Talleres para La Experiencia DeDIos
Talleres para La Experiencia DeDIos
Talleres para La Experiencia DeDIos
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TALLERES PARA
LA EXPERIENCIA
DE DIOS
Elisa Calderón Aguilar, SMR
María Luisa García Núñez
Angelita Gómez Rubio
Donaciano Martínez Álvarez
José Luis Saborido Cursach, SJ
Dirección editorial
Francisco Javier Navarro
Edición
Herminio Otero
Diseño de cubierta
Carmen Corrales
Maquetación
Estudio SM
Eugenia Pannaría
Autores
Elisa Calderón Aguilar, SMR
María Luisa García Núñez
Angelita Gómez Rubio
Donaciano Martínez Álvarez
José Luis Saborido Cursach, SJ
© AECA 2017
© PPC 2 017
Parque empresarial Prado del Espino
Impresores, 2
28660 Boadilla del Monte (Madrid)
[email protected]
www.ppc-editorial.es
Caminos concretos
para una catequesis experiencial
El título Talleres para la experiencia de Dios es, por sí mismo, algo suges-
tivo. Y también algo pretencioso. Está en juego la misma experiencia de
Dios que cada uno de nosotros –y los mismos lectores y catequistas– ten-
gamos, y la pretensión de que sea posible provocar esta experiencia. A lo
largo de estas páginas intentaremos determinar exactamente el alcance de
este título y de esta pretensión.
La idea de unos “talleres para la experiencia de Dios” nace de un pro-
ceso de reflexión llevado a cabo a lo largo de varios años –desde el 2003
al 2008– en el seno de las Jornadas anuales de AECA (Asociación Española
de Catequetas), que fraguó en un texto “programático” en el que AECA
apostaba por un “nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy”: [AECA,
Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana, PPC, Madrid 20102.
Decíamos entonces:
“Frente al aprendizaje propio del ámbito escolar la iniciación cris-
tiana reclama un tipo de aprendizaje que afecta a toda la persona y
conlleva una renovación profunda de su ser. Estamos ante un tipo
de aprendizaje que ofrece oportunidades para probar, experimen-
tar, percibir con todos los sentidos el valor y el sentido de la fe en
Jesús y de la vida cristiana” (p. 49).
Una vez elaborado el marco teórico de este nuevo “paradigma”, quisi-
mos dar un paso más, tratando de elaborar caminos concretos para hacer
de la catequesis realmente un proceso “experiencial”.
Quizás, uno de los problemas fundamentales de la catequesis y de la
evangelización hoy es el de plantear y proponer una catequesis sin expe-
riencia creyente personalizada. Una catequesis sin fe, o al menos, sin experien-
cia religiosa es una falacia. De ahí la insistencia actual, en todos los ámbitos
y etapas de la catequesis, de un “primer anuncio” de la fe, un “primer anun-
cio” que no solo es un paso previo a la catequesis como tal, sino que acaece
permanentemente en el seno de la misma catequesis.
“Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no signi-
fica que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por
otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualita-
tivo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver
a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a
3
anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas
sus etapas y momentos” (Evangelii gaudium 164).
Y este fue entonces el proceso de nuestra reflexión en esos años y la
propuesta de elaborar, más en concreto, “talleres para la experiencia de
Dios” que formasen parte de este “nuevo paradigma” de la iniciación cris-
tiana.
Donaciano Martínez puso la primera piedra de este reto, señalando su
sentido, su pedagogía y algunos posibles caminos para esta experiencia. Y
cuatro catequetas y catequistas –Elisa Calderón Aguilar, smr, María Luisa
García Núñez, Angelita Gómez Rubio y José Luis Saborido Cursach, SJ–
intentamos concretarlo en los talleres que ahora os presentamos.
Con ello queremos ofrecer la posibilidad de que estos talleres estén pre-
sentes como lugares en los que vivir la experiencia de Dios en el interior
mismo del plan catequético y formando parte de sus programas de modo
que podamos llegar a una visión transformadora de la acción catequética
en la línea del nuevo paradigma de la iniciación cristiana. En la siguiente
introducción damos las claves que nos facilitarán esa tarea de modo que
nos ayude a vivir la experiencia reconocida, detenida, gustada y confesada
de encontrarnos con Dios.
4
introducción
1
AECA, Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana, PPC, Madrid 20102, 39.
5
hablar de Dios teniendo en cuenta los modos y lenguajes elocuentes para el
hombre y la mujer de hoy que habita la modernidad (tema que ha sido y
sigue siendo abundantemente tratado) o de leer la vida para descubrir el
paso de Dios por ella (haciendo una lectura creyente al modo de la meto-
dología antropológica); se trata de que la catequesis sea ámbito en el que
se viva, o mejor dicho, vivamos la experiencia de Dios.
Dicho de otra manera, que la catequesis sea lugar de inmersión progre-
siva en esa experiencia, de familiarización con esa vivencia, alcanzando así
un aprendizaje experiencial 2, que consiste en vivenciarla y capacitarnos
para vivirlo todo desde ella.
2
Ibíd., 49.
3
Ibíd., 47.
6
A la hora de presentar nuestra reflexión tenemos como referencia, en
principio, los jóvenes-adultos o si se prefiere, los adultos y jóvenes de hoy.
Más tarde, en la presentación concreta de los talleres, diversificaremos la
propuesta en niños, jóvenes, adultos y mayores.
Lo hacemos por coherencia con el criterio de que el prototipo de cate-
quesis de iniciación es el de adultos. Así se afirma en los mismos documen-
tos oficiales; y nosotros hemos pensado a partir de los jóvenes-adultos el
nuevo paradigma de iniciación dentro de cuyo diseño seguimos reflexio-
nando.
Experiencia de Dios
Nuestra reflexión recoge y responde a una concreta hermenéutica del tér-
mino “experiencia de Dios”. Al proponer que la catequesis sea una expe-
riencia de Dios, nos referimos a un tipo de experiencia que se caracteriza
negativamente por no depender de las noticias que otros, en este caso el
catequista, puedan darnos de Dios, sino que se caracteriza positivamente
por el conocimiento experiencial obtenido mediante el contacto vivido
con esa realidad.
“Para percibir, dice Juan Martín Velasco, la diferencia entre estas
formas de conocimiento basta comparar el conocimiento que se
pueda tener del amor por lo que otros han vivido y nos cuentan de
él o porque conozcamos los numerosos textos que ha producido su
estudio a lo largo de la historia, con el conocimiento que posee
quien ha tenido la dicha, conscientemente vivida, de ser amado y
amar personalmente.”
La “experiencia de Dios” equivale, pues, a encontrarse con Dios en la
única forma que es posible al hombre ese encuentro; a saber, partiendo de
la ley original de que en esta relación Dios es quien tiene la iniciativa (y
tenemos que añadir que esa iniciativa Él la tiene siempre y con todos) y de
que nosotros lo que podemos hacer es dejarnos tocar por Él.
En este sentido se trata de “un saber patiens”. En el enfoque de la cate-
quesis que estamos planteando lo que proponemos es que la catequesis
puede y debe facilitar a otros las condiciones para que puedan dejarse to-
car por esa Presencia.
Es cierto que esta experiencia puede suceder como un acontecimiento
inesperado y, al menos aparentemente, no preparado; pero en el contexto
de nuestra tarea de iniciación y en la perspectiva de la pedagogía que in-
tentamos exponer, es una experiencia a cultivar que puede tener un pri-
mer momento “de tanteo”, que puede pasar de oscuridad-clara hacia
7
clara-oscuridad hasta llegar a que, ejercitada por una práctica prolongada,
produzca en quien la realiza una cierta connaturalidad, una relación con
Dios que podemos llamar familiar y que, además, tiene el carácter de ser
gozosa. Nos parece fundamental subrayar este aspecto, que ha de ser te-
nido bien en cuenta a la hora de plantear los talleres: se trata de una expe-
riencia que debe ser entendida en clave de disfrutar.
Como no nos referimos a ninguna experiencia extraordinaria de Dios
en algún momento especial sino a la sencilla presencia lograda en el reco-
rrido catequético, no podemos olvidar el camino procesual del encuen-
tro con Dios.
Las características de esta experiencia procesual se derivan de dos ele-
mentos interactivos: por una parte esa realidad radical, que bien llamamos
Dios, es trascendente y a la vez inmanente con una presencia-para-nosotros
activa como existencia en acto de manifestarse, comunicarse, entregarse y
requerir respuesta; por otra parte, nuestra realidad, nosotros los humanos,
somos sujetos capaces de acoger y de entablar con ella mutuo influjo.
Dios es el totalmente Otro, pero presente en esta realidad, en el corazón
de las personas y, para nuestra Tradición cristiana –no dejemos esta origi-
nalidad nuestra en la penumbra o en el olvido–, lo está de modo singular,
originalmente único, en Jesús de Nazaret.
Cualquier paso para el encuentro de esa presencia que nos proponga-
mos dar o cualquiera de las pedagogías que deseemos ofrecer a otros para
posibilitárselo, cuenta con que todos esos momentos están precedidos por
el paso previo de Dios por la persona.
Ahora bien, demos también por hecho que ese paso previo de Dios ya
está dado, porque –como dice Raimon Panikkar– “no hay escisión del ser
del hombre con el Ser de toda realidad...”; la realidad es su locus inma-
nente; la trascendencia reside en el corazón mismo de las cosas. Por ello, a
la advertencia escuchada de tener en cuenta esa ley de la precedencia de
Dios, hemos de añadir la afirmación de que toda persona es capax Dei [ca-
paz de Dios], como decían los clásicos de la teología medieval, en la medida
que lo reconocemos como fundamento y origen, consistencia y horizonte.
Precisamente es esa capacidad la que lo hace verdaderamente humano.
No se es ser humano por ser un animal racional, según afirmaba una vieja
definición. Vestigios de inteligencia pueden encontrarse, en distintas medi-
das, en los animales. Lo que hace al hombre “hombre” es su capacidad de
apertura a la trascendencia. Los animales no hacen la experiencia de Dios.
Abierto queda el misterio del porqué unas personas parecen más despeja-
das que otras para esa experiencia.
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Esa experiencia tiene el sabor de perder pie en uno mismo y llegar al
manantial del que procede el curso de la propia vida y entrar en relación
con ese fondo de nosotros mismos, que para nosotros es con una única y
total plenitud el fondo del ser de Jesús.
Finalmente es necesario dejar claro que, cuando hablamos aquí de expe-
riencia de Dios nos referimos al tipo experiencia del que habla Juan Martín
Velasco, como “experiencia de Dios bajo la forma de sentimiento intenso
de su presencia”. En nuestra propuesta matizamos este tipo formulándolo
en una tonalidad más sencilla tomando el enfoque de Teresa de Jesús: sen-
tirse en relación con Dios (ella, desde su experiencia de Dios en Cristo dirá
literalmente: “estar cabe mi Cristo”).
También asumimos otro tipo de experiencia de Dios por él presentado:
“las experiencias de Dios en medio de la vida”, pero ubicándolas en el
ámbito de nuestro propósito. Lo decimos porque, al suceder esas experien-
cias en el mismo dinamismo del vivir, teniendo en cuenta el ángulo de
nuestra aproximación al tema, lo que en el taller podemos hacer es revivir
como llamarada la brasa entonces sentida o encender la llama para descu-
brirla y aprender a sentirla luego en la vida ordinaria como mística de la
cotidianidad, soplada no solo por el Espíritu sino por las condiciones crea-
das en el taller.
Lo que nosotros intentamos es evocar esas realidades de la vida y, al
hacerlo en la catequesis, alcanzar la orla de ese Sujeto que está al fondo de
ellas mismas, y está en medio de ellas, por delante y hacia delante; dar el
salto a esa realidad fundamental que está ahí y llamamos Dios; o, dicho de
otra manera, dejarse allegar a la raíz última alcanzando el fondo del pro-
pio pozo.
Lo que buscamos con una catequesis taller de experiencia de Dios no es
leer que Él es el fondo de la realidad sino vivir la experiencia reconocida,
detenida, gustada, confesada de encontrarnos con Él.
9
por el paneconomicismo imperante, envolvente y casi delirante, que ge-
nera un eclipse cultural de Dios 4 del que, a veces, se ve liberado por un
resto religioso (religante). Resto que perdura como pequeño reducto intan-
gible; que, como balsa micro-ambiental, flota en el vasto océano de la se-
cularidad; que tiene brotes en la cultura emergente; o al que, en ocasiones,
alguien se ve llevado por el viento del Espíritu, que “sopla donde quiere.”
Es a este sujeto y no a otro, al que, en cuanto catecúmeno, se dirige
nuestra propuesta. Es a esta mujer, a este hombre de hoy –que quizá él
mismo ignora muchas veces qué sentido tiene la vivencia a la que invita-
mos– al que hay que ofrecer caminos, modos, propedéutica, pedagogía...
que le permitan vivir una experiencia de Dios durante el tiempo mismo de
la catequesis, es decir, en el acto mismo de la catequesis.
De todos modos lo que deseamos afirmar en este punto es el reconoci-
miento práctico de que la mujer y hombre de hoy son sujetos capaces de esa
experiencia y que a nosotros nos toca en suerte la apasionada aventura
apostólica de ser lo enviados a hacerles la propuesta y facilitarles el camino.
Claves fundamentales
Es verdad que a Dios se le puede encontrar en todas partes: ¡hasta en los
pucheros, decía Teresa! Decimos que está en la raíz de la realidad, en el
corazón de las personas. Para nosotros, está con una solidaridad especial
en el rostro de los desfigurados de la tierra; y está con una original pleni-
tud en Jesús (tiene en él el carácter de total plenitud de Dios mismo en la
visibilidad posible de rostro humano).
El mismo Jesús nos dice que su presencia es la del Padre de todos, bue-
nos y malos, siempre presente saliendo al encuentro en toda circunstancia
y que basta buscarle con corazón limpio para encontrarlo; ¡bienaventura-
dos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios!
Sí, Dios está aquí, ahora y así, aunque no lo sepamos, y las personas es-
tamos también ahora expuestas a esa presencia. También es verdad que
podemos instalarnos en formas de existencia que nos alejan más que acer-
carnos o que incluso nos impiden llegar a esos niveles de profundidad e
intensidad humanas donde puede suceder el encuentro porque la expe-
4
“Oscurecimiento de la luz del cielo, eclipse de Dios, eso es de hecho lo caracterís-
tico de la hora del mundo en que vivimos”. M. BUBER, Eclipse de Dios, Galatea-Nueva
visión, Buenos Aires, 1970, 25.
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riencia de Dios sucede en los más profundo del alma, en lo más profundo
de nuestro ser.
Siendo esto así, necesitamos presupuestos, predisposiciones, preámbu-
los existenciales, que consisten en formas de vida compatibles con esa ex-
periencia y en condiciones favorables para iniciarnos en ella. Igualmente
otros pueden ayudarnos a vivirla o nosotros podemos favorecer que otros
la vivan; así lo haremos si creamos climas donde las dificultades (ocasiona-
das por entornos de fuera o tomas de postura de dentro) se modifiquen, se
superen y donde aparezcan oportunidades para vivir esa experiencia y re-
conocerla sabiendo siempre que, solo si tú y yo consentimos libremente en
exponernos a esa presencia, el encuentro se hará posible.
Propicio será que nos adentremos y guiemos a otros para que ellos mis-
mos puedan adentrarse en ejercicios que predispongan positivamente para
llegar a esa experiencia, que la despierten, que la alimenten, que la re-
creen; sobre todo, en la finalidad de nuestra reflexión, hemos de proponer-
los para que se inicien aquellos que están en proceso de ser creyentes por-
que, para creer, no es suficiente con la creencia, con aceptar la afirmación
de Dios, sino que es necesario tener la experiencia de Dios.
Al insistir tanto en la necesidad de los talleres, no queremos decir que en
la catequesis no haya que dedicar tiempo a “hablar de Dios” (por la dimen-
sión noética de la fe y también por razones pedagógicas), sino que hemos de
introducir en el acto vivo mismo de la catequesis la experiencia de Dios.
Los maestros en el tema nos hablan de lugares, medios y ocasiones para
hacernos los encontradizos con Dios. Vamos ahora a presentar esos varios
vericuetos que, siguiendo la alegoría de san Juan de la Cruz, trepan riscos
y trochas del Monte Carmelo, y que llamamos pedagogías, para hacer de
nuestras catequesis talleres que sean “locus teologal”, lugares donde
aproximarse, tantear, vivir y gustar la experiencia de Dios mediante una
pedagogía iniciática de esa experiencia. Cada pedagogía será presentada
como un taller concreto dentro de la visión unitaria de la catequesis como
“taller de talleres de experiencia de Dios”
Hemos elegido seis pedagogías, que es número suficiente, bien enten-
dido que esta seisena no cierra ni agota en absoluto la oportunidad de tal
encuentro. Podrían ser otras muchas y distintas a las que presentamos.
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qué taller, y cuándo y cómo es el que ha de ser empleado o qué fusión de
talleres es el conveniente para el momento de la vida de los destinatarios.
Acompañamiento
Estos talleres se dirigen más a la persona concreta, individual, que al grupo
como tal, aunque muchas veces sea necesario el apoyo del mismo grupo.
Para que la experiencia, por tanto, pueda ser verdaderamente completa, es
conveniente que cada participante pueda tener su propio acompañante.
Se hace necesario, de algún modo, que el o la guía del proceso, en este
caso, sea realmente un “tutor” acompañante, ejerciendo las funciones de
“mayeuta” (dar luz lo que se va viviendo dentro) y “propedeuta” (propor-
cionar los medios para que la experiencia sea posible) 5, además y sobre
todo, de acompañante personal en su proceso interior.
Nadie abre la puerta de la que no tiene la llave y solo se hace un verda-
dero regalo con aquello con lo que se disfruta. Solo un maestro, un gurú,
un rabí, puede ser guía en esta experiencia. Solo “el solidariamente capaci-
tado para ello”, dice Panikkar, puede mostrar los caminos de la experien-
cia. Con temor y temblor debemos preguntarnos sobre esa capacidad que
exige haber tenido, mejor, tener en acto, la misma experiencia de Dios que
queremos que el sujeto, a su modo, descubra.
Cuaderno personal
Por eso, es aconsejable, como ayuda, que cada participante pueda escribir
sus propias notas en su Cuaderno personal, donde pueda ir expresando
sus reflexiones y sentimientos, casi a modo de diario.
Esto facilitará también la labor del acompañamiento, pues los distintos
momentos del proceso del taller pueden estar distanciados unos de otros.
Temporalización
El peligro de convertir el taller en catequesis es permanente. La cateque-
sis, normalmente, se realiza en el espacio de una hora semanal. Sin em-
bargo, desde el punto de vista de una iniciación cristiana integral, más ex-
periencial que cognitiva, el taller complementa muchos de los procesos de
5
Cfr. AECA, Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy, PPC, Madrid
20102, pp. 59-60.
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la catequesis, como una especie de río subterráneo que va fluyendo bajo el
proceso catequético como tal. De ahí que no sea necesario –y a veces ni
conveniente– que los distintos momentos del taller se realicen consecuti-
vamente, como haríamos en la catequesis.
Esos momentos pueden estar separados unos de otros en el tiempo y no
proponerse como una actividad especial sino, en todo caso, como una ac-
tividad personal o del grupo, más allá de la hora semanal y en la sala de
catequesis.
El papel del acompañante es “seguir el hilo” del proceso del taller, cons-
ciente de cuándo y cómo propone determinada actividad o experiencia, y
“seguirle la pista” al grupo y a cada participante, en la “trama” de cada
uno de los talleres.
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Índice
Presentación: Caminos concretos
para una catequesis experiencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Introducción: Una iniciación cristiana experiencial . . . . . . . . . . . . . 5
1. Marco base de comprensión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Opción por lo iniciático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Una experiencia en el proceso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Los sujetos de la experiencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Experiencia de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
La experiencia de Dios vivenciada hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2. Pedagogías para los talleres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Claves fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Los seis talleres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
3. Algunas notas previas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Acompañamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Cuaderno personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Temporalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Orden de los talleres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
TALLER 1
EL SILENCIO DE LA VIDA
Claves generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1. Jóvenes, adultos y mayores
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Primer momento: Experiencias de observación
de la realidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Segundo momento: Los ruidos, lo profundo y el amor . . . . . . 18
Tercer momento: Personalizando la experiencia . . . . . . . . . . . 19
Jóvenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Mayores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 20
243
2. Desarrollo del taller
Ambientación: Ruidos en la ciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Primer momento: Experiencia de observación
de la realidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
1. Ver y oír . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2. En contacto con la naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Segundo momento: Los ruidos, lo profundo y el amor . . . . . . 22
1. Una parábola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2. Dos canciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Tercer momento: Personalizar la experiencia . . . . . . . . . . . . . 26
Jóvenes y adultos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Una ficha sobre la propia personalidad . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Mayores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
1 Retrato de mi vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2. La caja de los recuerdos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
3. Otra canción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Cuarto momento: Encuentro con uno mismo.
Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Jóvenes, adultos y mayores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
1. Llenar el silencio con la propia vida . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2. Nuestro yo más profundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2. Niños
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Primer momento: Un mundo de ruidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Segundo momento: Los ruidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Tercer momento: El valor del silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Cuarto momento: Me gusta hacer silencio . . . . . . . . . . . . . . . 35
Quinto momento: Quién habla en el silencio.
Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
2. Desarrollo del taller
Ambientación: La ciudad del ruido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Primer momento: Un mundo de ruidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
244
Segundo momento: El valor del silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1. Juego de los ruidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2. Los “ruidos” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3. Un acto de “protesta” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Tercer momento: Me gusta hacer silencio . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1. ¿Me gusta el silencio? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
2. Utilizar el silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Cuarto momento: Pero ¿quién habla en el silencio?
Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1. El silencio del cuerpo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
2. El silencio del yo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
TALLER 2
ESTO NO ES TODO
Claves generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
1. Adultos
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Primer momento: Las “cosas” no lo son todo . . . . . . . . . . . . . . 46
Segundo momento: Hay otros valores que no son materiales . 46
Tercer momento: Otros han llegado más allá . . . . . . . . . . . . . 47
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 48
2. Desarrollo del taller
Ambientación: Lo que ven las personas mayores . . . . . . . . . . . 48
Primer momento: Las “cosas” no lo son todo... . . . . . . . . . . . . 49
1. Una tertulia con refranes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
2. Quitarnos las cosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
3. La historia de las cosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Segundo momento: Hay otros valores que no son materiales . 51
1. Momentos de felicidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
2. Todo un fin de semana austero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
3. Una canción: Hay que vivir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
4. Cuando todo se acaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
245
Tercer momento: Otros han llegado más allá . . . . . . . . . . . . . 54
1. Ignacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
2. Etty Hillesum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 57
1. Momentos de interioridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
2. Tertulias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
3. Un poema: Un hombre pregunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
2. Jóvenes
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Primer momento: Las “cosas” no lo son todo . . . . . . . . . . . . . 64
Segundo momento: Hay otros valores que no son materiales . 65
Tercer momento: Una vida misteriosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 65
2. Desarrollo del taller
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Primer momento: Las “cosas” no lo son todo... . . . . . . . . . . . . 66
Quitarnos las cosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Segundo momento: Hay otros valores que no son materiales . 66
1. Una tarea que realizar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
2. Una casa que cuidar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
3. Una comida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
4. Un “finde” de marcha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Tercer momento: Una vida misteriosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
1. Un testimonio interpelante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2. Otros han llegado más allá… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 67
1. Actitudes y sentimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2. Un poema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
246
3. Niños
1. Itinerario pedagógico
Primer momento: Las cosas no son todo… . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Segundo momento: Hay otros valores
más allá de lo material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Tercer momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 69
2. Desarrollo del taller
Primer momento: Las cosas no son todo... . . . . . . . . . . . . . . . 69
1. Un libro y película: Charlie y la fábrica de chocolate . . . . 69
2. Una historia: Las tres canicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Segundo momento: Hay otros valores
más allá de lo material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
1. La necesidad del entorno familiar . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
2. Descubrir el valor de la alegría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
3. Los colores de la amistad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
4. El valor de descubrir las cosas bien hechas . . . . . . . . . . . 77
Tercer momento: Hacia lo trascendente . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
1. El rito del acostarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
2. Historias para dar el salto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
El rito de los indios Cherokee . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
El niño que tocaba Mambrú se fue a la guerra . . . . . . . . 79
3. Cuando las cosas fallan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
TALLER 3
AL FONDO DE TUS EXPERIENCIAS
1. EL AMOR
Claves generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
El taller
1. Jóvenes, adultos y mayores. El “diario del amor”
1. Itinerario pedagógico
Primer momento: El amor visto desde fuera . . . . . . . . . . . . . . 89
Segundo momento: ¿Cómo amo yo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
247
Tercer momento: ¿Cómo ha pasado por mí el amor? . . . . . . . . 90
Cuarto momento: ¿Es posible el amor pleno? . . . . . . . . . . . . . 90
Quinto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 90
2. Desarrollo del taller
Primer momento: El amor visto desde fuera . . . . . . . . . . . . . . 91
1. Lo que algunos dicen sobre el amor . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
2. Diario del amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
3. Debate sobre el amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Segundo momento: ¿Cómo amo yo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
1. Cómo es mi manera de amar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
2. Un amor en concreto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Tercer momento: ¿Cómo ha pasado el amor por mí? . . . . . . . . 100
1. Las cosas de casa... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Un poema: Siempre la casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Una canción: Esta será mi casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
2. Historias de amor y desamor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
3. El amor es... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Cuarto momento: ¿Es posible el amor pleno? . . . . . . . . . . . . . 103
1. Un canto al amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
2. ¿Hasta dónde eres capaz de amar? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
3. Amores plenos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
4. Salir a la calle… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Quinto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 106
1. ¿Es posible amar, o vivir, sin haber sido amado? . . . . . . . 106
2. Un contrapunto: Síntesis de una película . . . . . . . . . . . . . 106
3. Un tiempo para la interioridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
2. Niños
1. Los amigos
1. Itinerario pedagógico
Primer momento: La verdadera amistad . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
Segundo momento: ¿Soy un verdadero amigo? . . . . . . . . . . . . 111
Tercer momento: Los amigos nos ayudan a crecer . . . . . . . . . 111
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 112
248
2. Desarrollo del taller
Primer momento: La verdadera amistad . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
1. Un relato sobre la amistad: El gusano y el escarabajo . . . . 113
2. El trofeo de la amistad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Segundo momento: ¿Soy un verdadero amigo? . . . . . . . . . . . . 115
Un texto adaptado: El canto a la amistad . . . . . . . . . . . . . . 115
Tercer momento: Los amigos nos ayudan a crecer . . . . . . . . . 117
1. Mis amigos y yo. El “sociograma” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
2. Historias de amigos: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
3. Cuando fallan los amigos… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 118
1. El modo de reaccionar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
2. Dios va de incógnito… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
3. Un poema de Gloria Fuertes: Un hombre pregunta . . . . . . 119
4. Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
2. La familia
1. Itinerario pedagógico
Primer momento: Mi familia me quiere . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Segundo momento: Cómo quiero yo a mi familia . . . . . . . . . . 120
Tercer momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 121
2. Desarrollo del taller
Primer momento: Mi familia me quiere . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Película o cuento: Pinocho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Segundo momento: Cómo quiero yo a mi familia . . . . . . . . . . 126
1. Un relato: La factura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
2. La factura de mi familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Tercer momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 128
1. Quién te quiere más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
2. Una carta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
3. Globos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
4. Silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
249
2. LA EXPERIENCIA DEL “TÚ”
250
2. Niños
1. Itinerario pedagógico
Primer momento: El rincón de la música:
yo soy una persona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Segundo momento: Los demás también son personas . . . . . . . 143
Tercer momento: El rincón de los antepasados:
somos “nosotros” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Cuarto momento: El rincón de la intimidad:
una familia humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Quinto momento: El rincón de la humanidad:
hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
2. Desarrollo del taller
Primer momento: El rincón de la música:
yo soy una persona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Canciones: El niño robot . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Segundo momento: Los demás también son personas . . . . . . . 146
1. El rincón de las personas:
El árbol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Para qué sirve… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
2. El rincón del cuento: La justicia del rey . . . . . . . . . . . . . . 148
3. El rincón de las etiquetas: Los prejuicios . . . . . . . . . . . . . 149
Tercer momento: El rincón de los antepasados
(Somos “nosotros”) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Cuarto momento: El rincón de la intimidad;
una familia humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Quinto momento: El rincón de la humanidad:
hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
1. Un poema: Tantas caras, tantos cuerpos… . . . . . . . . . . . . 151
2. Una canción: Somos ciudadanos de un mundo… . . . . . . . . 152
3. LA EXPERIENCIA DE ALEGRÍA
Claves generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
1. Jóvenes, adultos y mayores
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
251
Primer momento: La alegría colectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Segundo momento: Mi alegría personal . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Tercer momento: Una alegría plenamente humana . . . . . . . . . 156
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 157
2. Desarrollo del taller
Ambientación: Textos y canciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Primer momento: La alegría colectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
1. La fiesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
2. La convivencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
3. La risa, la alegría, el gozo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Segundo momento: Mi alegría personal . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
1. Testimonios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
2. Autobiografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Tercer momento: Una alegría plenamente humana . . . . . . . . . 170
1. Sentirnos juntos y vivirlo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
2. Mirando las estrellas: “Somos todo” . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 175
1. Alguien me invita a ser feliz, a pesar de todo . . . . . . . . . . 175
2. Entrevista a una persona creyente . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
3. Un tiempo de meditación: La fuente . . . . . . . . . . . . . . . . 176
4. Sin final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
2. Niños
Nota previa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
1. Itinerario pedagógico
Ambientación: Un cuento (El trenecillo rosa) . . . . . . . . . . . . . . 178
Primer momento: La alegría colectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Segundo momento: Testimonios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Tercer momento: Una alegría plenamente humana . . . . . . . . . 179
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 180
2. Desarrollo del taller
Ambientación: “El trenecillo rosa” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
252
Primer momento: La alegría colectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
La fiesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
“El álbum de las fiestas” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
La convivencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Observamos nuestra casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Escenificaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Segundo momento: “Testimonios” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Tercer momento: Una alegría plenamente humana . . . . . . . . . 188
Cuarto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 189
253
3. Pasando a la acción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
4. Preguntas sin respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
Tercer momento: La propia culpa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
1. La “limosna espiritual” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
2. Descubre tus propias “heridas” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Cuarto momento: Al mundo le salen granos . . . . . . . . . . . . . . 206
1. La convivencia humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
•E l matrimonio o la pareja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
•E l grupo de amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
•E l grupo de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
•E n la evangelización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
2. No somos inocentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
Quinto momento: Un caos de contradicciones . . . . . . . . . . . . 212
Mi contradicción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212
Sexto momento: Amor y puente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
1. Preguntas pendientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
2. “Al otro lado del río” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
3. Los que han encontrado una luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
1. Nelson Mandela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
2. Gandhi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217
3. Los monjes de Tibhirine . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
4. En nuestro entorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
5. “Herramientas” para el perdón: Yo, ¿qué haría? . . . . . . . 222
Séptimo momento: ¿Hay algo más? Hacia la trascendencia . . . 222
1. Un mundo sin Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
2. Un mundo con Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224
3. Más allá de mí mismo y de la historia . . . . . . . . . . . . . . . . 226
254
2. Niños
1. Itinerario pedagógico
Ambientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
Primer momento: De la ilusión a la frustración . . . . . . . . . . . . 228
Segundo momento: De la unión a la separación . . . . . . . . . . . 228
Tercer momento: Aceptaciones y rechazos . . . . . . . . . . . . . . . 228
Cuarto momento: El amor y el perdón se abrazan . . . . . . . . . . 229
Quinto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 229
2. Desarrollo del taller
Ambientación: “El niño y los clavos” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
Primer momento: De la ilusión a la frustración . . . . . . . . . . . . 230
1. Un partido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 230
2. Una carrera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 230
3. Un juego de construcciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
Segundo momento: De la unión a la separación . . . . . . . . . . . 231
Las peleas: “Un cómic de reporteros” . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
Tercer momento: Aceptaciones y rechazos . . . . . . . . . . . . . . . 233
El buzón de mis secretos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Cuarto momento: El amor y el perdón se abrazan . . . . . . . . . . 234
Solucionar los problemas y conflictos:
Asamblea en la selva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
Quinto momento: Hacia la trascendencia . . . . . . . . . . . . . . . . 236
1. Soy querido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
2. Otras realidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
3. Existe alguien que perdona siempre . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
4. Celebración del banquete del perdón . . . . . . . . . . . . . . . . 237
255
Didajé
256