Souza Minayo Investigacion Social 2023 Cap 3
Souza Minayo Investigacion Social 2023 Cap 3
Souza Minayo Investigacion Social 2023 Cap 3
Introducción
1
En memoria de Otávio Cruz Neto, autor de la primera versión de este capítulo.
Presentación: el principio básico con relación a este punto es que una persona
de confianza del entrevistado (líder de la colectividad, persona conocida y bien
aceptada) haga la mediación entre él y el investigador. Sería muy arriesgado
entrar, sobre todo en comunidades o grupos conflictivos, sin antes saber lo que
el mediador representa: él puede tanto abrir como cerrar puertas.
Justificación de la elección del entrevistado: busca mostrarle cuándo y por qué fue
seleccionado para esa conversación.
A pesar de todos los esfuerzos y cuidados, siempre habrá dificultades típicas, propias
de las interacciones en el trabajo de campo. Igualmente, los procedimientos enu-
merados no son normas rígidas ni un reglamento a ser cumplido de forma seriada
por el investigador, sino que son sugerencias que pueden ayudarlo en el proceso de
interacción y en el diálogo con los interlocutores.
En el caso de la investigación cualitativa, al contrario de lo que muchos pueden
pensar, es fundamental que el entrevistado se involucre con el entrevistador. En
lugar de que esta actitud se constituya en una falla o en un riesgo que comprometa
Observación participante
La observación participante puede ser considerada parte esencial del trabajo de campo
en la investigación cualitativa. Su importancia es tal, que algunos estudiosos la consi-
deran no solo una estrategia en el conjunto de la investigación de las técnicas de inves-
tigación, sino un método que, en sí mismo, permite la comprensión de la realidad.
Definimos observación participante como un proceso por el cual un investigador se
coloca en el lugar de observador de una situación social, con la finalidad de realizar
una investigación científica. En este caso, el observador queda en relación directa
con sus interlocutores en el espacio social de la investigación, y en la medida de lo
posible participando de su vida social, en su escenario cultural, pero con la finalidad
de recolectar datos y comprender el contexto de la investigación. Por lo tanto, el
observador forma parte del contexto bajo su observación y, sin duda, modifica ese
contexto, pues interfiere en él, así como él es modificado personalmente.
La filosofía que fundamenta la observación participante es la necesidad que tiene
todo investigador social de relativizar el espacio social de donde proviene, apren-
diendo a colocarse en el lugar del otro.
Como ya dijimos, en el trabajo cualitativo la proximidad con los interlocutores,
lejos de ser un inconveniente, es una virtud y una necesidad.
La actividad de la observación tiene también un sentido práctico: permite al
investigador estar más libre de prejuicios, dado que no lo torna, necesariamente,
prisionero de un instrumento rígido de recolección de datos o de hipótesis testeadas
con anterioridad, sino durante el proceso de investigación.
En la medida en que convive con el grupo, el observador puede retirar de su
guía aquellas cuestiones que percibe como irrelevantes desde el punto de vista de
los interlocutores; consigue también comprender aspectos que van aflorando poco
a poco, situación imposible para un investigador que trabaja con cuestionarios
cerrados y previamente estandarizados. La observación participante ayuda, por lo
tanto, a vincular los hechos con sus representaciones y a develar las contradicciones
Otro autor muy importante y que nos ayuda a pensar y teorizar el trabajo de campo
es Alfred Schütz (1973), un importante sociólogo estadounidense de origen austríaco
que nos propone algunas actitudes: a) situarnos en el mundo de los entrevistados,
buscando entender los principios generales que siguen en su vida cotidiana para
organizar sus experiencias.
Develar esa lógica, dice este autor, es una condición preliminar de la investi-
gación; b) mantener una perspectiva dinámica, que nos haga tener en cuenta las
relevancias de nuestros interlocutores, teniendo en mente las cuestiones planteadas
por ellos sobre el tema que estamos investigando; e) abandonar, en la convivencia,
cualquier postura pedante de científico, entrando en la escena social de los entre-
vistados como una persona común que comparte su cotidianidad; d) adoptar, en el
campo, el lenguaje del sentido común propio de los interlocutores que observamos.
La simplicidad por parte del investigador es fundamental para el éxito de su obser-
vación, pues él es más observado por su personalidad y comportamiento que por la
base lógica de sus estudios. Las personas que lo introducen en el campo y sus interlo-
cutores quieren saber si él es “una buena persona”, si no va a “hacerle mal al grupo”, y si
no va a traicionar “sus secretos” y sus estrategias para resolver los problemas de la vida.
Hay infinidad de situaciones de investigación (en realidad, cada una es diferente
de la otra), pero como norma general, y en todas ellas, la figura del investigador se
construye con una colaboración parcial por parte de él, pues la imagen que pro-
yecta reverbera en el grupo a partir de las referencias que este posee, dentro de sus
patrones culturales específicos.
De la misma forma, la visión que el investigador construye sobre el grupo, que
es objeto de su estudio y con el cual interactúa, depende de las personas con las que
entabla relaciones. Concluimos, pues, que la visión de las dos partes será siempre
incompleta y siempre imprecisa.
Esta construcción mutua del investigador y de los investigados a través de la
interacción es analizada por varios estudiosos que destacan siempre la necesidad de
tenerla en cuenta como un dato de la realidad.
Si la entrada en el campo se vincula con los problemas de identificación,
obtención y sostenimiento de contactos, la salida es también un momento crucial.
Es bueno que recordemos, una vez más, que en el campo, así como durante todas las
etapas de la investigación, todo merece ser entendido como fenómeno social e his-
tóricamente condicionado: el objeto investigado, las personas concretas implicadas
en la actividad, el investigador y su sistema de representaciones teórico-ideológicas,
las técnicas de investigación y todo el conjunto de relaciones interpersonales y de
comunicación simbólica.
Una investigación no puede restringirse a la utilización de instrumentos minu-
ciosos de recolección de información. Más allá de la información acumulada, el
proceso de trabajo de campo nos lleva, frecuentemente, a la reformulación de hipó-
tesis o, incluso, del camino de la investigación. Mientras construimos datos recolec-
tados y los articulamos a nuestros presupuestos, ejercitamos nuestra capacidad de
análisis que nos acompañará en todas las etapas.
Finalmente, otro punto importante a destacar se refiere a la interacción entre
nosotros (investigadores) y nuestros interlocutores. En el proceso investigativo,
aunque partamos de posiciones sociales diferentes y asimétricas, ambos buscamos
la comprensión mutua que nos permita transcender el sentido común.
Sin embargo, el investigador nunca debe buscar ser reconocido como un igual.
El propio entrevistado espera de él una diferenciación, una delimitación del espacio,
aunque sin pedantería, secretos ni misterios.
Su función social le demanda una colaboración específica que no es y no puede
ser la mera repetición de lo que observó y de lo que escuchó en las entrevistas.
El investigador, en cualquier hipótesis, tiene el deber de la comprensión contex-
tualizada y de la interpretación.
En resumen, el trabajo de campo es en sí un momento relacional, específico y
práctico: un ida y vuelta que tiene como referencia el mundo de la vida, conside-
rando que la mayoría de las preguntas realizadas en investigación social surge de
Referencias bibliográficas
Guerriero, I. C. Z.; Minayo, M. C. S. (2016). Resolução nº 510 de 7 de abril de 2016 que trata das
especificidades éticas das pesquisas nas ciências humanas e sociais e de outras que utilizam
metodologias próprias dessas áreas. Ciência & Saúde Coletiva, v. 21, n. 8, p. 2619-2629.
Minayo, M. C. S. (2021). Ética em Pesquisa Qualitativa segundo suas características. Revista Pes-
quisa Qualitativa, v. 9, n. 22, p. 57-67.
Schrimshaw, S. & Hurtado, E. (1987). Anthropological approaches for programmes improvement. Los
Angeles: UCLA.
Schütz, A. (1973). Common-sense and scientific interpretations of human action. The Hague: Martinus
Nijhoff Editions.
Referencias comentadas
Berreman, G. (1975). Por detrás de muitas máscaras. En: Zaluar, A. (Org.), Desvendan-
do máscaras sociais (p. 77-96). Rio de Janeiro: Francisco Alves.
Este texto forma parte de un importante libro compilado por la antropóloga Alba
Zaluar acerca del método de investigación antropológica, en el que Gerald Berreman
describe con simplicidad y complejidad la práctica de trabajo de campo que tuvo en
una investigación realizada en la India.
Recurre a las ideas del teatro, escenario y bastidores para hablar de las relaciones
entre investigadores e interlocutores, mostrando que en la práctica no hay objeti-
vidad, sino subjetividades en relación. El autor se sirve de ese argumento para hablar
de la urgente necesidad del investigador no solo de preparar muy bien su estudio
sino también de explicitar las condiciones de producción de su trabajo.
Minayo, M. C. S.; Costa, A. P. (2020). Técnicas que fazem uso da palavra, do olhar e da
empatia: Pesquisa qualitativa em ação. Aveiro: Hucitec.