Auto Supremo Nulidad de Conciliacion Leydy Dos

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Estado Plurinacional de Bolivia

Organo Judicial

AUTO SUPREMO
SALA CIVIL LIQUIDADORA

Auto Supremo: Nº 237

Sucre: 20 de Junio de 2014.

Expediente: P-21-09-S

Proceso: Nulidad de Documento y otros

Partes: Marcelina Gonzáles Canaviri y otros c/ CEPROMIN

Distrito: Potosí

Segunda Magistrada Relatora: Dra. Elisa Sánchez Mamani

I. VISTOS:

1.- El recurso de casación en el fondo, interpuesto por Bernardino Mamani Quecaño, de fojas 664 a 669 vuelta, contra

el Auto de Vista Nº 206 de 25 de agosto de 2009, pronunciado por la Sala Civil, Familiar y Comercial de la entonces

Corte Superior de Justicia de Potosí, en el proceso ordinario sobre nulidad de documento y otros, seguido por

Marcelina Gonzáles Canaviri, Petronila Gonzáles Canaviri, Gregoria Gonzáles Canaviri, Enrique Gonzales Canaviri,

Víctor Gonzales Canaviri, Pedro Zuleta Gonzales y María Antonieta Tito Gonzales, en contra del Centro de Promoción

Minera “CEPROMIN” y con la intervención del recurrente en calidad de tercerista coadyuvante, los antecedentes y;

II. CONSIDERANDO:

2.1. Antecedentes del Proceso.- Que, mediante sentencia de fojas 580 a 585 vuelta de obrados, pronunciado por la

Jueza de Partido Primero en lo Civil y Comercial de la ciudad de Potosí, se declaró probada la demanda de fojas 12 a

13, subsanada a fojas 16, y ratificada a fojas 191 y 306, y desestima la contestación de CEPROMIN.

Consiguientemente declaró nulo y sin valor legal el documento privado de contrato de anticrético suscrito por Inés

Gonzales Canaviri en favor del Centro de Promoción Minera CEPROMIN de 12 de abril de 1995, por el cual la primera

otorga en anticrético una tienda, trastienda, sala de reuniones, baño, garaje y una línea telefónica ubicados en el

inmueble de la calle Hernández Nº 1129 de la ciudad de Potosí en favor de CEPROMIN. También declaró nulo y sin

valor legal el acta de conciliación celebrada en el juzgado de Instrucción Tercero en lo Civil entre Mario Fernández

Flores en representación de CEPROMIN e Inés Gonzales Canaviri, por la cual la segunda se compromete a devolver el

importe del anticrético a CEPROMIN señalando que el compromiso tiene el carácter de cosa juzgada y su cumplimiento

podrá ser exigido por la vía ejecutiva. Finalmente determinó que no ha lugar a disponer que el contrato de anticrético

haya sido subsanado en la conciliación; no ha lugar a declarar que la conciliación tenga calidad de cosa juzgada, y

salva la acción legal que pueda asistir al tercerista Bernardino Mamani Quecaño.

Que, en grado de apelación, la Sala Civil, Familiar y Comercial de la entonces Corte Superior de Justicia de Potosí, por

Auto de Vista Nº 206 de 25 de agosto de 2009, se confirmó la sentencia apelada, con costas.

Contra el referido Auto de Vista, por memorial cursante de fojas 664 a 669 vuelta, Bernardino Mamani Quecaño,

interpuso recurso de casación en el fondo, que a continuación se compendia.

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III.CONSIDERANDO:

3.1. Recurso de Casación.- En el recurso de casación en el fondo, se formulan las siguientes denuncias.

Denuncia la violación del principio de congruencia en razón a que la sentencia tuviera disposiciones contradictorias ya

que por un lado se declara nulO el acta de conciliación y, pero al mismo tiempo se indica que el compromiso tiene

carácter de cosa juzgada y su cumplimiento puede ser exigido por la vía ejecutiva y en el numeral 2 indica no haber

lugar a declarar que la conciliación tenga calidad de cosa juzgada.

Que lo mismo que el Juez a quo el Tribunal ad quem no ha precisado QUE la conciliación tiene calidad de cosa

juzgada y acusa de violación del artículo 181 numeral 4º del Código de Procedimiento Civil.

Que el Tribunal ad quem al remitirse al criterio expuesto por el Juez a quo, sin aporte propio, habrían violado el artículo

236 del Código de Procedimiento Civil, y consecuentemente reclama la nulidad del Auto de Vista impugnado invocando

jurisprudencia nacional referida a la motivación de los fallos y la congruencia.

Luego reclama respecto a la decisión de salvar derechos de su persona, decisión que califica de imprecisa, vaga y

violatoria de los artículos 190 y 236 del Código de procedimiento Civil.

También denuncia la interpretación errónea de los artículos 181-4º del Código de Procedimiento Civil, y los artículos

1318, párrafo I inciso 3º), 1319 y 1451 del Código Civil, pues se interpreta que la conciliación es una acto nulo cuando

en realidad es una acto válido con efectos de cosa juzgada.

Denuncia que no existe disposición legal que permita declarar nula el acta de conciliación, que no puede declararse su

nulidad con normas establecidas para la nulidad de un contrato común ordinario, de ahí que la cita del artículo 553 del

Código Civil, que mencionan no corresponde su aplicación, para declarar nula la conciliación solo por consecuencia

lógica de que el contrato de anticresis resulta ser nulo, cayendo en una interpretación errónea. Añade que el título

ejecutivo vincula al acreedor y deudor o a los sujetos de la relación jurídica, que no se ha considerado que no es

posible fraccionar un proceso y su resultado. Que no era necesario que el Juez de la conciliación advierta si el

documento del anticrético era válido o no, si existía o no disponibilidad del derecho para conciliar y que se debe

considerar que Inés Canaviri, era copropietaria del inmueble por sucesión hereditaria y que se debe tomar en cuenta la

confesión espontánea realizada en el memorial de fojas 39 de que el contrato de anticrético lo realizó con respecto a

su parte o porción que le pertenecía, que no habría sido considerado por el Tribunal ad quem.

Alega que existe disposición contradictoria cuando en el numeral 4 se indica que no es cierta la posición referente a la

existencia del proceso ejecutivo con autoridad de cosa juzgada sustancial y más adelante lo consideran acto ilegal que

no puede ser confirmado, por emanar de un documento nulo.

Dado cuenta del proceso ejecutivo a que dio lugar el acta de conciliación a la posterior adjudicación del inmueble a

favor de CERPROMIN, alega que no habiéndose impugnado la sentencia ejecutiva en proceso ordinario, dicha

sentencia ejecutiva tiene calidad de cosa juzgada sustancial, que no se ha tomado en cuenta la disposición del artículo

194 del Código de Procedimiento Civil, y que por ello es extemporáneo revisar o declarar la nulidad del acta de

conciliación sobre todo cuanto existe una sentencia firme y actos posteriores venta que hizo CEPROMIN. Invocando lo

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dispuesto en el artículo 1485 del Código Civil, señala que no le alcanza a CEPROMIN la nulidad de la conciliación

ilegalmente declarada por el Juez a quo y que le es extensible lo dispuesto por el artículo 1485 del Código Civil, por lo

que no puede afectarse su derecho de propiedad.

Finalmente pide que se case el Auto de Vista impugnado y que deliberando en el fondo se declare improbada la

demanda, respetando su derecho propietario sobre el inmueble de calle Hernández Nº 1123, y que se anule obrados

reponiendo el Auto de Vista, por la violación al principio de congruencia.

3.2. Fundamentos del Fallo.- Siguiendo el entendimiento jurisprudencial establecido por esta Sala en el Auto Supremo

Nº 200 de 6 de junio de 2014, debemos precisar que el marco del nuevo orden constitucional el rol de los jueces en el

resguardo y respeto de tales derechos fundamentales, es aún más activo, pero también es no ritualista ni rigorista, de

tal manera que abandonando la concepción formalista debe asumir una concepción informalista, pues, por mandato del

artículo 180 de la Constitución Política del Estado, la jurisdicción ordinaria se fundamenta en los principios de gratuidad,

publicidad, transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia, eficiencia, accesibilidad,

inmediatez, verdad material, debido proceso e igualdad de las partes ante el juez.

El nuevo orden constitucional, consiguientemente, compele a los jueces y Tribunales a buscar la efectivización de la

tutela judicial efectiva y la búsqueda de la verdad material, pues entre las garantías que el Estado Plurinacional otorga

a los justiciables, se encuentra precisamente la tutela judicial efectiva, a la que se refiere el artículo 115-I) de la

Constitución Política del Estado, que dispone: “Toda persona será protegida oportuna y efectivamente por los jueces y

Tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos”, y que también se los reconoce en los Instrumentos

internacionales, tales como el artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y los artículos 8.1 y

25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Siguiendo un orden lógico y cronológico, en cuanto al contenido de la tutela judicial efectiva, la doctrina reconoce que

la tutela judicial efectiva comprende el derecho al acceso a la jurisdicción, el derecho a obtener una decisión sobre el

fondo del asunto y el derecho a la ejecución de lo resuelto. En cuanto al derecho al acceso a la jurisdicción, implica el

deber de los jueces de posibilitar el acceso al juicio tanto en su primera instancia como a los recursos previstos en la

ley, y de interpretar con amplitud las normas procesales respecto a la legitimación. El derecho a la obtención de un

pronunciamiento del fondo del asunto implica que la decisión sea motivada y fundada, congruente y justa. Finalmente el

derecho a la ejecución implica el cumplimiento efectivo del fallo.

Ahora bien, ciertamente es la propia ley la que le impone al justiciable el cumplimiento de requisitos para que su

pretensión sea admisible y en consecuencia sea posible el pronunciamiento sobre el fondo del asunto. En mérito al

principio de legalidad no sería posible que el juzgador soslaye la verificación de tales requisitos de admisibilidad;

empero en merito a la garantía de la tutela judicial efectiva y al principio de verdad material, el juzgador, en la

interpretación de las normas procesales relativas a los requisitos de admisibilidad o procedencia de la pretensión, debe

conducirse con criterio restrictivo, lo cual implica que no debe exigir requisitos no consignados expresamente en la

norma, ni que el cumplimiento de los mismos tenga lugar bajo cierta esquematización o modelo, el Juez o Tribunal está

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en el deber de desentrañar los hechos y las peticiones consignados en los actos de petición de parte, que pueden

encontrarse dispersos o implícitamente consignados, conforme lo ha reconocido el Tribunal Constitucional, con relación

al recurso de casación, en la SCP Nº 2250/2012, entre otras, respecto al cumplimiento de los requisitos previstos en el

artículo 258-2) del Código de Procedimiento Civil, pues, la parte, en su búsqueda de justicia material, no puede correr

con las consecuencias de la impericia de su causídico, por una mala formulación del recurso, ya que como se señala

en la SCP Nº 0457/2014, 25 de febrero de 2014 “…éste simplemente cumple funciones de asesoramiento y no es el

titular de los derechos o intereses en juego, por lo que no sufre detrimento alguno, sino únicamente el justiciable, quien

inclusive de manera irremediable podría verse afectado en sus derechos e intereses, si tanto jueces y tribunales, no

asumen un rol más activista en su noble labor de impartir justicia, prescindiendo de ritualismos y formalismos

innecesarios”. Sin embargo es menester aclarar que en la verificación de los requisitos de admisibilidad dentro del

marco del enfoque informalista, no debe desconocerse la vigencia de otros principios reconocidos también por la propia

constitución y las normas procesales de desarrollo, como son el principio dispositivo y en consecuencia el de

congruencia.

Sentado lo precedente, ésta Sala encuentra que si bien en la suma se consigna recurso de casación en el fondo, sin

embargo dentro del mismo se formulan denuncias relativas al procedimiento, respecto de las cuales se pide nulidad y

luego denuncias sobre el fondo del asunto; razón por la cual se examina el fondo de las denuncias relativas primero al

procedimiento y en caso de no estimarse estas, corresponderá examinar las denuncias relativas al fondo del asunto.

En lo que atañe a los defectos de procedimiento el recurrente denuncia la violación del principio de congruencia.

Ciertamente el proceso civil boliviano, finca, entre otros, en el principio dispositivo, el cual se manifiesta desde el inicio y

a lo largo del proceso. Entre tales manifestaciones se encuentra la llamada delimitación del tema decidendum; en virtud

del cual los tribunales se hallan reatados a los hechos y las peticiones de las partes legitimadas formuladas en los

actos de constitución del proceso, de manera tal que sus pronunciamientos deben sujetarse estrictamente a esos

hechos, a esas peticiones y referirse a esas partes; esto es a lo que se le llama congruencia (factual, objetiva y

subjetiva). La congruencia también debe ser interna, que implica también “la concordancia entre la parte considerativa y

dispositiva, pero además esa concordancia debe mantenerse en todo su contenido, efectuando un razonamiento

integral y armonizando entre los distintos considerandos y razonamientos emitidos por la resolución, esta concordancia

de contenido de la resolución y su estricta correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su

vez la cita de las disposiciones legales que apoyan ese razonamiento que llevó a la determinación que se asume. En

base a esos criterios se considera que quien administra justicia debe emitir fallos motivados, congruentes y

pertinentes”, (SC 0358/2010-R de 22 de junio, entre otros); y ello no solo incumbe al debido proceso sino también a la

tutela judicial efectiva, consagrados por el artículo 115 de la Constitución Política del Estado.

En lo que atañe al fallo de segunda instancia, la congruencia implica la estricta correspondencia entre los agravios

invocados en la apelación y el pronunciamiento del Tribunal de apelación, conforme lo tiene previsto en el artículo 236

del Código de Procedimiento civil. En segunda instancia se viola el principio de la congruencia, en cuanto elemento del

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debido proceso legal, cuando el Tribunal ad quem, omite pronunciamiento expreso y exhaustivo sobre alguno de los

agravios invocados por el apelante o cuando se excede en el pronunciamiento, ya sea otorgando más de lo pedido o

fuera de lo pedido; en cuyo caso la resolución se halla viciada de nulidad por la causal prevista en el artículo 254-4) y

el efecto señalado en el artículo 275, ambos del Código de Procedimiento Civil.

El recurrente denuncia que el fallo de segunda instancia contiene la contradicción de declarar; por un lado nula el acta

de conciliación, y que al mismo tiempo se indica que el compromiso tiene el carácter de cosa juzgada y su

cumplimiento puede ser exigido por la vía ejecutiva y que en el numeral 2 se indica que no hay lugar a declarar que la

conciliación tenga calidad de cosa juzgada.

En el punto 2 de la parte resolutiva de la sentencia la Jueza a quo declara “nula y sin valor legal el Acta de

Conciliación…” y el hecho de que en esa parte se haga referencia a lo que señala esa conciliación, “…señalando que

el compromiso tiene carácter de cosa juzgada y su cumplimiento podrá ser exigido por la vía ejecutiva”, no implica

contradicción alguna, pues, como se advierte, que la Jueza a quo con esa indicación solo ha querido precisar la

individualización del acto al que se refiere; pero de ninguna manera, por esa expresión considerada aisladamente,

puede pretenderse que el fallo incurra en incongruencia interna, pues no cabe duda que la jueza a quo declaró la

nulidad del acta de conciliación; por lo cual dicha denuncia es infundada.

Respecto a que no se habría precisado si la conciliación tiene valor de cosa juzgada, en el punto 3 del Auto de Vista, el

Tribunal ad quem se ha expedido señalándose que no existe desconocimiento a la calidad de cosa juzgada de la

conciliación, por lo que dicha denuncia tampoco es fundada; como no lo es su cuestionamiento a la fundamentación del

fallo de segunda instancia, pues no le afecta a la motivación el hecho de que Tribunal ad quem comparta el

razonamiento de la Juezas a quo y no efectúa aportes propios, en la medida en que se responda a los agravios

motivadamente.

En torno a la salvedad de derechos, éste extremo no ha sido observado en la apelación, razón por la cual no puede

serlo en casación, dado que en la legislación boliviana no se encuentra permitido el salto de instancia.

Respecto a las denuncias sobre el fondo del asunto.- Con relación al supuesto desconocimiento de la calidad de cosa

juzgada de la conciliación. La cosa juzgada es la calidad de la que se encuentran revestidas las decisiones judiciales;

es la autoridad y fuerza que se atribuye a los fallos judiciales; la primera referida a su característica de irrevocable e

inmutable y la segunda a su poder coactivo de ejecución. En consideración a sus efectos, tanto la doctrina como la

jurisprudencia distinguen la cosa juzgada formal, que hace alusión a su inimpugnabilidad de la resolución en la misma

causa; y a la cosa juzgada material que se refiere tanto a su inimpugnabilidad como a su inmutabilidad, es decir a la

posibilidad de modificar lo resuelto por medio de otro proceso. Conforme lo tiene sentado el Tribunal Constitucional,

“… la cosa juzgada despliega su eficacia frente a los otros órganos judiciales o administrativos, que lleva un mandato

implícito de no conocer lo ya resuelto, impidiendo con ello la apertura de otros procesos nuevos sobre el mismo asunto

(este efecto sólo la producen las decisiones firmes sobre el fondo); como único medio de alcanzar la paz jurídica,

evitando, de un lado, que la contienda se prolongue indefinidamente y de otro, que sobre la misma cuestión puedan

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recaer resoluciones contradictorias, lesionando la seguridad jurídica procesal (así, SSCC 0029/2002, 0094/2002-R,

0554/2003-R, entre otras)” . Sin embargo, no es posible sostener que un fallo o resolución alcanza la calidad de cosa

juzgada, si se la emitió vulnerando derechos fundamentales o garantías constitucionales, conforme lo tiene sentado el

Tribunal Constitucional (SC. 1261/2013-Sucre, 13 de diciembre de 2013).

Ahora bien, ciertamente el artículo 181-4) del Código de Procedimiento Civil, le otorga al acuerdo conciliatorio calidad

de cosa juzgada, cuyo cumplimiento puede exigirse en proceso de ejecución. Precisamente por el carácter de

irrecurribilidad e inmutabilidad de la que se halla revestida, no es posible revisar el contenido ni los requisitos de

validez del acuerdo conciliatorio (el cual se halla equiparado a la sentencia) mediante un proceso ordinario. En los

casos en los que se alega que el acuerdo conciliatorio es violatorio de derechos y garantías constitucionales, los

justiciables tienen abierta la vía del incidente ante el juez que ha homologado el acuerdo, de la misma manera que la

tienen los justiciables que cuestionan las sentencias con aparente calidad de cosa juzgada. Consiguientemente los

jueces de instancia al haber examinado el acuerdo conciliatorio e invalidado el mismo mediante un proceso ordinario,

han desconocido la calidad de cosa juzgada del acuerdo conciliatorio, siendo evidente la interpretación errónea de la

norma legal en examen y de los artículos 1318-I-inciso 3), 1319 y 1451, todos del Código Civil.

Se denuncia una aplicación indebida en razón de que no hay norma legal que permita declarar la nulidad del acta de

conciliación con normas para la nulidad de contrato común. De principio corresponde precisar que la conciliación es

una forma alternativa de resolución de conflicto. En consideración a la sede donde se realiza, la conciliación puede ser

judicial o extra judicial. La conciliación judicial, puede ser pre procesal, que es aquella que tiene lugar antes del inicio de

un proceso judicial; o puede ser intra procesal, que es la que se lleva a cabo durante el proceso judicial, tal como lo

reconoce el artículo 180 del Código de Procedimiento Civil.

El acuerdo conciliatorio, suscrito con intervención del juez (en su rol de conciliador) efectivamente equivale a una

sentencia y no a un simple contrato, tal es así que la vía de ejecución es precisamente la de ejecución de sentencia y

no la del proceso ejecutivo, conforme lo tiene sentado el Tribunal Constitucional en la SC Nº 0762/2006-R de 4 de

agosto. Entonces, si el acuerdo conciliatorio equivale a una sentencia, resulta irrefragable concluir que no es posible su

invalidación con base a las causales de nulidad sustantiva. A esto debe añadirse que efectivamente el artículo 553 del

Código Civil, no consigna causales de nulidad sino que se refiere a la característica de inconfirmabilidad del contrato

nulo, de lo cual resulta que efectivamente los jueces de instancia; por una parte, han aplicado indebidamente dicha

norma legal (referente a los contratos) al acuerdo conciliatorio que como se tiene dicho equivale a sentencia; y por

otra, han extendido indebidamente el alcance de dicha norma, invocándola como fundamento de la causal de nulidad,

no obstante que dicha norma no contiene causales de nulidad.

Con relación a los efectos de la sentencia ejecutiva.- En este proceso no se está revisando el proceso ejecutivo ni se

ha dispuesto nada con relación a dicho proceso ni a su sentencia, por lo que no existe afectación inmediata del derecho

que invoca el tercerista hoy recurrente, razón por la cual la denuncia relativa al artículo 194 del Código de

Procedimiento Civil y al artículo 1485 del Código Civil, es infundado.

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En mérito a las consideraciones precedentes, y respecto a las denuncias que esta Sala encuentra fundadas,

corresponde fallar en la forma prevista por los artículos 271-4) y 274 del Código de Procedimiento Civil

IV. POR TANTO:

4.1.- La Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad

conferida por el parágrafo I numeral 1) del artículo 42 concordante con la disposición Transitoria Octava de la Ley del

Órgano Judicial y en aplicación de lo dispuesto por los artículos 271 numeral 4), y 274 del Adjetivo Civil, CASA

PARCIALMENTE el Auto de Vista Nº 206 de 25 de agosto de 2009, de fojas 657 a 660, y deliberado en el fondo se

declara improbada en parte la demanda con relación a la pretensión de nulidad del acta de conciliación, manteniendo

en lo demás la sentencia de primera instancia.

4.2.- No siendo excusable el error en el que ha incurrido el Tribunal ad quem, se impone multa de Bs. 200 a cada uno

de los vocales signatarios del Auto de Vista, descontables por habilitación.

Primera Magistrada Relatora Dra. Ana Adela Quispe Cuba, de cuyo proyecto fue disidente la Magistrada Dra. Elisa

Sánchez Mamani, con cuya disidencia estuvo de acuerdo el Magistrado Dr. Javier Medardo Serrano Llanos.

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Fdo. Elisa Sánchez Mamani

Fdo. Ana Adela Quispe Cuba

Fdo. Javier Medardo Serrano Llanos

Ante Mi Abog. Paola Verónica Barrios Sanabria/Secretaria de Sala

Libro de Tomas de Razón Nº 237/2014

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