El Cortijo de Don Enrique y Las Pinturas

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54 TRIBUNA JUEVES, 29 DE MARZO DE 2012

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ABC

EL CORTIJO DE DON ENRIQUE Y LAS PINTURAS


MURALES DEL CASTILLO DE MARCHENILLA
POR FERNANDO BEJINES RODRÍGUEZ que ya no estaría Don Enrique para
recibirnos, pero la misma hospitali-
te, bajo las cales de Morón existirán
considerables paños esgrafiados
dad familiar (que ahora se llama que incomprensiblemente, casi 20
«Señores de los despachos de las ciudades, no dejen Pepe) nos ha vuelto a abrir las puer- años después, todavía permanecen
pasar ni un solo día más, porque en el campo lo que no es tas del cortijo, según ellos, o del cas- ignorados por la cultura «oficial».
útil desaparece, y en la tutela del patrimonio lo que se tillo, según nosotros. Hemos venido Señores de los despachos de las
porque queríamos ver cómo el paso ciudades, no dejen pasar ni un solo
mantiene invisible está sentenciado» de los años había afectado a estas día más, porque en el campo lo que

A
pinturas murales subyacentes, que no es útil desaparece, y en la tutela
en su día nos llamaron la atención y del patrimonio lo que se mantiene
UNQUE resulte difícil personal con aperos de labranza, ca- que hoy, con alguna experiencia vi- invisible está sentenciado. Si final-
de entender para las charrería, algunas piezas arqueológi- tal acumulada, tenemos plena con- mente, dentro de unos años, esto
«cultivadas» mentali- cas y, significativamente enmarca- ciencia de su extraordinario valor ocurriera, como es bastante proba-
dades urbanas, en el do, el decreto de declaración como patrimonial. La torre de «las paces ble que así acurra porque los frági-
campo sólo se conser- Monumento Histórico y Artístico de de los Ponce y los Medina» conserva les equilibrios son perecederos, des-
va lo que es útil, y por 1931. aquella pátina etnográfica que le de algún despacho de la ciudad se
lo tanto tiende a desaparecer lo que Frente a la vernácula desconfian- dispensó Don Enrique, y las pintu- pondrá el grito en el cielo. Cuando
deja de serlo. za preventiva respecto al curioso ras de la planta baja continúan ocul- esto suceda será imposible explicar
Para el ámbito de la cultura ofi- que habitualmente se encuentra tas bajo las cales y la acumulación que en el campo el día a día se impo-
cial, que emana de la «ciudad» como quien pretenda visitar un cortijo, de polvo, aunque más parcheadas y ne inexorablemente, como también
concepto intelectual, Marchenilla, una hacienda, un molino, Don Enri- con mayores mutilaciones: despren- lo hacen las inercias respecto a los
en Alcalá de Guadaíra, es un intere- que abría las puertas de su castillo dimientos de enlucidos, abomba- «patrimonios invisibles» en los des-
sante castillo señorial de los siglos con un marcado concepto de la res- mientos, regolas, apertura de hue- pachos de las ciudades.
XIV y XV, con adaptaciones residen- ponsabilidad y una desbordante cos, es decir, la sencilla realidad del La familia propietaria de Mar-
ciales del XVIII; para la legalidad vi- conciencia histórica, que culmina- día a día en el campo y el frágil equi- chenilla ha conservado y custodia-
gente, es un inmueble declarado BIC ba cuando dentro de aquella torre librio de lo que se resiste heroica- do aceptablemente durante déca-
con la categoría de monumento; decía, pletórico, «aquí, aquí mismo, mente a desaparecer. das este inmueble; sin adulterarlo
pero para la cotidiana cultura rural, firmaron las paces los Ponce y los Aunque los tiempos económicos le han dado uso (que es mantener-
Marchenilla es sencillamente un mo- Medina». En aquellas visitas juveni- de este mismo día a día en los despa- lo vivo), y permiten su conocimien-
desto cortijo, instalaciones agrope- les ya detectamos que en los muros chos de las ciudades no son propi- to ciudadano, lo que no es poco (lo
cuarias donde la condición de edifi- interiores de esta torre, bajo la múl- cios para que sus «cultivados» res- que en realidad es mucho). Frente
cio histórico, declarado, resulta en tiple superposición de cales, se ma- ponsables piensen en paredes pinta- a este inusual y modesto cumpli-
ocasiones una complicación para el nifestaban fragmentos polícromos das, permítanme que les diga que es miento privado de la letra y del es-
desempeño diario de su valor funcio- de pinturas murales con motivos ve- imprescindible acudir con urgencia píritu de la legislación patrimo-
nal. Al mismo tiempo, esta simultá- getales, que aparecían tras los inevi- al rescate de este conjunto de pintu- nial, las administraciones no han
nea condición de castillo-cortijo es tables caliches de la humedad y el ol- ras murales de mediados del siglo reaccionado de su indiferencia
en sí misma un valor histórico añadi- vido. XV. Estilísticamente presentan una respecto a estas frágiles pinturas
do que ha facilitado su conservación Hemos regresado a Marchenilla relación fraternal con los zócalos murales de las cuales tienen per-
a lo largo del tiempo, por cuanto res- muchos años después. Sabíamos pictóricos del monasterio de San Isi- fecto conocimiento desde hace mu-
ponde a un principio básico de la cul- doro del Campo, roleos de acantos chos años, y que actualmente re-
tura tradicional: la capacidad de carnosos entre cenefas de cardos, quieren con urgencia, al menos,
adaptación. de los que se conservan muy esca- que se planifique la garantía de su
Pero, además, en Marchenilla sos ejemplos en el contexto artísti- conservación (en la cultura del
se produce una circunstancia co hispalense; con un poco de suer- campo son importantes los teja-
particular muy interesante, dos, pero no lo son los caliches de
prácticamente inédita en el pa- las paredes).
trimonio rural de propiedad pri- Como en otros casos de «patri-
vada. En el camino de entrada, monios invisibles», si algún día es-
junto al inevitable aviso de «peli- tas subyacentes pinturas murales
gro perros» (el cave canem roma- del siglo XV desaparecen, esa mis-
no), se dispone otro cartel con la le- ma administración que no las tute-
yenda «visita sábados de 10 a 2»: ló editará un magnífico libro con
—En la puerta del cortijo y/o cas- ilustraciones y recreaciones vir-
tillo, según el campo o la ciudad, tuales de lo que pudo haber sido y
éramos recibidos hace casi 20 no fue, libro que lucirá en las es-
años por Don Enrique, su propieta- tanterías de la cultura «oficial»
rio, un señor ya mayor que con que emana de la ciudad, y cuya có-
un inusual sentido del cumpli- moda lectura resarcirá de tener
miento de la legalidad (todos que entretenerse en buscar for-
los edificios declarados BIC, de mas y colores debajo de paredes
cualquier naturaleza, deben encaladas. Además, con el libro ya
ser accesibles de forma gratui- no hará falta que los señores de
ta al menos cuatro días al mes, los despachos de las ciudades ten-
normativa que no cumple ni la gan que pisar el dichoso campo.
propia administración en mu- —¡Hágalo usted!; podrá compro-
chos casos) nos enseñaba las de- bar el desvelo con el que en Mar-
pendencias de su castillo, conver- chenilla se cuidan los tejados.
tidas modestamente en cuadras,
gallineros, almacenes, y la torre del FERNANDO BEJINES RODRÍGUEZ ES
homenaje como pequeño museo LICENCIADO EN HISTORIA DEL ARTE

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