1° de Enero - Mártir Telémaco

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1° de Enero – Calendario Eclesiástico

SANTO MÁRTIR TELÉMACO

"Ό ΆΓΙΟΣ ΤΗΛΈΜΑΧΟΣ" [Ó Áyios Tilémajos], SAN TELÉMACO

San Telémaco fue un monje del siglo V. Todo lo que sabemos de este
interesante personaje proviene de dos fuentes.
La primera de ellas se halla en la "Historia Eclesiástica" de Teodoreto (lib. V,
c. 26), la segunda en el antiguo "Martirologio de Jerónimo". Teodoreto nos
dice que el Emperador Honorio suprimió los combates en el circo, a raíz
del incidente que vamos a relatar:
"Un asceta llamado Telémaco había venido del oriente a Roma, animado
por una santa ambición. En el momento en que se llevaban al cabo en el
circo los abominables juegos, Telémaco corrió al Coliseo, entró en el
estadio y se presentó en la arena.
Gritó a los gladiadores que se detuvieran en el nombre de Cristo. Entonces
la multitud se echó a reír y comenzaron a abuchearle. Uno de los
gladiadores golpeó a Telémaco con su espada en el estómago y cayó al
suelo. Se levantó y volvió a gritar a los gladiadores que se detuvieran.
Un gladiador le clavó en el estómago su espada, y después de gritar por
última vez, murió en el suelo del anfiteatro, empapado en su sangre. La
multitud en silencio, vació el Coliseo.

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San Telémaco deteniendo al gladiador

Esto sucedió un 1° de enero del año 404 d.C., y esta tragedia llevó al
Emperador a prohibir este espectáculo en el Imperio Romano para siempre.
Es cierto que Constantino el Grande, muchos años antes, había emitido
decretos que declaraban ilegales males tan grandes como el aborto, el
infanticidio, la crucifixión y los juegos de gladiadores. Pero muchos de
estos grandes males son muy difíciles de extirpar y, a menudo, sus cabezas
demoníacas aparecen una y otra vez en la historia.
El gran poeta cristiano ortodoxo y escritor de himnos latinos, Aurelius
Prudentius Clemens, en su obra "Contra Symmachi Orationem", se
pronunció contra la influencia del senador y magistrado pagano Símaco
(quien era conocido por representar a las fuerzas de la tradición pagana, entre ellas los
sangrientos juegos de gladiadores), castigando estos grandes males, diciendo:
"Lo que hace estragos a otros, a sí mismo lo hará el arte impío del juego.
¿Qué muertes de jóvenes, qué placer alimentado con sangre?"
Prudencio, sin embargo, mucho más tarde, muestra elogios para el
emperador Honorio: "Prohibirás que la ciudad se manchara con la sangre
de los toros. Prohibe que se ofrezcan las muertes de hombres infelices.

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Nadie en la Ciudad puede caer, cuyo placer puede ser el dolor, ni tampoco
su propia hermandad deleite los rostros de los mataderos. Ahora la arena
infame contenta por solo bestias salvajes, no dejes que más homicidios se
entretengan en brazos ensangrentados".
Así, durante casi ochenta años, los gobernantes, jerarcas y clérigos
cristianos no pudieron poner fin a este espectáculo sangriento, hasta que
un asceta extranjero llegó a Roma y puso su vida en peligro y la perdió en
nombre de Cristo.

Fuente: *diakonima.gr *johnsanodopoulos.com *Analecta Bollandiana *orthodoxwiki.org

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