Aldo Vásquez 1

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EXP. N.

º 00004-2024-PCC/TC
CONGRESO DE LA
REPÚBLICA
AUTO 4 – REPOSICIÓN

AUTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 27 días del mes de junio de 2024, en sesión de Pleno


Jurisdiccional, los magistrados Morales Saravia (presidente), Pacheco
Zerga (vicepresidenta), Gutiérrez Ticse, Ochoa Cardich y Hernández
Chávez han emitido el presente auto. Los magistrados intervinientes
firman digitalmente en señal de conformidad con lo votado.

VISTO

El escrito de solicitud de intervención como partícipe en calidad de tercero


y recurso de reposición presentado con fecha 3 de mayo de 2024 por don
Aldo Alejandro Vásquez Ríos contra el Auto 2 – Medida Cautelar, de
fecha 23 de abril de 2024; y,

ATENDIENDO A QUE

1. El solicitante formula el siguiente pedido ante este Tribunal


Constitucional:

(a) Se admita su apersonamiento al presente proceso competencial


como partícipe en calidad de tercero.
(b) Se declare la nulidad de todo lo actuado.
(c) Se le notifique con la demanda, su escrito ampliatorio y la
solicitud de medida cautelar formulada por la parte demandante.
(d) Se le conceda el plazo de ley para contestar la demanda.
(e) Se declare improcedente la demanda interpuesta por el Congreso
de la República.

2. Respecto al primer punto del pedido, referido a su admisión como


partícipe en calidad de tercero, el solicitante utiliza como sustento
del mismo lo dispuesto en el artículo 98 del Código Procesal Civil, y
lo establecido en los fundamentos jurídicos 7 y 10 del Auto 1 –
Admisibilidad emitido en el Expediente 00005-2016-PCC/TC, de
fecha 3 de enero de 2017 (que erróneamente consigna como
sentencia).

3. Afirma que el artículo 98 del Código Procesal Civil resulta de


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aplicación supletoria al presente proceso en virtud del artículo IX in


fine del Título Preliminar del Nuevo Código Procesal Constitucional
(NCPCo). La norma procesal civil contempla lo siguiente:

Quien se considere titular de una relación jurídica sustancial a la que


presumiblemente deban extenderse los efectos de una sentencia, y
que por tal razón estuviera legitimado para demandar o haber sido
demandado en el proceso, puede intervenir como litisconsorte de
una parte, con las mismas facultades de ésta.
Esta intervención puede ocurrir incluso durante el trámite en
segunda instancia.

4. Cabe destacar que el artículo IX del NCPCo, citado por el solicitante


como sustento para la aplicación del artículo 98 del Código Procesal
Civil, precisa que los códigos procesales “afines a la materia
discutida” son de aplicación subsidiaria, entre otras cosas, siempre
que “no perjudiquen (…) los fines del proceso constitucional”. En tal
sentido, se debe tener en consideración cuáles son los fines del
proceso competencial.

5. Conforme a lo establecido en el artículo 202.3 de la Constitución


Política, el Tribunal Constitucional es competente, a través del
proceso competencial, para conocer los conflictos de competencias o
de atribuciones asignados por la Norma Suprema. En tal sentido, el
artículo 108 del NCPCo establece que este proceso constitucional
procede para dilucidar conflictos de orden competencial entre: (1) el
Poder Ejecutivo con uno o más gobiernos regionales o municipales;
(2) dos o más gobiernos regionales, municipales o de ellos entre sí; o,
(3) a los poderes del Estado entre sí o con cualquiera de los demás
órganos constitucionales, o a estos entre sí. Esto quiere decir que este
tipo de proceso solo puede involucrar a los poderes del Estado, a los
organismos constitucionales autónomos y a los gobiernos regionales
y municipales.

6. El NCPCo, que desarrolla las reglas aplicables al proceso


competencial, no regula la participación de litisconsortes facultativos,
partícipes o terceros en el mismo. Se trata de un vacío normativo. Sin
embargo, el artículo IX del Título Preliminar del NCPCo dispone una
regla supletoria y una regla subsidiaria que deben ser aplicadas de
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forma sucesiva en caso de vacío o defecto del propio código:

(i) Regla supletoria: en primer lugar, resulta de aplicación supletoria


la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.

(ii) Regla subsidiaria: en segundo lugar, resultan de aplicación


subsidiaria los códigos procesales afines a la materia discutida
siempre y cuando no perjudiquen a las partes ni a los fines del
proceso constitucional y solo ante la ausencia de otros criterios.

Estas reglas se encuentran relacionadas con lo dispuesto en el artículo


139.8 de la Constitución Política, que consagra el principio de no
dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley.

7. Conforme a lo dispuesto en el NCPCo, en tales casos resulta de


aplicación, en primer lugar, la jurisprudencia que haya desarrollado
el Tribunal Constitucional, pues como supremo intérprete de la
Norma Suprema se encuentra en especial posición para crear reglas
supletorias que se armonicen con la naturaleza de los procesos
constitucionales y que optimicen sus fines; por lo que, solo en los
casos que el vacío o defecto del NCPCo no haya sido suplido por la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional (o de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, de ser el caso), el juez
constitucional podrá recurrir a aplicar, de manera subsidiaria ―es
decir, de manera condicional a la inexistencia de otras reglas legales
y jurisprudenciales― las reglas contenidas en los códigos procesales
afines a la materia discutida.

8. Ahora bien, en cuanto a los fines del conflicto competencial, cabe


destacar que, si bien este se concretiza en un acto determinado, en
este tipo de proceso se resuelve una controversia abstracta respecto
de las competencias asignadas por la Norma Suprema. En tal sentido,
tiene por objeto asegurar el principio de supremacía de la
Constitución Política y su fuerza normativa, y al hacer esto se asegura
de forma indirecta la vigencia efectiva de los derechos
fundamentales.
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9. Conforme a la legislación procesal vigente, una persona natural como


el solicitante no puede ser considerada como parte o como
litisconsorte facultativo en el presente proceso, y no existe regla
supletoria o subsidiaria que pueda invocarse para permitir esta
condición, sea jurisprudencial o procesal, respectivamente. Al no ser
parte en el proceso competencial, tampoco puede interponer recursos
de reposición o plantear nulidades.

10. Cabe destacar que el artículo 98 del Código Procesal Civil prevé
como presupuesto para su aplicación que quien “estuviera legitimado
para demandar o haber sido demandado en el proceso, puede
intervenir como litisconsorte”. Así las cosas, el solicitante no cumple
con el presupuesto de la norma procesal que él mismo invoca a su
favor, pues ni la Constitución Política ni el NCPCo le han otorgado
legitimidad para demandar o ser demandado en un proceso
competencial.

11. Por otro lado, el Auto 1 – Admisibilidad, emitido en el Expediente


00005-2016-PCC/TC, que fuera citado erróneamente por el
solicitante como sentencia, reconoce la participación de una persona
jurídica y de una persona natural en un proceso competencial, en
calidad de terceros. En su fundamento 11 expone explícitamente que
“estos sujetos procesales carecen de la condición de parte, no pueden
plantear nulidades o excepciones ni pedidos de abstención de
magistrados. En definitiva, la intervención de estos sujetos procesales
no debe ocasionar el entorpecimiento del proceso y de las actuaciones
procesales ordenadas por este Tribunal en su condición de director
del proceso”.

12. Nuevamente, se aprecia que el sustento jurisprudencial citado por el


solicitante no avala su postura, pues el auto citado expresamente
precisa que un tercero no puede plantear nulidades o entorpecer el
proceso. Por tanto, tampoco puede interponer reposiciones.

13. Por tales razones, el pedido del solicitante, consistente en que se le


admita en el presente proceso competencial como partícipe en
calidad de tercero, con el objeto de solicitar la nulidad de todo lo
actuado; se le notifique con la demanda, su escrito ampliatorio y la
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solicitud de medida cautelar formulada por la parte demandante; se le


conceda el plazo de ley para contestar la demanda; y se declare
improcedente la demanda interpuesta por el Congreso de la
República, resulta manifiestamente improcedente.

14. Ahora bien, este Tribunal Constitucional no deja de advertir que en


el escrito presentado por el solicitante se exponen ciertos argumentos
que, en atención a su gravedad, resulta pertinente abordar.

Sobre la supuesta vulneración de los artículos 139.2 y 139.3 de la


Constitución Política

15. El solicitante alega que el Auto 2 – Medida Cautelar ha sido emitido


en contravención de lo dispuesto en los artículos 139.2 y 139.3 de la
Constitución Política, por cuanto el presente proceso competencial,
más allá de su denominación formal, aborda la materia discutida en
el amparo subyacente y se pronuncia con afectación a sus derechos
fundamentales.

16. Así, el solicitante manifiesta que mantiene una relación jurídica


sustancial con la entidad demandada en el presente proceso
competencial, el Poder Judicial, y que, a pesar de que solicita su
apersonamiento a este proceso, precisa que de ello no se debe
desprender “que convalido o reconozco la competencia del Tribunal
Constitucional en esta fase, respecto de la demanda de amparo que se
sigue regularmente ante la citada Primera Sala Constitucional y
Social de la Corte Superior de Justicia de Lima, siendo que, por el
contrario, estimo que se ha desviado en el presente caso el
procedimiento establecido en la ley”.

17. El artículo 139.2 de la Constitución Política prescribe que “Ninguna


autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano
jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones”. Por su
parte, el artículo 139.3 de la Norma Suprema señala en su parte
pertinente que “Ninguna persona puede ser desviada de la
jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento
distinto de los previamente establecidos”.
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18. Los citados artículos de la Constitución Política, de igual manera que


las demás normas constitucionales, no pueden entenderse de manera
independiente o aislada del resto del Texto Constitucional, sino que
deben interpretarse sistemáticamente con las demás normas y
principios constitucionales.

19. Uno de los principios esenciales de nuestra Constitución Política es


el principio de separación de poderes, reconocido en su artículo 43, y
en función del cual se organiza la estructura y funcionamiento del
Estado, dividido en tres niveles de gobierno (nacional, regional y
local), y que divide a su vez al gobierno nacional en tres poderes y
diez organismos constitucionales autónomos.

20. Dentro de este esquema orgánico corresponde al Tribunal


Constitucional, conforme al artículo 202.3 de la Constitución
Política, “Conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones
asignadas por la Constitución, conforme a ley”. En el presente caso,
este artículo debe ser interpretado sistemáticamente con los citados
artículos 139.2 y 139.3, a fin de evitar aparentes contradicciones.

21. Ahora bien, la ley a la que hace referencia el citado artículo 202.3 de
la Constitución Política es el NCPCo, que forma parte del bloque de
constitucionalidad sobre la materia, y que estipula en su artículo 112
que la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional en los
procesos competenciales “Determina los poderes o entes estatales a
que corresponden las competencias o atribuciones controvertidas y
anula las disposiciones, resoluciones o actos viciados de
incompetencia”.

22. Por su parte, el primer párrafo del artículo 110 del NCPCo preceptúa
que:

El demandante puede solicitar al Tribunal la suspensión de la


disposición, resolución o acto objeto de conflicto. Cuando se
promueva un conflicto constitucional con motivo de una
disposición, resolución o acto cuya impugnación estuviese
pendiente ante cualquier juez o tribunal, este podrá suspender el
procedimiento hasta la resolución del Tribunal Constitucional.
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23. Como puede apreciarse, nuestro bloque de constitucionalidad ha


atribuido al Tribunal Constitucional la competencia para resolver los
conflictos competenciales, y determinar a quién corresponden las
atribuciones controvertidas. Esto es necesario para preservar el
funcionamiento del Estado de acuerdo con el principio primordial de
la separación de poderes. En consecuencia, nuestro sistema
constitucional ha determinado que el Tribunal Constitucional tiene
competencia para suspender la disposición, resolución o acto objeto
de conflicto competencial y para, posteriormente, declarar su nulidad,
en caso se determine que se encuentran viciados de incompetencia.

24. Por otro lado, el solicitante no ha sido desviado de la jurisdicción


predeterminada por la ley, ni sometido a procedimiento distinto de los
previamente establecidos, de acuerdo con lo establecido en el artículo
139.3 de la Norma Suprema.

25. En primer lugar, el proceso competencial ha sido predeterminado por


la propia Constitución Política como la vía para resolver
controversias entre entidades previstas constitucionalmente respecto
de sus competencias constitucionales. Luego, en tanto el solicitante
no puede ser parte de dicho proceso, tampoco puede ser desviado del
mismo.

26. En segundo lugar, el solicitante no está siendo sometido al presente


proceso competencial, porque no puede ser parte del mismo. Sin
embargo, esto no puede interpretarse en el sentido de que el
solicitante no deba someterse a la decisión de este Tribunal
Constitucional.

27. En la medida en que la sentencia que será emitida por este Tribunal
Constitucional para resolver el fondo de la presente controversia
garantizará la supremacía constitucional, el solicitante no puede no
estar sometido a esta. Sostener lo contrario implicaría que el
solicitante no se encuentra sujeto a la Constitución Política, y tal cosa
es imposible de argumentar lógicamente.

28. El presente proceso competencial no versa sobre la alegada


vulneración de los derechos fundamentales de los miembros
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inhabilitados de la Junta Nacional de Justicia, sino sobre las


competencias predeterminadas por la Constitución Política. Lo que se
decida en este proceso podría incidir en la esfera jurídica de terceros
con interés en el resultado del proceso, pero esto sería como
consecuencia de la correcta aplicación de lo dispuesto en la Norma
Suprema respecto de las competencias del Poder Judicial.

29. Cabe destacar que el solicitante no tiene un derecho fundamental a


que un órgano incompetente del Poder Judicial aplique en su caso
concreto una interpretación jurídica incorrecta e inconstitucional, y a
que la decisión emitida a partir de la misma sea irrevisable porque
resulte más favorable a sus intereses. Lo que habrá de determinarse
en el presente proceso competencial es justamente si el Poder Judicial
tenía competencia para emitir el pronunciamiento que favoreció al
solicitante, o no. Pero esta cuestión debe ser resuelta de conformidad
con el esquema de división de poderes previsto en la Constitución
Política, y no en función a los derechos fundamentales de una
persona, porque es una cuestión de naturaleza orgánica que involucra
el funcionamiento de nuestro sistema constitucional.

30. En ese sentido, el presente proceso competencial, al esclarecer las


competencias constitucionales del Poder Judicial respecto de la
revisión de los actos parlamentarios, servirá para determinar la
correcta aplicación del artículo 139.3 de la Norma Suprema al caso
concreto; es decir, si en el caso del solicitante y otros el amparo
subyacente era realmente la jurisdicción predeterminada por la
Constitución Política para cuestionar la actuación del Congreso de la
República, o no.

31. Así, en el presente caso, el Tribunal Constitucional no ha hecho más


que ejercer sus competencias constitucionales legítimas, pues la
Resolución 1, de fecha 22 de marzo de 2024, es el objeto de la
controversia competencial entre el Congreso de la República y el
Poder Judicial, y la entidad demandante ha solicitado su suspensión
como medida cautelar para asegurar que sus competencias
constitucionales exclusivas y excluyentes no sean vulneradas de
forma irreparable.
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32. Declarar la suspensión de la Resolución 1, de fecha 22 de marzo de


2024, se encuentra dentro de los alcances de lo dispuesto en el artículo
110 del NCPCo, que regula los procesos competenciales como norma
del bloque de constitucionalidad sobre la materia. Por tanto, no se
vulnera lo dispuesto en los artículos 139.2 y 139.3 de la Constitución
Política, por cuanto esta norma debe concordarse e interpretarse
sistemáticamente con el citado artículo 202.3 de la Constitución
Política, y los artículos del NCPCo que regulan los conflictos
competenciales, como el ya citado artículo 110.

33. En buena cuenta, este Tribunal Constitucional ha respetado lo


dispuesto en la segunda parte del primer párrafo del artículo 110 del
NCPCo, en tanto contempla que en el conflicto competencial
promovido con motivo de una resolución que estuviese pendiente
ante un juez o tribunal, este podrá suspender el procedimiento hasta
la resolución del Tribunal Constitucional.

34. Así, el Tribunal Constitucional ha dispuesto la suspensión de la


Resolución 1, de fecha 22 de marzo de 2024, porque es el acto
concreto sometido a su control que puede suspender en virtud de la
primera parte del primer párrafo del artículo 110 del NCPCo, pero ha
dejado a salvo el pronunciamiento que pueda hacer en vía de
apelación como segunda instancia la Sala de Derecho Social y
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República, de
conformidad con lo dispuesto en la segunda parte del primer párrafo
del artículo 110 del NCPCo.

35. Efectivamente, el Poder Judicial, a través de la Sala de Derecho


Social y Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la
República, tiene la oportunidad de pronunciarse sobre el recurso de
apelación presentado por el Congreso de la República, y resolver
conforme a los parámetros establecidos por la Constitución Política y
la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, o bien puede
voluntariamente decidir suspender su actuación hasta el
pronunciamiento final que se emita en el presente conflicto
competencial, conforme a lo dispuesto en la segunda parte del primer
párrafo del artículo 110 del NCPCo.
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36. En cualquiera de las situaciones descritas, se preserva la competencia


del Poder Judicial para actuar conforme a la Constitución Política y a
las leyes. Pero esto no quiere decir que sus decisiones sean
incuestionables o irrevisables por este Tribunal Constitucional como
supremo intérprete de la Norma Suprema, más aún si contienen vicios
competenciales que atenten contra nuestro ordenamiento
constitucional.

37. El solicitante sostiene en su escrito que no reconoce la competencia


de este Tribunal Constitucional para resolver el conflicto de autos, y
que se ha desviado el procedimiento establecido en la ley. Sin
embargo, tal afirmación implica un desconocimiento de los mandatos
constitucionales, pues la Norma Suprema ha otorgado a este Tribunal
Constitucional la atribución exclusiva de resolver los conflictos
competenciales entre poderes del Estado, de manera que, al conocer
el presente proceso, este Tribunal está ejerciendo sus propias
competencias para dar cumplimiento a un mandato constitucional. En
otras palabras, no es posible que el Tribunal Constitucional vulnere
el artículo 139.2 de la Constitución Política cuando actúa en el
ejercicio de sus competencias constitucionales.

38. Es pertinente recordar que este Tribunal ya se ha pronunciado


anteriormente sobre el control constitucional de resoluciones
judiciales a través del proceso competencial (cfr. Sentencia 00006-
2006-PCC/TC, Sentencia 00001-2010-PCC/TC y Sentencia 00003-
2022-PCC/TC), de manera que no se trata de una figura inventada o
forzada para el presente caso.

39. Como puede constatarse de la fundamentación del Auto 2 – Medida


Cautelar, el Tribunal Constitucional determinó su procedencia porque
la resolución cuestionada competencialmente ―la Resolución 1, de
fecha 22 de marzo de 2024― fue emitida para controlar actos
parlamentarios de contenido político emitidos en ejercicio de una
competencia exclusiva y excluyente del Congreso de la República; es
decir, en aparentemente contradicción con lo que este Tribunal
Constitucional ha dispuesto respecto de los mismos en la citada
Sentencia 00003-2022-PCC/TC como criterio competencial. Así,
para este Tribunal Constitucional no existe duda de que en el presente
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caso nos encontramos ante una cuestión competencial y, por tanto, no


puede existir interferencia posible.

40. Por las razones expuestas, no es correcto afirmar que la emisión del
Auto 2 – Medida Cautelar vulnera lo dispuesto en los artículos 139.2
y 139.3 de la Constitución Política.

Sobre la supuesta vulneración del artículo 139.14 de la Constitución


Política y del artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos

41. El solicitante asevera que el presente proceso vulnera su derecho de


defensa, reconocido en el artículo 139.14 de la Constitución Política,
el cual reconoce “El principio de no ser privado del derecho de
defensa en ningún estado del proceso”.

42. En relación con lo anterior, remarca que, al no haber sido oído por
este Tribunal Constitucional, el presente proceso vulnera su derecho
a ser oído, reconocido en el artículo 8.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, el cual establece lo siguiente:

Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. (Énfasis
agregado).

43. Conforme a lo desarrollado supra, el presente proceso no tiene por


objeto determinar los derechos y obligaciones del solicitante, que no
tiene legitimidad para ser parte del mismo. Por otro lado, conforme
lo dispone el artículo 202.3 de la Norma Suprema, el Tribunal
Constitucional es competente para conocer los conflictos de
competencia. En consecuencia, lo alegado por el solicitante no resulta
de aplicación al presente caso, porque no es parte del presente proceso
y su participación en el mismo no es un requisito ni constitucional ni
legal para la validez del mismo. Por tanto, no es posible que se
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vulnere su derecho de defensa o a ser oído porque se emitan


resoluciones al interior de este proceso sin su participación.

44. Cabe enfatizar que en el presente proceso se ha emitido el Auto 1-


Admisibilidad. Este tipo de auto, en cualquier proceso judicial, se
emite sin conocimiento de la parte demandada, pues el acto de
admisión de una demanda no vulnera, por sí mismo, ningún derecho
fundamental. Con mayor razón, la admisión de una demanda no
puede vulnerar los derechos de un tercero con interés en el resultado
del proceso ―más aún en un proceso competencial, donde no se
discuten derechos fundamentales, sino competencias
constitucionales―.

45. Este Tribunal Constitucional también ha emitido el Auto 2 – Medida


Cautelar, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 18 del
NCPCo, según el cual, atendiendo a los requisitos, se dicta la medida
cautelar “sin correr traslado al demandado”. Esta regla constituye una
excepción al derecho de defensa, y también fue aplicada a favor del
solicitante y otros por la Primera Sala Constitucional de la Corte
Superior de Justicia de Lima al emitir la Resolución 1, de fecha 22 de
marzo de 2024, que concedió la medida cautelar en el amparo
subyacente.

46. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha emitido el Auto 3 –


Reposición, que declaró improcedente el recurso de reposición
interpuesto por doña Luz Inés Tello de Ñecco contra el Auto 2 –
Medida Cautelar, por no ser parte en el proceso y no tener legitimidad
para interponer reposiciones. Dicho auto no tiene incidencia en los
derechos del solicitante.

Sobre el recurso de reposición planteado por el solicitante

47. Como primer otrosí, el solicitante plantea que, en caso fuera


desestimada la nulidad deducida, interpone recurso de reposición
contra el Auto 2 – Medida Cautelar, solicitando la nulidad del referido
auto por las siguientes razones:

(i) Alega que el auto impugnado vulnera su derecho constitucional


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a ejercer el cargo de miembro titular de la Junta Nacional de


Justicia, a pesar de que no tiene la calidad de parte ni de tercero
en el presente proceso.

Sostiene que todas las resoluciones que se expidan en este


proceso competencial pueden incidir únicamente en la esfera
jurídica del Congreso de la República, del Poder Judicial y,
eventualmente, de los terceros que hayan sido incorporados por
resolución expresa.

Al respecto, afirma que resulta aplicable supletoriamente lo


dispuesto en el artículo 155 del Código Procesal Civil, según el
cual, las resoluciones solo producen efecto en virtud de
notificación hecha con arreglo a ley. En consecuencia, el
solicitante esgrime que, como el auto impugnado no le ha sido
notificado, no puede producir ningún efecto jurídico sobre su
persona, y debe ser declarado nulo porque afecta su derecho a ser
miembro titular de la Junta Nacional de Justicia.

(ii) Aduce que el auto impugnado vulnera el artículo 139.2 de la


Constitución Política, que prescribe que ninguna autoridad puede
avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional ni
interferir en el ejercicio de sus funciones.

Sostiene que el referido auto constituye una interferencia en el


proceso de amparo seguido ante la Primera Sala Constitucional
de la Corte Superior de Justicia de Lima, por cuanto el Congreso
de la República, como parte demandada en dicho proceso, ha
interpuesto recurso de apelación contra la medida cautelar
concedida mediante la Resolución 1, de fecha 22 de marzo de
2024 ―emitida por la referida Sala y suspendida en sus efectos
por el Tribunal Constitucional en el presente proceso
competencial―.

Así, anota que mediante Resolución 3, de fecha 1 de abril de


2024, la citada sala concedió el recurso de apelación interpuesto
por el Congreso de la República sin efecto suspensivo, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 18 del NCPCo, el
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cual ordena que las medidas cautelares en los procesos de amparo


son concedidas sin efecto suspensivo.

48. Conforme a las razones desarrolladas supra, el solicitante carece de


legitimidad para ser incorporado en el presente proceso competencial,
de manera que su recurso de reposición resulta manifiestamente
improcedente.

49. Al respecto, este Tribunal Constitucional aprecia que las razones


expuestas por el solicitante son idénticas a las esgrimidas por doña
Luz Inés Tello de Ñecco en su recurso de reposición presentado con
fecha 30 de abril de 2024 contra el Auto 2 – Medida Cautelar. En tal
sentido, los fundamentos contenidos en el Auto 3 – Reposición, en el
cual se rechazan los argumentos esgrimidos por doña Luz Inés Tello
de Ñecco y su defensa para sostener su postura, resultan igualmente
pertinentes para rechazar los mismos argumentos que ahora utiliza el
solicitante para sostener similar postura. Sin perjuicio de esto, se
aprecia que el solicitante agrega nuevos argumentos que resulta
pertinente abordar.

50. El solicitante afirma que el Auto 2 – Medida Cautelar, al evaluar la


verosimilitud de la pretensión de la demanda, desconoce la
jurisprudencia establecida por este Tribunal Constitucional en la
Sentencia 00003-2022-PCC/TC, en cuyo fundamento 42 se
estableció que “si el acto parlamentario incide directamente en la
afectación de un derecho fundamental, entonces el control judicial del
acto político es plenamente válido”.

51. Sobre el particular, la verosimilitud de la pretensión en la medida


cautelar se sostuvo principalmente por la presunción de
constitucionalidad de los actos parlamentarios, pues las resoluciones
dejadas sin efecto mediante la Resolución 1, de fecha 22 de marzo de
2024, emitida por la Primera Sala Constitucional de la Corte Superior
de Justicia de Lima, dejaron sin efecto resoluciones legislativas
emitidas en ejercicio de una competencia constitucional exclusiva y
excluyente del Congreso de la República. En tal sentido, existe razón
suficiente para, sobre la base de un examen preliminar y sumario de
EXP. N.º 00004-2024-PCC/TC
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los actuados, considerar que se ha superado el requisito de


verosimilitud.

52. Por otro lado, el solicitante cuestiona las “declaraciones públicas de


algunos de los señores magistrados del Tribunal Constitucional” que
suscribieron el Auto 2 – Medida Cautelar, pues “se infiere que
sustentan su posición en que no se habría corrido traslado de la
solicitud cautelar ante la Primera Sala Constitucional de la Corte
Superior de Justicia de Lima a la parte demandante” (i.e. se refiere a
la parte demandante en el presente proceso competencial, y parte
demandada en el amparo subyacente: el Congreso de la República).
Asevera que esto carece de sustento, en virtud de lo dispuesto en el
artículo 18 del NCPCo.

53. Al respecto, el sustento argumentativo de una resolución se encuentra


en su propio texto, no en las declaraciones públicas de los
magistrados que las suscriben. La exigencia de la motivación escrita
de las mismas que exige el artículo 139.5 de la Constitución Política
no puede extenderse a actos que no son parte del proceso. La
vinculatoriedad de las resoluciones emitidas en un proceso, o su
debida motivación, no se encuentra supeditada o comprometida por
las opiniones personales o jurídicas posteriores de los magistrados
que las emitieron, como si tales opiniones fueran parte de la
resolución. En el presente caso, el citado argumento no forma parte
de la fundamentación del Auto 2 – Medida Cautelar.

54. El solicitante cuestiona también la referencia contenida en el Auto 2


– Medida Cautelar a la situación de un magistrado de la Primera Sala
Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que se
encuentra a la expectativa del resultado del proceso de ratificación
ante la Junta Nacional de Justicia. Sostiene que se ignora la
presunción de imparcialidad del citado magistrado, y que los
miembros de la Junta Nacional de Justicia tienen la obligación de
inhibirse en tales casos, de conformidad con el artículo 14.c de su ley
orgánica, Ley 30916.

55. Sobre el particular, este Tribunal Constitucional considera que el


citado argumento ignora que dicha razón no fue la única ni la
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CONGRESO DE LA
REPÚBLICA
AUTO 4 – REPOSICIÓN

principal para considerar superado el requisito del peligro en la


demora. La razón principal fue el riesgo de daño irreparable que se
generaría en nuestro sistema constitucional de división de poderes en
caso miembros inhabilitados de la Junta Nacional de Justicia, con
presunción de constitucionalidad del acto parlamentario que los
inhabilitó, nombraran, ratificaran y destituyeran a jueces y fiscales de
todos los niveles. Por lo demás, el citado magistrado es competente
para conocer el amparo subyacente interpuesto por todos los entonces
miembros de la Junta Nacional de Justicia, de manera que no era
posible que todos ellos se inhibieran de conocer la ratificación
respectiva.

56. Finalmente, el solicitante aduce que sorprende que se haya preferido


cautelar competencias abstractas del Congreso de la República y se
afecte sus derechos fundamentales, acogidos al interior de un proceso
de amparo ante el Poder Judicial, contrariando el principio pro
homine.

57. Justamente, lo que se debe cautelar en un proceso competencial son


las competencias constitucionales de las entidades previstas en la
Constitución. Como fuera precisado en el fundamento 36 del Auto 2
– Medida Cautelar “la dimensión estructural es la que resulta de
particular importancia en un proceso competencial, donde justamente
no se analizan vulneraciones concretas de derechos fundamentales.
En este tipo de proceso lo que se busca garantizar es el diseño
competencial establecido por nuestra Constitución Política como
norma suprema del ordenamiento, como garantía del principio de
separación de poderes, que constituye el mecanismo orgánico que
asegura la limitación del poder y, en consecuencia, sirve como una
salvaguarda de los derechos fundamentales tutelados por nuestra
Norma Suprema”.

58. Cuando el Tribunal Constitucional resuelve un conflicto


competencial no solo asegura la supremacía constitucional y la
división de poderes, sino que, indirectamente, tutela los derechos
fundamentales de todas las personas. Por tanto, resulta incorrecto
pretender que mediante un proceso de naturaleza abstracta ―aunque
se concretice en un acto particular― se priorice la tutela de los
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CONGRESO DE LA
REPÚBLICA
AUTO 4 – REPOSICIÓN

derechos fundamentales de una persona que no es parte del proceso.


Lo que se habrá de determinar en el presente proceso competencial
son las competencias constitucionales de dos poderes del Estado y,
en su caso, la forma en que se vienen ejerciendo dichas competencias.

Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú,

RESUELVE

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de reposición presentado por don


Aldo Alejandro Vásquez Ríos mediante el cual solicita que se admita su
apersonamiento al presente proceso competencial como partícipe en
calidad de tercero; que se declare la nulidad de todo lo actuado; que se le
notifique con la demanda, su escrito ampliatorio, y la solicitud de medida
cautelar; que se le conceda un plazo para contestar la demanda; que se
declare la improcedencia de la demanda interpuesta por el Congreso de la
República; y plantea reposición contra el Auto 2 – Medida Cautelar, de
fecha 23 de abril de 2024.

Publíquese y notifíquese.

SS.

MORALES SARAVIA
PACHECO ZERGA
GUTIÉRREZ TICSE
OCHOA CARDICH
HERNÁNDEZ CHÁVEZ

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