UNIDAD 2 Sociologia
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futura; en cambio, el liberalismo defiende la libertad económica, y por ende la propiedad individual como única
garantía de dicha libertad.
Sin embargo, la relación entre socialismo y democratismo fue de complementariedad. El proceso de democratización
podría favorecer el advenimiento de una sociedad socialista; y la vez, sólo la llegada de la sociedad socialista haría
reforzado y ampliado la participación política y hecho posible la realización plena de la democracia.
V. EL ANTAGONISMO ES FECUNDO
Doctrina liberal: elogio a la “variedad”. La intervención del gobierno, más allá de las funciones que le han sido
encomendadas, el orden interno y el orden externo, termina por crear en la sociedad comportamientos uniformes
que sofocan la variedad natural de los caracteres y de las disposiciones. La defensa del individuo de la tentación del E
de proveer a su bienestar afecta no solamente la esfera de los intereses sino también la esfera moral. El 1er
liberalismo nace con una fuerte carga ética, y la crítica del paternalismo tiene su ppal razón de ser en la defensa de la
autonomía de la persona humana.
Al tema de la variedad individual contrapuesta a la uniformidad estatal se vincula el otro tema característico e
innovador del pensamiento liberal: la fecundidad del antagonismo. La tradicional concepción orgánica de la sociedad
privilegia la armonía, la concordia incluso impuesta, la subordinación regulada y controlada de las partes al todo, y
condena el conflicto como elemento de desorden y disgregación social. Por el contrario, en todas las corrientes de
pensamiento que se contraponen al organicismo progresa la idea de que el contraste entre individuos y grupos en
competencia sea benéfico y sea una condición necesaria del progreso técnico y moral de la humanidad, el cual
solamente emana de la contraposición de opiniones e intereses diferentes.
El liberalismo, como teoría del E limitado, contrapone el E de derecho al E absoluto, y el E mínimo al máximo. A
través de la teoría del progreso mediante el antagonismo entra en escena la contraposición entre E europeos libres y
el despotismo oriental. Desde este punto de vista, el E liberal se vuelve, además de una categoría política gral,
también un criterio de interpretación de la historia.
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VI. LA DEMOCRACIA DE LOS ANTIGUOS Y DE LOS MODERNOS
El liberalismo, como teoría del E es moderno, mientras que la democracia como forma de gobierno es antigua. El
pensamiento político griego nos legó una célebre tipología de las formas de gobierno de las cuales una es la
democrática, definida como el gobierno de muchos, de la mayoría, o de los pobres, del pueblo, a diferencia del
gobierno de uno o de unos cuantos.
El sentido descriptivo gral del término no ha cambiado. Lo que se considera que cambió con el paso de la democracia
de los antiguos a la democracia de los modernos no es el titular del poder político, que siempre es el “pueblo”, sino
la manera, amplia o restringida, de ejercerlo: se opone a la democracia directa de los antiguos y de las ciudades
medievales la democracia representativa, que es el único gobierno popular posible en un E grande.
Tanto los autores del “Federalista” como los constituyentes franceses estaban convencidos de que el único gobierno
democrático apropiado para un pueblo de hombres fuese la democracia representativa, que es la forma de gobierno
en la que el pueblo no toma las decisiones que le atañen, sino que elige a sus representantes que deben decidir por
él; pero de ninguna manera pensaban que instituyendo una democracia representativa degenerase el principio del
gobierno popular.
Tanto la democracia directa como la indirecta derivan del mismo principio de la soberanía popular aunque se
distinguen por la modalidad y las formas en que es ejercida esa soberanía.
Por lo demás, la democracia representativa nació también de la convicción de que los representantes elegidos por
los ciudadanos son capaces de juzgar cuáles son los intereses grales mejor que los ciudadanos, demasiado cerrados
en la contemplación de sus intereses particulares, y por lo tanto la democracia indirecta es más apropiada para
lograr los fines para los cuales había sido predispuesta la soberanía popular. Para que en sentido estricto la
democracia fuese representativa era necesario que fuese excluido el mandato obligatorio del elector frente al
elegido, que en cambio era la característica del E estamental, en el que los estamentos, las corporaciones, los
cuerpos colectivos transmitían al soberano mediante sus delegados sus exigencias particulares.
La disolución del E estamental libera al individuo en su singularidad y autonomía: es el individuo en cuanto tal, no el
miembro de la corporación, quien tiene el derecho de elegir a los representantes de la nación, los cuales son
llamados por los individuos específicos para representar a la nación en su conjunto y por lo tanto deben realizar sus
acciones y tomar sus decisiones sin algún mandato imperativo. Si por democracia moderna se entiende la
democracia representativa, y si la democracia representativa es inherente a la desvinculación del representante de
la nación del individuo representado y de sus intereses particulares, la democracia moderna presupone la
atomización de la nación y su recomposición en un nivel más alto y restringido como lo es la asamblea
parlamentaria. Pero este proceso de atomización es el mismo proceso del que nació la concepción del E liberal, cuyo
fundamento debe buscarse, como se ha dicho, en la afirmación de los derechos naturales e inviolables del individuo.
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desde el origen del E liberal esta forma de igualdad inspira dos principios fundamentales enunciados en normas
constitucionales: a) la igualdad frente a la ley; b) la igualdad de derechos.
Mientras la igualdad frente a la ley puede ser interpretada como una forma específica e históricamente determinada
de igualdad jurídica, la igualdad de derechos comprende la igualdad de todos los derechos fundamentales
enumerados en una constitución, así tanto que se pueden definir fundamentalmente aquellos, y solo aquellos, de los
que deben gozar todos los ciudadanos sin discriminaciones derivadas de la clase social, del sexo, de la religión, etc.
Son fundamentales los derechos que en una constitución determinada se atribuyen a todos los ciudadanos
indistintamente, aquellos frente a los cuales todos los ciudadanos son iguales.
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RESEÑA de LIBERALISMO Y DEMOCRACIA
En opinión del autor el binomio liberalismo-democracia debe entenderse ante todo como una relación de
necesidad; al respecto asegura que:
“Liberalismo y democracia están ligados necesariamente en el sentido de que sólo la democracia es capaz de realizar
en plenitud los ideales liberales y sólo el estado liberal puede ser la condición para la práctica de la democracia”
Lo que se propondrá Bobbio en los primeros capítulos será, precisamente, mostrar la serie de elementos que a
través de la historia permitieron la configuración de esa relación que, durante mucho tiempo y, aún hoy día, sigue
siendo considerada por un número importante de pensadores como antitética. ¿Cómo es posible hacer coincidir una
concepción de Estado, como la liberal, que subraya las libertades individuales y reduce la influencia del estado, con
una forma de gobierno, como la democrática, que en rigor debería buscar la equiparación de condiciones y la
igualdad?
“Liberalismo y Democracia” pone de relieve toda la tradición del pensamiento frente a estas dos realidades y que,
además, termina ubicándonos en el contexto contemporáneo en donde la crítica que se hace al Estado ya no es
exclusivamente respecto de los excesos que puede tener este frente a las libertades de los individuos, sino incluso,
frente a su incapacidad para gobernar sociedades descentradas, poliárquicas, sobrecargadas y siempre en busca de
reivindicaciones.
EL ESTADO DE TRANSICIÓN
En el “18 Brumario” M “había afirmado que todas las sublevaciones no hicieron más que perfeccionar esta máquina
es vez de destrozarla, replica, el próximo intento de Revolución Francesa no consistirá en transferir de una mano a
otra la máquina militar y burocrática, como ha sucedido hasta ahora, sino en destrozarla y esa es la condición de
toda revolución popular…” La comuna es una nueva forma de E que destroza el moderno poder estatal, y que
sustituye al viejo gobierno centralizado con el “autogobierno de lo productores”.
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Si el E fuera sólo un aparato neutral por encima de las partes, la conquista de este aparato, o hasta la penetración en
el, serían por sí mismas suficientes para modificar la situación existente. El E es una máquina, pero que no puede
manejarse a su antojo, cada clase dominante debe formar la maquina estatal según sus propias exigencias.
M llamo a esta nuevo E “gobierno de la clase obrera” y Engels “dictadura del proletariado”. En el “Programa de
Gotha” M consagra: “la dictadura revolucionaria del proletariado”.
El autor toma como presupuesto la existencia de una cierta “crisis de representación” en el sistema político
argentino y centra su interés en precisar los alcances de dicha crisis y en tratar de evaluar su gravedad. Así lleva
adelante dicho análisis desde el parámetro de la “democracia deliberativa”. En una primera parte, clarifica lo que
entiende por “democracia deliberativa”. Luego, se dirige específicamente al estudio de nuestro sistema
representativo.
En la opinión del autor, la democracia deliberativa se ajusta a muchas de nuestras más arraigadas
intuiciones acerca de cómo debería funcionar una democracia. La caracteriza de la siguiente manera:
1) Es una concepción antielitista. Rechaza el criterio según el cual alguna persona o grupo de personas se
encuentran capacitadas para decidir imparcialmente en nombre de todos los demás. Este último criterio,
epistemológicamente elitista, fue defendido por los “padres fundadores” de la democracia norteamericana
que entendían que las mayorías no estaba capacitadas para gobernarse a sí mismas. Actualmente es difícil
encontrar afirmaciones abiertamente elitistas. De todos modos, la Constitución misma permite entrever este
dejo elitista cuando afirma el principio de que “el pueblo no delibera ni gobierna, sino por intermedio de sus
representantes”.
Según el principio de la democracia deliberativa, es valioso y deseable que la ciudadanía delibere, a los fines de
decidir adecuadamente los rumbos principales de la política. La intervención permanente de los ciudadanos en el
proceso de toma de decisiones es vista como una condición necesaria del sistema democrático.
2) No toma las preferencias de los individuos como dadas. Distingue enfáticamente entre el ámbito del
mercado y el de la política. No debe confundirse el tipo de conductas que puede ser apropiado en el mercado, con
los comportamientos que deben ser propios de la política. En el primero de esos espacios, resulta aceptable que el
consumidor elija entre cursos de acción que sólo difieren entre sí en cuanto al modo como lo afectan a él. En la
política, en cambio, los ciudadanos deben expresar sus preferencias respecto de estados que también difieren en el
modo en que pueden afectar a otros sujetos. Así vista, la política no es concebida como un lugar en el que,
meramente se implementan preferencias previamente existentes, sino q allí se pueden revisar y cambiar las
preferencias.
3) Parte de una posición individualista. En las versiones pluralistas de la democracia, la preocupación ppal es
que ninguna facción o grupo de interés se imponga sobre los demás grupos, asegurando así un equilibrio entre las
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distintas corporaciones presentes. En oposición, el individualismo del que habla la democracia deliberativa consiste,
básicamente, en tomar a las personas y no a los grupos como unidades fundamentales del proceso democrático. Ello
implica, por ejemplo, privilegiar la defensa de los derechos de las personas por sobre la maximización de los
beneficios de grupos o facciones.
4) Considera que el sistema político de toma de decisiones debe basarse, primordialmente, en la discusión.
Vincula las ideas de discusión e imparcialidad.
Al apoyar la deliberación pública como método, la democracia deliberativa se opone no sólo a versiones
elitistas o pluralistas de la democracia, sino también a las versiones “populistas” que consideran que la sola
intervención de las mayorías, manifestada en el voto, es suficiente para dotar de validez a una cierta decisión.
Los defensores de la democracia deliberativa dan varias razones por las cuales darle tanta importancia a la
deliberación como etapa necesaria para la toma de decisiones. 1) Una primera virtud de la deliberación es la de que
puede contribuir a descubrir errores lógicos y fácticos en el razonamiento de aquellos que están tomando parte de la
discusión. 2) Además, cumple una función positiva en la provisión de información, contribuyendo así a expandir el
panorama de las alternativas entre las cuales optar. 3) Otro importante beneficio de la discusión derivaría de su
carácter educativo: provee una excelente oportunidad para la autoeducación de quienes debaten; el mejoramiento
de su habilidad de razonamiento y el desarrollo de su capacidad para convivir con otros.
Para los defensores de la democracia deliberativa, en definitiva, la política debe consistir fundamentalmente
en discusión pública.
1) Deliberación pública y Poder Judicial. Un hecho notable es que muchas cuestiones valorativas de enorme
importancia no son decididas por la ciudadanía, sino por los jueces (por ejemplo, el tema del divorcio). Para
muchos, puede ser auspicioso que un órgano (en principio) “independiente de la política” sea el que se
manifieste sobre problemas de tanta gravedad. Sin embargo, dicho entusiasmo, no resiste mayores análisis;
en particular debido a dos razones:
1-a)El carácter contramayoritario del PJ. La decisión de cuestiones “sustantivas” queda en manos de este Poder,
cuyos miembros no son elegidos directamente, y los mandatos de los mismos se extienden mientras dure su “buena
conducta”, sin sujeción al voto popular. No resulta razonable que dicho poder (el de menor legitimidad democrática)
tenga la capacidad para decidir la última palabra en todo tipo de cuestiones y aún en contradicción con la voluntad
del Legislativo.
1-b) Otra razón para pensar en una modificación del PJ tiene que ver con problemas más propios de países como
Argentina. Aquí, al carácter típicamente contra-mayoritario del PJ se ha sumado su habitual “correspondencia” con
el Poder Ejecutivo. Esta “correspondencia” se debió ya a la espontánea subordinación de los jueces al ejecutivo, ya a
las maniobras de este último destinadas a contar con una justicia (y en especial, una Corte Suprema) favorable
(abundan los ejemplos a lo largo de la historia de presidentes que removieron jueces de su cargo y nombraron a
otros en su lugar, que llevaron a cabo reformas de aumento del número de miembros de la corte, etc.).
Hay quienes critican tal situación de relativa subordinación, para proponer, en cambio, una completa independencia
entre ambos Poderes. Los defensores de la democracia deliberativa comparten esta crítica pero son más prudentes
al hablar de la “independencia” de los jueces respecto de la política. Para ellos, los jueces deben estar en contacto
permanente con los procesos de discusión pública, deben “dialogar” con los demás Poderes y deben resolver
cuestiones políticas.
Así, tenemos un Poder Judicial doblemente defectuoso: A) por un lado, por su carácter contra-mayoritario, tiene la
capacidad de rechazar la voluntad de la ciudadanía y reemplazarla, cuando lo considere necesario. B) Por otro, por
ser dependiente del Ejecutivo, la justicia tiende a desproteger a la ciudadanía en los casos es que debiera protegerla,
ante posibles abusos por parte del poder político.
2) Deliberación pública y Poder Legislativo. Para quienes defienden el ideal de la democracia deliberativa, el PL
pasa a ser el más importante: es un Poder plural, compuesto por individuos de origen diverso y orientado a la
discusión colectiva, en la búsqueda de consenso. En este sentido, se presenta como una opción de “segundo mejor”
frente a la dificultad de contar con un sistema de plena democracia directa. Así, si los representantes electos
cumplen adecuadamente con su tarea y toman sus decisiones luego de una razonada deliberación, se maximizan las
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chances de que las leyes sean imparciales y hagan justicia con cada uno de los intereses involucrados; a diferencia
del Ejecutivo que puede dictar un decreto-ley o un decreto de emergencia sin consultar dichos intereses. De todas
maneras, existen objeciones a nuestro sistema Legislativo.
2-a) Ausencia de incentivos para la promoción del debate parlamentario. Actualmente, los legisladores encuentran
más motivaciones para el enfrentamiento que para el diálogo. En Argentina la situación se caracteriza por los pocos
incentivos a la discusión y una estructural ineficiencia legislativa. Sin embargo también hay datos adicionales: en
particular, un sistema electoral plurinominal y la existencia de partidos fuertes y disciplinados determinan que los
representantes resulten más fieles al partido que los elige que a sus electores. Esta peligrosa combinación (que se
refuerza con el carácter “presidencialista” de nuestro gobierno) determina “”mayorías congeladas” que tienden a
apoyar sumisamente la voluntad del presidente (de su misma filiación política) o a obstruirlo en forma “ciega” (en
caso de que sea de otra fracción). a) subordinación política; b) oposición ciega.
Situaciones como la de nuestro país afectan los principios centrales de la democracia deliberativa: primero,
porque a partir de la presencia de legisladores subordinados a sus partidos, pierde sentido el contar con un cuerpo
plural y diverso, que es condición para la evaluación de los diferentes puntos de vista existentes en al sociedad. En
segundo lugar, porque también se pierde la posibilidad de explotar la máxima virtud de la deliberación, que es la de
confrontar opiniones y modificarlas.
2-b) Hay ciertos mecanismos de los que el aparato legislativo carece, que decidió no adoptar: esto es, instrumentos
destinados a mejorar la representatividad y responsabilidad de los mandatarios electos. Ya para los primeros
críticos del sistema representativo, éste carecía de medios capaces de asegurar una vinculación estrecha entre
representantes y representados, por lo que proponían medidas tendientes a estrechar los lazos de representación.
Conforme a la democracia deliberativa, las políticas públicas deben resultar del consenso y no ser previas a él. Por
ello resulta importante no sólo hacer posible este consenso, sino también contar con medios para amenazar a los
representantes e impedirles que actúen por su cuenta y en desconocimiento de los compromisos asumidos con sus
electores. = Con ello se quiere evitar un fenóm típico de la política Arg y Latinoam, cuando gob apenas electos llevan
adelante programas de gobierno exactmnt opuestos a los prometidos en la campaña electoral.
2-c) Hay “novedades” que afectaron al sistema legislativo a los largo de los últimos años y determinaron de algún
modo su forma actual: en particular, la declinación del ámbito parlamentario como espacio de discusión pública. En
Argentina, el peso creciente que han adquirido los grupos de interés y comisiones especiales, han “vaciado”
paulatinamente al Congreso de sus atributos de espacio de la discusión. Sabemos que los empresarios y otros
miembros de los sectores “corporativos” no suelen encontrar mayores incentivos para discutir con la ciudadanía
cuando quieren promover una ley que les favorezca: les basta con convencer a algunos funcionarios influyentes. La
existencia de presiones corporativas es central para explicar la pobreza del diálogo público y, en especial, la pobreza
de los debates legislativos.
3) Deliberación y Poder Ejecutivo. De acuerdo con los ideales de la democracia deliberativa, este Poder debería
jugar un rol muy restringido: no es un órgano plural ni deliberativo debido a que su función no es la de tomar
decisiones sino la de llevarlas a la práctica. Sin embargo sabemos que la realidad en Argentina suele ser muy distinta.
Nuestro país se fue definiendo con un perfil “hiperpresidencialista”: el poder de decisión se concentra en el Ejecutivo
a expensas del Congreso o de las mayorías. La Constitución ha sido bastante ambigua al respecto: si bien ha
procurado limitar el hiperpresidencialismo con la introducción de la figura del “jefe de gabinete”, le reconoce nuevas
facultades al presidente como la de dictar decretos de necesidad y urgencia. Las desventajas de un sistema
presidencialista fuerte como el nuestro son:
3-a) El presidencialismo consagra un modo de toma de decisiones que desde cualquier concepción razonable de la
democracia parece poco aceptable. En dicho modelo, la ciudadanía cumple básicamente el rol de espectadora: el
presidente suele arrogarse la desconsideración de decidir cuestiones fundamentales a su total arbitrio. Es lo que
Guillermo O´Donnell ha caracterizado como “Democracia delegativa” (un ejemplo podría ser Menem). En realidad no
debiera haber dicotomía: el Congreso y no el Ejecutivo debería ser quien concentre el poder de toma de decisiones.
3-b) La concentración de poderes en el Ejecutivo, por otro lado, es insuficiente en tanto promueve el conflicto más
que la cooperación entre poderes. Sucede que, después de cada elección “el ganador se lleva todo” y los derrotados
quedan al margen del control de la administración y de la “distribución de cargos y favores”. juegos de suma cero
Los mencionados conflictos también tienden a aparecer entre el presidente y el Congreso, dando como
resultado que ambos se muestren ante la ciudadanía como dos fuentes de autoridad superpuestas en sus funciones.
En Argentina este problema se resuelve de la peor manera: con el predominio final del presidente.
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Además, la concentración de poder en el Ejecutivo tiende a generar una dinámica de autorreforzamiento
muy riesgosa: como el sistema no favorece la discusión ni la formación de consensos institucionales amplios, el
presidente debe apoyar sus medidas en su sola autoridad, apostando a que medidas exitosas le aseguren el apoyo
que “internamente” se le dificulta conseguir.
La democracia deliberativa, obviamente aparece en contraposición al modelo aquí descripto, ya que en ella,
el presidente juega un rol subordinado al Congreso, en particular, y a la voluntad ciudadana en general.
LA UTILIZACION DE MODELOS
1- ¿Por qué utilizar modelos?
Modelos, en el sentido amplio, una construcción teórica, destinados a exhibir y explicar las relaciones reales,
subyacen a las apariencias. En ciencias soc que se ocupan de fenómenos que dentro de límites históricamente
cambiantes, son variables a la voluntad humana variables
En primer lugar, pueden tratar de explicar no sólo la realidad de las relaciones actuales o históricas, sino también la
probabilidad de que más adelante cambien.
La segunda dimensión, adicional de los modelos en la teorización política es de tipo ético, y corresponde a la
preocupación de lo deseable, lo bueno o lo correcto. Los modelos a partir de Hobbes han sido tan explicativos,
justificativos como apologéticos, constituyen declaraciones de que es un sistema político o una sociedad política de
cómo funcionan o podrían funcionar, quienes van a hacerlo funcionar, hasta donde podrían hacerlo. Todas
preguntas tendientes a analizar la vialidad del sistema propuesta y si es posible aplicarlo en una sociedad. Es por eso
que, al estudiar los modelos democráticos debemos estar atentos a dos cosas: lo que presuponen acerca de la soc en
que ha de actuar el sistema político y lo que presuponen acerca del carácter esencial de las personas que han de
hacer que funcione. Lo que cree la gente acerca de un sistema político no es algo ajeno a este, sino que forma parte
de él. Esas creencias determinan efectivamente los límites y las posibilidades de evolución del sistema.
En resumen, trabajar con modelos nos permite ver que la demo liberal, para ser viable no debe alejarse demasiado
de los deseos y las capacidades de las personas que deben hacerla funcionar y como para ser viable el modelo
necesita contar con asentimiento y apoyo general debe contener una teoría éticamente justificativa.
2- ¿Por qué unos modelos históricamente sucesivos?
¿Porque no limitarnos a un análisis contemporáneo? ¿No sería más fácil establecer un solo modelo de demo liberal
con todas sus características comunes observadas en los estados del siglo XX? La utilización de modelos sucesivos
reduce el peligro de contemplar el futuro con ojos miopes. Si se utiliza un modelo único resulta demasiado fácil
bloquear las vías del futuro, y además la utilización solamente de uno casi obliga a adoptar esa posición. Otro
motivo: la utilización de estos nos ayudara a revelar todo el contenido del modelo contemporáneo. Porqué el
modelo hoy imperante es una amalgama producida, mediante el rechazo parcial y la absorción parcial de modelos
anteriores. Cada uno de los tres primeros modelos que he elegido fue el modelo prevaleciente en un momento
determindo, y cada modelo sucesivo se formulo a partir del primero como ataque a uno o más modelos anteriores.
3- ¿Por qué estos modelos?
¿Y no llegar hasta Rousseau? Esto se responde en el siguiente apartado.
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1- Democracia y clase.
Las teorías de democracia desde Platón a Aristóteles y hasta el siglo XVIII la demo se definía como el gob de los
pobres. Estas visiones tenían todas algo en común que las separa de la demo liberal de los siglos XIX y XX: todas
dependían de una soc sin clases. La demo liberal a partir del siglo XIX acepto y reconoció la soc dividida en clases. El
concepto de demo liberal no resulto posible hasta que los teóricos encontraron para creer que la norma de “un
hombreo, un voto” no sería peligrosa para la propiedad, ni para el mantenimiento de la soc dividida en clase.
Se entiende clase en términos de propiedad, una clase está formada por quienes tienen las mismas relaciones de
propiedad o no propiedad.
2- Las teorías previas al siglo XIX como precursoras.
Contemplemos ahora el historial de la teoría demo antes del siglo XIX. En los siglos XVI y XVII, encontramos ya
algunas teorías demo explicitas. Aparecen entonces en Inglaterra dos corrientes. Una de ellas tiene una base de soc
sin clases, y la otra una base de soc de una sola clase.
Moro y Winstanley, se referían a sociedades sin clases. Veían que la base de la opresión y la explotación de clase se
podrían sustituir por la propiedad común y el trabajo comunitario, esto llevaría a una soc sin clases. Otro de los
movimientos políticos importantes es el de los niveladores, se oponían a las diferencias de clases, su ideal era una
sociedad en que todos los hombres tuvieran propiedades suficientes para trabajar como productores
independientes.
Al llegar al siglo XVII nos encontramos con algunas teorías importantes Rousseau y Jefferson; sus ideas democráticas
han sido más influyentes. El primero plantea que la propiedad privada es un derecho individual sagrado, pero no es
sagrada más que la propiedad moderada del pequeño propietario que la trabaja. Una sociedad verdaderamente
demo, una soc regida por la voluntad general, requiere tal igualdad en la propiedad de modo que ningún ciudadano
pueda comprar a otro. La aparición y el funcionamiento de la voluntad general requerían una sociedad de una sola
clase de propietarios trabajadores. Por su lado Jefferson, la democracia exigia una soc en la que todos fuesen
económicamente independientes, no tenía objeciones al trabajo asalariado, pero eso era únicamente por la
abundancia de tierras gratis que hacía que los trabajadores fueran independientes. Este margen al trabajo asalariado
lo dejaba producto de que consideraba que no significaba dividir la soc en clases. Ambos coinciden en que el
requisito previo para la democracia era una soc de una sola clase.
Todos los modelos de demo anteriores al siglo XIX se adaptaban a una soc sin clases o una soc de una sola clase, y
por eso es importante separarlas de las teorías de la tradición demo liberal.
Los liberales de los siglos XVII y XVIII que no era en absolutos demócratas aceptaban plenamente las relaciones
capitalistas de mercado (desde Locke hasta Burke). Lo mismo ocurría con los demo liberales de principios de siglo XIX
(Bentham y Mill). Después, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX los pensadores domo liberales
intentaron combinar la aceptación de la soc capitalista de mercado con una actitud de humanismo ético.
Aduciría que el motivo por el cual el termino liberal significo la aceptación de la soc capitalista de mercado durante
el siglo de formación de la demo liberal ya no es aplicable. El liberalismo siempre había significado liberar al
individuo de las limitaciones anticuadas de las instituciones establecidas. Mientras existió una economía de escasez,
la demo liberal siguió pensando que la única forma de alcanzar ese objetivo era a través de la competitividad del
capitalismo de libre empresa. Pero ese vínculo ya no es necesario si suponemos que ya hemos llegado al nivel
tecnológico de productividad que permite una vida cómoda para todos sin depender de los incentivos capitalistas. Si
se niega esta hipótesis no queda ningún modelo nuevo de sociedad democrática.
LA BASE UTILITARIA
La teoría general era bastante clara, el único criterio defendible racionalmente del bien social era la mayor felicidad
del mayor numero (felicidad era definida como la cantidad de placer individual una vez restado el dolor). Como
postulados fácticos añadidos se tomo: que cada individuo por su propia naturaleza, trata de llevar al máximo su
propio placer, sin ningún limite. De modo de que cada uno trata de maximizar su propia riqueza, sin limites (cada
porción de riqueza, era una porción de felicidad). Una de las formas para lograrlo, era teniendo poder sobre otros.
De ahí la sed intensa y universal de poder.
La S, de acuerdo a aquella ley rectora de la naturaleza, es una colección de individuos que buscan incesantemente el
poder sobre, y a expensas de otros. Para evitar que esta S reviente, hacia falta una estructura tanto de derecho civil
como penal. Bentham dividía el objetivo más general (el de la mayor felicidad) en cuatro objetivos: “facilitar la
subsistencia, producir la abundancia, favorecer la igualdad, mantener la seguridad”.
EL REQUISITO POLÍTICO
¿Qué tipo de estado hacia falta para este tipo de S? El problema político consistía en encontrar un sistema de elegir y
autorizar G, es decir, grupos de legisladores y de encargados de aplicar las leyes que necesite esa S. Es un problema
doble: el sistema político debía producir G que establecieran y protegieran una S de mercado libre, y al mismo
tiempo protegieran a los ciudadanos contra la rapacidad de los G. La solución entonces era el voto, como expresión
libre y efectiva de los deseos de los votantes. De esta manera un G era responsable ante el electorado. Del modelo
del que partían los pensadores del sigo XIX, era un sistema de G representativo y responsable de este tipo. Faltaba
resolver quiénes tendrían derecho al voto, y qué disposiciones sobre el alcance y la autenticidad del derecho de voto
harían falta para la doble función de producir G que promoviesen una S de mercado libre y proteger a los ciudadanos
contra el G.
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A Bentham no le entusiasmaba el sufragio democrático; se veía obligado a aceptarlo, quizás por su evaluación de lo
que exigiría entonces el pueblo, y en parte por la pura lógica en cuanto paso a estudiar la cuestión constitucional. La
única forma de impedir que el G desposea al resto de la gente es hacer que la mayoría de toda la gente pueda
revocar con frecuencia a los gobernantes. La felicidad es un juego cuya suma final es cero: cuanto más tengan los
gobernantes, menos tiene los gobernados. El razonamiento en pro de un sistema democrático se limita
exclusivamente a la protección. La D tiene pues, como característica y como efecto el asegurar a sus miembros
contra la opresión y la depredación a manos de los funcionarios a los que emplea para defenderla.
Bentham se contentaría con un sufragio limitado, pero estaba dispuesto a conceder el sufragio a todos los varones.
En principio, incluso defendía el sufragio universal, pero sostenía que no había llegado el momento: el proponer ya el
voto de la mujer pondría en peligro las posibilidades de reforma parlamentaria. Y debemos señalar que no expuso el
principio del sufragio democrático hasta que se persuadió de que los pobres no utilizarían sus votos para nivelar la
propiedad ni destruirla.
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pobres” durante mucho más tiempo. “...han tomado sus intereses en sus propias manos...”, “...los pobres ya se han
liberado de sus andaderas y ya no se los puede gobernar ni tratar como si fueran niños...”.
La diferencia más llamativa en los modelos de la D se encuentra en el objetivo que en principio se atribuía al sistema
político democrático. Mill no pasó por alto la función puramente protectora del sufragio democrático, la función a la
que tanta importancia habían concedido James Mill y Bentham. La gente necesitaba protección contra el G, la
facultad de protegerse a si mismos y ejercerla. Pero entendía que, más importante que proteger, eran las
posibilidades de mejorar la humanidad. = El modelo de democracia de Mill es un modelo moral. Lo que más lo
distingue del modelo nº 1 es que tiene una visión moral de la posibilidad de que la humanidad mejore. El sistema
democrático se planteaba como medio para esa mejora. Una S democrática sería un resultado de esa mejora y un
medio de conseguir más mejoras. Mill hablaba de un “... avance de la comunidad, ..., en cuanto a intelecto, virtud y
actividad practica y eficacia...”. El valor del individuo se juzga por la medida en que desarrolla sus capacidades
humanas.
La raíz es un modelo de H muy diferente del que formaba la base del modelo nº 1. El H es un ser capaz de desarrollar
sus facultades o sus capacidades. El H no es esencialmente un consumidor y un apropiador, sino alguien que ejerce,
desarrolla y disfruta de sus capacidades. La buena S, impulsara y permitirá el desarrollo de las capacidades del H. De
manera que el modelo de Mill de la S deseable era muy diferente del modelo de S al que adaptaba el modelo nº 1 de
democracia.
Al ofrecer este modelo del H y de S deseables, Mill sentó el tono que iba a prevalecer en la teoría democrática
liberal, y que dominó por lo menos el concepto angloamericano de la democracia hasta mediados del siglo XX
aproximadamente. La D por la cual se peleó en la primera guerra mundial.
A Mill le había afectado mucho la incompatibilidad que advirtió entre las exigencias de un desarrollo humano igual y
las desigualdades de clase en materia de poder y riqueza. Aunque no identifico el problema claramente, advirtió que
existía un problema y trato de resolverlo.
Bentham y James Mill, al formular el modelo nº 1, habían reconocido que el K comportaba grandes desigualdades de
clase en cuanto a poder y riqueza. El modelo nº 2, se divide en dos. John Stuart Mill, en su modelo nº 2A, era menos
realista acerca de la estructura necesaria de la soc K, advertía la desigualdad de clases existente y que era
incompatible con su D como desarrollo, pero la consideraba accidental y remediable. Los exponentes de la D como
desarrollo en el siglo XX (modelo nº 2B) eran todavía menos realistas, era un irrealismo descriptivo.
Los dos primeros modelos (el nº 1 y el nº 2A) eran más bien, exposiciones de lo que sería necesario para lograr como
mínimo protección, y como máximo el desarrollo de la propia personalidad para todos. En la primera mitad del siglo
XX, con el sufragio universal de varones al menos en países occidentales, el modelo nº 2B, se presentaba como una
exposición de lo que era esencialmente el sistema en vigor. Así cabe decir que el modelo nº 2B era doblemente
irrealista: no advertía las consecuencias necesarias de la soc K ni describía el sistema efectivo de la D liberal del siglo
XX.
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justificaba la distribución del producto entre los trabajadores asalariados y los propietarios de capital. No lo veía
como un principio incongruente.
La situación envilecida de la clase obrera de su época sí presentaba a Mill un problema inmediato y grave, al que hizo
frente decididamente. La dificultad estaba en que en su situación actual no podían utilizar bien el poder político.
Había que hacer algo para impedir que la clase más numerosas pudiera “dirigir el rumbo de legislación y la
administración conforme a su interés exclusivo de clase”.
El dilema de Mill era muy real, pues su principal argumento en pro de un sufragio universal consistía en que era
esencial como medio de lograr que la gente desarrollara su propia personalidad mediante la participación. La salida
de Mill consistió en recomendar un sistema de votación plural de modo que ninguna de las dos clases superase a la
otra, y por lo tanto ninguna de ellas pudiera imponer una “legislación de clase”. El sistema plural de voto no sólo
impediría la legislación de la clase; sería positivamente beneficioso al dar más votos a “aquellos cuya opinión tiene
derecho a gozar de un mayor peso”. Mill aducía explícitamente que la atribución de varios votos a quienes tuvieran
condiciones superiores era positivamente deseable.
O sea, que no se puede calificar a John Stuart Mill de plenamente igualitario. No sólo había algunos individuos
mejores que otros, sino que lo eran en formas directamente pertinentes para el proceso político, mejores en formas
que les daban derecho a tener más peso político. En el sistema de Mill los pesos políticos desiguales de los
ciudadanos estaban incorporados sobre la base que parece más permanente: mientras las personas tuvieran
conocimientos desiguales, el peso igual seria en principio erróneo.
Aritméticamente hablando, el modelo nº 2 es un paso atrás que el nº 1, ya que este último estipulaba “un voto, una
persona” y Mill no. Pero en su dimensión moral, el modelo nº 2 no se queda satisfecho con los individuos como son,
con el H como consumidor y un apropiador infinito. Aspira a pasar a una S de individuos más desarrollados
humanamente, y desarrollados de forma más igual. Que el pueblo participe activamente de la política, de modo que
cada etapa de participación lleve a una mejora de su capacidad política, además de a su desarrollo general, y a lograr
que sea capaz de más participación y más desarrollo de la propia personalidad. A pesar de esto, la igual
participación, con igual peso, reforzaría la baja calidad, en vez de mejorarla.
Mill deploraba los efectos que tenía la S existente de mercado en el carácter humano. Deploraba muchísimo la
relación existente entre K y W, que envilecía tanto al capitalista como al trabajador. Creía que no podría haber una S
humana decente hasta que se transformara esa relación. Mill aceptaba y apoyaba un sistema que pedía a los
individuos que actuaran como consumidores y apropiadores maximizadores y tratasen de acumular los medios para
garantizar su corriente futura de satisfacción como consumidores, lo que significaba la adquisición de propiedad.
Consideró que la difusión las cooperativas aportaría una “revolución moral a la sociedad”. El fracaso de la solución
cooperativa dejó sin resolver la contradicción que advertía Mill entre un sufragio universal e igual y la mayor
felicidad de la S.
En su análisis de relaciones K de mercado, justificaba la propiedad privada de K y el contrato salarial como
coherentes en principio con un sistema equitativo. Se supone que dos defectos tan graves en la teoría de la
democracia de Mill habrían sido suficientes para impedir que se mantuviera.
En cambio, no sucedió así. En primer lugar, los teóricos democrático–liberales ulteriores demostraron reconocer
todavía menos que Mill que existiera ninguna incompatibilidad fundamental entre las relaciones K de mercado y la
igualdad de posibilidades de desarrollo individual de la personalidad. Por eso, pudieron seguir aferrándose a la
defensa de Mill de la D como desarrollo, y lo hicieron. En segundo lugar, a principios del siglo XX parecería haber
desaparecido la incompatibilidad que había advertido Mill entre el sufragio universal igual y la oposición existente
entre intereses de clase.
Por eso no se puede decir que el modelo nº 2A fuera un fracaso. Los demócratas liberales siguieron aceptando sus
principales directrices, con tanta más facilidad cuanto que se podía prescindir de sus estipulaciones no igualitarias.
Se prescindió de ellas en parte porque llego a advertirse que eran innecesarias, y en parte porque quedó claro que
cualquier cosa de ese tipo resultaría inaceptable para unos movimientos populares cuya fuerza era prohibitiva. Pero
ello permitió que el resto del modelo nº 2A sobreviviera, como 2B, hasta bien entrado el siglo XX.
1
Un sistema de dos partidos que representan los intereses de las dos clases opuestas, un sistema de dos partidos en el que cada uno representa intereses regionales y
locales, un sistema multipartidista con tantos partidos que el gobierno en general ha de ser de coalición
2
Para que el gobierno pueda mediar entre los intereses opuestos de clase, debe organizar constantes transacciones para lo cual necesita un “espacio de maniobra”. En
este sentido no puede ser absolutamente responsable frente a los partidos/organizaciones populares externas = los gobiernos reducen su responsabilidad frente al electorado.
21
El E posee 3 posibles relaciones con la burguesía: puede ser servil, sirve a los intereses de la misma. Dominante
impone su voluntad a la soc (incluida la burg) y en una situación en la cual no puede ser dominante dado el poder de
la burg, puede rehusarse a ser meramente servil e intentar ser dominante siendo pretensioso.
La estructura de la sociedad burguesa.
¿Qué quiere decir M con “alienación”?
La alienación tiene sus fuentes en la actividad humana concreta y no en fuerzas trascendentes. Con el surgimiento
de las clases proporciona al individuo un marco previo, relaciones ya cristalizadas, las clases son previas a los
individuos. M sostiene q las clases son alienaciones de la actividad individual.
“El estado moderno”, un concepto complejo.
Según M la postura normal del E será de servilismo. La burg es dominante dentro de su modo de producción y a
medida que se vuelve dominante en la soc, pueden establecer su control sobre el orden político y aun moldearlo a
su gusto. Los burgueses compran el E y lo controlan. La conclusión, es q el ejecutivo del E moderno es solo un comité
para la administración de los asuntos comunes del conjunto de la burg.
Según Maguire en estas afirmaciones hay una tendencia a subestimar lo político. M admira la capacidad de
autorregulación de y la racionalidad de la soc burg. Esto abre el interrogante que consiste en saber por qué no se
desvaneció la política después de la revo burg. Si la soc burg es tan autorreguladora ¿para qué necesitan la política?
En la resp a este interrogante se hayan las principales tensiones de la teoría de la política y el E en M.
El E cuando “representa” a todos los miembros de la soc, está representando a los trabajadores solo en forma
ilusoria, concepción ideológica. Representa a la burg en forma real ya que esa representación a nivel político
resguarda sus intereses a nivel económico. Cuando las formas ideológicas de dominación entran en decadencia el E
debe regresar a una función represiva. La burg recurre al E para distinguir entre quienes va a reprimir y a quienes
continuara representando represivamente.
Dos “Perspectivas” del Estado.
1- La “sucesión cronológica”, afirma que la postura normal del E es la de servilismo ante la burg. Esta postura acepta
que puede haber un E pretensioso, en ciertas coyunturas históricas, cuando la burg no se encuentra todavía
establecida como dominante.
2- La “contradicción estructural” afirma que en la postura servil del E está contenida la posibilidad de un E
pretensioso aun dentro de la formación social burg.
El problema central es que la política tiene un status derivado, no fundamental en la sociedad. Los individuos
mantienen el poder político porque guardan cierta rel con la estruc social de la econo. Dado el status derivado de la
política se sigue naturalmente la perspectiva de la sucesión. Toda independencia política será una mera
característica de intervalo, una situación en donde ninguna clase dominante ha sucedido a otra. Lo que afirma, en
cambio, la perspectiva de la contradicción es que los propios burg son víctimas de este sistema de fuerzas alienadas.
La burg, al igual que los trabajadores, participa de una estructura que mantiene mediante su actividad pero sobre la
cual no tiene un control irrestricto, como no lo tiene nadie.
II-Panorama de la revolución: la postura de Marx en vísperas de 1848.
Orígenes y ascenso de la burguesía.
El nombre de “ciudadano” (burgher) hacía referencia a los comerciantes y a los fabricantes-comerciantes que
dominaban en los nuevos pueblos, y cuyas actividades en los pueblos viejos minaban crecientemente a los gremios.
La burguerklass eran los comerciantes ricos e influyentes que cada vez participaban más en la producción efectiva de
los bienes que comerciaban. La burguesía no económica para M, representaban el ala intelectual y política de los
ciudadanos en ascenso.
La primera revolución francesa.
Este hecho influyo mucho sobre el pensamiento de M. Tomando el Manifiesto, charly explicaría la revo entendiendo
que “en cierta etapa del desarrollo de estos medios de producción e intercambio, las condiciones bajo las cuales
producía e intercambiaba la soc feudal…ya no resultan compatibles con las fuerzas productivas ya desa; tales
condiciones restringen la producción…Tenían que ser destruidos; fueron destruidos. En su lugar surge la libre
competencia, acompañada por una constitución social y política adaptada a ella, y por el predominio econo y poli de
la clase burg”.
Críticas y/o discusiones: la noción de una burguesía antagónica a la nobleza, la idea de que la Revo fue producto del
capitalismo industrial (según algunos autores no existían todavía), la inexistencia de que en el siglo XVIII quedaran en
Francia elementos feudales.
Según Maguire, M no tiende a considerar la revo política burguesa como el producto de la gran industria sino como
el punto en que la burg se vuelve lo suficientemente fuerte para ganar el poder poli. Estas discusiones según el autor
pueden solucionarse con la propia teoría de Marx.
22
Las perspectivas del manifiesto.
El Manifiesto describe el ascenso de al burg a través de diversas etapas de avance social, ligada a un avance poli
correspondiente hasta la llegada a la conquista del E moderno. Otra cuestión importante es el de su caída inevitable.
Una característica importante en el desa capitalista en la teoría de M, es su simplificación. Surgen 2 grandes clases
las cuales van polarizando a toda la población. M afirma que los estamentos medios de transición caen en el
proletariado.
2 grupos intermedios principales:
Pequeña burg: fluctúa entre el proletariado y la burg. Es la masa de pequeños propietarios.
Campesinado: son las personas que trabajan en el sector agrario de la econo burg. En la medida en que crezca la
capitalización de toda la agricultura encaramos un verdadero proletariado rural.
VIII-Aspectos de la teoría general
La naturaleza del materialismo en Marx.
3 clases de materialismo: “ontológico” sostiene que toda realidad es materia, “metodológico” es el rechazo del
apriorismo en la invest científica y el “sociológico” rechaza la interpretación de la soc en términos de las ideas que
tengan los individuos acerca de si mismos.
Existen escazas pruebas de que M haya asumido una postura ontológica. La raíz de su materialismo es una oposición
a lo que se consideraba como distorsiones “idealistas” en el método y en el entendimiento de la soc.
Hay 2 etapas del materialismo sociológico en M, la 1ra la negativa donde se niega a las ideas la aplicabilidad y validez
eternas que se les atribuyen a los ideólogos. La 2da la etapa positiva de presentar una teoría alternativa que explica
la posición correcta de las ideas en la sociedad.
Aseveración central de la teoría de M: “independientemente de que el cambio soc siempre, en ocasiones o nunca,
las soc se volverán estables y organizadas cuando su ideología y sus estruc legales y poli satisfagan los
requerimientos de la econo, en lugar de que la econo satisfaga los requerimientos de la ideología, la ley o la poli”.
Un recipiente más amplio: la suerte de la propiedad comunal.
Se analizaran algunas cuestiones etnográficas y antropológicas. En especial el reemplazo de un “comunismo tribal”
original por la propiedad privada.
La propiedad comunal como el origen común.
La importancia teórica de la propiedad comunal consistía en la ilustración de la necesidad meramente histórica de
todas las formas de propiedad privada y en el apoyo a la posibilidad del comunismo.
Según M los individuos en el comunismo primitivo contaban con “derechos de posesión” en lugar de “propiedad”.
Tenían el uso y el derecho sobre ciertas cosas pero no el poder de alterar la forma en que se usaran las cosas, o a
decidir quién las usara, tal derecho corresponde a la comunidad. Esta rel entre los hombres y las cosas se erosiona a
través del tiempo por una “individualización creciente de las rel con los bienes”.
Formas de disolución de la propiedad comunal.
M propone una tipología de las formas en que la propiedad comunal evolucionó hacia los sistemas de propiedad
privada. El aumento de la población y otras presiones empezaron a erosionar el sistema meramente posesorio y
había una tendencia hacia 2 formas de propiedad, o sea a través del E y a través de los individuos.
La 1ra es la comuna “oriental o asiática”, su propiedad es todavía comunal pero ya existe por encima de ella un E al
que las pequeñas comunas deben pagar tributo. Este caso demuestra la combinación de la propiedad comunal con
lo que parece un gobierno político. La 2da la forma “antigua”, esta forma combina la propiedad privada con la
comunal. Esta forma difiere de la 3ra la “germánica”, en el hecho de que las familias individuales aparecen mucho
más autosufientes y la comunidad es la mera reunión de las familias dispersas para fines comunes particulares.
Las perspectivas de la comuna rusa.
M clasifica a la comuna rusa como la más desarrollada forma de propiedad comunal, parece haber tenido mayor
éxito que otras formas en el logro de un equilibrio entre su base comunal y el desa del individualismo.
Las “etapas” y la necesidad histórica.
M refuta la idea de “ley de hierro de la historia” cuando habla sobre el destino de Rusia. La cual habría planteado la
el desa inevitable de Rusia hacia el capitalismo. M observa su forma antigua de establecer en forma empírica la
conexión entre estructura soc y poli con la producción. Vera en Rusia la posibilidad de tener libertad a la hora de
escoger que modos adoptara. Frente a esto surge el problema de la conciliación de la libertad con el papel central de
la econo. M podría sostener que el país tiene libertad en ese sentido, pero no puede desarrollar uno de estos modos
en particular sin acomodar su ideología, ley y política a los requerimientos de ese modo.
La política y la sociedad dividida.
23
La soc llega a estar dividida en clases, una vez establecida tal división el modo de gobernarla ya no puede ser
isomorfico con su organización social, porq ahora hay un grupo social que si tuviese poder gubernamental, lo usaría
para introducir reglas fundamentalmente nuevas.
El E es algo más que la represión directa, sostiene también la ideología mediante la cual la clase trabajadora cree que
está obteniendo una participación adecuada de los bienes. Estos argumentos ponen en claro que el E debe
concebirse como un instrumento del dominio de clase, pero existe el problema de que los E no operan siempre de la
misma manera.
Existe otra explicación que afirma la misma conexión (entre poli y soc de clases), aunq en una forma más compleja.
Una categoría fundamental de esta explicación más compleja es la de la división del trabajo. La misma es una
categoría gral y negativa de la historia poscomunal: es por eso que no hay un plan global en el sentido de una
regulación consciente sino que surge un plan que surge de la coherencia históricamente transitoria y parcial
impuesta por las necesidades de la producción econo.
Las reglas de la soc poscomunal son reglas con las que entran en conflicto los intereses de sus miembros… Ya ha
surgido el conflicto en estas soc y es por eso q dicha soc necesita un nucleo de autoridad separado que pueda
imponer las reglas incluso a los miembros de la clase dominante.
La perspectiva compleja explica que lo importante de la función de “cohesion de la clase gobernante” es el hecho de
q se presenta como un síntoma de q la propia clase propietaria forma parte de un mundo “no planeado”, alienado
La perspectiva simple correlaciona la poli con la clase y sostiene q el E será normalmente un sirviente de la burg. La
explicación compleja abarca dicho enfoque pero también permite explicar casos q la perspectiva sencilla toma como
excepciones.
El gobierno y la sociedad comunal.
La distinción establecida por M entre gobierno y la poli resulta razonable para la soc primitiva descrita por él.
Se vuelve posible la distinción entre la administración de esta clase de soc y lo q llamamos poli, alegando q se trata
de un caso de “autogobierno” genuino. Lo q distingue al gob no poli es el hecho de q estas cuestiones grals se
resuelven genuinamente por acuerdo de todos y no hay nadie a quien se imponga una decisión.
En la soc poscomunal aparece la organización poli, fundada sobre el territorio y la propiedad; aquí el gob trata con
personas a través de sus relaciones con el territorio. En la soc comunal el gob es simplemente la parte particular del
sistema social que se ocupa de las cuestiones grals.
M rechaza la separación entre el “E poli” y la soc concreta, diciendo que si los individuos son realmente miembros
del E entonces es obvio que su existencia social ya es su participación efectiva en él.
El uso corriente distingue la democracia representativa de la directa, haciendo aparecer de ese modo ambos
regímenes como variedades de la democracia. Sin embargo, la democracia representativa tiene sus orígenes en
Occidente en la estela de las tres revoluciones modernas: la inglesa, la norteamericana y la francesa.
Ahora bien, ese régimen del que han salido las democracias representativas no fue concebido en modo alguno por
sus creadores como una forma de la democracia. Por el contrario, en los escritos de sus fundadores se encuentra un
acusado contraste entre la democracia y el régimen instituido por ellos, régimen al que llamaban “gobierno
representativo” o aun “república”.
Dos actores cuyo papel ha sido decisivo en la instauración de la representación política moderna, Madison y Sieyes,
se acercan en la oposición que ambos establecen entre el gobierno representativo o republicano y la democracia.
Madison opone repetidas veces el “gobierno republicano”, caracterizado por la representación, y la “democracia” de
las pequeñas ciudades antiguas. El efecto de la representación, consiste en “refinar y ensanchar las opiniones
públicas haciéndolas pasar por el conducto de un cuerpo elegido de ciudadanos cuya sabiduría pueda discernir
mejor el verdadero interés de su país.” “En un sistema semejante, prosigue, puede muy bien ocurrir que la voluntad
pública, formulada por los representantes del pueblo mismo reunido a ese efecto.” Madison destaca que uno de los
fines del sistema enteramente representativo propuesto en el proyecto de constitución es poner a los gobernantes
en condiciones de resistir las “pasiones desordenadas” y las “ilusiones efímeras” que pueden apoderarse del pueblo.
La superioridad de la representación consiste, por el contrario, en que abre la posibilidad de una separación entre la
voluntad (o decisión) publica y la voluntad popular.
Sieyes explica la diferencia “enorme” que separa la democracia en la que los mismos ciudadanos hacen la ley y el
régimen representativo en el cual confían el ejercicio de su poder a representantes nombrados por ellos. Para los
dos autores el gobierno representativo es una forma de gobierno esencialmente diferente y preferible.
24
La superioridad del régimen representativo se debe a que constituye la forma política mas adecuada a la condición
de “sociedades comerciantes” modernas en las que los individuos están, ante todo, ocupados en producir y distribuir
riquezas. El autor va a decir que el interés común, el mejoramiento del Estado social mismo nos piden que hagamos
del gobierno una profesión particular.
Cuando hoy se distingue democracia directa y democracia representativa, y se hacen aparecer esos regímenes como
especies de un mismo genero, se sobreentiende ipso facto que la diferencia entre las dos especies de democracia se
debe a que la voluntad popular gobierna directamente en una pero no en la otra; por lo tanto se hace de la
democracia representativa la forma indirecta de la democracia. Ahora bien, los fundadores del gobierno
representativo niegan precisamente que en ese régimen la voluntad popular sea puesta en situación de gobernar, ni
siquiera de manera indirecta.
El gobierno representativo se ha transformado en el curso de los dos últimos siglos. El crecimiento gradual del
derecho de sufragio y el establecimiento del sufragio universal constituye la más evidente de sus transformaciones.
Pero igual no hay ninguna duda de que desde los orígenes del gobierno representativo ha sido establecido cierto
número de principios que nunca fueron cuestionados a continuación.
Cuatro principios fueron sentados en los orígenes del gobierno representativo moderno.
1. Los gobernantes son elegidos por los gobernados a intervalos regulares.
Acuerdo general sobre un principio: no hay representación sin elección regular de los gobernantes por los
gobernados. El procedimiento electivo concierne solo a la naturaleza de lo que habilita a ciertos individuos para
gobernar. La condición de gobernante no es conferida por la unción divina, el nacimiento, la riqueza sino únicamente
por el consentimiento de los gobernados.
El derecho de mandar a otros no puede fundarse más que sobre el consentimiento de aquellos sobre los cuales se
ejerce. La elección es así un procedimiento de designación y de legitimación de los gobernantes que ha ido
progresivamente sustituyendo a otros.
Es necesario señalar que en la medida en que los gobernantes son, no los ciudadanos mismos, sino individuos
exclusivamente encargados de dirigir los asuntos públicos, el gobierno representativo es, a diferencia del gobierno
del pueblo mismo, un gobierno por especialistas de la cosa pública.
Si el gobierno representativo comporta elementos democráticos, no es sin embargo la democracia ateniense
extendida a grandes Estados. Más precisamente, un parlamento no es una asamblea de ciudadanos reducida a un
tamaño cómodo. La elección para un periodo dado transforma en efecto, durante ese periodo, a los elegidos en
especialistas. Cuando son elegidos, los gobernantes no se ocupan más que de política, pueden consagrarle todo su
tiempo y toda su energía.
El gobierno representativo no selecciona competencias previas, crea competencias de gobierno.
De todos modos, el gobierno representativo no se apoya solamente sobre la elección de los gobernantes, sino sobre
su elección a intervalos regulares.
Hay que deducir que el principio de elección de por vida ha sido desechado deliberadamente y por razones
especificas por los fundadores del gobierno representativo. Ahora bien, se nota inmediatamente que un sistema de
elección de por vida representa una propiedad capital: los que eligen no disponen de ningún medio eficaz para
ejercer alguna influencia sobre los actos de los dirigentes una vez que estos han sido elegidos.
Cuando, por el contrario, los gobernantes están regularmente sometidos a elección, pueden ser cambiados si su
comportamiento no satisface.
Los gobernantes ocupan una posición distinta de la de los gobernados; y en ese sentido, el pueblo no se gobierna por
si mismo. Pero como las elecciones son repetidas, el pueblo tiene un medio eficaz de ejercer cierta influencia sobre
los gobernantes. La naturaleza del gobierno representativo no puede ser comprendida sin referencia a su
temporalidad particular.
El gobierno representativo ha sido instituido, en su origen, como un gobierno de elites habilitadas por la elección a
conducir los asuntos públicos.
La elección no crea solamente una diferencia entre gobernantes y gobernados al conferir a los primeros un lugar que
los segundos no ocupan sino que selecciona diferencias previamente existentes, pues lleva necesariamente al
gobierno a individuos que presentan ya caracteres distintos y específicos
Es el juicio del pueblo y no la identidad con el pueblo lo que confiere la categoría de gobernante.
En el proceso electivo de designación de los gobernantes, el pueblo es juez pero no parte, pues no puede, jamás,
atribuirse el gobierno a si mismo ni atribuirlo a un cuerpo de representantes semejante a el.
2. Los gobernantes conservan, en sus iniciativas, un margen de independencia en relación con los gobernados.
Los gobernantes conservan en sus decisiones cierta independencia frente a la voluntad de los gobernados. Esta idea
se ha traducido por el rechazo o la prohibición de dos prácticas precisas que abrían privado igualmente a los
25
representantes de toda independencia: los mandatos imperativos y la revocabilidad permanente y discrecional de
los elegidos. Ninguno de los gobiernos representativos establecidos desde fines del siglo XVIII ha admitido los
mandatos imperativos ni reconocido la validez jurídica de las instrucciones dadas por los electores. Tampoco
ninguno de ellos ha instituido la revocabilidad permanente de los representantes.
La diferencia entre representación y el autogobierno del pueblo no se debe solamente a la existencia de un cuerpo
de representantes, resulta más aun de la ausencia de mandatos imperativos.
En distintas épocas han sido propuestas instituciones o prácticas que habrían suprimido radicalmente la
independencia de los elegidos: incluso han sido puestas en práctica en forma esporádica. Esto da un relieve
particular al hacho de que han sido deliberadamente rechazadas a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y que esta
decisión inicial no volvió a ser cuestionada.
Al no estar estrictamente garantizado el lazo entre la voluntad de los electores y el comportamiento del elegido, los
representantes conservan siempre un margen de juego y de maniobra. La democracia representativa no es un
régimen en el que los gobernantes están rigurosamente obligados a poner en ejecución los deseos de los
gobernados. Por lo tanto no puede ser concebida como la forma indirecta del gobierno por el pueblo.
Cuando los ciudadanos eligen candidatos en vista de hacer tomar ciertas decisiones, no presionan a los elegidos, les
abren, por el contrario, posibilidades de acción.
En otros términos, a cada momento del periodo, los gobernantes tienen interés en tener en cuenta en sus decisiones
presentes la representación anticipada de lo que será el juicio retrospectivo de los electores sobre sus decisiones.
Por ese canal, los gobernados ejercen una influencia real sobre la política decidida por los gobernantes.
Los gobernados influyen entonces sobre las decisiones públicas por su mirada retrospectiva sobre una política (tal
como es anticipado por los representantes), mucho mas que por su elección prospectiva de una política.
Los elegidos tienen un margen de libertad mucho mayor que si debieran poner en ejecución los deseos prospectivos
de los electores. Los gobernantes pueden, por ejemplo, por propia iniciativa y aun contra la voluntad de la población,
adoptar una política si anticipan que esta, una vez puesta en ejecución, no provocara rechazo. También pueden
hacer descubrir a los electores que una política de la que ellos no comparten la idea o que no quieren, en el
momento de ser adoptada, los satisfará finalmente.
Así, el dispositivo institucional del gobierno representativo confiere una influencia sobre el curso de la política a los
ciudadanos que juzgan retrospectivamente las acciones de los gobernantes y sus consecuencias, no a los ciudadanos
que expresan ex ante su voluntad de acciones a emprender. Por lo tanto, se ve una vez mas aparecer la noción de
juicio. En el gobierno representativo, el pueblo juzga las iniciativas tomadas de manera relativamente autónoma por
los gobernantes. Ocupa una posición análoga a la del juez o del jurado al pronunciarse ex post facto sobre acciones
cometidas a iniciativa de otro.
3. Una opinión pública sobre los temas políticos puede expresarse fuera del control de los gobernantes.
A partir de fines del siglo XVIII se impuso la idea de que el gobierno representativo requería la libertad de opinión
pública política: los gobernados deben poder formar y manifestar libremente sus opiniones políticas. El lazo entre
los dos elementos se estableció de golpe en los Estados Unidos, de manera más progresiva en Inglaterra, el
reconocimiento de todas sus implicaciones ha sido más lento y más complejo en Francia.
La libertad de la opinión pública política requiere de dos condiciones. Para que los gobernados puedan formarse
opiniones sobre los temas políticos, es necesario que puedan tener acceso a la información política, lo que supone
cierta publicidad de las decisiones gubernamentales. Si los gobernantes deciden en secreto, los gobernados no
tienen más que escasos medios de forjarse opiniones en materia política.
La libertad de la opinión pública requiere, en segundo lugar, la libertad de expresar opiniones políticas.
Se podría aducir tomando la distinción clásica popularizada por I. Berlin, que la libertad de opinión pertenece ante
todo a la categoría de las libertades negativas que protegen a los individuos de los desbordes del gobierno. Así
entendida no tiene lazo directo con el carácter representativo del gobierno. No hay ninguna duda de que la libertad
de opinión se estableció en la huella de la libertad religiosa, que protege la esfera de las creencias contra las
intervenciones de la autoridad pública. Sin embargo, una relación especial une también la libertad de opinión con el
papel político de los ciudadanos en un gobierno representativo.
La libertad de opinión, comprendida en su dimensión política, aparece así como una contrapartida de la ausencia del
derecho de instrucción. Los representantes no están obligados a poner en ejecución la voluntad del pueblo, pero no
pueden ignorarla: la libertad de opinión garantiza que, si esa voluntad existe, es llevada a su conocimiento. Como,
por otra parte, los gobernantes saben que serán sometidos a reelección, están por lo menos incitados a tomar en
consideración esta voluntad como uno de los elementos de la situación y a preguntarse en que medida influirá sobre
el juicio retrospectivo que se hará de ellos.
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Fuera de las situaciones en que los gobernados amenazan gravemente el orden publico y constriñen a los
gobernantes por el simple juego de la relación de fuerzas, la única voluntad forzosa de los ciudadanos es el voto.
Pero los gobernados tienen siempre la posibilidad, ya sea en el momento de las elecciones o fuera de ellas, de hacer
oír una opinión pública esta voz colectiva del pueblo que, sin tener valor obligatorio, puede siempre manifestarse
fuera del control de los gobernantes.
Precisamente esta situación absoluta de los representados por el representante es impedida por la libertad de la
opinión pública. El pueblo puede manifestarse en tanto que sujeto político dotado de cierta unidad fuera de la
persona de los representantes.
El gobierno representativo es, en ese sentido, un régimen en el que los representantes no pueden decir jamás
“nosotros, el pueblo” con confianza y certeza absolutas.
La representación absoluta como el autogobierno del pueblo tiene por efecto abolir la separación entre gobernantes
y gobernados, este porque hace de los gobernados los gobernantes, aquella porque los representados sustituyen a
los representantes. El gobierno representativo, por el contrario, mantiene la separación, se define por el doble
rechazo de estas formas opuestas de la identidad entre gobernantes y gobernados.
4. La decisión colectiva es tomada al término de la discusión.
En la actualidad es corriente considerar que, en sus orígenes, el gobierno representativo fue pensado y justificado
como “gobierno por la discusión”.
La fórmula de “gobierno por la discusión” es particularmente confusa. No indica de ningún modo el lugar que se
considera que la discusión ocupa en el gobierno. ¿La discusión debe regir todas las etapas del proceso de decisión o
solo algunas?
El lazo entre las ideas de representación y de discusión no se comprende sino por intermedio de una tercera noción,
la de asamblea. El gobierno representativo siempre ha sido pensado y justificado como un sistema político en el que
una asamblea, es decir, una instancia compuesta de una pluralidad de individuos, desempeña un papel decisivo.
En los escritos y los discursos de los fundadores de la representación moderna, la discusión aparece como una
propiedad inevitable y de alguna manera natural de las asambleas.
Los autores como Sieyes o Burke, destacan con la mayor insistencia que el papel de la asamblea consiste en producir
unidad, se presupone que los diputados, elegidos por localidades y poblaciones diversas, al principio aportan a la
asamblea el reflejo de cierta heterogeneidad. Por lo tanto, la instancia representativa ha sido pensada siempre no
solo como colectiva sino también como relativamente diversificada.
Es a partir de este carácter a la vez colectivo y diverso del órgano representativo que se explica el papel conferido a
la discusión y no a partir de una creencia previa o independientemente establecida en las virtudes de la discusión.
Por lo tanto, si en una asamblea en la que hay que llegar a cierta convergencia de posiciones a pesar de la diversidad
del comienzo, ni los más poderosos ni los más competentes ni los más ricos están autorizados a imponer su voluntad
a los otros; la solución es que los participantes traten de ganar consentimiento de los demás persuadiéndose
recíprocamente por medio de la discusión.
Cuando comienza una discusión para Sieyes, no se puede formarse una idea de la dirección que tomara para llegar
seguramente a este descubrimiento. Sin duda el interés general no es nada si no es el interés de alguien; es el de los
intereses particulares que resulta común al mayor número de votantes. De ahí la necesidad de la influencia de
opiniones.
Entre los fundadores del movimiento representativo la discusión cumple así una función específica: produce el
acuerdo y el consentimiento. La discusión no constituye entonces por si misma el principio de decisión. Lo que
confiere a una proposición un valor de decisión no es el hecho de que sea discutida sino que obtenga el
consentimiento.
En efecto, tomada en si misma, no aporta ningún principio de decisión, a lo sumo se puede admitir que cesa, sobre
un tema dado, cuando se alcanza el consentimiento de todos los participantes y que ya nadie tiene objeciones que
formular. El consentimiento de la mayoría proporciona un principio de decisión porque es compatible con las
limitaciones temporales a las que toda acción esta sometida toda acción politica en particular.
El principio del gobierno representativo debe, por lo tanto, ser formulado de la siguiente manera: una medida
cualquiera puede adquirir valor de decisión solo si ha conseguido el consentimiento de la mayoría al término de una
discusión. El consentimiento de la mayoría, y no la discusión misma, constituye así el procedimiento de decisión.
El hecho de que la decisión sea tomada por una instancia colectiva al término de una discusión garantiza una única
cosa: que todas las proposiciones son sometidas a la prueba de la discusión. La discusión actúa como un tamiz o
como filtro, sea cual fuere el origen de los proyectos. Pero eso basta para asegurar su efecto esencial sobre la
discusión: ninguna decisión puede ser adoptada si una mayoría no la ha juzgado justificada al término de un
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intercambio de argumentos. El gobierno representativo no es un régimen donde todo debe nacer de la discusión,
sino donde todo debe ser justificado en la discusión.
La simple definición del gobierno representativo como gobierno por la discusión es así profundamente inadecuada.
Disimula el hecho de que, en esta forma de gobierno, la discusión persuasiva cumple una función especifica que no
es la de producir la decisión ni necesariamente la de engendrar las proposiciones de decisiones, sino solamente la de
producir el consentimiento en una situación en al que ninguna voluntad tiene por si misma derecho de imponerse a
las demás. Aquí se ve reaparecer, una vez más, el papel central del juicio. Las proposiciones no tiene necesariamente
su origen en la instancia que discute, pero ninguna proposición es adoptada si no ha sido sometida al juicio de la
instancia que discute.
El análisis de las prácticas y de las disposiciones institucionales concretas sobre las que se basa el gobierno
representativo muestra por lo tanto que, contrariamente a lo que afirman el sentido común y la ideología
democrática, la democracia representativa no constituye la forma indirecta o mediatizada del gobierno por el
pueblo. Pero este análisis hace también aparecer lo que caracteriza positivamente la democracia representativa: el
papel central que desempeña en ella el juicio de la colectividad. En el proceso electivo de designación de los
dirigentes, la masa del pueblo ocupa la posición de un juez (o de un jurado) arbitrando entre individuos diferentes de
él, pues aquellos que no pertenecen a las elites son puestos en situación de decidir entre diferente elites sin poder
jamás atribuirse el gobierno a ellos mismos. El pueblo es así hacho juez de las políticas llevadas a cabo por los
gobernantes, en la medida en que es por su apreciación retrospectiva de las iniciativas relativamente autónomas de
los dirigentes que ejerce una influencia sobre el curso de las decisiones públicas.
La democracia representativa no es un régimen en que la colectividad se autogobierna, sino un sistema en el que
todo lo que corresponde al gobierno está sometido al tribunal colectivo.
28
En general, las colisiones en la vieja sociedad favorecen de diversas maneras el proceso de desarrollo del
proletariado. La burguesía vive en lucha permanente. Al principio, contra la aristocracia; después, contra aquellas
fracciones de la misma burguesía, cuyos intereses entran en contradicción con los
progresos de la industria, y siempre, en fin, contra la burguesía de todos los demás países. En todas estas luchas se
ve forzada a apelar al proletariado, a reclamar su ayuda y a arrastrarle así el movimiento político. De tal manera, la
burguesía proporciona a los proletarios los elementos de su propia educación[14], es decir, armas contra ella misma.
Las condiciones de existencia de la vieja sociedad están ya abolidas en las condiciones de existencia del proletariado.
El proletariado no tiene propiedad; sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienen nada de común con las
relaciones familiares burguesas; el trabajo industrial moderno, el moderno yugo del capital, que es el mismo en
Inglaterra que en Francia, en Norteamérica que en Alemania, despoja al proletariado de todo carácter nacional. Las
leyes, la moral, la religión, son para él meros prejuicios burgueses, detrás de los cuales se ocultan otros tantos
intereses de la burguesía.
El trabajador cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. Es,
pues evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad
ni de imponer a ésta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar, porque
no es capaz de asegurar a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de la esclavitud, porque se ve
obligada a dejarle decaer hasta el punto de tener que mantenerle, en lugar de ser mantenida por él. La sociedad ya
no puede vivir bajo su dominación; lo que equivale a decir que la existencia de la burguesía es, en lo sucesivo
incompatible con la de la sociedad.
II Proletarios y Comunistas
Los comunistas sólo se distinguen de los de más partidos proletarios en que, por una parte, en las diferentes luchas
nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los interese comunes a todo el proletariado,
independientemente de la nacionalidad; y, por otra parte, en que, en las diferentes fases de desarrollo porque pasa
la lucha entre el proletariado y la burguesía, representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto.
En consecuencia, si el capital es transformado en propiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros de la
sociedad, no es la propiedad personal la que se transforma en propiedad social. Sólo habrá cambiado el carácter
social de la propiedad. Esta perderá su carácter de clase.
Por la libertad, en las condiciones actuales de la producción burguesa, se entiende la libertad de comercio, la libertad
de comprar y vender.
¿En qué bases descansa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. La familia,
plenamente desarrollada, no existe más que para la burguesía; pero encuentra su complemento en la supresión
forzosa de toda familia para el proletariado y en la prostitución pública.
¿Qué demuestra la historia de las ideas sino que la producción intelectual se transforma con la producción material?
Las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante.
Cuando se habla de ideas que revolucionan toda una sociedad, se expresa solamente el hecho de que en el seno de
la vieja sociedad se han formado los elementos de una nueva, y la disolución de las viejas ideas marcha a la par con
la disolución de las antiguas condiciones de vida.
Existen además, verdades eternas, tales como la libertad, la justicia, etcétera, que son comunes a todo estado de la
sociedad. Pero el comunismo quiere abolir estas verdades eternas, quiere abolir la religión y la moral, en lugar de
darles una forma nueva, y por eso contradice a todo el desarrollo histórico anterior.
Como ya hemos visto más arriba, el primer paso de la revolución obrera, es la elevación del proletariado a clase
dominante, la conquista de la democracia.
Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de clase y se haya concentrado toda la
producción en manos de los individuos asociados, el Poder público perderá su carácter político.
I. El Socialismo Reaccionario
De esta suerte, ofreciósele al “verdadero” socialismo la ocasión tan deseada de contraponer al movimiento político
las reivindicaciones socialistas, de fulminar los anatemas tradicionales contra el liberalismo, contra el Estado
representativo, contra la concurrencia burguesa, contra la libertad burguesa de prensa, contra el derecho burgués,
29
contra la libertad y la igualdad burguesa y de predicar a las masas populares que ellas no tenían nada que ganar, y
que más bien perderían todo, en este movimiento burgués.
Si el “verdadero” socialismo se convirtió de este modo en un arma en manos de los gobiernos contra la burguesía
alemana, representaba además, directamente, un interés reaccionario, el interés del pequeño burgués alemán[36].
La clase de los pequeños burgueses, legada por el siglo XVI, y desde entonces renaciendo sin cesar bajo diversas
formas, constituye para Alemania la verdadera base social del orden establecido.
En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político
existente. En todos estos movimientos ponen en primer término como cuestión fundamental del movimiento, la
cuestión de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos desarrollada que ésta revista.
En fin, los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los
países.
Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo
pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes
tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas.
Tienen en cambio un mundo que ganar.
Hemos demostrado q la independencia de la religión permite que la religión subsista, aunq ya no se trate de
una religión privilegiada. La contradicción que aqueja al devoto de una religión particular respecto de su carácter de
ciudadano es solo la parte de contradicción general del mundo e/E político y SC. El E cristiano perfecto es aquel q se
reconoce como E y no requiere la religión en sus miembros. Que el E se independice de la religión no significa q el
H real se independice de la religión. De acuerdo con las palabras de Bauer, el H debe renunciar a su “prerrogativa
30
de fe”, p/obtener los derechos generales del H. Indaguemos s/los derechos del H: Parte de estos derechos son
derechos políticos, derechos q se pueden ejercer únicamente viviendo en comunidad con otros. Su contenido se
centra en la participación en la vida común y especialmnt en la vida política, en la naturaleza del E. Están dentro de la
libertad política, e/los derechos del ciudadano, y como tales, no implican de ngn modo la eliminación inexorable y
positiva de la religión, y por ende, tampco del judaísmo.
La contradicción e/la religión y los derechos del H están tan ausente en el concepto de los derechos del H, q
se manifiesta expresamnt el derecho de ser religioso, de serlo por propia voluntad, de ejercer el culto de la propia
religión. La prerrogativa de la profesión de fe es un derecho gral del H. Los derechos del hombre difieren por su
misma esencia de los derechos del ciudadano. ¿Quién es el hombre que se distingue del ciudadano? Únicament el H
q integra la SC. ¿Porq el integrante de la SC se vuelve hombre, H simplemente, y sus derechos son denominados
“derechos del hombre”? ¿Cómo se explica ello? Por la relación e/el E político y la SC, por la esencia de la
independencia política. Ante todo, resulta evidente q los denominados derechos del H, los derechos del hombre,
distintos de los derechos del ciudadano, son los derechos del integrante de la SC, esto es, del H egoísta, separado del
H y de la comunidad. Nng de los denominados derechos del hombre (derecho de libertad, de seguridad = La
aplicación práctica es el derecho de la propiedad privada: éste es el derecho de gozar y disponer de la propia riqueza
sin tener en cuenta a los otros H, independientemente de la S. Es el derecho al agoísmo) trasciende al H egoísta, al H
tal como es, al I replegado s/sí mismo, limitado por sus intereses privados y sus caprichos particulares, distanciado
de la comunidad. El H no es considerado un ser social: la S, la propia vida social, se muestra como un marco externo
al I, como una limitación de su autonomía originaria. El único lazo q los liga es la necesidad y el interés privado, la
preservación de su propiedad y de su persona egoísta.
II
El problema s/la capacidad de liberación del judío es p/nosotros el problema de determinar qué elemento social
particular se debe vencer p/eliminar el judaísmo. Porq la capacidad de liberación del judío actual se vincula con la
relación e/el judaísmo y la indep del mundo actual. Esta relación es un resultado necesario de la ubicación particular
del judaísmo en el mundo actual = No busquemos el misterio del judío en su religión, sino el misterio de la religión
en el judío real. ¿Cuál es el fundamento profano del judaísmo? La necesidad práctica, el egoísmo utilitario. ¿Cuál es
el culto material del judío? El arte del chalán (la astucia de las ventas menores). ¿Cuál es su dios material? El dinero.
Independizarse del chalaneo y del dinero, y por ende, del judaísmo, sería la independencia q requiere nuestro
tiempo. Es que el judío ya se ha independizado a la manera judía, pues el espíritu práctico del judío es ya el espíritu
de los pueblos cristianos. Los judíos se han independizado porq los cristianos se convirtieron en judíos.
La contradicción que enfrenta el poder político práctico del judío con sus derechos políticos, finalmente, es la
contradicción que enfrenta a la política y al poder del dinero. Aunque la política se encuentre idealmente en un nivel
superior al dinero, en realidad es su esclava. El dinero es el valor general establecido de todas las cosas. Es por
esto q se ha quitado su valor intrínseco al mundo entero. El dinero es la esencia deshumanizada del trabajo y de la
existencia del H. Y cuando la S consiga eliminar la esencia empírica del judaísmo, la venta menor y sus leyes, el judío
se desvanecerá, porq su conciencia ya no tendrá objeto, porq la base subjetiva del judaísmo, la necesidad práctica,
se humanizará, y el conflicto e/la existencia material individual y la existencia general del H quedará eliminado. La
independencia social del judío es la independencia de la S respecto del judaísmo .
31
O`Donnell, “Apuntes para una teoría del Estado”.
Bases de la dominación
El control de recursos de dominación no está distribuido al azar. Existe un gran diferenciador del acceso a los
recursos de dominación, tanto directamente como porque genera situaciones que a su vez permiten dicho acceso.
Ese gran diferenciador es la clase social, más precisamente, la articulación desigual (y contradictoria) de la S en clases
sociales. Por clase social entiendo, como una primera aproximación, posiciones en la estructura social determinadas
por comunes modalidades de ejercicio del trabajo y de creación y apropiación de su valor.
El E que nos interesa aquí es el E capitalista. La principal -pero no la única - relación de dominación en una S
capitalista es la relación de producción entre K y trabajador asalariado, mediante la que se genera y apropia el valor
del trabajo. Este es el corazón de la S civil, su gran principio de contradictorio ordenamiento.
Esa apropiación no es simplemente una relación de desigualdad. Es un acto de explotación, lo cual implica que es
también una relación inherentemente conflictiva (o para decirlo en otros términos, contradictoria),
independientemente de que sea o no reconocida como tal por los sujetos sociales. Este es uno de los puntos nodales
del control ideológico: su vigencia encubre la inherente conflictividad de ciertas relaciones sociales. Esto sugiere que,
aunque sus planos más ostensibles sean económicos, la relación que nos ocupa también está impregnada de control
ideológico.
¿En qué sentido las clases sociales son el gran diferenciador del acceso desigual a los recursos de dominación? En
primer lugar directamente: por si, la posición de clase determina en gran medida esa desigualdad. Pero, además, de
esa posición surgen probabilidades diferenciales de lograr situaciones (prestigio social, educación, acceso a
información, capacidad para ser "oído" socialmente e influir ideológicamente, disponibilidad de recursos para
volcarlos en el plano propiamente político, entre otros), que a su vez permiten acceder al control de otros recursos
de dominación.
Pero volvamos a lo político en sentido propio. El carácter privado de la relación contractual es sólo una apariencia.
En la inmensa mayoría de los casos, las partes pueden recurrir a un "algo más" que subyace a la habitual
probabilidad de vigencia y ejecución del contrato. Ese plus es el E, cuyas instituciones pueden ser invocadas con el
propósito de que ponga para la vigencia de cierta interpretación del contrato los recursos. Son pocos los contratos
en los que es necesario acudir a esto. Pero en todos, la garantía de su efectividad resulta de la posibilidad de realizar
32
dicha invocación, tácita, pero fundamentalmente, ya que de otra manera la relación contractual no podría
celebrarse y, si se celebrara, no habría posibilidad de demandar su cumplimiento.
La garantía que presta el E a ciertas relaciones sociales, incluso las relaciones de producción, que son el corazón de
una S capitalista y de su contradictoria articulación en clases sociales, no es una garantía externa ni a posteriori de
dicha relación. Es parte intrínseca y constitutiva de la misma, tanto como otros elementos económicos, de
información y control ideológico - que son aspectos que sólo podemos distinguir analíticamente en dicha relación.
¿Qué quiere decir a su vez esto? Que las dimensiones del E, o de lo propiamente político, no son -como tampoco lo
es "lo económico"- ni una cosa, ni una institución, ni una estructural: son aspectos de una relación social.
La característica del K no es sólo que el trabajador está desposeído de los medios de producción; lo es también que
el k está desposeído de los medios de coacción. De esto surgen varias consecuencias de importancia. La separación
del k de los medios de coacción no implica que ésta se halle en la relación social que lo vincula con el trabajador
asalariado. Ella es, ya lo hemos visto, una presencia virtual que suele ser puesta en acto cuando algo ha "fallado". Esa
puesta en acto es la efectivización de una garantía para su vigencia. La separación del k del control directo de esos
medios entrañaría la emergencia de un 3er sujeto social, cuya especificidad es el ejercicio de la supremacía de la
coacción. Ese 3er sujeto social son las instituciones estatales. Ellas suelen poner en acto esa garantía a las relaciones
de dominación (incluso] las relaciones capitalistas de producción) cuando lo que es promesa virtual y subyacente de
respaldo a las mismas es invocado para que se efectivice.
Hay que distinguir entre la génesis y las condiciones de vigencia de las relaciones capitalistas de producción. Lo que
lo trae a la relación es una coerción económica resultante de que, carente de medios de producción, su única
manera de contar con medios de, subsistencia es convertirse en trabajador asalariado. La necesidad de hacerlo, por
lo tanto, no aparece impuesta por nadie; "simplemente", la sociedad está articulada de tal manera que el trabajador
carente de medios de producción no podría subsistir si no lo hiciera. La falta de coacción para vender fuerza de
trabajo es condición necesaria para la apariencia (formal) de igualdad entre las partes.
En este sentido genético, lo económico y la coerción económica son primarios en las relaciones k de producción.
Pero, por otro lado, una vez que se vende y compra fuerza de trabajo, se está celebrando un contrato que formaliza
relaciones que también están constitutivamente impregnadas por aspectos no económicos, incluso los politico-
estatales que aquí nos ocupan. La garantía coactiva de la relación es co-constitutiva de la misma; esto, junto con la
necesaria desposesión del capitalista del control directo de la coacción, acarrea la escisión de un tercer sujeto social
que concentra esos recursos y tiene capacidad de movilizarlos. Ese sujeto no es "todo" el E, sino la parte que se
cristaliza, u objetiva, en instituciones. El punto fundamental es que si esto es así, el E como aspecto de esas
relaciones y como plexo objetivado de instituciones es garante de dichas relaciones, no de los sujetos sociales que
mediante ellas se constituyen. Esto implica que el E no respalda directamente al k (ni como sujeto concreto ni como
clase) sino a la relación social que lo hace tal. Otra implicación es que el E es primariamente coactivo, en el sentido
de que no sólo la coerción física es la última ratio de aquella garantía, sino también que la separación del capitalista
de los medios de coacción es el origen del E capitalista y sus instituciones. Esta primacía (genética) de lo coactivo en
el E es análoga a la primacía, también genética, de lo económico en las relaciones k de producción; lo cual no
entraña que esas relaciones sean puramente económicas ni que el E sea sólo coacción. ¿Qué quiere decir esto?
1- Si la emergencia de un tercero que pone una garantía últimamente coactiva está implicada por las relaciones
capitalistas de producción, el E ya es por eso mismo un E capitalista, antes de preguntarse si favorece a, o es
instrumentado por, tal o cual clase o fracción.
2- La objetivación de esa escisión en instituciones estatales implica, también necesariamente, que ellas no sean ni
actúen como un capitalista concreto, que por serlo ha quedado separado de los recursos coactivos controlados por
aquellas instituciones. Las relaciones capitalistas de producción presuponen un tercer sujeto social que aparece y
actúa como un no capitalista, aunque es la objetivación de un E que es por eso mismo capitalista.
3- Si el E es el garante de las relaciones de producción, entonces lo es de ambos sujetos sociales que se constituyen
en tales mediante esas relaciones. El E es el garante de la existencia y reproducción de la burguesía y del trabajador
asalariado como clases, ya que ello está implicado necesariamente por la vigencia y reproducción de aquellas
relaciones sociales.
El E es expresión de un interés más general que el de los sujetos sociales de cuya relación emana. Pero ese interés no
es neutral o igualitario; es el de la reproducción de una relación social que articula desigual y contradictoriamente a
33
la sociedad. Esto equivale a decir que el E en conjunto como aspecto y como objetivaciones es una forma de
articulación de aquellos sujetos sociales.
Recapitulemos. En la génesis de las relaciones k de producción se halla una difusa coerción económica que no puede
ser imputada ni a los k concretos ni a las instituciones estatales; sólo puede ser descubierta como una modalidad de,
articulación general de la sociedad. Por su parte, una vez entablada la relación, ni el k ejerce la coacción ni éste ni las
instituciones estatales pueden obligar coactivamente a continuar vendiendo fuerza de trabajo; el trabajador
asalariado es siempre libre de terminarla. Finalmente, el E aparece como una objetivación institucional que
concentra el control de recursos últimamente coactivos y como un no capitalista que sólo garante a las clases a
través de su respaldo a la relación social que las constituye en tales.
- Cuando hablamos de capitalistas y trabajadores asalariados, no estamos en el plano de relaciones interindividuales
sino de clases sociales
- La segunda precisión es que lo político en sentido propio, o lo estatal, es un aspecto inherente a las relaciones de
dominación, especialmente a las relaciones capitalistas de producción. Pero, por otro lado, la efectivización de la
garantía implica la emergencia de un sujeto concreto, las instituciones estatales, que aparecen como forma no
capitalista, más general y exterior a los sujetos directos de aquellas relaciones. En la medida, entonces, que la
garantía. implícita sólo puede ser efectivizada en ciertas ocasiones, y que la modalidad de efectivización está
originariamente ligada a la relación social y sólo indirectamente al capitalista como sujeto social, las instituciones
estatales aparecen como un interés exterior y más general que los de las partes directas de aquella relación.
Organización
El E es un aspecto de ciertas relaciones sociales. Esta es su característica fundamental, de la que sus otros atributos
dependen. Porque las relaciones k de producción presuponen que la clase dominante no posea los recursos de
coacción, el E tiende a objetivarse en instituciones primariamente coactivas. La relación capitalista-trabajador
aparece como sólo "económica" al tiempo que; como consecuencia de lo mismo, lo estatal aparece interviniendo
desde afuera y sólo eventualmente en esa relación. La escisión que así se produce entre la sociedad y el E y la mutua
externalidad a que los condena, es el fundamento principal del encubrimiento del E como garante de la dominación
en la sociedad y de la complicidad de la misma.
Pero las objetivaciones no son sólo instituciones concretadas en organizaciones complejas y burocráticas. Pueden ser
también formalizaciones que cristalizan relaciones sociales típicas. El contrato de compraventa de fuerza de trabajo
presupone la igualdad formal de las partes a través de un carácter legalmente tipificado. Por otra parte, para ser
materia de compraventa, la fuerza de trabajo tiene que aparecer como una entre otras mercancías, intercambiadas
34
por dinero, a la que concurren sujetos sociales formalmente iguales, y libres que, por serlo, sustentan la validez y
exigibilidad del contrato que celebran.
La igualdad formal del sujeto social ante el dinero y en la relación contractual (incluso la venta de fuerza de trabajo)
son exactamente paralelas. El derecho racional-formal nació y se expandió juntamente con el capitalismo. Esto es
expresión de una relación profunda: ese derecho es la codificación formalizada de la dominación en la sociedad
capitalista, mediante la creación del sujeto jurídico implicado por la apariencia de vinculación libre y formalmente
igual de la compraventa de fuerza de trabajo y, en general, de la circulación de mercancías. Este derecho es la
cristalización más formalizada de la contribución del E a la sociedad capitalista. Esto no sólo porque crea al
descarnado sujeto social implicado por las relaciones capitalistas y por la apropiación privada de medios de
producción. También porque, como formalización cognoscible, enseñaría preventivamente a las partes los límites de
sus derechos y obligaciones; y disminuye por lo tanto la necesidad de intervención ostensible para invocar en última
instancia la garantía coactiva del Estado; gracias a ello ésta aparece movilizada no por actores de un sistema de
dominación sino por sujetos jurídicamente iguales que "sólo" se limitan a exigir el cumplimiento de lo que han
convenido libremente.
Por eso el derecho racional-formal es algo más que enseñanza preventiva y camino regularizado para la
efectivización de la garantía coactiva del Estado. Al cristalizar los planos que corresponden a la esfera de la
circulación y hacerlos previsibles como haces de derechos y obligaciones, el derecho es también un tejido
organizador de la sociedad y de la dominación que la articula.
El capitalismo presupone tanto la separación del trabajador de los medios de producción como la del capitalista de
los medios de coacción. Ambos son requisitos para que la relación subyacente se transmute en una relación de
intercambio entre iguales abstractos, mediada por el equivalente universal del dinero. Es así como, regulada por el
derecho, la relación puede aparecer como una relación sólo económica: un intercambio, como el de otras
mercancías, intermediado por el dinero.
Desde que las relaciones sociales fundamentales del capitalismo aparecen desligadas de toda coacción, es difícil
reconocer en ellas su aspecto primariamente coactivo: el Estado.
Lo mismo que el dinero y la mercancía, las instituciones estatales son un fetiche. Emanación y a la vez encubrimiento
de la contradictoria relación subyacente, el fetiche no aparece solamente como un poder ajeno. También es un
determinante de la conciencia ordinaria: su modalidad de exteriorización tiende a regir una percepción del mundo
social que es de por sí un encubrimiento de la realidad subyacente
Esa escisión aparente entre sociedad y Estado es otra especificidad del capitalismo que -insistamos - tiene
fundamento real en la diferenciación de un tercer sujeto social que presta un respaldo primariamente coactivo. Ella
implica una paralela escisión entre Io "privado" y lo "Público". Los sujetos de la sociedad civil son las partes
"privadas", las instituciones estatales son encarnación de lo "público". Este es otro plano en que el derecho tiene
fundamental importancia. En efecto, éste es el que pone a los sujetos sociales como partes privadas enfrente de las
instituciones estatales. La sociedad civil y los sujetos que la constituyen quedan así reducidos a lo que aparecen en
las relaciones capitalistas de producción: agentes que, no condicionados por coacción alguna, reproducen relaciones
de intercambio movidos por una racionalidad limitada a lo económico. Por el otro lado, las instituciones estatales
quedan como instancia superior mediadora de esas relaciones. Es así como el sujeto del derecho es el mismo de la
superficie aparente de la sociedad capitalista: la parte "privada", reducida a la cotidiana reproducción de lo
fundamentalmente económico, contrapuesta a la esfera de lo público de un Estado fetichizado.
Exterioridad
Las relaciones de dominación –incluso la que vincula a capitalistas y trabajadores no son puramente económicas.
Son también inherentemente políticas y, supuesta cierta "normalidad", también ideológicas. Esto tiene varias
consecuencias. Una es que si los sujetos sociales se constituyen en y mediante su condición de portadores de
relaciones sociales, las clases no son un fenómeno sólo económico, porque no lo son las relaciones capitalistas de
producción que las plasman como tales. Otra es que si lo estatal, o lo político en sentido propio, es un aspecto de las
relaciones sociales de dominación, la oposición entre lo "privado" v lo "público" o estatal es falsa. Y lo es -tercera
consecuencia - en el sentido específico de que no sólo lo "privado" está impregnado por lo político-estatal sino
también porque al ser constituyente este de lo social, es parte (analíticamente distinguible) de esto último. Dicho de
otra manera y esto, aunque reexpresa reflexiones anteriores, es fundamental el E o lo político no está "afuera" de la
sociedad es parte intrínseca de ésta.
Racionalidad acotada
35
El E capitalista es un fetiche en tanto aparece subsumido en sus objetivaciones y, por lo tanto, desligado de su
primordial imbricación en la sociedad. El problema principal es el de si es correcto afirmar que esas instituciones,
momento de objetivación de la realidad plena del E, expresan desde su propio plano la condición inherentemente
capitalista de éste y -si es así - de qué maneras. Este tema se ha prestado a demasiados simplismos y falsos dilemas
como para que no nos internemos cuidadosamente en él. Por lo pronto, hay que partir de criticar la pretensión de
racionalidad realmente superior que se suele postular desde estas instituciones.
El E garantiza y organiza la reproducción de la sociedad qua capitalista porque se halla respecto de ella en una
relación de "complicidad estructural". El E ya es capitalista por esto, sin que sean necesarias decisiones y violaciones
de sus agentes para que llegue a serlo ¿De qué manera lo es? 1- como derecho, en tanto cristalización codificada de
la igualdad formal y de la propiedad privada. 2- como presencia tácita de recursos de poder listos para ponerse en
acto si la relación de dominación que respaldan por alguna razón falla. 3- como uno de los anclajes para la ideología
de una sociedad capitalista que se borra de la conciencia ordinaria como dominación y explotación. 4- porque la
escisión verosímil del E como institución frente a !a sociedad capitalista es de por si un plano de su complicidad
estructural porque redondea la superficie aparente de la sociedad capitalista como abstracto socialmente real, y al
hacerlo la encubre y se encubre como dominación. Estas razones hacen del E el cómplice estructural de la vigencia y
reproducción de la sociedad capitalista de la que es repitámoslo- aspecto co-constitutivo.
Esas instituciones actúan concretamente el sesgo sistemático hacia la garantía y reproducción de su sociedad que
capitalista que ya está impreso en el Estado del que son objetivación. ¿Cuando y cómo lo actúan?
Fundamentalmente, en dos ocasiones. 1-, en tanto administración burocrática que cumple tareas rutinizadas de
organización general de la sociedad. 2- como respuesta a situaciones percibidas como "crisis".
1- Administración rutinizada: Esta es el tejido habitual y poco visible de las múltiples decisiones diarias de sostén y
organización de la sociedad. La repetición “natural” como prolongación obvia de ayer es, como la rutina laboral, una
de las contribuciones fundam del E objetivado en burocracia a la reproducción de la socK.
2- Otro plano en el que actúan las instituciones estatales es como reacción (y, ocasionalmente, como intento de
prevención) a "crisis” o "cuestiones". Crisis y cuestiones aparecen políticamente como rupturas del "orden" y
económicamente como obstáculos interpuestos a la acumulación del capital. Lo importante es que la misma
definición de crisis o cuestión presupone un "orden" (que ya sabemos es una relación de dominación) y una
"normalidad" de reproducción del capital (que es una realidad de explotación sostenida por aquel orden). En otras
palabras, está implicada una naturalidad de la sociedad en tanto capitalista, que mediante la "solución" a cada
problema habría que restaurar dinámicamente.
La capacidad de plantear una situación como crisis es poder. Más precisamente, entraña contar con imp recursos de
dominación. En base al gran diferenciador al acceso de recursos que implica ser clase dominante, los K suelen tener
una capacidad aun mayor de plantear sus problemas. Pero ¿Cuáles son las cuestiones q entran a la agenda de
atención del E, cómo se las define, quiénes son las partes “autorizadas” para debatirlas y proponer soluciones? Esto
es el resultado de luchas: el E es, como toda relación social, una relación de fuerzas. Su derecho y sus instituciones, a
pesar de la faz de neutralidad, están atravesados por las luchas y las contradicciones de la S.
Contradicción
El E es inherentemente contradictorio. Así es porque es primordialmente parte analítica de una relación social
contradictoria. Pero esto no es suficiente.
La relación capitalista de producción presupone la emergencia de un tercer sujeto social. Esa exterioridad como un
momento, de su sentido pleno es el fundamento de su habitual percepción como "actor" desgajado de dicha
relación. Esto es a su vez el origen de la fetichización de las instituciones estatales. Lo cual permite que las relaciones
capitalistas de producción aparezcan como no coactivas y puramente económicas, al tiempo que la coacción de las
instituciones estatales desaparece en su inherente ligación con esas relaciones. La escisión entre lo público y lo
privado es condición de posibilidad de las relaciones capitalistas de producción, porque sólo así pueden parecer
acuerdos libres entre sujetos iguales y como no inherente a las mismas con el respaldo coactivo del Estado. Pero
esto genera la necesidad de mediaciones entre lo público y lo privado, o el Estado y la sociedad civil: cómo rescatar a
los sujetos de la sociedad civil de su fraccionamiento y cotidianeidad de manera tal que, sin descubrirla como
dominación, las instituciones estatales puedan sustentarse en el argumento verosímil de que toque hacen y dejan de
hacer está orientado por un interés más general que el de aquellas partes "privadas"?
¿Cómo legitimar la coacción, justificar la coerción incluso contra las clases dominantes y, en definitiva, fundamentar
la obligación política de obedecer el "orden" que el Estado garante y organiza?
36
El E capitalista tiene q aparecer como un fetiche escindido de la SC, pero ni ésta ni aquél podrían encubrirse como
dominación si esa escisión no fuera superada mediante mediaciones que fundamentan el poder estatal afuera de
sus instituciones y de la dominación de la S. Los casos históricos que han suscitado estas reflexiones, se
caracterizan por la supresión de las mediaciones. Contrariamnt a los casos “normales”, en los q al regir esas
mediaciones el E capitalista se hace tmb organización del consenso, en aquéllos el E muestra que es ante todo E
capitalista que E nacional, popular o de cuidadanos.
Esta libertad efectiva (en Ia esfera abstracta en que se pone) e ilusoria (en relación con Ia posición de clase) conlleva
como su paralelo Ia igualdad abstracta de Ia ciudadanía. Y no sólo lógicamente: en Ia práctica, los esfuerzos por
limitar Ia pertenencia a Ia comunidad política (y por consiguiente Ia ciudadanía) a Ia "gente de propiedad no
tardaron en ser arrasados.
Pero, por otro lado, Ia ciudadanía es Ia negación de Ia dominación en Ia S. La ciudadanía es Ia máxima abstracción
posible en el plano de lo político. Todo ciudadano, sin relación con su posición de clase, concurre a Ia formación del
poder estatal corporizado en derecho e instituciones. Con ello esa abstracción se convierte en fundamento de un
poder sesgado hacia Ia reproducción de Ia S y de Ia dominación de clase que Ia articula.
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La ciudadana es el fundamento mis congruente del E tal como aparece en la superficie de la S capitalista. Lo es
debido a que es la modalidad más abstracta de mediación entre E y S. Pero por esto mismo la ciudadanía no puede
ser referente del E. ¿Por qué? Porque lo que las instituciones estatales hacen y dejan de hacer tiene que estar
referido a algún interés general (lo cual tiene sustrato real en que el E es un interés más general que el de los sujetos
a los que contribuye a vincular como aspecto de su relación). Ese interés no puede ser imputado al ente abstracto
del ciudadano, salvo, en el Límite de seguir siéndolo. En otras palabras, si la condición totalmente desencarnada de
la ciudadanía es lo que le permite ser fundamento igualitario del E, es lo que por otro lado impide imputarle un
interés general en el plano concreto de lo que las instituciones e hacen y dejan de hacer.
Un sujeto enteramente desencarnado no puede ser portador de intereses concretos. Por eso la ciudadanía, atributo
de pertenencia a la comunidad política, es criatura de la sociedad capitalista en el mismo plano en el que ella se
pone ante la conciencia ordinaria: el de la igualdad abstracta presupuesta por la circulación del capital; pero sólo
como fundamento. Esto implica, es cierto, la vigencia de derechos que competen a los dominados en cuanto
ciudadanos, incluso el de organizarse políticamente y por lo tanto "pesar más" en la S y en el interior del aparato e;
pero, por otro lado, contribuye a ratificar la textura aparente de la S capitalista, y por lo tanto a reproducirla.
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Pero -Y éste es el otro término de Ia ambigüedad - Ia tendencia hacia el continuo replanteo de cuestiones de justicia
sustantiva predefine a lo no popular como adversario y, por lo tanto, achica Ia nación -comprensiva y homogénea
que es el referente ideal del E. Además, Ia eventual imposibilidad de satisfacer las demandas planteadas, agregada a
acciones remediales que no pueden cerrar el hiato entre el discurso igualitario y las desigualdades observables,
puede poner una carga "excesiva" para la acumulación del K. Mas aún, este puede ser uno de los campos de la
práctica social en el que las clases subordinadas se entiendan a sí mismas como tales. Por eso lo popular es al mismo
tiempo velo de Ia realidad profunda de Ia sociedad (y, por consiguiente, de Ia del Estado) y punto posible de tránsito
hacia su descubrimiento.
Por eso también lo popular es una mediación menos digerible para el E capitalista, y para Ia dominación en Ia que
está imbricado, que Ia ciudadanía y Ia nación. Lo popular no es Ia mediación abstracta de Ia ciudadanía ni Ia
mediación concreta pero indiferenciada de Ia nación.
Pero el E capitalista sólo puede ser realmente un E popular en circunstancias históricas muy especiales y de corta
duración. Ese E no puede dejar de ser lo que está determinado por su realidad profunda: emanación, garante y
organizador de una relación de dominación que sesga estructuralmente lo que sus momentos objetivados, derecho e
instituciones, reactúan sobre Ia S.
Encubrimiento y ruptura
Por otro lado, ciudadanía, nación y pueblo, nuevamente cada una a su manera, son por si mismas contradictorias,
además de lo ya visto como especificidad de cada una, porque su efecto encubridor no puede existir sin ser ellas - y
constituir a hacer del derecho y del aparato estatal - ámbitos para la presencia práctica de las clases subordinadas.
Esto a su vez abre la posibilidad de que descubran el fundamento de su condición.
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ESTADO: componente específicamente POLITICO de la DOMINACION en una sociedad territorialmente delimitada.
DOMINACION= PODER capacidad de imponer una voluntad sobre los otros. LO POLITICO parte analítica del
fenómeno mas general de la dominación aquella que está marcada por la supremacía en el control de los medios
de coerción en un territorio excluyentemente delimitado.
E= LO POLITICO= DOMINACION.
DOMINACION RELACIONAL: es una modalidad de vinculación entre sujetos sociales. Asimétrica control desigual
de los recursos: a) medios de coerción física, b)recursos económicos, c) recursos de información, d) control
ideológico.
El control de estos recursos permite el ejercicio de la coerción. El recurso mas eficiente para mantener la dominación
es el control ideológico (consentimiento de los dominados). Coacción es el más costoso, porque desnuda el hecho de
que la dominación ideológica ha fallado.
TESIS E burocrático autoritario falló en la dominación ideológica y recurrió a la coacción pura. Crisis de hegemonía.
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Pero como esta escindida de la clase dominante lleva a la constitución de un 3º sujeto social (que concentra los
recursos y tiene la capacidad de movilizarlos) este sujeto NO ES TODO EL ESTADO, sino la parte que se cristaliza en
INSTITUCIONES.
FUNDAMENTAL: ESTADO es garante de la relación
no de los sujetos que se constityen a partir de ella. No respalda direcamente al
capitalista.
Es primariamente COACTIVO: 1) solo la coerción física es la ultima ratio de aquella
garatia, 2) y la separación de los medios de coaccion de los capitalistas le da origen al E
No significa que sea solo coaccion, sino que esto prima
ESTADO 1) garantía ultima de la coaccion
2) no actua como capitalista concreto. TERCER SUJETO que aparece como no-Kista
3) constituye a ambos sujetos (W/K) es garante de la existencia y reproducción de la burguesía y del
trabajador asalariado como CLASES.
INSTITUCIONES ESTATALES = cristalización de los recursos coactivos que el capitalista no cotnrola.
A veces, para garantizar la relación aparece como ‘protector’ de alguna de ellas, para reponerla como clase.
ESTADO expresión de un interés mas GENERAL que el de los sujetos sociales de los que emana
pero ese interés NO es NEUTRAL o igualitario, es de REPRODUCCION DE UNA RELACION SOCIAL QUE
ARTICULA DESIGUAL Y CONTRADICTORIAMENTE A LA SOCIEDAD.
es una GENERALIDAD PARCIALIZADA
MODALIDAD DE ARTICULACION GENERAL DE LA SOCIEDAD. Concretas los recursos últimamente coactivos, para
constituir la relación de dominación.
Separación encomica/coaccion es solo analítica. No hay un factor histórico u ontológicamente anterior. Son
dimensiones co-constitutivas del capitalismo. (No buscarlo ‘afuera’ o ‘después’)
LO POLITICO, lo estatal es un aspecto inherente de las relaciones de dominación. Lleva a la exteriorización en un
tercer sujeto: las instituciones: que aparecen como el interés exterior y general.
IV. ORGANIZACIÓN.
ESTADO es un ASPECTO de ciertas relaciones sociales.
NO ES EXTERNO a la sociedad
nace como garantía de la dominación en la sociedad y en la opacidad de la misma
es ARTICULADOR Y ORGANIZADOR DE LA SOCIEDAD
a) E es el LIMITE NEGATIVO de las consecuencias socialmente destrcutivas de su reproducción (explotación
excesiva, competencia excesiva)
b) Intervencioes de aocndicionamiento inversiones necesarias para el logro de condiciones sociales que
permiten la reproducción del sistema de clases, la acumulación y la resolución de ‘problemas generales’.
Como no suelen estar orietadas a lograr el lucro por ello a veces aparecen como fruto de una
“racionalidad diferente”.
A veces, algunas decisiones son vividas de manera hostil por los sujetos.
Ese “alguien” que se ocupa de estos planos son las INSTITUCIONES ESTATALES.
Pero las instituciones no son solo instituciones concretadas en organizaciones complejasy burocraticas. Pueden ser
también formaciones que se cristalizan en RELACIONES SOCIALES TIPICAS (ej: contrato compra/venta FW, dinero
igualdad formal, aquivalencia)
IGUALDAD FORMAL DEL SUJETO ANTE EL DINERO y la RELACION CONTRACTUAL son paralelas
Acuerdo de voluntades entre sujetos formalmente iguales es un punto nodal del tejido de organización de la soc
capitalista por parte del E. Se objetiva en el DRCHO MODERNO (racional-fomral), que consagra al sujeto
jurídicamente libre.
DERECHO nace y expande junto con el CAPITALISMO.
EXPLOTACION queda OCULTA por una DOBLE APARIENCIA:
-igualdad formal de los sujetos
-libre voluntad: pueden entrar o no en dicha relación.
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Desde que las relaciones soc del kismo aparecen ‘desligadas de toda coaccion’ es difícil reconocer en ellas a su
aspoecto primariamente coactivo: el estado. Por ello éste suele ser captado solo en que es secundario: el derecho y
el conjutno de instituciones.
Lo que es primordialmente un aspecto de las relaciones de dominación, queda reducido a su superficie objetivada en
instituciones.
Lo mimso que el dinero o las mercancías las INSTITUCIONES ESTATALES son un FETICHE: emanación y
encubrimiento de la contradictoria relación subyacente.
No se llega al capital partiendo del dinero
No se llega al Estado partiendo de las instituciones estatales, sino de las relaciones capitalistas de producción.
Aparente sepracion privado/ publico
Hay que captar al ESTADO como una DIMENSION ANALITICA DE LA SOC CIVIL, y solo después como un conjutno de
objetivaciones.
V. EXTERIORIDAD.
Rel de dominación: económicas, pol, ideologicas se objetivizan en sujetos soc e instituciones
Consecuencias: 1)sujetos sociales se constituyen mediante su condición de portadores de relaciones sociales. 2) lo
político es un aspecto de las relaciones de dominación oposición privado-publico es falsa. 3) no solo porque lo
privado esta impregnado d epolitica estatal, sino porque lo político es parte de lo social. Lo político no esta afuera de
la sociedad, sino que es parte de ella.
Escision es APARENTE pero también a su manera es REAL, porque en el plano de los sujetos sociales concretos
emerge efectivamente un tercero que no es ni capitalista ni trabajador, ni actua con racionalidad a estos
separadamente.
Esto lleva a que se produzca una transmutación que es la base de encubrimiento del E kista: 1)subsunción de esas
instituciones con “todo” el E, 2)la apariencia de que ellas solo intervienen eventualmente y sin sesgos sistematicos
sobre las relaciones sociales. Dominación y el respaldo coactivo tienden a esfumarse tanto de la sociedad como el
estado. Lo que queda es un ‘orden jurídicamente cristalizado’ al que pueden apelar todos los sujetos.
Se esfuma la visión del ESTADO como
GARANTIA EN Y DE las relaciones sociales de DOMINACION .
COMPONENTE COACTIVO
Poder ES ECTERNO de las rel kistas de prod
VII. CONTRADICCION
E inherentemente contradictorio
Porque es una parte analítica de una relación social contradictoria + tiene su propia especificidad.
CONTRADICCION PROPIA
Rel kista de producción presupone emergencia de un TERCER SUJETO: permite que las relaciones capitalistas de
producción aparezcan como no coactivas y puramente económicas, al tiempo que la coaccion de las instituciones
estatales desaparece en si inherente ligazón con esas relaciones.
Escicion PUBLICO/ PRIVADO es condición de posibilidad de las relaciones capitalistas de prod, porque solo asi
pueden parecer acuerdos libres entre sujetos iguales y como no inherente a las mismas el respaldo coactivo del E.
Pero esto genera la NECESIDAD de MEDIACIONES entre lo publico y lo privado, entre E y soc civil
¿Cómo rescatar a los sujetos del fraccionamiento de la soc civil sin descubrir la relación como dominación? ¿Cómo
presentar al E como el interés general?
SUPERACION DEL HIATO E/SOC CIVIL es necesaria
Para que el poder ejercido por el E no se muestre como tal y pueda ser garantía de dominación.
El ESTADO KISTA tiene que aparece como FETICHE escindido de la soc civil, peo ni esta ni auqel podrían encubrirse
como dominación si esa escicion no fuera superada mediant mediaciones que fundamenten el poder del estado
afuera de las instituciones y de la dominación sociale.
CONTRADICCION DEL E CAPITALISTA es SER HIATO y a la vez NECESIDAD DE MEDIACION con la SOC CIVIL.
ESCICION NECESITA SER SUPERADA, PERO A LA VEZ ESA ESCICION ES EL FUNDAMENTO DE LA SOC KISTA.
NEGACION DE LA NECESARIA ESCICION E Y SOC CIVIL.
Falsedad de esta escicion necesaria tendencia a superarla.
E KISTA COACCION + CONSENSO
[EBA supresión de las mediaciones. Solo coaccion]
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Poggi, “El desarrollo del estado moderno”.(falta)
¿Qué es el liberalismo? En 1er lugar, el hecho de q se confunda el “liberalismo” con el ideal de D, determina
q el concepto de liberalismo se emplee indistintament en 2 sentidos: p/referirse solo al liberalismo o p/designar el
liberalismo democrático. Si podemos hablar de D liberal y al msm tiempo de D no liberal, p/saber qué D queremos,
debemos establecer antes qué es liberalismo. Se impone un examen del liberalismo puro y simple Ello además,
ante la volatilidad de la conexión e/el liberalismo en sentido histórico y el significado político-partidista del
liberalismo. Es nec proporcionar al “liberalismo” un anclaje histórico.
2. Un contrapunto desafortunado.
Aunque el fenómeno liberal ha sido la doctrina de Occ durante 4 siglos, el término liberalismo es mucho más
reciente. Consideramos a Locke o Montesquieu teóricos liberales, pero ellos msms no lo hicieron. Como término
político, “liberal”, fue acuñado en España en 1810 y comenzó a circular en Europa en torno a 1820. Resulta entonces,
que la denominación se implantó unos 3 siglos dsp de la aparición del fenómeno = El aparecer tarde fue la 1era
desgracia del término. Así, paradójicamnt, se empezó a hablar de “liberalismo” cnd éste ya había dado sus frutos o
cnd se estaba dejando de “ser liberal”. En EEUU, por ejemplo, nunca se adoptó la etiqueta del liberalismo (aunque
fuera la tierra dnd encontró su realización más plena, siendo la Constitución americana –según la opinión europea-
el prototipo del constitucionalismo liberal clásico). Para ellos, EEUU fue una República en ppio y una Democ más
tarde.
En síntesis, mientras q un liberalismo sin nombre ha constituido e/los siglos XVII y XX el impulso más imp de
la civilización occ, el “liberalismo” como denominación pleno iure ha conseguido status y consideración solo durante
algunas décadas. El caso de Francia y la teoría de Constant es sintomático: pues si allí el liberalismo alcanzó sus más
puras interpretaciones, ya en 1848 la escuela de Constant fue puesta en tela de juicio y fuertemente repudiada por
la revolución. ¿Porq este prematuro declive como resultado del cual hoy los liberales existen de facto pero no de
iure? Es que durante el siglo XIX el tiempo se aceleró de tal modo q en el transcurso de unas décadas el “liberalismo”
encontró dos competidores: las denominaciones “democracia” y “socialismo”. Si bien pasada la Revolución Francesa,
la contraposición de dio entre liberalismo y D, muy pronto, la aparición de un 3ero en discordia impuso un
realineamiento de las fuerzas rivales. El nuevo protagonista en Europa era el socialismo. Y en la medida en q el
socialismo canalizaba las demandas de los trabj, liberales y demócratas se vieron reducidos a maniobrar en el msm
espacio electoral y así, a converger.
En 1848 la D y el liberalismo dejan de ser enemigos y unen sus fuerzas. Se inicia así el fin de la antítesis
e/liberalismo y D y el comienzo del enfrentamiento e/la D y el socialismo. Es que había cambiado la situación
histórica: la Revolución de 1848 había dado muestras de la fuerza del socialismo. Y con la violencia de esos días, los
alineamientos políticos se modificaron rápidamnt. La convergencia fue un éxito pero la asociación era desigual. En
sustancia, el liberalismo ha prevalecido s/la D en el sentido que ha absorbido a la D en mayor medida que la D se ha
anexionado el liberalismo; ya que los demócratas han aceptado el ppio de q la libertad es el fin y la D es el medio.
Pero la victoria del liberalismo (como fenómeno) no ha sido la victoria del vocablo. El término ocupará el 2do lugar
porq en aquellos años tenía lugar la Primera Revolución Industrial, con todas sus miserias y crueldades; y la misma se
produjo en nombre de la libertad económica. El progreso industrial de Occ se produjo bajo los auspicios de la libre
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competencia, del laissez faire. Así, el nombre se acuñó en un momento en el que la novedad no era el liberalismo
político, sino el lib económico. La culpa recayó sobre el liberalismo como un todo.
Montesquieu, Madison, Locke, Constant, no fueron teóricos de la economía del laissez faire. Para ellos, el
liberalismo significó la supremacía de la ley y el E constitucional, y la libertad era la libertad política, no el ppio
económico del libre comercio. Si no hubiera sido por una coincidencia desgraciada, en vez de usar indistintamente la
palabra “liberalismo” p/referirnos tanto a las ideas de Montesquieu como a las de la escuela de Manchester,
utilizaríamos diferentes términos con el fin de situar el problema de la libertad política en un contexto y el de la
libertad de mercado en otro.
4. El liberalismo definido.
El liberalismo econ no el el liberalismo político. Otra distinción es la existente e/la libertad y el liberalismo. El
liberalismo trata de la libertad política (libertad para el ciudadano de la opresión del E), y si esto se olvida, lo q se
olvida es el liberalismo. Si estamos conformes con “realizar nuestro yo” en una cárcel, eso da fe de los infinitos
recursos de la libertad interior del H, pero el liberalismo no se trata de eso. El problema del liberalismo es la libertad
externa, y por su preocupación es q ningún H sea encarcelado sin un proceso legal. De acuerdo con ello, puede
afirmarse q el liberalismo es la teoría y la práctica de la defensa a través del E constitucional de la libertad política
individual, de la libertad individual. Se observarán 2 cosas: a) que no concedo relevancia al individualismo (porq no
es sufuc p/caracterizar al liberalismo) y que b) hablo de “E constitucional” y no de “E mínimo”.
El liberalismo dio sus mejores frutos dsp de aprender la lección de la D jacobina q le precedió. Si bien es
cierto q el liberalismo apareció 1ero y dsp vino la D, es cierto tmb q en el siglo XIX el liberalismo fue reafirmado y
pulido partiendo de la base de una experiencia democrática (roussouniana) q rápidamnt desapareció. Este proceso
nos advierte del hecho de q mucha gente puede estar invocando una D postliberal que debería sustituir al
liberalismo sin dar cuenta de q solo favorecen al advenimiento de una D preliberal. Lo q no importa es perder de
vista q el liberalismo ha limitado el poder absoluto y arbitrario; ha vencido el círculo de la desesperación expresado
por la pregunta ¿quién controla a los controladores?; ha liberado al H de su temor al Príncipe. El liberalismo es único
en sus logros: es una sola ingeniería que dota a los fines de medios. En la construcción de un sistema de G es el
liberalismo y no el marxismo el q reúne la teoría y la práctica; es un proyecto q funciona.
5. La D liberal.
La relación e/liberalismo y D suele concebirse como una relación e/libertad e igualdad. Así, para separarlos
decimos q el 1ero reivindica la libertad y la 2da la igualdad. Y viceversa, a fin de unirlos, decimos q la función de los
sistemas demócrata-liberales es combinar la libertad con la igualdad. Pero si la libertad y la igualdad marcan la línea
divisoria e/liberalismo y D se debe a una lógica subyacente distinta: en la igualdad late una pulsión horizontal y en la
libertad, un ímpetu vertical. A la D le preocupa la cohesión social y la igualdad distributiva. La igualdad desea
integrar, la libertad es autoafirmativa y problemática. Pero quizás la dif ppal estriba en q el liberalismo gira en torno
al I, en tanto q la D lo hace en torno a la S (¿Cómo combinar ese grado de iniciativa individual q es necesario para
progresar con el grado de cohesión social necesario p/sobrevivir?).
En un plano más concreto, el liberalismo es la técnica de limitar el poder del E, y la D, la inserción del poder
popular en el E. Mientras el liberal se preocupa por la forma del E, el demócrata se interesa ppalmente por el
contenido de las normas emanadas del E. En resumen, el interjuego de los componentes liberal y democrático en
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nuestros sistemas puede describirse así: el 1ero le interesan especialmente la sujeción política, la iniciativa individual
y la forma del E; el 2do es particulamnt sensible al bienestar, la igualdad y la cohesión social. Tenemos una
combinación que he descompuesto porq hemos llegado a un momento en el desarrollo de nuestros sist políticos en
el q nos enfrentamos con 2 futuros: una D dentro del liberalismo y una D sin liberalismo.
7. La D sin liberalismo.
He defendido la causa de la D liberal. Veamos ahora qué dicen sus adversarios: “la D verdadera no es la D
liberal, pues ésta es tan solo una D falsa, burguesa. La D auténtica nos aguarda más allá del liberalismo y de sus
libertades engañosas”. Nadie sostiene q el tema de la libertad se agota en el concepto de la libertad negativa. No
pretendo negar q el problema de la realización de nuestras libertades con los medios q posibilitan su disfrute, sea
real. Lo q afirmo es q no hay nada, en nuestra búsqueda de libertades positivas e igualdades sustantivas, q justifique
el repudio de la libertad del liberalismo. Rehusándola, nos limitamos a matar a la gallina q pone los huevos. No es
admisible la tesis según la cual la libertad real dimana de la consecución de la igualdad material, es decir, de la
igualación econ. ¿Cómo es posible sostener q la igualdad de posesiones o de carencia de ellas implica la libertad
real? Olvidan quienes mantienen esta posición q el poder no es solo algo material asociado a la propiedad. El poder
es tmb un fenómeno relacional.
Presiento q un nº importante de europeos del Este están redescubriendo las virtudes políticas del
liberalismo: que el poder incontrolado es insufrible y desastroso; que jueces y tribunales deben ser verdaderamnt
independientes; q las constituciones no son meramente cualq estructura q el E posea, sino una específica estructura
garantista q limite y restrinja realmente a los detentadores del poder.
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