Personajes de La Emancipación Del Perú

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PERSONAJES DE LA EMANCIPACIÓN DEL PERÚ:

JOSÉ OLAYA: Soy José Olaya, un pescado humilde de Chorrillos que es recordado como un héroe del
proceso de la emancipación del Perú. En 1823, durante la ocupación de Lima por el Ejército realista. Me ofrecí
como emisario secreto y fui informante del estado de las tropas españolas al Gobierno republicano del Perú, en
momentos en que el presidente José de la Riva Agüero se hallaba refugiado en Callao.
El 27 de junio de 1823, cuando llevaba una carta de Sucre para Narciso de la Colina, el pescador fui
descubierto y capturado. Sometido a indescriptibles torturas por los españoles, me negué a revelar los nombres
de los comprometidos en las comunicaciones. El 29 de junio, fui fusilado en el callejón de Petateros, situado a
un costado de la plaza de Armas de Lima, que hoy lleva mi nombre. Antes de morir, exclame: “Si mil vidas
tuviera, gustoso las daría por mi patria”.

TUPAC AMARU II: Soy Túpac Amaru II fui un líder indígena que encabezó una rebelión contra el dominio
español en Perú a finales del siglo XVIII. Nací en 1738 en el Cusco, en una familia de la nobleza inca. Mi
nombre se ha convertido en un símbolo de resistencia y liberación para los pueblos indígenas de América
Latina, luche por la libertad de toda Hispanoamérica ante las imposiciones españolas y consiguió eliminar la
esclavitud (16 de noviembre de 1780) en los países pertenecientes al territorio.
Los elevados impuestos y los nuevos repartimientos realizados me impulsaron a organizar “la gran Rebelión”,
teniendo importantes victorias, pero en abril de 1781, mis fuerzas fueron derrotadas por los españoles y fui
capturado, fui torturado y el 18 de mayo fui sentenciado a muerte y a presenciar la ejecución de mi mujer y mis
dos hijos mayores.
Posteriormente el verdugo me cortará la lengua y me atasen las extremidades a gruesas cuerdas para que
tirasen de ellas cuatro caballos y que se procediera a mi descuartizamiento. Así se hizo, pero las bestias no
consiguieron durante largo rato desmembrarme, por lo que se decidió ordenar que me cortaran la cabeza.
Cumplida la sentencia, se envió cada parte de su cuerpo a un pueblo de la zona rebelde, en un intento de dar a
la ejecución un valor ejemplarizante.

MICAELA BASTIDAS: Soy Micaela Bastidas, esposa de Tupac Amaru II, fui clave para el movimiento
independentista peruano como asesora y estratega de mi marido, el revolucionario Túpac Amaru II. Ayude a
involucrar a cientos de mujeres indígenas en la lucha contra la opresión del mandato español. Pase a la historia
por mi inteligencia y valentía, pero también por mi trágica muerte luego de ser torturada y ejecutada junto a
Túpac Amaru II y a mi hijo mayor.
Mi rol no solo era partícipe de una rebelión sino también reivindicativo para las mujeres andinas, quechuas y
aymaras. Ellas sentaron las bases de la organización del levantamiento. Además de hacerle frente a la
explotación española por años, con esta rebelión, se le daría otra mirada a la mujer indígena. Ya no se le
limitaría a actividades domésticas o de acompañamiento; sino que, en esta ocasión, también era el frente de la
lucha y, de esta manera, le daba otro valor a su participación en la vida social y política de la época.
MARÍA PARADO BELLIDO: Soy María Parado de Bellido, nací y viví en Ayacucho. El hecho detonante y
decisivo para que tome la decisión de apoyar la causa de la independencia fue el lamentable asesinato de mi
hijo Tomás Bellido a manos de los realistas.
Posteriormente, mi esposo y yo nos encargamos de las tareas de espionaje. Bajo un seudónimo y sin saber
escribir, ya que era analfabeta firmaba cartas y así podía espiar la ubicación del enemigo. Con esta información
podía alertar a los guerrilleros y, de tal modo, estar alerta a los posibles ataques. Mi trabajo fue clave para
poder reconocer las coordenadas secretas e identificar los desplazamientos de las tropas realistas.
Sin embargo, la labor que realizaba necesitaba la implicación de diferentes personas. Compartir las
coordenadas del enemigo era tan secreto que solo podía hacerlo con compañeros de mi extrema confianza. En
una ocasión, una de mis cartas destinada a mi esposo fue descubierta por los españoles. Fui capturada junto a
varios guerrilleros y torturada bajo interrogatorios inhumanos. Se me acusaba de ser la brújula espía para los
rebeldes. Sin embargo, jamás revele ningún nombre.
El 1 de mayo de 1822, fui fue fusilada en La Plaza de Arco de Huamanga, Ayacucho. Mis hijas quedaron
huérfanas. Más adelante, Simón Bolívar les otorgaría una casa y una pensión de por vida, en señal de
agradecimiento a mi sacrificio, la heroína María Parado de Bellido.

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