La Motivación y La Fuerza de Voluntad (Para Adolescentes) - Versión Impresa - Nemours KidsHealth
La Motivación y La Fuerza de Voluntad (Para Adolescentes) - Versión Impresa - Nemours KidsHealth
La Motivación y La Fuerza de Voluntad (Para Adolescentes) - Versión Impresa - Nemours KidsHealth
Lo cierto es que replantearnos las cosas, cambiar o empezar de nuevo, por pequeña que sea la faceta de
nuestra vida que queramos modificar, es algo que impone. Pero no es imposible. Con el enfoque adecuado,
seguro que lo puedes conseguir
Primero, fíjate un objetivo. Empieza anotando lo que quieres conseguir: tu meta principal, lo que deseas
que se haga realidad. Por ejemplo "Quiero sacar un promedio de sobresaliente en este curso" o "Quiero
perder peso para la fiesta de fin de bachillerato" o incluso "Quiero participar en los Juegos Olímpicos" son
metas principales porque son los objetivos últimos que la persona desea cumplir (evidentemente, algunas
metas requieren más tiempo y más esfuerzo que otras). Está bien soñar a lo grande –es la forma en que
mucha gente consigue lo que desea. Lo único que debes recordar es que, cuanto más ambiciosa sea la meta
que te fijes, más tendrás que esforzarte para alcanzarla.
Sé específi co. Es mucho más fácil planificar y alcanzar un objetivo concreto que uno vago. Supongamos que
tu objetivo es perder peso. Eso es bastante vago. Concrétalo especificando cuánto peso quieres perder, por
qué y cuando deseas haberlo perdido. Eso te ayudará a planificar la forma de alcanzar el objetivo. Cuesta más
y más tiempo perder 10 Kg que perder solo 3, de modo que deberás ajustar el plazo de tiempo en
consonancia.
Sé realista. La gente a menudo abandona sus objetivos porque sus expectativas son poco razonables.
Algunos esperan perder peso y quedarse como sílfides en unas semanas en vez de en varios meses, o dejar de
fumar de la noche a la mañana tras varios años de fumar como carreteros. Supongamos que quieres correr
una maratón. Si intentas correr los más de 42 Km. de que consta una maratón mañana mismo sin entrenarte,
es poco probable que lo logres. ¡Una persona promedio necesita un entrenamiento de cuatro meses para
correr tantos kilómetros seguidos! Pero el mayor riesgo es que acabes tan agotado y te quemes tanto por el
esfuerzo realizado que abandones tu sueño de correr en una maratón e, incluso, de correr en cualquier otra
carrera.
Parte de la capacidad de mantener la motivación depende de ser realista sobre lo que uno puede conseguir
dentro del período de tiempo que se ha fijado. Perder 3 Kg. para la fiesta de fin de bachillerato es algo factible
si falta un mes para la celebración. Pero, si la fiesta es el próximo sábado, es imposible que pierdas tanto peso
en tan poco tiempo. Asimismo, competir con el equipo de esquí olímpico es una meta factible si tienes 15 años
y ya eres un esquiador destacado. Pero si tiene 18 y acabas de recibir tus primeras clases de esquí, el tiempo no
está precisamente de tu lado.
Escríbelo. Pon tu objetivo específico por escrito. Luego vuélvelo a escribir. Una y otra vez. Las investigaciones
muestran que escribir un objetivo forma parte del proceso mental de comprometerse a cumplirlo. Escribe tu
objetivo cada día para no pederlo de vista y para recordarte a ti mismo lo mucho que deseas alcanzarlo.
Fragméntalo en objetivos parciales. Todo cambio requiere autodisciplina. Necesitas dedicar una atención
constante para no apartarte de tu propósito. Una forma de allanar el camino es dividir el objetivo en pequeños
pasos. Retomemos el ejemplo de perder 3 Kg. para la fiesta de fin de bachillerato. Supongamos que dispones
de un mes, de modo que tu objetivo es alcanzable. ¿Pero qué haces para alcanzarlo?
Primero, divide tu objetivo en objetivos parciales (como perder 1 Kg. a la semana durante las dos primeras
semanas y luego medio kilo durante las dos semanas siguientes). Luego establece tareas específicas a realizar
diariamente, como comer cinco raciones de fruta y verdura y hacer media hora de ejercicio cada día. Anótalo
en un calendario o agenda para que puedas llevar un registro de tus logros parciales.
Si tu objetivo es participar en una maratón, deberás seguir un proceso similar. Supongamos que estamos en
el mes de febrero y la maratón se celebra en agosto –un marco de tiempo realista para prepararte. Empieza
corriendo 3 Km. y ve aumentando gradualmente la distancia. Pide a un entrenador que te ayude a fijarte
objetivos parciales factibles en lo que se refiere al incremento de la distancia y que te sugiera ejercicios para
mejorar el rendimiento trabajando tanto la fuerza muscular como la resistencia.
Anota también los objetivos parciales para poder hacer un seguimiento de lo que necesitas hacer, registrar los
logros parciales a medida que los vayas cumpliendo y disfrutar sabiendo que te vas acercando a la gran meta.
(El hecho de escribir los pasos específicos tiene otra ventaja –si notas que te flaquea la voluntad, puedes echar
un vistazo a tu lista para comprobar el camino que ya llevas andado, animarte y reorientarte).
Comprueba tus progresos. Ahora que has dividido tu objetivo en una serie de objetivos parciales, comprueba
tus progresos cada día.
Cuando cumplas un objetivo parcial, márcalo en tu lista. Dite a ti mismo: "Bueno, ya he perdido 1,5 Kg. ¡Ya
estoy a mitad de camino para lograr mi objetivo!" Recompénsate con algo que te prometiste cuando te fijaste
el objetivo. ¡Saborea el éxito! Y luego piensa en cómo vas a lograr el resto de tu objetivo: "¿Ahora cómo voy a
conseguir perder el kilo y medio que me falta sin recuperar lo que ya he perdido?"
¿Y si tienes un resbalón tras otro? Pregúntate a tu mismo si estás realmente comprometido con tu objetivo. Si
la respuesta es afirmativa, vuélvete a comprometer -y ponlo por escrito. El proceso de escribirlo todo también
te puede ayudar a descubrir si estás o no realmente comprometido con un objetivo. Por ejemplo, tal vez estés
más “enganchado” a la fantasía de ser una estrella del deporte que a la realidad de “sudar” para lograrlo.
Tómate los traspiés y resbalones como lecciones o recordatorios de por qué estás intentando hacer un cambio.
Si te sales del plan trazado, no lo interpretes como un fracaso sino como una oportunidad para aprender algo
nuevo sobre ti mismo. Supongamos que tu meta es no pelearte tanto con tu hermano o hermana. Tal vez
aprendas que es mejor decir: "Ahora no puedo hablar sobre eso" y tomarte tu tiempo para tranquilizarte
cuando notes que estás empezando a perder los estribos.
Mantén una actitud positiva. Imagínate o sueña cumpliendo tu objetivo: luciendo el vestido que te
compraste para la fiesta de fin de bachillerato con tu esbelta figura, o marcando el gol de la victoria en la final
de fútbol. La imaginación ayuda a no perder de vista lo que uno está intentando lograr. Ayuda mucho creer
que es posible. Y también podrás recuperar tu imagen mental cuando te flaquee la voluntad o sientas que te
falta motivación.
El pensamiento positivo y el lenguaje interno también son buenos aliados de la motivación, al favorecer la
adopción de una actitud positiva. Dite a ti mismo: "Merezco sacar un promedio de sobresaliente en este curso
porque he hincado los codos" o "Seguro que me sentarán bien los pantalones cortos este verano. ¡Estoy
siguiendo mi programa de ejercicios y mi dieta de adelgazamiento!"
Búscate un compañero. Otro gran estímulo es encontrar gente que te apoye y anime. Búscate un
compañero para entrenar con él, un amigo que también quiera perder peso o alguna persona que se haya
propuesto un objetivo similar al tuyo para que os podáis apoyar mutuamente. Poder contar con alguien que
comparte tu objetivo puede marcar la diferencia cuando te falle la voluntad –como cuando tengas que
levantarte para correr a primera hora de la mañana.
Si no estás obteniendo el apoyo y los ánimos que necesitas de la gente que te rodea, tal vez necesites tomarte
un respiro de una amistad en concreto y rodearte de personas que quieran ayudarte a alcanzar tu objetivo.
Por ejemplo, si vas cada jueves a casa de un compañero para estudiar juntos al salir de clase, pero
últimamente a tu amigo le ha dado por poner la televisión, enviar mensajes de texto o colgarse del teléfono
ignorando tus ruegos de que es hora de estudiar, ha llegado el momento de cambiar de compañero de
estudios. No podrás centrarte en tu objetivo si tu amigo no comparte ese objetivo –o, todavía peor, intenta
alejarte de él. Busca otra persona que comparta tus objetivos y que se haya marcado un camino similar.
Nota: Toda la información incluida en TeensHealth® es únicamente para uso educativo. Para obtener consejos
médicos, diagnósticos y tratamientos específicos, consulte con su médico.
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