Geopol Tica Globalizaci N y Armadas 1716342154

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Boletín del Centro Naval 862

2 ENE / JUN 2024

GEOPOLÍTICA,
GLOBALIZACIÓN Y
ARMADAS: UNA RELACIÓN
INDISPENSABLE
Magíster Juan Battaleme

El portaaviones
HMS Queen Elizabeth
rumbo a Asia
IMAGEN: GARETH FULLER/PA
WIRE/DPA GARETH FULLER/PA WIRE/DPA
BCN 862 3

I Juan Battaleme es Se-


cretario de Asuntos Inter-
Dos preguntas rodean las discusiones estratégicas actuales en un contexto de renovada nu- nacionales de la Defensa
(MINDEF). Es Magíster
clearización. La primera es acerca de la funcionalidad de la coerción económica como ins- en Ciencias del Estado
trumento de guerra. La segunda es sobre la factibilidad de una guerra limitada entre los (UCEMA) y Magíster en
Relaciones Internaciona-
EE. UU. y China. Mientras la política internacional se desliza por la pendiente resbaladiza les (FLACSO).
de la confrontación cuanto más nos adentramos en el siglo xxi, aparece una tercera: ¿podrá Asimismo, es profesor de
la humanidad evitar una «tercera» guerra mundial? Política Internacional es-
pecializado en seguridad
internacional e institucio-
Esas consideraciones fueron discutidas recientemente en el Naval War College en ocasión nes internacionales. Se
desempeña como inves-
de la tercera y última conferencia sobre los cien años del fallecimiento de Sir Julian Corbett tigador en la ESG y como
(1854-1922). Abogado e historiador inglés, dedicó su vida adulta a entender el rol de la docente de posgrado en
asuntos internacionales.
estrategia naval en la gran estrategia británica y cómo eso se trasladó a la identidad de la Es becario Fulbright
Armada Real, pilar militar del imperio. (EE. UU.), becario Che-
vening (RUGB) y becario
de la National Defense
Este estratega vio cómo la combinación de la transición internacional y la transformación University, EE. UU.
Escribió artículos sobre
tecnológica afectó al imperio en la etapa donde su influencia y su poder comenzaban a ser política internacional y
puestos a prueba por el imperio ruso, el japonés y el alemán, y que desembocó en la Primera seguridad internacional.
Es columnista en medios
Guerra Mundial. nacionales e internacio-
nales y profesor en la
Escuela de Guerra Naval
Como asesor del almirantazgo, ayudó a conformar las ideas de coerción económica que lle- y Aérea..
varía a la práctica la Armada Real —una vez desatada la Primera Guerra Mundial— y que
afectaría a las cadenas de abastecimiento alemanas.

Ni la República Argentina, cercana al Reino Unido en ese entonces, quedó exenta de esta
situación cuando, patrullando el Atlántico Sur, la Armada británica capturó el buque mer-
cante Presidente Mitre, sospechado de transportar mercancías para Alemania, tal como lo
describe Archibaldo Lanús en su libro Aquel Apogeo.

Este accionar sería emulado más tarde, en la Segunda Guerra Mundial, por la Armada esta-
dounidense en el Océano Pacífico para destruir las capacidades logísticas navales japonesas
en ese océano y por la Kriegsmarine alemana, de forma fallida, en la batalla del Atlántico.

En la conferencia antes citada, se destacó que en la actualidad la competencia se encuentra


definida por un poder naval (EE. UU. —centro de una red naval transatlántica y transo-
ceánica—) y una potencia continental (China), que intenta desafiar el statu quo existente,
primero en el Indo-Pacífico y, dependiendo de cómo resulte esa competencia, en todo el
mundo. Esta potencia intenta crear una red similar con iniciativas de distinto tipo, pero el
volumen y la fortaleza de la red occidental es mayor, al menos por ahora.

Dos conceptos resultan útiles para responder las preguntas presentadas al comienzo de este
artículo. El primero es el de «flota en potencia». La mejor forma de disuadir en un contexto Sir Julian Corbett (1854-1922)
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preponderantemente marítimo es disponiendo de los medios navales necesarios, dispersos


estratégicamente, pero con la capacidad de concentrarse de manera tal de negarle a un con-
trincante sus objetivos militares.

Eso representan el AUKUS y el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (QUAD), ya que su-


man unidades navales que están lo suficientemente dispersas para evitar un «Pearl Harbor»
inhabilitante, pero con la capacidad de responder militarmente y de provocar un efecto
específico sobre las líneas de comunicación naval de China en caso de que decida lanzar un
ataque sobre Taiwán.

El segundo es el uso del bloqueo como elemento de estrangulamiento comercial que afecta
las extensas líneas de comunicación naval de las que depende el gigante asiático. Beijing
puede ejecutar una maniobra de bloqueo de cercanía sobre Taiwán e inclusive sobre Japón
en caso de una crisis mayor, pero la respuesta occidental no se haría esperar poniendo en
juego un bloqueo naval a distancia, posiblemente para obligar a la armada de China a buscar
romper el cercamiento si la estrategia de asfixia comienza a dar resultados.

La llamada Ruta de la Seda es más amistosa con China en su capítulo terrestre que en el
naval, donde es más vulnerable. La combinación de una flota dispersa pero capaz de concen-
trarse con la capacidad de «pegar en el bolsillo» permitiría una respuesta afirmativa a ambas
preguntas. Sin embargo, el statu quo favorable a Occidente no se encuentra garantizado.

La globalización La guerra de Ucrania, sumada a la habilidad diplomática y comercial china, le permite ac-
expande horizontes y ceder a recursos energéticos a precio de descuento; es el actor central en la Organización de
riqueza, mientras que Seguridad y Cooperación de Shanghái; comienza a desarrollar inversiones en Afganistán y
a tener una línea de diálogo fluida con los talibanes, y un rol claro en las negociaciones entre
la geopolítica posibilita Arabia Saudita e Irán, consolidando su posición continental.
o bloquea accesos. La
política internacional es En este contexto, MacKinder y su teoría del «corazón de la Tierra» (heartland) parecen
el resultado del equilibrio cobrar una vigencia inusitada al mostrar la relevancia del «creciente interno», donde China
tracciona al «área pivote» bajo sus propios intereses.
entre ambas fuerzas.
No hay comercio exterior Por esta situación, el «creciente externo», donde se encuentra nuestra región, cobra nueva-
sin geopolítica. mente importancia, en tanto presenta rutas de comunicación naval alternativas además de
poseer abundantes recursos energéticos, alimenticios y materias primas esenciales para las
industrias digitales.

Con el «creciente interno» que hoy conocemos como Indo-Pacífico en disputa, pensar la
integración funcional con el mundo supone tener una mirada concreta y efectiva hacia el
espacio marítimo alineando la política naval con la nacional hacia ese entorno, donde la
predominancia del espacio aero-espacial-naval determinará el destino de la competencia
geopolítica en la Tierra.

II
El entrelazamiento de globalización y geopolítica explica la competencia internacional en
el presente siglo. Mientras que la primera es acerca de flujos de comunicaciones, comercio,
finanzas, ideas y personas, la segunda está ligada al posicionamiento adecuado para asegurar
que dichos flujos contribuyan a la preponderancia de las naciones que lo controlan.

La globalización expande horizontes y riqueza, mientras que la geopolítica posibilita o blo-


quea accesos. La política internacional es el resultado del equilibrio entre ambas fuerzas. No
hay comercio exterior sin geopolítica.
BCN 862 5

El primer portaaviones
de China, el Liaoning.
IMAGEN: AFP / GETTY IMAGES.

Innumerables reflexiones se realizan, localmente, sobre la conveniencia —o no— de sumarse Para muchos, sumarse al
al BRICS en tanto representan un orden internacional alternativo o «posestadounidense». BRICS representan una
Para muchos, representan una oportunidad comercial, ya que Brasil y China son socios
oportunidad comercial,
imprescindibles para la economía de la Argentina. Además, abriría las posibilidades de ex- ya que Brasil y China son
pansión comercial a los mercados de India y Rusia. Acceder a un mercado de 3268 millones socios imprescindibles
de personas y U$S 27 trillones resulta por demás seductor para un país cerrado y en busca para la economía de
de complementariedad, como la Argentina.
la Argentina. Además,
Este posicionamiento es defendido por quienes piensan una geopolítica de contraequilibrio abriría las posibilidades de
respecto del orden liberal occidental, ya que, para la Argentina, país mediano, pertenecer le expansión comercial a los
permitiría «recuperar» el estatus de potencia media. mercados de India y Rusia.
Sus miembros son capitalistas; tres democracias —con distintas intensidades de republi-
canismo— y dos autocracias. Militarmente, Rusia y China se encuentran cada vez más
comprometidas en ejercicios combinados en el Ártico y en el Indo-Pacífico; India y Brasil
lo hacen en Occidente, mientras que Sudáfrica pivotea entre ambos mundos.

Además de la Argentina, existen veinticuatro aspirantes adicionales con diversas agendas,


realidades y pertenencias geográficas. El BRICS es un proyecto de globalización sin sentido
geopolítico para la Argentina, excepto para los detractores del orden liberal occidental.

Ahora bien, si se deseara darle sentido geopolítico, la prioridad debería asignársele a otro
foro: el IBSA (India, Brasil y Sudáfrica). Conocido como la «trinidad del sur», está com-
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puesto por democracias. Fue creado a los efectos de promover el diálogo entre los tres países
de mayor peso en el Océano Atlántico y el Índico por su conexión marítima, y forman
parte de un esfuerzo regional por proteger la globalización de manera funcional. Sumarnos
redundaría en dos beneficios concretos.

Primero, desarrollar una estrategia comercial y política para el África austral y otra para
el Océano Índico, e incentivar el ingreso a mercados asumiendo junto a nuestros socios la
protección del comercio marítimo en sus áreas de responsabilidad.

Segundo, es una oportunidad para desarrollar una sociedad más vigorosa y profunda con
India y Sudáfrica, además de profundizar la integración naval con Brasil. El IBSA tiene un
sentido de proyección naval a los efectos de mantener la ley y el orden en el mar, y proteger
los recursos marítimos verificando las rutas de los navíos pesqueros y los flujos del comercio
que pasan por ambos océanos que luego derivan en dos líneas de comunicación secundarias,
una hacia el norte y otra hacia el sur de Sudamérica.

Anualmente se lleva a cabo el ejercicio naval IBSAMAR en Sudáfrica, a fin de darles vitali-
dad geopolítica a los compromisos de la globalización siguiendo la premisa de la libertad de
navegación. Si la geografía es un destino y la geopolítica una guía, integrar el IBSA brinda-
ría el espacio político suficiente para poner en valor la llamada estrategia «pampa azul», que
integraría comercio, política exterior y defensa.

La presión naval existente Las Armadas forman parte de un entramado global que, además de proteger los recursos
sobre los principales que en sus mares se encuentran, tienen una función que usualmente se conoce como «defen-
estrechos por donde pasa sa adelantada» y en numerosas ocasiones operan más allá de sus mares e, incluso, de su área
natural de interacción, que suele ser la regional. En una economía interdependiente, el poder
el comercio internacional naval de un Estado se combina con otros a los efectos de proteger las llamadas líneas de
ha vuelto a poner en valor comunicación naval, que en los mapas se ven como los vasos comunicantes entre regiones, y
el peso relativo que tiene el que representan desde dónde y hacia dónde va la riqueza del mundo. Esas líneas fijas, si las
estrecho de Magallanes en miráramos con una lupa, son miles de barcos que necesitan que su tránsito sea protegido.
la política internacional. El mejor ejemplo de ello es la Fuerza Marítima Combinada que actualmente está confor-
mada por 41 naciones que se encargan de cooperar en el mantenimiento del orden liberal en
aguas internacionales mediante cuatro fuerzas de tareas combinadas que se ocupan de diver-
sas acciones, entre ellas, la de proteger el tráfico marítimo que hoy se encuentra bajo ataque
de lo hutíes, quienes están dispuestos a generar aún más daño en el comercio internacional
que el que han provocado el Covid-19, la guerra de Ucrania y, ahora, la guerra defensiva que
Israel lleva a cabo contra Hamás, esperando provocar un conflicto generalizado.

La presión naval existente sobre los principales estrechos por donde pasa el comercio inter-
nacional ha vuelto a poner en valor el peso relativo que tiene el estrecho de Magallanes en la
política internacional, el cual ya no puede considerarse un paso de comunicación marítimo
secundario, sino alternativo, frente a las perspectivas de que el canal de Panamá o el canal de
Suez se encuentren bajo presión por una crisis militar. Por ello, apostar por alianzas navales
estratégicas deberá ser mandatorio para aquellos países que poseen responsabilidades nava-
les comparables con las que tiene la Argentina, ya que su proceso de inserción dependerá de
que ponga en valor político su peso naval.

III
Existen tres tipos de países en su relación con los océanos: aquellos que lo integran en su
estrategia internacional y asignan un rol preciso a sus Armadas; aquellos que lo hacen par-
cialmente debido a la desconexión entre su estrategia internacional y aquel asignado a sus
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Armadas; y aquellos que carecen de la capacidad o de la voluntad de hacerlo, para quienes el


océano es un espacio disfuncional o secundario en el orden de prioridades.

Dos conferencias celebradas en Alemania con los auspicios de la Fundación Konrad


Adenauer y el ISPK analizaron la asignación de funciones y la relevancia de las Armadas
de los países que, por su posición geográfica, por su cercanía a zonas de clivaje geopolítico
o por su vinculación con el comercio, son relevantes en la arena internacional. De forma
complementaria, se analizaron las disrupciones estratégicas presentes (Ucrania) y futuras
(China) y sus consecuencias sobre la geopolítica mundial.

Tanto el Simposio sobre el Poder Marítimo como la Conferencia de Seguridad Internacio-


nal de Kiel presentaron argumentos útiles para pensar las prioridades de defensa en la actual
transición internacional:

1) Resolver el problema de la llamada «ceguera marítima» (seablindness) es esencial, ya que


el esfuerzo naval depende de una conciencia societal que excede a la organización que
protege los intereses del Estado en el mar. La visibilización de la dependencia creciente
con el mar en términos económicos y de seguridad se relaciona con los recursos que se
asignan a la protección cercana y lejana de los intereses en ese ámbito.

2) Las Armadas pueden quedar sujetas a tres posibles configuraciones: a) una de cer-
canía, que protege costas, el espacio contiguo, con una vinculación limitada con los
países cercanos, b) una que pueda conducir operaciones más allá del horizonte — Tener una estrategia
ofensivas y defensivas— desde el dominio submarino hasta alcanzar el aeroespacial escrita sobre el uso del
de forma cooperativa, interoperando con Armadas socias o aliadas, entrelazando ámbito oceánico es solo
intereses y c) una fuerza naval que lleve a cabo operaciones ofensivas y defensivas de
manera autónoma transoceánica. la mitad de la ecuación, la
otra mitad está compuesta
3) Definir el alcance operacional sirve para establecer las capacidades necesarias presentes por la modernización
y futuras. Por proximidad y medios disponibles, Alemania desea constituirse en el eje de las fuerzas navales
que articule el Mar Báltico protegiendo las líneas de comunicación naval junto con la
infraestructura crítica submarina existente, donde existen vulnerabilidades, como lo de- y su correspondiente
mostró el ataque a Nord Stream. No obstante, no desean quedarse confinados al espacio actualización doctrinaria.
territorial contiguo.

En la actualidad, promueven acciones vinculadas a la protección de una extensa red de líneas


de comunicación naval que la llevan a operar en teatros tan diversos como el Ártico, los
mares del norte de Europa y el Océano Atlántico Norte.

A ello se suma la demanda de contención a China, lo cual obliga a priorizar sus ámbitos de
operacionales, con los desafíos de personal y material que ello conlleva.

Finalmente, quienes defienden la prioridad del reequipamiento del Ejército, utilizando


como imagen la tortuga, argumentan que la Armada es el caparazón que protege su super-
vivencia; por lo tanto, esa coraza debe estar «unida» al ámbito terrestre.

Una imagen noble pero que esconde una mirada de dependencia del componente naval
con el ámbito terrestre y que la Armada inteligentemente disputa, en tanto señalan que la
tortuga debe alimentarse y, por lo tanto, su función es proteger aquello que la conecta con su
fuente de alimentación. Tener una estrategia escrita sobre el uso del ámbito oceánico es solo
la mitad de la ecuación, la otra mitad está compuesta por la modernización de las fuerzas
navales y su correspondiente actualización doctrinaria, ya que en el mar se juegan, también,
la riqueza y la seguridad de los países que este conecta. n

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