NeuroClase 1

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PSI

ASOCIACIÓN

CURSO
NEUROCIENCIAS
EMOCIONES Y
SALUD MENTAL

DOCENTE
Carlos Giupponi
Clase 1

Introducción:

Hoy, como parte de tu rutina diaria, ¿cuántas veces tuviste que calcular la raíz
cuadrada de algún número? ¿Cuántas fechas de acontecimientos históricos
debiste recordar? ¿Cuántos conocimientos de biología te fueron indispensables
para tu adaptación? Es probable que la respuesta a estas preguntas sea cero o
cercana a cero. Pero si te pregunto: ¿Cuántas veces tuviste que lidiar con una
emoción hoy? Independientemente del área en la que trabajes o de dónde te
encuentres, seguramente responderás que muchas veces.

El desarrollo de habilidades emocionales marca una gran diferencia en la vida de


las personas. El trabajo (ya sea en negocios, manualidades, medicina, etc.), la vida
de pareja (donde las acciones del otro pueden tener un impacto emocional
signi cativo), el deporte, y las artes (arquitectura, escultura, pintura, literatura,
danza, música, cine), todo está in uenciado por nuestras emociones. No estoy
diciendo que el aprendizaje académico no sea importante, pero el énfasis ya no
debe recaer solo allí; debemos prestar atención también a lo social y emocional.
La dimensión emocional es lo que motiva al ser humano y, a su vez, la motivación
es esencial para mantener la constancia necesaria para alcanzar objetivos a largo
plazo y realizar los sueños que tenemos en la vida. Las emociones no solo afectan
nuestra toma de decisiones y relaciones interpersonales, sino que también
pueden tener un impacto directo en nuestra salud mental y bienestar general.

El desarrollo de la inteligencia emocional, que incluye la capacidad de reconocer,


entender y manejar nuestras propias emociones, así como las emociones de los
demás, es un componente clave para el éxito en todos los aspectos de la vida.
Incorporar el aprendizaje emocional en la educación y el desarrollo personal
puede tener bene cios signi cativos para la estabilidad emocional, la resiliencia y
la satisfacción personal.

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"Cuanto más abiertos estemos hacia nuestros propios sentimientos, mejor
podremos entender los de los demás".
– Daniel Goleman

"Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación".


– Proverbio árabe

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identi cado varias habilidades para


la vida que son cruciales para el desarrollo humano y la salud mental. Entre ellas,
algunas se centran especí camente en las habilidades emocionales:

Capacidad de tomar decisiones.


Habilidad para resolver problemas.
Capacidad de pensar en forma creativa.
Capacidad de pensar en forma crítica.
Habilidad para comunicarse de forma efectiva.
Habilidad para establecer y mantener relaciones interpersonales.
Conocimiento de sí mismo.
Capacidad para establecer empatía.
Capacidad para manejar las propias emociones.
Habilidad para manejar las tensiones y el estrés.

Estas habilidades emocionales son fundamentales para el bienestar personal y


para la interacción social. El conocimiento de sí mismo, por ejemplo, implica una
comprensión profunda de nuestras propias emociones, motivaciones y valores. La
empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otros y entender sus
emociones, lo que fomenta la cooperación y la conexión en las relaciones
interpersonales.

La capacidad para manejar las propias emociones es esencial para mantener la


calma en situaciones difíciles y para evitar reacciones impulsivas que puedan
tener consecuencias negativas. Por último, la habilidad para manejar las tensiones

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y el estrés es crucial para la salud mental y física, ya que el estrés crónico puede
llevar a problemas de salud más graves.

Estas habilidades emocionales pueden ser desarrolladas y mejoradas con práctica


y conciencia. El entrenamiento en inteligencia emocional y la participación en
actividades que fomenten la empatía y el autoconocimiento son métodos efectivos
para desarrollar estas habilidades. Además, la atención plena o "mindfulness"
puede ser útil para manejar el estrés y mejorar el control emocional.

¿Qué son las emociones?

Desde la psiquiatría clásica, las emociones se de nen como afectos bruscos y


agudos desencadenados por una percepción (ya sea externa o interna) o
representación, y suelen tener correlaciones somáticas evidentes. Aunque las
emociones generalmente son poco duraderas, hay notables excepciones. El
cambio repentino en el estado emocional puede ser debido a estímulos concretos,
y estos cambios suelen manifestarse en el cuerpo, como un aumento del ritmo
cardíaco o la tensión muscular.

Por otro lado, Fernández-Abascal y Palmero (1999) describen una emoción como
un proceso que se activa cuando el organismo detecta un peligro, amenaza o
desequilibrio, con el n de poner en marcha los recursos necesarios para
controlar la situación. Así, las emociones son mecanismos automáticos que nos
ayudan a reaccionar con rapidez ante eventos inesperados. Cada emoción prepara
al organismo para una respuesta especí ca; por ejemplo, el miedo puede
provocar un aumento del ritmo cardíaco, permitiendo más ujo de sangre hacia
los músculos, facilitando una respuesta de huida.

Cada persona experimenta las emociones de manera única, dependiendo de sus


experiencias anteriores, su aprendizaje y la situación concreta en la que se
encuentre. Algunas reacciones siológicas y comportamentales asociadas con las
emociones son innatas, mientras que otras se adquieren a través del aprendizaje.

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Por ejemplo, emociones como el miedo o la ira se aprenden tanto por experiencia
directa como por observación del entorno. Esto resalta la importancia de modelos
como padres y profesores en el aprendizaje emocional de niños y estudiantes.

Una de nición adicional interesante proviene de la BioNeuroEmoción, propuesta


por Enric Corbera. Según esta losofía, las emociones son el puente que conecta
el consciente con el inconsciente, brindando información relacionada con nuestra
existencia, ya sea pasada, presente o futura, y se asocia con la intuición.

En resumen, las emociones son estados psicobiológicos que nos brindan


información y energía existencial, impactando profundamente el desempeño
personal y la interacción social. Por eso, es fundamental comprender el papel de
las emociones y desarrollar habilidades emocionales para mejorar nuestra calidad
de vida y nuestras relaciones con los demás.

Biología de las emociones

Desde un punto de vista biológico, las emociones se describen como reacciones


químicas en la sangre que provocan cambios en el organismo. Estos cambios
pueden ser de naturaleza vasomotora, intestinal, secretora, renal, muscular,
circulatoria o respiratoria. Por ejemplo, entre las reacciones vasomotoras se
incluyen los cambios en el diámetro de los vasos sanguíneos, que pueden dar
lugar a rubor o palidez. En el sistema intestinal, el estrés y otras emociones
intensas pueden desencadenar síntomas como diarrea. Las reacciones secretoras
pueden manifestarse como sudoración excesiva o lagrimeo, mientras que las
respuestas renales pueden incluir poliuria (aumento de la producción de orina).

Los cambios en los músculos lisos pueden provocar espasmos o tensiones


musculares. En el sistema circulatorio, las emociones pueden causar taquicardia y
cambios en la presión arterial. Las respuestas respiratorias, como taquipnea
(respiración rápida) y disnea (di cultad para respirar), son comunes en situaciones

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de estrés emocional. El descenso de la resistencia eléctrica de la piel, conocido
como re ejo psicogalvánico, es otra respuesta siológica que puede ser medida y
utilizada para estudiar las emociones.

Muchas de estas respuestas son objetivables y se pueden registrar mediante


técnicas como la poligrafía, que puede ayudar a identi car qué tipo de emoción se
está experimentando. Estos signos siológicos son valiosos para entender la
conexión entre las emociones y las respuestas corporales. Desde una simple
sonrisa hasta una lágrima, estos pequeños indicios nos brindan información sobre
el afecto que subyace a una emoción.

En resumen, la emoción es un estado que incluye tanto aspectos psíquicos como


somáticos. Este estado actúa como un estimulante que moviliza los mecanismos
de adaptación del individuo frente a un estímulo. El estudio de estas reacciones
biológicas no solo nos ayuda a comprender el funcionamiento emocional, sino
que también puede ser útil en campos como la psiquiatría, la psicología clínica y
la medicina en general, para abordar trastornos relacionados con el estrés y otras
emociones intensas.

Duración de las emociones

Todas las emociones son temporales; ninguna dura para siempre por sí misma. La
duración de una emoción depende en gran parte de la idea a la cual esté asociada.
Por ejemplo, una persona que tiende a ver el lado negativo de las cosas
probablemente extenderá sentimientos de tristeza o nostalgia. Del mismo modo,
el amor no es eterno a menos que se mantenga vivo mediante acciones y atención
constante.

Los sentimientos y emociones, por su naturaleza bioquímica, tienden a


desvanecerse con el tiempo. Sin embargo, una emoción puede renovarse por sí
misma, dando la impresión de ser permanente o muy duradera. Esto depende de
varios factores, como los hábitos, la psicomotricidad (cómo movemos el cuerpo)

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y, fundamentalmente, los pensamientos y creencias que tenemos.

Para comprender por qué las emociones son temporales, es útil conocer un poco
sobre la biología de las emociones. En el centro del cerebro hay estructuras
llamadas amígdalas, que constituyen el centro de las emociones. Cuando
percibimos algo que interpretamos como amenazante, la amígdala inicia una
reacción en cadena que culmina con la liberación de sustancias químicas en la
sangre, responsables de los correlatos físicos de las emociones. Estas sustancias
provocan efectos como sudoración, taquicardia, tensión muscular y otras
respuestas mencionadas anteriormente.

Lo interesante es que el cuerpo metaboliza estas sustancias químicas en


aproximadamente 90 segundos, lo que signi ca que una emoción, a nivel físico,
tiene una duración limitada. Por ejemplo, si te das un susto, incluso si descubres
rápidamente que no había peligro real, puedes sentir que tu corazón sigue
latiendo con fuerza y tus músculos están tensos. Esta respuesta persiste durante
un breve período, re ejando el tiempo que toma al cuerpo procesar la adrenalina
y otras sustancias liberadas por la reacción emocional.

A pesar de esta duración limitada, las emociones pueden ser reactivadas por
pensamientos o situaciones similares, creando una sensación de continuidad. Por
eso, es esencial prestar atención a los pensamientos y hábitos que contribuyen a
la renovación de emociones negativas, así como a las estrategias para
gestionarlas y mantener un estado emocional equilibrado.

Emociones: energía inagotable

Re exionemos: ¿qué sientes a nivel físico cuando estás enojado? ¿Qué pasa con
tus músculos y los latidos de tu corazón? ¿Notas cambios en tu piel y en los
ritmos respiratorios? ¿Y en tu voz, sientes alguna diferencia?

En general, cuando estamos enojados, experimentamos tensión muscular,

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taquicardia, aumento de la irrigación sanguínea (piel sonrojada), aumento de la
temperatura corporal y cambios en los ritmos respiratorios y cardíacos, entre
otros efectos. Con este simple experimento, podemos ver que las emociones
generan un aumento de energía. Esto concuerda con el signi cado etimológico de
la palabra "emoción", que proviene del latín "emotio", que signi ca moción,
movimiento o impulso que induce a la acción.

La emoción, entonces, es un motor que nos motiva a actuar. Por ejemplo, cuando
estamos enamorados, nos sentimos motivados a hacer cualquier cosa por la
persona que amamos. Asimismo, si tenemos pasión por nuestro trabajo o un
objetivo claro, nos sentimos motivados a levantarnos temprano todos los días
para cumplir con nuestras responsabilidades. El odio también puede motivarnos,
empujándonos a establecer límites o incluso a desear la eliminación de aquello
que nos molesta. El miedo nos lleva a alejarnos de situaciones que percibimos
como peligrosas, mientras que la alegría y el placer nos impulsan a repetir aquello
que nos produce satisfacción.

Aunque las emociones son generalmente una fuente de energía, la tristeza es una
excepción, ya que suele reducir nuestra energía y motivación. Como decía Fritz
Perls, un reconocido psicólogo, las emociones son "la fuerza básica que energiza
toda nuestra acción". Son el motor que moviliza los medios para satisfacer
nuestras necesidades. Sin embargo, si no somos conscientes de nuestras
emociones, podemos perder la oportunidad de aprovechar esta fuente inagotable
de energía y motivación.

Las emociones están en constante pugna por ser liberadas o descargadas. Por eso
es tan importante encontrar formas adecuadas de expresión emocional, y aún
mejor si podemos canalizar esa energía de manera productiva. Esto es una
elección, y por lo tanto, nuestra responsabilidad. De hecho, el tercer eje de la
Inteligencia Emocional (IE), la Auto-motivación, busca precisamente utilizar la
energía emocional de manera productiva.

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En resumen, las emociones son una fuerza poderosa que puede motivarnos a
actuar y alcanzar nuestros objetivos. Al reconocer y gestionar adecuadamente
nuestras emociones, podemos aprovechar esta energía para mejorar nuestra
calidad de vida y nuestras relaciones con los demás.

Emociones: señales existenciales

Además de ser una fuente de energía, las emociones proporcionan información


auténtica y signi cativa. Para ilustrar cómo las emociones nos brindan
información, re exionemos sobre un experimento mental. En general, la mayoría
de la información que recibimos proviene de los cinco sentidos: vista, oído, olfato,
gusto y tacto. Pero, ¿cuál de estos sentidos te indica si tu profesión, hobby u
o cio es adecuado para ti? ¿Es el olfato? ¿Olfateas tu carrera para decidir si es la
correcta? ¿Es el gusto? ¿Tiene buen sabor lo que haces? ¿Es por la vista que
disfrutas tus actividades, o quizás por la textura o el sonido?

Probablemente responderás que no es por el olor, el color, el sonido, el sabor ni


la textura que te gusta lo que haces, sino porque te hace sentir bien. Este
sentimiento proviene de las emociones. Cuando experimentas placer o amor por
una actividad, es una señal de que estás en el camino correcto. Por el contrario, si
sientes angustia o miedo de manera constante, las emociones pueden estar
advirtiéndote que estás en el camino equivocado.

Así, las emociones actúan como un sexto sentido, permitiendo ver más allá de lo
super cial y conectándonos con información existencial. Funcionan como una
brújula que señala la dirección correcta. Como decía alguien una vez: "Para mí, las
emociones son como una brújula: algo mágico, un magnetismo invisible que
indica tu camino único como ser único". No importa cuántas veces gires o te
desvíes, la brújula emocional siempre te indicará cuál es tu norte.

Cuando te sientas perdido, cierra los ojos y conéctate con tus emociones. Ellas
pueden señalarte el camino, recordándote que las señales para nuestros objetivos

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están dentro de nosotros, no fuera. No es lo que papá, mamá o la sociedad espera
de nosotros, sino lo que dicta tu corazón. Por eso es esencial escuchar ese
mensaje y darle forma con los recursos disponibles.

De esta manera, las emociones tienen una doble función: son pura energía
(combustible del alma) y, al mismo tiempo, una señal que nos provee información
valiosa sobre nuestro propósito y dirección en la vida.

Emociones y sentimientos: ¿cuál es la diferencia?

Las palabras "emociones" y "sentimientos" a menudo se usan indistintamente,


pero existen diferencias claras entre ambos conceptos. Comprender estas
diferencias puede ser útil para cambiar comportamientos poco saludables y
encontrar mayor felicidad y paz en la vida.

¿Qué es una emoción?

Una emoción es un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos


predisponen a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo (como algo
que vemos o escuchamos) o interno (como un pensamiento, recuerdo o imagen).
Las emociones son transitorias y suelen ser más intensas que los sentimientos,
aunque duran menos tiempo. Se originan en las regiones subcorticales del
cerebro, como la amígdala y las cortezas prefrontales ventromediales, generando
reacciones bioquímicas en el cuerpo que alteran el estado físico. Son energía en
movimiento que solo se estanca si se reprimen.

Es importante recordar que las emociones no son intrínsecamente buenas ni


malas. Todas tienen un origen evolutivo y adaptativo, lo que signi ca que son
respuestas del organismo ante diversos estímulos para la supervivencia. Dado que
las emociones preceden a los sentimientos, pueden medirse objetivamente
mediante el ujo sanguíneo, la actividad cerebral, las microexpresiones faciales y
el lenguaje corporal.

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¿Cuáles son las emociones básicas?

Las emociones básicas incluyen rabia, vergüenza, culpa, alegría, tristeza y miedo.
Sin embargo, esto puede variar según el autor, ya que algunos no reconocen la
culpa como emoción principal, y otros incluyen emociones como el asco o la
sorpresa.

¿Qué es un sentimiento?

El sentimiento es la suma de emoción y pensamiento; es decir, es el resultado de


la toma de consciencia de una emoción. A diferencia de las emociones, los
sentimientos involucran un componente cognitivo y subjetivo, y suelen durar más
tiempo. Un sentimiento surge cuando etiquetamos una emoción y emitimos un
juicio acerca de ella.

El sentimiento es una representación mental de lo que sucede en tu cuerpo


cuando tienes una emoción y es el subproducto de que tu cerebro percibe y
asigna signi cado a esa emoción. Por esta razón, los sentimientos no se pueden
medir con precisión, ya que son subjetivos y generalmente involucran procesos
subconscientes.

Tipos de sentimientos

Los sentimientos se pueden dividir en tres categorías:


Sentimientos negativos: Incluyen tristeza, miedo, hostilidad, frustración, ira,
desesperanza, culpa y celos.
Sentimientos positivos: Incluyen felicidad, humor, alegría, amor, gratitud y
esperanza.
Sentimientos neutros: Incluyen compasión, sorpresa y otros que pueden tener
connotaciones tanto positivas como negativas dependiendo del contexto.

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Conclusión: La importancia de las emociones en nuestra vida

A lo largo de esta clase, hemos explorado el papel crucial que desempeñan las
emociones en nuestra vida diaria. Hemos aprendido que las emociones son
respuestas neuroquímicas y hormonales que nos preparan para reaccionar ante
estímulos internos o externos, y que son la base de nuestros sentimientos. Hemos
visto que las emociones, aunque intensas, son transitorias, y que su correcta
gestión puede ser una fuente de energía y motivación.

También hemos discutido las diferencias entre emociones y sentimientos, y cómo


los sentimientos son una representación subjetiva y cognitiva de las emociones.
Estos conceptos están estrechamente relacionados, pero es útil comprender cómo
se diferencian para poder gestionarlos de manera efectiva.

En esta clase, también hemos explorado el impacto de las emociones en nuestras


decisiones, relaciones y bienestar general. Al entender nuestras emociones y
aprender a canalizarlas adecuadamente, podemos tomar decisiones más
conscientes y construir relaciones más sólidas y signi cativas.

Finalmente, recordamos que las emociones son señales existenciales que nos
indican si estamos en el camino correcto o necesitamos hacer cambios. Son como
una brújula interna que nos guía hacia lo que es realmente importante para
nosotros. Al prestar atención a estas señales y actuar en consecuencia, podemos
encontrar mayor paz y felicidad en nuestras vidas.

Espero que esta clase te haya ayudado a comprender mejor el mundo de las
emociones y sentimientos, y te haya inspirado a explorar más a fondo este
fascinante tema. Te animo a seguir re exionando sobre tus propias emociones y
sentimientos, y a usar este conocimiento para mejorar tu calidad de vida y tus
relaciones con los demás.

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