Tema 1-2
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TEMA 1. LA MONARQUÍA
El artículo 1.3 de la Constitución Española determina que la “La forma política del Estado
Español es la Monarquía Parlamentaria”.
La noción “forma política” es un concepto que engloba para la doctrina clásica tanto a las
formas de Estado, como a las formas de gobierno.
Por un lado, las formas de Estado se refieren al sistema de relaciones existentes entre
los elementos constitutivos del Estado (territorio, pueblo y poder). Y dentro de las mismas
se distinguen principalmente dos: aquellas que afectan a la distribución territorial del
poder político (Estado unitario, compuesto y confederado) y las que inciden en las
relaciones entre los gobernados y gobernantes. (Estado democrático, autoritario,
dictatorial...).
Por otro, la expresión formas de gobierno hace referencia al sistema de relaciones que
pueden establecerse entre distintos órganos constitucionales del Estado (especialmente
entre el parlamento y el gobierno). Dentro de las formas de gobierno se suele distinguir
entre sistemas de Gobierno (parlamentario, presidencial o de asamblea) y jefaturas
de Estado (Monarquía/ República).
De ello que la redacción del artículo 1.3 CE haya sido objeto de críticas doctrinales, al
considerar la Monarquía Parlamentaria una “forma política del Estado”, cuando realmente
es una forma o sistema de gobierno. Aunque únicamente propio de los Estados
democráticos.
Al parecer, la razón por la cual el constituyente utilizó la expresión “forma política del
Estado” se refiere a que con la misma, se intentó reconocer el papel desarrollado por el
Rey en el proceso de transición política y su función integradora en el tránsito de un
sistema autoritario a un sistema democrático.
a) El sistema parlamentario.
Nuestro sistema de gobierno responde a las pautas del parlamentarismo que hace una
interpretación flexible del principio de separación de poderes.
Modelo: Reino Unido, monarquía parlamentaria desde mediados del siglo XIX.
Esquema de relaciones Ejecutivo-Legislativo:
Ejecutivo (dualista: JE≠JG) obtiene la confianza del parlamento tras las elecciones
parlamentarias. Ejecutivo dualista o bicéfalo:
Jefe de Gobierno con funciones ejecutivas.
Jefe de Estado con funciones representativas, simbólicas y arbitrales (Rey o Presidente de
la República).
El Gobierno es un órgano colegiado con responsabilidad solidaria y refrenda los actos del
JE. Parlamento generalmente bicameral.
Relaciones Ejecutivo-Legislativo: basadas en el principio de la mayoría parlamentaria que
otorga o retira su confianza al Gobierno.
Iniciativa legislativa del Gobierno, sanción de las leyes por el JE, disolución de las Cámaras
por el Ejecutivo.
El Parlamento puede exigir responsabilidad política al Gobierno: lo nombra (investidura),
control ordinario (preguntas, interpelaciones, comisiones de investigación) o extraordinario
(moción de censura, cuestión de confianza)
El Parlamento es la única institución elegida directamente por los ciudadanos.
b) El sistema presidencialista.
Interpretación rígida de la separación de poderes.
Modelo: EE.UU. basado en la imitación de la monarquía limitada británica de fines del
XVIII Ejecutivo (monista: JE=JG) elegido por sufragio universal en las elecciones
presidenciales. Parlamento elegido por sufragio universal en elecciones parlamentarias.
Los Ministros o Secretarios no forman un órgano colegiado (Gobierno), responden
personalmente ante el Presidente como consejeros
No hay moción de censura pero existe un procedimiento de responsabilidad penal por
traición, cohecho y otros delitos. (impeachment: acusa la Cámara de Representantes y
juzga el Senado por mayoría de 2/3) que puede dar lugar al cese del Presidente.
No hay cuestión de confianza.
No cabe disolución del Parlamento por el Presidente.
1.3. Resulta necesario aludir, además, a las formas de la Jefatura del Estado:
Monarquía y República.
a) La Monarquía que coexiste con el principio democrático no es más que una forma de
la Jefatura del Estado, en otras palabras, un órgano del Estado cuyo titular es el Rey/
Reina.
El titular de la Jefatura del Estado en una Monarquía será aquella persona a la que
corresponda según el orden de sucesión que, a dichos efectos, se haya establecido.
b) La República también se configura, por sí misma, como una forma de la Jefatura del
Estado. Y esta se define como un órgano de naturaleza electiva y temporal.
En la Monarquía Limitada nos encontramos ante una forma de Monarquía en la que el Rey
conserva la titularidad del Poder Ejecutivo, asumiendo por ello, la competencia de nombrar
y cesar a los Ministros bajo su exclusiva voluntad.
El Rey, además, viene a ser definido, de acuerdo con la teoría de Benjanmin Constant,
como un poder neutro, moderador y arbitral, que se sitúa por encima de los demás
poderes del Estado, y, en concreto, por encima de los Poderes Legislativo y Judicial, en
tanto a él corresponde el Poder Ejecutivo. Poder neutral y en consecuencia irresponsable.
La Monarquía Limitada ha sido la forma de Monarquía presente en nuestro
constitucionalismo histórico durante el siglo XIX.
El Gobierno se consolida como órgano colegiado y el Jefe del Gobierno o Primer Ministro
adquiere un papel sobresaliente. Y El Gobierno requerirá, para su propia existencia y
subsistencia, de la doble confianza del Rey y el Parlamento.
La Monarquía Parlamentaria se caracteriza por ser una Jefatura del Estado de carácter
hereditario ejercida a título de Rey y un sistema parlamentario de gobierno.
A) Consideraciones previas.
La Corona ostenta la Jefatura del Estado, cuyo titular es el Rey, al que le competen las
funciones que le atribuyen la Constitución y las Leyes.
Principio de preferencia de línea directa. Las series de grados forman las líneas. Las
líneas pueden ser directas o colaterales. Se prefiere la línea directa a la colateral (ej. Hijos,
nietos..., antes que hermanos, tíos, primos o sobrinos del Rey muerto).
Principio de primogenitura. Como regla general el heredero del Rey es el primer hijo
nacido en su matrimonio o, en caso de no tener hijos, el de más edad entre los llamados a
sucederlo.
Principio de preferencia del varón. Dentro del mismo grado (hermanos), tendrá
preferencia el varón sobre la mujer, aunque esta sea de mayor edad (quiebra el principio
de primogenitura). Este principio colisiona con la prohibición de discriminación por razón
de sexo (art. 14 CE); con la normativa de la Unión Europea y también con la normativa
interna.
Art.57.5 CE. En virtud del cual, si existiesen dudas sobre la persona con más derecho de
sucesión en la Corona, se resolverá mediante Ley Orgánica de las Cortes Generales.
Art. 57.3 CE. En el supuesto de que no exista sucesor a la Corona por extinción de todas
las líneas llamadas en Derecho, serán las Cortes Generales, reunidas en sesión conjunta
(art.74.1 CE), a las que les compete decidir cómo se deberá proveer a la sucesión en la
Corona “en la forma que más convenga a los intereses de España”.
C) Regencia.
Clases de Regencia:
a) Regencia por minoría de edad del Rey (art.59.1 CE). Este tipo de Regencia está
condicionada por los años que se exigen para que el Rey adquiera la mayoría de edad. El
art.59.1 CE en relación con el art.12 CE, establece la mayoría de edad del Rey a los 18
años.
b) Regencia por inhabilitación del Rey (art.59.2 CE). Parece referirse a la inhabilitación
temporal. En este supuesto, la inhabilitación del Rey que da lugar a la Regencia debe ser
reconocida por las Cortes Generales.
Requisitos para ser Regente (art.59.4 CE): Ser español y mayor de edad.
Regencia por minoría de edad del Rey. Será sujeto de la Regencia: el padre o madre del
Rey, en su defecto, el pariente de mayor de edad más próximo a suceder en la Corona.
Regencia por inhabilitación del Rey. Si fuera mayor de edad el Príncipe/Princesa Heredero/
a; si no lo fuera, se adjudicará la Regencia igual que en el supuesto anterior.
Este tipo de Regencia presenta dos importantes diferencias con la regencia legítima. Por
un lado, puede tratarse de una Regencia colegiada. Por otro, puede ser Regente cualquier
español mayor de edad.
Las Cortes Generales no pueden revocar la Regencia por ellos nombrada, salvo en los
supuestos de inhabilitación y dimisión, y ello, porque la Regencia posee la misma posición
constitucional que el Rey, afectándole, por tanto, su carácter inviolable e irresponsable.
La Regencia tendrá una duración igual a la del supuesto que la ha originado. Sus
funciones son las mismas que lleva a cabo el Rey (arts. 62 y 63 CE).
No se pueden acumular los cargos de Regente y Tutor Regio, salvo si se trata del padre,
madre o ascendiente directo del Rey. La Tutela además, es incompatible con todo cargo o
representación política.
Se puede afirmar que el Rey carece de “potestas" en las funciones que asumen los
poderes constituidos y su significación radica en la “autoritas" que despliega en el ejercicio
de sus funciones atribuidas expresamente por la CE y las leyes. Tiene especial relevancia
esta consideración en lo relativo a las funciones del Rey que se regulan, principalmente,
en los artículos 56.1, 62 y 63 de la CE.
Según el art. 56.1 CE: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia,
arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta
representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las
Naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente
la Constitución y las Leyes”
El artículo 56.1 de la CE determina, pues, que el Rey es el Jefe del Estado y por ello se le
concibe desde un triple punto de vista: a) como símbolo de su unidad y permanencia; b)
como árbitro y moderador del funcionamiento regular de las Instituciones y; c) como el
más alto representante del Estado en las relaciones internacionales.
Por un lado, el Rey, como Jefe del Estado, representa la unidad del Estado frente a la
división orgánica del poder.
Por otro lado, simboliza al Estado español, en relación con la organización descentralizada
del poder político que nuestra Constitución consagra, es decir, en relación con el Estado de
las Autonomías.
Por otra parte, la función simbólica que el rey ostenta, en cuanto a la idea de
permanencia, alude a la continuidad que el carácter hereditario de la Monarquía garantiza
en la Jefatura del Estado.
Ser símbolo del Estado supone encarnar la unidad del poder estatal.
3º) Por último, el art. 56.1 CE concibe al Monarca como el más alto representante del
Estado en las relaciones internacionales, competencia genérica, que la Constitución
especifica mediante la atribución al Monarca de tres funciones en el artículo 63 CE.
Funciones que no suponen el ejercicio de ningún poder discrecional por parte de éste, se
trata, por tanto, de actos debidos sujetos a refrendo.
La sanción, por tanto, se configura en nuestra Constitución como un acto debido, una
competencia regia de obligado cumplimiento, como se desprende del significado jurídico
de la Monarquía Parlamentaria (art. 1.3 CE); de la atribución a las Cortes Generales de la
potestad legislativa (art. 66CE), y de los términos imperativos que utiliza el art. 91 CE, al
establecer que “el Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las
Cortes Generales”
Por un lado, la fórmula de la sanción, que se inserta en el encabezamiento del texto legal,
y que es el siguiente: “a todos los que la presente vieren y entendieren. Sabed: que las
Cortes Generales han aprobado y yo vengo a sancionar la siguiente Ley”
Y por otro, la fórmula de la promulgación, que se inserta al final del texto legal, con el
siguiente tenor: “por tanto, mando a todos los españoles, particulares y autoridades que
guarden y hagan guardar esta Ley”
Esta función regia es también un acto debido sometido a refrendo sin ningún poder de
discrecionalidad.
La convocatoria regia afecta a la reunión de las Cámaras al inicio de cada Legislatura, pero
no a las reuniones ordinarias ni extraordinarias previstas en el art. 73 CE, en las cuales se
produce la convocatoria automática por el Presidente de cada Cámara, sin intervención
real alguna.
Por tanto, el Rey se limita, tras las elecciones generales, a convocar las nuevas Cámaras,
“dentro de los 25 días siguientes a la celebración de las elecciones” (art. 68.6 CE), una vez
que sus Presidentes le han comunicado formalmente la constitución de las mismas (art.
4.2. RC)
Tampoco cabe hablar en este caso de un poder discrecional del rey. El Rey disuelve las
Cortes Generales en tres supuestos tasados constitucionalmente:
3º En el supuesto del art. 99 CE, por imperativo constitucional, cuando en el plazo de dos
meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato a la Presidencia
del Gobierno hubiera obtenido la confianza del Congreso de los Diputados.
Esta es, sin duda, la función más importante que la Constitución atribuye al Rey, por su
significación y por albergar en en esa propuesta un cierto grado de discrecionalidad en su
ejercicio.
Dentro la misma se incluyen las atribuciones del art. 62.d CE: la de proponer el candidato
a Presidente del Gobierno; la de nombrar, en su caso al Presidente del Gobierno y la de
poner término a las funciones del Presidente del Gobierno en los términos previstos en la
Constitución. Como puede imaginarse, en la dos últimas actuaciones el margen de
actuación discrecional del Rey es inexistente. Configurándose como actos debidos del
Monarca y sometidos a refrendo.
De conformidad con el art. 99.1 CE:“Después de cada renovación del Congreso de los
Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa
consulta con los representantes de los Grupos políticos con representación parlamentaria,
y a través del Presidente del Congreso, propondrá un Candidato a la Presidencia del
Gobierno”.
Realizadas las consultas, el Rey propone, con el refrendo del Presidente del Congreso de
los Diputados, un candidato a la Presidencia del Gobierno. En principio, el refrendo
del Presidente del Congreso de los Diputados parece concebido como un cauce de
autentificación de que el Rey ha cumplido con los requisitos establecidos
constitucionalmente, pero nunca debe de ser entendido como un ejercicio efectivo de la
propuesta de nombramiento, que recae exclusivamente en el Rey, teniendo, por ello,
cierto margen de discrecionalidad. Ahora bien, la discrecionalidad del Rey depende mucho
de la correlación de fuerzas políticas existentes en el Congreso de los Diputados.
c) El cese del Presidente del Gobierno. Como se sabe, también es un acto debido.
Por su parte, las leyes aprobadas por los Parlamentos Autonómicos son promulgadas, en
nombre del Rey, por los respectivos Presidentes de las Comunidades Autónomas.
E) El Rey y la Justicia
Ámbito de actuación del Monarca donde menor margen de discrecionalidad cabe, y donde
el ejercicio de sus funciones es de carácter simbólico:
a) En su nombre se administra la Justicia. b) Ejerce el derecho de gracia, que nunca podrá
implicar la concesión de indultos generales. c) Nombramiento de altos cargos: Presidente
del Tribunal Supremo; Vocales del Consejo General Judicial; Fiscal General del Estado;
Presidente y Magistrados del Tribunal Constitucional....etc.
F) Otras Funciones
Alto Patronazgo de las Reales Academias (art. 62.j CE). Función de carácter honorífico.
En relación con el cuerpo electoral, le corresponde al Rey Convocar a referéndum, tanto
en los supuestos de referéndum consultivo, constitucional, como autonómico, que
realmente es ejercido por la persona legitimada para ello constitucionalmente, en este
caso el Presidente del Gobierno, a quien corresponde refrendar tales actos.
Art.56.3 CE: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeto a responsabilidad”.
Actos sujetos a refrendo: El artículo 56.3 CE establece que los actos del Rey estarán
siempre refrendados, salvo lo dispuesto en el artículo 65.2 CE.
Actos sujetos a refrendo. Serán todos los actos que realiza el Rey en tanto Jefe del Estado.
También son actos exentos de refrendo aquellos que el Rey realiza como ciudadano
particular.
El Presidente del Gobierno. Es el sujeto que con más frecuencia refrenda los actos del Rey.
Si se plantea qué sujeto debe refrendar un acto del Rey que no esté delimitado con
claridad, será el Presidente del Gobierno quien lo refrende.
Presidente del Congreso de los Diputados. Refrenda los actos del Rey en tres supuestos
concretos:
En el caso de la propuesta a candidato a la presidencia del Gobierno (art.99.1 CE).
En el caso del nombramiento del nuevo Presidente del Gobierno (art.99.3 CE).
En el caso de la disolución de las Cortes y convocatoria de nuevas elecciones prevista en
el artículo 99.5 CE.
Tipos de Refrendo:
Refrendo expreso. Es el más común. Se realiza por escrito (contrafirma presidencial o
ministerial de un escrito regio).
Refrendo tácito. Consiste en la presencia física de algún miembro del Gobierno junto al
Rey en sus actividades oficiales. (ej. El Ministro de Defensa acompaña al Rey en sus actos
militares).
Refrendo presunto. Los actos del Rey que no pueden ser refrendados ni por el refrendo
expreso ni por el refrendo tácito, no significa que carezcan de refrendo, ya que, el mismo,
cabe presumirlo, si el Presidente del Gobierno o el Ministro competente se mantienen en
su puesto y, en consecuencia, asumen la responsabilidad del acto. (ej. Discursos del Rey).
BIBLIOGRAFÍA:
• ALVAREZ CONDE, E.; TUR AUSINA, A.: Derecho Constitucional, Tecnos, 2021.
• NAVAS CASTILLO, A.; NAVAS CASTILLO, F.: El Estado Constitucional Multinivel,
Dykinson, 2016.