallejo Biólogo y doctor en Ciencias. Ingresó al Sistema Nacional de In­ves­ti­


Especialidad: Zoología de invertebrados ga­do­res en 1985 y desde 1988 es investigador nacional, ac­tual­men­te
especialmente taxonomía y ecología de ni­vel II. Cuenta con aproximadamente 100 pu­bli­ca­cio­nes, 59 en revistas
poliquetos in­di­za­das, diez capítulos en libros, 35 pu­bli­ca­cio­nes de divulgación y
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal tres li­bros: Poliquetos de Mé­xi­co, Con­ta­mi­na­ción marina y Poliquetos
E-mail: [email protected] pe­lá­gi­cos del Ca­ri­be; es coe­di­tor de Biodiversidad del Caribe mexicano
y Bio­di­ver­si­dad marina y cos­te­ra de México. Ha realizado 20 es­tan­cias
de in­ves­ti­ga­ción en Es­ta­dos Unidos y Europa, es curador vi­si­tan­te del
mu­seo de Los Án­ge­les y profesor visitante del museo de París.

Luis F. Carrera-Parra Biólogo y doctor en Ciencias. Ingresó al Sistema Nacional de In­ves­ti­ga­


Especialidad: Zoología de invertebrados do­res en 2007 como investigador nacional nivel I. Cuen­ta con 36 pu­bli­
especialmente taxonomía y ecología de ca­cio­nes, 20 en revistas indizadas, un libro, ocho capítulos en libros y
poliquetos siete de divulgación. Ha realizado 12 es­tan­cias de investigación en el
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal ex­tran­je­ro, ha participado en 13 proyectos de investigación sobre eco­
E-mail: [email protected] lo­gía y taxonomía de in­vertebrados marinos, ha presentado 18 tra­ba­jos
en congresos nacionales e internacionales, además de ser ins­truc­tor
de nue­ve cursos sobre taxonomía de poliquetos y uno de cla­dís­ti­ca.
Coeditor de: Poliquetos de México y América tropical.
Norma Emilia González Vallejo Bióloga marina. Cuenta en su trayectoria con diez artículos científicos
Especialidad: Zoología de invertebrados con ar­bi­tra­je, ocho capítulos de libros y 12 artículos de di­vul­ga­ción.
especialmente taxonomía y ecología de Es coe­di­to­ra del libro Biodiversidad marina y costera de México. Ha
moluscos dirigido dos tesis de licenciatura y ofrecido dos cursos-taller sobre
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal Taxonomía de Moluscos en el Instituto Tecnológico de Chetumal.
E-mail: [email protected] Actualmente es téc­ni­ca académica titular “B” y responsable de la
Colección de Referencia de Bentos Costero.

107
Anélidos poliquetos
Capítulo 4

Moluscos marinos

Norma Emilia González Vallejo

L
os moluscos son los in­ver­tebra­dos
más llamativos y mejor cono­ci­dos
des­pués de los artró­po­dos; el grupo
in­clu­ye a los ca­ra­co­les, almejas, os­
tio­nes, pul­pos, calamares, quitones
y col­millos. La concha es lo más dis­tin­ti­vo;
pre­­sen­ta gran variedad de formas, co­lo­res
y ornamentaciones, y puede ser ar­ti­cu­la­da
co­mo en los quitones, ves­­ti­gial como en
los nudibranquios o pul­­pos, o reducida a
es­pí­cu­las cal­cá­reas como la que presentan
los apla­có­fo­ros vermiformes o so­le­no­gas­
tres (figura 1).
Los moluscos comparten un pa­trón es­
truc­tu­ral. La forma del cuer­po es ovoide
con la superficie ven­tral pla­na y muscular
for­man­do el pie. El dor­so está recubierto
por una con­­­cha cal­cá­rea que protege los
ór­ga­nos in­ter­nos; es decir, la masa vis­­ce­ral
y la epi­der­mis o manto, que es la que se­
cre­ta la con­cha. La boca por­ta una fila de
dien­te­ci­llos llamada rá­du­la, a excepción
de los bi­val­vos, con la que raspan de la su­
per­fi­cie ro­co­sa pequeñas algas u or­ga­nis­
mos (Gon­zá­lez, 1998). En cuanto a su ta­lla,
pue­den ser de unos cuantos mi­­lí­me­tros
has­ta me­tro y medio como la almeja gi­gan­
te (Tri­dac­na) que ha­bi­ta en aguas aus­tra­lia­
nas, o in­clu­so ma­yo­res como los pul­pos y
ca­la­ma­res gi­gan­tes.

Los moluscos de mayor


importancia económica Cyphoma gibbosum

son las almejas y Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

ostiones, caracoles, Este grupo es esencialmente ma­ri­no, pero fun­das; mu­chos son sésiles (fijos to­­da su vi­
babosas, pulpos y muchas especies se han adap­ta­do al agua da a rocas, vegetación, pilotes y a otros or­
calamares dulce y al medio te­rres­tre. Habitan des­de ga­nis­mos) como los ostiones y me­ji­llo­nes,
los polos hasta las trincheras oceá­ni­cas pro­- y tienen que obtener su ali­­men­to filtrando

108
Moluscos marinos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Dos especies de mejillones fueron utilizados como indicadores de


contaminación orgánica en la Bahía de Chetumal

A B C concha D
sifones

sifón
pie
ligamento
boca
umbo

boca pie

pie
ano espículas

ano surco G sifón


del pie
E valvas

cinturón

F
manto
parte
parte
posterior
anterior

Figura. 1 Principales representantes del grupo de los moluscos. A) Monoplacophora, B) Aplacophora, C) Gastropoda, D) Bivalvia,
E) Poliplacophora, F) Scaphopoda y G) Cephalopoda. (Modificado de: S.P. Dance 1989).

con sus branquias las partículas que están


en el agua (sus­pen­sí­vo­ros). Otros na­dan y
se desplazan grandes distancias, son ac­
ti­vos cazadores (carnívoros) que usan sus
ojos bien desarrollados, como pul­pos y ca­
la­ma­res.
Otros pueden ser carroñeros, de­tri­tí­­vo­ros
o asociarse como comensa­les o pa­rá­si­tos.
El tipo de reproducción es va­ria­ble, exis­ten
es­pe­cies her­ma­fro­di­tas (am­bos se­xos), pe­
ro la mayo­ría tiene se­xos se­pa­ra­dos (go­no­
có­ri­cos); so­la­men­te en los gas­te­ró­po­dos
su­pe­rio­res y en los ce­fa­ló­po­dos la fer­ti­li­
za­­ción es interna. La lar­va caracterís­ti­ca de
los moluscos es la tro­có­fo­ra, que se trans­ Melongena melongena
for­ma para llevar unas es­truc­­tu­ras co­mo Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
velos o alas que usa para des­pla­zar­se, por
lo que se le de­no­mi­na velígera. Algunos moluscos recorren grandes distancias

109
Moluscos marinos
Capítulo 4

Importancia
estómago
Los moluscos son un componente abun­dan- corazón
te de la biota de las costas ro­co­sas y arre­ci­ branquias
fa­les y juegan un pa­pel im­por­tan­te en ellas
por su impac­to en la sucesión, el cre­ci­mien- manto
­to al­gal y otras interacciones. Las tres cla­ses glándula
me­jor conocidas por su im­por­tan­cia eco­­nó­ digestiva cerebro
mi­ca son almejas y ostio­nes (Bi­­val­via), ca­
ra­co­les y babosas (Gas­tro­po­da) y pul­pos y gónadas ojo
ca­la­ma­res (Ce­pha­lo­po­da); las cla­ses res­tan­ tentáculo
recto
tes no tienen relevancia eco­nó­mi­ca y son
los quitones o cucarachas ma­ri­nas (Po­ly­pla­
opérculo
co­pho­ra), los colmillo de ele­­­fante (Sca­pho­
po­da), las lapas de aguas pro­fun­das (Mo­no­
pla­co­phora) y los pri­mi­ti­vos so­le­no­gas­tres
(Apla­co­pho­ra).
pie probóscide
Algunos caracoles dulceacuíco­las de ríos
y lagunas tienen importan­cia mé­di­ca o ve­te­
Anatomía de un gasterópodo
ri­na­ria porque son hués­pe­des in­ter­me­dia­rios
de parási­tos. Ade­­más, los me­ji­llo­nes, os­tio­-
nes y otros bivalvos han si­do uti­li­za­dos pa­ra
estudios sobre con­ta­mi­na­ción, por sus há­bi­
tos sésiles y ca­pa­ci­dad pa­ra con­­cen­­trar con­- En 1992 el caracol rosado ya se consideraba
ta­mi­nan­tes. Así, en la Ba­hía de Che­tu­mal se una especie amenazada
estudiaron a los me­ji­llo­nes Bra­chi­don­tes
exus­­tus y My­ti­lop­sis sallei co­mo in­di­ca­do­
res de con­ta­mi­na­ción or­gá­ni­ca (Lla­nes-Bae­­
za y Gon­zá­lez, 2001).
Todas las culturas antiguas del mun­do,
especialmente las costeras, han utilizado las
conchas como mo­ne­das, utensilios o co­
mo objetos de cul­­to religioso. En el sim­bo­
lis­mo ma­ya, las conchas re­pre­sen­ta­ban la
tie­­rra y la abundancia de frutos, se usaban
aso­cia­das al jade, en ritos fú­ne­bres; re­pre­
sen­ta­cio­nes artísticas de pintura y ce­rá­mi­ca
son abundantes muestras de ello (Gon­zá­
lez, 1998).
El caracol rosado (Strombus gigas) es
uno de los recursos pesqueros más va­lio­
sos de la cuenca del Caribe; en los años
cin­cuen­ta era extraído pa­ra autoconsumo,
pero durante los se­ten­ta su captura co­mer­
cial se in­cre­men­tó de tal manera que pa­ra
1992 ya se consideraba amenazada. Casi
90 % de la captura en Quintana Roo es de
esta especie y en menor cantidad de otras, Octopus sp.
como el caracol blanco (Strom­bus costatus),
el chacpel (Pleuroploca gi­gan­tea), tomburro Foto: Gabriel Navarro

(Turbinella an­gu­la­ta), el trom­pi­llo (Fasciolaria


El pulpo es reconocido por su importancia económica
tulipa) y oca­sio­nal­men­te la chigua (Cittarium

110
Moluscos marinos
Fauna / Invertebrados acuáticos

pi­ca). En la mi­tad del siglo pasado, el ca­


ra­col rosado era tan abundante que fue
in­clui­do en el es­cu­do del estado (So­sa y
colaboradores, 1997).
Sin embargo, la pesquería y ex­trac­ción de
especies comestibles han sido in­ten­si­vas y
han colocado a al­gu­nas especies en pe­ligro
de de­sa­pa­recer. Las leyes estata­les pro­hí­ben
la recolección de moluscos en de­ter­mi­na­das
fechas, como el caso del ca­ra­col ro­sa­do cu­
ya veda es del 1 de ma­yo al 31 de oc­tu­bre,
periodo en el que se es­pe­ra que las po­bla­
cio­nes pue­dan crecer y re­cu­pe­rar­se (www.
conanp.gob.mx).
Otro recurso pesquero importante es el
pul­­po; del que se capturan dos es­pe­cies:
el pulpo rojo (Octopus ma­ya) y el patón
(Oc­to­pus vulgaris). Las áreas de pesca son
el li­to­ral de Yu­ca­tán y la parte norte de Quin­-
ta­na Roo (isla Hol­­box). También al­gu­nas
es­pe­cies de calamar (Loligo sp y Do­ry­teu­ Cyphoma gibbosum
this sp.) son capturadas ocasionalmen­te
en las re­des camaroneras. Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

De acuerdo con el diagnóstico, en 1994 En el simbolismo maya las conchas representaban la tierra
só­­lo el pulpo rojo presentaba so­bre­ex­plo­ta­ y la abundancia de frutos
ción y la recomendación fue extender el pe­
rio­do de veda (So­lís-Ramírez, 1994).
Para el Caribe mexicano se han descrito
Una fuente adicional de ingreso es la ven­
ta de artesanías; los pescado­res ex­traen 985 especies, 675 corresponden a Quintana Roo
con­chas y las venden para la ela­bo­ra­ción de
lla­ve­ros, figuras de­co­ra­ti­vas y otros. Es­to se
rea­li­za prin­ci­pal­men­te en Is­la Mu­je­res, Can­ Acanthopleura granulata
cún y Cozumel, que son si­tios con más tu­
ris­mo y tradición en el uso de los re­­cur­sos
ma­ri­nos.

Diversidad
A nivel mundial se han descrito unas 93 000
especies de moluscos vivos y se co­no­cen
alrededor de 70 000 especies fó­si­les. Sin
em­bar­go, aún existen re­gio­nes poco es­tu­
dia­das, por lo que se considera que faltan
por ser des­cri­tas aproximadamente 46  000
es­pe­cies (Brus­ca y Brusca, 2003).
Para la Península de Yucatán se han re­
por­ta­do 769 especies de mo­lus­cos (Vo­kes
y Vokes, 1983). Pa­ra el Golfo de Mé­xi­co y
Caribe me­xi­ca­no, 985 es­pe­cies en la base Foto: Gabriel Navarro
de datos de la Aca­de­mia de Cien­cias de
Filadelfia (www.ma­la­­co­log.net), y, de éstas, Los moluscos son un componente abundante de la biota, juegan un papel importante
675 co­rres­pon­den a Quintana Roo. en la sucesión, el crecimiento algal y otras interacciones

111
Moluscos marinos
Capítulo 4

El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) yor número de ejem­pla­res es de Bra­chi­don­- desplazarse en el me­dio acuático. Vokes
cuen­ta con una sección de moluscos en la tes exus­tus y My­ti­lop­sis sa­llei, entre los qui­ y Vokes (1983) dividieron en sie­te zonas
Co­lec­ción de Re­fe­­ren­cia; a la fecha con­tie­ to­nes des­taca la es­pe­cie Acan­tho­pleu­ra geográficas la dis­tri­bu­ción de los mo­lus­cos
ne 294 es­pe­cies agrupadas en 94 fami­lias, gra­nu­la­ta, aunque de las otras cla­ses sólo litorales de la península; localizaron la ma­yor
to­das recolectadas en las costas de la pe­nín­ se cuen­ta con un ejem­plar o dos por es­ diversidad en la cos­ta Caribe y zona arre­ci­fal.
su­la. De acuerdo con los datos se­ña­la­dos, pe­­cie. La úni­ca es­pe­­cie con­si­de­ra­­da co­ Pos­te­rior­men­te, González y colaboradores
es­to representaría sólo 50 % del cálcu­lo pa­ mo en­dé­mi­ca es el pul­po Oc­to­pus maya, (1991) en­con­­traron que la zona orien­tal es la
ra el estado; la di­fe­ren­cia puede de­ber­se al aun­­que Gon­zá­lez y colaboradores (1991) me­jor re­pre­sen­ta­da en cuan­to a número de
poco esfuerzo de re­­co­lec­­ta o a las es­pe­cies sugirieron 13 gas­­te­ró­po­dos como en­dé­mi­ es­pe­cies (223), las fa­mi­lias de bivalvos Te­lli­ni­
de aguas pro­fun­das que aún no han si­do cos de la pro­vin­cia ca­ri­be­ña. dae y Arcidae pre­sen­taron la mayor ri­que­za,
es­tu­dia­das en Quintana Roo. mien­tras que, en los gasterópodos, los fi­su­
La clase Gastropoda es la que con­tie­ne el Distribución ré­li­dos y murícidos fue­ron los do­mi­nan­tes.
mayor registro de especies, y con me­jor re­- También señalaron que muy po­­cas es­pe­cies
pre­sen­ta­ción están los ca­ra­co­les Co­lum­be­lla La distribución de los moluscos ma­rinos de gasterópodos y bi­val­vos fue­ron re­co­lec­ta­
mercatoria, Hi­ppo­nix an­ti­qua­tus y Ce­ri­ti­hum de­pen­de de la salinidad, la temperatura, das en lu­ga­res con ac­ti­vi­dad tu­rís­ti­ca como
li­tte­ra­tum. Son bastante co­mu­nes en la zo­­ la pro­fun­di­dad, las corrientes y las carac- Xca­­ret, Co­zu­mel y Hol­box, y que esto pue­
na litoral y viven en la zo­na de pas­tos de la ­te­rís­ti­cas del fondo, el de­sa­rro­­llo embrio- de estar afectando la dis­tri­bu­ción de al­gu­­nas
laguna arrecifal. En la cla­se Bi­val­via, el ma­­ nario y la capacidad de sus larvas para especies litorales.

Amenazas para su conservación

L
a contaminación, la extracción pesquera ex­ce­si­va y las da­des humanas (embarcaciones, acui­cul­tu­ra). Un ejemplo es
mo­­di­fi­caciones físicas en la zona costera son las prin­ci­ el os­­tión gigante japonés (Crassostrea gigas), que es cultivado
pa­les cau­sas de disminución de la fau­­na litoral e infrali­ en mu­chos paí­ses por su rápido crecimiento y rendimiento.
to­ral. Una noticia preo­cu­pan­te es la se­ña­la­da por un par de En el Pa­cí­fico mexicano, se documentó la invasión del me­ji­
cien­tí­fi­cos sobre la “amena­­za áci­da”, y se refiere a la cantidad llón My­ti­lop­sis adamsi en Mazatlán, que fue descrito de Pa­
de dió­xi­do de car­bono (CO2) liberado a la atmósfera, cada día namá (Sal­ga­do-Barragán y Toledano-Granados, 2006). En el
en au­men­to y que al di­sol­ver­se en los océanos los vuelve Caribe me­xi­cano aún no se realizan es­tu­dios al respecto, pero
más áci­dos, y para los or­ga­nis­mos que poseen conchas esto por la gran can­ti­dad de cru­ce­ros que llegan a nuestras cos­
se vuelve un ambiente co­rro­si­vo e incluso mortal McKibben, tas, es posible que ya ten­gamos algunas especies exóticas
2007). Otra amenaza reciente son las especies exóticas o in­va­ es­ta­ble­ci­das.
so­ras; son organismos llevados a otros lugares por las ac­ti­vi­

Estado de conservación Acciones de conservación

A L
a mayoría de las recomendaciones de conservación es­tán di­ri­gi­das
l margen de las especies sujetas a pes­ca o
a las especies de importancia comercial y se li­mi­tan a las vedas. En
del impacto por huracanes (Ba­he­na y co­la­
un estudio reciente sobre ge­né­ti­ca de po­bla­cio­nes de caracol rosado
bo­ra­dores, 2000; Salazar-Vallejo, 2002), el ni­
en la península, Tello-Ce­ti­na y colaboradores (2005) concluyeron que los
vel de conservación de los moluscos es des­co­no­ci­
niveles de variabilidad ge­né­ti­ca en las po­bla­cion­es estudiadas no reflejan
do. La especie más crítica, el ca­ra­col ro­sa­do, me­re­ce
fragilidad pa­­ra la sub­sis­ten­cia de esta especie. Sin embargo, además de la
nuevos esfuerzos de cul­ti­vo y li­be­ra­cio­nes, como los
veda (Ba­surto y colaboradores, 2005) pa­ra esta especie, es necesario es­tu­
realizados en crip-Puer­to Mo­re­los en los ochenta, para
diar las interacciones del organismo con las otras es­pe­cies en la red trófica
re­po­blar los li­to­rales del es­ta­do.
(Navarrete y colaboradores, 1997) y promover su re­cu­pe­ración.

112
Moluscos marinos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Literatura citada
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• Navarrete, A. J., García, C., González, N. E. y Baqueiro, E. 1997. University, New Orleans, U.S.A. 183 pp.

Acerca de la autora
Norma Emilia González Vallejo Bióloga marina. Es autora de ocho artículos cien­tí­fi­cos arbitrados, diez
Especialidad: Zoología de invertebrados ca­pí­tu­los de libros y 12 artículos de di­vul­gación. Es coeditora del libro
especialmente taxonomía y ecología de Bio­di­ver­si­dad marina y cos­te­ra de México. Ha dirigido dos tesis de li­
moluscos cen­cia­tu­ra y ofrecido dos cursos-taller so­bre Taxonomía de moluscos
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal en el Instituto Tec­no­ló­gi­co de Che­tu­mal.
E-mail: [email protected]

113
Moluscos marinos
Capítulo 4

Cacerolita de mar

Héctor Javier Ortiz-León • Carmen Olivia Rosas Correa

L
a cacerolita de mar es un or­ga­nis­mo
que habita en ba­hías, lagunas cos­te­
ras y en el mar; pertenece a la clase
Me­ros­to­ma­ta y se encuentra dentro
del gru­po de los artrópodos, junto
con los arácnidos, crustáceos e insectos.
Las principales características de es­te gru­-
po son: un exoesqueleto, o ca­­pa­ra­zón, du­­ro
y segmentado, con apén­­di­­ces es­­pe­cia­li­za­
dos y ar­ti­cu­la­dos, y la muda pe­rió­di­ca de su
ca­pa­ra­zón (exuvia) el cual es­­tá formado prin­
ci­pal­men­te por qui­ti­na. El cuer­po se divide
en tres re­gio­nes (fi­gu­ra 1):
1) El prosoma, que en posición dor­sal pre­
sen­ta un par de grandes ojos com­pues­­
tos laterales y un par de ojos más pe­
queños en la par­te me­dia, mientras que
en la par­te ven­tral tiene seis pares de
apén­di­ces que emplea para la ali­men­ta­
ción y la lo­co­mo­ción: un par de que­lí­ce­
ros, un par de pedipalpos y cuatro pa­­res
de pa­tas;
2) El opistosoma, que dorsalmente pre­sen­­
ta seis pares de espinas móvi­les en los
bor­­des laterales, en tan­­to que en la par­
te ventral los apén­di­ces son di­fe­ren­tes:
el primer par, la quilaria, son apén­di­ces
muy cor­tos, uniarticulados y pro­vis­tos de
es­­pi­nas y cerdas; los res­tan­tes seis pa­­
res con forma de lámina son uti­li­za­dos
pa­ra la re­pro­duc­ción, res­pi­ra­ción y na­ta­
ción, un par co­rres­pon­de al ori­fi­cio ge­ni­
tal y cin­co pa­res a laminillas bran­quia­les;
3) El telson es una espina trian­gu­lar (Váz­
quez, 1987).

Los sexos se pueden diferenciar por­que Cacerolita de mar / Limulus polyphemus


el macho es más pequeño que la hem­bra, la
cual llega a medir has­ta 60 cm de lon­gi­tud; Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
además, los pe­di­pal­pos del ma­cho es­tán

114
Cacerolita de mar
Fauna / Invertebrados acuáticos

Las cacerolitas de mar son fuente de alimento de tortugas marinas

ojos sencillos hipostoma


orgáno frontal
cresta
mediana prosoma
quelíceros

ojos pedipalpos
compuestos boca

cresta
línea de
lateral
rompimiento en
opistosoma
la muda
pleuras del
sexto segmento pata
del cuerpo
quilaria
punta genal
opérculo
fosetas genital
espina
raquis
telson

A B

Figura 1. Exoesqueleto de la cacerolita de mar (Limulus polyphemus). A. Vista dorsal; B. Vista ventral. (Tomado de Vázquez, 1987.)

en for­ma de gancho y los de la hem­bra en


for­ma de pinza (Gómez-Aguirre y co­la­bo­ra­
do­res, 1992) (figura 2). b
Durante la época de reproduc­ción, en
pri­ma­ve­ra y verano, migran ha­cia las zonas a
cos­te­ras una gran canti­dad de individuos a
los sitios de ani­da­ción. La reproducción ocu­­
rre en no­ches de luna llena, apro­ve­chan­­do la
ma­rea alta. El macho se sujeta a la hem­bra
en la parte media de su cuer­po me­dian­te sus
pedipalpos, y la pa­reja unida se arras­tra a
la línea de plea­mar, la hembra ex­ca­va un
nido en suelos de arena-concha-li­mo don­de
de­po­si­ta cientos de huevos, los cua­les son
fertilizados por el macho, y el olea­­je los cu­
bre de sustrato (figura 3). Al si­guien­te ci­clo
lunar, cuan­do vuelve a su­bir la ma­rea, los
Figura 2. Diferencias anatómicas según el sexo en la cacerolita de mar: a) pedipalpos
nidos quedan al des­cu­bier­to, y son li­be­ra­das
de macho y b) de hembra. (Tomado de Gómez-Aguirre y colaboradores, 1992.)
las lar­vas tri­lo­bi­tas nadadoras que mi­den

115
Cacerolita de mar
Capítulo 4

0.5 cm, las cuales, al cabo de una se­ma­na,


expe­ri­men­tan la primera muda de­­no­mi­na­da
limulito, dando lugar a un li­ge­ro crecimiento
y a la aparición del telson (Váz­quez, 1987;
Gó­mez-Agui­rre, 1993).

Importancia
Las cacerolitas de mar desempeñan un pa-
­pel ecológico importante en la ca­de­na tró­fi­-
ca. Se alimentan de ne­ma­to­dos, po­li­que­
tos, crustá­ceos, meji­llo­nes, al­me­jas, y pe­ces
muertos; a su vez, en estado adul­to son fuen­
te de alimento de tortugas ma­ri­nas, mien-
­tras que sus huevos y larvas son el ali­men­to
de aves, peces, así como de mu­­chos in­ver­te­
bra­dos, como los can­gre­jos. Co­­mo de­pre­da­
dor y pre­sa es in­du­da­ble su pa­pel en el equi­
li­brio de las co­mu­ni­da­des (Gó­mez-Agui­rre y
co­la­bo­ra­do­res, 1994). (Fi­gu­ra 4.)
Económicamente, en Estados Uni­dos han Cacerolita de mar / Limulus polyphemus
sido empleadas como ali­men­to pa­ra po­­llos y
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
cerdos, fertilizante y co­mo ce­bos pa­ra cap­tu­ Figura 3. La reproducción en la cacerolita de mar ocurre en las noches de luna llena,
rar anguilas. La quitina del exo­es­­que­le­to se aprovechando la marea alta
utiliza pa­­ra producir len­tes de con­tac­to y ae­
ro­so­les para el ca­be­llo; para se­pa­­rar metales
da­ñi­nos que pue­den di­sol­ver­se en el agua
po­ta­ble y pa­ra limpiar cier­tos productos quí­
mi­cos de aguas re­si­dua­les; también se em­
plea en cu­ra­cio­nes de heridas leves ya que
no pro­vo­ca reac­cio­nes alérgicas.
En el ámbito biotecnológico, la san­gre
o hemolinfa ha servido para de­sa­rro­llar in­
ves­ti­ga­cio­nes en el cam­po de las cien­cias
biomédicas, ta­les como in­mu­no­lo­gía, neu­
ro­lo­gía, en­do­cri­no­lo­gía y clínica (Swerd­low,
1999). Se descubrió que la he­mo­lin­fa de las
cacerolas se coagulaba cuan­do se ex­po­nía a
endotoxinas, po­de­ro­sos ve­ne­nos químicos
liberados por cier­tas bac­te­rias. La sustancia
responsable de la coagulación fue llamada
Li­mu­lus Ame­bo­cy­te Lysate (lal). Esta sus­
tan­cia es usa­da en la detección de con­ta­mi­
na­ción bac­te­ria­na en dro­gas y dis­po­si­ti­vos
mé­di­cos; en la de­ter­mi­na­ción de la me­nin­
gi­tis bac­te­ria­na y es­pi­nal.
Los mayas la denominaban mex; en los
códi­ces, ba­jo­rre­lie­ves y grabados de vesti­ Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
gios pre­his­pá­ni­cos, aparecen figuras que Figura 4. La cacerolita de mar es fuente de alimento de tortugas marinas

116
Cacerolita de mar
Fauna / Invertebrados acuáticos

repr­esen­tan a la especie. El mayor apre­cio cuen­tra en México y está re­­gis­tra­­da en los


por el mex o limulus maya de­bió re­la­cio­nar­ litorales de Cam­pe­che, Yu­ca­tán y Quintana
se con los conocimien­tos as­tro­nó­mi­cos, Roo. Se le ca­li­fi­ca como una es­pe­cie de La cacerolita de mar
me­teo­­ro­ló­gi­cos y ocea­no­grá­fi­cos que pue­ dis­tri­bu­ción en­dé­mi­ca y, en la ca­te­go­ría de hembra llega a medir hasta
den es­ti­mar­se por el comportamiento de riesgo, en pe­li­gro de extinción por la NOM-
los li­mu­lus (Gó­mez-Aguirre y colaborado­ 059-SEMARNAT-2001, publicada en el Dia­rio
60 cm de longitud
res, 1994). Oficial de la Fe­de­ra­ción el 6 de marzo de
2002 (Semarnat, 2007).
Diversidad Uni­dos, des­de Maryland hasta la Península
Distribución de la Florida, y la Península de Yucatán en
A nivel mundial, se conocen cuatro es­pe­­cies Mé­xi­co. En Quintana Roo, L. po­ly­phe­mus,
de merostomados: Limulus po­ly­phe­mus, Ta­ La especie L. polyphemus tiene una dis­tri­ se en­cuen­tra presente en las localidades
chy­pleus gigas, T. tri­den­ta­tus y Car­ci­nos­cor­ bu­ción geográfica muy lo­ca­li­za­da, es única de Hol­box, Cabo Ca­to­che, Chiquilá, Isla
pius ro­tun­di­cau­da. La ca­ce­ro­li­ta de mar L. en el continente ame­ri­ca­no, y se distribu­ Blan­ca, Isla Contoy, La­gu­na Nichupté, Pun­
po­ly­phe­mus es la única es­pe­cie que se en­ ye en la costa del Atlán­ti­co de los Estados ta Allen y Bahía de la Ascensión.

La sangre de la cacerolita se usa en investigaciones


biomédicas y para la detección de meningitis bacteriana y espinal

Amenazas para su conservación

E
l desarrollo de la zona costera, la instalación de puer­tos, En Holbox, los ejemplares mueren debido a que al arribar a
ciu­da­des, complejos turísticos e in­dus­tria­les, así como la la playa para excavar sus nidos, quedan en­re­da­dos en pastos
ex­plo­ra­ción submarina y la ex­trac­ción de hidrocarburos, de Thalassia, que les impiden regresar al agua (Rosas, 2000); del
han ocasionado un daño enor­me a las poblaciones de L. po­ly­ mis­­mo modo, a veces quedan atra­pa­­dos en las redes de pesca
phe­mus, en la ma­yo­ría de los casos de forma irreversible, al re­ y, pa­ra de­sen­re­dar­los, al­gu­nos pescadores les rompen el telson
du­cir o afec­tar sus áreas de reproducción; por lo que es preciso o cola y por con­si­guien­te los ejemplares mueren. En las zonas
tomar medidas y realizar in­ves­ti­ga­cio­nes para mitigar estos per­tur­ba­das por el hombre fue notoria la ausencia de es­tos or­
efectos y detener el pro­ce­so de su ex­ter­mi­nio (Gómez-Aguirre, ga­nis­mos, en tan­to que en las áreas no alteradas la presencia de
1993; Gómez-Aguirre y co­la­bo­ra­do­res, 1994). Limulus va­rió en número (Gómez- Aguirre, 1994; Rosas, 2000).

Uso y aprovechamiento en la región

E
n Quintana Roo la cacerolita de mar no tiene nin­guna El crear concien­cia entre los pobladores significaría una fuen­
uti­li­dad. En la localidad de Holbox se podría difundir la te de ingresos eco­nó­micos, al aprovecharla de manera ar­te­sa­
im­por­tan­cia que tiene la especie con la finalidad de im­ nal y eco­­tu­rís­tica. Asimismo, la extracción responsable de la
ple­men­tar estrategias que conlleven a su uso y conservación. hemolinfa po­dría ser otra fuente importante de recursos.

117
Cacerolita de mar
Capítulo 4

Estado de conservación

E
n la Península de Yucatán se ha investigado muy poco sobre las pobla­
cio­nes de L. polyphemus. En 1985, Gómez-Aguirre expuso los pri­me­
ros conceptos cuantitativos en localidades del litoral de la Pe­­nín­su­la
de Yucatán; el número de exuvias, organismos vivos y muer­tos ob­ser­va­dos,
fue inferior a 1 000, lo cual confirmó que su frecuencia está aso­cia­da a zonas
de manglar y de vegetación su­mergi­da no perturbada ten­dien­do a erra­di­car­se
en las áreas de in­fluencia antropogénica.
Rosas y colaboradores en el mes de febrero de 1999 registraron 311 in­
di­viduos en Holbox: 1.5 % eran organismos vivos, 31.4 % muer­tos y 66.2 %
exuvias. Ortiz y colaboradores (2000), en cinco lo­ca­li­dades de la is­la Holbox,
du­ran­te la temporada de nortes en­con­tra­ron 331 in­dividuos, de los cuales
20.5 % eran organismos vi­vos, 35.3 % muertos y 44.1 % exu­vias. Los
resultados mues­tran que la población de la cacerolita de mar es es­ca­sa, por
lo que es ne­ce­sa­rio realizar estudios que permitan precisar el de­te­rio­ro de
su po­bla­ción, para asegurar su conservación y recuperación na­tu­ral.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

La existencia de la cacerolita está


asociada a zonas de manglar no perturbadas

Acciones de conservación

E
l área de distribución de la cacerolita de mar en Quin­ta­
na Roo incluye áreas natura­les protegidas: is­la Holbox
se encuentra en el área de protección de flora y fau­na,
denominada Yum-Balam; isla Contoy y la por­ción marina que
la cir­cun­da está decretada en la categoría de Parque Ma­ri­no
Nacional, al igual que la costa occidental de Isla Mujeres, Pun­ta
Cancún y Punta Nizuc; y la re­ser­va de la biósfera de Sian Ka’an,
que compren­de la Bahía de la As­cen­sión y la Bahía del Es­pí­ri­tu
San­to (Segob, 1987).

Cacerolita de mar / Limulus polyphemus

Literatura consultada

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118
Cacerolita de mar
Fauna / Invertebrados acuáticos

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1992). Tesis de Maestría. unam. 38 pp.
• Rosas, C., Ortiz, H. y Castro, J. 1999. Dinámica poblacio­nal de la
cacerolita de mar (Limulus polyphemus L.) en Holbox, Quin­

Acerca de los autores


Héctor Javier Ortiz-León Maestro en Recursos Naturales y Desarrollo Rural por Ecosur. Ha
Especialidad: Zoología de invertebrados participado en los proyectos de in­ves­ti­ga­ción: Es­tu­dio poblacional de
(artrópodos) la cacerolita de mar (Limulus polyphemus L.) una especie amenazada
Institución: Instituto Tecnológico de en Quintana Roo y Aspectos ecológicos de la jai­ba azul Callinectes
Chetumal sapidus en la Bahía de Chetumal, Quintana Roo, Mé­xi­co. Autor de un
E-mail: [email protected] artículo. Participó en el Congreso Nacional de Zoología, Ocea­nografía,
Agro­no­mía y Biología; así como en el Foro Estatal de Acuacultura y
Pes­ca. Es profesor titular “C” de E.S., y jefe del Laboratorio de Zoología
de la licenciatura en Biología del Instituto Tecnológico de Chetumal.

Carmen Olivia Rosas Correa Maestra en Recursos Naturales y Desarrollo Rural por Ecosur. Ha
Especialidad: Pesquerías participado en los siguientes pro­yec­tos: Estudio po­bla­cio­nal de la
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal cacerolita de mar (Limulus polyphemus L.) una especie amenazada en
E-mail: [email protected] Quintana Roo y Análisis de la pesquería de la jaiba azul Callinectes
sapidus en la Bahía de Chetumal, Quintana Roo, México. Autora de un
artículo. Participó en el Con­gre­so Na­cio­nal de Zoología, Oceanografía,
Agronomía y Biología; Foro Es­ta­tal de Acuacultura y Pesca. Es
coordinadora de Vinculación de Ecos­ ur, Unidad Chetumal.

119
Cacerolita de mar
Capítulo 4

Pulgas de agua

Manuel Elías-Gutiérrez

L
as pulgas de agua son crus­tá­ceos
co­mo los camarones, y viven flo­tan­
do en el agua, o aso­ciadas al fon­do o
en algún tipo de soporte, co­mo las
plantas sumer­gi­das. El nom­bre se
de­be a que nadan como si dieran sal­­tos en
el agua al impulsarse con sus se­gun­das an­-
te­nas, el principal órgano de lo­co­mo­ción (fi­
gu­ra 1). A pesar de que no to­das son es­
tric­ta­men­te formas nadadoras, se con­si­de­
ran uno de los grupos más im­­por­tan­tes del
zoo­planc­ton dul­ce­acuí­cola (or­ga­nis­mos que
nadan, pe­ro no pueden con­tra­rres­tar una co­
rrien­te fuerte).
Se caracterizan por tener el cuerpo cu­
bier­to por un caparazón formado por dos
valvas y generalmente se ali­men­tan fil­tran­
do pequeñas algas o bac­te­rias del agua,
con los pelos de sus cinco o seis pares de
pa­tas to­rá­ci­cas. El alimento es atrapado en
es­tos “fil­tros” y llevado a la boca. También
se nu­tren “raspando” el fondo y ali­men­tán­
do­se del material que sus­pen­den de esta
for­ma. Presentan una proyección del ab­do­
men (el post­ab­do­­men) que termina en dos
ga­rras, ar­ma­das con una serie de dien­te­ci­ Figura 1. Microfotografía electrónica de barrido de un cladócero típico (Grimaldina
llos en forma de peines (figura 1). La fun­ brazzai). Se observan ampliadas las estructuras señaladas en el texto
ción del postabdomen es en la mayoría de
los ca­sos limpiar las pa­tas to­rá­ci­cas. Las pulgas de agua forman parte de los el depre­da­dor, di­suel­ta en el agua (Dod­son,
cladóceros, y un fenómeno que pre­sen­tan 1989).
va­rios grupos de cla­dó­ce­ros es la ci­clo­mor­
Las pulgas de fo­­sis, que con­sis­­­te en cambios esta­cio­na­les
en la mor­fo­lo­gía externa del ani­mal. De­bi­do
Importancia
agua son un a esto aparecen formas ex­tra­ñas, con gran­ El interés por las pulgas de agua no sólo
des proyecciones de la ca­be­za (co­mo es­pinas es científico, también tienen un gran valor
importante grupo o yelmos). Después de muchos es­tu­­dios, se eco­­nó­mi­co-ecológico como indicadores
concluyó que por lo general la apa­ri­ción de de la ca­li­dad del agua. En México, ha­cia el
del zooplancton es­tas es­truc­tu­ras les ayuda a evitar la de­­pre­ centro del país, existen pes­que­­rías de estos
crustáceos que son uti­li­­za­dos sobre todo
dulceacuícola da­ción, y es causada por la se­ñal quí­mi­ca
emi­ti­da por una sustancia des­pren­di­da por co­­mo alimento vivo de pe­ces de acua­­rio. En

120
Pulgas de agua
Fauna / Invertebrados acuáticos

Las pulgas de agua tienen un gran valor como indicadores de la calidad del agua

otras par­tes del mun­do se ha de­sa­rro­lla­do du­ran rá­pi­da­men­te y son más pe­que­ños que Por otro lado, algunos cladóceros in­tro­
una tecnología pa­ra su uso co­mo ali­men­to las hem­bras. Su úni­ca función es bus­car una du­ci­dos, como Daphnia lum­hol­tzi, se han
en sistemas de pro­duc­ción de peces. hem­bra fértil pa­ra fecundarla. Los hue­vos fe­ vuel­to invasivos. Quizá, este or­ga­nis­mo
Actualmente existe una Nor­ma Oficial cun­da­dos se trans­for­man en es­truc­tu­ras de de ori­gen africano llegó en 1983 a Te­xas
Me­xi­ca­na para la evalua­ción de la toxicidad resistencia lla­ma­das efi­pios, las cuales pue­ den­tro del tubo digestivo de un pez, la per­
aguda de sustancias di­suel­­tas en el agua, den o no fu­sio­nar­se con el ca­pa­ra­zón que ro­ ca del Nilo (Havel y Hebert, 1993). Ac­tual­
que toma como mo­de­lo un cladócero co­no­ dea el cuer­po. Di­chos efipios pue­den fi­jar­se men­te ha invadido el este de los Es­ta­dos
ci­do co­mo Daphnia magna (Secofi, 1995); al fon­do o flo­tar, pero también sir­ven pa­ra Unidos, del sur a los grandes la­gos del nor­
pe­ro esta técnica es similar a una nor­ma de la dis­per­sión, pues resisten el pa­so por el te (Muzinic, 2000) y ya se encuentra en es­
la Environmental Protection Agen­cy (epa) de trac­to di­ges­ti­vo de aves y peces si son tra­ ta­dos del norte de Mé­xi­co. Muy pro­ba­ble­
los Estados Unidos, de­sa­rro­lla­da con esta ga­­dos, o se adhieren a las plumas o pe­lo de men­te se mo­ve­rá a gran velocidad hasta el
especie que es de aguas tem­pla­das y no or­ga­nis­mos acuáticos. Tam­bién so­por­tan la sur y se des­co­no­ce el efecto que oca­sio­na­rá
se en­cuen­tra en México. No hay una norma de­se­ca­ción total. Los efi­pios per­ma­ne­cen la­ al penetrar en sistemas tro­pi­ca­les. De­bi­-
para el trópico, donde los pro­ce­sos son di­ ten­tes (a veces durante 50 años o más) has­ta do a que tiene las espinas del cuer­po muy
fe­ren­tes debido a las altas tem­pe­ra­tu­ras. que las con­di­cio­nes vuelven a ser fa­vo­ra­bles, lar­gas no es el alimento pre­fe­ri­do de los pe­-
Una ventaja que tiene el uso de los cla­ dan­do nue­­va­men­te origen a hembras, con lo ces, sobre todo los juveniles (Swaffar y
dó­ce­ros como indicadores de la ca­li­dad del que continúa el ciclo vi­tal. O'Brien, 1996; Kolar y Wahl, 1998).
agua es que la mayor par­te del tiem­po se

( (
re­pro­du­cen asexual­men­te. Este fe­nó­me­no Diversidad
es­tá limitado a unos cuantos animales y
estriba en que sus poblaciones naturales Las pulgas de Hasta el momento se conocen 600 es­pe­-
y cul­ti­va­das son dominadas por hem­bras, agua se encuentran lo cies de cladóceros a nivel mun­dial, la ma­
cu­yos huevos maduran sin ne­ce­si­dad de fe­ mismo en un charco que yo­ría de aguas dul­ces, pero al­gu­nas viven
cun­da­ción y generan úni­ca­men­te hem­bras, en el mar. Re­­cien­te­men­te se publicaron dos
en una laguna es­tu­dios so­­bre la abun­dan­cia y bio­lo­gía de
que vuelven a re­pro­du­cir­se en lo que re­sul­ta
un ci­clo vital. De esta forma, la des­cen­den­ Pseudo­­­evad­­ne tergestina en el Ca­ri­be me­­xi­
cia con­sis­te en individuos casi igua­les ge­ ca­no (Cas­tellanos-Osorio y Elías-Gu­tié­rrez,
né­ti­ca­men­te. Por esta razón, su cre­ci­mien­to 1999, 2003).
po­bla­cio­nal puede ser muy rá­pi­do y su res­ Debido a la presencia de los efipios y a En el país se han registrado 143 especies,
pues­ta al estrés am­bien­tal muy si­mi­lar, ya su capacidad de dispersión, en el pasado se de las cuales 51 se en­cuen­tran en la Pe­nín­-
que se trata de clones na­tu­ra­les. pensó que las especies de cladóceros eran su­la de Yu­ca­tán y 36 en Quintana Roo (Elías-
La reproducción asexual se sus­pen­de en las mismas en cual­quier continente. Hoy se Gu­tié­rrez y co­la­bo­ra­do­res, 2007). En to­
el momento de un estrés am­bien­tal (por ejem- sa­be que no es así y continuamente se des­ do Mé­xi­co, recientemente se han des­cri­to
­plo cuando se em­pie­za a se­car el es­­tan­que). cu­bren nuevas especies para la cien­­cia. 12 es­pe­cies nuevas para la ciencia y dos
En ese mo­men­to, las hem­bras em­pie­zan a También es interesante señalar que, subes­pe­cies (Elías-Gutiérrez y co­la­bo­ra­
pro­du­cir unos hue­vos es­pe­­cia­les, a par­tir de de­­bi­do a la presencia de un exo­es­que­le­ do­res, 2007). De éstas, dos pro­ce­den de la
los cuales se de­sa­rro­llan ma­chos. Éstos ma­ to más o menos duro, los res­tos de estos Pe­nín­su­la de Yu­ca­tán. Alo­na pectinata fue
or­ga­nis­mos y sus efi­pios pue­den perdurar encontrada en una la­gu­na de Calakmul por
co­mo subfósiles en el sedimento del fon­ Elías-Gu­tié­rrez y Suárez-Morales (1999) y
do de los lagos, for­man­do capas que re­ es­tá pre­sen­te en Bacalar y gran parte de la
Se han registrado pre­sen­tan has­­ta cientos o miles de años, pe­nín­su­la. Otra nueva especie es Moi­na du­
don­de se puede “leer” la sucesión de es­ monti que se registró en El Ra­mo­nal (Quin­
36 especies de pe­cies que se ha dado dentro de la co­mu­ ta­na Roo) y se en­cuen­tra hasta Cuba (Ko­
ni­dad acuática como resultado de cam­bios tov y co­la­bo­ra­do­res, 2005).
cladóceros en ambientales o ecológicos. Hay quien ha Otras contribuciones recientes pa­ra Quin-
logrado avivar efipios de sedimentos con ­ta­na Roo son básicamente lis­ta­­dos ta­xo­
Quintana Roo más de cien años, por lo que se habla de nó­mi­cos y descripciones de las es­pe­cies
una “ecología de la resurrección”. en­con­tra­das que han si­­do rea­li­za­das por

121
Pulgas de agua
Capítulo 4

Elías-Gutiérrez y co­la­bo­ra­do­res (2001, 2006); cio­nes evolutivas ha resultado un rom­pe­ca­ es­pe­cies de Sudamérica. Se ha vis­to que
Ko­tov y co­la­boradores (2003a, b, 2004) y be­zas com­ple­jo, debido a la pre­sen­cia de las especies del sur pe­­ne­tran al nor­te del
Gar­­fias-Espejo y Elías-Gu­tié­rrez (2004). fe­nó­me­nos como la ci­clo­mor­fo­sis, la do­mi­ con­­ti­nen­te a tra­vés del puente re­pre­sen­ta­
Aunque existen varias publicacio­nes so­ nan­cia de hembras (los ma­chos tie­nen ma­ do por Cen­tro­amé­ri­ca. De ahí pasan a Quin­
bre este grupo, el número de cuerpos de yor valor para el re­co­no­ci­mien­to es­pe­cí­fico) y ta­na Roo, distribuyéndose hacia el nor­te.
agua estudiados en Quin­ta­na Roo no llega a la similitud de mu­chas es­pe­cies. Entre las especies con más am­plia dis­tri­
0.5 %, por lo que la fauna de cladóceros en En la actualidad, estos organismos se bu­ción en el estado se en­cuen­­tran sídidos
la ma­yo­ría de los cenotes, aguadas per­ma­­ es­tu­dian en instituciones como El Co­le­­gio co­mo Pseudosida ra­­mo­sa y Diaphanosoma
nen­tes y tem­porales, cuevas inun­da­das, la­ de la Frontera Sur (Unidad Che­tu­mal), el Ins­ bre­vi­re­me, co­mu­nes en el sur, como en
gu­nas, etc., permanece des­co­no­ci­da has­ta ti­tu­to Politécnico Na­cio­nal (Es­cue­la Na­cio­ los hu­me­da­les aso­cia­dos a Chetumal. Los
el momento. nal de Ciencias Biológicas), la Uni­ver­si­dad ma­cro­trí­ci­dos co­mo Macrothrix elegans y
En un ejercicio matemático si­mu­la­do pa­ Nacional Autónoma de Mé­xi­co (fes Iz­ta­ca­ Ma­cro­thrix spinosa, se pueden en­con­trar
ra el sureste de Mé­xi­co, que in­clu­yó el aná­li­ la) y la Universidad de Aguas­ca­lien­tes. en prácticamente cualquier sis­te­ma tem­
sis de cer­ca de 300 mues­­tras, Garfias-Es­pe­ po­ral o permanente del cen­­tro-sur del es­
jo y Elías-Gu­tié­rrez (2004) con­clu­ye­ron que Distribución ta­do. Otro ma­cro­trí­ci­do Grimaldina brazzai
de una so­la familia de cladóceros (Ma­cro­ es muy raro, pero se distribuye de cenotes
thri­ci­dae) so­la­men­te se co­no­cen ocho de Cualquier cuerpo de agua, desde un cer­­ca­nos a Carrillo Puerto ha­cia zo­nas ad­
12 es­pe­cies po­ten­cia­les, por lo que el des­ charco tem­po­ral en la selva, a las gran­des ya­cen­tes a la laguna de Chi­chan­ca­nab.
cu­bri­mien­to de nuevos re­gis­tros o nuevas lagunas, co­mo El Muyil o Ba­ca­lar, tie­ne Entre los quidóridos, Alona pec­ti­na­ta se
es­­pe­cies para la cien­cia con­ti­nua­rá en es­ta pulgas de agua. En par­ticu­lar los primeros encuentra ampliamente dis­tri­­bui­da, desde
re­gión. resultan un “tesoro de bio­di­ver­sidad” por la el sur en Bacalar, al nor­te en cenotes del
Por último, podemos decir que el es­tu­­dio riqueza de es­pe­cies que presentan. co­­rre­dor Tulum-Can­cún. Dunhevedia ame­ri­
de estos crustáceos está en au­ge, pues el En términos generales los cla­dó­ceros de ca­na y D. odon­to­plax son comunes en ce­no­
re­co­no­ci­mien­to de las es­pe­cies y sus re­la­ Quintana Roo presentan gran afi­ni­dad con tes y agua­das de la zona de Carrillo Puer­to.

Estado de conservación

E
n general el estado de conservación de la ma­yor par­te de ce­no­tes del cen­­tro de Quin­ta­na Roo (Elías-Gutiérrez y co­la­bo­ra­
las grandes lagunas de Quin­ta­na Roo es ade­cua­do hasta do­res, 2001; Cer­van­tes-Martínez y colaboradores, 2002).
el momento. Debido a que las po­bla­cio­nes humanas en Por otro lado, existen sistemas muy im­pac­ta­dos, so­bre todo
las ri­be­ras to­da­vía son pe­que­ñas y los de­­sa­rro­llos turísticos son por basura o descargas, como al­gu­nos ce­no­tes cer­ca­nos a
in­­ci­pien­tes, la calidad del agua es buena, con aguas muy trans­­ Carrillo Puerto.
pa­ren­tes en siste­mas co­mo Bacalar o Chi­chan­ca­nab y al­gu­nos

Amenazas para su conservación

P
rincipalmente tienen que ver con el deterioro de la ca­li­ nes se alimentan del zooplancton. En sis­temas tem­pla­dos se
dad del agua de los ecosistemas donde ha­bi­tan estos ha demostrado que al introdu­cir especies de ver­te­bra­­dos o
or­ga­nis­mos y la introducción de es­pe­cies exóticas. incluso invertebrados al­te­ran las redes tróficas de los eco­­sis­te­
En la medida que se degrade la calidad del agua por con­ mas acuáticos, lo que ocasiona un cambio en la com­po­si­ción
ta­mi­na­ción urbana o industrial se observará una su­cesión de del zoo­planc­ton. Las introducciones, com­bi­na­das con la con­
es­pe­cies, donde las más tolerantes reem­pla­­za­rán a las más ta­minación, multiplican sus efectos (Angeler y co­la­bo­radores,
sen­si­bles. 2002; Strecker y Arnott, 2005). Sin em­bar­go es­tos fenómenos
También representa una amenaza potencial la in­tro­duc­ción son prácticamente des­co­no­­­­ci­dos en am­bien­tes tropicales.
de especies exóticas agresivas, como la ti­la­pia, cu­yos ale­vi­

122
Pulgas de agua
Fauna / Invertebrados acuáticos

Acciones de conservación

L
a conservación de los ecosistemas de agua dul­ce ra­di­ca Además, el efecto de las introducciones de especies exó­ti­­
en mantenerlos libres de contaminación or­gá­ni­ca o in­dus­ cas no ha sido evaluado en poblaciones de zoo­planc­ton tro­pi­cal
trial y la no introducción de es­pe­cies exóticas de pe­ces y tal vez la única forma de co­no­cer­lo será a través de los restos
o crustáceos, como los lan­gos­ti­nos, que afectan di­rec­ta­men­te encontrados en los sedimentos, pues, co­mo ya se di­jo, permiten
las poblaciones de zoo­planc­ton a través de la de­pre­da­ción. vi­sua­li­zar cambios en las especies do­mi­nan­tes a tra­vés del tiem­
Para controlar la contaminación es aconsejable te­ner un con­ po.
trol de los sistemas de drenaje de las po­bla­cio­nes cer­ca­nas a En el caso del turismo, es aconsejable desarrollar un ti­po de
es­tos sistemas. Urge desarrollar es­tos controles en po­bla­cio­nes turismo ecológico de bajo impacto, a fin de no in­cre­men­tar la
cercanas a Bacalar o la laguna de Chichancanab, por ejemplo. carga orgánica que llega a los sistemas. La vegetación ri­be­­re­ña
Esto permitirá que no solamente las especies de cla­dó­ceros, si­ también se debe conservar, pues funciona como una tram­pa
no toda la fauna que depende de ellos para su alimentación pue­­ para el exceso de nu­trien­tes que llega por el arrastre de la lluvia.
dan mantenerse.

Literatura consultada

• Angeler, D. G., Álvarez-Cobelas, M., Sánchez-Carrillo, S. y Ro­dri­ • ––––– Suárez-Morales, E., Gutiérrez-Agui­rre, M., Silva-Briano,
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northern Guatemala, with some biogeographical notes. Zoo­ du­mon­ti sp. nov. (Cladocera, Anomopoda, Moinidae) from
taxa 1119:1-27. southern Mexico and Cuba, with comments on moinid limbs.
Crus­ta­cea­na 78:41-57.

123
Pulgas de agua
Capítulo 4

Literatura consultada

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General de Normas. Dis­ponible en: (http://www.semarnat. create feeding difficulties for juvenile blue­gill sunfish (Le­po­mis
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NMX-AA-087-1995.pdf). 39 pp.

Acerca del autor


Manuel Elías-Gutiérrez Biólogo por la unam (Iztacala), maestro y doctor en Cien­cias con la es­
Especialidad: Zoología, taxonomía y pe­cia­li­dad de Ecología por el ipn (encb) y especialista en zoo­plancton
ecología del zooplancton dulceacuícola por la Universidad de Gante, Bélgica. Es miem­bro del Sistema Na­cio­nal
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal de Investigadores, nivel II; pro­fe­sor titular en la unam-Iztacala, con an­
E-mail: [email protected] ti­güe­dad de 18 años, e in­ves­ti­ga­dor titular en Ecosur desde 1997. Ha
dirigido 14 tesis de licenciatura, tres de maes­tría y dos de doctorado.
Es au­tor de más de 55 artículos cien­tí­fi­cos en el área de zooplancton,
ocho capítulos de libros y de tres libros, ha rea­li­zado estancias de tra­
ba­jo en Estados Unidos, Europa y Ca­na­dá.

124
Pulgas de agua
Copépodos de agua dulce

Martha Angélica Gutiérrez-Aguirre • Adrián Cervantes-Martínez

L
os copépodos de vida libre son crus-
tá­ceos con capacidad de vi­vir en cual­
a b anténula

quier ambiente con ele­va­da hu­me­dad.


Entonces, es po­si­ble en­con­trar­los en cefalotórax
el mar, la­gos, la­gu­nas, char­cos (tem­
po­ra­les y per­­ma­nen­tes) e in­clu­so en pe­
que­ñas go­tas de agua con­te­ni­das entre
plan­tas o partículas del sue­lo. Pa­ra ellos
es ne­ce­sa­ria la humedad porque res­pi­ran a
tra­vés de la piel de todo su cuer­po, la cual
es muy del­ga­da.
También son conocidos como mi­cro­­
crus­tá­ceos porque su tamaño es pe­que­ño:
abdomen
de 0.2 a 5 mm, for­man­do parte del al­ta­men­
te diverso y fas­ci­nan­te mundo mi­cros­có­pi­ seta lateral
co de nues­tro planeta. seta dorsal
seta externa
El cuerpo de los copépodos es alar­ga­­do,
delgado y segmentado, tienen la forma ge­ seta media
ne­ral de un crustáceo: pre­sen­tan un área externa
an­te­rior donde se fu­sio­na la región cefálica
con el tó­rax, co­no­ci­da como cefalotórax. En seta media
él se en­cuen­tran apéndices que les per­mi­ interna
ten detectar señales am­bien­ta­les, mo­ver­se
y comer. seta interna
También presentan una región pos­­te­rior
conocida como abdomen, sin apén­di­ces; es Figura 1. Morfología general de copépodos dul­ce­acuí­co­las, donde se aprecia la
muy importan­te porque en ella albergan el forma del cuerpo y partes que lo conforman: a) hembra, b) macho; nótese que el
sistema re­­pro­­duc­­tor y, en la na­ta­ción, apoya macho es más pequeño que la hembra
en el im­pul­so y la di­rec­ción al organismo. Mor­
fo­ló­gi­ca­men­te, es po­si­ble dis­tin­guir entre hem­­bras y ma­chos; en ge­ne­ral, las hem­bras mi­­cros­co­pio a los organismos atra­pa­­dos en
son más gran­des que los ma­chos y és­tos el fras­co (mues­tra).
tie­nen las an­té­nu­las ar­­ti­cu­la­das (ge­ni­cu­la­
das), mien­tras que en las hem­bras son rec­ Importancia
tas (fi­gu­ra 1).
En Quintana Roo se Para observarlos, la técnica de co­lec­­ta Los copépodos dulceacuícolas tie­nen dis­­
es relativamente simple: por lo general se usa tin­tas estrategias de alimenta­ción: hay
han econtrado seis una red en forma de co­no con un con­te­­ne­ her­bí­vo­ros, carnívoros y om­ní­vo­ros. Casi
especies endémicas de dor (fras­co) en la pun­­­ta. Es re­co­men­da­ble siempre, los herbívoros vi­­ven sus­pen­di­dos
fil­trar entre 100 y 150 litros de agua pro­ en lo que co­no­ce­mos como re­gión lim­né­
copépodos ce­den­te de al­gún sistema dulceacuícola ti­ca, que es el lugar de mayor pro­fun­di­dad
natural para pos­te­rior­men­te observar en el de los la­gos y lagunas grandes; esta área

125
Copépodos de agua dulce
Capítulo 4

( (
se ca­rac­te­ri­za porque en ella no existe in­ fac­tor que facilite su dispersión pasiva, gra-
fluen­­cia de vegetación acuática su­mer­gi­da En Quintana Roo se han ­dual­men­te se está comprobando que mu­
ni de la región litoral (el pe­rí­me­tro) de los chas especies de copépodos si­guen pa­tro­
registrado 26 especies
sis­te­mas acuáticos. nes de distribución de­fi­ni­dos.
En cambio, los copépodos car­ní­vo­ros y de copépodos Los factores que tienen influencia so­bre
omnívoros generalmente viven aso­cia­dos a los límites de distribución de es­­tos or­ga­nis-
los fondos o al litoral de los sis­te­mas acuá­ Diversidad ­mos son semejantes a los que operan en el
ticos, donde la pre­sen­cia de ve­ge­ta­ción su­ resto de las es­pe­cies del planeta: ca­rac­te­rís­
En Quintana Roo, se han encontra­do di­ ti­cas am­bien­tales (fac­to­res físicos y quí­mi­
mer­gi­da y la ma­yor con­cen­tra­ción de ma­te­ria
fe­ren­tes especies de copépo­dos que ha­ cos del agua) y pre­sio­nes biológicas, co­mo
or­gá­­ni­ca pro­du­ce la for­ma­ción de dis­tin­tos
bi­tan en los sistemas de agua dulce de la de­­­­pre­da­ción y com­pe­ten­cia.
há­­bitats, que son ocu­pa­dos por una gran
región (ce­no­tes, lagunas, aguadas, char­ Así, por ejemplo, también se re­gis­tran en
can­ti­dad de or­ga­nis­mos mi­cros­có­pi­cos.
cos tem­po­ra­les, per­ma­nen­tes y cavernas la región especies con afinidad neo­tro­pi­
Debido a su tamaño pequeño, los copé-
inundadas). Se con­si­de­ra que aunque cal (primordialmente su­­da­me­ri­ca­na) co­
po­dos se alimentan de or­ga­nismos más
estamos le­jos de al­can­zar un conocimiento mo Arctodiaptomus dorsalis; con afi­­ni­dad
peque­ños aún; por ejem­­plo, los herbívoros
com­ple­to, Quin­ta­na Roo se ubica co­mo el neártica (prin­ci­pal­men­te nor­te­ame­ri­ca­na)
co­men algas uni­ce­lu­­la­res que también están se­gun­do es­ta­do con mayor nú­me­ro de como Mastigodiaptomus te­xen­sis; o con
sus­pen­di­das en el agua; mientras que los re­­gis­tros de es­pe­cies de co­pé­po­dos dul­ afinidad hacia la región de Cen­tro­­amé­ri­ca y
car­ní­vo­ros son capaces de capturar presas ce­acuí­co­las del país, con 26 es­pe­cies el Caribe como M. nesus, Eucyclops bon­
co­mo bacterias, protistas u otros mi­cro­crus­ registradas (cuadro 1), des­pués de Yucatán di, E. con­ro­wae y Acanthocyclops smithae.
tá­ceos, o larvas de mos­qui­tos. Por último los (con 40 es­pe­cies).
omnívoros pue­den in­clu­­so co­mer par­tí­cu­ En términos ecológicos, se usa el

( (
las de la ma­te­ria or­­gá­ni­ca de­­po­si­ta­da en el concep­to de “riqueza” cuando que­re­mos
fondo, ade­más de algas y otros ani­ma­les. re­fe­rir­nos al número de espe­cies que se
La importancia de los copépodos es so­ en­cuen­­tran en un lugar de­ter­mi­na­do. Los Los copépodos
bre todo ecológica, debido a que constitu- datos de 26 especies se conocen gra­cias carnívoros se alimentan
yen el segundo eslabón en la ca­de­na ali­ al es­fuer­zo realizado en los últimos 15 años
de bacterias, protistas u
men­ti­cia en un sis­te­ma acuá­ti­co y, a su vez, en uni­ver­si­da­des o centros de in­ves­ti­ga­ción
son alimento de lar­­vas de peces; por lo tan­­ de la re­gión, para co­no­cer y des­cri­bir a estos otros microcrustáceos
to los mi­­cro­­crus­tá­­ceos son un ve­hícu­lo efi­ or­ga­nis­mos.
cien­te pa­ra trans­fe­rir la energía, ge­ne­ra­da y Realmente no existen nombres co­mu­nes
al­ma­ce­nada en los productores pri­ma­rios, pa­ra hacer referencia a cada es­pe­cie de co­
ha­cia los consumidores se­­cun­da­rios. pé­po­do; por lo tanto en el cuadro 1 se pre­ Finalmente, en México se han re­gis­tra­
Además, son organismos con una cu- sen­ta el nombre cien­tí­fi­co de cada es­­pe­cie do alrededor de 16 es­pe­cies en­dé­mi­­cas de
tícula delgada y con ci­clos de vida cortos y re­gis­tra­da en el estado y se citan al­gu­nas de co­pé­po­dos dul­ce­acuíco­las; 37 % de ellas
altas tasas de re­pro­duc­­ción. Dichas carac­ las obras de investigadores de co­pé­po­dos se distribuyen en sis­te­mas de Quintana Roo.
te­rís­ti­cas per­mi­­ten usarlos como in­di­ca­ dul­ce­acuí­co­las a nivel regional. Sólo en Yu­ca­tán se ha encontrado ma­yor
do­res de la ca­li­dad del agua que ha­bi­tan. nú­me­ro de endemismos en com­pa­ra­­ción
Es decir, si exis­tie­ra algún tipo de con­ta­mi­ Distribución con Quintana Roo (10 con­tra 6). Sin em­bar­
nan­te (quí­mi­co u orgánico) en el agua, los go, conforme se in­cre­­men­­­te el es­fuer­zo de
cam­bios en la población o en las es­pe­cies Existen especies de copépodos con dis­tri­
colecta y el in­te­rés por es­tu­diar a los copépo­
de copépodos podrían in­di­car rá­pi­da­men­te bu­ción cosmopolita; en Quin­ta­na Roo ha
dos, se­gu­ra­men­te tanto la ri­que­za co­mo el
la condición de va­ria­­­ción en la ca­li­dad del si­do posible registrar a al­gu­nas de éstas es­
número de en­de­mismos se­rán ma­yo­res, de­
pe­cies. Sin em­bar­go, aunque pudiera pen­
agua de un sis­te­ma, para tomar me­di­das bi­do a la naturaleza de los sis­te­mas dul­ce­
sar­se que el ta­ma­ño pequeño podría ser un
co­­rrec­ti­vas in­me­dia­tas. acuícolas de la Pe­nín­su­­la.

Los copépodos son microcrustáceos que


se pueden encontrar tanto en el mar como en una gota de agua

126
Copépodos de agua dulce
Fauna / Invertebrados acuáticos

Cuadro 1. Especies de copépodos dulceacuícolas registrados en Quintana Roo*


Especie Distribución*
Arctodiaptomus dorsalis Desde la región central de México a Centro y Sudamérica
Mastigodiaptomus nesus Islas caribeñas, Quintana Roo
M. texensis Norteamérica, Texas, Tamaulipas y Península de Yucatán
Acanthocyclops smithae Sur de Quintana Roo y Honduras
*Diacyclops ecabensis Región central de Quintana Roo
*D. pilosus Sur de Tulum
* D. chakan Yucatán y Quintana Roo
Mesocyclops pescei Bahamas y Península de Yucatán
M. edax Norteamérica, centro y sur de México
M. longisetus curvatus Norteamérica, centro y sur de México
M. reidae Centro-sur de México y el Caribe
*M. yutsil Yucatán y Quintana Roo
Thermocyclops inversus Circuntropical
T. tenuis Norteamérica, centro y sur de México
Homocyclops ater América del Norte, Central y del Sur
Macrocyclops albidus Cosmopolita, de los trópicos
Paracyclops fimbriatus chiltoni Cosmopolita
Tropocyclops prasinus Cosmopolita
Eucyclops agilis Cosmopolita
E. bondi Caribe, Centroamérica y sur de México
E. conrowae Florida, cenotes de Yucatán y Quintana Roo
*Halicyclops cenoticola Yucatán y Quintana Roo
*Prehendocyclops monchenkoi Yucatán y Quintana Roo
Microcyclops ceibaensis México, Caribe, Sudamérica
Schizophera tobae cubana Cuba y Quintana Roo
Cletocamptus deitersi Norteamérica y sur de México
*Especies endémicas de la región.
Fuentes: Reid (1990); Suárez-Morales y colaboradores (1996); Suárez-Morales y Reid (1998); Reid y Suárez-Morales (1999); Fiers y colaboradores (2000); Rocha y
colaboradores (2000); Suárez-Morales y Gutiérrez-Aguirre (2001); Cervantes-Martínez y colaboradores (2005).

Amenazas para su conservación


La principal

A
amenaza de los unque podría pensarse que la elevada tasa de re­pro­duc­ción de los copépodos los pon­dría
copépodos es la en situación de ventaja (en comparación con otras especies) para en­fren­tar posibles pro­ble­
mas am­bien­ta­les, las amenazas di­rec­tas que enfrentan estos or­­ga­nis­mos microscópicos
contaminación son la con­ta­mi­na­ción del agua y la modificación del ambiente don­de ha­bi­tan.
del agua y los Lo anterior puede afectar sobre todo a las especies en­­dé­mi­cas que hacen uso de nichos muy es­
cambios en su tre­chos o es­pe­cí­fi­cos, cuya modificación puede llevarlos hacia la extinción; pro­­du­cien­do no sólo la
pér­di­da de una es­pe­cie, sino la información ge­né­tica y la alteración de com­ple­jas relaciones eco­ló­gi­
hábitat cas que cada una ha de­sa­­­rro­­lla­do después de miles de años de evo­lu­ción.

127
Copépodos de agua dulce
Capítulo 4

Estado de conservación Acciones de conservación

Q D
uintana Roo (y en general la Península de Yu­­ca­­tán) se urante la primera mitad del siglo pasado con fre­cuen­
ca­­rac­te­ri­za por la presencia de pa­­ra­di­sía­cos paisajes, ce­ cia se consideraron cosmopolitas mu­chas especies
no­tes, lagunas y caver­nas inun­­da­­das; sin embargo, no de copépodos dulceacuícolas re­gis­tra­dos en el país; a
es deseable pasar por al­to las primeras señales de alerta, re­­la­cio­ par­tir de 1990 investigadores me­xi­ca­nos han encontrado evi­
na­das con in­di­ca­do­res de contaminación de los mantos acuí­fe­ den­cia de que existen especies con patrones de distribución
ros de la región (De la Lanza-Espino y co­la­bo­ra­do­res, 2006). res­trin­gi­dos y diferentes a las descritas en ambientes tem­pla­
Debido a la poca disponibilidad de información re­la­cio­na­da dos. Por lo tanto, la riqueza de estos microcrustáceos se­gu­ra­
con patrones de distribución y ecología bá­sica de los co­pé­ men­te es ma­­yor en regiones tropicales en comparación con
po­dos, hasta hoy es difícil definir con claridad el estado de la en­con­tra­da hasta ahora.
con­ser­va­ción de la mayoría de especies; pro­­ba­blemente será Lo anterior ha permitido realizar tres acciones fun­da­men­
necesario poner par­ti­cu­lar aten­ción a las especies endémicas ta­­les para la conservación de estos organismos en Quin­ta­na
de la región. Es­ta falta de co­no­ci­mien­to ha impedido incluso, Roo: 1) definir con mayor claridad el núme­ro de es­­pe­cies (hacer
ha­cer se­ña­la­mien­tos cla­ros en cuanto a la categorización que el in­ventario básico), 2) deli­near pa­tro­nes de dis­tri­bu­ción de las
se usa para otros organismos (especie amenazada, vul­ne­ra­ble, es­pe­cies comunes, y 3) ubi­car sistemas acuáticos im­por­tan­tes,
en pe­li­gro, etc.). Pero en definitiva, eso no sig­ni­fi­ca que no ha­ya de­bi­do a que al­­ber­gan especies endémicas.
es­pe­cies de copépodos en di­chas categorías; sino que hay tra­ El uso responsable de esta información podría ser de uti­
ba­jo pendiente por rea­li­zar. li­dad a fin de construir metodologías aplicables en la re­gión,
para la conservación de estos microorganismos y de los
ambientes que ocupan.

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128
Copépodos de agua dulce
Fauna / Invertebrados acuáticos

Acerca de los autores


Martha Angélica Gutiérrez-Aguirre Licenciada en Biología por la unam, maestra en Recursos Naturales y De­
Especialidad: Ecología y taxonomía del sa­rro­llo Ru­ral, y doc­to­ra­en Ecología y Desarrollo Sustentable por Ecosur,
zooplancton de agua dulce y es­tu­dios de Unidad Chetumal. Realizó estancias aca­­dé­mi­cas en Es­ta­dos Unidos,
calidad del agua con­tinental Francia y España, pertenece al Sis­te­ma Nacional de In­vestiga­do­res, nivel
Institución: Universidad de Quintana Roo, I. Durante diez años ha rea­li­za­do pro­yec­tos de in­ves­tiga­ción relacionados
campus Cozumel con el es­tu­dio de calidad del agua con­­­­ti­nen­tal y subterránea de Quin­ta­na
E-mail: [email protected] Roo. Ha publicado 19 ar­tícu­los en revistas in­dexa­das in­ter­na­cio­na­les y
seis nacionales, cuen­ta con nueve años de ex­pe­rien­cia como profesora
in­ves­tigadora a ni­vel li­cen­cia­tu­ra y pos­gra­do.

Adrián Cervantes-Martínez Biólogo por la unam, maes­tro en Manejo de Recursos Naturales y De­
Especialidad: Limnología y ecología de sa­rro­llo Rural, y doc­tor en Ecología y Desarrollo Sustentable por
sistemas acuáticos epi­con­ti­nen­tales con Ecosur, Unidad Chetumal. Ha publicado nueve artículos en re­vis­­tas
énfasis en sis­te­mas cársticos internacionales indexadas, tres capítulos de libros y tres ar­tícu­los en
Institución: Universidad de Quintana Roo, revistas de divulgación. Realizó estancias de in­ves­ti­ga­ción en España, Ale­
campus Cozumel ma­nia, Bélgica y Estados Unidos. Per­te­ne­ce al Sistema Nacional de In­ves­
E-mail: [email protected] ti­ga­do­res y es miembro de la So­cie­dad Mexicana de Limnología y del
Co­mi­té de Tutores de Es­tu­dios de Posgrado del Instituto de Ciencias
del Mar y Lim­no­lo­gía de la unam.

129
Copépodos de agua dulce
Capítulo 4

Copépodos marinos

Eduardo Suárez-Morales

L
os copépodos, de la subclase Co­pe­po­
da, son crustáceos peque­ños, po­dría­
mos decir que son pa­rien­tes di­mi­nu­tos anténulas
de los camaro­nes y las lan­gos­tas. Los
co­pé­po­dos marinos de vi­da libre mi­
den entre 0.3 y 5 mm, aun­que hay for­mas partes
mucho más grandes y otras más pequeñas. bucales
Si bien la gran ma­yo­ría de los copépodos
son acuá­ti­cos, los hay tam­bién de há­bi­tos cefalotórax
se­mi­te­rres­tres (Reid, 1986). Se les lla­ma de
patas i-iv
vi­da libre porque mu­chos otros son for­mas
pa­rá­si­tas o se­mi­pa­rá­si­tas de ver­te­bra­dos e
in­ver­te­bra­dos.
Se caracterizan por tener patas na­ta­torias
en forma de remo, anté­nu­las de hasta 27 seg­ patas v
men­tos y un uroso­ma o ab­do­men sin apén­ (macho)
di­ces. En gene­ral, su desarrollo in­clu­ye seis
urosoma
esta­­­dios co­mo larvas nauplio y cin­co más
que co­­rres­ponden a formas ju­ve­ni­les o “co­
pe­po­di­tos”, hasta llegar a la etapa adul­ta, en
la que los órganos sexuales son ple­na­men­
te fun­cio­na­les. rama caudal
Los copépodos del plancton se han
adap­ta­do para sobrevivir en la co­lum­­na de
agua y para ello han de­sa­rro­lla­do diversas
VISTA DORSAL VISTA LATERAL
mo­di­fi­ca­cio­nes; algunos grupos tienen un
cuer­po aplanado, y otros es­­truc­tu­ras plu­ Fuente: Modificado de Suárez-Morales, 2007.

mo­sas o setas alar­ga­das para aumentar su Figura 1. Estructura general de Gaussia princeps, copépodo marino de vida
su­per­fi­cie de sus­ten­tación y mantenerse libre que ha­bi­ta las aguas profundas de Quintana Roo. Las anténulas fueron
en un nivel óptimo en la columna de agua. recortadas en la ilus­tra­ción.
Otros co­pé­po­dos son transparentes o muy
cio­nes llamativas para atraer a su pa­re­ja, y sec­tos. Esta estimación es­­tá ba­sa­da en el
pe­que­ños para no ser advertidos por sus de­
todos los copépodos tienen ór­ga­nos sen­ enor­me espacio ha­bi­ta­ble que tie­nen los co­
pre­da­do­res; varias especies tienen co­lo­ra­
si­bles a las alteraciones en el agua cir­cun­ pé­po­dos del planc­ton en los más de 1 347
dan­te pa­ra percibir presas o de­pre­da­do­res. billo­nes de ki­ló­me­tros cúbicos de agua ma­
ri­na que exis­ten en el planeta; la es­ti­ma­ción
Los copépodos son Importancia del nú­­me­ro de copépodos que ha­bi­tan en
el mar es de 1.37 x 1021. Ciertos co­pé­po­
los animales más Su importancia es multifacética. Si con­si­de­ dos cos­te­ros pueden formar agre­­ga­cio­nes
abundantes del planeta ra­mos su abundancia, los co­pé­po­dos son,
simplemente, los ani­ma­les más abun­dan­tes
de dimensiones con­si­de­ra­bles, de has­ta
1 500 000 in­di­vi­duos por m3 (Huys y Box­
del pla­ne­ta, in­clu­so por en­ci­ma de los in­ shall, 1991). Incluso los restos fecales de

130
Copépodos marinos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Ciertos copépodos costeros pueden formar grupos de hasta 1 500 000 individuos por m3

es­­ta enor­me can­ti­dad de copépodos re­pre­ Son cuatro los órdenes de co­pé­po­dos de los mons­tri­loi­des Cym­ba­so­ma bowmani, C.
sen­tan una importante fuente de ener­gía pa­- vida libre re­pre­sen­ta­dos en aguas ma­ri­nas: box­shalli, C. quin­ta­na­roo­en­se, Monstrilla bar­
ra las cadenas alimenticias oceá­­ni­­cas. Son Ca­la­noi­da, Cyclopoi­da, Har­pac­ti­coi­da, Si­pho- ba­ta y M. elon­ga­ta, entre otros.
se­res que están en to­do el océa­no y tie­ ­nos­to­ma­toi­da. Sin du­da el gru­po pre­do­mi­nan- De las 42 familias de Calanoida, el gru­
nen una di­ver­si­dad de for­mas sor­pren­den­ ­te son los Ca­la­noi­da, son los más di­ver­sos po más representativo, 26 (61 %) es­tán re­
te. Con­for­man un ele­­va­do porcentaje de la y abun­dan­tes en las aguas ma­ri­nas. La im­ pre­sen­ta­das en Quintana Roo. Se re­co­no­
bio­ma­sa del zoo­planc­ton y en tér­mi­nos de por­tan­cia de los co­pé­po­dos ma­ri­nos en la cen cerca de 1 690 es­pe­cies de co­pé­po­dos
abun­dan­­cia suelen re­pre­sen­tar en­tre 60 y di­ná­mi­ca trófica de los océa­nos y sis­te­mas ca­la­noi­des en el plancton marino (Box­shall
80 % de la comunidad; son la ma­yor fuente cos­te­ros y es­tua­ri­nos es in­cues­tio­na­ble; ello y Hal­sey, 2004); esto significa que el por­
de alimento pa­ra los pe­ces tanto en etapas con­­tras­ta con el escaso co­no­ci­mien­to que cen­ta­je de especies reconocidas en aguas
lar­va­rias co­mo adul­tas. Esto sig­ni­fi­ca que aún se tie­ne de este gru­po. ma­ri­nas de México (19 %) y de Quin­ta­na

( (
bá­si­ca­men­te las pesquerías mun­dia­les de­ Roo (12 %) es relativamente bajo. A pesar
pen­den en buena medida de es­ta enor­me de ello hay que tomar en cuenta que mu­
bio­ma­sa de copépodos. chos am­bien­tes permanecen sin ser es­
Los copépodos parásitos llegan a ser
Los copépodos son tu­dia­dos en Mé­xi­co, como los estratos
plagas importantes en cultivos de especies hospederos intermediarios pro­fun­dos (por de­ba­jo de los 300 m), y las
co­mes­ti­bles como el salmón o el mejillón. de enfermedades zo­nas cercanas a los fondos marinos. Esta
Al­gu­nas formas de aguas dulces son hos­ pro­por­ción no es­tá lejana de la determinada
humanas como el terrible
pe­de­ros intermediarios de enfermeda­des pa­ra otras zo­nas de México; Suárez-Mo­ra­les
hu­ma­nas como el terrible gu­sa­no de Gui­ gusano de Guinea y co­la­bo­ra­do­res (2008) estimaron en 20 %
nea (Dracunculus me­di­nen­sis) que es muy las es­pe­cies de Ca­la­noi­da re­co­no­ci­das en
co­mún en distintas zo­nas de Áfri­ca y la In­dia. aguas me­xi­ca­nas del Gol­fo de Mé­xi­co.
Va­rias espe­cies de co­pé­podos de­pre­da­do­ En México existen extensas zonas cuya Además, muchas de las especies son
res se han uti­li­za­do para el control bio­ló­gi­co fau­na de copépodos permane­ce com­ple­ta­ raras y su presencia en las mues­tras sue­
de mos­qui­tos trans­mi­so­res de en­fer­me­da- men­te desconocida, pe­ro en general se han le pa­sar inadvertida para el ob­ser­va­dor ca­
des como el den­gue o el pa­lu­dis­mo (Mar­­ten re­conocido cer­ca de 480 especies de co­pé­- sual. Sin duda, un fac­tor asociado con el
y co­la­bo­ra­do­res, 1994; Suá­rez-Mo­ra­les y po­dos en el planc­­ton de las aguas me­xi­ca­nas ma­gro co­no­ci­mien­to regional y nacional de
co­la­bo­ra­do­res, 2003). del Atlán­ti­co y el Pacífico (Suá­rez-Mo­ra­les y es­te gru­po es la dificultad que re­pre­sen­ta
Desde el punto de vista humano, su cul­ colaboradores, 2000). En el Ca­ri­be de Mé­ su es­tu­dio ta­xo­nó­mi­co, que re­quie­re el ma­
ti­vo ­–un proceso relativamen­te fácil pa­ra va­- xico, frente a las costas de Quin­ta­na Roo, se ne­jo y di­sec­ción com­ple­ta de animales de
rias especies– permi­te tener una ex­ce­len­te co­no­cen cer­ca de 200 es­pe­cies (Suá­rez-Mo­
fuente de ali­men­ta­ción para la pro­duc­ción ra­les y co­la­bo­ra­do­res, 2000), pe­ro este nú­
pis­cíco­la y ha demostrado un po­ten­cial in­ me­ro se in­cre­men­ta cons­tan­te­men­te con
te­re­san­te en la industria del qui­to­sán, por nue­vos registros y es­pe­cies in­des­cri­tas (Suá­
su producción de quitina de bue­na ca­li­dad. rez-Morales, 2007).
En términos comparativos, 30 de las En el Caribe de
Diversidad especies registradas en aguas de Quin­ta­
na Roo sólo se han re­­gis­tra­do en esta zo­na. México, frente a las
De las cerca de 12 000 especies de co­pé­- El grupo de los Calanoida es el más di­ver­so
po­dos conocidas, unas 7 500 son de vi­da pues cerca de 70 % de las es­pe­cies re­co­ costas de Quintana
libre –la cifra incluye for­mas ma­ri­nas y de
aguas dulces–, y de ellas se re­co­no­cen más
no­ci­das en aguas mexicanas y en Quin­ta­na
Roo pertenecen a este or­den; le siguen el
Roo, se conocen
de 1 200 co­mo propias de aguas con­ti­nen­ta­
les (Hu­mes, 1994). Si con­si­de­ra­mos que en
or­den Cyclopoida (17 %) y los Har­pac­ti­coi­
da, Si­pho­nos­to­ma­toi­da y Mons­tri­lloi­da con
cerca de 200
ge­ne­ral se conoce sólo entre 2 y 15 % de las me­nos de 5 % cada uno. Al­gu­nas es­pe­cies especies
es­pe­cies que habitan el pla­­ne­ta, el nú­me­ro se con­si­de­ran en­dé­mi­cas de Quin­tana Roo
po­ten­cial de es­pe­cies de co­pé­po­­dos alcan­ y zo­nas adyacentes, co­mo el calanoide Tor­
za una cifra de más de 75 000 (Humes, 1994). ta­nus angularis de la Bahía de Chetumal, o

131
Copépodos marinos
Capítulo 4

Los restos fecales de la enorme cantidad de copépodos son


una importante fuente de energía para las cadenas alimenticias oceánicas

0.4 a 2 mm de lon­gi­tud, adicionado esto a los ochen­ta y principios de los noventa, se la diversidad de los co­pé­po­dos ma­ri­nos
una serie de com­pli­ca­cio­nes taxonómicas presenta un sur­gi­mien­to de los estudios ta­ son los trabajos de Cam­pos y Suá­rez-Mo­
que sin duda pueden desanimar rá­pi­da­ xo­nó­mi­cos acer­ca de és­te y otros grupos del ra­les (1994) y Suárez-Mo­ra­les y co­la­bo­ra­
men­te a quien intenta abordar por vez pri­ zoo­planc­ton ma­ri­no de Méxi­co. Una re­vi­sión do­res (2000).
me­ra su es­tudio. de la li­te­ra­tu­ra co­pe­po­do­ló­gi­ca aso­cia­da a En 1990 sólo había dos co­pe­po­dó­lo­gos
En México el conocimiento de los co­pé- es­tos pe­rio­dos de de­sa­rro­llo en ge­ne­ral mexicanos registrados por la World Asso­
­po­dos marinos se inició a partir de cam­pañas y en aguas del Gol­fo de México se pue­de cia­tion of Copepodolo­gists (Schminke y
de diversas institucio­nes ex­tran­jeras (Es­ta­ con­sul­tar en los tra­ba­jos de Suárez-Mo­ra­les Sch­min­ke, 1990). En la más reciente reu­
dos Unidos, Ru­sia) que abar­ca­ban aguas y Gó­mez-Agui­rre (1996) y Suárez-Mo­ra­les y nión de esta so­cie­dad cien­tí­fi­ca el número
me­xi­ca­nas en la década de los cincuen­ta colaboradores (2003). de miem­bros me­xi­ca­nos de la wac llegó a
(Suá­rez-Morales y Gómez-Agui­rre, 1996). Du­­- En Quintana Roo se han registrado re­pre­ nue­ve y a ellos podemos añadir unos cua­
ran­te este primer im­pul­so sur­gen es­tu­dios sen­tan­tes de ocho de los once ór­de­nes de tro más que no están asociados. Aunque
cope­po­do­ló­gi­cos que in­clu­yen la des­crip­ Copepoda actualmente re­co­no­ci­dos (Huys el to­tal fuese tres veces mayor, se­gui­ría
ción de muchas es­pe­cies nue­vas y re­gis­tros y Boxshall, 1991; Boxshall y Halsey, 2004). sien­do válida la afirmación: en México hay
ais­la­dos en dis­tin­tas zo­nas de los ma­res Probablemente las referencias más im­ mu­chos copépodos y muy pocos co­pe­po­
de Mé­xi­co. A mediados de la dé­ca­da de por­tan­tes para Quintana Roo en el te­ma de dó­lo­gos para es­tu­diar­los.

Amenazas para su conservación Acciones de conservación

L E
a alteración global del ambiente pelági­co (con­­ta­mi­na­
s claro que la conservación de la fauna que ha­bi­ta la
ción industrial, urbana, so­bre­pes­ca, tu­ris­mo) representa
co­lum­na de agua debe implicar la con­ser­va­ción de
la princi­pal ame­na­za para és­te y otros grupos del zoo­
todo este enorme ambiente tri­di­men­sio­nal, pues no
planc­ton. Los efectos de es­tas alteraciones van des­de cam­
es posible proteger a una es­pe­cie o a un grupo de es­pe­cies
bios drásticos en la estructura de la co­mu­ni­dad (cambios
de manera se­lec­ti­va. Las acciones en favor de la pre­ser­va­
ar­ti­fi­cia­les de dominancia, dis­­mi­nu­ción de diversidad) has­ta
ción de la fau­na marina en general, de la reducción en los
la com­ple­ta de­sa­pa­ri­ción de las poblaciones. La pre­sen­cia
ni­ve­les de contaminación y el ma­ne­­jo correcto de de­se­chos
de es­pe­cies in­va­so­ras o exóticas en am­bien­­tes y zo­nas geo­
in­dus­tria­les sin duda be­ne­fi­cia­rán la es­ta­bi­li­dad y pre­ser­va­
grá­fi­cas dis­tin­tos a los de su origen es una con­se­cuencia de
ción de las poblaciones de todas las es­pe­cies marinas, in­clu­
la falta de control en las aguas de las­tre en las cos­tas tro­pi­
yen­do las de los co­pé­po­dos.
ca­les del mun­do.

Estado de conservación

E
s difícil establecer el grado en el que este gru­po está tur­ba­das co­mo en áreas y am­bientes prís­ti­nos. Debido a la
sien­do afectado por las alteraciones hu­­ma­­nas en el Ca­ in­ten­si­dad en el de­sa­rro­llo de la zona cos­te­ra de Quintana
ri­be me­xi­ca­no; esto se debe prin­­­ci­­pal­­men­­te a que el Roo y las afec­ta­cio­nes po­ten­cia­les a los ambientes costeros
co­no­ci­mien­to del grupo en ésta y otras zonas tropicales de y oceá­ni­cos que esto im­pli­ca, es claro que deben destinarse
Mé­xi­co es aún in­com­­ple­to. Además, es ne­ce­sa­rio establecer más re­cur­sos a la in­ves­ti­ga­ción básica que permita con­tar con
un pro­gra­ma de monitoreo a largo pla­zo que permita dar se­ el so­por­te ne­ce­sa­rio para implementar la con­ser­va­ción de sus
gui­mien­to a los cambios de la co­mu­ni­dad tanto en zo­nas per­ am­bien­tes.

132
Copépodos marinos
Fauna / Invertebrados acuáticos

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Acerca del autor


Eduardo Suárez-Morales Licenciado, maestro y doctor en Ciencias (Biología) por la Fa­cul­tad
Especialidad: Biología, zooplancton ma­ri­no de Ciencias de la unam. Ha publicado más de 215 artículos so­bre
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal zooplancton con énfasis en Co­pe­po­da; es autor y editor de li­bros so­
E-mail: [email protected] bre temas afines. Ha sido di­rec­tor general del Centro de In­ves­ti­ga­
cio­nes de Quintana Roo (1988-1992); coor­di­na­dor del desa de Ecosur
(1995-2001); miembro y pre­si­den­te de la Comisión Dictaminadora del
sni Área 2 (2003-2005); presidente de la Sociedad Mexicana de Planc­
to­lo­gía; Me­da­lla Gabino Barreda por la unam (1990) y Cátedra de Ex­ce­
len­cia Conacyt (1992); secretario general de la Asociación Mun­dial de
Co­pepodólogos (wac) (1996-2008). Es especialista de la Unión In­ter­na­
cio­nal para la Conservación de la Naturaleza; investigador asociado del
Na­tio­nal Museum of Natural History, Smithsonian Institution, desde
el 2002, e investigador titular “C” definitivo de Ecosur.

133
Copépodos marinos
Capítulo 4

Anfípodos hiperídeos

Rebeca Gasca

L
a columna de agua aloja a gran can­ti­ tórax
dad de or­ga­nis­mos que son arras­tra­ pereón
dos por co­rrien­tes ma­ri­­nas, y a los que
se les co­no­ce como zoo­planc­ton; en­ pedúnculo cabeza ple
tre éstos se en­cuen­tra el grupo de los ón
anfípodos hi­pe­rí­deos, que co­rres­pon­­den al 1 2 3 4 5 6 7
orden Am­phipoda y al su­borden Hyperiidea. ur
1 os
Son crustáceos ma­ri­nos parientes de los
om
ca­ma­ro­nes y can­gre­jos, pe­­ro tienen ca­rac­ 2 a
te­rís­ti­cas que los dis­tin­guen como gru­po 3

in­­de­pen­dien­te. 1
2-3 telson
Descripción y características 1-2

3 4 5 6 7 3
La cabeza de los hiperídeos cons­ta de cin­ 2
co seg­men­tos fusionados, ca­da uno con 1

apén­di­ces; el tó­rax, o pe­reón, se di­vi­de en


pereópodos urópodos
ocho segmentos, de los cua­les el pri­me­ro pleópodos
está fu­sio­na­do con la cabeza, y tie­nen sie­ antenas 2
te pa­res de patas llamados pe­reó­po­dos. La 1
sec­ción abdominal se di­vi­de en dos par­tes:
pleón y urosoma, cada una se com­pone de
Figura 1. Morfología de un anfípodo hiperídeo
tres segmentos; los del pleón cuentan con
apén­dices na­­ta­to­rios o pleó­po­dos, y los úl­
ti­mos dos del uro­so­ma es­tán fusionados. or­ga­nis­mos tam­bién po­seen un marsupio Importancia
Al final del cuerpo se en­cuen­tran tres pa­res en el que se de­sa­rro­llan las crías.
de urópodos y un tes­lon (figura 1). Estos Su biología es muy interesante, ya que la Los hiperídeos forman parte de la die­­ta de
ma­yo­ría de los hiperídeos vi­­ven asociados mu­chos otros organismos del zooplanc­ton
a or­ga­nis­mos del zoo­plancton gelatinoso, y suelen en­con­trar­­se en­tre los tres o cua­
es de­cir, a grupos de de­­pre­­da­­do­­res co­mo tro gru­pos más abun­dan­tes de crustáceos
Los anfípodos las me­du­sas y los sifonóforos. Los hi­pe­rí­
deos, en su eta­pa reproductiva y en sus pri­
en el planc­ton marino. Por su mo­do de vi­da,
son depredadores y parasitoi­des de los or­ga­
son crustáceos me­ros es­tadios de desarrollo, suelen uti­li­zar nis­mos gelatinosos (Laval, 1980); son, ade­
a los or­­ga­­nis­­mos gelatinosos como me­dio más, uno de los pocos gru­pos del planc­­ton
marinos parientes de protección y transporte, co­mo sus­tra­to que cui­dan a sus crías.
pa­ra el apareamiento, y de­pó­si­to de sus Este comportamiento y la na­­tu­ra­le­za de
de los camarones y crías, las cuales pue­­den nutrirse de los res­ sus asociaciones han lla­ma­do la aten­ción
cangrejos tos del ali­men­to del hospedero o in­clu­so
de­vo­rar­lo si el alimento escasea (Ma­din y
de los biólogos, que es­­tán ha­cien­do ob­ser­
va­cio­nes en si­tu pa­ra co­­nocer los detalles
Har­bi­son, 1977). de esa sim­bio­sis (Gasca y Had­dock, 2004).

134
Anfípodos hiperídeos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Distribución
El zooplancton está compuesto por grupos de organismos
Es común encontrar hiperídeos en zo­nas
cos­te­ras, pero son más abun­dan­tes y di­ver­
milimétricos que son arrastrados por las corrientes marinas
sos en zo­nas de mar abier­to. De igual ma­ne­
ra, se pue­den en­­­con­­trar en toda la co­lum­na por de­ba­jo de los 200 m, pues los es­tu­ En el Caribe me­xi­ca­no los estudios acerca
de agua en todos los o­cé­anos; sin em­bar­ dios en esas pro­fun­di­da­des ape­nas es­tán de este grupo son re­lati­va­­men­te recientes y
go, los dos infraórdenes per­­te­ne­cien­tes al comenzando. só­lo se han registrado 92 es­pe­cies (Gasca,
suborden Hyperiidea presentan dis­tri­­bu­cio­- 2009; Gas­ca y Suárez-Mora­les, 2004; Gas­
ca y Shih, 2001, 2003). Se cree que en aguas
nes ver­ti­ca­les dis­tin­tas. Los in­­te­gran­tes del Diversidad mexicanas po­drían en­­con­trar­se poco más de
in­­fra­­or­den Phy­so­so­ma­ta ha­bi­tan prin­ci­pal­-
Los hiperídeos son el segundo grupo más di- 200 es­pe­cies. Esto quiere decir que hace fal­ta
men­te aguas pro­fun­das, in­clu­yen­do la
in­cre­men­tar su recolección so­bre todo a ma­
zo­na ha­dal (que se encuentra por debajo ­ver­so en­tre los crustáceos ho­lo­plánc­ti­cos,
yor profundidad y con re­des de planc­ton de
de los 6 000 m); al­gu­nas de es­tas es­pe­cies des­pués de los co­pé­po­dos. Se co­no­cen
por lo menos un me­tro cua­dra­do de boca.
viven por deba­jo de los tres mil me­tros. En po­­co más de 250 es­pe­cies de hi­pe­rí­deos a
Las especies más re­pre­sen­ta­ti­vas en la zona
cambio, los miem­bros del in­fra­or­den Phy­ ni­vel mun­dial (Vi­no­gra­dov y col­a­bora­dores, oceá­ni­ca fren­te a las costas de Quin­ta­na Roo
so­ce­pha­la­ta se dis­tri­­bu­yen entre los pri­me­ 1996), la ma­yo­ría tienen dis­tri­bu­ción cir­cun­ son de cla­ra afi­ni­dad tro­pi­cal, co­mo Les­tri­go­
ros 200 y 500 m de pro­fun­di­dad. Aún se glo­bal y, aunque no evitan las zo­nas cos­te­ nus ben­ga­len­sis, Eu­pro­noe in­ter­me­dia, Te­
des­co­no­ce la di­ver­si­dad de es­pe­cies que ras, son más abundantes y di­ver­sos en las tra­thy­rus for­ci­pa­tus, Pa­ra­ty­phis ma­cu­la­tus y
ha­bi­tan en las aguas del Ca­ri­be me­xi­ca­no zo­nas oceá­ni­cas (Vi­no­gra­dov, 1999). Bra­chys­ce­lus cus­cu­lum.

Es común encontrar hiperídeos en zonas costeras,


pero son más abundantes y diversos en zonas de mar abierto

Estado de conservación Amenazas para su conservación

A C
unque los organismos del zooplancton ma­ri­no no se omo en la zona del Caribe mexicano no se tienen re­co­
en­cuen­tren amenazados o en pe­li­gro, la al­­­te­­­ra­­­ción del lec­cio­nes periódicas de zooplancton y me­nos aún de
hábitat sí influye en sus co­­mu­ni­da­des y pro­­du­­ce cam­ me­dia­no y largo plazo, las al­te­ra­cio­nes ambientales en
bios que pueden ser de­tec­ta­dos, tal co­­mo lo han des­cri­to la fau­na local del planc­ton son prác­ticamente imposibles de eva­
La­va­nie­gos y Ohman (1999) pa­­­ra los anfípodos hi­pe­rí­deos luar. Sería im­por­tan­­te ins­taurar y mantener programas de mo­ni­
en una zo­na de California, EUA estudiada por dé­ca­das y to­reo de las co­mu­ni­da­des del zooplancton en las zo­nas ne­rí­ti­cas
donde se ha com­­pro­ba­do una disminución en la di­ver­si­dad y oceánicas de Quintana Roo para iden­ti­fi­car cam­bios en las co­
y la abun­dan­cia de especies. mu­ni­da­des y conocer sus pro­ba­bles ame­na­zas.

Acciones de conservación

C
onservar la fauna pelágica implica la conserva­ción de su se de­ben evitar efectos en otros es­tra­tos tróficos (como la so­
ambiente, pues no es posible pro­te­ger sólo a una es­pe­cie o a bre­explotación pesquera) y tratar de de­te­ner o re­ver­tir el cambio
un grupo; es de­cir, no se debe alterar el equi­li­brio de su medio, climático que está afectando a to­das las comunidades marinas.

135
Anfípodos hiperídeos
Capítulo 4

Literatura consultada

• Gasca, R. y Shih, C. T. 2001. Hyperiid amphipods from sur­fa­ce • Lavaniegos, B. E. y Ohman, M. D. 1999. Hyperiid am­phi­pods
wa­ters of the western Caribbean Sea (1991). Crus­taceana as in­di­ca­tors of climate change in the California Current. In:
74: 489-499. Schram, F. R. y von Vaupel Klein, J. C. (Editors). Crustaceans
• ––––– 2003. Hyperiid Amphipods of Banco Chin­cho­rro. Bulletin and the biodiversity crisis. Proceedings of the Fourth
of Marine Science 73(1): 91-98. International Crus­ta­cean Congress, Amsterdam. pp. 489-
• ––––– y Haddock, S. H. D. 2004. Associations between ge­la­ti­nous 509.
zooplankton and hyperiid amphipods (Crus­ta­cea: Peracarida) • Madin, L. P. y Harbison, G. R. 1977. The associations of Am­phi­
in the Gulf of California. Hy­dro­bio­logia 530/531:529-535. po­da Hyperiidea with gelatinous zooplankton. Associations
• ––––– y Suárez-Morales, E. 2004. Distribution and abundan­­ce of Sal­pi­dae. Deep-Sea Research 24:449-463.
Hyperiid Amphipods (Crustacea: Pe­ra­carida) of the Me­xi­can • Vinogradov, G. M. 1999. Amphipoda. In: Boltovskoy, D. (Editor).
Caribbean Sea (August 1986). Caribbean Jour­nal of Scien­ce South Atlantic Zooplankton. Backhuys Pu­bli­shers, Leiden.
40(1):23-30. pp. 1141-1240.
• ––––– 2009. Diversity of Hyperiid Amphipods (Crustacea: Pe­ra­ • Vinogradov, M. E., Volkov, A. F. y Semenova, T. N. 1996. Hyperiid
ca­ri­da) in the Western Caribbean Sea: News From the Deep. am­phi­pods (Amphipoda, Hyperiidea) of the world oceans.
Zoo­lo­gi­cal Studies 48(1):63-70. Smithsonian Institution Libraries, Washington, D. C. 492 pp.
• Laval, P. 1980. Hyperiid Amphipods as crustacean parasitoids
asso­cia­ted with gelatinous zooplankton. Oceanography and
Marine Biology. Annual Review 18:11-56.

Acerca de la autora
Rebeca Gasca Bióloga y maestra en Ciencias por la Facultad de Ciencias de la unam,
Especialidad: Biología, zooplancton marino miem­bro del Sis­te­ma Nacional de Investigadores desde 1990, nivel II.
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal Tie­ne 20 años de experiencia en investigación y ha publicado 70 ar­tícu­­
E-mail: [email protected] los, 21 capítulos de li­bros, nueve artículos de divulgación, cuatro li­bros
y cinco memo­rias de congresos, en extenso, todos ellos re­la­cio­na­dos
con la taxonomía y ecología del zooplancton ma­ri­no. Par­ti­ci­pa desde
1998 co­mo profesora en el pos­gra­do de Ecos­ ur, además de sus varias
co­la­bo­ra­cio­nes en cam­pa­ñas pa­ra el estudio del zooplancton de aguas
pro­fun­das de México me­dian­te vehículos sumergibles. Actualmente
es in­ves­ti­ga­do­ra titular de Ecosur.

136
Anfípodos hiperídeos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Eufáusidos

Iván A. Castellanos-Osorio

L
os eufáusidos (subphylum Crus­ta­cea) pleurón pedúnculo de la
junto con los can­gre­­jos, lan­gos­ti­llas, abdomen primera antena
co­chi­ni­llas, etc., for­man el grupo de flagelos de
surco cervical
los crus­tá­ceos. Son co­mún­men­te co- la primera
no­ci­dos co­mo krill y son peque­ños cefalotórax ojo antena
crus­tá­ceos mari­nos, per­te­ne­cien­tes al zoo­
planc­­ton, semejantes a ca­ma­ro­nes y a lan­ espina dorsal
gos­tas. Tienen el cuer­­po di­vi­di­do en una
re­gión alar­ga­da (ce­fa­lo­tó­rax) y una co­la
mus­cu­lo­sa seg­men­ta­da o ab­do­men. El ce­
fa­lo­tó­rax es­tá cubierto por un ca­para­zón
que se ex­tien­de a am­­bos la­dos del cuer­ escama de
po y pre­sen­ta hasta ocho pa­res de pa­tas, la segunda
a las que se unen las bran­quias, las cua­les antena
no están cu­bier­tas por el ca­pa­ra­zón, sien­ branquias exópodo patas
do és­ta la prin­ci­pal ca­rac­te­rís­ti­ca de estos
or­ga­nis­mos (figura 1). torácicas
endópodo
La forma de los ojos varía entre­­­ las es­
pe­cies, pueden estar re­don­dea­dos o di­vi­ pleópodo
di­dos en dos par­tes, una su­pe­rior y una in­ urópodo
fe­rior. Otra ca­rac­te­rís­ti­ca importante es la
pre­sen­cia de ór­­ga­nos productores de luz
(fo­tó­fo­­ros); de hecho el nombre del gru­po telson
se de­ri­va del griego phaeos, que sig­ni­fi­ca
luz y hace referencia a su ca­pa­ci­dad bio­lu­
mi­nis­cen­te (Antezana y Brin­ton, 1981). Fuente: Modificado de Brinton, en Gasca y Suárez-Morales, 1996.
Los eufáusidos son relativamen­te gran­ Figura 1. Morfología general de un eufáusido (vista lateral)
des en comparación con otros or­ga­nis­mos

del zooplancton, su ta­ma­ño pue­de variar Importancia


entre 10 y 30 mm, aun­que hay especies
Los eufáusidos junto con tallas me­no­res a 10 mm y especies El papel que juegan los eufáusidos en el
que al­can­zan has­ta los 150 mm (Baker y am­bien­te marino es importante, ya que son
con los cangrejos, co­la­bo­ra­do­res, 1990). or­ga­nis­mos que se ali­men­tan de plantas
El ciclo de vida de los eufáusidos com­ mi­cros­có­pi­cas (fi­to­planc­ton), de otros or­ga­
langostillas, cochinillas, pren­de varios estadios larvales, que re­ci­ nis­mos del zoo­planc­ton y de materia or­gá­-
ben diferentes nombres: los pri­me­­ros es­ ni­ca sus­­pen­di­da en el agua. Ellos a su vez
entre otros, forman el ta­dios son llamados nau­plio y me­ta­nau­plio; son par­te de la die­ta de especies de pe­ces
calyptopis es el es­ta­dio sub­se­cuen­te, se­gui­ con im­portan­cia económi­ca, co­­mo el atún, el
grupo de los crustáceos do por el de ju­ve­nil y pos­terior­men­te por el aren­que, la ma­ca­re­la y la sar­di­na (Mauch­line
de adulto (Brin­ton, 1962). y Fisher, 1969; Ro­ger 1973). Otros animales

137
Eufáusidos
Capítulo 4

Los eufáusidos son comúnmente conocidos como krill, su tamaño puede variar entre 10 y 30 mm

que se ali­­men­tan de ellos son las gaviotas,


los ti­bu­ro­nes y las focas. Tam­bién cons­­ti­
tu­yen el princi­pal alimento de las ba­lle­nas
(Ro­ger, 1973).
Los eufáusidos se reúnen en car­dú­me­nes
que pueden cubrir exten­sas áreas, par­ti­cu-
­lar­men­te en la Antárti­da, donde se ex­-
tienden en un área de hasta 450 km2, con­
te­nien­do cerca de dos millo­nes de or­ga­nis­
mos. Los eufáusidos son uno de los gru­pos
más abundantes que exis­­ten en el océa­no.
De­bido a es­ta abun­dancia, en los úl­ti­mos
años la in­dus­tria pesquera ha pues­to sus
ojos en el krill como una es­pe­cie co­mer­
cial­men­te ren­table (Nicol y de la Ma­re,
1993).
Otro aspecto que en la actualidad se
es­tá estudiando sobre este grupo de crus­
tá­ceos, es el bioquímico, ya que se ha en­
con­trado que tienen un al­to por­cen­taje de
ácidos grasos Omega 3; es un gran es­ti­mu­
lan­te del sis­­te­­ma in­mu­no­ló­gi­co; tienen tam­
bién un al­to con­te­ni­do protéico y una gran Thysanopoda monacantha
can­ti­dad de aminoácidos esen­cia­les.
Por lo tanto, es clara la importancia co­­ Foto: Iván A. . Castellanos Osorio

mer­cial y ecológica que tienen los eu­­fáu­si­


dos en el mar. En aguas del Golfo de Mé­xi­co
Los eufáusidos son uno de los grupos
y el mar Caribe me­xi­ca­no no son ex­plo­ta­dos
co­mer­cial­men­te porque no son tan abundan­ más abundantes que existen en el océano
tes co­mo en zo­nas templadas o frías, aun­que
se ha de­mos­trado su im­por­tan­cia en estas
De las 86 especies descritas en el mun­ res me­xi­ca­nos se in­cre­­men­te el nú­me­­ro de
re­gio­nes tropicales y sub­tro­pi­ca­les, don­­de
do, en aguas mexicanas se han re­gis­tra­do especies con la am­plia­ción ver­ti­cal y ho­ri­
constituyen una frac­ción re­le­van­te den­tro
48, (cuadro 1) lo que equivale a 56 %. De zon­tal de los es­tu­dios del zooplancton. Por
de la dieta de es­­pe­cies de in­te­rés co­mercial
és­tas, 40 (83.3 %) se han ob­ser­va­do en el otra par­­te, en mues­treos realizados en Ban­­­
como el atún, la sar­di­na y el ca­la­mar (Roger,
Pacífico mexicano, 34 (70.8 %) en el Gol­fo co Chin­cho­­rro, se han registrado cua­tro es­
1973).
de México y 23 (48 %) en el Ca­ri­be me­xi­ca­ pe­cies per­te­ne­cien­tes a dos gé­­ne­­ros.
no. Ade­más, va­rias es­pe­cies es­tán sien­do re­
Diversidad gis­tra­das por pri­me­ra vez pa­ra es­ta zo­na del Distribución
Los eufáusidos están divididos en dos fa­ Caribe. Los registros se han ob­te­ni­do a par­tir
de muestreos realizados por El Co­le­gio de Los eufáusidos se encuentran dis­tri­bui­dos
milias: Bentheuphausiidae que contiene un
la Frontera Sur en co­la­bo­ra­ción con el Cen­ en aguas marinas de to­do el mun­­do, des­de
géne­ro y una especie (Ben­theu­phau­sia am­
tro de In­ves­ti­ga­ción y de Es­­tu­dios Avan­za­ la superficie de los océa­nos hasta las gran­
blyo­ps) y Eu­phau­sii­dae que comprende to­
dos (Cinvestav) y el Na­tional Oceanic and des pro­fun­di­da­des abi­sa­les (5 000 m).
das las es­pe­­cies restantes distribuidas en
At­mos­phe­ric Ad­mi­nis­tra­tion (noaa), a pro­­ De los 48 eufáusidos observados en
diez gé­ne­ros (Mauchline, 1980). Mau­chli­ne
fun­di­da­des que van des­de los cero me­tros, aguas mexicanas, 31 especies ha­bi­tan en la
(1984) re­co­no­ce un total de 86 es­pe­cies
has­­ta los 800 m de pro­fun­di­dad, en el 2006. ca­pa de agua que com­pren­de los primeros
per­te­necientes al orden Eu­phau­sia­cea.
Ra­zón por la que es posible que en los ma­ 200 m de pro­fun­di­dad (epipelágicas), 13 se

138
Eufáusidos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Cuadro 1. Registro de especies de eufáusidos reportados para aguas del Golfo de


México y el mar Caribe mexicano, y tipo de distribución
Los eufáusidos tienen un Golfo de Caribe Tipo de distribución
Especie / Localidad
alto porcentaje de ácidos México mexicano vertical
Bentheuphausia amblyops x Batipelágica
grasos Omega 3, un Thysanopoda monacantha x x Mesopelágica
alto contenido protéico T. cristata x Mesopelágica
T. tricuspida x x Epipelágica
y una gran cantidad de
T. aequalis x x Epipelágica
aminoácidos esenciales T. obtusifrons x Epipelágica
T. pectinata x Mesopelágica
en­cuen­tran en­tre los 200 y los 700 m (me­
T. orientalis x Mesopelágica
so­pe­lá­gi­cas), tres viven debajo de los 700
m (ba­ti­pe­lá­gi­cas) y una en la zona cos­tera T. cornuta x Batipelágica
(Mau­ch­line, 1980). (cuadro 1). T. egregia x Batipelágica
Muchas de estas especies son mi­gra­ Euphausia americana x x Epipelágica
to­rias, es decir, se dirigen ha­cia la capa E. krohni x x Epipelágica
su­per­fi­cial del mar du­ran­te el anoche­cer y
E. mutica x x Epipelágica
des­cien­den a capas más profun­das en el
E. brevis x x Epipelágica
día. Es­tos mo­vi­mien­tos migratorios son de
rit­mo dia­rio y es­ta­cio­nal, y pue­den ser irre­ E. tenera x x Epipelágica
gu­la­res, au­nado al com­por­ta­mien­to par­ti­ E. gibboides x x Epipelágica
cu­lar de cada es­pe­cie du­ran­te su de­sa­rro­ E. pseudogibba x x Epipelágica
llo. Por ejemplo, tan­to lar­vas co­mo adul­­tos E. hemigibba x x Epipelágica
de Ne­ma­tos­ce­lis te­ne­lla mi­gran durante el
Thysanoessa gregaria x Epipelágica
día, pero se dis­tri­bu­yen a diferentes pro­
Nematoscelis megalops x x Mesopelágica
fun­di­da­des. Las hem­­bras con huevos son
la ex­cep­ción, ya que se les encuentra en N. tenella x Mesopelágica
los es­tra­tos superficiales tan­to du­ran­te el N. microps x x Epipelágica
día co­mo en la noche (Mauch­line, 1980). N. atlantica x x Epipelágica
En cuanto a la distribución ho­ri­zon­tal de Nematobrachion flexipes x x Epipelágica
los eufáusidos en el Caribe me­­xi­ca­no, és­tos
N. sexspinosus x Mesopelágica
se encuentran des­de Cabo Catoche has­ta
Banco Chin­cho­rro e Xcalak, con ma­yor fre­ N. böopis x x Mesopelágica
cuen­cia en la zona norte, y entre Ba­hía de Stylocheiron suhmi x x Epipelágica
la As­cen­sión y Banco Chincho­rro. Tres es­ S. affine x x Epipelágica
pe­cies (Euphausia tenera, E. ame­ri­ca­na y S. longicorne x x Mesopelágica
Sty­lo­cheiron carinatum) tie­nen una dis­tri­bu­
S. elongatum x x Mesopelágica
ción más amplia y más fre­cuen­te. Las otras
S. carinatum x x Epipelágica
especies pre­­­sen­tan una dis­tri­bu­ción más
res­trin­gi­da (Cas­te­lla­nos, 1998). S. abbreviatum x x Epipelágica
Los eufáusidos pueden agruparse, so­bre S. maximum x x Mesopelágica
la base de los climas pelágicos, en tro­pi­ca­ S. robustum x Mesopelágica
les, subtropicales, cos­mo­pi­li­tas.

Los eufáusidos son parte de la dieta de peces de


gran importancia económica, como atún, arenque, macarela y sardina

139
Eufáusidos
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

C
ualquier alteración en su ambiente causará tras­tor­nos las larvas de es­pe­cies de im­por­tan­cia económica (langosta,
no sólo a los eufáusidos, sino a todas las po­bla­cio­nes camarón, caracol, atún, sar­di­na, etc.) se vean afectadas por
de organismos que conforman el zoo­planc­ton. Es im­ la falta de con­cien­cia, de res­pe­to o del conocimiento que se
pe­ran­te no arrojar sustancias con­taminantes (como cuando se tiene sobre los ci­clos de vi­da de los animales que habitan en
lavan los tan­ques de los buques en el mar y se vierten aceites el Ca­ri­be.
y gasolina) a nuestros ma­res y evitar que los eufáusidos y

Acciones de conservación

U
na de las primeras acciones que se deben reali­­­­zar an­tes fi­ca, con el propósito de que se comprenda y se co­noz­ca para
de hablar de conservación, es la enseñanza y di­vul­ga­ción qué y por qué son importantes, y cómo nos pue­den ayudar
sobre el zooplancton, de forma general o de ca­da uno de estos or­ganismos a resolver problemas de índole am­bien­tal,
sus grupos, a todo tipo de pú­blico, para crear una cul­tu­ra cien­tí­ además de satisfacer demandas sociales.

Estado de conservación

P
or desgracia, este grupo de organismos, así co­mo mu­chos ga­nis­mos, ya que la mayoría de las per­so­nas ni si­quie­ra tie­ne idea
otros que conforman el zooplanc­ton, han si­do poco es­tu­dia­ de que existen, cuán­tos hay, de qué son, para qué sirven, y mucho
dos en la región del Cari­be me­xi­cano; ade­más, la po­bla­ción me­nos acerca de su relevancia eco­ló­gi­ca y de las implicaciones
en general desco­noce mucho o prác­ti­ca­men­te todo so­bre estos or­ socioeconómicas que enfrentaríamos en caso de un mal manejo.

Literatura citada

• Antezana, T. y Brinton, E. 1981. Euphausiacea. En: Bol­tov­skoy, • Mauchline, J. y Fisher, L. R. 1969. The biology of euphau­siids.
D. (Editor). Atlas del zooplancton sudoccidental y métodos Advances in Marine Biology 7:1-454.
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ribbean Marine Studies 6:1-11. trophique des espèces. Marine Bio­logy 18:312-316.

140
Eufáusidos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Acerca del autor


Iván A. Castellanos-Osorio Ha trabajado en el laboratorio de zooplancton del Centro de In­ves­ti­ga­
Especialidad: Taxonomía y ecología del cio­nes de Quintana Roo (Ciqro) y, desde 1995, en Ecosur en el área
zooplancton marino de Organismos Zoopláncticos. Es autor de 18 ar­tícu­los arbritados,
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal seis capítulos de libros y cua­tro ar­tículos de di­vul­ga­ción. Colaboró en
E-mail: [email protected] la elaboración de tres reportes fi­nales y seis bases de datos sobre
zooplancton ma­ri­no. Participó en diversas cam­pa­ñas ocea­no­grá­fi­cas
para investigar la fau­na zooplántica del Golfo de Mé­xi­co y del mar
Caribe me­xi­ca­no; colaboró en la impartición del curso Zoo­planc­ton
marino en la maestría en Ciencias y Recursos Naturales y De­sa­rro­llo
Rural de Ecosur. Fue miembro del Sistema Nacional de In­ves­ti­ga­do­res
de 2003 a 2007.

141
Eufáusidos
Capítulo 4

Equinodermos

Francisco A. Solís-Marín • Alfredo Laguarda-Figueras

L
os equinodermos (del griego echi­
nos, espinoso; dermatos, piel), son
in­ver­te­bra­dos marinos, más co­no­ci­
dos por las estrellas de mar y sus
afines (lirios de mar, estrellas que­
bra­di­zas u ofiuros, erizos y pepinos de mar).
Existen aproximadamente 16 clases ex­tin­
tas de equinodermos, con más de 13 000
especies fósiles descritas, muchas de ellas
son muy distintas en su forma a las 7 000
especies ac­tua­les.
El grupo tiene aparentemente una lar­ga
historia que comienza en el Precámbrico.
Los equinodermos son, en gran medida,
muy importantes en la trama alimenticia
ma­ri­na por ser fuente de alimento de al­
gu­nos vertebrados (como los peces) y son
con­su­mi­do­res primarios, es decir, comen
al­gas (macro y microscópicas) y además
pue­den tomar el alimento que encuentran
en el fondo, en los sedimentos, o en sus­
pen­sión en el agua.
En general los equinodermos pueden
em­plear muchos medios para obtener su
ali­men­to; muchas estrellas de mar son car­
ní­vo­ras y se alimentan principalmente de
mo­lus­cos, o sea son depredadoras; otros,
co­mo los erizos de mar, pueden utilizar dos
o tres formas de alimentación a la vez, a
es­te tipo de organismos se le denomina
oportunistas. Diaderna antillarum
Los equinodermos están distribuidos en
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
todos los océanos y en todas las pro­fun­di­

da­des, desde la zona litoral, hasta las ma­ capacidad para modificar las condiciones
yo­res profundidades conocidas. del sustrato en el que vi­ven (bioturbación).
Las estrellas de mar, erizos En lo económico, mientras que en Mé­
y pepinos de mar son Importancia xi­co el pepino de mar es un recurso pes­
que­ro poco conocido, en otros paí­ses se
equinodermos y sirven de La importancia de los equinodermos es­tri­ consume sobre todo en so­pas y en­­sa­la­
alimento a algunos peces ba en esencia en el papel que de­sem­pe­ñan das (recetas de países asiá­ti­cos); por lo
en la trama trófica (nichos), así como en su general se deshidrata para co­mer­cia­li­zar­se.

142
Equinodermos
Fauna / Invertebrados acuáticos

También se extraen diversas sus­tan­cias de Cuadro 1. Número de órdenes, familias, géneros y especies de equinodermos
los pepinos de mar para ela­bo­rar productos (por Clase) reportados para las costas del estado de Quintana Roo
farmacéuticos de con­su­mo humano.
Clase Órdenes Familias Géneros Especies
Crinoidea 2 4 6 7
Diversidad
Asteroidea 5 12 26 40
La biodiversidad de equinodermos de Quin­ Ophiuroidea 2 13 33 59
ta­na Roo es alta, ya que es el estado cos­ Echinoidea 10 16 28 36
te­ro del país con el mayor número de es­
Holothuroidea 3 8 19 32
pe­cies de equinodermos reportados, su
Total 22 53 112 174
co­no­ci­mien­to se ha logrado gracias a los
es­tu­dios realizados en las diversas áreas y
há­bi­tats de la región. Albatross en 1884, dieron lugar a los in­for­mes De este análisis se tiene que para Quin­
Los primeros estudios sobre equi­no­der­ de Rathbun (1885) acerca de los eri­zos de la ta­na Roo se han reportado 174 es­pe­cies de
mos de Quintana Roo, y en general del Ca­ zona. En lo que se refiere a los equinodermos equinodermos (cuadro 1), aproxi­ma­da­men­
ri­be mexicano, datan de hace más de un del Ca­ri­be mexicano, destaca el trabajo de te 28.9 % de los exis­ten­tes en los ma­res
si­glo, como los efectuados a partir de las Deich­mann (1930) sobre holoturias, los mexicanos. Por su composición, los equi­
re­co­lec­tas del Blake entre 1878 y 1884; tal de Caso sobre especies recolectadas en no­der­mos de Quintana Roo se ase­me­jan
es el caso de las publicaciones de Perrier aguas someras (1955, 1961, 1974a, b, a los de Yucatán, Campeche y Veracruz,
(1881) sobre asteroideos, de Ly­man (1883) 1990) y de aguas profundas (1996a, b, c), con los cuales comparte muchas especies.
so­bre ofiuroideos, de Théel (1886) sobre los trabajos de Solís-Marín y colaboradores En las aguas de la isla Cozumel habitan
ho­lo­tu­roi­deos y Agassiz (1888) so­bre equi­ (1993, 1997), Bravo-Tzompantzi y co­la­bo­ra­ 81 especies de equinodermos, es decir
noi­deos. Asimismo, la recolectas de equi­no­ do­res (1999), y Laguarda-Figueras y co­la­bo­ 45.5 % de las reportadas para todo el es­
der­mos realizadas durante el viaje del bar­co ra­do­res (2001, 2002, 2005). ta­do; lo que a su vez, representa 59.2 %

Eucidaris tribuloides Echinaster sp.


Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

En Quintana Roo se han encontrado 174 especies de equinodermos

143
Equinodermos
Capítulo 4

de los géneros, 80.3 % de las familias y con­si­de­ra­ble­men­te su peso corporal, si­tua­


82.6 % de los órdenes de equinodermos ción que las favorece, ya que habitan so­bre
re­­por­ta­dos para todo el Caribe mexicano. fondos blandos.
En las costas del estado de Quintana
Roo se encuentran diversos tipos de há­
Distribución
bi­tats. En las aguas someras, uno de los
Los equinodermos se distribuyen en to­dos hábi­tats más representativos es el arrecifal
los mares del planeta y a todas las pro­fun­ con una amplia diversidad de sustratos y
di­da­des. Son especialmente más abun­dan­ de especies. Los equinodermos de aguas
tes en las zonas tropicales y subtropicales, so­­me­ras pueden vivir sobre coral vivo, ve­
aunque algunos grupos como las estrellas ge­ta­ción sumergida, arena, rocas, coral
de mar y holoturoideos alcanzan una gran muer­to, etcétera.
di­ver­si­dad a la altura de los polos. Los cri­ La aportación de Cozumel a la diversidad
noi­deos son especialmente diversos en la de los equi­­no­der­mos del estado de Quin-
Gran Barrera arrecifal australiana, al igual tana Roo no sólo se da en número de es­
que algunos grupos de estrellas de mar. pe­cies, sino también en hábitats, ya que
El grupo se hace menos diverso con­for­ re­cien­te­men­te se han descubierto equi­no­
me se desciende en la columna de agua, der­mos que habitan las cavernas an­qui­ha-
pero su abundancia en número de in­di­vi­ ­li­nas (término para describir las cuevas
duos o biomasa puede dominar la zo­na Linckia guildingii con mez­cla de agua salada y dulce). La
hadal (grietas de gran profundidad en el Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) fauna de equi­no­der­mos troglobios de la
fon­do marino) del océano. La mayor di­ver­ isla de Co­zu­mel es única en el mundo;
si­dad de equinodermos se conoce de los cam­bio, los erizos que habitan a grandes es muy posible que las especies de este
cero a los 300 metros de profundidad. pro­fun­di­da­des tienen su testa más suave y hábitat estén úni­ca­men­te distribuidas
Los erizos que viven en la zonas de la so­por­tan las altas presiones hidrostáticas en los sistemas de cue­vas de Cozumel o
rompiente de olas están sujetos a las ro­ que podrían aplastar a cualquier otro erizo; quizá también de la Pe­nín­su­la de Yucatán;
cas con ayuda de sus pies ambulacrales ade­más, las espinas de las especies que siendo así, es indispensable implementar
suc­to­res, y la forma y disposición de sus ha­bi­tan en las trincheras oceánicas son acciones para la protección de estos
es­pi­nas amortigua el golpe de las olas; en muy delgadas y largas, lo que disminuye hábitats, que son fuentes de endemismo.

Amenazas para su conservación

L
as amenazas contra la conservación de los equinodermos de Quintana Roo,
haciendo a un lado los fenómenos atmosféricos como huracanes y tor­men­
tas tropicales, son principalmente la contaminación y el deterioro am­bien­
tal. Es urgente un plan de monitoreo en las áreas más propensas a este tipo de
impacto, que incluya las cuevas anquihalinas de Cozumel, un nuevo hábitat co­no­
ci­do apenas para los equinodermos que ya está en peligro inminente de de­sa­pa­
ri­ción dado el desarrollo desmedido de la industria turística en el zona.
Especies sensibles al calentamiento global han sido afectadas, como Dia­
de­ma antillarum, erizo de mar cuyas poblaciones han sido diezmadas por algún
pa­tó­ge­no que se logró sobrerreproducir y establecer debido al aumento de
temperatura de las aguas superficiales en el Caribe.
Otras especies se encuentran amenazadas dado su valor comercial: la estrella
de mar Oreaster reticulatus ha sido explotada desde hace muchos años para uti­
Oreaster reticulatus
lizar su esqueleto seco como souvenir, sin que exista al momento ningún plan de
uso sustentable. Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

144
Equinodermos
Fauna / Invertebrados acuáticos

La fauna de equinodermos troglobios de Cozumel es única en el mundo

Estado de conservación

E
n México no existen trabajos sobre conservación de equinodermos. Este tipo de acciones debería po­ner­se en
marcha, sobre todo para las especies de equinodermos asociadas a la barrera arrecifal de Quin­ta­na Roo, dada su
gran diversidad de especies.

Tan sólo en Cozumel hay 81 especies de equinodermos

Acciones de conservación

E
l primer paso para la adopción de medidas de pro­tec­ción La coordinación de planes de investigación con el gobierno,
y conservación de la biodiversidad marina en Quin­ta­ aca­démicos, sector privado y público en general hará posible
na Roo es conocer qué especies habitan los di­fe­ren­tes el fortalecimiento de la investigación sobre esta fauna tan
biotopos que la componen y cuál es su distribución y abun­ importante de invertebrados marinos.
dan­cia, para lo cual es fundamental crear una “línea ba­se” de la
fauna de equinodermos presentes en sus aguas, con in­for­ma­ Tripneustes ventricosus
ción que contenga las coordenadas de registro de las di­fe­ren­
tes especies y datos de abundancia, entre otros de im­por­tan­cia
ecológica.
Ningún estudio de biodiversidad marina puede omitir a los
equi­no­der­mos, dado el papel que desempeñan en los eco­sis­
te­mas mencionados.
Es necesario realizar estudios multidisciplinarios y com­
pa­ra­ti­vos de los distintos hábitats de los equinodermos en
México pa­ra poder fundamentar su función ecológica, y
enfatizar que la diversidad de los equinodermos mexicanos
sólo podrá ser en­ten­di­da y evaluada en la medida en que se
fomente la formación de especialistas en este campo y se brin-
den recursos para com­ple­men­tar la visión de su diversidad en
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
todas las zonas marinas del país.

Literatura consultada

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145
Equinodermos
Capítulo 4

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der­ma­ta: Asteroidea) del Caribe mexicano: in­clu­yen­do N., and Commander J. R. Bartlett, U. S. N., Commanding.
comentarios sobre su zoogeografía. Avicennia 15:1-8. Bulletin of the Museum of Comparative Zoology 13:1-20.
• –––––Solís-Marín, F. A., Durán-González, A., Abreu, M. y Torres-
Vega, J. 2005. Los ofiuroideos (Echi­no­der­ma­ta: Ophiuroidea)
del Caribe Mexicano: Puerto Morelos, Quintana Roo, México.
Avi­cennia 28:12-23.

146
Equinodermos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Acerca de los autores


Francisco A. Solís-Marín Doctor en Oceanografía Biológica por el Southampton Ocea­no­gra­phy
Especialidad: Zoología de invertebrados: Cen­tre, University of Southampton; maestro en Cien­cias por la unam-
ecología y sistemática de equi­no­der­mos Fa­cul­tad de Ciencias; biólogo egresado de la Uni­ver­si­dad Mi­choa­ca­na
Institución: Colección Nacional de de San Nicolás de Hidalgo. Estudia la sis­te­má­ti­ca (alfa y mo­le­cu­lar) y
Equinodermos Dra. Ma. E. Caso Muñoz, eco­lo­gía de equinodermos. Ac­tual­men­te se interesa en la sis­te­má­ti­
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, ca mo­le­cu­lar del grupo de los aspidoquirótidos (Ho­lo­thu­roi­dea) y de
unam los equi­no­der­mos de las cuevas anquihalinas de Quin­ta­na Roo. Ha
E-mail: [email protected] pu­bli­ca­do cer­ca de 70 obras científicas, incluyendo li­bros como Ho­
lo­tu­roi­deos del Golfo de California y Ofiuroideos del Ca­ri­be mexicano
y Gol­fo de Mé­xi­co, así como artículos en revistas es­pe­cia­li­za­das co­
mo Scientia Ma­ri­na, Cahiers of Biologie Marine y Caribbean Jour­nal of
Scien­ces, en­tre otras.

Alfredo Laguarda-Figueras Estudió su licenciatura, maestría y doctorado en la Facultad de


Especialidad: Sistemática (alfa y molecular) Ciencias de la unam. Actualmente es Decano del icml de la unam, donde
y ecología de equinodermos trabaja como responsable del Laboratorio de Sistemática y Ecología
Institución: Colección Nacional de de Equinodermos. Ha publicado a la fecha 82 trabajos científicos
Equinodermos Dra. Ma. E. Caso Muñoz, en revistas arbitradas nacionales e internacionales, tres capítulos
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, de libros, cuatro libros o manuales, 24 trabajos de divulgación. Ha
unam descrito nuevos taxa de quetognatos, crustáceos y equinodermos
E-mail: [email protected] para México, ha presentado 101 trabajos en congresos nacionales
e internacionales, y es responsable de proyectos de investigación
apoyado por Conabio, unam.

147
Equinodermos
Capítulo 4

Pepinos de mar
Julio Adrián Arriaga Ochoa • Francisco A. Solís-Marín

L
os pepinos de mar pertenecen a la
Clase Holothuroidea, una de las cin­co
clases del grupo de los equi­no­der­
mos, son esencia­les en las co­mu­
ni­da­des bentó­ni­cas y suman más
de 1 400 especies. Los pe­pi­nos de mar
pre­sen­tan simetría bi­la­te­ral (Brusca, 1973);
son de forma alon­ga­da y pueden medir
des­de un mi­lí­me­tro hasta más de cinco
metros; el sis­te­ma vascular acuífero se
presenta a lo lar­go del cuerpo y esto los
di­fe­ren­cia de los de­más taxa (Brusca y
Brusca, 1990); a ni­vel externo (fi­gu­ra 1A) se
presenta una se­rie de ten­tácu­los de formas
variadas de­pen­dien­do del Orden, pueden
ser ra­mi­fi­ca­dos, pel­tados o digitados y van
de ocho a 30, sir­ven esencialmente para la
ali­men­tación (Le­vin, 1999).
Los pies ambulacrales se dis­tri­bu­yen ge-
­ne­ral­men­te en las bandas for­ma­das por los
ambulacros, ex­cep­to en los ápodos que ca­
re­cen de ellos. Exis­ten varias estructuras
de im­por­tan­cia taxonómica interna (fi­gu­ra
1B), pero el carácter más importante pa­ra
la iden­ti­fi­ca­ción a nivel especie es la for­ma
y com­bi­nación de las es­pícu­las, éstas son
es­truc­tu­ras de car­bo­na­to de calcio que con­
for­man el en­do­es­que­le­to de los pe­pi­nos, y
se en­cuen­tran em­be­bi­das en la pa­red del
cuer­po, ten­tácu­los y otras áreas como la
cloa­ca.
Holothuria thomasi

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Se han reportado
31 especies de Tienen un amplio rango de es­tra­te­gias re­ Vitelaria, Au­ri­cu­la­ria y Doliolaria, y al­gu­nas
pepinos de mar pro­duc­ti­vas, hay especies go­no­có­ri­cas y her­
ma­froditas (Smiley y colaboradores, 1991);
es­pe­cies de pepinos de mar son capaces
de dar cui­da­do pa­ren­tal a sus crías (Ebert,
para Quintana Roo en muchos ca­sos se presentan larvas: 1996).

148
Pepinos de mar
Fauna / Invertebrados acuáticos

Los pepinos de mar pueden medir desde un milímetro hasta más de cinco metros de largo

t
sc
cr
A B e rm
gd
pv
st
boca
g
ano
i3
tentáculos

mes

rt
introverso
radio i
pies
ambulacrales interradio rt lm
lm clm.
cl
cl ap.
Figura 1: A) Morfología externa de un pepino de mar (tomado de Hendler y colaboradores, 1995). B) Anatomía interna de un holoturio
dendroquirótido, disectado por el lado izquierdo: t) tentáculos; cr) anillo calcáreo; sc) canal pétreo; rm) músculo retractor; pv) vesícula
de Poli; g) gónada; gd) ducto gonádico; e) esófago; st) estómago; i) intestino; lm) músculo longitudinal; i3) rete mirabilis; cl) cloaca;
clm.) músculos suspensores de la cloaca; cl ap.) ano; mes) mesenterio; rt) árbol respiratorio (tomado de Forbes, 1841)

Importancia Holothuria mexicana

En nuestro mar territorial se en­cuen­tran


apro­xi­ma­da­men­te 11 % de los equi­­no­der­
mos; den­tro de la bio­di­ver­si­dad ma­ri­na
presente en Quintana Roo, la cla­se Ho­lo­
thu­toi­dea está bien re­pre­sen­ta­da; se han
re­por­ta­do 31 especies co­rres­pon­dien­tes a
tres órdenes, siete familias y 18 géneros;
es­to se debe a la gran variedad de há­bi­tats
que exis­ten en la zona y a la pros­pec­ción del
área, puesto que se han lle­va­do a cabo re­co­
lec­tas en aguas so­me­ras y pro­fun­das. Quin­
ta­na Roo cuen­­­ta con una par­te im­por­tan­te
del se­­gun­do arrecife más gran­de del mun­do
y esto lo hace una zona de bio­di­ver­si­dad
muy productiva.
Los pepinos de mar dominan par­ti­cu­
lar­men­te los arrecifes tropicales de co­ral Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
(Bir­ke­land, 1989) y mares pro­­­fun­dos (Paw­
son, 1966; Menzies y co­la­boradores, 1973; Los pepinos de mar se alimentan de partículas suspendidas y sedimento marino

149
Pepinos de mar
Capítulo 4

es la Sy­nap­tidae, la cual presenta cin­co es­


Holothuria mexicana pe­cies.
La familia Holothuriidae con el gé­ne­ro
Ho­lo­thu­ria, reúne una mayor can­ti­dad de es­
pe­cies, porque los re­pre­­sen­tan­tes de esta
fa­mi­lia se en­cuen­tran distribuidos desde la
zo­na in­ter­­ma­real hasta profundidades re­la­
ti­va­men­te grandes.
Se puede hacer una comparación de su
abundancia a nivel nacional, en­tre Quintana
Roo, el Golfo de Ca­li­for­nia, el Golfo de Mé­xi­
co y el Pacífico; Quin­ta­na Roo se ubica en el
ter­cer lugar en cuanto a especies de ho­lo­tu­
roi­deos, puesto que el Golfo de México está
representado por 27 es­pe­cies, el Pacífico
presenta 46 y el Gol­fo de Ca­li­for­nia 53, el
cual has­ta el momento es el más diverso.

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

( (
Los pepinos de mar conforman en el mar profundo más de 90 %
de la biomasa de fauna
Al remover el sedimento,
Khri­poun­off y Sibuet, 1980; Billett, 1991; En Quintana Roo existen coo­pe­ra­ti­vas los pepinos de mar
Tyler y co­la­bo­ra­do­res, 1994), y puesto que pes­que­ras de langosta, caracol y ca­ma­rón; contribuyen a la oxigenación
se alimentan de partí­cu­las sus­pen­di­das y se hizo un estudio de ca­so de pe­pi­nos de
sedimento ma­ri­no, pue­den re­mo­verlo en mar de Banco Chin­cho­rro, para im­ple­men­
del suelo marino
gran­des cantidades, lo que per­mi­te la oxi­ge- tar pesque­rías de pe­pi­no en esta área; sin
­na­ción del suelo marino y evita la com- embar­go, Ban­co Chinchorro es una reserva
pactación, esto favorece el de­sa­rrollo de de la biósfera, para llevar a cabo una pes­
otros animales que re­quie­ren sedimen­ que­ría de pepino se deben tener en cuen­ta
to no compactado; por ejem­plo, pa­ra aspectos eco­ló­gi­cos pa­ra no dañar otras Distribución
depositar sus hue­vos. co­mu­ni­da­des o poblaciones de otras es­
Los pepinos de mar soportan am­bien­ pe­cies. Ade­más, se necesita cumplir las Los holoturoideos se pueden en­con­trar des­­
tes extremos como nó­du­los de man­ga­ne­ re­glas ad­mi­nis­tra­ti­vas contenidas en el pro­ de la zona intermareal has­­ta las gran­des
so (Pawson, 1988; Bluhm, 1994) y ventilas gra­ma de manejo de las re­ser­vas, las cua­les pro­fun­di­da­des; en­te­rra­dos en el se­di­men­to
hidrotermales (Smir­nov y co­la­bo­ra­do­res, re­gu­lan todas las ac­ti­vi­da­des. o sobre él, en­ci­ma o debajo de las rocas, en­
2000; Paw­­son y Van­ce, 2004). En el mar tre el pas­to marino, en los arrecifes de co­ral;
pro­fun­do con­for­man más de 90 % de la existen reportes recientes de es­pe­cies en­
biomasa de me­ga­fua­­na del eco­sis­te­ma, y Diversidad con­tra­das en cuevas an­qui­ha­li­nas co­mo el
si el mar pro­fun­do cu­bre aproxi­ma­da­men­te Ae­ro­li­to de la isla de Cozumel.
70 % de la su­per­fi­cie de la tierra, los pe­pi­ De las 1 400 especies de holoturoi­deos des­ La distribución de los holoturoideos de­
nos de mar son or­ga­nis­mos do­mi­nan­tes en cri­tas en la actualidad, apro­x­i­ma­da­men­te pen­­de de factores fisicoquímicos, co­mo la
el planeta (Hen­dler y co­la­bo­ra­do­res, 1995). 120 se encuen­tran en nues­tros ma­res te­rri­ tem­pe­ra­tura, disponibilidad y calidad de re­
Los pepinos de mar han sido du­ran­te to­ria­les, 31 de és­tas en Quin­ta­na Roo, de las cur­sos, oxígeno, sa­li­ni­dad y estructura del
mucho tiempo parte de la dieta de los hu­ cua­les diez pertenecen al or­den Den­dro­chi­ sus­tra­to. Se en­cuen­tran desde los polos has-
ma­nos, existen pesquerías es­­table­ci­das ro­tida, en el que la familia me­jor re­pre­sen­ ­ta las zonas tropicales. En Quintana Roo se
hace ya más de cien años; y hace aproxi­ma­ ta­da es Cu­cu­ma­rii­dae, con seis es­­pe­cies; el localizan en su mayoría en el se­di­men­to,
da­­me­n­te veinte que se han imple­men­ta­do or­den As­pi­do­chi­ro­ti­da pre­sen­ta 15 es­pe­cies, so­bre el coral o bajo las rocas.
téc­ni­cas de ma­ri­cul­tu­ra para su reproduc­ 11 per­­te­ne­cen a la fa­mi­lia Ho­lo­thu­rii­dae con La mayoría de los reportes del es­ta­do son
ción, en especial en paí­ses asiáticos, ya que un mayor número de re­pre­sen­tan­tes; fi­nal­ para Puerto Morelos, se­gui­do de la re­gión
las co­mu­ni­da­des na­tu­ra­les han sido fuer­te­ men­te, al orden Apo­di­da co­rrespon­den seis norte del estado que incluye a Isla Con­toy,
men­te de­vas­ta­das. especies. La fa­­mi­lia con más representantes Cabo Catoche y Cozumel.

150
Pepinos de mar
Fauna / Invertebrados acuáticos

Amenazas para su conservación

Las actividades humanas son la principal amenaza pa­ra los Holothuria mexicana
pepinos de mar, ya que existen pesquerías ile­ga­les de es­te
recurso que lo sobreexplotan y con­du­cen a las po­bla­cio­nes
a su devastación. El pepi­no de mar es un re­cur­so pes­que­
ro que se debe explo­tar en México, pero con téc­ni­cas de
ma­ri­cul­ti­vo que pue­­dan sustentarlo. Impedir su co­mer­cia­
li­za­ción no es la mejor manera de proteger un recurso, se
de­­be in­ves­ti­gar, promover y desarrollar su ma­ri­cul­­tu­ra pa­ra
bien tanto del sector social como de las es­pe­cies y del me­
dio am­bien­te. Se de­ben realizar tra­ba­jos de in­ves­ti­ga­ción en
el estado para iden­ti­fi­car las zo­nas, como islas o mu­ni­ci­pios
costeros, en los que se pueda llevar a ca­bo la im­ple­men­ta­
ción de pes­que­rías legales de pe­pi­no de mar.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

El pepino de mar es un recurso que se debe explotar en México


con técnicas de maricultivo

Estado de conservación

N
o existen muchos trabajos sobre conservación de pe­ y Punta Nizuc, se encuentran Holothuria mexicana y H. flo­ri­dia­
pi­nos de mar; sin embargo, se puede afir­mar que en na. Cabe mencionar que tanto H. mexicana como Isos­ti­chopus
el Parque Marino Nacional Arre­ci­fes de Cozumel se ba­dio­no­tus, son las especies más abun­dan­­­tes y desempeñan
encuentra la especie Holothuria me­xi­ca­na, y en el Parque Ma­ un importante papel a nivel tró­fi­co y no son capaces de
ri­no Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún soportar pesquerías a grandes niveles.

Acciones de conservación

A
unque no se han implementado programas es­pe­cí­fi­cos pa­ra la con­
ser­va­ción de los pepinos de mar, se deben in­cluir especies como H.
me­xi­ca­na e I. ba­dionotus en los programas de monitoreo del am­bien­
te co­ra­li­no en zonas prio­ritarias del estado de Quintana Roo, ya que son de
las especies más abun­dan­tes y significativas eco­ló­gi­ca­men­te en los arre­­ci­­­
fes. Sólo exis­te una especie de equi­no­der­mo ca­ta­lo­ga­do como es­pe­cie en
peligro, se trata del pepino de mar Isostichopus fus­cus, el cual se distribuye
en el Pacífico mexicano.
Es necesario implementar programas de estudio so­bre estos or­ga­nis­mos
y otros grupos, ya que se ne­ce­si­ta gene­rar mayor co­no­ci­mien­to acerca de
as­pec­tos ta­xo­nó­mi­cos, bio­ló­gi­cos, eco­ló­gicos y de con­ser­va­ción, pa­ra lo cual
Holothuria mexicana
au­to­ri­da­des estatales y fe­de­ra­les de­ben hacerse partícipes, apo­­yan­do es­te ti­­
po de tra­ba­jos, pues presentan información in­va­lua­ble so­bre nues­­tro país que Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
es megadiverso, tanto de aguas so­me­ras co­mo de aguas pro­fun­das.

151
Pepinos de mar
Capítulo 4

Literatura consultada

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Acerca de los autores


Julio Adrián Arriaga Ochoa Licenciado en Biología por la Facultad de Biología de la Uni­ver­si­dad Mi­
Especialidad: Zoología de invertebrados choa­ca­na de San Nicolás de Hidalgo, maestro en Ciencias por el Instituto
Institución: Instituto de Ciencias del Mar y de Cien­cias del Mar y Limnología, unam. Participó en el XI Congreso de
Limnología, unam la Aso­cia­ción de In­ves­ti­ga­do­res del Mar de Cortés, en el V Simposium
E-mail: [email protected] In­ter­na­cio­nal so­bre el Mar de Cortés y en el Foro de Diversidad Bio­ló­gi­
ca de Quin­ta­na Roo. Es autor de la obra Pepinos de mar (Echi­no­der­ma­
ta: Ho­lo­thu­roi­dea) del Golfo de California.
Francisco A. Solís-Marín Doctor en Oceanografía Biológica por el Southampton Ocea­no­gra­phy
Especialidad: Zoología de invertebrados: Cen­tre, University of Southampton; maestro en Cien­cias por la unam-
ecología y sistemática de equi­no­der­mos Fa­cul­tad de Ciencias; biólogo egresado de la Uni­ver­si­dad Mi­choa­ca­na
Institución: Colección Nacional de de San Nicolás de Hidalgo. Estudia la sis­te­má­ti­ca (alfa y mo­le­cu­lar) y
Equinodermos Dra. Ma. E. Caso Muñoz, eco­lo­gía de equinodermos. Ac­tual­men­te se interesa en la sis­te­má­ti­
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, ca mo­le­cu­lar del grupo de los aspidoquirótidos (Ho­lo­thu­roi­dea) y de
unam los equi­no­der­mos de las cuevas anquihalinas de Quin­ta­na Roo. Ha
E-mail: [email protected] pu­bli­ca­do cer­ca de 70 obras científicas, incluyendo li­bros como Ho­
lo­tu­roi­deos del Golfo de California y Ofiuroideos del Ca­ri­be mexicano
y Gol­fo de Mé­xi­co, así como artículos en revistas es­pe­cia­li­za­das co­
mo Scientia Ma­ri­na, Cahiers of Biologie Marine y Caribbean Jour­nal of
Scien­ces, en­tre otras.

152
Pepinos de mar
Apendicularias

Iván A. Castellanos-Osorio

L
as apendicularias (subphylum Uro­
t o
chor­da­ta) son diminutos orga­nis­mos
marinos que for­man par­te del zoo­ e
planc­ton y, al igual que mu­chos otros ld
grupos zoo­plánc­ti­cos, son prác­ti­ca­­-
esf li
men­te des­­co­noci­das para la ma­yo­ría de las
per­­so­nas. Junto con las sal­pas, los ver­tebra­
dos y las ascidias in­te­gran el gru­po de los
cordados porque en algu­na eta­pa de su vida
desa­rro­llan no­to­cor­da, es­to es, una co­lum­na
ver­­te­bral pri­mi­ti­va. Su as­pec­to es se­me­jan­te
c
a la larva “re­na­cua­jo”, pero con un apén­di­ce
cf a
en forma de co­la (fi­gu­ra 1). Su cuerpo está
formado por un tron­co que mide entre dos y es
cua­tro mi­lí­me­tros de lar­go (ex­cep­cio­nal­men­
te alcanza los 25 mm en Ba­tho­chor­daeus
cha­ron), y una cola que sue­­le ser va­rias ve­ en
ces más lar­ga que el tron­co (Esnal, 1981).
Este grupo de organismos es uno de los cs
b gp
más comunes en la comuni­dad zooplánctica A B C
y a menudo ocupa el se­gun­do o tercer lu­gar
en abundancia en las muestras de zoo­planc­ Figura 1. Morfología general de una apendicularia. A) Vista lateral, B) Vista dorsal, C)
ton de es­­­tua­rios, zonas costeras y de aguas Aspecto general. a) ano, b) boca, c) cola, cs) célula subcordal, cf) células de Fol, e)
oceá­ni­cas (Fenaux y colaboradores, 1998). estómago, en) endostilo, es) espiráculos, esf) esófago, gp) glándulas prebucales, ld)
lóbulo derecho del estómago, li) lóbulo izquierdo del estómago, t) testículo, o) ovario
Importancia
ubi­ca­das entre los or­ga­nis­mos mi­cros­có­pi­ mente al ani­mal, o bien éste pue­de man­te­
Son un eslabón importante en la ca­de­na ali- cos de los que se alimentan (di­no­fla­ge­la­dos, ner­­se fue­­ra de ella pero uni­do por la bo­ca
­men­ti­cia del mar, las apen­di­cu­la­rias es­tán dia­­to­meas, foraminíferos, etc.) y los de ma­ (Flood y Deibel, 1998). La cáp­su­la es de­se­
yor tamaño que se alimentan de ellas, co­mo cha­da periódicamente y es se­cre­ta­­da una
las medusas, los si­fo­nó­fo­ros, los he­te­ró­po­ nue­va; estas “casas” tie­nen gran im­por­tan­

Las apendicularias dos (moluscos plánc­ti­cos) y los que­tog­na­­tos


(All­dred­ge y Ma­din, 1982). Tam­bién for­man
cia en la ecología del zoo­planc­ton, ya que
en ellas se acu­mu­lan plantas mi­cros­có­pi­

son diminutos parte de la dieta de las lar­vas y los adul­tos


de muchas especies de pe­ces (Gor­sky y
cas, mu­cus y de­tri­tus que cons­ti­tu­yen una
fuen­te de ali­men­to dis­po­ni­ble para co­pé­
organismos marinos Fenaux, 1998), al­gu­nas de inte­rés co­mer­
cial, como el arenque y la sar­di­na (All­dred­
po­dos, lar­vas de de­cá­po­dos, eu­fáu­si­dos y
po­li­que­tos (All­dred­ge, 1972). Incluso los pe­
que forman parte ge, 1972).
Las apendicularias secretan una es­truc­
ces utilizan las cáp­su­las de­se­cha­das co­mo
parte de su die­ta, por lo tan­to son un es­la­
del zooplancton tu­ra mucosa externa, con la que for­man una
cápsula o “casa” que puede ro­dear to­tal­
bón fun­da­men­tal en las cadenas ali­men­ti­
cias ma­ri­nas (All­dred­ge y Madin, 1982).

153
Apendicularias
Capítulo 4

dirigidas a estos organismos apa­­re­­ce­rán


especies no registradas aquí. En cual­quier
caso, se espera que la ri­que­za es­pe­cí­fi­ca
del grupo sea ma­yor a medida que los
mues­treos se di­ri­jan hacia la zona ne­rí­ti­ca-
oceáni­ca.

Distribución
Las apendicularias se encuentran dis­tri­bui­
das en todos los mares (To­kio­ka y Suá­rez-
Stegosoma magnum Caa­­bro, 1956). En cier­tas zonas cos­te­ras
Foto: I. Castellanos llegan a ser tan abun­dan­tes que ocupan
los pri­me­ros lu­ga­res de la co­mu­ni­dad zoo­
pláncti­ca (Es­nal, 1981). En aguas me­xi­ca­
Forman parte de la dieta de larvas y adultos de nas, se han identificado en diversos cuer­pos
muchas especies de peces de agua costeros y en regiones oceá­ni­cas,
como la zona arrecifal de Puerto Mo­re­los y
la de Mahahual, el Banco Chin­cho­rro, las zo-
Diversidad Ca­ri­be mexicano. Nueve especies per­te­ nas aledañas de Co­­zu­mel, las bahías de la
ne­cen a la familia Oikopleuriidae y cin­co a As­cen­sión y de Chetumal, entre otros si­tios.
Las apendicularias se dividen en tres fa­mi­ Fri­ti­llariidae. En el Caribe mexicano las va­ria­cio­nes
lias: Kowalevskiidae, que consta de un so­lo Un factor que puede crear di­fi­cul­ta­des es­pa­cio-temporales de las apen­­di­cu­la­rias
gé­ne­ro y dos especies; Fri­ti­lla­rii­­dae, con tres para estudiar las poblaciones de apen­di­cu­la­ han sido estudiadas por Cas­te­lla­nos y Esnal
gé­ne­ros y 30 es­pe­cies; y Oi­ko­pleu­rii­dae, rias y conocer su rique­za en nues­tros ma­res (1994) en las bahías de la As­cen­sión y de
que comprende las 37 es­pe­cies restantes es que la mayoría de los mues­treos se han Chetumal; han encontrado que Oi­ko­pleu­ra
dis­tri­bui­das en 11 gé­ne­ros (Fenaux, 1998). efectuado con redes de planc­ton es­tán­dar dioica se distribuye am­plia­men­te y que es
Fe­na­ux (1993) reconoce 65 es­pe­cies y 14 con aber­tura de ma­lla (0.5 mm), y pa­ra es­­ la única es­pe­cie que tolera las variaciones
gé­ne­ros de apen­di­cu­la­rias, pero con la des­ tu­diar a estos or­ga­nis­mos se re­co­mien­dan de tem­pe­ra­tu­ra y salinidad que se re­gis­tran
crip­ción de tres especies (Me­soi­ko­­pleu­ra en­ muestreos con re­des que ten­gan una ma­lla tí­pi­ca­men­te en la Bahía de Che­tu­mal; es,
te­ros­pi­ra, M. youngbluthi, M. gy­ro­cea­nis) y la de entre 0.20 y 0.25 mm de aber­tu­ra (Es­nal, por lo tanto, una es­pe­cie de afi­ni­dad cos­te­
rectificación del nom­bre de la for­ma Pe­la­go­ 1981). Sin em­­bar­go, es ne­ce­sa­rio des­ta­car ra que pros­pe­ra en es­tua­rios, es­te­ros y ba­
pleu­ra ha­ran­ti al género arriba men­cio­na­do que en nues­tro país la gran ma­yo­ría de los hías. Oikopleura lon­gi­cau­da se pre­sen­tó con
(Fe­naux, 1998), el número de apen­di­cu­la­ mues­treos de zoo­planc­ton no se efec­túan mayor fre­cuen­cia y con una am­plia dis­tri­bu­
rias se in­cre­men­tó a 69, dis­tri­bui­das en 15 con el pro­pó­si­to de anali­zar a es­te gru­po ción en la Bahía de la As­cen­sión, en la zona
gé­ne­ros. en par­ti­cu­lar, ya que du­ran­te los cru­ce­ros arrecifal de Ma­ha­hual, el Ban­co Chinchorro
De las 69 especies descritas en to­do ocea­no­grá­fi­cos, o en lanchas, se re­co­lec­ y el mar Ca­ri­be me­xi­ca­no. Las otras es­
el mun­do, en aguas mexicanas se han re­ tan todos los grupos zoopláncticos pre­sen­ pe­cies tu­vie­ron una dis­tri­bu­ción más res­
gis­tra­do 28, lo que equivale a 40 %. De las tes en los cuerpos de agua, de ma­ne­ra que trin­gida (Cas­te­lla­nos, 1998; Cas­te­llanos y
28, 14 (50 %) se han ob­ser­va­do en el mar se­­gu­ra­men­te en colecciones adi­cio­na­les y Gas­ca, 1998).

Estado de conservación

N
o es posible determinar el estado de con­ser­ gía, composición y com­por­ta­mien­to; aunado a ello, hay
va­ción y nivel de amenaza que existe sobre las un gran des­co­no­ci­­mien­to acerca del impacto que tie­ne la
apen­di­cu­la­rias en nuestros mares, por tra­tar­se de contaminación en las poblaciones de apen­di­cu­la­rias y del
animales po­co conocidos y de los que aún no te­ne­mos zooplancton en general, como la pro­du­ci­da por el lavado
suficiente conocimiento respecto a su distri­bu­ción, ecolo­ de los tan­ques de las embarcaciones en el mar, entre otras.

154
Apendicularias
Fauna / Invertebrados acuáticos

Se han descrito 69 especies en el mundo; en aguas mexicanas se han registrado 28, de


las cuales 14 se han observado en el mar Caribe mexicano

Acciones de conservación

Para afrontar el enorme desafío que implica la con­ser­va­ción, • Realizar una adecuada planificación y manejo de los recursos
es necesario: bio­ló­gicos, con la participación de las co­mu­ni­dades de pes­ca­
dores que viven en las cos­tas.
• Investigar los recursos naturales de nuestros mares (aún con
gran­des re­gio­nes desconocidas), desde los ini­cios de las ca­ • Concientizar a la sociedad de la importancia que tie­nen estos
denas alimenticias marinas (fi­to­planc­ton y zooplancton) has­ re­cur­sos en nues­tra vida y
ta los niveles más al­tos (consumidores).
• Tomar las decisiones correctas.

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Association of the United King­dom 73:635-646. to­ria Natural 23(1):37-89.

155
Apendicularias
Capítulo 4

Acerca del autor


Iván Arturo Castellanos-Osorio Ha trabajado en el laboratorio de zooplancton del Centro de In­ves­ti­ga­
Especialidad: Taxonomía y ecología del cio­nes de Quintana Roo (Ciqro) y, desde 1995, en Ecosur en el área
zooplancton marino de Organismos Zoopláncticos. Es autor de 18 ar­tícu­los arbritados,
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal seis capítulos de libros y cua­tro ar­tículos de di­vul­ga­ción. Colaboró en
E-mail: [email protected] la elaboración de tres reportes fi­nales y seis bases de datos sobre
zooplancton ma­ri­no. Participó en diversas cam­pa­ñas ocea­no­grá­fi­cas
para investigar la fau­na zooplántica del Golfo de Mé­xi­co y del mar
Caribe me­xi­ca­no; colaboró en la impartición del curso Zoo­planc­ton
marino en la maestría en Ciencias y Recursos Naturales y De­sa­rro­llo
Rural de Ecosur. Fue miembro del Sistema Nacional de In­ves­ti­ga­do­res
de 2003 a 2007.

156
Apendicularias
Quetognatos

Edgar Tovar Juárez • Rosa María Hernández-Flores

L
os quetognatos (filo Chae­tog­na­tha)
son mejor conocidos co­­mo “gu­sa­ diente
diente posterior a
anterior boca
nos flecha”, por la forma alar­ga­da de
su cuer­po y sus ale­tas en forma de ganchos
plu­­mas de fle­cha; es un grupo po­ esófago divertículo
co estudiado de invertebrados car­ní­vo­ros alimenticio
intestino
es­tric­ta­men­te marinos. La ma­yo­ría de las collarete
es­pe­cies viven en el planc­ton, con ex­cep­
ción de algunas es­pe­cies que vi­ven sobre ganglio
el fondo del mar (familia Spa­de­llidae). ventral
Los quetognatos son pequeños y os­cilan
entre los dos y los 120 mm; son alar­gados y aleta
li­ge­ra­men­te aplana­dos, la ma­yo­ría trans­pa­ anterior
ren­tes aunque al­gu­nos pue­­den contener
huevo
pig­men­tos azu­­les, na­ran­jas, cafés o rojos
(Kapp, 1991). Se caracterizan por su perfec­­ta
adap­­ta­ción a la vida acuática, por es­tar ovario bolsa seminal b
(receptáculo)
siem­pre en movimiento y desplazar­se con
ra­pi­dez. Po­seen uno o dos pa­res de ale­tas ano
la­te­ra­les y una en la cola. Su cuer­­po es sim­
ple, di­vi­di­do en tres par­tes: cabeza, tron­co
y cola (figura 1). La ca­be­za presenta uno aleta
o dos pares de hi­le­­ras de dientes y gran­ posterior
des es­pi­nas aso­cia­das a la boca, las cua­les tejido testicular
le confie­ren el nom­bre al grupo (chae­to=
vesícula seminal
seta o gan­cho, gnatha = boca, gan­chos en
la boca), con estas espinas atra­pan a sus aleta esperma
caudal
presas, pero sin perforarlas, las mue­­ven co-
1 2
­mo si fueran dedos rígidos, pa­­ra ma­ni-
Figura 1. Forma general de un Figura 2. Cabeza de a) Sagitta,
quetognato b) Eukrohnia

pu­larlas y dirigirlas a su bo­ca (fi­gu­ra 2). interna y las ve­sículas seminales en la parte
Los quetognatos Durante la manipulación de las pre­sas se ex­ter­na (Kapp, 1991).
cree que desgarran o per­fo­ran sus te­ji­dos La forma general de un quetognato es
son pequeños, su con los dientes an­te­rio­res y pos­te­rio­res hidrodinámica. En la re­gión de la cabeza
(Thue­sen, 1991) para in­yec­tar­les una sus­ presentan un tejido transparente en forma
tamaño oscila entre tan­cia pa­ra­li­zan­te (te­tro­don­to­xi­na). de “ca­pu­chón” el cual es con­trác­til, cubre
El tronco es un tubo simple lleno de flui­ la ca­be­za y los gan­chos al momento de na­
dos y 120 mm do sin órganos internos, sólo se en­cuen­tran dar, este ór­ga­no le con­fie­re protección a la
el intestino y los ovarios. En la región de la ca­be­za y re­du­ce la re­sis­ten­cia del agua al
cola, los testículos se encuentran en la par­te des­­pla­zar­se (Pierrot-Bults, 1996). A pe­­sar de

157
Quetognatos
Capítulo 4

Se caracterizan por su perfecta adaptación a la vida acuática,


por estar siempre en movimiento y desplazarse con rapidez

la sim­ple­za en la for­ma ge­ne­ral del cuer­po pro­ble­mas más di­fí­ci­les que se pu­die­ra pre­­ Diversidad
y de no te­­ner ór­ga­nos ver­da­de­ros, exis­ten sen­tar a un bió­lo­go.
es­truc­tu­ras con fun­cio­nes hasta hoy des­co­ Los quetognatos son un pequeño fi­lo de no
no­ci­das, tal es el ca­­so de los ór­ga­nos re­ Importancia más de 145 especies re­co­no­ci­das mun­dial­
tro­ce­re­bra­les en el sistema ner­vio­so, el co­ men­te, que se distribu­yen en diez fa­mi­lias y
lla­re­te o la co­ro­na ciliada, por ci­tar algunos Los quetognatos son muy importan­tes eco­ 24 géneros. Para las aguas de Quin­ta­na Roo
ejem­plos. ló­gi­ca­men­te hablando por el simple he­cho se han re­­­por­ta­do 16 especies (12.41 % de
Las es­pe­cies que viven en el fondo de ser feroces de­pre­da­do­res. Son el se­gun­ las des­cri­tas a nivel mundial). Has­ta el mo­
marino pre­sen­tan bandas de músculos do grupo más abun­dan­te del zoo­planc­ton, men­to sólo se ha descrito una so­la es­pe­cie
es­pe­cia­les que tienen un arreglo úni­co en tan sólo de­­trás de los co­pé­po­dos, los cua­ exclusiva para las aguas del es­­ta­do: el que­
el reino animal, ya que les con­fie­re una les son su principal alimento; se es­ti­ma que tog­na­to Spa­de­lla xca­la­­ken­sis, que habi­ta en
contracción extrema que po­si­blemen­te entre 10 y 30 % de la bio­ma­sa to­tal de los la la­gu­­na arrecifal del par­que ma­ri­no de Xca­

( (
utilizan para ten­sar el cuer­po y atacar en lak (Tovar y Suárez-Mo­ra­les, 2007). Si bien
forma re­pen­ti­na a sus pre­sas o para per­mi­ los quetognatos son un gru­po po­co di­ver­
tir al or­ga­nis­mo des­pren­der­se rá­pi­da­men­te so, su relevancia co­mo gru­po es más bien
La importancia de los eco­ló­gi­ca co­mo ya se men­­cio­nó.
del sus­tra­to (Casanova y Duvert, 2002).
Los quetognatos presentan los dos se­­ quetognatos radica en que
xos en un mismo organismo, es de­cir, son
son feroces depredadores Distribución
her­ma­fro­di­tas, y maduran sus testículos an­
tes que los ovarios; la fecundación de los del zooplancton Los quetognatos se encuentran desde la su­
huevos puede ha­cer­se en un mismo or­ga­ per­fic­ ie hasta las grandes pro­fun­di­da­des, y
nis­mo o en­tre organismos. A diferencia de desde las aguas cos­te­­ras hasta mar abier­to
la ma­yo­ría de los invertebrados ma­ri­nos, los copépodos es trans­fe­ri­da a la bio­ma­sa de (Øresland, 1987). Al igual que otros gru­pos
quetognatos no pasan por el es­ta­dio larval, que­tog­na­tos (Fei­gen­baum y Ma­ris, 1984; del zoo­planc­ton, existen especies ca­rac­te­rís­
incluso algunas es­pe­cies man­tie­nen a sus Fei­gen­baum, 1991; Pierrot-Bults, 1996). Ade­- ti­cas de zonas cercanas a la cos­­­ta y las que
juveniles hasta cier­to grado de desarrollo en más de copépodos, los que­tog­­na­tos se ali­ vi­ven en mar abierto. En el es­ta­do son más
una es­pe­cie de marsupio (Ball y Miller, 2006). men­tan de lar­vas de pe­ces, me­du­sas, lar­ numerosas las es­pe­cies que vi­ven en mar
Los quetognatos son un grupo enig­máti- vas de de­cá­po­­dos e in­clu­so de quetognatos abierto. Una de las especies más conspicuas
­co en el sentido de su desarrollo, que au­ más pe­que­ños. Los que­tog­na­tos a su vez para la zo­na costera es Fe­ro­sa­gi­tta hispi­da,
nado a sus particulares ca­rac­te­rís­ti­cas (en son pre­­sa de mu­chas es­pe­cies de pe­ces es­­­ta especie es muy abun­dan­te en la­gu­nas
al­gu­nos casos únicas en el rei­no animal), que se ali­men­tan de planc­ton, so­bre todo costeras y en lagu­nas arre­­ci­fa­les de todo
los hace difícil de aso­ciar a al­gún otro gru­po de es­pe­cies de valor co­mer­cial. el estado, so­bre to­­do en las zonas de pastos
animal, por lo que se han con­si­de­ra­do co­ Es importante señalar que algunas es­ marinos.
mo uno de los grupos ani­ma­les más ais­la­ pe­cies tienen estrecha relación con el am­ La especie más característica de la zona
dos fi­lo­ge­né­ti­ca­men­te. Charles Dar­win en bien­te en el que habitan, esta cua­li­dad de oceá­ni­ca es el quetognato Fla­cci­sa­­gi­tta en­
1844 puntualizó en re­fe­ren­cia al grupo “es ser sensibles a cambios en su ambiente las fla­ta, la cual se encuentra a lo largo del es­
re­mar­ca­ble la os­cu­ri­dad de sus afi­ni­da­des”; hace también bue­nos indicadores de cam­ tado, pero también es común hallarla cer­ca
Battista Grassi, des­pués de cuarenta años bios hi­dro­ló­gi­cos y ambientales (Al­va­ri­ño, de la cos­­ta (Ramírez-Ávila y Álvarez-Ca­dena,
de investigación, con­si­de­ró que re­sol­ver las 1977). 1999; Álvarez-Cadena y co­la­bo­rado­res, 1996;
relaciones de los que­tog­na­tos era uno de los Hernández-Flores, 2003; Her­nán­dez y co­la­bo-
­ra­do­res, 2005).
La es­pe­cie recientemente en­con­trada
para las aguas del estado de Quin­ta­na Roo,
La forma general de un quetognato es Spadella xca­la­ken­sis, se localiza en zo­nas so­
me­ras de fon­dos are­no­sos y pas­tos ma­ri­
completamente hidrodinámica nos.

158
Quetognatos
Fauna / Invertebrados acuáticos

Los desechos y agua de balastra arrojados al mar


por barcos de carga y cruceros causan la mortalidad de los quetognatos

Amenazas para su conservación

C
omo la mayoría de los animales marinos, la prin­ci­pal ame­ cos­ta. La contaminación pue­de magnificar la posibilidad de con­
na­za que enfrentan los quetognatos es de origen an­tro­ ta­gio; por un lado los pa­rá­si­tos afectan las funciones nor­ma­
po­gé­ni­co. La contaminación de los mares por vertido de les de los que­tog­na­tos sobre todo en la reproducción, pero por
los desechos urbanos sin tra­­ta­­mien­­to alguno, así como los de­ otro, los que­tog­na­tos son parte del alimento de pe­­ces, por lo
se­chos y agua de ba­las­tra arrojados al mar por barcos de car­ga y que la con­ta­mi­na­ción puede incre­men­­tar el número de pa­rá­si­
cru­ce­ros que transitan las aguas del estado, son causa de mor­ tos –vía que­tog­na­tos– en peces de im­­por­tan­cia co­mer­cial del
ta­li­dad. Aunado a lo anterior, la alteración y la pér­di­­da de há­bi­tat, es­ta­do de Quintana Roo.
so­bre todo por el dragado de las la­gu­­nas arre­ci­fa­les con fi­nes Prácticamente los quetognatos no tienen amenazas na­­tu­ra­les;
re­crea­ti­vos y de de­sa­rro­llo tu­rís­ti­co, puede ser al­ta­men­te per­ju­- el azote de huracanes tiene efectos en áreas re­la­ti­va­men­te pe­que­
di­cial para las es­pe­cies que se distribuyen cer­ca de la costa. ñas y las poblaciones locales de que­­tog­na­tos pueden re­cu­pe­rar­se
Es importante señalar que los quetognatos son sus­cep­ti­bles con rapidez. Es pro­ba­ble que eventualmente el cam­bio cli­má­ti­co
a los parásitos; aparentemente existe re­la­­ción entre la cantidad afecte so­bre todo la distribución de las es­pe­cies, pe­ro no la pre­
de pa­rá­si­tos presentes en los que­tog­na­tos y su cercanía a la sen­cia o ausencia en la región de alguna es­pe­cie en par­ti­cu­lar.

Estado de conservación Acciones de conservación

S E
e desconoce el estado de conservación de cual­quie­ra
l estado de Quintana Roo cuenta con áreas na­tu­ra­les
de las especies de quetognatos que existen en nues­tro
protegidas, que en su conjunto cubren una buena por­
país, por lo que no se ha considerado nin­gu­na es­pe­cie
ción del arrecife coralino que bordea las costas del
en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001.
es­ta­do, incluyendo la isla de Cozumel. Si bien no se conoce
Hasta el momento sólo la especie Spadella xcalakensis po­­
el es­ta­do de conservación de las especies de quetognatos,
dría considerarse como exclusiva o endémica del es­ta­do de
su sub­sis­ten­cia está relacionada di­rec­tamente con el estado
Quin­ta­na Roo, aunque es probable que su dis­tri­bu­ción se ex­
de con­ser­va­ción del arrecife y la con­taminación marina.
tien­da hacia el sur. Esta especie y las que se encuentran cer­ca­
nas a la zona costera son par­ti­cular­men­te vulnerables, ya que
al­gu­nas de ellas prefieren los fondos arenosos con pas­tos ma­ri­
nos, por lo que el dra­gado de lagunas cos­te­ras y arre­ci­fa­les del
Los quetognatos son hermafroditas,
estado afecta de manera directa el há­bi­tat de és­tas.
presentan los dos sexos

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159
Quetognatos
Capítulo 4

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• Øresland V. 1987. Life cycle and feeding of the Chaetognaths Sa­gi­ Washington 120(2):175-183.

Acerca de los autores


Edgar Tovar Juárez Doctor en Ecología y Desarrollo Sustentable por Ecosur, donde
Especialidad: Ecología del zooplancton estudió también la maestría, durante la cual se in­te­re­só en el estudio
marino con énfasis en los cnidarios de las medusas asociadas a arre­­ci­fes coralinos del Caribe mexicano.
pláncticos y quetognatos Obtuvo el grado de doc­tor en 2007 con la tesis: Es­ca­las de variación
Institución: Centro de Biociencias, Uni­ver­ espacial y tem­po­ral de los quetognatos en tres la­gu­nas arrecifales del
sidad Autónoma de Chiapas Ca­ri­be mexicano.
E-mail: [email protected]

Rosa María Hernández-Flores Licenciada en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de Mé­xi­
Especialidad: Zooplancton co. Autora principal del artículo “Report on a col­lec­tion of chaetognaths
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal from Banco Chinchorro, Mexican Ca­ri­bbean Sea”, y coautora del ti­tu­
E-mail: [email protected] la­do “Seasonal distribution of Chae­to­gnatha in a Mexican Neo­tropical
bay during a year cy­cle”. Ac­tual­mente se desempeña como técnica
titular “A” en Ecosur, Uni­dad Chetumal.

160
Quetognatos
Invertebrados
terrestres
• Arácnidos
• insectos
Arácnidos
Capítulo 4

Ácaros
María Magdalena Vázquez González
Opilioacarus sianka’anensis

L
os ácaros pertenecen a la clase Arác-
nida, subclase Acari; pueden medir
desde unas cuantas micras hasta va-
rios centímetros de largo, como el
tamaño que alcanzan las garrapatas
cuando se llenan de sangre. Comprenden
una gran diversidad de grupos que se cla-
sifican por sus hábitos alimenticios, por su
hábitat o por las relaciones tróficas o de
comportamiento.
Se les conoce desde tiempos muy re-
motos, en especial a las garrapatas y sus
larvas, que son causantes de dermatitis
y otros problemas de la piel. Los aztecas
llamaban tlaxcan a los ácaros de la familia
Dermanysidae; los mayas, yilk’il sak a los
ácaros de Sarcoptes scabiei, causante de
escabiasis. Opilioacarus sp.
Los ácaros presentan un cuerpo ovalado Foto: María Magdalena Vázquez González
o redondeado, con cuatro pares de patas
articuladas; se cuerpo se divide en dos par- gar seguro y adecuado. Los ácaros, depen- des de volcanes activos, en aguas termales,
tes, en la parte anterior se encuentran los diendo de los grupos o familias a las que en suelos de géiseres, en el dosel de los
quelíceros y los palpos que, junto con otras pertenecen, pueden ser ovíparos o vivíparos. árboles, en suelos profundos, en arenas del
estructuras bucales, ayudarán a los orga- En el caso de los vivíparos, los huevecillos desierto, en líquenes y en musgos cubier-
nismos a capturar sus presas o a ingerir el se desarrollan en el interior de la hembra y tos de nieve en la tundra.
alimento, por lo que estas estructuras pue- salen del cuerpo de la madre caminando. También los hay que viven en bebidas
den estar modificadas para adaptarse al Su cuerpo puede presentar diferentes alcohólicas como el pulque, y otros en los
tipo de alimentación de cada grupo. patrones de coloración y una gran diversi- más finos quesos, así como en una grandí-
En la parte ventral se encuentran dos dad de sedas o pelos modificados. sima variedad de productos almacenados.
aberturas, una genital y otra anal. Algunos Pocos grupos de animales muestran tal Por su tipo y forma de alimentación los
grupos presentan una estructura llamada diversidad de formas como los ácaros y las hay fitófagos, o sea ácaros que se alimen-
ovipositor, la cual es utilizada por las hem- garrapatas, ocupan una gran variedad de há- tan de plantas, ya sea de los jugos o de
bras para colocar los huevecillos en un lu- bitats y muestran muy diferentes tipos de la savia de las hojas o de las raíces; mu-
comportamiento. De acuerdo con Krantz chos de éstos llegan a constituir terribles
Los ácaros pertenecen (1978) se han descrito más de treinta mil
especies.
plagas y causan serios problemas a los
agricultores. Este grupo de ácaros es muy
a la clase Arácnida, importante desde el punto de vista eco-
ImportancIa nómico, y actualmente se lleva a cabo un
subclase Acari control de ellos utilizando a sus depredado-
Los ácaros ocupan prácticamente todos los res naturales en lo que se denomina control
ambientes. Se les ha encontrado en pare- biológico. El nombre común con que se

164
Ácaros
Fauna / Invertebrados terrestres

Los ácaros ocupan prácticamente todos los ambientes

Uropoda solarisima Hoplophorella floridae

Fotos: María Magdalena Vázquez González

conoce a los ácaros fitófagos es el de ara- das económicas. Estos ácaros pueden es-
ñas rojas, aunque en realidad no son ara- tar prácticamente en todo tipo de productos
ñas (ácaros Mesostigmata y Prostigmata). alimenticios, galletas, panes, pastas, cerea-
Otro grupo muy importante, tanto desde les, granos, licores, bebidas embotelladas,
Sphaerochthonidae
el punto de vista económico como de sa- etcétera.
lud, son los ácaros parásitos de animales Los estudios para el control de estos
cree que aún no se conoce ni la tercera par-
y del hombre. En este grupo se ubican las grupos se basan en la utilización de sus
te de las especies existentes en estos eco-
garrapatas Ixodida causantes de la sarna y depredadores naturales; o sea, control bio-
sistemas.
transmisores de muchos otros virus incluso lógico, para no dañar los productos que ya
mortales como es la enfermedad de Lima estén invadidos, así como una serie de me-
o Lyme disease que es ocasionada por un didas que se toman al envasar y almacenar DIversIDaD
virus transmitido por las garrapatas. Esta los productos.
enfermedad se encuentra distribuida en el Por último, tenemos el grupo de ácaros Estudios efectuados en las selvas tropica-
área de las montañas Rocallosas en Esta- de vida libre, que no son parásitos ni de les de Quintana Roo, Noh-Bec, Sian Ka’an
dos Unidos. En este grupo existen muchos plantas ni de animales, sino que viven libre- y la Bahía de Chetumal, han permitido co-
otros parásitos de animales que pueden mente y se alimentan de productos y mate- nocer y registrar cerca de 150 especies de
ocasionar problemas de salud en el hombre. riales en descomposición; por ejemplo, ácaros Oribátidos, 80 especies de ácaros
Las garrapatas se desarrollan muy bien troncos y ramas caídas, hojas que se acu- Uropodina, 90 especies de ácaros Pros-
en los climas tropicales, por lo que en es- mulan en suelos de bosques, selvas y jar- tigmata y dos especies de ácaros Notostig-
tas regiones el ganado sufre terribles bajas dines, así como cadáveres de animales. A mata (Vázquez, 1999, 2002, 2006 y 2007).
ocasionadas por ellas. Igualmente, se ob- estos grupos pertenecen los ácaros Oribá- Se han descrito 12 nuevas especies de
serva un serio problema con los perros, aun tidos, algunos Prostigmata, Mesostigmata ácaros, todos de vida libre, en el estado de
aquellos bien cuidados y desparasitados, y y Parasitiformes. Quintana Roo (Vázquez, 1999, 2007, 2002
el problema es terrible con los perros ca- Este grupo juega un papel muy impor- y 2006), lo que lo convierte en uno de los
llejeros, que llegan a representar un serio tante en los procesos de descomposición estados de la República Mexicana donde
peligro para la salud de las personas que y degradación de la materia orgánica, por lo mejor se conoce la fauna acarológica.
conviven con ellos en condiciones de tanto ayudan en el reciclamiento de nutrien- Es importante resaltar que los grupos de
insalubridad. tes. Entre los ácaros que forman parte de ácaros mejor estudiados son los edáficos o
Las larvas o juveniles de otro grupo de este grupo hay depredadores, que se ali- ácaros del suelo. Entre los edáficos se en-
ácaros parásitos (Astigmata-Scarabiei, Sar- mentan de otros más pequeños; los necrófa- cuentra un grupo que es considerado como
coptidae, Sarcoptes scabiei) pueden oca- gos, de organismos muertos; los detritívoros, bioindicador de suelos fértiles y ricos en
sionar otros problemas de la piel. Los ácaros de detritos; fungívoros, de hongos micros- contenido de materia orgánica, a este gru-
asociados a productos almacenados tam- cópicos; polinívoros, de granos de polen; po pertenecen los ácaros Mesostigmata,
bién son un serio problema, pues los pro- etcétera. superfamilia Uropodoidea o Uropodina.
ductos contaminados con estos organismos Este grupo de ácaros es uno de los más La reserva forestal de Noh-Bec y el área
pierden calidad y ello causa graves pérdi- ricos y diversos en las selvas tropicales, se de la Bahía de Chetumal son los sitios que

165
Ácaros
Capítulo 4

Los ácaros que se alimentan de plantas (fitófagos) son de gran importancia económica

presentan la mayor riqueza de especies de La familia Opilioacaridae (Acarida: Para-


ácaros Uropodina con 78 y 62 especies sitiformes) tiene una amplia distribución en
(Vázquez, 2007 y 2008) cada uno, mientras el estado de Quintana Roo; se le ha colec-
que la reserva de la biósfera de Sian Ka’an tado en el Jardín Botánico de Puerto Mo-
muestra la mayor riqueza de especies de relos, Sian Ka’an, en Noh- Bec; en paredes
ácaros Oribátidos y Prostigmata de vida li-
del cenote Cocodrilo Dorado y en áreas
bre (Vázquez, 1999; Vázquez y Vázquez,
relativamente bien conservadas del cam-
2006).
pus de la Universidad de Quintana Roo;
de este material se ha descrito el Opilio­
DIstrIbucIón acarus nohbecanus (Vázquez y Klompen,
Los ácaros (Prostigmata, Astigmata, Mesos- Opilioacarus bajacalifornicus 2007).
tigmata, Notostigmata y Oribatida) están Foto: María Magdalena Vázquez González
Los ácaros de esta familia están con-
en prácticamente todos los ambientes y siderados fósiles vivientes. Al comparar la
ecosistemas naturales de Quintana Roo. riqueza de especies conocidas de algunas
Los grupos más diversos y mejor repre- (1988), la fauna acarológica de Quintana Roo familias, resulta muy interesante encontrar
sentados en selvas tropicales son los áca- presenta una distribución neotropical (58 %), en Quintana Roo, por ejemplo, ocho géne-
ros Oribatidos, Mesostigmata y Prostigmata, seguida de un gran porcentaje de especies ros de la familia Lohmaniidae de 25 que se
los cuales comprenden familias, géneros cosmopolitas (30 %) y en un menor porcen- conocen a nivel mundial, lo cual nos habla
y especies de vida libre. De acuerdo con taje de especies neárticas (6 %), holárticas de la gran riqueza y biodiversidad edáfica
estudios efectuados por Balogh y Balogh (4 %) y orientales (2 %) (Vázquez, 1999). presente en las selvas tropicales.

Amenazas para su conservación Estado de conservación

S T
i bien el grupo no se consi- eniendo en cuenta que los ácaros de vida libre –Oribátidos, algunos Mesos-
dera amenazado, su perma- tigmata, Prostigmados y Parasitiforme– viven entre la hojarasca y la materia
nencia, abundancia, riqueza orgánica en descomposición de selvas y otros ecosistemas tropicales, su
de especies y biodiversidad están di- existencia está directamente relacionada con el buen estado de los ecosistemas
rectamente relacionadas con la con- que ocupan. Las selvas tropicales de Quintana Roo se encuentran en un relativo
servación de los ecosistemas, por buen estado, por lo que no existe amenaza para el grupo; sin embargo, en la
lo que es muy importante que se zona norte, así como en los ecosistemas costeros, existe una seria amenaza por
trabaje más en acciones encamina- el acelerado desarrollo turístico. Por otro lado, el cambio de uso del suelo y los
das al correcto manejo y cuidado de incendios forestales constituyen las amenazas más serias para la conservación
los ecosistemas naturales; selvas, de este grupo de organismos.
manglares, dunas, lagunas y cenotes
del estado de Quintana Roo.

Acciones de conservación

S i bien Quintana Roo cuenta con varias reservas de la biósfera, así como áreas naturales protegidas, es necesario reforzar
las medidas encaminadas a la conservación y uso de suelo, y evitar que las selvas y manglares sigan desapareciendo.

166
Ácaros
Fauna / Invertebrados terrestres

Literatura citada
• Balogh, J. y Balogh, P. 1988. The soil mites of the world. edáficos de Sian Ka’an, Quintana Roo, México. Conabio,
Oribatid mites of the Neotropical Region I. Akadémiai Kiado, Uqroo, México. 126 pp.
Budapest. 335 pp. • ––––– 2001. Los ácaros (Ácarida: Oribatida) de la Reserva de
• Hoffmann, A. y López Campos, G. 2000. Biodiversidad de los la Biósfera de Calakmul, Campeche (Resultados prelimina-
ácaros en México. Conabio, unAm. 230 pp. res), E-21. En: Memorias xxxvi Congreso Nacional de Ento-
• ––––– 2002. Acari. pp. 223-276. En: Llorente Bousquets, J. y mología, Querétaro, Queretaro.
Morrone, J. J. (Editores). IUSS Grupo de Trabajo WRB. 2007. • ––––– y Prieto Trueba, D. 2001. Oribátida. pp. 71-84. En: Váz-
Base Referencial Mundial del Recurso Suelo. Primera actuali- quez, M. M. (Editor). Fauna edáfica de las selvas tropicales
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• Krantz, G. W. 1978. A manual of acarology (2nd edition). Oregon • ––––– y Klompen, H. 2007. New records of Uropodina mites
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• Palacios-Vargas, J. G. 1994. Los ácaros oribátidos de México. Anales 14(1):27-37.
del Instituto de Biología. Serie Zoología 65(1):19-32. • Vázquez, I. M. y Vázquez G., M. M. 2006. Listado faunístico
• Semarnat. 2000. Norma Oficial Mexicana NOM-021-RECNAT-2000. preliminar de los ácaros prostigmata (Acarida:Prostigmata)
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• Vázquez G., M. M. 1999. Catálogo de los ácaros oribátidos 5(1):116-120.

Acerca de la autora
mAríA mAgdAlenA vázquez gonzález Doctora en Biología por la Universidad Estatal de Lvov, Ucrania. Desde
Especialidad: Ácaros y colémbolos edáficos 1992 trabaja como profesora-investigadora en la Universidad de Quin-
Institución: Universidad de Quintana Roo tana Roo, México. Fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores
de 1985 a 2004. Ha publicado cinco libros sobre la fauna edáfica, cerca de
E­mail: [email protected]
treinta artículos científicos y dos libros infantiles de divulgación. Realizó
una estancia de investigación en la Universidad Estatal de Ohio, Estados
Unidos, con una beca Fullbright (2005-2006). Sus grupos de interés son
los ácaros y colémbolos edáficos.

167
Ácaros
Capítulo 4

Alacranes y arañas

Noemí Salas Suárez • Carlos Rommel Beutelspacher Baigts

L
os arácnidos (arañas y alacranes)
forman un grupo muy conocido por
el hombre, debido al dolor que pro­
duce su piquete o mordedura y por
los problemas de salud que llegan
a ocasionar algunas de estas especies. Se
caracterizan por tener un cuerpo dividido
en dos regiones, provisto de cuatro pares
de patas ambulatorias; cuentan con un
par de piezas bucales, llamadas quelíceros,
y con un par de estructuras táctiles denomi­
nadas pedipalpos. No presentan una región
cefálica diferenciada, tampoco antenas, alas
ni mandíbulas.
Los arácnidos pertenecen al Phylum ar­
trópoda, que son todos aquellos invertebra­
dos que poseen un exoesqueleto o coraza
exterior que les brinda protección; sin em­
bargo, para que un organismo pueda crecer,
debe deshacerse de su exoesqueleto y pro­
ducir otro, a este proceso se le llama mu­
da, y cuando acaba de mudar, el organismo
se encuentra indefenso y sensible, pues su
exoesqueleto aún es suave.
La facilidad que tienen estos artrópodos
para correr, saltar, brincar, trepar, cavar, aga­
Neoscona sp.
rrar, tocar, entre otros movimientos ágiles
y repentinos, se debe a que cuentan con
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

apéndices articulados. El Subphylum Che­ para conquistar los hábitats más diversos.
En Quintana Roo el licerata dispone de una función prensil por El grupo, en general, se distribuye desde el
estar dotado de quelíceros. nivel del mar hasta los 5 000 msnm y ocu­
veneno de arañas y El orden Scorpionida comprende a todos pa una gran variedad de hábitats en los de­
los alacranes y escorpiones, mientras que siertos, selvas, bosques e incluso el agua,
alacranes no es mortal, el orden Araneae representa en su mayo­ donde algunas especies se han adaptado
pero su picadura en ría a las arañas más comunes. Los alacra­ a vivir. Otros organismos habitan en caver­
nes son considerados los animales terrestres nas y tienden a ser algo diferentes y espe­
personas alérgicas puede más antiguos que se han mantenido sin ciales por las características particulares del
mayores modificaciones en su morfología medio en el que viven.
causar complicaciones y conducta (Hoffmann, 1995); en cambio, El ciclo de vida de los arácnidos com­
las arañas han tenido que transformarse prende tres etapas: huevo, ninfa y adulto.

168
Alacranes y arañas
Fauna / Invertebrados terrestres

La viuda negra y la araña violinista son las arañas cuyo veneno es el más tóxico

uñas tarsales artejo proximal del


quelícero
cojinete piloso
artejo distal del
pedipalpo modificado
quelícero
quelícero enditos

área de los ojos escópula

labio coxa
surcos radiales
esternón trocánter
fémur
surco medio pedícelo
prosomático
epiginio patela
lorum estigmas
filotraqueales

pliegue tibia
área cardiaca epigástrico
colulus
estigma traqueal
hileras anteriores
metatarso
tubérculo anal hileras medias
hileras posteriores
tricobotrias tarso
Figura 1A. Vista dorsal de un arácnido Figura 1B. Vista ventral de un arácnido (tomada de Hoffman, 1995)

La gran mayoría son ovíparos, es decir, po­


nen huevos, pero algunas especies son ovo­
vivíparas, el huevo se desarrolla dentro del
cuerpo de la madre, y sólo unas cuantas
son vivíparas, las crías nacen ya formadas
directamente de la madre. El arácnido na­
ce como ninfa, etapa en la que es muy pa­
recido al adulto sólo que muy pequeño, al
ir aumentando su tamaño pasa por varias
mudas hasta llegar al estado adulto.
La morfología de los arácnidos es muy
sencilla, su cuerpo se encuentra aplanado
dorsolateralmente y dividido en dos regio­
nes, una anterior llamada prosoma (del
griego pro, anterior, y soma, cuerpo) y una
posterior u opistosoma (del griego opis­
tos, posterior, y soma, cuerpo). El prosoma
comprende la parte cefálica y seis pares de
apéndices. En la parte cefálica se encuen­ Alacrán brazo fuerte / Diplocentrus Cozumel
tran los quelíceros, que son piezas bucales Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

169
Alacranes y arañas
Capítulo 4

terminadas en punta, útiles para agarrar, ma­


tar o cavar; en las arañas corresponden a los
colmillos que utilizan para inocular veneno.
El segundo par de apéndices son los pe­
dipalpos, estructuras sensoriales que en los
alacranes reconocemos en sus pinzas o que­
las, que actúan como tenazas para agarrar
a sus presas; en cambio, las arañas machos
las utilizan como órgano copulador. Y por
último están los cuatro pares de patas am­
bulatorias que les sirven para caminar, ex­
cavar, nadar y, en las arañas, para trabajar
los hilos de seda.
En los alacranes, estas dos regiones, pro­
soma y opistosoma, se encuentran unidas
en todo lo ancho, mientras que en las arañas
se unen por un estrecho pedicelo o “cintu­
ra”. En la parte ventral del opistosoma los
alacranes tienen un par de estructuras llama­
das peines cuya función es sensorial; por su
parte, las arañas cuentan con las hileras por
donde secretan la seda. En los alacranes el
Micrathena sagittata opistosoma termina en una cola con aguijón.
La mayor parte de los arácnidos son noc­
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
turnos y su alimento favorito son los insec­
tos, aunque su dieta se compone de todo
tipo de artrópodos, incluso vertebrados pe­
En Quintana Roo hay 186 especies de arañas queños.

ImportancIa
El conocimiento ecológico de las arañas se
reduce en su mayoría a los cultivos, puesto
que se han estudiado en relación con ellos
por la abundancia de éstas en los plantíos.
Su importancia ecológica y económica radi­
ca en el control biológico de plagas agrícolas
(Mansour y colaboradores, 1983, en Jimé­
nez, 1996). Ello reduce el costo por cultivo
al utilizar menores cantidades de insectici­
das. Por otro lado, las arañas y los alacranes
son conocidos y temidos por su veneno, lo
que les asigna una gran importancia mé­
dica. Sin embargo, podemos mencionar
que en Quintana Roo su veneno no llega
a ser mortal, pero es necesario aclarar que
existen personas alérgicas y la mordedura
o picadura se puede complicar. En térmi­
nos generales, Jiménez (1996) reporta 20
Salticidae
géneros de arañas peligrosas por su toxi­
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
cidad, de los cuales nueve se encuentran

170
Alacranes y arañas
Fauna / Invertebrados terrestres

En Quintana Roo hay siete especies de alacranes

Alacrán pata amarilla / Centruroides ochraceus


Selenops sp.

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

en el estado. Dos de los más importan­ Diplocentrus, una de ellas endémica de Co­ portante mencionar que el tipo de suelo del
tes son Latrodectus mactans (viuda negra) zumel: Diplocentrus cozumel (Beutelspa­ estado facilita la formación de cavernas sub­
y Loxosceles yucatana (araña violinista). cher y De Armas, 1998). terráneas, llamados cenotes, o grutas cuan­
La ponzoña de la primera puede causar la Con respecto a las arañas, en 1996 Jimé­ do quedan expuestas. Estos lugares alber­
muerte si su atención no es oportuna, y la nez registra la existencia de 2 506 especies gan un tipo de vida peculiar; sin embargo,
segunda ocasiona necrosis tisular, en otras en México, de las cuales 277 se ubican en no se conocen registros sobre las especies
palabras, muerte del tejido. la Península de Yucatán (Alayón, 2003) y de arañas o alacranes que habitan en Quin­
184 en Quintana Roo (Alayón, 1992, 1995, tana Roo.
DIversIDaD 2002, 2003), todas ellas presentes en el
Museo de Zoología Ecosur.
En México se han registrado 177 especies Las áreas más amenazadas
de alacranes, 13 en la Península de Yuca­ DIstrIbucIón
tán y siete en Quintana Roo, la familia más
son Cozumel, la Riviera
abundante es la Buthidae, con cinco espe­ La distribución de estos organismos es am­ Maya y la ribera del Río
cies del género Centruroides y la familia Di­ plia; no obstante, Diplocentrus cozumel es
plocentridae con dos especies del género endémica de Cozumel. Por otro lado, es im­ Hondo

171
Alacranes y arañas
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

L
as principales amenazas para los arácnidos son la alteración y
pérdida de hábitat por la deforestación para usos agrícolas, ga­
naderos (pecuarios) y turísticos, que representa el primer lugar
en deforestación del estado y por lo general conlleva la quema de las
zonas que se ocuparán, lo que causa estragos en los arácnidos, ya
que son organismos que se desplazan por el suelo y su marcha es
más lenta que la velocidad promedio de propagación del fuego, que
es de alrededor de cuatro ha por hora.
Por otro lado, la situación geográfica del estado favorece la entrada
de huracanes, lo que acarrea consecuencias ecológicas graves pues
prácticamente “peinan” el área por donde pasan; además conllevan
el riesgo de incendios e inundaciones posteriores al impacto.
Las áreas con mayor presión son: la isla de Cozumel, la Riviera
Maya y la zona de la ribera del Río Hondo. En las dos primeras el
deterioro es causado por una serie de factores derivados principal­
mente del desarrollo turístico, sin embargo, para el caso de Cozumel Neoscona sp1.
la situación se agrava por la presencia de las especies endémicas.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Estado de conservación Acciones de conservación

E S
s importante señalar que la NoM- e debe tener en consideración que hay muy poca información sobre las
059-sEMArNAT-2001 debe actua­ arañas y alacranes que viven en nuestras selvas, incluso no se cuenta con
lizarse e incluir la especie endé­ un estudio completo acerca de estos arácnidos en las áreas naturales
mica Diplocentrus cozumel, pues no fi­ protegidas, por lo que es necesario que se realicen estudios faunísticos y
gura en sus registros. taxonómicos para documentar su biodiversidad. La isla de Cozumel requiere
una particular atención.

Literatura citada

• Alayón, G. 1992. Lista preliminar de las arañas (Araneae) de la • Beutelspacher, C. R. 2000. Catálogo de los alacranes de México.
Reserva de Sian Ka´an, Quintana Roo, México. En: Navarro, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. 175 pp.
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Reserva de la Biósfera de Sian Ka´an, Quintana Roo, México, trus (Scorpiones: Diplocentridae) del sureste de México.
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• ––––– 2003. Nueva especie de Odo (Araneae: Zoridae) de la la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, Quintana Roo,
Península de Yucatán, México. Revista Ibérica de Aracnología México. En: Navarro, D. y Suárez Morales, E. (Editores).
7:231­233.

172
Alacranes y arañas
Fauna / Invertebrados terrestres

Diversidad biológica en la Reserva de la Biosfera de Sian • Jiménez, M. L. 1996. Araneae. En: Llorente, J., García, A. y Gon­
Ka’an, Quintana Roo, México, vol. 2. Ciqro, México. zález, E. (Editores). Biodiversidad, taxonomía y biogeografía
• ––––– Beutelspacher, C. R. y Martín Frías, E. 1995. Notas sobre de artrópodos de México: hacia una síntesis de su conoci­
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piones: Buthidae) de México. Revista Nicaragüense de En­ 83­101.
tomología 32:29­43. • Lourenco, W. R. y Sissom, W. D. 2000. Scorpiones. En: Llorente,
• Francke, O. F. 1977. The genus Diplocentrus in the Yucatan, Pe­ J., González, E. y Papayero, N. (Editores). Biodiversidad y
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cional de Ciencias Biológicas 20:145­156. Arachnological 16:153­175.
• Hoffmann, C. C. 1931a. Monografías para la Entomología Médica • Vachon, M. 1963. De l’utilité, en systématique, d’une
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plocentridae, Chactidae, Vejovidae. Anales del Instituto de Bulletin du Muséum Natlurali di Storia Naturale, Paris, Ser.
Biología 2(4):291­408. 2, vol. 35:161­166, 10 figs.
• ––––– 1931b. Monografías para la Entomología Médica de • ––––– 1974. Etude des caracteres utilisés pour classer les fami­
México, núm 3. Los scorpiones de México, 2ª parte, Buthi­ lies et les genres de scorpions. Bulletin du Muséum Natlu­
dae. Anales del Instituto de Biología 3:243­361. rali di Storia Naturale. Ser. 3 Zool. 104(140):857­958.
• Hoffmann, A. 1995. El maravilloso mundo de los arácnidos, la • Wagner, F. W. 1977. Descriptions of Centruroides marx from
ciencia desde México, núm. 116. sEp/fcE/Conacyt, México. Yucatan Peninsula (Arachnida: Buthidae). Association for
166 pp. Mexican Cave Studies Bulletin 6:39­47.

Acerca de los autores


NoEMí sALAs suárEz Licenciada en Biología por el iTch. Desde 1995 trabaja como responsa­
Especialidad: Ecología, taxonomía de ble de la Colección de Artrópodos del MzEco-ch. Ha participado en once
invertebrados terrestres proyectos de investigación referentes principalmente a mariposas diur­
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal nas y Leishmania. Ha realizado y organizado cursos a nivel licenciatura
E­mail: [email protected] relacionados con insectos terrestres. Participa activamente en expo­
siciones biológicas y en la elaboración de material de difusión como
cd interactivos, cuadernillos, videos, carteles y trípticos. Ha impartido
más de 70 charlas sobre museología, conservación, invertebrados y
mariposas a diferentes niveles de escolaridad. Cuenta con 22 produc­
ciones científicas, seis publicaciones, siete memorias y nueve capítu­
los de libro sobre mariposas e invertebrados terrestres.

cArLos roMMEL BEuTELspAchEr BAigTs Doctor, maestro y licenciado en Biología por la uNAM. Su trayectoria de
Especialidad: Ecología, taxonomía de investigación sobre invertebrados terrestres inicia en 1967. Es miembro
invertebrados terrestres de la Sociedad Mexicana de Etnobiología y fundador de la Sociedad
E­mail: [email protected] Mexicana de Lepidopterología. Investigador del Instituto de Biología
de la uNAM por 33 años. Es autor de más de 150 artículos científicos
y de divulgación, más de 15 libros de ciencia, ha dirigido más de 20
tesis de licenciatura, maestría y doctorado. Recientemente ocupó el
cargo de director general del Instituto de Historia Natural de Chiapas.
Actualmente es editor de la revista Lacandonia.

173
Alacranes y arañas
Insectos
Capítulo 4

Libélulas

Rodolfo Novelo Gutiérrez

L
as libélulas son insectos acuáticos co-
nocidos coloquialmente como caba-
llitos del diablo, cigarrones, avioncitos,
caballeros, entre otros y, particular-
mente en la lengua maya, como tu­
rix. En la jerga científica se les denomina
odonatos (del griego odon­tos = diente, y
gna­thos = mandíbula), porque tienen man-
díbulas con poderosos dientes con los que
trituran a sus presas.
Son insectos muy antiguos, cuyos ances-
tros aparecieron en la Tierra hace aproxima-
damente 280 millones de años, mucho antes
que los primeros dinosaurios. Sus larvas son
acuáticas y habitan en una amplia variedad
de ambientes dulceacuícolas, desde un sim-
ple charco, un estanque, pantano, arroyo o
un río, hasta hábitats muy específicos co-
mo el agua que se acumula en plantas del
tipo de las bromelias (Corbet, 1983; Sri-
vastava y colaboradores, 2005) o en hue-
cos de árboles (Fincke, 1992), e incluso en
pozas rocosas dentro de cuevas (Hawking
y Theischinger, 2004). Algunas especies ha-
bitan ambientes salobres (Needham y cola-
boradores, 2000), mientras que sólo unas
cuantas pueden ser semiterrestres o terres-
Tramea­calverti­(extremos) y Tramea­onusta (al centro)
tres (Garrison y Muzón, 1995).
Foto: Gabriel Navarro

Al igual que los demás insectos, las li- ne la musculatura que mueve a los dos pa-
Las libélulas tienen bélulas tienen el cuerpo dividido en tres re- res de alas y a los tres pares de patas que
poco valor económico, giones: la cabeza, en la que sobresalen dos
enormes ojos compuestos (un ojo compues-
se articulan en esta región. Finalmente, la
tercera región está conformada por el ab-
pero inmenso to de libélula suele estar formado por miles domen, que es alargado y más o menos
de diminutos ojos simples); también en es- cilíndrico, contiene la mayor parte de las
como reguladoras ta región encontramos las antenas, que son vísceras así como los genitales (figura 1).
de poblaciones de muy pequeñas, del tipo de una pestaña; y
la boca, que presenta un aparato masticador
En días soleados, es muy común ver ági-
les y coloridos machos volando alrededor
insectos nocivos muy poderoso. La siguiente región es el de pequeños estanques y charcas, o en
tórax, el cual es muy robusto pues contie- arroyos y escurrideros de agua, luchando

176
Libélulas
Fauna / Invertebrados terrestres

En Quintana Roo hay 76 especies de libélulas

abdomen
cabeza
tórax
cerco

primordios
alares

pterostigma
antena

ala anterior ala posterior branquias laminares


labio

patas

( (
ojo compuesto

cerco

antena Las libélulas atacan las


larvas de los mosquitos
transmisores del dengue,
pro-

meta-

el paludismo y la fiebre
amarilla, entre otros
meso-

cabeza
adbomen

tórax
Figura­1. A)­Esquema de un adulto de libélula del suborden Anisoptera mostrando las tres regiones del cuerpo: cabeza, tórax (donde se insertan tres
pares de patas y dos pares de alas) y abdomen. B) Esquema de una larva madura del suborden Zygoptera mostrando las tres regiones del cuerpo:
la cabeza (el órgano prehensil o labio sale de la parte ventral de la misma), el tórax (se observan los tres pares de patas y los primordios alares) y el
abdomen (llevando en la parte posterior las lamelas caudales o branquias)

por conseguir un territorio que les permita


reproducirse con las hembras de sus res-
pectivas especies. Cuando lo consiguen,
copulan con ellas y éstas depositan los hue-
vecillos en plantas acuáticas o en el agua,
donde se desarrollarán las larvas de la si-
guiente generación.

ImportancIa
Las libélulas tienen poco valor económico,
aunque pueden ser usadas como recurso
alimenticio en algunas localidades (Ramos-
Elorduy, 1982; Corbet, 1999). Las larvas, al
igual que los adultos, son voraces depreda-
doras de otros invertebrados y hasta de algu- Hembra de Tramea­calverti
nos vertebrados, como renacuajos y peces
Foto:­Gabriel Navarro

177
Libélulas
Capítulo 4

La mayoría de las libélulas de Quintana Roo se


encuentran en ambientes lénticos, es decir, cuerpos de agua sin movimiento

pequeños. Esta característica les confiere


un gran valor para los seres humanos ya
que con frecuencia atacan a las larvas de
varias especies de mosquitos que causan
molestias y transmiten enfermedades a las
personas, por ejemplo los mosquitos trans-
misores del dengue, el paludismo, la fiebre
amarilla y otras. Además, el papel que jue-
gan como depredadores generalistas en los
ambientes dulceacuícolas y terrestres de to-
do el mundo, las ubica en un sitio especial en
las redes alimentarias como reguladoras de
poblaciones de muchos otros invertebrados.
Por otra parte, las libélulas han tenido
un papel preponderante como indicadoras
de salud ambiental y en programas de con-
servación de cuerpos acuáticos, sobre to-
do en las regiones templadas del mundo.
Asimismo, son organismos con frecuencia
utilizados para investigaciones de ciencia
Hembra joven de Erythrodiplax­berenice básica y aplicada, tanto por su tamaño ade-
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
cuado como porque exhiben un amplio re-
pertorio de comportamientos. Finalmente,
las libélulas han sido utilizadas como mo-
delos por el hombre en pinturas, escultu-
ras, artesanías y joyería.

DIversIDaD
Los odonatos se consideran un orden rela-
tivamente pequeño de insectos acuáticos,
con 5 680 especies conocidas en todo el
mundo (Kalkman y colaboradores, 2008). En
México se han registrado 349 especies (Gon-
zález y Novelo, 2007).
Las libélulas que habitan en Quintana Roo
constituyen casi 22 % del total nacional y
1.34 % en el nivel mundial, con un registro
actualizado de 76 especies, siendo el único
estado de la Península de Yucatán que ha
sido colectado de manera sistemática (No-
velo y colaboradores, 1988).
Se considera factible que este número
se incremente en 16 especies más, dados
los registros publicados por otros autores
Erythrodiplax­berenice en estados aledaños de la península (Paul-
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
son, 1984), así como de Belice (Förster,

178
Libélulas
Fauna / Invertebrados terrestres

1999), lo cual daría una cantidad teórica de


92 especies que representarían 26.3 % del
total nacional y 1.6 % en el nivel mundial.
En Campeche y Yucatán sólo se han regis-
trado 40 y 59 especies, respectivamente
(González y Novelo, 2007). Asimismo, de las
15 familias de libélulas que habitan el país,
ocho de ellas (53 %) se encuentran en el es-
tado.
La fauna quintanarroense de libélulas se
compone en su mayoría de especies adap-
tadas a cuerpos de agua sin movimiento
(lénticos), y una mínima parte a especies
con preferencia por aguas corrientes (lóti-
cas). Esto obedece, en primera instancia,
al relieve plano del estado que favorece la
presencia de humedales, lo que a su vez
incide en la ausencia de algunas familias de
libélulas tropicales como los platistíctidos
que requieren esencialmente de agua en
continuo movimiento. Del mismo modo,
excluye a grupos como los cordulegástri-
dos, que habitan de manera preferente en
altitudes medias y elevadas (por arriba de
los 1 400 m).
Por otro lado, la mayoría de las libélulas Hembra de Pantala­flavescens
del estado ocupan hábitats dulceacuícolas,
unas pocas recurren tanto a aguas dulces Foto: Gabriel Navarro

como salobres, y sólo dos de ellas uti-


lizan exclusivamente aguas salobres: Ery­ La contaminación de cuerpos de agua y la
thro­di­plax berenice y Macrodiplax­bal­tea­ta,
deforestación son las principales amenazas de las libélulas
ambas representantes de los libelúlidos (fa-
milia Libellulidae).
bargo, al parecer esto no es así, ya que cada de se encuentran los ríos Hondo y Ucum,
DIstrIbucIón cuerpo acuático ofrece peculiaridades en como es el caso de Hetaerina­ titia y He­
su naturaleza y estructura del hábitat, lo que te­ra­grion­ alienum. En contraste, otras es-
Dado que Quintana Roo tiene un relieve permite que distintas especies interaccio- pecies de libélulas se ven muy favorecidas
principalmente plano y una gran cantidad nen en cada ambiente particular, contribu- por la extensa disponibilidad de ambientes
de cuerpos de agua sin movimiento, po- yendo así a una notable diversidad. lénticos, por lo que su distribución en el es-
dría pensarse que tiene un ambiente rela- En consecuencia, tenemos especies que tado es muy amplia, como sucede con Pro­
tivamente homogéneo, en el que en cada requieren ambientes lóticos y cuya distribu- to­neura­cor­cu­lum,­Ar­gia­gaumeri e Is­ch­nura­
cuerpo de agua se repiten comunidades ción está restringida al sur-sureste del es- ca­preolus,­ Ery­thro­diplax­ berenice,­ E.­ um­
iguales o semejantes de libélulas. Sin em- tado cerca de los límites con Belice, don- bra­ta y Orthemis­ferruginea.

Las libélulas deben ser protegidas en beneficio


de nuestra salud y de la integridad del ambiente que nos rodea

179
Libélulas
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

L
as principales amenazas provienen de las acciones humanas a
través de la contaminación de los cuerpos de agua con descar-
gas domésticas de aguas negras, con plaguicidas, fertilizantes,
desechos industriales y hospitalarios, basura, así como por deseca-
ción o desvío del curso de aguas naturales.
Otro factor muy importante que daña o elimina a este generoso alia-
do biológico es la deforestación, principalmente en las márgenes de
lagunas, cenotes, arroyos y ríos, ya que la vegetación sirve como sitio
de refugio y descanso para las libélulas. En el caso de la tala de árboles,
la especie Pseu­dostigma­accedens podría verse seriamente amenaza-
da, ya que utiliza para su reproducción los huecos que se forman en los
troncos de los árboles y que se llenan eventualmente de agua. Macho de Tramea­calverti

Acciones para su conservación

N
inguna de las especies de libélulas que habitan en Quintana Roo está en
alguna Norma Mexicana de especies amenazadas o en peligro de extin-
ción. Muchas de ellas tienen amplios rangos de distribución en México
y en países contiguos. Sin embargo, no solamente es relevante la riqueza de
especies, sino las comunidades que se integran en cada cuerpo de agua, lo que
se considera también como otra expresión de la biodiversidad. De este modo,
las acciones más importantes para conservar este patrimonio biológico deben
consistir en evitar el deterioro por contaminación o desecación de los cuerpos
de agua, así como en el mantenimiento de la integridad de la vegetación que
los circunda. La expectativa de que el estado contenga 26.3 % de la riqueza
nacional de especies de libélulas, aunado al hecho de que estos organismos
juegan un papel esencial como reguladores de las poblaciones de insectos no-
civos, debiera ser un motivo más para impulsar la creación de más zonas pro-
tegidas, así como para conservar y mejorar las ya existentes, en beneficio de
nuestra salud y de la integridad del ambiente que nos rodea.
Hembra joven de Erythrodiplax­berenice

180
Libélulas
Fauna / Invertebrados terrestres

Literatura citada

• Corbet, P. S. 1983. Odonata in phytotelmata. In: Frank, J. H. y • Kalkman, V. J., Clausnitzer, V., Klaas-Douwe, B. D, Orr, A. G., Paul-
Lounibos, L. P. (Editors). Phytotelmata: terrestrial plants as son, D. R. y Van Tol, J. 2008. Global diversity of dragonflies
hosts for aquatic insects communities. Plexus, Marlton, New (Odonata) in freshwater. Hydrobiologia 595:351-363.
Jersey, U.S.A. pp. 29-54. • Needham, J. G., Westfall, M. J. y May, M. L. 2000. Dragonflies
• ––––– 1999. Dragonflies: behaviour and Ecology of Odonata. of North America. Scientific Publishers, Gainesville. 940 pp.
Harley Books, Essex, U. K. • Novelo-Gutiérrez, R. 1990. Los odonatos de la Reserva de Sián
• Fincke, O. M. 1992. Interespecific competition for treeholes: con- Ka’an, Quintana Roo, México (Insecta: Odonata). En: Na-
sequences for mating systems and coexistence in neotropical varro, D. y Robinson, J. G. (Editores). Diversidad biológica
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• Förster, S. 1999. The dragonflies of Central America exclusive of México. Ciqro y Universidad de Florida, U.S.A. pp. 257-274.
Mexico and the West Indies. A guide for identification. Gunnar • ––––– Canul-González, O. y Caamal-Mex, J. 1988. Los odonatos
Rehfeldt, Braunschweig, Alemania. 141 pp. del estado de Quintana Roo, México (Insecta: Odonata). Fo-
• Garrison, R. W. y Muzón, J. 1995. Collecting down at the other lia Entomológica Mexicana 74:13-68.
down under. Argia 7(3):23-26. • Paulson, D. R. 1984. Odonata from the Yucatan Peninsula, Me-
• ––––– Von Ellenrieder, N. y Louton, J. A. 2006. Dragonfly genera xico. Notulae Odonatologicae 2(3):33-38.
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Anisoptera. The Johns Hopkins University Press, Maryland, en el futuro. Limusa, México. 144 pp.
U.S.A. 368 pp. • Srivastava, D. S., Melnychuk, M. C. y Ngai, J. T. 2005. Lands-
• González-Soriano, E. y Novelo-Gutiérrez, R. 2007. Odonata of cape variation in the larval density of a bromeliad-dwelling
Mexico revisited. In: Tyagi, B. K. (Editor). Odonata: Biology zygopteran, Mecistogaster­mo­des­ta (Odonata: Pseudostig-
of Dragonflies. Scientific Publishers, India. pp. 105-136. matidae). International Journal of Odonatology 8(1):67-79.
• Hawking, J. H. y Theischinger, G. 2004. Critical species of Odonata
in Australia. International Journal of Odonatology 7(2):113-132.

Acerca del autor

rodolfo NovElo GutiérrEz Biólogo, maestro y doctor en Ciencias por la uNam. Profesor de ento-
Especialidad:­Entomología, sistemática y mología en la uam-Xochimilco y en la uNam (1978-1989). Colaborador,
ecología de odonata investigador asociado e investigador responsable en ocho proyectos
Institución: Instituto de Ecología, A.C. de investigación para el Ciqro, cfE y Conacyt. Autor y coautor de
E­mail:­[email protected] 66 artículos científicos, ocho capítulos de libro y seis artículos de
divulgación. Ha participado en 26 congresos y simposios nacionales e
internacionales, director de seis tesis de licenciatura, dos de maestría
y una de doctorado. Jefe del Departamento de Entomología del Inecol
(1998-2003), profesor investigador titular “B”, investigador nacional nivel
II del sNi y miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias.

181
Libélulas
Capítulo 4

Escarabajos

Miguel Ángel Morón Ríos

L
os escarabajos lamelicornios deben
su nombre a las laminillas o lamelas
de las antenas que pueden moverse
como abanico; son insectos muy co­
nocidos en los ambientes tropicales
del sureste de México, donde con frecuen­
cia se les llama ronrones debido al zumbido
sordo que producen al volar.
Se distinguen fácilmente de otros insec­
tos por su cuerpo robusto, caparazón grueso
pero ligero, patas fuertes y antenas cortas,
terminadas en un paquete formado por tres
o cuatro laminillas, que tienen una impor­
tante función en la percepción de olores,
temperatura y humedad. Como una ca­
racterística adicional, los machos de varias
especies tienen cuernos, tubérculos o fo­
setas en la cabeza o en el tórax (Morón,
2004). Megasoma elephas
Los lamelicornios se han dividido en sub­
grupos los cuales muestran una gran varie­ Foto: M. A. Morón
dad de colores, tamaños y características Figura 1. Macho de escarabajo elefante de la reserva de la biósfera de Sian Ka’an
distintivas, pero además tienen preferencias
ecológicas muy diferentes. La mayor parte
de las especies se alimentan con tejidos como hojas, tallos, raíces, flores, néctar, po­ también pueden ser polinizadores de plan­
o productos de vegetales vivos (fitófagos), len. Otros subgrupos consumen restos de tas silvestres y cultivadas.
origen vegetal (saprófagos), madera des­ Como un factor que enriquece su valor
compuesta, hojarasca, humus y frutos podri­ ecológico es importante considerar que
dos; o restos de origen animal, excrementos usualmente las larvas tienen hábitos ali­
(coprófagos) y cadáveres en diferentes esta­ mentarios distintos a los adultos (Morón y
Los escarabajos dos de descomposición (necrófagos). colaboradores, 1997). Como ejemplos, las
lamelicornios limpian larvas del ronrón de mayo, Phyllophaga vexa­
ImportancIa ta, se alimentan con raíces de herbáceas,
el ambiente de restos y los adultos consumen las hojas tiernas
Los escarabajos lamelicornios tienen una de varias leguminosas arbóreas o arbusti­
orgánicos y a su vez gran importancia ecológica como degrada­ vas; las larvas del ronrón brillante Pelidno­
dores de los restos orgánicos en varios ti­ ta centroamericana, se desarrollan dentro de
sirven de alimento a otras pos de ambientes, son consumidores de troncos podridos y los adultos comen las
especies follaje y flores, y a su vez sirven de alimento hojas o las flores de diversos árboles, co­
a muchos vertebrados e invertebrados. mo el subín (Acacia cornigera) o el kabal­
Aun cuando no se ha estudiado en detalle, pixoy (Guazuma ulmifolia).

182
Escarabajos
Fauna / Invertebrados terrestres

En Quintana Roo se han encontrado 91 especies de escarabajos lamelicornios

antena lamelada clípeo frente


protarso

piezas bucales
protibia ojo compuesto
gula

profémur pronoto
escutelo
pterosternón proepimero élitro

mesotibia

metacoxa

metafémur

esternitos
abdominales metatibia

placa anal

metatarsos sutura elitral


placa pigidial

Partes principales de un escarabajo lamelicornio

Un aspecto más conocido por los agri­ Cuadro1. Clasificación de los escarabajos
cultores es el impacto de las larvas, llama­ Familias Subfamilias Géneros Especies
das gallina ciega o gusano blanco, cuando
Melolonthidae 3 14 34
destruyen las raíces de los cultivos, especial­
mente maíz, sorgo, soya y hortalizas (Morón Cetoniidae 1 5 7
y Aragón, 2003). Geotrupidae 1 1 2
Hybosoridae 2 3 3
DIversIDaD Scarabaeidae 2 21 35
Trogidae 1 1 2
En México se han registrado más de 1 700
especies de escarabajos lamelicornios, dis­ Passalidae 1 7 8
tribuidas en diez familias (Morón, 2003; cuando menos existan representantes de xico con la costa caribeña de América
Morón, M. A., datos no publicados). En otras 50 especies que se han citado de los Central, y comparte mucha de la fauna de
Quintana Roo sólo se han encontrado 91 estados de Campeche y Yucatán, además escarabajos extendida en toda esa región,
especies de siete familias, de las cuales de otras hasta ahora no descubiertas en la existen algunos escarabajos lamelicornios
Scarabaeidae y Melolonthidae son las más península. que hasta el momento pueden considerar­
diversas (cuadro 1). Esta cifra no revela se endémicos o con distribución restringi­
una diversidad baja en comparación con DIstrIbucIón da en algunas localidades del estado; por
otros estados, realmente es evidencia de ejemplo, el ronrón negro menor (Stenocra­
la falta de colectas y estudios faunísticos A pesar de que gran parte del territorio de tes canuli) y el escarabajo estercolero dimi­
en todos los ambientes característicos de Quintana Roo forma parte del corredor tropi­ nuto (Pedaridium maya) sólo se conocen
la entidad (Morón, 1990). Es posible que cal que comunica la costa del Golfo de Mé­ de la zona de Sian Ka’an.

183
Escarabajos
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

L
a destrucción progresiva de los bosques nativos reduce Por ejemplo, entre las especies de lamelicornios más no­
las áreas de distribución de los escarabajos especiali­ tables de la región se encuentra el escarabajo elefante (Me­
zados y podría ocasionar su desaparición o la extinción gasoma elephas), el insecto volador más grande del trópico
de los endemismos. Por otra parte, la expansión de la frontera mesoamericano (figura 1), que mide hasta 11 cm de longitud
agropecuaria favorece a especies oportunistas que pueden aso­ y cuyas larvas se desarrollan durante dos años comiendo la
ciarse con los cultivos y el excremento del ganado. Sin embargo, madera y el humus acumulado en las cavidades de los tron­
algunas especies forestales se adaptan a las modificaciones cos muertos en pie, hasta alcanzar un peso de 80­90 g.
siempre que se conserven condiciones de sombra, humedad Los adultos vuelan durante la noche en el dosel del bosque
y sustratos alternativos para su desarrollo. Tal es el caso de las y se alimentan con escurrimientos azucarados de las ramas
plantaciones de frutales sometidas a un manejo tradicional o o con el tejido nuevo que se forma debajo de la corteza de
de tipo sostenible, donde pueden prosperar comunidades de ramas tiernas (Morón y Deloya, 2001).
escarabajos bastante parecidas a las del bosque tropical.

Estado de conservación

H
asta donde sabemos, la fauna de escarabajos lameli­ los últimos 30 años. El cambio en los usos del suelo afecta di­
cornios se ha conservado bien en las zonas protegidas rectamente a las especies forestales y propicia el predominio de
de Quintana Roo, donde se alojan varias especies con especies heliófilas, es decir, las que dependen de la luz del sol,
distribución restringida, pero seguramente esta fauna ha sufri­ por lo que encuentran condiciones propicias en los ambientes
do cambios importantes en otras áreas deforestadas durante agrícolas y los pastizales inducidos para la ganadería.

El ronrón negro y el estercolero diminuto son escarabajos endémicos de Sian Ka’an

Acciones de conservación

C
omo en el caso de otro tipo de fauna, además de proteger b) no eliminar completamente la hojarasca de los huertos y plan­
áreas forestales amplias, es necesario pensar en diseñar taciones, porque allí prosperan comunidades de escarabajos
corredores arbolados que permitan la comunicación entre benéficos como recicladores de materia;
las poblaciones de las reservas o parques naturales. También sería c) reemplazar las luminarias del alumbrado público por unida­
muy útil efectuar muestreos en las áreas protegidas y sus períme­ des de vapor de sodio, cuya luz es menos atractiva para las
tros para evaluar la riqueza de especies y obtener información so­ especies fotófilas, de otro modo los ejemplares atraídos por
bre su posible recambio, con la cual se puedan preparar programas las luces blancas generalmente perecen aplastados por los
específicos para mantener la diversidad local. vehículos y los peatones;
Otras medidas sencillas que pueden ayudar a conservar a los d) educar a la población para que no dañe a estos escarabajos
escarabajos y otros insectos son: debido al miedo o repulsión que generan, con base en cuentos y
a) no retirar la madera muerta en los bosques sujetos a algún supersticiones, así como evitar que participen en la recolección
tipo de aprovechamiento selectivo, porque en los tocones, ilegal de ejemplares cotizados en los mercados internacionales
troncos derribados o muertos en pie se desarrollan las larvas por su tamaño, belleza o rareza.
de numerosos lamelicornios;

184
Escarabajos
Fauna / Invertebrados terrestres

Literatura citada

• Morón, M. A. 1990. Los Coleópteros Lamellicornia de Sian Ka’an, • ––––– (Editor). 2003. Atlas de los escarabajos de México (Coleop­
Quintana Roo, México. En: Navarro, D. y Robinson, J. G. tera: Lamellicornia), vol 2. Familias Scarabaeidae, Trogidae,
(Editores). Diversidad biológica en la Reserva de la Biósfera Passalidae y Lucanidae. Argania edition, Barcelona, España.
de Sian Ka’an, Quintana Roo, México. Ciqro, pstc, Sedue, 227 pp.
México. pp. 275­280. • ––––– y Aragón, A. 2003. Importancia ecológica de las especies
• ––––– Ratcliffe, B. C. y Deloya, C. 1997. Atlas de los escaraba­ americanas de Coleoptera Scarabaeoidea. Dugesiana
jos de México (Coleoptera: Lamellicornia), vol. 1. Familia Me­ 10(1):13­29.
lolonthidae. (subfamilias Rutelinae, Dynastinae, Cetoniinae, • ––––– 2004. Escarabajos, 200 millones de años de evolución.
Trichiinae, Valginae y Melolonthinae). conabio y Sociedad Instituto de Ecología, A. C. y Sociedad Entomológica Arago­
Mexicana de Entomología, México. 280 pp. nesa, Zaragoza, España. 204 pp.
• ––––– y Deloya, C. 2001. Observaciones sobre el ciclo de vida de
Megasoma elephas (Fabricius) (Coleoptera: Melolonthidae:
Dynastinae). Folia Entomológica Mexicana 40:233­244.

Acerca del autor


Miguel Ángel Morón ríos Biólogo y doctor por la Facultad de Ciencias de la unaM. Investigador ti­
Especialidad: Entomología sistemática y tular responsable de 15 proyectos apoyados por el Conacyt, Conabio y
biología de coleópteros Scarabaeoidea el Inecol (1983­2007). Es investigador nacional nivel III, autor y coautor
Institución: Instituto de Ecología, A.C. de 270 publicaciones científicas y de divulgacion, recibió el premio de
E­mail: [email protected] la Academia Mexicana de Ciencias (aMc) por su aportación a la investi­
gación científica en el año 1992. Profesor de Zoología, Entomología y
Sistemática en la unaM, uaM­Xochimilco, buap e Inecol.

185
Escarabajos
Capítulo 4

Mariposas

Carmen Pozo • Noemí Salas Suárez • Aixchel Maya

L
as mariposas diurnas y las nocturnas
(mejor conocidas como palomillas)
conforman el orden Lepidoptera, uno
de los grupos de insectos más gran­
des en número de especies. Como to­
dos los insectos, pertenecen al grupo de los
artrópodos (que significa patas articuladas),
tienen un esqueleto externo y su cuerpo está
dividido en tres regiones: la cabeza, el tórax
y el abdomen (figura 1). El nombre de Lepi­
doptera significa que tienen alas con esca­
mas, a esta característica se debe que las
mariposas sean tan atractivas, ya que sus
alas presentan patrones de colores muy
variados y bonitos. Una forma fácil de dis­
tinguir las mariposas de las palomillas son
las antenas, las cuales son lobuladas en las
primeras, y plumosas, puntiagudas o de
otras formas, excepto lobuladas, en las se­
gundas (figura 2).
Todas las mariposas y las palomillas cam­
bian de forma a lo largo de su vida, fenóme­
no conocido como metamorfosis. Las etapas Foto: David Verdugo
que se distinguen en esta metamorfosis son
la de huevo, larva u oruga, pupa o capullo tienen miles de pequeños ojos simples, un generaciones con diferentes longitudes de
y adulto (conocida propiamente como mari­ par de antenas y la espiritrompa, esta últi­ vida, una de ellas la de ocho meses. Inclu­
posa) (figura 3). En la fase adulta, la cabeza ma les sirve para chupar néctar y líquidos; en so algunas mariposas llamadas Ithomidos
presenta dos grandes ojos compuestos que el tórax se localizan dos pares de alas y tres viven hasta un año (Ross, 1995).
pares de patas, y en el abdomen se encuen­
tran los aparatos digestivo y reproductor. ImportancIa
Propiamente hablando, la fase adulta es só­
Las mariposas y lo para la reproducción. Las mariposas son consumidores primarios,
palomillas forman el Las mariposas son muy variadas en co­
lores y tamaños, la más pequeña puede
es decir, se alimentan de las plantas, y a su
vez ellas son el alimento de consumidores
orden Lepidoptera y medir menos de un centímetro y la espe­ secundarios, que son muchos tipos de de­
cie de mariposa más grande mide 28 cm. predadores, desde otros insectos, como los
es uno de los grupos Dependiendo de la especie, las mariposas saltamontes, hasta aves y reptiles e incluso
de insectos con mayor tienen variada longitud de vida, en su
etapa adulta pueden durar de dos a tres
murciélagos. Además, existen mariposas
que consumen organismos en descompo­
número de especies días hasta seis u ocho meses, como la ma­ sición, o desechos de otros organismos.
riposa monarca, caso especial que tiene En conjunto, las larvas y algunas mariposas

186
Mariposas
Fauna / Invertebrados terrestres

Mariposa Palomilla
antenas

cabeza

tórax

Abdomen

Dos pares de alas y tres pares de patas

Figura 1. Diferencias y similitudes más evidentes que permiten reconocer a las mariposas diurnas y nocturnas, estas últimas
mejor conocidas como palomillas

adultas son importantes en la descompo­ cosechas, principalmente cuando se siem­


A sición de plantas y, en algunos casos, de ani­ bra un solo tipo, es decir en monocultivos.
males. Recientemente, las mariposas han sido
La función ecológica más importante de consideradas como un atractivo turístico, y
las mariposas en su etapa adulta es la poli­ aunque en nuestro país es incipiente su ob­
nización, por lo que, sin la gran diversidad servación, ya tenemos algunos mariposarios
de mariposas, muchas plantas no podrían donde la gente paga para ir a conocer de
reproducirse. Sin embargo, las mariposas cerca la maravilla que representa la diversi­
también pueden ser una pesadilla para dad de especies que existen en México. En
quienes tienen cultivos de plantas, ya que Quintana Roo tenemos tres mariposarios,
hay especies que son plagas de muchas en Xcaret, en Solferino y en Muyil. También

capullo

larva

adulto huevo
Figura 2. a) Antenas de mariposa
b) Antenas de palomillas
(Fuente: Ross, 1995: 18).

Figura 3. Ciclo de una mariposa

187
Mariposas
Capítulo 4

Nueve especies de mariposas son exclusivas de la Península de Yucatán

la crianza de mariposas puede ser de im­


portancia económica, ya que son vendidas
para eventos sociales como bodas y quin­
ce años, así como para exportar a maripo­
sarios de países templados.
Las culturas prehispánicas consideraban
a las mariposas como un símbolo del fue­
go y las relacionaban con el alma, también
les representaba movimiento (Beutelspa­
cher, 1988). En particular, su relación con
el alma se atribuye a que las consideraban
almas de los héroes y personas importan­ Monarca/ Danaus plexippus plexippus
tes, como los guerreros muertos en batallas,
Foto: Gabriel Navarro
aunque también se les atribuye a las madres
muertas de parto.
DIversIDaD Hasta ahora, se tienen registradas 1 819
En la lengua maya se distinguen las ma­
especies de mariposas diurnas (Llorente,
riposas (peepem) de las palomillas (éek´
En el mundo se conocen alrededor de 1996), repartidas en seis familias.
peepem); y algunas mariposas en particu­
150 000 especies de lepidópteros, de los Para la Península de Yucatán se cono­
lar reciben un nombre específico: la familia
cuales 20 000 son mariposas diurnas y el cen cerca de 550 especies, para Quinta­
Papilionidae por sus “colitas” se denominan
resto nocturnas; en conjunto son el grupo na Roo hemos confirmado la presencia
en general chay cas peepem, pero se dis­
de insectos más grande después de los es­ de 450 especies (Hoffmann, 1940, 1941;
tingue la especie Herachlides crephontes,
carabajos. Se piensa que todavía faltan por Pozo y colaboradores, 1991; De la Maza y
la cual se nombra k’an chay-peepem; a Pro-
descubrir más del doble de especies, y que Gutiérrez, 1992; Llorente y colaboradores,
tographium epidaus, sac chay peepem y a
la mayoría se encuentran en los trópicos. En 1997; Pozo y colaboradores, 2002; Luis­
Protographium philolaus, box chay peepem.
México la diversidad es alta por tener am­ Martínez y colaboradores, 2003; Warren
La familia Pieridae tiene nombres para las
bientes que permiten especies de origen y Warren, 2004; May­Uc, 2006 y Vargas­
especies Anteos maerula (ya’ax peepem),
neotropical y de origen neártico (templado). Fernández y colaboradores, 2008), lo que
Anteos clorinde (sac peepem) y a Phoebis
agarithe y Phoebis argante les llaman indis­
tintamente chac k’an peepem. La mariposa Protographium epidaus epidaus
de la familia Nymphalidae, conocida co­
múnmente como tronadora por el sonido
que hace con las alas, pertenecen al géne­
ro Hamadryas, y se les llama tak’ach. Y a
las mariposas del género Urbanus (Familia
Hesperiidae) se les conoce como t’u t’uch
(May, E. comunicación personal).

En cualquier zona
de Quintana Roo
hay más de
250 especies
de mariposas
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

188
Mariposas
Fauna / Invertebrados terrestres

representa para México una diversidad mo­


derada, tal vez debido a la ausencia de am­
bientes de montaña, lo que repercute en po­
cas especies de origen neártico (De la Maza
y Gutiérrez, 1992).
Ocho especies son endémicas de la Pe­
nínsula de Yucatán; es decir, que sólo se
encuentran en esta área: Battus philenor
acauda (Oberthür, 1880); Battus loadamas
copanae (Reakirt, 1863); Troilides torqua-
tus mazai (Beutelspacher, 1974); Phycio-
des milita mexicanus (Hall, 1928); Morpho
achilles montezuma (Guenée, 1859); Tay-
getis weymeri (Draudt, 1912); Epargyreus
deleoni (H. A. Freeman, 1977) y Codatrac-
tus yucatanus (H. A. Freeman, 1977; Luis­ Especies de la familia Preridae
Martínez y colaboradores, 2000 y Warren, Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
2000).

Hamadryas julitta Protographium philolaus philolaus DIstrIbucIón


Si consideramos al estado dividido en tres
regiones, zona norte, central y sur, pode­
mos decir que en cualquiera de ellas existe
una riqueza que supera las 250 especies,
debido a que más de la mitad de las espe­
cies se distribuyen en más de un tipo de
vegetación y a que 13 % de las especies
pueden ser encontradas en cualquier tipo
de hábitat (éstas son las llamadas gene­
Morpho helenor montezuma ralistas). La selva mediana es la que tiene
mayor porcentaje de especies exclusivas
(24 %), le sigue la selva baja con 10 % y pa­
ra la restringida cobertura de selva alta sólo
1 % son especies exclusivas. Varias espe­
cies de la familia Hesperiidae se localizan
Gorgythion begga pyralina en zonas de manglar.
Fotos:Tijl A. Essens

Amenazas para su conservación

L
a principal amenaza para las poblaciones de mariposas es la pérdida de la vege­
tación, ya que son muy dependientes de ciertos tipos de plantas y ambientes
para sobrevivir. Las causas de la pérdida de vegetación son de tipo antropogé­
nico (causada por el hombre) y de tipo natural, como los huracanes que impactan
sobre las costas del Caribe; los incendios pueden ser una causa tanto antropogénica
como natural. La causa más importante es la pérdida del hábitat por el cambio de uso
del suelo; por ejemplo, los desarrollos turísticos masivos; también la deforestación a
gran escala afecta de forma grave las poblaciones de las mariposas. Otra afectación
es la causada por el uso no regulado de productos químicos, como los insecticidas Monarca/ Danaus plexippus plexippus
y los herbicidas. Foto: Gabriel Navarro

189
Mariposas
Capítulo 4

La mariposa Dryadula phaetusa, especie registrada en Cancún,


no se ha vuelto a ver en la zona desde 1988

Estado de conservación

D
e manera general se puede decir que la riqueza de mariposas de
Quintana Roo se encuentra en buen estado, pero si centramos la
atención en algunas especies se observa una disminución en el
número de individuos para ciertas zonas. De acuerdo con estudios recien­
tes de la Península de Yucatán, las poblaciones de mariposas disminuyen
conforme se encuentran más cerca de las zonas urbanas (Maya, 2009), lo
que se confirma al ver el escaso número de individuos y de especies que
se distribuyen en la región de Cancún.
Dryadula phaetusa era una especie que se registraba en la zona
norte cercana a Xcaret; desde 1988 después del paso del huracán
Gilberto y de un fuerte incendio, la especie ha desaparecido de la zona.
Una observación importante es que la diversidad de especies repor­
tada para el estado no se encuentra protegida en su totalidad en las
Marpesia petreus
áreas naturales protegidas de Quintana Roo.
Foto: Gabriel Navarro

En México se han registrado 1 819 especies de mariposas diurnas

Acciones de conservación

L
as mariposas tienen una dependencia muy específica con sus Anteos clorinde
plantas huésped, por lo tanto, la protección de plantas y de há­
bitats naturales es esencial para mantener su diversidad en el
estado.
La creación de jardines con flores es un elemento que favorece a las
poblaciones de mariposas, también la conservación de remanentes de
vegetación natural al interior de zonas urbanas es muy importante. Fi­
nalmente la educación ambiental es una herramienta útil para que la
población del estado procure la conservación de las mariposas; por
ejemplo, al no erradicar a las orugas de los jardines, lo cual es común
debido a la ignorancia del ciclo de vida de este grupo biológico. En
este sentido, la presencia de los tres mariposarios en Quintana Roo
puede ser de gran utilidad para la difusión del conocimiento acerca de
las mariposas. También es importante hacer promoción de tipo ecotu­
rístico para su observación. Foto: Gabriel Navarro

190
Mariposas
Fauna / Invertebrados terrestres

Dimorfismo sexual en mariposas de Quintana Roo*

Hamadryas julitta Myscelia ethusa ethusa Catonephele mexicana

(macho) (hembra) (macho) (hembra) (macho) (hembra)

Danaus gilippus thersippus Danaus plexippus plexippus

dorso dorso
(envés) dorso (envés) dorso (envés)
(macho) (hembra) (macho) (hembra)

Nessaea aglaura aglaura Adelpha fessonia fessonia


(macho)

(macho) (envés) (hembra)

*Elaborado a partir de: Llorente­Bousquets y colaboradores, 1997; Luis­Martínez y


colaboradores, 2003 y Vargas­Fernández y colaboradores, 2008.

191
Mariposas
Capítulo 4

PALOMILLAS
Blanca R. Prado Cuéllar, Estela Domínguez Mukul, Carmen Pozo

L
as palomillas han sido un grupo poco estudiado en México unas pocas especies de Pyralidae tienen larvas acuáticas (Scoble,
y otros países, debido a que su coloración es poco atracti­ 1995); y la palomilla Cactoblastis cactorum, una especie invasora
va, o simplemente porque su vida nocturna las hace pasar que ataca al nopal y es una amenaza para la diversidad de cactá­
inadvertidas. Esta situación ha ido cambiando y actualmente en ceas en México (Zimmermann y colaboradores, 2000). Asimismo,
nuestro país existen algunos grupos de investigación dedicados algunas especies del género Diaphania (familia Crambidae) están
a trabajar con ciertas familias de palomillas en enfoques tan varia­ asociadas en estado larval a plantas cucurbitáceas, por ejemplo,
dos como ecología, taxonomía y control biológico de plagas (véase el gusano del pepino (Diaphania nitidalis) y el gusano del melón
Palomillas nocturnas, Arctiidae). Sin embargo, todavía se les relega (Diaphania hyalinata) (Mortensen y Bullard, 1971).
por ser las protagonistas de mitos y leyendas populares (figura A), En la etapa larval no son tan evidentes las diferencias entre las
lo cual sólo con el conocimiento se podrá cambiar. mariposas y las palomillas, pero poco a poco se van haciendo más
marcadas. Ciertas palomillas se entierran cuando llega el momen­
característIcas De las palomIllas to de pupar y ahí permanecen hasta que emergen. Las pupas es­
tán envueltas en un capullo o cocón de seda llamado cocón pupal
Ciertamente las palomillas tienen mayor actividad en la noche, (Metcalf y Flint, 1978) y puede estar sujeto en un extremo a una
pero existen algunas especies que vuelan en el día y es entonces rama o envuelto en las hojas. Para emerger, rompen el capullo me­
cuando la observación del comportamiento y características mor­ diante movimientos, con sustancias o con estructuras de la cabeza.
fológicas son la clave para poder diferenciarlas de las llamadas En el estado adulto podemos diferenciar con mayor facilidad las
mariposas diurnas. palomillas de las mariposas por sus estructuras, las más eviden­
Las palomillas, como las mariposas, en su etapa de larva tes son las antenas, que juegan un papel muy importante en la
son fitófagas, es decir se alimentan de diversas estructuras ve­ comunicación pues con ellas detectan sustancias químicas llama­
getales: hojas, tallos, frutos. Debido a la variedad de especies, das feromonas que liberan otras palomillas de una misma especie
presentan distinta alimentación, como los minadores (familias para agregarse o encontrar pareja. Las antenas de las palomillas
Gracillariidae y Elachistidae), que viven y se alimentan en el pueden ser filiformes, unipectinada, bipectinada o ramificada,
espacio entre las capas epidérmicas de las hojas; las barrena­ estas últimas conocidas como plumosas.
doras, que hacen túneles en diferentes sustratos, como frutos También podemos diferenciarlas por sus escamas, en las palo­
(familia Tortricidae) y madera (familia Cossidae, Sesiidae y algu­ millas las alas y el cuerpo de muchas especies se encuentran cu­
nos Hepialidae). Otras enrollan o “amarran hojas” (Tortricidae) y biertas de una gran cantidad de escamas que generalmente tienen
forma de pequeños “pelos”. Estos pelos sirven de comunicación
entre las palomillas y de defensa contra sus depredadores, ya que
pueden causar comezón e irritación en la piel. Se han reportado
casos de dermatitis en humanos por contacto con polillas y larvas,
principalmente de la familia Saturniidae y en particular del géne­
ro Hylesia, reportada para Cozumel (figura B). Sin embargo, la fre­
cuencia de estos casos está asociada a la abundancia de la especie,
que varía de acuerdo con las condiciones ambientales (Balcázar­Lara
y Beutelspacher, 2000a; Cox y colaboradores, 2005; Rodríguez y
colaboradores, 2003; Pozo y colaboradores, 1997).
A pesar de existir estas generalizaciones en las palomillas, es
importante resaltar que la diversidad de formas es tan grande que
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) hay excepciones; por ejemplo, algunos Arctiidae poseen muy po­
Figura A. Ascalapha odorata: mariposa de la muerte. Recibía cas escamas en sus alas siendo muchas veces transparentes, in­
los nombres de mictlanpapalotl (mariposa del país de los muer­ cluso las hembras de algunas especies de la familia Lymantriidae
tos), miquipapalotl (mariposa de la mala suerte), tetzahupapa- son ápteras, es decir no poseen alas (Miller y colaboradores, 2007).
lotl (mariposa del espanto) y en maya x’mahan nah (E. May,
com. per.). La creencia popular afirma que cuando se posa en DIversIDaD
las paredes de la casa de un enfermo, éste va a morir. Es abun­
dante en los meses de julio a septiembre. Entran a las casas Para Quintana Roo, 184 especies representan cerca de 4.4 %
porque son atraídas hacia la luz, como todas las palomillas de lo reportado para México en este estudio (cuadro 1). Sin

192
Mariposas
Fauna / Invertebrados terrestres

Cuadro 1. Comparación entre el número de especies


de Lepidopteros reportados para Quintana Roo, México y el mundo
Familia Especies en Especies en Especies en el mundo3
Quintana Roo1 México2
Mariposas
Hesperiidae 161 788 3 658
Lycaenidae 67 269 5 52
Nymphalidae 134 440 7 222
Papilionidae 26 51 573
Pieridae 24 80 1 222
Figura B. Hylesia sp,
Riodinidae 38 189 1 402
género asociado a der­
Total 450 1 817 19 229 matitis por contacto en
Palomillas humanos
Acrolophidae 1 51 275
Arctiidae 108 719 11 000
Arrhenophanidae ND 4 26
Bombycidae ND 26 ND
Bucculatricidae ND 3 250
Castniidae 1 14 106
Cossidae 1 26 670
Crambidae 12 293 11 500
Dalceridae ND 6 85
Drepanidae ND 2 21*
Geometridae 6 616 21 000
Gracillariidae ND 13 2 000
Hepialidae 1 8 600
Lasiocampidae ND 39 1 500
Limacodidae ND 38 1 500
Lymantriidae ND 7 2 500
Megalopygidae ND 24 260
Mimallonidae 1 9 200
Noctuidae 9 1 124 39 000
Notodontidae 1 185 137*
Psychidae ND 11 1 000
Pyralidae ND 116 6 000
Saturniidae 11(25) **
213 1 500
Sesiidae ND 4 1 110
Sphingidae 31 195 1 078
Thyrididae ND 13 760
Tineidae ND 13 3 000
Tortricidae ND 400 9 000
Uraniidae 1 29 ND
Total 184 4 201 116 078
nd=No Disponible. Se refiere a datos que no se encontraron en la literatura consultada o que no han
sido publicados.
*
Especies reportadas para Norteamérica.
**
Balcázar­Lara y Beutelspacher (2000) refieren 25 especies para Quintana Roo, sin embargo no incluyen
un listado por estado.
1
Datos obtenidos en este estudio.
2
Llorente­Bousquets y colaboradores (eds.), 2000; Beutelspacher, 1992.
3
Heppner, 1991; Powell y Opler, 2009.

193
Mariposas
Capítulo 4

embargo, tomando en consideración los datos para Norteamérica


Cuadro 2. Especies de palomillas en
y lo reportado para mariposas en México (Llorente­Bousquets y
Quintana Roo, consideradas como endémicas para
colaboradores, 1996), se estima que podrían existir alrededor de México
31 000 especies de palomillas en México y para Quintana Roo
alrededor de 2 800 (estimación personal). Familia Especie
Para nuestro país, ciertas familias están mejor estudiadas que Arctiidae Calidota divina
otras en relación con el total mundial, como Saturniidae, Arctiidae
y Sphingidae. Sobre estas familias existe información de las es­ Arctiidae Dysschema gaumeri
pecies endémicas para México (Balcázar­Laray Beutelspacher, Arctiidae Euthyone fractivittarum
2000a, 2000b; León­Cortés, 2000) y de acuerdo con el listado de
especies generado, en Quintana Roo existen 11 especies de Arc­ Arctiidae Holomelina pomponia
tiidae, tres especies de Saturniidae y una de Sphingidae reportadas Arctiidae Hypercompe alpha
como endémicas para nuestro país (cuadro 2)
De acuerdo con estas cifras es evidente la necesidad de seguir Arctiidae Odozana unica
estudiando a este grupo, sobre todo en aquellos estados como Arctiidae Opharus linus
Quintana Roo, y en general la Península de Yucatán, donde el es­
fuerzo ha sido mínimo en el transcurso histórico de la Lepidopte­ Arctiidae Purius superpulverea
rología en México (Michán y colaboradores, 2005). En especial
Arctiidae Sphaeromachia gaumeri
destaca el descubrimiento en 1984 de una nueva especie de es­
fíngido, Manduca wellingi, cuyos ejemplares tipo (que se utilizan Arctiidae Symphlebia juvensis
para hacer la descripción de la especie) fueron colectados en
Arctiidae Virbia phalangia
Nuevo X­cán, Tintal y Chetumal, Quintana Roo (Brou, 1984). Esto
demuestra que aún podría haber especies por descubrir si consi­ Saturniidae Eacles imperialis quintanensis
deramos que el estado ha sido poco colectado.
Saturniidae Ptiloscola wellingi
En el Museo de Zoología de Ecosur­Chetumal se encuentra de­
positada la colección de referencia de palomillas de la Península de Saturniidae Rothschildia lebeau yucatana
Yucatán y con casi tres años de creación se tienen cerca de 15 000
Sphingidae Eumorpha elisa
ejemplares para la Península; de éstos, 1 023 ejemplares son para
Quintana Roo. Hay identificadas 90 especies (incluidas dentro de
las 184 especies reportadas aquí), repartidas en 75 géneros y 11 fa­
milias, pero existen aproximadamente 150 morfoespecies por con­
firmar, lo que elevaría el número de especies para Quintana Roo,
para México y, con mucha suerte, para el mundo.

Palomillas / Literatura consultada

• Balcázar­Lara, M. A. y Beutelspacher, C. R. 2000a. Saturniidae (Lepidoptera). pp. 501­513. En: Llorente­Bousquets, J., González, E. y Papavero, N.
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Biodiversidad, taxonomía y biogeografía de artrópodos de México: hacia una síntesis de su conocimiento, vol. 2. Facultad de Ciencias, unam, México.
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taxonomía y biogeografía de artrópodos de México: hacia una síntesis de su conocimiento, vol. 2. Facultad de Ciencias, unam, México.
• Llorente­Bousquets, J., González, E., García, A. N. y Cordero, C. 1996. Breve panorama de la taxonomía de artrópodos en México. pp. 3­14. En:
Llorente­Bousquets, J., García, A. N. y González, E. (Editores). Biodiversidad, taxonomía y biogeografía de artrópodos de México: hacia una síntesis
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194
Mariposas
Fauna / Invertebrados terrestres

Literatura citada

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Facultad de Ciencias, unam, México. News of the Lepidopterits’ Society 2003 Season Summary,
46 (Suplement S1):78­86.

195
Mariposas
Capítulo 4

Acerca de las autoras

carmEn Pozo Licenciada, maestra y doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional
Especialidad: Estudio de biodiversidad y Autónoma de México (unam). Hizo una estancia de posdoctorado en el McGuire
biogeografía, en particular del grupo de Center for Lepidoptera and Biodiversity, Florida Museum of Natural History de
las mariposas la Universidad de Florida en Gainesville, EUA. Estudió un diplomado en Biología
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal Comparada y en Sistemática Filogenética y un curso de Capacitación en Manejo
E-mail: [email protected] de colecciones biológicas en el Royal British Columbia Museum, Universidad
de Victoria, Canadá. Ingresó en El Colegio de la Frontera Sur en 1995. Como
investigadora del Centro de Investigaciones de Quintana Roo, fundó en 1990
el actual Museo de Zoología de Ecosur-Chetumal. Desde 1978 se ha dedicado
al estudio y conservación de mariposas diurnas de México. Ha sido profesora
de Biogeografía avanzada y Fundamentos prácticos de la taxonomía en el pos­
grado de Ecología en la Facultad de Ciencias de la unam, y de Biología de la
conservación, Sistemática y Biogeografía en el posgrado de Ecosur. Ha dirigido
más de 15 tesis. Es autora de más de 18 publicaciones en revistas con arbitraje,
45 comunicaciones científicas, 20 capítulos de libros y tres libros. Responsable
de más de 20 proyectos de investigación con financiamiento externo. Miembro
del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Actualmente es investigadora
titular en el Departamento de Ecología y Sistemática Terrestre

noEmí salas suárEz Licenciada en Biología por el itch. Desde 1995 trabaja como responsable de la
Especialidad: Ecología, taxonomía de Colección de Artrópodos del mzEco-ch. Ha participado en once proyectos de
invertebrados terrestres investigación referentes principalmente a mariposas diurnas y Leishmania. Ha
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal realizado y organizado cursos a nivel licenciatura relacionados con insectos te­
E-mail: [email protected] rrestres. Participa activamente en exposiciones biológicas y en la elaboración
de material de difusión como cd interactivos, cuadernillos, videos, carteles y
trípticos. Ha impartido más de 70 charlas sobre museología, conservación,
invertebrados y mariposas a diferentes niveles de escolaridad. Cuenta con 22
producciones científicas, seis publicaciones, siete memorias y nueve capítulos
de libro sobre mariposas e invertebrados terrestres.

aixchEl maya Bióloga por la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás
Especialidad: Ecología y desarrollo de Hidalgo y doctora por Ecosur, Unidad Chetumal, México. Investigadora
sustentable; ecología de mariposas forestal del Inifap desde mayo de 2008. Candidata a investigadora nacional por el
Institución:Inifap, campo experimental Sistema Nacional de Investigadores. Árbitro de la Revista Mexicana de Ciencias
Edzná, Campeche Forestales. Desde 1999 ha participado en 12 proyectos de investigación, fi­
E-mail: [email protected] nanciados por Conabio, Conacyt, Conanp, Semarnap, fao y Pronatura, y de los
cuales ha sido responsable de cuatro. De 2001 a 2009 publicó cinco artículos
científicos relacionados con lepidópteros de la Península de Yucatán, dos de
ellos como primera autora, uno de divulgación, dos capítulos de libro y tres
reportes técnicos como coautora. Realizó dos estancias de investigación,
una en el año 2000 en la Colección Lepidopterológica del Museo de Zoología
“Alfonso L. Herrera” de la Facultad de Ciencias de la unam y la otra, en 2006,
en la colección lepidopterológica del McGuire Center for Lepidoptera and
Biodiversity, perteneciente al Museo de Historia Natural de Florida, EUA.

196
Mariposas
Palomillas
nocturnas Arctiidae
Fernando Hernández­Baz

M
ientras que las mariposas
diurnas y algunas de há­
bitos nocturnos cuyos co­
lores y tamaño motivan el
interés por coleccionarlas
en todo el mundo, las palomillas noctur­
nas, que pertenecen a la familia Arctiidae,
carecen de atractivo para los coleccionis­
tas (Hernández­Baz y Bailey, 2006).
Los miembros de esta familia se carac­
terizan por ser mariposas de cuerpo robus­
to y con frecuencia cubierto de pilosidad,
con una expansión alar aproximada de 12
a 70 mm; la forma de sus alas es de tipo
avispado, o anchas, con coloración de tonos
brillantes blancos, amarillos o anaranjados,
pero también pueden ser negras o hialinas
(translúcidas). En ocasiones presentan una Lepidokirbyia vittipes
coloración llamativa que les permite enviar
una señal de advertencia a sus depredado­
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
res, este fenómeno es conocido como apo­
sematismo; pero también, en vez de lla­
mar la atención, pueden adoptar el color de nae, Ctenuchinae, Lithosinae, Pericopinae y queños grupos, en fila, o aislados. En el ca­
distintas especies para mimetizarse entre Syntominae. so de Saurita nigripalpia (Ctenuchinae), des­
otros insectos, a manera de camuflaje. Sus En la literatura predomina la información pués de diez días de incubación del huevo,
antenas pueden ser bipectinadas, ciliadas en relacionada con las especies de interés eco­ la larva emerge e inmediatamente empieza
los machos o simples en las hembras. nómico asociadas a cultivos agrícolas, o es­ a horadar la cutícula de la hoja, pasando por
La clasificación de los Arctiidae es real­ pecies forestales, por esta razón sólo cono­ ocho estadios larvarios que pueden tener
mente controversial, pero aquí nos basamos cemos sus patrones de distribución, hués­ una duración promedio de 41 días; poste­
en el criterio de Heppner (1991, 1998), pedes, parásitos, ecología, etc., en tanto riormente, se forma el pupario, para lo cual
quien los divide en cinco subfamilias: Arctii­ que de la gran mayoría de las especies de la larva marca una línea de fractura en el
Arctiidae sin importancia económica, no se capullo por donde emerge el adulto, el es­
conocen sus plantas de alimentación, y su tado pupal transcurre durante 15 o 20 días;
biología es prácticamente desconocida. los adultos o imagos emergidos pueden
Casi no existen Las especies de importancia agrícola (pla­ empezar a aparearse a las 24 horas. Para
estudios de las gas y polinizadores) son multivoltinas (dos esta especie, cada hembra puede deposi­
o más generaciones anuales), y polífagas, tar entre 100 y 150 huevecillos en una sola
palomillas nocturnas es decir, que se alimentan de varias especies puesta (Hernández­Baz, 1990). Sin embar­
de plantas. Las hembras ponen los huevos go, como en todos los insectos, la dura­
generalmente en el haz de las hojas, y los ción del ciclo biológico está relacionado
huevecillos pueden ser dispuestos en pe­ con la temperatura y humedad, en tanto

197
Palomillas nocturnas / Arctiidae
Foto: F. Hernández­Baz

Figura 1. Sphaeromachia cubana (Herrich­


Schäffer, 1866) de Quintanna Roo, especimen
depositado en la Colección Clave: (SEMARNAT/
CITES/CP­0026­VER/05). Resguardada en la Facul­
tad de Biología, campus Xalapa, Universidad
Veracruzana Agarea semivetrea

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

que la fertilidad y fecundidad de la hembra conocer sobre este grupo, y, en especial, un decremento hasta llegar a la década de
depende de la calidad de alimento que con­ determinar su total en la entidad, ya que la 1980 con sólo una especie descrita.
suma durante el estado larvario (Chapman, información presentada es preliminar, pero En ese mismo sentido, Druce, Walker y
1896; McFarland, 1973; Scoble, 1992; Ro­ puede compulsarse con la recolección de Schaus describieron 47.8 % (45 especies)
mero, 2002). individuos de palomillas en la región. de la fauna de Quintana Roo; y 21 autores
han descrito entre una y seis cada uno,
ImportancIa DIversIDaD de manera conjunta han contribuido con
52.2 % (49 especies).
Los lepidópteros cumplen un papel muy Los Arctiidae incluyen cerca de 11 000 es­
activo en estado adulto al polinizar las flo­ pecies en todo el mundo (Watson y Good­ DIstrIbucIón
res, y constituyen una parte fundamental ger, 1986), de las cuales 719 se encuentran
de los ecosistemas naturales, pero como en la República Mexicana (Beutelspacher, Aún es difícil conocer a detalle la distribu­
larvas son muy dañinos para las plantacio­ 1995a, 1995b y 1996) y Hernández­Baz ción de las especies de Arctiidae en Quin­
nes agrícolas y forestales; por ejemplo, en (1992), de éstas, tan sólo encontramos 94 tana Roo, en particular de algunos grupos
los bosques templados algunos Arctiidae especies en un recuento preliminar en Quin­ como Ctenuchinae, Lithosinae y Pericopi­
constituyen serios problemas fitosanitarios tana Roo; es decir, 13 %. Es importante nae, y en menor grado de Arctiinae. Esto
cuando sus poblaciones aumentan en for­ considerar que del análisis histórico de las debido principalmente a que existen loca­
ma desproporcionada y se convierten en publicaciones y arreglos taxonómicos de los lidades más visitadas por los investigado­
verdaderas plagas de las coníferas. Arctiidae para México, no se consideraba a res, como Chetumal, Isla Mujeres, Carrillo
En las plantaciones agrícolas destaca de la subfamilia Ctenuchinae (antes Syntomi­ Puerto y Cobá, con un tipo de vegetación
manera sustancial el gusano peludo Estig­ dae, Euchromidae, Amatidae, Ctenuchidae) dominante de selva baja en la clasificación
mene acrea que ataca a la alfalfa, el algo­ dentro de este grupo. de Rzedoswki (1978). En cambio, numero­
dón, el tabaco, etc. (Sifuentes y Young, 1964; A partir del año 1770 se describieron nue­ sas regiones y tipos de vegetación en la
Hernández­Baz, 1993; Román y colabora­ ve especies para Quintana Roo y la lista se entidad no han sido estudiados, por ejem­
dores, 1997). incrementa paulatinamente en los años veni­ plo la selva mediana y los diversos hume­
Por lo que respecta a Quintana Roo no deros; entre 1850 y 1920 aumentó notable­ dales de las zonas costeras y regiones
se han cuantificado con precisión las pérdi­ mente el número de especies conocidas, so­ insulares, lo cual incrementaría notable­
das económicas ocasionadas por estas pa­ bre todo en las décadas de 1880 a 1900, con mente el inventario.
lomillas; por consiguiente, falta mucho por 37 cada una; y posterior a esto, se observa

198
Palomillas nocturnas / Arctiidae
Fauna / Invertebrados terrestres

Amenazas para su conservación

L
as principales amenazas para las Arctiidae, y para todas las
mariposas, son la fuerte y constante presión antropogénica
y la contaminación; derivado de esto, la inminente alteración y
pérdida de hábitat por deforestación para usos agrícolas, ganade­
ros (pecuarios) y para desarrollo turístico. No podemos precisar las
áreas que necesitan ser atendidas con prontitud, ya que carecemos
de un inventario completo de la entidad, por lo cual sugerimos con­
servar por lo menos todos los tipos de vegetación presentes en las
áreas naturales protegidas (anp) de Quintana Roo. Bertholdia albipuncta

Una hembra de Saurita nigripalpia puede


depositar entre 100 y 150 huevecillos en una sola puesta

Estado de conservación

A
unque no encontramos estudios que avalen el estado de con­
servación de las poblaciones de palomillas nocturnas en Quin­
tana Roo, calculamos que la lista de 94 especies conocidas
puede incrementarse en los años venideros a cuando menos unas
250 especies, y por lo mismo no podemos indicar qué especies son
endémicas. Notarctia proxima

Algunas palomillas nocturnas son muy


dañinas para los bosques durante su estado larvario

Acciones de conservación

A
la fecha no existen para Quintana Roo estudios cientí­ correspondientes y, posteriormente, proponer las acciones de
ficos que avalen el estado de conservación de las po­ conservación; pero básicamente se deben proteger los diver­
blaciones de las palomillas nocturnas en general, por sos tipos de vegetación de las áreas naturales protegidas de
lo cual sugerimos en primera instancia generar los inventarios Quintana Roo.

Las especies de importancia agrícola tienen


dos o más generaciones al año y se alimentan de varias especies de plantas

199
Palomillas nocturnas / Arctiidae
Capítulo 4

Literatura consultada

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200
Palomillas nocturnas / Arctiidae
Fauna / Invertebrados terrestres

Acerca del autor


FErnando HErnándEz-Baz Licenciado y maestro en Biología por la Universidad Veracruzana, ac­
Especialidad: Taxonomía, ecología, tualmente estudia el doctorado. Ha impartido conferencias y cursos
biogeografía de lepidoptera, manejo de sobre temas entomológicos y de conservación de fauna silvestre en
colecciones de entomológicas, diseño y universidades nacionales y del extranjero. Cuenta con más de 40 publi­
operación de mariposarios e inventarios caciones y ha realizado estancias de investigación en Venezuela, Nica­
faunísticos ragua, Guatemala, México y Perú, entre otros países. Es el curador de
Institución: Universidad Veracruzana, la Colección de Mariposas en el Museo de Zoología de la Facultad de
campus Xalapa, Facultad de Biología Biología de la Universidad Veracruzana y colabora en el diseño del ma­
E­mail: [email protected] riposario de Xalapa, Veracruz.

201
Palomillas nocturnas / Arctiidae
Capítulo 4

Moscas, mosquitos
y jejenes
Sergio Ibáñez-Bernal

L
as moscas, mosquitos y jejenes per-
tenecen al orden Diptera, uno de
los órdenes más ricos y diversos
de insectos, sólo superado por Co-
leoptera (escarabajos), Lepidoptera
(mariposas) e Hymenoptera (hormigas, avis-
pas y abejas). A la fecha se han descrito
alrededor de 120 000 especies en todo el
mundo, quedando clasificadas en aproxi-
madamente 10 000 géneros pertenecien-
tes a 188 familias (Thompson, 2006).
Los dípteros presentan metamorfosis
completa, por lo que su ciclo de vida co-
mienza con una etapa embrionaria, que
por lo general consiste en un huevo (pues
hay casos de viviparidad); se convierten des-
pués en larva, con varios estadios según el
grupo; luego en pupa, estado de transfor-
mación en el que adquieren las caracterís-
ticas de su siguiente periodo, es decir, de
adulto (machos y hembras). Las larvas ca-
recen de patas verdaderas y pueden o no
tener la cabeza endurecida. Los adultos se Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
reconocen por presentar el primer par de
alas membranosas y el segundo par modi- ImportancIa midores de materia orgánica en descom-
ficado como órganos de equilibrio durante posición dominantes, aunque también hay
el vuelo (conocidos como balancines), con Las larvas suelen encontrarse en diferen- bastantes especies depredadoras, parasi-
las piezas bucales adaptadas para la inges- tes sitios y alimentarse de otros recursos toides y parásitas.
tión de líquidos. con respecto a los adultos de su misma es- La gran variedad de hábitos y formas de
pecie, por lo que su función trófica en los vida de los dípteros determinan su gran im-
ecosistemas es muy importante. Además, portancia ecológica y socioeconómica. En
Los dípteros son pueden ocupar hábitats acuáticos, semi- el sentido ecológico, los dípteros tienen im-
acuáticos y terrestres, desde húmedos has- portancia como polinizadores, como des-
polinizadores, ta muy secos. Algunas especies son muy componedores de materia orgánica o co-
descomponen materia abundantes y se encuentran ampliamente
distribuidas en el mundo, mientras que otras
mo reguladores de poblaciones de otros
insectos, mientras que desde el punto de
orgánica o regulan están especializadas para aprovechar micro- vista socioeconómico, su importancia radi-
ambientes y alimentos muy específicos e ca en que constituyen plagas agrícolas, po-
poblaciones de otros incluso efímeros. sibles agentes biocontroladores y plagas
insectos Muchas especies son saprófilas, siendo
uno de los grupos de invertebrados consu-
sanitarias o vectores de organismos causan-
tes de enfermedad en el humano y en los

202
Moscas, mosquitos y jejenes
Fauna / Invertebrados terrestres

animales domésticos y silvestres. Pueden y Tephritidae (Ibáñez-Bernal y colaborado- desarrollarse, especialmente en la porción
ser transmisores de enfermedades como res, 1996; Hernández-Ortiz, 1996, respecti- sur, donde la selva es perennifolia, y en los
el dengue, la fiebre amarilla, diversas en- vamente). petenes, ya que mantienen disponibilidad de
cefalitis arbovirales, la malaria o paludismo Las características ambientales del es- agua y vegetación durante todo el año. Es
y los tipos clínicos de leishmaniasis, entre tado de Quintana Roo son propicias para deseable que se fomente el estudio dipte-
otras. el desarrollo de diferentes tipos de asocia- rofaunístico en el estado, ya que, además
ciones florísticas que son aprovechadas por de aportar datos del funcionamiento de los
DIversIDaD distintas especies de dípteros. Son pocos ecosistemas, se podrá contar con el inven-
los estudios faunísticos de dípteros en Quin- tario de especies que tienen importancia
Se ha calculado que en México podría ha- tana Roo; a la fecha sólo se han registrado desde el punto de vista médico y que re-
ber alrededor de 20 000 especies del orden 309 especies, cuando hay muchas familias presentan un riesgo a sus pobladores y al

( (
Diptera (Morón y Valenzuela, 1993). No que deberían tener al menos un representan- turismo.
obstante, este grupo no se ha estudiado te en el área.
adecuadamente en el país y sólo se tienen
alrededor de 5 000 especies registradas. DIstrIbucIón Por falta de estudios,
La gran mayoría de estos registros se ha lo-
grado mediante estudios aislados y puntua- El estado de Quintana Roo es uno de los
sólo se han registrado
les; son francamente escasos los estudios más interesantes en materia de biodiver- 309 especies de
faunísticos sistemáticos a mediana o gran sidad del país; sin embargo, es uno de los
escala que tomen en cuenta los ciclos anua- menos estudiados en lo que respecta a la
moscas y mosquitos
les, salvo el caso de ciertas familias que tie- fauna de dípteros. En general, todo el estado en Quintana Roo
nen interés médico o agrícola (ej., Culicidae es un territorio donde los dípteros pueden

Amenazas para su conservación


Los dípteros, como
mosquitos y jejenes, pueden

M
transmitir enfermedades uchos dípteros son vulnerables debido a multitud de factores que
como el dengue, la dependen de su microambiente o hábitos alimenticios específicos,
fiebre amarilla, encefalitis pero aún se desconocen cuáles son las especies más amenazadas. Sin
embargo, son factores que ponen en peligro su riqueza biológica: la transforma-
arbovirales, malaria o
ción del paisaje para fines agrícolas y turísticos, así como la tala clandestina y los
paludismo y leishmaniasis incendios forestales. Además de promover el estudio del grupo y su conservación,
es necesario también mantener los programas de vigilancia de las enfermedades
transmitidas por dípteros de manera rutinaria y permanente con la cobertura ade-
cuada.

Literatura citada

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Moscas, mosquitos y jejenes
Capítulo 4

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Acerca del autor


sErgio ibañEz-bErnal Biólogo, maestro y doctor en Ciencias por la unam. Es investigador
Especialidad: Entomología, taxonomía, nacional (sni) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue jefe
dipterología y entomología médica del Departamento de Entomología Médica del indrE, Secretaría de Sa-
Institución: Instituto de Ecología A. C., lud, y desde 1999 es investigador titular del Instituto de Ecología A.C.,
Xalapa, Veracruz en Xalapa, Veracruz. Fue profesor de Entomología General en licen-
E-mail: [email protected] ciatura, Entomología Médica y Veterinaria y de Entomo-epidemiología
en el posgrado en la Facultad de Ciencias de la unam. Ha dirigido 14
proyectos de investigación, publicado 61 artículos de investigación,
tres libros, 25 capítulos de libros, 9 artículos docentes y 20 artículos
de divulgación. Fungió como editor general de Folia Entomológica
Mexicana (2000-2006) y es editor asociado de Acta Zoológica Mexica-
na, nueva serie (desde el 2002). Actualmente es profesor del posgrado
del Instituto de Ecología, A.C.

204
Moscas, mosquitos y jejenes
Abejas sociales, solitarias
y parásitas
David Roubik • Wilberto Colli­Ucán • Rogel Villanueva­Gutiérrez

L
as abejas son insectos fácilmente re­
conocibles. Se clasifican entre los ar­ 3
tópodos porque sus patas son articu­ 5
ladas (Phylum Artrópoda, del griego
arthron, articulación y pous, pie); sus
alas membranosas las ubican en el orden Hi­ 2
menóptera; tienen pelos plumosos en el 2
cuerpo y una cintura ancha. Los adultos y
las larvas se alimentan principalmente de
néctar y polen. 1
6 7
La abeja se parece a cualquier otro in­
secto aunque siempre se observa por la 4c 4a
densa capa de pelos que cubre su cuerpo y 4b
la cual es especialmente blanda. Los pelos 8
9
parecen plumas porque el tubo o raquis de
cada pelo tiene muchos ramales cortos.
Los ojos, las antenas y los órganos de la Fuente: Robert E. Scongrass

alimentación, se encuentran en la cabeza, Figura 1. 1) Cabeza; 2) estigmas o espiráculos; 3) alas; 4a) primer par de patas;
que está unida al tórax por un cuello fino 4b) segundo par de patas; 4c) tercer par de patas; 5) tórax; 6) abdomen; 7) pelos
y flexible. La tercera sección del tronco o limpiadores antena; 8) prensa de polen; 9) pelos
abdomen se compone de una sucesión de
anillos, llamados segmentos (figura 1).
Las abejas constituyen un grupo de al­
nor, siendo Apidae la familia que más pros­ un gramo. Sólo dos familias de abejas, Me­
rededor de 30 000 especies a nivel mundial
pera (Ayala y colaboradores, 1996). gachilidae y Apidae, tienen lenguas largas
(Michener, 2000), y tienen como función
Las abejas forman un grupo especiali­ y pueden visitar flores con corolas profun­
principal la polinización de muchas de las
zado de insectos que evolucionaron a par­ das para obtener su néctar.
plantas con flores, tanto silvestres como
tir de las avispas (Sphecoidea), presentan El hábito social de las abejas representa
cultivadas. La mayor diversidad de espe­
formas robustas, las hembras tienen par­ para la mayoría de las personas su caracte­
cies se encuentra en las regiones semiári­
tes del cuerpo (patas posteriores o vientre) rística distintiva; sin embargo, la verdad es
das y de clima tipo mediterráneo, mientras
adaptadas para colectar polen. También de­ otra, ya que más de 95 % de las especies
que en los trópicos habitan un número me­
bemos considerar que 15 % de las abejas son solitarias. Las abejas altamente so­
carecen de estas características, porque ciales, que tienen colonias con una reina,
La Península son parásitas de otras abejas y dependen obreras y zánganos, se han clasificado ex­
de ellas para proveer el polen y néctar para clusivamente dentro de la familia Apidae,
de Yucatán en alimentar a sus crías. con las tribus de Apini (abejas de miel),
particular tiene poca Las abejas presentan gran variación de Meliponini (abejas sin aguijón) y Bombini
formas y colores, con medidas que osci­ (abejorros) y la tribu Euglossini, esta última
diversidad de abejas lan entre 1.5 y 46 mm de longitud y una no hacen miel, tienen abejas sociales y
biomasa que va desde un miligramo hasta solitarias.

205
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Capítulo 4

fluencia del Corredor Biológico Mesoameri­


cano (Conabio, 2007).
En Quintana Roo, 3 600 productores de
234 comunidades se dedican a la actividad
apícola. Integran 22 organizaciones sociales
de apicultores, que cuentan con cerca de
93 230 colmenas, 26 centros y subcentros
de acopio, de los cuales 14 son de la inicia­
tiva privada y 12 de organizaciones sociales
(Sedari, 2003).
Las abejas sin aguijón, como la abeja
Melipona beecheii (xunan kab, en maya),
debido a su comportamiento específico de
pararse en la flor y vibrar los músculos sin
mover las alas, son capaces de polinizar al­
gunos cultivos (el jitomate y algunas cala­
bazas) y ciertos árboles y plantas silvestres
que solamente así pueden ser polinizados y
propagados.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
En la región, los meliponicultores brin­
dan un lugar especial a la abeja xunan kab,
pues buena parte de sus ritos y observan­
ImportancIa producción. Dentro del sector pecuario de
cias religiosas están relacionadas con esta
Quintana Roo, la apicultura sigue siendo
abeja. La miel es el producto más impor­
La riqueza florística de la Península de Yu­ importante puesto que la miel se obtiene en
tante de la colmena, pues alcanza un costo
catán, aunada a la tradición cultural por las buenas cantidades con un promedio apro­
de 400 pesos el litro. El cerumen también
abejas, hace de la apicultura una actividad ximado de tres mil toneladas anuales (Sán­
es colectado y utilizado para la elaboración
común entre los pobladores rurales. Como chez y Colli­Ucán, 1992), con una derrama
de velas, las cuales son utilizadas en las ce­
práctica complementaria representa una económica de 60 millones de pesos. Se
remonias religiosas. Esta abeja forma parte
fuente de ingreso extra para los apiculto­ considera que más de 70 % de esta ac­
importante de la religión, la medicina y la vi­
res, aun cuando es considerada como una tividad en el estado de Quintana Roo se
da diaria de los habitantes de la región.
actividad extractiva sin diversificación de la encuentra ubicada en áreas focales y de in­
Actualmente se conoce que las abejas
sociales, solitarias y parásitas del estado
de Quintana Roo, visitan alrededor de 280
especies de flores.

En Quintana Roo se
obtiene un promedio
de tres mil toneladas
anuales de miel,
con una derrama
económica de 60
millones de pesos
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

206
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Fauna / Invertebrados terrestres

Las abejas sociales, solitarias y parásitas visitan alrededor de 280 especies


de flores en Quintana Roo

Coelioxys sp. Centris analis Eulaema polychroma Exaerete smaragdina


smaragdina
Fotos: Wilberto Colli­Ucán

en géneros y especies, y la familia Andre­ amenazas para su conservacIón


nidae la menos representada, con sólo una
especie. Los insectos polinizadores han ejercido
siempre su labor silenciosa de polinizar
DIstrIbucIón tanto la flora natural como los cultivos,
han prodigado su función benefactora en
Según Ayala y colaboradores (1993), la dis­ ambos casos. Pero la situación parece
tribución de las abejas en el país se ha di­ haber cambiado, debido a la disminución
vidido en cinco regiones de acuerdo con progresiva de estos insectos. La presión
las provincias bióticas en donde se encuen­ humana en forma de destrucción de hábi­
Melipona beecheii tran: región xérica, regiones mésica y mon­ tats o en la aplicación de insecticidas, pes­
Foto: Wilberto Colli­Ucán taña, región subtropical, región tropical y ticidas y herbicidas, ha provocado la dis­
Baja California. minución de las poblaciones de algunos de
La Península de Yucatán se encuentra en estos polinizadores durante las últimas dé­
DIversIDaD la región tropical, está cubierta por un bos­ cadas. Merecen especial atención las pobla­
que tropical perennifolio y subperennifolio, ciones silvestres y domesticadas de abejas
En total, se reconocen nueve familias de y su apifauna posiblemente sea la menos xunan kab que se han visto afectadas por
abejas (Danforth y colaboradores, 2006). conocida. Esta área no parece tener la mis­ la deforestación, la presencia de la abeja
Seis de estas familias están presentes en ma riqueza de abejas que la región subtro­ africana y la pérdida del conocimiento de
México (Andrenidae, Apidae, Colletidae, pical (Ayala, 1988), y es aún menos diversa su manejo (Cairns y colaboradores, 2004;
Halictidae, Megachilidae y Melittidae), las que la de Centroamérica. La Península de Villanueva­G. y colaboradores, 2005).
cuales se encuentran agrupadas en 151 gé­ Yucatán en particular tiene poca diversidad La urbanización y la transformación de
neros y 1 387 especies (Ayala y Griswold, de abejas (Roubik y colaboradores, 1991). terrenos ejidales en agrícolas o ganaderos
1988; Ayala y colaboradores, 1996). Para la Graenicher (1930) menciona que podría ser provocan la destrucción continua de los há­
Península de Yucatán hay aproximadamen­ resultado del suelo superficial, semejante bitats naturales de las abejas nativas, ya que
te 150 especies. a lo que ocurre en la Península de Florida. muchas de ellas anidan en el suelo, y todas
Para Quintana Roo se han identificado y Los grupos de abejas más conocidos son las operaciones que implican mover la tierra
determinado cinco familias: Apidae con 26 Augochlorini, Euglossini, Meliponini, y con maquinaria conllevan a que se eliminen
géneros y 46 especies; Andrenidae con sólo los géneros como Tetrapedia, Paratetra­ gran cantidad de individuos y colonias. Por
un género y una especie, Colletidae con pedia, Monoeca y Epicharis. Los taxones otra parte, se reducen las áreas con la flora
tres géneros y ocho especies, Megachili­ dominantes de otras regiones, como los nativa, lo cual tiene como consecuencia la
dae con siete géneros y 15 especies y Euglossini, presentan poca diversidad en disminución drástica de la fuente de alimen­
Halictidae con ocho géneros y 18 espe­ Yucatán (Roubik y Hanson, 2004). to de las abejas.
cies. Así, en Quintana Roo se tienen 88
especies siendo Apidae la familia más rica

207
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Capítulo 4

La miel es el producto más importante de


la colmena, pues alcanza un costo de 400 pesos el litro

Cuadro 1. Especies de la familia Apidae que se distribuyen en el estado de Quintana Roo

Apis mellifera scutellata Lepelet Lestrimelitta niitkib


Bombus medius Melipona beecheii fulvipes
Centris analis Melipona yucatanica
Centris meaculpa Melitoma mudicauda
Centris nitida Monoeca aff. mexicana
Centris trigonoides Nannotrigona perilampoides
Ceratina (Calloceratina) 2 spp. Paratetrapedia calcarata
Ceratina (Crewella ) 1 sp. Paratetrapedia moesta
Ceratina subgéneros no det. 2 spp. Partamona orizabaensis
Cephalotrigona zexmeniae Peponapis limitaris
Eufriesea concava Plebeia frontalis
Eufriesea mexicana Plebeia parkeri
Eulaema cingulata Plebeia pulcra
Eulaema polychroma Scaptotrigona pectoralis
Euglossa imperialis Trigona corvina
Euglossa townsendi Trigona fulviventris
Euglossa virisidissima Trigona fuscipennis
Euglossa variabilis Trigona nigerrima
Exaerete smaragdina Trigonisca maya
Exomalopsis (Exomalopsis) aff. boharti Trigonisca pipioli
Frieseomelitta nigra Triepeolus sp.
Gaeschisia exul Xylocopa frontalis

Especies de la familia Andrenidae que se distribuyen en el estado de Quintana Roo

Heterosaurus (Pierosaurus) sp

Especies de la familia Colletidae que se distribuyen en el estado de Quintana Roo

Colletes arizonensis Hylaeus knabi


Colletes aff.. aztecus Hylaeus quadratifera
Colletes sp. Hylaeus mexicanus
Colletes aff. gypsicollus Ptiloglossa sp.

208
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Fauna / Invertebrados terrestres

Especies de la familia Megachillidae que se distribuyen en el estado de Quintana Roo

Anthodioctes gualanense Megachile azteca


Anthidiellum apicale Megachile (Chelostomoides) cuadridentata
Coelioxys chichimeca Megachile exaltata
Coelioxys cisnerosi Megachile (Pseudocentron) sp.
Coelioxys gonaspis Megachile (Ptliosaurus) aff.aurantipennis
Dolichostelis costalis Megachile totonaca
Hypanthidium yucatanicum Megachile zaptlana
Heriades sp

Especies de la familia Halictidae que se distribuyen en el estado de Quintana Roo

Agapostemon nasuta Augochlora 2 spp.


Augochlora albiceps Caenaugochlora aff. tonsilis
Augochlora aurifera Dialictus 5 spp.
Augochlora metallica Halictus ligatus
Augochlora nigrocyanea Pereirapis caucasicus
Augochlora quiriguensis Pseudaugochloropsis graminea
Augochlorella pomoniella

Estado de conservación

-
Algunas de las acciones que se pueden tomar para la con­
servación de las abejas son: crear nuevas áreas naturales
protegidas, evitar incendios forestales, llevar a cabo un ma­
nejo adecuado de las selvas que permita ofrecer hábitats y
suficientes recursos nectaríferos y poliníferos a las abejas,
y tratar de evitar el uso inadecuado de insecticidas y pes­
ticidas que son fatales para las abejas. En las selvas poco
perturbadas del estado todavía podemos encontrar algu­
nas colonias silvestres de la abeja xunan kab (Melipona bee­
cheii), pero con la tala inmoderada, los nidos naturales de
estas abejas están desapareciendo, y al no encontrar donde
anidar se van replegando hacia la selva, abandonando
amplias áreas en las que antes se distribuían (Villanueva­G.
y colaboradores, 2005a, 2005b).
Debido a la creación de áreas protegidas todavía se con­
serva buena parte de las selvas en el norte y centro del estado,
en las que aún se pueden encontrar muchas especies de
abejas; es por esta razón que debemos conservar y realizar
un manejo adecuado de nuestras selvas y bosques.

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

209
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Capítulo 4

Acciones de conservación

L
a sobrevivencia de las abejas encara importantes amenazas por la destrucción
de sus hábitats, las prácticas agrícolas, la competencia de los recursos y la in­
vasión de la abeja africana. Se requiere la protección de la flora nativa y de los
sitios de anidación, así como la reforestación de las áreas que un día se utilizaron
para el cultivo de la milpa, la caña de azúcar o la cría de animales vacunos. Estas Las tribus de Apini (abejas
medidas pueden incluir modificaciones de las prácticas agrícolas para preservar de miel), Meliponini (abejas
los nidos. sin aguijón) y Bombini
Las abejas nativas son de suma importancia en los ecosistemas naturales dada
su función como polinizadores; son fundamentales (grupo clave) en la longevidad (abejorros) son las únicas
de las comunidades naturales (Soulé, 1990). Estos insectos requieren atención es­ que elaboran miel
pecial para conocer su ecología y distribución actual, esto podría utilizarse como
herramienta para desarrollar esquemas efectivos de manejo y conservación de há­
bitats amenazados (Ayala, 1996).

Literatura citada

• Ayala, R. 1988. Las abejas silvestres de Chamela, Jalisco, Méxi­ • Michener, C. D. 1965. A classification of the bees of the Aus­
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210
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Fauna / Invertebrados terrestres

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tan peninsula. Bee World 86(2):35­41.

Acerca de los autores


DaviD roubik Doctor en Entomología por la Universidad de Kansas, estudió el im­
Especialidad: Ecología, taxonomía e pacto global de las abejas africanas en la América tropical; se graduó
historia natural de las abejas tropicales como biólogo en la Universidad de Oregon, Estados Unidos. Ha in­
Institución: Instituto Smithsonian de vestigado en las áreas de apifauna y ecología en Guyana Francesa,
Panamá Gabón, Brunei, Ecuador, la Península de Yucatán y Panamá. Es investi­
E­mail: [email protected] gador de tiempo completo del Instituto Smithsonian en Panamá (stri)
desde 1979. Es autor de más de 170 trabajos científicos y ha pro­
ducido nueve libros, entre ellos: Ecología e historia natural de abejas
tropicales y Abejas de las orquídeas de América Tropical: Biología y
guía de campo. También ha producido documentales para la televi­
sión, incluyendo uno premiado como la mejor película educativa en el
mundo de historia natural, Beeman, realizado con National Geographic
en 1995. Actualmente es profesor adjunto de la Academia China de
Ciencias, Xishuangbanna Tropical Botanical Gardens.

WilbErto colli-ucán Licenciado en Administración de Sistemas Agropecuarios en el Instituto


Especialidad: Apicultura, meliponicultura Tecnológico Agropecuario Núm. 16 en Juan Sarabia, Quintana Roo. Es
y melisopalinología técnico titular de Ecosur, donde ha trabajado por 14 años. Cuenta con
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal un artículo de investigación, cinco capítulos de libros y tres artículos
E­mail: [email protected] de divulgación científica. Ha realizado colectas de abejas durante los
últimos 14 años. Es experto en el manejo de la abeja africana Apis me­
llifera y la abeja xunan kab (Melipona beecheii). Imparte cursos de api­
cultura y meliponicultura, principalmente acerca de la transferencia y
división de las colonias de la abeja xunan kab. Ha diseñado colmenas
racionales para esta especie de abeja.

rogEl villanuEva-gutiérrEz Biólogo por la Universidad de las Américas, maestro en Ciencias por el
Especialidad: Ecología y conservación Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos y doc­
de las abejas en la Península de Yucatán, tor en Biología por la Universidad de Gales, Reino Unido. Realizó un
palinología y apicultura posdoctorado en Nueva Escocia, Canadá. Es investigador titular en
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal Ecosur, donde ha realizado varios proyectos sobre las interacciones
E­mail: [email protected] de las abejas africanas, las abejas sin aguijón y las solitarias con la
vegetación. Hizo un estudio sobre el impacto que ejercen los hura­
canes sobre la apicultura de la Península de Yucatán. Es autor de 18
publicaciones científicas, cinco libros y seis capítulos. Actualmente
tiene un proyecto sobre el rescate de la abeja Melipona beecheii y la
meliponicultura.

211
Abejas sociales, solitarias y parásitas
Capítulo 4

Hormigas del suelo

Juan Antonio Rodríguez Garza

L
as hormigas pertencen a la familia
Formicidae. Junto con las abejas y
las avispas se ubican en el orden de
los himenópteros y constituyen un
grupo muy común de insectos. Vi­
ven en sociedad, es decir, no pueden vivir
solas; habitan en el suelo o bajo piedras,
en ramas secas o en cualquier estructura
hueca que les ofrezca el ambiente para for­
mar sus nidos, donde conviven y laboran
en grupos familiares, por lo que son llama­
dos insectos sociales. Por lo regular, en un
nido de hormigas se pueden observar las
diferentes etapas de su desarrollo: hue­
vos, larvas, pupas y adultos. En el ambien­
te científico a las hormigas en su conjunto
se les denomina mirmecofauna.
Los adultos pueden ser sexuados, pe­
ro a diferencia de la reina y los machos,
que tienen capacidad de reproducción, las Foto: Roger Braga
hormigas obreras son hembras estériles;
Hormiga arriera en la Bahía de Chetumal
estas últimas son la forma mejor conoci­
da de hormiga, sus características morfo­
lógicas son de fácil reconocimiento, pero en la vida de la colonia es la presencia de que nacen quedan “castradas” químicamen­
hay que tener cuidado de no confundirlas sexuados alados, pues hembras y machos te y sólo en determinado momento de la
con algunas avispas ápteras (sin alas), que no siempre aparecen al mismo tiempo en vida de la colonia volverán a presentarse
viven solitarias y son marcadamente ater­ la misma colonia; cuando la colonia es los sexuados (Hoelldobler y Wilson, 1990).
ciopeladas, pero muy parecidas a las hor­ joven abundan las hembras, pero confor­ Hasta el año 1995 se habían descrito
migas. me envejece aparecen los machos. Las 9 538 especies de hormigas (Alonso y Agos­
La vida en la colonia es regida por la rei­ colonias viejas pueden producir solamente ti, 2000), seguramente este número ya ha
na, quien dirige las actividades de las obre­ machos; es una forma interesante de evitar sido rebasado; en la Península de Yucatán
ras mediante sustancias químicas (Hoelldo­ el “incesto”. se han registrado poco más de 120 espe­
bler y Wilson, 1990). Un momento crucial Después de la cópula el macho muere, cies (30 % de lo calculado); los primeros re­
mientras que la hembra forma una nueva gistros fueron para Yucatán y Campeche,
colonia; ella guarda en una bolsa especial destaca el trabajo de Wheeler (1938). A
Las hormigas, las el semen que recibió del macho y de es­ finales del siglo xx y principios del xxi se
abejas y las avispas ta manera fecunda los huevos que expulsa
durante toda su vida. Los huevos contienen
realizaron numerosas colectas y se han pu­
blicado trabajos a través de los cuales la
corresponden al orden la carga genética de ambos sexos y pro­ mirmecofauna (fauna de las hormigas) de
ducen hembras, si los huevos no son fe­ Quintana Roo es mejor conocida (DeJean y
de los himenópteros cundados producen machos; las hembras colaboradores, 1995; Durou y colaboradores,

212
Hormigas del suelo
Fauna / Invertebrados terrestres

2002; García Moreno y colaboradores, 2003;


Rodríguez­Garza, 2005 y 2007; Rodríguez­ Las hormigas más comunes en la Península de Yucatán son la
Garza y Suárez, 2004 y 2006), al igual que rojinegra, la arriera y las que habitan en las acacias
la de Campeche (Chan­Cocom, 2004; Rodrí­
guez­Garza, 2005; Rodríguez­Garza y Suá­ tronco (tórax 10 cintura (tórax + 2º y 3º
rez, 2004). + 1º segmento
14
Las hormigas más comunes y mejor co­ segmentos abdominales)
abdominal) 11 15
nocidas en la Península de Yucatán son: 20
16 18
la rojinegra de los árboles (Camponotus 12 21
planatus), la arriera (Atta cephalotes), ade­ 13
más de las hormigas (Pseudomyrmex) 17 22
que habitan las espinas de una especie 19
24
de Acacia llamada subim. Las hormigas se cabeza
2 3
ubican en diferentes partes del ecosiste­ 1
23
ma, pero en especial las del suelo y sub­ 4
suelo son las más desconocidas.
5

( (
7
6 8 25
En la Península de
9
Yucatán se han gáster
Figura 1. Cabeza, tronco, cintura y gáster de una hormiga. 1. Funículos, 2. Escapo, 3. Área
registrado 120
Occipital, 4. Ojo, 5. Clípeo, 6. Labro, 7. Labio, 8. Mandíbula, 9. Palpos, 10. Pronoto, 11. Propleura,
especies de hormigas 12. Mesonoto, 13. Metanoto, 14. Espina, 15. Epinoto (o Propodeo), 16. Espiráculo, 17. Metapleura,
18. Pecíolo, 19. Lámina del pecíolo, 20. Espiráculo, 21. Postpecíolo, 22. Lámina del postpecíolo,
23. Primer esternito del gáster, 24. Primer terguito del gáster, 25. Aguijón
ImportancIa
La participación de las hormigas en el se alimentan de cierto grupo de insectos además, la mayoría de las especies tienen
ecosistema es importante, debido a que muy diminutos que viven entre la hoja­ la ventaja de la inamovilidad de sus nidos,
participan en detrimento o beneficio de di­ rasca (colémbolos principalmente); otros por lo que resultan un grupo ideal para es­
ferentes organismos (Andersen y Sparling, grupos de hormigas, como las dacetinas o tablecer un programa de monitoreo (Agosti
1997; Agosti y colaboradores, 2000; basicerotinas, son depredadores que regu­ y colaboradores, 2000); sin embargo, lo pe­
Dostál y colaboradores, 2005; Hoelldobler lan la población de sus presas. queño de su tamaño y el desconocimiento
y Wilson, 1990; Horvitz y Beattie, 1980), Sus relaciones con microorganismos re­ que aún existe en las áreas tropicales de­
en la remoción de diferentes tipos de sultan también interesantes, ya que pueden salientan a quienes no pueden identificar
sustratos (Gabet y colaboradores, 2003) y favorecer la dispersión de bacterias fijado­ con facilidad a éstos u otros insectos.
en la acumulación de un nutriente especí­ ras del nitrógeno (Dauber y colaboradores,
fico en ciertos puntos del ambiente, que
propicia el crecimiento de determinadas
especies de plantas (Douglas, 1994; Klein­
feldt, 1978; Seidel y colaboradores, 1990);
no es de sorprender que un sitio que fue
2001); las hay que utilizan hongos para
degradar la celulosa de los tejidos vegetales
o heces fecales para poder alimentarse
(este hongo es su único alimento). Algunas
especies de hormigas se alimentan sólo
( Las hormigas obreras
son hembras estériles (
habitado por una colonia de hormigas sea con semillas; otras, de las secreciones DIversIDaD
el único lugar donde se desarrolle algún dulces emitidas por pulgones, e incluso
tipo de planta (Kleinfeldt, 1978). llegan a proteger a estos insectos de los El número de especies que existen en
En forma natural las hormigas se ali­ parasitoides o depredadores (Phillips y México continúa siendo impreciso; los
mentan de un sinfín de recursos, con ello Willis, 2005; Hoelldobler y Wilson, 1990), trabajos que existen (Kempf, 1972; Smith,
participan de manera muy activa en el flujo también los trasladan a las raíces de las 1979; Brandao, 1991; Rojas, 1996) ofre­
de nutrientes (Carroll y Janzen, 1973). Exis­ plantas durante la temporada de secas. cen una lista de alrededor de 600 espe­
ten especies que sólo consumen un tipo Por lo antes señalado se puede apreciar cies. En Quintana Roo se pueden encon­
de alimento, por ejemplo, Leptogenys con­ la enorme importancia que este grupo de trar seis subfamilias, que incluyen 54
sume cochinillas de la humedad y algunas insectos representa para los ecosistemas; géneros y 140 morfoespecies.

213
Hormigas del suelo
Capítulo 4

duce el número de especies drásticamente casas. En los jardines públicos y algunas


En Quintana Roo se (MacKay y colaboradores, 1991). partes deforestadas se pueden encontrar
Otro problema es el de las especies la Solenopsis geminata y la Pheidole me­
pueden encontrar seis invasoras, que al conjugarse con la situa­ gacephala, la primera mejor conocida por
subfamilias, 54 géneros y ción anterior encuentran sitios propicios su picadura y por formar domos de tierra.
para su mejor establecimiento, ocasionan­
140 morfoespecies do una serie de problemas al ambiente DIstrIbucIón
(Mooney y Cleland, 2001). La subfamilia
más común es la Myrmicinae con más de Si consideráramos el estado dividido en
Existen estudios sobre la dinámica de las la mitad de los géneros (28), y casi 65 % de tres regiones con igual superficie: norte
poblaciones de hormigas que habitan epífi­ las especies pertenecen a esta subfamilia centro y sur, y de acuerdo con las locali­
tas en Sian Ka’an (DeJean y colaboradores, (95 especies), le sigue la Ponerinae con 14 dades en las que existen registros de es­
1995), sobre las que habitan en manglares géneros y 35 especies. Entre las especies pecies de hormigas, veríamos que hay una
en Puerto Morelos (Durou y colaboradores, invasoras pueden observarse: la hormiga disminución de especies en el norte, y que
2002) y las que viven en orquídeas en la dulcera; pálida de cabeza negra (Tapinoma el sur es la zona más rica tanto en especies
ribera del Río Hondo (Suárez­Vásquez, 2006), melanocephalum), que se presenta en dife­ como en géneros. Algunas especies, como
pero estudios más puntuales sobre la biolo­ rentes partes del estado, afortunadamente Strumigenys cordovensis, se encontraron
gía o dinámica poblacional de las especies es más común en áreas urbanas, llega a en un solo lugar (San Felipe Bacalar), mien­
del suelo no los hay. No se puede asegurar introducirse en los frascos de alimentos; tras que otras, como Wasmannia auro­
que existan especies en situación de ries­ la hormiga “patilarga negra” (Paratrechyna punctata, están prácticamente en todo el
go, aunque se sabe que la deforestación re­ longicornis), también muy común en las estado.

El sur de Quintana Roo es la zona más rica en especies y géneros de hormigas

Amenazas para su conservación

L
a alteración y la pérdida de la cubierta vegetal son las poco a poco a la mirmecofauna local. Es difícil atender un
causas principales de que haya pocas especies en de­ área en especial, pero el norte del estado, especialmente
terminadas áreas, así como la introducción de especies la costa, resulta ser una zona muy vulnerable a especies
exóticas que son más agresivas y cuya biología compite más exóticas, excepto por el jardín botánico de Puerto Morelos,
efectivamente, lo que ocasiona diversos problemas (Mooney que conserva la mejor mancha forestada, así como la reserva
y Cleland, 2001), como cambios en los flujos de materia del de El Edén. El uso de insecticidas es otro de los problemas
ecosistema (Holway y colaboradores, 2002), que desplaza que pueden afectar a la fauna de hormigas.

La deforestación reduce drásticamente las especies de hormigas

Estado de conservación

V
arios géneros neotropicales presentan en Quintana sp. (San Felipe Bacalar) o Amblyopone degenerata (11 km al
Roo (y en general en la península) su distribución más suroeste de Mahahual). No existen trabajos que sustenten
norteña, en algunos casos existen especies suma­ que algunas especies de hormigas se encuentren en algún
mente raras como Thaumathomyrmex atrox, Acanthostichus estatus de protección.

214
Hormigas del suelo
Fauna / Invertebrados terrestres

Acciones de conservación
Para la
conservación

S
in duda alguna, las áreas con vegetación casos de vehículos que suelen ser el hogar de
mejor preservada presentan una mirme­ algunas especies de hormigas. de los insectos
cofauna más diversa, por lo que las prin­ Debe impulsarse la difusión del beneficio que
no se requieren
cipales acciones deberán encaminarse hacia pueden aportar los diferentes grupos de insec­
la reforestación con plantas nativas de las tos (no sólo las hormigas) al ambiente; ge­ áreas muy
áreas afectadas; es importante también evitar neralmente se hace un mayor énfasis en los grandes pero sí
incendios forestales y la tala inmoderada. vertebrados. Por último, para la conservación
Los vehículos que ingresan a áreas naturales de hormigas (y otras especies de insectos) no en buen
protegidas deberían ser revisados para evitar la se requieren áreas demasiado grandes pero sí estado
llegada de fauna y flora exótica, pues existen en buen estado de conservación.

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215
Hormigas del suelo
Capítulo 4

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Acerca del autor


Juan antonio RodRíguez gaRza Biólogo por la Universidad Autónoma de Nuevo León y maestro en
Especialidad: Entomología, hormigas, Ciencias por el Colegio de Postgraduados, Montecillos, Estado de Mé­
taxonomía y faunística xico. Se dedica al grupo de las hormigas desde 1980. Fue profesor en
Institución: Universidad de Quintana Roo la Universidad Autónoma de Chiapas, Universidad de Ciencias y Artes
E­mail: [email protected] de Chiapas y actualmente es profesor­investigador de la Universidad de
Quintana Roo. Es autor de nueve artículos publicados en Entomología
Mexicana (2004­2009) y un capítulo de libro.

216
Hormigas del suelo
Vertebrados
Acuáticos
Terrestres
Vertebrados
acuáticos
• Larvas de peces
• peces
• MaMíferos Marinos
Capítulo 4

Larvas de peces
• Lourdes Vásquez­Yeomans • Uriel Ordóñez
López • Martha Valdez­Moreno • José A. Cohuó
• Diana Acevedo • Selene Morales • Margarita Ornelas

E
l ciclo de vida de la mayoría de los primordio de la pliegue de la
peces comprende cuatro etapas: aleta pectoral aleta dorsal
huevo, larva, juvenil y adulto; en
cada una operan marcados cam­
bios en la morfología, capacidades
fisiológicas y conductuales. En las etapas
tempranas de vida (como huevo y larva), y
ocasionalmente juvenil, los peces habitan
inicialmente en mar abierto, y forman parte
del ictioplancton. pigmento
Las larvas nacen de huevo, son peque­ ojo gota de
ñas (2.1 a 6.0 mm de longitud), transpa­ aceite
rentes y por lo general tienen un saco vi­
telino (reserva nutritiva) que asegura su saco vitelino
alimentación durante las primeras horas
de vida (figura 1). La etapa larval termina Figura 1. Las larvas de peces generalmente nacen con una reserva alimenticia en el
con la metamorfosis (cambios morfológi­ llamado saco vitelino, que asegura su supervivencia durante las primeras horas de vida
cos), cuando las larvas han adquirido las
características del adulto (figura 2), por lo dientes prominentes y nacen sin saco vite­ las larvas debido a su diminuta talla e in­
general ocurre una vez en la vida de los pe­ lino (figura 2c). Sufren dos metamorfosis a maduro desarrollo, lo que en cierta medida
ces, excepto para las larvas del superorden lo largo de su vida. La primera cuando las explica las elevadísimas tasas de mortali­
Elopomorpha, a las que pertenecen las an­ larvas alcanzan una talla larval máxima (60­ dad (>95 %) durante la vida larval.
guilas y sábalos, entre otros, y a las que es 65 mm). A partir de este momento se ini­
común que se le conozca como leptocéfa­ cia una reducción en la talla (encogimiento) ImportancIa
las, que significa cabeza delgada. que concluye aproximadamente entre los
Las larvas leptocéfalas tienen el cuerpo 28­30 mm (momento de la segunda meta­ Las larvas de peces cumplen importantes
comprimido lateralmente en forma de ho­ morfosis), cuando se han definido las carac­ funciones ecológicas y evolutivas. Para nu­
ja o cinta, cabeza muy pequeña y delgada, terísticas del adulto. merosas especies, las larvas contribuyen a
La mayoría de las larvas de peces óseos, extender o mantener la distribución geográ­
sobre todo los marinos, es morfológica­ fica de una población; así, son un necesario
mecanismo para la mezcla genética.
El estadio larval mente muy diferente de los adultos (figu­
En las primeras investigaciones, las lar­
ra 2), a tal grado que algunas larvas fueron
contribuye a mantener o descritas como nuevos géneros (Moser, vas de peces fueron consideradas partículas
inertes por el solo hecho de formar parte
extender la distribución 1981). En general, las larvas y los adultos
del plancton. Sin embargo, a la larga, esta
ocupan hábitats y profundidades distintas,
geográfica de ciertas presentan comportamiento diferente, sus suposición (reducirlas a categoría de ani­
males pasivos) resultó un grave error que
especies y facilita el presas y depredadores son también dife­
llevó a plantear su ecología como un asun­
rentes; sin embargo, excepto en la repro­
intercambio genético ducción, las larvas enfrentan los mismos to demasiado simple o de menor impor­
tancia (Leis, 2006), cuando en realidad son
entre poblaciones retos que los adultos para la supervivencia
componentes interactivos del ecosistema,
diaria, desafíos que son aún mayores para

220
Larvas de peces
Fauna / Vertebrados acuáticos

La etapa larval termina cuando las especies empiezan a parecerse a un adulto pequeño,
proceso denominado metamorfosis, que por lo general ocurre una vez en la vida de los peces

Sardina

a b

3.8 mm
juvenil 38 mm

Macabí

c d

58 mm
adulto 42 cm

Mero

e f

juvenil 48 mm
5.8 mm
Figura 2. Larvas juveniles y adulto de sardina (a y b), macabí (c y d) y mero (e y f)

tanto que en ocasiones llegan a regular las plo, las larvas de la familia Myctophidae se puede explicar de la siguiente manera:
poblaciones de zooplancton, pero al mismo (peces linterna) con cerca de 250 especies, las larvas de peces de interés comercial
tiempo son reguladas por otros miembros son los peces de media agua mejor estu­ atraviesan un periodo crítico de alta morta­
de la comunidad pelágica (quetognatos, me­ diados. Actualmente se pueden identificar lidad, de tal manera que cambios sutiles
dusas y otros peces). 28 de los 30 géneros, utilizando caracteres en la sobrevivencia larval pueden afectar
Las larvas de peces también son impor­ larvales (Moser, 1981). significativamente el número de las pobla­
tantes en estudios de sistemática. Hay ex­ Y aunque por lo regular no se les conce­ ciones adultas para la pesca. Esto motivó
tensas revisiones que enfatizan el valor de de importancia económica, de las larvas de­ que desde los primeros años del siglo xx,
los caracteres larvales en la taxonomía y filo­ penden los adultos que sostienen los recur­ los biólogos pesqueros reconocieran que
genia de varias familias de peces. Por ejem­ sos pesqueros de nuestro estado. Esto la fase larval es un componente clave por

221
Larvas de peces
Capítulo 4

su influencia en la magnitud anual de las


clases explotables. En la zona norte se encontraron
La información sobre larvas de peces
es esencial, por ejemplo, para determinar
213 especies, y 151 en la zona centro­sur
áreas y estaciones de desove y recluta­
miento (incorporación de nuevos organis­
mos a la población) de las especies tanto Ophichthidae 26
de importancia pesquera como ecológica.
En este sentido, a lo largo de las costas de Carangidae 19
Quintana Roo, prácticamente de la parte
central, donde se localiza la Bahía de la As­ Myctophidae 16
censión y hasta el sur, frente a Xcalak, se
han registrado 34 sitios de agregaciones Syngnathidae 16
reproductivas de peces de importancia co­
Haemulidae
mercial, como pargos y meros (Sosa­Cor­ 11
dero y colaboradores, 2002).
Scombridae 10
En consecuencia, a lo largo del año (de
acuerdo con las fases lunares), en numero­
Lutjanidae 9
sos y bien definidos puntos geográficos de
la costa, se registran agrupaciones masivas
Labridae 8
de peces, en las que numerosas especies
se reúnen estacionalmente para reprodu­
Gobiidae 7
cirse. Esto implica una intensa emisión de
huevos y larvas en fechas y puntos cono­
Serranidae 7
cidos de antemano; lo que se traduce más
tarde en eventos de reclutamiento, es de­ 7
Pomacentridae
cir, en la adición de individuos jóvenes a la
población adulta, a lo largo de la costa, de 0 5 10 15 20 25 30
manera que las poblaciones locales sean
Número de especies
reabastecidas por medio de este proceso.
Figura 3. Familias de peces con mayor número de especies con estadio larval para
Quintana Roo
DIversIDaD
El conocimiento de los peces se basa prin­ Estas 329 especies constituyen un avance pargo Lutjanus, con seis especies y los pe­
cipalmente en los caracteres de los adul­ aproximado de 30 % respecto a lo reporta­ ces pipa Syngnathus, con cinco especies.
tos. Por esta razón, cualquier estudio con do en un estudio previo (Schmitter­Soto y
larvas de peces, ya sea ecológico, pesque­ colaboradores, 2000). DIstrIbucIón
ro, oceanográfico o sistemático, se ve limi­ Por otro lado, estas 329 especies de pe­
tado por la falta de descripciones larvales ces en estado larval representan 19 % de las Si bien las larvas de peces se distribuyen
que garanticen la exacta identificación. Hay especies de peces registradas para la región en todos los cuerpos de agua de Quintana
muchas características importantes para del Atlántico Central Oeste (aco) y 47.7 % de Roo, este estudio se enfoca en larvas de
identificar: los patrones de pigmentación las especies de las que sí se conocen sus peces de ambientes costeros, arrecifales
resultan esenciales a niveles de género y estadios larvales (Richards, 2006). y oceánicos, con información de dos fuen­
especie; los caracteres merísticos (conteo Las familias con mayor riqueza son los tes: muestreos en campo (la gran mayoría
de estructuras) y morfométricos (medicio­ tiesos (Ophichthidae), los jureles y pámpa­ de las especies) y revisión de literatura.
nes), incluso los genéticos son también de nos (Carangidae), las linternillas (Myctophi­ El mayor número de especies de larvas
gran utilidad. dae), peces pipa y caballitos de mar (Syng­ (213) fue registrado en la parte norte del
Se reconocen las larvas de 87 familias nathidae), los roncos (Haemulidae), las estado, específicamente en la localidad de
de peces representadas por 329 especies, macarelas (Scombridae), doncellas (Labri­ Puerto Morelos. Para el centro y sur de Quin­
esto significa 55.7 % de los peces mari­ dae) y pargos (Lutjanidae) (figura 3). Entre tana Roo se tienen 151 especies que pro­
nos óseos registrados para Quintana Roo; los géneros más diversos se encuentran ceden de varias localidades. La Bahía de la
14.8 % nacional y 1.7 % a nivel mundial. el ronco Haemulon, con ocho especies, el Ascensión, ubicada en la costa centro del

222
Larvas de peces
Fauna / Vertebrados acuáticos

Los recursos pesqueros de Quintana Roo dependen de las larvas

Puerto
Morelos 213

( (
Bahía
97
Ascensión

Bacalar
Chico
69 La información
sobre distribución y
Oceánicas 49 abundancia de larvas
de peces proporciona
Banco
30 datos sobre áreas y
Chinchorro
épocas de desove, y
Mahahual 31
de reclutamiento de
Bahía especies
Chetumal 7

0 50 100 150 200 250


Número de especies
Figura 4. Localidades de Quintana Roo con registros de especies de peces en estadio larval

estado, tiene 97 especies y en el sur la má­ Los sistemas costeros tropicales, carac­ incluye a una fracción que no se ha repro­
xima riqueza (69) correspondió al canal de terizados por la variedad de hábitats (man­ ducido. Un clásico ejemplo ocurre en la zo­
Bacalar Chico y laguna arrecifal adyacente glares, pastos marinos y arrecifes) y su alta na sur de Quintana Roo con la pesquería del
(figura 4). En la zona norte se encontraron productividad, proporcionan alimentación mero criollo, Epinephelus striatus.
129 especies exclusivas de ella y 67 en la y refugio a una enorme variedad de especies
zona centro­sur. Un total de 84 especies en sus etapas tempranas. Destacan valiosas Huracanes
fueron compartidas por ambas zonas. especies de importancia económica como
los pargos (Lutjanidae), meros (Serranidae) Representan una seria amenaza para los
amenazas para su conservacIón y los roncos (Haemulidae). Por tanto, la al­ huevos y larvas, ya que provocan la pérdi­
teración o destrucción de estos hábitats da o alteración de sus hábitats críticos. Se
Alteración del hábitat tiene consecuencias incalculables desde considera que el incremento reciente de la
el punto de vista ecológico y económico. frecuencia e intensidad de los huracanes
La mayoría de los peces ocupa hábitats está relacionado con los grandes cambios
en una estrecha franja que corre a lo largo climáticos. Los huevos y larvas de peces
La sobrepesca
de la costa. Por tanto, la principal amena­ pueden servir como centinelas para alertar
za que enfrentan las larvas está relaciona­ Amenaza latente que impacta “indirecta­ sobre los cambios en diferentes niveles de
da con la pérdida y alteración de hábitats mente” a los estadios tempranos de vida de organización biológica. Por ejemplo, en el
costeros por el turismo o la pesca. Larvas, ecosistema, si las larvas no llegan a sus há­
los peces. Es indirecto porque actúa a tra­
huevos y juveniles son especialmente vul­
vés de la población adulta, cuya disminu­ bitats apropiados indican alteraciones en el
nerables a la alteración del hábitat, cam­
ción se traduce en una menor producción proceso de retención y transporte, lo cual
bios en la calidad del agua y presencia de
de huevos y larvas. Los peces más grandes puede ser provocado por cambios en los
contaminantes.
son el objetivo de la pesca comercial, lo que patrones climáticos globales.

223
Larvas de peces
Capítulo 4

Estado de conservación

L
a mayoría de los estudios de poblaciones y tendencias Para algunas de las familias de peces de importancia comer­
de abundancias larvales se refieren básicamente a listas cial, por ejemplo los pargos (Lutjanidae), meros (Serranidae) y
de especies que muestran algunos patrones espaciales y tem­ barracudas (Sphyraenidae), no es posible apreciar tendencias
porales limitados. Sin embargo, de acuerdo con esa información debido a las bajas abundancias larvales que caracterizan a es­
se aprecia que las familias de peces que son base de la cade­ tas familias. Esto no quiere decir que sus poblaciones estén
na trófica, como las sardinas (Clupeidae), anchoas (Engraulidae) disminuidas, más bien es resultado de una combinación de fac­
y tinícalos cabezones (Atherinidae), han mantenido sus niveles tores que van desde las metodologías de muestreo hasta las
poblacionales desde los primeros estudios (1990) hasta la fecha. estrategias reproductivas distintivas de cada especie.

Las 250 especies de larvas de la familia Myctophidae (peces linterna)


se pueden identificar utilizando caracteres larvales

Acciones de conservación

Q
uintana Roo cuenta con 16 áreas naturales protegi­ vos que permitan la incorporación de nuevos individuos a la
das (anp), que representan casi 25 % del territorio población.
(1 288 000 ha); de éstas, diez anp incluyen áreas cos­ Los científicos tienen que establecer las bases para que los
teras, lo cual garantiza en cierta medida la vigilancia sobre los tomadores de decisiones implementen planes de manejo ra­
recursos pesqueros. Aunque ya existen medidas precautorias cionales para las pesquerías. Por otro lado, las anp son desig­
para algunos recursos pesqueros, es necesario reforzarlas. nadas para la protección de sitios de alta biodiversidad por
Los peces son recursos renovables. Como producto de la contener una diversidad de hábitats esenciales para los ciclos
reproducción anual, las poblaciones locales compensan las de vida de una gran cantidad de especies. Para las larvas de
pérdidas por mortalidad natural o por pesca; pero también son peces, los pastos marinos, manglares y arrecifes de coral son
recursos vulnerables a la captura excesiva. Por ello, es indis­ hábitats de vital importancia, por ello es necesario reforzar su
pensable asegurar la continuidad de los eventos reproducti­ protección y cuidado.

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224
Larvas de peces
Fauna / Vertebrados acuáticos

Acerca de los autores


Lourdes vásquez-YeoMans Biológa por la Universidad Autónoma de Baja California y maestra en
Especialidad: Taxonomía, ecología y Ecología Marina por el Centro de Investigación Científica y de Educa­
técnicas moleculares en larvas de peces ción Superior de Ensenada, Baja California. Trabajó ocho años en el
marinos Centro de Investigaciones de Quintana Roo. Responsable de la Colec­
Institución: ecosur, Unidad Chetumal ción de larvas de peces marinos de ecosur, al igual que de tres pro­
E-mail: [email protected] yectos: Conacyt, Conabio y del proyecto binacional noaa-usa y ecosur.
Cuenta con 15 trabajos nacionales e internacionales publicados y dos
tesis de licenciatura dirigidas. Actualmente cursa el doctorado en
Ciencias Marinas, en el Cinvestav/Unidad Mérida.

urieL ordóñez López Estudió la licenciatura y maestría en la Universidad Nacional Autónoma


Especialidad: Taxonomía y ecología de de México. Es profesor responsable de los cursos de Plancton Marino y
zooplancton e ictioplancton de sistemas Oceanografía Biológica en el Centro de Investigación y Estudios Avan­
costeros y marinos zados (Cinvestav), Unidad Mérida y la Universidad Autónoma de Yuca­
Institución: Centro de Investigación y tán. Ha participado en más de 12 proyectos de investigación de Conabio,
Estudios Avanzados Conacyt, ricnb (Bélgica), Pemex, y fue jefe de campaña de varios cru­
E-mail: [email protected] ceros oceanográficos en el Golfo de México. Es responsable de la
Colección de larvas de peces marinos del Cinvestav. Ha publicado más
de 26 trabajos en revistas nacionales e internacionales y dos artículos de
divulgación. Ha dirigido 11 tesis de licenciatura y diez de maestría. Actual­
mente es candidato a doctor en Ciencias por el Instituto de Ciencias del
Mar y Limnología de la unaM y profesor­investigador del Departamento
de Recursos del Mar del Cinvestav, Unidad Mérida.

Martha eLena vaLdez-Moreno Estudió la licenciatura y maestría en la Universidad Nacional Autónoma


Especialidad: Taxonomía y sistemática, de México, y el doctorado en la Universidad Autónoma de Nuevo
osteología y biología molecular en peces León. Trabajó diez años en la Facultad de Estudios Superiores, Iztacala­
Institución: ecosur, Unidad Chetumal unaM como docente. Cuenta con aproximadamente 20 publicaciones
E-mail: [email protected] nacionales e internacionales científicas y de divulgación; dos tesis di­
rigidas a nivel licenciatura, estancias posdoctorales en la Universidad
de Guelph, Canadá. Actualmente es investigadora asociada “C” de
ecosur, Departamento de Ecología y Sistemática Acuática.

José ángeL cohuó coLLi Biólogo por el Instituto Tecnológico de Chetumal. Participó en los cur­
Especialidad: Taxonomía, ecología y sos Taxonomía de corales pétreos en el itch, Expedición oceanográfica
técnicas moleculares en larvas de peces 2002 y 2010, de la Secretaria de Marina, y en el Tercer Foro Interna­
marinos cional de Tarpón y Macabí, en mayo de 2004 en la ciudad de Veracruz.
Institución: ecosur Participó en el proyecto de Conabio sobre tanaidáceos del Caribe, peces
E-mail: [email protected] continentales, anfípodos y larvas de peces marinos. Actualmente es
técnico del proyecto binacional noaa-usa y ecosur Reclutamiento de
peces arrecifales en el Caribe mexicano, en el cual se encarga de la
separación y preclasificación de larvas de peces, toma de fotografías
para análisis genéticos, colocación y recuperación de equipo oceano­
gráfico en campo.

diana acevedo reYes Licenciada en Ecología Marina por la Universidad Autónoma de


Especialidad: Ecología marina Guerrero. Presentó un cartel científico en la semana de intercambio
Institución: ecosur académico ecosur en abril de 2008. Colabora en el proyecto binacional
E-mail: [email protected] noaa-usa y ecosur denominado Reclutamiento de peces arrecifales en
el Caribe mexicano, de mayo de 2006 a la fecha. Participa en el labora­
torio de zooplancton en tareas de separación de cladóceros y copépo­
dos, identificación de larvas de peces y en la toma de muestras para
análisis genéticos mediante técnica Barcode.

225
Larvas de peces
Capítulo 4

Acerca de los autores


seLene deL carMen MoraLes gutiérrez Pasante en Biología del Instituto Tecnológico de Chetumal. Ha partici­
Especialidad: Taxonomía, ecología y pado en el Congreso Aquamar Internacional 2002, llevado a cabo en la
técnicas moleculares en larvas de peces ciudad de Cancún, Quintana Roo, y en el Primer Congreso Residencia
marinos itch 2004 modalidad oral. Presentó un cartel científico en la semana
Institución: ecosur, Unidad Chetumal de intercambio académico ecosur en abril de 2008. De 2006 a la fe­
E-mail: [email protected] cha forma parte del proyecto Reclutamiento de peces arrecifales en
el Caribe mexicano, proyecto binacional entre noaa-usa y ecosur. Sus
actividades en el proyecto consisten en la separación e identificación
de larvas de peces, cálculo de biomasas de muestras de plancton y to­
ma de muestras para análisis genéticos mediante técnica de Barcode.

Margarita orneLas roa Licenciada en Biología por la Facultad de Ciencias de la Universi­


Especialidad: Producción secundaria, dad Nacional Autónoma de México. Ha participado en 25 congresos
taxonomía y sistemática, zooplancton nacionales e internacionales, es autora de 12 publicaciones nacionales
e ictioplancton de sistemas costeros y e internacionales y ha trabajado en 16 proyectos institucionales en co­
marinos laboración con Cinvestav, Conabio y Pemex. Entre las actividades lle­
Institución: Cinvestav, Unidad Mérida vadas a cabo figuran: la separación e identificación de larvas de peces
E-mail: [email protected] y varios grupos de zooplancton (copépodos y quetognatos) de la costa
de Yucatán y mar Caribe. Actualmente es auxiliar de investigacion del
Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), Unidad Mé­
rida.

226
Larvas de peces
Peces

Juan Jacobo Schmitter-Soto

L
a mayoría de los vertebrados son pe-
ces. Además de ser el grupo con más
especies (30 000 o más, 20 % aún
por descubrirse), es el más antiguo,
evolutivamente. De hecho, todos los
otros vertebrados, incluso los mamíferos,
no son más que una subclase derivada de
los peces.
Los peces a lo largo del tiempo han de-
sarrollado distintas estrategias para adap-
tarse a las condiciones ambientales, lo que
explica la gran variedad de formas y colo-
res. Salvo excepciones, respiran mediante
branquias toda su vida y, en general, son
ovíparos. Sus escamas son de origen dér-
mico (no epidérmico, a diferencia de los
reptiles) y sus extremidades son aletas.
Cabe distinguir a los tiburones y rayas
(elasmobranquios) de los peces óseos. El
esqueleto de estos últimos está compues-
to sobre todo por calcio y tienen una sola
abertura branquial. Los elasmobranquios
presentan un esqueleto cartilaginoso y ge- Pez ángel / Pomacanthus­arcuatus
neralmente cinco o más aberturas bran- Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
quiales.
Su ciclo de vida puede transcurrir en el ImportancIa Los peces también tienen valor utilitario,
agua dulce o en el mar, o bien incluir migra- como indicadores del deterioro ecológico, al
ciones entre ambos medios. Los huevos y Si bien la pesca de escama en Quintana ser utilizados en índices de integridad biótica.
larvas suelen formar parte del zooplancton, Roo genera menos ingresos que la de lan- Si los ecosistemas acuáticos funcionan bien,
en la columna de agua, aunque también gosta y caracol, no puede desdeñarse la proveen beneficios a la sociedad; por ejem-
existen peces vivíparos. pesquería de escribano en Isla Mujeres o plo, un humedal saludable absorbe y degra-
la de mero y pargo en la costa sur. da sustancias contaminantes; a medida que
Por otro lado, hay peces que carecen de ese servicio ambiental se pierde, es el ser
valor comercial significativo, pero son fuen- humano quien acaba por pagar los costos
Se han desarrollado te de proteínas en el medio rural. El mejor de la mala calidad del agua.
ejemplo son las mojarras de agua dulce, co- Está también el valor recreativo, estéti-
índices de integridad mo la bocona o tenguayaca. Otros, por el co y cultural. Por ejemplo, el sábalo (Me­
biótica basados en la contrario, no se comen, pero tienen un lu- ga­lo­ps­atlan­ti­cus) es un ícono de la pesca
gar en el mercado acuarístico, como el cola deportiva y a veces un atractivo para los
comunidad de peces de espada, común en la zona limítrofe con buzos, como en el caso del cardumen de
Campeche. sábalos que se encuentra regularmente en
el paraje denominado La Poza de Xcalak.

227
Peces
Capítulo 4

No todos los valores son económicos;


los hay intrínsecos. Hay especies poco co-
nocidas y sin utilidad directa, pero que pue-
den tener un enorme valor científico. En el
municipio José María Morelos los peces
de Chichancanab, siete bolines del género
Cy­pri­no­don, sólo existen en esa laguna y
constituyen una historia de evolución única,
como lo son también los peces ciegos de
las cuevas de Tulum. Incluso si poca gente
logra ver estos peces en su medio natural,
tan sólo el saber que existen, pensar que
en Quintana Roo tenemos esa maravilla na-
tural, les confiere una gran importancia psi-
cológica e incluso espiritual, difícil de poner
en términos monetarios.

DIversIDaD
Chabelita tricolor/ Holacanthus­tricolor En Quintana Roo habitan unas 89 es-
pecies de peces de agua dulce; pero si
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
incluimos los peces marinos que pueden
encontrarse en el medio dulceacuícola de
manera habitual, la cifra llega a 128 o más
El solo hecho de saber que peces ciegos, de extraordinaria (Schmitter-Soto, 1998), lo cual representa
historia evolutiva, habitan las cuevas de Tulum es suficiente cerca de 24 % del total nacional y 1 % del
mundial. En cuanto a los peces marinos y
para concederles una importancia que trasciende lo material estuarinos, en el Caribe mexicano hay más
de 580 especies, incluidos unos 27 elas-
mobranquios (Schmitter-Soto y colabo-
radores, 2000), es decir, más de 26 % del
total nacional y 3 % del mundial.

Familias

Las familias más diversas en las aguas in-


teriores del estado son las mojarras de agua
dulce (Cichlidae) y los topotes y espadas
(Poeciliidae), con 12 especies cada una; se-
guidas por los bolines (Cyprinodontidae),
con diez especies.
En el mar encontramos 43 especies
de meros (Serranidae), 23 de jureles (Ca-
rangidae), 21 de gobios (Gobiidae), 16 de
doncellas (Labridae); pargos (Lutjanidae),
roncos (Haemulidae) y caballitos de mar
(Syngnathidae) (15 cada uno), 14 de dami-
selas (Pomacentridae) y 13 de loros (Sca-
ridae). Hay familias marinas muy diversas,
pero rara vez vistas por sus hábitos crípti-
Pez mariposa amarilla / Chaetodon­ocellatus cos, entre ellas las anguilas tiesas (Ophich-
thidae), con no menos de 26 especies en
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

228
Peces
Fauna / Vertebrados acuáticos

En Quintana Roo habitan cerca de 128 especies


de peces de agua dulce y 580 de peces marinos y estuarinos

Mojarra paleta / Vieja­synspila

Mojarra costarrica / Rocio­octofasciata

Guapote tricolor / Cichlasoma


Cichlasoma­salvini
salvini

V.­synspila
Fotos: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

aguas quintanarroenses, y los trambollos nes de Chichancanab (Cy­pri­nodon­beltrani,­ Sin embargo, su distribución no es homo-
(Labrisomidae), con 20 (Schmitter-Soto y C.­es­­con­di­tus,­C.­la­bio­sus,­C.­maya,­C.­simus,­ génea. Hay especies más abundantes en
colaboradores, 2000). C.­sua­vium y­C.­verecundus), dos peces cie- el norte de Quintana Roo, como la mojarra
gos (dama blanca [Typhliasina­pear­sei] y an- del sureste, mientras que otras predomi-
Géneros guila ciega [Ophisternon­infernale]) y la mo- nan en el sur, por ejemplo, la mojarra paleta.
jarra de Leona Vicario (Rocio­gemmata). Es Además, muchas son exclusivas del sur y
A nivel de género, destacan los roncos con 13 posible que también haya endemismos de no se presentan en el norte, tal es el caso
especies (Haemulon); meros pequeños con especies marinas; por citar sólo un ejemplo, del guayacón del sureste; lo contrario es
11 (Hypoplectrus); pargos 10 (Lutjanu); boli- hay un gobio que se conoce exclusivamen- menos común. Hay pares de especies que
nes (Cy­pri­­nodon) y cardenales (Apo­gon), con te del Banco Arrowsmith, pero que podría parecen sustituirse una a la otra, como el
ocho especies cada uno; tiburones (Car­char­ encontrarse también en otras localidades topote Poecilia­pete­nen­sis,­que cerca de la
hi­nus), meros (Epinephelus), mojarras (Eu­ci­ del Caribe profundo, aún por explorar. latitud de Tulum se ve reemplazado geográ-
nos­to­mus), doncellas (Halichoeres) y trambo- ficamente por un pariente cercano, P.­ ve­
li­fe­ra.­

( (
llos (Ma­lacocte­nus), con siete especies cada
uno. En el mar puede ocurrir algo similar. Por
En la Norma Oficial Mexicana (Semar- En Quintana Roo ejemplo, aunque dos especies de mero ha-
bitan en todo el Caribe, el mero Serranus­
nat, 2002) se incluyen 14 especies de pe- hay diez especies bald­wi­ni se ha avistado sólo en la costa
ces quintanarroenses: siete en peligro de
endémicas de peces sur, mientras que su pariente S.­phoebe se
extinción (cinco bolines y dos peces ciegos),
ha visto solamente en el litoral del norte.
tres amenazadas (topote de aleta grande, dulceacuícolas No obstante, la barrera oceanográfica más
pez sierra y tiburón ballena) y cuatro suje-
notable es el tránsito del Caribe al Golfo de
tas a protección especial (tres caballitos de México, cerca de Cabo Catoche. Hay espe-
mar y bagre de cenote). Sin embargo, se han DIstrIbucIón cies exclusivas del Caribe y otras del Golfo;
propuesto correcciones y adiciones a esta un ejemplo de las primeras son los meros
norma. En Quintana Roo faltan por incluir- Todos los hábitats acuáticos quintanarroen-
pequeños Hypoplectrus­providencianus y H.­
se al menos cuatro especies (dos bolines ses contienen peces, desde el Río Hondo
in­di­go; y de las segundas, las plumas­Ca­la­
y una mojarra, además de la sardinita yu- hasta aguadas temporales, desde cenotes
mus­nodosus y C.­proridens. En el área mis-
cateca), y se ha sugerido excluir al bagre a lagos permanentes. Incluso en charcos ma de transición se presentan surgencias
de cenote, el cual no enfrenta en realidad sobre el pavimento de las calles de Che- (afloramientos de agua del fondo, rica en
riesgo alguno. tumal pueden hallarse topotes, y en los nutrientes), en torno a las cuales se concen-
Quintana Roo tiene diez especies endé- drenajes pluviales suele haber anguilas de tran tiburones ballena y mantarrayas (Man­ta­
micas de peces dulceacuícolas: siete boli- lodo. bi­ros­tris).

229
Peces
Capítulo 4

A nivel ecológico, pocas especies son


muy estrictas en su preferencia de hábitat.
Los peces ciegos viven sólo en los túneles
inundados, pero siempre en oscuridad per-
petua, lejos de la parte abierta del cenote.
Las especies de la parte iluminada de los
cenotes son un subconjunto de aquellas
que se presentan en las lagunas. A su vez,
la ictiofauna de los cenotes de tierra aden-
tro es un subconjunto de la de los cenotes
más cercanos a la costa.

Todos los hábitats


acuáticos
quintanarroenses
Agregación de especies de Labridae
contienen peces
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

La introducción de especies exóticas es la


principal amenaza para los peces en Quintana Roo

AmenAzAs pArA su conservAción

L
a principal amenaza para los peces quintanarroenses es la 20
introducción de especies exóticas. La tilapia (Oreo­chro­mis­
mo­ssam­bi­cus) ha causado ya la virtual extinción de Cy­pri­no­
don­simus en el medio natural y el declive de otros cinco bolines 15
endémicos de Chichancanab (figura 1) (Horstkotte y Strecker, 2005).
La tala y destrucción de manglares es también una seria amena-
za para los peces marinos que usan estos hábitats como sitios de 10
crianza y para los dulceacuícolas que allí abundan, como Poe­ci­lia­
ve­li­fe­ra.­
En cuanto a los recursos pesqueros, los peces carnívoros de 5
mayor tamaño, como los meros, han sufrido un serio decremento
en su abundancia, atribuible a la sobrepesca. Particularmente vul-
nerables son los que se congregan con fines reproductivos, como 0
Epinephelus­ striatus y E.­ itajara, pues sus reuniones son predeci- 1970 1990 1990 2000
bles en tiempo y lugar, de modo que las poblaciones han sido diez- tilapia C.­ maya
madas. C.­ labiosus C.­ simus
Fuente: Humphries y Miller, 1981; Schmitter-Soto, 1998 y Fuselier, 2001.

Figura­1. Tendencia en la abundancia relativa de


algunos bolines (Cyprinodon) de Chichancanab.
Nótese la correlación negativa con la abundancia de
tilapia

230
Peces
Fauna / Vertebrados acuáticos

Estado de conservación

C
omo se comentó líneas arriba, la Norma Oficial Mexicana
actual (Semarnat, 2002) requiere actualización. Los cambios
propuestos ilustran la tendencia de conservación de los peces
de Quintana Roo. Sólo dos cambios son positivos: el bolín lodero
(C.­beltrani) debería considerarse amenazado, no en peligro. El otro
cambio positivo no es un cambio real, pues la inclusión del bagre de
cenote en la nom fue a todas luces un simple error de interpretación.
En contrapartida, se deben añadir dos especies en peligro de
extinción (los bolines descritos después de 2002) y una amenazada
(la sardinita yucateca). Si a lo anterior se suma la tendencia ilustrada
en la figura 1, el panorama no es halagüeño. Picudilla / Sphyraena picudilla
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Acciones de conservación

C
omo se puede deducir a partir de la lista de especies
endémicas y protegidas, hay ciertas áreas del territorio
quintanarroense que deben ser objeto de atención espe-
cial. Por número de endemismos, en primer lugar está la laguna
de Chichancanab; en segundo, las cuevas cercanas a Tulum;
en tercero, los cenotes y lagunas de la zona de Leona Vicario,
municipio Benito Juárez. Las cuevas están parcialmente prote-
gidas por la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, mientras que
la mojarra de Leona Vicario se ha encontrado también en la pe-
queña reserva de El Edén. En cuanto a peces marinos, algunas X-cochín / Balistes vetula
concentraciones de tiburón ballena están dentro de los parques Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
marinos frente a Holbox y Contoy; el pez sierra se halla dentro
de la Bahía de Chetumal, protegida como Santuario del Manatí, cautiverio en algunos acuarios del extranjero, las cuales podrían
mientras que los caballitos de mar habitan sobre todo en Isla repatriarse.
Mujeres y Contoy. Asimismo, es urgente proscribir el cultivo extensivo o semi-
La acción de conservación más obvia sería la protección de intensivo (jaulas flotantes) de tilapia, cumplir y hacer cumplir
la laguna de Chichancanab, no para cerrarla al turismo, sino la ley que protege los manglares y dar seguimiento también
para intentar la erradicación de la tilapia. Con fines de educa- a la contaminación por plaguicidas y materia orgánica en el
ción ambiental, un pequeño acuario con las especies de la la- Río Hondo y otros cuerpos de agua. Sólo así aseguraremos al
guna sería muy interesante. C.­ simus está probablemente ex- mismo tiempo la biodiversidad de los peces y el bienestar de
tinto en el medio natural, pero se mantienen poblaciones en los seres humanos.

Literatura consultada

• Fuselier, L. 2001. Impacts of Oreochromis­mossambicus­(Perci- • Horstkotte, J. y Strecker, U. 2005. Trophic differentiation in the
formes: Cichlidae) upon habitat segregation among cyprino- phylogenetically young Cyprinodon species flock (Cyprino-
dontids (Cyprinodontiformes) of a species flock in Mexico. dontidae, Teleostei) from Laguna Chichancanab, Mexico.
Revista de Biología Tropical 49(2):647-656. Biological Journal of the Linnaean Society 85:125-134.

231
Peces
Capítulo 4

Literatura consultada

• Humphries, J. M. y Miller, R. R. 1981. A remarkable species flock • ––––– Vásquez-Yeomans, L., Aguilar-Perera, A., Curiel-Mondra-
of pupfishes, genus Cyprinodon, from Yucatan, Mexico. Co- gón, C. y Caballero-Vázquez, J. A. 2000. Lista de peces ma-
peia (1):52-64. rinos del Caribe mexicano. Anales del Instituto de Biología
• Schmitter-Soto, J. J. 1998. Catálogo de los peces continentales 71(2):143-177.
de Quintana Roo. Ecosur, San Cristóbal de las Casas, Méxi- • Semarnat. 2002. Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001.
co. 239 pp. dof. 6 de marzo. México. pp. 1-85.

Acerca del autor


Juan Jacobo schmittEr-soto Biólogo y doctor por la Universidad Nacional Autónoma de México,
Especialidad:­Ictiología: ecología y maestro en Ciencias Marinas por el cicimar-ipn y posdoctorado en el Mu-
sistemática de peces seo de Zoología de la Universidad de Michigan. Sus investigaciones se
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal enfocan en la sistemática, biogeografía y ecología de peces dulceacuíco-
E­mail:­[email protected] las y arrecifales. Autor de alrededor de 50 obras científicas, incluyendo
libros como Ictiofauna­estuarino­lagunar­y­vicaria­de­Mé­xi­co, así como de
artículos en revistas especializadas como Aqua­tic­Con­ser­vation,­Zootaxa,­
Co­peia,­Journal­of­Fish­Biology,­Bulletin­of­Ma­ri­ne­Science, entre otras.
Actualmente se enfoca en el estudio sobre la aplicación de los peces
como indicadores de integridad biótica del arrecife de la costa sur de
Quintana Roo y de la cuenca del Río Hondo.

232
Peces
Mamíferos marinos
Benjamín Morales-Vela • Janneth Adriana
Padilla-Saldívar • Diana Madeleine Antochiw Alonzo

L
os mamíferos marinos se definen co-
mo mamíferos que están bien adap-
tados para vivir en el agua de forma
permanente o temporal. Son vertebra-
dos que evolucionaron de diferentes
ancestros terrestres y que tuvieron sus pri-
meras adaptaciones corporales y fisiológicas
al medio acuático hace más de 50 millones
de años (Berta y colaboradores, 2006).
Los mamíferos marinos (mm) son un con-
junto de especies pertenecientes a tres ór-
denes: Cetacea (ballenas y delfines), Sirenia
(manatíes y dugones) y Carnivora (focas, lo-
bos marinos, morsas, osos polares y nutrias),
los cuales incluyen cinco grupos de verte-
brados (cuadro 1). En Quintana Roo existen
representantes de estos tres órdenes.
Como cualquier otro mamífero, los mm
se caracterizan por tener sangre caliente, la
temperatura de su cuerpo es constan-
te (36 a 38 ºC); tienen pelo al menos en
una etapa de su desarrollo; sus crías
nacen vivas y son amamantadas. En su
anatomía y fisiología presentan múltiples
adaptaciones al medio acuático con
diferentes grados de especialización: la Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
forma hidrodinámica de su cuerpo, que Figura 1. Grupo de manatíes (Trichechus manatus)
facilita el movimiento en el agua; piel con
una gruesa capa de grasa, que les ayuda teriores (ballenas, delfines y manatíes); un tación de 11 a 17 meses, más siete meses
a mantener la temperatura de su cuerpo; sistema auditivo muy desarrollado; com- de lactancia y siete meses de descanso. Las
extremidades transformadas en aletas pa- plejas habilidades para buceo y navega- crías de las ballenas y delfines son grandes
ra el nado y pérdida de extremidades pos- ción, gran capacidad respiratoria; despla- al nacer comparados con otros mamíferos,
zamiento de orificios nasales a la parte tienen una longitud entre 29 y 48 % con
superior de la cabeza (en las ballenas y del- respecto a la longitud de la madre. Las es-
Los mamíferos marinos fines); y múltiples adaptaciones de sus ór- pecies más longevas son el cachalote y al-
ganos sensoriales al medio acuático. gunas ballenas que pueden llegar a los 100
pertenecen a los El ciclo reproductivo de los mm se com- años (Perrin y colaboradores, 2002). Las fo-
pone de tres periodos básicos: gestación, cas y lobos marinos nacen en tierra, por lo
órdenes: Cetacea, lactancia y descanso, con duración de uno que en algunos meses del año se reúnen
Sirenia y Carnivora a tres años para la mayoría de estas espe- en grandes cantidades en las costas, pre-
cies. Casi todas las ballenas tienen una ges- ferentemente en islas e islotes, para tener

233
Mamíferos marinos
Capítulo 4

a sus crías y después reproducirse de y cenotes de Quintana Roo. Los dugones productivos de un año. Las mayores tasas
nuevo. Su periodo de gestación es de no están presentes en América y son de de muerte se registran durante el primer
nueve a 16 meses, dependiendo de la es- ambientes marinos costeros. Los manatíes año de las crías y en los machos jóvenes
pecie, y tienen un ciclo de reproducción alcanzan su madurez sexual entre los dos y (Kruuk, 1995).
anual. Durante la lactancia en tierra, las cinco años, tienen un periodo de gestación

( (
hembras regresan periódicamente al mar ImportancIa
para alimentarse y poder dar de comer a su
cría, la cual incrementa rápidamente su pe- Las culturas maya y Los mm tienen importancia desde distintos
so y talla. enfoques de análisis:
olmeca cazaban al
Los manatíes y dugones se distinguen Importancia ecológica
entre los mm por ser herbívoros y ser sen- manatí para consumo y
sibles a las bajas temperaturas, es por eso uso de sus partes Los mm son consumidores principales en
que su distribución mundial se restringe a todos los niveles tróficos, desde consumi-
las aguas costeras tropicales y subtropi- dores primarios (herbívoros) pasando por
cales (figura 1). Ambos habitan en aguas de 12 a 14 meses y dan a luz normalmente consumidores secundarios de amplio rango
de uno a cuatro metros de profundidad a una sola cría que permanece bajo los cui- que se alimentan de zooplancton (grandes
en bahías, estuarios e islas costeras y, en dados de la madre entre uno y dos y medio ballenas) y peces (grandes ballenas, delfines,
particular, los manatíes también usan los años (Reep y Bonde, 2006). focas y lobos marinos), hasta los depreda-
ríos, lagunas y otras áreas con presencia Las nutrias son maduras sexualmente dores de peces mayores y grandes calama-
de agua dulce, como ocurre en las caletas desde los dos años y presentan ciclos re- res (cachalote, orca, pinnípedos y osos po-

Cuadro 1. Clasificación de los mamíferos marinos:


1) Cetáceos (misticetos y odontocetos), 2) Sirenios (manatíes y dugones), 3) Pinnípedos
(focas, lobos marinos y morsas), 4) Nutrias marina y de río y 5) Oso polar
Orden Suborden Familia Nombre común
Cetacea Mysticeti Balaenidae Rorcual
(1. Cetáceos) (Misticetos o cetáceos con barbas*)
Neobalanidae
Balaenopteridae
Eschrichtiidae
Odontoceti Monodontidae Ballena picuda
(Odontocetos o cetáceos con dientes)
Ziphiidae
Delphinidae Delfín
Platanistidae
Iniidae
Pontoporiidae
Phocoenidae Marsopa
Physeteridae Cachalote
Kogiidae
Sirenia Trichechidae Manatí
(2. Sirenios)
Dugongidae Dugón
Carnivora Pinnipedia Phocidae Foca
(Carnívoros) (3. Pinnípedos)
Otariidae Lobo marino
Odobenidae Morsa
Fissipedia Mustelidae 4. Nutria marina y de río
Ursidae 5. Oso polar
*Las barbas de ballenas son placas córneas unidas a los maxilares y sirven como filtro para separar el bocado de alimento del agua.

234
Mamíferos marinos
Fauna / Vertebrados acuáticos

Cuadro 2. Número de especies de mamíferos marinos conocidos


en el mundo, en México, en la Península de Yucatán (py) y en Quintana Roo (qr)

Orden Suborden Grupo Mundo México py qr

Cetacea Mysticeti Ballenas con barbas 13 8 2 0


Odontoceti Ballenas con dientes 22 9 3 1
Delfines 39 17 13 10
Marsopas 6 2 0 0
Cachalotes 3 3 3 3
Sirenia Manatíes 3 1 1 1
Dugón 1 0 0 0
Carnivora Pinnipedia Focas 18 2 0 0
Lobos marinos 15 2 0 0
Morsa 1 0 0 0
Fissipedia Nutrias marinas 2 0 0 0
Oso polar 1 0 0 0
Total 124 44 22 15
% 100 % 35 % 18 % 12 %

lares), e incluso de otros mm (orca, algunos te en algunas áreas de Veracruz, Tabasco y Como emblema de conservación
pinnípedos y osos polares). Por estar en los Campeche, y en países de Centroamérica.
diferentes niveles de la cadena alimenticia, En Quintana Roo esta actividad ha desapa- Los mm son especies carismáticas que dan
por su gran tamaño y abundancia, los mm recido. un fuerte apoyo para la conservación de la
tienen una influencia importante en la es- Actualmente los pobladores de las cos- biodiversidad del mundo. El manatí en Quin-
tructura y funcionamiento de las comunida- tas de la Península de Yucatán reconocen el tana Roo es emblema de conservación ofi-
des marinas. atractivo turístico que tiene observar del- cial en la entidad y ha sido usado también
fines y manatíes en su medio natural. En como una especie sombrilla, denominada
Importancia cultural y económica Quintana Roo, algunas cooperativas de pes- de esta manera porque su protección ampa-
Históricamente, la caza de subsistencia de cadores están aprovechando esta actividad ra también a fauna y flora de la que existe
mm ha estado muy ligada al desarrollo de las
turística, la cual se encuentra regulada por poca información biológica, como ocurre en
las autoridades. la Bahía de Chetumal desde que fue decre-

( (
culturas humanas en el mundo. Diferentes
tada Santuario del Manatí.
artes de caza fueron usadas por indígenas
de Japón, América, el Pacífico Sur y Europa. El manatí es una
En la mayoría de los casos, las tradiciones DIversIDaD
de subsistencia iban acompañadas de mi-
especie emblemática
Los mm incluyen 83 especies de cetáceos,
tos, cantos y rituales que honraban la presa de la conservación de
34 pinnípedos, cuatro sirenios, dos musté-
y las habilidades necesarias para la caza. la fauna en lidos y el oso polar. En el cuadro 2 se
En el norte de México hay pinturas rupes- Quintana Roo muestran las abundancias en número de
tres de unos cuatro mil años de antigüe- especies por grupos. En México existen
dad con representaciones de ballenas y 17 especies de ballenas, 17 de delfines,
delfines (Guerrero-Ruiz y colaboradores, En instalaciones de los parques privados
dos de marsopas, las tres de cachalotes,
2006). En las culturas mesoamericanas, de las empresas Aventuras Discovery, Xca- dos de focas, dos de lobos marinos y el
como la maya y la olmeca, el manatí fue ret, Caleta de Xel Ha y Acuario de Cancún manatí. Anteriormente existía la foca mon-
representado en diversas formas de ex- en Quintana Roo, se mantienen en cautive- je del Caribe (Monachus tropicalis), con pre-
presión cultural. También lo cazaban para rio algunos mm como una actividad comer- sencia en algunas islas de Quintana Roo,
consumo y uso de sus partes.1 El consumo cial-turística y para actividades educativas, pero se extinguió a mediados del siglo xix
esporádico de carne de manatí aún persis- de conservación y de investigación. debido a su caza inmoderada.

1
Los delfines eran utilizados como carnada para la pesca del tiburón.

235
Mamíferos marinos
Capítulo 4

En la Península de Yucatán y el Caribe


mexicano se ha realizado poco esfuerzo de
evaluación de presencia de cetáceos en
aguas costeras y oceánicas. El conocimien-
to que se tiene se basa principalmente en
registros visuales en algunos estudios pun-
tuales, por varamientos en las costas y por
tres cruceros a lo largo de las costas de
Quintana Roo. En el cuadro 3 se enlistan
las especies de mm registradas en la Penín-
sula de Yucatán y en Quintana Roo. Se inclu-
ye a la nutria de río, conocida regionalmente
como perro de agua. Por no ser de ambien-
te marino, no está considerada en las listas
internacionales de mm (no se incluye en el
cuadro 2).

DIstrIbucIón
La región de México con mayor riqueza de
mm es el Pacífico norte por sus aguas frías.
La mayoría de los cetáceos registrados en
la Península de Yucatán (véase cuadro 3)
tienen distribución cosmopolita. Una forma Foto: Violeta Pineda

de saber cuáles ballenas están presentes en Figura 2. Un joven macho de ballena piloto o calderón (Globicephala machrorhynchus)
las costas de la península es por medio de es inspeccionado por personal de la Reserva de Arrecifes de Xcalak. Este ejemplar se
sus varamientos en las playas (figuras 2 y encontró muerto el 26 de abril de 2009 al sur de Mahahual
3); se han encontrado restos óseos de ba-
llenas de aleta y de Minke, también de va- tes y estuarios ubicados a lo largo de las Pacífico mexicano, Golfo de México y la Pe-
rias especies de delfines. En las costas de costas de Quintana Roo, Yucatán y centro nínsula de Yucatán (Hall, 1981); en Quinta-
Quintana Roo son relativamente frecuentes y sur del Golfo de México. Es común tener na Roo, es común observarla en la ribera
los varamientos de cachalote pigmeo y ena- uno o dos manatíes varados en la Bahía del Río Hondo, y en los humedales de la
de Chetumal cada año, éstos mueren Bahía de Chetumal y de la reserva de la
no (González-Solís y colaboradores, 2006).
por diferentes causas. La nutria de río se biósfera de Sian Ka’an.
El manatí se distribuye de forma agre-
gada y asociado a los ríos, lagunas, ceno- encuentra en los ríos, lagos y lagunas del

Foto: Ingrid Betancourt

Figura 3. Kogia breviceps varada en Holbox

236
Mamíferos marinos
Fauna / Vertebrados acuáticos

Foto: Gabriel Navarro

Delfines tursiones (Tursiops truncatus)

Cuadro 3. Especies de mamíferos marinos registrados en la Península de Yucatán

Familia Especie Nombre común CR


Balaenopteridae Balaenoptera acutorostrata Rorcual Minke, ballena Minke Pr
Balaenoptera physalus Rorcual común, ballena de aleta Pr

Ziphiidae Mesoplodon densirostris Mesoplodonte de Blainville Pr


Mesoplodon europaeus Mesoplodonte antillano Pr
** Ziphius cavirostris Ballena picuda de Cuvier, zífido de Pr
Cuvier
Delphinidae Delphinus delphis Delfín común Pr
Feresa attenuata Orca pigmea Pr
** Globicephala macrorhynchus Ballena piloto, calderón de aletas Pr
cortas
**Grampus griseus Delfín gris, de Risso Pr
** Orcinus orca Orca Pr
** Pseudorca crassidens Orca falsa Pr
** Stenella attenuata Delfín moteado pantropical Pr
** Stennela clymene Delfín tornillo del Atlántico, delfín Pr
de hocico corto
Stennella coeruleoalba Defín listado Pr
** Stenella frontalis Delfín moteado del Atlántico Pr

** Stenella longirostris Delfín tornillo Pr


** Steno bredanensis Delfín de dientes rugosos Pr
** Tursiops truncatus Delfín nariz de botella, tursión, Pr
tonina, bufeo
Physeteridae ** Physeter macrocephalus Cachalote Pr
Kogiidae ** Kogia breviceps Cachalote pigmeo Pr
** Kogia sima Cachalote enano Pr
Trichechidae ** Trichechus manatus Manatí P
Mustelidae ** Lontra logicaudis Nutria de río, perro de agua A
CR: Categoría de riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2001; (A): amenazada, (P): en peligro de extinción, (Pr): sujeta a protección especial.
** Especies registradas en Quintana Roo

237
Mamíferos marinos
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

L
a captura de delfines para carnada fue común hasta 1970, torear los niveles de interacción entre las actividades humanas
y de ejemplares para delfinarios hasta 2001; ahora no se costeras (pesca, turismo, navegación, desarrollo urbano y agri-
permite su captura comercial en México. En Quintana Roo, cultura) y las poblaciones de manatíes, delfines y nutrias pre-
actualmente no se practica la caza de manatí para consumo y de sentes en Quintana Roo.
forma esporádica ocurre en Tabasco, Campeche y Veracruz. Lo En la Bahía de Chetumal y Sian Ka’an, una evaluación recien-
que sí es motivo de gran preocupación en nuestro estado es la te del estado de salud de los manatíes muestra altos niveles no
creciente actividad turística por la amenaza que representa pa- esperados de contaminación por pesticidas y otras sustancias
ra los delfines y manatíes que habitan en costas y bahías, pero tóxicas en su ambiente. Es importante continuar y fortalecer
específicamente para los manatíes en las caletas y cenotes. No este tipo de estudios para conocer las condiciones de salud de
obstante, no se tienen estudios que permitan evaluar y moni- los mamíferos acuáticos presentes en Quintana Roo.

Estado de conservación

A
excepción del manatí, es poco lo que se conoce sobre bahías de la Ascensión, del Espíritu Santo y de Chetumal, pero
los mm de nuestro estado. Para Quintana Roo se calcula en grupos no muy grandes y con tendencia a ser más nume-
una población de 200 a 250 manatíes, mientras que es rosos en las costas del centro y norte del estado, aunque en
muy baja en las costas de Campeche y Yucatán (Morales-Vela y Holbox se han registrado en baja abundancia por la carencia
colaboradores, 2003). de alimento y áreas de refugio (Delgado-Estrella y Romero-Te-
Es casi constante la presencia de delfines a todo lo largo norio, 2008).
de las costas de Quintana Roo, en la laguna Yalahau y en las

Acciones de conservación

E
n México todos los mamíferos marinos se encuentran protegidos por la Norma
Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001. En 1979 se fundó la Sociedad Mexica-
na de Mastozoología Marina, A. C. (Somemma), cuyo objetivo principal es evaluar
y coordinar los avances en la investigación y conservación en el área de la mastozoo-
logía marina. En 1993, la Somemma elaboró el programa nacional de investigación so-
bre mm con el propósito de lograr su manejo apropiado. La Somemma tiene un papel
preponderante en México.
Las especies carismáticas o amenazadas son las mejor estudiadas, principalmente en
el Golfo de California y el Golfo de México. Las redes ciudadanas de ayuda en caso de va-
ramientos en el país son importantes por el registro y difusión de información sobre mm.
Quintana Roo tiene una red de varamientos formada por instituciones académicas, de
gobierno y privadas, que operan satisfactoriamente. En Quintana Roo se ha realizado po-
ca investigación sobre mm, siendo las toninas y el manatí las especies más estudiadas.
Del resto, se tienen datos obtenidos únicamente por registros visuales o varamientos.
Orca falsa / Pseudorca crassidens
En Quintana Roo existen áreas naturales protegidas, como la Bahía de Chetumal y las
bahías Ascensión y Espíritu Santo de la reserva de la biósfera de Sian Ka’an, que sirven Foto: Rodrigo Friscione

de protección a los manatíes, toninas y nutrias de río.

238
Mamíferos marinos
Fauna / Vertebrados acuáticos

Literatura citada

•Berta, A., Sumich, J. L. y Kovacs, K. M. 2006. Marine mammals •Morales-Vela, B., Padilla-Saldívar, J. A. y Mignucci-Giannoni, A.
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truncatus) en dos localidades de la costa norte de la Península 2004. Mamíferos marinos del Golfo de México: estado
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University Press, New York. 290 pp.

239
Mamíferos marinos
Capítulo 4

Acerca de los autores


BEnjamín moralEs-VEla Biólogo y doctor por la Universidad Nacional Autónoma de México. Di-
Especialidad: Zoología, mamíferos plomado en Estimación de abundancias de mamíferos marinos. Vicepre-
marinos sidente y presidente de la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal (1993-1997). Copresidente del grupo de expertos internacionales del Gru-
E-mail: [email protected] po Sirenia de la uicn (2009-2012). Representante del Gobierno de Méxi-
co en foros internacionales relacionados con la investigación y manejo de
mamífero marinos. Desde 1987 ha publicado varios artículos en revistas
especializadas y de difusión, así como capítulos de libros sobre la biología
y conservación de los mamíferos marinos de México. Se ha especializado
en el estudio de los manatíes en Quintana Roo, sus trabajos han recibido
financiamiento de instituciones como US Marine Mammal Commission,
International Fund for Animal Welfare, Conabio, Conacyt y Semarnat. Es
profesor de la maestría en Recuros Naturales y Desarrollo Rural de Ecosur.

jannEth adriana padilla-saldíVar Maestra en Administración en Tecnología de Información enfocada a infor-


Especialidad: Informática, manatíes mática, manatíes. Participa en proyectos de investigación en Ecosur
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal con bases de datos y sistemas de información geográfica; colabora
E-mail: [email protected] además en estudios sobre distribución, abundancia, telemetría, biología
y rehabilitación de manatíes. Ha publicado un capítulo de libro acerca
de la mortandad de manatíes en la Península de Yucatán y tres artículos
científicos sobre manatíes, además de un mapa batimétrico de Banco
Chinchorro. Ha participado con ponencias en 22 congresos tanto nacio-
nales como internacionales.

diana madElEinE antochiw alonzo Especializada en atención a varamientos de mamíferos marinos (resca-
Especialidad: Mamíferos marinos, te, rehabilitación, necropsia) e implementación de medidas de mitiga-
mitigación de impactos por ruido oceánico ción de impactos ambientales por ruido oceánico. Fundadora de la Red
Institución: Red de Varamientos de de Varamientos de Yucatán, A. C. (Revay), donde actualmente se de-
Yucatán, A. C. (Revay) sempeña como directora de investigación. Es responsable también del
E-mail: [email protected] área de formación de recursos humanos en atención a varamientos y ha
colaborado en la capacitación de personal en distintos grupos de res-
cate de fauna marina tanto en México como en el extranjero. Asesora
independiente en proyectos de mitigación de impactos por prospección
sísmica marina para la protección de mamíferos marinos y otra fauna
marina protegida, tanto en instituciones de investigación como en la
industria petrolera.

240
Mamíferos marinos
Vertebrados
terrestres
• Anfibios
• Reptiles
• Aves
• MAMífeRos teRRestRes
Capítulo 4

Anfibios

José Rogelio Cedeño­Vázquez • Romel René Calderón­Mandujano

L
os anfibios, junto con los peces, rep­ cual varía con la del medio. En general, su Los anuros son los únicos anfibios con
tiles, aves y mamíferos, son animales piel es lisa, sin escamas, pelos o plumas; voz, generalmente limitada a los machos.
vertebrados. Su origen se remonta al muy delicada y rica en glándulas, frecuen­ Cada especie posee un sonido distintivo
periodo Devónico, hace aproximada­ temente realiza una función respiratoria, por que sirve para atraer a las hembras durante
mente 370 millones de años. Deben lo que necesita estar siempre húmeda. el periodo de reproducción; también exis­
su nombre a la capacidad de ocupar tanto el Se reproducen principalmente durante la ten notas de advertencia dirigidas a los ma­
medio acuático como el terrestre; en griego temporada de lluvias. La mayoría son ovípa­ chos rivales y el llamado de alarma contra
amphi, significa dos; bios, vida. ros y ponen sus huevos en el agua o en am­ depredadores.
Los anfibios se clasifican en tres órdenes: bientes húmedos. A partir de su nacimiento,
Apoda, representado por organismos ex­ las larvas, conocidas como renacuajos, se ImportancIa
cavadores denominados cecilias; Caudata, desarrollan en el agua hasta que experimen­
compuesto por ajolotes, tritones y sala­ tan una metamorfosis, en la que pierden Los anfibios ocupan un lugar importante en
mandras; y Anura, que incluye a ranas y sa­ sus branquias y desarrollan pulmones y ex­ la cadena alimenticia. En estado adulto se
pos (Duellman y Trueb, 1986). tremidades que les permiten ocupar y des­ alimentan de una amplia variedad de inverte­
La mayoría son de talla pequeña y de há­ plazarse por el medio terrestre. Algunas brados terrestres, principalmente insectos;
bitos nocturnos; se distribuyen en las regio­ salamandras y ranas son vivíparas, lo que pero además son alimento de otros anima­
nes tropicales y subtropicales del planeta. significa que sus crías nacen directamen­ les como tarántulas, aves, murciélagos y
A diferencia de aves y mamíferos, los anfi­ te del cuerpo de la madre y tienen la forma serpientes. De esta forma juegan un papel
bios no regulan su temperatura corporal, la de un adulto en miniatura. fundamental en el flujo de energía y recicla­

( (
je de nutrientes en el ecosistema (Stebbins
y Cohen, 1995). Desde hace unas décadas,
muchas especies de anfibios se encuentran
Se considera a los en franca desaparición por la reducción de
anfibios centinelas de la sus poblaciones (Morrell, 2001; Young y co­
laboradores, 2004). Esto se debe a que los
salud ambiental porque
anfibios son muy susceptibles a las per­
son muy sensibles a las turbaciones por el hecho de depender del
perturbaciones medio acuático para su reproducción y su
del medio respiración a través de la piel, lo que ha lle­
vado a considerarlos centinelas de la salud
ambiental (Netting, 2000).
Varias de las especies de anfibios más
comunes en Quintana Roo funcionan como
control de plagas (mosquitos y otros insec­
tos perjudiciales). También poseen potencial
económico, ya sea como atractivo turístico,
como mascotas o disecados y montados en
forma artesanal, o como fuente de alimento.
Por ejemplo, la rana verde (figura 1), por su
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)
Rana arbórea / Trachycephalus venulosos

242
Anfibios
Fauna / Vertebrados terrestres

gran belleza, es probablemente el anfibio


En Quintana Roo habitan 22 de las 23 especies de anfibios más fotogénico de los bosques lluviosos de
América Central y su imagen ha servido para
de la Península de Yucatán
ilustrar una amplia variedad de materiales
(Cedeño­Vázquez y colaboradores, 2006).
Asimismo, se ha documentado que los
antiguos mayas incluían en su dieta a la
rana uo (Lee, 1996). Actualmente, la rana
(Lithobates brownorum) (figura 2) es con­
sumida por habitantes de algunas comu­
nidades de Calakmul en Campeche, y el
sapo Ollotis valliceps se usa para elaborar
artesanías en la ciudad de Campeche
(Cedeño­Vázquez y colaboradores, 2006).
Los anfibios ocuparon un lugar importan­
te en el pensamiento de los antiguos mayas.
De acuerdo con Lee (1996), el sapo gigante
está vinculado con la cosmología maya; la
rana manglera es usada en algunas comu­
nidades mayas en el tratamiento de infec­
Rana verde / Agalychnis callidryas ciones de la piel; la rana uo (figura 3) está
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR) asociada con el culto a la lluvia de los ma­
Figura 1. La rana verde es especie de gran belleza que ha sido utilizada frecuentemente yas de la península de Yucatán. De hecho,
para ilustrar artículos sobre recursos naturales uo es el nombre del segundo mes del ca­
lendario maya, el cual coincide con la esta­
ción lluviosa.

DIversIDaD
México ocupa el cuarto lugar mundial en
diversidad de anfibios con 361 especies
(Flores­Villela y Canseco­Márquez, 2004),
que representan 6 % de las 6 091 especies
descritas (Frost, 2007). De acuerdo con los
datos más recientes (Lee, 1996; Calde­
rón­Mandujano y Mora­Tembre, 2004; Cal­
derón­Mandujano, 2006) en Quintana Roo
habitan 22 especies de anfibios, que re­
presentan 95.6 % de las 23 especies que
habitan en la Península de Yucatán y 6 %
del total nacional. Éstas se encuentran re­
presentadas en dos órdenes, nueve fami­
lias y 17 géneros. La familia Hylidae (ranas
arborícolas) es la más diversa, con siete
géneros y nueve especies. Las tres espe­
Rana de Brown / Lithobates brownorum
cies endémicas de la Península de Yucatán
Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez están presentes en Quintana Roo: la rana
Figura 2. En Calakmul, Campeche, es común el consumo de esta rana

Varias especies de anfibios funcionan como control de plagas

243
Anfibios
Capítulo 4

Sapito / Hypopachus variolosus


Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

cabeza de pala (Triprion petasatus), la rana


yucateca (Craugastor yucatanensis) y la sa­
lamanquesa (Bolitoglossa yucatana).

DIstrIbucIón
Sapo borracho / Rhinophrynus dorsalis
De las 22 de especies de anfibios de Quin­
Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez
tana Roo, 12 se distribuyen en toda la penín­
Figura 3. La rana uo está asociada al culto a la lluvia en comunidades mayas de Yucatán
sula y nueve de ellas se encuentran también
en el sureste de México. Cinco especies de
la familia Hylidae y la salamandra (Bolito­
glossa mexicana) ocupan todo el territorio
del estado, que corresponde a la franja de
selva húmeda de la porción sur y este de la
Península de Yucatán. Tres especies están
restringidas a la porción sur: la salamandra
(Bolitoglossa rufescens), el sapito elegante
(Gastrophryne elegans) y la ranita túngara
(Engystomops pustulosus). Finalmente, la
rana yucateca habita sólo en el norte de
Quintana Roo y noreste de Yucatán.
Las ranas de la familia Hylidae, las sala­ Salamandra / Bolitoglossa yucatana
mandras y la rana yucateca son arborícolas.
Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)
El resto de la especies son de hábitos te­
La salamandra ocupa la franja de selva húmeda de la porción
rrestres o excavadores (Galindo­Leal, 2003).
del sur y este de la Península de Yucatán

Amenazas de conservación

L
a mayoría de las especies de anfibios del estado viven también podrían tener repercusiones negativas en la salud de
en selvas maduras poco perturbadas y son vulnerables a las poblaciones de anfibios. En menor medida, la deforestación
cambios drásticos en las condiciones ambientales. Los y cambio en el uso del suelo por las actividades productivas
impactos de fenómenos extremos como huracanes e incendios (agricultura, ganadería), la extracción forestal, el establecimien­
forestales pueden alterar temporalmente tales condiciones y por to de zonas urbanas y vías de comunicación, como carreteras,
lo tanto la biodiversidad de los ecosistemas. Los efectos del ca­ también representan amenazas para su conservación. Sin
lentamiento global y el uso de agroquímicos en áreas agrícolas embargo, faltan estudios que evalúen los niveles de impacto.

244
Anfibios
Fauna / Vertebrados terrestres

Estado de conservación

E
n Quintana Roo, todas las especies de anfibios
se encuentran en la categoría de “preocupa­
ción menor” en la lista de especies amenaza­
das de la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza (iucn, 2007); sin embargo, en el ámbito
nacional, seis son vulnerables y se encuentran bajo
alguna categoría de protección en la Norma Oficial
Mexicana (NOM­059­SEMARNAT­2001): la rana cabe­
za de pala, la salamanquesa y la rana yucateca son
endémicas de la Península de Yucatán y están su­
jetas a protección especial junto con otra salaman­
dra (Bolitoglossa mexicana) y tres ranas (Gastrophry­
ne elegans, Lithobates brownorum y Rhinophrynus
Rana cabeza de pala / Tripion petasatus
dorsalis).
Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

Acciones de conservación

T
odas las áreas naturales protegidas (Anp) ubica­
das en la parte continental de Quintana Roo y
en la isla de Cozumel constituyen espacios im­
portantes para la conservación de las poblaciones de
anfibios presentes en cada una de ellas. Sin embargo,
es necesaria la protección de áreas críticas para su con­
servación, como los fragmentos de selvas y humedales
asociados a la ribera del Río Hondo y a otros cuerpos de
agua del centro y sur de la entidad.
Entre las acciones que pueden fomentar la conser­
vación de este grupo de vertebrados se encuentran la
difusión de la importancia de las especies por medio
de programas de educación ambiental y la edición de
materiales educativos. También es necesario que
quienes toman decisiones apliquen un ordenamiento
territorial, sustentado en conocimientos ecológicos, Sapo gigante / Chaunus marinus
de historia natural y distribución de las especies, con
el propósito de impactar en la menor medida posible a Foto: Humberto Bahena Basave (ecosuR)

sus poblaciones y su hábitat.

Son endémicas de Yucatán la


rana cabeza de pala, la rana yucateca y la salamanquesa

245
Anfibios
Capítulo 4

Literatura citada

• Calderón­Mandujano, R. y Mora­Tembre, L. 2004. New mandras de la Península de Yucatán, México. Pangaea Pu­
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Conabio, ecosuR, Conanp, pnud­gef, shM A. C., Quintana Roo, y fauna silvestres. Categorías de riesgo y especificaciones
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http://research.amnh.org/herpetology/amphibia/index.html. los anfibios en el Nuevo Mundo. Nature Serve, Arlington,
• Galindo­Leal, C. 2003. De dos mundos: las ranas, sapos y sala­ Virginia. 53 pp.

Acerca de los autores


José Rogelio cedeño-vázquez Biólogo egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hi­
Especialidad: Biología de la conservación, dalgo, estudió en ecosuR la maestría en Ciencias en Manejo de Recursos
herpetología, ecología de paisaje y Naturales y Desarrollo Rural, y el doctorado en Ciencias en Ecología
genética de poblaciones y Desarrollo Sustentable. Ha participado en diversos proyectos
Institución: Instituto Tecnológico de de investigación relacionados con anfibios y reptiles de la Penínsu­
Chetumal la de Yucatán. Es autor de 12 artículos científicos, diez artículos de
E­mail: [email protected] divulgación y notas científicas en revistas nacionales e internaciona­
les; un libro sobre los anfibios de la región de Calakmul, Campeche,
y siete capítulos de libros, incluyendo el contenido sobre anfibios y
reptiles de la Enciclopedia de Quintana Roo. Es fotógrafo de la vida
silvestre.

RoMel René cAldeRón-MAnduJAno Biólogo por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Especialidad: Herpetología realizó su maestría en Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo Ru­
Institución: ecosuR, Unidad Chetumal ral en ecosuR, Chetumal. Ha participado en aproximadamente 20 pro­
E­mail: [email protected] yectos, de los cuales ha dirigido seis enfocados a la herpetología en el
sureste mexicano. Miembro de la Sociedad Herpetológica Mexicana y
asesor de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Ha publicado tres libros y cerca de cien escritos entre capítulos de li­
bros, publicaciones en línea, trabajos de difusión, artículos arbitrados
y notas científicas sobre la herpetofauna del sureste mexicano, princi­
palmente de la Península de Yucatán.

246
Anfibios
Reptiles
Romel René Calderón­Mandujano • José Rogelio Cedeño­Vázquez

L
os reptiles son organismos vertebra­
dos con una variedad de formas muy
amplia, el grupo incluye serpientes,
tortugas, lagartijas y cocodrilos. Su
actividad depende principalmente de
las condiciones ambientales, ya que son in­
capaces de controlar su temperatura corpo­
ral. Es un grupo de una gran distribución, se
les puede encontrar lo mismo en sitios tem­
plados, que en los cálidos trópicos o extre­
mosos desiertos. Su ciclo biológico varía;
la mayoría se desarrolla a partir de un hue­
vo, pero existen algunas serpientes que in­
cuban los huevos en su interior y dan a luz
a crías vivas.
Su adaptación al medio ha derivado en el
desarrollo de una gran diversidad morfológi­
ca y de conducta. Por ejemplo, las serpien­
tes perdieron totalmente sus extremidades
para hacer más eficaz su locomoción, las
tortugas desarrollaron un carapacho que les
protege contra sus depredadores, las lagar­
Voladora / Spilotes pullatus
tijas cuentan con una gama muy amplia de
colores que les permite confundirse en el Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez
medio ante posibles depredadores, los co­
codrilos presentan escamas a manera de de ello es un grupo que no representa un aves e incluso otros reptiles); las lagarti­
coraza y han desarrollado una gran masa riesgo elevado para quienes tratan a sus jas, por su parte, se alimentan de artrópo­
muscular (Calderón­Mandujano y colabora­ ejemplares con prudencia y respeto. dos que muchas veces son dañinos para
dores, 2005). En un caso extremo, algunas el hombre, como los alacranes, moscas,
especies cuentan con glándulas de saliva ImportancIa chinches, etc. Económicamente su impor­
tan avanzadas que producen un veneno muy tancia no es tan elevada como la de otros
fuerte que en muchas ocasiones puede Desde el punto de vista ecológico, este grupos, sin embargo, se sabe que en déca­
ser mortal, incluso para el hombre. A pesar grupo es muy importante forma parte de das pasadas el comercio de las pieles de
los diferentes niveles en la cadena alimen­ cocodrilo tuvo un fuerte impacto sobre la
ticia, siendo depredadores y presas. Las economía local en el sur de Quintana Roo.
serpientes controlan de manera eficiente En algunos lugares las tortugas han sido
Los reptiles pueden las poblaciones de roedores, lo que evita parte de la economía local o de subsistencia.
que se conviertan en una plaga para los
ser utilizados como campesinos. Los cocodrilos, en su medio,
Culturalmente los mayas utilizaban de mane­
ra frecuente algunas de las especies en sus
indicadores de disturbio también regulan las poblaciones de otros ceremonias religiosas; los carapachos de
vertebrados menores (peces, mamíferos, tortugas se empleaban como instrumentos

247
Reptiles
Capítulo 4

Quintana Roo cuenta con 106 especies de reptiles

Bejuquillo / Oxybelis aeneus Casquito o pochitoque / Kinosternon scorpioides

Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

( (
musicales durante las festividades, o como con su estado de protección a nivel nacio­
recipientes para llevar las ofrendas. También Los reptiles se han nal (Semarnat, 2001), encontramos 28 espe­
se les atribuyen cualidades curativas para reducido drásticamente por cies sujetas a protección especial (pr), 10
ciertas enfermedades de índole respiratoria, amenazadas (a) y seis en peligro de extin­
falta de planeación en su
especialmente a las tortugas del género Ki­ ción (p). En el plano internacional, la Unión
nosternon. aprovechamiento Internacional para la Conservación de la Na­
Especies como los cocodrilos (Crocody­ turaleza (uicn) considera 43 especies en
lus acutus y C. moreletii), la cascabel (Cro­ DIversIDaD sus diferentes categorías, ocho de las cua­
talus simus), las iguanas (Ctenosaura simi­ les también se encuentran en alguno de los
lis e Iguana iguana) son consideradas con A la fecha, Quintana Roo cuenta con 23 fa­ apéndices de la Convención sobre el Co­
cualidades curativas. En el plano religioso milias, 72 géneros y 106 especies de las mercio Internacional de Especies Amena­
la serpiente voladora (Spilotes pullatus) se 140 reportadas para la Península de Yuca­ zadas de Fauna y Flora (cites).
relaciona con la leyenda de la Ixtabay, mu­ tán (75 %), lo cual representa cerca del 13 %
jer mitad humano y mitad animal que se de la riqueza nacional y 1.3 % de la riqueza DIstrIbucIón
alimenta de los hombres que se internan mundial (Calderón­Mandujano y Mora­Tem­
en la selva. Cuenta la tradición que durante bre, 2004; Cedeño­Vázquez y colaboradores, El estado de Quintana Roo, por su ubica­
el día toma la forma de esta serpiente, pero 2003; Lee, 1996). Dos especies de coco­ ción geográfica, incluye el gradiente de hu­
durante la noche se convierte en mujer drilos, 14 de tortugas, 39 de lagartijas y 51 medad de la Península, que determina en
atrayendo a los hombres para devorarlos de serpientes componen la riqueza de este cierta medida la distribución de estos orga­
(Calderón­Mandujano y colaboradores, en grupo en el estado. De ellas, 17 son endémi­ nismos. En la porción noroeste se encuentran
revisión). cas de la Península de Yucatán. En relación los que requieren de un hábitat cálido y seco,

248
Reptiles
Fauna / Vertebrados terrestres

ahí se ubican además la mayoría de las espe­ medianas de Quintana Roo (Calderón­Man­

Las serpientes y los cies endémicas; en la porción sur, aquellas


que corresponden a zonas más húmedas,
dujano, 2006a). Un caso muy particular lo
presentan las tortugas, tanto marinas como

cocodrilos controlan compartidas en parte con la porción norte


del Petén guatemalteco. En este contexto,
dulceacuícolas; cuatro especies se localizan
en la zona marítima, migran a diferentes

algunas poblaciones especies como Sceloporus cozumela, Cte­


nosaura defensor, Porthidiunm yucatanicum,
partes del mundo y regresan a reproducirse
a las playas de la reserva de Sian Ka’an y
de otros vertebrados Symphimus mayea y Terrapene yucatana,
se encuentran en mayor abundancia en la
zonas aledañas. Por otra parte, Dermatemys
mawii sólo se ha reportado para algunos
menores porción norte. Mientras que Anolis bipor­
catus y Corytophanes cristatus se encuen­
cuerpos de agua del sur de la entidad, en
el Río Hondo y Laguna Guerrero, principal­
tran con mayor frecuencia en las selvas mente.

Amenazas para su conservación

C
omo en todos los grupos, una de las mayores amenazas ataca de manera indiscriminada, debido al temor infundado que
que presentan los reptiles, en general, es la alteración en su mayoría provocan a la gente. Asimismo, el desarrollo de
de su hábitat. Debido a que son organismos que se des­ los centros turísticos en la costa ha provocado la pérdida de las
plazan poco, muchos mueren ya sea por contacto directo o playas que usan las tortugas marinas para anidar, y han reduci­
indirecto con las actividades humanas (agricultura, ganadería, do considerablemente las áreas de humedales, de vital impor­
forestal, principalmente). El problema se acentúa cuando se les tancia para este grupo (Calderón­Mandujano, 2006a).

En la Península de Yucatán hay 17 especies endémicas de reptiles

Tortuga blanca / Dermatemys mawii

Escorpión / Coleonyx elegans


Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

Falso coral / Lampropeltis triangulum


Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

249
Reptiles
Capítulo 4

Nauyaca cola de hueso / Porthidiunm yucatanicum Culebra / Symphimus mayae


Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

Estado de conservación

Si bien recientemente se revisó la condición de todas las


Iguana / Ctenosaura similis
especies de reptiles en el país por parte de la uicn, uno de
los principales problemas que se presentó para esta área
geográfica fue la escasez de trabajos; la mayoría de los
estudios se ha enfocado en las tortugas marinas o dulce­
acuícolas, las cuales son utilizadas como alimento y han
reducido drásticamente sus poblaciones debido a la falta
de planeación sobre su aprovechamiento.
Se sabe que los reptiles presentan potencial para ser
utilizados como indicadores de disturbio y que la tenden­
cia de muchas especies es a la baja, debido a la pérdida o
alteración del hábitat (Calderón­Mandujano, 2006a).
Foto: Rogelio Cedeño­Vázquez

Acciones de conservación

En Quintana Roo, las reservas de mayor dimensión como Yum nos y se convierten en una amenaza para la gente o animales
Balam, Uaymil, Sian Ka’an y el Santuario del Manatí en la Bahía domésticos, la Profepa y la Semarnat se dan a la tarea de reu­
de Chetumal, ofrecen alternativas de conservación; sin embar­ bicarlos en zonas de menor riesgo. El resto de las especies
go, la capacidad operativa de los responsables resulta insufi­ sólo cuenta con las leyes nacionales de poca aplicación y rara
ciente, tanto para la vigilancia como para la aplicación de las efectividad. Hace falta una mayor difusión de la importancia de
normas establecidas. En el caso de las tortugas marinas, debido los reptiles y un mayor compromiso por parte de los órganos gu­
a su carisma, se han implementado programas de recuperación bernamentales en la adecuación y aplicación de programas que
en las playas concesionadas a particulares. Con respecto a los promuevan el conocimiento y respeto, no sólo por este grupo,
cocodrilos que habitan en la cercanía de asentamientos huma­ sino por la diversidad biológica de Quintana Roo en general.

250
Reptiles
Fauna / Vertebrados terrestres

Literatura consultada

• Calderón­Mandujano, R. 2002. Los reptiles venenosos de la • Cedeño­Vázquez, J. R., Calderón, R. y Pozo, C. 2003. New Distri­
selva maya. Periódico Por Esto, suplemento cultural. 21 de butional Records for Amphibians and Reptiles from Quintana
noviembre. Roo on the Yucatan Peninsula, Mexico. Herpetological Re­
• ––––– y Mora­Tembre, L. 2004. New distributional records and view 34(4):393­395.
comments on Amphibians and Reptiles from Quintana Roo, • Flores­Villela, O. y Canseco­Márquez, L. 2004. Nuevas especies
Mexico. Herpetological Review 35(3):295­296. y cambios taxonómicos para la herpetofauna de México.
• ––––– Bahena­Basave, H. y Calmé, S. 2005. Guía de anfibios y Acta Zoológica Mexicana 20(2):115­144
reptiles de la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an y zonas ale­ • Lee, J. C. 1996. The Amphibians and Reptiles of the Yucatan Pe­
dañas. Grupo Editorial Keer. 220 pp. ninsula. Cornell University Press, Ithaca and London. 500 pp.
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Quintana Roo, México. En: Ramírez­Bautista, A., Canseco­ the Yucatán Península. University of Kansas, Kansas.
Márquez, L. y Mendoza­Quijano, F. (Editores). Herpetofauna • Semarnat. 2001. Norma Oficial Mexicana NOM­059­ECOL­2001.
Mexicana: estado actual, ecología, inventarios y sistemática. Protección ambiental. Especies nativas de México de flora y
(Publicación especial núm. 5). Sociedad Herpetológica Me­ fauna silvestres. Categorías de riesgo y especificaciones para
xicana. pp. 109­124. su inclusión, exclusión o cambio. Lista de especies en riesgo.
• ––––– 2006a. Anfibios y reptiles como potenciales indicadores Disponible en: www.ine.gob.mx/ueajei/norma59a.html
de la calidad del hábitat en tres sitios del Corredor Biológico • Ochoa Ochoa, L. M. y Flores Villela, O. 2006. Áreas de diversi­
Mesoamericano (cbm) en México. Tesis de Maestría. ecosur, dad y endemismo de la herpetofauna mexicana. unam, Co­
Chetumal, Quintana Roo. 80 pp. nabio, México. 211 pp.
• ––––– Flores­Villela, O. y Ochoa, L. (En revisión). Los reptiles de la
zona Sur de Quintana Roo (zona arqueológica de Oxtankah).
En: Oxtankah: una ciudad prehispánica en las tierras bajas
del Área Maya, vol. 1. Medio Físico y Biodiversidad.

Acerca de los autores

romel rené calderón-manduJano Biólogo por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Especialidad: Herpetología realizó su maestría en Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo Ru­
Institución: ecosur, Unidad Chetumal ral en ecosur, Chetumal. Ha participado en aproximadamente 20 pro­
E­mail: [email protected] yectos, de los cuales ha dirigido seis enfocados a la herpetología en el
sureste mexicano. Miembro de la Sociedad Herpetológica Mexicana y
asesor de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Ha publicado tres libros y cerca de cien escritos entre capítulos de li­
bros, publicaciones en línea, trabajos de difusión, artículos arbitrados
y notas científicas sobre la herpetofauna del sureste mexicano, princi­
palmente de la Península de Yucatán.

José rogelio cedeño-Vázquez Biólogo egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hi­
Especialidad: Biología de la conservación, dalgo, estudió en ecosur la maestría en Ciencias en Manejo de Recursos
herpetología, ecología de paisaje y Naturales y Desarrollo Rural, y el doctorado en Ciencias en Ecología
genética de poblaciones y Desarrollo Sustentable. Ha participado en diversos proyectos
Institución: Instituto Tecnológico de de investigación relacionados con anfibios y reptiles de la Penínsu­
Chetumal la de Yucatán. Es autor de 12 artículos científicos, diez artículos de
E­mail: [email protected] divulgación y notas científicas en revistas nacionales e internaciona­
les; un libro sobre los anfibios de la región de Calakmul, Campeche,
y siete capítulos de libros, incluyendo el contenido sobre anfibios y
reptiles de la Enciclopedia de Quintana Roo. Es fotógrafo de la vida
silvestre.

251
Reptiles
Capítulo 4

Aves

Jorge Correa Sandoval • Barbara MacKinnon H.

L
as aves son un grupo de animales
con el que estamos muy familiari­
zados, pues la mayoría son activos
durante el día, se mueven, vuelan y
vocalizan continuamente.
Podemos reconocer un ave como un ani­
mal que tiene plumas, algo que ningún
otro grupo posee. Por especialistas en
paleontología sabemos que se han encon­
trado evidencias de que algunos dinosau­
rios tenían plumas tipo plumón para aislar
el cuerpo, y plumas largas en alas y patas.
Las plumas y similitudes estructurales del
esqueleto han llevado a situar al grupo
de dinosaurios depredadores Dromaeo­
sauros, como los parientes lejanos de las
aves. Aunque las aves más antiguas en Bolsero encapuchado, yuya / Icterus cucullatus
el planeta no vuelan, como el tinamou, los Foto: Jorge Correa Sandoval
cuerpos de todas las aves están adaptados
para hacerlo. Debe destacarse que las aves son de en el 2006, sin contar el costo de los bo­
Para volar, los cuerpos deben ser ligeros, sangre caliente y nacen de huevos de cásca­ letos en transporte aéreo internacional (Gó­
por ello las aves carecen de dientes y mu­ ra dura, formada por cristales de carbonato mez de Silva, 2007).
chos de sus huesos están fusionados y son de calcio. Los pollitos pueden nacer con el Esta actividad, combinada con las re­
huecos; además, su sistema cardiaco, cir­ cuerpo cubierto de plumón y ser totalmen­ lacionadas con la investigación, conser­
culatorio y respiratorio, junto con un traba­ te independientes (patos, playeros), o bien vación, congresos, conferencias y educación
jo muscular eficaz, les permiten aprovechar estar desnudos y ciegos y requerir de un ambiental, genera recursos económicos y
al máximo la energía y el aire que respiran, periodo de cuidado de sus padres (pelíca­ beneficios sociales en los servicios de hos­
características que las distinguen entre los nos, mosqueros). pedaje, alimentos, paseos en lancha, uso de
vertebrados. senderos, servicios de guías especializados,
ImportancIa venta de artesanías inspiradas en las aves,
así como bebederos para colibríes, azúcar
La importancia ecológica y económica de
Existen alrededor las aves es primordial en las selvas y cul­
y semillas. No obstante la derrama econó­
mica del turismo de observación, pasa inad­
de 40 especies que tivos, como polinizadoras, transportadoras
de semillas, controladoras de plagas de
vertido el gran número de personas que
vienen para conocer la diversidad de aves
dependen 100 % insectos, depredadoras de roedores, etc. que habitan la entidad.
Además, su sola presencia ha creado un
de las selvas de segmento turístico muy importante: el del
La facultad de volar también ha otorgado
a las aves un papel fundamental en la cos­
Quintana Roo turismo de observación de aves, que en Mé­
xico generó más de 22 millones de dólares
movisión de todas las culturas del mundo,
incluida la cultura maya, en la cual las aves

252
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

( (
Mil millones de aves
migratorias pasan cada otoño
y primavera por la Península
de Yucatán (Greenberg,
1990); 110 especies pasan
el invierno en el estado y 44
siguen su viaje

Cocopato / Eudocimus albus


Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

fueron elegidas para intervenir


venir como men­ ven en sus solares, selvas y milpas, y dis­
sajeras por su canto y se encuentran en frutan o se alimentan de ellas.
muchas leyendas.
Garza cucharón, kuka / Cochlearius cochlearius
También inspiraron nombres de lugares DIversIDaD
y familias. Las representaciones de aves en Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)
los códices y en glifos nominales son otra Quintana Roo cuenta con el registro de 483
prueba de su importancia en la cultura. especies de aves –incluidas dos especies nínsula de Yucatán (MacKinnon H., 2005),
Hoy en día, en el campo quintanarroense, introducidas–, de 71 familias que represen­ 44 % de las aves en México y 4.8 % de
la gente sigue identificando a las aves que tan 88 % de las especies de aves en la Pe­ las aves en el mundo. Entre ellas, 124 son
acuáticas y 359 terrestres.
Por lo que respecta a las aves acuáticas,
en el estado existen importantes colonias
reproductivas de pelícano café, cormora­
nes, fragatas, garzas y el galletán, entre
otros.
De las aves terrestres, la familia de los
mosqueros (Tyrannidae) es la que tiene más
especies, 43, y la de gusaneros (Parulidae),
en su mayoría aves migratorias, tiene 40.
Es importante notar que el principal alimen­
to de las dos familias son los insectos, por
lo que adquieren importancia para el control
de plagas.
Por la ubicación de la Península de Yuca­
tán, entre dos mares, pasan aproximada­
mente mil millones de aves migratorias cada
otoño y primavera entre Norte y Sudamé­
rica (Greenberg, 1990); de las cuales, 110
especies pasan el invierno en el estado y 44
siguen su viaje más al sur. Aparte, unas 61
especies de aves han llegado como vagos
u ocasionales, por estar afuera de su distri­
bución normal. En la primavera llegan cinco
Chipe de pradera / Dendroica discolor especies de Sudamérica y otras cinco del
Foto: Jorge Correa Sandoval
Caribe para anidar en el estado; en otoño

253
Aves
Capítulo 4

La pérdida del hábitat por el desarrollo turístico, la expansión de


la urbanización, los monocultivos y la ganadería extensiva son la
principal amenaza para las aves

Cuadro 1. Especies de aves endémicas de la Península de Yucatán


Nombre común Nombre científico
Kutz, pavo ocelado Agriocharis ocellata Gaviota reidora / Larus atricilla

X’tuut, loro yucateco Amazona xantholora Foto: Jorge Correa Sandoval

Chac pujuy, tapacamino Nyctiphrynus yucatanicus

( (
Box pujuy, tapacamino huil Caprimulgus badius
Ch’ujum, carpintero yucateco Melanerpes pygmaeus
X’takay, papamoscas yucateco Myarchus yucatanicus
Ch’el, urraca yucateca Cyanocorax yucatanicus
Matraca yucateca1 Campylorhynchus yucatanicus
Quintana Roo cuenta
Dzibabán, maullador negro Melanoptila glabrirostris con 483 especies de
Tángara yucateca Piranga roseogularis aves: 124 acuáticas y
Yuyum, bolsero yucateco Icterus auratus 359 terrestres; 13 son
Dzunum, esmeralda de Cozumel Chlorostilbon forficatus
endémicas del estado
Vireo de Cozumel Vireo bairdi
Cuitlacoche de Cozumel2 Toxostoma guttatum
1
No ocurre en Quintana Roo.
2
Probablemente extinta.

Charrán real / Thalasseus maximus Gaviota reidora / Larus atricilla

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Foto: Jorge Correa Sandoval

254
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Colibrí canela, dzunún / Amazilia rutila Garza melenuda / Egretta rufescens


Foto: Jorge Correa Sandoval Foto: Jorge Correa Sandoval

regresan a sus “casas” de invierno. Por su rica y en su paso se alimentan de los frutos tat utilizado por el paso de millones de aves
aislamiento, el estado de Quintana Roo del chechem negro que domina la vegeta­ migratorias, aparte de las aves residentes
cuenta con 13 especies de aves endémi­ ción de la costa. que dependen de grandes extensiones de
cas de la región de la península, el norte de La vegetación baja y densa de la costa selva para su sobrevivencia.
Belice y el Petén de Guatemala (cuadro 1). de Sian Ka’an, permite que abunden el pá­ Asimismo, en la ribera del Río Hondo,
jaro endémico dzibabán (Melanoptila glabri­ las selvas que existieron hace 15 o 20 años
DIstrIbucIón rostris) y el vireo yucateco (Vireo magister) han sido fraccionadas, de tal manera que
de distribución restringida. las aves disponen cada vez de menos re­
En Quintana Roo, por su ubicación en el Las selvas de Quintana Roo que reciben cursos, lo que en el mediano y largo plazo
Caribe, hay especies que no se encuentran más lluvias proveen hábitat para un buen reducirá sus poblaciones.
en otra parte de México, y que en el estado número de especies de aves que no se en­ La destrucción de la vegetación de
están relacionadas con la vegetación de la cuentran en el estado de Yucatán, por ser las islas y de la costa por las actividades
costa y las islas, desde Contoy hasta Ban­ más seco. Además, en las selvas altas en turísticas, que incluye la “limpieza” de la
co Chinchorro. Incluyen especies como la el sur del estado existen especies que ma­ vegetación nativa baja en la que se esconden
paloma xbolóm (Patagioenas leucocephala), yormente se encuentran en Centroamérica, las aves, automáticamente reduce las úni­
el garrapatero pico liso (Crotophagaani), el incluidas varias especies de colibríes, la tu­ cas poblaciones en México de la subespecie
vireo yucateco (Vireo magister), la reinita caneta verde, y el manaquín cuello blanco, endémica de la reinita y el vireo yucateco, y
(Coereba flaveola) y la tángara cabeza raya­ entre otros (cuadro 2). reduce las de especies endémicas como el
da (Spindalis zena). colibrí (Chlorostilbon forficatus) y el vireo de
La mayor afluencia de aves migratorias amenazas Cozumel (Vireo bairdi).
que cruzan el Golfo de México ocurre en Otra amenaza muy grave es el descon­
toda la costa norte de la península y en las Igual que para el resto de la fauna, la pérdi­ trol total de la captura y comercialización
islas. Tanto las aves migratorias terrestres da de hábitat es la mayor amenaza para las ilegal de las aves, en especial loros y aves
como las acuáticas utilizan la costa y las aves. Esto ocurre en Quintana Roo principal­ canoras. Del mismo modo, la cacería ilegal
islas en su viaje al sur. Las lagunas costeras mente por el cambio de uso de suelo para el de hocofaisán, cojolite y el pavo ocelado
y arrecifales son especialmente importantes desarrollo turístico, la expansión de la urba­ hacen que estas especies (protegidas por la
para los patos, en particular las miles de nización, los monocultivos y la ganadería NOM­059­SEMARNAT­2001) sean cada día más
cercetas ala azul (Anas discors) que pasan extensiva. El fraccionamiento de los terre­ escasas. Peor todavía es el uso de tirahules
cada año por la zona. Las parvadas de va­ nos de los grandes ejidos en el norte de (resorteras) por los jóvenes que matan por
rios miles del mosquero tirano dorso negro la entidad, por negocios de bienes raíces, matar, incluso especies protegidas y valio­
(Tyrannus tyrannus) migran hasta Sudamé­ amenaza seriamente la viabilidad del hábi­ sas para el turismo, como el águila elegante.

255
Aves
Capítulo 4

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo*

Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2
Tinamúes / Tinamidae Pardelas / Procellariidae
Tinamú mayor Tinamus mayor * Pardela de Cory Calonectris diomedea A
Tinamú menor Crypturellus soui * Pardela mayor Puffinus gravis A
Tinamú canela Crypturellus cinnamomeus * Pardela de Audubon Puffinus lherminieri O
Tinamú jamuey Crypturellus boucardi * Rabijuncos / Phaethontidae
Patos y gansos / Anatidae Rabijunco colablanca Phaethon lepturus O
Pijije ala blanca Dendrocygna autumnalis * Bobos / Sulidae
Pijije canelo Dendrocygna bicolor O Bobo enmascarado Sula dactylatra O
Pato real Cairina moschata * Bobo café Sula leucogaster *
Pato arcoiris Aix sponsa A Bobo pata roja Sula sula O
Pato chalcuán Anas americana A Pelícanos / Pelecanidae
Pato de collar Anas platyrhynchos A Pelícano blanco Pelecanus erythrorhynchos I
Cerceta ala azul Anas discors I Pelícano pardo Pelecanus occidentalis *I
Cerceta canela Anas cyanoptera A Cormoranes / Phalacrocoracidae
Pato cucharón norteño Anas clypeata I Cormorán oliváceo Phalacrocorax brasilianus *
Pato golondrino Anas acuta I Cormorán orejudo Phalacrocorax auritus *
Cerceta ala verde Anas crecca A Anhingas / Anhingidae
Pato pico anillado Aythya collaris O Anhinga americana Anhinga anhinga *I
Pato boludo menor Aythya affinis I Fragatas / Fregatidae
Mergo cresta blanca Lophodytes cucullatus A Fragata magnífica Fregata magnificens *
Mergo copetón Mergus serrator O Garzas y pedretes /Ardeidae
Pato enmascarado Nomonyx dominicus * Avetoro neotropical Botaurus pinnatus *
Cracidos / Cracidae Avetoro norteño Botaurus lentiginosus I
Chachalaca vetula Ortalis vetula * Avetoro mínimo Ixobrychus exilis Iv*
Pava corolita Penelope purpurascens * Garza tigre mexicana Tigrisoma mexicanum *
Hocofaisán Crax rubra * Garza morena Ardea herodias/ *I
Pavos / Phasianidae A.h.occidentales

Guajolote ocelado, kutz Meleagris ocellata * Garza blanca Ardea alba *I

Codornices / Odontophoridae Garceta pie dorado Egretta thula *I

Codorniz yucateca Colinus nigrogularis * Garceta azul Egretta caerulea *I

Codorniz bolonchaco Odontophorus guttatus * Garceta tricolor Egretta tricolor *I

Codorniz silbadora Dactylortyx thoracicus * Garceta rojiza Egretta rufescens *I

Zambullidores / Podicipedidae Garza ganadera Bubulcus ibis *I

Zambullidor menor Tachybaptus dominicus * Garceta verde Butorides virescens *I

Zambullidor pico grueso Podilymbus podiceps Iv* Garza agami Agamia agami *

1
Compilado por Barbara McKinnon H. Actualizado a mayo de 2008. Revisado en diferentes etapas por: Sophie Calmé, Jorge Correa Sandoval, Elsa
M. Figueroa, Héctor Gómez de Silva, A. Townsend Peterson, Carmen Pozo, Raúl Ortiz Pulido, Adolfo Navarro Sigüenza, Octavio Rojas Soto y Paul
Wood.
2
Estacionalidad. continúa

256
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)

Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2
Pedrete corona negra Nycticorax nycticorax I Aguililla de Swainson Buteo swainsoni A
Pedrete corona clara Nyctanassa violacea *I Aguililla cola blanca Buteo albicaudatus *
Garza cucharón Cochlearius cochlearius * Aguililla aura Buteo albonotatus I
Ibises y espátulas / Threskiornithidae Aguililla cola roja Buteo jamaicensis I
Ibis blanco o coco pato Eudocimus albus *I Águila blanquinegra Spizastur melanoleucus *
Ibis cara oscura Plegadis falcinellus I Águila tirana Spizaetus tyrannus *
Ibis cara blanca Plegadis chihi O Águila elegante Spizaetus ornatus *
Espátula rosada/ Platalea ajaja * Halcones / Falconidae
chocolatera Halcón selvático barrado Micrastur ruficollis *
Cigüeñas / Ciconiidae Halcón selvático de collar Micrastur semitorquatus *
Jabiru, jabirú Jabiru mycteria * Caracara quebrantahuesos Caracara cheriway *
Cigüeña americana, galletán Mycteria americana * Halcón guaco Herpetotheres cachinnans *
Flamencos / Phoenicopteridae Cernícalo americano Falco sparverius I
Flamenco caribeño Phoenicopterus ruber I Halcón esmerejón Falco columbarius I
Zopilotes / Cathartidae Halcón enano Falco rufigularis *
Zopilote común/chombo Coragyps atratus * Halcón peregrino Falco peregrinus I
Zopilote aura Cathartes aura *I Ralidos / Rallidae
Zopilote sabanero Cathartes burrovianus * Polluela rojiza Laterallus ruber *
Zopilote rey Sarcoramphus papa * Rascón picudo Rallus longirostris *
Accipitridos / Accipitridae Rascón cuello rufo Aramides axillaris *
Gavilán pescador Pandion haliaetus *I Rascón cuello gris Aramides cajanea *
Gavilán cabeza gris Leptodon cayanensis * Polluela sora Porzana carolina I
Gavilán pico gancho Chondrohierax uncinatus * Polluela pecho amarillo Porzana flaviventer *
Milano tijereta Elanoides forficatus T Rascón pinto Pardirallus maculatus *
Milano cola blanca Elanus leucurus * Gallineta morada Porphyrio martinica *I
Gavilán caracolero Rostrhamus sociabilis * Gallineta frente roja Gallinula chloropus *I
Gavilán bidentado Harpagus bidentatus * Gallareta americana Fulica americana I
Milano de Mississippi Ictinia mississippiensis A Gallareta caribeña Fulica caribaea A
Milano plomizo Ictinia plumbea Tv* Pájaro cantil / Heliornithidae
Gavilán rastrero Circus cyaneus T Pájaro cantil Heliornis fulica *
Gavilán pecho rufo Accipiter striatus T Limpkins / Caraos / Aramidae
Gavilán bicolor Accipiter bicolor * Correa Aramus guarauna *
Gavilán zancón Geranospiza caerulescens * Plovers / Chorlos / Charadriidae
Aguililla gris Buteo nitidus * Chorlo gris Pluvialis squatarola Iv
Aguililla­negra menor Buteogallus anthracinus * Chorlo dominico Pluvialis dominica T
Aguililla­negra mayor Buteogallus urubitinga * Chorlo nevado Charadrius alexandrinus Iv*
Aguililla rojinegra Parabuteo unicinctus A Chorlo pico grueso Charadrius wilsonia *I
Aguililla caminera Buteo magnirostris * Chorlo semipalmeado Charadrius semipalmatus I
Aguililla ala ancha Buteo platypterus A Chorlo chiflador Charadrius melodus I
Aguililla cola corta Buteo brachyurus * Chorlo tildío Charadrius vociferus Iv*

continúa

257
Aves
Capítulo 4

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)

Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2
Ostreros / Haematopodidae Charrán pico grueso Gelochelidon nilotica Iv
Ostrero americano Haematopus palliatus * Charrán caspia Hydroprogne caspia Iv
Avocetas / Recurvirostridae Charrán real Thalasseus maximus *I
Candelero americano Himantopus mexicanus *I Charrán de Sandwich Thalasseus sandvicensis *I
Avoceta americana Recurvirostra americana I Charrán rosado Sterna dougallii A
Jacanas / Jacanidae Charrán común Sterna hirundo Ti
Jacana norteña Jacana spinosa * Charrán de Forster Sterna forsteri I
Playeros y falaropos / Scolopacidae Charrán mínimo Sternula antillarum *V
Playero alzacolita Actitis macularius Iv Charrán embridado Sterna anaethetus *V
Playero solitario Tringa solitaria I Charrán sombrío Onychoprion fuscatus *V
Patamarilla mayor Tringa melanoleuca Iv Charrán negro Chlidonias niger T
Playero pihuiuí Tringa semipalmata Iv Charrán­bobo café Anous stolidus *V
Patamarilla menor Tringa flavipes Iv Charrán­bobo negro Anous minutus A
Zarapito ganga Bartramia longicauda T Rayador americano Rynchops niger *I
Zarapito trinador Numenius phaeopus I Salteadores / Stercorariidae
Zarapito pico largo Numenius americanus I Salteador pomarino Stercorarius pomarinus I
Picopando canelo Limosa fedoa I Salteador parásito Stercorarius parasiticus O
Vuelvepiedras rojizo Arenaria interpres Iv Palomas y tórtolas / Columbidae
Charrán caspia Calidris canutus I Paloma doméstica Columba livia *
Playero blanco Calidris alba Iv Paloma colorada Patagioenas cayennensis *
Playero semipalmeado Calidris pusilla Ti Paloma escamosa Patagioenas speciosa *
Playero occidental Calidris mauri Iv Paloma corona blanca Patagioenas leucocephala *Vi
Playero chichicuilote Calidris minutilla I Paloma morada Patagioenas flavirostris *
Playero rabadilla blanca Calidris fuscicollis T Paloma triste Patagioenas nigrirostris *

Playero de Baird Calidris bairdii A Paloma ala blanca Zenaida asiatica *I

Playero pectoral Calidris melanotos T Paloma aurita Zenaida aurita *

Playero dorso rojo Calidris alpina O Paloma huilota Zenaida macroura I

Playero zancón Calidris himantopus I Tórtola coquita Columbina passerina *

Playero leonado Tryngites subruficollis A Tórtola rojiza Columbina talpacoti *

Costurero pico corto Limnodromus griseus I Tórtola azul Claravis pretiosa *

Costurero pico largo Limnodromus scolopaceus O Paloma arroyera Leptotila verreauxi *

Agachona común Gallinago delicata I Paloma cabeza ploma Leptotila plumbeiceps *

Chocha americana Scolopax minor A Paloma caribeña Leptotila jamaicensis *

Falaropo pico largo Phalaropus tricolor Ti Paloma­perdiz rojiza Geotrygon montana *

Gaviotas, charranes y rayadores / Laridae Psitacidos / Psittacidae

Gaviota reidora Larus atricilla * Perico pecho sucio Aratinga nana *

Gaviota de Bonaparte Larus philadelphia A Loro cabeza oscura Pionopsitta haematotis *

Gaviota pico anillado Larus delawarensis Iv Loro corona blanca Pionus senilis *

Gaviota plateada Larus argentatus Iv Loro frente blanca Amazona albifrons *

Gaviota sombría Larus fuscus I Loro yucateco Amazona xantholora *

continúa

258
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)

Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2

Loro cachete amarillo Amazona autumnalis * Fandanguero cola cuña Campylopterus curvipennis A
Loro corona azul Amazona farinosa * Colibrí nuca blanca Florisuga mellivora A
Cuclillos, correcaminos y garrapateras / Cuculidae Colibrí garganta negra Anthracothorax prevostii *
Cuclillo canela Piaya cayana * Esmeralda de Cozumel Chlorostilbon forficatus *
Cuclillo pico amarillo Coccyzus americanus Tv* Esmeralda tijereta Chlorostilbon canivetii *
Cuclillo manglero Coccyzus minor * Colibrí cándido Amazilia candida *
Cuclillo pico negro Coccyzus erythropthalmus T Colibrí corona azul Amazilia cyanocephala O
Cuclillo rayado Tapera naevia * Colibrí cola rojiza Amazilia tzacatl *
Cuclillo faisán Dromococcyx phasianellus * Colibrí yucateco Amazilia yucatanensis *
Garrapatero pico liso Crotophaga ani * Colibrí canela Amazilia rutila *
Garrapatero pijuy Crotophaga sulcirostris * Colibrí cola hendida Doricha eliza *
Lechuzas de campanario / Tytonidae Colibrí garganta rubí Archilochus colubris I
Lechuza de campanario Tyto alba * Trogones / Trogonidae
Búhos / Strigidae Trogón cabeza negra Trogon melanocephalus *
Tecolote vermiculado Megascops guatemalae * Trogón violáceo Trogon violaceus *
Búho carnudo Bubo virginianus * Trogón de collar Trogon collaris *
Tecolote bajeño Glaucidium brasilianum * Trogón cola oscura Trogon massena *
Tecolote llanero Athene cunicularia A Momotos / Momotidae
Búho cuerno corto Asio flammeus A Momoto enano Hylomanes momotula *
Búho café Ciccaba virgata * Momoto corona azul Momotus momota *
Búho blanquinegro Ciccaba nigrolineata * Momoto ceja azul Eumomota superciliosa *
Búho cara oscura Asio stygius A Martines pescadores / Alcedinidae
Tapacaminos/ Martín pescador de collar Megaceryle torquatus *
Caprimulgidae Martín pescador norteño Megaceryle alcyon I
Chotacabras menor Chordeiles acutipennis * Martín pescador amazónico Chloroceryle amazona *
Chotacabras zumbón Chordeiles minor T Martín pescador verde Chloroceryle americana *
Chotacabras pauraque Nyctidromus albicollis * Martín pescador enano Chloroceryle aenea *
Tapacamino yucateco Nyctiphrynus yucatanicus * Bucos / Bucconidae
Tapacamino de Carolina Caprimulgus carolinensis A Buco de collar Notharchus macrorhynchos *
Tapacamino huil Caprimulgus badius * Galbulas / Galbulidae
Nictibios / Nyctibiidae Jacamar cola rufa Galbula ruficauda *
Bienparado norteño Nyctibius jamaicensis * Tucanes / Ramphastidae
Vencejos / Apodidae Tucaneta verde Aulacorhynchus prasinus *
Vencejo de chimenea Chaetura pelagica T Arasarí de collar Pteroglossus torquatus *
Vencejo de Vaux Chaetura vauxi * Tucán pico canoa Ramphastos sulfuratus *
Vencejo­tijereta menor Panyptila cayennensis * Carpinteros / Picidae
Colibríes / Trochilidae Carpintero yucateco Melanerpes pygmaeus *
Ermitaño enano Phaethornis striigularis * Carpintero cheje Melanerpes aurifrons *
Fandanguero pecho Phaeochroa cuvierii A Chupasavia maculado Sphyrapicus varius I
escamoso
Carpintero mexicano Picoides scalaris *

continúa

259
Aves
Capítulo 4

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)

Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2

Carpintero café Veniliornis fumigatus * Pibí boreal Contopus cooperi I


Carpintero oliváceo Piculus rubiginosus * Pibí oriental Contopus virens T
Carpintero castaño Celeus castaneus * Pibí tropical Contopus cinereus *
Carpintero lineado Dryocopus lineatus * Mosquero vientre amarillo Empidonax flaviventris I
Carpintero pico plata Campephilus guatemalensis * Mosquero verdoso Empidonax virescens T
Furnaridos / Furnariidae Mosquero ailero Empidonax alnorum T
Güitío pecho rufo Synallaxis erythrothorax * Mosquero saucero Empidonax traillii T
Breñero garganta pálido Automolus ochrolaemus A Mosquero garganta blanca Empidonax albigularis MA/O
Picolezna liso Xenops minutus * Mosquero mínimo Empidonax minimus I
Hojarasquero oscuro Sclerurus guatemalensis * Papamoscas fibí Sayornis phoebe O
Trepatroncos / Dendrocolaptidae Mosquero cardenal Pyrocephalus rubinus *
Trepatroncos sepia Dendrocincla anabatina * Atila Attila spadiceus *
Trepatroncos rojizo Dendrocincla homochroa * Papamoscas yucateco Myiarchus yucatanensis *
Trepatroncos oliváceo Sittasomus griseicapillus * Papamoscas triste Myiarchus tuberculifer *
Trepatroncos barrado Dendrocolaptes sanctithomae * Papamoscas viajero Myiarchus crinitus I
Trepatroncos bigotudo Xiphorhynchus flavigaster * Papamoscas tirano Myiarchus tyrannulus *
Hormigueros /Thamnophilidae Luis bienteveo Pitangus sulphuratus *
Batará barrado Thamnophilus doliatus * Luis pico grueso Megarynchus pitangua *
Hormiguero ala punteada Microrhopias quixensis * Luis gregario Myiozetetes similis *
Hormiguero tirano Cercomacra tyrannina * Papamoscas rayado Myiodynastes maculatus *V
Hormigueros / Formicariidae Papamoscas atigrado Myiodynastes luteiventris *V
Hormiguero­cholino cara Formicarius analis * Papamoscas pirata Legatus leucophaius *V
negra Tirano tropical Tyrannus melancholicus *
Mosqueros / Tyrannidae Tirano silbador Tyrannus couchii *
Mosquero ceja blanca Ornithion semiflavum A Tirano dorso negro Tyrannus tyrannus T
Mosquero lampiño Camptostoma imberbe * Tirano gris Tyrannus dominicensis T
Elenia verdosa Myiopagis viridicata * Tirano­tijereta rosado Tyrannus forficatus T
Elenia caribeña Elaenia martinica * Tirano­tijereta gris Tyrannus savana O
Elenia vientre amarillo Elaenia flavogaster * Incertae Sedis
Mosquero ocrillo Mionectes oleagineus * Saltarín café Schiffornis turdina *
Mosquero gorra parda Leptopogon amaurocephalus * Mosquero­cabezón mex. Pachyramphus major *
Mosquero pico curvo Oncostoma cinereigulare * Mosquero­cabezón Pachyramphus aglaiae *
Espatulilla gris Poecilotriccus sylvia * degollado
Espatulilla amarillo Todirostrum cinereum * Titira enmascarada Tityra semifasciata *
Mosquero de anteojos Rhynchocyclus brevirostris * Titira pico negro/viuda Tityra inquisitor *
Mosquero ojo blanco Tolmomyias sulphurescens * Manaquínes / Pipridae
Mosquero pico chato Platyrinchus cancrominus * Manaquín cuello blanco Manacus candei *
Mosquero real Onychorhynchus coronatus * Manaquín cabeza roja Pipra mentalis *
Mosquero rabadilla amarilla Myiobius sulphureipygius *

continúa

260
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)
Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2
Vireos / Vireonidae Reyezuelos / Regulidae
Vireo ojo blanco Vireo griseus I Reyezuelo de rojo Regulus calendula A
Vireo manglero Vireo pallens * Silvidos / Sylviidae
Vireo de Cozumel Vireo bairdi * Soterillo picudo Ramphocaenus melanurus *
Vireo garganta amarilla Vireo flavifrons I Blue­gray Gnatcatcher/ Polioptila caerulea *I
Vireo gorjeador Vireo solitarius I perlita azulgris

Vireo gorjeador Vireo gilvus A Perlita tropical Polioptila plumbea *

Vireo de Filadelfia Vireo philadelphicus I Zorzales / Turdidae

Vireo ojo rojo Vireo olivaceus Ti Collalba norteña Oenanthe oenanthe A

Vireo verdeamarillo Vireo flavoviridis *V Azulejo garganta canela Sialia sialis O

Vireo bigotudo Vireo altiloquus T Zorzal rojizo Catharus fuscescens T

Vireo yucateco Vireo magister * Zorzal cara gris Catharus minimus T

Verdillo ocre Hylophilus ochraceiceps * Zorzal de Swainson Catharus ustulatus I

Verdillo gris Hylophilus decurtatus * Zorzal cola rufa Catharus guttatus A

Vireón esmeralda Vireolanius pulchellus * Zorzal maculado Hylocichla mustelina I

Vireón ceja rufa Cyclarhis gujanensis * Mirlo pardo Turdus grayi *

Corvidos / Corvidae Mirlo primavera Turdus migratorius I

Chara verde Cyanocorax yncas * Mimidos / Mimidae

Chara papán Cyanocorax morio * Maullador gris Dumetella carolinensis I

Chara yucateca/ che'el Cyanocorax yucatanicus * Maullador negro/ dzibabán Melanoptila glabrirostris *

Golondrinas / Hirundinidae Centzontle tropical Mimus gilvus *

Golondrina azulnegra Progne subis T Cuitlacoche de Cozumel Toxostoma guttatum *

Golondrina caribeña Progne dominicensis A Estorninos / Sturnidae

Golondrina acerada Progne chalybea *V Estornino pinto Sturnus vulgaris A

Golondrina bicolor Tachycineta bicolor Ti Bisbitas / Motacillidae

Golondrina manglera Tachycineta albilinea * Bisbita de agua Anthus rubescens A

Golondrina ala aserrada Stelgidopteryx serripennis I Chinitos / Bombycillidae

Golondrina yucateca Stelgidopteryx ridgwayi *] Ampelis chinito Bombycilla cedrorum I

Golondrina ribereña Riparia riparia T Chipes / Parulidae

Golondrina risquera Petrochelidon pyrrhonota T Chipe ala azul Vermivora pinus I

Golondrina pueblera Petrochelidon fulva * Chipe ala dorada Vermivora chrysoptera Ti

Golondrina tijereta Hirundo rustica T Chipe peregrino Vermivora peregrina Ti

Chivirínes / Troglodytidae Chipe corona naranja Vermivora celata I

Chivirín moteado Thryothorus maculipectus * Chipe de coronilla Vermivora ruficapilla T

Chivirín de Carolina Thryothorus ludovicianus * Parula norteña Parula americana I

Chivirín ratón Troglodytes aedon [musculus] * Chipe amarillo Dendroica petechia aestiva I

Chivirín de Cozumel Troglodytes aedon beani *] Chipe manglero Dendroica p. eriathachorides *]

Chivirín vientre blanco Uropsila leucogastra * Chipe dorado Dendroica p. rufivertex *]

Chivirín pecho blanco Henicorhina leucosticta * Chipe flanco castaño Dendroica pensylvanica Ti
Chipe de magnolia Dendroica magnolia I

continúa

261
Aves
Capítulo 4

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(continuación)
Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común Nombre científico Est.2
Chipe atigrado Dendroica tigrina Ti Tángara escarlata Piranga olivacea T
Chipe azulnegro Dendroica caerulescens Ti Tángara capucha roja Piranga ludoviciana O
Chipe coronado Dendroica coronata I Tángara ala blanca Piranga leucoptera O
[coronata] Tángara sanguinolenta Ramphocelus sanguinolentus *
Chipe dorso verde Dendroica virens I Tángara cabeza rayada Spindalis zena *
Chipe garganta naranja Dendroica fusca T Tángara azulgris Thraupis episcopus *
Chipe garganta amarilla Dendroica dominica I Tángara ala amarilla Thraupis abbas *
Chipe de pradera Dendroica discolor I Mielero pata roja Cyanerpes cyaneus *Vi
Chipe playero Dendroica palmarum I Gorriones / Emberizidae
Chipe castaño Dendroica castanea T Semillero brincador Volatinia jacarina *
Chipe gorra negra Dendroica striata T Semillero de collar Sporophila torqueola *
Chipe ceruleo Dendroica cerulea T Semillero pico grueso Oryzoborus funereus *
Chipe trepador Mniotilta varia I Semillero oliváceo Tiaris olivaceus *
Chipe flameante Setophaga ruticilla I Rascador oliváceo Arremonops rufivirgatus *
Chipe dorado Protonotaria citrea Ti Rascador dorso verde Arremonops chloronotus *
Chipe gusanero Helmitheros vermivorum I Gorrión ceja blanca Spizella passerina A
Chipe corona café Limnothlypis swainsonii I Gorrión pálido Spizella pallida O
Chipe suelero Seiurus aurocapilla I Gorrión arlequín Chondestes grammacus O
Chipe charquero Seiurus noveboracensis I Gorrión sabanero Passerculus sandwichensis I
Chipe arroyero Seiurus motacilla Ti Gorrión chapulín Ammodramus savannarum O
Chipe patilludo Oporornis formosus I Gorrión de Lincoln Melospiza lincolnii O
Chipe enlutado Oporornis philadelphia T Gorrión corona blanca Zonotrichia leucophrys O
Mascarita común Geothlypis trichas I Cardenales / Cardinalidae
Mascarita pico grueso Geothlypis poliocephala * Picurero grisáceo Saltator coerulescens *
Chipe encapuchado Wilsonia citrina I Picurero cabeza negra Saltator atriceps *
Chipe corona negra Wilsonia pusilla I Picogordo cara negra Caryothraustes poliogaster *
Chipe de collar Wilsonia canadensis T Cardenal rojo Cardinalis cardinalis *
Chipe corona dorada Basileuterus culicivorus * Picogordo pecho rosa Pheucticus ludovicianus I
Buscabreña Icteria virens I Picogordo negro Cyanocompsa cyanoides *
Granatelo yucateco Granatellus sallaei * Colorín azulnegro Cyanocompsa parellina *
Incertae Sedis Picogordo azul Passerina caerulea I
Reinita­mielera Coereba flaveola * Colorín azul Passerina cyanea I
Tángaras / Thraupidae Colorín siete colores Passerina ciris I
Tángara cabeza gris Eucometis penicillata * Arrocero americano Spiza americana T
Tángara garganta negra Lanio aurantius * Tordos y calandrias / Icteridae
Tángara­hormiguera corona Habia rubica * Tordo arrocero Dolichonyx oryzivorus T
roja
Tordo sargento Agelaius phoeniceus *
Tángara­hormiguera Habia fuscicauda *
Pradero tortilla­con­chile Sturnella magna *
garganta roja
Tordo cabeza amarilla Xanthocephalus A
Tángara yucateca Piranga roseogularis *
xanthocephalus
Tángara roja Piranga rubra I
Tordo cantor Dives dives *

continúa

262
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Cuadro 2. Aves del estado de Quintana Roo


(finaliza)
Nombre común / Género Nombre científico Est.2 Nombre común / Género Nombre científico Est.2
Zanate mexicano, x’cau Quiscalus mexicanus * Grulla gris Grus canadensis
Tordo brillante Molothrus bonariensis O Tirano cubano Tyrannus cubensis
Tordo ojo rojo Molothrus aeneus * Picurero bosquero Saltator maximus
Tordo gigante Molothrus oryzivorus * Tordo cabeza café Molothrus ater
Bolsero dominico Icterus prosthemelas * Hipotética
Bolsero castaño Icterus spurius I Pato friso Anas strepera
Bolsero encapuchado Icterus cucullatus * Paiño Oceanites o Oceandroma
Bolsero dorso dorado Icterus chrysater * Bobo pata azul Sula nebouxii
Bolsero cola amarilla Icterus mesomelas * Aguililla blanca Leucopternis albicollis
Bolsero yucateco/ yuyúm Icterus auratus * Halcón fajado Falco femoralis
Bolsero de Altamira Icterus gularis * Halcón pecho rufo Falco deiroleucus
Bolsero de Baltimore Icterus galbula I Polluela negra Laterallus jamaicensis
Cacique pico claro Amblycercus holosericeus * Rascón real Ralus elegans
Oropéndola Moctezuma Psarocolius montezuma * Rascón limicola Rallus limicola
Jilgueros / Fringillidae Gaviota de Franklin Larus pipixcan
Eufonia garganta negra Euphonia affinis * Plañidera alazán Rhytipterna holerythra
Eufonia garganta amarilla Euphonia hirundinacea * Chipe mejilla dorada Dendroica chrysoparia
Eufonia olivácea Euphonia gouldi * Tángara dorso rayado Piranga bidentata
Canario yucateco Carduelis psaltria *
Introducida
Tórtola anillada Streptopelia decaocto/risoria *?
Munia cabeza negra Lonchura malacca *?
Híbrido
Chipe de Brewster Vermivora leucobronchialis A
Histórico
Aguililla canela Busarellus nigricollis

Símbolos de estacionalidad
* = Se reproduce, residente permanente
*V = Se reproduce sólo en verano
*Vi = Residente principalmente en verano, pocos ejemplares permanecen todo el año
*I = Residente permanente, también existe una población migratoria residente en invierno
Iv* = Principalmente residente de invierno, pequeña población de reproductores en verano
I = Residente de invierno, se encuentra en mayor número durante su migración
Iv = Residente de invierno, pequeña población de no reproductores en verano
Tv* = Transeúnte, pequeña población de reproductores en verano
T = Transeúnte
Ti = Transeúnte, pequeña población en invierno
MA = Migratoria altitudinal, residente de invierno
O = Visitante ocasional, datos insuficientes para establecer su estacionalidad
A = Accidental, especie fuera de su distribución normal
[ ] = Subespecie

263
Aves
Capítulo 4

Estado de conservación

De las especies de aves que se encuentran en el estado, 11 Otro efecto directo de la urbanización es el cambio de la
son de importancia a nivel del hemisferio occidental según ruta de migración que toma el milano cola tijereta, especie
Socios en Vuelo o pif (Rich y colaboradores, 2004); 14 están amenazada, que cruza a Cuba desde Florida y antes siguió to­
designadas como altamente en riesgo por el uicn; y en la NOM­ da la selva costera de Quintana Roo para pasar el invierno en
059­SEMARNAT­2001 nueve se encuentran en peligro de extin­ Sudamérica. Hoy en día, evita totalmente el área de Cancún,
ción, 21 están amenazadas y 67 bajo protección. volando al oeste a una zona selvática en Yucatán antes de re­
Por la falta de estudios sobre poblaciones de aves en Méxi­ tomar su ruta sur, descansando en Sian Ka’an antes de seguir
co, hay dos formas aceptadas para determinar su estado: una su viaje. Este comportamiento nos indica que igual puede pa­
con respecto a la pérdida de hábitat, lo que tiene una relación sar con las pequeñas aves migratorias terrestres que entran al
muy directa cuando se trata de aves que se encuentran úni­ norte después de cruzar el Golfo de México. De no encontrar
camente en selvas, de las cuales existen alrededor de 40 es­ buen hábitat para descansar y alimentarse, después de su viaje
pecies que dependen 100 % de este ecosistema en Quintana de 30 horas o más, pueden simplemente morir por no tener
Roo. La otra forma es la experiencia de expertos que pueden fuerzas para volar aún más lejos para buscar refugio. Ese sería
comparar la frecuencia con la que encontraban aves hace 30 un desastre para toda Norteamérica.
años y las que observan hoy en los mismos sitios o, en su ca­ En los años recientes, particularmente desde el huracán Gil­
so, la eliminación de ciertas especies y el aumento de otras. berto, el cuitlacoche de Cozumel, una de las tres especies de
Los cambios más notables han sido la disminución de selva aves endémicas de la isla, parece que se ha extinguido por la
en el sur del estado, desde el ejido de Miguel Ávila Camacho destrucción de su hábitat tanto por los huracanes como por
al sur, hacia La Unión, donde paralelamente han disminuido las actividades humanas como la urbanización y el desarrollo tu­
poblaciones de especies, como ciertos pájaros carpinteros ma­ rístico. Otra especie amenazada en las islas cercanas a la costa
naquínes y hormigueros, mientras que han aumentado la co­ es la paloma xbolóm que mayormente visita la zona para ani­
dorniz yucateca, el centzontle, el vencejo de Vaux y el pradero dar. Su población en Cayo Culebra y Cozumel ha disminuido
tortilla­con­chile por contar con áreas abiertas y vegetación baja. drásticamente desde los años ochenta.

Pelicano pardo / Pelecanus occidentalis


Foto: Jorge Correa Sandoval

264
Aves
Fauna / Vertebrados terrestes

Después de su viaje de 30 horas o más, las aves migratorias pueden morir de


agotamiento si no encuentran un hábitat para descansar y alimentarse

Acciones de conservación

Existen tres estrategias para conservar la biodiversidad de


las aves:

• Regular la ganadería, la agricultura, los desarrollos turísti­


cos y la pesquería, actividad que compite con el alimento
de las aves
• Desarrollar viveros con árboles nativos que favorecen a las
aves, entre otro tipo de fauna
• Crear más áreas naturales protegidas
• Crear conciencia a través de la educación ambiental y
capacitación para desarrollar actividades alternativas
sustentables
Garza tigre / Tigrisoma mexicanun

Foto: Jorge Correa Sandoval

En los años recientes el cuitlacoche de Cozumel parece que se ha extinguido por


la destrucción de su hábitat tanto por los huracanes como por la urbanización y el
desarrollo turístico

Literatura citada

• Gómez de Silva, H. 2007. Estimate of Magnitude and Econo­ • Navarijo Ornelas, M. L. 1999. Riqueza avifaunística en la cultura
mic Impact of Birdwatching Tourism in Mexico. Defenders maya. Conaculta, inah, México. 20 pp.
of Wildlife. • Rich, T. D., Beardmore, C., Berlanga, H., Blancher, P. J., Brad­
• Greenberg, R. 1990. El sur de México: cruce de caminos para street, M. S. W., Butcher, G. S., Demarest, D. W., Dunn, E.
los pájaros migratorios. Smithsonian Institute, Washington, H., Hunter, W. C., Iñigo­Elías, E. E., Kennedy, J. A., Martell,
D.C. 32 pp. A. M., Panjabi, A. O., Pashley, D. N., Rosenberg, K. V., Rus­
• MacKinnon H., B. 1992. Listado de aves de la Península de Yuca­ tay, C. M., Wendt, J. S. y Will, T. C. 2004. Partners in Flight.
tán. Amigos de Sian Ka’an, A. C. 32 pp. North American Landbird Conservation Plan. Cornell Labo­
• ––––––– 2005. Aves y reservas de la Península de Yucatán. Ami­ ratory of Ornithology, Ithaca, New York. 66 pp.
gos de Sian Ka’an, A. C. 76 pp.

265
Aves
Capítulo 4

Acerca de los autores


JorgE corrEa sandoval Durante 25 años ha trabajado en el sureste de México, en particular en
Especialidad: Ornitología, aves de la Península de Yucatán. Su trabajo se ha centrado en la exploración
humedales, ecología para el establecimiento de áreas protegidas y en la conservación de
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal los humedales y las aves asociadas a éstos. Ha impartido diversos cur­
E­mail: [email protected] sos de posgrado y ha sido tutor de tesis de maestría y licenciatura. Fue
miembro del Comité para el Plan de Manejo de las Aves de Norteamé­
rica (nawmp) y coordinador para la region sur­sureste del Proyecto de
las Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves en México.

BarBara macKinnon h. Desde hace 32 años trabaja en proyectos sobre la distribución y con­
Especialidad: Ornitología, conservación y servación de aves de la Península de Yucatán. Coordinó los estudios de
distribución campo para programas de manejo de tres reservas en Quintana Roo,
Institución: Amigos de Sian Ka’an A.C, participó en la priorización de especies y los sitios importantes para las
Cancún, Quintana Roo aves (aicas) a nivel nacional, organizada por Conabio. Fue presidenta
E­mail: [email protected] fundadora de Amigos de Sian Ka’an, coordinadora del Festival de Aves
de Yucatán y autora de 50 publicaciones incluyendo el Manual para
instructores de guías de aves. Fue galardonada con el Premio al Mérito
Ecológico 2006 de la Semarnat en la categoría individual.

266
Aves
Mamíferos terrestres

Enrique Escobedo Cabrera

L
os mamíferos, junto con los peces,
anfibios, reptiles y aves forman el
grupo de los vertebrados. La princi­
pal característica de los mamíferos,
es que las hembras presentan glán­
dulas mamarias que excretan leche para
alimentar a las crías durante sus primeros
meses de vida. También se caracterizan por
tener, al menos en alguna etapa de su vida
y en alguna parte del cuerpo, la piel recu­
bierta de una cantidad variable de pelo. En­
tre otras características importantes están
la simplificación esquelética del cráneo, un
gran desarrollo del sistema nervioso, cavi­
dad corporal dividida en dos partes (cavidad
torácica y abdominal) y la cadena de hue­
secillos del oído. Algunos mamíferos nacen
indefensos, otros son capaces de caminar
e incluso correr al poco tiempo de nacer; los
mamíferos marinos son capaces de nadar
desde su nacimiento, pero todos ellos de­
penden de la leche materna en la primera
etapa de su vida. El tamaño varía mucho: el
más grande es la ballena azul, de 30 m de
longitud, y los más pequeños (algunas mu­ Jaguar / Panthera onca
sarañas, ratones y murciélagos) no rebasan
los cinco centímetros de largo, sin incluir la Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

cola.
ImportancIa tos, en la polinización de muchas plantas y
la dispersión de semillas, entre otras. Son
No es fácil resumir la importancia ecológi­ de importancia económica al participar en
En el estado hay 11 ca de los mamíferos, debido a la diversidad el control de plagas de insectos nocivos pa­
especies en peligro de ecosistemas que ocupan, de comporta­ ra los cultivos de la región, también comen
mientos biológicos y sociales, anatomía y insectos que afectan la salud humana, como
de extinción, 15 adaptaciones morfológicas. Sin embargo, los mosquitos; por ejemplo, el murciélago
podemos decir de manera general que los del género Myotis, que habita en Quintana
amenazadas y ocho mamíferos depredadores regulan las pobla­ Roo, en una hora puede capturar 1 200
sujetas a protección ciones de sus presas, en su mayoría mamí­ mosquitos y otros insectos de tamaño si­
feros de otras especies. milar. Los mamíferos son muy atractivos
especial Los murciélagos, por ejemplo, contribu­ para el turismo ecológico y son la principal
yen al control de las poblaciones de insec­ fuente de carne de los habitantes de zonas

267
Mamíferos terrestres
Capítulo 4

Es urgente la declaratoria del Río Hondo y su ribera como corredor biológico

Falso vampiro / Vampyrum spectrum Mono aullador / Alouatta pigra Zorra gris / Urocyon cinereoagenteus Tejón / Nasua narica
Fotos: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

rurales del estado. Especies como el vena­ DIversIDaD yor número de especies pertenecen a los
do cola blanca y el jabalí son en la actuali­ murciélagos (Molossus, 4 spp; Artibeus,
dad las principales presas cinegéticas en En Quintana Roo habitan 114 especies Pteronotus, Eumops y Lasiurus, 3 spp ca­
Unidades para la Conservación, Manejo y (spp) de mamíferos terrestres, 96.6 % de da uno). De las 114 especies, 34 (30.1%)
Aprovechamiento Sustentable de Fauna Sil­ los registrados en la Península de Yucatán están incluidas en la Norma Oficial Mexi­
vestre (uma). La población maya de la pe­ (118 spp), 23.5 % de México (485 spp) y cana de Protección al Ambiente NOM ECOL­
nínsula ha estado íntimamente relacionada 2.5 % del mundo (4 509 spp). Las familias 059 (Semarnat, 2002): 11 en peligro de ex­
con los mamíferos; en la cultura maya más diversas del estado pertenecen a los tinción, 15 amenazadas, y ocho sujetas a
aparecen asociados a deidades, han sido murciélagos (Phyllostomidae, Vespertilio­ protección especial.
parte primordial en su alimentación, ves­ nidae, Molossidae, con 31, 10 y 9 especies Quintana Roo tiene tres especies endé­
timenta y ritos ceremoniales (Gutiérrez, respectivamente) y a los roedores (Muridae micas, el tejón de Cozumel, el mapache
1992; Piña y Matos, 1997). con 10 spp). También los géneros con ma­ enano y el ratón de Cozumel.

Oso hormiguero / Tamandua mexicana Tapir / Tapirus bairdii

Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

268
Mamíferos terrestres
Fauna / Vertebrados terrestes

Las áreas con mayor presión de amenazas son la isla de Cozumel, la Riviera
Maya y la zona de la ribera del Río Hondo

DIstrIbucIón
Los mamíferos de Quintana Roo se distri­
buyen en casi toda la Península de Yucatán
y en el sureste de México. Sin embargo,
es importante resaltar la presencia del mi­
co de noche, el cacomixtle, el oso hormi­
guero, el mono aullador negro, el mono
araña y cinco de los seis felinos de Mé­
xico: jaguar, puma, ocelote, tigrillo y el
yaguarundi. Finalmente, destaca la presen­
cia de dos especies dependientes de fuen­
tes de agua: el tapir y la nutria.
La única especie de conejo (Syl­vi­la­gus­
flo­ri­da­nus) para la Península de Yucatán y
presente en Quintana Roo, sólo se encuen­
tra en el noroeste, mientras que la nutria se
ubica en el sur.
La distribución de las tres especies en­
démicas se encuentra restringida a la isla Jaguar / Panthera onca
de Cozumel. Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

El tejón de Cozumel, el mapache enano y el ratón de


Cozumel son especies endémicas de Quintana Roo

Sereque / Dasyprocata punctata


Ocelote/Leopardus pardalis
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur) Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

269
Mamíferos terrestres
Capítulo 4

Amenazas para su conservación

Principales amenazas turístico, la población de dicha especie quedará atrapada en


algún fragmento pequeño de selva, lo cual significaría su desa­

L
a alteración y pérdida de hábitat por deforestación para parición de esa zona en un plazo no muy largo.
usos agrícolas, ganaderos (pecuarios) y para desarrollo Para la ribera del Río Hondo, la pérdida de hábitat natural es
turístico, así como la cacería con fines comerciales. grave debido al crecimiento urbano, el cultivo de maíz, el chile
El azote de huracanes, y los incendios forestales durante la jalapeño, la ganadería y en especial al establecimiento, desde
época de sequía, los cuales son más probables después del hace alrededor de 25 años, del monocultivo de caña de azúcar,
paso de un huracán. que tiene la mayor cobertura en la región, con aproximada­
Las áreas con mayor presión son la isla de Cozumel, la mente 30 000 ha. Debido a ello, la continuidad de la vegetación
Riviera Maya y la zona de la ribera del Río Hondo. En las dos natural se pierde casi por completo en una franja promedio de
primeras el deterioro es causado por una serie de factores 12.5 km de ancho y 45 km de largo. Esta discontinuidad de la
derivados principalmente del desarrollo turístico, sin embargo, vegetación ha ocasionado que las poblaciones de especies de
para el caso de Cozumel la situación se agrava por la presencia mamíferos en riesgo y que necesitan hábitat en buen estado de
de las especies endémicas. conservación, como el tapir, mono araña, mono aullador negro,
Un ejemplo del impacto en la Riviera Maya se observa para mico de noche y jabalí de labios blancos, que antes se encon­
el caso de los monos arañas del Jardín Botánico de El Colegio traban ampliamente distribuidas en esta zona, estén desapa­
de la Frontera Sur y alrededores, en Puerto Morelos, munici­ reciendo, ya que no se han encontrado registros recientes de
pio Benito Juárez, donde, de continuar las formas de desarrollo ellas.

En Quintana Roo existen 114 de las 118 especies de mamíferos terrestres


que hay en la Península de Yucatán

Estado de conservación

A
unque Quintana Roo no cuenta con estudios que ava­ los ejidos de San Francisco Botes y La Unión, en la ribera del
len el estado de conservación de las poblaciones de los Río Hondo; y en las localidades de Úrsulo Galván (Raudales) y
mamíferos en general, se puede mencionar la situación Laguna Guerrero, ambas al norte de Chetumal.
para algunos casos en particular. Para las especies endémicas de Cozumel, en particular para
Para la zona norte, de 1994 a 1996 detectamos la cacería el ratón de Cozumel, se han capturado ocho ejemplares de es­
de al menos 119 individuos de especies catalogadas como ta especie, a pesar de los esfuerzos realizados (observaciones
amenazadas o en peligro de extinción, entre ellas el jaguar, personales y Ceballos y Oliva, 2005), lo que indica su rareza.
el ocelote, el tigrillo, el mono aullador negro y el mono araña. Aunque no se conocen los factores que están afectando a la
Confirmamos que su caza se practica con fines comerciales y especie, se presume que las ratas y boas introducidas pueden
no de autoconsumo y que su principal mercado es la Riviera ser factores de riesgo importante. Del mapache y el tejón ena­
Maya, situación que se sigue observando a través de la venta nos no existe información reciente, aunque se ha advertido la
de mamíferos y sus partes sobre las carreteras del estado. Las disminución de sus poblaciones en la isla (Ceballos y Oliva,
poblaciones de nutria están reduciéndose en su área de distri­ 2005).
bución, ya que desde 1997 se cuenta con registros aislados en

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Mamíferos terrestres
Fauna / Vertebrados terrestes

Acciones de conservación

De las áreas naturales protegidas (anp) de la entidad, cuatro del área conti­
nental (Yum Balam, Uaymil, Sian Ka’an y el Santuario del Manatí, Bahía de
Chetumal) son importantes por sus dimensiones para la conservación de ma­
míferos terrestres de talla grande. Para Cozumel, aunque existen tres anp, en
su mayoría son de ambientes acuáticos o su ubicación no garantiza la conser­
vación de las especies endémicas. Es urgente y primordial hacer los estudios
correspondientes que permitan decretar un anp que incluya los hábitats priori­
tarios para ellas y el conjunto de la biodiversidad terrestre de la isla. Por otro
lado, dada la situación grave de la pérdida de hábitat en la ribera del Río Hon­
do, se recomienda la creación de una anp, que comprenda una franja entre
los ejidos San Francisco Botes y La Unión, extendiéndose hacia el este hasta
el límite con la reserva de la biósfera Calakmul. En esta superficie aún existe
un conjunto de ecosistemas en buen estado de conservación y que garantiza­
rían poblaciones de 80 % de las especies registradas para el estado. Se re­
comienda también hacer esfuerzos urgentes de conservación binacionales
entre México y Belice, con énfasis en la declaratoria del Río Hondo y su ribera Venado cola blanca/Odocoileus virginianus
como un corredor biológico.
Foto: Humberto Bahena Basave (Ecosur)

Literatura consultada

• Ceballos, G. y Oliva, G. 2005. Los mamíferos silvestres de Mé­ • Semarnat. 2002. Norma Oficial Mexicana NOM­059­ECOL­2002.
xico. Conabio, fcE, México. 986 pp. Especies nativas de flora y fauna silvestres. Categorías de
• Gutiérrez S., N. 1992 . Los mayas, historia, arte y cultura. Panora­ riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o
ma editorial, México. 171 pp. cambio. Lista de especies en riesgo. dof. Marzo 2002.
• Piña Chan, R. y Matos M., E. 1997. Corpus precolombino,
sección: Las civilizaciones mesoamericanas. Conaculta,
México. 256 pp.

Acerca del autor


EnriquE EscobEdo cabrEra Licenciado en Biología por el Instituto Tecnológico de Chetumal.
Especialidad:­Mastozoología y colecciones Responsable de las colecciones científicas de vertebrados terrestres
biológicas (anfibios y reptiles, aves, y mamíferos) del Museo de Zoología de Ecosur
Institución: Ecosur, Unidad Chetumal desde 1991. Ha publicado más de 15 artículos relacionados con la fauna
E-mail:­[email protected] de la Península de Yucatán, principalmente de mamíferos de áreas
naturales protegidas (anp). Es autor de la información sobre mamíferos
de la Enciclopedia­de­Quintana­Roo. Actualmente escribe el libro: Los­
mamíferos­de­la­Península­de­Yucatán. Realizó los estudios de mamífe­
ros para la declaratoria de las anp: Los Petenes de Campeche, Balam­
kín, Oxtankah­Chactemal y Santuario del Manatí, Bahía de Chetumal.
Realizó los inventarios de mamíferos de las anp: Sian Ka’an, Celestún,
San Felipe Bacalar y Tulum. Sus últimos proyectos de investigación son:
Monitoreo de los murciélagos de las aguadas de la región de Calakmul,
Campeche, Monitoreo de los murciélagos de la cueva de la reserva de la
biósfera de Calakmul y la elaboración de su Plan de Manejo.

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Mamíferos terrestres

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