El Cortijo de Don Enrique y Las Pinturas
El Cortijo de Don Enrique y Las Pinturas
El Cortijo de Don Enrique y Las Pinturas
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ABC
A
pinturas murales subyacentes, que no es útil desaparece, y en la tutela
en su día nos llamaron la atención y del patrimonio lo que se mantiene
UNQUE resulte difícil personal con aperos de labranza, ca- que hoy, con alguna experiencia vi- invisible está sentenciado. Si final-
de entender para las charrería, algunas piezas arqueológi- tal acumulada, tenemos plena con- mente, dentro de unos años, esto
«cultivadas» mentali- cas y, significativamente enmarca- ciencia de su extraordinario valor ocurriera, como es bastante proba-
dades urbanas, en el do, el decreto de declaración como patrimonial. La torre de «las paces ble que así acurra porque los frági-
campo sólo se conser- Monumento Histórico y Artístico de de los Ponce y los Medina» conserva les equilibrios son perecederos, des-
va lo que es útil, y por 1931. aquella pátina etnográfica que le de algún despacho de la ciudad se
lo tanto tiende a desaparecer lo que Frente a la vernácula desconfian- dispensó Don Enrique, y las pintu- pondrá el grito en el cielo. Cuando
deja de serlo. za preventiva respecto al curioso ras de la planta baja continúan ocul- esto suceda será imposible explicar
Para el ámbito de la cultura ofi- que habitualmente se encuentra tas bajo las cales y la acumulación que en el campo el día a día se impo-
cial, que emana de la «ciudad» como quien pretenda visitar un cortijo, de polvo, aunque más parcheadas y ne inexorablemente, como también
concepto intelectual, Marchenilla, una hacienda, un molino, Don Enri- con mayores mutilaciones: despren- lo hacen las inercias respecto a los
en Alcalá de Guadaíra, es un intere- que abría las puertas de su castillo dimientos de enlucidos, abomba- «patrimonios invisibles» en los des-
sante castillo señorial de los siglos con un marcado concepto de la res- mientos, regolas, apertura de hue- pachos de las ciudades.
XIV y XV, con adaptaciones residen- ponsabilidad y una desbordante cos, es decir, la sencilla realidad del La familia propietaria de Mar-
ciales del XVIII; para la legalidad vi- conciencia histórica, que culmina- día a día en el campo y el frágil equi- chenilla ha conservado y custodia-
gente, es un inmueble declarado BIC ba cuando dentro de aquella torre librio de lo que se resiste heroica- do aceptablemente durante déca-
con la categoría de monumento; decía, pletórico, «aquí, aquí mismo, mente a desaparecer. das este inmueble; sin adulterarlo
pero para la cotidiana cultura rural, firmaron las paces los Ponce y los Aunque los tiempos económicos le han dado uso (que es mantener-
Marchenilla es sencillamente un mo- Medina». En aquellas visitas juveni- de este mismo día a día en los despa- lo vivo), y permiten su conocimien-
desto cortijo, instalaciones agrope- les ya detectamos que en los muros chos de las ciudades no son propi- to ciudadano, lo que no es poco (lo
cuarias donde la condición de edifi- interiores de esta torre, bajo la múl- cios para que sus «cultivados» res- que en realidad es mucho). Frente
cio histórico, declarado, resulta en tiple superposición de cales, se ma- ponsables piensen en paredes pinta- a este inusual y modesto cumpli-
ocasiones una complicación para el nifestaban fragmentos polícromos das, permítanme que les diga que es miento privado de la letra y del es-
desempeño diario de su valor funcio- de pinturas murales con motivos ve- imprescindible acudir con urgencia píritu de la legislación patrimo-
nal. Al mismo tiempo, esta simultá- getales, que aparecían tras los inevi- al rescate de este conjunto de pintu- nial, las administraciones no han
nea condición de castillo-cortijo es tables caliches de la humedad y el ol- ras murales de mediados del siglo reaccionado de su indiferencia
en sí misma un valor histórico añadi- vido. XV. Estilísticamente presentan una respecto a estas frágiles pinturas
do que ha facilitado su conservación Hemos regresado a Marchenilla relación fraternal con los zócalos murales de las cuales tienen per-
a lo largo del tiempo, por cuanto res- muchos años después. Sabíamos pictóricos del monasterio de San Isi- fecto conocimiento desde hace mu-
ponde a un principio básico de la cul- doro del Campo, roleos de acantos chos años, y que actualmente re-
tura tradicional: la capacidad de carnosos entre cenefas de cardos, quieren con urgencia, al menos,
adaptación. de los que se conservan muy esca- que se planifique la garantía de su
Pero, además, en Marchenilla sos ejemplos en el contexto artísti- conservación (en la cultura del
se produce una circunstancia co hispalense; con un poco de suer- campo son importantes los teja-
particular muy interesante, dos, pero no lo son los caliches de
prácticamente inédita en el pa- las paredes).
trimonio rural de propiedad pri- Como en otros casos de «patri-
vada. En el camino de entrada, monios invisibles», si algún día es-
junto al inevitable aviso de «peli- tas subyacentes pinturas murales
gro perros» (el cave canem roma- del siglo XV desaparecen, esa mis-
no), se dispone otro cartel con la le- ma administración que no las tute-
yenda «visita sábados de 10 a 2»: ló editará un magnífico libro con
—En la puerta del cortijo y/o cas- ilustraciones y recreaciones vir-
tillo, según el campo o la ciudad, tuales de lo que pudo haber sido y
éramos recibidos hace casi 20 no fue, libro que lucirá en las es-
años por Don Enrique, su propieta- tanterías de la cultura «oficial»
rio, un señor ya mayor que con que emana de la ciudad, y cuya có-
un inusual sentido del cumpli- moda lectura resarcirá de tener
miento de la legalidad (todos que entretenerse en buscar for-
los edificios declarados BIC, de mas y colores debajo de paredes
cualquier naturaleza, deben encaladas. Además, con el libro ya
ser accesibles de forma gratui- no hará falta que los señores de
ta al menos cuatro días al mes, los despachos de las ciudades ten-
normativa que no cumple ni la gan que pisar el dichoso campo.
propia administración en mu- —¡Hágalo usted!; podrá compro-
chos casos) nos enseñaba las de- bar el desvelo con el que en Mar-
pendencias de su castillo, conver- chenilla se cuidan los tejados.
tidas modestamente en cuadras,
gallineros, almacenes, y la torre del FERNANDO BEJINES RODRÍGUEZ ES
homenaje como pequeño museo LICENCIADO EN HISTORIA DEL ARTE